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Bible Commentaries
Salmos 133

El Ilustrador BíblicoEl Ilustrador Bíblico

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Versículos 1-3

He aqu�, cu�n bueno y cu�n agradable es para los hermanos vivir juntos en unidad.

Verdadero socialismo

El tema de este poema es el socialismo genuino o la unidad de las almas. No la unidad teol�gica, los dogmas religiosos dividen pero nunca pueden unir. No unidad eclesi�stica; ninguna ley hecha por ninguna Iglesia, aunque sea firmada por todos sus miembros, puede unir las almas. No la unidad mec�nica, la unidad de organizaciones pol�ticas, religiosas o comerciales. La unidad del alma implica la unidad en el afecto supremo, el fin supremo, la regla suprema.

I. Es bueno.

1. Porque armoniza con la constituci�n social del hombre. Es lo que la naturaleza social del hombre anhela, su mayor hambre es la compa��a amorosa. Es lo que necesita la naturaleza social del hombre. Necesita el ministerio de la amistad desde la cuna hasta la tumba. Es lo que la naturaleza social del hombre describe como su ideal m�s grandioso. La unidad social es considerada por todos los pueblos y naciones como la perfecci�n de la sociedad.

2. Porque armoniza con la ense�anza del Evangelio. Cristo inculc� esta unidad y or� por ella, para que "todos sean uno". Los ap�stoles en todas partes le exhortan: "sean de un mismo sentir los unos para con los otros".

II. Es delicioso.

1. Es delicioso presenciar. Para �contemplarlo� en la familia, la Iglesia, la naci�n. Todos los celos, envidias, rivalidades, guerras, desterrados de la escena y completamente desconocidos. "La paz como el roc�o de la ma�ana destila, y todo el aire es amor".

2. Es delicioso experimentar la deliciosa fragancia que hay en la unidad social, sentirse uno con todos y todos unos con otros. Esto le da al ambiente social un delicioso perfume.

III. Es ben�fico (vers�culo 3). No significa que el roc�o caiga por igual sobre los dos montes, sino que la humedad que se acumula en el monte Herm�n es captada por el sol y cae en refrescantes lluvias sobre las lejanas alturas de Si�n.

1. Esta unidad es pac�fica. �Cu�n silenciosamente cae el roc�o! Con qu� serenidad se mueve la sociedad donde todos sus miembros se inspiran en el amor de los unos hacia los otros, sin choque, sin jarra, sin rechinar de ruedas.

2. Esta unidad es refrescante. Da a toda la esfera social frescura, verdor y belleza perpetuos. ( Homilista. )

Unidad de la Iglesia

Por breve que sea este salmo, es dif�cil encontrar uno m�s dulce. Algunos lo relacionan con el per�odo del llamado de David al trono, e imaginan que fue sugerido por todo Israel viniendo a �l en Hebr�n y diciendo: "He aqu�, somos tu hueso y tu carne", y luego lo unge como rey. La fuerza y ??la salud de una naci�n radica en su unidad. Y esto tambi�n es cierto para una Iglesia. Nota&mdash

I. La gracia. �Qu� se entiende por "habitar juntos en unidad"? No es una mera ausencia de peleas, porque eso puede deberse a la tranquilidad de la muerte. Ingrese al dep�sito de cad�veres adjunto al hospicio de San Bernardo. Est�n los cad�veres congelados de los que han perecido en la nieve. Est�n de pie contra la pared. Algunos llevan a�os esperando que los amigos los reconozcan y los reclamen.

Y all� no hay peleas. Pero es el chile de la muerte lo que los mantiene tan quietos. Tampoco es vivir aparte para tener paz. Como Abraham se separ� de Lot. Es una forma humillante de obtener la paz. Como si dos almas fueran como dos sustancias qu�micas: mantenidas separadas no har�n da�o, las juntar�n y explotar�n y destrozar�n todo. Esta unidad tampoco es meramente compromiso en una obra.

Pero corresponde a un miembro ser actuado como por un alma. Un alma en muchos miembros. Incluye servirnos unos a otros con amor y, a menudo, tiene que estar cimentado con el perd�n. Ahora, tales llamadas requieren un aviso especial. "Mirad." Y es "bueno". Porque es la voluntad de Dios para nosotros. Obedece el nuevo mandato de Cristo. Es una de las principales pruebas de nuestro discipulado. Hace que la comuni�n de los santos sea buena y edificante.

II. Las ilustraciones. Se dice que esta unidad es como ...

1. El aceite de la unci�n sobre la cabeza de Aar�n ( �xodo 30:23 ), que muestra que estaba hecho de varios compuestos diferentes, todos preciosos en s� mismos. Varias son las especias, todas "principales" en s� mismas. La mirra del amor. Esto tiene prioridad. Se debe encontrar una medida completa de esto. Con esto, tambi�n, debe haber la dulce canela de la dulzura, el dulce c�lamo de la mansedumbre, la casia de la paciencia y el aceite de oliva del perd�n. No es de extra�ar que el compuesto fuera m�s fragante. Aar�n no estaba calificado para ministrar hasta que fuera ungido de esa manera.

2. El roc�o de Herm�n Entonces esta unidad viene de arriba: refresca el aire y hace abundar la fecundidad. No une para los hombres.

III. Su beneficio. "All� el Se�or orden� la bendici�n". No es para nosotros ordenar una bendici�n; podemos rogar por ello. Pero, �d�nde es que el Se�or ordena as� Su bendici�n? No donde abundan la ira y la contienda, la discordia y la divisi�n, estos han convertido muchos jardines del Se�or en aullidos desiertos. Pero donde reina el amor, donde el aceite santo unge al pastor y a la gente por igual. Que este aceite nunca deje de fluir sobre la Iglesia, y que este Herm�n nunca carezca de su roc�o. ( Archibald G. Brown. )

Solidaridad

La solidaridad no es m�s que otro nombre para la unidad, c�mo la solidaridad - la interrelaci�n, la interdependencia - de nuestra vida del siglo XX, por medio de la cual podemos saber mucho m�s, hacer mucho m�s, ser mucho m�s, de lo que pod�an hacer los hombres cuando los mares eran separaciones en lugar de oportunidades para los transbordadores, cuando los tel�grafos no hac�an palpitar el mundo redondo, enfatiza el poder y la bendici�n de la unidad que es el tema del salmo.

I. Qu� es esta unidad.

1. No es una uniformidad niveladora. No significa que uno reunido en la unidad deba pensar, sentir, hacer, precisamente como todos los dem�s tambi�n reunidos en ella. Existe una gran posibilidad de individualidad en una unidad real.

2. No significa una compulsi�n exterior y f�rrea. Una vez le preguntaron a un ministro si su Iglesia estaba unida. "S�; todos los miembros est�n r�gidos juntos ". Eso no fue la unidad.

3. Es asociaci�n. En una verdadera unidad cristiana hay una santa tendencia hacia esta uni�n.

4. Es una similitud general e inclusiva de objetivo y sentimiento.

5. Es una variedad de dones y servicios, cada uno ministrando a su manera hacia el fin com�n ( 1 Corintios 12:12 ).

6. Es estima mutua.

7. Tolerancia mutua.

8. Cooperaci�n por los mejores intereses de la hermandad.

II. Qu� hace esta unidad.

1. Atrae (vers�culo 2). Difunde su graciosa influencia por todas partes, y al mismo tiempo llama a la esfera de su influencia. A la gente le encanta venir y estar con ella. �Cu�n cierto es esto de una Iglesia completamente armoniosa y unida!

2. Refresca (vers�culo 3). Trae el refresco del servicio compartido, del logro, del regocijo.

3. Ordena la bendici�n divina.

III. Solicitud.

1. Cada uno de los hermanos est� encargado de la preservaci�n de esta unidad.

2. El no cumplirlo priva a nuestro Se�or de una de las evidencias de la veracidad de Su misi�n.

3. La unidad que m�s profundamente necesitamos es la unidad personal completa con el �nico Se�or y Hermano, para que as� podamos realmente entrar en el poder y la bendici�n de esta gran gracia de unidad unos con otros. ( W. Hoyt, DD )

Una perspectiva buena y agradable

I. La vista propuesta.

1. El deber encomendado - unidad o acuerdo (Efesios 4: 3; 1 Tesalonicenses 5:13 ; Colosenses 1:20 ). Hay dos formas especialmente en las que el Evangelio es un Evangelio de unidad entre hombre y hombre.

(1) Es as�, como lo ense�a y lo ordena, porque as� lo hace en general y en el alcance y la intenci�n adecuados; nos ense�a a negar la impiedad, a negar la falta de caridad; y a vivir con rectitud y santidad, as� tambi�n a vivir tranquila y pac�ficamente en este presente mundo malo.

(2) Tambi�n act�a y lo transmite donde viene en el poder del Esp�ritu que lo acompa�a. Como es una doctrina transformadora en otros aspectos, especialmente en esta entre las dem�s, como cambiar los corazones de aquellos que realmente la creen y la reciben en una disposici�n similar a ella. Cambia y altera la naturaleza malvada de los hombres y los transforma en cualidades contrarias; les quita su fiereza natural, y los vuelve apacibles y d�ciles, y les permite vivir en paz con otros hombres.

2. Los sujetos de esta unidad - hermanos.

(1) Hermanos por naturaleza y sangre, y generaci�n carnal, las personas que son hijos de uno y los mismos padres naturales: estos son aquellos de quienes se requiere la unidad, que son hermanos en la primera y primitiva y original aceptaci�n de la Palabra de nosotros; y no hay nada m�s indigno cuando es de otra manera.

(2) Hermanos en sentido civil, por costumbre, contrato o empleo, o asociaci�n civil, que es lo que m�s propiamente les pertenece; estos tambi�n son hermanos, y tienen la paz, el amor y la unidad cargados sobre ellos.

(3) Hermanos en un sentido espiritual, desde los principios y consideraciones de la piedad y la religi�n cristiana, estos son nuevamente hermanos: que profesan la misma fe, que adoran al mismo Dios, que son miembros de la misma Cabeza, que esperan el mismo cielo. y salvaci�n y herencia futura. No hay nadie que tenga un mejor t�tulo para este apelativo de hermanos que tales, y en consecuencia nadie que tenga paz y unidad m�s se les exige, incluso en esa consideraci�n igualmente.

3. La manifestaci�n de esta unidad - habitar juntos. La unidad se expresa mucho en la comuni�n y en la sociabilidad de la conversaci�n, y como se expresa en ella, as� tambi�n se conserva, se alimenta y se mantiene alejada de ella: los que se abstienen de encontrarse en sus personas, no se encuentran tan f�cilmente en sus afectos, ni en sus corazones unos con otros; mientras que es una gran ayuda, un medio y una conducci�n para esto.

Hace que los amigos y los cristianos se comprendan mucho mejor y sean aceptados con la disposici�n de los dem�s, conozcan la naturaleza de los dem�s y disciernan las gracias de los dem�s, y sean sensibles a las perfecciones de los dem�s y, en consecuencia, reciban mayor comodidad y beneficio uno del otro. Hay una gran ventaja en ocasiones y oportunidades como �stas, tanto para hacer como para recibir el bien.

II. La invitaci�n a la observaci�n.

1. Como excitaci�n de la fe. M�ralo para creerlo.

2. Como compromiso de cari�o. M�ralo para admirarlo.

3. Como provocaci�n a la obediencia. M�ralo para practicarlo, imitarlo y conformarte a �l. ( T. Horton, DD )

Unidad cristiana

1. Si nuestro cristianismo es genuino, debe dar su propio testimonio en la feliz armon�a de nuestras Iglesias, en la actitud fraterna de las diversas ramas de la Iglesia de Cristo y en el amor mutuo y la ayuda de los creyentes.

2. La unidad no solo es esencial para la reivindicaci�n de la Iglesia, sino tambi�n para su progreso. La locura del cuerpo de un gran ej�rcito que desperdicia sus energ�as y oportunidades en disputas sobre los m�ritos de los diversos c�digos militares y manuales de armas provocar�a justamente el desprecio. Un espect�culo a�n m�s lamentable es el de las denominaciones rivales de cristianos que se detienen en la gran batalla con el pecado y Satan�s para competir entre s� por formas y dogmas no esenciales. Las m�ltiples variaciones y rivalidades de las sectas son fuentes de desconcierto para los paganos y obst�culos en los caminos del esfuerzo misionero.

3. Nuevamente, la unidad es necesaria para el desarrollo y crecimiento en la gracia del creyente individual. Grace es un ex�tico que florece solo en una atm�sfera de paz. Las heladas de la envidia y los fuegos de la contenci�n lo arruinan y lo consumen. Un cristiano enemistado con su pr�jimo no puede cumplir con su deber para con la humanidad.

4. Nuestra estimaci�n del valor y la bienaventuranza de la unidad se realzar� al prestar atenci�n a las insinuaciones que las Escrituras nos brindan con respecto a la vida de los redimidos en el cielo. Habr� la consumaci�n de la unidad de la Iglesia. ( SG Nelson. )

Unidad cristiana

I. Qu� es.

II. Su excelencia.

III. Medios para lograrlo.

1. Lo primero que hace falta es que cada uno de nosotros est� unido a Cristo: sin esto, en vano esperaremos ser �miembros los unos de los otros�. "�l es la Cabeza de todas las cosas para la Iglesia"; ya �l debemos estar unidos por la fe.

2. Seamos �amables con todos los hombres�; dispuesto a esperar lo mejor y a hacer todo lo posible por las debilidades e imperfecciones, e incluso los errores de aquellos que no caminan con nosotros en las cosas de Dios.

3. Cooperaci�n pr�ctica. Si quisi�ramos �caminar juntos como amigos en la casa de Dios�, deber�amos actuar juntos al servicio de nuestro Maestro. ( T. Preston, MA )

Unidad de la hermandad cristiana

�Muchas cosas�, dice el obispo Horne, �son buenas que no son agradables, y muchas agradables que no son buenas. Pero la unidad entre hermanos, sea civil o religiosa, produce tanto provecho como placer. De lucro, porque en ello consiste el bienestar y la seguridad de toda sociedad; del placer, porque el amor mutuo es la fuente del deleite, y la felicidad de uno se convierte, en ese caso, en la felicidad de todos �.

I. La naturaleza de la unidad cristiana entre hermanos.

1. Todos reciben el mismo est�ndar infalible de creencia y pr�ctica: los or�culos del Dios viviente.

2. Una confesi�n ingenua y abierta de las verdades que ya han alcanzado. No deben disfrazar sus convicciones en deferencia al juicio de otros; ni siquiera parecen aproximarse a ning�n punto de vista que no est�, seg�n su concienzudo juicio, fundado en la Palabra de Dios.

3. Acogida cordial de Cristo y su gran salvaci�n.

II. Varios medios que sirven a su promoci�n. El cultivo de "un esp�ritu manso y apacible".

2. Vigilancia habitual contra los juicios imprudentes e imp�os de nuestros hermanos. Que los celos y envidias mutuas sean reprimidos como destructivos del afecto fraternal; y que no haya rivalidad sino la de animarse unos a otros al amor y a las buenas obras.

3. Oraci�n: ofrecer nuestras adoraciones, confesiones y acciones de gracias unidos en el trono de la gracia. ( J. Smyth, DD )

La excelencia de la uni�n

I. Su naturaleza.

1. Unidad de sentimiento.

2. Una uni�n en el punto de afecto.

3. Una igualdad de principios.

4. Cooperaci�n.

II. Su trascendente excelencia.

1. Su idoneidad moral.

2. Su agradable apariencia.

3. Su influencia beneficiosa.

III. Los medios de su promoci�n.

1. Debemos evitar un esp�ritu de malas conjeturas, y guardarnos de pensamientos duros y poco caritativos en referencia a nuestros compa�eros profesores, resistiendo resueltamente toda inclinaci�n a hablar mal y a la detracci�n.

2. Como regularmente dependemos de Dios para recibir fortaleza y apoyo, es de suma importancia que mantengamos una comuni�n constante con �l mediante la oraci�n ferviente; tambi�n que regulemos uniformemente nuestra conducta y conversaci�n por las Sagradas Escrituras; utilizando constante y concienzudamente todos los medios que tienden a unirnos m�s estrechamente a nuestros hermanos cristianos.

Este tema&mdash

1. Excita un autoexamen cercano y serio.

2. Nos ense�a que la discordia en las sociedades religiosas impide el progreso del Evangelio.

3. Describe una l�nea de conducta para nosotros en la parte futura de la vida. ( Bosquejos de cuatrocientos sermones. )

Unidad entre hermanos

I. En qu� aspectos los hombres son hermanos.

1. Por creaci�n.

2. Por regeneraci�n.

3. Por lazos eclesi�sticos.

II. �Qu� curso debemos seguir para promover la unidad.

1. Forme puntos de vista correctos de nuestra relaci�n con Dios y con los dem�s.

2. Un correcto sentido de la justicia entre hombre y hombre.

3. Distinguir entre hombres y sus opiniones religiosas.

4. Tener en cuenta las enfermedades de la naturaleza humana.

5. Ponga la mejor interpretaci�n posible en la conducta de nuestros hermanos y est� siempre dispuesto a perdonar una herida.

III. Argumentos a favor del seguimiento de este rumbo.

1. La paz de la sociedad lo requiere.

2. El honor de nuestra santa religi�n.

3. Es una de las mejores evidencias que podemos dar de la autenticidad de nuestra experiencia cristiana.

4. La vida pronto terminar� y los cristianos esperan vivir juntos en perfecta unidad en el reino de los cielos. ( T. Spicer. )

Que la hermandad del cielo entre en toda la tierra

"�Mirad!" �Esto es m�s que mirar! Mirar es algo superficial comparado con contemplar. Contemplar es aferrarse al objeto a la vista. Como si el poeta inspirado hubiera dicho: Mantengan sus ojos, mantengan sus corazones en la contemplaci�n de la sociedad bendita y la alegr�a de los hombres y mujeres cuyos corazones laten al un�sono perfecto con Dios y entre s�. Cantad a vuestros padres y madres, cantad a vuestras esposas y maridos cuando termine el funeral; cantan que su muerte ha pasado y su vida bendita ha comenzado.

�Qu� bueno y qu� agradable es para ellos estar en casa en sus para�sos, con sus parientes inmortales! Nuestros hermanos y hermanas de arriba saben que su unidad no es obra de ellos mismos; saben que se lo deben a la �nica Vida: la Vida del Amor del Se�or en todos ellos. Y est�n tan decididos a llevar esta Vida �nica a nuestros pechos como nosotros estamos decididos a invocarla. No est�n de ninguna manera desanimados, porque sus corazones viven y laten en el Amor infinito y paciente de nuestro Padre com�n.

Al contrario, est�n m�s llenos de esperanza y coraje que nunca; porque la consumaci�n predicha se acerca, y ellos se hacen cada vez m�s fuertes en la potencia de Cristo. Se acerca el matrimonio del cielo y la tierra ( Apocalipsis 22:1 .). Creamos que las huestes de nuestros luminosos amigos de arriba tienen la intenci�n de abrir caminos m�s directos a nuestros corazones, y que nosotros y ellos nos estamos acercando.

La ley del enriquecimiento del reino de los cielos es a trav�s del dar, pues el dar ampl�a la capacidad de recibir, "�No son todos esp�ritus ministradores", que buscan entrelazar sus afectos con nuestros afectos, a fin de entretejer el cielo en nuestra estructura, y as� para hacernos una entrada m�s abundante y acogida entre ellos? La pregunta que debemos hacernos es: �Estamos haciendo un uso correspondiente de nuestra vida en la carne? �Estamos adquiriendo energ�as para el servicio futuro y para mayores honores y recompensas? �Nuestros deseos m�s profundos despiertan oraciones profundas e intensas? �Estamos dando cuenta de nuestras tentaciones y dolores al volvernos m�s poderosos en esp�ritu? Jes�s regres� de sus combates en el desierto �en el poder del Esp�ritu.

�Si un ni�o fuera enterrado y a�n estuviera vivo, �con qu� angustia llorar�a pidiendo ayuda para que lo llevaran a casa y lo llevaran a casa! �Nuestros clamores perforan los cielos para que podamos recuperarnos de nuestro estado perdido y heredar la vida eterna con toda la casa de nuestro Padre? Si es as�, estamos obteniendo beneficios esenciales y eternos de nuestra temporalidad terrenal. Para convertirnos en miembros de la familia bendecida, debemos ser purificados, agrandados y unificados individualmente.

Mientras seamos meros segmentos de la humanidad corrupta y moribunda, nunca seremos apaciguados ni nos daremos cuenta del prop�sito de nuestro Padre con respecto a nosotros. Debemos estar completos. Debemos unir el cielo y la tierra, Dios y la naturaleza en nuestra experiencia personal. Con el universo material, como un velo ante nuestros ojos, debemos mantener persistentemente el universo celestial en nuestros afectos y pensamientos. ( J. Pulsford, DD )

La unidad de los creyentes

El aceite aqu� especificado era muy sagrado. Se prepar� con cuatro ingredientes: mirra, canela, c�lamo y casia. Su composici�n fue, pues, una h�bil uni�n de diversos materiales. Aqu� se mezclaban lo amargo, lo arom�tico, lo dulce, lo fragante, sustancias muy diferentes, todas mezcladas en el aceite puro batido. La receta fue divina. El misterio y la gloria de la verdadera unidad cristiana surge de su car�cter compuesto.

Los hombres que tienen las mismas opiniones en ciencia, filosof�a o teolog�a, encuentran agradable vivir juntos en unidad. La verdadera hermandad cristiana debe buscarse, no en un acuerdo doctrinal, sino en una afinidad espiritual. Debe ser de esp�ritus que est�n "en Cristo". La vida en �l es la base y la variedad el encanto. La m�sica de la verdadera Iglesia de Dios es una armon�a m�s que una melod�a. Las vestiduras de nuestro Rey huelen a mirra, �loe y casia, ni una sola fragancia.

Esta verdad nunca ha sido plenamente reconocida por la Iglesia. La Palabra de Dios est� tan llena de mandamientos de vivir en unidad con el pueblo del Se�or como de estar separado de los pueblos del mundo. La separaci�n de los que son suyos es tan err�nea como la uni�n con los que no son suyos. Es el abatimiento y la condescendencia lo que es com�n a ambas figuras del salmo. El ung�ento precioso fluye de la cabeza a la barba y de la barba a las faldas de las prendas.

Y el roc�o del sublime Herm�n desciende flotando hasta los montes de Sion. La unidad de los verdaderos creyentes no debe cultivarse entre unos pocos selectos, que han alcanzado las alturas elevadas de alg�n esquema doctrinal definido, sino para derramar su influencia fertilizante sobre las colinas menores de Si�n. Y si esta idea de desbordamiento es la verdadera, las cifras son singularmente sugerentes. Porque el refrigerio del fresco roc�o de la tarde era mucho m�s precioso en Sion que en Herm�n.

Y, sin duda, la colina menor ten�a, con mucho, el mayor honor. Fue la humilde Si�n, y no el Herm�n cubierto de nieve, lo que Dios eligi� para Su tabern�culo y la fuente de Su bendici�n. La grandeza de la vida cristiana es que los fuertes soporten las debilidades de los d�biles y no se complazcan a s� mismos. En hebreo se dice que el aceite santo desciende sobre la boca de las vestiduras de Aar�n. Esto ha sugerido un curioso comentario antiguo.

Por boca, que la versi�n caldaica traduce el habla, se dice que significa la coraza o Urim y Tumim, que era la boca del or�culo de Dios. Y en la segunda figura del salmo la sugerencia es la de condescender para entrar en contacto con lo que es de mayor honor. La unci�n del amor santo debe fluir sobre nuestra expresi�n. Si pensamos que tenemos los or�culos de Dios, debemos decir la verdad con amor.

En el borde inferior de la t�nica de Aar�n estaban las campanas de oro que emit�an dulces sonidos dondequiera que iba. Toda la m�sica de nuestra vida debe ser endulzada con la unci�n consagrante del santo afecto. ( JH Cooke. )

Unidad, no uniformidad

Observemos una diferencia entre "unidad" y uniformidad. Uno es divino, el otro una cosa humana. Los actos de uniformidad son producto del hombre. Solo Dios puede hacernos sujetos de la "unidad" sagrada. Uniformidad que obtenemos en �rboles y setos cortados, cortados y recortados, para reducirlos a un tama�o y forma com�n. La "unidad" sin uniformidad la obtenemos en los �rboles del bosque, todos creciendo de acuerdo con el curso de la naturaleza, de diversa forma, tama�o y valor, pero dependientes por su fuerza salvaje y belleza de las mismas influencias geniales de la naturaleza, como extienden sus mil ramas y mir�adas de hojas para captar la luz, el aire, el roc�o y las lluvias del cielo.

Uniformidad que tenemos en el surtido clasificado de flores, dispuestas en macetas o parcelas de tierra seg�n su tama�o y color, no se permite que una especie se mezcle con otra. "Unidad" es el ramo reunido, digno de la admiraci�n de todo espectador, cuya diferencia de forma, color y olor solo se suma a la belleza de las flores, que est�n todas atadas por una cuerda, encerradas en un recipiente y hechas beber del mismo elemento vital, la corriente l�quida de la vida.

Se nos dice que es muy probable que en el amplio dominio de la naturaleza material no se encuentren dos cosas iguales, ni siquiera dos gotas de agua o dos copos de nieve. �Qui�n conoci� dos rostros humanos iguales? �O dos voces con exactamente la misma cadencia? �O dos formas humanas id�nticas en todos los aspectos? �Es, entonces, asombroso que en el mundo mental y moral haya diferencias de pensamiento, juicio y sentimientos? "Una estrella difiere de otra estrella en gloria", pero en medio de todas las diversas glorias de los "cielos" no falta la "unidad". ( Anon. )

La uni�n de la iglesia necesaria para la prosperidad

Sin uni�n, ninguna Iglesia puede prosperar. Esto, de hecho, es aplicable a todas las sociedades, ya sean peque�as o grandes. Una familia dividida: �qu� abominable! �Qu� impotente! Un reino dividido, un reino distra�do con facciones rivales, y donde se pasa por alto el bienestar general: �c�mo puede resistir! Sus enemistades internas tientan a su vecino m�s fuerte a hacerle la guerra, y la agresi�n tiene �xito. Y con un �nfasis a�n mayor, esto es v�lido en lo que respecta a la Iglesia.

En este territorio sagrado no se reconoce ning�n poder excepto la ley del amor, y cuando esta desaparece, el Esp�ritu de Dios no tiene la opci�n de marcharse. Y cuando el Esp�ritu se entristece as� y huye de la escena de la discordia, �qui�n ocupa su lugar? Satan�s, que se glor�a en la disensi�n, y que no tiene otro placer que el oscuro y odioso de irritar a la Iglesia de Cristo y de atraer las almas de los hombres a la perdici�n.

En la Iglesia, si en alg�n lugar de la tierra, debe reinar la paz. Si las mentes de los hombres est�n agitadas por guerras y rumores de guerras, deber�a haber un lugar donde se desconozcan las pasiones airadas. Dejen que los vientos y las lluvias golpeen a la Iglesia: dentro de sus muros sagrados solo deben o�rse los sonidos armoniosos. �En la casa de Dios�, se dijo hace casi trece siglos, �en la Iglesia de Cristo habitan con afectos unidos, en concordia y en sencillez de coraz�n.

Y por eso vino el Esp�ritu Santo en forma de paloma. Una criatura de alegr�a y sencillez; amargo sin hiel; feroz y violento sin pico salvaje y garras en forma de gancho; deleitarse en las moradas de los hombres, vivir juntos y criar a sus cr�as en una casa; volando uno al lado del otro en sus vagabundeos desde sus nidos; endulzar la vida con la sociedad y un cari�o natural; manifestando su paz con suaves besos; y en todas las cosas vivir seg�n la ley del amor. Tal sencillez, tal amor, debe verse en la Iglesia; y de la paloma debe tomar su modelo el amor de los hermanos ". ( N. McMichael. )

Agradabilidad de la unidad

Es algo agradable que los santos y el pueblo de Dios est�n de acuerdo; porque la misma palabra que se usa aqu� para "agradable" se usa tambi�n en hebreo para una armon�a de m�sica, como cuando se elevan a los acordes m�s altos de la viola, cuando las cuerdas son todas pub para formar una armon�a. ; tan agradable es, tanta amabilidad hay en el pacto de los santos. La misma palabra se usa tambi�n en hebreo para lo agradable de un campo de ma�z.

Cuando un campo est� cubierto de trigo, aunque est� cortado, es muy agradable - �oh, qu� agradable es! - y tal es el acuerdo de los santos. La misma palabra en los Salmos se usa tambi�n para la dulzura de la miel, y de las cosas dulces en oposici�n a las amargas. Y as� ves lo agradable que es, al ser comparado con la armon�a de la m�sica, con el campo de ma�z, con las dulzuras de la miel, con el ung�ento precioso que corr�a por la barba de Aar�n, y con el roc�o que cay� sobre Herm�n y el colinas de Sion: y todo esto para descubrir la bondad, la utilidad y la dulzura del pacto de los santos. Es algo agradable contemplar el sol, pero es mucho m�s agradable contemplar el acuerdo y la unidad de los santos entre ellos. ( Puente W. )

Naturaleza de la uni�n vital

La idea de unidad no exige la monoton�a de la semejanza, sino la unidad en la variedad. No la unidad de un enrejado que sostiene la vid, o un mont�n de enrejados, sino de la planta que, con zarcillos, hojas y frutos, se eleva en el aire del verano. No la unidad de una piedra o un mont�n de piedras, sino de un palacio en el que se combinan tantos materiales y artilugios diferentes para albergar la vida humana. No la unidad de un ni�o, sino de una familia de ni�os que difieren en edad, car�cter y temperamento, y las actividades elegidas en la vida, los insectos son uno en el amor y la tierna simpat�a. ( R. Ventilaci�n. )

Creyentes unidos

El reverendo Dr. Cuyler, al ver en una reuni�n de la Uni�n a un di�cono congregacionalista, un cu�quero y un metodista de pie con las manos unidas, y flanqueado por cl�rigos bautistas y presbiterianos, dijo: �Me record� el momento en que los estudiantes universitarios est�bamos de pie as� en la sala de conferencias de qu�mica. La corriente el�ctrica salt� de la bater�a cargada a trav�s de todo el c�rculo en un instante ". As� ser� cuando todo el cuerpo de creyentes est� ligado entre s� y con su Cabeza. ( EP Thwing. )

Unidad por vida superior y compa�erismo

Dos hombres pueden comenzar a ascender por alg�n alto pico alpino desde puntos a muchas millas de distancia en el valle. Suben los empinados, escalan los estrechos salientes que dan al abismo; a veces est�n envueltos en la niebla de la nube, y comienzas a decir que nunca se encontrar�n. �Ah! pero espera un rato. Antes de que caiga la noche alcanzan la cumbre dorada por el sol y, descansando sus miembros cansados ??y refrescando sus esp�ritus hambrientos y sedientos, encuentran tiempo y gusto para una relaci�n placentera antes de quedarse dormidos en el peque�o albergue en la cima de la monta�a.

Tantos que parecen desesperadamente divididos en opiniones y credos cuando se encuentran en el plano inferior de la vida y la experiencia, solo tienen que subir a las alturas m�s elevadas de la verdad Divina para descubrir su unidad en el Se�or, y su disfrute de Su generosidad, y en ello su comuni�n. con el otro. La vida m�s abundante es la filosof�a divina de una unidad m�s duradera entre los cristianos. ( HO Mackey. )

Fuerza en la unidad

Tome un hilo, desenr�llelo, y encontrar� que est� formado por varios hilos, desenrosc�ndolos, ver� que tambi�n est�n formados de la misma manera, y as� sucesivamente. S�mbolo apropiado de la verdadera relaci�n de cada miembro de cualquier familia humana, o de la familia m�s grande de la Iglesia, o la gran Iglesia de las Iglesias, la Iglesia del Dios viviente. Los diversos hilos, tan d�biles por s� solos, se vuelven fuertes y poderosos cuando se retuercen; y, as� como cualquier cord�n se rompe m�s f�cilmente donde uno o m�s de los hilos est�n separados, as� es en la Iglesia.

Solo debido a una mayor fuerza en la unidad, en la desuni�n hay una mayor debilidad. Si no puedes tomar el lugar de un hilo m�s grande, puedes f�cilmente tomar el de un hilo menor; y de los m�s peque�os se hacen los m�s grandes. ( Espada y paleta. )

Versículo 2

Es como el ung�ento precioso.

Unidad comparada con el aceite

1. Es un ung�ento precioso. No es de uso com�n y corriente; �leo de cualquier consideraci�n, pero el mejor y m�s selecto que se pueda iluminar: como el que Mar�a Magdalena ungi� a Cristo antes de su pasi�n ( Marco 14:3 ). Tal era esto con lo que la concordia de los hermanos se compara aqu� en esta Escritura.

Para mostrarnos su hermosura y excelencia. Es una virtud de muy rara consideraci�n, por lo que debemos estimarla. Es algo que lleva consigo un buen nombre y un informe, y por lo tanto, as� tambi�n es mejor que un ung�ento precioso.

2. No se compara con el aceite encerrado y encerrado en una vasija, sino con el aceite derramado y vertido en el exterior, que es m�s significativo, ya que emite una fragancia y olor especial con �l. Mire c�mo una caja de ung�ento precioso, cuando se rompe, emite un olor tal que refresca las fosas nasales y el cerebro de todas las personas que se hacen part�cipes de �l. De la misma manera, la unidad de los hermanos es muy dulce para todos los que la observan.

3. No es la unci�n solamente de alg�n levita, o sacerdote com�n, sino la unci�n del mismo Aar�n, quien era el sumo sacerdote de todos, y en �l un tipo especial de Cristo, como fue prefigurado y representado en �l.

4. No era aceite el que descansaba s�lo sobre la cabeza de Aar�n, sino que corr�a sobre su o�do y de all� la espuma llegaba hasta las faldas de sus vestiduras, lo cual es una descripci�n viva para nosotros de la propiedad de esta gracia de amor y acuerdo fraternal. Es tal que no descansa s�lo en aquellos que son los sujetos pr�ximos e inmediatos de �l, sino que se transmite a muchos otros. El amor es de una disposici�n muy difusiva y comunicativa. ( T. Horton, DD )

Versículo 3

Como el roc�o de Herm�n.

El esp�ritu de hermandad como roc�o

I. El amor fraternal es silencioso, no demostrativo. Nada en la naturaleza es m�s silencioso que el roc�o. La lluvia traquetea, el viento a�lla y el oc�ano retumba, pero el roc�o desciende serenamente y sin ser escuchado. El amor genuino nunca es ruidoso. Las emociones m�s profundas son siempre las m�s silenciosas; el m�s superficial el m�s tumultuoso.

II. El amor fraternal es vital, no mec�nico. �Qu� refrescante es el roc�o! Da nueva vida y verdor a todo lo que toca. El amor fraterno es independiente de las organizaciones, es independiente de todos los mecanismos sociales.

III. El amor fraternal es m�s divino que humano. De donde viene el roc�o que desciende desde arriba. Todo amor verdadero viene de Dios, como toda luz del sol. ( David Thomas, DD )

Amor fraterno

I. Es un v�nculo seguro de uni�n. Herm�n est� en el norte y Si�n en el sur: ma�ana tras ma�ana, el sol, el gran destilador de la naturaleza, extra�a la humedad del nevado Harmon, y las nubes flotaban hacia el sur y derramaban su tesoro en la colina de Si�n. As�, las diversas partes de la tierra se serv�an unas a otras en el orden natural de Dios. De modo que el amor fraternal con su servicio mutuo une el hogar, la ciudad, la tierra. Ning�n sistema de unidad puede fundarse de otra manera si se quiere que sea seguro. La fuerza dirigida por el ego�smo nunca puede crear un v�nculo verdadero.

II. Es el m�todo de bendici�n de Dios. "Porque all� el Se�or mand� la bendici�n". El salmista reconoce en el culto peri�dico de Si�n una ocasi�n de este amor fraterno y, por tanto, habla del amor como la bendici�n de Dios concedida all�. Y todo ese amor tiene su origen en Dios. Aparte de �l, no deber�amos conocer sus delicias. Es la forma en que �l promueve nuestra felicidad llen�ndonos del deseo de ayudarnos unos a otros. Somos varios canales de la ayuda de Dios.

III. Es el cielo; comenzado. "Incluso la vida para siempre". �Qu� puede significar esta frase sino que el amor verdadero es inmortal? �No nos ha ense�ado San Juan que amar verdadera y puramente es compartir la vida de Dios? En la medida en que amamos, entonces, ya le hemos impartido a nuestra vida un elemento imperecedero: participamos en esa medida de los "placeres que son para siempre". ( W. Hawkins. )

Como el roc�o

1. Como el roc�o desciende del cielo arriba sobre la tierra abajo, as� es la unidad fraterna, en su producci�n y aumento, el don del Esp�ritu Divino de amor, fuente de bendici�n para toda la Iglesia.

2. A medida que el roc�o desciende silenciosa e imperceptiblemente, hasta que cubre toda la superficie del suelo, as� se difunde el cari�o de los hermanos cristianos entre ellos por un progreso tranquilo y suave, hasta que se manifiesta la abundante apariencia y los felices efectos de �l. al mundo.

3. Como el roc�o, que consiste en muchos millones de gotas, refresca los frutos de la tierra por su influencia conjunta, as� la Iglesia es edificada por el amor de muchos; su prosperidad y fertilidad dependen del amor unido de todos sus miembros. ( W. Jones, MA )

El roc�o de Herm�n

El roc�o de Herm�n y el roc�o que descendi� sobre las monta�as de Si�n, al que se refer�a el salmista, difiere enteramente del roc�o ordinario de nuestro pa�s, y es un fen�meno peculiar de Palestina y Oriente. Es una bruma suave que viene del Mediterr�neo durante el verano, cuando el calor es mayor, y el pa�s est� quemado por el terrible sol. Es atra�do por las alturas del interior y condensado en abundante humedad sobre sus costados, y se arrastra por las llanuras, reviviendo y refrescando todo lo verde.

Viene en primer lugar al monte Herm�n, y ayuda a mantener su manto de nieve inmutable, a llenar sus manantiales y a alimentar sus cedros, y luego fluye hacia abajo y hace que el ma�z crezca verde en los valles y en las vi�as. para inflar sus uvas purp�reas en los vi�edos, y los lirios para desplegar su resplandor carmes� en los campos. Y es con este maravilloso fen�meno con el que el salmista compara la unidad y armon�a de los que viven juntos como hermanos.

Es una imagen muy hermosa y expresiva. Porque as� como el monte Herm�n, que est� muy por encima de las llanuras y valles de Palestina, los beneficia con sus nubes, lluvias y arroyos, les imparte las bendiciones que recibe del cielo y, por lo tanto, se vuelve esencial para su vida y bienestar; de modo que estas llanuras y valles, a su vez, han contribuido a elevar y mantener a Herm�n en su trono, y enviarle sus evaporaciones y radiaciones para que se conviertan en las fuentes de sus nieves inmaculadas, sus nubes ondulantes, sus corrientes centelleantes y sus vientos refrescantes.

Lo ayudan tanto como si les ayudara. Son mutuamente dependientes el uno del otro. La llanura humilde no envidia la monta�a alta; ni la alta monta�a mira con desprecio la llanura humilde. Est�n asociados en armon�a f�sica. Est�n all� en la estrecha relaci�n entre ellos designada por Aquel que pesa los montes en balanza y los montes en balanza; y no pod�an tener otra posici�n, forma o funci�n.

El uno no podr�a hacer o incluso estar sin el otro. As� tendr�a el salmista los habitantes de Tierra Santa para vivir. Sea la religi�n de Efra�n como la fragancia omnipresente del aceite santo del templo de Jud�; y sea la religi�n de Jud� como la humedad que brota del Herm�n nevado en Efra�n, y cae en gotas refrescantes sobre las colinas secas del sur de Jud�. El pueblo del pacto hab�a perdido la bendici�n por su divisi�n; se debilitaron y, en consecuencia, fueron llevados cautivos, y su tierra qued� desolada.

Pero ahora, si se vuelven a reunir y contin�an, en mutua armon�a y bondad fraternal, ayud�ndose y anim�ndose mutuamente, ha Ella buena obra para la cual Dios los hab�a preparado y llamado; si observan juntos las mismas ordenanzas de la religi�n y preservan juntos la pureza de su fe nacional, entonces Dios eliminar�a la amenaza y les mandar�a la bendici�n, la vida para siempre. Su tierra volver�a a ser una tierra que fluye leche y miel; y ellos mismos ser�an una vez m�s una naci�n santa, un sacerdocio real, un pueblo peculiar celoso de las buenas obras.

Y lo mismo suceder�a con cada familia, Iglesia y naci�n que viviera junta en la unidad y armon�a del amor. Dios mandar�a all� la bendici�n, incluso la vida continua y pr�spera. Especialmente en la Iglesia se sentir�a esta bondad y agrado de los hermanos que viven juntos en unidad. �Cu�ndo reconocer�n las iglesias el hecho de que est�n destinadas a provocarse mutuamente, no a la envidia y los celos, sino a todas las buenas obras? �Cu�ndo aprender�n sus miembros la gran verdad de que Dios concede las bendiciones de la salvaci�n a las personas, no para que estas bendiciones se limiten a ellos, sino para que las difundan? Pero el Herm�n terrenal es solo el tipo del celestial: la sombra de algo m�s grandioso y duradero.

Hay colinas eternas a las que debemos levantar la vista, rocas m�s altas que cualquier otra en este mundo. De ellos nos llega el roc�o de la gracia y el r�o que fluye del trono de Dios y del Cordero; y Dios en verdad manda la bendici�n, la vida para siempre. ( H. Macmillan, DD )

Porque all� el Se�or orden� la bendici�n. -

Bendici�n ordenada

Es una alusi�n, posiblemente, a grandes personajes, a un general o un emperador: "Donde est� la palabra de un rey, hay poder". El centuri�n dijo: �Yo digo a un soldado: Ve, y �l va, ya otro, Ven, y viene; a un tercero, haz esto, y lo hace ". Entonces Dios ordena una ordenanza, "Ve y edifica a ese santo", y sigue; Dice a otra ordenanza: �Ven y llama a casa a ese pecador�, y lo hace; Las palabras y la obra de Dios van juntas.

Los hombres no pueden capacitar a otros ni darles poder para obedecerlos; pueden hacer que un cojo camine, o que un ciego vea; pero no pueden capacitarlos para caminar o ver: Dios con Su Palabra da fuerza para hacer lo que se les ordena; como en la antigua, as� en la nueva creaci�n, �habl�, y fue hecho; �l mand�, y se mantuvo firme �( Salmo 33:9 ).

Pero all� el Se�or ordena Su bendici�n, "vida para siempre". La corriente de la regeneraci�n, o una vida espiritual, que nunca cesar�, pero seguir� adelante y aumentar�, hasta que se hinche y sea tragada en el oc�ano de la vida eterna, "vida eterna para siempre". ( G. Swinnock. )

Incluso la vida para siempre. -

Eternidad

El pensamiento de la eternidad est� en todos nosotros: un presentimiento y una conciencia; y ese mismo presentimiento universal va muy lejos para establecer la realidad del orden invisible de las cosas al que se dirige. El gran planeta que se mueve en el c�rculo m�s externo de nuestro sistema fue descubierto porque a continuaci�n vacil� en su curso de una manera inexplicable, a menos que alguna masa desconocida lo atrajera a trav�s de millones de millas de espacio oscuro.

Y hay "perturbaciones" en nuestro esp�ritu que no se pueden entender, a menos que de ellas adivinemos ese mundo lejano e invisible, que tiene poder desde lejos para influir en sus �rbitas las peque�as vidas de los hombres mortales. ( A. Maclaren, DD )

Vida sin fin

Nosotros, los de este siglo, a menudo sonre�mos ante los tontos alquimistas de anta�o, olvidando que tal es el amor del hombre por la existencia que en todas las �pocas ha buscado ansiosamente alg�n verdadero "elixir de vida". Y ya sea que esa supuesta pero siempre esquiva bendici�n sea oro puro, como con los primeros alquimistas, o "extracto de cordero", como el profesor Kedzie llama al elixir del Dr. Brown-Sequard, el motivo de la b�squeda es el mismo.

Entonces, �aunque sea grande la esperanza y lenta para morir�, ninguna alquimia antigua ni moderna puede prolongar la existencia, que para cada uno de nosotros ha sido puesta m�s all� del punto divinamente determinado. �Cu�n extra�o es, entonces, que los hombres sean tan lentos en buscar a Aquel que es nuestra vida para siempre, que por Su amorosa gracia ofrece vida e inmortalidad a todos! ( GV Reichel. ).

Salmo 134:1

Información bibliográfica
Exell, Joseph S. "Comentario sobre "Psalms 133". El Ilustrador Bíblico. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tbi/psalms-133.html. 1905-1909. Nueva York.
 
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