Bible Commentaries
Isaías 46

El Comentario Bíblico del ExpositorEl Comentario Bíblico del Expositor

Versículos 1-13

Isa�as 44:1 ; Isa�as 45:1 ; Isa�as 46:1 ; Isa�as 47:1 ; Isa�as 48:1

CAPITULO IX

CUATRO PUNTOS DE UNA VERDADERA RELIGI�N

Isa�as 43:1 - Isa�as 48:1

Ahora hemos examinado las verdades gobernantes de Isa�as 40:1 ; Isa�as 41:1 ; Isa�as 42:1 ; Isa�as 43:1 ; Isa�as 44:1 ; Isa�as 45:1 ; Isa�as 46:1 ; Isa�as 47:1 ; Isa�as 48:1 : el Dios �nico, omnipotente y justo; el Pueblo �nico, Sus siervos y testigos del mundo; la nada de todos los dem�s dioses e �dolos ante �l; la vanidad y la ignorancia de sus adivinos, en comparaci�n con su poder, quien, debido a que tiene un prop�sito que opera a lo largo de toda la historia, y es fiel a �l y todopoderoso para llevarlo a cabo, puede inspirar a sus profetas a declarar de antemano los hechos que vendr�n. ser.

Ha llevado cautivo a su pueblo por un tiempo determinado, cuyo fin est� ahora cerca. Ciro el persa, ya en el horizonte y amenazando a Babilonia, ser� su libertador. Pero a quienquiera que �l levante en nombre de Israel, Dios mismo es siempre su principal campe�n. No solo est� Su palabra sobre ellos, sino que Su coraz�n est� entre ellos. �l lleva la peor parte de su batalla, y su liberaci�n, pol�tica y espiritual, es Su propia aflicci�n y agon�a. A quienquiera que convoque en el escenario, sigue siendo el verdadero h�roe del drama.

Ahora, los cap�tulos 43-48 son simplemente la elaboraci�n y la oferta m�s urgente de todas estas verdades, bajo el sentido del r�pido acercamiento de Ciro a Babilonia. Declaran de nuevo la unidad, omnipotencia y justicia de Dios, confirman el perd�n de su pueblo, repiten la risa de los �dolos, nos dan una visi�n m�s cercana de Ciro, responden a las dudas que muchos israelitas ortodoxos sent�an acerca de este Mes�as gentil; Los cap�tulos 46 y 47 describen a Babilonia como si estuviera en la v�spera de su ca�da, y el cap�tulo 48, despu�s de que Jehov� presiona m�s urgentemente que nunca sobre Israel reacio para mostrar los resultados de su disciplina en Babilonia, termina con un llamado a dejar la ciudad maldita, como si el camino estuviera finalmente abierto.

Este llamado ha sido tomado como la marca de una divisi�n definida de nuestra profec�a. Pero no se le debe poner demasiado. De hecho, es el primer llamado a partir de Babilonia; pero no es el �ltimo. Y aunque el cap�tulo 49, y el cap�tulo siguiente, hablan m�s de la Restauraci�n de Si�n y menos del cautiverio, sin embargo, el cap�tulo 49 est� estrechamente relacionado con el cap�tulo 48, y finalmente no dejamos atr�s a Babilonia hasta Isa�as 52:12 . Sin embargo, mientras tanto, el cap�tulo 48 constituir� un punto conveniente sobre el que mantener la vista.

Ciro, cuando lo vimos por �ltima vez, estaba a orillas del Halys, 546 a. C., sorprendiendo a Creso y al Imperio de Lidia en esfuerzos extraordinarios, tanto de tipo religioso como pol�tico, para evitar su ataque. Acababa de llegar de un intento fallido en la frontera norte de Babilonia, y al principio parec�a que no iba a encontrar mejor fortuna en la frontera occidental de Lidia. A pesar de su superioridad num�rica, el ej�rcito de Lidia mantuvo el terreno en el que se enfrent� a ellos en la batalla.

Pero Creso, pensando que la guerra hab�a terminado para la temporada, retrocedi� poco despu�s sobre Sardis, y Ciro, sigui�ndolo con marchas forzadas, lo sorprendi� bajo los muros de la ciudad, derrot� a la famosa caballer�a lidia con el nuevo terror de su camellos, y despu�s de un asedio de catorce d�as envi� algunos soldados a escalar un lado de la ciudadela demasiado empinado para ser custodiado por los defensores; y as� Sardis, su rey y su imperio, yac�a a sus pies.

Esta campa�a lidia de Ciro, que est� relatada por Her�doto, es digna de menci�n aqu� por la luz que arroja sobre el car�cter del hombre, a quien, seg�n nuestra profec�a, Dios eligi� para ser Su principal instrumento en esa generaci�n. Si su regreso de Babilonia, ocho a�os antes de que se le concediera una entrada f�cil a su capital, muestra la paciencia con la que Ciro pod�a esperar la fortuna, su r�pida marcha sobre Sardis es la brillante evidencia de que cuando la fortuna le mostr� el camino, encontr� a este persa un seguidor obediente y puntual.

La campa�a de Lidia constituye una ilustraci�n tan buena como la que encontraremos de estos textos de nuestro profeta: "Los persigue, pasa seguro; por un camino que (casi) no pisa con los pies. Se encuentra con s�trapas como con mortero, y como el alfarero pisa el barro. Isa�as 12:3 He sostenido su mano derecha para hacer descender delante de �l naciones, y desatar� lomos de reyes "(�el pobre Creso sin ce�ir, por ejemplo, relajado tan tontamente despu�s de su victoria! ) "para abrir puertas delante de �l, y las puertas no se cerrar�n" (as� que Sardis no estaba preparada para �l), "ir� delante de ti y nivelar� las crestas; las puertas de bronce temblar�, y los cerrojos de hierro cortados en pedazos .

Y te dar� tesoros de tinieblas, riquezas escondidas de lugares secretos. � Isa�as 45:1 Algunos han encontrado en esto una alusi�n a las inmensas hordas de Creso, que cay� ante Ciro con Sardis.

Con Lidia, el resto de Asia Menor, incluidas las ciudades de los griegos, que dominaban la costa del Egeo, estaba destinado a caer en manos de los persas. Pero el proceso de sujeci�n result� ser uno en lenguas. Los griegos no recibieron ayuda de Grecia. Esparta envi� a Cyrus una embajada con una amenaza, pero el persa se ri� y no lleg� a nada. De hecho, el mensaje de Esparta fue solo una tentaci�n para que este guerrero irresistible llevara sus afortunados brazos a Europa.

Su propia presencia, sin embargo, era necesaria en Oriente, y sus lugartenientes consideraron que el sometimiento total de Asia Menor era una tarea que requer�a varios a�os. No puede haber sido bien concluido antes del 540, y mientras estaba en progreso entendemos por qu� Cyrus no volvi� a atacar Babilonia. Mientras tanto, estaba ocupado con tribus menores al norte de Media.

La segunda campa�a de Ciro contra Babilonia se inici� en 539. Esta vez evit� la muralla norte de la que hab�a sido rechazado en 546. Atacando Babilonia desde el este, cruz� el Tigris, derrot� al rey babil�nico en Borsippa, asedi� esa fortaleza y March� sobre Babilonia, que estaba en poder del hijo del rey, Belsasar, Bil-sarussur. Todo el mundo conoce el mando supremo con el que se dice que Ciro captur� Babilonia sin asaltar las murallas, desde cuya altura inexpugnable sus defensores se burlaban de �l; c�mo se hizo due�o de la gran vasija de Nabucodonosor en Sefarvaim, y convirti� el �ufrates en ella; y c�mo, antes de que los babilonios tuvieran tiempo de notar la disminuci�n de las aguas en medio de ellos, sus soldados vadearon el lecho del r�o, y por las puertas del r�o sorprendieron a los ciudadanos descuidados en una noche de fiesta. Pero investigaciones recientes hacen que sea m�s probable que sus propios habitantes le rindieran Babilonia a Ciro.

Ahora fue durante el curso de los eventos que acabamos de esbozar, pero antes de su culminaci�n en la ca�da de Babilonia, que se redactaron los cap�tulos 43-48. Eso, al menos, es lo que ellos mismos sugieren. En tres pasajes, que tratan de Ciro o de Babilonia, algunos de los verbos est�n en el pasado, otros en el futuro. Los que est�n en tiempo pasado describen el llamamiento y la carrera completa de Ciro o el comienzo de los preparativos contra Babilonia.

Aquellos en el. el tiempo futuro promete la ca�da de Babilonia o la finalizaci�n de la liberaci�n de los jud�os por parte de Ciro. As�, en Isa�as 43:14 est� escrito: "Por vosotros envi� a Babilonia, y har� descender como fugitivos a todos ellos, ya los caldeos en las naves de su regocijo". Seguramente estas palabras anuncian que el destino de BabyIon ya estaba en camino hacia ella, pero a�n no hab�a llegado.

De nuevo, en los vers�culos que tratan del mismo Ciro, Isa�as 45:1 , que hemos citado en parte, el persa ya est� "tomado por Dios de su diestra y llamado"; pero su carrera no ha terminado, porque Dios promete hacer varias cosas por �l. El tercer pasaje es Isa�as 45:13 del mismo cap�tulo, donde Jehov� dice, "Lo he despertado en justicia, y" cambiando al tiempo futuro ", todos sus caminos nivelar�; �l edificar� Mi ciudad, y Mi el cautiverio enviar�.

"�Qu� podr�a ser m�s preciso que el tenor de todos estos pasajes? Si la gente solo tomara a nuestro profeta en su palabra; si con toda su fe en la inspiraci�n del texto de la Escritura, solo prestaran atenci�n a su gram�tica, que seguramente , seg�n su propia teor�a, tambi�n es completamente sagrado, entonces hoy no habr�a duda sobre la fecha de Isa�as 40:1 ; Isa�as 41:1 ; Isa�as 42:1 ; Isa�as 43:1 ; Isa�as 44:1 ; Isa�as 45:1 ; Isa�as 46:1 ; Isa�as 47:1 ; Isa�as 48:1 .

Tan claramente como la gram�tica puede permitirle hacerlo, esta profec�a habla de la campa�a de Ciro contra Babilonia como ya comenzada, pero de su finalizaci�n como a�n futura. El cap�tulo 48, es cierto, asume que los acontecimientos est�n a�n m�s desarrollados, pero llegaremos a �l m�s adelante.

As� pues, durante los preparativos de Ciro para invadir Babilonia y ante la perspectiva de su ca�da segura, los cap�tulos 43-48 repiten con mayor detalle e impetuosidad las verdades que ya hemos recogido de los cap�tulos 40-42.

1. Y el primero de ellos viene naturalmente de la omnipotencia, justicia y urgencia personal de Jehov� mismo. Todo est� nuevamente asegurado por Su poder y prop�sito; todo parte de su iniciativa. Para ilustrar esto, podr�amos citar casi todos los vers�culos del cap�tulo que estamos considerando. �Yo, yo Jehov�, y no hay fuera de m� Salvador. Yo soy Dios� -El. �Tambi�n desde hoy en adelante yo soy �l. Trabajar�, �y qui�n lo dejar�? Yo soy Jehov�.

Yo, yo soy el que borro tus transgresiones. Yo primero y yo �ltimo; y fuera de M� no hay Dios "-Elohim". �Hay un Dios, "Eloah", adem�s de M�? s�, no hay Roca; No conozco ninguno. Yo Jehov�, Hacedor de todas las cosas. Yo soy Jehov�, y no hay otro; fuera de M� no hay Dios. Yo soy Jehov�, y no hay nadie m�s. Formador de la luz y Creador de las tinieblas, Creador de la paz y Creador del mal, yo soy Jehov�, Creador de todo esto.

Yo soy Jehov�, y no hay nadie m�s, Dios, "Elohini", adem�s de M�, Dios-Justo, "El Ssaddiq", y un Salvador: no hay nadie excepto: Yo. M�rame, y ser�s salvo todos los confines de la tierra; porque yo soy Dios, "El", y no hay nadie m�s. S�lo en el SE�OR, de m�, dir�n, hay justicia y fortaleza. Yo soy Dios, "El", y no hay nadie m�s; Dios, "Elohim", y no hay nadie como Yo. Soy �l; Yo soy el primero, s�, soy el �ltimo. Yo, yo he hablado. Lo he declarado ".

Es una ventaja reunir tantos pasajes (y podr�an haber sido aumentados) de los cap�tulos 43-48. Nos dejan ver de un vistazo qu� papel juega el primer pronombre personal en la revelaci�n divina. Debajo de cada verdad religiosa est� la unidad de Dios. Detr�s de cada gran movimiento est� la iniciativa personal y la urgencia de Dios. Y la revelaci�n es, en su esencia, no la mera publicaci�n de verdades acerca de Dios, sino la presencia personal y la comunicaci�n a los hombres de Dios mismo.

Se usan tres palabras para Deidad: El, Eloah, Elohim, agotando la terminolog�a divina. Pero adem�s de estos, hay una f�rmula que pone el punto a�n m�s bruscamente: "Yo soy �l". Era costumbre de la naci�n hebrea, y de hecho de todos los pueblos sem�ticos, que compart�an su reverente falta de voluntad para nombrar a la Deidad, para hablar de �l simplemente con el tercer pronombre personal. El Libro de Job est� lleno de ejemplos del h�bito, y tambi�n aparece en muchos nombres propios, como Eli-hu, "Mi Dios-es-�l", Abi-hu, "Mi-Padre-es-�l".

"Renan aduce la pr�ctica como evidencia de que los semitas eran" naturalmente monote�stas ", �como evidencia de lo que nunca fue el caso! La personalidad del Dios hebreo. El Dios de los profetas no es el eso, que el Sr.Matthew Arnold pens� tan extra�amente que hab�a identificado en sus escritos, y que, en un lenguaje filos�fico, que los orientales poco sofisticados nunca hubieran entendido, nombr� tan torpemente "una tendencia no a nosotros mismos que conduce a la justicia.

"Nada como esto es el Dios, que aqu� insta a los hombres a tomar conciencia de s� mismo. �l dice:" Yo soy ", el Poder invisible, que era demasiado terrible y demasiado oscuro para ser nombrado, pero acerca de qui�n, cuando est� en Su terror e ignorancia Sus adoradores trataron de describirlo, asumieron que �l era una Persona, y lo llamaron, como habr�an llamado a uno de ellos, con un pronombre personal. Por boca de Su profeta esto vago y terrible �l mismo declara como yo, yo, yo, no mera tendencia, sino Coraz�n vivo y Voluntad urgente, car�cter personal y fuerza de iniciativa, de donde se mueven todas las tendencias y toman su direcci�n y fuerza. "Yo soy �l".

La historia est� sembrada de errores de quienes han buscado de Dios algo m�s que a s� mismo. Toda la degradaci�n, incluso de las religiones m�s elevadas, ha surgido de esto, que sus devotos olvidaron que la religi�n era una comuni�n con Dios mismo, una vida en el poder de Su car�cter y voluntad, y la emplearon como mera comunicaci�n de beneficios materiales. o de ideas intelectuales. Ha sido un error de millones ver en la revelaci�n nada m�s que la adivinaci�n de la suerte, la recuperaci�n de cosas perdidas, la decisi�n en las disputas, la direcci�n en la guerra o el otorgamiento de alg�n favor personal.

Tales son como la persona, de quien nos dice San Lucas, que no vio en Cristo m�s que el salvador de una mala deuda: "Maestro, di a mi hermano que parta conmigo la herencia"; y su superstici�n est� tan lejos de la verdadera fe como el viejo coraz�n del hijo pr�digo, cuando dijo: "Dame la parte de los bienes que me corresponde", era del otro coraz�n, cuando, en su pobreza y aflicci�n, se arroj� por completo sobre su Padre: "Me levantar� e ir� a mi Padre.

"Pero no menos error cometen los que no buscan de Dios mismo, sino s�lo informaci�n intelectual. Los primeros reformadores hicieron bien, que llevaron el alma com�n a la gracia personal de Dios; pero muchos de sus sucesores, en una controversia, cuyo polvo oscurec�a el sol y les permit�a ver la longitud de sus propias armas, usaba las Escrituras principalmente como un dep�sito de pruebas para doctrinas separadas de la fe, y se olvidaba de que Dios mismo estaba all�.

Y aunque en estos d�as buscamos en la Biblia muchas cosas deseables, como la historia, la filosof�a, la moral, las f�rmulas de la seguridad de la salvaci�n, el perd�n de los pecados, m�ximas de conducta, todas ellas nos servir�n de poco, hasta que encontremos detr�s. a ellos el Car�cter viviente, la Voluntad, la Gracia, la Urgencia, el Poder Todopoderoso, por la confianza en quien y la comuni�n con quien solo nos son a�adidos.

Ahora bien, la deidad, que afirma en estos Cap�tulos ser el �nico, Dios Soberano, era la deidad de una peque�a tribu. "Yo soy Jehov�, yo Jehov� soy Dios, yo Jehov� soy �l". No podemos impresionarnos demasiado con la maravilla hist�rica de esto. En un mundo que conten�a a Babilonia y Egipto con sus grandes imperios, Lidia con todas sus riquezas y los medos con todas sus fuerzas; que ya estaba sintiendo las posibilidades de la gran vida griega, y ten�a a los persas, los amos del futuro, en su umbral, no era el dios de ninguno de ellos, sino de la tribu m�s oscura de sus esclavos, que reclamaba la Divinidad Soberan�a para s� mismo; no era el orgullo de ninguno de ellos, sino la fe de la religi�n m�s despreciada y, en el fondo, m�s l�gubre de la �poca, que ofrec�a una explicaci�n de la historia, reivindicaba el futuro, y se le asegur� que las fuerzas m�s grandes del mundo estaban trabajando para sus fines. �As� ha dicho Jehov�, Rey de Israel, y su Redentor Jehov� de los ej�rcitos: Yo primero y yo �ltimo; y fuera de m� no hay Dios. �Hay Dios fuera de m�? S�, no hay Roca; Yo no conozco ninguna. "

En s� mismo, esto era un reclamo barato, y podr�a haberlo hecho cualquier �dolo entre ellos, si no fuera por las pruebas adicionales que lo sustentan. Podemos resumir estas pruebas adicionales en tres partes: la risa, el evangelio y el control de la historia, tres maravillas en la experiencia de los exiliados. Gente, m�s triste y m�s despreciada, sus bocas deb�an llenarse con la risa del desprecio de la verdad sobre los �dolos de sus conquistadores.

Hombres, m�s atormentados por la conciencia y llenos del sentimiento del pecado, deb�an escuchar el evangelio del perd�n. Naci�n, contra la cual todos los hechos parec�an estar trabajando, su Dios les dijo, la �nica de todas las naciones del mundo, que �l controlaba por ellos los hechos de hoy y los problemas del ma�ana.

2. Una carcajada surge de manera muy extra�a del Exilio. Pero ya hemos visto el derecho intelectual al desprecio que ten�an estos cautivos aplastados. Eran monote�stas y sus enemigos adoradores de im�genes. El monote�smo, incluso en sus formas m�s rudas, eleva intelectualmente a los hombres, es dif�cil decir en cu�ntos grados. De hecho, los grados no miden la diferencia mental entre un id�latra y el que sirve con su mente, as� como con todo su coraz�n y no por las pruebas adicionales por las cuales es una diferencia que es absoluta.

Israel en cautiverio era consciente de esto, y por lo tanto, aunque las almas de esos hombres tristes estaban m�s llenas del mundo con la pesadez del dolor y la humildad de la culpa, sus rostros orgullosos llevaban un desprecio que ten�an todo el derecho de llevar, como los siervos del Dios �nico. Vea c�mo este desprecio estalla en el siguiente pasaje. Su texto es corrupto, y su ritmo, a esta distancia de las voces que lo pronuncian, apenas se percibe; pero su tono de superioridad intelectual es perfectamente evidente, y su desprecio brota en un verso impetuoso y desigual, cuya fuerza ha disimulado por desgracia la suavidad y dignidad de nuestra Versi�n Autorizada.

1.

Los que formaban �dolos son todos desperdicios,

�Y sus queridos son absolutamente in�tiles!

Y sus confesores, �ellos! ellos no ven y no saben

Suficiente para sentir verg�enza.

�Qui�n form� un dios, o fund� una imagen?

Es absolutamente in�til.

�Lo! todos los que dependen de ellos se averg�enzan,

Y los sepultureros son menos que hombres:

Que todos se re�nan y se pongan de pie.

Se estremecen y se averg�enzan en el bulto.

2.

Hierro-sepulturero-toma un cincel,

Y trabaja con brasas,

Y con martillos moldea;

Y lo ha hecho con el brazo de su fuerza. -

Anon tiene hambre, y la fuerza se va;

�No bebe agua y se cansa!

3.

Wood-Graver-�l traza una l�nea,

Lo marca con l�piz,

Lo hace con aviones,

Y con br�jula lo marca.

As� lo ha convertido en la constituci�n de un hombre,

A una gracia que es humana

Habitar una casa, cort�ndola de cedros.

4.

O se toma un encino o un roble,

Y recoge para s� mismo de los �rboles del bosque

Uno ha plantado un pino y la lluvia lo hace grande

Y est� ah� para que un hombre se queme.

Y uno ha tomado de �l y se ha calentado;

S�, enciende y hornea pan,

�S�, trabaja un dios y lo ha adorado!

Lo ha convertido en un �dolo y se postra ante �l.

Parte de ella lo quema con fuego,

En parte come carne,

Se tuesta y est� lleno;

S�, lo calienta y dice:

"�Aj�, estoy caliente, he visto fuego!"

�Y el resto, a un dios que ha hecho, a su imagen!

�l se inclina ante �l, lo adora, le reza,

Y dice: "�S�lvame, porque mi dios eres t�!"

5.

�Ellos no saben y no creen!

Porque ha embadurnado, sin ver, sus ojos

Pensamiento pasado, sus corazones.

Y nadie se toma en serio

Ni tiene conocimiento ni sentido para decir,

"'Parte de ella me quem� en el fuego-

S�, horne� pan sobre sus brasas,

Asar la carne que yo como,

Y el resto, a un

�Disgusto deber�a hacerlo?

�Deber�a adorar el tronco de un �rbol? '"

Pastor de cenizas, un coraz�n enga�ado lo ha descarriado,

Que no puede librar su alma. ni digas,

"�No hay una mentira en mi mano derecha?"

�No sorprende la nota predominante en estos vers�culos ante la condici�n mental de un adorador de �dolos? "Ellos no ven y no saben lo suficiente como para sentir verg�enza. Nadie se lo toma en serio, ni tiene conocimiento ni sentido para decir: Parte de eso lo he quemado en el fuego y el resto, �deber�a convertirlo en un dios?" Esta confianza intelectual, estallando en desprecio, es la segunda gran muestra de verdad, que distingue la religi�n de este pobre esclavo de pueblo.

3. El tercer elemento es su car�cter moral. La verdad intelectual de una religi�n valdr�a poco, si la religi�n no tuviera nada que decir al sentido moral del hombre, si no se preocupara por sus pecados, si no tuviera redenci�n por su culpa. Ahora, los Cap�tulos que tenemos ante nosotros est�n llenos de juicio y misericordia. Si desprecian a los �dolos, tienen condenaci�n para el pecado y gracia para el pecador. No son un mero manifiesto pol�tico para la ocasi�n, declarando c�mo Israel ser� liberado de Babilonia. Son un evangelio para los pecadores de todos los tiempos. Con esto se acreditan m�s a s� mismos como una religi�n universal.

Dios es omnipotente, pero no puede hacer nada por Israel hasta que Israel se deshaga de sus pecados. Esos pecados, y no el cautiverio del pueblo, son la principal preocupaci�n de la Deidad. El pecado ha estado en el fondo de toda su adversidad. Esto se manifiesta con toda la versatilidad de la conciencia misma. Israel y su Dios han estado en desacuerdo; su pecado ha sido, lo que m�s siente la conciencia, un pecado contra el amor. "Sin embargo, no sobre m� has ??llamado, oh Jacob; c�mo te fatigaste conmigo, oh Israel, no te hice esclavo de ofrendas, ni te destete con incienso, sino que me hiciste esclavo de tus pecados, t� has Me cansaste con tus iniquidades ".

Isa�as 43:22 Entonces Dios pone sus pecados, donde los hombres ven la negrura de su culpa, en el rostro de Su amor. Y ahora desaf�a la conciencia. "Hazme recordar; vengamos juntos a juicio; acusa, para que seas justificado" ( Isa�as 43:26 ).

Pero hab�a sido un pecado antiguo y original. "Tu padre, el primero pec�; s�, tus representantes" -literalmente "int�rpretes, mediadores - se rebelaron contra M�. Por eso profan� pr�ncipes consagrados, y entregu� a Jacob a la proscripci�n, ya Israel a la injuria" ( Isa�as 43:27 ). El exilio en s� no fue m�s que un episodio de una tragedia, que comenz� muy atr�s en la historia de Israel.

Y as�, el cap�tulo 48 repite: "Sab�a que tratas con mucha traici�n, y Transgresor desde el vientre te llaman" ( Isa�as 48:8 ). Y luego viene la nota triste de lo que podr�a haber sido. "�Ojal� hubieras escuchado mis mandamientos! Entonces hubiera sido tu paz como el r�o, y tu justicia como las olas del mar" ( Isa�as 48:18 ).

Como el amplio Eufrates, debiste haber rodado generosamente y haber resplandecido al sol como un mar de verano. Pero ahora, escucha lo que queda. "No hay paz, dice Jehov�, para los imp�os" ( Isa�as 48:22 ).

Ah, no es un tramo polvoriento de la historia antigua, no; volc�n extinto desde hace mucho tiempo sobre el lejano yermo de la pol�tica asi�tica, al que nos conducen los escritos del exilio. Pero se refieren a los perennes problemas del hombre; y la conciencia, que nunca muere, habla a trav�s de sus letras y figuras anticuadas con palabras que sentimos como espadas. Y por lo tanto, a�n as�, sean salmos o profec�as, permanecen como alg�n antiguo ministro del mundo moderno, donde, en cada nuevo d�a sucio, hasta que el tiempo termina, el coraz�n pesado del hombre puede ser ayudado a leerse a s� mismo y elevarse. su culpa por misericordia.

Son el confesionario del mundo, pero tambi�n son su evangelio, y el altar donde se sella el perd�n. Yo, yo soy el que borro tus transgresiones por causa de m� mismo, y no me acordar� de tus pecados. Israel, no ser�s olvidado de m�. He borrado como una densa nube tus transgresiones, y como un nubla tus pecados, vu�lvete a m�, porque yo te he redimido. Israel ser� salvo por Jehov� con salvaci�n eterna: no ser�is avergonzados ni confundidos por los siglos de los siglos.

" Isa�as 43:25 ; Isa�as 44:21 ; Isa�as 45:17 Ahora, cuando recordemos qui�n es el Dios, que as� habla, no s�lo Aquel que arroja la palabra de perd�n desde lo sublime de Su santidad, sino , como vimos, lo habla en medio de toda Su propia pasi�n y lucha bajo los pecados de Su pueblo, -entonces, �con qu� seguridad llega Su palabra al coraz�n? �Qu� honor y obligaci�n hacia la justicia pone el perd�n de tal Dios? sobre nuestros corazones Se comprende por qu� Ambrosio envi� a Agust�n, despu�s de su conversi�n, primero a estas profec�as.

4. La cuarta se�al, que ofrecen estos cap�tulos para la religi�n de Jehov�, es la afirmaci�n que hacen para que interprete y controle la historia. Hay dos verbos, que se repiten con frecuencia a lo largo de los Cap�tulos, y que se dan juntos en Isa�as 43:12 : "He publicado y he guardado". Estos son los dos actos por los cuales Jehov� prueba Su divinidad solitaria frente a los �dolos.

La "publicaci�n", por supuesto, es la misma predicci�n, de la que habla el cap�tulo 41. Es "publicar" en tiempos pasados ??cosas que suceden ahora; est� "publicando" ahora cosas que a�n est�n por suceder. "�Y qui�n, como Yo, lo llama y lo publica, y lo pone en orden para M�, desde que yo design� al pueblo antiguo? Y lo que est� por venir, y lo que vendr�, que lo publiquen. No tiemblen, ni temas: �No te hice o�r hace mucho tiempo? Y publiqu�, y vosotros sois Mis testigos. �Hay Dios fuera de M�? No, no hay Roca; Yo no conozco ninguna ". Isa�as 44:7

Los dos van juntos, la realizaci�n de actos maravillosos y salvadores para Su pueblo y la publicaci�n de ellos antes de que sucedan. El pasado de Israel est� lleno de tales actos. Cap�tulo 43, instancias de la entrega de Egipto ( Isa�as 43:16 ), pero inmediatamente procede ( Isa�as 43:18 ): "No os acord�is de las cosas anteriores" -aqu� vuelve a aparecer nuestro viejo amigo ri'shonoth , pero esto tiempo significa simplemente "eventos anteriores" - "ni consideres las cosas de anta�o".

He aqu�, estoy haciendo algo nuevo; incluso ahora brota. �No lo sab�is? S�, pondr� en el desierto un camino, en los r�os del desierto. �Y de este nuevo evento del Retorno, y de otros que seguir�n, como la edificaci�n de Jerusal�n, los Cap�tulos insisten una y otra vez, que son obra de Jehov�, quien es, por tanto, un Dios Salvador. Pero qu� mejor prueba se puede dar de que estos hechos salvadores son en verdad Suyos y parte de Su consejo, que el que �l los predijo por Sus mensajeros y profetas a Israel, -de la cual previa "publicaci�n" su pueblo es testigo.

"�Qui�n de los pueblos puede publicar esto, y escuchemos predicciones? -De nuevo ri'shonoth ", las cosas por delante - que traigan a sus testigos, para que sean justificados, y escuchen y digan: Verdad. Vosotros sois mis testigos, dice Jehov�, "a Israel. Isa�as 43:9 " Isa�as 43:9 , y salv�, y mostr�, y no hubo dios extra�o entre vosotros; por lo tanto "-porque Jehov� fue notoriamente el �nico Dios que tuvo que ver con ellos durante toda esta predicci�n y cumplimiento de la predicci�n" vosotros sois testigos de m�, dice Jehov�, de que yo soy Dios "( id .

Isa�as 43:12 ). El significado de todo esto es claro. Jehov� es solo Dios, porque es directamente eficaz en la historia para la salvaci�n de su pueblo, y porque ha publicado de antemano lo que har�. El gran ejemplo de esto, que aduce la profec�a, es el actual movimiento hacia la liberaci�n del pueblo, cuyo movimiento Ciro es el factor m�s conspicuo.

De esto Isa�as 45:19 ff. dice: "No en un lugar de la tierra de en secreto he hablado, tinieblas. No he dicho a la simiente de Jacob: Con vanidad me busc�is. Yo, Jehov�, soy predicador de justicia, publicador de cosas rectas. Reun�os y entrad; juntaos, sobrevivientes de las naciones: no tienen conocimiento los que llevan el registro de su imagen, y suplican a un dios que no puede salvar.

Publ�calo y tr�elo aqu�; es m�s, d�jelos aconsejar juntos; �Qui�n hizo que esto se oyera, "- es decir," qui�n public� esto, -de la antig�edad? "�Qui�n public� esto de la antig�edad? Yo Jehov�, y no hay Dios fuera de m�: un Dios justo", es decir, consistente , fiel a Su palabra publicada, - "y un Salvador, no hay nadie fuera de m�". "Aqu� hemos unido las mismas ideas que en Isa�as 43:12 .

"All�" he declarado y salvado "aqu� equivale a" un Dios justo y un Salvador "." S�lo en Jehov� hay justicia ", es decir, fidelidad a Sus prop�sitos publicados en la antig�edad;" y fuerza ", es decir, capacidad para Dios es justo porque, seg�n otro vers�culo de la misma profec�a, Isa�as 44:26 "confirma la palabra de su siervo, y cumple el consejo de sus mensajeros".

Ahora se ha hecho la pregunta: �A qu� predicciones alude la profec�a que se cumplieron en aquellos d�as en que Ciro avanzaba tan evidentemente hacia el derrocamiento de Babilonia? Antes de responder a esta pregunta, conviene se�alar que, en su mayor parte, el profeta habla en t�rminos generales. No da ninguna pista para justificar esa creencia infundada, a la que muchos creen que es necesario aferrarse, que Ciro fue nombrado realmente por un profeta de Jehov� a�os antes de su aparici�n.

Si hubiera existido tal predicci�n, no podemos tener ninguna duda de que nuestro profeta ahora la habr�a apelado. No: evidentemente se refiere solo a las numerosas y notorias predicciones de Isa�as y Jerem�as sobre el regreso de Israel del exilio despu�s de un per�odo determinado y fijo. Aquellos ahora estaban llegando a suceder.

Pero desde este nuevo d�a Jehov� tambi�n predice para los d�as venideros, y lo hace muy particularmente, Isa�as 44:26 , "�Qui�n dice de Jerusal�n: Ella ser� habitada; y de las ciudades de Jud�, ser�n edificadas; y de sus soledades, yo los levantar�. El que dice al abismo: S�cate, y tus r�os se secar�n. El que dice de Koresh, Mi Pastor, y cumplir� toda mi voluntad: Diciendo de Jerusal�n: Ella ser� edificada y el Templo ser� fundado ".

As�, hacia atr�s y hacia adelante, ayer, hoy y siempre, la mano de Jehov� est� sobre la historia. �l lo controla: es el cumplimiento de Su antiguo prop�sito. Por predicciones hechas hace mucho tiempo y cumplidas hoy, por la disposici�n a predecir hoy lo que suceder� ma�ana, seguramente �l es Dios y solo Dios. Hecho singular, que en aquella �poca de los grandes imperios, confiados en sus recursos y con el futuro tan cerca de su alcance, deber�a ser el Dios de un pueblo peque�o, apartado de su historia, servil y aparentemente gastado, quien deber�a tomar el relevo. grandes cosas de la tierra -Egipto, Etiop�a, Seba- y habla de ellas como contadores que se dar�n a cambio de Su pueblo; �Qui�n deber�a hablar de ese pueblo como los principales herederos del futuro, los ministros indispensables de la humanidad?

La afirmaci�n tiene dos caracter�sticas divinas. Es �nico y la historia lo ha reivindicado. Es �nico: ninguna otra religi�n, en ese o en cualquier otro tiempo, ha explicado de manera tan racional la historia pasada o establecido las edades por llegar a las l�neas de un prop�sito tan definido, tan racional, tan ben�fico, un prop�sito tan digno de la Un Dios y Creador de todos. Y ha sido reivindicado: Israel regres� a su propia tierra, reanud� el desarrollo de su vocaci�n y, despu�s de que pasaron los siglos, cumpli� la promesa de que ser�an los maestros religiosos de la humanidad.

La larga demora de este cumplimiento sin duda, pero atestigua a�n m�s la previsi�n divina de la promesa; a la paciencia, que la naturaleza, as� como la historia, revela que es, tanto como la omnipotencia, una marca de la Deidad.

Estos, entonces, son los cuatro puntos sobre los cuales se ofrece la religi�n de Israel. Primero, es la fuerza del car�cter y la gracia de un Dios personal; en segundo lugar, habla con una alta confianza intelectual, de la cual su desprecio es aqu� la principal marca; tercero, es intensamente moral, y hace del pecado del hombre su principal preocupaci�n; y cuarto, reclama el control de la historia, y la historia ha justificado la afirmaci�n.

CAPITULO XI

LLEVANDO O NACIDO

Isa�as 46:1

CAP�TULO 46. es una profec�a definida, completa en s� misma. Repite muchas de las verdades que hemos encontrado en los cap�tulos anteriores, y ya hemos visto lo que dice sobre Cyrus. Pero tambi�n arroja una nueva verdad, muy relevante entonces, cuando los hombres hicieron �dolos y adoraron las obras de sus manos, y relevante a�n, cuando tantos, con igual estupidez, est�n m�s preocupados por mantener las formas de su religi�n que por permitir Dios para sostenerse a s� mismos.

El gran contraste, que hemos venido elaborando en los cap�tulos anteriores, es el contraste entre los �dolos y el Dios vivo. Por un lado, hemos tenido fotograf�as de las ajetreadas f�bricas de �dolos, agitadas por la llegada de Cyrus, que muestran con mucho esfuerzo y ruido sus im�genes vulgares e inestables. Los hombres necios, en lugar de dejar que Dios se encargue de ellos, van y prueban lo que sus propias manos y martillos pueden hacer.

Frente a ellos, y su astucia y trabajo, el profeta ve al Dios de Israel levantarse solo, asumiendo toda la responsabilidad de la salvaci�n: "Yo, yo soy: mirad a m�, todos los confines de la tierra, y sed salvos". . " Este contraste llega a un punto cr�tico en el cap�tulo 46.

Todav�a es la v�spera de la captura de Babilonia; pero el profeta se imagina a s� mismo lo que suceder� al d�a siguiente de la captura. Ve al conquistador siguiendo la vieja moda de triunfar: asaltar los templos de sus enemigos y llevarse a los dioses derrotados y desacreditados como trofeos para los suyos. Los �dolos altivos son arrancados de sus pedestales y llevados de cabeza a trav�s de las puertas del templo. "Bel se agacha", como los hombres se agacharon junto a Bel; "Nebo se encoge" - un verbo m�s fuerte que "se agacha", pero asonante a �l, como "encogerse" para "agacharse".

"" Sus �dolos han ca�do sobre la bestia y el ganado. "Bestia", es decir, bestia domesticada, tal vez elefantes en contraste con el ganado o los animales dom�sticos. en las procesiones religiosas, "son cosas cargadas", meros fardos de equipaje, "una carga para un hack o jade". Los sustantivos son en su mayor�a femeninos, el hebreo neutro, para realzar la impresi�n de peso muerto de los �dolos.

�Tantos fardos de bagajes para las espaldas de las bestias, tales son vuestros dioses, oh babilonios! "Se acobardan, se agachan juntos" (la idea es caer fl�cidos, como cad�veres); "ni ellos son capaces de recuperar la carga", y "ellos mismos" - literalmente "su alma", cualquier alma real de deidad que alguna vez estuvo en ellos - "en cautiverio se han ido".

Esto nunca sucedi�. Ciro entr� en Babilonia no a pesar de los dioses nativos, sino bajo su patrocinio, y tuvo cuidado de rendirles homenaje. Nabunahid, el rey de Babilonia, a quien suplant�, hab�a enfurecido a los sacerdotes de Bel o Merodac; y estos sacerdotes hab�an estado entre los muchos conspiradores a favor de los persas. Tan lejos, entonces, de desterrar a los �dolos, a su entrada en la ciudad, Ciro mismo se proclam� como "el siervo de Merodac", restaur� a sus propias ciudades los �dolos que Nabunahid hab�a tra�do a Babilonia, y or�: "En la bondad de sus corazones que todos los dioses que he tra�do a sus fortalezas intercedan diariamente ante Bel y Nebo, para que me concedan largos d�as. Que bendigan mis proyectos con prosperidad, y que digan a Merodach, mi se�or, que Ciro el rey, tu adorador y Kambises,

�Estamos, entonces, porque los �dolos no fueron llevados cautivos, como lo describe nuestro profeta, para comenzar a creer menos en �l? Seremos culpables de ese error s�lo cuando dejemos de permitirle a un profeta de Dios lo que le permitimos a cualquier otro escritor, y lo alabemos cuando lo emplee para traer a casa una verdad moral: el uso de su imaginaci�n. �Qu� pasa si estos �dolos nunca fueron eliminados por Ciro, como nuestro profeta nos pinta aqu�? Sigue siendo cierto que, parados donde estaban, o llevados, como pudieron haber sido m�s tarde, por los conquistadores, que en verdad eran monote�stas, segu�an siendo un mero lastre, un peso muerto para las bestias fatigadas.

Ahora bien, frente a este tipo de religi�n, que puede reducirse a tantas libras avoirdupois, el profeta ve en contraste al Dios de Israel. Y es natural, cuando se compara con el peso muerto de los �dolos, que Dios se revele como un Dios vivo y que levanta: un Dios fuerte e infalible, que lleva y que salva. �O�dme, casa de Jacob, y todo el remanente de la casa de Israel; cargas desde el vientre, cosas llevadas desde el vientre.

Cargas, cosas llevadas ", son las palabras exactas que se usan con los �dolos en Isa�as 46:1 " Hasta la vejez soy, y hasta las canas llevar� ", una palabra dolorosa, usada s�lo para grandes cargas. hecho, y lo llevar�; s�, soportar�, y sanar� �. Luego siga algunos vers�culos en el estilo familiar.� �A qui�n me comparar�is, y me comparar�is, y me comparar�is, para que seamos semejantes? Los que vierten oro de una bolsa, y la plata se miden con un ellwand "-hermosos y vulgares babilonios-" contratan un fundidor, y �l lo convierte en un dios "-�de tantas ellas de plata! -" se inclinan a ella, s�, �la adoran! Lo cargan sobre el hombro, lo cargan "- de nuevo la palabra dolorosa -" para llevarlo a su puesto; y se pone de pie; de su lugar nunca se mueve.

S�, uno le grita y �l no responde; de su angustia no lo salva. Recuerden esto, y mu�strennse hombres "-el juego con estos juguetes dorados es tan poco masculino para el monote�sta (se recordar� lo que dijimos en el cap�tulo 3 sobre los exiliados sintiendo que adorar �dolos era ser menos que un hombre) -" P�ngalo de nuevo en el coraz�n, transgresores. Acu�rdate de las cosas pasadas de anta�o: porque yo soy Dios, "El", y no hay otro; Dios, "Elohim", y no hay nadie como Yo.

Publicando desde el origen el tema, y ??desde la antig�edad lo que a�n no se ha hecho; diciendo: Mi consejo permanecer�, y cumplir� toda mi voluntad; llamando desde el amanecer un ave de rapi�a, desde la tierra que est� lejos del hombre de mi consejo. S�, he hablado; s�, lo traer� adentro. Lo he propuesto; s�, lo har�. O�dme, obstinados de coraz�n ", es decir," valiente, fuerte, sano ", pero demasiado sano para adaptar sus nociones preconcebidas a la nueva revelaci�n de Dios;" vosotros que est�is lejos de la justicia ", a pesar de vuestro" sonido ". "opiniones sobre c�mo deber�a llegar.

"He acercado mi justicia", en contraste con la tuya. "No estar� lejos", como tus ideales imposibles, "y mi salvaci�n no tardar�, y pondr� en Sion la salvaci�n, para Israel mi gloria". Es evidente que de los id�latras Jehov� se ha vuelto de nuevo, en estos �ltimos vers�culos, a los pedantes de Israel, que se opon�an a Ciro porque era un gentil, y que abrigaban sus propias nociones obstinadas de c�mo deber�a venir la salvaci�n y la justicia. �Ah, su tipo de justicia nunca llegar�a, siempre estar�an lejos de ella! Conf�en m�s bien en Jehov�, que �l estaba acercando r�pidamente a su manera.

Esa es la profec�a. Comienza una verdad, que se libera de las asociaciones locales y temporales, y se apresura con fuerza sobre nuestro propio d�a y nuestras propias costumbres. La verdad es esta: para un hombre, la forma en que concibe su religi�n es muy importante, ya sea como algo que debe llevar o como algo que lo llevar�. Tenemos demasiadas idolatr�as y f�bricas de �dolos entre nosotros como para demorarnos m�s en esas antiguas. Esta divisi�n es permanente en la humanidad, entre los hombres que intentan llevar su religi�n y los hombres que permiten que Dios los lleve.

Ahora veamos c�mo lleva Dios. El carruaje del hombre por parte de Dios no es ning�n misterio. Puede explicarse sin usar un t�rmino teol�gico; la Biblia nos da la mejor expresi�n de ello. Pero puede explicarse sin una palabra de la Biblia. Es amplio y variado como la experiencia moral del hombre.

1. El primer requisito para una vida estable y optimista es la tierra y la fidelidad de la ley. Lo que nos env�a con cuerpos erguidos y paso r�pido y firme es la sensaci�n de que la superficie de la tierra es segura, que la gravitaci�n no fallar�, que nuestros ojos y el roce de nuestros pies y nuestro juicio de la distancia no nos enga�an. Ahora, lo que el cuerpo necesita para su mundo, el alma lo necesita para el de ella. Para su porte y su porte en la vida, el alma requiere la seguridad de que las leyes morales del universo son como la conciencia se las ha interpretado y seguir�n siendo como en la experiencia las ha encontrado.

A este requisito del alma, esta condici�n indispensable de la conducta moral, Dios le da su seguridad. "He hecho", dice, "y soportar�". Estas palabras fueron en respuesta a un instinto, que debe haber surgido a menudo en nuestros corazones cuando hemos estado luchando por al menos esperanza moral, el instinto que ser� todo lo que a veces se deja al alma de un hombre cuando la incredulidad disminuye, y bajo su influencia. La negrura se precipita en un torrente de tentaciones, y el car�cter y la conducta se sienten imposibles para su fuerza, el instinto que brota del pensamiento: "Bueno, aqu� estoy, no soy responsable de estar aqu�, sino que alguien m�s lo ha puesto, y la responsabilidad de la vida, que es demasiado grande para m�, es Suya.

"Una fe tan simple, que un hombre dif�cilmente puede separar de su existencia, ha sido el primer rally y el punto de inflexi�n en muchas vidas. En la deriva y barrido moral, encuentra el fondo all�, y se estabiliza en �l, y se vuelve loco. se vuelve redondo y se fortalece. Y la Palabra de Dios viene a �l para decirle que su instinto es seguro: "S�, hice y soportar�".

2. La angustia m�s terrible del coraz�n, sin embargo, es que lleva algo que puede sacudir a un hombre incluso en ese terreno. La roca m�s firme no sirve para el paral�tico ni para un hombre con una pierna rota. Y el universo moral m�s firme, y el gobernador moral m�s justo, no es un consuelo, sino todo lo contrario, para el hombre con mala conciencia, ya sea que esa conciencia se deba a la culpa o al h�bito del pecado.

La conciencia susurra: "Dios en verdad te hizo, pero �y si te deshiciste a ti mismo? Dios reina; las leyes de la vida son justicia; la creaci�n est� guiada a la paz. Pero t� eres un proscrito de este universo, ca�do de Dios por tu propia voluntad. T� debes soportar tu propia culpa, soportar tus h�bitos contra�dos voluntariamente. �C�mo puedes creer que Dios, en este hermoso mundo, te soportar�a, una cosa tan in�til, sucia e infectada? " Sin embargo, aqu�, de acuerdo con Su bendita Palabra, Dios desciende para llevar a los hombres.

Debido a que el hundimiento y la impotencia del hombre son tan evidentes bajo ninguna otra carga u olas, Dios insiste en que precisamente aqu� est� m�s ansioso, y justo aqu� est� Su gloria, levantar a los hombres y llevarlos hacia arriba. Algunos pueden preguntarse qu� es la culpa o la convicci�n de pecado, porque est�n rastreando de manera ego�sta o deshonesta la amargura y la inquietud de sus vidas a alguna otra fuente que no sea su propia voluntad perversa; pero la cosa es la carga m�s real del hombre, y la carga m�s real del hombre es lo que Dios se inclina m�s a llevar.

La palabra dolorosa para "llevar", " sabal " , que enfatizamos en el pasaje anterior, se usa en otras partes de los escritos del Exilio para referirse a la carga de los pecados, o al resultado de los pecados. "Nuestros padres pecaron, y no lo hicieron, y nosotros cargamos con sus iniquidades", Lamentaciones 5:7 dice una de las Lamentaciones. Y en el cincuenta y tres de Isa�as se usa dos veces del Siervo, "que llev� nuestros dolores" y "que llev� sus iniquidades".

"Aqu� su aplicaci�n a Dios, a un Dios como el que hemos visto que lleva la pasi�n de las aflicciones de su pueblo, no puede dejar de llevar consigo las asociaciones de estos pasajes. Cuando se dice, Dios" soporta ", y este verbo doloroso es Usado, recordamos de inmediato que �l es un Dios, que no solo pone los pecados de su pueblo a la luz terrible de su rostro, sino que los lleva sobre su coraz�n. Aprendamos, entonces, que Dios ha hecho de este pecado y la culpa de el nuestro Su especial cuidado y angustia.

No podemos sentirlo m�s que �l. Es suficiente: puede que no seamos capaces de comprender lo que signific� el sacrificio de Cristo para la justicia divina, pero qui�n puede ayudar a comprender de �l que de alguna manera divina el amor divino ha hecho de nuestro pecado su propio asunto y carga, de modo que �Podr�a hacerse lo que no pudimos hacer, y levantar lo que no podr�amos soportar?

3. Pero este evangelio del amor de Dios que lleva nuestros pecados no le sirve a un hombre a menos que vaya con otro, que Dios lo soporta para la victoria sobre la tentaci�n y para alcanzar la santidad. Se dice que es una moda completamente musulmana, que cuando un creyente es tentado m�s all� de lo com�n, cede y cae en el pecado con el grito: "Dios es misericordioso"; lo que significa que el Todopoderoso no ser� demasiado duro con esta pobre criatura, que ha resistido tanto tiempo.

Si esto es mahometismo, hay mucho mahometismo en el cristianismo moderno. Es una p�rfida distorsi�n de la voluntad de Dios. "Porque esta es la voluntad de Dios, nuestra santificaci�n"; y Dios nunca da a. El hombre perdona, sino dejarlo libre para el esfuerzo y constre�irlo al deber. Y aqu� llegamos a lo que es la parte m�s esencial del comportamiento de Dios sobre el hombre. Dios, como hemos visto, nos soporta d�ndonos terreno para caminar.

�l nos soporta quitando esas cargas de nuestro coraz�n que hacen que el suelo m�s firme sea resbaladizo e imposible para nuestros pies. Pero �l nos soporta mejor y por m�s tiempo siendo el esp�ritu y el alma y la vida de nuestra vida. Cada met�fora aqu� se queda corta con la realidad. Por hombres inspirados, el porte de Dios se ha comparado con un padre que lleva a su hijo, con un �guila que lleva a su cr�a sobre sus alas, con el pastor con el cordero en su seno.

Pero ning�n pastor, ni ave madre, ni padre humano pari� jam�s como el Se�or lo lleva. Porque �l lleva desde adentro, como el alma eleva y lleva el cuerpo. El Se�or y los suyos son uno. "Para m�", dice el que mejor lo conoc�a, "para m� el vivir es Cristo". De hecho, es dif�cil describir a los dem�s lo que realmente es este sustento interno, que se sienta en el centro de la vida de un hombre y, por lo tanto, afecta vitalmente a todos los �rganos de su naturaleza.

La ilustraci�n humana m�s fuerte no es suficiente para ello. Si en el fragor de la batalla un l�der es capaz de infundirse en sus seguidores, tambi�n lo es Cristo. Si la palabra de un hombre ha elevado a miles de soldados derrotados al asalto y a la victoria, as� tambi�n la de Cristo ha elevado a millones: los ha elevado por encima del h�bito y la depresi�n del pecado, por encima de la debilidad de la carne, por encima del temor del hombre, por encima del peligro. y la muerte y la tentaci�n m�s peligrosas y fatales a�n.

Y, sin embargo, no es la vista de un l�der visible, aunque los evangelios han hecho esa vista imperecedera; no es el sonido de la Voz de Otro, aunque esa Voz resuene hasta el fin de los tiempos, lo que s�lo sienten los cristianos. Es algo dentro de ellos mismos; otro m�s puro, m�s feliz, victorioso. No como una voz o un ejemplo, bastante in�til para los moribundos, sino como un alma nueva, es Cristo en los hombres; y ya sea que su agotamiento requiera fuerzas creativas o sus vicios requieran fuerzas conquistadoras, �l les da ambas, porque �l es la fuente de la vida.

4. Pero Dios no lleva muertos. Su porte no es mec�nico, sino natural; no desde abajo, sino desde dentro. No te atrevas a ser pasivo en el carruaje de Dios; porque como en el mundo natural, as� en el mundo moral, todo lo que muere es arrojado a un lado por la presi�n ascendente de la vida, para pudrirse y perecer. Cristo mostr� esto una y otra vez en Su ministerio. Aquellos que no hacen ning�n esfuerzo -o, si el esfuerzo ha pasado, no sienten dolor- Dios no se rebajar� a soportar.

Pero todos en quienes todav�a hay un impulso y un manantial despu�s de la vida: la conciencia viva, el dolor de su pobreza, el hambre y la sed de justicia, la santidad de los que est�n a su cargo, la obligaci�n y el honor de su deber diario, algunos el deseo de la vida eterna: estos, por d�biles que sean, los lleva a la perfecci�n.

Una vez m�s, Dios soporta, y no domina, usando a un hombre, no como un hombre usa un palo, sino como un alma usa un cuerpo, informando, inspirando, recreando sus facultades naturales. Tantos desconf�an de la religi�n, como si fuera a dominar su originalidad, como si estuviera destinada a destruir la frescura y la alegr�a peculiares del individuo. Pero Dios no va a deshacer Su obra por gracia por naturaleza. "He hecho, y soportar�-soportar�" lo que hice. La religi�n intensifica al hombre natural.

Y ahora, si eso es lo que Dios lleva, el don de la tierra y el levantamiento de los ca�dos, y el ser un alma y una inspiraci�n de todos los �rganos, qu� equivocados est�n los que, en lugar de pedirle a Dios que los lleve, est�n m�s equivocados. ansioso por saber c�mo �l y Su religi�n deben ser sostenidos por su consistencia o esfuerzos.

Para los hombres j�venes, que no tienen religi�n, y se encuentran cara a cara con la religi�n convencional del momento, la pregunta a menudo se presenta de esta manera: "�Es esto algo que puedo llevar?" o "�Cu�nto puedo permitirme llevar? �Qu� parte de la tradici�n de los ancianos puedo asumir y sentir que no es un mero peso muerto?" Esa es una actitud completamente falsa. Aqu� est�s, d�bil, de ninguna manera.

amo de ti mismo; con un coraz�n maravillosamente lleno de sugerencias al mal; un mundo ante ti, m�s duro donde est� m�s claro, que parece m�s imposible donde el deber llama m�s fuerte; sin embargo, sobre todo oscuro y silencioso, necesitando de nuestra paciencia m�s a menudo que el esfuerzo, y la confianza tanto como el ejercicio de nuestra propia inteligencia; con la muerte por fin por delante. Mire la vida en su totalidad, y la pregunta que har� no ser�: �Puedo llevar esta fe? pero, �puede esta fe llevarme? No, �puedo permitirme aceptar tales y tales opiniones? pero, �puedo permitirme viajar sin un Dios as�? No es un credo, sino un Dios vivo y elevador, que espera tu decisi�n.

En el extremo opuesto de la vida, hay otra clase de hombres, que realmente est�n haciendo lo que los j�venes con demasiada frecuencia suponen que deben hacer si adoptan una religi�n: llevarla, en lugar de permitir que ella los lleve; hombres que est�n en peligro de perder su fe en Dios, debido a una ansiedad excesiva acerca de las doctrinas tradicionales que le conciernen. En nuestro pa�s se est� diciendo mucho en este momento acerca de la defensa de los grandes art�culos de la fe.

Ciertamente, manteng�moslos. Pero no permitamos que tengamos en nuestras iglesias el espect�culo m�s triste de todos, una mera procesi�n eclesi�stica, hombres floreciendo doctrinas, pero ellos mismos con su hombr�a permaneciendo invisibles. Conocemos la l�stima de un espect�culo, visto a veces en pa�ses del Continente, donde no han dejado de portar im�genes. �dolos, pancartas y mensajes de texto llenar�n una calle con su progreso vacilante y vacilante, y no ver�s nada humano debajo, sino de vez en cuando hombros empujados y una cara sudorosa.

As� son muchos de los ruidosos desfiles de doctrinas en nuestros d�as por hombres que, en las palabras de este cap�tulo, se muestran "valientes de coraz�n" al sostener su religi�n, pero no nos dan se�ales en su car�cter o conducta de que su la religi�n los est� deteniendo. Apreciemos nuestra fe, no manteni�ndola en alto, sino mostrando cu�n alto puede sostenernos.

Cu�l es la vista m�s inspiradora, un estandarte llevado por las manos, que tarde o temprano debe cansarse; �O el rostro del soldado, revestido de la fuerza inagotable del Dios que vive en su coraz�n y lo soporta?

Versículo 11

CAPITULO X

CIRO

Isa�as 41:2 ; Isa�as 44:28 ; Isa�as 46:11 ; Isa�as 48:14

CYRUS, el persa, es el �nico hombre fuera del pacto y el pueblo de Israel, que todav�a tiene el derecho de Pastor del Se�or, y Mes�as del Se�or o Cristo. Adem�s, es la �nica gran personalidad de la que tanto la Biblia como la literatura griega tratan extensamente y con simpat�a. �No sab�amos nada m�s de �l que esto? Los paganos que recibieron los t�tulos m�s sagrados del Apocalipsis, el �nico hombre en la historia que fue el centro de atracci�n tanto de Grecia como de Jud�, no pod�an dejar de ser de gran inter�s para nosotros.

Pero aparte de la forma en que impresion� la imaginaci�n griega y fue interpretado por la conciencia hebrea, tenemos una cantidad de evidencia hist�rica sobre Ciro, que, si disipa las hermosas leyendas que se cuentan sobre su origen y su fin, confirma la mayor parte de lo que Herodoto y Jenofonte escriben sobre su car�cter, y todo lo que describe como su carrera el profeta que estamos estudiando.

Ya sea por su propia virtud, o como l�der de una nueva raza de hombres en el afortunado momento de su llamado, Ciro se elev� a s� mismo, desde el nivel real m�s bajo, a una conquista y un imperio logrados por solo dos o tres personas m�s en la historia del mundo. Originalmente, pero el pr�ncipe de Anshan, o Anzan, un territorio de tama�o incierto en la cabecera del Golfo P�rsico, puso bajo su dominio, por pol�tica o guerra, las naciones grandes y vigorosas de los medos y los persas; derroc� el reino de Lidia y subyug� Asia Menor; impresion� tanto los comienzos de la vida griega, que, con todos sus grandes hombres, los griegos nunca dejaron de considerar a este persa como el rey ideal; captur� Babilonia, el trono del antiguo Oriente, y as� efectu� la transferencia del imperio de la estirpe semita a la aria. Tambi�n satisfizo a los pueblos,

Apenas tenemos pruebas contempor�neas o casi contempor�neas sobre su personalidad. Pero sus logros dan testimonio de un genio extraordinario, y su car�cter fue la admiraci�n de toda la antig�edad. Para la literatura griega, Ciro era el pr�ncipe preeminente, presentado como modelo para la educaci�n en la infancia, el autocontrol en la juventud, el gobierno justo y poderoso en la edad adulta. La mayor parte de lo que leemos de �l en " Cyropaedia " de Jenofonte es, por supuesto, romance; pero el mero hecho de que, como nuestro propio Rey Arturo, Cyrus fue utilizado como espejo para mostrar grandes ideales a lo largo de los siglos, prueba que hab�a en �l una brillantez nativa y una amplitud de superficie, as� como una afortunada eminencia de posici�n.

Le deb�a mucho a la virtud de su raza. Por podridos que se hayan vuelto los persas posteriores, la naci�n de aquellos d�as impresion� a sus enemigos con su veracidad, pureza y vigor. Pero el hombre que no solo dirigi� una naci�n as�, y fue su amado, sino que combin� bajo su cetro, en igual disciplina y alegr�a, tantos otros pueblos diversos, tantos gobernantes poderosos y ambiciosos, no puede haber sido simplemente el mejor esp�cimen de la virtud de su propia naci�n, pero debe haber agregado a esto, al menos muchas de las cualidades originales -humanidad, amplitud de mente, dulzura, paciencia y genio para manejar a los hombres- que su bi�grafo comprensivo le atribuye en un grado tan heroico.

Es evidente que la " Cyropaedia " ignora muchos hechos sobre Cyrus, y debe haberse tomado libertades conscientes con muchos m�s, pero nadie, quien, por un lado, es consciente de lo que Cyrus efectu� en el mundo, y qui�n, en el otro, puede apreciar que era posible que un extranjero (que, sin embargo, hab�a recorrido la mayor�a de las escenas de la carrera de Ciro) se formara esta rica concepci�n de �l m�s de un siglo despu�s de su muerte, puede dudar de que el car�cter del persa (la debida concesi�n para el culto a los h�roes) debe haber sido principalmente como la describe Jenofonte.

Sin embargo, es muy notable que nuestra Escritura no declare una sola virtud moral o religiosa como la calificaci�n de este gentil para el t�tulo de "el Mes�as de Jehov�". Buscamos aqu� en vano alg�n destello de apreciaci�n de ese car�cter, que atrajo las miradas de admiraci�n de Grecia. En toda la gama de nuestra profec�a no hay un solo adjetivo, que exprese una virtud moral, aplicado a Ciro. La "justicia", que tantos pasajes asocian con su nombre, no se le atribuye a �l, sino al llamado de Dios, y no implica justicia ni ninguna cualidad similar, pero es, como veremos m�s adelante cuando examinemos el uso notable de esta palabra en Segundo Isa�as, una mezcla de buena fe y minuciosidad, -toda rectitud.

El �nico pasaje de nuestro profeta, en el que algunos han supuesto que Jehov� hace un reclamo religioso a Ciro, como si el persa fuera un monote�sta - "invoca Mi nombre" - es, como hemos visto, demasiado incierto, tanto en texto como en renderizado, para tener algo construido sobre �l. De hecho, ning�n hebreo podr�a haber elogiado con justicia la fe de este persa, que se llamaba a s� mismo el "siervo de Merodac", y en sus proclamas p�blicas a Babilonia atribu�a a los dioses babil�nicos su poder para entrar en su ciudad.

Ciro era muy probablemente el gobernante piadoso descrito por Jenofonte, pero no era un monote�sta. Y nuestro profeta niega toda simpat�a religiosa entre �l y Jehov�, con palabras demasiado fuertes para ser malinterpretadas: "Te cortejo, aunque no me conociste, te ce�ir�, aunque no me conociste". Isa�as 45:4 �En qu�, entonces, se basa la elecci�n divina de Ciro por nuestro profeta, si no en su car�cter y su fe? Simplemente y apenas sobre la soberan�a y la voluntad de Dios.

Esa es la lecci�n impresionante del pasaje: "Yo soy Jehov�, Hacedor de todo; que extiendo los cielos solo, y por M� mismo extiendo la tierra, que dicen de Koresh, Mi pastor, y todo Mi deseo cumplir�". Isa�as 44:24 ; Isa�as 44:28 Ciro es de Jehov� porque todas las cosas son de Jehov�; de cualquier car�cter o fe que sean, son Suyos y para Su uso.

"Yo soy Jehov�, y no hay otro: Formador de luz y Creador de tinieblas, Hacedor de paz y Creador de maldad; Yo, Jehov�, Hacedor de todo esto". La soberan�a de Dios no podr�a expresarse de manera m�s amplia. Todas las cosas, independientemente de su car�cter, son de �l y para Sus fines. Pero, �qu� fin es m�s querido para el Todopoderoso? �Qu� ha declarado m�s claramente que su pueblo volver� a establecerse en su propia tierra? Para ello, utilizar� la fuerza m�s adecuada.

El regreso de Israel a Palestina es un evento pol�tico que requiere poder pol�tico; y el mayor poder pol�tico del d�a es Cyrus. Por lo tanto, por Su profeta, el Todopoderoso declara que Ciro es el libertador de Su pueblo, Su propio ungido. �As� ha dicho Jehov� a su Mes�as, a Koresh: ... para que sepas que yo soy Jehov�, que te llama por tu nombre, Dios de Israel, por amor de mi siervo Jacob y de Israel mi escogido.

Y te he llamado por tu nombre. Te he cortejado, aunque no me conociste ". Isa�as 45:1 ; Isa�as 45:3

Ahora, a esta designaci�n de Ciro, como el Mes�as, surgieron grandes objeciones de Israel. Podemos entenderlos. Personas que han ca�do de un pasado glorioso, se aferran apasionadamente a sus precedentes. Todas las antiguas promesas de un libertador para Israel lo representaban como surgido de la casa de David. La liberaci�n tambi�n deb�a haber llegado por milagro, o por la impresi�n de la propia santidad del pueblo sobre sus opresores.

El Se�or deb�a haber desnudado Su brazo e Israel deb�a salir con el orgullo de Su favor, como en los d�as de Egipto y el Mar Rojo. Pero este libertador, que fue anunciado, era ajeno a la comunidad de Israel; y no por alg�n milagro se prometi� el �xodo del pueblo, sino como efecto de su palabra imperial: �un incidente menor en su pol�tica! Los precedentes y el orgullo de Israel clamaron contra tal plan de salvaci�n, y los murmullos del pueblo se levantaron contra la palabra de Dios.

El Todopoderoso responde con severidad: "�Ay del que lucha con su Moldeador, un tiesto entre los tiestos de la tierra! Dice el barro a su Moldeador: �Qu� haces t�? O tu obra" de ti "�No tiene manos? �Ay de �l! que dice a un padre: �Qu� engendras? oa una mujer: �Con qu� dolores de parto? As� ha dicho Jehov�, Santo de Israel y de su Moldeador: Las cosas que han de venir, pregunta de m� acerca de mis hijos, y acerca de la obra de mi �Manos, mandadme a m�! Yo hice la tierra, y sobre ella cre� al hombre: Yo, mis manos, extend� el cielo, y todas sus huestes orden�.

"En esa providencia universal, este Ciro no es m�s que un incidente." Lo he despertado en la justicia, y todos sus caminos nivelar�. El "-enf�tico-" edificar� mi ciudad, y mi cautiverio despedir�, no por precio ni por recompensa, dice el SE�OR de los ej�rcitos ". Isa�as 45:9

A este simple decreto, los pasajes que se refieren a Ciro en el cap�tulo 46 y el cap�tulo 48, apenas agregan nada. "Yo soy Dios, y no hay nadie como Yo que diga: Mi consejo permanecer�, y todo Mi voluntad cumplir�. El que llame desde el amanecer un Ave de rapi�a, desde una tierra lejana al Hombre de Mi consejo. . S�, he hablado, s�, lo har� realidad. He formado, s�, lo har� ". Isa�as 46:9 "Ave de rapi�a" aqu� se ha pensado que hace referencia al �guila, que era el estandarte de Cyrus.

Pero se refiere al propio Cyrus. Lo que Dios ve en este hombre para cumplir Su prop�sito es una fuerza r�pida y sin resistencia. No es su car�cter, pero su ataque es �til para el fin del Todopoderoso. Nuevamente: "Reun�os todos, y escuchad; �qui�n de ellos ha publicado estas cosas? Jehov� lo am�: har� su voluntad en Babel, y su brazo" estar� sobre "los caldeos. Yo, he hablado ; s�, lo he llamado: lo he tra�do, y har� que su camino prospere ", o" ser� pionero en su camino ".

Isa�as 48:14 Este verbo "hacer prosperar" es uno de los que usa nuestro profeta con frecuencia, pero en ning�n otro lugar es m�s apropiado para su significado original que aqu�, donde se usa para referirse a "un camino". La palabra significa "cortar"; luego "vadear un r�o" -no hay una palabra para puente en hebreo; luego "seguir bien, prosperar".

En todos estos pasajes, entonces, no hay ninguna palabra sobre el car�cter. Cyrus no es elegido por su car�cter ni se dice que est� dotado de uno. Pero que �l est� ah�, y que haga tanto, se debe simplemente a esto, que Dios lo ha elegido. Y lo que est� dotado es fuerza, empuje, rapidez, irresistibilidad. En resumen, no es un personaje, sino una herramienta; y Dios no se disculpa por usarlo, pero tiene las cualidades de una herramienta.

Ahora bien, no podemos evitar sentirnos sorprendidos por el contraste de todo esto, la visi�n hebrea de Ciro, con las conocidas opiniones griegas de �l. Para los griegos, es ante todo un personaje. Jenofonte, y Herodoto casi tanto como Jenofonte, est�n menos preocupados por lo que hizo Ciro que por lo que fue. �l es el Rey, el gobernante ideal. Es su sencillez, su pureza, su salud, su sabidur�a, su generosidad, su influencia moral sobre los hombres, lo que atrae a los griegos, y ellos conciben que sus virtudes no pueden ser pintadas con demasiada brillantez, si es que puede servir de ejemplo. a las siguientes generaciones.

Pero saca a Ciro de la luz de los ojos de este pueblo adorador de h�roes, esa luz que tanto ha dorado sus virtudes nativas, a la sombra de la austera fe hebrea, y el brillo se apaga. Todav�a se mueve con fuerza, pero su car�cter es neutral. La Escritura enfatiza solo su fuerza, su utilidad, su �xito. "A cuya diestra tom�, para someter naciones delante de �l, y soltar� los lomos de reyes; para abrir puertas delante de �l, y las puertas no se cerrar�n.

Ir� delante de ti y allanar� los lugares escarpados. Har� temblar puertas de bronce, y quebrar� barras de hierro ". Que Ciro est� haciendo una obra en la mano de Dios y para el fin de Dios, y por lo tanto con fuerza y ??seguro de �xito, ese es todo el inter�s que la Escritura tiene en Ciro.

Observa la diferencia. Es caracter�stico de las dos naciones. El griego ve a Ciro como un ejemplo; por tanto, no puede multiplicar abundantemente su moralidad. El hebreo lo ve como una herramienta; pero con una herramienta no te preocupas por su car�cter moral, solo deseas estar convencido de su fuerza y ??su idoneidad. La mente griega tiene cuidado de desplegar la noble humanidad del hombre, una humanidad universal y eternamente noble.

Al lado de esa imagen imperecedera de �l, cu�n escasa a los ojos griegos habr�a parecido la ocasi�n temporal, para la cual los hebreos afirmaban que Ciro hab�a sido criado, para llevar a la peque�a tribu jud�a de regreso a su propio rinc�n oscuro de la tierra. Herodoto y Jenofonte, si les hubieran dicho que esta era la principal comisi�n de Ciro por parte de Dios, restaurar a los jud�os a Palestina, se habr�an re�do. "�Identif�calo, en verdad, con esos intereses provinciales!" hubieran dicho. "�Estaba destinado, lo levantamos, por la humanidad!"

�Qu� juicio vamos a emitir sobre estos dos cuadros caracter�sticos de Ciro? �Qu� lecciones podemos sacar de su contraste?

No se contradicen, pero en muchos aspectos se corroboran entre s�. Ciro no habr�a sido el arma eficaz en la mano del Todopoderoso, que nuestro profeta hace paneg�ricos, sino por esa consideraci�n en la preparaci�n y r�pida disposici�n para aprovechar la ocasi�n, que ensalza Jenofonte. Y nada es m�s sorprendente para alguien familiarizado con nuestras Escrituras, al leer la " Cyropaedia ", que la frecuencia con la que el escritor insiste en el �xito que sigui� al persa.

Si para el hebreo Ciro era el llamado de Dios, sostenido en justicia, para el griego era igualmente conspicuo como el favorito de la fortuna. "Siempre", le hace decir Jenofonte al rey moribundo, "parec�a sentir que mi fuerza aumentaba con el paso del tiempo, de modo que no me he encontrado m�s d�bil en mi vejez que en mi juventud, ni s� que he Intent� o dese� cualquier cosa en la que no haya tenido �xito ". Y esto se dijo piadosamente, porque el Ciro de Jenofonte era un devoto sirviente de los dioses.

Los dos puntos de vista, entonces, no son hostiles, ni estamos obligados a elegir entre ellos. A�n as�, hacen un contraste muy sugerente, si hacemos estas dos preguntas sobre ellos: �Cu�l es m�s fiel al hecho hist�rico? �Cu�l es el ejemplo m�s inspirador?

�Cu�l es m�s fiel al hecho hist�rico? No hay dificultad para responder a esto: sin duda, el hebreo. Ha sido de mucha m�s importancia para el mundo que Cyrus liberara a los jud�os que haber inspirado la " Cyropaedia ". Esa �nica representaci�n suya, quiz�s s�lo una de las cien consecuencias de su captura de Babilonia, ha tenido resultados infinitamente mayores que su car�cter, o que su magn�fica exageraci�n por el culto al h�roe griego.

Nadie que haya le�do la " Cyropaedia " -fuera de su �poca escolar- desear�a ponerla en alg�n contraste, en el que se ensombreciera su peculiar encanto, o sus propias pretensiones modestas y estrictamente limitadas no recibieran justicia. El encanto, la verdad de la " Cyropaedia ", son eternos; pero el significado que toman prestados de Ciro -aunque tal vez se deben tanto a la propia alma pura de Jenofonte como a Ciro- no se puede comparar ni por un instante con el significado de esa �nica acci�n suya, en la que la Biblia absorbe la significado de toda su carrera, -la liberaci�n de los jud�os.

La " Cyropaedia " ha sido la instrucci�n y el deleite de muchos, tanto en los tiempos modernos, tal vez, como en los antiguos. Pero la liberaci�n de los jud�os signific� la seguridad de la educaci�n religiosa del mundo. Cyrus envi� a este pueblo de regreso a su tierra �nicamente como pueblo espiritual. No les permiti� volver a establecer la casa de David, pero por su decreto se reconstruy� el templo. Israel inici� su carrera puramente religiosa, puso en orden sus vastas reservas de experiencia espiritual, escribi� sus historias de gracia y providencia, desarroll� su adoraci�n, transmiti� su ley y se mantuvo santo al Se�or.

Hasta que, en el cumplimiento de los tiempos, de esta peque�a y exclusiva tribu, y junto al fuego, que segu�an ardiendo en el altar que Ciro les hab�a dado poder para levantar, se encendi� la gloria de una religi�n universal. Para cambiar la figura, el cristianismo surgi� del juda�smo como la flor de la semilla; pero fue la mano de Ciro, quien plant� la semilla en el �nico suelo en el que pudo haber fructificado.

De un destino tan universal para la Fe, Ciro no estaba consciente, pero los jud�os mismos s� lo eran. Nuestro profeta lo representa, de hecho, actuando por "causa de mi siervo Jacob, y de mi escogido de Israel", pero el cap�tulo no termina sin una proclamaci�n de "los confines de la tierra para que miren a Jehov� y sean salvos", y la promesa de un tiempo "cuando toda rodilla se doblar� y toda lengua jurar� al Dios de Israel".

Ahora ponga todos estos resultados, que los jud�os, independientemente del car�cter de Ciro, vieron fluir de su pol�tica, como el siervo de Dios en su nombre, al lado de la influencia que los griegos tomaron prestado de Ciro, y digan si griego o El jud�o ten�a la conciencia m�s verdadera e hist�rica de este gran poder, ya fuera griego o jud�o, ten�a la mano en el pulso de la arteria principal del mundo. Seguramente vemos que la arteria principal de la vida humana corre por la Biblia, que aqu� tenemos un sentido del control de la historia, que es m�s alto incluso que el m�s alto culto a los h�roes.

Algunos dir�n: "Cierto, �pero qu� competencia tan desigual en la que meter a la pobre ' Cyropaedia '!" Precisamente; es de la desigualdad del contraste, que aprendemos la singularidad de la inspiraci�n de Israel. Hagamos justicia al griego y su aprecio por Ciro. En eso, parece la perfecci�n de la humanidad; pero con el jud�o nos levantamos a lo Divino, tocando la diestra de la providencia de Dios.

Hay una lecci�n moral para nosotros en estos dos puntos de vista sobre Ciro. Los griegos lo consideran un h�roe, los jud�os un instrumento. Los griegos est�n interesados ??en �l porque es una figura tan atractiva, un ejemplo tan eficaz para despertar a los hombres y contenerlos. Pero los jud�os est�n maravillados de su sujeci�n a la voluntad de Dios; sus Escrituras ensalzan, no sus virtudes, sino su predestinaci�n para ciertos fines divinos.

Ahora no digamos una palabra contra el culto a los h�roes. Necesitamos todos los h�roes que la literatura griega, y todas las dem�s, nos puedan suscitar. Necesitamos la comuni�n de los santos. Para hacernos humildes en nuestro orgullo, para darnos esperanza en nuestra desesperaci�n, necesitamos a nuestros hermanos mayores, los h�roes de la humanidad. Los necesitamos en la historia, los necesitamos en la ficci�n; no podemos prescindir de ellos por verg�enza, valor, compa�erismo, verdad.

Pero recordemos que a�n m�s indispensable �para la fuerza, as� como para la paz mental� es el otro temperamento. Ni uno mismo ni el mundo son conquistados por la admiraci�n de los hombres, sino por el temor y la obligaci�n de Dios. Hablo ahora de aplicarnos este temperamento a nosotros mismos. Viviremos vidas fruct�feras y consistentes s�lo en la medida en que escuchemos a Dios decirnos: "Yo te ce�ir�", y nos entreguemos a Su gu�a. Admira a los h�roes si quieres, pero solo adm�ralos y seguir�s siendo un esclavo. Aprenda su secreto, para comprometerse con Dios y obedecerle, y usted tambi�n se convertir� en un h�roe.

La unci�n de Dios de Ciro, los paganos, tiene otra lecci�n que ense�arnos, que las personas religiosas necesitan aprender especialmente.

Este pasaje sobre Ciro nos eleva a una fe muy absoluta y terrible. "Yo soy Jehov�, y nadie m�s: Formador de luz y Creador de tinieblas, Hacedor de paz y Creador de maldad; Yo Jehov�, Hacedor de todas estas cosas". La objeci�n surge de inmediato: "�Es posible creer esto? �Debemos confiar en la providencia todo lo que sucede? Seguramente nosotros, los occidentales, con nuestro escepticismo nativo y nuestra fuerte conciencia, no se puede esperar que tengamos una fe tan oriental y fatalista como esa. "

Pero observe a qui�n se dirige el pasaje. A las personas religiosas, que profesan aceptar la soberan�a de Dios, pero desean hacer una excepci�n en el �nico caso contra el que tienen un prejuicio: que un gentil debe ser el libertador del pueblo santo. A estos creyentes estrechos e imperfectos se les recuerda que no deben sustituir la fe en Dios por sus propias ideas de c�mo Dios debe obrar; que no deben limitar Sus operaciones a su propia concepci�n de Sus revelaciones pasadas; que Dios no siempre obra ni siquiera por sus propios precedentes; y que muchas otras fuerzas distintas de las "convencionales y religiosas �s�, incluso fuerzas tan desprovistas de car�cter moral o religioso como parec�a estar Ciro mismo� est�n tambi�n en manos de Dios, y pueden ser utilizadas por �l como medio de gracia".

Hay frecuentes acusaciones en nuestros d�as contra las llamadas escuelas de teolog�a m�s avanzadas, de escepticismo e irreverencia. Pero este pasaje nos recuerda que los m�s esc�pticos e irreverentes son aquellos creyentes anticuados que, aferr�ndose a los precedentes y a sus propias nociones estereotipadas de las cosas, niegan que las manos de Dios est�n en un movimiento, porque es novedoso y no ortodoxo. "�Ay del que contiende con su moldeador! �Dir� el barro a su moldeador? �Qu� haces?" Dios no dej� de "moldear" cuando nos dio el canon y nuestros credos, cuando fund� la Iglesia y los sacramentos.

Su mano todav�a est� entre el barro, y con el tiempo, ese gran "torno de alfarero", que todav�a se mueve obediente a Su impulso. Todos los grandes avances, las grandes cosas del comercio actual, la ciencia, la cr�tica, por neutrales que sean, como Cyrus, su car�cter, son, como Cyrus, captadas y ungidas por Dios. Por tanto, mostremos reverencia y valor ante las grandes cosas de hoy. No nos dejes burlarnos de su novedad o sentirnos temerosos porque no muestran un car�cter ortodoxo, ni siquiera religioso.

Dios reina y los usar� para lo que ha sido el prop�sito m�s querido de su coraz�n, la emancipaci�n de la religi�n verdadera, la confirmaci�n de los fieles, la victoria de la justicia. Cuando Ciro se levant� y el profeta lo nombr� libertador de Israel, y los severamente ortodoxos de Israel se opusieron, �intent� Dios calmarlos se�alando cu�n admirable era su car�cter y cu�n cercano en religi�n a los jud�os mismos? Dios no hizo tal cosa, sino que solo habl� de la idoneidad militar y pol�tica de esta gran m�quina, por la cual iba a derrotar a Babilonia.

Que Cyrus era un caminante r�pido, un tirador lejano, un inspirador de miedo, un seguidor de la victoria, uno que se abalanz� como un "ave de rapi�a", uno cuyo peso de guerra atraves� todos los obst�culos, esto es lo que el A los asombrados pedantes se les habla del gentil, a cuya gentileza hab�an objetado. No hay palabras suaves para calmar su errada ortodoxia, sino hechos pesados, un llamamiento a su sentido com�n, si es que lo ten�an, de que este era el medio m�s pr�ctico para el fin pr�ctico que Dios ten�a en vista.

Porque de nuevo aprendemos 'la vieja lecci�n que los profetas est�n tan ansiosos por ense�arnos: "Dios es sabio". �l est� interesado, no en ser ortodoxo o fiel a su propio precedente, sino en ser pr�ctico y eficaz para la salvaci�n.

Y as�, tambi�n, en nuestros d�as, aunque no veamos ning�n car�cter religioso en ciertos movimientos exitosos, digamos en la ciencia, por ejemplo, que seguramente afectar�n el futuro de la Iglesia y de la Fe, no nos dejemos desesperar. ni niegue que ellos tambi�n est�n en los consejos de Dios. Solo asegur�monos de que est�n permitidos para alg�n fin, alg�n fin pr�ctico; y velad, con mansedumbre pero con vigilancia, para ver cu�l ser� ese fin.

Quiz�s la dotaci�n de la Iglesia de nuevas armas de verdad; tal vez su emancipaci�n de asociaciones que, por antiguas que sean, no son saludables; tal vez su oportunidad de avanzar hacia nuevas alturas de visi�n, nuevos campos de conquista.

Información bibliográfica
Nicoll, William R. "Comentario sobre Isaiah 46". "El Comentario Bíblico del Expositor". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/teb/isaiah-46.html.