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Bible Commentaries
Job 32

El Comentario Bíblico del ExpositorEl Comentario Bíblico del Expositor

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Versículos 1-22

XXV.

SABIDUR�A POST-EX�LICA

Job 32:1 ; Job 33:1 ; Job 34:1

UN PERSONAJE hasta ahora sin nombre en el curso del drama ahora asume el lugar de cr�tico y juez entre Job y sus amigos. Eli�, hijo de Barachel el Buzita, de la familia de Ram, aparece de repente y desaparece como de repente. La implicaci�n es que ha estado presente durante la totalidad de los coloquios y que, habiendo esperado pacientemente su momento, expresa el juicio que ha ido formando lentamente sobre argumentos a los que ha prestado mucha atenci�n.

Es significativo que tanto Eli� como sus representaciones sean ignorados al finalizar la acci�n. La direcci�n del Todopoderoso desde la tormenta no lo tiene en cuenta y parece seguir directamente al cierre de la defensa de Job. Es una cr�tica muy obvia, por lo tanto, que el largo discurso de Eli� pueda ser una interpolaci�n o una ocurrencia tard�a, un nuevo intento del autor o de alg�n escritor posterior para corregir errores en los que se supone que Job y sus amigos han ca�do y que arrojar nueva luz sobre el tema de la discusi�n.

Todas las indicaciones textuales est�n a favor de este punto de vista. El estilo del lenguaje parece pertenecer a una �poca posterior a las otras partes del libro. Pero rechazar la direcci�n como indigna de un lugar en el poema ser�a demasiado sumario. Eli� en verdad asume el aire de persona superior desde el principio, de modo que uno no est� comprometido en su favor. Sin embargo, hay una contribuci�n honesta, reverente y reflexiva al tema.

En algunos puntos, este orador se acerca m�s a la verdad que Job o cualquiera de sus amigos, aunque el discurso en su conjunto est� por debajo del resto del libro con respecto a la materia y el argumento, y a�n m�s en el sentimiento y la expresi�n po�ticos.

M. Renan sugiere que el autor original, retomando su obra despu�s de un largo intervalo, en un per�odo de su vida en el que hab�a perdido el entusiasmo y el estilo, pudo haber agregado este fragmento con la idea de completar el poema. . Hay fuertes razones en contra de tal explicaci�n. Por un lado, parece haber un concepto err�neo en el que, al principio, se hace que Eli� asuma que Job y sus amigos son muy viejos.

La primera parte del poema de ninguna manera afirma esto. Job, aunque lo llamamos patriarca, no era necesariamente muy avanzado en la vida, y Zofar parece considerablemente m�s joven. Nuevamente, la contenci�n en el octavo vers�culo ( Job 32:8 ) - "Hay un esp�ritu en el hombre, y el soplo del Todopoderoso le da entendimiento" - parece ser la justificaci�n que un escritor posterior considerar�a necesario presentar.

Reconoce el don divino del poeta original y, a�adiendo su cr�tica, afirma por Eli�, es decir, por s� mismo, la lucidez que Dios concede a todo estudiante tranquilo y reverente de sus caminos. Esto es considerablemente diferente de todo lo que encontramos en las direcciones de los otros oradores. Parece mostrar que la cuesti�n de la inspiraci�n ha surgido y ha pasado por alguna discusi�n. Pero el resto del libro est� escrito sin ninguna conciencia o, en todo caso, sin admitir tal cuesti�n.

Eli� parece representar la nueva "sabidur�a" que lleg� a los pensadores hebreos en el per�odo del exilio; y hay ciertas opiniones incorporadas en su discurso que deben haberse formado durante un exilio que llev� a muchos jud�os a honrar. La lectura de la aflicci�n que se da es una que sigue al descubrimiento de que la pecaminosidad general de una naci�n puede implicar el castigo de hombres que no han sido personalmente culpables de un gran pecado, pero que son part�cipes del descuido com�n de la religi�n y el orgullo de coraz�n, y adem�s que esto El castigo puede ser un medio de gran beneficio para los que sufren.

Ser�a duro decir que el tono es el de una mente que ha captado el truco de la "humildad voluntaria", de la auto-humillaci�n pietista. Sin embargo, hay rastros de tal tendencia, el comienzo de una tensi�n religiosa opuesta a la justicia propia legal, que corre, sin embargo, muy f�cilmente hacia el exceso y el formalismo. En consecuencia, Eli� parece estar al borde de un descenso desde el vigoroso vigor moral del autor original hacia ese terreno bajo en el que los falsos puntos de vista de la naturaleza del hombre obstaculizan la libre actividad de la fe.

La nota impresa por el Libro de Job hab�a suscitado pensamientos ansiosos en la �poca del exilio. As� como en la Edad Media de la historia europea la Divina Comedia de Dante se convirti� en un estudio especial y se fundaron c�tedras en las universidades para su exposici�n, as�, de manera menos formal, el drama de Job fue objeto de investigaci�n y especulaci�n. Suponemos entonces que entre los muchos que escribieron sobre el poema, uno que actuaba para un c�rculo de pensadores incorpor� sus puntos de vista en el texto.

No pod�a hacerlo de otra manera que trayendo un nuevo orador al escenario. Agregar algo a lo que hab�an dicho Elifaz o Bildad o Job habr�a impedido la libre expresi�n de nuevas opiniones. Tampoco podr�a haber insertado sin faltarle el respeto la cr�tica despu�s de las palabras de Jehov�. Seleccionando como �nico punto apropiado de interpolaci�n el cierre del debate entre Job y los amigos, el escriba introdujo la porci�n de Eli� como una revisi�n de todo el alcance del libro, y de hecho puede haber tenido la intenci�n sutil de atacar como completamente heterodoxa la presuposici�n de La integridad de Job y la aprobaci�n del Todopoderoso de Su siervo.

Siendo ese su prop�sito, tuvo que velarlo para mantener el discurso de Eli� en l�nea con el lugar que se le asigna en el movimiento dram�tico. El contenido del pr�logo y el ep�logo y el pronunciamiento del Todopoderoso desde la tormenta afectan, en todo el discurso agregado. Pero para asegurar la unidad del poema, el escritor hace que Eli� hable como quien ocupa el mismo terreno que Elifaz y los dem�s, el de un pensador ignorante del motivo original del drama; y esto se logra sin poca habilidad.

La suposici�n es que el pensamiento reverente puede arrojar nueva luz, mucha m�s luz de la que pose�a el autor original, sobre el caso tal como estaba durante los coloquios. Eli� evita atacar la concepci�n del pr�logo de que Job es un hombre perfecto y recto aprobado por Dios. Toma el estado de la v�ctima tal como lo encuentra y pregunta c�mo y por qu� es, cu�l es el remedio. Hay pedanter�a y oscuridad en el discurso, pero no se le debe negar al autor el m�rito de un intento cuidadoso y exitoso de adaptar su personaje al lugar que ocupa en el drama.

M�s all� de esto, y la admisi�n de que se dice algo adicional sobre el tema de la disciplina divina, es innecesario ir a justificar la aparici�n de Eli�. Uno solo puede observar con asombro, de pasada, que Eli� deber�a haber sido declarado el �ngel Jehov�, o una personificaci�n del Hijo de Dios.

Los vers�culos narrativos que presentan al nuevo orador afirman que su ira se encendi� contra Job porque se justific� a s� mismo en lugar de a Dios, y contra los tres amigos porque hab�an condenado a Job y, sin embargo, no encontraron respuesta a sus argumentos. El estado de �nimo es el de un cr�tico bastante acalorado, algo demasiado confiado en que sabe, iniciando una tarea que requiere mucha penetraci�n y sabidur�a. Pero las oraciones iniciales del discurso de Eli� delatan la necesidad que sinti� el escritor de justificarse al hacer su atrevida aventura.

Yo soy joven y vosotros muy viejos;

Por tanto, me contuve y no me atrev� a mostrar mi conocimiento.

Pens�, los d�as deber�an hablar

Y la multitud de a�os ense�a sabidur�a.

A�n as�, hay un esp�ritu en el hombre,

Y el soplo del Todopoderoso les da entendimiento.

No los grandes en a�os son sabios,

Tampoco los ancianos comprenden lo que es correcto.

Por eso digo: Esc�chame;

Tambi�n mostrar� mi opini�n.

Estos versos son una defensa de la audacia del nuevo escritor al agregar a un poema que proviene de una �poca anterior. Conf�a en su juicio, pero se da cuenta de la necesidad de recomendarlo a los oyentes. �l reclama esa inspiraci�n que pertenece a todo investigador consciente reverente. Sobre esta base, afirma el derecho a expresar su opini�n, y ese derecho no puede negarse.

Eli� se ha sentido decepcionado con los discursos de los amigos de Job. Ha escuchado sus razones, ha observado c�mo buscan argumentos y teor�as; pero nadie dijo nada convincente. Es una ofensa para este orador que los hombres que ten�an un caso tan bueno contra su amigo lo hicieran tan poco. Por lo tanto, la inteligencia de Eli� est� comprometida desde el principio con la hip�tesis de que Job est� equivocado.

Evidentemente, el escritor coloca a su portavoz en una posici�n que el ep�logo condena; y si suponemos que esto se ha hecho deliberadamente, debe haber sido un veredicto sutil contra el alcance del poema. �No se puede suponer que este comentario o cr�tica impl�cita dio valor al discurso interpolado a los ojos de muchos? Originalmente, el poema parec�a algo peligroso, fuera de la l�nea de la ortodoxia.

Puede que se haya vuelto m�s aceptable para el pensamiento hebreo cuando se incorpor� al texto esta advertencia contra los supuestos audaces de la perfectibilidad humana y el derecho del hombre en presencia de su Hacedor.

Eli� les dice a los amigos que no deben decir que hemos encontrado sabidur�a en Job, una sabidur�a inesperada que solo el Todopoderoso puede vencer. No deben excusarse ni exagerar las dificultades de la situaci�n al albergar tal opini�n. Eli� conf�a en que puede vencer a Job en el razonamiento. Como hablando consigo mismo, describe la perplejidad de los amigos y manifiesta su intenci�n.

"Se asombraron, no respondieron m�s;

No ten�an una palabra que decir.

�Y esperar� porque no hablan?

�Porque se quedan quietos y no responden m�s?

Yo tambi�n responder� a mi parte,

Tambi�n mostrar� mi opini�n ".

Sus convicciones se hacen m�s fuertes y urgentes. Debe abrir los labios y responder. Y no usar� halagos. Ni la edad ni la grandeza de los hombres a los que se dirige le impedir�n decir lo que piensa. Si no fuera sincero, traer�a sobre s� mismo el juicio de Dios. "Mi Hacedor pronto me llevar�a lejos". Aqu� nuevamente la autodefensa del segundo escritor colorea las palabras puestas en la boca de Eli�. La reverencia por el genio del poeta cuya obra complementa no impide una mayor reverencia por sus propios puntos de vista.

El exordio general se cierra con el cap�tulo treinta y dos, y en el treinta y tres Eli�, dirigi�ndose a Job por su nombre, entra en una nueva reivindicaci�n de su derecho a intervenir. Su pretensi�n sigue siendo la franqueza, la sinceridad. Debe expresar lo que sabe sin otro motivo que arrojar luz sobre el asunto que tiene entre manos. Se siente, adem�s, guiado por el Esp�ritu Divino. El soplo del Todopoderoso le ha dado vida; y sobre esta base se considera con derecho a entrar en la discusi�n y preguntarle a Job qu� respuesta puede dar.

Esto se hace con sentimiento dram�tico. La vida que disfruta no es solo el vigor f�sico en contraste con el estado de enfermedad y debilidad de Job, sino tambi�n la fuerza intelectual, el poder de la raz�n dada por Dios. Sin embargo, como si pudiera parecer que afirma demasiado, se apresura a explicar que, sin embargo, est� bastante al nivel de Job.

�He aqu�, yo soy ante Dios como t�;

Yo tambi�n soy formado de arcilla.

He aqu�, mi terror no te atemorizar�,

Ni mi presi�n ser� pesada sobre ti ".

Eli� no es un gran personaje, ning�n profeta enviado del cielo cuyos or�culos deben recibirse sin cuestionar. No es terrible como Dios, sino un hombre formado con arcilla. La dramatizaci�n parece exagerada en este punto, y solo puede explicarse por el deseo del escritor de mantenerse en buenos t�rminos con aquellos que ya reverenciaban al poeta original y consideraban sagrada su obra. Lo que ahora se va a decir a Job se dice con conocimiento y convicci�n, pero sin pretender m�s que la sabidur�a del santo.

Sin embargo, hay un ataque encubierto contra el autor original por haber dado demasiada importancia al terror del Todopoderoso, el dolor y la ansiedad constantes que abat�an el esp�ritu de Job. No se debe permitir ninguna excusa de ese tipo por el hecho de que Job no se haya justificado a s� mismo. No lo hizo porque no pod�a. El hecho era, seg�n este cr�tico, que Job no ten�a derecho a defenderse como perfecto y recto, sin falta ante el Alt�simo.

Ning�n hombre pose�a o pod�a adquirir tal integridad. Y todos los intentos del dramaturgo anterior de poner argumentos y defensas en la boca de su h�roe hab�an fracasado necesariamente. El nuevo escritor comprende muy bien el prop�sito de su predecesor y pretende subvertirlo.

La acusaci�n formal se abre as�:

Ciertamente has hablado a mis o�dos

Y he escuchado tus palabras:

Estoy limpio sin transgresi�n:

Soy inocente, y no hay iniquidad en m�.

Mirad. Encuentra ocasiones contra m�,

Me tiene por enemigo suyo;

Me meti� en el cepo

�l marca todos mis caminos.

El reclamo de justicia, la explicaci�n de sus problemas dada por Job que Dios hizo ocasiones en su contra y sin causa lo trat� como un enemigo, son los errores en los que Eli� se fija. Son los errores del escritor original. Nadie que se haya esforzado por representar los sentimientos y el lenguaje de un siervo de Dios deber�a haberlo colocado en la posici�n de hacer una afirmaci�n tan falsa, tan fundamentada una acusaci�n contra Eloah.

Tales cr�ticas no deben dejarse de lado ni por incompetentes ni demasiado audaces. Pero el cr�tico tiene que justificar su opini�n y, como muchos otros, cuando viene a dar razones se revela su debilidad. Ciertamente se ve obstaculizado por la necesidad de mantenerse dentro de las l�neas dram�ticas. Eli� debe aparecer y hablar como quien estaba al lado de Job con el mismo velo entre �l y el trono divino. Y quiz�s por eso el esfuerzo del dramaturgo no llega a la ocasi�n.

Debe notarse que la atenci�n se fija en expresiones aisladas que salieron de los labios de Job, que no hay ning�n esfuerzo por exponer plenamente la actitud del que sufre hacia el Todopoderoso. Elifaz, Bildad y Zofar hab�an hecho a Job un ofensor por una palabra y Eli� los sigue. Anticipamos que su cr�tica, por muy reveladora que sea, no captar� el verdadero punto, el meollo de la cuesti�n. Posiblemente establecer� algunas cosas contra Job, pero no probar�n que haya fallado como un valiente buscador de la verdad y de Dios.

Oponi�ndose a la afirmaci�n y queja que ha citado, Eli� adelanta en primera instancia una proposici�n que tiene el aire de una perogrullada: "Dios es m�s grande que el hombre". No trata de probar que aunque un hombre se ha mostrado justo ante los ojos del Todopoderoso, realmente puede ser pecador, o que Dios tiene el derecho de afligir a una persona inocente a fin de realizar alg�n gran y santo designio. El argumento es que un hombre deber�a sufrir y estar en silencio.

Dios no debe ser cuestionado; Su providencia no debe ser desafiada. Un hombre, sin importar c�mo haya vivido, no debe dudar de que hay una buena raz�n para su desdicha si es miserable. Debe dejar caer un golpe tras otro sin quejarse. Y, sin embargo, Job se hab�a equivocado al decir: "Dios no da cuenta de ninguno de sus asuntos". No es cierto, dice Eli�, que el Rey Divino se mantenga completamente apartado de las preguntas y oraciones de Sus s�bditos. �l revela de m�s de una manera sus prop�sitos y su gracia.

"�Por qu� contiendas contra Dios

�Que no da cuenta de ninguno de sus asuntos?

Porque Dios habla una vez, s� dos veces,

Sin embargo, el hombre no lo percibe ".

La primera forma en que, seg�n Eli�, Dios habla a los hombres es mediante un sue�o, una visi�n nocturna; y el segundo camino es el castigo del dolor.

Ahora, en cuanto al primero de estos, el sue�o o la visi�n, Eli� ten�a, por supuesto, el testimonio de una creencia casi universal, y tambi�n de algunos casos que pasaron la experiencia ordinaria. Los ejemplos b�blicos, como los sue�os de Jacob, Jos�, Fara�n y las visiones prof�ticas ya reconocidas por todos los hebreos piadosos, estaban sin duda en la mente del escritor. Sin embargo, si se da a entender que Job pudo haber aprendido la voluntad de Dios de los sue�os, o que este era un m�todo de comunicaci�n divina que cualquier hombre podr�a buscar, la regla establecida era al menos peligrosa.

Las visiones no siempre son de Dios. Un sue�o puede llegar "por la multitud de negocios". Es cierto, como dice Eli�, que alguien que se inclina por alg�n rumbo orgulloso y peligroso puede ser m�s �l mismo en un sue�o que en sus horas de vigilia. Puede ver una imagen del futuro que lo asusta y, por lo tanto, puede ser disuadido de su prop�sito. Sin embargo, los pensamientos de vigilia de un hombre, si es sincero y concienzudo, son mucho m�s adecuados para guiarlo, por regla general, que sus sue�os.

Pasando al segundo m�todo de comunicaci�n Divina, Eli� parece estar en terreno m�s seguro. Describe el caso de un hombre afligido llevado al extremo por la enfermedad, cuya alma se acerca a la tumba y su vida a los destructores o �ngeles de la muerte. Tal sufrimiento y debilidad no aseguran por s� mismos el conocimiento de la voluntad de Dios, pero preparan al que sufre para ser instruido. Y para su liberaci�n se requiere un int�rprete.

"Si hay con �l un �ngel,

Un int�rprete, uno entre mil,

Mostrar al hombre cu�l es su deber;

Entonces se compadece de �l y dice:

L�bralo de bajar a la fosa,

He encontrado un rescate ".

Eli� no puede decir que ese �ngel o int�rprete ciertamente aparecer�. �l puede: y si lo hace y se�ala el camino de la rectitud, y ese camino se sigue, entonces el resultado es redenci�n, liberaci�n, prosperidad renovada. �Pero qui�n es este �ngel? "�Uno de los esp�ritus ministradores enviados para servir a favor de los herederos de la salvaci�n"? La explicaci�n es algo descabellada. Los �ngeles ministradores no fueron restringidos en n�mero.

Se supon�a que cada hebreo ten�a dos de esos guardianes. Entonces Malaqu�as dice: "Los labios del sacerdote deben guardar conocimiento, y deben buscar la ley de su boca, porque �l es el �ngel (mensajero) de Jehov� Sabaoth". Aqu� el sacerdote aparece como un int�rprete angelical, y el pasaje parece arrojar luz sobre el significado de Eli�. Como no se hace menci�n expl�cita de un sacerdote o de ninguna funci�n sacerdotal en nuestro texto, al menos se puede insinuar que se pretende que sean int�rpretes de la ley, escribas o rabinos incipientes, de los cuales Eli� dice ser uno.

En este caso, el rescate quedar�a sin explicaci�n. Pero si lo tomamos como una ofrenda de sacrificio, el nombre "�ngel int�rprete" cubre una referencia al sacerdote debidamente acreditado: El pasaje es tan oscuro que poco se puede basar en �l; sin embargo, asumiendo que los discursos de Eli� son de origen tard�o y tienen la intenci�n de alinear el poema con el pensamiento hebreo ortodoxo, la introducci�n de un sacerdote o un escriba estar�a en armon�a con tal prop�sito.

Se declara necesaria la mediaci�n en todos los eventos entre el que sufre y Dios; y ser�a realmente extra�o si Eli�, profesando explicar las cosas, realmente hiciera que la gracia divina fuera consecuente con la intervenci�n de un �ngel cuya presencia e instrucci�n de ninguna manera pudieran ser verificadas. Eli� es realista y no basar�a su caso en ning�n momento en lo que podr�a declararse puramente imaginario.

La promesa que pr�cticamente le hace a Job es como las de Elifaz y los dem�s: salud renovada, juventud restaurada, el sentido del favor divino. Disfrutando de ellos, el arrepentido perdonado canta ante los hombres, reconociendo su falta y alabando a Dios por su redenci�n. La seguridad de la liberaci�n probablemente se hizo en vista del ep�logo, con la confesi�n de Job y la prosperidad restaurada. Pero el escritor malinterpreta la confesi�n y promete con demasiada ligereza.

Es bueno recibir despu�s de una gran aflicci�n la gu�a de un int�rprete sabio; y buscar de nuevo a Dios con humildad es ciertamente un deber de hombre. Pero, �traer�an la sumisi�n y el perd�n de Dios resultados en la esfera f�sica, salud, juventud renovada y felicidad? No se puede establecer aqu� ning�n nexo invariable de causa y efecto a partir de la experiencia de los tratos de Dios con los hombres. El relato de Eli� sobre la forma en que el Todopoderoso se comunica con sus criaturas debe declararse un fracaso. En algunos aspectos es cuidadoso e ingenioso, pero no tiene suficiente base de evidencia. Cuando dice

"He aqu�, todas estas cosas obra Dios

A menudo con el hombre

Para traer su alma del abismo "-

el dise�o es piadoso, pero la gran cuesti�n del libro no se toca. Los justos sufren como los malvados por la enfermedad, el duelo, la desilusi�n, la ansiedad. Incluso cuando se reivindica su integridad, los a�os perdidos y el vigor inicial no se restauran. Es in�til tratar como pura fantas�a los problemas de la existencia. Decimos a Eli� y a toda su escuela: Estemos en la verdad, conozcamos la realidad absoluta.

Hay valles de dolor, sufrimiento y prueba humanos en los que las sombras se hacen m�s profundas a medida que el viajero avanza, donde los mejores suelen ser los m�s afligidos. Necesitamos otro int�rprete que Eli�, uno que sufra como nosotros y sea perfeccionado por el sufrimiento, entrando en Su gloria.

Una invocaci�n dirigida por Eli� a los transe�ntes comienza el cap�tulo 34. Una vez m�s, afirma enf�ticamente su derecho a hablar, su pretensi�n de ser una gu�a de aquellos que piensan en los caminos de Dios. Apela a la raz�n sana y pide consejo a sus auditores: "Elijamos nuestro juicio; sepamos entre nosotros lo que es bueno". La propuesta es que habr� una conferencia sobre el tema del reclamo de Job. Pero solo Eli� habla. Es �l quien selecciona "lo que es bueno".

Ciertas palabras que salieron de los labios de Job son nuevamente su texto. Job ha dicho: Justo soy, tengo raz�n; y Dios ha quitado mi juicio o mi vindicaci�n. Cuando se usaron esas palabras, el significado de Job fue que las circunstancias en las que hab�a sido colocado, los problemas se�alados por Dios parec�an probarlo como un transgresor. �Pero iba a descansar bajo una acusaci�n que sab�a que era falsa? Golpeado por una herida incurable aunque no hab�a transgredido, �iba a mentir contra su derecho permaneciendo en silencio? Esto, dice Eli�, es la acusaci�n imp�a e infundada de Job contra el Todopoderoso; y pregunta: -

"�Qu� hombre es como Job,

Que bebe la impiedad como agua,

Que va en compa��a de los que hacen iniquidad,

�Y anda con imp�os? "

Job hab�a hablado de su derecho que Dios le hab�a quitado. �Cu�l era su derecho? �Estaba �l, como afirm�, sin transgresi�n? Al contrario, sus principios eran irreligiosos. Hab�a infidelidad debajo de su aparente piedad. Eli� demostrar� que, lejos de estar libre de culpas, ha estado absorbiendo opiniones err�neas y uni�ndose a la compa��a de los malvados. Este ataque muestra el temperamento del escritor. Sin duda, ciertas expresiones puestas en boca de Job por el dramaturgo original podr�an tomarse como una impugnaci�n de la bondad o la justicia de Dios.

Pero afirmar que incluso los pasajes m�s descuidados del libro propiciaban la impiedad fue un gran error. La fe en Dios no se debe rastrear de manera oscura sino como un rayo de luz a trav�s de todos los discursos que el poeta pone en boca de su h�roe. Aquel cuya mente est� atada por ciertas formas piadosas de pensamiento puede no ver la luz, pero de todos modos brilla.

El intento de Eli� de establecer su cargo parece tener �xito. Job, dice, es el que bebe la impiedad como el agua y anda con los imp�os.

"Porque �l ha dicho:

De nada le aprovecha al hombre

Para que se deleite en Dios ".

Si esto fuera cierto, Job ciertamente resultar�a irreligioso. Tal declaraci�n ataca la ra�z de la fe y la obediencia. Pero, �est� Eli� representando el texto con algo as� como precisi�n? En Job 9:22 se ponen estas palabras en la boca de Job:

"Todo es uno, por eso digo,

�l destruye a los perfectos y a los imp�os ".

Dios es fuerte y lo est� rompiendo con una tempestad. Job encuentra in�til defenderse y mantener que es perfecto. En medio de la tormenta est� tan agitado que desprecia su vida; y con perplejidad grita: -Todo es uno, sea yo justo o no, Dios destruye a los buenos y a los viles por igual. De nuevo lo encontramos diciendo: "�Por qu� viven los imp�os, envejecen, s�, son valientes en poder?" Y en otro pasaje pregunta por qu� el Todopoderoso no fija d�as de juicio.

Estas son las expresiones en las que Eli� funda su cargo, pero las palabras precisas atribuidas a Job nunca fueron usadas por �l, y en muchos lugares dijo e insinu� que el favor de Dios era su mayor gozo. El segundo autor est� malinterpretando o pervirtiendo el lenguaje de su predecesor. En consecuencia, su argumento no tiene �xito.

Pasando en la actualidad de la acusaci�n de impiedad, Eli� acepta la sugerencia de que la providencia divina es injusta y se propone mostrar que, ya sea que los hombres se deleiten en el Todopoderoso o no, �l es ciertamente todo justo. Y en esta afirmaci�n, siempre que se ci�a a las generalidades y no tenga especialmente en cuenta el caso que ha suscitado toda la controversia, habla con cierto poder. Su argumento viene correctamente a esto: si atribuyes injusticia o parcialidad a Aquel a quien llamas Dios, no puedes estar pensando en el Rey Divino. Por su propia naturaleza y por su posici�n como Se�or de todo, Dios no puede ser injusto. Como Creador y Conservador de la vida, debe ser fiel.

"Lejos est� de Dios la maldad,

�Del Todopoderoso una injusticia!

Por el trabajo de cada uno le paga,

Y hace que cada uno encuentre seg�n sus caminos.

Ciertamente, tambi�n Dios no hace maldad.

El Todopoderoso no pervierte la justicia ".

�Tiene Dios alg�n motivo para ser injusto? �Puede alguien instarlo a hacer lo que est� en contra de su naturaleza? La cosa es imposible. Hasta ahora Eli� lo tiene todo con �l, porque todos creen en la soberan�a de Dios. El Alt�simo, responsable ante s� mismo, debe ser concebido como perfectamente justo. Pero, �ser�a as� si destruyera a todas sus criaturas? Eli� dice, la soberan�a de Dios sobre todo le da el derecho de actuar de acuerdo a Su voluntad; y Su voluntad determina no solo lo que es, sino lo que es correcto en cada caso.

"�Qui�n le ha encomendado sobre la tierra?

�O qui�n dispuso el mundo entero?

Si pusiera su mente en s� mismo,

Para reunir para s� su esp�ritu y su aliento,

Entonces toda la carne morir�a junta

El hombre volver�a a su polvo ".

La vida de todas las criaturas implica que la mente del Creador va hacia Su universo, para gobernarlo, para suplir las necesidades de todos los seres vivientes. No est� envuelto en s� mismo, pero habiendo dado la vida, provee para su mantenimiento.

Otro llamamiento personal en Job 34:16 est� destinado a llamar la atenci�n sobre lo que sigue, en el que se lleva a cabo la idea de que el Creador debe gobernar a sus criaturas mediante una ley de justicia.

"�Podr� dominar el que odia el derecho?

�O condenar�s al Justo, al Fuerte?

�Es digno de decirle a un rey: T� eres imp�o?

O a los pr�ncipes. �Eres imp�o?

Cu�nto menos al que no acepta las personas de los pr�ncipes.

�Ni considera al rico m�s que al pobre? "

Aqu� el principio es bueno, el argumento de la ilustraci�n no es concluyente. Hay un fundamento s�lido en el pensamiento de que Dios, que podr�a, si quisiera, retirar toda vida, pero que por otro lado la sostiene, debe gobernar de acuerdo con una ley de perfecta justicia. Si este principio se mantuviera en primer plano y se siguiera, tendr�amos un argumento fruct�fero. Pero la filosof�a de la misma est� m�s all� de este pensador, y debilita su caso al se�alar a los gobernantes humanos y argumentar desde el deber de los s�bditos de acatar su decisi�n y al menos atribuirles la virtud de la justicia.

Sin duda, la sociedad debe mantenerse unida por un jefe, ya sea hereditario o elegido por el pueblo, y, mientras su gobierno sea necesario para el bienestar del reino, lo que manda debe ser obedecido y lo que hace debe ser aprobado como si estaba bien. Pero el escritor tuvo una experiencia excepcionalmente favorable de los reyes, como uno, supongamos, honrado como Daniel en el exilio en Babilonia, o su fe en el derecho divino de los pr�ncipes lo ceg� a mucha injusticia. Es una se�al de su l�gica defectuosa que apoya su defensa de la perfecta justicia de Dios en un sentimiento o lo que podr�a llamarse un accidente.

Y cuando Eli� procede, es con algunas frases divagantes en las que la repentina muerte, la inseguridad de las cosas humanas, y la angustia y la angustia que vienen ahora a naciones enteras, ahora a los obradores de iniquidad, se juntan para la demostraci�n de la Divinidad. justicia. Escuchamos en estos vers�culos ( Job 34:20 ) los ecos del desastre y el exilio, de la ca�da de tronos e imperios.

Debido a que las tribus afligidas de Jud� fueron preservadas en cautiverio y restauradas a su propia tierra, la historia del per�odo que est� ante la mente del escritor le parece proporcionar una prueba concluyente de la justicia del Todopoderoso. Pero no logramos verlo. Elifaz y Bildad podr�an haber hablado en los mismos t�rminos que usa Eli� aqu�. Todo se supone que Job por la fuerza de las circunstancias se ha visto obligado a dudar.

El conjunto es una homil�a sobre el poder irresponsable y la sabidur�a penetrante de Dios que, se da por sentado, debe ejercerse con rectitud. Cuando se necesitan pruebas, no se ofrece nada m�s que afirmaciones. Es f�cil decir que cuando un hombre es herido a la vista de otros es porque ha sido cruel con los pobres y el Todopoderoso ha sido conmovido por el grito de los afligidos. Pero aqu� est� Job abatido a la vista de otros; �Y es por crueldad con los pobres? Si Eli� no quiere decir eso, �qu� quiere decir? La conclusi�n es la misma que alcanzaron los tres amigos; y este orador se presenta, como el resto, como un hombre generoso que declara que la iniquidad que Dios siempre est� seguro de castigar es el trato tir�nico del hu�rfano y la viuda.

Dejando este desafortunado intento de razonar, entramos en Job 34:31 en un pasaje en el que se tratan directamente las circunstancias de Job.

Porque alguien ha hablado as� a Dios,

He sufrido aunque no ofende:

Lo que no veo, te ense�es;

Si he cometido iniquidad, no lo volver� a hacer '?

�Ser� la recompensa de Dios conforme a tu mente?

�Que lo rechazas?

Porque t� debes elegir, y no yo:

Por tanto, habla lo que sabes.

Aqu� el argumento parece ser que un hombre como Job, asumiendo que es inocente, si se postra ante el Juez soberano, confiesa ignorancia, e incluso llega a reconocer que pudo haber pecado sin darse cuenta y promete enmiendas, tal uno no tiene derecho a dictarle �rdenes a Dios ni a quejarse si el sufrimiento y los problemas contin�an. Dios puede afligir todo el tiempo que le plazca sin mostrar por qu� aflige.

Y si el que sufre se atreve a quejarse, lo hace bajo su propio riesgo. Eli� no ser�a hombre para quejarse en tal caso. Sufrir�a en silencio. Pero la elecci�n corresponde a Job; y debe considerarlo bien antes de tomar una decisi�n. Eli� da a entender que todav�a Job est� en la mente equivocada, y cierra esta parte de su discurso en una especie de triunfo brutal sobre la v�ctima porque se hab�a quejado de sus sufrimientos. Pone la condenaci�n en boca de "hombres de entendimiento"; pero es suyo.

Los hombres de entendimiento me dir�n:

Y el sabio que me oye dir�:

Job habla sin inteligencia,

Y sus palabras carecen de sabidur�a:

Ojal� Job fuera probado hasta el final

Por sus respuestas a la manera de los malvados.

Porque a�ade rebeli�n a su pecado;

�l aplaude con sus manos entre nosotros

Y multiplica sus palabras contra Dios.

Las ideas de Eli� son pocas y fijas. Cuando sus intentos de convencer revelan su debilidad en la argumentaci�n, recurre al vulgar recurso de golpear la frente al acusado. �l es un tipo de muchos int�rpretes de la Divina providencia, forzando una teor�a de la religi�n que encaja admirablemente con aquellos que se consideran favoritos del cielo, pero no hace nada por las muchas vidas que est�n todo el tiempo bajo una nube de problemas y dolor.

El �nico credo religioso que puede satisfacer es el que arroja luz sobre los barrancos m�s oscuros que los seres humanos tienen que enhebrar, en ignorancia de Dios que no pueden evitar, con dolor de cuerpo y debilidad mental, no causados ??por su propio pecado, sino por los pecados de los dem�s. , en esclavitud o algo peor que la esclavitud.

Información bibliográfica
Nicoll, William R. "Comentario sobre Job 32". "El Comentario Bíblico del Expositor". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/teb/job-32.html.
 
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