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Bible Commentaries
Isaías 1

Comentario de Coke sobre la Santa BibliaComentario de Coke

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Introducción

Isa�as se queja de Jud� por su rebeli�n; lamenta sus juicios; reprocha todo su servicio; exhorta al arrepentimiento con promesas y amenazas. Lamentando su maldad, denuncia los juicios de Dios, promete gracia y amenaza con destrucci�n a los imp�os.

Antes de Cristo 760.

Versículo 1

La visi�n de Isa�as, etc. � Divido el libro de Isa�as, dice Vitringa, en el t�tulo prefijado al libro y el tema que contiene. El asunto es doble, prof�tico e hist�rico, que se entrelazan. El prof�ticose divide en cinco partes; el primero de los cuales, desde el cap�tulo 1 hasta el 13, contiene cinco sermones prof�ticos o arengas, directamente dirigidos a los jud�os, y tambi�n a los efraimitas; a quien el profeta reprende, exhorta y consuela de diversas maneras. La segunda parte, del cap�tulo 13 al 24, contiene ocho sermones, en los que se declara el destino de otras naciones; Babilonios, filisteos, moabitas, sirios, egipcios, tirios y otros. La tercera parte, del 24 al 36, explica los juicios penales denunciados por Dios sobre los jud�os desobedientes y enemigos de la iglesia, con las m�s amplias promesas dadas a la verdadera iglesia; y se incluye en tres sermones.

La cuarta parte, del cap�tulo 40 al 49, expone en cuatro sermones, de tipo consolador, la manifestaci�n del Mes�as en la carne, con sus circunstancias y efectos, y las se�ales que la preceden; particularmente la liberaci�n de la iglesia jud�a de su exilio en Babilonia. La quinta parte exhibe, en cinco sermones, del cap�tulo 49, el destino y los eventos de Jesucristo, su persona y reino; con el que se cierra esta m�s noble profec�a. La parte hist�rica relata algunos hechos notables de aquellos tiempos, en los que Dios se complaci� en hacer uso del ministerio de Isa�as y, comenzando con el 36, termina con el cap�tulo 39. Vitringa lee el vers�culo, La profec�a de Isa�as, que �l profetiz�, etc. Vitringa tambi�n comenta que la palabra Isa�assignifica la salvaci�n de Jehov�; que �l concibe haber sido, en cierto grado, expresivo de su oficio.

Versículo 2

O�d, cielos, etc. Hemos observado que esta primera parte del libro de Isa�as est� comprendida en cinco sermones a los jud�os; el primero de los cuales est� contenido en este cap�tulo, el segundo en el cap�tulo s ii, iii, 4: el tercero en el cap. 5: el cuarto en el cap. 6: el quinto en el cap. 7: �xii. El primer serm�n contiene una apelaci�n judicial, impulsada por el profeta en el nombre de Dios, contra los jud�os y los habitantes de Jerusal�n, como infractores del pacto e hip�critas; en la que reprende duramente los vicios de la iglesia jud�a, y los exhorta seriamente al verdadero arrepentimiento, con una denuncia de la venganza divina sobre los obstinados y rebeldes, y una promesa de las bendiciones de la gracia con una restauraci�n de su estado al verdadero adoraci�n de su Dios.

En el escenario de esta visi�n divina podemos suponer que Dios est� presente, como rey de su pueblo; el pueblo como rebelde y rebelde, convocado por �l a la corte: el profeta, que ejerce las funciones de heraldo o pregonero, convocando a los testigos y jueces para que asistan, y de orador que aboga de manera viril por la causa de Dios exponga su justicia y equidad, amonestando al pueblo rebelde de su deber, y, como un consejero, persuadi�ndolo de cosas mejores; y por �ltimo, los testigos, los cielos y la tierra, que aqu� est�n representados como dotados de sentido, y para quienes el el juicio de toda la causa se comete figurativamente. Ver Deuteronomio 32:1 y Vitringa.

Versículo 4

Hijos que son corruptores � han provocado, etc.� O, Hijos que se corrompen a s� mismos � han tratado con desprecio al Santo de Israel; &C.

Versículos 5-6

Isa�as 1:5 . �Por qu� hab�is de ser heridos,etc.? Desde el vers�culo 4 al 6, el profeta describe el estado mortal del pueblo que hab�a apostatado de Dios y continu� obstinado en esa apostas�a; y de ah� al

Verso 10, su estado externo o natural. Las met�foras aqu� utilizadas son en s� mismas suficientemente claras, como tambi�n lo es su aplicaci�n en este punto de vista. Vitringa opina que el profeta aqu� describe el estado del pueblo bajo Acaz.

Versículo 7

Tu pa�s, & c.� O, Tu tierra est� convertida en una desolaci�n: Tus ciudades son quemadas con fuego; los extra�os de tu tierra devoran delante de ti; y la desolaci�n es como si fuera destruida por una inundaci�n. Ver Lowth.

Versículo 8

Una caba�a en un jard�n de pepinos, etc. � V�ase Job 27:18 .

Versículo 10

O�d la palabra del Se�or, etc.� La singular maldad de los habitantes de Sodoma y Gomorra fue tan enorme, que finalmente se utiliz� como expresi�n proverbial, para transmitir la idea de la maldad m�s negra e incorregible. Las palabras anteriores, que muestran que la gente de Sodoma y Gomorra no pod�a ser dirigida ahora, porque no quedaba ninguna, muestran igualmente que es la naci�n jud�a la que recibe estos nombres. Este vers�culo alude al c�ntico de Mois�s, Deuteronomio 32:32 y quiz�s el profeta usa estas alusiones para mostrar que los tiempos predichos en ese c�ntico por el legislador jud�o ya hab�an llegado.

Versículo 11

�Con qu� prop�sito, etc.? Esta es una fuerte protesta contra los servicios hip�critas de los jud�os; declar�ndoles muy claramente que todos los servicios externos, administrados con mal coraz�n, lejos de agradar, son detestables a Dios. Ver Proverbios 21:27 . �A qui�n, dice el obispo Warburton, se dirigen estas palabras? a los que, adem�s de sus numerosas irregularidades, ac� contaban con holgura, se deleitaban en arboledas y lugares altos; porque as� prosigue la denuncia: Se avergonzar�n de las encinas, etc. Isa�as 1:29. Esto muestra que los jud�os, a pesar de su depravaci�n, no renunciaron a su Dios cuando descendieron a la idolatr�a; pero que su peor idolatr�a consist�a en mezclar la adoraci�n extranjera con la suya propia, o en adorar al Dios verdadero ya los �dolos juntos. Dios en estos vers�culos reprende a los jud�os con respecto a sus sacrificios, su mera aparici�n ante �l, Isa�as 1:12 sus ofrendas e incienso, Isa�as 1:13 sus temores y solemnidades, Isa�as 1:13 y sus oraciones, Isa�as 1:15 .

Y en los vers�culos 16 y 17 les aconseja qu� hacer; es decir, arrepentirse y hacer obras dignas de arrepentimiento; exponiendo en los d�as 18 y 19 los felices efectos de seguir ese consejo, y en el 20 los malos efectos de descuidarlo. En el vers�culo 18 tenemos la declaraci�n m�s amplia de la apacibilidad divina sobre el arrepentimiento sincero. Vitringa cree que las palabras pueden referirse en cierto grado a los cr�menes sanguinarios de los jud�os. Vea la �ltima cl�usula del vers�culo 15.

Versículo 17

Aliviar a los oprimidos , o reformar lo que est� mal. Bochart.

Versículo 21

�C�mo se ha convertido en ramera la ciudad fiel?Aunque el Se�or, en la parte anterior del cap�tulo, hab�a sugerido a los inicuos e hip�critas un m�todo para volver a su favor, previ� que no lo escuchar�an. Por lo tanto, comienza de nuevo (como si se arrepintiera de haberlos complacido tanto, hablando a la manera de los hombres) a deplorar su estado calamitoso y a mostrar lo que este pueblo corrupto esperaba en el futuro. La primera parte de este nuevo discurso contiene un prefacio, desde el vers�culo 21 al 24, y una predicci�n de eventos futuros, desde el 24 hasta el final del cap�tulo. En el prefacio, el profeta se queja, primero, de la corrupci�n de toda la ciudad en general; que se convirti� en una ramera, violando su pacto, rebel�ndose contra Dios por la idolatr�a, o, lo que parece ser el prop�sito principal aqu�, transgrediendo las leyes del pacto hecho con Dios; por, violar la fe del pacto, es, al estilo de las Escrituras, comenzar a ramera. El vers�culo 22 expresa metaf�ricamente lo que se expresa claramente al final del vers�culo 21 y en el vers�culo 23; a saber, que los pr�ncipes, los jueces y los jefes de los jud�os se hab�an apartado de las sendas de la pureza y la integridad. Ver Vitringa.

Versículo 24

Por lo tanto, & c.� Aqu� comienza la predicci�n de los eventos que deber�an sucederle a este pueblo corrupto. El primero de ellos son los males que infligir� el cautiverio babil�nico; el segundo la purificaci�n de la iglesia, Isa�as 1:25 el tercero la restauraci�n de su gobierno, Isa�as 1:26 el cuarto la salvaci�n de los fieles por Cristo, el final de los vers�culos 26 y 27: el quinto el juicio final de Dios sobre los rebeldes y desobedientes al Evangelio, que seguir� a la salvaci�n de los verdaderos israelitas.

El lector no puede dejar de observar cu�n sublime y lleno de majestad es este pasaje; en la que el Se�or de los Ej�rcitos es representado como un h�roe poderoso y generoso, que se levanta para castigar, despu�s de haber soportado con paciencia durante mucho tiempo las injustas ofensas que le hab�an infligido, y haber solicitado en vano a sus adversarios el cumplimiento de su deber. Ver Vitringa.

Versículo 25

Limpia tu escoria puramente � V�ase Deuteronomio 2:3 . El significado de estas palabras es que Dios limpiar�a los restos de Israel en el destierro de las gotas y escoria de hip�critas y hombres profanos, y los restaurar�a, as� purgados, a su tierra; el gobierno completamente renovado bajo jueces y senadores justos y maestros prudentes. Algunos suponen que esto se refiere a los tiempos de Cristo; pero Vitringa opina que la referencia inmediata es a esa renovaci�n que ocurri� directamente despu�s de su castigo.

En segundo lugar, todo este pasaje puede referirse al futuro y la gran redenci�n por medio de Cristo.

Versículos 29-30

Se avergonzar�n de los robles, etc.� El profeta aqu� manifiestamente alude a la antigua forma de idolatr�a en las arboledas y jardines sagrados, que consist�an en �rboles altos, tupidos y frondosos, entre los cuales los robles se ten�an en gran honor desde toda la antig�edad. . El vers�culo 30 es notablemente elegante, donde lo que fue el placer y la confianza de estos id�latras, se hace para denotar su castigo.

Todos los jardines del este tienen agua, que es tan absolutamente necesaria, que sin ella todo en verano se resecar�a. Esta es una circunstancia a la que debemos atender, si queremos entrar en la energ�a de la �ltima cl�usula, como un jard�n que no tiene agua. Ver Observaciones, p. 409. y Spencer, de Leg. Heb. lib. ii. C. diecis�is.

Versículo 31

Y el que lo hizo como una chispa: el profeta hab�a explicado el juicio de Dios sobre los desobedientes finalmente, ya que se refer�a principalmente a su estado espiritual; ahora adjunta otra explicaci�n, que principalmente respeta sus aflicciones corporales. Las palabras son elegantes; y el significado de ellos es, que el rico, el poderoso, el grande (entendido por la palabra ??? chason, que hacemos fuerte ), que parec�a una encina noble y bien arraigada, perecer� con sus obras;porque sus obras, sus grandes y perversas empresas por las que hab�an buscado seguridad, como chispas, los incendiar�n y los consumir�n como estopa. Como los necios perecer�n por sus propios planes. No, las mismas obras que hab�an levantado con un esp�ritu orgulloso para la gloria, preservaci�n y seguridad de ellos mismos y de su naci�n, brindar�n una ocasi�n para su destrucci�n y se convertir�n en la causa misma de ella.

El profeta aqu� alude, seg�n Vitringa, a la destrucci�n del estado y el templo por parte de los romanos. El verso podr�a ser traducido, Y el poderoso, o poderoso, ser� como estopa, y su obra como una chispa. Taylor lo convertir�a, como una llamarada, cuyos efectos sobre el remolque ser�an ciertos, mientras que los de una chispa podr�an ser dudosos. Ver cap. Isa�as 50:11 . Malaqu�as 4:1 ; Malaqu�as 4:6 y Vitringa.

REFLEXIONES.� 1�. El primer verso es una especie de t�tulo de todo el libro. El autor es Isa�as, o la salvaci�n del Se�or:su padre era Amoz, no el profeta Am�s, sino una persona diferente y con un nombre diferente. Se llama su visi�n, porque le fue entregada de esta manera; y, como �l mismo ten�a una clara comprensi�n de lo que hablaba, lo transmiti� de manera muy clara a los dem�s. Su ministerio continu� bajo cuatro reyes; pero en qu� a�o de Uz�as comenz� sus profec�as, o en cu�l de Ezequ�as termin�, es incierto. Sin embargo, es cierto que vivi� para ver el mejor y el peor de los tiempos, y bajo ambos demostr� ser igualmente fiel. Quienes viven mucho tiempo pueden esperar ver extra�as alteraciones; felices si, con el profeta, pueden en todos los estados y condiciones aprobar su inquebrantable fidelidad a Dios!

Segundo, oscura y l�gubre es la perspectiva con la que el profeta abre su discurso.
1. Comienza con un discurso a los cielos y la tierra, como si se volviera de un pueblo incorregible y sordo a la reprensi�n, a la creaci�n inanimada; o apelar a las huestes de arriba, y a los hombres en general, para registrar las misericordias de Dios y la impenitencia de su pueblo.
2. Los acusa de negra ingratitud. He alimentado y criado hijos; o los he engrandecido y exaltado; no s�lo los preserv� de su estado de infancia, sino que los distingui� con peculiares marcas de honor; y se rebelaron contra m�; hizo de �l la retribuci�n m�s baja por su misericordia, rechazando su gobierno y apostatando de su adoraci�n. Nota;(1.) La ingratitud se considera justamente entre los mayores cr�menes. (2.) Como ninguna bondad puede igualar a las que Dios ha mostrado a los hijos de los hombres en su creaci�n y redenci�n; as� que ninguna ingratitud puede ser tan grande y criminal como la del pecador impenitente.

3. Los reprende con la m�s que brutal estupidez de su conducta. El toro torpe parece sensible a la mano que lo alimenta y conoce la voz de su due�o; y el asno, el pesebre en el que recibe su comida; pero el Israel m�s est�pido no conoce ni reconoce el cuidado bondadoso de Dios, ni hace las m�s peque�as recompensas de amor; y mi pueblo no tiene en cuenta; no prestan atenci�n a las ordenanzas del servicio de Dios y, obstinadamente obstinados, no lo conocen ni desean conocerlo.

Nota; (1.) Cuando los hombres eligen la disipaci�n y huyen de todos los medios que los llevar�an a considerar sus caminos, no pueden sino ser llevados cautivos por el diablo a su voluntad. (2.) Muchos son el pueblo de Dios de profesi�n, cuya pr�ctica es totalmente opuesta a ella, y por lo tanto sus pecados se agravan mucho. (3.) La negligencia hacia Dios y nuestras almas necesariamente debe terminar en la ruina.

4. Se detiene en su miserable estado, ya sea amenaz�ndolos con las consecuencias de sus pecados o lament�ndose de los males que previ�. �Ah, naci�n pecadora! �Cu�l ser� tu fin? �Qu� dolorosa perspectiva! rein� la apostas�a universal; un pueblo cargado de iniquidad, hundido bajo su pesada carga y maldici�n; una semilla de malhechores, totalmente degenerada de sus piadosos antepasados: hijos que son corruptores, no contentos con ser abandonados, sino haciendo la obra del diablo para convertir en tentadores a otros.

Han abandonado al Se�or, sus caminos y su adoraci�n; han provocado a ira al santo de Israel, que justamente est� indignado por tan rebelde conducta; se han ido atr�s, viles ap�statas de su santa profesi�n. Nota; Cuando Dios venga a visitarnos por los pecados, ser� diminuto; y toda agravaci�n de ellos ser� recordada.

5. Eran incorregibles bajo cada visita, y su caso, por supuesto, era desesperado. �Por qu� habr�as de ser herido m�s? cuando todas las visitas pasadas no produjeron efectos de gracia. Os rebelar�is cada vez m�s; desesperados y endurecidos por las correcciones que deber�an haberlos llevado al arrepentimiento. Toda la cabeza est� enferma y todo el coraz�n desfallecido; que puede respetar sus sufrimientos, que, aunque llegaron de lo m�s alto a lo m�s bajo, no produjeron ninguna reforma; o sus pecados que hab�an infectado tan profundamente a los sacerdotes y al pueblo, que, como un leproso, de la cabeza a los pies no qued� ni una parte encontrada; y, impenitentemente obstinado, ninguno pens� en el arrepentimiento, ni se esforz� por evitar los duros juicios bajo los cuales gimieron.

Nota; (1.) Tenemos aqu� una viva imagen de la corrupci�n del coraz�n humano, universalmente contaminado por el pecado, aborrecible ante Dios e incurablemente desesperado por algo que el hombre pueda hacer con sus propias fuerzas para ayudarse a s� mismo. (2.) Las aflicciones, aunque son una porci�n amarga, son los medios que Dios emplea a menudo para despertar la conciencia del pecador y restaurar la salud de su alma. (3.) Cuando los pecadores se niegan a responder a las visitaciones llenas de gracia de Dios, en lugar de ser humillados por ellas, se endurecen m�s. (4) El caso de esa alma es verdaderamente desesperante, acerca de lo cual Dios dice: D�jalo.

6. Lamenta las desolaciones de Sion que comenzaron, o m�s bien predice lo que pronto ser�a su triste condici�n: Tu pa�s est�, o ser�, desolado; devastados por sus enemigos, sus ciudades quemadas, su tierra devorada por extra�os, mientras ellos miraban, incapaces de evitar su ruina; su pa�s un desierto; la ciudad santa y el templo despoblado, despoblado, despreciable, ruinoso, como la miserable choza que abandona el guardi�n de la vi�a cuando se recoge la vendimia; y la caba�a, donde el jardinero vigilaba hasta que su fruto estaba a salvo, y luego es derribado por las r�fagas del invierno: o como una ciudad sitiada, de la cual escapar es tan dif�cil y peligroso, y a la que nadie quiere acercarse.

Este fue el caso, 2 Cr�nicas 28:17 bajo Acaz, durante cuyo reinado inicuo se supone que esta profec�a fue escrita: o se refiere a las desolaciones que al principio los babilonios, y luego, m�s espantosamente, los romanos trajeron sobre ellos. . Nota; Aquellos que no ser�n advertidos, deben soportar la vara: ya sea una naci�n o un individuo, la impenitencia y la perdici�n son inseparables.

7. Unos pocos, pero pocos, todav�a permanecieron firmes a Dios en medio de la apostas�a general; y, de no ser por estos, debe haber sobrevenido una extirpaci�n total, terrible como la que cay� sobre las ciudades devotas de Sodoma y Gomorra. El ap�stol cita esto como aplicable a su propio tiempo, y lo describe, Romanos 9:29 cuando, excepto los pocos que recibieron el Evangelio, el resto de la naci�n jud�a persisti� en la incredulidad y la dureza de coraz�n.

Nota; (1.) Es una misericordia que haya algunas almas fieles en los peores tiempos. (2.) Cuanto menos sean, y cuanto m�s malvados sean los d�as, mayor diligencia deber�amos dar para ser de esos pocos. (3.) Ir con la multitud es el camino seguro al infierno. (4.) Cuanto m�s reflexionemos sobre las maravillas de la gracia, al arrancarnos como tizones del fuego, m�s abundar� nuestro coraz�n en amor y alabanza.

En tercer lugar, tenemos,
1. Un discurso terrible a los gobernantes y al pueblo, para escuchar la palabra de Dios. Los llama gobernantes de Sodoma y pueblo de Gomorra, porque, como ellos, fueron pecadores en gran manera ante el Se�or, G�nesis 13:13 y magistrados, sacerdotes y pueblo, fueron hundidos en el diluvio de la iniquidad.

Quiz�s tambi�n se refiere aqu� en el esp�ritu de profec�a al Evangelio, que el pueblo jud�o estaba llamado a recibir; y, por rechazarlo, ser� m�s tolerable en el d�a del juicio para Sodoma, que para ellos, Mateo 11:24 .

2. Rechaza todos sus sacrificios y servicios hip�critas. Sus asambleas m�s solemnes, sus fiestas, s�bados, incienso, oraciones, eran una abominaci�n. �Qu� prop�sito pod�an responder cuando sus manos estaban manchadas de sangre y el orgullo, la impenitencia y la incredulidad que quedaban convert�an estas ceremonias externas, por caras que fueran, en una solemne burla de Dios? Esto es especialmente aplicable a los tiempos de Cristo, cuando con el mayor celo los escribas y fariseos mantuvieron el culto en el templo, mientras rechazaban al que estaba prefigurado en estas instituciones, y con excepci�n de quien Dios nunca se deleit� en los sacrificios m�s costosos: y despu�s de haber empapado sus manos en la sangre del Salvador, aunque con su muerte se puso fin a todos los servicios rituales, ellos persistieron en ellos, hasta que Dios destruy� su ciudad y su templo juntos.

Nota; (1.) Los mayores enemigos del poder de la piedad son a menudo aquellos que son los observadores m�s r�gidos de la forma. (2.) Mientras se albergue la iniquidad interior y el coraz�n contin�e alejado de Dios, las caridades m�s liberales, o los mayores dones al altar de Dios, ser�n rechazados con aborrecimiento. (3.) Muchos en un susto ser�n empujados a sus rodillas y sus oraciones, que no son apartados de sus pecados, y por lo tanto oran en vano. (4) Hasta ahora todos los servicios externos del culto religioso no son agradables a Dios, donde el alma es inconversa y moralista, que aborrece los s�bados y las reuniones solemnes; de modo que los mismos deberes de los que dependen los formalistas aumentar�n su condenaci�n.

En cuarto lugar, dado que el culto ceremonial fue declarado ineficaz, el profeta los dirige al �nico medio suficiente de aceptaci�n ante Dios.
1. Lav�ndose y limpi�ndose, lo que nunca pudieron efectuar todas sus abluciones rituales; y por lo tanto deben venir por fe bajo el sentido de su culpa y contaminaci�n, a la fuente que debe ser abierta en la sangre de un Salvador. Nota; Podr�amos pensar tan pronto en lavar el blanco et�ope como en quitar una mancha de pecado de nuestras almas por cualquier otro m�todo que no sea a trav�s de la sangre expiatoria de Jes�s.

2. Como lavados de sus pecados, deben enmendar sus vidas; desechando todo mal conocido, restituyendo todo acto de injusticia y dejando de pecar. No deben simplemente descansar en santidad negativa, sino ejercitarse en la piedad en la pr�ctica de toda buena palabra y obra, bajo la influencia de la gracia divina y con un solo ojo en la gloria divina. Y los ejemplos en los que este proceder del bien consiste, bajo los dos grandes puntos de la misericordia y la justicia, lo que agradar�a al Se�or m�s que los sacrificios m�s costosos.

Nota; (1.) Donde la sangre de Jes�s limpia de la culpa del pecado, el Esp�ritu de Jes�s librar� de su poder; y en vano esperan a uno, que sigue siendo ajeno al otro. (2.) Un cristiano no tiene tiempo para estar ocioso; mucho tiene que aprender, mucho que hacer; y toda su atenci�n y cuidado ser�n suficientes para la gran obra que tiene por delante.

3. Silencia una objeci�n que podr�a surgir en la mente de aquellos cuyas profundas opiniones sobre la culpa pasada podr�an desanimarlos de regresar a Dios, como si sus pecados estuvieran m�s all� del perd�n y la esperanza. Aunque vuestros pecados sean como escarlata, ser�n blancos como la nieve; aunque sean rojos como el carmes�, ser�n como lana; por muy grandes y agravadas que sean sus iniquidades, no es necesario que se desanimen; no, est�n invitados a venir, s�, a venir ahora, sin demora, y estemos juntos, dice el Se�or;aunque sobre la base de sus propias obras o deberes no pod�an comparecer de ninguna manera ante el tribunal de Dios, sin embargo, cuando Dios puso en sus bocas ese argumento prevaleciente de las promesas del perd�n pleno y gratuito a trav�s de la sangre y los m�ritos de un Redentor, entonces podr�an subir con valent�a al trono y no temer ninguna condenaci�n; la s�plica ser�a aceptada, el pecador ser�a justificado de todas las cosas. Nota; Esa sangre de Jes�s que es la �nica que puede limpiar del menor pecado, con la misma facilidad y eficacia que limpia del mayor: que ning�n pecador que regresa se desespere.

4. Les presenta la bendici�n y la maldici�n. Si est�n dispuestos a someterse a este consejo, a lavarse y ser limpios, y obedecer la palabra y los caminos de Dios, comer�n el bien de la tierra, la tierra de Cana�n, en la cual su morada ser� segura mientras se mantuvo su fidelidad; y un pa�s mejor que este tambi�n es la porci�n de los siervos fieles de Dios. Pero si reh�san escuchar estas amonestaciones, y se rebelan contra el gobierno y los ministros de Dios, y contra su Verbo encarnado el Mes�as, entonces su ruina est� determinada; la boca del Se�or lo ha dicho, la sentencia es fija e irrevocable; Ser�is devorados por la espada de los babilonios y romanos, ejecutando sobre ellos los juicios temporales de Dios, y con la espada de la venganza eterna despu�s de la muerte persigui�ndolos hasta el infierno m�s profundo.

Nota; (1.) Si los pecadores perecen, no ser� por falta de advertencia; su sangre estar� sobre sus propias cabezas. (2.) Los que no se someten al cetro de Dios, deben sufrir bajo su espada. (3.) Cuando los pecadores persisten en su rebeli�n, rechazan sus propias misericordias, y la justicia de Dios en su condenaci�n se manifestar� a todos.

En quinto lugar, mientras Jes�s lloraba por la ciudad devota, el profeta, movido con una parte de su esp�ritu compasivo, lamenta la iniquidad que contemplaba.
1. Un cambio terrible hab�a ocurrido en Jerusal�n: la ciudad que una vez fue fiel se convirti� en una ramera, se apart� de la adoraci�n y el servicio de Dios y se prostituy� a todas las abominaciones de la iniquidad. Fue en d�as pasados ??famosa por la justicia, llena de juicio, sus magistrados distinguidos por su integridad; la justicia se alojaba en ella, como si fuera elegida para su morada predilecta. �Pero qu� terrible contraste! ahora la morada de los asesinos, que primero masacraron a los profetas que daban testimonio del Justo, y luego finalmente asesinaron al Hijo de Dios, Mateo 23:37 . Hechos 7:52. Una vez pura, y brillante como la plata, ahora solo quedaba escoria; su pr�ctica corrupta y sus principios depravados. Tu vino est� mezclado con agua; los vivos or�culos de Dios adulterados y degradados por falsas glosas y tradiciones humanas; de modo que dej� de tener efecto.

Tus pr�ncipes son rebeldes, cabecillas del pecado; y compa�eros de ladrones, conspirando en sus cr�menes; y, por la protecci�n que brindaban, compartir los frutos de sus robos. Los obsequios y los sobornos eran su conocido deleite, y siempre llevaban la causa en su bar; mientras que los pobres, los hu�rfanos y las viudas, que no ten�an nada para dar, sufr�an la opresi�n sin remedio; y tal era exactamente el car�cter de los jud�os en los d�as de nuestro Salvador, ver Romanos 2 . Nota;(1.) La prostituci�n de la justicia con fines lucrativos es m�s infame que la prostituci�n de la ramera a sueldo. (2.) La injusticia y el soborno en el tribunal son una maldici�n m�s pesada para cualquier pueblo que los estragos de los peores bandidos: contra uno podemos proteger, contra el otro no hay reparaci�n. (3.) No solo debemos abstenernos de da�ar a los pobres; pero somos criminales si descuidamos vindicarlos de los opresores y abrazar la causa de los afligidos. (4) Los buenos ejemplos anteriores de magistrados precedentes, o ilustres progenitores, reflejan una doble oscuridad sobre sus sucesores degenerados.

2. Dios con indignaci�n despierta para ejecutar venganza sobre sus enemigos. �Ah! Los aliviar� como una carga bajo la cual gime la tierra; o los consolar� , complacido con la ejecuci�n del justo juicio sobre ellos. Y esto lo confirma con un recital de sus gloriosos t�tulos, El Se�or de los ej�rcitos, el poderoso de

Israel, capaz de cumplir todas sus denuncias, y ante quien debe caer todo enemigo. Terrible fue la ejecuci�n de esta amenaza en su primera destrucci�n por parte de los babilonios; pero lo m�s terrible fue cuando, habiendo rechazado y asesinado al Se�or de la vida, emple� la espada romana y orden� que estos enemigos suyos, que no quer�an que �l reinara sobre ellos, fuesen muertos antes que �l.

3. Una parte se recuperar�, convertir� y guardar�; Volver� mi mano sobre ti, revivir� el estado decadente de la religi�n, limpiar� su escoria en el horno de la aflicci�n y quitar� el esta�o, las adulteraciones que hab�an mezclado en su adoraci�n y las corrupciones de su pr�ctica; restaurando a sus jueces como al principio, ya sus consejeros como al principio; y luego recuperar�an su antiguo cr�dito y honor, como la ciudad de justicia, la ciudad fiel,redimidos por juicio ejecutado sobre sus enemigos; y ahora convertido a Dios, su justicia se comprometi� para su recobro. Y este fue el caso en cierta medida bajo la reforma de Ezequ�as, y puede aludir a su restauraci�n de Babilonia; pero especialmente con respecto al d�a de Cristo, cuando, por la poderosa gracia de Dios en el Evangelio, tal multitud de jud�os se convirtieron; sus pecados, como escoria, limpiados; su justicia propia, como el esta�o, renunciado, como aleaci�n falsa y vil. Los ap�stoles, como jueces, fueron levantados para rescatarlos de los peores enemigos, el pecado y Satan�s, y para aconsejarlos y dirigirlos por el camino de la verdad y la santidad.

Al incorporarse a la iglesia de Cristo, llegar�an a ser una alabanza en la tierra, un pueblo revestido de justicia y fiel a Cristo, su Evangelio y sus ordenanzas. Su Si�n es as� redimida por el juicio ejecutado sobre el divino Redentor en su lugar, y sus convertidos con justicia, de una manera perfectamente consistente con la santidad de Dios, cuya justicia se manifiesta eminentemente en la salvaci�n del Evangelio. Nota;(1.) Todo hombre por naturaleza y pr�ctica es esclavo del pecado, lo peor de la esclavitud, hasta que sea redimido por la gracia. (2.) Los sufrimientos del Redentor hasta la muerte de cruz son la gran causa meritoria de nuestra conversi�n; por esto Dios puede ser justo, cuando es el justificador del que cree en Jes�s. (3.) Cuando recuperemos el favor de Dios que hab�amos perdido, seremos restaurados al honor que hab�amos perdido.

4. La destrucci�n de los enemigos de Cristo y su pueblo es tan segura como la salvaci�n de los fieles. Su falsa confianza fracasar� y los confundir�. Despojados como la encina en invierno, quedar�n desnudos y desnudos, y secar�n como el huerto que no tiene agua. El fuerte ser� tan incapaz de resistir como el remolque ante el fuego devorador; y el que lo hizo, el �dolo o su obra, todos los artificios de los transgresores, ser�n como una chispa de fuego, y arder�n juntos, y nadie los apagar�;que se cumplir� eminentemente en el d�a de la recompensa final, cuando Dios ejecutar� juicio sobre los imp�os; y el hombre de pecado y todos sus seguidores, que han abandonado los caminos de la verdad por vanidades mentirosas, tradiciones humanas, falsas doctrinas y adoraci�n, y abominables idolatr�as, tendr�n su porci�n juntos en el lago que arde con fuego y azufre, que es la segunda muerte, ver Apocalipsis 10:11 .

Información bibliográfica
Coke, Thomas. "Comentario sobre Isaiah 1". Comentario de Coke sobre la Santa Biblia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tcc/isaiah-1.html. 1801-1803.
 
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