Bible Commentaries
Job 37

Comentario de Coke sobre la Santa BibliaComentario de Coke

Versículo 1

Eli� contin�a exponiendo la grandeza y sabidur�a de las obras de Dios.

Antes de Cristo 1645.

Versículo 3

Lo dirige debajo de todo el cielo: su resplandor est� debajo de todo el cielo, y su resplandor hasta los confines de la tierra. Schultens y Heath.

Versículo 6

De la misma manera a la lluvia peque�a, y a la lluvia que cae en abundancia, ya las tormentas de lluvia, sed violentos. El significado del siguiente vers�culo es que, a trav�s de la violenta tormenta aqu� mencionada, se pone fin a todos los trabajos del hombre. Por la misma tormenta, Job 37:8 las fieras son empujadas a sus guaridas.

Versículo 10

Por el soplo de Dios se da el hielo; por el soplo de Dios da hielo, y con el deshielo hincha las aguas: Job 37:11 . El buen tiempo tambi�n dispersa la nube; su sol dispersa las nubes; Job 37:12 . Esto tambi�n [ el sol ] con su sabidur�a realiza su revoluci�n, para que los hombres puedan ejecutar todo lo que �l les mande sobre la faz de la tierra.

Versículo 13

�l hace que venga � V�ase el cap. Job 38:23 . No me parece improbable, dice Bp. Sherlock, que estas reflexiones surgieron de los m�todos utilizados por la Providencia (no desgastados de la memoria en la �poca del autor de este libro) para castigar al viejo mundo, como consecuencia de la bolsa puesta en el suelo. Son m�todos tales por los que la tierra puede ser maldecida en cualquier momento, y el esfuerzo y el trabajo de los hombres aumentan hasta el grado que Dios crea conveniente. Y debe notarse, que la bendici�n prometida a No�, sobre la restauraci�n de la tierra, se expresa por las sucesiones regulares que deben continuar desde ese tiempo, de la siembra y la cosecha, el fr�o y el calor, el verano y el invierno; que no es m�s que una promesa, en otras palabras, que el granizo yla nieve y las aguas del cielo ya no deber�an ser instrumentos de juicio, sino de misericordia. En el cap�tulo 33 se presenta a Dios exponiendo sus propias grandes obras de sabidur�a y poder; �l puso los cimientos de la tierra; cerr� el mar con puertas; mand� a la ma�ana y a la aurora: despu�s de lo cual se sigue que de los imp�os se les niega la luz. Se podr�a pensar que este pasaje alude a las tinieblas egipcias, si no se refiere a una fecha mucho m�s antigua, y se encuentra entre las primeras obras de Dios, como un ejemplo de su poder desde el principio.

La misma reflexi�n ocurre en este escritor m�s de una vez; se menciona nuevamente, cap. 9. Y contado entre los juicios de Dios: �l manda al sol, y no sale, y cierra las estrellas. De nuevo, el cap. 36: Despu�s de la menci�n de las nubes y de la luz, se sigue: Por ellos juzga al pueblo. �A qu� parte de la historia antigua se refieren todas estas alusiones? No tenemos nada en el registro al que se pueda hacer la solicitud. Solo encuentro esto, que cuando Dios restaur� la tierra y dio su bendici�n a No�, una promesa es que el d�a y la noche no cesar�n:una fuerte insinuaci�n de que las nubes y la oscuridad, las tormentas y las tempestades, hab�an prevalecido mucho antes para el castigo del viejo mundo. Ver Bp. Sherlock sobre el uso y la intenci�n de la profec�a, p�g. 218.

Versículo 15

�Sabes cu�ndo Dios los dispuso? �Sabes cu�ndo Dios fij� su freno sobre ellos, y caus�, etc.? Ver Schultens y Heath. Este pasaje es de Grocio y de muchos otros eruditos comentaristas, que se supone se refieren al arco iris; cuando Dios impuso sus mandamientos sobre los elementos de que no destruyeran m�s el mundo con agua, y puso su arco en la nube como se�al para el hombre.

Versículo 16

�Conoce el equilibrio de las nubes, etc.� �Conoce el equilibrio de la atm�sfera, las maravillas de la sabidur�a perfecta? Brezo.

Versículo 19

Ens��anos lo que diremos: El autor aqu� nos da una prueba evidente de su gran habilidad en el manejo del drama, ya que gradualmente nos prepara para la aparici�n del Todopoderoso. Sus horribles precursores, el trueno y el rel�mpago, a la distancia hab�an anunciado su llegada. Entonces Eli� tembl�, y su coraz�n estaba listo para saltar de su pecho, Job 37:1 . Pero al acercarse m�s, tiene la mayor prisa y confusi�n: tiene miedo de abrir la boca; est� perdido en el asombro. La gloria de Dios es demasiado deslumbrante para que los ojos mortales la puedan ver. Los vers�culos 20 y 21 se pueden traducir: �Se le podr�a informar de lo que digo? �Puede un hombre hablar cuando est� abrumado por el asombro? Job 37:21 .

Incluso ahora los hombres no pueden contemplar la luz brillante cuando el viento pasa y los limpia con el ce�o; Job 37:22 . Y el buen tiempo viene del norte. En cuanto a Dios, terrible es la majestad del Todopoderoso: no podemos, etc. El argumento en el vers�culo 21 es en este sentido: "El hombre no puede soportar mirar al sol cuando brilla en su brillo; �cu�nto menos en ese tremendo resplandor de gloria que rodea el trono del Todopoderoso!" Ver Schultens y Heath.

Versículo 23

No afligir� , no oprime. Brezo. No ser� controlado. Houb. Las palabras sabio de coraz�n, al final del siguiente vers�culo, pueden traducirse como sabias en su propia opini�n. Es un sarcasmo del mismo tipo que el del vers�culo 4 del cap�tulo anterior. El Sr. Peters piensa que nuestra traducci�n, �l no afligir�, es correcta. La expresi�n es absoluta y necesita una peque�a explicaci�n. El profeta Jerem�as nos la da, y esa muy justa y hermosa, con la adici�n de una palabra; Lamentaciones 3:22 .

Dios no aflige de buena gana ni de su coraz�n; no se complace en hacerlo: es su obra en verdad, pero una obra extra�a, como Isa�as la llama elegantemente, cap. Job 28:21 . Parece muy claro que Jerem�as tom� prestada su expresi�n de Job.

Y ahora Eli�, habiendo expuesto la omnipotencia de Dios con los colores m�s fuertes que pudo, concluye con una observaci�n muy aplicable al tema de la disputa que tienen ante ellos; que Dios y sus caminos son incomprensibles para nosotros; que, sin embargo, como es infinitamente poderoso y justo, debemos concluir que nunca env�a aflicci�n sin causa; y que nuestro deber, por tanto, es temerle y someternos impl�citamente a su voluntad; porque toda la sabidur�a humana no es nada con respecto a la sabidur�a de Dios. Como este orador desempe�a el papel de moderador, parece haber observado los errores de ambos lados y haber dado con el punto donde la controversia deber�a descansar; es decir, la profundidad inescrutable de la sabidur�a divina; con la persuasi�n de que Dios, que es reconocido por todos como infinitamente poderoso y justo,

El gran defecto del discurso parece ser este; que es demasiado duro con Job; y sus reprensiones, aunque ten�an alg�n fundamento, son, sin embargo, demasiado duras y severas. No, cuando se esfuerza por repetir lo que Job hab�a dicho, en su mayor parte le da un giro equivocado, o lo pone en una luz muy desventajosa. El silencio de este buen hombre, por lo tanto, durante este largo discurso de Eli�, no puede considerarse como ninguno de los ejemplos menos notables de su paciencia; pero como estaba convencido de que una parte de la acusaci�n que se le imputaba era demasiado cierta (a saber, que de vez en cuando hab�a sido demasiado apresurado e intemperante en sus expresiones), decidi� no agravar la falta entrando de nuevo en la controversia: pero por su silencio y atenci�n aqu�, y haciendo que sus pasiones disminuyan,

REFLEXIONES.� 1�, Si, como algunos sugirieron, en este momento los truenos rodantes se escucharan a la distancia, con rel�mpagos centelleantes y nubes espesas presagiando la tormenta que se avecinaba, habr� algo m�s peculiarmente hermoso y aplicable en esta descripci�n. de Eli�.

1. �l profesa su propio temor reverencial ante la terrible escena, y se dirige a Job para que preste atenci�n a la voz que estos poderosos truenos pronunciaron. Nota; Hay algo en el trueno inexpresablemente terrible, y siempre deber�a recordarnos a ese Dios glorioso que hace el trueno.

2. Describe la tremenda apariencia. Dios mismo dirige la tormenta, manda los rel�mpagos que destellan, los truenos resuenan y se�ala la marca contra la cual est�n apuntados estos instrumentos de destrucci�n; y en todas las naciones se oye esta voz. El rel�mpago precede y da la advertencia de la terrible explosi�n; y el intervalo es, seg�n la distancia de la nube, proporcionalmente m�s largo o m�s corto, siendo el movimiento de la luz mucho m�s r�pido que el del sonido. Y no los matar� cuando se escuche su voz, por lo general se producen torrentes de lluvia. As� habla Dios al mundo asombrado, maravilloso en sus obras y por encima de nuestra comprensi�n; �Cu�n poco nos preguntamos entonces, si en su providencia aparecen misterios que no podemos sondear!

En segundo lugar, Eli� relata otros ejemplos de las maravillas profundas e inescrutables que obra Dios. A su palabra, la nieve cubre la tierra; la lluvia, obediente a su voluntad, desciende en suaves roc�o, o como espantosas cataratas. Expulsado del arado y del camino, el viajero busca lo encubierto y el trabajador se retira. S�, las mismas bestias vuelan a sus guaridas, hasta que pasa la tempestad. Desde el sur, o desde su c�mara,el torbellino irresistible se precipita, y las r�fagas sombr�as del norte traen el fr�o del invierno. Las aguas estrechas sienten el aliento helado de Dios y, atadas con grilletes de cristal, dejan de fluir. Surgen nubes espesas, cuando la escarcha que se disuelve emite vapores m�s copiosos; y en vastos cuerpos las aguas recolectadas flotan en el aire hasta que, cansadas de regar, agotadas de sus provisiones en lluvias invernales, se disipan ante el sol vernal. Entonces aparecen nubes brillantes, no cargadas de tormenta o lluvia, sino de luz dispersa sobre la extensi�n azul. Todas las cosas est�n ordenadas por sus consejos, y van y vienen a su gusto; a veces como instrumentos de misericordia; y a veces como instrumentos de juicio, enviados para correcci�n, cuando las temporadas inclementes, oscuras por el hambre, extienden su perniciosa influencia, y las inundaciones que se elevan amenazan con un diluvio que regresa:

Nota; (1.) Dado que todo tipo de clima proviene de una providencia divina y de una sabidur�a infalible, es un pecado quejarse. (2.) �Ser�n sabias las bestias para volar en busca de refugio contra la tormenta, y el hombre, un pecador, m�s providente, no buscar� bajo la sombra de Jes�s un refugio del diluvio de la ira divina? (3.) �Todas las criaturas, por lo tanto obedientes a la voluntad de Dios, cumplen su voluntad, y seremos los �nicos rebeldes en la creaci�n y rechazaremos su gobierno y gu�a? (4.) Si las estaciones fruct�feras alegran el a�o, que nunca abusemos de la abundancia; pero en los dones, �he aqu� al dador! Si para correcci�n los cielos se hicieron como bronce sobre nosotros; y la tierra como el hierro debajo de nosotros se niega a dar su fruto, oigamos la vara y qui�n la ha establecido.Eli� pide a Job que preste atenci�n diligente a su discurso, y con solemne consideraci�n para sopesar bien lo que hab�a hablado de las maravillosas obras de Dios de ellos, como argumento para la sumisi�n a toda dispensaci�n; que, por extra�o que nos parezca, es ordenado por aquel cuyo entendimiento es infinito.

Solo Dios es omnisciente y perfecto en conocimiento; pero en cuanto a nosotros, incluso a los m�s sabios, �qu� parte de sus caminos podemos comprender? �Sabes c�mo Dios llena el aire con sus reservas de lluvia, nieve o vapores? �Cu�ndo o d�nde descender�n? �C�mo los rayos de luz se pintaron tan bellamente en la nube del arco iris por la refrangibilidad de sus colores y por otras causas secundarias? �Por qu� mecanismo se suspenden estos cuerpos flotantes, ni se precipitan inmediatamente en cataratas hacia la tierra? �C�mo se calientan nuestras prendas cuando, despu�s del fr�o del invierno, el soplo m�s suave del verano calma la tierra? �stos, junto con otras innumerables cosas, por obvias que sean sus efectos, encierran misterios que ninguna sabidur�a humana puede revelar; y, como nadie puede comprender estas maravillas, nadie puede pretender haber compartido con Dios ninguna de sus obras.�Has extendido con �l el cielo, que es fuerte, firme y permanente? y como un espejo fundido, brillante y claro, sin defecto, que refleja la gloria del gran Creador.

Perdido en la inmensidad y el abismo insondable de la obra maravillosa de Dios, le pide a Job que hable, si se atreve a fingir sondear estos misterios, donde la sabidur�a del hombre busca a tientas la pared como ciega, y no podemos ordenar nuestro discurso debido a la oscuridad. Tanto la oscuridad de la mente ca�da interior como la oscuridad del misterioso sujeto exterior, impiden que concibamos o expresemos con precisi�n o claridad sobre el tema. Lejos, pues, de desear que se le diga a Dios lo bien que ha hablado, tiembla por s� mismo, consciente de lo insuficiente que debe parecer lo mejor que pod�a decir, donde la profundidad del asunto se trag� al hablante. O este �ltimo vers�culo declara que niega todo intento de vindicar la causa de Job, donde el abogado m�s sabio debe ser confundido de inmediato. Nota;Cuando hablamos de Dios, de su ser y de sus perfecciones, todos estamos absortos en el asombro: si contemplamos sus obras de creaci�n o providencia, nuestra l�nea superficial se agota r�pidamente; si miramos en sus misterios de la gracia y tratamos de hablar de ellos, encontramos una altura y una longitud, una amplitud y una profundidad que sobrepasa el conocimiento creado.

En tercer lugar, percibiendo probablemente la aparici�n del Dios glorioso, envuelto por las oscuras nubes del cielo y vestido por el torbellino, Eli� se apresura a concluir.
1. Observa que el sol se oscurece con las nubes, pero el viento las dispersa, y del norte viene un buen tiempo. Entonces, aunque Dios se acercaba con terrible majestad, la tormenta soplar�a y las aflicciones de Job surgir�an bajo el sol de la prosperidad.
2. Cierra su discurso con algunas consideraciones breves pero de peso. La gloria de Dios es infinita: sus perfecciones inescrutables; su poder omnipotente; sus juicios justos; y todas sus dispensaciones despliegan justicia infinita; para que ninguno tenga el menor motivo de queja.

No se deleita en los sufrimientos del hombre, nunca lo afligir� m�s all� de sus m�ritos, y siempre con el prop�sito de hacerle el bien, donde se pueda hacer el bien. Por tanto, con mucha justicia los hombres buenos le reverencian, temen y se someten a �l. No respeta a los sabios de coraz�n que, en lugar de humilde sumisi�n, se entregan a sus orgullosos razonamientos: ignora sus censuras y, en lugar de alterar su proceder, pueden esperar que contin�en bajo las marcas de su disgusto.

Información bibliográfica
Coke, Thomas. "Comentario sobre Job 37". Comentario de Coke sobre la Santa Biblia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tcc/job-37.html. 1801-1803.