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the Week of Proper 20 / Ordinary 25
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Bible Commentaries
Zacarías 14

El Ilustrador BíblicoEl Ilustrador Bíblico

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Versículos 1-3

Y tu bot�n ser� dividido

Un boceto sobre los hombres malos

Tres hechos concernientes a tales.

I. Son capaces de perpetrar las mayores atrocidades sobre sus semejantes. En el relato que dio Josefo de la destrucci�n de Jerusal�n por los romanos tenemos un registro de enormidades que podr�amos quedarnos horrorizados. Los detalles, dice el Dr. Wardlaw, aqu� se�alados son los que habitualmente, podr�a decirse, acompa�an invariablemente al asedio, la captura y el saqueo de ciudades; especialmente cuando, como en este caso, el ej�rcito asaltante se ha visto exasperado por una defensa larga, hostigadora y dilatoria.

La entrada de la soldadesca despiadada, el asalto a las casas, la violaci�n de las mujeres, la masacre indiscriminada y el reparto del bot�n, es justamente lo que todos esperan, y lo que no requiere comentario. Y tales escenas nunca fueron m�s aterradoras que en la destrucci�n de Jerusal�n cuando Dios en Su providencia en retribuci�n judicial reuni� a todas las naciones contra la ciudad devota para la batalla.

�Todas las naciones�, una descripci�n correcta del ej�rcito de Tito, el imperio de Roma que abarca una gran proporci�n del mundo conocido en ese momento, y este ej�rcito que consta de soldados de todas las diferentes naciones que lo compon�an. Y, mientras que tal iba a ser la destrucci�n tra�da sobre "la ciudad", la desolaci�n se iba a extender, y eso de diferentes maneras, a intervalos cortos, a trav�s de "la tierra". El hecho de que los hombres sean capaces de perpetrar sobre sus semejantes semejantes atrocidades demuestra ...

1. La apostas�a del hombre de las leyes de su naturaleza espiritual.

2. La gran obra que el Evangelio tiene que hacer en nuestro mundo.

II. Que sean cuales sean las atrocidades que perpetran, son cada vez m�s instrumentos en manos del gran Gobernante del mundo. El per�odo en el que se llevaron a cabo estas abominaciones est� en el texto llamado el "d�a del Se�or", y se lo representa llamando a los ej�rcitos romanos a la obra. �Reunir� a todas las naciones contra Jerusal�n para la batalla; y la ciudad ser� tomada, las casas saqueadas y las mujeres violadas �. Dios, en su procedimiento retributivo, castiga a los malos por los malos. En este caso&mdash

1. No se comete ninguna injusticia. Los hombres de Jerusal�n merec�an su destino. Ellos "llenaron la medida de su iniquidad".

2. No hay infracci�n de agencia libre. Los hombres buenos pueden rebelarse por infligir tales enormidades a sus semejantes, pero es de acuerdo con el deseo de los hombres malos. Este es el m�todo retributivo de Dios, para castigar a los malos por los malos.

III. Aunque sean instrumentos en sus manos, Dios los castigar� por todos sus actos de enormidad. Pero, �d�nde est� la justicia de castigar a los hombres a quienes �l emplea para ejecutar Su propia voluntad? Dos hechos responder�n a esta pregunta.

1. Lo que hicieron fue esencialmente malo.

2. Lo que hicieron fue de acuerdo con su propia voluntad.

�l nunca los inspir� ni los constri��. �l solo los us�. ( Homilista. )

Versículos 4-5

Y sus pies estar�n en aquel d�a sobre el monte de los Olivos.

Dios en relaci�n con un mundo que sufre

Los hombres de Jerusal�n estaban en gran sufrimiento y peligro inminente, y aqu� hay una representaci�n figurativa del Todopoderoso en relaci�n con ellos.

I. Observa su terrible estado. �Y sus pies estar�n en aquel d�a sobre el monte de los Olivos, que est� frente a Jerusal�n al oriente�. La idea sugerida aqu� es que Dios observa a los hombres en todas sus calamidades y peligros. Su ojo est� sobre ellos. Esta es especialmente la comodidad con Su pueblo. Estamos seguros de que Su ojo est� siempre sobre los justos; Job dijo: "�l conoce el camino que tomo".

1. �l ve lo que tenemos que soportar.

2. �l ve c�mo nos comportamos en nuestra condici�n, si bajo nuestras aflicciones somos confiados, pacientes y sumisos o no; si en nuestro peligro estamos haciendo un esfuerzo por escapar. �T� recorres mi camino y mi reposo, y conoces todos mis caminos�.

II. �l abre un camino para su liberaci�n. "Y el monte de los Olivos se dividir� en medio de �l hacia el oriente y hacia el occidente, y habr� un valle muy grande". �Estos versos�, dice el Dr. Henderson, �transmiten, en un lenguaje de las m�s bellas im�genes po�ticas, la seguridad de los medios eficaces de escape que deben proporcionarse a los verdaderamente piadosos. En consecuencia, aprendemos de Eusebio que al estallar la guerra jud�a, la Iglesia cristiana en Jerusal�n, en obediencia a la advertencia de nuestro Salvador ( Mateo 24:16 ), huy� a Pella, una ciudad m�s all� del Jord�n, donde vivieron a salvo.

A medida que el monte de los Olivos se interpon�a en su camino, se representaba dividido en dos mitades, para abrirles un paso �. No es necesario suponer que el Monte de los Olivos qued� as� dividido. La idea es que la obstrucci�n a su escape, aunque formidable como una monta�a, debe eliminarse. El Todopoderoso les dar�a todas las facilidades para escapar al refugio. Esto lo hace por nuestra raza sufriente. Les abre un camino para escapar de la culpa, la ignorancia y la miseria, que ha sido bloqueada por monta�as de dificultades.

III. Les proporcion� un refugio para su seguridad.

1. La escena del refugio, "Azal". Un lugar desconocido. Alg�n lugar para protegerlos del peligro.

2. El impulso de vuelo.

3. La necesidad del vuelo.

"El Se�or tu Dios vendr�". En alguna gran manifestaci�n de Su poder. Conclusi�n. Cu�n agradecidos deber�amos estar de saber que Dios no ha abandonado a la humanidad en sus pecados y dolores. ( Homilista. )

Versículo 6

Suceder� en ese d�a, que la luz no ser� clara ni oscura

El dia del se�or

Esta frase denota no una sola vez, sino muchas.

Cualquier manifestaci�n se�al del gobierno divino del mundo, o cualquier evento que haga temblar de miedo el coraz�n de los hombres, se describe como el d�a del Se�or. Aunque toda la naturaleza es, en verdad, un exponente del juicio, as� como la beneficencia de Dios, hay momentos y lugares en los que Su diestra, por as� decirlo, est� m�s manifiestamente descubierta. Hay momentos en que el esp�ritu ferviente se ve tentado a desear uno de los d�as del Se�or.

Sin embargo, hay muchas razones por las que, incluso en los peores tiempos, no deber�amos desear apresurar ese d�a que, en el curso se�alado, llegar� con seguridad y no tardar�. En lugar de alentar en nosotros la impaciencia por alg�n gran d�a del Se�or, grabemos en nuestras mentes la convicci�n de que tal venida ser� finalmente inevitable. Podemos estimar el car�cter de los juicios generales a los que se alude aqu�, leyendo la descripci�n de los de anta�o.

�Cu�l es, entonces, el tipo de temperamento o sentimiento con el que debe mezclarse en nuestras mentes la idea de cualquier gran visita nacional? Como ciudadanos, debemos ser conscientes de que a veces la verdad y la justicia prevalecen, ya veces la parte contraria, que fomenta el error y la injusticia. Es un d�a dudoso desde un punto de vista doble, porque la luz y la oscuridad est�n entremezcladas o se alternan.

O porque nuestro patrimonio con respecto a cualquiera de los dos no es duradero ni fijo, sino que est� sujeto a grandes incertidumbres. Hay una mezcla de providencias al mismo tiempo, y la Iglesia es feliz y miserable en varios aspectos a la vez. Aqu� las cosas van bien y all� mal. Es un caso raro cuando existe una perfecta armon�a entre nuestra condici�n privada y la felicidad p�blica. Sucesivamente hay una vicisitud e intercambio de condiciones.

El bien y el mal se suceden por turnos. Los asuntos humanos, bajo Dios, dependen mucho del coraz�n de la gente, �y cu�n inciertos son! Investigue la raz�n de esto, por qu� el d�a de nuestro conflicto es un d�a tan variado y dudoso. Considerar&mdash

1. La equidad de la misma. Es un d�a muy adecuado a nuestra condici�n en el mundo. Estamos en un lugar intermedio, entre el cielo y el infierno, y por lo tanto participamos un poco de ambos. Tenemos principios mixtos: carne y esp�ritu. Mientras el pecado permanezca en nosotros, no podremos ser perfectamente felices. La carne necesita ser debilitada por diversas aflicciones. Como nuestros principios se mezclan, tambi�n lo son todas nuestras operaciones. Hay una mezcla de bien y mal en todos nuestros servicios.

2. Considere la sabidur�a y la justicia de Dios en �l. Tiene muchos fines sabios que cumplir con estas providencias mixtas. Que un pueblo agotado por una larga miseria sea m�s d�cil al prop�sito de Dios. Por tales providencias mixtas, Dios debilitar� y desperdiciar� la naturaleza obstinada. Para hacernos trabajar de las cosas terrenales a las celestiales. Para poner una nube y un velo en sus actos. Para prevenir los excesos de cualquiera de las condiciones, Dios templa y califica a la una con la otra.

Para dar paso al ejercicio de nuestra fe. La fe no se invalida con una luz demasiado grande ni se extingue con una oscuridad demasiado grande. Ganar el coraz�n por los diversos m�todos de juicio y misericordia, y ganarnos por ambos medios al principio. Dios lo hace para llevar a su pueblo a una uni�n y un acuerdo cristianos. Cuando el inter�s religioso est� dividido, Dios mantiene la balanza igual, y el �xito a veces se echa de este lado, a veces del otro.

Para evitar el desprecio y la insolencia hacia los que caen bajo el desagrado de Dios. Tambi�n es un motivo de paciencia. Las aflicciones pesadas no carecen de sus comodidades para hacerlas tolerables. Mide el bien y el mal con mucha sabidur�a y ternura. Para mostrar que nuestros consuelos y cruces est�n en Su mano; y �l dispensa de diversas maneras el bien o la aflicci�n seg�n lo requiera nuestra condici�n.

Solicitud. �Qu� uso debemos hacer de todo esto?

1. Aseg�rese de no hacer un mal uso de �l. Esto se hace cuando no estamos agradecidos por nuestras misericordias, porque no son plenas y perfectas. Es un abuso si nos desanimamos en el servicio de Dios debido a esta incertidumbre. Cuando tenga alg�n respiro o tiempo para respirar, entonces es el momento y la temporada para poner su mano en el trabajo. Si hay dudas, recuerde que nunca se realiza una gran obra sin problemas. Y el cambio no vendr� hasta que nuestra condici�n se convierta en una trampa para nosotros.

2. El uso correcto que debemos hacer de ella. A modo de precauci�n, preste atenci�n a las confidencias humanas y presuma demasiado del �xito temporal por medios e instrumentos. Para la direcci�n - Camine por una regla segura. Consiga una gu�a segura. An�mate con la promesa segura sobre la que tienes que construir. Un hombre envuelto en la paz de Dios, y la tranquilidad de una buena conciencia y la esperanza de la vida eterna, se fortalece contra todos los encuentros, tormentas y dificultades de cualquier �ndole. ( T. Manton. )

Luz y consuelo

Estos vers�culos presentan una descripci�n sugerente de la historia humana como un todo, y de cada vida piadosa en esa historia.

I. El car�cter mixto de nuestra existencia terrenal, "La luz no ser� clara ni oscura"; "Ser� un d�a, no d�a, ni noche". Es decir, la suerte, incluso de un buen hombre, est� a cuadros. Cada altura tiene su hueco. Y cada bendici�n tiene su aflicci�n acompa�ante. Pero ning�n cristiano est� jam�s en absoluta oscuridad. Si sopla el viento fuerte, Dios se encargar� de que no sea del este. Observar&mdash

1. A trav�s de las pruebas del pasado, Dios nos ha disciplinado para hacernos aptos para los deberes presentes. Las pruebas actuales son las profec�as de la eficiencia futura.

2. Las pruebas est�n frecuentemente relacionadas con nuestros pecados. Las malas acciones son semillas malas que producen una cosecha de amargura.

3. Las pruebas nos llevan a anhelar el cielo y nos apartan del mundo.

II. El apoyo del cristiano bajo esta experiencia mixta - "Ser� un d�a que se conocer�", etc. Esto significa:

1. Nuestra condici�n como un todo, no una parte separada, sino todo el �d�a� de luz y oscuridad, es conocida por el Se�or.

2. Nuestra suerte est� ordenada por Jehov�, tal como lo exige el gran total.

III. La feliz terminaci�n de este estado mixto de cosas: "Y suceder� que a la hora de la tarde amanecer�". Todas las dudas y nubes habr�n sido ahuyentadas por el Sol de Justicia. El alivio llegar� cuando menos se espere. Luz es sin�nimo de alegr�a, de pureza, de conocimiento. En el cielo estar�n ausentes todos los elementos de las tinieblas. Habr� luz. ( Homilista. )

Experiencias mezcladas

I. El lenguaje del texto es descriptivo del actual estado de cosas mezclado, tanto en la Iglesia como en el mundo. La oscuridad es el efecto de nuestra baja situaci�n. No hay nada realmente oscuro para Dios, nada imperfecto en el Evangelio. Para nuestra percepci�n, el Evangelio no es tan distinto como para ser perfectamente claro; pero no es tan oscuro como para ser in�til e ininteligible. Hay nubes y oscuridades que descansan sobre el tema que surgen de nuestra debilidad e imperfecci�n de entendimiento. Ilustrar&mdash

(1) Por la distribuci�n parcial del Evangelio entre las naciones de la tierra.

(2) El lenguaje tambi�n describe los logros imperfectos de los verdaderos cristianos. En lo que respecta a la experiencia personal, no es m�s que un crep�sculo. Tienes fe, pero no "la plena certeza de la fe". Tienen esperanza, pero �cu�n pocos de ustedes esperan florecer alguna vez! Tienes obediencia, pero es parcial, irregular, imperfecta. Tienes alegr�a, pero est� entrometida.

(3) El texto encuentra su ilustraci�n en las inescrutables dispensaciones de la providencia de Dios. �Qu� vasto, qu� profundo tema!

II. El cuidado supervisor de la providencia divina durante este estado de cosas accidentado y misterioso. Esto insin�a ...

1. La superintendencia de Dios de todas las cosas.

2. El conocimiento previo de Dios de todas las cosas.

3. La armon�a de la providencia divina.

4. La tendencia ben�fica de la providencia de Dios.

5. El lenguaje es un motivo de resignaci�n y satisfacci�n ilimitadas; y

6. Un motivo de confianza ilimitada.

III. Las maravillas y glorias de ese auspicioso d�a en que terminar� este singular estado de cosas. Esta promesa contiene una reserva de consuelo para el cristiano d�bil frente a la hora de la disoluci�n. Y una reserva de consuelo para el cristiano d�bil en �pocas de perplejidad y dificultad. La promesa tambi�n contiene la seguridad de la gloria final, el reino milenial del Hijo de Dios. ( Joseph Beaumont, DD )

Per�odos oscuros y brillantes en la vida humana.

La palabra traducida "claro" est� en el margen "preciosa" y est� en plural. La palabra aqu� traducida como "oscuro" est� en el margen "espesor".

I. Un per�odo de absoluta angustia. Este per�odo de calamidad absoluta se refiere principalmente, no tenemos ninguna duda, a esos largos siglos de opresi�n, crueldad, burla y desprecio a los que ha sido sometido el pueblo jud�o desde la destrucci�n de Jerusal�n. En las predicciones de Joel ( Joel 2:31 ; Joel 3:15 ) que se refieren a la destrucci�n de la Ciudad Santa y la ruptura de la comunidad jud�a, el per�odo se refiere como un per�odo en el que el sol se "convertir� en tinieblas, "Y la" luna en sangre ". Se sugieren tres comentarios sobre este d�a oscuro.

1. Ese d�a es el duro destino de algunos hombres. Su vida es un d�a de tinieblas. Es as� con algunas naciones. La historia de algunas naciones y tribus es poco menos que una historia de opresi�n aplastante, revoluciones sangrientas e incalculables crueldades y sufrimientos.

2. La mayor�a de los hombres merecen un d�a as�. Todos los hombres son pecadores y merecen esta negrura y oscuridad para siempre. La misma tendencia del pecado, de hecho, es apagar toda luz en el firmamento del alma.

II. Aqu� hay un per�odo de alegr�a ininterrumpida.

1. Un d�a como este est� destinado a amanecer en todo buen hombre. El cielo es un escenario de luz. Ninguna nube de ignorancia o sufrimiento obstruye los rayos, ni el sol se pondr� jam�s. "El Se�or Dios es su luz".

2. Un d�a como este est� destinado a amanecer en el mundo en el futuro. ( Homilista. )

Luz y sombra en la vida cristiana

I. El car�cter mixto de nuestra vida terrenal. "La luz no ser� clara ni oscura". Incluso la suerte del buen hombre es accidentada. Ning�n cristiano est� jam�s en una oscuridad absoluta y sin alivio. Puede que sea un largo crep�sculo para �l, pero nunca es de noche. �Por qu� Dios permite tanta oscuridad en nuestra suerte? Explique algunas de las razones por las que tenemos tantas dificultades y aflicciones con las que lidiar.

1. A trav�s de las pruebas del pasado, Dios nos ha disciplinado para adaptarnos a los deberes del presente. No vimos esto al principio, pero lo hemos descubierto ahora. La resistencia es necesaria para el desarrollo del vigor f�sico, y la dificultad tambi�n es necesaria para la formaci�n de la fuerza en el car�cter moral.

2. Nuestras pruebas est�n frecuentemente relacionadas con nuestros pecados. Ilustre de la historia de Jacob.

3. Las sombras de las tinieblas en nuestros lotes terrenales nos llevan a anhelar el cielo. Si todo aqu� fuera como desear�amos tenerlo, no desear�amos ir a otra parte; pero �Dios nos ha provisto algo mejor� en el mundo del m�s all�, y se encarga de que no nos casemos por completo con las preocupaciones de la tierra.

II. El consuelo y el apoyo del cristiano. Sugerido por las palabras, "Ser� un d�a que ser� conocido por el Se�or".

1. Nuestra condici�n es conocida por el Se�or. El mundo est� gobernado por una Persona, y Aquel bajo cuyo ojo todas las cosas suceden, es nuestro Padre.

2. Nuestra suerte est� ordenada por Jehov�. Nuestras vidas no son "por casualidad". Hay un orden en ellos y un plan que los atraviesa. Entonces, las cosas que parecen estar trabajando en nuestra contra deben realmente estar funcionando para nosotros.

III. La feliz terminaci�n de este estado mixto de cosas para el cristiano. El alivio vendr�, y eso en el momento en que menos se espere. Si el d�a ha ido bajando, buscamos una oscuridad m�s profunda de lo normal cuando llega la noche: pero aqu�, cuando los hombres suelen anticipar que ser� la tarde, ser� la ma�ana. Han visto esto ilustrado muy a menudo en pasajes separados de sus vidas. Estos Cap�tulos separados son solo miniaturas de la vida en su conjunto, porque, en su hora de la tarde, llega al cristiano la luz del amanecer del cielo. ( WM Taylor, DD )

Luz y oscuridad mezcladas

La primera cl�usula del texto es religiosa. No se refiere a la luz de los cielos naturales. Se refiere a todo lo que hay en la religi�n del hombre y en las cosas que le afectan al experimentarla. Su condici�n es ser de car�cter mixto, no del todo bueno, ni del todo malo, no todo claro, no todo oscuro. Esta mezcla se puede ver en varios detalles.

1. En el asunto de la santidad del creyente. All� hay algo de luz, pero no est� claro ni oscuro. El creyente tiene una verdadera conformidad con Dios, pero no es una perfecta conformidad. A menudo se maravilla de s� mismo, de las inconsistencias y contradicciones que encuentra en su propia experiencia. En su pobre alma, la fe lucha por vencer a la incredulidad: el amor del mundo surge para combatir el amor de Dios.

Su coraz�n es inconsistente, su alma inestable, su camino tortuoso, y no puede ignorar que su santidad es solo de car�cter imperfecto. Siempre que Dios perdona a un pecador regenerado sobre la tierra despu�s del tiempo de su regeneraci�n, ese pecador regenerado tendr� esta experiencia accidentada.

2. Esta mezcla puede verse en el conocimiento del creyente. Hay una mezcla de claridad y oscuridad en el conocimiento del pueblo de Dios que nada podr�a describir m�s perfectamente de lo que Zacar�as lo ha descrito aqu�. Tienen conocimiento, pero, en todas sus partes, es limitado. He aqu� un creyente disciplinado. Est� en el horno. �l sabe qui�n lo puso all�. Sabe que el proceso se detendr� cuando se cumpla su prop�sito.

Pero hay otras cosas que no sabe. Intenta conocerlos, pero no puede encontrarlos. �l pregunta: �Por qu� pecado particular soy as� afligido? No sabe por qu� Dios le ha enviado esa aflicci�n en particular. He aqu� un creyente examinando su propio coraz�n. Sabe algo al respecto. Conoce muy bien su enga�o. Pero le sorprende c�mo funcionar� su enga�o. �Cu�ndo estar� seguro de un coraz�n que ha vagado tantas veces? Debemos recordar que la imperfecci�n de nuestro conocimiento resulta de nuestra peque�ez de criatura y la imperfecci�n de nuestro estado actual; y que en la medida en que tengamos alguna necesidad de saber para ser salvos, nuestro conocimiento puede ser tan claro y definido como lo permitan nuestras capacidades.

3. Las comodidades del pueblo de Dios tienen una maravillosa mezcla de luz y oscuridad. No todo el d�a es claro para ellos, no es toda la noche: la alternancia de consuelo y depresi�n que experimentan los cristianos, constituye un cap�tulo de hechos que muestra el car�cter entremezclado de su vida, ya sea que podamos tener conocimiento de las razones de ello o no.

4. La condici�n de vida. Fallamos en pocas cosas como cristianos m�s de lo que fallamos en darnos cuenta de los cambios que atravesamos a medida que Dios nos gu�a. Sea como sea, hay extra�as mezclas de luz y oscuridad en nuestra condici�n. Tan fluctuante e incierta es la condici�n de vida aqu�, que no se puede encontrar ning�n mortal cuya biograf�a tenga un parecido considerable con sus anticipaciones; su vida no ha llevado a cabo los planes de su juventud.

Estamos golpeados en el mundo. Nuestra condici�n est� cambiando, fluctuando, variando. Apenas hay un creyente entre nosotros que no se vea obligado, en medio de esta mezcla de luz y oscuridad, a reconocer la mano inmediata de su Dios. En medio de toda esta mezcla de bien y mal, no podemos entender por qu� es as�. �Cu�n necesaria es la fe! Despu�s de que Zacar�as mencion� la mezcla de claridad y oscuridad de nuestro estado, inmediatamente nos se�ala a Uno que puede entenderlo.

"Ser� un d�a que el Se�or conocer�, ni d�a ni noche". En s� mismo tiene un car�cter mixto. Para nosotros es mixto. No podemos entenderlo. Dios puede. Podemos entregar la escena a cuadros en Sus manos. Es para �l todo un d�a. No ve oscuridad en �l. Todo es igual de luz, todo "uno". Tiene una intenci�n en todas las dispensaciones que nos afectan. Cuando se dice: �A la hora de la tarde habr� amanecido�, no debemos entender que la tarde o la noche se convertir�n en d�a.

El car�cter de la experiencia del creyente conducido por la lluvia pasar�. La luz llegar� al final. Esto puede resultar ilustrativo en todas las caracter�sticas de la experiencia del creyente. ( TS Spencer, DD )

La experiencia mixta de la Iglesia

La Iglesia ha tenido una experiencia mixta, no del todo oscura, no del todo brillante; ahora derrota y ahora �xito; ahora alegr�a, ahora pena; mezcl� luz y sombra, pero al atardecer siempre ha llegado la luz. As� con cada cristiano, la Iglesia en miniatura. Se mezclan l�grimas y sonrisas, suspiros y canciones. �Por qu� esta disciplina?

1. Lo necesitamos para corregir errores de la naturaleza.

2. Nuestra liberaci�n del pecado y el desarrollo de las virtudes cristianas son procesos que involucran esta experiencia mezclada.

3. Nuestro aferramiento a Dios por la fe y la oraci�n se hace m�s firme. "Pero un d�a ser� conocido por el Se�or". Una preciosa compensaci�n es esta seguridad de que Dios lo sabe. Dios est� elaborando un plan definido. El hilo dorado de Su prop�sito atraviesa todo aquello que nos parece mezclado y contradictorio. Teje la urdimbre y la trama. Nada se confunde. "Habr� luz". ( J. Jackson Wray. )

Versículo 7

Al anochecer habr� luz

Servicio a las personas mayores

El atardecer de la naturaleza es hermoso, tan hermoso que todo pintor se esfuerza en vano por atraparlo y darle permanencia en su lienzo.

Pero el ocaso de la vida lo trasciende; como la realidad siempre trasciende el tipo, como lo espiritual siempre trasciende lo material, como lo celestial siempre trasciende lo terrenal. �Qu� hay m�s bello en s� mismo, qu� m�s interesante de contemplar que la edad nevada sostenida por una fe viva y avanzando hacia el final del camino de la vida, tranquilo, sereno, alegre, lleno de confianza en Dios y la esperanza del cielo? Pero, �por qu� imaginar un d�a de tormentas en lugar de un d�a de brillo y sol? �Por qu� una vida de pruebas, dolores y dificultades? En esto radica la principal belleza del cuadro, la preciosidad de la promesa.

La luz es siempre m�s gloriosa en contraste con las tinieblas; la paz m�s bendita en contraste con la contienda. Una vejez tranquila, confiada, tranquila en complacer siempre. Pero lo mejor es la paz tras la contienda, la confianza tras la duda, el resto tras el trabajo. Una vejez as� denota integridad. Es la madurez de la mente humana, la madurez de un car�cter divino, el perfeccionamiento de un alma inmortal. Esas l�neas de fuerza y ??belleza, esas muestras de car�cter maduro, esa paciencia silenciosa, esa fe y esperanza resplandecientes, esa alegr�a castigada, todo ha sido impreso en el rostro envejecido por la mano de la experiencia m�s dolorosa.

El dolor santificado es un elemento indispensable del gozo celestial. La fuerza y ??la madurez espirituales no se pueden alcanzar excepto a trav�s de las dificultades superadas por la gracia de Dios. Sin lucha no puede haber conquista ni triunfo. La promesa de luz al atardecer por su propia naturaleza implica algo de tormenta durante el d�a. �Pero hay luz? No; no siempre. A veces, la promesa parece fallar. No toda vida atribulada y agotada termina en paz y esperanza.

Con demasiada frecuencia, el paso de los a�os solo trae una mayor oscuridad. La decepci�n se profundiza en una perpetua amargura de esp�ritu. La vejez est� marcada por el mal humor, las quejas y el descontento. No tiene por qu� ser as� con ninguna vida. La promesa es para todos una promesa divina. �De d�nde vendr� esta luz? Del resplandor del sol sobre las nubes. Y del resplandor del amor de Dios sobre nuestras pruebas. Es el resplandor de su amor lo que transfigura la vida y llena sus �ltimos a�os de luz y promesas.

La gloria de la luz del atardecer no proviene de la eliminaci�n de todas las nubes del mal, sino de su transformaci�n. Aparte de la dificultad y la prueba, nunca podr�amos conocer la infinitud del amor y el poder de Dios. As� sea con toda alma que reclame esta promesa; la oscuridad de la ma�ana y la tormenta del mediod�a s�lo realzar�n la gloria de la luz del atardecer. Si a alguno de ustedes el tiempo de la tarde todav�a le parece oscuro y l�gubre, deje entrar esta luz a su alma; d�jelo fluir a trav�s de su vida, y iluminar� y transformar� todo con la semejanza de su propia gloria. ( George H. Hubbard. )

La luz de la tarde

La tarde es el momento de la quietud y los tonos bajos y tranquilos, y la comuni�n con las cosas y las personas lejanas. Tan profunda es la paz, tan dulce el refrigerio de esa hora para quien, habiendo hecho su obra como un verdadero hombre, pueda descansar con buena conciencia. Ampl�e el rango de visi�n. Tal como es la hora de la tarde despu�s de un d�a de honesto trabajo, as� deber�an ser los �ltimos a�os en la vida de todo buen hombre. Como llega la tarde a cada d�a mortal, as� llega la tarde, por fin, a todos nuestros d�as juntos; y con ella la luz del atardecer, mucho mejor que el brillo creciente de las primeras horas o el resplandor del sol del mediod�a.

Cuando el d�a de la vida ha sido un d�a bueno y �til, no gastado o malgastado, sino pasado en el temor de Dios, en la piedad y la honestidad, y en el cumplimiento del deber, entonces su final debe ser tranquilo y silencioso.

1. �En qu� consiste la luz de la hora de la tarde? Al anochecer de la vida llega la realizaci�n definitiva y clara del escaso valor de este mundo. Un verdadero hombre va superando, paso a paso, lo que era; por fin, si vive lo suficiente, deja atr�s al mundo.

2. Pasar de esta vida a la anterior, ser� pasar de la ignorancia y la imperfecci�n a un conocimiento m�s amplio y una sabidur�a m�s profunda. La noche trae el momento en que el siervo de Dios ver� y conocer� muchos de los secretos del universo, y leer� de principio a fin lo que durante mucho tiempo hab�a sido misterios oscuros para �l. �Cu�ntas cosas hay que no entendemos!

3. Debe traer una gran paz al fin, mirar hacia atr�s en la vida y considerar su moral y su lecci�n. Una cosa sale cada vez m�s clara; la presencia constante, que nunca falla, y la providencia de Dios.

4. Muchos han temido perder la fe de alguna manera. Ese es el m�s oscuro de todos los espectros para un cristiano. Qu� bendici�n, entonces, saber por fin que, sean cuales sean los errores que se cometan, cualesquiera que sean los pecados que se cometan, somos salvos del error m�s grave, del pecado m�s grave y desesperado, la negaci�n de la fe cat�lica. ( Morgan Dix. )

Luz al atardecer

Hay diferentes horarios vespertinos que le suceden a la Iglesia y al pueblo de Dios, y por regla general podemos estar seguros de que al atardecer habr� luz. Dios act�a con mucha frecuencia en gracia de tal manera que podemos encontrar un paralelo en la naturaleza. Las obras de la creaci�n son con mucha frecuencia el espejo de las obras de la gracia. Pero a veces Dios sobrepasa la naturaleza. En la naturaleza, despu�s del atardecer, llega la noche.

Pero Dios se complace en enviar a su pueblo momentos en los que el ojo de la raz�n espera no ver m�s d�as, pero teme que el glorioso paisaje de las misericordias de Dios quede envuelto en la oscuridad de su olvido. Pero, en cambio, Dios sobrepasa a la naturaleza y declara que al atardecer, en lugar de las tinieblas, habr� luz. Ilustrar&mdash

1. De la historia de la Iglesia en general. Especialmente la �poca de la Reforma.

2. Esta regla se aplica tanto a los peque�os como a los grandes. Sabemos que en la naturaleza la misma ley que gobierna el �tomo gobierna tambi�n los orbes estrellados. Lo mismo ocurre con las leyes de la gracia. �Al caer la tarde habr� luz� para todos. Est�n nuestros d�as brillantes en asuntos temporales. Despu�s de ellos hemos tenido nuestras puestas de sol. Tiempos de angustia, pero pasaron a tiempos de liberaci�n. Si Dios prolonga tu dolor, multiplicar� tu paciencia.

3. De los dolores espirituales del propio pueblo de Dios. Los hijos de Dios tienen dos tipos de pruebas, pruebas temporales y pruebas espirituales. Ilustre a partir de la escena del peregrino de Bunyan que se encuentra con Apollyon.

4. Para el pecador, cuando viene a Cristo, esto tambi�n es una verdad.

5. Todos entraremos en el tiempo de la vida vespertina. En unos a�os m�s, la hoja seca y amarilla ser� la compa�era adecuada de todo hombre y de toda mujer. �Hay algo de melancol�a en eso? �Has notado alguna vez c�mo los venerables abuelos cuando escriben una carta la llenan de inteligencia sobre sus hijos? El canoso piensa en sus hijos y olvida todo lo dem�s. Si ha servido a Dios, tiene otra luz para animarlo. Tiene la luz del recuerdo del bien que Dios le ha permitido hacer. ( CH Spurgeon. )

Luz al atardecer

Es cuando el d�a llega a su fin cuando la mayor�a de los hombres tienen su hora de ocio. La mayor�a de nosotros sabemos c�mo se ve la naturaleza al atardecer, mejor de lo que sabemos c�mo se ve en las horas m�s ocupadas del d�a. En nuestro ocio vespertino hemos tenido muchas veces la oportunidad de marcar la retirada gradual del sol, las sombras que se oscurecen sobre el paisaje, la niebla que asciende del r�o y su murmullo se hace m�s profundo en el o�do, las hojas tan inm�viles, el campos silenciosos, el silencio universal y la tranquilidad.

Lo �nico que hace que la noche sea la retirada gradual de la luz. Es la luz menguante la que hace que el atardecer sea el momento. �A la hora de la tarde habr� luz�, es decir, la luz vendr� en un per�odo en el que no es natural, cuando en el curso com�n de las cosas no se busca. No ser�a de extra�ar que la luz llegara al mediod�a. Si cuando las sombras del crep�sculo cayeran m�s y m�s profundamente, con un estallido repentino, la luz del mediod�a se extendiera alrededor, eso ser�a una sorpresa.

Para declarar la promesa en la forma de un principio general, la bendici�n grande y se�alada vendr� justo cuando menos se espera. Esta luz especial se promete al final de un d�a que deber�a estar algo nublado y l�gubre; no uno de serenidad sin mezcla, ni todav�a de tristeza sin alivio. Al anochecer deber�a haber un final del tenue crep�sculo. Entonces deber�a haber luz por fin. Cuando el peque�o d�a del cristiano haya llegado a su fin; cuando el sol terrenal del cristiano se haya puesto, entonces habr� para �l el comienzo de un d�a cuyo sol nunca se pondr�, y cuyo brillo ser� disminuido por ninguna intrusi�n de la oscuridad.

1. En el trato de Dios con sus hijos, sucede muy a menudo que la bendici�n y la liberaci�n se�aladas llegan justo cuando m�s se necesitan, pero menos se espera. Muestre la prevalencia de esta ley en el trato que el Todopoderoso da a los creyentes individualmente. Cu�ntas veces ha sido as� en el caso de la Iglesia colectiva. El menor conocimiento de la historia del mundo nos traer� ante nosotros una multitud de casos en los que los oprimidos y perseguidos, a veces la fr�a y ap�tica Iglesia de Dios, encontraron mejores d�as amaneciendo en los menos buscados, y as� encontraron el cumplimiento de la Prom�teme que �al caer la tarde habr� luz.

�La vida del cristiano humilde es el mejor serm�n sobre este texto, y su propia memoria el mejor predicador. Ilustre con tiempos de conversi�n y renovaci�n; temporadas de grandes pruebas: p�rdidas, desilusiones, duelos. O el momento de la muerte: a medida que avanza la noche, a medida que pasan las horas en las que la luz que hab�a durado durante el d�a podr�a disminuir naturalmente, �cu�ntas veces esa luz incansable no hace m�s que brillar m�s y m�s clara! De hecho, no siempre es as�.

Tal cosa ha sido conocida como un verdadero cristiano que muere en absoluta desesperaci�n, pero en tal caso la enfermedad es inusual y la mente desquiciada. Quiz�s para muchos cristianos la muerte es como fue la vida: la tarde es lo que fue el d�a, "ni claro ni oscuro". �Entonces el texto no es cierto? No, lejos de eso. La luz viene; y llega por la tarde; pero la tarde es el fin del d�a; y tal vez la luz no brille hasta que el d�a se haya cerrado por completo. No de este lado el tiempo podr� la bendita promesa encontrar su cumplimiento. �Al caer la tarde habr� luz�, si no en este mundo, entonces en uno mejor. ( AKH Boyd, DD )

Lux e Tenebris

Esta antigua promesa ha recibido mil cumplidos, est� recibiendo cumplimientos todos los d�as y lo har� hasta el fin de los tiempos. Las naciones que han ca�do bajo las sombras del atardecer a menudo se han dado cuenta de esta verdad. Cuando el pie del vencedor estaba a punto de pisar su coraz�n, y la noche de la desesperaci�n se cern�a sobre ellos, ha llegado la liberaci�n, la luz ha entrado en las tinieblas. Las iglesias que han pasado al crep�sculo y est�n a punto de hundirse en la noche de la extinci�n, han experimentado en innumerables casos la verdad de la promesa.

El mundo en general tuvo un gran cumplimiento en el advenimiento de Cristo. La noche se hab�a posado sobre el mundo pagano y jud�o, las luces de las antiguas filosof�as y religiones estaban casi apagadas, cuando el Logos Divino se elev� como un sol en los cielos. Pero podemos mencionar algunos casos en la vida individual en los que el cumplimiento de la promesa es abundante.

I. En proceso de arrepentimiento. Al pasar por el arrepentimiento, por las regiones de un dolor piadoso por el pecado, qu� oscuridad se acumula alrededor del alma. Todas las estrellas de esperanza y las luces de la justicia propia se apagan y, a veces, profunda y horrible es la oscuridad que nubla el coraz�n. Pero luego viene la luz, aparece Cristo, "todos tus pecados te son perdonados".

II. En los acontecimientos de la vida. Cu�n a menudo el buen hombre al pasar por el mundo es llevado a la oscuridad con prop�sitos rotos, planes frustrados, esperanzas arruinadas y no sabe ad�nde mirar. Justo cuando no solo es de noche con �l, sino casi la medianoche, la luz se enciende, su coraz�n se anima, su camino se aclara y sus energ�as se reavivan.

III. En el art�culo de disoluci�n. La muerte se siente como una velada con el hombre. "El valle de la sombra". La mayor�a lo espera como una noche terrible; pero el Cristo, cuando ha llegado la tarde y las sombras han ca�do densamente alrededor, ha encontrado el romper de la noche. As� sucedi� con el Dr. Johnson, quien a lo largo de la vida, al parecer, esperaba la �ltima hora con horror y alarma; pero cuando lleg� la noche, lleg� la luz, la alegr�a se apoder� de sus venas marchitas, y un resplandor resplandeci� alrededor de su coraz�n. Todos los hombres desean morir en la luz. Goethe grit� moribundo: "M�s luz, m�s luz"; y todos tendr�n el centro de cuya alma es la luz del mundo. ( Homilista. )

Luz al atardecer

Lo que es cierto de la Iglesia tambi�n lo es de sus miembros individuales. En referencia a los d�as oscuros que de vez en cuando recaen en la suerte del creyente en su peregrinaje terrenal, el texto sugiere:

1. Que al d�a de severa aflicci�n le seguir� un atardecer de calma y confianza renovada en su Padre-Dios. En nuestro d�a de prueba, somos demasiado propensos a centrar todos nuestros pensamientos en la escena que nos rodea y nos olvidamos de que nuestra mayor aflicci�n puede ser el presagio de la mayor bendici�n.

2. Que al d�a de la tentaci�n le seguir� una tarde de triunfo y reposo.

3. Que al d�a del duelo providencial le seguir� un atardecer de sumisi�n. En esos momentos, �cu�n dif�cil es decir "h�gase tu voluntad"!

4. Que el creyente generalmente se da cuenta del cumplimiento de esta promesa en la tarde de la vida. ( William Hurd. )

Luz al atardecer

Si bien la "noche", en todos los idiomas, es el s�mbolo de la tristeza y el sufrimiento, a menudo es realmente alegre, brillante e impresionante. As� como la tarde natural es a menudo luminosa, tambi�n ser� luminosa al anochecer.

1. De nuestros dolores cristianos. Las seguridades nocturnas de la simpat�a de Cristo llenan toda la atm�sfera de cielo.

2. En el tiempo de la vejez. Es grandioso ser joven. A muchos de nosotros se nos negar� la mediana edad y la vejez, pero la juventud: todos sabemos lo que es eso. Pero la juventud no siempre durar�. Bendita vejez, si la dejas venir naturalmente, y si se encuentra en el camino de la justicia.

3. En los �ltimos d�as de la Iglesia. A�n es temprano en la historia de todo lo bueno. La civilizaci�n y el cristianismo reci�n est�n saliendo de la cuna.

4. Al final de la vida del cristiano. La vida es un breve d�a de invierno. El bautismo y el entierro est�n juntos. Pero gracias a Dios, que nos da la victoria. Al anochecer habr� luz. ( T. De Witt Talmage, DD )

V�speras

As� dice el marinero, cuando es arrojado sobre una costa rocosa, y oscuras nubes cubren los cielos de su vista, y las luces de la orilla est�n envueltas en niebla. As� dice el observador de las estrellas, cuando un cometa extra�o visita los cielos, excitando los temores de los ignorantes y evocando la maravilla de los sabios. As� dice el hombre de negocios, mientras en la oficina de la ciudad oscura y l�gubre estudia minuciosamente deudas dudosas, o reflexiona sobre malos negocios, acciones sensibles, mercados aburridos, especulaciones desconcertadas.

Debemos estar siempre atentos a las estrellas prometedoras, mientras navegamos sobre el oc�ano de la suerte y nos trasladamos al continente desconocido de la certeza. Consideremos, a la luz conjunta de la revelaci�n y la experiencia, los alegres rayos del cielo para las oscuras estaciones de la tierra. La promesa del texto se aplica a todas las etapas de la experiencia cristiana.

1. A la hora de la retrospectiva vespertina habr� luz. El cristiano a menudo mira hacia atr�s en su peregrinaje a la tierra de donde ha venido, no con sentimientos de pesar por el paso que ha dado, sino de acci�n de gracias porque Dios lo ha llevado de las regiones de la muerte a los reinos de la vida. Estas meditaciones sobre el pasado a veces se ven perturbadas por angustiantes dudas. Pero "a la hora de la tarde habr� amanecido".

2. Al anochecer, en el momento de la condena, habr� luz. La convicci�n es la lucha entre los hechos y los sentimientos. No siempre nos sentimos igualmente convencidos de nuestra aceptaci�n por parte de Dios. Pero Dios ha prometido, si esperas pacientemente en �l, renovar la fuerza de tus languideces convicciones.

3. A la hora de la anticipaci�n de la tarde habr� luz. La casa del cristiano no est� abajo, sino arriba. El futuro es, en el mejor de los casos, una tierra de sombras, el s�mbolo de lo incierto e irreal. Cuando la oscuridad se vuelve m�s profunda, la luz comienza a brillar. La aplicaci�n de este b�lsamo de Galaad depende de cada uno de ustedes. ( G. Victor Macdona. )

Al anochecer habr� luz

1. La aplicaci�n principal de estas palabras. El cap�tulo es eminentemente prof�tico. Se refiere a Israel como pueblo, a Cana�n como su tierra, a Jerusal�n como su capital y al Se�or mismo como su Rey. Creo en la restauraci�n literal de Israel a su propia tierra.

2. El significado figurado que podemos atribuir a estas palabras. Las palabras "tarde" y "luz" expresan dos estados: son t�rminos opuestos, es decir, cosas opuestas. �Tarde� u oscuridad, es figurativa para la aflicci�n o el dolor, mientras que �luz� significa alegr�a, prosperidad. En el momento en que las cosas parecen haber llegado a su peor momento, la prosperidad comienza a amanecer y el triste pasado ser� reemplazado por un futuro brillante y feliz.

Esto se ejemplifica pol�tica y religiosamente en la historia secular y sagrada. Ilustre de la experiencia de Israel en Egipto. De la condici�n de Inglaterra en la �poca del rey Juan. Ese fue el momento m�s oscuro de la historia de Inglaterra. La oscuridad del pecado produjo la luz del amor redentor. El pecado dio motivo para un Salvador. Cuando vino el Salvador, �brill� inmediatamente el resplandor? No. De nuevo el pecado oscureci� la luz del mundo.

El amor del Salvador s�lo excit� el odio del pecador, y el que amaba al pecador fue asesinado por aquellos a quienes amaba. Pero la ma�ana de la resurrecci�n disip� la oscuridad de la noche de la crucifixi�n. Aprenda que es nuestro deber esperar alegremente que el futuro sea m�s feliz que el presente. ( Feria de Campbell. )

Una gloria sorprendente

El profeta se refiere a la luz espiritual, no natural; y su profec�a es que en la experiencia del creyente en Cristo, cuando, en el curso natural de las cosas, puede esperar tinieblas espirituales, �he aqu� la luz!

1. Una larga y terrible enfermedad se apodera del hijo de Dios. Una terrible oscuridad se acumula en su habitaci�n de enfermo. La esposa y los hijos dependen de �l. A medida que las semanas y los meses se desgastan dolorosamente, la tristeza se profundiza. Sol, luna y estrellas, una a una se van apagando. Cuando, en el curso de la naturaleza, se enfrenta a la muerte, de repente las nubes se dispersan y el alma castigada se regocija en una luz de paz y alegr�a llena del cielo, y sale, por as� decirlo, redimida de la tumba.

2. Es cierto para toda la disciplina de la vida. La referencia es al final; al anochecer, etc. Puede que haya que emprender una larga y fatigosa peregrinaci�n; Primero hay que soportar una serie severa y repetida de dolores, p�rdidas, desilusiones. La luz no lo ilumina al principio; la sumisi�n no viene con el primer uso de la vara. No; debe atravesar la escena, perseverar hasta el final. Y, si aguanta, justo cuando las tinieblas parecen estar cayendo sobre �l y el �ltimo rayo de alegr�a y esperanza parece a punto de apagarse, �al anochecer se vuelve la luz!

3. Millones de lechos de muerte dan testimonio glorioso de esta verdad. �En lugar de una gran oscuridad, resplandor celestial! En lugar de consternaci�n, �una paz indescriptible! ( Revisi�n homil�tica. )

Finales gloriosos

Los escritores sagrados son siempre fieles a la naturaleza. Nunca contradicen los hechos naturales.

I. La ambig�edad de la profec�a. Muchas de las profec�as se han cumplido literalmente. Pero no hay una profec�a cumplida registrada que, antes de su cumplimiento, no fuera m�s o menos oscura, oscura o enigm�tica en su significado. �Qu� idea podr�a la pareja culpable en el Ed�n formarse de su prometido libertador del pecado y la culpa? Por la naturaleza de la profec�a, podr�a haber sido una especie de conocimiento crepuscular del Cristo que los antiguos creyentes derivaron de �l.

Toda la dispensaci�n del Antiguo Testamento fue un d�a, sabiendo que es fiel al Se�or, pero para Su pueblo "no fue ni de d�a ni de noche". Pero como con todos los dem�s d�as de la naturaleza, la providencia o la gracia, eso tambi�n tuvo un final. Las nubes que hab�an cubierto el horizonte del mundo moral durante largos siglos se rompieron por fin. La tarde del d�a del Antiguo Testamento, que presenci� la venida del Hijo de Dios, fue el per�odo de tiempo m�s brillante que el mundo hab�a visto desde la ca�da del hombre. Vaya a la profec�a incumplida.

�C�mo se realizar�? �y cuando? El vig�simo cap�tulo del Apocalipsis ha dado lugar a cientos de conjeturas y teor�as del milenio. Pero la dispensaci�n del Evangelio, con respecto a la profec�a incumplida, no es "ni clara ni oscura", "no es de d�a ni de noche". Pero "a la hora de la tarde habr� amanecido". En ese momento todo estar� claro y la idea y el prop�sito Divinos se revelar�n por completo.

II. La administraci�n general de Dios de los asuntos humanos. A menudo es ininteligible. El gobierno de un imperio es demasiado complicado para ser entendido por nadie m�s que por el propio emperador. Estamos confundidos y perplejos cuando intentamos rastrear y explicar el gobierno de Dios sobre el mundo desde su comienzo hasta el d�a de hoy. No sabemos a menudo lo que �l quiere o quiere decir en su trato con nuestra raza.

La luz no es clara ni oscura, la luz de la providencia. Pero la revoluci�n de los a�os est� acercando silenciosamente cada vez m�s el tiempo vespertino del mundo moral. Entonces habr� un ajuste de cosas contrarias. Entonces bien podemos ser pacientes y confiar en Dios. ( WH Luckenbach. )

Luz en la marea de la tarde

Al recordar los incidentes de su ministerio del a�o pasado en Walton, el Sr.Pennefather a menudo hablaba del hecho de que durante ese tiempo hab�a sido llamado para atender los lechos de los moribundos de treinta de los miembros m�s apegados de su reba�o, todos con la bendita esperanza de un alegre resurrecci�n. "�Lo llamas un valle oscuro?" dijo un creyente anciano; ��Es un valle muy dulce para m�! �Todo elogio! todos los elogios! " "Una cosa es hablar de Jes�s", dijo una mujer moribunda, "pero otra cosa es tenerlo a la vista".

Luz al atardecer

Se dice que Mirabeau clamaba fren�ticamente por m�sica para calmar sus �ltimos momentos; que Hobbes, el de�sta, dijo mientras exhalaba su �ltimo aliento: "Estoy dando un salto terrible hacia la oscuridad"; que el Cardenal Beaufort dijo: ��Qu�! �No hay muerte por soborno? " Los hombres con la luz cristiana se han encontrado con la muerte de otra manera. Cuando se le pregunt� a Melanchthon si hab�a algo que deseaba, dijo: �No, Lutero, nada m�s que el cielo.

"El Dr. John Owen dijo por fin:" Voy a Aquel a quien ama mi alma, o m�s bien, quien me ha amado con un amor eterno ". John Brown de Haddington podr�a decir: "Soy d�bil, pero es delicioso sentirse en los brazos eternos". George Washington podr�a decir: "Todo est� bien". Walter Scott, mientras se hund�a en el sue�o de la muerte, "Ahora volver� a ser yo mismo". Beethoven, ya que casi pod�a captar la melod�a del mundo m�stico, �Ahora lo oir�.

Wesley pod�a enfrentarse alegremente a la muerte con las palabras: "Lo mejor de todo es que Dios est� con nosotros". Locke, el fil�sofo cristiano, exclam� al morir: "�Oh, la profundidad de las riquezas de la bondad y el conocimiento de Dios!" Esteban dijo: "Se�or Jes�s, recibe mi esp�ritu". Pablo, "teniendo el deseo de partir"; y, "morir es ganancia". ( F. Hastings. )

El resplandor del atardecer

En el pensamiento y en el habla del mundo, la noche se convierte en el s�mbolo de las experiencias oscuras de la vida humana. Es com�n hablar del d�a de la prosperidad y de la noche de la adversidad. Ambos s�mbolos se usan con frecuencia en la Biblia, el d�a representa las experiencias brillantes y la noche representa las experiencias oscuras de la vida. Pero la Biblia tachona la noche de tinieblas con estrellas de esperanza y soles de promesa.

"Al caer la tarde habr� amanecido". Esa es la gracia que se sobrepasa y va m�s all� de la naturaleza. El atardecer de la naturaleza es oscuridad. Cuando llega la hora de la tarde en las experiencias del pueblo de Dios, y temen que no haya m�s d�a, entonces Dios interviene, introduce un principio m�s all� de la naturaleza y declara: �Suceder� que a la hora de la tarde ser� luz."

1. Esta es una promesa para el tiempo vespertino del mundo. La ma�ana del mundo fue un amanecer brillante y glorioso. Al principio Dios dijo: �Sea la luz�, y fue la luz. Y cuando hubo terminado Su amplia y sabia creaci�n, "vio Dios que era bueno". Pero pronto la nube oscura del pecado del hombre cubri� la tierra. La luz se apag�. Reinaba la oscuridad. De esa oscuridad, el mundo ha ido emergiendo gradualmente, hasta que, a trav�s de todas las l�grimas y tiran�as de los siglos, ha entrado en el esplendor del mediod�a de la civilizaci�n cristiana de nuestro siglo.

Y es claramente cristiano. Fue el historiador Froude quien dijo: "Todo lo que llamamos civilizaci�n moderna, en un sentido que merece ese nombre, es la expresi�n visible del poder transfigurador del Evangelio". Nuestra literatura m�s elevada est� influida por las influencias m�s puras del cristianismo. El esp�ritu cient�fico de investigaci�n e investigaci�n, un hecho tan conspicuo y un factor tan importante en nuestra vida moderna, debe su estimulaci�n al est�mulo del cristianismo.

El cristianismo ha creado tanto el laboratorio como la biblioteca. El cristianismo es el padre de la educaci�n. Ha fundado escuelas, establecido colegios, seminarios dotados. A tierras ignorantes y hogares arruinados, el cristianismo ha enviado al maestro con el predicador. Nuestras libertades c�vicas y nuestro orden social se basan en el cristianismo. Quema la Biblia, proclama "no hay Dios", escribe sobre las puertas de tu cementerio "La muerte es un sue�o eterno", y no hay poder en toda esta tierra que detenga los estragos de esa bruja de ceja de escarabajo, la hermana gemela de la infidelidad. en todas las �pocas y en todas las tierras: el anarquismo.

S� que hay historiadores del descontento y profetas de calamidades que no pueden disfrutar del esplendor del mediod�a del mundo y que siempre nos dicen que los tiempos pasados ??fueron mejores que estos. Descartan todas las invenciones y todos los avances al afirmar que la moralidad del presente, si es tan fuerte, no es m�s fuerte que la moral del pasado. Tienen raz�n al sostener que todos los avances son en vano si la gente no es mejor de lo que era.

La prueba del avance y la fuerza del mundo no es que el nieto viaje hoy en el o�do de Pullman, mientras que el abuelo lo hizo ayer en la diligencia. La prueba es: �Es el nieto un hombre mejor que el abuelo? Este mundo no ha visto una era m�s brillante desde que se cerraron las puertas del Ed�n al hombre que en los �ltimos d�as del siglo XIX. Y el siglo XX ser� mejor.

Cristo Jes�s reinar� en este mundo. A�n no ha ascendido a Su trono. Ahora est� en el trono de su Padre. Cuando fue al cielo, se sent� a la diestra de su Padre, "esperando de ahora en adelante hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies". Cuando sus enemigos sean sometidos, entonces, levant�ndose sobre ellos como sobre el estrado de sus pies, �l ascender� a su trono y reinar�. Y suceder� que al atardecer del mundo amanecer�.

2. La promesa pertenece a la Iglesia de Dios. La Iglesia de Dios ha tenido dos organizaciones en el mundo: la organizaci�n teocr�tica de la dispensaci�n del Antiguo Testamento y la organizaci�n espiritual de la dispensaci�n del Nuevo Testamento. A trav�s de todo el Antiguo Testamento podemos rastrear un desarrollo gradual de la vida y el poder de la Iglesia. Este desarrollo no fue un avance continuo. Toda la historia de la Iglesia del Antiguo Testamento muestra una sucesi�n de marchas hacia adelante y luego de retrocesos r�pidos: progresando, retrocediendo, deteni�ndose por un tiempo, luego progresando una vez m�s y retrocediendo nuevamente.

Pero en ning�n caso retrocedi� tanto como hab�a estado, por lo que su historia fue, en general, de avance y crecimiento. As� ocurre con la dispensaci�n de la Iglesia del Nuevo Testamento. La Iglesia naci� en Pentecost�s, ese fue el amanecer de la Iglesia y fue glorioso. Desde Pentecost�s, los disc�pulos salieron a contar la historia de Aquel que hab�a sido crucificado, que se levant� y ascendi� al cielo, y a medida que la historia se difundi�, la Iglesia creci�.

Luego vino la oposici�n, el odio y la persecuci�n, pero la Iglesia avanz� a trav�s de todo hasta que entr� en la oscuridad de la Edad Media. Los cielos se cerraron y una nube negra de superstici�n se extendi� sobre la tierra. Roma se sent� en su trono de �bano y extendi� su vara de crueldad a trav�s de las naciones. Parec�a como si hubiera llegado la hora de la tarde de la Iglesia. En ese tiempo, toda l�mpara de la profec�a hab�a dejado de brillar. El que tronaba en las calles de Roma hab�a sido quemado en la hoguera, Savonarola hab�a recibido la corona de m�rtir en Florencia, las negras nubes de la ignorancia, la superstici�n y el vicio cerraban la luz del sol de El amor de Dios del mundo.

Era la hora de la tarde, pero Dios dijo: A la hora de la tarde ser� la luz. Encendi� un faro en el alma de un joven monje en el monasterio de Erfurt. Mientras el monje meditaba, el fuego ard�a, y desde Erfurt sali� Mart�n Lutero para proclamar el mensaje de Dios; y Roma se estremeci�, el Vaticano tembl�, se abrieron las puertas de bronce, se rompi� la vara de la crueldad, se liber� Alemania y se asegur� la libertad civil y religiosa para el mundo.

Lleg� un momento en Inglaterra en que la religi�n se convirti� en una formalidad, y cuando todos los hombres buenos temblaron por la Iglesia y anhelaron a los poderosos puritanos, que aplastar�an a las gigantes fuerzas del mal bajo su progreso. Era la hora de la tarde, y Dios hab�a dicho: "Suceder� que a la hora de la tarde habr� amanecido". Cuatro j�venes estudiantes de Oxford, William Morgan, Robert Kentham, Charles y John Wesley, se reunieron para orar y estudiar la Biblia.

Sus compa�eros de estudios los llamaban �polillas de la Biblia�, �el club sagrado� y �metodistas�, porque eran muy met�dicos en todos los estudios y en su trabajo. Una resistencia tras otra la Iglesia ha superado; a veces oprimido, pero siempre empujando, multiplicando sus victorias y ampliando sus dominios. No m�s hospitales, porque no hay m�s enfermos; no m�s asilos, porque no hay hu�rfanos; no m�s c�rceles, porque no hay criminales; no m�s casas de beneficencia, porque no hay pobres; no m�s l�grimas, porque no hay dolor.

El largo canto f�nebre de los lamentos de la tierra ha llegado a su fin en la marcha triunfal de la Iglesia bendita redimida; la Nueva Jerusal�n est� con los hombres, sus hijos est�n reunidos en casa, ya trav�s de esa ciudad de una humanidad redimida, el m�s grandioso estallido de esperanza y bienvenida de la tierra rompe la antifonal de muro a muro de jaspe. El resplandor del atardecer; el tiempo de la tarde de la Iglesia, y al tiempo de la tarde habr� luz.

3. Esta promesa es para toda la experiencia humana. Las grandes promesas de Dios, que se aplican a todo el reino de los redimidos, pueden ser apropiadas por cada miembro individual de ese reino. En la naturaleza, las leyes que controlan las grandes fuerzas dirigen los elementos diminutos. La ley que rige el grano de arena en la orilla del mar rige los planetas en su curso. Es as� en el reino de la gracia. �Al caer la tarde habr� luz� para la Iglesia; �A la hora de la tarde habr� luz� para cada creyente individual.

En lo que respecta a la experiencia del creyente en el servicio cristiano, es cierto que "al caer la tarde habr� luz". La mayor�a de los hombres que han vivido y trabajado para mejorar este mundo han recibido el desprecio y la deshonra del mundo. John Wesley fue aullado por la turba a la que predicaba; le tiraron ladrillos, le escupieron, pero �d�nde hay hoy un nombre m�s honrado? Luz al atardecer.

Wendell Phillips fue despreciado y despreciado por su defensa del esclavo. Boston no quiso escucharlo, pero en menos de una generaci�n Boston construy� un monumento a su honor, y los hombres que no se contaminaron los labios con su nombre ense�aron a sus hijos el camino hacia su tumba. "Al atardecer, habr� luz".

4. La promesa trae su �til mensaje a cada creyente en su �poca de adversidad y angustia. Muy pocas personas en este mundo escapan al momento de la adversidad. Es bastante seguro que el brillante y soleado d�a de la prosperidad llegar� al anochecer. �Fue bueno haber sido afligido�, exclama David. �El Se�or dio y el Se�or quit�, exclama Job. �Triste, pero siempre gozoso�, dice Paul. �Y Dios enjugar� toda l�grima de sus ojos�, exclama Juan en visi�n apocal�ptica. Al anochecer habr� luz. Diez mil santos de Dios lo han encontrado as� al atardecer.

5. El texto tiene un mensaje para la vejez. A veces los hombres lo esperan con ansiedad. Es una noci�n err�nea que la juventud es el tiempo de la alegr�a y la vejez el tiempo de la tristeza. El amado artista de Estados Unidos, Horatio Greenough, unos d�as antes de su muerte, dijo: "He descubierto que la vida es algo muy alegre, y no la cosa oscura y amarga con la que se nublaron mis primeros d�as". Al anochecer estaba claro.

A los ochenta a�os, Albert Barnes se par� en el p�lpito de la Primera Iglesia Presbiteriana en Filadelfia y dijo: "El mundo es tan atractivo para m� que lamento mucho tener que dejarlo tan pronto". El Dr. Guthrie, de m�s de ochenta a�os, dijo: �No debes pensar que soy mayor porque mi cabello es� blanco �; Nunca fui tan joven como ahora. Al anochecer estaba claro. Las luces nuevas arder�n cuando las luces viejas se apaguen; se encender�n velas nuevas cuando las l�mparas de la vida se apaguen.

En el momento de la tarde de su vida, el cristiano tiene muchas luces que antes no ten�a. Existe la luz brillante de la experiencia; la luz agradable de los dulces recuerdos; la luz alentadora del servicio hecho por Dios y la humanidad. El cient�fico nos dice que nunca se desperdicia ninguna fuerza f�sica. Susurramos en el tel�fono, y la vibraci�n, aunque sea menos de una cent�sima parte de una pulgada, afecta a un diafragma a mil millas de distancia, y nuestra voz exacta es escuchada por el o�do que escucha en Chicago.

As� que nos dicen que la luz de la estrella fija m�s lejana ha viajado de manera constante sin disminuir durante m�s de un mill�n de a�os para saludar a nuestro ojo levantado esta noche y asegurarnos que �la mano que la hizo es Divina�. Si es cierto de las fuerzas f�sicas, �cu�nto m�s cierto de las fuerzas morales y espirituales, que nunca se pierden! �Qu� halo de gloria arroja esto sobre la vejez de un hombre, de cuya vida han brotado corrientes de santas y sagradas influencias! Al anochecer habr� luz.

John Bunyan ten�a raz�n cuando ubic� la vejez cristiana en la tierra de Beulah, a plena vista de los frutos maduros y las deslumbrantes perspectivas de la Ciudad Celestial. Las enfermedades de la vejez son solo los p�jaros terrestres que se encienden en las velas y le dicen al cansado marinero que se est� acercando al puerto ". �Y suceder� que a la hora de la tarde amanecer�.

6. Esta promesa es para el tiempo de la muerte del creyente. �Es un pasaje oscuro por el que est�s pasando ahora�, dijo un joven sentado junto a su madre moribunda. Y todo su rostro se ilumin� cuando dijo: �Oh no, hijo m�o; hay una luz demasiado brillante en el otro extremo para que se oscurezca �, y se desmay�, subi�, entr� en la palma de la mano, se dirigi� a la corona y al trono. A la hora de la tarde estaba claro.

Pablo se acerc� al final y dijo: �Ha llegado el momento de levar el ancla. He peleado una buena batalla; He terminado mi curso; He mantenido la fe; De ahora en adelante me est� guardada una corona de justicia que el Se�or, el Juez justo, me dar� en ese d�a �. Lleva la promesa contigo al futuro. Recuerda que si la tristeza te acompa�a durante la noche, la alegr�a vendr� por la ma�ana. ( JF Carson, DD )

Versículo 8

De Jerusal�n saldr�n aguas vivas

Las aguas vivas

Como todos sus predecesores, Zacar�as habla mucho de Cristo.

Algunas de sus profec�as, debido en parte al predominio del lenguaje figurativo y simb�lico, son dif�ciles y oscuras. En el texto se refiere a los d�as del Evangelio y a las bendiciones del Evangelio. Habla del Evangelio bajo la figura de aguas vivas, que brotan y corren; y bajo esta figura nos indica el comienzo, el curso progresivo y la extensi�n perpetua del Evangelio, junto con su triunfo final, como se ve en el dominio universal del Mes�as.

1. El car�cter del Evangelio. Debemos pensar en el mundo como un desierto, un vasto desperdicio moral, vac�o de belleza espiritual y de vida moral; y esto est� estrictamente de acuerdo con la condici�n actual de los pueblos fuera del Evangelio. La tierra, el hogar, el coraz�n, no visitados por el Evangelio, est�n maldecidos por la esterilidad espiritual y la muerte moral. Si hici�ramos que un riachuelo de agua viva fluyera sobre una tierra est�ril, �cu�l ser�a el resultado? La tierra des�rtica pronto dejar�a de ser est�ril.

Que se are esta tierra, que se eche la semilla en ella, y �cu�l es el resultado? El desierto se convierte en un jard�n; el desierto un campo f�rtil, y la tierra est�ril un bosque. As� que dejemos que las aguas del Evangelio fluyan a trav�s de los desiertos del coraz�n de un pecador, o a trav�s de los desperdicios morales de un pa�s, �y qu� bendita transformaci�n ser� el resultado! La muerte da lugar a la vida, la depravaci�n a la belleza y la esterilidad a la fertilidad. Fue as� al comienzo del cristianismo. El poder del Evangelio se ha demostrado de manera sorprendente en las misiones a Fiji.

2. El progreso del Evangelio. Las aguas vivas salen de Jerusal�n. El cristianismo no era una religi�n nueva. Fue el desarrollo, la consecuencia del juda�smo. Pero las aguas deb�an fluir en todas direcciones, llevando consigo la fertilidad espiritual: en todas partes convirtiendo las herencias desoladas del mundo gentil en el jard�n del Se�or. Note tambi�n la constancia con la que fluyen las aguas vivas; �En verano e invierno ir�.

�El calor del verano suele secar el riachuelo. La hueste del invierno lo congela; pero estas aguas vivas fluir�n durante el verano y el invierno. Cu�n asombrosamente se ha ilustrado esto a lo largo de los siglos cristianos. Nada ha probado ser capaz de detener o detener el progreso del Evangelio.

3. El triunfo del Evangelio. Desde el principio, el Se�or Cristo ciertamente ha sido Rey sobre toda la tierra, pero en el texto se asocia con la idea de autoridad real la de sumisi�n voluntaria. Entonces ser� universalmente reconocido como Se�or, ante �l se doblar� toda rodilla y toda lengua lo confesar�. Ciertamente llegar� el d�a en que los hombres ser�n bienaventurados en �l, todas las naciones lo llamar�n bienaventurado. ( Walford Green. )

El curso del Evangelio

I. La designaci�n del Evangelio. Aqu� se llama "aguas vivas". Se�ala la pureza del Evangelio. No el estanque estancado, sino el arroyo que corre. La santidad al Se�or est� estampada en todos sus principios, mandamientos y ritos. Es una dispensaci�n de misericordia, pero no da indulgencia al menor pecado. Se�ala el refresco que produce. �Cu�n dulces son sus ofrecimientos de perd�n a la conciencia despierta! Se�ala tambi�n la fertilidad que produce el Evangelio. El cristianismo tiene como objetivo formar el amor de Dios en el coraz�n y la conducta.

II. El lugar de donde brotan estas aguas. Cuando Cristo orden� que se predicara en su nombre el arrepentimiento y la remisi�n de los pecados a todas las naciones, comenzando por Jerusal�n, se rompieron las riberas dentro de las cuales hab�an corrido estas aguas vivas, y la corriente comenz� a precipitarse sobre el mundo gentil. Estas aguas fluyen de Jerusal�n, ya que es por la Iglesia que se comunican. Se llevan a la Iglesia no solo para mejorarlos, sino tambi�n para difundirlos.

III. Marca el curso de estas aguas vivas. La declaraci�n parece insinuar que el Evangelio deber�a bendecir a las naciones del mundo oriental y occidental. Varias circunstancias indican que pronto se producir� una difusi�n m�s amplia del Evangelio.

IV. La continuaci�n del curso de estas aguas vivas. Su fluir no ser� impedido por la sequ�a del verano ni por las heladas del invierno. Los efectos del Evangelio en las almas de los disc�pulos tambi�n son perpetuos. El conocimiento que da es luz eterna; la paz que produce es un consuelo eterno; el amor que inspira es una caridad que nunca falla; y la santidad que forma es un pozo de agua viva, que brota para vida eterna. ( Henry Belfrage, DD )

El r�o del Evangelio

I. Su naturaleza y su surgimiento.

1. Su naturaleza. Es "agua viva". El agua es preciosa, pero no tanto como el Evangelio. Ese es el r�o de la vida, el agua pura de la vida.

2. Su ascenso. �Saldr� de Jerusal�n�. Se podr�a decir que el Evangelio comenz� en Jerusal�n. "Comenzando en Jerusal�n". En el serm�n de Pedro en el d�a de Pentecost�s, se podr�a decir que el r�o se desbord�.

II. Su difusi�n y continuidad.

1. Su difusi�n. "La mitad de ellos hacia el mar anterior y la otra mitad hacia el mar posterior". Debe ir desde el este y desde el oeste, desde su nacimiento hasta su puesta. El Evangelio es para todos los climas. Es mundial en sus disposiciones, adaptaciones y reclamos.

2. Continuidad. "Verano e invierno." En todas las estaciones de la vida humana, individual y corporativamente.

(1) Es constante en la adecuaci�n de sus suministros a las necesidades humanas. Los hombres, a trav�s de todos los cambios, en todos los lugares y en todos los tiempos, desean el conocimiento divino, la pureza moral, el perd�n celestial, la comuni�n con el Eterno. Nunca nacer� el hombre que no requiera estas cosas.

(2) Es constante en la plenitud de sus suministros para las necesidades humanas. Es un r�o inagotable. Despu�s de que innumerables mir�adas hayan tenido sus necesidades satisfechas, sigue siendo tan profunda y plena como siempre.

(3) Es constante en la disponibilidad de sus suministros para las necesidades humanas. ( Homilista. )

Lo cambiante y lo constante en la vida

I. Los cambios en este escenario de nuestra vida terrena. Sugerido por verano e invierno. Las estaciones cambiantes de la naturaleza pueden ser consideradas s�lo como s�mbolos de las constantes mutaciones en nuestra vida mortal.

1. La vida humana tiene sus cambios. El hombre que llega a la veintena de a�os y diez, ha pasado por todas las estaciones; la frescura de la primavera, la exuberancia del verano, la madurez del oto�o y las l�gubres desolaciones del invierno.

2. Las instituciones humanas tienen sus cambios. Estos cambios son �tiles.

(1) Nos proporcionan entusiasmo para la acci�n.

(2) Nos impresionan con la actividad constante de Dios.

(3) Nos recuerdan que este no es nuestro descanso.

II. La constante en este escenario de nuestra vida terrena. "En verano y en invierno ser�". �Qu� es el �eso� aqu�, que es permanecer tan constante en medio de los cambios? La parte anterior del vers�culo responde a la pregunta: "aguas vivas". La referencia es, sin duda, al cristianismo, que es el "agua de vida". Pero nuestro punto es su constancia. En "verano e invierno" fluye lo mismo.

Los cambios del mundo no influyen en �l: contin�a el asentado entre los inestables, el permanente entre los transitorios, el inmortal entre los moribundos. "Aunque toda carne sea como hierba, la Palabra de nuestro Dios permanecer� para siempre".

1. Es constante en la adecuaci�n de sus suministros a las necesidades humanas. Los hombres, a trav�s de todos los cambios, en todos los lugares y en todos los tiempos, desean el conocimiento divino, la pureza moral, el perd�n celestial, la comuni�n con el Eterno.

2. Es constante en la plenitud de sus suministros para las necesidades humanas. Es un r�o inagotable.

3. Es constante en la disponibilidad de sus suministros para las necesidades humanas. ( Homilista. )

Verano e invierno

I. Lo cambiante en la experiencia humana. Hay tanta variedad como en la diferencia entre julio y diciembre; entre todo lo veraniego y todo lo invernal en nuestro clima ingl�s.

1. Existe este cambio en la experiencia de los individuos. En la diferencia de diferentes edades: Robustez de la juventud, decrepitud de la edad. En la diferencia de salud diferente: flotabilidad de la fuerza, debilidad de la enfermedad. En la diferencia de diferentes circunstancias: prosperidad, ansiedad, pobreza; exito fracaso; popularidad, negligencia o desprecio. En la diferencia de diferentes estados de �nimo: alegr�a, tristeza; duda, fe.

2. Existe este cambio en la experiencia de las familias. C�rculos de hogares ininterrumpidos y hogares desolados. D�as de bodas y funerales. La cuna es el centro de la casa y luego el ata�d.

3. Existe este cambio en la experiencia de las naciones. Comercialmente hay verano e invierno. Tan pol�ticamente; tan religiosamente. Roma, Grecia, Espa�a, etc., han tenido verano e invierno. Parece que nos acercamos al invierno. Pero aunque todos, ya sean individuos, familias o naciones, tienen as� "en los cambios y oportunidades de esta vida mortal" sus veranos brillantes, geniales y radiantes, y sus inviernos fr�os, sombr�os y crueles, notamos:

II. La provisi�n inmutable que Dios ha hecho para las necesidades del hombre. El profeta est� hablando de un r�o de bendiciones que, aunque fluye a trav�s de paisajes invernales y veraniegos, en s� mismo no ha cambiado, es perpetuamente el mismo. En verano e invierno lo ser�. Ese r�o es seguramente el amor de Dios revelado en el cristianismo. �Qu� m�s cumple lo que el profeta declara acerca de:

1. La fuente,

2. El progreso,

3. � El invierno de este r�o?

El amor de Dios en Cristo lo hace. Y eso es lo sublimemente inmutable, que permanece igual en todos los veranos e inviernos de la experiencia humana. ( Urijah R. Thomas. )

cristiandad

La Biblia est� llena de promesas. Algunas de ellas se refieren a cosas temporales y otras a cosas espirituales. Algunos se relacionan con la prosperidad del reino del Redentor.

I. La dispensaci�n del cristianismo. Aqu� hay cuatro cosas.

1. Su representaci�n. Se llama - "aguas vivas". Esto suaviza, purifica, refresca el alma. Fertiliza. Se describe como "agua viva", agua que brota. Levant�ndose, o brotando, en pensamiento, deseo, oraci�n, persecuci�n, hasta llegar al cielo. Todo es vitalidad donde est� esta agua viva. Es el b�lsamo curativo. Produce un principio de vida que se fortalece en medio de la debilidad corporal y crece en medio de la descomposici�n corporal.

2. Su origen. "Sal de Jerusal�n". Nuestro Se�or era de padres jud�os; los ap�stoles eran jud�os; y la mayor�a de los primeros disc�pulos eran jud�os. En los Hechos de los Ap�stoles descubrimos c�mo estas "aguas vivas", que emanan de la tierra de Judea, se esparcen en todas direcciones. En esto vemos

(1) El cumplimiento de la profec�a.

(2) La prueba de que el cristianismo puede soportar una investigaci�n.

(3) Mostrar la bondad de Dios nuestro Salvador. Ninguna naci�n fue jam�s tan favorecida como los jud�os. Sin embargo, rechazaron al Mes�as.

3. Las direcciones de estas "aguas vivas". �La mitad de ellos hacia el mar anterior; y la mitad de ellos hacia el mar posterior ". El significado es que estas aguas vivas se esparcir�an por todos lados. La Iglesia jud�a era un testigo fijo local de Dios. La Iglesia cristiana no es local y estacionaria, sino que debe ir al mundo. Ninguna dispensaci�n de Dios puede ser definitiva, sino la universal. Las bendiciones obtenidas por la muerte de nuestro Salvador se ofrecen gratuitamente a todos los hombres.

4. Su perpetuidad. "En verano y en invierno ser�". Aqu� se mencionan las estaciones m�s desfavorables para los r�os: sin embargo, no pueden obstaculizar el flujo y la eficacia de estas "aguas vivas". los r�os terrestres pueden congelarse por el fr�o del invierno y secarse por el calor del verano; no es as� con el r�o de la vida.

II. Los gloriosos resultados del cristianismo. "El Se�or ser� Rey sobre toda la tierra". Es imposible pensar en la introducci�n del cristianismo sin esperar grandes resultados. Los efectos del cristianismo se describen de dos formas.

1. Por sujeci�n universal. A primera vista, esto parece no anunciar m�s de lo que ya es. Pero debemos distinguir entre derecho y reconocimiento. El dise�o del cristianismo es hacer que los hombres sientan sus obligaciones para con Dios. Hay una diferencia entre el gobierno providencial y espiritual de Dios. Lo grandioso que se debe lograr es que Dios reine en nosotros, por Su gracia; para que Cristo reine en el coraz�n, en la conciencia y en los afectos.

2. Por uniformidad de homenaje. "Un Se�or, y Su nombre uno". Aqu� la imagen cambia y el profeta nos lleva del palacio al templo. �Nuestro Se�or� no excluye las distinciones personales en la esencia Divina. Ahora hay muchos se�ores y muchos dioses. Muchos tienen �dolos en sus corazones. Se acerca el tiempo en que todos estos �dolos ser�n completamente destruidos. "Su nombre uno". El Se�or ser� conocido por todas las tribus de la humanidad y en todos los lugares de su dominio. ( Timothy Gibson, MA )

Versículo 9

El Se�or ser� Rey sobre toda la tierra

La segunda venida de Cristo

Que el pasaje Job 19:25 hace referencia a Jesucristo, y a Su venida al juicio en el �ltimo gran d�a, creo que no puede haber disputa.

A menos que, entonces, contemplemos la reaparici�n del Hijo del Hombre sobre esta tierra, embrutezcamos la expectativa del patriarca, impugnemos la inspiraci�n de su profec�a, estimando virtualmente su declaraci�n como poco mejor que las palabras de un mero sonido. Para que sepamos en qu� consiste la recompensa del Hijo, despu�s de haber hecho de su alma una ofrenda por el pecado, escudri�emos las Escrituras.

En Salmo 2:1 Jes�s est� investido de autoridad suprema y absoluta en la administraci�n de Su soberan�a inalienable. Pero, �Jes�s, el Hijo del Hombre, alguna vez ocup� la tierra como se representa aqu�? "Los suyos no le recibieron". �Alguna vez ha hecho pedazos a los paganos como vasija de alfarero, ya sea la porci�n bautizada o no bautizada de ellos? Se puede decir que, en Su dominio espiritual, se puede decir que �l ocupa la tierra subyugando los corazones de Su pueblo, haci�ndolos querer en el d�a de Su poder.

No necesitamos tomar a la ligera el gobierno espiritual de Cristo; pero nos vemos obligados a buscar algo m�s que una soberan�a espiritual como resultado de la concesi�n del Padre, incluso para la ocupaci�n personal de la tierra como sede de Su poder real. Y la actitud de expectativa naturalmente excita la vigilancia, la vigilancia que produce la oraci�n y la santidad de la oraci�n. ( MJ Taylor, MA )

Carne fuera del devorador

Un d�a; un per�odo completo y conjunto de providencia. Descrito por su inicio y progreso; y por su fin y cierre. El consuelo y la felicidad de esta gloriosa velada se establecen en tres cosas. La propagaci�n del Evangelio; el reinado de Cristo; la unidad de las Iglesias. Doctrina - Que en los �ltimos d�as habr� gran unidad en la Iglesia de Dios. Y que esta unidad brotar� de su reconocimiento del Se�or correcto y del camino correcto. En cuanto a la unidad, observe:

1. Esto se adaptar� mejor al estado tranquilo y feliz de aquellos tiempos. Dios marcar� el comienzo del estado glorioso y eterno mediante algunos grados de preparaci�n.

2. Dios entonces har� alguna provisi�n visible contra el esc�ndalo de las disensiones.

3. La miseria de estos tiempos parece reforzar la unidad mayor. Para consolarlo, considere sus esperanzas; y conocer la raz�n de tales providencias. Para uso de exhortaci�n. Sirve para exhortarlos y presionarlos a que se apresuren y pongan estas esperanzas. Las promesas no excluyen la acci�n, sino que la comprometen. Las promesas mantienen la unidad; esfu�rzate por conseguirlo, con oraciones y esfuerzos. Dejemos que cada uno de nosotros mortifique los malos afectos que puedan llevarnos de alguna manera a una perturbaci�n y una amargura irritante.

Mant�nganse puros de las malas opiniones. Debe evitar tanto un error de juicio como un vicio en la conversaci�n. No se apropie de Cristo ante ning�n partido o clase de profesores. Nunca sirva a una facci�n o partido en detrimento de la verdad y la religi�n. En la medida en que la verdad y la conciencia lo permitan, debe haber una profesi�n de hermandad, una condescendencia y entrega unos a otros en amor; un caminar juntos, o al menos, una paciencia cristiana.

Abstenerse de reproches y provocaciones indebidas, y dispensar todos los respetos civiles con mansedumbre. Perm�tanme suplicarles que se preocupen por algunas cosas. Tenga cuidado con la pasi�n por sus propios intereses; aunque pueden estar muy conmovidos y da�ados en las controversias actuales, sin embargo, la paciencia abnegada ser� la mejor manera de resolverlos. Presione las doctrinas de Cristo y las principales cosas de la religi�n. Cuando se ocupe de los errores de la �poca, h�galo con mucha cautela y cautela.

Preste atenci�n a los asuntos agravantes y agrandados, haci�ndolos de m�s importancia de lo que realmente son. Las eras anteriores estaban pose�das por este esp�ritu, cada disidencia y error menor se convert�a en herej�a o error en la fe. Perm�tanme suplicarles que mejoren su inter�s por las colaciones fraternales y amistosas. La convicci�n racional y amistosa har� mucho, al menos engendrar� una correspondencia dulce y fraternal, y es de esperar que encontremos m�s mansedumbre donde las cosas no se lleven en el camino de una disputa establecida. ( T. Manton. )

El reinado moral venidero de Dios sobre la tierra

F�sicamente, Dios reina en todas partes. Moralmente, su reinado depende de la voluntad de los hombres, y esa voluntad es hostil. El reinado moral venidero es ...

I. Ser extenso. "Toda la tierra", o "tierra", puede significar la tierra de Judea, pero estamos autorizados a creer que un d�a reinar� sobre toda la tierra, que todas las almas se inclinar�n ante su influencia, como los campos maduros del oto�o. a los vientos del cielo.

II. Ser exclusivo. Ser� considerado como el �nico Rey cuyas leyes todos estudian y obedecen. La gran pregunta de todas las almas ser�: "Se�or, �qu� quieres que haga?" Ning�n otro poder gobernar� el alma donde �l se convierta en el monarca moral.

III. Ser� ben�fico. "Toda la tierra se trasladar� como una llanura desde Geba hasta Rim�n al sur de Jerusal�n". Tomando Zacar�as 14:10 ; Zacar�as 11:1 , reunimos al menos dos resultados ben�ficos de Su reinado moral.

1. La remoci�n de todas las obstrucciones al r�o de la verdad. "La tierra se convertir� como una llanura de Geba a Rim�n", etc. Eso es desde el l�mite norte hasta el l�mite sur de Judea. La nivelaci�n de esta tierra no solo dejar�a a Jerusal�n visible, sino que permitir�a que las "aguas vivas" fluyeran libremente.

2. La elevaci�n y establecimiento del bien. Jerusal�n es representada aqu� no s�lo como arrasada y destacada, sino como asentada y habitada de forma segura. �Ser� levantada y habitada en su lugar�. No habr� m�s destrucci�n total, Jerusal�n ser� habitada con seguridad. Conclusi�n: �Qui�n no orar�: Venga tu reino y h�gase tu voluntad en la tierra como en el cielo? ( Homilista. )

El reino de Cristo sobre la tierra

I. La incalculable importancia de esta profec�a.

1. Al mundo en general.

2. A la Iglesia en particular.

3. A cada individuo de la humanidad.

II. La bienaventuranza del per�odo al que se refiere.

1. Ser� una temporada de prosperidad temporal.

2. Las bendiciones espirituales abundar�n en abundancia. Ser� una temporada en la que Dios se manifestar� en la tierra. Luego

(1) Busque el establecimiento del reino de Cristo en sus propias almas; y

(2) Buscar promover su establecimiento en todo el mundo. ( C. Simeon, MA )

Un coraz�n y una forma

El Se�or advierte a su pueblo de los mayores sufrimientos que sufrir� en los �ltimos tiempos. Aqu� tenemos la propia sentencia denunciada. Una descripci�n de su miserable condici�n en este momento. La seguridad de la liberaci�n, y la de diversos agentes. Aunque la prueba fue aguda, deber�a ser corta. El tema debe ser feliz porque la noche debe ser ligera. El autor de su liberaci�n ser� Jehov�.

En cuanto a la manera de hacerlo, Dios har� que parezca que es Su obra. Mire la gloriosa condici�n de esta Iglesia despu�s de esta liberaci�n, y que en estos detalles, despu�s de esto, Jerusal�n se har� eminente y honorable. Jerusal�n ser� exaltada como Iglesia madre. El bendito y glorioso gobierno de este estado despu�s de esta liberaci�n. Aqu� est� el fruto y la consecuencia de este gobierno: �Jehov� ser� uno, y su nombre uno.

�El nombre de Dios se toma de diversas maneras en las Escrituras; pero aqu� se refiere a la religi�n que Dios ha establecido en Su Palabra, y la adoraci�n que �l ha establecido en la Iglesia. El significado de la promesa parece ser el siguiente, mientras que antes adoraban a muchos dioses, ahora deber�an apartarse de los �dolos muertos y servir solo al Dios vivo. El Se�or promete que as� como todos los �dolos ser�n quitados, as� tambi�n toda adoraci�n id�latra y supersticiosa.

Jehov� uno, la regla de Su adoraci�n una, y Su adoraci�n de acuerdo con esa regla una. Doctrina - Cuando un pueblo se vuelve a Dios mediante el arrepentimiento, y �l vuelve a �l en misericordia, les dar� un nombre, es decir, los liberar� de todas las supersticiones y mezclas humanas en Su adoraci�n.

1. En todas las �pocas ha sido el trabajo principal de Satan�s y de todos los enemigos de la Iglesia, cuando no pudieron erradicar la adoraci�n de Dios por completo, corromper su simplicidad con inventos humanos, tradiciones y mezclas supersticiosas.

2. Cuando se vuelvan a Dios, y Dios a ellos, �l los liberar� de todo esto. ( W. Strong. )

Versículos 12-14

Y esta ser� la plaga

El castigo de los enemigos de Dios

Esta es una descripci�n figurativa del castigo del pecado.

El primer elemento del castigo es la corrupci�n, que se manifiesta en la terrible imagen de una muerte en vida, un estado an�malo espantoso, en el que la podredumbre enmohecida de la muerte se combina en horrible uni�n con la viva y consciente sensibilidad de la vida. El alma del pecador, en su futura conciencia del pecado, sentir� su repugnante corrupci�n tan v�vidamente como ahora sentir�a la lenta putrefacci�n del cuerpo que se pudre poco a poco hasta la tumba.

El segundo elemento es el odio mutuo y la contenci�n ( Zacar�as 14:13 ). La imagen es la de un ej�rcito presa del p�nico, en el que el hombre agarra y golpea con furia fren�tica a su vecino m�s cercano. El infierno ser� el odio, en sus formas m�s feroces y odiosas. El pecado es ahora la causa de todas las disputas en la tierra; ser� la causa de peleas interminables en el infierno.

El tercer elemento es la p�rdida de las bendiciones disfrutadas anteriormente ( Zacar�as 14:14 ). Esto est� representado por la imagen del bot�n. La riqueza de las naciones que sitiaron a Jerusal�n ser� tomada por Jud� y Jerusal�n, que se combinan aqu� en el triunfo, como se combinaron en la lucha descrita en el cap.

12. Un cuarto elemento es la naturaleza infecciosa del pecado. Mancha todo lo que toca. Ha contaminado la tierra y todo lo que contiene, de modo que debe ser quemado; y de ahora en adelante transformar� la morada de sus poseedores en un infierno, y sus compa�eros en demonios, y har� necesario que los mismos instrumentos de disfrute que han pose�do en la vida les sean quitados y destruidos. Aprenda que el castigo m�s terrible de los pecadores es simplemente dejarlos solos. El pecado no es m�s que el infierno en embri�n, el infierno no es m�s que pecado en desarrollo. ( TV Moore, DD )

Los elementos por los cuales el gobierno divino castiga el pecado

I. Enfermedades f�sicas. �Y esta ser� la plaga con la cual el Se�or herir� a todo el pueblo que ha peleado contra Jerusal�n. Su carne se consumir� mientras est�n de pie, y sus ojos se consumir�n en sus agujeros, y su lengua se consumir� en su boca �. �Esta descripci�n de las personas afectadas por la plaga�, dice un autor moderno, �es impactante, pero no es m�s que lo que realmente ocurre.

�V�ase La plaga de Londres de Defoe . Kingsley dice: ��Qu� es tan terrible como la guerra? Les dir� qu� es diez y diez mil veces m�s terrible que la guerra, y eso es la naturaleza indignada. La naturaleza, insidiosa, barata, silenciosa, no lanza ning�n rugido de ca��n, ning�n brillo de armas para hacer su trabajo: ella no da nota de advertencia de preparaci�n El hombre tiene sus cortes�as de guerra y sus caballer�as de guerra, no golpea al hombre desarmado, perdona a la mujer y al ni�o.

Pero la naturaleza. .. no perdona ni a la mujer ni al ni�o; .. .silenciosamente golpea al ni�o dormido con tan poco remordimiento como golpear�a al hombre fuerte con el mosquete o el pico en la mano ". Dif�cilmente se podr�a imaginar una condici�n de humanidad m�s repugnante que la que se presenta aqu�, un esqueleto viviente, casi toda la carne desaparecida, los ojos casi borrados, la lengua seca. La enfermedad f�sica ha sido siempre uno de los instrumentos por los que Dios ha castigado a los hombres en este mundo, pestilencias, plagas, epidemias, etc.

Pero no es solo una plaga entre el pueblo, sino tambi�n entre el ganado, como vemos en Zacar�as 14:15 .

II. Animosidad mutua. �Y suceder� en aquel d�a que se producir� entre ellos un gran tumulto procedente del Se�or, y cada uno echar� mano de su pr�jimo�. La idea es, tal vez, que Dios permitir�a que surjan entre ellos circunstancias tales que generen en sus mentes malentendidos mutuos, malignidades, peleas y peleas. �Cada uno echar� mano de su pr�jimo�. "La espada de cada uno ser� contra su hermano". El pecado castiga el pecado, las malas pasiones no solo producen miseria, sino que son en s� mismas miserias. Otro elemento de castigo aqu� es:

III. P�rdidas temporales. �Y Jud� tambi�n pelear� en Jerusal�n�. No contra Jerusal�n. �Y se juntar�n las riquezas de todas las naciones de alrededor, oro y plata, y vestidos en abundancia�. Propiedad terrenal, los hombres en su estado no renovado siempre han valorado como el bien supremo. Para lograrlo, dedican todos sus poderes con un entusiasmo insaciable, y para mantenerlo est�n siempre alerta, y su dominio es firme e irrefrenable. Que se lo arrebaten es una de sus mayores calamidades, �y con qu� frecuencia esto ocurre en la sociedad! ( Homilista .)

Versículo 16

Subir� de a�o en a�o para adorar al Rey.

El genio y el coraz�n interior del cristianismo

1. Nos lleva a la posesi�n de una nueva vida. Somos cristianos, no porque confesemos un cierto credo o nos conformemos con ciertos ejercicios externos; sino porque hemos recibido la vida, la Vida Eterna, que estaba con el Padre y se nos manifest� en Jes�s. �Y es posible restringir las manifestaciones de la vida? �No es la vida de Dios siempre la misma en su abundante e infinita variedad? As� que seguramente la vida de Dios en el alma debe, y debe, expresarse en todos los resultados de nuestra existencia, en el habla, el acto, el movimiento, igualmente en los seis d�as como en el d�a �nico; tanto en la cocina, o en la tienda, como en la Iglesia. Si est�s pose�do por la vida del Santo, seguramente aparecer� como la idiosincrasia de tu car�cter, que subyace, moldea y da forma a todos tus gestos.

2. El cristianismo es consagraci�n a Cristo. Se puede cuestionar si tenemos derecho a llamarnos cristianos a menos que lo consideremos nuestro Juez, nuestro Legislador y nuestro Rey, y lo obedezcamos y le sirvamos deliberadamente. Pero si vamos a reservar nuestra religi�n a ciertos d�as, lugares y acciones, necesariamente lo excluimos de todo lo que no est� contenido dentro de las vallas que erigimos. �Qu� derecho tenemos para suponer que nuestro Maestro Cristo estar� satisfecho con un arreglo que le pide que acepte una parte por el todo, una composici�n por toda la deuda?

3. Las necesidades del mundo exigen una vida religiosa completa e ininterrumpida. El mundo no nos ve en nuestros ejercicios religiosos, ya sea en nuestro retiro privado o en nuestro culto p�blico. No tiene idea, por tanto, de la angustia de nuestra penitencia, la seriedad de nuestros deseos de una vida recta y noble, la persistencia de nuestros esfuerzos. Y si no damos evidencia de nuestra religi�n al tratar con asuntos que los hombres del mundo entienden, ellos considerar�n natural y correctamente que la religi�n es un sue�o poco pr�ctico, hijo de la superstici�n y la emoci�n. Por tanto, deber�amos negarnos a mantener la falsa distinci�n entre las cosas que son sagradas y las seculares. ( FB Meyer, BA )

La adoraci�n p�blica de Jehov�

I. Es un deber vinculante para todas las personas. �La fiesta de los tabern�culos ten�a el prop�sito de recordarles que, en medio de sus abundantes cosechas y sus bien cuidados campos y vi�edos, como en el desierto, a�n as� fue Dios quien dio el crecimiento. Por lo tanto, era una fiesta muy adecuada para que todas las naciones se unieran, reconociendo que Jehov� era el Dios de la naturaleza en toda la tierra, por muy diversos que fueran los aspectos de la naturaleza con los que estaban familiarizados.

Adem�s, no cabe duda de que para la �poca de Zacar�as, y probablemente mucho antes, esta fiesta se hab�a convertido en una especie de s�mbolo de la recolecci�n de las naciones �( Juan 4:35 ).

Dr. Dods. Si bien los miles descuidan el culto p�blico, no pocos argumentan en contra, dicen que es innecesario e injustificado. En respuesta a esto, declaramos, donde hay una religi�n genuina:

1. El culto p�blico es un desarrollo natural. El Ser que m�s amamos anhelamos una oportunidad para ensalzar, queremos que todos conozcan Sus m�ritos.

2. La adoraci�n p�blica es un desarrollo feliz. �Qu� deleita tanto al alma como escuchar a otros alabar el objeto que m�s amamos? Esto gratifica a la vez el instinto religioso y el amor social.

3. El culto p�blico es un desarrollo ben�fico. No hay nada que tienda tanto a avivar y ennoblecer las almas como la adoraci�n, y nada da un inter�s tan vital en un alma por otra, como el culto p�blico.

II. Su negligencia expone a terribles calamidades.

1. La grandeza del castigo. "No habr� lluvia sobre ellos". Ahora bien, la ausencia de lluvia implica todos los males temporales que puedas imaginar, hambre, pestilencia, p�rdida del disfrute f�sico, p�rdida de la salud, p�rdida de la vida.

2. La idoneidad del castigo.

(1) Al delito. "La retenci�n de la lluvia".

(2) Al infractor. La idea de no tener lluvia quiz�s no aterrorizar�a a los egipcios, porque ellos ten�an el Nilo. Por eso se les amenaza con una plaga. El castigo aqu� vendr�a debido a la negligencia del culto p�blico. Y esto es castigado por ...

(a) P�rdida de los placeres espirituales m�s elevados.

(b) De ahora en adelante, por el reproche de conciencia y el destierro de todo bien. ( Homilista. )

La adoraci�n de Dios es un deber y un privilegio

Aunque generalmente se admite que Zacar�as es el m�s oscuro de todos los profetas menores, hab�a dos temas sobre los que podemos afirmar con seguridad que era tan luminoso, o m�s, que el resto. El primero respet� el culto p�blico a Dios. �l y Hageo fueron conspicuamente activos en instar a los jud�os, a su regreso de su cautiverio, a reconstruir su templo; y cuando se erigi� el santuario, lo encontramos no solo administrando a las tribus mismas, sino tambi�n a los extra�os y extranjeros que se hab�an mezclado con ellos para frecuentar la casa de Dios, no sea que un nuevo juicio les caiga sobre ellos y los perjudique. ruina.

I. Pres�ntelo como un deber y un privilegio.

1. Se basa en la relaci�n en la que estamos con Dios. �l es nuestro Creador, Conservador, Benefactor; El es nuestro Padre. Somos las familias de Israel aqu� dirigidas; �Y no os ha tratado Dios fraternalmente como a sus hijos? Muestre su gratitud filial, etc.

2. Es sugerido por el nombramiento de las ordenanzas divinas.

3. Se hace cumplir por los mandatos y exhortaciones de las Sagradas Escrituras. Los libros de �xodo, Lev�tico, Deuteronomio y Josu� publicaron estos preceptos. Los profetas se hacen eco de ellos ( Salmo 95:1 ; Salmo 95:7 ; Salmo 100:2 ).

4. Es recomendado por el ejemplo del mejor de los hombres que jam�s haya existido. Debemos ser seguidores de �todos los que por la fe�, etc., �no deber�amos copiarlos en esta funci�n? Lea las historias de Mois�s, Josu�, Nehem�as, de los profetas y ap�stoles, o seleccione un ejemplo conspicuo, David; �Cu�l fue su principal deseo? �Una cosa tengo�, etc. �Cu�l es su principal aflicci�n? "El gorri�n", etc.

�Cu�l es su principal gozo? �Me alegr�, etc. �Cu�l es su oraci�n por los dem�s? �Env�a tu luz�, etc. Este fue su testimonio, esta su s�plica: �Se�or, he amado la morada�. �Continuaron diariamente en el templo�, etc.

5. Nos lo instan las ventajas relacionadas con su observancia. Es la casa de Dios que ha prometido mantener con su presencia especial. De Sion dice: �Este es mi reposo; aqu� habitar� �, etc. Es a trav�s de Sus instituciones que la luz, la gracia y el consuelo se imparten a Su Iglesia.

II. Para mostrarte las consecuencias del descuido de la adoraci�n que Dios requiere. "Incluso sobre ellos no habr� lluvia". Sin duda, esta amenaza ten�a un significado literal. Pero no debemos satisfacernos con este comentario. Al hacer una aplicaci�n espiritual de esta parte del texto, observe que la lluvia se emplea a menudo como una met�fora para denotar la abundante comunicaci�n de bendiciones espirituales, por lo tanto, la venida del Mes�as y los dones de Su gracia; las influencias del Esp�ritu; las instrucciones y consuelos de la Palabra de Dios. �Mi doctrina caer� como la lluvia�. ( Predicador evang�lico. )

Versículos 20-21

En ese d�a estar� sobre las campanas de los caballos, Santidad al Se�or

Santidad universal

Este texto puede ser una predicci�n de la gloria de los �ltimos d�as, cuando el conocimiento de Cristo cubrir� toda la tierra.

Pero en todo momento y en todo lugar, "la santidad viene a ser la casa del Se�or". Es Su voluntad y placer real que todos los que nombran Su nombre se aparten de toda iniquidad. Esta santidad, que llamamos santidad universal, porque se extiende a todo el hombre y a toda su conducta, se describe en el texto de una manera notable. El profeta predice que la santidad al Se�or estar� escrita en las campanas y frenos de los caballos.

Originalmente estaba grabado en una placa de oro y fijado en la mitra o turbante del sumo sacerdote. Al usar esto, era un tipo de Cristo, nuestro gran Sumo Sacerdote. El significado de escribir esto en la parafernalia de los caballos es que la religi�n no se limitar� a personas, tiempos y lugares sagrados, como esta inscripci�n fue originalmente para el sumo sacerdote; pero que todos los verdaderos cristianos, siendo un sacerdocio santo, ser�n religiosos en todo tiempo y en todas las cosas; que la verdadera santidad se extender� a las preocupaciones ordinarias de la vida.

La proposici�n que hacemos cumplir es que la santidad universal se convierte en la profesi�n del Evangelio. Ser santo significa, en las Escrituras, estar apartado de un uso com�n o profano, para Dios y Su servicio. La santidad es la renovaci�n de nuestra naturaleza por el Esp�ritu de Dios. La santidad que exige el Evangelio es algo muy superior a lo que se llama moralidad. La santidad supone la renovaci�n del coraz�n. Hay un cambio universal hecho en un verdadero cristiano, que es muy superior a la mera moralidad.

Dios mismo es el autor de la santidad; no hay nada en nuestra naturaleza ca�da que lo produzca. El principal instrumento empleado por el Esp�ritu de gracia para efectuar este santo cambio es la Palabra del Evangelio. Santif�calos en tu verdad. La santidad del Evangelio tiene como grandes objetivos a Dios y al pr�jimo. La religi�n debe influir en las preocupaciones comunes de la vida. La santidad no debe limitarse a las cosas sagradas, sino mezclarse con nuestros asuntos ordinarios. Vemos poca religi�n pr�ctica entre muchos cristianos nominales y profesores inestables. Incluso los m�s ejemplares tienen motivos para lamentar sus deficiencias.

I. �Cu�l debe ser el temperamento y los puntos de vista del cristiano con respecto a s� mismo? Que el cristiano recuerde que �l es �el templo del Esp�ritu Santo� y que el templo del Se�or debe ser santo.

II. La santidad al Se�or debe ser ejemplificada en los deberes relativos de la vida social. En general, el cristiano tiene dos cosas que considerar: no hacer da�o y hacer mucho bien. La benevolencia activa es un fruto necesario de la santidad. Hay ciertas situaciones en la vida en las que se espera que las personas, estando relacionadas entre s�, manifiesten m�s particularmente la santidad del Evangelio El estado conyugal.

La relaci�n de padres e hijos. De amos y sirvientes. Entonces, �somos santos? Un alma no santificada nunca podr� ser admitida en el cielo, la residencia de un Dios santo, �ngeles santos y hombres santos. ( G. Burder. )

Santidad

1. La santidad aqu� predicha es evang�lica.

2. La santidad aqu� predicha es llamativa y atractiva.

3. La santidad aqu� predicha se ejemplifica en la vida de los ministros del Evangelio.

4. La santidad aqu� predicha abarca las transacciones de los negocios ordinarios.

5. La santidad aqu� predicha llega a los placeres sociales de los profesores cristianos.

6. La santidad aqu� predicha impregna el culto religioso.

7. La santidad aqu� predicha purifica la comuni�n de la Iglesia cristiana. ( G. Brooks. )

Santidad al se�or

La prevalencia del pecado en el mundo es un tema sobre el que el cristiano reflexiona diariamente con sincera tristeza y humillaci�n. En todo lugar abunda la iniquidad. Las cosas divinas son tratadas continuamente con presuntuosa irreverencia y desprecio. La mente, sin embargo, se libera de su depresi�n, ocasionada por el actual estado sombr�o de las cosas, mientras contempla las perspectivas de un d�a m�s brillante, que en el buen tiempo de Dios surgir�.

La segura palabra de la profec�a revela a nuestra vista la representaci�n m�s gloriosa de la Iglesia prosperando en los �ltimos tiempos. Zacar�as predice la santificaci�n general de los hombres y el consiguiente establecimiento de la religi�n verdadera en el mundo.

I. �Qu� implican estas palabras de aliento: �En aquel d�a estar� sobre las campanillas de los caballos, Santidad al Se�or�? Esto parece ser una predicci�n del predominio general de la religi�n pura y sin mancha. Nos ense�a que la santidad se volver� universal en su extensi�n, completa en su influencia y desvelada por la verg�enza o el miedo.

1. La santidad se volver� en lo sucesivo universal en su extensi�n. Estar� escrito en las campanas o riendas de los caballos. No se limitar� a personas de ning�n orden o profesi�n en particular; se extender� a todos los que se dediquen a ocupaciones y actividades seculares. Entonces los hombres se convertir�n, por as� decirlo, en sacerdotes para Dios. En el buen tiempo de Dios, las cosas de Dios ser�n exaltadas a su justa preeminencia; y como merecen, ocupar�n la atenci�n e influir�n en los corazones de los hombres. La religi�n ser� considerada en todas partes como la �nica cosa necesaria.

2. La santidad adquirir� entonces toda su influencia. No ser� parcial ni defectuoso; pero perfecto y completo. Gobernar� a todo el hombre y regular� todo lo que le pertenece. As� como todos los hombres har�n una profesi�n de religi�n, todos los que la profesen se volver�n verdadera y completamente religiosos. Su piedad no se limitar� a ocasiones particulares. Caminar�n en el temor del Se�or todo el d�a.

Ser�n influenciados por un sentido continuo de Su presencia y activados por una reverencia habitual por Sus leyes. Pero no solo la santidad personal de los hombres ser� completa, sus posesiones y todo lo que les pertenezca ser�, por as� decirlo, santo tambi�n. "Las ollas en la casa del Se�or ser�n como los tazones delante del altar". En la actualidad tenemos que lamentar que las cosas sagradas sean abusadas y profanadas de la manera m�s vergonzosa, pero de ahora en adelante el caso ser� al rev�s; las cosas de naturaleza mundana ser�n santificadas para los prop�sitos de la religi�n.

3. La santidad ser� abierta y sin reservas en el hombre, libre de cualquier sentimiento falso de verg�enza o temor al reproche.

II. �Qu� instrucci�n se puede deducir de estas palabras? El profeta dice: "En ese d�a". Ciertamente, el per�odo a�n no ha llegado; ni se puede esperar hasta que el misterio de iniquidad haya dejado de obrar. Sin embargo, incluso ahora est� progresando hacia su cumplimiento; porque tiene una referencia a todo el per�odo de la dispensaci�n del Evangelio. Entonces, �qu� clase de personas deben ser los que hacen profesi�n de ese Evangelio? Seguramente la santidad se convierte en la casa de Dios. Todo el que invoca el nombre de Cristo debe apartarse de la iniquidad. Todos los que tienen el privilegio de llevar el nombre cristiano deben cultivar una pureza y santidad extraordinarias.

1. Se requiere que usted sea santo por la misma relaci�n que tiene con Dios.

2. Esto es de acuerdo con el mandato expreso del cielo: "porque esta es la voluntad de Dios, la santificaci�n de ustedes".

3. Este es el fin por el que muri� el Redentor.

4. Las Escrituras representan esto como un requisito indispensable para el cielo. "Sin santidad nadie ver� al Se�or". �Est�s viviendo entonces como personas verdaderamente dedicadas a Dios y permitiendo que tu conversaci�n sea en todas las cosas como conviene al Evangelio de Cristo? Estas preguntas son de suma importancia para todos nosotros; son, por as� decirlo, el punto de inflexi�n del que dependen la vida y la muerte, el cielo y el infierno. ( E. Whieldon, MA )

La santidad universal, objeto de la esperanza cristiana

Las palabras �Santidad al Se�or� estaban escritas en la mitra colocada sobre la cabeza del sumo sacerdote jud�o. Ten�an la intenci�n de se�alar el car�cter sagrado del oficio y la peculiar santidad del car�cter sacerdotal; pero se refer�an a un mayor que �l, incluso el Sumo Sacerdote de nuestra profesi�n, Cristo Jes�s.

I. Empleos terrenales santificados.

1. Esta no es la facilidad en la actualidad. Incluso el pueblo de Dios se encuentra en gran peligro de ser cuidadoso y preocupado por muchas cosas. Ahora no hay en las campanas de los caballos, "Santidad al Se�or".

2. Habr� un momento en que as� ser�. Resultar� evidente, por la forma en que se cumplir�n los deberes comunes, que la santidad para el Se�or es el principio rector. Todas las relaciones de la sociedad estar�n bajo la influencia del principio cristiano. Al dirigir las preocupaciones de los negocios, no habr� fraude o enga�o, no se aprovechar� la ignorancia, las necesidades o la liberalidad de otro, no se tentar� a otros a pecar para obtener ganancias con su iniquidad. Muchas son las tentaciones que surgen necesariamente de estar asociado con aquellos que no temen a Dios.

II. Servicios espirituales embellecidos. Esto abarca la religi�n en la Iglesia y en la familia.

1. Los servicios del santuario. Las cosas que se hayan considerado de poca importancia ser�n atendidas con un esp�ritu de elevada piedad. Existe un error frecuente al subestimar la parte devocional del servicio. Se acerca el d�a, que Dios lo apresure, "cuando las ollas en la casa del Se�or ser�n como los tazones delante del altar".

2. La religi�n de la familia. En las viviendas privadas, un esp�ritu de devoci�n atravesar� todos los compromisos de la familia. Mira cu�nto se descuida esto. Cu�ntos que esperan en Dios en su casa, no le sirven en la suya.

III. La Iglesia profesante ser� purificada.

1. Se ejercer� la caridad en asuntos circunstanciales. En la actualidad, a menudo hay m�s disputas sobre la forma de adorar que los esfuerzos por alcanzar el esp�ritu de adoraci�n correcto. El amor a la fiesta destruye el amor de Cristo.

2. Acuerdo en la verdad fundamental. No habr� nadie que aborde la herej�a o que disminuya la gloria del Se�or Jesucristo; pero la dependencia de su justicia ser� universal. Aplicando este tema a nosotros mismos, vemos:

(1) Motivo para una investigaci�n seria. �Podemos decir, en lo que respecta a los negocios, las ordenanzas p�blicas, los deberes del d�a de reposo y del hogar, etc., que en todas partes est� escrito: �Santidad al Se�or�?

2. Una fuente de instrucci�n importante. Vea aqu� un est�ndar para su conducta diaria. Ore y trate de alcanzarlo. Ning�n cristiano es tan feliz como el que ve y disfruta a Cristo en todo.

3. Un tema de ferviente oraci�n. Ore para que pueda exhibir en sus vidas el poder de la gracia en el alma. Vemos los principios sobre los que debemos actuar, para pasar por las cosas temporales, para no perder las eternas. Podemos tener el mundo y podemos usar el mundo, pero no olvidemos que "si alguno ama al mundo, el amor del Padre no est� en �l". Sea nuestra oraci�n constante para que Dios sea nuestro guardi�n y nuestro gu�a en nuestra relaci�n religiosa con nuestras familias, con Su Iglesia y pueblo, y con nuestro propio coraz�n en nuestras c�maras de oraci�n. Y que el Se�or Jesucristo cumpla en nosotros todo el benepl�cito de su voluntad y la obra de la fe con poder. ( JG Breeny, BA )

Religi�n y negocios

C�mo retener el esp�ritu de piedad seria en las ajetreadas actividades de la vida es una cuesti�n vital para el car�cter cristiano. El divorcio pr�ctico de la religi�n y la piedad en nuestros asuntos cotidianos est� plagado de peligros. Demasiados consideran que la religi�n est� fuera de lugar en las v�as del comercio, como un tejido de textura demasiado fina o como un ex�tico trasplantado de un clima tropical a uno polar. La tranquila quietud del santuario o el armario le conviene: �Santidad al Se�or� puede ser una pelusa en la Biblia, pero no en el libro mayor; en la mitra del sacerdote, pero no en las campanas de los caballos. �C�mo se pueden combinar correctamente la religi�n y los negocios?

1. Teniendo todas las acciones constre�idas por motivos santos. En verdad, no tenemos a Dios como un objeto distinto ante nosotros en todo momento, pero hacemos la obra que �l nos ha designado, en nuestra esfera especial, como un servicio a �l: �No perezosos en los negocios, fervientes en esp�ritu, sirviendo El Se�or." La sangre circula silenciosamente por nuestras venas, por lo que la religi�n es una fuerza silenciosa, pero vital, en nuestros corazones.

2. Debemos recordar que la religi�n es ser buena y hacer el bien. No es quietismo o ascetismo, sino un principio dominante que gu�a nuestro pensamiento, habla y acci�n. Es un reflejo de la vida de Cristo en la carne. Se muestra en los m�s m�nimos detalles: el paso suave, la voz suave, el comportamiento cort�s; en habla honesta, nobleza de trato y veracidad de disposici�n. La verdadera religi�n, dice alguien, no pone arena en el az�car, alumbre en el pan, agua en la leche ni nutria en la mantequilla; evita que la esposa se enoje cuando las botas sucias de su esposo ensucian el piso y evita que �l tenga las botas sucias; evita que �l se preocupe en una cena tard�a y evita que ella tenga cenas tard�as.

3. La religi�n realiza actos seculares por motivos sagrados con m�s frecuencia que los actos meramente sagrados, as� llamados. Cuando la piedad marca nuestra vida, todos nuestros actos son religiosos. Es incorrecto separar el trabajo y la adoraci�n y olvidar que el motivo da car�cter a las acciones. Un aut�mata puede realizar muchos de nuestros actos, pero no tiene car�cter moral. El coraz�n santifica la obra del obrero. "Se puede consagrar un yunque y profanar un p�lpito". Una religi�n que no se ajusta al trabajo de los d�as de semana nunca tuvo un origen en el d�a de reposo. ( CH Buck. )

La verdadera santidad cristiana

Estas palabras indican que el gran dise�o y el resultado final de la difusi�n del Evangelio es promover la santidad. En opini�n de muchos, la salvaci�n es simplemente la liberaci�n del castigo. Pero la salvaci�n es tanto un car�cter como una condici�n, y los dos nunca podr�n divorciarse realmente. El cristianismo es tanto una vida como un credo. El otorgamiento del perd�n no es el gran fin del Evangelio, sino s�lo un medio para el fin superior de sacar a los hombres de su degradaci�n y hacerlos de coraz�n y de conducta, as� como de nombre, hijos de Dios.

Descansar en el perd�n es una cosa mezquina y despreciable, que muestra una disposici�n del ego�smo m�s grosero. Cuando la salvaci�n se posee realmente, es un car�cter vivo, producido por la gracia del Esp�ritu Santo y arraigado en la fe simple que el alma est� ejerciendo en Jesucristo.

I. Qu� es la santidad. �Qu� queremos decir exactamente cuando decimos de un hombre que es santo? Implicamos no simplemente que es virtuoso, sino que su virtud tiene una cualidad especial y peculiar. En nuestro discurso com�n hay un reconocimiento de la distinci�n entre virtud y santidad. El hombre virtuoso regula su conducta �nicamente por principios morales, mientras que el hombre santo mantiene una comuni�n estrecha y constante con el Dios vivo.

Uno te da una idea elevada de su propia excelencia, el otro te hace sentir la grandeza y la pureza de Dios. El significado b�blico del t�rmino es "consagrado a Jehov�". La santidad, en cuanto es un principio interior, es el mantenimiento de una estrecha comuni�n con Dios; y en cuanto es una manifestaci�n exterior, es la consagraci�n de la vida a Dios. La santidad es una disposici�n que se esconde detr�s de todas las virtudes y que da a cada una de ellas su peculiaridad distintiva. La santidad es un principio interno que todo lo regula.

II. C�mo se debe alcanzar esta santidad. Claramente, no todos los hombres lo poseen. Ning�n hombre lo tiene de forma natural y, por supuesto, como una cosa. De hecho, ocurre exactamente lo contrario. A los hombres no les gusta retener a Dios en su conocimiento. �C�mo cambiar todo esto? No por el propio individuo. De un alma imp�a, nada m�s que lo que es imp�o puede proceder. Por ning�n mero proceso de desarrollo, o selecci�n natural, el hombre imp�o puede entrenarse a s� mismo en la santidad.

Tampoco se puede lograr este cambio mediante ritos externos. Las Escrituras declaran con la mayor claridad que somos regenerados por el poder del Esp�ritu Santo. Si investigamos el modo de sus operaciones, no obtenemos respuesta. Si preguntamos c�mo puede obrar en un hombre y sobre �l, sin infringir su libre albedr�o, no se nos dice. Aunque en silencio en cuanto al modo, las Escrituras lo afirman repetidamente.

El otro elemento de la santidad es la consagraci�n a Dios. Pero la esencia del pecado es la voluntad propia, por lo que es imposible que un hombre pueda dedicarse a Dios hasta que el pecado dentro de �l haya sido aplastado. Para la santidad, el pecador necesita reconciliarse con Dios y ser semejante a Dios. Pero estas son precisamente las cosas que debe lograr mediante su fe en el Se�or Jesucristo, por el poder del Esp�ritu Santo.

En cuanto a la consagraci�n a �l, la visi�n de los medios por los cuales su culpa y depravaci�n han sido removidas, produce en el alma del creyente un profundo sentimiento de deuda personal con Dios. No puede reclamar a s� mismo despu�s de que Dios lo ha redimido para s� mismo por la preciosa sangre de Cristo. Su gratitud toma la forma de dedicaci�n propia. Tambi�n se sigue que debemos procurar tener fe, fuerte y constante, en el Se�or Jesucristo como nuestro Redentor, y en Su muerte como propiciaci�n por nuestros pecados. Esta es una vista de la Cruz que raras veces est� ante nuestros ojos.

III. Donde esta santidad se manifestar�. Es caracterizar la vida del creyente en todas las ocupaciones y bajo todas las circunstancias. Bajo el Nuevo Testamento no tenemos lugares santos ni personas santas. Para el cristiano no deber�a haber nada puramente secular. Dondequiera que la piedad sea genuina y nuestra consagraci�n sin reservas, buscaremos en todas las cosas glorificar a Dios. ( WM Taylor, DD )

Santidad en las campanas de los caballos

El per�odo al que se refieren estos vers�culos a�n es futuro. La piedad debe ser casi universal, extendi�ndose generalmente a todas las personas y actos. Extraiga del texto lo que es la verdadera piedad. Utilice el texto como est�ndar.

1. En las campanas de los caballos, �Santidad al Se�or�, no solo en la mitra del sacerdote. Las ocupaciones comunes deben realizarse con la mirada puesta en Dios. Debemos servir a Dios indirectamente en nuestros llamamientos, as� como directamente en nuestras ordenanzas; las cosas seculares deben llevarse a cabo seg�n los mismos principios santos de fe y obediencia que nuestros servicios sagrados. Los caballos se utilizan para ocasiones de estado, para la recreaci�n, para viajar, como mercanc�a. Y las campanas de los caballos dan aviso de su acercamiento Y dondequiera que venga un cristiano, la santidad del Se�or debe acompa�arlo.

2. "Y las ollas en la casa del Se�or ser�n como los tazones delante del altar". Deben ser atendidas las cosas menores al servicio de Dios, as� como las m�s importantes; Las vasijas de barro, as� como los tazones de oro, deben considerarse sagrados. Donde hay verdadera santidad, las personas no son amables y particulares con respecto a la santidad ceremonial. El verdadero adorador busca adorar en esp�ritu. Esto es lo principal.

Al mismo tiempo, no menosprecia a las personas, los lugares, los d�as y las cosas sagrados, porque puede hacer que las personas, los lugares, los d�as y las cosas comunes sean propicios y �tiles para su crecimiento espiritual. Debe llevar su religi�n a sus asuntos ordinarios, pero no debe llevar sus asuntos ordinarios a su adoraci�n religiosa, excepto por el bien de la gu�a y la bendici�n, y para que pueda proceder a conducirlos de manera correcta y con un esp�ritu apropiado. . ( HC Mitchinson, MA )

Santidad al se�or

Se hace referencia a Jerusal�n y Jud� en un sentido literal, pero, como es com�n, en �ltima instancia se hace referencia a ellos como un tipo de la Iglesia universal de los �ltimos d�as. En su alcance real, la predicci�n se extiende a todo el mundo. Todo en la profec�a y la providencia se une, para probar que el cumplimiento completo est� a la puerta. El t�rmino "santo" significa "apartado", "devoto". Ser santo para el Se�or es estar consagrado a �l.

Pero �santidad al Se�or� es una expresi�n a�n m�s contundente y denota consagraci�n en abstracto. Los hombres escribir�n "santidad al Se�or" en todo lo que son y tienen. Esto implica que revisar�n y reexaminar�n todos sus h�bitos y llevar�n todo a la piedra de toque de las Escrituras. Le consagrar�n todos sus poderes de cuerpo y mente, todo su tiempo, influencia y posesiones.

Has subido al escenario en un momento en que la cristiandad est� repleta de proyectos e instituciones para mejorar la condici�n del hombre y promover el reino de Cristo. Procure dar a estas instituciones un apoyo firme e incansable. D�jese llevar por el esp�ritu de su �poca. Debes estar totalmente para Dios, porque �l te hizo lo que eres, y construy� el mundo en el que habitas, y lo proporcion� para tu uso, y te coloc� en �l, y te orden� que lo sirvieras con todo tu coraz�n y alma.

No eres tuyo. Debes estar totalmente a favor de Cristo, porque �l muri� para redimirte del fuego eterno y levantarte a la felicidad inmortal. Debes dedicar tu vida a los intereses de Su reino si quieres promover al m�ximo la felicidad de los hombres. Debes ser totalmente devoto si deseas una vida de comodidad. Una mente dividida es una mente inquieta. Mucha gente tiene la religi�n suficiente para hacerlos miserables.

Un coraz�n y una vida consagrados sin reservas a Cristo traer�an paz de conciencia, el fuerte ejercicio del afecto ben�volo, la satisfacci�n de un empleo delicioso y coronar�an a todos con una comuni�n ext�tica con Dios y una esperanza segura de inmortalidad. ( E. Dorr Griffin, DD )

Santidad al se�or

Los profetas y ap�stoles a menudo hablan de un d�a glorioso, que ha de amanecer sobre la Iglesia en los �ltimos tiempos del mundo. Respetando este glorioso d�a, se predicen dos cosas en el cap�tulo que tenemos ante nosotros. La verdadera religi�n prevalecer� entonces universalmente. Los cristianos alcanzar�n logros mucho mayores en religi�n, y su influencia santificadora impregnar� todas las preocupaciones y ocupaciones comunes de la vida.

1. Estas expresiones del texto implican que, cuando llegue el d�a aqu� predicho, todos los negocios, empleos y acciones comunes de los hombres se realizar�n con tanta seriedad y devoci�n, como los cristianos m�s piadosos sienten ahora cuando se dedican a la mayor parte del tiempo. deberes solemnes de la religi�n. El significado de la predicci�n es, evidentemente, que, mientras las personas se ocupen de todos los asuntos y preocupaciones comunes de la vida, ya sea en casa o en el extranjero, en la casa o por cierto, se sentir�n tan serios, tan devotos, tan comprometidos. en el servicio de Dios, como lo hizo el sumo sacerdote jud�o, cuando llevaba esa inscripci�n sagrada en la frente.

2. En ese d�a, cada casa, cada tienda y el mundo entero ser� una casa de Dios, un templo consagrado a su alabanza. Un templo es un lugar consagrado y dedicado a Dios con fines religiosos. Pero en ese d�a cada casa ser� un lugar as�.

3. Cada d�a ser� entonces como un s�bado.

4. Cada comida com�n ser� lo que es ahora la Cena del Se�or.

5. Cuando llegue este d�a, no se encontrar�n adoradores insinceros en la casa de Dios, ni profesantes hip�critas en Su Iglesia.

Solicitud. Aprender&mdash

1. Nuestras grandes e innumerables deficiencias.

2. Si tenemos religi�n o no.

3. Qu� placeres, b�squedas y ocupaciones son realmente l�citos y agradables a Dios. ( E. Payson, DD )

Santidad al se�or

Zacar�as describe, en los �ltimos cap�tulos de su libro, grandes problemas que vendr�n sobre el mundo. Todo el mundo se reuni� alrededor de Jerusal�n para destruirla. El Se�or mismo descendi� del cielo para liberar la ciudad sagrada. No hab�a pensamiento m�s presionado por la mente del jud�o que el de la santidad. Fue el lema de la vida nacional. La misma concepci�n de la santidad universal se traslad� del juda�smo al cristianismo.

I. El estado m�s elevado del hombre, la condici�n m�s bendita del mundo, se presenta aqu� ante nosotros. El primer significado de santidad es separaci�n. La separaci�n mira en dos sentidos, hacia el pasado y hacia el futuro. Hay algo de lo que estamos separados y algo de lo que estamos separados. Cuando pensamos en la santidad de manera pr�ctica, con respecto a nuestra vida presente, podemos considerarla como una representaci�n de una altura inalcanzable.

La santidad es pureza absoluta. La santificaci�n siempre se representa en las Escrituras como si fuera equivalente a una perfecci�n positiva ya alcanzada en esta vida. La santidad describe, no una altura realizada de la naturaleza o la vida, sino una ley o condici�n de la vida, un proceso, un crecimiento, que surge de la fe, y que contin�a con nosotros hacia nuestro futuro eterno. La santidad es consagraci�n.

II. Esta idea divina de la santidad es de aplicaci�n universal. No hay nada que no se pueda consagrar. Lo primero en la verdadera consagraci�n es el acto del yo interior. Ninguno de nosotros ha conquistado por completo nuestro viejo ego�smo: todav�a luchamos con �l. Pero la santidad es la renuncia de todos por Cristo. Y tenemos toda una vida exterior que someter a esta ley de entrega total. La santidad no es la condici�n de la naturaleza humana, abandonada a s� misma, es el don de Dios. Hay una santidad falsa a la que estamos invitados. Las santidades externas nunca avivar�n el alma a una nueva vida. ( RA Redford, LL. B., MA )

La santidad de la iglesia del evangelio

Estas palabras describen la pureza y santidad de la iglesia del evangelio en los t�rminos y nociones que son propios de la dispensaci�n del Antiguo Testamento. Observe la inscripci�n, o imprima: "Santidad al Se�or". Las cosas inscritas est�n particularmente enumeradas, las campanas de los caballos; los cuencos, las ollas. Lo que se us� en las cocinas del templo; y los utensilios de toda casa y familia ordinaria. F�jate en el tiempo.

"En ese dia." Todo el estado de cosas bajo el Evangelio, que es como un solo d�a. Pero, �d�nde se encuentra esta santidad universal? Las profec�as de las cosas que pertenecen a nuestra obediencia deben entenderse a menudo de nuestro deber, m�s que del evento. En cuanto al evento, debe entenderse comparativamente, no absolutamente. Y el estado del Evangelio tiene sus reflujos y sus flujos en varias edades. Doctrina - Dios en y por el Evangelio efectuar� una santificaci�n eminente y notable tanto de las cosas como de las personas.

I. Ese grado de santidad que aqu� se profetiza.

1. Todas las cosas que antes se empleaban contra Dios deben emplearse y convertirse a su servicio, porque las campanas de los caballos estar�n inscritas.

2. Sobre todos los utensilios del templo habr� �Santidad al Se�or�, ya sean ollas o tazones.

3. Las expresiones implican dominio y crecimiento en santidad; porque las ollas de la cocina del templo ser�n como los tazones del altar de pureza y santidad.

4. Como es una santidad progresiva, tambi�n es una santidad difusa, que se difunde a trav�s de todas las acciones, civiles y sagradas; en cosas que pertenecen a la paz y la guerra.

II. De la santidad en general. Consid�ralo&mdash

1. Relativamente. Hay cuatro cosas en �l. Una inclinaci�n hacia Dios. De esta tendencia hacia Dios surge una dedicaci�n de nosotros mismos y de todo lo que tenemos para el uso y servicio del Se�or. De esta dedicaci�n resulta una relaci�n de las personas tan dedicadas a Dios, de modo que desde ese momento en adelante no son las suyas, sino del Se�or. Hay otra cosa, y es el uso real de nosotros mismos para Dios. Somos vasijas reservadas para el uso del amo.

2. La santidad positiva puede considerarse con respecto a nuestras personas o acciones. Nuestras personas, cuando somos renovados por el Esp�ritu, o hay un principio interno de santificaci�n forjado en nuestro coraz�n. As� como una persona es santa por su principio, as� una acci�n es santa por la regla, cuando concuerda con ella en cuanto a manera, materia y fin.

III. Razones por las que esta santidad eminente, tanto de personas como de acciones, debe tener lugar en el Evangelio, por encima de los tiempos de la ley.

1. Debido a nuestro principio, la nueva naturaleza obrada en nosotros por el Esp�ritu de Dios, que se adapta a toda la voluntad de Dios.

2. Por la exactitud de nuestra regla, que nos ense�a a caminar en nuestros diversos negocios y empleos.

3. Por nuestro modelo y ejemplo, Jesucristo, quien fue exacto en todas sus acciones.

4. Debido a nuestras obligaciones para con Cristo; en parte debido a Su dominio como Se�or y Redentor por derecho de compra. En todas las condiciones y estados de la vida �l tiene un derecho en nosotros, por lo tanto, en cada estado de la vida debemos glorificarlo. En parte por nuestra gratitud a Cristo como Salvador y como Se�or. Uso: para persuadirnos de esta obediencia universal. Nadie entra al servicio de Dios sino con una consagraci�n. Varias direcciones.

(1) No emprenda nada m�s que lo que lleve esta inscripci�n sobre �l.

(2) Aseg�rese de ejercer su vocaci�n general, como cristiano, en su particular. Su llamado particular es esa forma de vida a la que Dios le ha dise�ado por sus habilidades y educaci�n.

(3) Convertir todos los deberes de la segunda mesa en deberes de la primera mesa,

(4) Realice sus asuntos terrenales con una mente celestial.

(5) No se contenten con el uso natural de la criatura, como hacen las bestias, sino que vean a Dios en todo.

(6) Reconozca a Dios en todos sus caminos, dependiendo de �l para la direcci�n y el �xito, y consultando con �l, y aprob�ndole su coraz�n y su vida.

(7) Cada persona fiel en su propia casa debe adorar a Dios de la misma manera que lo adoraron los jud�os en el templo. Un cristiano debe ser igual en todas partes, en casa y en el extranjero. ( T. Manton. )

El brillante futuro del mundo, el reino de la santidad

La santidad ser� la caracter�stica sobresaliente en el futuro del mundo. La santidad ser� universal.

I. Abarcar� los asuntos de la vida com�n. "Sobre las campanas de los caballos". Entre las naciones antiguas era com�n tener campanas en los caballos para su uso o adorno, o quiz�s para ambos. Se dice que en la procesi�n f�nebre de Alejandro, los caballos ten�an campanillas de oro atadas a las correas de las mejillas.

II. Abarcar� todas las preocupaciones dom�sticas. "Toda vasija en Jerusal�n y en Jud� ser� santidad para el Se�or de los ej�rcitos". La idea es que la santidad se extienda hasta las preocupaciones m�s �nfimas de la vida dom�stica, los miembros de la familia ser�n religiosos. Las mismas ollas en las que los sacerdotes cocinaban su comida deb�an ser tan sagradas como los cuencos que recog�an la sangre de la v�ctima. Observar&mdash

(1) Que la distinci�n entre lo sagrado y lo secular debe abolirse, pero -

(2) no separ�ndonos del mundo, ni haciendo todas las cosas seculares, sino santificando todas las cosas, llevando a todas las ocupaciones el esp�ritu y el deleite de la presencia de Dios. La santidad al Se�or no debe ser borrada de la mitra del Sumo Sacerdote para que se sienta tan poco solemnizado al ponerse la mitra y entrar en el Lugar Sant�simo, como si fuera a su establo para ponerle el collar al caballo; cuando le pone el collar a su caballo y se va a su trabajo diario o recreaci�n, debe ser tan verdadera y amorosamente uno con Dios como cuando entra con incienso y vestiduras sacerdotales al �Lugar Sant�simo�. Dods.

III. Abrazar� a todos los personajes religiosos. �En aquel d�a no habr� m�s Cananeo en la casa de Jehov� de los ej�rcitos�. �Por cananeo�, dice el Dr. Henderson, �se refiere a comerciante. Los fenicios que habitaban la parte norte de Cana�n fueron los comerciantes m�s c�lebres de la antig�edad. La palabra puede considerarse justamente como si significa hombres mercenarios, hombres animados por el esp�ritu mercenario.

�Tales hombres siempre se encuentran en conexi�n con la religi�n. Los antiguos profetas lamentaron este esp�ritu. Se encontr� en las primeras edades de la Iglesia cristiana. Los hombres que consideraban �la ganancia como piedad�, el cananeo o el comerciante, no pertenecen necesariamente a la vida mercantil sino tambi�n a otras ocupaciones e incluso a la vida sacerdotal. Quiz�s el esp�ritu mercenario est� tan presente en sacerdotes y ministros ahora como siempre. Pero en la era venidera ya no habr� m�s el cananeo, el mercenario, en la casa del Se�or, todo ser� santo. ( Homilista. )

La santidad tiene que ver con cada parte de nuestra vida.

La religi�n es uno de los colores de la vida que se mezcla m�s �ntimamente con todos los dem�s colores de la paleta. Es eso lo que les da su apariencia de profundidad y lo mejor de su brillantez. Si mediante un proceso sutil se quita, todo se empa�a y decolora. ( W. Mallock. )

La santidad se aplica a las cosas comunes

Oro a mis amigos para que no sean tan espirituales que no puedan hacer un buen d�a de trabajo, ni dar una medida completa, ni vender mercanc�as honestas. Para mi disgusto, he conocido personas que profesan haber alcanzado la pureza perfecta y que han hecho cosas muy sucias. He sospechado de la espiritualidad superfina desde que conoc� a uno que no se interes� en los asuntos de este mundo y, sin embargo, especul� hasta que perdi� el dinero de miles de otras personas.

No llegue a tener una mente tan celestial que no pueda soportar las peque�as aflicciones de la familia; porque hemos o�do de personas de quienes se dijo que cuanto antes fueran al cielo, mejor, porque eran demasiado desagradables para vivir con ellos abajo. ( CH Spurgeon. )

Santidad en las cosas comunes de la vida

Hay una leyenda de un artista que busc� un trozo de madera de s�ndalo para tallar una Virgen. Por fin estaba a punto de rendirse desesperado, dejando sin realizar la visi�n de su vida, cuando en un sue�o se le pidi� que formara la figura de un bloque de roble, que estaba destinado al fuego. Obedeciendo la orden, produjo del tronco de le�a com�n una obra maestra. De la misma manera, muchas personas esperan grandes y brillantes oportunidades para hacer las cosas buenas, las cosas bellas con las que sue�an, mientras que, a trav�s de todos los d�as simples y comunes, las mismas oportunidades que necesitan para tales acciones se encuentran cerca de ellos, en los acontecimientos m�s sencillos y familiares, y en las circunstancias m�s hogare�as.

Esperan encontrar madera de s�ndalo para tallar Madonnas, mientras que Madonnas mucho m�s hermosas de las que sue�an se esconden en los troncos comunes de roble que queman en su chimenea abierta, o que desde�an con los pies en el patio de le�a.

Santidad al se�or

La santidad representa tres cosas: primero, y en su concepci�n m�s profunda, la separaci�n del pecado o el uso com�n, como el �nico d�a de la semana, la �nica monta�a de Si�n en medio de las colinas, y el ni�o Samuel en la casa de su madre, dedicado a el servicio de Dios. En segundo lugar, la santidad significa consagraci�n o devoci�n a Dios; lo que no se usa para el pecado se aparta para su santo servicio; lo que no se usa para prop�sitos ordinarios se dedica, como el plato de comuni�n, a un prop�sito sant�simo y sagrado.

As� como no usar�as el c�liz o la patena de la comuni�n para ninguna comida com�n, por muy urgente que fueras, as� lo santo est� apartado para Dios. En tercer lugar, la santidad implica una capacidad creciente de semejanza con Dios. La naturaleza que se entrega a Dios recibe m�s de Dios y, al recibir a Dios, se transforma en la semejanza de Dios. De modo que la santidad para el Se�or estaba grabada como un lema sagrado en la plancha de oro, en la frente de Aar�n, y todos los que ve�an al sumo sacerdote as� vestido sintieron que hab�a una rectitud, una santa idoneidad, que un hombre que era apartado para el servicio de la casa de Dios deber�a llevar tal tablilla.

Probablemente, si le dijeran que debe usar una insignia similar, exclamar�a: �No, no es as�. Estoy muy dispuesto a ser cristiano. Creo en Jesucristo como mi Salvador. Espero estar un d�a ante �l, deshacerme de todas las imperfecciones e impurezas, en el Templo de Dios, pero no me atrevo a asumir ese t�tulo ahora. No soy santo. Yo mismo lo s�, y los que mejor me conocen lo confesar�an tambi�n.

Esa inscripci�n y esa placa dorada no son para m� ". Entonces est�s perdiendo el sentido de la concepci�n de Zacar�as de esta dispensaci�n. Anticip�ndose a la �poca en que vivimos, dijo: �El Esp�ritu Santo se pondr� al alcance de la gente com�n de tal manera que la inscripci�n sagrada que hab�a sido reservada para el sumo sacerdote se inscribir� en las mismas campanas del equipo de sus caballos, mientras que los utensilios y vasijas que se dedican al uso com�n ser�n, por as� decirlo, dignos y santificados, tanto como vasos de altar; mientras que los que los sacerdotes emplean para fines comunes ser�n como tazones en los que se reciba la sangre de la v�ctima, y ??en los que el sacerdote sumerja su mano para rociar la sangre en el D�a de la Expiaci�n �. Tres palabras indicar�n nuestra l�nea de pensamiento, a saber, abolici�n, inclusi�n, elevaci�n.

I. Abolici�n. Hay una abolici�n en nuestra actual dispensaci�n de la antigua distinci�n entre sagrado y secular. Mucha gente vive en dos casas: de su deber sagrado y de su deber secular; y aunque pasan de uno a otro, hay una clara demarcaci�n entre lo que son en las horas sagradas y en otras ocasiones. La gente parece suponer que la religi�n puede ponerse y quitarse como vestido; que est� separado de su vida real; que se asemeja a los alimentos no digeridos, que se introducen en el cuerpo pero no se vuelven parte de su naturaleza y, por lo tanto, son una carga y una molestia.

Ahora bien, esto no puede ser correcto. Si considera el genio de nuestra religi�n, la idea de tal partici�n no puede admitirse ni por un momento. �Qu� es la religi�n cristiana? �Un credo? �Una actuaci�n? �Una determinada conducta o h�bito externo? Es una vida; y seguramente la vida debe expresarse mediante el habla y el acto, y en todas las diversas salidas del hacer y del sufrimiento. La vida de una flor siempre debe exhalar una dulce fragancia; la vida de un p�jaro siempre debe derramarse en villancicos y cantos; la vida de un pez siempre debe mostrarse, ya sea que brote de la superficie del agua o se entierre en la profundidad.

De modo que la vida de Dios siempre se expresa; no se ubica en ciertos actos, pero invade al hombre como podr�a hacerlo el esp�ritu de ego�smo. El conocimiento de un estudiante afectar� su vida en todo momento. Un artista no puede encontrar placer en un momento en lo que afecta a sus gustos bien equilibrados en otro. Entonces, cuando recibimos la nueva vida de Dios, debe derramarse a trav�s de los canales de todo nuestro ser; o, si somos inconsistentes con �l, nos reprender� y nos llamar� de regreso, a trav�s de la confesi�n y la oraci�n, a la vieja norma.

No se puede ser religioso all� e irreligioso aqu�; si tienes vida se manifestar� tanto el lunes como el domingo. La religi�n es tambi�n un reconocimiento de la realeza de Cristo, el presentarle las llaves de todo el ser. Pero si solo vas a servir a Cristo en ciertas ocasiones, y los domingos, hay seis s�ptimas partes de tu tiempo fuera de Su santo gobierno. �C�mo puedes llamarte esclavo de Jesucristo si solo lo est�s sirviendo en ciertos deberes y actos espec�ficos, mientras que el resto de tu vida se gasta de acuerdo a tu capricho? �No es esa la forma en que las tribus errantes de Siberia reconocen al zar de Rusia, mientras afirman una buena parte de su propia autonom�a? �No es eso perjudicial para toda la coherencia, toda verdadera devoci�n y consagraci�n? �Alguna vez el planeta abandona la esfera de influencia del sol? La religi�n es un testimonio para el mundo.

El mundo no viene a nuestros lugares de culto ni nos ve en nuestro mejor momento; el mundo no se entromete en nuestra privacidad dom�stica y escucha nuestras oraciones. El mundo solo puede juzgarnos cuando cruzamos su camino, cuando estamos comprometidos con los mismos deberes con los que est� familiarizado, o cuando estamos sufriendo privaciones y disciplina que puede apreciar.

II. Inclusi�n. A los jud�os se les prohibi� comprar o poseer caballos. Los caballos se identificaron con la guerra, con exhibici�n y espect�culo orgullosos. Pero aqu� notamos que en lugar de que los caballos se mantengan fuera de la vida nacional, se les permite, y, en lugar de estar bajo proscripci�n, Santidad al Se�or est� escrita en sus campanas - dice Calvino en sus anteojeras. En los viejos tiempos los hombres dec�an que la religi�n consist�a en su actitud hacia Dios, y que por lo tanto todo lo que no pudiera ser usado directamente para su servicio debe ser visto con sospecha. Por eso las relaciones de la vida familiar fueron cuidadosamente abjuradas por monjes y monjas; y especialmente durante la Edad Media, cuando la idea asc�tica dominaba a los hombres, apenas tenemos referencia a la belleza natural.

La idea cristiana es infinitamente preferible. Puedes tener tus caballos, pero deben estar consagrados. Puede tener las campanas de los caballos para hacer m�sica dulce, pero aseg�rese de que est�n inscritas con Santidad para el Se�or. Puede tener los vasos e implementos del servicio diario, pero tenga en cuenta que cada uno de ellos se maneja como los tazones del altar. Por supuesto, si siente que ciertas cosas, que son inocentes en s� mismas, se est�n apoderando demasiado de usted o est�n influenciando a otras personas de manera incorrecta, entonces seguramente las dejar� de lado. Todo lo que hagas correctamente, puedes hacerlo por �l, y todo lo que hagas por �l, est�s en lo correcto.

III. Elevaci�n. Zacar�as dice que no debe haber distinci�n entre sagrado y secular, pero no dice que debemos nivelar lo sagrado a lo secular. No dice que los tazones sagrados en los que se recogi� la sangre de la v�ctima deban nivelarse con los de los otros vasos del templo; pero que los vasos ordinarios deben nivelarse hasta estos. No dice que el sacerdote debe quitarse el plato y no tener m�s reverencia por la adoraci�n de Dios que la que sinti� cuando fue a ensillar su caballo para una excursi�n por la tarde, sino que debe ensillar sus caballos para su placer. cabalgue con la misma reverencia y devoci�n a Dios que cuando entr� en el templo a la llamada del deber sagrado.

Toda la tendencia actual es hacer que todo sea igualmente secular, pero debemos cuidar de que todo sea igualmente sagrado. Debes tener tu iglesia, para que tu taller se impregne del esp�ritu de tu iglesia; debe tener su lectura de la Biblia, para que todos los libros se lean bajo la luz que brilla de su Biblia; debes tener la Cena del Se�or, para que puedas comer y beber siempre para la gloria de Dios. ( FB Meyer, BA )

Información bibliográfica
Exell, Joseph S. "Comentario sobre "Zechariah 14". El Ilustrador Bíblico. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tbi/zechariah-14.html. 1905-1909. Nueva York.
 
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