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Romanos 5

Comentario de Coke sobre la Santa BibliaComentario de Coke

Introducción

Siendo justificados por la fe, tenemos paz para con Dios y gozo en nuestra esperanza; que desde que fuimos reconciliados por su sangre, cuando �ramos enemigos, seremos mucho m�s salvos estando reconciliados. Como el pecado y la muerte vinieron por Ad�n, mucha m�s justicia y vida por Jesucristo. Donde abund� el pecado, sobreabund� la gracia.

Anno Domini 58.

Para consolar a los hermanos romanos bajo los males que la profesi�n del Evangelio trajo sobre ellos, el Ap�stol, al comienzo de este cap�tulo, enumer� los privilegios que pertenecen a los creyentes en general. Y de su relato parece que los privilegios de la simiente de Abraham, por fe, son mucho mayores que los privilegios que pertenecieron a su simiente por descendencia natural, y que se describen, Romanos 2:17 -

El primer privilegio de la semilla espiritual es que, siendo justificados por la fe, tienen paz con Dios por medio de Jesucristo, Romanos 5:1 . Esto, para los gentiles, debi� parecerles una bendici�n indescriptible, ya que los jud�os los hab�an considerado constantemente excluidos de los privilegios de la religi�n verdadera y de la vida eterna. Su segundo privilegio es, por mandato de Cristo, son admitidos mediante la fe en el pacto hecho con Abraham y en la iglesia cristiana. En tercer lugar,se glor�an en la esperanza de contemplar la gloria de Dios en el cielo; privilegio muy superior al de contemplar la gloria de Dios en el tabern�culo y en el templo en la tierra, de los cuales se jactaba la simiente natural: porque es la esperanza de vivir eternamente con Dios en el cielo, Romanos 5:2 .-su cuarto privilegio es decir, que la gloria en tribulaciones, en especial aquellos que les befal para el nombre de Cristo: porque aflicciones mejorar sus gracias, y fortalecer su esperanza de vida eterna, Romanos 5:3 . �Pero muchos, incluso los jud�os creyentes, negaron que los gentiles tuvieran alguna raz�n para esperar la vida eterna, mientras no obedec�an a Mois�s.

Por tanto, para mostrar que los gentiles creyentes son herederos de eso y de todas las bendiciones prometidas en el pacto a la simiente de Abraham, por fe, al igual que los jud�os, el Ap�stol apel� al derramamiento del Esp�ritu Santo sobre ellos por parte de Dios, as� como sobre los jud�os, Romanos 5:5 - y sobre la muerte de Cristo por ellos en su estado imp�o, Romanos 5:6 . - y les dijo, puesto que ya estaban justificados y reconciliados, es decir, recibieron el perd�n y el favor de la sangre de Cristo, bien podr�an esperar ser salvados a su debido tiempo de la ira por su obediencia hasta la muerte en la naturaleza humana; ya que en esa naturaleza ejerce el oficio de Se�or y Juez del mundo, Romanos 5:9 .El �ltimo privilegio que pertenece a la simiente espiritual, mencionada por el Ap�stol, es que, estando justificados, pueden gloriarse en el Dios verdadero como su Dios, igualmente con la simiente natural, cuya relaci�n con Dios fue establecida �nicamente por la ley de Mois�s. Y este privilegio, les dijo, lo hab�an obtenido, como todos los dem�s, por medio de Jesucristo, por quien hab�an recibido la reconciliaci�n.

Habiendo mencionado la reconciliaci�n de los creyentes gentiles, el Ap�stol aprovech�, en este lugar, el discurso de la entrada del pecado y la muerte en el mundo, y del remedio que Dios ha provisto para estos males, y de la extensi�n de ese remedio. ; porque le dio la oportunidad, no s�lo de explicar qu� es la reconciliaci�n, que los creyentes reciben por medio de Cristo, sino tambi�n de mostrar la justicia de conceder la reconciliaci�n a toda la humanidad que crea seg�n la luz de su dispensaci�n, no obstante la mayor parte de nunca oyeron nada de la reconciliaci�n ni de Cristo, que se la proporcion�; pero aun as�, todo procede del mero favor por el m�rito �nico de Jesucristo nuestro Se�or.

Y primero, para mostrar la justicia de proporcionar una reconciliaci�n a trav�s de Jesucristo para toda la raza humana que realmente cree de acuerdo con la luz divina que se les ha otorgado, a pesar de que muchos de ellos ignoran a Cristo como Salvador, el Ap�stol razon� de esta manera. : Como agrad� a Dios, mediante la desobediencia de un hombre, someter a toda la humanidad al pecado y la muerte, a pesar de que la mayor parte de ellos nunca oy� hablar de la desobediencia de ese hombre; as� que para hacer esta determinaci�n consistente con la justicia, agrad� a Dios, mediante la obediencia de un hombre, hacer a todos los hombres capaces de rectitud y vida, a pesar de que la mayor parte de ellos no tiene conocimiento de la persona a quien est�n en deuda por estos grandes beneficios, Romanos 5:12. � Este segundo miembro de la comparaci�n, de hecho, el Ap�stol no lo ha expresado, porque supuso que sus lectores podr�an proporcionarlo f�cilmente, y porque luego iba a producir esta comparaci�n inconclusa en una forma completa, separ�ndola en dos partes, y a�adiendo a cada parte la cl�usula del miembro omitido que le pertenece.

Por tanto, habiendo enunciado el primer miembro de la comparaci�n, en lugar de a�adir el segundo, procede a establecer el primero, porque de �l depende la verdad del segundo miembro, que supone que su lector ha proporcionado en su propia mente. La proposici�n afirmada en el primer miembro es que todos los hombres est�n sujetos a muerte por el pecado de Ad�n. Esto lo prueba el Ap�stol con el siguiente argumento: ninguna acci�n es castigada como pecado, donde no hay conocimiento de ninguna ley que la proh�ba, Romanos 5:13. � Sin embargo, desde Ad�n hasta Mois�s, la muerte se apoder� de los ni�os y los ideots, quienes, siendo incapaces del conocimiento de la ley, fueron incapaces de transgredir la ley. Por tanto, al no tener pecado propio, por el cual pudieran ser castigados con la muerte, debieron haber sufrido por la transgresi�n de Ad�n; que muestra claramente que la muerte es infligida a la humanidad, no por los suyos, sino por el pecado de Ad�n, quien, por ese motivo, puede, por el contrario, ser llamado el tipo de aquel que vendr�a y devolver�a la vida a todos los hombres, Romanos 5:14 .

Adem�s, era un asunto de gran importancia probar, que toda la humanidad es castigada con la muerte por el pecado del primer hombre, porque muestra, que el castigo del pecado de nuestros primeros padres no fue perdonado, sino s�lo diferido, que el la especie humana podr�a continuar. En consecuencia, por la sentencia de Dios pronunciada despu�s de la ca�da, G�nesis 3:15 .

A Ad�n y Eva se les permiti� vivir y engendrar hijos. Y como en la misma oraci�n, se les dijo, que la Simiente de la mujer herir�a la cabeza de la serpiente, era una insinuaci�n, que a causa de lo que la Simiente de la mujer iba a hacer, una nueva prueba, bajo un mejor pacto. que el primero, les fue concedido a ellos ya su posteridad, para que tuvieran la oportunidad de recuperar esa inmortalidad que hab�an perdido. Estas cosas el Ap�stol supone que sus lectores saben; porque procede a comparar los males tra�dos a la humanidad por Ad�n, con las ventajas que Cristo les proporcion�, para que todos puedan comprender la naturaleza misericordiosa del nuevo pacto, bajo el cual est� colocada la raza humana desde la ca�da.

Por lo que el Ap�stol ha dicho acerca de los efectos de la obediencia de Cristo, en comparaci�n con las consecuencias de la desobediencia de Ad�n, parece que los primeros son superiores a los �ltimos en tres aspectos. El primero es que la obediencia de Cristo tiene m�s m�rito que obtener para toda la humanidad. una corta vida en la tierra, y despu�s de la muerte una resurrecci�n a una nueva vida, en la cual los que sean capaces de ella gozar�n de felicidad para siempre, de lo que la desobediencia de Ad�n tuvo el dem�rito de matar a toda la humanidad, Romanos 5:15. � La segunda es que la sentencia dictada sobre la humanidad fue por un solo delito, cometido por sus primeros padres, y los someti� a todos a la muerte temporal; pero la sentencia que otorga el gracioso don del perd�n tiene por objeto la ofensa de Ad�n y todas las ofensas que los mismos santos fieles de Dios pueden haber cometido durante su propia probaci�n; y resulta en que se les considere justos y tengan derecho a la vida eterna, Romanos 5:16 . Romanos 5:16 tercera es: En la vida que aquellos que son perdonados y considerados justos, y han perseverado en la obediencia a la fe, recuperar�n por medio de Cristo, disfrutar�n de una felicidad mucho mayor que pierden por la muerte a la que son sometidos por la ofensa de Ad�n, Romanos 5:17 .

Habiendo contrastado as� los beneficios obtenidos para la humanidad por Cristo con los males que le provoc� Ad�n, el Ap�stol resume estos detalles en dos conclusiones. La primera es: como era justo, a causa de una ofensa cometida por Ad�n, dictar sentencia de condenaci�n sobre todos, por la cual todos han sido sometidos a muerte; as� que era igualmente justo, debido a un acto de justicia realizado por Cristo (su muerte en la cruz), dictar sentencia sobre todos, por la cual todos obtienen la justificaci�n de la vida; es decir, una corta vida en la tierra, y en el �ltimo d�a una resurrecci�n de entre los muertos, Romanos 5:18. � La segunda conclusi�n es: como era justo, por la ofensa de un hombre constituir a todos los hombres pecadores; es decir, a trav�s de la desobediencia de Ad�n, para transmitir a todos los hombres una naturaleza corrupta, por la cual est�n sujetos al pecado, ya la muerte eterna, por lo que era igualmente justo, a trav�s de la obediencia de un hombre, constituir justa a toda la humanidad; es decir, para ponerlos en condici�n de obtener justicia aqu�, y vida eterna en el m�s all�, Romanos 5:19 . Porque de qu� manera podr�a toda la humanidad ser constituida justa, a menos que se les conceda una prueba personal bajo un nuevo pacto, en el cual no se requiere obediencia inmaculada para la justicia y la vida, sino la obediencia de la fe.

De estas dos conclusiones, aprendemos qu� es la condenaci�n , que fue tra�da a toda la humanidad por Ad�n, y qu� es la reconciliaci�n , que toda la humanidad recibe por medio de Cristo. Por Ad�n, la humanidad se convirti� en mortal y expuesta al pecado. Por Cristo se les permite una vida temporal en la tierra, y se les asigna una prueba, bajo un pacto de gracia, mediante el cual pueden alcanzar la justicia y la vida eterna por medio de la fe.

En las dos conclusiones que acabamos de mencionar se completa la comparaci�n inconclusa con la que el Ap�stol introdujo este admirable discurso. Porque en la primera conclusi�n, Romanos 5:18 la entrada y el progreso de la muerte por el pecado de Ad�n, siendo descrita como en Romanos 5:12 se declara su remedio, que falta. Y en la segunda conclusi�n, Romanos 5:19 despu�s de mencionar la entrada y el progreso del pecado, como en Romanos 5:12tambi�n se describe su remedio, que falta all�. Este orden sigui� el Ap�stol, porque, aunque la entrada del pecado fue anterior a la de la muerte, mencion� la entrada del pecado en �ltimo lugar, para tener la oportunidad de hablar acerca de la regla por la cual Ad�n y su posteridad, ahora en este condicional. o sentido probatorio, reconciliados, iban a dirigir sus acciones, durante el juicio que les asign� el nuevo pacto.

Porque despu�s de decirnos que as� como todos fueron constituidos pecadores por la desobediencia de Ad�n, as� todos ser�n constituidos justos por la obediencia de Cristo, agrega, pero la ley entr� silenciosamente: es decir, despu�s de que se dict� la sentencia, G�nesis 3:15mediante el cual a Ad�n se le permiti� vivir y engendrar hijos, y con su posteridad fue colocado bajo el nuevo pacto, la ley de Dios escrita en sus corazones silenciosamente se llev� a cabo como la regla de su conducta bajo ese pacto. Y aunque la ofensa de la transgresi�n real abund�, la gracia ha sobreabundado, en la resurrecci�n de todos los que mueren en la infancia y la idiotez, a una vida mejor que la que pierden por la desobediencia de Ad�n, y al otorgar la misma bendici�n a tales adultos. como cumplir con los requisitos del nuevo pacto de gracia, bajo el cual est�n colocados, Romanos 5:20. � Y as� ha sucedido que, como el pecado del primer hombre ha tiranizado sobremanera a toda la especie, introduciendo la transgresi�n real y la muerte; as� tambi�n reinar� la bondad infinita de Dios, destruyendo el pecado y la muerte mediante la justicia de la fe, que ser� contada a los creyentes, y produciendo como fruto natural una vida de santidad y obediencia hasta el fin, ser� recompensada con la eterna vida, y todo por Jesucristo nuestro Se�or, Romanos 5:21 . Romanos 5:21 , de acuerdo con la doctrina del Ap�stol, toda la humanidad est�, y siempre ha estado, incluida en el nuevo pacto.

En consecuencia, la ventaja que han recibido de Cristo es mucho mayor que la p�rdida que han sufrido a trav�s de Ad�n. Y es razonable pensar que deber�a ser as�; porque la bondad de Dios lo dispone m�s eficazmente a conferir bendiciones a la humanidad por la obediencia de Cristo, que a infligirles males por la desobediencia de Ad�n.

Antes de descartar este tema, puede ser conveniente observar:
1. Que en este notable pasaje, tenemos el relato verdadero de la entrada del pecado y la miseria en el mundo, y del m�todo en que estos males han sido remediados; temas que ninguno de los fil�sofos o sabios de la antig�edad pudo comprender a la luz de la raz�n. El pecado entr� por la desobediencia de nuestros primeros padres, por lo que estuvieron expuestos a la muerte inmediata; y si Dios hubiera ejecutado su amenaza, la especie habr�a terminado en ellos. Pero debido a que, a su debido tiempo, su Hijo iba a aparecer en la tierra en la naturaleza humana, y para hacer expiaci�n por el pecado de los hombres, Dios, en la perspectiva de ese gran acto de obediencia, permiti� que Ad�n y Eva vivieran y propagaran su vida. bondadosos, y les concedi� una nueva prueba bajo un pacto m�s adecuado a su condici�n que el anterior; para que si por la gracia que les sea ofrecida,

En este nuevo pacto se continu� con la obligaci�n de la ley escrita en su coraz�n; s�lo la obediencia inmaculada a esa ley no era necesaria para vivir, sino la obediencia de la fe. Y aunque el castigo de su primer pecado tuvo lugar hasta ahora, la vida concedida a ellos ya su posteridad iba a ser un progreso gradual a trav�s del trabajo y la miseria hasta una muerte segura; sin embargo, estando todos comprendidos en el nuevo pacto de gracia, todos ser�n resucitados en el �ltimo d�a, para que los que hayan dado la obediencia de la fe durante su probaci�n, puedan recibir una vida m�s feliz que esa que fue perdida por la desobediencia de sus primeros padres, y continuar� en esa vida feliz para siempre. As�, por el remedio que Dios ha aplicado para curar los males introducidos por la desobediencia del primer hombre,

2. Seg�n el punto de vista que el Ap�stol nos ha dado sobre la ruina y la recuperaci�n de la humanidad, el plan de redenci�n no es un remedio para un mal inesperado, elaborado despu�s de que ese mal tuvo lugar. La obediencia de Cristo hasta la muerte fue designada como el medio de nuestra liberaci�n, en el mismo momento en que se form� la resoluci�n que permit�a la entrada del pecado. Y por tanto, para que la humanidad se d� cuenta de esto, el Ap�stol nos asegura, ( Efesios 1:4 ) Que fuimos escogidos en Cristo antes de la fundaci�n del mundo; y 2 Timoteo 1:9 que somos salvos y llamados conforme a Dios. propio prop�sito y gracia que nos fue dada en Cristo, antes del comienzo del mundo: y 1 Pedro 1:20 queCristo fue preordenado antes de la fundaci�n del mundo, pero se manifest� en estos �ltimos tiempos para nosotros. �Y as� como el plan de nuestra redenci�n se form� junto con la resoluci�n divina de permitir nuestra ca�da, as� su operaci�n fue coet�nea con la introducci�n de ese mal; y se extiende a todos, para colocar a todos en una capacidad de salvaci�n.

Por eso se llama a Cristo, Apocalipsis 13:8 . El Cordero que fue inmolado desde la fundaci�n del mundo; y se dice, 2 Corintios 5:15 . Haber muerto por todos. Y su muerte se denomina 1 Juan 2:2 . Una propiciaci�n para el mundo entero.

3. De otros pasajes de la Escritura aprendemos que se permiti� que el pecado y la muerte entraran en el mundo, no solo porque mediante el remedio que se aplicar�a a estos males, Dios ten�a la intenci�n de hacer a los fieles entre la humanidad m�s felices de lo que hubieran sido si estos males no hab�an existido, sino incluso para promover el bien del universo. En consecuencia, en el esquema de la redenci�n hay una exhibici�n m�s alta de las perfecciones de Dios para todos los seres inteligentes, de lo que se podr�a haber hecho si no hubiera habido pecado ni miseria que remediar. As� lo ense�a San Pablo, Efesios 3:10 .

Que ahora, a los gobiernos y potestades de las regiones celestiales, se les d� a conocer la multiforme sabidur�a de Dios a trav�s de la iglesia. Adem�s, la nueva exhibici�n de las perfecciones de Dios hecha en el plan de redenci�n, al proporcionar muchos motivos poderosos a la santidad y la virtud, cuya operaci�n no se limita a ning�n orden de seres racionales, ni a ning�n tiempo en particular, convertir� a Dios en moral. gobierno provechoso y deleitable para todas sus santas criaturas inteligentes para siempre. Vea la Introducci�n al Nuevo Testamento.

4. Por el despliegue ilustre del plan de redenci�n, hecho en este admirable pasaje, y mostrando que no tiene por objeto ni una sola naci�n, ni una peque�a porci�n de la raza humana, sino creyentes de todas las naciones, el Ap�stol ha Conden� el fanatismo de los jud�os y de todos los que, como ellos, limitan la salvaci�n a su propia iglesia y excluyen a otros de participar de la misericordia de Dios por medio de Cristo, simplemente porque lo ignoran, no por su propia culpa, sino por el bien. placer de Dios, quien les ha negado ese conocimiento; o, porque no tienen los mismos objetos de fe con ellos, aunque poseen el mismo esp�ritude fe y, a trav�s de las influencias secretas del Esp�ritu de Dios, vivir piadosa y virtuosamente de acuerdo con su conocimiento. Pues todo su razonamiento sobre este tema se basa en la suposici�n de que si estaba en consonancia con la justicia, que el dem�rito de la desobediencia de Ad�n deber�a extenderse a toda la humanidad, a pesar de que la mayor parte de ellos nunca supo nada de �l ni de su desobediencia; debe ser igualmente consonante con la justicia, que el m�rito de la obediencia de Cristo se extienda a toda la humanidad que sea capaz de beneficiarse de ella, aunque muchos de ellos no han tenido oportunidad de saber nada acerca de esa obediencia meritoria.

Adem�s, como el plan de redenci�n, sin duda, se dar� a conocer plenamente a los paganos piadosos, despu�s de que sean admitidos en el cielo, la gloria de Dios y el honor de Cristo avanzar�n por el descubrimiento en ese per�odo, tan eficazmente como si se les hubiera hecho durante su vida en la tierra. Y con respecto a ellos mismos, aunque el conocimiento de Cristo y del m�todo de salvaci�n por medio de �l no se les concede, hasta que vengan al cielo, o hasta el d�a del juicio, entonces operar� como poder plenamente para hacerlos sensibles a la misericordia de Dios, y en sentar las bases de su amor y gratitud a Cristo por toda la eternidad, como si ese conocimiento les hubiera sido comunicado antes. Si es as�, imaginarse que las personas que, a pesar de su falta de revelaci�n, est�n realmente preparadas para el cielo por la gracia de Dios,

Versículo 1

Romanos 5:1 . El Ap�stol, habiendo probado en el cap�tulo anterior, que los gentiles creyentes son justificados de la misma manera que Abraham, y de hecho son su simiente, incluida con �l en la promesa o pacto, juzg� que este era un lugar apropiado (como los jud�os construyeron toda su gloria en el pacto abrah�mico) para producir algunos de esos privilegios y bendiciones en los que el cristiano gentil podr�a gloriarse, como consecuencia de su justificaci�n, o de haber sido perdonado, y tomado en el pacto y reino peculiar de Dios por fe. Y elige ejemplificar en tres particulares, que por encima de otros se adaptaron a este prop�sito; a saber,primero,laesperanzade la vida eterna, en la cual la ley en la que se glorificaban los jud�os, cap. Romanos 2:17estaba defectuoso, Romanos 5:2 .

En segundo lugar, las persecuciones y sufrimientos a los que estaban expuestos los cristianos, Romanos 5:3 y por lo que el jud�o estaba muy predispuesto contra la profesi�n cristiana: y aqu�, habiendo mostrado que las tribulaciones tienen una feliz tendencia a establecer nuestros corazones en el esperanza del Evangelio, agrega sabiamente, para aliviar el aspecto espantoso de la tribulaci�n, algunas razones de peso para probar, que la gloriosa esperanza del Evangelio ciertamente se har� buena a las almas fieles en su salvaci�n eterna por Jesucristo, Romanos 5:5 . En tercer lugar, un inter�s en Dios,como nuestro Dios y Padre; un privilegio por el cual los jud�os se valoraban mucho m�s que todas las dem�s naciones. Ver cap. Romanos 2:17 . Estos tres son los privilegios singulares que pertenecen al estado evang�lico, en el que los cristianos podemos gloriarnos, como pertenecientes realmente a nosotros, y redundar en gran medida, si se comprenden y mejoran debidamente, para nuestro honor y beneficio. Ver a Locke.

Tenemos paz con Dios , es decir, nosotros los gentiles, que no estamos bajo la ley. Es en sus nombres que San Pablo habla en los �ltimos tres vers�culos del cap�tulo anterior, y as� sucesivamente aRomanos 5:11 como es evidente por la aclaraci�n aqu�, por lo tanto , siendo justificados por la fe, nosotros, etc. siendo una inferencia extra�da de haber probado en el cap�tulo anterior, que la promesa no era solo para los jud�os, sino tambi�n para los gentiles; y esa justificaci�n no era por la ley, sino por la fe, y consecuentemente dise�ada tanto para los gentiles como para los jud�os. Tenemos paz con DiosAs� lo parafrasea el Dr. Doddridge: "Nuestros temores culpables son silenciados, y se nos ense�a a mirarlo con dulce serenidad de alma, mientras ya no lo concebimos como un enemigo, sino bajo el car�cter entra�able de un amigo padre."

Versículo 2

Por quien tambi�n tenemos acceso, etc.� Por quien hemos sido introducidos, por medio de la fe, en esa gracia, etc. La palabra griega ?????????, se utiliza a menudo como frase sacerdotal, y significa ser introducido con gran solemnidad, como en la presencia m�s inmediata de la Deidad en su templo; as� como por un supuesto int�rprete, de ah� llamado ???????????, el introductor, para tener una especie de conferencia con tal Deidad. San Pablo usa la misma palabra regocijo o gloria para los gentiles convertidos, que hab�a usado antes para jactarse de los jud�os; y la misma palabra que aplic� cuando examin� lo que hab�a encontrado Abraham, cap.

Romanos 4:2 , etc., que claramente nos muestra que aqu� se opone a las ventajas que los gentiles convertidos al cristianismo tienen por la fe, a aquellas de las que los jud�os se gloriaban con tanta altivez y desprecio por los gentiles. V�ase Locke, Raphelius y el cap. Romanos 2:17 .

Versículo 4

Experiencia: prueba completa. La palabra griega ??????, tiene este significado, y es una met�fora tomada del oro probado por fuego purificador. Ver 1 Pedro 1:7 . Sir 2: 5 y el Serm de Saurin.

Versículo 5

Porque el amor de Dios se derrama en nuestros corazones, se derrama en nuestros corazones. La palabra original ?????????, se usa com�nmente, como observa Whitby, cuando se habla de la efusi�n del Esp�ritu Santo. Por tanto, como el Ap�stol, en este pasaje, ten�a en sus ojos los dones del Esp�ritu conferidos a los gentiles, como prueba del amor de Dios por ellos, agrega para su consuelo y aliento, que el amor de Dios fue derramado corazones junto con los dones espirituales.

Por el Esp�ritu Santo que nos ha sido dado. - Los dones espirituales otorgados a los primeros cristianos fueron pruebas claras, especialmente en el caso de los gentiles, del amor que Dios les mostr� y de su voluntad de que fueran salvos. Y por lo tanto, cuando los creyentes jud�os, que reprocharon a Pedro por predicar el Evangelio a Cornelio y a sus amigos, oyeron que hab�an recibido el Esp�ritu Santo, callaron y glorificaron a Dios, diciendo: Entonces Dios tambi�n a los gentiles ha concedido el arrepentimiento a los dem�s. vida, Hechos 11:18 .

M�s lejos; Las influencias ordinarias del Esp�ritu, otorgadas a los creyentes, al renovar su naturaleza, les brindan la m�s completa seguridad de perd�n y aceptaci�n por medio de la fe: por eso se dice que est�n sellados con el Esp�ritu Santo de la promesa, que es el ganado de nuestra herencia. Efesios 1:13 y se dice, Romanos 8:16 , para dar testimonio con su esp�ritu de que son hijos de Dios.

Versículo 6

A su debido tiempo Cristo muri�, etc. � Cristo muri� oportunamente en lugar de los imp�os. Ver a Albert. Observ. Sacr. pag. 304 y Raphel. Annot. ex Jenof. en Romanos 5:8 donde ha demostrado abundantemente que la frase ???? ???? ???????, significa que muri� en nuestra habitaci�n y lugar. Tampoco parece que la frase ????????? ???? ????? tenga otro significado que el de rescatar la vida de otro a expensas de la nuestra. Y el siguiente verso, independiente de cualquier autoridad, muestra cu�n evidentemente tiene ese sentido aqu�, ya que uno dif�cilmente puede imaginar que alguien muera por un buen hombre, a menos que sea para redimir su vida entregando la suya.

Versículo 7

Porque apenas para un justo, etc. � Ahora apenas, etc. porque ??? no puede tener aqu� la fuerza de una part�cula ilativa. En el lenguaje com�n se le puede llamar justo o justo, que da a cada uno lo que seg�n la ley le corresponde; y �l es un hombre bueno o ben�volo, que voluntariamente abunda en acciones bondadosas y generosas, a las que ninguna ley humana puede obligarlo. Es posible que aqu� haya alguna alusi�n a una distribuci�n rab�nica de la humanidad en tres clases, hombres buenos, hombres justos y pecadores. V�ase el Antiq jud�o de Gonwin. lib. 1: 100: 6.

Versículo 8

Pero Dios encomia su amor, etc. � San Pablo les da aqu� otra evidencia del amor de Dios hacia ellos � La base que ten�an para gloriarse en las esperanzas de la salvaci�n eterna es la muerte de Cristo para ellos mientras a�n estaban en su estado gentil inconverso, que �l describe llam�ndolos, Romanos 5:6 . ????????, sin fuerza; - ???????, imp�o; ?????????, pecadores; Romanos 5:8 .: Y ??????, enemigos; Romanos 5:10. Estos cuatro ep�tetos les son dados como gentiles, siendo usados ??por San Pablo como los atributos propios del mundo pagano inconverso, considerado en contraposici�n a la naci�n jud�a. Lo que dice San Pablo de los gentiles en otros lugares aclarar� esto. La condici�n de desamparo del mundo gentil, en el estado de gentilismo, significada aqu� por ????????, sin fuerza, lo llama, Colosenses 2:13 muerto en pecado; un estado sin duda, si lo hay, de absoluta debilidad.

Y por eso les dice a los romanos convertidos al Se�or Jesucristo; presentaos a Dios como vivos de entre los muertos, y vosotros como instrumentos de justicia a Dios, cap. Romanos 6:13 . C�mo describe ????????, impiedad, mencionado cap. Romanos 1:18 como el estado de los gentiles en general, podemos ver Romanos 1:21 ; Romanos 1:23 . Que pensaba que el t�tulo ?????????, pecadores, pertenec�a peculiarmente a los gentiles, en contraposici�n a los jud�os, pone m�s all� de la duda en estas palabras: Nosotros que somos jud�os por naturaleza, y no pecadores de los gentiles, G�latas 2:15 .

V�ase tambi�n el cap. Romanos 6:17 . Y en cuanto a ??????, enemigos, ten�is a los gentiles en general antes de su conversi�n al cristianismo as� llamado, Colosenses 1:21 .

Si se recordara que San Pablo, a lo largo de los once primeros cap�tulos de esta ep�stola, habla a nivel nacional de los jud�os y gentiles como es visible, y no personalmente de hombres solteros, habr�a menos dificultades y menos errores. en la comprensi�n de esta ep�stola. Este �nico lugar en el que nos encontramos es un ejemplo suficiente de ello. Porque si por estos t�rminos aqu� entendemos que �l denota a todos los hombres personalmente, tanto jud�os como gentiles, antes de que sean injertados para salvaci�n en Jesucristo, desarticularemos su discurso y perplejo su sentido, si es que lo consideramos.
No se puede cuestionar que hubo entre los paganos como santos en sus vidas, y tan lejos de la enemistad hacia Dios como algunos entre los jud�os. No, que muchos de ellos eran adoradores del Dios verdadero, si pudi�ramos dudar de �l, se manifiesta en los Hechos de los Ap�stoles: pero sin embargo, San Pablo, en los lugares citados anteriormente, los pronuncia todos juntos, ??????? y ????? , imp�o y sin Dios (porque con estos dos t�rminos aplicados a las mismas personas, �l quiere decir lo mismo, es decir, los que no reconocieron y adoraron al Dios verdadero, parece claro).

Por lo tanto, usa los t�rminos imp�o y pecadores de los gentiles, como nacionalmente pertenecientes a ellos en contraposici�n al pueblo de los jud�os, que era el pueblo de Dios, mientras que los otros eran las provincias del reino de Satan�s: no sino que hab�a pecadores, pecadores atroces entre los jud�os; pero la naci�n, considerada como un solo cuerpo y sociedad de hombres, repudi� y declar� en contra y se opuso a los cr�menes e impurezas que son mencionados por San Pablo, cap. Romanos 1:24, &C. como entretejido en las constituciones religiosas y pol�ticas de los gentiles. All� ten�an todo su alcance y swing, ten�an tolerancia, semblante y protecci�n. Las naciones id�latras, por sus religiones, leyes y formas de gobierno, se hab�an convertido en fieles devotos y eran supuestos s�bditos de los demonios. As� que San Pablo, 1 Corintios 10:20 verdaderamente llama a los dioses a los que adoraban y rend�an homenaje.

Y convenientemente para esto, sus observancias religiosas, es bien sabido, no estaban exentas de grandes impurezas, que se les imputaban de derecho, cuando ten�an un lugar en sus oficios sagrados, y ten�an la recomendaci�n de la religi�n para darles cr�dito. El resto de los vicios de la lista negra de San Pablo, que no fueron calentados en sus altares y fomentados en sus templos, fueron todav�a por la connivencia de la ley acariciados en sus casas particulares, formados parte de las acciones no condenadas de la vida com�n. y ten�a el semblante de la costumbre para autorizarlos, incluso en los gobiernos de los paganos mejor regulados y civilizados. Por el contrario, el marco de la comunidad jud�a se bas� en el reconocimiento y la adoraci�n del �nico Dios invisible verdadero, y sus leyes requer�an una pureza de vida extraordinaria y un rigor de costumbres.

Que a los gentiles se les llamaba ??????, enemigos, en un sentido pol�tico o nacional, se desprende claramente de Efesios 2 donde se les llama, extranjeros de la rep�blica de Israel y extra�os del pacto. Abraham, por otro lado, fue llamado amigo de Dios, es decir, uno en pacto con �l, y su s�bdito profeso que pose�a a Dios para el mundo: y tambi�n lo era su posteridad, el pueblo de los jud�os, mientras que el el resto del mundo se rebelaron y vivieron en abierta rebeli�n contra �l, Isa�as 41:8. Y aqu�, en esta ep�stola, San Pablo ense�a expresamente que cuando la naci�n de los jud�os, al rechazar al Mes�as, se apart� del reino peculiar de Dios y dej� de ser el pueblo peculiar de Dios, se convirtieron en enemigos, y el mundo gentil se reconcili�. Ver cap. Romanos 11:15 .

Por eso, San Pablo, que era el Ap�stol de los gentiles, llama a su desempe�o de ese oficio el ministerio de la reconciliaci�n, 2 Corintios 5:18 . Y aqu� en este cap�tulo, Romanos 5:1 el privilegio que reciben por la aceptaci�n del pacto de gracia en Jesucristo, les dice es este, que tienen paz con Dios, es decir, ya no est�n incorporados con su enemigos, y del partido de los rebeldes abiertos contra �l en el reino de Satan�s, volviendo a su lealtad natural al ser due�os del �nico Dios supremo verdadero, al someterse al reino que �l hab�a establecido en su Hijo, y ser recibidos por �l como sus s�bditos e hijos. Convenientemente a esto, Santiago, hablando de la conversi�n de los gentiles, dice de ella queDios visit� a los gentiles para sacar de ellos un pueblo para su nombre. Hechos 15:14 y Romanos 5:19 �l llama a los convertidos, aquellos que de entre los gentiles se vuelven a Dios.

Adem�s de lo que se encuentra en otras partes de las ep�stolas de San Pablo para justificar la toma de estas palabras aqu�, aplicadas nacionalmente a los gentiles, en contraposici�n a los hijos de Israel, lo que dice San Pablo, Romanos 5:10 hace que sea necesario entenderlos as�. Nosotros, dice �l, cuando �ramos enemigos fuimos reconciliados con Dios, y por eso ahora nos gloriamos en �l, como nuestro Dios. Nosotros aqu� inevitablemente se debe hablar en nombre de las naciones, como es claro, no s�lo por todo el tenor de esta carta, pero a partir de este pasaje de gloriarse en Dios,que �l menciona como un privilegio ahora de los gentiles incr�dulos, sobrepasando el de los jud�os, de quienes se hab�a fijado antes, cap. Romanos 2:17 como Romanos 2:17 para gloriarse en Dios como su derecho peculiar, aunque sin gran ventaja para ellos mismos. Pero los gentiles que fueron reconciliados ahora con Dios por la muerte de Cristo, y tomados en alianza con Dios, todos los que recibieron el Evangelio, ten�an un t�tulo nuevo y mejor para esta gloria que los jud�os.

Aquellos que ahora est�n reconciliados y se glor�an en Dios como su Dios, dice, eran enemigos. Los jud�os, que ten�an la misma naturaleza corrupta com�n a ellos con el resto de la humanidad, no hay ning�n lugar que yo sepa que se les llama ??????, enemigos o ???????, imp�os, mientras que p�blicamente lo reconocieron como su Dios y profesaron ser su pueblo. Pero los paganos eran considerados enemigos, por ser ajenos a la comunidad de Israel y ajenos a los pactos de la promesa. Nunca hubo sino dos reinos en el mundo, el de Dios y el del diablo; estos eran opuestos, y por lo tanto los s�bditos de este �ltimo no pod�an dejar de estar en el estado de enemigos,y caen bajo esa denominaci�n. La rebeli�n contra Dios era universal, y las naciones de la tierra se hab�an entregado a la idolatr�a, cuando Dios llam� a Abraham y lo hizo pacto consigo mismo, como lo hizo despu�s con toda la naci�n de los israelitas; por lo cual fueron readmitidos en su reino, quedaron bajo su protecci�n, y fueron su pueblo y s�bditos, y ya no eran enemigos; mientras que todas las dem�s naciones permanecieron en estado de rebeli�n, los profesos s�bditos de otros dioses, que eran usurpadores del derecho de Dios y enemigos de su reino.

Y, de hecho, si los ep�tetos dados por San Pablo a los paganos, como se mencion� anteriormente, no se toman como hablados del mundo gentil en este sentido pol�tico y verdaderamente evang�lico, sino en la noci�n sistem�tica ordinaria aplicada a toda la humanidad, como pertenecientes universalmente a todos los pueblos. El hombre personalmente, ya sea por profesi�n gentil, jud�o o cristiano, antes de ser realmente regenerado por una fe salvadora y una conversi�n completa y eficaz, la part�cula ilativa por lo que en el comienzo de Romanos 5:12 dif�cilmente la conectar� y lo que sigue con lo anterior. parte de este cap�tulo. Pero los once primeros versos deben tomarse durante un par�ntesis, y luego el por lo tanto,al comienzo de este quinto cap�tulo, que lo une al cuarto con una conexi�n muy clara, ser� completamente insignificante y, despu�s de todo, el sentido del vers�culo 12 se conectar� mal con el final del cap�tulo cuarto, a pesar de la por lo cual se toma para traerlos como una inferencia.

Mientras que se supone que estos primeros once vers�culos son hablados por los gentiles, no solo los hace de una pieza con el dise�o de San Pablo en los cap�tulos anteriores y siguientes, sino que el hilo de todo el discurso avanza muy suavemente, y las inferencias ( introducido por lo tanto en el primer verso, y con por qu�en el vers�culo 12) son muy f�ciles, claros y naturales, de los vers�culos inmediatamente anteriores. Lo del primer vers�culo se puede ver en lo que ya hemos dicho, y el del vers�culo 12 en breve se expresa as�: "Nosotros los gentiles hemos recibido por Cristo la reconciliaci�n, que no podemos dudar que est� destinada tanto a nosotros como a la Jud�os, desde que el pecado y la muerte entraron en el mundo por Ad�n, el padre com�n de todos nosotros, y as� como por la desobediencia de aqu�l vino la condenaci�n de la muerte sobre todos, as� por la obediencia de Uno, la justificaci�n para la vida vino sobre todos. "

Versículo 9

De la ira� Ver com . Cap . Romanos 1:18 y 1 Tesalonicenses 1:10 .

Versículo 11

Y no solo as�: estas palabras unen este vers�culo al tercero. El Ap�stol en el segundo vers�culo dice: "Nosotros, los gentiles que creemos, nos gloriamos en la esperanza de un estado de bienaventuranza eterna y espl�ndida". En Romanos 5:3 agrega: "Y no s�lo eso, sino que nuestras aflicciones son para nosotros motivo de gloria", lo cual prueba en los siete vers�culos siguientes; y luego, volviendo a su tema, agrega: "Y no solo as�, sino que nos gloriamos en Dios tambi�n como nuestro Dios, reconciliadosa �l en Jesucristo: "y as� muestra que los gentiles convertidos ten�an de qu� gloriarse, as� como los jud�os, y no eran inferiores a ellos, aunque no tuvieran la circuncisi�n y la ley, en que tanto se glorificaban los jud�os, pero sin fundamento, en comparaci�n con lo que los gentiles ten�an para gloriarse, por la fe en Jesucristo ahora bajo el Evangelio. El vers�culo puede parafrasearse: "Es cierto, nosotros los gentiles no pod�amos antes gloriarnos en Dios, como nuestro Dios; �se era el privilegio de los jud�os, que eran los �nicos, entre todas las naciones, que lo pose�an como su Rey y Dios, y eran su pueblo en pacto con �l.

Todos los dem�s reinos de la tierra hab�an tomado a otros se�ores y se hab�an entregado a dioses falsos para servirlos y adorarlos; y as� est�bamos en estado de guerra con el Dios verdadero, el Dios de Israel; pero ahora, siendo reconciliados por Jesucristo, a quien hemos recibido y pose�do por nuestro Se�or, y por lo tanto siendo regresados ??a su reino, y a nuestra antigua lealtad, verdaderamente podemos gloriarnos en Godas nuestro Dios; lo que los jud�os no pueden hacer, que se han negado a recibir a Jes�s, su Hijo eterno como Se�or, a quien Dios ha puesto como Se�or de todas las cosas. "Como nuestros traductores han traducido el verbo griego ??????????, reconciliando en el vers�culo anterior y en todos los dem�s lugares , y la palabra griega ?????????, en todos los dem�s lugares, por reconciliaci�n; ciertamente deber�a haberse traducido as� aqu�.

Versículo 12

Romanos 5:12 .-Aqu� el Ap�stol avanza sutercery �ltimo argumento, para demostrar la extensi�n de la gracia divina, o que llegue a toda la humanidad, as� como a los Judios. Su argumento es as�: "Las consecuencias de la obediencia de Cristo se extienden hasta las consecuencias de la desobediencia de Ad�n; pero se extienden a toda la humanidad; y por lo tanto tambi�n las consecuencias de la obediencia de Cristo". Ahora bien, si los jud�os no permiten a los gentiles ning�n inter�s enAbraham,ya que no son descendientes naturales de �l, sin embargo, deben reconocer que los gentiles son los descendientes deAd�n,as� como a ellos mismos; y estando todos igualmente involucrados en las consecuencias de su pecado, es decir, la muerte temporal y sus concomitantes, de los cuales todos ser�n igualmente liberados en la resurrecci�n, mediante el don gratuito de Dios, respetando la obediencia de Cristo, No pod�a negar a los gentiles una participaci�n en todas las dem�s bendiciones incluidas en el mismo don.

Este argumento, adem�s de probar el punto principal, sirve para mostrar, primero, que la gracia de Dios en el Evangelio abunda m�s all�, o muy mucho, la mera reversi�n de los sufrimientos provocados sobre la humanidad por la �nica ofensa de Ad�n, ya que otorga una vasta exceso de bendiciones, que no tienen relaci�n con esa ofensa, sino con las muchas ofensas que la humanidad ha cometido, y con la exuberancia de la gracia divina. 2�, Para mostrar cu�n justamente la gracia divina se basa en la obediencia de Cristo, en correspondencia con la dispensaci�n que estaba bajo Ad�n, y con las consecuencias de su desobediencia. Si su desobediencia involucr� a toda la humanidad en la muerte, era apropiado que la obediencia de Cristo fuera la raz�n y el fundamento, no solo para revertir esa muerte a toda la humanidad, sino tambi�n de cualquier otra bendici�n que Dios creyera conveniente otorgar al mundo. . En tercer lugar, sirve para explicar, o aclarar, la diferencia entre la ley y la gracia. Era elley, que por la �nica transgresi�n de Ad�n lo someti� a �l ya su posteridad, tal como estaba incluido en �l cuando transgredi�, a muerte, sin esperanzas de un avivamiento.

Es la gracia, o el favor del legislador, lo que devuelve la vida a todos los hombres en la resurrecci�n; y, adem�s de eso, ha provisto una dispensa de gracia para el perd�n de sus pecados; por reducirlos a la obediencia; por protegerlos de las tentaciones; por darles fuerza y ??consuelo; y, si es fiel a la gracia de Dios, para llevarlos a la vida eterna. Esto le dar�a al jud�o atento una noci�n justa de la ley bajo la cual �l mismo estaba, y bajo la cual le gustaba traer a los gentiles.

El orden en que el Ap�stol maneja el argumento es el siguiente: Primero, afirma que la muerte pas� a toda la humanidad por la �nica ofensa de Ad�n, Romanos 5:12 . En segundo lugar, �l prueba esto, Romanos 5:13 . En tercer lugar, afirma que hay una correspondencia entre Ad�n y Cristo, o entre la ofensa y el don gratuito, Romanos 5:15 . En cuarto lugar, esta correspondencia, en la medida en que las dos partes opuestas se respondan entre s�, est� plenamente expresada, Romanos 5:18.; y ah� tenemos la posici�n principal o fundamental del argumento del Ap�stol, en relaci�n con el punto que ha venido argumentando desde el comienzo de la Ep�stola; a saber, la amplitud de la gracia del Evangelio, que en realidad alcanza a todos los hombres y no se limita a la peculiaridad jud�a.

En quinto lugar, pero antes de establecer esta posici�n, era necesario que mostrara que la correspondencia entre Ad�n y Cristo, o entre la ofensa y el don, no debe limitarse estrictamente a los l�mites especificados en la posici�n, como si el don no lleg� m�s all� de las consecuencias de la ofensa, cuando en realidad se extiende mucho m�s all� de ellas, Romanos 5:15 . En sexto lugar, habiendo establecido estos puntos como previamente necesarios para aclarar su posici�n fundamental y ajustarla a su argumento, luego establece esa posici�n de una manera diversificada de hablar, Romanos 5:18 tal como en 1 Corintios 15:20 y nos deja concluir de las premisas establecidas, Romanos 5:15 que elEl don y la gracia, o el favor de Dios, en su m�xima extensi�n, es tan gratuito para toda la humanidad que est� dispuesta a aceptarlo, como este caso particular, la resurrecci�n de entre los muertos.

En s�ptimo lugar, habiendo mostrado as� la amplitud de la gracia divina, en oposici�n a los efectos nefastos de la ley, bajo la cual estaba Ad�n, para que el jud�o no pudiera pasar por alto lo que pretend�a que debiera observar particularmente, el Ap�stol le recuerda que la ley dado a Ad�n, transgredir y morir, fue introducido en la constituci�n jud�a por el ministerio de Mois�s; y con este fin, que abundara la ofensa, con la pena de muerte adjunta, Romanos 5:20 . Pero para ilustrar la gracia divina, poni�ndola en contraste con la ley, agrega inmediatamente, donde el pecado que sujeta a la muerte ha abundado, la gracia abund� mucho m�s;es decir, en las bendiciones otorgadas, se ha extendido mucho m�s all� de la transgresi�n de Ad�n y de las transgresiones bajo la ley de Mois�s; Romanos 5:20 . Sobre este argumento se pueden hacer las dos siguientes observaciones generales: Primero,

En cuanto al orden de los tiempos, el Ap�stol lleva sus argumentos hacia atr�s, desde el momento en que Cristo vino al mundo (cap. Romanos 1:17 al cap. 4 :) hasta el momento en que se hizo el pacto con Abraham, cap. 4: y al tiempo en que el juicio de condenaci�n pronunciado sobre Ad�n cay� sobre todos los hombres; Cap. Romanos 5:12 hasta el final. Y as� nos da una visi�n de las principales dispensaciones desde el principio del mundo.

En segundo lugar, en este �ltimo caso, al igual que en los dos primeros, utiliza t�rminos legales o forenses; juicio para condenaci�n, �justificaci�n, �justificar, �hacido justo; y por lo tanto, as� como considera tanto a jud�os como a gentiles en la venida de Cristo, ya Abraham cuando se hizo el pacto con �l, as� considera a Ad�n y a todos los hombres ante el tribunal de Dios; y esta fue la forma m�s clara y concisa de representar sus argumentos.

Por lo tanto, como por un hombre, etc.� El sentido y la conexi�n de este vers�culo parece bien mantenido, si el ???, y, en la segunda cl�usula, se consideran redundantes, lo que con frecuencia lo es, 1 Corintios 14:27 . 2 Corintios 1:6 . Como por un hombre entr� el pecado, as�, o incluso as�, la muerte pas� a todos los hombres. Y as�, las posiciones en cada cl�usula de manera adecuada y regular se responden entre s�. Todas las dem�s interpretaciones del verso parecen avergonzar enormemente la construcci�n y el sentido. Por tanto, ??? ?????, frecuentemente significa en relaci�n conel asunto que precede, no a modo de inferencia de �l, sino para denotar una mayor ampliaci�n de �l, o el avance de algo que lo refuerza o explica. Porque el que todos pecaron, es retribuido por algunos a quienes todos pecaron; es decir, "todos est�n tan involucrados en las consecuencias de la primera transgresi�n de Ad�n, que por medio de ella se vuelven detestables hasta la muerte". S t.

Pablo est� hablando aqu� evidentemente de esa mortalidad a la que todos los hombres fueron sujetos como consecuencia de la transgresi�n de Ad�n. Se han escrito vol�menes para probar que la muerte infligida a toda la humanidad, como castigo por esa transgresi�n, no s�lo fue natural, sino espiritual y eterna; pero despu�s de todo lo que se ha discutido sobre el tema, parece una mera contienda de palabras. Que en Ad�n todos mueren,o quedar sujeto a la muerte temporal, es un hecho que experimentamos demasiado fatalmente: que esta muerte fue consecuencia del pecado es igualmente cierto; y si hay alg�n significado en las palabras, el pecado es ciertamente la muerte espiritual del alma: la muerte espiritual, por tanto, introdujo la natural; y que el alma pecadora que muere a esta vida no puede ser admitida en la vida de gloria con Dios, es un hecho igualmente cierto, con la autoridad de la revelaci�n, como los ya avanzados. Por tanto, si se admite que por un hombre entr� el pecado en el mundo, y la muerte natural por el pecado, debe admitirse que de la misma fuente proceden la muerte espiritual y eterna, as� como la muerte natural. Con todo esto, de ninguna manera pretendo afirmar que esta muerte sea infligida a toda la humanidad como castigo por la transgresi�n de Ad�n.

Versículo 13

Romanos 5:13 . Porque hasta la ley, el pecado fue [ contado ] en el mundo ] La doctrina del Ap�stol, de que todos han recibido la reconciliaci�n por medio de Cristo, fundada en el hecho de que todos han sido sometidos al pecado y a la muerte por medio de Ad�n, entra inmediatamente en el prueba de ese hecho, apelando a la muerte de los infantes y de otras personas, quienes, al no ser capaces de cometer un pecado real, no se puede pensar que mueran por su propia transgresi�n. Pero para ver el argumento en toda su fuerza debemos suministrar la palabra contado o imputado en la primera cl�usula, que es insertada por el Ap�stol en la segunda: el pecado fue contado en el mundo. a todos los hombres: es decir, todos los hombres sin excepci�n sufren la muerte, el castigo del pecado.

Pero el pecado no se imputa cuando no hay ley . Por ley, el Sr. Locke entiende una ley positiva revelada que amenaza con la muerte por cada ofensa. Pero bajo esa suposici�n, ning�n pecado podr�a ser castigado antes de que se diera la ley de Mois�s, contrario a lo que sucedi� con los antediluvianos. Y despu�s de que se diera, nadie m�s que los pecados de los jud�os pod�a ser castigado. Mientras que el Ap�stol afirma, cap. Romanos 1:32 que los gentiles sepan que los que pecan contra la ley escrita en su coraz�n son dignos de muerte. Por tanto, creo que la expresi�n, Donde no hay ley,es general, y significa, donde no se conoce ninguna ley de Dios; y que el Ap�stol ten�a en sus ojos el caso de los infantes y los idiotas, para quienes ciertamente no hay ley, ya que no son capaces de conocer la ley; en consecuencia, no son capaces de pecar realmente como Ad�n. Por tanto, dado que la muerte reina sobre ellos, al igual que sobre los dem�s, es evidente que, al no tener ning�n pecado propio, mueren s�lo por el pecado de Ad�n.

Versículo 14

�Qui�n es la figura del que hab�a de venir? Se dice que Ad�n es la figura del que hab�a de venir, es decir, de Cristo el Mes�as; porque esta es una de las marcas o nombres con los que los jud�os significaban el Mes�as esperado. Ver Lucas 24:21 . Juan 6:14 ; Juan 11:27 . Hebreos 10:37 . En griego es ?????, el tipo de �l que vendr�a. Un tipo significa una marca o impresi�n tal como est� hecha por un sello o un sello. Se usa, Juan 20:25para significar la marca que los clavos hicieron en las manos de nuestro Salvador cuando fue clavado al �rbol, y se traduce como la huella de los clavos. Vea tambi�n Hechos 7:44 . Hebreos 8:5 .

Por lo tanto, un tipo es una palabra relativa, que significa algo a lo que otro debe responder o estar de acuerdo, ya que la figura de la cera responde, es similar a la figura del sello y est� de acuerdo con ella; o como la cosa que se hace, responde al patr�n seg�n el cual se hace. De ah� que San Pablo la aplique varias veces a la acci�n moral, bajo la noci�n de un ejemplo, es decir, cuando la conducta de un hombre se convierte en el sello o estampilla para estampar en otro hombre; o cuando las acciones de un hombre se convierten en un modelo para ser copiado por otro hombre, como Filipenses 3:17 . 1 Tesalonicenses 1:7 . 2 Tesalonicenses 3:9 . 2 Timoteo 2:7 . Tito 2: 7. En el lugar que tenemos ante nosotros, cuando se dice que Ad�n es un tipo del que iba a venir, no cabe duda de que St.

Con ello, Pablo intenta denotar que hab�a algo con referencia a Cristo que deb�a tener una correspondencia o responder a algo con referencia a Ad�n; o que hace una comparaci�n entre algo que hizo Ad�n y sus consecuencias, y algo que hizo Cristo y las consecuencias de ello. Esta comparaci�n la comienza en Romanos 5:12y contin�a hasta el final del cap�tulo; y consta de tres partes, �dos proposiciones afirmativas, y la conexi�n o relaci�n entre ellas, as�: �PROPOSICI�N I. "Por la desobediencia de Ad�n, la muerte sobrevino a todos los hombres". CONEXI�N: Ad�n en esto era un tipo o figura de Cristo; o con respecto a esto, Cristo es la contraparte de Ad�n. PROPUESTA II. "Por la obediencia de Cristo, la vida es restaurada a todos los hombres". El lector atento observar� cu�n met�dicamente procede el Ap�stol al aclarar la primera proposici�n y la conexi�n, antes de avanzar a la segunda proposici�n.

Puede ser apropiado simplemente se�alar que este y el vers�culo anterior forman un ejemplo de la brevedad perspicua por la que San Pablo fue notable. Dif�cilmente se encontrar� en ning�n otro autor un argumento tan justamente manejado, tan plenamente establecido, acompa�ado de tal variedad de sentimientos instructivos, en el comp�s de treinta palabras: �porque, dejando a un lado los art�culos, no hay m�s en griego. Es por este arte incomparable que el Ap�stol ha tra�do tal variedad de argumentos, instrucciones y sentimientos, todos declarados, probados y suficientemente guardados, explicados y defendidos, dentro de los l�mites de esta Ep�stola, como para convertirla en una revista del mundo. conocimiento m�s real, extenso, �til y agradable.

Versículo 15

Pero no como la ofensa - Esto evidentemente muestra que el Ap�stol en este p�rrafo est� haciendo un paralelo, o haciendo una comparaci�n entre la ofensa de Ad�n y su consecuencia, y el don gratuito opuesto.de Dios y sus consecuencias; y en estos tres vers�culos �l muestra que la comparaci�n no se mantendr� en todos los aspectos, porque el don gratuito otorga bendiciones mucho m�s all� de las consecuencias de la ofensa, y que por lo tanto no tienen relaci�n con ella; y esto era necesario, no solo para prevenir errores, con respecto a las consecuencias de la ofensa de Ad�n y el alcance de la gracia del Evangelio; pero tambi�n era necesario para el dise�o principal del Ap�stol; lo cual fue, no s�lo para probar que la gracia del Evangelio se extiende a todos los hombres, en la medida en que quita las consecuencias de la ofensa de Ad�n; pero que tambi�n se extiende a todos los hombres con respecto al excedente de bendiciones, en el que se extiende mucho m�s all� de las consecuencias de la ofensa de Ad�n; tanto por la gracia que quita las consecuencias de la ofensa de Ad�n, como por la gracia que abunda m�s all� de ella,obsequio, que debe observarse bien; porque en esto concibo reside la conexi�n y la fuerza de su argumento.

El don gratuito, que se opone a la ofensa de Ad�n, y que parece haber sido otorgado inmediatamente despu�s de su ofensa ( G�nesis 3:15 .), Incluye tanto la gracia que responde exactamente a la ofensa, como tambi�n la parte de la gracia que se extiende. mucho m�s all�. Y si una parte del regalo se otorga gratuitamente a toda la humanidad, como lo permiten los jud�os, �por qu� no la otra? especialmente teniendo en cuenta que todo el don se asienta sobre una raz�n y fundamento, en excelencia y valor que sobrepasa ampliamente la malignidad y el dem�rito de la ofensa; y, en consecuencia, capaz de producir beneficios mucho m�s all� de los sufrimientos ocasionados por la ofensa? �sta es la fuerza del argumento del Ap�stol; y por lo tanto suponiendo que en la carta de Romanos 5:18compara las consecuencias de la ofensa de Ad�n y la obediencia de Cristo, s�lo en la medida en que una sea proporcional a la otra; sin embargo, su razonamiento, Romanos 5:15 muestra claramente, es su significado e intenci�n que debemos tomar en su conclusi�n la totalidad del don, en la medida en que pueda llegar a toda la humanidad.

Muchos estar�n muertos � para muchos - Los muchos murieron � para muchos. Supongo, dice el Sr. Locke, que la frase ?? ??????, y la otra ???? ???????, pueden representar aqu� la multitud o el cuerpo colectivo de la humanidad: porque el Ap�stol en palabras expresas nos asegura, 1 Corintios 15:22 que en Ad�n todos muri�, y en Cristo todos ser�n vivificados; y as� aqu�Romanos 5:18 todos los hombres cayeron bajo la condenaci�n de la muerte, y todos los hombres fueron restaurados a la justificaci�n de la vida: que todos los hombres, en las siguientes palabras, Romanos 5:19 son llamados ?? ??????, los muchos. De modo que los muchos en la primera parte de este vers�culo, ylos muchos al final de �l, que comprenden a toda la humanidad, deben ser iguales. La comparaci�n, por tanto, y la desigualdad de las cosas comparadas, no radica aqu� entre el n�mero de los que murieron y el n�mero de los que ser�n restaurados a la vida; pero la comparaci�n se encuentra entre las personas por las cuales vino esta muerte general y esta restauraci�n general a la vida: Ad�n el tipo, y Jesucristo el antitipo: y parece estar en esto, que el desliz de Ad�n fue apenas para la satisfacci�n de su propio apetito y deseo de bien para s� mismo; pero la restauraci�n fue de la exuberante generosidad y buena voluntad de Cristo para con los hombres; quien al precio de su propia muerte dolorosa compr� la vida para ellos.

Puedo agregar a lo que el Sr. Locke ha adelantado, que dado que toda la humanidad fue hecha mortal por el pecado de Ad�n, el Ap�stol por ?? ??????, los muchos, ciertamente significa toda la humanidad. Adem�s, Cristo, al hablar de este mismo tema, us� la palabra en ese sentido extensivo ( Mateo 26:28 .); Esto es mi sangre del nuevo pacto que es derramada (???? ??????) por muchos; es decir, para el cuerpo colectivo de la humanidad. Y como los muchos que murieron, es toda la humanidad; as� que los muchos al final del vers�culo, para quienes se dice que abund� el don por gracia , son toda la humanidad. Por la abundancia del don por gracia, como se desprende claramente deRomanos 5:19 significa solamente que, por el regalo de la gracia de Dios, a toda la humanidad, por causa de la obediencia de Cristo, se le permite una vida corta en la tierra y una prueba bajo un pacto mejor que el que cay� Ad�n; y que todos ser�n resucitados de entre los muertos en el �ltimo d�a, para recibir conforme a sus hechos.

Por eso se nos dice, 1 Corintios 15:22 . Como por Ad�n todos mueren; as�, por Cristo todos ser�n vivificados. Vea tambi�n lo siguiente, Romanos 5:16 donde muchas ofensas significa todas las ofensas.

Por un hombre Jesucristo - El Ap�stol llama al Se�or Jesucristo un hombre, para mostrar que al compararlo con Ad�n, se consideran principalmente sus acciones en la naturaleza humana.

Versículo 16

Y no como fue por uno que pec�, etc.� El Ap�stol aqu� manifiestamente entra en otro aspecto, en el que el don va m�s all� de la ofensa: ???, y tiene casi la misma fuerza que tambi�n. Ver en el cap. Romanos 1:17 y la introducci�n al presente cap�tulo.

Versículo 17

Mucho m�s los que reciben, etc.� La abundancia de la gracia aqu�, es sin duda alguna lo mismo que la gracia de Dios que abund� para muchos, Romanos 5:15 y el don de justicia o justificaci�n, es lo mismo que el don por la gracia de un hombre, Jesucristo, Romanos 5:15 . All�, la gracia y el don se consideran simple y absolutamente, como gratuitos para la mayor�a o para toda la humanidad: aqu�, se consideran recibidos o debidamente mejorados por algunos de los muchos, o alguna parte de la humanidad, con el fin de a su eterna felicidad. Graciaes el favor o la buena voluntad del donante; el don de la justificaci�n es uno de los grandes beneficios que ha otorgado. En lugar de reinar por uno, en la vida por uno, podemos leer uno.

Versículos 18-19

Por tanto, como por la ofensa de uno� Por tanto, como por una sola ofensa, todos cayeron bajo condenaci�n; as� tambi�n por una justicia todos los hombres son restaurados a la justificaci�n de vida. ??? ???, por lo tanto, siempre denota el gran punto al que apunta el Ap�stol, y que, despu�s de haber dado razones, distinciones o explicaciones, finalmente establece como completamente aclarado o establecido. Ver cap. Romanos 7:3 ; Romanos 7:25 Romanos 8:12 Romanos 9:16 ; Romanos 9:18 Romanos 14:12 ; Romanos 14:19 .

Y as�, en este vers�culo y en el siguiente, cierra su argumento y termina la comparaci�n que dej� incompleta en el vers�culo 12. Parece que la comparaci�n en estos dos vers�culos deber�a entenderse s�lo en la medida en que las consecuencias de la obediencia de Cristo son de la misma extensi�n que las consecuencias de la desobediencia de Ad�n. La forma misma de la oraci�n nos lleva a esta opini�n; y esta comparaci�n exacta es la base justa y verdadera del argumento del Ap�stol, tomado de la ofensa de Ad�n, para la convicci�n del jud�o. El �nfasis del argumento reside evidentemente en la frase, todos los hombres; y para fijar una convicci�n sobre el jud�o la restauraci�n de todos los hombresa la vida, que �l pose�a y que deb�a poseer era el efecto de la gracia, era el tema m�s adecuado en el que insistir. Se puede objetar que la justificaci�n de la vida, y ser hecho justo, parecen t�rminos demasiado fuertes para expresar la resurrecci�n general: pero considere, primero, que el Ap�stol usa t�rminos legales o forenses en sus dos argumentos anteriores, y por lo tanto no es de extra�ar si usa ellos en su tercer y �ltimo argumento.

En segundo lugar, la justificaci�n de la vida se opone a la condenaci�n; y ser justificado se opone a ser hechos pecadores. Ahora bien, si nuestra mortalidad com�n est� representada por la condenaci�n y hecha pecadores, �qu� incorrecto hay en suponer que la resurrecci�n que se opone a esa mortalidad est� representada por la justificaci�n de la vida y el ser hecho justo? En tercer lugar, Justificaci�n � ser justificado o hecho justo, son t�rminos aplicables a cualquier caso de liberaci�n del sufrimiento. Ver Jueces 5:11 . Salmo 4:1 ; Salmo 22:31 ;Salmo 31:1 . En cuarto lugar, en los dos argumentos anteriores se insiste en la fe como, de nuestra parte, condici�n de la justificaci�n; pero aqu� St.

Pablo no menciona ninguna condici�n. �l no dice, la justificaci�n de la vida por la fe, �muchos ser�n justificados por la fe � y, en consecuencia, dirige nuestros pensamientos hacia una descarga incondicional. Pero, despu�s de todo, como el sentido de Romanos 5:15 est� pensado y entendido en Romanos 5:18 y como la deriva de la conclusi�n del Ap�stol es mostrar que el don, en su m�xima extensi�n, es gratuito para todos. humanidad; si alguien juzga la justificaci�n de la vida y es hecho justo, denote directamente no solo la resurrecci�n, sino la d�diva gratuita en toda su amplitud, como gratuita para toda la humanidad que reciba y mejore la gracia de Dios; y que muchos ser�n justificados,debe ser entendido como la gracia de Dios, y el don ha abundado para muchos, Romanos 5:15 ciertamente no hay necesidad de contender; porque la diferencia no es muy material, el argumento del Ap�stol es el mismo en ambos sentidos. Ver Doddridge y Calmet.

Versículo 20

Adem�s, la ley, etc.� Pero la ley, etc. No puede haber nada m�s claro que San Pablo, en este vers�culo y en el siguiente, hace una comparaci�n entre el estado de los jud�os y el de los gentiles, tal como se describe en los ocho vers�culos anteriores; para mostrar en qu� difer�an o estaban de acuerdo, en la medida en que fuera necesario para su prop�sito actual, de satisfacer a los romanos conversos, que en referencia a su inter�s en el Evangelio, los jud�os no ten�an ventaja sobre ellos por la ley. Con qu� referencia a esos ocho vers�culos escribi� este y el siguiente, aparece por la elecci�n misma de las palabras. Les dice, Romanos 5:12 que la muerte por el pecado entr� (???????) en el mundo; y aqu� les dice, que la ley, (porel pecado y la muerte ya estaban entrados,) ??????????, entraron un poco; una palabra que se opone a ???????, da una idea distintiva del alcance de la ley, tal como realmente fue; peque�o y estrecho como era el pueblo de Israel a quien solo alcanz� con respecto a todas las dem�s naciones de la tierra, con quienes no ten�a nada que ver; porque la ley de Mois�s fue dada a Israel solamente, y no a toda la humanidad.

La Vulgata, por tanto, traduce correctamente la palabra subintravit; que entr�, pero no muy lejos: es decir, la muerte que sigui� a la cuenta de la ley mosaica, pero reinaba sobre una peque�a parte de la humanidad, a saber. los hijos de Israel, los �nicos que estaban bajo esa ley; mientras que, por la transgresi�n de Ad�n de la ley positiva que le fue dada en el Para�so, la muerte pas� a todos los hombres. El Ap�stol, como hemos observado, usa la palabra ley en varios sentidos; a veces para una regla en general, cap. Romanos 3:27 .; a veces para todo el c�digo jud�o, o el Antiguo Testamento, cap. Romanos 3:19 .; a veces para una regla de acci�n, cap. Romanos 3:20.; a veces para una regla de acci�n con una pena de muerte adjunta, como aqu� y el cap. Romanos 6:15 Romanos 7:4 , etc.

Ad�n estaba sometido a tal ley ; el d�a que de �l comieres, morir�s; y tal constituci�n era la ley de Mois�s, que somet�a a muerte a los que estaban bajo ella por toda transgresi�n. Observe que es la naturaleza misma de la ley, ya sea divina o humana, (porque la ley en su naturaleza y propiedades es la misma, ya sea promulgada por Dios o por el hombre) nunca remitir la pena o el decomiso. La ley de Inglaterra tipifica como delito la muerte. El criminal, cuando es condenado, est� muerto en la ley;y cuando es ejecutado, si vuelve a la vida, la ley lo mata de nuevo en ese mismo momento; y le ordena de nuevo la ejecuci�n, y as� para siempre. El lenguaje eterno de la ley para todo el que la infringe, y en consecuencia, por cada infracci�n y transgresi�n de la misma, es : Morir�s o ser�s castigado. La ley nunca lo hace, ni puede perdonar; pero todo el mundo sabe y permite que es prerrogativa de todo legislador perdonar o remitir la pena, como mejor le parezca: y por lo tanto, el lenguaje de la ley, muriendo morir�s,aunque tambi�n puede ser considerado como el lenguaje del legislador, sin embargo, no debe entenderse del evento, como si la amenaza debiera y fuera ciertamente y eventualmente ser ejecutada, sino del dem�rito de la transgresi�n; reserv�ndose a la prudencia del gobernador la libertad de ejecutar, mitigar o remitir totalmente la pena, seg�n juzgue conveniente.

Morir�, en el lenguaje de los legisladores que promulgan leyes, no debe entenderse como el lenguaje de los particulares, sino como implicando e incluyendo una reserva a favor de la prerrogativa del gobernador de mitigar o remitir la pena. Si no fuera as�, toda la humanidad debe haber perecido en Ad�n, y todos los jud�os bajo la ley se habr�an perdido para siempre; y todos los delincuentes de Inglaterra deben haber sido realmente ejecutados. Ahora bien, cuando el legislador o gobernador mitiga la pena o suspende la ejecuci�n, otorgando al pecador el beneficio del arrepentimiento y prometi�ndole perd�n y vida; este es el Evangelio; entonces no est� bajo la ley sino bajo la gracia o el favor;no bajo la ley, someti�ndose a la muerte por cada transgresi�n, sino bajo la ley como regla de acci�n a la que est� obligado a obedecer, aunque todo acto de desobediencia no lo somete a una ira y condena imperdonables. �sta es la dispensaci�n, en mayor o menor grado de luz, bajo la cual ha estado toda la humanidad, desde el tiempo de la promesa ( G�nesis 3:15 .) Hasta este d�a; excepto que la ley en su rigor fue introducida entre los jud�os.

Para nosotros, los cristianos, la gracia de Dios se manifiesta claramente; sin embargo, al mismo tiempo se nos asegura expresamente que si es perseverantemente rechazada y abusada, no debemos esperar m�s esfuerzos de la bondad divina para nuestra salvaci�n; Hebreos 6:4 ; Hebreos 10:26 . Si, despreciando la actual paciencia y tolerancia de Dios, vivimos seg�n la carne, la ley en el �ltimo d�a se cumplir�, o ser� ejecutada, y moriremos, cap. Romanos 8:13.; for the law is so holy, and good, and just, that it can be relaxed only in favour of the sinner's repentance. But in the case of impenitents and incurables, it must and will take place; that is to say, in other words, it is perfectly right and fitting that they, being the corruption and nuisance of God's creation, should be destroyed as tares and chaff in the fire.

El Ap�stol dice, la ley entr� para que abunde la ofensa, o m�s bien para que abunde la ofensa. Ver el cap. Romanos 3:19 . El significado no es que la ley fue introducida entre los jud�os para hacerlos m�s malvados o culpables de m�s pecados de los que eran antes; pero el significado es que, por la entrada de la ley, todo pecado que comet�a el jud�o lo hac�a responsable de la muerte; y as� se multiplic� la ofensa de la misma naturaleza con la de Ad�n. El Sr. Locke opina que la �ltima cl�usula de este vers�culo se dice con especial relaci�n a los jud�os, y denota todo ese excedente de gracia que Dios les concedi� por encima del resto del mundo.

Pero aunque esto sea cierto, no es necesario excluir la gracia que se extiende a toda la humanidad; y el siguiente vers�culo, como es el golpe final del argumento del Ap�stol, naturalmente lleva a nuestros pensamientos a abarcar todo el �mbito del pecado y sus efectos sobre todo el mundo, as� como toda la gracia de Dios, no solo para los jud�os. , sino a toda la humanidad. Vea a Locke, Doddridge y Whitby.

Inferencias.� Como la ca�da del hombre ocurri� en un orden natural superior y muy diferente al actual, no es posible que tengamos un conocimiento claro y adecuado de ella. Pero hay innumerables grados entre un conocimiento perfecto y una ignorancia total. Se nos dice todo lo que nos concierne saber; y que debemos atender como parte importante de nuestra propia historia. Al formar nuestra noci�n al respecto a partir del relato que se da en las Escrituras, debemos tener en cuenta la imperfecci�n del lenguaje humano, que no puede expresar las cosas espirituales de otra manera que mediante figuras fundadas en esa analog�a que subsiste entre el mundo visible y el invisible.

Pero cabe preguntarse: �De d�nde vino el mal al mundo? Esto se ha considerado una cuesti�n de gran complejidad; pero puede resolverse considerando s�lo de d�nde procede el bien moral . �No surge del uso correcto que un agente libre hace de su libertad, cuando eligelo que le conviene y rechaza lo contrario? si el poder de hacerlo se refiere al hombre en su estado original de inocencia; �O al hombre en su estado ca�do, incapaz por s� mismo de hacer nada bueno, pero capaz de hacer todas las cosas por medio de Cristo fortaleci�ndolo? El mal, por tanto, surge del abuso de la libertad moral; y es innecesario intentar explicar su existencia a partir de cualquier otra fuente. Si se quita la libertad moral, es decir, el poder de elegir el bien y evitar el mal, no puede haber bien moral en el hombre.

Ad�n, por el abuso de su libre albedr�o, derrib� la destrucci�n sobre s� mismo. Desobedeci� a su Creador y recibi� en parte el castigo que merec�a. Hasta ahora, creo, no hay motivos para objetar. Pero la consecuencia de su ca�da involucra a toda su raza, y hace que la enfermedad sea permanente, como habla Esdras; esta es una gran ofensa para muchos. Tenemos la tendencia a decir con �l, que hubiera sido mejor no haberle dado la tierra a Ad�n; (no haberle confiado el destino de su posteridad;) o bien, cuando le fue dado, haberle impedido caer. Este sentimiento, aunque temerario, es muy natural en nuestra fragilidad e ignorancia; como tambi�n la exclamaci�n que sigue:�Oh Ad�n, qu� has hecho! porque aunque fuiste t� el que pecaste, no has ca�do solo, sino todos los que venimos de ti. Tales quejas y reproches han sido comunes entre los hombres; pero es com�n quejarse sin motivo; y si vi�ramos todo el plan de la Providencia en relaci�n con la humanidad, estoy completamente persuadido de que encontrar�amos esta queja muy irrazonable, e incluso muy ingrata para nuestro Redentor; quien ha provisto un amplio remedio para todos los da�os que surgen de la transgresi�n de Ad�n, expiando no solo el pecado original, sino tambi�n las muchas ofensas reales de los pecadores arrepentidos, como se muestra ampliamente en el cap�tulo que tenemos ante nosotros.

Solo observar�a en este lugar, que la raz�n por la que somos tan propensos a quejarnos y a lamentarnos, es porque ahora sentimos los inconvenientes de nuestro estado actual, y no estamos suficientemente informados de muchas de sus ventajas, ni de las mayores. desventajas a las que pueden estar expuestos otros estados iniciadores . Es muy probable que todo ser inteligente tenga un tiempo de prueba o probaci�n. Algunos de los �ngeles han ca�do irremediablemente. Nuestro padre Ad�n fue colocado en una posici�n m�s baja que ellos: su ca�da, en consecuencia, fue menor, y por la misericordia de nuestro gran Mediador, �l y Eva, la compa�era de su ca�da, ahora est�n completamente restaurados.

Nos encontramos, no originalmente por nuestra propia culpa, en el fondo. Pero un rayo de luz llega hasta nosotros y se abre un camino para nuestro ascenso. Esa luz y ese camino es nuestro querido Redentor, que est� siempre presente con y en el creyente, para iluminarlo, guiarlo y asistirlo en su paso.

Pero, �por qu� (se puede decir) Dios no nos hizo felices de inmediato? �Por qu� iba a permitir que sus criaturas corrieran el riesgo de ser miserables? Podr�a haber hecho de la justicia algo tan natural y necesario como la respiraci�n; y de ese modo nos ahorr� todos los dolores en los que ahora debemos estar antes de que podamos ser felices en los t�rminos que �l nos ha fijado?
A esto podr�amos responder con las palabras del Ap�stol: No, pero, oh hombre, �qui�n eres t� que replicas contra Dios? �Dir� la cosa formada al que la form�: �Por qu� me has hecho as�? �No tiene potestad el alfarero sobre el barro?-&C. As� podr�amos responder, y as� satisfacer una mente piadosa: aunque estas palabras fueron dichas solamente en relaci�n con la elecci�n de un pueblo peculiar de Dios, llamado a los distinguidos privilegios de la dispensaci�n del Evangelio; y no estaban destinados a ser aplicados, como lo han sido desde entonces, a la mayor parte de la humanidad, cuya sentencia, as� como la nuestra, en el �ltimo d�a, ser� de acuerdo con sus obras: lo que se�alo aqu�, porque esta forma de argumentar , que resuelve las dificultades garantizando la supremac�a divina, ha sido objeto de abuso. Por tanto, a los que plantean esta pregunta: "�Por qu� Dios no nos hizo felices de una vez, sin que pas�ramos por ning�n estado de prueba?" ser� m�s satisfactorio, si podemos desdoblar este nudo de manera inteligible, en lugar de cortarlo a fuerza del poder soberano.

Los objetores ser�an dispensados ??de todos los estados probatorios; no se tomar�an molestias ni correr�an riesgos: no tendr�an nada que hacer, salvo disfrutar; ser�an inmutable, eternamente, infinitamente felices. No quieren m�s de Dios; no tienen otras preocupaciones ni deseos.

Consideremos ahora si tales deseos son razonables. �No son, por el contrario, muy poco generosos y viles? �Argumentando un estado de �nimo completamente indigno del favor que pretende? Todos somos hijos del Padre Todopoderoso y, en consecuencia, estamos bajo las obligaciones que esa relaci�n infiere. Supongamos, entonces, un hijo bastante reacio a molestarse en complacer a su padre, alguien que piensa que es una dificultad que le pidan que haga cualquier cosa que no sea a lo que �l mismo se inclina: que guarda rencor que se le requiera alg�n servicio; pero quiere una herencia, quiere que su padre haga todo lo posible por �l. Tales son los que objetan; y Dios, que nos pide que no arrojemos perlas a los cerdos, no derrochar� sus bendiciones en esp�ritus ego�stas tan indignos.

Incluso en este estado de confusi�n, pensamos que es incorrecto que un hombre sin valor posea una gran riqueza o una preferencia. Aunque hay, lejos de ser algo realmente bueno, sin embargo, como los hombres los valoran, los juzgan fuera de lugar en manos de un necio. En el reino de los cielos no habr� tal distribuci�n absurda; pero la excelencia ser� la medida de la bienaventuranza; y nadie ser� coronado, sino los vencedores.

Y esto puede servir como respuesta para aquellos que se inclinan a acusar a Dios tontamente, por permitir que la influencia de la transgresi�n del primer hombre infecte a toda su raza. A esta infecci�n com�nmente la llamamos pecado original, que ha sido negada por algunos y tergiversada por otros, con agravios tan graves que la vuelven ofensiva para el sentido com�n e inconsistente con las doctrinas reveladas, particularmente las de esta Ep�stola.

En cuanto a los que lo niegan, no discutir� con ellos; porque �qui�n discutir�a con un ciego sobre las tinieblas? Y deben ser ciertamente ciegos, quienes no perciben el mal en su naturaleza. La verdad aqu� es para el sentido y no necesita pruebas extranjeras.
Aqu� solo tomar� nota del relato del pecado original que se da en los art�culos de fe de la iglesia de Inglaterra: que se hizo para hacernos m�s sensibles a nuestras obligaciones para con el Redentor, y se expresa en t�rminos que son literalmente verdaderos en cierto sentido, pero f�cilmente puede equivocarse. Como se dice [el art�culo IX] que el pecado original no es s�lo la corrupci�n, sino la falta de la naturaleza de todo hombre, y merece condenaci�n. Cuando lo llamamos faltadebemos recordar distinguirlo de nuestras propias faltas reales, y observar que el art�culo lo llama la falla de nuestra naturaleza. Aqu� se usa la culpa , como la aplicamos a los seres inanimados, y en el mismo sentido, como cuando decimos de una vasija, que es defectuosa, es decir, defectuosa, in�til, digna de ser rechazada y desechada.

Sin embargo, por el momento, nos ha echado a perder, nos hace abominables: porque una falta es una falta, y la corrupci�n es corrupci�n, venga de donde venga, o del uso que se haga de ella. Ha sucedido sin nuestro crimen, y puede tener un problema indeciblemente a nuestro favor. Pero ninguno de estos se considera aqu�. Solo se tiene en cuenta la naturaleza presente del hombre en su estado ca�do y no regenerado, que es notoriamente injusto y, como tal, merece condenaci�n, como un �rbol muerto que se abruma en el suelo, si no hubiera un poder que reviviera , si no hubiera un Redentor. Pero esto es poner un caso, que nunca fue, ni pudo haber sido. Por el Todopoderoso, que habita la eternidad,y cuyo ojo que todo lo ve recorre toda su extensi�n, conociendo de antemano la ca�da del primer Ad�n, hab�a proporcionado, antes de la fundaci�n del mundo, una segunda cabeza de la naturaleza humana, a trav�s de la cual derivar sus bendiciones para toda la raza, cuando el primer canal estaba contaminado y estropeado.

Y as� como por el primer canal vino la muerte al mundo, del segundo procede la resurrecci�n ; porque as� como en Ad�n todos mueren, as� en Cristo todos ser�n vivificados. Y los que hayan hecho el bien, saldr�n a la resurrecci�n de vida; y los que hicieron lo malo, a resurrecci�n de condenaci�n.

La vida presente es nuestro tiempo de prueba, durante el cual nuestro bondadoso Redentor administra la debida asistencia a cada hombre, particularmente seg�n su capacidad. Porque como �l gust� la muerte por todos; por tanto, �l es el Salvador de todos los hombres y la luz de todos los hombres, habiendo escrito la ley en sus corazones y ofreciendo gracia para cumplirla.

En cuanto a nosotros, que tenemos la luz de la revelaci�n, tenemos mucho m�s por lo que responder. No perdamos, pues, nuestro tiempo en vanas quejas o en absurdas cavilaciones sobre la dispensaci�n divina. En verdad, vemos muy poco de los caminos de Dios, pero lo que vemos es suficiente para nuestra conducta y para silenciar todas las objeciones razonables; ya que estamos seguros de que los m�ritos de Cristo se extienden junto con los dem�ritos de Ad�n, y que cada hombre en el �ltimo d�a ser� juzgado solo seg�n sus propias obras.

Entonces la misericordia, as� como la justicia de Dios, se ejercer�n de una manera que trasciende con mucho todas las nociones que ahora podemos formar de ellas; las nubes, que ahora cubren los caminos de la Providencia, se disipar�n; la sabidur�a ser� justificada de sus hijos; e incluso los que luego ser�n reprobados, se ver�n obligados a reconocer la equidad de su condena.

REFLEXIONES.� Primero, la justificaci�n del pecador ante Dios por medio de la fe se establece aqu�, los efectos benditos de ella se describen aqu�. � No es que la fe sea la causa meritoria de nuestra justificaci�n, sino el m�rito �nico e infinito de nuestro Se�or y Salvador Jesucristo. . Estando ahora justificado,

1. Tenemos paz con Dios. Se repara la terrible brecha que hab�a causado el pecado, se elimina la enemistad entre Dios y nosotros, y al ser restaurados a un estado de favor y reconciliaci�n con �l, tenemos esa paz de Dios en nuestras almas que sobrepasa todo entendimiento, y que nadie puede alcanzar. conocer o gustar hasta que hayan recibido, por Jesucristo nuestro Se�or, la expiaci�n.

2. Tenemos acceso por fe a esta gracia en la que estamos; tener libertad y libertad para acercarse a un trono de gracia, como en un estado de aceptaci�n ante Dios; y est�n seguros de que todas nuestras peticiones que est�n de acuerdo con su voluntad, ser�n escuchadas y contestadas a trav�s de nuestro gran Sumo Sacerdote.

3. Nos regocijamos en la esperanza de la gloria de Dios, esa gloria que ser� revelada en el d�a de la aparici�n de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, y que ahora podemos anteceder por fe.

4. Incluso nuestras pruebas m�s severas tienen ahora materia de abundante gozo. Y no solo podemos regocijarnos en la perspectiva que tenemos ante nosotros, sino que tambi�n nos gloriamos en las tribulaciones, en todas nuestras aflicciones, persecuciones, sufrimientos y reproches por Cristo, sabiendo que, por muy penosas que sean para la carne y la sangre estas cosas en este momento, en el problema que demostrar�n que han sido bendiciones disfrazadas; mientras que la tribulaci�n produce paciencia y nos da la oportunidad de ejercer la santa voluntad de Dios; y, sin quejarnos, resignarnos alegremente en sus manos, sin enojarnos con los instrumentos de nuestros problemas, ni resentirnos con sus indignidades. Y la paciencia trae experienciadel poder, la gracia y la fidelidad de Dios, apoy�ndonos en nuestras pruebas y libr�ndonos de ellas; y de nuestra propia fragilidad y fidelidad, mientras sentimos lo d�biles que somos en nosotros mismos, pero que podemos hacer todas las cosas en Cristo fortaleci�ndonos.

Y la experiencia engendra esperanza; todo apoyo que el Se�or ministra, toda liberaci�n que da, confirma y alienta nuestra esperanza en �l; y la esperanza no averg�enza, nos da un valor santo pero humilde para acercarnos al trono de la gracia, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Esp�ritu Santo que nos fue dado; y nuestra esperanza no descansa en ninguna bondad o fortaleza en nosotros mismos, sino en Aquel cuyo amor libre e ilimitado, en las corrientes m�s copiosas, ha derramado el Esp�ritu Santo en nuestros corazones en las manifestaciones m�s ricas, y produce estos efectos benditos y felices.

Segundo, el Ap�stol, habiendo mencionado ese tema delicioso, el amor de Dios que es en Cristo Jes�s Se�or nuestro, no puede dejar de extenderse sobre �l. Es un amor asombroso, si consideramos a las personas a las que se muestra, la forma en que se expresa y las bendiciones que de ah� se derivan. (1.) Las personas eran desdichados imp�os, ap�statas de Dios, desesperadamente malvados, hundidos en el abismo m�s profundo de la miseria, pecadores en la naturaleza y en la pr�ctica, y expuestos a toda la terrible ira de un Dios ofendido, sin fuerzas para permitirse el el menor alivio, para escapar de la justa e inevitable destrucci�n que ten�an por delante; s�, enemigos,decididamente sobre el mal, y los rebeldes abiertos y declarados contra la corona y la dignidad de Dios. (2.) En este estado de culpa mortal y miseria desesperada, a su debido tiempo, seg�n la designaci�n divina, Cristo muri� por los imp�os; un ejemplo de gracia y amor tan trascendentes como nunca antes hab�a aparecido en la tierra. Si busc�ramos por todo el mundo, dif�cilmente podr�amos encontrar un hombre que, por la persona m�s justa, excelente y amable, dar�a su propia vida para rescatarlo: aunque una aventura por un buen hombre, cuya utilidad p�blica era eminente, o con quien deb�a las obligaciones m�s profundas, uno podr�a ser encontrado tan generoso y agradecido, como para atreverse incluso a morir en su lugar.

Y con qu� asombro se escuchar�a una acci�n tan heroica, y se conservar�a en los registros de la fama, para la admiraci�n de todas las �pocas posteriores. �Pero he aqu�! Dios elogia con gloria infinitamente trascendente la excelencia insuperable de su amor hacia nosotros, en el sentido de que, cuando a�n �ramos pecadores, Cristo muri� por nosotros, tom� nuestra naturaleza, ocup� nuestro lugar, soport� la maldici�n que merec�amos y por el rescate de su propia sangre redime a cada creyente de su estado de culpa, miseria y desesperaci�n. �O�dlo, �ngeles, con admiraci�n y asombro! O�dlo, hijos de los hombres pecadores, con asombro y amor; y de ahora en adelante que el cielo resuene y la tierra resuene con las alabanzas del amor redentor. (3.) Inestimables son las bendiciones que reciben todos los fieles a trav�s de este amor de Dios en Jesucristo.

1. Ahora somos justificados por su sangre y reconciliados con Dios por su muerte. Se acaba toda la enemistad entre nosotros, se restaura su favor y somos aceptados en el amado.

2. Mucho m�s entonces podemos depender de �l, como una verdad sumamente segura, que si ahora somos justificados ante Dios, y nos adherimos a Jes�s hasta el fin (lo cual debe estar impl�cito de acuerdo con toda la analog�a de la fe), lo haremos. s� salvo de la ira por �l. Porque si, siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho m�s estando ahora en un estado de reconciliaci�n, y teniendo un abogado en nuestro Jes�s ascendido, a quien todo poder es dado en el cielo y en la tierra, y uni�ndonos perseverantemente a �l, seremos salvados por su vida.

3. Tal perspectiva ministra el deleite m�s vivificante del alma. No solo somos reconciliados y resucitados para superar todas las tribulaciones, sino que habiendo recibido ahora la expiaci�n por medio de Jesucristo, y siendo efectivamente hechos part�cipes de la justificaci�n y la aceptaci�n, que, por su obediencia a la muerte de cruz, compr� para nosotros; nos gozamos en Dios por medio de nuestro Se�or Jesucristo, como nuestro Dios, nuestra porci�n y gran recompensa. �Bendito y feliz el pueblo que se encuentra en tal caso!

En tercer lugar, desde el vers�culo 12 hasta el final del cap�tulo, el Ap�stol establece un paralelo entre los dos encabezados del pacto, Ad�n y Cristo; entre la culpa y la miseria derivada de uno, y la bienaventuranza obtenida por el otro: donde se muestra c�mo los hombres entraron en el miserable estado de pecado en el que ahora se encuentran, y qu� rico es ese amor de Dios que saca a los fieles de ella.

El pecado entr� en el mundo por un hombre; un pecado abri� las puertas del diluvio de la impiedad, e inund� el mundo, abrumado por miserias indecibles; y la muerte por el pecado, en todas sus formas tremendas, se apoder� de la naturaleza humana; y as� la muerte, la paga del pecado, pas� a todos los hombres, por cuanto todos pecaron. Ad�n era el padre com�n y el pacto-cabeza de la humanidad, y en ese momento pose�a toda la naturaleza humana; de modo que toda su posteridad, estando en sus lomos, ( Hebreos 7:9 .) cay� con �l. De modo que por la presente parece que tanto los jud�os como los gentiles est�n en el mismo estado de depravaci�n. Porque hasta que se hizo la ley, antes de la revelaci�n de la voluntad de Dios en el monte Sina�, hab�a pecado en el mundo,con la muerte y todas las miserias que la acompa�an; pero esto supone alguna ley vigente, anterior a la dada por Mois�s; porque el pecado no se imputa cuando no hay ley, ni se habr�a infligido ning�n castigo donde no se cometi� ninguna ofensa.

Pero aunque la ley de Mois�s no estaba en vigor, sin embargo , la muerte rein� desde Ad�n hasta Mois�s, no solo sobre los transgresores reales que hab�an crecido en el conocimiento del bien y del mal, sino tambi�n sobre los que no hab�an pecado despu�s de la semejanza de la transgresi�n de Ad�n, multitudes. de los ni�os que sufren en el diluvio y en las desolaciones de Sodoma y Gomorra; y diariamente sus gemidos y agon�as agonizantes testifican que el pecado est� en ellos, porque la paga del mismo les es exigida, y evidentemente prueba que est�n implicados en la maldici�n infligida por la desobediencia de ese hombre por la cual el pecado y la muerte entraron en el mundo. ; y qui�n es la figura del que hab�a de venir,el tipo de nuestro segundo pacto-cabeza y representante, Jesucristo, quien en el cumplimiento de los tiempos deber�a encarnarse; que as� como el pecado y la muerte nos son comunicados por uno, as� el otro debe obtener la justicia y la vida para nosotros. Pero, aunque el paralelo entre ellos es sorprendente, sin embargo, al compararlos, el �ltimo supera con creces: porque no como la ofensa, as� tambi�n es el don gratuito; el beneficio derivado del m�rito infinito de la obediencia de Cristo hasta la muerte de cruz, no apenas responde a los espantosos efectos del pecado del primer hombre; hace mucho m�s.

Porque si por la ofensa de uno, muchos mueren, la terrible sentencia se les impone; mucho m�s la gracia de Dios, y el don por gracia, que es por un solo hombre, Jesucristo, que ha hecho esa perfecta expiaci�n, por la cual las m�s inescrutables riquezas de la gracia divina se procuran para sus santos fieles, ha abonado a muchos, asegurando a todos los creyentes perseverantes, no meramente una vida como la que Ad�n tuvo en inocencia, sino una sobrepasada en gloria y eterna en su resistencia. Y no como fue por el que pec�, as� es el regalo; la disimilitud es considerable con respecto a la influencia eficaz de las transacciones de los dos grandes pactos-cabezas: porque el juicio fue por unopecado, de un hombre, para condenaci�n de toda su posteridad a quien representaba; pero el don gratuito de Dios, mediante la obediencia del Redentor a la muerte, no llega al perd�n de un pecado, sino de muchas ofensas a la justificaci�n; y es a trav�s de la fe en �l, que todos los verdaderos creyentes son libre y completamente liberados de toda condenaci�n y aceptados como justos ante Dios.

Porque si por la ofensa de un hombre, o por una ofensa, la muerte rein� por uno, y erigi� las columnas de su trono, poniendo a todo el g�nero humano bajo su poder mortal, mucho m�s los que reciben abundancia de gracia, toda esa plenitud que est� guardado para ellos en Jesucristo, y del don de la justicia, viviendo a la altura de los privilegios de su alta y santa dispensaci�n mediante la gracia, reinar� en vida por uno, Jesucristo, triunfante sobre el pecado, su culpa y su poder, vivificado a la vida espiritual aqu�, y esperando esa vida de gloria en el m�s all�, cuando reinar�n con Jes�s en el cielo, y ver�n el pecado, la muerte y el infierno destruidos para siempre. Por tanto, como por la ofensa de uno, o por una ofensa, vino el juicio(o el pecado entr�, seg�n se pueda suplir) sobre todos los hombres a la condenaci�n, y por ello fueron expuestos a la muerte; as� tambi�n por la justicia de uno, el segundo hombre, el Se�or del cielo, vino a todos los hombres la d�diva de la justificaci�n de vida. Porque donde abund� el pecado, sobreabund� la gracia; Dios aprovechando la ocasi�n, incluso desde la vileza de la criatura, para magnificar m�s trascendentemente las riquezas de su propia misericordia gratuita, perdonando, justificando y salvando a las almas perdidas, y elevando a los fieles a una gloria mayor que la que hab�an perdido por el primer hombre. desobediencia.

De modo que como el pecado rein� para muerte, y usurpando el trono, extiende su dominio espantoso sobre los hijos ca�dos de los hombres; as�, la gracia victoriosa pudiera erigir su trono sobre las ruinas de estos enemigos vencidos, y reinar por la justicia, por Jesucristo nuestro Se�or, sobre todos los santos fieles de Dios para vida eterna; rescat�ndolos del poder del pecado y la muerte, llev�ndolos a un estado de favor con Dios, que es mejor que la vida misma, aviv�ndolos a la vida espiritual aqu�, y a la vida eterna en el futuro. �T�, Dios de toda gracia, establece este reino bendito en mi coraz�n y reina por siempre all�!

Información bibliográfica
Coke, Thomas. "Comentario sobre Romans 5". Comentario de Coke sobre la Santa Biblia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tcc/romans-5.html. 1801-1803.