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Bible Commentaries
Ezequiel 34

Comentario de Coke sobre la Santa BibliaComentario de Coke

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Introducción

Una reprimenda de los pastores. El juicio de Dios contra ellos: su providencia para su reba�o. El reino de Cristo .

Antes de Cristo 587.

Versículo 1

Vino a m�: "Es probable que esta profec�a siguiera inmediatamente a la anterior. En o antes de la llegada de la noticia de la conquista de Jerusal�n, el profeta deb�a hablar de la tiran�a y el descuido de los gobernadores, y prometer el regreso de los personas." Michaelis. Ezequiel a�n contin�a con sus preocupaciones prof�ticas y su previsi�n hacia los que sobrevivieron a la desolaci�n de Jerusal�n, tanto los que continuaron en Jerusal�n como los cautivos en otros lugares. De lo primero, los jud�os cautivos parecen haberse formado algunas falsas esperanzas de que este remanente a�n podr�a preservar la existencia del estado jud�o en Palestina. C. Ezequiel 33:24 .

Siendo se�alada la negligencia de los gobernadores como causa de la incredulidad del pueblo, la transici�n aqu� es natural, y la conexi�n estrecha entre esta profec�a y la anterior; como tambi�n entre el comienzo de esta profec�a y su conclusi�n. Porque, considerando que en parte el pueblo sufr�a por las faltas de sus pastores, la misericordia inst� al profeta a declarar de parte de Dios que juzgar�a entre ellos: salvar�a el reba�o y pondr�a un pastor sobre ellos, que los apacentara, incluso su siervo David.

Versículo 2

Contra los pastores de Israel: Aqu� se entienden los sacerdotes, los levitas y los maestros de la ley; los reyes, pr�ncipes, magistrados y jueces; el profeta les da aqu� excelentes instrucciones; mostr�ndoles, seg�n la par�bola de los pastores, cu�l era su deber y en qu� se hab�an quedado cortos. Las expresiones metaf�ricas son todas sencillas y f�cilmente aplicables a los pastores del pueblo antes mencionado.

Versículo 3

La grasa ... La leche. Houbigant; con todas las versiones.

Versículo 4

Expulsado � ido por mal camino: y as� Ezequiel 34:16 .

Versículo 5

Porque no hay pastor ... Por falta de pastor.

Versículo 6

Mis ovejas vagaron, etc.� Siguiendo �dolos, y haci�ndose una religi�n seg�n su propia imaginaci�n, llena de superstici�n e impiedad. Los sacerdotes y los pr�ncipes del pueblo estaban tan lejos de llamarlos de regreso de estos vagabundeos, que fueron los primeros en seguirlos; no, e incluso ir antes, y darles el ejemplo. No hab�a nadie para buscarlos o traerlos de regreso.

Versículo 10

Y los har� cesar, y los descargar�.

Versículo 13

Los sacar�: "Los har� volver de su cautiverio". En todo lo que sigue podemos observar dos sentidos; una que respete la iglesia cristiana, congregada por el Se�or Jesucristo de todos los rincones del mundo; y el otro, que respeta la restauraci�n de los jud�os del cautiverio babil�nico. Es cierto que no podemos comprender en la carta todo esto que aqu� se predice acerca del reba�o del Se�or, �nicamente de la sinagoga. Los siguientes vers�culos evidentemente se�alan el oficio del Mes�as; y, no dudamos, tambi�n tenemos respeto por la restauraci�n final de los jud�os. Ver Calmet y la nota sobre Ezequiel 34:23 .

Versículo 16

Pero destruir�, etc.� Houbigant, despu�s de muchas de las versiones, dice : Conservar� la grasa y los fuertes, y los alimentar� para juzgarlos; pero los siguientes vers�culos, en los que se hace una distinci�n entre lo bueno y lo malo, y las faltas del reba�o son reprendidas, parecen confirmar nuestra versi�n.

Versículo 23

Y pondr� un solo pastor , es decir, Jesucristo, el verdadero pastor, que se ha dado a s� mismo este nombre tanto en los profetas como en el evangelio; y que ha cumplido a la perfecci�n todos los deberes, cuyos personajes han sido descritos anteriormente. Se llama David,porque nuestro Salvador surgi� de David seg�n la carne; porque pose�a eminentemente y realmente todas esas cualidades que la Escritura le da a David como el tipo del Mes�as; y porque fue la persona en quien se cumplieron todas las promesas hechas a David. Aunque esta profec�a se complet� en gran medida, cuando Cristo, por la predicaci�n del Evangelio, reuni� en uno a los hijos de Dios, entre los cuales se encontraban muchas de las ovejas perdidas de Israel; sin embargo, recibir� una mayor terminaci�n en la conversi�n general de los jud�os. Ver Calmet.

Versículo 25

Har� con ellos un pacto de paz: el Se�or Jesucristo nos ha procurado una paz perfecta. �l es la paz predicha por Miqueas, cap. Ezequiel 5:5 . La paz a los hombres fue anunciada en su nacimiento: su Evangelio es el Evangelio de la paz: �l mismo es el Dios y Rey de la paz: en resumen, �l es quien pacifica todas las cosas y quien nos reconcilia con su Padre celestial por su sangre. Por las malas bestias se entienden los perseguidores de la iglesia, seductores y seducidos; los imp�os y her�ticos. Ver Calmet.

Versículo 29

Una planta de renombre, es decir, una posteridad c�lebre; es decir, m�s particularmente el Mes�as, esa rama de la ra�z de David, tan frecuentemente predicha por los profetas.

Versículo 31

Y vosotros, reba�o m�o, etc. Estas palabras al final del cap�tulo explican la met�fora que recorre todo el conjunto: lo que se dijo de un reba�o y su pastor, debe entenderse por los hombres y sus gobernadores, y especialmente del pueblo de Dios, a quien cuida como un pastor a su reba�o. Podemos simplemente observar que el presente es un cap�tulo sobre el cual tanto los magistrados como los gobernantes de la iglesia deben meditar muy seriamente. Las quejas que aqu� Dios hace de los falsos pastores, y las terribles denuncias que amenaza contra ellos, muestran que es asunto de los pastores, con su m�xima diligencia, velar por las ovejas en las que se les conf�a, y proporcionarles alimento. cuidado y disposici�n para todas sus necesidades; y que si fallan en esto, deben rendir cuentas severas a Dios.

Esto tambi�n impone a los pr�ncipes y magistrados la obligaci�n de gobernar con fidelidad y justicia a las personas confiadas a su confianza. Lo que les sucedi� a los jud�os, quienes por la infidelidad de sus maestros y magistrados fueron completamente destruidos, muestra que es la mayor desgracia para una naci�n tener gobernantes malvados; y que todos los que se preocupan en alg�n grado por la gloria de Dios y la edificaci�n de su iglesia, tienen la mayor raz�n para suplicarle continuamente que siempre levante a su pueblo pastores buenos y fieles. Ver Ostervald.

REFLEXIONES.� Primero, tenemos aqu�,

1. �Ay! Denunciado contra los pastores de Israel, los pr�ncipes y magistrados, o los sacerdotes y levitas, que fueron los grandes autores de la ruina de Israel; y aunque su posici�n era tan alta y su profesi�n tan respetable, sin embargo, ni los proteger�a de una severa reprimenda ni los eximir�a de la terrible ira de Dios.
Los pastores negligentes son los m�s criminales de todos los transgresores y pueden esperar el juicio m�s severo.
2. El pecado que se les carga es enriquecerse a expensas de sus reba�os descuidados; indiferentes a lo que sucedi� con las personas comprometidas a su cargo, nunca pensaron en alimentarlos, sino en engordar. Los magistrados no se esforzaron por reivindicar a los oprimidos, aliviar a los pobres, reprimir el vicio o alentar la religi�n: los ministros,concentrado s�lo en sus diezmos y ofrendas, no se esforz� en buscar a los perdidos, en instruir a los ignorantes, en recuperar a los err�neos, en advertir a los rebeldes o en consolar a los d�biles mentales; las almas de los hombres no parec�an preocuparse en absoluto.

Con fuerza y ??crueldad, tanto en la iglesia como en el estado, gobernaron; y utilizado para los prop�sitos de la opresi�n el poder confiado a su confianza para la protecci�n y edificaci�n del pueblo de Dios; de modo que realmente no ten�an pastor; s�, peor que ninguno: porque los que usurparon el cargo eran en realidad lobos rapaces. �Ay de los pobres que se encuentran en tal caso!

2�, Los pastores descuidados son citados a la barra de Dios. Dios los castigar� y con gracia rescatar� el reba�o del que han abusado.
1. Castigar� a los pastores por su negligencia y rapacidad. Dios est� contra ellos, y su ira, �qui�n resistir�? Los llamar� a una severa cuenta por la p�rdida de cada oveja de su ganado que pereci� por su negligencia. Sedequ�as y los pr�ncipes que se rebelaron cargar�n con la culpa de toda la sangre inocente que fue derramada como consecuencia de ello. Y toda alma perdida clamar� venganza contra el ministro infiel que, indiferente, le permiti� morir en su iniquidad.

Dios los echar� de su oficio y no les permitir� m�s engordar con el bot�n. El rey y los pr�ncipes de Jud� ser�n arrojados de su alto estado y arrojados a las profundidades de la miseria abyecta, y los sacerdotes y levitas que abusaron de su oficio sagrado ser�n degradados. Nota; (1.) Los ministros nunca pueden reflexionar con demasiada frecuencia sobre el relato solemne que deben hacer alg�n d�a. (2.) Dios priva justamente a los opresores del poder del que abusan.

2. Dios mismo cuidar� de su pueblo creyente. Aunque sus pastores sean infieles y los descuiden, �l proveer� para ellos. He aqu� yo, yo, el Se�or, capaz y dispuesto a salvarlos; Yo quiero [1] a buscar mis ovejas, y las reconocer�,todos los que le extienden las manos; todos los que lloran por su amor perdonador; y todo su pueblo angustiado, ya sea bajo persecuci�n, opresi�n, tentaci�n o cualquier otra aflicci�n. Y esto se cumpli� principalmente en la restauraci�n de los jud�os de su cautiverio; y sigue cumpliendo espiritualmente d�a a d�a; mientras que por su palabra y gracia el Se�or est� reuniendo a todas aquellas almas preciosas que recibir�n las ofertas de su amor, llam�ndolas de las tinieblas a su luz maravillosa; hasta que haya cumplido su glorioso plan de redenci�n, y venga su reino eterno: �que mi alma en ese d�a sea el objeto de su cuidado! [2.] �l los alimentar� en los montes de Israel, y los har� descansar en paz y seguridad, en un buen redil y apastos gordos. Los jud�os, al regresar a su propia tierra, disfrutaron de abundancia de bendiciones y, en particular, de los privilegios del santuario y las ordenanzas de la adoraci�n de Dios.

Y en la iglesia, el monte de Dios, encuentran todos los creyentes los ricos pastos de la gracia y las dulces aguas del consuelo divino: sus santos est�n encerrados como en un redil, bajo la protecci�n de su Pastor Todopoderoso, est�n a salvo de todos los poderes del mal, y descansa bajo su sombra con gran deleite: �feliz el pueblo que est� en tal caso! [3.] No s�lo recuperar� a estas almas arrepentidas de sus andanzas, sino que sanar� a las que resultaron heridas durante su partida de �l, y fortalecer� a las que estaban enfermas.El pecador despierto siente sus heridas mortales, su coraz�n est� roto por un sentimiento de culpa, y se encuentra d�bil e incapaz de resistir sus corrupciones; pero el Salvador que lo compr� con su propia sangre, vierte su precioso b�lsamo para aliviar sus dolores y lo rescata de su estado de desesperaci�n. Por su Esp�ritu renueva las mentes de los tales, les da la medicina que cura su enfermedad, su gracia divina y su amor perdonador, que puede salvarlos de la esclavitud de la corrupci�n; y fortalece su debilidad para que puedan caminar con �l y agradarle.

3. Tenemos una repetici�n de las determinaciones de Dios acerca de los impenitentes, para se�alar la certeza y lo terrible de su destrucci�n. Destruir� la gordura y el fuerte; porque el que glorifica su misericordia en la salvaci�n de los fieles, glorificar� su justicia en la condenaci�n de sus enemigos y de los de ellos; aliment�ndolos con juicio, infligiendo la justa venganza debido a sus iniquidades.

En tercer lugar, el profeta se vuelve de los pastores al reba�o, porque eran de diferentes clases. La iglesia de profesores siempre estuvo compuesta por una multitud mixta, buenos y malos; pero hay un Pastor perspicaz, el Se�or Jes�s, del que se habla aqu�, que pronto separar� lo precioso de lo vil.
1. Se presenta una fuerte acusaci�n contra parte del reba�o; la grasa, los carneros y los machos cabr�os, los ricos que oprim�an a sus vecinos, y, no contentos con las ganancias de la extorsi�n, amargaban por su maltrato lo poco que quedaba del pobre reba�o, como si se complacieran en sus angustias . Es m�s, no solo pisaron los pastos y ensuciaron las aguas, sino que empujaron con el costado y el hombro y empujaron a los enfermos con sus cuernos, a�adiendo aflicci�n a los afligidos.

Muchos aplican esto a los escribas y fariseos, que devoraron a los pobres, ensuciaron las aguas de la verdad con sus tradiciones y oprimieron con sus anatemas a los pobres del reba�o que confesaron al Se�or Jes�s, aunque tambi�n se puede aplicar generalmente a los imp�os. en todas las �pocas, que han copiado estos caminos destructivos, y, aunque en profesi�n el reba�o de Cristo, se han mostrado como los enemigos m�s empedernidos de su pueblo piadoso; pero Dios los juzgar�, librar� a su pueblo creyente de ellos ahora, y pronto har� una separaci�n eterna entre lo precioso y lo vil.

2. Se habla de un rico consuelo a los pocos fieles. Dios los salvar�, ni permitir� que se conviertan en presa de sus enemigos; particularmente levantando al Mes�as prometido, bajo cuya protecci�n su pueblo deber�a habitar en seguridad.
[1.] Se describen su car�cter y oficio. Pondr� un pastor sobre ellos: tanto jud�os como gentiles debajo de �l ser�n un solo reba�o; y por el nombramiento divino �l es constituido la cabeza sobre todas las cosas de su iglesia; y los alimentar� con su palabra, su Esp�ritu, sus ordenanzas, sus ministros; incluso mi siervo David, llamado as� por ser la simiente prometida de David, y siervo de Dios , empleado por �l en la obra de salvaci�n de las almas perdidas: una planta de renombre, m�s trascendentemente glorioso en su persona y oficios, y exaltado en la predicaci�n de su Evangelio.

[2.] Por amor a �l, Dios har� con ellos un pacto de paz. El hombre est� por naturaleza en un estado de enemistad con Dios, hasta que Cristo, nuestra paz, nos trae a los que est�bamos lejos, cerca de Dios; luego nos interesamos en el pacto de gracia; Dios se compromete a ser nuestro Dios; y su siervo David, el Se�or Jes�s, llega a ser nuestro pr�ncipe y Salvador, para dar arrepentimiento y remisi�n de pecados, y para reinar y proteger a su pueblo fiel, su Israel, todos los verdaderos creyentes; porque all� est� su pueblo, que lo ama, lo sirve y lo disfruta.

[3.] Inestimablemente grandes y preciosos son los privilegios a los que el reba�o de Dios, los fieles, adquiere derecho, en virtud de este pacto de paz. Mientras el Se�or su Dios estaba con ellos, su liberaci�n era segura, y la paz y la abundancia eran ahora su porci�n feliz. Estar�n a salvo bajo la protecci�n divina; sus enemigos espirituales, las malas bestias, sometidos y hechos cesar de la tierra: ser�n librados del temor del mal; aunque en medio de trampas y tentaciones, Dios los preservar�; y habiendo roto el yugo de los opresores y librado de los que se serv�an de ellos, les har� saber que �l es el Se�or,por la bendita experiencia de su omnipotente poder, gracia y amor. No les faltar� nada bueno; todas las bendiciones espirituales en Cristo Jes�s los rodear�n. Har� de ellos y de los alrededores de mi collado una bendici�n; tan eminentemente se distinguir�n con sus favores; y todos los que los vean los llamar�n bienaventurados; s�, ellos mismos tambi�n ser�n bendiciones para otros.

Y har� caer la lluvia en su tiempo; las gracias y los consuelos de su Esp�ritu, que el Redentor derrama sobre los corazones de su pueblo creyente, seg�n sus diversas necesidades. Habr� lluvias de bendici�n; la mayor abundancia de los dones m�s ricos de Dios, perd�n, adopci�n, santidad, concedidos gratuitamente al alma creyente: y el �rbol del campo dar� su fruto; los frutos de justicia, que brotan de estas lluvias vivificantes de gracia; y la tierra dar� su fruto , en abundancia de conversos levantados por la predicaci�n del Evangelio. Ya no ser�n consumidos por el hambre,sino que se alimente en abundancia de ese Pan que desciende del cielo y da vida al mundo; y no soportar�n m�s la verg�enza de las naciones: Dios se apareci� por ellos y lo hizo evidente por las dispensaciones de su providencia y gracia, que �l es su Dios, su porci�n presente, y una recompensa sumamente grande. Los jud�os, que regresaron del cautiverio, disfrutaron literalmente de muchas de estas bendiciones externamente; pero se cumplen de la manera m�s eminente para el Israel de Dios: los fieles, en todos los tiempos, quienes en Cristo Jes�s son bendecidos con todas las bendiciones espirituales en las cosas celestiales.

Información bibliográfica
Coke, Thomas. "Comentario sobre Ezekiel 34". Comentario de Coke sobre la Santa Biblia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tcc/ezekiel-34.html. 1801-1803.
 
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