Bible Commentaries
Salmos 17

El Ilustrador BíblicoEl Ilustrador Bíblico

Versículo 1

Oye la justicia, oh Se�or, atiende a mi clamor ... que no sale de labios fingidos.

Sinceridad consciente

El salmista est� seguro de que �l mismo es sincero. Los vers�culos que siguen parecen ser una especie de anticipaci�n de la oraci�n autosatisfecha del fariseo; pero no son nada por el estilo. La referencia no es a la impecabilidad, sino a la sinceridad. El salmista no dice, soy un hombre puro, sin una mancha en el coraz�n ni en la mano. Dice, soy un hombre sincero, el prop�sito general que he tenido en la mira es un prop�sito marcado por la honestidad.

No se presenta a s� mismo como nieve pura ante el cielo, sino como un hombre cuyo motivo supremo ha sido un motivo de honestidad y veracidad general. La sinceridad puede apelar a la derecha. Extraemos nuestra oraci�n de nuestro propio car�cter. Este suplicante est� tan seguro de su propia honestidad que dice: Que todo el caso se resuelva honestamente. En otras ocasiones, cuando sabe que no hay una mancha limpia en toda su constituci�n, una mancha sana y sana, se postra ante Dios y llora su alma por la mala penitencia.

.. Debemos estar seguros de nuestro motivo antes de invocar el hacer el bien. Es mejor para nosotros invocar el ejercicio de la misericordia. La mayor�a de los hombres obtendr�n m�s de la piedad de lo que jam�s podr�n obtener de la justicia. ( Joseph Parker, DD )

Oraci�n de labios fingidos

Se puede observar que el �guila vuela en lo alto, con poca intenci�n de volar al cielo, sino de ganar su presa; y as� es que muchos muestran una gran cantidad de aparente devoci�n al levantar los ojos hacia el cielo; pero lo hacen s�lo para lograr con m�s facilidad, seguridad y aplauso sus malvados designios aqu� en la tierra; como sin son Catos, dentro de Neros; esc�chalos, nadie mejor; b�scalos y pru�balos, nadie peor; tienen la voz de Jacob, pero las manos de Esa�; profesan como santos, pero practican como satanes; tienen sus oraciones largas, pero oraciones cortas; son como boticarios de boticarios: tienen sin t�tulo alg�n excelente conservante, pero por dentro est�n llenos de veneno mortal; santidad falsa es su manto para toda clase de villan�as, y la partera para sacar a la luz todos sus designios diab�licos. (Peter Bales. )

Justicia, misericordia y perfecci�n

I. Un grito de justicia ( Salmo 17:1 ). Cosas en la mente de David.

1. Sentido de veracidad. Era consciente de que no hab�a discrepancias entre su discurso y su esp�ritu. El hombre, a menos que se sienta sincero, nunca se atrever� a apelar al cielo en busca de justicia. La sinceridad virtuosa requiere que haya no solo una correspondencia exacta entre el habla y el esp�ritu, sino tambi�n entre el esp�ritu y las realidades eternas.

2. Deseo del veredicto divino. "Deja que mi sentencia salga de tu presencia". El alma humana en todas partes sostiene que hay justicia a la cabeza del universo, y que tarde o temprano reivindicar� el derecho.

3. Una conciencia de una b�squeda Divina. "Has probado mi coraz�n". Un hombre puede ser profundamente consciente de su imperfecci�n ante Dios, el analista consciente de su inocencia de los cargos que le imputan el hombre.

4. La determinaci�n de ser irreprochable en su discurso. "Me propuse que mi boca no transgreda". Lo que quiere decir es que no dir� nada malo acerca de mis enemigos, nada que pueda justificar su conducta dura y cruel.

5. Una garant�a de protecci�n Divina. Estaba protegido de la ruina. Protegido por Dios. Y protegido en relaci�n con su propia agencia. La agencia de Dios en relaci�n con la liberaci�n del hombre no reemplaza la necesidad ni interfiere con la libertad del esfuerzo humano.

6. Miedo a caer de la rectitud. �Mant�n mis pasos en tus sendas�. Esto significa que tengo raz�n en lo que respecta a mis enemigos en este momento. No soy consciente de ning�n mal. Estoy ansioso por conservar mi inocencia. Para retener mi inocencia, necesito la ayuda divina.

7. La confianza de que Dios atender� su oraci�n. El significado es: Te he invocado hasta ahora, y lo hago todav�a, porque s� que T� escuchar�s.

II. Aqu� hay un grito de piedad. "Muestra tu maravillosa bondad amorosa". Una oraci�n para protegerse de los enemigos. Note el car�cter en el que pide protecci�n a Dios. Lo llama como un poderoso Salvador. La forma en que deseaba protecci�n. Los enemigos de los que buscaba protecci�n. El grito de misericordia es tan profundo y universal como el de la justicia.

III. Aqu� hay un grito de perfecci�n. Tres hechos se deducen de las palabras.

1. Que la muerte de un buen hombre es despertar del sue�o. Hay mucho letargo espiritual y sue�os espirituales incluso en los mejores.

2. En este despertar a la muerte habr� una completa asimilaci�n del alma a Dios.

3. En esta asimilaci�n consistir� la eterna satisfacci�n de nuestra naturaleza. No hay satisfacci�n sin esto. Los poderes espirituales no trabajar�n armoniosamente bajo el dominio de ninguna otra disposici�n. La conciencia desaprobar� cualquier otro estado de �nimo. El Grande no bendecir� con Su amistad ning�n otro estado de �nimo en Sus criaturas. La semejanza con Dios es la semejanza con su car�cter controlador. Su car�cter controlador es el amor desinteresado, y este es el pozo que brota para vida eterna. ( Homilista. )

Versículo 3

Me visitaste de noche.

Visitaciones de Dios en la noche

Dios tiene dos mensajeros diarios de su amor por los hombres, y les trae sus dones de amor: el d�a y la noche. Pensemos en sus visitas a nosotros por la noche, cuando estamos quietos y cuando �l quiere que reflexionemos. El salmo es evidentemente un salmo vespertino.

I. Qu� bien que el d�a se cierre con reflexi�n, que Dios nos visite as�. Descansar solo ser�a una visitaci�n de Dios, Su regalo. Pero el sue�o es mejor cuando pasamos de la oraci�n a �l. Si un golpe llega a la puerta por la noche cuando todo est� en silencio, c�mo nos sobresalta. De d�a no deber�amos notarlo, pero de noche debemos hacerlo. Y Cristo puede decir: �Vine en el d�a, pero no fui escuchado; he aqu�, ahora estoy a la puerta y llamo.

�Es bueno reflexionar al final de cada d�a de cada d�a. En el bullicio de los negocios no comprendemos el significado de nuestra vida. Quiz�s nunca lo haremos hasta que el bullicio de todos los d�as de la vida haya terminado y estemos en "la orilla segura y tranquila de la eternidad". Tambi�n hay nuestras propias formas de entenderlas. La conciencia necesita ser avivada, y alg�n d�a lo ser�. As� como las manipulaciones del fot�grafo en la c�mara oscura dan como resultado un cuadro que ha sido quemado en la placa por los rayos o el vuelo antes, para que cuando se complete pueda volver a salir a la luz y los hombres puedan ver qu� clase de hombres eran; as� que en las c�maras oscuras de los muertos, en el mundo espiritual oculto, habr� un avivamiento de la conciencia. Y Dios nos ha dado la oscuridad de la noche en la que, lejos de la vida ajetreada, podemos sacar a la luz las im�genes del d�a que est�n impresas en la conciencia. Cultiva esta fotograf�a de la vida.

II. Y est� la noche de la angustia. Dios visita a los que conf�an en �l entonces. Que haya tambi�n en esta noche reflexi�n, repaso. Se nos da la memoria para que no dependamos del presente para la felicidad. Y revisa en esta noche tu conducta en tus alegr�as. Ah, �qui�n es digno de su alegr�a? Est� dispuesto entonces a soportar la noche. �Las bendiciones de Dios llegan en la noche�, dice un proverbio alem�n. No hay noche en la que Dios no est� cerca de nosotros. No, no es el �ltimo atardecer, el m�s oscuro de todos En Cristo no necesitamos un potro ( T. Gasquoine, BA )

Los aspectos religiosos de la noche

No hay un contraste necesario entre los llamados aspectos cient�ficos y religiosos de la naturaleza. La ciencia vigila los hechos de la naturaleza, los verifica y mide cuidadosamente y busca descubrir sus relaciones exactas entre s�. La religi�n tambi�n est� interesada en la naturaleza, y detr�s de cada hecho natural ve principalmente a Aquel a quien se pueden rastrear tanto el efecto como la causa. La religi�n es m�s necesaria para nosotros los hombres que la ciencia, y por eso Dios nos ha ense�ado la religi�n en primer lugar.

La sucesi�n del d�a y la noche ilustrar� lo que estoy diciendo. Conocemos las causas f�sicas de la noche, pero tiene otro significado m�s elevado, y esto se insin�a en nuestro texto. Los aspectos religiosos de la noche son muchos. Nos llama la atenci�n ante todo:

I. Como una interrupci�n. Irrumpe y suspende toda ocupaci�n humana. Por lo menos ocho horas de los veinticuatro, un cuarto de siglo en la vida de un hombre de setenta y cinco, se retiran de las exigencias del trabajo, y a medida que avanza cada d�a la sombra de la noche que se arrastra por el mundo, millones de trabajadores humanos saludan la inminente pausa en el trabajo que, afortunadamente, se les impone.

El hombre podr�a haber sido dise�ado para no necesitar esto, pero esta suspensi�n forzada de la actividad no puede dejar de sugerir un significado. Sugiere no meramente la reserva limitada de fuerzas a nuestra disposici�n que, por lo tanto, a menudo necesita ser renovada y repuesta, sino que tambi�n nos recuerda que tenemos una vida m�s elevada que la de la actividad del d�a, y que perdurar� cuando todos los pertenecientes a esto habr� pasado.

II. La noche sugiere peligro. La luz del d�a es en s� misma una protecci�n. Cuando se retira, se hacen posibles muchas cosas que proh�be. La noche es la oportunidad de las fieras y de los malvados. Ejercen su oficio durante sus horas oscuras y silenciosas. Y as� San Pablo describe a los obreros de las tinieblas como "infructuosos". Nuestro Se�or compara lo inesperado de Su segunda venida �como un ladr�n en la noche.

Si, de hecho, St. Paul visitara Londres en la tarde de un feriado bancario, es de temer que tendr�a que reconsiderar su observaci�n de que �los que se emborrachan se emborrachan por la noche�. Sin embargo, en general, la noche es la temporada de peligros y desastres. A�n necesitamos orar a Dios para que �nos proteja de todos los peligros y peligros de esta noche�. A pesar de las calles brillantemente iluminadas y la polic�a bien organizada, todav�a existen peligros especiales, como los del fuego en nuestras casas grandes y elevadas, de los cuales los inquilinos de chozas toscas y caba�as de pastores encontrar�an f�cil escape. Tanto con el hombre civilizado como con el salvaje, Dios es, en �ltima instancia, nuestro �nico Protector.

III. La noche es un tiempo durante el cual Dios habla a menudo al alma del hombre. Ning�n creyente en la existencia de Dios puede negar razonablemente que �l puede comunicarse con la mente del hombre. Creemos que el insomnio es una gran desgracia, pero puede ser una gran bendici�n. Porque nunca Dios habla m�s solemnemente, m�s persuasivamente al alma humana, que en las horas de vigilia de la noche. Entonces la conciencia tiene una oportunidad; escuchamos y no o�mos otra voz.

La conciencia revive el pasado y el ojo de los sentidos no descansa sobre ning�n objeto que pueda competir con la terrible impresi�n y borrarla. Entonces la religi�n afirma su imperio, y nos reconocemos a nosotros mismos con dolor cu�nto hemos olvidado o despreciado que ten�a el primero de todos los derechos sobre nosotros. Vea las muchas referencias en los Salmos a estos santos usos de la noche. Una lecci�n pr�ctica, al menos, que podemos recordar que tiene que ver con este tema: el deber de almacenar la mente mientras a�n somos comparativamente j�venes y fuertes con aquello que en las horas de insomnio y dolor nos permitir� elevarnos hacia Dios. Una mente as� bien almacenada nunca debe temer que se pierdan las horas de vigilia de la noche. ( Canon Liddon. )

Me propuse que mi boca no transgredara . -

Restringir la lengua

Tal fue la piadosa resoluci�n del salmista cuando las lenguas de sus enemigos transgred�an tanto contra �l como contra su Dios. El silencio producir�a el mejor efecto, tanto en su propia mente como en sus enemigos.

I. El mal que tem�a el salmista. Transgrediendo con su lengua. La lengua, de hecho, es s�lo el canal a trav�s del cual procede la depravaci�n del coraz�n, pero es un canal de notable facilidad. Es susceptible de transgredir.

1. Contra Dios. Murmurando a la providencia de Dios.

2. Contra la humanidad. Hay expresiones crueles de malicia y venganza a veces pronunciadas por un hombre contra otro para arruinar su car�cter. Hay quienes da�an la religi�n y su car�cter por la propensi�n a hablar con ligereza o amargura. Hay quienes transgreden con la lisonja, mal que a veces es m�s injurioso que el m�s agudo reproche.

II. El mejor medio para evitar este mal. "Si alguno no ofende de palabra, �se es un hombre perfecto". �Qu� implica este prop�sito?

1. Una consideraci�n seria a la inspecci�n y autoridad Divinas.

2. Atenci�n al estado del coraz�n.

3. Debemos aspirar a cultivar el conocimiento religioso y promover, en cada oportunidad adecuada, la conversaci�n religiosa. La forma m�s probable de preservar la lengua del mal es emple�ndola en lo que es valioso y �til. Preparado por los ejercicios secretos de piedad y devoci�n, disfrutaremos de los placeres completos de la vida dom�stica y social sin agravios y sin remordimientos. ( Homilista. )

La boca se mantuvo frente a la transgresi�n

Un amigo del arzobispo Leighton dijo que, en una relaci�n libre y frecuente con �l durante veintid�s a�os, �nunca le conoc� decir una palabra ociosa, o una palabra que no tuviese una tendencia directa a la edificaci�n; y nunca lo vi de otro temperamento que no quisiera estar en el �ltimo momento de mi vida ".

Versículo 4

En cuanto a las obras de los hombres, por la palabra de tus labios me apart� de las sendas del destructor.

Los hombres j�venes advirtieron contra los principios err�neos

Muchas son las redes que se extienden por el alma de los hombres, especialmente de los j�venes. Por medio de malas asociaciones y principios err�neos o no b�blicos. De estos �ltimos hablaremos ahora. Pueden clasificarse en tres categor�as.

I. El principio de conveniencia o compromiso. Las cosas se hacen para servir a un prop�sito presente sin importar si est�n bien o mal, o si la rectitud cristiana aprueba o condena.

II. Autocomplacencia o gratificaci�n animal. Aqu� est� en peligro de ser enga�ado tanto por sus iguales como por �l mismo. Se dice que se daban los apetitos, no para aplastarlos, sino para gratificarlos; que las exigencias religiosas y las tendencias naturales, que emanan ambas de Dios, nunca pueden ser incompatibles entre s�, y que el ascetismo y la austeridad son signos, no de una religi�n verdadera sino de una falsa religi�n. Pero en este caso, como en todos los dem�s, el que demuestre demasiado no prueba nada.

Los apetitos naturales fueron dise�ados no solo para la gratificaci�n, sino tambi�n para la disciplina moral. No deben ser gratificados solos, sino subordinados, y la subordinaci�n debida no es ascetismo, ni control adecuado de los afectos, austeridad. Los requisitos religiosos armonizan con las tendencias naturales, en el sentido de que imponen una restricci�n en el punto mismo en que termina la satisfacci�n y comienza el exceso: aplican restricciones razonables y saludables. Considere primero la cultura del alma y nunca comprometer� el bienestar del cuerpo; conserve s�lo lo que se le debe a Dios y correr� poco peligro de retener lo que se le debe al hombre.

III. El principio de falsas apariencias o falsas suposiciones. Porque adopta un est�ndar falaz, reemplazando la Palabra de Dios por la opini�n popular. Es especialmente necesario protegerse contra esto en una �poca en la que los nombres, asumidos por uno mismo, son una fuente prol�fica de enga�o, y el mal a menudo se presenta y hace alarde de la apariencia del bien. Es el camino del mundo, que vive sin �l y lo olvida. Es el camino de aquellos que a menudo son hombres de alto honor, pero de bajos principios; de rectitud estricta, pero de moral laxa; hombres de conducta respetable, pero sin religi�n.

Y sobre todo evita ese "camino del destructor" en medio de las obras de los hombres, y del que dice Salom�n: "No dejes que tu coraz�n decaiga por sus caminos". El n�mero y el descaro de quienes ceden a esta tentaci�n la hacen peculiarmente sutil y fatal. El joven, nuevo en el mundo, ve lo que hacen los dem�s, y que no son los peor pensados ??por ello, ni piensan en absoluto peor de s� mismos; oye a algunos confesarlo y a otros reivindicarlo. �C�mo escapar�? S�lo "por la palabra de tus labios": esa palabra "escondida en el coraz�n", y sus principios conocidos y adoptados. As� podr�s estar firme en el d�a malo. ( Thomas Dale, MA )

Versículo 5

Mant�n mis pasos en tus sendas, para que no resbalen mis pasos.

Lugares resbaladizos

La bendici�n de la aflicci�n santificada es que se nos hace ver nuestra debilidad. Aqu� David parece como un ni�o peque�o, listo para caer, extendiendo su mano y clamando a su Padre: �Aguanta mis pasos�, etc.

I. La posici�n del creyente es a menudo muy resbaladiza. Cristo nos dijo, "en el mundo tendr�is tribulaci�n", y esto es parte de ello. Somos enviados al mundo para glorificar la santa ley de Dios. Y esto lo hacemos mediante una vida de simple fe en Jes�s.

II. Es as� incluso en los caminos de Dios. Incluso en Sus mismos caminos. La libertad puede degenerar en licencia; santa precauci�n al legalismo; actividad en descuido de la comuni�n con Dios, y eso en descuido del servicio. Confianza en Cristo para olvidar el Esp�ritu de Cristo; e incluso gozo en la aflicci�n hasta pasar por alto nuestro pecado, que es la causa de �l.

III. La peticion. "Espera mis idas", etc.

1. Es la imagen misma de la impotencia. "No puedo hacer nada, no puedo dar un paso, sin ti". �Oh! para ser tra�do aqu�. La omnipotencia de la debilidad.

2. Es el lenguaje de la fe. En Salmo 17:6 dice: "S� que me escuchar�s". Qu� simple pero qu� fuerte esta fe.

3. Tambi�n est� el testimonio de una conciencia recta.

4. El recuerdo de los tratos pasados ??de Dios con �l. ( JH Evans, MA )

El cristiano orando para ser sostenido

No podemos determinar en qu� per�odo de su vida escribi� David esta oraci�n. Probablemente fue antes de su lamentable ca�da. Si es as�, estamos listos para decir que debe haberlo olvidado despu�s de haberlo escrito, porque de otra manera su ca�da no podr�a haber ocurrido. Pero hagamos nuestra esta oraci�n.

I. La verdadera religi�n es caminar o seguir los caminos de Dios. Piense en un pa�s con muchas pistas, pero sin caminos o senderos marcados; un pa�s inmenso o desolado, donde los hombres van de un lado a otro como quieren. Ahora bien, as� es como la mayor�a de los hombres ven el mundo y su propia condici�n en �l. Pero Dios aparece y se�ala ciertos caminos o senderos en este mundo, y nos pide que los investiguemos y nos mantengamos en ellos. Y esta es la verdadera religi�n: la obediencia a este llamado Divino. Es dejar de vivir al azar, de vivir como Dios dicta.

II. La oraci�n que tenemos que considerar. Eso implica&mdash

1. Una viva aprensi�n de las malas consecuencias de caer. A un hombre corriente no le importa, no sabe nada de la malignidad del pecado. Si por un momento el pecado lo ha perturbado a causa de alguna transgresi�n inusual, el efecto ha sido muy superficial, muy transitorio. No es as� con el viajero en los caminos de Dios. �l sabe lo malvado y amargo que es el pecado.

2. Una conciencia de su propensi�n a caer. Responsabilidad no es una palabra lo suficientemente fuerte. Todas, incluso las criaturas m�s santas, est�n expuestas a caer, como atestiguan Ad�n y los una vez santos �ngeles, e incluso en los lugares m�s santos. Pero en nosotros hay una tendencia directa a caer.

3. Creer en la capacidad y voluntad de Dios para sostenernos as�. �T� me escuchar�s, oh Dios�, as� dice en el siguiente vers�culo. Existe algo as� como insistir, si no con demasiada frecuencia, pero de manera demasiado exclusiva en nuestra debilidad y peligro. Esto es mejor que ignorarlos, y mucho mejor que conocerlos, ser descuidado con ellos; pero est� muy lejos de la perfecci�n o la plenitud de la religi�n verdadera. Que no solo ve el mal en nosotros, sino tambi�n la plenitud de la ayuda para nosotros que hay en Dios. Pensemos mucho en la mano amiga de Dios.

III. La manera en que podemos esperar que una oraci�n como �sta sea respondida.

1. Eliminando misericordiosamente las ocasiones en las que nos apartamos de nuestro camino.

2. Poniendo en pr�ctica las gracias sustentadoras de Sus siervos. Esta es una forma m�s honorable para nosotros.

3. Enviando las aflicciones calculadas para evitar que caigan.

4. Manteniendo vivo un esp�ritu de oraci�n dentro de nosotros para Su apoyo. Mientras Dios lo mantenga en oraci�n, humilde y fervientemente en oraci�n, sea la base por donde pase, estar� seguro. ( C. Bradley, MA )

El curso religioso de la vida sostenido

La religi�n es la relaci�n mantenida entre Dios y nosotros. Qu� condescendencia de parte de Dios. Pierden mucho los que le son extra�os. Observemos a David y aprendamos a orar mientras �l oraba.

I. Vea su curso. "Mis idas y venidas". La religi�n no permite que un hombre se quede quieto. Toda religi�n es vana a menos que �l, por as� decirlo, se ponga en marcha, a menos que diga: "Andar� en tu verdad". Sus caminos est�n en los caminos de Dios.

1. Los de sus mandamientos.

2. De sus ordenanzas.

3. De sus dispensaciones.

II. Su preocupaci�n por este rumbo. "Aguanta mis idas", etc. Es el idioma ...

1. De convicci�n. �l conoce la lesi�n que resultar�a de una ca�da o incluso un resbal�n en la religi�n.

2. De aprensi�n, porque sab�a que sus pasos eran propensos a deslizarse.

3. Y de debilidad; sab�a que no pod�a contenerse.

4. De confianza, porque estaba seguro de que Dios podr�a sostenerlo y lo sostendr�a. ( W. Jay. )

C�mo caminar sin resbalar

Al considerar los sentimientos que se respiran en esta oraci�n, notamos que expresan:

I. Un deseo vehemente de caminar en los caminos de Dios. En cierto sentido, todos los hombres desean andar en los caminos de Dios. Porque conocen las consecuencias de la desobediencia, c�mo provoca su ira e implica castigo. No les gusta la obediencia, pero desean sus recompensas. Como un asalariado, trabajan en su tarea, pero solo por la contrataci�n prometida. Si solo pudieran estar seguros de que podr�an obtener el salario sin el trabajo, con mucho gusto lo dejar�an en paz.

Pero los que han sido perdonados por la sangre de Jes�s, aunque no temen el castigo, desean andar en todos los mandamientos del Se�or, haciendo lo que agrada a sus ojos.

II. Una angustiosa sensaci�n de debilidad se descubre y se lamenta en s� mismo. Es "cuando quiere hacer el bien", es decir, cuando desea, y en la proporci�n que desea, hacer el bien, que es consciente del mal presente en �l. Si no desea mucho andar en los caminos de Dios, no se angustiar� mucho por sus fracasos. Pero si su deseo es vehemente, suceder� lo contrario con �l.

III. El llanto. De alguien que cree que el Se�or puede y est� dispuesto a sostenerlo. Es el grito de la fe, no solo del deseo. Y la lecci�n del conjunto es que si nos apoyamos, nuestro clamor debe ser de deseo vehemente, de profundo sentido de necesidad y de fe firme. ( W. Grant. )

Versículo 8

Mantenme como la ni�a de los ojos.

La s�plica por la protecci�n divina

El mundo no es amigo de la justicia; su esp�ritu no puede soportar las restricciones que la santidad impone a sus obras. De ah� la hostilidad del mundo hacia todos aquellos que viven vidas verdaderamente piadosas. Para comprender toda la fuerza de mantener a uno como la ni�a de los ojos, es necesario considerar primero c�mo todo el ojo est� protegido, protegido por huesos y tendones, abriendo y cerrando puertas, cortinas que suavizan la luz y excluyen el polvo, y luego , que la pupila del ojo, ubicada m�s adentro, est� protegida por guardianes igualmente maravillosos y peculiarmente propios.

No hay otra parte del cuerpo humano tan maravillosamente protegida, ni ninguna otra parte que, cuando estamos en peligro, tratemos instintivamente de protegernos del da�o cuando estamos en peligro. Y as�, Dios protege a Su pueblo con tanta ternura como nosotros protegemos la pupila de nuestro ojo; s�, con tanta ternura como protege la pupila de su propio ojo. ( David Caldwell, AM )

El ojo, una semejanza

El hombre sabe algo de s� mismo que ofrece sinceramente esta petici�n quejumbrosa: �Gu�rdame. �No est� impl�cita una confesi�n dolorosa? Pero tambi�n implica conocimiento de Dios. Lo que es y har�. La custodia deseada es aquella con la que los hombres vigilan la vista. Significa, por tanto ...

I. Mantenme con muchos guardias y protecciones. El ojo est� guardado por huesos del ojo, pesta�as, p�rpados, que sirven como exteriores, vallas y barricadas para proteger la pupila del ojo, Dios ha otorgado dolores extraordinarios a todo lo que concierne al ojo. Los centinelas se mantienen a salvo para que no corra peligro. Siempre que se ve amenazado, con una agilidad tan en�rgica que parece casi involuntaria, se levanta el brazo y se levanta la mano para protegerlo. Todos los miembros del cuerpo pueden considerarse como una patrulla para la tutela del ojo. Entonces, debemos orar para que se nos guarde con muchas protecciones: la providencia, las ordenanzas de gracia, el Esp�ritu Santo, los �ngeles.

II. Con constancia, continuidad ininterrumpida. El ojo siempre est� protegido. Sin que pensemos en ello. Si entra un grano de polvo, inmediatamente se exuda una combusti�n acuosa para llevarlo o disolverlo. El dolor es una misericordia, porque te inquieta hasta que obtienes alivio. Cuando te duermes, las cortinas se caen, las persianas, por as� decirlo, se caen y las ventanas se cierran de forma segura con pesta�as y tapas.

As�, y de otras maneras, la par�bola del ojo sugiere la oraci�n del texto. Por siempre, Se�or, cuida de m�. Observe aqu� que en ning�n momento hay un cristiano en mayor peligro que cuando acaba de estar en comuni�n con Dios. En la antig�edad, los pastores no se entromet�an con los granjeros cuando iban al mercado; fue cuando regresaban a casa y tra�an sus bolsas de dinero llenas. Nuestros barcos de guerra atacaron a los galeones espa�oles no en su camino hacia Am�rica sino desde Am�rica, cuando sab�an que estaban cargados hasta la orilla del Agua con plata y oro. Necesitas conservar, entonces, siempre.

III. De los peque�os males, el polvo y la arena de este mundo. Su ojo no necesita estar protegido tanto de los rayos como de las motas. Sea esta su oraci�n: "Gu�rdame de lo que el mundo llama peque�os pecados". A uno, un puritano, a quien se le ofrec�a una gran preferencia si cumpl�a con las exigencias del gobierno, se le dec�a: "Otros han hecho largos cortes en la conciencia: �no podr�as hacer un peque�o corte en la tuya?" Pero esas "peque�as mellas" corren r�pidamente al desgarro de la conciencia de arriba a abajo.

Hab�a un oficial que ten�a en su casa un leopardo domesticado que hab�a nacido en la casa. Hab�a crecido tan inofensivo como un gato dom�stico. Pero un d�a, cuando su amo estaba dormido, le lami� suavemente la mano. La lengua de la criatura pas� por una herida leve pero reciente. Sali� un poco de sangre. El sabor despert� el esp�ritu demon�aco de la bestia de inmediato, y si no hubiera sido asesinado r�pidamente, la vida de su amo habr�a sido su v�ctima. Cuando el ladr�n no puede entrar por la puerta por s� mismo, hace pasar a un ni�o por la ventana, y luego la gran puerta se abre r�pidamente.

IV. Sensible, tierno de coraz�n, como la ni�a de los ojos. Dios lo ha hecho as� sensible para su propia protecci�n. La conciencia deber�a ser un indicador real: si est� en buen estado, ser�a un maravilloso indicador. Te sacar� de tu letargo, te despertar� como una alarma.

V. Como debe mantenerse el ojo. Debe ser "sencillo", claro, con visi�n de futuro. Como adorno, porque la belleza del rostro est� en los ojos. Entonces, debemos "adornar la doctrina" y la Iglesia de Dios. �til, un cristiano genuino orar� para ser �til, no como un ojo de vidrio, una mera falsificaci�n. Y luego, aunque el comentario pueda parecer extra�o y pintoresco, le suplico al Se�or que me mantenga en la cabeza.

Salom�n ha hecho la astuta observaci�n: "Los ojos del sabio est�n en su cabeza, pero el necio anda en tinieblas". Le dar�a a esto un giro espiritual y pedir�a ser guardado en Cristo Jes�s. �De qu� sirve el ojo de un hombre si no es en la cabeza? �Y nosotros, aparte de Cristo? Hay algunos para quienes esta oraci�n no es nada, porque no son de Cristo. Sea tu oraci�n: �Se�or, s�lvame o perezco. Una vez salvo, puede orar para ser guardado. ( CH Spurgeon. )

Dos emblemas de la Biblia

La Palabra y las obras de Dios, las dos grandes fuentes de nuestro conocimiento de Dios. Cuando queremos tener una concepci�n clara y v�vida de cualquier verdad, empleamos la analog�a e instituimos la comparaci�n, y decimos que es "como" o "como" alg�n objeto de la naturaleza. Env�e un mensaje de texto con una ilustraci�n de esto. Significa&mdash

I. Que el salmista real ore para ser divinamente protegido. No pose�a todo nuestro conocimiento moderno de la anatom�a del ojo, pero debe haber sabido mucho o no podr�a haber escrito esta oraci�n. De todos los �rganos del cuerpo, el ojo es el m�s delicado y precioso, y est� protegido por los m�s maravillosos y elaborados artilugios. Los ojos son los centinelas del cuerpo y lo vigilan constantemente.

Son las ventanas a trav�s de las cuales el alma mira hacia todas las cosas dentro de su alcance. Est�n estrechamente conectados con el cerebro y, mediante una misteriosa telegraf�a de nervios, transmiten al cerebro el conocimiento de lo que sucede en el mundo exterior. Los ojos son como ciudadanos dentro de los atrincheramientos de una ciudad fortificada, rodeados de obras exteriores, vallas y barricadas. Y los brazos son como dos guardianes para defenderlos.

Tenga en cuenta algunas de sus protecciones. Una cuenca que sobresale, como una pared a su alrededor: con la frente que sobresale para eliminar las gotas de sudor; con pesta�as para protegerse del polvo y los insectos; con tapas que se cierran autom�ticamente cuando se acerca un peligro; con gl�ndulas que segregan l�grimas que limpian y lubrican la bola del ojo; con camas, como cojines por su suavidad, sobre las que reposan y giran con seguridad. Todos estos y muchos m�s muestran cu�n cuidadosamente Dios guarda a la ni�a de los ojos, y nos ayudan a ver c�mo David deseaba que Dios lo guardara.

II. Y ser�a preservado divinamente. �Esc�ndeme bajo la sombra de Tus alas�. Este emblema, como el anterior, es sumamente sugerente. Puede que se haga referencia a las alas de los querubines, que eran el s�mbolo de la presencia de Dios en el tabern�culo de la antig�edad. David ten�a un amor ardiente por la casa de Dios, incluso envidiaba a los gorriones que constru�an sus nidos cerca del altar de Dios. En el tiempo de angustia estar�a escondido en el pabell�n de Dios, en el lugar secreto del tabern�culo; y all�, escondido como bajo las alas de los querubines, encontrar�a un refugio y un hogar. ( FW Marr�n. )

Versículo 10

Est�n encerrados en su propia grasa.

Una figura de autocomplacencia

Estar encerrado en la propia grasa significa estar envuelto en el orgullo y la autocomplacencia, el efecto sobre las mentes d�biles e innobles de la prosperidad mundana. Se dice que la parte puramente grasa del cuerpo humano, que no tiene nervios sensibles, puede cortarse y perforarse sin experimentar ninguna sensaci�n de dolor. Por lo tanto, en la fraseolog�a de las Escrituras, decir que el coraz�n de uno es gordo es equivalente a decir que es duro e insensible, que est� desprovisto de sentimientos morales y de simpat�a, y que no debe ser afectado por ninguna apelaci�n hecha a su piedad o sentido de lo correcto.

Indica una altivez e insolencia de comportamiento hacia los dem�s que es dif�cil de soportar por ellos. �Pobre de m�! �C�mo una peque�a elevaci�n mundana a veces convierte al mejor personaje en el peor! C�mo enorgullece al hombre que antes era humilde; �El coraz�n duro que antes era tierno! Ser liberados de las tiernas misericordias de la riqueza sin sentido, de la prosperidad sin coraz�n, es una oraci�n que otros, adem�s de David, han soplado en el o�do de la misericordia divina. No fueron los pobres, sino los orgullosos, los pr�speros, los altos en posici�n y autoridad, los que persiguieron al Hijo de Dios hasta la cruz y lo insultaron all�. ( David Caldwell, AM )

Versículos 14-15

Que tienen su parte en esta vida.

La incertidumbre de la prosperidad mundana

Como muchos otros pasajes (como Job 21:7 ; Salmo 73:12 ), estos vers�culos muestran claramente cu�n poco "parec�an los padres antiguos", o de hecho podr�an haber mirado, "s�lo para promesas transitorias". Aunque sostuvieron, y con raz�n, que bajo la ley general de la providencia de Dios, la felicidad debe seguir a la obediencia a la voluntad de Aquel que hizo y gu�a todas las cosas, sin embargo reconocieron la influencia perturbadora del mal en el mundo, a trav�s del cual prosperan los injustos, teniendo al m�ximo la �nica porci�n que cuidan (comp.

Mateo 6:2 ; Lucas 16:25 ), dejando la riqueza y la fama a sus hijos. A veces esto fue para ellos una dura prueba de fe ( Salmo 73:3 ), m�s dolorosa que para nosotros, que tenemos la clara visi�n de la vida futura.

Pero sintieron que muy por encima de esta prosperidad exterior estaba lo que los mundanos no pueden tener, la comuni�n con Dios, en s� misma la vida eterna del alma. El sentido de Salmo 17:15 no puede ser dudoso. David sabe que ahora "ver� la presencia de Dios en justicia", y en ella tendr� la vida espiritual superior.

Por tanto (como en Salmo 16:9 ) extrae la inferencia que nuestro Se�or mismo justifica, que la muerte no puede romper el lazo de esta comuni�n; por tanto, que se despertar� a la imagen de Dios, y, al despertar, se �saciar� de ella�, posey�ndola en la plenitud que en la tierra s�lo puede desear y anhelar (comp.

1 Juan 3:1 ). Todas las dem�s explicaciones que este pecado contra todo el esp�ritu del pasaje, y nunca podr�an haber sido pensadas excepto para apoyar la falsa conclusi�n de que, debido a que el conocimiento de una vida futura en el cielo no fue cuestionado, por la duda en los santos de la antig�edad, por lo tanto, no ten�a destellos de brillo y realidad. ( Alfred Barry, DD )

La porci�n del hombre mundano

El mundo est� en total enemistad con Dios. Su esp�ritu, m�ximas y objetivos est�n en total desacuerdo con las leyes y el esp�ritu de Dios.

I. Describe el personaje. Entre los signos y marcas est�:

1. Falta de regeneraci�n.

2. Se distinguen por sus principios mundanos.

3. Sus m�ximas son mundanas.

4. Se distinguen por sus asociaciones;

5. Por el tenor invariable de sus actividades;

6. Por sus afectos y placeres mundanos.

II. La porci�n que el mundo les confiere. No sirven al mundo en vano. La principal raz�n por la que no satisface es:

1. Porque no es adecuado. La mente et�rea debe tener goces et�reos. El alma fue hecha para Dios y las cosas espirituales.

2. Esta porci�n es solo una presente.

3. Es incierto.

4. Es una porci�n ruinosa. Si un hombre quiere hacer del mundo su porci�n, no puede tener la salvaci�n de Cristo, el favor de Dios o la vida eterna. ( J. Burns, DD )

Hombres que prosperan en la carro�a

Hubo hambre en la tierra. Todos los p�jaros y bestias, con la excepci�n de los cuervos y los buitres, y algunos otros de especies similares, parec�an hambrientos y demacrados. Incluso el le�n yac�a ante su guarida tan reducido por el hambre que no pod�a cazar. Una jirafa con la cabeza ca�da se aventur� a acercarse a �l. �Se�or�, dijo, ��ha observado las abundantes cosechas y la apariencia regordeta de los buitres de all�? �Puedes contarnos el secreto de su prosperidad en estos tiempos dif�ciles? " El le�n gimi�: �Es un misterio tan grande para m� como para ti.

�Pero mira! un �guila se acerca por aqu�, pida su opini�n �. El �guila se detuvo voluntariamente en su fatigado vuelo. Y en respuesta a su pregunta simplemente dijo: �Conozco su secreto, pero te confundo, de hecho, si estar�s m�s feliz de escucharlo. Si quieres prosperar como ellos prosperan, debes pensar en comer carro�a, y en abundancia ". ( Andrew Griffen. )

Hombres que tienen su parte en esta vida

He visto a hombres tan absortos en el juego de azar en el que se han lanzado a bordo de un barco que olvidaron por completo el objetivo que persegu�a el barco. Apenas levantaban la cabeza un momento para buscar tierra, puerto y hogar. Nunca permitas que te dejes llevar por la marea de los a�os apresurados como las est�pidas criaturas api�adas en barcos de ganado. Algunos hombres se apresuran hacia la meta sin pensar ni preocuparse por lo que tienen por delante, y aterrizan en un anatema que nunca podr� revertirse. ( TG Selby. )

La decepci�n de los hombres que buscan satisfacci�n en el tesoro terrenal

Meditando en una ventana, en una especie de ensue�o, una mosca segu�a pasando delante de m�. Mec�nicamente busqu� atraparlo. Puse mi dedo r�pidamente en el cristal, pero la mosca se hab�a ido. Lo segu� y di una palmada en el mismo lugar que ocupaba, pero no lo hab�a tomado. Sin embargo, ah� estaba justo debajo de mi mano. �Por qu� hab�a fallado? Excelente raz�n, el insecto estaba del otro lado del cristal. Hijos de hombres que buscan placer en las cosas de este mundo, deben perderlo; incluso cuando parece que est� a tu alcance, no puedes alcanzarlo.

La felicidad no se encuentra en su lado de Cristo y el nuevo nacimiento, excepto en la apariencia. Ustedes son v�ctimas de un enga�o, su persecuci�n es vanidad, su final ser� decepci�n. ( CH Spurgeon. )

La juventud de la ciudad

A cada joven llega tarde o temprano el breve pero sorprendente mensaje: "Sal de tu pa�s, de tu parentela y de la casa de tu padre, a la tierra que yo te mostrar�". No siempre puedes vivir en la casa de tu infancia, pero ese llamado a salir es muy serio. Un joven pensativo, que est� en una casa de negocios en la ciudad, viene a m� para conversar un poco; me habla de sus dificultades religiosas, de sus conflictos internos y de su deseo de vivir una vida cristiana; y antes de separarnos, le digo: "Ahora, �cu�ntos en su establecimiento parecen estar seriamente inclinados?" �Cu�ntos en ese enorme negocio de las cortinas? �Cu�ntos en ese banco? �Cu�ntos en ese taller? Diez a uno su respuesta es: "S�lo hay uno que conozco que es un verdadero cristiano"; o, �Solo dos o tres que se interesen en estas cosas.

"Es la vieja historia," Pocos son los que la encuentran ". Ahora te pregunto: "�A qu� grupo deseas pertenecer?" Si a los hombres del mundo, no s� qu� los trajo aqu�, ni tengo ning�n mensaje para ustedes; pero si a los hombres de Dios, quiero hablarles a ustedes. Ahora, por "los hombres del mundo" no se entiende simplemente una persona astuta y sagaz, sino una simple lombriz de tierra, pecadora, s�rdida y codiciosa de ganancias, cuyo �nico pensamiento es hacer dinero y emplumar bien su nido. Pensar&mdash

I. De estos hombres del mundo y su porci�n. Es un gran error pensar que tan pronto como seas rico en bolsillos, ser�s rico en coraz�n. Hay muchos Midas en esta ciudad hoy, a cuyo toque todo parece convertirse en oro, que les dir�a francamente que ten�a un coraz�n mucho m�s ligero cuando, como joven empleado, ganaba 60 u 80 libras al a�o. El rico sir Charles Flower solo habl� por muchos hombres ricos como �l cuando, a un mendigo que le pidi� dinero para comprar un pedazo de pan, le dijo: �Con mucho gusto le dar�a un soberano si me diera su apetito.

�Las riquezas hacen feliz; pero no son las riquezas del bolsillo, sino las riquezas de la mente y el coraz�n. Las riquezas del gusto, de la cultura, del afecto y, sobre todo, las riquezas de la gracia de Dios. Pero los hombres no creen esto. Lo oyen decir, y luego buscan las riquezas como si las riquezas fueran todo y la Biblia toda falsa. Pero recuerden los tales que despu�s de todo, que ganen lo que puedan, es s�lo �una porci�n para esta vida.

�No puedes llevar ni un c�ntimo al otro lado de la tumba. Ser� contigo como con la perdiz ( Jeremias 17:11 ). Hombres del mundo, examinen su porci�n y marquen cada detalle, y digan: �Esto, esto, esto, debe ser un loft atr�s. Lord Chesterfield dijo: He corrido las tontas rondas de negocios y placer, y las he terminado todas.

Miro hacia atr�s en todo lo pasado como uno de esos sue�os rom�nticos que produce el opio, y no tengo ganas de repetir la dosis nauseabunda ". S�, "una parte de esta vida" no es m�s que una parte insatisfactoria, en el mejor de los casos.

II. El contraste: el hombre de Dios y su porci�n. "En cuanto a m�", dice David en el siguiente vers�culo, "contemplar� tu rostro", etc. Habla de s� mismo como una excepci�n, un caso raro en medio de la multitud com�n. Pero estos son los hombres m�s felices despu�s de todo. El coraz�n de David estaba puesto en Dios. �El Se�or es la porci�n de mi herencia. Tengo una buena herencia ". Quer�a decir que ninguno de ellos era tan feliz como �l. Vea el secreto de la felicidad de David.

1. "Ver� tu rostro en justicia". S�, el primer secreto de una vida feliz es estar bien con Dios. S� que muchos de ustedes sienten que esto es cierto. Entonces, entr�guense a �l ahora. Nos introducir� en una experiencia nueva y bendita. Como escribi� ese reflexivo y devoto creyente franc�s, Lacordaire, hablando de su propia conversi�n: �El que nunca ha conocido un tiempo as�, no ha realizado plenamente la vida.

Una vez que fui un verdadero cristiano, el mundo no desapareci� ante mis ojos; m�s bien asumi� proporciones m�s nobles, como yo mismo. Empec� a ver en �l a una v�ctima que necesitaba ayuda; una gran desgracia resultante de todos los dolores de las �pocas pasadas y venideras: y no pod�a imaginar nada comparable a la felicidad de ministrarla, con la ayuda de la Cruz y el Evangelio de Cristo �.

2."Cuando despierte, estar� satisfecho con tu semejanza". Sin duda, la noci�n de resurrecci�n se refiere principalmente aqu�. Pero podemos tomar el despertar como un relato del despertar de cada ma�ana y de una perspectiva que satisfar� su alma. Oh, dime, �tus p�rpados alguna vez se abrieron con el amanecer terrenal, y te encontr� diciendo, en los primeros momentos de recobrar la conciencia, �Estoy satisfecho�? M�s bien, �no te han preocupado, y la depresi�n y un sentimiento de monoton�a de la vida pesa sobre tu propio esp�ritu, como otro d�a te llam� a su deber y rutina? Ah, quieres algo m�s noble que la perspectiva de la ganancia para dar brillo y belleza a la vida y alegrar verdaderamente el coraz�n; y esa cosa m�s noble es la perspectiva de ser como Dios. Esta es la perspectiva que anima a un verdadero cristiano: �Sabemos que cuando �l aparezca seremos como �l, porque le veremos tal como es �. (J. Thain Davidson, DD )

Hombres del mundo

David ora para ser liberado de los imp�os, para que no caiga bajo su poder, ni sea contado con ellos como "hombres del mundo que tienen", etc. Ahora noten:

I. Los hombres malvados pueden tener una gran parte en esta vida. Dios los trata as�:

1. Para probar el alcance y la bondad de Su providencia;

2. Y ese juicio es Su obra extra�a, y cu�n falsa es la conducta de los imp�os a quienes �l diariamente carga con beneficios.

3. Los malvados, en la mano de la Providencia, pueden hacer algunos servicios para Dios o su pueblo, y por eso los bendecir� ( Ezequiel 29:18 ; 2 Reyes 10:30 ).

4. Porque aqu� eligen su porci�n y �l les deja tomarla, y all� todo lo que tendr�n.

5. Para juicio, ya que la riqueza seguramente los corromper� a�n m�s.

6. Para instruir a los justos:

(1) En la maldad de su propio coraz�n, que no pueden confiar en ellos: prometer�n y jurar�n lo que har�n si se vuelven ricos, pero nunca lo hacen.

(2) Cu�n poco valor tienen las cosas del mundo a los ojos de Dios, porque Dios las da a menudo en abundancia a Sus enemigos.

(3) Que nuestra condici�n presente no es una verdadera profec�a de nuestro futuro. Ni cuando somos ricos ni pobres.

(4) Que hay algo mucho mejor para ellos. Ellos "ver�n el rostro de Dios", etc.

(5) Que deben ser semejantes a Dios, que hace el bien a sus enemigos y a los que lo odian ( Mateo 5:44 ).

II. Viviendo y muriendo, lo que los malvados tienen aqu� es su todo.

1. Por su elecci�n, piensan que este mundo es el mejor.

2. Por lo tanto, sus nombres est�n escritos en la tierra como limitados a ella.

3. S�lo sirven para una porci�n en esta vida; y

4. Han abusado de su porci�n aqu� y nunca ser�n juzgados con ning�n otro.

5. No son hijos de Dios por fe en Cristo.

6. No habiendo deseado m�s que el mundo, no hay m�s para ellos: solo miseria.

III. Seg�n qu� cuentas se puede decir que su condici�n es miserable. Es as� porque ...

1. Mantienen su porci�n por una tenencia tan incierta.

2. Sin la alegr�a a�adida del amor de Dios.

3. Y sin Cristo.

4. Sin fundamento para una s�lida paz y comodidad. Porque sus pecados no son perdonados; alarmas de conciencia; el brazo secreto de Dios est� sobre ellos ( Deuteronomio 28:17 ). Luego

5. Su prosperidad tiende a su destrucci�n, llev�ndolos al olvido tanto de Dios como del cielo.

6. Y ser� sucedido por tan espantosa miseria.

IV. �De d�nde lo estiman los santos? Porque&mdash

1. Han descubierto que el mundo es vanidad y aflicci�n de esp�ritu.

2. Y ven que se acerca el fin de todas las cosas. Pero

3. Miran por fe a otro mundo que sobrevive.

Solicitud:

1. �Con qu� certeza podemos inferir un d�a de juicio porque los imp�os tienen ahora una parte tan grande del bien exterior, mientras que algunos de los herederos del cielo apenas tienen d�nde recostar la cabeza?

2. Cuentan sin mirar al final a quienes envidian a los hombres del mundo ( Salmo 73:18 ).

3. �Qu� raz�n tenemos para compadecernos de aquellos sobre quienes las palabras de Cristo caer�n con todo su peso ( Lucas 6:24 ). ( D. Wilcox. )

Versículo 15

Ver� tu rostro en justicia.

La visi�n del rostro

I. La visi�n del rostro de Dios.

1. El objeto de esta visi�n: "Tu rostro".

(1) Una gloria sensible: tal gloria fue vista por Mois�s en el Sina�, luego en el tabern�culo y en la transfiguraci�n.

(2) Una gloria intelectual: gloria es excelencia resplandeciente, valor real hecho conspicuo. Esta gloria es el brillo conspicuo de las perfecciones divinas.

2. El acto de contemplar: la gloria tiene un respeto peculiar al poder de ver. La vista es el sentido m�s perfecto: noble, comprensivo, r�pido y vivaz. El acto de la mente se llama ver. A los bienaventurados se les presentar� la gloria de Dios como "conocer como se les conoce".

II. La participaci�n del alma de su semejanza. Qu� extra�a misi�n tiene el Evangelio en el mundo, transformar a los hombres y hacerlos como Dios.

1. Hay un sentido en el que no podemos ser como Dios. Dios no tolerar� tal imitaci�n de �l como para rivalizar en el punto de Su Deidad ( Ezequiel 28:6 ).

2. Hay una imitaci�n de Dios justa y loable: debemos ser imitadores de Dios ( Efesios 5:1 ).

3. El hombre ya tiene semejanza con Dios: el mundo material lo representa, como una casa al constructor; seres espirituales, como un ni�o el padre: otros llevan sus huellas, estos su imagen.

4. Hay una imagen natural de Dios en el alma del hombre, inseparable de ella, su naturaleza espiritual inmortal, sus poderes intelectuales y electivos son la imagen de los mismos poderes en Dios. Tambi�n hay semejanza moral, sabidur�a, misericordia, verdad, justicia, santidad.

5. La asimilaci�n a Dios en la perfecci�n moral conduce a la satisfacci�n y la bienaventuranza del alma: "Seremos como �l, porque lo veremos como �l es". �Cu�n grande es esta esperanza! Si el polvo de la tierra se convirtiera en estrellas en el firmamento, �qu� podr�a igualar la grandeza y la maravilla de este poderoso cambio?

III. La satisfacci�n resultante: el reposo del alma en Dios, su perfecto goce del bien m�s perfecto, el perfeccionamiento de sus deseos con deleite o gozo. El deseo es amor en movimiento, deleite amor en reposo. Es un descanso racional, voluntario, placentero, activo: la acci�n sobre el fin se perpetuar�, aunque cese la acci�n hacia �l. Es el resto de la esperanza perfeccionada en sus frutos. ( John Howe. )

�Qui�n tiene lo mejor de eso?

Este Salmo se llama oraci�n, y con qu� propiedad. Es algo que s�lo sale del coraz�n de quien sufre. Le debemos toda nuestra salvaci�n a Cristo, pero, en segundo lugar, retrocedemos mucho ante los sufrimientos de los hombres. El mundo nunca sabr�, hasta que se revise toda su historia y se expliquen todos sus misterios, cu�nta instrucci�n, consuelo e incitaci�n han surgido de las pruebas y sufrimientos de este hombre.

A este respecto, David y Paul han hecho m�s por la carrera que quiz�s dos hombres que hayan vivido jam�s. Sus grandes almas estaban a menudo y fuertemente presionadas por adversidades y aflicciones, a fin de que el dulce vino de consuelo y fortaleza para otros pudiera fluir de ellos.

I. Este vers�culo es el monte de la victoria. Se pasa el polvo de la llanura de batalla, se dejan las perplejidades de la vida, y aqu� tenemos una clara previsi�n de una soluci�n perfecta, y tambi�n una cierta comprensi�n de ella. El vers�culo no se refiere exclusivamente al despertar del sue�o de la muerte en la resurrecci�n; ni a la perfecta semejanza moral de Dios y la visi�n beat�fica que entonces disfrutaremos. �sta no es la primera interpretaci�n que se sugiere a s� misma y, por cierto que sea, no debe tomarse como su significado exclusivo.

II. Entonces, �cu�l es el caso? Su naturaleza se expresa en las primeras palabras del Salmo. "�Oye la derecha, oh Se�or!" Es una facilidad de conflicto entre �l y otros hombres. Es la gran lucha de esta vida en la que est�n comprometidos muchos; en el cual, si juzgamos simplemente por las apariencias externas, algunos obtienen una ventaja muy considerable y sorprendente sobre otros. Parecen sacar lo mejor de ella.

Para David, el conflicto en este momento era ardiente y penetrante, con mucha personalidad. Habla de "los imp�os que oprimen", de "enemigos mortales que lo rodean"; de hombres que �hablaban con orgullo con la boca�; de hombres "encerrados en su propia grasa" - tan bien alimentados, tan pr�speros, tan valiosos eran ellos; - de otros "acechando como el cachorro de le�n en lugares secretos, codiciosos de la presa" - listos para aprovechar la ventaja listos para saltar sobre �l con los dientes.

Luego describe su car�cter en general, en el verso catorce, en un lenguaje que se aplica a una �poca casi tanto como a otra. �l los llama "hombres del mundo, que tienen su porci�n en esta vida, cuyo vientre est� lleno de tesoros escondidos", con las cosas que recogen, atesoran y almacenan. Tambi�n hombres que conservan y legan a sus hijos lo que han recogido. Estos eran los hombres contra los que David se sent�a luchando; sent�a que si estaban bien y feliz, que sea el mal y triste, y vice versa.

Pero estaba bastante seguro de que �l ten�a raz�n y no ellos, y que se acercaba su desdicha. Por eso dice: "En cuanto a m�, estar� satisfecho", etc. Se despertaba d�a a d�a, cuando el dolor presente hab�a pasado, como �l sab�a que suceder�a, para ver la hermosa semejanza de Dios y tenerla en cierta medida en �l mismo. Con esto estar�a satisfecho. Esta ser�a la victoria incluso ahora. Ser hecho y mantenido justo, ver a Dios en mi vida, Su rostro en mis oraciones, y ver Su imagen form�ndose en mi alma: esto es ganar la batalla. �No me quejar� m�s! �Estoy satisfecho! Ahora, esto es solo ...

III. El juicio que debemos formar en nuestro propio caso. Es una pregunta que siempre est� a prueba y que siempre llega a alg�n acuerdo: �c�mo se puede encontrar lo mejor de la vida? �C�mo probaremos la dulzura, recogeremos la flor, usaremos la corona y diremos con gozo, respeto propio y plena convicci�n: "Esto es ser un hombre"? Aqu�, por un lado, est�n "los hombres del mundo". David nos dice, y sabemos, cu�les son sus objetivos, motivos y formas, y sus �xitos.

Obtienen riqueza, posici�n, nombre, influencia y, algunos de ellos, una medida considerable de baja felicidad y satisfacci�n. Mira, este es el hombre, que sale de su habitaci�n por la ma�ana despu�s de un sue�o profundo, radiante y saludable. Y estos son sus hijos, no a uno de los cuales ha nombrado seriamente el nombre de Dios, pero a cada uno de ellos probablemente dejar� una buena cantidad de dinero. Y estos son sus jardines y parques, hermosos a la vista y fruct�feros a su tiempo.

Y este es su carro, con caballos veloces para llevarlo a la ciudad. Y en la ciudad, cuando venga, �miren c�mo lo reciben y qu� poder tiene! �C�mo con su pluma puede llevar barcos al oc�ano lejano y abrir v�as f�rreas en tierra! Y puede hablar y "hacer que lo peor parezca la mejor raz�n"; y, como con la varita de mago, sacar el �xito del fracaso mismo. Ahora tome a un hombre cristiano sencillo, que tiene suficiente y poco m�s, que no tiene nombre en el p�blico, que es conocido sino en un c�rculo peque�o, que puede animar a un compa�ero de peregrinaje aqu� y all�, y ofrecer una oraci�n en la cama de un enfermo. .

Cu�n peque�o parece en la estimaci�n com�n al lado de este gran "hombre de mundo". �El hombre sencillo est� muy bien en su propio lugar y manera, y es bueno para �l que tenga los consuelos de la religi�n y las esperanzas de la vida futura para animarlo en medio de las luchas y las dificultades de su suerte. Pero no puede decir que su suerte, incluso con estos consuelos, sea en absoluto comparable con la del otro hombre en esta vida.

Cuando termine esta vida, su suerte ser� mejor, pero aqu� es peor ". �No�, dice el texto; �Es mejor ahora y aqu�. Es el gran hombre que es bueno. Es el hombre feliz que ve el rostro de Dios. �l es el hombre noble que lucha por la justicia, y que se satisface a s� mismo con la semejanza Divina en su alma �.

IV. Nos preocupa mucho conseguir y mantener este juicio de las cosas. Necesita un esfuerzo. Es una lecci�n avanzada en la vida cristiana. La gente se detiene antes de hacerlo y muchos lo echan de menos habitualmente. Como cuando conjeturan que los hombres mundanos tienen una gran cantidad de miseria interior que nunca cuentan: miedo, culpa y aprensi�n del peligro que los acecha como fantasmas. Ahora bien, esto puede ser cierto para algunos, pero ciertamente no para todos, ni para la mayor�a.

Est�n muy satisfechos y no tienen reparos. �Pero entonces qu�? �Est�n mejor aquellos que est�n as� satisfechos que el siervo de Dios devoto, luchador y orante? Qu� malvados somos al pensar eso. En realidad, no hay comparaci�n entre los dos. El cristiano probado, a la vista del hombre pr�spero y feliz del mundo, puede decir: �En cuanto a m�, te contemplo en justicia, estoy satisfecho con tu semejanza.

Luego, nuevamente, decimos que "se acerca la compensaci�n, que la pr�xima vida rectificar� todo". Eso tambi�n es cierto. Pero esa no es "la verdad presente". La verdad presente es que ahora tenemos la ventaja; que no necesitamos esperar la compensaci�n; que la piedad es mejor que la impiedad en todo el mundo; que el rostro de Dios que brilla sobre un hombre es la felicidad suprema y el �ltimo ideal; y que despertar ma�ana tras ma�ana y darnos cuenta de la creciente semejanza de Dios en nuestro esp�ritu es un gozo como el del cielo.

Pero si un hombre env�a su coraz�n anhelando las alegr�as de una vida venidera porque piensa que no tiene lo que le corresponde aqu�, y que en ese momento y all� se le compensar�, �qu� es esto sino mundanalidad despu�s de todo? Pero si, por otro lado, alguien ama la luz del rostro de Dios m�s que toda criatura y cosa visible, y se esfuerza por Su justicia con la ayuda de Su gracia, y se viste de Su semejanza como vestido y hermosura, y �despierta en de vez en cuando para su agradecido gozo y satisfacci�n, diciendo: ��Esto es vivir! deja que esta experiencia bendita crezca en m� hasta que florezca y se ilumine en el cielo �- entonces �l puede tomar un texto como tiffs y seguir sus sugerencias m�s espirituales, y llevarlo a sus �ltimas y m�s elevadas aplicaciones, hacer que hable de la resurrecci�n de entre los muertos. , la aparici�n en el cielo, la vida inmortal. ( Anon.)

La visi�n de las visiones

La mente del hombre es invisible, sin embargo, su funcionamiento es a menudo evidente en los cambios de semblante. As�, la sonrisa juguetona indica placer; la frente nublada, ira. De la misma manera, aunque la mente de Dios es invisible, sus atributos se manifiestan de diversas maneras.

I. El rostro de Dios es cualquier expresi�n de Su car�cter.

1. La Shekinah, por lo tanto, tiene el estilo de Su rostro.

(1) As� se dice que Mois�s suplic� al rostro de Jehov� cuando intercedi� por Israel en medio de la tormenta y las llamas en las que Dios descendi� sobre el Sina� ( �xodo 32:11 , marg; v�ase tambi�n 33:11).

(2) Entonces Aar�n, despu�s de contemplar esas horribles involuciones de la gloria entre los querubines, sali� y bendijo al pueblo, invocando para ellos la realidad espiritual de lo que hab�a visto en s�mbolo ( N�meros 6:24 ).

(3) Las invocaciones, �Alza tu rostro�, �Haz resplandecer tu rostro�, y otras similares, de ocurrencia frecuente, aluden a la nube de gloria.

2. Cristo es preeminentemente el rostro de Jehov�.

(1) Dentro de la nube hab�a una forma humana radiante que se distingue como la "Similitud del Se�or" ( N�meros 12:8 ; Ezequiel 1:26 ). Esto esboz� la toma de la masculinidad en la Deidad en la Encarnaci�n.

(2) Cristo es anticipado en la profec�a como la �Gloria del Se�or por ser revelada�, y en el cumplimiento �l es descrito como el �Rostro del Se�or� ( Isa�as 40:1 ; Lucas 1:76 ).

(3) Cristo es preeminentemente el rostro o expresi�n del car�cter de Dios como Su Revelador m�s perfecto (Jn 14: 9; 2 Corintios 4:4 ; Colosenses 1:15 ; Hebreos 1:3 ).

II. La justicia es nuestra calificaci�n para contemplar el rostro de Dios.

1. Dios requiere en nosotros esta calificaci�n. No es de extra�ar, al ver que el fango de la mundanalidad se aferra a nosotros, que dejemos de experimentar como podr�amos experimentar las manifestaciones espirituales del Hijo de Dios ( Juan 14:21 ; Efesios 1:17 ). Las manifestaciones divinas son terribles para los injustos.

Cuando Dios �mir� desde la nube sobre los egipcios, esa fue la se�al de su destrucci�n. �Los imp�os no estar�n en el juicio� ( Salmo 1:4 ; Apocalipsis 6:16 ).

2. La justicia se alcanza mediante la fe.

(1) De esto tenemos una ilustraci�n notable en la historia de la primera pel�cula. Ca�n lamenta su excomuni�n del lugar de la Presencia - �De tu rostro me esconder� ( G�nesis 3:24 ; G�nesis 4:3 ).

(2) La historia de la lucha de Jacob es un ejemplo no menos apropiado ( G�nesis 32:24 ). Llam� al lugar de su triunfo Peniel, o el Rostro de Dios.

III. El fruto se perfeccionar� en el cielo.

1. El alma no puede estar satisfecha en la tierra.

2. La satisfacci�n se promete en la resurrecci�n. ( JA Macdonald. )

La visi�n del rostro

La frase inicial de este verso expresa una noble singularidad. "Como para m�." Es la expresi�n de la hombr�a moral. El salmista ha estado hablando de aquellos que tienen su porci�n en esta vida, y dice: ��Sed los animales que sois! En cuanto a m�, buscar� cosas m�s elevadas. Como ser hecho a imagen de Dios, encontrar� mis satisfacciones en la contemplaci�n y asimilaci�n de esa imagen.

�En cuanto a m� es el lenguaje de la verdadera nobleza del alma. Y hay momentos en los que nosotros tambi�n debemos atrevernos a pronunciarlo, si queremos ser fieles a nuestra naturaleza superior y contar para cualquier cosa en el mundo. Los hombres del per�odo en que se escribi� este Salmo ten�an nociones muy vagas y vagas de la inmortalidad. Para ellos, una vida m�s all� de la tumba no era m�s que una esperanza intermitente o una ventura sublime, y expresiones como �sta deben interpretarse de la vida y experiencia presentes, y no del estado celestial.

La visi�n del rostro divino aqu� anticipada no es la visi�n beat�fica despu�s de la muerte, o eso s�lo en un sentido muy secundario y sombr�o, sino la experiencia diaria de la vida terrena. El salmo es poes�a, expresada en im�genes po�ticas. Para el salmista, la vida valdr�a la pena vivirla justamente en la proporci�n en que pudiera tener la vista de Dios. Entonces, �qu� quiso decir con el rostro divino? Los profetas y legisladores m�s iluminados de la antig�edad ten�an un profundo sentido del peligro de pensar en Dios de otra manera que en sus relaciones espirituales con los hombres.

De ah� la prohibici�n de realizar cualquier imagen pict�rica o representaci�n escult�rica de la Deidad. Sin embargo, hay un significado muy real en esta expresi�n, "el rostro de Dios", y puede ser una visi�n muy real para todos nosotros. En el rostro, el car�cter se revela de manera preeminente. El rostro es el hombre. Mira a la cara y lees el alma. El juego de todos los afectos est� ah�. Hay rostros que son la cita de todas las virtudes.

El rostro de Dios representa entonces la naturaleza de Dios; y la anticipaci�n del salmista de contemplar ese rostro significaba la perspectiva de su feliz realizaci�n de la mansedumbre, la fuerza y ??la justicia divinas. Son los rostros de los hombres los que son el rostro de Dios. As� como Sus cualidades espirituales se manifiestan en la vida de los hombres, podemos ver los rasgos Divinos en los rasgos de los hombres. Se nos ense�a a contemplar �la gloria de Dios en el rostro de Jesucristo.

�La verdadera gloria de Dios est� en Sus atributos morales, y Cristo encarn� esas cualidades Divinas en Su naturaleza. Quien mir� hacia Su rostro vio all� la gloria y la belleza del Inefable; y tantos semblantes humanos, si no el rostro, es un rostro de Dios: porque el resplandor de un amor divino, el brillo de una pureza divina, la paciencia de una caridad divina, la ternura de una simpat�a divina est� all�.

Cada uno de estos es un lineamiento de la Deidad. El moribundo Bunsen, mientras miraba a los ojos de su esposa inclinada sobre �l, dijo: "En tu rostro he visto al Eterno". Pocos artistas se han atrevido a ensayar la forma y los rasgos Divinos. Pero una vez vi en la galer�a de Florencia un cuadro que me impresion� mucho, y el recuerdo de �l ha estado conmigo desde entonces. Fue de Carlo Dolci, y se titul� "L'Eterno Padre", el Padre Eterno.

Fue una concepci�n audaz y poco convencional. No hubo ning�n intento de deificar la figura. Era solo la forma y el rostro de un hombre, y no solo eso, sino que el rostro estaba lleno de dolor y miseria humanos. Un aspecto de tristeza inefable hab�a en los ojos, y todo el rostro mostraba una expresi�n de infinita tristeza y solicitud. �Y seguramente debe haber un dolor indecible en el coraz�n del mundo! Esta visi�n del rostro, entonces, �cu�ndo la veremos? Ma�ana.

�Estar� satisfecho cuando despierte�, es decir, ma�ana por la ma�ana, todas las ma�anas, esta ma�ana. Incluya en la expresi�n del salmista la concepci�n de la cercan�a divina. Para ver una cara, debes estar cerca de la persona. Cerca, a la aprehensi�n de la fe, est� la presencia Divina. Se refiere a algo m�s que vecindad. La intimidad del compa�erismo est� impl�cita. Intercambio familiar de pensamiento y afecto. Hay otro pensamiento insinuado por la figura del rostro, a saber, la propiciaci�n.

Cuando habla de contemplar el rostro de Dios, es en la confianza de que Dios es su amigo y no su enemigo. Los monarcas orientales solo mostraban el rostro a aquellos a quienes pretend�an ser elementos y amables. El salmista estaba feliz con la convicci�n de que, esforz�ndose humildemente por andar en los caminos de la justicia, pod�a mirar incluso a Dios a la cara y que Su rostro no se volver�a hacia atr�s. .. Hay dos elementos en esta satisfacci�n.

1. La percepci�n de la imagen Divina.

2. La asimilaci�n a esa imagen. Al contemplar esa semejanza, nos convertimos en ella. ( J. Halsey. )

La perspectiva del cristiano

�Un cristiano es el estilo m�s elevado de hombre� y la obra m�s noble de Dios. El texto habla de su alto y exaltado estado de felicidad que obtendr� en el mundo celestial. Consiste en

I. La visi�n completa de la gloria divina. Nota&mdash

1. La grandeza de la visi�n.

2. La forma de hacerlo. �Con justicia�, es decir, la justicia de Cristo.

3. La certeza de ello. La Escritura y la experiencia nos lo aseguran.

II. El completo parecido con la imagen Divina.

1. La gloriosa expectativa: ser como nuestro Salvador y nuestro Dios.

2. El per�odo de realizaci�n. �Cuando despierto�, es decir, en la ma�ana de la resurrecci�n.

3. La satisfacci�n obtenida.

Conclusi�n: ver

1. El valor del alma.

2. La vanidad del mundo.

3. La excelencia de la religi�n. ( Templo de Ebenezer. )

Contemplando el rostro de Dios

Este es el idioma

1. De un hombre que ha tomado una decisi�n, que ha decidido por s� mismo. �En cuanto a m�, deja que los dem�s hagan lo que quieran.

2. De un hombre que se levanta en vida y tiene grandes perspectivas por delante. Hab�a mirado m�s all� de este mundo, aunque iba a ascender en �l.

3. De un jud�o. Porque en Jud� fue conocido Dios; Su nombre era grande en Israel. Y aunque su conocimiento era vago, era real; y aqu� hay una mirada a la bendita vida futura.

I. La contemplaci�n del rostro de Dios signific� el disfrute de Su favor. Este es su significado constante. Y en el cielo "Ver�n su rostro". Todo eso significa que no podemos saberlo ahora, pero esta �nica cosa que sabemos:

II. C�mo se realizar�. Ser� en y a trav�s de la justicia. Para el m�rito y la idoneidad esto es necesario. Nuestro t�tulo para contemplar el rostro de Dios debe ser la justicia, y eso lo tenemos en Cristo. Nuestra idoneidad y preparaci�n para ello es justicia, y esto el Esp�ritu Santo obrar� en nosotros. Nadie anhela el cielo cristiano sino el alma cristiana. ( William Jay. )

La visi�n del creyente

I. Lo que el salmista quiere decir con "en justicia". Habla de la justicia del Se�or Jesucristo. Implica todo lo necesario para liberar y salvar al hombre por los siglos de los siglos. La obediencia pasiva cerr� las puertas del infierno; su obediencia activa abri� a los del cielo. Conectado con esta justicia, necesariamente debe haber otra. Rectitud de principio. Si alguna vez contemplamos el rostro de Dios, ya sea aqu� o en el m�s all�, en triunfo, debemos contemplarlo tanto en la imagen como en la justicia de Jesucristo.

II. La visi�n del creyente de la deidad. Dios quiso que, incluso en esta vida, tuvi�ramos una visi�n muy gloriosa de Sus perfecciones. El rostro es con frecuencia un �ndice del seno. El rostro a veces se refiere a la bondad amorosa del Se�or.

III. La perspectiva prospectiva del creyente. Ahora est� completamente satisfecho con su Dios, pero insatisfecho con su poco conocimiento de �l y su poco amor por �l. La disciplina de la vida debe terminar fijando el rostro completo de Su hijo en S� mismo. Solicitud:

1. Debemos tener justicia en principio, as� como la justicia imputada de Jesucristo.

2. �Hay alguno que est� satisfecho con la criatura?

3. �Hay alguien que haga de la criatura su porci�n para siempre?

4. Dir�jase a aquellos que tienen a Dios como su porci�n. ( W. Howels. )

La esperanza de la felicidad futura

Ser�a dif�cil decir a qui�n le debe m�s el Evangelio, a sus amigos oa sus enemigos. Porque cuando han perseguido a los siervos de Cristo, los han esparcido, de modo que han ido por todas partes predicando la Palabra. Jesucristo nunca habr�a predicado muchos de sus discursos si sus enemigos no lo hubieran obligado a responderlos. As� ocurre con el Libro de los Salmos. Si David no hubiera sido puesto a prueba, nos hubi�ramos perdido muchos de estos c�nticos sagrados. Este Salmo es uno de los que nunca se hab�an escrito sino por su gran angustia. Nuestro texto habla de su consuelo en la esperanza de la felicidad futura. Nosotros notamos&mdash

I. El esp�ritu del texto. Respira el esp�ritu de quien es ...

1. Totalmente libre de envidia. Los malvados pueden hacer lo que quieran, pero yo no los envidio. "En cuanto a m�, yo", etc.

2. Mirando hacia el futuro. �Yo voy a estar satisfecho.� No tiene nada que ver con el presente. Mira m�s all� de la tumba a otro mundo. El que vive en el presente es un necio; pero los sabios se contentan con ocuparse de las cosas futuras. Cuando Milton escribi� su Para�so perdido , tal vez supiera que tendr�a poca fama durante su vida; pero dijo: "Ser� honrado cuando mi cabeza duerma en la tumba". Hay muchas cosas por las que nunca esperamos ser recompensados ??aqu�, pero pronto lo estaremos. Christian, vive en el futuro.

3. Lleno de fe. No hay "quiz�s" en sus palabras. �Yo contemplar�; "Estar� satisfecho". Y hay muchos del pueblo de Dios que pueden decir lo mismo. Pero los tales deben esperar tener problemas, porque Dios nunca da una fe fuerte sin una prueba de fuego. No te convertir� en un guerrero poderoso si no tiene la intenci�n de probar tu habilidad en la batalla. Deben usarse las espadas de Dios. Las viejas espadas toledanas del cielo deben ser golpeadas contra la armadura del maligno y, sin embargo, no se romper�n.

II. El asunto de este pasaje.

1. David esperaba contemplar el rostro de Dios. Hemos visto Su mano tanto en formas espantosas como suaves. Y hemos escuchado la voz de Dios; pero la visi�n de Dios, �qu� debe ser? Se dice del templo de Diana, que estaba tan espl�ndidamente decorado con oro, y tan brillante y resplandeciente, que un portero en la puerta siempre dec�a a todos los que entraban: �Oigan sus ojos; ser�s herido de ceguera si no te fijas en los ojos �Pero, �oh! esa vista de la gloria. �Qui�n puede saber qu� es ver el rostro de Dios?

2. Hab�a una dulzura peculiar mezclada con esta alegr�a. Porque deber�a contemplar el rostro de Dios "en justicia". C�mo nuestros pecados han empa�ado nuestra vista, que no pudimos tener una perspectiva clara de Jes�s. Pero all� lo veremos como es.

3. Y habr� satisfacci�n. "Estar� satisfecho". Imaginaci�n, intelecto, memoria, esperanza: todo quedar� satisfecho.

4. Pero, �cu�ndo ser� esta satisfacci�n? "Cuando despierte a tu semejanza". Hasta entonces no. En la ma�ana de la resurrecci�n, cuando est�n completos en alma y cuerpo, se despertar�n. Sus cuerpos hasta entonces est�n en sus tumbas. Pero luego ser�n restaurados. Cuando un conquistador romano hab�a estado en guerra y hab�a obtenido grandes victorias, muy probablemente volver�a con sus soldados, entrar�a en su casa y se divertir�a hasta el d�a siguiente, cuando saldr�a de la ciudad y luego volver�a a entrar. triunfo.

Ahora los santos, por as� decirlo, se escabullen al cielo sin sus cuerpos; pero en el �ltimo d�a, cuando sus cuerpos despierten, entrar�n en sus carros triunfales; y el cuerpo debe ser a semejanza de Cristo. El esp�ritu ya est�.

III. Aqu� est� impl�cito un contraste muy triste. Ahora estamos todos juntos, indivisos; pero vendr� el gran d�a divisorio cuando Cristo, el Juez, recibir� a su propio pueblo, pero con espada alzada barrer� a los imp�os al abismo. Pero ahora, el que quiera puede ser salvo. ( CH Spurgeon. )

Estar� satisfecho .

La satisfacci�n del futuro

I. La satisfacci�n del futuro es a menudo el apoyo del cristiano en el presente.

1. Este hecho explica la anomal�a de la experiencia terrenal del cristiano. La experiencia cristiana no debe determinarse por circunstancias y condiciones externas.

2. Este hecho revela el secreto de la fuerza del cristiano.

II. La satisfacci�n del futuro consiste en participar en la semejanza divina.

1. El tipo original del alma se encuentra en Dios. Si hubi�ramos conservado nuestra gloria pr�stina, no deber�amos haber tenido que lamentar la miseria y el vac�o de la tierra. Es la p�rdida de pureza lo que nos ha reducido tanto y nos ha degradado tanto. El alma nunca puede estar satisfecha sino en la completa restauraci�n de la semejanza Divina. El deseo m�s exaltado del verdadero cristiano es parecerse a Cristo en car�cter moral aqu�, y ser como �l en el cielo.

III. La semejanza divina se comunica al alma a trav�s de la visi�n de Cristo. Al contemplar la gloria del car�cter de Cristo, cambiamos de memoria su imagen.

1. La visi�n divina se asimila a la semejanza divina.

2. Cuando la visi�n divina sea perfecta, la felicidad del cristiano ser� completa. ( Homilista. )

Satisfacci�n

Este Salmo se llama simplemente una oraci�n, que es el nombre m�s antiguo y completo de los Salmos. Pero es la oraci�n de quien est� en problemas. Los hombres nunca rezan con tanta frecuencia y fervor como entonces. Sin duda es David quien ora as�, y el Salmo concuerda, casi l�nea por l�nea, con las circunstancias en las que fue colocado cuando Sa�l lo persigui� en el desierto de Ma�n ( 1 Samuel 23:25 ).

I. Que no hay satisfacci�n en las cosas de este mundo. Hab�a hombres que ten�an su parte en esta vida; pero David no codici� su porci�n, porque sab�a que en realidad no estaban satisfechos. Todav�a hay tales hombres, pero es seguro que no est�n satisfechos.

1. De la naturaleza del mundo mismo. Porque, �qu� es aparte de Dios? Es un enga�o vano, un espect�culo vac�o, una sombra que se desvanece r�pidamente ( Eclesiast�s 6:1 ). Da placer moment�neo, pero no satisfacci�n, no contentamiento, no reposo. El ojo no se satisface con ver, ni el o�do con o�r, y por eso los hombres revolotean de un objeto a otro, sin descansar nunca mucho y siempre deseando algo que no poseen. Amarga decepci�n es la suerte de todos los que buscan satisfacci�n en cosas meramente temporales.

2. De la naturaleza de la mente humana. Dios nos ha hecho para s� mismo. Nuestras capacidades son grandes casi hasta el infinito. Aspiramos al bien supremo. Entonces, �c�mo podemos estar satisfechos con las cosas temporales y vanas?

II. La satisfacci�n se realiza en el servicio de Dios y en la posesi�n de la religi�n verdadera.

1. La religi�n satisface el intelecto. El hombre es una criatura mental. Puede pensar, reflexionar y razonar; y en el ejercicio de sus poderes mentales encuentra algunos de sus placeres m�s ricos. Pero, �d�nde encontrar� temas de pensamiento tan nobles y tan elevados como en los misterios de la revelaci�n? La naturaleza, la ciencia, la filosof�a le proporcionar�n sin duda muchas de estas materias; pero a menos que su mente sea fuerte y vigorosa, a menudo le resultar�n demasiado dif�ciles de entender. En la revelaci�n divina, por otro lado, hay baj�os en los que un ni�o puede vadear, mientras que hay profundidades en las que un fil�sofo puede nadar.

2. La religi�n satisface la conciencia. El hombre es un ser moral y responsable; pero muestra que es un culpable, y el monitor interno lo condena por sus violaciones de la ley de Dios. �Qu� puede calmarlo? �Qu� puede satisfacerlo? Aqu� el mundo es absolutamente impotente.

3. La religi�n satisface el coraz�n. El hombre es un ser emocional. No es una estatua, ni un aut�mata, ni un mecanismo curioso. No es un intelectual fr�o incapaz de sentir, incapaz de amar. Posee afectos del tipo m�s noble, y solo puede ser feliz cuando est�n en juego activo. Pero, �sobre qu� objeto puede colocarlos? Puede que ame y deba amar a sus amigos, a sus parientes y a su pr�jimo; pero cualquiera de ellos puede ser arrancado de su abrazo, y entonces, cu�n solo se vuelve su coraz�n.

La revelaci�n divina apunta a otro objeto de afecto: Cristo Jes�s, nuestro Se�or, y cuando el coraz�n reposa en �l, en verdad queda satisfecho ( Cantares de los Cantares 1:14 ; Efesios 3:17 ).

III. Pero nuestro texto va m�s all�, y observamos que la plena satisfacci�n se realizar� cuando despertemos con la semejanza de Dios. El ojo se saciar� de ver, porque ver� al Rey en Su gloria ( Isa�as 33:17 ; 1 Juan 2:2 ).

El o�do estar� satisfecho con o�r, porque oir� la m�sica del coro celestial ( Apocalipsis 5:11 ; Apocalipsis 14:2 ; Apocalipsis 15:2 ).

El intelecto se contentar� con conocer, porque comprender� los misterios m�s grandiosos de la naturaleza, la providencia y la gracia. El alma, todo el ser, estar� satisfecho con lo que siente y ama. Amar� por toda la eternidad al Dios Trino. ( Thornley Smith. )

Satisfacci�n

En este vers�culo se presentan dos tipos de satisfacci�n.

I. La satisfacci�n natural. El fin, la corriente de los deseos se limita a las cosas de esta vida. Existe el peligro de confundir la insatisfacci�n con nuestra suerte terrenal con un arrepentimiento genuino. Buscando pasar un buen rato en el cielo, se puede pasar por alto la preparaci�n indispensable.

II. La satisfacci�n espiritual. El Dr. Bushnell dice: �Si tu sentimiento llega m�s all� del cielo, y tus anhelos van hacia all�; si lo amas y lo anhelas, principalmente por su pureza; liberado de este mundo, no por su cansancio y repugnancia, que todos los hombres sufren, sino por las afinidades positivas de su coraz�n por lo que es mejor y m�s puro por encima de esto tambi�n es una poderosa se�al de creciente purificaci�n.

�Compare las dos satisfacciones; Como se ven. Compare el �cancro y el dolor� de Byron con el de Paul �He peleado una buena batalla. ... de ahora en adelante �, etc. Esta profunda satisfacci�n hizo posible que el otrora t�mido Pedro tomara la iniciativa en la guerra a favor de este reino espiritual que ahora se extiende hasta los confines de la tierra. Le dio a �l, y a todos los m�rtires desde entonces, esa sublime paciencia cuya perseverancia ning�n muro de mazmorra, ni potro, ni maric�n pudieron vencer. Es una paz que el mundo no puede dar ni quitar. ( CM Jones. )

La vida completa del cristiano

Los hombres a menudo hablan y viven mejor de lo que creen. El texto es prof�tico y de gran alcance. Sugiere&mdash

I. El poder y la naturaleza del contentamiento cristiano. El descanso del alma proviene solo de Dios. Nada puede permitir el reposo del alma salvo su uni�n con Cristo en Dios. En vano buscamos satisfacci�n en el mundo. Cu�n transitorios e insatisfactorios son todos los placeres y b�squedas mundanas. Quien dependa de ellos para su verdadera felicidad se sentir� amargamente decepcionado. Disfruta de Dios en lugar de Sus criaturas.

II. El cristiano no debe esperar una satisfacci�n perfecta en esta vida. No es que la religi�n cristiana no haga todo lo que promete hacer en este mundo. El trabajo de esta vida es solo preparatorio y, por lo tanto, incompleto. La imperfecci�n es la justa caracterizaci�n de este mundo. El cristiano se encuentra constantemente envuelto en misterio y tinieblas. Anti su entorno es desfavorable. El pecado est� en este mundo. Aqu� est� contento, aunque no completamente satisfecho.

III. En la vida completa del cristiano, el cielo proporcionar� una satisfacci�n perfecta.

1. El cristiano estar� satisfecho con el cielo como lugar.

2. El cristiano estar� satisfecho con la sociedad del cielo.

3. Estaremos satisfechos con nuestra propia condici�n.

Llevaremos nuestro intelecto y nuestros recuerdos con nosotros. Piense en el gozo que llenar� nuestras almas cuando lleguemos al hogar eterno, entremos en la casa de nuestro Padre y contemplemos Su rostro en rectitud, y por el poder de Su infinita ternura y amor seamos atra�dos hacia la Amabilidad con �l como para descansar en Su pecho con infinita satisfacci�n y deleite. ( GM Mathews. )

Satisfacci�n

El pueblo del Se�or no es ajeno a la satisfacci�n ahora. Se satisfacen temprano con su favor, con su bondad, con la grosura de su casa. Han encontrado el bien supremo, pero desean m�s. Por eso David habla de su satisfacci�n como futura. "Estar� satisfecho cuando", etc. Entonces, mira aqu�:

I. La insaciable ambici�n que inspira la religi�n. Hemos sido testigos de esta grandeza y elevaci�n del alma incluso en los caminos m�s humildes de la vida piadosa. Cu�n pobres son los objetivos del h�roe mundano comparados con esto.

II. La excelencia del alma. Es prerrogativa de muchos ser capaces de una satisfacci�n tan sublime. Otras criaturas tienen un alimento adecuado a su naturaleza, lo comen y quedan satisfechos. Pero el hombre no est�, no puede estar, con nada que encuentre aqu�.

III. Qu� bendici�n debe ser la que pueda satisfacer y satisfar� todos los anhelos del alma. S�, aunque sea el alma de Newton o Bacon. Entonces aseg�rate de esta perspectiva; mantenlo claro; acercarlo. �salo a diario, en la religi�n, en las pruebas, cuando vengas a morir. La vieja y ficticia idea de que si un hombre viajaba con una varita de mirto en la mano no sentir�a desmayo ni cansancio, se realiza aqu� en esta bendita esperanza. ( William Jay. )

La satisfacci�n del marinero

Aqu� podemos observar:

I. El temperamento genuino de un alma bondadosa que se distingue del mundo: ser tomado por Dios como su principal bien. Y esto es as� con �l.

1. Desde una firme convicci�n de vac�o e insuficiencia de cualquier bien creado para ser para ellos en lugar de Dios.

2. Hay todo en Dios que puede recomendarle y agradarle a su pueblo.

3. Es propiedad de la gracia llevar a Su pueblo a �l como su principal bien.

4. Todas las almas bondadosas han encontrado ese descanso, y algunas de ellas ese gozo en Dios, que nada m�s en el mundo puede dar, y que no cambiar�an por nada de lo que puede ofrecer. Pero&mdash

II. Qu� es, con referencia a Dios, lo que resume la felicidad de su pueblo. Es la contemplaci�n de Su encaje y la satisfacci�n que resulta. M�s especialmente la semejanza de Dios en Jesucristo. O la semejanza puede significar aquello que est� impreso en el alma, una semejanza de la gloria divina. �Oh, felices los que, al ver las espaldas de Dios, se han ido a verlo cara a cara!

III. Cualquiera que sea admitido para contemplar el rostro de Dios, debe ser en justicia.

1. Justicia imputada. Jes�s dijo: "Yo soy el camino".

2. Justicia inherente. Y esto es necesario por la naturaleza de la cosa ( 2 Corintios 6:14 ). �Qu� har�an los pecadores en la presencia de Dios?

IV. Por mucho que disfrutemos del cielo aqu�, hay mucho m�s reservado por encima de lo que finalmente obtendr�n.

1. El pueblo de Dios tiene mucha felicidad o cielo, que comenz� a trav�s de Dios mostr�ndose bondadosamente a ellos.

2. Pero a�n queda mucho m�s del cielo reservado. Y esto es para apartarlos del mundo actual y para que puedan disfrutar m�s r�pidamente de su bienaventuranza final. Y,

3. Esto es a lo que aspiran, y finalmente lo conseguir�n.

V. Hay una temporada fija y apropiada para la satisfacci�n de los santos.

1. El alma se despierta cuando se libera del cuerpo. No desciende a la tumba con el cuerpo, sino que asciende para contemplar el rostro de Dios. Entonces, con cu�nta calma debemos contemplar la muerte.

2. Tanto el alma como el cuerpo despiertan en la resurrecci�n. El cuerpo se siembra en corrupci�n, pero resucitar� en incorrupci�n. ( D. Wilcox. )

La posici�n actual del creyente y la anticipaci�n segura

Qu� contraste hacen estas palabras con lo que va antes. Los hombres del mundo y �l mismo; su satisfacci�n y la de �l. Este Salmo no debe aplicarse exclusivamente a Cristo. Mucho habla de �l, pero tambi�n mucho de nosotros mismos hoy. Nota&mdash

I. El alto logro del verdadero hijo de Dios. Ahora lo entiende; ahora contempla el rostro de Dios en justicia. La justicia de Cristo, no la suya propia, incluso lo mejor de ella. Y contemplamos as� el rostro de Dios cuando nos apropiamos de lo que Cristo ha hecho. Si hemos hecho esto, viviremos en santidad, porque estamos bajo la influencia de Cristo.

II. La expectativa interesante. "Estar� satisfecho". �Cu�nto de ese parecido tengo ahora? Preg�ntense eso. El despertar incluye tanto la transformaci�n como la traducci�n. Santidad y vida eterna en la Resurrecci�n.

III. La solemne seguridad. "Voy a contemplar" - muy audaz: "Estar� satisfecho". �Espero y conf�o� - parece haber sido expulsado a patadas. "Lo har�" y "lo har�". Ahora, la intimidad con Dios, la intimidad personal con Dios, es lo �nico que puede garantizar tal seguridad. Independientemente de lo que sepas de doctrina, y cualquiera que sea tu andar con respecto a la moralidad (cuanto m�s, mejor), te digo, en el nombre del Dios viviente, que no puedes, no debes, no te atreves. -Reclame este "voluntad" y "ser�" a menos que sepa algo acerca de la intimidad con Dios. Cr�anme, amados, en lo que les he dicho a menudo: esta es la vitalidad de la religi�n. ( Joseph Irons. )

La satisfacci�n del justo

Todo hombre es consciente de deseos que no encuentran aqu� ning�n objeto adecuado. Aqu� nada responde a las plenas aspiraciones del alma. Es, y ha sido, el designio de la providencia ense�ar a los hombres con el ejemplo que un mundo finito es incompetente para satisfacer las demandas de una mente inmortal. Nunca puedo esperar estar satisfecho en esta tierra. Aqu� el estupor del sue�o se apodera de m�. Pero no siempre dormir�. Me despertar�.

Ver� el rostro de Dios en justicia. En el futuro, hay dos per�odos en los que los justos tendr�n dos razones para regocijarse en su Hacedor. El cristiano espera con la m�s brillante esperanza uno u otro de estos dos per�odos. Tan pronto como su alma sea liberada del cuerpo, se elevar� como en las alas de un �guila hacia un nuevo conocimiento y una nueva dicha. Entonces se abre el ojo del intelecto.

Entonces, el o�do mental se vuelve sensible a cada palabra de Dios como un sonido inequ�voco. En la muerte entramos en contacto �ntimo con Aquel que mantiene a todas las mentes creadas vigilantes en su medida como �l mismo. Cuando el cristiano repite las palabras del texto, a menudo alude a la ruptura de su letargo espiritual y dice que el mundo presente es un sue�o, y el mundo brillante al que se dirige es uno de gozo despierto.

Pero a menudo alude a una escena m�s rica que esta. En algunos aspectos, ve el final de la vida como el final de los problemas, y ve la muerte como un estado de reposo, de sue�o en Jes�s. Un coraz�n devoto es una profec�a del disfrute supremo. Estamos seguros de una paz santa si tenemos un santo apetito por ella.

1. El justo estar� satisfecho con el intelecto divino. De acuerdo con el lenguaje imperfecto de los hombres hablamos del intelecto de su Hacedor. Este es Su poder para percibir toda la verdad, todos los hechos y todas las posibilidades, el Cielo es la morada de las mentes que llevan Su imagen intelectual.

2. El justo estar� satisfecho con las sensibilidades divinas. �l estar� satisfecho con Dios como el Esp�ritu, todas cuyas emociones involuntarias son exactamente apropiadas para sus objetos.

3. El justo estar� satisfecho con la santidad de Dios. Glorifica su intelecto y sensibilidad con perfecta benevolencia. La rectitud moral es benevolencia. La rectitud moral es belleza moral. El cristiano tambi�n espera estar satisfecho de tener una forma como la que adora: de poseer, en la medida en que una criatura puede poseer, la semejanza del Creador. Se dice: �Estar� satisfecho.

�Se despertar� de repente. Como el comienzo de esta alegr�a es repentino, la fecha de la misma es incierta. Y si vamos a estar en esta imagen, entonces debemos someternos alegremente a todas las influencias necesarias para nuestra transformaci�n. ( EA Park, DD )

La triple esperanza del cristiano

I. Para los justos hay una esperanza gloriosa. Este credo concerniente al futuro tiene tres cl�usulas: �Despertar�; Ser� como Cristo cuando despierte; cuando despierte como Cristo, estar� satisfecho �. �Sencillo y profundo, como los propios prop�sitos de Dios!

1. "Despertar�". Los ojos cansados ??se duermen, los pies cansados ??descansan; pero despu�s de que se cumpla la hermosa ordenanza del sue�o de Dios, nos despertaremos descansados, renovados y revitalizados. �Qu� era lo que David cre�a que despertar�a? �Qu� fue lo que David crey� que se fue a dormir? Hay m�s que un poco de oscuridad en este punto. M�s de un escritor moderno habla como si el alma estuviera dormida. Que no podemos pensar.

Debemos aplicar el sue�o y la vigilia a esa parte de nosotros a la que pertenece. Dormimos el cuerpo; lo ponemos en su estrecha tumba. No sabemos qu� puede hacer la alquimia divina por estos cuerpos nuestros.

2. Ser� como Cristo cuando despierte. Nuestros cuerpos ser�n como el cuerpo de Cristo. Los cuerpos de los santos ser�n cuerpos glorificados, como el cuerpo del Hijo del Hombre. Y me alegro de que vivi� un poco despu�s de la resurrecci�n.

3. Estar� satisfecho.

(1) Estaremos satisfechos con nosotros mismos.

(2) Estaremos satisfechos con nuestros hogares.

(3) Estaremos satisfechos con Cristo.

II. La esperanza gloriosa pertenece solo a los justos. La primera cl�usula indica a quienes ciertamente disfrutar�n de esta bendita esperanza. Aquellos que puedan decir: "En cuanto a m�, ver� tu rostro en justicia". No puedes ver Su rostro en absoluto, si no lo ves de esa manera. La justicia como estado que llamamos santidad. El que por la fe en Jes�s tiene la justicia como condici�n permanente, tambi�n por la fe recibir� la gracia del Esp�ritu Santo, que lo salvar� del pecado y de toda inmundicia.

Nunca podremos decir, con tono firme, "estar� satisfecho", hasta que tambi�n podamos agregar: "no en mi propia justicia, sino en la justicia que es de Dios en Cristo". Pero eso conducir� al otro inevitablemente. ( John Bradford. )

El hombre de la biblia

Tenemos en las Escrituras una revelaci�n de Dios, pero tambi�n tenemos una revelaci�n del hombre. Esta revelaci�n del hombre, esto que llamamos el elemento humano mezclado con lo Divino en la Biblia, es lo que hace que vuelva a nuestros sentimientos, nuestra conciencia, nuestro pecho, de una manera que una simple revelaci�n del pensamiento Divino por s� misma podr�a. nunca lo he hecho. Tenemos mucho que agradecer porque Dios nos ha dado la revelaci�n de s� mismo a trav�s de los hombres. En este Libro de los Salmos son los hombres los que nos hablan bajo la influencia del Esp�ritu. Mire este Salmo como representando para nosotros al hombre de la Biblia.

1. Este hombre tiene conciencia de una vida religiosa y divina en �l. Es una conciencia espiritual humilde, agradecida, moral, que este hombre, creyendo en Dios, lo ama, tiene comuni�n con �l y, bajo la influencia de esa fe divina, se aparta del camino del destructor, de las obras y de las obras. la sociedad de los malvados.

2. Esta fe divina, esta conciencia religiosa en el hombre, se desarrolla y se expande hasta culminar en la persuasi�n de una vida futura y la expectativa de estar con Dios y contemplarlo. Los hombres dicen que no hay nada en los libros de leyes sobre una vida futura. Pero los hebreos ten�an una religi�n antes de tener la ley. Estaba la fe patriarcal, la fe de Abraham y Jacob, y hab�a esperanza en el futuro.

3. Este hombre anticipa un despertar, - que habr� algo como una brusquedad, algo como una brusquedad en la crisis; que de repente se encontrar� cara a cara con Dios, en una plenitud de la revelaci�n del rostro divino, y una conformidad a Su imagen. Sus palabras pueden haber sido pronunciadas por David sin que �l entendiera claramente lo que hab�a en ellas, pero sintiendo que hab�a una gran idea sugerida por esa condici�n de su vida divina bajo la cual el Esp�ritu estaba influyendo en �l.

La idea de una vida futura entre el pueblo hebreo se expandi� gradualmente hasta que tom� la forma de una resurrecci�n. Nuestro Se�or no sac� a la luz la vida y la inmortalidad como algo nuevo; Lo tom� como algo que exist�a en la mente hebrea, que exist�a imperfecta e indistintamente, y lo ilumin�, lo sac� a relucir en �toda plenitud, plenitud y perfecci�n.

4. Este hombre quedar� perfectamente satisfecho. Si Dios ha creado una especie de seres con facultades espirituales y religiosas; entonces la infusi�n en el esp�ritu de una participaci�n en la bienaventuranza divina debe ser satisfacci�n; todas las facultades obsequiadas, todos los deseos satisfechos.

5. El hombre espera todo esto a trav�s de la justicia - �en justicia� - es decir, como resultado y fin de una vida justa, heroica en su lucha contra el mal, grandiosa en su desarrollo de obediencia y deber. Esa es la doctrina de la Biblia de principio a fin. �sa es, entonces, la idea del hombre de la Biblia; creyendo en Dios, vive cerca de �l y con �l, y tiene una conciencia de vida espiritual y religiosa, que se expande en la anticipaci�n de una vida futura; que toma la forma particular de elevarse desde lo m�s bajo en un escal�n hasta lo m�s alto, cara a cara con Dios, con algo de brusquedad. Y con eso espera una satisfacci�n m�xima y perfecta, y la espera en el camino de la justicia. Ahora, �qu� piensas de ese hombre? Somos bastante capaces de formar un juicio moral.

Toma a este hombre, entonces, p�salo, m�delo, juzga, �qu� clase de hombre es?

1. El pensamiento fundamental de este hombre debe ser aprobado y justificado. Si hay un Dios, �puede haber algo m�s correcto o justificable que el hecho de que un individuo con la capacidad de la religi�n, el poder de la fe, deba orar, adorar y confiar en Dios, creer en su Paternidad y buscar tener espiritualidad, religi�n? comuni�n con �l?

2. Luego tome la siguiente idea: que esta fe religiosa se expande en la anticipaci�n de una vida futura. Hay motivos y razones por las que el sentido com�n dir�a: "El hombre tiene raz�n, el hombre es razonable". Pertenece a un sistema en el que lo que llamamos naturaleza no desperdicia nada. La naturaleza es lo m�s ahorrativo que puedas imaginar. No hay un solo �tomo de materia aniquilado. Cambia de forma, toma otra posici�n, pero est� ah�.

�Se desperdiciar�n todas las mentes? �Va a ser extravagante solo aqu�? La naturaleza nunca enga�a. Todos los instintos, todas las facultades, que se encuentran en cualquiera de sus criaturas, siempre hay algo para satisfacerlas. �Ha de jugar la naturaleza con las aspiraciones morales del hombre, los instintos espirituales, las incontenibles anticipaciones de las que es capaz?

3. Tome la otra idea. Anticipa una especie de subida repentina y abrupta. Dir�s: �C�mo se puede justificar eso? �No ser�an m�s razonables los pasos sucesivos graduales? Pero la religi�n de la Biblia nos da la idea de una terrible cat�strofe que le sucedi� a la humanidad. La humanidad se encuentra en una condici�n antinatural y, por lo tanto, desciende lo sobrenatural. Existe la revelaci�n sobrenatural de un Mediador y la redenci�n, por lo tanto, el proceso cambia por completo.

Parece ser m�s consistente bajo las nuevas circunstancias que un hombre se despierte y de repente se encuentre en casa con Dios. Y habr� una semejanza, un despertar a Su imagen. Este hombre lo anticipa y estar� satisfecho con �l. ( Thomas Binney. )

Satisfecho

El salmista tiene en su opini�n una ma�ana indeciblemente deseable y gloriosa. �C�mo entender sus palabras de devoci�n m�stica, �xtasis y esperanza? Seguramente no de la ma�ana siguiente en el. La vida del salmista. El cantante no solo espera la liberaci�n de sus dolores y sufrimientos actuales. Esa es la interpretaci�n de Juan Calvino. Sin embargo, es dif�cil encontrar un significado digno, a menos que pensemos en el sue�o de la muerte y la radiante ma�ana de la eternidad que seguir�.

Puede parecer extra�o escuchar una declaraci�n tan definida del futuro eterno en una etapa tan temprana de la revelaci�n. Pero un hombre devoto que est� en comuni�n con Dios, y que conoce los placeres de esa incomparable amistad, llegar� de vez en cuando a la conclusi�n de que la comuni�n y la amistad est�n destinadas a sobrevivir al mundo actual. Se�alemos algunos de los elementos de esta bienaventuranza, esta satisfacci�n.

I. Est� la bienaventuranza de los sentidos. Podemos creer que hay engrandecimiento, expansi�n, crecimiento reservado para nuestros sentidos. �No tenemos ya indicios de ello? En la vida cristiana en la tierra, estas facultades corporales a veces se avivan y agudizan maravillosamente.

II. Est� la bienaventuranza de la mente. Nosotros pensamos; nosotros estudiamos; buscamos la verdad y la encontramos. Una de las mayores glorias de nuestra hombr�a es que est� tan gobernada por la pasi�n por el conocimiento y, por tanto, resuelta a crecer en sabidur�a. Nuestras mentes, una vez que hemos aprendido a sentarnos a los pies de Jes�s, son admitidas a nuevas maravillas y deleites. Somos eruditos en la escuela m�s bendecida. Crecemos no solo en conocimiento, sino tambi�n en santidad, confianza y amor. Pero mucho sigue siendo velado y cubierto incluso del intelecto santificado. En el m�s all� lo entenderemos. �Qu� despertar ser� para nuestro intelecto!

III. Est� la bienaventuranza del recuerdo. Un poder tan extra�o y tremendo es nuestra memoria. Conserva nuestro pasado, almacena nuestra experiencia y no deja que nada se escape de su tenaz dominio. Y reproduce nuestro pasado, convoc�ndolo todo de nuevo cuando quiere, para azotar como lo hizo a Manas�s, para consolarnos y fortalecernos como lo hizo con San Pablo. La memoria nunca puede ser la �nica portadora de buenas nuevas para el pueblo de Dios en esta vida.

La memoria es una c�mara del alma demasiado preciosa para esparcirla y destruirla. Lo que har� que sus palabras sean solamente buenas y confortables en el cielo es que vivir� all� en la presencia perpetua de Cristo.

IV. Est� la bienaventuranza de la conciencia. Llevamos con nosotros una facultad que es a la vez un espejo del bien y el mal, y una ley que promulga regiamente el camino por el que debemos ir, y un tribunal que nos condena severa y terriblemente por nuestro desv�o del camino recto, y un voz de Dios mismo dentro de nuestro pecho. De hecho, una posesi�n invaluable y trascendental, pero sumamente problem�tica para muchos de nosotros.

V. Est� la bienaventuranza del coraz�n. Es el coraz�n el que ama. Pero, �qu� coraz�n ha llegado a su fin y ha llegado a su meta? No hay coraz�n satisfecho. En la ciudad de Dios todos los corazones est�n satisfechos. El cielo es el puerto del coraz�n hecho despu�s del mar agitado y tormentoso. ( A. Smellie, MA )

La semejanza futura del cristiano con Cristo

David, Pablo y Juan esperaban la misma consumaci�n bendita de su felicidad por la eternidad, al ser como su Se�or.

I. La esperanza segura de satisfacci�n en el futuro. La causa de su satisfacci�n es la semejanza de Dios. Nosotros, a quienes se les da el Nuevo Testamento, sabemos cu�l es esa semejanza, porque con ese fin se nos ha dado la historia de Jesucristo. David solo pudo haber tenido una idea vaga e indistinta; pero aun as� tuvo un dominio pr�ctico en su mente e influy� en su car�cter. El de David era un Dios personal, una persona viva, a quien, como un ni�o a sus padres, pod�a correr y refugiarse. Y por lo tanto, como su esperanza aqu� era clara y bien definida, tambi�n lo era su esperanza en el futuro. Siempre van juntos en esto.

II. El tema de su satisfacci�n. Satisfecho expresa m�s que alegr�a. Es la plenitud del gozo. La idea se contrasta deliberadamente con el estado de las cosas a su alrededor, en el que, en el mejor de los casos, siempre hab�a algo que faltaba. Estar� satisfecho. No quedar� nada para desear y anhelar, y todo estar� comprendido y contenido en ese brillo absorbente de su esperanza, la semejanza de su Se�or. Divida esto en algunos de sus detalles.

1. Existen los placeres reales de la vida, que contribuyen a la felicidad del hombre y al bienestar del mundo. Y la vida tiene tantos placeres, y muchos de ellos. Pero hay preocupaciones. No hay porci�n satisfactoria en nuestros placeres. Hay, y siempre habr�, muchas cosas huecas. No es as� cuando nos despertamos a semejanza del Salvador. Habremos alcanzado la semejanza del Salvador, y eso no admite nada m�s elevado que podamos alcanzar.

2. Mire por un momento el cuerpo. El cuerpo es un instrumento maravilloso. El cuerpo no es algo que deba ser llorado y despreciado, como sabremos muy bien cuando lo tengamos a la semejanza del Salvador.

3. Lo mismo ocurre con la mente o la inteligencia. La mente presenta la misma ausencia de plenitud satisfactoria que presenta su compa�ero inferior, el cuerpo.

4. Pablo insin�a que es as� con lo que incluso ahora es realmente bueno.

5. Mira lo que est� m�s all� de ti. Lo mismo ocurre con la sociedad con la que debes mezclarte.

III. El tiempo especificado. "Cuando despierte". En la ma�ana de la resurrecci�n. David, bajo todos los cuidados del gobierno, en todas las incomodidades y problemas de su familia y su posici�n, busc� consuelo en esa brillante esperanza que dora el horizonte del cristiano que espera. ( G. Deans, MA )

Cuando despierto . -

El sue�o y su despertar

�C�mo se muestra nuestra vida, a la mente devota y reflexiva, como poco mejor que una visi�n de la noche! Piensa en lo que son los sue�os en s� mismos, tom�ndolos en general, y luego piensa en lo que aparece la vida de cualquier devoto, o la vida de cualquier hombre, cuando vuelve a mirar hacia atr�s desde la vejez, y no tendr�s gran dificultad para responder a esta pregunta. Hay una ausencia de m�todo en los sue�os.

Son incongruentes, incoherentes, desconectados, confusos. Nuestros sue�os vienen como sombras y se van. En todo esto, la mente devota encuentra semejanza con su propia historia. Muchos pensamientos y sentimientos de un tipo mejor se han estado agitando dentro de nosotros. Pero no hay orden, no hay un enlace de conexi�n adecuado. Tal vez deber�a resultarnos dif�cil poner algo parecido al orden en nuestro estado espiritual y sentimiento actual, por no hablar del pasado.

Hay una falta de una medici�n correcta del tiempo en los sue�os. En un solo momento de sue�o puede parecer que vivimos semanas, e incluso meses y a�os. No hay tiempo real en el sue�o. Todo es ilusorio. Tambi�n tenemos la culpa en nuestros intentos de estimar nuestra vida. La bienaventuranza la disminuye, la tristeza la alarga. El pasado toma su tinte de nuestra condici�n presente. Las sorpresas son raras en los sue�os. Podemos encontrarnos con nuestra propia procesi�n f�nebre, pero no nos sorprende.

Aqu� la semejanza vale para otras cosas. Hay suficientes cosas maravillosas en nuestras vidas y en las vidas de quienes nos rodean, si tan solo pudi�ramos verlo, si tan solo estuvi�ramos despiertos. Hay en los sue�os una falta de distinci�n y una tendencia a desvanecerse. Vemos y, sin embargo, no vemos. Hay una imagen borrosa de algo. Somos como hombres que intentan atrapar una sombra. Un sentimiento antiguo es una de las cosas m�s dif�ciles de recordar, porque depend�a de muchas cosas que eran temporales; y algunos pensamientos son como sentimientos.

Pero esta fugacidad e indistinci�n en nuestra vida se presenta m�s v�vidamente ante nosotros a medida que todas las dem�s impresiones se desvanecen. La memoria decae o parece decaer. Nos resulta dif�cil recordar nombres. Quiz�s tambi�n nuestra percepci�n parezca declinar, debido a la falla del cuerpo. La vida se est� escapando; y la vida parece entonces poco mejor que un sue�o. Ahora mira el otro lado. Si la vida es como un sue�o, la muerte es el despertar de ella.

Algunos refieren el Salmo al despertar del simple sue�o. Consideramos que se refieren claramente a la resurrecci�n. Hay una certeza sobre este despertar. La evidencia de la resurrecci�n es fuerte y m�ltiple. Vea el proporcionado por la literatura cristiana; por observancias religiosas; por el car�cter y la vida cristianos. Como la muerte es segura, tambi�n lo es el despertar despu�s de la muerte. Si nuestra vida es como un sue�o, nuestra muerte ser� como la luz de la ma�ana que nos despierta de un sue�o.

Considere los atractivos de este despertar. Existe la semejanza Divina que disfrutaremos en �l. La muerte no posee ning�n poder regenerador; pero, no obstante, existe la promesa de plenitud para el creyente en el mundo m�s all� de la tumba. Hay plena satisfacci�n en ese otro mundo. Aqu� nunca sacamos esto de nada. Independientemente de c�mo planeemos y arreglemos de antemano, siempre nos encontramos con algo que nos trae decepci�n.

Pero ah�, nunca llega una amarga decepci�n. En ese buen clima no hay tentador, sin duda, no hay pecado. �No deber�a el pensamiento de esta vida mejor tambi�n poner freno a las expectativas indebidas en cuanto al presente? ( J. Jackson Goadby. )

El futuro del creyente

I. El estado al que impl�citamente David insin�a que deber�a ser reducido. "Cuando despierte". �De qu�? Dormir; pero no el sue�o nocturno, sino el sue�o de la muerte. Al asimilar la muerte al sue�o, David no expresa ninguna ficci�n. En muchos aspectos difieren; sin embargo, el sue�o es un cuadro impresionante de la muerte. David no quiere afirmar que cuando el cuerpo duerme en la muerte, el alma tambi�n duerme. El alma no est� inactiva en el sue�o corporal ordinario.

La muerte del cuerpo no es m�s la muerte que el sue�o del alma, sino simplemente un abandono del fantasma, un paso del alma de una relaci�n que se ve a una relaci�n que no se ve. La analog�a de la muerte y el sue�o se aplica igualmente a la comodidad de los hombres buenos y malos.

II. El cambio que david afirma que debe sufrir. Dice que debe despertar del sue�o de la muerte. No sab�a cu�ndo, pero s� habla de la certeza de su despertar, de la naturaleza de su apariencia y de la reconocibilidad de su personalidad cuando despierta. En el credo de David, el despertar de su cuerpo del sue�o de la muerte, su viva reuni�n con su alma, era un hecho, no una cuesti�n de duda, sino una cuesti�n de certeza.

Muchos no pueden suscribir esta doctrina. Pero debido a que est� m�s all� del alcance del poder que es finito, �prueba esto que est� m�s all� del alcance de ese poder que es infinito? Considere la naturaleza de su apariencia cuando se despierta. "Con tu semejanza". La semejanza del cuerpo resucitado de Cristo.

III. La felicidad de que David declara que debe participar. "Estar� satisfecho". Con David no era algo problem�tico, sino algo de lo que estaba seguro. La felicidad de los glorificados consiste en ver y parecerse a Aquel en cuya semejanza despertar�n. ( A. Jack, DD )

El despertar del cristiano

En las palabras del texto hay un contraste impl�cito entre la condici�n presente y futura del pueblo de Dios, en tres detalles.

1. El estado actual se presenta figurativamente como un estado de sue�o. El que despierta debe haber estado dormido. David consideraba esta vida como poco mejor que un sue�o inquieto. A veces estamos dispuestos a dudar de que algo sobre nosotros sea real y a sospechar que somos enga�ados desde el principio por impresiones enga�osas. Adem�s, el caminante cristiano es dolorosamente consciente de la deficiencia en esa viva vigilia que es m�s importante para su progreso espiritual. �C�mo, entonces, puede dejar de desear fervientemente el momento de despertar?

2. La naturaleza insatisfactoria de todas las cosas aqu� abajo fue otro hecho que presion� en la mente de David. Al decir "estar� satisfecho", es tan bueno como decir "no estoy satisfecho". Qu� escasa tarifa para un hombre espiritual debe ser la que incluso un hombre natural encuentra deficiente.

3. Aqu�, nuevamente, el salmista se encuentra con uno de esos grandes males, cuya perfecta liberaci�n est� reservada a otro estado del ser. Ese mal es la p�rdida de la imagen de Dios. Esa p�rdida solo se repara parcialmente en cualquier alma renovada. Es la m�s sentida queja de toda persona piadosa que su parecido con Dios sea tan d�bil y oscuro. �Cu�l es el objetivo o la sustancia de la religi�n? Es conocer, amar, imitar a Dios, como se nos revela en el rostro de Emanuel.

Somos felices religiosamente, en la misma proporci�n en que el car�cter moral de Dios se transfunde a nuestras almas. Esta, entonces, es la plenitud de gozo para un ser inmortal y santificado: seremos "como �l". ( JN Pearson, MA )

El gran despertar

El consuelo de un buen hombre en un momento de gran angustia. Contrasta la condici�n de sus enemigos y la suya propia. Tuvieron su parte en esta vida. Busc� el suyo en la vida venidera.

I. El despertar. De acuerdo con las ideas com�nmente aceptadas con respecto a nuestro estado ahora y en el m�s all�, estamos despiertos en esta vida y dormimos al morir. El texto sugiere otro pensamiento, a saber, que en esta vida estamos dormidos, y al morir nos despertamos del sue�o. Sin duda, antes de la conversi�n se puede decir que los hombres estaban dormidos. El pecado act�a como sedante. Pero ese no es el pensamiento aqu�. El salmista era un hombre piadoso y, sin embargo, comparando su condici�n presente con la futura, se consideraba dormido.

Nosotros tambi�n hemos sentido que el m�s conocido y m�s activo de nuestros poderes est� comparativamente inactivo. Y es razonable suponer que hay otras facultades y poderes dentro de nosotros que ahora duermen, de cuya existencia no tenemos conciencia, y para los cuales no tenemos nombre.

II. La vista que �l presenciar�a. "Ver� tu rostro en justicia". La cara de un amigo familiar es bienvenida. La sola vista de �l a veces hace bien. El rostro de Dios es invisible en la actualidad. "Ahora vemos a trav�s de un cristal oscuro". �Cu�n oscuro es el contorno de Su car�cter! Muchos llaman a Dios su Padre, quienes se avergonzar�an de exhibir las cualidades que le atribuyen. A veces, el rostro de Dios parece desviado o disfrazado. "Nubes y tinieblas lo rodean". La vista del rostro de Dios no deleitar� a todos. En algunos despertar� el terror; en otros, verg�enza.

III. La satisfacci�n que brindar� la vista. "Estar� satisfecho". El mundano no est� satisfecho y no puede estarlo. El cristiano no puede encontrar satisfacci�n en nada de lo que ofrece el mundo. ( FJ Austin. )

El sue�o, el despertar y la transformaci�n

I. La vida del hombre es un sue�o. �En qu� se parece a un sue�o?

1. Es irreal. Un sue�o es un mero fantasma del cerebro, una ficci�n aireada; lo que la mente ve y oye es mera apariencia, no sustancia. As� es la vida. Todo hombre camina en vano espect�culo. Vivimos entre sombras, no sustancias.

2. Es desordenado. Los sue�os parecen no tener m�todo, ni ley de sucesi�n; son un revoltijo de incoherencias e incongruencias. Cu�n desordenada es nuestra vida, nuestros planes y teor�as est�n en conflicto y cambian.

3. Es fugaz. Podemos so�ar un poema, una historia en un minuto o dos; los sue�os no toman nota del tiempo. As� ocurre con la vida: c�mo flota y fluct�a. Es olvidable. �Qu� pronto se olvida un sue�o! La visi�n m�s grandiosa de la noche a menudo se disuelve en el olvido al amanecer. Qu� tendencia hay en esta vida a olvidar nuestras mejores impresiones y nuestras m�s santas resoluciones. En verdad, la vida es un sue�o. A menudo somos criaturas de la imaginaci�n, no controladas ni por el juicio ni por la conciencia.

II. La muerte del hombre es un despertar. En ese terrible momento en que el alma abandona el cuerpo, se despierta a las realidades de la existencia. Los mercados, gobiernos, comercios, profesiones, placeres y b�squedas del mundo se desvanecen como una visi�n sin fundamento de la noche en el momento en que el alma abre sus ojos en la eternidad. El hombre es llevado, no solo a una vida de realidades, sino a un contacto consciente con estas realidades: Ley, Esp�ritu, Dios. La muerte, en lugar de ser la extinci�n del ser, es su despertar del sue�o.

III. La satisfacci�n del hombre es la semejanza de Dios. "Entonces estar� satisfecho, cuando despierte, con tu semejanza". �En qu� sentido? No en lo que respecta al poder, la sabidur�a o la ubicuidad. Pero en el sentido de car�cter moral, y la esencia de ese car�cter es el amor. "Dios es amor." �D�nde est� la satisfacci�n del hombre? Enamorado. "Dios es amor, y el que vive en el amor, permanece en Dios". �Todos nosotros, mirando a cara descubierta como en un espejo la imagen de Dios, somos transformados de gloria en gloria, como por el Esp�ritu de Cristo. ( Homilista. )

El destino de los buenos

I. La muerte de los buenos es un despertar del sue�o. Los mejores hombres apenas se despiertan aqu�. El ap�stol sinti� esto cuando dijo: "Ya es hora de despertar del sue�o". Estaba hablando con cristianos.

1. Hay mucho letargo espiritual incluso en los mejores. �D�nde est� esa actividad ferviente que creemos que es lo correcto para nosotros? - la actividad que tuvo Cristo cuando dijo: "Debo trabajar", etc. etc. "Presiono hacia la marca", etc.

2. Hay muchos sue�os espirituales en los mejores. Nuestras visiones de las cosas divinas son a menudo solo visiones incoherentes de un sue�o. Al morir el alma se despierta. Es una ma�ana para �l, una ma�ana brillante, alegre y conmovedora. Entonces, no le tengas miedo a la muerte.

II. En este despertar a la muerte habr� una completa asimilaci�n del alma a Dios. "Cuando despierte, a tu semejanza". �Qu� semejanza es esta? No una semejanza con Su sabidur�a, poder o soberan�a, sino una semejanza con Su disposici�n gobernante: - amor. La semejanza moral con un ser consiste en una semejanza con su disposici�n dominante. La variedad de objetos materiales y caracter�sticas mentales es la gloria de la creaci�n.

Pero la similitud en la disposici�n moral es lo que el cielo exige como esencia de virtud y condici�n de bienaventuranza. Todos pueden amar, y amar es ser como Dios. Al morir, esto en el bien se vuelve perfecto. Nuestras simpat�as fluir�n entonces enteramente con las suyas; entonces nuestras voluntades ir�n enteramente dentro del c�rculo de la Suya.

III. En esta asimilaci�n consistir� la eterna satisfacci�n de nuestra naturaleza, "estar� satisfecho". No hay satisfacci�n sin esto.

1. Los poderes espirituales no trabajar�n armoniosamente bajo el dominio de ninguna otra disposici�n.

2. La conciencia desaprobar� cualquier otro estado de �nimo.

3. El Grande no bendecir� con Su amistad ning�n otro estado de �nimo en Sus criaturas. ( Homilista. )

El despertar del hombre

Por tanto, David esperaba vivir despu�s de la muerte, deber�a despertar y despertar a la semejanza de Dios.

I. Al morir, el alma del creyente se despierta as�. Los restos del pecado son eliminados y no queda nada m�s que la imagen de Dios.

II. Nuestro estado actual es una especie de escena nocturna. Como sue�os y como los caprichos del sue�o. Solo lo s�lido y valioso que se ha conectado con Dios. Qu� cortos son los intervalos de vigilia. Los hombres naturales est�n completamente dormidos, pero los cristianos no pueden dormir, "como otros". Sin embargo, a menudo est�n somnolientos e insensibles. Por eso Pablo dice: "Ya es hora de despertarnos". Y al morir despertar�n del sue�o.

III. Asimismo, el cuerpo se despertar�. Porque el cuerpo es parte esencial de la naturaleza humana. Pero est� bajo las incapacidades y deshonras de la mortalidad. Por tanto, el estado intermedio es necesariamente imperfecto. Pero se reclamar� la compra del Salvador. "Esperamos al Salvador, quien cambiar� nuestro cuerpo vil eso", etc. ( William Jay ) .

El despertar final del santo

Entre los hermosos epitafios, de los cuales el mundo est� lleno, se pueden mencionar los siguientes: Cerca de Marshfield, la famosa casa de campo de Daniel Webster, hay un peque�o cementerio solitario donde yace enterrado el gran estadista. Junto a �l est� la tumba de su esposa, y en la l�pida est� esta inscripci�n exquisita: "D�jame ir, est� amaneciendo". ( T. De Witt Talmage. )

El tiempo de la satisfacci�n

�Qui�n no ha le�do mal este vers�culo al no percibir la puntuaci�n? �Cu�n a menudo se ha tachado la coma despu�s de "despierto", y as� se ha perdido todo el sentido del pasaje! Se ha le�do, "Cuando despierte a tu semejanza"; siendo as� le�do ha sido violado. Observe la puntuaci�n y no es necesario hacer m�s comentarios. Podr�amos darle la vuelta as�: "Estar� satisfecho con tu semejanza cuando despierte". El hombre no se despierta con la semejanza; est� satisfecho con la semejanza cuando despierta. ( Joseph Parker, DD )

Los dos despertares

(con Salmo 73:20 ): - Ambos Salmos est�n ocupados con ese acertijo permanente para los dignos del Antiguo Testamento: la buena fortuna de los malos y la mala fortuna de los buenos. El primero habla de las calamidades de David; el segundo, de la perplejidad de Asaf "cuando vio la prosperidad de los imp�os". Y como el problema es el mismo, tambi�n lo es la soluci�n.

Tanto David como Asaf se�alan un per�odo en el que tales perplejidades no se producir�n. David piensa en ello con respecto a s� mismo; Asaf, con respecto a los malvados. Y ambos describen ese per�odo futuro como un despertar: David como suyo; Asaf, como el de Dios. Lo que quer�an decir no est� del todo claro. Algunos llevar�an las palabras bien dentro de los l�mites de la vida presente; otros ven en ellos lo que habla de la vida futura que se extiende m�s all� de la tumba.

Pero en la medida en que David contrasta su despertar con la muerte de "los hombres de este mundo", parecer�a que se�ala, aunque vagamente, lo que est� "dentro del velo". Y en cuanto a Asaf, el despertar del que habla puede referirse a alg�n acto de juicio en esta vida. Pero las palabras fuertes en las que el contexto describe este despertar como la �destrucci�n� y el �fin� de los imp�os hablan m�s bien del final final de la vida.

La doctrina de la vida futura nunca fue clara para Israel como para nosotros. De ah� que haya grandes tratados del Antiguo Testamento donde nunca aparece. Esta misma dificultad sobre �la prosperidad de los imp�os� no habr�a surgido si hubieran sabido lo que hacemos. Pero en estos Salmos vemos a los hombres a quienes Dios les ense�a la esperanza m�s clara que es la �nica que podr�a sostenerlos. Con respecto, entonces, al final de la vida como se relata en estos dos Salmos, notamos:

I. Que para todos los hombres el final de la vida es un despertar. Llamamos muerte, sue�o, pero usamos la palabra como eufemismo para velar la forma y la deformidad de la cosa fea, muerte. Pero este nombre que damos a la muerte habla de nuestro cansancio de la vida, y de lo bienaventurado que creemos que ser� estar al fin quietos con las manos juntas y los ojos cerrados. Pero el emblema es solo la mitad de la verdad. Porque, "�qu� sue�os pueden venir!" Y nosotros tambi�n despertaremos.

El esp�ritu brotar� en una acci�n de mayor intensidad. A nuestro verdadero yo y a Dios nos despertaremos. Aqu� somos como hombres dormidos en una c�mara que mira hacia el cielo del este. Ma�ana tras ma�ana llega el amanecer, con la tierna gloria de su luz rosada y sus cielos ruborizados, y los ojos pesados ??est�n cerrados a todo. Aqu� y all� alg�n durmiente ligero, con los p�rpados m�s delgados o la cara vuelta al sol, est� medio consciente de un brillo vago y siente la luz, aunque no ve el color del cielo ni las formas de las nubes vaporosas. Tales almas son nuestros santos y profetas, pero la mayor�a de nosotros dormimos inconscientes. Pero a todos nos llegar� el momento del despertar. �Qu� ser� para nosotros?

II. La muerte es para algunos hombres el despertar de Dios. "Cuando despiertes, despreciar�s su imagen". La met�fora es com�n. Dios despierta cuando se levanta para juzgar a una naci�n. Pero la palabra aqu� apunta al futuro. La vida presente es el tiempo de la paciencia de Dios, el campo para la manifestaci�n del amor paciente, no queriendo que ninguno perezca. Aqu� y ahora Su juicio, en su mayor parte, duerme.

Pero despertar�. "El d�a del Se�or vendr� como ladr�n en la noche", y los malvados tendr�n que enfrentar "el terror del Se�or". Durante sesenta veces sesenta lentos y palpitantes segundos, la mano silenciosa se desliza inadvertida alrededor de la esfera y luego, con un zumbido y un sonido met�lico, suena la campana y se acaba otra hora del d�a secular del mundo. Todos los juicios presentes, �pocas de convulsi�n y ruina, no son sino precursores del d�a en que Dios despierte.

III. La muerte es la aniquilaci�n del vano espect�culo de la vida mundana. Las cosas aqu� son no sustanciales, sombras, y no permanentes.

IV. La muerte es para algunos hombres tal aniquilaci�n para revelar la gran realidad. "Tu semejanza". "Forma", la palabra realmente significa. Por tanto, la "semejanza" significa, no conformidad con el car�cter Divino, sino la contemplaci�n de Su automanifestaci�n. Viendo a Dios estaremos satisfechos. ( A. Maclaren, DD )

A tu semejanza .

Felicidad de los santos en el cielo

I. Existe un lugar como el cielo. Algunos imaginan que el cielo es un estado m�s que un lugar; pero no es f�cil concebir esta distinci�n. La idea de localidad asiste a todas nuestras ideas de objetos creados, ya sean espirituales o corporales. La idea de lugar acompa�a a nuestra idea de �ngeles. Cualesquiera que sean los cambios que se produzcan en los cuerpos glorificados, deben ser materiales y tener una existencia local.

II. Dios manifiesta su peculiar presencia en el cielo. David esperaba contemplar el rostro de Dios de alguna manera peculiar cuando despertara en el mundo de la luz. De alguna manera inusual, Dios manifiesta Su presencia en el cielo.

III. Cuando los santos lleguen al cielo estar�n completamente satisfechos y felices all�. Disfrutar�n de toda la felicidad que esperaba David. Si hay felicidad perfecta en cualquier parte del universo, es la que se espera en el cielo, donde est� Dios y Cristo, y donde todos los seres santos est�n reunidos y unidos en sus puntos de vista y afectos. Considere las diversas especies de felicidad en el cielo:

1. Disfrutar�n de toda la felicidad que se derive del libre y pleno ejercicio de todos sus poderes y facultades intelectuales.

2. Disfrutar�n de los placeres del coraz�n, as� como de los del entendimiento. Estos son los placeres m�s refinados del alma.

3. Disfrutar�n de los placeres del coraz�n en la m�s rica variedad.

4. Disfrutar�n de los placeres de la sociedad, as� como de la devoci�n.

5. Tendr�n un placer inefable de las expresiones del peculiar amor y aprobaci�n de Dios.

6. Lo que llevar� la bendici�n celestial al m�s alto grado de perfecci�n es el placer de la anticipaci�n: la perspectiva de presentarse ante Dios y contemplar Su rostro en justicia. Todos los redimidos anticipar�n gozosamente su felicidad perpetua y su gloria ascendente por toda la eternidad. ( N. Emmons, DD )

La semejanza perfeccionada

El Dr. Lyman Abbott dice: �El artista est� de pie en su caballete pintando el retrato de uno que tiene delante; y yo voy y lo miro, frunzo el ce�o, me encojo de hombros y digo: 'No es como �l; Puedo ver el fantasma de una apariencia mirando a trav�s de los ojos sin brillo y las facciones falsas, pero no es mi amiga. Y el artista dice: '�Espera! cuando haya terminado el cuadro y le haya puesto el prop�sito, el alma, entonces juzgue, no antes.

'As� que Cristo se sienta para Su retrato, y Dios me toma como un lienzo, y pinta, y de vez en cuando me vuelvo lo suficientemente tonto como para mirarme a m� mismo y sacudir la cabeza con desesperaci�n, mientras digo:' Eso nunca ser� un retrato '. ' Luego vuelvo a Su promesa: 'Estar�s satisfecho cuando despiertes a Su semejanza', y yo estoy satisfecho de antemano con esta esperanza que �l me da �.

Capacidad humana para Dios

Hace alg�n tiempo qued� muy impresionado al escuchar a uno de nuestros misioneros de Ceil�n contar la muerte de una pobre mujer cingalesa, una convertida a Cristo, que exclam� con su �ltimo aliento: ��Oh, qu� hermoso Dios es!�. Recordar�s que esas fueron las �ltimas palabras de una persona muy diferente, el bondadoso y culto Charles Kingsley, y ver�s, no lo dudo, en la coincidencia de pensamientos en el momento supremo de la vida entre ese pobre cingaleso. mujer, que durante mucho tiempo hab�a buscado a Dios a la tenue luz de su fe pagana, y ese ingl�s culto, que hab�a caminado en el amplio mediod�a de la verdad con todas las ventanas de su ser abiertas al sol, una par�bola de c�mo Dios, el Gran Padre de los esp�ritus, puede llevar desde muy distintos puntos y por caminos muy diversos el coraz�n ajeno y hambriento del hombre al disfrute de S� mismo.

En Charles Kingsley y en su hermana cingalesa exist�a la capacidad para lo mismo, el goce de Dios; y yo creo, y t� crees, que dondequiera que late un coraz�n humano bajo el gran cielo de Dios, esa capacidad existe. El cristianismo no lo crea necesariamente; Cristo lo encuentra, lo sondea y lo llena. ( R. Wright Hay. )

La semejanza de dios

I. �Cu�l es la naturaleza de esta semejanza con Dios? Es una semejanza espiritual, una estampaci�n de la imagen divina en el alma, un moldeado del alma que graba de memoria la semejanza divina. La semejanza de la que habla el salmista es la conformidad del alma con Dios. Para ello debemos experimentar un gran cambio. Esa semejanza con Dios de la que participar�n los justos consistir� en una semejanza entre las cualidades de sus almas y los atributos de la naturaleza divina. Pero algunos de los atributos divinos son incomunicables. La semejanza consistir�:

1. En conocimiento. Nuestro conocimiento debe ser siempre derivado y dependiente. Los justos pueden parecerse a Dios en la certeza de su conocimiento y en su claridad y distinci�n. Se puede decir muy correctamente que el conocimiento de los santos glorificados, comparado con lo que ellos poseen, se asemeja al conocimiento Divino en extensi�n. Sin duda, los poderes del alma se expandir�n enormemente.

2. La futura semejanza de los santos con Dios consistir� en la santidad. La imagen moral de Dios es desfigurada y destruida en el hombre ap�stata. Pero en Cristo Jes�s se restaura la gloria de nuestra naturaleza. La restauraci�n es solo parcial en esta vida actual. Pero todo el cuerpo de los creyentes pronto ser� perfeccionado en santidad. En la presencia inmediata del Dios bendito, la fe y la esperanza alcanzar�n la perfecci�n.

3. Los justos ser�n como Dios en bienaventuranza. Esto necesariamente resulta de los dos �ltimos. Y la bienaventuranza ser�, como la de Dios, eterna.

II. Los sentimientos de los bienaventurados, cuando entran en esta porci�n. Sentir�n que se han cumplido todos sus deseos m�s ampliados. Satisface al alma piadosa llenando sus capacidades y deseos. Dejemos que los cristianos afligidos aprendan a tener paciencia y encuentren consuelo. ( WJ Armstrong, DD )

La revelaci�n de Dios en el hombre

El hombre es capaz de descubrir, y de hecho ha descubierto, alg�n conocimiento verdadero de Dios. La mejor respuesta que podemos darle al incr�dulo en una revelaci�n objetiva ser� decir:

1. La religi�n que aceptas por una autoridad externa no tuvo por origen en el mundo nada m�s que la conciencia humana que ahora desprecias. Coloque todas las religiones del mundo en su orden cronol�gico, y encontrar� que cada una es la rebeli�n del pensamiento independiente contra la autoridad de la religi�n que la precedi�.

2. En todo caso, ya no podemos seguir su revelaci�n, porque hemos descubierto un error en ella. Para nuestras mentes, representa a Dios en un aspecto indigno e incluso degradado.

3. Te contamos c�mo se determinan en primera instancia nuestras concepciones de Dios, c�mo se sustentan y c�mo se pueden corregir y mejorar. Miramos al hombre, nos examinamos a nosotros mismos. En relaci�n con los problemas desconcertantes y las analog�as en el mundo exterior, sentimos la necesidad de tener fe y paciencia hacia Dios, como la que nuestros hijos tienen que ejercitar con los padres m�s amorosos. La reverencia por la bondad como bondad es universal en el hombre, difiriendo s�lo en grado en la proporci�n en que diferentes hombres tienen concepciones superiores o inferiores de lo que es la bondad.

El veredicto de la humanidad se ha dictado hace mucho tiempo, que la moralidad, la justicia, el amor, la rectitud, la bondad, ll�melo como quiera, es lo mejor y m�s elevado del hombre, y el hombre m�s justo, o el hombre m�s amoroso, es el m�s noble. De aqu� subimos un paso hacia una concepci�n de los atributos morales de Dios. Dios debe ser, al menos, tan bueno como el m�s noble de los hombres. No podemos aceptar como Dios a uno cuyos principios morales est�n por debajo de los de sus propias criaturas finitas.

La humanidad misma es la Biblia en constante expansi�n en la que se escribe la revelaci�n divina. Toda religi�n en los d�as de su juventud fue el resultado inmediato de alg�n progreso previo en la moral humana. Si quiere una prueba de que el origen real de las creencias religiosas es la reverencia de la bondad humana, no tome el mero credo de la cristiandad, sino la creencia apreciada de su coraz�n. �Por qu� los cristianos adoran a Cristo como Dios? Ciertamente, no porque se dijera que era Dios, sino porque cre�an que era un hombre perfecto.

Primero lo admiraron y lo amaron por su bondad, y luego lo hicieron divino y lo vistieron con todos los esplendores de la realeza celestial en agradecimiento por su amor humano. Entonces, a aquellos que son realmente cristianos y realmente religiosos, venimos en su propio terreno y les decimos: Si es la bondad humana lo que realmente adoran, podemos mostrarles mucho de eso, igual a la de Cristo, y a�n mejor. Podemos mostrarte al menos lo mismo libre de algunos de Sus errores personales.

En casi todos los aspectos particulares, las concepciones que tenemos de Dios son m�s exaltadas y puras que las anteriores. Se alcanzan, como todas las dem�s concepciones, a saber, mediante el avance gradual de la naturaleza moral e intelectual del hombre. Nuestra fe es m�s noble que la suya, porque nos hemos dejado ense�ar por el progreso moral de nuestro propio tiempo y por los instintos m�s elevados de nuestra alma.

A nuestros instintos morales y nuestro logro del conocimiento de la bondad debemos agregar nuestras propias aspiraciones profundas y serias, como testigos de lo que Dios realmente es. No hay palabras que expresen tan bien la posesi�n del alma por la presencia divina y sus aspiraciones m�s elevadas como las del texto: �En cuanto a m�, contemplar� tu rostro en rectitud; y estar� satisfecho, cuando despierte, a tu semejanza �. ( Charles Voysey. ).

Salmo 18:1

Información bibliográfica
Exell, Joseph S. "Comentario sobre "Psalms 17". El Ilustrador Bíblico. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tbi/psalms-17.html. 1905-1909. Nueva York.