Bible Commentaries
Job 37

El Comentario Bíblico del ExpositorEl Comentario Bíblico del Expositor

Versículos 1-24

XXVI.

EL DIVINO PREROGATIVO

Job 35:1 ; Job 36:1 ; Job 37:1

DESPU�S de una larga digresi�n, Eli� vuelve a considerar la declaraci�n atribuida a Job: "De nada le sirve al hombre que se deleite con Dios". Job 34:9 Se apoder� de esto en el sentido de que el Todopoderoso es injusto, y la acusaci�n ha sido resuelta. Ahora reanuda la cuesti�n de la utilidad de la religi�n.

"�Piensas que esto te conviene, y lo llamas 'Mi justa causa ante Dios', que preguntes qu� ventaja tienes para ti, y '�Qu� provecho tengo m�s que si hubiera pecado'?"

En una de sus respuestas, Job, hablando de los imp�os, los represent� diciendo: "�Qu� es el Todopoderoso para que le sirvamos? �Y qu� provecho obtendr�amos si le oramos?". Job 21:15 Luego a�adi�: "El consejo de los imp�os est� lejos de m�". Ahora se declara que Job tiene la misma opini�n que los malvados a quienes conden�.

El hombre que una y otra vez apel� a Dios por el juicio de sus amigos, que encontr� consuelo en el pensamiento de que su testimonio estaba en el cielo, que, cuando fue despreciado, busc� a Dios con l�grimas y esper� contra la esperanza de su redenci�n, es acusado. con tenencia, fe y religi�n sin ventaja. �Es por un malentendido o por un dise�o que se hace la acusaci�n? De hecho, Job parec�a negar ocasionalmente el beneficio de la religi�n, pero solo cuando la falsa teolog�a de sus amigos lo llev� a un juicio falso.

Su verdadera convicci�n era correcta. Una vez, Elifaz presion� la misma acusaci�n y perdi� el rumbo al tratar de probarlo. Eli� no tiene evidencia nueva y �l tambi�n cae en el error. Confunde la acusaci�n original contra Job con otra, y ofende lo que todo el alcance del poema y nuestro sentido del derecho justifican por completo.

"Mira a los cielos y ve,

Y mira las nubes que son m�s altas que t�.

Si pecas, �qu� haces contra �l?

O si tus transgresiones se multiplican, �qu� le haces?

Si eres justo, �qu� le das?

�O qu� recibe �l de tus manos? "

En realidad, Eli� est� probando, no que Job espera muy poco de la religi�n y no encuentra ning�n beneficio en ella, sino que espera demasiado. Ansioso por condenar, mostrar� que el hombre no tiene derecho a hacer que su fe dependa del cuidado de Dios por su integridad. El pr�logo mostr� al Todopoderoso complacido con la fidelidad de Su siervo. Eso, dice Eli�, es un error.

Considere las nubes y los cielos que est�n muy por encima del mundo. No puedes tocarlos, afectarlos. El sol, la luna y las estrellas brillan con un brillo constante, por m�s viles que sean los hombres. Las nubes van y vienen con bastante independencia de los cr�menes de los hombres. Dios est� por encima de esas nubes, por encima de ese firmamento. Ni las manos malvadas de los hombres pueden alcanzar su trono, ni la justicia de los hombres realzar su gloria.

Es precisamente lo que escuchamos de labios de Elifaz, Job 22:2 un argumento que abusa del hombre con el fin de exaltar a Dios. Eli� no piensa en la relaci�n espiritual entre el hombre y su Creador. Avanza con perfecta compostura como un dogma duro lo que dijo Job en la amargura de su alma.

Sin embargo, si la pregunta a�n debe ser respondida, �para qu� sirve la virtud humana? la respuesta es:

"Tu maldad puede da�ar a un hombre como t�;

Y tu justicia beneficiar� al hijo del hombre ".

Dios sostiene a los justos y castiga a los malvados, no por causa de la justicia misma, sino puramente por el bien de los hombres. La ley es la de la conveniencia. Que el hombre no sue�e con dar testimonio de Dios o defender alg�n principio eterno querido por Dios. Que confine la fidelidad religiosa y la aspiraci�n a su verdadero �mbito, el servicio a los hombres. Con respecto a qu� doctrina podemos decir simplemente que, si la religi�n es rentable s�lo de esta manera, tambi�n se puede abandonar francamente y adoptar el culto a la felicidad en todas partes. Pero Eli� no es fiel a su propio dogma.

El siguiente pasaje, que comienza con Job 35:9 , parece ser una acusaci�n para aquellos que en graves problemas no ven ni reconocen las bendiciones divinas que son la compensaci�n de su suerte. Muchos en el mundo est�n muy oprimidos. Eli� ha escuchado sus lastimeros gritos. Pero tiene esta acusaci�n contra ellos, que no se dan cuenta de lo que es ser s�bditos del Rey celestial.

A causa de la multitud de opresiones, los hombres claman:

Claman por ayuda a causa del brazo de los valientes;

Pero nadie dice: �D�nde est� Dios mi Hacedor?

Que canta en la noche,

Que nos ense�a m�s que las bestias de la tierra,

�Y nos hace m�s sabios que las aves del cielo?

All� lloran por el orgullo de los malvados;

Pero nadie responde.

Estos gritos de los oprimidos son quejas contra el dolor, arrebatos naturales de sentimiento, como los gemidos de animales heridos. Pero aquellos que son cruelmente agraviados pueden volverse a Dios y esforzarse por darse cuenta de su posici�n como criaturas inteligentes suyas que deber�an buscarlo y encontrarlo. Si lo hacen, la esperanza se mezclar� con su dolor y la luz se levantar� sobre sus tinieblas. Porque en la medianoche m�s profunda, la presencia de Dios alegra el alma y sintoniza la voz con c�nticos de alabanza.

La intenci�n es mostrar que cuando la oraci�n parece in�til y la religi�n no ayuda, es porque no hay una fe real, no hay una aprehensi�n correcta por parte de los hombres de su relaci�n con Dios. Eli�, sin embargo, no ve que si la justicia de los hombres no es importante para Dios como justicia, mucho menos estar� interesado en sus agravios. El v�nculo de uni�n entre lo celestial y lo terrenal se rompe; y no se puede restaurar mostrando que el dolor de los hombres toca a Dios m�s que su pecado.

La distinci�n de Job es que se aferra a la comuni�n �tica entre un hombre sincero y su Hacedor y al reclamo y la esperanza involucrados en esa relaci�n. All� tenemos la joya de la flor de loto de este libro, como en toda la literatura verdadera y noble. Eli�, como el resto, est� muy por debajo de Job. Si se puede decir que tiene un atisbo de la idea, es s�lo que puede oponerse a ella. Esta afinidad moral con Dios como principio de la vida humana sigue siendo el secreto del autor inspirado; lo eleva por encima de las mentes m�s finas del mundo gentil.

El compilador de la porci�n de Eli�, aunque tiene el admirable sentimiento de que Dios da c�nticos en la noche, se ha perdido la gran y elevadora verdad que llena de fuerza prof�tica el poema original.

Desde Job 35:14 adelante hasta el final del cap�tulo, el argumento se vuelve directamente contra Job, pero es tan oscuro que el significado solo puede conjeturarse.

"Ciertamente Dios no escuchar� la vanidad,

Ni el Todopoderoso lo tendr� en cuenta ".

Si alguien clama contra el sufrimiento como llorar�a un animal con dolor, eso es vanidad, no s�lo vac�o, sino impiedad, y Dios no escuchar� ni considerar� tal clamor. Eli� quiere decir que las quejas de Job eran esencialmente de esta naturaleza. Es cierto que hab�a invocado a Dios; eso no se puede negar. Hab�a presentado su caso ante el juez y profesaba esperar una reivindicaci�n. Pero �l ten�a la culpa en esa misma apelaci�n, porque todav�a se quejaba de sufrimiento, y todav�a era imp�o.

"Aun cuando digas que no le ves,

Que tu causa est� delante de �l y t� le esperas;

Incluso entonces, porque su ira no visita,

Y no considera estrictamente la transgresi�n,

Por eso Job abre su boca con vanidad,

Multiplica las palabras sin conocimiento ".

El argumento parece ser: Dios gobierna con absoluta supremac�a, y Su voluntad no debe ser cuestionada; no se le puede exigir que haga esto o aquello. �Qu� es un hombre que deber�a atreverse a declarar cualquier "causa justa" suya ante Dios y reclamar la justificaci�n? Que Job comprenda que el Todopoderoso ha estado mostrando indulgencia, reteniendo Su mano. Podr�a matar a cualquier hombre directamente y no habr�a apelaci�n ni motivo de queja. Es porque �l no considera estrictamente la iniquidad que Job todav�a est� vivo. Por tanto, las apelaciones y las esperanzas son ofensivas para Dios.

La insistencia de esta parte del libro alcanza aqu� un cl�max y se vuelve repulsiva. Las opiniones de Eli� oscilan, podemos decir, entre el de�smo y el positivismo, y en ambos lados es un defensor especial. Por la misericordia del Todopoderoso viven todos los hombres; sin embargo, el razonamiento de Eli� hace que la misericordia sea tan remota y arbitraria que la oraci�n se convierte en una impertinencia. Sin duda hay algunos gritos de problemas que no encuentran respuesta.

Pero debe sostener, por otro lado, que si alguien en dolorosa aflicci�n dirige una oraci�n sincera a Dios y desea saber en qu� ha pecado e implorando liberaci�n, esa s�plica ser� escuchada. Sin embargo, esto se niega. Con el prop�sito de convencer a Job, Eli� toma la posici�n singular de que, aunque hay misericordia en Dios, el hombre no debe esperarla ni pedirla, que reclamar la gracia divina es imp�o.

Y no hay ninguna promesa de que el sufrimiento traer� ganancias espirituales. Dios tiene derecho a afligir a sus criaturas, y lo que hace es soportarlo sin murmurar porque es menos de lo que tiene derecho a designar. La doctrina es adamantina y al mismo tiempo desgarrada por el error que es com�n a todos los oponentes de Job. El alma de un hombre resueltamente fiel como Job se apartar�a de ella con justo desprecio e indignaci�n. La luz que Eli� profesa disfrutar es una medianoche de oscuridad dogm�tica.

Pasando al cap�tulo 36, todav�a nos encontramos entre vagas suposiciones que parecen tanto m�s inconsecuentes que el hablante hace un gran reclamo de conocimiento.

"D�jame un poco y te mostrar�,

Porque todav�a tengo algo que decir en nombre de Dios.

Recoger� mi conocimiento desde lejos,

Y atribuir� justicia a mi Hacedor.

Porque en verdad mis palabras no son falsas:

Uno que es perfecto en conocimiento est� contigo ".

Eli� es celoso por el honor de ese gran Ser a quien adora porque de �l ha recibido vida, luz y poder. Est� seguro de lo que dice y procede con paso firme. As� preparada, sigue la vindicaci�n de Dios, una serie de dichos que llevan a algo �til s�lo cuando la doctrina se vuelve irremediablemente inconsistente con lo que ya se ha establecido.

He aqu�, Dios es poderoso y no desprecia a nadie;

�l es poderoso en la fuerza del entendimiento.

No guarda la vida de los imp�os,

Pero da derecho a los pobres.

No aparta sus ojos de los justos,

Pero, con reyes en el trono,

�l los levanta para siempre y son exaltados.

Y si est�n atados con grilletes,

Si est�n sujetos a cuerdas de aflicci�n,

Luego les muestra su trabajo

Y sus transgresiones, que han obrado con soberbia,

Les abre el o�do a la disciplina

Y manda que se vuelvan de la iniquidad.

"Dios no desprecia a nadie": esto parece tener algo del aliento humano que hasta ahora falta en los discursos de Eli�. Sin embargo, no quiere decir que el Todopoderoso estima cada vida sin desprecio, contando a los m�s d�biles y pecadores como Sus criaturas; pero que no pasa por alto a nadie en la administraci�n de su justicia. Las ilustraciones de la doctrina que Eli� pretende que se reciba se proporcionan en el pareado: "No preserva la vida de los imp�os, sino que da derecho a los pobres".

"Los pobres son ayudados, los imp�os son entregados a la muerte. En cuanto a los justos, se describen dos m�todos muy diferentes para tratar con ellos. Para Eli� mismo, y otros favorecidos con prosperidad, la ley del orden divino ha sido:" Con reyes en el trono, Dios los establece para siempre. "Una conciencia personal del m�rito que conduce a un rango honorable en el estado parece estar en desacuerdo con el duro dogma del malvado desierto de todos los hombres.

Pero el rabino tiene su propia posici�n que fortalecer. La alternativa, sin embargo, no pod�a ocultarse, ya que la miseria del exilio era un recuerdo v�vido, si no una experiencia real, con muchos hombres de renombre que estaban atados con grilletes y sujetos por las cuerdas de la aflicci�n. Se da a entender que, aunque de buen car�cter, no son iguales en justicia a los favoritos de los reyes. Algunos errores requieren correcci�n; y estos hombres est�n en problemas, para que aprendan a renunciar al orgullo y se vuelvan de la iniquidad.

Eli� predica los beneficios de la disciplina y, al tocar el orgullo, se acerca al caso de Job. Pero el argumento es grosero e indiscriminado. Admitir que un hombre es justo y luego hablar de sus transgresiones e iniquidad, debe significar que realmente est� muy por debajo de su reputaci�n o de la estimaci�n que se ha formado de s� mismo.

Es dif�cil ver con precisi�n qu� considera Eli� el estado de �nimo adecuado que Dios recompensar�. Debe haber humildad, obediencia, sumisi�n a la disciplina, renuncia a los errores pasados. Pero recordamos la doctrina de que la justicia de un hombre no puede beneficiar a Dios, solo puede beneficiar a sus semejantes. Entonces, �Eli� se somete a los poderes que son casi lo mismo que la religi�n? Su referencia a una alta posici�n junto al trono es, hasta cierto punto, sugerente de esto.

"Si obedecen y sirven a Dios,

Pasar�n sus d�as en prosperidad

Y sus a�os en placeres.

Pero si obedecen no

Perecer�n a espada,

Y morir�n sin conocimiento ".

Eli� piensa mucho en los reyes y la exaltaci�n junto a ellos y en los a�os de prosperidad y placer, y su propia visi�n del car�cter humano y el m�rito sigue el juicio de aquellos que tienen honores para otorgar y amar la mente servil y d�cil.

En las horas oscuras de tristeza y dolor, dice Eli�, los hombres tienen la opci�n de comenzar de nuevo la vida en humilde obediencia o de endurecer sus corazones contra la providencia de Dios. Se ha ofrecido instrucci�n, y deben aceptarla o pisotearla. Y pasando al caso de Job, quien, es evidente, est� afligido porque necesita castigo, por no haber alcanzado la perfecci�n de Eli� en el arte de la vida, el orador ofrece cautelosamente una promesa y una advertencia enf�tica.

�l libra al afligido por su aflicci�n

Y les abre el o�do en la opresi�n.

S�, te sacar�a de la boca de tu angustia

A un lugar espacioso donde no hay estrechez;

Y lo que est� puesto sobre tu mesa se llenar� de grosura.

Pero si est�s lleno del juicio de los imp�os,

El juicio y la justicia se apoderar�n de ti.

Cu�date, no sea que la ira te lleve a la burla,

Y no dejes que la grandeza del rescate te desv�e.

�Te bastar�n tus riquezas ilimitadas?

�O todas las fuerzas de tu fuerza?

No elijas esa noche

Cuando los pueblos sean destruidos en su lugar:

Mira, no te vuelvas a la iniquidad,

Por esto has elegido m�s bien que la aflicci�n.

Una referencia lateral aqu� muestra que el escritor original que trata con su h�roe ha sido reemplazado por otro que no se da cuenta de las circunstancias de Job con la misma habilidad dram�tica. Su apelaci�n es contundente, sin embargo, en su lugar. Exist�a el peligro de que alguien largamente afligido y gravemente afligido se dejara llevar por la ira y se convirtiera en burla o desprecio, perdiendo as� la posibilidad de redenci�n. Job tambi�n podr�a decir con amargura de alma que hab�a pagado un gran precio a Dios al perder todas sus riquezas.

La advertencia tiene sentido, aunque Job nunca mostr� la menor disposici�n a pensar que la p�rdida de la propiedad era un rescate exigido por Dios. La sugerencia de Eli� a este efecto no es de ninguna manera evang�lica; surge de una concepci�n mundana de lo que es valioso para el hombre y de gran importancia para el Todopoderoso. Observe, sin embargo, las reminiscencias del desastre nacional. La imagen de la noche de la calamidad de un pueblo tuvo fuerza para la generaci�n de Eli�, pero aqu� es singularmente inapropiada.

La noche de Job le hab�a llegado solo. Si sus aflicciones hubieran sido compartidas por otros, se les habr�a dado una tez diferente. La estocada final, que el que sufr�a hab�a elegido la iniquidad en lugar del castigo provechoso, no tiene ning�n sentido.

La secci�n se cierra con una estrofa ( Job 36:22 ) que, llamando a la sumisi�n a la ordenanza divina y alabanza de las obras del Todopoderoso, forma una transici�n al tema final del discurso.

Job 36:1 ; Job 37:1

Job 36:26 ; Job 37:1

No es necesario dudar en considerar este pasaje como una oda proporcionada al segundo escritor o simplemente citada por �l con el prop�sito de dar fuerza a su argumento. Apenas una nota en la parte del discurso de Eli� ya considerada se acerca al arte po�tico de este. La gloria de Dios en Su creaci�n y Su inescrutable sabidur�a se ilustran a partir de los fen�menos de los cielos sin referencia a las secciones anteriores del discurso.

Quien fuera m�s un poeta que un razonador podr�a, de hecho, detenerse y tropezar como lo ha hecho el hablante hasta este punto y encontrar la libertad cuando llega a un tema que le agrada. Pero hay puntos en los que parece que escuchamos la voz de Eli� interrumpiendo el flujo de la oda, ya que ning�n poeta detendr�a a su musa. En Job 37:14 se intercala la oraci�n, como un aparte del escritor que llama la atenci�n sobre las palabras que est� citando: "Escucha esto, oh Job; qu�date quieto y considera las maravillas de Dios.

"Nuevamente ( Job 37:19 ), entre la descripci�n del espejo bru�ido del cielo y la de la claridad despu�s del viento arrollador, sin ninguna referencia al hilo del pensamiento, se introduce la eyaculaci�n, -" Ens��anos lo que le diremos, porque no podemos ordenar nuestro habla a causa de las tinieblas. �Se le dir� que hablo? Si alguno habla, ciertamente ser� devorado. �Los vers�culos finales tambi�n parecen ser a la manera de Eli�.

Pero la oda en su conjunto, aunque tiene la falta de esforzarse por prevenir lo que se pone en boca del Todopoderoso hablando desde la tormenta, es uno de los pasajes m�s hermosos del libro. Pasamos de discusiones dogm�ticas "fr�as, pesadas y pretenciosas" a cuadros libres y llamativos de la naturaleza, con la sensaci�n de que nos est� guiando quien puede presentar en un lenguaje elocuente los frutos de su estudio de las obras de Dios.

Observadores como el bar�n Humboldt y el se�or Ruskin han destacado las descripciones por su felicidad y poder. Si bien el punto de vista es el que invariablemente adoptan los escritores hebreos, la originalidad de la oda radica en una nueva observaci�n y registro de los fen�menos atmosf�ricos, especialmente de la lluvia y la nieve, las nubes ondulantes, las tormentas y los vientos. Las im�genes no parecen pertenecer al desierto de Arabia, sino a una regi�n f�rtil y poblada como Aram o la llanura caldea.

Sobre los campos y moradas de los hombres, no sobre amplias extensiones de arena est�ril, caen lluvias y nieves, y sellan la mano del hombre. Las nubes de rel�mpagos cubren la faz del "mundo habitable"; por ellos Dios juzga a los pueblos.

En los primeros vers�culos se expone el tema de la oda: la grandeza de Dios, la vasta duraci�n de Su ser, que trasciende el conocimiento humano.

"He aqu�, Dios es grande y no le conocemos,

El n�mero de sus a�os es inescrutable ".

Estimar Su majestad o sondear las profundidades de Su voluntad eterna est� mucho m�s all� de nosotros, que somos criaturas de un d�a. Sin embargo, es posible que tengamos alguna visi�n de Su poder. Mire hacia arriba cuando llueva, observe c�mo las nubes que flotan sobre destilan las gotas de agua y derraman grandes inundaciones sobre la tierra. Observe tambi�n c�mo la nube oscura que se extiende desde el horizonte oscurece la extensi�n azul del cielo. No podemos entender; pero podemos darnos cuenta hasta cierto punto de la majestad de Aquel que es la luz y las tinieblas, que se oye en el trueno y se ve en el rel�mpago bifurcado.

"�Puede alguien entender la extensi�n de las nubes,

�Los derrumbes de su pabell�n?

He aqu�, �l esparce su luz a su alrededor;

Y lo cubre con las profundidades del mar.

Porque con estos juzga a los pueblos;

�l da carne en abundancia ".

Al traducir de la Vulgata los dos vers�culos siguientes, el Sr. Ruskin da el significado: "�l ha escondido la luz en Sus manos y le ha ordenado que regrese. �l le habla de ello a Su amigo; que es Su posesi�n, y que �l puede ascender hasta all� ". No se puede recibir la interpretaci�n, pero se puede citar el comentario. �Estas nubes de lluvia son las vestiduras del amor del �ngel del Mar. A estas se les da principalmente ese nombre, la 'expansi�n de las nubes', por su extensi�n, su dulzura, su plenitud de lluvia.

"Y este es" el significado de esas extra�as luces doradas y rubores p�rpuras antes de la lluvia de la ma�ana. La lluvia es enviada para juzgarnos y alimentarnos; pero la luz es posesi�n de los amigos de Dios, para que puedan ascender a ella, donde el velo del tabern�culo se cruzar� y no dividir� m�s sus rayos ".

La verdadera importancia no alcanza esta altura espiritual. Es simplemente que el tremendo trueno trae a los transgresores el terror del juicio, y las copiosas lluvias que siguen al agua de la tierra reseca por el bien del hombre. De la justicia y la gracia de Dios nos damos cuenta cuando Su �ngel extiende sus alas sobre el mundo. En el cielo oscurecido hay un estr�pito como si el vasto dosel del firmamento se partiera en dos.

Y ahora un vivo destello ilumina la penumbra por un momento; enseguida es tragado como si el mar invertido, vertido en cataratas sobre la llama, lo apagara. Los hombres reconocen la indignaci�n divina, e incluso los animales inferiores parecen darse cuenta.

"Cubri� sus manos con el rel�mpago,

Le da un cargo contra el adversario.

Su trueno habla de �l,

Incluso el ganado por lo que sube ".

Continuado en el cap�tulo treinta y siete, la descripci�n parece ser de lo que realmente est� sucediendo, una tremenda tormenta que sacude la tierra.

El sonido proviene, por as� decirlo, de la boca de Dios, reverberando de cielo a tierra y de tierra a cielo, y rodando por todo el cielo. De nuevo hay rel�mpagos, y "no los detiene cuando se oye su voz". R�pidos ministros del juicio y la muerte se lanzan sobre el mundo.

Se nos pide que consideremos una nueva maravilla, la de la nieve que en determinados momentos sustituye a la lluvia suave o copiosa. Las fr�as y feroces lluvias del invierno detienen el trabajo del hombre, e incluso las bestias salvajes buscan sus guaridas y moran en sus escondites. "El �ngel del Mar", dice el Sr. Ruskin, "tiene tambi�n otro mensaje, en la 'gran lluvia de Su fuerza', lluvia de prueba, que barre los cimientos mal asentados.

Entonces su t�nica no se extiende suavemente sobre todo el cielo como un velo, sino que se desliza hacia atr�s desde sus hombros, pesada, oblicua, terrible, dejando libre el brazo de su espada. "Dios todav�a est� trabajando directamente". De Su c�mara sale la tormenta. y fr�o del norte. "Su aliento da la escarcha y estrecha la amplitud de las aguas. Hacia Armenia, tal vez, el poeta ha visto los r�os y lagos congelados de orilla a orilla.

Nuestra ciencia explica el resultado de la disminuci�n de la temperatura; sabemos bajo qu� condiciones se deposita la escarcha y c�mo se forma el granizo. Sin embargo, todo lo que podemos decir es que as� y as� act�an las fuerzas. M�s all� de eso, permanecemos como este escritor, asombrados ante la presencia de una voluntad celestial que determina el rumbo y se�ala las maravillas de la naturaleza.

"Por el soplo de Dios se da hielo,

Y se estrech� la amplitud de las aguas.

Tambi�n carg� de humedad la densa nube,

Extiende su nube de rel�mpagos por todas partes;

Y es cambiado por Su gu�a,

Para que haga todo lo que le mande

Sobre la faz de toda la tierra ".

Aqu�, nuevamente, se encuentra un prop�sito moral. El poeta atribuye a los dem�s su propia susceptibilidad. Los hombres ven, aprenden y tiemblan. Es para corregir, para que los descuidados sean llevados a pensar en la grandeza de Dios, y los malhechores de su poder, para que los pecadores, a quienes atemorice, se aparten de su rebeli�n. O es para Su tierra, para que la lluvia la embellezca y llene los r�os y manantiales de los que beben las bestias del valle.

O, una vez m�s, el prop�sito es la misericordia. Incluso la tremenda tormenta el�ctrica puede estar cargada de misericordia para los hombres. Del calor abrasador, opresivo, intolerable, las lluvias que siguen traen liberaci�n. Los hombres se desmayan de sed, los campos languidecen. Con compasi�n, Dios env�a su gran nube a su misi�n de vida.

M�s delicados, que necesitan una observaci�n m�s fina, son los siguientes objetos de estudio.

"�Sabes c�mo Dios pone su cargo sobre ellos,

�Y hace brillar la luz de su nube?

�Conoces los equilibrios de las nubes,

�Las maravillas de Aquel que es perfecto en borde conocido? "

No est� claro si la luz de la nube significa nuevamente el rel�mpago o los variados matices que hacen que una puesta de sol oriental sea gloriosa en p�rpura y oro. Pero el equilibrio de las nubes debe ser ese poder singular que tiene la atm�sfera de sostener grandes cantidades de vapor de agua, ya sea a millas por encima de la superficie de la tierra donde flota el cirro, de un blanco deslumbrante contra el cielo azul, o m�s abajo, donde las nubes de lluvia se arrastran. a lo largo de las cimas de las colinas. Es maravilloso que, suspendidos as� en el aire, inmensos vol�menes de agua sean transportados desde la superficie del oc�ano para ser descargados en una lluvia fruct�fera.

Entonces otra vez: -

"�C�mo se calientan tus vestidos?

�Cu�ndo la tierra est� quieta a causa del viento del sur? "

Se dice que la sensaci�n de la ropa seca y caliente es muy notable en la �poca de los sirocos o vientos del sur, as� como la extraordinaria quietud de la naturaleza bajo la misma influencia opresiva. "No hay ning�n ser vivo en el exterior que pueda hacer ruido. El aire es demasiado d�bil y l�nguido para mover las hojas colgantes incluso de los altos �lamos".

Finalmente, la vasta extensi�n del cielo, como un espejo de metal bru�ido extendido sobre el mar y la tierra, simboliza la inmensidad del poder divino.

"�Puedes t� con �l extender el cielo

�Cu�l es fuerte como un espejo fundido?

Y ahora los hombres no ven la luz que brilla en los cielos:

Sin embargo, el viento pasa y los limpia ".

Siempre es brillante m�s all�. Las nubes solo esconden la espl�ndida luz del sol por un tiempo. Un viento se levanta y barre los vapores de la gloriosa c�pula del cielo. "Del norte viene oro esplendor", porque es el viento del norte el que impulsa las nubes que, mientras vuelan hacia el sur, son doradas por los rayos del sol. Pero con Dios hay un esplendor mucho mayor, el de terrible majestad.

Entonces la oda termina abruptamente, y Eli� declara su propia conclusi�n:

"�El Todopoderoso! No podemos encontrarlo;

Es excelente en poder.

Y en juicio y justicia abundante; �l no afligir�.

Por tanto, los hombres le temen;

No tiene en cuenta a los sabios de coraz�n ".

�Es Job sabio en su propia opini�n? �Cree que puede desafiar al gobierno divino y mostrar c�mo los asuntos del mundo podr�an haberse ordenado mejor? �Piensa que �l mismo es tratado injustamente porque se le ha asignado la p�rdida y la enfermedad? Los pensamientos rectos de Dios comprobar�n todas esas nociones ignorantes y har�n que un penitente vuelva al trono del Eterno. Es una deducci�n buena y sabia; pero Eli� no ha reivindicado a Dios mostrando en armon�a con las m�s nobles y finas ideas de justicia que tienen los hombres, Dios supremamente justo, y m�s all� de la mejor y m�s noble misericordia que los hombres aman, Dios trascendentemente misericordioso y misericordioso. En efecto, su argumento ha sido: El Todopoderoso debe ser todo justo, y cualquiera que critique la vida es imp�o. Toda la cuesti�n entre Job y los amigos sigue sin resolverse.

El fracaso de Eli� es significativo. Es el fracaso de un intento hecho, como hemos visto, siglos despu�s de que se escribiera el Libro de Job, de ponerlo en la l�nea de la opini�n religiosa actual. Nuestro examen del conjunto revela el estrecho fundamento sobre el que se erigi� la ortodoxia hebrea y explica los desarrollos de una �poca posterior. Se puede decir que Job no dej� disc�pulos en Israel. Su valiente esperanza personal y su apasionado deseo de uni�n con Dios parecen haberse perdido en el ferviente fanatismo nacional de las �pocas posteriores al exilio; y mientras se desvanec�an, el fariseo y el saduceo de los d�as posteriores comenzaron a existir.

Ambos est�n aqu� en germen. Brotando de una semilla, son iguales en su ignorancia de la justicia Divina; y no nos sorprende que Cristo, llegando a cumplir y m�s que cumplir la esperanza de la humanidad, se apareci� tanto al fariseo como al saduceo de su tiempo como enemigo de la religi�n, del pa�s y de Dios.

Información bibliográfica
Nicoll, William R. "Comentario sobre Job 37". "El Comentario Bíblico del Expositor". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/teb/job-37.html.