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Bible Commentaries
1 Samuel 20

El Comentario Bíblico del ExpositorEl Comentario Bíblico del Expositor

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Versículos 1-42

CAPITULO XXVII

DAVID Y JONATHAN.

1 Samuel 20:1 .

No tenemos forma de determinar cu�nto tiempo transcurri� entre los eventos registrados en el cap�tulo anterior y los registrados en este. No es improbable que la experiencia de Sa�l en Naiot condujera a una mejora temporal en sus relaciones con David. El tono de este cap�tulo nos lleva a creer que en el momento en que se abre hab�a lugar a la duda de si Saulo segu�a abrigando o no alg�n resentimiento deliberado hacia su yerno.

Las propias sospechas de David eran fuertes de que lo hizo; pero Jonathan parece haber pensado de otra manera. De ah� la seria conversaci�n que los dos amigos mantuvieron sobre el tema; y de ah� la estratagema curiosa pero torcida con la que intentaron descubrir la verdad.

Pero antes de continuar con esto, ser� conveniente para nosotros en este lugar detenernos un poco en la notable amistad entre David y Jonat�n, un hermoso oasis en esta historia del desierto, una de las gemas m�s brillantes de este libro de Samuel. .

Fue una prueba sorprendente de la gracia siempre consciente y considerada de Dios, que en la misma apertura del oscuro valle de la prueba a trav�s del cual David tuvo que pasar como consecuencia de los celos de Sa�l, se puso en contacto con Jonat�n, y en su desinteresado y amistad santificada, provista de uno de los m�s dulces consuelos terrenales para la carga del cuidado y el dolor. La tempestad repentinamente desatada sobre �l debi� de resultar demasiado vehemente, si lo hubieran dejado en el oscuro palacio de Sa�l sin una mano amable que lo guiara, o la simpat�a de un coraz�n c�lido para alentarlo; el esp�ritu de fe podr�a haber deca�do m�s seriamente de lo que lo hizo, si no hubiera sido fortalecido por la fe brillante de Jonat�n.

Era evidente que Michal, aunque ten�a una especie de apego a David, estaba lejos de tener un coraz�n completamente afable; ella lo amaba y ayud� a salvarlo, pero al mismo tiempo dio falso testimonio contra �l ( 1 Samuel 19:17 ). En sus dolores m�s profundos, David no pudo haber obtenido poco consuelo de ella. Por lo tanto, cualquier destello de alegr�a y esperanza que ahora derramaba la compa��a humana a trav�s de su oscuro firmamento se deb�a a Jonathan.

En misericordiosa adaptaci�n a las flaquezas de su esp�ritu humano, Dios le abri� este arroyo en el desierto y le permiti� refrescarse con sus agradables aguas; sino para mostrarle, al mismo tiempo, que no se pod�a confiar permanentemente en tales suministros, y que su gran dependencia debe ser puesta, no en la comuni�n del hombre mortal, sino en el Dios siempre vivo y amoroso, Jonathan. y estaba condenado, despu�s de un breve per�odo de compa�erismo, a una separaci�n de por vida, y la amistad que parec�a prometer un consuelo perpetuo de sus pruebas, s�lo agrav� su severidad, cuando sus alegr�as se desvanecieron violentamente.

Desde otro punto de vista, la relaci�n de David con Jonat�n cumpli� un prop�sito importante en su entrenamiento. La misma visi�n que ten�a constantemente de la atroz maldad de Sa�l podr�a haber alimentado un sentimiento de justicia propia, podr�a haber alentado el pensamiento, tan agradable a la naturaleza humana, que as� como Sa�l fue rechazado por Dios por su maldad, as� David fue elegido por su bondad. . El recuerdo de las virtudes y gracias singulares de Jonat�n fue apropiado para reprender este pensamiento; porque si el respeto a la bondad humana hab�a decidido el proceder de Dios en el asunto, �por qu� no habr�a sido designado Jonat�n para suceder a su padre? Desde el terreno de justicia propia en el que podr�a haber sido tentado a pararse, David ser�a arrojado hacia atr�s en la adorable soberan�a de Dios; y en la m�s profunda humillaci�n obligado a admitir que era Dios '

Las amistades ardientes entre los j�venes no eran infrecuentes en la antig�edad; Se produjeron muchos casos sorprendentes entre los griegos, que a veces se explican por la estimaci�n comparativamente baja en la que se ten�a entonces la sociedad femenina. "Los heroicos compa�eros celebrados por Homero y otros", se ha comentado, "parecen tener un solo coraz�n y un alma, sin apenas un deseo u objeto aparte, y solo vivir, ya que siempre est�n dispuestos a morir, por un otro ... La idea de un h�roe griego parece no haberse considerado completa sin un hermano de armas as� a su lado ". * (* La '' Historia de Grecia '' de Thirlwall).

Pero hab�a una caracter�stica de la amistad de Jonat�n y David que no ten�a paralelo en los tiempos cl�sicos: era la amistad entre dos hombres, de los cuales el m�s joven era un rival formidable para el mayor. Es Jonathan quien brilla m�s en esta amistad, porque �l era el que ten�a menos que ganar y m�s que perder del otro. Sab�a que David hab�a sido ordenado por Dios para suceder al trono de su padre, pero lo amaba; sab�a que hacerse amigo de David equival�a a ofender a su padre, pero se hizo amigo de �l; sab�a que deb�a disminuir y David aumentar, pero ning�n �tomo de celos turbaba su noble esp�ritu.

�Qu� sino la gracia divina podr�a haberle permitido a Jonat�n mantener ese temperamento bendecido? �Sobre qu� otro fundamento podr�a haber descansado sino la convicci�n de que lo que Dios orden� debe ser lo mejor, infinitamente sabio y bueno para �l y para todos? �O qu� pudo haber llenado el coraz�n as� despojado de tan hermosa perspectiva terrenal, sino el sentido del amor de Dios y la seguridad de que �l le compensar�a todo lo que le quit�? �Qu� hermoso era este fruto del Esp�ritu de Dios! �Qu� bendici�n ser�a si esos racimos colgaran de cada rama de la vid!

Adem�s de ser desinteresado, la amistad de Jonat�n por David era de un car�cter eminentemente santo. Evidentemente, Jonat�n era un hombre que habitualmente honraba a Dios, si no con mucha profesi�n abierta, pero con profunda reverencia y sumisi�n. Y as�, adem�s de poder entregar sus propias perspectivas sin un murmullo, y sentir verdadera felicidad al pensar que David ser�a rey, pudo fortalecer la fe de su amigo, como leemos despu�s ( 1 Samuel 23:16 ): ' Jonat�n, hijo de Sa�l, se levant� y fue a donde David al bosque, y fortaleci� su mano en Dios.

"En el momento en que se reunieron en el cap�tulo que nos ocupa, la fe de Jonat�n era m�s fuerte que la de David. El coraz�n vacilante de David dec�a:" S�lo hay un paso entre m� y la muerte "( 1 Samuel 20:3 ), mientras que Jonat�n en La confianza impl�cita en el prop�sito de Dios con respecto a David estaba mirando hacia el futuro: "No solo mientras yo viva, me mostrar�s la bondad del Se�or para que no muera, sino que tampoco cortar�s tu bondad de mi casa por siempre; no, no cuando el Se�or haya quitado a todos los enemigos de David de la faz de la tierra.

"Rara vez, si es que alguna vez, se ha exhibido un ejemplo mejor de fe triunfante, que cuando el pr�ncipe, con todos los recursos del reino a su disposici�n, hizo esta petici�n al indefenso forajido. �Qu� inestimable bendici�n es la amistad de aquellos que nos apoyan y consuelan en los grandes conflictos espirituales, y nos ayudan a permanecer erguidos en alguna gran crisis de nuestra vida! Qu� diferente de la amistad que meramente provee la alegr�a de una hora ociosa, a expensas, quiz�s, de una buena conciencia, y para la perdurable herida del alma.

Pero perm�tanme ahora se�alar brevemente los eventos registrados en este cap�tulo. Es un cap�tulo largo, uno de esos cap�tulos largos en los que los incidentes se registran con tal plenitud de detalle, que no solo para hacer una narraci�n muy gr�fica, sino para proporcionar una prueba incidental de su autenticidad.

En primer lugar, tenemos la conversaci�n preliminar entre David y Jonat�n, en cuanto al verdadero sentimiento de Sa�l hacia David. Por cierto, aprendemos cu�nto se apoy� Sa�l en Jonat�n: "Mi padre no har� nada, ni grande ni peque�o, pero me lo mostrar�", una prueba de que Jonat�n era, como Jos� antes que �l, y como Daniel despu�s de �l, eminentemente digno de confianza y tan sano de juicio como noble de car�cter.

�l mismo, sin malicia, no sospechaba ninguna malicia en su padre. Pero David no pudo tener una opini�n tan favorable de Sa�l. Tan profunda fue su convicci�n de lo contrario, que al dar su raz�n para creer que Saulo hab�a ocultado a su hijo su verdadero sentimiento en el asunto, y el peligro en el que se encontraba, us� el lenguaje solemne del conjuro: '' Como el El Se�or vive, y como vive tu alma, s�lo hay un paso entre m� y la muerte.

"Visto desde el punto humano, esto era cierto; visto desde debajo del prop�sito y la promesa divinos, no pod�a ser cierto. Sin embargo, no podemos culpar a David, sabiendo como sab�a lo que Sa�l realmente sent�a, por expresar sus temores humanos y la angustia de la mente a la que dio origen la situaci�n.

A continuaci�n, encontramos un dispositivo acordado entre David y Jonat�n para determinar los verdaderos sentimientos de Sa�l. Era una de esas formas enga�osas a las que, muy probablemente, David se hab�a acostumbrado en sus experiencias militares, en sus incursiones contra los filisteos, donde las estratagemas pod�an haber sido, como sol�an ser, un recurso com�n. Era probable que al d�a siguiente echaran de menos a David de la mesa de Sa�l, ya que era luna nueva y una fiesta; si Sa�l preguntaba por �l, Jonat�n deb�a fingir que hab�a pedido permiso para ir a un sacrificio familiar anual en Bel�n; y la forma en que Sa�l deber�a tomar esta explicaci�n mostrar�a su verdadero sentimiento y prop�sito acerca de David.

En el caso de que Sa�l se enfureciera y ordenara a Jonat�n que le trajera a David, David le implor� a Jonat�n que no obedeciera; Preferir�a matarlo con su propia mano que eso; porque no hab�a nada que temiera tanto a David como caer en manos de Sa�l. Seguramente Jonat�n no merec�a que se creyera posible que �l entregara a David a su padre, o que le ocultara cualquier cosa que tuviera alguna relaci�n con su bienestar.

Pero dado que David hab�a expresado el asunto en la forma en que lo hizo, a Jonat�n le pareci� correcto que se llevara a cabo una transacci�n muy solemne en este momento, para que su relaci�n fuera tan clara como el d�a y para determinar la acci�n del m�s fuerte de ellos. al otro, en el futuro.

�sta es la tercera cosa del cap�tulo. Jonat�n lleva a David al campo, es decir, a alg�n Wady aislado, a cierta distancia del pueblo, donde seguramente disfrutar�n de una completa soledad; y all� celebran un pacto solemne. Jonathan toma la delantera. Comienza con un llamamiento solemne a Dios, invoc�ndolo no como una cuesti�n de mera forma o decoro, sino de un significado real y profundo.

Primero, se compromete a comunicarle fielmente a David el estado real de las cosas por parte de su padre, ya sea para bien o para mal. Y luego ata a David, a quien por fe ve en posesi�n del poder real, a pesar de todo lo que Sa�l pueda hacer contra �l, primero para ser amable consigo mismo mientras vivi�, y no cortarlo, como nuevos reyes tan a menudo. masacr� a todos los parientes de los ancianos; y tambi�n despu�s de su muerte para mostrar bondad a su familia, y nunca dejar de recordarlos, ni siquiera cuando fue elevado a tal grado de prosperidad que todos sus enemigos fueron cortados de la tierra.

Uno no sabe si la mayor�a debe maravillarse de la fe de Jonat�n o de la dulzura de su naturaleza. Es David, el pobre forajido, sin apenas un hombre que lo apoye, quien se le aparece a Jonat�n como el hombre de poder, el hombre que puede disponer de todas las vidas y dominar todos los destinos; mientras que Jonat�n, el hijo del rey y consejero confidencial, de alguna manera se ve reducido a la impotencia e incapaz incluso de salvarse a s� mismo. Pero, �alguna vez se realiz� una transacci�n as� con tanta dulzura de temperamento? La tranquilidad de Jonat�n al contemplar el extra�o rev�s de la fortuna tanto para �l como para David, es exquisitamente hermosa; ni hay en �l rastro de ese servilismo con el que las naturalezas mezquinas adoran al sol naciente; es varonil y generoso mientras que es manso y humilde; tal combinaci�n de noble y sumiso como se mostr� despu�s, en la forma m�s elevada,

Luego viene una declaraci�n de la forma en que Jonat�n iba a anunciarle a David el resultado. Puede que no sea seguro para �l ver a David personalmente, pero en ese caso le har�a saber lo que hab�a sucedido sobre �l a trav�s de una se�al preconcertada, en referencia al lugar donde le indicar�a a un asistente que fuera a buscar algunas flechas. Dio la casualidad de que se obtuvo una entrevista personal con David; pero antes de eso, el tel�grafo con las flechas se llev� a cabo seg�n lo dispuesto.

El primer d�a de la fiesta, la ausencia de David pas� desapercibida, y Sa�l tuvo la impresi�n de que hab�a adquirido una impureza ceremonial. Pero como esa excusa solo pod�a servir por un d�a, Sa�l lo encontr� ausente el segundo d�a y le pregunt� a Jonat�n qu� hab�a sido de �l. Se dio la excusa pactada. Excitaba la rabia m�s profunda de Sa�l. Pero su ira no fue tanto contra David como contra Jonat�n por tomar su parte.

Sa�l no crey� en la excusa, de lo contrario no habr�a ordenado a Jonat�n que enviara a buscar a David. Si David estaba en Bel�n, Sa�l podr�a haber enviado a buscarlo �l mismo; si yac�a escondido en el vecindario, solo Jonat�n sabr�a su escondite, por lo tanto, Jonat�n deb�a apoderarse de �l. Si este es el punto de vista verdadero, la estratagema de Jonathan no hab�a servido de nada; la pura verdad no habr�a servido peor para el prop�sito.

Tal como estaban las cosas, la propia vida de Jonathan corr�a el peligro m�s inminente. Reprendiendo a su padre por tratar de destruir a David, escap� por poco de la jabalina de su padre, aunque, un momento antes, en sus celos de David, Sa�l hab�a profesado estar preocupado por los intereses de Jonat�n. "Hijo de la perversa rebelde, �no s� yo que has elegido al hijo de Isa� para tu confusi�n, y para la confusi�n de la desnudez de tu madre?" �A qu� m�todos extra�os e indignos no recurrir�n los hombres y mujeres enojados para poner vinagre en sus palabras y hacerlas arder! Tratar de herir los sentimientos de un hombre injuriando a su madre, o despreciando a cualquiera de sus parientes, es una pr�ctica confinada a la escoria de la sociedad, y nauseabunda, hasta el �ltimo grado, para toda mente amable y honorable.

En el caso de Sa�l, la ofensa fue a�n m�s infame porque la mujer vilipendiada era su propia esposa. Seguramente si sus fallas se reflejaron en alguien, se reflejaron en su esposo m�s que en su hijo. Pero lo que Sa�l denunci� cuando la llam� "la mujer rebelde perversa" fue una falla real, lo dudamos mucho. Para un hombre como Saulo, cualquier afirmaci�n de sus derechos por parte de su esposa, cualquier negativa a ser su abyecta esclava, cualquier la oposici�n a sus salvajes y malvados designios contra David, significar�a perversidad y rebeli�n.

Estamos lejos de pensar mal de esta mujer sin nombre porque su marido la denunci� ante su hijo. Pero cuando vemos a Saulo tratando de matar a su hijo con una jabalina y de destruir el car�cter de su esposa con palabras envenenadas, y al mismo tiempo sediento de la muerte de su yerno, tenemos una l�gubre exhibici�n de la profundidad a la que son capaces de descender los hombres de quienes se ha apartado el Esp�ritu del Se�or.

No es de extra�ar que Jonat�n se levantara de la mesa con gran ira y no comiera carne el segundo d�a del mes. Uno se pregunta c�mo fue la fiesta a partir de entonces, pero no se envidia a los invitados. �Ahog� Sa�l sus tormentosos sentimientos en copiosas tragos de vino, y convirti� la santa fiesta en una derrota bacanal, en medio de cuyo bullicioso j�bilo y tempestuoso j�bilo se sofocar�an los reproches de la conciencia durante una hora?

Ha llegado el tercer d�a, en el cual, por acuerdo preconcebido, Jonat�n le revelar�a a David el estado de �nimo de su padre. David est� en el escondite acordado; y Jonat�n, saliendo con su criado, dispara sus flechas al lugar que deb�a indicar la existencia del peligro. Entonces, habiendo regresado el muchacho a la ciudad, y sin que nadie est� en el lugar para observarlos o interrumpirlos, los dos amigos se re�nen y tienen una reuni�n conmovedora.

Cuando Jonat�n se separ� de David tres d�as antes, no hab�a dejado de tener esperanzas de traerle un informe favorable de su padre. David no esperaba nada por el estilo; pero incluso David debi� de haberse sorprendido y horrorizado al descubrir que las cosas estaban tan mal como ahora se informaron. En un acto de sincera reverencia por el hijo del rey, David se inclin� tres veces hasta el suelo. En muestra de mucho amor se besaron; mientras que bajo la oscura nube de adversidad que se hab�a levantado sobre ambos, y que ahora los obligaba a separarse, casi nunca (como result�) a verse en la carne, "lloraron el uno con el otro hasta que David se excedi�".

'' Lloraron como solo los hombres fuertes lloran,

Cuando lloren deben, o morir�n ".

Solo quedaba un consuelo, y fue Jonat�n quien pudo aplicarlo. "Jonat�n dijo a David: Ve en paz, ya que ambos hemos jurado en el nombre del Se�or, diciendo: El Se�or est� entre t� y yo, y entre mi simiente y tu simiente para siempre". En esa hora m�s oscura, Jonat�n pudo decirle a David : "Vete en paz". �Qu� paz? Mantendr�s en perfecta paz a aquel cuyo pensamiento est� en Ti, porque en Ti conf�a.

"" El �ngel del Se�or acampa alrededor de los que le temen, y los libra. "" Muchas son las aflicciones de los justos, pero el Se�or los libra de todos. "No podemos apartarnos de este cap�tulo sin a�adir una palabra sobre las amistades de los j�venes. Es cuando los corazones son tiernos que se unen m�s f�cilmente el uno al otro, como el coraz�n de Jonat�n se uni� al coraz�n de David. Pero la formaci�n de amistades es un asunto demasiado importante para dejarlo en manos de circunstancias casuales.

Deber�a hacerse con cuidado. Si tiene materiales para elegir, aseg�rese de elegir el mejor. En la base de toda amistad se encuentra la simpat�a del coraz�n, un sentimiento af�n del que a menudo uno se vuelve consciente por instinto a primera vista. Pero tambi�n debe haber elementos de diferencia en los amigos. Es un gran punto tener un amigo que est� por encima de nosotros en algunas cosas y que, por lo tanto, es probable que nos lleve a un nivel m�s alto de car�cter, en lugar de arrastrarnos a un nivel m�s bajo. Y un amigo es muy �til, si es rico en cualidades donde nosotros somos pobres. Como est� en In Memoriam -

'' �l era rico donde yo era pobre,

Y �l supli� mi deseo m�s

Como su diferencia se ajustaba a la m�a ".

Pero seguramente, de todas las cualidades de un amigo o compa�ero que nos va a hacer bien, la m�s vital es que teme al Se�or. Como tales amistades son, con mucho, las m�s agradables, tambi�n son, con mucho, las m�s rentables. Y cuando hayas hecho amigos, ap�gate a ellos. No dejes que se diga de ti que tu amigo te parec�a todo ayer, pero hoy nada. Y si tus amigos se elevan por encima de ti en el mundo, regoc�jate en su prosperidad y destierra todo sentimiento de envidia; o si te elevas por encima de ellos, no los olvides ni los abandones, sino, como si hubieras hecho un pacto ante Dios, contin�a mostr�ndote bondad a ellos ya sus hijos despu�s de ellos. Ore por ellos y p�dales que oren por usted.

Quiz�s fue con miras a la amistad de Jonat�n y su padre que Salom�n escribi�: "Hay un amigo m�s unido que un hermano". Jonat�n era un gran amigo de David. Pero las palabras sugieren una mayor amistad. La gloria del amor de Jonat�n por David se desvanece ante el amor de nuestro Se�or por sus hermanos. Si Jonathan viviera entre nosotros, �qui�n de nosotros podr�a mirarlo con indiferencia? �No se acobardar�an nuestros corazones con �l, mientras contemplamos su noble forma y su rostro abierto, aunque nunca hab�amos sido objeto de su afecto? En el caso de Jesucristo, tenemos todas las nobles cualidades de Jonat�n en una excelencia mucho m�s alta que la suya, y tenemos esta consideraci�n adicional, que �l ha dado su vida por nosotros, y que nadie que reciba Su amistad podr� jam�s ser separado. de su amor.

�Y qu� efecto elevador y purificador tendr� esa amistad! En alianza con �l, est�s en alianza con todo lo que es puro y brillante, todo lo que es transformador y embellecedor; todo lo que pueda dar paz a tu conciencia, alegr�a a tu coraz�n, brillo a tu esp�ritu y belleza a tu vida; todo lo que pueda hacer que tus vestidos huelan a mirra, �loe y casia; todo lo que pueda bendecirte y convertirte en una bendici�n.

Y una vez que eres verdaderamente Suyo, el v�nculo nunca podr� romperse; David tuvo que separarse de Jonat�n, pero ustedes nunca tendr�n que separarse de Cristo. Tu uni�n est� cimentada con la sangre del pacto eterno; y por la eficacia eterna de la oraci�n, "Padre, quiero que tambi�n los que me has dado, est�n conmigo donde yo estoy".

Información bibliográfica
Nicoll, William R. "Comentario sobre 1 Samuel 20". "El Comentario Bíblico del Expositor". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/teb/1-samuel-20.html.
 
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