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Bible Commentaries
Isaías 10

Comentario de Coke sobre la Santa BibliaComentario de Coke

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Introducción

El infortunio de los tiranos. Asiria, vara de los hip�critas, porque su orgullo ser� quebrantado. Un remanente de Israel volver� despu�s de la desolaci�n determinada. Israel se consuela con la promesa de liberaci�n de Asiria.

Antes de Cristo 713.

Versículos 1-4

Ay de los que decretan decretos injustos, etc. � Tenemos en los dos primeros vers�culos la cuarta falta, y en el tercero y cuarto el castigo. La culpa de la que se queja es la injusticia y la iniquidad de los jueces; y el castigo asignado es que sean absolutamente abandonados y privados de toda ayuda y defensa de Dios, cuyas leyes han pervertido tan vergonzosamente; y perecer� miserablemente delante de sus enemigos, que vendr�n de lejos. Lowth traduce la segunda cl�usula del primer vers�culo, A los escribas que prescriben opresi�n: e Isa�as 10:3 lugar de dejar tu gloria, lee, deposita tus riquezas. V�ase Oseas 9:11 .

El significado es: "�A qui�n encomendar�, como fideicomiso o dep�sito, sus cosas m�s preciosas, sus riquezas, honor, libertad, religi�n, cuando Dios se convierta en su enemigo? �Qui�n ser� su protecci�n y defensa?" A lo que responde en el vers�culo siguiente: Sin m�, todos se postrar�n entre los presos; [es decir, comenzar� a ser prisioneros; ] y caer�n entre los muertos. El significado es: "Sin mi ayuda, y cuando los abandone, todos se inclinar�n bajo el yugo y se convertir�n en esclavos o caer�n bajo la espada de los asirios". Ver el cap. Isa�as 65:12 y Vitringa.

Versículo 5

�Oh, asirio, etc.! Tenemos aqu� la cuarta secci�n del quinto serm�n, que llega hasta el final de este cap�tulo, y que es doble; conteniendo, primero, una proposici�n en este verso, y en segundo lugar, un desarrollo de esa proposici�n; que consta de cinco partes: la primera contiene una explicaci�n tanto de la causa por la cual Dios hab�a decretado permitir que los asirios tuvieran tal poder sobre su pueblo; es decir, para el castigo de los hip�critas y la purificaci�n de la iglesia; como tambi�n de los cr�menes que cometer�an los reyes de Asiria en la ejecuci�n de sus juicios; y del castigo ordenado para ellos, Isa�as 10:6. En segundo lugar, tenemos la confirmaci�n del mismo, y una nueva exhibici�n del orgullo del asirio, con una declaraci�n m�s completa del juicio divino sobre �l: Isa�as 10:13 . En tercer lugar, tenemos un estado m�s puro de la iglesia, despu�s de haber pasado por las aflicciones que le trajeron los asirios; Isa�as 10:20 .

En cuarto lugar, la aplicaci�n de la profec�a anterior sobre la ca�da de los asirios para el consuelo de la iglesia; Isa�as 10:24 . Y, en quinto lugar, una descripci�n m�s particular de este o alg�n otro poderoso monarca asirio, a punto de devastar Judea, con sus efectos y consecuencias; desde Isa�as 10:28hasta el final del cap�tulo. Se supone que Isa�as entreg� esta profec�a acerca de Asiria al mismo tiempo que la precedente. El profeta, en los cap�tulos anteriores, hab�a predicho el destino de los efraimitas y sirios, que hab�an decidido atacar y, si era posible, subvertir la iglesia y el estado jud�o. Por tanto, dirige su discurso a los asirios, los ejecutores de este juicio, que tambi�n en su tiempo deber�an hacer el mismo atentado contra Judea, y denuncia su castigo; ense�ando al mismo tiempo en qu� luz los sosten�a Dios y, en consecuencia, deb�an ser considerados por los observadores cuidadosos de los caminos de Dios.

La proposici�n de este verso es elegante, pero muy dif�cil de convertir en otro idioma de acuerdo con su fuerza original. Su significado inmediato es: "�Ay de Asiria, que es la vara de mi ira; y la vara que est� en sus manos, es mi severidad!", Es decir, "Cualquier fuerza o poder que tengan, que tengan usado para afligir a mi pueblo, no habr�a sido ninguno en absoluto, si mi pueblo no hubiera provocado mi ira y mi severidad; de modo que, no los mismos asirios, sino mi ira y severidad, y los decretos de mi justicia, deber�an ser estimados por el vara y cayado golpeando a mi pueblo, ya que, sin esa severidad, los mismos asirios no hubieran podido hacer nada ". Vitringa comenta que todos los personajes de esta profec�a pertenecen a Senaquerib; aunque posiblemente tenga un alcance m�s amplio,

Ver Jeremias 51:20 . El obispo Newton observa que, como los asirios destruyeron totalmente el reino de Israel y oprimieron grandemente el de Jud�, no es de extra�ar que sean objeto de varias profec�as. El profeta denuncia aqu� los juicios de Dios contra Senaquerib en particular, y contra los asirios en general; Dios podr�a emplearlos como ministros de su ira y verdugos de su venganza; y as� hacer de la maldad de algunas naciones el medio para corregir la de otras. Profec�as, vol. 1: p�g. 249.

Versículo 6

Le enviar�, & c.� El enarration sigue a la proposici�n; la primera parte, que se extiende hasta el vers�culo 13, contiene, en primer lugar, la hip�tesis y la ocasi�n del dise�o de este rey; es decir, que con el permiso de Dios, �l deber�a subvertir el estado de Efra�n y tener �xito mientras est� comprometido. En segundo lugar, los cr�menes cometidos por �l en la ejecuci�n de este juicio divino; Isa�as 10:7 . En tercer lugar, el castigo decretado para �l; Isa�as 10:12 . La raz�n est� asignada en el vers�culo que tenemos ante nosotros, por qu� Dios entreg� a su pueblo para ser castigado por los asirios, es decir, su hipocres�a.

Lo enviar� contra una naci�n hip�crita, y contra el pueblo que me ha enojado le dar� instrucciones para tomar, etc. Ver Isa�as 10:16 del cap�tulo anterior, cap. Isa�as 8:1 y Miqueas 1:6 ; Miqueas 7:10 .

Versículos 7-11

Sin embargo, no quiere decir eso, etc.El profeta hab�a ense�ado a los piadosos en qu� luz deb�an considerar a los asirios, dirigiendo un gran ej�rcito con un espl�ndido aparato, y poniendo bajo su poder al pueblo de Dios, as� llamado, de la misma manera que otras naciones; muestra que, aunque es un gran pr�ncipe, es s�lo el ministro de la divina providencia y la indignaci�n; el ejecutor de los consejos y decretos del gobernante supremo, Jehov�, el Se�or de los ej�rcitos, sin el cual no pod�a hacer nada; y que en esas mismas expediciones que emprendi� contra los efraimitas y los sirios, deb�a obedecer el gobierno secreto de los Divina providencia. "Sin embargo, esto no impide, dice el profeta, que se vuelva culpable de grandes cr�menes ante Dios, en la ejecuci�n de estos decretos secretos; porque, ignorante de los consejos divinos, ten�a pensamientos muy diferentes en su mente; sacrificando s�lo a su ambici�n y lujuria por esta guerra; olvidadizo de la humanidad y la equidad, a las que todos los hombres est�n ligados, no por ning�n secreto, sino por la ley manifiesta de la conciencia y la raz�n: mediante el orgullo y la arrogancia, se elev� en vano por encima del Dios verdadero adorado en Jerusal�n, y elev� su ambici�n lejos por encima del estado del hombre; para que Dios, por el profeta, lo grava coninhumanidad y crueldad, con arrogancia y ferocidad; euforia mental, orgullo y desprecio del Dios verdadero; cr�menes de tal �ndole, que �l a su vez no pudo evitar la venganza divina. "Despu�s de haber declarado que sus pr�ncipes ( Isa�as 10:8 ) eran como reyes; es decir, que sus nobles eran tan grandes como los reyes de otras naciones, y de hecho hecho por �l reyes o gobernadores sobre los pa�ses que hab�a sometido, agrega, exponiendo la grandeza de su poder y fuerza, y su prosperidad en la guerra, �no es Calno como Carquemis, etc.? para decir: "Ninguna de esas ciudades contra las cuales hab�a vuelto sus brazos hab�a podido resistirlas; que los hab�a subyugado a todos, tanto a uno como a otro ".Calno, Carquemis, Hamat y Arpad eran ciudades de Siria y Samaria, que este poderoso monarca hab�a sometido.

Ver �xodo 18:34 y cap. Isa�as 36:19 . A esta orgullosa jactancia de sus conquistas, a�ade la impiedad y el arrogante desprecio de aquel Dios de Israel, en cuya mano no era m�s que una vara: Como mi mano hall� o se apoder� de aquellos reinos de la nada, cuyas im�genes esculpidas son m�s excelentes que los de Jerusal�n y Samaria, no lo har� yo, etc. Los reinos de la nada significan aquellos reinos que fueron consagrados a los �dolos, es decir, a dioses diferentes de los dioses adorados por los asirios. Ver �xodo 19:12 y Vitringa.

Versículo 12

Por tanto, suceder� : En este vers�culo tenemos el castigo que Dios decret� para el rey de Asiria, despu�s de haber realizado toda la obra para la cual Dios lo levant�. El obispo Newton observa que este vers�culo da a entender que los asirios deber�an ser severamente castigados por su orgullo, ambici�n, tiran�a y crueldad, despu�s de haber cumplido los prop�sitos de la divina providencia. No hab�a perspectiva de tal evento mientras los asirios estaban en medio de sus �xitos y triunfos; pero a�n as� prevaleci� la palabra del profeta; y no pas� mucho tiempo despu�s de que estas calamidades trajeron sobre los jud�os, que el imperio asirio, propiamente dicho, fue derrocado y N�nive destruida. En lugar de castigar� la fruta, etc. El obispo Lowth lee, castigar� el efecto, etc.

Versículos 13-14

Porque �l dice, etc.� Desde estos hasta el vers�culo 20 tenemos una exposici�n y confirmaci�n m�s completa de lo que hab�a sucedido antes; en particular, el orgullo del asirio y su vana jactancia se unieron a �l, en estos vers�culos; una refutaci�n de la misma en el vers�culo quince; y el castigo ordenado para �l por Dios m�s plenamente establecido en Isa�as 10:16 . Este primer per�odo comprende su insolente jactancia de la grandeza de sus haza�as, la prosperidad de su imperio y el �xito de sus expediciones guerreras; atribuido por �l a la prudencia de sus propios consejos y al valor y la fuerza de sus fuerzas; pero sin el menor reconocimiento de ning�n poder superior y dominante. He quitado los l�mites del pueblo,&C. se refiere a que hizo que el pueblo conquistado pasara de una provincia a otra; y as� lo traduce el Caldeo. Se puede leer la �ltima cl�usula de este vers�culo, he dejado muchos que estaban sentados; es decir, muchos de los que estaban sentados en tronos o lugares de honor; pr�ncipes, gobernantes, magistrados.

Jarchi lo traduce, los he hecho descender del estado de su sublimidad. Otro efecto del poder y la sabidur�a, del que se jacta el asirio, es que su mano hab�a encontrado como nido las riquezas del pueblo, etc. La comparaci�n es elegante; y nada podr�a describir m�s fuerte o significativamente la insolente jactancia de los asirios. Es notable que las aves, despu�s de poner sus huevos en sus nidos, sean m�s diligentes en su cuidado; y si en alg�n momento se ven obligados, por temor al saqueador, a abandonarlos, revolotean alrededor de sus nidos y revolotean, moviendo sus alas, y espiar, piar,o lamentando; imitando as� los afectos de la mente humana. El profeta insin�a elegantemente con este s�mil el terror extremo de este rey orgulloso y opresor, que reinaba en la mente del pueblo conquistado; y encontramos que los poderosos tiranos y conquistadores de Asiria s� esparcieron tal terror. Vea a Joseph. Antiq. lib. ix. C. ult. y la 12� Prelecci�n de Lowth's.

Versículo 15

�Se jactar� el hacha, etc.? Aqu� el profeta refuta al asirio, en un discurso grave, adaptado para humillar su orgullo. Ense�a lo que hab�a declarado antes, que en todos sus consejos, mociones, obras, era ministro de la divina providencia; incapaz de hacer nada sin la voluntad y el permiso divinos; y por lo tanto su jactancia no deb�a considerarse de otra manera que si el hacha y la sierra debieran magnificarse contra quienes las manejan, y reclamar para s� mismos, como instrumentos, ese efecto que s�lo se debe al motor, como causa. Ver Isa�as 10:5 y Vitringa.

Versículos 16-19

Por tanto, el Se�or, etc.� El castigo decretado para los asirios, y mencionado en el vers�culo 12, se expone aqu� con m�s detalle. Este pasaje es f�cil de entender si se compara la profec�a con la terminaci�n: lea s�lo el cap. Isa�as 37:36 y 2 Reyes 19:35 ; �xodo 19:37 y encontrar� que nuestro profeta pone ante sus ojos, en los colores m�s vivos, m�s una historia, que una predicci�n del evento. El �nfasis de este pasaje consiste en la elegancia de las met�foras. El primero se toma de una delgadez, o consumo, que destruye la grasa,y estropea por completo la belleza de la forma humana; y que describe bien aquella terrible plaga que destruy� la flor de la hueste asiria. El segundo se toma de un incendio, devorando al ej�rcito en poco tiempo, ya que un fuego ardiente reduce la materia combustible a cenizas.

La gloria de los asirios aqu� significa su ej�rcito. Ver el cap. Isa�as 8:7 . Este fuego deb�a ser encendido por la luz de Israel, etc. Isa�as 10:17 . El significado de esto es que Dios mismo, por el ministerio de sus �ngeles, efectuar�a la destrucci�n del ej�rcito asirio sin ninguna ayuda humana. El profeta aqu� evidentemente alude a esa luz de Israel, que los sac� de Egipto. Ver �xodo 13:21 . La tercera met�fora se toma de espinos y abrojos;que tambi�n se refiere al ej�rcito asirio; y las met�foras continuadas en los vers�culos posteriores parecen expresar m�s lejos la destrucci�n futura, no s�lo de N�nive, sino del entonces floreciente imperio asirio. Las palabras traducidas tanto alma como cuerpo son, sin duda alguna, proverbiales e implican toda la gloria del imperio asirio.

Vitringa dar�a la siguiente cl�usula, Y ser�n como la disoluci�n de quien huye; tanto como para decir que el ej�rcito de los asirios se desmayar�a y se desvanecer�a, como el coraz�n de un hombre que huye de un peligro extremo. Schultens lo rinde, y ser� como cuando la carne, as�ndose en el fuego, se derrite. La expresi�n en el verso 19 del original es elegante: Los �rboles de su bosque ser�n un n�mero; es decir, un peque�o remanente de gente insignificante. As� dicen los romanos, nos numerus sumus. Ver Vitringa.

Versículos 20-21

Y suceder� Aqu� sigue la tercera parte de este enarration, que contiene una descripci�n del estado de la iglesia despu�s de la ejecuci�n de este memorable juicio, y consta de dos partes; en el primero, se describe una doble consecuencia de este juicio con respecto a la iglesia. En el segundo, la �ltima consecuencia, que implicaba un sentido m�s amplio, se expone de forma m�s completa. Las dos consecuencias de este juicio con respecto al estado de la iglesia son, primero, una confirmaci�n del verdadero pueblo de Dios en su confianza para ser depositado en �l despu�s de esta gran liberaci�n concedida a la iglesia; Isa�as 10:20 . En segundo lugar,La conversi�n del remanente a Dios, y su preservaci�n tanto en esta aflicci�n como en otras de la misma especie; Isa�as 10:21 . Esta doble consecuencia se opone al doble vicio del pueblo, antes del tiempo de este juicio.

Entre ellos hab�a hombres temerosos de Dios; pero quienes, sin embargo, miraron el poder de los asirios con mayor temor del que debieran. Hubo, adem�s, muchos otros, totalmente alejados de Dios, quienes, por medio de este gran milagro, fueron llevados al verdadero arrepentimiento y al serio reconocimiento del Dios de Israel. Es m�s, no s�lo los piadosos de eso, sino de los tiempos futuros, ser�an confirmados por este medio en su fe y adhesi�n al Dios verdadero. Algunos aplican esto al tiempo de Ezequ�as, inmediatamente antes de este derrocamiento de los asirios; y otros directamente al tiempo del Mes�as. Vitringa tiene una opini�n intermedia y observa que, aunque la profec�a puede referirse en gran medida al tiempo de Ezequ�as, sin embargo, tiene su completa y absoluta culminaci�n en el tiempo del Mes�as. Ver Zacar�as 12:11 . Por elDios poderoso, en el vers�culo 21, Vitringa entiende al Mes�as. Ver cap. Isa�as 9:6 .

Versículos 22-23

Porque aunque tu pueblo Israel sea como la arena� El profeta hab�a dicho que s�lo un remanente de Jud� y Efra�n ser�a preservado, y volver�a en verdadero arrepentimiento a Dios; lo cual podr�a causar justamente el asombro tanto de jud�os como de israelitas en el momento en que el profeta habl� estas cosas; porque implicaba que la mayor parte de la gente perecer�a. Esto podr�a ofender justamente a los jud�os, ya que debieron haberlo concebido como muy improbable que Dios abandonara as� a su pueblo; especialmente cuando en ese momento eran muy numerosos y florecientes. Por lo tanto, el profeta declara m�s expl�citamente que Dios determin� ejercer su justicia y severidad sobre los jud�os, cuya consecuencia ser�a que la mayor parte de ellos ser�an cortados y perecer�an; y que solo quedar�an unos pocos.

Este es el sentido del per�odo actual, aunque hay alguna dificultad en las expresiones. Vitringa traduce los versos: El consumo ser� preciso o limitado, rebosante de justicia o misericordia. Isa�as 10:23 . Porque el Se�or, Dios de los ej�rcitos, har� una tisis, pero precisa o limitada, en medio de toda la tierra. Aunque esta profec�a podr�a cumplirse en parte en el cautiverio de Babilonia, no cabe duda de que tiene una referencia adicional a los tiempos del Mes�as. Vea Romanos 9:27 donde tendremos ocasi�n de hablar m�s completamente acerca de esto.

Versículos 24-27

Por tanto, as� dice el Se�or: Tenemos aqu� la cuarta parte de la enarraci�n, en la que la profec�a anterior se aplica al consuelo del pueblo de Dios, y en la que primero est� la proposici�n, Isa�as 10:24 y, en segundo lugar, la raz�n de la proposici�n: Isa�as 10:25. Habiendo divagado un poco, el profeta vuelve al verdadero y propio alcance de su discurso; es decir, para consolar a los piadosos con respecto a los males que amenazaban a su naci�n: por tanto, habiendo predicho claramente la ca�da de los asirios, como fiel maestro aplica esta profec�a al consuelo y confirmaci�n de los verdaderamente piadosos. El discurso del profeta en el nombre de Jehov�, el Se�or de los ej�rcitos, el Dios superior a todo poder humano, se dirige al pueblo de Dios que habita en el monte de Sion; es decir, los verdaderos israelitas, los sinceros observadores de esa santa religi�n que se celebraba en Jerusal�n y Si�n, y que no s�lo estaban apegados a este lugar en cuerpo, sino en alma y esp�ritu.

Ver el cap. Isa�as 12:6 . �l disuade a este su pueblo del temor ansioso; No temas al Asirio, cuando te herir� con vara, y pondr� su yugo sobre ti, seg�n la manera o, en el camino de Egipto, es decir, "cuando el Asirio trate, o se proponga tratar. como un esclavo, y te afligir� con sus edictos, o la ejecuci�n imperiosa de esos edictos, como hasta ahora te han tratado los egipcios, poni�ndote pesadas cargas y exigi�ndote severos tributos ". Ver �xodo 1:14 ; �xodo 20:2 ; �xodo 20:26 . En los siguientes vers�culos se dan las razones por las que el Se�or no quer�a que su pueblo temiera a los asirios, porque en poco tiempo se vengar�a de ellos. Isa�as 10:25 y eso de una manera singular y extraordinaria, como lo hizo con los madianitas y egipcios, Isa�as 10:26 .

La consecuencia de lo cual deber�a ser, la remoci�n del yugo ahora impuesto o por imponerse sobre ellos. En lugar de, en su destrucci�n, Isa�as 10:25 podemos leer, con su destrucci�n. La �ltima parte del vers�culo 26 describe la forma de ese juicio con el que Dios destruir�a a los asirios sin ninguna ayuda humana; y, por lo tanto, la matanza que se le traer� se compara aqu� tambi�n con aquella singular y extraordinaria con la que fueron heridos los madianitas, como con ese tremendo juicio de Dios sobre los egipcios, quienes, al levantar la vara de Mois�s, fueron abrumado en el Mar Rojo. Cada una de estas comparaciones es elegante y expresiva. Vitringa dice:un azote para �l, como el golpe sobre Madi�n en la pe�a Oreb, y el de su vara sobre el mar; y levantar�, etc. y la �ltima cl�usula de Isa�as 10:27 dice, - y el yugo se disolver� por medio del aceite. Seg�n la interpretaci�n com�n, se supone que el significado es: "Por amor al pueblo creyente de Dios, llamado por el salmista su ungido; y tambi�n por la preservaci�n del reino y el sacerdocio, oficios ambos conferidos por la ceremonia de unci�n ".Pero Vitringa opina que el profeta en este �ltimo pasaje se eleva en sus ideas y, habiendo expresado la liberaci�n temporal de la iglesia en las cl�usulas anteriores, aqu� sella el per�odo con una cl�usula consoladora, advirtiendo a los piadosos de su liberaci�n de un yugo espiritual, es decir, de todo el poder del pecado y de Satan�s, y de su entrada en la plena y perfecta libertad de los hijos de Dios, por medio de Jesucristo, el rey de su iglesia; quien, con este prop�sito, comunicar�a una abundancia del esp�ritu ungido de sabidur�a, conocimiento, oraci�n, libertad y adopci�n. Ver Zacar�as 4:6 . Remitimos al lector a Vitringa para una explicaci�n y defensa de esta interpretaci�n.

Versículos 28-32

Ha venido a Aiat. Este es un detalle tan diminuto de la marcha de Senaquerib hacia Jerusal�n, la ruta de su ej�rcito y sus varias estaciones, que, aunque la descripci�n es una profec�a, Isa�as parece hablar m�s bien como un historiador, que est� relatando un hecho ya pasado, dice el obispo Lowth. Tenemos en la quinta parte del discurso, primero, la expedici�n del monarca asirio, descrita de la manera m�s vivaz en estos versos; y, en segundo lugar, el mal �xito de esa expedici�n, con sus consecuencias; Isa�as 10:33 . Los varios lugares aqu� mencionados son aquellos donde se supon�a que Senaquerib hab�a levantado su campamento.

Pobre Anathoth, est� en hebreo, ????? ???? aniiah anathoth; donde la palabra ???? aniiah, traducida pobre, se relaciona con el significado de Anathoth; una belleza que se encuentra con frecuencia en el original de los escritos sagrados, pero que rara vez se conserva en las traducciones. La historia de la expedici�n de Senaquerib explica bien esta hermosa y circunstancial profec�a. Ver 2 Cr�nicas 32:9 . 2 Reyes 18:13 .

Versículos 33-34

Isa�as 10:33 . He aqu� el Se�or,etc. Tenemos en estos versos la consecuencia de la expedici�n antes mencionada. Los int�rpretes, sin embargo, var�an mucho en cuanto a su aplicaci�n; pero Vitringa es claramente de opini�n, desde todo el alcance y coherencia de la profec�a, que el pasaje no se refiere, como algunos lo dir�an, a la destrucci�n de la casa de David, sino a la de Senaquerib, que ha sido objeto de toda esta profec�a; y cuyo derrocamiento est� pintado en t�rminos similares, Isa�as 10:18. En Ezequiel, el asirio se llamacedro en el L�bano. El poderosopor quien este gran cedro del L�bano iba a caer, no puede significar otro que el �ngel destructor al que se refiereIsa�as 10:17. Ver Vitringa.

REFLEXIONES.� 1�, Dios procede en su controversia con Israel.

1. Acusa a sus gobernantes de opresi�n e injusticia, al formular leyes que tienden inmediatamente a afligir a los pobres; o haciendo los procedimientos tan tediosos y costosos, que el hombre necesitado nunca podr�a permitirse mantener su derecho; o en su administraci�n eran tan corruptos, que se enriquec�an con el bot�n de los hu�rfanos y las viudas, y tem�an no robar y saquear a los que eran demasiado d�biles para resistir. Nota; Hay un legislador a quien los oprimidos pueden apelar, y �ay de aquellos cuyos injustos decretos lleguen ante su tribunal!

2. Les advierte de la insensatez, el pecado y el peligro de sus caminos. Lo desafiaron ahora, pero �qu� har�is en el d�a de la visitaci�n, cuando Dios se levante para juzgar? y en la desolaci�n que vendr� de lejos? del rey de Babilonia: � a qui�n huir�is en busca de ayuda en aquel d�a de calamidad? �Y d�nde dejar�is vuestra gloria? las riquezas, que consideraban su gran sustento, pero en ese d�a perecer�an irrecuperablemente. Sin m�, cuando sean desamparados de mi ayuda, se postrar�n debajo de los presos o entre los presos, y caer�n debajo o entre los muertos;ya sea encadenado llevado cautivo, o dejado muerto por la espada del enemigo; y despu�s de todo, todav�a quedan por hacer juicios m�s importantes.

Nota; (1.) A medida que se acerca un terrible d�a de investigaci�n, cada uno debe considerar seriamente lo que debe hacer entonces y c�mo podr� comparecer ante el Juez eterno. (2.) Cualquier grandeza y gloria que un pecador pueda adquirir, debe dejarlo todo atr�s, e ir como un criminal desnudo a un bar justo, donde ninguna cobertura o excusa pueda esconder sus iniquidades, y de donde no hay apelaci�n. (3.) Los que viven sin Dios, morir�n sin esperanza, los prisioneros de la tumba, y yaciendo entre los muertos en la segunda muerte. (4) Ser� la consumaci�n de la miseria de los condenados, que ning�n destello de esperanza alegrar� jam�s sus tinieblas, ni que aparezca la m�s m�nima perspectiva de que la justicia de Dios sea jam�s satisfecha.

2�, Cumplidas las desolaciones sobre Israel, que no piense Jud� en quedar impune: Senaquerib es comisionado para sacudir la vara sobre ellos; sin embargo, Dios prescribe l�mites a su orgullo y fe. Hasta aqu� vendr�s, y no m�s.
1. Se describe a los jud�os como una naci�n hip�crita; porque, aunque cumplieron con la reforma de Ezequ�as, sus corazones en general permanecieron inalterados, y sus servicios religiosos no eran m�s que una vana formalidad, y por eso se les llama Pueblo de mi ira; nada es a los ojos de Dios m�s detestable que la hipocres�a, pero ning�n pecado es tan com�n entre los profesantes.

2. Dios tiene preparada una vara para azotarlos; el monarca asirio recibe el encargo de devastar y saquear su pa�s, y como fango en las calles para pisotearlos. Nota; (1.) Los tiranos del mundo no son m�s que las herramientas de la providencia. (2.) Los que emplean su poder contra Dios de la manera m�s imp�a, lo reciben de �l, y �l puede subordinar su maldad a su gloria. (3.) Cuando Dios castiga a sus hijos, tiene la intenci�n de que se beneficien, no de su perdici�n.

3. El orgulloso instrumento empleado no piensa qui�n lo emplea, ni quiere responder a los prop�sitos de Dios sino a los suyos propios; para establecer la monarqu�a universal, y para satisfacer su ambici�n: alardeando, por tanto, de su poder y conquistas, se promete triunfar contra Jerusal�n, as� como contra las dem�s ciudades que hab�a tomado; sus pr�ncipes, iguales a los reyes, pudieron abastecer a su ej�rcito para la realizaci�n de las extensas conquistas que medit�. Varias ciudades, capitales de pa�ses vencidos, enumera, sobre las que sus armas hab�an tenido �xito; y cuyos habitantes hab�a trasplantado a otros pa�ses, despu�s de haber saqueado sus casas de sus tesoros, como huevos sacados del nido mientras la presa est� ausente, de modo que no hubo resistencia, y nadie pudo resistirlo, de todas las naciones que �l o sus predecesores hab�an invadido;

De donde concluye, que como los dioses de los paganos a quienes hab�a sometido eran m�s poderosos que los dioses de Jerusal�n y Samaria, y los primeros ya hab�an ca�do presa, los segundos le proporcionar�an una victoria igual de f�cil; comparando blasfemamente al Dios de Jud� con los �dolos de las naciones, y suponi�ndolo igualmente incapaz de proteger a sus devotos. Nota;(1.) Nada est� m�s lejos del coraz�n de los pecadores que servir a los designios de Dios; pero aunque s�lo se refieren a sus propios fines, est�n hechos para responder a los suyos. (2.) �Qu� es un gusano de tierra, aunque los pr�ncipes se inclinan ante �l, en comparaci�n con aquel a quien obedecen los �ngeles, los principados y todos los poderes celestiales? (3.) Dejar fuera a Dios en la cuenta de nuestras ganancias, y atribuirlas a nuestra propia prudencia, es ate�smo directo. (4.) La vanidad y la autosuficiencia generalmente terminan en verg�enza y desilusi�n.

4. Dios, por medio de su profeta, reprende al insolente jactancioso y predice su ruina inminente. No m�s absurdo ser�a el alarde del hacha o la sierra en la mano del artesano, como si el trabajo realizado fuera de ellos y no de quien las utiliz�, que que este rey orgulloso, la vara de la justicia de Dios, alardease de sus conquistas; o que este bast�n de la indignaci�n de Dios se arrogue la gloria de sus victorias para s� mismo, como si no fuera el mero instrumento, sino el agente autosuficiente en esos logros: pero Dios le har� conocer su insensatez en su ca�da; cuando haya hecho su trabajo de castigar y corregir al pueblo de Dios, para el cual est� empleado, entonces su orgullo y altivez ser�n humillados; Su poderoso ej�rcito, la gloria de su fuerza, como un cuerpo demacrado por la tisis, se consumir�, y como combustible para el fuego se reducir� a cenizas. Dios,

Aunque espesos como un bosque sus tiendas o como las jabalinas de sus soldados, y altos como cedros sus poderosos capitanes, ser�n consumidos juntos, en cuerpo y alma, como cuando un abanderado se desmaya y la derrota es universal; tan f�cil y completamente ser�an destruidos; y tan pocos escapan a la ruina general, que, en lugar de un maestro de reuni�n, un ni�o peque�o podr�a contarlos. Nota;(1.) El m�s orgulloso e insolente, Dios puede humillarlo. (2.) En todas las visitaciones de su pueblo creyente, Dios tiene alg�n dise�o misericordioso para responder; cuando est� hecho, la vara se quemar�. (3.) En medio de nuestras pruebas, si Dios es nuestra luz, veremos una puerta de escape, o seremos consolados con su presencia, que puede aligerar las aflicciones m�s pesadas. (4) Nadie jam�s endureci� su coraz�n contra Dios y prosper�. (5.) Cuando Dios se levante para juzgar a los malvados, destruir� el cuerpo y el alma juntos en el infierno.

En tercer lugar, cuando se ejecuta el juicio sobre los enemigos de la iglesia de Dios, la misericordia est� reservada para su pueblo fiel. En medio de las desolaciones generales, un remanente ser�a preservado y regresar�a a sus antiguas moradas despu�s de que Senaquerib levantara el sitio de Jerusal�n, o del cautiverio babil�nico: pero esta profec�a mira m�s all�, y especialmente se refiere a los tiempos del Mes�as, Romanos 9:27 .

1. Entonces, un remanente de Israel ser�a salvo, escapando de la ceguera general y la incredulidad que estaban sobre el resto de sus compatriotas; renunciando a su vana confianza, como ahora les hab�a ense�ado por triste experiencia la vanidad de confiar en la ayuda de Asiria, y por lo tanto en la fe y la verdad poniendo todas sus esperanzas de salvaci�n en el poder y la gracia de su Redentor solamente. Nota; Cuando volvamos a Dios, renunciando a nuestra dependencia de nosotros mismos y a nuestros pecados, Dios se volver� a nosotros en perd�n y paz.

2. Cuando el Dios poderoso el Salvador haya asegurado a su propio pueblo fiel, el remanente de Jacob, entonces, seg�n el decreto de Dios, se ejecutar� la venganza sobre la parte m�s numerosa de Israel que ha rechazado su salvaci�n; y aqu� Dios manifestar� abundantemente su justicia, cuando en toda la tierra se consumir� a los obstinadamente incr�dulos.
Cuarto, ahora Dios,

1. Alienta a su pueblo a confiar y a no tener miedo: por terrible que pareciera la invasi�n de Senaquerib, Dios hab�a puesto l�mites a su ambici�n: aunque por un tiempo sufrir�an, como cuando sus padres estaban en Egipto, bajo el azote, o angustiados como en el Mar Rojo, cuando los egipcios los persegu�an, sin embargo, en un momento la causa de sus temores cesar�a, y la ira de Dios, que parec�a amenazarlos en esta invasi�n, desaparecer�a con la destrucci�n de los asirios. Un �ngel destructor, su azote, pasar�a por el ej�rcito asirio con destrucci�n repentina y terrible durante la noche, como la espada de Gede�n hiri� a los madianitas y el mar se trag� a los egipcios, cuando Mois�s extendi� su vara.

Sus enemigos derrotados, la carga del tributo que se les impuso, 2 Reyes 18:14 , ser�a quitada, y su yugo de esclavitud a Asiria ser�a destruido, a causa de la unci�n, por causa de los fieles, que tienen una unci�n de el Santo, o por el Mes�as, que es el autor de toda misericordia y bendici�n que desciende sobre su pueblo. Nota; El pueblo creyente de Dios nunca debe temer; hay esperanza para ellos en el d�a m�s oscuro.

2. Describe el r�pido avance del rey asirio avanzando hacia el sitio, y los estragos y la consternaci�n que se extender� a su alrededor: sin la menor resistencia marcha de Aiath a Migr�n, y de all� a Micmash, donde establece sus almacenes; y, apresur�ndose por el paso se�alado, 1 Samuel 14:4 , acampa por una noche en Geba, en Benjam�n. Asustados por su aproximaci�n, los habitantes s�lo buscaban salvarse huyendo; mientras destacamentos de su ej�rcito asolaban el pa�s, y los gritos de los pobres, saqueados por los soldados, se escuchaban de un extremo a otro de Judea. Nob fue su �ltima estaci�n, donde se detuvo a la vista de Jerusal�n y, estrech�ndole la mano en se�al de amenaza, se prometi� a s� mismo una r�pida conquista de esas altas almenas. Nota; El �xito puede embriagar, y la confianza de los orgullosos se convierte en su destrucci�n.

3. Su derrocamiento est� decidido. El Se�or, el Se�or de los ej�rcitos, ante quien los m�s poderosos son como polvo ante el torbellino, extender� su mano y confundir� las aspiraciones de esperanza de los asirios; y todo su ej�rcito y sus capitanes, como los cedros del L�bano caen bajo el golpe del hacha, perecer� por el �ngel destructor. Nota; (1.) Los terrores de Dios en el d�a de la ira abrumar�n a los m�s orgullosos y hundir�n a los m�s poderosos en la desesperaci�n. (2.) Nadie ha perseguido jam�s a la iglesia y al pueblo de Dios con impunidad.

Información bibliográfica
Coke, Thomas. "Comentario sobre Isaiah 10". Comentario de Coke sobre la Santa Biblia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tcc/isaiah-10.html. 1801-1803.
 
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