Bible Commentaries
Miqueas 7

Comentario de Coke sobre la Santa BibliaComentario de Coke

Introducción

La iglesia, quej�ndose de su reducido n�mero y de la corrupci�n generalizada, no conf�a en el hombre, sino en Dios. Ella triunfa sobre sus enemigos. Dios la consuela con promesas, con la confusi�n de los enemigos y con sus misericordias.

Antes de Cristo 710.

Versículo 1

Porque soy como cuando han recogido, porque soy como los que est�n a punto de recoger los frutos del verano, y al que est� a punto de recoger la vendimia: no hay uvas que pueda comer, ni primicias que mi el alma desea. Houbigant; quien supone, que el profeta aqu� presenta a nuestro Salvador hablando; y ciertamente el discurso del profeta y la conducta de nuestro Se�or, Marco 11:13 tienen una gran conformidad entre s�.

Versículo 3

Para que hagan el mal con ambas manos; sus manos est�n preparadas para el mal, no para el bien: el pr�ncipe pide, y el juez demanda por �l. El que es grande confiesa abiertamente la maldad de su alma y lo detestan. Houbigant.

Versículo 4

El m�s recto es m�s afilado que un seto de espinos. Rauwolff nos dice que en Tr�poli abundan los vi�edos y los hermosos jardines, en su mayor parte rodeados de setos; entre los cuales jardines, discurren varios caminos y agradables paseos sombreados. Los setos, dice, consisten principalmente en rhamnus, paliurus y otras plantas espinosas. El profeta alude a estos. Ver las Observaciones, p. 217.

Versículo 7

Por tanto, mirar� al Se�or. La misma Persona divina, dice Houbigant, contin�a hablando, quien dijo en el Evangelio: Los enemigos de un hombre son los de su propia casa; y que claramente presagia aqu� tanto su pasi�n como su resurrecci�n.

Versículo 9

Porque he pecado contra �l, porque estoy a punto de ser su v�ctima o sacrificio por el pecado. Nada es m�s com�n en las Sagradas Escrituras que denotar la expiaci�n del pecado con la palabra ??? cheit . Ver Houbigant.

Versículo 11

En el d�a, & c.� En el d�a en que tus muros sean reconstruidos, ese d�a quitar� de ti el decreto o juicio; es decir, tus leyes establecidas; las leyes de tu reino y templo. Que las amenazas, no las promesas, est�n contenidas en este pasaje, parecer� probable al lector que preste atenci�n a lo que sigue; particularmente las palabras, La tierra ser� desolada. Los jud�os perdieron entonces sus ritos y las leyes de su reino, cuando apenas hab�an reparado sus muros bajo el reinado de Herodes, quien reconstruy� y ampli� el templo y fortific� la ciudad. Ver Houbigant.

Versículo 12

En aquel d�a, & c.� Ese d�a traer� a tus enemigos, como de Asiria, as� tambi�n de Egipto; como de Egipto, as� tambi�n del r�o, etc. Las fuerzas romanas vinieron contra los jud�os, tanto de Egipto como de los pa�ses del Este, que antes estaban sujetos a los asirios. Houbigant.

Versículo 13

Sin embargo, la tierra ser� desolada, y la tierra ser� asolada , con sus habitantes; este ser� el fruto de sus obras. Houbigant.

Versículo 14

Apacienta a tu pueblo� Estas son las palabras del profeta a la misma Persona divina que hab�a dicho que se levantar�a despu�s de su ca�da, Miqueas 7:8 considerando a qui�n como pastor, le ruega que apacienta su reba�o en pastos f�rtiles; porque esto significa Bas�n, Galaad y Carmelo. El profeta, por tanto, ora por aquellas ovejas de las cuales el mismo Cristo ha dicho: Mis ovejas oyen mi voz. El Mes�as responde al profeta en el vers�culo 15, donde, en lugar de Tu salida, deber�amos leer Su salida.

Versículo 16

Las naciones ver�n: El profeta habla aqu�, hasta el final del cap�tulo; prediciendo los milagros de la iglesia naciente, y el perd�n de los pecados que ser� dado por el Se�or Jesucristo. Ver Houbigant.

Versículo 19

Y arrojar�s todos sus pecados, etc.� Houbigant une muy apropiadamente las cl�usulas precedentes en este vers�culo al 18, porque las palabras pasan a la segunda persona, que contin�a us�ndose en el vers�culo 20. El conjunto es una hermosa predicci�n de la gracia y la misericordia del evangelio.

REFLEXIONES.� 1�, El profeta se lamenta aqu� por su desdichado destino, obligado a habitar entre un pueblo tan abandonado; porque un coraz�n misericordioso se aflige al contemplar los desbordes de la impiedad.

1. Era singular y solitario, y apenas pod�a encontrar un compa�ero amable entre los miles de compatriotas; quedaban tan pocos hombres buenos, como las bayas que colgaban de la vid despu�s de las rebuscadas. No hay racimo para comer, ni sociedad de hombres rectos a la que unirse; mi alma deseaba los primeros frutos maduros, anhelaba la conversaci�n de los que ten�an las primicias del Esp�ritu, como los santos hombres de anta�o; pero no quedaba ninguno.

El hombre bueno pereci� de la tierra, y no hay justo entre los hombres, por lo menos el profeta no pudo encontrarlos; pero, como El�as, pens� que se hab�a quedado solo. Nota; Es un triste s�ntoma de la ruina de una naci�n, cuando los hombres buenos son arrebatados y los que se levantan en su lugar parecen completamente degenerados de la piedad de sus antepasados.

2. No se detienen ante nada para hacerse rico, al acecho de sangre, para apoderarse del bot�n de los inocentes; y, como fieras, cazan a sus propios hermanos en sus trabajos, para saquearlos y oprimirlos. Con ambas manos se dedicaron seriamente a la pr�ctica de la maldad; y aun los magistrados y los pr�ncipes son los principales en la transgresi�n, juzgando por recompensa; el dinero, no la justicia, lleva siempre la causa delante de ellos; y el gran hombre expresa su malicioso deseo; para que lo envuelvan o lo tuerzan; envalentonado por la conocida corrupci�n de los jueces, no teme aparecer abiertamente en una mala causa; y teniendo a los pr�ncipes de su lado, hacen fuertes las cuerdas de la iniquidad, olo dejan perplejo, haciendo que el asunto sea tan intrincado, que la verdad no se puede descifrar f�cilmente.

El mejor de ellos, y ciertamente malo es el mejor, es como un cardo, travieso y hiriente; y el m�s recto es m�s agudo que un seto de espinos; los que tienen alguna transacci�n con ellos seguramente se rayar�n y rasgar�n; y por tales abominaciones Dios los visitar�; Viene el d�a de tus atalayas y tu visitaci�n, el d�a que predijeron los verdaderos profetas, y el tiempo en que el juicio pasar�a sobre los centinelas malvados en la iglesia y en el estado; ahora ser� su perplejidad, incapaces de librarse de los problemas en los que estaban envueltos.

3. Toda buena fe se perdi� entre ellos; no se pod�a encontrar nada parecido a un amigo, y no se pod�a confiar en nadie que pretendiera ser un gu�a en la iglesia o el estado; es m�s, no se pod�a confiar en la propia esposa de su seno, ya que en aquellos d�as degenerados era lo suficientemente vil como para traicionar los secretos de su marido.
4. Toda reverencia a los padres fue desterrada, el hijo deshonra al padre, hablando con desprecio de �l, comport�ndose irrespetuosamente y desobedeciendo; y la hija se levanta contra la madre, con descaro impropio de su sexo, as� como de su pariente; la nuera contra su suegra; y los enemigos del hombre son los de su propia casa;sus hijos, sus sirvientes, que deber�an ser m�s sol�citos para promover su inter�s, conspirando para arruinarlo. Nota; Nada muestra un coraz�n abandonado con m�s fuerza que el desprecio de la autoridad paterna.

2. En estos tiempos calamitosos el profeta mira hacia arriba; de all� viene su esperanza. Mirar� al Se�or, ya que no se deb�a depender del hombre; Esperar� en el Dios de mi salvaci�n, en el cumplimiento de sus promesas, en la eliminaci�n de las angustias presentes o en la venida de Cristo, cuya encarnaci�n los buenos hombres de anta�o tanto deseaban; mi Dios me escuchar� y responder� a mis oraciones, de las cuales tambi�n todo su pueblo creyente puede estar seguro, cuando lo esperen con paciencia. Habiendo puesto as� su cuidado sobre Dios, el profeta, en la persona de su pueblo,

1. Profesa su confianza en Dios. No te regocijes contra m�, enemigo m�o; aunque abatido, el pueblo creyente de Dios no fue destruido de la faz de la tierra; y breve ser�a el triunfo de sus enemigos; cuando caiga, me levantar� fortalecido con el poder divino; cuando me siente en tinieblas, desconsolado, abatido, el Se�or ser� una luz para m�, que me vivificar�, consolar� y vivificar�, y me sacar� de todas mis aflicciones; y as�, en todo momento, los creyentes deben permanecer en �l.

2. Se inclina humildemente ante la vara de castigo, y es due�o de la justicia de los sufrimientos tra�dos sobre la tierra. Sobrellevar� la indignaci�n del Se�or con paciente sumisi�n, porque he pecado contra �l y , por lo tanto, no deber�a atreverme a murmurar contra los justos juicios de Dios; porque todos los verdaderos arrepentidos ponen la boca en el polvo; cualquier indignaci�n que haya sobre ellos, sus pecados lo han merecido, y justificar�n a Dios en sus juicios; y, al hacerlo, pueden esperar que Dios aparezca en su favor; hasta que defienda mi causa, como seguramente lo har� para todos a su debido tiempo; y hazme juicio, derramando venganza sobre todos los opresores de su pueblo; y me sacar� a la luz,abrazar su pelea; y, rescat�ndolos de sus calamidades, haga aparecer abiertamente su favor hacia ellos; y contemplar� su justicia; su justicia al castigar a sus malvados enemigos, su gracia al socorrer a su pueblo afligido, su fidelidad en el cumplimiento de sus promesas; porque aquellos que se someten humildemente a Dios y ponen su cuidado en �l, siempre encontrar�n que �l se preocupa por ellos.

3. Sus enemigos, cubiertos de confusi�n, contemplar�n esta salvaci�n, tan diferente de lo que esperaban. Una vez preguntaron burlonamente: �D�nde est� el Se�or tu Dios? y ahora se les responde: �He aqu�! este es nuestro Dios, y le hemos esperado; mis ojos la ver�n; sus enemigos, reducidos al m�s m�nimo estado de abyecta miseria; ahora ser� hollada como lodo de las calles: lo cual se cumpli� con la conquista de Babilonia por los persas, y se demostrar� verdadera en la destrucci�n de todos los enemigos del fiel Israel espiritual de Dios. El d�a en que ser�n edificados tus muros, los muros de Jerusal�n, despu�s de su regreso de Babilonia; en ese d�a el decreto ser� muy lejano, que obstruy� el edificio por un tiempo.

En aquel d�a tambi�n vendr� a ti, multitudes de jud�os que regresan a Jerusal�n desde Asiria, y desde las ciudades fortificadas, donde hab�an estado cautivos, y de todos los lugares adonde hab�an sido dispersados ??y huyeron en busca de refugio. Y en un sentido espiritual, esto puede aplicarse a la edificaci�n de los muros de la Si�n espiritual; en el cual, de todas partes, se congregar�n multitudes de conversos. No obstante, la tierra quedar� desolada, a causa de los que la habitan, por el fruto de sus obras, estas bondadosas profec�as no sustituir�n a las amenazas divinas anteriores, para envalentonar a los impenitentes con esperanzas de impunidad. Consulte las Anotaciones para ver otra interpretaci�n de este pasaje.

En tercer lugar, tenemos:
1. La oraci�n del profeta en nombre de su pueblo: Alimenta a tu pueblo con tu vara, gui�ndolos en su camino y llev�ndolos a verdes pastos; el reba�o de tu heredad, a quien ten�a como naci�n llamada a ser un pueblo peculiar; que habitan solitarios en el bosque, separados del resto de la humanidad, para preservar la adoraci�n de Jehov�, el �nico Dios verdadero; e incluso en su cautiverio sin mezcla con las naciones; en medio del Carmelo, esparcidos en Asiria, como ovejas en un monte sin pastor: pacieren en Bas�n y Galaad, como en los d�as de anta�o,en los pastos m�s ricos, abundantes en todas las bendiciones espirituales y temporales; como ser� el caso cuando ser�n reunidos de su dispersi�n en la iglesia del evangelio, y ser�n un solo redil con los gentiles bajo un solo pastor.

2. Dios se complace amablemente en responder la oraci�n del profeta. Seg�n los d�as en que salgas de la tierra de Egipto, le mostrar� cosas maravillosas; tan maravillosa deber�a ser su liberaci�n de Babilonia como de Egipto; y m�s sorprendente su obra de redenci�n por Jesucristo, rescatando a su pueblo creyente de sus enemigos espirituales y eclipsando todas las manifestaciones anteriores de su poder y gracia ejercidos en su favor. Sus enemigos insultantes ser�n entonces confundidos, callados de verg�enza y tapando sus o�dos, como no queriendo escuchar las maravillas del amor de Dios hacia sus fieles.

S�, la maldici�n de la serpiente ser� sobre ellos, G�nesis 3:14 pisados ??en el polvo, y postrados ante aquellos a quienes una vez pisotearon como gusanos de la tierra, sin atreverse apenas a levantar la cabeza de sus escondites; por temor del Se�or nuestro Dios, cuyos juicios est�n sobre ellos; y por causa de ti, a quien han abusado, pero ahora mira triunfantes sobre ellos. Y tan bajo ser� derribado al fin todo enemigo de la iglesia y pueblo de Cristo.

3. Con asombro, amor y alabanza, el profeta contempla lo que Dios est� a punto de hacer por su iglesia. �Qui�n es un dios como t�? No se puede encontrar a nadie como �l por las perfecciones de su naturaleza y las obras de su providencia y gracia; especialmente el que perdona la iniquidad y pasa por alto la transgresi�n del remanente de su heredad; siendo esta la gloria distintiva de Dios, que es un Dios que perdona; y esto sobre todas las cosas levanta la admiraci�n y atrae los afectos del pecador desdichado y quebrantado: no retiene su ira para siempre;aunque por un tiempo, por nuestra infidelidad, lo provoquemos a visitar nuestras iniquidades con vara, y nuestro pecado con azotes, no es implacable ni inexorable, si lo miramos con verdadera contrici�n; pero listo para recibir el alma que regresa, porque se deleita en la misericordia y espera ser misericordioso; m�s dispuestos a perdonar que nosotros a orar, y dispuestos a dar mucho m�s all� de lo que podamos pedir o pensar. Se volver� de nuevo hacia el pecador arrepentido, aunque, con disgusto, retire por un momento su bondad amorosa y le vuelva la cara; tendr� compasi�n de nosotros,cuando lamentamos su ausencia y buscamos su regreso; Entonces alzar� de nuevo la luz de su rostro, quitando nuestros dolores y hablando paz a nuestras almas atribuladas pero anheladas: subyugar� nuestras iniquidades, libr�ndonos del poder y del castigo de ellas; rompiendo el yugo de corrupci�n, y poniendo a nuestros enemigos innatos debajo de nuestros pies.

Su gracia vencer� nuestra depravaci�n, y el pecado no se ense�orear� m�s de nosotros: lo que un alma que ha probado la amargura del pecado considera como la bendici�n m�s inestimable, y arrojar�s todos sus pecados en las profundidades del mar. ; no s�lo ser�n perdonados, sino, por as� decirlo, olvidados; totalmente aniquilado en la sangre de un Redentor. Har�s la verdad a Jacob, y la misericordia a Abraham; la fidelidad de Dios est� comprometida con toda alma fiel para el cumplimiento del pacto que juraste a nuestros padres desde los d�as de anta�o,para que por dos cosas inmutables, en las que es imposible que Dios mienta, tengamos un fuerte consuelo los que hemos huido en busca de refugio, para asirnos de la esperanza puesta ante nosotros. Y por esto, por los siglos de los siglos, alaba al Se�or, alma m�a.

Información bibliográfica
Coke, Thomas. "Comentario sobre Micah 7". Comentario de Coke sobre la Santa Biblia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tcc/micah-7.html. 1801-1803.