Bible Commentaries
1 Samuel 4

Comentario de Coke sobre la Santa BibliaComentario de Coke

Introducción

Los israelitas son vencidos por los filisteos, que toman el arca: El�, al o�r la noticia, cae de su asiento y se rompe el cuello.

Antes de Cristo 1095.

Versículo 1

Israel sali�, etc. Probablemente los israelitas se sintieron alentados a esta empresa, por la confusi�n en la que debieron haber sido arrojados los filisteos por la matanza de sus grandes hombres que Sans�n hizo a su muerte. El nombre de Ebenezer no se le dio a este lugar hasta alg�n tiempo despu�s; ch. 1 Samuel 7:12 pero se llamaba as� en el momento en que el historiador escribi� este libro.

Versículo 3

�Por qu� nos ha herido Jehov� hoy? Parece que los israelitas no s�lo emprendieron esta guerra sin consultar a Dios, sino que pensaron en vano que, como pueblo suyo, necesariamente deb�an ser coronados por el �xito; y en esta vana confianza, env�an por el arca del pacto; sin considerar que podr�a haber poca esperanza de la ayuda de Dios mientras vivieran en notoria desobediencia a sus leyes.

Versículo 8

�Qui�n nos librar� de la mano de estos dioses poderosos? Como nunca se hab�a hecho en todas las batallas anteriores de los israelitas como llevar el arca al campamento, los filisteos, llenos de las ideas de las deidades locales y tutelares, expresar su miedo y sorpresa. Fue, sin duda, en conformidad con las ideas de los filisteos, que nuestros traductores traducen elohim, dioses, en este lugar, aunque ciertamente se habr�a traducido m�s apropiadamente, este Dios poderoso, y este es el Dios, como en el s�ptimo verso.

Era una costumbre muy com�n entre los antiguos llevar los s�mbolos m�s sagrados de su religi�n a la guerra con ellos. Como los egipcios no fueron castigados en el desierto, Houbigant, siguiendo a los caldeos y al sir�aco, ley� e hizo maravillas en el desierto; agradablemente a lo que dice la versi�n francesa, que golpe� a Egipto en el desierto, outre toutes les autres plaies, adem�s de todas sus otras plagas.

REFLEXIONES.� La profec�a de Samuel acerca de la casa de El� pronto se difundi�, y los hombres esperaron con suspenso el cumplimiento, que r�pidamente comenz� en esta guerra con los filisteos, que aqu� se registra, y sucedi� hacia el final del gobierno de El�, alrededor de cuarenta a�os. a�os despu�s de la muerte de Sans�n.

1. Hubo una batalla campal entre las huestes de Israel y Filistea, en la cual los primeros fueron derrotados con la p�rdida de cuatro mil hombres; ni debemos asombrarnos, cuando parece que no han consultado a Dios en su guerra, ni se han arrepentido de sus pecados.
2. Al retirarse a su campamento, se celebra un consejo de guerra; donde parece que no atribuyeron el golpe a Dios bajo un sentido humillante de sus m�ritos, sino que expresaron su ira por su Providencia; y, en lugar de consultar su voluntad, proponen tontamente un artilugio propio para asegurar su futura victoria, derribando el arca de Dios entre ellos; como si la presencia de eso les asegurara el poder del que habitaba entre los querubines sobre ella. Tan pronto como se toma la resoluci�n, se pone en vigor, se env�a el arca a buscar y los hijos imp�os de El� la derriban: qu� poca bendici�n se pod�a esperar del arca en tales manos.

Nota; (1.) Las providencias aflictivas que humillan al penitente, exasperan al endurecido y hacen que se enoje contra el Se�or. (2.) Aquellos que est�n m�s desprovistos del poder de la piedad tienen la mayor dependencia de la forma de la misma, son m�s celosos por el arca, la liturgia, el sacerdocio y las observancias rituales, y conf�an m�s en estos para la salvaci�n, que en la sangre, el m�rito y la gracia del Redentor, obrando la renovaci�n espiritual de sus corazones. (3.) Por muy bueno que sea cualquier establecimiento, mientras los ministros no tengan gracia, el arca que llevan ser� un cofre vac�o, y no se puede esperar que los acompa�e ninguna bendici�n divina.

3. La alegr�a y el triunfo hinchan ahora el coraz�n de cada israelita, y gritan hasta que la tierra resuena con sus aclamaciones. Nota; Por lo general, se enorgullecen m�s de los privilegios externos que tienen menos experiencia de la religi�n interna; y su grito, como el de Israel, no es preludio de la victoria, sino de su eterna verg�enza y confusi�n.

4. Los filisteos oyeron los gritos de Israel, y por sus esp�as aprendieron r�pidamente la causa, lo que llen� de consternaci�n a su hueste. Suponiendo que el arca fuera el Dios de Israel, expresan su temor de su presencia: no hab�an gritado as� antes, ni estaba el arca de Dios con ellos cuando antes fueron derrotados; y reflexionando sobre los avisos tradicionales de las maravillas anteriores que Dios hab�a obrado en Egipto, aunque confunden las circunstancias, tiemblan por las consecuencias. Sin embargo, sus l�deres alientan a los soldados no a desanimarse por completo, sino a que, si el peligro es grande, ejerzan el mayor coraje para librarse de �l, record�ndoles sus anteriores victorias sobre Israel y mostr�ndoles la ignominia de la servidumbre bajo esos que les hab�a servido.

Nota; Su triunfo ser� breve, cuya confianza es formalidad y cuya esperanza es enga�o. El evento poco se correspondi� con las optimistas expectativas de los israelitas. Fueron heridos delante de sus enemigos, treinta mil de ellos muertos en la batalla, entre los cuales cayeron los malvados hijos de El�, Ofni y Finees; y, para coronar la victoria, el arca en la que confiaban, cae en manos de sus enemigos. Nota; (1.) La maldad de los que emprenden una medida a menudo hace sufrir a una buena causa. (2.) Los primeros y m�s duros juicios de Dios caer�n sobre la cabeza de ministros inicuos e infieles. (3.) Los que se desv�an del camino de Dios y act�an sin su consejo, no pueden esperar �xito en sus empresas.

Versículo 18

Cuando mencion� el arca de Dios, El� se mantuvo bajo sus calamidades privadas; pero tan pronto como se enter� de la p�rdida del arca, su coraz�n le fall� y su preocupaci�n por la religi�n lo afect� de la manera m�s profunda; porque, salvo que fue un padre demasiado indulgente, parece haber sido un hombre digno. Juzg� a Israel cuarenta a�os, lo que ciertamente agrav� la calamidad de su familia. Cuanto m�s alto y m�s largo estaba elevado, m�s terrible era su ca�da. Los jud�os observan que en el d�a de su muerte, Dios abandon� su tabern�culo en Silo, habiendo entregado su fuerza en cautiverio. Ver Salmo 78:60 .

El Sr. Saurin observa, respetando a Eli, que era m�s infeliz que culpable, si se puede juzgar por sus desgracias en el tribunal de carne y hueso; ya que sus cr�menes proced�an menos de un esp�ritu de rebeli�n contra las leyes divinas, que de un principio de debilidad por una familia hacia la que la indulgencia parece tan excusable. Pero cuanto mayor sea nuestra ternura por nuestros hijos, m�s probable es que excite la ira de Dios cuando se libere de esos lazos que nos unen a �l; lazos a los que deben ceder todos los dem�s, y que siempre agradar�n a las criaturas razonables, a quienes Dios permite amarlo ya quienes �l mismo se digna honrar con su amor.

Versículos 21-22

Y llam� al I-Chabod ni�o, y c.- Aqu�, como de costumbre, se explica el motivo del nombre impuesto: I-Chabod que significa, literalmente, sin gloria, o sin gloria; la gloria se ha ido; es decir, el arca de Dios tomada. Houbigant supone que el vers�culo 22 no son las palabras de la madre de I-chabod, sino las del historiador. El �rabe y algunas otras versiones omiten ese verso. Houbigant traduce los dos vers�culos as�, 1 Samuel 4:21 . Pero llam� al ni�o I-chabod, porque le dijeron que el arca de Dios hab�a sido tomada. 1 Samuel 4:22 . Porque ella dijo: La gloria se fue de Israel, desde que fue tomada el arca de Dios.

Nota; Si Dios se aparta de nosotros, si se quitan sus ordenanzas y se niega la luz de su rostro, ni la tierra ni sus cosas tendr�n m�s dulzura ni gloria; todo est� bajo un eclipse l�gubre, reina la oscuridad universal, y el alma experimenta los anticipos de las tinieblas exteriores en la muerte eterna.

Información bibliográfica
Coke, Thomas. "Comentario sobre 1 Samuel 4". Comentario de Coke sobre la Santa Biblia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tcc/1-samuel-4.html. 1801-1803.