Bible Commentaries
Isaías 16

El Comentario Bíblico del ExpositorEl Comentario Bíblico del Expositor

Versículos 1-14

CAPITULO XVII

ISA�AS A LAS NACIONES EXTRANJERAS

736-702 a. C.

Isa�as 14:24 ; Isa�as 15:1 ; Isa�as 16:1 ; Isa�as 17:1 ; Isa�as 18:1 ; Isa�as 19:1 ; Isa�as 20:1 ; Isa�as 21:1 ; Isa�as 23:1

El centro del Libro de Isa�as (cap�tulos 13 al 23) est� ocupado por una serie de profec�as largas y breves que son una fuente fecunda de perplejidad para el lector consciente de la Biblia. Con el regocijo de quien atraviesa caminos llanos y contempla vastas perspectivas, ha pasado por los primeros cap�tulos del libro hasta el final del duod�cimo; y puede esperar disfrutar de una experiencia similar cuando alcance esos otros tramos claros de visi�n desde el vig�simo cuarto hasta el vig�simo s�ptimo y desde el trig�simo hasta el trig�simo segundo.

Pero aqu� se pierde entre una serie de profec�as oscuras en s� mismas y sin relaci�n evidente entre s�. Los s�bditos de ellos son las naciones, tribus y ciudades con las que en los d�as de Isa�as, por guerra o tratado o temor com�n frente a la conquista asiria, Jud� estaba entrando en contacto. No hay ninguno de los nombres familiares de la tierra y las tribus de Israel que se encuentran con el lector en otras oscuras profec�as e iluminan su oscuridad con el rostro de un amigo.

Los nombres y alusiones son extra�os, algunos de ellos nombres de tribus extintas hace mucho tiempo y de lugares que ya no es posible identificar. Es una jungla de profec�a, en la que, sin mucho Evangelio o luz geogr�fica, tenemos que andar a tientas, agradecidos por un destello ocasional de lo pintoresco: una tormenta de arena en el desierto, las ruinas abandonadas de Babilonia atormentadas por bestias salvajes, una vista de los canales de Egipto o los puertos de Fenicia, un atisbo de una incursi�n �rabe o de una grave embajada de Etiop�a.

Pero para comprender el Libro de Isa�as, para comprender al propio Isa�as en algunas de sus actividades y esperanzas m�s grandes; debemos atravesar este matorral. Ser�a tedioso y poco rentable buscar en cada rinc�n. Proponemos, por tanto, dar una lista de los diversos or�culos, con sus fechas y t�tulos, para la orientaci�n de los lectores de la Biblia, luego tomar tres textos representativos y recopilar el significado de todos los or�culos que los rodean.

Primero, sin embargo, hay que dejar de lado dos de las profec�as. El cap�tulo veintid�s no se refiere a un Estado extranjero, sino a la propia Jerusal�n; y la gran profec�a que abre la serie (cap�tulos 13-14: 23) trata del derrocamiento de Babilonia en circunstancias que no surgieron hasta mucho despu�s de la �poca de Isa�as, y por lo tanto, debe ser considerada por nosotros junto con profec�as similares al final. de este volumen. (Ver Libro V)

Todo el resto de estos Cap�tulos s-14-21 y 23-se refieren al propio d�a de Isa�as. Fueron pronunciados por el profeta en varios momentos a lo largo de su carrera; pero la mayor�a de ellos evidentemente datan de inmediatamente despu�s del a�o 705, cuando, a la muerte de Sarg�n, hubo una rebeli�n general de los vasallos asirios.

1. Isa�as 14:24 JURAMENTO DE JEHOV� de que el Asirio ser� quebrantado. Fecha probable, hacia el 701.

2. Isa�as 14:28 -OR�CULO PARA FILISTIA. Advirtiendo a Filistea que no se regocije porque un rey asirio haya muerto, porque uno peor se levantar�: "De la ra�z de la serpiente saldr� un basilisco. Filistea ser� derretida, pero Si�n permanecer�". La inscripci�n a este or�culo ( Isa�as 14:28 ) no es genuina.

El or�culo habla claramente de la muerte y el ascenso de los reyes asirios, no jud�os. Puede atribuirse a 705, la fecha de la muerte de Sarg�n y la adhesi�n de Senaquerib. Pero algunos sostienen que se refiere al cambio anterior en el trono asirio: la muerte de Salmanassar y el ascenso de Sarg�n.

3 Isa�as 15:1 - Isa�as 16:12 -OR�CULO PARA MOAB. Una larga profec�a contra Moab. Este or�culo, ya sea originalmente por �l mismo en un per�odo anterior de su vida, o m�s probablemente por un profeta m�s antiguo, Isa�as adopta y ratifica, e insin�a su cumplimiento inmediato, en Isa�as 16:13 : "Esta es la palabra que habl� Jehov� sobre Moab hace mucho tiempo.

Pero ahora Jehov� ha hablado, diciendo: Dentro de tres a�os, como los a�os de un asalariado, y la gloria de Moab ser� despreciada con toda la gran multitud, y el remanente ser� muy peque�o y sin importancia. "Las fechas Tanto la publicaci�n original de esta profec�a como su reedici�n con el ap�ndice son bastante inciertas. Este �ltimo puede caer alrededor del 711, cuando Moab fue amenazado por Sarg�n por complicidad en la conspiraci�n de Ashdod o en 704, cuando, con otros estados, Moab lleg� bajo la nube de la invasi�n de Senaquerib.

La profec�a principal es notable por su v�vida imagen del desastre que se ha apoderado de Moab y por la simpat�a hacia ella que expresa el profeta jud�o; por la menci�n de un "remanente" de Moab; por la exhortaci�n a ella de enviar tributo en su adversidad "al monte de la hija de Sion"; Isa�as 16:1 para hacer un llamamiento a Sion para que proteja a los desterrados de Moab y defienda su causa: "Trae consejo, toma una decisi�n, haz tu sombra como la noche en medio del mediod�a; esconde a los desterrados, no confundas al vagabundo;" para una declaraci�n del Mes�as similar a las de los cap�tulos 9 y 11; y por la oferta a los moabitas oprimidos de la seguridad de Jud� en los tiempos mesi�nicos ( Isa�as 16:4 ).

Pero hay un gran obst�culo para esta perspectiva de que Moab se eche a la sombra de la arrogancia de Jud�-Moab. "Hemos o�do hablar del orgullo de Moab, que es muy orgulloso", Isa. 16: 6, cf. Jeremias 48:29 ; Jeremias 48:42 ; Sofon�as 2:10 cuyo orgullo no solo mantendr� a este pa�s en ruinas, sino que evitar� que los moabitas prevalezcan en la oraci�n en su propio santuario ( Isa�as 16:12 ), una admisi�n muy notable acerca de la adoraci�n de otro dios que no sea Jehov�.

4. Isa�as 17:1 -OR�CULO PARA DAMASCO. Una de las primeras y m�s n�tidas profec�as de Isa�as. Del tiempo de la liga de Siria y Efra�n contra Jud�, entre 736 y 732.

5. Isa�as 17:12 SIN T�TULO. El estallido de los pueblos sobre Jerusal�n y su dispersi�n. Esta magn�fica pieza de sonido, que analizamos a continuaci�n, se suele entender de la carrera de Senaquerib sobre Jerusal�n. Isa�as 17:14 es un resumen preciso de la repentina ruptura y "retirada de Mosc�" de su ej�rcito.

Las huestes asirias se describen como "naciones", como lo hace Isa�as en otros lugares m�s de una vez. Isa�as 22:6 ; Isa�as 29:7 Pero en todo esto no hay una raz�n final para referir el or�culo a la invasi�n de Senaquerib, y tambi�n se puede interpretar de la confianza de Isa�as en la derrota de Siria y Efra�n (734-723).

Su proximidad al or�culo contra Damasco ser�a entonces muy natural, y se mantendr�a como una profec�a paralela a Isa�as 8:9 : "Alborotad, pueblos, y ser�is quebrantados; y escuchad, todos vosotros. de las distancias de la tierra: ce��os, y ser�is quebrantados; ce��os, y ser�is quebrantados ", profec�a que sabemos que pertenece al per�odo de la liga siro-efraimita.

6. Isa�as 18:1 SIN T�TULO. Un discurso a Etiop�a, "tierra del susurro de alas, tierra de muchas velas, cuyos mensajeros van y vienen sobre los r�os en sus esquifes de juncos". El profeta le dice a Etiop�a, emocionada por la noticia del avance asirio, c�mo Jehov� descansa tranquilamente hasta que los asirios est�n listos para la destrucci�n.

Cuando los et�opes vean su repentino milagro, enviar�n su tributo a Jehov�, "al lugar del nombre de Jehov� de los ej�rcitos, el monte Sion". Es dif�cil saber a qu� marcha hacia el sur de Asiria atribuir esta profec�a: �la de Sarg�n o la de Senaquerib? Porque en el tiempo de ambos, un et�ope gobernaba Egipto.

7. Isa�as 19:1 -OR�CULO PARA EGIPTO. Los primeros quince vers�culos ( Isa�as 19:1 ) describen el juicio como a punto de caer sobre la tierra de los faraones. Los �ltimos diez hablan de los resultados religiosos para Egipto de ese juicio, y forman la m�s universal y "misionera" de todas las profec�as de Isa�as.

Aunque se han expresado dudas sobre la autor�a de Isa�as de la segunda mitad de este cap�tulo en cuanto a su universalismo, as� como a su estilo literario, que se considera "un p�lido reflejo" del propio Isa�as, no hay una raz�n final. por negarle el cr�dito a Isa�as, mientras existen insuperables dificultades para relegarlo a la fecha tard�a que a veces se le pide.

Sobre la fecha y autenticidad de esta profec�a, que son de gran importancia para la cuesti�n de las opiniones "misioneras" de Isa�as, vea la introducci�n de Cheyne al cap�tulo y las notas de Robertson Smith en "Los Profetas de Israel" (p. 433). Este �ltimo lo sit�a en 703, durante el avance de Senaquerib hacia el sur. El primero sugiere que la segunda mitad pudo haber sido escrita por el profeta mucho m�s tarde que la primera, y dice con justicia: "Dif�cilmente podemos imaginar un 'final como un cisne' para el profeta moribundo".

8. Isa�as 20:1 SIN T�TULO. Tambi�n sobre Egipto, pero en narrativa y de una fecha anterior al menos a la segunda mitad del cap�tulo 19. Cuenta c�mo Isa�as camin� desnudo y descalzo por las calles de Jerusal�n en busca de una se�al contra Egipto y contra la ayuda que Jud� esperaba obtener de ella en los a�os 711-709, cuando el tart�n, o comandante en jefe asirio, lleg� al sur para someter a Ashdod.

9. Isa�as 21:1 -OR�CULO POR EL DESIERTO DE TESEA, anunciando pero lamentando la ca�da de Babilonia. Probablemente 709.

10. Isa�as 21:11 -OR�CULO PARA DUMAH. Dumah, o Silencio - Salmo 94:17 ; Salmo 115:17 , "la tierra del silencio de la muerte", la tumba, probablemente se usa como un anagrama de Edom y una se�al enigm�tica para los sabios edomitas, a su manera, del tipo de silencio bajo el que se encuentra su tierra. -el silencio de la r�pida decadencia.

El profeta escucha este silencio finalmente roto por un grito. Edom ya no puede soportar las tinieblas. "A m� se me llama desde Seir, Vigilante, �cu�nto de la noche? �Cu�nto de la noche? Dijo el vigilante: Viene la ma�ana, y tambi�n la noche: si quer�is preguntar, preguntad, vuelve." �Qu� otra respuesta es posible para una tierra en la que parece haberse asentado el silencio de la decadencia? Sin embargo, puede darles una respuesta m�s adelante, si regresan. Fecha incierta, quiz�s entre 704 y 701.

11. 21: 13-17 -OR�CULO PARA ARABIA. De Edom el profeta pasa a sus vecinos los Dedanitas, mercaderes ambulantes. Y como vio la noche en Edom, as�, mediante un juego de palabras, habla de la tarde en Arabia: "en el bosque, en Arabia", o con las mismas consonantes, "al anochecer". En el momento de la inseguridad de la invasi�n asiria, los mercaderes ambulantes tienen que apartarse de sus grandes caminos comerciales "por la tarde para alojarse en la espesura".

All� entretienen a los fugitivos, o (porque el sentido no est� del todo claro) son ellos mismos como entretenidos a los fugitivos. Es una imagen de la "gravedad de la guerra", que ahora estaba sobre el mundo, fluyendo incluso por esos distantes caminos des�rticos. Pero las cosas a�n no han llegado a lo peor. Los fugitivos no son m�s que los heraldos de los ej�rcitos, que "dentro de un a�o" asolar�n a los "hijos de Cedar", porque Jehov�, el Dios de Israel, lo ha dicho. As� lo dijo el profeta de Israel. la peque�a Jerusal�n toma posesi�n incluso de los desiertos lejanos en el nombre del Dios de su naci�n.

12. Isa�as 23:1 -OR�CULO PARA LLANTAS. Eleg�a sobre su ca�da, probablemente cuando Senaquerib lleg� al sur sobre �l en 703 o 702. Para ser considerado m�s a fondo por nosotros.

Estos, entonces, son los or�culos de Isa�as para las Naciones, que tiemblan, intrigan y descienden ante el poder de Asiria.

Hemos prometido reunir las circunstancias y el significado de estas profec�as en torno a tres textos representativos. Estos son-

1. "�Ah !, el estruendo de los pueblos, las multitudes, como el estruendo de los mares, retumban; y el estruendo de las naciones, como el estruendo de impetuosas aguas se precipitan; las naciones, como el estruendo de muchas aguas se precipitan. Pero �l lo reprende, y huye lejos, y es perseguido como la paja en los montes ante el viento y como el polvo arremolinado ante el torbellino ". Isa�as 17:12

2. "�Qu�, pues, responder� a los mensajeros de una naci�n? Que Jehov� fund� Sion, y en ella hallar�n refugio los afligidos de su pueblo". Isa�as 14:32

3. "En aquel d�a Israel ser� la tercera parte de Egipto y de Asiria, bendici�n en medio de la tierra, porque el SE�OR de los ej�rcitos los ha bendecido, diciendo: Bendito sea mi pueblo Egipto, y la obra de mis manos Asiria. y mi heredad Israel ". Isa�as 19:24

I.

El primero de estos textos muestra toda la perspectiva del profeta llena de tormenta, el segundo de ellos la roca solitaria y el faro en medio de la tormenta: Sion, su propia atalaya y refugio de su pueblo; mientras que el tercero de ellos, mirando hacia el futuro lejano, nos dice, por as� decirlo, del firme continente que se levantar� de las aguas: Israel ya no es un faro solitario, "pero en ese d�a Israel ser� un tercio de Egipto ya Asiria, bendici�n en medio de la tierra.

"Estos tres textos nos dan un resumen del significado de todas las oscuras profec�as de Isa�as a las naciones extranjeras: un oc�ano tormentoso, una roca solitaria en medio de �l y el nuevo continente que surgir� de las aguas alrededor de la roca.

La inquietud de Asia occidental bajo el dominio asirio (desde 719, cuando la victoria de Sarg�n en Rafia extendi� ese dominio a las fronteras de Egipto) encontr� desahogo, como vimos, en dos grandes explosiones, para las cuales la mina fue colocada por la intriga egipcia. . La primera explosi�n ocurri� en 711 y se limit� a Ashdod. El segundo tuvo lugar a la muerte de Sarg�n en 705 y fue universal. Hasta que Senaquerib march� hacia el sur de Palestina en 701, hubo prisas de un lado a otro por todo el oeste de Asia, consultas e intrigas, embajadas e ingenier�as desde Babilonia hasta Meroe en la lejana Etiop�a, y desde las tiendas de Cedar hasta las ciudades de los filisteos.

Para estos Jerusal�n, la �nica capital inviolable desde el �ufrates hasta el r�o de Egipto, era el centro natural. Y el �nico hombre de Jerusal�n con visi�n de futuro y coraz�n firme era Isa�as. Ya hemos visto que hab�a suficiente dentro de la ciudad para ocupar la atenci�n de Isa�as, especialmente a partir del 705 en adelante; pero para Isa�as, los muros de Jerusal�n, a pesar de lo queridos que eran y abarrotados de deberes, no limitaron sus simpat�as ni marcaron el alcance del evangelio que ten�a que predicar. Jerusal�n es simplemente su atalaya. Su campo, y esta es la gloria peculiar de la vida posterior del profeta, su campo es el mundo.

Hasta el d�a de hoy, el viajero puede ver qu� tan bien adaptada estaba Jerusal�n para ser la torre de vigilancia del mundo. La ciudad se encuentra sobre la gran cordillera central de Palestina, a una altura de dos mil quinientos pies sobre el nivel del mar. Si asciende la colina detr�s de la ciudad, se encuentra en uno de los grandes miradores de la tierra. Es un puesto de avanzada de Asia. Al este se elevan las colinas rojas de Moab y las tierras altas de Galaad y Bas�n, sobre las cuales las tribus errantes de los desiertos �rabes m�s all� todav�a empujan sus campamentos m�s destacados.

Un poco m�s all� del horizonte se encuentran los caminos inmemoriales desde el norte de Siria hasta Arabia. En unas pocas horas de caminata a lo largo de la misma cordillera central, y a�n dentro del territorio de Jud�, puede ver al norte, sobre un desierto de colinas azules, la cresta nevada de Herm�n; sabes que Damasco se encuentra un poco m�s all�, y que a trav�s de ella y alrededor de la base del Herm�n se abre una de las carreteras m�s largas del mundo antiguo: la principal carretera de caravanas desde el �ufrates hasta el Nilo.

Qu�dese mirando por un momento, mientras que por ese camino se adentran en su mente pensamientos del gran imperio cuyas tropas y comercio sol�a llevar. Luego, llevando estos pensamientos con usted, siga la l�nea del camino a trav�s de las colinas hasta la costa occidental, y as� hacia el gran desierto egipcio, donde puede esperar hasta que le haya tra�do la imaginaci�n del imperio del sur al que viaja.

Luego, levantando un poco m�s los ojos, d�jelos retroceder nuevamente de sur a norte, y tendr� todo el oeste, el nuevo mundo, abierto para usted, a trav�s de la franja de neblina amarilla que marca las arenas del Mediterr�neo. Incluso ahora es una de las perspectivas m�s completas del mundo. Pero en los d�as de Isa�as, cuando el mundo era m�s peque�o, los lugares altos de Jud� revelaban o suger�an todo.

Pero Isa�as fue m�s que un espectador de este vasto teatro. �l era un actor en eso. La corte de Jud�, de la cual durante el reinado de Ezequ�as fue el miembro m�s prominente, estaba en conexi�n m�s o menos estrecha con las cortes de todos los reinos de Asia occidental; y en aquellos d�as, cuando las naciones estaban ocupadas con intrigas contra su enemigo com�n, esta peque�a ciudad y fortaleza de las tierras altas se convirti� en un lugar de reuni�n de pueblos.

De Babilonia, de la lejana Etiop�a, de Edom, de Filistea y, sin duda, de muchos otros lugares tambi�n, llegaron embajadas al rey Ezequ�as o para preguntar a su profeta. La aparici�n de algunos de ellos a�n vive para nosotros en las descripciones de Isa�as: figuras "altas y relucientes" de et�opes Isa�as 18:2 , con quienes podemos identificar los cuerpos �giles, de piel sedosa y negro brillante de las tribus actuales de el Alto Nilo.

Ahora bien, el profeta debe haber hablado mucho con estos extra�os, porque muestra un conocimiento completo y exacto de sus diversos pa�ses y formas de vida. Las condiciones agr�colas de Egipto; sus rangos sociales y sus industrias (cap�tulo 19); los puertos y mercados de Tiro (cap�tulo 23); las caravanas de los �rabes n�madas, como en tiempos de guerra huyen del desierto abierto y buscan la espesura Isa�as 21:14 -Isa�as nos las pinta con un realismo vivo.

Vemos c�mo este estadista del m�s peque�o de los Estados, este profeta de una religi�n que se confes� en unos pocos kil�metros cuadrados, conoc�a el ancho mundo y c�mo amaba la vida que lo llenaba. No son meros t�rminos geogr�ficos con los que Isa�as tachona densamente estas profec�as. �l mira y pinta para nosotros, tierras y ciudades llenas de hombres: sus oficios, sus castas, sus religiones, sus temperamentos y pecados acosadores, sus estructuras sociales y pol�ticas nacionales, todo r�pido y d�cil a la brisa y la sombra de la tormenta que viene del norte.

Hemos dicho que en nada se manifiesta tanto la fuerza legal del estilo de nuestro profeta como en los vastos horizontes que, con el uso de unas pocas palabras, nos llama. Algunas de las mejores de estas revelaciones se hacen en esta parte de su libro, tan oscura y desconocida para la mayor�a. �Qui�n podr� olvidar esas descripciones - de Etiop�a en el cap�tulo dieciocho? - "�Ah! La tierra del susurro de alas, que bordea los r�os de Cus, que env�a heraldos sobre el mar, y en vasijas de ca�a sobre la faz de �Las aguas! Viajad, mensajeros veloces, a un pueblo �gil y brillante, a una naci�n temida desde siempre, a un pueblo fuerte, fuerte y pisoteador, cuya tierra dividen los r�os "; �O de Tiro en el cap�tulo 23? - "Y sobre las grandes aguas la semilla de Shihor, la cosecha del Nilo, era su ingreso; y ella era el mercado de las naciones". �Qu� extensi�n de mar! �Qu� flotas de barcos! �Qu� cargas flotantes de grano! �Qu� concurrencia de mercaderes movi�ndose en majestuosos muelles debajo de altos almacenes!

Sin embargo, estos son solo segmentos de horizontes, y quiz�s el profeta alcance la c�spide de su poder de expresi�n en el primero de los tres textos, que hemos dado como representante de sus profec�as sobre naciones extranjeras. Aqu�, tres o cuatro l�neas de maravilloso sonido repiten el efecto de la furia del mundo inquieto al levantarse, tormentas y romperse sobre la firme voluntad de Dios. La fon�tica del pasaje es maravillosa.

La impresi�n general es la de un oc�ano tormentoso que llega a la orilla y luego se estrella en un largo silbido de roc�o y espuma sobre sus barreras. Los detalles son dignos de menci�n. En Isa�as 17:12 tenemos trece sonidos M pesados, adem�s de dos B pesados, hasta cinco N, cinco H y cuatro sibilantes. Pero en Isa�as 17:13 predominan los sibilantes; y ante la aguda reprensi�n del Se�or, el gran estruendo de Isa�as 17:12 dispersa en un largo yish-sha'on .

El uso ocasional de una vocal prolongada en medio de tantas consonantes apresuradas produce exactamente el efecto ahora del levantamiento de una tormenta en el mar y ahora de la pausa de una gran ola antes de estrellarse en la orilla. Ah, el estruendo de los pueblos, las multitudes, como el estruendo de los mares, retumban; y el estruendo de las naciones, como el estruendo de las impetuosas aguas, se precipitan; las naciones, como el estruendo de muchas aguas, se precipitan. Lo frena "-una palabra corta y aguda con ahogo y resoplido-" y huye lejos, y es perseguido como paja en las monta�as ante el viento, y como polvo arremolinado ante un torbellino ".

As� son� la ira del mundo a Isa�as cuando se estrell� en pedazos contra la firme providencia de Dios. Para aquellos que pueden sentir la fuerza de tal lenguaje, no es necesario agregar nada a la visi�n del profeta de la pol�tica del mundo exterior durante estos veinte a�os, ya sea que partes de �l amenazaran a Jud� en su propia fuerza, o todo el poder de la tormenta que hab�a en �l. se levant� con Asiria, ya que en todo su diluvio se precipit� sobre Sion en el a�o 701.

II.

Pero en medio de esta tormenta, Si�n permanece inm�vil. Es sobre Sion donde la tormenta se convierte en impotencia. Esto se hace expl�cito en el segundo de nuestros textos representativos: "�Qu�, pues, responder� a los mensajeros de una naci�n? Que Jehov� fund� Sion, y en ella hallar�n refugio los afligidos de su pueblo". Isa�as 14:32 Este or�culo fue extra�do de Isa�as por una embajada de los filisteos.

Presa del p�nico ante el avance asirio, hab�an enviado mensajeros a Jerusal�n, como hac�an otras tribus, con preguntas y propuestas de defensas, fugas y alianzas. Obtuvieron su respuesta, las alianzas son in�tiles. Todo lo humano est� cayendo. Aqu�, solo aqu�, est� la seguridad, porque el Se�or lo ha decretado.

�Con qu� luz y paz brotan las palabras de Isa�as a trav�s de ese mar inquieto y hambriento! C�mo le cuentan al mundo por primera vez, y lo han estado contando desde entonces, que, adem�s de toda la lucha y contienda de la historia, hay refugio y seguridad de los hombres, que Dios mismo ha asegurado. La turbulenta superficie de la vida, las naciones agitadas con inquietud, los reyes de Asiria y sus ej�rcitos llevando al mundo ante ellos, no son todos. El mundo y sus poderes no lo son todo. La religi�n, en los mismos dientes de la vida, le construye un refugio para los afligidos.

El mundo parece completamente dividido entre la fuerza y ??el miedo. Isa�as dice: No es verdad. La fe tiene su ciudadela permanente en medio, una casa de Dios, donde ni la fuerza puede da�ar ni el miedo entrar.

Esta fue la respuesta provisional de Isa�as a las naciones: al menos Si�n es segura para el pueblo de Jehov�.

III.

Sin embargo, Isa�as no pudo contentarse con una respuesta provisional tan estrecha: Si�n al menos est� segura, pase lo que pase con el resto de ustedes. El mundo estaba all�, y hab�a que lidiar con �l y justificarlo, incluso hab�a que salvarlo. Como ya hemos visto, este fue el problema de la generaci�n de Isa�as; y haberlo eludido habr�a significado el fracaso de su fe para clasificarse como universal.

Isa�as no lo eludi�. Dijo con valent�a a su pueblo ya las naciones: "La fe que tenemos cubre esta vida m�s vasta. Jehov� no es solo el Dios de Israel. �l gobierna el mundo". Estas profec�as a las naciones extranjeras est�n llenas de revelaciones de la soberan�a y providencia de Dios. Puede parecer que el asirio crece en gloria; pero Jehov� est� mirando desde los cielos, hasta que est� maduro para la tala.

Isa�as 18:4 Los estadistas de Egipto pueden ser perversos y obstinados; pero el SE�OR de los ej�rcitos agita su mano contra la tierra: "temblar�n y se estremecer�n". Isa�as 19:16 Egipto obedecer� sus prop�sitos (cap�tulo 17). La confusi�n puede reinar por un tiempo, pero se levantar� una se�al y un centro, y el mundo se reunir� en orden alrededor de la voluntad revelada de Dios.

La audacia de tal afirmaci�n de su Dios se vuelve m�s sorprendente cuando recordamos que la fe de Isa�as no era la fe de un pueblo majestuoso o conquistador. Cuando hizo su reclamo, Jud� todav�a era tributaria de Asiria, un peque�o principado de las tierras altas, que no pod�a esperar resistir por medios materiales contra las fuerzas que hab�an derribado a sus vecinos m�s poderosos. Era. ninguna experiencia de �xito, ning�n mero instinto de estar del lado del destino, lo que llev� a Isa�as a pronunciar tan resueltamente que no solo su pueblo deber�a estar seguro, sino que su Dios reivindicar�a sus prop�sitos sobre imperios como Egipto y Asiria.

Fue simplemente su sensaci�n de que Jehov� era exaltado en justicia. Por lo tanto, mientras que dentro de Jud� solo se salvar�a el resto que se puso del lado de la justicia, fuera de Jud�, dondequiera que hubiera injusticia, ser�a reprendido, y dondequiera que la justicia, ser�a vindicada. �sta es la supremac�a que Isa�as proclam� para Jehov� en todo el mundo.

Cu�n espiritual era esta fe de Isa�as, se ve en el siguiente paso que dio el profeta. Mirando hacia el mundo atribulado, no se limit� a afirmar que su Dios lo gobernaba, sino que dijo enf�ticamente, lo que era una cosa mucho m�s dif�cil de decir, que todo ser�a consciente y voluntariamente de Dios. Dios gobierna esto, no solo para restringirlo, sino para hacerlo suyo. El conocimiento de �l, que es hoy nuestro privilegio, ser� ma�ana la bendici�n del mundo entero.

Cuando se�alamos el deseo jud�o, tan a menudo expresado en el Antiguo Testamento, de someter al mundo entero a Jehov�, se nos dice que es simplemente una prueba de la ambici�n religiosa y los celos. Se nos dice que este deseo de convertir al mundo no imprime a la religi�n jud�a como una religi�n universal y, por lo tanto, presumiblemente divina, que el celo de los mahometanos por imponer sus principios a los hombres a punta de espada es una prueba de la verdad del Islam.

Ahora bien, no debemos preocuparnos por defender la religi�n jud�a en cada detalle, incluso como lo propone un Isa�as. Es un art�culo del credo cristiano que el juda�smo era una dispensaci�n menor e imperfecta, donde la verdad s�lo se revelaba a medias y la virtud se desarrollaba a medias. Pero al menos hagamos justicia a la religi�n jud�a; y nunca le haremos justicia hasta que prestemos atenci�n a lo que sus m�s grandes profetas pensaban del mundo exterior, c�mo simpatizaban con esto y de qu� manera se propon�an someterlo a su propia fe.

En primer lugar, entonces, hay algo en la forma misma del trato de Isa�as a las naciones extranjeras, que hace que las viejas acusaciones de exclusividad religiosa se hundan en nuestras gargantas. Isa�as trata a estos extranjeros al menos como hombres. Tome sus profec�as sobre Egipto o sobre Tiro o sobre Babilonia - naciones que eran los enemigos hereditarios de su naci�n - y lo encontrar� hablando de sus desgracias naturales, su decadencia social, sus locuras y desastres nacionales, con la misma piedad y con la misma compasi�n. consideraciones puramente morales con las que ha tratado su propia tierra.

Cuando llegan a Jerusal�n noticias de esos dolores lejanos, este profeta de gran coraz�n se conmueve y llora. Exhala a tierras lejanas eleg�as tan hermosas como las que ha derramado sobre Jerusal�n. Muestra un inter�s tan inteligente por sus evoluciones sociales como lo hace por las del Estado jud�o. Da una imagen de la industria y la pol�tica de Egipto tan cuidadosa como sus im�genes de la moda y el arte de gobernar de Jud�.

En resumen, al leer sus profec�as sobre naciones extranjeras, percibir�s que ante los ojos de este hombre la humanidad, rota y esparcida en sus d�as como estaba, se levant� un gran todo, cada parte del cual estaba sujeta a las mismas leyes de justicia, y merec�a del profeta de Dios el mismo amor y piedad. A algunas tribus les dice decididamente que ciertamente ser�n aniquiladas, pero ni siquiera se dirige a ellas con desprecio ni con odio.

El gran imperio de Egipto, la gran potencia comercial de Tiro, habla con un lenguaje de respeto y admiraci�n; pero eso no le impide plantearles el sencillo asunto que plante� a sus propios compatriotas: si sois diplom�ticos injustos, intemperantes, impuros, mentirosos y gobernantes deshonestos, ciertamente morir�is delante de Asiria. Si eres justo, templado, puro, si conf�as en la verdad y en Dios, nada podr� moverte.

Pero, en segundo lugar, �l, que as� trat� a todas las naciones con las mismas estrictas medidas de justicia y la misma plenitud de piedad con que trat� a los suyos, seguramente no estuvo lejos de extender al mundo los privilegios religiosos con los que tan frecuentemente se ha identificado. Jerusal�n. En su vejez, al menos, Isa�as esperaba el momento en que las oportunidades religiosas particulares del jud�o deber�an ser la herencia de la humanidad.

Para su antiguo opresor Egipto, para su nuevo enemigo Asiria, �l anticipa la misma experiencia y educaci�n que han hecho de Israel el primog�nito de Dios. Al dirigirse a Egipto, Isa�as concluye un serm�n misionero, apropiado para ocupar su lugar junto al que Pablo pronunci� en el Are�pago a la civilizaci�n griega m�s joven, con las palabras: "En aquel d�a Israel ser� la tercera parte de Egipto y Asiria, una bendici�n en medio de la tierra, porque el SE�OR de los ej�rcitos los ha bendecido, diciendo: Bendito sea Egipto mi pueblo, y Asiria obra de mis manos, e Israel mi heredad.

Información bibliográfica
Nicoll, William R. "Comentario sobre Isaiah 16". "El Comentario Bíblico del Expositor". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/teb/isaiah-16.html.