Bible Commentaries
Apocalipsis 4

Comentario de Coke sobre la Santa BibliaComentario de Coke

Introducción

Juan ve el trono de Dios en el cielo. Los veinticuatro ancianos. Las cuatro bestias llenas de ojos por delante y por detr�s. Los ancianos depositan sus coronas y adoran al que est� sentado en el trono.

Anno Domini 96.

Versículo 1

Despu�s de esto mir�, etc.� Despu�s de estas cosas vi y vi una puerta abierta en el cielo. Doddridge. Despu�s de la visi�n del cap�tulo anterior, relativa a las cosas que son, suceden otras visiones de las cosas que deben ser en lo sucesivo. La escena est� puesta en el cielo, y el escenario est� dibujado en alusi�n al campamento de los hijos de Israel en el desierto, N�meros 1:2 : El sonido de la trompeta probablemente alude a la costumbre de la iglesia jud�a, donde, al abrir A las puertas del templo, los sacerdotes tocaron las trompetas, para llamar a los levitas y a los estacionarios a su asistencia.

Dios est� representado ( Apocalipsis 4:2.) sentado en su trono, como en el tabern�culo o templo, de la misma manera que el profeta Ezequiel lo ha descrito, cap. Ezequiel 1:26 .

Junto al tabern�culo acampaban los sacerdotes y los levitas; y junto al trono ( Apocalipsis 4:4 ) estaban sentados veinticuatro ancianos, respondiendo a los pr�ncipes de los veinticuatro cursos de los sacerdotes jud�os; envueltos en ropas blancas, como emblemas de su pureza y santidad; y con coronas de oro en la cabeza; porque Cristo los ha hecho reyes y sacerdotes para Dios, cap. Apocalipsis 5:10 .

1 Pedro 2:9 . Del trono procedieron rel�mpagos, etc. Apocalipsis 4:5 los concomitantes habituales de la presencia divina; y siete l�mparas de fuego ard�an delante del trono, en respuesta al candelero de oro con siete l�mparas, que estaba delante del lugar sant�simo en el tabern�culo.

Tambi�n hab�a delante del trono, Apocalipsis 4:6 un mar de vidrio semejante al cristal, que respond�a al gran mar derretido o fuente en el templo de Salom�n; y en medio del trono, y alrededor del trono, es decir, delante y detr�s del trono, y a cada lado del trono, hab�a cuatro bestias, o m�s bien cuatro seres vivientes, (???) que representan las cabezas de todo congregaci�n en las cuatro partes del mundo, y se asemeja a los querubines y serafines en las visiones de Ezequiel e Isa�as ( Ezequiel 1:10 ; Ezequiel 10:14 . Isa�as 6:2.) o m�s bien se asemeja a los cuatro estandartes o insignias de las cuatro divisiones de tribus en el campamento de Israel, seg�n la descripci�n tradicional de ellos por los escritores jud�os.

La primera criatura viviente era como un le�n, Apocalipsis 4:7 que era el estandarte de Jud�, con las otras dos tribus en la divisi�n oriental . El segundo, como un becerro o un buey, que era el estandarte de Efra�n, con las otras dos tribus de la divisi�n occidental . El tercero ten�a rostro de hombre, que era el estandarte de Rub�n, con las otras dos tribus de la divisi�n sur . Y el cuarto era como un �guila voladora, que era el estandarte de Dan, con las otras dos tribus en el norte.divisi�n.

Y esta descripci�n tradicional concuerda tambi�n con las cuatro caras del querub�n, en la visi�n de Ezequiel. De estos seres vivientes y de los ancianos, el empleo constante es celebrar, en himnos de alabanza y acci�n de gracias, las grandes y maravillosas obras de la creaci�n, la gracia y la providencia, Apocalipsis 4:8 .

Versículo 2

Inmediatamente estaba en el esp�ritu:Esta frase significa estar bajo un impulso fuerte y sobrenatural, causado por la operaci�n milagrosa del Esp�ritu de Dios, actuando sobre la imaginaci�n de tal manera que abre escenas extraordinarias, que no ten�an ning�n arquetipo externo exacto; y est� muy ilustrado por el punto de vista presentado a Ezequiel, cuando se sent� en su casa entre los ancianos del pueblo, quienes probablemente no vieron nada m�s que al profeta mismo, como alguien en trance o �xtasis, o cuyos pensamientos estaban tan atentamente fijados como ser insensible de lo que pasaba a su alrededor.

Por lo tanto, no debemos imaginar que la Persona sentada en el trono, o los cuatro seres vivientes, o los veinticuatro ancianos, fueran seres reales que exist�an en la naturaleza, aunque representaban, de manera figurada, cosas que realmente exist�an. Y aunque es posible que las escenas a�reas

Esto nos mantendr�, en nuestra interpretaci�n, libres de mil dificultades, por no decir absurdos, que se seguir�an de una suposici�n contraria; a saber, que hay en el cielo un animal en forma de cordero para representar a Cristo; que existen las criaturas vivientes que se describen aqu�, etc. Esta observaci�n se hace de una vez por todas y puede aplicarse cuando se presenten las ocasiones. La representaci�n del trono de Dios en este vers�culo, es muy agradable a varias descripciones de los antiguos profetas, como Isa�as 6:1 . Ezequiel 1:26 ; Ezequiel 10:1 . Daniel 7:9 .

Versículo 3

Y el que estaba sentado deb�a mirar, etc. � Muchos int�rpretes han observado un significado m�stico en los colores y propiedades de las piedras preciosas aqu� mencionadas. As�, en el jaspe, que Grocio supone un diamante, encuentra un emblema del poder invencible de Dios. Daubuz, que la considera solo como una piedra de un color blanco y brillante, la ve como un s�mbolo de buena voluntad y favor. As�, nuevamente, la piedra de Sardina, que es de un color rojo, con algunos, significa el poder activo de Dios; para otros, es un s�mbolo de ira y disgusto por Dios y, por lo tanto, de destrucci�n; para ense�ar a los hombres, que si obedecen su or�culo, �l les mostrar� el resplandorde su rostro; pero si lo desprecian, �l finalmente les mostrar� su enrojecimiento o su furia ardiente: y as� se supone que el hermoso verde de la esmeralda significa gran buena voluntad y favor.

Pero la aplicaci�n de estos significados m�sticos parece, por decir lo m�nimo, extremadamente incierta. Podemos observar, con respecto al estilo prof�tico de la Escritura, lo que L'Abbe Fleury ha se�alado justamente sobre lo po�tico: "No debemos imaginar que cada circunstancia tiene una aplicaci�n particular; toda la figura tiende generalmente a un solo punto, o significa directamente pero una cosa; el resto se agrega, no para formar parte de la comparaci�n, sino para se�alar, de una manera m�s viva, la cosa de donde se toma la comparaci�n.

"Tenemos raz�n suficiente, sin embargo, con todo el cuerpo de comentaristas , considerar el arco iris aqu� como una representaci�n de la fidelidad de Dios a su pacto y promesa; Dios mismo lo ha designado como una se�al permanente y perpetua de su pacto con el hombre. VerG�nesis 9:13 .

Versículo 4

Asientos: - Tronos: y as� donde ocurra. Los veinticuatro ancianos pueden ser considerados representantes de la iglesia, rindiendo homenaje en el trono en nombre de los dem�s.

Versículo 5

Y del trono proced�an rel�mpagos. Hay una diferencia observable en las diversas descripciones del trono de Dios en los profetas: La gloria, o Shejin�, en el templo, se representa como bajo las alas de los querubines, 1 Reyes 8:6 . En la visi�n de Isa�as, la gloria del Se�or se representa sentado en un trono, y encima de �l estaban los serafines ( Isa�as 1:2 ), es decir, "sobre el lugar en el que estaba colocado el trono, como ministros asistentes a �l.

que se sent� en el trono ". En Ezequiel 1:22 hay la semejanza de un firmamento sobre las cabezas de los seres vivientes, a quienes el profeta en otra parte llama querubines; es decir, se representaba a los querubines sosteniendo una b�veda o asiento de cristal, en el que se colocaba el trono de Jehov�, sobre sus cabezas, y que sosten�an con sus alas.

Esta descripci�n diferente se explicar� mediante una sencilla observaci�n, que la Shejin�,o gloria del Dios de Israel, se representa en el templo como la presencia de un rey en su palacio; se supone que su trono est� sentado en un departamento de estado, y los querubines est�n colocados de manera que formen un dosel de estado, bajo el cual �l se sienta. En la visi�n de Isa�as, se representa a Jehov� sentado en su trono o lecho de justicia, en un patio abierto, en el p�rtico o en la puerta de su palacio; luego aparecen los querubines como ministros asistentes del tribunal, para recibir y ejecutar sus �rdenes.

En la visi�n de Ezequiel, se representa a Jehov� saliendo en procesi�n solemne y con su trono o silla de estado sobre las alas de querubines, como los grandes reyes de Oriente sol�an llevar sobre los hombros de sus siervos. . Ver Apocalipsis 4:1 .

Versículos 6-7

Ante el trono, un mar de cristal, etc. Varios int�rpretes entienden que este mar de cristal es un emblema del conocido rito de recibir conversos al bautismo de la iglesia cristiana; de la pureza que significa ese sacramento, y de la sangre de Cristo, por la cual son lavados y limpiados de sus pecados. Sin duda, tiene una alusi�n a esa pureza, que se requiere en todas las personas que tienen el honor y la felicidad de un acercamiento cercano a la presencia y al trono de Dios. Se dice que los cuatro seres vivientes est�n en medio del trono y alrededor del trono; es decir, (seg�n Daubuz,) sus cuerpos estando debajo del trono para sostenerlo, parec�an estar en medio del trono, y sus cabezas afuera, parec�an estar alrededor del trono.

Algunos suponen que elcuatro criaturas vivientes representan a todos los ministros cristianos. En la Nota sobre el primer verso, hemos dado la idea del obispo Newton y el Sr. Mede de estas criaturas vivientes; y en las Notas anteriores, donde se mencionan los querubines, hemos expresado nuestros propios sentimientos con respecto a ellos.

Lowman observa que "estas criaturas vivientes parecen sacadas de los querubines en las visiones de Isa�as y Ezequiel, y en el lugar sant�simo, que est�n claramente dise�adas para una representaci�n de los �ngeles, quienes siempre se describen en las Escrituras como asistentes de la gloria de Dios, Salmo 68:17 . El gran uso de los �ngeles en esta visi�n, y su gran n�mero, cap. Apocalipsis 5:11haga probable, que cuando los veinticuatro ancianos se colocan alrededor del trono, como representantes de las iglesias jud�a y cristiana, ahora unidos en uno; as� que los cuatro seres vivientes o querubines son igualmente representantes de los �ngeles que est�n alrededor del trono de Dios y le sirven; y as� (seg�n un gran autor) la forma de los querubines expresa el gran entendimiento y poder de los �ngeles ". Spencer, de Leg. Heb. lib. 3: cap. 5. Esto tambi�n servir� para mostrar cu�n apropiada esta representaci�n era de los querubines en el lugar santo, para significar que deben ser considerados �nicamente como siervos y ministros del �nico Dios verdadero.

El Dr. Doddridge observa que estos cuatro animales, de una forma muy extraordinaria, parecen haber sido concebidos como representaciones jerogl�ficas de la naturaleza angelical; porque es bien sabido que los antiguos trataban mucho en jerogl�ficos, mediante los cuales se expresaban las verdades naturales y morales. Creo que no puede haber ninguna duda (contin�a el Dr.) de que las criaturas vivientes de San Juan son los querubines descritos por Ezequiel 1 que, por lo tanto, deben compararse cuidadosamente con esta representaci�n. Considerar esta aparici�n como un emblema de la Deidad, que es el plan del Sr. Hutchison y sus seguidores, me parece un gran absurdo. Pero sobre este tema nos referimos a la erudita disertaci�n del Dr. Sharpe sobre los querubines.

Versículo 8

Estaban llenos de ojos por dentro: - Para significar su r�pido discernimiento de cada objeto a su alrededor; como sus alas deb�an expresar su disposici�n a ejecutar los mandatos divinos; r�pido para discernir y r�pido para realizar. El himno que cantaron es el que Isa�as nos dice que escuch� cantar a los serafines, cap. Apocalipsis 6:3 y se puede observar que muchos otros himnos registrados en este libro est�n tomados del Antiguo Testamento.

Versículo 10

Caer, �y arrojar sus coronas ante el trono, - Con ambas acciones testificando su gran reverencia y cumpliendo con su deber al Rey de reyes.

Versículo 11

Digno eres, oh Se�or, etc. Algunos leen y se�alan el vers�culo as�: Se�or, digno eres de recibir la gloria, la honra y el poder; porque t� has creado todas las cosas; y por tu voluntad existen, y fueron creados. El �ltimo podr�a ser traducido, Porque t� has creado todas las cosas, y por tu voluntad fueron, - [es decir, "fueron tra�das a la existencia"] y fueron formadas; 1: e.

ten�an sus diversas formas y cualidades asignadas. Y as� se declara que Dios es el autor de la existencia de la materia, as� como de la forma, o apariencia exterior, de todas las cosas en el mundo. Ver Isa�as 66:2 .

Inferencias.� � Y no deber�amos igualmente postrarnos con los esp�ritus glorificados y rendir alg�n homenaje a la Soberana Majestad del cielo, aunque no podamos igualar a los de ellos? Por siempre adorada sea la gracia divina, que se abra una puerta en el cielo, como consecuencia de lo cual, incluso antes de entrar, se nos permite mirar hacia adentro; y as� confirmar nuestra fe y animar nuestra devoci�n, que, �ay! despu�s de todo, est� demasiado dispuesto a declinar y languidecer.

Para que sea grandemente vigorizado, miremos hacia el trono, y al que est� sentado sobre �l; y regoc�jense de ver ese emblema pac�fico con el que est� rodeado el asiento de su gloria, el arco iris de un verde vivo y agradable; significando, que el Ser majestuoso que lo llena, es el Dios del pacto de todo su pueblo creyente y obediente.

Contemplemos a los �ngeles bienaventurados, los ministros de Dios, que hacen su voluntad, representados aqu� bajo caracteres jerogl�ficos, como poseedores de asombrosa fuerza y ??coraje, resoluci�n y paciencia; de la raz�n m�s sublime, y de la sagacidad m�s profunda y penetrante, activa y pura como llamas de fuego; y con estas elevadas ideas en nuestras mentes, oremos ardientemente para que se haga la voluntad de Dios en la tierra, como se hace en el cielo. Recordemos tambi�n a los ancianos aqu� mencionados, los representantes de la iglesia, sentados en tronos gloriosos, vestidos con esa vestidura blanca que es la justicia de los santos, y adornados con coronas de gloria.

Y consideremos especialmente, c�mo se emplean los �ngeles y los santos; no descansan ni de d�a ni de noche de exhalar las devociones m�s ardientes; no sienten nada del cansancio y la languidez con que nos vemos invadidos con demasiada frecuencia en este estado de mortalidad; pero claman continuamente: Santo, santo, santo, Se�or Dios Todopoderoso, que eres y que eras y que has de venir; dan gloria y honra y alabanza al que est� sentado en el trono.

Y es infinitamente digno de recibirlo: ��l, que es el Creador Todopoderoso, el que es el siempre presente y misericordioso Partidario de todos! T� eres digno, oh Se�or, solo t� eres digno; y aunque nos retengas la faz de tu trono, mientras habitamos en estos tabern�culos de arcilla, sin embargo, como somos tus criaturas, tus criaturas racionales, participamos de tu protecci�n y generosidad; y, d�biles como son nuestras facultades, y oscuro como es el mundo en el que vivimos, podemos descubrirlo como nuestro Creador todopoderoso, nuestro Conservador constante, nuestro Benefactor inagotable. Y, como tal, que te adoremos y adoremos diariamente con nuestras d�biles voces en este estado de mortalidad; para que, cuando estemos debidamente preparados, podamos comenzar una canci�n m�s noble y unirnos a los himnos y aleluyas m�s sublimes de arriba. Am�n.

REFLEXIONES.� 1�, estando San Juan preparado para nuevos descubrimientos por lo que ya hab�a visto, se le abre una puerta en el cielo; y la voz de Jes�s, que hab�a escuchado antes, solemne como la trompeta que se o�a antiguamente desde la c�spide del Sina�, lo llama a subir all�, para estar informado de los grandes acontecimientos de la Providencia relativos a la iglesia. Instant�neamente, el rapto sagrado se apoder� de su esp�ritu y la gloriosa visi�n se le presenta.

1. Vio un trono de majestad y juicio, rodeado por un arco iris hermoso como la esmeralda, un emblema de esa propiciaci�n y bondad, y de esa relaci�n de pacto con su pueblo creyente, que el Dios bendito se complace en reconocer en medio. de su gloria trascendente.
2. Sobre el trono estaba sentado el eterno Jehov�, el Anciano de los d�as, el Creador, Gobernador y Juez de todos; brillando como el jaspe y la piedra de sardina, con un brillo infinitamente superior a las piedras preciosas que reluc�an en el pectoral del sumo sacerdote, inefablemente gloriosas en santidad y en toda perfecci�n divina.
3.

Alrededor del trono estaban sentados veinticuatro ancianos, vestidos con ropas blancas, y en sus cabezas ten�an coronas de oro; los representantes de todo el cuerpo de los santos fieles, ahora consumadamente perfeccionados en santidad, admitidos a su descanso eterno, llevados a la presencia inmediata de Dios, gozando de esa visi�n beat�fica y coronados de gloria, honor e inmortalidad.


4. Del trono proced�an rel�mpagos, truenos y voces, que significan la poderosa y poderosa energ�a de la palabra evang�lica, que se esparce como un rayo por el mundo, o de esos tremendos juicios que �l ejecuta en la tierra.
5. Hab�a siete l�mparas encendidas delante del trono, que son los siete esp�ritus de Dios, el emblema de la variedad y perfecci�n de los dones y gracias que otorga el Esp�ritu Santo.

6. Ante el trono hab�a un mar de vidrio, semejante a cristal, en alusi�n, como se supone, al mar de fundici�n, donde los sacerdotes se lavaban ( �xodo 30:18 .); la figura de la sangre de Cristo, que limpia de todo pecado.

7. En medio del trono y alrededor de �l hab�a cuatro seres vivientes, llenos de ojos por delante y por detr�s; el primero como un le�n, el segundo como un buey, el tercero con cara de hombre y el cuarto como un �guila voladora; y estos parecen representar las huestes angelicales. Consulte las anotaciones. Sin embargo, otros los consideran como representantes de todos los ministros del evangelio; pero el lector debe dejar que juzgue por s� mismo.

2o, Los cuatro seres vivientes, como los serafines, ( Isa�as 6:2 ) Ten�an seis alas, y estaban llenos de ojos por dentro, le�dos en el conocimiento de Dios y de s� mismos, y r�pidos para penetrar, discernir y juzgar. : y con adoraciones incesantes adoran al eterno, inmutable, santo y trino Jehov�.

Cuando estas huestes ang�licas o ministros dirig�an el c�ntico del cielo, los ancianos que representaban a la iglesia triunfante, se un�an a sus adoraciones, arrojaban sus coronas ante el trono y, postrados humildemente, atribu�an gloria, honor y poder eternos a los eternos. Jehov�, el Creador y Gobernante de todo, por cuyo placer soberano existe toda criatura, y est� dise�ado para mostrar su alabanza. Nota; (1.) Todas las cosas son de Dios y para Dios: su propia gloria es el fin de todas sus obras, y debe ser el dise�o de las nuestras.

(2.) Los santos de Dios en la tierra est�n llamados a unirse a los servicios del cielo ya unirse en las mismas atribuciones sagradas de alabanza al que vive por los siglos de los siglos. (3.) Los m�s altos son los seres m�s humildes: los que se acercan m�s al trono, son m�s profundamente sensibles, que s�lo a la gracia deben su inefable bienaventuranza, y por lo tanto arrojan sus coronas de oro ante su Se�or, y dicen: T�, y solo t� eres digno de recibir la gloria.

Información bibliográfica
Coke, Thomas. "Comentario sobre Revelation 4". Comentario de Coke sobre la Santa Biblia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tcc/revelation-4.html. 1801-1803.