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Bible Commentaries
Salmos 42

Comentario de Coke sobre la Santa BibliaComentario de Coke

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Versículo 1

El celo de David por servir a Dios en el templo: anima su alma a confiar en Dios.

Al m�sico principal, Masquil, por los hijos de Cor�.

T�tulo. ??? ???? ?????? ????? lamnatseach maskiil libnei korach. -Aqu� comienza el Segundo Libro de los Salmos: la primera parte del cual consta de piezas dirigidas a los hijos de Cor�, para ser puestas o cantadas por ellos bajo la direcci�n del m�sico principal que dirigi� la banda. Algunas de estas fueron sin duda la composici�n de David, ya que es evidente que la mayor�a de las que aparecen en la �ltima parte de este libro est�n dirigidas de la misma manera y se reconoce un�nimemente que fueron escritas por �l. Cuando compuso este Salmo, es evidente que su mente fluctuaba con des�nimo y esperanza: no se expresa cu�l fue la ocasi�n particular; pero generalmente se cree que fue sobre la rebeli�n de Absal�n, cuando fue expulsado de la casa y el servicio de Dios. Cuanto m�s prestemos atenci�n a este Salmo, mejor discerniremos sus bellezas. Es una actuaci�n exquisita; en el que David nos da en su propio ejemplo una imagen viva y natural de un gran y buen hombre en aflicci�n; y esto est� elaborado con tanto arte y direcci�n como tal vez se pueda encontrar en cualquier escrito del mismo tipo.

El estado fluctuante de la mente, incluso de un buen hombre, que, cuando est� muy oprimido, puede a veces desanimarse, y luego otras veces, recogi�ndose y corrigi�ndose a s� mismo con consideraciones religiosas, se lleva a cabo en todo momento, y hace la repetici�n de la quinta y otra vez. Sexto vers�culo al final del salmo sumamente hermoso. La angustia de David se expone fina y po�ticamente, agravada con estas tres consideraciones: su ausencia del culto a Dios en su tabern�culo, los severos insultos y blasfemos de sus enemigos, y la triste comparaci�n que no pudo sino hacer entre su miserable presente circunstancias y las de su pr�spero y feliz estado. Al encontrarse en un estado mental melanc�lico y abatido por estos pensamientos, Salmo 42:5. Se corrige a s� mismo recordando la poderosa providencia de Dios, Salmo 42:6 .

Pero ( Salmo 42:9 ) Sus reflexiones sobre su miserable condici�n vuelven m�s horribles que antes. Al final, sin embargo, recupera su confianza y concluye con la misma persuasi�n que lo hab�a consolado, Salmo 42:6 . Vea la 23� Prelecci�n del Obispo Lowth.

Salmo 42:1 . Como el ciervo brama , como el ciervo braye. Mudge. La palabra original ???arag,es fuerte, y expresa ese entusiasmo y fervor del deseo, que se supone que la sed extremaprovocaen un animal casi agotado en su huida de los perros perseguidores. Nada puede darnos una idea m�s alta del anhelo ardiente e inexpresable del salmista de asistir a la adoraci�n p�blica de Dios, que la sed ardiente de un animal tan perseguido por un trago de agua refrescante y refrescante.

La energ�a de las expresiones en el siguiente verso es muy sorprendente y sublime: "Mi alma tiene sed de Dios, incluso del Dios vivo:" el que es la fuente eterna de vida y consuelo; despu�s de lo cual estalla en ese enf�tico interrogatorio. , � Cu�ndo, cu�ndo volver� la hora feliz, que vendr� una vez m�s y me presentar� ante Dios? �Cu�ndo estar� tan feliz de tener acceso de nuevo a su tabern�culo, donde �l manifiesta su presencia, y de donde ahora soy empujado por aquellos que buscan mi vida?

Versículo 3

Mis l�grimas han sido mi alimento d�a y noche, es decir, "Estoy totalmente entregado al dolor y al dolor, mientras escucho los continuos reproches de mis enemigos, que me dicen: �Qu� ha sido de tu Dios, en quien sol�as descansar? tanta confianza? " Ver los Sermones del Arzobispo Sharp, vol. 3: p�g. 2, etc.

Versículo 4

Cuando recuerdo estas cosas, etc.� Cuando recuerdo estas cosas, mi alma se derrite dentro de m�; cuando marchaba bajo un dosel escarlata a la casa de Dios, con voz de grito y alabanza; una multitud tumultuosa de personas que celebraban el d�a santo. El salmista dice que su alma se derriti� dentro de �l cuando recordaba los tiempos pasados, cuando en los d�as solemnes rezaba sus devociones en el santuario. Mudge.

Versículo 5

�Por qu� est�s abatido, etc.? Obispo Hare, Sr. Mudge, etc. &C. concurren en leer este per�odo de la misma manera en que se leen los �ltimos per�odos de este y el siguiente Salmo.

Versículo 6

Y de los Hermonitas, etc.� Y Hermonim del collado. V�ase Wall y la versi�n de la Liturgia de la Iglesia de Inglaterra. Mudge lee, desde la peque�a monta�a de los Hermons. Con el alma abatida, no conoce mejor manera de levantar el �nimo que reflexionando sobre Dios, donde est� ahora, incluso m�s all� del Jord�n. Esto lo hace, Salmo 42:8 .

Herm�n probablemente se elev� en m�s eminencias que una, y por lo tanto se expresa en plural; uno de ellos, quiz�s m�s peque�o que el resto, se llama aqu� ???? Mitsaar, el peque�o; de donde probablemente sol�a echar una mirada melanc�lica hacia Jerusal�n. Pero el obispo Hare observa que Herm�n, al no leerse en ninguna parte en plural, no deber�a leerse as� aqu�.

Versículo 7

Lo profundo llamado a lo profundo � El obispo Lowth observa que ninguna met�fora aparece con m�s frecuencia en los poemas sagrados que aquella por la cual se expresan calamidades graves y repentinas bajo la imagen de aguas desbordantes. Los hebreos parecen haber tenido esto muy familiarizado, debido a la naturaleza peculiar de su pa�s. Vieron ante sus ojos el r�o Jord�n, dos veces al a�o desbord�ndose ( Josu� 3:15 .; 1 Cr�nicas 12:15.) cuando las nieves del L�bano y las monta�as vecinas, derriti�ndose al comienzo del verano, aumentaron con repentinos torrentes las aguas del arroyo. Adem�s, el pa�s de Palestina no estaba regado con muchos r�os constantes, pero, al ser principalmente monta�oso, era desagradable a los frecuentes torrentes que estallaban a trav�s de estrechos valles despu�s de las estaciones de lluvia indicadas; de donde Mois�s mismo elogi� este pa�s ( Deuteronomio 8:7 ; Deuteronomio 11:10 .) a los israelitas que estaban a punto de invadirlo, como muy diferente a todo lo que hab�an visto en Egipto antes, o �ltimamente en los desiertos de Arabia.

Esta imagen, por lo tanto, es usada por todos los poetas, pero puede ser estimada particularmente familiar y, por as� decirlo, dom�stica para los hebreos; y, en consecuencia, lo aplican con mucha frecuencia. El poeta parece haber expresado el rostro mismo de la naturaleza tal como se le present� entonces, y haberlo transferido a s� mismo y a sus circunstancias, cuando, desde la tierra del Jord�n y las monta�as situadas en el nacimiento de ese diluvio, �l pronuncia las expresiones m�s ardientes de su dolor, con esa impetuosidad y audacia de palabras:

El abismo llama al abismo, tus cataratas rugen; Todas tus olas y aguas me han abrumado. Vea su 6� Prelecci�n.
El autor de las Observaciones es de opini�n, p. 324 que nuestra traducci�n de chorros de agua es justa. Los fil�sofos naturales, dice, a menudo mencionan los chorros de agua, que son las apariencias m�s sorprendentes; pero casi ninguno de los comentaristas que he observado habla de ellos, aunque nuestros traductores han usado aqu� el t�rmino, y el salmista parece estar describiendo directamente esos fen�menos y pintando una tormenta en el mar; y ninguno de ellos, creo, se da cuenta de la frecuencia de ellos en la costa jud�a,y, en consecuencia, que era natural que un poeta jud�o los mencionara en la descripci�n de una violenta y peligrosa tormenta. Sin embargo, este es el hecho, lo aprendemos del Dr. Shaw, quien nos dice en sus Viajes, p. 333 que los chorros de agua son m�s frecuentes cerca de los lagos de Latikea, Greego y Carmel, que en cualquier otra parte del Mediterr�neo.

Todos estos eran lugares en la costa de Siria, y el �ltimo de ellos, todo el mundo lo sabe, en Judea; siendo un lugar hecho famoso por las oraciones del profeta El�as. Los jud�os, entonces, no pod�an ignorar lo que ocurr�a con frecuencia en sus costas; y David debe haber sabido de estos peligros del mar, si no los hubiera visto realmente, como lo hizo el Dr. Shaw. Es extra�o entonces, dado que este es el caso, que los comentaristas hablen de estos chorros de agua como si solo significaran lluvias vehementes, o que alguien se imaginara que �l compara sus aflicciones con el vertido de agua por los chorros de agua de una casa, como Bythner parece hacer. hacer en su Lyra;cuando no tienen nada que ver con una tormenta en el mar, �que evidentemente est� describiendo el salmista! Vea la sinopsis de Poole en el lugar. Otros han observado que estos picos se ven a menudo en el Mediterr�neo; pero no recuerdo haberlo visto en ninguna parte, antes de leer al Dr. Shaw, que son m�s frecuentes en la costa siria y jud�a que en cualquier otra parte de este mar.

Versículo 8

Sin embargo, el Se�or mandar�, etc.� Durante el d�a, el Se�or orden� su favor; Yo digo; y de noche su c�ntico est� en mi boca; una oraci�n a mi Dios vivo. Se aplica a Dios d�a y noche. Durante el d�a ora a Dios para que ordene su favor que lo acompa�e; y por la noche siempre tiene una canci�n dirigida a �l. No puedo ocultarle a mi lector en este lugar, la ingeniosa par�frasis del Sr. Merrick de este y los dos versos anteriores:

Tus misericordias, Se�or, ante mis ojos se elevar�n a�n en dulce recuerdo; Aunque ahora, con paso l�gubre y lento, voy por las solitarias orillas del Jord�n, y, exiliado de tu amada c�pula, por el distante Herm�n, pensativo vagabundear; Profundidades a profundidades confederadas en voz alta han llamado, y desde la nube que estalla su rabia licenciada las tormentas han derramado, y han amontonado sus olas sobre mi cabeza. Sin embargo, en medio de la tormenta y en medio de la ola, Tu amor dio los rayos de consuelo: Tu nombre para el �xtasis impulsa mi lengua, Mi alegr�a de d�a, de noche mi c�ntico: A ti asciende mi alma en oraci�n, Y en tu seno se derrama su cuidado.

Versículo 10

Como espada en mis huesos, los reproches que mis adversarios me arrojan son como espada en mis huesos. Obispo Hare. es decir, "Sus reproches y calumnias son tan dolorosos para mi alma, como lo ser�a la pu�alada de una espada para mi coraz�n". Ver Salmo 59:7 Sal 59: 7.

Versículo 11

La salud de mi rostro, la salvaci�n de mi rostro; es decir, el conservador de mi persona, que se expresa principalmente en el rostro; o m�s bien el sost�n de mi rostro; el que me capacita para levantar mi rostro; que es equivalente a otra expresi�n, el levantamiento de mi cabeza. Mudge.

REFLEXIONES.� Tenemos aqu�,

1. Los anhelos del alma de David despu�s de la comuni�n con Dios en los atrios de su santuario. Como el ciervo que vuela ante los perros sedientos de sangre, reseco por el calor y jadeando por aliento, con deseos tan intensos est� sediento de Dios, de un sentido de su amor y favor, incluso del Dios vivo, la �nica fuente de la verdad. felicidad. Nota; (1.) Nada m�s que Dios satisfar� el alma del creyente; un sentido de su amor es su felicidad suprema; y, si se retira, cualquier otro disfrute es de mal gusto.

(2.) Mientras los necios, con impaciencia, buscan en sus cisternas rotas las comodidades terrenales para saciar su sed furiosa: �cu�n pocos sienten estos deseos ardientes por la fuente viva! (3.) La ausencia restringida de los medios de la gracia es una carga dolorosa para el verdadero creyente y aviva sus anhelos por ellos. (4.) Si el santuario de Dios era tan deseable, �cu�nto m�s su beat�fica presencia en su templo eterno!

2. Lamenta los dolores que lo oprim�an, los insultos que recibi� de sus enemigos burlones y su abatimiento ante la visi�n de las bendiciones que hab�a perdido y las miserias que soport�. Los paganos, entre los cuales viv�a, lo reprendieron por no tener un Dios visible, mientras sus �dolos estaban en sus templos; o sus enemigos jud�os le reprocharon, como si ahora estuviera abandonado por Dios, porque no apareci� instant�neamente para su alivio. Estas cosas derritieron su coraz�n de dolor, y convirtieron sus ojos en fuentes de l�grimas que, fluyendo sin cesar, se mezclaban con su copa, o lo afectaban de tal manera que se olvid� de comer su pan; mientras el recuerdo de los d�as felices pasados ??se elevaba para agravar su angustia en esa tierra extra�a, donde no se o�an c�nticos de Sion, no se celebraban fiestas santas a Jehov�, ni aparec�an multitud de adoradores,
3.

Debajo de todo, anima su coraz�n en Dios. �Por qu� est�s abatido, oh alma m�a, tan quebrantado, tan desanimado, y por qu� est�s inquieto dentro de m�, como si todo estuviera perdido y la ayuda desesperada? Espera en Dios, echa all� esta firme ancla, y entonces no solo cabalgar�s la tormenta con seguridad, sino que, cuando estas densas nubes se dispersen ante sus brillantes rayos, la luz de su rostro volver� y el lenguaje de mi rescate. Alabado sea el alma. Nota;(1.) En nuestras angustias es bueno razonar con nuestras almas, �por qu� soy as�? A menudo causamos nuestro propio abatimiento al estudiar detenidamente nuestras pruebas o aflicciones y olvidar las promesas, la gracia y la fidelidad de nuestro Redentor. (2.) En el cielo al menos todos los dolores de los fieles terminar�n, y la luz ininterrumpida del rostro de Dios llenar� sus almas de consuelos eternos.

Información bibliográfica
Coke, Thomas. "Comentario sobre Psalms 42". Comentario de Coke sobre la Santa Biblia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tcc/psalms-42.html. 1801-1803.
 
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