Bible Commentaries
1 Tesalonicenses 1

Comentario de Coke sobre la Santa BibliaComentario de Coke

Introducción

A los tesalonicenses se les da a entender, tanto cu�n consciente de ellos era San Pablo, en todo momento, en acci�n de gracias y oraci�n, como tambi�n cu�n bien estaba persuadido de la verdad y sinceridad de su fe y conversi�n a Dios.

Anno Domini 52.

Siendo el prop�sito del Ap�stol en esta ep�stola proporcionar a los hermanos tesalonicenses pruebas del original divino del evangelio, tanto para establecerse como para convencer a los incr�dulos, introdujo elegantemente su tema, declarando que daba gracias a Dios en todo momento o diariamente por su fe, amor y perseverancia de esperanza, sabiendo, agrega, su elecci�n de Dios, para el disfrute de todos los altos privilegios del evangelio, aunque no obedecieron la ley de Mois�s, Colosenses 4:2 � Entonces, para hacer que los tesalonicenses se dieran cuenta de que su fe en el evangelio estaba bien fundada, les record� los argumentos por los cuales hab�an sido inducidos a recibir el evangelio como la palabra de Dios.

El primer argumento que menciona es que el evangelio hab�a sido ofrecido a los tesalonicenses, no solo de palabra o predicaci�n, sino con predicaci�n acompa�ada de grandes y evidentes milagros, realizados en su presencia; y con los dones del Esp�ritu Santo, que se les comunic� despu�s de que creyeron. Y estos milagros y dones sobrenaturales, afirma, hab�an producido en ellos, mediante la gracia divina, mucha seguridad, es decir, la m�s fuerte persuasi�n de la verdad del evangelio; en cuya persuasi�n fueron confirmados por el santo comportamiento desinteresado de los predicadores del evangelio, Colosenses 4:5. � Pero siendo esto una rama de su segundo argumento, el Ap�stol s�lo lo menciona aqu�, refiriendo la consideraci�n m�s completa del mismo al cap. 2: �Agrega, que los tesalonicenses hab�an mostrado la fuerza de su fe imitando a los ap�stoles y al Se�or Jes�s, al sufrir mucha aflicci�n por el evangelio, con gozo, Colosenses 4:6 � De modo que eran modelos de fe y Fortaleza a todos los hermanos de las provincias de Macedonia y Acaya, Colosenses 4:7 , afirma, que de ellos hab�a resonado la fama del evangelio , no s�lo en Macedonia y Acaya, sino tambi�n en todos los lugares, su fe. en un solo Dios se habl� de algo muy extraordinario, Colosenses 4:8.� que sus conciudadanos, que hab�an llevado la noticia de su cambio de religi�n a pa�ses lejanos, hab�an contado, al mismo tiempo, de qu� manera los predicadores de la nueva religi�n hab�an entrado y establecido entre los tesalonicenses; que lo hab�an hecho mediante grandes y evidentes milagros; y que los tesalonicenses, golpeados con estos milagros, por gracia, se hab�an Colosenses 4:9 de los �dolos y se hab�an convertido en adoradores del Dios vivo y verdadero, Colosenses 4:9 - y esperaban el regreso de su Hijo eterno del cielo, quien Jes�s, como afirmaron los predicadores del evangelio, hab�a resucitado de entre los muertos, el cual los librar�a de la ira que sobrevendr� sobre id�latras e incr�dulos en el d�a del juicio, Colosenses 4:10 . � Ahora, que los tesalonicenses esperaban el regreso de Jes�s del cielo, y que su Padre celestial lo hab�a resucitado de entre los muertos, y que esperaban, a su regreso, que �l los librar�a de la ira para vamos incr�dulos, todos son debidamente mencionados en este lugar; porque su expectativa de estas cosas muestra la fuerte impresi�n que los milagros obraron en la confirmaci�n del evangelio, por medio de la gracia, causaron en la mente de los tesalonicenses. Adem�s, la resurrecci�n de Jes�s de entre los muertos, siendo una demostraci�n de su car�cter como el Hijo de Dios, y de su poder y autoridad como juez del mundo, es una prueba innegable del original divino del evangelio, y hace que el su rechazo es infinitamente peligroso.

Entonces, aqu� est� el primer argumento, por el cual se prueba que el evangelio es una revelaci�n de Dios. Los ap�stoles y evangelistas obraron milagros, para mostrar que en realidad fueron enviados por Dios para publicar esos grandes descubrimientos, a los que han dado el nombre de ?? ??????????, el evangelio, o buenas nuevas de Dios. � Ahora, en este argumento observo , que la eficacia de los milagros para probar una comisi�n divina, cuando se realizan expresamente con ese prop�sito, es tan clara, que se necesita poco razonamiento para demostrarla. Las personas de entendimiento ordinario, al igual que aquellas cuyas mentes est�n m�s perfeccionadas, si no se oponen decididamente a todas las operaciones del amor divino, razonar�n como Nicodemo, Juan 3:2 .Rab�, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estos milagros que t� haces si no est� Dios con �l. Por tanto, siendo esto un dictado de sentido com�n, el Ap�stol no tuvo ocasi�n de mostrar, a modo de argumento cercano, que un maestro que obra milagros en confirmaci�n de su doctrina, es comisionado por Dios.

Todo lo que ten�a que hacer era hacer evidente que su propia predicaci�n en Tesal�nica hab�a estado acompa�ada de innegables milagros. Para los tesalonicenses, sin embargo, esto no era necesario. Hab�an sido testigos presenciales de sus milagros, y muchos, por el poder de la gracia divina que los acompa�aba, hab�an sido convertidos por ellos; y, despu�s de su conversi�n, hab�an recibido del Ap�stol los dones del Esp�ritu Santo; y, entre los dem�s, el poder de obrar milagros y de hablar lenguas extranjeras: poder que, sin duda, hab�an ejercido con frecuencia los que lo pose�an. Sin embargo, para convencer a los que habr�an de vivir en otras �pocas, de que la primera predicaci�n del evangelio estuvo acompa�ada de grandes y evidentes milagros, el Ap�stol, en esta ep�stola, ha tomado el mejor m�todo que podr�a idearse; un m�todo que lleva consigo una convicci�n absoluta. San Pablo y sus colaboradores que se unieron a �l en esta Ep�stola, hablaron claramente a los tesalonicenses en esta carta acerca de los milagros que obraron en su presencia, y los dones espirituales que les confer�an; y afirm� ante todos ellos que estos milagros y dones, acompa�ados de la gracia de Dios, produc�an en ellos la m�s plena certeza del original divino del evangelio; y que los tesalonicenses demostraron la fuerza de su persuasi�n, abandonando la idolatr�a establecida y sufriendo con gozo mucha aflicci�n por el evangelio. que estos milagros y dones, acompa�ados de la gracia de Dios, produjeron en ellos la m�s plena certeza del original divino del evangelio; y que los tesalonicenses demostraron la fuerza de su persuasi�n, abandonando la idolatr�a establecida y sufriendo con gozo mucha aflicci�n por el evangelio. que estos milagros y dones, acompa�ados de la gracia de Dios, produjeron en ellos la m�s plena certeza del original divino del evangelio; y que los tesalonicenses demostraron la fuerza de su persuasi�n, abandonando la idolatr�a establecida y sufriendo con gozo mucha aflicci�n por el evangelio.

Afirmaron adem�s, que los milagros que obraron entre ellos eran tan p�blicos y tan conocidos, que, cuando los habitantes incr�dulos de su ciudad fueron con sus mercanc�as a pa�ses extranjeros, no s�lo informaron que los tesalonicenses hab�an abandonado el culto de dioses, pero que hab�an sido persuadidos de hacerlo por los milagros que los predicadores de la nueva religi�n hab�an obrado en su presencia, y por las extraordinarias facultades que estos predicadores confer�an a sus disc�pulos. Ahora bien, �qui�n no ve los llamamientos abiertos de este tipo que se hicieron a los tesalonicenses acerca de los milagros que se obraron en su presencia, y acerca de la impresi�n que estos milagros, por medio de la gracia, causaron en sus mentes y el cambio producido en sus sentimientos religiosos? a trav�s de la influencia de esa impresi�n, son pruebas innegables de que realmente se obraron milagros en Tesal�nica y se confer�an dones espirituales; y que, por medio de estos milagros y dones, los tesalonicenses dejaron de adorar �dolos para servir al Dios vivo y verdadero.

Porque tres personas en su sano juicio, como Pablo, Silvano y Timoteo indudablemente lo fueron, no se puede suponer que hayan hecho llamamientos abiertos de esta naturaleza a sociedades tan numerosas como la iglesia de los Tesalonicenses y las otras iglesias en las que se iba a publicar esta ep�stola. le�do, donde todo individuo debe haber sabido si las cosas afirmadas eran verdaderas o falsas, a menos que hubieran sido conscientes de que todas eran estrictamente verdaderas. Tan poco se puede suponer que los tesalonicenses y el resto hubieran recibido y le�do, sin la mayor desaprobaci�n, la carta en la que se afirman estas cosas, a menos que hubieran sabido que eran estrictamente ciertas. Por tanto, esos grandes y evidentes milagros se obraron en Tesal�nica; que los dones espirituales se confer�an a los que cre�an; y que estos milagros y dones espirituales eran medios, a trav�s de la gracia, de producir entre los tesalonicenses una persuasi�n tan firme de la verdad de la nueva religi�n, que muchos de ellos abandonaron sus dioses �dolos, abrazaron el evangelio y adoraron al �nico Dios verdadero; y que este cambio de religi�n les trajo mucha aflicci�n; - es cierto que los tesalonicenses abrazaron el evangelio y que esta ep�stola fue escrita por San Pablo y enviada a Tesal�nica.

TESALONICENSES] Tesal�nica era en la �poca de San Pablo la capital de Macedonia; San Pablo hab�a predicado el evangelio all� en el a�o 51. Hechos 17 . Algunos pocos jud�os recibieron el evangelio; pero una gran multitud de gentiles devotos se convirti� a Cristo. Por lo tanto, la mayor�a de la iglesia estaba formada por paganos nativos, que anteriormente hab�an sido id�latras. Los jud�os, siempre celosos de la admisi�n de los gentiles a los mismos privilegios que ellos mismos, provocaron tal conmoci�n, que S.

Paul y Sylvanus se vieron obligados a retirarse de repente. Incluso lo persiguieron hasta Berea: dej� all� a Sylvanus y Timothy, y fue a Atenas, orden�ndoles que lo siguieran. Timoteo no continu� mucho tiempo en Atenas con San Pablo, pero fue enviado de regreso a Tesal�nica; y cuando regres�, encontr� a San Pablo en Corinto, donde residi� un a�o y medio; y en la primera parte de ese tiempo probablemente se escribi� esta Ep�stola; es decir, alrededor del a�o 52.

Versículo 2

1 Tesalonicenses 1:2 . Desde este vers�culo hasta el final del tercer cap�tulo, tenemos el asunto principal de esta ep�stola; que era consolar, fortalecer y establecer a los cristianos de Tesal�nica, y persuadirlos de perseverar en todos los desalientos que �l, su Ap�stol o ellos mismos pudieran encontrar.

En su entrada en este plan, da rienda suelta a lo que m�s se posaba en su coraz�n, agradeciendo a Dios por su genuina conversi�n de la idolatr�a al cristianismo, en medio de tantas circunstancias desalentadoras, y rogando a Dios que perseveraran; en la que aprovecha todas las ocasiones para hablar bien de los tesalonicenses, como de hecho lo hace en general a lo largo de toda esta ep�stola.

Versículo 3

Tu obra de fe, etc. � Algunos lo traducen, Tu obra fiel, labor amorosa y esperanza paciente. Otros unen la �ltima cl�usula con las primeras palabras del verso, sin dejar de recordar a la vista, etc. pero prefiero el sentido que surge del orden de las palabras en el original; ante los ojos de Dios, nuestro Padre, que los contempla con placer.

Versículos 4-5

Sabiendo, hermanos amados, etc.� Esta ep�stola, como hemos observado, est� dirigida principalmente a los gentiles convertidos, que una vez fueron id�latras, el dise�o de estos vers�culos es muy evidente, si reflexionamos sobre la gran controversia de ese tiempo, concerniente a la admisi�n de los gentiles en la iglesia cristiana, sin someterse a ninguna parte de la ley de Mois�s: en cuyo punto de vista los vers�culos pueden parafrasearse as�: "ya que he tenido una revelaci�n plena e indudable inmediatamente del Se�or Jesucristo, del prop�sito de Dios para recibirlos, gentiles id�latras, en su iglesia visible, y a todos los verdaderos creyentes entre ustedes, como su pueblo, bajo la dispensaci�n cristiana; los reconozco como hermanos muy amados, y he visto con placer este prop�sito de Dios tomar efecto; en que nuestro evangelio,cuando apareci� por primera vez entre ustedes, no fue un sonido vac�o, sino que fue acompa�ado por la claridad y la energ�a de la verdad; y tambi�n ten�a la certificaci�n de milagros, as� como muchos dones espirituales ".

Versículo 7

De modo que ustedes eran ejemplos: ??????, tipos; es decir, planes, modelos, patrones; y, por met�fora, se usa como ejemplo o patr�n moral. Filipos y Berea estaban en Macedonia; Atenas y Corinto estaban en Acaya. El Ap�stol menciona estas partes, ya que acababa de recorrerlas antes de llegar a Corinto.

Versículo 8

Porque de vosotros ha sonado la palabra: Se consideraba un gran honor para cualquier iglesia o ciudad que el evangelio saliera de all�. Grocio observa que muchos de los tesalonicenses eran comerciantes que viajaban por toda Grecia; y, por lo tanto, una noticia tan extra�a y bendecida pod�a difundirse f�cilmente por Macedonia y Acaya, ya que uno estaba tan cerca de ellos y el otro ten�a tanto comercio con ellos.

Versículo 9

Porque ellos mismos nos muestran: "Porque incluso nuestros enemigos, as� como los cristianos, pueden decir y hablar de ello, no sin asombro y asombro, los dones poco comunes que nosotros mismos tuvimos y les comunicamos, y qu� cordial recepci�n con la que nos reunimos en nuestra primera llegada ".

Versículo 10

Qui�n nos libr�? �Qui�n nos libr�? Doddridge.

Inferencias.��Qu� misericordia infinita es cuando el evangelio llega a cualquiera de nuestras almas, no solo en palabras, sino con el poder impresionante del Esp�ritu Santo! Esta es una prueba evidente del favor de Dios y de nuestro inter�s en Cristo, que solo puede conocerse por sus frutos; como el testimonio del Esp�ritu de Dios, la fe, el amor y la paciencia bajo los sufrimientos por causa de Cristo; una conversi�n completa en el coraz�n y en la vida de cada �dolo al Dios vivo y verdadero; una santa imitaci�n de Cristo y de sus siervos, en la medida en que lo sigan; y una esperanza esperanzada de su gloriosa venida para librarnos de todas nuestras angustias. �Y cu�n deseable es tener muestras del amor de Dios y del poder de su gracia en un grado eminente! Los tales reciben su palabra con plena seguridad de su verdad, excelencia e importancia divinas y, con gozo en el Esp�ritu Santo, no obstante todas las tribulaciones que puedan sobrevenirles por su causa; son un cr�dito para el evangelio y nobles ejemplos para otros creyentes; y se habla de ellos con admiraci�n y gozo a todos los que oyen de ellos, y aman la verdad como es en Jes�s.

�Con qu� placer se reconocen mutuamente sus siervos ministrantes, y reflexionan sobre cada �xito notable de sus labores, y sobre el testimonio en la conciencia de sus oyentes, de que el poder del Esp�ritu est� con ellos! Saludan afectuosamente a los queridos conversos; abundan en agradecimiento por ellos, y continuamente los recomiendan en sus oraciones a la gracia y bendici�n de Dios el Padre, y de nuestro Se�or Jesucristo, en cada recuerdo de ellos.

Y, �oh, cu�n animado es para todo verdadero creyente el pensamiento del eterno Hijo de Dios, como Jes�s resucitado, quien, habi�ndolos salvado de sus pecados, los librar�, si son fieles hasta la muerte, de la ira venidera!

REFLEXIONES.� 1�, El Ap�stol comienza con su discurso habitual, uniendo a dos de sus hermanos consigo mismo. Pablo, Silvano y Timoteo, a la iglesia de los tesalonicenses, que est� en Dios Padre y en el Se�or Jesucristo, llamados a la adoraci�n del Dios verdadero en y por Cristo Jes�s, y unidos a �l por la fe. , como miembros vivientes de su cuerpo: gracia a vosotros y paz de Dios nuestro Padre, y del Se�or Jesucristo; �Que todas las bendiciones del pacto del evangelio sean su porci�n, participando de la ilimitada gracia de Dios y disfrutando de la m�s dulce paz de conciencia que resulta de un sentido de su amor perdonador y santificador!

2�, Con acci�n de gracias y oraci�n, el Ap�stol, en su nombre, se acerc� a un trono de gracia. Damos gracias a Dios siempre por todos ustedes, mencion�ndolos en nuestras oraciones:

1. Recordando, sin cesar, (1.) su obra de fe, que ha demostrado no ser fingida, por los efectos benditos que ha producido en sus corazones y vidas: y, (2.) su labor de amor, amor a Jes�s y unos a otros comprometi�ndolos a toda buena palabra y obra, y haci�ndolos dispuestos a someterse a cualquier dificultad para su gloria y la ventaja de sus hermanos: Y tambi�n, (3.) su paciencia de esperanza en nuestro Se�or Jesucristo, incluso que esperanza viva que inspira la fe en �l, y que los fortalece con coraje paciente para soportar bajo toda cruz, a los ojos de Dios y nuestro Padre,a quien podemos apelar para nuestro constante y agradecido recuerdo de ustedes, y confiar en que se aprueben ante �l con toda fidelidad: sabiendo, hermanos amados, su elecci�n de Dios, que han sido llamados desde el gentilismo a ser part�cipes de todas las bendiciones. y privilegios del evangelio, ser hijos de Dios y herederos de la herencia eterna, que �l ciertamente les otorgar�, si son fieles hasta la muerte.

2. Agradece a Dios por el �xito de su predicaci�n entre ellos. Porque nuestro evangelio no lleg� a ustedes solo en palabras, a sus o�dos, sino tambi�n en poder y en el Esp�ritu Santo, quien dio su testimonio de la verdad por medio de milagros, lo acompa�� con evidencia divina a la conciencia y lo hizo entrar a sus corazones arrepentidos y creyentes, con mucha seguridad de su inter�s en las bendiciones prometidas; como sab�is qu� clase de hombres fuimos entre vosotros por causa de vosotros, con qu� paciencia y perseverancia, en medio de mucha persecuci�n, entregamos nuestro mensaje, celosos por vuestras almas; y c�mo Dios se complaci� en ser due�o de nuestras labores. Nota; Nada llena el coraz�n de un ministro fiel con una gratitud m�s profunda que contemplar el �xito de sus labores.

En tercer lugar, el Ap�stol describe los felices efectos que el evangelio hab�a producido entre ellos.
1. Se hicieron seguidores de nosotros en la fe, la paciencia y los sufrimientos, y del Se�or Jes�s, el modelo perfecto que deseamos imitar; habiendo recibido la palabra en mucha aflicci�n: lejos de tropezar con la persecuci�n que se levant� contra nosotros, o de desanimarse, fuisteis llenos del gozo del Esp�ritu Santo; y, como abundaron vuestras tribulaciones, abund� tambi�n vuestro consuelo por Jesucristo.

2. Fuiste eminentemente distinguido por tu conducta en esa ocasi�n, de modo que fuisteis ejemplos de coraje, constancia y celo para todos los que creen en Macedonia y Acaya; porque de ustedes son� la palabra del Se�or, la fama de su fe y el notable �xito del evangelio sali� entre ustedes; no solo en Macedonia y Acaya, sino tambi�n en todo lugar, tu fe en Dios se difunde y se habla mucho, de modo que no necesitamos hablar nada en tu elogio, porque ellos mismos, entre los cuales este buen informe de ti se ha extendido, mu�stranos, qu� manera de entrar en nosotros tuvimos para ti;y no necesita nuestra informaci�n, habiendo sido ya familiarizado con todas las circunstancias; y c�mo os apartasteis de los �dolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero, el �nico que tiene vida en s� mismo y es el autor de ella para todas sus criaturas, y fuera de �l no hay Dios; y esperar a su Hijo del cielo, con fe y esperanza, a quien resucit� de los muertos para nuestra justificaci�n, a Jes�s, que nos libr� de la ira venidera; y si no fuera por �l, todos habr�amos perecido eternamente.

Nota; (1.) Los buenos ejemplos son poderosamente influyentes. (2.) Dondequiera que venga la verdadera gracia de Dios, apartar� el coraz�n de todas sus b�squedas pecaminosas y de los �dolos, para que se adhiera a �l solo en fe y amor. (3.) Le debemos al Hijo de Dios que seamos rescatados de las quemaduras eternas. Si no hubiera intervenido en nuestro nombre, nuestra propiedad habr�a sido tan desesperada como la de los propios demonios. (4) Los que son part�cipes de la salvaci�n del evangelio recuerdan constantemente la segunda venida del Se�or, esperando con deseo su aparici�n y haciendo de su trabajo y oraci�n estar listos para recibirlo en las nubes.

Información bibliográfica
Coke, Thomas. "Comentario sobre 1 Thessalonians 1". Comentario de Coke sobre la Santa Biblia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tcc/1-thessalonians-1.html. 1801-1803.