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1 Corintios 12

Los Comentarios del PúlpitoLos Comentarios del Púlpito

Versículos 1-31

EXPOSICI�N

1 Corintios 12:1 .� 1 Corintios 14:1 .� EN REGALOS ESPIRITUALES, Y EL PELIGRO QUE SURJA DEL ABUSO DEL "REGALO DE LENGUAS".

1 Corintios 12:1

Sobre los dones espirituales en general.

1 Corintios 12:1

Ahora con respecto a los dones espirituales; m�s bien, cosas espirituales. El contexto, sin embargo, muestra que San Pablo est� pensando casi exclusivamente en los dones (carismas) del Esp�ritu. No te tendr�a ignorante (ver 1 Corintios 10:1). Los corintios sin duda hab�an preguntado en su carta sobre los puntos de vista del ap�stol sobre este importante y dif�cil tema.

1 Corintios 12:2

Que ustedes eran gentiles. La lectura indudable es que cuando eras gentiles. La oraci�n tiene entonces la forma de un anacolut�n; en otras palabras, no est� gramaticalmente terminado. Los antiguos eran mucho menos particulares acerca de estos peque�os asuntos de precisi�n y simetr�a que los modernos; y los escritores que est�n profundamente conmovidos por su tema y apresurados por la fuerza de sus sentimientos, a menudo caen en estas construcciones inacabadas (ver Romanos 2:17; Romanos 15:25; G�latas 2:6; 2 Tesalonicenses 2:3, etc., en griego). �dolos tontos. Esta caracter�stica de los �dolos ( Habacuc 2:18; Salmo 115:5; Salmo 135:16) se fija para mostrar que sus "or�culos" eran mera falsedad y simulaci�n. Encontramos una ilustraci�n del ep�teto en la estatua de Isis en Pompeya, donde el templo en ruinas muestra la escalera secreta por la cual el sacerdote subi� a la parte posterior de la estatua; y la cabeza de la estatua (conservada en el Museo Borbonico) muestra el tubo que iba desde la parte posterior de la cabeza hasta los labios abiertos. A trav�s de este tubo, el sacerdote oculto detr�s de la estatua habl� las respuestas de Isis. Aun cuando fueron guiados; m�s bien, como sea que ustedes sean guiados, como en la Versi�n Revisada. La frase griega muestra que, bajo la gu�a oracular de los �dolos tontos, los gentiles hab�an estado, por as� decirlo, yendo y viniendo de aqu� para all� "como los vientos en la lista".

1 Corintios 12:3

Por qu�. Su condici�n previa de ignorancia gentil hizo necesario instruirlos respetando plenamente la naturaleza y la discriminaci�n de los carismas del Esp�ritu. Por el esp�ritu de Dios; m�s bien, en el Esp�ritu; es decir, en el estado de exaltaci�n espiritual y �xtasis. La frase es hebrea para describir la inspiraci�n. Jes�s maldijo. Puede parecer sorprendente que los corintios necesiten que se les ense�e que un lenguaje tan horrible no puede ser pronunciado por alguien que hable "en el Esp�ritu de Dios". Sin embargo, es evidente que tales expresiones hab�an sido pronunciadas por personas que fueron, o parec�an estar, arrastradas por el apasionado impulso que condujo a la "glosolalia". (Es mejor usar esta palabra t�cnica para disipar la nube de extra�os conceptos err�neos en cuanto a la verdadera naturaleza de este carisma). Una indignaci�n tan terrible en la conciencia de los cristianos nunca podr�a haber pasado desapercibida e impune, excepto por la obvia incapacidad. de la comunidad joven para lidiar con los nuevos y desconcertantes fen�menos de una "inspiraci�n" que parec�a destruir el control personal de los pose�dos por ella. Entre los conversos jud�os, glossolaly se consideraba como una forma de esa "inspiraci�n" del manto salvaje del cual encontramos algunas huellas en la historia jud�a ( 1 Samuel 10:10, 1 Samuel 10:11; 1 Samuel 18:10; 1Sa 19:23, 1 Samuel 19:24, etc.), y al que se aludi� en el mismo nombre Nabo, lo que implicaba una energ�a hirviendo. Entre los conversos gentiles, la glosolalia se clasificar�a con las influencias dominantes de las que le�an, o que presenciaban, en las Sibilas, las sacerdotisas de Pitia y los devotos salvajes orgi�sticos de los cultos orientales. No les gustar�a llamar a nadie a la tarea por las cosas que se hablan en una condici�n que consideran totalmente sobrenatural. En cuanto a los oradores,

(1) algunos de ellos, al no ser sinceros, podr�an haber ca�do realmente bajo la influencia de impulsos que eran terrenales y demon�acos, no Divinos;

(2) otros, que no controlan debidamente su propio impulso genuino, pueden haber sido responsables del dominio incontrolado de los enunciados por los cuales eran actualmente irresponsables;

(3) o de nuevo, siendo incapaces de una expresi�n razonada, pueden haber expresado audiblemente vagas dudas gn�sticas sobre la identidad del "Jes�s" que fue crucificado y la Palabra Divina; o

(4) pueden haberse enredado en perplejidades jud�as que se elevan desde Deuteronomio 21:23, "El que es ahorcado" (que tambi�n fue la expresi�n aplicada por los jud�os a los crucificados) "es maldito de Dios"; o finalmente

(5) por alg�n extra�o abuso del verdadero principio expresado por San Pablo en 2 Corintios 5:16, pueden haber afirmado en esta forma temerosa su emancipaci�n del reconocimiento de Jes�s "seg�n la carne". Fen�menos similares, las mismas intrusiones en la adoraci�n de la blasfemia franca o de la familiaridad blasfema, han recurrido constantemente en momentos de abrumadora excitaci�n espiritual, como por ejemplo los adherentes del "evangelio eterno" en el siglo XIII, y en varios movimientos propios. d�a. Est� maldito; m�s bien, es anatema. La palabra corresponde al cherem hebreo, que significa "una prohibici�n" y "lo que est� dedicado o apartado por una prohibici�n"; y para el sacerdocio latino, que significa no solo "sagrado", apartado por la santa consagraci�n, sino tambi�n "dedicado a la destrucci�n". Ning�n hombre puede decir que Jes�s es [el] Se�or, sino por [en] el Esp�ritu Santo. Implic� una fuerte reprimenda a los illuminati, que profesaban una profunda comprensi�n espiritual, decirles que ning�n hombre pod�a hacer la simple y humilde confesi�n de la divinidad de Jes�s (porque "Se�or" es aqu� un equivalente del hebreo "Jehov�") excepto por la misma inspiraci�n que la que tanto maltrataron. Hay un pasaje muy similar en 1 Juan 1:2; pero all� la "prueba" de la inspiraci�n es una confesi�n de la humanidad de Jes�s en contra de los gn�sticos, quienes trataron su vida humana como puramente fantasmal. Aqu� la prueba es la confesi�n de su divinidad en contra de jud�os y gentiles. (Para un pasaje paralelo, vea Mateo 16:17, "La carne y la sangre no te lo han revelado").

1 Corintios 12:4

Diversidades Esta palabra se usa en cada uno de estos vers�culos. Regalos; carismata; dotaciones impartidas por el Esp�ritu Santo. La palabra se representa "regalo gratis" en Romanos 5:13. El mismo esp�ritu. Los dones del Esp�ritu no son uniformes, sino que muestran diversidad en la unidad. Al igual que la luz del sol que juega en diferentes superficies produce una multiplicidad de destellos y colores, el Esp�ritu Santo manifiesta su presencia de manera diversa, e incluso a veces con fuertes contrastes, en diferentes individualidades.

1 Corintios 12:5

Administraciones Diferentes personas prestan diferentes servicios e incluso aplican los mismos regalos de diferentes maneras, como vemos en Romanos 12:6. El mismo se�or. Qui�n, como Jefe de la Iglesia, dirige todos los ministerios y asigna todas las funciones.

1 Corintios 12:6

Operaciones Manifestaciones del poder divino. El mismo Dios que obra todo en todos. Dios es la fuente de todos los dones en todos los hombres. �l es el Sol de todo el universo, y siempre en el meridiano; y de �l, como el Padre de las luces, fluye todo don bueno y perfecto ( Santiago 1:17). Se ver� que este es uno de los muchos pasajes que ense�an con perfecta claridad la doctrina de la Trinidad en la unidad. Con todo (para esta expresi�n, vea 1 Corintios 15:28; Efesios 1:23). Hay pasajes muy similares que describen la diversidad en la unidad de las dispensaciones de Dios, en Efesios 4:4, Efesios 4:11, Efesios 4:12; Romanos 12:6; 1 Pedro 4:10, 1 Pedro 4:11.

1 Corintios 12:7

Para sacar provecho de todo. Con referencia, es decir, al beneficio general.

1 Corintios 12:8

La palabra de sabidur�a ... la palabra de conocimiento. En el uso moderno, "conocimiento" es el aprendizaje que adquirimos mediante el uso y el esfuerzo; La "sabidur�a" es la percepci�n que gradualmente nos llega del pensamiento y la experiencia. En el lenguaje del Nuevo Testamento, la distinci�n entre las dos palabras no est� tan claramente marcada, pero la "sabidur�a" parece pertenecer m�s al esp�ritu humano y el "conocimiento" al intelecto. El "discurso de la sabidur�a" ser�a el que expone la verdad del evangelio persuasivamente para lograr la conversi�n ( 1 Corintios 2:6, 1 Corintios 2:7); el "discurso del conocimiento" ser�a el que entra en la elaboraci�n especulativa y te�rica de la teolog�a sistem�tica. El primero podr�a encontrar su ilustraci�n en el 'Imitatio Christi'; el segundo en 'Summa Theologiae'.

1 Corintios 12:9

A otro. Se han hecho varios intentos para clasificar los regalos as� enumerados, como:

1. Intelectual.

(1) La palabra de sabidur�a;

(2) la palabra de conocimiento.

2. Perteneciente a la fe exaltada (mareas miraculosa).

(1) curaciones;

(2) milagros;

(3) predicaci�n;

(4) discriminaci�n de esp�ritus.

3. (1) Lenguas; y

(2) su interpretaci�n.

Estos intentos no tienen mucho �xito. San Pablo probablemente usa las frases "a uno" y "a otro" (???? ??� ????? ????) simplemente para variedad de estilo (como en Hebreos 11:35, Hebreos 11:36), sin una clasificaci�n muy definida a la vista, ya que no menciona todo el carisma (ver 1 Corintios 12:28). Fe. Fe en su m�s alta energ�a, como un poder sobrenatural; la fe que elimina monta�as ( Mateo 17:19, Mateo 17:20). Los dones de curaci�n. No, es decir, por conocimiento m�dico, sino por poder sobrenatural (Marco 16:18; Hechos 5:15, Hechos 5:16; Santiago 5:14, Santiago 5:15).

1 Corintios 12:10

La obra de los milagros; literalmente, activo, eficacia de poderes; tales como "las se�ales de un ap�stol", a las cuales San Pablo mismo recurri� en 2 Corintios 12:12, que inclu�a "maravillas y poderes poderosos" (comp. Romanos 15:18). Profec�a. No "predicci�n", sino discurso elevado e inspirado; El poder de la predicaci�n a la edificaci�n. Discernimiento de esp�ritus; m�s bien, discernimientos o poderes para discriminar entre esp�ritus verdaderos y falsos. Era necesario en esos d�as de intenso entusiasmo y despertar espiritual para "probar los esp�ritus, ya sean de Dios" ( 1 Juan 4:1). Hab�a cosas como "esp�ritus enga�osos" que hablaban "doctrinas de demonios" (lTi 2 Corintios 4:1; Apocalipsis 2:1, Apocalipsis 2:2; ver 1 Corintios 14:29). Diversos tipos de lenguas. No hay necesidad de la palabra "buzos". La variedad particular de la expresi�n ext�tica, y a menudo completamente ininteligible, conocida como "la lengua" difer�a con la individualidad o el temperamento del hablante. Las l�neas de investigaci�n recientes, mediante ese m�todo hist�rico que solo puede proporcionar resultados correctos, han llevado a la conclusi�n de que, sea lo que sea que se piense de las "lenguas" en el d�a de Pentecost�s, se habla de la "lengua" (en su mayor parte con el menosprecio relativo) por parte de San Pablo como un carisma del Esp�ritu era muy an�logo a esa expresi�n salvaje, embelesada, inconsciente e incontrolable que, con diversos detalles, siempre ha tenido lugar en los movimientos religiosos que agitan el alma humana hasta sus profundidades. Los intentos de explicar la palabra "lenguas" como "lenguas extranjeras", o "la lengua primitiva", o "fraseolog�a po�tica e inusual", etc., no tienen fundamento ni explotan. La noci�n de que por este don los primeros cristianos sab�an los idiomas que nunca hab�an adquirido, no solo se oponen a la analog�a completa de los tratos de Dios, sino a toda alusi�n en el Nuevo Testamento (excepto una visi�n prima facie pero insostenible del significado de Hechos 2:4) y todas las tradiciones y declaraciones de la historia cristiana primitiva. Los ap�stoles (hasta donde tenemos constancia de su trabajo misionero en el Nuevo Testamento) no ten�an la menor necesidad de adquirir idiomas extranjeros. Dado que Palestina era biling�e en esta �poca, todos pod�an hablar Arameo y griego, y por lo tanto podr�a dirigirse a jud�os y gentiles en todo el mundo civilizado. Cada alusi�n que San Pablo hace a este tema excluye la posibilidad de suponer un milagro tan in�til y sin sentido, tan subversivo de cada p consideraci�n sicol�gica, y tan ajena a la analog�a de todos los m�todos de Dios, como hablar en idiomas extranjeros no adquiridos por personas que no los entendieron. La interpretaci�n de las lenguas. A veces, pero no siempre ( 1 Corintios 14:13), el orador, al recaer en su �xtasis, pudo expresar su arrebato de soliloquio ininteligible en forma de pensamiento razonado. Cuando no pudo hacerlo, St. Paul ordena que otro transmita en lenguaje ordinario las impresiones dejadas por la rapsodia inspirada ( 1 Corintios 14:27).

1 Corintios 12:11

Uno y el mismo Esp�ritu. La unidad de la fuente de la que fluyeron todos los carismas deber�a haber excluido la posibilidad de una comparaci�n jactanciosa de regalos, y toda la depreciaci�n de esos regalos que, por ser menos deslumbrantes, se consideraron inferiores. San Pablo luego muestra que cuanto menos deslumbrante sea infinitamente m�s valioso para prop�sitos de edificaci�n espiritual.

1 Corintios 12:12

La Iglesia comparada con un cuerpo y sus miembros.

1 Corintios 12:12

Como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros. A esta imagen favorita, San Pablo vuelve varias veces ( Romanos 12:4, Romanos 12:5; Efesios 4:11; Colosenses 2:19). Es probable que estuviera familiarizado con la imagen de la f�bula de Menenius Agrippa, quien la hab�a usado como una s�plica por la unidad civil (Liv., 2:32). As� tambi�n es Cristo. Cristo y la Iglesia forman un cuerpo, del cual Cristo es la Cabeza; una vid, de la cual los cristianos son las ramas ( Juan 15:1); Un edificio, del cual los cristianos son las piedras vivas.

1 Corintios 12:13

Por un solo esp�ritu; m�s bien, en un solo Esp�ritu. La difusi�n de un esp�ritu es el elemento de la unidad. �Estamos todos bautizados? m�s bien, todos fuimos bautizados. Ya sea que seamos jud�os o gentiles, seamos esclavos o libres. Adem�s, como se trataba de diferencias nacionales y sociales, todos fueron borrados por el bautismo, lo que nos hizo a todos miembros iguales de una santa hermandad ( G�latas 3:28). Han sido hechos para beber en un solo Esp�ritu. La palabra "dentro" es probablemente espuria. Todos se nos ha dado a beber de un solo Esp�ritu, que es como el derramamiento de agua viva ( Hechos 10:45; Juan 7:37).

1 Corintios 12:15

Si el pie dir�, etc. Entonces S�neca dice: "�Qu� pasar�a si las manos quisieran lastimar los pies o los ojos las manos? Como todos los miembros est�n de acuerdo juntos porque es el inter�s del todo que cada uno debe mantenerse a salvo , as� que los hombres perdonan a sus semejantes porque hemos nacido para el cielo, y la sociedad no puede salvarse excepto por el amor y la protecci�n de sus elementos "('De Ira,' 2:31). Y Marco Aurelio: "Hemos nacido para la ayuda mutua, como los pies, como las manos, como las hileras de dientes superiores e inferiores. Por lo tanto, actuar en oposici�n para indicar a otro es contrario a la naturaleza" ('Enchir.,' 1 Corintios 2:1). Y papa

"�Qu� pasar�a si el pie, ordenara el polvo para pisar, o la mano, para trabajar, aspirara a ser la cabeza? �Qu� pasar�a si la cabeza, el ojo o la oreja se repusieran para servir a los motores de la mente dominante? Tan absurdo para cualquier parte afirmar ser otro, en este marco general ", etc.

1 Corintios 12:17

Si todo el cuerpo fuera un ojo, etc. En el cuerpo hay entre los miembros una identidad de inter�s com�n y una perfecci�n de funciones separadas. No todos son iguales en fuerza y ??delicadeza, pero cada uno es feliz y es necesario para el bienestar de todos. No podr�a haber una mejor imagen de la relaci�n ideal de los cristianos entre s� y con la Iglesia.

1 Corintios 12:18

Como le ha gustado. No de manera arbitraria, sino en apoyo de un dise�o sabio y ben�fico, para que cada uno pueda ser honrado e indispensable y, por lo tanto, contento en su propia esfera.

1 Corintios 12:19

Y si todos fueran un solo miembro, �d�nde estar�a el cuerpo? Los intereses del individuo nunca deben eclipsar los de la Iglesia. En la Iglesia, como en el cuerpo, la hipertrofia o la atrofia de cualquier miembro es perjudicial, no solo para s� mismo, sino para el todo.

1 Corintios 12:21

No te necesito. Una reprimenda al orgullo de aquellos que pensaban que sus propios dones eran exclusivamente valiosos.

1 Corintios 12:22

Son necesarios. Este es el punto de la f�bula del vientre y los miembros.

1 Corintios 12:23

Que creemos que es menos honorable. El refugio y el adorno de la ropa se utilizan para cubrir aquellas partes del cuerpo que convencionalmente se consideran menos. La totalidad de esta ilustraci�n pretende mostrar que ricos y pobres, grandes y peque�os, altos y bajos, dotados y no dotados, tienen todas sus funciones separadas e indispensables, y ninguna clase de cristianos puede menospreciar o renunciar sabiamente a la ayuda derivada de otros y diferentes clases. La unidad de los miembros en un cuerpo corresponde a "la unidad del Esp�ritu en el v�nculo de la paz" que debe prevalecer en la Iglesia.

1 Corintios 12:25

No hay cisma en el cuerpo. Lo que se llama exclusivamente "cisma" no es necesariamente tal. Puede haber una diferencia de doblez en una bandada. Puede que no haya discordia o disensi�n real, aunque puede haber variedades de gobierno eclesi�stico. La unidad, como lo muestra todo el argumento, no exige la existencia de uniformidad. Que los miembros deben tener el mismo cuidado uno por el otro. As�, los primeros creyentes "eran de un solo coraz�n y de una sola alma"; y en el momento en que surgi� una queja de que uno de los intereses m�s d�biles y peque�os fue descuidado, la supuesta negligencia fue ampliamente remediada ( Hechos 4:32; Hechos 6:1).

1 Corintios 12:26

Ya sea que un miembro sufra, todos los miembros sufren con �l, etc. San Cris�stomo ilustra este vers�culo al decir que si una espina topa con el tal�n, todo el cuerpo lo siente y est� preocupado; y que, por otro lado, si se adorna la cabeza, se glorifica a todo el hombre.

1 Corintios 12:27

Ustedes son el cuerpo de Cristo, y miembros en particular. Cada Iglesia es una especie de microcosmos de toda la Iglesia. San Pablo no significa que la Iglesia de Corinto es miembro del cuerpo de todas las Iglesias, sino que cada cristiano de Corinto es miembro de la Iglesia.

1 Corintios 12:28

Ha puesto; m�s bien, designado. Primeros ap�stoles. Adem�s de los doce ( Lucas 6:13) y Pablo y Bernab�, el nombre se extendi� en un sentido inferior a los cristianos principales y eminentes, especialmente a aquellos que hab�an participado en la fundaci�n o el gobierno de Iglesias ( Romanos 16:7). Profetas Sabios predicadores espirituales. Es instructivo notar que San Pablo coloca los dones de sabidur�a y conocimiento que estos predicadores requieren por encima de aquellos que podemos considerar exclusivamente milagrosos. Las "maravillas" se ubicaron en una posici�n inferior, no en una superior, en comparaci�n con los dones ordinarios de la gracia. Maestros Aquellos que tienen los dones menores de instrucci�n y exposici�n ( Hechos 13:1). Ayuda Todos los servicios prestados por el poder de la simpat�a activa; por el trabajo de di�conos, hermanas de la misericordia, etc. ( Hechos 6:3, Hechos 6:4). La palabra aparece en 2 Macc 8:19; Ecc 11: 1-10: 12, y el verbo correspondiente en Hechos 20:35; 1 Timoteo 6:2; Lucas 1:54; ver Romanos 16:3. Gobiernos Poderes de liderazgo y organizaci�n. Diversidades [clases] de lenguas. Clasificado como �ltimo en valor. Son dones emocionales, que solo ten�an una parte muy subordinada en el trabajo de edificaci�n y, por lo tanto, se colocan debajo de los dones de conocimiento, de poder y de vida pr�ctica, que resumen la enumeraci�n anterior.

1 Corintios 12:29

�Son todos los ap�stoles? etc. Es la providencia de Dios la que "ha designado diversas �rdenes en su Iglesia" y ha "ordenado y constituido los servicios de los �ngeles y de los hombres en un orden maravilloso".

1 Corintios 12:31

Codiciar con fervor; literalmente, s� celoso de, fuertemente deseo. Aquello que apuntamos generalmente lo alcanzamos; y debemos apuntar a lo que realmente es, no a lo que parece, el carisma m�s espl�ndido. Y sin embargo, te muestro un camino m�s excelente. El "camino m�s excelente" es el camino del amor, que expone en el pr�ximo cap�tulo, y que est� abierto a todos los cristianos sin distinci�n. El verso significa: "Y m�s all�" (adem�s de pedirle que apunte a los mejores regalos), "le muestro una forma suprema de alcanzarlos"; o "Y te muestro una forma a�n m�s eminente". Te deseo que desees los mejores regalos, y adem�s te muestro un camino verdaderamente real (viam maxime vialem), un camino por excelencia, que conduce a su consecuci�n. El camino del amor los conducir�a a ellos, y fue en s� mismo el mejor de ellos. "Todo el camino al cielo se encuentra a trav�s del cielo, y el camino al cielo es el cielo".

HOMIL�TICA

1 Corintios 12:1

La asamblea cristiana.

"Ahora con respecto a los dones espirituales", etc. Todo este cap�tulo se refiere a la asamblea de Cristo. Utilizo esta palabra con preferencia a la palabra "Iglesia", porque lo que ahora se llama Iglesias no siempre son asambleas de cristianos genuinos. Pasando por alto las partes m�s minuciosas de este notable cap�tulo, y echando un vistazo general al conjunto, hay tres temas importantes muy sugerentes y capaces de amplificaci�n, que se pueden descubrir. Estos son que cada miembro de esta comunidad cristiana ha pasado por un cambio radical; que cada miembro ha recibido dotaciones especiales de Dios; y que cada miembro debe considerar estas dotaciones como parte de un todo vital.

I. Cada miembro de esta comunidad cristiana ha PASADO A TRAV�S DE UN CAMBIO RADICAL. "Ahora, con respecto a los dones espirituales, hermanos, no quisiera ignorarlos. Ustedes saben que eran gentiles, llevados a estos tontos �dolos, tal como fueron guiados". El cambio aqu� mencionado, debe observarse, es un cambio del esp�ritu de los gentiles, o del mundo, al Esp�ritu de Cristo. El cambio m�s radical que puede tener lugar en un hombre es un cambio en su disposici�n predominante, o esp�ritu moral. Tal disposici�n es en verdad el coraz�n moral del hombre. Este cambio se describe aqu�:

1. Negativamente. Ning�n hombre que lo haya experimentado tiene algo irreverente o profano en su esp�ritu hacia Cristo. "Ning�n hombre que habla por el Esp�ritu de Dios llama a Jes�s maldito".

2. Positivamente. "Ning�n hombre puede decir que Jes�s es el Se�or, sino por el Esp�ritu Santo". "Puedo decir", por supuesto, no solo las palabras, porque todos podr�an hacerlo f�cilmente, sino con el coraz�n y la vida. Este cambio es la producci�n del Esp�ritu Divino, del "Esp�ritu Santo". Ahora, ning�n hombre es miembro de la verdadera Iglesia que no haya experimentado esta transformaci�n; quien no ha renunciado al esp�ritu del mundo y est� bajo el control del Esp�ritu de Cristo. Hay tales que se encuentran en conexi�n con ninguna Iglesia convencional, y puede haber Iglesias convencionales donde no se encuentran tales. Todos esos, sin embargo, dondequiera que se encuentren, pertenecen a la Iglesia del "Primog�nito escrito en el cielo".

II Cada miembro de esta comunidad cristiana ha RECIBIDO DOTACIONES ESPECIALES DE DIOS. "AHORA hay diversidad de dones, pero el mismo Esp�ritu", etc. ( 1 Corintios 12:4, 1 Corintios 12:12). Sin hacer una pausa para interpretar el significado de estas dotaciones, simplemente observo que parecen capaces de dividirse en tres clases:

(1) Los del intelecto. "Sabidur�a", "conocimiento", etc.

(2) Los de "fe", operando la fe en palabras, en hechos y en "discernimiento".

(3) Los del lenguaje. "Lenguas", hablando e interpretando,

Ahora, todos los hombres responsables tienen intelecto de alg�n tipo y cantidad. Todos los hombres tienen fe de alg�n tipo. El hombre tiene una tendencia instintiva a creer; por eso su credulidad es proverbial. Y se le exige creer; no pod�a continuar el negocio de la vida sin fe. Todos los hombres tambi�n tienen un lenguaje de un tipo u otro. Entonces, �qu� queremos decir cuando decimos que las dotaciones aqu� se refieren al intelecto, la fe y el lenguaje? Simplemente esto, que el hombre que ha tomado posesi�n del Esp�ritu y prop�sito de Cristo, y que por lo tanto es miembro de la Iglesia genuina, recibir�

(1) una nueva fuerza y ??elevaci�n del intelecto;

(2) un nuevo objeto y energ�a de fe;

(3) un nuevo estilo y �nfasis de expresi�n: una nueva lengua. Esta gran variedad de dotaciones revela:

1. La soberan�a del Esp�ritu. �Por qu� otorg� alguna? A�n m�s, �por qu� tan diferente a los diferentes hombres? La �nica respuesta es porque le agradaba hacerlo. "Todo lo hace seg�n el consejo de su propia voluntad".

2. La riqueza del Esp�ritu. Todas estas grandes y variadas dotaciones espirituales y mentales vinieron de �l. �l es la Fuente inagotable, no solo de toda la vida, sino de todas las dotaciones espirituales.

3. La benevolencia del Esp�ritu. �Todas estas dotaciones variadas otorgadas para qu� prop�sito? Para "sacar provecho de todo". Todo para la mayor utilidad; La felicidad espiritual es el fin de la creaci�n. Dado que todas nuestras dotaciones son dones gratuitos de Dios, no hay raz�n para que los m�s humildes est�n insatisfechos, ni para aquellos que tienen los m�s espl�ndidos para ser exultantes.

III. Cada miembro debe considerar estas dotaciones como PARTES DE UN TODO VITAL. El todo aqu� se llama el "cuerpo de Cristo". Como el alma reside en el cuerpo, dirige el cuerpo, se revela en el cuerpo, as� Cristo en la Iglesia verdadera. "Porque como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, y todos los miembros de ese cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, tambi�n lo es Cristo", etc. Grande es la variedad en las diversas facultades, �rganos y partes. del cuerpo humano. Algunos son m�s grandes y m�s bonitos que otros, pero cada uno, incluso los m�s insignificantes e inc�modos, son igualmente esenciales. "Esos miembros del cuerpo, que parecen ser m�s d�biles, son necesarios", etc. �Qu� absurdo ser�a para una parte vital del cuerpo competir con otra por importancia y supremac�a! Sin embargo, no es m�s absurdo que un miembro de una Iglesia para luchar con otro. Este es el argumento de Pablo contra las divisiones que estaban desenfrenadas en la Iglesia de Corinto.

"�Qu� pasar�a si el pie, ordenara el polvo para pisar, o la mano, para trabajar, aspirara a ser la cabeza? �Qu� pasar�a si la cabeza, el ojo o la oreja se rindieran para servir meros motores a la mente dominante? �Tan absurdo para cualquier parte? pretenden ser otro, en este marco general: tan absurdo como llorar la tarea o los dolores, la gran mente dirigente de todos los ordenamientos. Todos ellos son solo partes de un todo estupendo, cuya naturaleza corporal es, y Dios el alma ".

(Papa.)

HOMILIAS DE C. LIPSCOMB

1 Corintios 12:1

Dones espirituales.

Aqu� se produce una transici�n a una clase de temas m�s importantes e interesantes, ya que involucran el car�cter y la gloria de la nueva dispensaci�n. Era la econom�a especial del Esp�ritu Santo lo que San Pablo deb�a considerar ahora. Todo el tiempo hemos tenido una idea de errores y des�rdenes, disputas y disputas y, a veces, de vicios vergonzosos. Hab�a pasado poco m�s de un cuarto de siglo desde que Cristo ascendi� al trono del Padre como el Dios Hombre del universo, y el Esp�ritu hab�a descendido como el Par�clito prometido. �Pero qu� conflicto y confusi�n! Los maravillosos regalos fueron extra�amente mal entendidos. Una vez que estos corintios, como les recuerda el ap�stol, hab�an sido gentiles, "llevados a �dolos tontos, de cualquier manera que pudieran ser guiados". Pero para ellos la era de los "�dolos tontos" hab�a terminado y la gran dispensaci�n del discurso hab�a comenzado. Ning�n hombre que comparte este discurso desde el cielo, "hablando por el Esp�ritu de Dios", podr�a llamar "Jes�s maldito"; y solo aquellos que fueron iluminados y dirigidos por el Esp�ritu Santo pudieron decir desde el coraz�n del amor y la fe que "Jes�s es el Se�or". Al principio, este principio se establece como fundamental para la econom�a de los dones; es una econom�a divina; Es la dispensaci�n del Esp�ritu Santo. Algo se gan�, whoa, esto qued� claro. La inspiraci�n no era una cosa salvaje, espasm�dica, fren�tica. No era la individualidad desatada y conducida a una excentricidad grosera. Cualesquiera que fueran los misterios relacionados con estas manifestaciones, exist�a un gran sistema al que pertenec�an, y el Esp�ritu Santo lo sosten�a, aplicaba y administraba. Tal es, entonces, la posici�n asumida, y ordena toda la pregunta. Hecho esto, se pod�an determinar los lugares ocupados por diferentes partes, la diversidad de regalos, su n�mero y multiformidad, la relatividad de cada uno con una idea general controladora y la unidad buscada como un fin final. Naturalmente, entonces, la diversidad de regalos ser�a la primera en llamar la atenci�n. La diferencia entre los objetos comienza nuestra educaci�n perceptiva, la diferencia en nuestro estado de �nimo mental cultiva nuestra conciencia, la diferencia debe verse antes de que el intelecto superior pueda realizar los procesos de abstracci�n y generalizaci�n. En consecuencia, San Pablo comienza con "diversidad de regalos". No era una idea nueva. El profeta Joel lo tuvo sustancialmente, junto con la concepci�n de universalidad, cuando habl� de profec�as, de sue�os, de visiones, y declar� que los sirvientes y las sirvientas deber�an regocijarse en la posesi�n de este poder. Cristo hab�a cerrado su revelaci�n terrenal del Padre al desplegar la multiplicidad del oficio del Esp�ritu. Pentecost�s hab�a cumplido la promesa y hab�a mostrado como primicias de la cosecha la recuperaci�n de los idiomas del mundo al servicio del cristianismo. San Pablo, sin embargo, maneja la idea de una manera completamente nueva. Genius transmite viejas verdades a trav�s de su cerebro transformador, y cautivan al mundo como revelaciones frescas y maravillosas. La inspiraci�n honra la individualidad; nada trata la personalidad del hombre con tanto respeto; y de ah� la especializaci�n de San Pablo del hecho de la diversidad. Marque c�mo lo trata. Los obsequios mismos, en relaci�n con los hombres que son sus destinatarios, son muy diferentes. La capacidad en cada caso es un hecho preexistente de la providencia, y el Esp�ritu consulta la providencia. Pero en el siguiente lugar, los obsequios son ministerios, y las diversidades (distribuciones) son para varias esferas. El trabajo funcional es de muchos tipos, las oficinas tienen cada una su especialidad y, como la industria terrenal debe lograr sus resultados por divisi�n del trabajo, la econom�a del Esp�ritu Santo debe diferenciar una forma de energ�a de otra. Los ministros son sirvientes, y estos ministerios son fuerzas al servicio. Y de nuevo, los dones se representan como operaciones por cuyos efectos, al incorporarse a la sociedad, se construye el reino de Dios. "Estos no se limitar�n a los efectos milagrosos, sino que se entender�n de manera proporcional a los dones de cuyo trabajo son los resultados" (Alford). Si, en otros pasajes de la Escritura, la persona del Padre o del Hijo se exhibe prominentemente, la personalidad del Esp�ritu Santo, tal como procede del Padre y del Hijo, se expone aqu� con una distinci�n y �nfasis caracter�sticos de sus relaciones al plan de salvaci�n. Justo antes (vers�culo 3), San Pablo hab�a declarado la presencia del Esp�ritu Santo en la confesi�n de Jes�s como Se�or, y el nombre, por el cual era conocido entre los hombres (Jes�s de Nazaret) y reconocido en su juicio, condena y crucifixi�n, nace de la tierra y glorificado en su exaltaci�n. Y aqu� �l es el "mismo Esp�ritu" en el pensamiento inicial, "diversidad de dones". Hay "diferencias de administraci�n", pero el "mismo Se�or"; "diversidades de operaciones", pero el "mismo Dios que obra en general"; ni el ap�stol especificar� la plenitud de los dones del Esp�ritu y la grandeza de su agencia de presidencia sobre la Iglesia sin conectarlo con el Padre y el Hijo. El misterio de la Trinidad permanece. Pero la doctrina se convierte en un hecho muy real y pr�ctico, y, como tal, asimilable en la experiencia cristiana, cuando as� se identifica con la gracia en todos sus trabajos a trav�s de la Iglesia. Y es tan cierto que el misterio mismo es esencial para el efecto que produce la doctrina, al formar un trasfondo infinito, contra el cual el hecho se alivia. En estas circunstancias, el misterio se recomienda. , no simplemente para reverenciar, sino para apreciaci�n experimental. La raz�n, si se hace consciente de su propio instinto, encuentra una base para s� misma y una reivindicaci�n de sus funciones en el ejercicio de la fe, y, por medio de esta iluminaci�n, la raz�n asegura que las facultades de la mente humana tienen sus leyes y son atados en obediencia a esto, porque la ley del misterio es la ley primordial de donde sacan su elevaci�n y apoyo. No es de extra�ar, entonces, que el ap�stol presente a Dios el Padre, Dios el Hijo y Dios el Esp�ritu con tanta prominencia en la etapa inicial de su argumento sobre los dones espirituales. Lo m�s cercano es la doctrina identificada con lo experimental y. verdades pr�cticas que estaba a punto de hacer cumplir. Desde ninguna fuente inferior al misterio de todos los misterios, �l traer� el asombro, el sentido de responsabilidad bajo confianza y la grandeza de los deberes de la Iglesia que surgen de la diversidad de los dones. No es solo este o aquel obsequio, ni este o aquel titular de la oficina solo, ni este o aquel resultado de la fecundidad solo, sino su uni�n en una econom�a y su combinaci�n en una totalidad, lo que deseaba enfatizar. Esto se hace de manera m�s impresionante al presentar al Padre, al Hijo y al Esp�ritu como el �nico Dios de estos diversos dones, siendo la Trinidad misma la base y la fuente de la diversificaci�n. El amplio alcance de las diversidades en la Iglesia se indica en la declaraci�n de que "la manifestaci�n del Esp�ritu se le da a cada hombre para que se beneficie con ella". El car�cter de la comunicaci�n Divina a "cada hombre" se define por la palabra "manifestaci�n". "que expresa la agencia del Esp�ritu en estos instrumentos humanos. En primer lugar, el Esp�ritu se manifiesta al hombre y luego a trav�s del hombre. Como condici�n previa a su cargo, el hombre tiene una experiencia, y consiste en su propio conocimiento consciente de que Dios ha venido a su alma y la ha imbuido del Esp�ritu. Aqu�, solo aqu�, radica su capacidad de utilidad; aqu� su salvaguarda contra el fracaso. Y la medida de una manifestaci�n es la medida de la otra; porque en la medida en que un hombre sienta su propia alma viva para Dios, impartir� vitalidad a sus ministraciones. Predicador, maestro de escuela dominical, lector de Biblia, distribuidor de folletos, Paul en Mars 'Hill o en la prisi�n de Roma, Bunyan escribiendo en la c�rcel, Hannah More en Barleywood, John Pounds con su escuela irregular; No importa cu�l sea la manifestaci�n, en cuanto a d�nde se hizo y se modific� el arco por la individualidad, es divinamente humano a su sujeto antes de hacerse divinamente humano en �l como instrumento. Finalmente, el amplio alcance (cada hombre) y la calidad de la influencia (manifestaci�n) se llevan al objeto y al final, a saber. sacar provecho de todos. Para la ventaja com�n, estos regalos fueron otorgados; cuanto mayor es el otorgamiento, m�s cercanas est�n sus conexiones humanas; y cuanto m�s destinatario sea el hombre, m�s hombre debe ser en el desempe�o de su inteligencia, amor y celo en beneficio de los dem�s. "�Qui�n te hace diferir de otro? �Y qu� tienes que no hayas recibido?" Tal fue el argumento ( Juan 4:1.) Para verificar el partidismo en la Iglesia de Corinto; pero en este pasaje, "sacar provecho de todo" se exhibe en su aspecto positivo como la inspiraci�n del motivo y el prop�sito y el fin de toda obra cristiana. �No es, entonces, notable que el cristianismo se acerque al hombre en un punto en el que es m�s sensible a s� mismo, y donde es m�s r�pido y audaz para afirmar su inquebrantable ante los reclamos de los dem�s, y en este mismo momento exigirle "el beneficio com�n "? Haga cualquier an�lisis de la naturaleza humana que desee, el orgullo del intelecto es la m�s se�orial de todas sus cualidades imperiosas. Particularmente en el caso de los buenos regalos, los hombres que los poseen est�n instintivamente dispuestos a imponer un dominio desp�tico sobre los dem�s, o, si no es as�, a consentir un sentimiento de autogratulaci�n y su contraparte de autoaislamiento debido a su superioridad. Sin embargo, es justo aqu� que el cristianismo requiere humildad y hace cumplir las pretensiones de una simpat�a m�s vigorosa. C�mo se debe mantener este "beneficio com�n", San Pablo procede a mostrarlo en los vers�culos 8-11. No hay una gran acumulaci�n en un hombre, no se fomenta el esp�ritu de auto engrandecimiento ni se exalta a uno como para probar una humillaci�n a otro. Los talentos se dividen, y cada talento lleva el sello de Dios, y llega autenticado, no al intelecto, sino al sentido espiritual de un hombre redimido. Revise este cat�logo tal como lo dibuj� el ap�stol; detenerse en el significado de cada especificaci�n; Aproveche las ayudas que brindan nuestros eruditos m�s cr�ticos en la explicaci�n de la "sabidur�a" como intuici�n, del "conocimiento" como informaci�n adquirida, de la "fe" que trasciende sus l�mites ordinarios como la gracia de la salvaci�n, de los "dones de curaci�n". "adaptado a diversas enfermedades, de la" obra de los milagros "como lo exig�a el tiempo y la ocasi�n, todos estos carismas proced�an del mismo Esp�ritu; continuar la enumeraci�n que incluye "profec�a" o la iluminaci�n de la mente por el Esp�ritu y la actividad exaltada de sus facultades, despu�s de eso el ojo del juicio vigilante, "discernimiento de esp�ritus", para discriminar entre la inspiraci�n genuina y sus aleaciones y falsificaciones, luego los "diversos tipos de lenguas" y el poder de interpretar o traducir el idioma desconocido; y todas estas obras de "uno y el mismo Esp�ritu" que distribuye el carisma a cada uno en armon�a con la ley de la individualidad, y, al mismo tiempo, ejerce la soberan�a divina para que la distribuci�n se haga "solidariamente como �l quiera". "(Alford, Hodge, Lange); y cuando haya expandido as� sus puntos de vista a las dimensiones de esta provisi�n espiritual para la Iglesia y la exquisita simetr�a de su organismo, d�ganos si hay alg�n inter�s posible en la actitud actual del hombre, si alguna ansia de vida verdadera en sus relaciones mortales e inmortales, si �Alguna extensi�n hacia el infinito cuando el cuerpo, el alma y el esp�ritu han entremezclado sus instintos y se han convertido en uno en la herencia de una herencia eterna, han sido abandonados o apenas provistos? Para traer esta variedad y unidad m�s v�vidamente antes de los corintios, San Pablo emplea una ilustraci�n m�s adecuada tomada del cuerpo humano como organismo. Ya hab�a argumentado la diversidad de dones en la adaptaci�n a las capacidades y deseos de la Iglesia. Dejado en ese punto, el argumento habr�a sido incompleto. Era necesario ver qu� era la Iglesia misma como organizaci�n, y c�mo se relacionaba su integridad con sus partes individuales. En la primera parte de la Ep�stola hab�a combatido la infeliz tendencia hacia un individualismo excesivo. Las especulaciones te�ricas se hab�an mantenido fuera de la vista, y las preguntas pr�cticas, que se encontraban dentro del alcance inmediato y que exig�an urgentemente un tratamiento, hab�an sido examinadas. �Se hizo el trabajo cuando se hab�a defendido la moral dom�stica, cuando las compa��as sociales se pusieron bajo una luz verdadera? cuando se expusieron las traiciones de una simpat�a laxa y excesivamente complaciente en las relaciones p�blicas; cuando las corrupciones que surgieron del abuso de las fiestas de amor y se extendieron a la Sagrada Comuni�n hab�an sido tratadas fielmente; �Cu�ndo, adem�s de esto, hab�a expuesto la importancia divina y la santidad de la Cena del Se�or? �Se hizo el trabajo cuando abri� los tesoros de la gracia y ense�� a sus hermanos c�mo la Divinidad munificencia hab�a enriquecido sus almas? �Se contentaba con detenerse despu�s de delinear la correspondencia entre las donaciones del Esp�ritu en su multiformidad de dones y la complejidad de la Iglesia como testigo de la Trinidad? De ninguna manera se agot� el tema. Espec�fico como hab�a sido: directo, resuelto, picante, cu�nto quedaba por decir (como veremos m�s adelante), para reflexionar sobre lo que se hab�a dicho y sacar a la luz significados de verdades medio latentes que afirmaban el argumento. conexiones directas, no exacto de su l�gica en el instante! En este punto, entonces, presenta una ilustraci�n feliz. Se realiza en un negocio como el estilo. Apenas puede llamarse imagen, ya que no tiene ning�n elemento po�tico dirigido �nicamente al sentido est�tico, y es tanto el producto de la raz�n como de la imaginaci�n. Hemos hablado de San Pablo como alguien que estudi� el cuerpo humano y estaba profundamente interesado en considerar su condici�n presente y futura a la luz de la revelaci�n cristiana. La ilustraci�n aqu� utilizada se extiende a lo largo de una gran parte del cap�tulo y, como figura, es para �l elaborada con una plenitud y un esfuerzo inusuales. Evidentemente no es una creaci�n del momento, ya que no hay una se�al de impulso repentino. Al rastrear la analog�a entre la Iglesia y el cuerpo humano, y al reconocer el Esp�ritu de la creaci�n anterior en esta posterior y m�s gloriosa, el autor inspirado demuestra su deleite en la similitud de las relaciones, que es el signo infalible tanto de la alta dotaci�n como de la cultura amplia. y �l contin�a con una marcha tranquila y constante hasta que el suelo ha sido completamente atravesado.

1. El cuerpo humano es un organismo. Es "uno, y tiene muchos miembros". Por organismo entendemos "un todo que consiste en partes que existen y funcionan cada una para todas y todas para cada una; en otras palabras, que est�n relacionadas rec�procamente como medios y fines" (Dr. Kling). El principio de la vida es un principio de organizaci�n, tejiendo una forma para s� misma, moldeando esa forma para s� misma e imprimiendo su propia imagen distintiva. El principio asume varias organizaciones, simples en algunas, complejas en otras, y, en todos los casos, el poder vital es la fuerza animadora y determinante. "As� tambi�n es Cristo" (vers�culo 12). En la Iglesia, que es su cuerpo, Cristo es el Poder constituyente. �l es su vida, y sin �l no es nada. A trav�s del Esp�ritu, �l mantiene aquellas operaciones que imparten vitalidad a todas las instituciones y agencias de la Iglesia. "Por un solo Esp�ritu somos todos bautizados en un solo cuerpo" (vers�culo 13), ya sea "jud�os o gentiles"; tal es la energ�a todopoderosa del Esp�ritu Santo en engendrar vitalidad y transformar las distinciones nacionales y raciales en su propia semejanza, que se hagan uno. Esto tambi�n es cierto para "v�nculo o libertad". Las caracter�sticas de la individualidad en cuanto a razas y posiciones sociales permanecen, pero todo lo que sea incapaz de unidad se elimina y el organismo somete a s� mismo cada elemento y constituyente que adopta. Todos est�n hechos para "beber en un solo Esp�ritu". Visto externamente, vemos jud�os y griegos, unidos y libres, con sus peculiaridades derivadas del pasado y respetadas como los signos de la Providencia en las eras preparatorias del advenimiento de Cristo. La Iglesia presenta un mosaico rico y pintoresco. Junto con esto, la Iglesia tambi�n es un tipo del hombre futuro, de quien todos los antagonismos ego�stas han pasado y sobre quienes el sentimiento de hermandad es supremo.

2. El cuerpo humano tiene varias partes correlacionadas. "Porque el cuerpo no es un miembro, sino muchos" (vers�culo 14). Cada constituyente o "miembro" debe ser reconocido como algo en s� mismo, como que tiene una autonom�a, como creado para una funci�n distinta y ordenado para hacer su propio trabajo especial. De otro modo, el cuerpo no podr�a ser digno de su lugar como cabeza del mundo f�sico y representar la mente del hombre. En este maravilloso organismo, que puede compararse con una comunidad, cada c�lula es una actividad independiente, un ciudadano con derechos propios y derecho a protecci�n contra toda influencia hostil. Se presenta la f�bula de Men�nio, y el lector cl�sico de nuestros d�as recuerda a Coriolano como el representante de los altivos patricios y a�n m�s al estadista m�s arrogante, y al feroz desprecio que siente por la gente. San Pablo ha dado la debida importancia a esta idea de que cada �rgano desempe�a sus funciones y es esencial para el conjunto. Si la unidad se produce desde adentro, entonces se deduce que cada miembro debe compartir el principio de animaci�n. Se debe proporcionar alimento para la sangre, la sangre debe nutrir los �rganos, los �rganos deben ser tributarios de formas espec�ficas para el organismo, o el organismo debe perecer. Entonces en la Iglesia, diferentes hombres son diferentes �rganos. Tales son los numerosos oficios del Esp�ritu Santo como el Ejecutivo de Padre e Hijo; tales son sus relaciones como Remembrancer, Testifier, Convincer; que debe haber mucha diversidad de regalos; y por lo tanto, hay dones de curaci�n, ayuda, gobierno, fe extraordinaria y "diversos tipos de lenguas". La luz se distribuye en colores, y los colores en matices y matices, y los matices y matices se multiplican en peque�as diferencias. El sonido se rompe en notas. La forma asume formas y actitudes multitudinarias. El oc�ano rueda en l�neas inquietas y la tierra se curva en un cielo curvo. "No un miembro, sino muchos", y la multiplicidad en la magnificencia del universo se repite, en la medida de lo posible, en la complejidad del organismo humano y, a su vez, esto existe para la Iglesia. Pero:

3. La reciprocidad de la acci�n debe mantenerse por completo. Los �rganos del cuerpo son distintos pero no separados, ya que se combinan en un organismo y est�n subordinados a un resultado unitario. El mismo coraz�n les suministra sangre y todos dependen de los nervios que salen de los centros nerviosos. La m�dula espinal, la m�dula, el cerebelo, el cerebro, tienen una posici�n local, pero no una funci�n local. Ning�n �rgano, aunque sea independiente en su estructura y funcionamiento funcional, puede aislarse y ser independiente del todo. Nuestros placeres y dolores dan testimonio de esta mutualidad dominante. Un hermoso paisaje no se limita a la retina; un sonido musical entra al ritmo del coraz�n y los pulmones, y el o�do es solo un fragmento de la alegr�a; de modo que la sensibilidad localizada, por intensa que sea, se convierte en sentimiento generalizado. Los sentidos especiales existen para un sensorium. San Pablo considera el cuerpo, por lo tanto, como un conjunto o confederaci�n de �rganos, y ampl�a (vers�culos 15-26) la idea en sus diversos aspectos. La secci�n ha sido mencionada como un coloquio en un estilo muy dram�tico. "El cuerpo en s� es completamente dram�tico. Representa e interpreta la mente. Act�a el alma. Hacia abajo puede ir e imitar a la bestia, incluso descender debajo de la bestia. Hacia arriba puede ir y llegar tan alto que los rostros de Mois�s y San Stephen brilla con una luz que nunca est� en la costa o en el mar. Ahora, este coloquio presenta a un miembro del cuerpo dispuesto contra otro y afirma vanamente su independencia. Si un pie descontento envidia la mano, o el o�do envidia el ojo, "�es por lo tanto? no del cuerpo ", �participando en sus peleas, disfrutando de sus privilegios, ennoblecido por el organismo? Son por el bien de cada uno, de modo que" el ojo no puede decirle a la mano, no te necesito a ti: ni tampoco cabeza a los pies, no te necesito? Adem�s, en el caso de los �rganos d�biles, �el cuerpo se vuelve vengativo contra ellos? En el caso de los menos honorables, �son despreciados? en el caso de las partes inc�modas, �se tratan con desprecio? No, en la comunidad del cuerpo bien ordenada, donde los instintos, dotados por el Todopoderoso de una medida de su soberan�a, retienen su dominio, partes que son d�biles, menos honorables, menos bellas, apelan a la piedad, la simpat�a y el gusto por ser aplaudi� y consol�. Todo el sistema glandular, aunque asignado a las funciones de secreci�n y excreci�n, es todav�a una provisi�n maravillosa para la emoci�n, no solo para la emoci�n como para respetar a los dem�s, sino como autoestima y alivio. A susurr�. La necesidad de asistencia del �rgano m�s humilde se escucha en cada receso de la estructura corporal. El templo est� incluso en ruinas, y sus ministros, que habitan b�vedas oscuras y criptas misteriosas, escuchan la oraci�n por compasi�n y ayuda, y se apresuran a dar simpat�a y asistencia. M�s all� de todo esto, �qu� trabajo indirecto hacen los �rganos en su amable consideraci�n entre ellos? Sin duda estamos abiertos a la acusaci�n de leer entre las l�neas del ap�stol y de ir m�s all� de su significado previsto. Que as� sea; en las l�neas o entre ellas, no importa, si la filosof�a y el esp�ritu del pensamiento que observ�. La inspiraci�n de San Pablo fue para nuestros d�as, as� como para los suyos, y tal vez no ser�a muy extravagante decir que la erudici�n cristiana del siglo XIX ve profundidades en algunas de sus concepciones que nunca vio. Porque es la naturaleza de la inspiraci�n estar desplegando siempre su multiplicidad de significado, manteni�ndose tenazmente en su terreno original, y sin embargo presionando hacia atr�s su horizonte para abrazar un territorio fresco, y convirti�ndose as� en un poder especialmente acelerado para eras sucesivas. Una cosa, sin embargo, es muy clara, a saber, San Pablo vio la analog�a entre la Iglesia y el cuerpo humano. En virtud de la conexi�n de sus �rganos, aprovecha la ocasi�n para instar a la Iglesia a realizar tareas muy pesadas y solemnes. La tolerancia mutua, el respeto, el honor, deben ser apreciados sagradamente. La vida org�nica de la Iglesia lo convierte en el cuerpo de Cristo. "Vosotros sois el cuerpo de Cristo, y miembros en particular". El pensamiento principal se reafirma y se refuerza en cuanto a ap�stoles, profetas, etc. (vers�culos 28-30); y seguramente no se ha dejado nada sin decir que pueda convencer y persuadir a los corintios de que su organizaci�n espiritual no era una cosa para cuidarse a s� misma, ni para ser confiada al azar, ni para ser entregada a l�deres autoproclamados. Era una vida, una esfera, una disciplina y cultura, una alegr�a y una bendici�n para todos. �Fueron los m�s d�biles entre ellos pasados ??por alto como in�tiles? Si hab�a viudas pobres con solo dos �caros para depositar en el tesoro de Dios, tendr�an su lugar y vocaci�n. Si hubiera ni�os peque�os, sus miradas y maneras hablaban del reino de los cielos. �Hubo partes inc�modas? La gracia era lo suficientemente fuerte como para hacerles abundante honor. Una de las bendiciones invaluables de la vida de la Iglesia es mostrar respeto y respeto por lo que la sociedad excluye de su estima, y ??�ay! con demasiada frecuencia los trata con desd�n y, por lo tanto, los condena a un destino m�s miserable que la pobreza. Al honrarlos, la Iglesia ense�a a estas personas a honrarse a s� mismas y que, una vez aseguradas, la mejora hacia afuera y hacia adentro se hace mucho m�s f�cil. En resumen, donde faltaba algo, deber�a otorgarse "un honor m�s abundante". �Y por qu� todo esto? Que nadie se descuide, que todos sean part�cipes de los sufrimientos y placeres de los dem�s, y que la comunidad sea de hecho una comuni�n de un coraz�n y una mente. "Que no deber�a haber cisma". Este fue el temor que se cern�a sobre San Pablo: "cisma"; Este era el terror que oscurec�a su camino mucho m�s que los enemigos y perseguidores que persegu�an sus pasos. "Los miembros deben tener el mismo cuidado los unos por los otros". La fraternidad debe santificar la individualidad y consumar y coronar todos los dones del Dador divino. �Qu� maravilla esto, poner ante una ciudad como Corinto! �Qu� ideal para elevar su esplendorosa gloria en un per�odo como el primer siglo! Y esto por el "peque�o jud�o feo", un fabricante de carpas errante, que no ten�a nada y no tendr�a nada que lo recomendara a la filosof�a carnal y los gustos populares de la �poca, y que solo pod�a hablar desde su propia alma y el Esp�ritu en ese sentido. alma a las almas de los hombres. Sin embargo, la doctrina del liderazgo de la humanidad de Cristo fue su permanencia y fortaleza, y los dones del Esp�ritu Santo fueron sus s�mbolos y promesas de victoria para su causa. Quisiera que otros compartieran su seguridad y participaran con �l en la infinita bendici�n. Por lo tanto, argumenta, "codicia sinceramente los mejores regalos", y la mejor manera de asegurar estos mejores regalos proceder� de inmediato para mostrarlos. - L.

HOMILIAS POR J.R. THOMSON

1 Corintios 12:12

Unidad espiritual

Si esta es una verdadera representaci�n, �qu� honor, qu� felicidad es ser cristiano! Debe estar unido al Se�or de la vida y la gloria, y estar asociado con los m�s nobles, los m�s puros y los mejores de la humanidad.

I. EN LO QUE RESPECTA CRISTO Y SUS MIEMBROS SON UNO. La expresi�n usada por el ap�stol es notable: "As� tambi�n es Cristo". �l dice: "Cristo"; sin embargo, se refiere al pueblo de Cristo; de lo cual parece que, desde el punto de vista del ap�stol, como desde el punto de vista del Se�or mismo, todos los que son suyos se identifican y comprenden en su propia personalidad Divina.

1. Este es un hecho que se exhibe de varias maneras y especialmente por varias met�foras. No solo Cristo y su pueblo son la Cabeza y el cuerpo; son la vid y las ramas, la fundaci�n y las piedras, el organismo y el alma.

2. La uni�n como espiritual est� formada y sostenida por la fe. Hay s�mbolos sacramentales de la uni�n, pero la conexi�n real y vital es de esp�ritu con esp�ritu, es decir, de fe. Como mutuo, lo representa el mismo Se�or cuando dice: "Yo en ti y t� en m�".

3. El car�cter y el objetivo de la cabeza y los miembros son id�nticos. "Como �l es, as� somos nosotros en este mundo".

II EN LO QUE RESPECTA LOS MIEMBROS DE CRISTO EST�N SUBORDINADOS A �L.

1. �l es el Dador de la vida que su pueblo tiene en com�n con �l.

2. �l es la Fuente de autoridad, emitiendo los comandos que rigen su actividad.

3. �l es el centro de la armon�a; los que son suyos giran a su alrededor como planetas alrededor del sol; y sus �rbitas se parecen entre s�, porque todas est�n atra�das por la misma fuerza de atracci�n.

4. Les confiere la gloria que es su prerrogativa: la gloria moral que se les confiere aqu� y ahora, y la gloria que se revelar� en el m�s all�.

III. EN LO QUE RESPECTA LOS MIEMBROS DE CRISTO EST�N RELACIONADOS UNO CON OTRO. Todos son "un cuerpo".

1. Su dependencia de la Cabeza es la misma. La unidad no est� simplemente en la organizaci�n; Est� en la vida.

2. Est�n obligados por la ley cristiana y atra�dos por el impulso cristiano al afecto mutuo y la confianza. El amor es la ley de la vida social cristiana, como en el siguiente cap�tulo se muestra tan exquisitamente.

3. Tienen cada uno sus varios servicios para rendir al �nico Maestro; los dones est�n consagrados por igual, los ministerios est�n igualmente dedicados al Divino Se�or.

4. Tienen la capacidad mutua y la obligaci�n de ayudar. Como en el cuerpo cada miembro, cada sentido, suple la falta de servicio del otro, por lo que en la Iglesia no es simplemente el caso de que los dotados y los poderosos presten ayuda a otros menos favorecidos, sino que los m�s d�biles y los m�s oscuros pueden rendir alg�n servicio por el cual sus hermanos puedan tener motivos para estar siempre agradecidos.

5. En las bendiciones conferidas por la Iglesia al mundo que lo rodea, se puede decir que cada una suple la deficiencia del otro; y el trabajo de evangelizaci�n, en el cual cada uno realiza su parte apropiada, es promovido por la cordial cooperaci�n de todos los que la Providencia ha calificado y la gracia se ha inclinado por el trabajo.

1 Corintios 12:15, 1 Corintios 12:16

La satisfacci�n es mejor que la envidia.

Donde abunda el esp�ritu de fiesta, como lo fue en la Iglesia de Corinto, siempre hay peligro de odio, envidia y celos. La reprensi�n a estas disposiciones, administrada por el ap�stol, se basa en los principios m�s profundos del cristianismo. La Iglesia no es un club al que cada miembro se une para su propia ventaja y conveniencia, sino un cuerpo en el que cada miembro se incorpora para la cooperaci�n mutua en sujeci�n com�n a la Cabeza Divina.

I. DEBE NECESITARSE, EN RELIGIOSA COMO EN LA SOCIEDAD CIVIL, DIFERENTES POSICIONES CORRESPONDIENTES A VARIOS REGALOS Y SERVICIOS. Como el cuerpo necesita a todos sus miembros, deben ocupar sus puestos designados para los que est�n capacitados y para los que est�n llamados. As� es en la Iglesia de Dios; y, de acuerdo con el cargo ocupado, los deberes desempe�ados ser�n el puesto ocupado en la consideraci�n y estima de los hombres.

II AQUELLOS EN POSICIONES INFERIORES DEBEN RECORDAR QUE LA INFERIORIDAD EN LA VISI�N DE LOS HOMBRES NO ES NECESARIAMENTE TAL A LA VISTA DE DIOS. No se puede cuestionar que existe una escala de excelencia, pero que la graduaci�n de Dios concuerda con la del hombre no se supone por un momento. �l no juzga como el hombre juzga. No siempre los que ocupan la mayor parte del espacio en los ojos de los hombres se colocan primero a la vista de Dios.

III. UN ESP�RITU ENVIO ES PRODUCTIVO DE LA MISTER�A M�S ALTA PARA �L QUE LO ACERCA. Todos los pintores y poetas que han tratado el tema han acordado representar la envidia como consumida y torturada con miseria. El hombre envidioso no puede disfrutar de sus propias bendiciones o ejercer sus propios poderes, por la vista o el pensamiento de lo que considera las bendiciones m�s selectas o los poderes m�s raros de su vecino.

IV. POR OTRO LADO, UN ESP�RITU CONTENIDO ES PRODUCTIVO DE VERDADERA FELICIDAD. Cuando "el sol de dulce contenido" se ha levantado en los ojos, la luz est� sobre cada caracter�stica. Una convicci�n santa y tranquila de que su suerte est� ordenada por la sabidur�a divina da una paz profunda, una alegr�a permanente a la vida de un buen hombre. Si uno tuviera en cuenta solo su propia felicidad, har�a bien en tener cuidado con el descontento.

V. Debe recordarse que un servicio aparentemente bajo puede ser importante e incluso esencial. El pie no tiene una estructura tan compleja, no tiene la misma adaptaci�n a un servicio variado que la mano; sin embargo, sin poder de locomoci�n, el hombre quedar�a lisiado y lamentable, a pesar del maravilloso mecanismo manual del cual es maestro. El o�do no ofrece el mismo rango de conocimiento, quiz�s no la misma gradaci�n de placer que el ojo; pero el hombre que pierde la audici�n queda excluido de muchas de las alegr�as y de gran parte de la informaci�n que ofrece esta vida. Y en la Iglesia de Cristo, �qu� trabajo han hecho los humildes, los d�biles, los analfabetos! �Y en cu�ntos casos averg�enzan a los superdotados y eminentes!

VI. SI LA CONFIANZA SEA M�S PEQUE�A, LA RESPONSABILIDAD SER� MENOR. En lugar de admirar a los grandes, los sabios, los elocuentes y suspirar porque no tenemos sus dones, agradezcamos que no tengamos que rendir cuentas. A quien se le da mucho, de �l se le exigir� mucho.

1 Corintios 12:21

El respeto es mejor que el desprecio.

En vers�culos anteriores, el ap�stol se ha expuesto con aquellos en puestos humildes y con dones inferiores que dan paso a la tentaci�n de reprender por lo que es suyo y envidiar la posici�n superior y los dones m�s grandes de los dem�s. En este verso ejemplifica su justicia e imparcialidad, reprendiendo a aquellos que desprecian a quienes est�n debajo de ellos en dotaciones mentales o espirituales.

I. EL ORGULLO SIGUE AL OLVIDO DE LA DIVINA FUENTE DE TODOS LOS REGALOS. El hombre que menosprecia a su pr�jimo cristiano pr�cticamente se jacta de lo que sea que �l mismo tiene y lo considera un terreno de superioridad. Ahora, esto est� en contradicci�n con los preceptos de la Biblia y el esp�ritu de Cristo. "�Qu� tienes que no hayas recibido? �Qui�n te ha hecho diferente?"

II CONTENCI�N IMPLICA EL OLVIDO DE LA REGLA DE LA DIVINA PROVIDENCIA. �Podemos decirle a un hermano: "No te necesito"? mientras recordamos que el Jefe de la Iglesia lo ha estacionado donde est�, y le ha dado lo que posee? Cuestionar su lugar en la Iglesia, su funci�n en el cuerpo, su servicio a la Cabeza, es disputar la sabidur�a y la autoridad del mismo Cristo.

III. El concepto es autodestructivo. Rebota sobre la cabeza del que la arroja a su vecino. El hecho es que somos miembros unos de otros en un sentido tal que la eficiencia y la utilidad de cada uno dependen en gran medida de las de sus hermanos. En la figura utilizada por el ap�stol, se considera que el ojo y la cabeza en la que est� tan prominente y regiamente estacionado representan a los grandes y notables entre los miembros de una sociedad cristiana. Y se establece como evidente que no pueden decir a la mano, al pie, al tronco y a todos los �rganos vitales: "No te necesito". El hecho es que tienen tanta necesidad. La famosa f�bula de Agripa puede citarse, como en 'Coriolanus' de Shakespeare, como ilustraci�n y prueba de la dependencia mutua de todas las partes del organismo. As� es en la Iglesia de Dios. El gran pol�mico, el gran administrador episcopal, el gran erudito b�blico, el gran constructor de iglesias, son indudable e indudablemente de gran importancia, y ocupan un gran lugar en los ojos de los hombres. Pero el oscuro pastor, el humilde lector de las Escrituras, la mujer b�blica desapercibida, la paciente y maestra sin recompensa de los j�venes, estos y muchos otros como ellos son parte del ej�rcito, y no se puede prescindir de ellos. Despreciarlos con desd�n ser�a una prueba de necedad y tambi�n de engreimiento pecaminoso. Afortunadamente, los verdaderamente grandes siempre son los primeros en reconocer el valor de los trabajos de los humildes, y lo m�s importante en honrarlos. Saben muy bien que su propio trabajo se desmoronar�a si no fuera por el trabajo inadvertido de otros que pueden ser menos conocidos por la fama.

IV. EL RESPETO MUTUO ES PROMOTIVO DE LA UNIDAD ESPIRITUAL. Que haya murmullos entre los humildes y desd�n entre los grandes, y de inmediato se produce un "cisma". Pero cuando cada uno rinde el debido honor a su hermano, la sociedad se compacta y se fortalece por su trabajo y testimonio unidos en el mundo. � T.

1 Corintios 12:26

Simpat�a.

Lo deseable y lo precioso de la simpat�a son incuestionables. El ego�smo es la maldici�n de la naturaleza humana y la sociedad humana. Hay una tendencia a la absorci�n en los intereses, placeres y penas individuales, que debe ser contrarrestada. La simpat�a es un principio tan natural como el ego�smo, aunque no tan fuerte. El cristianismo tiende a fortalecerlo para el conflicto; y en la nueva humanidad, el amor del Salvador despierta y fomenta el respeto por todos aquellos por quienes Cristo muri�.

I. CRISTO MISMO ES LA DIVINA FUNDACI�N DE LA SIMPAT�A.

1. Las palabras de Cristo son la ley de la simpat�a. Fue �l quien pronunci� advertencias que han sido tan potentes para afectar el coraz�n e influir en la sociedad; p.ej. "Hacer a los dem�s", etc .; "Amaos los unos a los otros", etc. Y las palabras de sus ap�stoles son suyas; p.ej. "Soportad las cargas de los dem�s". "No mires a todos los hombres", etc .; "Al�grate con ellos", etc.

2. La vida de Cristo fue el modelo de simpat�a. En los Evangelios lo vemos simpatizando con los que sufren, los que lloran, los que dudan y los que investigan, los ignorantes y descuidados, los pecadores que se arrepintieron del pecado, y otros. Sigue siendo el Sumo Sacerdote tocado con un sentimiento de nuestras enfermedades.

3. La cruz de Cristo es el motivo de la simpat�a. Presenta al Redentor que sufre con y para la humanidad; y aquellos que pueden decir: "Se entreg� por m�", sienten la restricci�n de la cruz, el amor de Cristo.

4. El Esp�ritu de Cristo es el poder de la simpat�a, una fuerza invisible, pero poderosa y graciosa.

II LA AMPLIA GAMA DE LA SIMPAT�A CRISTIANA.

1. Toda la Iglesia del Redentor exige su ejercicio. Los cristianos son miembros de un solo cuerpo y est�n sujetos a la �nica Cabeza. Sus relaciones mutuas entre s� son consecuencia de sus relaciones comunes con su Se�or. De ah� su interdependencia y simpat�a. Cuando se corona la cabeza, se glorifica todo el cuerpo; cuando los ojos se iluminan, todas las caracter�sticas responden; cuando duele una extremidad, se deprime todo el cuadro. Con tanta simpat�a, el cuerpo es una imagen de la Iglesia como deber�a ser, y es tan proporcional como est� impregnada por el Esp�ritu del Se�or.

2. Toda la raza de la humanidad est� incluida en su alcance y acci�n. El cristianismo solo puede atacar el aislamiento humano y servir como el v�nculo de la fraternidad universal. Los vagabundos deben ser reunidos en el redil, y para este fin primero deben ser compadecidos, anhelados y buscados.

III. LAS MANIFESTACIONES DE LA SIMPAT�A CRISTIANA. Estos son especialmente:

1. El sufrimiento comprensivo con los tristes y angustiados, en oposici�n a la indiferencia o el placer malicioso en las desgracias de los dem�s.

2. Alegr�a comprensiva en el avance y los honores de los dem�s, en oposici�n a la envidia y los celos.

3. Acci�n comprensiva; la emoci�n lleva a la interposici�n pr�ctica y a la ayuda. La ayuda, los dones, el esfuerzo de abnegaci�n, pueden demostrar la realidad del sentimiento expresado en palabras.

IV. LAS VENTAJAS Y LAS BENDICIONES DE LA SIMPAT�A CRISTIANA.

1. Para quienes lo muestran, es ventajoso desarrollar y fomentar cualidades espirituales.

2. A quienes participan de ella, cuya alegr�a aumenta y cuyas penas se alivian.

3. A la sociedad en general, que por lo tanto es leudada por el esp�ritu y la influencia cristiana.

1 Corintios 12:27

Cuerpo y miembros.

En Corinto hab�a gran parte del esp�ritu de autoafirmaci�n: "Yo", dijo uno, "�soy por Pablo!" "Yo", dijo otro, "�por Apolos!" "Yo", dijo un tercero, "�por Cephas!" Este fue un partidismo ego�sta; y con ello se combin� una disposici�n de parte de muchos para magnificar sus propios dones y poderes y depreciar los de sus vecinos y compa�eros. A todo esto, el ap�stol proporciona el verdadero correctivo. Dejemos que los cristianos se consideren a s� mismos en la luz verdadera, como el cuerpo de Cristo colectivamente, y como miembros vivos individuales de ese cuerpo, y luego la desconsideraci�n, el ego�smo, la envidia y los celos huir�n.

I. COLECTIVAMENTE, LOS CRISTIANOS FORMAN EL CUERPO DE CRISTO. No, por supuesto, el cuerpo de carne y hueso que asumi� y us�; no el pan y el vino de la Eucarist�a, que �l llam� su cuerpo y sangre; pero la representaci�n humana de su presencia que ha dejado en la tierra.

1. Esta afirmaci�n no puede hacerse de ninguna sociedad externa, visible y org�nica. Todo esto, debido a que est� compuesto por seres humanos y, en consecuencia, por caracteres imperfectos y defectuosos, y porque sin duda incluye dentro de sus l�mites a personas no espirituales e hip�critas, est� lejos de alcanzar el ideal Divino. Si una Iglesia "visible" no puede pretender ser el cuerpo de Cristo, tampoco, por la misma raz�n, ninguna asociaci�n de tales comunidades. Pueden ser admirables y su existencia puede ser muy importante para la conservaci�n del evangelio y la evangelizaci�n del mundo, pero no deben confundirse con el cuerpo de Cristo.

2. Pero es cierto de la Iglesia tal como existe a la vista del Se�or omnisciente. La Iglesia espiritual, a veces llamada invisible, porque sus l�mites no pueden ser rastreados por los ojos humanos, es penetrada por el Esp�ritu de Cristo, es un testigo vivo de su mente y doctrina, y siempre ofrece un servicio de obediencia a su voluntad. En estos aspectos, es el Cuerpo, del cual Cristo mismo es el Alma viviente, inspiradora y directora.

II INDIVIDUALMENTE, LOS CRISTIANOS SON MIEMBROS DE CRISTO.

1. Esto llega a pasar a trav�s de la uni�n espiritual individual con �l. Aunque cada cristiano est� en deuda, sin medida, con la ense�anza, la influencia y el esp�ritu de la sociedad consagrada en la que ha sido entrenado, todav�a debe llevarse a cabo un proceso espiritual, a trav�s de la recepci�n de los medios de gracia, en su naturaleza consciente.

2. Cada cristiano tiene sus diversas funciones para cumplir en la Iglesia y para el Se�or. Hay diversidades de regalos y consecuentes diversidades de ministerios; y esta diversidad es en s� misma testigo del individuo, la naturaleza personal de la membres�a de cada uno en �l que es la Fuente de toda verdadera bendici�n y poder.

3. Todos cooperan para el mismo fin. Que esto es as� es evidente; �y c�mo puede ser as�, excepto como resultado de una sujeci�n tan com�n a la �nica Cabeza que asegura la armon�a y coordinaci�n mutuas de todos los miembros? Cada uno es seleccionado por su propia parte y calificado para su propio puesto. � T.

1 Corintios 12:28

"Primeros ap�stoles".

Hay grados de eminencia, no solo en el estado, sino en la Iglesia. En la jerarqu�a que Heaven ha designado, la estaci�n m�s alta estaba ocupada por una clase de hombres, pocos en n�mero, eminentes en calificaciones y honorables en el cargo. Sus funciones eran especiales, ya que en algunos detalles eran incapaces de transmitirse a los sucesores. �En qu� consist�a esta preeminencia? La respuesta a esta pregunta puede servir para aumentar la reverencia con la que recibimos sus ense�anzas y nos sometemos a su autoridad.

I. LA PRE-EMINENCIA DE LOS AP�STOLES DEBE A LA DIGNIDAD Y MAJESTAD DEL SE�OR QUE LOS DIO Y LOS ENVI�. Cristo mismo fue enviado y sali� de Dios. �l ten�a "todo el poder en el cielo y en la tierra" y, en consecuencia, ten�a autoridad para comisionar a los doce y a aquellos asociados con ellos. Hab�a una autoridad en su palabra que los enviaba, que reconocieron y obedecieron de inmediato.

II A LOS FINES POR LOS QUE SE ENVIARON. Su misi�n era predicar a Cristo, hacer conversos, reunir a esos conversos en sociedades, gobernar y administrar los asuntos de las congregaciones, proporcionar instrucci�n en doctrina mediante el habla y la escritura, y hacer provisi�n para el bienestar permanente de los Iglesia entera. Tal misi�n era en muchos aspectos peculiar y �nica; aquellos a quienes se les confi� no pudieron sino llegar primero en la jerarqu�a.

III. A LOS PODERES CON LOS QUE SE ENCONTRARON. A sus dones naturales se a�adieron dotaciones espirituales; y m�s all� de estas, estaban las posesiones sobrenaturales y los fideicomisos propios de su edad, tales como los dones de lenguas, de milagros, de curaci�n, etc. Sobre todo, hab�a inspiraci�n divina, mostrada en su sabidur�a sobrenatural tanto en la doctrina como en el gobierno. Desde el d�a de Pentecost�s, a estos hombres se les confiaron todas las calificaciones altas y sagradas que pudieran tender al cumplimiento adecuado de los deberes honorables y responsables del apostolado.

IV. A LA DURACI�N DE SU COMISI�N. Aunque son tan pocos, se puede decir que han repartido el mundo entre ellos. Fueron enviados a vecinos y extra�os, a jud�os y gentiles, a ciudades y pueblos, a los civilizados y a los b�rbaros. A una comisi�n tan vasta y extensa se le atribuye un honor totalmente especial e inigualable.

V. A LOS MARAVILLOSOS RESULTADOS DE SUS TRABAJOS APOST�LICOS. La difusi�n inmediata y r�pida del evangelio fue tal que no podr�a haber sido anticipada por la sabidur�a humana, y tal como no ha sido paralela en �pocas posteriores. Pusieron las bases sobre las cuales los trabajadores y constructores de siglos pasados ??han levantado una superestructura gloriosa.

APLICACI�N 1. Que los oyentes del evangelio consideren las afirmaciones sobre ellos de un mensaje como el que comunicaron los embajadores tan gloriosamente autenticados como los ap�stoles del Se�or.

2. Que aquellos que trabajan para Cristo sientan la convocatoria que les dirige el esp�ritu y el ejemplo de predecesores tan ilustres y tan eficientes.

HOMILIAS DE E. HURNDALL

1 Corintios 12:1

Los dones espirituales de la Iglesia.

I. ESTOS SON MUY VARIOS. En la Iglesia primitiva hab�a muchos dones sobrenaturales, en cumplimiento de la profec�a: "Y suceder� despu�s, derramar� mi Esp�ritu sobre toda carne; y tus hijos y tus hijas profetizar�n, tus viejos so�ar�n sue�os, sus j�venes ver�n visiones "( Joel 2:28), y de la m�s notable expresi�n de Cristo," Estas se�ales seguir�n a los que creen; en mi nombre echar�n fuera demonios; hablar�n con nuevas lenguas, tomar�n serpientes, y si beben algo mortal, no les har� da�o, pondr�n las manos sobre los enfermos y se recuperar�n ". Tenemos en este pasaje una enumeraci�n de algunos de estos dones. La "palabra de sabidur�a": una mayor divulgaci�n de la sabidur�a divina en la redenci�n. La "palabra de conocimiento": la pronta expresi�n de la verdad ya revelada. "Fe": no para la salvaci�n, sino para la realizaci�n del milagro en cualquier caso especial. "Dones de curaci�n": restaurar milagrosamente a los enfermos. "Obra de milagros", en general, o los de car�cter m�s llamativo. "Profec�a": aqu� probablemente no se inspir� la ense�anza de asuntos ya revelados, sino la predicci�n de eventos. "Discernimiento de esp�ritus": poder para determinar entre la operaci�n de Dios y la de Satan�s o del hombre. El trato de Peter con Anan�as y Safira proporciona una ilustraci�n. "Tipos de lenguas": hablar varios idiomas o en el lenguaje espiritual "desconocido" ( 1 Corintios 14:2). "Interpretaci�n de lenguas" �interpretando lo anterior. En la Iglesia moderna hay muchos dones espirituales, aunque no hablamos de ellos como sobrenaturales. Como los primeros se ajustaban a las necesidades de los d�as anteriores, los �ltimos son para los requisitos de la era actual. La variedad de los dones en cada caso est� estampada con sabidur�a divina y es de gran ventaja; para

(1) hay varios puestos para ocupar;

(2) varios trabajos deben hacerse; y

(3) un regalo a menudo suministra el defecto de otro.

II SU OBJETO ES UNO: "BENEFICIARSE". ( 1 Corintios 12:7.) No son:

(1) Para mera exhibici�n.

(2) Para engrandecimiento personal.

Son:

(1) Por el bienestar de la Iglesia.

(2) Para el bienestar de los miembros individuales.

(3) Por el bienestar del mundo.

La Iglesia tiene una gran misi�n para quienes est�n fuera de su palidez. Ella se enriquece en gran medida para que pueda enriquecerlos. Ella se coloca en una parroquia mundial, para que pueda llevar el evangelio de la gracia de Dios a todos dentro de los l�mites. Su fortalecimiento y enriquecimiento son para la riqueza del mundo; sus dotaciones especiales la hacen adecuada para esta gran empresa.

(4) Para la gloria de Dios. Este es el objeto final. Como las dotaciones de la Iglesia provienen de Dios, tambi�n deber�an volver a �l. La Iglesia es para s� misma, es para el individuo, es para el mundo, pero esto es solo comparativamente; suprema y especialmente la Iglesia es para Dios. Y todos sus dones y gracias deben redundar en honor y gloria Divina.

III. SU ORIGEN ES UNO: DIOS. Deben usarse, entonces:

1. Con reverencia. Nuestras calificaciones para el servicio cristiano realmente provienen de Dios como los antiguos dones de lenguas o milagros. Creemos que este �ltimo deber�a haber sido utilizado con mucha reverencia; no m�s que el primero: ambos son igualmente de Dios. Somos Dios dotado ahora tan verdaderamente como lo fue cualquiera de los primeros cristianos, y las investiduras de Dios deben usarse con la mayor reverencia.

2. Con cuidado. No sea que el buen regalo sea pervertido por el mal uso. Nuestros regalos pueden hacer tanto da�o si se usan incorrectamente, como buenos si se usan correctamente.

3. Con diligencia. El valor de los regalos anteriores que podemos percibir f�cilmente; debemos darnos cuenta de que los regalos modernos son igualmente valiosos para los tiempos modernos. Si sentimos el valor de lo que se nos ha confiado, es m�s probable que lo usemos con diligencia. "Revuelve el don de Dios que est� en ti" ( 2 Timoteo 1:6).

4. Con el pensamiento de que tendr�n que ser contabilizados. Estos son talentos, y seguramente llegar� el d�a del juicio final. El tiempo es corto en el que se van a utilizar. La necesidad de su empleo es estupenda. Que nadie suponga que no tienen don. "Para cada hombre su trabajo"; y nunca se dio trabajo sin regalo para el trabajo.

IV. SU DISTRIBUCI�N ES DE UNO, DE DIOS. ( 1 Corintios 12:11.) La elecci�n de nuestros dones espirituales no descansa. con nosotros. Lo que descansa con nosotros es el empleo correcto de aquellos que poseemos. Murmurar porque no estamos dotados como los dem�s, es peor que tonto; es criminal, porque impugna la sabidur�a y la bondad de Dios. Unos cinco talentos no har�n nada porque no son diez talentos. Lloran y se quejan por lo que les falta, y ciertamente parecen tener una gran falta de sentido com�n. No somos el se�or; somos siervos, y el gran Esp�ritu "se divide a cada hombre por su voluntad". Tomemos nuestros talentos afortunadamente, util�celos diligentemente y nunca los envuelva en la servilleta de reproche y descontento. Nuestra condici�n alguna vez fue similar a la de los corintios, que fueron llevados a "�dolos tontos" ( 1 Corintios 12:2). De la idolatr�a del pecado, hemos sido tra�dos a la Iglesia de los Redimidos, y convertidos en adoradores y siervos del Dios verdadero. La gratitud abundante no deber�a dejar espacio para el menor murmullo. En verdad, no tenemos nada de qu� murmurar, sino todo por lo que debemos estar agradecidos.

V. SU PRUEBA ES UNA. Son probados por su relaci�n con Cristo ( 1 Corintios 12:3). Los regalos espurios pueden aparecer o los buenos regalos pueden pervertirse. En los primeros d�as, la prueba de la expresi�n era: "�Qu� dice de Cristo?" �Lo declaraba anatema maldito? Entonces se declar� no ser de Dios. "Por sus frutos los conocer�is". Y esta prueba se aplica a todos los dones espirituales antiguos y modernos. A menos que tiendan a la exaltaci�n y el honor de Cristo, no son lo que profesan ser. Si son genuinos, est�n bajo el control y la administraci�n del Esp�ritu Santo, y el que fue enviado a glorificar a Cristo ( Juan 16:14) nunca lo humillar� ni lo deshonrar�. Si los hombres tienen todas las dem�s credenciales y, sin embargo, reprochan al Jefe de la Iglesia, debemos rechazar instant�neamente su testimonio y considerarlos como charlatanes. Aqu� est� el fin supremo de nuestros dones espirituales: "para que sea glorificado". "Prueba los esp�ritus".

VI. SU CONTROL Y EJERCICIO SON UNO. Vinieron de Dios y todav�a est�n en manos de Dios. Son muy diversos, pero est�n unificados en Aquel que los dio y Aquel que dirige su uso. "Diversidades, ... pero el mismo Esp�ritu, ... el mismo Se�or, ... el mismo Dios" ( 1 Corintios 12:4). El control y el ejercicio de los dones espirituales son del Triuno Jehov�: "Dios", "Se�or", "Esp�ritu". Cuando nuestros dones espirituales se emplean correctamente, Dios obra a trav�s de nosotros. Como tenemos los dones de Dios, es solo cuando tenemos a Dios con los dones que pueden ser empleados de manera correcta y �til. Somos canales para que el poder divino corra. Nuestra impotencia aparte de Dios se muestra de manera sorprendente en 1 Corintios 12:3, "Nadie puede decir que Jes�s es el Se�or, sino por [o, 'en'] lo Santo Fantasma." Podemos usar las palabras, pero no podemos sentir su poder, recibir su verdad o dar el testimonio efectivo de Cristo, aparte del Esp�ritu Divino. �Cu�n ennoblecidos e inestimablemente preciosos aparecen los dones espirituales a esta luz! �Cu�n cuidadosos debemos ser para no resistir la obra de Dios a trav�s de nosotros! Y podemos recordar de manera rentable que usa los regalos m�s peque�os y los m�s grandes; no, a veces usa el primero m�s. Los regalos m�s deslumbrantes no siempre son los m�s �tiles. � H.

1 Corintios 12:12

El cuerpo de Cristo.

Una figura llamativa. Los cristianos no son unidades separadas, no relacionadas; se compactan y forman un todo, que es "el cuerpo de Cristo". De este cuerpo, Cristo es la Cabeza ( Colosenses 2:19), el poder central de control y direcci�n, y cada creyente es alg�n miembro del cuerpo. En este pasaje, el ap�stol est� hablando de los miembros del cuerpo en lugar de la Cabeza, de los cristianos en lugar de directamente de Cristo. Nota-

I. EL N�MERO Y VARIEDAD DE LOS MIEMBROS. Esto hace que el cuerpo sea rico y hermoso. En paisajes y pinturas no amamos la monoton�a. Un paisaje justo posee una variedad casi infinita de tinte y forma; esa no es una pintura compuesta de un color, por brillante que sea. La Iglesia se enriquece con las diversidades en condici�n, edad, habilidad, de sus miembros. Sin embargo, aunque un miembro difiere notablemente de otro, todos son igualmente del cuerpo ( 1 Corintios 12:15). No debemos desesperarnos porque somos diferentes a otros cristianos; Si todos los miembros del cuerpo fueran incluso los miembros principales y m�s honrados, la simetr�a, la utilidad y la belleza del cuerpo se ver�an muy perjudicadas ( 1 Corintios 12:17). No debemos tratar de ocupar un lugar para el que no estamos equipados. Somos admitidos en el cuerpo de Cristo por Dios, y �l nos coloca ( 1 Corintios 12:18). No debemos movernos; si nos van a mover, �l nos mover� a nosotros. Elegir un lugar para nosotros ser�a ponernos fuera de lugar.

II El deber variado. Esto explica la variedad de lugar y poder. La Iglesia ofrece la mayor variedad de trabajo; Hay algo adecuado para cada capacidad. Como en el cuerpo, todas las partes y miembros realizan sus deberes especiales y apropiados, as� en la Iglesia cada creyente tiene su tarea asignada: "Para cada hombre su trabajo". Algunos est�n preocupados porque parecen ser miembros "inferiores"; pero tenga en cuenta que un miembro inferior a menudo puede hacer su trabajo mejor que un miembro superior podr�a hacer ese trabajo. Cada miembro est� especialmente adaptado para realizar sus funciones; Cada cristiano en la Iglesia est� especialmente preparado para el desempe�o de sus deberes. Ning�n hombre puede ocupar tu lugar como t�.

III. LA CONEXI�N INTIMA. �En el cuerpo humano, qu� uni�n vital hay entre las diversas partes! Debe haber una conexi�n correspondiente entre los miembros del cuerpo de Cristo. Los cristianos no deben ser como granos de arena, �rboles aislados o casas separadas. Admitimos que nuestra uni�n con Cristo debe ser real; igualmente real deber�a ser nuestra uni�n con los dem�s creyentes. Esta anomal�a muestra que la anomal�a de los cristianos que no se hablan entre s�, de que los ricos y los pobres est�n separados de la comuni�n com�n, es monstruosa. El miembro del cuerpo que no tendr� comuni�n con otros miembros se est� preparando para ser cortado. Nuestra uni�n con Cristo no puede ser muy �ntima si no tenemos ninguna con sus seguidores. "Un nuevo mandamiento les doy, que se amen los unos a los otros" ( Juan 13:34).

IV. LA IMPORTANCIA COM�N No es la misma importancia. Todos son importantes, pero no igualmente. Pero lo menos atractivo y lo menos demostrativo puede ser lo m�s importante. El coraz�n es m�s importante que la lengua. Muchos de los corintios estaban locamente euf�ricos con el don de lenguas; pero hay algo mejor y mejor que hablar. Los pulmones son m�s importantes incluso que la mano. Los modestos y discretos a menudo son m�s valiosos que los que alguna vez llegar�n al frente. Y donde se obtiene el verdadero discernimiento, es probable que los primeros reciban un "honor m�s abundante" ( 1 Corintios 12:23). La debilidad aparente no es un criterio; Algunos de los santos m�s d�biles han sido los m�s fuertes. Y algunos de los miembros m�s d�biles del cuerpo son mucho m�s necesarios para su bienestar que los robustos ( 1 Corintios 12:22). Y adem�s, como es un instinto de la naturaleza adornar las partes menos bellas del cuerpo ( 1 Corintios 12:23), as� en la Iglesia, si prevalece un esp�ritu correcto, el m�s humilde y el menos atractivo recibir�n un cuidado especial. y atencion. El ni�o enfermo es el favorito de la madre. Todos los miembros son por lo tanto importantes. Ning�n miembro de la Iglesia de Cristo no es importante, excepto que �l se hace as�. Y como con el cuerpo f�sico, el cuerpo de Cristo no puede darse el lujo de prescindir de los servicios de un solo miembro, por oscuro que sea.

V. LA COMUNIDAD DE SENTIMIENTOS. ( 1 Corintios 12:26.) La simpat�a debe abundar entre los cristianos. "Soportad las cargas de los dem�s". Todo cristiano debe ser un buen samaritano. Imagine una mano regocij�ndose o indiferente a la laceraci�n de la otra. Nuestra uni�n con los creyentes debe ser tan �ntima y real que cuando sufren, sufrimos, que cuando son bendecidos, lo somos. Su salud es nuestra salud, su fuerza es nuestra fuerza. Los cristianos deben recordar que Cristo pronunci� un segundo mandamiento adem�s de uno primero. Cuando se alcanza la verdadera comuni�n, "nos regocijamos con los que se alegran y lloramos con los que lloran".

VI. EL TRABAJO ARMONIOSO. �Cu�n bellamente se ilustra esto en el cuerpo f�sico! Entonces, entre los cristianos no hay necesidad de colisi�n. Los concursos indican defectos y alteraciones. Si todos hicieran su trabajo designado de la manera se�alada, habr�a una armon�a completa. Y cuanto m�s armon�a, mejor trabajo. �Qu� desperdicio de poder ha sido causado por divisiones y conflictos! Nota: Un miembro perverso puede hacer mucho da�o. En la maquinaria, si una parte no cumple con su funci�n, puede producirse una fractura y un desorden extenso. No debe haber cisma en el cuerpo de Cristo ( 1 Corintios 12:25). La Iglesia, el cuerpo de Cristo, tiene un trabajo vasto, complicado e infinitamente importante que hacer: �cu�n esencial es que exista la cooperaci�n m�s verdadera, la m�xima fidelidad en el cumplimiento del deber, por parte de sus miembros!

VII. LA DEPENDENCIA MUTUA ( 1 Corintios 12:21.) Los cristianos no son independientes entre s�: no deben tratar de serlo. No somos el cuerpo de Cristo individualmente, sino colectivamente. No estamos preparados para estar solos, sino con otros. Podemos ayudar a otros y ser ayudados a nosotros mismos. El trabajo de otro puede ser necesario para el �xito del nuestro, el nuestro para el �xito del otro.

VIII EL CAR�CTER COMPLEMENTARIO. Uno suministra lo que le falta al otro. De modo que si todos suministran lo que pueden, el cuerpo se vuelve perfecto para trabajar. El ojo necesita el o�do; tanto la mano todo el pie

IX. LA UNIDAD EN MEDIO DE LA DIVERSIDAD. "Muchos miembros, pero un cuerpo" ( 1 Corintios 12:20). En el cuerpo hay la mayor variedad, pero la mayor unidad; Una vida impregna el todo. As� que con la Iglesia, los miembros son uno en Cristo, vitalmente unidos a la �nica Cabeza, impregnados por el �nico Esp�ritu, unidos en un solo bautismo, sentados en una Cena del Se�or, comprometidos en una obra y avanzando hacia el mismo destino. . Existe el gran principio de vida espiritual que impregna a todos los verdaderos creyentes y los hace uno.

X. LA UNI�N VITAL CON LA CABEZA Y SU SUBORDINACI�N. Podemos sobrevivir a la ruptura de algunos miembros del cuerpo; No podemos separarnos de la cabeza. Perecemos a menos que estemos unidos vitalmente a Cristo. Y al igual que con el cuerpo f�sico, la cabeza debe gobernar o se ocasionar�n todo tipo de trastornos. Debemos estar unidos a Cristo como servidores de un Maestro. El es la cabeza del cuerpo; Nosotros somos los miembros. Le corresponde a �l dirigir, a nosotros debemos obedecer. Algunos parecen muy tentados a ejercer el se�or�o sobre Cristo; son sabios por encima de lo que est� escrito. Si fuera cort�s darles la denominaci�n, podr�amos llamarlos tontos desleales. Desleal, porque insubordinado a su Se�or; tontos, porque no solo desorganizan el trabajo del cuerpo e hieren a los otros miembros, sino que est�n en la forma m�s segura de provocar sobre ellos males inconmensurables.

HOMILIAS DE J. WAITE

1 Corintios 12:12

El cuerpo de Cristo.

La analog�a que el ap�stol usa aqu� es ampliamente cierta de toda la comunidad de almas redimidas y regeneradas: "la Iglesia Cat�lica en todo el mundo", que reconoce a Cristo como su Cabeza viva. Tambi�n se aplica a los cristianos corintios como sociedad local, una parte del gran conjunto. Se supone que los principios de los que depende la constituci�n del todo se ilustran en cada parte en particular. La comparaci�n de la Iglesia con un cuerpo vivo no es la que encontramos en las ense�anzas de Cristo mismo; pero emple� una imagen esencialmente similar cuando dijo a sus disc�pulos: "Yo soy la vid, ustedes son las ramas" ( Juan 15:5). Ya sea que tomemos la figura del cuerpo o del �rbol, se presentan sustancialmente las mismas ideas. En cada caso hay una organizaci�n animada por un misterioso principio de la vida. Y la vida oculta es la causa de la organizaci�n, la determina, le da forma "seg�n su tipo". La vida es el principio formativo. El crecimiento del cuerpo o del �rbol no es por adici�n desde afuera, sino por desarrollo desde adentro. Los materiales que lo nutren y lo acumulan no existen, pero es la vida la que se apropia de ellos, los asimila, los transforma en su propia sustancia, los convierte en sus propios usos. As� con la forma de la sociedad cristiana. No creemos en ninguna "Iglesia visible" que no sea el resultado espont�neo del juego libre del Esp�ritu Divino en las mentes, las conciencias y los corazones de los hombres. Sus creencias, su adoraci�n, su compa�erismo, su trabajo, todos tienen un valor real en ellos en la medida en que son la expresi�n espont�nea del Esp�ritu que habita en su interior, y no m�s. Nota respecto a la Iglesia

I. SU UNIDAD. Como el cuerpo con sus muchos miembros es uno, "tambi�n lo es Cristo". Aqu� hay unidad en la variedad; variedad de partes con un principio de unidad subyacente, fluyendo a trav�s de ellas, uni�ndolas en un todo conectado. Y Cristo es ese poder unificador. Es el "cuerpo de Cristo". El cuerpo que estaba "preparado" para �l cuando se convirti� en "Dios manifestado en la carne" ( Hebreos 10:5) - el cuerpo humano en el que habitaba la "plenitud de la Deidad", que creci� desde la infancia hasta la madurez , que fue crucificado y luego transformado en la tumba de encarcelamiento, este cuerpo ha sido retirado de la tierra. Los hombres ya no lo ven. Es glorificado e inmortalizado. "dentro del velo". Pero se ha llevado a s� mismo otro cuerpo, en el que mora la energ�a Divina, a trav�s del cual se revela la belleza Divina, a la que conduce gradualmente hacia una masculinidad perfecta: "la medida de la estatura de la plenitud de Cristo". Ese cuerpo es su Iglesia. Y as� como la unidad de nuestro marco f�sico reside en el alma interior que mantiene todas sus partes juntas, y sin la cual pronto perder�an su forma org�nica y se disolver�an en sus elementos primarios, la rareza de la Iglesia es la presencia de Cristo por su Esp�ritu en todo y en cada parte ( 1 Corintios 12:13). La vida sensible impregna cada fibra de nuestro marco. Entronizado en el centro, palpita y brilla en la parte m�s remota. Pero los miembros no tienen una vida separada e independiente en s� mismos. Que cualquiera de ellos sea separado del resto, y no tiene sentido, no tiene poder, est� muerto. Lo mismo ocurre con nuestras almas en relaci�n con el que es para el cuerpo espiritual, tanto el coraz�n como la cabeza, la energ�a inspiradora y el v�nculo vivo de la unidad. "Aparte de m� no pod�is hacer nada", etc. ( Juan 15:5). As� sucede que la uni�n con Cristo y la uni�n con la Iglesia, en el sentido m�s profundo y verdadero, son una y la misma cosa. El viejo dicho, "Fuera de la Iglesia no hay salvaci�n", tiene una verdad profunda; pero no como se imaginan que por "Iglesia" se entiende cualquier organizaci�n externa que sea de origen humano y est� bajo control humano. La doctrina papal afirma: "Donde est� la Iglesia, all� est� Cristo". M�s bien decimos: "Donde est� Cristo, all� est� la Iglesia". Estar en comuni�n personal con �l es tener una "parte y suerte" de la cual ning�n poder en el universo puede robarnos. Este es el principio de la unidad: el Cristo viviente que habita por su Esp�ritu en todos y cada uno.

II LA RELACI�N QUE SUS MIEMBROS TIENEN CON EL OTRO. "El cuerpo no es un miembro, sino muchos". El contexto muestra que el ap�stol no tiene meramente n�mero sino variedad tambi�n a la vista, variedad en la mano y el pie, el o�do y el ojo. La relaci�n entre los hombres cristianos es espiritual, no formal; uno que se encuentra en una comunidad de pensamiento, afecto y objetivo, no en ning�n tipo de parecido externo. (Tenga en cuenta la diferencia entre un cuerpo, un organismo vivo y cualquier mera masa inerte cuyas part�culas est�n unidas simplemente por fuerza mec�nica o incluso por afinidad qu�mica.) En cada forma de sociedad humana es el sentido de individualidad combinado con el sentido de simpat�a mutua que constituye el verdadero principio de cementaci�n. Es una comuni�n de la vida que une a los hombres, y no la restricci�n de las circunstancias externas. La unidad de una familia radica, no en el hecho de que sus miembros viven juntos bajo el mismo techo o tienen el mismo nombre, sino en las simpat�as y afectos comunes que surgen de su parentesco natural. La unidad de un ej�rcito radica en el entusiasmo de su devoci�n a la causa com�n, mucho m�s que en la fuerza de la disciplina militar. La unidad de una naci�n no es el mero accidente de su llegada dentro de un l�mite geogr�fico, sino el esp�ritu de lealtad y patriotismo que impregna a sus ciudadanos. Entonces, en la comunidad cristiana, no podemos ser demasiado cuidadosos para distinguir entre sus aspectos formales y asociaciones, y aquellas relaciones que son internas y espirituales y en las que reside la realidad viva y duradera. El hecho de que los hombres se formen en una sociedad visible, se llamen por el mismo nombre, se re�nan en el mismo lugar, consientan en el mismo credo, usen el mismo idioma, se unan en los mismos modos de adoraci�n, hagan el mismo trabajo, no hazlos uno en Cristo. Estos no son m�s que signos y s�mbolos externos de la unidad. Pueden ser la apariencia burlona de ello. No tienen valor a menos que representen lo que es real, espiritual y divinamente verdadero. En esta unidad de partes espiritualmente relacionadas, cada miembro tiene su propio lugar y funci�n, y la belleza y la armon�a de toda la estructura reside en cumplirla fielmente Efesios 4:16). Servimos mejor a los intereses de los dem�s cuando somos m�s simple y honestamente "nosotros mismos"; cuando pensamos nuestro propio pensamiento, hablamos nuestra propia palabra, hacemos nuestro propio acto; cuando toda la forma externa y el h�bito de nuestra vida cristiana es solo el resultado natural de lo m�s profundo y verdadero dentro de nosotros. Cualquier cosa que tienda a debilitar el sentido de individualidad; todo lo que nos impulsa a desempe�ar un papel que no es "nuestro", todo lo que tiende a borrar las diferencias naturales y reducir todo a un nivel com�n de similitud artificial, es totalmente malvado ( Efesios 4:17). Algunas partes del cuerpo son peque�as, ocultas, aparentemente insignificantes. Pero aquellos que est�n mejor familiarizados con su estructura saben bien que no son por eso los menos importantes e incluso esenciales. Deje que se caigan de su lugar o que dejen de cumplir su funci�n, y puede ser que todo el cuadro sufra dislocaci�n o se hunda en la descomposici�n. El verdadero esp�ritu cristiano nos ense�ar� a nunca tener en cuenta nuestra posici�n, o la esfera que llenamos, o la influencia que se nos da para ejercer. Nos har� "contentarnos con llenar un peque�o espacio", para que nuestro Se�or pueda ser glorificado. Y si es fiel a la luz que brilla dentro de nosotros, y a los impulsos m�s nobles de los que somos conscientes, solo hacemos fielmente nuestro trabajo con poca lealtad hacia �l y con amorosa ayuda hacia nuestros semejantes, al final podemos encontrar cu�n cierto es que "Dios ha dado un honor m�s abundante a la parte que le faltaba" ( Efesios 4:24).

III. LOS FINALES PARA LOS QUE EXISTE. El cuerpo est� creado para ser el veh�culo y el �rgano del alma interior, el canal a trav�s del cual sus virtudes ocultas se revelar�n a s� mismas, el instrumento mediante el cual puede desarrollar sus prop�sitos m�s nobles. Los registros del Evangelio de ninguna manera satisfacen nuestra curiosidad en referencia a la forma f�sica y la caracter�stica de Jes�s. Pero podemos estar muy seguros de esto, de que el cuerpo en el que apareci� era un veh�culo apropiado para el alma Divina que lo habitaba. Era como un medio transparente, a trav�s del cual el resplandor de la belleza espiritual en su interior a menudo se hab�a extendido de una manera que exig�a el honor y la admiraci�n de los hombres. Que la Iglesia sea fiel a su alto llamamiento, para que la gloria del Cristo residente brille a trav�s de ella sobre el mundo oscuro, atrayendo a todos los hombres hacia �l. Sobre cada secci�n de la Iglesia, y cada miembro individual del cuerpo, seg�n su medida, esta responsabilidad descansa. � W.

1 Corintios 12:21

Servicio mutuo.

Estas palabras indican, no solo los principios que deben gobernar la Iglesia de Cristo, sino tambi�n el orden divino y la ley de toda la sociedad humana. La Iglesia del Nuevo Testamento, como la antigua comunidad jud�a, tiene un car�cter representativo. Tenemos que considerarlo, no solo como una comunidad espiritual distinta del mundo, unida por un v�nculo diferente, regida por diferentes leyes, inspirada por un esp�ritu diferente, viviendo una vida diferente, avanzando hacia un destino diferente, sino tambi�n como una comunidad eso est� llamado a ilustrar ante el mundo la idea Divina de la vida social humana. Tomando esta visi�n m�s amplia del pasaje, observe�

I. EL CAMINO EN EL QUE EL CRISTIANISMO RECONOCE LAS DISTINCIONES SOCIALES. Estos son sugeridos por el "ojo", la "mano", la "cabeza" y los "pies". Las distinciones que existen entre los hombres son de varios tipos: naturales y adquiridas, esenciales y convencionales. Hay distinciones intelectuales, morales, educativas, nacionales, oficiales, circunstanciales. Todos estos son reconocidos de una forma u otra por la religi�n de Cristo. Pero no reciben de �l precisamente el mismo reconocimiento. No son reconocidos por ella en la misma medida. Hay ciertas distinciones sociales que est�n demasiado arraigadas en las tendencias instintivas de nuestra naturaleza, o en la necesidad moral de las cosas, para ser borradas. Si pudieran nivelarse en una edad, inevitablemente volver�an a subir en la siguiente. Si se nivelan de forma violenta y represiva, solo surgen despu�s de una forma exagerada y extravagante. La Revoluci�n Francesa comenz� con gloriosos sue�os de "libertad, fraternidad e igualdad"; termin� en un "Reino del terror" en el que la mano de cada hombre estaba en contra de su hermano, en un despotismo militar que aplast� las esperanzas y las energ�as de la gente en el polvo, en separaciones sociales m�s amplias y profundas de lo que se hab�a conocido antes. La religi�n de Cristo no es en modo alguno antag�nica con esas tendencias radicales y naturales, sino que las moldea y las regula. Busca controlar, pero no aplastarlos, sabiamente para dirigir la corriente, pero no para mantener su curso. Revolucionario como es en su prop�sito y funcionamiento, es verdaderamente conservador, transforma gradualmente la vida entera del hombre, pero no exige cambios violentos, desarrollando la forma del futuro m�s noble del pasado crudo, imperfecto y deforme. De ah� lo que a algunos les parece el extra�o silencio de la ense�anza apost�lica en referencia a muchos de los oscuros hechos y fases de la vida social del mundo que exist�an entonces: esclavitud, poligamia, tiran�a militar, leyes opresivas, etc. La lecci�n principal para nosotros aqu� Sin embargo, es esto: que en el cuerpo pol�tico, el marco vivo de la sociedad, cada hombre seg�n su distinci�n tiene su propia funci�n especial y un trabajo especial que hacer. Existe el ojo: el poder perspicaz, perceptivo y observador; la cabeza: el poder regulativo, orientador y gubernamental; la mano: la facultad operativa, el poder que hace el trabajo m�s fino y h�bil del mundo; y los pies, la parte del marco que soporta las cargas m�s pesadas, hace el trabajo pesado, aguanta en el camino del trabajo f�sico la presi�n m�s dolorosa de la vida. Cada miembro tiene su propio trabajo particular que hacer, y que otro no puede hacer. El ojo no puede manejar, la mano no puede ver, la cabeza no puede soportar las pesadas cargas, los pies no pueden dirigir. Hay hombres de fino pensamiento especulativo y filos�fico, pero que tienen poca capacidad pr�ctica; un buen discernimiento de la verdad de las cosas, pero sin poder para encarnar incluso sus propias ideas en formas reales y sustanciales. Una vez m�s, hay hombres de gran capacidad administrativa, r�pidos para todos los asuntos pr�cticos de la vida, "nacidos para gobernar" o para administrar asuntos; col�quelos donde quiera que pronto har�n valer su poder, y otros lo reconocer�n y seguir�n su direcci�n. Si bien tambi�n hay hombres para quienes el trabajo f�sico es un deleite instintivo natural, y a quienes las influencias educativas de la vida nunca se han adaptado o, tal vez, podr�an ajustarse a cualquier otra funci�n. Distinciones que crecen as� de forma natural a partir de cualidades radicales en los hombres que reconoce el cristianismo. Tambi�n aquellos que pertenecen a las relaciones parentales y familiares, o que pueden ser necesarios para afirmar la majestad de la ley ( Romanos 13:1). Pero en cuanto a otras distinciones, cualquiera que descanse sobre una base puramente ficticia y convencional, que no tenga fundamentos en la naturaleza, que simplemente alimente la lujuria del poder y el orgullo de la vida, parecer�a no reconocer ninguno.

II LA LEY DE LA DEPENDENCIA MUTUA QUE RIGE TODAS LAS PARTES DEL MARCO SOCIAL. Las condiciones de nuestra vida en este mundo nos involucran a todos, de mil maneras sutiles, en la obligaci�n de servirnos unos a otros y someternos a todos, lo hagamos o no, a la ley del sacrificio propio. Toda la naturaleza, en sus aspectos puramente f�sicos, se enmarca en este principio.

"Nada en el mundo es �nico, todas las cosas, por una ley divina, en el hecho de que otro se mezcle".

Toda forma de existencia f�sica extrae su vida de quienes est�n debajo de ella y, a su vez, tiene que entregar su vida a ellos. Las formas m�s bajas existen para las m�s altas, las m�s altas nunca pueden afirmar su libertad de la ley de dependencia de las m�s bajas. Entonces, en el complejo sistema de la vida humana, ning�n grado en la escala social, ning�n orden de facultad, ning�n tipo de "inter�s" puede reclamar exenci�n del v�nculo com�n. Tomar por ejemplo la relaci�n que existe entre los hombres de pensamiento y los hombres de acci�n, lo te�rico y lo pr�ctico. Son aptos para pensar y hablar levemente el uno del otro; uno intolerante a ser sometido continuamente a una prueba meramente utilitaria, el otro siempre listo con la carga de los sue�os especulativos. Esto es un error. Dios ha colocado al uno contra el otro, "para que el uno sin el otro no se haga perfecto". Pensar sin acci�n no tiene valor. Sin embargo, se cree que gobierna el mundo, y si no hubiera un "ojo" para guiarlo, el trabajo de la "mano" pronto cesar�a. As� tambi�n de las condiciones sociales. La tendencia a veces vista en aquellos sobre quienes las cargas del trabajo y la privaci�n presionan m�s fuertemente, para mirar con envidia, sospecha e incluso desafiante hacia aquellos que ocupan un nivel superior, puede ser muy insensata; pero, por otro lado, �qu� m�s falso e irracional que el tono de alta superioridad que a veces asume la distinci�n social? �Puede la cabeza, entonces, decir a los pies: "No te necesito"? �Qu� ser�a de las m�s altas dignidades del mundo si no hubiera nadie que soportara las cargas m�s pesadas y hiciera el trabajo m�s duro de la vida? �De qu� surgen las formas m�s justas de nuestra civilizaci�n, nuestras comodidades e indulgencias, y todas las mil asociaciones agradables de nuestra vida? �De qu� son los frutos, sino de la mano de obra paciente y que consume toda la vida en el campo, la f�brica y la m�a? Todas las cosas brillantes y hermosas del mundo, todo el orgullo y la gloria de la existencia del hombre en �l, tienen sus ra�ces m�s o menos directamente en la tierra base. El ojo y la cabeza, con toda su delicada sensibilidad y elevada facultad, no pueden hacer nada sin las manos y los pies. El cristianismo da la mayor santidad y fuerza a esta lecci�n. A la luz de la encarnaci�n, la humanidad comprensiva, la vida humilde, el ministerio ben�fico, la muerte sacrificial, del Se�or Jes�s, vemos el maravilloso v�nculo de hermandad que une a toda la familia humana, y que aprendemos a comprender la gran ley que Dios nos ha formado a todos para "no vivir para nosotros mismos". El evangelio nos hace m�s conscientes de nuestras obligaciones que de nuestros derechos, de lo que le debemos a los dem�s que de lo que nos deben a nosotros. Nos inspira con el esp�ritu de aquel que estaba "entre nosotros como uno que sirve" y que "dio su vida en rescate por muchos".

III. EL TERRENO EN EL QUE DEBEMOS PAGAR HONOR ESPECIAL A NUESTROS HOMBRES. La Ley de Cristo nos ense�a a reverenciar a nuestra humanidad com�n en todas sus condiciones. "Honra a todos los hombres. Ama a la hermandad. Teme a Dios. Honra al rey" ( 1 Pedro 2:17). Estas declaraciones parecen abarcar todos los puntos del deber cristiano a este respecto. Pero toda la deriva de la ense�anza del ap�stol, en este como en tantos otros lugares, es que el honor especial se debe al fiel cumplimiento de la responsabilidad personal. Cualquiera que sea la estaci�n que ocupen los hombres, cualquiera que sea la funci�n que desempe�en, es el uso provechoso de la facultad para el bien com�n lo que les confiere la m�s noble distinci�n.

"El honor y la verg�enza de ninguna condici�n aumentan; act�a bien tu parte; ah� reside todo el honor".

HOMILIAS POR R. TUCK

1 Corintios 12:1

La presidencia del Esp�ritu.

Este pasaje no nos dirige a este tema general, sino a un punto en particular en relaci�n con �l. La presidencia se relaciona, cubre y santifica cada caracter�stica y cada expresi�n de la vida cristiana, la adoraci�n y el compa�erismo. Toda la vida del hombre regenerado est� directa y plenamente dentro de la direcci�n del Esp�ritu, de modo que ni siquiera puede hablar, si es que es cristiano, sin la inspiraci�n, la gu�a, la tonificaci�n del Esp�ritu Santo que mora en �l. El ap�stol les est� dando a estos gentiles cristianizados una prueba por la cual podr�an saber si realmente ten�an el don sellante y santificador del Esp�ritu. Podr�an decir incluso por el car�cter de sus expresiones. Estos encontraron expresi�n para el preciado sentimiento; y tal era la depravaci�n natural del hombre que podr�an estar seguros de que ning�n hombre apreciaba los pensamientos de admiraci�n y amor de Cristo, y encontraba expresi�n para ellos al decir: "Jes�s es el Se�or", salvo que el Esp�ritu Santo lo conmueve interiormente. Si es cierto de una expresi�n tan simple de la vida cristiana como esa, seguramente es cierto de todas las dem�s expresiones. Incluso es la gloria del hombre cristiano que en ninguna parte y en nada es independiente. La "Gu�a del gran coraz�n" siempre est� con �l. �l habla, act�a, movido por el Esp�ritu Santo. San Pablo est� convencido de la impresi�n de este punto por la noci�n falsa que podr�a ser tan f�cilmente adoptada: la noci�n de que solo los grandes dones y talentos est�n bajo la presidencia del Esp�ritu; que no tiene una relaci�n inmediata y precisa con la vida com�n. La cuesti�n de inter�s pr�ctico para cada uno de nosotros es esta: �cu�nto de la vida deslumbrante podemos reconocer como liderados por Dios y bajo la presidencia del Esp�ritu? En respuesta podemos decir:

I. LAS COSAS ESPECIALES DE LA VIDA DE UN HOMBRE EST�N EN LA DIRECCI�N DEL ESP�RITU. Esto puede abrirse haciendo hincapi� en:

1. Las cosas especiales de la experiencia personal.

2. De empleo cristiano y uso de regalos.

3. De relaci�n y oportunidad.

4. De la confesi�n y el testimonio, como en el caso de los ap�stoles y m�rtires.

II LAS COSAS COMUNES Y PEQUE�AS DE LA VIDA DE UN HOMBRE EST�N EN LA DIRECCI�N DEL ESP�RITU. Los "tres cuartos de la vida que se componen de conducta". Nuestros dichos, nuestras acciones en el hogar y en los negocios. Todo acto que pueda expresar car�cter es de inter�s para el Esp�ritu santificador, y puede hacerse, debe hacerse, en sus direcciones e inspiraciones.

1 Corintios 12:4

Diversidad e igualdad.

"Aunque la conversi�n es id�ntica en todos los casos, despu�s hay dones espirituales que var�an de acuerdo con la capacidad y el car�cter individual, pero todos provienen del mismo Esp�ritu. Hay variedades de ministraci�n en las que se emplean esos dones espirituales, y el mismo Se�or es servido por estos diversos ministerios ". La naturaleza nos muestra las formas y expresiones diversificadas de la vida com�n. La ciencia admite la diversidad y busca reconocer el �nico gran principio, la vida, que yace dentro de todos ellos. La diversidad radica en la expresi�n en nuestras esferas humanas. La similitud reside en la fuente, porque todas las cosas son de Dios.

I. DIVERSIDAD EN LA IGLESIA CRISTIANA. Existen:

1. Diversidades en dotaciones o "regalos". La divisi�n de Meyer de los primeros dones cristianos es sugerente.

(1) Regalos que tienen referencia al poder intelectual: divididos en

(a) la palabra de sabidur�a;

(b) la palabra de conocimiento.

(2) Regalos que dependen de la energ�a especial de la fe: divididos en

(a) la fe misma;

(b) operar en hechos, curaciones, milagros;

(c) operar en palabras, como en expresiones prof�ticas;

(d) operar en distinguir esp�ritus verdaderos y falsos.

(3) Regalos relacionados con lenguas: divididos en

(a) hablar en lenguas;

(b) interpretar lenguas.

2. Diversidades en el servicio requerido, o en "ministraciones" (margen, ministerios), es decir, formas en que sus disc�pulos pueden prestar servicio a Cristo y a sus miembros.

3. Diversidades en los modos de cumplir el servicio, o en las formas en que el car�cter y la habilidad individual pueden encontrar expresi�n en el desempe�o de diversos deberes cristianos. Si muchos hombres cristianos se dedican a la misma forma de servicio, cada uno imprimir� su individualidad en su m�todo de hacerlo. No hay dos trabajadores que trabajen exactamente igual. En la Iglesia de Cristo hay espacio completo y gratuito para todo tipo de diversidad y variedad. Las peculiaridades personales de ning�n hombre necesitan ser aplastadas; todo puede ser de utilidad; solo cada hombre debe asegurarse de que la expresi�n de su individualidad y el uso de su don no se conviertan de ninguna manera en un obst�culo o una ofensa para sus compa�eros de trabajo. La diversidad es totalmente compatible con la armon�a y la unidad.

II SAMENESS EN LA IGLESIA CRISTIANA. Hay una fuente de todos los dones cristianos; un presidente sobre el uso de todos los dones cristianos; y un extremo para ser servido por el empleo de todos los dones cristianos. "Se insiste fuertemente en la unidad de la fuente, para poner fin a los celos mutuos de los corintios. Y es notable que cada persona en la bendita Trinidad sea introducida para enfatizar el argumento, y en orden contrario (como se�ala Estius) , para llevarnos paso a paso a la �nica Fuente de todas. Primero, el Esp�ritu, que otorga los "dones" al creyente. Luego, el Se�or, a quien los hombres prestan servicio en su Iglesia. Finalmente, Dios el Padre , de quien procede todo, de qui�n son todas las obras que se le hacen a �l y en su nombre ". Se pueden ilustrar los siguientes puntos: hay igualdad

(1) en el distribuidor de regalos;

(2) en el prop�sito contemplado por la distribuci�n;

(3) en la gracia lista para aquellos que est�n usando los dones;

(4) y en la dependencia de cada uno que tiene un don en la ayuda y direcci�n del Esp�ritu Divino.

Impresione que toda la atenci�n del cristiano debe estar ocupada con el �nico motivo y la �nica fuente de inspiraci�n. Todos los dem�s motivos e inspiraciones pueden cumplir, pero pueden ser modos de operaci�n para el �nico gran motivo e inspiraci�n, que es que el Esp�ritu de Dios habita en nosotros sell�ndonos como los de Cristo, ense��ndonos toda la verdad y gui�ndonos en todo deber. �RT

1 Corintios 12:12

La ley del orden en el cuerpo humano.

Para otros casos en los que se emplea este s�mil, vea Romanos 12:4, Romanos 12:5; Efesios 4:16; Efesios 5:30; Colosenses 2:19. El cuerpo humano presenta una ilustraci�n muy llamativa de

(1) diversidad de regalos, cada miembro tiene su propia dotaci�n y uso;

(2) unidad en medio de la diversidad, ya que cada miembro comparte la vida com�n;

(3) dependencia mutua, ya que cada miembro es eficiente para su uso particular solo con la ayuda y el apoyo de todos los dem�s. "La unidad, no la uniformidad invariable, es la ley de Dios en el mundo de la gracia como en el de la naturaleza. Como los muchos miembros del cuerpo componen un todo org�nico, y ninguno puede ser prescindido de ellos como innecesarios, por lo que aquellos dotados de diversas maneras. El Esp�ritu compone un todo org�nico espiritual, el cuerpo de Cristo, en el cual todos son bautizados por el �nico Esp�ritu ". Usando el cuerpo humano como ilustraci�n de la Iglesia considerada como el cuerpo de Cristo, se puede demostrar que:

I. ES TODO. Evidentemente para ello hab�a un plan, un ideal. Es una cosa completa. Tiene sus partes designadas; nada se le puede agregar, y nada se le puede quitar. Aunque todav�a no se haya realizado, Dios ve que su Iglesia es, como perfecta, un todo.

II ES UNA VARIEDAD. Los lados del cuerpo parecen coincidir, pero incluso la izquierda y la derecha tienen sus funciones especiales. Cada miembro, miembro y articulaci�n tiene su misi�n individual. Y as� en la Iglesia de Cristo. No hay dos de sus miembros realmente iguales, y cada uno tiene su lugar adecuado y trabajo designado.

III. ES UN CONJUNTO DE RELACIONES. Ning�n miembro que tenga poderes o habilidades por s� mismo; haciendo su propio trabajo particular solo con la ayuda de todos los dem�s miembros. Todo el ser puesto en dependencia mutua y ayuda.

IV. ES UNA ARMON�A. Siempre y cuando cada parte y parte haga su propio trabajo particular de manera eficiente y bien. El cisma en el cuerpo es la enfermedad, la impotencia com�n y el comienzo de la muerte.

V. CADA MIEMBRO SOLO PUEDE HACER SU PARTE POR VIRTUD DE LA VIDA COM�N. Use la ilustraci�n de nuestro Se�or de la vid y las ramas. El miembro debe permanecer en el cuerpo y la rama en la vid. Aplique en cada caso a la Iglesia Cristiana, e impresione que, en el cuerpo y en la Iglesia, puede haber

(1) ninguna parte innecesaria;

(2) ning�n miembro inactivo; y

(3) ninguna porci�n deshonrosa o no honrada; ya que cada uno tiene su uso particular para el bien del todo. � R.T.

1 Corintios 12:26

El comportamiento com�n de una iglesia cristiana.

"Si un miembro sufre, todos los miembros sufren con �l". "Esta es una cuesti�n de la experiencia m�s com�n en el cuerpo humano. Un dolor en cualquier parte, incluso el m�s alejado de los asientos de la vida, afecta a todo. Una mirada a la historia nos mostrar� que es lo mismo con el cuerpo pol�tica. Cualquier cosa que sea f�sica, moral o espiritualmente perjudicial para cualquier parte de la sociedad, o de la Iglesia de Cristo, es segura a la larga que producir� da�o, deterioro moral y espiritual, al resto ". "Por lo tanto, lo que sea que exalte al personaje y purifique los objetivos de cualquier clase en la sociedad, seguramente afectar� en mayor o menor grado a todos los dem�s. Si el pensamiento se calcula para alarmarnos llamando nuestra atenci�n a la travesura infinita que puede ser forjado por un acto de desconsideraci�n o ego�smo, es un inmenso est�mulo que el otro le recuerde que ning�n trabajo por el bien, emprendido por motivos desinteresados ??y llevado a cabo en un esp�ritu desinteresado, puede ser sin efecto ". Cris�stomo dice: "Cuando una espina entra en el tal�n, todo el cuerpo lo siente y se preocupa; la espalda se dobla, el vientre y los muslos se contraen, las manos se adelantan y extraen la espina, la cabeza se inclina y los ojos miran la miembro afectado con mirada intensa ". John Howe dice: "Es algo muy poco natural regocijarse en el da�o de otro. En el cuerpo, cuando un miembro est� sufriendo, todos los miembros sufren con �l. Y deleitarse en el da�o de otros es contrario a lo espiritual naturaleza que se difunde en el verdadero cuerpo de Cristo, como si la cabeza o cualquier otro miembro se alegrara de que la mano o el pie sufrieran ". Se pueden tratar dos puntos por completo.

1. Como el sufrimiento en cualquier parte del cuerpo perturba todo el cuadro, el sentimiento de simpat�a emocionante en las partes m�s distantes, el sufrimiento, y a�n m�s el pecado, en el miembro m�s bajo y m�s bajo de una Iglesia Cristiana, afecta, hiere y aflige El conjunto. Cada miembro debe sufrir y simpatizar con el que sufre o con el pecador.

2. Como el dolor en otras partes del cuerpo es realmente un esfuerzo comprensivo para aliviar el dolor local, el dolor comprensivo en otros miembros de la Iglesia encuentra su uso apropiado en la ayuda brindada y el alivio dado al miembro que sufre o peca. � R.T.

1 Corintios 12:27

El cuerpo de la iglesia de Cristo.

Recordemos la propia figura de la vid de nuestro Se�or. Las ramas son el cuerpo a trav�s del cual la vida de la vid encuentra su expresi�n. Compare el cuerpo humano que nuestro Se�or tom� sobre �l en su encarnaci�n, que era el medio de mostrar al Hijo de Dios a los hombres, y establecerlo en relaci�n con los hombres, con el cuerpo de la Iglesia que nuestro Se�or tom� cuando ascendi� de este mundo. y se convirti� en un Cristo vivo y espiritual, que es el medio de mostrar a Cristo a los hombres ahora y mantener sus relaciones con ellos. Ilustra los dos puntos siguientes mediante la comparaci�n del cuerpo humano con el cuerpo de la Iglesia de Cristo:

I. CADA PARTE DEL CUERPO DE CRISTO DEBE HACER SU PROPIA IMPRESI�N. Al tratar con el Cristo humano, mostramos c�mo cada parte, cada caracter�stica y fase de su manifestaci�n terrenal, ten�a su propio poder e influencia. Estamos obligados a separar parte de parte para su consideraci�n. A veces nos detenemos en su car�cter moral, o en sus h�bitos, o en su discurso, o en sus acciones, o en su resistencia. Tomando su vida pieza por pieza, encontramos significado, misi�n, uso, en todas partes. Y as� con la Iglesia, como el cuerpo de Cristo o manifestaci�n terrenal ahora: cada parte, cada persona, tiene un lugar e influencia caracter�sticos. Cada uno debe hacer su propia impresi�n. De esto impresiona la demanda que hace Cristo de servicio leal de cada parte de su cuerpo eclesi�stico; cada miembro debe ser un miembro fiel.

II EL CUERPO DE LA IGLESIA, COMO UN TODO, DEBE HACER SU IMPRESI�N. Adem�s de cualquier impresi�n precisa producida al detenerse en cualquier fase de la vida humana de Cristo, hay una impresi�n especial que toda la figura de Cristo nos causa. Ilustrar por el sentimiento de los cristianos al ver la imagen de tama�o completo de Dore de "Cristo abandonando el pretorio". Por lo tanto, la Iglesia puede tener su propia impresi�n en los hombres solo cuando se convierta en una unidad plena, la �nica Iglesia cat�lica y apost�lica. Para asegurar la integridad de la Iglesia, y su presentaci�n al mundo como el cuerpo completo de Cristo en la tierra, todos los corazones fervientes se esforzar�n y rezar�n.

1 Corintios 12:28

El orden de los oficios en la Iglesia cristiana.

Los "ap�stoles" se establecen en primer lugar o rango, porque fueron llamados a su cargo por el mismo Se�or Jesucristo; ten�an conocimiento personal inmediato de su vida, car�cter y ense�anzas; y ellos fueron los fundadores y gobernantes y �rbitros pr�cticos de la Iglesia. Luego vienen los "profetas", que no eran personas simplemente dotadas con el poder de predecir eventos futuros, sino personas a quienes vinieron revelaciones directas y comunicaciones de Dios, y por lo tanto estaban facultados para iluminar a la Iglesia sobre los misterios de la fe y sobre el reclamos de deber. Compare a los antiguos profetas jud�os como maestros directamente inspirados. Luego "maestros", considerados como aquellos con poderes ordinarios de intelecto, y los dones naturales de instruir a otros, que educaron y entrenaron a la Iglesia en la doctrina cristiana. Despu�s de esos "milagros", o el poder de hacer milagros. Esto se establece en un rango nuevo y m�s bajo, tal vez, porque solo se ejerce ocasionalmente, y por lo tanto no se compara con los arreglos m�s regulares y ordenados para la cultura de la Iglesia. Los "milagros" se distinguen de los "dones de curaciones", que debemos suponer que se remontan al poder personal en los sistemas nerviosos, de los cuales parece haber casos modernos. "Ayuda" puede referirse a servicios menores como socorrer a los necesitados, atender a los enfermos, etc. Lo que el ap�stol quiso decir con "gobiernos" es muy dif�cil de decidir. Stanley piensa que esa referencia est� destinada a la facultad conocida como "discernimiento de esp�ritus ". La palabra utilizada, sin embargo, significa" guiar el tim�n de los asuntos ", y la referencia puede ser a aquellos oficiales que administraron, o gobernaron, los asuntos temporales de la Iglesia, y respondieron, en cierta medida, a los ancianos, o gobernantes, de la sinagoga. "Lenguas" San Pablo pone el �ltimo, porque, por otros pasajes, sabemos que no valoraba mucho el mero poder de expresar el sentimiento cristiano en un lenguaje ext�tico e incomprensible, o en alguna lengua extranjera y desconocida. Pens� que podr�a tener una relaci�n muy d�bil con la edificaci�n de la Iglesia a menos que se interpretara correctamente. San Pablo constantemente insta a la variedad de los dones confiados a la Iglesia, y la honradez com�n de todos ellos, pero �l nos impresiona sinceramente. Eso de Desde el punto de vista humano, y en vista de la preservaci�n del orden y la eficiencia en las relaciones con la Iglesia, los dones deben colocar a los hombres en diferentes posiciones y traerles diferentes formas y grados de responsabilidad. Se pueden desplegar tres cosas.

I. ALGUNOS REGALOS NECESITAN POSICIONES DE AUTORIDAD. El hombre de dones, como ap�stol o como gobernante, solo puede usar sus dones en cargos de autoridad. As� que ahora un hombre puede tener el don de organizar o administrar hombres, o el don de la maestr�a y los negocios; entonces tales hombres debemos estar dispuestos a establecer en los lugares altos.

II OTROS REGALOS COMO POSICIONES DE DEPENDENCIA REALMENTE NECESITADAS. Son dones de dependencia y servicio. Solo se pueden usar en lugares bajos. Aquellos que los tienen solo pueden ser fieles en lo que los hombres pueden llamar lugares menores. La ambici�n en los hombres est� limitada por sus dones. Una ambici�n correcta lleva a un hombre a presionar por la posici�n en la que puede usar sus dones. Una ambici�n equivocada hace que un hombre busque oficinas y puestos para los que no tiene regalos.

III. CADA HOMBRE EN LA IGLESIA DE CRISTO DEBE TENER SU OFICINA POR VIRTUD DE SUS REGALOS, Y NO DE SUS RECLAMACIONES O DE SUS AMBICIONES, La verdadera idea de la selecci�n para el cargo es el descubrimiento de los hombres entre nosotros con los regalos relacionados con la oficina. La lesi�n de la Iglesia se produce al presionar a los hombres para que asuman cargos que no sean este terreno. Dios provee a los adecuados; con demasiada frecuencia no lo esperamos a los hombres correctos, y llenamos tontamente las oficinas de la Iglesia por motivos ajenos a la Divinidad. La pregunta que cada uno se hace es: "�Cu�les son los regalos que me han confiado?" Y luego esto: "�Cu�l es la esfera en la que puedo encontrar ejercicio para estos regalos?" El lugar m�s honorable que cualquier hombre puede ocupar es el que se ajusta con precisi�n a sus dones, ya sea a la vista del hombre, parece ser bajo o alto.

1 Corintios 12:31

La comparaci�n de regalos y gracias.

El aspecto m�s importante de la religi�n es el pr�ctico. Es un poder que funciona para el bien en toda nuestra naturaleza humana, que produce cambios vitales y moldea nuestra conducta y conversaci�n al patr�n de un nuevo modelo; un poder divino, acelerando cada facultad correcta y buena que nuestra naturaleza pueda poseer, y consagrando a Dios su ejercicio; un poder que busca aplastar y matar todo mal dentro de nosotros y sobre nosotros, controlando cada forma de influencia maligna. El gran Redentor toma posesi�n de nuestras naturalezas para que pueda ser su propia morada. Y ninguna vista de la obra de Cristo deber�a ser tan preciosa para nosotros como lo que lo representa, en medio de escenas diarias y de santificaciones diarias, transformando la mansi�n desolada de nuestra naturaleza en un palacio de la pureza y la belleza m�s divinas, donde el Rey de reyes puede morar. Esta obra de gracia puede ser representada como la cultura de las gracias cristianas, y nuestro texto nos recuerda cu�n m�s importantes para nosotros son las gracias del car�cter cristiano que los dones de la habilidad cristiana. Por un "regalo" entendemos algo que nos permite hacer; por una "gracia", algo que nos permite ser. Un regalo es algo, por as� decirlo, puesto en nuestras manos, que podemos usar; una gracia es un cambio efectuado en nuestra propia naturaleza, que nos hace, sin duda, mejores hombres y mujeres. Observamos la distinci�n m�s claramente en las palabras similares, "talento" y "car�cter". Nuestro texto sugiere que las gracias son mejores que los regalos: son "la forma m�s excelente"; e incluso los regalos valen muy poco, ya que est�n unidos con las gracias. Es muy notable que San Pablo sea el que ponga las gracias por encima de los regalos; ya que en dotaciones personales super� a todos los dem�s ap�stoles.

I. �QU� TIENE GRACIAS Y REGALOS EN COM�N?

1. Tienen un origen divino com�n. El ap�stol dijo de s� mismo, incluyendo sus grandes poderes mentales y capacidades cultivadas, y tambi�n sus hermosas cualidades morales y sus altos logros espirituales: "Por la gracia de Dios soy lo que soy".

2. Las gracias y los regalos tienen un prop�sito en com�n. Ambos son para el uso de "edificante". Esa palabra est� hecha de un t�rmino latino que significa "edificar", y nos presenta la figura paulina de la vida cristiana como templo en curso de construcci�n. Parece que vemos las piedras y el material reunidos; observamos a los trabajadores que trabajan duro; discernimos algunas indicaciones del dise�o del Arquitecto eterno; y, ya seamos hombres de regalos u hombres de gracias, no debemos ser simples espectadores; debemos estar agregando algo, ya sea a la estabilidad o la belleza de ese edificio alzado. Si tenemos dones, debemos usarlos en acciones amables y sabias, ayudando a nuestros hermanos a llevar sus cargas o ense��ndoles la mejor manera de colocar piedra sobre piedra. Si tenemos gracias, entonces podemos ejercer una influencia sagrada en los que nos rodean, inspirando e inspirando sus almas; arrojando una fragancia Divina, como la de las flores del para�so, sobre toda nuestra relaci�n con los dem�s; ayudando a nuestros compa�eros a trabajar m�s cordialmente y soportar m�s alegremente.

3. Las gracias y los dones son iguales en esto: ambos pueden crecer y ambos pueden sufrir p�rdidas.

II �QU� TIENEN GRACIAS QUE NO TIENEN REGALOS?

1. Las gracias tienen poder para llegar a todos y enriquecerlos a todos. En cualquier sentido muy grande, los regalos solo pueden llegar a unos pocos. Casi sentimos como si pudi�ramos contar a los hombres y mujeres que, en cada departamento de regalos, se han elevado por encima de sus compa�eros. Tenemos un nombre especial para eso: los llamamos "genios" y. Sabemos que el genio real es muy escaso. Pero todos podemos tener grandes gracias; son como los rayos de la dulce luz del sol de Dios, que caen sobre el castillo que corona la colina y sobre el grupo de caba�as que se re�ne a sus pies.

2. Las gracias son mejores que los regalos, porque duran para siempre. Las cosas que tenemos deben alg�n d�a salir de nuestras manos; la mano muerta no sostiene nada. Lo que somos en nosotros mismos debemos ser para siempre, no podemos dejar de serlo cuando la muerte separa al mortal de lo inmortal.

3. Las gracias son mejores que los regalos, porque tienen el poder de trabajar siempre. Los obsequios dependen de la voluntad de los hombres, y esas voluntades a menudo se autogobiernan por completo. Muy rara vez podemos obtener el beneficio completo de los dones de los superdotados. Si un hombre es un alma amable, no puede evitar trabajar para sus semejantes y para Cristo. La gloria de nuestras gracias es solo esto: son independientes de nuestras voluntades o triunfan simple y gloriosamente sobre nuestras voluntades. S� hermosa, s� gentil, s� humilde, s� verdadera, s� generosa, en una palabra, s� como Cristo; deja que solo tu alma se llene de las gracias del Esp�ritu, y llegar�s a ser, no puedes evitar convertirte, en uno de los trabajadores m�s eficientes y constantes de Dios, en la guarder�a y la cocina, en el hogar y la amistad, en la oficina y la tienda, en la sociedad y en la iglesia. Si pudi�ramos ver profundamente la realidad de las cosas, deber�amos estar preparados con una sola voz para reconocer que la bondad es la verdadera grandeza, y nuestra preocupaci�n suprema ser�a llegar a ser bellas para Cristo. � R.T.

Información bibliográfica
Exell, Joseph S; Spence-Jones, Henry Donald Maurice. "Comentario sobre 1 Corinthians 12". Los Comentarios del Púlpito. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tpc/1-corinthians-12.html. 1897.