Bible Commentaries
Job 39

Comentario de Coke sobre la Santa BibliaComentario de Coke

Versículo 1

De las cabras y ciervas salvajes; del asno salvaje; el unicornio, el pavo real, la cig�e�a y el avestruz; el caballo, el halc�n y el �guila.

Antes de Cristo 1645.

Versículo 2

�Puedes contar los meses, etc.� El significado de estas preguntas es: "�Conoces el tiempo y las circunstancias de su nacimiento?" Porque, conocer el tiempo solo era f�cil, y no ten�a nada extraordinario; pero las circunstancias ten�an algo peculiarmente expresivo de la providencia de Dios, lo que hace que la pregunta sea apropiada en este lugar. Plinio observa, que la cierva con cr�a es instintivamente dirigida a cierta hierba llamada seselis, que facilita el parto. Thunder tambi�n, que parece la mano m�s inmediata de Providence, tiene el mismo efecto. Dr. Young.

Versículo 3

Se inclinan� Los manuscritos marcan los dos �ltimos verbos con un c�rculo. La versi�n de Houbigant dice as�: Se inclinan; estallan de dolores; echaron a sus cr�as. Pero no puedo evitar estar en desacuerdo con el erudito padre del Oratorio; pues el pasaje, seg�n nuestra versi�n, me parece mucho m�s enf�tico. Todo lector de gustos debe discernir una fuerza y ??una belleza peculiares en la expresi�n. Ellos arrojan sus dolores. Houbigant traduce el vers�culo 4, [ �Sabes t� ] c�mo sus cr�as crecen, crecen en los campos y, una vez que se van, no regresan m�s a ellos? �Cuya casa, en el vers�culo 6, ser�a m�s propiamente traducida, cuya habitaci�n; y ella tierra est�ril podr�a transformarse mejor en matorral. La palabra ???? melechah, significa una especie de arbusto; el encubierto, probablemente, en el que se deleitan estos animales. Ver Parkhurst sobre la palabra ??? melach, 4.

Versículo 7

La multitud de la ciudad , o la ciudad atestada.

Versículo 9

Will el unicornio, etc.� Ver N�meros 24:8 . Schultens opina que el animal aqu� mencionado es el b�falo �rabe , de la especie toro, pero absolutamente indomable, y que los �rabes cazan con frecuencia. Vea las autoridades que ha presentado este sabio escritor, en su nota sobre el lugar.

Versículos 13-18

Hermosas alas para los pavos reales. Bochart parece haber probado, m�s all� de toda discusi�n, que la palabra traducida como pavos reales significa avestruces; y la siguiente descripci�n est� totalmente de acuerdo con esa opini�n. El Sr. Heath traduce el verso, El ala del avestruz se expande triunfalmente, aunque el pi��n fuerte sea la porci�n de la cig�e�a y el halc�n; Job 39:14 aunque deja sus huevos, etc. El Dr. Shaw traduce el verso El ala del avestruz se estremece o se expande, las mismas plumas y el plumaje de la cig�e�a; y observa, que el calentamiento de los huevos en el polvo o la arena,es por incubaci�n; y para que el comienzo del vers�culo 14 se traduzca m�s apropiadamente, cuando ella se levanta para huir, es decir, de sus perseguidores. Al comentar estos versos, se puede observar, dice el Doctor, que cuando el avestruz est� completamente desarrollado, el cuello, particularmente del macho, que antes estaba casi desnudo, ahora est� muy bellamente cubierto de plumas rojas.

Del mismo modo, el plumaje de los hombros, la espalda y algunas partes de las alas, de ser hasta ahora de un color gris�ceo oscuro, se vuelve ahora tan negro como el azabache, mientras que el resto de las plumas retienen una blancura exquisita: son, descritas en Job 39:13 las mismas plumas y el plumaje de la cig�e�a; es decir, se componen de plumas blancas y negras, como se sabe que tiene la cig�e�a, llamada de ah� ????????. Pero el vientre, los muslos y el pecho no participan de esta cubierta, por lo general est�n desnudos, y cuando se tocan se encuentran con el mismo calor que la carne de los cuadr�pedos.Debajo de la articulaci�n del pi��n mayor, y algunas veces sobre el menor, hay una excrecencia puntiaguda fuerte como la espuela de un gallo, con la que se dice que se pincha y se estimula, y de ese modo adquiere nueva fuerza y ??vigor cuando se le persigue. Cuando estas aves se sorprenden, al toparse con ellas mientras se alimentan en alg�n valle, o detr�s de alguna eminencia rocosa o arenosa en los desiertos, no se quedan para ser vistas y examinadas con curiosidad.

Los �rabes tampoco son lo suficientemente diestros como para alcanzarlos, incluso cuando est�n montados sobre sus jinse o caballos. Ellos, cuando se levantan para huir, Job 39:18 r�en del caballo y de su jinete. S�lo le dan la oportunidad de admirar a distancia su extraordinaria agilidad, y la majestuosidad de sus movimientos, la riqueza de su plumaje y la gran propiedad que hab�a en atribuirles Job 39:13 un ala expandida y temblorosa.�Sin duda, nada puede ser m�s hermoso y entretenido que una vista as�! las alas, por sus repetidas, aunque incansables vibraciones, sirvi�ndolas igualmente de velas y remos; mientras que sus pies, no menos ayudando a sacarlos de la vista, no son menos insensibles a la fatiga. El avestruz pone de treinta a cincuenta huevos. Eli�n menciona m�s de ochenta; pero nunca hab�a o�do hablar de un n�mero tan grande.

El primer huevo se deposita en el centro; el resto se coloca lo m�s convenientemente posible a su alrededor. De esta manera se dice que pone, deposita o conf�a sus huevos en la tierra y los calienta en la arena; Job 39:14 y olv�date (ya que no est�n colocados, como los de otras aves, sobre �rboles, o en las hendiduras de las rocas, etc.) que el pie del viajero puede aplastarlos, o que la bestia salvaje puede quebrar. ellos.Sin embargo, a pesar de la amplia provisi�n que se hace por la presente para una descendencia numerosa, se supone que apenas una cuarta parte de estos huevos se incuban; y de los que lo son, una proporci�n no peque�a de los j�venes puede morir de hambre, por haber sido abandonados demasiado pronto por sus presas para cambiar por s� mismos; porque en estos, los recovecos m�s �ridos y desolados del Sahara, donde el avestruzopta por hacer su nido, no ser�a suficiente poner huevos y eclosionar, a menos que alg�n alimento adecuado estuviera cerca y ya preparado para su alimentaci�n; y en consecuencia no debemos considerar esta gran colecci�n de huevos como si estuvieran todos destinados a una cr�a: son la mayor parte de ellos reservados para la comida, que la presa rompe y elimina, seg�n el n�mero y los antojos de ella. los jovenes.

Pero a pesar de todo esto, una parte muy peque�a de ese ??????, o afecto natural, que se ejerce con tanta fuerza en la mayor�a de las otras criaturas, se observa en el avestruz: porque, al menor ruido lejano o ocasi�n trivial, abandona sus huevos o sus huevos. los jovenes; a la que, quiz�s, nunca regrese; o si lo hace, puede que sea demasiado tarde, ya sea para devolverle la vida a uno o para preservar la vida de los dem�s. De acuerdo con este relato, los �rabes se encuentran a veces con nidos enteros de estos huevos intactos: algunos de los cuales son dulces y buenos; otros son confusos y corruptos; otros, nuevamente, tienen sus cr�as de diferente crecimiento, seg�n el tiempo en que se presuma que han sido abandonados por la presa. M�s a menudo se encuentran con algunos de los m�s peque�os, no m�s grandes que pollitas adultas, medio muertas de hambre, rezagadas y quej�ndose, como tantos hu�rfanos angustiados por su madre. Y de esta manera se puede decir al avestruz: Job 39:16 para endurecerse contra sus cr�as, como si no fueran de ella: su trabajo, en incubarlos y atenderlos hasta ahora, siendo en vano, sin miedo, ni la menor preocupaci�n de lo que les suceda despu�s.

Esta falta de afecto tambi�n se registra, Lamentaciones 4:3 . La hija de mi pueblo, dice el profeta, es cruel como los avestruces en el desierto. Tampoco es �ste el �nico reproche que puede deberse al avestruz; es igualmente desconsiderada y tonta en su capacidad privada; particularmente en su elecci�n de alimentos, que con frecuencia es muy perjudicial y perniciosa para ella; porque traga todo con avidez e indiscriminadamente, ya sean trozos de trapos, cuero, madera, piedra o hierro. Cuando estuve en Or�n, vi a uno de estos p�jaros tragarse, sin aparente inquietud o inconveniente, varias balas de plomo, mientras eran arrojadas al suelo, abrasando el molde: la divina providencia en estos,as� como en otros aspectos, habi�ndoles privado de sabidur�a, no les ha impartido entendimiento. Las partes del Sahara que frecuentan principalmente estas aves carecen de todo tipo de alimentos y hierbas, excepto algunos c�spedes de hierba �spera o unas pocas plantas solitarias de laureola, apocynum y algunas otras especies; cada uno de los cuales est� igualmente desprovisto de alimento, y en la frase del salmista, (cxxix. 6.) incluso se seca antes de ser arrancado. Sin embargo, estas hierbas, a pesar de esta falta de humedad en su temperatura, a veces tendr�n tanto sus hojas como sus tallos tachonados de caracoles terrestres, que pueden proporcionarles un peque�o refrigerio.

Asimismo, es muy probable que en ocasiones se apoderen de lagartijas y serpientes, junto con insectos y reptiles de diversa �ndole. Sin embargo, considerando la gran voracidad y el tama�o de este p�jaro camello,es maravilloso, no s�lo c�mo los peque�os, despu�s de haber sido destetados de las provisiones antes mencionadas, deben ser criados, sino tambi�n c�mo los que han crecido m�s y est�n mucho mejor capacitados para cuidarse a s� mismos, pueden subsistir. Sus �rganos de digesti�n, y en particular las mollejas, que por su fuerte fricci�n desgastar�n incluso el hierro mismo, las muestran ciertamente como gran�voras; pero, sin embargo, casi nunca tienen la oportunidad de ejercitarlos de esta manera, a menos que tengan la oportunidad de desviarse hacia aquellas partes del pa�s que son sembradas y cultivadas, lo cual es muy raro. Porque estos, como son muy frecuentados por los �rabes en las diversas temporadas de pastoreo, arado y recolecci�n de la cosecha, son poco visitados por, ya que de hecho ser�an una morada inapropiada para, este t�mido p�jaro t�mido, un(?????????) amante de los desarts. Esta �ltima circunstancia en el comportamiento del avestruz es frecuentemente aludida en las Sagradas Escrituras: particularmente en Isa�as 13:21 ; Isa�as 34:13 ; Isa�as 43:20 y Jeremias 50:39 .

Donde la palabra ???? iaanah, en lugar de traducirse el avestruz, como se pone correctamente en el margen, se llama b�ho, una palabra que se usa igualmente en lugar de ???? iaanah, o el avestruz, Lev�tico 11:16 y Deuteronomio 14:15 . Mientras estuve en el extranjero tuve varias oportunidades de divertirme con las acciones del avestruz. Fue muy divertido observar con qu� destreza y equilibrio de cuerpo jugaba y cacheaba en todas las ocasiones. Particularmente en el calor del d�a, se pavoneaba a lo largo del lado soleado de la casa con gran majestuosidad, abanic�ndose perpetuamente y enorgulleci�ndose con sus temblorosas alas expandidas,y pareciendo, a cada paso, admirar y enamorarse de su sombra. Incluso en otras ocasiones, ya sea caminando o descansando en el suelo, las alas continuar�an estos movimientos vibratorios en abanico, como si estuvieran dise�adas para mitigar y calmar el calor extraordinario con el que sus cuerpos parecen verse naturalmente afectados.

A menudo son muy groseros y feroces con los extra�os; y tienden a ser muy traviesos, golpeando violentamente con sus pies; por la garra interior, o m�s bien la pezu�a como deber�amos llamarla, de esta avis bisulca,siendo extremadamente puntiagudo y anguloso, una vez vi a una persona desafortunada a quien uno de estos golpes le desgarr� el vientre. Mientras est�n involucrados en tales agresiones, a veces hacen un ruido feroz, enojado y siseante, con la garganta inflada y la boca abierta; en otras ocasiones, cuando se hace menos resistencia, tienen una voz que se r�e o se r�e, como en el tipo aves de corral, y por lo tanto parecen regocijarse y re�rse, por as� decirlo, de la timidez de su adversario. Pero durante la parte solitaria de la noche (como si sus �rganos de la voz hubieran alcanzado entonces un tono muy diferente) a menudo hacen un ruido muy triste y espantoso, que a veces ser�a como el rugido de un le�n; en otras ocasiones, se parecer�a m�s a las voces m�s roncas de otros cuadr�pedos, en particular el toro y el buey.

A menudo los he o�do gemir como si estuvieran sufriendo las mayores agon�as; acci�n bellamente aludida por el profeta Miqueas 1:8 donde se dice: Har� duelo como la ???? iaanah, o avestruz. Por lo tanto, ???? iaanah y ????? renanim, los nombres por los que se conoce al avestruz en las Sagradas Escrituras, pueden deducirse muy correctamente de ??? anah y ??? renen; palabras que los lexic�grafos explican con exclamar, o clamare fortiter, gritar, o llorar fuerte: porque el ruido que hace el avestruz siendo fuerte y sonoro, exclama,o clamare fortiter, se le puede atribuir con bastante propiedad; especialmente porque esas palabras no parecen denotar ning�n modo de voz o sonido determinado o determinado que sea peculiar de ninguna especie particular de animales, sino que sea aplicable a todos ellos; tanto para p�jaros como para cuadr�pedos y otras criaturas. Consulte Viajes, p�g. 430, etc.

Versículos 19-25

�Le has dado fuerza al caballo, etc.? Es dif�cil expresar movimientos violentos, que son fugaces y transitorios, ya sea con colores o con palabras. En poes�a, requiere un gran esp�ritu en el pensamiento y energ�a en el estilo, de los cuales encontramos m�s en la poes�a oriental que en la griega o la romana. El gran Creador, que se acomod� a aquellos a quienes se dign� hablar, ha puesto en boca de sus profetas sentimientos tan sublimes y un lenguaje exaltado que debe avergonzar el orgullo y el ingenio del hombre. En este libro de Job, el poema m�s antiguo del mundo, tenemos una gran variedad de pinturas y descripciones. La descripci�n que tenemos ante nosotros, del caballo, es una de ellas. Homero tiene una hermosa semejanza de caballo, que Virgilio le ha copiado, y que as� se traduce admirablemente:

El corcel de fuego, cuando oye desde lejos, Las trompetas vivaces y los gritos de guerra,
Aguza sus o�dos; y, temblando de deleite, Cambia el paso y las patas; y espera que los prometidos luchen.
Sobre su hombro derecho se reclinaba su espesa melena, Volaba velozmente y bailaba con el viento.
Sus pezu�as calientes son negras como un embarcadero y redondas; Su lomo es doble; empezando, de un salto, da vuelta el c�sped y sacude la tierra firme.
Fuego de sus ojos, nubes de su nariz fluyen; Lleva a su jinete de cabeza al enemigo.
Comparemos ahora esto con el presente pasaje, que, con todas las desventajas de haber sido escrito en un idioma poco entendido; de ser expresado en frases propias de una parte del mundo cuya manera de pensar y hablar nos parece extra�a; y, sobre todo, de aparecer en una traducci�n en prosa, est� sin embargo tan trascendentemente por encima de la descripci�n pagana, que de este modo podemos percibir cu�n d�biles y l�nguidas son las im�genes que forman los autores mortales, en comparaci�n con lo que est� figurado por as� decirlo. tal como aparece en los ojos del Creador.

Todas las im�genes grandes y vivaces que el pensamiento puede formar de esta generosa bestia, se expresan aqu� con tal fuerza y ??vigor de estilo, que habr�an dado a los grandes ingenios de la antig�edad nuevas leyes para lo sublime, si hubieran estado familiarizados con estos escritos. No puedo dejar de observar particularmente que mientras que los poetas cl�sicos se esfuerzan principalmente por pintar la figura, los rasgos y los movimientos externos, el poeta sagrado hace que todas las bellezas fluyan de un principio interno en la criatura que describe, y por lo tanto da un gran esp�ritu y vivacidad. a su descripci�n. �Has cubierto su cuello de trueno? Homer y Virgil no mencionan nada sobre el cuello del caballo, excepto su crin; el autor sagrado, por la audaz figura del trueno,no s�lo expresa el estremecimiento de esa notable belleza en el caballo, y las escamas de pelo que naturalmente sugieren la idea del rel�mpago; pero tambi�n la violenta agitaci�n y la fuerza del cuello, que en las lenguas orientales hab�a sido expresada llanamente por una met�fora no menos atrevida que �sta.

�Le dar�s miedo como a un saltamontes? Job 39:20 una expresi�n que encierra una doble belleza, ya que no solo marca el valor de la bestia, pregunt�ndole si puede asustarse; pero igualmente levanta una noble imagen de su celeridad, insinuando, que si eso fuera posible, saltar�a con la agilidad del saltamontes. La gloria de sus narices es terrible. Esto es m�s fuerte y conciso que el de Virgilio, que es al menos una de las l�neas m�s nobles que se haya escrito sin inspiraci�n.

Collectumque premens volvit sub naribus ignem. Georg. iii. ver. 85.
Y en sus fosas nasales los rollos recog�an fuego.

Se regocija en su fuerza, se burla del miedo, ni cree que es sonido de trompeta. Dice entre las trompetas: �ja! �decir ah! �Son signos de valent�a, como dije antes, que brotan de un principio interno. Hay una belleza peculiar en que no crea que es el sonido de la trompeta; es decir , no puede creerlo con alegr�a. Pero cuando est� seguro de ello y est� entre las trompetas, dice �ja! �decir ah! relincha se regocija [de la cual la palabra hebrea ??? heach, es fuertemente expresiva].

Su docilidad est� elegantemente pintada, en su indiferencia ante el estrepitoso carcaj, la lanza reluciente y el escudo. Se traga la tierra, es una expresi�n de rapidez prodigiosa, en uso entre los �rabes, los compatriotas de Job, en este d�a: es la m�s audaz y noble de todas las im�genes de rapidez. Los latinos tienen algo parecido, pero no me he encontrado con nada que se le acerque tanto como las l�neas del se�or Pope en su bosque de Windsor:

El corcel impaciente jadea en todas las venas, Y, pateando, parece batir la llanura distante; Colinas, valles e inundaciones parecen ya cruzadas, y antes de que �l parta, mil pasos se pierden.

Huele la batalla a lo lejos, y lo que sigue es una circunstancia expresada con gran esp�ritu por Lucan:

Por eso, cuando resuena este anillo con gritos de alegr�a, con rabia y orgullo salta el corcel aprisionado; Se inquieta, echa espuma, suelta las riendas ociosas, salta por encima de la cerca y busca precipitadamente la llanura. Ver Guardian, No. 86 y Lowth's Prel. 34.
Es justo para nuestros traductores observar que su versi�n parece muy superior a todas las dem�s, tanto en precisi�n como en elegancia.

Versículo 26

�Vuela el halc�n por tu sabidur�a? & c.� Thuanus, De Re Accip. menciona un halc�n que vol� de Londres a Par�s en una noche; y fue debido a su notable rapidez que los egipcios lo convirtieron en su jerogl�fico del viento.

Versículo 29

Sus ojos contemplan de lejos: la Dra . Young parafrasea esto bien:

Desde all� [desde la roca] a lo ancho de la naturaleza toma su espantoso examen, Y con una mirada predestina a su presa.
Y observa que se dice que el �guila tiene una vista tan aguda, que cuando est� tan alto en el aire que el hombre no puede verla, puede discernir el pez m�s peque�o bajo el agua. El autor de este libro comprendi� con precisi�n la naturaleza de las criaturas que describe y parece haber sido tan naturalista como poeta. El lector cl�sico tendr� un buen comentario sobre este pasaje en el cuarto libro de Horacio, Oda 4.

REFLEXIONES.� 1�, Cu�n poco era el conocimiento de Job, y cu�n infinito el de Dios, se manifiesta aqu� de la manera m�s hermosa; y aunque sus tiernas misericordias se ven sobre todas sus obras, �cu�n irrazonables fueron las quejas de Job contra Dios, por crueles o desagradables?

1. �Qui�n sabe, sino s�lo Dios, cuando las cabras y las ciervas paren, cu�nto tiempo llevar�n su carga y la hora y el momento en que ser�n entregados? Aunque sus dolores de parto son agudos, se conservan de forma segura. Sus cr�as crecen a su lado, hasta que pueden buscar su propio sustento; y luego abandonaron su presa, olvidando y olvidando.
2. �Qui�n le dio libertad al asno salvaje ya ese esp�ritu indomable que rechaza la moderaci�n? Dios le da a cada bestia sus cualidades peculiares y proporciona a cada una una provisi�n y una morada adecuadas.

El desierto y la monta�a �rida son su morada: lejos de los lugares frecuentados por los hombres, prefiriendo la libertad, aunque con pobreza, a la esclavitud con abundancia; desprecia la multitud que lo apresar�a, y ning�n conductor lo impulsa con sus gritos. Vaga de un lugar a otro en busca de alimento y encuentra pastos incluso en el desierto. Nota; (1.) La libertad es una joya preciosa; y los que son libres deben, con esp�ritu noble, mantener su feliz independencia. (2.) �El hombre, que no puede dar ley al pollino del asno mont�s, presumir� de dirigir a su Hacedor?

3. Dios le pide que intente atar el ??? riim, que traducimos unicornio; aunque se duda mucho de que exista una criatura como la que lo representamos. Por lo tanto, con frecuencia se traduce como el toro salvaje, que aparece en forma opuesta despu�s de lo que se hab�a dicho del asno salvaje. El buey domesticado podr�a ser llevado al yugo y al pesebre; pero �qui�n podr�a hacer �til al toro salvaje, o derribarlo en el arado o en la grada? Por grande que sea su fuerza, es demasiado rebelde para que se le conf�e ning�n trabajo del campo, y no se le puede conducir ni conducir. Si Job entonces no pudo gobernar una criatura, mucho menos apto era para presidir el mundo y dirigir los caminos de la Providencia. Nota; No es la habilidad, sino la voluntad de hacer el bien, lo que hace que un hombre sea verdaderamente valioso.

2�, A continuaci�n se produce el avestruz, como una de las maravillas de Dios. Diste las hermosas alas a los pavos reales, o m�s bien a los avestruces,como otros traducen la palabra, a la que solo se refieren los siguientes vers�culos, y cuyas alas son hermosas, mientras que los pavos reales no tienen nada singular. Ella pone sus huevos en la tierra; no es que, como algunos han sugerido, se caigan al azar y se dejen al sol para que los incuben; porque ella tiene un nido donde se depositan sus huevos, pero en la tierra, donde cada pie puede aplastarlos; y tan olvidadiza es ella, que cuando enciende otro nido, se sienta y eclosiona all�, dejando sus huevos, y endurecidos contra sus cr�as reales, como si no fueran las suyas. As�, su trabajo es frecuentemente para otro, sin temor a lo que le suceda a los suyos; y esto porque Dios, de quien se derivan los diferentes instintos de las bestias, as� como la raz�n en el hombre, la ha privado de la sabidur�a.

Pero, aunque tan est�pida y antinatural en peligro, su velocidad es muy r�pida: levant�ndose (aunque incapaz de volar) con la ayuda de sus alas, deja al caballo m�s veloz y su jinete muy atr�s. Nota; (1.) �Cu�ntos padres imp�os, como el cruel avestruz, insensibles al fruto de su vientre, exponen a sus hijos a la miseria con sus extravagancias, o sus almas a la ruina por su negligencia! (2.) As� los ministros descuidados abandonan sus reba�os, indiferentes a lo que les suceda: si los enga�adores los seducen, o perecen por falta de conocimiento, se endurecen contra la p�rdida. Una cosa, sin embargo, no olvidan; aunque se niegan a alimentar a sus cr�as, tienen mucho cuidado de alimentarse a s� mismos y tendr�n el vell�n, aunque el diablo se apodere del redil.

En tercer lugar, �qu� inimitablemente hermosa es la descripci�n del Caballo! He aqu� el caballo entrenado para la guerra; la fuerza est� en cada movimiento; su cuello alzado est� cubierto de truenos; de sus amplias fosas nasales sale el copioso arroyo; manoseando en el valle, parece que se enorgullece de su poder; la hueste armada y la lanza reluciente no pueden intimidarlo: ansioso por enfrentarse, apenas puede soportar la moderaci�n y, haciendo cabriolas feroces, parece que se tragar�a el suelo bajo sus pies; sus o�dos erguidos, captan con deleite el sonido de la trompeta marcial; Aspira el olor de la batalla desde lejos y, animado por el grito o la se�al de compromiso, sin miedo a la muerte o al peligro, avanza, desaf�a la espada afilada y el carcaj vibrante, y pisotea con furia implacable todo lo que se le opone en su camino. : Nota; tal es el pecador:Jeremias 8:6 apresurado por un apetito desmedido, se apresura a la complacencia de sus concupiscencias; ning�n peligro, p�rdida o sufrimiento puede detenerlo; s�, desde�a los mismos terrores de la ira de Dios, y corre sobre las gruesas protuberancias de su escudo; hasta que, herido por la espada de la muerte, cae y se sumerge en ese abismo de perdici�n que no se le advierte que evite.

Cuarto, El halc�n y el �guila se producen, entre los p�jaros, en prueba del poder y la providencia de Dios: el halc�n, que con tanta sagacidad persigue a su presa, veloz y fuerte, y desde los climas m�s fr�os al acercarse el invierno, sigue al sol del sur. : el �guila, que se eleva a una altura tan elevada, fija su nido en la escarpada roca y lo convierte en su morada; desde all�, lanz�ndose sobre su presa, vista desde lejos, alimenta a sus cr�as con la carne cruda de las bestias sacrificadas; o, en la batalla, espera los cad�veres de los muertos. �Qui�n ense�� tal sabidur�a a las aves emplumadas o qui�n dirige su vuelo? no Job: y si pretend�a no desafiarlos, mucho menos deber�a reclamar el derecho de dirigir la providencia de Dios.

Nota; (1.) Aunque el pecador, como el �guila, construya su nido sobre la roca, Jeremias 44:16 , el que lo puso en alto tambi�n puede derribarlo. (2) El ojo codicioso, agudo como el �guila, siempre atento a la ganancia, poco le importa c�mo se la obtenga, ya sea chupando la sangre de los oprimidos, o por pr�cticas corruptas como los cad�veres de los muertos.

Información bibliográfica
Coke, Thomas. "Comentario sobre Job 39". Comentario de Coke sobre la Santa Biblia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tcc/job-39.html. 1801-1803.