Lectionary Calendar
Saturday, September 28th, 2024
the Week of Proper 20 / Ordinary 25
Attention!
For 10¢ a day you can enjoy StudyLight.org ads
free while helping to build churches and support pastors in Uganda.
Click here to learn more!

Bible Commentaries
1 Corintios 15

Comentario de Coke sobre la Santa BibliaComentario de Coke

Buscar…
Enter query below:

Introducción

Por la resurrecci�n de Cristo, prueba la necesidad de nuestra resurrecci�n, contra todos los que niegan la resurrecci�n del cuerpo. El fruto y la forma del mismo, y del cambio por el que pasar�n los fieles que se hallar�n vivos en el �ltimo d�a.

Anno Domini 57.

De Hechos 17:32 parece que la resurrecci�n de los muertos fue motivo de risa para los eruditos griegos, quienes, considerando el cuerpo como la prisi�n del alma, colocaron su felicidad en ser liberados de �l para siempre por la muerte. El falso maestro, por tanto, para hacer aceptable el Evangelio a los griegos, neg� la resurrecci�n del cuerpo; Sosteniendo que la �nica resurrecci�n prometida por Cristo a sus disc�pulos, fue la resurrecci�n del alma de la muerte del pecado, y afirmando que esa resurrecci�n ya pas�, 2 Timoteo 2:18. Pero la resurrecci�n del cuerpo, siendo uno de los grandes objetos de la fe y la esperanza de los cristianos, el Ap�stol, en este cap�tulo xv, present� a los Corintios y a toda la humanidad, la prueba por la cual ese acontecimiento gozoso se vuelve indudable: es una consecuencia necesaria de la resurrecci�n de Cristo.

Por tanto, para sentar las bases de esta prueba profunda y fuerte, el Ap�stol, antes de mostrar la conexi�n que subsiste entre la resurrecci�n de Cristo y la resurrecci�n de los muertos, record� a los corintios los argumentos con los que hab�a probado para ellos la verdad de la resurrecci�n de Cristo tan eficazmente, que muchos de ellos hab�an cre�do que realmente hab�a resucitado. Y primero, para que se dieran cuenta de la importancia de los hechos por los cuales hab�a probado la resurrecci�n de Cristo, les dijo que constitu�an algunos de los principales art�culos del Evangelio, 1 Corintios 15:1 . cosas que �l les hab�a entregado en primer lugar; y que �l mismo los hab�a recibido ante todo por revelaci�n; es decir, que Cristo muri� por nuestros pecados seg�n las Escrituras, 1 Corintios 15:3 � Y que fue sepultado como uno que se sabe que est� realmente muerto; y que resucit� de entre los muertos al tercer d�a, seg�n las Escrituras, 1 Corintios 15:4 Que, despu�s de su resurrecci�n, fue visto por el ap�stol Pedro; luego por los doce, mientras estaban reunidos por la tarde del d�a en que se levant�, y al octavo d�a siguiente, 1 Corintios 15:5 � Que se le vio a m�s de quinientos hermanos a la vez, de los cuales la mayor parte viv�a en la �poca en que S.

Pablo escribi� esta ep�stola, 1 Corintios 15:6 �Que despu�s de esto fue visto a Santiago, y luego a todos los Ap�stoles, inmediatamente antes de ascender al Cielo, 1 Corintios 15:7 � Y por �ltimo de todos, que fue visto del mismo San Pablo, en diferentes lugares y en diferentes momentos, 1 Corintios 15:8 .

Tales eran las pruebas por las que el ap�stol hab�a persuadido a los corintios de creer en la resurrecci�n de Cristo. Para ver estas pruebas de manera adecuada, las tres observaciones siguientes pueden ser �tiles.
La primera es que la muerte y el entierro de Cristo, habiendo sido tramitados p�blicamente en Jerusal�n a la vista de todo el pueblo reunido para celebrar la pascua, eran asuntos suficientemente conocidos y nadie los negaba. Y por lo tanto, aunque eran antecedentes necesarios para su resurrecci�n, el Ap�stol no crey� necesario probarlos. Fue m�s importante observar, como lo ha hecho, que estas cosas sucedieron de acuerdo con las Escrituras; porque as� insinu� que la muerte y el entierro del Mes�as, habiendo sido predicho por los profetas jud�os, las pretensiones de Cristo de ser el Mes�as eran no invalidado, sino confirmado por su muerte y entierro. Y con respecto a su resurrecci�n de entre los muertos al tercer d�a, porque no fue un asunto de tanta notoriedad como su muerte y entierro,


La segunda observaci�n es, que siendo la resurrecci�n de Cristo de entre los muertos un hecho, no podr�a, durante su ausencia en el cielo, ser probada tan bien de otra manera como por el testimonio de testigos cre�bles, que lo vieron vivo despu�s de su resurrecci�n. , y hab�a conversado a menudo con �l; y que no ten�a ning�n inter�s en servir enga�ando al mundo en ese asunto; y que acompa�� ese testimonio con la realizaci�n de milagros y con otros dones sobrenaturales. En consecuencia, del relato que ha dado San Pablo de las pruebas por las que persuadi� a los corintios a creer en la resurrecci�n de Cristo, parecen haber sido precisamente del tipo requerido. Pues dice que les dijo, que despu�s de su resurrecci�n, Jes�s se mostr� vivo en diferentes lugares, y en diferentes ocasiones, a sus Ap�stoles; es decir, a personas que, habi�ndolo acompa�ado durante su ministerio, conoc�an perfectamente su forma, su rostro, su voz, su manera de hablar y cualquier otra circunstancia por la cual se pueda determinar la identidad de cualquier persona; y quienes, por esa raz�n, estaban bien capacitados para juzgar si la persona que se les apareci� era realmente su Maestro resucitado de entre los muertos.

Y como estos testigos no ten�an ning�n inter�s en servir testificando la resurrecci�n de Cristo, sino que, por el contrario, se expusieron a innumerables males, su testimonio merece ser cre�do en todos los aspectos.
La tercera observaci�n es, la exposici�n del Ap�stol de las pruebas, por medio de la cual, en su primera venida entre los corintios, persuadi� a muchos de ellos a creer en la resurrecci�n de Cristo, aunque ten�a la intenci�n m�s inmediata de confirmar la fe de los corintios, ha sido de singular beneficio para el mundo. Porque no s�lo muestra de qu� manera se estableci� en el mundo la creencia de la resurrecci�n de Cristo; pero hace que la humanidad sea sensible, que el predominio de esa creencia en la primera �poca estaba bien fundado: y que igualmente nosotros, que en esta distancia de tiempo abrigamos la misma creencia, tenemos raz�n suficiente para hacerlo: y que nuestro Maestro, por su resurrecci�n de entre los muertos, se demuestra poderosamente que es el Hijo de Dios, y nuestra religi�n se muestra como divina.

Habiendo apelado el Ap�stol al testimonio de los testigos presenciales, como la evidencia apropiada de la resurrecci�n de nuestro Se�or, ahora que �l ha ido al Cielo, procede en la siguiente parte del cap�tulo para mostrar de qu� manera esa evidencia establece m�s all� de toda contradicci�n, primero , la verdad de la resurrecci�n de Cristo; y en segundo lugar, la certeza de la resurrecci�n de todos los muertos. Su razonamiento para ese prop�sito es el siguiente: Si es predicado constantemente por todos los testigos presenciales, y si todos los cristianos creen firmemente que Cristo realmente resucit� de los muertos, �c�mo puede el falso maestro, o cualquiera de ustedes, los corintios, que se llaman a s� mismos disc�pulos de Cristo, afirmar que no habr� resurrecci�n de los muertos? 1 Corintios 15:12. � Porque si no ha de haber resurrecci�n de los muertos, Cristo, quien prometi� regresar y resucitar a los muertos, es un impostor que ha enga�ado al mundo con falsas esperanzas, 1 Corintios 15:13 . � Y si Cristo no hubiera sido resucitado, la predicaci�n de todos los que se llaman a s� mismos testigos oculares de su resurrecci�n, es falsa, y su fe en el Evangelio es falsa, 1 Corintios 15:14 . �Adem�s, los Ap�stoles somos hallados testigos falsos acerca de Dios, porque hemos sido testigos , para infinita deshonra de Dios, que ha resucitado de entre los muertos a un impostor, quien ciertamente no resucitar�, si los muertos no resucitar�n, 1 Corintios 15:15. � El argumento, tomado de la resurrecci�n de Cristo, para probar que los muertos resucitar�n, es de tal importancia, que el Ap�stol afirm� por segunda vez, si los muertos no resucitar�n, tampoco Cristo resucit�.

Es un impostor a quien Dios nunca resucitar�a, 1 Corintios 15:16 . Adem�s, si Cristo no ha resucitado, su fe en �l como su Salvador, aunque fundada en milagros, no s�lo es falsa sino in�til. No responde a ning�n prop�sito. La culpa de tus pecados permanece, y no tienes motivo para escapar del castigo, 1 Corintios 15:17 . Ciertamente tambi�n, tanto los que han muerto en la creencia de la resurrecci�n de Cristo, como los que han sufrido la muerte por esa creencia, han perecido. , si no ha de haber resurrecci�n de los muertos, 1 Corintios 15:18. � Adem�s, para mostraros el absurdo de imputarnos a los Ap�stoles el crimen de testificar falsamente contra Dios, que ha resucitado de entre los muertos a un impostor al que no ha resucitado, consideren que si no ha de haber resurrecci�n, por lo tanto no hay futuro. Estado, nuestro �nico motivo para cometer el gran crimen que se nos imputa, debe ser alguna ventaja que obtengamos de �l en esta vida.

Sin embargo, en lugar de ventaja, al predicar la resurrecci�n de Cristo, hemos atra�do sobre nosotros de todas partes los mayores males temporales presentes; de tal manera, que si en esta vida solamente tenemos la esperanza de obtener ventaja de Cristo, somos los m�s miserables de todos los hombres, 1 Corintios 15:19 . �Este argumento se uni� a la consideraci�n mencionada, 1 Corintios 15:18. � A saber, que si no va a haber resurrecci�n, los que han muerto en la creencia de la resurrecci�n de Cristo, y los testigos que han sufrido la muerte por dar fe de la resurrecci�n de Cristo, est�n todos completamente perecidos, demuestra que los testigos de la resurrecci�n de Cristo fueron ellos mismos plenamente persuadido de su verdad. Por lo tanto, como estaban perfectamente capacitados para juzgar y habiendo tenido las mejores oportunidades para juzgar la verdad de la resurrecci�n de Cristo, no pod�an ser enga�ados en ese asunto y no ten�an ning�n motivo para enga�ar al mundo.

Parece que los fil�sofos afirmaron que la resurrecci�n de los muertos, a causa de la obediencia de Cristo hasta la muerte, es algo indigno de Dios: porque el Ap�stol les dijo a los Corintios que Dios hab�a refutado esa afirmaci�n, al resucitar a Cristo de entre los muertos. , como primicia o prenda de su resurrecci�n de todos los muertos en el �ltimo d�a, 1 Corintios 15:20 . A continuaci�n, observ� que dado que Dios, de acuerdo con su justicia y bondad, someti� a toda la humanidad a la muerte por el pecado de un hombre, como lo demuestra la experiencia, �l puede, con igual justicia y bondad, resucitar a todos los hombres de entre los muertos a causa de la obediencia de un hombre hasta la muerte, como ense�a la revelaci�n. Este creo que es el significado de 1 Corintios 15:21. � Adem�s, para hacer m�s segura la resurrecci�n de los muertos, a los corintios que entend�an y cre�an las otras doctrinas del Evangelio, el Ap�stol les asegur� que Cristo reinar� en su reino mediador hasta que haya destruido todo dominio. opuesto al de Dios; y en particular hasta que, mediante la resurrecci�n de los muertos, haya destruido el dominio de la muerte, uno de los mayores enemigos de la humanidad.

Despu�s de lo cual, Cristo entregar� el reino mediador al Padre, 1 Corintios 15:24 ; y entonces el Hijo mismo, con respecto a su humanidad, estar� sujeto a la divinidad, para que el Dios trino pueda estar sobre todos sus santos en todo el universo, 1 Corintios 15:28 .

Luego, dirigiendo su discurso a los que negaban la resurrecci�n de los muertos, les pregunt� qu� deben hacer para compensar su p�rdida, los que est�n bautizados, es decir, sumergidos en las mayores aflicciones, por creer en la resurrecci�n de los muertos, si los muertos no resucitan? y �qu� posible raz�n se les puede atribuir para que sufran voluntariamente la muerte, a causa de esa creencia? 1 Corintios 15:29. � Aqu� se insin�a que el testimonio de los testigos presenciales acerca de la resurrecci�n de Cristo, por la gracia divina, hab�a parecido tan cre�ble a muchos, y hab�a forjado en ellos una persuasi�n tan firme de su propia resurrecci�n, que en el momento en que El Ap�stol escribi� esta carta, estaban sufriendo los mayores males, en lugar de renunciar a esa fe y esperanza. Adem�s, pregunt� qu� raz�n podr�an tener los Ap�stoles para exponerse al peligro de la muerte cada hora, si supieran que la resurrecci�n de Cristo y de los muertos es una falsedad. 1 Corintios 15:30.� �y qu� ventaja, en particular, podr�a proponerse �l mismo, al sufrir todos los males que sufri�, si no ha de haber resurrecci�n de los muertos? En ese caso, les dijo, hubiera sido mejor para �l y los dem�s Ap�stoles haber seguido las m�ximas de los profanos: Comamos y bebamos, que ma�ana moriremos, 1 Corintios 15:31 . �Habiendo establecido por estos fuertes razonamientos, primero, la verdad de la resurrecci�n de Cristo, y luego, la certeza de la resurrecci�n de todos los muertos, el Ap�stol aconsej� a los corintios que evitaran conversar con cualquiera que negara estos art�culos esenciales de la fe cristiana, 1 Corintios 15:33 . 1 Corintios 15:33 orden� a la facci�n que despertara de sus errores, 1 Corintios 15:34 .

A continuaci�n, el Ap�stol responde a dos preguntas, con las que el falso maestro combati� la doctrina de la resurrecci�n. Pero alguien dir�, �c�mo se puede resucitar a los muertos? �Como es posible? Y si es posible, con que tipo de cuerpo vienenfuera de la tumba? Los fil�sofos argumentaron que la resurrecci�n del cuerpo es una cosa imposible; y que aunque fuera posible, de ninguna manera es deseable: porque un cuerpo, como el que tienen los hombres ahora, es un obst�culo para el alma en sus operaciones. En respuesta a la primera de estas preguntas, el Ap�stol mostr� la posibilidad de la resurrecci�n del cuerpo, apelando a las operaciones del poder divino que diariamente contemplamos; a saber, la producci�n de plantas a partir de semillas que se pudren en la tierra; la diversidad de cuerpos de osos, aves y peces; y los diferentes grados de luz con que brillan los cuerpos celestes.

Porque si el poder divino parece tan grande, en la infinita variedad de sus producciones, �puede cualquier persona racional dudar de que Dios pueda resucitar a los muertos? 1 Corintios 15:35 . 1 Corintios 15:35 tanto, concluy� que la resurrecci�n de los muertos es posible, 1 Corintios 15:42 .

A continuaci�n, para mostrar a los fil�sofos su error, al suponer que el alma se atascar� en sus operaciones por su re-uni�n con el cuerpo, el Ap�stol compar� el cuerpo del justo que muere (porque es s�lo de ellos que ahora discursos,) con lo que se plantear�. Su cuerpo enterrado es corruptible; es deshonrado por la muerte; est� deformado y consumido por la enfermedad; y en el mejor de los casos es d�bil en sus operaciones; en resumen, es un cuerpo animal que, como el cuerpo de las bestias, depende para su crecimiento y subsistencia de la carne y la bebida. Pero el cuerpo de los justos, que resucitar�, ser� incorruptible, y gloriosamente hermoso en su apariencia exterior, y poderoso en su actividad: en una palabra, ser� un cuerpo espiritual;un cuerpo que no subsiste de carne y bebida, sino de su propio vigor interno. Ahora bien, habiendo estas diferencias entre el cuerpo de los justos que muere y el cuerpo que resucita, la resurrecci�n del cuerpo, en lugar de ser una desventaja para los justos, contribuir� en gran medida a su perfecci�n y felicidad en la vida venidera. 1 Corintios 15:42 . � Porque as� como Cristo es ahora el hombre celestial , as� tambi�n, en la resurrecci�n, ser�n los hombres celestiales, los justos , en cuanto a sus cuerpos, 1 Corintios 15:48. � Y para probar que los justos que est�n destinados a vivir en el Cielo, deben llevar la imagen del hombre celestial en su cuerpo, as� como en su alma, afirma que un cuerpo corruptible, compuesto de carne y sangre, no puede heredar� el reino de Dios, 1 Corintios 15:49 . Luego declara un gran misterio o secreto, a saber, que los justos que vivan en la tierra en la venida de Cristo, en lugar de morir, ser�n todos transformados en su cuerpo, de corruptible a incorruptible, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos: por el cual, y por la resurrecci�n de los justos de entre los muertos, la muerte ser� devorada para siempre, 1 Corintios 15:51 , �y calent�ndose por la grandeza de su tema, estalla en ese noble canto de victoria: �D�nde, oh muerte, est� tu aguij�n? 1 Corintios 15:55 El Ap�stol dio a este descubrimiento, el apelativo de misterio, no solo porque hasta ese momento se hab�a mantenido en secreto para la humanidad; pero debido a que es un descubrimiento infinitamente m�s importante, interesante y cierto que cualquiera de los descubrimientos concernientes a un estado futuro, se pretend�a hacer en los misterios paganos, que eran todas ficciones inventadas para divertir a los iniciados y despertar la curiosidad de los ignorante.

San Pablo se sinti� inspirado a hacer este descubrimiento, porque el conocimiento de la manera y las circunstancias de la resurrecci�n de los muertos, y del juicio general, y del resultado final de las cosas, al hacer nuestras concepciones de estos asuntos m�s distintas, en gran medida fortalece nuestra fe en ellos y les da una poderosa influencia en nuestra conducta. En consecuencia, el Ap�stol concluy� este maravilloso discurso, con una exhortaci�n a los corintios a ser estables, impasibles y siempre abundantes en la obra del Se�or, sabiendo que su labor en el Se�or no es en vano, 1 Corintios 15:58 .

Terminar� este prefacio observando, primero,que ning�n hecho en la historia de ninguna naci�n est� respaldado por evidencia igual a la que el ap�stol Pablo ha presentado en este cap�tulo xv de su primera ep�stola a los corintios, como prueba de la resurrecci�n de nuestro Se�or de entre los muertos. Despu�s de su resurrecci�n fue visto por un gran n�mero de sus conocidos, de los cuales se especifican en particular once, quienes fueron nombrados por Cristo para publicar y dar fe de su resurrecci�n al mundo. Estos, habi�ndolo acompa�ado durante los tres a�os de su ministerio, estaban bien capacitados para juzgar si la persona con la que conversaron durante los cuarenta d�as que �l se mostr� y comi� y bebi� con ellos, era su Maestro resucitado de entre los muertos. Y estando plenamente seguros de su resurrecci�n por la evidencia de sus propios sentidos, lo publicaron en Jerusal�n, donde fue condenado a muerte, y en toda Judea. y en todas partes, como algo de lo que estaban absolutamente seguros; y mostraron su persuasi�n al sufrir la muerte por dar testimonio de ello.

Este fue el caso tambi�n del mismo San Pablo, quien, aunque no hab�a acompa�ado a Jes�s durante su ministerio, fue honrado en diferentes momentos con una vista de �l despu�s de su ascensi�n, y fue condenado a muerte por publicar su resurrecci�n al mundo. Por lo tanto, concluyo que si hay alguna fuerza en el testimonio concurrente de muchos testigos competentes y desinteresados, para inducir a la humanidad a creer en cosas en las que ellos mismos no estaban presentes, la resurrecci�n de Jes�s de entre los muertos no puede ser cuestionada sin poner a todos en evidencia. la historia es incierta y destruye la mejor fuente de fe de los hombres. -En segundo lugar,La resurrecci�n de Jes�s, sus milagros y los milagros de sus Ap�stoles han sido negados, porque su existencia destruye el ate�smo aristot�lico, que los fil�sofos modernos tanto gustan revivir; a saber, que el mundo, por poderes naturales a la materia, ha continuado desde toda la eternidad como lo vemos; y que no existe nada en el universo distinto de la materia; de modo que el curso actual de las cosas, que consiste en los movimientos de los cielos, y de las sucesivas generaciones y corrupciones de animales y vegetales, no puede ser interrumpido ni destruido por nada extra�o, sino que debe continuar para siempre.

Sin embargo, si han ocurrido milagros, este sistema de ate�smo no puede sostenerse; porque los milagros, al ser una interrupci�n del curso de la naturaleza, son pruebas de la experiencia de que existe un poder distinto y superior a todos los poderes inherentes a la materia. Y como este poder controlador se ha ejercido con inteligencia y libertad, debe poseer ambos atributos, y es en parte lo que queremos decir con el t�rmino Dios. Los milagros, por lo tanto, son pruebas de la experiencia de la existencia de Dios, antes de la Se puede establecer el ate�smo aristot�lico, esa fuerte evidencia hist�rica por la cual se sustenta la resurrecci�n de Jes�s, sus milagros y los milagros de sus ap�stoles, debe ser destruida. Pero, como se observ� antes, esto no se puede hacer sin destruir la fe de la historia y anular el gran fundamento de la fe humana.

Versículo 1

Adem�s, hermanos, etc.� Despu�s de que San Pablo dej� a los corintios, algunos de ellos negaron la resurrecci�n de los muertos, aunque �l hab�a inculcado fuertemente esa doctrina. Por lo tanto, refuta sus objeciones con la resurrecci�n de Cristo, que el n�mero de testigos que a�n quedaban y que lo hab�an visto, puso por encima de toda duda; adem�s de la constante inculcaci�n de ella por todos los Ap�stoles en todas partes. De la resurrecci�n de Cristo as� establecida, infiere la resurrecci�n de los muertos; muestra el orden en el que se levantar�n y qu� tipo de cuerpos tendr�n. Es bien sabido que los cristianos primitivos a menudo fueron insultados por los fil�sofos paganos por su esperanza de una resurrecci�n, que uno de ellos llama rid�culamente "la esperanza de los gusanos". Ver 2 Timoteo 2:18 .

Otros ense�aron que la virtud era su propia recompensa necesaria, de tal manera que tend�a a derribar el m�s fuerte de todos los argumentos naturales a favor de un estado futuro; es decir, lo que se toma de una distribuci�n tan desigual de recompensas y castigos aqu� abajo. Si, predispuestos por estas vanas pretensiones de los fil�sofos paganos, o seducidos por cualquier maestro jud�o de los principios saduceos, los cristianos se sintieron tentados a refinar la doctrina de la resurrecci�n, como en efecto a explicarla, demuestra la propiedad de esta El ap�stol se propone probar la resurrecci�n de los fieles principalmente, y una resurrecci�n en general solo, o principalmente, por implicaci�n.

Versículo 2

Por el cual - sois salvos. - "Por el cual sois tra�dos a un estado de salvaci�n; al camino de ser completa y eternamente salvo". La siguiente cl�usula deber�a ser traducida, Si retienes esas buenas nuevas que te entregu�. Las palabras traducidas a menos, ????? ?? ??, son notables y pueden sugerir el pensamiento expresado en 1 Corintios 15:17 . De modo que los dos primeros vers�culos pueden ser una transici�n; como si hubiera dicho: "Todav�a predico el mismo evangelio, y espero que lo retengas; sin embargo, tengo motivos para temer que algunos de ustedes alberguen ideas que tienden a debilitarlo". Algunos interpretar�an ????? ?? ?? con una coma, lo que lo convierte en una excepci�n a la cl�usula anterior, pero si no, si no retienes lo que he predicado,has cre�do en vano. Ver 1 Timoteo 5:19 .

Versículo 4

Y que resucit� al tercer d�a. Se ha cuestionado d�nde las Escrituras predicen que Cristo resucitar�a de los muertos al tercer d�a. Algunos piensan que hay un par�ntesis: de modo que el significado ser�: "Resucit� seg�n las Escrituras, y esto al tercer d�a". Otros se refieren a Salmo 16:10 que dice: No deber�a ver corrupci�n en la tumba, como expresi�n de esto, porque los cuerpos comienzan a pudrirse al cuarto d�a. El obispo Warburton se refiere a esto al sacrificio representativo de Isaac. Isaac, dice �l, fue el representante de Cristo que muri� por nosotros; su carga de le�a representaba a Cristo cargando su cruz; su padre lo trae a salvo del monte Moriah,despu�s de tres d�as, durante los cuales el hijo estuvo bajo condenaci�n de muerte, represent� el tiempo en que Cristo continu� muerto; y el padre claramente lo recibi� bajo el car�cter de representante de Cristo, como restaurado de entre los muertos; porque as� como el ser llevado al monte, el ser atado y puesto sobre el altar, represent� los sufrimientos y la muerte de Cristo, as� el ser llevado de all� con vida represent� apropiadamente la resurrecci�n de Cristo; no, incluso el mismo momento de su resurrecci�n de entre los muertos

Versículo 5

Luego de los doce. Es cierto que ni Judas ni Tom�s estaban all�, y probablemente Jacobo podr�a estar ausente (ver 1 Corintios 15:7 ). Pero como se podr�a decir que el concilio de veintitr�s jud�os entre los jud�os ser ensamblado si la mayor parte estuviera presente, aunque el n�mero podr�a no estar completo; de modo que la compa��a podr�a llamarse los doce, aunque supongamos que una cuarta parte estuvo ausente. Ver Marco 16:14 . Lucas 24:36 . Juan 20:26 .

Versículo 6

M�s de quinientos hermanos a la vez. Esto probablemente fue en Galilea, donde nuestro Salvador ten�a un gran n�mero de disc�pulos; y aunque no hab�a m�s de ciento veinte reunidos en Jerusal�n cuando se eligi� a Mat�as, sin embargo, no se sigue que no hubiera tal n�mero en Galilea, donde parece, de todo el tenor del evangelio, que los disc�pulos de nuestro Se�or abundaron. mucho. Esto, por lo tanto, est� tan lejos de ser una objeci�n a la verdad de la resurrecci�n de nuestro Salvador (como dir�an Chubb y otros), que es una prueba gloriosa de lo contrario.

Si hubiera sido una impostura, tantos corazones y lenguas falsas nunca podr�an haber actuado en concierto; ni todos habr�an guardado el secreto, que el remordimiento, el inter�s y quiz�s a menudo la tortura, podr�an instarlos a divulgar: especialmente porque hab�a habido un traidor entre los doce; por cuya causa, si hubieran tenido conocimiento de un fraude, debi� haber surgido una sospecha generalizada del secreto del otro. V�ase Ditton sobre la resurrecci�n y Carta de Prideaux a un de�sta, p�g. 241.

Versículo 7

Luego, de todos los Ap�stoles. El cambio de frase de la conclusi�n del vers�culo 5, es muy notable, y probablemente insin�a, que los que estaban all� se llamaban los doce (es decir, la mayor parte de la compa��a que usaba ser as� denominado) no lo eran, ni siquiera los once completos. En qu� circunstancia se basa una conjetura probable, que James podr�a, por alg�n accidente, haber sido impedido de reunirse con sus hermanos, tanto en el d�a de la resurrecci�n como en ese d�a senenoche; y lo mismo en el tiempo en que Cristo se apareci� a los quinientos: y para estar a este respecto al mismo nivel que ellos, nuestro Se�or se le apareci� solo a �l, despu�s de todas las apariciones mencionadas anteriormente.

Versículo 8

Como de un nacido fuera de tiempo. Un nacimiento que llega antes de su tiempo (el nombre que aqu� se da San Pablo) suele ser repentino e inesperado, y tambi�n es d�bil y d�bil. La primera parte se aplica para que San Pablo se convierta en cristiano y ap�stol, aunque es en lo segundo que se modela humildemente a s� mismo como un nacido fuera de tiempo.

Versículo 9

Porque yo soy el m�s peque�o de los Ap�stoles, etc.� "Por cuanto me he enriquecido ahora, y cuanto me he elevado a dones y gracias, y a los honores del apostolado; y cu�n eminentes y exitosos han sido mis trabajos y sufrimientos en la ejecuci�n de ese oficio, realmente soy en m� mismo, y en mi propia cuenta, el menor y el m�s despreciable de todos los Ap�stoles de Cristo; s�, menos que el menor de todos los santos, ( Efesios 3:8.) absolutamente indigno de cualquier favor, mucho m�s de una posici�n tan alta y honorable en la iglesia: No, por el contrario, merec�a justamente que se me echara encima una marca eterna de infamia; porque yo fui todo el tiempo, en los d�as de mi no regeneraci�n y celo ciego por el juda�smo, un incr�dulo obstinado, y un enemigo ac�rrimo y un perseguidor indignante de la iglesia ( Hechos 8:3 ; Hechos 9:1 ,) que Dios ha erigido como un pueblo peculiar para s� mismo, y que �l posee y bendice, y ser� glorificado en y por ".

Versículo 10

No fue en vano. En lugar de no fue en vano, etc. algunos dicen que el pasaje no ha sido en vano; porque he trabajado.

Versículo 12

�C�mo dicen algunos entre ustedes? & c.� Esto bien puede entenderse por el jefe de la facci�n contraria, y algunos de sus disc�pulos. Primero, porque San Pablo introduce esta refutaci�n al afirmar su misi�n, que estos sus opositores pondr�an en duda. En segundo lugar, porque es tan cuidadoso en dejar que los corintios vean que �l no mantiene la doctrina de la resurrecci�n en oposici�n a estos sus nuevos l�deres, siendo la doctrina que les hab�a predicado en su primera conversi�n, antes de que cualquier falso Ap�stol apareciera entre ellos. ellos, y los enga�� acerca de la resurrecci�n.

Su falso Ap�stol era jud�o, y en apariencia estaba judaizado; �No puede ser tambi�n sospechoso de saduce�smo? Porque es evidente que se opuso, con todas sus fuerzas, a San Pablo, que debe proceder de una gran diferencia de opini�n en el fondo, ya que no hay pasos de ning�n tipo personal. provocaci�n.

Versículo 13

Entonces Cristo no ha resucitado. El argumento en el que el Ap�stol habla de manera tan copiosa, parecer�a ser de gran importancia, cualesquiera que sean los principios por los que se atac� la doctrina de la resurrecci�n. No se puede decir que eso sea en su propia naturaleza imposible lo que se logr� en Cristo; y probar�a que la esperanza de una resurrecci�n no era, como la representaban los gentiles, una esperanza mezquina y s�rdida, ya que se cumpli� en el Hijo de Dios. Ver en 1 Corintios 15:1 .

Versículo 17

A�n est�is en vuestros pecados. La palabra pecado se usa frecuentemente para el castigo debido al pecado;y en ese sentido debe entenderse aqu�: "A�n est�is sujetos al castigo de vuestros pecados". Es el tenor constante de las Escrituras, que nuestro gran Sumo Sacerdote hizo expiaci�n por los pecados del mundo en la cruz; que su muerte fue nuestro rescate, y su sangre el precio pagado por ello: de modo que cuando consideramos el rescate, que incluye nuestra justificaci�n, con respecto a Cristo, el autor de la misma, debe ser atribuido a su muerte y pasi�n; - pero en cuanto a nosotros, nuestro t�tulo e inter�s en esta salvaci�n com�n se basa en la fe, nuestra justificaci�n, aunque comprada por la sangre de Cristo, debe ser apropiada para nosotros a trav�s de la fe en esa sangre. Porque el mismo Ap�stol que nos ha dicho que somos justificados gratuitamente por la redenci�n que es en Cristo Jes�s,Del mismo modo nos ha dicho que Dios lo ha puesto como propiciaci�n mediante la fe en su sangre. Por eso se dice que somos justificados por la fe; no es que nuestra fe sea la compra de la justificaci�n, que se lo debemos �nicamente a la sangre de Cristo; sino porque por la fe obtenemos el beneficio de la redenci�n realizada por Jesucristo.

Ahora, aunque la muerte de Cristo fue la reconciliaci�n del mundo con Dios, la resurrecci�n de Cristo es el punto culminante de nuestra esperanza y fe en �l; s�, de nuestra fe en su sangre, por la cual hizo propiciaci�n por nuestros pecados; y por tanto, aunque Cristo muri� por nuestras ofensas e hizo expiaci�n por nuestros pecados, desde nuestra fe en su muerte y nuestra esperanza en su sangre, (por la cual la esperanza y la fe somos justificados) se basan en la verdad y el cr�dito de su resurrecci�n, se dice muy correctamente que resucit� para nuestra justificaci�n.Porque la muerte de Cristo no habr�a sido una justificaci�n para nosotros, ni podr�amos haber tenido esperanza o fe en ella, de no ser por el poder y la gloria de la resurrecci�n, que ha borrado el esc�ndalo y la ignominia de la cruz, y la ha convertido a la vez en un acto de fe divino y racional para esperar la vida y la inmortalidad de �l, quien �l mismo muri� una vez en el �rbol. As� aprendemos de San Pablo, que si Cristo no resucit�, nuestra fe es en vano; todav�a estamos en nuestros pecados. De donde deducimos que la fe en la muerte de Cristo, que no se basa en la seguridad de su resurrecci�n, es una fe vana, y tal que no puede librarnos de nuestros pecados; es m�s, que la muerte de Cristo no pudo haber sido una propiciaci�n. por el pecado sin su resurrecci�n, ense�a expresamente en el siguiente vers�culo:Entonces tambi�n ellos, los que durmieron en Cristo, perecieron.

Versículo 18

Ca�dos dormidos en Cristo.� "Todos los cristianos fallecidos, sin excepci�n de los m�s excelentes de ellos, que han muerto por su religi�n. Han perdido la vida y el estar juntos, en esta suposici�n, en la causa de uno, que, si todav�a est� entre el muerto, debe haber sido un impostor y un falso profeta ".

Versículo 19

Somos los m�s miserables de todos los hombres. Los m�s dignos de l�stima. Doddridge. Es bastante extra�o al prop�sito argumentar a partir de este texto, como algunos han hecho, que si no hubiera un estado futuro, la santidad y la virtud har�an a los hombres m�s miserables de lo que ser�an de otra manera. Es evidente que San Pablo aqu� no habla del caso de los hombres buenos en general, si es posible suponer que sus esperanzas de felicidad futura deber�an, despu�s de todo, ser defraudadas; pero del caso de los Ap�stoles, y otros primeros predicadores y profesores del cristianismo, si, en medio de sus penurias y persecuciones, no fueron sostenidos por esta esperanza. Para ser cristianoen aquellos d�as, iba a ser un ejemplo de santidad y virtud probadas, de verdadera sabidur�a y de consumada fortaleza; estar expuesto al desprecio, a la infamia ya la muerte; ser se�alado como un tonto, un loco, un entusiasta; ser vilipendiado como ateo y enemigo de toda religi�n; ser castigado como ladr�n y asesino; perder fama, amigos y consuelo; y estar expuesto a todo aquello por lo que la naturaleza humana se estremece, y que una persona del mayor valor, sin la ayuda de la gracia divina, ciertamente se esforzar�a por evadir.

Por lo tanto, despose�dos de la esperanza de la resurrecci�n en medio de estos sufrimientos, deben haber estado sometidos perpetuamente a las reprimendas de sus propias mentes, por sacrificar toda visi�n de la felicidad en este mundo, para promover lo que sab�an que era una falsedad perniciosa. Quiz�s nunca hubo un grupo de hombres en la tierra tan desdichados como debieron haber sido en esta suposici�n.

Versículo 20

Pero ahora Cristo ha resucitado, etc. - Es un gran error imaginar que el Ap�stol se emplea a lo largo de este cap�tulo para probar una resurrecci�n: la prueba se encuentra en un �mbito muy estrecho, principalmente de 1 Corintios 15:12 y casi todos el resto del cap�tulo se dedica a ilustrarlo, reivindicarlo o aplicarlo. La prueba es, en verdad, muy breve, pero sumamente s�lida y convincente: la que surgi� de la resurrecci�n de Cristo. Ahora, eso no solo demostr� que una resurrecci�n era de hecho posible, sino que, lo que era mucho m�s, ya que demostr� que Cristo era un maestro divino, demostr� la doctrina de una resurrecci�n general, que �l ense�� tan expresamente.

Tambi�n era natural que un hombre tan bueno como San Pablo insistiera en las tristes consecuencias que se derivar�an, con respecto a �l y a sus hermanos, de renunciar a una esperanza tan gloriosa; y la manera cordial en que habla de esto, es un noble argumento interno, que todo lector de sensibilidad debe sentir. En lugar de convertirse en primicias de los que durmieron, algunos rinden el pasaje como primicias de los que se durmieron. Las primicias eran una peque�a parte, que primero se tomaba y se ofrec�a a Dios, y que santificaba toda la misa que iba a seguir. Ver en 1 Corintios 15:18 .

Versículo 24

Cuando haya suprimido toda regla. Habr� abolido o depuesto. La palabra ??????????? generalmente significa despojar a una cosa de alg�n poder, ya sea legal o usurpado, que antes ten�a, y reducirlo a la incapacidad de ejercer ese poder. As� se usa de Satan�s, Hebreos 2:14 de la muerte, aqu� y 1 Corintios 15:26 de los pr�ncipes temporales, 2 Timoteo 1:10 y 1 Corintios 1:28 ; 1 Corintios 2:6 y de la ley ceremonial, Efesios 2:15 .

Versículo 28

Entonces tambi�n el Hijo mismo se sujetar�, etc.� "Cuando el Padre le sujete todas las cosas, de modo que a todos los ojos le parezca que �l es en verdad Se�or de todo, entonces tambi�n el Hijo mismo se sujetar� a �l. , quien le someti� todas las cosas, mediante un acto p�blico en medio de esta augusta asamblea, renunciando como si fuera su comisi�n de presidir como Se�or universal en el reino mediador, como habiendo cumplido el fin para el cual le fue dado, en la salvaci�n completa de todos sus santos fieles; a quienes luego introducir� en un estado de la mayor proximidad a Dios, y conversar� m�s �ntimamente con �l, para que Dios, la Trinidad, sea y parezca ser, todo en todas:para que todos puedan gozar de felicidad completa y eterna, en la plena comunicaci�n del favor divino para siempre. "Parece evidentemente, que el reino que ha de ser entregado es la regla de este mundo inferior, que luego ha de ser consumido; y para que no parezca que una provincia del imperio de Cristo fue destruida, su gobierno mediador, emprendido en declarada sumisi�n al plan de redenci�n, Efesios 1:10 y completado en la glorificaci�n de todo su pueblo fiel, cerrar� en el m�s honorable manera.

Dios declarar� que los fines de la misma han sido completamente respondidos; y todo el cuerpo de sus santos ser� introducido por �l en un estado de acercamiento y comuni�n con el Dios trino m�s �ntimo que el que hab�an conocido los esp�ritus de los bienaventurados en su estado separado. En general, debemos recordar aqu� que se habla de Cristo en su capacidad mediadora , y que se sigue en la naturaleza de las cosas, que su reino mediador debe cesar y ser abandonado, cuando la mayor parte de su gobierno mediador sea completamente respondida. ; de modo que no pueda derivarse ninguna objeci�n posible contra la verdadera Divinidad de la segunda Persona en la Trinidad siempre bendita, que siendo Dios antes de la creaci�n de este mundo y, en consecuencia, antes de asumir el cargo de Redentorde los hombres, seguir� siendo Dios sobre todo, bendito para siempre, cuando los grandes designios de ese oficio se completen por completo. En consecuencia, es muy observable que, aunque el ap�stol hab�a mencionado expresamente a Dios y el Padre, 1 Corintios 15:24 como la Persona a quien Cristo iba a entregar el reino, que recibi� de �l; sin embargo, aqu� habla de Dios absolutamente, sin restricci�n personal , como todo en todos. Ver Jones's Catholic Doctrine of a Trinity, cap. 1 arte. 15, 39 y c. Bp. Procedimiento del entendimiento de Brown y las inferencias extra�das de 2 Corintios 13:14 .

Versículo 29

De lo contrario, �qu� har�n, & c. - "Tales son nuestras opiniones y esperanzas, como cristianos; de lo contrario, si no fuera as�, �qu� deber�an hacer los que se bautizan en se�al de abrazar la fe cristiana en la habitaci�n de los muertos, que acaban de caer en la causa de Cristo, pero cuyos puestos son ocupados por una sucesi�n de nuevos conversos, que se ofrecen de inmediato para sucederlos, como filas de soldados que avanzan al combate en la habitaci�n de sus compa�eros, que acaban de muertos en su lucha. Si la doctrina a la que me opongo es verdadera, y los muertos no resucitan en absoluto, �por qu�, sin embargo, son bautizados as� en la habitaci�n de los muertos?�Est�n alegremente dispuestos, a riesgo de sus vidas, a mantener la causa de Jes�s en el mundo? "Ser�a casi interminable enumerar, y mucho m�s sondear, todas las interpretaciones que se han dado de esta oscura frase, ???? ??? ??????. No hay raz�n para creer que aqu� se hace referencia a la costumbre supersticiosa, mencionada por Epifanio, de bautizar a una persona viva, como representaci�n de alguien que hab�a muerto sin bautizar; es m�s probable que haya surgido de un error de este pasaje que haber prevalecido tan temprano.

El hecho de que Cradock suponga que alude al lavado de cad�veres no se ajusta a la gram�tica ni tiene ning�n sentido significativo. Los cristianos primitivos estaban acostumbrados, en general, a reservar el bautismo de adultos para ocasiones solemnes, particularmente para Pentecost�s. Pero no es en absoluto improbable que cuando murieron cristianos eminentes, especialmente m�rtires, algunos fueron elegidos entre los catec�menos que se preparaban para el bautismo y, en honor de estos santos eminentes, y para llenar sus lugares, fueron bautizados por los muertos. El Dr. Whitby, por las palabras, para los muertos, entiende, "para ese Jes�s, quien, seg�n su doctrina, a�n debe estar muerto"; y observa que el plural ?? ?????? se usa con frecuencia en las escrituras, cuando se habla de una persona; y que elresurrecci�n ?????? - de los muertos en general, es mencionado tres veces por este Ap�stol, cuando habla de la resurrecci�n de Cristo solamente. Vea las Reflexiones.

Versículo 31

Protesto por vuestro regocijo. "Protesto por vuestros gozos, en los que participo tan cordialmente que puedo llamarlos m�os".

Versículo 32

Si a la manera de los hombres, etc., San Pablo era un ciudadano romano, y alegaba su privilegio como tal, y por lo tanto el capit�n en jefe ten�a miedo porque lo hab�a atado; porque, como dice Cicer�n, Facinus est vinciri civem Romanum, scelus verberari;�Es decir, "es perverso, o il�cito, atar a un ciudadano romano; �es malvado azotarlo", es decir, "examinarlo con azotes". Esto fue en Jerusal�n; pero ya hab�a hecho lo mismo antes en Filipos. Ahora bien, si hubiera alegado su privilegio en estas ocasiones menores, �no lo habr�a hecho mucho m�s en una ocasi�n como esta que se especifica en el texto? Adem�s, �qui�n podr�a encargarlo? Los provinciales no ten�an tal poder; y el gobernador no se atrever�a a infligir tal castigo a un ciudadano romano, del cual estaba exento por sus leyes: y especialmente no lo habr�a intentado en ese momento, que fue el comienzo del reinado de Ner�n, mientras gobernaba bien, y muy moderadamente. Tampoco aparece en el curso de la historia ning�n tiempo que bien pueda asign�rsele; para cuando St.

Pablo vino primero de �feso, se qued� solo un rato y los dej� en silencio, Hechos 18:19 ; ya su regreso all�, cuando los jud�os intentaron perjudicar a la multitud contra �l, ense�� en la escuela de Tyrannus; y aunque permaneci� all� dos a�os, no tenemos noticias de disturbios hasta el asunto de Demetrio. Despu�s de esto, sali� inmediatamente de la ciudad y se fue a Macedonia. Hay una dificultad similar en cuanto al lugar; �Por suponer que fue en el teatro,como algunos han hecho, parece totalmente sin fundamento. Los teatros fueron dise�ados para entretenimientos esc�nicos, como obras de teatro, conciertos musicales, los concursos de poetas y oradores; ya veces sus consejos p�blicos se celebraban all�. Pero no eran caminos adecuados, ni seguros, para enfrentarse a las fieras. Los anfiteatros eran los lugares habituales para esos espect�culos: tampoco encontramos menci�n en los escritores antiguos de ning�n anfiteatro en �feso; aunque hubiera habido uno, y St.

Paul hab�a sido expuesto en �l, es poco probable, pero deber�amos haber o�do hablar de �l. Adem�s, si el Ap�stol se hubiera comprometido as�, es dif�cil comprender c�mo pudo haber escapado sin un milagro. Porque los que conquistaron a las bestias se vieron obligados a luchar con los hombres hasta que ellos mismos murieron. Esta era la costumbre b�rbara en ese mismo momento, como aprendemos de S�neca, epista. 7. Parece m�s razonable, por tanto, entender la expresi�n como metaf�rica, y que alude al tumulto suscitado por Demetrio. Utiliza met�foras similares, y con respecto a la misma cosa, cap. 1 Corintios 4:9 y nuevamente, 1 Corintios 15:13 aludiendo a otra costumbre. Y en Hechos ( Hechos 20:29 ) hablando de los efesios, haciendo uso del mismo tropo, dice:Yo s� esto, que despu�s de mi partida entrar�n en medio de vosotros lobos rapaces que no perdonar�n al reba�o. En cuanto a la expresi�n ???? ????????, el sentido parece ser, humanamente hablando; y as� es usado por Chrysippas, y la frase ??? '????? por AEschylus, como Grotius comenta sobre Romanos 3:5 .

Ver tambi�n G�latas 3:15 las relaciones que nos dan Nic�foro y Teodoreto, de un encuentro que San Pablo tuvo con las bestias salvajes en el teatro de �feso, han sido consideradas hasta ahora por el Dr. Whitby, que �l defiende la interpretaci�n literal de este pasaje; a favor de lo cual tambi�n se insiste, que si hubiera hablado de hombres brutales, hubiera preferido mencionar el asalto que se le hizo en Listra, donde fue apedreado y se supon�a que estaba muerto. Pero el peligro de ser hecho pedazos podr�a ser mayor en �feso: hab�a sucedido muy recientemente,y como la escena estaba mucho m�s cerca de Corinto, ser�a m�s natural para �l mencionarla aqu�. Debe haber sido el silencio de San Lucas en su historia como ante un evento tan memorable como un combate con las bestias , y San Pablo lo omiti� en el amplio cat�logo de sus sufrimientos, 2 Corintios 11:23 junto con su conocido privilegio como romano. ciudadano, que probablemente, como seguramente deber�a haberlo protegido legalmente, de tal insulto, todos favorecen la interpretaci�n figurativa ; y la expresi�n ???? ????????, a la manera de los hombres, o humanamente hablando, tiene una propiedad en esta hip�tesis, que no puede tener en la otra, y parece ser bastante decisiva.

Comamos y bebamos, etc.� Si los muertos no resucitan en absoluto, la m�xima epic�rea podr�a parecer justificada: "Hagamos lo mejor de esta corta vida, que es todo el per�odo de nuestro ser; y, renunciando esos sublimes sentimientos y b�squedas que no pertenecen a criaturas de tan corta y baja existencia, comamos y bebamos, ya que vamos a morir, como si fuera ma�anao al d�a siguiente; porque, tan poca es la diferencia entre un per�odo de tal vida y otro, que apenas vale la pena hacer la distinci�n. "Debe observarse, que San Pablo escribe todo el tiempo sobre una suposici�n, que si tales pruebas como que hab�a producido sobre la resurrecci�n de Cristo no se pod�a depender de �l, no pod�amos tener certeza alguna con respecto a ninguna existencia futura. Y aunque debe reconocerse, que los argumentos naturales para la inmortalidad del alma y las retribuciones futuras conllevan con ellos una gran probabilidad, sin embargo, el grado de evidencia no es de ninguna manera comparable a la que los corintios debieron haber tenido de la resurrecci�n de Cristo, con la que la nuestra tiene una conexi�n tan necesaria: y, en consecuencia, si se hubieran abandonado estas pruebas, �qu� podr�a han sido alegados a favor del otro,

Apenas es necesario observar, que el Ap�stol no est� aqu� expresando sus propios sentimientos, sino argumentando seg�n las nociones epic�reas o saduceas de quienes, negando un estado futuro, instaron como consecuencia natural, que el hombre en ese caso no ten�a nada m�s. hacer que hacer lo mejor que pueda de la vida presente. San Pablo no pudo, por un momento, admitir tal suposici�n. Estaba demasiado arraigado en la creencia de una resurrecci�n, como para permitir por un momento cualquier razonamiento basado en la idea de su falsedad; y, por tanto, podemos observar que inmediatamente a�ade a los sentimientos que pone en boca de sus oponentes: No os enga��is, etc. 1 Corintios 15:33. En consecuencia, todos los razonamientos absurdos y blasfemos de Chubb, extra�dos de este pasaje, se basan en los principios m�s falsos e indefendibles. San Pablo, en cada p�gina de sus escritos, muestra una consideraci�n demasiado grande por la santidad y la virtud, como para que podamos creer que �l podr�a pensar, sobre cualquier hip�tesis, una vida de impureza y vicio preferible a ellos.

Versículo 33

Las malas comunicaciones corrompen los buenos modales. Las palabras originales son una cita de las obras de Menandro y son un verso y�mbico. En consecuencia, el Dr. Doddridge los traduce muy bien as�:

"Los buenos modales se corrompen con hablar profano".

Versículo 34

Digo esto para su verg�enza . �No podr�a decirse esto probablemente para avergonzarlos de su l�der, en quien estaban tan ansiosos de gloriarse? Porque no es improbable que su cuestionamiento y negaci�n de la resurrecci�n provenga de su nuevo Ap�stol, quien levant� tal oposici�n contra San Pablo. En lugar de Despertar a la justicia, algunos leen Despertad, como conviene a los justos.

Versículo 35

Alg�n hombre dir�: �C�mo, etc.? Si permitimos que San Pablo sepa lo que dice, queda claro por sus respuestas que entiende que estas palabras contienen dos preguntas: Primero, "�C�mo es que sucede? que los muertos resuciten; �no ser�a mejor que siguieran viviendo? �Por qu� mueren para vivir de nuevo? En segundo lugar, "�Con qu� cuerpo volver�n a la vida?" A ambos responde claramente: 1. Que los que sean elevados a un estado celestial tendr�n nuevos cuerpos; y luego, que es conveniente que los hombres mueran, ya que la muerte no es una forma inapropiada de obtener estos nuevos cuerpos.

�l muestra que hay un ejemplo tan claro y com�n de esto, en la siembra de todas las semillas, que piensa que es una tonter�a convertirlo en una dificultad; y luego procede a declarar que a medida que tengan nuevos cuerpos, tendr�n mejores cuerpos que los que ten�an antes; es decir, cuerpos espirituales e incorruptibles. Ver Locke sobre el entendimiento humano, b. 2: 100: 27 y la disertaci�n n�mero 48 de Ward.

Versículo 36

Excepto que muera. Se ha objetado a esto que si la semilla muere, nunca da fruto; pero es cierto que la semilla en general se consume en la tierra, aunque un poco de germen o capullo, que forma parte de ella, brota a una nueva vida y es alimentada por la muerte y corrupci�n del resto. De modo que estos sabios fil�sofos nuestros, hablan tan tontamente como los librepensadores corintios a quienes reivindican. Ver Juan 12:23 .

Versículo 38

A cada semilla su propio cuerpo. El Ap�stol parece hablar m�s directamente de eso como su propio cuerpo, que es peculiar de esa especie de grano; sin embargo, indudablemente, cada o�do tiene una referencia peculiar a un individuo, como su propia semilla, de tal manera que otro de la misma especie no lo tiene: y lo que sigue claramente se adapta a tal punto de vista.

Se dice que Dios le da este cuerpo como le plazca, porque no sabemos c�mo se produce; y el pensamiento principal del Ap�stol es que es absurdo argumentar contra una resurrecci�n, sobre un principio que es tan palpablemente falso como debe ser, que supone que comprendamos todo el progreso de las obras divinas.

Versículo 39

No toda carne es la misma carne. El alcance del pasaje pone de manifiesto que por carne, San Pablo aqu� quiere decir cuerpos; tanto como para decir, que Dios ha dado a las diversas clases de animales, cuerpos en forma, textura y organizaci�n, muy diferentes unos de otros, como �l ha considerado bueno; y as� puede dar a los hombres en la resurrecci�n, cuerpos de constituciones y cualidades muy diferentes de las que ten�an antes. El Sr. Locke, en lugar de bestias, lee ganado, ??????.

Versículos 41-42

Hay una gloria del sol, etc.� Algunos conectar�an estos dos vers�culos de la siguiente manera: Hay una gloria del sol, etc.� Porque una estrella es diferente de otra estrella, 1 Corintios 15:42 . As� tambi�n en gloria est� la resurrecci�n de los muertos. Pero la cl�usula, as� tambi�n es la resurrecci�n de los muertos,m�s bien deber�a concluir el vers�culo 41. Como si el Ap�stol hubiera dicho: "Aparecer� otro tipo de gloria que la que la naturaleza humana ha conocido en su estado m�s puro, en cualquier belleza de forma u ornamentos de vestimenta. De hecho, como he insinuado, pero ahora, habr� diferencias en el grado de esa gloria, correspondiente a las diferentes excelencias en el car�cter de los hombres buenos, sobre quienes ha de pasar: pero todos experimentar�n un cambio de lo m�s ilustre y feliz ". Debe observarse que la resurrecci�n de los muertos de la que se habla aqu� no es la resurrecci�n de toda la humanidad en com�n, sino s�lo la resurrecci�n de los justos.

Esto ser� evidente para cualquiera que observe que San Pablo, habiendo declarado en 1 Corintios 15:22 que todos los hombres ser�n revividos, dice a los Corintios, 1 Corintios 15:23que no ser� todo a la vez, sino a varias distancias de tiempo. En primer lugar, Cristo resucit�; despu�s, a continuaci�n, para �l deben ser resucitados todos los justos, cuya resurrecci�n de los justos es la que trata y da cuenta al final de este discurso y cap�tulo; y as� no llega directamente a la resurrecci�n de los imp�os, que iba a ser la tercera y �ltima en orden: de modo que desde el vers�culo 23 hasta el final de este cap�tulo, todo lo que �l dice de la resurrecci�n es s�lo una descripci�n de la resurrecci�n de los justos, aunque aqu� la llama por el nombre general de la resurrecci�n de los muertos. Que este sea el caso es tan evidente, que apenas hay un vers�culo del 4 al final que no lo demuestre. Primero, lo que resucita en esta resurrecci�n, S.

Pablo nos asegura, 1 Corintios 15:43 , resucita en gloria, pero los imp�os no resucitan en gloria. Segundo, �l dice que nosotros (hablando en el nombre de todos los que ser�n resucitados) llevaremos la imagen del Ad�n celestial, 1 Corintios 15:49 que no puede pertenecer a los imp�os. Todos seremos transformados, para que la muerte sea absorbida por la victoria que Dios nos da por medio de nuestro Se�or Jesucristo, 1 Corintios 15:51 ; 1 Corintios 15:57 que tampoco puede pertenecer a los condenados. Y por lo tanto nosotros y nosotrosDebe entenderse que se habla en nombre de los muertos que ser�n de Cristo, que ser�n resucitados por s� mismos, delante del resto de la humanidad. En tercer lugar, dice, 1 Corintios 15:52 , que cuando los muertos resuciten, los que est�n vivos ser�n transformados en un abrir y cerrar de ojos.

Ahora que estos muertos son solo los muertos en Cristo, quienes se levantar�n primero y ser�n arrebatados en las nubes para recibir al Se�or en el aire, est� claro en 1 Tesalonicenses 4:16 . En cuarto lugar, una prueba m�s de lo cual es, 1 Corintios 15:56 en que sus pecados fueron quitados, se quit� el aguij�n con que la muerte mata. Y por lo tanto St. Paul dice, Dios nos ha dado a nosotros la victoria, que es lo mismo nosotros o nos qui�n asumir�a la imagen del celestial Ad�n, 1 Corintios 15:49 , y lo mismo que quien debe todo ser cambiado, 1 Corintios 15:51. Por tanto, todos los lugares no pueden pertenecer a nadie m�s que a los que ser�n de Cristo, que ser�n resucitados por s� mismos el segundo en orden, antes que los dem�s muertos.

Lo que dice San Pablo en este vers�culo 51 es muy notable : No todos dormiremos, pero todos seremos transformados en un abrir y cerrar de ojos. La raz�n que da para ello, 1 Corintios 15:53 es, porque esta cosa corruptible debe vestirse de incorrupci�n, y esta cosa mortal debe vestirse de inmortalidad. �C�mo? Por qu� despoj�ndose de carne y hueso, por un cambio instant�neo, porque, como nos dice, 1 Corintios 15:50, la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios; y por lo tanto, para preparar a los creyentes para ese reino, aquellos santos que est�n vivos en la venida de Cristo, ser�n cambiados en un abrir y cerrar de ojos, y aquellos que est�n en sus tumbas ser�n cambiados de la misma manera, y as� toda la colecci�n de santos, todos los miembros fieles del cuerpo de Cristo, ser�n puestos en un estado de incorruptibilidad, inmortalidad y gloria, 1 Corintios 15:52 .

Tomando la resurrecci�n aqu� mencionada como la resurrecci�n de todos los muertos promiscuamente, el razonamiento de San Pablo en este lugar dif�cilmente se puede entender. Pero suponiendo que aqu� describe la resurrecci�n de los justos solamente, esa resurrecci�n que �l dice, 1 Corintios 15:23, es ser el siguiente despu�s del de Cristo, y separado del resto, nada puede ser m�s sencillo, natural y f�cil que el razonamiento de San Pablo: y as� es; "Los hombres vivos son de carne y hueso; los muertos en los sepulcros son s�lo los restos de carne y sangre corruptas; pero la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupci�n puede heredar la incorrupci�n, es decir, la inmortalidad; hacer que todos aquellos que ser�n de Cristo, sean capaces de entrar en su reino eterno de vida, as� como aquellos que est�n vivos en ese momento, como aquellos que sean levantados de entre los muertos, ser�n todos cambiados en un abrir y cerrar de ojos, y sus corruptible se vestir� de incorrupci�n, y su mortal se vestir� de inmortalidad; y as� Dios les da la victoria sobre la muerte, por medio de su Se�or Jesucristo ". Esto es, en resumen, St.

Pablo est� discutiendo aqu�, y el relato que da de la resurrecci�n de los bienaventurados. Pero c�mo los imp�os, que luego ser�n restaurados a la vida, ser�an resucitados, y qu� ser�a de ellos, aqu� no dice nada, como si no fuera para su prop�sito actual; que deb�a asegurar a los corintios, por la resurrecci�n de Cristo, de una feliz resurrecci�n a todos los santos fieles de Dios, y as� animarlos a continuar firmes en la fe que ten�a tal recompensa. Tampoco es solo en este lugar donde San Pablo llama a la resurrecci�n de los justos con el nombre general de la resurrecci�n de los muertos. �l hace lo mismo, Filipenses 3:11, donde habla de sus sufrimientos y de sus esfuerzos, si por alg�n medio pudiera llegar a la resurrecci�n de los muertos; por lo que no puede referirse a la resurrecci�n de los muertos en general; de lo cual, ya que ha declarado en este mismo cap�tulo, 1 Corintios 15:22 , que todos los hombres, tanto buenos como malos, participar�n con tanta certeza como que morir�n, no hay necesidad de esforzarse para lograrlo.

Nuestro Salvador tambi�n habla de la resurrecci�n de los justos en los mismos t�rminos generales de la resurrecci�n, Mateo 22:30 . Y la resurrecci�n de entre los muertos, Lucas 20:34 , por lo que se entiende solo la resurrecci�n de los justos.

Versículos 42-44

Se siembra en corrupci�n."El cuerpo que tiene ahora principios tan manifiestos de mortalidad y corrupci�n, que ahora consta de partes tan fr�giles y tiernas, que la menor enfermedad los perturba y los incapacita para sus operaciones; que ahora est� sujeto a tantas bajas, y ha su continuidad depende de la disposici�n adecuada de tantas partes peque�as y f�cilmente desordenadas, que es m�s asombroso c�mo continuamos viviendo un d�a, que por qu� morimos despu�s de tan pocos a�os de espacio; este cuerpo, en la resurrecci�n , ser� perfectamente refinado y purificado de todas las semillas de la mortalidad y la corrupci�n. En una palabra, con respecto a los santos fieles de Dios, este cuerpo corruptible brotar� en una sustancia incorruptible e inmortal, que ser� apta para perdurar en perfecta gloria. , mientras el alma a la que est� unida, incluso por toda la eternidad.Ese cuerpo que al morir parece tan vil y abyecto, tan vil y despreciable, al momento de la resurrecci�n se transformar� en un cuerpo resplandeciente, hermoso y glorioso; que, en comparaci�n con el cuerpo animal, puede ser llamado con bastante propiedad uncuerpo espiritual, como un veh�culo infinitamente m�s puro y refinado para el alma ". La frase ???? ???????, 1 Corintios 15:44 , que traducimos como un cuerpo natural, debe traducirse, m�s apropiadamente al griego, y m�s conforme al El significado del ap�stol, un cuerpo animal; para St.

Pablo est� mostrando aqu�, que como ahora tenemos cuerpos animales, que derivamos de Ad�n, dotados de una vida animal, la cual, a menos que sea sostenida por un suministro constante de alimento y aire, fallar� y perecer�; y al fin, haremos lo que podamos, se disolver� y llegar� a su fin: as�, en la resurrecci�n, tendremos de Cristo, el segundo Ad�n, cuerpos espirituales, que tendr�n una vida esencial y naturalmente inseparable en ellos, continuando y subsistiendo perpetuamente por s� mismo, sin la ayuda de la carne. , o beber, o aire, o cualquier otro apoyo extranjero; sin decadencia, ni tendencia a la disoluci�n. De lo cual, hablando nuestro Salvador, dice: Los que sean tenidos por dignos de obtener ese mundo y la resurrecci�n de entre los muertos, ya no pueden morir, porque son iguales a los �ngeles.y seguramente desde este punto de vista, no puede haber nada impropio o absurdo, como algunos han insistido, en que el Ap�stol llame a esta naturaleza y constituci�n futuras, cualquiera que sea, un cuerpo espiritual o un marco espiritualizado.

El Sr. Locke observa con justicia que el momento en que el hombre est� en este mundo es cuando es sembrado, y no cuando, estando muerto, es puesto en la tumba; porque lo muerto no se siembra; las semillas se siembran estando vivas, y no mueren hasta despu�s de ser sembradas: y entiendo que esto concuerda mejor con el hecho de que el Ap�stol llama al cuerpo un cuerpo natural o animal , 1 Corintios 15:44 .

Pero, sin embargo, al poner y enterrar el cuerpo en la tierra, tiene cierta semejanza con la siembra de semillas; y como el cuerpo es mucho m�s notable por su corrupci�n, debilidad y deshonra, despu�s que antes de morir, no excluir�a una consideraci�n de su estado y condici�n cuando muere y es depositado en la tumba.

Ver comentario sobre 1 Corintios 15:41

Versículo 45

El primer hombre Ad�n fue hecho alma viviente; - Un animal con vida, ????, - anima, de donde animal en los vers�culos anteriores. Ver 1 Tesalonicenses 5:23 y la nota sobre G�nesis 2:7 . La �ltima cl�usula no es una cita de la Escritura, como algunos han pensado, sino lo que agrega el Ap�stol con motivo de la cita del G�nesis; como si hubiera dicho: "Cristo es el postrer Ad�n, como un tipo ilustre del primero" ( Romanos 5:14 ); y tiene en s� mismo un Esp�ritu, con el cual da vida a quien quiere y en qu� grado le agrada , �Todos sus fieles santos ". Ver Juan 1:4 ; Juan 5:26 y los vers�culos 21 y 26 de este cap�tulo.

Versículo 47

El primer hombre es de la tierra, - "El primer hombre era de la tierra, y por lo tanto terrenal: fue creado del polvo de la tierra, y su cuerpo era solo una masa de arcilla animada; en referencia a la cual fue dijo: 'Polvo eres'. El segundo hombre de quien hablamos es el Se�or del cielo: y todo lo que hab�a en la tierra en la composici�n del cuerpo que condescendi� a llevar, ahora est� completamente purificado y refinado en la forma m�s gloriosa ".

Versículo 51

He aqu�, os muestro un misterio: - os digo, etc. Es decir, "una doctrina hasta ahora desconocida, y que ahora no puedes ser capaz de comprender plenamente; porque nosotros, los santos fieles de Dios, no todos dormiremos, no todos estaremos sometidos al golpe de la muerte; pero todos , tanto los vivos como los muertos, en la aparici�n de Cristo, sean transformados de la manera m�s feliz y gloriosa a la imagen de nuestro Se�or ". Ver 1 Tesalonicenses 4:15 .

Versículo 53

Para este corruptible, & c. - "Porque, en orden a esto, (?? ??????? ?????) este cuerpo en descomposici�n y corruptible, que ahora es susceptible de putrefacci�n, y pronto se corromper� en la tumba, debe ser de nueva construcci�n y formado en un estado de fuerza y ??vigor, de cualidades espirituales e incorruptibles: y este mismo cuerpo (?? ?????? ?????) que es de estructura mortal y, en t�rminos generales, morir�, no debe ser creado de nuevo, sino felizmente alterado por una resurrecci�n adecuada. de la misma sustancia, y debe revestir la forma de una gloriosa inmortalidad ".

Versículos 54-55

Entonces, cuando este corruptible, etc. � O, Y cuando, etc. "Cuando se realiza este evento glorioso y largamente esperado, -cuando esta parte corruptibles de nuestro marco se haya vestido de incorrupci�n, y c thenshall se cumplir� lo que est� escrito,. Isa�as 25:8 . La muerte ha sido devorada en la victoria; perfectamente sometido y destruido; y se introdujo un estado tan feliz, que dif�cilmente se sabr�a que la muerte hab�a tenido alguna vez alg�n lugar o poder entre los s�bditos de Cristo; en la vista segura de lo cual, el cristiano puede incluso ahora, en fe y esperanza, con el mayor placer, escucha su c�ntico de triunfo: �D�nde est� tu aguij�n, muerte? "El original tiene una especie de giro po�tico, que parece en cierta medida adaptarse a la sublimidad del sentimiento; porque la primera de las cl�usulas, 1 Corintios 15:55 , es un verso j�nico, y la segunda un verso trocaico; y el Sr.

El Papa s�lo las ha transpuesto, para hacerlas, tal como est�n en nuestros versos, la conclusi�n de una de sus estrofas: � Oh, tumba! �D�nde est� tu victoria? �Oh muerte! �D�nde est� tu aguij�n? Generalmente se piensa que estas palabras se citan de Oseas 10:14 donde vea la nota.

Inferencias.� La muerte y resurrecci�n de Cristo constituyen el gran fundamento de nuestra santa fe. Bien puede ser el gozo diario de nuestro coraz�n pensar cu�n firme est� ese fundamento, y qu� evidencia variada y convincente tenemos, de que cuando Cristo se encarn�, visit� este mundo miserable y muri� por nuestros pecados, seg�n las Escrituras; que como �l condescendi� a bajar a las cavernas de la tumba, y yacer all� en la tumba fr�a y silenciosa, humillado en el polvo de la muerte; as� tambi�n, seg�n las mismas Escrituras, resucit� al tercer d�a. Cu�n agradecidos debemos estar de que se hayan dado pruebas tan convincentes de su resurrecci�n, demostradas por tan infalibles se�ales y repetidas apariciones a todos los Ap�stoles,que ten�a todas las oportunidades que el m�s escrupuloso temperamento pod�a exigir para examinar tranquilamente su certeza. M�s de quinientas personas fueron testigos de ello a la vez; testigos, que por muchos a�os sobrevivieron para dar fe de este importante hecho y corroborar nuestra fe y esperanza en Dios, que da vida a los muertos. Por tanto, seg�n hemos recibido as�, manteng�monos firmes en esta doctrina; recordando que nuestra salvaci�n depende de que la retengamos firme y pr�cticamente; y que si alguna vez, por alguna consideraci�n, hacemos naufragio de la fe y la buena conciencia, hemos cre�do en vano, y peor que en vano.

Es motivo de alegr�a agradecida que San Pablo se haya agregado a esta nube de testigos que dan testimonio de la resurrecci�n de Jes�s, ese gran Ap�stol, en quien la gracia de Dios fue magnificada tan ricamente; magnificado peculiarmente en esa humildad que aqu� expresa de una manera tan amable; llam�ndose a s� mismo el m�s peque�o de los Ap�stoles, declarando que no era digno del nombre de Ap�stol; y en medio de todas las labores y glorias de esta eminente posici�n en la iglesia, a�n guardando en sus ojos esa locura con la que, en los d�as de su infidelidad, hab�a ofendido tan gravemente. Y no vamos a que tambi�n aprender de �l decir, por la gracia de Dios soy lo que soy?�Seamos sol�citos para que la gracia que nos ha concedido no sea en vano; y, teniendo siempre en cuenta los pecados de nuestro estado inconverso, y nuestra gran indignidad desde que hemos conocido a Dios y hemos sido conocidos por �l, trabajemos en el servicio de nuestro Se�or con celo proporcional; y cuando hayamos trabajado al m�ximo y nos esforzamos con la mayor fidelidad y resoluci�n, atribuy�moslo a esa agencia divina que nos fortaleci� para todos; y repito, aunque algunos lo estimen como una tautolog�a desagradable, no yo, sino la gracia de Dios que estaba conmigo.

Meditemos con inefable gozo en la exaltaci�n de nuestra Cabeza glorificada, de nuestro bondadoso Soberano, que ha vencido a la muerte �l mismo y har� part�cipes de su victoria a todos sus santos fieles. Ha recibido de su Padre gloria, honor y dominio; y reinar� hasta que su conquista sea universal y completa; reinar� hasta que la muerte no s�lo sea despojada de sus trofeos, sino que est� subordinada a sus triunfos, hasta que todos sus prop�sitos para la gloria de su Padre y la suya propia se cumplan plenamente.

Pero �oh! �Qui�n puede expresar el gozo y la gloria de ese d�a? cuando Cristo entregue el reino al Padre y le presente a todos sus fieles s�bditos, transformados a su imagen; una iglesia hermosa y espl�ndida en verdad, para siempre objeto de la complacencia divina; morar para siempre en la presencia divina, en un estado de la mayor proximidad al Dios trino, que entonces ser� todo en todos! Bien que la expectativa de este per�odo ilustre animar al cristiano bajo sus mayores extremidades, y hacer �l de todos los hombres, el m�s feliz; cuando de otra manera, a causa de sus sufrimientos en la carne, podr�a parecer de todos los hombres el m�s miserable. Bien sea este su regocijo en Cristo Jes�s,�Ese juramento sagrado que hace aqu� este Ap�stol perseguido y angustiado con esp�ritu tan sublime, animarle a seguir adelante, aunque est� muriendo cada d�a; aunque iba a encontrar al m�s salvaje de la humanidad, y la muerte misma en sus formas m�s espantosas. Bien pueda este conocimiento de Dios, y de su Hijo exaltado, y de su amor infinito hacia su pueblo fiel, despertarnos a la justicia y librarnos de la esclavitud del pecado.

Dios Todopoderoso nos capacita para retener estos nobles principios de doctrina y acci�n, y para guardarnos de esas malas comunicaciones, esas nociones esc�pticas y licenciosas, que corromper�an nuestro esp�ritu, que debilitar�an toda chispa generosa encendida y animada por el Evangelio; y, al limitar nuestros puntos de vista dentro del estrecho c�rculo de la vida mortal, nos degrada de las anticipaciones de la felicidad angelical a la b�squeda de gratificaciones brutales.

Podemos aprender de este incomparable discurso del Ap�stol a frenar esa vana curiosidad, que en materia de revelaciones divinas est� tan dispuesta a estallar en una indecorosa petulancia; y cuando estemos seguros de que Dios declara la cosa, dej�mosle que supere toda dificultad que parezca acompa�ar a la manera en que se efectuar�. Nada puede ser m�s �til para vencer esta debilidad que observar las operaciones de Dios en las obras de la naturaleza, donde da a toda semilla, animal o vegetal, un cuerpo que le agrada. Cada uno es apropiado para su esfera y hermoso en su conexi�n y orden, aunque el grado de su glorias� diferente; s�, y as� toda la diversidad de gloria, que al fin se manifestar� entre los hijos de Dios, incluso los hijos de la resurrecci�n, servir�n para ilustrar la sabidur�a, la bondad y la fidelidad divinas.

Las alteraciones y el proceso que se hagan en cada caso ser�n verdaderamente maravillosos, cuando este mortal se vista de inmortalidad y este corruptible se vista de incorrupci�n. Oh, adoremos para siempre la bondad divina, que, cuando por nuestra relaci�n con el primer Ad�n, est�bamos bajo una sentencia de condenaci�n y muerte, �l se complaci�, en su infinita misericordia, de designar que estuvi�ramos emparentados con Cristo. , como el segundo Ad�n, en tan feliz v�nculo, que por �l podemos, si somos fieles hasta la muerte, recuperar lo que hemos perdido en el primero; s�, y mucho m�s; para que as� como hemos tra�do la imagen del terrenal, traigamos tambi�n la imagen del celestial.�Que todos aspiremos sinceramente a su bienaventuranza y recordemos que el hecho de que llevemos la imagen de su santidad est� inseparablemente conectado con la esperanza de un privilegio tan glorioso!

Por tanto, esforc�monos, cultivando la santidad en todas sus ramas, por mantener esta esperanza en todo su esp�ritu y energ�a; anhelo de ese glorioso d�a, cuando, en la mayor fuerza de la expresi�n prof�tica, la muerte ser� ser s revolcaban en la victoria; y millones de voces, despu�s del largo silencio de la tumba, estallar�n de inmediato en ese canto triunfal, � oh muerte! �D�nde est� tu aguij�n? �Oh tumba! �D�nde est� tu victoria? Y cuando veamos la muerte desarmada y los terrores de la ley silenciados, bendigamos a Dios por Jesucristo, por quien se cumplieron perfectamente los preceptos de la ley y se soport� su castigo, para que no solo seamos librados de la maldici�n. , pero llamado a heredar la bendici�n.

Consid�relo como un compromiso con la obediencia universal; y, con la seguridad de que cualesquiera otras labores que puedan ser frustradas, las que est�n en el Se�or nunca ser�n vanas, que la gratitud y el inter�s concurran para hacernos firmes, inamovibles y continuamente activos en su servicio.

REFLEXIONES.� Primero, siendo la resurrecci�n de los muertos un art�culo principal de la fe cristiana, el Ap�stol, en este cap�tulo, afirma y establece la doctrina, en oposici�n a algunos falsos maestros que hab�an intentado socavar y anular esta gloriosa verdad, 2 Timoteo 2:17 .

1. Recuerda a los corintios el evangelio que antes les hab�a predicado, que hab�an recibido de sus labios, y en cuya fe hab�an perseverado hasta entonces en general. Por lo cual tambi�n, a�ade, sois salvos si guard�is en la memoria o reten�is lo que os he predicado, a menos que hab�is cre�do en vano. Porque os comuniqu� ante todo, o entre los puntos m�s capitales de la fe cristiana, y como fundamento sobre el que se construyen todas nuestras esperanzas en el tiempo y en la eternidad, aquello que tambi�n recib� por revelaci�n inmediata, c�mo Cristo muri� por nuestros pecados seg�n las Escrituras, que hab�an predicho su sustituci�n y sufrimientos en lugar del pecador;y que fue sepultado; habiendo probado verdaderamente la muerte, fue sepultado; y que resucit� al tercer d�a seg�n las Escrituras; librado por nuestras ofensas, resucit� para nuestra justificaci�n; y en su resurrecci�n tenemos nuestras propias arras.

Y del hecho de que resucit� tenemos la prueba m�s aut�ntica, ya que les he dicho que fue visto de Cefas, luego de los doce, cuyo nombre llevaban, aunque su n�mero original, por la apostas�a de Judas y la ausencia. de Thomas, no estaba completo. Despu�s de eso, se le vio a m�s de quinientos hermanos a la vez; de los cuales la mayor parte permanece hasta el presente, pero algunos han dormido en Jes�s. Despu�s de eso fue visto por Jacobo, el hermano o pariente cercano del Se�or; luego de todos los Ap�stoles;todos los cuales estaban dispuestos a sellar su testimonio con su sangre; hombres, que no pod�an enga�arse a s� mismos, ni pod�an estar bajo la menor tentaci�n de enga�ar a los dem�s, cuando no esperaban m�s que sufrimiento y muerte en todas sus formas tremendas por su fidelidad. Y por �ltimo, �l tambi�n fue visto por m�, para que yo pudiera ser un testigo ocular de su resurrecci�n, cuando fue llamado de una manera tan milagrosa al oficio y honor de Ap�stol. En seguida,

2. Hace una hermosa digresi�n, con la m�s profunda humildad reconociendo su propia indignidad, y la rica gracia de Cristo al llamarlo y calificarlo para la obra del apostolado. Me fue visto como a un nacido fuera de tiempo; despreciable como un feto abortivo, y dado a luz con violentos dolores: porque soy el m�s peque�o de los Ap�stoles, absolutamente indigno del alto honor, y el �ltimo llamado a �l; que no soy apto para ser llamado ap�stol, pero merec�a tener una marca eterna de infamia estampada sobre m�, porque persegu� a la iglesia de Dios. Pero por la gracia de Dios, su gracia incre�blemente rica e inmerecida, se produce en m� una feliz alteraci�n, y soy lo que soy,han obtenido misericordia y han sido llamados no s�lo a la fe del Evangelio, sino a la dignidad de ap�stol; y su gracia que me fue otorgada, no fue en vano, sino que se realiz� con eficacia; de modo que bajo su influencia trabaj� m�s abundantemente que todos ellos, sufriendo mayores penalidades, expuesto a mayores peligros y con la m�s incansable diligencia en la difusi�n del Evangelio por el mundo.

Sin embargo, no yo, aunque obligado a reivindicar mi car�cter, no me imputo nada a m� mismo, sino a la gracia de Dios que estuvo conmigo, capacit�ndome para su obra y coron�ndola con �xito. Por tanto, ya sea yo o ellos, as� predicamos, y as� cre�steis: todos dimos el mismo testimonio de un Redentor crucificado y resucitado, y t� profesasteis hacer de �l toda vuestra dependencia para el perd�n, la gracia, la vida y la salvaci�n. . Nota;(1.) Un hombre misericordioso recuerda con profunda humildad aquellos tristes d�as en que vivi� en rebeli�n contra Dios. (2.) Sea lo que sea que seamos o hagamos, solo a la gracia de Dios estamos en deuda por ello, y �l debe tener la gloria. (3.) Todos los verdaderos ministros de Jes�s traen un mensaje, determinados a no conocer nada m�s que a Cristo, y lo crucificaron.

2�, Habiendo probado la certeza de la resurrecci�n de Cristo, procede a mostrar la certeza de la nuestra; refutando la opini�n de aquellos maestros her�ticos, quienes sugirieron que era imposible, o que Cristo no se levant� en una capacidad p�blica, como cabeza y primicia de sus santos fieles. Ahora bien, si se predica que Cristo resucit� de los muertos, �c�mo dicen algunos entre vosotros que no hay resurrecci�n de muertos? De lo cual, si fuera cierto, se seguir�an necesariamente los siguientes absurdos:

1. Si no hay resurrecci�n de los muertos, entonces Cristo no resucit�, a pesar de todas las profec�as y el testimonio indudable de tantos testigos incontestables.

2. Si Cristo no resucit�, entonces nuestra predicaci�n es vana, in�til e in�til, siendo la resurrecci�n de Jes�s la gran verdad de la que depende todo el Evangelio; y tu fe tambi�n es vana; la doctrina sobre la que est� construida no tendr�a un fundamento s�lido, y las esperanzas que de ah� derivan deben defraudar y enga�ar. S�, y, sobre esta suposici�n, somos hallados falsos testigos de Dios, y debemos haber hecho uso de su nombre sagrado para apoyar una falsedad sumamente imp�a; porque hemos testificado de Dios, profesando actuar por su autoridad y bajo su comisi�n, que resucit� a Cristo.a una vida gloriosa e inmortal, como muestra de la aceptaci�n de su empresa como recompensa de sus sufrimientos, y como �l es la cabeza de sus santos fieles, que lo seguir�n a su reino, a quienes no resucit�, si es que es as�. que los muertos no resucitan; porque es evidente que si los muertos no resucitan, tampoco Cristo, que fue contado entre los muertos, resucit�; y si Cristo no resucit�, vuestra fe es vana, y todas las esperanzas surgidas de �l enga�a: a�n est�is en vuestros pecados,bajo la culpa y condenaci�n de ellos: porque como no hay expiaci�n por el pecado, sino lo que �l ofreci�, y de su resurrecci�n depend�a la aceptaci�n de su sacrificio, si �l hubiera permanecido en el sepulcro y hubiera visto corrupci�n, debemos habernos hundido en la desesperaci�n, y concluy� su oblaci�n insatisfactoria; ni pod�amos haber esperado que el que permaneci� prisionero de la muerte pudiera librarnos jam�s de su poder.

3. Entonces tambi�n los que durmieron en Cristo perecieron, siendo esta la consecuencia necesaria de la horrenda suposici�n anterior; porque si Cristo no ha resucitado, su esperanza en �l es vana; y luego, aunque murieron m�rtires por su causa, se han ido con una mentira en la mano derecha y est�n perdidos para siempre; que ese pensamiento, nada puede ser m�s impactante o desalentador para los cristianos sobrevivientes.

4. Si este fuera el caso, que en esta vida solo tenemos esperanza en Cristo, y despu�s de la muerte no tenemos nada que buscar, nosotros, que somos cristianos de profesi�n, y especialmente los ministros de Cristo, que estamos m�s expuestos a la persecuci�n y todo tipo de sufrimiento por su causa, son los m�s miserables de todos los hombres; renunciando a todas las comodidades y ventajas de esta vida, y vadeando un mar de dificultades y pruebas: �y qu� absurdo ser�a esto, si despu�s de la muerte no tuvi�ramos respeto por la recompensa y no esper�ramos una alegre resurrecci�n! y qui�n buscar�a ser crucificado para el mundo, y el mundo para �l, si no mirara m�s all� de la tumba y no esperara nada en la eternidad.

En tercer lugar, probada la certeza de la resurrecci�n de Cristo y demostrados los flagrantes absurdos que se derivan de una suposici�n contraria, el Ap�stol pasa a los efectos de la resurrecci�n de Cristo, como garant�a de la resurrecci�n de todos los descendientes de Ad�n, y especialmente de la gloria de todos los santos fieles de Dios.
1. Porque Cristo ha resucitado de entre los muertos y se ha convertido en primicia de los que durmieron y dormir�n en �l. Es el primog�nito de entre los muertos y el primog�nito de muchos hermanos,�Todos los santos perseverantes, a quienes �l llevar� a la gloria; y su resurrecci�n es garant�a y garant�a de que todo su pueblo fiel vivir� con �l para siempre. Dios, al resucitarlo, ha dado a sus santos, que perseveran en su amor, la seguridad de que ser�n bendecidos y reunidos con �l en su tiempo: porque desde entonces, o porque, por el hombre vino la muerte, que sigui�. sobre el primer pecado, por el hombre vino tambi�n la resurrecci�n de los muertos, por el segundo hombre, el Se�or del cielo.

Porque como en Ad�n, nuestro padre com�n, todos mueren, envueltos en su culpa y expuestos a la muerte, temporal, espiritual y eterna; as�, en Cristo, toda la humanidad ser� vivificada; y especialmente a todos sus santos fieles, quienes, en virtud de su uni�n con �l, ser�n resucitados a una vida de gloria eterna. Pero cada uno en su propio orden, (???????) Cristo primero, y luego sus santos, cada uno en su tiempo, rango y orden, se elevar� a la gloria: Cristo, las primicias, que consagra la mies, y es la prenda. de nuestra resurrecci�n; despu�s los que son de Cristo, en su venida, todos sus fieles.

2. El Ap�stol prueba que debemos resucitar, porque la muerte est� entre esos enemigos que el exaltado Mediador destruir�. Entonces vendr� el fin del mundo y de todos los dolores de los fieles, cuando, habiendo reunido a todos sus santos perseverantes, entregue el reino a Dios, el Padre, ese reino mediador, cuya administraci�n peculiar. le ha sido confiado como Hijo del Hombre: cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y potestad; abolir toda forma de gobierno civil y eclesi�stico, y someter a todo enemigo, humano o diab�lico, que tiranizaba a su pueblo; porque debe reinar como Mediador,hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies. El �ltimo enemigo que ser� destruido es la muerte, cuando los cad�veres de su pueblo fiel sean resucitados a la vida inmortal, sin ver m�s corrupci�n. Porque �l, Dios Padre, puso todas las cosas debajo de sus pies y lo nombr� Cabeza de todas las cosas de su iglesia.

Pero cuando dice que todas las cosas le son sujetas, es manifiesto que esto se refiere s�lo a todos los seres creados, y que se except�a el que le sujet� todas las cosas; porque Dios mismo no puede estar sujeto a nadie. Y cuando todas las cosas le sean sujetas, y los fines de su reino Mediatorial respondan en la completa salvaci�n de todos sus santos fieles, tanto en cuerpo como en alma, entonces tambi�n el Hijo mismo se sujetar� al que le sujet� a �l todas las cosas. ; entonces renunciar� al gobierno peculiar que le ha sido encomendado, entreg�ndose como Cabeza de su iglesia, y los miembros de su cuerpo m�stico, en las manos de su Padre, para recibir las recompensas eternas que le corresponden en virtud de su gran expiaci�n;que Dios sea todo en todos; y de ahora en adelante el poder delegado y la autoridad de Jes�s, como Mediador, cesar�, y el �nico Dios glorioso, Padre, Hijo y Esp�ritu Santo, ser� la fuente inmediata de dominio y bendici�n para la iglesia triunfante para siempre.

3. Argumenta la certeza de la resurrecci�n desde el mismo bautismo de los cristianos. De lo contrario, �qu� har�n los bautizados? Si no hubiera resurrecci�n, cu�n absurdo y extra�o ser�a retomar la profesi�n cristiana, cuando, si no tuvieran nada en perspectiva despu�s de la muerte, y aqu� estuvieran expuestos a todas las miserias y al peligro del martirio diario, parecer�an simplemente bautizado por los muertos, y ser� el m�s miserable de todos los hombres si los muertos no resucitan en absoluto. Entonces, �por qu� se bautizan por los muertos? �Qui�n con semejante perspectiva se convencer�a de abrazar el cristianismo? �Y por qu� estamos en peligro cada hora y dispuestos a sellar nuestro testimonio con nuestra sangre, si no tuvi�ramos la gloriosa esperanza de una mejor resurrecci�n?Protesto por el regocijo que tengo en Cristo Jes�s, por todas las comodidades del cristianismo, y con la misma certeza que vive ese Esp�ritu que es el autor de ellas, muero a diario, viviendo continuamente en las visiones y expectativas m�s cercanas del martirio.

Si, a la manera de los hombres, he luchado con las bestias en �feso, encontr�ndome con hombres brutales y salvajes en su temperamento, y me he expuesto a conflictos tan peligrosos como los que los criminales condenados sostienen cuando se ven obligados a encontrar bestias salvajes en los anfiteatros p�blicos, �qu� Si me beneficia , �qu� beneficio podr�a obtener de tan peligrosas aventuras, o qu� podr�a inducirme a arriesgar as� mi vida, si los muertos no resucitan? Seguramente, si este fuera el caso, que nada hubiera que esperar despu�s de la tumba, ser�a nuestra sabidur�a m�s bien adoptar los principios de Epicuro, que los del cristianismo, y decir: Comamos y bebamos, porque ma�ana lo haremos. morir,y m�s bien disfrutar del placer presente, que sufrir dolores innecesarios, si no hubiera m�s all�, y la muerte nos acabe para siempre. Nota; (1.) Nada m�s que la perspectiva de la eternidad puede involucrar a alguien en la pr�ctica del cristianismo. Hasta que tengamos puntos de vista conscientes por fe de las cosas que no se ven, es imposible que tomemos la cruz de Cristo. (2.) Un gran apoyo en el sufrimiento es el respeto a la recompensa.

4. El Ap�stol cierra esta parte de su discurso con una solemne advertencia. No te dejes enga�ar por esos falsos maestros que se esfuerzan por minar el fundamento de tus esperanzas: las malas comunicaciones corrompen los buenos modales; los malos principios de estos seductores no pod�an sino producir pr�cticas inmorales; y estar conectado e �ntimo con tales hombres era peligrosamente contagioso. Nota; Las malas compa��as deben evitarse como una plaga. Despi�rtate, pues, a la justicia; Est�n en guardia y vean que anden como conviene a su santa profesi�n; porque por estas peligrosas doctrinas que se han introducido entre ustedes, percibo que algunos de ustedes no tienen el conocimiento de Dios, y de su mente y voluntad, como se revela en su Evangelio.

Les digo esto para su verg�enza, que hombres de tan malos principios y conversaciones corruptas deber�an estar entre ustedes, permitidos como maestros, o sufrir para comunicarse con la iglesia como miembros. Nota; Somos culpables no solo de los males que cometemos nosotros mismos, sino tambi�n de los que cometemos en los dem�s.

En cuarto lugar, aqu� se sugieren dos objeciones plausibles contra la resurrecci�n. (1.) �C�mo se levantan los muertos? �Qu� poder es suficiente para tal trabajo, para recuperar los �tomos dispersos? y (2.) �Con qu� cuerpo vienen? con las mismas part�culas id�nticas, o en alguna otra forma y forma? En respuesta al objetor, el Ap�stol responde : Necio. Probablemente las personas que se opon�an a la doctrina de la resurrecci�n pretend�an alcanzar altos logros en la ciencia y razonar como fil�sofos; pero probaron su ignorancia, en lugar de su sabidur�a, y se equivocaron, sin conocer las Escrituras ni el poder de Dios.

1. Lo que siembras no se vivifica si no muere. El mismo Poder, por tanto, que cada a�o levanta, de debajo del terr�n donde la semilla fue sembrada y corrompida, una cosecha abundante, puede levantar de la tumba el cuerpo que ha vuelto de nuevo a su polvo; y ser�a tan absurdo oponerse a la posibilidad del uno como del otro.

2. En cuanto a la manera de la resurrecci�n, y con qu� cuerpo saldremos del sepulcro, para continuar la semejanza, respondo: Lo que siembras, no siembras ese cuerpo que ser�, sino grano desnudo, sin nada de esa rica ropa que luego produce, la hierba, la espiga, y luego el grano lleno en la espiga; puede ser de trigo, o de alg�n otro grano, que muere y revive; pero Dios le da un cuerpo como le place, ya cada semilla su propio cuerpo;orden�ndolo, con infinita sabidur�a, que cada semilla produzca su propia especie. De hecho, en calidad, el cuerpo resucitado ser� diferente del presente, aunque la identidad de la persona ser� la misma. Tampoco es extra�o, cuando vemos a partir de los mismos materiales, que se forman cuerpos de calidades muy diferentes. No toda carne es la misma carne: pero hay una clase de carne de hombre, otra de bestias, otra de pez y otra de aves; la sustancia es originalmente la misma, aunque, por poder divino, maravillosamente diversificada en calidad.

Tambi�n hay cuerpos celestes y cuerpos terrestres; pero, aunque todos formados de la primera materia creada, difieren mucho en excelencia; la gloria de lo celestial es una, y la gloria de lo terrestre es otra: tal diferencia habr� entre el cuerpo presente y el cuerpo resucitado, como entre un terr�n y una estrella. Hay una gloria del sol, otra gloria de la luna y otra gloria de las estrellas; porque una estrella difiere de otra estrella en gloria, es de mayor magnitud y brilla con mayor esplendor; As� tambi�n es la resurrecci�n de los muertos.Tal ser� la diferencia entre los santos en gloria, seg�n sus excelencias. Somos criados por el mismo poder divino que hace que el ma�z vegete; y que la mano omnipotente que modifica la misma materia en los diferentes cuerpos que nos rodean, se puede hacer la diferencia como gloriosa entre nuestro presente y nuestro cuerpo de resurrecci�n, aunque la manera c�mo, puede ser para nosotros inconcebible. Se siembra en corrupci�n desde el d�a de su generaci�n hasta que se pudre en el polvo; se cr�a en incorrupci�n, incapaz de putrefacci�n o disoluci�n.

Se siembra en deshonra; en la vida llena de contaminaci�n, cubierta de verg�enza; en la muerte repugnante y m�s despreciable; es resucitado en gloria, como el cuerpo glorioso de Cristo, brillando como las estrellas por los siglos de los siglos. Se siembra en debilidad, en la actualidad est� sujeta a mil enfermedades, dolores, fatigas, enfermedades, accidentes y muerte; y en la tumba debe ser presa de gusanos; se eleva en poder, vigoroso y activo, apto para unirse al alma inmortal y, sin cansancio y sin cesar, para servir a Dios en su templo para siempre. Se siembra un cuerpo natural, que necesita el apoyo constante de la carne y la bebida, y el sue�o, como las bestias que perecen: se resucita un cuerpo espiritual,no requieren ninguno de estos refrescos para animales. Hay un cuerpo natural, como el que poseemos ahora; y hay un cuerpo espiritual, adecuado al mundo celestial que es la herencia de los santos. Y as� est� escrito: El primer hombre Ad�n, de quien derivamos nuestro cuerpo actual, fue hecho alma viviente, fue dotado de vida animal y requiri� todos los apoyos que nosotros hacemos: el postrer Ad�n, el Se�or Jes�s, fue hecho. un Esp�ritu vivificante, que posee vida en s� mismo, y la fuente de ella para los creyentes, que tiene, desde su resurrecci�n, un cuerpo espiritual; y en virtud de su poder, y la uni�n de sus santos fieles con �l, modelar� sus cuerpos como su propia.

Sin embargo, no fue primero lo espiritual, sino lo natural; y luego lo que es espiritual: el cuerpo animal de Ad�n fue primero, el cuerpo espiritual de Cristo despu�s; y tal es tambi�n el orden establecido para los fieles, primero para llevar el cuerpo natural, luego para recibir el cuerpo espiritual. El primer hombre era de la tierra, formado de arcilla; y por su pecado se hizo terrenal, volviendo al polvo de donde vino. El segundo hombre es el Se�or del cielo, que viene de all� para tomar nuestra naturaleza sobre �l; y ahora ha vuelto all� con su naturaleza humana glorificada; y su pueblo fiel puede esperar que �l venga de all� para hacerlos como �l. Como es el terrenal, tales tambi�n son los terrenales;como fue el cuerpo de Ad�n, as� debe ser el nuestro, que surgi� de �l, mortal y corruptible; y como es el celestial, tales tambi�n los que son celestiales; todos los que nazcan de arriba y se hagan part�cipes de una naturaleza divina y sean fieles hasta la muerte, ser�n conformes en sus cuerpos a su Se�or, y pronto ser�n glorificados juntos.

Y as� como hemos tra�do la imagen del terrenal, hijos de corrupci�n por naturaleza, surgidos de un padre ca�do, y como �l deben volver al polvo, tambi�n traeremos la imagen del celestial; todos los que est�n unidos por la fe perseverantemente a Jes�s, y renovados en el esp�ritu de sus mentes, pronto llevar�n su brillante imagen en sus cuerpos, as� como en sus almas, para siempre.

Quinto, El Ap�stol,
1. Da la raz�n del cambio que �l hab�a descrito. Ahora bien, esto digo, hermanos: que la carne y la sangre, como lo son nuestros cuerpos ahora, no pueden heredar el reino de Dios; son incapaces de soportar el eterno peso de la gloria, y son incapaces de saborear las delicias o de ser empleados en los servicios de ese mundo bendito al que van los fieles. Tampoco la corrupci�n hereda la incorrupci�n. El cuerpo debe ser refinado de su escoria corruptible antes de que pueda entrar o disfrutar de la herencia incorruptible.

2. Les informa de un secreto que desconocen. He aqu�, os muestro un misterio; no todos dormiremos en el polvo, pero todos seremos transformados; En todos los santos que se encuentren vivos en la aparici�n de Cristo, ocurrir� un cambio equivalente a la muerte y la resurrecci�n, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, en la �ltima trompeta, cuando la voz de Jes�s despierte a los muertos. . Porque sonar� la trompeta, y los muertos resucitar�n incorruptibles, y nosotros seremos transformados, los cuerpos de los fieles sufrir�n una feliz alteraci�n en sus cualidades, aunque conservando su identidad; porque este corruptible debe vestirse de incorrupci�n, y este mortal debe vestirse de inmortalidad,para que sean capaces de gozar de esa felicidad celestial que Jes�s ha comprado y provisto para todos aquellos que lo hayan seguido fielmente a trav�s de la regeneraci�n.

3. Cuando llegue esta terrible temporada, entonces la muerte ser� abolida para siempre. As� que cuando este corruptible se haya vestido de incorrupci�n, y este mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplir� el dicho que est� escrito, Isa�as 25:8 . La muerte es devorada por la victoria. Y ese rey de los terrores ser� tan completamente destruido, que nunca m�s podr� levantar su brazo contra uno de los santos glorificados; y, en la perspectiva de este d�a feliz, el alma fiel puede incluso ahora, con fe y esperanza, anteceder a sus triunfos eternos y, exultante, clamar: �D�nde est� , oh muerte, tu aguij�n? Lo desaf�o. Oh tumba, �d�nde est� la victoria? Me levanto inmortal y te pisar� bajo mis pies para siempre.

4. Aqu� se declara la base del triunfo del creyente. El aguij�n de la muerte es el pecado; esto arma al monstruo con todos sus terrores; y la fuerza del pecado es la ley, que obliga al transgresor a un juicio futuro; y no meramente denunciando la muerte corporal como la paga del pecado, sino dictando sentencia de muerte eterna y enviando cuerpo y alma al infierno. Pero gracias a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Se�or Jesucristo.En su nombre adorado levantamos nuestras banderas; en su justicia nos glorificamos, ya que muri� en nuestro lugar, llev� cautiva la cautividad; aunque los fieles vean corrupci�n en la tumba, la muerte no puede dominarlos; se levantar�n gloriosos e inmortales; y, mediante el poder y la gracia de su gran Redentor, ven y reina con �l en gloria eterna.

Nota; (1.) La muerte ya no es terrible, cuando el aguij�n del pecado, a trav�s de la Sangre expiatoria, se quita de la conciencia. Los fieles encontrar�n, por el camino del sepulcro, las puertas de oro de la vida y la inmortalidad, que se abren al para�so de Dios. (2.) Lo que ser� el tema de las alabanzas eternas de los justos, ahora deber�a ser el tema de sus canciones.

5. Cierra el conjunto con una c�lida exhortaci�n, surgida del discurso anterior. Por tanto, amados hermanos m�os, estad constantes, firmes e inquebrantables en la fe y la esperanza del evangelio, especialmente en las grandes doctrinas de la muerte expiatoria y la resurrecci�n de Jes�s, con los benditos efectos de la vida y la gloria inmortal. de todos los fieles; inamovible por cualquiera de los artificios de Satan�s, o el arte de los seductores; fundada sobre la roca que en vano asaltan las tormentas; siempre abundando en la obra del Se�or, comprometido con celo y perseverancia en su servicio, alegre y dispuesto a sufrir cualquier sufrimiento, a pesar de toda oposici�n, aumentando con el aumento de Dios; sabiendo, como la verdad m�s segura,que vuestro trabajo no ser� en vano en el Se�or, sino que, uni�ndose perseverantemente a �l en la fe, �l os fortalecer�, sostendr� y reconocer� en la vida y en la muerte, y, despu�s de la muerte, resucitar� vuestros cuerpos a la vida inmortal, y te conceda la corona de justicia y gloria que nunca se desvanece, la recompensa, no, en verdad, de la deuda, sino de la gracia.

Nota; (1.) Nuestra pr�ctica siempre seguir� el ritmo de la fuerza de nuestra fe; y cuanto m�s comprendamos nuestro punto de vista de las cosas eternas, con m�s vigor avanzaremos hacia la meta del premio de nuestro supremo llamamiento en Cristo Jes�s. (2.) Es el mayor est�mulo trabajar para el Se�or, que el alma fiel tenga la seguridad de triunfar en su servicio. (3.) Cualquier cosa que hagamos o suframos por Cristo, nunca nos arrepentiremos en el d�a de la resurrecci�n, y solo entonces nos avergonzaremos de no haberlo amado m�s ni de haberlo servido mejor.

Información bibliográfica
Coke, Thomas. "Comentario sobre 1 Corinthians 15". Comentario de Coke sobre la Santa Biblia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tcc/1-corinthians-15.html. 1801-1803.
 
adsfree-icon
Ads FreeProfile