Bible Commentaries
Job 38

El Ilustrador BíblicoEl Ilustrador Bíblico

Versículos 1-3

Entonces el Se�or respondi� a Job desde el torbellino, y dijo.

La direcci�n del Todopoderoso

Este discurso sublime se representa como hecho en medio de la tempestad o torbellino que Eli� describe como reuni�n. En este discurso, el objetivo principal de Dios es afirmar su propia grandeza y majestad, y el deber de profunda sumisi�n bajo las dispensaciones de su gobierno. El pensamiento general es que �l es el Se�or del cielo y de la tierra; que todas las cosas fueron hechas por �l, y que tiene derecho a controlarlas; y que en las obras de sus propias manos hab�a dado tanta evidencia de su sabidur�a, poder y bondad, que los hombres deber�an tener una confianza inquebrantable en �l.

Apela a sus obras y muestra que, de hecho, el hombre pod�a explicar poco y que los objetos m�s familiares estaban m�s all� de su comprensi�n. Por lo tanto, era de esperar que en Su gobierno moral hubiera muchas cosas que estar�an por encima del poder de explicaci�n del hombre. En este discurso, la creaci�n del mundo se presenta por primera vez a la mente en un lenguaje que nunca ha sido igualado. Entonces el Todopoderoso se refiere a varias cosas en el universo que sobrepasan la sabidur�a del hombre para comprenderlas, o su poder para hacerlas - a las leyes de la luz; las profundidades del oc�ano; la formaci�n de la nieve, la lluvia, el roc�o, el hielo, la escarcha; los cambios de las estaciones, las nubes, los rel�mpagos; y los instintos de los animales.

Luego hace un llamamiento particular a algunos de los meros habitantes notables del aire, el bosque y las aguas, como ilustraci�n de Su poder. Se refiere a la gestaci�n de las cabras montesas; al asno salvaje, al rinoceronte, al avestruz y al caballo (cap. 39). El fundamento del argumento en esta parte del discurso es que �l hab�a adaptado todo tipo de animal al modo de vida que deb�a llevar; que hab�a dado astucia donde la astucia era necesaria y donde no era necesaria, que la hab�a retenido; que hab�a dotado de rapidez de pie o de ala donde tales cualidades eran necesarias; y que donde se demandaba poder, �l lo hab�a conferido.

En referencia a todas estas clases de criaturas, exist�an leyes peculiares por las que se reg�an; y todos, en sus diversas esferas, mostraron la sabidur�a y la habilidad de su Creador. Job est� subyugado y asombrado por estas exposiciones. Sin embargo, para producir una impresi�n m�s abrumadora de Su grandeza y majestad, y para asegurar una postraci�n m�s profunda ante �l, el Todopoderoso procede a una descripci�n particular de dos de los animales m�s notables que �l hab�a hecho: el gigante o hipop�tamo. y el leviat�n o cocodrilo; y con esta descripci�n se cierra el discurso del Todopoderoso.

La impresi�n general dise�ada para ser asegurada por todo este discurso es la de asombro, reverencia y sumisi�n. El pensamiento general es que Dios es supremo; que tiene derecho a gobernar; que hay innumerables cosas en Su gobierno que son inexplicables por la sabidur�a humana; que es presuntuoso en el hombre juzgar sus obras; y que en todo momento el hombre se postrar� ante �l con profunda adoraci�n.

Es notable que, en este discurso, el Todopoderoso no se refiera al punto principal de la controversia. No intenta reivindicar a su gobierno de los cargos de desigualdad que se le imputan, ni se refiere al estado futuro como un lugar donde se ajustar�n todas estas aparentes irregularidades. ( Albert Barnes. )

La teofan�a

A medida que el elocuente discurso de Eli� llega a su fin, nuestros corazones se llenan de expectaci�n y esperanza. La poderosa tempestad en la que Jehov� se envuelve barre los cielos oscurecidos; se acerca m�s y m�s; estamos cegados por �el destello que arroja a los confines de la tierra�, nuestros corazones �palpitan y saltan de su lugar�, y decimos: �Dios est� a punto de hablar y habr� luz.

Pero Dios habla y no hay luz. Ni siquiera toca los problemas intelectuales sobre los que hemos estado meditando durante tanto tiempo, y mucho menos, como esper�bamos, los barre m�s all� del horizonte m�s lejano de nuestros pensamientos. �l simplemente nos abruma con Su majestad. �l hace que Su "gloria" pase ante nosotros, y aunque, despu�s de haber visto esta gran vista, el rostro de Job brilla con un brillo reflejado que debe ser velado de nosotros bajo las meras formas de una prosperidad recuperada y aumentada, no somos ninguno. el m�s brillante para �l.

Afirma tener todo el poder en el cielo y en la tierra, ser el Se�or de todas las maravillas del d�a y de la noche, de la tempestad y de la calma. �l simplemente afirma, lo que nadie ha negado, que todos los procesos de la naturaleza y todos los cambios de la providencia son obra suya, que es �l quien llama a las estrellas y determina su influencia sobre la tierra, �l que env�a lluvia y frutos fruct�feros. estaciones, el que alimenta a los p�jaros y las bestias, los arma de fuerza, los viste de belleza y aviva en ellos los m�ltiples y sabios instintos por los que se conservan y multiplican.

No pronuncia una sola palabra para aliviar los misterios de su gobierno, para explicar por qu� los buenos sufren y los malvados prosperan, por qu� permite que nuestros corazones se desgarren tan a menudo y tan cruelmente por las agon�as de la aflicci�n, el recelo y la duda. Cuando cesa la majestuosa voz, no estamos m�s cerca que antes de la soluci�n de los inquietantes problemas de la vida. S�lo podemos asombrarnos de que Job se hunda en total amor y humillaci�n ante �l; s�lo podemos preguntar, con una sorpresa no fingida, y es bueno para nosotros si alg�n tono de desprecio no se mezcla con nuestra sorpresa: ��Qu� hay en todo esto para derramar calma, orden y una fe invencible en la mente de Job? esp�ritu perturbado y dubitativo? Decimos: �Despu�s de todo, este poema pat�tico es un fracaso l�gico; no lleva su tema a ninguna conclusi�n satisfactoria, ni a ninguna conclusi�n; sugiere dudas a las que no da respuesta, problemas que ni siquiera intenta resolver; Puede que estemos encantados con su belleza, pero no nos damos cuenta de nuestro paciente estudio de su argumento ". Pero esa ser�a una lamentable conclusi�n de nuestro trabajo. Y antes de resignarnos a ello, al menos preguntemos:

1. �Es tan cierto como a veces suponemos que este poema pretend�a explicar el misterio de la vida humana? �Es incluso cierto que una explicaci�n l�gica de ese misterio es posible o deseable para criaturas como nosotros en un mundo como este? El camino de la l�gica no es com�nmente el camino de la fe. La l�gica puede convencer a la raz�n, pero no puede doblegar la voluntad ni cambiar el coraz�n.

Dios nos ense�a - Jehov� ense�� a Job - como nosotros ense�amos a los ni�os, por el misterio de la vida, por sus ilusiones y contradicciones, por sus mezclas de mal con bien, de tristeza con gozo; por las preguntas que nos vemos obligados a hacer aunque no podamos responderlas, por los problemas que nos vemos obligados a estudiar aunque no podamos resolverlos. �Y no es esta su mejor manera?

2. Pero si la �respuesta� de Jehov� nos decepciona, satisfizo a Job; y no solo lo satisfizo, sino que elimin� todas sus dudas y temores en un transporte de gratitud y amor renovado. Esperando escuchar alg�n argumento concluyente, pasamos por alto la inmensa fuerza y ??patetismo del hecho de que Jehov� le habl� a Job. Lo que Job no pudo soportar fue que Dios lo abandonara y lo afligiera. No fue lo que Dios dijo, sino que Dios le habl�, le trajo consuelo.

3. A�n as�, la pregunta se repite: �Qu� fue lo que recuper� a Job a la fe, la paz y la confianza? �No hubo absolutamente nada en la respuesta de Jehov� de la tempestad que respondiera a la investigaci�n de sus suplicantes dudas? S�, hab�a algo, pero no mucho. Hay un argumento de pistas y sugerencias. Se encuentra con la dolorosa sensaci�n de misterio que oprim�a a Job. Dios simplemente dice, no debemos dejar que ese misterio nos angustie, porque hay misterios en todas partes.

Otro argumento es: Considere estos misterios y par�bolas de la naturaleza, y lo que revelan del car�cter y prop�sito de Aquel por quien fueron creados y hechos. Puede ver que todos trabajan juntos para siempre. �No puede ser tan ben�fico el misterio de la vida y el dolor humanos? Dios no discute con nosotros ni busca forzar nuestra confianza; porque ning�n hombre ha sido jam�s discutido para amar, o incluso pudo obligar a su propio hijo a amarlo y confiar en �l.

La confianza y el amor no deben ser forzados, sino ganados. Dios puede tener que tratar con nosotros como nosotros tratamos con nuestros hijos. No con argumentos l�gicos, que convencen a nuestra raz�n, sino con tiernas s�plicas que tocan y rompen nuestro coraz�n, nuestro Padre finalmente nos conquista y gana nuestro amor y confianza para siempre. ( Samuel Cox, DD )

La aparici�n de Jahve

Puesto que Job finalmente ha agotado todos los poderes mortales para prevalecer sobre Dios sin desaf�o y sin murmuraciones, y para contemplar la soluci�n del oscuro enigma, Aquel que durante tanto tiempo ha sido deseado y suplicado no puede retener m�s Su aparici�n. Ahora aparece en el momento adecuado, ya que una aparici�n anterior habr�a sido peligrosa para el hombre que todav�a no estaba suficientemente preparado para ella, porque entonces necesariamente habr�a sido una respuesta furiosa y destructiva al desaf�o desafiante o murmurador del hombre, o de lo contrario, hubieran sido incompatibles con la propia majestad de Dios, suponiendo que hubiera sido misericordiosamente condescendiente y conciliadora, como si el hombre, en su ignorancia, pudiera forzar una aparici�n tan amable por medio de la rebeli�n.

Pero ahora, despu�s de que el que sufre ha probado todos los medios humanos para prevalecer sobre Dios de la manera adecuada, y ya, como vencedor de s� mismo, se esfuerza sin un sentimiento apasionado por obtener una revelaci�n superior y una liberaci�n final, esto se le concede en el momento adecuado. . Por lo tanto, parece como si Jahve se hubiera demorado tanto tiempo simplemente porque desde el principio hab�a anticipado y sabido que un sufriente tan valiente como Job no se perder�a por completo, ni siquiera en la tentaci�n y el peligro m�s extremos, sino que saldr�a triunfalmente de �l con mayor fuerza. poder y capacidad, para poder vivir el terrible momento de la revelaci�n de una verdad y una gloria como nunca antes se hab�a pensado. Una revelaci�n que llega de esta manera debe ser para Job amistosa y llena de gracia. ( Heinrich A. Von Ewald. )

La revelaci�n en el torbellino

Estas palabras nos recuerdan la experiencia similar de El�as cuando, en medio de las m�s grandiosas manifestaciones de la naturaleza, entr� en contacto directo con Dios. El Se�or, se nos dice, no estaba en el viento impetuoso que pas� ante El�as en Horeb. No eligi� el torbellino como s�mbolo de s� mismo; porque lo que El�as requer�a no era la demostraci�n de lo nuevo de Dios, sino la revelaci�n de Su amor, no el lado tormentoso, sino el lado amable de la naturaleza de Dios.

�l mismo era un esp�ritu tempestuoso, un torbellino encarnado. A una naturaleza tan tormentosa lleg� una lecci�n para ense�arle el secreto de su fracaso y para mostrarle que hab�a poderes m�s grandes que los que hab�a empleado y un esp�ritu mejor que el que hab�a desplegado. Cre�a que la forma m�s eficaz de liberar a la tierra de su idolatr�a era amenazando y juzgando. No hab�a nada en estos juicios que apelara a la mejor naturaleza de Israel: convencerlos de su pecado y despertarlos al sentido del deber; y el culto a Baal, al que el miedo los oblig� a renunciar por un d�a, reanud� su antiguo hechizo sobre ellos cuando la tormenta amain� y el cielo se volvi� una vez m�s sereno.

Pero Dios no se revel� as� a Job. Se revel� a El�as en una voz suave y apacible, porque hab�a demasiado torbellino en su propio car�cter y en su obra de reforma para Israel, y necesitaba que se le ense�ara el mayor poder de la mansedumbre y el amor. Se revel� a s� mismo en el torbellino a Job, porque hab�a demasiado de la voz suave y apacible en su propia disposici�n y en sus circunstancias, y necesitaba ser agitado por pruebas y problemas que sacudir�an su vida hasta el centro.

La suerte de Job fue al principio extraordinariamente pr�spera. Su naturaleza se volvi� como sus circunstancias; su alma estaba a gusto, viv�a sobre la superficie de su ser; estaba contento consigo mismo y con el mundo. La adoraci�n de Job era pr�cticamente un trato de fe similar. Ofrecer�a sacrificios a Dios para prevenir el mal mundano y como salvaguarda de su prosperidad. Sabemos lo que sucede en la naturaleza despu�s de una larga permanencia de sol y calma.

Necesita una tormenta para agitar las aguas estancadas y llenar las olas espumosas con aire vital para el bien de las criaturas del mar. Y as�, el hombre cuya pr�spera vida se asienta sobre las l�as de su naturaleza y participa de su sordidez, necesita la tormenta de la prueba para purificar la atm�sfera de su alma, para despertarlo de su ego�smo, para reforzar sus energ�as y para haz de �l una bendici�n para los dem�s y un hombre m�s grande y m�s verdadero en s� mismo.

Fue por esta raz�n que se enviaron los abrumadores problemas que le sobrevinieron a Job. "El Se�or respondi� a Job desde el torbellino". Ese discurso divino fue completamente diferente de los argumentos de Eli� y Zofar, Bildad y Elifaz. No hubo reproches en �l; sin respuestas a sofismas enga�osas y acusaciones miopes, parec�a ignorar por completo las cuestiones en cuesti�n; no apel� al intelecto, sino al coraz�n.

Se hizo m�s sabio cuanto m�s sufr�a; y la tormenta que purific� su alma le dio una visi�n m�s profunda de los misterios de la Divina providencia, para que pudiera elevarse por encima de las dudas de su propio coraz�n y reivindicar los caminos de Dios al hombre contra todos los argumentos deshonrosos de sus falsos amigos. . Como una vela dentro de una transparencia, as� el fuego del dolor ilumin� la verdad de Dios para �l y dej� en claro lo que antes hab�a sido oscuro.

Hab�a perdido todo lo que los hombres del mundo valoraban, pero hab�a encontrado algo m�s que una compensaci�n. Y as� Dios todav�a nos trata. Habla a diferentes personas de diferentes maneras: a uno que es autosuficiente debido a su prosperidad, por el fuerte rugido del torbellino; a otro que est� abatido y deprimido debido al fracaso y las esperanzas arruinadas que surgen de los m�todos incorrectos de hacer el bien, le habla en voz baja y apacible, y le asegura que no hay furia en �l.

El m�todo Divino es siempre por la voz suave y apacible. Dios preferir�a tratarnos de manera amable, amorosa y tranquila. El juicio es su obra extra�a. La bondad continua de Dios para con nosotros con demasiada frecuencia nos deja descuidados y sin Dios. La voz suave y apacible que nos habla en las bendiciones de la vida con la que d�a tras d�a se llena nuestra copa, es desatendida, y Dios requiere que env�e Su torbellino para hablarnos de tal manera que nos veamos obligados a escuchar. ( H. Macmillan, DD )

Tempestades espirituales

Podr�an citarse numerosos casos en los que Dios se manifest� desde una nube. Pero tambi�n en la gota de roc�o, del lago tranquilo y silencioso, as� como del oc�ano ondulante. De todas las formas, busca alcanzar e impresionar a los hombres con su grandeza y bondad. Pero creo que los hombres quedan m�s impresionados cuando se encuentran en el camino del cicl�n, donde las provisiones ordinarias de seguridad son inadecuadas, y los hombres alzan la voz e imploran la misericordia del gran Jehov�.

I. Lo primero que hay que tener en cuenta es la facilidad con la que las cosas m�s inocentes pueden volverse da�inas y peligrosas. Un ni�o puede dormir con la brisa de la ma�ana. �Qu� hay m�s suave que la gota de roc�o que desprende el aroma de los campos que bebemos con tanto placer? Y, sin embargo, �con qu� fuerza tremenda avanza cuando se transforma en tornado e inundaci�n! Cu�n grande, por tanto, el poder de destrucci�n en el m�s simple.

En el alma de los hombres hay fuerzas no menos terribles que las de la naturaleza f�sica que, retenidas por una ligera restricci�n, mantienen a raya los vicios que, si se aflojaran, causar�an devastaci�n en la sociedad.

II. El segundo principio ense�a que las cosas destructivas pueden resultar beneficiosas. Al principio, nos encogemos ante la tormenta que se avecina, las propiedades se pierden, las casas se destruyen y, sin embargo, al ver la escena de desolaci�n, aprendemos que las tormentas pueden ser beneficiosas. �Pensamos en el veneno en la atm�sfera y en c�mo la tormenta lo ha tomado y se lo ha llevado, d�ndonos en su lugar una atm�sfera pura? Es posible que se le den algunas vidas al tornado, pero a usted y a m� se nos ha dado aire m�s puro.

El soldado de la misma manera muere por su pa�s. Estos pueden ser grandes misterios. La tormenta puede destruir mucho, pero nos bendice a todos. Los ciclones del mundo espiritual nos golpean, pero nos dan una mejor visi�n; purifican nuestra atm�sfera espiritual y nos permiten ver m�s de cerca el mundo al que nos dirigimos.

III. La tercera ense�anza del tornado es c�mo las cosas simples se vuelven inescrutables. El conocimiento del hombre parece extenderse hasta cierto punto. Dios le dijo al mar: "Hasta aqu� ir�s y no m�s". Pero la tormenta puede traer grandes bendiciones. Vivimos en un peque�o c�rculo de luz; vemos s�lo unos pocos pies, y no sabemos, pero el pr�ximo paso puede ser en una negrura infinita; pero si Dios est� con nosotros, no importa.

Las tres lecciones, consideradas en conjunto, nos ense�an que este mundo es una isla en medio de un gran oc�ano. Somos como los marineros en el lago: cuanto m�s se enfurece la tormenta, m�s luces se vuelven hacia el refugio. Todos necesitamos un refugio de la tormenta. Algunos lo buscan en las ciencias y la filosof�a; pero el �nico refugio est� en los brazos de Jes�s, donde hay al menos el cielo, un cielo dulce y bendito, para los agobiados y cansados. ( George C. Lorimer, DD )

Versículo 4

�D�nde estabas t� cuando puse los cimientos de la tierra?

Ignorancia del origen del mundo

Dios grabar�a en Job su total ignorancia del mundo en el que viv�a y su incompetencia para interpretar Su administraci�n moral. La moraleja es esta: Preoc�pate, Job, por una confianza moral en Mi car�cter, m�s que por un conocimiento te�rico de Mis caminos. En el texto hay un desaf�o divino en relaci�n al cu�ndo y c�mo del origen del mundo.

I. El cuando. Su ignorancia en cuanto a cu�ndo comenz� Su creaci�n. "�D�nde estabas t� cuando puse los cimientos de la tierra?"

II. El como. ��Qui�n orden� sus medidas, si lo sabes? �O qui�n extendi� sobre ella cordel? Conclusi�n - El tema sirve&mdash

1. Reprimir toda disposici�n a pronunciar una opini�n sobre los caminos de Dios.

2. Sugerir que nuestro gran esfuerzo debe ser cultivar una confianza amorosa en el car�cter Divino, en lugar de comprender el procedimiento Divino. Comprenderlo nunca lo podremos.

3. Para permitirnos apreciar los gloriosos servicios del cristianismo. La pregunta: "�D�nde estabas t� cuando puse los cimientos de la tierra?" me confunde y me aplasta. Me siento impotente ante �l, me abruma con la sensaci�n de mi propia insignificancia. El cristianismo viene a mi alivio. Me dice que aunque soy insignificante, todav�a soy un ni�o, un hijo amado del Eterno, y que no es la voluntad de mi Padre que ninguno, ni siquiera sus �peque�os�, perezca; es m�s, que se complace en que yo tenga un reino. ( Homilista. )

La insignificancia del hombre como criatura

I. �Qu� es tu intelecto para el M�o?

II. �Cu�l es tu edad para la m�a?

III. �Cu�l es tu poder sobre el m�o?

IV. �Cu�l es tu independencia de la m�a? �l es&mdash

1. Independiente en ser.

2. En acci�n. Este tema sirve ...

(1) Para reprender toda disposici�n a pronunciar una opini�n sobre los caminos de Dios.

(2) Sugerir que nuestro gran esfuerzo debe ser cultivar una confianza amorosa en el car�cter Divino, en lugar de comprender el procedimiento Divino.

3. Para permitirnos apreciar el glorioso servicio del cristianismo. ( Homilista. )

La creacion del mundo

I. Algunas ideas principales con respecto a la obra divina de la creaci�n. Aviso&mdash

1. La canosa y venerable antig�edad de la obra, y su total independencia del poder y sabidur�a del hombre. Muchos advenedizos de ayer se imaginan a s� mismos capaces de investigar y definir todos los temas. Las preguntas del texto nos llevan a contemplar la obra creadora como misteriosa e inescrutable.

II. La manera en que las meditaciones sobre esta obra de creaci�n pueden llevarse a cabo de la manera m�s provechosa. Los fil�sofos brindar�n una ayuda deliciosa al observador m�s estudioso del universo. La gran filosof�a est� en la Biblia, donde resuena la voz de Dios mismo, describiendo sus propias operaciones. Pero todav�a se necesita la influencia especialmente iluminadora del Esp�ritu Santo de Dios. Esta influencia debe buscarse mediante la oraci�n, mientras que los medios adecuados se utilizan diligentemente.

III. Los fines y usos importantes a los que deben dirigirse y aplicarse meditaciones de este tipo. La agencia del Esp�ritu se manifiesta particularmente en la santificaci�n de las meditaciones devotas para su debido fin. Mediante meditaciones debidamente conducidas, se adquiere un h�bito de espiritualidad y la capacidad de acercar la mente a la contemplaci�n de las cosas divinas. Aqu� est� el p�rtico del templo de la sabidur�a.

Est� el pie de la escalera, por la cual el alma finalmente asciende al cielo. La utilidad de tales meditaciones tampoco se limita a la infancia de la sabidur�a religiosa; nos sigue hasta las mismas puertas del cielo, s�, al cielo mismo. ( J. Love, DD )

Versículos 6-7

�Sobre qu� est�n fundados sus cimientos?

La colocaci�n de la primera piedra de la tierra.

Nuestro texto nos trae un per�odo muy anterior a la creaci�n del hombre, cuando se dio el primer paso hacia la construcci�n y equipamiento de este planeta para la morada de sus futuros habitantes. El texto nos presenta la verdad en una par�bola. Las transacciones de otra esfera se representan en una imagen extra�da de ella, para que nuestras concepciones de la verdad sean vivas e inteligentes. Estas par�bolas no son meros juegos de la fantas�a, se basan en analog�as reales.

Las cosas terrenales son en realidad una sombra de las celestiales. Los caminos de la naturaleza son un tipo real de los caminos de la gracia. El trato de los hombres entre s� es real y objetivamente una figura del trato de Dios con el hombre. Dios aqu� presenta transacciones celestiales bajo una figura, extra�da de la colocaci�n de una piedra fundamental. Colocar la primera piedra de un gran edificio es en s� mismo, por auspicioso que sea, un evento solemne.

La estructura, cuyos cimientos estamos sentando, ser� testigo de una gran fluctuaci�n de los intereses humanos, y estar� asociada con alg�n evento grande y cr�tico. Supongamos que el edificio se dedica a la edificaci�n del hombre, o al culto del Dios Alt�simo. -un gran seminario, por ejemplo, o una gran iglesia. Aqu� nuestros sentimientos de solemnidad y asombro se atenuar�an mucho m�s con alegr�a. Hay motivos para regocijarse, en la medida en que el bien que se puede esperar razonablemente que resulte de la obra que estamos inaugurando, prepondera tan enormemente sobre el mal, que puede asociarse accidentalmente con ella.

El texto nos remonta a un per�odo de pensamiento, anterior a la creaci�n del hombre, al per�odo en que se coloc� el primer sustrato del globo, al per�odo en que, mediante la operaci�n de leyes, llev� al hombre hacia arriba de la Tierra. Cinco mil a�os por descubrir, este planeta estaba suspendido en el aire, una peque�a bola en medio de soles y sistemas innumerables, con un espacio infinito que se extend�a a su alrededor por todos lados.

El hombre a�n no exist�a, ni el lugar de su habitaci�n; pero que existieron criaturas inteligentes y racionales, nuestro propio texto proporciona prueba suficiente. .. �ngeles ayudando en la fundaci�n de la tierra, y enviando altas alabanzas a Dios en jubilosos ritmos de triunfo - es un gran tema de meditaci�n. �Cu�les fueron los motivos de su solemne regocijo? Su conocimiento del destino de la tierra no pudo haber sido de car�cter prof�tico. La tierra podr�a ser considerada por ellos en referencia a sus futuros habitantes, a Dios, o al mal que ya hab�a encontrado su camino hacia el universo.

I. Sus futuros habitantes. Ser�a la casa de una gran familia y la escuela de un gran car�cter.

1. Fue dise�ado para la morada de una raza, y no meramente de esos dos individuos que fueron colocados primero en soledad e inocencia sobre �l; y los destinos de esa raza, as� como de los individuos que la componen, fluctuar�an.

2. Ser�a la escuela del car�cter humano. La Tierra iba a ser un escenario de prueba y disciplina. La criatura que se formar�a sobre �l ser�a susceptible de mejora y progreso. Si la criatura tiene capacidades para el infinito, mientras que la esfera en la que se mueve es finita, esto debe probar que la esfera es solo preparatoria, una introducci�n a una etapa superior.

II. A Dios. La Tierra estaba destinada a ser un templo de Dios, desde cada rinc�n del cual deber�a ascender a �l continuamente el incienso de la alabanza, donde �l deber�a manifestar de manera significativa Su gloria y desarrollar Sus perfecciones.

III. A la lucha contra el mal. El hombre debe volverse pecador y alejarse de Dios. Entonces surgi� esta dificultad: �c�mo se iba a reparar este da�o moral? ( EM Goulburn, DCL )

Versículo 7

Cuando las estrellas de la ma�ana cantaron juntas, y todos los hijos de Dios gritaron por gozo?

La cancion eterna

La mera creaci�n de materia ser�a maravillosa; �pero pensar que Dios puso en ese asunto todo lo que pudiera ser necesario para todo lo que los seres inteligentes pudieran desear, pensar o necesitar durante millones de a�os! Dios prepar� la tierra para millones de personas y prepar� todo para satisfacer sus necesidades. Estos mundos han existido desde hace mucho tiempo, pero se han mantenido en movimiento todo el tiempo. Y mantienen el tiempo entre ellos; no han chocado.

Dios marc� su camino. No me extra�a que las estrellas de la ma�ana cantaran juntas, cuando vieron toda esta maquinaria en movimiento. Es m�s maravilloso a medida que pasan las edades, porque a lo largo de todos estos a�os mantiene el tiempo, y la canci�n sigue sonando en el cielo. �Estaremos menos interesados? Los �ngeles conocen a Dios como su Creador, el Dios maravilloso. Ven Su majestad, Su poder. Pero se acerca a nosotros y nos llama hijos.

Aqu� nuestros ojos ven, nuestros o�dos oyen y nuestro coraz�n brilla de admiraci�n por lo que nuestro Padre ha hecho, hecho para nosotros. A veces, cuando pienso en el cielo que �l me ha dado, m�s all� de todos estos mundos, miro a trav�s de los mundos con gozo y veo algo m�s glorioso m�s all�; Esta canci�n a�n contin�a. La m�sica sigue rodando sobre nuestras cabezas. No lo escuchamos, pero de vez en cuando vislumbramos el mundo que resuena con �l.

.. Cristo ven�a a sufrir dolor y muerte sobre la tierra. �Por qu� deber�an alegrarse los �ngeles (en Bel�n)? Si vino a sufrir la muerte, fue solo para entrar en Su gloria. Los �ngeles abrieron las puertas y le dieron la bienvenida en el camino hacia el trono. La alegr�a es perpetua. John tuvo una visi�n de ello en la isla de Patmos. Los �ngeles cantaron en la creaci�n, y los �ngeles cantaron de dominio y gloria; pero hay un c�ntico nuevo: �Al que nos am� y nos lav� con su sangre�, etc. �Qu� c�ntico! Es una canci�n siempre nueva, porque contiene nuevos acordes, nuevas voces. ( Obispo Simpson. )

Los �ngeles se regocijan por la creaci�n del mundo.

Aqu� hay algo que sucedi� cuando se cre� nuestro mundo, pero no en nuestro mundo. El cielo fue su escenario; y se nos dice para llevar nuestros pensamientos al cielo y familiarizarnos mejor con �l. En el texto encuentra ...

I. Aquellos de los que se habla en �l. "Estrellas de la ma�ana", "Hijos de Dios". Con una estrella conectamos las ideas de brillo y belleza, pero con una estrella de la ma�ana, brillo y belleza peculiar. "Mis �ngeles", nos dice Dios, "son estrellas de la ma�ana". Los �ngeles no son "hijos" como lo es el Hijo Eterno. Se les llama hijos por mera gracia y favor. El nombre muestra la abundancia del amor de Dios por ellos.

II. Lo que se dice que hicieron estos �ngeles. Ellos cantaron. Cantar es el lenguaje de los sentimientos felices. Ellos "cantaron juntos". Aqu� surge la idea de uni�n, armon�a, unidad de sentimiento y alegr�a, entre estas estrellas de la ma�ana. Dios ama esta unidad de sentimientos. Ellos "gritaron de alegr�a". Esto dota a la figura de una sublimidad y majestuosidad.

III. La ocasi�n de todo este regocijo. Fue convocado por la creaci�n del mundo.

1. El gozo de estos �ngeles fue un gozo de admiraci�n. Cantaron juntos, porque estaban impresionados con la belleza del mundo.

2. Fue un canto de alabanza. Porque el mundo les descubri� en todas partes las perfecciones de Dios. ( C. Bradley, MA )

La alegr�a de los �ngeles por la creaci�n del mundo.

I. Las personas o seres de los que se habla aqu�. Deben ser los "�ngeles", esos esp�ritus gloriosos que se formaron antes de la tierra. Para "hijos de Dios" el griego tiene, "todos mis �ngeles"; y una par�frasis jud�a antigua tiene "todos los ej�rcitos del cielo". Los �ngeles son llamados "estrellas de la ma�ana" debido a su brillo y la pureza de su naturaleza. En las Escrituras, las personas de categor�a eminente se describen como "estrellas".

�Se les llama� hijos de Dios �, porque fueron producidos por �l, que es el Padre de los esp�ritus, el Padre de toda la familia en el cielo y en la tierra. Pueden ser llamados as�, porque se parecen a �l en su naturaleza, participan de Su imagen divina y gloriosa; o pueden ser llamados Sus "hijos" como lo son los hombres.

II. �Qu� ocasion� sus alegres cantos y gritos de alabanza?

1. La magnificencia y la belleza de la creaci�n.

2. Las glorias del arquitecto divino desplegadas en �l.

3. Se regocijaron por los usos para los que fue dise�ada la tierra. Los �ngeles son seres ben�volos y llevan la imagen de Dios enamorados. Solicitud&mdash

(1) La creaci�n fue una obra gloriosa y reclama nuestra admiraci�n y nuestra alabanza.

(2) Las obras de Dios son dignas de nuestro estudio serio y diligente.

(3) �Se regocijaron los �ngeles en la creaci�n de Dios? Entonces, deben entristecerse por todo lo que desfigura y deshonra a la creaci�n.

(4) Se regocijar�an m�s en la nueva creaci�n. La nueva creaci�n de Jesucristo es principalmente una muestra de las perfecciones morales de Dios, Su justicia y paciencia, Su fidelidad y bondad, Su santidad y misericordia. Es un plan que asegura a la vez el honor del gobierno divino y la recuperaci�n y felicidad de las criaturas ca�das.

(5) � Qu� gozo y gritos habr� entre los �ngeles en el �ltimo d�a! Cuando se cumpla el misterio de Dios, y se complete la redenci�n de todo su pueblo. ( Job Orton, STP )

Versículo 11

Hasta aqu� vendr�s, pero no m�s.

Dibujando la linea

Todos trazan la l�nea en alg�n lugar o en otro.

1. El Lord Canciller, hablando sobre el Proyecto de Ley de Entierros, coment� que los ingleses debemos trazar la l�nea en cuanto a los requisitos de la ceremonia religiosa en los cementerios de nuestro pa�s, diciendo que debe ser un servicio cristiano. Toda persona racional dar� su consentimiento a ese trazo de la l�nea en la palabra "cristiano", por lo que entiendo que significa un servicio que reconoce a Dios y una vida m�s all� de la tumba.

2. Trazamos la l�nea al testificar en los Tribunales de Justicia y al entrar en el Parlamento. No se puede creer ni confiar en un hombre a menos que preste un juramento o afirme que ser� veraz y fiel. Es absurdo, adem�s de un insulto para un ingl�s, hacerle jurar que est� diciendo la verdad; y espero que, en breve, en nuestros tribunales de justicia simplemente afirmemos antes de prestar testimonio: "Prometo, en mi palabra de honor, decir la verdad".

3. Tambi�n se traza la l�nea en cosas de gran importancia social y moral. En cuestiones de modestia. Hay algunos libros contra los que hay que trazar la l�nea de exclusi�n y decir: �No, yo trazo la l�nea en estos libros; no entrar�n en mi casa �. Es correcto trazar la l�nea en alguna parte. Con la debida deferencia a quienes dicen: "Para los puros todas las cosas son puras", se debe trazar una l�nea en la admisi�n de cuadros a exposiciones p�blicas.

Deber�a trazarse una l�nea contra tales obras de arte desmoralizadoras, sin importar si un pr�ncipe fuera el artista. Trace la l�nea tambi�n en su conversaci�n. No participe en chistes o historias que vayan demasiado lejos del borde de la modestia, pero rep�ngalo en todas las formas y formas. La modestia es la gloria m�s dulce de la mujer y la corona m�s rica del hombre.

4. Dibujar la l�nea derecha en el respeto que se debe a los dem�s. No respetemos a un hombre por su dinero, sino por su virilidad.

5. Trace la l�nea correcta en cuestiones de religi�n. No es una l�nea de intolerancia y exclusividad. Algunas personas trazan presuntuosamente una l�nea alrededor del coraz�n de Dios; invaden la prerrogativa de Dios, diciendo que �l no puede salvar a todos. Qu� difamaci�n contra Dios. ( W. Birch. )

Versículo 16

�Has entrado en las fuentes del mar?

�O has caminado en busca de las profundidades?

Mareas altas

�Qu� fascinaci�n hay sobre la marea alta! Al pasar por Manchester, not� que la compa��a ferroviaria realizaba viajes econ�micos a Blackpool, para que la gente pudiera presenciar las mareas altas reinantes. Nos encanta ver la marcha triunfal, escuchar el grito de muchas aguas. Que hay mareas similares "en los asuntos de los hombres", se�al� el m�s grande de los poetas hace mucho tiempo. De vez en cuando, o puede ser s�lo una vez, los hombres se ven favorecidos notablemente por las felices conjunciones de circunstancias que los env�an a un refugio codiciado.

El pol�tico alcanza una popularidad extraordinaria y se regocija de que la marea fluya con �l; Los comerciantes recuerdan con cari�o los a�os en que los barcos que enviaban a buscar oro regresaban r�pida y constantemente con viento y olas propicios. Por lo general, las corrientes de vida son lentas. El esp�ritu dentro de nosotros tambi�n tiene sus mareas primaverales, per�odos privilegiados en los que trasciende los aburridos niveles de la experiencia ordinaria, cuando las olas de Dios lo elevan y se sabe atrapado en corrientes irresistibles de influencia espiritual y gracia.

La mayor�a de la gente sabe que las mareas oce�nicas est�n reguladas por el sol y la luna, y tambi�n saben que cuando estas luces mayores y menores act�an en conjunto, como lo hacen durante la luna nueva y la luna llena, el reflujo y el flujo aumentan considerablemente, produciendo lo que nosotros conocemos. conocido como mareas primaverales. La luna en su revoluci�n mensual est� en un momento miles de millas m�s cerca de la tierra que en otro momento; el sol tambi�n est� m�s cerca de nuestra tierra en invierno que en verano; y las mareas m�s altas se producen cuando el sol y la luna se juntan en un momento en que cada orbe se encuentra en la parte de su trayectoria m�s cercana a la tierra.

La atracci�n de estos orbes y su cercan�a a nuestro planeta tienen mucho que ver con las mareas gloriosas que amamos presenciar, aunque la multitud de viajeros puede que no recuerde la causa firmamental. Y as� el universo celeste gobierna las mareas del alma. No siempre recordamos el hecho, pero el mundo eterno act�a directamente sobre nuestro esp�ritu, agit�ndolo, poniendo en movimiento sus facultades y fuerzas, dirigiendo sus corrientes hacia consecuencias de m�xima bendici�n.

Hay horas y d�as en los que Dios se acerca especialmente a nosotros, as� como hay estaciones en las que el sol y la luna se acercan a la tierra, creando una majestuosa reuni�n de las aguas. En esos maravillosos per�odos de visitaci�n espiritual, las dudas se disuelven; vemos claramente lo que otras veces perdemos o vemos, pero oscuramente; concebimos los pensamientos y formamos los prop�sitos que dan nueva nobleza a la vida. Para la mente no instruida hay mucho de misterioso e inexplicable en la influencia de las estrellas sobre las mareas que fluyen en nuestras costas, como consecuencia de las numerosas complicaciones - astron�micas, meteorol�gicas y geogr�ficas - que oscurecen las leyes que gobiernan las mareas. .

Los m�s grandes fil�sofos encuentran dif�cil, mejor dicho, imposible, explicar al hombre medio el maravilloso fen�meno; y la acci�n del mundo eterno sobre nuestro esp�ritu es un misterio a�n mayor que nadie puede comprender o explicar; pero todo hombre espiritual est� seguro de ello y ha sentido el �xtasis de las visitaciones extraordinarias de la gracia, cuando mareas de influencia espiritual surgen a trav�s de su coraz�n y mente, haciendo que todo viva, se mueva y florezca.

�Cu�n preciosos son esos d�as en que Dios se acerca a nosotros y nuestro esp�ritu se conmueve profundamente! Estas mareas de emoci�n ascendentes y descendentes son, en muchos sentidos, las m�s bendecidas. Un alma como un estanque de patos no es el estado ideal; nuestros d�as m�s grandiosos son aquellos en los que misteriosos efluentes recorren cada arteria de nuestro ser. Son d�as de purificaci�n. El lodo y los escombros que de otro modo ahogar�an nuestros r�os son limpiados por las mareas altas.

Estas altas mareas de bendici�n sirven de otra manera; nos liberan de diversos estados de �nimo y h�bitos nocivos que surgen en la vida ordinaria y que con la gracia ordinaria nos resulta casi imposible superar. Las formas de pensar y actuar, los h�bitos y las asociaciones que nos circunscriben, que nos hacen superficiales, que pueden ser ocasiones de estancamiento y naufragio, se rompen y destruyen f�cilmente cuando una gran marea de vida surge a trav�s del alma.

Estos d�as de eflujo espiritual son tambi�n d�as de poder y logros. Lo que los hombres intelectuales se esfuerzan en vano durante las mareas muertas lo alcanzan espl�ndidamente en los momentos de inspiraci�n. Los tiempos pentecostales son marcas de agua alta, cuando el creyente que se deja ir es llevado a experiencias y atributos m�s elevados, m�s amplios y m�s satisfactorios. Estas temporadas de efusi�n de amor y gracia, de plenitud penetrante, de influencia vital que penetra en los rincones m�s rec�nditos del alma, son d�as de dulce y memorable deleite.

Andrew Bonar dice: "�A menudo no puedo alabar o dar gracias con otras palabras que no sean las de canciones como 'Santo, santo, santo, Se�or Dios Todopoderoso'!" Estos son los d�as de mareas altas. D�as benditos en los que no hay oleaje, ni banco de barro, ni maleza, ni vistas ni olores nocivos, pero cuando, llenos del Esp�ritu, todo lo malo se ha ido de nosotros y todo lo humano y lo temporal se ha vuelto hermoso a la luz de lo Divino, mientras la marea subiendo por la playa convierte la arena opaca en oro amarillo y los guijarros comunes en gemas relucientes.

Tengamos cuidado de que de alguna manera no impidamos el glorioso fluir cuando el Esp�ritu entre como un diluvio. Los cient�ficos ense�an que las mareas observadas no se corresponden con las horas de la puesta de la luna, sino que siempre est�n atrasadas en un intervalo mayor o menor. Hay fricci�n, como la causada por las corrientes que fluyen m�s all� de los bordes irregulares de los continentes y las islas, que retardan m�s o menos la acci�n de las mareas; y tambi�n existe la influencia conflictiva de corrientes contrarias.

Y as� podemos retardar la acci�n espiritual por la incredulidad, la mundanalidad y la infidelidad de la vida. Asegur�monos de obtener todo lo que traen las grandes mareas. Toda la pureza que aportan, hasta que nuestra alma es como el mar del Apocalipsis, vidrio mezclado con fuego. Todo el poder que aportan. Nuestros cient�ficos lamentan el poder desperdiciado de las mareas y anticipan el d�a en que la energ�a que ahora se gasta in�tilmente en nuestras costas se utilizar� como fuerza motriz.

Si minimizamos los impulsos fuertes y bondadosos del Esp�ritu de Dios, nuestra vida se ver� abocada a la profundidad y a las miserias de la debilidad, la depresi�n y el fracaso; y muchas almas son tan pobres e infelices porque han omitido mejorar esas preciosas visitaciones de extraordinaria gracia concedidas a todos. No podemos decir cu�ndo seremos sujetos de estas benditas y memorables visitaciones. La larga experiencia y observaci�n han permitido a los astr�nomos superar todas las dificultades que implica la soluci�n del problema real de las mareas, y ponen al servicio de los navegantes y otros cuadros precisos de mareas y corrientes de marea, adem�s de los tiempos de pleamar y bajamar. para cada parte del mundo civilizado.

Pero as� no podemos calcular la afluencia de las mareas Divinas sobre las almas de los hombres. Todos los grandes artistas y poetas dan testimonio de la aparente arbitrariedad de su inspiraci�n. El coraz�n se calienta extra�amente en una hora inesperada; el aire se aclara de repente, y las cosas invisibles se despliegan, con evidencia contundente y dominante. No podemos dominar estas estaciones; si no los mejoramos, no podemos recordarlos.

Cuando llegue �el tiempo fijado para favorecer a Si�n�, habr� se�ales inconfundibles del Se�or presente; cuando llega el �tiempo establecido� para favorecer a cualquier alma, hay agitaciones solemnes pero deliciosas dentro de esa alma. Estemos temblorosamente vivos a estas mareas que nos llevan a Dios. Si estamos ocupados aqu� y all�, el Esp�ritu se ir� y se perder�n las infinitas bendiciones del mar lleno. ( WL Watkinson. )

Versículo 17

�Se te han abierto las puertas de la muerte?

Las puertas de la muerte

La alusi�n aqu� es al estado que en hebreo se llama Sheol, y en griego, Hades; que significa la morada oscura de los muertos.

I. La oscuridad mental que nos envuelve. Todos los fen�menos de los cielos, la tierra y las operaciones multiformes del Creador, a los que se hace referencia en este discurso divino, fueron dise�ados y preparados para impresionar a Job con la limitaci�n necesaria de su conocimiento y la ignorancia que lo rodeaba en todas las cuestiones; y la regi�n de la muerte es s�lo uno de los muchos puntos a los que se dirige como ejemplo de su ignorancia.

�Cu�n ignorantes somos del gran mundo de los difuntos! �Qu� velo de misterio envuelve todo el conjunto! �Qu� preguntas surgen a menudo dentro de nosotros a las que no podemos obtener una respuesta satisfactoria, ni de la filosof�a ni de la Biblia! Estoy agradecido de que nos dejen en la ignorancia.

1. De la condici�n exacta de cada individuo en ese gran y siempre creciente reino. En general, la Biblia nos dice que los buenos son felices y los malos miserables. Esto es suficiente. No tendr�amos m�s luz.

2. De nuestra proximidad exacta al gran reino de los difuntos. No quisi�ramos revelar el d�a ni la hora.

II. El solemne cambio que nos espera. �Las puertas� no se nos han abierto, pero deben.

1. Las puertas est�n en constante movimiento. Tan pronto como se cierran a uno, entra otro.

2. Las puertas se abren a todas las clases. Hay puertas a las que solo pueden entrar personas distinguidas.

3. Las puertas se abren de una sola manera: hacia la eternidad.

4. Las puertas separan el probatorio del retribuido.

5. Las puertas est�n bajo la autoridad suprema.

III. La maravillosa misericordia que nos preserva.

1. Siempre hemos estado cerca de esas puertas.

2. Han pasado miles desde que comenzamos el viaje de la vida.

3. A menudo se nos ha hecho sentir cerca. En tiempos de aflicci�n personal; y en tiempos de duelo.

IV. El servicio que nos brinda el cristianismo.

1. Nos asegura que hay vida al otro lado de las puertas.

2. Nos asegura que hay bienaventuranza al otro lado de las puertas.

3. Elimina la repugnancia instintiva que sentimos al cruzar esas puertas. "Libera a aquellos que por miedo a la muerte est�n sujetos a servidumbre durante toda su vida". Quita el aguij�n de la muerte, etc. ( Homilista ) .

Las puertas invisibles

Nada podr�a concebirse como m�s verdaderamente sublime que todo el discurso del que forma parte la cita anterior. Job es condenado por el gran Maestro tanto de ignorancia como de debilidad. Cu�n poco sab�a �l de los planes y obras de la providencia. Por dondequiera que se volviera, estaba rodeado de misterio. Tambi�n hab�a otro estado del ser sobre el que descansaban las nubes y la oscuridad. Era una tierra de la que ning�n viajero hab�a regresado jam�s; una tierra de esencias espirituales y solo naturalezas incorp�reas. "�Se te han abierto las puertas de la muerte?"

1. La met�fora nos sugiere cu�n ignorantes somos del per�odo en el que debe terminar nuestra vida mortal. �Puedes mirar dentro de las c�maras secretas del Todopoderoso y decir cu�l de las diez mil formas de salir de este mundo es la precisa que tendr�s que tomar? �Con qu� frecuencia el rey de los terrores toma a uno y pasa a otro? El n�mero de a�os que vamos a cubrir; la naturaleza de la muerte que vamos a morir; el lugar donde y la manera como; todos son infaliblemente conocidos por Dios; es m�s, fueron mucho antes de que naci�ramos, o de que se formara la tierra misma en la que habitamos.

De nosotros estos futuros se ocultan sabia y misericordiosamente. �Las mil puertas de la muerte est�n abiertas�, como dice el poeta, pero por cu�l de ellas hemos de pasar s�lo lo sabe Aquel que ha se�alado a toda carne los l�mites de su habitaci�n.

2. La met�fora nos sugiere que estamos muy a oscuras en cuanto a la naturaleza del mundo invisible. �Puedes discernir claramente, a trav�s de las puertas abiertas, la condici�n de ese mundo que se encuentra m�s all� del presente, la ocupaci�n de sus habitantes, las actividades en las que se dedican o las vistas que tienen? Sabemos que existe tal estado. Se nos dice que para siempre les ir� bien a los justos y mal a los malvados.

Pero nos quedamos muy a oscuras en cuanto a los detalles. Muchas preguntas curiosas e interesantes se le ocurren naturalmente a un pensamiento y. Algunos piensan que desde el momento en que sale el aliento, toda la vida espiritual y la conciencia quedan suspendidas hasta el d�a de la resurrecci�n. Pero se puede demostrar f�cilmente que tal teor�a es absurda e insostenible. Todo sirve para probar que, as� como est� establecido que todos los hombres mueran una vez, inmediatamente despu�s de la muerte viene el juicio, no el juicio general del �ltimo d�a, sino el juicio particular que pasar� sobre cada individuo.

3. La met�fora sugiere que nos conviene expresarnos con mucha cautela cuando en cualquier momento hablamos de los muertos. Hay dos proposiciones en las que no podemos estar demasiado seguros.

(1) Que los que mueren en el Se�or son benditos.

(2) Que los que mueren sin regenerarse ser�n eternamente miserables. Pero podemos equivocarnos ampliamente en la aplicaci�n de ellos. No podemos conocer, con absoluta certeza, el estado del alma de otro hombre. Dios no nos ha constituido jueces en la materia. Aprender&mdash

1. La conveniencia de considerar nuestro �ltimo fin.

2. La locura de las especulaciones precipitadas sobre la naturaleza del mundo invisible. Lo que Dios nos ha ense�ado, conviene que meditemos diligentemente; lo que �l ha considerado apropiado ocultar, absteng�monos religiosamente de entrometernos.

3. Ver abundante causa de agradecimiento a Dios por la resurrecci�n de Jes�s de entre los muertos. �Cu�les, si no fuera por esto, deben haber sido nuestras perspectivas de futuro? El que yac�a en un letargo mortal en la tumba de Jos� ha vuelto para decir que la muerte ser� devorada por la victoria, y que los que creen en �l no perecer�n jam�s. ( JL Adamson. )

Puertas de la muerte

Este mundo, y el que est� por venir, est�n conectados escrituralmente en la tierra fronteriza. David se acerc� mucho a ellos una vez, pero estall�: "Me levantaste de las puertas de la muerte". El bueno de Ezequ�as en acci�n de gracias, dijo: �Ir� a las puertas de la tumba, usando una forma m�s material para la misma idea. Estas "puertas de la muerte" de las que se habla en Job 38:17 , Salmo 107:18 y Salmo 9:13 , son sin�nimos de las "puertas del infierno", de las que habla nuestro Se�or en Mateo 16:18 , es decir, las puertas de Hades, o las vastas regiones del estado invisible.

Todos est�n al final de la peregrinaci�n de la vida, y el creyente que ha pasado por las "puertas de la justicia", de las que se habla en Salmo 118:19 , cuando se acerca a estos asombrosos portales, puede usar el lenguaje triunfal de David: "Lev�ntate vuestras cabezas, oh puertas, y alzaos vosotros, puertas eternas �. Estas puertas, como dice Juan, tienen nombres escritos en ellas. Sobre el primero est� escrito:

1. Misterio. Un pilar parece apoyarse en el tiempo y el otro en la eternidad, abri�ndose hacia lo desconocido, donde de este lado se encuentran las sombras m�s profundas; y algunos dicen: "No hay nada m�s all�"; otros, "�Con qu� cuerpo vienen?" otros, "�Cu�les son sus empleos, empresa y condiciones?" y otros, "�Nos conocen all� y pueden visitarnos all�?"

2. El cambio se escribe sobre otro. Al m�ximo se abre como una sorpresa. En este lado, los hombres dicen: "Un hombre ha muerto", y en el otro, "Un hombre ha nacido". A medida que avanzan, los viejos se vuelven j�venes, los pobres ricos, los despreciados honorables y los peque�os grandes; para que no todos est�n del otro lado de lo que estaban en este.

3. La inmortalidad est� escrita en el siguiente, claramente le�da por el cristiano, pero hasta la masa de la humanidad en el pasado, rastreable s�lo en jerogl�ficos oscuros.

4. El infinito es otro. Aqu� todo es rudimentario: nuestras obras, �xitos, logros, pero sugieren inmensas posibilidades, despiertan la curiosidad y animan a la actividad. Nuestro campo de acci�n est� aqu� limitado por las mismas condiciones de nuestra existencia; sin embargo, una vez eliminadas las barreras de los sentidos, tendremos ideas ilimitadas de espacio, poder, empleo, conocimiento y progreso.

5. La recompensa es el t�tulo de otro, que nos recibir� en la presencia del Rey, diciendo: "Mi recompensa est� conmigo, y dar� a cada uno seg�n sea su obra"; recompensas seg�n nuestras obras, y no por ellas, pero tanto mejor porque a trav�s de las riquezas de su gracia; cada uno en su propio orden, pero cada uno compensado seg�n su capacidad. Hay quienes ser�n grandes en el reino de los cielos, y otros ser�n los m�s peque�os. ( J. Waugh. )

Versículo 22

�Has entrado en los tesoros de la nieve?

Los tesoros de la nieve

I. La belleza de estos "tesoros". Las m�ltiples formas agradables moldeadas por los diferentes objetos sobre los que cae; la amplia colcha blanca de la extensa llanura; las colinas onduladas; los picos de las monta�as, cuyas vestiduras blancas se ven a lo lejos como sumos sacerdotes intercesores. Sugerir al ojo espiritual los infinitos recursos que tiene el Creador, y la incomprensible variedad y plenitud de los esplendores morales que yacen plegados en Su car�cter y revelaciones.

II. Los poderes de conservaci�n y fructificaci�n contenidos en estos "tesoros". Su poder para preservar la vida vegetal y enriquecer el suelo gracias a su velo blanco temporal. Aqu� surgen sugerencias del amor y la sabidur�a divinos que visitan las almas de los hombres con el fr�o atuendo de la tristeza y el dolor. El proceso de matar es siempre doloroso en el mundo humano; cuya analog�a, sin dolor, tenemos en el reino vegetal.

La nieve mata y destruye. Lo mismo ocurre con el dolor y la tristeza; pero mata s�lo aquellas influencias que se oponen a la vida y la fecundidad de los crecimientos posteriores. �No son igualmente beneficiosos los prop�sitos de la aflicci�n? �Qu� jard�n de especias se ha convertido el coraz�n a trav�s de la visitaci�n de dolor de un invierno fr�o y penetrante!

III. Hay, entonces, un poder purificador y purificador en estos tesoros de la nieve. En la disciplina moral y espiritual hemos visto que este es el caso. Pero, �hemos �entrado� en la verdad que se encuentra a�n m�s profunda y es vital para la purificaci�n del alma? �D�nde buscaremos el poder para detener las malas hierbas del pecado y la culpa generalizada del mundo, si no lo descubrimos en el poder bellamente tipificado por el salmista en la nieve? �Purif�came con hisopo, y ser� limpio; l�vame, y ser� m�s blanco que la nieve �( Salmo 51:7 ).

Los �tesoros� de sabidur�a, conocimiento y salvaci�n de Dios est�n encerrados en Aquel que, en Su amor y humillaci�n, extendi� el manto de Su carne desgarrada sobre el mal enconado del mundo. Y de la muerte ha surgido la vida del mundo: pureza, paz, esperanza, radiante de plumaje celestial.

IV. �Qu� fuerzas silenciosas pertenecen a la nieve! Durante las tranquilas horas de la noche, cae, cae, cae, tan suave, tan sigilosamente, que su descenso no perturba ni siquiera el sue�o del inv�lido; pero cuando miramos hacia el amanecer, vemos amplias hect�reas cubiertas con grandes montones de nieve compacta. �Qu� manos ocupadas y maquinaria ruidosa se necesitar�an para trasladar una mil�sima parte de lo que ves desde tu ventana, de una localidad a otra, en el mismo espacio de tiempo que transcurri� durante su ca�da! �Y c�mo se estropear�a el material casto y velludo por el tr�nsito, ya no puro como vino de su lugar de nacimiento celestial?

La Iglesia necesita, con el ojo del alma, "entrar" en esta lecci�n de los "tesoros" de las fuerzas silenciosas. Los disc�pulos del Maestro llevan demasiado tiempo haciendo mucho ruido en el desempe�o de su misi�n, y en muchos casos sustituyendo el ruido por el trabajo. Los verdaderos obreros son una banda silenciosa que con mucha oraci�n y pocas palabras, con ejemplos cristianos y poco inter�s en los credos verbales, cuyas voces rara vez se escuchan en las calles y cuyos nombres rara vez se anuncian en los peri�dicos, se encuentran, sin embargo, entre los verdaderas fuerzas morales y espirituales del mundo.

V. �Hemos considerado, en la hora de nuestros grandes duelos, los �tesoros� de consolaci�n sugeridos por la nieve? �Qu� marea de inmortales esplendores surgir� todav�a de las semillas humanas que yacen cubiertas por el fr�o manto de la muerte! A la luz de la resurrecci�n, a veces nos sentimos muy ricos en los "tesoros" de los que la muerte nos ha hecho conscientes, "las rosas que han de salir de la nieve". ( El estudio. )

�Has visto los tesoros del granizo?

Los tesoros del granizo

Esta descripci�n servir�a para inculcar en Job la verdad de que todas las fuerzas naturales est�n r�gidamente bajo el control de Dios. No hay posibilidad de torbellinos, rel�mpagos, nieve o tormentas de granizo; todos est�n en sus manos. Las fuerzas que hab�an derribado a Job y su familia eran parte de la hueste bien ordenada de Dios. Siendo esto as�, todas estas fuerzas existen y act�an para los fines m�s elevados. Ellos pelean las batallas de Dios y son ministros de Su gloria. Entonces tenemos una afirmaci�n clara de dos verdades.

I. La sobrenaturalidad de las fuerzas f�sicas. La ciencia moderna tiende a habituarnos a considerar el mundo como una m�quina, el juego de fuerzas ciegas, que no requiere explicaci�n m�s all� de su propio nexo de causas y efectos. Nuestro texto contiene una concepci�n mucho m�s grandiosa e inspiradora, que nos dice que el hecho m�s profundo de la creaci�n no es la "ley", sino la "vida". Las leyes naturales son expresi�n de la vida divina, pero no la agotan.

II. El fin �tico de las fuerzas f�sicas. Son los guerreros de Dios, atesorados para el d�a de la batalla. �Y por qu� lucha Dios? Para que universalice el reino del amor, para que vea en el mundo como en un espejo perfecto su propia imagen. Claramente, entonces, la creaci�n no es una ronda aburrida de causa y efecto, un movimiento perpetuo sin significado. No, todo est� ambientado en el reino del amor. El amor ilumina las estrellas y las acelera en su camino.

La nieve y el mango preciados luchan por el reino del amor, o de lo contrario dejar�an de ser atesorados. Porque todo lo que no ayude a traer el reino del amor perecer�. Toda la creaci�n gime y sufre dolores de parto, esperando la gloria de los hijos de Dios. ( Anon. )

Versículo 23

Contra el d�a de la batalla y la guerra.

Guerra del cielo

En algunas partes de la Escritura se representa a Jehov� descendiendo en nubes y tempestades, y fijando para S� mismo en el aire una tienda o pabell�n, donde las fuerzas elementales asisten y reciben comisiones y armas para el servicio en el que cada meteoro o elemento debe ser empleado ( Salmo 18:1 ) .

I. Los tesoros del arsenal de Jehov�.

1. Tesoros de nieve y granizo. Ese vapor, que asciende de la tierra y flota sobre nuestras cabezas en el aire, desciende en peque�os copos blancos, es una verdad sensible; pero c�mo se condensan y adhieren las part�culas de vapor, c�mo adoptan la forma, el color y la calidad de la nieve, son cuestiones demasiado importantes para nosotros y deben resolverse en la voluntad y el poder de Dios. El granizo, como cuerpo de vapor condensado, es bien conocido.

Terrible es la ejecuci�n que ha hecho entre los enemigos del Se�or ( �xodo 9:25 ; Josu� 10:11 ).

2. El aire es el almac�n donde se recogen y acumulan la nieve y el granizo. Este magn�fico tejido, cuyas dimensiones se desconocen, es un efecto glorioso de la sabidur�a y el poder del gran Constructor. Planta sobre planta y esfera sobre esfera. A la orden de Dios aparece toda exhalaci�n, y sin resistirse a Su voluntad, asume la forma y llena el lugar que �l ha designado.

3. Los tesoros de la nieve y el granizo est�n bajo el cuidado y la direcci�n del Se�or del cielo y la tierra. Sobre estos, su poder es ilimitado, y en y por ellos hace todo lo que le agrada.

4. Estos tesoros son inaccesibles para el hombre. �Hay secretos en el aire que no podemos descubrir y operaciones en ese dep�sito de vapor que no podemos explicar? Entonces, �por qu� los hombres penetrantes tropiezan con los misterios de la religi�n o rechazan las verdades que Dios ha revelado, porque no son comprensibles por la raz�n? "�Puedes encontrar al Todopoderoso a la perfecci�n?"

II. El tiempo de angustia y el d�a de la batalla y la guerra. De hecho, puede haber problemas cuando no hay guerra, pero un d�a de guerra siempre es un momento de problemas.

1. La rebeli�n es la causa de estas operaciones. No se puede negar la existencia de rebeli�n �contra el Se�or, Dios de toda la tierra. Los enemigos y los rebeldes son los verdaderos personajes de las multitudes de esta generaci�n.

2. Estas operaciones son operaciones penales o castigos por rebeli�n contra las leyes de Su reino.

3. Estas operaciones de ira y poder divinos son procedimientos justos y santos contra los rebeldes.

III. La reserva de la nieve y el granizo en los tesoros del Se�or. En la expresi�n hay una grandeza que se convierte en la majestad del Portavoz y en el estado y la grandeza del Soberano. Los siguientes detalles nos ayudar�n a comprender la expresi�n sublime que el Se�or de todos usa con respecto a Sus operaciones.

1. El vapor, que llena los tesoros de la nieve y el granizo, es levantado, recolectado, condensado y almacenado por el poder de Dios.

2. Los tesoros, que son llenados y almacenados por el poder de Dios, est�n equilibrados y equilibrados por Su sabidur�a. Estas maravillosas obras se ejecutan de acuerdo con un plan determinado y preconcebido.

3. La nieve y el granizo se retienen en los tesoros hasta el momento de la angustia y el d�a de la batalla y la guerra. Inferencias

(1) En la guerra del cielo, los habitantes de la tierra son los agresores.

(2) Provocar a la batalla al Se�or de los ej�rcitos es la locura de la iniquidad.

(3) "La rebeli�n es como pecado de brujer�a".

(4) Humillarnos bajo la poderosa mano del Se�or y asirnos del pacto de paz es deber presente y verdadera sabidur�a. ( A. Shanks. )

Versículos 25-27

Para hacer que llueva sobre la tierra.

Lluvia y gracia: una comparaci�n

Estableceremos un paralelo entre la gracia y la lluvia.

I. Solo Dios da lluvia y lo mismo ocurre con la gracia. Decimos de la lluvia y de la gracia: Dios es el �nico autor de ella. Ide� y prepar� el canal por el que llega a la tierra. �l ha "dividido un curso de agua para el desbordamiento de las aguas". El Se�or abre un camino para que la gracia alcance a su pueblo. �l dirige cada gota y le da a cada brizna de hierba su propia gota de roc�o, a cada creyente su porci�n de gracia.

Modera la fuerza, para que no golpee ni ahogue la tierna hierba. La gracia llega a su manera gentil. La convicci�n, la iluminaci�n, etc., se env�an en la debida medida. �l lo tiene en Su poder. Absolutamente por Su propia voluntad, Dios concede lluvia para la tierra o gracia para el alma.

II. La lluvia cae independientemente de los hombres y tambi�n la gracia. Grace no espera la observaci�n del hombre. Como cae la lluvia donde no hay nadie, as� la gracia no corteja la publicidad. Ni su cooperaci�n. �No se detiene para el hombre, ni espera para los hijos de los hombres� ( Miqueas 5:7 ). Ni sus oraciones. La hierba no pide lluvia, pero llega. �Soy hallado de los que no me buscaban� ( Isa�as 65:1 ). Ni sus m�ritos. La lluvia cae sobre el terreno bald�o.

III. La lluvia cae donde menos podr�amos haberla esperado. Cae donde no hay rastro de lluvias anteriores, incluso sobre el desierto desolado; as� entra la gracia en corazones que hasta entonces hab�an sido m�s desdichados, donde la gran necesidad era la �nica s�plica que se elevaba al cielo ( Isa�as 35:7 ). Cae donde parece que no hay nada que devuelva la bendici�n.

Muchos corazones son naturalmente tan est�riles como el desierto ( Isa�as 35:6 ). Cae donde la necesidad parece insaciable; "Para satisfacer a los desolados". Algunos casos parecen exigir un oc�ano de gracia; pero el Se�or satisface la necesidad; y Su gracia cae donde el gozo y la gloria son dirigidos a Dios por corazones agradecidos. Dos veces se nos dice que la lluvia cae "donde no hay hombre". Cuando la conversi�n es obra del Se�or, no se ve a nadie: solo el Se�or es exaltado.

IV. Esta lluvia es la m�s valorada por la vida.

1. La lluvia alegra las semillas y plantas en las que hay vida. La vida en ciernes lo sabe; la hierba m�s tierna se regocija en ella; lo mismo ocurre con aquellos que comienzan a arrepentirse, que creen d�bilmente y, por lo tanto, est�n vivos.

2. La lluvia provoca desarrollo. La gracia tambi�n perfecciona la gracia. Los brotes de esperanza se convierten en una fe fuerte. Los capullos del sentimiento se expanden en amor. Brotes de deseo se elevan para resolverse. Los capullos de la confesi�n llegan a la confesi�n abierta. Los brotes de utilidad se hinchan hasta convertirse en frutos.

3. La lluvia provoca salud y vigor de vida. �No es as� con la gracia?

4. La lluvia crea la flor con su color y perfume, y Dios se complace. El fruto completo de la naturaleza renovada proviene de la gracia, y el Se�or se complace en ello. Aplicaci�n: Reconozcamos la soberan�a de Dios en cuanto a la gracia. Clamemos a �l por gracia. Esperemos que nos la env�e aunque nos sintamos tristemente est�riles y fuera del camino de los medios habituales de gracia. ( CH Spurgeon. )

Donde hay tan hombre. -

Fertilidad de una parte deshabitada de la tierra.

Un distinguido naturalista, miembro de la Royal Society, describe c�mo se corrigi� una idea tan err�nea en su experiencia. Una vez se abr�a camino a trav�s de un matorral denso y enmara�ado en una regi�n solitaria y elevada de Jamaica. De repente se encontr� con la orqu�dea terrestre m�s magn�fica, en plena floraci�n, que jam�s hab�a visto. Era una planta noble, coronada con la espiga piramidal de flores parecidas a lirios, cuyos p�talos en expansi�n parec�an a su mirada embelesada la perfecci�n misma de la belleza.

Luego comenz� a reflexionar cu�nto tiempo hab�a estado creciendo esa exquisita planta en un lugar salvaje y no visitado, cada estaci�n llenando el aire con su gloria y, sin embargo, nunca antes podr�a haber encontrado una mirada humana. "�Para qu� sirve este desperdicio?" se pregunta a s� mismo. Pero al poco tiempo, la verdadera respuesta entr� en su mente. ��No hables de desperdicio! �Puede el hombre solo admirar la belleza? �Puede el hombre solo regocijarse en ella? �Seguramente el ojo del Se�or descansa con deleite en la obra perfecta de Sus manos, en la expresi�n adecuada de Su propio pensamiento sublime! "

Versículos 28-29

�Tiene padre la lluvia?

El proveedor meteorol�gico

Dos barcos se encuentran en el Atl�ntico medio. Uno va a Southampton y el otro a Nueva York. Proporcione un clima que, si bien est� a popa para un barco, no sea viento en contra para el otro. Hay una finca que se sec� por falta de lluvia, y aqu� hay una fiesta de placer saliendo de excursi�n al campo. Proporcione un clima que se adapte a la granja seca y la excursi�n de placer. No, se�ores, no aceptar� ni un d�lar en acciones de su compa��a meteorol�gica. Solo hay un Ser en el universo que sabe lo suficiente para proporcionar el tipo de clima adecuado para este mundo. "�Tiene la lluvia un padre?" ( T. De Witt Talmage, DD )

�Qui�n engendr� las gotas de roc�o?

Gotas de roc�o

El roc�o es la humedad que cae de la atm�sfera sobre la tierra. Durante el d�a, la tierra recibe y devuelve calor; pero despu�s de la puesta del sol ya no recibe y, sin embargo, contin�a durante un tiempo para deshacerse del calor que ha recibido. En poco tiempo, la hierba, las flores y el follaje est�n bastante frescos; sin embargo, la atm�sfera a�n retiene el calor del d�a, que, a medida que la tarde se enfr�a, se deposita gradualmente en la tierra. Este dep�sito es roc�o. �Cu�n sabios y maravillosos son los caminos de Dios! Los efectos del roc�o son como la influencia que ejercemos unos sobre otros.

1. El roc�o es poderoso. Hay algunos pa�ses, o partes de ellos, cuya vegetaci�n depende casi por completo del roc�o. Acab fue severamente castigado cuando se le dijo que durante tres a�os no deber�a llover, y el castigo tambi�n se increment� enormemente con la retirada del roc�o. De manera similar, el poder que ejercemos unos sobre otros es muy grande.

2. El roc�o est� perfectamente silencioso. Tambi�n lo es la influencia. No se puede o�r salir el sol, caer la nieve o crecer el ma�z. Los mayores poderes de la naturaleza guardan silencio. Nuestra influencia, ya sea dulce o amarga, se nos escapa cada hora, y todos estamos haciendo del mundo un lugar mejor o peor para vivir todos los d�as.

3. El roc�o es muy precioso. Cuando Isaac dio su bendici�n agonizante a sus hijos, or�: "Dios te d� del roc�o del cielo". Aun as�, la influencia, la buena influencia, es muy valiosa. Creo que se logra m�s bien con una influencia silenciosa que con toda la charla.

4. Por �ltimo, recordemos que el roc�o pasa pronto. Hoses se queja de que "la bondad de Israel se desvanece como el roc�o temprano". Es decir, el roc�o se seca r�pidamente a menos que sea absorbido por las flores y la hierba, as� como la influencia se olvida pronto si no se obedece. ( JC Adlard. )

Y la escarcha del cielo, �qui�n la ofreci�? En el cap�tulo 38 de ese drama inspirado, el Libro de Job, Dios le dice al dramaturgo inspirado, con extasiado interrogatorio: "La escarcha del cielo, �qui�n le ha dado g�nero?" Dios le pregunta a Job si conoce el origen de la escarcha. Pregunta sobre su pedigr�. Sugiere que Job estudie la l�nea geneal�gica de la escarcha. Un minuto antes Dios me hab�a preguntado sobre la procedencia de una gota de lluvia con palabras que hace a�os me dio un sugerente texto para un serm�n: "�Tiene la lluvia padre?" Pero ahora el Se�or Todopoderoso est� catequizando a Job sobre la helada.

Pr�cticamente dice: ��Conoce a su padre? �Conoces a su madre? �En qu� cuna de hojas la apestaba el viento? 'La escarcha del cielo, �qui�n le ha dado g�nero?' �Es un cristiano est�pido que piensa tanto en la Biblia impresa y encuadernada que descuida el Antiguo Testamento de los campos, ni lee la sabidur�a, la bondad y la belleza de Dios escritas en flores en el huerto, en destellos en el lago, en estrellas en el cielo, en escarcha en los prados. ( T. De Witt Talmage. )

Versículo 31

�Puedes atar las dulces influencias de las Pl�yades o desatar las ataduras de Ori�n?

Luz incontenible

�Qui�n puede "atar" o "restringir" la luz? El tema que tenemos ante nosotros es el poder autorrevelador del Evangelio. Los hombres pueden amar la oscuridad, pero no pueden ocultar el advenimiento de la luz, y nunca podr�n ser, en conciencia y responsabilidad, como si no hubieran visto la luz. Los hombres malvados pueden desear que el Cristo salga del mundo, pero no pueden ocultar Su gloria. Toda la luz cristiana, ya sea que su medio sea la ense�anza, el car�cter, la vida o la conversaci�n, no puede ser restringida.

No podemos decir ad�nde llega la influencia. Puede saltar mucho despu�s de que hayamos terminado nuestro curso. Los hombres est�n muertos, pero nos hablan; los hechos de su historia son destripados y recibimos la luz de su fidelidad y hero�smo.

I. La luz de las Pl�yades en un sentido humano. Lo que el mundo quiere es m�s luz, la luz del amor. Eso endulza todas las relaciones y es el �nico cemento de todas las clases en nuestras comunidades abarrotadas. El amor es la luz del universo. Deja que los rayos rosados ??del afecto brillen en el personaje, su potente encanto ser� tan irresistible como la luz que da salud y alegr�a.

II. La luz de las Pl�yades en sentido Divino. El amor nunca es impotente, nunca duda de su triunfo. Nuestro Salvador nunca desconfi� de los problemas de la Cruz. Mientras los hombres cuestionan acerca de �l, sus influencias se manifiestan. El pecado, el dolor y la muerte todav�a est�n aqu�. Pero los hombres no pueden sacar a Cristo del mundo.

III. La luz de las Pl�yades en sentido hist�rico. La luz no muere. La gran influencia de los reformadores nunca se perder�. Tu carro vincula mera opini�n; puedes unir el mero eclesi�stico; no se puede atar el alma renovada a semejanza de Cristo.

IV. La luz de las Pl�yades en un sentido de influencia personal. Las palabras viven mucho despu�s de que sus autores las hayan pronunciado. Los hechos son vitales mucho despu�s de que los grandes imperios hayan desaparecido. Las palabras y los hechos pasan por la cadena el�ctrica de escuelas, familias e iglesias. Nadie puede unir las dulces influencias de las Pl�yades en casa o en el extranjero. ( WM Statham. )

Primavera

Las Pl�yades son una constelaci�n, o grupo de siete estrellas, vistas en el signo astron�mico Tauro, que hacen su aparici�n en la primavera, y de ah� se llaman signos de primavera o se�ales. El t�rmino hebreo expresa belleza. En el texto, la palabra traducida "atar" significa obligar o restringir. "�Puedes obligar a las dulces influencias de las Pl�yades o soltar las ataduras de Ori�n?" (invierno). �Puedes forzar la primavera y romper bruscamente la rigidez del invierno?

I. Cu�n absoluta es la regla de lo m�s alto en el mundo natural. �Puede el hombre alterar las dispensaciones divinas, o incluso acelerarlas o retrasarlas? Se�alemos nuestra absoluta dependencia y humill�monos ante el Gobernante Todopoderoso.

II. El que gobierna en el reino de la naturaleza, gobierna tambi�n en el de la providencia. Los acontecimientos de la vida no est�n menos bajo Su control que las estrellas en su curso. �Puedes obligar o retener las dulces influencias de la prosperidad; �O puedes soltar las ataduras de la adversidad? Todo nuestro consuelo y satisfacci�n, ya sea de tipo corporal o mental, se recibe de �l; y, cuando le place, en un momento nos lo arrebatan.

Alegr�a y tristeza, placer y dolor, van y vienen a Su mandato. Es cierto que los hombres mismos, siendo criaturas libres e inteligentes, modifican e influyen por su car�cter y conducta en su destino y fortuna; pero esto lo hacen s�lo de acuerdo con las leyes de la providencia. Cu�n importante es que seamos fervorosos y fieles en mejorar las diversas dispensaciones de la providencia que se designan sucesivamente para nuestra prueba.

III. El que gobierna en la naturaleza y la providencia gobierna tambi�n en el reino de la gracia. Si miramos hacia adentro, encontraremos nuevas pruebas de nuestra ignorancia y debilidad, y dependencia absoluta del Autor de nuestro ser. �Podr�s desatar las ataduras de la culpa u obligar a las dulces influencias de la misericordia indulgente? Solo Dios puede perdonar nuestras ofensas; y los medios que ha empleado para este fin, en la encarnaci�n, los sufrimientos y la muerte de su amado Hijo, proporcionan la demostraci�n m�s clara de la necedad de la sabidur�a humana y la impotencia del poder humano en esta gran preocupaci�n. ( H. Gray, DD )

Influencias deliciosas de la marea primaveral

Las Pl�yades son un c�mulo de estrellas muy conocido en la constelaci�n de Tauro. Los antiguos ten�an la costumbre de determinar sus estaciones por la salida y puesta de ciertas constelaciones. Las Pl�yades fueron consideradas como las constelaciones cardinales de la primavera. Estas siete estrellas aparecen a mediados de abril y, por lo tanto, est�n asociadas con el regreso de la primavera, la temporada de dulces influencias. La palabra hebrea se deriva de una palabra que significa deleites. Las influencias de la primavera son deliciosas en muchos sentidos:

I. Como ministerios temporales. Estas influencias vienen a traer grandes bendiciones al hombre, como arrendatario de la tierra.

1. Suministros de alimentos. Vienen a apaciguar la tierra, fertilizar la tierra, hacer germinar la semilla de la que proceden las provisiones materiales para el hombre y la bestia.

2. Placeres para los sentidos. La primavera cubre el mundo con mil t�nicas de belleza, todas con una variedad infinita de tonos y formas.

3. Estimula el esp�ritu. Las influencias de la primavera son deliciosas.

II. Como manifestaciones divinas. La marea primaveral es una nueva revelaci�n de Dios. Lo revela&mdash

1. La profusi�n de su energ�a vital. Cada lugar rebosa de una nueva existencia, y cada nueva vida proviene de �l.

2. El maravilloso gusto de Dios. La primavera trae a la vista un universo de bellezas frescas.

3. La tranquila facilidad con la que trabaja. Cu�n silenciosamente derrama esos oc�anos de nueva vida que ahora est�n rodando sobre la tierra.

4. La regularidad de Su procedimiento. Durante 6000 a�os, la primavera nunca ha dejado de llegar.

III. Como emblemas instructivos.

1. La primavera es un emblema de la vida humana. Ambos tienen vastas capacidades de mejora. Ambos son notablemente cambiantes. Ambos est�n plagados de promesas falaces.

2. La primavera es un emblema de renovaci�n espiritual.

(1) La nueva vida espiritual es como la primavera en la estaci�n de la que ha surgido.

(2) En la tenacidad con la que el pasado se esfuerza por mantenerse.

(3) Tiende a un futuro perfecto. El poder del invierno ceder� gradualmente; Llegar� el verano y luego el oto�o dorado.

3. La primavera es un emblema de la resurrecci�n general. La Biblia lo ve de esta manera ( 1 Corintios 15:36 ; 1 Corintios 15:41 ).

(1) La vida primaveral es una reanimaci�n; no es propiamente una nueva creaci�n, surge del pasado.

(2) La vida primaveral es una reanimaci�n de una vida aparentemente extinta. "Lo que siembras no se vivifica a menos que muera".

(3) La vida primaveral es una reanimaci�n contra la cual podr�an haberse planteado muchas objeciones precedentes. As� ocurre con la resurrecci�n del cuerpo. ( Homilista. )

Influencia y poder

Se consideraba a las Pl�yades como la constelaci�n de la primavera; Ori�n, de invierno. �Las dulces influencias de las Pl�yades� fueron las fuerzas vitales que hicieron que la hierba brotara, la planta creciera y la flor floreciera. �Las bandas de Ori�n� estaban hechas de hielo. Solo pod�an unir las dulces influencias de la primavera; s�lo el resorte, a su regreso, podr�a soltarlos. Nada m�s que la influencia silenciosa es lo suficientemente fuerte como para vencer la influencia silenciosa.

Las mayores fuerzas de este mundo son las que act�an, como el calor de la primavera y el fr�o del invierno, en silencio. En la vida de todo hombre hay primavera e invierno; y hay guerra entre ellos. En este mundo, la buena influencia tiene todo el tiempo para luchar contra la mala influencia. Una leyenda dice que despu�s de la batalla de Chalons los esp�ritus de los soldados muertos continuaron el conflicto durante varios d�as.

Y despu�s de que estemos muertos, las influencias silenciosas e invisibles que hemos creado continuar�n su batalla por el bien o el mal. Theodore Parker dijo una gran verdad cuando, muriendo en Italia, dijo: �Hay dos Theodore Parkers; uno de ellos est� muriendo en Italia; la otra la he plantado en Estados Unidos y seguir� viva ". Tenemos, a pesar de nosotros mismos, una inmortalidad sobre la tierra. Lejos de borrarnos, la muerte a menudo intensifica nuestra personalidad.

Pero en el cristianismo hay m�s que influencia. �Recibir�is poder cuando haya venido sobre vosotros el Esp�ritu Santo�. La influencia es la suma total de todas las fuerzas de nuestra vida: mentales, morales, financieras, sociales. El poder es Dios en acci�n. �Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced disc�pulos, y he aqu� que yo estoy con vosotros �. Dios no delega poder. �l nos acompa�a y ejerce ese poder �l mismo.

Las influencias cristianas no son suficientes para las necesidades de la Iglesia. El �xito del Evangelio al principio no dependi� de la influencia. La �nica vez que se usa la palabra en la Biblia es en este texto de Job. Los ap�stoles no eran hombres de influencia. Se hicieron pocos disc�pulos de las clases influyentes, y tan pronto como se hicieron, perdieron por su fidelidad la mayor parte de la influencia que ten�an antes. Cristo no eligi� convertirse en un hombre de influencia.

Dios ha elegido el poder en lugar de la influencia. La mera influencia nunca convirti� un alma. El Esp�ritu, por supuesto, puede usar influencias. La influencia sin el Esp�ritu nunca salv� a nadie. Deber�amos buscar el poder incluso a expensas de la influencia. Existe tal cosa como ganar y retener influencia sobre una persona de tal manera que pierda todo poder ante Dios. Y existe tal cosa como perder influencia mientras ganamos poder.

Pablo tuvo una buena oportunidad de ganar influencia con F�lix halag�ndolo en sus pecados, y podr�a haber causado una espl�ndida impresi�n en s� mismo con tal proceder. Pero a medida que ganaba influencia sobre F�lix, habr�a perdido poder ante Dios. Eligi� el poder antes que la influencia, y �razon� sobre la justicia, la templanza y el juicio venidero� hasta que F�lix tembl� bajo la mano de Dios. Pablo y Silas no ten�an la influencia suficiente para mantenerlos fuera de la c�rcel, pero ten�an el poder suficiente para abrir la vieja c�rcel.

Con un proceder comprometedor, podr�an haber complacido a las autoridades y mantenerse fuera de la c�rcel, pero habr�an perdido todo el poder. Los disc�pulos en Pentecost�s tuvieron poca influencia. Eran seguidores de Aquel que hab�a sido crucificado como malhechor. Las doctrinas que predic� fueron muy impopulares. Pero ten�an poder, y los cristianos con poder pueden arregl�rselas sin mucha influencia. Si hubieran dependido de la influencia, se habr�an puesto a construir esas casas y al establecimiento de las instituciones que las hubieran promovido.

Todo esto habr�a llevado tiempo. Las influencias, como las fuerzas de la primavera, act�an lentamente. El poder funciona de repente. No la evoluci�n, sino la revoluci�n, fue el efecto del poder en Pentecost�s. No tengo ni una palabra que decir, perm�tanme repetirlo, contra el uso de todas las influencias para bien. En lo que insisto es en que este mundo no se va a convertir por influencias. ( AG Dixon, DD )

Pl�yades

El grupo aislado de las "Siete Estrellas", por la singularidad de su apariencia, ha sido distinguido y designado con un nombre apropiado desde las edades m�s tempranas. Los eruditos sacerdotes de Belus observaron cuidadosamente sus levantamientos y escenarios casi dos mil a�os antes de la era cristiana. Los griegos lo llamaban Pl�yades, de la palabra pleein, navegar, porque indicaba el momento en que el marinero pod�a esperar emprender un viaje con seguridad.

Tambi�n se le llam� Vergiliae, de ver, la primavera, porque marc� el comienzo del clima primaveral templado, favorable a los empleos agr�colas y pastorales. Los poetas griegos lo asociaron con esa hermosa mitolog�a que, en su forma m�s pura, pobl� el aire, los bosques y las aguas de seres imaginarios, y convirti� el cielo mismo en un espejo c�ncavo, del que regresaban exagerados reflejos ideales de la humanidad.

Se supon�a que las siete estrellas eran las siete hijas de Atlas, por Pleione, una de las Oceanides, colocadas en los cielos despu�s de la muerte. Sus nombres son Alcyone, Merope, Main, Electra, Taygeta, Asterope y Celaeno. Todos estaban unidos a los dioses inmortales, a excepci�n de Merope, que se cas� con S�sifo, rey de Corinto, y cuya estrella, por lo tanto, es tenue y oscura entre sus hermanas. La "Pl�yade perdida", la "Merope afligida", ha sido durante mucho tiempo una de las creaciones oscuras favoritas del sue�o po�tico.

Pero un inter�s m�s profundo que cualquier derivado de asociaci�n m�tica o alusi�n cl�sica, est� conectado con este grupo de estrellas por el uso que se hace de �l en las Escrituras. Creo que en la alusi�n aparentemente simple y pasajera que se le da en Job, las mentiras escondieron el germen de una de las m�s grandes verdades f�sicas: un germen que permaneci� dormido y oculto en las p�ginas de las Escrituras durante siglos, pero ahora tra�do al aire y a la luz del sol. por los descubrimientos de la ciencia, y el desarrollo de flores y frutos de excepcional valor y belleza.

Si nuestros traductores han identificado correctamente el grupo de estrellas al que han dado el nombre familiar de Pl�yades, y tenemos todas las razones para confiar en su fidelidad, tenemos aqu� una prueba sorprendente de la perfecta armon�a que existe entre las revelaciones de la ciencia y las de la Biblia, una que ilustra y confirma la otra. En lo que respecta a Job, la pregunta: "�Puedes unir las dulces influencias de las Pl�yades?" podr�a haberse referido �nicamente a lo que entonces era la creencia com�n, a saber, que el clima agradable de la primavera fue causado de alguna manera por la posici�n peculiar de las Pl�yades en el cielo en esa estaci�n; como si Dios simplemente hubiera dicho: "�Puedes obstaculizar o retrasar la primavera?" Quedaba a la ciencia moderna hacer una aplicaci�n m�s grande y m�s amplia de ella, y mostrar en este, como en otros casos,

Si examinamos el texto en el original, encontramos que la palabra caldaica traducida en nuestra versi�n Pl�yades es Chimah, que significa literalmente una bisagra, pivote o eje, que gira y mueve otros cuerpos junto con �l. Ahora bien, por extra�o que parezca, el grupo de estrellas as� caracterizado ha sido recientemente determinado por una serie de c�lculos independientes - en total ignorancia del significado del texto - para ser en realidad la bisagra o eje alrededor del cual gira el sistema solar.

Durante mucho tiempo se conoci� como una de las verdades m�s elementales de la astronom�a, que la tierra y los planetas giran alrededor del sol; pero la pregunta recientemente comenz� a surgir entre los astr�nomos: "�Se detiene el sol o se mueve alrededor de alg�n otro objeto en el espacio, llevando su tren de planetas y sus sat�lites junto con �l en su �rbita?" Por lo tanto, la atenci�n se dirigi� especialmente a este tema, y ??pronto se descubri� que el sol ten�a un movimiento apreciable, que tend�a en la direcci�n de un grupo de peque�as estrellas en forma de lirio, llamado la constelaci�n de H�rcules.

Hacia esta constelaci�n las estrellas parecen abrirse; mientras que en el punto opuesto del cielo sus distancias mutuas aparentemente est�n disminuyendo, como si se alejaran, como la estela espumosa de un barco, del curso del sol. Cuando esta gran verdad f�sica qued� establecida m�s all� de toda duda, el siguiente tema de investigaci�n fue el punto o centro alrededor del cual el sol realiz� esta maravillosa revoluci�n: y despu�s de una serie de elaboradas observaciones y c�lculos m�s ingeniosos, este intrincado problema tambi�n se resolvi� satisfactoriamente. -uno de los mayores triunfos del genio humano.

M. Madler, de Dorpat, descubri� que Alcyone, la estrella m�s brillante de las Pl�yades, es el centro de gravedad de nuestro vasto sistema solar, la bisagra luminosa en los cielos, alrededor de la cual nuestro sol y sus planetas acompa�antes se mueven a trav�s del espacio. La propia complejidad y aislamiento del sistema de las Pl�yades, que exhibe siete orbes distintos estrechamente comprimidos a simple vista, pero nueve o diez veces ese n�mero cuando se ve a trav�s de un telescopio, formando un gran c�mulo, cuyos individuos est�n m�s unidos entre s�. de cerca que a la masa general de estrellas - indican la asombrosa energ�a atractiva que debe concentrarse en ese lugar.

Tan vasta como es la distancia que separa nuestro sol de este grupo central, una distancia treinta y cuatro millones de veces mayor que la distancia entre el sol y nuestra tierra, pero tan tremenda es la fuerza ejercida por Alcyone, que atrae nuestro sistema. irresistiblemente a su alrededor a una velocidad de 422.000 millas por d�a, en una �rbita que llevar� muchos miles de a�os completar. Con esta nueva explicaci�n, �cu�n notablemente sorprendente y apropiada parece la palabra original para Pl�yades! �Qu� elevado significado recibe la pregunta del Todopoderoso de esta interpretaci�n! "�Puedes unir las dulces influencias de las Pl�yades?" �Puedes detener, o modificar en cualquier grado, esa atractiva influencia que ejerce sobre nuestro sol y todos sus mundos planetarios, haci�ndolos girar alrededor de su pivote en una �rbita de dimensiones tan inconcebibles, y con una velocidad tan desconcertante? El silencio m�s profundo puede ser la �nica respuesta a tal pregunta. El hombre no puede m�s que mantenerse a distancia, y con espantoso asombro y profunda humildad exclamar con el salmista: "�Oh Se�or, Dios m�o, t� eres muy grande!" (Hugh Macmillan, DD )

Ori�n

Este c�mulo de estrellas, el Kesil de los antiguos caldeos, es, con mucho, la constelaci�n m�s magn�fica de los cielos. Su forma debe ser familiar para todos los que han considerado atentamente el cielo nocturno. Se asemeja al tosco contorno de una gigantesca figura humana. Seg�n los mit�logos griegos, se supon�a que Ori�n era un cazador c�lebre, superior al resto de la humanidad en fuerza y ??estatura, cuyas poderosas haza�as le dieron derecho, despu�s de la muerte, a los honores de una apoteosis.

Los orientales lo imaginaban como un enorme gigante que, como un tit�n, hab�a luchado contra Dios y, por lo tanto, estaba atado con cadenas al firmamento del cielo; y algunos autores han conjeturado que esta noci�n es el origen de la historia de Nimrod, quien, seg�n la tradici�n jud�a, instig� a los descendientes de No� a construir la Torre de Babel. La constelaci�n de Ori�n est� compuesta por cuatro estrellas muy brillantes, formando un cuadril�tero, m�s alto que ancho, con tres estrellas equidistantes en una l�nea diagonal en el medio.

Las dos estrellas superiores, llamadas Betelgeux y Bellatrix, forman los hombros; en el medio, inmediatamente por encima de estas, hay tres estrellas peque�as y tenues, muy cerca una de la otra, que forman la mejilla o la cabeza. Estas estrellas son claramente visibles solo en una noche muy clara; y esta circunstancia puede haber dado lugar a la vieja f�bula de que (Enopion, rey de Qu�os, cuya hija Ori�n pidi� en matrimonio, se sac� los ojos mientras dorm�a en la orilla del mar, y que recuper� la vista al mirar sobre el sol naciente desde la cima de una colina vecina.

La constelaci�n, por tanto, est� representada por los poetas, como tanteando con ojos ciegos por todo el cielo en busca del sol. Los pies est�n compuestos por dos estrellas muy brillantes, llamadas Rigel y Saiph; las tres estrellas del medio se llaman cintur�n o faja, y de ellas depende una franja de estrellas m�s peque�as, que forman la espada del cazador. La constelaci�n completa, que contiene diecisiete estrellas a simple vista, pero exhibe setenta y ocho en un telescopio ordinario, ocupa una posici�n grande y conspicua en los cielos australes, debajo de las Pl�yades; ya menudo es visible, debido al brillo y la magnitud de sus estrellas, cuando todas las dem�s constelaciones, con la excepci�n del Arado, se pierden en la bruma de la noche.

En este pa�s se ve s�lo un corto espacio sobre el horizonte, a lo largo de cuyo irregular contorno de oscuras colinas se pueden observar sus pies estrellados durante muchas noches de invierno, caminando en solitaria grandeza. Alcanza su mayor elevaci�n en enero y febrero y desaparece por completo durante los meses de verano y oto�o. En Mesopotamia ocupa una posici�n m�s cercana al cenit y, por lo tanto, tiene una apariencia m�s brillante y llamativa.

Noche tras noche arroja sus rayos con m�stico esplendor sobre las solitarias soledades por las que fluye el �ufrates y donde una vez estuvieron las tiendas del patriarca de Uz. Ori�n no solo es la constelaci�n m�s sorprendente y espl�ndida de los cielos, tambi�n es uno de los pocos c�mulos que son visibles en todas las partes del mundo habitable. El ecuador pasa por el centro; las estrellas relucientes de su cintur�n se ensartan, como diamantes, en su l�nea invisible.

A principios de enero, cuando se trata del meridiano, obtenemos el mayor despliegue de estrellas que pueden exhibir los cielos siderales de este pa�s. La ubicuidad de esta constelaci�n puede haber sido una de las razones por las que se eligi� para ilustrar el argumento de Dios con Job, en un libro destinado a ser le�do universalmente. Cuando el lector de la Biblia de cada clima y pa�s puede salir en la estaci�n apropiada, y encontrar en su propio cielo la constelaci�n misma y dirigir su mirada hacia la peculiaridad misma en ella, a la que el Creador aludi� en Su misteriosa conversaci�n con Job, �l ya no tiene una idea vaga e indefinida en su mente, sino que est� poderosamente convencido de la realidad de toda la circunstancia, mientras sus sentimientos de devoci�n se profundizan e intensifican.

Las tres estrellas brillantes que constituyen el cintur�n o bandas de Ori�n nunca cambian de forma; conservan la misma posici�n relativa entre s� y con el resto de la constelaci�n, de a�o en a�o y de edad en edad. Nos brindan uno de los tipos m�s elevados de inmutabilidad en medio de cambios incesantes. ( Hugh Macmillan, DD )

Interrogatorios humilde orgullo

Lo m�s probable es que Job haya estado tentado a la arrogancia por sus vastos logros. Era metal�rgico, zo�logo, poeta, y demuestra por sus escritos que ten�a conocimientos de caza, de m�sica, de agricultura, de medicina, de miner�a, de astronom�a, y tal vez estaba muy por delante de los eruditos y cient�ficos de su pa�s. tiempo, que puede haber estado algo hinchado. De ah� este interrogatorio de mi texto. Y no hay nada que tan pronto derribe el orgullo humano como un punto de interrogaci�n acertadamente acertado.

Cristo lo us� poderosamente. Pablo subi� al parapeto de sus grandes argumentos con tal bater�a. Los hombres del mundo lo entienden. Dem�stenes comenz� su discurso sobre la corona, Cicer�n su discurso contra Catilina y Lord Chatham sus discursos m�s famosos con una pregunta. El imperio de la ignorancia es mucho m�s vasto que el imperio del conocimiento que, despu�s de la m�s erudita y elaborada disquisici�n sobre cualquier tema de sociolog�a o teolog�a, el hombre m�s sencillo puede hacer una pregunta que dejar� sin palabras al m�s sabio.

Despu�s del asalto m�s profundo al cristianismo, el disc�pulo m�s humilde puede hacer una investigaci�n que silenciar�a a Voltaire. Llamados, como todos a veces, a defender nuestra santa religi�n, en lugar de un argumento que siempre puede responderse con un argumento, probemos el poder del interrogatorio. ( T. De Witt Talmage. )

Las "dulces influencias" de la vida

Mi texto llam� a Job y nos llama a considerar "las dulces influencias". Ponemos demasiado �nfasis en la acidez de la vida, en las irritaciones de la vida, en las desilusiones de la vida. Ammianus Marcellinus dijo que Caldea estaba, en la antig�edad, invadida por leones, pero muchos de ellos perdieron su poder porque los grandes pantanos produc�an muchos jejenes, que se met�an en los ojos de los leones, y los leones, para liberarse de los jejenes. , se arrancar�an los ojos con las garras y luego morir�an de hambre.

Y en nuestro tiempo, muchos leones han sido vencidos por un mosquito. Las peque�as y punzantes molestias de la vida nos impiden apreciar las dulces influencias. Y cu�ntos de estos �ltimos hay t Dulces influencias del hogar, dulces influencias de la esposa de la amistad, de nuestra santa religi�n. De todas las dulces influencias que alguna vez han bendecido la tierra, las que irradian de Cristo son las m�s dulces. ( T. De Witt Talmage. )

La influencia no puede ser reprimida

No corre el riesgo de sobrestimar su influencia sobre los dem�s. El verdadero peligro est� en la otra direcci�n. Influyes en los dem�s y moldeas sus caracteres y destinos para el tiempo y la eternidad mucho m�s extensamente de lo que imaginas. Toda la verdad en este asunto podr�a halagarlo; Sin duda, te sorprender�a si pudieras captarlo una vez en todas sus proporciones. Fue un comentario de Samuel J.

Mills que "Ning�n joven deber�a vivir en el siglo XIX sin hacer sentir su influencia en todo el mundo". Al principio pens� que parece un contrato muy pesado para cualquier joven. A medida que llegamos a comprender m�s claramente las leyes inmutables del universo moral de Dios, descubrimos que este cintur�n del globo por Su influencia es justo lo que hace todo ser responsable, con demasiada frecuencia, por desgracia, de manera inconsciente.

Hab�is visto el tel�fono, ese maravilloso instrumento que transmite con tanta precisi�n el sonido de la voz humana a tantos kil�metros. �Cu�n cierto es que todos estos maravillosos inventos modernos son s�lo d�biles reflejos de alguna ley grandiosa y eterna del universo moral de Dios! El gran tel�fono de Dios, lo digo con reverencia, est� en todas partes, llenando la tierra, el aire y el mar, y enviando alrededor del mundo con una precisi�n infalible, y para una bendici�n o una maldici�n, cada pensamiento de tu coraz�n, cada palabra que cae pensativamente o irreflexivamente de tus labios y de cada acto que haces. Es hora de que se despierte con la convicci�n de que, lo quiera o no, su influencia es mundial para bien o para mal. �Cuales? ( Peter Pounder. )

Gravitaci�n moral

es tan poderoso como la gravitaci�n material, y si, como mi texto ense�a, y la ciencia confirma, las Pl�yades, que est�n a 422,000 millas de nuestra tierra, influyen en la tierra, deber�amos estar impresionados con la forma en que podemos ser influenciados por otros que est�n muy atr�s. y c�mo podemos influir en otros en el futuro. Ese riachuelo entre los Alleghenies, tan delgado que uno cree que dif�cilmente encontrar� su camino por las rocas, se convierte en el poderoso Ohio que se adentra en el Mississippi y se adentra en el mar.

Esa palabra que pronuncies, esa acci�n que hagas, puede aumentar a medida que pasan los a�os, hasta que los r�os dejen de fluir y el oc�ano mismo se seque con la quema del mundo. Pablo, que estaba todo el tiempo diciendo cosas importantes, no dijo nada m�s sorprendentemente sugerente que cuando declar�: "Ninguno de nosotros vive ni muere para s� mismo". Palabras, pensamientos, acciones, tienen una eternidad de vuelo. As� como Job no pudo unir las dulces influencias de las Siete Estrellas, como fueron llamadas, tampoco nosotros podemos detener o desviar el bien proyectado hace mucho tiempo. Esas influencias comenzaron siglos antes de que nuestra cuna fuera sacudida, y reinar�n siglos despu�s de que se caven nuestras tumbas. Oh, es algo tremendo vivir. ( T. De Witt Talmage. )

Versículo 32

�Puedes guiar a Arturo con sus hijos?

El cuarto "cant"

Percibir lo que podemos hacer, por un lado, y lo que no podemos hacer, por el otro, es tener la clave del �xito. �Puedes? La pregunta que se repite con frecuencia es introspectiva. Hacia adentro a los pensamientos, hacia atr�s a la fuente. Es bueno agregar que la palabra "canst" recorre toda esta pen�ltima secci�n del Libro de Job. La palabra no est� ausente en los Cap�tulos anteriores; pero a medida que se acerca al final, esta y otras consultas afines, como "�Conoces?" "�Tienes?" etc.

, aparecen con una frecuencia cada vez mayor. Para decirlo un poco m�s claro, es Dios el que se revela a s� mismo, tanto en lo que puede y no puede ser o hacer, y luego lo lleva a encontrar descanso y refugio en otro hecho m�s grandioso: "S� que puedes hacer todo". ( Job 42:2 ). Nuestra Biblia abunda en pronombres: el �t�� de este vers�culo es una muestra.

�Oh! cielo lleno de estrellas, lleno de mensajes, lleno de Dios! me est�s hablando, y tus palabras me llegan al coraz�n. Desde cada rinc�n de ese mapa celestial, los heraldos de Dios proclaman Su Palabra. En lo alto de los cielos del norte, las Siete Estrellas, la m�s brillante de las cuales brilla Alcione, hablando en nombre del cielo del norte y del este, y considerada como el centro del sistema solar, le dice al hombre: "�Puedes unir las dulces influencias de las Pl�yades?" Luego, desde el cuarto sur, esa gran constelaci�n, rodeada por tres estrellas fijas, repite la propia pregunta de Dios: �T� puedes.

... perder las bandas de Ori�n? " El tercer "bote" es del Zod�aco, tal se cree que encontramos en el Mazzaroth de la cl�usula anterior del texto. As� nos dirigimos a, y mejor entendemos, la conexi�n del �ltimo de estos "botes". Arcturus es una constelaci�n que nos es familiar por igual bajo el nombre de "Plough" o "Charles's Wain". Job hace referencia a esto junto con los otros grupos en el cap�tulo noveno.

All� habla de Dios como el Creador de estas diversas luminarias, ahora que Dios le est� dando m�s instrucciones sobre el mismo asunto. Bien podemos preguntarnos el significado de las palabras "Arcturus con sus hijos". La mitolog�a da la respuesta. Arcturus recibe su nombre de Arcas. Arcas tuvo tres hijos. La constelaci�n conocida como la Osa Mayor, y con el estilo de la gloria del hemisferio norte, tiene una estrella en la parte de la cola llamada Arcturus, cuyo mismo nombre significa Cola de oso.

Se levanta en oto�o y es el precursor de la tempestad. Los hijos de Arcturus se colocan en el grupo como tres estrellas, algo similar al cintur�n de Ori�n. �Eres capaz de guiar? Eso es lo que pregunta este cuarto "no". Al hacerlo, nos recuerda las influencias reguladoras de la vida.

I. Las influencias reguladoras de la vida que afectan un deseo humano profundamente arraigado. Este �ltimo "lata" nos atrae incluso con m�s fuerza que cada uno o todos los otros tres. En algunos detalles los incluye, porque guiar es m�s o menos atar y desatar, controlar y restringir, mientras se gu�a y se impulsa. Pero incluso cuando no tenemos un gran deseo de contener las influencias que operan, o de soltar las que est�n aprisionadas y ponerlas en juego, tenemos el deseo de guiar, ordenar y dirigir las que ya est�n en acci�n y en el presente.

En su propio dominio, tal deseo es bastante leg�timo. De hecho, su ausencia ser�a una sorpresa y una decepci�n. �Tienes el poder rector? Estoy seguro de que quieres decir que s�. Estoy seguro de que tienes la esperanza de que, con la ayuda de la sabidur�a divina y el apoyo de la gracia divina, puedas abrirte camino en la vida, bien y sabiamente. Los amantes del cambio est�n siempre �ocupados ociosamente�, buscando reorganizar los planes de los dem�s y metiendo los dedos en todo lo que pueden.

Aqu� no tienen alcance. Arcturus y sus tres hijos han encontrado lugar, uso y movimiento en las siete luces del Arado; guiados por un Superior que t�, ellos pueden guiarte, pero t� no puedes guiarlos ni interferir con ellos. �No puedes guiar a Arturo, pero, alto privilegio! puedes guiarte a ti mismo, si, en primera instancia, te sometes a la sobre-gu�a, el dominio de Dios. �No est� en el hombre que camina ordenar sus pasos� ( Jeremias 10:23 ).

El Se�or de Arcturus es el Se�or de Su pueblo, el Gu�a de Sus siervos y tambi�n el gu�a de Sus estrellas. Dios nos ayuda para que podamos ayudarnos a nosotros mismos y para que podamos ayudar a los dem�s. �l despierta en nosotros esos poderes y facultades, aplastados y sofocados por el pecado. Entonces, �c�mo, a trav�s de �l, de qu� manera nos guiaremos? Entrenando a nosotros mismos y nuestros poderes. Est� "gobernando nuestro esp�ritu", "refrenando nuestra lengua", "mortificando nuestros deseos" (maldad), etc.

Todo esto culmina en el �nico pensamiento de autocontrol. �Puedes entonces guiarte a ti mismo y, al guiar, fortalecer y enriquecer de tal manera esa mejor individualidad que pueda convertirse en una estrella polar de influencia? Guiarme a m� mismo, pero no por objetivos estrechos que terminan en uno mismo. �Puedes guiar a Arturo y sus hijos? No. El mundo es tanto mejor que t� no puedes. �Puedes ayudar a alguna pobre familia de hijos de la tierra a ganar terreno o ganarse la vida? Si.

El mundo es peor si no lo haces. Pero si lo hace, si ayuda a un hermano a superar cualquier prueba o deber, o lo conduce a trav�s de las corrientes cruzadas de la tentaci�n, entonces no solo beneficia a los dem�s, sino que tambi�n satisface justa y plenamente ese anhelo altruista, as� que forjado como parte de nuestra naturaleza y herencia humanas.

II. Las influencias reguladoras de la vida vistas en su funcionamiento. Hemos notado el hecho de que las estrellas que no podemos guiar son, sin embargo, guiadas, siempre, r�pida y seguramente, silenciosamente y bien. Cada uno ocupa su lugar o sigue su camino. Requiere una gran habilidad y un sistema preciso para administrar nuestros ferrocarriles. �Qu� habilidad mucho mayor y un sistema m�s perfecto se requieren para guiar las constelaciones, para proteger y evitar toda la terrible colisi�n y combusti�n que de otro modo ocurrir�a! El hecho es uno, ll�melo Providencia, o que se lo conozca como la gigantesca maquinaria de la vida, o si se quiere, los equilibrios seculares, o haga una pausa en esta frase: el Pensamiento Eterno.

El pensamiento siempre vivo y vigoroso. El pensamiento que piensa en el esfuerzo, planifica, propone, dirige y ordena, hace y moldea el universo, cuenta y lleva las estrellas, crea y contin�a la vida del hombre, gobierna y regula guiando, gobernando y dirigiendo hacia su meta final: todo lo que es y todo lo que ser�.

III. Las influencias reguladoras de la vida que glorifican a Dios al redimir al hombre. Son cristoc�ntricos, Dios encarnado. �sta es la primera de una serie de explicaciones m�s claras: su primera traducci�n a la lengua materna del entendimiento humano y la necesidad del coraz�n. Todo lo anterior, y mucho, recibi� su valor de esta luz naciente; ya sea un ritual ornamentado o un or�culo inspirado, un bardo sagrado o un vidente m�stico.

Para economizar, y al mismo tiempo utilizar mejor nuestras palabras, digamos que la Vida Bendita fue el gran ant�doto y correctivo de todo pecado y ego�smo, de toda locura y mezquindad, toda distorsi�n y deshonra; mientras avanzaba y fomentaba, guiaba, regulaba, desarrollaba todo lo que val�a la pena ser, porque originalmente hab�a venido del Padre. La Cruz est� en el cielo, iluminada e iluminada. Iluminado por la clara luz plateada de las estrellas de la Providencia eterna, de esa Providencia su gama m�s completa, su alcance m�s lejano, su provisi�n m�s grande.

De la mente de Dios la concepci�n m�s alta y m�s profunda; del pensamiento de Dios la idea m�s sublime - esta es la lucha en la Cruz. Tambi�n est� la luz de la Cruz. Es la gu�a de los errantes. Nuestro prop�sito actual proh�be seguir rastreando en la obra de Resurrecci�n y posterior a la Resurrecci�n del Redentor las influencias omnipotentes y reguladoras, las etapas m�s avanzadas, a trav�s de las cuales la tierra avanza hacia esta luz cada vez mayor.

Poni�ndolo todo junto, esta es la conclusi�n del asunto. Es un gran trabajo guiar a Arturo, apoyar y suspender el "Carro de Carlos", regular y mantener el sistema sideral, atar, desatar o dar a luz uno o cualquiera de los cuerpos celestes; pero Dios ha realizado una obra mayor. La gran obra de Dios es esta: guiar nuestros pies por el camino de la paz ( Lucas 1:79 ). ( HB Aldridge. )

Versículo 35

�Puedes enviar rel�mpagos?

Telegraf�a espiritual

Los rel�mpagos no son cosa de ayer. Si Job conoc�a la filosof�a del rayo o los hechos de la ciencia, como se ense�a en los tiempos modernos; o si, cuando habl� de "enviar rel�mpagos", s�lo pronunci� una profec�a inconsciente de lo que se actualizar�a en el futuro, por supuesto que no podemos decirlo con certeza. Las grandes leyes y fuerzas de la naturaleza son los caballos del Todopoderoso. El grado de civilizaci�n y progreso alcanzado por cualquier pueblo o naci�n est� indicado exactamente por la medida en que el mero poder humano es complementado o reemplazado por estas grandes leyes y fuerzas en las industrias del pueblo.

Desde los d�as de Franklin, qu� maravilloso progreso se ha logrado en el estudio de la electricidad y c�mo se ha utilizado en beneficio del hombre. �Qu� maravillas ha obrado al aniquilar el tiempo y el espacio! Utilizar� estos m�todos de interacci�n humana en constante mejora para ilustrar el medio de comunicaci�n m�s perfecto entre la tierra y el cielo, un medio planeado y perfeccionado mediante la expiaci�n de Cristo.

En el Ed�n, el hombre no ten�a necesidad de enviar comunicaciones ni de dar a conocer peticiones a un Dios distante. La terrible cat�strofe de la Ca�da rompi� el v�nculo de armon�a entre el hombre y Dios; y por esta espantosa convulsi�n moral, la gravedad espiritual del hombre se desplaz� y se volvi� hacia el otro lado, y hacia alg�n centro infernal, terrible, desconocido, pesado hacia abajo. Dios ya no era un im�n para atraer, sino un Ser para repeler.

Entre ellos hab�a continentes de espacio moral y tristeza, sin poder ni deseo por parte del hombre de regresar, y todav�a no se hab�a anunciado ning�n medio de recuperaci�n. Se anunci� un medio de comunicaci�n en "La semilla de la mujer". �stos, como condici�n para acercarse a Dios, la sangre del Calvario comenz� a derramarse t�picamente, y los altares en llamas arrojaron su incienso hacia los cielos. Hacia abajo, a trav�s de la dispensaci�n patriarcal, los hombres mantuvieron relaciones sexuales con Dios a trav�s de la sangre del Salvador prometido t�picamente derramada en sus sacrificios.

Posteriormente se instituy� la econom�a de Mois�s, tiempo durante el cual los hombres mantuvieron relaciones sexuales con Dios por medio de sacerdotes divinamente designados. En el cumplimiento de los tiempos, Jes�s vino a abrir un camino nuevo y vivo al Padre �. Con una sola mano y solo, y frente a los m�s terribles desalientos, prosigui� y complet� la obra de tender esta gloriosa l�nea de intercomunicaci�n entre la tierra y el cielo.

Esta nueva l�nea no estuvo en perfecto estado de funcionamiento hasta el d�a de Pentecost�s. Jesucristo es el �nico medio a trav�s del cual el hombre ca�do puede acercarse y tener comuni�n con Dios. Este glorioso medio de intercambio es permanente y duradero, en cada fase pr�ctica de su funcionamiento. Ahora, despu�s de mil novecientos a�os de prueba, permanece tan perfecto y tan �til como siempre, igual a cada emergencia, la alegr�a del presente y la esperanza del futuro.

Es uno de los dispositivos espirituales m�s perfectos y maravillosos del universo moral de Dios. No hay retrasos ni decepciones, como suele suceder con el tel�grafo el�ctrico. El gran operador siempre est� en Su puesto, nunca est� demasiado ocupado para escuchar, nunca se confunde y siempre est� listo para responder a cada mensaje. ( T. Kelly. )

Utilizaci�n de la electricidad por el hombre

Si podemos. Se realiza miles de veces al d�a. Franklin, en Boston, enlaz� los rel�mpagos, y Morse les puso un poco de alambre, haci�ndolos girar de ciudad en ciudad, y Cyrus W. Field los arroj� al mar; y cada vez que el instrumento telegr�fico hace clic en Valentia, Heart's Content, Londres o Nueva York, los rel�mpagos del cielo exclaman en las palabras de mi texto: "�Aqu� estamos!" esperamos su oferta; escuchamos tu comando.

Qu� laborioso desde el d�a en que Tales, 600 a�os antes de Cristo, descubri� la electricidad por fricci�n frotando el �mbar; y Wimbler, en el siglo pasado, enviaron corrientes el�ctricas a lo largo de cables met�licos, hasta que en nuestros d�as, Faraday, Bain, Henry, Morse, Prescott y Orton, algunos de una manera y otros de otra, han ayudado los rel�mpagos del cielo vendr�an dando saltos, clamando: "�Aqu� estamos!" ( T. De Witt Talmage. ).

Información bibliográfica
Exell, Joseph S. "Comentario sobre "Job 38". El Ilustrador Bíblico. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tbi/job-38.html. 1905-1909. Nueva York.