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Zacarías 8

El Comentario Bíblico del ExpositorEl Comentario Bíblico del Expositor

Introducción

ZACAR�AS

( Zacar�as 1:1 ; Zacar�as 2:1 ; Zacar�as 3:1 ; Zacar�as 4:1 ; Zacar�as 5:1 ; Zacar�as 6:1 ; Zacar�as 7:1 ; Zacar�as 8:1 )

"No con ej�rcito, ni con fuerza, sino con mi Esp�ritu, ha dicho Jehov� de los ej�rcitos".

"�No temas, fortalece tus manos! Habla la verdad cada uno a su pr�jimo; la verdad y el juicio sano juzgad en vuestras puertas, y en vuestros corazones no plane�is mal el uno para el otro, ni se complazcan en jurar en falso, porque todas estas cosas hacen Odio el or�culo de Jehov� ".

EL LIBRO DE ZACAR�AS

(1-8)

EL Libro de Zacar�as, que consta de catorce cap�tulos, se divide claramente en dos divisiones: primero, los cap�tulos 1-8, atribuidos al mismo Zacar�as y llenos de evidencia de su autenticidad; En segundo lugar, los cap�tulos 9-14, que no se atribuyen a Zacar�as, y tratan de condiciones diferentes de aquellas sobre las que trabaj�. La discusi�n completa de la fecha y el car�cter de esta segunda secci�n la reservaremos hasta que alcancemos el per�odo en el que creemos que ha sido escrita. Aqu� es necesaria una introducci�n s�lo a los Cap�tulos 1-8.

Estos cap�tulos pueden dividirse en cinco secciones.

I. Zac 1: 1-6. Palabra de Jehov� que vino a Zacar�as en el octavo mes del segundo a�o de Dar�o, es decir, en noviembre de 520 a. C., o entre el segundo y el tercer or�culos de Hageo. En esto, el lugar del profeta se afirma en la sucesi�n de los profetas de Israel. Los antiguos profetas se han ido, pero sus predicciones se han cumplido en las calamidades del exilio, y la Palabra de Dios permanece para siempre.

II. Zacar�as 6:9 1: 7 - Zacar�as 6:9 -Palabra de Jehov� que vino a Zacar�as el veinticuatro del und�cimo mes del mismo a�o, es decir, enero o febrero de 519, y que reproduce en forma de ocho Visiones de noche.

(1) La visi�n de los cuatro jinetes: las nuevas misericordias de Dios para Jerusal�n. Zacar�as 1:7

(2) La Visi�n de los Cuatro Cuernos, o Poderes del Mundo, y los Cuatro Herreros, que los derriban Zacar�as 2:1 , pero en la Versi�n de los Setenta y en la Versi�n en Ingl�s. Zacar�as 1:18

(3) La visi�n del hombre de la cuerda de medir: Jerusal�n ser� reconstruida, ya no como una fortaleza estrecha, sino extendida para la multitud de su poblaci�n. Zacar�as 2:5 ; Hebreos 2:1 LXX e ingl�s A esta Visi�n se le adjunta un fragmento l�rico de una fecha probablemente m�s antigua que llama a los jud�os en Babilonia a regresar, y celebra la uni�n de muchos pueblos a Jehov�, ahora que �l toma nuevamente Su morada en Jerusal�n. .

Zacar�as 2:10 ; Hebreos 2:6 LXX e ingl�s

(4) La visi�n de Josu�, el Sumo Sacerdote y Satan�s o Acusador: Satan�s es reprendido, y Josu� es limpiado de sus ropas sucias y vestido con un nuevo turbante y ropa festiva; la tierra est� limpia y segura (cap�tulo 3).

(5) La visi�n de la l�mpara de siete brazos y los dos olivos: Zacar�as 4:1 ; Zacar�as 4:10 en el centro de esto se ha insertado una Palabra de Jehov� a Zorobabel ( Zacar�as 4:6 a), que interrumpe la Visi�n y probablemente deber�a llegar al final de la misma.

(6) La Visi�n del Libro Volador: es la maldici�n de la tierra, que se est� quitando, pero despu�s de destruir las casas de los malvados. Zacar�as 5:1

(7) La visi�n del celem�n y la mujer: esa es la culpa de la tierra y su maldad; son llevados y plantados en la tierra de Shinar. Zacar�as 5:5

(8) La Visi�n de los Cuatro Carros: salen del Se�or de toda la tierra, para atravesar la tierra y traer Su Esp�ritu, o ira, para sobrellevar la tierra del Norte ( Zacar�as 6:1 ).

III. Zacar�as 6: 9-15 -Una Palabra de Jehov�, sin fecha (a menos que se tome como de la misma fecha que las Visiones a las que est� adjunta), dando instrucciones en cuanto a los obsequios enviados a la comunidad en Jerusal�n desde el Babilonio. Jud�os. Se har� una corona con plata y oro y, seg�n el texto, se colocar� sobre la cabeza de Josu�. Pero, como veremos, el texto da se�ales evidentes de haber sido alterado en inter�s del Sumo Sacerdote; y probablemente la corona estaba destinada a Zorobabel, a cuya diestra estar� el sacerdote, y habr� un consejo de paz entre los dos. Los lejanos vendr�n y ayudar�n en la construcci�n del Templo. Esta secci�n se interrumpe en medio de una oraci�n.

IV. Cap�tulo 7-La Palabra de Jehov� que vino a Zacar�as el cuarto del noveno mes del cuarto a�o de Dar�o, que es casi dos a�os despu�s de la fecha de las Visiones. El templo se acercaba a su finalizaci�n; y se dirigi� una pregunta a los sacerdotes que estaban all� ya los profetas acerca de los ayunos, que se hab�an mantenido durante el exilio mientras el templo estaba desolado. Zacar�as 7:1 Esta investigaci�n extrajo de Zacar�as una explicaci�n hist�rica de c�mo surgieron los ayunos. Zacar�as 7:4

V.Cap�tulo 8-Diez or�culos breves sin fecha, cada uno introducido con la misma f�rmula, "As� dice Jehov� de los ej�rcitos", y resumiendo todas las ense�anzas de Zacar�as desde antes de que el Templo comenzara hasta la cuesti�n del cese de los ayunos una vez finalizado, con promesas para el futuro.

(1) Una Palabra que afirma el nuevo celo de Jehov� por Jerusal�n y Su regreso a ella ( Zacar�as 8:1 ).

(2) Otro de lo mismo ( Zacar�as 8:3 ).

(3) Palabra que promete plenitud de ancianos y ni�os en sus calles ( Zacar�as 8:4 ).

(4) Una Palabra que afirma que nada es demasiado maravilloso para Jehov� ( Zacar�as 8:6 ).

(5) Palabra que promete el regreso de la gente del este y del oeste ( Zacar�as 8:7 ).

(6 y 7) Dos palabras que contrastan, en t�rminos similares a Hageo 1:1 , la pobreza del pueblo antes de la fundaci�n del Templo con su nueva prosperidad: de una maldici�n Israel se convertir� en una bendici�n. Esto se debe a que la ira de Dios se ha convertido en un prop�sito de gracia para Jerusal�n. Pero el pueblo mismo debe hacer verdad y justicia, dejando de cometer perjurio y pensamientos de maldad unos contra otros ( Zacar�as 8:9 ).

(8) Palabra que se remonta a la cuesti�n del ayuno, y ordena que los cuatro grandes ayunos, instituidos para conmemorar el asedio y el derrocamiento de Jerusal�n, y el asesinato de Gedal�as, se conviertan en gozo y alegr�a ( Zacar�as 8:18 ).

(9) Palabra que predice la venida de los gentiles al culto de Jehov� en Jerusal�n ( Zacar�as 8:20 ).

(10) Otro de lo mismo ( Zacar�as 8:23 ).

No cabe duda de que, aparte de las pocas interpolaciones se�aladas, estos ocho cap�tulos son profec�as genuinas de Zacar�as, a quien se menciona en el Libro de Esdras como colega de Hageo y contempor�neo de Zorobabel y Josu� en el momento de la reconstrucci�n. del Templo. Esdras 5:1 ; Esdras 6:14 Como los or�culos de Hageo, estas profec�as est�n fechadas seg�n los a�os del rey Dar�o, desde su segundo a�o hasta el cuarto.

Aunque pueden contener algunas de las exhortaciones para construir el Templo, que el Libro de Esdras nos informa que Zacar�as hizo junto con Hageo, la mayor�a de ellas presuponen un progreso en la obra y buscan ayudarla con una retrospectiva hist�rica y con brillantes esperanzas de los efectos mesi�nicos de su finalizaci�n. Sus alusiones se adaptan exactamente a los a�os a los que est�n asignados. Dar�o es rey. El exilio ha durado unos setenta a�os.

Muchos jud�os permanecen en Babilonia y est�n esparcidos por el resto del mundo. Zacar�as 8:7 , etc. La comunidad de Jerusal�n es peque�a y d�bil: es la mera colonia de j�venes y hombres de mediana edad que llegaron a ella desde Babilonia; hay pocos ni�os y ancianos. Zacar�as 8:4 Josu� y Zorobabel son los jefes de la comunidad y las promesas para su futuro.

Zacar�as 3:1 ; Zacar�as 4:6 ; Zacar�as 6:11 ff. Las condiciones exactas se recuerdan como recientes de las que Hageo habl� unos a�os antes.

Zacar�as 8:9 Adem�s, hay un progreso constante y ordenado a lo largo de las profec�as, en armon�a con las fechas sucesivas en las que fueron entregadas. En noviembre de 520, comienzan con un grito de arrepentimiento y lecciones extra�das del pasado de la profec�a. Zacar�as 1:1 En enero de 519, el templo y la ciudad a�n est�n por construirse.

Zacar�as 1:7 Zorobabel puso los cimientos; la finalizaci�n es todav�a futura. Zacar�as 4:6 El deber del profeta es calmar las aprensiones de la gente sobre el estado del mundo, provocar su celo ( Zacar�as 4:6 ss.

), darles confianza en sus grandes hombres ( Zacar�as 3:1 ; Zacar�as 4:1 ), y, sobre todo, asegurarles que Dios les ha sido devuelto ( Zacar�as 1:16 ), y su pecado perdonado ( Zacar�as 5:1 ).

Pero en diciembre de 518, el templo est� tan construido que se dice que los sacerdotes pertenecen a �l; Zacar�as 7:3 no hay ocasi�n para continuar los ayunos del Exilio, Zacar�as 7:1 ; Zacar�as 8:18 el futuro se ha abierto y el horizonte se ilumina con las esperanzas mesi�nicas.

Zacar�as 8:20 Sobre todo, se siente que se acab� la dura lucha con las fuerzas de la naturaleza y se exhorta al pueblo a las virtudes de la vida c�vica. Zacar�as 8:16 Tienen tiempo para levantar la vista de su trabajo y ver las naciones que vienen de lejos a Jerusal�n. Zacar�as 8:20

Estas caracter�sticas no dejan lugar a dudas de que la mayor parte de los primeros ocho cap�tulos del Libro de Zacar�as son del profeta mismo, y de los a�os a los que los asigna, noviembre de 520 a diciembre de 518. El punto requiere sin discusi�n.

Sin embargo, hay tres pasajes que provocan un examen m�s detenido: dos de ellos debido a los signos que llevan de una fecha anterior, y uno debido a la alteraci�n que ha sufrido en inter�s de un d�a posterior en la historia de Israel.

El pasaje l�rico que se adjunta a la Segunda Visi�n Zacar�as 2:10 hebreo, Zacar�as 6:1 LXX e ingl�s sugiere interrogantes por su singularidad: no hay otro semejante entre las Visiones. Pero adem�s de esto, no solo habla del Regreso de Babilonia como todav�a futuro - esto a�n podr�a decirse despu�s del Primer Regreso de los exiliados en 536 - sino que difiere del lenguaje de todas las Visiones propiamente dicho al describir el regreso de Jehov�. �l mismo a Si�n como todav�a futuro.

El conjunto tambi�n suena a las grandes odas de Isa�as 40:1 ; Isa�as 41:1 ; Isa�as 42:1 ; Isa�as 43:1 ; Isa�as 44:1 ; Isa�as 45:1 ; Isa�as 46:1 ; Isa�as 47:1 ; Isa�as 48:1 ; Isa�as 49:1 ; Isa�as 50:1 ; Isa�as 51:1 ; Isa�as 52:1 ; Isa�as 53:1 ; Isa�as 54:1 ; Isa�as 55:1 , y parece reflejar la misma situaci�n, en v�speras de la conquista de Babilonia por parte de Ciro.

No cabe duda de que hemos insertado aqu� en Visiones de Zacar�as una canci�n de veinte a�os antes, pero debemos confesar la incapacidad de decidir si fue adoptada por el mismo Zacar�as o agregada por una mano posterior.

Nuevamente, est�n los dos pasajes llamados la Palabra de Jehov� a Zorobabel, Zacar�as 4:6 a; y la Palabra de Jehov� acerca de los dones que llegaron a Jerusal�n de los jud�os en Babilonia, Zacar�as 6:9 . El primero, como ha demostrado Wellhausen, est� claramente fuera de lugar; perturba la narrativa de la Visi�n y debe colocarse al final de esta �ltima.

El segundo no tiene fecha y est� separado de las Visiones. El segundo afirma claramente que la construcci�n del Templo es todav�a futura. El hombre cuyo nombre es Rama o Brote es designado: "y �l edificar� el Templo de Jehov�". El primero tiene el mismo temperamento que los dos primeros or�culos de Hageo. Entonces, es posible que estos dos pasajes no sean, como las Visiones con las que se toman, que est�n fechados en 519, sino que representen esa profec�a a�n anterior de Zacar�as con la que se nos dice que ayud� a Hageo a instigar a la gente a comenzar a construir. el templo.

El estilo del profeta Zacar�as revela rasgos especiales casi solo en la narraci�n de las Visiones. Fuera de estos, su lenguaje es simple, directo y puro, como no pod�a dejar de ser, considerando cu�nto de �l se extrae o se modela de los profetas m�s antiguos, y principalmente de Oseas y Jerem�as. S�lo uno o dos lapsos en un dialecto descuidado y degenerado nos muestran c�mo podr�a haber escrito el profeta si no hubiera sido sostenido por la m�sica de los per�odos cl�sicos de la lengua.

Esta franqueza y m�dula no es compartida por el lenguaje en el que se narran las Visiones. Aqu� el estilo est� involucrado y es redundante. La sintaxis es floja; hay una omisi�n frecuente de la c�pula, y de otros medios por los cuales, en mejor hebreo, se sostienen la conexi�n y la concisi�n. Las f�rmulas, "as� dice" y "diciendo", se repiten hasta el cansancio. Al mismo tiempo, es justo preguntar cu�nto de esta redundancia se debi� al mismo Zacar�as. Tome la versi�n de la Septuaginta.

El texto hebreo que sigui�, no solo incluy� una serie de repeticiones de las f�rmulas y de las designaciones de los personajes introducidos en las Visiones, que no aparecen en el texto masor�tico, sino que omiti� algunas que se encuentran en el texto masor�tico. Estos dos conjuntos de fen�menos prueban que, desde una fecha temprana, los copiadores del texto original de Zacar�as deben haber estado ocupados en aumentar sus redundancias.

Adem�s, todav�a hay intrusiones y expansiones anteriores, ya que estas son compartidas tanto por el texto hebreo como por el griego: algunas de ellas son esfuerzos muy naturales para aclarar los personajes y las conversaciones registradas en los sue�os, algunas de ellas errores est�pidos en la comprensi�n de la deriva. del argumento. Por supuesto, debe haber habido una cierta cantidad de redundancia en el original para provocar tales agravamientos, y de oscuridad o tortuosidad de estilo para hacer que se consideren necesarias.

Pero ser�a muy injusto acusar todas las faltas de nuestro texto actual al mismo Zacar�as, especialmente cuando encontramos tanta fuerza y ??sencillez en los pasajes fuera de las Visiones. Por supuesto, los sujetos envueltos y brumosos de este �ltimo naturalmente forzaron en su descripci�n una laboriosidad de arte, a la que no hubo provocaci�n en exhortar directamente al pueblo a una vida pura, o en predicciones directas de la era mesi�nica.

M�s all� de las corrupciones por estas causas, el texto de Zacar�as 1:1 ; Zacar�as 2:1 ; Zacar�as 3:1 ; Zacar�as 4:1 ; Zacar�as 5:1 ; Zacar�as 6:1 ; Zacar�as 7:1 ; Zacar�as 8:1 , no ha sufrido m�s que el de nuestros otros profetas.

Hay uno o dos errores administrativos; una preposici�n ocasional o una persona de un verbo necesita ser modificada. Aqu� y all� se ha desordenado el texto; y como ya se not�, ha habido una seria alteraci�n del original.

De los p�rrafos anteriores debe quedar claro qu� ayuda y qu� obst�culo en la reconstrucci�n del texto proporciona la Septuaginta. Se adjunta una lista de sus variantes de lectura y de sus errores de traducci�n.

Versículos 1-23

Zacar�as 8:1

"LA SEMILLA DE LA PAZ"

Zacar�as 7:1 ; Zacar�as 8:1

LAS Visiones han revelado la eliminaci�n de la culpa de la tierra, la restauraci�n de Israel a su posici�n ante Dios, el reavivamiento de las grandes instituciones nacionales y la voluntad de Dios de destruir las fuerzas paganas del mundo. Con el templo construido, Israel deber�a volver a estar en la posici�n que disfrutaba antes del exilio. Zacar�as, por tanto, procede a exhortar a su pueblo a que dejen de lado los ayunos que el exilio hab�a hecho necesarios y se dirijan, como anta�o, a las virtudes y deberes de la vida c�vica. E introduce sus discursos con este fin con una apelaci�n natural a la experiencia de los d�as anteriores.

La ocasi�n le lleg� cuando el Templo se hab�a estado construyendo durante dos a�os, y probablemente se reanudaron algunos de sus servicios. Una delegaci�n de jud�os apareci� en Jerusal�n y plante� la cuesti�n de la continuaci�n de los grandes ayunos del exilio. No se sabe con certeza qui�n era la delegaci�n: probablemente deber�amos eliminar "Betel" del segundo vers�culo y leer "El-sar'eser envi� a Regem-Melekh y sus hombres a la casa de Jehov� para propiciar a Jehov�," o si no " la casa de El-sar'eser envi� a Regem-Melekh y sus hombres para propiciar a Jehov�.

"Se ha pensado que proced�an de los jud�os de Babilonia: esto estar�a de acuerdo con su llegada en el noveno mes para preguntar sobre un ayuno en el quinto mes. Pero la respuesta de Zacar�as est� dirigida a los jud�os en Judea. La delegaci�n limit� su investigaci�n a El ayuno del quinto mes, que conmemor� la quema del Templo y la Ciudad, ahora pr�cticamente restaurada. Pero con una amplitud de vista que revela al profeta m�s que al sacerdote, Zacar�as responde, en el cap�tulo siguiente, sobre todos los ayunos de que Israel durante setenta a�os hab�a lamentado su ruina y destierro.

Instala dos: el del quinto mes, y el del s�ptimo mes, la fecha del asesinato de Gedal�as, cuando el �ltimo remanente pobre de un estado jud�o fue barrido. Jeremias 41:2 ; 2 Reyes 25:25 Con una audacia que recuerda a Am�s al pie de la letra, Zacar�as pregunta a su pueblo si en esos ayunos ayunaron a su Dios.

Jehov� no les hab�a cobrado, y al ayunar ellos hab�an ayunado para s� mismos, as� como al comer y beber hab�an comido y bebido para s� mismos. M�s bien deber�an escuchar las palabras que �l realmente les envi�. En un pasaje, cuyo significado ha sido pervertido por la intrusi�n del octavo vers�culo, que por lo tanto deber�a ser borrado, Zacar�as recuerda cu�les hab�an sido esas palabras de Jehov� en los tiempos pasados ??cuando la tierra estaba habitada y la vida nacional en pleno. curso.

No eran ceremoniales; eran �ticos: exig�an justicia, bondad y el cuidado de los desamparados y los pobres. Y fue como consecuencia de la desobediencia del pueblo a esas palabras que les sobrevino toda la ruina por la que ahora lloran anualmente. La moraleja es obvia si no se expresa. Que abandonen sus ayunos y practiquen las virtudes cuyo descuido hab�a hecho de sus ayunos una necesidad.

Es una palabra sensata y pr�ctica, y nos hace sentir cu�nto ha heredado Zacar�as del temperamento de Am�s e Isa�as. Se apoya, como antes, en la letra de los or�culos antiguos, pero s�lo para sacar a relucir su esp�ritu. Con tal ejemplo del uso de las Escrituras antiguas, es deplorable que tantos hombres, tanto jud�os como cristianos, se hayan dedicado a la letra a expensas del esp�ritu.

"Y sucedi� que en el cuarto a�o del rey Dar�o, la Palabra de Jehov� vino a Zacar�as el cuarto del noveno mes, Kislev. Porque �stos enviaron a la casa de Jehov�, El-sar'eser y Regem- Melekh y sus hombres, para propiciar a Jehov�, para pedir a los sacerdotes que estaban en la casa de Jehov� de los ej�rcitos y a los profetas lo siguiente: �Llorar� en el quinto mes con ayuno como lo he hecho ahora durante tantos a�os? Vino a m� palabra de Jehov� de los ej�rcitos: Habla ahora a todo el pueblo de la tierra y a los sacerdotes, diciendo: Cuando ayunasteis y lamentasteis en el mes quinto y s�ptimo, y esto durante setenta a�os, ayunasteis en �No son ustedes los que comen y los que beben? �No son estas las palabras que el SE�OR proclam� por mano de los profetas anteriores?cuando Jerusal�n estaba habitada y en paz, con sus ciudades alrededor de ella, y el Negeb y la Sefela, estaban habitadas? "

As� ha hablado Jehov� de los ej�rcitos: Juzgad el juicio verdadero, y practicaos el uno con el otro la bondad y la misericordia; no oprim�is ni a la viuda ni al hu�rfano, al forastero ni al pobre, y no pens�is mal en vuestros corazones unos con otros. Pero se negaron a escuchar, y se volvieron hombro rebelde, y sus o�dos embotaron al escuchar. Y su coraz�n se endureci�, para no escuchar la Tor� y las palabras que Jehov� de los ej�rcitos envi� a trav�s de Su Esp�ritu por la mano de los profetas anteriores; y hubo gran ira de parte de Jehov� de los ej�rcitos.

Y sucedi� que, como �l hab�a llamado y ellos no oyeron, llamar�n y yo no oir�, dijo el SE�OR de los ej�rcitos, pero los arrojar� entre naciones que no conocen. Y la tierra fue asolada detr�s de ellos, sin que nadie pasara de un lado a otro, y dejaron desolada la tierra agradable ".

A esta liberaci�n le siguen otros diez breves or�culos: cap�tulo 8. Es incierto si todo este dec�logo debe ser fechado al mismo tiempo que la respuesta a la delegaci�n sobre los ayunos. Algunos de ellos parecen pertenecer m�s bien a una fecha anterior, porque reflejan la situaci�n, e incluso las palabras, de los or�culos de Hageo, y representan el advenimiento de Jehov� a Jerusal�n como todav�a futuro. Pero regresan a la cuesti�n de los ayunos, trat�ndola a�n m�s ampliamente que antes, y terminan con una promesa, oportunamente dicha a medida que el Templo se completaba, de la venida de los paganos a adorar en Jerusal�n.

Ya hemos notado el tierno encanto y la fuerte sencillez de estas profec�as, y ahora hay poco que agregar excepto la traducci�n de ellas. Al igual que los profetas m�s antiguos, y especialmente el gran evangelista del exilio, parten del ardiente amor de Jehov� por su pueblo, al que nada es imposible; prometen el regreso completo de los jud�os dispersos a su tierra, y no se contentan excepto con la seguridad de un mundo convertido a la fe de su Dios.

Con Hageo, Zacar�as promete el r�pido fin de la pobreza de la peque�a colonia; y agrega sus propias notas caracter�sticas de un reino de paz que se utilizar� para una labor vigorosa, produciendo una gran prosperidad. S�lo que los hombres sean honestos, justos y bondadosos, sin pensar el uno en el otro, como en aquellos duros d�as en que el hambre y la feroz rivalidad por el sustento convert�an a cada vecino en su enemigo, y la vida mezquina, desprovista de grandes intereses por el bien com�n, llen� sus corazones de envidia y malicia.

Para nosotros, el principal beneficio de estos hermosos or�culos es su lecci�n de que el remedio para los temperamentos s�rdidos y los odios crueles, engendrados por la feroz lucha por la existencia, se encuentra en las esperanzas c�vicas y religiosas, en un noble ideal para la vida nacional, y en la seguridad de que el Amor de Dios est� detr�s de todo, sin nada imposible. En medio de estas glorias, sin embargo, el coraz�n probablemente agradecer� m�s a Zacar�as por su imagen inmortal de las calles de la nueva Jerusal�n: ancianos y mujeres sentados al sol, ni�os y ni�as jugando en todos los lugares abiertos.

El motivo de ello, como hemos visto, se encontr� en las circunstancias de su �poca. Como muchas otras emigraciones por causa de la religi�n, desde el coraz�n de la civilizaci�n a una costa �rida, la colonia pobre de Jerusal�n estaba formada principalmente por hombres, j�venes y de mediana edad. Los a�os est�riles no animaron el matrimonio. La guerra constante con las tribus vecinas permiti� que pocos alcanzaran las canas. Era una sociedad dura y dura, sin la bendici�n de las dos grandes bendiciones de la vida, la infancia y la vejez.

Pero todo esto deber�a cambiar, y Jerusal�n se llenar�a de ancianos y mujeres apacibles, y de ni�os y ni�as alegres. El or�culo, decimos, tuvo su motivo en los d�as de Zacar�as. �Pero qu� or�culo para estos tiempos nuestros! Ya sea en las grandes ciudades del viejo mundo, donde tan pocos de los trabajadores pueden esperar una vejez tranquila sentados al sol, y los d�as de juego de los ni�os se acortan por el trabajo prematuro y el conocimiento del mal; o en las franjas m�s nuevas del nuevo mundo, donde la dureza y la aspereza de los hombres son, en la lucha por el oro, sin la reverencia de la edad y sin suavizar con la comuni�n de la infancia, la gran promesa de Zacar�as es igualmente necesaria.

Incluso all� se cumplir� si los hombres recuerdan sus condiciones: que la primera consideraci�n de una comunidad, por estrecha que sea en los medios, sea la provisi�n de la religi�n, que la verdad y la justicia incondicional abunden en las puertas, con amor y lealtad en todos los lugares. coraz�n hacia los dem�s.

"Y vino la Palabra de Jehov� de los ej�rcitos, diciendo": -

1. "As� ha dicho Jehov� de los ej�rcitos: Celo de Sion con gran celo, y con gran ira la celo".

2. "As� ha dicho Jehov�: He vuelto a Sion, y habito en medio de Jerusal�n, y Jerusal�n se llamar� la Ciudad de Troth, Isa�as 1:26 y el monte de Jehov� de los Ej�rcitos, el Monte Santo".

3. "As� ha dicho Jehov� de los ej�rcitos: Ancianos y ancianas a�n se sentar�n en las calles de Jerusal�n, cada uno con bast�n en mano, hasta el final de los d�as; y las calles de la ciudad se llenar�n de ni�os y ni�as jugando en ella. calles ".

4. "As� ha dicho Jehov� de los ej�rcitos: Por cuanto le parece demasiado maravilloso al remanente de este pueblo en aquellos d�as, �me parecer� tambi�n demasiado maravilloso? - or�culo de Jehov� de los ej�rcitos."

5. "As� ha dicho Jehov� de los ej�rcitos: �He aqu�! Yo voy a salvar a mi pueblo de la tierra del naciente y de la tierra del ocaso; y los llevar� a casa, y habitar�n en el en medio de Jerusal�n, y ser�n para m� por pueblo, y yo ser� para ellos por Dios, en verdad y en justicia ".

6. As� ha dicho Jehov� de los ej�rcitos: Fortaleced vuestras manos, oh vosotros que hab�is o�do en tales d�as tales palabras de boca de los profetas, no s�lo desde el d�a en que se fund� la Casa de Jehov� de los ej�rcitos: el santuario iba a ser edificado ! Porque antes de aquellos d�as no hab�a ganancia para el hombre, ni ganader�a, ni para el que sal�a ni para el que entraba hab�a paz del adversario, y puse la mano de cada uno contra su pr�jimo.

Pero no ahora, como en los d�as pasados, estoy para con el remanente de este pueblo, or�culo de Jehov� de los ej�rcitos. Porque estoy sembrando la semilla de la paz. La vid dar� su fruto, la tierra dar� su fruto, los cielos dar�n su roc�o, y todo lo dar� en herencia al remanente de este pueblo. Y suceder� que como hab�is sido maldici�n entre las naciones, oh casa de Jud� y casa de Israel, as� os salvar� y ser�is bendici�n. �No temas, fortalece tus manos!

7. "Porque as� ha dicho Jehov� de los ej�rcitos: Como he planeado hacerles el mal, por la provocaci�n que me dieron vuestros padres, dice Jehov� de los ej�rcitos, y no cedi�, as� me he vuelto y he planeado en estos d�as hacer el bien a Jerusal�n y a la casa de Jud�. No tem�is; estas son las cosas que har�is: Hablaos la verdad unos a otros; la verdad y el juicio sano decretan en vuestras puertas; y no plane�is el uno al otro en vuestros corazones, ni placer en jurar en falso; porque todo esto es lo que yo aborrezco, or�culo de Jehov� ".

"Y vino a m� la Palabra de Jehov� de los ej�rcitos, diciendo": -

8. "As� ha dicho Jehov� de los ej�rcitos: El ayuno del cuarto mes, y el ayuno del quinto, y el ayuno del s�ptimo, y el ayuno del d�cimo, ser�n para la casa de Jud� gozo, alegr�a y fiestas felices. . Pero amen la verdad y la paz ".

9. "As� ha dicho Jehov� de los ej�rcitos: A�n vendr�n pueblos y ciudadanos de grandes ciudades; y los ciudadanos de una ciudad ir�n a otra ciudad, diciendo: '�Vayamos a propiciar a Jehov�, ya buscar a Jehov� de los ej�rcitos!' '�Ir� tambi�n!' Y vendr�n muchos pueblos y naciones fuertes a buscar a Jehov� de los ej�rcitos en Jerusal�n ya propiciar a Jehov� ";

10. "As� ha dicho Jehov� de los ej�rcitos: En aquellos d�as diez hombres, de todos los idiomas de las naciones, tomar�n la falda de un jud�o y dir�n: Iremos contigo, porque hemos o�do que Dios est� contigo. "

Información bibliográfica
Nicoll, William R. "Comentario sobre Zechariah 8". "El Comentario Bíblico del Expositor". https://beta.studylight.org/commentaries/spa/teb/zechariah-8.html.