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Bible Commentaries
1 Corintios 13

Los Comentarios del PúlpitoLos Comentarios del Púlpito

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Versículos 1-13

EXPOSICI�N

1 Corintios 13:1

La manera supremamente excelente del amor cristiano. Este cap�tulo ha sido en todas las edades objeto de la admiraci�n especial de la Iglesia. �Ojal� hubiera recibido en todas las edades la admiraci�n m�s elevada y valiosa que se habr�a expresado al aceptar sus lecciones! Tertuliano dice que se pronuncia "con toda la fuerza del Esp�ritu" (totis Spiritus viribus). Es un himno o himno glorioso en honor del amor cristiano, en el que San Pablo se eleva en las alas de la inspiraci�n a las alturas m�s iluminadas por el sol de la elocuencia cristiana. Al igual que el cuadrag�simo quinto salmo, puede titularse "Salmo de amor". Valcknaer dice que las "figuras oratorias que iluminan el cap�tulo han nacido espont�neamente en un alma heroica, ardiendo con el amor de Cristo y colocando todas las cosas m�s bajas que este amor divino". En 1 Corintios 13:1 muestra la necesidad absoluta de amar; en 1 Corintios 13:4 sus caracter�sticas; en 1 Corintios 13:8 su permanencia eterna; en 1 Corintios 13:13 su supremac�a absoluta.

1 Corintios 13:1

Aunque hablo en lenguas de hombres y de �ngeles. El caso se supone simplemente. Las lenguas de los hombres son lenguas humanas, que incluyen, tal vez, la expresi�n peculiar de la inspiraci�n ext�tica con la que est� tratando ahora. Es, quiz�s, con referencia a este �ltimo resultado de la exultaci�n espiritual, en todo caso en sus desarrollos m�s puros y elevados, que agrega las palabras "y de los �ngeles". Es poco probable que se est� refiriendo a la noci�n rab�nica de que los �ngeles solo entend�an el hebreo, y no el arameo u otros idiomas. Las palabras est�n destinadas a expresar el mayor cl�max posible. Los poderes m�s supremos de la expresi�n, incluso de la expresi�n angelical, si alguno de los corintios hubiera o imaginado que hab�an alcanzado tal expresi�n, no son nada en comparaci�n con el logro universalmente posible del amor cristiano. Es notable que aqu� nuevamente coloque "lenguas", incluso en su desarrollo m�s grande concebible, en el escal�n m�s bajo de su cl�max. Y no tengas caridad. Es de lamentar profundamente que los traductores de la Versi�n Autorizada introdujeron aqu� de la Vulgata una nueva traducci�n de la palabra sagrada "amor", que domina todo el Nuevo Testamento como su nota clave divina. El griego posee dos palabras para "amor". Uno de estos, eros, que implicaba como lo hac�a el amor que brota de la pasi�n sensual, fue te�ido demasiado profundamente en asociaciones paganas para ser capaz de ser redimido en un uso m�s sagrado. Es caracter�stico de la diferencia entre el paganismo y el cristianismo, que el elogio de Plat�n en el 'Simposio' es en honor a eros, no a nada parecido a agap?. Los ap�stoles, por lo tanto, se vieron obligados a describir el ideal de la vida del evangelio con otra palabra, que expresaba el amor a la estima, la reverencia y la ternura sagrada: la palabra agap?. Esta palabra no era realmente cl�sica. Ning�n escritor pagano lo hab�a usado. Pero el verbo agapao, correspondiente al diligo latino, y reservado para este tipo de amor m�s elevado, sugiri� de inmediato el agap sustantivo, que, junto con la agapesis sustantiva similar (Jeremias 31:3, etc.), ya hab�a sido adoptado por la LXX. y por Filo y en Sab. 3: 9. La palabra es as�, como dice el arzobispo Trench, "nacido en el seno de la religi�n revelada". La Vulgata eligi� la caritas (de ah� nuestra "caridad") para expresar este amor a la raz�n y el afecto, el cari�o que reina entre los seres humanos, y entre el hombre y Dios. Esta palabra, como agap?, no est� manchada con ninguna asociaci�n malvada. Si "caridad" se hubiera utilizado exclusivamente para agap?, no habr�a surgido ninguna objeci�n, aunque "amor" es ingl�s mientras que "caridad" es lat�n. Pero fue un mal sin mezclar que, mediante el uso de dos palabras diferentes para la misma palabra griega, se deber�a haber impedido a los lectores ingleses reconocer la unidad de pensamiento sobre este tema que prevalece entre todos los libros del Nuevo Testamento ( Mateo 22:37; 1 Pedro 1:22; 1Jn 3:14; 1 Juan 4:7, 1 Juan 4:8, etc.). Argumentar que la palabra "amor" en ingl�s no est� mezclado con usos no permitidos es absurdo, porque nunca se supon�a que esos usos de la palabra se entrometieran en una multitud de otros pasajes en los que el amor se usa para hacer agap?. �Qui�n ha so�ado alguna vez con objetar tal himno al himno favorito?

"Fe, esperanza y amor que vemos unidos de com�n acuerdo, pero el m�s grande de los tres y el mejor es el amor".

Es cierto que Lord Bacon admiraba "la discreci�n y la ternura de la Versi�n Renana" al usar la palabra "charitie", "debido a las indiferencias y equ�vocos de la palabra [amor] con amor impuro". Pero esa objeci�n, si alguna vez existi�, ahora ha sido eliminada por el uso del "amor" en una multitud de otros pasajes puros y elevados de la Sagrada Escritura. Por lo tanto, es una gran ganancia que la Versi�n Revisada restaure a este pasaje la palabra "amor", que hab�a sido utilizada por Tyndale, Cranmer y la Biblia de Ginebra. Porque en el uso del ingl�s moderno, la palabra "caridad" se limita casi a "dar limosna", y la de un tipo que a menudo es una excusa para eludir toda verdadera abnegaci�n y para no actuar de acuerdo con el verdadero esp�ritu de amor. El amor cristiano es siempre e infinitamente bendecido, pero la limosna que ha usurpado el nombre de "caridad" a menudo hace m�s da�o que bien. Me he convertido en un lat�n que suena, o un platillo tintineante; m�s literalmente, me he convertido en un metal en auge o en un platillo retumbante. Mis "lenguas" sin "amor" se convierten en una mera disonancia discordante, molesta e ininteligible. La palabra griega para "clanging" (alalazon) es una onomatopeya, como el nombre hebreo para platillos, tseltselim (Salmo 150:5).

1 Corintios 13:2

Profec�a. El poder de la alta expresi�n pertenec�a a Balaam y Caif�s; sin embargo, no les sirvi� de nada sin amor. "Se�or, Se�or", exclaman las almas atribuladas a la izquierda, "�no hemos profetizado en tu Nombre?" Sin embargo, �l les responde: "Nunca te conoc�". Todos los misterios Aunque puedo hablar de los secretos de Dios una vez escondidos pero ahora revelados ( Mateo 13:11; Romanos 16:27; 1 Corintios 2:7; Efesios 3:3 , etc.) Y todo conocimiento. Percepci�n de los significados m�s profundos de las Escrituras, etc. Toda la fe. Aqu� no significa "fe justificante" o "fe salvadora", que no puede existir m�s sin mostrarse en obras que la luz puede existir sin calor; pero fides miraculosa, la confianza en el poder de hacer maravillas. Judas, por ejemplo, debe haber pose�do este tipo de fe, y fue ejercida por "muchos" que a�n ser�n rechazados porque tambi�n trabajan iniquidad ( Mateo 7:21). Para poder quitar monta�as. Se supone que esto debe ser una referencia a Mateo 17:20; Mateo 21:21. Sin embargo, es mucho m�s probable que, si San Pablo deriv� las palabras de nuestro Se�or, vinieran a �l por tradici�n oral. Y la inferencia debe ser en cualquier caso precaria, porque la frase era tan com�n entre los rabinos que "removedor de monta�as" era uno de sus t�tulos admirables para un gran maestro. No soy nada. Ninguna expresi�n podr�a implicar una reprensi�n m�s forzada al orgullo intelectual y espiritual.

1 Corintios 13:3

Y aunque doy todos mis bienes para alimentar a los pobres. Las cinco palabras, "otorgar para alimentar a los pobres", representan la �nica palabra griega psomiso, y despu�s de todo no dan su fuerza. Se deriva del psomion, un bocado, y significa "regalar por bocados", es decir, "repartir". Ocurre en Romanos 12:20 para "feed". La atenci�n a este vers�culo podr�a haber servido de advertencia contra los casos a menudo in�tiles y a veces incluso perniciosos de los monasterios medievales. Gran parte de la "caridad" de estos d�as es a�n m�s poco caritativa que esto, y muestra la ausencia m�s completa de verdadera caridad; como, por ejemplo, la ca�da de centavos a mendigos profesionales y, por lo tanto, premiar el vicio y la impostura. Ser quemado La lectura es extremadamente incierta. El cambio de una carta da la lectura, para que pueda gloriarme (?????????? para ??????????). Quiz�s los escribas pensaron que "la muerte por la quema" era todav�a (57 d. C.) una forma de martirio sin precedentes, aunque se volvi� demasiado familiar diez o doce a�os despu�s en la persecuci�n neroniana. Sin embargo, San Pablo probablemente se refer�a, no, como algunos supon�an, a la marca, que se expresar�a de manera diferente, sino a la facilidad de los "tres ni�os", en Daniel 3:23, donde el LXX tiene: "Dieron sus cuerpos al fuego"; o a las diversas torturas y muertes por fuego en 2 Macc. 7. Al arder Ridley y Latimer, el Dr. Smith eligi� este verso para su texto. Su aplicabilidad est� a la par con millones de otras instancias en las que se ha abusado gravemente de la Escritura al emplear su carta para asesinar su esp�ritu y al quitarla del Dios del amor para d�rsela al diablo del odio religioso. La quema de un santo era un esp�cimen singular del "amor" de la Iglesia. No me aprovecha nada; literalmente, no soy nada beneficiado. Una consideraci�n de este vers�culo podr�a haber mostrado a los cristianos de los primeros siglos que no hab�a nada intr�nsecamente redentor en el martirio en el que a menudo se empujaban.

1 Corintios 13:4

Los atributos del amor.

1 Corintios 13:4

Sufre mucho y es amable. Pasivamente perdura; activamente hace el bien. Soporta males; confiere bendiciones. Envidia no. Sus caracter�sticas negativas son parte de su perfecci�n positiva. La envidia, "una forma de muchos nombres", incluye malicia, rencor, celos, pique, mal de ojo, etc., con toda su base y numerosas manifestaciones. Voluntario no en s� mismo. El significado probablemente estar�a m�s expresado por el coloquialismo, no se luce. Por ejemplo, no "hace su limosna antes de que los hombres sean vistos" ( Mateo 6:1). El perperus latino, que proviene de la misma ra�z que esta palabra, significa "fanfarr�n" o "fanfarr�n". Cicer�n, hablando de una gran exhibici�n oratoria propia antes de Pompeyo, le dice a Atticus, "�Dios m�o! �C�mo me mostr� (????????????????) ante mi nuevo oyente, Pompeyo!" ('Ad. Art.,' 1 Corintios 1:14). No est� hinchado. No tiene un bolso orgulloso o una arrogancia inflada. "El amor, por lo tanto, est� libre del vicio caracter�stico de la Iglesia de Corinto (1 Cor 4: 6, 1 Corintios 4:18, 1 Corintios 4:19; 1 Corintios 5:2; 1 Corintios 8:1).

1 Corintios 13:5

No se comporta indecorosamente (ver 1 Corintios 12:23; 1 Corintios 14:40). Vulgar indecorum es ajeno al amor, ya que tiene su ra�z en el ego�smo y la falta de simpat�a. Los "modales nobles" son siempre el fruto de las "mentes nobles". "S� cort�s" ( 1 Pedro 3:8). No busca lo suyo. La b�squeda personal es la ra�z de todo mal ( 1 Corintios 10:24, 1 Corintios 10:33; Filipenses 2:4; Romanos 15:1, Romanos 15:2). No se provoca f�cilmente. La palabra "f�cilmente" es aqu� un brillo. El sustantivo correspondiente (paroxusmos, de donde nuestro "paroxismo") se utiliza de la fuerte contienda entre Pablo y Bernab� ( Hechos 15:39). El amor, cuando se perfecciona, se eleva por encima de todas las tentaciones a exasperarse, aunque a menudo puede ser justamente indignado. Pero, como dice San Cris�stomo, "como una chispa que cae al mar no hiere al mar, sino que se extingue, as� una cosa maligna que cae sobre un alma amorosa se extinguir� sin inquietud". No piensa maldad; literalmente, no cuenta (o imputa) el mal. La frase parece ser muy completa, lo que implica que el amor no es sospechoso, ni implacable, ni retentivo en su memoria del mal hecho. El amor escribe nuestros errores personales en cenizas o en el agua.

1 Corintios 13:6

No se regocija en la iniquidad; m�s bien, a la injusticia. El regocijo por el pecado, el placer en los que cometen pecado, la exultaci�n por la ca�da de otros en pecado, se encuentran entre las peores formas de malignidad ( Romanos 1:32; 2 Tesalonicenses 2:12) . Los griegos ten�an una palabra, ?????????????, para describir "regocijarse ante el mal" (ya sea pecado o desgracia) de otros ( Proverbios 24:17); Schadenfreude, "alegr�a maligna" (Arist., 'Eth.,' 2.7, 15). Es el sentimiento detestable indicado por el comentario de La Rochefoucald, "que hay algo que no es del todo desagradable para nosotros en las desgracias de nuestros mejores amigos". Se regocija en la verdad; m�s bien, con la verdad. Hay muchos que "resisten la verdad" ( 2 Timoteo 3:8); o quienes "sostienen la verdad en la injusticia" ( Romanos 1:18); pero el amor lo acepta, lo mantiene puro, se regocija en todos sus triunfos ( Hechos 11:23; 2 Juan 1:4).

1 Corintios 13:7

Lleva todas las cosas (ver en 1 Corintios 9:12). Soporta males y males, y los cubre con una hermosa reticencia. As�, el amor "cubre todos los pecados" ( Proverbios 10:12; 1 Pedro 4:8). Cree en todas las cosas. Toma las mejores y m�s amables opiniones de todos los hombres y todas las circunstancias, siempre que sea posible hacerlo. Es lo opuesto al esp�ritu com�n, que arrastra todo en una parte deteriorada, lo pinta con los colores m�s oscuros y lo peor. El amor es completamente ajeno al esp�ritu del c�nico, el pesimista, el rival eclesi�stico, el calumniador an�nimo, el detractor secreto. Espera todas las cosas. Los cristianos parecen haber perdido de vista por completo la verdad de que la esperanza es algo m�s que el resultado de un temperamento sangu�neo, que es un don y una gracia. La esperanza es adversa a la acidez y la tristeza. Tiene una visi�n alegre y alegre del hombre, del mundo y de Dios, porque es una hermana del amor. Soporta todas las cosas. Ya sean las "setenta veces siete" ofensas de un hermano ( Lucas 17:4), o los errores del m�rito del paciente ( 2 Timoteo 2:24), o los sufrimientos y el yo. negaciones y persecuciones de la vida gastada en hacer el bien ( 2 Timoteo 2:10). El lector no necesita recordar que en estos vers�culos tiene una imagen de la vida y el car�cter de Cristo.

1 Corintios 13:8

La eterna permanencia del amor.

1 Corintios 13:8

Nunca falles. La palabra "faileth" (????????) tiene dos significados t�cnicos entre los cuales no es f�cil decidir.

1. Significa, t�cnicamente, "nunca es silbado fuera del escenario como un mal actor", es decir, tiene su papel que jugar incluso en el escenario de la eternidad. Este es su significado en griego cl�sico.

2. significa "se cae" como los p�talos de una flor marchita (como en Santiago 1:11; comp. Isa�as 28:4). Aqu�, quiz�s, el significado no es t�cnico, sino general, como en Romanos 9:6 y en la LXX. (Job 21: 1-34: 43). Pero la lectura puede ser simplemente ?????? (falleth), como en ?, A, B, C. Ellos fallar�n. Esta no es la misma palabra que la que hemos estado comentando; significa "ser� anulado" o "eliminado"; y es el mismo verbo que el que aparece en las siguientes cl�usulas por "desaparecer", "desaparecer" ( Romanos 9:10) y "guardar" ( Romanos 9:11). As�, en dos vers�culos tenemos la misma palabra traducida por cuatro frases diferentes. Sin duda, el efecto del cambio suena maravillosamente para los o�dos acostumbrados a la "vieja tensi�n familiar"; pero el deber obvio de los traductores es representar, no mejorar, el lenguaje de su autor. En la versi�n revisada, la palabra de piedra se guarda correctamente para las cuatro repeticiones del verbo. Lenguas Se enumeran carismas especiales para mostrar la trascendencia del amor. Conocimiento. Esto solo se anular� en el sentido del conocimiento terrenal, que ser� una estrella que desaparecer� a la luz de ese conocimiento celestial que se ampliar� gradualmente hasta el d�a perfecto.

1 Corintios 13:9

Lo sabemos en parte. La expresi�n se aplica directamente al conocimiento religioso, y deber�a ser una reprimenda a la pretensi�n de infalibilidad e integridad que a veces los hombres religiosos usurpan.

1 Corintios 13:10

Lo que es en parte se eliminar�. Se perder� en la perfecci�n cuando finalmente hayamos alcanzado "la medida de la estatura de la plenitud de Cristo" ( Efesios 3:14).

1 Corintios 13:11

Entend� como un ni�o, pens� como un ni�o; Me sent� como un ni�o, razon� como un ni�o. Pero cuando me convert� en hombre, dej� de lado las cosas infantiles; ahora que me he convertido en hombre, he eliminado las cosas infantiles. No se alude a ning�n momento espec�fico en el que haya dejado de lado las cosas infantiles, pero quiere decir que la "masculinidad" es un estado en el que la infantilidad deber�a haberse vuelto imposible.

1 Corintios 13:12

A trav�s de un vaso; m�s bien, a trav�s de (o, por medio de) un espejo. Nuestros "anteojos" eran desconocidos en esa �poca. Los espejos eran de plata o alg�n metal pulido, dando, por supuesto, una imagen mucho m�s tenue que las "gafas". Los rabinos dijeron que "todos los profetas vieron a trav�s de un espejo oscuro, pero Mois�s a trav�s de uno brillante". San Pablo dice que ning�n ojo humano puede ver a Dios en absoluto, excepto como una imagen vista como si estuviera detr�s del espejo. Misteriosamente; m�s bien, en un enigma. Se dice que Dios le habl� a Mois�s "por medio de acertijos" ( N�meros 12:8; Versi�n autorizada, "en discursos oscuros"), el lenguaje humano, que trata con hechos divinos, solo puede representarlos indirectamente, metaf�ricamente, enigm�ticamente, bajo im�genes humanas, y como lo ilustran los fen�menos visibles. Dios solo puede ser representado bajo las frases de antropomorfismo y antropopat�a; y tales frases solo pueden tener una verdad relativa, no absoluta. Luego; es decir, "cuando llegue lo perfecto". Cara a cara. Como la "boca a boca" del hebreo y la LXX. en N�meros 12:8. Esta es la visi�n beat�fica. "Sabemos que, cuando aparezca, seremos como �l; porque lo veremos tal como es" ( 1 Juan 3:2). "Ahora caminamos por fe, no por vista" ( 2 Corintios 5:7). Entonces sabr� incluso como tambi�n soy conocido; m�s bien, entonces lo sabr� completamente incluso como tambi�n yo era completamente conocido, a saber. cuando Cristo se dio cuenta de m� en mi conversi�n. Ahora, no tanto "conocemos" a Dios, sino que "m�s bien somos conocidos de Dios".

1 Corintios 13:13

Y ahora. El "ahora" no es temporal (en oposici�n al "entonces" del verso anterior), sino l�gico. Resume el p�rrafo. Permanece. Estas tres gracias son fundamentales y permanentes; no transitorios, como los carismas, de los que se enorgullec�an los corintios, sino que todos deber�an ser "anulados". Fe, esperanza, caridad. Puede ser dif�cil ver c�mo la "esperanza" debe ser permanente. Pero si el estado futuro es progresivo a lo largo de la eternidad y la infinitud, la esperanza nunca se perder� en realidad. Incluso "dentro del velo", seguir� siendo como "un ancla del alma, segura y firme" ( Hebreos 6:19). El mayor de estos es la caridad; literalmente, m�s grande que estos es el amor. San Pablo no explica por qu� el amor es el mayor y el mejor de los tres. Se pueden dar varias razones.

1. El amor es el m�s grande, porque es la ra�z de los otros dos; "creemos solo en lo que amamos; esperamos solo en lo que amamos.

2. Y el amor es el m�s grande porque el amor es para nuestro pr�jimo; fe y esperanza principalmente para nosotros mismos.

3. Y el amor es el m�s grande porque la fe y la esperanza son humanas, pero Dios es amor.

4. Y el amor es el m�s grande porque la fe y la esperanza solo pueden obrar por amor y solo mostrarse por amor. As�, el amor es como la perfecci�n indivisa de la luz s�ptuple. La fe y la esperanza son piedras preciosas de un color, como un rub� y un zafiro; pero el amor, como nos ha estado mostrando a lo largo del cap�tulo, es un diamante de muchas facetas.

HOMIL�TICA

1 Corintios 13:1

Elocuencia sin caridad.

"Aunque hablo en lenguas de hombres y de �ngeles, y no tengo caridad, me he convertido en un lat�n sonoro o un platillo tintineante". El contexto sugiere dos verdades introductorias.

1. Que existe una gran diversidad en los talentos con los que el Cielo ha dotado a la humanidad. Hay "diversidades" de regalos. Si bien es cierto que el ap�stol se refiere especialmente a los dones milagrosos, esos mismos dones tienen sus equivalentes entre los hombres ahora. Es cierto que no tenemos dones milagrosos de lenguas; pero tenemos grandes eruditos ling��sticos, hombres que dominan muchos idiomas. Aunque no tenemos dones milagrosos de profec�a, tenemos hombres de una sagacidad tan visionaria como para discernir los signos de los tiempos, y. predecir eventos destinados a ocurrir en la tierra. Aunque no tenemos los dones milagrosos de la curaci�n, la ciencia m�dica moderna invierte a algunos hombres con un poder curativo en algunos aspectos para acercarse a lo milagroso. En definitiva, las dotaciones inmiraculous de la actualidad, exhibidas en las diversas evoluciones del arte, la ciencia y la filosof�a, son m�s que una compensaci�n adecuada por la p�rdida de las dotaciones milagrosas de los tiempos apost�licos. Algunos hombres se distinguen por una facultad y otros por otro. Algunos por la facultad de crear pensamiento, algunos por la facultad de combinar el pensamiento, algunos por la facultad de presentar oratoriamente el pensamiento. Estas facultades existen en varios grados de fuerza; en algunos son enanos, en otros gigantes.

2. Que sin caridad, el m�s alto tipo y grado de talento tiene poco valor. De hecho, en este cap�tulo, Pablo dice, en relaci�n con las facultades m�s altas, y con los servicios m�s altos, que sin esta caridad el hombre mismo no es nada: "Yo no soy nada". Ahora, el texto dirige la atenci�n a una facultad particular, y esa es la elocuencia. "Aunque hablo en lenguas de hombres y de �ngeles". Los �ngeles hablan Quiz�s Paul hab�a escuchado su oratoria cuando fue atrapado en el cielo. �l quiere decir que, aunque ten�a elocuencia del m�s alto tipo, sin caridad, no tendr�a ning�n valor. Se sugieren dos pensamientos.

I. Que ES POSIBLE QUE LA ELOQUENCIA DEL TIPO M�S ALTO EXISTA SIN CARIDAD. �Por qu� decir "posible"? Alguna vez ha existido y todav�a existe, disociado de esta caridad, esta reina de virtudes, o m�s bien esta ra�z de toda excelencia moral.

1. Lo encontramos en la pol�tica de partidos. Lea los discursos de la fiesta pronunciados en los casamientos o en la C�mara de los Comunes. Algunos de esos discursos est�n dise�ados a partir de los m�s altos modelos de oratoria, y se entregan con todas las gracias del arte, pero totalmente desprovistos de caridad. Golpean con ambici�n ego�sta y arden con bazo envidioso.

2. Lo encontramos en la teolog�a del partido. Algunos de los discursos sobre teolog�a pol�mica son, en todos los atributos de la verdadera elocuencia, inigualables, si no inigualables; �Pero qu� indigente de la caridad! Todos est�n radiantes de celo amargo por ciertos dogmas del cerebro.

3. Lo encontramos en el Churchism del partido. Durante el mes de mayo aparecen hombres en la plataforma de Exeter Hall que han pasado muchos d�as o semanas laboriosos, tal vez, al preparar un discurso en nombre de alguna causa, ante cuya brillantez el autor espera que todos los otros discursos palidezcan. fuego. Lee el m�s elocuente de estos discursos; y en su mayor parte �cu�n indigente es la caridad! El celo de la secta reina en todos. Los protestantes condenan a los cat�licos, los evang�licos a los ritualistas, la Iglesia se burla de la disidencia y la disidencia de la Iglesia, y todos est�n de acuerdo en enviar paganos y paganos de todos los grados a la perdici�n m�s cercana. El esp�ritu de todos los oradores, por regla general, en esas ocupadas manifestaciones de elocuencia, es: "Somos los hombres sabios, y la sabidur�a morir� con nosotros; el templo del Se�or, el templo del Se�or, somos nosotros".

II Esa elocuencia del m�s alto: tipo sin caridad es TOTALMENTE INOLVIDABLE. Es como "un lat�n que suena o un platillo tintineo". La palabra ????????, de ????? o ?????, un grito de guerra, denota adecuadamente un fuerte grito o grito, como el que se usa en la batalla. Si bien el sonido es todo menos agradable, el material es relativamente in�til, hecho de dos piezas de lat�n com�n. La idea es inutilidad. Tomemos el discurso de un hombre cuya idea de elocuencia superar� a la teor�a de Quintiliano, y cuya pr�ctica superar� a la del propio Demesthenes; �Qu� es si no tiene caridad? Paul dir�a, "lat�n", emitiendo un simple sonido met�lico.

1. No tiene valor en s� mismo. �Qu� dar�as por dos peque�as piezas de lat�n que forman un platillo? Cualquiera sea su valor comercial, para fines musicales no valen un "silbato". �Qu� valor tiene un organismo a menos que tenga vida? �Y qu� valor tienen las oraciones, por elocuentes que sean, a menos que tengan caridad? No hay valor moral en ning�n acto o palabra aparte de la caridad. A los ojos del cielo, todo lo dem�s es mera basura. Sin ella, con todas mis dotaciones, servicios, sacrificios, dice Paul, soy "nada".

2. No tiene valor en su influencia. Los sonidos que sale del "platillo" no son musicales, y producen una influencia m�s irritante que inspiradora o calmante sobre el oyente. �Qu� bien moral pueden lograr los discursos sin caridad? Pueden arrojar algo de luz sobre el intelecto, corregir alg�n error, pero no tienen poder para ganar el alma de un hombre. A menudo irritan, pero nunca alivian. Los partidarios fan�ticos se sienten atra�dos por los golpes de sus metales, pero los hombres pasan por ellos como en un espect�culo de Punch y Judy. La elocuencia sin caridad es como el rugido del noreste del invierno, irritante y destructivo; pero la elocuencia con la caridad es como el tranquilo sudoeste en primavera, calentando todas las cosas a la vida y tocando todas las cosas en belleza.

1 Corintios 13:2, 1 Corintios 13:3

El hombre vale la pena.

"Aunque tengo el don de profec�a", etc.

1. Lo mejor del universo es la mente. Todos los sistemas materiales carecer�an de integridad y significado si no hubiera mente para observar, estudiar y adorar al gran Invisible.

2. Lo m�s importante en mente es el amor. Aqu� el ap�stol ense�a que cualquiera que sea la inteligencia humana, si carece de amor no es nada. �Qu� es este amor sin el cual la humanidad no es nada? No es el sentimiento gregario lo que nos une y nos da inter�s en nuestra especie. Este es un instinto com�n a la existencia animal. Consideramos este elemento como una bendici�n, no una virtud. Tampoco es el amor teol�gico: el afecto que uno siente por su propia fe y secta, pero que adem�s se ver� con frialdad y apenas en todos. Este es un demonio que trabaja bajo la m�scara de un �ngel. Reduce el evangelio a un dogma y el hombre a un fan�tico. Tampoco es amor sacerdotal, el amor que habla desde sillas eclesi�sticas, altares consagrados y asientos de poder pol�tico, pero no susurra acentos de simpat�a por los problemas f�sicos y sociales de la raza. Llamamos a esto ego�smo sacerdotal: no amor varonil. �Qu� es, entonces, el amor? Podemos describirlo, ya que no podemos definirlo, como una generosa simpat�a moral por la carrera que brota del amor al Creador. Este es, de hecho, el amor que solo puede conferir un valor real a la humanidad. Observamos-

I. Que el hombre sin este amor no es nada espiritualmente en relaci�n con la NATURALEZA. Decimos espiritualmente; porque suponemos, por supuesto, que lo espiritual es el hombre. Lo que no ministra a esto, no le ministra a �l. La naturaleza tiene tres tipos de placer para impartir: lo sensual, lo intelectual y lo espiritual. El �ltimo es el m�s alto en la escala, y surge de una simpat�a c�lida y viva con el ser, el car�cter y el prop�sito del Creador de todos. Es la naturaleza vista a trav�s del coraz�n, a trav�s del yo. No es sensaci�n, sino inspiraci�n; no filosof�a, sino poes�a; no la letra de una ciencia, sino el esp�ritu de elevaci�n. Estas son las mayores alegr�as de la naturaleza y las �nicas alegr�as reales para el hombre como hombre. Para impartir estos es la funci�n m�s alta de la naturaleza. �Pero no se limitan enteramente a los hijos del amor? Como la naturaleza no ser�a nada para el cuerpo de un hombre si sus sentidos estuvieran sellados, y nada para el intelecto de un hombre cuya facultad reflexiva estaba paralizada, tampoco es nada para el alma de un hombre que no tiene un coraz�n amoroso. Para la naturaleza sensual es gratificaci�n, para el pensador es teor�a, para el amor es el cielo. Es cierto, entonces, que sin amor "Yo no soy nada" en relaci�n con el disfrute espiritual de la naturaleza.

II Ese hombre sin este amor no es nada espiritualmente en relaci�n con la PROVIDENCIA QUE EST� SOBRE NOSOTROS. Si no tengo amor, no soy nada providencial. No ministra nada bueno para m� como una existencia espiritual, como un hombre. Como deben decir los enfermos mortales: "No soy nada para la econom�a de la naturaleza que da salud", as� que el que no ama puede decir verdaderamente: "No soy nada en relaci�n con las bendiciones espirituales de la providencia". Pero el amor en el coraz�n hace de la providencia un ministro para el bien y solo para el bien. Al igual que la abeja, transmuta la fruta m�s amarga en miel. "Todas las cosas funcionan juntas para bien".

III. Ese hombre sin este amor no es nada espiritualmente en relaci�n con el cristianismo. El amor solo puede interpretar el amor. El cristianismo es una revelaci�n del amor, y nadie m�s que el amor puede alcanzar su significado. La teolog�a es una cosa, el cristianismo es otra, la una es una "carta", la otra es un "esp�ritu". El amor es el ojo �nico del alma, y ??llena todo el cuerpo con la luz de la vida. A�n m�s, lo que nos hace incapaces de entrar en su significado no es apto al mismo tiempo de aplicar sus disposiciones. Es un sistema de grandes y preciosas promesas. Pero de todos los hijos de la tierra, �hay alguien que, sin inspiraci�n de amor, se atreva a aplicar una sola promesa? Son para los hijos del amor, y solo para ellos. Sin amor, entonces, no soy nada en relaci�n con el cristianismo.

IV. Ese hombre sin este amor no es nada espiritualmente en relaci�n con la COMUNIDAD DEL BIEN. Hay un gran sistema social en el universo: una ciudad, una Iglesia, una familia. Hay una mir�ada de seres que se mezclan como ciudadanos, miembros de una sola Iglesia, una familia. Dondequiera que existan, tienen el mismo v�nculo de uni�n, la misma condici�n de amistad, el mismo principio de inspiraci�n y el mismo est�ndar de valor. �Que es eso? En la gran comunidad del buen amor lo es todo. "Si no tengo amor, no soy nada para esta comunidad. Has aprendido, pero aunque debes hablar en lenguas de hombres y de �ngeles, y no tienes caridad, eres como un metal que suena o un tintineo tintineo". Eres dotado; el genio prof�tico es tuyo; conoces los arcanos de la ciencia: tambi�n tienes fe, ortodoxa, vigorosa y sincera; pero aunque tienes el "don de profec�a" y entiendes "todos los misterios y todo conocimiento", y aunque "tienes toda la fe, para poder quitar monta�as y no amar, no eres nada". Eres liberal; pero "aunque entregues todos tus bienes para alimentar a los pobres, y entregues tu cuerpo para quemarlo, y no tengas caridad, de nada te sirve".

1 Corintios 13:4

La inmortalidad del amor.

"La caridad nunca falla", etc. Entre las muchas cosas que Pablo predica en este cap�tulo acerca de la "caridad", o amor, est� su permanencia.

I. "Nunca fallar�" como ELEMENTO DEL PODER MORAL. El amor es la fuerza m�s fuerte en el alma.

1. Es el poder sustentador m�s fuerte. Nuestro estado actual es de prueba y dolor. Las cargas presionan a todos, en todos los grados de la sociedad. El amor piadoso es el mejor poder sustentador de todos. Todas las promesas divinas se hacen al amoroso.

2. Es el poder de resistencia m�s fuerte. No solo tenemos cargas para oprimir, sino enemigos para conquistar y destruir. Si el amor preocupa al alma, las tentaciones son impotentes.

3. Es el poder agresivo m�s fuerte. No solo tenemos que soportar la fortaleza en las pruebas y resistir con �xito las tentaciones, sino que tenemos batallas para luchar y victorias para ganar. El amor es a la vez la inspiraci�n y la calificaci�n para la guerra. No hay nada tan agresivo en el mundo moral como el amor. El hombre puede estar ante cualquier cosa antes que el amor. Como poder sostenido, resistente y agresivo, el amor "nunca fallar�".

II "Nunca fallar�" como PRINCIPIO DE LA UNIDAD SOCIAL. En lo profundo del coraz�n del hombre est� el deseo de uni�n con su pr�jimo. �l desea fluir con la raza como aguas con la corriente. Su ingenio ha sido gravado por siglos en la invenci�n de esquemas para la uni�n. Solo el amor puede asegurar esto; solo el amor es la fuerza unificadora. Somos uno solo con aquellos que amamos con los afectos morales de nuestra naturaleza. Pero solo podemos amar a los adorables. El amor en el imperio moral es lo que la atracci�n es en el material. El amor "nunca falla" como principio de la unidad social.

III. "Nunca fallar�" como FUENTE DE FELICIDAD ESPIRITUAL. El amor es alegr�a

1. Expulsa de la mente todos los elementos desfavorables para la felicidad.

2. Genera en la mente todos los dementos de la alegr�a espiritual.

1 Corintios 13:9, 1 Corintios 13:10

Conocimiento parcial.

"Lo sabemos en parte". El conocimiento parcial es de cuatro tipos.

I. Hay un conocimiento parcial que es una NECESIDAD. El conocimiento de la criatura inteligente m�s elevada debe, por necesidad de la naturaleza, ser parcial. Lo que �l sabe no es nada en comparaci�n con lo que se puede conocer, y menos a�n con lo que no se puede conocer. "�Qui�n buscando puede encontrar a Dios?"

II Hay un conocimiento parcial que es una CALAMIDAD. Nuestra necesaria ignorancia no es una calamidad; por el contrario, es una bendici�n. Lo necesariamente desconocido act�a como un est�mulo para nuestras facultades intelectuales. Pero nuestra ignorancia de las cosas que son realmente conocidas debe ser cada vez m�s una desventaja. La ignorancia de la verdadera �tica, de la econom�a pol�tica, la agricultura, las leyes de salud, las normas ben�ficas de conducta, la verdadera religi�n, conlleva lesiones incalculables. La ignorancia de estas cosas es la noche, el invierno, del intelecto.

III. Hay un conocimiento parcial que es PECADO. Un conocimiento parcial de nuestra condici�n moral, los reclamos de Dios, los medios de redenci�n, donde se puede obtener un conocimiento m�s completo, es un pecado. La ignorancia de Cristo en una tierra de iglesias y Biblias, es un pecado, y no tiene atrocidad ordinaria. Es una calamidad para los paganos; Es un crimen para nosotros.

IV. Hay un conocimiento parcial que es BENEFICIOSO. Nuestra ignorancia de nuestro futuro es una bendici�n. Si todo nuestro futuro se extendiera ante nosotros, con todas sus pruebas y penas, y todas las circunstancias relacionadas con nuestra muerte, la vida se volver�a intolerable; Es la misericordia la que ha tejido el velo que oculta el futuro.

CONCLUSI�N. Nuestro conocimiento parcial debe hacernos humildes, estudiosos, no dogm�ticos. devoto.

1 Corintios 13:11

Un ni�o en el tiempo, un hombre en la eternidad.

"Cuando era ni�o, hablaba de ni�o, lo entend�a de ni�o, pensaba de ni�o: pero cuando me convert� en hombre, dej� de lado las cosas infantiles". De todos los escritos de Pablo no puede seleccionar un extracto m�s bello, significativo y valioso que este cap�tulo. Toca lo que es la ra�z del universo, el coraz�n de Dios y la fuente de toda virtud y bendici�n: el amor. El tema de las palabras bajo nuestro aviso es el cristiano un ni�o en el tiempo, un hombre en la eternidad.

I. Este es el caso en relaci�n con SPEECH. "Cuando era ni�o, hablaba de ni�o". Aunque la palabra "ni�o" aqu� denota apropiadamente a un beb�, el ap�stol evidentemente lo usa sin tal limitaci�n, ya que un beb� ni habla, piensa ni comprende. Denota con ello al ser humano en las primeras etapas de inteligencia y acci�n voluntaria. El habla de un ni�o a menudo est� marcado por la incoherencia y la ininteligibilidad. Es irrelevante, desconectado y roto. As� es el discurso del cristiano m�s sabio y elocuente aqu� en comparaci�n con su lenguaje en la eternidad. El discurso del cristiano en la eternidad se caracterizar�:

1. Por claridad. Nuestro discurso aqu�, como el de los ni�os, a menudo es ininteligible, mera jerga. La raz�n es que nuestras concepciones son turbias, medio formadas y mal definidas. La oscuridad del lenguaje, ya sea oral o escrito, es el resultado de la confusi�n en el pensamiento. El habla clara requiere una cabeza clara. En el cielo, los pensamientos son claros y completos como bolas de cristal radiante.

2. Por realidad. Nuestro discurso aqu�, como el de los ni�os, con frecuencia no es m�s que el veh�culo de fantas�as y conjeturas mentales. Las palabras solo encarnan y revelan los sue�os insustanciales de la mente. Pero el habla en la eternidad es el �rgano de la realidad. Palabras hay cosas. Son verdades hechas vocales.

3. Por exhaustividad. �Qu� escaso el vocabulario de un ni�o! Nuestro discurso aqu�, como el de los ni�os, se limita a una gama muy peque�a de cosas. Cuando transmite la verdad, las verdades son muy pocas; y se relacionan con una simple mota en el gran universo de la inteligencia. No es as� en el cielo. El alma abarcar� todo el dominio de los hechos, recibir� impresiones verdaderas de todos y las expresar�.

4. Por sublimidad. Nuestro discurso aqu�, como el de los ni�os, no es del car�cter m�s exaltado e inspirador del alma. Lo mejor solo habla de los rudimentos de verdades que se han convertido en t�picos m�s o menos teol�gicos. En el cielo, el habla ser� el veh�culo de las realidades m�s inspiradoras e inspiradoras de almas. Cada palabra ser� el�ctrica, cada oraci�n radiante y acelerada como el rayo de sol.

II Este es el caso en relaci�n con el ENTENDIMIENTO. "Lo entend� de ni�o". La comprensi�n del cristiano aqu� es como la de un ni�o en varios aspectos.

1. Debilidad. El intelecto del ni�o, como su cuerpo, se fortalece con los nutrientes y el ejercicio. En las primeras etapas es muy d�bil. Es incapaz de cualquier gran esfuerzo. Es as� con el cristiano aqu�. Decimos de tal hombre: "Tiene un gran intelecto". Pero en realidad lo m�s grande es muy d�bil. �Qu� poco esfuerzo puede hacer el mayor intelecto en busca del conocimiento! �Qu� peque�a cantidad de verdad puede tener el m�s vigoroso a su alcance! En el cielo, la comprensi�n ser� fuerte, sin la carga de la materia, sin la enfermedad, sin el pecado. Crecer� joven con la edad y fuerte con el ejercicio,

2. En sensualidad. La comprensi�n de un ni�o est� bajo el control de los sentidos. Juzga por las apariencias; se trata de las formas de las cosas. �No es as� con el cristiano? Es propenso a "ocuparse de las cosas terrenales", "a juzgar seg�n la carne". La teolog�a y el ritualismo incluso de los m�s espirituales est�n coloreados por la sensualidad. El infierno y el cielo de la cristiandad son mundos sensuales.

3. En relaci�n. El ni�o juzga todas las cosas por su relaci�n consigo mismo. Su padre puede ser un autor que emociona el intelecto de su edad, o un estadista que dirige los destinos de una naci�n, pero el ni�o no sabe nada de �l en esas relaciones, como un padre solo �l lo conoce a �l. Entonces, con la comprensi�n de un cristiano, sus concepciones de Dios son puramente relativas: Redentor, Padre, Maestro. Por lo tanto, solo se le considera. De lo que es en s� mismo, de lo que es en el universo, de lo que es en la inmensidad, no entiende nada. En la eternidad "lo veremos tal como es".

4. En servilismo. El ni�o cede su comprensi�n a los dem�s, a menudo permite que se use como "arcilla en manos de un alfarero". As� es a menudo con los cristianos aqu�. En general, no son independientes en sus consultas. Se ponen en manos de iglesias y sacerdotes, y los llaman amos, no as� en el cielo. Cada uno con plena conciencia de su individualidad ser� independiente en sus investigaciones y conclusiones.

III. Este es el caso en relaci�n con el RAZONAMIENTO. "Pens� de ni�o". En el margen, la palabra razonada se pone para "pensamiento". El ni�o razona que la l�gica no es un mero arte, es un instinto en la naturaleza humana. �C�mo razona el ni�o?

1. De una insuficiencia de datos. Sin tener el poder ni la oportunidad de hacer una observaci�n y comparaci�n adecuadas, saca sus conclusiones de impresiones pasajeras y conjeturas infundadas. As� es a menudo con el cristiano aqu�. Su conocimiento de los hechos de Dios y del universo sobre el que razona es tan limitado que sus conclusiones a menudo no son concluyentes y pueril. La tumba y. Las pomposas discusiones de nuestros te�logos m�s eruditos sobre los caminos de Dios deben parecerle al o�do de un �ngel tan absurdo como nos parece la charla de los ni�os sobre los asuntos de los reinos.

2. Del impulso del deseo. En todos los casos el deseo es el padre del pensamiento. A menudo es as� con los cristianos aqu�. Sus aficiones controlan su l�gica. No es as� en el cielo. �Qu� sublime la diferencia entre el cristiano en el tiempo y el cristiano en la eternidad! �Cu�n grande es la disparidad entre el discurso, la comprensi�n y el razonamiento de Sa�l, el ni�o jud�o, y "Pablo, el anciano", el gran te�logo y sublime ap�stol! Este es solo un tipo d�bil de la diferencia entre el cristiano aqu� y el cristiano all�.

CONCLUSI�N. Este tema ense�a:

1. El car�cter educativo de esta vida. La verdadera visi�n de esta vida es que es una escuela para la eternidad. Aqu� todas las almas est�n en un estado de pupilaje. Algunos derivan las verdaderas ventajas de la disciplina, y otros no. Mientras miles de personas abandonan esta escuela de a�o en a�o sin mejorar, incorregibles, totalmente incapaces para los servicios de la eternidad, sin valor para Dios y el universo, otros est�n siendo "reunidos para la herencia de los santos en la luz". Hermanos disc�pulos, reconciliaos con este estado. Los d�as escolares no siempre son los m�s agradables. Existen restricciones, disciplinas y estudios, m�s o menos dolorosos. Lucha hasta que "guardes cosas infantiles", todo lo que es infantil en el habla, la comprensi�n y el razonamiento. Saldremos de esta escuela pronto por la mansi�n familiar y la gran herencia.

2. La unidad org�nica del hombre a trav�s de todas las escenas y etapas de su ser. Aunque el hombre aqu� habla y. juzga y razona de manera muy diferente a lo que hizo cuando era ni�o, sin embargo, �l es el mismo ser. �l es pero el ni�o m�s desarrollado. �l no es m�s que el reto�o crecido en el �rbol. Es as� con el cristiano en el otro mundo. Es el mismo ser que estuvo aqu�, pero es el ni�o convertido en hombre, liberado de "todas las cosas infantiles". El hombre en el cielo no es sino el ni�o maduro. Nunca seremos m�s grandes que los hombres. Lo que sea brillante y grandioso para nosotros en el futuro ser� solo el desarrollo de los g�rmenes que ahora duermen en nosotros.

3. La necesidad de modestia en el mantenimiento de nuestros puntos de vista teol�gicos. A la luz de este tema, �cu�n absurdo es para el pobre hombre fr�gil y falible establecerse como una autoridad en asuntos teol�gicos, asumir el sacerdote, el obispo, el papa! "No s�", dice Sir Isaac Newton, "lo que puedo parecerle al mundo; pero para m� mismo parezco haber sido solo como un ni�o jugando en la orilla del mar, y de vez en cuando me distraigo encontrando una piedra m�s suave o un caparaz�n m�s bonito que el ordinario, mientras que el gran oc�ano de la verdad yace sin descubrir ante m� ".

1 Corintios 13:12

El cuerpo, el medio oscuro de la visi�n espiritual.

"Por ahora vemos a trav�s de un cristal, oscuramente", etc. No necesita ilustraci�n para mostrar que nuestra visi�n de las cosas espirituales es muy tenue. La causa de esto es nuestro tema: el medio es oscuro, ese medio es el cuerpo. A trav�s de los cinco sentidos, reunimos todas las luces que brillan en nuestra conciencia y forman ideas dentro de nosotros. �Pero por qu� est� oscuro?

I. El cuerpo tiende a MATERIALIZAR LAS CONCEPCIONES DE LA MENTE. Nosotros "juzgamos seg�n la carne".

II El cuerpo tiende a CAMBIAR LAS DECISIONES DE LA MENTE. Los deseos de la carne a menudo mueven y dominan el alma.

III. El cuerpo tiende a obstruir las operaciones de la mente. Negocios, sue�o, refrigerio, ejercicio, enfermedad, todo esto interrumpe el alma. Nuestras visiones de las cosas espirituales son tan tenues:

1. Nadie debe enorgullecerse de su conocimiento.

2. Atone debe arrogar la infalibilidad del juicio.

3. Todos deben anticipar visiones m�s altas y completas.

Cuando se retira el medio, veremos "cara a cara".

1 Corintios 13:13

Ama el mayor poder en mente.

"Y ahora permanece la fe, la esperanza, la caridad", etc. El amor se compara aqu� con otras dos grandes cosas en mente: la fe y la esperanza.

I. La CORRESPONDENCIA entre estos tres. Las palabras implican:

1. Que todos son geniales. El ap�stol habla de los "m�s grandes". La "fe" es una gran cosa. Implica raz�n, verdad y. La investigaci�n de la evidencia. Es una gran cosa en los negocios, en la ciencia, en la sociedad, as� como en la religi�n. La "esperanza" tambi�n es una gran cosa. Implica el reconocimiento del bien, un deseo por el bien y una expectativa del bien. Hace soportables las mayores pruebas del presente al traer al esp�ritu la bendici�n del futuro.

2. Que todos son permanentes. All� "permanece" la fe y la esperanza. En las almas virtuosas son tan duraderas como la vida, tan duraderas como la mente misma.

II La SUPERIORIDAD de uno sobre los dem�s. "El m�s grande de estos es la caridad". �Por qu� es el mejor?

1. Es una virtud en s� misma. No hay virtud moral en la fe y la esperanza. Son, bajo ciertas condiciones, estados mentales necesarios. Pero el amor, desinteresado, amor piadoso, es en s� mismo una virtud.

2. Es esa cualidad la que da virtud a todos los dem�s estados mentales. Donde no est� este amor, la fe y la esperanza no tienen valor moral.

3. Es ese estado mental por el cual el alma subordina el universo a s� mismo. El alma amorosa sola puede interpretar el universo.

4. Es ese estado mental que une el esp�ritu con todas las inteligencias santas. El amor es el poder atractivo que une a todos los esp�ritus santos.

5. Es ese estado mental que incluye la m�s alta fe y esperanza. El amor implica los dos.

6. Es ese estado mental que es en s� mismo la felicidad. Amor es felicidad. No podemos decirlo ni de fe ni de esperanza.

7. El amor es el estado del alma m�s parecido a Dios. Dios no es fe ni esperanza; "Dios es amor." El Eterno no cree ni anticipa, pero ama, es amor. El amor es la vida del alma. Calienta cada vena y late en cada pulso.

HOMILIAS DE C. LIPSCOMB

1 Corintios 13:1

Visi�n negativa del amor.

Una y otra vez, en los escritos de San Pablo, tenemos una ep�stola dentro de la Ep�stola. As�, la suma de los deberes pr�cticos ( Romanos 12:1.), El argumento sobre la resurrecci�n ( 1 Corintios 14:1.) Y el retrato del amor en este cap�tulo. De esta manera obtenemos una vista bien definida del objeto sin perder sus conexiones. No es como si estuvi�ramos mirando el Pico de Tenerife saliendo de la soledad del mar, sino m�s bien un Mont Blanc, uno con los Alpes, y sin embargo una forma solitaria de majestad. La grandeza, a diferencia de la belleza y la sublimidad, requiere cierto grado de aislamiento para producir una impresi�n adecuada. Aqu�, entonces, el ap�stol hace un espacio para esta gran delineaci�n, cada caracter�stica de la cual se puede ver en luz concentrada, y no se permite que algo distraiga la vista. Esto es en s� mismo un llamado a la atenci�n, un llamado a la actividad de toda nuestra naturaleza y, de acuerdo con esto, presenta algo m�s que un simple boceto o perfil de amor. Es un retrato completo. Las caracter�sticas se dan individualmente y, al mismo tiempo, la expresi�n que las combina en la unidad m�s llamativa. Primero, entonces, tenemos la excelencia suprema del amor en contraste con la inutilidad de otros regalos no acompa�ados por su presencia. En ese momento se puso gran �nfasis en el don de lenguas. Todos estamos 'Reliados para establecer un alto valor en una dotaci�n excepcional de discurso. La elocuencia pasa mucho incluso en una �poca grosera; Los indios norteamericanos y las tribus b�rbaras de Asia reconocen su poder, mientras que la sociedad cultivada nunca sufre admiraci�n por su influencia. Y el poseedor rara vez falla en exagerar su valor. Dicho en t�rminos generales, los hombres elocuentes parecen tener una intensidad de conciencia peculiar en lo que respecta a este don. Est�n singularmente abiertos a las seducciones de los aplausos populares, tanto, de hecho, que la aprobaci�n p�blica por la cual un hombre cient�fico, un estadista o un h�roe militar no sufrir�a da�o, a menudo es perjudicial para un orador. No es el aire com�n, pero el aliento de la multitud, fragante con adulaci�n, alimenta sus pulmones. Esto es lo que arterializa su sangre y la env�a caliente y venenosa a su cerebro. Por supuesto, estos corintios fueron las mismas personas que sobrevaloraron el don de lenguas. Estaba en el canal de sus gustos y tradiciones. Pero el ap�stol les ense�a que este maravilloso poder tiene un rango subordinado. el empate no lo deprecia; no, lo aprecia al m�ximo: "las lenguas de los hombres" est�n asociadas con "las lenguas de los �ngeles"; y sin embargo, sin amor, la dotaci�n es como "un lat�n que suena o un platillo tintineante". �Qu� es sino un mero ruido, un tumulto inactivo del aire? A menos que el amor a Dios y al hombre asistan al regalo, restrinjan su ego�smo, destruyan su tendencia a crear vanidades y lo santifiquen para el bienestar de los dem�s, no tiene valor. Pero el segundo verso ampl�a el pensamiento. Uno puede tener el don de profec�a y usar su intelecto con asombrosa habilidad y fuerza para excitar y cautivar a sus oyentes, y esto tambi�n, bajo las ense�anzas de la revelaci�n, y, adem�s, uno puede tener una idea de los secretos divinos, y " entender todos los misterios "y tenerlos al mando como" conocimiento "; �pero qu� es �l sin amor? �Puede ser posible que este poder resplandeciente pueda existir, y que otra luz encendida por el amor sea completamente faltante? Observe, es "todos" los misterios y el conocimiento; el hombre explora cada altura y profundidad, y tiene la libertad del universo. No, supera toda fe, para que la naturaleza material caiga en homenaje a tus pies y las "monta�as" se retiren en obediencia a tu voluntad; �Pero de qu� sirve este gasto de energ�a poderosa, donde falta la santidad del amor? Si, entonces, el hombre dotado de universalidad de expresi�n: "lenguas de hombres y de �ngeles"; y si el profeta con su visi�n clara y amplia de los consejos de Dios, y ante cuyo ojo el panorama de los acontecimientos lejanos se mueve como un espect�culo de hoy; si el hacedor de milagros que trasciende todas las capacidades naturales y ejerce el poder delegado de Jehov� en la producci�n de fen�menos sobrenaturales; si estos hombres y sus dones se comparan con "metales que suenan y platillos", y en verdad son "nada"; y aunque se les conoce como ap�stoles, profetas, hacedores de milagros, h�roes de la fe, instrumentos de lo sobrenatural: si todo esto es nada en s� mismo sin amor, �puede decirse algo m�s que intensifique la excelencia del amor como principio divino y sentimiento e impulso? ? El tercer verso responde a esta pregunta. La caridad, la limosna, la filantrop�a, incluso el auto sacrificio en la hoguera, aparecen aqu�. �Hasta d�nde puede llegar uno en la apropiaci�n benevolente de la propiedad terrenal y, sin embargo, caer por debajo del motivo m�s elevado? San Pablo responde que �l puede "repartir" todo lo que posee, hacerlo gradualmente, hacerlo con cautela, hacerlo hasta el agotamiento de sus recursos, pero sin importarle esa ley soberana que re�ne todas las dem�s leyes e imparte a ellos una virtud que los hace Divinos. Tampoco es todo esto. Uno puede tener la idea y la sensibilidad filantr�picas desarrolladas en gran medida para aceptar el martirio, tener el coraje de enfrentarlo intacto y soportarlo con fortaleza; pero �l puede entregar la vida sin el m�s alto amor. El amor puede estar all� �amor de una verdad, amor de una causa, amor de la humanidad�, no necesariamente el amor, sin embargo, aqu� en discusi�n; y por lo tanto, este amor cristiano distintivo, que incluye lo Divino y lo humano, estando ausente, el martirio no es por el bien de Cristo, y en consecuencia es nugatorio en cuanto a su car�cter cristiano. "No me sirve de nada". Si, ahora, una doctrina como esta se basara en un fundamento exclusivamente �tico, confesamos nuestra incapacidad para ver c�mo podr�a aceptarse como una visi�n confiable de la naturaleza humana. La l�gica en s� misma no tiene un principio fundamental del cual pueda deducirse. La filosof�a como tal, y confinada a lo que encuentra en nuestra constituci�n, se ver�a obligada a rechazar una conclusi�n tan ajena a su esp�ritu. Por otro lado, la doctrina puede ser recibida f�cil y sinceramente en la puntuaci�n de la l�gica y la filosof�a cristiana. Porque, en el esquema del cristianismo, la naturaleza humana es una revelaci�n de Dios. Es el pensamiento Divino de esta naturaleza el que debemos abrazar, apreciar, actuar. Y si admitimos, como deber�amos hacer en presencia de una evidencia tan satisfactoria, que Dios ha hablado al hombre del hombre y le ha revelado el misterio una vez oculto de s� mismo, as� como ese otro "misterio oculto" infinitamente mayor. de su prop�sito redentor en Cristo: si reconocemos esto, entonces no podemos acusar a la sabidur�a, la justicia, la veracidad severa, del argumento de San Pablo. El argumento supone que el cristianismo es de Dios y, como tal, avanza hasta este punto, es decir, solo el cristianismo ofrece una visi�n completa y completa de nuestra naturaleza. Sus ense�anzas �ticas, sus razones, motivos y fines, se basan en Cristo y en sus relaciones con nosotros. Nuestras relaciones con �l y con los dem�s son consideraciones posteriores, y toman su calidad y orientaci�n simplemente, �nicamente, por completo, de �l, la "Imagen del Dios invisible" y el "Primog�nito de toda criatura". El ideal de nuestra naturaleza no es como lo vemos en y por nuestra propia conciencia sin ayuda, sino en y por una conciencia iluminada y guiada por el Esp�ritu Santo, �c�mo podr�a ser de otra manera que no se produzcan nuevas intuiciones, y que se exijan demandas? nosotros nunca imaginamos antes? Sobre esta base, San Pablo se pone de pie cuando afirma que esas dotaciones que encantan, esos espl�ndidos regalos que ganan admiraci�n entusiasta, incluso se sacrifican a s� mismos a instancias de los instintos nacidos en la tierra, no son nada sin ese amor que es puramente un afecto receptivo, o , como lo expresa San Juan, "Lo amamos porque �l nos am� primero".

1 Corintios 13:4

La naturaleza y la operaci�n del amor.

Habiendo presentado el punto de vista negativo, el ap�stol considera la madurez y las operaciones de este amor, y una caracter�stica de �l, pone en primer plano sus excelencias. Puede sufrir. Una virtud que no puede sufrir es apenas una virtud. Ciertamente, no es una virtud que pueda reclamar la menor divinidad. El amor matrimonial, el amor de los padres, el amor filantr�pico y patri�tico, deben someterse a una disciplina de dolor y pena, incluso para simbolizar el mayor afecto del amor divino. Este amor sagrado, del cual este cap�tulo es tan elogioso, deriva su esencia misma del "Hombre de dolores". A falta de darse cuenta, en su medida, de la agon�a en el jard�n solitario y la cruz a�n m�s solitaria, no se atreve, no puede detenerse, ya que solo se encuentra su prueba. Un bello esteticismo, moral, tal vez semi-espiritual, puede seguir al humilde Jes�s de Nazaret a trav�s de los sinuosos viajes de Galilea y Judea, aferrarse reverentemente a su persona, extender las ramas de palma en su camino y gritar sus alegres hosannas a su Nombre. y, despu�s de todo, "abandonarlo y huir" puede ser el registro final de su debilidad. Solo cuando se eleva a la altura del sacrificio de su unci�n como el Cristo de la Ley de Dios y el Cristo del amor de Dios, y lleva nuestros pecados en su propio cuerpo en el �rbol, solo aqu�, donde Jehov� "deja caer el trueno", puede el alma humana se reconcilie primero con sus propios sufrimientos disciplinarios y luego aprenda, por muchos conflictos consigo mismo, a gloriarse en la cruz. Pero el amor no solo sufre, sino que "sufre mucho". Es paciente, paciente hacia los dem�s y, lo que es tan importante, paciente consigo mismo. Y bajo todos sus sufrimientos, en lugar de ser irritable, es amable. El sufrimiento no santificado suele ser m�rbido. Se medita sobre sus males; magnifica sus aflicciones; a menudo, de hecho, nos hace misantr�picos. La dulzura del temperamento y los tiernos actos de simpat�a no son los resultados comunes de las experiencias dolorosas, sino los frutos del Esp�ritu Santo en ellas. Se puede mostrar fortaleza, y puede ser nada m�s que un homenaje en el santuario del yo. Este amor es de Dios. Lleva a su coraz�n el pensamiento de Dios del sufrimiento como castigo, como correcci�n, como la suprema necesidad moral de una vida de prueba, a trav�s de la cual debemos pasar para obtener un conocimiento profundo de nosotros mismos. Porque nunca es el placer, sino el dolor, la clave de las c�maras secretas, donde el hombre latente espera la voz de Dios que le ordena que se levante y se ci�e con una fuerza inmortal. Ahora, �qu� efecto sobre este amor se derivar�a del sufrimiento que se hab�a convertido en habitual y forj� la paciencia y la resistencia silenciosa en el car�cter? Al suprimir un m�rbido respeto por uno mismo y avivar las simpat�as que dan amplitud a la vida interior, �cu�l ser�a el resultado espec�fico de las relaciones sostenidas con los dem�s? Estos corintios, como hemos notado con frecuencia, estaban derribando uno y colocando otro, eran partidarios minuciosos, eran censuradores y despreciativos hacia aquellos con quienes no estaban dispuestos a afiliarse. �Qu� cambio para mejor producir�a el amor? San Pablo responde: "El amor no tiene envidia". Observe qu� tan r�pido vuelve a los aspectos negativos de esta "manera supremamente excelente", y qu� vigor le da al argumento. En cada paso, el contraste lo ayuda al sugerir lo que el amor excluye, mientras que sus verdaderas cualidades se expresan en un relieve m�s audaz. La envidia es dolor a la vista de la excelencia superior en otro, y siempre es una se�al de ego�smo cegador. Seg�n el temperamento de uno, es desagrado o algo peor, y generalmente contiene un elemento de odio.

"Hombres, que hacen que Envy y la malicia torcida se alimenten, Dare muerde lo mejor".

Por supuesto que conduce a la lucha. Es una causa fruct�fera del cisma, y ??como el cisma era un mal terrible en la opini�n del ap�stol, no pod�a dejar de mostrar su total inconsistencia con esta virtud cardinal. Junto con esto, dice: "El amor no es voluntario", una idea similar a la anterior en cuanto a su mal genio, pero a diferencia de su estado de �nimo de exhibici�n. Aqu� se hace referencia a la exhibici�n tonta de la importancia personal a la manera de un fanfarr�n o fanfarr�n. Luego viene la declaraci�n, "No est� hinchado", no est� inflado o hinchado por la vanidad; Esto es seguido por: "No se comporta de manera indecorosa", no es descort�s, sino que estudia la propiedad de manera y muestra el instinto de un comportamiento correcto, del cual procede toda buena crianza. El arte de la conducta es m�ltiple. Es susceptible a las circunstancias y clases, variables en cuanto a manifestaciones externas, lenguaje adecuado y otras demostraciones a las demandas de la ocasi�n, y, en todo esto, su principio fundamental es el mismo si es sincero y sincero, ya que pierde de vista a s� mismo. y ministros para la felicidad de los dem�s. Los modales cristianos son la descendencia de una manera cristiana; los modales son externos, la manera es interna; de modo que aqu�, como en todo lo dem�s, la forma es creada por el esp�ritu. Los tonos de la voz, la mirada, el juego muscular del semblante, no son solo hechos f�sicos, sino expresiones y lenguajes que tienen modulaci�n, acento, �nfasis, directo desde el alma. As� atendidas, nuestras palabras adquieren otros significados m�s completos, m�s inspiradores que los extra�dos del diccionario; para que la cara, la figura, el gesto, la actitud de un hombre den una importancia personal a lo que emana de su coraz�n. Si uno compara la expresi�n espiritual en la cara de una Virgen de Rafael con la mera belleza sensual de la cara representada por el arte antiguo, ve de inmediato que el cristianismo ha afectado el arte hasta el punto de modificar las leyes de representaci�n. "La expresi�n es la v�vida imagen de la pasi�n que afecta la mente; su lenguaje y el retrato de su situaci�n" (Fuseli). No es extravagante afirmar que el cristianismo ha cambiado tanto la expresi�n fisiol�gica como para espiritualizar y, por lo tanto, aumentar su calidad y fuerza. Pero, �por qu� limitar el cambio al arte? El hecho es que el cristianismo ha tenido su efecto, un efecto muy distintivo y apreciable, en lo que se puede llamar la fisiolog�a de la manera, en el coito de la sociedad. Rara vez pensamos en ello. Raramente contamos esto entre las innumerables ventajas que el cristianismo ha tra�do al hombre. Sin embargo, el hecho es indiscutible de que el cristianismo le ha dado a la voz humana tonos de fuerza y ??ternura nunca antes conocidos, y al ojo humano una profundidad de poder, de quietud, de patetismo que, sin su gracia, hubiera sido imposible. Tampoco podemos dudar de que esta es una de las numerosas formas que ha adoptado para establecer una relaci�n m�s estrecha entre la mente y la materia, y educar al cuerpo para la gloria de la resurrecci�n. Pasando del decoro mientras a�n conserva la idea general en sus manos, St. Pant ahora menciona la generosidad del amor: "No busca lo suyo". Si su comportamiento nunca es molesto, sino que siempre lo es; si nunca usa sus dones para recordar a otros su inferioridad, sino que ordena sus modales para evitar todo lo que pueda inflamar la envidia; va m�s all� y manifiesta su desinter�s como el alma de la "manera supremamente excelente". Para perseguir su propio honor y engrandecimiento, como si tuviera un inter�s exclusivo en s� mismo y solo pudiera existir por existir para su propia reputaci�n, influencia , la felicidad, se ve impedida por su naturaleza y operaciones. Las "todas las cosas" no son suyas, sino "las suyas" y "ustedes", uno y todos "son de Cristo". As� lo hab�a argumentado en el tercer cap�tulo. El eco de la gran verdad vuelve una y otra vez, y una vez m�s se escucha en este vers�culo. Lo que San Pablo acaba de decir sobre el amor como sufrimiento prolongado y amable, como no envidioso y presuntuoso, ni engre�do e indecoroso, son tantos escalones para "no buscar lo suyo". �Tendr�a algo en el universo? �solo? Si es as�, la misma cosa, el universo mismo, se transformar�a en otra cosa y en otro universo, y ya no ser�a m�s una alegr�a y una bendici�n, sino una restricci�n, un mal y una maldici�n. En lugar de un palacio, una prisi�n; en lugar de sublime desinter�s, sordidez y descenso incesante en la degradaci�n; en lugar de un ideal en Cristo, la idea de las virtudes como servicios comerciales desnudos, y del alma como una mercanc�a valorada por el mercado. �Tienes algo solo? Esta era la soledad de hecho. Fue doloroso, fue una miseria, estar aislado incluso por la bondad y la grandeza del coraz�n de la humanidad. Es doloroso para un hombre verdadero que le recuerden su superioridad a expensas de los dem�s, y cada vez que recibe este tipo de homenaje y se glorifica a s� mismo, pierde la verdad de la virilidad. Agradecer a Dios que "no somos como otros hombres" es puro farise�smo, y toda acci�n de gracias es adoraci�n a uno mismo. El amor no tiene un deseo, un deseo, un objetivo, una aspiraci�n, limitada por los l�mites de s� misma; y como Jes�s or�, "para que todos sean uno; como t�, Padre, est�s en m� y yo en ti, para que ellos tambi�n sean uno en nosotros, as� es la oraci�n del alma en todos sus momentos m�s grandes, y cuando la cruz est� m�s cerca, para que pueda ser una con otras, ya que anhela ser una con Cristo y el Padre. Cada cent�metro que un roble majestuoso sube o se extiende lateralmente, baja sus ra�ces; m�s y m�s se extienden afuera, �rbol arriba y �rbol abajo, preservando, cada uno a su manera, proporci�n y simetr�a. Y as� con amor. Alcanzando ese alto desarrollo indicado por la capacidad de sufrir y ser amable, por la victoria sobre la envidia y la ostentaci�n, y la transformaci�n de lo cotidiano. modales hacia la gracia espiritual y la belleza, se ha ensanchado tanto como para permitir un amplio espacio incluso para las emociones m�s generosas y magn�nimas. Quiere ser bueno y ser mejor, pero �d�nde est� lo mejor? Y a medida que pasan los a�os y el alma crece, este pensamiento llega a ser superior, "Hay un mundo mejor" y no todo uno en una mejor naturaleza, y como un mejor ser, pero en un mundo mejor, busca su perfecci�n. Un mundo de amor es su demanda. La idea negativa se desarrolla a�n m�s en las palabras "No se provoca f�cilmente" o "No se provoca" (Versi�n revisada). Gran parte de la maldad, de la ira, del resentimiento, surge de herir al ser imaginario a quien llamamos por nuestro nombre, acariciar nuestras caricias e idolatrar en nuestra vanidad. Este ser deformado, aunque vestido con cortinas llamativas y elevado a un pedestal exaltado, es demasiado consciente de sus imperfecciones y defectos para ser tolerante a las cr�ticas o amable bajo la exposici�n de sus imperfecciones. Es r�pido tomar umbrage. Est� lleno de sospechas y muy vivo para descuidar, real o supuesto. Una dolencia cr�nica, este engreimiento siente cualquier fluctuaci�n de las circunstancias y es muy sensible al viento y al clima. Por otro lado, el amor no es provocado; su temperamento no es r�pido, ni sus palabras son apresuradas. �C�mo puede ser de otra manera, cuando "no piensa mal"? Al gobernar sus pensamientos, obtiene esa rara virtud del intelecto que consiste en un grado no peque�o de dominio sobre las asociaciones y sugerencias, y ese es probablemente el triunfo mental m�s evidente sobre sus conexiones f�sicas. "No imputa el mal" (Dr. Kling); "No tiene en cuenta el mal" (Versi�n revisada); y mientras que el "mal" es real y palpable, se niega a tenerlo en cuenta y, al fijar la atenci�n y mantenerlo fijo en lo incorrecto, agrava la impresi�n. Aqu�, como en todas partes, marca la unidad en nuestra constituci�n. No se puede tener dolor en el dedo, dolor de muelas o extremidades dolorosas, ya que el afecto no mejora al dirigir el pensamiento hacia �l. La sangre se inflama m�s, y la susceptibilidad nerviosa aumenta. As� es con la mente. �Podemos preguntarnos, entonces, que la visi�n de San Pablo detect� la relaci�n entre pensar en lesiones o injusticias y el efecto moral sobre el car�cter? Y, finalmente, en cuanto a estas negativas repetidas, el amor "no se regocija en la iniquidad" o "en la injusticia", sino "se regocija en [o 'con'] la verdad". No se regocija ante el derrocamiento y la postraci�n de los dem�s. . La ca�da de otro, incluso si ese otro se hizo un rival, no es una satisfacci�n. Un alma humana, un esp�ritu redimido, se hundi� en esa ca�da, y el amor no puede regocijarse en tal calamidad. "Se regocija en [o 'con'] la verdad". El amor se ha personificado todo el tiempo; La verdad est� aqu� personificada. El amor se acerca a la verdad moral, ofrece sus felicitaciones, entra en su �xito, comparte su alegr�a. Entonces, San Pablo se acerca al final de este p�rrafo con la bella imagen del amor y la verdad uno al lado del otro, y feliz en la pureza y gloria de su comuni�n. Mirando hacia atr�s en el curso de la discusi�n, vemos al amor como un paciente manso y gentil, con los rastros de dolor en su rostro, pero una dulce y santa reconciliaci�n con los dolores que lleva mucho tiempo. Vemos amabilidad impresa en el semblante. No descubrimos signos de envidia, de orgullo y vanidad, de una autoestima desmesurada y, dondequiera que se mueva la figura, su gracia y sus encantos no se ven borrosos por su comportamiento indecoroso. Sobre todo, su ojo tiene una mirada externa, como si ofreciera su coraz�n al servicio de los dem�s. Y mientras ocurren cosas desagradables, y se cometen errores, no se hace ahogado, ni alimenta la malicia y el resentimiento, ni se alegra por las retribuciones que superan la iniquidad. La alegr�a, de hecho, s�, pero sus horas m�s felices son aquellas en las que el amor se junta con la verdad, y cuando no busca lo suyo encuentra su m�s alta realizaci�n en la comuni�n con la verdad. Pero ahora se debe presentar el lado positivo del amor. "Soporta todas las cosas", es decir, "se esconde para s� mismo y para los dem�s" (Bengel), oculta o cubre las enfermedades de los dem�s, que la envidia, el orgullo, la malicia no expondr�an, sino que se deleitar�an en la exposici�n. Una virtud es m�s gloriosa cuando corteja el silencio y lo valora como una bienaventuranza. La paciencia y el hero�smo no presenciados son m�s grandiosos cuando el alma no pide reconocimiento, sino que permanece con su conciencia sola en Dios. En sus cuatro declaraciones en 1 Corintios 13:7 se menciona por primera vez esta actitud silenciosa de las imperfecciones de otras personas. Y. �Con qu� expresividad de dicci�n! "Todo lo soporta". Esa fuerza pasiva que soporta la carga de la vida no es repentina, y mucho menos una adquisici�n temprana. Es un crecimiento lento. El tiempo, como compa�ero de trabajo con gracia, tiene mucho que ver con su excelencia. Solo a�os pueden darle madurez y a�os llenos de providencia. Considere, tambi�n, qu� implica una coeducaci�n del cuerpo aqu�, qu� sometimiento de los nervios recreativos, qu� control de la sangre, qu� rechazo a obedecer sensaciones, antes de que uno pueda aprender el arte del silencio en cuanto a las fallas que molestan y a menudo irritante. Si es as� como se completa el car�cter cristiano, no podemos dudar de que no se puede lograr, excepto a trav�s de una experiencia tediosa y prolongada. Pero, �esto relacionado con las faltas de los dem�s cumple con los requisitos del deber social? No, dice el ap�stol, el amor "cree todas las cosas". Busca buenas cualidades en los hombres que son desagradables e incluso repulsivos, y cualquiera que sea su escrutinio diligente puede salir a la luz en medio de la gran cantidad de enfermedades que recubren mejores rasgos, le proporciona un placer genuino. El daltonismo no se limita al ojo f�sico. Las personas que son sensibles a las faltas de los dem�s, y habituadas a criticarlas, generalmente se ven m�s afectadas por la molestia nerviosa que por la conciencia, y ocurre com�nmente con tal que rara vez buscan una bondad redentora. Estimar la fuerza de las circunstancias, estudiar motivos, hacer donaciones caritativas, son ajenos a sus gustos y temperamento. Por el contrario, el instinto de amor es creer que los dem�s son mejores o, al menos, pueden ser mejores de lo que parecen. De modo que si bien el amor es un creyente heroico, tambi�n es un sabio que duda, y da a las idiosincrasias infelices de los hombres el beneficio de sus dudas. Debido a esto, "espera todas las cosas". Creer correctamente es una fuerza expansiva en el intelecto. Es un acelerador de la imaginaci�n. Encuentra razones de confianza desconocidas para �l, quien tiene el concepto de escepticismo, lo aprecia por s� mismo y se enorgullece de �l como un signo de perspicacia intelectual. La fe act�a sobre las emociones. Estos dos, la imaginaci�n y la sensibilidad, estimulan la esperanza, que a su vez se eleva por encima de los sentidos y comprende, hasta cierto punto, las poderosas fuerzas involucradas en el lado de la bondad. El poder de Dios en el cristianismo llega lentamente al coraz�n, mientras que la influencia sat�nica es demostrativa a la vista. La esperanza no se deja sola, sino que se le ense�a a Cristo, quien, en los d�as de su carne, mir� m�s all� de la humillaci�n, la obsesi�n, la muerte, a la gloria que esperaba para invertirlo. Entonces, entonces, podemos decir que grandes puntos de vista y grandes esperanzas van de la mano, y la gracia que "cree todas las cosas" tambi�n "espera todas las cosas". �Pero es una gran esperanza inmediatamente gratificada? Nunca; si lo fuera, perder�a su grandeza. La esperanza es una educaci�n hermosa, y es esto reteniendo su cumplimiento y expandiendo as� la capacidad del alma para la satisfacci�n m�s plena. La esperanza debe tener tiempo y oportunidad para desarrollar la sensaci�n de diversi�n en nosotros antes de otorgar la realidad. Cada d�a de aplazamiento pasa al d�a de realizaci�n, que es miles de d�as en uno. Pero nos educa en otras formas. El retraso de la esperanza de cumplir con nuestras expectativas pone a prueba nuestra fuerza y ??paciencia. �Tiene la esperanza un firme control sobre nuestras almas? Si es as�, su poseedor "soporta todas las cosas". A trav�s de la duda y la oscuridad, en medio de la adversidad, a pesar de las circunstancias opuestas, el amor es persistente, y su persistencia es la medida de su poder. Cuando alcanzamos esta capacidad de perdurar, esperando con serena paciencia, sumiso a la voluntad de Dios, contento con lo que es en s� mismo, anticipando una alegr�a futura, pero dejando su hora de nacimiento al que guarda los tiempos y las estaciones para s� mismo, Cuando alcanzamos este punto de experiencia, estamos cerca del l�mite del crecimiento terrenal. La excelencia pasiva, como la se�alada por la palabra "aguanta", parece ser la obra final del Esp�ritu Santo en el coraz�n humano. Adecuadamente, por lo tanto, San Pablo encuentra el cl�max de las expresiones ( 1 Corintios 13:7) en "soporta todas las cosas". Verdadero, "lleva", "cree", "espera", est�n igualmente relacionadas con "todas las cosas". "con" aguanta "y, sin embargo, esta es obviamente la consumaci�n de la idea que impregna la mente del ap�stol. Oportunamente, hemos dicho, ya que los hombres est�n acostumbrados a considerar la resistencia como la marca del m�s alto poder. Es un poder entrenado y equilibrado. Cuerpo, alma y esp�ritu est�n presentes en la plenitud de su fuerza. No hay inquietud en esas sensibilidades que siempre crean ondas en la superficie de la vida. No hay agitaci�n en esas grandes profundidades que una vez se agitaron bajo la furia de la tormenta. El amor duradero ha entrado en reposo, y el reposo es como Dios. �L.

1 Corintios 13:8

Permanencia del amor.

�Por qu� los numerosos objetos que nos rodean son transitorios? Por todos lados nos atraen, se conectan con la esperanza y el miedo, entran en nuestro negocio, despiertan la empresa y la ambici�n, e incluso inspiran amor ardiente; Sin embargo, siempre est�n falleciendo. Ahora, debe haber una disciplina en todo esto, y el cristianismo nos asegura lo que significa. Es que podemos ser entrenados en medio de la evanescencia para lo que es permanente. Y esto presupone que no solo hay un alma inmortal en el hombre, sino que, en raz�n de su organizaci�n actual y sus relaciones, algunas de sus funciones y adquisiciones son puramente temporales, mientras que otras deben vivir para siempre. De hecho, hay funciones y adquisiciones que no esperan la muerte del cuerpo. Cumplen su prop�sito y expiran mucho antes de que la edad nos alcance. Sin embargo, dice Wordsworth:

'' No por esto, d�bil I, ni llorar ni murmurar; Han seguido otros regalos, por tal p�rdida, creo que una recompensa abundante ".

Es en el esp�ritu de una verdadera y noble filosof�a cristiana que este gran poeta moral del siglo no ve motivo para "llorar ni murmurar" porque nuestra naturaleza tiene un instinto de rechazo que, como Dios ordena, desecha y deja atr�s su sabor. y h�bitos que alguna vez fueron muy �tiles y preciosos. Teniendo en cuenta, entonces, que este instinto de rechazo es una parte org�nica de nuestra constituci�n y tiene sus funciones asignadas para cumplir, podemos apreciar a�n m�s la l�nea de pensamiento de San Pablo en los versos finales de este cap�tulo. "El amor nunca falla". Su existencia, actividad, manifestaci�n, se perpetuar�. Los maravillosos dones espirituales de los que tanto hab�a dicho (profec�a, la capacidad de hablar en lenguas, conocimiento) deber�an dejar de existir. Aunque proced�an del Esp�ritu Santo y fueron poderosamente instrumentales para el bien en la incipiente obra de la Iglesia, sin embargo, deb�an terminar. Los andamios eran todos ellos, �tiles como tales, preservando los fines m�s importantes, pero meros andamios, que ya no pod�an permanecer cuando el edificio hab�a sido terminado. �Cu�l es, entonces, el ideal de la Iglesia? no son dones espl�ndidos, porque est�n condenados a la extinci�n, sino el amor "que nunca falla". Ya sea que el fallecimiento de estos dones se refiera a la era apost�lica o "la era venidera", no importa nada, ya que la idea de su interrupci�n, en lugar del momento en que deber�a ocurrir, es lo m�s importante en la mente de San Pablo. Imagine, entonces, su concepci�n del amor, cuando podr�a contemplar a la Iglesia como un vasto cuerpo que despide estos poderosos acompa�amientos de su carrera y, sin embargo, lejos de debilitarse, se ce�ir�a de nuevo con un poder m�s resplandeciente y lo mostrar�a en Una forma infinitamente m�s majestuosa. Despojado de estos habilimentos, su contorno aparecer�a en la perfecci�n de la sublimidad; su anatom�a como organismo ser�a, por as� decirlo, transparente; todo el marco, las diversas partes, los ligamentos que los unen, la sangre vital circulante, revelar�an el �nico principio animado del amor. �Sorprender�a a los corintios aprender que incluso el conocimiento deber�a desaparecer? "Sabemos en parte, y profetizamos en parte". Todo conocimiento no puede significar, porque el amor mismo incluye mucho conocimiento y, en su ausencia, ser�a simplemente una intensidad emocional. Ser�a in�til poseer la mera facultad de saber, si la mente no pudiera retener los contenidos del conocimiento y convertirlos en una parte integral de s� misma. Lo que el ap�stol ense�a es que tales conocimientos relacionados con el estado y el tiempo presente, y que surgen directamente del desarrollo humano imperfecto, y comparten la condici�n de todas las cosas terrenales, son de corta duraci�n y deben terminar. Las lenguas cesar�n, pero el don del habla no se perder�. Y se explica diciendo que los dones relacionados con la profec�a y las lenguas fueron solo parciales, se adaptaron exclusivamente a un estado preliminar de experiencia y actividad, y completaron su prop�sito en una econom�a espiritual temporal. Estamos aqu� bajo limitaciones espec�ficas, no menos que generales, y, en ciertas direcciones, estamos m�s restringidos que en otros. Lo que el Esp�ritu busca no es solo el conocimiento, sino tambi�n sus aspectos morales; a la humildad, la mansedumbre, la humillaci�n, cuando el intelecto es m�s fuerte, m�s libre y m�s audaz; ni ampliar� la comprensi�n y su fuerza de expresi�n por su propio bien, sino que las desarrollar� solo hasta que est�n subordinadas a un objeto superior a sus fines inmediatos. Informaci�n parcial, dominio parcial de nuestras facultades mentales, usos parciales incluso de la sabidur�a que poseemos: esta es la ley de limitaci�n y restricci�n, bajo la cual la compleja prueba del intelecto, la sensibilidad, la volici�n, la aspiraci�n y la actividad externa, produce resultados inconmensurables. . Por lo tanto, argumenta, ahora sabemos y profetizamos "en parte"; en el mejor de los casos, somos fragmentarios e incompletos; y, sin embargo, esta imperfecci�n est� conectada con un sistema perfecto y conduce a �l. La perfecci�n vendr�; la econom�a existente es su presagio; ni el conocimiento puede dar una explicaci�n racional de s� mismo, ni la profec�a y las lenguas pueden reivindicar su valor, si los esplendores m�s completos, de los cuales estos son d�biles escapes de luz, no eran certezas absolutas del futuro. Solamente cuando "lo perfecto ha llegado", lo que est� "en parte" ser� "eliminado". Las instituciones fundadas en la providencia y sostenidas por el Esp�ritu no tienen oportunidad ni accidente en cuanto a continuidad, decadencia, extinci�n. Dios entra en ellos, permanece, parte, seg�n el consejo de su voluntad. Si cuenta nuestros d�as como hombres vivos y mantiene nuestros tiempos en su mano; si tan solo su voz dice: "Regresad, hijos de los hombres"; esto es igualmente cierto para las instituciones. Por el polvo muerto, el hombre hace una tumba; pero la vida de los individuos, las instituciones, el gobierno, la sociedad, incluso la Iglesia, est� bajo el cuidado de Dios, y �l solo dice: "Regreso". �C�mo establecer� San Pablo la relaci�n de lo parcial con lo perfecto? Una verdad carece de algo si no se puede ilustrar, y un maestro tiene una capacidad muy defectuosa cuando no puede encontrar una semejanza o una analog�a para hacer que su significado sea m�s perspicaz y v�vido. La verdad y el maestro se han reunido en este magn�fico cap�tulo en un terreno reservado, podemos aventurarnos a decir, por su especial ocupaci�n y compa��a. El gran maestro ve la m�s sublime de las verdades bajo una luz brillante, y lo m�s diferente a lo que ser�a Pablo si no se presentara una ilustraci�n espont�neamente. �Hay algo en los momentos m�s sagrados del alma que de repente restablece el sentido de la infancia? "Cuando era ni�o" en la ciudad pagana de Tarso, la capital de una provincia romana; las monta�as de Tauro y la exuberante llanura y el flujo de Cydnus cerca; las calles abarrotadas y la poblaci�n gay y los grupos emocionados de conversadores presionando los ojos y los o�dos; los festivales del paganismo; los extra�os contrastes de estos con la vida en su hogar jud�o; su entrenamiento bajo el techo de los padres; los recordatorios diarios de la ley y las tradiciones de los fariseos; �Qu� pensamientos eran? Solo los de un ni�o, entendido y hablado como un ni�o. Ning�n ni�o com�n podr�a haber sido. La Providencia lo estaba formando entonces como un ap�stol, de modo que mientras el ni�o santo Jes�s crec�a "en sabidur�a y estatura" en medio de las colinas de Nazaret y en la guarder�a del coraz�n de la virgen, hab�a un ni�o no mucho m�s joven en Cilicia. , quien estaba criando all�, bajo circunstancias muy diferentes, para ser su ap�stol elegido para el mundo gentil. Sin embargo, el ni�o Sa�l no era m�s que un ni�o, y pensaba y hablaba "como un ni�o". �Pero se rechaza la infancia y se pone en contraste con la virilidad? No; la infancia es de Dios no menos que la masculinidad en cuanto a la calidad del ser. Lo que se contrasta es la infantilidad en un caso y la virilidad perfeccionada en el otro. De modo que suponemos que el ap�stol quiere decir que todo lo que es inicial, inmaduro, provisional, en el ni�o, ha sido guardado para dejar espacio para algo mejor. Lo mejor implica lo bueno, un bien infantil, de hecho, y, sin embargo, un bien de la mano de Dios, sin embargo, mezclado con imperfecciones terrenales. Otro movimiento ocurre en el pensamiento principal. �Se puede pensar en el conocimiento sin una recurrencia involuntaria del s�mbolo de la luz? El s�mbolo ha suplantado bastante a la cosa significada, y el hombre iluminado es m�s honrado que el hombre conocedor. San Pablo procede a decir: "Ahora vemos oscuramente a trav�s de un cristal". la Palabra de Dios revelada nos es transmitida "en s�mbolos y palabras que las expresan imperfectamente" (Hodge, Delitzsch); y, sin embargo, aunque hay un "cristal" o espejo, y el conocimiento o la visi�n de las cosas divinas se da "oscuramente", hay un conocimiento real, un conocimiento verdadero y bendecido, porque "vemos". Lo suficiente se hace inteligible para todos los prop�sitos de la mente espiritual, para todos los usos espirituales, en todas las relaciones espirituales de comprensi�n, conciencia, volici�n, afecto, hermandad; suficiente para libertad condicional, responsabilidad, cultura y crecimiento de por vida. �Qu� en nosotros se niega? Solo la curiosidad, las excesivas apariciones de las facultades, los h�bitos de percepci�n y juicio superinducidos en el intelecto por la parte sensacionalista de nuestra naturaleza, se les niega su morbosa gratificaci�n. Se niega una gran cantidad de evidencia de que la fe puede tener su esfera. Sobre la fuerza y ??sobre la restricci�n del motivo se niega que la voluntad pueda quedar libre. Se niegan impulsos violentos de sentimiento de que el coraz�n puede ser intenso sin un entusiasmo salvaje y err�tico, atesorando su vida de bendici�n pac�fica en profundidades insondables como el oc�ano, que mantiene su masa de aguas en los vastos huecos del globo y usa las colinas y monta�as solo para dar forma a sus costas. Por otro lado, �qu� se le otorga a la mente en la revelaci�n de la verdad divina? Tales puntos de vista de Dios en Cristo como el alma pueden darse cuenta en su condici�n actual y, por lo tanto, formar el h�bito principal de un ser en prueba, a saber. C�mo ver a Dios en Cristo. En la actualidad, solo podemos comenzar a ver como reflejo en un espejo; y, como en la educaci�n de los sentidos para el trabajo m�s fino de la vida terrenal, el cultivo del ojo es el m�s lento y exigente, el m�s largo, el m�s dif�cil, y eso tambi�n porque el ojo es el m�s noble de los sentidos especiales, entonces aprendemos, y no sin mucho esfuerzo paciente, y a menudo repetidos esfuerzos para ver a Dios en Cristo como se da a conocer en su evangelio y providencia y Esp�ritu Santo. Sin embargo, el espejo entrena al ojo y lo prepara para ver a Dios a trav�s de ning�n medio intermedio. La visi�n prometida es abierta, plena, inmediata. Lo veremos "cara a cara", dice San Pablo. "Seremos como �l; porque lo veremos tal como es", declara San Juan. Y luego el conocimiento parcial se expandir� en conocimiento perfecto, y lo sabremos de una manera nueva y Divina, porque nada menos que esto es la garant�a: saber como somos conocidos. "Himno glorioso al amor cristiano", como el Dr. Farrar llama a este cap�tulo, �cu�l ser� su tensi�n final? "Y ahora permanece" (permanece o contin�a) �la misma duraci�n en comparaci�n con la evanescencia de los dones extraordinarios que se atribuyen a los tres� "y ahora permanece la fe, la esperanza, el amor, estos tres; y el mayor de ellos es el amor". �Qui�n puede dudarlo despu�s de leer este cap�tulo? Aqu� se encuentra junto a los grandes dones de las "lenguas de los hombres y de los �ngeles", y de la visi�n prof�tica, y de la obra milagrosa, y de la filantrop�a y el martirio, y, en medio de este espl�ndido conjunto, el amor es m�s grande. En lo que hace, es lo mejor. En lo que es, es lo mejor. Aqu�, finalmente, se agrupa con fe y esperanza, y sin embargo, la luz que irradia su forma y caracter�sticas de la gloria de Dios en la cara o 'Jesucristo es un brillo m�s all� de la de los otros dos, porque el "m�s grande de estos es amor ".

HOMILIAS POR J.R. THOMSON

1 Corintios 13:1

"Amor."

La palabra traducida "caridad" en la versi�n antigua y "amor" en la versi�n revisada de nuestro Nuevo Testamento no es un sustantivo cl�sico. Es enf�ticamente un t�rmino cristiano. Y esto no tiene por qu� preguntarse; porque como la virtud en s� misma es una, si no se crea, pero se desarrolla por el cristianismo, es lo que podr�a esperarse que descubriera que la cosa dio origen al nombre. Este cap�tulo ha sido llamado un salmo de amor, y es admirado tanto por su pensamiento elevado como por su dicci�n melodiosa, mientras que para aquellos que est�n imbuidos del verdadero esp�ritu cristiano es especialmente agradable y encantador.

I. LOS ERRORES DEBEN SER ELIMINADOS. P.ej.:

1. El uso de la palabra "caridad" es ambiguo. A menudo se usa como equivalente a la tolerancia, como en la frase, "el juicio de caridad"; y a menudo como sin�nimo de "limosna", como en el triste proverbio "Fr�o como la caridad". Ninguno de estos usos cumple con los requisitos del texto.

2. "Amor" tambi�n es una palabra ambigua, que se aplica com�nmente al sentimiento de atracci�n y apego entre j�venes de sexos opuestos, un uso que evidentemente no tiene aplicabilidad aqu�.

II LA NATURALEZA DEL AMOR CRISTIANO TIENE QUE EXPLICARSE.

1. Es entre un ser humano y otro. La cuesti�n no es el amor reverente a Dios, sino los sentimientos mutuos de aquellos dotados de la misma naturaleza espiritual.

2. Es un sentimiento, y no hay amor donde simplemente hay un principio de acci�n, fr�o y sin pasi�n.

3. Es un sentimiento que gobierna la conducta, evita que los hombres se lastimen o difamen unos a otros, y los impulsa a la asistencia mutua.

III. LA FUENTE DEL AMOR CRISTIANO TIENE QUE RASTREARSE.

1. Su origen verdadero y �ltimo est� en la naturaleza de Dios, que es amor.

2. Su introducci�n entre los hombres se debe principalmente al Se�or Jes�s, quien fue el regalo del amor del Padre, cuyo ministerio entero en la tierra fue una revelaci�n de amor, y cuya conducta benevolente y muerte sacrificial fueron el fruto del amor.

3. Su poder individual y eficacia social se deben a la presencia y operaci�n del Esp�ritu de Dios. No sin importancia se menciona primero el amor en el inventario de los frutos del Esp�ritu, que son estos: amor, alegr�a, paz, etc.

IV. LA EXCELENCIA DEL AMOR CRISTIANO TIENE QUE SER EXPUESTA. Esto se hace en este cap�tulo, sistem�ticamente, de varias maneras.

1. Es superior a los dones sobrenaturales generosamente otorgados a la Iglesia en la primera edad.

2. Es el motivo de las disposiciones y acciones del m�s alto grado de belleza moral.

3. Sobrevivir� a todo lo que el hombre aprecia m�s como intelectualmente precioso y deseable.

4. Es superior incluso a los obsequios, o m�s bien gracias, tan hermosos y admirables como lo son la fe y la esperanza.

1 Corintios 13:1

Amor y lenguaje.

Parecer�a que, de todos los dones, el don de hablar, y especialmente esa variedad conocida como don de lenguas, fue muy apreciado por los cristianos de Corinto. Probablemente por esta raz�n, el ap�stol pone esto en primer plano, cuando compara otras posesiones y virtudes con la gracia del amor.

I. EN QU� CONSISTE LA SUPERIORIDAD DEL AMOR SOBRE EL DISCURSO.

1. En el hecho de que el don de lenguas atrae la atenci�n del propio poseedor, mientras que la caridad sale de aquel que lo cultiva a otros. El regalo en cuesti�n fue espl�ndido y deslumbrante. Si consist�a en un poder de hablar inteligiblemente en idiomas extranjeros, o en la emisi�n de sonidos, articulados, de hecho, pero que no correspond�an con ning�n idioma conocido por los auditores, en cualquier caso era una facultad brillante, que atra�a todas las miradas hacia el altavoz y todos los o�dos a su voz. Por otro lado, el cari�oso ministro de las necesidades de sus vecinos pobres o afligidos generalmente pasar�a desapercibido y sin ser visto. Es mejor que un hombre sea extra�do, por as� decirlo, de s� mismo, que su atenci�n, porque la atenci�n de los dem�s se concentra en s� mismo.

2. En el hecho de que la gracia del amor es mucho m�s �til para la Iglesia y para el mundo que el don de lenguas. Este don serv�a para un prop�sito: impresion� a los oyentes carnales, fue una prueba para la Iglesia misma de una presencia divina especial. Pero el amor llev� a hombres y mujeres a simpatizar unos con otros, a atender las necesidades de los necesitados, a levantar a los ca�dos, a fortalecer a los d�biles, a cuidar a los enfermos, a consolar a los afligidos, a criar a los hu�rfanos. As� sus frutos reivindicaron su supremac�a.

3. En el hecho de que el Se�or Jes�s amaba, pero nunca hablaba en lenguas.

4. En el hecho de que el don de lenguas no es m�s que una temporada, mientras que el amor es indestructible y eterno.

II POR QU� COMPARACI�N SE ILUSTRA LA SUPERIORIDAD DEL AMOR. El regalo sin la gracia se asemeja al sonido del lat�n, al choque de un platillo de bronce. Hay ruido, pero es vex et proeterea nihil; No hay melod�a ni significado. Por otro lado, el amor es como una melod�a de m�sica exquisita que vibra de las cuerdas, se retuerce de una flauta o resuena de los tubos de un �rgano; o, mejor a�n, es como la clara voz de campana de un ni�o en el coro de una catedral, que transmite un pasaje inmortal de poes�a sagrada a un aire que suena como un eco del juglar del para�so. El primero llama la atenci�n; el gong cuando es golpeado produce un choque; pero este �ltimo satisface dulcemente el alma, luego calma y refresca los anhelos del esp�ritu por una cepa celestial y deja atr�s el precioso recuerdo de una cadencia que se derrite.

1 Corintios 13:2

Amor y conocimiento.

Diferentes regalos tienen atracciones para diferentes mentes. Para los corintios, los carismas del lenguaje parecen haber tenido un encanto y un valor especiales. Se podr�a suponer que esas posesiones aqu� mencionadas (profec�a, desentra�ando misterios y conocimiento, especialmente de cosas espirituales) tendr�an un inter�s m�s profundo por alguien como Pablo. Y que �l haya valorado esto no debe ser cuestionado. Sin embargo, tal era su apreciaci�n del amor, que en este elogio del mismo lo coloca por encima de esos dones mitad intelectuales, mitad espirituales.

I. ESTOS REGALOS SON EN S� MISMOS VALIOSOS. Aqu� no se dice nada para menospreciar los regalos. Por el contrario, se introducen de una manera que da testimonio de su excelencia. La profec�a es la expresi�n de la mente de Dios, una funci�n que la mente puede honrar con la mayor honradez. Entender y revelar misterios ser�a universalmente reconocido como una gran distinci�n. El conocimiento ocupa un lugar destacado en relaci�n con una religi�n que aborda la inteligencia del hombre. Todos estos son, por as� decirlo, aspectos de la religi�n peculiarmente agradables para un cristiano reflexivo, y particularmente ventajosos para una comunidad cristiana.

II PERO ES POSIBLE QUE ESTOS REGALOS PUEDEN NO TENER VALOR PARA EL POSESOR. Es decir, en caso de que no est�n acompa�ados por el amor. El car�cter puramente intelectual es el car�cter desagradable. El hombre puede ser el veh�culo de la verdad y, sin embargo, la verdad puede pasar a trav�s de �l sin afectar su car�cter, su posici�n espiritual. �Qui�n no conoce a esos hombres, hombres de estudios b�blicos, teolog�a s�lida, gran poder de ense�anza, pero sin amor y sin amor y sin amor? Para s� mismos, pueden ser grandes hombres, y en opini�n de la Iglesia; pero en realidad, y ante Dios, �no son nada!

III. ES AMOR LO QUE HACE QUE ESTOS REGALOS SON VALIOSOS PARA SU POSESOR. Cu�n necesario es el amor para impartir un sabor espiritual y calidad a estas grandes dotaciones, es lo suficientemente claro, es decir, para toda mente iluminada.

1. El amor infunde el esp�ritu en el que deben ser utilizados. Cu�n diferente el hombre de intelecto o de aprendizaje usa sus poderes cuando su alma est� impregnada por el esp�ritu de amor fraternal, todo observador debe haber notado. "Que todas tus cosas se hagan en caridad" es una advertencia apropiada para todos, pero especialmente para el hombre de genio o de habilidad.

2. El amor controla el prop�sito al que se aplicar�n. No por la auto exaltaci�n, no por el avance de una gran causa, sino por el bienestar general, el amor inspirar� a los grandes a consagrar sus talentos, de acuerdo con la mente y el m�todo del gran Maestro mismo.

1 Corintios 13:2

Amor y fe.

San Pablo fue tan enf�ticamente el ap�stol de la fe, que es dif�cil creer que haya escrito algo parecido al menosprecio de esa gran y eficaz virtud. Si dedic� una gran parte de su ep�stola principal, eso a los romanos, a una exhibici�n del poder de la fe, no es probable que aqu� o en cualquier lugar deba escribir una palabra que pueda arrojar la fe a la sombra. Y, de hecho, la referencia del ap�stol en este pasaje no es a la fe en Cristo como Salvador, sino a esa fe especial, una promesa especial que fue el medio para permitir al poseedor realizar grandes maravillas, en el lenguaje figurativo de las Escrituras. , para quitar monta�as.

I. ESTE LENGUAJE NO EST� EN DESPACHO DE LA FE QUE TRABAJA POR AMOR. Siempre se ense�a en las Escrituras que la fe precede al amor; el coraz�n debe encontrar a Cristo y descansar en �l y vivir de �l para poder amarlo. La confianza en un Salvador personal revelado en sus palabras y su vida, en su sacrificio y triunfo, ciertamente despertar� afecto, m�s o menos ardiente de acuerdo con el temperamento y la historia del creyente individual. La fe fuerte est� preparada para encender el amor c�lido.

II NOS ENSE�AN QUE LOS "REGALOS" NO SON SIEMPRE UN SIGNO DE PIEDAD. La fe que tanto admiraban y codiciaban en la Iglesia primitiva era la confianza en una cierta promesa definitiva del Se�or de ayuda sobrenatural a aquellos cuya posici�n hac�a que tal ayuda fuera conveniente. La eliminaci�n de monta�as es, por supuesto, una figura para vencer las dificultades, y probablemente para la realizaci�n de milagros. Parecer�a que hubo en las primeras iglesias algunos que pose�an este don que no ten�an las calificaciones espirituales que eran mucho m�s que desear. Y no se puede negar que incluso ahora hay en todas las comunidades cristianas hombres dotados en gran medida de dones de administraci�n, aprendizaje y elocuencia, que a�n carecen de esas primeras cualidades de car�cter cristiano que son un signo de la morada del Esp�ritu. Mucho m�s que desear es la simple fe en el Salvador que la fe que elimina monta�as y deslumbra a multitudes.

III. ESTAS LECCIONES SE APLICAN POR LA CONSIDERACI�N DE QUE PABLO POSEI� AMBOS DONES SUPERNATURALES Y CARIDAD FERVENTE, Y PODR�A COMPARAR A LOS DOS. Nunca se hicieron maravillas, milagros de poder moral, m�s manifiestamente, m�s repetidamente, que en el ministerio del gran ap�stol de los gentiles. Si alguno ten�a motivos para jactarse, ten�a m�s. Sin embargo, para �l, su amor por el Salvador y su devoci�n por aquellos por quienes ese Salvador muri�, fueron mucho m�s importantes y valiosos que todos sus dones sobrenaturales.

"El amor es el m�s brillante del tren, y fortalece todo lo dem�s".

T.

1 Corintios 13:3

Amor y limosna.

De todas las comparaciones entre el amor y otras cualidades, dones o pr�cticas, esta es la que suena m�s extra�a para nuestros o�dos. Porque en nuestras mentes la caridad y la limosna est�n tan estrechamente asociadas que apenas parece posible que se las ponga en contraste una con la otra. Sin embargo, as� es; y cada observador de la naturaleza y la sociedad humana puede reconocer tanto la perspicacia como la previsi�n del ap�stol en esta sorprendente y casi sorprendente comparaci�n.

I. LA ALMSGIVING PUEDE ORIGINARSE EN MOTIVOS INFERIORES Y MORTALES. El ap�stol supone un caso extremo, a saber. que uno debe entregar toda su sustancia en paro a los pobres; y �l juzga que tal curso de acci�n puede ser sin amor y, si no tiene amor, entonces no tiene valor. Para ello puede proceder de:

1. La ostentaci�n. Estamos obligados a creer que esta es la explicaci�n de muchos de los regalos hermosos e incluso generosos de los ricos. A un hombre rico a veces le gusta que su nombre figure en una lista de suscripci�n por una cantidad que ning�n hombre de medios moderados puede pagar. La publicaci�n de tal regalo gratifica su vanidad y su importancia personal. Su nombre puede figurar al lado del de un conocido millonario.

2. Personalizado. Un comentarista ha ilustrado este pasaje haciendo referencia a las multitudes de mendigos que se re�nen en la corte del palacio de un gran obispo en Espa�a o Sicilia, a cada uno de los cuales se les da una moneda, en la llamada caridad. Tal limosna perniciosa e indiscriminada se espera de aquellos en una posici�n alta en la Iglesia, y dan por costumbre. El mismo principio explica probablemente gran parte de nuestro otorgamiento elemosinario.

3. Amor al poder. Al igual que en los d�as feudales, un gran se�or ten�a su s�quito y sus criados, multitudes que depend�an de su generosidad, por lo que no hay duda de que los individuos y las iglesias a menudo dan generosamente por el poder que obtienen de los dependientes, que se convierten en convertir de muchas maneras a sus seguidores y seguidores.

II La limosna puede ser perjudicial en algunos casos. De hecho, a menudo es as�.

1. Al destinatario. El miserable que vive en la ociosidad de los hombres ricos se degrada en el proceso, se pierde en todo respeto por s� mismo y se habit�a a una satisfacci�n ignominiosa y b�sica con su posici�n.

2. A la sociedad en general. Cuando se sabe que el hombre que ruega est� tan bien apoyado como el hombre que trabaja, �c�mo puede ser de otra manera que la desmoralizaci�n? El sistema de limosna indiscriminada es un error para los trabajadores pobres.

3. Al dador. Por los dones que se supone, en lugar de invocar las cualidades m�s finas de la naturaleza, despierta en el seno del otorgante un desprecio c�nico de la humanidad.

III. SIN EMBARGO, LA CARIDAD VERDADERA PUEDE EXPRESARSE EN REGALOS. El hombre que reparte su sustancia en la limosna y no tiene caridad, no es nada; pero si hay amor, ese amor santifica tanto al dador como al don. Porque el que ama y da se asemeja a ese Ser Divino cuyo coraz�n siempre est� lleno de amor, cuyas manos est�n siempre llenas de regalos.

1 Corintios 13:3

Amor y auto inmolaci�n.

Parecer�a que Paul ten�a cierta anticipaci�n de los desarrollos pr�ximos de la sociedad cristiana. No hay fundamento para creer que, en el momento en que escribi�, cualquier miembro de la Iglesia de Cristo hab�a sufrido en la hoguera por fidelidad al principio y a la fe. Tales martirios hab�an ocurrido en Palestina, cuando los enemigos de Jehov� hab�an triunfado y hab�an vengado a los jud�os fieles. E incluso antes del fallecimiento de Pablo, en la propia Roma, los cristianos llegaron a ser v�ctimas de la brutalidad del infame Ner�n y perecieron en las llamas. No se puede usar un lenguaje m�s fuerte para exponer la superioridad del amor al celo, la fidelidad y la devoci�n que esto de San Pablo: "�Aunque doy mi cuerpo para quemarlo y no tengo amor, no me aprovecha nada!"

I. LA PREPARACI�N PARA MORIR, EN EL JUEGO O DE OTRA MANERA, POR EL CRISTO, ES BUENA. Mientras los tres ni�os hebreos se contentaban con ser arrojados al horno ardiente y ardiente, mientras los fieles jud�os mor�an en la hoguera bajo la persecuci�n de Ant�oco Ep�fanes, como Policarpo a m�s de cuatro a�os de edad dio su cuerpo para quemarlo, mientras el El santo Perpetua sufri� este martirio con una mente dispuesta, como en nuestro propio pa�s en la Reforma muchos sufrieron en los incendios de Oxford y Smithfield, por lo que multitudes han contado sus vidas como no queridas por el bien del bendito Salvador. No puede ser sino que tal sacrificio de s� mismo, tal santo martirio, haya sido y sea aceptable para Cristo, quien se entreg� por nosotros. Porque �l mismo dijo: "Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos".

II LA AUSENCIA DEL AMOR SE QUITA INCLUSO DE LA VIRTUD DEL MARTIRIO. Hay una historia de un cristiano de Antioqu�a que, en su camino al martirio, se neg� a perdonar y se reconcili� con un hermano cristiano. Tal caso es un ejemplo exacto del celo sin amor que el ap�stol aqu� declara in�til. Si la caridad cristiana est� ausente donde el celo est� presente, parece haber raz�n para temer que los motivos que inducen la auto inmolaci�n son el orgullo, la auto glorificaci�n y una obstinaci�n inflexible. Si no hay amor para el pueblo de Cristo, no hay amor verdadero para Cristo: "El que ama a Dios tambi�n ama a su hermano". Es extra�o pensar que el autoenga�o puede llegar tan lejos que los hombres pueden sufrir el martirio sin ser verdaderamente de Cristo. Sin embargo, as� es. Y podemos recordar, por la posibilidad de este caso extremo, cu�n f�cilmente los hombres se enga�an a s� mismos y suponen que est�n influenciados por motivos verdaderamente religiosos y claramente cristianos, cuando todo el tiempo es el eje sobre el cual gira toda su conducta. Y se nos puede sugerir cu�n inexpresablemente esencial, en el juicio de nuestro Se�or y su Esp�ritu, es esa gracia de amor, cuya ausencia no puede ser expiada ni siquiera por un paso a trav�s de las ardientes llamas del martirio. � T.

1 Corintios 13:4, 1 Corintios 13:5

El amor y nuestros semejantes.

En este paneg�rico de la caridad, encontramos,

(1) en 1 Corintios 13:1, una declaraci�n sobre la importancia de la caridad para el car�cter cristiano,

(2) en 1 Corintios 13:3, una lista de los frutos de la caridad; y

(3) en el resto del cap�tulo, una declaraci�n de la eternidad de la caridad. La segunda y tercera de estas divisiones contienen una personificaci�n muy pict�rica de esta gracia encantadora; Las caracter�sticas encantadoras y la sonrisa radiante de la caridad brillan sobre nosotros y se ganan nuestros corazones. Varias de estas cl�usulas exhiben los efectos de la morada del amor cristiano en el coito de la vida social.

I. EL AMOR TIENE UN LARGO SUFRIMIENTO COMO SE OPONE A LA IMPACIENCIA. No hay posibilidad de mezclarse con la sociedad humana sin encontrar muchas ocasiones de irritaci�n. La naturaleza humana es tal que los conflictos de disposici�n y de h�bitos ocurrir�n y deben ocurrir. Es as� en la familia, en la vida civil e incluso en la Iglesia. Por lo tanto, la impaciencia y la irritabilidad se encuentran entre las enfermedades m�s comunes. Y no hay signo m�s seguro de una mente disciplinada y moralmente cultivada que un h�bito de tolerancia, tolerancia y paciencia. Pero el cristianismo proporciona un motivo y un poder de sufrimiento prolongado que puede actuar en el caso de personas de todo tipo de temperamentos y de todas las posiciones de la vida. "El amor sufre mucho".

II EL AMOR ES GRACIOSO Y TIPO COMO SE OPONE A MALICE E ILL VOLUNTAD. No hay disposici�n conocida por la naturaleza humana que sea una prueba m�s terrible de la enormidad del pecado que la malevolencia. Y la religi�n del Se�or Cristo en nada prueba de manera m�s significativa su divinidad que en su poder para expulsar a este esp�ritu demon�aco del seno de la humanidad. De hecho, la benevolencia es la "nota" admitida de esta religi�n. Las virtudes m�s severas, como la fortaleza y la justicia, fueron admiradas y practicadas entre los paganos, y celebradas por los moralistas de la antig�edad. Estos y otros fueron asumidos por el cristianismo, que les agreg� la gracia m�s suave del amor, el amor que se justifica en actos de benignidad y bondad amorosa.

III. EL AMOR SE OPONE A ENVIAR LA AYUDA A CELOS. Estos son vicios que surgen del descontento con la propia condici�n de uno en comparaci�n con la de los dem�s, y se consideran justamente entre los m�s malos y bajos de los que el hombre es capaz. El cristianismo demuestra su poder de transformaci�n espiritual al suprimir, y de hecho en muchos casos al extirpar, estas malas pasiones del coraz�n, y al ense�ar y permitir que los hombres se regocijen en la prosperidad de sus vecinos.

IV. EL AMOR, COMO SE OPONE A LA ERA, NO SE PROMOCIONA CON LA CONDUCTA DE OTROS. Esto no debe llevarse demasiado lejos, como si la ira en s� misma fuera un mal, como si no hubiera tal indignaci�n justa. Cristo mismo estaba enojado con hip�critas y enga�adores; su indignaci�n e ira se despertaron una y otra vez. Pero la distinci�n moral radica aqu�: ser provocado con aquellos que nos hieren o desaprueban nuestra dignidad y auto importancia, no es cristiano, pero no es tan apreciable la indignaci�n con la conducta de los enemigos voluntarios de Dios.

V. EL AMOR SIGUE SIN CUENTA DE MAL RENDIDO. Este rasgo en el car�cter del cristiano es muy hermoso. Es costumbre con los hombres pecadores apreciar el recuerdo de los errores que se les han hecho, en contra de un d�a de retribuci�n. El amor borra el registro de las malas acciones de la memoria, y no sabe nada de la venganza o la mala voluntad.

1 Corintios 13:4, 1 Corintios 13:5

Amor y abnegaci�n de uno mismo.

Donde hay un amor cristiano sincero, esa gracia no solo afectar� para bien la relaci�n de la sociedad humana, sino que ejercer� una influencia muy poderosa y beneficiosa sobre la naturaleza de la cual toma posesi�n; transformando el orgullo en humildad y el ego�smo en abnegaci�n. Y esto no es de extra�ar por aquel que considera que para el cristiano el centro espiritual de gravedad ha cambiado, ya no es uno mismo, sino Cristo.

I. EL AMOR DESTRUYE LA PRESENCIA. "Se presume no en s� mismo". En algunos personajes m�s que en otros hay una disposici�n observable hacia la exhibici�n. Puede haber una habilidad real y, sin embargo, puede haber la vanidad que obstruye las pruebas de esa habilidad; o, por otro lado, puede haber una falta de habilidad, y sin embargo, el tonto puede no ser capaz de ocultar su locura, pero debe necesariamente convertirse en el hazmerre�r de todos. El amor no se deleita en la exhibici�n de poder real o en la asunci�n de lo que no existe. Como puede Cuando el amor busca el bien de los dem�s, �c�mo puede buscar su admiraci�n?

II EL AMOR SE OPONE AL ORGULLO. "No est� hinchado". La expresi�n es fuerte; se ha prestado, "no se hincha ni se jacta", "no se infla con vanidad". La explicaci�n de esto es suficientemente clara. El hombre pretencioso y arrogante tiene una mente llena de s� mismo, de pensamientos de su propia grandeza e importancia. Ahora, el amor es la salida del afecto del coraz�n con amabilidad y benevolencia hacia los dem�s. El que siempre est� pensando en el bienestar de sus semejantes no tiene tiempo ni inclinaci�n por los pensamientos de auto exaltaci�n, engrandecimiento y ambici�n. Es claro, entonces, c�mo la influencia saludable, purificadora y edulcorante que el cristianismo introduce en la sociedad humana; y cu�nto tiende a la felicidad de los individuos, enfriando la fiebre de la inquieta rivalidad y ambici�n.

III. EL AMOR ES INCONSISTENTE CON TODA LA INCAPACIDAD DEL DEPARTAMENTO. Hay una indefinici�n sobre el lenguaje: "No se comporta indecorosamente". Posiblemente hay una referencia especial a las escenas desacreditables que deb�an presenciarse en la congregaci�n corintia, como consecuencia de su esp�ritu de partido, rivalidad y discordia. Pero siempre hay en cada sala comunitaria la inculcaci�n de consideraci�n, cortes�a, moderaci�n y dignidad. Y el ap�stol se�ala, con evidente justicia, que lo que ninguna regla o costumbre puede producir es el resultado espont�neo y natural de la operaci�n del amor cristiano.

IV. El amor es, en una palabra, imp�o; es decir, "no busca lo suyo". Aqu� est� la base m�s amplia de la nueva vida de la humanidad. El amor da y no capta; tiene un ojo para los deseos y las penas de los dem�s, pero no dirige su mirada hacia ella; se mueve entre hombres con semblante amable y manos abiertas.

1 Corintios 13:6

La alegr�a del amor

Quiz�s no haya una prueba de car�cter m�s decisiva que esta: �en qu� se coloca el principal placer de la vida? �D�nde est� la satisfacci�n del alma? �De d�nde procede la alegr�a? Si el cristianismo es de hecho una religi�n revolucionaria, efectuar� un cambio aqu�, en este aspecto vital. Incluso en la �poca de San Pablo, parec�a que con el cristianismo se hab�a introducido una nueva fuerza, la fuerza del amor, en la humanidad, una fuerza capaz de dirigir el deleite humano a otro canal m�s puro y noble que aquel en el que se hab�a acostumbrado. fluir.

I. ALEGR�A YA NO FLUJOS DE LA PRESENCIA Y PREVALENCIA DE LA INJUSTICIA. Parece atribuir un esp�ritu diab�lico a los seres humanos para suponer que pueden encontrarse en cualquier lugar y en cualquier momento para regocijarse en el mal y la injusticia. Sin embargo, lo es, �ay! posible que los hombres pecadores disfruten malignamente de la prevalencia del pecado; porque es la prueba del poder de las fuerzas morales con las que se han aliado, de la victoria de su propio partido. La iniquidad de los dem�s sirve para apoyar y justificar su propia iniquidad. Y debe tenerse en cuenta que hay casos en los que los hombres que se dise�an se benefician con actos de injusticia, cobran el salario de la iniquidad. Contra tales disposiciones, el amor cristiano debe tener necesidades establecidas; porque cuando prevalecen las iniquidades, la felicidad y la esperanza toman alas y vuelan.

II LA ALEGR�A FLUYE AL CORAZ�N CRISTIANO DESDE EL PROGRESO DE LA VERDAD Y LA JUSTICIA. La verdad es el lado intelectual de la justicia, y la justicia el lado moral de la verdad. En consecuencia, existe una ant�tesis real entre las dos cl�usulas del texto.

1. Esta alegr�a es similar a la alegr�a de Dios. El Padre se regocija por el ni�o arrepentido y recuperado, el Pastor por las ovejas restauradas, una vez errantes. "Hay alegr�a en la presencia de los �ngeles de Dios sobre un pecador que se arrepiente". Y los que est�n disfrutando de la paz y la comuni�n con un Dios reconciliado no pueden sino participar en la satisfacci�n con la que ese Santo ser ve el progreso de la verdad y la religi�n entre los hombres.

2. Simpatiza con la alegr�a del Salvador en el cumplimiento de sus prop�sitos de gracia. Cuando Cristo ve el trabajo de su alma, est� satisfecho; Por el gozo puesto delante de �l, es decir, en la salvaci�n de los hombres, soport� la cruz. Y todos los que deben salvaci�n a lo que Jes�s hizo y sufri� por el hombre deben experimentar una emoci�n de satisfacci�n cuando un rebelde se convierte en un sujeto por la gracia de Dios.

3. Brota del triunfo de esa causa, la cual de todas en la tierra es la m�s grande y gloriosa. Toda alma noble encuentra satisfacci�n al presenciar el avance de la verdad desde el amanecer oscuro hacia el d�a meridiano completo por el cual �l, en com�n con todo el pueblo de Dios en todas las �pocas, siempre est� trabajando, esperando y orando.

1 Corintios 13:7

El amor y la conducta de la vida.

Nacemos y vivimos en medio de un sistema vasto e incomprensible. El hombre est� relacionado con mil circunstancias, y su vida moral depende de los principios que rigen estas relaciones. Es por una intuici�n sublime y espiritual, en s� misma una evidencia de una comisi�n y un apostolado divinos, que San Pablo discierne la verdad de que el amor, cuando toma posesi�n de la naturaleza cristiana, lo relaciona de nuevo y correctamente con "todas las cosas", es decir a todo el sistema en el que se encuentra, y del que de hecho forma parte.

I. Me encanta "OCULTAR TODAS LAS COSAS". La palabra es una que, tal vez, no puede ser interpretada con confianza. Pero puede y probablemente significa "ocultar" o "cubrir". Y as� prestado, �qu� apropiado es en este lugar! �Qu� es tan caracter�stico de la verdadera caridad como el h�bito de encubrir y ocultar las faltas y enfermedades de nuestros hermanos? Es un ejercicio dif�cil, especialmente para una mente aguda y sincera; pero como vemos un error, no es necesario publicarlo. Puede hacerse bien y evitarse los da�os al ocultar las enfermedades de los hombres buenos y los defectos humanos que se encuentran incluso en una causa excelente.

II Amor "CREE TODAS LAS COSAS". No hay ning�n punto en el que la sabidur�a de este mundo y la sabidur�a de Dios entren en conflicto m�s violentamente que aqu�. Para los hombres mundanos, parece el colmo de la locura proceder en la vida humana seg�n el principio de creer todas las cosas. Esto es, en su opini�n, credulidad que har� que un hombre sea presa de bribones e impostores. Ahora, las palabras del texto no deben tomarse literalmente. Recomiendan una disposici�n opuesta a la sospecha. Un hombre sospechoso es miserable, y es universalmente desconfiado y disgustado. Donde hay razones para desconfiar de una persona, incluso la caridad desconfiar�. Pero, por otro lado, la caridad cultiva ese car�cter de nobleza que prefiere pensar bien de los dem�s y dar cr�dito en lugar de cuestionar e incr�dulo.

III. AMA "ESPERA TODAS LAS COSAS". Aqu� nuevamente hemos retratado una caracter�stica del car�cter cristiano que necesita cierta disciplina espiritual y cultura para apreciar. A menudo se desconf�a de una disposici�n optimista, y no injustamente. Pero podemos comprender ese genio mental que nos lleva a esperar cosas buenas de nuestros semejantes y a ver con expectativa segura el progreso de la verdad sobre su naturaleza.

IV. AMOR "RESUELVE TODAS LAS COSAS". Esta es para la mayor�a de los hombres la lecci�n m�s dif�cil de todas. Muchos trabajar�n alegremente por amor, a quienes no les resulta f�cil sufrir calumnias, frialdad, odio, persecuci�n, con un esp�ritu amoroso y por el amor de Dios. Pero necesitamos el esp�ritu de la caridad divina para pasar por alto todos los asaltos de los hombres y rezar por aquellos que nos usan a pesar de todo. Esto puede y puede hacerse cuando toda la naturaleza est� inspirada con amor a Dios y amor al hombre.

1 Corintios 13:8

"El amor nunca falla".

Profec�as, lenguas, conocimiento, todos estos eran asuntos de inmensa importancia en la comunidad cristiana en Corinto, cuyos miembros se enorgullec�an de su discernimiento, su intelectualidad, sus dones. Y no eran sin importancia a la vista de aquel de los ap�stoles cuya mente estaba m�s altamente dotada por la naturaleza, y m�s disciplinada de forma m�s sedulosa y efectiva que el caso de sus hermanos. Pero dejemos que estas cosas excelentes y hermosas se comparen con el amor cristiano, y se desvanecen como las estrellas de la noche cuando el sol sale en su esplendor y poder.

I. LA CESACI�N Y DESAPARICI�N DE LOS REGALOS INTELECTUALES.

1. Lo que eran. Parecen haber sido regalos sobrenaturales, muy apreciados por sus poseedores y codiciados con entusiasmo por los miembros de las sociedades cristianas en general. La "profec�a" era la facultad de pronunciar la verdad divina. Las "lenguas" eran expresiones sobrenaturales, probablemente de varios tipos. El "conocimiento" se usa aqu� en un sentido especial, equivalente a una iluminaci�n espiritual peculiar. Tales eran los dones de los cuales estos corintios sol�an jactarse.

2. Por qu� se establece que estos regalos cesar�n. Debido a que fueron otorgados para servir a un prop�sito temporal, cuando la barca del cristianismo tuvo que ser lanzada al mar de la sociedad humana, cuando la doctrina cristiana necesitaba una introducci�n especial y una autenticaci�n especial. Hay ciertas partes de una planta que sirven para protegerla durante una temporada, que desaparecen cuando la planta est� madura. Un andamio puede ser �til por un tiempo; pero cuando el edificio est� terminado, ha hecho su trabajo, y lo desmontan y se lo llevan. Entonces con estos regalos; buenas para un prop�sito temporal, pueden prescindirse de ellas cuando se logre ese prop�sito.

II La infalible vida del amor.

1. El amor es la caracter�stica especial y permanente de la econom�a cristiana. Observe su ejemplificaci�n en personajes como los ap�stoles Pablo y Juan. Y tenga en cuenta que si bien los dones especiales mencionados han desaparecido, la caridad sigue siendo el rasgo distintivo de la Iglesia de Cristo en todas sus diversas circunstancias y ministerios.

2. El amor es permanente en el estado celestial y eterno. Si la fe se convierte en confianza sin dudar, y espera expectaci�n sin incertidumbre, el amor ser� adoraci�n sin frialdad, afecto sin interrupci�n. El amor ser� supremo, y el gran Centro de adoraci�n y adoraci�n invocar� todo el afecto de las innumerables huestes, mientras que los miembros de esa vasta y gloriosa sociedad encontrar�n espacio para el ejercicio infinito de esta gracia incomparable.

III. LA EXPLICACI�N DE LA SUPERIORIDAD Y LA SUPREMACIA DEL AMOR.

1. Lo que lo llama es permanente; No hay l�mite para el llamado al amor hecho por el universo consciente y por su Se�or.

2. Lo que lo alimenta y lo alimenta es permanente; no hay l�mite para el suministro del Esp�ritu, el poder, la gracia, de Dios.

1 Corintios 13:9, 1 Corintios 13:10

Lo parcial y lo perfecto.

El cristianismo es una religi�n intelectual distinta de las religiones de rituales y ceremonias. Se propaga y mantiene mediante la predicaci�n y la ense�anza. Fomenta la investigaci�n, el estudio, la ciencia. Y, en consecuencia, existe cierto peligro de que los que aprovechan esta caracter�stica del cristianismo den paso a la tentaci�n del orgullo espiritual. Es bueno que la debilidad e imperfecci�n de nuestro conocimiento se presenten v�vidamente ante nuestras mentes, como lo es en este pasaje. Al mismo tiempo, se hace provisi�n contra el des�nimo por la seguridad de que lo parcial y transitorio ser� sucedido por lo perfecto y lo eterno.

I. NUESTRA APREHENSI�N Y COMUNICACI�N DE LA VERDAD ES PARCIAL.

1. Esto es resultado de la limitaci�n de nuestros poderes. Esta puede ser una doctrina que humilla el orgullo humano, pero no debe ser discutida. Debe observarse que el ap�stol habla de s� mismo y de cristianos privados; y de esto inferimos que la revelaci�n y la inspiraci�n est�n igualmente condicionadas por los poderes muy limitados del hombre.

2. Es el resultado de la limitaci�n de nuestras oportunidades. Solo podemos saber lo que se nos presenta; No podemos crear la verdad. A Dios le agrada que solo se nos brinden vislumbres y susurros de la verdad divina. Por lo tanto, nuestro conocimiento es parcial, como lo es la medida de la verdad que su autor nos presenta.

3. Es el resultado de la brevedad de nuestra vida. La vida humana es corta en comparaci�n con el universo en el que se pasa, y que tiene muchos lados de contacto con nuestra comprensi�n. Y si la naturaleza no puede ser conocida en toda su plenitud incluso por el estudiante m�s diligente, �c�mo se dominar� la revelaci�n en la vida? Hay un lado religioso en cada verdad de hecho, y el hombre de ciencia, si es cristiano, nunca necesita perder material para la contemplaci�n religiosa y la emoci�n.

II LO QUE ES PARCIAL EST� DESTINO A PERECER. No puede significar que una verdad dejar� de ser verdad, que cualquier aspecto de la religi�n, una vez justificado, cambiar� su car�cter para ser repudiado. Hemos conocido a Cristo, y ese conocimiento no es transitorio, porque es vida eterna. Pero los dones especiales, como la variedad de profec�as conocidas en la Iglesia primitiva, cumplieron su prop�sito y ya no exist�an. Nuestros sistemas de teolog�a, nuestras presentaciones de doctrina, nuestros modos de homil�tica, se adaptan, m�s o menos, a nuestra edad y circunstancias, pero son solo por una temporada. El conocimiento parcial puede ser �til mientras que el conocimiento perfecto es imposible; pero solo entonces.

III. POR LO PERFECTO VENDR� A ABOLIR LO PARCIAL. La estrella no desaparecer� porque se perdi� en la densa nube negra, sino porque se derretir� en el esplendor del d�a. Nuestra perspectiva no es para inspirar melancol�a; o si una sombra de pensatividad pasa sobre el alma ante la perspectiva de la desaparici�n de lo que es tan familiar y tan querido, esa pensatividad puede dar paso al contenido y la esperanza cuando esperamos la gloria que ser� revelada.

1 Corintios 13:11

El beb� y el hombre.

El personaje medio informado y el inmaduro a veces est�n llenos de vanidad y orgullo; mientras que la humildad a menudo viene con una sabidur�a superior y una experiencia m�s madura. Los corintios eran rudimentarios y sin forma; el ap�stol fue iluminado e inspirado; Sin embargo, estaban llenos de orgullo espiritual, mientras que �l era humilde de coraz�n y libre de arrogancia. De ah� este lenguaje, que es poes�a y piedad a la vez.

I. EL HECHO LITERAL DE LA NATURALEZA Y LA VIDA HUMANA. La infancia tiene su propio discurso, su parloteo y balbuceo; el beb� pronuncia ruidos inarticulados, el ni�o habla palabras, pero con indiferencia y con muchos errores. La infancia tiene sus propios sentimientos, algunos de ellos muy profundos cuando se inspiran en causas triviales; sentimientos que se suceden con rapidez en un contraste sorprendente. La infancia tiene sus propios pensamientos, a veces sobre los temas m�s misteriosos, siempre con poco conocimiento de los pensamientos de los dem�s; pensamientos infundados, injustificables; pensamientos, tambi�n, que pueden convertirse en una experiencia m�s grande y m�s rica. Ahora, el que se convierte en hombre deja de lado estas formas infantiles. Su lenguaje es articulado, quiz�s elegante y preciso, quiz�s copioso y po�tico. Sus sentimientos son menos f�ciles de despertar, pero son m�s profundos y duraderos. Sus pensamientos se extienden sobre el cielo y la tierra, el pasado y el futuro; ellos "deambulan por la eternidad".

II LA ANALOG�A DE LA VIDA ESPIRITUAL BASADA EN ESTE HECHO. Esto lo sugiere el ap�stol y deja que sus lectores trabajen en detalle. Hay un parecido obvio entre la vida del individuo sobre la tierra y la vida m�s grande y m�s larga del alma. Como es la infancia a la masculinidad, tambi�n lo es este estado actual de ser a la inmortalidad m�s all�. Siendo esto as�, hay una medida de probabilidad de que el parecido se extienda donde no podemos seguirlo. Este es el argumento de la analog�a; igual en muchos puntos, igual probablemente en m�s.

1. El futuro ser� un desarrollo y expansi�n del presente. El discurso y el sentimiento, los pensamientos y los juicios del hombre se basan en los del ni�o. No son radicalmente diferentes. Aun as�, nuestra fe terrenal, esperanza y amor, nuestra consagraci�n terrenal, obediencia y alabanza, son el germen de las experiencias y servicios del santuario celestial. El cielo ser� testigo de la virilidad de esa piedad inteligente, esa devoci�n de coraz�n y energ�a, de la cual la tierra ha sido testigo de la infancia y la infancia.

2. El futuro trascender� inmensamente el presente. Grande como es la diferencia entre las adquisiciones del ni�o y las del hombre, mayor ser� la existente entre el conocimiento religioso y la experiencia de la tierra, y lo que est� reservado para nosotros de aqu� en adelante. Es vano para nosotros suponer que en este estado presente podemos formar cualquier concepci�n del futuro glorioso. Ahora somos hijos de Dios, y no sabemos lo que seremos. Esto lo sabemos: "Guardaremos las cosas infantiles". - T.

1 Corintios 13:12

"Cara a cara."

El que mir� hacia adentro y, como parec�a, a trav�s del disco de bronce, vio un tenue reflejo de sus propios rasgos o los de su hermano, o una representaci�n brumosa o el paisaje. Pero el que ve cara a cara ve, como por intuici�n inmediata, sin nada que impida un perfecto conocimiento de la percepci�n. La comparaci�n nos abre una visi�n maravillosa e inspiradora de la perfecci�n del futuro, el estado celestial.

I. VERDADERO DE NUESTRO CONOCIMIENTO EN GENERAL. El ap�stol habla sin palabras que limitan la aplicaci�n de su declaraci�n a las realidades religiosas. El orgullo del hombre por el conocimiento, a pesar de sus poderes intelectuales, est� limitado en su alcance y eficacia. Podemos ver algunas de las causas de esta limitaci�n, y podemos creer que en otro estado y superior pueden eliminarse. Los sentidos u otras v�as de percepci�n pueden multiplicarse en n�mero e intensificarse en poder. Puede ser que las palabras, que son el medio de gran parte de nuestro conocimiento, puedan ser reemplazadas por s�mbolos m�s definidos e instructivos. Nuestra debilidad de atenci�n y aplicaci�n puede ser reemplazada por un vigor que no es posible en este cuerpo. Muchas cosas ahora conocidas por inferencia pueden entonces ser conocidas por intuici�n. Y si bien puede haber un cambio en nuestras propias capacidades y facultades naturales, tambi�n puede haber una ampliaci�n del material presentado a nuestras mentes. Y la b�squeda de la verdad puede ser m�s pura y desinteresada, as� como m�s vigorosa. Todos somos conscientes de que la pureza de coraz�n es una condici�n para aprehender la verdad moral y espiritual; esta condici�n se perfeccionar� en el cielo y se pueden esperar los resultados correspondientes.

II VERDADERO ESPECIALMENTE DE LO QUE SE PUEDE LLAMAR NUESTRO CONOCIMIENTO RELIGIOSO.

1. De la verdad religiosa. Esto lo sabemos ahora suficientemente para todos los fines pr�cticos; pero a menudo somos conscientes de que solo vemos destellos y o�mos pero susurramos las grandes verdades de las que dependen nuestra vida superior y nuestras esperanzas inmortales. El progreso realizado por el ni�o a medida que avanza hacia la madurez espiritual probablemente no sea nada comparado con el avance que debe hacer el cristiano cuando se cae el velo del sentido y el tiempo. Se revelar�n los misterios por los cuales la mente ha quedado perpleja a menudo; la armon�a de las verdades que no pudimos conciliar ser� evidente; Las razones de las regulaciones que no pudimos entender quedar�n claras. El mundo, nosotros mismos, la sociedad, la vida, todos ahora est�n llenos de enigmas. La eternidad proporcionar� la soluci�n.

2. De nuestro conocimiento de Dios en Cristo. S� conocemos a Cristo y, a pesar de las objeciones de los fil�sofos, tenemos un conocimiento real aunque muy parcial e inadecuado de Dios mismo; porque Cristo dijo: "El que me ha visto a m�, tambi�n ha visto al Padre". Ha habido revelaciones especiales de Dios a miembros especialmente favorecidos de la familia humana; pero de aqu� en adelante, la visi�n ser� abierta, ser� para todos los purificados y glorificados. "Lo veremos tal como es". "Conoceremos a [Dios] tal como se nos conoce". Bien, esto se llama "la visi�n beat�fica": contemplar y conocer al que es infinito en naturaleza, eterno en existencia, perfecto en todos los atributos morales.

III. VERDADERO TAMBI�N DE NUESTRO CONOCIMIENTO DE NUESTROS HERMANOS ESPIRITUALES Y HERMANOS. Hay muchas circunstancias que nos impiden disfrutar de algo m�s que un conocimiento superficial de algunos de nuestros parientes m�s cercanos y nuestros asociados diarios. Pero en el cielo no habr� disfraz, restricci�n ni separaci�n. Los malentendidos desaparecer�n; veremos "cara a cara". La imaginaci�n representa, a sugerencia de este principio, la comuni�n de puro deleite para disfrutar con todos los "santos", en "la asamblea y la Iglesia del Primog�nito, cuyos nombres est�n escritos en el cielo".

1 Corintios 13:12

De vez en cuando.

El conocimiento divino es la verdadera riqueza del intelecto; Amor divino, la m�s querida riqueza del coraz�n. El amor es mayor que todos los dones; mayor que lenguas y profec�a, que pasar�; mayor incluso que el conocimiento, que aqu� es parcial pero progresivo. �Qu� natural que San Pablo, cuya mente estaba ansiosa por el conocimiento y cuya vida se dedicaba en gran medida a comunicarlo, permaneciera por un momento y pensara en el conocimiento tal como es ahora y tal como est� destinado en el futuro!

I. EL CONOCIMIENTO PARCIAL DE ESTE ESTADO ACTUAL. "Vemos como a trav�s de un espejo, en un enigma".

1. La Tierra es un espejo que refleja d�bilmente los atributos de Dios. La gloria, la belleza, las adaptaciones de la naturaleza, todas hablan de Dios. Hay una reflexi�n, y la sabidur�a, el poder, la bondad, del Creador pueden ser reconocidos. Sin embargo, es un reflejo tenue; los rel�mpagos, las tempestades y los terremotos, las enfermedades, la angustia y la muerte, dejan perpleja la mente del observador reflexivo. No hay una soluci�n completa y adecuada aqu�.

2. La vida es un espejo que refleja d�bilmente el gobierno de Dios. Ninguna mente atenta y observadora puede dejar de rastrear una Providencia dominante en la vida humana, en la vida del individuo, en contra de la vida de la naci�n. Sin embargo, el reflejo de un gobierno perfectamente sabio y justo, debe admitirse, es tenue. No siempre podemos "justificar los caminos de Dios a los hombres"; el coraz�n a menudo se hunde al ver la maldad pr�spera, el lento progreso realizado por la verdad y la justicia. El reino de Dios parece cerca de nosotros; pero preguntamos: "�Est� aqu�?"

3. La revelaci�n es un espejo que refleja vagamente los prop�sitos de Dios. Sin duda ha habido una eliminaci�n progresiva del velo que oculta a Dios de nosotros. Sin embargo, esta revelaci�n ha sido principalmente para fines pr�cticos. Buscamos revelaci�n para satisfacer nuestras preguntas sobre la naturaleza Divina, sobre la vida eterna, y all� se encuentra con nuestra visi�n una d�bil manifestaci�n. Vemos, pero vemos "en un enigma".

II POR QU� EL FUTURO ESTADO ES UNO DE CONOCIMIENTO M�S CLARO Y COMPLETO.

1. Puede haber una raz�n en nosotros mismos. La infancia espiritual se convertir� en masculinidad; Las imperfecciones del cuerpo, las enfermedades de la naturaleza humana, los prejuicios de la vida terrenal, desaparecer�n, y nuestra visi�n ser� purgada.

2. Una raz�n en el car�cter de nuestro conocimiento. Los procesos aqu� y ahora son lentos, vacilantes, inferenciales. De aqu� en adelante parecer�a que sabremos por intuici�n mucho de lo que ahora aprendemos de forma media y con mucha responsabilidad ante el error.

3. Una raz�n en la manifestaci�n misma. Se ofrecer� m�s material a nuestras facultades; una luz m�s clara brillar� sobre nosotros. En el dominio m�s vasto entonces accesible, del cual solo una provincia est� ahora a nuestro alcance, se abrir� a los glorificados como en un incendio, una esfera de conocimiento Divino.

4. Una raz�n en las circunstancias y la sociedad del cielo. Aqu� las oportunidades est�n restringidas; all� ser�n ilimitables. Aqu� la comuni�n es imperfecta; all� la sociedad de santos glorificados y �ngeles bendecidos estar� capacitada para estimular y alentar el alma simpatizando con todas sus elevadas b�squedas y aspiraciones.

5. Una raz�n en la oportunidad prolongada de la eternidad. La reflexi�n a menudo se impone sobre nosotros: "El arte es largo y el tiempo es fugaz". No hay tiempo para que la suciedad pase del espejo sobre el cual, mientras miramos, respiramos. All�, la infinita oportunidad invita al esp�ritu ardiente a entrometerse con todo el conocimiento; creemos que podemos perdernos en una perspectiva tan vasta, ilimitada y gloriosa.

III. LO QUE SE PUEDE ESPERAR SER� POR LO TANTO M�S CLARO.

1. El pasado de nuestra existencia se ver� entonces en la debida perspectiva, y ser� claro para la mente mirar hacia atr�s.

2. La luz estar� al este sobre los misterios de la tierra y el tiempo. Lo que ha sido desconcertante e inexplicable cuando se lo ve tan cerca ser� claro e inconfundible como el nombramiento de la Sabidur�a y el amor Divinos, cuando se lo mira desde las alturas.

3. Cristo mismo ser� visto "tal como es", de modo que incluso sus amigos m�s queridos y simp�ticos no puedan conocerlo ahora. "Entonces cara a cara", "ser" cambiado a la misma imagen, de gloria en gloria ". - T.

1 Corintios 13:13

"El m�s grande de estos".

A menudo se ha llamado a Pablo ap�stol de la fe, a diferencia de Juan, el ap�stol del amor. Esta declaraci�n, por lo tanto, viniendo de Pablo es la m�s valiosa. Sin duda, lo que vio de los cristianos corintios, quienes disputaron mucho sobre los dones, naturales y sobrenaturales, hizo al ap�stol especialmente sensible a la suprema necesidad de la caridad. Lo que los hombres son, su car�cter, es m�s importante que lo que tienen: sus habilidades. Pablo no era el hombre para menospreciar la fe, que ocupa un lugar tan alto en sus escritos, ni la esperanza, que era una caracter�stica tan prominente de su car�cter. Pero cuanto m�s alta era la estimaci�n en la que sosten�a estas virtudes, m�s elevada era la posici�n en la que elevaba la gracia del amor cuando la declaraba la m�s grande y m�s duradera de todas las virtudes.

I. POR SU FUENTE Y ORIGEN NATIVOS. Dios no puede ejercer la fe ni apreciar la esperanza; pero no solo tiene amor, es amor. Nuestras virtudes son en gran medida virtudes de criaturas; Este es el gran atributo del Creador mismo.

II POR SU MANIFESTACI�N SUPREMA DE HOMBRES EN LA PERSONA Y EL TRABAJO DE CRISTO. El Se�or Jes�s trajo el amor del Padre a este mundo de ignorancia, error y pecado. Revel� el amor divino, que fue el motivo de su advenimiento, pero que tambi�n fue la caracter�stica predominante e innegable de su ministerio, y la explicaci�n secreta de su muerte voluntaria y sacrificial.

III. PORQUE ES LA LEY ESPECIAL DEL SE�OR JES�S. Su "nuevo mandamiento" fue este: "�mense los unos a los otros". E hizo de la obediencia a este mandamiento la gran prueba del discipulado: "De este modo todos los hombres sabr�n que ustedes son mis disc�pulos, si se aman los unos a los otros". Lo que ocupa un lugar tan preeminente en la mente del monarca, lo que es tan obviamente supremo entre sus leyes, debe ser considerado necesariamente por sus s�bditos leales con una reverencia especial.

IV. PORQUE ES EL FIN DE LO QUE SON LAS OTRAS VIRTUDES. La fe no es un fin; es fe en un Divino Libertador y en su promesa de salvaci�n; Es el medio hacia la vida eterna. La esperanza no es un fin; es la esperanza de una comuni�n final y eterna con Dios; Es el medio para la firmeza y para el cielo. Pero el amor es un fin en s� mismo. La caridad es el v�nculo de la perfecci�n; m�s all� de esto, incluso el cristianismo no puede llevarnos. A medida que la gracia de la fe y la gracia de la esperanza se dan cuenta de su prop�sito cuando producen la gracia del amor cristiano, es obvio que la virtud, que es su prop�sito final, es mayor que ellos. Y esta convicci�n se confirma cuando consideramos que, de todas las virtudes, el amor suele ser el m�s dif�cil y el �ltimo que se adquiere. Ha habido confesores y m�rtires cuya fe era firme y cuya esperanza era brillante, que a�n no llegaron a la cima del amor perfecto. Esta es la prueba y la corona de la madurez espiritual.

V. POR SU UTILIDAD SUPREMA. La sociedad necesita, sobre todo, ser penetrada con el esp�ritu de caridad, simpat�a y bondad fraternal. Esta es la cura radical para todos sus males, esto y solo esto. Lo que es la gravitaci�n en el �mbito f�sico, eso es amor en lo moral. Sin �l, todo es desorden y caos; con ella, todo es regularidad y belleza. Reprime el odio, la malicia, la envidia y la falta de caridad; Cultiva consideraci�n, piedad, gentileza, abnegaci�n y ayuda generosa.

VI. PORQUE ES EL ELEMENTO PECULIAR DE LA BENDICION CELESTIAL. Han surgido disputas sobre si la fe y la esperanza se encuentran o no en el cielo. Pero no hay diferencia de opini�n en cuanto a la prevalencia y la eternidad de la gracia del amor. Por-

"El amor es el cielo, y el cielo es amor!"

T.

HOMILIAS DE E. HURNDALL

1 Corintios 13:1

La vida sin amor.

I. EL AP�STOL DECLARA LA NADA DE VIDA SIN AMOR. Supone algunos casos extremos.

1. La adquisici�n de todos los idiomas; la m�xima facilidad de expresi�n; La elocuencia m�s espl�ndida. Ni siquiera se limita a la humanidad, sino que agrega, "y de los �ngeles", para demostrar que ninguna adquisici�n en esta direcci�n cumple con el caso. La Iglesia de Corinto estaba particularmente orgullosa de su "don de lenguas"; su amor no era tan conspicuo. Nuestra gloria es a menudo falsa gloria. Lo que es m�s elogiado no siempre es lo m�s digno de elogio. Somos propensos a valorar m�s lo que menos debemos valorar. Hablar no es lo principal; ser es mucho m�s importante. Hablar de poder sin amor es ruido sin m�sica, sonido de lat�n, platillos ruidosos. El lenguaje celestial perder�a su celestialidad sin la gracia real.

2. El conocimiento m�s extenso. Conocimiento del futuro, conocimiento humano, conocimiento de los prop�sitos secretos del Alt�simo. Saber no es suficiente. Si el conocimiento de la cabeza no afecta correctamente al coraz�n, se desecha. El conocimiento es un arma espl�ndida, pero est� en manos peligrosas si no est� en los del amor. Podemos conocer a Cristo, saber mucho acerca de su persona, su car�cter, su obra, y a�n as� no ser suyos. "Muchos me dir�n en ese d�a, Se�or, Se�or, �no hemos profetizado en tu Nombre? ... entonces les profesar�, nunca te conoc� '( Mateo 7:22, Mateo 7:23). Balaam, Caif�s y Judas son ilustraciones.

3. Fe sorprendente. Judas hizo milagros; pero �qu� poco menos que nada, juzgado por verdaderos est�ndares, era �l! �Qu� beneficio si se eliminan otras monta�as y se deja la monta�a del ego�smo! �Qu� triste estar tan cerca de la cruz y no captar nada de su esp�ritu! Aqu� est� la fe sin el jefe de obras, que solo puede probar su autenticidad y poder. Aqu� hay una fe que no funciona por amor y que es in�til excepto por la jactancia y la exhibici�n.

4. Abundante caridad. El valor de la caridad no radica en lo que damos, sino en c�mo damos. El objeto por el cual se otorga el regalo no determina su valor; el motivo que impulsa el regalo. Podemos dar "todos nuestros bienes" y eso para "alimentar a los pobres" y, sin embargo, no realizar ninguna acci�n virtuosa. Podemos dar generosamente por motivos que privan a nuestra caridad de toda su caridad. Los hombres que dan sin amor no dan; ellos invierten No es un acto espiritual; Es una especulaci�n comercial. Invierten y esperan un gran retorno; puede ser de 'distinci�n o aplauso, o algo similar de autocuidado.

5. Auto-entrega ilimitada. Aunque el cuerpo sea entregado a las llamas, todo puede ser "nada". Un hombre puede ir a la hoguera por el cristianismo y, sin embargo, no saber nada verdaderamente de Cristo. Hay un auto sacrificio que no es auto sacrificio. El hombre ha ca�do tan bajo que ha originado martirios falsos y sin valor. En siglos posteriores, la historia de la Iglesia fue borrada por algunos que buscaron el martirio por motivos de notoriedad y vana gloria. La corona del m�rtir puede ser buscada por aquellos que no tienen el esp�ritu del m�rtir. El m�rtir se hace, no por la quema del cuerpo, sino por el amor que une la verdad al coraz�n y no lo dejar� ir a toda costa:

II POR QU� ES QUE LA VIDA SIN AMOR NO ES NADA.

1. Nada puede compensar la calidad moral. El motivo es m�s que el hecho. Hacer no es nada comparado con ser. Lo interno es mayor que lo externo.

2. A menos que tengamos amor, no podemos acercarnos a Dios. Dios es amor. El amor es de la esencia divina. Si somos indigentes del amor, somos indigentes de lo que es m�s conspicuo en Dios. Cuando cay� el gran arc�ngel, se desamor�. Cuando obtenemos poder no nos alejamos de Satan�s, ni cuando obtenemos conocimiento ni cuando hacemos actos inusuales por motivos ego�stas. Cuando tenemos amor lo hacemos. El amor nunca se atribuye a Satan�s; "El amor es de Dios". Como tenemos amor, hasta ahora somos como Dios. Satan�s tiene poder, conocimiento y, sin duda, est� dispuesto a sacrificar mucho para asegurarse sus propios cuds; Si tenemos estos, sin amor, tendemos a convertirnos en demonios. El amor es una cualidad redentora y de consagraci�n que, impregnando los hechos, les da un car�cter nuevo y divino.

1 Corintios 13:4

Algunas caracter�sticas del amor.

El ap�stol da una descripci�n muy hermosa de algunas de las cualidades del amor. El verdadero amor es ...

I. PACIENTE Y QUEJAS. Eso:

1. "Sufre mucho", bajo provocaci�n y lesiones.

2. "No se provoca f�cilmente". No es irritable, no est� aliado a la ira.

3. "Todo lo lleva". Est� dispuesto a soportar cargas para que otros puedan ser libres. M�s bien se esconde que anuncia las lesiones recibidas. No se venga.

4. "Soporta todas las cosas". Negligencia y persecuci�n en un esp�ritu tranquilo y cristiano.

II TIPO. Dispuesto a realizar buenos oficios para otros. Desea ser �til, servicial, servicial. Es amable despu�s de mucho sufrimiento y mal uso. Es amable cuando muestra misericordia. Algunos muestran misericordia cruelmente y estropean por completo la belleza del hecho.

III. HUMILDE. ( 1 Corintios 13:4.) No conduce a alardear, como lo hizo la posesi�n de dones sobrenaturales entre los corintios. No est� lleno de orgullo, que est� estrechamente relacionado con el celo del partido, como en aquellos en Corinto que gritaron "Yo soy de Pablo y yo de Apolos", etc. No busca ganar elogios o aplausos.

IV. ALTRUISTA. "No busca lo suyo". Pierde la vista en gran medida de s� mismo. Los corintios gritaron: "Yo ... yo ... yo", porque ten�an poco amor. El amor no est� lleno de pensamientos sobre sus propios derechos; ella piensa m�s bien en los derechos de los dem�s. "No envidia". No es celoso de las dotaciones de otros; reconoce que "Dios ha establecido a los miembros de cada uno de ellos en el cuerpo, como le ha agradado" ( 1 Corintios 12:18).

V. DECOROSO. ( 1 Corintios 13:5.) Se mantiene dentro de los l�mites de la propiedad; es cort�s La ausencia de amor conduce a graves trastornos, como en la mesa del Se�or en Corinto ( 1 Corintios 11:21, 1 Corintios 11:22).

VI. CARITATIVO EN EL JUICIO, "No piensa mal". No se deleita en imputar motivos. No hace lo peor, sino lo mejor de las cosas. No se jacta del mal hecho.

VII. PURO. "No se regocija en la iniquidad [o 'injusticia'], sino que se regocija con la verdad" ( 1 Corintios 13:6). No simpatiza con el mal. No le agrada verlo, pero duele. Cuando la verdad triunfa, el amor se regocija.

VIII CONFIADO. "Cree en todas las cosas" ( 1 Corintios 13:7). No es sospechoso No estima la duda y desconf�a de las principales virtudes. Cree que todo lo que pueda, con buena conciencia, ser cre�do para el cr�dito de los dem�s.

IX. ESPERANZADO. "Espera todas las cosas" ( 1 Corintios 13:7). Espera que otros sin amor hayan dejado de esperar; Es mucho considerar a cualquiera como desesperado. Las esperanzas de los hombres son buenas y no malas. No est� aliado al desaliento y la desesperaci�n. Est� anclado en Dios y espera. As�, dulcemente, el ap�stol canta las alabanzas del verdadero amor cristiano.

1 Corintios 13:12

Ahora, entonces.

I. NUESTRA IGNORANCIA ACTUAL Nuestro conocimiento de las cosas divinas (porque aqu� se hace referencia principalmente a ellas) se asemeja a lo que obtenemos de los objetos naturales cuando los vemos "a trav�s de un vidrio", o m�s bien "reflejados en un espejo". Y los espejos antiguos, de los cuales habla el ap�stol, no eran tan perfectos como los modernos. Hecho de metal imperfectamente pulido, dieron una representaci�n muy defectuosa de los objetos reflejados. La imperfecci�n de nuestro conocimiento actual se ilustra de manera sorprendente. Ahora vemos "oscuramente" o "en un enigma", y el enigma a menudo nos desconcierta un poco. Nuestra ignorancia actual surge de:

1. Imperfecci�n en el espejo. Aunque la Escritura sea inspirada por Dios, revela claramente solo la verdad necesaria. Otra verdad se expone en la figura o apenas se insin�a. Para que no encontremos de ninguna manera en la Palabra de Dios una soluci�n de todos los misterios. Vemos mucho en �l; podemos ver todo lo que necesitamos ver; pero sigue siendo un libro de misterio, un espejo que solo refleja parcialmente las grandes realidades. Entonces el espejo a menudo se ve borroso.

(1) Defectos y errores en la traducci�n si leemos solo en nuestra lengua materna; y si tenemos el moderno "don de lenguas", a menudo es dif�cil determinar el significado preciso de una palabra o pasaje.

(2) Defectos en la exposici�n por parte de los docentes. Otros espejos, como la naturaleza y el curso de los acontecimientos humanos, nos proporcionan el conocimiento de las cosas divinas; pero estos espejos, en manos de los hombres y bajo las influencias del mal, se han deformado y deformado, por lo que los reflejos est�n m�s o menos distorsionados. Adem�s, tenemos que reflejar que ning�n espejo podr�a reflejar perfectamente lo que deseamos saber.

2. Imperfecci�n en nuestra visi�n. De ninguna manera vemos todo lo que se refleja. Ahora hay polvo en nuestros ojos, y ahora l�grimas, y vemos relativamente poco. Tenemos muchos trastornos oft�lmicos que perjudican nuestra vista.

3. Oscuridad de la luz en la que vivimos. La bruma del pecado nos rodea; la atm�sfera est� oscurecida por el mal; Los rayos del Sol de justicia tienen que atravesar mucha niebla.

4. Nos movemos mientras miramos. Nuestra vida es rapida. Nos lanzamos miradas apresuradas a las cosas Divinas. No vemos tanto como podr�amos ver. La mayor�a de nosotros podr�a tener temporadas m�s largas de contemplaci�n silenciosa si quisi�ramos. No pocos necesitan aprender la sabidur�a de sacrificar lo peque�o por lo grande; �Pobre de m�! tantos sacrifican a los grandes por los peque�os. Debemos hacer esto y aquello y lo otro; y nunca hacemos una pausa para hacer la pregunta: �Por qu� debemos hacerlo? Se trata de esta locura: debemos hacer lo peque�o y trivial; �no hay necesidad de que hagamos lo mejor y lo m�s importante! Por estas y otras razones, nuestra condici�n actual es en gran medida de ignorancia. A�n as� deber�amos estar agradecidos

(1) que vemos algo;

(2) que podemos ver lo suficiente para la vida y el deber.

II NUESTRO FUTURO CONOCIMIENTO. De aqu� en adelante las cosas cambiar�n. Ya no veremos en un espejo oscuro, sino "cara a cara". Nuestra vida no ser� entonces un estudio de reflexiones. La atm�sfera ser� m�s pura. Nuestra visi�n ser� corregida y perfeccionada. Las distracciones terrenales cesar�n. Luego, observe cu�n perfecto ser� nuestro conocimiento. Nuestro conocimiento de la verdad ser� como el conocimiento que Dios tiene de nosotros: "Entonces sabr� como tambi�n soy conocido". Dios nos ve de principio a fin, y conoce todos nuestros caminos; entonces, de ahora en adelante, sabremos aquellas cosas que ahora nos est�n desconcertando misterios. Lo insoluble ser� resuelto, los contradictorios reconciliados. En nuestra esfera, entonces seremos "perfectos como nuestro Padre en el cielo es perfecto" ( Mateo 5:48). Conoceremos a Dios m�s verdaderamente; porque "lo veremos tal como es". Nota: El camino de la piedad es el camino del conocimiento. La promesa de la soluci�n de grandes misterios se hace a los piadosos. Parte del tormento de los perdidos puede consistir en la distracci�n ocasionada por misterios que para ellos no prometen soluci�n. Esta es la causa de no un poco de sufrimiento y tristeza aqu�; puede ser una causa de aqu� en adelante y una causa m�s intensa. Los creyentes a veces son ridiculizados por credulidad, fantas�a, indiferencia a los "hechos". Pero los creyentes est�n en camino hacia el conocimiento m�s elevado y la comprensi�n m�s completa, en toda su importancia, de los hechos m�s importantes del universo. Ahora no somos m�s que ni�os, y nos interesan las cosas que, en comparaci�n con las "cosas por venir", son infantiles (aunque en el ni�o y en las cosas infantiles existen los verdaderos g�rmenes de lo que en un desarrollo m�s completo pertenece al hombre y a las cosas varoniles) ; de aqu� en adelante nos convertiremos en hombres y guardaremos las cosas infantiles ( 1 Corintios 13:11) .� H.

1 Corintios 13:13

Las tres gracias.

Estas son la fe, la esperanza, el amor.

I. SU EXCELENCIA.

1. Fe Nos une a Cristo; asegura nuestro perd�n, justificaci�n, santificaci�n, redenci�n final y completa. Es el gran poder en nuestra vida presente: "Los justos vivir�n por fe".

2. Esperanza Ilumina el presente iluminando el futuro. En la angustia tenemos esperanza de liberaci�n; en enfermedad, de restauraci�n o traslaci�n a la vida indolora; en pecado, de santidad; en pena, de alegr�a; en el mundo, del cielo Sin esperanza, �c�mo podr�amos vivir? Y la esperanza del cristiano es la m�s brillante y la mayor alegr�a posible.

3. Amor �Qu� desierto ser�a el mundo sin amor! La sociedad se desintegrar�a; las familias estar�an destrozadas; las naciones caer�an. El amor es la sal que controla las tendencias hacia la corrupci�n. Y el amor en su relaci�n m�s elevada, el amor a Dios, nos eleva y purifica, y nos trae los placeres m�s puros de los que es capaz esta vida.

II SU CONTINUACI�N "Ahora permanece". Podemos estar devotamente agradecidos por esto. A veces somos propensos a lamentar que lo que llamamos los "dones extraordinarios" de la Iglesia hayan cesado ( 1 Corintios 13:8); pero si en lugar de perderlos hubi�ramos perdido a los dem�s, �cu�n infinitamente empobrecidos nos habr�amos convertido! Fe, esperanza, amor: son suficientes para todas nuestras necesidades actuales. Los obsequios milagrosos cesaron porque era mejor para ellos cesar. Se adaptaban a la infancia de la Iglesia; pero la necesidad de que hayan fallecido, han desaparecido. Los dones espiritualmente milagrosos de fe, esperanza y amor permanecen cada vez m�s con la Iglesia en este mundo.

III. EL JEFE DE LOS TRES. "El m�s grande de estos es el amor".

1. Mayor continuidad. De aqu� en adelante, la fe se perder� de vista y se alcanzar�n los objetos de la esperanza presente. Ahora "caminamos por fe, no por vista" ( 2 Corintios 5:7). "La fe es la sustancia de [o 'seguridad de'] las cosas que se esperan" ( Hebreos 11:1) "La esperanza nos salva: pero la esperanza que se ve no es esperanza: por lo que el hombre ve, por qu� ��l todav�a espera? " ( Romanos 8:24). A medida que los dones especiales de la profec�a, los milagros y las lenguas desaparecieron cuando ya no hubieran demostrado ser de servicio, la esperanza y la fe cesar�n cuando su tarea asignada haya terminado, y solo el amor reinar� a trav�s de las edades eternas. La confianza en Dios no cesar�, por supuesto, ni esperar� m�s deleites y bendiciones divinas; pero estos no responden a la fe y la esperanza que son nuestras en este mundo de oscuridad. La fe y la esperanza significan para nosotros, ahora, esfuerzo, lucha, dificultad; estas cosas "pasar�n".

2. M�s �til para los dem�s. La fe nos salva; la esperanza nos alegra; El amor nos env�a despu�s de nuestros compa�eros. Los primeros son principalmente autocuidado; este �ltimo es expansivo. A�n as�, la fe es la ra�z del amor, y nuestra esperanza nos hace m�s �tiles, pero el amor, preeminentemente y de manera m�s directa, se preocupa por el bienestar de quienes nos rodean.

3. Nos hace como Dios. Dios no es fe; Dios no es esperanza: "Dios es amor". A medida que el verdadero amor crece en nosotros, Dios crece en nosotros. Cuando el amor verdadero se imprime sobre nosotros, la imagen Divina se vuelve a imprimir ( G�nesis 1:26) .� H.

HOMILIAS POR R. TUCK

1 Corintios 13:1

La caridad pone la aceptaci�n en todos los regalos y obras.

La versi�n revisada traduce "caridad" como "amor". Explique "caridad"; distinguir del "dar limosna" y del amor que est� conectado con las relaciones humanas. Si pudi�ramos usar inteligentemente la palabra "caridad" para expresar el amor de Dios por nosotros, deber�amos poder usarla inteligentemente del amor que tenemos, como cristianos, el uno para el otro, y del amor que debe tonificar y moderar el uso. de todos los dones cristianos. La caridad es la consideraci�n y el cuidado por los dem�s, que se expresa en la abnegaci�n para su bienestar. La caridad es el esp�ritu en un hombre que lo lleva a poner a los dem�s antes que a uno mismo. La vida de nuestro Se�or en la tierra fue una vida de caridad; El amor por los hombres, el anhelo de su mayor bien, y la disposici�n a sufrir, si sufriendo podr�a hacerles el bien, son sus rasgos caracter�sticos. Se nos recomienda su caridad. Se ha dicho que la "palabra inglesa" caridad "nunca ha llegado a la altura del argumento del ap�stol". En el mejor de los casos, significa un inter�s amable y tolerancia hacia los dem�s. Est� lejos de sugerir el principio ardiente, activo y en�rgico que el ap�stol ten�a en mente. Y aunque la palabra inglesa "amor" incluye el afecto que brota entre personas de diferentes sexos, generalmente se entiende que denota solo las formas m�s altas y nobles de ese afecto, siendo el inferior estigmatizado bajo el nombre de "pasi�n". La caridad, entonces, debe ser considerada como el tono y el motivo al que Dios mira; �l acepta las cosas, las acciones, no por su propio bien, sino por el esp�ritu y el car�cter por el cual encuentran expresi�n. La �nica caracter�stica aceptable para Dios, en toda acci�n y relaci�n humana, es la caridad, y esto lo ilustra el ap�stol con su paneg�rico sobre el amor.

I. ACEPTACI�N DEL HOMBRE DE REGALOS Y OBRAS SEG�N SU APARIENCIA. "El hombre mira la apariencia externa, pero el Se�or mira el coraz�n". Solo de una manera muy imperfecta podemos estimar los motivos de los dem�s. Nuestra atenci�n est� ocupada por incidentes, y formamos nuestras impresiones a partir de las cosas realmente hechas. En consecuencia, nuestras estimaciones son siempre incompletas y a menudo indignas; entendemos mal lo que es realmente grande y lo que es realmente peque�o, y damos nuestra aceptaci�n y nuestra alabanza a las cosas que no soportar�n la b�squeda Divina. De los hombres que se destacan en la estima de sus semejantes por sus excelentes talentos y sus buenas obras, en verdad debe decirse: "T� eres pesado en la balanza y te falta". "Tu coraz�n no est� bien a la vista de Dios".

II LA ACEPTACI�N DE DIOS DE LOS REGALOS Y OBRAS SEG�N EL ESP�RITU Y EL MOTIVO QUE SUBRAYA LA APARIENCIA. Ese motivo Dios lo conoce y juzga perfectamente. Para �l es el verdadero hombre. La apariencia, la acci�n, nunca lo enga�a. La demostraci�n de virtud del hombre se estima adecuadamente. Seg�n la estimaci�n de Dios, hay "muchos primeros que ser�n los �ltimos, y muchos �ltimos que ser�n los primeros". Para los corazones verdaderos, deber�a ser una satisfacci�n abundante que, si bien nuestros semejantes pueden enga�arnos, Dios nunca lo hace. �l "nos conoce por completo". Y podemos apelar con confianza del juicio de los hombres al juicio de Dios.

III. EL DERECHO CRISTIANO DE OBTENER LA ENTREGA COMPLETA DEL EST�NDAR DE VIDA DEL HOMBRE Y LEVANTARSE AL EST�NDAR DIVINO. Crecer en semejanza con Dios, que es la santificaci�n cristiana, debe implicar que veamos las cosas como Dios las ve, y juzgarlas y evaluarlas seg�n los principios de Dios y los caminos de Dios. Ilustra este tema con las referencias apost�licas al don de lenguas; del don de profec�a; del aparente fervor a menudo visto en las vidas religiosas que no est�n profundamente tonificadas; de casos de mera generosidad de disposici�n natural; e incluso desde casos de resistencia m�rtir que pueden ser mera bravuconer�a, y no, para el que busca el coraz�n, humilde, ferviente lealtad y amor.

1 Corintios 13:4

La gracia de la caridad.

Cuando hablamos de caridad (?????) est� en el sentido adjunto a la palabra en el Nuevo Testamento. No hablamos de limosnas promiscuas e impulsivas, en las que a menudo hay el m�s m�nimo bocado de caridad, y que, en nuestra condici�n de sociedad, es casi un mal absoluto, tendiente al mantenimiento de una clase indigente y pobre. . No hablamos de ese tipo de afecto natural (????) que une a los hombres con los lazos familiares y de amistad. La caridad, como gracia del evangelio, es m�s grande y m�s completa que estas cosas. Primero es el amor de toda la raza humana, como los objetos del amor de Dios, nuestro Padre com�n, y los redimidos de su misericordia. Entonces es este esp�ritu de amor, siempre busc�ndonos, y siempre encontrando expresi�n en actos de generosidad, consideraci�n y buena voluntad. En su sentido m�s amplio y noble, la caridad es algo peculiarmente cristiano; algo que brota solo en esa alma que ha sentido el amor de Dios en su propia redenci�n.

I. LA CARIDAD ES LA MAYOR DE LAS GRACIAS EN EL ANCHO DE SU ESFERA. Otras gracias tienen cosas particulares con las que est�n m�s �ntimamente relacionadas; partes especiales de nuestra vida en las que arrojan la luz de su encanto; tiempos especiales en los que operan. Pero la caridad cubre toda la vida y las relaciones del cristiano; sus pensamientos internos, sus sentimientos pronunciados, su conducta y relaciones sexuales, las asociaciones de la familia y la sociedad, y tambi�n sus relaciones con los dependientes, los pobres y los que sufren. Mire algunas de las esferas as� irradiadas con la luz dorada de caridad.

1. La esfera de las opiniones de un hermano. "Cree en todas las cosas". A muchos les resulta f�cil ser caritativos con sus hermanos en casi todo, excepto en sus opiniones. Piense en las amarguras, separaciones y conflictos que surgen de las diferencias de opini�n pol�tica, de las diferencias de opini�n denominacional, de las diferencias de opini�n teol�gica. En estos asuntos, qu� triste mundo de falta de caridad tenemos que llorar. No podemos, de hecho, con la mayor extensi�n de la caridad, recibir todas las opiniones; Es imposible enga�arnos en la aceptaci�n de todas las formas de doctrina, como si todas fueran ciertas. No en ese sentido la caridad nos permite "creer en todas las cosas". La caridad es una gracia ejercida con respecto a las personas que tienen opiniones, no con respecto a las opiniones separadas de las personas que las sostienen. Los cuestionamientos religiosos que agitan los corazones de nuestros semejantes son demasiado solemnes, los anhelos del coraz�n humano en todas partes seg�n el est�ndar de justicia, el perd�n del pecado, la paz de Dios y la luz m�s all� de la tumba, son demasiado serios y graves. ansiosos, por permitirnos hablar de cualquiera �de los cat�licos, o los unitarios, o los hind�es, o los mahometanos, o los salvajes de la isla� salvo en t�rminos de la m�s sincera y sincera simpat�a.

2. La esfera de las fallas de un hermano. "Lleva todas las cosas". �Qu� listos estamos para empujar a un hermano que ha comenzado a resbalar! �Qu� cosas fuertes decimos sobre los desmayos y los errores de los dem�s! �Cu�n ruidosamente hablamos de las imperfecciones en el car�cter y la conducta de los dem�s! �Cu�n f�cilmente olvidamos nuestros propios "rayos" y, con deleite malicioso, hinchamos las "motas" en los ojos de nuestros hermanos! La caridad nos ense�a a no decir nada sobre nuestro hermano si no podemos decir algo bueno.

3. La esfera de las penas de un hermano. "No busca lo suyo". Quiz�s podamos llamar a esto la esfera principal de la caridad, ya que sin duda es la m�s f�cil. Hay mucho sentimiento natural para ayudarnos en este caso, mientras que en otros casos nuestros sentimientos naturales pueden ser opuestos a nuestras organizaciones ben�ficas. �Qu� esfera de caridad peculiarmente terrenal y humana es esta! No hay enfermos acostados en camas enfermas para que podamos atender en el cielo; no hambrientos para alimentarnos; no hay prisioneros para que los visitemos; no desnudos para que nos vistamos. Quiz�s los ejercicios de caridad en medio de las penas mundanas pretenden prepararnos para las caridades a�n m�s altas del mundo eterno. La caridad encuentra una esfera tan extensa para sus operaciones actuales porque tan poca pena humana es simple, a menudo es complicada, complicada por circunstancias particularmente angustiantes, complicada por la pobreza, por la angustia mental, etc. Para las penas puras y simples puede no existir m�s necesario que la simpat�a; para la tristeza complicada con otros tipos de problemas se necesita caridad, que se compadece de s� misma y se expresa con generosos regalos y amables obras.

4. La esfera de los pecados de un hermano. "No se regocija en la iniquidad". Si la caridad hacia un hermano que sufre es el esfuerzo m�s f�cil, la caridad hacia un hermano pecador es la m�s dif�cil. Es muy dif�cil ser caritativo con alguien que ha pecado, cuando el pecado toca a otros en lugar de a nosotros mismos. Es el triunfo divino ser caritativo cuando nos hacemos lo malo.

II LA CARIDAD ES LA MAYOR DE LAS GRACIAS POR LA DIFICULTAD CON LA QUE SE LOGRA. Es muy dif�cil debido a la influencia de separaci�n del pecado. El pecado rompi� el compa�erismo de la familia humana y llen� el mundo de intereses opuestos. La caridad tiene que curar estas grandes heridas, atenuar estas relaciones opuestas y hacer que la familia humana vuelva a ser una. Ninguno de nosotros puede ganar la caridad, salvo el tema de una lucha constante y sincera. La caridad es solo el resultado final de un esfuerzo diario para pensar caritativamente en los dem�s y actuar caritativamente hacia ellos en sus opiniones, sus fallas, sus penas y sus pecados.

1 Corintios 13:12

La naturaleza del conocimiento futuro.

"Entonces lo sabr� aunque tambi�n se me conozca". Mejor lea, "Yo era conocido", es decir, conocido o aprehendido de Cristo. El pensamiento de San Pablo parece ser que la cultura del alma trae el verdadero y pleno conocimiento y poder. Un hombre solo sabe en la medida del progreso de la obra de la gracia Divina en �l; y lo que podemos llamar conocimiento perfecto solo puede venir cuando somos moralmente perfeccionados, totalmente santificados, por la gracia que es en Cristo Jes�s. Dos puntos reclaman consideraci�n.

I. LA NATURALEZA Y LAS LIMITACIONES DEL PRESENTE CONOCIMIENTO DEL HOMBRE. Depende de nuestros sentidos. Demuestre que esto significa que nuestro conocimiento se limita a las esferas con las que nuestros sentidos est�n relacionados. Incluso las cosas trascendentes y llamadas sobrenaturales no se pueden concebir hasta que se coloquen bajo formas y figuras sensibles. Solo podemos trascender la naturaleza con la ayuda de la naturaleza. Los sentidos limitan incluso la imaginaci�n. Se puede demostrar que el mundo de Dios est� listo para las criaturas que �l ha puesto en �l; y si se nos va a abrir otra cosa que no sea el mundo sensible, debemos ser cambiados, renovados, regenerados y, por lo tanto, se deben dar y desarrollar nuevas sensibilidades y capacidades. Ilustrar que el mundo de la ciencia es la esfera adecuada para los hombres que solo tienen sentidos e intelecto. Es una esfera vasta, una esfera maravillosa, pero solo una esfera limitada; y dado que las investigaciones u observaciones en su interior dependen de la fragilidad de los instrumentos utilizados, nunca se puede obtener una verdad absoluta de la ciencia. Ilustrar a partir de las observaciones de los astr�nomos. No se puede afirmar ninguna conclusi�n con absoluta certeza porque las condiciones perturbadoras de la atm�sfera nunca se pueden estimar perfectamente en relaci�n con ning�n experimento. Luego agregue a esta fragilidad de los sentidos la influencia del pecado en el hombre cuando su atenci�n se dirige a cuestiones morales. Ning�n hombre puede esperar, de s� mismo, alcanzar la verdad moral perfecta. Ilustra de los sistemas tristemente mezclados de todos los grandes moralistas cl�sicos o modernos, y defiende que la clave de toda verdad es la visi�n de Dios que viene con la conversi�n y regeneraci�n del alma. Aqu� en la tierra un hombre no sabe nada correcto hasta que conoce a Dios, como se manifiesta en la persona de su Hijo.

II LA NATURALEZA Y LAS LIMITACIONES DEL FUTURO CONOCIMIENTO DEL HOMBRE. No ser� encarcelado en formas sensoriales o figuras. Vendr� por las facultades del alma, de las cuales nuestros sentidos corporales no son m�s que tipos sugestivos. Saldr� de nuevas esferas y nuevas relaciones. Tomar� nuevas formas de pensamiento. Reemplazar� la observaci�n por perspicacia, por lo que no necesitar� verificaci�n. Tendr� relaci�n con el car�cter moral y no con las dotaciones intelectuales. Ser� la aprensi�n que los hombres puedan obtener, cuando la influencia cegadora del pecado y el amor propio hayan desaparecido por completo, y la percepci�n espiritual no tenga nubes o velos que atravesar. Pero el conocimiento futuro del hombre, por maravilloso que sea, debe ser limitado, para siempre solo puede ser el conocimiento de un ser creado. Nunca puede conocer a Dios, nunca puede saber m�s de lo que Dios se complace en revelar de s� mismo y de sus caminos.

1 Corintios 13:13

La inmortalidad de todas las gracias.

"Ahora permanece la fe, la esperanza, la caridad, estos tres". La palabra "permanece" es significativa, como se aplica a cada una de las tres grandes gracias. Mientras tanto debe "pasar", �por qu� se puede decir que la fe, la esperanza y la caridad permanecen? Porque son el vestido de las almas, no de los cuerpos. Son cosas que pertenecen al car�cter, no simplemente a la conducta. Las almas pasan a nuevas esferas de existencia, llev�ndose consigo todo lo que les es peculiar. Entraremos en el mundo eterno con solo la vestimenta de car�cter, las vestimentas de fe, amor y esperanza, que hab�amos puesto en nuestro esp�ritu en nuestra esfera mortal. M�s o menos claramente, todos tenemos la idea de que la fe y la esperanza son poderes peculiares de nuestra actual condici�n terrenal y mortal. Creemos que ya no los necesitaremos cuando hayamos llegado al cielo. Creemos que solo el amor, la caridad, nos acompa�ar� all�. Sin embargo, �puede ser que alguna vez superemos la "fe"? �Es "vista" algo m�s que otra y una forma superior de "fe"? �Alguna vez perderemos la "esperanza"? Mientras sigamos siendo criaturas, no creadores, seguramente tendremos que creer, esperar y amar.

I. LA INMORTALIDAD DEL AMOR. Podemos inferir esto del car�cter permanente del amor en esta vida. Todo tipo de amor tiende a perdurar; incluso se esfuerzan por aumentar y crecer. La vida puede cambiar mucho con nosotros, pueden surgir penas multiplicadas, pero hay algunos que nos aman, cuyo amor contin�a y no pueden cambiar ni pasar. La verdadera madre amor permanece. El verdadero amor de la mujer permanece. La verdadera amistad el amor permanece. Salimos al mundo eterno con tal amor doblado como santos santos sobre nuestros esp�ritus. Y ese tipo de amor que llamamos amor cristiano �la caridad� tiene el mismo poder de permanecer. Dej�moslo ganar en los primeros d�as de nuestra vida cristiana, y se quedar� y crecer�, ensanchando y adornando el esp�ritu cristiano hasta el momento de su paso. Si el amor permanece as� en la vida cristiana, �puede ser posible que la muerte, que no es m�s que el siervo de Cristo, el portero de Cristo o el guardi�n de la puerta, pueda dominarlo, vencerlo y terminarlo? Pero podemos argumentar a�n m�s la inmortalidad del amor desde cada punto de vista del estado celestial que se nos presenta, y cada concepci�n que podamos formar de �l. Es el lugar de la uni�n; El lazo de uni�n debe ser el amor. Es un hogar; El �nico poder santificador en un hogar es el amor. Es el lugar donde Dios es todo en todos, y "Dios es amor". A aquellos a quienes Dios ense�a a amar, �l ense�a a amar para siempre.

II LA INMORTALIDAD DE LA FE. �Cu�l es la idea correcta de la fe? Es la relaci�n en la que debemos estar con las cosas por encima de nosotros, m�s altas de lo que somos. Es nuestra "evidencia de cosas no vistas". Mientras haya alguien en el mundo m�s sabio que nosotros, tendremos que creer lo que dicen. Consiga al hombre m�s sabio que haya vivido en la tierra, si hay en el cielo un esp�ritu m�s sabio que �l, tendr� que creer, para confiar, lo que el esp�ritu m�s sabio pueda decir. Y el arc�ngel m�s santo debe creer lo que el Dios sabio puede decir. C�mbielos como podamos, sepamos como somos conocidos, crezca con pasos gigantes a medida que pasan las horas eternas, zancos que nunca podremos adelantar o superar a Dios. Mientras seamos criaturas, estaremos, tanto en conocimiento como en poder, por debajo de nuestro Creador. Mientras mantenemos nuestro ser, tendremos que creer, tendremos que confiar. Si tenemos el verdadero esp�ritu forjado en nosotros, nunca querremos ir m�s all� de la fe. Para la criatura es la mayor bendici�n en la que se encuentra dispuesto a confiar. Desear ver es rebelarse. Es desear ser Dios y tomar el lugar de Dios. Suficiente para que seamos siempre hijos de Dios, y es un ni�o muy tonto que quiere ir m�s all� de la confianza. El cielo es tan hermoso, porque siempre habr� ni�os en casa; perfeccionado en la fe, en la confianza infantil, y seguro en la protecci�n y la sombra del Padre eterno. Estamos aprendiendo a creer por las experiencias de nuestras vidas humanas, pero ser�a algo triste si solo estuvi�ramos aprendiendo algo que deber�amos perder al morir, incluso si lo cambiamos por algo mejor. De esto podemos estar seguros, que al aprender a confiar estamos aprendiendo para las esferas celestiales e inmortales.

III. LA INMORTALIDAD DE LA ESPERANZA. En esta vida, la esperanza parece cambiar, pero en realidad permanece, solo cambiando sus objetos. El viejo espera tan sinceramente como el joven, aunque no con la misma intensidad apasionada. El cambio en las esferas eternas es m�s evidente para los sentidos, pero no es m�s real que el cambio del ni�o al hombre; seguramente en su segunda, glorificada, virilidad, el hombre mantendr� su poder de esperanza, y solo lo pondr� en cosas nuevas, m�s elevadas y eternas. Si todav�a vamos a crecer en el mundo eterno, debemos tener algo ante nosotros y por encima de nosotros que esperar. Si sabemos que podemos volvernos m�s sabios, m�s verdaderos, m�s fuertes, m�s santos de lo que somos, no podemos evitar esperar que podamos llegar a serlo. Y el cielo no puede ser un simple estereotipo de las santificaciones forjadas a trav�s de nuestra vida cristiana en la tierra. Al buscar, entonces, por fe, esperanza y caridad, estamos buscando los tesoros celestiales, las cosas que son eternas y eternas. Son el "tesoro en los cielos, que no falla".

Información bibliográfica
Exell, Joseph S; Spence-Jones, Henry Donald Maurice. "Comentario sobre 1 Corinthians 13". Los Comentarios del Púlpito. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tpc/1-corinthians-13.html. 1897.
 
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