Bible Commentaries
2 Crónicas 7

Comentario de Coke sobre la Santa BibliaComentario de Coke

Introducción

Salom�n ofrece sacrificios; guarda la fiesta de la dedicaci�n, y despu�s la fiesta de los tabern�culos. El Se�or se aparece a Salom�n y promete prosperidad al pueblo si obedecen sus mandamientos.

Antes de Cristo 1003.

Versículo 9

Y la fiesta de los siete d�as , es decir, enf�ticamente, la fiesta de los tabern�culos.

Versículo 10

Gozosos y alegres de coraz�n por la bondad, etc. - Es decir, seg�n el Targum, "por la bondad del Se�or mostrada a David, al abrir las puertas del santuario; y a Salom�n, cuya oraci�n Dios hab�a aceptado, y lo honr� con su presencia en la casa que hab�a edificado, ya su pueblo Israel, al aceptar sus sacrificios y enviar fuego del cielo para consumirlos ".

REFLEXIONES.�Primero, se dio una gloriosa respuesta a la ferviente oraci�n de Salom�n. Fuego del cielo, ya sea distinto del primero, o saliendo de la nube que hab�a llenado la casa, consumi� los sacrificios. Golpeado por la terrible vista, la gente se inclin� con reverencia y ador�, y, consider�ndolo como una muestra del favor especial de Dios, ador� su bondad y misericordia interminable. Una gran multitud de sacrificios alimentaron este fuego sagrado, que se mantuvo continuamente. Los sacerdotes y levitas desempe�aban sus funciones con diligencia y celo; los cantores, con los salmos e instrumentos que design� David, proclamaron las alabanzas de Dios; el pueblo con deleite y gozo festej� delante del Se�or catorce d�as; y Salom�n disfrut� de la peculiar satisfacci�n de ver las labores de sus manos aceptadas y pr�speras;Nota; (1.) El fuego que una vez estall� en Jes�s nuestro sacrificio, aunque terrible de contemplar, dice que Dios ahora se reconcili� con los pecadores creyentes, como si hubiera tomado uno por todos.

(2.) Cuando Dios ha encendido el fuego del amor divino en nuestros corazones, conviene que lo alimentemos con los continuos sacrificios de oraci�n y alabanza; y mientras as� se mantiene ardiendo, podemos estar seguros de que nuestro sacrificio ser� aceptado. (3.) Un pecador, consciente de sus m�ritos, se averg�enza y se confunde ante un Dios santo. (4) Nunca podremos estar en ninguna situaci�n en la que la alabanza no sea nuestro deber obligado. Mientras estemos fuera del infierno, siempre debemos decir: �l es bueno, porque su misericordia es eterna. (5.) Los que se deleitan en la adoraci�n de Dios, nunca contar�n el tiempo que pasan en su servicio. (6.) Toda nuestra prosperidad en nuestras empresas debe atribuirse enteramente a la bendici�n divina; y cuando hacemos de la gloria de Dios nuestra primera preocupaci�n, podemos esperarla con confianza.

2do, la segunda visita misericordiosa de Dios a Salom�n que tuvimos antes, 1 Reyes 9. El Todopoderoso concede expresamente todos los detalles por los que hab�a orado. Siempre que el pueblo, seg�n �l hab�a dicho, regresara en penitencia y oraci�n, su pecado deb�a ser inmediatamente perdonado y sus sufrimientos eliminados. Consiente en hacer de esta casa su morada para siempre, y en establecer su reino para la posteridad posterior, siempre que se considere fiel; pero le advierte, adem�s, que si �l o ellos (como era demasiado posible, y eran demasiado propensos a hacerlo) se apartaran de otros dioses y fueran infieles en su pacto, entonces podr�an no esperar protecci�n de este templo, su tierra deber�a ser devastada, el pueblo destruido, el santuario desolado, y juicios tan terribles los alcanzar�an, que asombrar�an a sus vecinos paganos, e incluso los har�an reflexionar con justo reproche sobre su apostas�a.Nota; (1.) Si Dios es tan misericordioso, tengamos cuidado de no enojarlo. El coraz�n del hombre es enga�oso y desesperadamente perverso, y ten�amos necesidad de temer por nosotros mismos continuamente. (2.) Siempre que Dios compromete el coraz�n en la humillaci�n para volver a �l, es una se�al de que todav�a hay misericordia reservada.

Información bibliográfica
Coke, Thomas. "Comentario sobre 2 Chronicles 7". Comentario de Coke sobre la Santa Biblia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tcc/2-chronicles-7.html. 1801-1803.