Bible Commentaries
Romanos 3

Comentario de Coke sobre la Santa BibliaComentario de Coke

Introducción

La prerrogativa del jud�o. Ninguno est� justificado por la ley; pero todo por fe.

Anno Domini 58.

Siendo los razonamientos anteriores contrarios a los prejuicios de los jud�os, aqu� se presenta uno de esa naci�n, objetando, si el hecho de ser hijos de Abraham, miembros de la iglesia de Dios y herederos de las promesas, no nos procurar� favor en el futuro. juicio; y si la falta de estos privilegios no excluye a los paganos de la salvaci�n, �cu�l es la preeminencia de un jud�o sobre un gentil, y cu�l es la ventaja de que seamos hechos la iglesia visible de Dios? Romanos 3:1 � El Ap�stol respondi�: Que los jud�os, como naci�n, disfrutaban de grandes ventajas al ser la iglesia de Dios: a ellos se les encomendaron los or�culos de Dios, la ley de Mois�s y los escritos de los profetas, en que se predijo la venida de la Simiente de Abraham, que bendecir�a a todas las naciones, Romanos 3:2. � Pero, dice el jud�o, �de qu� nos han servido estos or�culos, si la mayor parte de nosotros no hemos cre�do en aquel de quien ustedes afirman que es la simiente de Abraham? �No ocasionar� nuestra incredulidad nuestro rechazo y, por lo tanto, destruir� la fidelidad de Dios, quien le prometi� a Abraham ser un Dios para �l y para su descendencia en sus generaciones? Romanos 3:3 �Esta consecuencia el Ap�stol neg�.

Porque, aunque toda la simiente natural de Abraham fue rechazada por incredulidad, la fidelidad de Dios no ser�a destruida por eso, sino m�s bien establecida; como la expulsi�n de la simiente de Abraham del pacto por incredulidad y desobediencia, fue t�citamente amenazada en el pacto mismo, Romanos 3:4 �Pero, respondi� el jud�o, si nuestra injusticia, al no creer en Jes�s, establece la fidelidad de Dios , al ocasionar nuestra p�rdida de los privilegios del pacto, �no es Dios injusto al destruirnos tambi�n como naci�n por el pecado de no creer en Jes�s? Romanos 3:5 � De ninguna manera, respondi� el Ap�stol; porque si ning�n pecado puede ser castigado con justicia, lo que va acompa�ado de buenas consecuencias, �c�mo juzgar� Dios al mundo?�C�mo pagar� a cada uno seg�n sus obras? Romanos 3:6 Esta respuesta, que no convenci� al jud�o, inst� su objeci�n en una forma m�s fuerte, de la siguiente manera: Si la verdad de Dios, al ejecutar sus amenazas sobre nosotros como naci�n, ha abundado para su gloria a trav�s de nuestra mentira, �Por qu� somos castigados como pecadores individualmente, por lo que ha contribuido tan enormemente a la gloria de Dios, que dif�cilmente puede llamarse pecado? A esta objeci�n agrega el Ap�stol: �Por qu� no decir tambi�n lo que nosotros los ap�stoles se nos dice calumniosamente que practicamos, e incluso ordenamos: Hagamos el mal para que venga el bien? Esta doctrina perniciosa el Ap�stol reprob� con aborrecimiento, al declarar, que la condenaci�n de los que la sostienen es la m�s justa, Romanos 3:8que es todo lo que ahora consider� oportuno decir sobre el tema; con la intenci�n de refutar tanto la objeci�n como la calumnia m�s completamente despu�s, el cap. 6: Romanos 7:8 :

Debido a que el Ap�stol hab�a afirmado, Romanos 3:2 que la preeminencia de los jud�os sobre los gentiles consist�a en las ventajas que derivaban de los or�culos de Dios, para mejorarse en conocimiento, santidad y virtud, el jud�o pregunta: �Reconoces que superamos a los gentiles en dignidad de car�cter y que, a causa de ello, tenemos derecho a ser justificados por la ley? En absoluto, dice el Ap�stol; porque tenemos anteriormente, el cap. 1: y 2: jud�os y gentiles probados, es decir, los escribas, fariseos y abogados entre los jud�os, y los estadistas, fil�sofos y la gente com�n de los gentiles, todos bajo pecado y obligados a buscar la justificaci�n por la fe, Romanos 3:9. � Y con respecto a la gente com�n de los jud�os, les mostrar� por pasajes de sus propias Escrituras, que la generalidad de ellos siempre ha sido sumamente corrupta, a pesar de las ventajas que derivaron de los or�culos de Dios, Romanos 3:12 . Romanos 3:12 tanto, siendo Jes�s y los gentiles pecadores, toda boca de hombre, pretendiendo justificaci�n como debida a causa de las obras, es efectivamente detenida, tanto por la ley de la naturaleza como por la ley de Mois�s, y todo el mundo est� condenado. por ambos, como sujeto al castigo de Dios, Romanos 3:19 . �El Ap�stol, habiendo conducido as� paso a paso a sus lectores a la gran conclusi�n que pretend�a establecer, la produce como resultado de todos sus razonamientos hasta ahora:Por tanto, por las obras de la ley, ninguna carne ser� justificada ante sus ojos; porque por la ley es el conocimiento del pecado, Romanos 3:20 . Es decir, ni los jud�os ni los gentiles pueden ser justificados meritoriamente por las obras de la ley; porque, la ley que exige obediencia inmaculada bajo la pena de muerte, su �nica operaci�n es hacer que los pecadores sean conscientes de que est�n sujetos a condenaci�n, sin darles la menor esperanza de misericordia: de modo que cualquier expectativa de vida eterna que puedan albergar los pecadores, debe ser fundada sobre un m�todo de justificaci�n diferente al de la ley.

Siendo este el lugar apropiado para ello, el Ap�stol presenta su relato del m�todo evang�lico de justificaci�n, como sigue. Porque tanto la ley de la naturaleza como la ley de Mois�s han hecho necesaria la obediencia inmaculada para la justificaci�n, y porque ning�n hombre puede dar tal obediencia, una justicia sin ley, es decir, una justicia diferente de la inmaculada obediencia a cualquier ley. , se descubre ahora en el Evangelio, para ser lo que Dios requiere para la salvaci�n. Y para reconciliar a los jud�os con ese tipo de justicia, el Ap�stol les dijo, (aplazando la prueba de su afirmaci�n hasta despu�s, cap�tulo Romanos 4:1 ) que est� testificado por la ley y los profetas, Romanos 3:21. � La justicia que Dios design� desde el principio, como justicia de los pecadores; una justicia que es por la fe ordenada por Jesucristo, y que, por el mero favor, ser� contada a todos y recompensada a todos los que crean; Porque para Dios no hay distinci�n de personas, en su m�todo de justificar la humanidad, Romanos 3:22 .- porque todos pecaron, y est�n destituidos de la gloria de Dios, Romanos 3:23 .

Muchos de los jud�os, sin embargo, continuaron completamente en contra de la nueva dispensaci�n: Primero, porque su doctrina de la justificaci�n por la fe hizo que los sacrificios lev�ticos, que ellos cre�an que eran expiaciones reales, fueran completamente in�tiles; y, en segundo lugar, porque imaginaban que en el Evangelio no se establec�a ning�n sacrificio por el pecado. El ap�stol corrigi� este �ltimo error inform�ndoles que la justificaci�n es un don gratuito de Dios, otorgado a los pecadores mediante la redenci�n que es es por la expiaci�n que hizo por el pecado con el sacrificio de s� mismo: Romanos 3:24 . Y que por haber ofrecido un sacrificio tan meritorio, Dios lo ha puesto como propiciatorio,sentado en el que, consecuentemente con su justicia, se abstiene de castigar a los pecadores inmediatamente, y les concede espacio para que se arrepientan y crean, para que pueda perdonar tanto a los que se han arrepentido y cre�do antes de la venida de Cristo, Romanos 3:25 como a los que se arrepientan y creer despu�s de su venida, hasta el fin del mundo; Romanos 3:26 .� �D�nde, pues, est� la jactancia? la jactancia de los fil�sofos gentiles y de los escribas jud�os, quienes, envanecidos de orgullo, uno debido a sus logros intelectuales, y el otro debido a su celo en la ejecuci�n de los ritos de Mois�s, se creen con derecho a la eterna la vida.

A esta pregunta responde el Ap�stol: Est� excluida: no sin embargo por la ley, que s�lo justifica meritoriamente a los hombres mediante una obediencia inmaculada a sus preceptos; pero por la ley de la fe, el Evangelio, que justifica gratuitamente a los pecadores por medio de la fe, Romanos 3:27 y, por lo tanto, derriba por completo el orgullo tanto de los jud�os como de los gentiles.

Habiendo explicado as� el m�todo evang�lico de justificaci�n, y mostrando que no se basa en el m�rito de las obras de los hombres, sino en la misericordia de Dios y en la expiaci�n del pecado hecha por la muerte de Cristo, el Ap�stol presenta su segundo gran conclusi�n: Concluimos entonces, que por la fe el hombre es justificado sin las obras de la ley, Romanos 3:28 . Y verdaderamente, a menos que se hubiera agregado esto, con los argumentos que lo sustentan, la primera conclusi�n, Romanos 3:20 . Por obras de la ley, ninguna carne ser� justificada ante sus ojos, que no hubiera respondido a ning�n prop�sito, sino aterrorizar a los pecadores. Adem�s, apartar a los jud�os del m�todo legal de justificaci�n mediante sacrificios, lavados y carnes,de lo que adoraban, observ� el Ap�stol, que jud�os y gentiles, estando todos bajo el gobierno del mismo Dios, que est� igualmente relacionado con todos, como su creador y juez, Romanos 3:29 no puede haber una sola forma de justificaci�n designada para el Jud�os, y otro para los gentiles; pero todos deben ser justificados en un m�todo, a saber, por la fe, Romanos 3:30 . Para concluir: debido a que los jud�os y gentiles incr�dulos afirmaron, que al ense�ar la justificaci�n gratuita por la fe sin obras de ley, el Ap�stol inutiliz� la ley, les dijo, esta doctrina no inutiliza la ley, sino que la establece como absolutamente necesaria, Romanos 3:31. Sin embargo, como la prueba de su afirmaci�n era un asunto de gran importancia, el Ap�stol la posterg� hasta despu�s, para proponerla extensamente, cap. 7:

Versículo 1

Romanos 3:1 .�El Ap�stol, en el �ltimo extremo del cap�tulo anterior, ha llevado su argumento al m�ximo. Lo que queda es mantener el temperamento del jud�o, fijar sus convicciones y sacar la conclusi�n general. Ha demostrado que los jud�os eran bastante m�s malvados que los gentiles, y fueron condenados por aquellos que cumplieron con sinceridad su deber a trav�s de las influencias secretas de la gracia divina; que la posesi�n de la ley, la circuncisi�n y una profesi�n externa de relaci�n con Dios, no les dio car�cter, y no signific� nada, en cuanto a su aceptaci�n con �l. En efecto, esto significaba que los jud�os eran tan indignos decontinuaren la iglesia como los gentiles de sertomados.en ello; y en consecuencia, que para poder disfrutar de los privilegios de la iglesia, bajo el Mes�as, necesitaban una nueva demostraci�n de gracia; que si rechazaban, Dios los echar�a de la vi�a.

Y el Ap�stol tuvo la sensaci�n de que el jud�o entender�a lo que hab�a dicho en este sentido. Dejar a un lado su ley, su circuncisi�n, sus ventajas externas, como insuficientes para ganarle alg�n inter�s en el favor de Dios, era despojarlo de sus peculiares honores y arruinarlo por completo como jud�o. Esto debe ser muy repugnante: y el Ap�stol, que a menudo hab�a debatido este punto con sus compatriotas, sab�a muy bien lo que un jud�o estar�a dispuesto a decir en esta ocasi�n. Aqu�, por lo tanto, introduce oportunamente un di�logo entre �l y el jud�o, complaciendo, por as� decirlo, su disgusto, d�ndole permiso para hablar por s� mismo; Romanos 3:1y lo que se supone que debe hablar, tenemos razones para pensar que fue lo que los jud�os realmente hab�an respondido y objetado contra el Ap�stol. Esto lo divertir�a, y al mismo tiempo lo instruir�a, y posiblemente enfriar�a su resentimiento; especialmente porque la respuesta del Ap�stol a la primera pregunta est� muy a su favor.

No parece haber lugar a dudas, que este di�logo se relaciona con el rechazo de los jud�os; un tema que habr�a venido aqu� con bastante naturalidad. Pero entonces habr�a interrumpido demasiado el argumento del Ap�stol: por lo que s�lo lo toca aqu�, reservando la consideraci�n completa para los cap�tulos 9, 10 y 11; particularmente cap. Romanos 9:4 ; donde tenemos las mismas preguntas formuladas, respondidas y discutidas ampliamente de manera m�s clara; s�lo podemos observar, que aqu� se refieren �nicamente al rechazo de los jud�os, pero all� abarcan tambi�n la vocaci�n de los gentiles. Despu�s del di�logo, San Pablo reanuda su argumento, Romanos 3:9demuestra m�s adelante mediante citas b�blicas, que los jud�os eran culpables ante Dios, as� como otros hombres, Romanos 3:10 y concluye que ninguna parte de la humanidad podr�a tener derecho a las bendiciones del reino de Dios y al pacto sobre la base de ninguna obra. de la obediencia que hab�an hecho, Romanos 3:20 pero solo por el favor de Dios en el Evangelio; que �l explica, Romanos 3:21 , etc.

La suma y la fuerza del argumento del Ap�stol es la siguiente: "Toda clase de hombres, jud�os y gentiles, han pecado; por lo tanto, ninguna parte de la humanidad puede reclamar las bendiciones del reino y el pacto de Dios sobre la base de la obediencia; y, por lo tanto, el jud�o est� tan necesitado de gracia o favor, para darle un t�tulo a esas bendiciones bajo el reino del Mes�as, como el gentil. En consecuencia, el gentil tiene un t�tulo tan bueno como el jud�o; porque esas bendiciones son dadas solo por gracia, y la gracia, o la mera favor, es por igual la libertad de toda la humanidad: y cuando todos est�n en igualdad de circunstancias, es perfectamente absurdo que cualquierpretender absorberlo a s� mismos, exclusivamente de otros, que son tan buenos, o tan malos, como ellos. "Y as�, el Ap�stol muy s�lidamente, y para nuestro gran consuelo, prueba que nosotros los gentiles, s�lo por la fe, hemos un t�tulo bueno y firme para todas las bendiciones del convenio del Evangelio, el perd�n, los privilegios, las ordenanzas, el Esp�ritu de Dios y la rica esperanza de la vida eterna.

Versículo 2

Casi en todos los sentidos: San Pablo da una lista de las ventajas que el jud�o ten�a sobre el gentil, cap. Romanos 9:4 pero aqu� menciona s�lo uno de ellos, que era el m�s apropiado para su prop�sito actual; y que es un testimonio tan notable e importante de la inspiraci�n divina del Antiguo Testamento en general, que no puede dejar ninguna duda de la plena persuasi�n de San Pablo sobre este tema. Ver Doddridge y Locke. Podemos leer la siguiente cl�usula, porque se les confiaron los or�culos de Dios.

Versículo 3

�Y si algunos no creyeran? & c.� Este y el siguiente vers�culo generalmente se entienden como una continuaci�n y explicaci�n de la respuesta del Ap�stol en el segundo vers�culo; por lo que el sentido de los vers�culos tercero y cuarto es generalmente avergonzado, ya que no admiten una conexi�n con el segundo vers�culo. Porque en verdad Romanos 3:3 no son las palabras del Ap�stol, sino una segunda pregunta u objeci�n presentada por los jud�os: ni es ???, pues, una causal, mostrando la raz�n por la cual el tener los or�culos de Dios encomendados a ellos fue un privilegio, a pesar de su incredulidad; pero las palabras originales ?? ???, son interrogativas y pueden traducirse, bueno, �y qu�?Y as�, la frase se usa con frecuencia en las Memorias de S�crates de Jenofonte: ver particularmente, lib. 2. 100. 6 sec. 2. De ah� que parezca que la frase ?? ???, en un di�logo, y cuando la palabra ?? no tiene un siguiente sustantivo para estar de acuerdo con ella, es una forma de introducir otra pregunta u objeci�n por parte del indagador.

Y como el Ap�stol en este lugar est� llevando a cabo un di�logo a la manera socr�tica, debe entenderse como adelantando una nueva pregunta u objeci�n; y as� todo es correcto y f�cil, lo que de otra manera est� en gran desorden. No crey�, deber�a ser, no ha sido fiel; es decir, no han sido obedientes. Ver 1 mascota. ii 7. El jud�o aqu� alude a la acusaci�n de maldad que el Ap�stol hab�a presentado contra los jud�os en el cap�tulo anterior. San Pablo tiene el mismo sentimiento que la siguiente cl�usula del cap. Romanos 9:6 . Est� hablando de lo mismo en ambos lugares; y por tanto evidentemente la fe de Dios, aqu�, es lo mismo con la fe de Dios,all�, o esa fiel promesa que le hizo a Abraham. Ver G�nesis 17:7 . Sermones de Tillotson, vol. 12: serm. 1. El verso puede ser traducido, Porque , �y si algunos de ellos fueran infieles, su infidelidad invalidar� la fidelidad de Dios?

Versículo 4

Pero todo hombre es un mentiroso, aunque todo hombre sea un mentiroso. Para la siguiente cl�usula, vea la nota sobre Salmo 51:4 . El Dr. Taylor observa, que el hebreo de ese vers�culo es literalmente, que seas justo en tu hablar, y limpio [eso es claro ] en tu juicio. El significado del habla es, la palabra de promesa que Dios le hizo a David, 2 Samuel 7:12 y el juicio al que se hace referencia es la ejecuci�n del denunciado amenazador, 2 Samuel 12:9 y David reconoce, que si el no estuvo de acuerdo con la promesa, diosestaba libre de la acusaci�n de falsedad; la inconsistencia debe atribuirse a su propia maldad. Esto est� lleno del prop�sito del Ap�stol. Si la promesa hecha a Abraham no se cumpl�a, como esperaban los jud�os, podr�an agradec�rselo. V�ase Tillotson, vol. 12: serm. 8.

Versículo 5

La justicia de Dios: San Pablo por la presente pretende que la fidelidad de Dios cumpla su promesa. Este verso es el lenguaje de un incr�dulo Judio, y por lo tanto en su boca la justicia de Dios, o la fidelidad a su promesa, tiene relaci�n solamente con la naci�n de los Judios, y su ser continuaba la iglesia y el pueblo de Dios.- que quita la venganza , podr�a traducirse, m�s agradablemente al original, qui�n inflige ira, o "qui�n es el causante de la ira, como lo insin�as". Ver en el cap. Romanos 2:1 y Romanos 1:18. Esta expresi�n evidentemente apunta al rechazo de los jud�os y, por lo tanto, est� estrechamente relacionada con el cap. 9: donde el Ap�stol no solo trata el mismo tema, sino que resume estas mismas preguntas u objeciones del jud�o incr�dulo y las responde en general; y como el rechazo de los jud�os se inserta aqu� en medio de su argumento relativo a la justificaci�n de los gentiles, est� manifiestamente conectado con ese argumento, o con la doctrina del Ap�stol de la justificaci�n por la fe.

Porque despu�s de su discurso aqu�, sobre el rechazo de los jud�os, inmediatamente se une a Romanos 3:9 . �Entonces que? �Somos mejores que ellos? �En respuesta a lo cual, prueba hasta el final del cap�tulo que los jud�os no eran mejores que los gentiles, ya que ambos necesitaban la gracia o el favor de Dios para su justificaci�n. Por lo tanto, en el discurso y argumento del Ap�stol, el rechazo de los jud�os est� en estrecha relaci�n con su doctrina de la justificaci�n. Pero, �qu� conexi�n o relaci�n hay entre la justificaci�n de los gentiles y el rechazo de los jud�os? Esto se ver� en lo que se dice en el cap. Romanos 9:30, y la nota all�. En resumen, el rechazo de los jud�os por su falta de fe se opone directamente a la justificaci�n de los gentiles por la fe; por lo tanto, si tenemos una idea verdadera del rechazo de los jud�os, podemos recopilar de all� una idea verdadera de la justificaci�n de los gentiles; pero el rechazo de los jud�os significa que son expulsados ??de la iglesia de Dios y despojados de los privilegios y bendiciones del pueblo peculiar de Dios; en consecuencia, la justificaci�n de los gentiles, por la que aboga el Ap�stol, cap. 3: y 4: son perdonados y recibidos con todos los privilegios y bendiciones del pueblo peculiar de Dios. Ver a Locke.

Versículo 6

�Dios no lo quiera! - Este vers�culo es la respuesta del Ap�stol a los jud�os, a la que se agolpa mientras el jud�o contin�a con su observaci�n. En reverencia a la Divina Majestad, que es perfectamente justa, califica por un momento la mera suposici�n de que es injusto (aunque esto se propone s�lo por motivos de argumentaci�n) de tres maneras; primero, poni�ndolo en forma de pregunta: �Es Dios injusto? En segundo lugar, agregando de inmediato que habl� en la persona de otro, y como dir�a un hombre que estaba argumentando que el desechar a los jud�os era algo incompatible con la justicia de Dios.

En tercer lugar, interrumpiendo al jud�o con una fuerte afirmaci�n de la m�s perfecta justicia de Dios, en las palabras de Abraham, G�nesis 18:25 . Tenemos un caso similar de amontonamiento en una respuesta mientras otra persona est� hablando, Hor. lib. 2: sat. 3 ver. 187.

Versículos 7-8

Porque si la verdad de Dios, etc.� La part�cula para une lo que sigue en este vers�culo, con la venganza o la ira, en el quinto, y muestra que es una continuaci�n de la objeci�n comenzada all�. Pero todo el octavo vers�culo es la respuesta del Ap�stol, cuyo verdadero sentido parece ser el siguiente: Dice el jud�o: "Si la fidelidad de Dios en el cumplimiento de su promesa, a trav�s de nuestra maldad, se hace mucho m�s gloriosa de lo que hubiera sido de otra manera. , �por qu� los jud�os debemos ser culpados y condenados como pecadores, por lo que redunda en la honra de Dios? " A lo que responde el Ap�stol, Romanos 3:8 . "�Y por qu� no dices,y convertirlo en una regla y m�xima general, que en todos los casos debemos hacer maldad, porque Dios puede de una manera u otra convertirlo en su propia gloria? un sentimiento imp�o, que algunos me cargan; como si, cuando magnifico la gracia de Dios al perdonar el pecado, adelantara esta noci�n de que debemos hacer el mal, para que de �l salga el bien (la gloria de Dios); por lo cual, y otra oposici�n maliciosa al Evangelio, estar bajo la justa condenaci�n de Dios. �V�ase una respuesta adicional, cap.

Romanos 9:19 , etc. Podemos observar, m�s bien, que Romanos 3:8 no est� en griego, y parece que est� mal proporcionado. El sentido se completa m�s verdadera y claramente as�: �Y por qu� no lo dices? que cae naturalmente con lo que sigue: "�Por qu� no dices, como algunos afirman que decimos nosotros?" Tenemos una forma tan el�ptica de hablar, Apocalipsis 22:9 . ??? ??, no veas, es decir, "Mira que no lo hagas". A trav�s de mi mentira, Romanos 3:7 debe entenderse como no creer, Romanos 3:3 y como Isa�as 63:8 .

Porque �l dijo, ciertamente son mi pueblo, ni�os que no mienten; es decir, "violar mi pacto al desampararme p�rfidamente y caer en la desobediencia y la maldad". La �ltima cl�usula de Romanos 3:8 cuya condenaci�n es justa, parece implicar manifiestamente que hay ciertas reglas que Dios ha establecido para nosotros, la desobediencia a las cuales, en cualquier circunstancia imaginable, es universalmente un mal moral; aunque la cantidad de bien que de all� surja para nuestros semejantes deber�a ser mayor que la que surge de la observancia de esas reglas; porque si esto no se permite, no puede haber sombra de fuerza en la conclusi�n del Ap�stol. Vea a Locke y Doddridge.

Versículo 9

�Entonces qu�? ��Somos mejores que ellos? - El Ap�stol, habiendo dado permiso al jud�o para poner en sus objeciones, en referencia a lo que m�s le disgustar�a: el rechazo de los jud�os; y habiendo dado las respuestas que consider� adecuadas en el presente, ahora vuelve al punto principal, a saber, demostrar que los gentiles tienen tanto derecho a los privilegios y bendiciones del pacto de Dios como los jud�os; que introduce muy correctamente al poner esta pregunta en boca del jud�o; �Entonces que? �Somos mejores que los gentiles?lo cual, por cierto, deja claro que en sus argumentos considera a los jud�os y gentiles en un cuerpo, o capacidad colectiva, y que est� defendiendo una justificaci�n conforme a tal capacidad; es decir, por el cual los gentiles creyentes fueron llevados a la iglesia, cuando los jud�os incr�dulos fueron expulsados. En este punto, si los jud�os, o hasta qu� punto los jud�os eran mejores que los gentiles, o si ten�an un mejor derecho a las bendiciones y privilegios del reino de Dios, es el tema mismo sobre el que est� disputando; y en este amplio sentido colectivo, deben entenderse todos sus argumentos y conclusiones.

�l dice, hemos probado antes, a saber, el cap. Romanos 2:3 donde, bajo la compulsi�n m�s suave de � Oh hombre! �l acusa a los jud�os de ser pecadores, as� como a los gentiles, y Romanos 3:17 muestra que, al tener la ley, no se les impidi� ser pecadores, que los gentiles sin la ley; y su acusaci�n contra les reprende que eran pecadores, por el testimonio de sus propios libros sagrados contenidos en el Antiguo Testamento. Ver a Locke.

Versículos 10-19

Como est� escrito: En estos vers�culos y citas de las Escrituras, el Ap�stol evidentemente est� dando una descripci�n del car�cter general y la moral de los jud�os infieles en su propio tiempo, cuando escribi� la Ep�stola; una descripci�n, que se adapta a su caso tan exactamente como la anterior de la degeneraci�n del mundo pagano se adapta al de ellos, el pasaje se escogi� y eligi� para ese prop�sito; pero la forma de representarlo es diferente. En el caso de los gentiles, habla claramente; porque los jud�os atender�an libremente a un relato de sucorrupciones; y el gentil, es probable, estar�a m�s en peligro de despreciar y descuidar lo que dijo, que de sentirse disgustado por ello. Pero si hubiera usado a los jud�os de la misma manera abierta, habr�a despertado todas las pasiones y prejuicios del lector jud�o; y no pod�a haber esperado otra cosa que el rechazo de su carta con indignaci�n. Por lo tanto, para mantenerlo Hebreos 1 , Hebreos 1 no da indicios de su designio, sino que lo aborda de manera encubierta, como est� escrito. 2.

Expresa la acusaci�n bajo expresiones b�blicas y vuelve los ojos del jud�o m�s bien a hechos antiguos, en los que, no obstante, como en un espejo, podr�a ver la tez muy deformada de los jud�os actuales. 3. �l usa el t�rmino ley, en Romanos 3:19 . (que all� significa todo el Antiguo Testamento) en lugar de las Escrituras, como de mayor fuerza y ??autoridad con los jud�os; y luego concluye de esa manera general; Sabemos que todo lo que dice la ley, a los que est�n bajo la ley les dice;refiri�ndose a los jud�os, y sugiriendo la obligaci�n que ten�an de atender a un cargo presentado contra ellos fuera de su ley, que ellos pose�an era de autoridad divina. Esto fue suficiente para un jud�o dispuesto a reflexionar y, al mismo tiempo, evita lo que pueda pervertir sus reflexiones tranquilas y sobrias. Adem�s, se puede observar que estas citas de las Escrituras no prueban que estos caracteres pertenecieran a todos los jud�os antiguos sin excepci�n: porque al mismo tiempo hab�a en la naci�n personas de diferente car�cter; ni el Ap�stol pod�a tener la intenci�n de que se aplicaran a cada individuo entre los jud�os en su propio tiempo; pues entonces se habr�an incluido �l mismo con el resto de los Ap�stoles, y con todos los dem�s jud�os que hab�an abrazado la fe cristiana y eran personas de indudable piedad y santidad.

Es m�s, no pod�a suponer que incluso su relato de la moral corrupta del mundo pagano, dado en el cap. Romanos 1:18 , etc. era cierto para todos ellos , sin excepci�n. Sus propios argumentos, cap. Romanos 2:10 ; Romanos 2:14 ; Romanos 2:26evidencia lo contrario. Era suficiente para su prop�sito, si la generalidad de la humanidad era corrupta: porque esto parece motivo suficiente para el rechazo o la escisi�n de ellos, con respecto a la vida temporal o los privilegios de la iglesia; es decir, Dios podr�a haber destruido en justicia todo el mundo, que en general era extremadamente vicioso, aunque hubiera algunas personas de piedad y bondad en �l (para cuya felicidad f�cilmente podr�a y ciertamente habr�a provisto en el mundo venidero por el �nico m�rito de Cristo). ).

El Ap�stol est� hablando aqu� de cuerpos de personas, de jud�os y gentiles a t�tulo colectivo. En el asunto del becerro de oro, en el que los israelitas se corrompieron tanto, �xodo 32:7 . Dios con justicia podr�a haberlos rechazado y consumido, y haber cumplido su promesa en la persona de Mois�s y su posteridad, como propuso, Romanos 3:10 aunque tenemos razones para pensar que hubo algunos que no se hab�an involucrado en ese caso de idolatr�a y deserci�n de Dios; porque encontramos que los n�meros aparecieron del lado del Se�or, Romanos 3:26. En resumen, el Ap�stol est� incorporando colectivos de hombres a la iglesia, o los contin�a en ella; en referencia a lo cual es cierto, que no podr�n ser llevados a la iglesia en este mundo los que ser�n llevados al reino de los cielos en el mundo venidero; y muchos ahora son llevados a la iglesia, quienes ser�n excluidos para siempre de la felicidad en el otro mundo.

En consecuencia, un conjunto de textos, que prueban la corrupci�n generalizada de la naci�n jud�a, puede ser un buen argumento de que merecen ser rechazados de los privilegios de la iglesia de Dios; o que debe ser solo por gracia, que ellos, en este sentido colectivo general, podr�an continuar en la iglesia visible y en el pacto especial de Dios, no obstante que pudiera haber entre ellos algunas personas justas, no involucradas en la corrupci�n general; qui�nes, ya estuvieran en la iglesia o fuera de ella, ser�an atendidos en el gran d�a de la cuenta; es decir, si estaban o no justificados con respecto a la donaci�n y posesi�n de los privilegios de la iglesia, o al escapar de la ira que caer�a sobre la naci�n jud�a, cuando fueran rechazados y su gobierno demolido, ciertamente ser�a justificado y salvo en el d�a del juicio. En finlos privilegios actuales de la iglesia y el pacto de Dios; es decir, en tal sentido y capacidad, que algunos hombres buenos y justos podr�an quedar fuera entre los rechazados, y algunas personas injustas podr�an ser admitidas entre los elegidos y justificados. Ver en Salmo 14:3 .

Versículo 19

La ley dice: Aparece aqu� que esta palabra ley a veces significa el Antiguo Testamento en general; porque ninguna de las citas anteriores se ha tomado del Pentateuco. En lugar de que se puedan tapar todas las bocas, ser�a mejor interpretar el original, de modo que se taponen todas las bocas. En lugar de volverse culpable ante Dios, el original puede ser traducido de manera m�s exacta, estar convencido ante Dios. El arzobispo Tillotson lo har�a sujeto a la justicia divina, que es el mismo en el sentido. Vea sus obras, fol. vol. 1: p�g. 126.

Ver comentario sobre Romanos 3:10

Versículo 20

Por las obras de la ley� Las obras u obras de la ley aqu� mencionadas parecen ser aquellas en las que tanto jud�os como gentiles eran defectuosos; y con respecto a la cual toda boca fue cerrada, o por causa de la cual ninguna parte de la humanidad pudo alegar un derecho o m�rito para ser admitida en el reino de Dios. Algunos expresan la �ltima cl�usula: La ley reconoce el pecado. V�ase Locke, Vitringa y Bishop Bull's Harmonia.

Versículo 21

Pero ahora, etc.� Pero ahora se descubre una justicia de Dios sin ley, siendo testificada por la ley y los profetas ( Romanos 3:22 ) , la justicia de Dios mediante la fe en Jesucristo, etc. Ver nota sobre el cap. Romanos 1:17 . La pregunta con el Ap�stol es: "�Sobre qu� base obtienen los jud�os o los gentiles este ejemplo de justificaci�n o salvaci�n, es decir, tener un lugar entre el pueblo de Dios, en su familia y reino, y ser dignos de participar de las promesas y el llamamiento celestial? " Ahora bien, en un tribunal de justicia hay dos formas de justicia o justificaci�n. Primero, cuando una persona se basa en su obediencia a la ley o una regla de acci�n; luegola justicia, la justificaci�n o el derecho a la bendici�n, cualquiera que sea, le corresponde; y el legislador est� obligado por su propia constituci�n a darla: esta es la justicia o justificaci�n que es por ley o por obras.

La otra forma de justificaci�n es por la mera gracia o favor del legislador. Cuando se transgrede la ley, el pecador no depende m�s que de la misericordia y la bondad del legislador o juez, y s�lo puede ser justificado por su gracia, remitiendo el pecado y otorgando las bendiciones inmerecidas. Ahora bien, esta es la justicia o justificaci�n de Dios sin ley, porque es provista y otorgada por �l, dejando de lado la ley, o de una manera diferente de aquella en que la ley justifica; o, es la justicia o justificaci�n de la fe, ya que es respondida por nuestra parte, solo por la fe y la confianza en la misericordia y el favor de Dios. Ley y obrasdanos un derecho que el legislador no puede negar, a menos que revierta y quebrante su propia constituci�n, otorgando vida y felicidad a los obedientes; constituci�n que el Ap�stol supone aqu�: pero la gracia y la fe suponen que somos transgresores, aborrecibles a la ira; y que si escapamos de la destrucci�n y obtenemos alguna bendici�n, es simplemente porque el juez es misericordioso y, por su propia bondad soberana, elige perdonarnos y otorgarnos m�s favores.

De las obras, como antecedente de la justificaci�n, e incompatible con la gracia y la fe, el Ap�stol habla, en el cap�tulo s 3: Romanos 4:5 : Romanos 9:10 : De las obras, como consecuencia de la justificaci�n, y consistente con la gracia y la fe, �l discursos, Cap�tulo s Romanos 6:7 : Romanos 8:12 : Romanos 13:14 : O as�, �De la gracia y la fe, como obras excluyentes, discute en el Cap�tulo s 3: Romanos 4:5 : Romanos 9:10 : De la gracia y la fe, que obliga a las buenas obras y las produce, habla en el cap�tulo s Romanos 6:7 : Romanos 8:12: Romanos 13:14 : O puede expresarse de otra manera as�: �De los t�rminos de nuestra admisi�n actual en el reino y pacto de Dios, �l discute en el Cap�tulo s 3: Romanos 4:5 : Romanos 9:10 : y de nuestro obligaciones de obediencia, despu�s de que se nos tome en ellas, discute en los cap�tulos vi, vii, etc.

Pero es correcto observar que lo que aqu� se ofrece no significa que no se aceptar�n obras ni obediencia que no sean sin pecado; o como si no hubiera tolerancia para el arrepentimiento, o ning�n beneficio del perd�n, ahora que somos llevados al reino y al pacto de Dios. Porque el perd�n, tras el arrepentimiento, es uno de los privilegios de ese reino, y una bendici�n que se nos da gratuitamente en Cristo, y no solo a nosotros , sino a los verdaderamente arrepentidos en todas las edades y naciones, quienes ser�n perdonados al final, aunque no tenemos en esta vida un conocimiento tan claro como el que disfrutamos.

Versículo 23

Y est�n destituidos de la gloria de Dios: "No han podido darle la gloria que tan justamente le correspond�a; y por lo tanto no solo se han hecho indignos de la participaci�n de la gloria y la felicidad con �l, sino que est�n expuestos a su espantoso disgusto ".

Versículo 24

Por su gracia: Gracia o favor significa esa disposici�n compasiva de la naturaleza divina, por la cual Dios libremente remite su derecho al castigo y recibe a los pecadores arrepentidos en favor en t�rminos que no estaba obligado a hacer por la justicia. Con respecto al verdadero significado de las palabras redenci�n, propiciaci�n, etc. nos referimos a lo que se ha dicho en las notas sobre el Antiguo Testamento, al mismo tiempo que remitimos al lector a "El cristianismo del Nuevo Testamento" de Peter Whitfield, p. 95, etc. donde encontrar� una elucidaci�n muy erudita y copiosa de estas palabras.

Versículo 25

A quien Dios ha establecido, etc.� V�ase la nota sobre �xodo 25:17 . La copia alejandrina omite las palabras ??? ??????? por fe, que parece conforme al sentido del Ap�stol aqu�. Dice que Dios ha presentado a Cristo como propiciatorio en su sangre: la expiaci�n bajo la ley se hizo con sangre, rociada sobre el propiciatorio o propiciatorio; Lev�tico 16:14 . "Cristo", dice aqu� San Pablo, "es ahora presentado y mostrado por Dios como el verdadero propiciatorio en su propia sangre". Ver Hebreos 9:25 donde el sacrificio de s� mismo se opone a la sangre de otros. Dios lo ha establecido para que sea as�, para declarar su justicia., Siendo el propiciatorio el lugar en el que Dios habl� y declar� su voluntad; �xodo 25:22 .

All� siempre apareci� Dios, Lev�tico 16:2 . Era el lugar de su presencia; y por eso se dice que habita entre los querubines ( Salmo 80:1 ); porque el propiciatorio estaba entre los querubines: en todos los aspectos nuestro Salvador, que era el antitipo, es propiamente llamado propiciatorio. Sin embargo, si se retienen las palabras mediante la fe , no deben entenderse como si nuestra fe fuera la causa de que Cristo fuera nombrado propiciatorio. La causa de que Cristo sea designado para ser un propiciatorio es el prop�sito gratuito y la gracia de Dios; pero se refiere a nuestro uso y aplicaci�n del propiciatorio. Ver Apocalipsis 7:14 ; Apocalipsis 12:11 .Para la remisi�n de los pecados pasados, puede leerse, En relaci�n con la remisi�n, etc. para la ??? palabra original, con un acusativo, frecuentemente significa, en relaci�n con, o relaci�n a. Ver en el cap.

Romanos 8:10 . Los pecados pasados, evidentemente significan en este lugar, los pecados de los cuales tanto jud�os como gentiles hab�an sido culpables antes de que se promulgara el Evangelio; por el cual los pecados eran dignos de destrucci�n e indignos de las bendiciones del pacto de Dios. Ver 2 Corintios 5:19 . Locke y Bos.

Versículo 26

Para declarar, digo, & c.� "�l, digo, ha propuesto a su Hijo para una demostraci�n de su justicia, o m�todo de justificaci�n; que ahora, en este tiempo presente siempre memorable y se�alado, est� tan maravillosamente ilustrado en el gran transacciones de nuestra �poca, destinadas a este fin, para que �l sea y parezca estrictamente justo, y sin embargo, al mismo tiempo, sin impugnar en ning�n grado los derechos de su gobierno, el justificador del que es de la fe de Jes�s; es decir, de todo aquel que cree sinceramente en �l y accede a ese m�todo de salvaci�n que Dios ha publicado por �l y ha establecido en su perfecta obediencia y meritorios sufrimientos ". No es maravilloso que Dios sea misericordioso o fiel a sus promesas,aunque el justificador de los pecadores creyentes, como algunos quieren que entendamos este pasaje; pero que �l fuera justo en tal acto, podr�a haber parecido incre�ble, si no hubi�ramos recibido un relato de la propiciaci�n y la expiaci�n, por qui�n la hizo, y de qu� manera terrible.

As� se glorifican las perfecciones de Dios, que fueron deshonradas por nuestra rebeli�n. Parece, por este m�todo de justificaci�n, inconcebiblemente rico en mostrar misericordia; pero firme, inflexiblemente firme, en la ejecuci�n de la venganza. El cetro de la gracia y la espada de la justicia tienen cada uno su debido ejercicio, cada uno su alcance completo. La santidad de la naturaleza divina, y la dignidad del gobierno divino, no s�lo se mantienen, sino que se muestran de la manera m�s magn�fica. Es m�s, la excelencia peculiar de este maravilloso expediente, que hace que todos los atributos divinos sean supremamente venerables y sumamente amables. Las palabras en este momento, ?? ?? ??? ?????, el tiempo ahora, o el tiempo que es ahora,refiri�ndose al tiempo en que se promulg� el Evangelio, son enf�ticos. Distinguen la justificaci�n que Dios en ese tiempo exhibi� al mundo, de la justificaci�n que manifestar� a los que hacen el bien, es decir, producir� todos los frutos de la fe justificadora, en el d�a en que juzgar� al mundo por Jesucristo. . Ver Doddridge y Fletcher.

Versículo 27

�D�nde, entonces, la jactancia? - �D�nde, entonces, la gloria? Ver en el cap. Romanos 2:17 . Lo que aqu� se entiende por gloriarse, puede estar casi determinado por estas dos observaciones: Primero, esta pregunta debe ser diferente a la de Romanos 3:9 . �Entonces que? �Somos mejores que ellos? En segundo lugar, la gloria de la que se habla aqu� debe ser tal que sea congruente con las obras de justicia que realiza una persona; pero que la fe, o la dependencia del favor, no admitir�: porque aqu� el Ap�stol nos dice que esta gloria no est� excluida por la ley de las obras, sino por la ley de la fe; y cap.

Romanos 4:2 que el que es justificado por las obras, tiene gloria: y Efesios 2:8 . Por GRACIA sois salvos por la fe; no por OBRAS, ??? ?? ??? ??????????, para que nadie pueda gloriarse . Si fu�ramos salvos o llevados al reino o al pacto de Dios por obras, habr�a lugar para la gloria; es decir, nuestra salvaci�n puede atribuirse a la virtud o bondad humanas; pero, si bien es el efecto de la pura gracia gratuita , no hay lugar para la gloria.

Versículo 28

Por tanto, concluimos: Esta inferencia se extrae de todo el argumento anterior. La palabra griega ????????, en singular, sin el art�culo, con frecuencia significa hombre, humanidad o cualquier hombre. Y el argumento del Ap�stol requiere que se tome en este sentido general, para incluir a toda la humanidad, jud�os y gentiles, o toda carne, en oposici�n a ninguna carne, Romanos 3:20 . Porque Romanos 3:28 es el reverso de Romanos 3:20 y este sentido extenso de la palabra hombre es confirmado por el siguiente vers�culo; porque el Ap�stol divide al mundo entero en esta Ep�stola s�lo en jud�os y gentiles.

Es evidente en Romanos 3:30 que el significado de la cl�usula, El hombre es justificado por la fe, es: "La humanidad puede ser justificada o puede estar interesada por la fe en las bendiciones del reino del Mes�as"; porque se dice que Dios justificar� la circuncisi�n, etc. es decir, ya sea jud�o o gentil, cualquier parte de la humanidad, puede ser justificado por la fe. Dios est� listo para justificarlos cuando crean.

Versículo 30

Viendo que es un solo Dios, etc., de modo que es un solo Dios, el mismo Jehov� eterno e inmutable, que justificar�, etc. El Sr. Locke lo interpretar�a, ya que Dios es uno; y supongamos que es una alusi�n a la predicci�n, Zacar�as 14:9 que el Se�or ser� Uno, y su nombre Uno, �cumplido por la publicaci�n del Evangelio: pero la alusi�n parece descabellada.

El Ap�stol, habiendo afirmado que Dios es el Dios de los gentiles, as� como de los jud�os, contin�a observando que hay un solo Dios, cuyas tiernas misericordias est�n sobre todas sus obras; y con quien no hay aceptaci�n de personas. Ver el cap. Romanos 2:11 .

Versículo 31

S�, establecemos la ley , es decir, mediante la fe. �l no hace la ley sin efecto por la fe, sino que, por el contrario, la ley establecida por la fe. Ahora bien, esto demuestra que la ley, en este cap�tulo, no debe entenderse como ley ceremonial; ni de la ley en sentido riguroso, con la pena de muerte anexa a toda transgresi�n; porque es cierto que el Ap�stol mediante la fe estableci� la ley en ninguno de estos sentidos. La ley, por tanto, en este cap�tulo, debe entenderse necesariamente en ese sentido general, en el que puede aplicarse tanto a jud�os como a gentiles; o, simplemente, una regla de obediencia, o la ley del Evangelio. Ver Romanos 3:20 .

La fe, en el esquema apost�lico, es el principio de la obediencia: la fe del Evangelio obra por amor, y sin obras est� muerta, Santiago 2:17 . Somos hechura de Dios, creados en Cristo Jes�s para buenas obras: los que creen en Dios deben tener cuidado de mantener las buenas obras. El cristiano se encuentra bajo las m�s fuertes obligaciones de justicia y obediencia. Esto es lo que el Ap�stol insta en�rgicamente en el cap. 6: donde muestra ampliamente c�mo establece la ley o la obediencia por la fe. V�ase "Cristo el Mediador", p�g. 90, etc.

Inferencias.� El triste uso que esas personas han hecho hasta ahora de los favores divinos, por cuyas manos nos han sido transmitidos ( Romanos 3:1 ), De ninguna manera debe disminuir nuestra gratitud hacia Dios. Si fuera una ventaja tan grande para los jud�os, haber recibido los or�culos de Dios envueltos en tantas nubes oscuras, y como si estuvieran sellados ( Romanos 3:2 ); qu� grande es la misericordia para con los cristianos,que han recibido la interpretaci�n y el efecto de las promesas contenidas en ellos! Pero, al mismo tiempo, �qu� juicio sobrecogedor no pueden esperar quienes no aprovechan este extraordinario privilegio! �La gratitud y el miedo no deber�an separarse nunca en referencia a este tema; pero si bien reconocemos con gratitud la inestimable bondad de Dios al habernos favorecido con sus sagrados or�culos, nos corresponde esforzarnos por mejorar en el conocimiento de ellos. Y, as� instruidos, cuidemos de formarnos la noci�n m�s honorable de Dios, como el Juez digno y universal , que nunca dejar� de obrar bien, sin respeto por las personas.

�Qu� sorprendente reflexi�n sugiere el Ap�stol en Romanos 3:6 ! - DIOS mismo, si fuera injusto, no podr�a ser el Juez del mundo; y, sin embargo , el hombre, que es comparativamente nada m�s que injusticia, vano, hombre descarriado , se compromete valientemente a juzgar todo. Que estas visiones de Dios y de nosotros mismos produzcan en nosotros el aborrecimiento de todo mal, de todo juicio precipitado, que necesariamente le debe desagradar: ni nos dejemos ni tan siquiera dejarnos llevar por la influencia de esas m�ximas falaces y perniciosas, que nos persuadir�a de que, "La bondad de la intenci�n santifica la maldad de la acci�n"; (ver Romanos 3:8.) o que la pretendida benevolencia del fin justificar� irregularidades en los medios.

El juicio y la decisi�n de Dios son finales; y la autoridad del Ap�stol inspirado es respuesta a mil sutilezas, que podr�an intentar desviarnos de las reglas m�s estrictas de esa rectitud inmutable, sobre la que siempre procede.
�Qui�n puede leer la imagen melanc�lica de la naturaleza humana, Romanos 3:10 copiada por la mano de San Pablo, de las l�neas trazadas por primera vez por otros escritores inspirados, sin profunda humildad y lamentaci�n? Hasta tal punto fue hundido, que no hubo justo, ni aun uno; nadie dispuesto a buscar a Dios, ni a cultivar su temor: �y de esta ra�z amarga, la apostas�a de nuestra naturaleza, �qu� frutos detestables no se puede esperar que procedan! �La garganta como un sepulcro abierto, lista para consumir y devorar, -lalengua enga�osa, - los labios envenenados, -el coraz�n malicioso, -la mano asesina! �Y qui�n puede sorprenderse de que tales rebeldes a su Padre celestial a veces resulten ser unos rufianes para sus hermanos!

Bendigan devotamente a Dios los que han sido preservados de caer en tales enormidades o de caer por ellas. Fue su gracia la que nos impidi� pecar contra �l de una manera tan agravada; es su providencia la que nos ha protegido de aquellos cuyos pies son veloces para derramar sangre, y cuyos caminos est�n sembrados de destrucci�n y miseria.

Sobre todo, debemos recordar la opini�n en la que se presentaron estos casos de corrupci�n; era para evidenciar esta verdad deplorable pero innegable, que jud�os y gentiles est�n todos bajo pecado, Romanos 3:19 . Por lo tanto, el prop�sito de que la convicci�n divina sea respondida por la presente en nuestro coraz�n, humill�monos ante Dios, como los que se encuentran culpables en su presencia y odian su juicio.

�C�mo debe regocijarse toda nuestra alma en esa gloriosa manifestaci�n de misericordia divina, atemperada y armonizada con la justicia divina, en nuestra redenci�n por Cristo, de la que el Ap�stol da tan noble testimonio! Romanos 3:20 . Todos somos culpables ante Dios; de modo que si notara la iniquidad, ninguna carne viviente podr�a ser justificada ante �l: qu� tan razonable, qu� tan indispensablemente necesario, por tanto, como con toda reverencia para estimar, y con todo gozo para abrazar la justicia de Dios, como ahora atestigua por la ley y los profetas, por Cristo y sus ap�stoles; y que tenemos la palabra divina para asegurarnos, ser� sobre todos los creyentes, sin ninguna diferencia, humill�ndonos en la presencia de Dios, como aquellos que han pecado y est�n destituidos de la gloria de Dios;y procurando ser justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redenci�n que es en Cristo Jes�s.

Miremos continuamente a este poderoso Libertador, como la gran propiciaci�n del hombre perdido; ejerciendo fe en su Sangre, y regocij�ndose de que aquellos, que a nuestros d�biles aprensiones parec�an los atributos m�s discordantes de la Deidad, ahora est�n reconciliados y glorificados; que la misericordia y la verdad se han reunido, que la justicia y la paz se han besado. Y mientras reconocemos de buena gana que toda jactancia est� excluida, caigamos, en el agradecido desbordamiento de nuestras almas, ante ese trono del que se dispensa el perd�n; confesando que este acto de gracia es nuestro �nico ruego, y humill�ndonos ante Dios para siempre, en un sentido del dem�rito de nuestros pecados y de la abundancia de su misericordia, Romanos 3:25 .

Debe tenerse en cuenta en todo momento que cuanta m�s fe hay en un alma, menos orgullo hay. �D�nde est� entonces la jactancia? �Est� excluido. ��Con qu� ley? �La ley de la fe. La fe humilla al hombre haci�ndole sentir que sin Cristo no es m�s que falsedad, pecado e indignidad; y que es por los m�ritos y la gracia de su Salvador, que �l comienza, contin�a o completa cualquier cosa que sea realmente buena.

Los jud�os y los gentiles est�n obligados a unirse en acci�n de gracias a Dios y en amor mutuo, ya que todos han estado involucrados en la misma condenaci�n, todos participantes de la misma compasi�n. Pero a los cristianos se les pide especialmente que recuerden que, mediante esta rica demostraci�n de gracia, el Todopoderoso no pretend�a reemplazar la ley , sino establecerla. Ver Romanos 3:29 . Que, por tanto, nos preocupemos seriamente de que no s�lo las acciones de nuestra vida, sino tambi�n los sentimientos de nuestro coraz�n, sean dirigidos y determinados por esa ley;que ahora est� particularmente reforzado por motivos m�s poderosos, que cuando apareci� del Sina� en todos sus terrores incontenibles: que se vea en todo momento y en toda nuestra conducta, que el amor de Cristo efectivamente nos obliga a glorificar su nombre, y exalte los honores de nuestro Dios encarnado, ese Dios, que nunca se muestra m�s claramente como nuestro Dios, que cuando produce amor sincero mediante la fe en nuestros corazones.

REFLEXIONES.� 1�. El Ap�stol procede a contestar las objeciones planteadas contra la doctrina que hab�a adelantado ya confirmar la verdad que hab�a afirmado.

1. Responde a las objeciones planteadas contra sus posiciones.
[1.] Si los jud�os est�n as� en la misma condenaci�n que los gentiles, �qu� ventaja tienen, a pesar de los favores peculiares que Dios les mostr�, y los ritos divinamente instituidos, particularmente la circuncisi�n, que �l les asign�? El Ap�stol responde: Mucho en todos los sentidos: principalmente porque les fueron encomendados los or�culos de Dios. En la ley y los profetas ten�an los medios m�s benditos que se les conced�an para llegar al conocimiento de la verdad, y especialmente de ese Mes�as que era la suma y sustancia de los or�culos de Dios: y tambi�n era su honor ser confiados con el mantenimiento de estos registros sagrados. Por tanto, sus ventajas sobre los gentiles eran muy grandes y singulares. Nota;Entre nuestras bendiciones m�s invaluables siempre debemos contar con nuestras Biblias; porque en ellos se nos ha revelado la vida eterna.

[2.] Si se objeta a esto, que, aunque los jud�os ten�an los or�culos de Dios, algunos no cre�an; Admitelo. �Pero entonces qu�? �Su incredulidad invalidar� la fe de Dios? �Acaso el Dios que cumple las promesas, debido a la infidelidad de algunos, no cumplir� las promesas que hizo a Abraham y a su simiente espiritual fiel, que perseverantemente conf�a en �l seg�n su palabra? �Dios no lo quiera! Su palabra debe cumplirse, y sus promesas son seguras para toda alma fiel. S�, sea Dios veraz, reconozca para siempre que lo es; pero que todo hombre que se atreva a disputar su veracidad y verdad sepa que debe ser hallado mentiroso.Los hombres son inconstantes, enga�osos y vanidosos; comparativamente hablando, no se debe confiar en ellos; pero Dios nunca puede ni nos enga�ar�, como est� escrito: Para que seas justificado en tus dichos, y vencer cuando seas juzgado; como reconoci� David, Salmo 51:4 porque, a pesar de sus ca�das repugnantes y gran infidelidad, Dios no alterar�a la palabra que hab�a salido de su boca acerca del Mes�as que brotar�a de sus lomos. Y para siempre se mantendr� alejado de todas las imputaciones que los hombres necios puedan echar sobre �l, y ser� hallado fiel y veraz, aunque nos atrevamos presuntuosamente a acusar su justicia o censurar su conducta.

[3.] Pero alg�n jud�o perverso dir�, cuyo car�cter personificar�, hablando como tal : Si nuestra justicia alaba la justicia de Dios, y �l gana gloria por nuestra maldad e incredulidad, glorificando ambos su justicia en nuestro castigo, y su gracia al llamar a los gentiles pecadores en nuestro lugar, y justificarlos mediante la obediencia de su Hijo hasta la muerte, �qu� diremos? �No es Dios injusto, (?? ?????? ? ????,) que toma venganza por esa incredulidad e injusticia, que sirve como un contraste m�s eminentemente para mostrar el brillo de sus perfecciones divinas, su verdad, santidad y gracia? Con aborrecimiento el Ap�stol rechaza la insinuaci�n.

�Dios no lo quiera! porque entonces, �c�mo juzgar� Dios al mundo? Si no fuera infinitamente justo en su naturaleza, no ser�a apto para este alto cargo; y si �l, por su providencia dominante, saca el bien del mal y magnifica su gracia de manera m�s eminente donde el pecado ha abundado, por lo tanto, el pecado no lo ha hecho. menos maldad o maldad, y el pecador no tiene nada que suplicar, ya que no quiere nada menos que la gloria divina.

[4.] Pero el mismo jud�o carnal, a quien he personificado antes, puede insistir a�n m�s: Si la verdad de Dios ha abundado m�s por mi mentira para su gloria; y mi incredulidad que desmiente sus promesas, y mi maldad que desmiente mi profesi�n, sirven para magnificar su veracidad, �por qu� , sin embargo, tambi�n soy juzgado como pecador? �Y castigado por las transgresiones que sirven m�s para engrandecer a Dios que para deshonrarlo? y que no nos abandonemos al mal para que venga el bien,y la gracia y la verdad de Dios reciben mayor gloria al justificar a los que creen en su Hijo? Y esos informes maliciosos y blasfemos son difundidos por nuestros enemigos jud�os, quienes afirman confiadamente que esta es la doctrina que nosotros, como ap�stoles, predicamos y como creemos los cristianos.

Pero aborrecemos la sugerencia, y declaramos a tales calumniadores de nosotros y de la verdad, y a todos los que se atreven a abusar de las santas doctrinas de la gracia, que su condenaci�n es justa e inevitable. Nota; (1.) A los mejores ministros y hombres se les han lanzado las m�s viles difamaciones y se les ha acusado de llevar a cabo las blasfemias m�s horribles. (2.) Los personajes heridos de sus embajadores Dios los vengar�. (3.) Los que abusan de las doctrinas de la gracia, como argumentos para el libertinaje, perecer�n con la culpa m�s agravada.

2. El Ap�stol vuelve, despu�s de refutar las objeciones jud�as, a la cuesti�n principal en debate: �No estaban todos bajo pecado tanto jud�os como gentiles? Somos mejores que ellos? No, de ninguna manera; porque ya antes hemos probado ampliamente en los dos cap�tulos anteriores, que tanto jud�os como gentiles est�n todos bajo pecado, condenados por la culpa, esclavizados por el poder y sujetos a la ira eterna que es la paga de pecado. Y para reforzar esta verdad, el Ap�stol cita las Escrituras, que los jud�os admitieron, por contener la prueba m�s completa de su afirmaci�n. Dios declara, Salmo 14:1 . Que no hay justo, seg�n las perfectas exigencias de su santa ley, ninguno: tan corrupta es nuestra naturaleza,que no hay quien entienda; la mente humana por naturaleza est� oscurecida y no puede descubrir ni recibir las cosas que son del Esp�ritu de Dios; No hay quien busque a Dios, no hay buen car�cter que permanezca en el coraz�n natural, ni deseo de la comuni�n con Dios; pero malvado, y solo malvado, y eso continuamente.

De ah� que el salmista afirme de toda la humanidad que todos se desviaron, siguiendo la inclinaci�n de su corrupci�n nativa; en conjunto se vuelven in�tiles, y no dan fruto para la gloria de Dios en ese estado de naturaleza; no hay quien haga el bien, nadie. Y los arroyos inmundos que fluyen de esta fuente contaminada se describen en otros lugares de la Escritura: sepulcro abierto es su garganta, voraz e insaciable en la b�squeda de sus concupiscencias y codicia; con su lengua han usado enga�o, lisonjero, falso, infiel; veneno de �spides hay debajo de sus labios,secreta, ingeniosamente, �su lengua deja caer el veneno maligno, para volarlo o destruir la vida de su vecino? cuya boca est� llena de maldici�n y amargura, blasfemando contra Dios mismo, y lanzando sus amargas palabras de rencor e injuria contra el pueblo y los buenos caminos del Se�or; prestos son sus pies para derramar sangre, cada miembro de su cuerpo es instrumento de iniquidad; destrucci�n y miseria est�n en sus caminos, y dondequiera que van marcan su camino con da�o, esparciendo su maldad como una plaga, pestilente a otros, y finalmente trayendo perdici�n sobre ellos mismos; y camino de paz no conocieron,extra�os a todo lo que pueda conducir a su propia paz y felicidad tanto aqu� como en el m�s all�; perturbando, en la medida de lo posible, por su malignidad y perversidad, la paz de la humanidad: no hay temor de Dios ante sus ojos; desprovistos de todo principio de gracia; y como esta es la ra�z de toda su maldad, as� es la cumbre de toda su impiedad, dejan a Dios lejos de su vista.

Y siendo tal el esp�ritu de la descripci�n que Dios hace de cada hombre por naturaleza, declarado por aquel que escudri�a el coraz�n y conoce lo que hay en el hombre, la culpa universal y la maldad desesperada de toda la raza humana, tanto jud�os como gentiles, no pueden sino ser m�s evidente. Mientras leemos la terrible acusaci�n, �que seamos llevados a un humilde reconocimiento de la verdad, y que seamos arrojados al polvo desde la m�s profunda y sincera convicci�n, someti�ndonos totalmente a la justicia de Dios por la fe!

Segundo, el Ap�stol procede a aplicar las verdades que hab�a adelantado y probado.
1. Todo el mundo se ha hecho culpable ante Dios, y ninguna carne puede ser justificada a los ojos de Dios por las obras de la ley, porque todos han pecado y est�n destituidos de la gloria de Dios, est�n destituidos de la justicia y, por tanto, del cielo. . Seg�n las diversas dispensaciones bajo las cuales han vivido, la ley habla tanto a jud�os como a gentiles y los condena como transgresores. Los gentiles han ofendido los preceptos de la ley moral, que Dios, aunque m�s oscuramente, les ha mostrado; y los jud�os, contra la revelaci�n m�s clara, de la que han disfrutado en las Escrituras; de modo que toda boca debe ser tapada, y la culpa evidente y confesada aparece sobre cada alma viviente.

Porque por la ley es el conocimiento del pecado; lejos de poder justificar a cualquier hombre, es un vaso que por s� solo puede mostrarle su deformidad, la regla recta para marcar sus tristes desviaciones de ella. Nota; (1.) El hombre en su naturaleza ca�da se ha hecho carne, ca�do y corrompido; y por lo tanto es imposible que, en su actual estado de ruina, �l mismo sea justo ante Dios. (2.) Toda carne debe declararse culpable ante el tribunal de Dios, y ning�n hombre puede ser salvo hasta que haya visto, sentido y admitido que ha merecido con toda justicia ser condenado.

2. Para aquellos que, por la convicci�n que la ley trae a sus conciencias, se ven llevados a la desesperaci�n de ser aceptados por Dios a causa de sus actos y deberes, el Evangelio les revela el m�todo de la gracia divina, designado y provisto para el la justificaci�n del pecador ante Dios. Pero ahora, puesto que toda esperanza ha huido de obtener el favor de Dios sobre la base de nuestra propia obediencia, la justicia de Dios sin la ley, que la ley moral nunca descubri�, es manifestada por Jesucristo y por la predicaci�n del Evangelio, siendo atestiguado por todos los tipos y figuras de la ley ceremonial , y por los profetas, Isa�as 45:24 . Jeremias 23:6 . Daniel 9:24 . De modo que incluso durante el tiempo que dur� la dispensaci�n mosaica, se ense�� a los jud�os a buscar una justicia mejor que la que podr�an obtener por las obras de la ley; incluso la justicia de Dios, que ahora es recibida por la fe en nuestro adorado Redentor Jesucristo, y judicialmente renovada y contada en la cuenta de toda alma que, renunciando a toda otra esperanza, se aferra a este conjunto que tiene ante s�; y es para todos y para todos los que creen, sean jud�os o gentiles, porque no hay diferencia; ellos igualmente lo necesitan, ya que todos han pecado y est�n destituidos de la gloria de Dios, y �l los concede gratuitamente sin tener en cuenta el grado de su culpabilidad.

Tampoco hay la menor causa de primer movimiento en cualquiera de nosotros para involucrar a Dios para que nos respete. Yacemos en una masa promiscua de corrupci�n, hasta que por la gracia nos arrepentimos, y somos justificados gratuitamente por su gracia mediante la redenci�n que es en Jesucristo, quien por su obediencia hasta la muerte pag� el precio inestimable de nuestra redenci�n, que en ning�n momento paga. afectan a todos las riquezas de la gracia nos respetan, sino que lo mejora infinitamente: se lo debemos a la misericordia infinita de Dios, que �l proporcion�, calificado, y acept� nuestra gloriosa Fiador, y libremente lo entreg� por nosotros all.- qui�n conjunto ha dado Dios adelante, en el cumplimiento del tiempo envi�ndolo en la naturaleza humana, para ser una propiciaci�n, para ser el �nico gran sacrificio propiciatorio, que, por la fe en su sangre,el mayor de los pecadores podr�a acercarse valientemente a un trono de gracia. Y por la presente, (1.) Se nos asegura la mejor de las bendiciones, incluso la remisi�n de los pecados pasados, mediante la paciencia de Dios. Los sacrificios bajo la ley fueron insuficientes para quitar el pecado; Por tanto, los fieles bajo el Antiguo Testamento recurrieron a esta Sangre expiatoria que en el cumplimiento del tiempo ser�a derramada, y en vista de ello Dios los soport�, perdon� y acept�.

Y estamos en deuda infinita con esta Sangre que habla ante el trono, y con la paciencia de Dios con nosotros como consecuencia de ello, que no hemos sido cortados desde hace mucho tiempo por nuestras repetidas provocaciones, como merec�amos, y arrojados al infierno. por nuestros pecados. (2.) Por la presente, el mayor honor redunda en Dios; porque en este su m�todo de tratar con los pecadores, �l muestra y demuestra su propia justicia, tanto la gloria de su justicia en el castigo del pecado, como la trascendente excelencia y perfecci�n del m�rito infinito del Redentor, por medio del cual, de acuerdo con el gloria divina, se hizo una provisi�n honorable para el perd�n del pecado, y ni la verdad, la justicia ni la santidad de Dios fueron impugnadas por la gracia extendida al pecador: de modo que en este momento,bajo la dispensaci�n del Evangelio, que declara su justicia, que puede ser justo, y Retener el que justifica al que es de la fe de Jes�s. Nunca se mostr� m�s atrozmente el disgusto de Dios contra el pecado que cuando carg� sobre su Hijo las iniquidades de todos nosotros.

(3.) Por la presente, toda jactancia queda excluida de los hijos de los hombres; nadie puede decir que es aceptado ante Dios a causa de cualquier obra de justicia realizada por �l, o prevista en �l; todos est�n excluidos. �Por qu� ley? de obras? No, sino por la ley de la fe; por esa graciosa dispensaci�n evang�lica, en la que la sangre de Dios nuestro Redentor se propone como la �nica causa meritoria de la aceptaci�n del pecador. La conclusi�n, entonces, de las premisas anteriores es evidente, que un hombre es y puede ser justificado ante Dios de ninguna otra manera que solo por la fe, sin las obras de la ley.

3. Este privilegio de la justificaci�n gratuita, a trav�s de la sangre de un Redentor, es com�n tanto para los gentiles como para los jud�os. �Es Dios, entonces, en esta nueva dispensaci�n de su gracia en el Evangelio de su amado Hijo, s�lo el Dios de los jud�os? o peculiarmente? �No es �l tambi�n de los gentiles? S�, tambi�n de los gentiles. Es una salvaci�n com�n, y ambos son igualmente invitados libremente a participar de ella; - ya que es un solo Dios el que justificar� la circuncisi�n por la fe, y la incircuncisi�n por la fe, tanto jud�os como gentiles parados exactamente en el mismo pie, sin respeto. de personas, o cualquier diferencia en la forma de su aceptaci�n.

4. Concluye obviando una objeci�n que algunos podr�an plantear, como si por la presente invalidara la ley moral , la regla eterna de justicia, por in�til e insignificante; pero rechaza con repugnancia la sugerencia: � Dios no lo quiera! S�, lejos de anularlo, establecemos la ley.Su verdadero uso sigue siendo el mismo de siempre, para convencer del pecado y no ser un pacto de vida, sino una ley de obediencia; y esa fe que la muestra manifestada en las alturas por la perfecta obediencia de Cristo a la muerte de la cruz, como obra por el amor, es el principio m�s poderoso para involucrar nuestros corazones en el deleite de la ley de Dios seg�n el hombre interior, y correr por el camino de sus mandamientos, andando en la gloriosa libertad de los hijos de Dios, una libertad no para transgredir, sino para obedecer.

Información bibliográfica
Coke, Thomas. "Comentario sobre Romans 3". Comentario de Coke sobre la Santa Biblia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tcc/romans-3.html. 1801-1803.