Bible Commentaries
1 Samuel 2

Comentario de Coke sobre la Santa BibliaComentario de Coke

Introducción

La canci�n de Hannah. El pecado de los hijos de El�. El� los reprendi� muy suavemente por sus grandes cr�menes: un profeta del Se�or lo predijo, que el sacerdocio pasar�a de su familia a otra, y que un sacerdote se levantar�a para caminar ante Dios y su ungido para siempre.

Antes de Cristo 1112.

Versículo 1

Y Ana or� Esto podr�a ser interpretado con mayor propiedad, y Ana cant� alabanzas. Ver Salmo 15:5 .

Versículo 3

Porque el Se�or es un Dios de conocimiento, y por �l se pesan las acciones. Houbigant dice esto, porque el Se�or lo conoce de antemano todas las cosas: tus consejos designados no tendr�n �xito; casi conforme al �rabe y al sir�aco.

Versículo 5

Y cesaron los que ten�an hambre: Houbigant da esto, los que fueron oprimidos por el hambre, ya no ser�n as�; mientras que la est�ril dar� a luz siete, y la que tuvo muchos hijos se ver� privada de fuerzas. Todas las expresiones en este y los otros vers�culos est�n dise�adas para humillar el orgullo del hombre y exponer la grandeza, la sabidur�a y el poder incontrolable de Dios.

Versículo 8

�l � levanta al mendigo del muladar, etc.� El autor de las Observaciones comenta que el esti�rcol seco se quemaba generalmente en el Este, y que en sus caba�as sol�an depositarse montones de este tipo de c�sped. De ah� que �l piense que la presente expresi�n est� aclarada; "�l levanta a un mendigo de un muladar, de una caba�a, es decir, en la que se amontonan montones de esti�rcol seco como combustible, como algunos de los peores acomodados de la mala pr�ctica con respecto al c�sped de este pa�s: o m�s bien , que levanta a un pobre exilio, obligados a mendigar su pan en sus viajes, as� como para presentar de alguna fuera de casa , donde el esti�rcol est� guardada, fuera de la ciudad, con el fin de establecer en el tronode un palacio real, construido en medio de �l. "Cuando Ana dice que los pilares de la tierra son del Se�or, ella insta a una fuerte raz�n en prueba de todo lo que hab�a avanzado; a saber, que DIOS, siendo el fundador, patrocinador , y sustentador de la tierra misma, ciertamente podr�a hacer con sus habitantes lo que quisiera.

El verdadero significado de la palabra pilares traducidos , ???? metzukei, es algo dudoso. Parece expresar esos grandes instrumentos, sean los que sean, de sostener y retener en su �rbita el globo terr�queo. Pero, �significaba pilares, como lo hemos traducido ?, todos ven que la palabra debe entenderse en sentido figurado.

Versículo 10

Y dar� fuerza a su rey: Por rey y ungido en este lugar, dicen algunos, se refiere a David, de quien Ana profetiza; aunque parece m�s probable que la referencia sea al Mes�as. Ver Salmo 89:24 . "�Qui�n no percibe", dice San Agust�n, "que el esp�ritu que anim� a esta mujer, cuyo nombre, Ana, significa gracia, profetiz� de la religi�n cristiana, la ciudad de Dios, cuyo rey y fundador es Cristo?" Ver de Civ. Dei, lib. 17: gorra. 4. Este parece ser el principal objetivo y objeto de la canci�n de Hannah. Ella es la primera persona, como observa el obispo Patrick, que nombra al Mes�as o ungido;no existe tal palabra en todos los libros anteriores: y cuando consideramos los t�rminos en los que se expresa esta hermosa canci�n; el perfecto parecido que hay entre �ste y el de la Sant�sima Virgen, Lucas 1:46 ; y la alusi�n que el padre de Juan el Bautista hace a la �ltima parte, Lucas 1:69 .

No podemos persuadirnos a nosotros mismos de que Ana ten�a un respeto por algo m�s alto que por Penina su rival, o por los triunfos incluso del mismo David. Las expresiones son demasiado magn�ficas y sublimes para limitarse a tales objetos. Kimchi qued� tan impresionado con ellos, que reconoce ingenuamente que el rey, del que habla Ana aqu�, es el Mes�as;de quien ella habl� ya sea por profec�a o por tradici�n: "Porque", contin�a �l, "hab�a una tradici�n entre los israelitas, que un gran rey se levantar�a en Israel; y ella sella su canci�n con la celebraci�n de este rey; quien iba a entregar ellos de todos sus enemigos. " En resumen, todos los detalles de los vers�culos 9 y 10 especialmente, caracterizan perfectamente el reinado del Mes�as; su protecci�n de sus santos; los vanos esfuerzos de sus enemigos; su triunfo sobre ellos; la extensi�n de su reino y el aumento perpetuo de su poder. Consulte Witsii Miscel. Sacr. Tom�s. 1: lib. 1.

Versículo 16

Y si alguno le dec�a, no fracase, etc. El gran pecado de estos hijos de El� consisti�, no s�lo en exigir m�s de lo que les corresponde; (ver Lev�tico 7:32 .) pero en asumir lo que ellos eligieron, antes de que se le ofreciera lo que pertenec�a a Dios. Ver Lev�tico 2:16 ; Lev�tico 23:25 .

Versículo 18

Ce�ido con un efod de lino � Como el nacimiento, el nombramiento y el ministerio de Samuel fueron extraordinarios, por lo tanto, se le entreg� un vestido extraordinario. Schachus conjetura, que de ah� se deriv� el lat�n clavus entre los romanos, que era una vestimenta peculiar de sus senadores y presidentes. Fue tra�do por Tullus Hostilius de los etruscos cuando los conquist�, cuyo idioma antiguo concuerda tanto con el hebreo, que podemos creer f�cilmente que derivaron muchas cosas de ellos. Ver Mirotheca, cap. 3: secta. 43.

Versículo 21

Y el ni�o Samuel creci� ante el Se�or � Ver 1 Samuel 2:26 y Lucas 2:52 . A medida que aumentaba en estatura, aumentaba en sabidur�a; como pueden estar seguros los padres, siempre ser� el caso de aquellos hijos a quienes dedican temprano al Se�or, y en cuyas mentes j�venes inculcan cuidadosamente los preceptos divinos de la religi�n y la verdad.

Versículo 25

Si un hombre peca contra otro, el juez, etc. �es decir, si un vecino da�a a otro, el asunto puede ser ajustado por el juez, quien interponiendo su autoridad, arregla el asunto; pero si uno da�a al juez mismo, como fue el caso presente, �qui�n puede interceder en su favor? Houbigant observa que la palabra pronunciada lo juzgar�, se traducir� de manera m�s adecuada y coherente, ser� suplicada; intercedi� por el hombre.

Las palabras, porque el Se�or los matar�a, son pronunciadas por el Dr. Waterland, por lo que el Se�or los matar�a; mejor traducci�n que la com�n; que sin embargo puede muy bien estar justificado; como el Se�or, cuando las personas se vuelven incorregibles, las entrega a su propia dureza de coraz�n, y su consecuente destrucci�n.

REFLEXIONES.� Los caracteres de estas familias, as� contrastados, aparecen m�s conspicuos. La negligencia de El�, el sumo sacerdote, hace que la diligencia de Elcana sea m�s notable; y la piedad de Samuel arroja doble tristeza sobre la impiedad de los hijos de El�.

I. Con respecto a Elcana y su familia, tenemos:
1. Su regreso a Ram�, dejando atr�s a Samuel, con la bendici�n de El� sobre ellos por el pr�stamo que hab�an prestado al Se�or, y el efecto de esa bendici�n que tuvo lugar, en cinco ni�os que recibieron a Ana a cambio de Samuel. Nota; Nada devuelve tan seguramente con inter�s, como lo que se presta al Se�or y se dedica a su servicio.

2. Su adoraci�n regular y declarada a Dios en Siloh, y el cuidado de su amado hijo, proporcion�ndole ropa durante su noviciado en el tabern�culo. Nota; (1.) Aunque debemos estar siempre adorando en esp�ritu, sin embargo, las devoluciones de oraci�n regulares y declaradas deben mantenerse cuidadosamente. (2.) Una provisi�n debida para los hijos es un deber de los padres, y debe ser su deleite, sin renunciar a su gasto.

3. El progreso que hizo Samuel bajo el cuidado e inspecci�n de El�. Aunque rodeado de los malos ejemplos de los hijos de El�, atendi� cuidadosamente las instrucciones de El� y ministr� ante �l en cualquier peque�o servicio en el que pudiera ser empleado; y El�, observando, sin duda, su extraordinario deleite en el trabajo, y reflexionando sobre las extraordinarias circunstancias de su nacimiento, se encarg� de prepararlo a tiempo para el servicio del tabern�culo, y le puso un efod de lino, aunque no un sacerdote, y antes de tener la edad habitual para ministrar ante el Se�or.

A medida que aumentaba de estatura, su comprensi�n y su disposici�n afable, como el capullo de rosa que se expand�a, revelaban su dulce perfume y atra�an la atenci�n de Dios y del hombre. Nota; (1.) Bajo maestros cuidadosos y piadosos, podemos esperar los florecimientos de la piedad primitiva. (2.) Dios est� complacido con las gracias que otorga.

II. En cuanto a El� y su casa, se nos dice:
1. Su car�cter extremadamente malo. Eran hijos de Belial. Aunque nacieron de un hombre tan piadoso y, durante su juventud, se criaron bajo sus oraciones e instrucciones, resultaron profanos y libertinos. No conoc�an al Se�or, no le prestaban atenci�n, convirtieron su oficio en un mero beneficio y, aunque sacerdotes, quiz�s eran ateos en sus opiniones, ciertamente en su pr�ctica.

Nota; (1.) Los mejores padres a menudo han vivido para verse en el infeliz caso de Eli. La gracia no se puede comunicar sino solo de Dios. (2.) Ser�a muy deseable que los hijos de El� hubieran sido los �ltimos de tales sacerdotes; pero todav�a hay demasiados de sus sucesores, cuya profesi�n hace que sus inmoralidades e infidelidades sean m�s infames y m�s criminales.

2. Los actos particulares de su maldad se registran para su eterna verg�enza. Eran rapaces, profanos y ad�lteros. En vista de tales abominaciones, no puede sorprenderse que la gente aborreciera las ofrendas del Se�or donde se practicaba tal impiedad, y que Dios con una marca profunda estampara su maldad ante �l, para ser recordado despu�s para su eterna confusi�n.

Nota; (1.) Un sacerdote rapaz es maldito de Dios y aborrecido de los hombres. (2.) Los que hacen de su vientre un dios, s�lo aumentan su impiedad con la burla de llevar la librea de Cristo. (3.) Abusar del cr�dito del oficio sagrado, para tener �xito en la gratificaci�n del apetito bestial, es el paso m�s alto de la villan�a humana y la maldad abandonada.

3. Su dura resistencia a la reprensi�n de su padre. Se enter� de sus malas acciones: los heridos, sin duda, se quejaron con �l; pero era viejo y, por lo tanto, no pod�a �l mismo inspeccionar las preocupaciones de su oficina; y sus hijos eran demasiado testarudos para que �l los contuviera. Sin embargo, los amonesta por sus malas acciones, les reprocha la mala tendencia de su maldad, al llevar al pueblo de Dios a la transgresi�n, y les advierte del terrible peligro que esto representa para sus propias almas, cuando, sin un abogado, deber�an aparecer. ante Dios, y recibir la condenaci�n eterna que sus cr�menes provocaron. Pero las palabras significaban poco para ellos; necesitaban una correcci�n m�s severa; y por la indulgencia pecaminosa de El� hacia ellos, Dios lo visitar� cuando se venga de ellos; porque, habiendo resuelto matarlos, Dios los hab�a entregado a la ceguera y dureza de sus propios corazones; y por tanto, no escucharon a su padre, sino que siguieron adelante en sus iniquidades.

Nota; (1.) No hay un personaje m�s desesperado que un ni�o desobediente. (2.) Los padres a menudo tienen muchas razones para culpar a su indulgencia e indulgencia pecaminosas, y no solo son acusados ??de culpa ante Dios por retener la vara de correcci�n, sino que aqu� los hacen sufrir por la deshonra y los sufrimientos de sus hijos. (3.) Hay un pecado de muerte, por el cual no hay ruego: temblemos ante cada acercamiento a este estado imperdonable.

III. El personaje de Samuel cierra la narraci�n. Su piedad sirvi� para quitar ese disgusto que le hab�an dado los hijos de El�, y su comportamiento m�s concili� la mirada del pueblo de Dios, que se mostr� m�s eminente y ejemplar en medio de tan mala compa��a. Nota; Es un consuelo, cuando una gran impiedad y maldad se han infiltrado en la iglesia de Dios, que algunas luces ardientes y brillantes contin�en levant�ndose en ella, para que no seamos como Sodoma, ni seamos como Gomorra.

Versículo 30

Por tanto, el Se�or Dios de Israel dice: Yo dije, etc.� El oficio del sumo sacerdocio se estableci� primero en Eleazar, el hijo mayor de Aar�n, y en su posteridad; porque la misma promesa se le hace a Finees, hijo de Eleazar, N�meros 25:13 que aqu� se dice que se le hizo a El�, que era descendiente de Itamar, el hijo menor de Aar�n. El sumo sacerdocio le fue trasladado de la familia de Eleazar, por alg�n pecado u otro, ya que ahora se resolvi� deber�a ser trasladado nuevamente, de la familia de Itamar a la de Eleazar, por los horribles pecados de los hijos. de Eli.

Con frecuencia leemos acerca de los decretos condicionales de Dios en las Escrituras; ver particularmente Jeremias 7:9 y Selden de Success. en Pontif. lib. 1: gorra. 2. No podemos prestar demasiada atenci�n a la solemne declaraci�n al final de este vers�culo, que, si bien magnifica enormemente la bondad de Dios para con nosotros, nos advierte al mismo tiempo, de la manera m�s en�rgica, que seamos activos en la realizaci�n de nuestros deberes.

Versículo 31

Cortar� � el brazo de la casa de tu padre � es decir, el poder y la autoridad; del cual el brazo en las Escrituras es el emblema. El caldeo lo rinda, cortar� la fuerza de tu simiente.

Versículo 32

Y ver�s un enemigo en mi habitaci�n. La traducci�n al margen de nuestras Biblias parece muy agradable a la historia; ver�s la aflicci�n de tu tabern�culo. Ver el cap. 1 Samuel 4:4 ; 1 Samuel 4:11 .

Calmet, Saurin y otros suponen que el significado es que Eli deber�a ver a un rival en el santuario; pero en ese caso, debe entenderse que el escritor sagrado no habla de El�, cuando dice t�, sino de su posteridad, ya que El� muri� poco despu�s; y, por tanto, la primera parece la interpretaci�n preferible.

Versículo 35

Y me levantar� un sacerdote fiel, es decir , Sadoc, como se supone generalmente, que fue ungido en la habitaci�n de Abiatar, el �ltimo descendiente de El� en el pontificado. Ver 1 Reyes 2:27 ; 1 Reyes 2:35 . Le edificar� una casa segura: ie . "Le dar� una posteridad numerosa, y renovar� con �l la promesa que le hice a Finees, hijo de Eleazar," una predicci�n que fue plenamente justificada por el evento. Ver Ezequiel 40:16 y Josefo Antiquit.

lib. 10: gorra. 4. Caminar� delante de mi ungido: ie . "Sadoc y sus descendientes deber�n realizar continuamente el oficio de sumo sacerdote: antes de que el rey a quien Dios ungir�s, y delante de sus succes s ORS." Procopio Gazaeus bien comenta, que aunque, seg�n la historia, esto se refiere a, y puede aplicarse correctamente a Sadoc, quien fue puesto en el sacerdocio por Salom�n; sin embargo, no pertenece a nadie en su sentido m�s sublime, sino a nuestro Se�or Jesucristo, el ungido del Padre y fiel sumo sacerdote, quien ofreci� el gran sacrificio de s� mismo por los pecados de la humanidad.

Versículo 36

Ponme, te lo ruego, etc.� Ver 1 Reyes 2:27. De una revisi�n de este �til e instructivo cap�tulo, podemos extraer varias reflexiones de importancia. El c�ntico de Ana, la madre de Samuel, y su acci�n de gracias p�blica y solemne a Dios, son una nueva prueba de su piedad, y nos ense�an a expresar nuestra gratitud y a bendecir al Se�or cuando nos concede alg�n favor se�alado. Aprendemos particularmente en esta canci�n, que la Providencia anula todas las cosas; que Dios confunde a los soberbios; que cuida de los d�biles y afligidos que le temen; que los protege y escucha sus oraciones. Esta es una doctrina llena de consuelo y consuelo para los hombres buenos, apoy�ndolos en sus pruebas y llev�ndolos a la santidad y la confianza en Dios. El relato de la horrible impiedad y sacrilegio de los hijos de El� deber�a convencernos de que la vida perversa y suelta de los ministros de religi�n es el mayor de todos los esc�ndalos;

La conducta de Eli exige nuestra seria atenci�n; en lugar de castigar a sus hijos como se merec�an, solo los reprendi� gentilmente; y por tanto Dios, por medio de su profeta, declar� que por esto mismo sus hijos y su posteridad ser�an destruidos. Este notable ejemplo deber�a ense�ar a los padres que complacer a sus hijos es un pecado muy grande; que Dios castiga a padres tan tiernos e indulgentes con los propios hijos; y que a menudo ocasiona la ruina y destrucci�n de familias. Pero esta indulgencia es particularmente pecaminosa en las personas de car�cter p�blico, y especialmente en los gobernadores y magistrados de las iglesias, cuando no reprimen el vicio y la irregularidad oponi�ndolo con firmeza y resoluci�n hasta el m�ximo de su poder. La dura reprensi�n de Dios a El� por parte del profeta, y las miserias que poco despu�s sufrieron sus hijos y todo el pueblo, prueban que grandes desgracias se deben a esta indulgencia; y que no s�lo las personas privadas, sino tambi�n el p�blico, quedan as� expuestas a la venganza divina. Ver Ostervald.

Información bibliográfica
Coke, Thomas. "Comentario sobre 1 Samuel 2". Comentario de Coke sobre la Santa Biblia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tcc/1-samuel-2.html. 1801-1803.