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Bible Commentaries
1 Corintios 1

Comentario de Coke sobre la Santa BibliaComentario de Coke

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Introducción

Despu�s de su saludo y acci�n de gracias, los exhorta a la unidad y reprende sus disensiones. Dios destruye la sabidur�a de los sabios con la locura de la predicaci�n; y no llama al sabio, al poderoso y al noble, sino al necio, al d�bil y al despreciable.

Anno Domini 57.

EL maestro que lleg� a Corinto despu�s de la partida del Ap�stol, con miras a disminuir su autoridad entre los corintios, afirm� con valent�a que no era un ap�stol. Por lo tanto, para mostrar la falsedad de esa calumnia, San Pablo, despu�s de afirmar su propio apostolado y dar a los corintios su bendici�n apost�lica, mencion� un hecho bien conocido por todos ellos, por el cual su t�tulo de apostolado se estableci� de la manera m�s clara. . Habiendo comunicado a los corintios una variedad de dones espirituales inmediatamente despu�s de su conversi�n, agradeci� a Dios por haberlos enriquecido con todos los dones espirituales, en el momento en que se confirm� entre ellos su predicaci�n acerca de Cristo, 1 Corintios 1:4 .

Al hacer de los dones espirituales con los que los corintios se enriquecieron inmediatamente en su fe, un tema de acci�n de gracias a Dios, el Ap�stol, de manera delicada, les record� que hab�an recibido estos dones mucho antes de que el falso maestro llegara entre ellos. ; en consecuencia, que no hab�an recibido de �l ninguno de sus dones espirituales, sino que estaban en deuda con el mismo Ap�stol por todos ellos; tambi�n que ten�an mucha culpa por apegarse a un maestro, que no les hab�a dado prueba alguna de su doctrina ni de su misi�n.

San Pablo, apelando as� a los dones espirituales que hab�a impartido a los corintios, habiendo establecido su autoridad como ap�stol, los exhort� en el nombre del Se�or Jesucristo a vivir en uni�n y paz, 1 Corintios 1:10 . � Porque hab�a o�do que, siguiendo el ejemplo de los disc�pulos de los fil�sofos griegos, cada uno de ellos reclamaba un respeto peculiar, a causa de la supuesta eminencia de la persona que le hab�a ense�ado, y se apegaba a ese maestro, como si , en lugar de Cristo, hab�a sido el autor de su fe, 1 Corintios 1:11 . �Pero para hacerles sentir que Cristo era su �nico maestro, el Ap�stol les pregunt�: Si Cristo,es decir, la iglesia de Cristo, �estaba dividida en diferentes sectas, bajo diferentes maestros, como las escuelas griegas de filosof�a? �Y si alguno de sus maestros fue crucificado por ellos? �y si hab�an sido bautizados en nombre de alguno de ellos? 1 Corintios 1:13 . 1 Corintios 1:13 agradeci� a Dios, ya que hab�an hecho tan mal uso de la reputaci�n de las personas que los bautizaban, que �l hab�a bautizado s�lo a unos pocos de ellos, 1 Corintios 1:14 . � Y, para mostrar que no obten�an ninguna ventaja de la dignidad de los maestros que los bautizaban, les dijo que �l y sus hermanos Ap�stoles, quienes, con respecto a su inspiraci�n, eran los principales maestros de la iglesia, fueron enviados por Cristo, no tanto para bautizar como para predicar el Evangelio, 1 Corintios 1:17 .

El falso maestro, al introducir la filosof�a y la ret�rica griegas en sus discursos, se hab�a esforzado por hacerlos aceptables para los corintios, y se hab�a preferido a s� mismo antes que a San Pablo, quien, seg�n �l, era torpe en estos asuntos. Por tanto, para que los corintios no pensaran mal en su doctrina y su manera de predicar, el Ap�stol les dijo que Cristo lo hab�a enviado a predicar el Evangelio, no con sabidur�a de palabra, es decir, con argumentos filos�ficos expresados ??en un lenguaje florido y armonioso, tal como los griegos usaban en sus escuelas; porque en ese m�todo, el Evangelio convirti�ndose en un tema de disputa filos�fica, habr�a perdido su eficacia como una revelaci�n de Dios, 1 Corintios 1:17. � Que, aunque la predicaci�n de la salvaci�n a trav�s de la cruz, parec�a una mera necedad para los que hab�an sido destruidos deliberadamente entre los fil�sofos paganos y los escribas jud�os, pero para los salvados del paganismo y el juda�smo, se descubri� por experiencia que era el medio poderoso de su salvaci�n. , 1 Corintios 1:18 . � Que Dios predijo que eliminar�a tanto la filosof�a como el juda�smo a causa de su ineficacia, 1 Corintios 1:19 . � Y har�a que los fil�sofos griegos y los escribas jud�os se avergonzaran de mostrarse a s� mismos, porque hab�an oscurecido y corrompido ellos, en lugar de iluminar y reformar el mundo, 1 Corintios 1:20. � Que, habiendo demostrado as� experimentalmente la ineficacia de la filosof�a, agrad� a Dios mediante la predicaci�n de doctrinas que, a los fil�sofos, les parec�a una locura, salvar a los que cre�an, 1 Corintios 1:21 . se�al del cielo, en confirmaci�n de las doctrinas que se les propon�an, y los griegos esperaban que toda doctrina se ajustara a sus principios filos�ficos, el Ap�stol predic� la salvaci�n por medio de Cristo crucificado, que sab�a que era para los jud�os una piedra de tropiezo, y para la necedad de los griegos, 1 Corintios 1:22 . - pero para los que fueron llamados o persuadidos a creer en el Evangelio, tanto jud�os como griegos, esa doctrina fue el medio poderoso y sabio que Dios us� para su salvaci�n, 1 Corintios 1:24 . 1 Corintios 1:24 tanto, dijo �l, es evidente que las doctrinas insensatas de Dios tienen m�s sabidur�a en ellas que las m�s sabias doctrinas de los hombres; y los d�biles instrumentos usados ??por Dios para lograr sus prop�sitos, son m�s efectivos que los mayores esfuerzos del genio humano, 1 Corintios 1:25 .

Habiendo defendido as� tanto las doctrinas del Evangelio como la manera en que fueron predicadas, el Ap�stol procedi� muy apropiadamente a mostrar a los corintios la locura de gloriarse en sus maestros a causa de su erudici�n, su elocuencia, su noble cuna o su nobleza. energ�a. Mira, dijo, a las personas que te han llamado a creer en el Evangelio; no muchos fil�sofos, no muchos guerreros, no muchos hombres nobles, se han empleado para llamarte, 1 Corintios 1:26 . Pero Dios ha escogido, para ese prop�sito, a los ignorantes, para avergonzar a los eruditos, 1 Corintios 1:27 � por su �xito en iluminar y reformar el mundo, 1 Corintios 1:28 . � Para que ninguna carne se honre a s� misma en el asunto de convertir y salvar a la humanidad, 1 Corintios 1:29 . � Toda la gloria se debe a Dios, 1 Corintios 1:30 . En este sentido, el origen mezquino y la baja posici�n de los primeros predicadores del Evangelio, junto con su falta de literatura y elocuencia, en lugar de ser objeciones al Evangelio, son pruebas contundentes de su original divino.

Versículo 1

1 Corintios 1:1 . Con respecto a la ciudad de Corinto, v�aseHechos 18:1.� una ciudad no menos famosa por su lujo y vicio, que por su sabidur�a y elegancia: pero a pesar del lujo de los ricos y el libertinaje de los pobres, a pesar del orgullo de sus sabios y los prejuicios de sus sacerdotes, St Pablo, sin usar los encantos de la elocuencia, las ventajas de la filosof�a, el esplendor de las riquezas, el favor o la concurrencia de los grandes, plant� una iglesia entre ellos y los gan� para abrazar a un Salvador crucificado. Tan grande fue su �xito, que permaneci� cerca de dos a�os en este lugar; pero unos tres a�os despu�s de su partida, la iglesia se vio invadida por grandes des�rdenes y se dividi� en varias sectas y facciones. Esto ocasion� la siguiente ep�stola, que fue escrita por San Pablo poco antes de su partida de �feso, acerca de la Pascua (ver cap.

1 Corintios 16:7 .) En el a�o de Cristo 57, y el tercero del emperador Ner�n. Ten�a la intenci�n en parte de corregir algunas corrupciones y abusos entre los corintios, y en parte de responder a ciertas preguntas que le hab�an propuesto. En la introducci�n expresa su satisfacci�n por todo lo bueno que conoc�a de ellos, particularmente por haber recibido el don del Esp�ritu Santo para la confirmaci�n del Evangelio; ch. 1 Corintios 1:1 . Despu�s de lo cual, primero corrige sus corrupciones y abusos; primero, reprender a los sectarios entre ellos y defenderse de uno o m�s falsos maestros, que hab�an alejado de �l a la mayor�a de los corintios; ch. 1 Corintios 1:10 a 1 Corintios 5:1 .

En segundo lugar, considerando el caso de un delincuente notorio, que se hab�a casado con la esposa de su padre, es decir, su propia madrastra; orden�ndoles que excomulguen a esta persona y que no reconozcan como hermano a ning�n fornicario p�blico; ch. 5. En tercer lugar, reprenderlos por su temperamento codicioso y litigioso, que los llev� a enjuiciar a sus hermanos cristianos ante los tribunales paganos de la judicatura; ch. 1 Corintios 6:1 . En cuarto lugar, advirti�ndoles contra la fornicaci�n, un vicio al que hab�an sido extremadamente adictos antes de convertirse (cap. 1 Corintios 6:10hasta el final,) y que algunos de ellos todav�a contaban entre las cosas indiferentes; o que podr�an practicarse o solo uno, sin quebrantamiento de la moral. Y apenas podemos extra�arnos de este inveterado prejuicio, cuando se nos informa que Corinto era tan notorio por la fornicaci�n y la lascivia, que una mujer corintia entre los antiguos, era un t�rmino sin�nimo de "una prostituta". Los nativos hicieron del aumento de prostitutas una parte de sus oraciones a sus dioses, y el traer prostitutas a la ciudad una parte de sus votos.

A continuaci�n, responde a ciertas preguntas que le hab�an propuesto; y, primero, determina algunas cuestiones relativas al estado matrimonial, cap. 7. En segundo lugar,les ense�a c�mo actuar con respecto a las ofrendas de �dolos; ch. viii-ix. 1. No puede ser ilegal en s� mismo comer la carne que se ha ofrecido a los �dolos; porque la consagraci�n de carne o vino a un �dolo no lo convert�a en propiedad de un �dolo, ya que un �dolo no es nada y, por lo tanto, es incapaz de propiedad; pero algunos corintios pensaron que era l�cito ir a una fiesta en los templos de los �dolos, que al mismo tiempo eran lugares de refugio para las lascivia, y comer los sacrificios, mientras se cantaban alabanzas a los �dolos: esto era unirse p�blicamente a la idolatr�a. San Pablo aconseja abstenerse incluso de la participaci�n legal, en lugar de ofender a un hermano d�bil; que �l hace cumplir con su propio ejemplo, quien se hab�a abstenido de muchas cosas l�citas para no ofender al Evangelio. En tercer lugar, responde a una tercera pregunta sobre la manera en que las mujeres deben entregar cualquier cosa en p�blico, cuando son llamadas por impulso divino: cap.

1 Corintios 11:2 . Y aqu� censura la inusual vestimenta de ambos sexos al profetizar, que los expon�a al desprecio de los griegos, entre los que sol�an ir los hombres descubiertos y las mujeres con velo. Tambi�n aprovecha aqu� para censurar las irregularidades cometidas en sus fiestas de amor, etc. y en el ejercicio de los dones extraordinarios del Esp�ritu Santo; ch. 1 Corintios 11:18 a 1 Corintios 15:1 . Por cuartos,afecta la resurrecci�n de los muertos, que algunos entre los corintios dudaban y otros negaban, cap. 15. Luego concluye con algunas instrucciones a la iglesia de Corinto sobre la manera de recolectar limosnas, les promete una visita y saluda a algunos de los miembros, cap. 16. V�ase Michaelis, Locke, Whitby, Lardner y Calmet.

Versículos 1-2

Pablo, llamado, etc. � Pablo, un llamado Ap�stol de Jesucristo, por la voluntad de Dios, y S�stenes el hermano, 1 Corintios 1:2 . A, etc.� a los que han sido santificados en Cristo Jes�s, llamados a ser santos, con todos los que invocan el nombre de Jesucristo nuestro Se�or, en todo lugar tanto de ellos como nuestro. Hay una gran propiedad en cada cl�usula del saludo antepuesta a esta ep�stola, y particularmente en la afirmaci�n de San Pablo de su alto llamado al oficio de ap�stol, ya que hubo quienes en la iglesia de Corinto quisieron cuestionar la autoridad de su misi�n.

Ver Romanos 1:1 . S�stenes fue un ministro corintio que asisti� a San Pablo en sus viajes; comp�rese con Hechos 18:17 . Fue a la vez humildad y prudencia en el Ap�stol unir as� su nombre con el suyo, en una Ep�stola en la que era necesario tratarlos tan claramente y protestar contra tantas irregularidades. V�ase Locke, Doddridge y Calmet.

Versículo 2

Para aquellos que son santificados, etc.� Nada podr�a adaptarse mejor a los puntos de vista c�ndidos y cat�licos que St. Pablo estaba tan preocupado por promover en esta ep�stola, que la declaraci�n de sus buenos deseos en este vers�culo para cada verdadero cristiano sobre la tierra, ya sea jud�o o gentil, erudito o no instruido, griego o b�rbaro. El original, que hacemos invocar el nombre de Jesucristo, - ???? ?????????????? ?? ?????, Mr.

Locke traduce, todos los que son llamados por el nombre de Jesucristo, siendo las palabras griegas una per�frasis para cristianos, como se desprende claramente del dise�o de este vers�culo y de una variedad de pruebas dadas por el Dr. Hammond en el lugar. Ver com. Cap. 1 Corintios 8:6 .

Versículo 5

Que en todo sois enriquecidos. Estas respetuosas felicitaciones y reconocimientos de las cosas en las que realmente sobresalieron, tuvieron una feliz tendencia a ablandar sus mentes y a disponerlas mejor para recibir las claras reprimendas que �l les iba a dar. ellos, y que, en sus circunstancias, el amor fiel le arranc�.

Versículo 6

Confirmado en ti, entre ti. Doddridge. Como no pod�an dejar de saber que hab�an recibido estos dones de la mano de San Pablo, esta expresi�n sugiere un argumento racional y tierno para reducirlos a su antiguo afecto por �l, como su padre espiritual.

Versículo 9

Dios es fiel. Es decir, "Si seguimos siendo obedientes, Dios, por su parte, ciertamente cumplir� fielmente su promesa".

Versículo 10

1 Corintios 1:10 .�Hubo grandes des�rdenes en la iglesia de Corinto, causados ??principalmente por una facci�n levantada all� contra San Pablo; los partidarios de la facci�n gritaron poderosamente y se gloriaron de su l�der, e hicieron todo lo que pudieron para menospreciar a San Pablo y disminuir la estima de los corintios. El Ap�stol se ocupa en la primera parte de esta ep�stola de apartar a los corintios de ponerse del lado y gloriarse de este pretendido ap�stol, cuyos seguidores y eruditos profesaban ser; y reducirlos a un solo cuerpo como los eruditos de Cristo; unidos en la fe en el Evangelio, que les hab�a predicado, y en la obediencia a �l, sin tal distinci�n de maestros y l�deres, de quienes se denominaban a s� mismos.

Tambi�n aqu� y all� mezcla una justificaci�n de s� mismo contra las calumnias que le arrojaron sus oponentes. Ver 2 Corintios 11:13 . Muchos son los argumentos utilizados por San Pablo para romper la facci�n opuesta y poner fin a todas las divisiones. Lo primero que tenemos ante nosotros, desde esto hasta 1 Corintios 1:16 , es que en el cristianismo todos ten�an un solo Maestro, a saber, Cristo; y por tanto no deb�an caer en partidos denominados de distintos profesores, como hac�an en sus escuelas de filosof�a. Locke.

Por el nombre de nuestro Se�or Jesucristo - - De los cuales toda la familia en el cielo y la tierra es, y debe ser nombrado. Si alguien ha pensado que San Pablo era un escritor impreciso, es s�lo porque era un lector impreciso. Quien toma nota del designio del Ap�stol encontrar� que apenas hay una palabra o una expresi�n que �l usa, pero con relaci�n y tendencia a su tema inmediato: �como aqu�, con la intenci�n de abolir los nombres de los l�deres, por los cuales distingu�an ellos mismos, les suplica por el nombre de Cristo, una forma que no recordamos que usa en ning�n otro lugar. En lugar de en el mismo juicio, algunos leen, en el mismo sentimiento.Era moralmente imposible, considerando la diversidad de su educaci�n y capacidades, que todos estuvieran de acuerdo en sus opiniones; Tampoco podr�a el Ap�stol pretender esto, porque no usa ning�n argumento para reducirlos a tal acuerdo, ni siquiera declara cu�l era esa opini�n , en la que quer�a que estuvieran de acuerdo.

Por lo tanto, las palabras deben expresar ese temperamento pac�fico y un�nime que los cristianos de diferentes opiniones pueden y deben mantener entre s�; que har� mucho m�s honor al Evangelio ya las iglesias cristianas, que la uniformidad m�s perfecta que pueda imaginarse. Vea a Locke y Doddridge.

Versículo 11

�Cu�les son de la casa de Cloe? Grocio supone que Fortunatus y Achaicus mencionaron el cap. 1 Corintios 16:17 haber sido sus hijos. Podemos observar que San Pablo usa dos veces, en el comp�s de este vers�culo y el anterior, la palabra hermanos, como un t�rmino de uni�n y amistad, para poner fin a sus divisiones.

Versículo 12

Ahora bien, esto digo, etc., quiero decir que uno u otro de ustedes dice, etc. Cris�stomo y Agust�n hacen una parada completa en Cefas. �Pero la siguiente cl�usula puede oponerse a todas las dem�s. "Alguno de ustedes dice: Yo soy de Pablo, yo de Apolos y yo de Cefas: pero yo soy de Cristo; 1 Corintios 1:13 y �est� Cristo dividido?" Ver Beza y Bengelius.

Versículo 13

�Fue crucificado Pablo por ti? Como si hubiera dicho: "�Tus obligaciones para conmigo son iguales o comparables a las que tienes para con nuestro Maestro com�n? �Con el que muri� por nosotros en la cruz?" Se menciona a s� mismo, ya que era menos odioso hacerlo; aunque la aplicaci�n fue igual de igual a cualquier otra instancia. Ver cap. 1 Corintios 3:6 la palabra ???, traducida en, significa propiamente : as� que los franceses la traducen aqu�.

La frase ??????????? ???, �ser bautizado en el nombre de cualquier persona, o en cualquier persona, significa, solemnemente mediante esa ceremonia, entrar �l mismo como disc�pulo de aquel en cuyo nombre fue bautizado; con profesi�n para recibir su doctrina y reglas, y someterse a su autoridad: un muy buen argumento aqu�, por qu� no deben ser llamados por el nombre de nadie m�s que el de Cristo. Ver a Locke.

Versículo 15

Para que nadie diga, etc.� Si alguien objetara que otros pudieran hacerlo por �l, se puede responder que los asistentes de San Pablo, que parecen haber sido Timoteo y Silas, ( Hechos 18:5 , 2 Corintios 1:19 ) Eran personas de car�cter establecido, por lo que estaban fuera de toda sospecha; y que el Ap�stol aqu�, por as� decirlo, apel� a las personas bautizadas mismas; desafiando a cualquiera de ellos a decir que la ordenanza le fue administrada en nombre de Pablo. Ver Doddridge y Cal

Versículo 16

Adem�s, no lo s�, etc. Esta expresi�n de incertidumbre en cuanto a tal hecho no es en modo alguno incompatible con la inspiraci�n con que fueron investidos los Ap�stoles de nuestro Se�or; que ciertamente no fue continuo, ni lleg� a todos los accidentes y circunstancias de la vida. El oficio del bautismo probablemente se asign� en general a personas inferiores, ya que no requer�a habilidades extraordinarias. El oficio propio de un ap�stol no era tanto realizar la ceremonia del bautismo con sus propias manos, como atender constantemente a la obra de predicar el Evangelio. Vea el siguiente verso y Burnet en el art�culo 27.

Versículo 17

Deber�a ser invalidadaSi la doctrina de la crucifixi�n del Hijo de Dios por los pecados de los hombres es verdaderamente cierta, es sin duda una verdad de la mayor importancia; y podr�a esperarse razonablemente que una persona que hab�a sido instruida en �l por m�todos tan extraordinarios pareciera poner el �nfasis principal de su predicaci�n en �l. El dise�o de esta maravillosa dispensaci�n, por lo tanto, podr�a haberse frustrado en gran medida, si hubiera sido el cuidado de los primeros predicadores de ella, y particularmente de San Pablo, estudiar un vano desfile de palabras y poner en marcha sus discursos. con esos adornos resplandecientes que los oradores griegos buscaban con tanta frecuencia y que los corintios estaban tan dispuestos a afectar. Pero en medio de toda la hermosa sencillez que tend�a a producir una profunda convicci�n del Evangelio, quedaba lugar para la elocuencia m�s viril y noble;el predicador cristiano deber�a trabajar para habituarse a s� mismo, y de lo cual este mismo Ap�stol es un ejemplo ilustre.

Desde este vers�culo hasta 1 Corintios 1:31 . San Pablo usa otro argumento para evitar que sus seguidores se glor�en en estos falsos ap�stoles; observando que ni ninguna ventaja de extracci�n, ni habilidad en el aprendizaje de los jud�os, ni en la filosof�a y elocuencia de los griegos, fue aquello por lo que Dios eligi� a los hombres para ser predicadores del Evangelio. Aquellos a quienes hab�a elegido para derrotar a los poderosos y los sabios eran hombres mezquinos, sencillos y analfabetos. Ver Doddridge y Locke.

Versículo 18

Para la predicaci�n de la cruz, etc.� "La doctrina de la cruz es una doctrina de tal naturaleza que no podr�a recomendarse por la elocuencia humana a las imaginaciones de los viciosos y vanidosos disputadores, como la mayor�a de los fil�sofos paganos; pero a los que se salvan, a las personas serias y bien dispuestas, que abrazan la verdad dondequiera que encuentran evidencia de ella, y que est�n m�s complacidos con lo que mejora sus mentes que con la vana elocuencia de la oratoria pagana; El evangelio, en su mayor claridad y simplicidad original, es, por la influencia del Esp�ritu Santo, el poder de Dios, no para divertir el entendimiento de los hombres con especulaciones innecesarias, sino para convertir su voluntad en justicia y verdadera santidad ". Ver Calmet.

Versículos 19-20

Porque escrito est�: Destruir�, etc. � V�ase Isa�as 29:11 , etc. e Isa�as 33:17 . Con las palabras sabio, escriba, disputador, el Ap�stol probablemente se refiri� a las personas m�s eminentes por su conocimiento y sagacidad, ya sea entre jud�os o gentiles. Los sabios de este �ltimo y los escribas del primero son bien conocidos: y el disputador de la �poca puede incluir a los de ambos, ya que, orgullosos de su sagacidad natural, les gustaba involucrarse en controversias y cre�an que pod�an refutar cada adversario.

Si, seg�n la suposici�n del Sr. Locke, el falso ap�stol, o el l�der principal de la facci�n contra San Pablo, se llama a s� mismo un escriba, habr� una propiedad peculiar en el uso de la palabra aqu�. Pero sin esa suposici�n, los corintios podr�an entenderlo f�cilmente, que ten�an una sinagoga de jud�os tan considerable entre ellos: v�ase Doddridge, Locke y Godwin's Heb. Antiq. lib. 2: gorra. 6.

Versículo 21

Porque despu�s de eso, en la sabidur�a de Dios ... Hay alguna dificultad para determinar el significado preciso de estas palabras. Algunos entienden que es: "Que dado que el mundo, en la sabidur�a de Dios, es decir, al contemplar las obras de la creaci�n, no hab�a llegado por la sabidur�a, es decir, por el ejercicio de su raz�n, a la verdadera conocimiento de Dios, agrad� a Dios tomar otro m�todo, y por la locura de la predicaci�n salvar a los creyentes ". Puede parecer extra�o que la predicaci�n del Evangelio se llame locura de la predicaci�n,por un ap�stol de Cristo. Pero el significado y el lenguaje de San Pablo se tendr�n en cuenta al considerar lo que lo llev� a este tipo de expresi�n. La doctrina de la cruz, y de la redenci�n del mundo por la muerte y pasi�n de Cristo, fue recibida por los grandes pretendientes de sabidur�a y raz�n con desprecio y desprecio; Los griegos, dice el Ap�stol, buscan la sabidur�a, y Cristo crucificado es una locura para los griegos. El orgullo del saber y la filosof�a hab�a pose�do tanto a las partes pol�ticas del mundo pagano, que no pod�an someterse a un m�todo de salvaci�n que estaba por encima del alcance de su filosof�a y que se negaba a ser probado por las disputas y sutilezas de las escuelas. .

El Ap�stol dice, 1 Corintios 1:17 . Cristo lo envi� a predicar el Evangelio, no con la sabidur�a de las palabras. La sabidur�a del mundo, as� descartada, se veng� del Evangelio a cambio y lo llam� la locura de la predicaci�n. "Sea as� (dice el Ap�stol); sin embargo, con esta locura de la predicaci�n, Dios quiere salvar a los que creen; porque este m�todo es de Dios, y no de hombre; y la locura de Dios es m�s sabia que el hombre". As� vemos lo que llev� a San Pablo a usar esta expresi�n y a llamar a la predicaci�n del Evangelio la locura de la predicaci�n.Los grandes y eruditos as� lo estimaban, y as� lo llamaban: el Ap�stol les habla en su propio idioma, y ??les pide en el texto que comparen su sabidur�a tan jactanciosa con la necedad de predicar, y juzguen de ellos por su efectos: El mundo por sabidur�a no conoci� a Dios; pero la locura de la predicaci�n es salvaci�n para todo creyente.

La religi�n com�n a los paganos era la idolatr�a; el conocimiento de la Deidad ense�ado en las escuelas de los fil�sofos fue tal que lo priv� de sus atributos m�s nobles, la justicia y la misericordia; y estos mismos fil�sofos corrieron con la corriente, y no s�lo ense�aron que las deidades de su pa�s deb�an ser adoradas, sino que igualmente hicieron cumplir su doctrina con sus propios ejemplos, ador�ndolas ellos mismos. Tal era el estado de la religi�n antes de la venida de Cristo; se hab�a probado la filosof�a; pero en lugar de ofrecer una luz a los que estaban en la penumbra, apag� el peque�o destello de luz que quedaba. Ver Dis de Sherlock. vol. 1: Disco. 4: p�g. 139, etc. y Hechos 7:18 .

Versículos 22-24

Para los jud�os, etc., mientras que los jud�os exigen se�ales y los gentiles buscan sabidur�a; 1 Corintios 1:23 . Nosotros, sin embargo, predicamos a Cristo crucificado, y locura a los gentiles: 1 Corintios 1:24 . Pero para los llamados, as� jud�os como gentiles, etc. Cuando consideramos cu�ntos milagros se obraron continuamente por y sobre los primeros predicadores y conversos del cristianismo, puede parecer una exigencia asombrosa que se dice que hacen aqu� los jud�os. De un pasaje memorable de Josefo, en el que habla de un impostor que promete a sus seguidores mostrarles una se�al de que ser�n liberados del yugo romano, comparado con su exigencia de Cristo, en medio del pleno torrente de sus milagros, ase�al del cielo, parece probable que el significado aqu� sea: "Los jud�os exigen una se�al del cielo para presentar un Mes�as victorioso sobre todos sus enemigos". Ver Mateo 16:1 Mateo 16: 1.

El Ap�stol, 1 Corintios 1:23 dice, que Cristo crucificado fue para los jud�os piedra de tropiezo, y para los griegos locura. Ahora, yo. Los jud�os se sintieron ofendidosen Cristo, porque no fue recibido ni seguido por los m�s eruditos y con m�s autoridad entre ellos. Se sintieron ofendidos con �l porque no era un pr�ncipe temporal y un conquistador. Todos estaban convencidos de que el Mes�as ser�a un gran rey, bajo el cual gobernar�an a los gentiles y vivir�an en la riqueza y el placer. Por tanto, cuando encontraron que Cristo era pobre y despreciado, y muri� de una muerte ignominiosa, y su reino era un reino espiritual, la cruz de Cristo result� ser una piedra de tropiezo para ellos, y se sintieron disgustados con una doctrina que no encajaba ni con su prejuicios ni con sus inclinaciones. Es bien sabido que nada expuso m�s al cristianismo al desprecio de los jud�os que la doctrina de la cruz; por eso llamaron a Cristo en burlaTolvi, el hombre que fue colgado, es decir, en la cruz; y los cristianos Abde Tolvi, "los disc�pulos del malhechor crucificado"; y por una distorsi�n maligna de la palabra griega '??????????, la llamaron Aven Gelon, o "una revelaci�n de vanidad". Sin embargo, es f�cil mostrar que estas objeciones contra la persona de nuestro Salvador no fueron suficientes para excusar su incredulidad.

Porque aunque la ley promet�a bendiciones temporales para los buenos, los jud�os sab�an por experiencia que esas promesas no se hab�an cumplido en todo momento ni para todas las personas. Las interposiciones extraordinarias en favor de los justos se hicieron menos frecuentes. Por lo tanto, no ten�an raz�n para juzgar el car�cter de los hombres por su posici�n y circunstancias en esta vida, o para imaginar que afortunados y virtuososeran t�rminos sin�nimos, que implicaban lo mismo. Podr�an haber encontrado ejemplos de hombres buenos, que hab�an pasado por muchos problemas y no hab�an recibido aqu� abajo ninguna recompensa por su fe y obediencia. Podr�an haber aprendido de los profetas que el Mes�as, a quien se prometi� tanto poder, prosperidad y esplendor, ser�a tambi�n un var�n de dolores y familiarizado con el dolor; que su alma ser�a una ofrenda por el pecado; y podr�an haber visto, en los sufrimientos de Cristo y su resurrecci�n, el cumplimiento de esas predicciones que de otro modo ser�an irreconciliables. II.

Las causas de la incredulidad de griegos y gentilesfueron algunos de ellos los mismos que ocasionaron la incredulidad de los jud�os; una gran corrupci�n de modales, la pureza de los preceptos del Evangelio, los inconvenientes temporales que acompa�aron a la profesi�n del cristianismo y las ventajas que podr�an obtenerse rechazando u oponi�ndose a ella; la pobre apariencia que Cristo hab�a hecho en el mundo y su ignominiosa muerte. Pero, sin embargo, no deber�an haber despreciado y rechazado el Evangelio debido a la baja condici�n y los sufrimientos de Cristo y sus ap�stoles. La poca luz que ten�an, s�, y algunos de sus autores m�s aprobados, podr�an haberles ense�ado a no valorar a las personas seg�n su grandeza y riquezas; ni para medir el favor de Dios por la felicidad temporal, sino para amar y honrar la inocencia oprimida. Podr�an haber recordado

Sab�an que la virtud rara vez obtiene el respeto que merece. Sab�an que la virtud, aunque sea tan amable en s� misma, tiene un brillo ofensivo para los viciosos, que se unir�n para oscurecerla, tergiversarla y hacerla despreciable. Sab�an que lo que m�s se merec�a era el nombre de un hombre sabio, que viviera de acuerdo con las reglas de moralidad que hab�a prescrito a los dem�s; y deber�an haber admirado al hombre que, al mismo tiempo que recomendaba la humildad a sus seguidores, era un ejemplo perfecto de todo lo que ense�aba. Los gentiles no pod�an concebir c�mo alguien que parec�a abandonado por Dios, restaurar�a a los hombres al favor de Dios; y c�mo sus sufrimientos deber�an ser �tiles para ese fin. Es razonable que la misericordia divina se manifieste constantemente en los casos al alcance de la compasi�n, en consonancia con sus atributos morales. Tal fue el caso de la humanidad: quienes, aunque pecadores, son d�biles; aunque delincuentes, est�n al alcance de su gracia todopoderosa. Tambi�n es razonable que Dios tambi�n est� disgustado por la rebeli�n y la transgresi�n, y que as� conceda su perd�n, como para reivindicar al mismo tiempo el honor de sus leyes.

Ahora bien, esto lo ha logrado de la manera m�s ilustre en la muerte de su Hijo, mostrando as� su odio al pecado y a los pecadores, al negarse a escucharlos en su propio nombre, y al otorgar sus favores solo por la mediaci�n de uno que sufri� por nosotros. ofensas.Las deidades paternas y tutelares adoradas por los gentiles eran h�roes y reyes muertos; en consecuencia, fueron reacios a deificar a alguien que apareci� en las humildes circunstancias del hijo de un carpintero, y finalmente fue ejecutado como el esclavo m�s mezquino. Sin embargo, deber�an haber recordado que los inventores de las artes, por humildes que fueran, eran adorados por ellos como dioses; y que el labrador, el jardinero, el vinatero y el mec�nico m�s bajo estaban inscritos entre sus deidades. A los gentiles les pareci� extra�o atribuir tal poder y autoridad a un hombre crucificado. Pero el poder m�s grande que cualquiera puede mostrar consiste en realizar cosas que nadie m�s puede hacer, a menos que Dios lo ayude. Destruir la paz de la humanidad y llevar la ruina y la desolaci�n a los pa�ses populosos no es m�s que lo que la fuerza y ??la pol�tica humanas pueden afectar.

Muchos han hecho esto, que no han pose�do una cualidad encomiable. Ser honrado, admirado, reverenciado son ventajas que pueden alcanzarse sin ninguna ayuda sobrenatural; pero ning�n hombre por sus riquezas, o la eminencia de su posici�n, puede librar a su hermano de la muerte. Por tanto, el que puede curar todas las enfermedades hablando una palabra; que puede devolver la vida a los muertos; que puede conferir el mismo poder a otros; quien puede librarse de la tumba; es tan superior a los gobernantes y h�roes de este mundo, como los cielos est�n sobre la tierra. Y tal fue nuestro Salvador, aunque fue crucificado; quien fue el autor de salvaci�n para aquellos que creyeron su doctrina con el coraz�n para justicia, aunque los griegos imaginaban tontamente que la doctrina misma no era m�s que tonter�a. Ver Discursos de Jortin, p. 9, etc. Critica Sacra de Leigh, y Obras del Arzobispo Tillotson, vol. 2.

Versículo 24

Cristo, el poder de Dios y la sabidur�a de Dios � San Pablo en el vers�culo 21 argumenta as� en general: "Dado que el mundo, por sus partes naturales y mejoras, no alcanz� un conocimiento correcto y salvador de Dios, por la predicaci�n del Evangelio, que al mundo le parece una locura,se complaci� en comunicar ese conocimiento a los que cre�an. "En los tres vers�culos siguientes, repite el mismo razonamiento, un poco m�s expresamente aplicado a las personas a las que ten�a aqu� a la vista, a saber, jud�os y gentiles: y su sentido parece para ser esto: "Ya que los jud�os, para hacer que cualquier doctrina les resulte agradable al paladar, requieren signos extraordinarios del poder de Dios para acompa�arla, y nada agradar� a los paladares agradables de los eruditos griegos sino la sabidur�a; y aunque nuestra predicaci�n de un Mes�as crucificado sea un esc�ndalo para el jud�o y una locura para el griego, sin embargo, tenemos lo que ambos buscan; porque tanto los jud�os como los gentiles, cuando abrazan el Evangelio, encuentran que el Mes�as que predicamos es el poder de Dios y la sabidur�a de Dios ".

Versículo 25

La necedad de Dios es m�s sabia que los hombres. Como es absolutamente imposible que haya necedad o debilidad en Dios, es cierto que el mundo, en general, no cre�a que existiera; y consecuentemente estas fuertes frases deben usarse en un sentido muy peculiar, y deben significar ese esquema que era realmente suyo, aunque el mundo, por no comprenderlo, lo represent� como debilidad y necedad, indigno de Dios. Ver Doddridge.

Versículo 26

Se llaman� Te llamo: qu� palabras proporcionar�a de la primera cl�usula del vers�culo. Nuestros traductores han proporcionado las palabras que se llaman, para las cuales no hay palabras correspondientes en el original, y que transmiten un sentimiento que no es verdadero ni adecuado al dise�o del Ap�stol. No es cierto: incluso en Judea, entre los principales gobernantes, muchos creyeron en �l, Juan 12:42 particularmente Nicodemo y Jos� de Arimatea. Se llam� a otros jud�os igualmente de rango y erudici�n; como el noble cuyo hijo enfermo cur� Jes�s, Juan 4:53 y Mana�n, el hermano adoptivo de Herodes, y Cornelio y Gamaliel, y esa gran compa��a de sacerdotes mencion� Hechos 6:7 . Que fueron obedientes a la fe.En �feso, se llam� a muchos que usaban las artes de la magia y la adivinaci�n, y que eran hombres de conocimiento, como se desprende del n�mero y el valor de sus libros que quemaron despu�s de abrazar el Evangelio, Hechos 19:19 .

Y en iglesias tan numerosas como las de Antioqu�a, Tesal�nica, Corinto y Roma, dif�cilmente se puede dudar que hab�a disc�pulos en los rangos m�s altos de la vida. Hab�a hermanos incluso en la familia del emperador, Filipenses 4:22 . En resumen, los preceptos de las ep�stolas, a los amos para que traten a sus esclavos con humanidad, y a las mujeres en cuanto a que no se adornen con oro y plata y vestidos costosos, muestran que muchas personas ricas hab�an abrazado el Evangelio. eran verdad, que no muchos sabios, etc. fueron llamados,no conviene al argumento del Ap�stol mencionarlo aqu�. Porque seguramente Dios no est� llamando a muchos sabios, etc. se uni� a su llamado a creer a los insensatos del mundo, no avergonz� a los sabios y fuertes, etc. Mientras que, si se entiende el discurso de los predicadores del Evangelio, que fueron empleados para convertir al mundo, todo es claro y pertinente.

Dios no eligi� a los sabios, a los poderosos ni a los nobles de este mundo para predicar el Evangelio, sino a los analfabetos y d�biles, y a los hombres de baja cuna; y al hacerlos exitosos en reformar y convertir a la humanidad, avergonz� a los legisladores. , estadistas y fil�sofos entre los paganos, y los sabios escribas y m�dicos entre los jud�os, que nunca hab�an hecho nada a prop�sito en ese asunto. Ver Macknight.

Versículo 28

Y cosas viles ... Y cosas malas. En este vers�culo y en el anterior, aunque el Ap�stol hace uso del g�nero neutro, lo que ocasion� que nuestros traductores insertaran la palabra cosas, es evidente por el contexto que se refiere a personas; y si se omitiera la palabra cosas , el sentido ser�a m�s claro. Por lo que no es, pueden entenderse los gentiles, que no eran el pueblo visible de Dios, y los jud�os no los contaban como nada. Por las cosas necias y d�biles, es decir, por los hombres simples, analfabetos y mezquinos, Dios avergonzar�a a los fil�sofos eruditos ya los grandes hombres de la �poca; y por las cosas que no son,que iba a abolir las cosas que son, como en efecto lo hizo abolir la iglesia jud�a por los cristianos; tomando a los gentiles como su pueblo visible, en lugar de los jud�os rechazados, que hasta entonces eran su pueblo visible.

San Pablo menciona esto aqu�, no por casualidad, sino de acuerdo con su prop�sito principal, para que dejen de gloriarse en su falso ap�stol, que era jud�o; al mostrar que cualquier cosa que el jefe de la facci�n pudiera reclamar bajo ese pretexto, como est� claro que �l se mantuvo firme (ver 2 Corintios 11:21 .) no ten�a el m�s m�nimo t�tulo de estima o respeto por ese motivo. ; ya que la naci�n jud�a fue puesta a un lado, y Dios hab�a escogido a los gentiles para que tomaran su lugar, y fueran su iglesia y pueblo en lugar de ellos. Ver com. Cap. 1 Corintios 2:6 , Deuteronomio 32:21 , Isa�as 40:17 y Whitby.

Versículo 30

Pero de �l est�is vosotros en Cristo Jes�s: "Porque, en general, todo lo que tenemos que es digno de menci�n lo recibimos de Cristo; y lo recibimos de �l como un regalo de Dios, ya que es de �l; y su misericordia y gracia, para que se�is llamados a participar de las bendiciones dadas por Cristo Jes�s su Hijo. �l nos muestra a este bendito Salvador y dispone nuestro coraz�n para aceptarlo; quien, en medio de nuestra ignorancia y locura, es hecho de Dios para nosotros una fuente de sabidur�a, ya trav�s de �l, ya que somos culpables, recibimos la justicia o justificaci�n; contaminado como somos, obtenemossantificaci�n, y, esclavizados como somos naturalmente, al poder de la concupiscencia y al dominio de Satan�s, los fieles obtienen por �l la redenci�n completa ". V�ase Doddridge. Como la conversi�n de los corintios, a quienes se dirige este y el siguiente Ep�stola, Es un hecho de naturaleza peculiar, y que ofrece un testimonio sorprendente de la verdad de nuestra santa religi�n, aqu� subiremos un Ensayo en lugar de Inferencias.

Ensayo . Un escritor muy magistral ha demostrado que la conversi�n y el apostolado de San Pablo, por s� solos, es una demostraci�n suficiente para probar que el cristianismo es una revelaci�n divina. Y no puedo dejar de pensar que la conversi�n de los corintios es otra fuerte prueba de la verdad de nuestra religi�n. Tenemos la mayor raz�n para creer que Dios cumpli� la promesa que le hizo a este gran Ap�stol cuando dijo : Estoy contigo. Porque si consideramos debidamente la condici�n de San Pablo, la naturaleza de la doctrina que ense�� y la manera en que la pronunci�, estaremos listos para concluir que el �xito que tuvo en la predicaci�n del Evangelio en Corinto debe ser adscrito al poder divino.

Sin suponer que San Pablo estuviera loco (una suposici�n demasiado burda para que la haga un hombre sensato) no podemos concebir c�mo podr�a esperar, sin la extraordinaria ayuda de Dios, convencer a la gente de Corinto de que estaban en un error. Fue un extra�o all�, desconocido para cualquier persona all�, a menos que hubiera conocido antes a Aquila y Priscila. Con estos dos jud�os desterrados, que ten�an la misma ocupaci�n que �l, trabaj� para ganarse la vida. Su presencia corporal no lo recomendaba; porque �l mismo reconoce que estaba con ellos en la debilidad del cuerpo, y con mucho miedo y temblor. Y nos ha informado que los corintios de hecho se opusieron a �l, que su presencia corporal era d�bil y su habla despreciable.Lo que dec�an de su persona era cierto, si podemos creer a los antiguos, quienes nos informan que su estatura era baja, su cuerpo encorvado y su cabeza calva. Y no es improbable que el Dr. Whitby conjeturara que un tartamudeo en su habla, o un chillido estridente en su voz, o alguna otra debilidad en su habla al ense�ar, lo hac�an despreciable a los ojos de algunos de los corintios.

Era una persona vil y despreciable, dec�an, y viv�a de su trabajo. No, algunos afirmaron que estaba loco o fuera de s�. �l mismo ha declarado que fue hecho un espect�culo para el mundo, y para los �ngeles y los hombres; que se rieron de �l por amor a Cristo; que era d�bil, despreciado; que ten�a hambre y sed, estaba desnudo, golpeado y no ten�a un lugar seguro para morar; que trabajaba con sus propias manos, trabajando hasta el cansancio; que fue injuriado, perseguido, difamado, hecho como la inmundicia del mundo y el vilipendio de todas las cosas:era un hombre del car�cter de San Pablo, una persona que probablemente convertir�a la ciudad m�s rica y floreciente de Grecia, una ciudad llena de oradores, fil�sofos y jud�os desterrados; �Una ciudad por encima de todas las dem�s infame por la lascivia? Toda persona imparcial, creo, admitir� que nada puede ser m�s improbable; especialmente si se considera qu� tipo de doctrina ense�� a los corintios.

Sin tener la m�s completa seguridad de que Dios estaba con �l,nunca pudo esperar persuadir a los fil�sofos orgullosos y vanidosos, que depend�an enteramente de la raz�n humana, y no admitir�an nada para la verdad que no fuera demostrable por ella, para que dieran su asentimiento a los art�culos de nuestra sant�sima fe. Estaba seguro de encontrar la mayor oposici�n cuando se esforz� por persuadir a estos sabios para que admitieran, para ciertas verdades, cosas que estaban por encima de su raz�n. Estaban tan plenamente convencidos de la suficiencia de esa raz�n como para pensar que pod�an dar cuenta de todo. Un pobre mec�nico oscuro, por lo tanto, una persona que pertenec�a a una naci�n que el resto de la humanidad despreciaba y odiaba, nunca podr�a esperar persuadirlos de una manera natural mediante el razonamiento y la disputa, para aceptar ciertas verdades muchos puntos que estaban fuera del alcance. del entendimiento humano, varias cosas en las que ni siquiera hab�an pensado o so�ado. Cuando este jud�o hacedor de tiendas les inform� que cuando toda la humanidad fue concluida bajo el pecado, y no supo c�mo ser absuelta de su culpa, nuestro Se�or Jesucristo, el unig�nito Hijo de Dios, engendrado de su Padre ante todos mundos, descendi� del cielo, por nosotros los hombres, y por nuestra salvaci�n; fue concebido milagrosamente, fue encarnado por el Esp�ritu Santo de la Virgen Mar�a, y se hizo hombre; no les entreg� nada m�s que la verdad.

Pero estos magos no sab�an nada de Jesucristo ni del Esp�ritu Santo; tampoco pod�an concebir c�mo un hombre pudiera nacer de una virgen pura. San Pablo, por lo tanto, no podr�a haberlos persuadido por ning�n medio humano de que todo esto era cierto; porque estos sabios del mundo, estos sabios seg�n la carne (como los llama el Ap�stol) no admit�an ning�n principio superior para juzgar las cosas, sino la filosof�a y la demostraci�n a partir de los principios de la raz�n natural. Y, por lo tanto, debe pensar que es algo imposible, sin la ayuda especial de Dios, persuadirlos de que le crean.ser Dios, que naci� de una virgen pura; adorarlo, cuya madre era una pobre jud�a desposada con un carpintero; para rendir honor divino a quien se supon�a que era carpintero de oficio; para creer al que muri� y fue sepultado, para ser Dios bendito por los siglos; por quien fueron creadas todas las cosas que est�n en el cielo y la tierra, visibles e invisibles, ya sean tronos y dominios, o principados y potestades; en una palabra, reconocerlo como su Se�or y Maestro, que fue crucificado bajo Poncio Pilato entre dos ladrones.

No solo en los d�as de San Pablo, sino durante mucho tiempo despu�s, la doctrina de la crucifixi�n de Cristo fue una tonter�a. En los d�as de Lactancio, los cristianos eran considerados un pueblo tonto y despreciable por seguir a un Maestro y L�der crucificado. Arnobio nos conoce, que los paganos dec�an, los dioses no estaban enojados con los cristianos porque adoraban a la Deidad Omnipotente, sino porque en sus oraciones diarias adoraban a un hombre que hab�a nacido y sufr�a la infame muerte de la cruz; y porque sosten�an que era Dios y cre�an que a�n viv�a. En otro lugar nos informa que hicieron estas preguntas: Si Cristo era Dios, �por qu� muri� como hombre? �Qui�n fue el que se vio colgado de la cruz? �Qui�n fue el que muri�? - "Los sabios del mundo nos insultan", dice St. Austin, "y preguntan:

"Los griegos se r�en de este misterio como una locura", dice Teofilacto, "porque s�lo por la fe, y no por los silogismos y razonamientos, se encuentra que Dios fue crucificado". El mismo autor nos informa que hubo algunos incr�dulos en Corinto que se burlaron de la cruz y dijeron: Verdaderamente es una locura predicar a un Dios crucificado. Porque si hubiera sido Dios, se habr�a defendido a s� mismo en el momento de su crucifixi�n. Pero, �c�mo podr�a resucitar de entre los muertos, quien no pudo evitar su propia muerte? Consideraron que la doctrina de la resurrecci�n de los muertos era un principio tan rid�culo y absurdo como jam�s se hab�a sostenido, y la hicieron un asunto de su diversi�n y broma. Resucitar un cuerpo que estaba perfectamente muerto y devolverle la vida de nuevo, no estaba en el poder de ning�n ser en el mundo, dijeron. Pero supongamos que fuera posible, sin embargo, no consideraron digno de Dios resucitar cad�veres para unirse a las almas de los hombres buenos. Su principal objeci�n contra la resurrecci�n de la carne y del cuerpo era esta; que el cuerpo era prisi�n y sepulcro del alma, y ??que era su castigo estar atada a �l; que el cuerpo era el gran obst�culo para el conocimiento de la verdad, y que no pod�amos ser verdaderamente felices hasta que la muerte nos librara de �l.

Por lo tanto, fue juzgado por ellos, como nos informa el Dr. Whitby, no solo una cosa imposible, sino incluso injusta e indigna, que Dios resucite estos cuerpos, para unirse a aquellas almas cuya felicidad consist�a en ser liberados del cuerpo, y cuyo castigo deb�a ser confinado a �l; siendo eso, seg�n su filosof�a, no hacerles vivir, sino volver a morir. Y por eso Celso dice: La esperanza de la resurrecci�n de la carne es la esperanza de los gusanos, cosa inmunda, abominable e imposible, que Dios no quiere ni puede hacer. No puede hacer lo que es vil, ni tampoco lo que est� en contra de la naturaleza. Y Or�genes declara expresamente que la doctrina de la resurrecci�n era un misterio del que los incr�dulos se re�an y se burlaban. Tantos, tan grandes y formidables obst�culos, que el Ap�stol no pod�a menos que esperar encontrar de parte de los fil�sofos.

Y seguro que encontrar�a una gran oposici�n por parte de los magistrados, que no sufrir�an ninguna innovaci�n en la teolog�a establecida por la ley. Si se hubiera contentado con refutar �nicamente a los jud�os, creo que no habr�a ofendido al poder civil; pero cuando intent� demostrar lo absurdo de la religi�n de los paganos, debe ser muy consciente de que se alarmar�an mucho. �Cu�n furiosamente deben enfurecerse cuando �l se esforz� por alterar sus ritos religiosos, los usos antiguos, las agradables y agradables costumbres de su pa�s? �Qu� aborrecimiento deben tener de �l cuando les ense�� que los objetos de su adoraci�n no eran dioses; �Que un �dolo no era nada en el mundo sino un trozo de materia sin sentido? �Podr�a haber algo m�s impactante para los corintios que escuchar a un pobre mec�nico afirmar, que lo que adoraban no eran dioses, y que deb�an admitir a Jesucristo como su Se�or y su Dios? Cuando Plat�n estuvo en Sicilia se puso en el mayor peligro al esforzarse por hacer amable la virtud.

Si un b�rbaro no hubiera sido m�s humano que el tirano siciliano, el fil�sofo probablemente habr�a pasado el resto de sus d�as en servidumbre en un pa�s extra�o, solo por hacer algunas innovaciones en los asuntos pol�ticos. Ni siquiera intent� destruir a los dioses de Sicilia, como hizo San Pablo a los de Corinto. Es m�s, el Ap�stol no solo afirm� que lo que adoraban no eran dioses, sino que su compatriota Jes�s, que hab�a sido crucificado por malhechor, era Dios bendito para siempre. �Y no debe esta doctrina ser muy provocadora para los corintios?
Anax�goras, que fue el primero de los griegos que ense�� esta teolog�a, que no era el sol, sino el Creador de �l, era Dios, era considerado ateo por un pueblo que hab�a mejorado al m�ximo sus cualidades y estaba en el el mayor peligro de morir apedreado. Los mismos atenienses expulsaron a Prot�goras de Abdera de su ciudad e hicieron quemar sus obras, porque hablaba, como pensaban, irrespetuosamente de los dioses. Tambi�n desterraron a Di�goras, y le prometieron un talento a cambio de una recompensa al que lo matara, porque negaba que existiera un Dios, o m�s bien menospreciaba a los �dolos y falsos dioses de su tiempo.

El gran S�crates, pr�ncipe de los fil�sofos, sospechoso de tener malas opiniones sobre los dioses, fue condenado a morir bebiendo una p�cima de cicuta. Y si una mera sospecha de innovaci�n puso a los fil�sofos en tanto peligro; si personas tan reconocidas por su sabidur�a y entendimiento no pudieran llevar a cabo lo que dise�aron; �Podemos explicar, de manera natural, el �xito de nuestro Ap�stol, que estaba tan lejos de ser admirado como los fil�sofos que he mencionado, que fue despreciado a causa de su naci�n, su persona, su mala ocupaci�n y rudeza al hablar?
Plat�n fue muy admirado por sus compatriotas y con mucha justicia. Y, sin embargo, �l mismo confes� que no se atrev�a, de acuerdo con supropia seguridad, descubre su opini�n de Dios ante la locura de la multitud. �No fue tan peligroso para San Pablo descubrir a los corintios sus nociones, que eran mucho m�s nobles y exaltadas que las de Plat�n?

Los fil�sofos y magistrados no fueron los �nicos adversarios poderosos con los que San Pablo tuvo que encontrar en Corinto. No pod�a sino esperar encontrarse con una oposici�n muy fuerte de los sacerdotes, los augures, adivinos, estatuas y muchos otros cuyo inter�s era que la religi�n supersticiosa de sus antepasados ??continuara. Todos estos indudablemente estar�an tan llenos de ira, y provocar�an un alboroto tan grande contra San Pablo, como lo hicieron Demetrio, el platero, y los obreros de ocupaci�n similar, cuando lo oyeron persuadir a la gente de que no son dioses los que est�n hechos. con manos. En una palabra, un hombre de su buen sentido, gran penetraci�n, previsi�n y experiencia, no pod�a sino esperar ser contado y tratado como alguien que puso al mundo patas arriba, un blasfemo de sus dioses,
Como estaba seguro el Ap�stol de la mayor repugnancia cuando ense�� a los corintios lo que deb�an creer; de modo que debe esperar encontrarse con la mayor oposici�n, cuando se esforz� por persuadirlos para que emprendieran la reforma y enmienda de sus vidas: cuando les orden� que huyeran de la fornicaci�n; cuando les ense�� que cualquier otro pecado que comete un hombre es sin la contaminaci�n del cuerpo; pero el que comete fornicaci�n, peca contra su propio cuerpo y contamina ;cuando les prohibi� comer con cualquier hermano que fuera fornicario, y declar� que Dios pronunciar�a la sentencia de condenaci�n sobre los fornicarios y ad�lteros, no pod�a sino prever que los corintios ser�an contrarios a su doctrina: porque Corinto estaba sobre todo otras ciudades, incluso seg�n un proverbio, infames por la fornicaci�n y lascivia.

Entonces, �c�mo fue posible que el Ap�stol, sin la ayuda de Dios, convenciera a un pueblo tan libertino y lascivo, de que la fornicaci�n y la inmundicia no deb�an mencionarse entre ellos, siendo delitos de la m�s destructiva naturaleza? �O c�mo pod�a esperar el �xito cuando les inform� que ni la inmundicia, ni las tonter�as, ni las bromas, que no son convenientes, deb�an mencionarse entre ellos? �O cuando los conoci�, que en el d�a del juicio los hombres dar�an cuenta de cada palabra ociosa que hubieran dicho? �O cuando declar� que cualquiera que se enoje con su hermano sin causa, estar� en peligro de juicio? O cuando les dijo, queCualquiera que mira a una mujer para codiciarla, �ya adulter� con ella en su coraz�n? Por �ltimo, �c�mo pudo convencer de manera natural a un pueblo orgulloso y ambicioso, libertino e intemperante, vengativo y envidioso, contencioso y litigioso, para que abrazase una religi�n que ense�aba la humildad, la sobriedad, la templanza, el perd�n de las ofensas, el amor, caridad, moderaci�n, mansedumbre y benevolencia universal? Todos somos muy conscientes de lo dif�cil que es persuadir a los hombres para que se enamoren de la santidad y la virtud, que han estado acostumbrados durante mucho tiempo a un curso de vida perverso.

Incluso las personas que conocen los terrores del Se�or,que est�n plenamente persuadidos y creen sinceramente que llegar� un d�a terrible en el que deben dar cuenta estricta de todas sus acciones, son, con gran dificultad, rescatados del error de su camino, si sus pecados han tenido el crecimiento de muchos a�os; (aunque nada es demasiado dif�cil para la gracia, cuando se somete a :) y si los viejos pecadores habituales, que realmente creen en el Evangelio en especulaciones, y por lo tanto esperan ser juzgados por sus acciones, rara vez, o con gran dificultad, son reformados; �C�mo explicar� un incr�dulo el hecho de que el Ap�stol persuadiera a los corintios de que dejaran de lado las pr�cticas que consideraban indiferentes e inocentes? pr�cticas que fueran agradables y agradables para la humanidad depravada? �C�mo explicar� el haberlos convencido de que sus solemnidades m�s sagradas y religiosas eran las mayores abominaciones?

Habiendo mostrado qu� obst�culos debe encontrar necesariamente San Pablo en Corinto por parte de los gentiles; Ahora preguntar� qu� oposici�n podr�a esperar de los jud�os incr�dulos, que habitaban esta ciudad, cuando emprendi� esa gloriosa obra de convertirlos de las tinieblas a la luz, de darles el conocimiento de la salvaci�n para la remisi�n de sus pecados.
Cuando fue a Corinto, la ciudad estaba llena de jud�os, a quienes el emperador Claudio hab�a expulsado de Roma. Eran enemigos tan ac�rrimos como los gentiles de la religi�n cristiana y sus predicadores; y odiaron a San Pablo mucho m�s que al resto de los ap�stoles, porque de repente, de ser un violento perseguidor de los disc�pulos de Jes�s crucificado, y de hacer estragos en su iglesia, dio una prueba convincente del poder de gracia, al convertirse en uno de los propagadores m�s celosos de su religi�n. Un pueblo con tantos prejuicios contra �l debe estar, es m�s, de hecho se enfureci� mucho cuando lo oyeron persuadir a los hombres para que adoraran a Dios de una manera diferente a la que requer�a su ley.

Qu� deben odio que tienen de lo cual quit� la circuncisi�n? �C�mo pod�a nuestro Ap�stol esperar el �xito, de una manera natural, cuando predic� tal doctrina a un pueblo, que hab�a le�do en uno de sus libros inspirados, que Dios hab�a amenazado con cortar el alma que descuidara este rito? �C�mo, sin la ayuda de Dios, �l, que ense�� tal doctrina, podr�a pensar en convertir a los jud�os, cuya religi�n estaba tan corrompida con la venida de nuestro Salvador al mundo, que sosten�an que "la circuncisi�n era una virtud suficiente? para hacerlos aceptos por Dios, y para preservarlos de la ruina eterna; que ning�n circuncidado vaya al infierno, habiendo Dios prometido librarlos de �l por el m�rito de la circuncisi�ny habiendo dicho a Abraham que cuando sus hijos cayeran en transgresi�n e hicieran obras inicuas, �l recordar�a el m�rito de su circuncisi�n y estar�a satisfecho con su piedad. �Ten�an prejuicios contra varias otras doctrinas que �l ense�aba, las cuales imaginaban que estaban derogadas la perfecci�n y el honor de su ley.

Tal era la doctrina de universalizar la iglesia visible al recibir a los gentiles en los privilegios de la verdadera iglesia sin someterse a la ley ritual, y no siendo justificados por las obras de la ley, sino por la fe en el Mes�as. Ten�an prejuicios a favor de su ley, como inmutable y eterna; o como el medio necesario para justificar a un pecador ante Dios. Sin la interposici�n de Dios, el Ap�stol nunca podr�a esperar persuadir a los que hab�an sido informados en sus libros sagrados de que el Mes�as tendr�a un reino eterno, un trono por los siglos de los siglos , que ser�a grande hasta los confines de la tierra. , y permanecer�a para siempre, para levantar las tribus de Jacob, y restaurar lo preservado de Israel; aque le reparta una parte con los grandes, y que reparta el bot�n con los fuertes; a tener dominio y gloria, y reino; que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvan; que su dominio es dominio eterno, que nunca pasar�, y su reino, que no ser� destruido. �Sin la ayuda divina, digo, el Ap�stol nunca podr�a esperar persuadir a los jud�os que esperaban un Mes�as tan triunfante, en el sentido carnal natural de las palabras, a creer que Jes�s era el Cristo, que hab�a sufrido esa muerte que por el la ley se consideraba execrable.

La crucifixi�n de Cristo, como nos ha informado el mismo Ap�stol, fue para los jud�os una piedra de tropiezo. Y en Justino M�rtir, Trif�n el jud�o dice: "Tu Jes�s, habiendo ca�do por esto bajo la maldici�n m�s extrema de la ley de Dios, no podemos dejar de admirar lo suficiente como para que esperes algo bueno de Dios, que pone tus esperanzas en un hombre que fue crucificado; porque nuestra ley considera maldito a todo el que es crucificado ". Y Teofilacto nos informa que los jud�os se opusieron; "�C�mo puede ser Dios el que comi� y bebi� con publicanos y rameras, y finalmente fue crucificado con ladrones?" Ver en 1 Corintios 1:22 .

A todo lo que se ha dicho, puedo a�adir que el peligro que acompa�aba a la profesi�n del cristianismo podr�a disuadir tanto a jud�os como a gentiles de abrazarla. Un hombre apenas se hizo cristiano, se expuso a todas las miserias que la naturaleza humana es capaz de sufrir. Por tanto, si nuestro Ap�stol hubiera hecho uso de toda la elocuencia de la que era maestro, si Dios no hubiera estado con �l,no pudo haber persuadido a los corintios para que se hicieran cristianos. Pero predic� el Evangelio de la manera m�s clara y sencilla, a un pueblo tan perverso y corrupto como cualquier otro en el mundo: entreg� la doctrina m�s pura y celestial, los preceptos m�s estrictos y severos que jam�s se le hayan ense�ado a la humanidad; y, sin embargo, confundi� a los poderosos y a los nobles, y obtuvo una victoria sobre sus oradores y fil�sofos. Llegu� a la conclusi�n, por tanto, de que este �xito no debe atribuirse a una causa natural, sino divina y, en consecuencia, que el Evangelio es la palabra de verdad.

REFLEXIONES.� 1�, El Ap�stol abre su Ep�stola, 1. Con una afirmaci�n de su car�cter apost�lico; que algunos de ellos quer�an calumniar y vilipendiar, como si hubiera asumido un honor al que no ten�a ning�n derecho. Afirma, por tanto, la autoridad divina sobre la que actu�; no constituidos por s� mismos, sino llamados por Jesucristo al alto honor y al importante cargo del apostolado. Y S�stenes, un colega ministro, se une a �l en afectuosos saludos. Nota; Hay momentos en los que reivindicar nuestro verdadero car�cter y magnificar nuestro oficio no es orgullo, sino una deuda que tenemos con la iglesia de Dios.

2. Se dirige a la iglesia de Dios en Corinto, como a los santificados en Cristo Jes�s, separados por su gracia del mundo que yace en la maldad, e incorporados en su nombre; llamados a ser santos, justamente as� denominados, y demostrando con su conducta la correcci�n del nombre que llevaban; con todos los que en todo lugar invocan el nombre de Jesucristo nuestro Se�or, tanto el de ellos como el nuestro, en quien tenemos un inter�s com�n, y todos somos uno en �l.

Nota; (1.) Todos los que profesan el nombre de Jes�s, est�n llamados a probar su relaci�n con �l por la santidad de su andar. (2.) Dado que Cristo se nos propone como el objeto de nuestra adoraci�n, debe ser Dios en s� mismo. (3.) La vida de un cristiano es un curso habitual de invocaci�n a Dios. Vivir sin oraci�n es la se�al m�s segura de un alma sin Cristo.

3. Les da su bendici�n apost�lica. Gracia y paz a vosotros de Dios nuestro Padre, y del Se�or Jesucristo. Gracia, fuente de toda bendici�n y paz con un Dios reconciliado por medio de Jesucristo. Nota; (1.) Toda misericordia que un pecador disfruta en el tiempo, o espera en la eternidad, fluye puramente de la gracia libre e ilimitada de Dios en Jesucristo (2.) Toda paz s�lida de conciencia solo puede surgir de un sentido del favor de Dios y reconciliaci�n a trav�s del Redentor.

4. Agradece a Dios por su cuenta por las gracias y los dones que les fueron otorgados. Doy gracias a mi Dios (y bienaventurados y felices los que pueden llamarlo as�) siempre en tu nombre (tan constantemente sent�a una tierna preocupaci�n por ellos en su coraz�n) por la gracia de Dios que te es dada por Jesucristo, como la gran Cabeza de su pueblo creyente, al que est�n unidos, y de quien, como fuente de influencia vital, obtienen continuos suministros de fuerza y ??consuelo. Y como esperaba caritativamente que la mayor�a de ellos fueran part�cipes de la gracia de Dios en verdad, tambi�n ten�a otro motivo de agradecimiento, porque en todo os ha enriquecido con �l, en toda expresi�n y en todo conocimiento,dotados de visiones claras de esa rica salvaci�n que est� en un Jes�s crucificado, y capaces de expresarse sobre el tema con singular fluidez de habla y energ�a de dicci�n, as� como el testimonio de Cristo fue confirmado en ti, el Esp�ritu Santo dando la mayor plenitud demostraci�n a sus conciencias de la verdad del Evangelio que les fue predicado; para que no os qued�is atr�s en ning�n don, en nada inferior a cualquier iglesia que haya sido plantada, en estos distinguidos dones del Esp�ritu; esperando la venida de nuestro Se�or Jesucristo, seg�n las declaraciones de su palabra, que hab�an escuchado y abrazado, prepar�ndose para recibirlo, y con espera paciente pero gozosa, esperando el d�a de su venida. Nota; Los que en verdad son cristianos, no pueden sino regocijarse en la perspectiva de que, cuando Cristo, que es su esperanza, aparezca, tambi�n los fieles aparecer�n con �l en gloria.

5. El Ap�stol profesa su confianza en ellos, para que no se desv�en de la esperanza del Evangelio: quien tambi�n os confirmar� hasta el fin, en fe y santidad, permiti�ndoos perseverar, si segu�s unidos a �l, inquebrantables. en medio de todas vuestras pruebas, para que se�is irreprensibles en el d�a de nuestro Se�or Jesucristo, habiendo sido hallados completos en �l y luego transformados enteramente a su imagen; porque, a�ade, Dios es fiel a todas sus promesas, y ciertamente cumplir� su parte, si hacemos la nuestra: por quien fuisteis llamados a la comuni�n con su Hijo Jesucristo, nuestro Se�or.

2�, Un fin principal de la escritura de San Pablo de esta ep�stola parece haber sido la curaci�n de aquellas divisiones de las que se le hab�a informado. Por tanto,
1. Los exhorta a unirse entre s�; en sentimiento y afecto para unir sus corazones, evitando, como la roca m�s peligrosa, aquellas disputas y divisiones que deben ser la ruina del amor cristiano, y no pueden sino terminar en la ruina de la iglesia.
Y lo insta por el motivo m�s poderoso, incluso por el nombre de nuestro Se�or Jesucristo; no solo como alguien autorizado para imponerles esto, sino sugiriendo que la sola menci�n del nombre entra�able de Jes�s deber�a silenciar cada jarra y llenar sus almas de amor hacia �l y hacia los dem�s. Nota;Las divisiones internas entre los miembros de Cristo han herido m�s su causa que todos los ataques externos de la tierra o el infierno.

2. Les informa de d�nde recibi� su informaci�n de los males que con tanta justicia condena; y protesta solemnemente por no haber hecho tan mal uso de su nombre, as� como de sus hermanos, para alinearse en diferentes partidos; mientras algunos dec�an: Yo soy de Pablo, y yo de Apolos, y yo de Cefas, o Pedro, menospreciando a uno y exaltando al otro; como si algo importara por qu� medio de qui�n se convirtieran a la fe: mientras otros, como sobre todos los medios e instrumentos, se jactaban de que yo soy de Cristo, y tan inmediatamente bajo las ense�anzas de su Esp�ritu que no necesitan otro instructor. �Pero cu�n absurdas eran estas pretensiones y cu�n peligrosas eran estas discordias! �Est� Cristo dividido?para actuar separadamente de los medios de su propio nombramiento? �O puede haber la m�s m�nima divisi�n entre �l y aquellos que act�an por su autoridad? �Y con qui�n ha prometido estar hasta el fin del mundo? �O puede su iglesia, que es su cuerpo, y una con �l, estar desarticulada y sus miembros subsistir separados unos de otros, sin da�o infinito? Seguro que no.

Y en cuanto a esos ministros, bajo cuyos nombres se colocan ustedes mismos, perm�tanme preguntar, aplic�ndome a m� mismo: �Fue Pablo crucificado por ustedes? �Alguna vez fing� yo, o mis hermanos, que �ramos sus salvadores? �O fuisteis bautizados en el nombre de Pablo, por mi autoridad, como mis disc�pulos, profesando fe en m�, u obediencia a mi servicio? Dios no lo quiera. Ni yo, ni mis colaboradores, les ense�� jam�s a esperar otra expiaci�n que en un Jes�s crucificado, ni los bautic� en ning�n otro nombre que el suyo. Doy gracias a Dios, ya que este asunto ha sido tan abusado por muchos de ustedes, que no bautic� a ninguno de ustedes m�s que a Crispo y Gayo, para que nadie diga, que hab�a bautizado en mi propio nombre, y busqu� ponerme a la cabeza de una fiesta.Tambi�n bautic� a la casa de Est�fanas; adem�s, no s� si bautic� a alg�n otro. Nota; Un fiel ministro de Cristo rechaza con aborrecimiento todos los intentos de ponerlo a la cabeza de un partido, sol�cito s�lo que su Maestro sea glorificado, y celoso sobre todas las cosas para no robarle nunca sus peculiares honores.

En tercer lugar, habi�ndose reivindicado a s� mismo de toda insinuaci�n que dise�� para formar un grupo bautizando a los disc�pulos, niega todo intento de engrandecerse a s� mismo por la manera en que les predic� el Evangelio. Porque, dice �l, Cristo, de quien inmediatamente recib� mi comisi�n, me envi� a no bautizar como mi principal negocio; sino para predicar el evangelio, seg�n la revelaci�n que me fue dada a conocer; y les informa,

1. De la manera en que predic�, no con sabidur�a de palabras, con florituras afectadas de oratoria, o para complacer el orgullo filos�fico, no sea que la cruz de Cristo sea invalidada, la simple verdad de un Jes�s crucificado deber�a ser oscurecido, su eficacia derrotada, su honor empa�ado, y el �xito debe atribuirse, no a la divina sencillez y fuerza nativa de la verdad, sino al arte y elocuencia de los que predicaron el Evangelio. Nota; Aunque la elocuencia, sin ostentaci�n, es a la vez l�cita y loable, sin embargo, como dice Lutero, es el mejor predicador que puede hablar con m�s familiaridad, y se adapta mejor a su discurso a la capacidad y comprensi�n del oyente, m�s sol�cito para ser comprendido que para ser admirado.

2. De los efectos de su predicaci�n. Porque la predicaci�n de la cruz, y la gran salvaci�n obtenida por el derramamiento de sangre del Redentor en el �rbol ignominioso, es locura para los que perecen. Aquellos que se enorgullecen de su propia suficiencia, o ignoran su culpa y pecaminosidad, y su necesidad de la redenci�n que es en Cristo, rechazan el Evangelio como una tonter�a y un absurdo, y perecen en su impenitencia e incredulidad. (1.) La doctrina de la cruz fue para los jud�os una piedra de tropiezo. No pudieron soportar recibirlo como su Mes�as, quien hizo una aparici�n tan mezquina en su vida, y muri� como un malhechor en un �rbol. Rechazando todos los milagros asombrosos que hizo, requirieron una se�al del cielo, ( Mateo 12:38.) esperando que aparezca con toda pompa y grandeza mundanas, como su Redentor temporal, en lugar de espiritual. (2.) Para los griegos esta doctrina era una locura.

Buscaron sabidur�a, no recibieron nada m�s que lo que era demostrable sobre lo que llamaron los principios de la raz�n; y dado que sus mentes filos�ficas no pod�an percibir ninguna conexi�n entre un hombre que fue crucificado y la redenci�n de los pecadores; ni estimaron posible, seg�n sus principios, que el que no pod�a, como ellos concibieron, salvarse a s� mismo de la cruz, pudiera salvar a otros de la muerte y del infierno; sellaron la declaraci�n con una locura y la rechazaron por absurda. Pero, (3.) para nosotros que somos salvos, por muy orgullosos que los griegos o los jud�os santurrones puedan pensar en ello, Cristo, y la doctrina de la salvaci�n a trav�s de su cruz, parece ser el poder de Dios y la sabidur�a de Dios. El poder de diosse ve m�s gloriosamente desplegado en las empresas y sufrimientos del Mediador; en sus milagros, resurrecci�n, ascensi�n; y especialmente en la poderosa eficacia con la que se acompa�a su Evangelio, mediante las influencias de su Esp�ritu, que efectivamente vivifica a los muertos en sus delitos y pecados, los convierte de las tinieblas a la luz y del poder de Satan�s a Dios.

La sabidur�a de Dios se manifiesta asombrosamente en el estupendo plan de la redenci�n del hombre, en el que el pecador, conforme a la gloria de toda perfecci�n divina, puede ser recibido en el seno de la misericordia; y perd�n, santidad y gloria le sean conferidos, sin deshonra al gobierno o ley de Dios, y esto mediante la sustituci�n del segundo Ad�n, el Se�or del cielo, en nuestro lugar.

3. �l muestra el triunfo de esta doctrina de un Jes�s crucificado sobre todos los inventos de los sabios m�s sabios: sus esquemas y sistemas nunca podr�an aliviar una conciencia culpable, ni establecer una base s�lida para la esperanza del pecador. Por tanto, el Se�or, de acuerdo con su palabra ( Isa�as 29:14 ), Isa�as 29:14 toda la sabidur�a humana como locura. �D�nde est� el fil�sofo sabio ? �D�nde est� el escriba erudito , le�do profundamente en las tradiciones? �D�nde est� el disputador de este mundo, sea ??jud�o o gentil? �Puede uno o el otro dar la explicaci�n menos satisfactoria de c�mo un pecador culpable puede reconciliarse con un Dios ofendido? �No ha enloquecido Dios la sabidur�a de este mundo?y dejaron que fil�sofos y rabinos buscaran a tientas la pared como ciegos? Porque despu�s de eso, o desde que, en la sabidur�a de Dios, el mundo por sabidur�a no conoci� a Dios, pero a sus sabios m�s eruditos se les permiti� volverse vanos en sus imaginaciones (ver Romanos 1:21 ). adoraci�n y caminos; agrad� a Dios, en su infinita gracia y amor, hacer una demostraci�n m�s trascendente de su propia gloria, por la locura de la predicaci�n, (porque as� llamar�a un mundo sabio a la doctrina de la cruz) para salvar a los que creen, haci�ndola eficaz para su paz, gozo y santidad.

Este artificio de la sabidur�a divina para salvar las almas perdidas mediante la encarnaci�n de Jes�s, se considera la mayor locura; pero la necedad de Dios es m�s sabia que los hombres, superando infinitamente todas sus jactanciosas investigaciones y sus ingeniosos sistemas; y la debilidad de Dios es m�s fuerte que los hombres, por inadecuado que parezca el m�todo del Evangelio a sus ojos; y por d�biles que sean los instrumentos, que se emplean principalmente en la obra, sin embargo, qued� claro para la demostraci�n, que lo que nunca produjeron todos los preceptos de la filosof�a y el poder de la oratoria, la doctrina de la cruz se efectu�, destruyendo el reino del pecado y Satan�s en el coraz�n de los hombres, y provocando un cambio tan evidente en su temperamento y conducta como habl� el dedo de Dios. Nota;Dondequiera que se predique verdaderamente el Evangelio, por d�bil que sea el instrumento, Dios dar� testimonio de su propia palabra, para que la excelencia del poder parezca ser de Dios y no de nosotros.

4. Les apela por la verdad de lo que hab�a adelantado, como lo verifica la experiencia. Porque veis, hermanos, vuestra vocaci�n; c�mo no son llamados muchos sabios seg�n la carne, no muchos valientes, no muchos nobles; (v�anse las Anotaciones;) se pueden observar algunos casos singulares de lo contrario: pero, en general, el fil�sofo orgulloso, los escribas moralistas y los hombres de alta cuna y opulencia, se niegan a someterse a los humildes y ego�stas. negando las doctrinas de la cruz; y, dej�ndolos a su locura y ruina, Dios ha escogido las tonter�as de este mundo para confundir a los sabios, para que un cristiano analfabeto averg�ence al orgulloso fil�sofo y muestre la insuperable influencia de la doctrina de Jes�s , sobre todo sus eruditos preceptos.Y Dios ha elegido las cosas d�biles del mundo, los hombres en las circunstancias exteriores m�s humildes, para confundir las cosas poderosas, para estampar vanidad en la grandeza humana, y para mostrar que su reino permanece sin apoyos terrenales, es m�s, desafiando a todo poder e influencia mundanos; y lo vil del mundo y lo despreciado, los gentiles pobres, a quienes los jud�os farisaicos no se dignar�an poner entre los perros de su reba�o, esto escogi� Dios, s�, y lo que no es, que nunca antes hab�a tenido un nombre o lugar en la iglesia de Dios, para deshacer (?????????), para abolir, las cosas que son, poniendo un per�odo al pacto de peculiaridad, bajo el cual el pueblo jud�o anteriormente estaba, pensando que, excluyendo a todos los dem�s, era el �nico favorito del cielo.

Pero ahora cesa toda diferencia, para que ninguna carne se glor�e en su presencia, a causa de alguna superioridad imaginada en sabidur�a, riqueza, nobleza o privilegios externos; pero que, como est� escrito, el que se glor�a debe glorificarse en el Se�or, atribuyendo toda la salvaci�n de ellos a su gracia rica e ilimitada, como se revela en el Evangelio de Jes�s a los miserables y arrepentidos.

5. Les recuerda las inestimables bendiciones a las que, en virtud de su inter�s en Cristo, ten�an derecho. No ten�an de s� mismos nada de lo que gloriarse; pero por �l est�is vosotros en Cristo Jes�s, incorporados al cuerpo m�stico de Cristo, quien nos ha sido hecho por Dios, seg�n la constituci�n del pacto de gracia, sabidur�a y justicia, santificaci�n y redenci�n. (1.) Sabidur�a; somos necios, enga�ados e ignorantes por naturaleza; pero todos los tesoros de la sabidur�a residen en nuestra exaltada Cabeza: y, como profeta de su iglesia, es su oficio conducirnos a toda la verdad, para lo cual nos ha dado su palabra y promete su Esp�ritu, para que podamos ser ense�ado por Dios, y as� ser sabio para la salvaci�n. (2.)Justicia; ya que, por sus sufrimientos y obediencia hasta la muerte, ha satisfecho la ley y la justicia de Dios en nuestro lugar; y como esto es aceptado por nosotros, y puesto a nuestra cuenta, mediante la fe en �l, para la remisi�n de nuestros pecados, y libr�ndonos de la condenaci�n, y para nuestra justificaci�n ante los ojos de Dios.

Y puesto que no conviene al Dios santo quitar la culpa de nuestros pecados, y al mismo tiempo dejarnos bajo su poder y dominio, tambi�n ha hecho que Cristo sea, (3.) Santificaci�n; �l es la cabeza de la influencia vital y, como un Esp�ritu vivificante, obra eficazmente en los corazones de su pueblo creyente, mortificando y destruyendo sus afectos corruptos y viles, y renov�ndolos diariamente en el hombre interior, para que su esp�ritu y temperamento puedan mejorar. llevado a una conformidad m�s cercana con los suyos, hasta que toda su mente se establezca en ellos. Por �ltimo, Dios ha hecho de Cristo redenci�n.a todos sus santos fieles, ya que �l es su gran y �ltimo Libertador de todo lo que es despreciable y miserable en este mundo, as� como en el venidero; y como �l resucitar� sus cad�veres y los har� semejantes a su propio cuerpo glorioso, por la obra de su gran poder; y as� completa su felicidad: y as� Cristo se har� todo en todos para sus santos; ya �l solo se le atribuir� eternamente toda la gloria.

Información bibliográfica
Coke, Thomas. "Comentario sobre 1 Corinthians 1". Comentario de Coke sobre la Santa Biblia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tcc/1-corinthians-1.html. 1801-1803.
 
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