Bible Commentaries
Isaías 41

Comentario de Coke sobre la Santa BibliaComentario de Coke

Introducción

Dios discute con su pueblo sobre su misericordia para con la iglesia, sobre sus promesas y sobre la vanidad de los �dolos.

Antes de Cristo 712.

LA disputa contra la idolatr�a contin�a de la secci�n anterior, y aqu� consiste en un caso doble: en el primero de los cuales, tenemos, primero, el discurso del Dios verdadero que llama a los id�latras a disputar con �l, Isa�as 41:1 . En segundo lugar, un argumento que produce para convencerlos del error, Isa�as 41:2 cuyo argumento se toma de cierto ilustre para ser levantado por Dios, cuya apariencia y atributos se enumeran Isa�as 41:2 y la consecuencia de ella; a saber, la maravilla de los id�latras, Isa�as 41:5 . En tercer lugar, se agrega un ap�strofe consolador, dirigido al afligido pueblo de Dios, y confirmando tres art�culos; el primerodirigido a la iglesia cerca de la �poca de los Macabeos; Isa�as 41:8 .

El segundo, a la iglesia de los tiempos apost�licos; peque�o y despreciable al principio, pero a punto de vencer al mundo, Isa�as 41:14 . El tercero, a la iglesia cristiana afligida en los primeros d�as del Evangelio; Isa�as 41:17 . La segunda instancia, dirigida contra los id�latras, contiene tambi�n, 1. Una direcci�n, convoc�ndolos a disputar, Isa�as 41:21 . Isa�as 41:2 . El argumento en s� mismo, la predicci�n de ciertos eventos futuros de gran momento; que se propone en general, Isa�as 41:22y es instado por el ejemplo singular de Ciro a ser levantado por Dios, y predicho por el profeta Isa�as, Isa�as 41:25 ; Isa�as 41:3 . La conclusi�n, Isa�as 41:29 .

Versículo 1

Guarde silencio, etc.� Toda esta secci�n, relacionada con la anterior, constituye la cuarta parte del discurso. El profeta, teniendo en cuenta la subversi�n de la idolatr�a bajo el Mes�as, ten�a en la secci�n anterior, de Isa�as 41:18Argument� contra la idolatr�a, desde la esencia y naturaleza de Dios, el Supremo Creador y Gobernante del mundo, siendo tal que no puede ser representado por ninguna materia o figura corp�rea. A esta disputa a�adi� un consuelo, dirigido al pueblo de Dios, desde el vers�culo 27 hasta el final del cap�tulo anterior. Por lo tanto, despu�s de este par�ntesis consolador, contin�a o renueva su disputa contra los id�latras con un argumento tomado de la presciencia cierta de Dios y la predicci�n de los eventos futuros: del cual elige al notable respecto a Ciro, como el libertador del pueblo de Dios y destructor de Babilonia: un evento completamente desconocido para los �dolos e id�latras, y, por lo tanto, un asombro para las naciones; y, sin embargo, un evento que Dios predijo hace mucho tiempo exactamente en cada circunstancia por nuestro profeta.

Aquel que pueda predecir as� sucesos futuros, insta el profeta, debe poder poseer la verdadera divinidad. El que no puede, no tiene derecho a ese honor; porque la predicci�n de eventos futuros depende del conocimiento previo seguro de esos eventos; pero esa presciencia s�lo puede concebirse en el entendimiento de ese Soberano Gobernante, cuya providencia est� sobre todas las cosas. Toda esta secci�n, excepto la parte consoladora, se emplea para probar esto; y el profeta m�s bien hizo uso de este argumento, porque el paganismo se enorgullec�a tanto de sus falsas profec�as y or�culos. Aqu�, entonces, Dios se exhibe como apareciendo en p�blico, y prepar�ndose para disputar con los id�latras por su verdad y gloria; y, por tanto, las islas y los pueblos, todas las naciones del mundo, est�n convocados para defender su causa; y se ordena un silencio espantoso, seg�n las formas observadas en los tribunales de justicia: tanto en este vers�culo como en el vers�culo 21, las expresiones y las ideas se toman de esos tribunales. La frase,Que el pueblo renueve sus fuerzas, significa: "Que se preparen y salgan a la causa, dotados de toda la fuerza de los argumentos y la raz�n que sean capaces de adquirir".

Versículos 2-4

Quien resucit� al justo, & c. Quien resucit� al justo del oriente; �Lo llam� para que asistiera a sus pasos? Someti� naciones delante de �l; y le dio dominio sobre reyes? Los hizo como polvo delante de su espada; �Y como rastrojo arrastrado delante de su arco? Los persigue; pasa seguro; por un camino nunca antes pisado con sus pies. �Qui�n hizo e hizo estas cosas, llamando a las varias generaciones desde el principio? YO JEHOV�, el primero; y con el ultimo soy el mismo.Lowth. Todo el mundo ve que estas palabras est�n tan conectadas con las precedentes que contienen el argumento impulsado por Dios en prueba de su divinidad. El argumento est� tomado de cierta gran obra y efecto de la divina Providencia, bien conocida por aquellos con quienes se mantiene la disputa: cuyo efecto parece ser una obra divina, y no puede atribuirse a ninguna otra causa que no sea el Dios de Dios. Israel, muestra abundantemente que el honor de la verdadera divinidad le pertenece a �l y s�lo a �l.

Esta gran obra de la divina Providencia es el levantamiento de cierto ilustre personaje del oriente, c�lebre por su justicia, equidad y prosperidad; quien libr� guerras notables, conquist� a sus enemigos e hizo otras cosas extraordinarias aqu� entendidas. Todos estos atributos pertenec�an exactamente a Cyrus; y no puede haber duda de que aqu� se refiere a �l, a partir de una comparaci�n de los siguientes pasajes de nuestro profeta; Isa�as 41:25 ; Cap. Isa�as 45:1 ; Isa�as 45:13 e Isa�as 46:11 que suplen el lugar de un comentario. Ver Vitringa. Podemos simplemente se�alar que el profeta aqu�, como es muy habitual, habla del futuro en tiempo pasado.

Versículos 5-7

Las islas lo vieron, etc.� El obispo Lowth traduce el s�ptimo vers�culo, El tallador anim� al herrero; el que alisa con martillo, el que golpea en el yunque; diciendo de la soldadura, es bueno; y fija el �dolo con clavos, para que no se mueva.Tenemos aqu� la consecuencia de levantar a este pr�ncipe ilustre, a saber, el vano e infructuoso intento de los id�latras de obstaculizar los efectos de su aparici�n, la demolici�n de Babilonia y sus �dolos, que el profeta describe de manera viva, exponiendo el vanidad de hombres supersticiosos anim�ndose unos a otros a hacer esos �dolos en los que tan miserablemente depositaron su confianza. Aprendemos de la historia que nada podr�a ser m�s grande que la consternaci�n de las naciones por la expedici�n de Ciro, y particularmente despu�s de su victoria de Creso.

Versículos 8-13

Pero t�, Israel, etc.El profeta se une aqu� a su reproche de las naciones, un consuelo para el pueblo de Dios, extra�do del mismo argumento, como tambi�n lo hab�a hecho en la secci�n anterior. Vea el an�lisis de este cap�tulo. Para comprender plenamente este consuelo, es necesario observar que el escenario de esta exhortaci�n debe fijarse en medio del per�odo entre el regreso del pueblo de Dios de Babilonia y la manifestaci�n del Hijo de Dios. A esta iglesia, afligida, d�bil y luchando con la adversidad, que, despu�s del regreso del destierro, en medio de apuros y dificultades, esperaba la redenci�n de Israel y el cumplimiento de las excelentes promesas dadas a los padres, pertenece este consuelo: y, de hecho, se adapta especialmente a las aflicciones de aquellos tiempos, cuando Ant�oco oprim�a tanto a Judea en particular; y est� bien unida a la profec�a anterior sobre Ciro; un evento maravilloso, bien calculado para sostener sus esperanzas y convencerlos de la verdad y el poder de su Dios.

No hay nada en este pasaje de dif�cil interpretaci�n. En el vers�culo noveno, en lugar de llamarte de sus principales hombres, Vitringa dice, llamarte de sus lados: una expresi�n que bien denota Mesopotamia o Caldea, y se usa para ella en Jeremias 6:22 ; Jeremias 31:8 Isa�as 41:14 .

Versículos 14-16

No temas, gusano Jacob. Tenemos aqu� una nueva exhortaci�n consoladora; lo cual me refiero, dice Vitringa, al pueblo de Cristo, mezquino, afligido, despreciado, tal como lo eran al comienzo mismo del reino de Cristo entre los jud�os. La disposici�n del discurso del profeta nos lleva a esto; porque comienza con un nuevo t�tulo y promete una nueva bendici�n al pueblo afligido. El profeta pasa de la afligida iglesia de los Macabeos a la apost�lica; entre los cuales hay a menudo una conexi�n tan estrecha, que lo que se dice de los Macabeos en la carta, debe entenderse de los ap�stoles y evangelistas en el esp�ritu. Nuestro Se�or, en su discurso a sus disc�pulos, Lucas 12:32 parece referirse a este pasaje: que contiene una direcci�na la iglesia afligida, conforme a su estado, con exhortaci�n a la confianza, Isa�as 41:14 .

La raz�n de esa exhortaci�n, extra�da primero de la presente ayuda de Dios, como redentor de su iglesia, �medio de Isa�as 41:14 . En segundo lugar, de cierto efecto notable de la ayuda divina, que debe superar toda expectativa humana, Isa�as 41:15. � Donde las ideas se toman de los instrumentos de trilla, y el modo de trilla que se utiliza en el este, de lo que ya hemos hablado; y el significado es que este pueblo afligido y despreciado no solo debe enfrentarse a sus adversarios apoyado por la fuerza del mundo; no s�lo debe sostener su violencia, sino que, asistido por la gracia divina, debe obtener la herencia del mundo; debe someter naciones grandes y poderosas a su Rey y Se�or; y de esa misma manera y respeto en que eran enemigos del reino de Dios, deb�an abatirlos y reducirlos a la nada. Ver 2 Corintios 10:4 . Esta profec�a, creemos, a�n no se ha completado COMPLETAMENTE.

Versículos 17-20

Cuando los pobres y los necesitados buscan agua� Aqu�, seg�n mi hip�tesis, dice Vitringa, se describe el estado de la iglesia cristiana afligida, despu�s de su feliz comienzo; particularmente bajo Ner�n, quien fue el primer perseguidor p�blico de los cristianos. Una vez que los israelitas salieron de Egipto y pasaron el Mar Rojo,Vagando durante tres d�as en el desierto, ten�an una gran escasez de agua, con la que Dios les suministr� milagrosamente. Tal fue el caso de la primera iglesia cristiana: separados de la comuni�n del imperio romano, y del juda�smo corrupto, ese Egipto espiritual, pronto quedaron expuestos a una variedad de males e inconvenientes, como los jud�os despu�s de haber salido de Egipto. Alejados de la comuni�n de paganos y jud�os, parec�an, por as� decirlo, a punto de perecer en el desierto; como temieron los israelitas despu�s de haber salido de Egipto. Y as� como el Mar Rojo fue presentado por primera vez a los israelitas, y parec�a con sus olas a punto de tragarlos, as� tambi�n lo fue con los primeros cristianos en el per�odo al que se alude; Me refiero a la sangrienta persecuci�n de Ner�n, que amenazaba con la destrucci�n total del cristianismo.

En este momento, no es de extra�ar que la mente de muchos se desanimara: en gran ansiedad y angustia, vagando por este desierto de los gentiles, no encontraron agua; es decir, ning�n consuelo del estado romano o de la comuni�n de los jud�os. Fueron acosados ??por todos lados por enemigos; expuestos a su odio, envidia y heridas, despu�s de que una vez se les abri� la puerta de la persecuci�n. Tenemos un pasaje paralelo, Salmo 107:4 ; Salmo 107:43 . Este, por tanto, es el significado de la frase, El pobre y el necesitado buscan agua, y no hay;que no debe tomarse de manera absoluta, sino en un sentido restringido; as�, "Que fueron reducidos a tal estado, que no pudieron disfrutar de la comuni�n de Cristo en sus asambleas, con esa libertad y consuelo que esperaban y deseaban". Ver Salmo 63:2 .

La frase, se les acaba la lengua, o se seca de sed, denota el gran calor de las aflicciones que sufrieron en el per�odo al que se hace referencia, cuando Dios llam� a su iglesia a caminar a trav�s del fuego; ch. Isa�as 43:2 . Dios les promete, primero, en general, que escuchar� sus oraciones y no las abandonar�; Isa�as 41:17 y, en segundo lugar, que la iglesia no sea destruida por esta y otras persecuciones, sino que sea sostenida por su providencia y gracia; de modo que, al fin, todo el desierto del Imperio Romano, en el que la iglesia entonces vagaba sedienta y perseguida,deber�a convertirse en un jard�n; es decir, deber�a abrazar la religi�n cristiana; y una abundancia de creyentes deber�a producir frutos espirituales. El profeta une el efecto de esta obra de gracia, Isa�as 41:20 .; lo cual deber�a ser, un reconocimiento universal, que esta obra de transformar el imperio romano en la iglesia y el jard�n de Dios, fue obra del Todopoderoso. �Y qui�n, en verdad, puede ver la finalizaci�n de esta profec�a en la conversi�n de la Roma pagana, sin reconocer que la mano del Se�or ha hecho esto? Ver Vitringa.

Versículo 21

Produce tu causa� El profeta aqu� regresa a la parte de donde se hab�a desviado, y hace un discurso similar al del primer vers�culo, al que nos referimos.

Versículos 22-24

Que los saquen a la luz: Dios, ense�ando a su pueblo el m�todo correcto de disputar contra los id�latras, saca un argumento y lo impulsa fuertemente, a partir de la predicci�n segura de contingencias futuras de gran momento, en su conexi�n y orden, y en su coherencia con cosas anteriores y posteriores. A quien pueda hacer esto, por el juicio del Dios verdadero mismo, no se le puede negar el honor de la divinidad. El que no puede, es absurdamente adorado y estimado como un dios. Vitringa traduce el vers�culo 22: Que los saquen y nos muestren lo que suceder�. Mu�stranos lo que suceder� primero, para que los consideremos y conozcamos su �ltimo resultado; o bien, mu�stranos lo que vendr� dentro de mucho tiempo. En lugar de eso, podemos estar consternados, Isa�as 41:23 podemos leer,para que podamos investigarlo; e Isa�as 41:24 he aqu�, sois menos que nada, etc.

Versículos 25-28

He levantado uno del norte: El profeta cambia su argumento general por uno particular; repitiendo y exhortando con m�s fuerza el ejemplo de Cyrus, que produjo al comienzo de este discurso. Se dice que Ciro se levant� del norte, cuando lleg� con su ej�rcito desde Media, que estaba al norte de Babilonia y Judea; y del oriente, Isa�as 41:2 o salida del sol, como ven�a de Persia, que estaba al oriente de Judea y Babilonia. Fue de ese pa�s que vino a Media. Tambi�n podemos observar que su padre era persa y su madre una meda. De su edicto en favor de los jud�os se desprende claramente que invoc� el nombre,o reconoci� la verdad, del Dios de Israel: y no puede haber duda de que de Daniel y otros, quienes fueron c�lebres en su tiempo, aprendi� m�s acerca del Dios de Israel. Vea Daniel 6:28 .

El vers�culo 26 es un discurso sencillo para los supuestos adivinos y profetas entre los paganos; ninguno de los cuales hab�a podido predecir este evento, que Dios por medio de su profeta hab�a predicho ciento setenta a�os por lo menos antes de que sucediera. Vea a Joseph. Antiq. lib. 2: gorra. 1. El obispo Lowth traduce este vers�culo: �Qui�n ha declarado esto desde el principio para que lo sepamos? y de antemano, para que podamos decir que la predicci�n es cierta? Hay una gradaci�n notable al final del vers�culo, donde el profeta dice: "No hay quien claramente prediga, o lo exponga ante nuestros ojos; es m�s, no hay quien lo haga para ser escuchado; quien difunda alguna fama o informe de ello: S�, no hay quien oiga tus palabras;ninguno que oiga el menor sonido o susurro de ti al respecto. "El significado del vers�culo 27 es que, cuando este evento llegara a su fin, Dios levantar�a profetas y maestros, que deber�an recordar a su pueblo lo que Isa�as y los otros profetas hab�an predicho, diciendo: He aqu�, he aqu� que han sucedido las cosas, las buenas nuevas que Isa�as y otros predijeron desde hace mucho tiempo.

Ver el cap. Isa�as 21:6 . El vers�culo deber�a traducirse, A Sion primero; He aqu�, he aqu�, ya Jerusal�n dar� un mensajero de buenas nuevas. El significado del vers�culo 28 es que Dios, por medio de sus profetas y maestros, hab�a mirado diligentemente a su alrededor y hab�a preguntado si hab�a alguno de los adivinos y profetas de las naciones que antes conoc�a o pod�a adivinar algo de este maravilloso evento; pero no se pudo encontrar a nadie; entre ellos reinaba un profundo silencio y una perfecta ignorancia. Incluso entre ellos, se refiere m�s particularmente a los astr�logos caldeos: ver cap. Isa�as 44:25 .

Versículo 29

He aqu�, todos son vanidad, confusi�n; he aqu�, como todos ellos son vanidad, vanidad. Este vers�culo contiene la conclusi�n de toda la disputa; recogiendo de lo que ha sucedido antes, que los �dolos de quienes los caldeos y otros buscaban el conocimiento de los eventos futuros, eran falsos y vanos; ni para ser adorado ni temido; que no hab�a en ellos ni en sus adoradores nada de lo que depender; enga�adores y enga�ados, indefensos, d�biles y despreciables. Ver 1 Corintios 8:4 y Vitringa.

REFLEXIONES.� Primero, tenemos aqu�,

1. Un desaf�o dado a los id�latras, para probar su causa ante Dios; o, como algunos sugieren, el asunto de la controversia aqu� pretendida es el poder divino y la divinidad del Redentor, del que se habla en el cap�tulo anterior, que los herejes, antiguos y modernos, han negado, a quienes se cita para presentar su evidencia; aunque el primer sentido parece m�s natural. Se establece el tribunal, se env�a la citaci�n, se proclama el silencio, se llama a los acusados ??de idolatr�a a declarar y se les asegura una audiencia justa si se atreven a llevar el asunto a una tribu.

Nota; (1.) Es posible que rara vez desafiemos a los enemigos de la religi�n de Jes�s a hacer lo peor, ya que su oposici�n dar� lugar a una mayor confusi�n. (2.) Las verdades del Evangelio soportar�n el m�s estricto escrutinio; Aquellos que lean con mayor atenci�n sus Biblias y sopesen los argumentos que all� se exponen, no se conmover�n ante las miserables cavilaciones de la infidelidad.

2. Menciona un ejemplo de su glorioso poder, al que los �dolos no pueden pretender. El hombre justo aqu� descrito es Ciro; y lo que se debe hacer de aqu� en adelante, en el lenguaje prof�tico, se dice que ya se ha realizado. (1.) Cuando Dios nos llama a su pie, podemos comprometernos con seguridad a su gu�a, aunque el camino en el que se complace en guiarnos sea oscuro y el tema desconocido. (2.) Todos nuestros enemigos deben inclinarse ante nosotros, cuando el Se�or es nuestra fuerza y ??nuestro Redentor.


3. Representa la vana oposici�n de los id�latras. Tambi�n muestra, [1.] Los celos del mundo y el diablo contra las infracciones de la religi�n. [2.] Que el coraz�n del pecador a menudo se exaspera por los medios que fueron dise�ados para su conversi�n. Nota; �Cu�n dispuestos est�n los malvados a unirse con los prop�sitos del mal! y �deber�an los siervos del Dios bendito ser menos activos en su servicio?

4. Anima a su Israel a confiar en �l. T�, Israel, eres mi siervo y, siendo propiedad de �l, ciertamente estar�s protegido; Jacob, a quien he elegido, se separ� para el servicio de Dios del mundo de los id�latras, la simiente de Abraham mi amigo, ese car�cter elevado y honrado, y, por tanto, amado por causa de su padre; a quien tom� de los confines de la tierra, y te llam� de sus principales hombres, adonde fueron dispersados, y te dije: Mi siervo eres t�, te escog� y no te desech�, a pesar de todas sus provocaciones. . Y esto es m�s cierto tambi�n de la simiente espiritual, aquellos que se rinden para ser salvos por gracia y son fieles a la causa de Dios.

2�, Para silenciar los temores y alentar la fe y la esperanza del pueblo de Dios en sus angustias, est�n llamados a mirar a la roca que est� m�s alta que ellos.
1. Dios, el Dios del pacto de ellos, est� con ellos para fortalecerlos, ayudarlos y sostenerlos con la diestra de su justicia; y entonces, �de qui�n deben temer? Si se fortalece, �qu� enemigo prevalecer�? Si ayuda, �qu� mayor apoyo pueden necesitar? Si sostiene con su mano derecha, �qui�n los arrebatar�? Nota; (1.) Si Dios, por su presencia y gracia, est� continuamente con nosotros, entonces en cada prueba, bajo toda tentaci�n, en la hora de la muerte y en el d�a del juicio, debemos estar seguros. (2.) La fe en las promesas es el ant�doto soberano contra todo temor.

2. Saldr�n victoriosos sobre todos sus enemigos, para su gran alegr�a. Enfurecidos como los enemigos del pueblo de Dios estaban contra ellos, buscando con implacable enemistad su ruina, la confusi�n los cubrir�, y, a pesar de lo poderosos que eran en el poder y la pol�tica, su fuerza fallar�, sus planes ser�n defraudados, mientras que Israel triunfar�, como un Trillo afilado, los batir� como el polvo, humillar� a los m�s sublimes y humillar� a los soberbios, y, esparci�ndolos como paja ante el viento, se regocijar� en la gran salvaci�n de Dios aqu� exhibida tan gloriosamente, que puede referirse literalmente a la victorias de los Macabeos; pero considera espiritualmente las conquistas del pueblo de Dios sobre los grandes enemigos de sus almas. Porque, por d�biles que sean, como gusanos de Jacob, su Redentor es poderoso; y aunque la tierra y el infierno por fuera, y la corrupci�n por dentro, asustarlos y turbarlos, pero sus concupiscencias innatas m�s poderosas, as� como sus perseguidores m�s fuertes, Dios puede someterlos delante de ellos; y ciertamente ser� un d�a de alegr�a verlos caer.

Nota; (1.) Todo cristiano tiene una lucha dif�cil que mantener y hay muchos adversarios. (2.) El miedo suele acosarnos cuando nos vemos rodeados por todos lados y sentimos cu�n impotentes somos para resistir a nuestros enemigos espirituales. (3.) Si Dios no estuviera en tales tiempos para hablar una palabra de consuelo a nuestras almas, debemos desmayar por completo. (4.) Aunque la contienda sea dura, la victoria es segura para el alma fiel. (5.) Cuanto mayores sean nuestros enemigos, m�s se magnificar� el poder de Dios en nuestra liberaci�n. (6.) Cualesquiera que sean las victorias que, mediante la gracia, podamos obtener, nuestra gloria debe estar en el Se�or, no en nosotros mismos; la obra es suya, ya �l hay que atribuirle el elogio.

3. En sus angustias m�s profundas, la gente encontrar� en �l una ayuda muy presente en los problemas. Cuando est�n oprimidos por la sed, claman, instant�neamente sus oraciones ser�n escuchadas y contestadas. De los lugares altos estallar�n los arroyos, en los valles correr�n las fuentes; el mismo desierto abundar� en estanques y manantiales, y todo �rbol hermoso y extenso brotar� para albergarlos. Una obra tan maravillosa, que con asombro y sorpresa quisieran reconocer: Esto ha hecho Dios. Y este fue eminentemente el caso cuando, por la predicaci�n del Evangelio, el mundo gentil escuch� y se volvi� al Se�or; y un cambio tan maravilloso se produjo en el coraz�n de los hombres, como si el desierto se hubiera vestido de �rboles y pastos: y as� tambi�n toda persona verdaderamente convertida experimenta como su condici�n, cuando el Esp�ritu de Dios renueva su coraz�n. [1. ] Se le describe como pobre y necesitado, consciente de sus profundas necesidades espirituales y su miseria. [2.] Grita y es escuchado; porque la oraci�n es el aliento de un alma despierta.

[3.] Tiene sed del perd�n de sus pecados, un sentido del favor divino y los apoyos de la gracia divina: �y he aqu�! el Se�or apaga su sed con vistas a la Sangre redentora; derrama en su coraz�n un sentido de su amor e implanta en su alma un principio vivo de gracia. [4.] Cuando este es el caso, todo el coraz�n cambia, el alma miserable y pecadora se vuelve pura, pac�fica, celestial, santa, feliz. [5.] Este milagro de la gracia hace evidente el dedo de Dios; ya �l s�lo se le debe atribuir la alabanza de esta gloriosa obra.
En tercer lugar, el Se�or, habiendo consolado a su pueblo, reanuda su controversia con los id�latras, sus enemigos.
1. Los desaf�a a que presenten sus argumentos, permitan que sus dioses se presenten y hablen por s� mismos; si tienen conocimiento o presciencia, que lo demuestren; si es poder, que lo ejerzan; �Pueden describir el pasado o predecir el futuro? �Hacen bien o mal a sus necios devotos? no menos importante: no son nada; una obra de vanidad; y justamente son considerados una abominaci�n, los que abandonan al Dios viviente por tales deidades insensatas.


2. Dios declara su propia obra y dise�o. Yo levant� a uno del norte, y vendr�; desde la salida del sol invocar� mi nombre: esto debe ser interpretado por Ciro; por su padre, un medo; por su madre, persa; qu� pa�ses se extend�an, uno al norte, el otro al este de Babilonia, a cuyos pr�ncipes pisote� como mortero, y proclam� la liberaci�n, en el nombre de Dios, de los cautivos.

3. Dios, al predecir esto, los convence de la vanidad de los �dolos, que nunca podr�an informarles de tales transacciones. El primero dir� a Sion: He aqu�, he aqu�, y yo dar� a Jerusal�n uno que traiga buenas nuevas: Ciro, quien dict� el edicto para su restauraci�n; o el Se�or Cristo, con su precursor Juan Bautista predicando el evangelio del reino: eventos, cualquiera de ellos a los que se refiera, acerca de los cuales los adoradores de �dolos nada previeron, ni tuvieron una palabra que alegar en vindicaci�n de sus pr�cticas abominables. Evidentemente, sus �dolos demostraron ser meras vanidades, y sus im�genes, curiosamente fundidas, completamente in�tiles e in�tiles.

Información bibliográfica
Coke, Thomas. "Comentario sobre Isaiah 41". Comentario de Coke sobre la Santa Biblia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tcc/isaiah-41.html. 1801-1803.