Bible Commentaries
Isaías 23

Comentario de Coke sobre la Santa BibliaComentario de Coke

Introducción

El miserable derrocamiento de Tiro. Su restauraci�n despu�s de setenta a�os y sus iniquidades.

Antes de Cristo 715.

Versículo 1

La carga de TyreNo es de extra�ar que el profeta, al predecir los juicios de las diferentes naciones relacionadas con los jud�os, se detuviera en el de Tiro. En este cap�tulo, que contiene el octavo y �ltimo discurso del segundo libro de sus profec�as, Isa�as describe, de la manera m�s viva, la calamidad que deber�a ocurrirle a Tiro, en un discurso que consta de varios ap�strofes, dirigido o bien a los propios tirios. oa los habitantes de Gades en la Espa�a Lejana, oa las islas del mar Mediterr�neo; y tambi�n a los sidonios y egipcios, quienes, junto con los habitantes insulares de Grecia e Italia, deber�an admirar y lamentar el derrocamiento de Tiro. En el enjuiciamiento del mismo, compara esta calamidad de los tirios con su abundancia, riqueza, lujo y estado m�s floreciente. que atrajo sobre ellos en ese momento los ojos de todas las naciones, exagerando as� grandemente su calamidad. Poco despu�s expone las causas de este extra�o evento; laSupremo, el Dios de Israel, contra quien su H�rcules no pudo defender a los tirios; y las causas instrumentales , los caldeos, quienes, aunque en ese momento no ten�an imperio en el mundo, a�n no hab�an sido convocados por el Dios Supremo para ejecutar sus juicios.

Ver Isa�as 23:13. Pero como Dios, de acuerdo con su exquisita bondad para con la humanidad, generalmente templa su justicia y severidad con clemencia y gracia, y en consecuencia hab�a decidido llamar en su momento oportuno a los gentiles a la participaci�n de todas las bendiciones del Evangelio, el profeta ense�a que esta primera calamidad de los tirios deber�a concluir en 70 a�os, despu�s de lo cual su naci�n deber�a florecer como antes; y, lo que parec�a m�s all� de toda expectativa, los tirios deber�an recibir el reino de Dios, deber�an consagrar sus riquezas a �l y convertirse a la religi�n verdadera. Esta es la suma de la ilustre profec�a presente; la escena de la cual se fijar� en el momento en que los caldeos, bajo Nabucodonosor, sitiaron Tiro, que se presenta como as� sitiada en visi�n a los ojos del profeta, en toda su pompa y gloria. La profec�aprimero, la sentencia judicial de Dios sobre Tiro, Isa�as 23:1 y segundo, el alivio de esa sentencia, Isa�as 23:15 .

La oraci�n es nuevamente doble; la primera parte establece el juicio de Tiro, Isa�as 23:1 la otra las causas de ese juicio. La primera parte declara el juicio o calamidad de Tiro en sentido figurado, por ap�strofes; el primero de los cuales est� dirigido a los marineros de Tiro, Isa�as 23:1 .; el segundo a las personas insolentes con las que comerciaban los tirios, oa los comerciantes y comerciantes tirios, Isa�as 23:2 . Isa�as 23:3 .; el tercero a Sid�n, Isa�as 23:4 .; el cuarto a Tiro mismo, Isa�as 23:6. La �ltima parte de la primera secci�n, que establece las causas del juicio, declara que la causa principal es el Dios de Israel (como el castigador del pecado, el origen de todo mal).

Por tanto, Jehov� hab�a determinado esta calamidad sobre Tiro; y el profeta lo denuncia, con un nuevo ap�strofe, a los tirios, Isa�as 23:8 . Las causas instrumentales las declara caldeos; con un �ltimo ap�strofe, a los marineros de Tiro, Isa�as 23:13 . La �ltima secci�n, que contiene el alivio del juicio divino, manifiesta claramente que esta calamidad de Tiro debe concluir dentro de 70 a�os, despu�s de lo cual debe florecer nuevamente; Isa�as 23:15 y revela el bondadoso designio de Dios de llamar a los tirios a la comuni�n de su iglesia visible, Isa�as 23:18 . Se ha cuestionado cu�l de los neum�ticos fue el tema de las profec�as de Isa�as y Ezequiel.

La mejor y m�s verdadera respuesta es que pertenecen a ambos; algunas expresiones son aplicables solo a la primera, y otras solo a la �ltima. Pero debe observarse que ambos neum�ticos est�n comprendidos bajo el mismo nombre, y ambos se denominan como una sola ciudad; parte se est� construyendo en el continente y parte en una isla contigua. Tarsis era Tarteso en Espa�a; Chittim significa las islas y los pa�ses que bordean el Mediterr�neo. El significado claro de este ap�strofe, dirigido a los barcos, es decir, a los marineros de Tarsis, cuya ganancia proced�a principalmente de Tiro, es: "Lamenta y deplora la lamentable ca�da de esta ciudad, de la que oir�s mientras est�n traficando en los puertos m�s lejanos del mar Mediterr�neo ". En vez de,para que no haya casa, ni entrada, dice Vitringa, tanto dentro como fuera. Ver Bishop Newton, Vitringa y, para m�s informaci�n sobre Tiro, la Univ. Hist. vol. 2: p�g 322.

Versículos 2-3

Estad quietos, etc. El segundo ap�strofe est� dirigido a las islas del mar Mediterr�neo, que aqu� se llaman colectivamente la isla, y que est�n llamadas al silencio y al asombro. Que esta es la interpretaci�n verdadera aparece en Ezequiel 26:16 ; Ezequiel 26:19 . El orden de los ap�strofes es observable. La primera est� dirigida a los marineros de Tarsis, los habitantes de la Espa�a m�s lejana, la m�s remota de todas; el segundo a las islas del mar Mediterr�neo, que estaban m�s cerca de Tiro; el tercero a los sidonios, aliados de los tirios; y el cuarto a la misma Tiro. Que los tirios son llamados; Isa�as 23:6, los habitantes de la isla, no pueden oponerse a esta interpretaci�n, ya que ten�an este atributo en com�n con otros pueblos insulares: (Los comerciantes de Sid�n, comprenden tambi�n a los de Tiro ) en consecuencia, el segundo verso puede traducirse, Silencio, vosotros, habitantes de la isla, t� a quien los sidonios; o, los comerciantes de Tiro, pasando sobre el mar, reabastecidos. La causa se adjunta en el siguiente verso; El significado de esto es que las mercanc�as de Egipto y Arabia, que eran estimadas como las m�s excelentes, como tambi�n de otras naciones, fueron llevadas a Tiro y Sid�n, y por su cuidado e industria transmitidas a los habitantes de las islas en el mar Mediterr�neo. .

Por Sihor, que es su nombre propio, y el r�o, significa el Nilo. Ver Jeremias 2:18 . El tercer verso podr�a ser traducido, Y cuyo producto, a saber, el de Sid�n, fue junto a muchas aguas, la simiente de Sihor, la cosecha del r�o de Egipto; y que se convirti� en el mercado de las naciones. La frase es metaf�rica y proviene del producto de tierras bien cultivadas. Ver Ezequiel 27:12 ; Ezequiel 27:36 . Obispo Newton y Vitringa.

Versículo 4

S� avergonzado, oh Sid�n : la calamidad de Tiro afectar�a m�s a Sid�n como su madre y nodriza, que siempre la hab�a querido y apoyado como a una hija, y hab�a depositado su mayor confianza en esta fortaleza, que ahora ve�a tomada, con verg�enza. y preocupaci�n; por tanto, la propia Tiro se presenta aqu� como deplorando su desolaci�n, para provocar un sentimiento de verg�enza en Sid�n; o Sid�n se presenta lamentando amargamente su desolaci�n y exponiendo la raz�n de su verg�enza, ya que en la destrucci�n de Tiro ser�a considerada desolada y est�ril. Porque aunque hab�a criado m�s hijos e hijas,es decir, aunque los sidonios hab�an plantado m�s colonias en varias partes del mundo; Sin embargo, como Tiro era su hija primog�nita , la m�s c�lebre, opulenta y, por as� decirlo, una parte de s� misma, incluso otra Sid�n, al ser destruida, no se pensar�a que hubiera dado a luz a ning�n hijo, y deplora su viudez con l�grimas amargas.

La grandeza de este dolor que los sidonios, as� como otras naciones, deber�an sentir por la ca�da de Tiro, se defiende en el quinto vers�culo, ya que no deber�a ser menor que si los hombres se enteraran de la ca�da total de Egipto, el m�s floreciente de todos los tiempos. todos los pa�ses: como un informe sobre Egipto ser�a doloroso; as� los hombres se sentir�n dolorosamente afligidos por el informe de Tiro. Este es el sentido del pasaje de Vitringa; mientras que otros piensan que la direcci�n se hace de Tiro a Sid�n; tanto como para decir: "S� avergonzado, oh Sid�n; t� que eres una ciudad mar�tima, populosa, bien fortificada, y cuya fuerza est� en el mar, as� como en Tiro; y que, por esta raz�n, te prometes seguridad y prosperidad; ahora he aqu� Tiro, nacido de ti, e igual a ti, la fuerza del mar;que est� tan reducida que se siente igualmente solitaria con la que nunca tuvo hijos; todos sus habitantes fueron cortados y destruidos por el hambre o la guerra ".

Versículos 6-7

Pasad a Tarsis: el profeta dirige ahora su discurso a la misma Tiro; y manda o exhorta a los habitantes, no s�lo de la Tiro insular, sino de toda la costa mar�tima sujeta al dominio de Tiro, que quede de este derrocamiento, a que vayan a Tarteso o Gades, para que all� deploren la suerte de su ciudad, y lamentan mutuamente su destrucci�n con aquellos que sentir�an su dolor, como derivado de su original de la misma ciudad. Siempre que los profetas denuncian la ca�da de una ciudad o reino, por lo general describen, a modo de contraste, su actual condici�n floreciente, para mostrar, en un punto de vista m�s fuerte, c�mo la Providencia cambia el escenario y ordena todos los eventos. Los profetas Isa�as y Ezequiel siguen el mismo m�todo con respecto a Tiro.Isa�as habla de ella aqu� como un lugar de gran antig�edad: �Es esta su ciudad triunfante, cuya antig�edad es de la fecha m�s temprana? y se menciona como un lugar fuerte ya en los d�as de Josu�: Josu� 19:29 .

Estrab�n la menciona como, junto a Sid�n, la ciudad m�s grande y antigua de los fenicios. Quinto Curtius dice que es una ciudad notable para la posteridad, tanto por la antig�edad de su origen como por sus frecuentes cambios de fortuna. La expresi�n ir�nica del profeta: �Es esta tu ciudad triunfante, etc.? implica que los tirios pod�an jactarse de su antig�edad; y seg�n el relato de Herodoto, parece que lo hicieron. Sanchoniathon, el historiador fenicio, que se cree que vivi� en la �poca de Gede�n, ha mencionado en sus Fragmentos la parte de Tiro que se encontraba en el continente. Vitringa traduce la �ltima cl�usula del s�ptimo verso, cuyos pies la han llevado lejos para peregrinar;que �l piensa que es fuertemente descriptivo, no s�lo de las navegaciones de Tiro a pa�ses lejanos, sino tambi�n de la variedad de colonias que fueron tan notables para plantar.

Versículos 8-10

�Qui�n ha seguido este consejo, etc.? El profeta aqu� nos informa del gran ejecutor de este juicio, a saber, Dios mismo. Para hacer esto de la manera m�s elegante, presenta un coro de hombres, asombrados por este destino inesperado de una ciudad tan gloriosa, e indagando sobre el autor y las causas de la misma; a lo que el profeta responde, no s�lo declarando la causa eficiente, sino tambi�n la causa final de este gran y extra�o acontecimiento: adjuntando despu�s, Isa�as 23:10 un ap�strofe a los propios tirios, expresivo de la grandeza de su calamidad. El lector observar� una fina gradaci�n tanto en la pregunta como en la respuesta. Este consejo se toma no solo contra Tiro, una ciudad fortificada, fundada sobre una roca y defendida por el mar, sino contra Tiro, la coronaci�n.ciudad, la ciudad que, por as� decirlo, llevaba una corona entre las dem�s; el Tiro real, como lo llama un antiguo escritor; sobresaliente en poder y gloria: cuyos comerciantes eran pr�ncipes. Tiro era el lugar m�s c�lebre del mundo por su comercio y navegaci�n; la sede del comercio y el centro de las riquezas; y por eso se le llama el mercado de las naciones; Isa�as 23:6 .

Ezequiel, al comentar estas palabras (cap�tulo 27), relata las diversas naciones cuyas mercanc�as fueron tra�das a Tiro, compradas y vendidas por los tirios. Fue en esta condici�n rica y floreciente cuando los profetas predijeron su destrucci�n; particularmente Isa�as, incluso 125 a�os por lo menos antes de que fuera destruido por Nabucodonosor. El profeta en su respuesta muestra que el consejo fue tomado por alguien que estaba bien preparado para la tarea; el Se�or de los Ej�rcitos: y las razones que lo movieron a este consejo, nos dice, fueron el orgullo de este pueblo, y sus vicios consiguientes: as� Ezequiel censura el orgullo del rey de Tiro, al arrogarse los honores divinos. Luego agrega un ap�strofe a Tiro; Pasa, Tiro, por tu tierra;es decir, tambi�n a trav�s de Tiro mismo como el pa�s sujeto a �l, hasta ahora excelentemente fortificado, y todos los caminos debidamente defendidos: y ahora, he aqu� la misma naci�n, sin cinto; es decir, en todas partes sueltas, disueltas y rotas; y p�salo como un r�o, llano y llano con el suelo, sin fortificaciones, ni ning�n medio de defensa: porque, como un r�o que fluye suavemente, como una superficie llana, en la que no hay nada que detenga tu curso, si pasar sobre ella en un bote; as� tu tierra, saqueada y desolada por el enemigo, sus fortificaciones niveladas con el suelo, te proveer� de una superficie llana y uniforme, para que puedas pasarla como un r�o, sin ninguna oposici�n; porque no hay faja, no fuerza o fortaleza, restante.

Aqu� el profeta llama elegantemente a Tiro la hija de Tarsis o Tartessus, porque, aunque hasta ahora su pueblo estaba en deuda con Tiro, sin embargo, tras la destrucci�n de esta ciudad, Tartessus, Gades o Carthage, deber�an ser considerados como la metr�poli de Tyria. naci�n. En lo sucesivo, Tartessus deber�a considerarse como otra Tiro. Todos los honorables de la tierra, al final del vers�culo noveno, se traducir�an m�s apropiadamente, Todos los honorables de la tierra. Ver Vitringa; que lee el vers�culo 10: Pasa tu tierra como sobre un r�o, oh hija de Tarsis: ya no hay ataduras.

Versículos 11-12

Extendi� su mano: Tenemos aqu� al �ltimo miembro del per�odo concerniente al gran proyector y ejecutor de la destrucci�n de Tiro; donde, en el vers�culo 11, el profeta nos dice que el Dios de Israel ha extendido su mano, ha ejercido su poder y fuerza para ejecutar sus juicios contra Fenicia, el mar o la costa mar�tima de Siria; el efecto de lo cual fue la destrucci�n de muchos reinos, y entre el resto el de Tiro en particular, por la mano de uno a quien le ha dado un mandamiento para ese prop�sito. Ver el cap. Isa�as 5:25 . Por lo tanto, se dirige a los tirios, Isa�as 23:12 , quienes, ante esta calamidad amenazante, deber�an estar deseosos de consultar por su propia seguridad y evitar las opresiones.y angustias de su pa�s; exhort�ndoles a acelerar su huida a Italia, Sicilia, Cerde�a, C�rcega, adonde navegaban con frecuencia, aunque de ninguna manera les asegura el descanso ni siquiera all�.

Justino nos informa expresamente que los sidonios, sitiados y expulsados ??de su ciudad, por el rey de Ascal�n, fueron en barcos y construyeron Tiro: as�, por antigua que era esta ciudad, era hija de Sid�n; lo cual verifica lo que observa el profeta, Isa�as 23:2 que los mercaderes de Sid�n, que pasaban por encima del mar, la reabastec�an.Es bien sabido que los fenicios fueron los mejores navegantes de la antig�edad y enviaron colonias a varias partes del mundo; y de todos estos, los tirios eran los m�s famosos por sus embarcaciones y colonias; en lo que Tiro sobrepas� a Sid�n; enviando colonias a �frica y Espa�a, y m�s all� de las Columnas de H�rcules. Los tirios, por lo tanto, habiendo plantado colonias en Tarsis y en las costas de Quitim, era natural para ellos, cuando se ve�an presionados por los peligros y las dificultades en casa, volar a sus amigos y compatriotas en busca de refugio y protecci�n; y que realmente lo hicieron, aprendemos de St.

Jer�nimo, con la autoridad de las historias asirias, que ahora est�n perdidas. Pero aunque los tirios iban a pasar a Tarsis y a Chittim, ni siquiera all� encontrar�an descanso, ning�n asentamiento tranquilo. Despu�s de que Nabucodonosor hubo triunfado en Tiro y Egipto, podemos suponer que llev� sus armas m�s hacia el oeste; y si, como nos informa la historia, procedi� hasta todos aquellos lugares adonde los tirios hab�an enviado colonias, bien podr�a decirse que este pueblo no descansa,su conquistador los persigue de un pa�s a otro. Adem�s y despu�s de esto, los cartagineses y otras colonias de los tirios vivieron en un estado muy inestable: su historia se compone de poco m�s que guerras y tumultos, incluso antes de sus tres guerras fatales con los romanos, en cada una de las cuales crecieron sus asuntos. peor y peor. Sicilia y Espa�a, Europa y �frica, la tierra y su propio elemento, fueron escenarios de sus calamidades, hasta que no s�lo fue destruida la nueva, sino tambi�n la vieja Cartago.

As� como los cartagineses surgieron de los tirios y los tirios de los sidonios, y Sid�n fue el primog�nito de Cana�n; G�nesis 10:15 la maldici�n sobre Cana�n parece haberlos perseguido hasta los lugares m�s distantes de la tierra. Ver al obispo Newton como arriba, y Vitringa.

Versículos 13-14

He aqu� la tierra de los caldeos, etc. El profeta en estas palabras expone la causa instrumental de la destrucci�n de Tiro, que deber�a servir al Dios de Israel en la ejecuci�n de este singular juicio; y, como se trataba de un asunto muy llamativo y extraordinario, lo presenta con un He aqu�. Cuando se pronunci� esta profec�a, los caldeos eran un pueblo insignificante: Este pueblo no era, dice el profeta, de ninguna nota o eminencia, hasta que Asiria lo fund� para los que habitan en el desierto; Habitaron antes en tiendas y vivieron errantes en el desierto, hasta que los asirios edificaron Babilonia para recibirlos; levantaron sus torres, levantaron sus palacios.Herodoto, Ctesias y otros historiadores antiguos coinciden en que los reyes de Asiria fortificaron y embellecieron a Babilonia; y �l, es decir, este pueblo, los caldeos y babilonios, lo arruin�; es decir, Tiro, que es el tema de toda la profec�a.

Los asirios eran en ese momento los grandes monarcas del este; los caldeos eran sus s�bditos y esclavos; y, por tanto, es m�s extraordinario que el profeta haya previsto tantos a�os antes los �xitos y las conquistas de los caldeos. El verso puede traducirse as�; He aqu� la tierra de los caldeos. ( Este pueblo no tuvo importancia: Asiria lo fund� para los habitantes de los desiertos; erigieron torres, levantaron sus palacios; ) esa tierra la arruina [Tiro] . Subjunta un ap�strofe, no, como antes, a los comerciantes y habitantes principales de Tiro, sino a los marineros, que est�n llamados a aullar.por la ca�da de esa ciudad, de donde solo sacaron su fuerza y ??fortuna. Ver Apocalipsis 18:17 y Vitringa.

Versículos 15-17

Y suceder� en ese d�a : la segunda parte de este discurso contiene el alivio de la calamidad decretada sobre Tiro. En estos vers�culos el profeta nos informa, primero, que Dios circunscribir�a dentro de ciertos l�mites su severidad a Tiro, y dentro de setenta a�os la restaurar�a a su estado anterior; y luego, en segundo lugar, en el vers�culo 18, presagia que con el tiempo los tirios se convertir�an a la religi�n verdadera. El primer particular se relaciona, primero literalmente y luego figurativamente. Seg�n los d�as de un rey o reino,significa la monarqu�a babil�nica, que continuar�a setenta a�os. Tiro est� representado bajo la imagen de una ramera; y de all� se toman prestadas estas cifras: el significado claro del vers�culo es que ella deber�a permanecer descuidada por los comerciantes y comerciantes durante setenta a�os, mientras dur� el imperio babil�nico, y despu�s de eso deber�a recuperar sus libertades y su comercio, y atraer a varias de todas las naciones para tratar con ella; y en particular a los reyes de la tierra para comprar sus p�rpuras, que eran usados ??principalmente por emperadores y reyes, y por los que Tiro era famoso sobre todos los lugares del mundo.

Setenta a�os fue el tiempo prefijado para la duraci�n del imperio babil�nico. Durante tanto tiempo las naciones deb�an gemir bajo ese yugo tir�nico: en consecuencia, al final de ese per�odo, Ciro y los persas subvirtieron ese imperio y restauraron a las naciones conquistadas a sus libertades. Estos setenta a�os tambi�n pueden computarse de esta manera: Nabucodonosor tom� Tiro en el a�o 32 de su reinado, y en el a�o antes de Cristo 573. Setenta a�osa partir de ese momento, lo reducir� al a�o 503 antes de Cristo, y al 19 de Darius Hystaspis. En ese per�odo, como se desprende de la historia, los jonios se hab�an rebelado contra Dar�o y los fenicios lo ayudaron con su flota; y, en consecuencia, es razonable concluir que ahora fueron restaurados a sus antiguos privilegios. En el reinado siguiente, encontramos que ellos, junto con los sidonios, proporcionaron a Jerjes varios barcos para su expedici�n a Grecia; y en la �poca de Alejandro, los tirios hab�an alcanzado tal poder y grandeza, que detuvieron el avance de ese r�pido conquistador m�s tiempo que cualquier otra parte del imperio persa. Todo esto, sin embargo, debe entenderse de la Tiro insular; porque as� como la ciudad vieja floreci� m�s antes de la �poca de Nabucodonosor, la nueva floreci� m�s despu�s; y esta es la Tiro que en adelante es tan celebrada en la historia. Obispo Newton y Vitringa.

Versículo 18

Isa�as 23:18 . Y su mercanc�a,etc. El significado del profeta es extremadamente claro; a saber, que llegar�a el tiempo despu�s de la restauraci�n de Tiro, en el que los tirios, por reverencia al Dios verdadero, consagrar�an sus riquezas y ganancias a �l, y contribuir�an f�cilmente con esas ganancias y riquezas al uso y apoyo de la maestros de la verdadera religi�n: en resumen, que los tirios se convertir�an a esa religi�n. El lector observar� f�cilmente que el pasaje es metaf�rico y que, en consecuencia, no se pueden formular objeciones razonables en su contra. VerZacar�as 9:1. Salmo 45:12; Salmo 72:10. Los tirios eran muy adictos a la adoraci�n deH�rcules,como lo llamaban los griegos, o de Baal, como se le denomina en las Escrituras; pero con el paso del tiempo, por medio de algunos jud�os y pros�litos que vivieron y conversaron con ellos, algunos de ellos tambi�n se convirtieron en pros�litos de la religi�n jud�a; de modo que encontramos una gran multitud de personas de las costas mar�timas de Tiro y Sid�n que vinieron a escuchar a nuestro Salvador; y �l, aunque especialmente enviado a las ovejas perdidas de la casa de Israel, sin embargo lleg� a las regiones de Tiro y Sid�n; y las primicias del Evangelio fue una mujer de Tiro , una mujer de Cana�n, como la llaman, sirofenicia de naci�n, Lucas 6:17 .

Mateo 15:21 . Marco 7:24 . Cuando San Pablo, en su camino a Jerusal�n, lleg� a Tiro, encontr� all� disc�pulos que fueron inspirados por el Esp�ritu Santo y profetizaron; y con ellos estuvo siete d�as, Hechos 21:4. En la �poca de la persecuci�n de Dioclesiano, los tirios eran conversos tan sinceros al cristianismo que exhibieron varios ejemplos gloriosos de confesores y m�rtires; y cuando pas� la tormenta de la persecuci�n, bajo su obispo Paulinus, construyeron un oratorio, o m�s bien un templo, para el culto p�blico de Dios, el m�s magn�fico y suntuoso (hasta el extremo) de toda Palestina y Fenicia. A estos detalles s�lo agregaremos que Tiro fue erigido en un arzobispado, y el primero bajo el patriarcado de Jerusal�n, teniendo catorce obispos bajo su primac�a; y en este estado se prolong� durante varios a�os.

Vea las disertaciones del obispo Newton. Vitringa ha mostrado en general que esta profec�a sobre Tiro tiene una referencia m�s y m�stica a la Roma papal, de la que San Juan habla con las mismas palabras de este profeta; Tus mercaderes fueron los grandes hombres de la tierra, Apocalipsis 18:23 . Y se ha esforzado mucho en mostrar c�mo exactamente los notables atributos de Tiro, en un sentido m�stico, pertenecen a la corrupta iglesia romana. Ver Apocalipsis 13 todas partes.

REFLEXIONES.� 1�, Tiro era una ciudad de Fenicia, de gran antig�edad, y el gran mercado comercial de todas las mercanc�as del este y del oeste. Se encontraba en una isla, a media milla del mar, fuertemente fortificada por el arte y la naturaleza, y considerada inexpugnable: pero cuando Dios tiene una controversia con cualquier pueblo, su fuerza es la debilidad. Tenemos aqui,

1. Su prosperidad. Era un mercado de naciones, enriquecido por el tr�fico de todas las personas, cuyos comerciantes acud�an all�, poblada al principio por una colonia de Sid�n o Sid�n, a pocas leguas de Tiro, y por eso la llamaba hija, aunque pronto eclips� a su ciudad madre. . All� se llevaron los productos de Egipto, y sus ingresos aumentaron con la cosecha que produjo el r�o Sihor o Nilo, al desbordarse. Una ciudad, llena de riquezas y, como resultado triste de ella, se volvi� orgullosa y altiva. Una ciudad alegre, donde abundaban tanto el placer como los negocios; y sentarse como una reina en los mares, la sede de su imperio, parec�a establecida para siempre; sus ciudadanos, grandes como pr�ncipes, y sus mercaderes entre los honorables de la tierra.
2. Su ca�da por Nabucodonosor, despu�s de un sitio de trece a�os. Cuando la ciudad no pudo resistir m�s, los habitantes despojaron el lugar de todo lo valioso y se alejaron, dejando peque�as casas vac�as y una roca desnuda. Los barcos de Tarsis o Tartessus, y m�s generalmente los barcos del mar de todas las naciones, est�n llamados a aullar sobre sus desolaciones; el conquistador no deja ninguna casa en pie, ni entra m�s en el puerto, ya que su comercio est� totalmente arruinado.

Desde la tierra de Chittim se les revela, los tirios son informados de los preparativos hechos contra ellos por los babilonios; o no se puede entrar desde la tierra de Quitim, los comerciantes de Grecia e Italia ya no pueden continuar su comercio all�: se les revela que Tiro est� destruida. En l�gubre silencio, los habitantes se sentaban asombrados por su derrocamiento, y Sid�n, su vecina, y casi relacionada con ella, se avergonzaba de haber puesto tanta confianza en Tiro que no pod�a ser tomada; pero las olas del mar llevan las nuevas, y esta ciudad orgullosa, tard�a la fuerza del mar,tan fortificada y fortalecida por ella, lamenta sus desolaciones; ya no est� llena de habitantes, y env�a sus colonias a lugares lejanos, pero ahora viuda, privada de sus hijos. Ni la ca�da de Egipto, aunque un reino tan poderoso, esparcir�a un terror mayor, o, como se puede leer en las palabras, cuando el informe llegue a los egipcios, sentir�n dolor por el informe de Tiro, temblando por s� mismos cuando este baluarte. entre ellos y los caldeos ha ca�do.

Apresur�ndose ahora a abandonar el lugar, se ordena a los habitantes que se embarquen para Tarsis, y sus propios pies se la llevar�n ; los que fueran apresados ??por el conquistador, ser�an llevados cautivos; o esto puede significar sus barcos, cuyos remos y marineros le servir�an en lugar de pies para escapar. R�pidos como un r�o, se insta a los mercaderes de Tarsis, que estaban en Tiro, o al pueblo as� llamado, a que se apresuren; porque el lugar ya no es defendible y est� a punto de caer. As�, por un tiempo, su alegr�a deber�a ser silenciada. La virgen oprimida, la hija de Sid�n, que nunca antes hab�a sido conquistada, debe pasar a las islas de Chittim, Grecia o Italia; oa las islas de C�rcega, Cerde�a y Sicilia, donde se plantaron las colonias de los tirios; y aun ah�no tendr�s descanso, estos pa�ses est�n condenados a caer bajo el yugo de sus enemigos. Nota; (1.) Cuando Dios persigue, no hay forma de huir de nuestra miseria. (2.) Los que se creen m�s seguros, sienten la angustia m�s pesada en sus ca�das.

3. Si se pregunta qui�n ha tomado este consejo contra Tiro, la respuesta es, uno que sea plenamente capaz de ejecutar sus designios, el Se�or de los Ej�rcitos, que humillar�a su orgullo y manchar�a toda la gloria humana; para que otros, advertidos por su ca�da, sean amonestados de la vanidad de toda posesi�n temporal y de la insensatez de ser orgullosos y confiar en lo que tan poco puede aprovechar en el d�a de la ira. Como lo hizo en la antig�edad, cuando Egipto fue herido por su mano poderosa, as� ha dado ahora mandamiento al destructor, y se complace en usar la espada caldea.

Aunque este pueblo no fue notable y figura hasta que Asirio lo fund� para los que habitaban en el desierto, quienes expulsaron a los habitantes originales de Mesopotamia, y trasladaron all� a los caldeos, que antes habitaban esparcidos en el desierto; levantaron sus torres, levantaron los palacios de Babilonia, ampli�ndola y fortific�ndola grandemente; lo trajo, o lo arruinar�; estos caldeos ser�n instrumentos para ejecutar los juicios divinos.

Segundo, las desolaciones de Tiro no est�n dise�adas para ser perpetuas.
1. Setenta a�os est�n se�alados para el t�rmino de su cautiverio, como de los jud�os, durante los d�as de un rey o reino; durante tanto tiempo, Nabucodonosor y su familia reinaron antes de que Babilonia fuera tomada; y en la conquista que hizo Ciro, a estas, entre otras naciones cautivas, se les permiti� establecerse en su propio pa�s.

2. A su regreso, Tiro es representada bajo el car�cter de una ramera, regresando del encierro o recuper�ndose de una enfermedad, cuando todos sus amantes la hab�an abandonado; y reanudando todas sus artes anteriores para recuperar su oficio, y comprometer el regreso de sus mercaderes, como una ramera, con el arpa, con su voz y m�sica busca atraer a sus amantes y enriquecerse con el salario de su fornicaci�n: y en la medida en que lo lograr�a, volver�a a ser un mercado general y aumentar�a su riqueza, como en sus d�as anteriores de prosperidad. Nota; (1.) La riqueza de este mundo lleva las sonrisas de una ramera, y con demasiada frecuencia seduce al coraz�n a la fornicaci�n espiritual. (2.) Aunque nuestro caso nunca se reduzca tanto, no necesitamos ni desesperarnos: cuando Dios cambie nuestro cautiverio, �l puede traer de vuelta nuestra prosperidad perdida.

3. Un estado mejor que el de su prosperidad mundana cierra la profec�a. En los d�as del Mes�as, sus ganancias deber�an emplearse al servicio de su reino, para apoyar a los predicadores de su Evangelio y ser consagradas a su gloria; lo cual se cumpli�, Hechos 21:3 cuando encontramos el cristianismo plantado all�; y, de acuerdo con la costumbre de la iglesia primitiva, sin duda, los habitantes que eran ricos contribu�an generosamente a las necesidades de los santos.

Nota; (1.) Si Dios da abundancia, entonces se convierte en una verdadera bendici�n, cuando tenemos, a trav�s de su gracia, el deseo de emplearla para su gloria. (2.) Los ministros del santuario tienen un derecho justo a un mantenimiento generoso, y aquellos que honran al hacedor al que sirven estar�n felices de apoyar a sus ministros por su bien. (3.) Los que se dedican a la obra de Dios, no deben desear grandes cosas en este mundo; si tienen suficiente pan y ropa duradera, no quieren sutilezas ni elegancia.

Información bibliográfica
Coke, Thomas. "Comentario sobre Isaiah 23". Comentario de Coke sobre la Santa Biblia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tcc/isaiah-23.html. 1801-1803.