Bible Commentaries
Proverbios 20

El Ilustrador BíblicoEl Ilustrador Bíblico

Versículo 1

El vino es un burlador, las bebidas alcoh�licas se enfurecen; y todo aquel que en ella se enga�a, no es sabio.

Los efectos malignos de la borrachera

I. Amortigua toda sensibilidad moral. �Y cu�l es la evidencia del propio borracho? Seg�n su propia declaraci�n, �son los principios de la virtud tan vigorosos en su coraz�n ahora como antes? �Es tan sensible al deleite de contemplar lo moralmente sublime, tanto conmocionado con los moralmente deformados, como tan afligido y disgustado con los depravados y licenciosos?

II. Da�a todas las facultades intelectuales.

III. Acelera la muerte.

IV. Implica miseria en las familias.

V. Termina en destrucci�n eterna ( 1 Corintios 6:10 ). ( El maestro cristiano semanal ) .

Bebida fuerte enga�osa

La caracter�stica de la bebida fuerte es el enga�o,

1. Se destruye una gran cantidad de alimentos preciosos para que las bebidas alcoh�licas se puedan extraer de la basura.

2. Las propiedades curativas y fortalecedoras de nuestras bebidas fuertes, que tanto se jactan, son en realidad casi nada.

3. La bebida alcoh�lica enga�a a la naci�n por la gran cantidad de ingresos que vierte en el tesoro p�blico.

4. En la medida en que la amistad humana depende, en cualquier caso, de estimulantes artificiales en el grado de su fervor, es una falsificaci�n sin valor.

5. Su principal enga�o radica en los avances silenciosos y furtivos que hace sobre el degustador desprevenido, seguidos, cuando los acercamientos secretos han sido llevados a cierto punto, por el resorte seguro y el agarre mortal del le�n furioso. ( W. Arnot, DD )

Travesura y locura de la borrachera

I. La travesura. Al pecador mismo. Se burla de �l, se burla de �l, le promete esa satisfacci�n que nunca podr� darle. Reflexionando sobre ello: rabia en su conciencia. Est� furioso en el cuerpo, poniendo los humores en un fermento. Fingiendo ser algo sociable, hace que los hombres no sean aptos para la sociedad, porque los hace abusivos con la lengua y ultrajantes en sus pasiones.

II. La locura. El que es enga�ado por ello, que se deja arrastrar por este pecado, cuando se le advierte tan claramente de las consecuencias del mismo, no es sabio: muestra que no tiene sentido ni consideraci�n correctos de las cosas; y no s�lo eso, sino que se vuelve incapaz de adquirir sabidur�a; porque es un pecado que enamora y acosa a los hombres y les quita el coraz�n. ( Matthew Henry. )

Abstinencia total

Se cuenta la siguiente historia del general Harrison, uno de los candidatos a la presidencia de los Estados Unidos, en relaci�n con una cena p�blica que se le ofreci� en una ocasi�n: �Al cierre de la cena uno de los caballeros bebi� su salud. El general prometi� su brindis bebiendo agua. Otro caballero ofreci� un brindis y dijo: "General, �no me favorece tomando una copa de vino?" El general, de una manera muy caballerosa, suplic� que le disculparan.

De nuevo se le inst� a unirse a una copa de vino. Esto fue demasiado. Se levant� de su asiento y dijo de la manera m�s digna: �Caballeros, me he negado dos veces a participar de la copa de vino. Espero que sea suficiente. Aunque presiones mucho sobre el asunto, ni una gota saldr� de mis labios. Tom� la determinaci�n cuando comenc� en la vida de evitar las bebidas alcoh�licas. Ese voto que nunca he roto. Soy uno de una clase de diecisiete j�venes que se graduaron juntos.

Los otros diecis�is miembros de mi clase llenan ahora las tumbas de los borrachos, y todos por el pernicioso h�bito de beber vino. Le debo toda mi salud, mi felicidad y mi prosperidad a esa resoluci�n. �Me instar�as a romperlo ahora? '"

Mejor hundirse que beber

Un cl�rigo se quej� al difunto sir Andrew Clark de sentirse abatido y deprimido, incapaz de afrontar su trabajo y tentado a depender de estimulantes. Sir Andrew vio que el puesto era peligroso y que era una crisis en la vida del hombre. Se ocup� del caso y prohibi� el recurso a estimulantes, cuando el paciente declar� que no estar�a a la altura de su trabajo y que estar�a listo para hundirse. "Entonces", dijo Sir Andrew, "h�ndete como un hombre".

Abstinencia favorable a la salud

El capital del trabajador es salud, no riqueza. No consiste en la propiedad de la tierra, sino en tendones y m�sculos; y si persiste en el uso de licores embriagantes, estos golpear�n la ra�z misma de su capital: una constituci�n f�sica s�lida. Una vez que se pierde, se vuelve inadecuado para el taller, porque ning�n maestro contratar� a un hombre que quiera capital. Luego tiene que ir a la enfermer�a o al asilo de pobres. ( J. Hunter. )

Agua la mejor bebida

�La mejor de todas las bebidas para el atleta�, dice el Dr. Richardson, �es el agua pura. Los atl�ticos animales inferiores (el caballo de carreras, el sabueso, el le�n, el leopardo) prosperan bien en el agua, porque sus cuerpos, como el nuestro, son motores de agua, como lo son los motores de vapor, y eso tambi�n, casi tan simple y llanamente. puramente."

Versículo 3

Es un honor para un hombre dejar de luchar.

La ley del honor

Las reglas de vida por las que los hombres se rigen por lo general son la ley del honor, la ley del pa�s y la ley de Dios. El objeto de las instituciones religiosas y la instrucci�n es mantener el �ltimo de ellos como la regla suprema y universal. Al hacer esto, a veces es necesario comparar los otros dos con �l, como est�ndares de deber y derecho. No debe haber oposici�n entre la ley del pa�s y el mandamiento de Dios, y no debe haber contradicci�n a ninguno de ellos en el sentimiento de honor.

La palabra "honor", en su idea original, significa respeto o alabanza. Es ese homenaje de buena opini�n, al que asiste un personaje considerado encomiable. Es la expresi�n externa del respeto que se concibe como merecido. El hombre de verdadero honor es el hombre de verdadero m�rito, el hombre que tiene este sentido del car�cter porque es consciente de que la integridad de su prop�sito y la rectitud de vida le otorgan un derecho al honor que siempre se le rinde a tal car�cter.

Su sentido del honor es el sentido del m�rito, m�s que el deseo de reputaci�n. Partiendo de este origen, parecer� que las ideas caracter�sticas comprendidas en el sentimiento de honor son el respeto por uno mismo y el respeto por los dem�s. Un hombre as�, valorando la dignidad de su naturaleza, que otros tienen en com�n con �l, se conduce hacia ellos como desea que otros lo hagan con �l, en el esp�ritu del mandato apost�lico: �Honrad a todos los hombres.

�l se cree menos deshonrado por su omisi�n por parte de ellos que por la suya propia. Est� m�s bien dispuesto a ceder ante los dem�s, de acuerdo con el otro mandamiento: "En honor, prefiri�ndose unos a otros". Cede, en este esp�ritu de respeto mutuo, algo a sus semejantes m�s all� de lo que cree necesario insistir en recibir. Es, pues, un esp�ritu generoso: siempre consulta los sentimientos de los dem�s; desea su felicidad; protege su reputaci�n; rehuye el mal hacia cualquiera como la primera deshonra; lucha por el derecho como el principal honor.

Tomado en este sentido, el sentimiento en cuesti�n es adecuado para el hombre, y parece haber sido dise�ado en la constituci�n como uno de los guardianes de su virtud. Cuando as� se alista en el lado de la derecha, se convierte en un instinto elevado, que incita a la rectitud espont�nea y provoca un retroceso intuitivo de todo lo que es indigno y bajo. No contradice ninguna ley humana y est� en armon�a con la ley de Dios.

Pero, al mismo tiempo, desde su �ntima conexi�n con lo personal en inter�s y sentimiento, est� muy expuesto a degenerar en un sentimiento falso y equivocado. Y as� ha sucedido, de hecho. Conect�ndose con las nociones de car�cter que prevalecen por casualidad en la comunidad, m�s que con el gobierno de la luz y de Dios, ha erigido una falsa norma de estimaci�n y ha encendido una luz que lleva por mal camino.

As�, el honor llega a tener la misma relaci�n con la virtud que la cortes�a con la bondad; es su representante; mantiene la forma y la pretensi�n cuando el director est� ausente; y, para todos los prop�sitos ordinarios del sistema social superficial del mundo, se considera tan bueno como lo que representa. Este, entonces, es el primer rasgo objetable en la ley mundial del honor como regla de vida; es enga�oso y superficial; es s�lo una apariencia y no una realidad.

Y a partir de ah� el descenso es natural y f�cil, hasta la siguiente mala calidad. Estableciendo el valor que hace sobre la apariencia, encuentra el objeto del derecho ganado al parecer tener raz�n; entonces la atrocidad del mal puede evitarse ocultando el mal. El hombre ha aprendido a actuar, no con miras a hacer lo correcto, sino con miras a la reputaci�n, a veces incluso con la apariencia de tener reputaci�n.

As�, parece que un hombre de honor mundano puede ser culpable de cierto grado de bajeza y crimen sin inconsistencia y sin remordimiento, si tiene la habilidad de evitar que se sepa. No es maravilloso que pronto se siga de esto que puede ser culpable de ciertos tipos de bajeza y crimen abiertamente, y sin embargo no perder su reputaci�n. Y tal es el hecho. Uno puede ser un jugador hasta cierto punto y, de hecho, arruinar a un amigo y llevarlo a la desesperaci�n, pero sin destituir su honor.

Puede que no tenga principios en sus gastos, de modo que los pobres a quienes emplee no puedan obtener de �l lo que les corresponde; puede deleitarse con el lujo, mientras defrauda a los mec�nicos y comerciantes de cuyo ingenio y trabajo vive, pero sin un juicio pol�tico de honor. Puede ser un libertino conocido, pisoteando los derechos y afectos m�s sagrados de su propio hogar; puede, mediante un proceso de enga�o y astucia deliberada y despiadada, hacer descender una humilde belleza a la deshonra y la miseria sin esperanza; puede ser, por un delito muy trivial, el asesino de su amigo; sin embargo, ni uno ni todos estos cr�menes, acompa�ados como est�n con lo que es mezquino y vil, le quita su pretensi�n de ser tratado como un hombre de honor. .

1. El esp�ritu del honor mundano se caracteriza, pues, evidentemente por el ego�smo. Su idea fundamental es una referencia a lo que el mundo pensar� de m�; mi reputaci�n, mi posici�n, �c�mo se ven afectados? �Qu� los asegurar� a los ojos del mundo? Todo debe dar paso a esta consideraci�n primordial. Debo asegurar mi propio buen nombre entre aquellos con quienes me muevo, pase lo que pase. �Es asombroso lo que se hace en consecuencia!

2. Se distingue igualmente por sus celos. El ego�smo siempre es celoso. No puede tener nada de confianza sincera y generosa en los dem�s. El hombre cuya regla de vida es referir todo a su relaci�n con su propia reputaci�n, sopesar todas las palabras y miradas de otros hombres con miras a descubrir si reconocen suficientemente sus pretensiones de consideraci�n, adquiere as� una sensibilidad de sentimiento irrazonable, nutre un esp�ritu inquieto de sospecha celosa, se molesta por causas leves y se ofende por inadvertencias insignificantes.

3. Por tanto celoso y vengativo, no es de extra�ar que el sistema en cuesti�n sea tambi�n desp�tico. Tales temperamentos son siempre as�. Gobierna con un dominio arbitrario, inexorable e intransigente. No permite vacilar, ceder ni apelar. El esclavo no est� meramente privado por completo de su derecho sobre sus propios miembros y trabajo, como tampoco el devoto del honor est� privado del derecho a su propio juicio en todas las cosas dentro de su �mbito.

Est� en manos de los ministros de honor y no le permiten retroceder. Debe seguir la regla que ha adoptado. Los terrores de la desgracia y la ruina le aguardan si retrocede. Y as�, con o sin voluntad, como una v�ctima del sacrificio, es sacado e inmolado en el altar en el que se enorgullec�a de adorar. �sta es la consumaci�n a la que conduce el sistema. El duelo es su tribunal y su lugar de ejecuci�n.

Worthy close of the progress we have described! It is fit that what began in meanness should issue in blood. The pulpit, beneath which so many young men sit while forming the characters by which they are to influence their country and their fellow-men during many future years of active and public life, would be false to its momentous trust if, at such a moment as this, it failed to lift its warning cry; if it did not attempt to disabuse their minds of the delusive fascination with which the reckless spirit of worldly honour is too often invested.

Los pasillos del saber, donde la filosof�a ense�a y la ciencia pronuncia la verdad, y el cristianismo comunica la ley de la hermandad y el amor, ser�an indignos de su elevado lugar si no resonaran con la proclamaci�n de que todos esos grandes e inmortales intereses denuncian y aborrecen la ley. impostor enmascarado que, bajo el nombre del honor, abre a los j�venes aspirantes el camino del pecado y la muerte. Y por eso es que he buscado arrancar su disfraz y exponer su deformidad; por tanto, es que yo pondr�a en su lugar el verdadero honor, fundado en el derecho - ejercido en el respeto por uno mismo y el respeto por todos - fiel a todas las confianzas por igual - temiendo solo a Dios. Que los futuros hombres de nuestro pa�s escuchen y lo hagan suyo. ( H. Ware, DD )

Versículo 4

El perezoso no arar� a causa del fr�o; por tanto, mendigar� en la siega, y no tendr� nada.

El presente y el futuro

El presente est� �ntimamente relacionado con el futuro; y el futuro reflejar� fielmente el personaje. He aqu� un principio de cuya operaci�n nadie puede escapar. La vida tiene la misma relaci�n con la eternidad que el tiempo de arar con la cosecha. Si esta vida se gasta en el descuido del alma, habr� pobreza eterna.

I. El tiempo de labranza de la vida o el per�odo de preparaci�n.

1. Tenga en cuenta que la vida es el tiempo de la siembra y se reconoce y se ense�a universalmente. El armero conoce el momento de preparar el suelo y es �l mismo responsable si no lo mejora.

2. El tiempo de arado es corto, no demasiado largo si se emplea bien; las estaciones se suceden r�pidamente. Cuan corta es la vida

(1) Comparativamente. Cincuenta, sesenta, setenta a�os, �a qu� se debe mirar atr�s?

(2) De hecho, en innumerables casos.

(3) Posiblemente en su caso, �cu�n incierto es el momento de la muerte!

3. Aunque es corto, es lo suficientemente largo. La vida es corta; no hay tiempo que perder, pero a cada uno se le da espacio para el arrepentimiento.

4. A diferencia del agricultor, que puede perder una cosecha pero asegurar la siguiente, nuestra oportunidad una vez perdida nunca regresa.

II. Las insignificantes razones asignadas como excusa para la negligencia. "El perezoso no ara a causa del fr�o". Es palpablemente irreal, la verdadera raz�n no se ha confesado; pero se encuentra en el hecho de que el hombre es un perezoso, no ama su trabajo. ( D. Thomas, DD )

El perezoso en la cosecha

Este dicho inculca la lecci�n de que los hombres deben aprovechar diligentemente la oportunidad mientras es suya. El perezoso es una de las aversiones favoritas del Libro de Proverbios. El texto contiene principios que son verdaderos en las regiones m�s elevadas de la vida humana. La religi�n reconoce los mismos principios pr�cticos de sentido com�n que hacen los negocios diarios.

I. Los principios que se cristalizan en este pintoresco dicho.

1. La conducta presente determina las condiciones futuras. La vida es una serie de �pocas, cada una de las cuales tiene su trabajo destinado, y hecho eso, todo est� bien; y si se deja sin hacer, todo est� mal. Lo que hace un hombre, y lo que es, determina c�mo le va. El acto m�s trivial tiene una influencia en todo lo que viene despu�s y puede desviar todo el curso de un hombre por caminos completamente diferentes. A cada uno de nosotros nos llegan momentos supremos de nuestra vida.

Y si en todos los momentos subordinados e insignificantes no nos hemos estado preparando para ellos, sino que hemos estado alimentando disposiciones y adquiriendo h�bitos, el momento supremo pasa de largo y no ganamos nada con �l. El significado m�stico de las trivialidades de la vida es que en ellas creamos en gran medida el destino y que en ellas creamos �ntegramente el car�cter.

2. El camino f�cil es generalmente el camino equivocado. Siempre hay obst�culos en el camino hacia la vida noble. La abnegaci�n y el r�gido autocontrol, en sus dos formas, de tapar los o�dos a las atracciones de los placeres inferiores y de encontrar alegremente las dificultades, es una condici�n indispensable de cualquier vida que, al final, d� una cosecha que valga la pena. reuni�n. No se hace nada que valga la pena, sino a costa de la dificultad y el esfuerzo.

3. La temporada pasada se ha ido para siempre. El Opportunity se queda calvo por detr�s y debe ser agarrado por el copete. La vida est� llena de tr�gicos acontecimientos.

II. Destella los rayos de estos principios sobre uno o dos sujetos.

1. En los negocios, no conf�e en ninguna forma de salir adelante por medio de evasiones, especulaciones, favores o cualquier otra cosa que no sea un trabajo duro.

2. En sus intelectos. Tome conciencia de aprovechar al m�ximo su cerebro.

3. En la formaci�n del car�cter. Nada te llegar� noble, grande, elevado en esa direcci�n a menos que lo busques y lo busques con esfuerzo. No os dej�is moldear por accidente, por circunstancia. Pueden edificarse en formas de belleza con la ayuda de la gracia de Dios.

4. Que estos principios aplicados a la religi�n nos ense�en la sabidur�a y la necesidad de comenzar la vida cristiana en el momento m�s temprano. Todav�a hay un pensamiento solemne que considerar. Esta vida, en su conjunto, es para la vida futura como el tiempo de arar es para la siega. ( A. Maclaren, DD )

Un mendigo en la cosecha

Ninguna vida es realmente secular. La santificaci�n de nuestro trabajo por el pan que perece es uno de los prop�sitos de nuestra santa religi�n. Los principios establecidos en este texto en relaci�n con los asuntos terrenales tambi�n tienen su aplicaci�n a la vida espiritual.

1. La cooperaci�n humana es necesaria en los inicios de la vida religiosa. Dios no salva a los hombres por regla general mediante movimientos repentinos de su Esp�ritu sobre sus almas sin su cooperaci�n con �l. El arado espiritual consiste en un autoexamen a la luz de la Palabra de Dios, seguido de la autocondena, la confesi�n y la renuncia al pecado y los dem�s ejercicios de arrepentimiento.

2. La cooperaci�n humana en la vida divina es necesaria desde el comienzo del arrepentimiento hasta el trono de gloria.

3. El texto ense�a no solo la necesidad de diligencia, sino tambi�n de valent�a. El perezoso ten�a miedo del fr�o.

4. El arado debe realizarse en la temporada adecuada. La juventud es el mejor momento para el arado espiritual. ( GA Bennetts, BA )

El perezoso del alma

Las palabras "perezoso" y "perezoso" son la misma derivaci�n. Hablamos de aguas lentas, estancadas, cubiertas de verde, enfermedades reproductivas y muerte. �Qu� contraste con una fuente de agua clara y con gas, bailando a la luz del sol, dando vida a todo lo que toca! La cosecha del alma es en la eternidad. �Por qu� el pecador descuida la preparaci�n para esta cosecha? Veamos algunas de sus razones.

1. Dice que su coraz�n est� "fr�o"; no tiene el sentimiento adecuado. �l olvida&mdash

(1) Ese deber es una deuda. El contribuyente no espera a sentir antes de pagar la tasaci�n.

(2) Trabajar en el cumplimiento del deber trae sentimiento, calidez. La fricci�n genera calor. Si te falta sentimiento, busca alg�n deber desagradable y cumple con �l.

2. El pecador insta: �La Iglesia es 'fr�a'�. Dice: �Nadie me habla de mi alma�. �Espera el viajero en la estaci�n de tren a que el tren arranque y cierre la taquilla porque �nadie le habla�? Es un razonamiento fr�volo que, debido a que los miembros de la Iglesia no cumplen con su deber, yo tengo derecho a fallar en el m�o.

3. Incluso los impenitentes afirman que Dios es "fr�o", indiferente a su salvaci�n. Esperan hasta que �l est� listo, hasta que se mueva sobre sus corazones.

Observar&mdash

1. Las razones alegadas por los impenitentes no son m�s que pretextos superficiales para ocultar su aversi�n. El hombre no quiso arar porque era un perezoso.

2. �Por tanto�, dice el texto, �mendigar�. La mendicidad es el efecto de una causa suficiente. La muerte eterna no es el resultado de un accidente.

3. Los que mendigan en la cosecha mendigar�n en vano, "y no tendr�n nada". La oraci�n de Dives no fue respondida. ( PS Davis. )

Buenos efectos del trabajo honesto y serio

I. Mucho. No debemos pensar que la diligencia es solo manual; tambi�n es mental. Implica pensamiento, previsi�n, planificaci�n, organizaci�n. La regla general es que quienes trabajan obtienen las cosas necesarias para esta vida, al menos en suficiencia.

II. Poder. Es la industria, m�s que el genio, lo que nos recomienda ante nuestros semejantes y nos lleva a posiciones de influencia y poder.

III. Valor personal. Es la diligencia, la capacidad de esforzarse, lo que le da a un hombre su valor real, haci�ndolo compacto, fuerte y �til. Los dones m�s grandes son de poco valor, a menos que exista la garant�a de su empleo consciente e inteligente. ( RF Horton, DD )

Deber sacrificado a la conveniencia

Hay dos poderes que constantemente ejercen sus derechos sobre los hombres: el deber y la conveniencia. Estos dos generalmente entran en colisi�n aqu�. El sacrificio del deber por la conveniencia es un mal inmenso, porque:

I. Implica un sacrificio de la temporada de cultivo. Sluggard descuida el tiempo de la siembra. Es as� con los hombres que posponen su d�a de decisi�n religiosa. Toda su vida terrenal est� destinada a ser una temporada de cultivo. Pero una gran parte de la temporada de cultivo ya pas�. El residuo de su tiempo es muy corto y muy incierto.

II. Porque implica un desconocimiento de las instalaciones existentes. El perezoso ten�a todo lo necesario para cultivar su tierra. Hizo caso omiso de todo, porque hac�a bastante fr�o. Es as� con aquellos que est�n posponiendo la religi�n.

III. Porque implica la decadencia de la calificaci�n individual para el trabajo. La calificaci�n para cualquier trabajo consiste en una determinaci�n resuelta y una suficiencia de energ�a ejecutiva. Mientras el perezoso esperaba, estas dos cosas iban disminuyendo.

IV. Porque implica la p�rdida de un gran disfrute personal. Perder�a el gozo que surge de las nuevas adquisiciones del poder viril; de la conciencia de haber cumplido con su deber; la libertad de participar en cualquier otro asunto; perspectiva de recompensa.

V. Porque implica la certeza de la ruina final. Indigencia. Degradaci�n. La miseria de estos aumentada por su ser.

1. Auto-creado.

2. Sin compasi�n.

3. Irrecuperable. La indolencia f�sica trae la ruina f�sica, la indolencia moral la ruina moral. ( Homilista )

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Versículo 5

El consejo en el coraz�n del hombre es como agua profunda; pero el hombre entendido lo sacar�.

Adquirir sabidur�a de los sabios:

I. La sabidur�a para el hombre es algo muy valioso.

1. Mejora la esfera de su ser.

2. Mejora el poder de su ser.

II. Los hombres cuerdos son favorecidos con m�s sabidur�a que otros. La diferencia en la cantidad de inteligencia de los hombres surge de la diferencia en sus capacidades, inclinaciones y oportunidades de mejoramiento mental.

III. Aquellos que tienen m�s sabidur�a son generalmente los m�s reservados. Donde el conocimiento habita en grandes cantidades, no es como el agua en la superficie a la que se puede acceder f�cilmente; es m�s bien como el agua que yace a brazas bajo la tierra, clara, hermosa y refrescante, a la que s�lo se llega con la bomba, o con el molinete y el balde. Hay que alargarlo.

IV. Como consecuencia de esta reserva de los m�s sabios, se requiere sagacidad en los dem�s para sacarla adelante. Incluso el mismo Cristo sinti� que no pod�a revelar lo que hab�a en �l, debido a la ignorancia y el prejuicio de su auditorio. ( D. Thomas, DD )

Versículo 6

La mayor�a de los hombres proclamar�n cada uno su propia bondad; pero un hombre fiel, �qui�n lo encontrar�?

Sobre la bondad y la fidelidad

I. �Qu� debemos entender por "bondad" y "hombre fiel"? - La bondad a menudo significa la totalidad de un temperamento virtuoso o religioso. En las Escrituras, a veces se limita a los buenos afectos y la expresi�n adecuada de ellos en nuestra conducta. La bondad aqu� es bondad; y un �hombre fiel� es aquel que es sincero y firme en la bondad, que realmente siente afectos ben�volos, y es uniforme y constante en el ejercicio pr�ctico de los mismos.

1. Es �fiel en la bondad�, cuya conducta general es bondadosa y ben�fica. Es afable y cort�s en su conversaci�n ordinaria, y nunca sin necesidad dice deliberadamente aquello que puede herir u ofender. No niega su generosidad hasta que se la arrebata por importunidad. Sus oficios amistosos alcanzan las necesidades espirituales de los hombres.

2. Es �fiel en la bondad� cuya bondad fluye de un principio interior, sincero y religioso. La bondad suficientemente difusa en sus objetos y ejercicios s�lo puede ser fruto del Esp�ritu de Dios.

3. El hombre �fiel en la bondad� es firme, constante y perseverante en hacer el bien. Los servicios importantes para los dem�s a menudo requieren mucha diligencia, abnegaci�n y desinter�s. Lo hace bien, sin esperar nada m�s.

II. �Qu� se sugiere cuando se dice: "Un hombre fiel, que puede encontrar"?

1. Nos recuerda que este es un personaje que no se encuentra entre los pecadores inconversos.

2. La fidelidad en la bondad es poco com�n.

3. La fidelidad en la bondad en sentido estricto, y en plena perfecci�n, no es el car�cter de los mejores santos de este lado de la tumba.

III. La m�xima de Salom�n, que "la mayor�a de los hombres proclamar�n cada uno su propia bondad". Los hombres tienden a disfrazar su verdadero car�cter bajo una m�scara enga�osa y profesan sentimientos y afectos a los que sus corazones son completamente extra�os. Hay algunos que, al proclamar su propia bondad, no pueden ser acusados ??de grave hipocres�a. Se enga�an a s� mismos. Que cada uno persiga la fidelidad en la bondad, a la que se opone toda falsa demostraci�n de ella. ( John Erskine, DD )

Autoaplausos y autocongruencia

I. Lo com�n del autoaplauso. V�alo en las naciones; en iglesias. Contin�e con el tema de manera m�s personal.

1. Lo profano. Estos dicen que tienen buenas intenciones; sus corazones son buenos; son liberales, etc.

2. Los fariseos. �Qu� intentos hacen para recomendarse a los dem�s!

3. Los ortodoxos. Aquellos que se enorgullecen de su ortodoxia.

4. Los piadosos. Estos a menudo son culpables en cierta medida.

II. La rareza de la autoconsistencia. Un hombre fiel

1. En sus preocupaciones civiles.

2. En sus amistades.

3. A sus fideicomisos.

4. A sus convicciones.

5. A sus profesiones religiosas.

Ya se ha dicho suficiente

(1) Hacer que los cristianos se sientan agradecidos porque no est�n bajo la ley, sino bajo la gracia.

(2) Para inducirnos a ser t�midos y humildes.

(3) Y buscar la influencia de la gracia divina. ( W. Jay. )

Auto-elogio sutil

algunos ,tan vanidosos y ambiciosos de elogio y elogio, sabiendo que todo lo que tiene la naturaleza de la ostentaci�n es sumamente impopular, se dedic� a su objetivo con mayor arte. Idean formas de dar a conocer sus m�ritos a fin de evitar el defecto de la ostentaci�n de s� mismos. En compa��a, elogian a los dem�s por las cualidades que se conciben especialmente para poseer, o por la realizaci�n de acciones que ellos mismos son suficientemente bien conocidos por haber realizado; y convierten la conversaci�n con destreza en esa direcci�n; o encuentran faltas en los dem�s por la falta del bien por el que est�n deseosos de recibir elogios; o se lamentan de sus propias deficiencias y fracasos en los mismos puntos en los que conciben que radica su excelencia, para dar a otros la oportunidad de contradecirlos; o, si han hecho algo que consideran particularmente generoso y digno de elogio, presentan alg�n caso similar, y traen, como aparentemente incidental, la situaci�n de la persona o la familia que ha sido objeto de su generosidad. De alguna manera, se las arreglan para meterse en s� mismos y en su bondad. (R. Wardlaw, DD )

Un vicio prevaleciente y una rara virtud

I. Un vicio prevaleciente. "La mayor�a de los hombres proclamar�n cada uno su propia bondad". Engreimiento: hombres que hacen alarde de sus m�ritos imaginarios. Se ve en el mundo religioso, en la forma en que ciertos hombres obtienen sus suscripciones a trompeta en informes, y sus obras de caridad estampadas en revistas. Se ve en el mundo pol�tico.

1. Este vicio es un obst�culo para la superaci�n personal. El hombre que se enorgullece de su propia inteligencia nunca obtendr� conocimiento; quien se regocija en su propia virtud nunca avanzar� en la bondad genuina. La vanidad es, en cierto sentido, fruto de la ignorancia.

2. Este vicio es socialmente ofensivo. Nada es m�s ofensivo en la sociedad que la vanidad.

3. Este vicio se opone esencialmente al cristianismo. �Qu� dice Paul? �Porque digo, por la gracia que me ha sido dada, a todo hombre que est� entre vosotros, que no se considere a s� mismo m�s alto de lo que deber�a pensar; sino pensar con sobriedad, como Dios ha repartido a cada uno la medida de la fe �. �Qu� dice Cristo? "No sepa tu mano izquierda lo que hace tu mano derecha".

II. Una rara virtud. "Pero un hombre fiel, �qui�n puede encontrar?" �Qu� es la fidelidad? El hombre que en este vers�culo es llamado fiel es representado en el siguiente como justo, "andando en su integridad". Cada uno de los tres t�rminos representa lo mismo.

1. Pr�cticamente fiel a nuestras propias convicciones. Nunca actuar sin ellos o en contra de ellos.

2. Pr�cticamente fiel a nuestras propias profesiones. Nunca romper promesas, desviarse de compromisos. Ahora bien, esta es una virtud rara. ( D. Thomas, DD )

Auto-laudaci�n

Magnifica y multiplica las cosas. Fuerte era la mentira que dec�a esa campana, colgada en una casa de reloj en Westminster, y generalmente sonaba en la coronaci�n y funeral de los pr�ncipes, con esta inscripci�n al respecto:

"King Edward me hizo,

Treinta mil tres

B�jame y p�same

Y m�s me encontrar�s ".

Pero cuando se quit� esta campana en el d�a de la condenaci�n de las abad�as, se descubri� que esta y otras dos no pesaban veinte mil. Muchos cuentos de fama se reducen en consecuencia. ( W. Fuller. )

Versículo 7

Sus hijos son bendecidos despu�s de �l.

El legado del hombre justo

1. La ansiedad por nuestra familia es natural, pero seremos sabios si la convertimos en preocupaci�n por nuestro propio car�cter. Si caminamos ante el Se�or con integridad, haremos m�s por bendecir a nuestros descendientes que si les leg�ramos grandes propiedades. La vida santa de un padre es un rico legado para sus hijos.

(1) . El hombre recto deja a sus herederos su ejemplo, y �ste en s� mismo ser� una mina de verdadera riqueza. �Cu�ntos hombres pueden atribuir su �xito en la vida al ejemplo de sus padres!

(2) Les deja tambi�n su reputaci�n. Los hombres piensan mucho mejor de nosotros como hijos de un hombre en quien se puede confiar, los sucesores de un comerciante de excelente reputaci�n. �Oh, que todos los j�venes estuvieran ansiosos por mantener el apellido!

(3) Sobre todo, deja a sus hijos sus oraciones y la bendici�n de un Dios que escucha las oraciones, y estos hacen una descendencia para ser favorecida entre los hijos de los hombres. Dios los salvar� incluso despu�s de que estemos muertos. �Ojal� se salvaran de una vez!

2. Nuestra integridad puede ser el medio de Dios para salvar a nuestros hijos e hijas. Si ven la verdad de nuestra religi�n probada por nuestras vidas, es posible que crean en Jes�s por s� mismos. �Se�or, cumple esta palabra a mi casa! ( CH Spurgeon. )

Versículo 9

�Qui�n puede decir: He limpiado mi coraz�n? �Soy puro de mi pecado?

Pureza de corazon

I. �Qui�n puede decir que he limpiado mi coraz�n? Leemos de algunos que tienen las manos limpias, lo que implica una abstinencia de los pecados externos. Un coraz�n limpio implica m�s que esto; se relaciona con el temperamento y la disposici�n internos, con el prejuicio de la voluntad y las diversas operaciones de los afectos, como espirituales y aceptables a los ojos de Dios.

1. La pureza de coraz�n es muy deseable.

2. Es obra del Esp�ritu solo impartirlo.

3. Hay tanto orgullo moralista y vanidad en el hombre que muchos tienden a pensar que han limpiado su coraz�n.

II. �Qui�n puede decir, soy puro de mi pecado? Ser puro del pecado es similar a estar en un estado de perfecci�n sin pecado. Nadie disfrut� jam�s de esto en la vida presente, excepto s�lo Aquel que "no conoci� pecado".

1. �Qui�n puede decir que nunca fueron contaminados con el pecado original, o que ahora est�n libres de esa contaminaci�n?

2. �Qui�n puede decir que est� limpio de los pecados internos, los males del coraz�n?

3. �Qui�n puede decir que est� completamente libre de maldad pr�ctica en la vida y en la conversaci�n?

4. �Qui�n puede decir que est� libre de todo pecado que lo acosa, o que no est� contaminado con ninguno de esos males a los que est� m�s especialmente expuesto por h�bitos constitucionales, o por su ocupaci�n o conexiones inmediatas? Como nadie puede decir con verdad que es puro de su pecado, �qu� raz�n tiene el mejor de los hombres para humillarse ante Dios! ( B. Beddome, MA )

El deber de la mortificaci�n

La prueba y el examen de nuestros corazones y caminos en referencia a Dios es un deber que, aunque duro y dif�cil, es sumamente �til y beneficioso para nosotros.

I. El deber de mortificaci�n. La limpieza de nuestros corazones, para ser puros del pecado.

1. La naturaleza de la acci�n. Limpieza. Una palabra que implica alg�n cambio y alteraci�n que se har� en nosotros. Lo que se purga antes era impuro. Dios es puro; los santos son purificados y purificados. Esto nos muestra la naturaleza del pecado: es una cuesti�n de inmundicia. La inmundicia es una cualidad degradante; una cualidad repugnante; algo odioso en s� mismo y para s� mismo. La limpieza muestra la virtud soberana de la gracia y el arrepentimiento.

Es una virtud purificadora. Tiene el poder de limpiarnos de las contaminaciones del pecado. Se compara con el agua limpia, que lava la suciedad. A un viento que, al pasar, limpia. A un fuego que consume escoria y corrupci�n.

2. La propiedad del agente. El texto nos convierte en agentes de esta gran obra. El pecado se limpia en nuestra justificaci�n, cuando es perdonado y perdonado. El acto de perdonar es solo de Dios. El pecado se limpia mediante la mortificaci�n, la regeneraci�n y la conversi�n. El progreso de estos actos Dios obra en nosotros y por nosotros. Su Esp�ritu nos capacita para llevar adelante esta obra que �l comienza con gracia y para limpiarnos.

3. La circunstancia del tiempo. "Me he limpiado". La mortificaci�n es un trabajo de larga duraci�n; requiere progreso y perseverancia.

II. El objeto sobre el que se debe trabajar. "El coraz�n." Todo el hombre debe ser purificado, pero primero y especialmente el coraz�n. El coraz�n es la fuente y el origen de donde fluyen y fluyen todas las dem�s impurezas. El coraz�n es el escondite al que se dirige el pecado. El coraz�n es el asiento y la residencia apropiados del pecado.

III. La medida o grado de mortificaci�n. "Soy puro de mi pecado". Este es el gran objetivo que un cristiano debe fijarse a s� mismo: avanzar hacia la perfecci�n. El texto pone nuestro pecado a nuestras puertas, por lo que nos concierne librarnos de �l. El pecado es el fruto de nuestra voluntad. Existe el pecado de inclinaci�n innata y natural; el pecado al que nos dispone nuestra �poca particular: la infancia es ociosa, la juventud desenfrenada, la edad codiciosa; los pecados de nuestra vocaci�n y vocaci�n: toda vocaci�n tiene sus tentaciones especiales.

IV. La dificultad de la mortificaci�n. Esta pregunta, "�Qui�n?" no est� destinado a todo tipo de pecadores. No se propone al hombre profano, al hombre extremadamente ignorante o al hombre negligente y descuidado. La cuesti�n llega a los mejores hombres, a los que han progresado bien en esta obra de limpieza y mortificaci�n, que, sin embargo, est�n condenados por su propia conciencia; que todav�a tienen levadura para purgar; encontrar algunos pecados de la subrepticia se infiltrar� en ellos.

En cuanto a la pregunta en s�. Dice as�: "�Qui�n puede decirlo?" No "�Qui�n dice?" o "�Qui�n dir�?" o "�Qui�n se atreve a decir?" Podemos resolver con seguridad la cuesti�n en una afirmaci�n perentoria y concluir que ning�n hombre est� libre de pecado. El cristiano sincero puede decir: "Por la gracia he quebrantado la fuerza y ??el dominio del pecado". ( Bp. Brownrigg. )

Versículo 10

Diversos pesos y medidas de los buceadores; ambos son igualmente abominables para el Se�or.

Vendedor de advertencias

I. La deshonestidad en el comercio tiene diversas formas. �Buceadores pesos y buceadores medidas. .. y un falso equilibrio ".

II. La deshonestidad en el comercio es ofensiva para Dios.

1. �l conoce la deshonestidad: Su ojo est� en nuestras transacciones comerciales, y ning�n nombre o pretensi�n, por plausible que sea, puede enga�arlo.

2. �l aborrece la deshonestidad. Es "una abominaci�n al Se�or".

III. La deshonestidad en el comercio es una gran locura y pecado. Esta parece ser la idea de la �ltima cl�usula de Proverbios 20:23 : "Un equilibrio falso no es bueno". El hombre deshonesto para ganar sacrificios

1. Cuanto mayor es el menor.

2. Lo espiritual por lo material.

3. Lo eterno y permanente para lo temporal e incierto.

4. Lo Divino para los mundanos. La deshonestidad es una absoluta locura; el que gana con el fraude es un gran perdedor.

Conclusi�n:

1. Hacer negocios seg�n la regla establecida por nuestro Se�or ( Mateo 7:12 ).

2. Haga negocios como a la vista de Dios. ( W. Jones. )

Medidas y pesos cortos

Todos los pesos en libras no extraen 16 onzas. Cada vara no mide 36 pulgadas de largo. Hay multitud de cosas de poco peso, y no pocas de poco peso. Si todos los hombres fueran pesados ??y medidos, algunos de nosotros necesitar�amos ser colocados bajo palos cortos, o necesitar�amos un gran "peso de fabricaci�n" para llevarnos al nivel correcto. Adem�s de los hombres, hay cosas que no est�n del todo completas. Muchas de las cosas que se venden y usan en Manchester, puede depender de ello, ser�an de �medida corta�, especialmente si se las compara con las normas que los oficiales de impuestos tienen la costumbre de llevar consigo.

He conocido a muchos hombres que pesar�an 14 libras, pero si intentas sopesar su sentido com�n, no llegar�an a las 14 onzas. Hay cientos de hombres cuyos sastres pueden decirle cu�nta tela se necesitar�a para cubrirlos; sus zapateros podr�an decirle que sus pies med�an 9, 10 u 11 pulgadas de largo; pero si trataras de medir todas sus buenas obras - obras de bondad hechas en casa - acciones de simpat�a hacia los pobres - actos de amor y misericordia como los �ngeles se deleitan en ver, y Dios sonr�e - podr�as hazlo con un palillo de 35 pulgadas.

Y la desgracia es que estas personas son siempre las que hablan mucho. Hablar hace poco trabajo. Hablar, menos hacer, es menos peso. Pero hay algunos hombres que pesan demasiado. Cuando era ni�o sol�a ver que se vend�a mantequilla que se llamaba "peso largo". Bueno, �qu� fue eso? Dieciocho onzas por libra. He conocido hombres a m�s de 18 onzas por libra. Si son trabajadores, pueden hacer el doble que los dem�s al mismo tiempo.

Si les hablas de sus esposas, no existen tales mujeres en el mundo. Sus hijos son modelos perfectos; sus caballos son mejores que sus vecinos; y si salen a comprar bienes, siempre pueden obtener m�s por su dinero que cualquier otra persona, a menudo, de hecho, por un valor de veinticinco centavos para su soberano. Pero ac�rquese un poco m�s a ellos, y encontrar� que el trabajo que hacen necesita ser repetido; en cuanto a sus hijos, son rebeldes e insolentes; mientras que los negocios que hacen no lo son en absoluto.

Ahora quiero mirar m�s particularmente a los hombres de "peso bajo". (Belsasar instancia.) �Orgullo? �Puede un hombre orgulloso tener poco peso? �M�ralo, qu� grande es! �Ah! puedes medir el orgullo de algunas personas y obtendr�s 37 pulgadas en el patio. Se necesitan 24 yardas de seda para cubrir el orgullo de algunas mujeres, y se necesitar�n 24 meses para pagarlo. Belsasar no fue la �nica persona orgullosa que ha conocido el mundo. Me temo que el orgullo existe tanto en estos d�as como en aquellos. ( Charles Leach. )

Pesos y medidas de los buceadores

Los estafadores comerciales no son llamados muy respetables en las Escrituras, sean lo que sean en la sociedad. Los defensores de los trucos comerciales dicen que la verdadera culpa est� en el consumidor, que tendr� un art�culo barato. Por lo cual, toda la acusaci�n de adulteraci�n y de la maldad de vender estambre y seda por seda, de mala calidad por pa�o y jugo de endrina por vino de vid, se considera nada. La regla de Cicer�n es v�lida hoy, de que todo debe ser revelado, para que un comprador no ignore nada que el vendedor sepa.

Pero pocas personas tienen tiempo libre para investigar la calidad y cantidad reales de sus compras. S�lo es necesario, observa el Sr. Emerson, hacer algunas preguntas sobre el progreso de los art�culos de comercio desde los campos donde crecieron hasta nuestras casas, para tomar conciencia de que �comemos y bebemos, y usamos perjurio y fraude en un centenar de productos b�sicos ". Los cr�ticos cristianos han admirado en Mahoma el vigor y el �nfasis con el que inculc� una noble sinceridad y justicia al tratar.

"El que vende una cosa defectuosa, ocultando su defecto, provocar� la ira de Dios y las maldiciones de los �ngeles". Cada �poca tiene sus infractores reconocidos de este tipo, desde los d�as de Salom�n en adelante. Aparentemente, estaba reservado para nuestra propia �poca el merecer plenamente la mala eminencia de alcanzar tal grado de refinamiento �en el arte de la falsificaci�n de sustancias elementales�, que los mismos art�culos que se usan para adulterar son adulterados ellos mismos. ( F. Jacox, BA )

Versículo 11

Incluso un ni�o es conocido por sus obras, si su trabajo es puro y si es correcto.

Responsabilidad de un ni�o

La Biblia recupera verdades perdidas, as� como almas perdidas. La recuperaci�n de la verdad perdida es un medio de restaurar las almas perdidas. Es como gu�a en el desierto, como alimento en el hambre, como luz en las tinieblas: es la restauraci�n de lo �til y esencial. La verdad de este pasaje es una verdad perdida. Que los seres humanos sean responsables desde el principio y asuman pronto un car�cter decidido, es evidente para la reflexi�n y la observaci�n. Aparte de la ense�anza de las Escrituras, es una verdad perdida que "un ni�o es conocido por sus obras". "Ni�o" significa un hijo o una hija bajo el control de los padres.

I. Las acciones de los ni�os se convierten, con el tiempo, en sus propias acciones. Los ni�os se mueven antes de actuar, y viven como meros animales antes de actuar espiritual y moralmente. Con el paso del tiempo, el ni�o act�a. Todos sus movimientos se convierten en conducta, el resultado de una determinaci�n de comportarse de una manera particular.

1. Un acto que tenemos justificaci�n para describir como correcto o incorrecto, y que podemos llamar legalmente el acto de un individuo responsable, debe ser realizado por un ser dotado de las siguientes capacidades: Debe ser capaz de concebir el acto antes de su rendimiento, mentalmente para ver la cosa hecha antes de hacerlo. Debe ser capaz de apreciar los motivos a favor y en contra de la acci�n. Debe conocer el bien y el mal. Debe tener el poder de decir "lo har�" y "no lo har�". Los "hechos" de un individuo son aquellos actos que realiza racional e intencionalmente.

2. Un ni�o, en el transcurso de unos a�os, exhibe las capacidades de las que hablamos.

3. Entonces es, ya sea temprano o tarde, que las acciones de un ni�o son sus "obras". Ahora realiza las funciones de una criatura racional.

II. Cuando las acciones de los ni�os se convierten en sus actos, los ni�os son reconocidos como responsables.

1. Dios reconoce al ni�o como autor de sus propias acciones: ve que las acciones del ni�o brotan de un motivo y un principio internos. Ahora responsabiliza al ni�o por las transgresiones de su ley. El ni�o ahora est� expuesto al castigo; y para escapar del castigo, es necesaria una dispensa de misericordia para ese ni�o en particular. El trato de Dios hacia el ni�o reconoce las acciones del ni�o.

2. El dios del mal sabe, por las acciones de los ni�os, con qui�n y con qu� tiene que hacer. No puede, como Dios, escudri�ar el coraz�n, pero puede observar los principios, gustos e inclinaciones. Estudia la naturaleza del ni�o para saber mejor c�mo da�arlo.

3. Los habitantes angelicales del cielo reconocen a los ni�os en su ministerio. Los �ngeles conocen a un ni�o que es heredero de la salvaci�n: le ministran, realizan oficios de bondad y servicios de caridad, ordenados por el Dios de amor.

4. Los ni�os son reconocidos como responsables por sus semejantes. Los ni�os son conocidos por otros ni�os y conocidos por los hombres.

III. De estos dos hechos se extraen ciertas inferencias.

1. Los males del pecado no escapan a la ni�ez del pecador. Dios no lo considera inocente por ser un ni�o. Pero el Legislador Supremo no considera al ni�o como un hombre. El pecado trae oscuridad a la mente de un ni�o, inquietud en el coraz�n de un ni�o y tristeza en el esp�ritu de un ni�o. Hay salarios pagados ahora, y pagados en la condici�n espiritual del primer pecador, y esos salarios son la muerte.

2. De ni�o, ejerce influencia para bien o para mal. La medida de la influencia no es tan considerable como en el caso del adulto, pero hay influencia.

3. Todas las diferencias del car�cter humano no se pueden atribuir a la educaci�n. Algunas de estas diferencias pueden explicarse as�, pero no todas, ni las mayores. Las primeras acciones de un ni�o no ponen de manifiesto su educaci�n, sino �l mismo.

4. El car�cter del futuro hombre a menudo viene indicado por el car�cter del ni�o presente. Si se observan las primeras acciones de los ni�os, indicar�n el car�cter que formar� el ni�o as� constituido.

5. Dios no trata a una generaci�n de ni�os en masa, sino individualmente. Hay una personalidad en cada ni�o.

6. Si se conoce a un ni�o por sus acciones, el Juez de todos aplica universalmente una prueba de car�cter. Las decisiones del juicio final son seg�n lo que haya hecho un hombre, sea bueno o malo. El ni�o y el hombre est�n bajo un solo Legislador. ( E. Mart�n. )

Fruta

Debemos ser buenos antes de poder hacer el bien. �Qu� frutos se hallar�n en ese �rbol que el Esp�ritu Santo de Dios ha convertido en �rbol vivo?

1. Habr� amor por Dios, que te har� tratar de agradarle y cuidar todo lo que pertenece a tu Padre celestial, Su libro, Su casa, Su d�a.

2. Habr� obediencia a los padres. La obediencia a nuestros padres en la tierra conduce de forma natural y agradable a la obediencia a nuestro Padre que est� en los cielos.

3. Habr� veracidad. Dos grandes causas de la falsedad son la cobard�a y el h�bito de la exageraci�n. No use expresiones sobrecargadas. Habla de forma natural, directa y sencilla.

4. Habr� conciencia. La persona concienzuda har� todo lo posible, como a los ojos de Dios. Har� su trabajo a fondo. Ser� digno de confianza. Puede depender de �l. Nadie puede ser cristiano a menos que sea concienzudo en su trabajo y concienzudo en todo su trato con los dem�s.

5. Habr� dos cosas en ti, modestia y templanza. �Pensar�as que una chica atrevida o un chico descarado se parece a Cristo? Por �templanza� me refiero a autocontrol, autocontrol. La codicia, el deseo de obtener todo lo que puedas para ti, es lo opuesto. La templanza nos ense�a d�nde detenernos, nos muestra c�mo mantenernos dentro de los l�mites. Todas estas cosas buenas son frutos del Esp�ritu. ( G. Calthrop, MA )

Los ni�os pueden ser conocidos

Un �rbol joven es conocido por sus primeros frutos, un ni�o por sus cosas infantiles.

1. Los ni�os se descubrir�n a s� mismos. Uno puede ver pronto cu�l es su temperamento y hacia d�nde los conduce su inclinaci�n, seg�n sea su constituci�n. Los ni�os no han aprendido el arte de disimular y ocultar su inclinaci�n como lo han hecho los adultos.

2. Los padres deben observar a sus hijos, para que descubran su disposici�n y genio, y manejarlos y deshacerse de ellos en consecuencia, clavar el clavo que se va y sacar lo que no funciona. Aqu� es provechoso dirigir la sabidur�a. ( Matthew Henry. )

La fortuna del ni�o dijo

Conocemos a las personas de vista, por su nombre o por su descripci�n. Son m�s conocidos por sus acciones.

I. �Qu� se entiende por "acciones" aqu�?

1. Los temperamentos a los que se entrega un ni�o. Estos temperamentos son irritables, pacientes, ego�stas o generosos.

2. Los malos h�bitos que forma. Ocioso, trabajador, descuidado, cuidadoso, dilatorio o r�pido.

3. La compa��a que mantiene. La elecci�n de acompa�antes es algo muy importante.

II. �Qu� se puede saber de un ni�o por sus acciones? Est�s haciendo tu fortuna ahora todos los d�as. El temperamento que est� complaciendo, los h�bitos que est� formando y la compa��a que mantiene est�n contribuyendo a crearlos. Cu�n cuidadoso debe ser para descubrir qu� est� mal en su temperamento y h�bitos, y orar a Dios para que lo ayude a corregirlo de inmediato. ( R. Newton, DD )

Las acciones de un ni�o

Este gran mundo nuestro est� realmente formado por una multitud de peque�os. Cada criatura viviente tiene su propio mundo. Cada ni�o tiene. Para que se le conozca por lo que hace.

1. No debemos ser juzgados simplemente por nuestros dichos. A muchas personas les gustar�a ser juzgadas de esa manera.

2. No debemos ser juzgados solo por nuestra apariencia.

3. Solo podemos ser conocidos por nuestras acciones. �Pero qui�n nos conoce as�? As� nos conocen nuestros semejantes. De esta manera, sobre todo, Dios nos conoce. Si vamos a estar haciendo siempre lo que debemos hacer, necesitaremos una ayuda.

(1) Debido a nuestras inclinaciones a hacer el mal.

(2) Porque tenemos tantos enemigos poderosos. Cuente la historia de Tel�maco y Mentor, y demuestre que Jes�s es nuestro amigo, ayudador y gu�a siempre presente. ( R. Tuck, BA )

La infancia cristiana pronto se descubre

�C�mo conocemos a un ni�o o una ni�a cristianos? Por qu� de la misma manera que sabes que se ha encendido una vela: por su brillo. �Crees que la gente no sabe si amas a tu madre o no? No es necesario que les digas: "Quiero mucho a mi madre"; pronto lo descubrir�n por s� mismos, por la forma en que hablas de tu madre; por la forma en que le hablas a tu madre; por tu obediencia a sus instrucciones; por su consideraci�n cuando cree que puede ayudarla; por tu disposici�n a estar en su compa��a; por tu dolor cuando ella est� afligida, o en problemas o dolor.

S�, de mil maneras diferentes la gente puede descubrir tu afecto por tu madre. As� sucede con su amor y devoci�n al Se�or Jesucristo. Pero aunque no necesitas anunciar al mundo lo bueno que eres, el mundo descubrir� si eres bueno, si amas a Jesucristo, cuando vean que realmente, no fingiendo, sino realmente, te gusta. todo lo que le pertenece: Su libro, Su casa, Su d�a. ( G. Calthrop, MA )

Versículo 12

El o�do que oye y el ojo que ve, ambos los hizo el Se�or.

O�dos y sin o�dos, ojos y sin ojos

1. Hay hombres sabios en el mundo que no admitir�n que fue Dios quien hizo el ojo que ve, el o�do que oye, o cualquier otra cosa; quien m�s bien asumir� que el o�do y el ojo se hicieron a s� mismos mediante un proceso gradual de desarrollo. Y es posible que no pueda resistir sus argumentos. El texto puede tener un valor inexpresable para ti. Si puedes citar contra los sabios las palabras de un sabio, est�s en terreno firme. Y la gran mayor�a de los hombres m�s sabios y mejores de todas las �pocas est�n de acuerdo con Salom�n.

2. Hay algo en el texto adecuado para ni�os peque�os. Cuando Salom�n habl� del o�do que oye, quiso recordarnos que algunos tienen o�dos que no oyen y ojos que no ven. Lo que escuchamos en cualquier enunciado depende de lo que aportamos el poder de o�r, as� como lo que vemos en cualquier escena depende de lo que aportamos el poder de ver. Todos somos propensos a pasar por alto lo que nos es desconocido.

Lo que no entendemos, o no esperamos, no despierta curiosidad, no conmueve ning�n inter�s, no despierta la atenci�n; y, por lo tanto, se desliza sin ser visto, sin ser escuchado, tal como el chasquido de una ramita delgada podr�a no decirnos nada y, sin embargo, podr�a decirle a un deportista d�nde estaba la criatura salvaje que estaba tratando de derribar. Si Dios hace el o�do que oye y el ojo que ve, espera que nosotros tambi�n los hagamos. �l espera que usemos y entrenemos estas maravillosas facultades. �l nos recompensa en la medida en que cumplimos, o decepcionamos, sus expectativas y nuestro deber.

3. Cuando la Biblia habla de sordos que oyen y ciegos que ven, casi siempre se refiere a la condici�n moral de los hombres, a su actitud hacia la verdad, la justicia y Dios, as� como al uso que hacen de sus facultades mentales. y capacidades. Los alaba por ver y o�r como un acto de virtud y piedad; los culpa por no ver y escuchar como un pecado. El conocimiento sin amor es a la vez una dotaci�n pobre y peligrosa.

Ser inteligente sin ser bueno, sin siquiera intentar ser bueno, es s�lo merecer y asegurar una condena m�s severa. Ni siquiera ha comenzado a ser verdaderamente sabio hasta que ama y reverencia a Dios; hasta que, por reverencia y amor por �l, se propongan conocer y hacer lo que es correcto, por dif�cil que sea, y rehusar hacer lo que est� mal, por f�cil y agradable que parezca. Los hombres tambi�n valoran la bondad m�s que el conocimiento y la inteligencia, y valoran un coraz�n bondadoso m�s que incluso una mente plena y bien entrenada.

Sea bueno, entonces, si quiere ser sabio, si demuestra que tiene un ojo que ve y un o�do para o�r y obedecer. Ser bueno sin duda es un trabajo duro. Pero esa es la raz�n por la que Dios te pide que conf�es en �l y te apoyes en �l. �l es bueno, y tanto puede hacerte bueno como lo har�, si lo permites. ( S. Cox, DD )

El o�do que oye y el ojo que ve

�Por qu� dice Salom�n esto?

I. Que Dios sea estudiado en estos �rganos.

1. En ellos se manifiesta la sabidur�a divina. Llevar&mdash

(1) El mecanismo de estos �rganos. �El ojo, por su admirable combinaci�n de abrigos y humores, y lentes, produce en la retina, o expansi�n del nervio en la parte posterior de la cuenca o cavidad �sea en la que est� tan firmemente alojado, una imagen distintiva del m�s peque�o o m�s grande objeto; de modo que, en un espacio que tiene menos de una pulgada de di�metro, un paisaje de millas de extensi�n, con toda su variedad de paisajes se representa con perfecta exactitud de proporci�n relativa en todas sus partes.

�Tampoco el o�do es menos maravilloso. Es un mecanismo complicado que se encuentra completamente dentro del cuerpo, mostrando solo el porche exterior m�s ancho a trav�s del cual entra el sonido. Transmite los sonidos a trav�s de varias c�maras a las extremidades m�s internas de los nervios que llevan los mensajes al cerebro. Tan delicado es este �rgano, que capta los susurros m�s suaves y los transmite al alma, y ??tan fuerte que puede soportar el redoble de los truenos m�s fuertes en la c�mara de su ama.

(2) La adaptaci�n de estos �rganos. �Cu�n exquisitamente adaptados son a los oficios que deben cumplir! "Transmitiendo las impresiones del universo exterior al habitante espiritual interior, podemos", dice un autor eminente, "atendiendo a las leyes de la visi�n y el sonido, producir algo que, en estructura y en mecanismo o efecto f�sico, tiene alguna analog�a a ellos. Pero esto no es vista; esto no es o�r.

�stos implican percepci�n. �Oh, esta es la maravilla m�s alta y profunda de todas! La estructura mec�nica la podemos rastrear y demostrar. Podemos mostrar c�mo por las leyes de transmisi�n y refracci�n, la imagen se hace en la retina del ojo; y c�mo, seg�n las leyes del sonido, el aire flexible, tr�mulo y ondulante afecta el t�mpano o el tambor del o�do. Pero no podemos ir m�s lejos. C�mo es que la mente recibe sus percepciones, c�mo se ve afectada, cu�l es la naturaleza de la influencia nerviosa o del proceso por el cual, por medio de los nervios y el cerebro, el pensamiento se produce en la mente. -De todo esto somos profundamente ignorantes.

2. En ellos se manifiesta la bondad divina.

3. En ellos se simboliza la inteligencia divina.

II. Que Dios sea servido por estos �rganos. El servicio para el cual Dios quiere que los usemos es transmitir a nuestro entendimiento Sus ideas, a nuestro coraz�n Su Esp�ritu; traducir las sensaciones que nos transmiten en ideas divinas; Aplicar las ideas divinas a la formaci�n de nuestro car�cter. Las ideas de Dios deben convertirse a la vez en la fuente y la regla de todas nuestras actividades. ( D. Thomas, DD )

El o�do que escucha y el ojo que ve

Por todas las facultades del cuerpo de un hombre, as� como de su alma, est� enteramente en deuda con su gran Creador. El olvido del Creador de nuestras facultades corporales siempre va acompa�ado de un olvido de nuestra responsabilidad por el uso de ellas. �Hasta d�nde hemos llegado a la mejor explicaci�n de los �rganos del cuerpo que est�n conectados m�s inmediatamente con la mente, con el esp�ritu inmortal, con el estado y bienestar del alma? El ojo y el o�do son entradas del alma.

Est� ansioso por usar sus facultades mientras misericordiosamente contin�an. As� como Dios cre� y abri� el o�do natural para la percepci�n del sonido, tambi�n hace y abre el o�do espiritual para la recepci�n de la verdad Divina en el coraz�n. El o�do mental, as� como el corporal, pueden sufrir trastornos. En un estado de sordera espiritual naci� todo hijo de Ad�n. Ninguno de nosotros, cuando llegamos al mundo, ten�a o�do para las cosas espirituales.

Cada oraci�n que ofrecemos a Dios pidiendo gracia para bendecir y prosperar Su Palabra predicada a nuestras almas es un reconocimiento de que el o�do que escucha, el o�do dispuesto, anhelante y provechoso, es Su propio don de gracia. �Abre tu o�do? Escuche fielmente. �Te abre el ojo? Bebe completamente la corriente de luz de la fuente eterna del cielo. ( J. Slade, MA )

O�do y vista

Todo el mundo oye y ve todo el d�a, de manera tan perpetua que nunca pensamos en nuestro o�do y nuestra vista, a menos que descubramos que nos fallan. Y, sin embargo, cu�n maravillosos son el o�do y la vista. C�mo escuchamos, c�mo vemos, nadie lo sabe, ni quiz�s nunca lo sepa. La ciencia s�lo puede decirnos hasta ahora lo que sucede, lo que hace Dios; pero de c�mo Dios lo hace, poco o nada nos puede decir; y de por qu� Dios lo hace, nada en absoluto.

Es maravilloso que nuestro cerebro escuche a trav�s de nuestros o�dos y vea a trav�s de nuestros ojos; pero es a�n m�s maravilloso que puedan recordar lo que han o�do y visto. La mayor�a de la gente piensa mucho en las se�ales y las maravillas, pero las cosas m�s comunes son tan maravillosas, m�s maravillosas que las poco comunes. No es fe solo ver a Dios en lo extra�o y raro. Esta es la fe, ver a Dios en lo m�s com�n y sencillo; no tanto de esos lugares extra�os en los que Dios parece quebrantar sus leyes, como de esos lugares comunes en los que cumple sus leyes.

Es dif�cil creer eso, porque nuestras almas y mentes est�n desordenadas; y por eso el orden no nos mira lo que es, semejanza y gloria de Dios. La grandeza de Dios se manifiesta en que ha ordenado leyes que deben obrar por s� mismas y con las que nunca debe interferir. El universo va continuamente bien, porque Dios le ha dado una ley que no puede romperse. ( Charles Kingsley, MA )

Facultades vivientes

El Se�or est� dispuesto a ser juzgado por Su obra. El escultor puede hacer un o�do, el Se�or hace el o�do que oye. Pero el hombre ha perdido la capacidad de escuchar. Lo malo es que piensa que est� escuchando y se enga�a a s� mismo. Escuchar es el acto del alma. El Se�or hace el ojo que ve. El artista ha hecho mil ojos, pero ning�n ojo que ve. Dios no dio tales facultades sin un prop�sito. La misma calidad y capacidad de la facultad debe tener alguna sugerencia.

Estas facultades nos fueron dadas para la educaci�n, no para la prostituci�n. Tenga cuidado como usa el o�do y el ojo. �Alguien ha sido mejor para su audici�n o su vista? Cuando las facultades se dan en el hombre, la bestia o el p�jaro, se proporciona una oportunidad correspondiente para su ejercicio. Hay ojos espirituales internos. La no utilizaci�n de facultades es un delito religioso. Tan ciertamente como tenemos facultades corporales que tienen significados, misiones y problemas, as� como existe un equilibrio y una relaci�n entre lo corporal y lo externo, tambi�n tenemos lo que se llama una �naturaleza religiosa�.

Conocemos el significado de la raz�n, conocemos el significado de la fe, conocemos el significado del anhelo apasionado y sin palabras. �Qu� vas a hacer con tu naturaleza religiosa? Puedes matarlo de hambre. ( J. Parker, DD )

Versículo 14

No es nada, es nada, dice el comprador; pero cuando se va, entonces se jacta.

Fraude expuesto y condenado

El hombre que quiera ser realmente religioso, debe estar influenciado por la religi�n en cada parte de su conducta, y en todas las ocasiones, durante la semana, as� como en el d�a de reposo; en su relaci�n con el hombre, as� como en su acercamiento a Dios. Llevar a cabo negocios mundanos de una manera perfectamente justa y recta, de la manera que Dios prescribe, es una parte muy importante y dif�cil de la verdadera religi�n.

I. Algunas reglas generales que Dios ha dado para la direcci�n de quienes desean conocer y cumplir con su deber.

1. La regla que nos obliga a amar a nuestro pr�jimo como a nosotros mismos.

2. La regla que nos proh�be codiciar cualquier parte de las posesiones de nuestro pr�jimo. El comando es expreso y completo. No se nos proh�be desear la propiedad de otro, en t�rminos justos y equitativos. Proh�be todo deseo de aumentar nuestra propiedad a expensas de nuestro vecino.

3. Se nos ordena observar en todas nuestras transacciones las reglas de justicia, verdad y sinceridad.

4. En todas nuestras transacciones se nos ordena recordar que el ojo de Dios est� sobre nosotros.

II. Aplique estas reglas y muestre lo que requieren, lo que proh�ben y cu�ndo se violan.

1. �Qu� nos exigen estas reglas como sujetos o miembros de la sociedad civil? Existe un contrato o acuerdo impl�cito entre un gobierno y sus s�bditos, por el cual los s�bditos se comprometen a dar una parte de su propiedad a cambio de las bendiciones de protecci�n, orden social y seguridad.

2. La aplicaci�n de estas reglas a las transacciones pecuniarias comunes de la vida. Prohiben todo deseo y mucho m�s todo intento de defraudar o enga�ar al pr�jimo. Y esto por parte tanto del comprador como del vendedor. Debemos ponernos en el lugar de nuestro pr�jimo y hacer lo que nos haga. Siempre debemos actuar como lo har�amos si nuestros semejantes pudieran ver nuestros corazones.

3. Aplicar estas reglas a nuestra conducta pasada, para que podamos determinar hasta qu� punto las hemos observado y en qu� casos las hemos desatendido. Dios tiene especial conocimiento de los males que se cometen mediante el artificio, el fraude y el enga�o, y que las leyes humanas no pueden prevenir ni descubrir. Cualquiera que haya violado estas reglas en sus transacciones pecuniarias debe arrepentirse y producir frutos dignos de arrepentimiento.

No hay arrepentimiento y, por supuesto, no hay perd�n sin restituci�n. �C�mo puede un hombre arrepentirse de la iniquidad si todav�a retiene la paga de la iniquidad? Y estas reglas deben regular nuestras transacciones futuras si queremos ser los verdaderos s�bditos de Cristo. Son las leyes de Su reino, que has hecho convenio de obedecer. ( E. Payson, DD )

Conducci�n de gangas

La desconsiderada sed de baratura es una de las maldiciones sociales de nuestra �poca. Aqu� hay una descripci�n concisa de un conductor de gangas. Diga cualquier cosa para depreciar el art�culo y obtenerlo a un precio m�s bajo de lo que se pide; entonces presume de tu �xito. Esto puede ser agudo, pero si no siempre es pecado, est� constantemente al margen del vicio. Al comprar barato, podemos aprovecharnos �nicamente de las ventajas leg�timas, y no podemos obtener ganancias injustas o injustas.

Obtener lo que un hombre quiere y dar lo menos posible por ello no tiene por qu� ser pecaminoso. Mentir es un pecado tanto en el comercio como en la conversaci�n com�n. El ansia desconsiderada de lo barato tiene un efecto negativo en la mente. Lo hace codicioso y ego�sta, codicioso de su propio beneficio, pero descuidado del bien de los dem�s. Produce, si se le permite durante mucho tiempo, un esp�ritu de astucia baja e indigna. Observe c�mo se extiende la influencia de esta sed de baratura.

No tengo palabras para expresar mi desprecio y aborrecimiento por la mezquindad que entra en una tienda con la resoluci�n deliberada de conseguir los art�culos que se quieren por menos del precio solicitado. Estas preguntas son la esencia misma de la religi�n. Una religi�n que no afecta nuestra vida cotidiana, nuestro dinero importa, nuestras acciones en y sobre la sociedad, es una religi�n que est� simplemente en la superficie. Es la separaci�n indebida de las cosas seculares de las sagradas lo que hace que gran parte de la religi�n de los hombres sea irreal y que gran parte de sus negocios sean injustos, es decir, que no se lleven a cabo con un sentido pleno de lo que es correcto de un hombre a otro. ( JE Clarke, MA )

Sof�stica

Bridges dice �que Agust�n menciona una historia algo rid�cula, pero significativa. Un charlat�n public� en pleno teatro que en el pr�ximo espect�culo le mostrar�a a cada hombre presente lo que ten�a en el coraz�n. Asisti� un inmenso concurso, y el hombre redimi� su promesa a la gran asamblea con una sola frase: " Vili vultis emere, et caro vendere " ("Todos desean comprar barato y vender caro"), frase generalmente aplaudida; todos, incluso los m�s insignificantes (como observa Agust�n) encuentran el testimonio confirmador en su propia conciencia.

�No hay nada de malo en comprar en el mercado m�s barato y vender en el m�s caro. De hecho, esto es sabio y correcto para el proveedor. Algunos consideran la palabra "comprador" aqu� en el sentido de poseedor, y luego la idea del pasaje cambia, y es esto: que un hombre atribuye m�s valor a una cosa despu�s de haberla perdido que antes. �sta es una ley de la naturaleza humana. La pieza de plata perdida, la oveja perdida, el hijo perdido. Pero es m�s propio de Salom�n considerar que el texto significa lo que dice: el "comprador". Ofrecemos dos comentarios sobre el pasaje.

I. Que revela una pr�ctica comercial com�n. El "comprador" deprecia la mercanc�a en el proceso de compra. Lo hace para conseguirlo a un precio inferior a su valor. Y cuando tiene �xito, y entra legalmente en su poder, el valor del art�culo no solo se estima correctamente, sino que se exagera enormemente. "Se jacta" -

1. Porque su vanidad ha sido satisfecha. Siente que ha hecho algo inteligente. "Se jacta" -

2. Porque su codicia ha sido gratificada.

II. Que revela una pr�ctica comercial inmoral.

1. Hay falsedad.

2. Hay deshonestidad. ( D. Thomas, DD )

Compra honesta

Una vez se le propuso al duque de Wellington comprar una granja en el vecindario de Strathfieldsaye, que estaba cerca de su finca y, por lo tanto, era valiosa. El duque asinti�. Cuando se complet� la compra, su mayordomo lo felicit� por haber hecho tal trato, ya que el vendedor estaba en dificultades y se vio obligado a desprenderse de �l. "�Qu� quieres decir con una ganga?" dijo el duque. El otro respondi�: "Estaba valorado en � 1,100 y lo tenemos por � 800". "Con esa facilidad", dijo el duque, "le complacer� llevar las 300 libras extra al propietario fallecido y no volver a hablarme de tierras baratas". ( Palabras caseras. )

Versículo 15

Hay oro y multitud de rub�es.

En el fin moral de los negocios

Perm�tanme definir mi significado en el uso de esta frase: "el fin moral de los negocios". No es el fin por el que se debe buscar la propiedad. No es el prop�sito moral el que debe ser respondido por la adquisici�n, sino por el proceso de adquisici�n. Y de nuevo, no es el fin de la industria en general �eso es un tema m�s amplio� sino el fin de los negocios en particular, del trueque, del comercio. "�El fin del negocio!" alguien puede decir; �Por qu�, el fin del negocio es obtener una propiedad; el final del proceso de adquisici�n es la adquisici�n.

� I hold that the ultimate end of all business is a moral end. I believe that business&mdashI mean not labour, but barter, traffic&mdashwould never have existed if there had been no end but sustenance. The animal races obtain subsistence upon an easier and simpler plan; but for man there is a higher end, and that is moral. The broad grounds of this position I find in the obvious designs of Providence, and in the evident adaptation to this moral end of business itself.

1. Hay, entonces, un dise�o para el cual todas las cosas fueron hechas y ordenadas, yendo m�s all� de las cosas mismas. Decir que las cosas se hicieron, o que las disposiciones y relaciones de las cosas se ordenaron, por s� mismas, es una proposici�n sin sentido. El mundo, su estructura, producciones, leyes y eventos, no tienen bien ni mal en ellos, ninguno, pero a medida que producen estos resultados en la experiencia de las criaturas vivientes.

El fin, entonces, de la creaci�n inanimada es el bienestar de los vivos y, por tanto, especialmente de la creaci�n inteligente. Pero el bienestar de los seres humanos reside esencialmente en su cultura moral. No estamos designados para pasar por esta vida apenas para que podamos vivir. No estamos impulsados, tanto por disposici�n como por necesidad, a comprar y vender, apenas para poder hacerlo; ni para obtener ganancias, apenas para que podamos obtenerlas.

Hay un fin en los negocios m�s all� de la oferta. Hay un objeto en la adquisici�n de riqueza m�s all� del �xito. Hay una causa final del tr�fico de personas y esa es la virtud. Con esta visi�n del fin moral de los negocios cae en la doctrina constante de toda filosof�a elevada y religi�n verdadera. La vida, dicen los expositores de todo credo, es un per�odo de prueba. Ahora, si algo merece ser considerado como parte de ese per�odo de prueba, son los negocios.

La vida, dicen los sabios, es una escuela. Pero el final de una lecci�n es que se aprende algo; y el fin del negocio es que se aprenda la verdad, la rectitud, la virtud. Este es el dise�o supremo propuesto por el cielo, y es un dise�o que todo sabio, comprometido en ese llamado, se propondr� a s� mismo. Por lo tanto, no es una extravagancia, sino la simple afirmaci�n de una verdad, decirle a un hombre tan comprometido y decir enf�ticamente: "Tienes un fin que ganar m�s all� del �xito, y esa es la rectitud moral de tu propia mente".

2. Que el negocio est� tan exquisitamente adaptado para lograr ese prop�sito, es otro argumento que tengo para demostrar que tal, en la intenci�n de su Ordenador, era su dise�o. Un hombre honesto, un hombre que desea sinceramente alcanzar una rectitud elevada e inflexible, dif�cilmente podr�a buscar una disciplina m�s perfectamente adaptada a ese fin que la disciplina del comercio. �Para qu� es el comercio? Es el ajuste constante de los reclamos de diferentes partes, siendo el yo de un hombre una de las partes.

Esta competencia de derechos e intereses no puede invadir el estudio solitario, o las tareas separadas del taller, o las labores del campo silencioso, una vez al d�a; pero presiona continuamente al comerciante y al comerciante. �Dices que presiona demasiado? Entonces, respondo, �debe fortalecerse el sentido de la rectitud para afrontar la prueba? Todo alegato de esta naturaleza es un argumento a favor de un arduo esfuerzo moral.

Un hombre debe hacer m�s que alcanzar una honradez puntillosa en sus acciones; debe entrenar toda su alma, su juicio, sus sentimientos y afectos, a la rectitud, la franqueza y la buena voluntad. Por lo tanto, he intentado mostrar que los negocios tienen un fin moral �ltimo, uno que va m�s all� de la acumulaci�n de propiedad.

3. Esto tambi�n puede demostrarse que es cierto, no s�lo en la escala de nuestros asuntos privados, sino en el gran teatro de la historia. El comercio siempre ha sido un instrumento en manos de la Providencia para lograr fines m�s nobles que promover la riqueza de las naciones. Ha sido el gran civilizador de naciones. Con su primer nacimiento en la costa mediterr�nea, naci� la libertad. Fenicia, los comerciantes de cuyas ciudades, Tiro y Sid�n, fueron considerados pr�ncipes; la Commonwealth hebrea, que realizaba un comercio a trav�s de esas partes; los Estados griegos, cartagineses y romanos, no s�lo eran los m�s libres, sino que eran los �nicos estados libres de la antig�edad.

En la Edad Media, el comercio se rompi� en Europa, el sistema feudal, levantando, en las ciudades de Hanse, a lo largo de Alemania, Suecia y Noruega, un cuerpo de hombres que fueron capaces de hacer frente a los barones y reyes, y arrebatarles su poder. charters gratuitos y privilegios leg�timos. En Inglaterra su influencia es proverbial; el ancla de la hoja, se ha considerado durante mucho tiempo, de su prosperidad e inteligencia sin igual.

Sus influencias morales son las �nicas de las que tenemos alguna duda y, no hace falta decirlo, son de una importancia inigualable. El fil�ntropo, el cristiano, est� obligado a observar estas influencias con la mayor atenci�n y a hacer todo lo que est� en su poder para protegerlas y elevarlas. Sobre este punto deseo insistir especialmente; pero hay uno o dos temas que previamente pueden reclamar cierta atenci�n.

(1) Si, entonces, los negocios son una dispensaci�n moral, y su fin m�s alto es moral, me aventurar� a cuestionar la supuesta conveniencia com�n de escapar de ellos, la idea que prevalece con tantos de hacer una fortuna en un pocos a�os, y luego de retirarse a un estado de ocio. Si los negocios son realmente un escenario de empleo digno y de alta acci�n moral, no veo por qu� su b�squeda moderada no deber�a incluirse en el plan de toda la vida activa; y por qu�, seg�n este plan, un hombre no deber�a decidir dedicar cada d�a a sus pasatiempos s�lo el tiempo que sea compatible con tal plan; s�lo el tiempo, en otras palabras, compatible con el disfrute diario de la vida, con la lectura, la sociedad, las relaciones dom�sticas y todos los deberes de la filantrop�a y la devoci�n.

(2) Otro tema es el furor por la especulaci�n. Deseo hablar de ello ahora desde una perspectiva particular: como una interferencia, es decir, con el fin moral de los negocios. No busca la diligencia y la fidelidad como recompensa justa, sino el cambio y la oportunidad de un giro afortunado. Aleja las mentes de los hombres de los procesos saludables de la industria sobria y de la atenci�n a los negocios, y los lleva a esperar con febril excitaci�n como al volante de una loter�a.

Hacer negocios y obtener ganancias, de manera honesta y consciente, es algo bueno. Es una disciplina �til del personaje. Miro a un hombre que ha adquirido riquezas, en una actividad empresarial loable, concienzuda y generosa, no solo con un respeto mucho m�s all� del que puedo sentir por su riqueza, por la que de hecho, de manera abstracta, no puedo sentir nada en absoluto. - pero con la clara sensaci�n de que ha adquirido algo mucho m�s valioso que la opulencia.

Pero para esta disciplina del car�cter, para la razonabilidad y rectitud de mente que puede formar una relaci�n comercial regular, la especulaci�n proporciona un campo estrecho, si es que lo hay; Me refiero a la especulaci�n que �ltimamente ha creado un frenes� popular en este pa�s acerca de la adquisici�n repentina de propiedades. Esta loca pasi�n por la acumulaci�n, siempre lista, cuando las circunstancias lo favorecen, para apoderarse de la mente del p�blico, es ese "amor al dinero que es la ra�z de todos los males", esa "codicia que es idolatr�a".

�Surge de una estimaci�n indebida e id�latra del valor de la propiedad. Muchos sienten que nada, nada servir� para ellos ni para sus hijos, salvo la riqueza; no es un buen car�cter, no hay facultades bien entrenadas y ejercidas, no es virtud, no es la esperanza del cielo, nada m�s que riqueza. Es su dios y el dios de sus familias. ( O. Dewey, DD )

Los labios del conocimiento son una joya preciosa.

El uso de la lengua

Es muy dif�cil controlar la noble facultad del habla, pero puede controlarse. Puedes frenarlo.

I. El poder del habla es una gran dotaci�n. Una de las distinciones esenciales entre nosotros y el simple animal. De esta manera se da expresi�n a nuestro poder de pensar, que es otra gran dotaci�n. La lengua es el int�rprete del coraz�n. Usado como puede y debe ser, su influencia es luminosa como la luz y fragante como la rosa. �Pero qu� maldad puede hacer!

II. Tenemos una gran responsabilidad en el tema de nuestro discurso. Todas nuestras donaciones implican una responsabilidad proporcional a su magnitud e importancia, y el habla no es una excepci�n. Parece com�n la impresi�n de que nuestras palabras tienen poca importancia y que, si bien las acciones deben ser tomadas en cuenta, el hablar no es m�s que una voz y no se grabar� ni volver� a aparecer para enfrentarnos. Toda persona seria debe ser consciente de cu�nto le presiona la carga de los pecados del habla.

III. Dios ha dado plenitud de instrucci�n con respecto a nuestra carga de esta responsabilidad. La instrucci�n es, en su mayor parte, de naturaleza general.

1. Verdad. El apartarse de la verdad est� especialmente condenado. La falsedad incluye declaraciones exageradas.

2. Sinceridad. El coraz�n y los labios nunca deben estar en desacuerdo.

3. Pureza. Esto excluye la ligereza al hablar de cosas santas.

4. Amor. Esto inducir� al bien activo.

IV. El habla es capaz de controlar. �C�mo se puede embridar?

1. Pensar correctamente.

2. Vigilancia.

3. Por h�bitos correctos.

4. Por la oraci�n.

"El que parece ser religioso y no refrena su lengua, la religi�n de ese hombre es vana". ( H. Wilkes, DD )

Versículo 18

Cada prop�sito es establecido por un consejo.

Consejo

�De todos los h�bitos apost�licos, el m�s habitual�, escribe el obispo Benson, �era el uso del consejo. El aposento alto, la casa, la casa de Mar�a, Jerusal�n, Antioqu�a, la escuela de �feso, la casa alquilada en Roma, eran tantos concili�bulos y escenarios de gran debate. Cu�n completos son los Hechos de los Ap�stoles de menciones de 'disputa', 'conferencia', 'razonamiento' y de expresiones como estas: 'Se reunieron para considerar el asunto', 'agrad� a los ap�stoles y a los ancianos y a todo el mundo Iglesia �,� reunirse un�nimes �y cosas por el estilo. �Cu�n fuertes son los mandatos de 'reunirse', 'reunirse en la asamblea', 'estar reunidos con un solo esp�ritu'! "

1. Es una experiencia familiar que podemos sintonizarnos con cualquier trabajo propio poni�ndonos en contacto con alg�n trabajo af�n de una mano maestra. Mediante este sencillo m�todo podemos, en cierta medida, "encender cuando queramos el fuego que reside en el coraz�n". Nuestros esp�ritus beben para refrescarse de esas fuentes vivientes de inspiraci�n. Lo que otros han hecho consumadamente nos da al menos el impulso de ir y hacer lo mismo.

2. Retir�ndonos, aunque s�lo sea por un breve espacio, de los intereses absorbentes, las controversias agudas, del presente hacia las regiones m�s serenas del pasado, donde los principios, los hombres y los m�todos pueden ser estudiados m�s imparcialmente, volviendo �a la Biblia �con el esp�ritu modesto pero inquebrantable, y con el equipo enriquecido de la investigaci�n cient�fica: nuestras mentes se tranquilizan y equilibran, as� como se aceleran e iluminan para hacer frente a las necesidades urgentes, las cuestiones candentes, los puntos de vista y las pol�ticas en conflicto. de la hora.

As� que, con la ayuda de Dios, que est� con nosotros mientras examinamos r�pidamente �el tipo y modelo� de los concilios cristianos de todo tipo y grado, y as� buscamos principios rectores, indicaciones pr�cticas y tono espiritual para �la roca de la que fuimos tallados. " ( Mons. Jayne, DD )

Versículo 19

No te entrometas con el lisonjero de labios.

Sobre mantener alejados a las personas que no queremos

No todos los insectos son visitantes bienvenidos a las plantas; hay invitados inesperados que hacen da�o. A sus visitas a menudo hay obst�culos. Pelos r�gidos, tallos intransitables resbaladizos o viscosos, fosos en los que se ahogan los intrusos y otras peculiaridades estructurales, cuyo origen puede no haber tenido ninguna referencia a los insectos, a menudo se justifican salvando la planta. A�n m�s interesante, sin embargo, es la preservaci�n de algunas acacias y otros arbustos por un guardaespaldas de hormigas, que, inocentes ellas mismas, rechazan los ataques de los mort�feros cortadores de hojas.

En algunos casos, el guardaespaldas se ha acostumbrado casi hereditariamente a las plantas y las plantas a ellas, porque se encuentran en constante compa��a y las plantas exhiben estructuras que parecen casi como si hubieran sido hechas como refugios para las hormigas. En algunos de nuestros �rboles europeos se encuentran constantemente peque�as casas o domatia similares, que albergan peque�os insectos, que no hacen da�o a los �rboles, pero los limpian de hongos da�inos. ( J. Arthur Thomson, MA )

Versículo 21

Una herencia puede obtenerse apresuradamente al principio; pero su fin no ser� bendito.

Paciencia y permanencia

La nuestra es una �poca de prisa. Atajos al aprendizaje, vida profesional sin la debida preparaci�n, fortunas antes del trabajo; todo esto presagia desastre y colapso. En nombre de una energ�a que es persistente, una labor que es paciente, empresas que cuentan el costo quiero hablar. La verdad del texto aparece:

I. En el mundo material. Fuerzas tremendas han operado a trav�s de las edades para traer la tierra a su condici�n actual. Las ciencias geol�gicas, qu�micas y astron�micas hablan de cambios lentos, silenciosos, pero persistentes y, por tanto, permanentes.

II. En el mundo intelectual. La mente humana tiene una base f�sica. A medida que crec�a el material, crece el mundo mental. Un proceso aqu�, un progreso all�. Las ideas soportan la dureza en su batalla por el reconocimiento. Las doctrinas se desarrollan de acuerdo con esta ley del progreso. La Escritura se despliega como hierba en el campo. El poder intelectual est� asegurado por el trabajo y el esfuerzo persistente. La naturaleza revela sus secretos, la historia revela el pasado, la revelaci�n da a conocer su verdad, solo a los estudiosos y devotos.

III. En el mundo espiritual. La Escritura ha llamado al Todopoderoso "el Dios de toda paciencia". Sus obras muestran evidencia de acabado y completitud. �Por qu� delibera, se demora y no se apresura? Dejemos que este Dios de paciencia interprete sus propios planes. Para �l los milenios son como d�as. Los movimientos repentinos en la gracia, como en la naturaleza, son de tipo destructivo. El suave roc�o, no las tormentas violentas, son buenos pastos. Un cordero, no el le�n, es el vencedor final, y el siervo que siembra y espera, ora y persiste, cree y no se apresura, la borrasca tiene una recompensa segura. ( Frank Rector, MA )

Versículo 23

Y un falso equilibrio no es bueno.

Falso equilibrio aplicado a las providencias

Podemos aplicar un falso equilibrio a las providencias que componen nuestra vida. �Qu� habilidad tienen algunas personas para lidiar solo con cosas oscuras, aspectos negros, fases invernales, privaciones, duelos, p�rdidas! Son elocuentes cuando te dicen de qu� se han separado. �Qui�n puede ser igualmente elocuente en la enumeraci�n de misericordias? �Qui�n va m�s all� del exterior de las cosas, el mero borde, el entorno palpable? �Qui�n se mete en el alma y dice: �Tengo raz�n, c�mo puedo ser pobre? Tengo salud, �c�mo puedo fallar? Tengo casa, �c�mo puedo estar desolado? Al equilibrar la vida, toma en cuenta todas estas razones, pensamientos y consideraciones, y al hacerlo ver�s que durante todo este tiempo Dios te ha estado haciendo rico, o d�ndote la posibilidad y oportunidad de adquirir y disfrutar la verdadera riqueza.

�Qui�n mantiene un equilibrio adecuado cuando tiene que sopesar el presente y el futuro? La mano inestable nunca puede equilibrarse; los dedos paralizados no pueden sostener la balanza. El presente est� aqu�, el futuro est� m�s all�; �Y cu�ndo "aqu�" no pudo llevar la guerra contra "all�"? Incluso hemos formado peque�os proverbios tontos sobre esto; hemos llegado a decir la mentira de que �m�s vale p�jaro en mano que en la zarza.

�Quien diga eso es culpable de un sofisma palpable. Parece decir la verdad, olvida que todo depende del p�jaro que est� en el monte, y todas las posibilidades y contingencias y promesas que se relacionan con la posibilidad y certeza de su captura si se sigue el camino correcto. Somos las v�ctimas del presente. A algunos hombres les parecer�a imposible hacer justicia a la espiritualidad.

La ense�anza espiritual no sirve de nada. Si comercia con ropa para la cabeza, obtendr� su dinero; hay un tribunal del condado para apoyarte, pero si le das ideas a un hombre, si le rezas al cielo, si elevas su alma a una nueva personalidad, el tribunal del condado te sonreir� si solicitas ayuda en cualquier direcci�n que pueda considerar honesta y equitativa. Y los mejores hombres juegan en ese juego. No pueden evitarlo. ( J. Parker, DD )

Versículo 24

El camino del hombre es del Se�or: �c�mo, entonces, puede un hombre entender su propio camino?

Las idas del hombre

I. El texto en sus significados negativos.

1. Apelar a las Escrituras ( Proverbios 16:9 ; Jeremias 10:23 ).

2. Apelar a la historia. Hazael ( 2 Reyes 8:11 ).

3. Apele a su propia experiencia.

�No es cierto que cuando conf�as en tus propias fuerzas est�s dispuesto a jugar con la tentaci�n?

II. El texto en sus orientaciones positivas. "Los caminos del hombre son del Se�or". Sus pasos en el camino del deber son. Lo que se aplica al deber tambi�n se aplica a la conducta de la vida. De esto recoja aliento y alimente la humildad. Revise todos los planes presuntuosos en cuanto al futuro. ( A. Nicholson, BA )

Versículo 25

Es una trampa para el hombre que devora lo santo.

Ego�smo en la religi�n

Bajo la dispensaci�n lev�tica hab�a ciertas cosas prescritas por la ley como consagradas a Dios; tales como diezmos, primicias, primicias de los reba�os y del reba�o. Tambi�n hubo cosas que se consagraron voluntariamente como ofrendas voluntarias a Jehov�. Es a estos, quiz�s, a los que Salom�n se refiere aqu� especialmente. La expresi�n �devorar lo santo� caracteriza la conducta de quienes se apropian de eso para su propio uso que hab�an sido consagrados por ellos mismos o por otros al servicio de Dios.

El tema nos lleva a considerar el ego�smo en la religi�n. El ego�smo en todas partes es malo, pero cuando el ego�smo se inmiscuye en el templo de la religi�n, es particularmente espantoso. Entonces es la serpiente entre serafines.

I. La apropiaci�n de los consagrados para uso personal. El texto habla del hombre que "devora lo santo". Este fue el pecado de Ac�n: rob� el tesoro del Se�or ( Josu� 6:19 ; Josu� 7:1 ). "�Robar� un hombre a Dios?" ( Malaqu�as 3:8 ). Esto se hace ahora en Inglaterra.

1. En las apropiaciones personales de las dotaciones eclesi�sticas.

2. En la asunci�n de oficios sagrados para fines personales.

3. En la adopci�n de la profesi�n cristiana por motivos de inter�s personal.

II. El esfuerzo por evitar el cumplimiento de los votos religiosos. "Y despu�s de los votos de hacer una investigaci�n". Hay tres ideas que no deben adjuntarse a esta expresi�n.

1. La idea de que est� mal hacer votos religiosos no est� aqu�.

2. La idea de que est� mal romper los votos impropios no est� aqu�.

3. La idea de que est� mal pensar en el voto despu�s de que se ha hecho no est� aqu�. ( D. Thomas, DD )

Versículo 26

El rey sabio esparce a los imp�os, y hace que la rueda los atrape.

Persecuci�n y castigo justo

Un pasaje de este tipo puede pervertirse f�cilmente si se usa con el prop�sito de apoyar una doctrina de persecuci�n.

Poner la rueda sobre un hombre parece ser una expresi�n figurativa de la m�s terrible crueldad. Si un hombre es malvado, aplastarlo con la rueda, desgarrarlo miembro por miembro, decapitarlo, mostrar de alguna manera que hay un poder que puede terminar no solo con su disfrute y su libertad, sino con su vida. Sin embargo, ese no es el significado del texto. Siempre distinga entre persecuci�n y castigo justo, entre mera opresi�n y la afirmaci�n de esa justicia que es esencial para la consolidaci�n de la sociedad.

Cuando las pilas de ma�z se extend�an sobre la era, el grano se separaba de la c�scara por una especie de trineo o carro que pasaba por encima de ellos. El proceso ten�a el prop�sito de separar la paja del trigo; el proceso, por tanto, fue puramente ben�fico: as� sucedi� con el rey sabio; Aventa a las personas malas, las se�ala, les da toda la precisi�n de una posici�n separada, y al ponerlas en sorprendente contraste con las personas de coraz�n sano y honesto, busca poner fin a su poder malicioso.

La indiscriminaci�n es la ruina de la bondad. Los hombres est�n separados de diferentes maneras, no por el encarcelamiento, no por la mera pena personal, no por el estigma y la marca de car�cter ofensivo; est�n separados por la contrariedad de gusto, aspiraci�n, sentimiento, simpat�a; en la medida en que los buenos son serios se clasifican a s� mismos, poni�ndose en asociaci�n sagrada unos con otros, y por la sensibilidad del toque moral sienten el mal y lo evitan; conocen a la persona malvada a distancia y tienen cuidado de apartarse de su camino y alcance. Lo que se representa como hecho por el rey sabio se hace mediante el cultivo de altos principios y honor cristiano. ( J. Parker, DD )

Verso 27 El esp�ritu del hombre es la luz del Se�or.

La naturaleza y funci�n de la conciencia.

El esp�ritu del hombre es el aliento del Creador. El aliento encendi� la inteligencia en el cerebro e infundi� vitalidad en el coraz�n. Hizo m�s que eso. Hizo del hombre un ser moral, capaz de virtud y responsable de sus acciones. El aliento vitalizador del Se�or encendi� una luz en el hombre, aqu� llamada "la vela del Se�or". Mediante esa vela, el hombre ve su propia naturaleza interior, es testigo del proceso de su propia mente y observa los movimientos de sus afectos y voluntad. La conciencia ocupa un lugar de preeminencia en nuestra naturaleza.

1. Los cient�ficos dan una definici�n de conciencia, mientras que el uso popular sanciona otra materialmente diferente. En el uso diario, la palabra se usa para indicar toda la naturaleza moral del hombre. Cuando un hombre resiste la tentaci�n, dice: "Mi conciencia no me deja hacerlo". La conciencia incluye tres cosas: la percepci�n de lo correcto o incorrecto; el juicio de una acci�n en particular como correcta o incorrecta; el sentimiento de placer o remordimiento que sigue a una acci�n correcta o incorrecta.

El uso b�blico de la palabra es el mismo que nuestro uso ordinario en el habla de todos los d�as. En el uso de las Escrituras, la conciencia incluye la percepci�n, el juicio y el sentimiento. La conciencia no es un t�rmino del Antiguo Testamento. Y, singularmente, la palabra nunca se us� en la ense�anza del Se�or Jes�s.

2. La palabra m�s frecuente de Pablo para la funci�n de la conciencia es la palabra figurativa "testigo". La conciencia es un testimonio que testifica en el alma. Un testigo es alguien que testifica, alguien que dice claramente lo que sabe de un asunto. De qu� hechos o verdades da testimonio la conciencia. Da testimonio de la existencia de una distinci�n fundamental entre el bien y el mal. Testifica que se debe hacer lo correcto y que no se debe hacer lo incorrecto. Condena a un hombre cuando se ha hecho mal. Su testimonio se convierte en un freno a las acciones del hombre. ( Jesse T. Whitley. )

La parte espiritual del hombre

El texto es un relato del alma o parte espiritual del hombre. El esp�ritu del hombre es la l�mpara de Jehov�, es decir, sus operaciones y la manera de realizarlas son similares a las de una l�mpara, y Jehov� lo sostiene espiritualmente, como una l�mpara en la naturaleza f�sicamente. En una l�mpara hay cuatro cosas.

1. Un recipiente.

2. Una sustancia susceptible de ser iluminada.

3. Necesidad de encenderlo.

4. Reclutas constantes de aceite para abastecerlo y mantenerlo ardiendo. Estos detalles son igualmente verdaderos espiritualmente en el alma del hombre.

I. El alma tiene un recipiente en el que est� encerrada y contenida. El cuerpo es el vaso de esta l�mpara de Jehov�.

II. El alma, aunque es capaz de recibir la iluminaci�n de Dios, es en s� misma absolutamente oscura. Cuando, por ese gran y original pecado de la ca�da, la luz que estaba en nosotros se convirti� en oscuridad, �cu�n grande fue esa oscuridad! Con la ca�da, esta gloriosa excelencia y perfecci�n de nuestra naturaleza, el discernimiento espiritual por fe, se perdi�, y llegamos a ser como las bestias.

III. Cristo fue enviado para encender una luz en el alma. "Una luz para alumbrar a los gentiles". "La luz verdadera que enciende (la l�mpara de) todos los que vienen al mundo". Cuando la luz de Jehov� se enciende en el alma del hombre, y no se ve abrumada por la sensualidad, conquista y triunfa sobre las tinieblas naturales que hay en nosotros. Cuando la luz divina es el agente en el alma, en el momento en que se encuentra con cualquier oscuridad para impedir y obstruir sus operaciones, retrocede de inmediato, y por ese medio nos advierte de ello; despu�s de lo cual nunca descansa hasta que lo ha expulsado o se ha conformado consigo mismo.

IV. El aceite espiritual es necesario para mantener viva la luz en nuestros corazones. El Esp�ritu Santo es el aceite divino que debe alimentar y nutrir nuestras l�mparas. Inferencias para nuestra direcci�n en la fe y la pr�ctica:

1. Si el cuerpo es un vaso para contener la l�mpara celestial, �cu�ntos pocos buscan "poseer este vaso en santificaci�n y honor"?

2. Si el alma es oscura por naturaleza, �qu� pasa con ese �dolo de los de�stas, la �luz de la naturaleza�?

3. Si Cristo es la �nica persona que puede iluminar nuestras tinieblas, deje ir a cada hombre.

4. No cometamos el error fatal de salir al encuentro del Novio, sin llevar aceite en nuestras vasijas, con nuestras l�mparas. ( Mons. Horne. )

El nervio de la sensaci�n religiosa

Capaz de brillar; construido para brillar; pero no se enciende hasta que se ha encendido: la vela del Se�or. El esp�ritu del hombre es parte de nosotros y puede producir llamas cuando ha sido tocado con llamas. Es una capacidad especial que tenemos para sentir, apreciar y responder a las cosas Divinas. El sonido afecta al o�do; iluminar el ojo; el esp�ritu es el nervio de la sensaci�n religiosa. El hombre es un conjunto de adaptaciones.

El sentido religioso es la facultad que tienen todos los hombres, en diversos grados, de apreciar las cosas religiosas y divinas. No podr�amos ser santos sin el instinto, pero el instinto no asegura que seamos santos. En esto no hay diferencia entre el instinto religioso y otros de nuestros instintos. El sentido religioso forma parte del atuendo original de cada hombre. Le da al maestro y al predicador algo con lo que empezar.

La facilidad con la que se puede abordar a los ni�os en asuntos religiosos muestra que la religi�n es una cuesti�n de instinto antes que una cuesti�n de educaci�n. Este sentido religioso innato es un argumento f�cil a favor de la existencia de Dios. La posesi�n de este instinto religioso nos pone en el camino de un deber muy simple y pr�ctico. Si nos volvemos santos o no, depender� principalmente de c�mo tratemos ese instinto, y de si lo reprimimos y sofocamos, o le damos la oportunidad de desarrollarse. Depende de nosotros tomar algunas medidas firmes para llevar esta conciencia religiosa a una mayor fuerza y ??un brillo m�s pleno. ( CH Parkhurst, DD )

El espiritu del hombre

Cuando Dios complet� la casa del alma, la amuebl� de la manera m�s generosa con luces gloriosas. El intelecto es una de las luces brillantes colocadas en la casa del alma para animar y guiar a los hombres en esta vida. La luz de la mente humana es invaluable. El hombre es apenas un hombre sin su llama iluminadora. Luego est� la luz gu�a de la conciencia. Y est� la luz espiritual que caracteriza a toda la humanidad, que lleva a la humanidad en todas partes a adorar a Dios.

I. El hombre es un gran ser. Solo se dice del hombre: "A imagen de Dios lo cre�". Esto destaca al hombre como el ser m�s grande de la tierra. Todo hombre serio, inteligente y devoto es en cierto grado consciente de una grandeza inherente. La personalidad consciente es un poder �nico. En el �mbito moral, todo hombre es un soberano que concibe planes y ejecuta prop�sitos de gran importancia y consecuencias de gran alcance.

La personalidad consciente del hombre sobrevive al impacto de la muerte. El hombre es el hijo de Dios. Los hijos de Dios son part�cipes de la naturaleza divina. Esto los eleva a un plano que est� a una distancia infinita de las criaturas a su lado en la escala de existencia. La verdadera grandeza consiste en la semejanza a Dios. Un buen hombre es una de las mayores obras de Dios.

II. El hombre est� divinamente iluminado.

1. La luz intelectual del hombre proviene de Dios.

2. La luz de la conciencia proviene de Dios. Es una llama pura y clara que nos revela el car�cter de nuestros pensamientos y prop�sitos antes de que se conviertan en acciones.

3. La luz espiritual en el hombre proviene de Dios. Salvajes y civilizados, en todo el mundo, adoran a alg�n dios. La l�mpara que ilumina a todos los hombres que vienen al mundo y los lleva a la adoraci�n, es sin duda el encendido de Dios. En el culto, el alma rinde homenaje filial a Dios.

III. El hombre ha sido iluminado con un prop�sito divino. Dios cre� todas las cosas para Su propia gloria. Dios coloca a hombres de gran capacidad intelectual en medio de las tinieblas morales del mundo, para que con su luz superior puedan esparcir la noche mental de sus semejantes. Los grandes intelectos poseen un tremendo poder para el bien o el mal. �El hombre es como la vela encendida por el Esp�ritu de Dios, que irradia la gloria de la naturaleza de Dios y es glorificada por el fuego divino. Pero algunos hombres son velas sin encender ". ( D. Rhys Jenkins. )

La luz de la conciencia

V�ctor Hugo dice: �En todo coraz�n humano hay una luz encendida y, cerca, un fuerte viento que busca apagarla; esta luz es conciencia, este viento es superstici�n. La conciencia es hija de Dios; superstici�n, el hijo del diablo. La conciencia ama y se regocija en la luz; la superstici�n odia la luz de la mente y el esp�ritu, porque sus obras son malas ".

Versículo 29

La gloria de los j�venes es su fuerza.

La gloria de los j�venes

Poder, fuerza, poder�o, fuerza, son nombres diversos para algo que siempre ha sido, y siempre ser�, admirable en la estima humana. En todas sus formas, es algo glorioso. El hombre de voluntad indomable es siempre objeto de reverencia para sus semejantes. En todas las regiones de las humanidades, el hombre que m�s puede hacer, y con el menor gasto aparente de poder, adquiere una especie de jefatura moral entre sus competidores en la misma esfera.

El texto dice que la fuerza es la gloria peculiar de los j�venes. Otras cosas vendr�n poco a poco, pero esto es lo primero. La gloria de los j�venes no es su sabidur�a. Los hombres j�venes generalmente no son muy sabios. Cometen muchos errores. El tiempo de la sabidur�a vendr�, ya sea que la sabidur�a venga o no. La fuerza que ser� su gloria es la fuerza f�sica, corporal. Una gran multitud de enfermedades del alma provienen de una clase de enfermedad mucho m�s baja.

Algunos hombres nacen d�biles. Y es algo muy terrible, aunque muy misericordioso para el mundo. Es la ley de Dios para prevenir la perpetuaci�n del mal moral. Es una provisi�n que las vidas depravadas de la humanidad morir�n si no, conforme a las leyes Divinas, no se reparan y mejoran a s� mismas. Hay algunos j�venes que est�n despojados de su gloria y no tienen a nadie a quien culpar m�s que a ellos mismos.

�Qu� caricaturas de la humanidad se cruzan a veces en la calle, en forma de j�venes! Y hay j�venes viejos, enervados por la locura y la maldad, condenados a prolongar una existencia cansada durante unos a�os, sin la fuerza adecuada para ninguno de los deberes y relaciones de la vida, y condenados a s� mismos. Mant�n, te lo suplico, por todos los medios a tu alcance, un cuerpo fuerte y sano, vigoroso, atl�tico, nervioso, firme.

Pero el texto significa m�s que eso. El cuerpo a�n no es virilidad. Hay poder moral. Uno quiere mucha fuerza moral, especialmente al comienzo de la vida, para vivir una vida verdadera, digna y noble. La fuerza es de dos tipos: hay fuerza-inercia silenciosa y hay fuerza-movimiento activo. Ambos tipos de fuerza sirven para hacer virilidad. Debes tratar de conseguir solidez moral, gravedad, peso, firmeza, inmovilidad, firmeza.

Los elementos de esta fuerza son la convicci�n y la decisi�n. Debes intentar conseguir fuerza activa, entusiasmo, energ�a, iniciativa. Sin esto, no se hace nada en ning�n aspecto de la vida. Busquen la capacidad de salir de s� mismos, de hacer y de atreverse por Dios. ( GW Conder. )

La gloria de los j�venes

Los hombres miran con admiraci�n y asombro el gran poder, dondequiera que se lo vea. El visitante de Ni�gara no puede dejar de conmoverse al pensar en el poder inconmensurable de ese r�o mientras se precipita sobre el declive. El hombre de poder siempre ha sido objeto de la veneraci�n de sus semejantes menos talentosos. No tiene m�s que moverse y de inmediato sus movimientos se relatan en todo el mundo civilizado. No hay espect�culo en toda la tierra tan impresionante como el de la juventud en su poder juvenil y vigor de facultad, ansioso por la lucha de la vida.

I. Debe controlarse la fuerza de la juventud. El poder produce bien s�lo cuando sus energ�as son guiadas por los canales correctos y dirigidas a los usos correctos por la inteligencia y la sabidur�a. Cuando el poder se vuelve maestro y sale de debajo de la mano del sabio control, siempre es destructivo. La locomotora, tit�n gigante que sirve d�cilmente a los hombres mientras mantengan sus movimientos obedientes a su voluntad, se estrella contra el tren de delante, porque el maquinista ha perdido el control de su corcel de hierro; y los gritos de los heridos y los gemidos de los moribundos nos hablan de la terrible capacidad mort�fera del gran poder que se ha convertido en una ley para s� mismo.

Las aguas detr�s de la presa en South Fork eran inofensivas, excepto potencialmente, siempre que estuvieran controladas. Solo sirvieron para promover las industrias pac�ficas del valle de la monta�a. Pero, rompiendo las ataduras y reconociendo que no hab�a m�s gobernante que la anarqu�a, sembraron la desolaci�n a su paso. Por poderosas que sean la maquinaria y las fuerzas de la naturaleza, son pigmeos en comparaci�n con un hombre joven. Ha hecho m�s que todos ellos.

Lo que es el mundo de hoy, lo han hecho los j�venes. �A lo largo de todos los tiempos, se han logrado las mayores victorias, se han instituido las reformas m�s sabias y ben�ficas, se han emprendido las mayores empresas cristianas y se ha dado el impulso m�s decidido al avance del mundo por hombres que han� comenzado a ser unos treinta a�os de vida. la edad." Bichat, m�dico y fisi�logo franc�s, hab�a revolucionado la pr�ctica de la medicina y muri� antes de los treinta y un a�os.

John Wesley fund� la Iglesia Metodista antes de los treinta y seis a�os. Lutero ten�a treinta y tres a�os cuando clav� sus tesis en la puerta de la iglesia de Wittenberg. Wilbrrforce hab�a obligado a Inglaterra a liberar a todos sus esclavos cuando ten�a treinta y dos a�os. A la misma edad, Watt hab�a inventado la m�quina de vapor. Pero, por otro lado, la influencia destructiva de la fuerza de la juventud, cuando esa fuerza no se controla sabiamente, se ve cuando miramos las listas de nuestras c�rceles e instituciones penales y descubrimos el hecho de que los internos de esas instituciones son para el en su mayor�a hombres j�venes.

La historia tambi�n nos recuerda que Alejandro el Grande hab�a hecho su nombre odioso, a pesar de ser conquistador del mundo, cuando ten�a treinta y tres a�os, y Napole�n hab�a llegado a la ignominia cuando ten�a treinta y cuatro.

II. Pero esta fuerza de la juventud tambi�n debe conservarse. Una de las cosas m�s dif�ciles de impresionar a los j�venes es el hecho de que no siempre estar�n desbordados, como lo est�n en la adolescencia y en la veintena, de fuerza y ??�nimo. Cuando Dios hace a un hombre, le da una cierta cantidad de fuerza vital. Cuando eso se consume, no hay forma de que pueda ser reemplazado. Ruskin se sobrecarg� en su juventud, con el resultado de que la l�mpara de su genio ardi� d�bilmente en su vida posterior.

Walter Scott hizo lo mismo y corri� la misma suerte. Los cient�ficos nos dicen que no hay ninguna raz�n por la que un hombre no deba vivir m�s all� de la marca del siglo en a�os, si ha nacido bien y si conserva sus fuerzas. Est� dentro del poder de todo hombre bien nacido utilizar la fuerza que la naturaleza le ha dado para que, como dice el salmista, "en la vejez sea gordo y floreciente".

III. Esta fuerza de los hombres j�venes tambi�n debe concentrarse. "Esto es lo que hago". El �xito en la vida depende de la concentraci�n de nuestras energ�as en una sola cosa. Pablo fue un predicador exitoso porque estaba "decidido a no conocer nada m�s que a Jesucristo y a �l crucificado". El sol arroja un calor agradable sobre un �rea grande, pero si deseamos encender un fuego junto a �l, debemos tomar el sol y concentrar sus rayos en un punto.

IV. Este poder tambi�n debe consagrarse. Esta es la piedra angular y la piedra angular de todo lo que hemos se�alado hasta ahora. "Todo lo que hag�is, hacedlo todo para la gloria de Dios". La subordinaci�n de todo poder y facultad a la ley contenida en el gran mandamiento conducir� por s� misma al control, la conservaci�n y la concentraci�n del poder y la facultad. ( RS Young. )

La gloria de los j�venes

El hombre tiene una naturaleza triple: f�sica, mental y espiritual; cuerpo, cerebro y alma. Por lo tanto, hay tres tipos de fuerza: f�sica, intelectual y espiritual. Existe una estrecha conexi�n entre la salud y la virtud. "Antes de que un vicio pueda afectar a un hombre, su naturaleza f�sica debe debilitarse". Las condiciones de salud son:

1. Debemos aprender las leyes de nuestro bienestar f�sico.

2. Debemos actuar y cumplir con estas leyes. Las leyes de la salud son: aire puro, alimentaci�n adecuada y suficiente ejercicio. Tienes un deseo saludable de recreaci�n inocente. No lo reprimas. Est� implantado por Dios y, por lo tanto, es sagrado, sagrado como lo son cualquiera de los otros instintos Divinos dentro de ti. Tiene una naturaleza multifac�tica y todas las partes deben tener una oportunidad justa de desarrollo. Fuerza intelectual.

La mente es la medida del hombre; es el imperio o reino del alma. El pensador es el rey reconocido de los hombres. Vale la pena esforzarse por tener una mente entrenada, desarrollada mediante la lectura y la reflexi�n. Fuerza moral y espiritual. Un hombre inteligente es m�s grande que un hombre meramente fuerte, pero un hombre bueno es m�s grande que cualquiera de los dos. Las ganancias morales y espirituales son las m�s duraderas. ( David Watson. )

La gloria de la juventud y la belleza de la vejez

I. La piedad hace gloriosa la fuerza de los j�venes.

1. Porque esa fuerza est� gobernada por una inspiraci�n gloriosa.

2. Porque est� dirigido a fines gloriosos.

3. Porque le dota de una gloriosa firmeza de principios, un apego inquebrantable a la derecha.

4. Debido a la gloriosa recompensa que finalmente obtendr�.

II. La piedad embellece las canas cabezas de la edad.

1. La edad piadosa es hermosa, debido a la riqueza de su experiencia.

2. Porque est� relacionado con la madurez del car�cter cristiano.

3. Debido a la conexi�n con una paz santa y una esperanza brillante.

III. La belleza de la cabeza gris es el resultado natural y apropiado de la gloria desarrollada de la fuerza juvenil. La fuerza piadosa en la primera mitad de la vida es la semilla que madura en la alegre cosecha de una disposici�n esperanzada y descansada que deber�a marcar el final.

1. Es probable que la piedad juvenil asegure la belleza de la edad, porque los principios y pr�cticas piadosos est�n mejor calculados para prolongar la vida.

2. Porque la conducta de la juventud da car�cter a la edad. ( Jackson Wray. )

La gloria de los j�venes

1. Los ideales de la hombr�a han variado con cada �poca. La fuerza f�sica fue la principal gloria de la carrera. Sans�n entre los hebreos, H�ctor entre los troyanos, Aquiles entre los griegos y Ricardo Coraz�n de Le�n entre los cruzados, eran tan valiosos como lo son ahora las bater�as o los batallones. Hasta que la civilizaci�n cristiana lo cambi�, la medida del hombre era su m�sculo y su pasaporte al respeto era su peso de combate.

Pero vivimos en una �poca diferente. La p�lvora y la dinamita han abolido las diferencias f�sicas y han puesto a todos los hombres en un nivel com�n. No es la fuerza f�sica sino el cerebro lo que cuenta en esta �poca. El cristianismo ha subordinado lo material a lo mental. �No hay nada grande en el mundo sino el hombre; no hay nada grandioso en el hombre excepto la mente ".

2. Pero hay dos tipos de fuerza mental: una inferior y otra superior, la intelectual y la espiritual. Hay algo mejor que una intelectualidad clara y fr�a. El hombre tiene coraz�n y cabeza, emociones y pensamientos. Algunos de los personajes m�s atroces de la historia fueron hombres de intelecto gigante. El duque de Alva fue consumado y erudito. As� como la fuerza mental es m�s alta en rango que la f�sica, la fuerza moral es m�s alta que la meramente mental.

La posesi�n m�s valiosa en este mundo para un joven es la fuerza de car�cter. Con �l, la pobreza, la oscuridad y la mala salud no son desgracias. Sin �l, la riqueza, la fama y la resistencia f�sica no son bendiciones. Pero qu� poco aprecian los j�venes.

3. Todo ni�o anhela ser un hombre. Es una ambici�n leg�tima. �Pero conoce los peligros de la hombr�a? La inocencia moral de la ni�ez convertida en hombr�a es mil veces m�s fuerte que la hombr�a reformada, construida a partir de los fragmentos que fueron recogidos de la ruina y ruina del yo anterior.

4. La gran arena para el desarrollo de la fuerza moral es la conquista de uno mismo.

5. Pero, �c�mo se lograr� la victoria m�s dura: la victoria del yo? Recuerda la visi�n de Constantino. As� que contigo. Por la cruz de Cristo vencer�s. El testimonio de los injustos sobre el valor de la religi�n como armadura moral es un testimonio sumamente valioso. ( JC Jackson, DD )

Cristianismo muscular

I. Fuerza f�sica. Somos propensos a glorificar y exaltar al hombre de intelecto fuerte a expensas del hombre musculoso. Somos propensos a despreciar la fuerza f�sica y considerarla como algo muy necesario en un buey o un caballo, pero nada de lo que un cristiano se enorgullezca. El desarrollo de la fuerza f�sica depende en gran medida de nosotros mismos. El desarrollo f�sico est� relacionado con la cultura mental y moral como fundamento de la superestructura que descansa sobre ella.

Los mejores estudiantes llevan juntos su entrenamiento f�sico y mental. Tampoco debemos perder de vista la influencia del entrenamiento f�sico sobre la moral de los j�venes. El cristianismo muscular es el tipo de religi�n que vivir� y se har� sentir en el mundo. El sentimentalismo sensiblero no es religi�n. Pero si nuestra fuerza ha de ser una gloria para nosotros, debe ser fuerza consagrada. Hay quienes valoran su fuerza, no por la cantidad de bien que pueden lograr con ella, sino por la cantidad de supuesto placer o vicio que su fuerza les permite permitirse. Tal fuerza no es gloria para los j�venes.

II. Fuerza mental. Ninguna universidad puede conferir cerebros donde la naturaleza los ha retenido; y, sin embargo, es cierto que, en lo que respecta al poder intelectual, somos en gran medida lo que nos hacemos. No son los dotados naturalmente de grandes talentos los que gobiernan en el mundo pol�tico, social y religioso. Son los de talento medio, los hombres de actividad, diligencia y seriedad, los que suben a la cima de la escalera, los que depositan su capital mental, tal como est�, donde dar� el mayor inter�s. El trabajo duro mata a muy pocos. Los hombres que viven m�s tiempo son los que combinan un trabajo mental severo con un ejercicio f�sico adecuado.

III. Fuerza moral. Si un hombre carece de fuerza moral, no es un gigante, sino un simple pigmeo, en lo que se refiere a su utilidad en el mundo. La fuerza moral consiste:

1. Con el coraje de hacer lo correcto.

2. Sentir nuestra propia debilidad.

3. Otro elemento de la fortaleza moral es una vida piadosa.

Un hombre consistente es una torre de fuerza. Es un poder invencible para el bien. Las vidas piadosas de los cristianos humildes y consistentes son los sermones m�s poderosos. ( Richmond Logan, MA )

La belleza de la edad

La primavera tiene sus encantos, que le son peculiares, y tambi�n el verano, y tambi�n el oto�o, cada uno a diferencia del otro, pero el �ltimo de ninguna manera es inferior a los dem�s. Hay una belleza propia de la juventud y una belleza que pertenece a la hombr�a; �No hay una belleza que pertenece a la edad, a diferencia de la juventud, a diferencia de la madurez, sino algo an�logo a la gloria del follaje oto�al? A veces lo vemos. En otras ocasiones, la enfermedad, el exceso de trabajo, los problemas, la tristeza, son una plaga cuyo desgaste ha destruido toda belleza.

Pero una vejez, una tarde que se ha escapado de esto, �por qu� no deber�a ser como una tarde de oto�o, luminosa y hermosa? �Ser�a una mejora volver a cambiar las hojas volteadas a verde fresco? �Nos robar�as la belleza oto�al y tomar�as la gloria posterior de las laderas? Es muy poco com�n en el hombre o la mujer, cuando son viejos, afectar la juventud - en la vestimenta y los modales, y en la asociaci�n, volver a la vida temprana - esforzarse en esto por ser lo que uno no es.

El intento siempre es un fracaso. Esta es una rueda que nunca se puede girar hacia atr�s. Por otro lado, es doloroso ver la edad anticipada, una edad prematura afectada y asumida. Deja que los d�as se demoren, si as� lo desean. Deje que las hojas contin�en verdes, si es posible. Pero hay una belleza, una floraci�n, una alegr�a que pertenece a la madurez y la madurez de la edad plena. La belleza no es una edad impropia. El florecimiento no es impropio de la edad, ni tampoco el gozo es impropio.

Pero sea ella misma como corresponde a la edad y le pertenece. Deje que sea el p�rpura real, corriendo hacia el marr�n pardo, a diferencia del verdor de la primavera, su propio tipo de belleza, como ocurre solo cuando el sol se pone. En algunas localidades, como los d�as de finales de oto�o son helados y frescos, puede encontrar una flor junto al camino, abriendo su racimo de flores en toda su belleza, en el aire limpio de oto�o que parece haber captado el tono del cielo: una azul cer�leo puro: la genciana con flecos.

�Por qu� florece tan tarde, con su tonalidad celestial, a menos que sea para recordarnos que hay flores propias del final del oto�o de la vida y que deber�an ser el reflejo evidente del cielo? La edad puede ser hermosa con sus propios adornos. Nos detenemos m�s en esto porque se debe a la edad, y porque queremos disuadirnos de ese error, en el que caen algunos, de anticipar y magnificar los aspectos m�s tristes de la vida avanzada.

A medida que envejece, sea alegre, si puede. Mant�n los afectos del coraz�n frescos y c�lidos. Si tu hoja debe caer, no proh�bas que, mientras a�n cuelga, enrojezca y exhiba su belleza. Si es posible, deje que su cielo se abra mientras se pone el sol. ( Alfred E. Ives. ).

Información bibliográfica
Exell, Joseph S. "Comentario sobre "Proverbs 20". El Ilustrador Bíblico. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tbi/proverbs-20.html. 1905-1909. Nueva York.