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Salmos 106

El Comentario Bíblico del ExpositorEl Comentario Bíblico del Expositor

Versículos 1-48

Salmo 106:1

LA historia del pasado de Dios es un registro de misericordias continuas, la historia del hombre, una historia de pecado continuo. El recuerdo del primero aceler� al salmista en su alegre c�ntico de agradecimiento en el salmo anterior. Lo de este �ltimo le mueve a las confesiones en �ste. Son complementos entre s� y est�n conectados no solo como retrospectivos, sino por la identidad de sus comienzos y la diferencia de sus puntos de vista.

Las partes de la historia temprana tratadas en una se tocan ligeramente o se omiten por completo en la otra. La nota clave de Salmo 105:1 es, "Recuerda sus maravillas", la de Salmo 106:1 es, "Se olvidaron de sus maravillas".

Seguramente nunca, excepto en Israel, el patriotismo ha elegido los pecados de una naci�n como temas de canto, o, al celebrar sus victorias, ha escrito un solo nombre, el nombre de Jehov�, en sus trofeos. Pero en el Salterio tenemos varios ejemplos de tales himnos de confesi�n nacional; y, en otros libros, est�n el formulario en la presentaci�n de las primicias, la oraci�n de Salom�n en la dedicaci�n del Templo, 1 Reyes 8:1 la oraci�n de Nehem�as 9:1 , Nehem�as 9:1 y la de Daniel. Daniel 9:1

Una fecha de exilio est� impl�cita en la oraci�n de Salmo 106:47 , para la reuni�n de la gente de entre las naciones. La aparici�n de Salmo 106:1 y Salmo 106:47 en la compilaci�n de 1 Cr�nicas 16:1 muestra que este salmo, que marca el cierre del Cuarto Libro, exist�a antes de la fecha de 1 Cr�nicas.

No se percibe ning�n rastro de arreglo estr�fico. Pero, despu�s de una introducci�n en cierta medida como la de Salmo 105:1 , el salmista se sumerge en su tema y describe la larga y triste historia de la infidelidad de Israel. �l relata siete casos durante la estad�a en el desierto ( Salmo 106:7 ), y luego pasa a los que ocurren en la Tierra ( Salmo 106:34 ), con los cuales conecta las alternancias de castigo y abstinencia de parte de Dios y el obstinaci�n de la transgresi�n de Israel, incluso hasta el momento en que habla ( Salmo 106:40 ).

El conjunto se cierra con una oraci�n por la restauraci�n de la Tierra ( Salmo 106:47 ); al cual se adjunta la doxolog�a ( Salmo 106:48 ), la marca del final del Libro 4, y no una parte del salmo. El salmista preludia su confesi�n y contemplaci�n de los pecados de su pueblo con un recuerdo gozoso de la bondad de Dios y la misericordia perdurable y con una oraci�n por s� mismo.

Algunos comentaristas consideran estos vers�culos introductorios como incongruentes con el tono del salmo, y como un mero lugar com�n lit�rgico, que ha sido agregado sin prestar mucha atenci�n a la idoneidad. Pero seguramente el pensamiento de la bondad inefable de Dios precede m�s apropiadamente a la confesi�n del salmista, porque nada derrite tanto un coraz�n en la penitencia como el recuerdo del amor de Dios, y nada aumenta tanto la maldad del pecado como la consideraci�n de la bondad paciente que durante mucho tiempo ha burlado. .

La bendici�n pronunciada en Salmo 106:3 sobre los que justifican y guardan la ley no es menos natural, antes de un salmo que expone con melanc�lico detalle la verdad contraria de la miseria de los perros que violan la ley.

En Salmo 106:4 el salmista interpone una oraci�n para s� mismo, cuya brusquedad nos recuerda fuertemente los chorros similares de s�plica personal en Nehem�as. La determinaci�n de hacer del "yo" del Salterio la naci�n insiste perversamente en esa personificaci�n aqu�, a pesar de la clara distinci�n que se hace tres veces en Salmo 106:5 entre el salmista y su pueblo.

La "salvaci�n" de la que desea participar es la liberaci�n del exilio por la que ora en el vers�culo final del salmo. Hay algo muy pat�tico en este pensamiento moment�neo de uno mismo. Respira anhelo nost�lgico, confianza absoluta en la liberaci�n no realizada, humildad humilde que basa su reclamo ante Dios en el de la naci�n. Tal oraci�n se encuentra en la m�s cercana relaci�n con el tema del salmo, que extrae el oscuro registro del pecado nacional, a fin de conducir a ese arrepentimiento nacional que, como muestra toda la historia, es la condici�n necesaria de "la prosperidad de Tus elegidos.

"Precisamente porque la esperanza de restauraci�n es fuerte, la delineaci�n del pecado es implacable. Con Salmo 106:6 el tema del salmo, en un lenguaje que recuerda las confesiones similares de Salom�n y Daniel. 1 Reyes 8:47 ; Daniel 9:5 La acumulaci�n de sin�nimos para el pecado atestigua a la vez la gravedad y la multiplicidad de las ofensas, y la seriedad y amplitud del reconocimiento.

La notable expresi�n "Hemos pecado con nuestros padres" no debe debilitarse para significar simplemente que la generaci�n actual hab�a pecado como sus antepasados, sino que expresa el profundo sentido de solidaridad nacional, que habla en muchos otros lugares de las Escrituras, y se basa en hechos muy profundos en la vida de las naciones y sus miembros individuales. La enumeraci�n del pecado ancestral comienza con los murmullos de los fugitivos pusil�nimes junto al Mar Rojo.

En Salmo 105:1 las maravillas de Egipto se dilataron y los eventos en el Mar Rojo no se mencionaron. Aqu�, las se�ales en Egipto apenas se mencionan y se tratan como pasadas en el punto donde comienza el salmo, mientras que los incidentes del Mar Rojo llenan un gran espacio en la canci�n. Claramente, los dos salmos se complementan.

La raz�n que se da para la rebeli�n de Israel en Salmo 106:1 es su olvido de las maravillas de Dios ( Salmo 106:7 a, b), mientras que en Salmo 105:1 se ordena con urgencia recordarlas.

As�, nuevamente, la conexi�n de pensamiento en el par de salmos es evidente. Todo hombre tiene suficientes experiencias de la bondad de Dios almacenadas en las c�maras de su memoria para curarlo de la desconfianza, si tan solo las mirara. Pero pasan desapercibidos, por lo que el miedo se apodera de �l. Gran parte de la disciplina necesaria para una esperanza vigorosa reside en el ejercicio vigoroso de la memoria. El secado del Mar Rojo se representa aqu� po�ticamente, con la omisi�n de la vara extendida de Mois�s y el fuerte viento del este, como consecuencia inmediata de la reprensi�n omnipotente de Dios.

Salmo 106:9 b es de Isa�as 63:13 , y describe pintorescamente la marcha a trav�s de ese terrible desfiladero de aguas amontonadas como f�cil y segura, como si hubiera sido a trav�s de una amplia llanura, con c�sped el�stico para pisar. La descripci�n triunfal de la integridad de la destrucci�n de los enemigos en Salmo 106:11 b es �xodo 14:28 , y "ellos creyeron en Sus palabras" se cita en parte �xodo 14:31 , mientras que la canci�n de Miriam se menciona en Salmo 106:12 b.

El siguiente ejemplo de partida es el deseo de comer ( Salmo 106:13 ). Una vez m�s, el mal se atribuye al olvido de las obras de Dios, a lo que en Salmo 106:13 13b se agrega la impaciente aversi�n a esperar el desarrollo de Su consejo o plan.

Estos males surgieron con extra�a celeridad. El recuerdo de los beneficios fue pasajero, como si hubieran sido escritos en las arenas voladas del desierto. "Se apresuraron, se olvidaron de sus obras". �De cu�ntos de nosotros hay que decirlo! Recordamos el dolor y la tristeza m�s que la alegr�a y el placer. Siempre es dif�cil refrenar los deseos y permanecer quieto hasta que Dios revela Sus prop�sitos. Todos somos propensos a tratar de abrir Su mano a la fuerza e imponerle nuestros deseos, en lugar de dejar que Su voluntad nos moldee.

As� que, al olvido y la impaciencia, siguieron entonces, como todav�a siguen, anhelos ansiosos por el bien material y una tentaci�n de Dios. "Ellos codiciaron una lujuria es de N�meros 11:4 " Dios tentado "se encuentra en referencia al mismo incidente en el otro salmo de la retrospectiva hist�rica. Salmo 78:18 �l es" tentado "cuando la incredulidad exige pruebas de Su poder, en cambio de esperarle pacientemente.

En N�meros 11:33 , se dice que Jehov� hiri� al pueblo "con una plaga muy grande". El salmo especifica m�s, particularmente la naturaleza del golpe, llam�ndolo "enfermedad debilitante", que invadi� la vida de los pecadores. Las palabras son verdaderas en un sentido m�s profundo, aunque no as�. Porque quienquiera que ponga sus ardientes deseos de manera obstinada en el bien material, y tenga �xito en asegurar su gratificaci�n, gana con la saciedad de su sentido inferior la p�rdida de una naturaleza espiritual marchita.

La carne bien alimentada crea almas hambrientas. El tercer caso es la revuelta encabezada por Cor�, Dat�n y Abiram contra el exclusivo sacerdocio Aar�nico ( Salmo 106:16 ). Fue una rebeli�n contra Dios, porque �l hab�a apartado a Aar�n como suyo, y por lo tanto, aqu� se le da al sumo sacerdote el t�tulo inusual de "el santo de Jehov�".

La expresi�n recuerda la feroz protesta de los amotinados, dirigida a Mois�s y Aar�n: "Hac�is demasiado sobre vosotros, viendo que toda la congregaci�n es santa"; N�meros 16:3 y tambi�n la respuesta de Mois�s, "Jehov� mostrar� qui�n es santo". La envidia a menudo se disfraza de campeona de los derechos de la comunidad, cuando solo desea captarlos por s� misma.

A estos aristocr�ticos dem�cratas no les importaban las prerrogativas de la naci�n, aunque hablaban de ellas. Quer�an derribar a Aar�n, no levantar a Israel. Su final se describe con severa brevedad, en un lenguaje coloreado por la narraci�n de N�meros, de la cual se extraen las frases "abri�" ( es decir, su boca) y "tapada". Cor� no se menciona aqu�, en el que el salmo sigue a N�meros 16:1 y Deuteronomio 11:6 , mientras que N�meros 26:10 incluye a Cor� en la destrucci�n.

La dificultad no parece haber recibido una soluci�n satisfactoria. Pero Cheyne es demasiado perentorio cuando se compromete a adivinar la raz�n de la omisi�n de Cor� aqu� y en Deuteronomio 11:6 , "porque era un levita y su nombre era querido por los poetas del templo". Tal clarividencia en cuanto a los motivos est� m�s all� de la visi�n ordinaria.

En Salmo 106:18 el destino de los doscientos cincuenta "pr�ncipes de Israel" que participaron en la revuelta se registra en N�meros 16:35 .

La adoraci�n del becerro es la cuarta instancia ( Salmo 106:19 ) en la narraci�n de la cual el salmista sigue a �xodo 32:1 , pero tambi�n parece tener Deuteronomio 9:8 flotando en su mente, como parece. del uso del nombre "Horeb", que es raro en �xodo y frecuente en Deuteronomio.

Salmo 106:20 aparentemente est� inspirado en Jeremias 2:11 : "Mi pueblo ha cambiado su gloria por lo que no aprovecha". Comparar tambi�n Pablo "cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza", etc . Romanos 1:23 "Su gloria" se lee en cambio "su gloria" por Noldeke, Graetz y Cheyne, siguiendo una antigua autoridad jud�a.

La LXX, en Codd. Alex. y el pecado. (de segunda mano), tiene esta lectura, y Pablo parece seguirla en el pasaje que acabamos de citar. Tiene un significado digno, pero el texto existente es bastante apropiado. Apenas significa que Dios era la fuente de la gloria de Israel o su jactancia, porque la palabra no se encuentra en ese sentido. Es m�s bien el nombre de los atributos colectivos de la Deidad revelada, y aqu� es sustancialmente equivalente a "su Dios", esa Luz brillante que, de una manera especial, pertenec�a al pueblo de la revelaci�n, sobre quien sus primeros y m�s brillantes rayos brill�.

La extra�a perversidad que se apart� de tal resplandor de gloria para postrarse ante un �dolo se manifiesta de manera sorprendente en la figura del trueque por una imagen y la de un buey que com�a hierba. �La �nica Sustancia verdadera entregada por una sombra! El Ser elevado cuya luz llenaba el espacio se rindi�: �y para qu�? �Un bruto que ten�a que alimentarse, y eso de hierba! Los hombres suelen obtener un beneficio, o creen que lo obtienen, de su trueque: pero �qu� ganan al cambiar a Dios por algo? Sin embargo, seguimos cometiendo el mismo error de separarnos de Substance por sombras.

Y la raz�n que movi� a Israel sigue vigente. Como antes, el salmista atribuye su loca apostas�a al olvido de las obras de Dios. La lista de estos ahora se incrementa con la adici�n de los del Mar Rojo. Con cada paso se a�ad�an nuevos eslabones a la cadena que deber�a haber unido a los destinatarios de tantas misericordias con Dios. Por lo tanto, cada nuevo acto de partida era de un tono m�s oscuro de culpa y tra�a sobre los ap�statas un castigo m�s severo, que tambi�n, correctamente entendido, era una mayor misericordia.

"Dijo que los aniquilar�a" se cita de Deuteronomio 9:25 . La intercesi�n de Mois�s por el pueblo est� aqu� representada de manera m�s v�vida bajo la figura de un campe�n, que se precipita hacia la brecha por la cual el enemigo est� a punto de entrar en una ciudad asediada, y con su propio cuerpo cierra la brecha y detiene el asalto. cf. Ezequiel 22:30

La quinta instancia es la negativa a subir a la tierra, que sigui� al informe de los esp�as ( Salmo 106:24 ). Estos vers�culos est�n llenos de reminiscencias del Pentateuco y otras partes de las Escrituras. "La tierra del deleite" (literalmente "tierra del deseo) se encuentra en Jeremias 3:19 y Zacar�as 7:14 .

"Ellos despreciaron" es de N�meros 14:31 . "Murmuraron en sus tiendas" es Deuteronomio 1:27 (el �nico otro lugar en el que la palabra para murmurar aparece en esta forma). Alzar la mano se usa, como aqu�, no en el sentido usual de amenazar con golpear, sino en el de jurar, en �xodo 6:8 , y el juramento mismo se da en N�meros 14:28 ss.

, mientras que la expresi�n "alc� mi mano" aparece en ese contexto, en referencia al juramento original de Dios al patriarca. La amenaza del exilio ( Salmo 106:27 ) no se da en N�meros, pero se encuentra como castigo de la apostas�a Lev�tico 26:33 y Deuteronomio 28:64 .

El vers�culo, sin embargo, se encuentra casi exactamente en Ezequiel 20:23 , con la excepci�n de que "esparcir" est� en lugar de hacer caer . La diferencia en el hebreo est� solo en la letra final de las palabras, y la lectura en Ezequiel probablemente deber�a adoptarse aqu�. As� que la LXX y otras autoridades antiguas y muchos de los modernos.

La sexta instancia es "la participaci�n en la abominable adoraci�n moabita de" Baal-Peor ", registrada en N�meros 25:1 . La frase peculiar" se unieron a "se tom� de ese cap�tulo, y parece referirse a" el m�stico , uni�n cuasi-f�sica que se supone que existe entre un dios y sus adoradores, y que se mantiene mediante comidas sacrificiales "(Cheyne).

Estos se llaman sacrificios de muertos, ya que los �dolos est�n muertos en contraste con el Dios vivo. La retribuci�n judicial infligida seg�n el mandato divino por los jueces de Israel matando a "cada uno su hombre" se llama aqu� una "plaga", como en el pasaje fundamental, N�meros 25:9 . La palabra (literalmente, "un trazo", i.

e., de Dios) se suele aplicar a las enfermedades punitivas; pero Dios hiere cuando manda a los hombres que hieran. Tanto la narraci�n de N�meros como el salmo resaltan v�vidamente la imagen del indignado Finees poni�ndose de pie de un salto en medio de la multitud pasiva. �l "se levant�", dice el primero; �l "se puso de pie", dice este �ltimo. Y su acto se describe en el salmo en relaci�n a su car�cter judicial solemne, sin particularizar sus detalles.

El salmista velar�a parcialmente tanto el pecado como el horror de su castigo. La jabalina de Finees era un ministro de la justicia de Dios, y la muerte de los dos culpables satisfizo esa justicia y detuvo la plaga. La palabra traducida "hizo juicio" tiene ese significado solamente, y tales interpretaciones como mediadas o apaciguadas dan el efecto de la acci�n y no la descripci�n de la misma contenida en la palabra. "Le fue contado por justicia" como lo fue la fe de Abraham G�nesis 15:6 Ciertamente fue un acto que tuvo su origen "En la fidelidad que ten�a su ra�z en la fe, y que, por causa de esta, su base suprema, gan� �l la aceptaci�n de un hombre justo, en la medida en que demostr� que �l era tal "(Delitzsch, Eng.

Trans.). Se mostr� a s� mismo como un verdadero hijo de Abraham en medio de esta descendencia degenerada, y fue el mismo impulso de fe que empuj� su lanza, y que llen� el coraz�n del patriarca cuando mir� hacia el cielo silencioso y vio en sus innumerables luces la promesa. de su semilla. La recompensa de Finees fue la permanencia del sacerdocio en su familia. El s�ptimo caso es la rebeli�n en las aguas de Meribah (Conflicto), en el cuadrag�simo a�o.

N�meros 20:2 El orden cronol�gico se deja aqu� a un lado, porque los eventos registrados en Salmo 106:28 siguieron a los que se tratan en Salmo 106:32 .

La raz�n es probablemente que aqu� el propio Mois�s se precipita al pecado, debido a la falta de fe del pueblo, y as� se alcanza un cl�max. El l�der, probado durante mucho tiempo, finalmente cay� y se le impidi� entrar en la tierra. Esa fue en algunos aspectos la obra maestra y el triunfo del pecado de la naci�n. "Le fue mal a Mois�s a causa de ellos", como en Deuteronomio 1:37 ; Deuteronomio 3:26 , "Jehov� se enoj� conmigo por causa de ustedes.

"" Su Esp�ritu ", en Salmo 106:33 , se entiende mejor como el Esp�ritu de Dios. El pecado del pueblo se especifica repetidamente en el salmo como rebeli�n contra Dios. Y la ausencia de una definici�n m�s clara de la persona a la que se hace referencia. es como la expresi�n en Salmo 106:32 , donde "indignaci�n" es la de Dios, aunque no se menciona Su nombre.

Isa�as 63:10 es un paralelo a esta cl�usula, como otras partes del mismo cap�tulo lo son a otras partes del salmo. La pregunta que a menudo se ha planteado, en cuanto a cu�l fue el pecado de Mois�s, se resuelve en Salmo 106:33 b, lo que hace que sus palabras apasionadas, donde perdi� los estribos y se arrog� el poder de sacar agua de la roca, el cabeza y frente de su ofensa.

El salmista ha terminado su melanc�lico cat�logo de pecados en el desierto con esta imagen del gran l�der arrastrado por el tono predominante, y luego se vuelve a los pecados cometidos en la tierra.

Se dan dos casos flagrantes: la desobediencia al mandato de exterminar a los habitantes y la adopci�n de su culto sangriento. La conquista de Cana�n fue parcial; y, como suele ser el caso, los conquistadores fueron conquistados y los invasores se apoderaron de las costumbres de los invadidos. Los matrimonios mixtos vertieron una gran infusi�n de sangre extranjera en Israel; y la cepa cananea es perceptible hoy en d�a en los fellahin de Tierra Santa.

La propensi�n a la idolatr�a, que era natural en esa etapa de la historia del mundo, y se intensific� con el ejemplo universal, se hizo m�s irresistible, cuando fue reforzada por el parentesco y la vecindad, y el resultado predicho se hizo realidad: los �dolos "se convirtieron en una trampa". Jueces 2:1 El poeta insiste con especial aborrecimiento en la espantosa pr�ctica de los sacrificios humanos, que ejerci� una fascinaci�n tan fuerte y horrible sobre los habitantes de Cana�n.

La palabra demonios en Salmo 106:37 se encuentra solo aqu� y en Deuteronomio 32:17 . La traducci�n anterior es la de la LXX. Su significado literal parece ser "se�ores". Por tanto, es sin�nimo de "baales". Se puede comparar el ep�teto " Shaddai " que se aplica exclusivamente a Jehov�. Deuteronomio 32:17

En Salmo 106:40 toda la historia de Israel se resume en per�odos alternos de pecado, castigo, liberaci�n, que se repiten en ciclos constantemente repetidos, en los que el misterio de la obstinaci�n humana se contrapone al de la longanimidad divina, y uno no sabe si maravillarse m�s de la frivolidad incurable que nada aprendi� de la experiencia, o del inagotable largo sufrimiento que no se fatiga en dar regalos en vano.

El castigo y la misericordia fueron igualmente en vano. El resultado de las muchas liberaciones de Dios fue, "se rebelaron en su consejo" , es decir, siguieron su propio camino terco, en lugar de esperar y seguir el plan misericordioso de Dios, que los habr�a hecho seguros y bendecidos. El fin de tal obstinaci�n de desobediencia s�lo puede ser, "fueron abatidos por su iniquidad". El salmista parece "estar citando Lev�tico 26:39 ," los que queden de ti se marchitar�n en su iniquidad "; pero intencionalmente altera levemente la palabra, sustituy�ndola por una de casi el mismo sonido, pero con el significado de ser tra�do. bajo en lugar de desvanecerse Seguir la propia voluntad es asegurar la humillaci�n y la degradaci�n.

En Salmo 106:44 el cantor se levanta de estos pensamientos tristes y severos para recrear su esp�ritu con la contemplaci�n de la paciente misericordia de Dios. Persiste a trav�s de todo el pecado del hombre y la ira de Dios. La multitud de sus manifestaciones supera con creces la de nuestros pecados. Su ojo mira con compasi�n la angustia de Israel, y desea eliminar todo dolor que ve.

Las calamidades se desvanecen bajo Su mirada, como manchas h�medas a la luz del sol. Su "mirada" misericordiosa sigue r�pidamente el grito del afligido. Ninguna voz reconoce el pecado y pide ayuda en vano. No obstante, �l recuerda el pacto olvidado por los hombres. El n�mero innumerable de sus misericordias, mayor que el de todos los pecados de los hombres, asegura el perd�n despu�s de las transgresiones m�s repetidas. La ley y la medida de su "arrepentimiento" se encuentran en las infinitas profundidades de su propio coraz�n.

Como hab�a cantado el salmista al principio, esa misericordia perdura para siempre; por tanto, ninguno de los muchos pecados de Israel qued� sin castigo, y ning�n castigo dur� m�s que su arrepentimiento. Salom�n hab�a orado para que Dios "les diera compasi�n ante los que los llevaron cautivos"; 1 Reyes 8:50 y as� ha sido, como ve con alegr�a el salmista.

Es posible que haya escrito cuando el cautiverio babil�nico estaba cerca de su fin, y es posible que haya tenido en mente casos como los de Daniel o Nehem�as. En cualquier caso, es maravillosamente significativo que un salmo, que cuenta la triste historia de siglos de infidelidad, termine con la fidelidad de Dios a sus promesas, su perd�n inagotable y la multitud de sus misericordias. Tal ser� el �ltimo resultado de la historia del mundo, no menos que la de Israel.

El salmo se cierra con la oraci�n en Salmo 106:47 , que muestra que fue escrito en el exilio. Corresponde en parte a las palabras finales de Salmo 105:1 . As� como all� se dijo que el prop�sito de las misericordias de Dios para con Israel era que pudieran ser movidos a guardar sus estatutos, aqu� el salmista espera y promete que el resultado de la restauraci�n de su pueblo ser� el agradecimiento al santo nombre de Dios y el repique triunfal. de labios rescatados de sus grandes alabanzas.

Salmo 106:48 es la doxolog�a final del Cuarto Libro. Algunos comentaristas suponen que es una parte integral del salmo, pero es m�s probable que sea una adici�n editorial.

Información bibliográfica
Nicoll, William R. "Comentario sobre Psalms 106". "El Comentario Bíblico del Expositor". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/teb/psalms-106.html.