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Bible Commentaries
Salmos 144

El Ilustrador BíblicoEl Ilustrador Bíblico

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Versículos 1-9

Bendito sea el Se�or mi fuerza, que ense�a mis manos para la guerra y mis dedos para luchar.

El Se�or nos ense�a a luchar

No s� qu� era ese �Libro de las guerras del Se�or� al que se hace referencia una o dos veces en el Antiguo Testamento; pero entiendo que el Libro de los Salmos fue un Libro as� para los israelitas, y que ha sido un libro as� para la cristiandad. Podemos llamarlo una colecci�n de oraciones, himnos, acciones de gracias, lo que queramos, pero sin duda es un registro de peleas. Y esta oraci�n, que aparece en una de las �ltimas partes de ella, es un resumen adecuado de su contenido y una especie de moraleja que se puede extraer de todo.

Estoy lejos de pensar que esta frase se aplique exclusivamente a lo que denominamos conflictos espirituales. Supongo que David, o quienquiera que fuera el autor del salmo, dio gracias por haber podido pelear con los filisteos y los amonitas. No, creo que dio gracias por haberse visto obligado a luchar con ellos; que no se le hab�a permitido oxidarse en la comodidad que hubiera elegido para s� mismo.

El hombre est� hecho para la batalla. Su inclinaci�n es descansar: es Dios quien no le permitir� hundirse en el sue�o que �l considera tan placentero y que seguramente terminar� en una muerte helada. "�Bendito sea el Se�or Dios, que ense�a las manos para la guerra y los dedos para luchar!"

1. Esta acci�n de gracias es de aplicaci�n universal: hay algunos casos en los que rehuimos usarla y, sin embargo, la experiencia nos ense�a cu�nto mejor ser�amos si nos atrevi�ramos a usarla en toda su fuerza y ??amplitud. Hay quienes sienten mucho m�s que otros el poder de los deseos carnales. Resistirlos es con ellos, a trav�s de la educaci�n o la indulgencia, un esfuerzo del que sus amigos m�s cercanos tal vez no sepan nada.

�Oh, qu� ayuda, entonces, se puede sacar del texto! Hay Uno que sabe exactamente lo que soy y lo que puedo soportar. �l comprende la constituci�n, las circunstancias; �l los ha ordenado para m�. Y, sin embargo, no me tienta a hundirme; Me est� tentando a levantarme. Me ha permitido entrar en este conflicto para que pueda salir de �l como un hombre m�s humilde, m�s triste y m�s fuerte. No desea que caiga en �l. Las ca�das que he tenido son todos tantos motivos y aguijones para poner en �l esa confianza que me muestran que no puedo poner en m� mismo.

2. Los deseos o pasiones violentos nos recuerdan su presencia. La moda del mundo nos est� acorralando y sujet�ndonos sin que lo sepamos. Una red compuesta de hilos invisibles nos envuelve. No es por una influencia distinta que nos presionan, sino por una atm�sfera llena de influencias de la m�s variada calidad, dif�ciles de separar unas de otras. �Qu� natural es ceder a estas influencias! �Cu�n malicioso parece a menudo el esfuerzo por resistirlos, s�, y lo es! Porque cu�ntos se impacienta un hombre con los h�bitos de esa sociedad particular en la que nace; imagina que los h�bitos de alg�n otro deben ser mejores en s� mismos o mejores para �l; se lanza ansiosamente a �l, y descubre que la cadena que lo ataba antes est� m�s cerca de �l ahora.

Si le irrita, es algo por lo que estar agradecido. �Bendito sea el Dios de Israel por esto! ya que seguramente debe ser �l, y no otro, quien nos muestre que no queremos perder el gobierno, sino estar bajo un gobierno m�s estricto y justo que el de los accidentes y las convenciones y la opini�n flotante de una �poca; que no queremos ser m�s, sino menos, bajo el yugo de nuestras propias fantas�as y presunciones; que la voluntad propia y la vanidad han sido los grandes destructores de toda libertad y hombr�a en nosotros y en nuestra raza; que estos han construido ese mundo falso que se ha convertido en nuestra prisi�n.

�Bendito sea el Se�or Dios por esto! ya que a tales despertares de conciencia en los hombres debemos todas las grandes y serias reformas, todas las victorias sobre los abusos desesperados que los intereses privados establecieron y mantuvieron.

3. Menos que nada, hay alguna energ�a natural en nosotros para luchar contra ese enemigo que se describe en las Escrituras que anda buscando a quien devorar. Hay una impresi�n natural y, por tanto, muy general de su existencia; Todos los hombres tienen la sensaci�n de que, de una forma u otra, no est� lejos de ellos. Pero el impulso entre la gente grosera es conciliar al adversario que, como les dice su conciencia, ha tenido y a�n tiene tal dominio sobre ellos.

Es un dios al que vale la pena persuadir con letan�as y sacrificios de que perdonar� a sus v�ctimas. Gradualmente, si no hay una fuerza que lo contrarreste, seguramente se convertir� en el dios: exigir� todos los servicios para s� mismo. Entre los civilizados es diferente. Se inclinan a considerar al diablo como una ficci�n de la guarder�a; es la sombra de un nombre que no puede ser desterrado de la conversaci�n, ni del pensamiento, pero no significa nada.

Sin embargo, algo se apodera de estas personas refinadas que no saben exactamente c�mo describir. Apat�a, p�rdida de poder, desaliento, son algunos de los nombres que le inventan. �No es verdad, entonces, que el tiempo que se jacta de haber sobrevivido al esp�ritu maligno es el que est� m�s directamente expuesto a sus ataques? �No puede ser que nuestro progreso, que no se puede negar, y por el cual debemos sentir toda la gratitud, nos ha llevado a un conflicto m�s estrecho con la maldad espiritual en los lugares altos de lo que nunca estuvieron involucrados nuestros antepasados? �Nuestro progreso! - �motivo de agradecimiento, si �ste es el resultado de ello! S�; Bendito sea el Se�or Dios de Israel, que ense�a nuestras manos para la guerra, y nuestros dedos para la guerra.

�Bendito es �l por traernos al encuentro inmediato con Sus propios enemigos inmediatos, para que podamos saber m�s que otros de Su propia presencia inmediata! Ciertamente es algo terrible tener los esp�ritus de la indolencia, la indiferencia y la vanidad a nuestro alrededor, y pensar que son meros nombres y abstracciones. �Pero es algo glorioso despertarnos a la aprensi�n de ellos como verdaderos enemigos, de los cuales nadie m�s que un verdadero Amigo, un verdadero Capit�n del ej�rcito del Se�or, puede librarnos! ( FD Maurice, MA )

Dios como nuestro general

Durante la rebeli�n jacobita de 1745, el coronel Gardiner, amigo del Dr. Doddridge y soldado cristiano, que luego fue asesinado en la batalla de Preston-pans, fue a Stirling a una reuni�n de los caballeros de esa ciudad para idear medios de oponerse. los monta�eses, que se acercaban bajo el pr�ncipe Carlos. Deseando animar a sus oyentes a hacer todo lo posible, se detuvo en las deficiencias del ej�rcito contrario, les mostr� sus debilidades y declar� con cierta jactancia que si s�lo estuviera al frente de cierto regimiento que anteriormente hab�a comandado, no temer�a. para encontrarse con toda la fuerza rebelde, y estaba seguro de que luego dar�a buena cuenta de ellos.

En ese momento, el reverendo Sr. Erskine, que estaba al lado del coronel, le susurr� al o�do: "Diga bajo Dios, coronel". Gardiner se volvi� de inmediato y el h�roe de cien peleas respondi�: "Oh, s�, se�or Erskine, lo digo en serio, y con Dios como nuestro general debemos ser conquistadores". Los cristianos nunca deben olvidar que Dios es su General. �l es quien est� al mando y quien trae la victoria.

Versículos 3-4

Se�or, �qu� es el hombre para que lo conozcas?

La vanidad del hombre; y el cristianismo su ant�doto

Debemos tener cuidado, al denunciar la depravaci�n humana y declamar sobre la miseria humana, de no condenar la naturaleza humana; porque eso ser�a un procedimiento de una tendencia claramente inmoral e irreligiosa, en lugar de ser loable; e implicar�a falsedad.

El templo est� en ruinas y "el Gran Habitante se ha ido". Pero todav�a nos encontramos, aqu� con un eje roto, y all� con una corona mutilada; aunque todo s�lo es suficiente para despertar recuerdos melanc�licos y hacernos decir: "Aqu� Dios habit� una vez". Y, sin embargo, "el hombre es semejante a la vanidad"; y en el momento en que hemos le�do el texto encuentra eco en nuestro pecho.

I. La vanidad del hombre. Hay dos palabras en nuestras Biblias con las que estamos familiarizados, Muerte y Vanidad. Ambos se emplean para expresar el estado desolado en el que lo ha sumido la ca�da del hombre. La muerte a veces incluye el pecado de ese patrimonio, as� como sus consecuencias penales. A veces tambi�n lo hace la vanidad. A veces se usa como otro nombre para el pecado ( Salmo 12:2 ; Job 15:35 ; Romanos 1:21 ; Efesios 4:17 ).

Pero parece ser la funci�n m�s apropiada de la palabra b�blica para expresar las consecuencias penales del pecado ( Job 15:31 ; Salmo 78:33 ; Romanos 8:20 ). El pecado ha expulsado del hombre todo lo originalmente s�lido y deseable. Le ha dejado el fantasma sin vida, sin sangre y sin sustancia de lo que alguna vez fue.

1. La vida del hombre es perecedera y ef�mera.

2. Est� muy lejos de brindarle satisfacci�n mientras dure. El hombre no puede encontrar lo que fue hecho para encontrar. Es como un ni�o perdido hace mucho tiempo, con recuerdos d�biles y melanc�licos que persisten en �l de una tierra soleada y un hogar agradable. Y, estrechamente relacionado con esto, el hombre no puede hacer de la vida lo que ha sospechado astutamente que le fue dado para que pudiera hacer de ella. Pronto terminar�; y, sin embargo, sabe que no lo ha llevado a la cuenta correcta; y, lo que es peor, siente que a�n no puede hacerlo. Entonces debe ir, y �l no puede sacar nada a su satisfacci�n.

II. El cristianismo es el ant�doto de la vanidad humana.

1. Trae redenci�n por el Hijo de Dios.

2. Trae regeneraci�n por el Esp�ritu de Dios.

3. Da fe en Dios.

4. Abre el glorioso mundo espiritual a la vista, el intercambio y la esperanza. ( H. Angus. )

Hombre

I. Un problema intelectual.

1. �Qu� es el hombre en su constituci�n?

(1) �Qu� es corporalmente? La ciencia m�dica, desde el principio, se ha preocupado por esta cuesti�n y, hasta ahora, no ha llegado a una soluci�n satisfactoria.

(2) �Qu� es �l mentalmente? La psicolog�a ha reflexionado sobre esta cuesti�n durante siglos y, hasta el momento, no ha llegado a una explicaci�n satisfactoria.

(3) �Qu� es moralmente? La ciencia �tica ha empleado sus m�s serios esfuerzos para descubrir si el hombre es un ser moral o no y, si lo es, cu�les son sus facultades distintivas y cu�l es su destino �ltimo.

2. �Qu� es el hombre en sus relaciones? Sus relaciones con lo material y lo espiritual, lo humano y lo Divino.

3. �Qu� es el hombre en su car�cter? �Ha ca�do de un tipo de car�cter superior o est� saliendo gradualmente de un car�cter inferior? �Es su car�cter moral una evoluci�n progresiva? Aqu� est� el problema, "�Qu� es el hombre?" "Verdaderamente", dice Sir Thomas Browne, "toda la creaci�n es un misterio, y en particular el del hombre". "El hombre", dice Carlyle, "se encuentra en el centro de la naturaleza, su fracci�n de tiempo rodeada por la eternidad, su amplitud de espacio rodeada por la infinitud".

II. Un sentimiento religioso.

1. La exclamaci�n asume que el Todopoderoso se fija especialmente en el hombre. El pastor est� interesado en su �nica oveja perdida. El ama de casa en su �nica pieza de plata perdida. El padre en su �nico hijo perdido.

2. La exclamaci�n respira el esp�ritu de asombro ante esto. Es tan contrario a lo que podr�a haberse esperado anteriormente, tan contrario a lo que habr�a presagiado una conciencia culpable. ( David Thomas, DD )

Hombre sin valor muy considerado por el Dios poderoso

I. Soluci�n b�blica de la pregunta.

1. Como criatura de Dios, el hombre es ...

(1) Un pedazo de polvo modificado, animado con el aliento de Dios ( G�nesis 2:7 ; 1 Corintios 15:47 ).

(2) Vasija de alfarero, que se rompe y se rompe f�cilmente ( Salmo 2:9 ; Romanos 9:21 ).

(3) Hierba ( Isa�as 40:6 ).

(4) La gota de un balde, etc. ( Isa�as 40:15 ).

(5) Nada y menos que nada ( Isa�as 40:17 ).

2. Como criatura ca�da, el hombre es ...

(1) Enfermo, invadido por una lepra repugnante desde la coronilla de la cabeza hasta la planta del pie: la enfermedad del pecado ha invadido los mismos �rganos vitales, de tal manera que la mente y la conciencia mismas est�n contaminadas y consumidas, etc.

(2) Feo y repugnante ( Job 15:16 ).

(3) Impotente e indefenso.

(4) Rebelde.

(5) Condenado.

(6) Nocivo y da�ino.

(7) Ruidoso.

(8) Muerto ( Efesios 2:1 )

II. Lo que importa en Dios con respecto al hombre, o dando cuenta de �l.

1. Que todav�a no est� m�s all� del aviso y la observaci�n de Dios.

2. Que la consideraci�n que Dios muestra al hombre no fluye de nada en s� mismo.

3. Que es el fruto de Su propia gracia gratuita y voluntad y placer soberanos.

4. Que Dios no necesita al hombre.

5. Que la misericordia y el amor de Dios hacia el hombre, y el hijo del hombre, es de naturaleza preventiva: el hombre no busca a Dios cuando lo conoce por la v�a de la misericordia.

6. Que cualquier hombre, por despreciable, bajo y despreciable que sea, Dios lo trata como si fuera una persona grande y considerable. Por eso se dice que lo engrandece ( Job 7:17 ).

III. �En qu� descubre Dios su consideraci�n por el hombre?

1. Considere brevemente la consideraci�n que Dios muestra en com�n a todos los hombres.

(1) Observe la consideraci�n que Dios mostr� al hombre, esa pobre y mezquina criatura, en su creaci�n.

(2) Considere la consideraci�n que Dios muestra al hombre en el curso de su providencia com�n, y eso a pesar de su apostas�a.

(a) Aunque todos somos transgresores desde el mismo vientre, �l contin�a una sucesi�n de hombres sobre la tierra.

(b) Vea el maravilloso cuidado que Dios tiene en y acerca de la formaci�n del hombre en el �tero.

(c) Siempre que el hombre es tra�do al mundo, aunque es la criatura m�s indefensa en s� mismo, sin embargo, ha proporcionado la mejor ayuda para cuidarlo y preservarlo.

2. Considere el bien de sus elegidos.

(1) Antes de tiempo.

(2) A tiempo.

(3) Despu�s de que termine el tiempo, en la eternidad ( 1 Corintios 2:9 ).

IV. Demuestre que esto es realmente maravilloso y sorprendente.

1. Es sorprendente, si consideramos la infinita y asombrosa grandeza y gloria de Dios.

2. Sorprende, si pensamos en lo que es el hombre, lo pobre, despreciable, despreciable que es, tanto como criatura como como pecador. Es sorprendente y maravilloso, porque no se puede concebir ni expresar; corre m�s all� de todo pensamiento y de todas las palabras.

V. Aplicaci�n.

1. Vean, pues, la locura de todos los que se dedican a admirar cualquier excelencia creada, ya sea en s� mismos, o en otros del arrasamiento humano, sin correr a la fuente, un Dios infinito, de quien todo ser, la belleza, la gloria y la excelencia fluyen.

2. Vea de ah� la horrible ingratitud de los pecadores al hacer la guerra contra Dios, que es tan bueno y tan bondadoso con el hombre.

3. Vea de ah� el camino y el m�todo que Dios toma para �conducir a los pecadores al arrepentimiento�: pues, simplemente los persigue con su bondad, y los atrae �con cuerdas de hombre, con ligaduras de amor; �No sabes, oh hombre, que la bondad de Dios te lleva al arrepentimiento?

4. �Es Dios tan bueno y tan bondadoso con el hombre gusano? entonces ve por lo tanto, qu� mandato razonable es el primer mandamiento de la ley: "No tendr�s dioses ajenos delante de m�".

5. Vea de ah� la naturaleza criminal del pecado de la incredulidad, que es un dicho al respecto, no se debe confiar en Dios, a pesar de toda Su bondad, piedad y amor por el hombre.

6. �Es Dios tan bondadoso con el hombre? gusano, muchos in�tiles �Es tan sorprendente y maravillosa la consideraci�n que nos muestra? luego descubramos un respeto por �l y por todo lo que le pertenece.

(1) En sus obras de la naturaleza.

(2) En sus obras de providencia.

(3) En Su Cristo.

(4) En Sus Escrituras.

(5) asistiendo a sus atrios. ( E. Erskine. )

La condescendencia divina

I. El Gran Ser que considera a Jehov�.

1. Infinitamente bendecido en s� mismo.

(1) Independiente.

(2) Todo suficiente.

2. Tiene dominio sobre todo.

3. Conoce bien toda nuestra conducta.

4. Odia el pecado con un odio infinito.

II. El objeto considerado - hombre.

1. Un objeto de lo m�s mezquino.

2. Un ser de lo m�s fr�gil.

3. Singularmente pobre.

(1) Desamparado espiritualmente.

(2) Profundamente endeudada espiritualmente.

(3) Incapaz de escapar de su acreedor.

4. Espiritualmente aborrecible.

5. Lleno de malignidad.

III. La naturaleza de la consideraci�n que Dios muestra al hombre. Dios ha mostrado su amor al hombre,

1. Asumiendo personajes maravillosamente graciosos. David exclam�: "Se�or, �qu� es el hombre?", Etc., inmediatamente despu�s de haber estado examinando algunos de los principales t�tulos de Dios. "Bendito sea el Se�or mi fuerza", etc.

2. Al concebir muchos pensamientos amables sobre su bienestar.

3. Expresando muchas expresiones de gracia hacia �l y hacia �l.

4. Actuando con amabilidad hacia �l.

5. Otorg�ndole favores.

6. Por lo que ha soportado por �l. ( E. Brown. )

Una maravilla cu�druple

Considere al hombre

I. En estado natural. "De pocos d�as y lleno de problemas". "Tan pronto como nacemos, nos extraviamos y decimos mentiras". "Se�or, �qu� es el hombre?" �Una criatura inmortal y, sin embargo, su inmortalidad descuidada! �Una criatura corrupta y, sin embargo, no se busca la santidad! �Una criatura ciega y, sin embargo, sin vista implor�! �Una criatura redimida y, sin embargo, esa redenci�n menospreciada y olvidada!

II. En estado de gracia. "Las cosas viejas han pasado". Viejos h�bitos, viejas asociaciones, viejos conocidos, ya no agradan. "Todas las cosas se han vuelto nuevas". El hombre tiene nuevos motivos, nuevos deseos, nuevos sentimientos y se deleita en la sociedad y la amistad de nuevos compa�eros.

III. En estado de tormento. �El hombre muere; el hombre se consume; abandona el fantasma, �y d�nde est�? " Los malvados se levantar�n "a la verg�enza y al desprecio eterno".

IV. En estado de gloria. "A los que justifica, a �stos tambi�n glorifica". �l da gracia y da gloria, y no te negar� nada bueno, si eres s�lo sus hijos, lavados en su sangre, santificados por su Esp�ritu y vestidos con su justicia. ( C. Clayton, MA )

Versículo 4

Sus d�as son como una sombra.

La vida humana una sombra

I. Una sombra se compone de luz y oscuridad; porque cuando ning�n objeto intercepta la luz del sol, o cuando la luz del sol se retira, no se produce ninguna sombra. Del mismo modo, el estado del hombre en el mundo actual est� compuesto de alegr�a y dolor; mientras que, como en el emblema, este �ltimo predomina en gran medida.

II. Una sombra parece ser algo, cuando en realidad no es nada. Si lo agarras, pruebas su vacuidad. Los placeres, las riquezas y los honores del mundo presente parecen importantes a los ojos de la mente carnal cuando se los ve a poca distancia; atraen la atenci�n, excitan el deseo y son perseguidos con entusiasmo. Pero cuando se alcanza el objetivo, se examinan de cerca, �cu�n vac�os e insatisfactorios resultan!

III. Una sombra es objeto de continuos cambios, hasta que finalmente cesa repentinamente. Por la ma�ana, cuando el sol sale por primera vez sobre el horizonte, es d�bil y se extiende a gran longitud. Hacia el mediod�a gana fuerza y ??se contrae en sus dimensiones. Desde all� hasta la puesta del sol, gradualmente se vuelve menos n�tido y finalmente desaparece repentina y por completo. Hombre, contempla en este emblema tu vida. �Cu�n viva y conmovedora es la descripci�n! (Cfr. Job 14:1 ; Santiago 4:14 ).

IV. R. La sombra no puede existir m�s tiempo que la permanencia del sol sobre el horizonte, y en todo momento es susceptible de ser aniquilada por la intervenci�n de una nube. De la misma manera, la vida humana generalmente dura sesenta a�os y diez, o sesenta a�os; y puede que, por un accidente repentino o por el poder de una enfermedad, se reduzca mucho.

V. Una sombra, cuando se va, no deja rastro de su existencia. Este tambi�n es el caso de las riquezas, los placeres y los honores del mundo. Este mundo no es m�s sustancial o de importancia que lo que est� conectado con el siguiente. ( El guardi�n cristiano. )

Versículo 5

Toca los montes y humear�n.

El encendido del coraz�n

Debe ser sorprendente para cualquiera que viva en las cercan�as de una cadena de volcanes ver esas monta�as que han permanecido inactivas durante mucho tiempo temblar repentinamente y arrojar humo. Debe parecerles como si Dios pusiera Su dedo en la cima de la monta�a y activara sus fuerzas ocultas, como el toque de un m�sico en la tecla de un instrumento despierta una nota musical. Algunas de esas escenas, que se desarrollan en el mundo moral, son tan sorprendentes como las que ocurren en el mundo material.

Hay naturalezas humanas que son fr�as e impasible, que se llenan de emoci�n y brillan con calor ante el toque de Dios. Fue as� en Pentecost�s. Antes de ese d�a, cu�n d�biles de coraz�n, de mente estrecha y de visi�n corta eran los ap�stoles. Pero cu�n cambiados fueron despu�s de que las lenguas hendidas reposaron sobre sus cabezas. El miedo fue desterrado, su cautela hab�a desaparecido, pisoteada por su celo, sus entendimientos se iluminaron, sus corazones ardieron con el fuego del amor, �ay de ellos si no predicaban el Evangelio!

"Si �l toca las monta�as, fumar�n". Y ahora, �qu� aprendemos de esto? Que hay momentos en que Dios toca el coraz�n y las emociones se conmueven. Tal vez la conciencia est� agitada por el remordimiento por el pecado, tal vez con una repentina punzada de dolor por las oportunidades desperdiciadas, tal vez tiemble de temor a los juicios de Dios, tal vez venga la llama del amor divino tocando el coraz�n, como un cirio toca la mecha. de una vela, pidi�ndole que se encienda.

�Y luego que? Si se permite que el sentimiento sea pasajero, si no va seguido de un acto de voluntad, aceptando el llamado, respondiendo a la gracia, si no va seguido de resoluciones, no lucha por enmienda, entonces es la vieja historia. de F�lix, Agripa y Sim�n el Hechicero una vez m�s. Pero, �oh! Si el toque del dedo de Dios evoca la voluntad latente desde hace mucho tiempo, si se forman resoluciones de enmienda y se entabla una lucha sobre la cual continuar� por la vida, entonces es la vieja y hermosa historia una y otra vez de Magdalena arrepentida y amorosa. mucho, de Pedro llorando y levant�ndose valiente para morir por su Se�or, de Saulo el perseguidor convirti�ndose en Pablo predicador de justicia, de Juan Boanerges transformado en ap�stol del amor.

Si alguna vez su coraz�n se conmueve, convierta inmediatamente la emoci�n en cuenta, transforme el sentimiento en pr�ctica. Entonces el sentimiento no pasa para siempre, ha dejado su huella, ha conmovido todo tu ser y ha comenzado a transformar tu vida. Todo el monte de tu coraz�n temblar� con la conciencia del pecado, y tus afectos humear�n por completo como una ofrenda de olor grato a Dios. ( S. Baring Gould, MA )

Versículo 10

�l es quien da salvaci�n a los reyes.

El cuidado de la Providencia en defensa de los reyes

Dios en el gobierno del mundo ejerce una providencia peculiar y extraordinaria sobre las personas y vidas de los pr�ncipes.

I. �Por qu� raz�n se puede decir que cualquier acto de la providencia de Dios es peculiar y extraordinario?

1. Cuando una cosa cae al margen del funcionamiento com�n y habitual de su propia causa.

2. Cuando una cosa caiga al lado o en contra del designio de expertos, pol�ticos y sagaces que la ideen o act�en en ella.

3. Cuando una cosa sucede visible y aparentemente m�s all� del poder de la causa inmediatamente empleada en ella.

II. C�mo y por qu� medios Dios salva y libera a los pr�ncipes de una manera tan extraordinaria.

1. D�ndoles una sagacidad m�s que ordinaria y una rapidez de entendimiento por encima de otros hombres ( 1 Reyes 4:29 ; Proverbios 20:8 ; Proverbios 25:5 ).

2. D�ndoles un valor singular y presencia de �nimo en casos de dificultad y peligro ( 1 Samuel 10:9 ; 1 Samuel 11:6 ).

3. Disponiendo de sucesos y accidentes en extra�a concurrencia para su aprovechamiento y preservaci�n.

4. Inclinando maravillosamente el coraz�n y la voluntad de los hombres a un afecto benigno hacia ellos ( 2 Samuel 19:14 ).

5. Rescat�ndolos de las travesuras invisibles y desconocidas preparadas contra ellos.

6. Al imprimir cierto temor reverencial y pavoroso hacia sus personas y autoridad en la mente de sus s�bditos ( Daniel 5:12 ).

7. Disponiendo sus corazones a cursos virtuosos y piadosos a los que �l les ha prometido una bendici�n; y refren�ndolos de aquellos caminos a los que ha denunciado una maldici�n. Y esta es la mayor liberaci�n de todas; como teniendo una perspectiva sobre la felicidad de ambos mundos, y sentando las bases para todas las dem�s liberaciones.

III. Las razones por las que la Providencia se preocupa tanto por la salvaci�n y liberaci�n de los reyes.

1. Son los mayores instrumentos en manos de la Providencia para apoyar al gobierno y la sociedad civil en el mundo.

2. Tienen la influencia m�s poderosa sobre las preocupaciones de la religi�n y la preservaci�n de la Iglesia, de todas las dem�s personas.

IV. Algunas deducciones �tiles.

1. El deber y comportamiento de los pr�ncipes hacia Dios. Les muestra de qui�n, en su angustia, deben esperar, y a qui�n, en su gloria, deben atribuir todas sus liberaciones.

2. �No nos se�ala Dios, mediante tal providencia protectora sobre los reyes, el car�cter sagrado de sus personas? y ordenar una reverencia donde �l mismo crea conveniente colocar un honor? �No lleva toda liberaci�n extraordinaria de un pr�ncipe esta inscripci�n en los caracteres m�s brillantes: "No toques a mi ungido"? ( R. Sur, DD )

Versículos 11-15

L�brame y l�brame de la mano de ni�os extra�os.

Una oraci�n sabia y patri�tica

I. El cultivo del valor moral entre los j�venes es de gran importancia para un estado. El car�cter moral que el patriota desea aqu� para los j�venes de su pa�s se presenta de dos maneras.

1. Por un contraste moral (vers�culo 11).

2. Por una descripci�n metaf�rica (vers�culo 12).

(1) Crecimiento.

(2) Fuerza.

(3) Belleza.

II. La conexi�n entre el valor moral de los j�venes y la prosperidad f�sica de un pa�s. El patriota ora por la excelencia moral de los j�venes, no solo por ellos mismos, sino tambi�n por la prosperidad del estado ( Salmo 144:13 ).

1. Todas las provisiones necesarias para la felicidad material de la humanidad deben provenir de la tierra. Toda la comida que necesitamos, vegetal y animal, y toda la ropa que necesitamos, Dios la ha encerrado en la tierra, como en un cofre, para nuestro uso. All� en sus elementos rudimentarios est�n el ma�z y el ganado, los disfraces para protegernos del sol abrasador y protegernos de los vientos fr�os.

2. Estas disposiciones requieren para su desarrollo la adecuada agencia del hombre. Corresponde al hombre abrir el pecho, sacar los g�rmenes y cultivarlos hasta que fructifiquen. Incluso el Para�so no dar�a provisiones sin la mano labradora de Ad�n.

3. Esta adecuada agencia s�lo puede ser garantizada por la rectitud moral de la poblaci�n. Un alto tono moral de car�cter estimular� el estudio de la ciencia agr�cola, asegurar� la industria, la econom�a y la templanza. As�, "la piedad es �til para todas las cosas". As�, y s�lo as�, puede prosperar un estado (vers�culo 15). ( David Thomas, DD )

Para que nuestros hijos sean como plantas que crecieron en su juventud . -

La reforma moral es esencial para la prosperidad nacional

I. �Cu�les son los elementos de la prosperidad nacional?

1. Independencia.

2. Riqueza competente.

3. Medios de empleo suficientes y adecuados para todas las clases.

4. Libertad.

5. Buenas leyes, bien administradas.

6. Paz - interna y externa.

7. Un gobierno y magistrados buenos y excelentes.

8. Un ingreso competente para todos los prop�sitos de un gobierno sabio y justo.

II. Estos elementos de prosperidad y felicidad nacionales no pueden obtenerse ni conservarse excepto por la influencia de la religi�n verdadera.

1. La naturaleza y tendencia de lo que se opone a la religi�n.

(1) Ego�smo, que endurece el coraz�n.

(2) Indolencia e imprevisi�n.

(3) Intemperancia.

(4) Impureza.

(5) Desprecio por Dios.

2. La verdadera religi�n produce todas aquellas cualidades que son la fuente inmediata y la causa de la prosperidad y la felicidad.

(1) Un respeto por Dios.

(2) Reflexi�n.

(3) Verdad.

(4) Un profundo sentido del valor del tiempo y el fin de la existencia humana.

(5) Industria y diligencia.

6. Atenci�n al deber.

7. Templanza, castidad, etc. ( JP Smith, DD )

Juventud ideal: -

I. Sus elementos.

1. Fuerza.

(1) Moral.

(2) Intelectual.

(3) F�sico.

2. Belleza. No impotencia enchapada, sino poder pulido.

3. Religiosidad. Todos deben estar inspirados por lo Divino.

4. Utilidad. No una vida indolente para uno mismo, sino una abnegada devoci�n por el bien de los dem�s.

II. Su realizaci�n. Tres cosas necesarias.

1. Capacidad original.

(1) Instintos religiosos.

(2) Capacidades morales.

(3) Facultades intelectuales.

(4) Poderes f�sicos.

2. Cultura adecuada.

(1) Basado en un cambio moral radical.

(2) Adecuado para los diversos componentes de nuestro ser.

Debemos cultivar nuestra naturaleza religiosa, form�ndonos en h�bitos de adoraci�n. Debemos cultivar nuestra naturaleza moral, form�ndonos en h�bitos de veracidad, pureza, honestidad y amor. Debemos cultivar nuestra naturaleza intelectual, form�ndonos en h�bitos de estudio. La mente debe ser disciplinada y almacenada con conocimientos �tiles. Nuestra naturaleza f�sica debe cultivarse, form�ndonos en h�bitos de salud. Comida adecuada, aire puro, ejercicio debido y evitaci�n de la indulgencia sensual.

3. Cooperaci�n voluntaria.

(1) Darse cuenta del verdadero objeto de la vida. �Por qu� est�s aqu�? �Por qu� debes ser culto?

(2) Aproveche al m�ximo sus oportunidades. Los suyos, nacidos en Inglaterra en este siglo, son muy buenos. Aseg�rese de que se aprovechen con entusiasmo y se utilicen con diligencia.

(3) Sea impulsado por los motivos m�s elevados. No son motivos ego�stas, sino benevolentes y piadosos que lo llevar�n a la juventud ideal y a la hombr�a ideal. ( T. Bar�n. )

El joven y la joven ideal

1. Se compara al joven con un �rbol que, por supuesto, no est� dentro de la casa, sino al aire libre; no resguardado dentro de los muros, sino expuesto a todas las vicisitudes de la atm�sfera y a los cambios de clima. Ha salido a la batalla con las fuerzas del mundo y a hacer su trabajo en �l. Arraigado firmemente en la tierra, crece (como dice el salmo) �en su juventud�. Lanza sus facultades y poderes libremente en todas direcciones.

Los vientos �speros de la vida soplan a su alrededor, pero �l lucha con ellos, y no les hace caso: de hecho, la r�faga de la dificultad s�lo sirve para fijarlo m�s profundamente en el suelo, y contribuye a su valor y su fuerza. Crece hacia arriba: no hay nada que se interponga entre �l y el cielo mismo: ning�n vicio colgante, ning�n pecado amortiguador o rigidez mundana que entorpezca y empeque�ezca su desarrollo.

Se expande porque se extiende hacia el cielo. �Qu� imagen tan gr�fica del caballero cristiano ideal en el mejor vigor de su juventud! sin nada miserable, mezquino, miserable, mezquino, inmundo o falso sobre �l; pero con todos sus pensamientos puros, y todos sus prop�sitos nobles, y todas sus tendencias en la direcci�n correcta: su vida es un ejemplo y una bendici�n, una ayuda y una fuerza para quienes entran en contacto con �l.

2. Ahora gire hacia el otro lado y observe el contraste. Aqu� tenemos algo en la casa y no fuera de ella. No es un �rbol: es una elegante columna. No est� dise�ado para un contacto brusco con la multitud. Es m�s bien el adorno y la bendici�n de la casa misma. Y est� esculpido en formas de exquisita belleza. Observar� que ning�n trabajador torpe se ha dedicado a producirlo, pero que, aunque puede estar destinado a una casa ordinaria, est� tallado y modelado de tal manera que sea adecuado para un palacio.

Se habla de la hija, es decir, la joven aqu� representada, como una columna. No se caracteriza, como algunas columnas, por una fuerza maciza y robusta, sino m�s bien marcada por la gracia; m�s bien una columna de eje delgado que cualquier otra cosa, todav�a no es una mera pieza de ornamentaci�n, sino que hace su parte en el sustento y la defensa de la casa. Si una ni�a no puede salir al mundo y trabajar para poder contribuir con sus ingresos al mantenimiento de la familia (y pocas pueden hacerlo), al menos hay muchas formas imaginables en las que puede lograr aligerar la vida. la carga sobre los hombros de sus padres.

Los padres envejecen; y lo que en sus d�as de juventud era f�cil de soportar se vuelve (ocasionalmente, al menos) molesto, ya veces casi intolerable, para sus d�biles fuerzas y sus nubladas facultades. O la enfermedad llega a la casa y requiere atenci�n paciente. O los hermanos y hermanas peque�os requieren administraci�n y tal vez ense�anza. O puede ser que una plaga caiga sobre la prosperidad familiar; y luego debe haber una reducci�n de las comodidades habituales, y una toma necesaria de ocupaciones algo desagradables.

Pero las im�genes apuntan netamente, creo, al trabajo realizado, pero tambi�n a la forma en que se realiza. Un pilar puede sostener una roca o ayudar a sostenerla y, sin embargo, ser un asunto tosco y torpe, despu�s de todo. Puede ser rugoso, en lugar de estar pulido. Pero esta columna de la que habla el salmista est� pulida; y no solo pulido, sino adornado con hermosas esculturas. Y all� est� ante nosotros, en su tranquila gracia y belleza, un objeto sumamente cautivador y atractivo.

Ahora bien, �qu� se quiere decir con esto? �Realizaci�n externa? Bueno, s�, tal vez - no, probablemente s� - la gracia de un estilo propio y de dama, el encanto de un gusto cultivado, de una voz musical, de un estilo puro - todas las ventajas, de hecho, de una educaci�n bien aprovechada. Estas son cosas que de ninguna manera deben ser despreciadas. Y, de hecho, ser�a muy deseable que las ni�as de nuestras familias inglesas ordinarias, cuando terminaran su curso de instrucci�n, comenzaran, aunque solo sea por su propio bien, alg�n estudio definido, alguna rama de la ciencia, o alguna otra. campo de la literatura, o alg�n per�odo de la historia, o alg�n idioma extranjero, o alg�n departamento de la m�sica o de la pintura - algo que los encontrar� ocupaci�n y proporcionar� una esfera para las facultades que Dios les ha otorgado, y que en al mismo tiempo no interferir� con sus deberes,

Sin embargo, el refinamiento y la gracia de los que hablo es m�s el de la vida interior y el car�cter, que el de los logros externos. Es el adorno de un esp�ritu manso y apacible, que es, a los ojos de Dios, de gran valor. Es la consideraci�n tierna, la simpat�a amorosa, la consideraci�n desinteresada, la pureza, la gentileza y la compasi�n que, si se encuentran en alguna parte en su m�xima perfecci�n, seguramente se encontrar�n en las mujeres que son verdaderas seguidoras. y disc�pulos del Se�or Jesucristo. ( G. Calthrop, MA )

Plantas que crecieron en su juventud

Los antiguos, en sus arreglos de construcci�n, hicieron todo lo contrario de lo que hacemos. Construimos nuestras casas con el jard�n delante o detr�s. Los construyen con el jard�n adentro. Y as�, cuando entraste en el porche, te encontraste en un patio, con las habitaciones alrededor. En las casas de los ricos se dispuso este patio con un gusto maravilloso, adornado con arbustos y �rboles, con fuentes y estanques de peces y elegantes estatuas.

En algunos casos estaba pavimentado con m�rmoles de colores, sombreado por olivos y acacias, y rodeado por una plaza, cuyo entablamento descansaba sobre columnas o pilastras (llamadas por los griegos cari�tides), que com�nmente se tallaban despu�s de la figura de una mujer vestida de t�nicas largas. Ahora, creo que capto en mi mente la idea del poeta sagrado. Dos objetos en ese patio central llaman especialmente la atenci�n; uno son los �rboles j�venes pero robustos que crecen tan vigorosos dentro del recinto, y el otro los pilares o pilastras pulidas que se levantan con tanta gracia alrededor; y en su opini�n son, respectivamente, los sugerentes emblemas de los hijos e hijas de una familia piadosa y pr�spera. Para los j�venes que David deseaba:

I. Un marco saludable; un f�sico fuerte, robusto y vigoroso. Se ha dicho que, as� como la justicia es la salud del alma, as� la salud es la justicia del cuerpo. Usted, que tiene un cuerpo sano y disciplinado, con el apetito y la elasticidad que lo acompa�an, aunque no pueda presumir de m�s que una mediocridad de talento y no posea ingenio e imaginaci�n, superar�, en el carrera por la verdadera felicidad y utilidad, esas criaturas nerviosas y morbosas cuya �nica compensaci�n es el destello ocasional de un genio intermitente y espasm�dico.

II. Un car�cter s�lido. La figura en el texto es tropical, y ciertamente el escritor ten�a en su mente una especie de crecimiento tan alta y majestuosa a la que se refiere por su nombre en otro salmo, donde dice: �El justo florecer� como una palmera; Crecer� como cedro en el L�bano �. El �car�cter�, dice Foster, �debe conservar el vigor recto de la virilidad; ni dejarse doblar y fijar de ninguna forma espec�fica.

Deber�a ser como un �rbol el�stico erguido, que, aunque puede adaptarse un poco al viento, nunca pierde su primavera y su vigor aut�nomo ". A menudo he visto a simples j�venes cuya dignidad de porte era como una cota de malla para ellos, y para otros era un serm�n perpetuo. "�Bajo la predicaci�n de qui�n te convertiste?" dijo un joven a otro. �Bajo la predicaci�n de nadie�, fue la respuesta, �sino bajo la pr�ctica de mi primo.

�Ah! una vida coherente, cuyo objetivo manifiesto no es la b�squeda del placer, sino el cumplimiento del deber, es m�s poderoso en su testimonio que toda la elocuencia del p�lpito. De la misma manera, puede ser elevado por encima del nivel com�n, a pesar de todas las dificultades naturales que lo reprimir�an; s�, estas mismas dificultades pueden ser, en �ltima instancia, el medio de su elevaci�n.

III. Una vida oculta. Sin duda, lo que m�s llam� la atenci�n del salmista al contemplar esos �rboles j�venes fue su exuberante vitalidad. �De d�nde viene la altura de sus tallos, la extensi�n de sus ramas, el verdor de su follaje, la plenitud de su flor? Dentro hab�a una vida que, brotando de la ra�z, se hac�a sentir hasta la hoja y la fibra m�s remotas. Bajo la influencia c�lida y afable de un clima tropical, resguardados dentro del recinto, pero abiertos a la luz, la lluvia y el roc�o, esos �rboles eran sin duda im�genes de una vida plena y exuberante.

Esa vida vino de Dios. Lo mismo ocurre en el �mbito espiritual. Cada uno de ustedes necesita aquello que ning�n poder humano puede comunicar y sin el cual la m�s bella profesi�n religiosa es s�lo un cad�ver pintado. La religi�n personal y salvadora no es un desarrollo desde dentro, no es un producto de la evoluci�n moral; es algo cuyo germen debe ser impartido por el Esp�ritu Santo; y sin qu� germen est�s, a los ojos de Dios, absolutamente muerto. ( JT Davidson, DD )

La educaci�n del car�cter

1. Perm�tanme hablar, en primer lugar, con los padres y los maestros. �Qu� ideales tenemos como padres para nuestros hijos? y �qu� ideales tenemos en cuanto al tipo de educaci�n que mejor asegurar� estos ideales? Creo que es cierto que nosotros, como naci�n, tenemos una desconfianza irracional hacia los ideales. Nos conocemos estrictamente pr�cticos y condenamos los ideales como visionarios e in�tiles. Pero, �es visionario, es in�til tratar de formar una noci�n de la mejor, m�s verdadera y m�s completa vida posible para nuestros hijos, y los mejores medios para lograrla? �Qu� desear�amos que fueran sus vidas? �Cu�l es la mejor forma de prepararlos para esas vidas? El conocimiento, decimos, es poder; y con demasiada frecuencia parece ser que la adquisici�n de conocimientos es el objetivo de la educaci�n.

Nuestras ideas de educaci�n est�n determinadas por la visita peri�dica del examinador o del inspector. La tentaci�n es apuntar a resultados inmediatos y plantar el tipo de cultivo que brotar� r�pidamente y se cosechar� f�cilmente, en lugar de un desarrollo y entrenamiento de poderes tan paciente como para producir resultados s�lidos y permanentes, aunque es posible que tengamos que esperar a que llegue el momento. cosecha. Pero hay un poder mayor que el conocimiento: es el car�cter.

Lo que dice a la larga es el car�cter. La verdadera educaci�n ser� un entrenamiento que extraer�, desarrollar� y fortalecer� las facultades que cada ni�o posee para adaptarse a su deber en la vida. Tendr� como objetivo despertar la inteligencia y estimular el crecimiento del car�cter. Tendr� en cuenta la misteriosa complejidad de nuestra naturaleza - cuerpo, mente, alma, esp�ritu - con su misteriosa correlaci�n e interacci�n, de modo que se pueda preservar el debido equilibrio; la carne ayuda al alma, y ??el alma ayuda a la carne.

Tambi�n recordar� que cada ser humano es una personalidad distinta, y la verdadera educaci�n es el desarrollo del individuo seg�n la verdad de su propia personalidad, o para la acci�n que se encuentra dentro del alcance de su capacidad. Tal educaci�n del car�cter debe ser educaci�n religiosa, es decir, debe ser llevada a cabo en un ambiente religioso por maestros que la consideran una obra religiosa y conectan su ense�anza con sus propios ejemplos.

La educaci�n religiosa no es mera o principalmente instrucci�n en materias religiosas, en la Biblia o en el catecismo durante un tiempo determinado del d�a, sino una educaci�n llevada a cabo con esp�ritu religioso. �Si tuviera que elegir�, dijo el obispo Creighton, �entre dos sistemas de educaci�n, en uno de los cuales la ense�anza puramente secular debe ser impartida por un hombre religioso, y en el otro la ense�anza religiosa por un hombre secular, deber�a No dudo en decir qu� sistema elegir�a en inter�s de la religi�n y la educaci�n.

Preferir�a tener al l�der de mentalidad religiosa aunque el tema que ense�� fuera secular, porque s� que la devoci�n de su coraz�n penetrar�a todo lo que hiciera, y tal vez el fuego que hab�a en �l podr�a caer sobre otros con los que entrara en contacto. y encender la llama correspondiente en sus corazones ". Nuestro ideal, entonces, ser� una educaci�n que desarrolle la personalidad individual de cada ni�o para la acci�n que se encuentra dentro del rango de su capacidad, que apuntar�, sobre todo, al desarrollo de un car�cter digno, y que encontrar� su sanci�n y obligaci�n de conducta en la relaci�n del ni�o con su Padre celestial, quien lo ha hecho pacto con �l.

2. Quiero decir una palabra, a continuaci�n, a aquellos que, aunque todav�a no est�n en una posici�n de responsabilidad hacia los dem�s, han abandonado la escuela y se han emancipado de la disciplina de la educaci�n que les ha sido impuesta desde fuera. Eres responsable de la autoeducaci�n. A cada uno de nosotros se le conf�a la construcci�n de su propio car�cter; Para cumplir con ese deber no solo debemos protegernos de las faltas morales, debemos mejorar cada talento que poseemos, debemos ampliar nuestros intereses, debemos agudizar nuestras facultades con un esfuerzo cuidadoso. �Y por qu�? Por tu propio bien.

Muchas vidas se han arruinado por no tomar una carta y establecer un rumbo y conducir con firmeza a lo largo de ella con un prop�sito firme en lugar de pasar de un lado a otro, el deporte de cada viento y circunstancia, hasta que fue conducida a alg�n banco de arena, donde se qued� atascado. r�pido sin esperanza o se estrell� en pedazos contra las rocas, que si lo hubieran sabido podr�an haber evitado.

3. Solo quiero decir una palabra a aquellos que todav�a est�n bajo la disciplina de la vida escolar. Ni�os y ni�as, aprovechen sus oportunidades. Importa tanto c�mo se aprende como qu� se aprende; quiz�s m�s. Por la forma en que imparte sus lecciones seguramente est� adquiriendo, mental y moralmente, h�bitos de atenci�n, concentraci�n, consideraci�n, laboriosidad, confiabilidad principalmente, o h�bitos de descuido, desgana, desidia, indolencia, indiferencia.

Hay muchas lecciones que no le ser�n de utilidad directa en la vida futura; no hay ninguno que no haya servido para alg�n prop�sito �til en el desarrollo de la inteligencia y la construcci�n del car�cter. ( Prof. Kirkpatrick. )

Plantas y piedras angulares

Esta es una oraci�n de peso expresada de manera po�tica. La poes�a, no es necesario decirlo, no es incompatible con la m�s profunda seriedad y la mayor solidez del pensamiento. De hecho, se puede decir que el grado m�s alto de solidez y seriedad encuentra su expresi�n adecuada en t�rminos de la imaginaci�n. Observar� que este vers�culo depende del anterior: �L�brame y l�brame de la mano de ni�os extra�os para que nuestros hijos sean como plantas.

�Se da a entender que la separaci�n de lo extra�o y lo falso es necesaria para el verdadero bienestar de los dem�s. Los ni�os extra�os son los de un esp�ritu extra�o, que ten�an una tendencia y un prop�sito completamente ajenos al de Israel. Su placer estaba en lo irreal, lo hueco, lo falso. Su vida no estaba controlada por la verdad de Dios, sino movida por el capricho, la pasi�n y las ideas falsas. Los j�venes son particularmente susceptibles a tales influencias.

A veces son esclavos absolutos de aquellos de su misma edad que son m�s vigorosos, confiados y agresivos que ellos mismos. De ah� la fuerza de la oraci�n: "L�brame de los ni�os extra�os para que nuestros hijos sean como plantas". Esta conexi�n tambi�n muestra, si se necesitaba algo para demostrarlo, que el salmista tiene en cuenta las cualidades del alma.

I. Ambas figuras expresan, de diferentes formas, las nociones de fijeza y sustancia. Tanto la planta como la columna son fijas y estables. La planta est� fijada por sus ra�ces en la tierra: la columna fija en el edificio. La fijeza es esencial para ambos. Hombres y mujeres j�venes, �recordar�n esto: la fijeza de ra�z, de fundamento, es la primera necesidad? Estar arraigado. Golpea las grandes verdades y permanece all�; de lo contrario, no hay realidad, no hay sustancia.

Todos los hombres reconocen la necesidad de principios y creencias fijos. Debes tener una creencia fija sobre la salida del sol y su puesta. Debe haber una creencia fija en las estaciones, en la llegada del invierno, la primavera, el verano y el oto�o. Si los hombres no mantuvieran estas creencias fijas como base de su actividad, el mundo humano se detendr�a. Por tanto, la vida debe tener sus ra�ces en una fe firme en Dios y en el camino de la reconciliaci�n y la comuni�n con �l. Esta creencia por s� sola da significado, prop�sito y sustancia a la vida. Cuanto m�s arraigado y fijo est� en las grandes verdades, m�s fuerte y sustancial ser�.

II. El crecimiento y la permanencia se establecen en el texto. El crecimiento pertenece tan necesariamente a la concepci�n de una planta como la permanencia a la de una columna. He estado hablando de la necesidad de la fijeza, de tener la ra�z fijada en grandes verdades. �Le parece esto a alguien incompatible con el crecimiento? �C�mo podemos estar creciendo y cambiando si somos fijos? Si estamos indisolublemente ligados a algo, �c�mo podemos crecer? Pregunto, �c�mo puede crecer la planta, fija inamoviblemente a un lugar? �C�mo crece si no se arregla? El crecimiento del alma y el esp�ritu es el resultado de aferrarse firmemente a las grandes verdades centrales y de extraer la esencia misma de ellas en el ser.

Con la fuerza de estos en �l, uno se aferra a m�s. Estas grandes verdades llevan al alma a m�s. Lloran por m�s; gu�an, dirigen y despejan el horizonte, y dan al hombre esp�ritu, coraje e impulso para m�s. El crecimiento y la permanencia deben ir de la mano.

III. En la planta y la columna hemos representado el individualismo, la separatividad, la independencia y, por otro lado, la combinaci�n, la unidad, la ayuda mutua y el apoyo. La verdadera concepci�n de la vida humana es la uni�n de estas dos tendencias. Es el mejor y m�s fuerte hombre que es individual, autosuficiente, independiente y, sin embargo, tiene el amor de la mujer por la raz�n general, una confianza generosa, una amplia simpat�a; y que conf�a sobre todas las cosas en los profundos sentimientos que tiene en com�n con todos los hombres.

IV. El texto habla de dos tipos diferentes de belleza: la de la planta, la belleza de la naturaleza; la de la columna esculpida, la belleza de la cultura. Son dos caras de lo mismo: una no debe atribuirse especialmente al hombre, y la otra especialmente a la mujer. Se nos recuerda que toda la belleza del alma debe ser el resultado tanto de la naturaleza como de la cultivaci�n. Para que el alma sea bella, debe ser un alma viviente, que viva en contacto con el infinito, en comuni�n con Dios.

Esta es verdaderamente la belleza de la naturaleza, la naturaleza m�s profunda. Hombres y mujeres j�venes, pensemos que tenemos un Dios que se deleita en nuestra felicidad, un Dios amoroso. Y que esto nos haga felices. Tal alegr�a tiene una poderosa influencia. La alegr�a de un coraz�n devoto tiene una influencia sanadora, endulzante y purificadora en todo el ser. Recuerde tambi�n que le debe al mundo ya Dios cultivar su mente y coraz�n.

Este es tu momento de crecer. Su primer deber es crecer mental, moral y espiritualmente. Su nuevo entusiasmo se le da con el prop�sito de crecer. Prueba cu�n devoto puedes ser y cu�n bien almacenada y educada puede ser tu mente, y ser�s una fuerza poderosa en el mundo para siempre. ( J. Leckie, DD )

Plantas y piedras

(A los ni�os): Este vers�culo es muy f�cil de entender, porque nos ense�a c�mo deben ser los ni�os y las ni�as.

I. Ni�os. Dios desea verlos como "plantas que crecieron en su juventud". Como plantas, no como malas hierbas. �Conoce la diferencia entre plantas y malas hierbas? Solo nombrar� uno o dos. No se quieren malas hierbas; las plantas son apreciadas. Algunos ni�os crecen como malas hierbas. Un carro lleno de malas hierbas no vale nada. Lo mejor que se puede clonar con las malas hierbas es quemarlas para que no estorben. Ahora, hay algunos ni�os que crecen como cardos, o como ortigas, o como muelles; no hay demanda para ellos.

No se buscan en las oficinas, ni en las tiendas, ni en los barcos, ni en las f�bricas, ni en los almacenes, ni en las escuelas, ni en las universidades. No son buscados en Estados Unidos, ni en Australia, ni en Nueva Zelanda, ni, de hecho, en ninguna otra parte del mundo. Pero las plantas se valoran de muchas formas. Algunas son apreciadas por su belleza y fragancia, como las flores; algunas son plantas curativas y medicinales; y algunas son valoradas, como las fresas, por el buen fruto que dan.

Los ni�os pueden, si as� lo desean, ser valorados de todas estas formas a la vez. Ahora, muchachos, �qu� ser�is? �Plantas o malezas? Este es el momento para hacer su elecci�n. Como Samuel, conoce al Se�or desde tu ni�ez; para ( Job 28:28 ). La voz de la Sabidur�a te dice ( Proverbios 8:17 ).

II. Chicas. Veamos ahora qu� mensaje tiene el texto para ellos. Quiere que sean "como piedras angulares, pulidas a semejanza de un palacio". �Qu� significa eso? Primero, ense�a que las ni�as deben tener en sus personajes una gran firmeza y fuerza. Como una roca o una piedra angular maciza, nunca deben moverse del lugar que Dios les ha designado. Hay una gran diferencia entre una piedra y una esponja o una pelota de goma india.

Uno es s�lido, firme e inflexible, los otros son suaves, flexibles y pueden presionarse en cualquier forma. Algunas chicas son como esponjas; ser�n persuadidos de hacer casi cualquier cosa, sin pensar si est� bien o mal; mientras que otros, habiendo elegido el camino correcto, son como una espl�ndida piedra angular que se ha colocado en la pared de un edificio, para permanecer all� mientras dure el edificio.

Nada puede moverlos de su fundaci�n. Pero una piedra angular tambi�n une dos lados de un edificio. Mira a ambos lados de una pared y los une a ambos. De esta manera, las hermanas pueden ser los lazos de un hogar. En muchos hogares que suelen ser muy felices, a veces se producen peque�as diferencias. Deja que sea tu trabajo especial calmarlos y curarlos. Es casi imposible decir cu�n grande es el poder del amor gentil fraternal en cualquier hogar.

Hay una cosa m�s para ti en el texto, y esa es la frase, "pulido a semejanza de un palacio". Esta es una figura muy hermosa. Las hijas de la Iglesia no s�lo deben ser firmes e inamovibles en todo lo bueno, y como lazos de uni�n en sus hogares y en todas partes, sino que deben tener un acabado, una suavidad y una perfecci�n de car�cter en ellas que hazlos aptos para ser colocados en el palacio del Rey. ( R. Brewin. )

Plantas y cornisas

Si transformamos las �piedras angulares� en �cornisas� obtenemos un significado m�s claro; y como uno de nuestros eruditos m�s eminentes prefiere esta interpretaci�n, record�ndonos que �la arquitectura siria todav�a se deleita en adornar los rincones de las habitaciones con variados trabajos tallados�, podemos aceptar la acusaci�n sin dudarlo. ( AH Vine. )

Cultura del alma

Una pieza de m�rmol de la cantera puede ser un s�mbolo de fuerza, pero cuando la mano h�bil del escultor la transforma, se convierte en una cosa de una belleza exquisita. La educaci�n en su forma m�s elevada combina fuerza con belleza. La vida superior abunda en gracias atractivas. La cultura del alma se desarrolla y florece hasta convertirse en belleza. Uno de los poetas de Israel, con la visi�n de palacios ante �l, ofrece una oraci�n para que las hijas de Jud� sean como piedras angulares, pulidas en una belleza brillante a la semejanza de un palacio. ( R. Ventilaci�n. )

Que nuestras hijas sean como piedras angulares, pulidas a semejanza de palacio. -

La joven modelo

La encantadora joven es uno de los objetos m�s �tiles y bellos de la tierra; La mejora de Dios sobre el hombre; Su obra maestra; un ser que inspira a quienes la encuentran con todos los buenos deseos, y digno de toda reverencial admiraci�n cuando se la contempla adornada con las perfecciones que su Creador ha ordenado para su gloria; El regalo m�s selecto de Jehov� a Ad�n fue esa doncella.

1. La encantadora joven que todos conocemos era una ni�a mientras pod�a ser, y cuando pas� a la estatura de mujer se puso en fuerza, pero sin un poco de rudeza o virilidad. Ella se convirti� en una mujer femenina. Ahora est� orgullosa de su sexo y hace que los dem�s lo est�n. Ella es sincera y franca. No hay m�scara en su rostro ni tonter�as en su maquillaje. Ella ama la verdad por s� misma.

Est� llena de poder moral consciente y nunca siente la necesidad de recurrir a esa arma com�n de las mujeres m�s d�biles: la falsedad. De tales materiales se compusieron la valiente D�bora, la virtuosa Vasti, la consagrada Ester y la paciente Virgen Mar�a.

2. La encantadora joven est� llena de buenos sentimientos. Ama y cultiva lo bello, y su alma se aferra naturalmente a lo elegante por naturaleza, como tambi�n a los esplendores espirituales de Dios. Sus delicados sentimientos retroceden ante el desenfreno desenfrenado y el sentimiento an�rquico, pero se topan f�cilmente con los caminos de la caridad generosa. Ella tiene l�grimas por el sufrimiento y ministerios bondadosos para aquellos que lo necesitan. Sin embargo, ante el peligro o la necesidad, hay principios que guardar, o que animar a un esfuerzo heroico.

Los d�as en que ella jug� tiernamente a la madre de sus mu�ecas fueron verdaderos precursores de los devotos servicios de sus a�os m�s maduros. Ella puede ser hermosa de rasgos, pero generalmente no lo es. "La belleza es vana". La adulaci�n o la adoraci�n a uno mismo ante un santuario con espejos suele malcriar a nuestras guapas chicas.

3. La encantadora joven no descansa su poder de fascinaci�n en su forma ni en su variedad de ropa de segunda mano prestada del avestruz y el gusano de seda. Su poder de encanto es de adentro. Su ideal es trabajador. Ella aborrece una sublimaci�n de s� misma en una mera aptitud para ocupar una vitrina, demasiado fr�gil para moverse, demasiado fina para cualquier uso vigoroso. Ella es principesca, al estilo de Rebecca, la del agua; Raquel la pastora y Tamar la doncella panadera.

Todas estas eran dignas hijas de reyes. Nuestro modelo es independiente en el sentido superior, no en el sentido del t�rmino �no me importa nadie�. Ella se preocupa por todos. Ella se preocupa demasiado por un lado para ser un peso muerto para nadie, y por otro lado, se preocupa demasiado por s� misma como para ser esclava de un caprichoso �Dicen�.

4. Nuestro encantador es puro de coraz�n; la broma "picante" o el juego de palabras de doble sentido se escapan r�pidamente de su presencia, incluso cuando est� entre los �ntimos de su propio sexo. Su pureza es su panoplia; una mirada de su ojo sincero ser�a para el libertino insinuante como una secci�n del d�a del juicio. Tiene principios y muchos de ellos. Ella sabe por qu� los tiene y los guarda para un uso constante y no para desfiles de sal�n o para donarlos a otras personas.

Ella es piadosa. La religi�n y las mujeres fueron hechas la una para la otra, y la una se necesita la una a la otra. Una joven que no se inclina f�cilmente para aceptar al Salvador da evidencia de un defecto radical en su naturaleza. ( COMO Walsh, DD )

Versículo 14

Que no haya quejas en nuestras calles.

Pauperismo ingl�s

El pauperismo ingl�s es un producto peculiar de esta isla. No ves nada igual en ning�n otro lugar. Quienes me han escuchado hablar sobre este tema saben la diferencia esencial que trazo entre pauperismo y pobreza. La pobreza es un t�rmino relativo. El hombre puede ser pobre y, sin embargo, puede estar sano y muy feliz, y puede que no necesite su simpat�a. Pero el pauperismo describe las condiciones de esos infelices conciudadanos nuestros en circunstancias tan miserables que les es absolutamente imposible mantenerse a s� mismos y a sus familias en salud y decencia.

Ahora bien, este tipo de pobreza extrema o pauperismo es bastante diferente de todo lo que presencias en cualquier otro lugar. Como dijo un distinguido ministro de mi propia iglesia, el Dr. Rigg, hace un cuarto de siglo, en un libro que public� sobre el tema de la Educaci�n, el pauperismo ingl�s es �una instituci�n nacional, un legado de la �poca medieval y la escoria de un feudalismo obsoleto ". En otras palabras, el peculiar pauperismo que existe en este pa�s surge del hecho de que la gente se ha divorciado de la tierra. ( HP Hughes, MA )

Remedio para el pauperismo

Muchos que no simpatizan con los comit�s abstractos estar�an encantados de ayudar en casos particulares. Si tal comit� pudiera poner a hombres y mujeres ricos en relaciones directas con algunas familias hambrientas, ser�a una gran ganancia en todos los sentidos. Esta sugerencia no es nueva. Lo hizo hace cinco a�os un caballero en la segunda conferencia que celebramos. Supongamos que pudi�ramos conseguir que todos los hogares representados aqu� se ocuparan de un hogar indigente.

En lugar de dar su caridad aqu� y all�, suponga que podr�a presentarles a una familia: esposo, esposa e hijos, todos con gran necesidad de trabajo. Usted podr�a ayudar de diversas formas con simpat�a y consejos pr�cticos, as� como con dinero. No s� cu�ntas familias probablemente se quedar�n sin trabajo. Supongamos que 20.000 o 30.000 se encuentran en esta condici�n, y supongamos que pudiera conseguir que 20.000 o 30.000 hombres y mujeres se comprometieran a ser amigos de verdad para una familia cada uno, no supondr�a una gran carga para su bolsillo o su tiempo, y ser�a un problema. bendici�n incalculable.

�Oh, que pudi�ramos hacer algo para unir en contacto personal directo a los desfavorecidos y los privilegiados! Su separaci�n es la ra�z de la falta de simpat�a social entre ellos. Pero perm�tanme decirles que muchos de los que parecen estar m�s alejados de los pobres est�n profundamente conmovidos por su condici�n y est�n extremadamente ansiosos por ayudarlos. Y creo que la forma sugerida por el Sr. Arnold White es una de las m�s efectivas. Adem�s, se encontrar� que si tan solo pudi�ramos prevenir el pauperismo ocasionado por la intemperancia, apenas quedar�a pauperismo. ( HP Hughes, MA )

Versículo 15

Feliz el pueblo cuyo Dios es el Se�or.

Un pueblo feliz

I. Examine lo que se comprende en la relaci�n a que se refiere. Esto puede referirse a

1. A Dios como objeto de culto religioso.

2. A �l como autor de toda bendici�n.

3. A la relaci�n de pacto en la que �l condesciende a estar con Su pueblo. Esto incluye&mdash

(1) Aceptaci�n divina.

(2) Relaciones sexuales placenteras.

(3) Satisfacci�n agradable.

II. Ilustre y confirme la declaraci�n en s�. Tales personas son felices:

1. Porque todas las perfecciones Divinas est�n comprometidas en su beneficio.

(1) Misericordia para perdonar sus pecados y librarlos de la culpa y la miseria.

(2) Sabidur�a para eliminar su ignorancia y guiarlos a trav�s de los intrincados laberintos de este mundo.

(3) Poder para ayudar a su debilidad y ser su guardia y defensa.

(4) Omnipresencia para examinarlos en todas las condiciones posibles.

(5) Santidad para conquistar toda su depravaci�n.

(6) Riquezas para ahuyentar su pobreza.

(7) Mucho para satisfacer todas sus necesidades. Fidelidad para realizar todo lo prometido.

2. Porque en �l tienen la seguridad de encontrar refugio en todo momento de necesidad.

3. Porque est�n garantizados para esperar todos los suministros necesarios.

4. Porque en �l tienen un amigo m�s unido que un hermano.

5. Porque para ellos todas las promesas del Evangelio son s� y am�n en Cristo Jes�s.

6. Porque tienen la perspectiva segura de estar con �l para siempre.

Aprender&mdash

1. Cu�n equivocados est�n los hombres del mundo con respecto al pueblo de Dios.

2. Cu�n insignificante es la porci�n de los mundanos.

3. Cu�n peligrosa es la condici�n de aquellos que no tienen al Se�or por su porci�n. ( T. Lewis. )

Religi�n nacional

En este salmo se encuentra el bosquejo de un pueblo ideal. El vidente melodioso retrata una naci�n en la que cada ciudadano est� animado por el amor de Dios, una comunidad en la que cada alma separada est� gobernada y guiada por la sabidur�a que viene de arriba. Redimido por la gracia divina, todo hombre vive en plenitud la vida multiforme que hay en �l. No hay discordia entre los deberes de un hombre y sus deseos, no hay desproporci�n ni desigualdad entre las funciones de la carne y las de la mente y el esp�ritu.

Todo hombre logra y sostiene una vida amplia y armoniosa. Al reconocer la paternidad de Dios, todo hombre se da cuenta de la hermandad del hombre y la ministra. La libertad no est� restringida por la ley porque est� condicionada por el amor. El ego�smo se desvanece bajo la graciosa restricci�n de la verdad y la caridad. La justicia est� unida a la paz. El sol de la abundancia no est� manchado por las sombras del deseo. El progreso no deja en su tren acumulaci�n de pobreza.

La ley ya no es una coerci�n impuesta, sino una regla interna y espont�nea. La cultura se endulza con la piedad. El poder cede al amoroso dominio de la dulzura. La religi�n est� coronada de humanidad. Y sobre esta naci�n feliz la abundante Naturaleza, como ministro de Dios, derrama las bendiciones de la abundancia y el contenido. Este espl�ndido ideal, levantado por el bardo y predicador hebreo, dado por inspiraci�n de Dios, naturalmente encontr� su expresi�n m�s clara, su desenvolvimiento m�s atractivo, en el Mes�as de Dios.

El prop�sito declarado de nuestro Se�or Jesucristo fue inaugurar sobre la tierra este reino de los cielos. Con sugerente repetici�n habl� de este reino, de esta nueva sociedad o cuerpo pol�tico. Siempre mir� m�s all�, mientras miraba con redenci�n a las personas que se reun�an a su alrededor. Vio como desde la cima de una monta�a la belleza distante de un cielo nuevo y una tierra nueva, y vio que el camino hacia �l pasaba por el lento logro de la conversi�n individual. Pero el final le fue claro y seguro. Los reinos de este mundo se convertir�n en los reinos de nuestro Dios y de Su Cristo. Y ese es nuestro sue�o porque es de Cristo.

I. Aqu�, entonces, emergemos a las perspectivas e ideales m�s amplios de un movimiento de religi�n verdaderamente nacional. Es un movimiento para ganar Inglaterra para Cristo a trav�s de la regeneraci�n de cada ingl�s por el Esp�ritu. Podemos conseguir, debemos esforzarnos por conseguir m�s leyes cristianas, condiciones m�s justas y mejores perspectivas para la gente. Podemos, mediante la elevaci�n social de los hombres y mediante la limpieza de su entorno, ayudarlos a avanzar a una etapa superior de la vida.

Mediante la organizaci�n y el impacto de la opini�n cristiana podemos prevenir la iniquidad nacional y promover la justicia p�blica. Todos estos instrumentos de batalla y victoria est�n dentro del arsenal cristiano. Pero solo a trav�s de hombres nuevos pueden surgir nuevas naciones, y solo a trav�s de la evangelizaci�n paciente de nuestro pueblo puede nuestro pa�s convertirse en una tierra verdaderamente cristiana.

II. Perm�tanme recordarles ahora que nos mueve a este gran esfuerzo la reverencia a Cristo y la pasi�n amorosa por los hombres. Ya se ha destacado el primero de estos motivos. Surge de la creencia de que todo fue hecho para Cristo y tambi�n por �l; que las naciones son su herencia y los confines de la tierra su posesi�n. Procede sobre una concepci�n amplia de la obra de Cristo como la redenci�n para Dios de todos los departamentos y facultades de la vida, de todos los dominios y recursos de la tierra.

Se enciende por la determinaci�n de poner a los pies de Cristo todo lo que el mundo cuenta glorioso, y de poner sobre su cabeza las muchas coronas. Nada m�s peque�o puede satisfacer nuestra gratitud o reverencia. No podemos descansar contentos hasta que el mundo por el que muri� lo aclama como Salvador y Rey. Y nos impulsa al mismo esfuerzo nuestra compasi�n por los hombres y nuestra creencia de que el Evangelio guarda el secreto de toda riqueza y alegr�a.

Es la nueva vida que los hombres necesitan, la nueva vida de un alma perdonada, aceptada y dotada. Y debido a que poseemos su secreto en el Evangelio, no podemos descansar. Su posesi�n es un impulso, su experiencia un contagio. Su paz entrante crea una simpat�a extrovertida. Solo podemos conservarlo d�ndolo; el coraz�n se romper�a si la boca no hablara. S�, el entusiasmo de la humanidad es el efecto esencial de Cristo en el coraz�n.

III. En ning�n sentido es despectivo para la sublime espiritualidad de nuestro tema decir que por amor a la patria, no menos que por impulsos de piedad, somos impulsados ??a esta amplia misi�n. Nuestro deseo de ver Inglaterra, la tierra de nuestro nacimiento y amor, la m�s importante entre las naciones en la causa de Cristo y la humanidad, es un factor distintivo y leg�timo en nuestro celo. �Patriotismo� es una palabra noble y representa una gran cualidad.

La Inglaterra cuya gloria brilla a trav�s de muchas nubes, cuya bella fama ha ganado afecto y ha esparcido bendiciones por todo el mundo, es la Inglaterra de los m�rtires, los confesores, esos portavoces de Dios que hicieron lugar para el hombre, cuya sangre ha sido semilla de religi�n y libertad. Es la Inglaterra del misionero, del explorador, del emancipador, del fil�ntropo; la tierra del Libro abierto y la carta libre, del hogar piadoso y del santuario sagrado, del d�a de reposo y de la fe progresiva; la tierra donde h�roes y santos han trabajado para hacer posible la vida y despertar el gran entusiasmo de una amplia humanidad.

Esa es nuestra Inglaterra. Alrededor de ella se aferran nuestros afectos. Por ella surgen nuestras oraciones. En ella nuestra fe y esperanza encuentran anclaje. El amor de una Inglaterra as� es el amor de toda la humanidad a trav�s de ella. El patriotismo leal a una tierra as� es la forma inicial del entusiasmo por la humanidad. Suya es la oportunidad, y suya la obligaci�n, de llevar al mundo al conocimiento de Cristo; ense�ar a la humanidad c�mo combinar la cultura con la piedad, la inteligencia con la fe, la aspiraci�n espiritual con el servicio pr�ctico y la libertad de acci�n con la graciosa restricci�n de la obediencia. S�, esa, y supremamente, es la misi�n de Inglaterra.

IV. �Es posible que nuestro sue�o se haga realidad? Yo, por mi parte, no me atrevo a creer menos. Pero en cuanto a su probabilidad, eso depende. Otros antes que nosotros fueron llamados a hacer la obra de Dios y perecieron miserablemente debido al fracaso. Ese destino puede ser nuestro. Si nos convertimos en una naci�n de holgazanes, sensualistas, ateos, nuestro candelero seguramente ser� quitado de su lugar. Depende de los hombres cristianos y de las iglesias si nuestro sol se hundir� en la tormenta.

Si queremos que Inglaterra se salve para su noble destino, debemos ser m�s fieles en la fe y la pr�ctica. A esa noble empresa d�jame llamarte una vez m�s. Entonces el pasado de nuestro pa�s palidecer� ante su futuro. Nuestro c�ntico ser� sin discordia, nuestra gloria ser� como la gloria del Se�or, y en la reuni�n de las naciones alrededor del trono del Rey, nuestra patria ser� la principal en servicio y recompensa. ( CA Berry, DD )

La felicidad de aquellos cuyo Dios es el Se�or

Como un ni�o en cualquiera de las familias entre nosotros solo puede ser feliz siendo d�cil, obediente y confiado en la gu�a sabia y benevolente de un padre piadoso, o en la direcci�n tierna de una madre dulce y santa, as�, todos reconocemos al menos, podemos experimentar el mayor bien del alma s�lo siendo reverentes y sinceros con Aquel que es el Padre de todos nosotros, en quien vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser.

Ser as� es tener a Jehov� por Dios nuestro; y solo as� seremos felices. Ahora bien, si esto es cierto, como incuestionablemente lo es, de los individuos, se sigue que tambi�n debe serlo de las grandes colecciones de individuos o de naciones; y esta es la idea que el salmista ten�a principalmente en mente cuando se pronunciaron las palabras del texto. La verdadera felicidad - �no puedo ir m�s lejos y decir la verdadera prosperidad? - de una naci�n se levantar� o caer�, avanzar� o retroceder�, as� como el amor de Dios y la pr�ctica de la justicia y la bondad y la generosidad y la paciencia son o no prevalecen entre el pueblo, desde el soberano y los consejeros de la corona hasta los m�s humildes de la tierra.

El verdadero reconocimiento de Dios o la consideraci�n concienzuda de la bondad y el trato directo, que existe hasta cierto punto en una vasta comunidad, es una base s�lida de esperanza en medio de la angustia nacional o bajo la nube de la calamidad nacional. Si se hubieran encontrado diez hombres justos en Sodoma, esa ciudad se habr�a salvado del fuego destructor. No solo un motivo de esperanza, por lo tanto, sino tambi�n una muestra de seguridad: de la prosperidad que regresa, de la felicidad que reaparece.

Fue as� en cuanto a la experiencia del antiguo pueblo de Dios, conmemorada en el salmo del que est� tomado nuestro texto. La ira de Dios se hab�a encendido contra la raza ap�stata; al orgulloso tirano de Babilonia se le hab�a permitido llev�rselos a causa de sus pecados; pero poco a poco esta aflicci�n se convirti� en un proceso de purificaci�n. El amor de Dios volvi� a sus corazones y la oscuridad comenz� a brillar; y aqu� se anticipa, con elevadas tensiones, una renovada edad de oro de poder y abundancia, de prosperidad y felicidad.

La juventud de la tierra debe estar marcada por la fuerza, el vigor y la libertad nativos, mientras que las doncellas en su pulida gracia y tranquila belleza deben parecerse a las formas exquisitamente esculpidas que adornan los rincones de alg�n magn�fico sal�n o c�mara de un palacio. Un Cielo bondadoso conceder� abundancia tanto en el producto del campo como en reba�os y manadas; las mismas calles de sus pueblos y aldeas deben resonar con nada m�s que sonidos de alegr�a y agradecimiento.

La felicidad debe prevalecer, pero eso simplemente porque la bondad debe ser la caracter�stica nacional. Ninguno de nosotros puede dejar de ver claramente su deber a este respecto. Amamos a nuestro pa�s y deseamos verlo grande, glorioso, libre y feliz; pero recordemos que la �nica forma en que se puede obtener este resultado es que los miembros individuales de la comunidad se dediquen al servicio honesto de la bondad: en sus hogares, en sus negocios, en la empresa a la que se dirigen, en su trabajo diario, siempre y en todas partes. Solo as� seremos felices individualmente y tambi�n como pueblo. ( WM Arthur, MA ).

Salmo 145:1

Información bibliográfica
Exell, Joseph S. "Comentario sobre "Psalms 144". El Ilustrador Bíblico. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tbi/psalms-144.html. 1905-1909. Nueva York.
 
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