Bible Commentaries
Zacarías 1

Comentario de Coke sobre la Santa BibliaComentario de Coke

Introducción

Zacar�as exhorta al arrepentimiento. La visi�n de los caballos. En la oraci�n del �ngel, se hacen promesas confortables a Jerusal�n. La visi�n de los cuatro cuernos y los cuatro carpinteros.

Antes de Cristo 520.

Los primeros seis vers�culos de este cap�tulo contienen una revelaci�n separada y distinta, pero al mismo tiempo conectada con el prop�sito general y el dise�o de las visiones que siguen, a las que forma una introducci�n adecuada. El pueblo de los jud�os estaba desanimado con el recuerdo de sus sufrimientos pasados ??y la sensaci�n de su presente estado d�bil y dependiente. La sabidur�a divina que se cre�a reunida para reunir su valor y animarlos a emprender lo que era necesario para la restauraci�n de sus asuntos, y en particular para un en�rgico proceso de la construcci�n del templo que ya estaba en sus manos, ofreci�ndoles una perspectiva. de mejores tiempos. En consecuencia, se les asegura que Dios ahora estaba listo para devolverles el favor y acumular sus bendiciones sobre ellos, siempre que se volvieran a �l y no provocasen sus juicios.

Versículo 1

En el octavo mes, Zacar�as comienza su profec�a con una exhortaci�n al pueblo a convertirse al Se�or y no imitar la terquedad de sus antepasados. Tres meses despu�s, Zacar�as 1:7 el Se�or hizo que se le apareciera un �ngel a caballo en medio de un mirto, parado a la orilla de un r�o. Varios otros �ngeles se acercan al primero y le informan que todo el pa�s estaba en paz y abundaba en habitantes. Desde all� aprovecha la ocasi�n para rogar al Se�or que tenga compasi�n de las ciudades de Jud�.

El Se�or le da una respuesta amable y c�moda, y cumple con su pedido. Entonces el profeta vio cuatro cuernos, Zacar�as 1:18 y cuatro hombres que iban a romperlos con martillos; y se le dijo que estos cuatro cuernos denotaban tantos poderes que hab�an oprimido a su pueblo; sino que hab�a llegado el momento en que ser�an derribados y despedazados. Ver Calmet.

Versículo 5

Vuestros padres, �d�nde est�n? - Esta pregunta significa que el sepulcro de sus padres no estaba en Judea, porque murieron cautivos en tierra extranjera; lo cual fue una gran verg�enza para los ni�os. La pregunta, por tanto, �d�nde est�n? no significa que estuvieran muertos; porque de ninguna manera podr�a considerarse como un castigo que los padres de aquellos a quienes se dirige Zacar�as estuvieran muertos, despu�s del espacio de setenta a�os.

Nunca hab�an faltado profetas en Israel, hasta el momento del regreso del cautiverio babil�nico. Despu�s de Zacar�as y Malaqu�as, cesaron hasta que naci� Cristo. Por tanto, el profeta, por la siguiente pregunta, Y los profetas, etc. implica, que en poco tiempo deber�a suceder, que Dios no enviar�a m�s profetas a su pueblo. Ver Houbigant.

Versículo 6

Pero mis palabras, etc.� Ciertamente, mis palabras y mis decretos, que orden�, etc. les pas� a tus padres; quienes cuando se arrepintieron, dijeron, etc. Houbigant.

Versículo 7

Sobre el vig�simo cuarto, etc.� La segunda revelaci�n, hecha a Zacar�as unos tres meses despu�s de la primera, contiene ocho visiones distintas que se suceden en la misma noche. La primera visi�n es de un �ngel en forma humana, sentado a caballo en un valle bajo entre mirtos, acompa�ado por otros en caballos de diferentes colores. El profeta pregunta el significado y se le informa que fueron los ministros de la Providencia, enviados para examinar el estado de toda la tierra, que informan que est� tranquila y tranquila.

Entonces el �ngel intercede por Jud� y Jerusal�n, que �l representa como habiendo sufrido bajo la indignaci�n divina setenta a�os. Recibe una respuesta consoladora. Se ordena al profeta que proclame que la ira de Dios contra Jud� hab�a terminado; que har�a reconstruir el templo y Jerusal�n, y llenar�a el pa�s de bien, como muestra y consecuencia de su renovado favor, Zacar�as 1:7 .

Sebat - Este mes corresponde a finales de enero y principios de febrero.

Versículo 8

Vi de noche , vi esta noche, etc. Un caballo rojo es un emblema de guerra y destrucci�n. Algunos piensan que el hombre o �ngel montado sobre �l fue el arc�ngel Miguel, pr�ncipe y protector del pueblo de Dios. Otros suponen que se refiere al Logos, o Hijo de Dios, que apareci� como el capit�n de las huestes o ej�rcitos de Dios. Ver nota sobre el cap. Zacar�as 2:3 .

Apareci� en la oscuridad, en un lugar bajo, entre mirtos plantados por las aguas; por as� decirlo, para se�alar la aflicci�n, la humillaci�n y el dolor a que se redujo su pa�s. El hebreo puede traducirse, Entre los mirtos plantados junto a las aguas. El mirto florece mejor en lugares con sombra y agua; Littora myrtetis laetissima, dice Virgil. Ver Calmet. En lugar de moteado, Houbigant lee gris.

Versículo 9

El �ngel que habl� conmigo� Este era otro ministro celestial, enviado probablemente para presentar las visiones a la imaginaci�n del profeta, as� como para explicarlas. Vitringa lo llama, Angelus comes et interpres, "el �ngel acompa�ante e int�rprete", y bajo su direcci�n el profeta recibe informaci�n satisfactoria.

Versículo 11

Hemos caminado, etc. Este pasaje responde a la opini�n de los hebreos de que cada provincia ten�a su �ngel de la guarda. Los �ngeles subordinados al principal, entre los mirtos, le informan que todas las partes de su gobierno est�n habitadas y en reposo. En lugar de, a trav�s de la tierra, y toda la tierra, deber�a rendirse, a trav�s de la tierra y toda la tierra. Despu�s del regreso del cautiverio, esta provincia fue repoblada y disfrut� al comienzo del reinado de Dar�o de una paz profunda.

Versículo 15

Estoy muy disgustado, etc.� Estoy muy disgustado con las naciones que la desprecian y que, despu�s de haber moderado mi ira, han aumentado su aflicci�n. Houbigant. Esto puede entenderse de los babilonios, samaritanos y otros vecinos de los jud�os, que no hab�an sido ejemplos tan terribles de la venganza de Dios como los jud�os. Vea Job 42:7 .

Versículo 17

Mis ciudades, etc. � Mis ciudades a�n abundar�n en bienes. Houbigant y otros.

Versículo 18

He aqu�, cuatro cuernos: en esta segunda visi�n, bajo el emblema de los cuatro cuernos, se representa que Dios, por los agentes que �l nombrar�a, sofocar�a y derribar�a todos aquellos poderes que se hab�an levantado, o deber�an levantarse, para oprimir a su personas. Los cuernos son un emblema habitual de fuerza y ??poder; y debido a que esas bestias feroces que los tienen, empujan y cornean con ellos, y, lanz�ndolos furiosamente, dispersan y empujan a todos delante de ellos, denotan acertadamente pr�ncipes y estados conquistadores y opresores. Ver Daniel 7 ; Daniel 8 . Pero si el n�mero cuatro se usa indefinidamente o para denotar ese n�mero espec�fico y, si es el �ltimo, qu� Potencias particulares se�ala, es una cuesti�n que ha sido muy agitada, pero no determinada satisfactoriamente.

Se han nombrado varios cuaterniones, pero sin otro efecto que hacer m�s dudoso el asunto. La opini�n m�s antigua y predominante entre los jud�os mismos, y quiz�s la m�s probable de todas, es que los cuatro grandes imperios, el asirio o babil�nico, el persa, griego y romano, a los que sin duda aludieron las cuatro bestias en el s�ptimo cap�tulo de Daniel, y creo que est�n dise�ados por los cuatro carros en la �ltima de estas ocho visiones, cap. 6: aqu� tambi�n se pretenden; por cada uno de los cuales la naci�n jud�a ha sido oprimida por turnos, y todos han sido derribados y aniquilados sucesivamente; aunque de la depresi�n de la �ltima los jud�os aparentemente no han obtenido todav�a ninguna ventaja considerable.

Versículo 20

Cuatro carpinteros. O tantos subversivos de los reinos como los reinos que hab�an oprimido a los jud�os. La palabra ???? choresh, significa un mec�nico o art�fice en lat�n, hierro, madera, piedra, etc.

REFLEXIONES.� 1�, El profeta Zacar�as recibi� su comisi�n de Dios y comenz� a hablar unos dos meses despu�s de Hageo. Se le llama hijo de Berequ�as; y era el mismo, como algunos suponen, a quien nuestro Se�or menciona, Mateo 23:35 como muerto entre el p�rtico y el altar, el hijo del profeta Iddo, que puede referirse a Zacar�as, y no a su abuelo; o tambi�n podr�a ser un profeta. Comienza su discurso,

1. Recordando a los jud�os los pecados y provocaciones de sus antepasados, con quienes Dios estaba muy disgustado y a quienes hab�a castigado severamente, cuyos sufrimientos deb�an ser una advertencia para ellos.
2. Exhort�ndolos a volverse a Dios; y les da el �nimo m�s bondadoso para que lo hagan, porque �l se volver� hacia ustedes; y agrega tres veces, as� dice el Se�or de los Ej�rcitos, dar peso y autoridad a la amonestaci�n, y hacer que la fe de ellos se comprometa en la certeza de su misericordia prometida. La culpa consciente hace temer al coraz�n; y el pecador, que ve sus iniquidades en su verdadero color, dif�cilmente puede ser persuadido de que Dios pueda recibir y recibir� a alguien tan indigno en su favor.

3. Les recuerda los pecados de sus antepasados, que hab�an provocado a Dios, y les pide que presten atenci�n a sus sufrimientos y no imiten sus malos ejemplos. No se�is como vuestros padres, andando en sus pasos, quienes, aunque repetidamente, fervientemente y durante un largo tiempo fueron llamados por los profetas anteriores al arrepentimiento, hicieron o�dos sordos a la palabra de Dios y endurecieron sus corazones; y donde estanFueron cautivos a tierra extra�a; y muchos de ellos, sin duda, cortados en sus iniquidades, y hab�an ido a recibir la justa recompensa por sus obras. Y los profetas tambi�n han muerto; pero sus palabras los sobrevivieron y alcanzaron a los pecadores contra quienes fueron denunciados; y esto de una manera tan evidente, que cuando llegaron los juicios amenazados, demasiado tarde para ser prevenidos, sus antepasados, en un miserable cautiverio, sintieron esa justa venganza que no creer�an hasta que se apoder� de ellos.

Nota; (1.) El ejemplo de los padres no es un alegato para seguir sus caminos, cuando son contrarios a la palabra de Dios. (2.) A menudo deber�amos pensar en los que se fueron antes; �d�nde est�n? entramos en la dicha o la miseria eterna, y nos apresuramos tras ellos: �ad�nde, pues, vamos? (3.) Los ministros de Dios son hombres moribundos; debemos mejorar la temporada, durante la cual est�n reservados para trabajar entre nosotros: mientras que cada uno de ellos, considerando su propia mortalidad, debe hablar como un moribundo a los moribundos; y librar al menos sus propias almas. (4) A pesar de las denuncias de la ira no adopten inmediatamente su lugar contra el pecador, siendo en mucha paciencia retrasado, sin embargo, si persisten en la impenitencia, van a afianzarsede �l al fin; y demasiado tarde, en el vientre del infierno, sentir� esa ira de la que no se le persuadir� de huir.

2do, La visi�n registr� Zacar�as 1:7 , & c. fue entregado al profeta unos tres meses despu�s de que se pronunci� el discurso anterior, y est� dise�ado para animar al pueblo que se hab�a vuelto a Dios y se hab�a dedicado diligentemente a reconstruir su santo templo. Tenemos,

1. La visi�n. La arboleda de mirtos en el fondo representaba adecuadamente el estado de la iglesia jud�a, hundida muy bajo en la profunda oscuridad de las aflicciones y la miseria, y rodeada por las colinas de las naciones vecinas, mucho m�s grandes que ellas. Puede significar tambi�n la iglesia militante en general, que a trav�s de muchas tribulaciones entra en el reino de Dios; cuyos miembros, aunque bajos, est�n estrechamente unidos y sus gracias respiran fragancia ante Dios. En medio de ellos aparece Jes�s, hecho hombre para nosotros los hombres y para nuestra salvaci�n, y saliendo a pelear nuestras batallas, conquistando y conquistando, y cabalgando sobre un caballo rojo.como el capit�n de la salvaci�n, que con su propia sangre salvar� a su pueblo fiel, y con su poder pisotear� a sus enemigos, hasta que su sangre llegue a las bridas de los caballos, Apocalipsis 14:20 . Detr�s de �l estaban los ej�rcitos del cielo, sus esp�ritus ministradores, en caballos de diferentes colores, de acuerdo con los diversos servicios en los que se emplean, para juicio o misericordia. *

* Como tantos comentaristas le han dado este sentido al presente pasaje, y como su interpretaci�n es perfectamente consistente con la analog�a de la fe, la he presentado a mis lectores: pero vea las notas cr�ticas.

2. El profeta, lleno de admiraci�n por lo que contempl�, presume con profundo respeto preguntar: Oh mi Se�or, �qu� son estos? Y el �ngel, el que es la cabeza de todos los principados y potestades, incluso el hombre que estaba entre los mirtos, se complace en informarle. Estos son los que el Se�or ha enviado a caminar de un lado a otro por la tierra, para ejecutar sus mandamientos y ministrar a los que ser�n herederos de la salvaci�n. Tan bondadoso y condescendiente es Jes�s con los humildes que buscan el conocimiento divino, que claman : Ens��ame t� lo que yo no s�: a �stos los guiar� a toda la verdad.

3. Oye el informe que estos esp�ritus ministradores hacen a su Rey y Se�or. Hab�an cumplido su comisi�n e informan que la tierra est� quieta y en reposo, sin ser perturbada por guerras, como fue el caso en el reinado de Dar�o; seguro y a gusto, mientras que el pobre pueblo de Dios est� bajo la aflicci�n y las alarmas perpetuas. As�, todav�a un mundo descuidado duerme: pero pronto se despertar�n terriblemente de este letargo fatal.

4. El �ngel, el Se�or Jes�s, entonces se convierte en abogado de su pueblo arrepentido que regresa, y clama por misericordia ahora por fin sobre ellos, despu�s del largo tiempo que Dios los ha afligido, durante setenta a�os; que, si se computaban a partir de la quema del templo, acababan de terminar: tanto tiempo hab�an sufrido las marcas de la indignaci�n de Dios; y ahora ruega que diga: Basta. Es bueno para la iglesia que los creyentes tengan tal Abogado con el Padre: y en todo momento de problemas debemos recordar esto para nuestro apoyo.

5. Se da una respuesta de paz a la oraci�n del Salvador. El Se�or respondi� al �ngel con buenas palabras y palabras reconfortantes; porque a �l, el Padre, siempre le oye.

6. Comunica esta respuesta al profeta, para que la proclame a su pueblo creyente para su consuelo y aliento. As� dice el Se�or de los Ej�rcitos: Celo de Jerusal�n y de Sion con gran celo: ardiente para reparar sus agravios y celoso para promover su felicidad. Sus enemigos, que ahora se sientan tranquilos, son el objeto de su ira: los envi� a corregir a su pueblo con un poco de disgusto, y ellos ayudaron a avanzar la aflicci�n, excediendo sus �rdenes en crueldad e inhumanidad, e insultados por las miserias de su pueblo. cautivos infelices: pero Dios vengar� su disputa.

Mientras que, por otra parte, el profeta debe proclamar en voz alta: As� ha dicho Jehov�: He vuelto a Jerusal�n con misericordia: se edificar� el templo, Jerusal�n se levantar� de sus ruinas, y abundancia y prosperidad habitar�n una vez m�s en las ciudades de Jud�. Y el Se�or consolar� a�n a Sion, despu�s de los d�as de su duelo; y a�n elegir� a Jerusal�n como su morada bendita: lo cual se cumpli� literalmente en los d�as de Zorobabel y de los Macabeos; pero m�s eminentemente cuando el Mes�as apareci� en medio de ella, y su Evangelio se difundi� por todas las ciudades de la tierra.

En tercer lugar, tenemos una segunda visi�n con el mismo prop�sito que la anterior, consolar al pueblo de Israel contra sus poderosos enemigos.
1. El profeta vio cuatro cuernos y, pidiendo una explicaci�n de ellos, se le inform� que estos son los cuernos que han esparcido a Jud�, Israel y Jerusal�n; las diversas naciones que en diferentes momentos los hostigaron y dispersaron, de modo que ning�n hombre levant� la cabeza; tan oprimidos y desanimados estaban, y tan abatidos. Algunos refieren estos cuernos a los samaritanos, �rabes, amonitas y filisteos, quienes les dieron tales obst�culos en la construcci�n del templo y la ciudad. Y todos los que se dedican a esta obra bendita pueden esperar ser presionados por muchos cuernos. Pero mira las notas cr�ticas.

2. El Se�or le mostr� cuatro carpinteros. Estos no los hab�a visto. Nuestros temores al peligro nos involucran tanto que a menudo pasamos por alto la ayuda que se nos brinda. Y le dice lo que han venido a hacer estos, a deshilacharlos, a echar fuera los cuernos de los gentiles. Y estos pueden interpretarse de las varias monarqu�as que se han levantado para destruirse unas a otras; o de los �ngeles a quienes Dios env�a para ejecutar sus juicios; o de los cuatro grandes promotores de la obra de Dios, Zorobabel, Josu�, Esdras y Nehem�as; y quiz�s de los ministros del Evangelio, que salen y se fortalecen para llevar a cabo la obra de Dios en medio de toda oposici�n. Nota; Cualesquiera que sean los enemigos que se oponen a nosotros, tenemos mejores amigos para nosotros; y, aunque nos empuje a caer, en el Se�or est� nuestra ayuda, quien quebrar� todos los cuernos de los imp�os.

Información bibliográfica
Coke, Thomas. "Comentario sobre Zechariah 1". Comentario de Coke sobre la Santa Biblia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tcc/zechariah-1.html. 1801-1803.