Bible Commentaries
2 Reyes 4

Comentario de Coke sobre la Santa BibliaComentario de Coke

Introducción

Eliseo multiplica el aceite de la viuda; Promete un hijo a la sunamita y lo levanta cuando est� muerto. Alimenta a cien hombres con unos panes.

Antes de Cristo 895.

Versículo 1

El acreedor ha venido a llevarle a mis dos hijos. La ley jud�a consideraba a los hijos como los bienes propios de sus padres, que ten�an poder para venderlos durante siete a�os, ya que sus acreedores ten�an que obligarlos a hacerlo, a fin de pagar sus deudas. De los jud�os esta costumbre fue adoptada por los atenienses, y de ellos por los romanos: los romanos, en efecto, ten�an el control m�s absoluto sobre sus hijos.

Por decreto de R�mulo pod�an encarcelarlos, golpearlos, matarlos o venderlos como esclavos: Numa Pompilio primero moder� esta severidad; y el emperador Dioclesiano promulg� una ley seg�n la cual ninguna persona libre deb�a ser vendida por deudas. Los antiguos atenienses ten�an la misma jurisdicci�n sobre sus hijos; pero Sol�n reform� esta cruel costumbre.

REFLEXIONES.� Eliseo, dondequiera que va, se encuentra distribuyendo bendiciones a su alrededor.

1. Una viuda pobre se dirige a �l en su angustia: su esposo, un profeta a quien Eliseo conoc�a, un hombre que tem�a a Dios, hab�a muerto en deudas, no contra�do por sus propias extravagancias, sino por p�rdidas imprevistas; o fue arruinado por la persecuci�n de Jezabel. Sus crueles acreedores ahora la apremiaban, y sus hijos est�n listos para ser apresados ??por esclavos, debido a su incapacidad para responder a sus demandas, Nota; (1.) Las providencias imprevistas pueden arruinar a un hombre honesto y dejarlo con deudas que no puede pagar; pero el que los contrata sin probabilidad de devolverlos, o con extravagancia sobrevive a sus ingresos, es tan deshonesto como el que roba o roba. (2.) Cuando un buen hombre se encuentra bajo aflicciones providenciales, puede esperar humildemente un alivio providencial.

2. Eliseo, aunque no ten�a plata ni oro, la pone en un m�todo para pagar sus deudas y mantener a su familia. �l pregunta qu� le queda; y cuando descubra que ella no tiene dinero ni bienes de valor, sino una sola olla de aceite, ser� una fuente de alivio. Le pide que le presten a sus vecinos vasijas vac�as y, para evitar la interrupci�n de sus acreedores, o para no jactarse del milagro, cierra la puerta y, con la ayuda de su hijo, llena todas las vasijas; porque el aceite no debe fallar. Sin dudarlo cumple con los mandatos del profeta, y la corriente inagotable sigui� fluyendo hasta que no quedaron m�s vasijas.

Nota; (1.) Un coraz�n honesto se separar� del �ltimo utensilio, en lugar de no pagar una deuda justa. (2.) Cuando estemos deseando, en fe en la palabra de la promesa, encontrarnos en el camino del deber, Dios se encargar� de que no nos falte. (3.) La gracia divina, como esta fuente de aceite, no deja de fluir; hasta que el alma fiel est� llena de toda la plenitud de Dios.

3. Habiendo la viuda familiarizada con gozo al profeta con el �xito, �l la dirige a vender esta preciada tienda, primero satisfacer a sus acreedores y luego vivir de lo que sobra. Nota. (1.) Antes de que pretendamos disfrutar de lo que la Providencia otorga, dejemos que se pague cada deuda justa; porque, �con qu� consuelo podemos comer el pan de la injusticia? (2.) Que los pobres, las viudas y los hu�rfanos pongan su cuidado en Dios; porque ha prometido cuidar de ellos. (3.) �Un poco, con la bendici�n de Dios, traer� mayor satisfacci�n que la abundancia de la extravagancia y la paga de la injusticia?

Versículo 10

Hagamos una peque�a c�mara �en la pared, etc.� Ver nota sobre Jueces 3:20 . La peque�a c�mara de la que se habla aqu�, a la que Eliseo se retir� a su antojo, sin interrumpir los asuntos privados de la familia, ni ser a su vez interrumpido por ellos en sus devociones, parece haber sido de naturaleza similar y artificio con el oleahs, o back-houses, mencionado en esa nota.

Versículo 13

Yo habito entre mi propia gente� La frase nos muestra la moderaci�n de esta mujer, que fue apartada de todo trato con los tribunales y de toda ambici�n de preocuparse por ellos.

REFLEXIONES.� Eliseo, en sus viajes del Carmelo a Samaria, a menudo pasaba por Sunem; y nos dicen,

1. Cu�n amablemente fue entretenido por una buena mujer all�. Como Dios la hab�a bendecido con abundancia, sus puertas hospitalarias estaban abiertas a los profetas de Dios; y aunque Eliseo se neg� modestamente a ir all�, y lo hizo con acomodaciones m�s humildes, ella lo busc�; rog� como un favor que alguna vez tomara su casa en su camino; y, para contratarlo para que sea m�s que un hu�sped pasajero, tan provechoso si hubiera encontrado sus breves visitas, solicita a su esposo que le construya una peque�a habitaci�n en la pared, probablemente de su jard�n, cerca de su casa, cuyo gasto ser�a sea ??trivial, la c�mara de un profeta no necesita elegancia, se dice que se apropia de esto completamente para �l; que al estar retirado del ruido, lo comprometer�a a pasar m�s tiempo con ellos; ya esto su marido consinti� gustoso.

Nota; (1.) El valor modesto merece una s�plica. (2.) Es muy honrada la casa que entretiene a un hombre de Dios. (3.) Una buena esposa no har� nada importante sin consultar a su esposo, y un buen esposo nunca le dar� motivos para lamentar su obediencia obediente, complaci�ndola en complacerla en todos los deseos razonables.

2. Eliseo, en agradecimiento por tan hospitalario entretenimiento, est� dispuesto a hacer de esta buena mujer un agradecido regreso. �l env�a a Giezi, con las profesiones de su sentido de su bondad, para llamarla a �l, para preguntarle qu� servicio ser�a agradable para ella, ya que �l ten�a inter�s en la corte y el campamento, y obtendr�a para su esposo una preferencia en cualquiera de los dos. . Ella obedece de buena gana el llamado del profeta, pero profesa su satisfacci�n en su situaci�n actual, y no quiere nada m�s de la ventaja mundana de lo que ellos disfrutaron. Eliseo, sin saber qu� hacer por ella, pregunta a su criado, que podr�a estar m�s familiarizado con la familia y saber m�s de sus asuntos; quien sugiere que un hijo ser�a la bendici�n m�s aceptable, ya que ella no tiene hijos y su esposo es anciano.

Eliseo, habi�ndola llamado de vuelta a la puerta de su habitaci�n, donde ella esper� respetuosamente el placer del profeta, le asegura lo que apenas puede creer; (y teme que solo brome�) que ella tendr� un hijo; pero el evento verifica la predicci�n. Nota; (1.) Un coraz�n agradecido no solo reconocer� la bondad mostrada, sino que aprovechar� la primera ocasi�n para devolverla. (2.) Los que tienen suficiencia y satisfacci�n en casa, bien pueden preferir su suerte; las cortes y los palacios rara vez son tan bendecidos. (3.) Quienes imitan la piedad de esta sunamita, si aqu� no reciben su recompensa, pueden esperar pronto una porci�n mejor que la de los hijos o las hijas.

Versículo 23

No es luna nueva ni s�bado. Ning�n d�a p�blico establecido, en el que los profetas sol�an predicar e instruir al pueblo, y en el cual, en consecuencia, siempre los encontraban los que necesitaban su consejo o ayuda.

Versículo 24

Conduce y sigue adelante. La apariencia de los viajeros en Tierra Santa difiere mucho de la de los que viajan entre nosotros. Ver a una persona montada y atendida por un criado a pie, nos parecer�a extra�o; y mucho m�s ser�a ver a ese sirviente conduciendo a la bestia delante de �l, o incitandoa lo largo; sin embargo, estos son modos orientales. De modo que el Dr. Pococke, en su relato de Egipto, nos dice que el hombre (con lo que posiblemente se refiere al marido) siempre lleva el culo de la dama all�; y si tiene un sirviente, �l va por un lado; pero el asno sigue al hombre, aguijonea a la bestia y, cuando ha de volverse, dirige su cabeza con un palo. La sunamita, cuando acudi� al profeta, no deseaba tanta asistencia, solo le pidi� a su esposo que le enviara un asno y su conductor, a quien dio la orden aqu� mencionada.

De la manera oriental de las mujeres montadas en asnos, parece que la palabra ??? nehag aqu� se traduce correctamente, conducir, en lugar de conducir; y este relato del Dr. Pococke tambi�n explicar� por qu� ella no deseaba dos asnos, uno para ella y otro para el sirviente que la atend�a. Salom�n podr�a referirse a lo mismo, cuando en Eclesiast�s 10:7 dice: "He visto siervos a caballo y pr�ncipes caminando como siervos sobre la tierra". El lector juzgar� por s� mismo. Ver Observaciones, p. 215.

Versículo 34

Acu�state sobre el ni�o, etc.� Mira lo que hemos dicho sobre 1 Reyes 17:21 .

REFLEXIONES.� � Cu�n precaria es toda bendici�n sublunar! �Qu� poca dependencia de las comodidades de un mundo que perece! Vemos,

1. Este ni�o querido, apresado en el campo de la cosecha con su padre, se queja: Mi cabeza, mi cabeza; y es enviado a casa al seno de la madre cari�osa, y all� la muerte cierra sus ojos. Nota; Necesit�bamos estar preparados para golpes repentinos; la muerte a menudo se apodera de una breve advertencia.

2. Con silenciosa sumisi�n, tom� el querido cad�ver y, yendo a la habitaci�n del profeta, lo puso en su cama, para que no se supiera la muerte y donde yaciera sin ser molestada, hasta su regreso: luego se apresura a ir a su marido. , y le ruega que se vaya para ir al hombre de Dios. Se maravilla de su viaje, ya que no era una de las temporadas indicadas en las que sol�a unirse a �l en la adoraci�n. Ella dijo: Bueno, d�jame ir, o s� tranquilo hasta que regrese; y, con su consentimiento, se apresura a ir al Carmelo. A lo lejos, observ�ndola, el profeta env�a a preguntar el motivo de su llegada en esta temporada inusual, y si todos en casa estaban bien. Ella responde bien;su fe habla el lenguaje de la resignaci�n. Luego, acerc�ndose, cae a sus pies, mientras que la amarga angustia detiene por un momento su expresi�n. Giezi es asiduo en levantarla, pero el profeta lo refrena: vio un gran dolor que la oprim�a, aunque el Se�or no le hab�a revelado la causa.

Por fin, sus palabras interrumpidas empezaron a fluir, y en sus preguntas �l percibi� la causa de su angustia. Nota; (1.) En toda aflicci�n, la consideraci�n de cuya mano proviene, debe silenciar toda queja. (2.) Todo est� bien, cuando, por m�s angustiosa que sea la providencia, estamos capacitados para someternos y mejorar bajo la visitaci�n. (3.) Si el que da, quita, debemos estar agradecidos por la duraci�n del pr�stamo y no murmurar que Dios reanude su regalo. (4.) Las alegr�as de la tierra fluyen y refluyen; y cuando pensamos en la copa de la felicidad en nuestros labios, la decepci�n nos roba el trago; pero tenemos una porci�n m�s permanente que, una vez asegurada, nunca nos enga�ar�.

3. Eliseo estaba tan dispuesto a ayudar como a pedir, e instant�neamente env�a a Giezi con su bast�n para que lo recueste sobre el rostro del ni�o, mientras �l ora para que Dios le devuelva la vida; pero el sunamita, convencido de que �l mismo ir�a, no lo abandonar�; y �l consiente en su importunidad, y sigue a su sirviente. Giezi se encuentra con ellos en el camino, sin haber ejecutado sus �rdenes en ning�n caso; y Eliseo mismo entra en la c�mara, cierra la puerta y, con fervorosos clamores a Dios, ruega que el esp�ritu del ni�o regrese; luego, despu�s de esperar un rato, con gestos significativos, en fe del regreso del aliento vital y del calor, la carne comenz� a calentarse, los canales de la vida se abrieron nuevamente y, despu�s de estornudar siete veces, el ni�o mir� hacia arriba, y con deleite, lo devolvi� a la tierna madre, abrumado por la gratitud y la alegr�a.

Nota; (1.) La palabra de Dios en la boca de sus siervos, como el bast�n del profeta, es ineficaz para dar vida a los muertos en sus pecados, a menos que est� acompa�ada del esp�ritu vivificante. (2.) En la restauraci�n de los espiritualmente muertos, aunque el principio vital se infunde de una vez, sin embargo, el ejercicio de las funciones vitales se recupera gradualmente. (3.) Los que son enviados a despertar a los muertos, tienen necesidad de ser hombres de oraci�n y paciencia. (4.) Si un hijo muerto devuelto a la vida es un gozo para el coraz�n de una madre, �cu�nto mayor consuelo deber�a ser ministrar, al ver las ligaduras de la muerte espiritual desatadas de nuestros hijos?

Versículo 39

Encontr� una vid silvestre y recog� de ella calabazas silvestres, etc. � V�ase Hiller. Hieroph. parte 2: p�g. 220. Se supone generalmente que se trataba de la planta coloquintida , que es tan amarga que algunos la han llamado "la hiel de toda la tierra": purga en exceso, y es una especie de veneno, si no se califica y se toma en forma cantidad moderada. Vea a Scheuchzer, quien ha dado una impresi�n de la planta. El autor de las Observaciones comenta que el potaje com�n de los �rabes se prepara cortando la carne en trozos peque�os y hirvi�ndola con arroz, harina y perejil, todo lo cual luego se vierte en un recipiente adecuado; y esto en su idioma se llama chorba. Ver Jueces 6:19 . En esta chorba se usa perejil ,y muchas otras hierbas en su cocina. Estos no siempre son recolectados en los jardines, incluso por aquellos que viven de una manera m�s asentada que los �rabes; para el Dr.

Russell, despu�s de dar un largo relato de las cosas de jard�n en Alepo, nos dice que, adem�s de los de cultivo, los campos producen bugloss, malva y esp�rragos, que utilizan como hierbas para macetas, adem�s de algunos otros que utilizan en ensaladas. Esto es a�n m�s extraordinario, ya que tienen tantos jardines en Alepo, y despejar� todo el asombro de la relaci�n actual de uno que va al campo a recolectar hierbas para poner en el potaje de los hijos de los profetas, en un momento en que de hecho Acab, y sin duda otros, ten�an jardines de hierbas (ver 1 Reyes 21:2.); pero no debe suponerse que todo haya sido sometido a la cultura, como en �pocas posteriores. La Mishn�, un libro que se refiere a un per�odo muy posterior, habla de recolectar hierbas en el campo para venderlas en el mercado: Titulo Shebiith. Ver Observaciones, p. 180.

Versículo 42

Y mazorcas llenas de ma�z en su c�scara; y tambi�n ma�z nuevo en su alforja o alforja. Houbigant.

REFLEXIONES.� El feliz empleo de Eliseo fue en las escuelas prof�ticas, para instruir y animar con sus consejos y experimentar a aquellos que podr�an sucederle en la nueva generaci�n. As� lo encontramos empleado en Gilgal; y por sus milagros aliviando sus cuerpos mientras alimentaba sus almas.

1. Ordena a su siervo que proporcione comida a sus disc�pulos, seg�n sus instrucciones. Hab�an aprendido la templanza en su escuela. El sirviente torpe, empleado para recolectar hierbas en los campos, encontr� una enredadera silvestre y desmenuz� una cantidad de calabazas en el potaje. El gusto descubri� r�pidamente la calidad nociva de la provisi�n y, sospechando veneno, clamaron a Eliseo. Pide un pu�ado de harina y lo echa en la olla; cuyo efecto milagroso cur� este caldo amargo, como la sal de las aguas de Jeric�.

Nota; (1.) Quienes predican la mortificaci�n a otros, deben mostrarse ejemplos de la abnegaci�n que recomiendan. (2.) Los manjares de los lujosos y el cuenco de los intemperantes son m�s peligrosos que el l�o del profeta; uno s�lo amenaza con la muerte temporal, el otro trae destrucci�n eterna.

2. Eliseo, que antes hab�a evitado que le doliera la comida venenosa, ahora hace unos pocos panes suficientes para una comida completa. Cuando Israel fue separado del templo, los pocos fieles hicieron de los profetas receptores de Dios y emplearon sus diezmos para el sustento de estas escuelas de piedad. Un buen hombre de Baal-salisa envi� sus primeros frutos, de algunas espigas de cebada, y veinte panes, a Eliseo; Ciertamente pobre comida, pero aceptable para los hijos de los profetas.

�l manda que se presenten al pueblo. Su criado se opone a la posibilidad de alimentar a cien hombres con tan escasa provisi�n; pero Eliseo le pide que obedezca, y Dios har� que, como lo prob� el evento, sea suficiente y de sobra. Nota; (1.) Un buen hombre no comer� su bocado solo, sino que partir� su pan al hambriento. (2.) Cuando Dios da su bendici�n, un poco llegar� lejos.

Información bibliográfica
Coke, Thomas. "Comentario sobre 2 Kings 4". Comentario de Coke sobre la Santa Biblia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tcc/2-kings-4.html. 1801-1803.