Bible Commentaries
Isaías 27

El Comentario Bíblico del ExpositorEl Comentario Bíblico del Expositor

Versículos 1-13

CAPITULO XXIX

LOS POBRES DE DIOS

FECHA INCIERTA

Isa�as 25:1 ; Isa�as 26:1 ; Isa�as 27:1

Hemos visto que no m�s que el m�s leve destello de la reflexi�n hist�rica ilumina la oscuridad del cap�tulo 24, y que el desastre que desciende all� es en una escala demasiado mundial para ser forzado dentro de las condiciones de un solo per�odo en la fortuna de Israel. . En los cap�tulos 25-27, que naturalmente puede considerarse una continuaci�n del cap�tulo 24, las alusiones hist�ricas son m�s numerosas. En efecto, podr�a decirse que son demasiado numerosos, pues se contradicen entre s� para la perplejidad de los cr�ticos m�s agudos.

Implican circunstancias hist�ricas para la profec�a tanto antes como despu�s del exilio. Por un lado, la culpa de idolatr�a en Jud�, Isa�as 27:9 la menci�n de Asiria y Egipto, Isa�as 27:12 y la ausencia del nombre de Babilonia son indicativos de una fecha pre-ex�lica.

Los argumentos de estilo son siempre precarios: pero llama la atenci�n que algunos cr�ticos, que niegan que los cap�tulos 24-27 puedan haber venido en su totalidad de la �poca de Isa�as, profesen ver su mano en ciertos pasajes. Luego, en segundo lugar, a trav�s de estos versos que apuntan a una fecha anterior al exilio se tejen, casi inextricablemente, frases del exilio real: expresiones del sentido de vivir en un nivel y en contacto con los paganos; Isa�as 26:9 una petici�n al pueblo de Dios de retirarse de en medio de un p�blico pagano a la privacidad de sus aposentos (Cap. S 20, 21); oraciones y promesas de liberaci�n del opresor ( passim ); esperanzas del establecimiento de Sion y de la repoblaci�n de Tierra Santa.

Y, en tercer lugar, algunos vers�culos implican que el hablante ya ha regresado a la misma Sion: dice m�s de una vez, "en este monte"; hay himnos que celebran una liberaci�n realmente lograda, ya que Dios "ha hecho una maravilla. Porque has convertido una ciudadela en un mont�n, una ciudad fortificada en una ruina, un castillo de extra�os para que no sea una ciudad, para que no se vuelva a construir". Tales frases no se leen como si el profeta estuviera creando para los labios de su pueblo un salmo de triunfo contra una liberaci�n futura lejana; tienen en ellos el anillo de lo que ya pas�.

Esta simple declaraci�n de las alusiones de la profec�a le dar� al lector com�n una idea de las dificultades de la cr�tica b�blica. �Qu� se puede hacer con una profec�a que pronuncia las palabras clave y respira la experiencia de tres per�odos distintos? Una soluci�n a la dificultad puede ser que tenemos aqu� la composici�n de un jud�o que ya regres� del exilio a un santuario profanado y a una tierra despoblada, que ha tejido a trav�s de sus originales expresiones de queja y esperanza la experiencia de opresiones y liberaciones anteriores, utilizando incluso el nombres de tiranos anteriores.

En su pasado inmediato ha ca�do una gran ciudad que oprim�a a los jud�os, aunque, si se trata de Babilonia, es extra�o que no la nombre en ninguna parte. Pero su intenci�n es m�s religiosa que hist�rica; busca dar una representaci�n general de la actitud del mundo hacia el pueblo de Dios y del juicio que Dios trae sobre el mundo. Este punto de vista de la composici�n est� respaldado por cualquiera de las dos posibles interpretaciones de ese dif�cil vers�culo, Isa�as 27:10 : "En aquel d�a Jehov� con su espada, el duro, el grande y el fuerte, visitar� a Leviat�n, Serpiente Elusiva, y sobre Leviat�n, serpiente tortuosa, y matar� al drag�n que est� en el mar.

"Cheyne trata a estos monstruos como personificaciones m�ticas de las nubes, la oscuridad y los poderes del aire, de modo que el vers�culo significa que, as� como Jehov� es supremo en el mundo f�sico, estar� en la moral. Pero es m�s Es probable que los dos Leviatanes se refieran a Asiria y Babilonia: el "Elusivo", Asiria en el veloz Tigris: el "Tortuoso", Babilonia en el sinuoso �ufrates, mientras que "el Drag�n que est� en el mar" o "el oeste "es Egipto.

Pero si el profeta habla de una victoria sobre los tres grandes enemigos de Israel a la vez, eso significa que est� hablando universal o idealmente: y esta impresi�n se ve reforzada por los nombres m�ticos que les da. Tales argumentos, junto con los indudables fragmentos post-exiliados de la profec�a, apuntan a una fecha tard�a, por lo que incluso un cr�tico muy conservador, que se muestra satisfecho de que Isa�as sea el autor, admite que "la posibilidad de la autor�a ex�lica no se permite para ser negado ".

Si este car�cter que atribuimos a la profec�a es correcto, a saber. , que es un resumen o relato ideal de la actitud del mundo extra�o hacia Israel, y del juicio que Dios tiene preparado para el mundo; entonces, aunque sea exiliado, su lugar en el Libro de Isa�as es inteligible. Los cap�tulos 24-27 coronan adecuadamente la larga lista de los or�culos de Isa�as sobre las naciones extranjeras: finalmente formulan los prop�sitos de Dios hacia las naciones y hacia Israel, a quien las naciones han oprimido.

Nuestras opiniones no deben ser definitivas o dogm�ticas sobre este tema de autor�a; las tinieblas no se han aclarado ni mucho menos. Pero si finalmente se encuentra seguro que esta profec�a, que se encuentra en el coraz�n del Libro de Isa�as, no es del mismo Isa�as, eso no tiene por qu� asustarnos ni inquietarnos. Tal descubrimiento no suscita ninguna pregunta doctrinal, ni siquiera el de la exactitud de las Escrituras. El hecho de que un libro tenga el nombre de Isa�as no significa necesariamente que todo sea de Isa�as: y nos sentiremos a�n menos obligados a creer que estos Cap�tulos son suyos cuando encontremos otros Cap�tulos llamados por su nombre mientras que estos no se dicen. estar por �l.

En verdad, hay una dificultad aqu�, solo porque se supone que un libro titulado por el nombre de Isa�as debe contener necesariamente nada m�s que lo que es del propio Isa�as. La tradici�n puede haber llegado a decirlo as�; pero la Escritura misma, que lleva marcas inconfundibles de otra �poca que la de Isa�as, nos dice que la tradici�n est� equivocada: y el testimonio de la Escritura es sin duda preferible, especialmente cuando traiciona, como hemos visto, razones suficientes por las que una profec�a , aunque no el de Isa�as, estaba apegado a sus or�culos genuinos e indudables. En cualquier caso, sin embargo, como admite incluso el cr�tico conservador que hemos citado, "para el valor religioso" de la profec�a "la cuesti�n" de la autor�a "es completamente irrelevante".

Percibiremos esto de inmediato cuando nos volvamos ahora para ver cu�l es el valor religioso de nuestra profec�a. Los cap�tulos 25-27 se encuentran en la primera fila de la profec�a evang�lica. En su experiencia de la religi�n, sus caracterizaciones del pueblo de Dios, sus expresiones de fe, sus esperanzas misioneras y sus esperanzas de inmortalidad, son muy ricas y edificantes. Quiz�s su caracter�stica m�s destacada es su designaci�n del pueblo de Dios.

En esta colecci�n de oraciones e himnos, el pueblo de Dios no se considera un cuerpo pol�tico. Solo una vez se les llama naci�n y se habla de ellos en relaci�n con un territorio. Solo dos veces son nombrados con los nombres nacionales de Israel y Jacob. Isa�as 27:6 ; Isa�as 27:9 ; Isa�as 27:12 al rey prometido de Isa�as, sus im�genes de un gobierno justo, su �nfasis en la justicia social y la pureza, su inter�s en la pol�tica exterior de su Estado, sus esperanzas de grandeza nacional y felicidad agr�cola.

En estos cap�tulos, el pueblo de Dios se describe con adjetivos que significan cualidades espirituales. Ya no se alega su nacionalidad, solo su estado de sufrimiento y su hambre y sed de Dios. Los ideales que se presentan para el futuro no son ni pol�ticos ni sociales, sino eclesi�sticos. Vimos cu�n estrechamente estaba relacionada la profec�a de Isa�as con la historia de su tiempo. La gente de esta profec�a parece haber terminado con la historia y solo est� interesada en la adoraci�n.

Y junto con la seguridad del establecimiento continuo de Si�n como el centro de un pueblo santo y seguro, que llena una tierra segura y f�rtil, con la cual, como hemos visto, las indudables visiones de Isa�as se contentan, mientras se callan en cuanto a la destino de los individuos que caen de este futuro a trav�s de la muerte, tenemos las esperanzas m�s abruptas y emocionantes expresadas en la resurrecci�n de estos �ltimos para compartir la gloria de la comunidad redimida y restaurada.

Entre los nombres aplicados al pueblo de Dios hay tres que estaban destinados a desempe�ar un papel enorme en la historia de la religi�n. En la versi�n inglesa aparecen como dos "pobres y necesitados"; pero en el original son tres. En Isa�as 25:4 : "T� has sido baluarte para los pobres y baluarte para los necesitados", pobre traduce una palabra hebrea, " dal " , literalmente vacilante, tambaleante, d�bil, luego delgado o flaco, luego pobre en fortuna y inmuebles; necesitado literalmente traduce el hebreo " 'ebhyon " , lat�n egenus .

En Isa�as 26:6 : "el pie del pobre y las pisadas del necesitado", necesitado, hace " dal ", mientras que pobre hace " ani ", una forma pasiva: forzado, afligido, oprimido, luego desdichado, ya sea bajo persecuci�n. , pobreza, soledad o exilio, y as� domesticado, apacible, manso. Estas tres palabras, en sus ideas fundamentales de enfermedad, necesidad y aflicci�n positiva, cubren entre ellas todos los aspectos de la pobreza f�sica y la angustia. Veamos c�mo llegaron tambi�n a ser expresi�n de las m�s altas virtudes morales y evang�licas.

Si hay algo que distingue al pueblo de la revelaci�n de otras naciones hist�ricas, es la evidencia proporcionada por sus diccionarios del poder de transmutar las experiencias m�s afligidas de la vida en una disposici�n virtuosa y un deseo eficaz por Dios. Vemos esto con mayor claridad si contrastamos el uso que los hebreos hacen de sus palabras para los pobres con el del primer idioma que se emple� para traducir estas palabras: el griego en la versi�n de los Setenta del Antiguo Testamento.

En el temperamento griego hab�a una noble compasi�n por los desdichados; los primeros griegos consideraban a los mendigos como los peculiares protegidos del cielo. La filosof�a griega desarroll� la capacidad de enriquecer el alma en la desgracia; El estoicismo dio una prueba imperecedera de cu�n valientemente un hombre pod�a considerar la pobreza y el dolor como cosas indiferentes, y cu�nto beneficio de tal indiferencia pod�a traer a su alma. Pero en la opini�n vulgar de Grecia, la penuria y la enfermedad eran siempre vergonzosas; y los diccionarios griegos se�alan la degradaci�n de los t�rminos, que al principio simplemente indicaban desventajas f�sicas, en ep�tetos de desprecio o desesperanza.

Es muy sorprendente que no fue hasta que se emplearon para traducir las ideas de pobreza del Antiguo Testamento que el griego. las palabras para "pobre" y "humilde" llegaron a tener un significado honorable. Y en el caso del estoico, que soport� la pobreza o el dolor con tanta indiferencia, no fue precisamente esta indiferencia la que le impidi� descubrir en sus tribulaciones la rica experiencia evang�lica que, como veremos, recay� en la conciencia viva y los nervios sensibles. del hebreo?

Veamos c�mo se desarroll� esta conciencia. En el Este, la pobreza casi nunca significa desventaja f�sica por s� sola: en su tren le siguen mayores discapacidades. Un oriental pobre no puede estar seguro de que se jugar� limpio en los tribunales del pa�s. Muy a menudo es un hombre agraviado, con un fuego de justa ira ardiendo en su pecho. Una vez m�s, y lo que es m�s importante, la desgracia es para el vivo instinto religioso de los orientales un signo del alejamiento de Dios.

Para nosotros, la desgracia es tan a menudo s�lo la crueldad, a veces real, a veces imaginada, de los ricos; el desocupado desahoga su ira contra el capitalista, el vagabundo agita el pu�o tras el carruaje en la carretera. En Oriente no se olvidan de maldecir a los ricos, pero tambi�n recuerdan humillarse bajo la mano de Dios. Con un oriental desafortunado, la convicci�n es suprema, Dios est� enojado conmigo; He perdido su favor. Su alma anhela ansiosamente a Dios.

Por lo tanto, un pobre de Oriente no s�lo tiene hambre de comida: tiene m�s hambre de justicia, m�s hambre de Dios. La pobreza en s� misma, sin ense�anzas ajenas, desarrolla apetitos m�s nobles. Lo f�sico, se vuelve moral, mendigo; pobre en sustancia, se empobrece en esp�ritu. Fue desarrollando, con la ayuda del Esp�ritu de Dios, esta conciencia viva y este profundo deseo de Dios, que en Oriente son el alma misma de la pobreza f�sica, que los jud�os avanzaron hacia ese sentido de pobreza evang�lica de coraz�n, bendecido por Jes�s. en la primera de sus bienaventuranzas como posesi�n del reino de los cielos.

Sin embargo, hasta el exilio, los pobres eran solo una parte del pueblo. En el exilio, toda la naci�n se empobreci�, y de ahora en adelante "los pobres de Dios pueden llegar a ser sin�nimo del pueblo de Dios". Este fue el momento en que las palabras recibieron su bautismo espiritual. Israel sinti� la maldici�n f�sica de la pobreza hasta el extremo de la hambruna. Los dolores, privaciones y terrores que las lenguas simplistas de nuestras c�modas clases medias, mientras cantan los salmos de Israel, se deslizan tan f�cilmente como s�mbolos de su propia experiencia espiritual, los sintieron los hebreos cautivos en todos sus efectos f�sicos concretos. .

Los nobles y los santos, los mansos y los cultos, los sacerdotes, los soldados y los ciudadanos, las mujeres, los j�venes y los ni�os, fueron arrancados del hogar y de la propiedad, privados de la posici�n civil, encarcelados, encadenados, azotados y muertos de hambre. Aprendemos algo de lo que debe haber sido de las palabras que Jerem�as dirigi� a Baruc, un joven de buena familia y excelente cultura: "�Buscas grandes cosas para ti? No las busques, porque he aqu�, traer� el mal sobre toda carne. , dice el Se�or, s�lo tu vida te dar� por presa en todos los lugares adonde fueres.

"Imag�nese una naci�n entera sumida en la pobreza de este grado, no nacida en ella sin haber conocido cosas mejores, ni atrofiada en ella con la sensibilidad y el poder de expresi�n minados, sino sumergida en ella, con la cultura intacta, la conciencia, y recuerdos de la flor del pueblo. Cuando la propia mano de Dios envi� fresca de s� mismo el alma de un poeta al "barro grande" de un labrador de Ayrshire, �qu� revelaci�n recibimos de la angustia, la disciplina y las gracias de la pobreza! Pero en la naci�n jud�a, cuando pas� al exilio, hab�a una veintena de corazones con un apetito por la vida tan intacto como el de Robert Burns; y, peor que �l, fueron a sentir sus dolores fuera de casa.

El genio, la conciencia y el orgullo bebieron hasta las heces en tierra extranjera la amarga copa de los pobres. Los Salmos y Lamentaciones nos muestran c�mo soportaron su veneno. Un estoico griego podr�a burlarse de la queja y los sollozos, la auto-humillaci�n tan extra�amente mezclada con feroces gritos de venganza. Pero el jud�o ten�a en su interior la conciencia de que no permitir� que un hombre sea estoico. Nunca olvid� que fue por su pecado que sufri� y, por lo tanto, para �l el sufrimiento no pod�a ser algo indiferente.

Con esto, su hambre nativa de justicia alcanz� en cautiverio un punto de hambre; su sentimiento de culpa era igualado por una indignaci�n tan sincera hacia el tirano que lo ten�a en sus manos brutales. El sentimiento de alejamiento de Dios aument� a un grado que solo el exilio de un jud�o pod�a excitar: el anhelo de la casa de Dios y el culto l�cito solo all�; el anhelo por el alivio que solo los sacrificios del Templo pod�an otorgar; el anhelo de la presencia de Dios y la luz de su rostro.

"Mi alma tiene sed de ti, mi carne te desea, en una tierra seca y sedienta, donde no hay agua, como te he mirado en el santuario, para ver tu poder y tu gloria. Porque mejor es tu misericordia que la vida". ! "

"�Tu misericordia es mejor que la vida!", Es el secreto de todo. Hay algo que excita en el alma un hambre m�s profunda que el hambre de vida, y de la comida y el dinero que dan vida. Esta pobreza espiritual se engendra m�s ricamente en la penuria f�sica, es lo suficientemente fuerte como para desplazar lo que la alimenta. La pobreza f�sica de Israel que hab�a despertado estas otras ansias del alma - hambre de perd�n, hambre de justicia, hambre de Dios - fue absorbida por ellos; y cuando Israel sali� del exilio, "ser pobre" significaba no tanto ser indigente en la sustancia de este mundo como sentir la necesidad del perd�n, la ausencia de justicia, la falta de Dios.

Es en este momento, como hemos visto, que Isa�as 24:1 ; Isa�as 25:1 ; Isa�as 26:1 ; Isa�as 27:1 fue escrito; y es en el temperamento de este tiempo que las tres palabras hebreas para "pobre" y "necesitado" se usan en los cap�tulos 25 y 26.

Los exiliados que regresaron segu�an siendo pol�ticamente dependientes y abyectamente pobres. Por lo tanto, su disciplina continu� y no les permiti� olvidar sus nuevas lecciones. De hecho, desarrollaron a�n m�s los resultados de estos, hasta que en esta profec�a encontramos no menos de cinco aspectos diferentes de la pobreza espiritual.

1. Ya hemos visto cu�n fuerte es el sentido del pecado en el cap�tulo 24. Esta pobreza de paz no se expresa tan plenamente en los siguientes cap�tulos, y de hecho parece desplazada por el sentido de la "iniquidad de los habitantes de la tierra "y el deseo de su juicio. Isa�as 26:21

2. El sentimiento de pobreza de la justicia es muy fuerte en esta profec�a. Pero es para estar satisfecho; en parte ha quedado satisfecho. Isa�as 25:1 "Una ciudad fuerte", probablemente Babilonia, ha ca�do. "Moab ser� hollado en su lugar, como se pisa la paja en las aguas del muladar". El juicio completo vendr� cuando el Se�or destruya a los dos "Leviatanes" y al gran "Drag�n del oeste".

Isa�as 27:1 Le sigue la restauraci�n de Israel al estado en el que Isa�as Isa�as 5:1 cant� tan dulcemente de ella. "'Vi�a agradable, cantad de ella. Yo, el SE�OR, su Guardi�n, la regar� momento a momento; para que nadie la saquee, de d�a y de noche la guardar�.

"El texto hebreo dice entonces:" La furia no est� en m� "; pero probablemente la versi�n de la Septuaginta ha conservado el significado original:" No tengo muros ". Si esto es correcto, entonces Jehov� est� describiendo el estado actual de Jerusal�n, el cumplimiento de la amenaza de Isa�as 5:6 , Isa�as 5:6 : "Muros no tengo; �Que haya cardos y espinas delante de m�! Con guerra dar� zancadas contra ellos; Los quemar� juntos.

"Pero luego se rompe la alternativa m�s suave de la reconciliaci�n de los enemigos de Jud�:" O de lo contrario, que se apodere de Mi fuerza; que haga la paz conmigo, que haga la paz conmigo. "En tal paz Israel se extender�, y su plenitud se convertir� en la riqueza de los gentiles." En eso pronto Jacob echar� ra�ces, Israel florecer� y reverdecer�. y llenar� de fruto la faz del mundo ".

Quiz�s los gritos m�s salvajes que surgieron de la hambruna de justicia de Israel fueron los que encontraron expresi�n en el cap�tulo 34. Este cap�tulo es en gran medida una repetici�n de sentimientos que ya hemos encontrado en otras partes del Libro de Isa�as, que ahora es necesario solo mencionar su caracter�sticas originales. El tema es, como en el cap�tulo 13, el juicio del Se�or sobre todas las naciones; y as� como el cap�tulo 13 se�ala a Babilonia como destino especial, el cap�tulo 34 se�ala a Edom.

La raz�n de esta distinci�n ser� muy clara para el lector del Antiguo Testamento. Desde el d�a en que los gemelos lucharon en el vientre de su madre Rebeca, Israel y Edom estaban en guerra abierta o ard�an el uno hacia el otro con un odio que era m�s intenso por querer oportunidades de gratificaci�n. Es una edici�n oriental de los peores cap�tulos de la historia de Inglaterra e Irlanda. No hubo masacres m�s sangrientas que mancharon las manos de los jud�os que las que asistieron a sus invasiones de Edom, y los salmos de venganza jud�os nunca son m�s flagrantes que cuando tocan el nombre de los hijos de Esa�.

La �nica expresi�n amable del Antiguo Testamento sobre el enemigo hereditario de Israel es un enigma sin consuelo. El "Or�culo para Duma" de Isa�as 22:11 , Isa�as 22:11 f. muestra que incluso ese profeta de gran coraz�n, ante el resentimiento de toda la vida de su pueblo por la total falta de aprecio de Edom por la superioridad espiritual de Israel, pod�a ofrecerle a Edom, aunque por el momento sumiso e inquisitivo, nada m�s que una respuesta triste y ambigua.

Edom e Israel, cada uno a su manera, se regocijaron por las desgracias del otro: Israel con una amarga s�tira cuando la inexpugnable cordillera de Edom fue tomada traidoramente y arrasada por sus aliados; Abd�as 1:4 Edom, con los h�bitos hostigadores y saqueadores de una tribu de las tierras altas, aferr�ndose a las faldas de los grandes enemigos de Jud� y cortando a los jud�os fugitivos, o vendi�ndolos como esclavos, o completando malignamente la ruina de los muros de Jerusal�n despu�s su derrocamiento por los caldeos.

Abd�as 1:10 ; Ezequiel 35:10 En "la disputa de Sion" con las naciones del mundo, Edom hab�a tomado el lado equivocado, su naturaleza profana y terrenal, incapaz de comprender las demandas espirituales de su hermano y, por lo tanto, le ten�a envidia, con la malicia brutal. de ignorancia, y con rencor a ayudar a desilusionar tales afirmaciones.

Esto es lo que debemos recordar cuando leemos los indignados vers�culos del cap�tulo 34. Israel, consciente de su llamado espiritual en el mundo, sinti� un amargo resentimiento de que su propio hermano fuera tan vulgarmente hostil a sus intentos de llevarlo a cabo. No es nuestro deseo defender el temperamento de Israel hacia Edom. El silencio de Cristo ante el Herodes edomita y sus hombres de guerra ha ense�ado a los siervos espirituales de Dios cu�l es su actitud adecuada hacia el tratamiento maligno y obsceno de sus pretensiones por parte de hombres vulgares.

Pero al menos recordemos que el cap�tulo 34, a pesar de toda su fiereza, est� inspirado por la convicci�n de Israel de un destino espiritual y servicio para Dios, y por el resentimiento natural de que sus propios parientes y parientes deben hacer todo lo posible para hacerlos in�tiles. Que una hambruna de pan haga delirar a sus v�ctimas no nos tienta a dudar de la autenticidad de su necesidad y sufrimiento. Como poco debemos dudar o ignorar la realidad o la pureza de esas convicciones espirituales, cuya prolongada inanici�n engendr� en Israel un odio tan febril contra su hermano gemelo Esa�. El cap�tulo 34, con toda su orgullosa profec�a de juicio, lo es. por lo tanto, tambi�n un s�ntoma de ese aspecto de la pobreza de coraz�n de Israel, que hemos llamado hambre de la justicia divina.

3. POBREZA DEL EXILIO. Pero as� como las bellas flores florecen sobre tallos �speros, as� de los severos desaf�os de la justicia de Israel surgen dulces oraciones por el hogar. El cap�tulo 34, la efusi�n de venganza sobre Edom, es seguido por el cap�tulo 35, la salida de la esperanza al regreso del exilio y el establecimiento de los redimidos del Se�or en Si�n. El cap�tulo 35 se abre con una perspectiva m�s all� del regreso, pero despu�s de los dos primeros vers�culos se dirige al pueblo a�n en cautiverio extranjero, hablando de su salvaci�n ( Isa�as 35:3 ), de los milagros que ocurrir�n en ellos mismos ( Isa�as 35:5 ) y en el desierto entre ellos y su hogar ( Isa�as 35:6 ), de la calzada que Dios construir�, evidente y segura ( Isa�as 35:8), y de la llegada final a Si�n ( Isa�as 35:10 ).

En esa marcha desaparecer�n las habituales decepciones e ilusiones de la vida en el desierto. El "espejismo se convertir� en estanque"; y la mata de vegetaci�n que a lo lejos el viajero apresurado busca una se�al de agua, pero que al acercarse descubre que es la hierba seca de la guarida de un chacal, ser�n en verdad juncos y juncos, verdes en agua dulce. De esta exuberante fertilidad surge en el pensamiento del profeta una gran calzada, en la que la poes�a del cap�tulo se concentra y alcanza su punto culminante.

�No hemos olvidado los de este siglo XIX, con nuestros medios de paso m�s r�pidos, la poes�a del camino? �Somos capaces de apreciar la utilidad intr�nseca o el gracioso simbolismo del camino del rey? �C�mo podemos saberlo como lo sab�an los escritores de la Biblia o nuestros antepasados ??cuando hicieron del camino la l�nea principal de sus alegor�as y par�bolas de la vida? Escuchemos estos vers�culos mientras tocan las tres grandes notas en la m�sica del camino: "Y habr� all� una calzada y un camino; s�, el Camino de la Santidad se llamar�, porque el inmundo no pasar� it ": eso es lo que distingue este camino de todos los dem�s caminos.

Pero esto es lo que es un camino. Primero, ser� inequ�vocamente claro: "El caminante, s�, los necios, no se equivocar� en �l". En segundo lugar, estar� perfectamente seguro. "No habr� all� le�n, ni subir� sobre �l bestia rapaz; no se encontrar�n all�". Tercero, traer� una llegada segura y asegurar� un alcance completo: "Y los redimidos del Se�or volver�n y vendr�n con c�nticos a Sion, y el gozo eterno estar� sobre sus cabezas; alcanzar�n el gozo y el gozo, y la tristeza y el suspiro huir� ".

4. Entonces Israel deb�a regresar a casa. Pero para Israel, el hogar significaba el Templo, y el Templo significaba Dios. La pobreza del exilio era, en esencia, pobreza de Dios, pobreza de amor. Las oraciones que expresan esto son muy hermosas, que se arrastran como animales heridos a los pies de su amo y miran hacia Su rostro con grandes ojos de dolor. "Y dir�n en aquel d�a: He aqu�, este es nuestro Dios; le hemos esperado para que nos salve; este es el Se�or; le hemos esperado; nos regocijaremos y nos alegraremos en su salvaci�n.

. S�, en el camino de tus ordenanzas, oh Se�or, te hemos esperado; a tu nombre ya tu memoria fue el deseo de nuestra alma. Con mi alma te he deseado en la noche; s�, por mi esp�ritu dentro de m� te busco con la aurora ". Isa�as 25:9 ; Isa�as 26:8

Una vez le preguntaron a un explorador del �rtico si durante ocho meses de lenta inanici�n que �l y sus compa�eros soportaron, sufrieron mucho los dolores del hambre. No, respondi�, los perdimos en el sentido de abandono en el sentimiento de que nuestros compatriotas nos hab�an olvidado y no ven�an al rescate. No fue hasta que fuimos rescatados y miramos rostros humanos que sentimos cu�n hambrientos est�bamos. As� ocurre siempre con los pobres de Dios.

Olvidan todas las dem�s necesidades, como hizo Israel, en su necesidad de Dios. Su pobreza exterior es solo la mala hierba de la viudez de su coraz�n. "Pero Jehov� de los ej�rcitos har� a todos los pueblos de este monte banquete de manjares, banquete de vinos con l�as, gordos con m�dula, vinos con l�as refinados". Solo necesitamos notar aqu� �porque surgir� para un tratamiento detallado en relaci�n con la segunda mitad de Isa�as� que el centro de la vida restaurada de Israel ser� el Templo, no, como en los d�as de Isa�as, el rey; que sus dispersos se reunir�n de todas partes del mundo al sonido de la trompeta del templo; y que su vida nacional consistir� en la adoraci�n. cf. Isa�as 27:13

Estos eran entonces cuatro aspectos de la pobreza de coraz�n de Israel: hambre de perd�n, hambre de justicia, hambre de hogar y hambre de Dios. Para los jud�os que regresaban, estas necesidades fueron satisfechas solo para revelar una pobreza a�n m�s profunda, cuya queja y consuelo debemos reservar para otro cap�tulo.

Información bibliográfica
Nicoll, William R. "Comentario sobre Isaiah 27". "El Comentario Bíblico del Expositor". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/teb/isaiah-27.html.