Bible Commentaries
Sofonías 3

Comentario de Coke sobre la Santa BibliaComentario de Coke

Introducción

Una reprensi�n de Jerusal�n por diversos pecados. Una exhortaci�n a esperar la restauraci�n de Israel y regocijarse por su salvaci�n por Dios.

Antes de Cristo 612.

Versículo 1

Ay de la inmunda, & c. Ay de la que provoca ira y se contamina; a la ciudad oprimida; o ciudad de opresores. Sofon�as 3:2 . La cual no oye la voz, ni recibe instrucci�n, ni tiene esperanza en el SE�OR, ni se acerca a su Dios. Sofon�as 3:3 .

Cuyos pr�ncipes, & c . No roen los huesos ni dejan huesos para roer por la ma�ana; o no descansan ni siquiera hasta la ma�ana. Houbigant; quien observa que el profeta en este vers�culo compara a los jueces de Jerusal�n con lobos vespertinos, porque comienzan a cazar su presa al anochecer, pero contin�an haci�ndolo durante toda la noche, e incluso hasta la ma�ana.

Versículo 5

Todas las ma�anas, etc. Es decir, "Todos los d�as no deja de dar nuevas evidencias de su justicia sobre estos pr�ncipes, falsos profetas y sacerdotes id�latras". La alusi�n es a la costumbre de los jud�os y las naciones vecinas, que dictaban juicios solo por la ma�ana.

Versículo 7

Recibir�s instrucci�n : t�, esto es, Jerusal�n, a quien, sin embargo, los ejemplos de las naciones vecinas, a quienes Dios hab�a destruido, Sofon�as 3:6 nada aprovech� Sofon�as 3:6 . En lugar de, Pero se levantaron temprano, etc. Houbigant lee, Pero ellos no tardaron en adorar a sus vanos dioses.

Versículo 8

Por lo tanto� Sin embargo. "A pesar de estas provocaciones, exhorto a los piadosos entre ustedes a esperar el cumplimiento de las promesas que he hecho de restaurar la naci�n jud�a a mi favor: para lo cual, ejecutar� juicios notables sobre los incr�dulos y desobedientes". Es muy com�n entre los profetas someter las promesas m�s c�modas a las amenazas m�s espantosas, y, despu�s de haber denunciado el cautiverio, predecir la liberaci�n del pueblo; pero el profeta aqu� parece mirar m�s lejos; incluso hasta los tiempos del Evangelio, y quiz�s hasta la restauraci�n futura y final de los jud�os. Vea los siguientes vers�culos.

Versículo 9

Porque entonces me volver�, & c.� Houbigant lo traduce, Porque entonces derramar� en el pueblo un lenguaje puro; para que todos invoquen el nombre de Jehov� y le sirvan con un solo hombro; es decir, con unanimidad y consentimiento; aludiendo a la unanimidad de los levitas al llevar el arca. El profeta predice las mismas cosas aqu� con Joel, Joel 2:28 . Derramar� mi esp�ritu sobre toda carne, etc.

Versículo 10

Desde el otro lado de los r�os, etc.� Desde los l�mites de los r�os de Etiop�a, los que hasta ahora he dispersado ser�n mis suplicantes, y me traer�n una ofrenda. Houbigant. Los jud�os, dispersos en los pa�ses m�s lejanos, como en las partes m�s lejanas de Etiop�a, entrar�n en la iglesia cristiana y all� rendir�n sus adoraciones al Dios de sus padres.

Versículo 11

Los que se regocijan en tu orgullo, los que levantaron o causaron tu orgullo; a saber, los sacerdotes y escribas jud�os, que se jactaban con orgullo contra el Mes�as; y en cuyo lugar el Se�or present� al pueblo manso y humilde, los disc�pulos de Cristo; Sofon�as 3:12 . En lugar de, no te averg�ences , y, a causa de mi santo monte, podemos leer, no te averg�ences y en mi santo monte.

Versículo 14

Canta, oh hija de Sion. Estos himnos de gozo, aunque en cierta medida son aplicables al regreso del cautiverio, sin embargo, en toda su propiedad pertenecen a los tiempos del Evangelio. El rey de Israel, del que se habla en el siguiente vers�culo, es Jesucristo, quien reina verdaderamente sobre su pueblo, por su imperio de gracia y de amor.

Versículo 16

No est�n flojas tus manos; no caigan tus manos. Houbigant. Ver Hebreos 12:12 .

Versículo 17

�l salvar�, etc.� �l traer� salvaci�n; se regocijar� y se alegrar� por ti; �l renovar� su amor y gozo por ti con c�nticos, como en una asamblea solemne. Sofon�as 3:18 . Porque quitar� a los que te oprimieron; se alejar�n de ti, para que no te traigan oprobio. Houbigant.

Versículo 19

Deshacer�, etc.� oprimir�. Houbigant; quien observa que desde el vers�culo 13 hasta el final del cap�tulo, el profeta habla del �ltimo regreso y restauraci�n de los jud�os; como la primera parte respetaba la iglesia naciente de los cristianos; porque Sion y Jerusal�n se�alan a la naci�n jud�a, que no ver� m�s el mal, como lo vieron en la �ltima destrucci�n de su ciudad y estado por los romanos. En lugar de ante sus ojos, en el siguiente vers�culo, debe leerse ante sus ojos; es decir, los ojos de la gente de toda la tierra.

REFLEXIONES.� 1�, Jerusal�n es nuevamente la carga de esta profec�a: donde Dios justamente podr�a haber esperado toda obediencia, no se encuentra nada m�s que abominaci�n.

1. Toda la ciudad est� llena de maldad. Ay de la inmunda y contaminada de pecados complicados; a la ciudad opresora, donde prevalec�a la violencia sin ley. Ella no obedeci� a la voz; desobediente a la voluntad de Dios, y sin hacer caso de su ley: no recibi� correcci�n; ni las amonestaciones de los profetas ni la vara de las providencias aflictivas produjeron ning�n efecto bueno.

No confi� en el Se�or, sino en sus �dolos y aliados paganos; no se acerc� a su Dios; rompiendo el pacto, abandonando al Dios de sus misericordias y reprimiendo la oraci�n ante �l; que algunos se aplican particularmente a los fariseos en los d�as de Cristo, quienes estaban llenos de inmundicia, confiaban en s� mismos y no vinieron a Jes�s en busca de perd�n, justicia y salvaci�n.

2. Los l�deres son los principales en transgresi�n. Los nobles y jueces son rapaces y crueles como leones rugientes y lobos vespertinos, cuando, empujados por el hambre, salen en busca de presas; no roen los huesos hasta el d�a siguiente, ni hasta la ma�ana; comiendo en el acto hasta los huesos de la presa que cae en sus manos. Sus profetas son ligeros y traicioneros; su conducta vana desment�a sus pretensiones, y su palabra tend�a a traicionar los intereses de la religi�n ya arruinar las almas de los hombres.

Nota; La ligereza en un ministro debe convertirlo en un descr�dito para su profesi�n. Sus sacerdotes eran infieles; contaminaron el santuario con sus pecados, que deber�an haber adornado con la pureza de sus vidas; e hicieron violencia a la ley; lo pervirtieron con falsas glosas, o contradijeron lo que ense�aba con sus malos ejemplos: estos, por lo tanto, recibir�n mayor condenaci�n.

3. Sus pecados fueron agravados por muchas consideraciones:
[1.] La presencia de Dios estaba eminentemente con ellos. El Se�or justo est� en medio de ti; su Shejin� habit� entre ellos; contempl� todos sus caminos, que no pod�an sino provocar los ojos de su santidad. No har� iniquidad; tampoco puede sufrirlo en otros con impunidad. Todas las ma�anas saca a la luz su juicio; enviando a sus profetas para advertir a los hombres de la maldad y el peligro de sus caminos. No deja de llamarlos al arrepentimiento con larga paciencia y constantes amonestaciones; pero el injusto no conoce la verg�enza: nunca se averg�enza de su culpa o de su ingratitud; y los que han pasado la verg�enza, han perdido la curaci�n.

[2.] Hab�a ejecutado juicios sobre otras naciones para que tomaran nota; destruyendo sus ciudades y dejando su tierra desolada sin habitantes. Dije: Ciertamente me temer�s; afectado por los sufrimientos de los dem�s, y sin atreverse a provocar a un Dios celoso. Recibir�s instrucci�n, por su triste caso; para que su morada no sea cortada, por mucho que los castigue; sus visitaciones estaban dise�adas para rescatarlos de la destrucci�n, si o�an la vara, y qui�n la hab�a designado. Pero,

[3.] Se levantaron temprano y corrompieron todas sus obras; iba de mal en peor, llenando la medida de sus iniquidades; y se apresur� voluntariamente a arruinarlos. Nota; Las almas condenadas tendr�n por la eternidad s�lo su propia obstinaci�n y locura a la que culpar. �Cu�ntas veces te habr�a reunido y t� no?

En segundo lugar, en medio de todas las desolaciones determinadas, la perspectiva de los d�as del Mes�as da algunas esperanzas revitalizantes a los piadosos, a quienes se les ordena esperar todav�a en Dios y esperar su salvaci�n.
1. Se levantar� para vengarse y apoderarse de la presa; para lo cual re�ne a las naciones de los imp�os, para derramar sobre ellos su ira, que reh�san someterse a las ofrendas de su gracia y no obedecen a su Evangelio. O el sentido puede ser, �l reunir� los reinos, el ej�rcito romano reunido de ellos, para derramar sobre ellos, el pueblo jud�o, mi indignaci�n, por rechazar a su Mes�as; y toda su tierra ser� consumida por el fuego de mis celos.

2. �l establecer� y establecer� el reino del evangelio en todo el mundo, y traer� a las naciones a la obediencia de la fe, particularmente en los �ltimos d�as, a los que aqu� se hace referencia m�s particularmente: Porque entonces volver� al pueblo un puro idioma; la gracia convertidora de Dios cambiando efectivamente la conversaci�n; de modo que las almas renovadas hablen un idioma diferente al que sol�an hacer, contando ahora las cosas que Dios ha hecho por sus almas, y con una mente y una boca glorific�ndolo; y los piadosos de todas las naciones tendr�n una lengua com�n, y �nase al mismo servicio bendito de oraci�n y alabanza, invocando el nombre del Se�or y sirvi�ndole con un consentimiento.Y as� vendr� el pueblo disperso de Dios, ahora llevado a humildes suplicantes, de Egipto y de todos los lugares de su dispersi�n, trayendo su ofrenda, incluso sus cuerpos, almas y esp�ritus, un sacrificio vivo para Dios. La oraci�n es la voz inmediata del pecador humillado; y todo verdadero suplicante, no solo de palabra sino de hecho, se presenta a Dios para glorificarlo, no solo en sus labios sino en su vida.

En ese d�a, especialmente en esos �ltimos d�as, ser� quitada su verg�enza, sus pecados ser�n perdonados y su poder ser� subyugado. Los orgullosos y santurrones, los hip�critas, como los escribas y fariseos que confiaban en sus servicios en el templo, y en sus obras y obras, ser�n entonces destruidos, nada m�s ofensivo para Dios que esa alta vanidad que tales pecadores miserables se entretienen con sus propios servicios formales y deberes imperfectos. Tambi�n dejar� en medio de ti un pueblo afligido y pobre;como cuando los caldeos llevaron cautivos a todos los nobles y dejaron a los pobres de la tierra por labradores y vi�adores. Y el pueblo de Dios es en general un pueblo pobre, afligido con frecuencia por las tentaciones y la persecuci�n; pobre, generalmente en bienes mundanos, siempre en esp�ritu; sensibles a sus propias necesidades, y mendigos a la puerta de la misericordia por el pan de vida: y confiar�n en el nombre del Se�or, en su m�rito infinito, como la �nica base de su aceptaci�n ante Dios.

El remanente de Israel, estas pobres almas afligidas y fieles, no cometer�n iniquidad, sino que por la gracia de Dios podr� andar en toda santa conducta y piedad; ni hables mentiras, la verdad estampando todas sus palabras; siendo obedientes a las doctrinas del Evangelio, y teniendo la verdad a la luz y amor de ella: ni se hallar� en su boca lengua enga�osa; porque se alimentar�n, como ovejas del prado de Cristo, de las ordenanzas, y se acostar�n en paz bajo la protecci�n de su gran Pastor; y nadie los atemorizar�; ninguno de sus enemigos, espirituales o temporales, podr� aterrorizarlos o destruirlos; porque su coraz�n est� firme y confiado en el Se�or.

En tercer lugar, las promesas hechas en la �ltima parte de este cap�tulo tienen un respeto m�s inmediato a la restauraci�n de los jud�os en los �ltimos d�as; porque aunque tuvieron alg�n cumplimiento en su liberaci�n de Babilonia, sin embargo, despu�s de eso vieron el mal de nuevo, y ahora yacen bajo la m�s larga y m�s pesada de todas sus aflicciones; pero cuando Dios cumpla esta palabra, no ver�n m�s el mal.

Se pide a Sion que se regocije y grite de gozo ante la perspectiva de su gloriosa restauraci�n inminente; y se le ordena que ya no tema ni se desanime ante la grandeza o el n�mero de sus enemigos, porque Dios promete:
1. Quitarle todos los juicios ; todos los juicios temporales, como el exilio, la dispersi�n, la pobreza, el desprecio; todos los juicios espirituales, como ceguera, incredulidad y dureza de coraz�n.

Todos sus enemigos que ahora poseen la tierra de Israel ser�n echados, y �l destruir� a todos sus afligidos. Aunque d�biles, d�biles y vacilantes, su cautiverio ser� devuelto para no repetirse jam�s; porque no ver�s m�s el mal, ya que sus problemas han llegado a su fin para siempre.

2. Dios promete estar en medio de ellos, como su rey, el Mes�as, para salvarlos del poder de todo mal. �l es poderoso, s�, Todopoderoso, capaz de salvar al m�ximo y de cumplir todas las promesas de su palabra desafiando cualquier oposici�n que pueda surgir de Satan�s, el pecado, la muerte o el infierno; y con la voluntad que pueda, salvar� a su pueblo fiel.

�l se regocijar� por ti con alegr�a y c�nticos, siendo la conversi�n de los pecadores el deleite del Redentor; y entonces ve en ellos la aflicci�n de su alma, y ??queda satisfecho. Descansar� en su amor; �l mismo sentir� la mayor complacencia en las expresiones de su favor concedidas a su querido y fiel pueblo.

3. Volver�n a disfrutar de las ordenanzas que han estado interrumpidas durante tanto tiempo, y por las que lloraron durante su dispersi�n. Reunir� a los afligidos por la asamblea solemne, que lloran por las desolaciones de Sion, que son de ustedes, los verdaderos hijos de la Jerusal�n de arriba, la madre de todos nosotros; para quienes el reproche fue una carga, profundamente afectados por los insultos de sus enemigos, que fue el caso de los jud�os piadosos en Babilonia, quienes, en el tiempo se�alado por Dios, fueron restaurados a su templo y adoraci�n en Jerusal�n.

Los jud�os en su actual dispersi�n lamentan tambi�n la triste interrupci�n del servicio del santuario; y aquellos que se convierten de entre ellos anhelan el d�a de la restauraci�n de sus hermanos, cuando puedan ser reunidos en la iglesia de Cristo, y ser reunidos en su propia tierra, y servir a Dios literalmente en su santo monte en Jerusal�n, y sea ??quitado para siempre su oprobio.

4. Ser�n honorables y respetados, como han sido despreciados e insultados. Les dar� alabanza y fama en todos los pa�ses donde hayan sido avergonzados por haber rechazado al Mes�as; pero ahora, volvi�ndose al Se�or, todas las tierras cristianas los alabar�n por su obediencia a la fe; y la fama de su conversi�n difundir� un gozo general; entonces ser�n un nombre y una alabanza entre todos los pueblos de la tierra; por cuyo feliz acontecimiento todas las almas bondadosas unan sus fervientes s�plicas, para que el Se�or se complazca en apresurarlo en su tiempo.

Información bibliográfica
Coke, Thomas. "Comentario sobre Zephaniah 3". Comentario de Coke sobre la Santa Biblia. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tcc/zephaniah-3.html. 1801-1803.