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Bible Commentaries
1 Corintios 16

Los Comentarios del PúlpitoLos Comentarios del Púlpito

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Versículos 1-24

EXPOSICI�N

1 Corintios 16:1

Direcciones y arreglos.

1 Corintios 16:1

Ahora con respecto a la colecci�n para los santos. "Los santos" est�n aqu�, los cristianos pobres de Jerusal�n ( Romanos 15:26). El tema pesaba mucho en la mente de San Pablo. Primero, hab�a una verdadera necesidad de su caridad, porque en Jerusal�n hab�a un contraste tan agudo entre los ricos y los pobres como en Londres, y los "santos pobres", siendo los m�s pobres de los pobres ( Santiago 2:5), a menudo debe haber estado profundamente angustiado. No muchos a�os antes de este tiempo, en la hambruna de Claudio, ( Hechos 11:27), la reina Helena de Adiabene hab�a mantenido vivos a los pobres de Jerusal�n importando cargas de uvas e higos secos. Adem�s de las hambrunas peri�dicas, los problemas pol�ticos de Judea hab�an aumentado recientemente la angustia general. En segundo lugar, el tierno coraz�n de San Pablo estaba muy vivo para esta angustia. En tercer lugar, era la �nica forma en que las Iglesias gentiles pod�an mostrar su gratitud a la Iglesia madre. Por �ltimo, el ap�stol San Pablo hab�a prometido solemnemente a los ap�stoles en Jerusal�n que recordar�a a los pobres ( G�latas 2:10). Por lo tanto, alude frecuentemente a esta colecci�n ( 2 Corintios 8:1, 2 Corintios 9:1 Romanos 15:26; Hechos 24:17, etc.). El entusiasta comunismo de la primera sociedad cristiana en Jerusal�n hab�a cesado pronto, siendo, como lo demuestra toda experiencia, un experimento imposible en las condiciones que regulan toda la vida humana, y puede haber agravado la angustia cr�nica. Como he dado orden; m�s bien, como lo arregl�. A las iglesias de Galacia. No en su carta existente a los G�latas, sino en una visita tres a�os antes de este tiempo ( Hechos 18:28), o por carta. Parece de 2 Corintios 8:10 que San Pablo ya hab�a pedido las contribuciones de los corintios. "A los corintios les propone el ejemplo de los g�latas; a los macedonios, el ejemplo de los corintios; a los romanos, el de los macedonios y los corintios. Grande es el poder del ejemplo" (Bengel). Aun as� ustedes. El aoristo implica que deber�an hacerlo de inmediato.

1 Corintios 16:2

En el primer d�a de la semana. Dif�cilmente se puede decir que este vers�culo implica ninguna observancia religiosa del domingo, que se basa m�s bien en Hechos 20:7; Apocalipsis 1:10; Juan 20:19, Juan 20:26. Acostado por �l en la tienda. La frase griega implica que la colocaci�n se hizo en casa, pero cuando se acumul� el dinero, sin duda fue llevado a la asamblea y entregado a los presb�teros. Como Dios lo ha prosperado; m�s bien, en todo lo que ha prosperado; es decir, todo lo que su prosperidad le permita. Que no haya reuniones cuando venga; m�s bien, que cuando venga, puede que no haya colecciones. Cuando lleg�, no deseaba que su atenci�n se absorbiera en las mesas de servicio.

1 Corintios 16:3

A cualquiera que aprueben por sus cartas, se las enviar�. Es dif�cil ver por qu� los traductores expresaron la cl�usula de esta manera, a menos que no les guste enfrentar la certeza de que el ap�stol debe haber escrito muchas cartas que ya no existen. La verdadera interpretaci�n es, a quien sea que lo apruebe, lo enviar� con cartas. Las cartas ser�an cartas de presentaci�n o recomendaci�n ( Hechos 18:27; Romanos 16:1; 2 Corintios 3:1) a los ap�stoles en Jerusal�n. Tu liberalidad; literalmente, tu gracia o favor; es decir, la muestra de tu afecto voluntario.

1 Corintios 16:4

Si se cumple que yo tambi�n voy. A menos que la colecci�n fuera una prueba sustancial de la generosidad de las Iglesias gentiles, no valdr�a la pena (?????) que San Pablo tambi�n fuera. Conmigo. San Pablo no tomar�a este dinero �l mismo. Sus enemigos "religiosos" eran muchos, amargos y sin escr�pulos, y no les dar�a la posibilidad de manejarlo. �l hace los arreglos que deber�an colocarlo por encima de la sospecha ( 2 Corintios 8:20). Result� que la suscripci�n era adecuada y San Pablo acompa�� a los delegados corintios ( Romanos 15:25; Hechos 20:4). La idea de que podr�an visitar Jerusal�n y ver a algunos de los doce ser�a un incentivo para los corintios.

1 Corintios 16:5

Cuando pase por Macedonia; m�s bien, cuando he pasado por Macedonia. Porque paso por Macedonia; m�s bien, para 1 significa pasar por Macedonia. Aprendemos de 2 Corintios 1:15, 2 Corintios 1:16, que hab�a sido la intenci�n de San Pablo navegar de �feso a Corinto, desde all�, luego de una breve estad�a, continuar hacia Macedonia, y continuar su regreso para volver para una estancia m�s larga en Corinto camino a Judea. En una Ep�stola, ahora perdida (ver 1 Corintios 5:9), les anunci� esta intenci�n, cambi� su plan porque, en el vergonzoso estado actual de desorganizaci�n en el que la Iglesia hab�a ca�do, sinti� que �l no pod�a visitarlos sin verse obligado a ejercer una severidad que, esperaba, podr�a obviarse escribi�ndoles y retrasando su visita prevista. Nada m�s que su delicadeza habitual y el deseo de perdonarlos le impidi� decir todo esto m�s completamente ( 2 Corintios 1:23; 2 Corintios 2:1). Confundiendo la amabilidad de su prop�sito, los corintios lo acusaron de ligereza. Se defiende de este cargo en la Segunda Ep�stola, y llev� a cabo el plan que aqu� anuncia ( 2 Corintios 2:13; 2 Corintios 8:1; 2 Corintios 9:2, 2 Corintios 9:4; 2 Corintios 12:14; 2 Corintios 13:1).

1 Corintios 16:6

S�, e invierno contigo. Esto lo hizo ( Hechos 20:3). Para que me traigas en mi viaje. El "vosotros" es enf�tico. La aceptaci�n de este favor en sus manos era una prueba de afecto. En la antig�edad, era costumbre acompa�ar a un invitado que sal�a a corta distancia ( Romanos 15:24; Hechos 15:3; Hechos 17:15). A donde quiera que vaya. San Pablo bien sab�a que algo de incertidumbre deb�a asociarse a sus planes. Tal como estaba, tuvo que cambiar su plan en el �ltimo momento. Ten�a la intenci�n de navegar desde Corinto, pero, debido a un complot para asesinarlo, se vio obligado a ir por tierra por Macedonia ( Hechos 20:3).

1 Corintios 16:7 - Por cierto, no te ver� ahora por cierto; m�s bien, no deseo hacerle una visita superficial ahora, como originalmente hab�a querido hacer. Si el Se�or lo permite. Los cristianos establecieron la regla de agregar estas frases en se�al de dependencia de Dios (2Co 4: 1-18: 19; Hechos 18:1; Santiago 4:15; Hebreos 6:3).

1 Corintios 16:8

Me quedar� en �feso hasta Pentecost�s. Es posible que esta intenci�n se haya visto frustrada por los disturbios provocados por los plateros ( Hechos 19:23). Pero, en cualquier caso, se qued� en �feso casi el tiempo que pretend�a, ya que los disturbios solo ocurrieron cuando ya se estaba preparando para partir ( Hechos 19:21, Hechos 19:22).

1 Corintios 16:9

Una gran puerta y efectiva. Una oportunidad amplia y prometedora para ganar almas para Dios. La met�fora de "una puerta", tal vez sugerida por nuestro propio Se�or, era com�n entre los cristianos ( 2 Corintios 2:12; Colosenses 4:3; Hechos 14:27; Apocalipsis 3:8). Muchos adversarios ( Hechos 19:1, Hechos 19:8, Hechos 19:9, Hechos 19:19, Hechos 19:20).

1 Corintios 16:10

Ahora si Timoteo viene. San Pablo ya envi� a Timoteo ( 2 Corintios 4:17), con Erastus ( Hechos 19:22), para ir a Corinto por Macedonia y prepararse para su visita. Pero posiblemente hab�a rechazado estas instrucciones cuando pospuso su propia visita. En las incertidumbres de los viajes antiguos, no pod�a estar seguro de si su orden de pedido llegar�a a Timothy o no. Parece haberlo hecho, porque nada se dice de ninguna visita de Timoteo a Corinto, y San Pablo envi� a Tito. Sin temor. Timothy debe haber sido muy joven en este momento ( 1 Timoteo 4:12). Como un mero sustituto de la visita personal de San Pablo, ser�a inaceptable. En cada alusi�n a �l encontramos rastros de una disposici�n algo t�mida y sensible ( 1 Timoteo 5:21; 2 Timoteo 1:6, etc.). Bien puede, por lo tanto, haberse alejado de la idea de encontrarse con los arrogantes sofistas y partidarios en disputa de Corinto. Como yo tambi�n lo hago. "Como hijo con el padre, ha servido conmigo en el evangelio" ( Filipenses 2:22). San Pablo sinti� por Timoteo una ternura personal m�s profunda que la de cualquiera de sus otros amigos, y la compa��a de este joven gentil y devoto fue una de las principales comodidades de su labor misionera.

1 Corintios 16:11

Que nadie, por tanto, lo desprecie. Su juventud y modestia parec�an invitar a un desprecio demasiado acorde con el car�cter de los corintios. Lo busco con los hermanos. Hab�a una raz�n para agregar esto. Los corintios ver�an que cualquier descortes�a o desprecio que se mostrara hacia Timoteo se informar�a de inmediato a San Pablo. No se menciona qui�nes son "los hermanos", ya que en Hechos 19:22 solo se nos dice que Timoteo estuvo acompa�ado por Erastus. Quiz�s San Pablo quiere decir con los hermanos que transmitieron esta carta (ver Hechos 19:12) y que, como �l supon�a, se encontrar�an con Timoteo en Corinto, o se encontrar�an con �l a su regreso para encontrarse con San Pablo en Macedonia. Uno de estos hermanos debe haber sido Tito ( 2 Corintios 2:13; 2 Corintios 7:6, 2 Corintios 7:7), y hab�a otros dos.

1 Corintios 16:12

Como tocar a nuestro hermano Apolos; m�s bien, pero como tocando a Apolos, el hermano. Parece claro a partir de esto que los corintios, en su carta, hab�an solicitado que se les enviara a este maestro elocuente y favorito. Dese� mucho que viniera a ti; m�s bien, le rogu� mucho. Hab�a en Corinto personas lo suficientemente malignas como para haber sugerido que Pablo hab�a rechazado su pedido; que no les enviar�a a Apolos por celos del oratorio superior de Apolos y de la parte que asumi� su nombre. San Pablo anticip� esta burla. Su naturaleza era demasiado noble para sentir los menos celos. Tanto �l como Apolos se muestran aqu� a la luz m�s pura. Su voluntad; literalmente, no hubo voluntad. La palabra "voluntad" significa con mayor frecuencia "la voluntad de Dios", pero si ese hubiera sido el significado aqu�, la palabra habr�a tenido el art�culo. Se usa por voluntad humana en 1 Corintios 7:37; Efesios 2:3; 2 Pedro 1:21. Aqu� significa que Apolos hab�a decidido no venir en este momento, obviamente porque su nombre hab�a sido abusado con el prop�sito de facci�n partidaria ( 1 Corintios 3:5). Esto fue a�n m�s noble por su parte porque parece haber sido un amigo especial de Tito ( Tito 3:13). San Pablo con mucho gusto habr�a enviado a sus dos disc�pulos m�s capaces y en�rgicos a esta Iglesia distra�da. Cuando tenga tiempo conveniente; m�s bien, cuando se le ofrece una buena oportunidad. Si Apolos volvi� a visitar Corinto o no, no lo sabemos.

1 Corintios 16:13

Mire, etc. Los breves imperativos impetuosos muestran un repentino estallido de emoci�n cuando se acerca a su fin. La siguiente cl�usula parece una reflexi�n posterior. Vigilancia ( 1 Tesalonicenses 5:6; 1 Pedro 5:8; Apocalipsis 3:2; Apocalipsis 16:15), firmeza ( Filipenses 1:27) y fuerza ( Efesios 6:10; Colosenses 1:11; 2 Timoteo 2:1) y amor (1Co 13: 1-13 .; 1 Pedro 4:8, etc.) fueron sujetos frecuentes de exhortaci�n cristiana. El verbo que expresa virilidad cristiana ("�Jugar a los hombres!") Aparece aqu� solamente. Se encuentra en la LXX. de Josu� 1:6. Necesitaban, como dice Cris�stomo, todas estas exhortaciones, porque eran, en asuntos cristianos, somnolientos, inestables, afeminados y facciones.

1 Corintios 16:14

Que todas tus cosas se hagan con caridad; m�s bien, como en la versi�n revisada, que todo lo que hag�is se haga con amor. Esto es equivalente a "Sobre todo, tengan un ferviente amor entre ustedes" de l Peter 1 Corintios 4:8.

1 Corintios 16:15

Conoces la casa de Stephanas. Este p�rrafo parece haber sido escrito para que los corintios no se enojen con Stephanas, Fortunatus y Achaicus, quienes tal vez fueron esclavos de la casa de Chloe, por haber llevado a San Pablo su informe negativo ( 1 Corintios 1:11). Las primicias de Acaya. Por esta raz�n, San Pablo hab�a bautizado a Stephanas y su casa ( 1 Corintios 1:16). En Romanos 16:5 Epaenetus se llama "las primicias de Acaya", pero all� deber�a estar la lectura, de Asia. Se han vuelto adictos; m�s bien, se establecieron.

1 Corintios 16:16

Que se sometan a tal. Aunque los esclavos pueden estar en el rango terrenal, reconocen su autoridad cristiana como buenos hombres y mujeres (ver Efesios 5:21; 1 Timoteo 5:17). El verbo usado para "someterse" o "ponerse bajo" es el mismo que en el verso anterior.

1 Corintios 16:17

De la venida; m�s bien, en presencia de. Ahora estaban con San Pablo en �feso. Fortunato Un cristiano de este nombre tambi�n llev� la carta de San Clemente a Corinto. Lo que faltaba de tu parte. Esto suena como un reproche en la versi�n autorizada, pero es todo lo contrario. Debe ser procesado, el vac�o causado por su ausencia. La misma palabra aparece en 2 Corintios 8:13, 2 Corintios 8:14; 2 Co. 9:12; 2 Corintios 11:9, etc. El paralelo m�s cercano al uso aqu� es Filipenses 2:30.

1 Corintios 16:18

Mi esp�ritu y el tuyo. Refrescaron mi esp�ritu cont�ndome todo sobre ti, triste aunque gran parte de la noticia era; y el tuyo por esta renovaci�n de nuestro intercambio mutuo.

1 Corintios 16:19

Saludos y conclusi�n de aut�grafos.

1 Corintios 16:19

Las iglesias de Asia. Asia proconsular. Hubo un intercambio constante de viajes entre la costa occidental de Asia y Corinto. Aquila y Priscilla. Este admirable esposo y esposa cristianos no tuvieron una peque�a participaci�n en la fundaci�n de las Iglesias de Corinto y �feso. Siendo socios de San Pablo en el comercio, pas� mucho tiempo con ellos. (Para todo lo que se sabe de ellos. Ver Hechos 18:1, Hechos 18:2, Hechos 18:26; Romanos 16:3, Romanos 16:5.) Priscilla. La mayor�a de los unciales tienen la forma m�s corta, Prisca. En algunos manuscritos (D, E, F, G) y versiones (por ejemplo, la Vulgata) encontramos la adici�n, "con quien tambi�n me alojo". La Iglesia que est� en su casa. El tiempo para las grandes iglesias comunes para el culto p�blico a�n no hab�a llegado, por lo tanto, cuando la comunidad cristiana contaba con m�s de lo que pod�a reunirse en un solo lugar, las congregaciones se celebraban en casas separadas ( Romanos 16:4, Romanos 16:15; Hechos 2:46; Colosenses 4:15; Phmon Colosenses 1:2).

1 Corintios 16:20

Todos los hermanos La Iglesia de Efeso en general. Con un beso sagrado. El beso de la paz se menciona en Romanos 16:16; 2 Corintios 13:12; 1 Pedro 5:14. Era una se�al de la reconciliaci�n de todas las disensiones. Pero el abuso de la pr�ctica y las horribles calumnias paganas que ayud� a perpetuar llevaron a su abolici�n. En la Iglesia romana, una sombra a�n permanece en la costumbre de la congregaci�n besando a la pax despu�s de que el sacerdote la haya besado. La costumbre a�n contin�a en la Christos voscress del d�a de Pascua en la Iglesia griega, cuando:

"�Mira! Los rostros barbudos se besan: cada cristiano ruso ama a su hermano. Siervo o noble, cada uno puede reclamar hoy un beso amistoso en ese nombre tan amable".

1 Corintios 16:21

Con la m�a propia mano. Cada una de las ep�stolas de San Pablo, excepto la de los g�latas ( G�latas 6:11), parece haber sido escrita por un amanuense. El resplandor de la luz en la visi�n en el camino a Damasco parece haberlo dejado con una oftalmia aguda y permanente como su "espina en la carne"; y esto, naturalmente, no lo inclinar�a al trabajo f�sico de la escritura. Cuando escribi�, sus cartas parecen haber sido grandes y rezagadas ( G�latas 6:11), pero esta era una �poca en la que los documentos con frecuencia se falsificaban al dise�ar personas, y esto parece haberle sucedido a San Pablo despu�s de haber escrito su primera carta existente. Despu�s de advertir a los Tesalonicenses que no se asusten "por la ep�stola como de nosotros" ( 2 Tesalonicenses 2:2), agrega, al final de la carta, que de ahora en adelante tiene la intenci�n de autenticar cada letra mediante un saludo aut�grafo ( 2 Tesalonicenses 3:17; Colosenses 4:18; Romanos 16:22). A esta mala y peligrosa pr�ctica de falsificaci�n se debe el atractivo energ�tico de Apocalipsis 22:18, Apocalipsis 22:19. Un atractivo similar para los copistas, redactado en el idioma m�s solemne, se encuentra en Ireneo ('Opp.', 1: 821, edit. Stieren), y al final del pr�logo de Rufinus a su traducci�n de 'De Principiis' de Origen.

1 Corintios 16:22

Si alg�n hombre no ama, etc. Esta oraci�n (como en Colosenses 4:18; Efesios 6:24) es parte del saludo del aut�grafo. El verbo aqu� usado para "amor" (phil?) quiz�s fue sugerido por la palabra para "beso" (philema). La palabra generalmente usada para "amor de Dios" es agap? ( Efesios 6:24), lo que implica menos calidez, pero una reverencia m�s profunda. Pero este pasaje est� lleno de emoci�n. Deja que sea Anathema. La palabra solo aparece en otra parte en Hechos 12:3; Hechos 23:1. Hechos 23:14; Romanos 9:3; G�latas 1:8, G�latas 1:9 (comp. Mateo 26:74, "maldecir"). Es el equivalente del cherem hebreo, una prohibici�n ( Lev�tico 27:29; Josu� 6:17, etc.). No puedo pretender entender lo que San Pablo quiere decir con eso, a menos que sea "Que el amor personal a Cristo sea lo esencial de la comuni�n cristiana, y que el que lo tiene no sea considerado aparte de la Iglesia". Los comentaristas lo llaman "una imprecaci�n" o "maldici�n" y dicen que significa "que se dedique a la ira y al juicio de Dios". Ese lenguaje es, de hecho, muy parecido al lenguaje del odio religioso y la usurpaci�n religiosa en todas las edades. , pero es la ant�tesis del tono general del ap�stol. Si este fuera el significado, parecer�a asemejarse al mismo esp�ritu que el mismo Cristo reprendi� severamente como el esp�ritu de El�as, no el esp�ritu de Cristo. Pero no creo que eso , incluso en un estallido pasajero de fuerte emoci�n, San Pablo ten�a tal significado.

(1) los jud�os usaban cherem, no solo de la forma m�s severa de excomuni�n (shem atha), sino incluso de la forma temporal m�s leve y de ninguna manera severa (nidui); y

(2) no puede ser m�s severo que "entregar a Satan�s" ( 1 Corintios 5:5; 1 Timoteo 1:20), que fue misericordioso en su prop�sito. Maran-atha; dos palabras viene el Se�or; como el shem atha jud�o, "viene el nombre" o "viene el Se�or". Parece ser una apelaci�n al juicio de Cristo, y posiblemente haya sido una alusi�n a Malaqu�as 4:6, las palabras con las que termina el Antiguo Testamento (ver Judas 1:14, Judas 1:15).

1 Corintios 16:23

La gracia de nuestro Se�or Jesucristo sea contigo. Este es un gnorisma, o "insignia de confianza", que, en una u otra de sus formas, se encuentra al final de todas las ep�stolas de San Pablo. Aqu� es lo mismo que en 1 Tesalonicenses 5:28. "Contigo todos" se agrega en 2 Tesalonicenses 3:18; Romanos 16:24; Filipenses 4:23. En G�latas y Filem�n tenemos "con tu esp�ritu". En las ep�stolas pastorales y colosenses, "la paz sea con ustedes". En Efesios 6:24 se limita a aquellos "que aman al Se�or Jes�s con sinceridad". Solo en 2 Corintios 13:14 tenemos la "bendici�n apost�lica" completa.

1 Corintios 16:24

Mi amor sea con todos ustedes en Cristo Jes�s. Agregado como �ltima prueba de que, si ha escrito con severidad, tambi�n ha escrito con amor. Am�n. Quiz�s genuino, aunque omitido por B, F, G.

La inscripci�n a la Ep�stola, omitida correctamente en la Versi�n Revisada, no posee la m�s m�nima autoridad y es absolutamente err�nea. Contiene dos errores positivos, que muestran con total descuido que estas sobrescripciones se escribieron en los manuscritos posteriores. La Ep�stola no fue escrita desde Filipos (una mera inferencia err�nea de 1 Corintios 16:5), sino de �feso ( 1 Corintios 16:8), y no fue transmitida por Timoteo.

HOMIL�TICA

1 Corintios 16:1

Filantrop�a cristiana.

"Ahora con respecto a la colecci�n para los santos", etc. Al principio se sugieren tres verdades.

1. Que en la m�s alta discusi�n teol�gica la urgencia de la benevolencia pr�ctica nunca debe pasarse por alto. Inmediatamente despu�s de que el ap�stol hab�a pasado por la discusi�n sobre la doctrina de la resurrecci�n de los muertos, �l dice: "Ahora con respecto a la colecci�n". La benevolencia pr�ctica es, por muchas razones, m�s importante que la m�s grande doctrina teol�gica; es una doctrina demostrada, ejemplificada y reducida a utilidad; Es la flor que se convierte en fruto.

2. Que las instituciones m�s grandes probablemente se derrumbar�n en un mundo de depravaci�n. La joven Iglesia en Jerusal�n adopt� el principio del socialismo cristiano. Todos los que pose�an tierras o casas las vendieron, y trajeron los precios de las vendidas "y las pusieron a los pies de los ap�stoles", y se distribuy� a cada hombre seg�n lo necesit�. Un magn�fico sistema social, un sistema adecuado para unir a todas las clases y razas de hombres en la unidad de una fraternidad amorosa. Pero la marea creciente de la depravaci�n humana pronto se lo lleva; porque aqu� encontramos a Pablo instando a una colecci�n para los cristianos pobres de Jerusal�n, muchos de los cuales fueron encerrados en prisi�n, y aquellos de los que fueron liberados reducidos a una miseria absoluta, de ah� la colecci�n. �Cu�ntos esquemas magn�ficos para el bien del mundo son constantemente destrozados por las olas negras de la depravaci�n popular!

3. Que la simpat�a pr�ctica por el sufrimiento humano que genera el cristianismo es un elemento Divino. Aqu� est�n Galatia y Corinto, simpatizando con un objeto com�n, y ese objeto era "sufriendo santos en Jerusal�n". Estas personas viv�an ampliamente separadas y estaban separadas por muchas peculiaridades sorprendentes, pero aqu� se encuentran. Este es el principio Divino que un d�a unir� a todos los hombres en Cristo. Nuestro tema es la filantrop�a cristiana, y aqu� tenemos:

I. SUS RECLAMACIONES CELOSAMENTE ABOGADAS. "Ahora con respecto a la colecci�n". Paul era el abogado, y su defensa brilla con celo. Encontramos que en este asunto propone a los g�latas como un ejemplo para los corintios, los corintios un ejemplo para los macedonios, y ambos como un ejemplo para los romanos ( 2 Corintios 9:2; Romanos 15:26). Si no fuera por la sincera defensa de los hombres cristianos, la probabilidad es que el elemento Divino de la simpat�a social pura y pr�ctica se extinguir�a. Es el ministerio vivo del evangelio que lo mantiene vivo, y en esto cumple la m�s grandiosa de todas las misiones.

II SUS OPERACIONES SABIAMENTE DIRIGIDAS. Paul dirigi�:

1. Que las contribuciones sean personales. "Que cada uno de ustedes permanezca junto a �l en la tienda", nadie estaba exento, por pobre que fuera; el �caro de la viuda era aceptable. Si no hay moneda, entonces preste servicio.

2. Que las contribuciones sean sistem�ticas. "En el primer d�a de la semana". Comience la semana con actos de benevolencia pr�ctica.

3. Que las contribuciones sean religiosas. "Como Dios lo ha prosperado". Este fue el principio para gobernar la cantidad. Si se aplicara este principio, algunos de los hombres que suscriben sus diez mil libras, y que son alabados en todo el mundo como fil�ntropos, ser�an descubiertos despu�s de todo, y aquellos que suscribieron sus pocos chelines aparecer�an como pr�ncipes en el dominio. de caridad pr�ctica. �Pero Ay! �C�mo invierten los hombres este principio! Cuanto m�s tienen, menos dan.

III. SUS CONTRIBUCIONES HONESTAMENTE DISTRIBUIDAS. "Y cuando venga, a quien sea que aprueben por sus cartas, los enviar� para traer su liberalidad a Jerusal�n. Y si se cumple que yo tambi�n voy, ellos ir�n conmigo". Es su deber asegurarse de que lo que ha suscrito se distribuya honestamente, y para este prop�sito, env�e hombres como sus almoners, y si parece necesario asegurar la distribuci�n honesta, ir� con ellos. �Cu�n tristemente se descuida este deber con frecuencia! �Cu�nto dinero otorgado con fines ben�ficos se utiliza deshonestamente y se malversa cada a�o!

1 Corintios 16:5

La voluntad de Dios es la regla, y la utilidad espiritual el fin de la vida.

"Ahora vendr� a ti cuando pase por Macedonia", etc. Se sugieren dos observaciones.

I. LA VOLUNTAD DE DIOS DEBE SER LA REGLA DE LA VIDA. "Pero conf�o en esperar un rato contigo, si el Se�or lo permite". El texto nos dice que Pablo hab�a hecho un plan para visitar a los corintios, "quedarse un rato" con ellos y pasar el invierno con ellos, despu�s de haber pasado por Macedonia, y quedarse en �feso hasta el Pentecost�s; pero mira, �l apoya este plan (sin duda querido para su coraz�n) en la voluntad del Se�or: "si el Se�or lo permite".

1. Hay una creencia impl�cita aqu�. La gran verdad impl�cita en esta expresi�n de Pablo es que Dios est� en la historia del hombre individual. �l no est� simplemente en el gran universo material, en las jerarqu�as angelicales, en los imperios humanos, comunidades, iglesias, familias, sino en el hombre individual mismo. No est� demasiado absorto en lo vasto para esto, ni demasiado grande para esto. Pablo cre�a que Dios estaba interesado en �l personalmente y que �l lo hab�a arreglado personalmente. Hay algo sublime, vigorizante y ennoblecedor en el pensamiento de que Dios me conoce, se preocupa por m�, hace los arreglos para m�.

2. Hay una aquiescencia impl�cita aqu�. "Si el Se�or lo permite". Esto significa: "No tengo voluntad propia". Como si �l hubiera dicho personalmente: "Consultando simplemente mi propia voluntad, me gustar�a pasar el invierno con ustedes, mis amigos corintios, pero subordino mi voluntad a la voluntad de mi Dios. Me siento en sus manos y estoy listo para actuar. en todo seg�n sus arreglos ".

II LA UTILIDAD ESPIRITUAL DEBE SER EL OBJETIVO DE LA VIDA. "Pero me quedar� en �feso hasta el d�a de Pentecost�s. Porque se me abre una puerta grande y efectiva, y hay muchos adversarios". Aqu� se sugieren tres comentarios.

1. Que donde quiera que triunfe el evangelio, se puede prever una gran oposici�n. Paul estaba ahora en �feso, donde hab�a trabajado durante un tiempo considerable, y con tal se�al de �xito que una oposici�n profunda y generalizada se entusiasm�, incluso con pasi�n (ver Hechos 19:9). Siempre ha sido as�: donde haya habido un gran renacimiento de la religi�n, ha habido una oposici�n inusual. La enemistad latente de la serpiente siempre se despierta por la difusi�n de la luz espiritual. Cristo encendi� un fuego sobre la tierra.

2. Esa oposici�n al evangelio a menudo brinda oportunidades especialmente favorables para el trabajo del evangelista. "Porque se me abre una puerta grande y efectiva, y hay muchos adversarios". La emoci�n religiosa es cada vez m�s favorable a la difusi�n de la religi�n que la monoton�a religiosa. Tienes m�s posibilidades de convertir a un esc�ptico serio que un religioso tradicional. La emoci�n abre una "puerta".

3. Que el verdadero evangelista ser� estimulado en sus labores en lugar de desalentado por la oposici�n. En lugar de abandonar �feso, donde hab�a tantos adversarios, Pablo dice: "Me quedar� en �feso hasta Pentecost�s". Las peque�as almas est�n consternadas por las dificultades, las grandes almas son llevadas a la acci�n por ellas. Las dificultades despiertan su coraje, estimulan sus actividades y re�nen sus facultades para la batalla.

1 Corintios 16:10

Ense�anza sana para los ministros mayores.

"Ahora, si Timoteo viene, ve que tal vez est� contigo", etc. Tomando estos vers�culos como la base para un discurso a los ministros principales del evangelio, les decimos:

1. MOSTRAR UNA OFERTA CON RESPECTO A LOS INTERESES DE LOS MINISTROS JOVENES. "Ahora, si Timoteo viene, ve que pueda estar contigo sin temor: porque �l hace la obra del Se�or, como yo tambi�n". Timothy era joven en a�os y tambi�n en la fe; un hombre tambi�n, tal vez de delicado cuerpo y temperamento nervioso, y probablemente no se distingue por ning�n gran regalo, natural o logrado. En Corinto hab�a hombres de fama filos�fica, genio brillante y fuerza oratoria. Quiz�s se sentir�a algo avergonzado ante la presencia de tales; de ah� el consejo considerado que Pablo dirige a los corintios para tratarlo amablemente, no para "despreciarlo", ni de ninguna manera desanimarlo. �Pobre de m�! No es raro que los ministros mayores denigren a los m�s j�venes y, a menudo, los traten con falta de respeto e incluso de mala educaci�n.

II LEVANTAMIENTO SUPERIOR A TODAS LAS CELES MINISTERIALES. Si Paul hubiera sido capaz de sentir celos hacia cualquier hermano ministro, habr�a sido hacia Apolos. Parece haber sido un hombre de distinguida habilidad y espl�ndida elocuencia. Adem�s, era muy popular en Corinto, muy admirado y exaltado por no pocos, quiz�s m�s popular incluso que el propio Pablo, el jefe de una de las facciones de la Iglesia contra la que Pablo hab�a estado luchando. Si hubiera estado celoso, Paul lo habr�a mantenido fuera de Corinto todo el tiempo que pudo, y lo habr�a tratado como un rival, en lugar de lo que dice: "Al tocar a nuestro hermano Apolos, dese� que viniera a ti con el hermanos de religion." Los celos entre los ministros del evangelio, aunque es un sentimiento muy anticristiano, no es algo muy raro; no, es frecuente, y se muestra a menudo en insinuaciones y miradas simb�licas y encogimientos de hombros.

III. NO SE ENCANTAR� SI LA ADQUISICI�N INFERIOR DE HERMANOS NO ES SUS DESEOS. Tanto la experiencia cristiana como la capacidad ministerial de Apolos fueron inferiores a las de Pablo. A pesar de esto, no cumpli� con la solicitud de Paul: ni Paul parec�a disgustado. "Su voluntad no estaba por venir en este momento: pero vendr� cuando tenga el tiempo conveniente". Si Pablo no ten�a autoridad para imponer sus deseos a sus hermanos, �qu� arrogante parece que cualquier ministro sin inspiraci�n lo intente! La �nica autoridad que un ministro genuino tiene sobre otro es la autoridad de inteligencia superior, experiencia y fuerza moral.

1 Corintios 16:13, 1 Corintios 16:14

Las exigencias del cristianismo a sus adherentes.

"M�rense, permanezcan firmes en la fe", etc. Aqu� hay ciertas demandas que el cristianismo impone a todos los hombres.

I. Una demanda de VIGILANCIA. "Cu�date". Una met�fora militar esto, derivada del deber de aquellos que est�n estacionados para vigilar un campamento u observar los movimientos de un enemigo. Hab�a muchos males, como hemos visto, en la Iglesia de Corinto: disensiones, herej�as, inchastities, intemperances, etc. De ah� la necesidad de la vigilancia. �Pero d�nde no abundan los males? Los anfitriones nos rodean a todos, por lo tanto, "Miren". "Mira y ora", dice Cristo.

II Una demanda de ESTABILIDAD. "Mantente firme en la fe". No seas vacilante, vacilante, "sacudido por todo viento de doctrina". Golpea las ra�ces de tu fe profundamente en el suelo de las realidades eternas. La firmeza no es m�s obstinada que la roca pedregosa que es el roble arraigado.

III. Una demanda de HOMBRES. "Deja de que te gusten los hombres". S� valiente, invencible, bien equipado, varonil. Se un hombre ideal; no puedes ser nada m�s alto que esto, nada m�s grande. Hay grandes fil�sofos, grandes poetas, grandes estadistas, grandes oradores, grandes guerreros, que son hombres peque�os, si es que son hombres, a leguas del ideal. Un gran funcionario es a menudo un hombre muy peque�o. "Deja de que te gusten los hombres". S� h�roes en la lucha, aqu� est�:

IV. Una demanda de CARIDAD. "Que todas tus cosas se hagan con caridad" o amor. La vida del hombre consiste en muchos actos, muchas "cosas hechas". La actividad es a la vez la ley y la necesidad de su naturaleza. Solo vive realmente mientras act�a; La inactividad es la muerte. Pero si bien los actos de los hombres son numerosos y variados, el esp�ritu animador y controlador debe ser uno, y ese esp�ritu es el amor.

1 Corintios 16:15

Nuestro deber con los verdaderamente �tiles.

"Les suplico, hermanos", etc. El tema de estos vers�culos es nuestro deber hacia los verdaderamente �tiles, y�

I. PARA REALMENTE �TIL DEBEMOS APRECIAR EL M�S ALTO RESPETO. Hay tres personas �tiles que Pablo menciona aqu�. "Stephanas". Fue uno de los primeros conversos de Acaya de Pablo; �l y. su casa fue bautizada por Paul, y �l y su familia eran "adictos" a los ministerios de amor. "Fortunatus y Achaicus" tambi�n se mencionan aqu�. A estos tres personajes, Pablo llama la atenci�n especial de los corintios, y eso porque fueron �tiles. Todos hab�an ministrado a Pablo. Este �ltimo le hab�a proporcionado lo que los corintios hab�an descuidado, y refrescaron tanto su esp�ritu como el de ellos; por eso dice: "Recon�celes a los que son tales". Los verdaderamente �tiles son los verdaderamente honorables. Se debe honrar a un hombre, no por su ascendencia, su cargo, su riqueza, sino por lo que es moralmente y lo que hace generosamente para ayudar a la raza. El fil�ntropo es el verdadero pr�ncipe.

II CON LA REALIDAD �TIL DEBEMOS COOPERAR HERMOSAMENTE. "Que se sometan a tales, ya todos los que nos ayudan y trabajan".

1. Cooperar con hombres �tiles.

2. En su cooperaci�n, d�jelos tomar la iniciativa. Han demostrado ser dignos de su cooperaci�n.

1 Corintios 16:19, 1 Corintios 16:20, 1 Corintios 16:23, 1 Corintios 16:24

Saludos

"Las Iglesias de Asia lo saludan", etc. En estos saludos no podemos hacer nada mejor que transcribir los comentarios de FW Robertson: - "Hacemos un comentario respecto a los saludos en general. Esta Ep�stola tiene muchas, pero no son tan numerosas como en ese sentido. a los romanos. En ambos se menciona a las personas por su nombre. No fue una simple garant�a general de apego que les dio, sino uno de sus conocimientos personales y afecto.

I. ST. LAS CONSIDERACIONES PERSONALES DE PABLO NO FUERON PERDIDAS ES FILANTROP�A GENERAL. Que debido a que manten�a el respeto por las Iglesias, y por los cuerpos de los hombres, no ignoraba por este motivo a los individuos que las compon�an. Es bastante com�n profesar un gran inter�s y celo por la humanidad, mientras que hay indiferencia todo el tiempo sobre los hombres individuales. Es bastante com�n ser celoso de una causa, de alg�n esquema de bien social y, sin embargo, ser descuidado con respecto al bienestar individual. Pero el amor de San Pablo fue del propio Esp�ritu de Cristo. Fue amor a la Iglesia en general, y, adem�s, fue amor a Aquila y Priscila. �Y no es esta tambi�n la naturaleza del amor de Dios, que proporciona el universo y, sin embargo, se preocupa infinitamente por la fibra de una hoja?

II EL VALOR DE LAS CORTES�AS DE LA VIDA. Hay muchas mentes que son indiferentes a tales cosas y se imaginan por encima de ellas. Es una observaci�n profunda de Prescott que "la libertad depende de las formas". �No surgi� el cambio lento y solemne de la constituci�n inglesa y nuestra libertad de las inmersiones violentas de la forma casi supersticiosa en la que se ha consultado el precedente en la forma de cada cambio? Pero lo que es m�s importante para recordar es que el amor depende de las formas, cortes�a de los protectores de etiqueta y protege la cortes�a de coraz�n. �Cu�ntos corazones se han perdido irremediablemente! �y cu�ntos ojos desviados y miradas fr�as se han ganado de lo que parec�a quiz�s una insignificante negligencia de formas! "

1 Corintios 16:21, 1 Corintios 16:22

Un crimen negativo y un castigo positivo.

"Si alg�n hombre no ama", etc. Las palabras contienen dos cosas.

I. UN DELITO NEGATIVO. "Si un hombre no ama al Se�or Jesucristo", etc. Hacemos tres comentarios sobre este estado mental en relaci�n con Cristo.

1. No es razonable. Hay todo en �l para llamar al m�s alto amor. Hay tres tipos de amor a los que somos susceptibles y que nos incumben: gratitud, estima y benevolencia. El primero requiere una manifestaci�n de bondad; el segundo, de excelencia moral; el tercero, un prop�sito para el bien com�n. Cristo manifiesta todo esto y, por lo tanto, merece nuestro m�s alto amor.

2. Es comprobable. Pronto podemos determinar si amamos a Cristo o no. Hay criterios infalibles. Por ejemplo, el principal objeto del amor siempre ser�

(1) el apasionante tema del pensamiento;

(2) el atractivo tema de la conversaci�n;

(3) la fuente del mayor deleite en complacer;

(4) el poder m�s transformador del personaje; y

(5) los m�s identificados con nuestra vida consciente.

3. Es deplorable. Este amor es el �nico verdadero poder regulador del alma. Donde no es as�, todos los poderes de nuestra naturaleza est�n mal empleados, y. Todo es confusi�n.

II Un castigo positivo. "D�jenlo ser Anathema Maran-atha". Estas palabras indican dos cosas relacionadas con el castigo.

1. Su naturaleza. "D�jalo ser Anathema". La palabra expresa una terrible cantidad de sufrimiento. Es una de las palabras fuertes de Pablo para expresar un mal terrible. La excomuni�n de todo lo que es puro, bueno y feliz est� sin duda involucrada. El alma separada de Cristo, su Centro, Ra�z, Fuente, Vida, es completamente destruida.

2. Su certeza. "Maran-atha", que significa "El Se�or vendr�". Probablemente, esta palabra es introducida por Pablo para transmitir la certeza de la destrucci�n de aquellos que "no aman al Se�or Jesucristo". Paul hab�a escrito la otra parte de esta carta por un amanuense, pero para escribir estas terribles palabras toma el bol�grafo. "El saludo de m� Paul con mi propia mano". Sinti� el mayor retroceso de coraz�n por aquellos que "no aman al Se�or Jesucristo", y tuvo la idea m�s abrumadora de la miseria a la que se expondr�n. Los hombres son malditos, no solo porque odian a Cristo, se rebelan contra su autoridad y profanan sus ordenanzas, sino porque no lo aman.

HOMILIAS DE C. LIPSCOMB

1 Corintios 16:1

Caridad; Su modo sistem�tico de ejercicio.

Si estos corintios compart�an los pensamientos y emociones de San Pablo sobre el amor, los usos de los dones y la resurrecci�n, estaban bien preparados para que se les exigiera deberes pr�cticos sobre su atenci�n inmediata. En ese momento "la colecci�n para los santos" era un asunto muy importante. Estos santos eran pobres disc�pulos en Jerusal�n, que necesitaban ayuda extranjera, la Iglesia en esa ciudad no pod�a, debido al empobrecimiento, brindarles la asistencia adecuada. Adem�s, era importante como un medio de disciplina espiritual. Dar a los dem�s, y especialmente a la familia de la fe, es un reconocimiento de Dios en Cristo, un testimonio de hermandad y una cooperaci�n activa con la providencia, siendo el �ltimo un deber que debemos olvidar. La religi�n de la providencia, el sentido de Cristo en la providencia, y los sentimientos inspirados de ese modo, es una influencia d�bil en muchos cristianos profesos, y ciertamente es muy deseable que tengamos la mente del Esp�ritu sobre este tema. Aparte de estas razones para "la colecci�n de los santos", el valor probatorio del acto aparece en esto, que en aproximadamente un cuarto de siglo una comunidad cristiana hab�a crecido en el imperio romano, se hab�a extendido en gran parte de su territorio, y ten�a los medios y el coraz�n para ayudar a los hermanos m�s pobres. Tampoco debemos dejar de notar que Jerusal�n era un objeto de mucho inter�s para Galacia y Corinto. Los d�as de la adversidad se estaban acumulando sobre ella, pero ella era Jerusal�n, y para nadie m�s como Jerusal�n que para San Pablo. Su celo en su nombre gan� las simpat�as de los gentiles, y estaban listos para unirse a �l en esta obra del Se�or. Observe, entonces, que �l no entra en ning�n argumento para probar la obligaci�n de la caridad. Se supone que esto existe. El sentimiento tambi�n est� vivo, el impulso est� despierto y operativo. No duda de su disposici�n a cooperar con �l. Lo que desea hacer es organizar el sentimiento y el impulso. Los h�bitos son las salvaguardas de las buenas inclinaciones, los h�bitos son las fuerzas m�s conservadoras, y los h�bitos, despu�s de haber sido creados por nosotros, obtienen el dominio y nos hacen. Los h�bitos son tan necesarios para las Iglesias como para los individuos, y, por lo tanto, �l tendr� a estos corintios para hacer este trabajo met�dicamente. "Como he dado orden a las Iglesias de Galacia, as� ustedes tambi�n lo hacen". Observe el m�todo apost�lico. Se requer�a un tiempo fijo: "el primer d�a de la semana", el d�a del Se�or. �No cultivar�a el d�a y santificar�a el sentimiento? �Las asociaciones de un tiempo dado para una tarea dada no merecen consideraci�n? Los cielos y la tierra son obedientes a la periodicidad, el cuerpo humano es un organismo de periodicidad, el s�bado es una instituci�n de periodicidad, y la benevolencia no puede ser un h�bito en la mejor importancia del t�rmino a menos que haya establecido per�odos de actividad. Por lo tanto, "el primer d�a de la semana". Deb�a hacerlo "cada uno". Deb�a hacerse de forma individual y privada: "depositarlo en la tienda". Y, nuevamente, deb�a realizarse con referencia a la acumulaci�n, apartado, a�adido, guardado en la tienda. Finalmente, deb�a haber un examen de sus asuntos diarios; la inteligencia deb�a ejercerse, la prudencia y la piedad iban de la mano, y esto deb�a hacerse con un esp�ritu religioso, "como Dios lo ha prosperado". Ahora, parece que San Pablo hab�a pensado mucho en esto. importar. Fue caridad, no como mera caridad, ni como un impulso espasm�dico, ni como una cuesti�n de imponer ocasiones, sino caridad organizada y habitual, regular como el s�bado, incorporada a la santidad del d�a, un producto de la revisi�n de la semana, un conmemoraci�n de la bondad de Dios al prosperar sus negocios; fue este tipo de caridad que les dirigi� a practicar. Practicaron muchas virtudes en esta �nica virtud. Demasiadas donaciones ben�volas no implican nada m�s que nuestras simpat�as y las necesidades de los dem�s. Es una educaci�n de la mano, el bolso, el alma. �Pero qu� hay de la cultura superior del esp�ritu? �Qu� pasa con el llamado a la naturaleza espiritual que se adelantar�a para vestirse en un habilitamiento espiritual en la resurrecci�n? La esencia de esto radica en el pensamiento de Dios como la prosperidad del hombre por el bien de los dem�s, as� como por su propio bien. El negocio, entonces, no era simplemente personal, sino tambi�n relativo, y la caridad, no menos que la utilidad, entr� como un componente. �Cu�l es, ahora, la idea de San Pablo de ganar dinero? Est� adquiriendo los medios de su propio apoyo y de contribuir al alivio de los necesitados. Es hacer sabidur�a y apertura de coraz�n y fraternidad de sentimiento, mientras se gana dinero. Es hacer la religi�n de la hermandad mientras se gana dinero. Si los corintios se adhirieran a este plan, no habr�a necesidad de colecciones cuando �l viniera, ya que el trabajo ya se habr�a hecho. �No era esta una forma de ser constante, inm�vil, "siempre abundando en la obra del Se�or", y no probar�a por su propia acci�n que no fue "en vano en el Se�or"? �Y no era una forma, y ??una gran manera, de demostrar que hab�a un negocio en religi�n adem�s de una religi�n en los negocios? A lo largo de su declaraci�n del asunto, se ve la gran mentalidad del ap�stol. Se representa al dador alegre, el hombre que naturaliza y domestica la caridad; nada se dice de diezmos y diezmos; es solo el cristianismo y el cristianismo gentil lo que est� a la vista, y, en lugar de que Jerusal�n sea un centro de poder o soberan�a metropolitana, Corinto y Galacia son fuentes o manantiales de bendici�n para ella. �Qu� gran avance en la evangelizaci�n del mundo! Podemos saber que el fin se acerca, cuando el dinero del mundo, la fortaleza del pecado y Satan�s, se recupera para Cristo. San Pablo de mala fe en el sentimiento de estos corintios. Desorganizada como algunas de sus pr�cticas, vergonzosa por cierto, floja como era su disciplina en la Iglesia, err�nea de sus principios, sin embargo, a pesar de todo, ten�an la ra�z del asunto en la mente dispuesta del amor, para que cuando los visitaran , no tendr�a nada m�s que hacer que acreditar a sus mensajeros y recomendarlos a la Iglesia en Jerusal�n. Ven a ellos lo har�a; y, si la colecci�n fuera liberal, podr�a considerar aconsejable acompa�ar a sus mensajeros a Jerusal�n. Y qu� espect�culo nos sugiere a esta distancia, que puede recordar la enemistad de anta�o entre jud�os y gentiles, y tener la compensaci�n en una escena tan hermosa como la presentada por una delegaci�n de Corinto, llevando sus dones a un sufrimiento y sufrimiento. �gente pisoteada!

1 Corintios 16:6

San Pablo y sus prop�sitos; sus amigos; exhortaci�n sincera

Si el ap�stol estuviera ante nosotros en sus Ep�stolas como un hombre genio inspirado �nicamente, cuyo intelecto estaba lleno de grandes pensamientos y cuyo coraz�n estaba absorto en suministrar fervor a esos pensamientos, su control sobre nosotros se debilitar�a. El hombre no tiene nada sobre �l del intelectualista. Entre las variedades de mente y car�cter que han surgido de vez en cuando en el desarrollo de la humanidad, recurra por un momento al ideal de un ap�stol y d�ganos si la concepci�n de tal persona no es algo sin precedentes, una idea totalmente original. con el cristianismo Una forma nueva y m�s maravillosa de un hombre p�blico, no un hombre representativo, no un hombre t�pico, en ning�n sentido ni el uno ni el otro, ya que el hombre fue anterior a la Iglesia y no tuvo continuaci�n en la Iglesia despu�s de su siglo inicial. Tome sus ideales de fil�sofo, poeta, jefe militar, estadista, gobernante, y cu�ntenos qu� semejanza tienen con el car�cter que sostuvo San Pablo y el cargo que ocup�. O tome a los dignatarios m�s dignos de la Iglesia y siga la procesi�n a medida que avanza, ahora con esplendor y luego con tristeza, desde las colinas de Roma, sobre los Alpes, a trav�s de los bosques de Alemania, por el Rin y el R�dano, sobre Inglaterra. , Escocia y Am�rica, y vea c�mo se comparan con �l que luch� con las bestias en �feso y muri� a diario. Tan notable como la concepci�n de este ideal fue su realizaci�n en San Pablo desde su conversi�n hasta su muerte. Mire el asunto en otra conexi�n. �Cu�l es la prueba final de grandeza vista en relaci�n con la sociedad? �No es la facilidad y la libertad de acceso al coraz�n com�n de la humanidad, el poder m�gico de crear simpat�a y compa�erismo, la capacidad divina de pasar por los sentimientos superficiales de admiraci�n y honor convencional, a menudo m�s un tributo a nuestro propio �Vanidad que para el valor de los dem�s y para entrar en las profundidades del afecto sincero? M�s all� de toda duda, esta fue la grandeza de San Pablo. Solo por una discusi�n, eso debe haber ejercido una presi�n extraordinaria incluso sobre sus grandes habilidades, y que estaba bien calculado, como todos los hombres intelectuales saben, para hacerlo insensible, o al menos indiferente, en este momento a los detalles de la vida. No se olvida de sus hermanos, pero espera pasar el invierno en medio de ellos. "Una visita r�pida" (por cierto) no satisfar� a su amor. Pero, por el momento, debe "quedarse en �feso". Por qu� se quedar�a en esta ciudad, afirma: "se me abre una puerta grande y efectiva"; El campo de utilidad es amplio y promete grandes resultados. Qu�dese, adem�s, porque "hay muchos adversarios". Los adversarios eran los hombres a convertir; si no eso, callar; pero, de cualquier manera, no abandonar� un puesto de deber para satisfacer su deseo de ver a los hermanos corintios. Si el Se�or lo permite, se refrescar� entre ellos, pero, por un tiempo, se enfrentar� a los adoradores de Diana y soportar� la peor parte de la persecuci�n. Luego piensa en el joven Timoteo. Si �l te visita de acuerdo con sus expectativas, ten en cuenta su juventud, se especialmente considerado con su modestia y observa que su estad�a entre ustedes es "sin miedo", sin perturbar ninguna de tus rivalidades y facciones. Honrarlo por el bien de su trabajo, porque "�l trabaja la obra del Se�or, como yo tambi�n lo hago". "Por lo tanto, nadie lo desprecie". por el contrario, "env�alo sin molestia, con buen entendimiento y afecto amable", para que �l y sus compa�eros de viaje puedan venir a m�. Una vez m�s, algunos de los partidarios de Corinto podr�an sospechar de celos en cuanto a Apolos. El nombre del hombre elocuente y santo se hab�a convertido en una consigna de lucha. Para que no deshonren a San Pablo, les cuenta las afectuosas relaciones entre ellos; ni dir� mi hermano, sino "nuestro hermano Apolos", a quien desea "enormemente" visitar la Iglesia en Corinto. �Pero mira! Se produce uno de esos cambios repentinos que se originan en el alma, que pasan del alma a los nervios, y de los nervios a los m�sculos, uno de esos escapes r�pidos de la memoria y la emoci�n almacenada, y qu� expresi�n m�s intensa se instala en el m�sculos alrededor de los ojos y en los ojos mismos! Hay una ruptura en el pensamiento. Dos versos intervienen antes de que se reanude la idea principal. Y dif�cilmente podr�a haber sido de otra manera. Es la naturaleza de la vida; Es San Pablo en el alma de su temperamento. Apenas era posible que el ap�stol mencionara a Apolos sin recordar las infelices divisiones en Corinto, ya que no podemos pensar ni sentir excepto por medio de la asociaci�n y la sugesti�n. Cada facultad, cada sensibilidad, es un centro individual de estas actividades. No es de extra�ar, entonces, que haya una transici�n abrupta, tanto m�s fiel a las leyes de la mente porque abrupta. "Cu�date" �Ah! si hubiera habido vigilancia cristiana en la Iglesia de Corinto, �qu� criminaciones, qu� reproches, qu� humillaciones se hubieran evitado! Para ser hombre, uno debe estar preocupado por los peligros que siempre acechan en una emboscada; debe tener el esp�ritu y el h�bito centinela, y debe ejercerlo en todo momento. "Mantente firme en la fe". La observaci�n ocasional no servir�; la firmeza debe ir junto con la vigilancia y fortalecerte contra el asalto m�s salvaje. "D�jalo como a los hombres". Ninguna virilidad puede vivir sin coraje; s� valiente Pelear es tu seguridad, negocio, profesi�n; pelear como hombres, pelear, pelear hasta el final. "S� fuerte", o como lo es en Efesios 3:16, "Fortalecido con poder por su Esp�ritu en el hombre interior". �Pero c�mo luchar? Hay muchos tipos de peleas: peleas de negocios, peleas profesionales, peleas legislativas, �ay! incluso la lucha de la iglesia. Y ah� est�n, cada clase de luchadores con sus armas particulares y su c�digo de guerra. Solo en esto son todos iguales, a saber. El luchador obtiene la ayuda del alma animal. Lucha bestialmente aborrece; La lucha que trae sangre caliente y nervios excitados y respiraci�n r�pida al servicio, admira, alienta y depende de la victoria. No es as� la opini�n de San Pablo. "Que todas tus cosas se hagan con caridad", amor, y despu�s de su gran discurso sobre el "amor", una alusi�n es suficiente. Tener un intelecto caballeroso en nuestra lucha es algo raro y grandioso, pero tener un intelecto amoroso en la lucha por lo que creemos que es verdad es mucho m�s raro e infinitamente mayor. La lucha cristiana es una excelencia muy inusual. De esta digresi�n emocional, regresa a "la casa de Stephanas". Esta familia era "las primicias de Acaya". �C�mo le gusta la figura! San Pablo hab�a bautizado esta casa. Se han "adicto al ministerio de los santos". Lo que el ministerio preciso era, no lo sabemos, pero sabemos que fue un servicio amable, hermoso y noble, que se prest� a los "santos". Piense en el m�ltiples ministerios que el cristianismo puso en marcha. Es Anno Domini, digamos, 57. El cristianismo tiene en sus Iglesias hombres de la generaci�n que vieron morir a Cristo, que lo vieron resucitar, que fueron testigos de Pentecost�s. Jerusal�n, aunque se acerca a su derrocamiento, todav�a muestra el templo donde ense��, el lugar donde fue crucificado y la tumba donde fue enterrado. En este corto espacio de tiempo, �qu� numerosos trabajadores han entrado en carreras de beneficencia! Desde los ap�stoles hacia abajo a trav�s de todas las clases de agencias amables y amorosas, marque la variedad, la difusi�n, las civilizaciones heterog�neas, la unidad, la respuesta acorde, la consagraci�n, que impregna estos ministerios cristianos. M�rquelo, decimos; porque es un fen�meno solitario, hasta este momento, en anales humanos. M�rquelo, repetimos; porque todas las fuerzas antag�nicas del mundo est�n ligadas para aplastarlo, y se ven reforzadas y aumentadas por el poder sat�nico. Tome un solo esp�cimen, la casa de Stephanas. No se proporciona informaci�n sobre su posici�n social, ni se menciona la esfera o las esferas de utilidad llenas. Lo suficiente como para saber que era un "ministerio" y bendecido, ya que era "un ministerio para los santos". Sin embargo, podemos imaginar ese hogar corintio en medio de una poblaci�n mestiza y licenciosa, manteniendo vivo el fervor de su amor. y la pureza de su coraz�n privado, vigilante, firme en la fe, valiente y fuerte, y abundante en la obra del Se�or. Podemos estar seguros de que los pobres, los enfermos, los enfermos, fueron debidamente atendidos y ayudados, y que el hogar en s� estaba dedicado a la hospitalidad. Ahora, dice el ap�stol, "someteos a tal". Hay dos tipos de sumisi�n, una a la autoridad, la otra a la influencia. Necesitamos los dos. Necesitamos ley, necesitamos gracia. La ley y la gracia son componentes coexistentes en la civilizaci�n moderna en la medida en que el cristianismo ha penetrado y, en nuestros tiempos, la influencia ha asumido una relaci�n muy significativa con el gobierno y la sociedad. Nos gobierna mucho m�s la influencia que la autoridad. S t. Paul insta a que Stephanas y su familia sean respetados y honrados, sus deseos consultados, sus juicios seguidos. Y no solo ellos, sino "todos los que nos ayudan y trabajan". Stephanas, Fortunatus y Achaicus hab�an venido de Corinto y visitaron a San Pablo en �feso, y "hab�an refrescado mi esp�ritu y el tuyo". como representantes de la Iglesia de Corinto. El consuelo y la alegr�a eran mutuos; perm�tales ser reconocidos (valorados, reconocidos) por estos buenos oficios. Instrucciones sabias esto; ser influenciado por la excelencia en los dem�s y someter nuestras mentes a un poder tan amable, es la m�s fuerte de todas las evidencias de que estamos en el camino de la cultura y la piedad. Porque ha complacido a Dios, nuestro Padre, no solo a revelarse en Jes�s nuestro Se�or, sino que tambi�n se manifiesta en aquellos que son de Cristo. El discipulado es una revelaci�n y una inspiraci�n. Todos los ministerios son de Dios. Son su presencia, su ayuda, su gloria, entre las habitaciones de los hombres. Y ya sean los "esp�ritus ministradores enviados para ministrar a los que ser�n herederos de la salvaci�n", o las ministraciones humildes que caen en el roc�o silencioso y respiran la violeta oculta, son iguales a aquel que "trabaja en todo . "�L.

1 Corintios 16:19

Palabras de clausura

Siguen los saludos: primero, de las Iglesias de Asia; luego de Aquila y Priscila, nombres honrados en las Iglesias; de nuevo frente a los hermanos efesios. Perm�tales renovar su comuni�n y prometer su amor nuevamente "con un beso sagrado". Despu�s de la obra de los amanuenses, San Pablo agrega el saludo de s� mismo con su propia mano, "El saludo de m�, Pablo". Y las palabras siguen: "Si alguno no ama al Se�or Jesucristo, que sea Anathema", que se maldiga; "Maran-atha", viene el Se�or. Entre el saludo "de m� Pablo" y "la gracia de nuestro Se�or Jesucristo sea con ustedes", seguido inmediatamente con "mi amor sea con todos ustedes en Cristo Jes�s. Am�n, "esta expresi�n de sentimiento intenso ocurre. Cu�l fue su tono mental, lo entendemos completamente del cap�tulo, que expresa confianza, esperanza y afecto fraternal. Lo que sus emociones fueron en el instante, lo sabemos por el saludo que precede y la bendici�n que sucede al Anathema Maran-atha. La advertencia es terrible, pero es de amor y ternura. Si hubiera sido menos consciente de la obligaci�n de amar al Se�or Jesucristo, menos sensible a su inmenso valor para el alma, menos consciente de la estupenda locura y la culpa de rechazarlo, o si el profundo sentido de ese amor no hubiera estado presente en todo el resplandor de su propia conciencia; entonces, tal vez, se habr�an usado palabras menos severas y denigrantes. , �l habla desde el mismo alto nivel de amor a Dios y al hombre, y la sentencia de condena tiene su prefacio en un saludo y su secuela en una bendici�n. As� cierra esta maravillosa Ep�stola. Escribiendo bajo el cenit de sus a�os, si calificamos t Tras muchos a�os, seg�n la cronolog�a de su predicaci�n y su pluma, San Pablo se presenta ante nosotros en sus p�ginas sucesivas como aquel cuyo temperamento, vigor nervioso, observaci�n, cultura, experiencia, hab�a sido tan coordinado e integrado como para encajarlo en un lugar eminente. grado, para dar a luz a esta producci�n. Nunca un alma humana exhibi� su individualidad m�s perfectamente a trav�s de todos sus �rganos de expresi�n. Esos �rganos son variados en cada hombre. Estaban singularmente diversificados en el ap�stol. No puede razonar mucho sin despertar otras fuerzas de expresi�n. La imaginaci�n, en su forma de relatividad en lugar de su calidad creativa, se activa. Sobre todo, la emoci�n apasionada se evoca r�pidamente. Y, en esta Ep�stola, las transiciones de un tema a otro, y de un aspecto de un tema a su contraste, son muestras v�vidas de su energ�a superabundante. Queda mucho sin una minuciosa elaboraci�n. Se dan pistas que podr�an expandirse en ensayos y disquisiciones. Pero �l no estaba escribiendo esto; �l estaba escribiendo cartas apost�licas, y "primero, �ltimo y medio" se adhiri� a su plan y m�todo. A juzgar por sus discursos grabados, es tanto o m�s hablante cuando escribe que cuando se dirige a una multitud. El esp�ritu en �l es a menudo impetuoso y le resulta f�cil liberarse de las restricciones. Muy consciente de s� mismo, a�n m�s consciente de la verdad divina en s� mismo, su personalidad est� tan fusionada en su apostolado como podemos concebir posible, y por lo tanto, es Pablo, el siervo del Se�or Jesucristo, quien tiene la preeminencia en todas las manifestaciones de su genio y car�cter. Esta Ep�stola, un manual del orden de la Iglesia, un ep�tome de los principios cardinales adaptados a la externalidad siempre cambiante de la vida de la Iglesia, presenta muchas ideas germinales para el desarrollo futuro. Ninguna de sus Ep�stolas tiene una relaci�n tan directa con ciertas preguntas del d�a. Si estudiamos el cuerpo humano desde el punto de vista paulino, pronto nos libraremos de esas peligrosas ense�anzas que algunos de nuestros fisi�logos est�n presionando para que sean aceptadas popularmente. Si seguimos a San Pablo, sabremos m�s del alma humana que la mayor�a de nuestros sistemas filos�ficos nos ense�an. Aqu� no hay "laberintos errantes" en los que los hombres est�n "perdidos", pero sobre cada reino que atraviesa, la luz se acumula a medida que avanza, y el esplendor siempre cuelga su mediod�a donde el resplandor es m�s deseado. Cristo es el poder de Dios y la sabidur�a de Dios. Por lo tanto, Cristo es su poder y sabidur�a, donde los deberes del apostolado deben ser cumplidos y sus penas deben ser soportadas. No ha llegado el d�a para que esta Ep�stola se entienda y aprecie completamente. La ciencia tiene muchos a�os de aprendizaje para servir antes de que pueda alcanzar el plano de pensamiento en el que se encontraba San Pablo. Y nuestros pensadores cristianos tienen mucho que aprender antes de que la cultura y la piedad puedan abrirles los tesoros escondidos de esta Ep�stola. A medida que avanza la verdadera cr�tica b�blica, la profundidad de esta carta a los corintios se hace m�s evidente, y sentimos en nuestros d�as, como nunca se sinti�, antes de la sorprendente br�jula de su poder. Aqu� hay ideas que esperan a tiempo y han aportado apenas m�s que un fragmento de s� mismas a nuestros principales estudiosos. Aqu� hay inspiraciones latentes que alg�n d�a asombrar�n al mundo. Nada de lo que escribi� tiene una seguridad mejor fundamentada de un gran futuro, y cuando ese futuro llegue, el mundo tendr� un sentido mucho m�s directo de su deuda con San Pablo como gran maestro. �L.

HOMILIAS POR J.R. THOMSON

1 Corintios 16:1

Regalos de la iglesia

Hay pocos intereses en la vida humana que puedan separarse de la consideraci�n del dinero. El dinero es la primera necesidad de los gobiernos, y son los nervios de la guerra. En los negocios, en la vida profesional, en actividades industriales, las consideraciones pecuniarias son prominentes, tal vez primordiales. No es de otra manera en la religi�n; y, sin embargo, algunos cristianos superfinos pueden oponerse a asociar algo tan b�sico como el dinero con los intereses humanos m�s elevados, no se ha encontrado ninguna manera de excluir los asuntos monetarios de la Iglesia de Cristo. De hecho, como el cristianismo afirma que afecta y controla todo lo que es humano, parece que no hay posibilidad de excluir algo tan importante como el dinero de su rango.

I. LOS PROP�SITOS A LOS QUE DEBEN DEVOTARSE LOS DONES DE LA IGLESIA. Las contribuciones reunidas en Acaya, Macedonia y otros lugares, a instancias del ap�stol, fueron para los cristianos pobres de raza jud�a en Jerusal�n. No hay ninguna raz�n para suponer que todos los m�todos y pr�cticas de las Iglesias primitivas fueran inaceptables. Tenemos que tratar con objetivos, con impulsos y principios, no con detalles de m�todo y administraci�n. Y no podemos cuestionar que el alivio de los pobres, y especialmente de los cristianos pobres, es un medio legal y se est� convirtiendo en un medio para mostrar un amor fraternal pr�ctico. La sabidur�a, la discriminaci�n, de hecho, deben ejercerse, pero para la direcci�n y no para la extinci�n de la liberalidad.

II EL M�TODO EN EL QUE DEBEN HACERSE CONTRIBUCIONES DE LA IGLESIA. De este pasaje, que contiene principios de autoridad apost�lica, aprendemos que tal separaci�n de nuestra sustancia para fines ben�volos y eclesi�sticos debe ser:

1. Peri�dico. Algunos, de hecho, han sostenido que las palabras del ap�stol sancionan especialmente la devoci�n del dinero como una observancia peculiarmente apropiada para el d�a del Se�or. En cualquier caso, se ordena la regularidad.

2. En proporci�n a los medios. Hay sentido com�n y sentimiento cristiano en la direcci�n del ap�stol en cuanto a la medida de la liberalidad. El pobre da de su pobreza, y el rico de su riqueza; todo lo que est� consagrado se considera como un reconocimiento de que todo es de Dios.

3. En preparaci�n y acumulaci�n. Para evitar una recaudaci�n o recaudaci�n repentina a la llegada del ap�stol, recomienda que cada uno lo coloque en la tienda, para que el producto est� listo para entregar cuando llegue el d�a en que se desee.

III. LA FORMA EN LA QUE LOS REGALOS DE LA IGLESIA DEBEN SER APROPIADOS Y ADMINISTRADOS. Paul mostr� su sabidur�a esperada en los arreglos que sugiri�.

1. Se debe emplear la ministraci�n personal. Todo, especialmente todo lo relacionado con el dinero, debe estar abierto y por encima del tablero. Los donantes eligen a los portadores del regalo.

2. La forma de distribuci�n debe estar completamente por encima de cualquier posibilidad de sospecha. De tales precauciones, Pablo nos ha dado un ejemplo admirable y excelente.

1 Corintios 16:9

La puerta abierta y muchos adversarios.

Evidentemente, �feso ten�a, como escenario de trabajo, muchas atracciones para el esp�ritu ardiente e intr�pido del ap�stol Pablo. Su vasta poblaci�n, su devoci�n a la idolatr�a, la excitabilidad de sus habitantes, lo convirtieron en un campo agradable para tal trabajador. Y la oposici�n que encontr� y el peligro que enfrent�, es evidente por la narraci�n, lo hizo sentir a�n m�s la ciudad como un puesto honorable y atractivo para un valiente y fiel soldado de Jesucristo.

I. LA OPORTUNIDAD DE SERVICIO PARA CRISTO REPRESENTADO EN ESTA LENGUA FIGURATIVA. Una puerta ofrece los medios de admisi�n a una casa, y una puerta abierta invita a acercarse y entrar. En las Escrituras, a menudo se usa una puerta para expresar la oportunidad de hacer la voluntad de Dios y promover su causa. Entonces aqu�, el ap�stol representa con este lenguaje figurativo la convocatoria que la Providencia le dirigi� para evangelizar esta gran ciudad de Asia Menor. Los ciudadanos y visitantes eran numerosos, la idolatr�a y el vicio que prevalec�an eran flagrantes, las penas humanas y las dificultades y tentaciones abundaban; para que hubiera abundante espacio para el trabajo evangel�stico y pastoral. Adem�s, parece haber habido en algunos sectores una disposici�n notable y gratificante para escuchar el evangelio de Cristo.

II LAS HINDRANCES AL SERVICIO PARA CRISTO AQU� ALUDADAS.

1. Observe de qu� cuartos vino. La narraci�n en el Libro de los Hechos hace evidente que la oposici�n a la predicaci�n cristiana surgi� tanto de jud�os como de gentiles. Por diferentes motivos, los hombres pecadores se oponen a la verdad. Siempre ha sido as�. Fue as� en el tiempo de nuestro Se�or, y el disc�pulo, el sirviente, no debe esperar ni desear estar por encima de su Maestro.

2. Observe qu� formas tom�. La calumnia y la tergiversaci�n secreta fueron una de las formas en que los adversarios intentaron obstaculizar la verdad. Y otra fue abierta hostilidad y violencia. Esto sabemos que se puso en marcha en �feso contra el ap�stol. La multitud ignorante y apasionada se agit� para oponerse a la obra de Paul; En este sentido, en todo caso, luch� con bestias en �feso.

III. LA COMPATIBILIDAD DE GRANDES OPORTUNIDADES Y MUCHAS ADVERSARIAS. Ciertamente es una afirmaci�n parad�jica. Sin embargo, la reflexi�n mostrar� que no hay una verdadera inconsistencia.

1. Los obst�culos, las calumnias, sirven para llamar la atenci�n sobre cualquier causa, y el evangelio seguramente se beneficiar� de todo lo que lleve a los hombres a investigarlo.

2. Estos obst�culos sirven para probar la calidad de los trabajadores y para resaltar el coraje, la resoluci�n y la paciencia donde se requieren tales cualidades.

3. Siempre responden a un prop�sito valioso al probar la sinceridad de los conversos. Los tiempos de persecuci�n son tiempos de prueba.

IV. LA ATRACCI�N QUE ESTA COMBINACI�N TEN�A PARA EL AP�STOL.

1. Invoc� y emple� sus muchos y notables poderes.

2. Le permiti� darse cuenta de su comuni�n con su Maestro.

3. Prometi� grandes resultados del bien espiritual.

SOLICITUD.

1. �Entre, obreros cristianos, en cada puerta abierta!

2. �No tengas miedo de los adversarios!

1 Corintios 16:13

La palabra de mando a los soldados cristianos.

De vez en cuando nos encontramos con pasajes del Nuevo Testamento que nos recuerdan que el cristianismo no pierde de vista las virtudes m�s severas. Ciertamente, nuestra religi�n ha llevado las virtudes m�s suaves y amables al honor y la prominencia; pero deber�amos cometer un error si suponemos que para las excelencias de car�cter m�s severas no encuentra lugar.

I. LA VIDA CRISTIANA ES UNA ESCENA DE GUERRA. Es una oportunidad para dar testimonio de la gracia de Dios, una oportunidad para un servicio fiel y diligente. Pero esto no es todo. �Qui�n puede, en cualquier etapa de la vida, esforzarse sinceramente por vivir como cristiano, sin descubrir que la vida es una campa�a, un escenario de disciplina, de conflicto? �Seguramente el lenguaje del Nuevo Testamento en el que nos dirigen como soldados de la cruz, no es mera poes�a, la expresi�n de la imaginaci�n!

II LOS ENEMIGOS A LOS QUE SE LLAMA AL CRISTIANO SON ESPIRITUALES. Como el ap�stol lo expresa en otra parte: "No luchamos con carne y hueso, sino con principados y poderes", etc. Ya sea en Corinto o en �feso, o en Londres moderno, o muy lejos m�s all� de los mares, el que est� empe�ado en hacer la voluntad de Dios debe decidirse a enfrentar al adversario. Muchas son las formas asumidas por el enemigo de las almas, muchos de sus dispositivos, gran su habilidad y poder. En su tentaci�n, nuestro Divino Se�or y L�der, el Capit�n de nuestra salvaci�n, se enfrent� al enemigo y resisti� sus repetidos y diversos asaltos.

III. NUESTRA POSICI�N DE PELIGRO PIDE EL EJERCICIO DEL SOLDADO COMO VIRTUDES DE VALOR Y RESISTENCIA.

1. Vigilancia; para que el soldado no se sorprenda de su puesto y sea v�ctima de su enemigo. �Qu� estr�s han puesto nuestro Se�or y sus ap�stoles sobre esta actitud de vigilancia! Si nos conocemos a nosotros mismos, nuestra debilidad, nuestra responsabilidad de pecar; Si conocemos los recursos de nuestros enemigos, sentiremos la necesidad de observar, no sea que entremos en la tentaci�n.

2. Firmeza en la fe; para que no seamos arrojados de aqu� para all� por nuestra indecisi�n y vacilaci�n. La persecuci�n y la prosperidad son iguales en esto, que nos exponen a este peligro.

3. La masculinidad es, sin duda, en contraste con el esp�ritu de afeminamiento y pereza. "�Deja de que te gusten los hombres!" es el sonoro grito de batalla de alguien cuya propia vida ilustra el precepto.

4. Se necesita fuerza en tal combate, en el cual solo las armas de guerra que no son carnales son poderosas por medio de Dios para derribar las fortalezas.

IV. LA DIVINA GRACIA SOLO PUEDE EQUIPAR Y SOSTENER A LOS SOLDADOS EN ESTA SANTA GUERRA. Esta gran verdad es siempre, cuando no se expresa, en el fondo, cuando las advertencias a la vigilancia y el coraje se dirigen a los cristianos. No se debe suponer que con nuestras propias fuerzas podamos cumplir con requisitos tan estrictos y llevar a cabo una guerra tan peligrosa. Pero "si Dios es para nosotros, �qui�n puede estar en contra de nosotros?" La guerra no es nuestra, sino de Dios, y las suyas son las armas y su poder, as� como la suya es la gloria de la victoria.

1 Corintios 16:14

Ama un principio de acci�n.

Podemos considerar el amor como un sentimiento. Es tal; y, sin embargo, su lugar en la econom�a de la naturaleza y la vida humanas no se describe completamente cuando se dice tanto. Porque es uno de los principios pr�cticos m�s poderosos de nuestro ser. El amor humano puede efectuar grandes cosas. Y el amor divino es el motivo que Dios mismo ha designado para la renovaci�n y salvaci�n de nuestra humanidad. Y esta misma emoci�n se convierte en la sociedad cristiana en un poder elevador, purificador, regulador y transformador. Es as� como se considera en el texto.

I. EL MODELO DE LA VIDA DEL AMOR SE ENCUENTRA EN LA VIDA DE CRISTO. �Qui�n que lee la incomparable historia del ministerio terrenal de nuestro Se�or puede ser insensible a este hecho, que distingue ese ministerio y lo eleva por encima de cualquier otra vida y obra que este mundo haya presenciado? El amor brillaba en su semblante, hablaba en sus tonos, flu�a de su presencia, forjado por sus manos. Y el amor lo llev� a su cruz.

II LA AUTORIDAD PARA LA VIDA DEL AMOR SE ENCUENTRA EN LAS PALABRAS DE CRISTO. Una y otra vez, el Salvador orden� a sus disc�pulos la virtud del amor fraternal. Era su nuevo mandamiento. Fue su prueba de discipulado. El amor a Dios y el amor al hombre constitu�an, seg�n �l, la suma de la obediencia, la justicia, la religi�n.

III. LA APLICACI�N UNIVERSAL DE ESTE PRINCIPIO. Es demasiado com�n considerar la caridad cristiana como una gracia para ser mostrada en ciertas relaciones y en ciertas ocasiones. Pero esta no es la idea del Nuevo Testamento. El amor es gobernar toda la vida y es impregnar la sociedad cristiana. No hay limitaci�n en el lenguaje del texto: "�Que todo lo que hag�is se haga con amor!" Es un motivo elevado, un principio de largo alcance. El precepto es, sin duda, no es f�cil de aplicar tan general. Sin embargo, nada menos que su adopci�n universal y su prevalencia pueden satisfacer al Se�or del reino.

IV. LAS VENTAJAS QUE CORRESPONDEN A LA IGLESIA DESDE LA ADOPCI�N DE ESTE PRINCIPIO. Cu�n diferente es el principio ego�sta adoptado por el mundo no cristiano, es a la vez evidente. Este es un principio nuevo y antag�nico, pero, en su influencia adecuada, el principio que consiste en pacificar la lucha, armonizar intereses en conflicto y dar nueva vida a la sociedad humana. "Todos vosotros sois hermanos" fue la declaraci�n expl�cita del Maestro sobre los miembros de su Iglesia. "�Mira c�mo se aman estos cristianos!" fue la exclamaci�n de un mundo sorprendido y admirador.

V. LA IMPRESI�N PRODUCIDA EN EL MUNDO POR LA REALIZACI�N PR�CTICA DE ESTE PRINCIPIO. El mundo est� sin duda impresionado por la novedad, la belleza, la dignidad celestial, de la doctrina cristiana. Sin embargo, la expresi�n de esa doctrina en la vida del amor fraternal es m�s efectiva; y la realizaci�n de la idea de Cristo, el cumplimiento de la ley de Cristo, har� m�s que toda predicaci�n para convencer al mundo de la misi�n divina de Cristo. � T.

1 Corintios 16:15, 1 Corintios 16:16

Servicio y honor.

Como la familia que primero hab�a estado en Acaya recibi� el evangelio, Stephanas y su familia fueron considerados por el ap�stol con especial inter�s y afecto. La manera en que se introducen en este pasaje es muy instructiva y sugerente.

I. LA VOCACI�N AL MINISTERIO ESPIRITUAL.

1. Su primera condici�n es la sincera adhesi�n personal al cristianismo. Stephanas y su familia fueron convertidos, bautizados y bien instruidos en la fe cristiana. Fue cuando fueron penetrados por el Esp�ritu de Cristo que fueron impulsados ??al servicio santo y devoto. No podemos esperar que los hombres y las mujeres se conviertan en trabajadores desinteresados ??para el bienestar de sus semejantes, hasta que hayan quedado bajo el nuevo y divino motivo y poder.

2. Los ministerios cristianos son de muchos y muy diversos tipos. Estos var�an con la capacidad y oportunidad de los trabajadores, y las necesidades de aquellos cuyo bienestar se busca. Una visi�n demasiado limitada del ministerio se toma con frecuencia; El hecho es que cualquier servicio que los hombres presten a sus semejantes, por el bien de Cristo, es un ministerio cristiano. No solo la predicaci�n del evangelio, sino la instrucci�n de los j�venes, la enfermer�a y la curaci�n de los enfermos, la muestra de bondad y hospitalidad, el apoyo con generosidad de empresas ben�volas, todos entran en esta clase.

3. Los servicios de este tipo involucran tanto trabajo como cooperaci�n. Su pueblo encuentra un placer en ofrecer a Cristo, su Se�or, lo que les cuesta algo. Y. se deleitan en ayudarse unos a otros; algunos lideran y otros siguen, pero todos ponen ante ellos el mismo fin y trabajan con el mismo esp�ritu.

4. Ministrar "a los santos" es una forma especial de servicio aceptable. Desde el principio, las iglesias han cuidado a sus viudas y a sus miembros pobres y ancianos. La familia de la fe tiene un reclamo peculiar sobre la simpat�a, el afecto y el apoyo liberal de los amigos del Salvador.

II EL HONOR Y LA SUJECI�N DEBEN AQUELLOS COMPROMETIDOS EN EL MINISTERIO ESPIRITUAL.

1. Deben ser tratados con especial consideraci�n y gratitud. Pablo mismo honr� a los buenos Stephanas y a su esposa y familia de ideas afines, y les record� a los corintios que una familia entre ellos tan distinguida en los anales de la Iglesia, y tan querida por el coraz�n del ap�stol, debe ser muy apreciada por su amor. por el bien del trabajo.

2. Ten�an un reclamo sobre los que estaban en condiciones de prestarles ayuda en la buena causa. Sin duda, fue el caso en Corinto, como en otros lugares, que la carga se dej� demasiado f�cilmente sobre los hombros de aquellos dispuestos a soportarla. Pero esto no deber�a ser as�. "Cuando se ve a un hombre trabajando duro para Cristo, su vecino debe plantearse la pregunta:" �Puedo ayudar a mi hermano, aliviarlo de alguna presi�n o hacer que su trabajo sea m�s efectivo? "

3. La sumisi�n es, en muchos casos, un deber en las iglesias cristianas. Hay aquellos con quienes deber�amos estar preparados no solo para trabajar, sino tambi�n para trabajar bajo ellos. �T.

1 Corintios 16:18

Refresco espiritual

Los tres miembros honrados de la sociedad cristiana en Corinto que vinieron a �feso, llegaron oficialmente como diputados para consultar al ap�stol inspirado sobre asuntos de fe y pr�ctica. Pero su visita no fue simplemente oficial; porque los tres estaban personalmente apegados a Pablo, y sus sentimientos de afecto fueron correspondidos por la naturaleza ferviente del ap�stol de los gentiles, cuya amplitud de coraz�n era a�n m�s evidente que su agudo intelecto. El lenguaje agradecido en el que Pablo reconoce el beneficio que hab�a recibido de las relaciones sexuales con sus visitantes sugiere un pensamiento acerca del refrigerio del esp�ritu, que es un resultado feliz de las asociaciones cristianas.

I. LA NECESIDAD TODAS LAS VECES SIENTE DE REFRIGERACI�N ESPIRITUAL.

1. El trabajo puede ser pesado e incluso opresivo, y puede pesar tanto el alma como el cuerpo.

2. Los juicios, la deserci�n de amigos, la desilusi�n de compa�eros de trabajo, etc., pueden angustiar el alma y desechar la melancol�a.

3. Vivir mucho solo y en las propias ocupaciones es agotador para el esp�ritu; la bandera de las energ�as; la calidad del trabajo sufre; la penumbra toma posesi�n de la vida. Estas y muchas otras causas hacen que sea m�s deseable que el esp�ritu sediento y desmayo sea reanimado por algunas influencias adecuadas.

II LOS AGENTES NOMBRADOS DE REFRIGERACI�N ESPIRITUAL. Las cartas y los libros son preciosos, pero en el caso que tenemos ante nosotros son inadecuados. El compa�erismo vivo, la sociedad de aquellos con mentalidad propia, solo puede cumplir con los requisitos del caso. No solo eso; Los amigos que simpatizan tienen un poder peculiar de restablecer el equilibrio del alma. La simpat�a era lo que Pablo buscaba y valoraba. Es dif�cil incluso trabajar para Cristo sin la sonrisa y la palabra de aliento que nuestros hermanos en el Se�or pueden darnos.

III. LOS MEDIOS DE REFRESCAMIENTO ESPIRITUAL. La presencia de amigos cristianos es mucho; pero su conversaci�n, la apertura de sus corazones, la investigaci�n sobre nuestros trabajos, �xitos y fracasos, todo esto es muy deseable. No solo la comunicaci�n de conocimientos y consejos de nuestros superiores, sino la conversaci�n amistosa de nuestros iguales, e incluso la simpat�a y la revelaci�n del coraz�n de aquellos en algunos aspectos por debajo de nosotros, pueden ser verdaderamente reclutadores de nuestras energ�as y restauradores de nuestros esp�ritus.

IV. LOS RESULTADOS DE LA REFRIGERACI�N ESPIRITUAL.

1. La depresi�n da lugar a la alegr�a.

2. El cansancio da lugar al vigor.

3. La lentitud da lugar a la vivacidad.

4. El des�nimo da lugar a la esperanza.

5. La ineficiencia da lugar al trabajo exitoso.

6. La duda da lugar a la confianza viva.

En todo se ve la operaci�n de ese Esp�ritu de gracia que no desde�a trabajar en y a trav�s de los m�s humildes disc�pulos y amigos sinceros de Cristo.

1 Corintios 16:19, 1 Corintios 16:20

Saludos cristianos.

En las ep�stolas de San Pablo, los mensajes personales ocurren en yuxtaposici�n con declaraciones y argumentos doctrinales y consejos morales. Su ocurrencia nos hace sentir la verdadera humanidad de este m�todo de comunicaci�n religiosa; obtenemos una idea del coraz�n, no solo del ap�stol, sino de sus compa�eros de trabajo y amigos. Y no podemos dejar de admirar el evidente poder del cristianismo para santificar y ennoblecer, para refinar y bendecir, las relaciones que subsisten entre amigos.

I. �DE QUI�N Y PARA QUI�N SON ESTOS SALUDOS?

1. Se nombran individuos. De Aquila y Priscila sabemos que fueron considerados por Paul como sus queridos amigos y compa�eros de trabajo de confianza. Donde quiera que iban llevaban el evangelio, formaban un c�rculo de amigos cristianos, proporcionaban un hogar para los trabajadores y un lugar de reuni�n para los fieles.

2. Los hogares se unen a los saludos. Este es evidentemente el caso, ya sea que consideremos que la expresi�n "Iglesia en la casa" se aplica a la familia cristiana y sus dependientes e invitados, o a una fiesta que no se reunir� en cierta casa para edificaci�n mutua y culto com�n.

3. Las iglesias env�an saludos. Las congregaciones cristianas de Asia Menor se unieron en lazos de confianza y afecto mutuos, y expresaron sus sentimientos por medio de la carta apost�lica. Esta pr�ctica autoriza las comunicaciones entre Iglesias y grupos de Iglesias, como promotor del amor fraternal.

II �De qu� tipo?

1. Son fraternales. En el saludo, los que env�an los mensajes se denominan hermanos. No como compa�eros profesores de una sola fe, sino como miembros de una familia, estos cristianos primitivos intercambiaron sus saludos, buenos deseos y oraciones.

2. Cordial y cari�oso. Los saludos son a menudo cuestiones de forma, y ??luego son fr�os y casi sin sentido. El beso sagrado, que era la costumbre en esas comunidades primitivas, era un signo de la calidez y sinceridad del buen sentimiento que prevalec�a.

3. Mutua; porque fueron amonestados a saludarse unos a otros. "Todos vosotros", hab�a dicho Cristo, "son hermanos"; y vemos cu�n cierto fue el intento de cumplir con sus �rdenes y realizar sus descripciones.

III. �Sobre qu� base? No sobre la base de la mera cortes�a, o de intereses comunes o conveniencia, sino sobre una base especialmente cristiana; el saludo fue "en el Se�or". Por esto debemos entender:

1. En cumplimiento del mandato del Se�or, que tan a menudo y enf�ticamente orden� la apreciaci�n y manifestaci�n del amor fraternal.

2. En imitaci�n de la conducta del Se�or, quien �l mismo, en todas sus comunicaciones con sus amigos, sol�a mostrar ese amor que deseaba presenciar entre sus seguidores.

3. Bajo la influencia de su Esp�ritu, cuya presencia y operaciones graciosas se hacen sentir por la difusi�n de la cortes�a, la buena voluntad y la amabilidad.

1 Corintios 16:22

La ausencia de amor a Cristo.

Hay quienes, al no haber conocido a Cristo, no han tenido la oportunidad de amarlo. Pero de todos los que han escuchado y le�do sobre Cristo, podemos decir que la �nica prueba de su car�cter y su posici�n radica en su sentimiento con respecto a �l, con todo lo que implica ese sentimiento. El coraz�n c�lido del ap�stol no pod�a tolerar indiferencia ni neutralidad aqu�. El Se�or Jes�s no solo debe ser respetado, sino amado. Y no amarlo demuestra que la naturaleza es insensible a todo lo que es bueno y Divino: implica su propia condena, maldici�n y miseria.

I. LA AUSENCIA DE AMOR A CRISTO. Donde no hay amor al Se�or Jes�s parece ser:

1. Una falta de apreciaci�n de su perfecto car�cter moral. Si Jes�s es conocido por una naturaleza santa y comprensiva, se le parecer� a esa naturaleza "el principal entre diez mil, el completamente encantador". �Qui�n puede mirar al Jes�s sin pecado y puro, al justo y amable, al manso y paciente Jes�s, y no verse afectado por el espect�culo? Solo aquellos para quienes la excelencia moral y la belleza no tienen encanto.

2. Una profunda sensibilidad a su infinita compasi�n. Hay que tener en cuenta que la disposici�n y el ministerio del Salvador, y especialmente su sacrificio, tienen una relaci�n personal con nosotros mismos. Fue para nosotros los hombres y nuestra salvaci�n que vivi� una vida de pobreza y desprecio, que se dign� a morir de agon�a y verg�enza. Retener el mejor amor del coraz�n de Aquel que soport� la cruz por nosotros, argumenta una insensibilidad de la naturaleza por debajo del nivel de la humanidad com�n.

3. Una ingratitud b�sica para todo lo que ha hecho y est� haciendo en nuestro nombre. Incluso aquellos que son indiferentes al Se�or Jes�s le deben una gran deuda por los beneficios que, por su mediaci�n, ha conferido a la raza humana, y por la tolerancia con la que han sido tratados individualmente. Si la ingratitud hacia los amigos y benefactores terrenales es la base, �c�mo se describir� la atrocidad de la ingratitud hacia el Hijo del hombre?

II LA MALDICI�N Y LA CONDENACI�N INVOLUCRADAS EN LA INDIFERENCIA HACIA CRISTO.

1. Podemos rastrear esto en la degradaci�n moral que tal insensibilidad ocasiona. No amar al m�s digno y lo mejor es degradar nuestra naturaleza. El car�cter est� moldeado en gran medida por el amor; y los que se apartan del amor de Emanuel eligen la muerte.

2. La condena de la conciencia es inevitable. Su voz puede ser sofocada por una temporada, pero ser� escuchada, y esa voz debe emitir una censura de ning�n tipo d�bil o ambiguo. El juez est� dentro y no se puede escapar; ese juez acusar� al pecador de odiar al que era y es supremamente digno de ser amado, y la acusaci�n es evidente y trae su maldici�n.

3. El juicio del Se�or puede demorar, pero seguramente vendr�. El Se�or mismo est� cerca, para liberar a los que lo aman, pero para ejecutar una sentencia justa sobre los incr�dulos, los que no lo aman, los que no son espirituales.

HOMILIAS DE E. HUNDALL

1 Corintios 16:1

Sobre la colecci�n.

I. LA NECESIDAD DE DAR.

1. Para el mantenimiento del culto p�blico en nuestra propia comunidad. Las iglesias deben apuntar a la autosuficiencia. Seguramente no deber�a haber renuencia a dar donde nosotros mismos cosechamos la ventaja. Y a menudo el retorno, siendo espiritual, excede infinitamente todo de lo que nos separamos.

2. Para diversas obras que tienen por objeto la difusi�n de la verdad o el alivio de los necesitados. El evangelio en casa es bueno, pero debemos ver que el evangelio se env�a al extranjero. Hay muchas sociedades que apuntan a alcanzar a los paganos en esta tierra y en otras tierras; El soporte listo debe ser prestado. "Id por todo el mundo", etc. ( Mateo 28:19). El alivio de los indigentes es un deber obligado del cristiano. Aqu� tenemos un hermoso ejemplo. El ap�stol sin duda se refiere a los creyentes angustiados en Jerusal�n y Judea ( Romanos 15:26). Se incita a la Iglesia en gran medida gentil a ayudar a los jud�os en gran medida. Esto formar� un nuevo v�nculo y har� el doble trabajo de aliviar el sufrimiento y romper los prejuicios. Nuestra organizaci�n ben�fica no debe conocer l�mites, sino los l�mites de necesidad y habilidad.

3. Para los donantes individualmente. Los cristianos que no dan no crecen. El cultivo de la caridad es el cultivo, no de una gracia, sino de muchas. Es habitual defender las necesidades de los dem�s; Nuestra necesidad personal de dar es un argumento fuerte. Separarnos de un poco de lastre prospera nuestro viaje y, en lugar de poner en peligro nuestra seguridad, la aumenta. Dar correctamente es una gran ganancia. No podemos ser como Cristo a menos que demos. �l "se entreg� por nosotros".

4. Por la Iglesia. Esa Iglesia que no es una Iglesia que da, no ser� una Iglesia pr�spera. Un esp�ritu de caridad en una comunidad religiosa ejerce una influencia graciosa sobre todo lo que esa comunidad intenta, y siempre provoca nuevos esfuerzos. La caridad de la iglesia debe ser amplia. Existe el ego�smo de la Iglesia. Una Iglesia puede otorgar demasiado pensamiento sobre s� misma. Los cerramientos altos en las paredes no son buenos para los jardines.

5. Para la gloria de Dios. Dar da a conocer el poder de la fe cristiana. Es un testimonio muy poderoso a los ojos del mundo. El mundo puede burlarse de la profesi�n, incluso de la adoraci�n; pero este resultado pr�ctico a menudo asusta, y a veces ha asombrado, al mundo. Es un gran instrumento de conversi�n. Adem�s, cada regalo debe ser una ofrenda directa a Dios. Debemos ver en la mano de los necesitados el tesoro del Se�or. El Maestro a menudo se sienta contra ese tesoro.

II LAS SUGERENCIAS APOST�LICAS.

1. Apartarse cada semana. Esto es muy conveniente para muchos. Tambi�n asegura donaciones frecuentes y regulares. Adem�s, y lo que es mucho m�s importante de lo que generalmente se piensa, facilita que sepamos cu�nto damos. Los que no saben cu�nto dan piensan que dan tres veces m�s de lo que realmente dan. �Quiz�s la forma m�s segura de aumentar nuestras donaciones ser�a llevar una cuenta estricta de lo poco que damos! Apartarnos cada semana nos proporcionar�a una tienda de la que podr�amos sacar cuando fuera necesario. Estamos listos para la colecci�n en el santuario cuando la hicimos por primera vez en el hogar.

2. El primer d�a de la semana. �Qu� apropiado es un momento! Asociado con tantos recuerdos sagrados, y preeminentemente con la finalizaci�n por su resurrecci�n del gran regalo de Cristo para nosotros. Su caridad deber�a ser la inspiradora de la nuestra. Un hermoso acto para un d�a sagrado. �C�mo podr�amos negarnos a dar entonces, o c�mo podr�amos dar a rega�adientes?

3. La cantidad de regalo que se determinar� por la medida de la prosperidad. No se espera que todos los regalos sean del mismo valor. "Ella ha hecho lo que pudo" fue la amable expresi�n de aprobaci�n del Maestro. Nota: Nuestra prosperidad es de Dios. �l da para que podamos dar. Si tomamos todo para nosotros, somos ladrones, no cristianos. Y en la medida en que no demos lo que sabemos que �l nos har�a, somos defraudadores de Dios. Nos conf�a mucho: veamos que no abusamos de la confianza. Somos mayordomos, no propietarios. La recomendaci�n de Cristo de los dos �caros de la viuda es maltratada por algunos bien para hacer amigos; siempre tienen como objetivo dar esa cantidad. �Pobre de m�! cuando el escalofr�o de la adversidad llega a muchos hombres, mata de inmediato todas las ofrendas al Se�or (la reducci�n comienza en la casa de Dios), y cuando llega la prosperidad, solo dan la vieja suma, que en las circunstancias alteradas es mendigo y vergonzoso. ofrecimiento.

4. Todo para dar. Todos han recibido. �La viuda dio "toda su vida? Ninguno es demasiado pobre para dar algo. Todo cristiano debe ser un cristiano que da; es parte de su cristianismo. El don de una Iglesia es especialmente valioso cuando es un regalo de todos sus miembros. Y dar de manera correcta es una alegr�a tal, que cuando la parte m�s desamparada con algo por el amor de Dios no pierden ahora, sino que ganan. Cuando damos, recibimos.

5. Dar es ser voluntario. Es estar dando. El ap�stol no propone hacer una evaluaci�n. El asunto queda entre el individuo y su Dios. Dar es valioso solo porque brota del coraz�n. Donde comienza la compulsi�n (y hay muchos tipos), termina la caridad. La belleza de la ofrenda de Cristo fue que fue voluntaria. Ning�n hombre le quit� la vida; �l lo dej� por su cuenta.

III. LOS REGALOS DEBEN ADMINISTRARSE CUIDADOSAMENTE. La caridad se verifica en gran medida si surge la sospecha de que los regalos no llegan a su destino previsto. El ap�stol tiene mucho cuidado aqu�. �l arregla que aquellos que dan deben elegir a los custodios de sus dones, quienes podr�an llevar la ofrenda a Judea. La forma flexible en que algunas iglesias manejan sus finanzas tiende a disminuir la liberalidad. �Una iglesia debe mantener sus cuentas con m�s cuidado que un banco! La administraci�n de los dones de una Iglesia no es un trabajo malo. El ap�stol se ofrece a participar, si esto le parece bien. No solo, para que algunos no aprovechen la oportunidad de calumniar: los ministros no pueden ser demasiado cuidadosos en asuntos de dinero. Pero con otros est� dispuesto incluso a viajar a Jerusal�n.

1 Corintios 16:5

Palabras para quienes viajan.

I. SIEMPRE DEBEMOS ESTAR EN EL NEGOCIO DE NUESTRO MAESTRO. Esto puede ser si estamos involucrados en asuntos "seculares". Cada parte de la vida debe ser consagrada a Dios. Un cristiano es un cristiano siempre, y un sirviente siempre. Todo puede ser consagrado. Ya sea que comamos o bebamos, o lo que sea que hagamos, podemos hacer todo para la gloria de Dios. Los compromisos seculares se vuelven verdaderamente sagrados si en ellos

(1) actuamos con justicia;

(2) buscar agradar a Dios;

(3) evitar lesiones a nuestros compa�eros;

(4) esforzarse por mostrar un esp�ritu cristiano.

Para hacer esto mientras viajamos, debemos

(1) preservar un estado mental de oraci�n;

(2) vigile atentamente las tentaciones.

Estos a menudo son muy numerosos y fuertes cuando estamos lejos de nuestro entorno habitual, y no entre aquellos que nos conocen. Deber�amos aprovechar todas las oportunidades de hacer el bien. No solo para los hombres en lo temporal, sino tambi�n en lo espiritual. Finalmente, a algunos les parecer� maravilloso que su "alegr�a" y "amor" se extiendan solo a las necesidades m�s bajas de los hombres.

II NUESTROS MOVIMIENTOS DEBEN SER ORDENADOS DEL SE�OR.

1. En los asuntos seculares debemos buscar la mente del Se�or. Quien nos puede ayudar en lo grande puede ayudarnos en lo peque�o. No hay nada demasiado insignificante para rezar.

2. En los asuntos sagrados necesitamos decir: "Si el Se�or lo permite". "D.V." en una factura equivale a poco; Lo necesitamos grabado en el coraz�n.

3. Aquellos que, evangelizando, pasen de un lugar a otro har�n bien en estudiar la conducta de su prototipo apost�lico.

(1) No cre�a que una publicaci�n dif�cil significara que una publicaci�n fuera abandonada lo m�s r�pido posible. Algunos son todos para huir. Siempre "buscan descanso", pero siempre "no encuentran nada". No hay "descanso" fuera del camino del deber.

(2) No fue abrumado por una peque�a oposici�n, ni por mucho. Estar all� muchos adversarios era una raz�n por la que �l deber�a estar all�. Donde el enemigo es m�s fuerte, all� los soldados leales deber�an ser m�s fuertes.

(3) �l ley�. En una puerta abierta, la mente del Se�or lo dirige a permanecer. No ley� esto en

(a) comodidad,

(b) aplausos,

(c) remuneraci�n,

(d) predilecci�n.

Algunas comunidades han intentado esterotizar la mente del Se�or en un pastorado de tres a�os; Esto se parece m�s a la mente del hombre que a la mente del Se�or. Algunos te�logos solo pueden escuchar ciertas "llamadas" del Se�or: despu�s de todo, es de temer que estas "llamadas" no sean m�s que el eco de sus propias voces.

1 Corintios 16:13, 1 Corintios 16:14

Una exhortaci�n qu�ntuple.

Esto lo necesitaban los corintios. Se acerca a la conclusi�n de la Ep�stola, resumiendo mucho de lo que se ha hecho antes. Los corintios tend�an hacia la falsa seguridad, la confianza en los dones y los maestros; entonces el ap�stol dice: "Cuidado". Se tambaleaban en adhesi�n al evangelio que Pablo predic�; entonces �l dice: "Permanece firme en la fe". No eran m�s que "chicas" ( 1 Corintios 3:1); entonces el ap�stol los incita a buscar m�s de las cualidades de la virilidad: "D�jalo como a los hombres". Estaban debilitados por la falsa doctrina, los abusos de la Iglesia, la irregularidad de la vida espiritual; entonces �l dice: "S� fuerte". Eran m�s notables por los celos, la rivalidad, el desprecio, el orgullo, que por la preeminente gracia cristiana; entonces Pablo dice: "Que todo lo que hag�is se haga en amor". Los peligros corintios son nuestros peligros. Las fallas corintias pueden ser nuestras fallas, tal vez lo sean. Prestemos atenci�n a la exhortaci�n apost�lica a:

I. VIGILANCIA.

1. Contra los peligros del exterior. Falsos maestros, malos ejemplos, influencias imp�as, ataques sat�nicos. Los que somos del d�a debemos estar despiertos.

2. Contra el peligro desde adentro. A menudo nos tentamos, a menudo nos enga�amos, a menudo nos da�amos. Nuestro mayor enemigo est� dentro, no fuera. Es el traidor en el campamento quien hace el da�o.

3. Por oportunidades de utilidad. Nuestro d�a es corto. Pronto se debe rendir la cuenta final. Tenemos muchas oportunidades, pero nunca nos esperan. Debemos vigilarlos y atraparlos cuando vengan. Las oportunidades no tienen resurrecci�n.

4. Por la venida de Cristo. El mismo Maestro orden� esto: "Lo que te digo lo digo a todos, Vigila" (Marco 13:37).

II Estabilidad. Tenemos que permanecer en la fe. El que "persevere hasta el fin" ser� salvo. Falta de firmeza

(1) obstaculiza nuestro crecimiento espiritual;

(2) estropea nuestra utilidad;

(3) pone en peligro nuestra salvaci�n;

(4) es un obst�culo para los dem�s;

(5) una gran ofensa a Cristo;

(6) arruina nuestras alegr�as espirituales.

III. HOMBR�A. Los cristianos deben ser robustos. No siempre deben ser ni�os en la fe. Necesitan un temperamento varonil,

(1) lidiar con dificultades;

(2) soportar bajo oposici�n;

(3) soportar una derrota temporal.

Los cristianos deben ser valientes y valientes. Todo cristiano debe ser un cristiano valiente. El servicio en el que estamos comprometidos es grandioso m�s all� de la concepci�n: �los problemas son muy importantes! "�Deja de que te gusten los hombres!"

IV. FUERZA. �Parece extra�o que se nos mande ser fuertes? Algunos dir�n que solo podemos ser lo que somos, y es peor que in�til decirle a un hombre d�bil: "S� fuerte". Pero Paul dijo: "Cuando soy d�bil, entonces soy fuerte". Cuando se nos ordena ser fuertes, a menudo sentimos m�s nuestra debilidad; pero luego vamos al Fuerte por fuerza. El Le�n de la tribu de Jud� puede darnos un poder de le�n. En cuanto a los medios: si queremos ser fuertes debemos

(1) abundan en la oraci�n

(2) y en el trabajo, usando toda la fuerza que tenemos;

(3) evitar las malas influencias, no ser m�s que el deber nos llama en atm�sferas mundanas pestilentes;

(4) buscar un conocimiento s�lido de las cosas Divinas;

(5) luchar contra el pecado.

V. AMOR. El amor debe gobernar todos nuestros pensamientos, prop�sitos, palabras y actos. No somos nada si no tenemos amor ( 1 Corintios 13:1.). Esta es la clave de las exhortaciones anteriores. Si tenemos un verdadero amor vivo hacia Dios y el hombre, ser� f�cil vivir en vigilancia; no querremos renunciar a nuestra fe; nuestra virilidad cristiana se desarrollar� r�pidamente; y seremos fuertes, porque seremos como Dios. "Dios es amor." El amor es sal; preservar� de la corrupci�n toda nuestra vida espiritual.

1 Corintios 16:15

Ministrando a los santos.

I. UN TRABAJO MUY NECESARIO. Muchos de los hijos de Dios son ni�os pobres. Los santos que actualmente heredar�n todas las cosas, en la actualidad a menudo carecen de lo necesario para la vida. No pocos de los siervos m�s selectos de Dios est�n afligidos y necesitan simpat�a y ayuda. La persecuci�n por la fe debe ser contrarrestada en la medida de lo posible mediante una cuidadosa ministraci�n. En los primeros d�as, los santos encarcelados eran especialmente atendidos por aquellos en libertad. "Recuerda a los que est�n en lazos". En las formas modernas de persecuci�n, la ayuda es igualmente necesaria. Muchos necesitan ser "tomados de la mano". "Por lo tanto, como tenemos oportunidad, hagamos el bien a todos los hombres, especialmente a los que son de la familia de la fe" ( G�latas 6:10).

II UN TRABAJO MUY HONORABLE Y HERMOSO. Como un �ngel: son "esp�ritus ministradores, enviados a ministrar por ellos que ser�n herederos de salvaci�n" ( Hebreos 1:14). Cristo dijo: "El Hijo del hombre no vino para ser ministrado, sino para ministrar" ( Mateo 20:28). Finalmente, el Se�or dir�: "En la medida en que lo hiciste con uno de estos mis hermanos m�s peque�os, me lo hiciste a m�" ( Mateo 25:40). Muchos no estiman correctamente esta "vocaci�n". El verdadero amor por los hermanos (una se�al de nuestra salvaci�n, 1 Juan 3:14) nos har� diligentes en este servicio.

III. UN TRABAJO QUE PUEDE EJERCITARSE DE MUCHAS MANERAS. Por lo tanto, se adapta a las habilidades y oportunidades de un gran n�mero. Muchos est�n ociosos en nuestras Iglesias porque no pueden encontrar nada que hacer. D�jelos mirar en esta direcci�n. Visitar a los enfermos, consentir a los afligidos, aliviar a los indigentes, animar a los deprimidos, asegurar el descanso para los que trabajan demasiado, guiar a los perplejos, alentar a los trabajadores abatidos (ministros, maestros de escuela sab�tica, etc.), - cu�ntos podr�an encontrar una esfera adecuada en �tales ministerios sagrados como estos!

IV. UN TRABAJO QUE MERITA EL RECONOCIMIENTO POR PARTE DE LA IGLESIA. Quienes participan activamente en un servicio como este deber�an ser:

1. Muy estimado. No es un peque�o servicio que prestan. Hacen mucho para elevar el tono de la Iglesia; mucho para preservarlo en paz y contenido; mucho para estimular su celo.

2. Animado. El trabajo lo est� intentando. Aquellos que buscan alentar a otros a menudo necesitan mucho aliento.

3. Ayudado. Esto es probablemente lo que el ap�stol quiere decir con "Someteos a tal". "Como ellos te sirven, t� les sirves". Sobre todo, no se deben poner obst�culos en su camino.

V. UN TRABAJO MUY BENEFICIOSO PARA LOS QUE PARTICIPAN EN ELLO. "Los que riegan a los dem�s ser�n regados". Aqu� cuando damos tomamos. Nos hacemos ricos otorgando. Los cristianos se estancan porque piensan en s� mismos. Los santos se cuidan tanto que se convierten en inv�lidos espirituales. Podemos "sentarnos" bajo nuestro propio ministerio con grandes ganancias. Una forma segura de llegar al cielo es resolver que alguien m�s llegue all�. Los trabajos para los dem�s nos hacen ciegos a nuestros propios problemas. Si nuestros o�dos est�n llenos de los gritos de los necesitados, no podremos escuchar los gru�idos de los esc�pticos o los malos pron�sticos de Satan�s. El verdadero ministerio a los santos es el ministerio m�s verdadero para nosotros mismos.

1 Corintios 16:22

Los que no aman a Cristo.

I. HAY TALES, �Ay! �cu�ntos! No aquellos que nunca han o�do hablar de �l, sino aquellos que han escuchado mucho de �l, aquellos ante quienes se ha extendido la gran revelaci�n de Cristo. No aquellos que han sido criados bajo influencias esc�pticas, sino aquellos que han sido entrenados en hogares cristianos. �Cu�ntos de aquellos a quienes Cristo se ha dado a conocer tan plenamente como �l puede ser a cualquiera que no lo haya recibido, sin embargo, no lo ama! Esto es

(1) extra�o,

(2) tristeza,

(3) explicable solo sobre la creencia en la extrema virulencia del pecado.

II LA HEINOSIDAD DE SU PECADO. Considerar:

1. Cristo es completamente encantador y adorable. No hay nada en �l para controlar el amor, pero s� todo para alentarlo.

2. Nunca ha hecho el menor mal a ning�n hombre.

3. Ha renunciado al cielo por los hombres.

4. Se ha humillado a s� mismo para asumir la naturaleza humana por los hombres.

5. Ha vivido para los hombres.

6. Ha muerto por los hombres.

7. Est� dispuesto a redimir a los hombres de todo lo malo, y asegurarles todo lo bueno.

No amar a un Ser como este es el jefe de los cr�menes. Ninguna historia de culpa puede ser m�s severa. Es una revelaci�n temerosa del "coraz�n carnal", que es enemistad contra Dios y Cristo, en lugar de amor.

III. Su perdici�n. Son "anatema", malditos. Su crimen merece la m�s completa condena. Si pueden ser culpables de esto, pueden ser culpables de cualquier cosa. Su oraci�n es "destrucci�n eterna de la presencia del Se�or"; su hogar, con "el diablo y sus �ngeles". Su elecci�n es ser maldito. Eligen la maldici�n en lugar de la bendici�n que Cristo espera otorgar. Eligen la maldici�n en lugar de Aquel que solo los puede liberar de ella. Ahora est�n malditos; su condici�n presente es esta condici�n, y su condici�n futura ser� esta a menos que "se vuelvan al Se�or".

IV. UNA PREGUNTA SOLEMNA: �AMAMOS A CRISTO?

1. No, �lo admiramos? Es admirado incluso por los ateos.

2. No. �Nos abstenemos de hostilidad hacia �l?

3. No. �Tomamos su nombre en nuestros labios, observamos su d�a, nos encontramos con su pueblo?

4. Ni siquiera. �Trabajamos para �l?

5. Pero, �ha tocado nuestro coraz�n? �Lo amamos?

Cristo es la gran prueba aplicada a los corazones humanos. El problema revela condici�n, car�cter, perspectiva. H.

HOMILIAS POR R. TUCK

1 Corintios 16:1, 1 Corintios 16:2

La ley del dar cristiano.

Es interesante notar que una de las primeras y m�s naturales expresiones del esp�ritu cristiano fue la consideraci�n de las necesidades de los miembros m�s pobres de la Iglesia, y la disposici�n de compartir las cosas buenas que pose�an con ellos. De este esp�ritu, se nos presenta a Bernab� como el mejor ejemplo ( Hechos 4:36). Su pensamiento y sentimiento en este asunto probablemente influyeron en su compa�ero San Pablo. Podemos entender bien que los cristianos jud�os, que habitan en la ciudad santa, se ver�an sometidos a grandes discapacidades. Muchos de ellos eran muy pobres; sus opiniones evitar�an que obtengan las caridades ordinarias; tal vez les result� incluso dif�cil obtener mano de obra remunerada; y, cuando llegaran tiempos de hambre y angustia, ser�an los primeros en sufrir. Cuando el cristianismo se proclam� libremente a los gentiles, hab�a que enfrentar este grave peligro; la separaci�n entre jud�os y gentiles podr�a mantenerse dentro del cristianismo, y la concepci�n de una Iglesia, un reba�o bajo un Pastor, podr�a no realizarse. Para corregir esta tendencia, San Pablo trat� de mantener la simpat�a del nuevo gentil con la Iglesia jud�a m�s antigua, y gui� la expresi�n de tal simpat�a, dejando que tomara la forma de colecciones y regalos de dinero. En el pasaje que tenemos ante nosotros, se indican los principios sobre los cuales las donaciones cristianas deben ser reguladas. Se refieren a

I. LA RECLAMACI�N DE TODOS A UNA ACCI�N EN REGALOS CRISTIANOS. Nada de lo que un hombre posee es suyo. Dinero, talentos, posici�n, influencia, todos son dones y fideicomisos divinos; ninguno es enviado solo por el hombre que los recibe. Solo se le hace un agente para ministrar los buenos dones de Dios a los dem�s. Toda la Iglesia tiene el derecho de compartir cualquier cosa buena que posea cualquiera de sus miembros. Deber�a ser imposible encontrar, entre los cristianos, una v�ctima sin alivio, o un mendigo indefenso y pobre. Debemos distinguir entre la caridad y la reuni�n de los reclamos familiares de nuestros hermanos en el Se�or. No es caridad, es deber, es fidelidad, lo que nos lleva a compartir lo que se nos ha confiado con aquellos que comparten la misma salvaci�n y que tienen la misma "buena esperanza por gracia". No hablamos de caridad entre hermanos y hermanas de la misma familia, y la visi�n correcta de la donaci�n cristiana se toma solo cuando la Iglesia cristiana es considerada como una familia.

II NECESIDAD DE PREPARACI�N POR ALMACENAMIENTO ANTERIOR. Los reclamos sobre nosotros solo se presentan a veces, pero a veces se presentan en formas bastante m�s all� de nuestra reuni�n, si no hemos hecho preparativos. Y existe el peligro adicional de que cuando, a trav�s de circunstancias de angustia, nuestros sentimientos se mueven inusualmente, actuamos por impulso, no por principio. Entonces, San Pablo insta a que la separaci�n de las acciones para los hermanos necesitados se haga regularmente, como una cuesti�n de deber; que una parte de todas nuestras adquisiciones se reservan regularmente y se almacenan para las ocasiones debidas, y que as� tengamos a nuestros hermanos y sus necesidades constantemente en mente.

III. EL TIEMPO M�S ADECUADO PARA TAL ALMACENAMIENTO. "Primer d�a de la semana." El dia del Se�or. El d�a conmemorativo de la resurrecci�n del Se�or; que, no podemos dudar, se hab�a convertido en el d�a cristiano para la adoraci�n. Cuando las mentes se dirig�an m�s especialmente a los privilegios y deberes cristianos, las separaciones y los almacenes se har�an de manera m�s liberal, y se har�an actos de adoraci�n. Parece probable que las cantidades depositadas regularmente no se almacenaran en privado, sino que se hicieran ofrendas en el culto p�blico y los tesoreros las almacenaran.

IV. LA REGLA QUE REGULA LA CANTIDAD ALMACENADA. Muchos han abogado por una d�cima parte, pero no estaba en el camino de San Pablo fijar limitaciones a la libre expresi�n del sentimiento cristiano. No quiere sugerir ninguna proporci�n por su ley, "como Dios lo ha prosperado". Realmente quiere decir: "Deja que tu separaci�n por los dem�s se ajuste a tu sentido de la bondad de Dios para ti". Y sugiere esto porque, si bien la debida provisi�n para los pobres es de gran importancia, es a�n m�s importante que nuestro almacenamiento y entrega sea un medio de gracia para nosotros mismos, una agencia de cultura espiritual. Pr�cticamente se encuentra que el respeto fraternal y generoso por nuestros hermanos cristianos necesitados se relaciona m�s directamente con la eficiencia de nuestras propias gracias y la cultura del verdadero esp�ritu cristiano. "El alma liberal engorda". - R.T.

1 Corintios 16:3

Las relaciones de los gentiles con las iglesias jud�as.

Adem�s del inter�s hist�rico de este tema, que fue una de las principales causas de ansiedad para el ap�stol, puede estudiarse como una ilustraci�n para cada �poca de los principios sobre los cuales las iglesias m�s viejas y m�s j�venes, las iglesias m�s ricas y las m�s pobres, pueden llevarse a la pr�ctica. uni�n y compa�erismo. Entonces el tema a considerar se convierte en esto: �C�mo puede aplicarse la idea de la hermandad cristiana a las Iglesias? Como introducci�n puede ser bueno mostrar, con respecto al deber de hermandad,

(1) su terreno;

(2) su car�cter;

(3) sus ejemplos;

(4) sus formas naturales de expresi�n.

Estos pueden ser tratados en relaci�n con las relaciones personales e individuales de la vida, y tambi�n en relaci�n con las relaciones sociales y de la Iglesia. Luego, en detalles pr�cticos, variando de acuerdo con los sentimientos y asociaciones de los cuerpos cristianos a los que podemos pertenecer, podemos considerar:

I. HERMANDAD COMO EXPRESADA PARA IGUALAR A LAS IGLESIAS. En este caso, la hermandad tomar� formas tales como:

1. Comunidad en adoraci�n.

2. Ayuda mutua en empresa y trabajo.

3. Vigilancia debida del honor y la salud espiritual de cada uno.

4. Represi�n ansiosa de todos los celos de los �xitos de cada uno.

5. Manifestaciones de simpat�a en tiempos de depresi�n o tristeza de la Iglesia.

Entre las Iglesias iguales hay pocas oportunidades para la caridad de la ayuda material.

II HERMANDAD EXPRESADA A IGLESIAS INFERIORES O DEPENDIENTES. Adem�s de los ya tratados, debe haber estas expresiones adicionales.

1. Conservaci�n cuidadosa de los derechos de la Iglesia dependiente.

2. Disponibilidad para brindar ayuda material y moral, seg�n lo requiera la ocasi�n.

3. Evitar aires superiores o suposiciones de autoridad.

4. Uso de todas las oportunidades que se pueden ofrecer para la manifestaci�n de simpat�a.

Si bien es cierto que los tiempos de calamidad encuentran ocasiones especiales para la fraternidad, tambi�n es cierto que aquellos que de alguna manera dependen de nosotros no nos har�an esperar los tiempos de prueba. La verdadera hermandad cristiana quiere encontrar una expresi�n para s� misma todos los d�as y llenar todas las asociaciones ordinarias de la vida con su esp�ritu �til.

1 Corintios 16:9

La misi�n de nuestros obst�culos.

"Hay muchos adversarios". En la vida siempre encontramos que la "puerta abierta" y los "muchos obst�culos" van de la mano. Muy raramente podemos tener el uno sin el otro. Para el uso del t�rmino "hacedor" como una figura para "oportunidad", vea Hechos 14:27; 2 Corintios 2:12; Colosenses 4:3. Para la narrativa que ilustra la expresi�n aqu� utilizada, vea Hechos 19:19, Hechos 19:20. De los obst�culos que afectan a San Pablo, podemos pensar en

(1) su propia salud fr�gil;

(2) las dificultades y los peligros de viajar;

(3) la rencor a veces mostrada por sus compa�eros de viaje;

(4) los reclamos repentinos e inesperados de las Iglesias alterando sus planes;

(5) la oposici�n persistente y vigilante de sus enemigos jud�os; e incluso podemos agregar

(6) las limitaciones a veces extra�as y dif�ciles puestas por el Esp�ritu gu�a, como en Hechos 16:6, Hechos 16:7.

Lo que evidentemente era cierto de San Pablo es la experiencia com�n de los siervos de Dios; y debemos aceptar las condiciones, y ganar la virtud de las mismas limitaciones.

I. LA PROVIDENCIA DE DIOS NUNCA EST� HACIENDO PUERTAS ABIERTAS PARA NOSOTROS. Esto es cierto en la vida educativa y en la vida empresarial. Cada hombre tarde o temprano tiene su turno y oportunidad. Pero observamos cu�n cierto es tanto para la vida cristiana personal como para la vida de la Iglesia. Dios pone ante nosotros puertas abiertas, nos muestra esferas de servicio que podemos ocupar. Y as� entramos con grandes esperanzas y expectativas, asumiendo que si la Providencia ha abierto la puerta de manera tan manifiesta, el camino interior debe ser recto, claro y f�cil. Esto que encontramos no siempre es cierto; para-

II LA PROVIDENCIA DE DIOS TAMBI�N EST� HACIENDO HINDRANCES.

1. A menudo la salud falla en el momento de la oportunidad.

2. A veces la voluntad de hacerlo se desvanece cuando aparece la oportunidad de hacerlo.

3. Los eventos como providenciales parecen bloquear el camino justo dentro de la puerta abierta.

4. El trabajo involucra trabajo que grava seriamente la energ�a y la fe.

5. Con demasiada frecuencia nos desmayamos y fallamos, y demostramos ser los mayores impedimentos de nuestro trabajo. Debemos aceptar completamente el hecho de que, aqu� en la tierra, Dios ha abierto puertas y obst�culos juntos, para que la combinaci�n pueda nutrir y desarrollar las cualidades m�s nobles en sus siervos. � R.T.

1 Corintios 16:14

La limitaci�n de las virtudes robustas.

"Que todas tus cosas se hagan con caridad". La conexi�n en la que se encuentra esta oraci�n sugiere el tema. El ap�stol hab�a estado llamando a los cristianos en Corinto a la virilidad, a la acci�n fuerte y vigorosa, a la vigilancia y al firme mantenimiento de la fe. Sab�a bien cu�n f�cilmente la firmeza pod�a convertirse en terquedad y aspereza. Los fuertes pueden olvidar los derechos de los hermanos m�s d�biles, y los hombres pueden no darse cuenta de esa virilidad completa que incluye ternura y gentileza femeninas. Por lo tanto, en una oraci�n sugestiva, dice: "Modera todas tus relaciones con la caridad, la caridad divina celestial", que "espera todas las cosas, soporta todas las cosas y no piensa en el mal". La nota de Cris�stomo sobre estos vers�culos saca una asociaci�n algo diferente. Es como sigue: "Ahora, al decir estas cosas, parece aconsejar; pero las reprende como indolentes. Por eso dice: Mira, como si hubieran dormido; p�rate, como si estuvieran balance�ndose de aqu� para all�. ; deja de ser como los hombres, como si estuvieran jugando al cobarde; deja que todas tus cosas se hagan con caridad, como si estuvieran en disensiones. Y la primera precauci�n se refiere a los enga�adores, a saber: vigilar, pararse; el pr�ximo a aquellos que conspira contra nosotros, abandona como hombres; el tercero para aquellos que hacen fiestas y se esfuerzan por distraer, deja que todas tus cosas se hagan con caridad, que es el v�nculo de la perfecci�n, y la ra�z y la fuente de todas las bendiciones ". En las ense�anzas tanto de nuestro Se�or como de sus ap�stoles, las gracias pasivas y gentiles fueron tan constantemente elogiadas que los enemigos del cristianismo podr�an f�cilmente, y con alguna muestra de raz�n, decir que era algo d�bil, poco viril, con entrega y paciencia. perdurable y en silencio esperando, como sus principales y caracter�sticas virtudes. Por lo tanto, San Pablo hace tanto hincapi� en que el cristianismo era la �nica fuerza que pod�a realmente y armoniosamente cultivar la masculinidad completa. Solo esto es cierto: la gracia suprema del cristianismo es el amor, la caridad, y debe tonificar, calificar y dirigir todas las dem�s gracias, todas las expresiones de car�cter en acci�n. Considerar-

I. LA TENDENCIA DE LA NATURALEZA HUMANA PARA CORRUPTAR TODO. Todas las cosas buenas que los hombres pueden poseer o alcanzar est�n en constante peligro de atropellar a extremos y exageraciones. Observar dos puntos.

1. El lado fuerte de un hombre se inspira y se echa a perder.

2. Algunos lados est�n indebidamente cultivados por la expresi�n, y todo el personaje est� fuera de armon�a y equilibrio justo. La autosuficiencia, que tiene un peque�o lugar en cada buen car�cter, se corrompe en la vanidad; y otras caracter�sticas del personaje.

II �Cu�n lejos se mantiene esta fuerza de la naturaleza humana en la regi�n? Puede parecer que el consejo de San Pablo solo se adaptaba a lo mundano, y el cristiano apenas lo necesitaba. Pero tenemos que aceptar el hecho, que atestigua tanto la observaci�n como la experiencia, de que la renovaci�n del principio sobre el que se lleva a cabo nuestra vida no implica una liberaci�n inmediata de las influencias deteriorantes comunes que afectan a los hombres. Las mismas gracias de los hombres cristianos pueden llegar a ser tan exageradas como para ser realmente vicios. Los hombres de voluntad fuerte pueden "amar tener la preeminencia" y ser magistrales y desconsiderados. La vida cristiana en un hombre debe mantener la tendencia al mal en fuertes lazos, pero no podemos liberarnos de la influencia del mal mientras vivimos en un cuerpo y estamos rodeados de escenas terrenales.

III. �C�MO AFECTA EL ESP�RITU CRISTIANO A ESTE MAL? Aplicar sobre todo a las virtudes robustas. La virilidad puede convertirse en maestr�a. Los que pueden mirar vienen a despreciar a los d�biles que deben dormir. Los fuertes intentan forzar a los fr�giles a ir a su ritmo, y f�cilmente pelean con ellos cuando no pueden. Ahora, el esp�ritu cristiano propone un triunfo efectivo sobre todos estos males. Tonifica toda tu vida y tus relaciones con la caridad, que es, como se trata en el Nuevo Testamento, precisamente esto: consideraci�n por los dem�s en lugar de por ti mismo. Todo el mal surge de pensar y glorificarse a s� mismo, y la conquista seguramente viene de pensar y glorificar a otros: obtener la mente de Cristo, que "no se agrad� a s� mismo".

1 Corintios 16:15

El derecho natural de prioridad.

"Las primicias de Acaya". No necesitamos pensar en la casa de Stephanas como los primeros conversos que hizo San Pablo. en el Peloponeso, como aparentemente se habla de otra persona en los mismos t�rminos m Romanos 16:5: "Saludad a mi amado Epsenetus, que es la primicia de Acaya para Cristo". El significado solo debe ser que la familia de Stephanas estaba entre los que fueron llevados a Cristo en la primera visita misionera de San Pablo. El ap�stol ten�a un afecto cari�oso por sus primeros conversos en nuevas esferas, como puede ilustrarse en el caso de Lidia en Filipos. El inter�s que siempre sentimos por lo primero se puede ilustrar a modo de introducci�n.

1. Hijos primog�nitos.

2. Primeras formas de empresa.

3. Primicias de nuestro trabajo, etc.

El sentimiento natural da importancia a todas las cosas primeras; y la historia y la religi�n del Antiguo Testamento se basaban en el reconocimiento de los derechos del primog�nito y el inter�s de las primeras cosas. Son la llave de la vida; La fuerte impresi�n del personaje. Son como las primeras pruebas de un grabado; cada l�nea est� claramente definida en ellos. Pueden convertirse en el reproche de nuestros d�biles despu�s de las acciones, ya que muestran lo que en realidad logramos una vez y demuestran que, a trav�s de la vida, podr�amos haberlo hecho mejor. Sin embargo, es la esperanza y la promesa de las primeras cosas en las que ahora proponemos detenernos.

I. LAS PRIMERAS COSAS SE HACEN CON SENTIMIENTO INTENSO. Ilustrar desde la juventud que comienza la vida empresarial; el hombre entrando en una nueva empresa; el misionero saliendo a su nueva esfera, etc. Los hombres se preparan para lidiar con cosas nuevas. No tienen experiencia para decirles qu� cantidad de fuerza exigir� el nuevo trabajo, por lo que es probable que pongan demasiado en �l. Una maravilla vaga pero excitante se aferra a todas las cosas nuevas, y la imaginaci�n las hace m�s grandes y mejores de lo que son. Al principio no podemos estimar dificultades, calificaciones, obst�culos; comenzamos como Israel, y esperamos llegar a nuestro Cana�n r�pidamente: as� que todos nuestros corazones salen a nuestras primeras cosas. Y felizmente la vida est� llena de ellos, especialmente los primeros a�os de vida, y ejercen una influencia muy graciosa sobre nosotros, ya que una y otra vez nos sacan de nosotros mismos y nos superan a nosotros mismos.

II Las primeras cosas tienen una preeminencia natural. De esto, la posici�n y los derechos de los primog�nitos no son m�s que la ilustraci�n. Se considera que las primeras cosas tienen un car�cter representativo; son los l�deres naturales de todo lo que viene despu�s de ellos, los espec�menes y ejemplos de su clase. En todas las esferas de la vida damos importancia a los comienzos. Cuando un sirviente llega a una nueva situaci�n, el amo o la amante observan las primeras acciones para ver "c�mo se enmarcar�n". Cuando un converso se une a una Iglesia, el pastor le da importancia a las primeras formas en que se cumplen las responsabilidades de la Iglesia. Volviendo sus pensamientos a sus esperanzadoras "primeras cosas", el ap�stol reprocha a sus conversos as�: "Corriste bien, �qui�n te obstaculiz�?"

III. LAS PRIMERAS COSAS TIENEN PROMESA PARA LAS SIGUIENTES COSAS. Como primicias tienen para la cosecha. La cosecha no necesita ser peor que las primicias de la muestra, pero puede ser mucho mejor. El primer trabajo de un hombre no necesita ser su est�ndar m�ximo, pero debe ser su est�ndar m�nimo. Un primer resultado puede hablar de poder, y el poder siempre promete lo que la cultura puede hacer. O, aplicando el punto en relaci�n con nuestro texto, un converso hecho en una nueva esfera de trabajo cristiano tiene la promesa de una gran reuni�n; como encontramos al principio una estrella en el cielo oscuro de la tarde, que es la "gloriosa perspectiva de millones m�s".

IV. PRIMERAS COSAS MANTENGA LUGAR PROMINENTE EN NUESTRA MEMORIA. Ilustra nuestra primera escuela; primeros pasos en la vida empresarial; primer amor; primera comuni�n; primero se convierte a Cristo por nuestra influencia; primera enfermedad; primer �xito en la vida, etc. Las cosas m�s preciadas en nuestra memoria son estas primeras cosas de la vida; y, como tal, su misi�n moral es

(1) para ayudarnos en la revisi�n de la vida, prestando atenci�n a los puntos;

(2) para recordarnos que el esp�ritu de energ�a en el que tomamos las cosas es el esp�ritu en el que debemos llevarlas a cabo; y

(3) para mostrarnos que necesitamos la ayuda Divina para "la continuidad del paciente en hacer el bien", tanto como recordamos que la necesit�bamos para nuestros ansiosos comienzos.

1 Corintios 16:19

La iglesia en la casa.

Esta expresi�n se usa con respecto a Aquila y Priscila, quienes hab�an sido amigas del ap�stol en Corinto ( Hechos 18:1). Una referencia similar se encuentra en Romanos 16:3; 2 Timoteo 4:19. En el momento en que San Pablo escribi� esta Ep�stola, Aquila y Priscila estaban con el ap�stol en �feso, y es probable que abrieran su casa o alojamiento como lugar de culto para los extranjeros cristianos o extra�os que estaban visitando �feso. Sin embargo, algunos piensan que San Pablo usa el t�rmino "Iglesia" como equivalente al de "familia" u hogar, probablemente incluyendo sirvientes, ni�os y trabajadores relacionados con sus negocios. La palabra "Iglesia" parece haber sido utilizada con una variedad de significados, las asociaciones del t�rmino solo gradualmente se est�n asentando en aquellas con las que estamos familiarizados. La primera sugerencia de la palabra es una reuni�n o asamblea. Pero esto implicaba alg�n prop�sito o dise�o para el cual la gente se reun�a. Puede ser un objeto familiar, un objeto pol�tico, social o religioso. Cualquier asamblea convocada para un prop�sito podr�a ser propiamente mencionada como una "Iglesia". Sabemos que se aplic� a las reuniones pol�ticas de los griegos; y tambi�n puede haber sido un usuario para m� las reuniones de sinagogas de los jud�os, ya que estas deben ser la "Iglesia" a la que se refiri� nuestro Se�or, cuando exigi� a sus disc�pulos que contaran sus disputas, o las heridas de sus compa�eros, a la "Iglesia". " Necesitamos estar en guardia para no forzar las palabras a que tengan sus significados eclesi�sticos modernos cuando los encontremos empleados en el Nuevo Testamento. El simple hecho hist�rico es que las personas prestaron sus habitaciones o sus casas para que las congregaciones cristianas adoren, por lo que el t�rmino "Iglesia" se usa por primera vez para los amigos cristianos que se reunieron para adorar en cualquier lugar. Posteriormente se utiliz� para

(1) el edificio en el que se reunieron los amigos; y

(2) para todo el cuerpo de personas que pensaban y adoraban por igual.

La "Iglesia" se convirti� en el "cuerpo de Cristo". En el tratamiento de este tema solo damos l�neas sugerentes a lo largo de las cuales el pensamiento y la ilustraci�n pueden funcionar, porque las asociaciones de diferentes cuerpos cristianos con el t�rmino "Iglesia" ahora difieren tanto que un tratamiento detallado implicar�a la introducci�n de puntos discutibles.

I. LA CONCEPCI�N M�S SIMPLE DE UNA IGLESIA. Es una reuni�n o asamblea. Como tal, solo se puede aplicar a un cuerpo organizado o a un edificio material mediante un uso figurativo del t�rmino. Ninguna idea de tama�o, cantidad o n�mero parece necesaria para su realizaci�n. Dos o tres que acuerdan reunirse para adorar o trabajar pueden llamarse propiamente una Iglesia.

II SU ASOCIACI�N CERCA CON UNA CASA. Aqu� se habla de la "Iglesia en la casa". Es interesante notar el hecho hist�rico de que las asambleas cristianas primero santificaron los hogares. Al principio no necesitaban encontrar ninguna expresi�n arquitect�nica, ni arreglar asociaciones arquitect�nicas, ni utilizar ayudas arquitect�nicas. La vida hogare�a encontr� una esfera suficiente.

III. SUS CARACTER�STICAS FUNDAMENTALES. Realmente solo esto: la religi�n familiar se extendi� para abrazar a los amigos de la familia. Sin embargo, el crecimiento de la Iglesia puede haber eclipsado su primera idea, debemos admitir que comenz� con el culto familiar y se desarroll� de acuerdo con los requisitos religiosos del hogar, sin presumir al principio que afectar�a ni a la sinagoga ni a las demandas del templo. Este origen familiar de la Iglesia cristiana debe estudiarse m�s a fondo.

IV. LAS L�NEAS DE SU PROBABLE DESARROLLO. Estos fueron arreglados por

(1) aumento de n�meros;

(2) crecimiento de la riqueza, trayendo consigo sentimientos y deseos art�sticos;

(3) asegurar la libertad de la persecuci�n y la admisi�n de los derechos y libertades de los ciudadanos;

(4) surgimiento de una distinci�n entre el sacerdocio y los laicos, y el consiguiente desarrollo de un ritual en el que se podr�a emplear el sacerdocio distinto. Impresione en qu� sentido la idea m�s antigua de una "Iglesia en la casa" puede mantenerse incluso ahora. � R.T.

1 Corintios 16:22

El anatema cristiano.

"D�jenlo ser Anathema Maran-atha". Estas palabras no tienen una conexi�n muy evidente. Anatema significa "maldito". Maran-atha parece querer decir: "El Se�or est� cerca". Solo puede considerarse como una exclamaci�n. En �l, vea la parte Expositiva del Comentario. "Anathema es el t�rmino griego que representa el cherem hebreo, o dedicado a la destrucci�n, e indica la excomuni�n practicada en la Iglesia Cristiana. Los primeros cristianos ejercieron disciplina sobre los miembros ofensores en formas menores o mayores. El mayor se llama Anathema. Se consideraban a s� mismos como claramente justificado en cortar miembros de su cuerpo por las palabras de nuestro Se�or ( Mateo 18:17); y al usar para tal escisi�n el t�rmino 'Anathema', apelaron al empleo de la palabra por parte de Paul en G�latas 1:8. Consideraban que el anatema cortaba al hombre del camino de la salvaci�n; de modo que, a menos que recibiera la gracia del arrepentimiento, ciertamente perecer�a. La palabra se usa uniformemente en la versi�n de la Septuaginta como el equivalente de cherem; y Parece razonable suponer que donde ocurre en las Escrituras del Nuevo Testamento debe entenderse en el sentido m�s profundo como relacionado con la condici�n espiritual, y no simplemente con la exclusi�n de los privilegios de la Iglesia ". La anatematizaci�n moderna se ilustra principalmente por los actos de la Iglesia Cat�lica Romana; El sentimiento de la vida moderna es desfavorable para el ejercicio de la disciplina de la Iglesia en cualquiera de las comunidades protestantes.

I. LAS PARTES ST. Pablo se dirigi�. La iglesia en Corinto; considerada como una compa��a que hizo profesi�n de amor a Cristo y se comprometi� a vivir de acuerdo con la voluntad y el ejemplo de Cristo. Aquellos que no amaban a Cristo, o que no se daban cuenta del esp�ritu y la pureza de Cristo, no eran simplemente inconsistentes: eran infieles e indignos; incluso estaban ejerciendo una influencia traviesa, al igual que las moscas muertas en macetas de pomada.

II LA CONDICI�N EN LA QUE PODR�AN SER ALGUNOS MIEMBROS PROFESIONADOS. Una condici�n que involucra hipocres�a, el pecado contra el cual nuestro Se�or habl� m�s severamente. Tan imposible de rectificar y corregir, porque muy a menudo conectado con el autoenga�o. Muestre c�mo tal condici�n puede ser probada y descubierta. La gran prueba es la vida, la conducta pr�ctica. El hombre que ha perdido el motivo dominante del "amor restrictivo de Cristo", pronto tonificar� su conducta y sus relaciones con el mero placer propio, y primero habr� lo placentero, luego lo cuestionable, y muy posiblemente esto conducir� a el inmoral, como en el caso mencionado en Corinto.

III. EL TRATAMIENTO QUE LOS MIEMBROS MORTALES DEBEN RECIBIR. No es escisi�n, como un mero acto de juicio; este hombre no puede tener derecho a hacer con sus semejantes. Pero la escisi�n es una cuesti�n de tierno respeto por el alma del pecador; y como disciplina dise�ada para efectuar su restauraci�n. Eliminaci�n final de la comunidad cristiana que ninguna iglesia cristiana tiene poder para organizar. La extracci�n temporal puede ser el mejor y m�s esperanzador medio de despertar la conciencia y asegurar la penitencia. San Pablo da instrucciones minuciosas en 2 Tesalonicenses 3:14, 2 Tesalonicenses 3:15, "Tenga en cuenta que el hombre, y no tenga compa��a con �l, puede avergonzarse. Sin embargo, no lo considere como un enemigo , pero amonestarlo como hermano "(ver tambi�n 2 Corintios 2:5) .� RT

Información bibliográfica
Exell, Joseph S; Spence-Jones, Henry Donald Maurice. "Comentario sobre 1 Corinthians 16". Los Comentarios del Púlpito. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tpc/1-corinthians-16.html. 1897.
 
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