Bible Commentaries
Deuteronomio 30

Comentario de Coke sobre la Santa BibliaComentario de Coke

Introducción

Se prometen grandes misericordias al penitente: el mandamiento es manifiesto y cercano a ellos: la vida y la muerte est�n puestas delante de ellos.

Antes de Cristo 1451.

Versículo 1

Ver. 1. Cuando todas estas cosas te sobrevengan, etc.� Houbigant supone que este vers�culo es prof�tico, y, desde ese punto de vista, lo traduce as�: Suceder� cuando todas estas cosas te sobrevengan, las bendiciones y maldiciones que He puesto delante de ti, recobrar�s tu entendimiento entre todas las naciones adonde te ha llevado Jehov� tu Dios; y volver�s al Se�or tu Dios, etc. Una profec�a que, piensa, se refiere a una restauraci�n futura y completa de los jud�os; como nunca se puede decir, que, despu�s de cualquier restauraci�n hasta ahora, ellos y sus hijos han obedecido al Se�or con todo su coraz�n y con toda su alma.

Versículo 4

Ver. 4. Si alguno de los tuyos es expulsado a los confines del cielo - VerMateo 24:31 . Marco 13:27 . Nehem�as alude a esta promesa en su oraci�n por la restauraci�n de Jerusal�n, Nehem�as 1:8 .; y se cumpli� en parte, cuando Ciro hizo una proclamaci�n por todo el reino, que todos los jud�os podr�an regresar, si quisieran, a su propio pa�s. Esdras 1:4 . Los jud�os mismos aplican el pasaje a su condici�n actual; siendo de opini�n, que Dios ha fijado un tiempo para su liberaci�n, y que, si se arrepintieran, acortar�a los d�as de su destierro.

Houbigant observa que los jud�os est�n literal y exactamente en el estado que describen las palabras de la primera parte de este vers�culo; y como la primera parte de la profec�a se cumple as� notablemente, se sigue que la �ltima parte, de all� te reunir� el Se�or tu Dios, etc. queda por cumplirse, y nunca se puede aplicar al regreso de un remanente de los jud�os de Babilonia bajo Esdras y Nehem�as, como un presagio claro del regreso de toda la naci�n a su Dios; ya su propia tierra, ver. 5 que nada se puede se�alar m�s claramente: la tierra que poseyeron sus padres.

Versículo 6

Ver. 6. El Se�or tu Dios circuncidar� tu coraz�n - Esdras y Nehem�as nos informan que el coraz�n de los jud�os no estaba circuncidado cuando regresaron de Babilonia: toda la historia jud�a nos ense�a lo mismo; y tambi�n San Esteban y San Pablo. Es necesario, por tanto, comprender esta profec�a de alguna restauraci�n futura de los jud�os, dice Houbigant; y con �l est�n de acuerdo muchos de los escritores m�s juiciosos: porque hay, en esta y en varias otras profec�as acerca de la restauraci�n de los jud�os, descripciones tan magn�ficas de la misma, que no parece que se haya cumplido suficientemente en ninguna restauraci�n que haya pasado; y por lo tanto deben interpretarse de uno m�s completo que est� por venir.

REFLEXIONES.� Hay con Dios gracia abundante para el primero de los pecadores; ninguno que vuelva a �l ser� expulsado en modo alguno. Tenemos aqu�, 1. El regreso arrepentido de Israel, y en �l tambi�n de todo pecador. (1.) Comienza con una seria reflexi�n sobre el cumplimiento de la palabra de Dios, generando una humilde convicci�n en el coraz�n. Nota;El primer paso hacia el regreso a Dios es siempre la convicci�n de nuestro pecado e ingratitud, y un sentido del justo desierto de ambos. (2.) Debe ejercerse la fe en un Dios reconciliado. Debemos, como el hijo pr�digo, llamarlo nuestro Dios y Padre en Jesucristo, aunque nos reconocemos absolutamente indignos de ser llamados sus hijos. (3.) La conversi�n, por supuesto, ser� el resultado de un sentido restrictivo de la compasi�n trascendente de Dios; �stos comprometer�n el coraz�n, y desearemos, sin reservas, entregarnos a �l, desde un principio de amor, y con devoci�n universal de cuerpo y alma a su servicio. (4.) La oraci�n ferviente e importuna expresar� los h�litos fervientes del coraz�n en pos de Dios.

He aqu�, �l ora, es la se�al de todo pecador que regresa. Entonces Dios promete, 2. Escucharlos y responderles, no reprenderlos por sus pecados, ni rechazarlos, porque en la angustia claman a �l; pero seg�n sus necesidades los suplir�; sus entra�as de compasi�n los anhelar�. Tales son las tiernas misericordias de Dios para con los m�s viles, que se inclinan ante �l con corazones contritos; los restaurar� desde las tierras lejanas; por muy lejanos que hayan sido en el pecado, ser�n restaurados: su cautiverio ser� desatado, las cadenas del pecado ya no los esclavizar�n; Dios les har� bien, un bien temporal, al restaurarlos a la abundancia y la opulencia en sus herencias perdidas hace mucho tiempo. Nota; El regreso a Dios a menudo va acompa�ado de grandes bendiciones en nuestros asuntos mundanos. Bien espirituales mejor a�n. �l circuncidar� sus corazones, cortar� sus viles afectos y derramar� su santo amor dentro de sus almas; calific�ndolos as� para la obediencia que �l requiere, y asegur�ndolos contra futuras desviaciones de �l: sus enemigos caer�n ahora ante ellos, y sentir�n el poder de la gracia victoriosa; as� el pecado no tendr� m�s dominio sobre el penitente que regresa. Finalmente, mediante diez repeticiones varias, Dios se compromete a considerarlos como su Dios del Pacto. �Feliz el pecador que as� vuelve a Dios, y encuentra a Dios as� vuelve a su pobre alma!

Versículos 11-14

Ver. 11-14. Este mandamiento, no te est� oculto, etc., es decir, no es abstruso y dif�cil de entender, sino f�cil de conocer y comprender: tampoco est� lejos; de modo que no necesitaban viajar a pa�ses lejanos para conocer su deber; como los fil�sofos griegos y otros sol�an viajar a Egipto y las partes orientales del mundo para adquirir sabidur�a. No est� en el cielo: �ni � m�s all� del mar:en cuyas palabras, Mois�s, seg�n Houbigant, alude a la ley entregada del cielo en el monte Sina�, y al paso del Mar Rojo; dos cosas peculiarmente infijadas en la mente de los israelitas: otros, sin embargo, piensan que las frases son proverbiales, lo que significa que no se requiri� de ning�n trabajo duro, o m�s bien imposible, de ellos para llegar al conocimiento de la voluntad de Dios. Entonces, observa Grocio, los griegos expresan cosas muy dif�ciles, subiendo al cielo: y Fil�n explica as� las palabras, ni est� m�s all� del mar, etc.

"Tampoco es tan distante como para necesitar largos y tediosos viajes para buscarlo en pa�ses remotos". Pero la palabra est� muy cerca de ti, contin�a el escritor sagrado; es decir, tan familiarizado, que siempre puedas tenerlo en tu discurso com�n; en tu boca: y ahora repetido tan a menudo, que bien y f�cilmente puede ser guardado en tu memoria; en tu coraz�n. Ver el cap. Deuteronomio 6:9 Deuteronomio 11:18 ; Deuteronomio 11:20 . En la ley de Mois�s no hab�a misterios conocidos solo por unos pocos, y que deb�an mantenerse en secreto para el vulgo, como era el caso de la sabidur�a egipcia. Houbigant bien observa, que estas palabras nos prueban claramente, que los preceptos, com�nmente llamados legales,no se refieren a LA PALABRA aqu�; porque Mois�s no quiso decir que estaba en la boca y en el coraz�n del hombre sacrificar sacrificios, pagar diezmos y celebrar fiestas anuales: por lo tanto, S.

Pablo, con gran propiedad, entendi� LA PALABRA por la palabra de fe, y como se�alando su fe en la palabra de ese Redentor, cuyo futuro viniendo sobre la tierra predijo y prefigur� toda la antigua ley. Ver Romanos 10:6 .

Nota; La doctrina de la gracia en un Redentor es claramente revelada y f�cilmente comprendida por la mente iluminada, acercada a nosotros por el ministerio de la palabra: no necesitamos escalar los cielos para indagar; Jes�s encarnado ha bajado para ense�arnos; ni es necesario que bajemos a lo profundo en busca de �l, que ha resucitado de entre los muertos y ha realizado la obra de la redenci�n, de modo que, si con nuestra boca lo confesamos como nuestra �nica esperanza, y en nuestro coraz�n nos unimos a �l como nuestro �nico Se�or, seremos salvos infaliblemente.

Versículo 15

Ver. 15. Vida y bien, muerte y mal . La vida y el bien se explican en el siguiente vers�culo; la muerte y el mal en el 18: de donde aprendemos, que el primero significa todo tipo de felicidad nacional; el �ltimo, toda clase de miseria nacional: ambos que Mois�s hab�a presentado ante ellos en general en el cap�tulo veintiocho.

Versículo 19

Ver. 19. Llamo al cielo ya la tierra para registrar - Ver el cap. Deuteronomio 4:26 Deuteronomio 32:1 .

REFLEXIONES.� C�lido y urgente cuando estaban en juego preocupaciones tan importantes, busca fijar algunas impresiones perdurables en sus corazones, o al menos dejarlas imperdonables. 1. El caso era sencillo y de su elecci�n depend�a ser feliz o miserable; se les presion� sobre todos los argumentos para evitar la muerte, se les inst� a todos los motivos para comprometerlos a buscar la vida que Dios prometi�. El amor de Dios y la obediencia a su voluntad procurar�a infaliblemente al uno; la desobediencia y la idolatr�a los exponen inevitablemente al otro. Pero si, seg�n la ley, donde las promesas y amenazas eran principalmente temporales, sus argumentos eran tan fuertes, cu�nto m�s lo son para nosotros, ante quienes est�n puestas la muerte y la vida eterna, seg�n lo que creemos y obedecemos, o por nuestra voluntad. la desobediencia y la incredulidad rechazan, el Evangelio de Jes�s? 2.

Apela al cielo y a la tierra por su fidelidad, y los insta a elegir el camino del deber como el camino de la vida. Aquellos que perezcan s�lo tendr�n la culpa a s� mismos; no quisieran recibir el conocimiento de la verdad para ser salvos; mientras que ellos, que la escuchan y la eligen, reconocer�n que no es de ellos mismos, sino el don de Dios. El que se salva, se lo debe a la gracia de Dios; todo hombre condenado s�lo tiene la culpa a s� mismo. 3. Vuelve nuevamente para exhortarlos a amar, servir y unirse a Dios, como el autor de su vida y todas las comodidades de ella; para que moren en la tierra que �l jur� dar a sus padres y, por su fidelidad, mantengan un disfrute prolongado e ininterrumpido de ella. Cerrando as� con un recuerdo, cu�nto inter�s, as� como el deber, est�n vinculados a la obediencia.

Información bibliográfica
Coke, Thomas. "Comentario sobre Deuteronomy 30". Comentario de Coke sobre la Santa Biblia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tcc/deuteronomy-30.html. 1801-1803.