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Bible Commentaries
1 Corintios 6

Los Comentarios del PúlpitoLos Comentarios del Púlpito

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Versículos 1-20

EXPOSICI�N

1 Corintios 6:1

Litigios ante tribunales paganos prohibidos.

1 Corintios 6:1

�Te atreves? m�s bien, �te atreves a alguno de ustedes? En opini�n de San Pablo, es un desaf�o audaz a los deberes cristianos buscar de los paganos la justicia debida de hermano a hermano. Un asunto; alg�n motivo de disputa civil. Contra otro; es decir, contra otro cristiano. Cuando uno de los litigantes era pagano, a los cristianos se les permit�a acudir a los tribunales de justicia paganos, porque no hab�a otro remedio posible. Ir a la ley ante los injustos. Lo "injusto" se usa aqu� para los "gentiles", porque de inmediato sugiere una raz�n contra la negligencia del deber cristiano involucrado en tal paso. Cu�n "injustos" eran los paganos en el sentido especial de la palabra, los cristianos de ese d�a ten�an oportunidades diarias de ver; y en un sentido m�s general, los gentiles eran "pecadores" ( Mateo 26:45). Incluso los jud�os estaban obligados a resolver sus disputas civiles ante sus propios tribunales. El jud�o ideal era jashar, o "el hombre recto", y los jud�os no pod�an buscar constantemente la integridad de aquellos que no eran rectos. A fortiori, los cristianos no deber�an hacerlo. Ante los santos. Todos los cristianos eran idealmente "santos", as� como los paganos eran normalmente "injustos". Si los cristianos iban a la ley unos con otros antes que los paganos, desment�an su profesi�n de amor mutuo, causaban esc�ndalo y eran casi necesariamente tentados a cumplir con las costumbres paganas, incluso hasta el punto de reconocer a los �dolos. Nuestro Se�or ya hab�a establecido la regla de que los "hermanos" deber�an resolver sus disputas entre ellos ( Mateo 18:15).

1 Corintios 6:2

�No lo sab�is? La palabra "o" debe ser suministrada por ?, A, B, C, D, F, etc. El Obispo Wordsworth se�ala que esta pregunta enf�tica ocurre diez veces en estas dos Ep�stolas (1Co 3: 6; 1 Corintios 5:6; 1Co 6: 2, 1 Corintios 6:3, 1Co 6: 9, 1 Corintios 6:15, 1 Corintios 6:16, 1Co 6:19; 1 Corintios 9:13, 1 Corintios 9:24), y solo dos veces en el resto ( Romanos 6:16; Romanos 11:2). Fue una reprimenda adecuada para quienes tomaron por conocimiento su obvia ignorancia. Se parece al "�No hab�is le�do?" a los fariseos que profesaban una profunda familiaridad con las Escrituras. Que los santos juzgar�n al mundo. Entonces Daniel ( Daniel 7:22) hab�a dicho: "Vino el Anciano de d�as, y se dio el juicio a los santos del Alt�simo". Nuestro Se�or hab�a confirmado esta promesa a sus ap�stoles: "Tambi�n ustedes se sentar�n sobre doce tronos, juzgando a las doce tribus de Israel" ( Mateo 19:28). Se han adoptado varios modos de evadir el sentido literal, pero incluso en el Libro de la Sabidur�a encontramos: "Ellos [los justos] juzgar�n a las naciones y tendr�n dominio sobre el pueblo" (Sab. 3: 8). Toda especulaci�n sobre la manera y el grado en que los santos compartir�n la obra de Cristo como Juez de los r�pidos y los muertos, es obviamente in�til. Ser� juzgado; literalmente, se est� juzgando: el presente apunta al futuro, como si lo inevitable ya estuviera en curso de cumplimiento. Para juzgar los asuntos m�s peque�os; literalmente, de los juicios m�s peque�os.

1 Corintios 6:3

Que juzguemos a los �ngeles. �ngeles, es decir, algunos que pertenecen, o una vez pertenecieron, a esa clase. La declaraci�n no proporciona datos para m�s especulaciones. Dif�cilmente puede significar "esp�ritus malignos", porque donde la palabra no est� calificada, siempre significa buenos �ngeles; de lo contrario, podr�amos referirnos a los "�ngeles que no conservaron su primer estado" (Jud 1 Corintios 1:6). Es imposible, y no directo, explicar la palabra "�ngeles" en el sentido de funcionarios de la Iglesia, etc., o hacer que la palabra "juez" signifique "implicar una condena de ellos en comparaci�n con nosotros mismos". Todo lo que podemos decir es que "Dios carga incluso a sus �ngeles con locura, y a su vista los cielos no est�n limpios" ( Job 4:18); y que "a los �ngeles no ha sometido al mundo por venir" ( Hebreos 2:5). Debemos tomar el significado claro de las palabras del ap�stol, ya sea que podamos arrojar alguna luz sobre sus concepciones o no. La �nica alternativa es suponer que la palabra significa "aquellos que alguna vez fueron buenos �ngeles", pero que ahora son esp�ritus ca�dos. Tertuliano, Cris�stomo, etc., lo entendieron mucho. m�s bien, para no decir nada. La interpretaci�n precisa de estos vers�culos es una cuesti�n de cierta dificultad, pero no en una medida que afecte el sentido material, o que pueda explicarse sin un m�nimo conocimiento del griego.

1 Corintios 6:4

Si es as�, etc., el verso implica que las disputas civiles podr�an ocurrir naturalmente entre ellos. Lo que �l est� reprobando aqu� es su m�todo objetable para resolverlos. P�ngalos a juzgar a los menos estimados en la Iglesia. Esto implica un desprecio total de disputas triviales sobre los derechos personales. Seguramente, los miembros m�s humildes y menos considerados de la Iglesia, aquellos sin importancia, tienen la sabidur�a suficiente para decidir en asuntos tan peque�os. As�, cuando surgi� un murmullo entre hebreos y helenistas acerca de la distribuci�n diaria a las viudas, los ap�stoles, pensando que ten�an un trabajo mucho m�s importante entre manos que el ajuste de tales celos, dejaron todo el asunto en manos de los siete di�conos. Algunos entienden que "los que no tienen ninguna cuenta en la Iglesia" significan paganos; pero �l est� aqu� prohibi�ndoles llevar sus disputas ante los paganos. Por supuesto, idealmente, nadie debe ser "despreciado" o "no tener en cuenta" en la Iglesia; pero San Pablo est� hablando aqu� relativamente, y con referencia a los puntos de vista de los corintios mismos, y no sin iron�a. El participio perfecto, "los que han quedado en nada", tal vez significa personas de probada inferioridad de juicio.

1 Corintios 6:5

Hablo a tu verg�enza. Agrega esto para explicar la severa iron�a del �ltimo comentario. No es un hombre sabio entre ustedes. �Entre ustedes, que se erigieron como tan especialmente sabios! Juzgar; m�s bien, para decidir.

1 Corintios 6:7

Ahora por lo tanto; m�s bien, no m�s, ya. Absolutamente; m�s bien, en general, "en conjunto", "mirando la pregunta como un todo". Una falta. La palabra significa "un defecto", o posiblemente "una p�rdida" ( Romanos 11:12, "la disminuci�n"). Su derecho a la ley es una inferioridad o deficiencia; deber�as saber de "una manera m�s excelente". �Por qu� no prefieres equivocarte? Por extra�o que parezca ese consejo para los paganos, que se enorgullec�an del resentimiento apasionado de las heridas como si fuera una virtud, esta hab�a sido la ense�anza distintiva de nuestro Se�or; "Resiste no el mal" ( Mateo 5:39).

1 Corintios 6:8

No, ustedes hacen mal y defraudan. Por lo tanto, violaron una regla que Pablo hab�a establecido a los Tesalonicenses ( 1 Tesalonicenses 4:6) e incurrieron en la ira de Dios.

1 Corintios 6:9

No lo se; m�s bien, o no lo sab�is, como antes. �Est�s desafiando a Dios, o tu pecado surge de la simple ignorancia? Los injustos; mejor, que hacen mal, el verbo es el mismo que "ye do wrong" en 1 Corintios 6:8. Quiz�s los corintios pensaron que ser�an salvos por el solo hecho de haber sido admitidos en el reino de Dios (la Iglesia cristiana en todos sus m�s altos privilegios) por el bautismo. San Pablo aqu� establece, tan claramente como lo hace Santiago, que la fe sin obras est� muerta, y los privilegios sin santidad son derogados. El esp�ritu de su advertencia es el mismo que el de Jeremias 7:4, "No conf�en en palabras mentirosas, diciendo: El templo del Se�or ... son estos"; o la de San Juan Bautista: "No se digan a ustedes mismos: Somos hijos de Abraham". Los cristianos a menudo han sido susceptibles a la tentaci�n de subestimar el peligro que resulta de la ca�da en pedazos de la acci�n del conocimiento. No puede haber mayor peligro que el de hablar levemente de "mera moralidad". La religi�n no es un servicio externo, sino una vida espiritual manifestada por una vida santa. No te dejes enga�ar. Entonces nuestro Se�or dice: "Que nadie te enga�e". San Pablo usa la advertencia muy solemnemente nuevamente en 1 Corintios 15:33 y G�latas 6:7, y St. James en Santiago 1:16. El autoenga�o de la ortodoxia meramente verbal es el m�s peligroso de todos. Ni fornicadores. Las primeras cuatro clases de pecadores prevalecieron especialmente en Corinto, donde, de hecho, la impureza formaba parte del culto reconocido del Afrodita local. Las listas de estas "obras de la carne", que eran la maldici�n y la mancha casi universal del paganismo, tambi�n aparecen en G�latas 5:19; 1 Timoteo 1:10, etc .; Colosenses 3:5.

1 Corintios 6:10

Tampoco ladrones, etc. (ver Apocalipsis 22:15).

1 Corintios 6:11

Y tales fueron algunos de ustedes; literalmente, y estas cosas fueron algunos de ustedes. Como gentiles, muchos de ellos hab�an estado "muertos en delitos y pecados" ( Efesios 2:1). (Para un contraste similar del cambio realizado por el Esp�ritu de Dios, vea Tito 3:3.) Pero ustedes est�n lavados. La voz y el tiempo en el original difieren de los de las siguientes palabras. Esto no puede ser accidental. Es mejor, por lo tanto, rendir, pero ustedes lavaron sus pecados; es decir, ustedes, por su bautismo, lavaron esas manchas ( Hechos 22:16). El objetivo mismo de la muerte de Cristo hab�a sido que �l pudiera limpiar su Iglesia "lavando el agua con la Palabra". Pero vosotros sois santificados, pero sois justificados; m�s bien, pero ustedes fueron santificados, pero �y? fueron justificados, es decir, en su conversi�n. Por "santificado" se entiende, no el curso progresivo de la santificaci�n, sino la consagraci�n a Dios por el bautismo (Wickliffe, "santificado"). (Para lo que San Pablo quiso decir con justificaci�n, vea Romanos 3:24.) En el Nombre del Se�or Jes�s, etc. Esta cl�usula y la siguiente pertenecen a los tres verbos anteriores. De nuestro dios. En la palabra "nuestro" est� involucrada esa apelaci�n a la unidad cristiana de la cual �l nunca pierde de vista a lo largo de la carta.

1 Corintios 6:12

El pecado inexcusable y la verg�enza de la fornicaci�n.

1 Corintios 6:12

Todas las cosas me son l�citas. La brusquedad con la que se introduce la frase tal vez muestra que, en la carta de los corintios a San Pablo, hab�an utilizado alguna de esas expresiones para paliar su laxa tolerancia a las violaciones de la ley de pureza. Por "todas las cosas", por supuesto, solo se entiende "todas las cosas que son indiferentes en s� mismas". Aplicaron err�neamente esta m�xima de la libertad cristiana a lo que era inherentemente pecaminoso y, por lo tanto, se sintieron tentados a "hacer de su libertad una capa de crueldad". San Pablo, como observa Bengel, a menudo, y especialmente en esta Ep�stola, usa la primera persona generalmente en oraciones gn�micas o semi-proverbiales ( 1 Corintios 6:15; 1Co 7: 7; 1 Corintios 10:23, 1 Corintios 10:29, 1 Corintios 10:30; 1 Corintios 14:11). Pero. Esta es la correcci�n de San Pablo de una f�rmula demasiado amplia. No son convenientes. San Pablo ilustra esto en 1 Corintios 8:8. No tenemos derecho a hacer incluso lo que es inocente, si es desventajoso para los intereses m�s elevados de nosotros mismos o de otros. "�l solo", dice San Agust�n, "no cae en cosas ilegales que a veces se abstiene por precauci�n incluso de las legales". No ser� puesto bajo el poder. El juego de palabras en el original podr�a imitarse diciendo: "Todas las cosas est�n en mi poder, pero no estar� bajo el poder de nadie". En otras palabras, la "intemperancia ilimitada" puede convertirse en una tiran�a. La pretensi�n de libertad moral puede terminar en una esclavitud moral.

"�La obediencia es mejor que la libertad? �Qu� es gratis? La espuma irritada en la ola, la paja arrojada al mar; El oc�ano mismo, mientras se enfurece y se hincha, En los lazos de una obediencia sin l�mites mora".

Ser� due�o incluso de mi libertad manteni�ndola bajo el control ben�fico de la ley y de la caridad.

1 Corintios 6:13

Carnes para el vientre, etc. El argumento de los corintios acerca de la indiferencia de comer "carnes" que eran simplemente impuras ceremonialmente era bastante sostenible. Las cosas que no son limpias desde el punto de vista lev�tico pueden ser esencialmente puras, y tanto la comida como el cuerpo que vive son cosas "que perecen en el uso" ( Colosenses 2:22). Destruir�; traer� a la nada. Esto ocurrir�a cuando el cuerpo f�sico se convierta en un cuerpo espiritual, como el de los �ngeles de Dios ( 1 Corintios 15:51, 1 Corintios 15:52). �Qu� vil, entonces, es hacer un dios del vientre, solo para dormir y alimentarse! Tanto �l como ellos. No habr� necesidad de la barriga cuando los hombres "no tengan m�s hambre ni sed" ( Apocalipsis 7:16); y la carne aludida es "carne que perece" ( Lucas 15:16). Ahora el cuerpo es neto para la fornicaci�n, pero para el Se�or. El argumento, por lo tanto, que clasificar�a este pecado como una cuesti�n de indiferencia, como lo fue la distinci�n lev�tica entre diferentes tipos de alimentos, de inmediato cay� al suelo. La comida era una necesidad, y el est�mago se form� para su asimilaci�n. La fornicaci�n no es venial sino "un pecado mortal". No es una necesidad natural, sino un mal consumidor. El cuerpo fue creado para fines superiores, es decir, para ser un templo de Dios. "Dios no nos ha llamado a la inmundicia, sino a la santidad" ( 1 Tesalonicenses 4:7). Y el Se�or para el cuerpo. Por lo tanto, nuestros miembros deben ser usados ??"como instrumentos de justicia para Dios" ( Romanos 5:13), y nuestros cuerpos presentados como un sacrificio vivo, santo, razonable y aceptable para �l ( Romanos 12:1). El final de nuestra existencia es "servir a Dios aqu� y disfrutarlo para siempre en el m�s all�".

1 Corintios 6:14

Dios ha levantado a ambos al Se�or. San Pablo siempre funda la resurrecci�n del hombre] y la inmortalidad en la resurrecci�n y ascensi�n de Cristo (ver 1 Corintios 15:1 .; 2 Corintios 4:14; Romanos 6:5, Romanos 6:8; Romanos 8:11).

1 Corintios 6:15

Miembros de Cristo Encontramos la misma met�fora en 1 Corintios 12:12, 1 Corintios 12:27; Efesios 5:30. A menudo se alude a la Iglesia como "el cuerpo de Cristo" ( Efesios 1:23; Colosenses 1:18; Colosenses 2:19, etc.). En otros lugares, la uni�n entre Cristo y los cristianos se describe mediante la met�fora de un �rbol y sus ramas; un edificio y las piedras que lo componen ( Efesios 2:21, Efesios 2:22). Dios no lo quiera. Un idioma admirable para expresar la fuerza real del original, que significa "�Que nunca sea as�!". Ocurre en Romanos 3:4, Romanos 3:6, Romanos 3:31; Romanos 6:15; Romanos 7:7, Romanos 7:13; Romanos 9:14; Romanos 11:1, Romanos 11:11; G�latas 2:17; G�latas 3:21. La f�rmula, que implica el rechazo indignado de alguna conclusi�n falsa, es caracter�stica del segundo grupo de las ep�stolas de San Pablo, pero especialmente (como se ver�) de la ep�stola a los romanos.

1 Corintios 6:16

�Qu�, no sab�is, etc.? La cl�usula se usa para explicar y justificar la fuerte expresi�n que hab�a usado en el verso anterior. Implica un argumento contra el pecado, que es el m�s original e impresionante que podr�a haberse usado. A este pasaje se le debe especialmente el tono tomado por los cristianos en cuanto a estos pecados, que difer�an totalmente de los tomados por los paganos. Ellos dos. Las palabras no aparecen en G�nesis 2:24, pero siempre se citan en el Nuevo Testamento. Dijo �l. Esta es una vaga f�rmula jud�a de citas, adoptada para evitar la introducci�n innecesaria del Nombre sagrado. "�l" es "Dios" en las Escrituras. Ser� una sola carne; m�s bien, se convertir�. Esta apelaci�n a G�nesis 2:24 ( Mateo 19:5) es equivalente a la regla de que ninguna relaci�n sexual entre los sexos est� libre de pecado, excepto bajo la sanci�n del matrimonio.

1 Corintios 6:17

Eso est� unido al Se�or. Esta frase, que indica la uni�n m�s cercana posible, se encuentra en Deuteronomio 10:20; 2 Reyes 18:6. Es un espiritu. Existe una "uni�n m�stica", no solo "entre Cristo y su Iglesia", sino tambi�n entre Cristo y el alma santa. Por lo tanto, para San Pablo, la vida espiritual significaba la residencia de Cristo en el coraz�n, la vida "en Cristo; " para que pudiera decir: "Ya no soy yo quien vive, sino Cristo que vive en m�" ( G�latas 2:20; G�latas 3:27; Colosenses 3:17) .

1 Corintios 6:18

Huir de la fornicaci�n. En la batalla contra los pecados sensuales, no hay victoria excepto en la fuga absoluta, por la raz�n que sigue inmediatamente, a saber, que estos pecados tienen su morada en ese cuerpo que es parte de nuestro ser y que, sin embargo, tienden a destruir. Hacen de un hombre su propio enemigo m�s mortal. Todo pecado ... es sin el cuerpo. Algunos han supuesto que esto no puede aplicarse a la glotoner�a y la embriaguez, que por lo tanto clasifican con fornicaci�n; pero incluso en esos pecados, como en el suicidio, la causa y el incentivo del pecado son externos, mientras que la fuente de la impureza est� en el coraz�n y en los pensamientos, que vienen de adentro, y as� contaminan al hombre. Otros pecados pueden ser con y por medio del cuerpo, y pueden da�ar el cuerpo; pero ninguno est� tan directamente en contra de la santidad de todo el ser corporal como la fornicaci�n. Peca contra su propio cuerpo. Alienandolo del servicio de aquel a quien pertenece; incorpor�ndolo con la degradaci�n de otro; manchando la carne y el cuerpo ( Proverbios 5:8; Proverbios 6:24-20; Proverbios 7:24-20); envenenando sutilmente las santidades m�s �ntimas de su propio ser. San Pablo est� pensando principalmente, sin embargo, si no exclusivamente, en el da�o moral y la contaminaci�n.

1 Corintios 6:19

Que su cuerpo es el templo (o m�s bien, un santuario) del Esp�ritu Santo. �l ya ha dicho que la Iglesia es un santuario o santuario del Esp�ritu Santo ( 1 Corintios 3:16); pero aqu�, por primera vez, se expresa una de las verdades m�s profundas y nuevas del cristianismo. Tres grandes �pocas est�n marcadas por el uso de la palabra templo. En el Antiguo Testamento significa el templo material, el signo de una adoraci�n localizada y un pueblo separado; en los Evangelios nuestro Se�or lo usa de su propio cuerpo mortal; en las ep�stolas se usa (como aqu�) del cuerpo de cada cristiano bautizado, santificado por el Esp�ritu interno de Dios. No eres tuyo. Por lo tanto, no podemos usar nuestros cuerpos como si estuvieran absolutamente bajo nuestro propio control. Pertenecen a Dios y "si vivimos o morimos, somos del Se�or" ( Romanos 14:8).

1 Corintios 6:20

Ustedes son comprados por un precio. Ese precio es la sangre de Cristo, con lo que compr� la Iglesia ( Hechos 20:28; Heb 9:12; 1 Pedro 1:18, 1 Pedro 1:19; Apocalipsis 5:9). Esta met�fora del rescate ( 1 Corintios 7:23; 2 Pedro 2:1) tiene su aplicabilidad total y absoluta al hombre. El efecto de la muerte de Cristo por nosotros es que somos redimidos de la esclavitud y la prisi�n, y el derecho de nuestra posesi�n es con Cristo. As�, por varias met�foras, los efectos de la redenci�n nos son revelados en el lado humano. Cuando presionamos indebidamente la met�fora y preguntamos a qui�n nos compraron y a qui�n se pag� el precio, construimos sistemas escolares que solo han llevado a error y respetando que la Iglesia nunca ha sancionado ninguna opini�n exclusiva. Los pensamientos que se mencionan en este vers�culo est�n completamente desarrollados en la Ep�stola a los Romanos. Glorifica a Dios; comport�ndose como sus hijos redimidos y, por lo tanto, manteni�ndose puros. En estas breves palabras, San Pablo resume todo lo que ha dicho, como lo hizo en 1 Corintios 5:13. En tu cuerpo. Las siguientes palabras, "y en tu esp�ritu, que son de Dios", son un brillo perfectamente correcto e inofensivo, pero no se encuentran en los mejores manuscritos, y son ajenos a la deriva del pasaje. Tu cuerpo es un templo, y en ese templo Dios debe ser honrado. "La falta de castidad deshonra a Dios, y eso en su propio templo ( Romanos 2:23)" (Meyer). En estas cl�usulas, San Pablo ha tocado tres temas que ocupan secciones importantes del resto de la Ep�stola, a saber,

(1) la relaci�n entre los sexos ( 1 Corintios 7:1.);

(2) la cuesti�n de las ofertas de �dolos ( 1 Corintios 8:1.); y

(3) la doctrina de la resurrecci�n ( 1 Corintios 15:1.).

HOMIL�TICA

1 Corintios 6:1

La Iglesia ideal es un tribunal.

"�Te atreves alguno de ustedes, teniendo un asunto contra otro", etc.? En nuestro bosquejo de los vers�culos anteriores, consideramos la verdadera Iglesia como una fiesta. Aqu� tenemos que considerarlo como un tribunal, un tribunal de justicia, donde las disputas deben ser resueltas y las quejas resueltas. Parecer�a que surgieron preguntas entre los cristianos corintios que requirieron un arreglo, cuestiones de maldad hechas a personas o propiedades, y que tambi�n el esp�ritu litigioso estaba tan lleno en medio de ellos que llevaron sus quejas a los tribunales paganos. Por esto el ap�stol los reprende. "�Te atreves alguno de ustedes, teniendo un asunto en contra de otro, a la ley ante los injustos, y no ante los santos?" Tres comentarios sobre la Iglesia ideal como tribunal.

I. ES SUPERIOR A OTROS TRIBUNALES EN LA TIERRA.

1. Es una corte formada por hombres moralmente justos. Esto est� impl�cito en las palabras, "�Te atreves alguno de ustedes, teniendo un asunto contra otro, van a la ley ante los injustos y no ante los santos?" Los santos, o solo los hombres, forman el tribunal. En los tribunales de justicia del mundo, los hombres son juzgados por decretos legislativos o decisiones judiciales. No es as� en este tribunal. Es un tribunal de equidad, un tribunal que juzga casos no por preceptos estatutarios, ni por leyes eclesi�sticas, sino por principios b�blicos, y estos principios tal como se encarnan en la ense�anza del que pronunci� el Serm�n del monte. La verdadera Iglesia es su representante y administrador.

2. Es un tribunal cuya jurisdicci�n es universal. "�No sab�is que los santos juzgar�n al mundo?" En muchos sentidos, los hombres de vidas cristianas est�n juzgando el mundo ahora. Sus ideas de lo correcto y lo incorrecto, entre el hombre y el hombre, y el hombre y Dios, forman ese est�ndar de car�cter ante el cual las conciencias de los hombres son constantemente atractivas, y ante las cuales se ven obligados a inclinarse. Todos los hombres finalmente ser�n juzgados por el car�cter de Cristo, y la Iglesia es el representante de ese car�cter. "Las palabras que te digo, te juzgar�n en el �ltimo d�a". Este tribunal de la Iglesia no solo juzga al mundo, sino que tambi�n juzga a los �ngeles. "�No sab�is que juzgaremos a los �ngeles?" La humanidad redimida es en algunos aspectos m�s elevada que las naturalezas angelicales. Ha pasado por cambios mayores y est� m�s cerca de lo Divino. Quienes tienen en ellos el esp�ritu de justicia absoluta en la medida m�s alta son los mejores jueces de car�cter. En los tribunales modernos, este esp�ritu es a menudo muy d�bil y, en algunos casos, extinto. De ah� los tristes errores sobre la interpretaci�n de los estatutos y las decisiones de los jueces. Pero el esp�ritu de justicia absoluta reina en la verdadera Iglesia.

II ES UN TRIBUNAL PARA LA SOLUCI�N DE TODAS LAS DISPUTAS. Pablo insin�a que es para juzgar disputas sobre los "asuntos m�s peque�os" y sobre "las cosas relacionadas con esta vida". Estas expresiones parecen comprender todas las disputas, no solo religiosas, sino seculares; no solo disputas sobre grandes temas, sino tambi�n disputas sobre temas menores. El instinto de la justicia cristiana que lo inspira se asoma al coraz�n de toda conducta moral. Tiene una "unci�n del Santo, por la cual sabe todas las cosas". Cuanto m�s espiritualmente puro sea un hombre, m�s f�cilmente detectar� el error. Hace solo unos a�os, algunos de nuestros jueces ocuparon doce bocas o m�s, a un costo enorme para la naci�n, para averiguar si un hombre era un impostor o no. Para una mente llena de justicia moral, un impostor es detectado instintivamente y de inmediato. Ninguna l�gica puede leer los principios ocultos del coraz�n de un hombre. Cristo sab�a "lo que hab�a en el hombre", y los altamente imbuidos de su Esp�ritu est�n dotados en cierta medida de la misma percepci�n.

III. DISPUTANTES QUE NO TENDR�N SUS CASOS RESUELTOS EN ESTE TRIBUNAL SOLAMENTE SON RESPONSABLES DE REPRODUCIR.

1. La referencia a otro tribunal es imprudente. "Si entonces tienen juicios sobre las cosas que pertenecen a esta vida, p�nganlas para juzgar a los menos estimados en la Iglesia". El significado es que cualquier otro tribunal al que se lleve el caso no tiene en cuenta en la estimaci�n de la Iglesia, es una instituci�n moralmente inferior. El tribunal del hombre en comparaci�n con el tribunal de Cristo es algo verdaderamente despreciable. Ustedes, cristianos, se degradan llevando las disputas a tales tribunales. "Hablo con tu verg�enza. �Es as� que no hay un en�logo entre ustedes?" Es una l�stima para ustedes llevar sus disputas a tales tribunales, una pena que no puedan resolver sus disputas entre ustedes, que "hermano debe ir a la ley con el hermano, antes que los incr�dulos".

2. La referencia a otro tribunal est� mal. "Ahora, por lo tanto, hay una falla total [un defecto] entre ustedes, porque ustedes van a la ley unos con otros". Mejor que hacer esto, mejor que ir a un tribunal mundano para resolver sus disputas, mejor deber�a sufrir mal que llevar su queja a los tribunales mundanos. "La Iglesia tiene principios", dice Robertson, "seg�n los cuales todos estos asuntos pueden quedar en reposo. Y la diferencia entre la corte de justicia mundana y la corte de arbitraje cristiana es una diferencia de oposici�n diametral. La ley dice:" Usted tendr� sus derechos; El esp�ritu de la verdadera Iglesia dice: "No defraudes a tu pr�jimo de sus derechos". La ley dice: "No debes ser perjudicado"; la Iglesia dice: "Es mejor sufrir mal que hacer mal".

1 Corintios 6:9

Reforma genuina.

"�No sab�is que los injustos no heredar�n el reino de Dios? No se dejen enga�ar: ni fornicarios, ni id�latras, ni ad�lteros, ni afeminados, ni abusadores de s� mismos con la humanidad, ni ladrones, ni codiciosos, ni borrachos, ni rebeldes, ni los extorsionadores heredar�n el reino de Dios. Y tales fueron algunos de ustedes: pero ustedes fueron lavados, pero fueron santificados, pero fueron justificados en el Nombre del Se�or Jes�s, y por el Esp�ritu de nuestro Dios ". La reforma de un tipo u otro es un objeto m�s perseguido por todos en cada pa�s que est�n vivos para los males y las injusticias de la vida. Algunas de las reformas buscadas son de utilidad cuestionable; ninguno probar� ning�n servicio esencial y permanente que no sea el presentado en el texto. La reforma es:

I. UNA REFORMA DEL CAR�CTER MORAL DEL HOMBRE. "�No sab�is que los injustos no heredar�n el reino de Dios? No se dejen enga�ar: ni fornicarios, ni id�latras, ni ad�lteros, ni afeminados, ni abusadores de s� mismos con la humanidad", etc. Pecado, que puede definirse como autogratificaci�n , aqu� se presenta en una variedad de formas: "fornicaci�n", idolatr�a, avaricia, intemperancia, etc. Todas estas manifestaciones son desarrollos horribles del mismo principio imp�o, la autogratificaci�n. El principio del pecado, como la santidad, es uno y simple, pero las formas son m�ltiples. Ahora, estas clases moralmente corruptas que nos dicen aqu� fueron cambiadas; fueron "lavados" y "santificados" y "justificados", lo que, despojado de su figura, significa que fueron cambiados en la ra�z y fuente de su car�cter. Eran, para usar la fraseolog�a b�blica, convertidos, regenerados, creados de nuevo en Cristo Jes�s para buenas obras. La reforma no fue doctrinal, eclesi�stica o institucional, sino moral.

II UNA REFORMA INDISPENSABLE A UN FELIZ DESTINO. �Cu�l es el �nico destino feliz para el hombre? Para "heredar el reino de Dios". �Qu� es el "reino de Dios"? Justicia, paz, alegr�a en el Esp�ritu Santo. Es el reino de la verdad, la pureza, la luz, la armon�a y la bendici�n. Para "heredar" ese imperio, para estar en �l, no como visitantes ocasionales, sino como ciudadanos permanentes, manteniendo la comuni�n con su Soberano y mezcl�ndonos con el bien y el bien de todos los mundos, este es nuestro gran destino. Para esto fuimos hechos, y para nada m�s bajo. Por lo tanto, Cristo nos insta a "buscar primero el reino de Dios y su justicia", lo que significa venir bajo el reino Divino de la verdad y la justicia. Ahora, no hay forma de entrar en este reino sin esta reforma moral. Todos los que no han sufrido esta reforma est�n excluidos.

III. UNA REFORMA EFECTUADA POR LA AGENCIA REDEMPTIVA DE CRISTO. "Y tal fueron algunos de ustedes: pero [fueron] lavados, pero [fueron] santificados, pero [fueron] justificados en el Nombre del Se�or Jes�s, y por el Esp�ritu de nuestro Dios". Esto significa que hab�an sido limpiados de toda impureza moral, "lavados"; que hab�an sido consagrados a la santidad, "santificados"; que hab�an sido corregidos en su ser y sus relaciones, "justificados". Y todo esto, �c�mo? "En el Nombre del Se�or Jes�s, y por el Esp�ritu de nuestro Dios". Esta es la medida reformadora, el evangelio; nada en esta tierra afectar� este cambio moral sino esto. No las promulgaciones de legislaciones, ni las creaciones de genio, ni los sistemas cient�ficos. No menosprecio nada de esto, pero no pueden efectuar esta reforma del alma, la reforma que la humanidad quiere, una reforma sin la cual todas las dem�s reformas son solo reformas en pergamino, un cambio en las meras formas externas de vida. "No te maravilles como te dije, debes nacer de nuevo." Sin santidad nadie ver� al Se�or ".

1 Corintios 6:12

El cristianismo en relaci�n con el cuerpo.

"Todas las cosas me son l�citas, pero no todas son oportunas", etc. Parece que hubo personas en la Iglesia en Corinto que consideraron que el cristianismo les daba la libertad de hacer lo que quisieran. Algunos de ellos dejaron el juda�smo con sus diversas restricciones, y otros paganismo, que tambi�n ten�a restricciones, estaban demasiado listos para empujar la doctrina de la libertad religiosa, como lo proclam� Pablo, m�s all� de sus l�mites. El ap�stol aqu� declara, tal vez en respuesta a una pregunta sobre el tema, que hay una limitaci�n a la libertad cristiana. �l dice: "Todas las cosas me son l�citas, pero no todas son convenientes". Como la libertad que parec�an codiciar era una libertad en relaci�n con las gratificaciones de los apetitos corporales, aprovecha la ocasi�n para expresar ciertas cosas en relaci�n con el cuerpo. Sus comentarios nos sugieren la relaci�n del cristianismo con el cuerpo humano. Observamos-

I. QUE RECONOCE LA ATENCI�N A LAS NECESIDADES NATURALES DEL CUERPO COMO ADECUADAS. "Carnes para el vientre y el vientre para carnes". Esto significa que el cuerpo tiene apetito, y hay disposiciones destinadas y adecuadas para satisfacerlos. El cristianismo permite al hombre participar de esas disposiciones en la naturaleza necesarias para satisfacer y fortalecer su naturaleza f�sica. Actuar as� es actuar en armon�a con la constituci�n de la naturaleza. Todas las existencias de animales act�an de esta manera. El cristianismo, en lugar de exigirle que muera de hambre el cuerpo con duraciones, y agotar sus energ�as con peregrinaciones dolorosas y auto mortificaciones, dice: "Come y s� satisfecho, come y s� fuerte, cuida tus cuerpos. Si eliges comer el carne ofrecida a los �dolos para calmar el apetito y revitalizar sus marcos, bueno, c�mela ". Sin embargo, alimentar al cuerpo, el cristianismo lo considera, aunque apropiado, como muy temporal; tanto la comida como el cuerpo deben perecer. No son como existencias espirituales y suministros espirituales, que tienen en cuenta un m�s all� inconmensurable. "Toda carne es hierba".

II QUE RECONOCE LA INDULGENCIA EN LAS GRATIFICACIONES DEL CUERPO COMO INCORRECTO. "Ahora el cuerpo no es para fornicaci�n, sino para el Se�or; y el Se�or para el cuerpo". Esto no es una necesidad del cuerpo, como comer y beber, sino una indulgencia inmoral de sus propensiones. El hombre debe atender sus propensiones corporales como alivio, no como gratificaci�n. El que atiende a sus propensiones f�sicas para obtener placer de ellas, se hunde m�s bajo que un bruto, viola las leyes de su naturaleza, degrada su ser y ofende a su Dios. Por lo tanto, la intemperancia, ya sea al comer o beber, es un ultraje moral. El crimen y la maldici�n de los hombres en todas las edades han estado buscando la felicidad de las tendencias g�stricas, sexuales y de otro tipo de su ser f�sico.

III. QUE RECONOCE EL TRATAMIENTO CORRECTO DEL CUERPO COMO IDENTIFICANDO CON CRISTO.

1. Es una propiedad de Cristo. Es "para el Se�or; y el Se�or para el cuerpo". No es nuestro; somos sus administradores, no sus propietarios; lo sostenemos "para el Se�or", y debemos usarlo de acuerdo con sus instrucciones. Es su voluntad que el alma la use para transmitir desde el universo externo las impresiones aceleradas y sagradas de lo Divino, y que se use para expresar y desarrollar los pensamientos y prop�sitos sagrados que tales impresiones deber�an producir. Es dejar entrar a Dios al alma y revelar a Dios a nuestra raza.

2. Es un miembro de Cristo. "�No sab�is que vuestros cuerpos son miembros de Cristo?" Si somos cristianos genuinos, considera que incluso nuestros cuerpos tienen una conexi�n vital con �l. �l ten�a un cuerpo humano, y ese cuerpo humano elevado al cielo es el modelo en el cual nuestros cuerpos ser�n cambiados. Siendo esto as�, la prostituci�n del cuerpo a la indulgencia sensual de cualquier tipo es una incongruencia y un ultraje. "�Entonces tomar� a los miembros de Cristo y los har� miembros de una ramera? Dios no lo quiera. �Qu�? �No sab�is que el que est� unido a una ramera es un cuerpo? Porque dos, dice, ser� una sola carne. Pero el que est� unido al Se�or es un solo esp�ritu ", etc.

3. Es un templo de Cristo. "�Qu�? �No sab�is que vuestro cuerpo es el templo del Esp�ritu Santo que est� en vosotros, que tienen de Dios?" Cristo, por su Esp�ritu, reclama el cuerpo como un templo, en el cual debe morar, ser revelado y adorado. Es de su propiedad. "Ustedes son comprados por un precio; por lo tanto, glorifiquen a Dios en su cuerpo y en su esp�ritu, que son de Dios". El lenguaje aqu� es, por supuesto, figurativo. No significa que hubo una transacci�n estrictamente comercial en la redenci�n del hombre, un quid pro quo literal, porque lo que se habla pertenece a intereses y relaciones espirituales, y no al comercio.

HOMILIAS DE C. LIPSCOMB

1 Corintios 6:1

Relaciones civiles y membres�a de la Iglesia; litigios ante tribunales paganos.

El cap�tulo se abre abruptamente. "Atr�vete a alguno de ustedes", una fuerte expresi�n de desaprobaci�n, "tener un asunto en contra de otro, ir a la ley antes de los injustos?" El juda�smo hab�a ense�ado a los jud�os a no presentarse ante los jueces gentiles con una demanda contra sus hermanos; los romanos hab�an otorgado a los jud�os el derecho de resolver sus disputas entre ellos, y los cristianos en ese momento podr�an hacer uso de esta regla (Lunge). Pero San Pablo, fiel a su m�todo de gobierno, ve el asunto desde el punto de vista cristiano y lo trata �nicamente sobre los principios del Evangelio. El argumento en el cap�tulo anterior se refer�a a las relaciones sociales, el argumento actual se aplica a las relaciones civiles y, sin embargo, simpatizan con �l. La emoci�n es una fuerza asociativa, y a menudo establece o m�s bien revela conexiones de ideas no perceptibles en la "luz seca" del intelecto. En ambos argumentos, el sentimiento subyacente es el mismo, a saber. la dignidad del car�cter cristiano y la supremac�a de sus obligaciones sobre el inter�s, la costumbre, el uso y toda forma de ser no compatibles con el generoso esp�ritu de sacrificio "por el amor de Cristo". Tenga en cuenta, entonces, al leer las ep�stolas de San Pablo, que si a veces pierde la compacidad de la l�gica y su unidad tenaz, siempre est� seguro de encontrar ese v�nculo m�s interno que une el pensamiento con el sentimiento y desplaza el orden para obtener un m�todo m�s elevado. El m�todo, m�s que el orden, marca al pensador cuya vocaci�n es instruir a la masa de la humanidad. Los santos, como los santos existen en el ideal del cristianismo, "juzgar�n al mundo". Deben gobernar con Cristo, compartir su gloria y ser reconocidos por el universo como participantes en el triunfo final de su autoridad mediadora. Si es as�, el honor mediador en la perspectiva futura tiene un cierto alcance de la actividad actual, ya que no podr�a serlo a menos que lo fuera ahora. Sobre el car�cter de estas funciones y las circunstancias que inciden en su despliegue, �qu� sabemos? Caen bajo esa ley de reserva de la que habl� el Se�or Jes�s cuando dijo: "De los tiempos o las estaciones que el Padre ha puesto en su propio poder", somos ignorantes y somos mejores para la ignorancia. Los detalles de los grandes hechos pueden intensificar el intelecto de los sentidos y da�ar la mente superior. Si Cristo era el Hijo del hombre, y como tal llenaba la esfera de la humanidad, mientras admit�a como tal la limitaci�n de su conocimiento en una direcci�n, a saber. "de ese d�a y hora no conoce a nadie", seguramente no debemos dejarnos perplejos en cuanto a las teor�as espec�ficas relacionadas con este tema. El cristianismo pone el �nfasis en la inteligencia m�s que en la informaci�n y, de hecho, nos asegura que la moderaci�n es esencial en nuestra condici�n para un desarrollo equitativo. San Pablo argumenta desde el futuro hasta el presente; as�, "juzgar� al mundo ... juzgar� a los �ngeles"; y se enfatiza la conclusi�n, "�cu�nto m�s cosas pertenecen a esta vida!" Sobre esta base de la superioridad espiritual de los santos en Cristo, �l afirma que el juicio de los creyentes ahora puede ejercerse de manera m�s ventajosa. Es un entrenamiento en la escuela de Cristo, y la disciplina, aunque variada, se adapta al bien supremo. �San Pablo quiere poner a los tribunales terrenales bajo la prohibici�n? De ninguna manera. Una y otra vez busc� su protecci�n contra jud�os y gentiles, y, si la ley romana no se hubiera hecho amiga de �l, su apostolado como raz�n de los hombres habr�a tenido una r�pida terminaci�n. �Qui�n fue m�s expl�cito y sincero que �l al instar a la doctrina de que el gobierno humano era una ordenanza divina, y como tal para ser obedecida y honrada? �Y qui�n entre los estadistas y los fil�sofos vio alguna vez tan profundamente la naturaleza y las funciones de la soberan�a como un elemento esencial de la idea del hombre en el esquema del universo? En derecho, en su administraci�n de justicia, en su protecci�n de personas y bienes, en su poder de verificar y conservar los intereses multitudinarios de la sociedad, reconoci� el brazo derecho de Providence. El sentido de la providencia debe ser social no menos que individual, debe trascender los l�mites geogr�ficos y abrazar a la familia humana como una familia de "una sangre", o fracas� en su cargo. Entonces, �l no tiene problemas con la ley y sus adjudicaciones como tales. Pero los usos de la ley por los cristianos; el recurso com�n y f�cil para satisfacer la codicia, el orgullo, la ambici�n, la venganza y todas y cada una de las formas de ego�smo; ese es el asunto m�s grave que tiene ante s�. "Hay una falla absoluta entre ustedes", una debilidad, un repudio del sentimiento noble, un alejamiento de la idea del verdadero yo en Cristo, "porque ustedes van a la ley unos con otros" ante los incr�dulos; hermano dispuesto contra hermano; y esta exposici�n de una unidad mutilada, con sus males acompa�antes, hecha en presencia de hombres cuyas cr�ticas estar�an demasiado ansiosas por detectar y magnificar sus imperfecciones. Este es un aspecto del asunto. Pero ganas tus derechos. Ay, y los derechos pueden comprarse demasiado caro. Vaya a la ley y obtenga sus derechos; y luego, al retirarse del asiento del juicio, piense en lo que deja atr�s: qu� p�rdida de sentimiento, confianza en los dem�s, esperanza en la humanidad, fraternidad de coraz�n, tal vez incluso integridad y honor. �Derecho y derecho, con qu� frecuencia se separan, y uno es burlesco, vergonzoso, el amargo desprecio del otro! "Prefiero equivocarse"; es algo m�s varonil, si se hace por el amor de Cristo. Lord Erskine, cuando estaba en el bar, le dijo una vez al Dr. Parr: "Acomode la diferencia amigablemente ... Apenas puedo imaginarme una situaci�n en la que una demanda no se pueda evitar, si es posible". Este es otro aspecto de el asunto �Pobre de m�! Hay un aspecto a�n m�s triste. La ley se usa como un medio para infligir un error. "Ustedes hacen mal, defraudan, y son sus hermanos". Todos los errores gigantescos han sido perpetrados bajo el nombre de la ley, todos sabemos; pero, �qui�n puede decir hasta d�nde ha llegado este esp�ritu, que usa la justicia para lograr la injusticia, en todas las relaciones de los hombres y ha viciado la vida entre los retiros sagrados del hogar y la Iglesia? La depravaci�n de la naturaleza inferior del hombre es temerosa, no porque sea cruel y brutal, sino porque es continuamente reforzada y vigorizada por la depravaci�n de su naturaleza superior. Lo que es cierto del individuo a este respecto es cierto tambi�n de la sociedad. La historia y nuestra propia observaci�n justifican la afirmaci�n de que los perversos m�s groseros de la ley y la justicia se han encontrado entre aquellos que eran ricos, o en el alto cargo, o de otra manera influyentes. Su ejemplo, en muchos casos, ha funcionado a la baja, al igual que ciertos gases venenosos, demasiado pesados ??para ascender, han infectado el aire a un nivel con nosotros. Luego sigue una pregunta que contiene su propia respuesta: "�No sab�is que los injustos no heredar�n el reino de Dios?" Su apasionada f�rmula, "No te dejes enga�ar", introduce un cat�logo de inmoralidades que excluyen a los hombres del reino de Dios, en el que tenemos una sorprendente revelaci�n, com�n con San Pablo, de los pecados corporales. Tales fueron algunos de ustedes. �Pero qu� diferente ahora! Lavado, santificado, justificado, en el Nombre de Cristo y por el Esp�ritu. �Volver�an a caer en sus pr�cticas paganas? Dentro de la br�jula de algunos versos, San Pablo nos da principios que impregnan la sociedad civil no menos que los religiosos. Si se lleva a cabo, deber�amos tener mucha menos ley y mucha m�s equidad, y tanto la ley como la equidad ser�an inmensas ganadoras por el cambio. La tendencia del argumento es lo que hay que notar. Esa tendencia es dar a los hombres una verdadera concepci�n espiritual de s� mismos y desarrollar su pensamiento de s� mismos de acuerdo con el pensamiento de Dios sobre ellos. El sentido de la justicia p�blica puede obligarnos a recurrir a la ley, pero esto no entrar� en conflicto con la idea de San Pablo. 'Por otro lado, cualquier abuso de una instituci�n, ya sea gubernamental o dom�stica, ya sea eclesi�stica o terrenal, es un abuso de la virilidad, y en esta verdad �l gasta la fuerza de su razonamiento. En estos vers�culos, como en los cap�tulos anteriores, argumentando, denunciando, exhortando, suplicando, es la voz de una gran doctrina y una elevada confianza y una sublime esperanza que escuchamos. Y lo escuchamos en medio de conflictos y turbulencias, en las profundidades de un coraz�n muy doloroso y, sin embargo, "siempre alegre", y capaz de dominarse a s� mismo y sus facultades y recursos cuando y donde sea necesario. �L.

1 Corintios 6:12

El cuerpo humano y su relaci�n con Cristo.

Entre los objetos acerca de �l apropiados para su uso y disfrute, aquellos objetos que coincid�an con su naturaleza y posici�n como hombre redimido, �hab�a algo de lo que estuviera excluido? "Todas las cosas me son l�citas" y, en este sentido, la libertad y la ley son id�nticas, siendo la medida de uno la medida del otro. Si la ley es de Dios, tambi�n lo es la libertad; si la primera es la expresi�n de la voluntad y el car�cter divinos, tambi�n lo es la segunda; y si el hombre es la imagen de Cristo en la ley, tambi�n lo es en la libertad. Observe, entonces, que no es la ley y la libertad como existentes en un mundo perfecto lo que el ap�stol est� considerando, sino como se encuentra en este mundo mixto y desordenado, en el que la libertad condicional contin�a con sus asuntos eternos. Idealmente, "todas las cosas son l�citas" y, sin embargo, debido a que la vida es una disciplina, �c�mo podr�a ser de otra manera que no deber�a limitarse la libertad? Uno de los principales prop�sitos de la libertad condicional es disciplinar la voluntad, elegir por s� mismo entre una multitud de objetos que abordan nuestras sensibilidades. Decenas de cosas atraen diariamente a nuestros sentidos y, si todas nuestras sensaciones se convierten en deseos, de ah� en motivos, de ah� aceptadas por la voluntad, y formadas parte de nosotros mismos, entonces ciertamente esto no es libertad para los fines de la disciplina moral, sino libertad para la gratificaci�n simple y universal. La libertad desde el punto de vista de San Pablo no es una causa final, es un medio; y que el Corintio recordara que una de sus mayores obligaciones era restringir esta libertad. La libertad en s� misma ten�a un amplio rango en cuanto a que los objetos permit�an su uso y disfrute. �Deber�a abarcar toda el �rea de actividad? No, dice el ap�stol, esto ser�a esclavitud en otra forma. "No ser� puesto bajo el poder de nadie", porque "todas las cosas me son l�citas", es decir, "todas las cosas est�n en mi poder", y ejercer� mi poder imponiendo limitaciones a la autocomplacencia. Por supuesto, entonces, esta restricci�n impuesta a la libertad individual es nuestro propio acto voluntario. Tal es el �nfasis puesto en la personalidad que la virtud cristiana de un hombre debe ser espec�ficamente suya, y reconocida por signos infalibles como suya. El desarrollo es un deber com�n, el autodesarrollo separa a un hombre de sus semejantes para que pueda crecer de una manera determinada. La abnegaci�n es un deber com�n, pero bajo esta ley de individualidad en el uso de nuestra libertad, la abnegaci�n asume una variedad de formas y se vuelve maravillosamente potencial en los asuntos humanos por la diversidad que presenta. Desde este punto de vista, la auto negaci�n de A no es una gu�a para B. La forma especial de su auto negaci�n puede no ser recomendable para m�, no, puede ser perjudicial para m�; y, seguramente, perder� su virtud si la adopto simplemente porque es tuya. Y, por lo tanto, el valor del ejemplo a este respecto no es crear una imitaci�n servil por parte de los dem�s, sino establecer el valor inherente al esp�ritu de abnegaci�n. Si este principio, tan audazmente recomendado por San Pablo, se hubiera cumplido fielmente, habr�a salvado a la Iglesia de muchas inconsistencias. La opini�n privada, aunque se contenta con serlo, puede ser demasiado estricta y, sin embargo, no hacer mucho da�o. Pero en muchos casos excede los l�mites de la individualidad y toma forma como la tiran�a de la opini�n p�blica. La morbilidad rara vez se satisface hasta que adquiere notoriedad ante los ojos de los hombres, y as� sucede que tenemos agitaci�n eclesi�stica y legislaci�n sobre muchas cosas, por ejemplo, entretenimientos, sobre las cuales no se puede establecer un est�ndar exacto para todos. Si pudi�ramos tener un est�ndar exacto, no compensar�a la p�rdida de libertad personal, ya que este es precisamente uno de esos asuntos en los que la abnegaci�n debe toda su excelencia a las restricciones que se impone a s� misma. En este sentido, el enf�tico "yo" de San Pablo es el "yo" de todo hombre redimido y, en consecuencia, como prerrogativa universal, esta caracter�stica exaltada de la individualidad est� muy cuidadosamente protegida. �Y c�mo se guarda? Por no hablar de lo que la libertad cristiana es en s� misma delegada por Dios en Cristo, y condicionada ampliamente diferente de la soberan�a de Ad�n en el Ed�n; sin mencionar sus limitaciones originales por la Ley Divina y las barreras fijas sobre las cuales no puede pasar y, si es fiel a s� mismo, no puede pasar; �Qu� es esta libertad sino un glorioso privilegio de ser a�n m�s glorioso por nuestras propias leyes de moderaci�n? Es una nueva limitaci�n peculiar del hombre. Es una limitaci�n que cada hombre bajo la gracia del Esp�ritu origina y ejecuta para certificar sus propias dotaciones como el siervo redimido de Dios. Es la filiaci�n en su forma m�s bella y tierna: el "Abba, Padre", que no se escucha en Las respuestas de la Iglesia, ni en los himnos de la adoraci�n social, sino que es un enunciado que se eleva a Dios en esas horas cuando la soledad es una alegr�a suprema. Tengo el poder; No lo usar�; Me negar� a m� mismo su ejercicio, y lo har� porque "todas las cosas no son convenientes". �Qu� otro ojo, salvo el suyo, podr�a penetrar esos misterios, de los cuales extrae razones y motivos para actos particulares de abnegaci�n? Misterios, decimos; para muchos creyentes avanzados cede en esta fase de experiencia a instintos medio despiertos e impulsos indefinidos. �C�mo pueden los ministros del evangelio, c�mo pueden las Iglesias en su capacidad oficial, llegar a conocer lo que es m�s sabio y mejor en aquellos asuntos que pertenecen a los m�s altos atributos de la personalidad como base de la individualidad? "Que cada hombre sea completamente persuadido en su propia mente". "Totalmente persuadido", nunca podr� serlo a menos que use su libertad sin trabas. Si dogmatiza y legisla, la persuasi�n total no puede ser el resultado de "su propia mente". Si Dios puede confiar en �l, �por qu� no usted? Se ha provisto la salvaguarda, es conveniencia. Y esta sensaci�n de conveniencia o de aptitud y propiedad es una fuerza conservadora y prudencial, que opera para controlar todos los excesos y ata al hombre con el cestus dorado de la moderaci�n. La rapidez nunca es voluntaria y arbitraria. Preside los gustos y las moralidades menores, no menos que las virtudes m�s prominentes; ni juega con las peque�eces ni desde�a las ayudas de la apariencia, el tono y la manera, sino que es cardinal para todo lo que refleja el hombre sobre sus asociados. Muy vivo a las discriminaciones, nos educa a conocer lo mejor de lo meramente bueno y, por su tacto fino y su sagacidad sutil, avanza r�pidamente hacia los objetos m�s nobles. Considera, como si fuera parte de s� mismo, el bienestar de los dem�s y, por lo tanto, se convierte en una garant�a de que la libertad de un hombre no invadir� los derechos de su pr�jimo. Y al recordar que "todas las cosas" son suyas solo en la medida en que es de Cristo, se da cuenta de que "ya no vivo yo, sino que Cristo vive en m�". Entonces San Pablo procede a detenerse en la santidad del cuerpo humano. �Un tema favorito, en el que �l piensa mucho. En el tercer cap�tulo lo hab�a discutido, y en pasajes posteriores, cada uno de ellos singularmente claro y v�vido, recurre a este gran tema. Aqu� la idea principal es que nuestros cuerpos "son los miembros" del cuerpo de Cristo. "El cuerpo es para el Se�or, y el Se�or para el cuerpo". Y, por lo tanto, San Pablo, en su m�todo concreto de pensamiento, se niega a separar, incluso en pensamiento, cuerpo y alma, ya que est�n conectados con la redenci�n, la Materia y la mente es perfectamente diferente; solo los conocemos por su infinita contrariedad; y, sin embargo, la materia y la mente se encuentran y se unen como cuerpo y alma, y ??la uni�n es la naturaleza humana. Estas dos sustancias crecen cada una a su manera, la uni�n natural al nacer se hace cada vez m�s cercana a medida que pasan los a�os, y el cuerpo se subordina cada vez m�s al servicio de la mente, en el hombre maduro: el mec�nico, el contador, el artista. , el poeta, el fil�sofo: se ha producido un gran avance en la cercan�a y adaptabilidad de la corporeidad a los deseos, demandas y aspiraciones del esp�ritu. Si se cumple la idea providencial en educaci�n y cultura, la actividad cooperativa aumenta constantemente, cada paso hacia adelante es un paso para ambos, y la ley del desarrollo entra en vigencia en beneficio mutuo. A�n m�s completamente este hecho se pone de manifiesto en la experiencia cristiana. Las cifras de San Pablo sobre este tema representan hechos. Los apetitos corporales dejan de ser simples instintos animales. Son elevados y purificados. Si Cristo resucit� de la muerte, tambi�n nuestros cuerpos ser�n resucitados, porque la compa��a de la mente y la materia como alma y cuerpo no es un hecho transitorio sino eterno. Se puede hablar de estar "aqu� en el cuerpo retenido" y del "cuerpo de humillaci�n" (cuerpo vil), pero la idea del cuerpo como investidura del esp�ritu y auxiliar de sus funciones es parte del esquema original de la humanidad. , y tendr� su desarrollo completo en la vida futura. Poco nos damos cuenta de que el hombre de la resurrecci�n est� ahora en un proceso de entrenamiento en cuanto a su forma corporal. Este entrenamiento es doble, mental y material, y por lo tanto, si bien es cierto que ciertas funciones f�sicas expirar�n y no se conocer�n m�s, los efectos de su experiencia sobrevivir�n en el alma misma. El cristianismo nos asegura "un cuerpo espiritual" y la resurrecci�n de Cristo nos lo confirma; y, de acuerdo con esta doctrina, el crecimiento actual del cuerpo al servicio de la mente, la ense�anza de los sentidos, la reducci�n de los nervios a la voluntad, la orden que se adquiere sobre los �rganos inferiores, todo indica que el hombre de la resurrecci�n del cuerpo y el esp�ritu est� ahora en proceso de formaci�n. Si esto es cierto; si la resurrecci�n no es solo una futura gloria sino una realizaci�n que ahora se lleva a cabo por medio del presente ennoblecimiento y santificaci�n del cuerpo humano; y, adem�s, si la educaci�n de Cristo de su propio cuerpo a los oficios que ocup� como Maestro, Trabajador de milagros, Fil�ntropo, Redentor, etc., en cuanto al esp�ritu que lo impulsa, un ejemplo para sus seguidores; entonces seguramente tenemos el mayor peso de razones para considerar el cuerpo como el "templo del Esp�ritu Santo". La filosof�a griega hab�a abusado de la verdad de que todas las criaturas son para el hombre y que �l es la medida de todas las cosas. Los cristianos profesos hab�an seguido una filosof�a carnal en la aplicaci�n de esta verdad. Y ahora que San Pablo lo ha rescatado de sus perversiones y lo ha puesto a la luz adecuada, bien puede llegar a la conclusi�n: "Ustedes son comprados por un precio: glorifiquen a Dios en su cuerpo y en su esp�ritu, que son de Dios. "�Podr�a decir algo m�s oportuno, m�s trascendental, m�s significativo del objetivo del cristianismo, ya que respetaba la regeneraci�n social de la humanidad"? El pecado del cuerpo; aquel pecado que entrega el cuerpo a otro y lo degrada como nada m�s puede degradar; ese pecado de pecados, que sacude el cuerpo donde deber�a ser m�s puro, y hunde m�s bajo lo que deber�a ser m�s alto; �podr�a su maldad expresarse en un lenguaje m�s fuerte que cuando habla del cuerpo como el tabern�culo, en el cual no solo el alma pero mora el Esp�ritu Santo? "Lo que ten�is de Dios" y, por lo tanto, "no el tuyo", sino "comprado por un precio". Y sin embargo, esta posesi�n redimida, la compra de la sangre de Cristo, un miembro de su cuerpo m�stico, un tabern�culo del Esp�ritu, enajenado , abusado, prostituido hasta el m�s vergonzoso y el m�s fatal de todos los vicios. De nada es tan cierto a partir de este vicio, que nos convertimos en aquello con lo que nos asociamos. La asociaci�n es asimilaci�n y, en este caso, la asimilaci�n es la forma m�s terrible de profanaci�n. Estos vers�culos (18-20) contienen, como se ha sugerido (Alford), el germen de las tres secciones importantes de la Ep�stola a punto de seguir. Y hacemos bien en entrar en su significado e implorar la gracia de Dios para que nos ayude, no sea que no recibamos la profunda impresi�n que se busca. Es in�til parpadear el hecho de que entre las naciones cristianas y en el siglo XIX este vicio colosal de un cuerpo humano profanado es la ciudadela sat�nica de la iniquidad. Tome todos los vicios y pecados en la tierra, agr�pelos en un solo bulto, y las desgracias, males, cat�strofes, desastres tr�gicos, en conjunto, no superar�an las consecuencias moral y socialmente vistas de esta enormidad. La mitad del hombre va directo y r�pido a las manos del demonio, y la otra mitad, a menos que Dios se interponga, sigue una fascinaci�n de ceguera excepcional entre las ilusiones. �Dios ayudanos! Porque verdaderamente "vano", en este caso, "es la ayuda del hombre". Necesitamos una discusi�n mucho m�s amplia y audaz sobre la religi�n del cuerpo humano; y si los escritores y predicadores estudiar�an el arte de hacer este trabajo, la Iglesia y el mundo ser�an grandes ganadores. De cualquier manera, esto est� abierto para todos nosotros, a saber. poner un �nfasis mucho mayor de lo que com�nmente se hace en la dignidad, el valor y la gloria del cuerpo humano como se ve a la luz de las ense�anzas de Cristo. No se hace justicia completa en este tema, ni siquiera la justicia aproximada, y, por lo tanto, no es de extra�ar que el cuerpo sea menospreciado, vilipendiado, tolerado por muchos como una molestia e inmolado por miles como una criatura de apetito y lujuria. "Comprado por un precio", lo pag� la sangre del Se�or Jes�s, una cosa gloriosa que se puede comprar y que no se paga un rescate demasiado precioso, y ahora rociado por esa sangre y santificado por el Esp�ritu que mora en �l. �Oh, qu� intensidad de alma deber�a entrar en la s�plica, "Glorifica a Dios en tu cuerpo"! - L.

HOMILIAS POR J.R. THOMSON

1 Corintios 6:1

Litigio; o �C�mo resolver�n los cristianos sus diferencias y disputas?

Notable es la percepci�n que esta Ep�stola nos brinda en la vida interior de una Iglesia de la primera edad. Parece que estamos ante la presencia de virtudes notables y defectos notables, y estamos impresionados con la incongruencia de la imagen. Una cosa es cierta, que la naturaleza humana era entonces lo que es ahora, y que el cristianismo ofrece el �nico remedio divino para las enfermedades individuales y sociales.

I. SE DEBE ESPERAR QUE LAS DIFERENCIAS Y DISPUTAS SURGIR�N DENTRO DE LOS L�MITES DE LAS COMUNIDADES CRISTIANAS. Las ocasiones son m�ltiples; El conflicto de intereses, de opiniones y de gustos representar� no pocos. Es irracional suponer que la naturaleza humana puede ser transformada a la vez de la condici�n del pagano autocomplaciente, por ejemplo, a la posici�n de un siervo maduro y santo de Dios. Hay en la Iglesia en la tierra personas que ocupan cada punto intermedio entre estos extremos; y entre tales "ofensas vendr�n".

II Es escandaloso que esas controversias deben ser llevados ante un HEATHEN Tribunal. Los griegos eran una raza especialmente controvertida y litigiosa. Era bastante natural que los que en los d�as de su paganismo se hab�a acostumbrado a dirimir sus diferencias a los jueces de la ciudad todav�a debe llevar a las diferencias que puedan surgir en los mismos tribunales. Pero la reflexi�n, como insta el ap�stol, debe haber puesto de manifiesto la falta de sabidur�a de tal procedimiento. El cristianismo se proclam� una religi�n de paz y amor; y sus seguidores hablaban unos de otros como hermanos; aunque se sab�a que el gran Se�or hab�a ordenado el perd�n de las heridas, y �l mismo hab�a dado el ejemplo de tal perd�n. Est� claro que para los cristianos ir a la ley entre ellos ante los tribunales de las naciones era crear un esc�ndalo y despreciar tanto a la religi�n como a sus profesores. Los mismos razonamientos se aplicar�n siempre que, en nuestros d�as, los que mandan son poco cristiano, y los seguidores de Jes�s son, sino como la levadura en la masa del paganismo.

III. CADA SOCIEDAD CRISTIANA CONTIENE DENTRO DE MISMOS ELEMENTOS CAPAZ DE TRATAR CON TALES EMERGENCIAS. Seg�n las ense�anzas del ap�stol, los "santos" ser�n asesores del Se�or Cristo en el juicio del mundo y de los �ngeles; y los destinados a cumplir funciones tan majestuosas seguramente se encargar�n de la soluci�n de disputas triviales. Es mejor si las dos personas entre las cuales ha surgido un malentendido pueden componer sus diferencias sin ayuda externa; Si esto no se puede hacer, es bueno pedir la ayuda de un cristiano de car�cter tranquilo, imparcial y de gran experiencia, con un acuerdo com�n de aceptar su premio sin murmurar. Seguramente hay una gran oportunidad para el ejercicio de las virtudes de la sabidur�a y la justicia en direcciones como estas. Se podr�an evitar muchas disputas y ardor en el coraz�n si hubiera un deseo sincero y general de actuar seg�n los consejos del ap�stol. Los tribunales de justicia, incluso en los pa�ses cristianos, podr�an ser relevados de gran parte de sus negocios, en beneficio de toda la comunidad.

IV. LA MEJOR PREVENTIVA DEL CUARELO ES UNA DISPOSICI�N PARA SUFRIR LESIONES EN LUGAR DE RESTARSE O INCLUSO REDUCIRSE INCORRECTAMENTE. Hay algo muy sorprendente y grandioso en las preguntas repentinas e inesperadas del ap�stol: "�Por qu� no preferir equivocarse? �Por qu� no preferir ser defraudados?" Estos son "consejos de perfecci�n". La alternativa ya sugerida es buena; pero esto es mejor lejos, sin embargo, se opondr� a las inclinaciones del "hombre natural". Cristo nos ha dado un ejemplo de sufrimiento incorrecto. Desde el mundo estamos obligados, si as� se ordena, a aceptar con paciencia un lenguaje contundente o tratamiento de la injusticia. Y se sugiere que, incluso entre aquellos que son miembros del mismo cuerpo, puede haber paciencia mutua, puede haber una paciencia equivalente a la magnanimidad, una renuncia a los derechos que dejar� en claro cu�n poca importancia son todas esas cuestiones. en que es posible que los hombres buenos difieran.

"�Aprende cu�n sublime es sufrir y ser fuerte!"

T.

1 Corintios 6:11

Pasado, presente y futuro.

En los dos vers�culos anteriores, el ap�stol ha descrito, en t�rminos claros y claros, los vicios horribles a los que los habitantes paganos de Corinto eran adictos. Para su mente iluminada, el reino de Satan�s y el reino de Dios eran diametralmente opuestos; y la prueba por la cual Pablo los juzg� fue la prueba del car�cter moral, una prueba que la raz�n y la conciencia no pueden sino aprobar. El ap�stol sab�a por lo descuidado que algunos de sus conversos corintios hab�an sido liberados, y se�ala el contraste entre el reino en su persona e historia.

I. UNA BENDICION RESPECTO AL PASADO: EL CRISTIANO ES LAVADO DE LA FALTA MORAL. El lenguaje de este pasaje debe haber ido a casa con poder para algunos corazones: "�Tales fueron algunos de ustedes!" Se hab�an entregado a pecados de la carne y del esp�ritu, en vicios que se consideraban perdonables, y en vicios que se consideraban viles, en transgresiones contra su propia naturaleza y contra la sociedad. Algunos hab�an sido notorios y flagrantes, otros ordinarios, delincuentes. Pero todos hab�an contra�do la corrupci�n moral. �Y qu� hab�a hecho el cristianismo por ellos? �Qu� ha hecho por todos a quienes ha venido? Los ha purificado de sus viejos pecados. "Ustedes fueron lavados". La iluminaci�n de las aguas bautismales fue un s�mbolo de la purificaci�n realizada en el esp�ritu por la redenci�n de Cristo, por el Esp�ritu Santo de Dios.

II UNA BENDICION RESPECTO AL PRESENTE: EL CRISTIANO ES RENOVADO EN SANTIDAD. El perd�n y la limpieza de la impureza pueden considerarse justamente como los medios para un fin; es decir, santificar o santificar. Esto es lo positivo, para lo cual el otro es el lado negativo. Liberado del vicio y el crimen, el tema del poder divino de la cruz est� bajo una influencia nueva e inspiradora. El Esp�ritu Santo crea la naturaleza de nuevo. Ning�n poder inferior es adecuado para producir un cambio tan vasto. Es una prueba del origen Divino y la adaptaci�n del cristianismo que intenta y logra una tarea tan sobrehumana. Estos milagros morales de la santificaci�n constituyen una evidencia del cristianismo que, para muchas mentes, es el m�s concluyente de todos.

III. UNA BENDICION RESPECTO AL FUTURO: EL CRISTIANO ES JUSTIFICADO DE LA CONDENACI�N. La expresi�n empleada se refiere al gobierno de Dios y nuestra relaci�n con �l. La justificaci�n es la absoluci�n en el tribunal del juez justo. Por anticipaci�n, la Escritura representa esta absoluci�n como ya se ha pronunciado en el caso de aquellos que han aceptado los t�rminos de la salvaci�n. Para tal sirve el Nombre de Jesucristo, y en eso el Esp�ritu de Dios obra graciosamente. La justificaci�n se confiere ahora; pero el beneficio completo de esto aparecer� por contraste en el d�a del juicio.

APLICACI�N 1. La pregunta se sugiere a todos los oyentes del evangelio: �podr�a el ap�stol haber usado este lenguaje en referencia a m�? �Los signos de este poderoso cambio se manifiestan en mi vida?

2. La reflexi�n se sugiere a aquellos que han experimentado esta transformaci�n moral: �cu�n maravillosa y efectiva es la gracia de Dios! �Cu�n grande es la deuda de gratitud que le debemos al Padre que nos am�, al Salvador que nos redimi�, al Esp�ritu Santo que nos santifica!

1 Corintios 6:12

La santidad del cuerpo.

En Corinto, la idolatr�a asumi� la forma m�s imponente, lujosa y voluptuosa. De acuerdo con todo lo que sabemos de los habitantes y visitantes opulentos y amantes del placer de "la estrella de Hellas", esas controversias y esc�ndalos que se abordan tan a fondo en este cap�tulo deber�an surgir en una sociedad cristiana plantada por ap�stol en Corinto. Debe notarse m�s especialmente que hay una raz�n suficiente para el hecho notable de que los asuntos sexuales deben tratarse m�s completamente en esta Ep�stola que en cualquier otra parte del Nuevo Testamento. El ap�stol en este pasaje demuele los argumentos sofisticados y las excusas por las cuales ciertos cristianos profesos en Corinto estaban dispuestos a defender la pr�ctica de la fornicaci�n. Se dijo que los asuntos relacionados con la vida corporal eran indiferentes al bienestar moral de los hombres, que como hombre iluminado comer� esta comida o que, independientemente de cualquier prejuicio supersticioso, en la medida en que la comida y el sistema digestivo est�n naturalmente en correlaci�n con cada uno. otro, entonces �l satisfar� los apetitos sensuales de su cuerpo de cualquier manera que sea conveniente y agradable para �l. Contra esta doctrina de los demonios, Pablo argumenta aqu�, no por motivos de ascetismo, sino por motivos que deben ser reconocidos como seguros por la moral y especialmente por el pensador cristiano.

I. LOS MOTIVOS SOBRE LOS QUE EL CRISTIANISMO ESTABLECE LA SANTIDAD DEL CUERPO. Como se presenta aqu�, puede parecer que algunos lectores son m�sticos, pero de hecho est�n en armon�a tanto con los hechos de la naturaleza humana como con las grandes doctrinas del Nuevo Testamento.

1. El Se�or Cristo y el cuerpo del hombre son "el uno para el otro". En su encarnaci�n, Cristo asumi� el cuerpo humano, en su ministerio lo honr�, en su muerte lo redimi�. No solo el alma, sino el cuerpo, es la creaci�n de Dios, y el objeto de la consideraci�n de Cristo, y participante de los beneficios de su mediaci�n. Como el Se�or es para el cuerpo, as� es el cuerpo para el Se�or.

2. M�s particularmente, los cuerpos de los cristianos son miembros de Cristo. La humanidad rescatada y renovada es un todo glorioso, un organismo Divino, siendo el Se�or Jes�s la Cabeza autoritaria. Si la Cabeza, el Esp�ritu informante, es santa, �no deben ser tambi�n los miembros subordinados puros y consagrados?

3. Cristo, habiendo resucitado de entre los muertos, se establece que el cuerpo de cada seguidor y amigo de Cristo participar� en esta reanimaci�n y exaltaci�n. De qu� manera esto tendr� lugar es irrelevante para el argumento. La renovaci�n espiritual es el fervor de la resurrecci�n alta e inmortal de todo el hombre. Siendo estas cosas as�, el cuerpo del cristiano en una relaci�n tan �ntima con el glorioso y santo Mediador y Se�or, �hay alguna coherencia entre tal conexi�n con el Rey de los santos y una vida de sensualidad inmunda? La incompatibilidad es aparente e innegable.

II LAS CONSECUENCIAS PR�CTICAS QUE SIGUEN SOBRE LA DOCTRINA CRISTIANA DEL CUERPO. Estos se distinguen ampliamente en dos clases.

1. La comida es una cuesti�n de indiferencia. Muchos cristianos d�biles pusieron gran �nfasis en la comida limpia e impura; algunos se opusieron a comer lo que hab�a sido o podr�a haber sido ofrecido a los �dolos. Ahora, el ap�stol afirma que todo esto es una provincia de libertad cristiana. La dieta era un asunto "sin" el cuerpo. Todas las cosas fueron legales. Los que comieron y los que se abstuvieron de comer ten�an prohibido despreciarse unos a otros; porque ambos fueron llamados a actuar en este asunto "como para el Se�or".

2. La impureza est� absolutamente prohibida. Hay una diferencia vital entre la satisfacci�n del hambre y la satisfacci�n del apetito sexual. Esto �ltimo solo est� permitido dentro de los l�mites del santo matrimonio. La fornicaci�n es un abuso del cuerpo, una corrupci�n de los miembros de Cristo, un insulto al Se�or mismo, cuya propiedad no solo le roba, sino que se la entrega a una ramera. Esto es muy claro hablando por parte del ap�stol. Pero es justo; y si era necesario en esos d�as, es igualmente necesario ahora. La fisiolog�a a menudo se invoca para sancionar el vicio; pero es bueno escuchar los consejos m�s nobles y puros de los ap�stoles, que no est�n m�s en armon�a con la �tica m�s elevada que con las conclusiones m�s s�lidas de la ciencia f�sica y social.

1 Corintios 6:17

Cristo y su pueblo son uno.

Era costumbre del ap�stol asociar los deberes m�s comunes de la vida con los motivos m�s elevados extra�dos de las realidades y relaciones espirituales, al disuadir del pecado de impureza, podr�a haber aducido consideraciones extra�das de las leyes f�sicas o de las condiciones sociales; pero est� m�s en armon�a con sus convicciones y h�bitos apelar a los principios m�s elevados de la religi�n cristiana.

I. EL BONO QUE UNE A LOS CRISTIANOS A SU SE�OR. Es una relaci�n personal que se afirma aqu�, y evidentemente no es una mera asociaci�n externa, sino de uni�n vital y espiritual.

1. Es un v�nculo de fe. "A quienes no han visto", etc. Los cristianos reciben con cordialidad el evangelio acerca de Cristo; ellos reciben a Cristo mismo para morar en sus corazones por fe.

2. Es un lazo de amor. Se unen a �l como la novia del novio, en un afecto espiritual, en el amor "m�s fuerte que la muerte".

3. Es un v�nculo de afinidad. Atra�dos a Jes�s como pecadores para el Salvador, permanecen con �l como amigos agradables en car�cter, disposici�n y objetivos.

II LA UNIDAD CONSECUENTE ENTRE LOS CRISTIANOS Y SU SE�OR. Son "un esp�ritu".

1. Est�n en un esp�ritu de sujeci�n al Padre, cuya voluntad y ley son autoritarias y supremas.

2. Son uno en el amor de todo lo que es santo y moralmente admirable. La simpat�a que existe es simpat�a con respecto a los asuntos del momento m�s elevado, con respecto a los principios que animan y los objetivos que dignifican la vida moral.

3. Son uno de los lazos de una comunidad inmortal. La oraci�n de Cristo por su pueblo fue: "Para que puedan estar conmigo donde yo estoy", una oraci�n que el Padre responde con gracia y constantemente.

III. LAS PRUEBAS PR�CTICAS DE ESTA UNIDAD.

1. Una repugnancia de parte de los cristianos a todo lo que es repugnante para su Se�or; como p. esos vicios a los que se hace alusi�n en el contexto, practicados por los paganos, pero odiosos a los que nombran el Nombre de Cristo.

2. Un cultivo del esp�ritu de amor fraternal. El "esp�ritu �nico" debe ser un esp�ritu de amor verdadero, que une a los miembros del cuerpo m�stico de Cristo y los dispone a una acci�n comprensiva y armoniosa.

1 Corintios 6:19, 1 Corintios 6:20

Una posesi�n comprada.

Cada noble personaje y vida se basa en la renuncia a uno mismo. Un hombre, para dejar su huella en el mundo, debe perderse en una gran causa, por ejemplo: de su pa�s, de la ciencia, del arte, de la humanidad. �Existe un objetivo absorbente en el que los hombres generalmente pueden perderse con justicia? Si la hay, debe ser la m�s alta, comprensiva, perfecta y duraderamente satisfactoria. Los cristianos han encontrado este secreto: viven para Dios en Cristo. No son suyos, porque son comprados, son propiedad del Hijo de Dios.

I. EL ESTADO DE BONDAGE DEL QUE SE CRISTIAN LOS CRISTIANOS.

1. Hubo un tiempo, un estado, en el que se cre�an "propios". Siguieron sus propios deseos y siguieron su propio camino.

2. Pero en realidad estaban esclavizados: a la Ley y su sentencia de condena; pecar y sus grilletes crueles; a Satan�s y su miserable servicio.

3. El poder del mal luego foment� la ilusi�n de la libertad, el orgullo halagado y el ego�smo, todo lo cual tens� m�s y m�s las cadenas de la esclavitud espiritual.

II EL LIBERADOR A QUIEN CRISTIANOS EST�N DEUDADOS POR SU REDENCI�N. Fueron rescatados:

1. Por Aquel cuyas leyes y servicio hab�an sido abandonados y despreciados.

2. Por Aquel sin cuya ayuda la esclavitud hubiera sido eterna.

3. Por Aquel sobre quien los hombres pecadores no ten�amos derecho basado en el derecho y la justicia.

4. Por Aquel cuyo coraz�n se conmovi� con l�stima por el triste espect�culo de nuestra esclavitud.

5. Por Aquel que gentilmente resolvi� hacer y sufrir todo lo que pueda estar involucrado en el trabajo de nuestra liberaci�n.

III. EL COSTO POR EL CUAL LOS CRISTIANOS FUERON RESCATADOS DE LA ESCLAVITUD Y COMPRADOS COMO LOS LIBERTADES DE DIOS.

1. Era un precio que ning�n hombre podr�a haber pagado por ninguna posibilidad.

2. Era un precio que no pod�a calcularse y estimarse en ning�n equivalente terrenal o humano.

3. Para pagar era un precio que era necesario que el Hijo de Dios se encarnara y se despojara de su gloria.

4. Era un precio que consist�a en "la preciosa sangre de Cristo".

IV. LAS OBLIGACIONES QUE ESTA COMPRA Y REDENCI�N PONEN SOBRE LOS CRISTIANOS. Estos pueden considerarse en dos aspectos.

1. Negativamente. "No eres tuyo". Tu coraz�n no es tuyo, sino de Cristo; tus pensamientos no son tuyos, sino de aquel que vive en ti; su tiempo no es suyo, sino que es redimido por el Redentor; sus habilidades e influencia no son suyas, sino que deben ser consagradas a aquel a quien les debe tanto a ellos como al prejuicio que se les ha dado; su propiedad no es suya, sino de �l, que lo reclama todo.

2. Positivamente. "Glorifica a Dios por lo tanto". El elogio se debe a aquel que en su propia mente concibi� el prop�sito de la redenci�n. El servicio se debe a aquel a quien amar es necesariamente necesario servir. Todas las facultades de nuestra naturaleza y todas las oportunidades de nuestra vida pueden colocarse, como una ofrenda consagrada, sobre el altar de Dios, de quien somos, no solo por derecho de creaci�n, sino por derecho de gracia y redenci�n, de quien son por cada v�nculo, y a quienes estamos obligados a servir como la mejor expresi�n de nuestra gratitud y el mejor ejercicio de nuestra libertad. � T.

1 Corintios 6:20

"Glorifica a Dios".

"Los cielos declaran la gloria de Dios". Las huestes de esp�ritus angelicales y glorificados le dan "gloria, honor y acci�n de gracias". "Todas las naciones que hizo vendr�n y glorificar�n su Nombre".

"�Y ser� solo el hombre tonto hasta que venga este glorioso reino? �No! La Iglesia se deleita en levantar salmos, himnos y canciones de alabanza".

I. �EN QU� FUNDAMENTOS LOS CRISTIANOS DEBEN GLORIFICAR A DIOS? Este es un servicio razonable, un requisito razonable.

1. Dios tiene un derecho natural sobre nosotros, es decir, por su poder creativo y cuidado providencial. "El fin principal del hombre", dice un famoso Catecismo, "es glorificar a Dios".

2. La redenci�n es la gran raz�n aducida por la cual los cristianos deben glorificar a Dios. Esta es la doctrina del contexto. El reclamo de compra se agrega al reclamo de creaci�n.

II �DE QU� MOTIVOS DEBER�AN LOS CRISTIANOS GLORIFICAR A DIOS?

1. Desde el recuerdo del peligro y la ruina consecuentes sobre cualquier otro fin en la vida. Ejemplificado en la historia de las Escrituras, como en el caso de Belsasar, a quien se le dijo: "Dios, etc., no has glorificado", y en el caso de Herodes, que "no le dio la gloria a Dios".

2. Desde un agradecido reconocimiento del amor y la gracia a los que est�n en deuda por su redenci�n. El rescate y la redenci�n s� sirven para todos los hombres; pero las multitudes son insensibles a la bondad amorosa del Se�or. Los que han probado y visto que el Se�or es bueno son impulsados ??por su experiencia a rendirse al servicio de su Salvador.

3. De un deseo de asegurar su propia felicidad m�s elevada. Han aprendido c�mo cualquier otro principio de la vida no produce una satisfacci�n profunda y duradera; y ahora est�n aprendiendo, por experiencia feliz, cu�n verdaderamente bendecida es la vida que es para el Se�or del amor y la gloria. Esto se ejemplifica en la historia de este mismo ap�stol Pablo.

4. Delicia en los mandamientos divinos. Es una invitaci�n, pero tambi�n es una orden: "Glorifica a Dios". Y nada es tan agradable para el cristiano como lo que le ordena la autoridad de su Se�or.

III. �QU� MANERA PUEDEN LOS CRISTIANOS GLORIFICAR A DIOS?

1. Por alabanza, "Quien ofrece alabanza me glorifica". "Confiesa que Jesucristo es el Se�or, para la gloria de Dios Padre". Las alabanzas p�blicas, cordiales e incesantes deben ascender de cada compa��a de los redimidos.

2. Por obediencia y servicio; y eso no solo del esp�ritu, como se presume, sino del cuerpo, como se expresa aqu�. La ocasi�n de este cap�tulo, la prevalencia del pecado sensual, parece dar un sentido y una fuerza especialmente especiales a esta advertencia: "Glorifica a Dios en tu cuerpo". Lo que hab�a sido el instrumento de la injusticia y la inmundicia, se convierte, a trav�s de la redenci�n de Cristo, en el instrumento de la obediencia y la santidad.

HOMILIAS DE E. HURNDALL

1 Corintios 6:1

Cristianos y los tribunales de justicia.

�Hasta qu� punto son aplicables las exhortaciones de Pablo a los creyentes en la actualidad? Entre los antiguos, las leyes a menudo eran injustas, los jueces venales, y con frecuencia deb�an observarse ciertas formalidades objetables, como la supresi�n por falsas deidades. En nuestra propia tierra y tiempo estas cosas felizmente no son como antes. Sin embargo, incluso entre nosotros hay leyes manchadas de injusticia, y no hay nada en nuestros modos de procedimiento legal que sea objetable. Los procedimientos legales son a veces necesarios. Pablo apel� a C�sar. Y nuestro deber con la sociedad puede obligarnos a no permitir que un malhechor escape. Sin embargo, litigios entre cristianos profesos:

I. A MENUDO PRESENTA UN ESPECT�CULO MELOCOL�GICO.

1. Los directores frecuentemente reciben lesiones. No solo en el bolsillo; y a este respecto, el que gana el traje generalmente est� un poco mejor que el que pierde. Pero moral y espiritualmente. La ira es excitaci�n y un mal sentimiento, si no un odio positivo, hacia el oponente. Existe la mayor tentaci�n de aprovechar todas las ventajas posibles. La atm�sfera legal es en gran parte de la tierra, terrenal, y no engendra el estado mental necesario para la hermosa pero muy emotiva petici�n: "Perd�nanos nuestras ofensas como perdonamos a los que nos ofenden". La oraci�n, "No nos dejes caer en la tentaci�n", puede ser ofrecida, ya que el hombre que ama los concursos legales no requiere ser llevado a la tentaci�n, ya que se encuentra de lleno por su propia cuenta.

2. Trae esc�ndalo sobre la Iglesia. Ambos como

(1) a su falta de hombres sabios capaces de formar un juicio verdadero;

(2) a la condici�n real de sus miembros.

El mundo juzga todo por aquellos que ve. Irritados, si no vengativos, los litigantes se tomar�n como muestras que representan justamente la "Iglesia de los redimidos". As�:

3. El cristianismo mismo se rebaja en la estimaci�n de los hombres. A ellos les parecer� que la religi�n de la paz, la paciencia, la unidad y el amor hab�an fallado en su propia sede. Entonces:

4. Se hace una gran furia al mundo. Al prejuzgarlo contra la verdad por la cual solo se puede salvar. La conducta cristiana defectuosa aleja a los hombres del cristianismo mismo. Los profesores de religi�n han hecho a ninny ateos.

II MUCHA LITIGACI�N PODR�A EVITARSE POR:

1. Deseando solo el derecho. Hombres que quieren lo que les corresponde y un poco m�s de prisa a los tribunales. Muchos que se consideran muy justos son muy injustos en sus deseos. Es muy f�cil volverse injusto casi inconscientemente. Si los hombres juzgaran justamente su propia causa, a menudo habr�a un final de la disputa. Es sorprendente la cantidad de hombres que no logran hacer una estimaci�n justa de sus propias afirmaciones: parece una tendencia casi invencible a la exageraci�n. Debemos educarnos severamente en principios de justicia. Deber�amos juzgar su propia causa de manera imparcial, como si no fuera la nuestra.

2. Estar contento a menudo para tomar menos de lo que debemos. La ley nos promete todo lo que podemos reclamar, pero no siempre debemos buscar todo lo que podemos reclamar. Un esp�ritu de sacrificio no es anticristiano. "Sufrir injustamente" no est� totalmente desaprobado en la Sagrada Escritura. Incluso si nos hieren en la mejilla, nuestro Maestro no aconseja aconsejar a nuestro agresor de inmediato, y mantenerlo all� hasta que haya pagado el �ltimo cuarto de da�os. Perd�n, disposici�n a pasar por lesi�n, la visi�n m�s caritativa de los motivos y conducta de un oponente, estas cosas son "de Cristo".

3. No hacer grandes cosas de poco. Si te�ricamente nos consideramos justificados para ir a taw, bien podemos hacernos la pregunta: �vale la pena disputar el asunto en disputa y hacer que surjan los males que puedan surgir?

4. Recuerdo de nuestra relaci�n. "Todos vosotros sois hermanos". Si somos cristianos, estamos tratando de hacer el mismo trabajo, seguir al mismo Se�or, servir al mismo Dios, llegar al mismo hogar. �El litigio contemplado es consistente con esta relaci�n, y es probable que promueva el "amor fraternal"? Y aqu� debemos evitar tener prejuicios contra nuestro oponente. Oponerse a nosotros, estar del otro lado, a menudo marca la diferencia. Si de nuestro lado, un hombre es evidentemente cristiano, consistente, un cr�dito para la comunidad; pero si est� en contra de nosotros, es muy apto para ser todo objetable. Entonces, algunos tienen una conciencia muy f�cil de ir a la ley contra un hermano, porque antes de hacerlo lo expulsaron mentalmente de la hermandad debido a sus numerosos delitos.

5. Someter el asunto en disputa al arbitraje de los hermanos cristianos. El ap�stol recomienda sinceramente este curso. �l busca despertar a los corintios espiritualmente inactivos por la suposici�n sarc�stica de que, con toda su sabidur�a jactanciosa, no tienen un hombre lo suficientemente sabio para arbitrar en un caso de disputa entre dos hermanos. �l despliega una verdad sorprendente respecto a los creyentes, a saber. que en adelante juzgar�n

(1) el mundo (vers�culo 2);

(2) �ngeles (vers�culo 3).

Esta declaraci�n tiene mucho misterio, pero concuerda con la promesa de Cristo a sus disc�pulos de que deben sentarse en doce tronos y juzgar a las doce tribus de Israel ( Mateo 19:28; ver tambi�n Apocalipsis 3:21). Y Judas nos dice ( Judas 1:6) que los �ngeles ca�dos est�n reservados para el juicio futuro. Obtenemos as� una visi�n de la exaltaci�n futura de los redimidos. Habiendo compartido la verg�enza de Cristo, compartir�n su gloria y poder. �l es el gran juez, pero se identificar�n con �l en el juicio. "Yo en ellos y ellos en m�". Como la Ley sobre el Sina� fue ordenada por medio de los �ngeles, los santos administrar�n el reino de su Se�or.

(1) Si los creyentes deben ejercer tales funciones exaltadas de aqu� en adelante, en la tierra deber�an poder juzgar muchas de las causas de sus hermanos, y hacerlo con justicia e imparcialidad. Algunos son t�midos al arbitraje, porque a veces ha tenido muy poca justicia.

(2) Al administrar as� la justicia a continuaci�n, los creyentes se est�n preparando para los deberes de la vida venidera. Tal trabajo no debe ser menospreciado; Es en el m�s alto grado educativo. Debe realizarse con todos los cuidados posibles. La injusticia hecha a otros siempre es una lesi�n hecha a nosotros mismos. H.

1 Corintios 6:9

Nuestra herencia en peligro

I. �CU�L ES NUESTRA HERENCIA? "El reino de Dios:" presente, pero principalmente futuro. De lo cual habla Pedro ( 2 Pedro 3:13), "Nosotros, seg�n su promesa, buscamos nuevos cielos y una nueva tierra, en donde mora la justicia". El cielo, y la vida celestial, y las alegr�as celestiales; el "descanso que queda para el pueblo de Dios"; la tierra sin noche, sin pecado, sin maldici�n, sin dolor; las "muchas mansiones" de la casa del Padre; el hogar eterno, donde "veremos su rostro". Esta herencia es, en cierto sentido, la herencia de todos, ya que Cristo muri� por los pecados del mundo. La invitaci�n del evangelio est� dirigida a todos. Nos desheredamos a nosotros mismos.

II PECADOS QUE NOS IMPIDEN DE HEREDAR EL REINO DE DIOS.

1. Pecados de sensualidad. Lujurias brutales; indulgencia imp�a. Entre los antiguos (y tambi�n entre los modernos) exist�an vicios que no deben ser nombrados entre los decentes y los puros.

2. La idolatr�a. Si servimos a dioses falsos, �c�mo podemos esperar una recompensa del Dios verdadero? Algunos tienen ojos agudos para las lesiones causadas a los hombres; La idolatr�a es un pecado preeminente contra Dios. Y podemos ser id�latras minuciosos mientras somos cristianos profesos. �Qu� es lo que ocupa el trono de nuestro coraz�n y de nuestra vida? �Es un �dolo o es Dios?

3. Robo, codicia, extorsi�n. Estos pueden agruparse juntos. No parecen tan atroces como lo anterior, pero est�n asociados con ellos, y a trav�s de ellos, igualmente con los dem�s, puede perderse la herencia. Tal pecado muestra que nuestro coraz�n no est� bien ni con el hombre ni con Dios. Y los tres est�n a la par. Sin embargo, muchos hombres estar�an horrorizados ante la idea de ser un ladr�n que no est� para nada horrorizado por ser indudablemente codicioso y extorsionador. �C�mo nos traicionan los nombres! �Por qu�, qu� es la codicia sino el robo de ra�z? �Y la extorsi�n es un robo, un robo no mitigado, en flor! Muchos hombres roban mentalmente y son tan culpables como si realmente robaran; por nada m�s que las restricciones de la sociedad y el muelle mantienen sus manos quietas. �Y pasa por un hombre honesto! Muchos robos se cometen en un tribunal de justicia ante los ojos de un juez y un jurado, y a veces con la ayuda de un abogado acusado; por ejemplo, cuando un hombre se esfuerza por obtener m�s de lo que le corresponde.

4. La embriaguez. Esta maldici�n de nuestra tierra, �qu� hombres pierden por ella! Salud, respeto, amigos, posici�n, hogar, riqueza y el reino de Dios.

5. Lenguaje asqueroso. Maldad, barandilla, pecados de la lengua. Labios asquerosos que hablan de un coraz�n asqueroso, porque la dulce fuente no emite aguas amargas. Pecados como estos implican la p�rdida de la gran herencia. Claramente, aqu� se nos ense�a que una fe nominal nunca puede salvarnos. Toda la profesi�n en el mundo no puede llevarnos una pulgada hacia la tierra prometida. Es la vieja noci�n pagana que la religi�n consiste en observancias externas y no en el coraz�n y la vida.

III. ESTAS HINDRANCES PUEDEN SER RETIRADAS. Aqu� hay consuelo para los grandes pecadores, �y qui�nes son los peque�os? Cuando un hombre est� profundamente convencido del pecado, a menudo se siente tentado a la desesperaci�n. �Puedo yo, el impuro, el inmoral, el mal hablado, el mal coraz�n, entrar en el reino de la inefable santidad? Parece imposible. Pero despu�s de detallar algunos de los actos m�s viles de los que la humanidad puede ser culpable, el ap�stol se vuelve contra los corintios y dice: "Y esos fueron algunos de ustedes". De los pecadores m�s grandes, Dios ha hecho a veces grandes santos. Si el coraz�n es contrito, no hay motivo para abandonar la esperanza. Las barreras que son insuperables para el hombre pueden ser derribadas por el poder de Dios. En nuestro pecado necesitamos mirar a Dios, porque nadie m�s puede ayudarnos. Nuestra enfermedad est� m�s all� de toda habilidad, excepto la del gran M�dico.

IV. LA FORMA DE DESMONTAJE. El ap�stol habla de "lavado" �la gran necesidad de los contaminados� y luego dirige la atenci�n a su doble car�cter. Para que los impuros entren en el reino puro de Dios, se necesitan dos cosas.

1. Justificaci�n, que recibimos a trav�s de Cristo ( 1 Corintios 6:11). �l tom� nuestro lugar; �l llev� nuestros pecados; hizo expiaci�n por nosotros. Nuestros pecados le son imputados a �l; su justicia nos es imputada. A trav�s de �l, Dios puede ser justo y, sin embargo, el Justificador de los imp�os. "Con su llaga fuimos nosotros curados; la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado" ( 1 Juan 1:7); �l es capaz de salvar "al m�ximo"; "Aunque tus pecados sean tan escarlatas, ser�n tan blancos como la nieve" ( Isa�as 1:18).

2. Santificaci�n, que recibimos a trav�s de la operaci�n del "Esp�ritu de nuestro Dios" ( 1 Corintios 6:11), el Esp�ritu Santo. La justificaci�n es lo que se hace por nosotros; La santificaci�n es lo que se hace en nosotros. Sin embargo, uno no est� sin el otro. Por el Esp�ritu Divino nos convertimos en "nacidos de nuevo", "nacidos del Esp�ritu", hechos puros interiormente; nuestros afectos purgados, nuestros deseos corregidos, nuestro ser espiritual controlado y purificado (ver Juan 3:3).

V. UNA PRECAUCI�N IMPL�CITA. "Y as� fueron algunos de ustedes". �Te est�s volviendo tan nuevo? Necesitamos tener cuidado de "volver" a aquellas cosas que alguna vez nos impidieron el acceso al reino de Dios, y que lo volver�n a hacer si nos permitimos. �Despu�s de todo, nuestra gran herencia puede perderse! Lo ser�, a menos que "aguantemos hasta el final". �Cu�n fervientes, ansiosos, orantes, vigilantes deber�amos ser para no "quedarnos cortos"! Hay Uno que es "capaz de evitar que caigamos" ( Judas 1:24). "Adhi�rete al Se�or tu Dios" ( Josu� 23:8) .� H.

1 Corintios 6:12

Lo legal y lo conveniente.

I. ES IMPORTANTE ASCERTAR LO QUE ES LEGAL PARA NOSOTROS EN LA VIDA. Todas las cosas indiferentes (es decir, que no son malas en s� mismas) son legales para el cristiano. Tiene la m�s amplia libertad. No est� bajo la restricci�n de la econom�a anterior. Para �l "toda criatura de Dios es buena" ( 1 Timoteo 4:4), y se recibir� con acci�n de gracias. El cristiano debe permanecer dentro de los l�mites de lo legal. Nada que parezca conveniente fuera de lo legal debe ser tocado por �l. Est� bajo el gobierno de la justicia y no debe permitirse nada que sea injusto. Nota: Nada es realmente conveniente fuera de los l�mites de lo legal, pero muchas cosas pueden parecerlo.

II PERO OTRA PREGUNTA TIENE QUE SER RESPONDIDA ANTES DE QUE LA CONDUCTA PUEDA SER DETERMINADA, VIZ. � �QU� ES EL EXPEDIENTE DENTRO DE LOS L�MITES DE LA LEY? El cristiano no debe usar su libertad indiscriminadamente; �l debe considerar resultados probables. El fin no justifica los medios, pero a menudo determina si los medios (justificables en s� mismos) se utilizar�n o no. Los medios, suficientemente buenos en s� mismos, pueden bajo ciertas condiciones conducir a la mayor�a de los fines indeseables; esos fines previstos determinan para el creyente que esos medios no ser�n empleados. El cristiano tiene que seleccionar lo verdaderamente conveniente de lo verdaderamente legal. Se ha dicho bien: "Las cosas ilegales arruinan miles, las cosas legales (utilizadas ilegalmente) diez mil". Y tambi�n: "En ninguna parte el diablo construye sus peque�as capillas m�s astutamente que al lado del templo de la libertad cristiana". Un cristiano, antes de valerse de su libertad, ten�a que hacer preguntas como las siguientes:

1. �Cu�l ser� el efecto sobre m�? �Me har� menos espiritual, menos �til, menos agradable a Dios? Todo lo que hacemos lo hacemos m�s o menos "para nosotros mismos". Nos moldeamos en gran medida por lo que nos permitimos.

2. �Cu�l ser� el efecto sobre mi libertad? La libertad puede suicidarse. La indulgencia indebida de la libertad da como resultado la esclavitud. Pablo estaba intensamente ansioso "por no ser puesto bajo el poder de nadie"; incluso legal, cosa. Es de suma importancia para la salud moral y la necesaria libertad del alma que no est� sujeta a ning�n apetito o deseo, por inocente que sea.

3. �Cu�l ser� el efecto sobre mis compa�eros? �Los ayudar� o dificultar�? "Ning�n hombre vive para s� mismo". Todo hombre es "un hombre de influencia". Las cosas inocentes para nosotros pueden de ninguna manera ser cosas inocentes para los dem�s. Por ejemplo, podemos llevar a los hombres a la destrucci�n, mientras escapamos. "Si la carne ofende a mi hermano, no comer� carne mientras el mundo est� en pie" ( 1 Corintios 8:13).

4. �C�mo aparecer� mi conducta ante Dios? �Es esto lo que me propongo hacer, no solo bueno en s� mismo, sino lo mejor que puedo hacer en este momento? Lo que sea que haga el cristiano, debe hacerlo para la gloria de Dios, incluso en asuntos de comer y beber. �Puedo hacer esto para la gloria de Dios? La pregunta familiar, "�Est� mal hacer esto o ir all�?" a menudo es enga�oso y completamente irrelevante. La respuesta a la pregunta puede ser "No." Luego sigue el razonamiento falaz: "Si no est� mal, puedo hacerlo sin pecado". �Detener! Esa es una l�gica poco s�lida. �Lo completamente correcto puede ser indeciblemente incorrecto! "Todas las cosas me son l�citas, pero no todas son oportunas", y el cristiano est� obligado por toda obligaci�n de hacer lo que sea oportuno dentro de los reinos de los l�citos. Debe hacer lo mejor; hacer otra cosa es pecar. Lo que debe hacer, y lo que puede hacer legalmente, a menudo son dos cosas muy diferentes. "No eres tuyo, porque has sido comprado por un precio" ( 1 Corintios 6:19, 1 Corintios 6:20) .� H.

1 Corintios 6:13

Deberes para con el cuerpo.

El cristianismo se preocupa por el cuerpo del hombre y por el alma del hombre. El cristianismo es una religi�n para el hombre, para un hombre completo. Cuando consideramos asuntos de religi�n, podemos dejar el cuerpo demasiado fuera de cuenta. Nuestra negligencia podr�a corregirse si recordamos la gran influencia que tiene el cuerpo sobre la mente y el alma.

I. CONSIDERE LO QUE EL CRISTIANISMO DICE SOBRE EL CUERPO. Es:

1. Por el Se�or.

(1) Por su servicio y gloria. Podemos servir a Cristo con nuestro cuerpo. Podemos glorificar a Dios con nuestro cuerpo ( 1 Corintios 6:20). Con todo nuestro ser debemos servir al Se�or. Nuestro cuerpo debe ser "apartado" para Dios. �Cu�nto m�s �tiles ser�an muchos si lo hicieran pero cultivaran la salud f�sica! Sus cuerpos descuidados se convierten en cargas pesadas y obst�culos lamentables. El trastorno en el cuerpo es contagioso y, a menudo, se propaga a la mente y al alma. El atletismo, correctamente ordenado, se encuentra dentro del �mbito de la religi�n. El hombre que, sin descuidar otros deberes, busca hacer su cuerpo completamente fuerte y vigoroso, es m�s piadoso, no menos. Con otros, las enfermedades, los frutos de los viejos pecados, los acatan y los controlan enormemente en el servicio activo de Dios.

(2) El cuerpo del cristiano es un miembro de Cristo ( 1 Corintios 6:15). Estrechamente unidos a la gran Cabeza. Tom� nuestra naturaleza, no solo nuestra naturaleza espiritual y mental, sino tambi�n nuestra naturaleza corporal. Somos uno con �l en todo nuestro ser.

(3) Comprado por Cristo. Cuando redimi� al hombre, redimi� al hombre en su totalidad. Nuestros cuerpos tienen una parte en "la gran salvaci�n". �Y a qu� precio se realiz� la compra!

2. Un templo del Esp�ritu Santo. Pensamiento solemne! �Qu� cierto, pero con qu� frecuencia olvidado! Mientras est� en el cuerpo, Dios habita en nosotros. El cuerpo es el marco externo del santuario del Esp�ritu Divino. Se consagra as� para un prop�sito elevado, santo y sagrado. Es la posesi�n y la morada de Dios, como el templo de anta�o. As�:

3. No es nuestro. Entonces no debemos sordos con eso como si lo fuera. Fue comprado por Cristo, y debe ser entregado libre y completamente a �l. Cuando le damos nuestro coraz�n, tambi�n debemos darle nuestro cuerpo. Muchos se olvidan de hacer esto.

4. Cuidada por Dios. "El Se�or es para el cuerpo". Lo conserva, alimenta, viste, abriga, lo guarda. �Qu� pronto perecer�a si �l no lo cuidara!

5. Para ser criado. La resurrecci�n del cuerpo es una doctrina cardinal del cristianismo, y el ap�stol insisti� ampliamente en el cap�tulo quince de esta Ep�stola. Estamos demasiado aptos para ignorar esto, y pr�cticamente para concluir que al morir nos separaremos del cuerpo para siempre. Creemos que no vale nada, pero Dios no. Lo levantar� en forma glorificada. Su constituci�n actual cambiar� mucho, como el ap�stol insin�a en 1 Corintios 6:13. Llegar� el momento en que el cuerpo no ser� sostenido, como lo es ahora, por las carnes. Ser� un "cuerpo glorioso" ( Filipenses 3:21), un "cuerpo espiritual" ( 1 Corintios 15:44).

II ESTAS VERDADES RESPECTO AL CUERPO DEBEN:

1. Muy ennoblecerlo en nuestra estimaci�n. No debe pensarse a la ligera ni tratarse con desprecio. La filosof�a antigua ense�aba el odio al cuerpo, pero la filosof�a antigua no es el cristianismo. No debemos despreciar el cuerpo; Este es un grave error que a menudo se comete. El cuerpo tiene una gran parte para jugar tanto aqu� como en el m�s all�. Ha sido una ocasi�n de pecado, a menudo es una carga; pero est� en manos de Dios, y �l lo redimir� y glorificar� por completo. Es su mano de obra, expulsada por el mal; pero �l rectificar� sus defectos y lo har� "cumplir con la herencia".

2. Ll�vanos a usarlo con mucho cuidado. Siendo preciosos a la vista de Dios, comprados por Cristo, alquilados por el Esp�ritu Divino, �debemos tratarlo como si fuera algo com�n? Hay un pecado mencionado por el ap�stol que hiere gravemente al cuerpo y ultraja por completo la intenci�n divina al respecto. Cuidemos con cuidado contra esto y los males afines; terrible ser� el castigo de aquellos que contaminan el templo del Esp�ritu Santo, y que se prostituyen para usar a los "miembros de Cristo. Cuerpo puro, mente pura, alma pura; �que esta trinidad de bendiciones sea nuestra!"

HOMILIAS DE E. BREMNER

1 Corintios 6:1

Al ir a la ley.

Entre otros males en Corinto que ped�an correcci�n, un esp�ritu litigioso hab�a comenzado a manifestarse, fomentado sin duda por la desagradable fricci�n de las fiestas. Hermano fue a la ley con el hermano ante los tribunales paganos, y el nombre cristiano fue de mala reputaci�n. Por esto, el ap�stol los reprende, y les asigna importantes razones por las cuales deber�an resolver sus disputas de otra manera.

I. LA FUNCI�N JUDICIAL DE LOS SANTOS. Todo juicio ha sido comprometido con Cristo ( Juan 5:22), y en el ejercicio de esta funci�n sus santos est�n asociados con �l. Sufriendo con �l aqu�, reinar�n con �l de aqu� en adelante ( 2 Timoteo 2:12), d�ndoles un reino ( Daniel 7:22; Mateo 19:28); y cuando venga de nuevo, ser� acompa�ado por ellos en gloria (Jud 1 Corintios 1:14, 1 Corintios 1:15). En esta capacidad juzgar�n, no solo a la humanidad, sino tambi�n a los �ngeles. Si el ap�stol tiene a la vista �ngeles buenos o malos, no es esencial preguntar; El punto es que la dignidad judicial de los santos es tan grande que juzgar�n incluso a los seres angelicales. �Qu� maravilloso honor! Mientras tanto, compartimos la humillaci�n de nuestro Se�or. Los santos no son exaltados a los asientos de juicio de la tierra. Caminan aqu� como reyes disfrazados, desconocidos por un mundo que se deja gobernar por el pr�ncipe de las tinieblas. Incluso ahora ejercen una influencia de juicio, sus vidas santas condenan a los imp�os que los rodean; pero la plena manifestaci�n de su funci�n judicial est� reservada para el momento en que Jes�s toma el poder. Oh, ser� un d�a brillante para este mundo cuando la santidad sea exaltada al trono y todo el mal de la tierra y el infierno sea convocado a su bar, cuando la confusi�n moral que prevalezca entretanto d� lugar al justo orden del reino de la justicia. ! �Qu� clase de personas deber�an ser quienes son nombrados para juzgar el universo de hombres y �ngeles?

II EL ACUERDO CORRECTO DE DISPUTAS ENTRE LOS CRISTIANOS.

1. No los lleves a una corte pagana. Buscar reparaci�n de los no creyentes es un delito contra la dignidad cristiana. Si los santos van a juzgar al mundo, �por qu� ir a este mismo mundo para el juicio? Estos magistrados paganos a�n se parar�n en su bar; �Por qu� humillarse parados junto a ellos? La pregunta viene, hasta qu� punto esta regla es vinculante para nosotros. �Est� prohibido en todos los casos ir a la ley con un hermano? Mirando estrictamente el caso de una disputa entre dos cristianos, el esp�ritu del gobierno apost�lico es ciertamente una obligaci�n permanente. Si bien nuestros tribunales de justicia est�n libres de muchas de las caracter�sticas objetables de los tribunales paganos, no son tan completamente cristianos como para justificar a los creyentes al recurrir a ellos, especialmente cuando se puede obtener reparaci�n de lo contrario. Y es tan indecoroso para el hermano demandar al cu�ado como para los miembros de la misma familia. La apelaci�n de Pablo al C�sar no puede citarse contra su prohibici�n aqu�; porque no era una ley en su propia instancia, sino una apelaci�n de un tribunal a otro donde era m�s probable que se hiciera justicia.

2. Remitirlos al arbitraje cristiano. Si los santos van a juzgar al mundo y a los �ngeles, seguramente son capaces de decidir en asuntos relacionados con esta vida. Remita la disputa a alg�n sabio hermano cristiano que posea la confianza de ambas partes, y d�jelo juzgar. El arbitraje tiene mucho que recomendar, incluso en asuntos puramente civiles; y en el caso supuesto, tiende a promover la bondad fraternal, mientras asegura los fines de la equidad. Esto no garantiza ninguna interferencia judicial de la Iglesia en asuntos que pertenecen propiamente al estado. Ella no debe ser "juez o divisor" en asuntos seculares ( Lucas 12:14). Es en disputas que surgen entre sus propios miembros que ella debe adoptar este m�todo de soluci�n amistosa.

III. LA EVITACI�N DE DISPUTAS. Si surgen disputas entre cristianos, que se resuelvan seg�n las indicaciones; pero �por qu� deber�an surgir? "�Por qu� no prefieres equivocarte? �Por qu� no prefieres ser defraudado?" Este es el esp�ritu de la ense�anza de nuestro Se�or ( Mateo 5:38), que va a la ra�z del mal. En lugar de insistir en su libra legal de carne, es mejor que sufran ser perjudicados. Este es el sublime desinter�s del cristianismo. �Impracticable? Sobre este principio, Jes�s actu� ( 1 Pedro 2:23) y Pablo ( 1 Corintios 4:12); y, en la medida en que impregna, la sociedad har� mal al cesar. Hay algo m�s elevado que los meros derechos, algo m�s divino que la justicia legal; es "soportar penas, sufriendo injustamente", en el esp�ritu de aquel que gan� su triunfo en la cruz. Por lo tanto, dispuesto a sufrir injusticias, aunque tenga cuidado de no equivocarse, se evitar�n las disputas. B.

1 Corintios 6:9

Antes y despu�s: dos fotos.

El ap�stol les recuerda que las malas acciones de todo tipo excluyen del reino de Dios y que, en consecuencia, sus disputas y litigios los est�n poniendo en peligro. Est�n olvidando el significado de su conversi�n.

I. NUESTRA CONDICI�N ORIGINAL. Aunque esta imagen oscura est� destinada a representar a los pecadores en Corinto, sus caracter�sticas generales son de aplicaci�n universal.

1. El pecado es variado, pero uno. Las ramas son muchas, pero crecen de la misma ra�z. "Porque del coraz�n salen los malos pensamientos, asesinatos", etc. ( Mateo 15:19). Todas son "obras de la carne" ( G�latas 5:19), concebidas en el coraz�n y producidas en la vida. Algunos son pecados directamente contra Dios; algunos en contra de la persona de nuestro vecino, patrimonio, buen nombre; algunos contra nosotros mismos. No nos disculpemos mirando el pecado de otro y agradeciendo a Dios que somos libres de eso. En alguna otra forma nos acosa, y "Quienquiera que guarde toda la Ley, y aun as� tropiece en un punto, es culpable de todo" ( Santiago 2:10, Santiago 2:11) . �Qu� cosa tan horrible es el pecado! Deje que siga su camino y corromper� por completo el alma y el cuerpo, la familia y la sociedad. Todo hombre tiene en �l por naturaleza la semilla de donde crecen estos frutos de Sodoma.

2. La pr�ctica del pecado excluye del reino de Dios. Entre tales pecados y el reino hay una contradicci�n absoluta. El reino es justicia ( Romanos 14:17), y estas son formas de injusticia. La religi�n y la moral, la fe y las obras, el credo y la conducta, van juntas. "�Regenerar ladrones! �Regenerar libertinos! �Regenerar extorsionadores! Hay una horrible contradicci�n en el pensamiento" (F. W. Robertson). Vamos a protegernos contra el enga�o aqu�. Ninguna cantidad de observancia externa puede expiar una vida inmoral. "Sin los perros" ( Apocalipsis 22:15).

II NUESTRA CONDICI�N CAMBIADA, en la conversi�n todo esto cambia. Nos convertimos en nuevas criaturas, las cosas viejas que pasan ( 2 Corintios 5:17). Se mencionan tres aspectos de este cambio.

1. Lavado. El pecado es contaminaci�n, y de esto somos limpiados por la sangre de Jes�s ( 1 Juan 1:7), "A trav�s del lavado de la regeneraci�n y renovaci�n del Esp�ritu Santo" ( Tito 3:5). Esto se establece en el bautismo, y fue una idea destacada en el ritual del Antiguo Testamento ( �xodo 40:30-2; Salmo 51:7).

2. Santificaci�n. Dedicados al pecado una vez, ahora estamos consagrados a Dios. Estamos separados del mundo y dedicados al servicio de Cristo.

3. Justificaci�n. La culpa del pecado es eliminada, y somos aceptados como justos en Cristo sobre la base de lo que ha hecho por nosotros. Y esta bendici�n de salvaci�n de muchos lados nos la obtiene el Se�or Jesucristo, y nos la aplica el Esp�ritu de nuestro Dios.

Compare estas dos im�genes y:

1. Pregunta cu�l de ellos te representa. �Has sido lavado, santificado, justificado? �Hay un "pero" en tu historia espiritual que divide lo nuevo de lo viejo?

2. Aprenda su deuda con la gracia salvadora, y sea humilde y agradecido.

3. Haber hecho con el pecado en todas sus formas. Es un retorno a la condici�n desde la cual usted fue entregado. "Aplastar al viejo con sus acciones". - B.

1 Corintios 6:12

Abuso de la libertad cristiana.

Parece que el principio de la libertad cristiana, "Todas las cosas me son l�citas", hab�a sido muy abusado por algunos en la Iglesia en Corinto. Fue citado en defensa de la fornicaci�n, as� como de comer todo tipo de carnes. Lo confundieron con la m�xima filos�fica de que el hombre es la medida para s� mismo; de donde sacaron la conclusi�n de que el apetito sexual puede ser satisfecho de la misma manera indiscriminada que el hambre. Este abuso pernicioso que el ap�stol corrige, primero al poner la doctrina de la libertad cristiana en su verdadera luz, y luego al presentar una variedad de argumentos contra el pecado de la fornicaci�n.

I. LA LIBERTAD CRISTIANA, SUS MOTIVOS Y L�MITES, "Todas las cosas me son l�citas". Debajo. la antigua dispensaci�n hab�a restringido la libertad con respecto a las carnes, bebidas y d�as; pero esto ahora se elimina. En Jesucristo, el creyente es restaurado al dominio sobre las criaturas, todas las cosas se ponen bajo sus pies (Salmo 8:6; Hebreos 2:7). "Todas las cosas son tuyas" ( 1 Corintios 3:22). El mundo y sus contenidos existen para que los hijos de Dios mantengan su bienestar. Pero esta gran libertad tiene limitaciones obvias.

1. El l�mite de conveniencia. Muchas cosas en nuestro poder pueden no ser para nuestro bien, ya sea en s� mismas o debido a circunstancias especiales. Esto es cierto en el caso de los alimentos y de muchas formas de trabajo y placer legales en s� mismos. Aqu�, tambi�n, el bien de los dem�s aparece como una consideraci�n limitante. El ejercicio de mi libertad debe ser moderado por el bienestar de mi hermano ( 1 Corintios 8:13). Aplique esto a ciertas formas de diversi�n, el uso del vino, etc.

2. El l�mite impuesto por el deber de preservar nuestra libertad. "No ser� puesto bajo el poder de nadie". "Toda criatura de Dios es buena" ( 1 Timoteo 4:4), pero solo cuando se usa como sirviente. No debemos permitirnos ser esclavizados por nada. La m�sica, por ejemplo, es un disfrute leg�timo y saludable, pero no debo convertirme en su esclavo.

II EL PECADO DE FORNICACI�N.

1. La fornicaci�n no est� garantizada por la analog�a de las carnes. "Carnes para el vientre, y el vientre para carnes". El uno ha sido creado para el otro. El est�mago exige comida, y todo tipo de comida ha sido hecha para el est�mago; por lo tanto, es legal comer lo que sea bueno para nosotros. Pero no hay una adaptaci�n similar entre el cuerpo y la sensualidad. El uno no fue hecho para el otro. Nuevamente, tanto el vientre como su alimento pertenecen a una condici�n transitoria de las cosas. Ambos quedar�n en nada cuando se complete esta era mundial actual, y el cuerpo natural se convierta en el cuerpo espiritual. Pero el cuerpo no perecer� as�; Tiene un destino eterno. En ambos aspectos, por lo tanto, la analog�a falla; y la fornicaci�n no puede defenderse como un caso de la naturaleza.

2. Le quita a Cristo lo que le pertenece. El cuerpo del cristiano es el del Se�or.

(1) Existe para �l, y �l para ello. La relaci�n es mutua. Cristo redime, sostiene, gobierna y glorifica el cuerpo; el cuerpo est� sujeto a �l para su servicio.

(2) Es un "miembro de Cristo" ( 1 Corintios 6:15). Nuestros cuerpos son partes esenciales de nosotros mismos y, como tales, pertenecen al cuerpo de Cristo ( Efesios 5:30). El mismo Esp�ritu habita en �l y en nosotros ( 1 Corintios 6:17); La vida de la cabeza es la vida del cuerpo y sus miembros. �Qu� terrible es el pecado de prostituir lo que es miembro de Cristo!

3. Es inconsistente con el destino eterno del cuerpo. La relaci�n del cuerpo con Cristo es permanente. El que resucit� al Se�or Jes�s de los muertos tambi�n avivar� nuestros cuerpos mortales ( Romanos 8:11), elev�ndolos a una vida gloriosa en �l. La resurrecci�n del cuerpo nos dice que no debe ser tratado como algo temporal, que pertenece solo a esta etapa de la existencia. No debe ser destruido como el vientre y las carnes, sino que est� unido a Cristo para siempre. La fornicaci�n, por lo tanto, decae el cuerpo, en la medida en que es tratado como el instrumento de un apetito perecedero.

4. Es en su propia naturaleza degradante. El acto en s� mismo es una uni�n con los caracteres m�s viles ( 1 Corintios 6:16). Piensa en la dignidad de la persona del cristiano como miembro de Cristo, en permanente uni�n con �l; �Y con qu� santo horror debemos considerar este pecado!

5. Es peculiarmente un pecado contra el cuerpo. ( 1 Corintios 6:18.) "La embriaguez y la gula son pecados cometidos en y por el cuerpo, y son pecados por abuso del cuerpo; pero todav�a est�n sin el cuerpo, introducidos desde afuera, sin pecado no en su acto , pero en su efecto, qu� efecto es el deber de cada hombre de prever y evitar. Pero la fornicaci�n es alienar ese cuerpo que es del Se�or y convertirlo en un cuerpo de ramera; es pecado contra el propio cuerpo de un hombre, en su propia naturaleza. "Contra la verdad y la naturaleza de su cuerpo; no un efecto en el cuerpo de la participaci�n de cosas externas, sino una contradicci�n de la verdad del cuerpo, forjada en s� misma" (Alford). Los terribles efectos de este pecado se escriben frecuentemente en caracteres de fuego en el sistema f�sico.

6. Es una profanaci�n del templo Divino. 'El cuerpo es "un templo del Esp�ritu Santo" ( 1 Corintios 6:19). Lo que se dijo antes del creyente se dice aqu� del cuerpo ( 1 Corintios 3:16, donde se ve la homil�a). El cuerpo es el patio exterior del templo, pero sigue siendo parte de �l, y por lo tanto es sagrado. �Nos atrevemos a admitir pies imp�os para pisar esta cancha? �Nos atrevemos a profanar el santuario dedic�ndolo a usos sacr�legos? �El Esp�ritu de Dios continuar� habitando en un templo contaminado?

7. Contradice la propiedad divina del cuerpo. Los creyentes no son propios, sino la posici�n comprada de Dios, comprada para s� mismo con sangre preciosa ( 1 Corintios 6:20; Hechos 20:28; 1 Pedro 1:18, 1 Pedro 1:19). Nuestros cuerpos no son nuestros para hacer con ellos como queramos. Somos siervos de Dios, comprados con el prop�sito de servirlo y glorificarlo ( 1 Pedro 2:9). Cu�n pesado es un argumento para la devoci�n total (�el servicio de Dios! El amor a nuestro Dios redentor es el �nico motivo suficiente para una vida santa. "Glorifica a Dios por lo tanto en tu cuerpo".

APRENDER: 1. La santidad del cuerpo.

2. El alcance de la santificaci�n: alcanza la m�xima circunferencia de nuestro ser ( 1 Tesalonicenses 5:23).

3. Huir de la fornicaci�n. La victoria aqu� se gana por vuelo, no por lucha ( G�nesis 39:12).

4. Vigila todo lo que pueda conducir a este pecado.

HOMILIAS DE J. WAITE

1 Corintios 6:12

Gratis, y sin embargo no es gratis.

El primer paso para una correcta comprensi�n de este pasaje es observar que "todas las cosas" de las cuales habla el ap�stol son cosas en s� mismas indiferentes (????????), no cosas en las que est� involucrado cualquier principio vital de moralidad o punto de doctrina cristiana. Nada podr�a ser "legal" para �l que fuera en su naturaleza esencial ilegal. Hay asuntos en los que la cuesti�n de lo correcto y lo incorrecto es fija, absoluta, inmutable; y hay otros en los que es variable, condicional, determinado por las circunstancias. Es de lo �ltimo de lo que habla. Es conscientemente elevado por encima de la esclavitud de meras distinciones convencionales o tradicionales de lo limpio y lo inmundo, lo sagrado y lo com�n, etc. Un hombre est� libre de la restricci�n de la ley externa cuando tiene el esp�ritu de la misma en su coraz�n. Todas las cosas le son l�citas cuando el principio rector de su vida es ese "amor que cumple" toda ley santa. La singularidad de esta declaraci�n es que, mientras el ap�stol afirma su libertad, al mismo tiempo la entrega. Lo afirma al someterse voluntariamente a lo que parece ser una negaci�n de ello. Hay algo parad�jico en esto. �Pero no estamos familiarizados con muchas paradojas similares? La naturaleza externa es una combinaci�n maravillosa de lo que parecen ser elementos en conflicto: leyes que limitan, fuerzas que se equilibran entre s�, procesos que se ejecutan en direcciones opuestas. �Qu� mezcla tan extra�a hay en el mundo que nos rodea de belleza y deformidad, econom�a y desperdicio, orden y desorden, vida y muerte! La divina providencia presenta las mismas caracter�sticas. Las ruedas del gran plan providencial se mueven en direcciones diferentes, a menudo contradictorias; pero el Esp�ritu soberano que los controla y los gu�a desarrolla de ellos un gran resultado. Cu�l es la historia diaria de cada hombre, en las relaciones comunes de la vida, pero un trabajo y contrapeso perpetuo de lo que parecen ser principios incongruentes. Pierde para poder ganar, sirve para gobernar, se inclina para conquistar, sacrifica la libertad en una direcci�n para poder asegurarla en otra, se niega a s� mismo para complacerse, sufre para disfrutar, muere para poder vivir. No es de extra�ar que haya un equilibrio y limitaci�n similares de principios aparentemente discordantes en el �mbito de la doctrina cristiana y la vida cristiana. Aqu� se dan dos puntos de vista sobre la libertad personal.

I. LIBERTAD LIMITADA POR EL PENSAMIENTO DE LA VENTAJA MORAL. Eso es en el sentido m�s elevado "conveniente", que es moralmente correcto y bueno. Una cosa puede ser "legal" y, sin embargo, considerando todas las condiciones del caso, no es deseable, porque no es rentable. Suficientemente leg�timo en s� mismo, puede tener rumbo e implicar consecuencias que no son ni correctas ni buenas. En tal caso, un hombre de buena sensibilidad cristiana sentir� que, aunque es perfectamente libre en un sentido, en otro sentido, no es libre. Su conciencia y las simpat�as y afectos de la vida de su religi�n limitar�n su uso de esa libertad. Hay algo m�s querido para un alma noble que incluso la libertad. El pensamiento de la mayor rentabilidad de una cosa deber�a ser m�s para nosotros que el pensamiento de su legalidad abstracta. La libertad no es en s� misma un fin, sino el medio para un fin m�s all� de s� mismo. Buscar "lo que sea que sea verdad, honesto, justo", etc., aunque pueda involucrarnos en muchas penalidades, es mejor que mantener siempre celosamente nuestra exenci�n de los lazos de restricci�n externa. Uno de los mejores ejemplos de este principio lo proporciona el pago del impuesto del templo por parte de nuestro Se�or ( Mateo 17:24) Aunque "los ni�os eran gratis", no sea que haya "ofensa", �l pagar� reclamar y hacer un milagro para proporcionar los medios de pago. La Filiaci�n que relaj� una ley solo hizo que la otra fuera m�s sagrada y vinculante. Las ep�stolas apost�licas est�n llenas de ilustraciones del mismo principio ( 1 Corintios 9:14, 1 Corintios 9:15, 1 Corintios 9:19; G�latas 5:13; 1 Pedro 2:16). Nunca somos tan conscientes de nuestra libertad cristiana, y nunca es esa libertad tan manifiesta, como cuando, por alg�n alto nivel, elegimos renunciar a ella.

"Una vida de renuncia al amor es una vida de libertad".

II LIBERTAD CONTROLADA POR LA CONCIENCIA DEL PODER MORAL. "No lo har�", etc. Esto es autoafirmaci�n del orden correcto; el uso varonil del poder por el cual se nos da para determinar nuestro propio curso, y no permitir que se deje a merced de las influencias externas, o que sea determinado por la fuerza persuasiva que resulta ser la m�s fuerte. Como un mero acto de autodisciplina, esto es bueno; porque la voluntad, como cualquier otra facultad, crece con el uso, y el dominio propio por el poder de una voluntad resuelta es la base de toda excelencia moral. Piense qu� diferencias hay entre los hombres a este respecto. El secreto del �xito o el fracaso en los intereses inferiores de la vida humana reside principalmente aqu�. Depende mucho menos del talento nativo, circunstancias favorables, etc., que de la energ�a de una voluntad autorregulada. Este poder es necesario para dar el debido efecto a cualquier otro poder. Muchos hombres tienen cualidades nobles tanto de mente como de coraz�n: inteligencia r�pida, juicio sabio, entusiasmo c�lido, pero carecen de la firme voluntad que los unir�a a todos, dando unidad y fuerza a su car�cter y fuerza efectiva a su esfuerzo. Sin embargo, de acuerdo con la grandeza y la fuerza de esta facultad, tambi�n lo es el peligro de ser mal dirigido, como las fuerzas de la naturaleza, el agua, el vapor, la electricidad, etc. La voluntad propia es ciega, sin ley, inmoral y, por lo tanto, no es realmente libre. . La libertad moral reside en el dominio de una voluntad que determina el derecho, elige moverse en armon�a con la voluntad Divina, la "voluntad que es santa, justa y buena". Aprende principalmente dos grandes lecciones.

1. Que las cosas legales e inocentes en s� mismas pueden volverse malvadas si se les permite obtener un dominio indebido sobre nosotros.

2. Que nuestro �nico preservativo efectivo contra esto es la energ�a resistiva de una voluntad inspirada por el Esp�ritu del Hijo amado.

1 Corintios 6:19

Propiedad divina.

Uno de los principios m�s elementales del pensamiento y la vida cristianos se expresa en estas palabras: "No sois vuestros". El sentido de propiedad divina en lugar de ser due�o de uno mismo es la inspiraci�n de toda dignidad y fortaleza cristiana. Considerar-

I. LA NATURALEZA Y LOS MOTIVOS DE ESTA PERSUASI�N. En cierto sentido, es cierto para todos los hombres que no son suyos. Es una inferencia necesaria del hecho de que son seres creados y dependientes. Pero m�s de esto se entiende aqu�. Como una mera verdad de la religi�n natural, no tiene vida ni ganancias. Como en muchos otros casos, debe elevarse al nivel de una doctrina cristiana, vinculada a, a la luz de los grandes hechos que pertenecen al "registro que Dios nos ha dado de su Hijo", antes de que pueda haber cualquier fuerza eficaz en ello. Como una realidad de la vida cristiana, entonces, esta propiedad divina se basa en dos motivos distintos.

1. Compra. "Ustedes fueron comprados por un precio". El ap�stol se refiere a un hecho hist�rico del pasado, a saber. La entrega personal y el sacrificio de Jes�s, el Hijo de Dios, para la redenci�n de los hombres. Esto, con todo lo que implicaba obediencia, humillaci�n y sufrimiento hasta la muerte, fue el "precio" que nos compr�. Podemos diferir en nuestras ideas abstractas en cuanto a la naturaleza de la expiaci�n, pero este hecho es para la mente cristiana indiscutible. "El Hijo del hombre vino a dar su vida en rescate por muchos" ( Mateo 20:28); "Cristo nos redimi� de la maldici�n", etc. ( G�latas 3:13); "Redimido con la preciosa sangre de Cristo", etc. ( 1 Pedro 1:19). Al igual que la noble juventud romana que, como dice la tradici�n, salt� completamente armada al enorme abismo porque la ciudad solo pod�a salvarse con el sacrificio de su mejor tesoro, as� lo hizo Jes�s, el "bien amado" del cielo, el tesoro m�s noble de la tierra. , el "unig�nito del Padre", el Jefe y Jefe de nuestra humanidad, entrega su vida para redimir la vida del mundo. Se entreg� por nosotros. "Sufri�, lo justo por lo injusto, para poder llevarnos a Dios". No es que haya una eficacia moral esencial en el mero hecho del sufrimiento, sino que ese sufrimiento fue la medida de nuestro valor a la vista del Amor infinito y eterno. El amor puro invierte su objeto con un valor en comparaci�n con el cual todo lo que le pertenece es como nada. El coraz�n en el que habita encuentra su m�s profunda satisfacci�n en la alegr�a de otro. Salvar a otro, en s� mismo "no puede guardar". Todas las relaciones humanas tiernas est�n destinadas a desarrollar en nosotros esta sensibilidad Divina. �Cu�n espont�neamente fluye hacia su hijo todo el pensamiento, el cuidado y la pasi�n del alma de la madre, la riqueza inagotable y profunda de su ser! Ella se pierde para encontrar un ser m�s querido en �l. �Cu�n instintivamente, a cualquier riesgo, ella lo protege del peligro! Con qu� sublime olvido de s� misma, ella renuncia a su propia facilidad y comodidad, para trabajar durante el d�a de vida, y mirar a trav�s de la noche cansada, y dejar que su vida disminuya lenta y silenciosamente, para que pueda encontrar una alegr�a m�s profunda, una vida mejor. , en nutrir y salvar la suya! As� ha sido con Cristo m�s que humano, m�s que el amor de madre. "Aqu� est� el amor", etc. ( 1 Juan 4:10). Es la memoria y la conciencia de esto, y todo lo que significa, lo que produce en nosotros una profunda impresi�n de que "no somos nuestros". De todas las fuerzas que mueven el esp�ritu a la autoentrega agradecida, ninguna tan poderosa como esta sensaci�n de obligaci�n personal de redimir el amor. "El amor de Cristo nos constri�e", etc. ( 2 Corintios 5:14).

"El amor es tan incre�ble, tan divino, exige mi alma, mi vida, mi todo".

2. Posesi�n. "Tu cuerpo es un templo del Esp�ritu Santo". El contexto requiere que le demos a esto una aplicaci�n estrictamente individual. Aqu� se habla, no de la Iglesia como el Cuerpo de Cristo, "la plenitud del que todo lo llena", sino de la personalidad f�sica de cada miembro individual de ese cuerpo. Y se habla de �l como un elemento simple e incuestionable del conocimiento y la conciencia cristianos. "�Qu�, no lo sab�is", etc.? Los paganos han tenido sus ideas de la "posesi�n" divina; pero su posesi�n ha sido excepcional, transitoria, ficticia, el dispositivo del sacerdocio, el sue�o salvaje de la superstici�n m�stica. Aqu� la posesi�n Divina es real, razonable, permanente, fruct�fera de asuntos bendecidos. Si solo pudi�ramos darnos cuenta m�s, no con algo como la locura de un fanatismo peligroso, sino con la tranquila y digna dignidad de un esp�ritu que camina conscientemente a la luz de Dios, �qu� fuerza y ??belleza le dar�a a nuestra vida! Imagine la horrible santidad con la que el antiguo templo debe haber sido invertido a la vista de los adoradores tan pronto como el cielo encendi� fuego, y "la gloria del Se�or hab�a llenado la casa". �Con qu� santidad m�s alta todav�a debemos vestir el ser de un hombre en quien mora el Esp�ritu Santo! �No ser� la "santidad al Se�or" la ley reconocida, manifiesta y omnipresente de su vida?

II LOS RESULTADOS PR�CTICOS DE LA TI. "Glorifica a Dios por lo tanto en tu cuerpo". Esto es algo m�s que una mera abstinencia negativa pasiva del mal. Es la consagraci�n de los poderes de nuestra naturaleza a todo servicio sagrado, la expresi�n activa de la vida Divina interior en todas las formas posibles de hacer el bien. Eso implica:

1. Libertad espiritual consciente. Cristo nos libera de todo tipo de esclavitud moral degradante cuando as� nos redime y nos hace suyos para siempre. Y "donde est� el Esp�ritu del Se�or, all� hay libertad". La libertad espiritual radica en la sujeci�n voluntaria a aquel que es nuestro verdadero Se�or. La auto-captaci�n en todas sus formas y fases es la esclavitud, la par�lisis y la muerte del alma. Vive en y para ti, como si fueras "tuyo", y tienes un capataz muy duro y opresivo. Vive para el Se�or, y eres verdaderamente libre y alegremente libre.

2. El dominio de lo espiritual sobre la parte carnal de nosotros. El ap�stol tiene a la vista un aspecto especial y m�s importante de la santidad del cuerpo. Pero podemos tomar esta palabra "cuerpo" como s�mbolo de toda la forma, la moda y el h�bito de la vida exterior. Desde el santuario interior de un esp�ritu que se ha convertido as� en el Se�or, la gloria fluir� a trav�s de todos los canales de auto revelaci�n. Las afueras de nuestro ser, la parte m�s baja de nuestra naturaleza, seguramente se iluminar�n, espiritualizar�n, embellecer�n. Tenemos la tendencia a pensar que el cuerpo es necesariamente el obst�culo y el enemigo del esp�ritu. Esta no es una forma de pensar cristiana. M�s bien consideremos que es un instrumento que Dios ha construido sabiamente, "hecho con temor y de manera maravillosa", y mediante el cual la energ�a sagrada del esp�ritu puede servir a sus prop�sitos y honrarlo.

HOMILIAS DE D. FRASER

1 Corintios 6:11

Grandes pecadores salvados.

Se ha alegado que los primeros cristianos se reunieron de la mera chusma y las desviaciones del mundo antiguo. Gibbon comenta, con su habitual desprecio, que "los misioneros del evangelio, despu�s del ejemplo de su Divino Maestro, no desde�aron la sociedad de los hombres, y especialmente de las mujeres, oprimidos por la conciencia y muy a menudo por los efectos de sus vicios. " Pero no es el hecho, y no es justo insinuar, que la Iglesia se form� a partir del fango de la sociedad. El evangelio entonces, como ahora, influy� en cierta medida en todos los rangos de la sociedad, todos los asistentes de la mente y todos los grados de la cultura moral. Sin embargo, no debe ocultarse, y de hecho es para el cr�dito del evangelio, que trajo novedad de coraz�n y vida a algunos de los habitantes m�s derrochadores de las ciudades antiguas donde fue predicado. No solo en Judea hab�a salvado a las rameras; pero en las ciudades licenciosas de los paganos, como �feso, Corinto y Roma, hab�a rescatado a personas que estaban inmersas en un vicio sensual. "Tales fueron algunos de ustedes", escribe el ap�stol a los miembros de "la Iglesia de Dios en Corinto". Hab�a dejado un terrible cat�logo de pecadores, que no deb�an heredar el reino de Dios. "Tales fueron algunos de ustedes; pero ya no lo son: reconozco el poderoso cambio".

I. EL TRES CAMBIOS.

1. "Ustedes fueron lavados". "Se lavaron ustedes mismos". Un hecho definitivo, tanto como el lavado de Naam�n en el r�o que le quit� la lepra. Tal es el camino de la gracia divina. La idea del coraz�n del hombre es que sus pecados pueden ser borrados, o las huellas desgastadas por el lapso de tiempo, o que por el arrepentimiento y la enmienda de la vida son expiados. Pero nada elimina el pecado excepto el lavado. "La sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado".

2. "Ustedes fueron santificados". Despu�s del lavado viene la unci�n con aceite sagrado. Los que est�n limpios son consagrados y apartados para uso Divino. Esta es la santificaci�n del Esp�ritu, que se imparte libremente y de inmediato a quienes reciben el evangelio, aunque solo se realiza gradualmente en experiencia y pr�ctica.

3. "Ustedes fueron justificados". Al contaminarse, fueron purificados; siendo profano, fuiste santificado; y siendo injustos, fuisteis justificados. Ya no est�s bajo condenaci�n, sino que te consideran "en Cristo", eres considerado justo en �l. Y esto tambi�n es un hecho consumado en la gracia de Dios. Con�zcalo bien, porque es la carta de su aceptaci�n y la garant�a de su paz.

II LA FILOSOF�A DE ESTE CAMBIO.

1. "En el nombre del Se�or Jesucristo". Las advertencias de las consecuencias del vicio, las exposiciones de la belleza y la ventaja de la virtud, pueden hacer poco en los casos que se indican aqu�. No era por falta de sabios hacer elogios y discutir la naturaleza de la virtud que los griegos de Corinto hab�an sido tan viciosos. Pero no se les hizo ning�n cambio hasta que se public� el Nombre del Se�or Jesucristo. Aqu� no hab�a un sabio que pronunciara buenas oraciones, sino un Salvador que pod�a salvar a los hombres de s� mismos y convertirlos en hijos de Dios. En este Nombre fue, y hasta el d�a de hoy, que los sucios son lavados, los imp�os santificados, los culpables justificados.

2. "Y por el Esp�ritu de nuestro Dios". Porque es ese Esp�ritu quien convence a los hombres de sus pecados, y quien los lleva y los une al Salvador, en quien se hacen nuevas criaturas. �Qu� condescendencia en ese Esp�ritu puro y santo, acercarse a personas tan viles como el vers�culo anterior describe, y transformar a tales pecadores en santos!

III. LAS LECCIONES SUGERIDAS.

1. Que el caso de ning�n pecador es demasiado desesperado para el remedio del evangelio. El cristianismo puede hacer m�s que desarrollar g�rmenes de bondad donde existen. Tiene una nueva energ�a creadora, y puede inspirar buenos motivos y sentimientos donde parec�a no haber nada m�s que maldad, maldad continuamente. No hay caso tan hundido y perdido como para confundir el poder del Nombre de Cristo y la gracia vivificante del Esp�ritu Santo. No tomamos a la ligera las gradaciones morales. Es algo por lo que estar agradecido, si uno ha sido preservado del pecado grave. Es una cosa que se lamenta amargamente, si uno ha cometido, incluso en el pensamiento, los pecados que enumera el ap�stol. Pero el hombre m�s moral tiene algo en su coraz�n de lo que avergonzarse ante Dios. Y los inmorales tienen que hacer confesiones penosas. Que se sienta la verg�enza y el dolor; Son saludables para el alma. Pero que nadie se desanime o se desespere. La gracia divina que trae salvaci�n no es un requisito de las clases altas y medias de los pecadores. Baja en todos los grados hasta la profundidad m�s baja del pecado y la miseria humanos. El Nombre del Se�or Jesucristo es un escudo para los m�s impuros. El Esp�ritu de nuestro Dios puede renovar a los que est�n muertos en delitos y pecados.

2. Que un cristiano debe ser conocido por lo que es, no por lo que fue. Muchos parecen no tener una concepci�n real del poder transformador que el Esp�ritu Santo ejerce sobre aquellos que verdaderamente reciben el evangelio; y, en consecuencia, cuando alguien que era conocido por ser un pecador comienza a confesar el Nombre del Salvador, muchas personas virtuosas sacuden sus cabezas con recelo, y a veces menean la cabeza con reproche, y relatan todo lo que han escuchado, aunque sea vagamente, de la persona. faltas, como si debieran adherirse a �l para siempre. As�, los viejos pecados se mantienen colgando como un reproche perpetuo sobre la cabeza del nuevo recluta para el ej�rcito cristiano, como si no hubiera lavado posible, ni santificaci�n, ni justificaci�n. �Pero qu� irrazonable es esto! �No es de las filas de los pecadores que las filas de los santos siempre se han llenado? �No hay un "pero" significativo en nuestro texto que indique la transici�n del estado antiguo al nuevo? �Y no es cierto en la vida, as� como en las Escrituras? Me dices qu� era esta persona: te pido que veas qu� es esta persona y glorifiques a Dios, cuya gracia produce cambios tan benditos entre los hijos de los hombres. No hagas que la conversi�n de un pecador sea m�s dif�cil de lo necesario, por tus sospechas. Reserve sus juicios m�s estrictos para usted. F.

HOMILIAS POR R. TUCK

1 Corintios 6:1

Las relaciones de los cristianos con el derecho p�blico.

El ap�stol aqu� trata con un nuevo error cometido por los cristianos corintios. En vista de los amplios intereses comerciales de Corinto, podemos entender que constantemente surg�an disputas que solo pod�an ser resueltas por los tribunales de derecho com�n. San Pablo no tiene la intenci�n de inferir que estos tribunales de justicia fueron conducidos injustamente, o que, en asuntos ordinarios y en circunstancias ordinarias, no se puede recurrir a ellos. Solo se�ala que el nuevo sentimiento y sentimiento que deber�an tener y valorar, como disc�pulos cristianos, se opondr�an al esp�ritu litigioso y los llenar�a de ansiedad por arreglar las cosas con sus hermanos en lugar de luchar por la seguridad de sus propios derechos Mira, adem�s, la idea err�nea que los paganos circundantes formar�an de tales indicios de disputa entre los cristianos. "Podemos entender cu�n perjudicial para los mejores intereses del cristianismo ser�a para la comuni�n cristiana, fundada como estaba en los principios de la unidad y el amor, perpetuamente, a trav�s del temperamento apresurado y la debilidad de los miembros individuales, sostenida desprecio de los paganos, como una escena de conflicto intestinal ". El principio establecido por el ap�stol llev� en tiempos posteriores al nombramiento de tribunales de arbitraje. De estos tenemos evidencia hist�rica a mediados del siglo II. Se ha se�alado que la ilustraci�n adecuada del principio de San Pablo debe buscarse, no en un pa�s cristiano, sino en un pa�s pagano donde los cristianos pueden pasar a residir. Sobre su principio, como ahora puede ser aplicable a nosotros, proponemos morar.

I. ST. PABLO NO LANZA LIGEREZA SOBRE LA LEY P�BLICA. �C�mo debemos considerar la ley? �Es el comando arbitrario de una regla? �O es un c�digo nacional creado por los dones de alg�n genio legal, Lycurgus o Justiniano? �No es m�s bien una naci�n descubriendo la importancia de la protecci�n de sus personas y. propiedad, acordando mutuamente la adopci�n de reglas para asegurar dicha protecci�n y poniendo las aplicaciones de tales reglas en manos de ciertos individuos, llamados reyes, jueces o magistrados? Entonces, para que un pueblo desobedezca las leyes es m�s una verdadera rebeli�n contra s� mismo, contra sus mejores intereses, que contra sus gobernantes; y cada individuo en una naci�n est� obligado tanto al honor como a guardar la ley. San Pablo reconocer�a plenamente esto, y no pretende faltarle al respeto por lo que dice al respecto. Debemos observar que distingue cuidadosamente la esfera de la ley a la que se refiere. Explique la diferencia entre los tribunales "penales" y de "equidad" en nuestros casos. San Pablo trata asuntos de disputa, con preguntas de equidad, no con crimen. Y �l insta muy adecuadamente a que tales disputas usualmente descansen en "sentimientos fuertes", "malentendidos", etc., y, en consecuencia, se pueden tratar mejor desde dentro de la hermandad cristiana, que puede reconocer "sentimientos" y ayudar a sus miembros a vencer " fallas ". En otra parte insta a la obediencia plena a los "poderes f�cticos". Pero �l alega que los cristianos solo confesaron su fracaso del esp�ritu cristiano cuando no pod�an ceder el uno al otro, sino que se vieron obligados a atraer a extra�os y paganos para decirles lo que era justo y correcto. A�n as�, podemos decir que solo hay unas pocas cosas con respecto a las cuales los cristianos est�n justificados para ir a la ley, y se refieren totalmente a las interpretaciones de la ley nacional en relaci�n con los derechos de propiedad. Para estos, a veces es necesario obtener una decisi�n autorizada. Felizmente, el principio de arbitraje se est� extendiendo en disputas comerciales y en diferencias nacionales. Los cristianos saludar�n el d�a en que el arbitraje, la esclava de la paz, gane su dominio en todas las tierras, y los hombres y las naciones "no aprendan m�s la guerra".

II S T. PABLO ASUME LA AUTONOM�A (AUTO REGLA) DE LA IGLESIA DE CRISTO. Les har�a entender que, como Iglesia, eran bastante competentes para administrar sus propios asuntos, todos sus asuntos, y ciertamente todas las disputas internas. Muestre en qu� principios frecuentes y declarados se basa el argumento del ap�stol.

1. La Iglesia de Cristo es una sociedad.

2. Es una sociedad separada, libre del mundo; en ella, pero no de ella.

3. Es una sociedad completa; la cabeza y los miembros juntos forman un "cuerpo completo".

4. Es una sociedad que descansa sobre una base com�n, la "vida en Cristo", no en una opini�n com�n, ni en un orden com�n, sino en una vida com�n, lo que la convierte en una sola familia.

5. Es una sociedad bajo una Cabeza viva. Permanece como "ver al invisible"; y es una realizaci�n espiritual de la "teocracia" o gobierno pr�ctico directo del Divino Se�or.

6. Es una sociedad con funciones judiciales. Muestre que la Iglesia tiene poderes disciplinarios que puede ejercer sobre el infractor moral (como en Corinto); y poderes consultivos que puede emplear para resolver disputas familiares, comerciales o de la sociedad.

7. Es una sociedad con un car�cter, una de cuyas caracter�sticas principales es la "paciencia mutua", un respeto que se niega a s� mismo m�s bien por el bienestar de los dem�s que por el nuestro. En una sociedad as�, ser�a manifiestamente inapropiado para cualquier miembro que tuviera una disputa con un compa�ero miembro "ir a la ley antes de los injustos". El elevado sentimiento cristiano encuentra su expresi�n en el intenso lenguaje de San Pablo: "�Por qu� no prefieres equivocarte, por qu� no prefieres que te defrauden?" - R.T.

1 Corintios 6:2, 1 Corintios 6:3

El juicio de los santos.

Los disc�pulos cristianos se llaman "santos", no porque sean realmente santos, sino porque son

(1) consagrado a Dios;

(2) separados para el mundo;

(3) bajo la obligaci�n moral de buscar y alcanzar la santidad personal.

San Pablo aqu� habla de ellos como "santos", para recordarles que mantienen su posici�n cristiana en virtud de su car�cter, que su "bondad" deb�a ser su poder. La palabra "juez" debe tratarse como el equivalente de "gobernar"; no es, como lo usa aqu� San Pablo, simplemente significa "dar decisiones legales". Ilustrar por el trabajo de los jueces en el antiguo Israel; ellos eran virtualmente gobernantes del pa�s.

I. EL JUICIO DE LOS SANTOS DEL MUNDO. F. Robertson dice: "Sucesivamente, la fuerza, el derecho hereditario, el talento, la riqueza, han sido las aristocracias de la tierra. Pero entonces, en el reino venidero, la bondad ser� la �nica condici�n de la supremac�a". Para la idea de compartir con Cristo en el juicio, en su segunda venida, vea Daniel 7:22; Mateo 19:28; Lucas 22:30. Sin embargo, es mejor impresionar el punto de que la presencia real de hombres buenos en el mundo, en la sociedad, es una prueba constante y una demostraci�n del mal del mundo.

II EL JUICIO DE LOS SANTOS DE LOS �NGELES. Esto debe referirse a los �ngeles malvados. Sin embargo, podemos tratarlo como una expresi�n intensa del ap�stol, pronunciada bajo la profunda impresi�n de todo lo que podr�a estar involucrado en la uni�n espiritual de Cristo y su pueblo. Cristo gobierna a los �ngeles, y nosotros tambi�n, ya que estamos en �l. "Es mejor considerar el pasaje como un cl�max que surge de la intensa realizaci�n del ap�stol de la unidad triunfante de Cristo y su Iglesia, un punto que parece siempre presente en la mente de San Pablo cuando habla de la dignidad del cristianismo. En este sentido, la humanidad redimida ser� superior y juzgar� al mundo espiritual ".

III. EL JUICIO DE LOS SANTOS DE LOS ASUNTOS DIARIOS. El argumento del ap�stol es que, si reconocen su alta posici�n y privilegio, y el poder y la responsabilidad de juzgar cosas externas como el "mundo" y los "�ngeles", tambi�n deber�an, y mucho m�s ansiosamente, reconocer su poder para gobernar y juzgar todos los asuntos peque�os que surjan dentro de la comunidad cristiana. �Cu�l debe ser su condici�n si no pueden encontrar entre ellos un �rbitro eficiente? Ilustrar por el consejo de nuestro Se�or a sus disc�pulos en relaci�n con sus disputas.

(1) Los dos disputantes deb�an reunirse juntos;

(2) si eso no resolvi� la dificultad, entonces dos o tres testigos podr�an ser llevados a la conferencia; si eso tambi�n fall�, entonces

(3) el asunto deb�a ser contado a la Iglesia, y su decisi�n buscada. El ap�stol no encuentra sino adaptaci�n para el principio integral que fue establecido por Cristo, y que nosotros podemos adaptar por igual en las perplejidades y malentendidos de la Iglesia y la vida social.

1 Corintios 6:9

Heredando el reino.

"�No sab�is que los injustos no heredar�n el reino de Dios?" Las frases "reino de los cielos", "reino de Dios" son lo suficientemente familiares para el lector del Nuevo Testamento, como sin�nimos de la nueva dispensaci�n cristiana. Los ap�stoles parecen usar el t�rmino para un reino que, conciben, se establecer� en la segunda venida de Cristo y la "restituci�n de todas las cosas". Hay un sentido importante en el que debemos reconocer que el "reino" est� actualmente establecido; pero no tiene por qu� interferir con nuestra apreciaci�n de la gran esperanza de un d�a en que ese reino se perfeccionar� por completo, y de alguna manera gloriosa se declare que el reino del mundo se convertir� en el reino de Dios. La figura contenida en la palabra "heredar" se toma del largo viaje de Israel a trav�s de los desiertos a la tierra prometida, que era un pa�s para "heredar". Bajo cuidadosas limitaciones, la figura puede ser llevada al cristianismo, y se puede hablar del cristiano como "buscando una ciudad que tiene fundamentos, cuyo constructor y hacedor es Dios". Somos "herederos de la salvaci�n", que est� "lista para ser revelada en la �ltima vez". John Bunyan hace que su peregrino hable persuasivamente a Pliable y le dice: "Hay un reino sin fin para ser habitado, y una vida eterna para darnos, para que podamos habitar ese reino para siempre", etc. de su obra santificadora, Dios quiere que pensemos en los privilegios de la salvaci�n como ambos realizados ahora y para ser realizados m�s plenamente poco a poco. Este San Pedro declara con la mayor claridad en su Ep�stola ( 1 Pedro 1:3). Un presente y una alegr�a presente est�n directamente asociados con la "esperanza viva" de una "herencia incorruptible, sin mancha y que no se desvanece". Considera, entonces�

I. EL PODER DE UN FUTURO PROMETIDO. Es decir, su relaci�n con el cristiano

(1) esp�ritu,

(2) personaje,

(3) opiniones,

(4) conducta.

La esperanza es una de las fuerzas morales m�s importantes del hombre; fuerte de acuerdo con los motivos razonables sobre los que descansa. Un hombre nunca se pierde hasta que pierde la esperanza. Un hombre puede surgir de la mayor discapacidad y angustia siempre que pueda imaginar un futuro m�s brillante y fijar su esperanza en �l. Explique la relaci�n en la que la "fe" se encuentra con la "esperanza", para que pueda darnos una idea de la posesi�n actual de lo que esperamos. "La fe es la sustancia de las cosas que se esperan, la evidencia de las cosas que no se ven". Mostrar tambi�n la influencia de la esperanza como:

1. Producir un sentimiento de descanso, una satisfacci�n con las circunstancias actuales. Ilustrar de San Pablo, que podr�a decir: "He aprendido en cualquier estado en que me encuentre, para contentarme", pero solo porque �l tambi�n podr�a decir: "Se me ha tendido una corona de justicia".

2. Una inspiraci�n para el esfuerzo paciente y serio. Miles se mantienen en el trabajo por la esperanza del �xito. El valor y la fuerza de la inspiraci�n dependen en gran medida del car�cter de la esperanza. �Cu�n grande, entonces, debe ser la inspiraci�n de la esperanza cristiana! �Y cu�n pr�cticamente purificante, verlo es la esperanza de una justicia perfecta y eterna! "Seremos como �l; porque lo veremos tal como es".

II LA INFLUENCIA DE UN SENTIDO DE DERECHO AL FUTURO PROMETIDO. Ese derecho que tenemos; pero no es por m�rito ni por mero nacimiento, es totalmente por gracia y pertenece a nuestro nuevo nacimiento a trav�s del Esp�ritu. A�n as�, tenemos un claro sentido del derecho; y que debemos mantener y apreciar, reconociendo que los diferentes estados de �nimo o las condiciones del marco no pueden afectar de ninguna manera nuestra posici�n y nuestros derechos. "Si no creemos, �l permanece fiel: no puede negarse a s� mismo". "No temas, peque�o reba�o; porque es un placer para tu Padre darte el reino". Ilustrar por la influencia del sentido de derecho y posesi�n que el esposo y la esposa tienen el uno en el otro. Tambi�n por el esp�ritu de nobleza obliga, que da tono y car�cter a todos los dichos y hechos del joven heredero. Tambi�n por el reclamo de nobleza que el romano sent�a fue impuesto por sus derechos romanos, en cualquier pa�s en el que pudiera residir. Si tenemos un derecho de herencia en el reino eterno y santo de Dios, estamos bajo un impulso constante de "caminar dignos de nuestra vocaci�n".

1 Corintios 6:11

Recordando la gracia recibida.

Siempre debemos estar preparados para hacer aplicaciones personales directas de la Sagrada Escritura; y la habilidad de aplicar principios generales a casos particulares es uno de los resultados apropiados de la cultura y experiencia cristiana. Esto, sin embargo, a menudo implica acomodaci�n y modificaci�n. Los principios que la Escritura ilustra en casos particulares necesitan adaptaci�n cuando se refieren a casos nuevos y diferentes; y debemos comprender claramente que la Escritura no propone proporcionar simples ejemplos de una simple imitaci�n, sino principios que son tan verdaderamente humanos que pueden aplicarse a las condiciones y circunstancias variables de cada �poca y clima, de modo que la Palabra sagrada tenga Realmente ha sido escrito "por nuestro bien, sobre quien han llegado los fines del mundo". A primera vista, el pasaje que tenemos ante nosotros no nos parece adecuado. La lista de pecados aqu� dada no es nuestra; Es esencialmente pagano. Ni siquiera sabemos qu� significan algunas de estas palabras; y decirnos, "Tales fueron algunos de ustedes", despierta un sentimiento de indignaci�n y oposici�n. Sin embargo, si podemos llegar m�s all� de los meros t�rminos al esp�ritu y al principio del llamamiento del ap�stol, encontraremos que lleva su mensaje tambi�n para nosotros. San Pablo realmente est� tratando con lo que es consistente para un cristiano .; y lo expresa de esta manera: "�Qu� hay en verdadera armon�a con alguien que es lavado, santificado y justificado?" Podemos resolver todas las preguntas dif�ciles preguntando: �Le conviene a un hombre santificado? Y darse cuenta de que nuestra posici�n cristiana se convierte en la mejor resistencia del mal.

I. RECUERDA TU PASADO DE BUSCA DE TI MISMO. "Tales fueron algunos de ustedes". Aplicar a los corintios. Indicar algo del lujo y el vicio de la sociedad corintia. Para ellos fue un cambio maravilloso convertirse en cristianos puros y sobrios. Creemos que no tenemos tal revisi�n; La mayor�a de nosotros no tenemos experiencia de formas violentas y abiertas de impiedad. Pero si miramos un poco m�s profundo, �no podemos ver que esos pecados corintios no eran sino las formas para esa �poca del pecado universal y la b�squeda de uno mismo de la humanidad? Todos quieren decir exactamente esto: el hombre, afirmando su independencia de Dios, desechando todas las ataduras de autoridad y buscando su propia voluntad y placer. Entonces podemos ver que la misma ra�z del mal ha estado en nuestro pasado; y no debemos permitir que el mero refinamiento de los t�rminos modernos para el pecado nos ciegue al hecho de que, en nosotros, es el mismo mal del coraz�n (ver Efesios 2:1, Efesios 2:10). A la luz de este hecho de la depravaci�n, revise su pasado, vea la mancha de la b�squeda de s� mismo, y luego sentir� que San Pablo puede decirle incluso a usted: "Y esos fueron algunos de ustedes".

II ESTIMA TU SITUACI�N CRISTIANA. "Ustedes est�n lavados", etc. No debemos temer hacer esto; Como se trata de una posici�n de gracia, nuestro hacerlo no necesita alimentar ning�n orgullo o autosuficiencia. Nuestra "posici�n" se establece en tres cifras.

1. Lavado o tal vez la traducci�n deber�a ser: "Ustedes se han lavado". La figura para descartar viejos pecados y h�bitos pecaminosos.

2. Santificado. La figura por haberse consagrado; ser separado para usos sagrados; y estamos sellados en tal consagraci�n, por el don y la presencia permanente del Esp�ritu Santo.

3. Justificado. La figura de nuestro ser, como lavada y consagrada, recibida en graciosas relaciones de aceptaci�n con Dios. El orden de los t�rminos parece ser singular, pero, cuando se entiende correctamente, se ve que es correcto:

(1) quitar el pecado;

(2) ded�cate a Dios;

(3) recibir el sentido de aceptaci�n.

Y esta es nuestra posici�n cristiana actual; Somos limpios, consagrados y aceptados. Y todo es por gracia.

III. RENUEVA TU SENTIDO DE RESPONSABILIDAD. Para tal "pie" algo se est� convirtiendo. El ap�stol quiere que sientamos esto para que no debamos contar nada. Tenemos la obligaci�n de vivir una vida que exprese dignamente nuestro agradecimiento por la gracia recibida; una vida que armonizar�a manifiestamente con nuestra posici�n. Somos llamados con un llamado santo. Pero tenemos que descubrir qu� es precisamente "santo" y "bueno" en nuestros tiempos. Todo lo que es puro, verdadero, abnegado, bueno y amable, podemos estar seguros se est� convirtiendo en nuestra posici�n cristiana. No, podemos entrar de todos los t�rminos generales, y podemos decir: "Una vida para Cristo, y una vida como la de Cristo, estos son el" devenir "para todos aquellos que han recibido su salvaci�n". "�Qu� clase de personas deber�as ser en toda conversaci�n santa y piedad?" - R.T.

1 Corintios 6:11

Lo que fuimos y lo que somos.

Las primeras iglesias fueron recogidas del paganismo corrupto, y esto fue tristemente sensual e inmoral. Esto ocasion� dificultades para tratar con las Iglesias. La pregunta ten�a que ser respondida: �es la corrupci�n moral absolutamente incompatible con la profesi�n cristiana? Muestre c�mo se responde esta pregunta ahora, en nuestros d�as, y por el ap�stol Pablo en su d�a. Ahora la respuesta es tristemente incierta, especialmente si la delincuencia moral se une a la riqueza. Por San Pablo se responde con una noble firmeza y fidelidad. Tome dos temas para su consideraci�n.

I. FUERA DE LA VIDA MISMA. Muestre que la caracter�stica de un cristiano es su liberaci�n de la esclavitud del autogobierno. Entonces, todos los rendimientos al yo y la pasi�n deben estar equivocados para �l.

II EN EL CRISTO REGI� LA VIDA. Este proceso se concibe bajo tres formas y por dos agentes.

(1) lavado;

(2) santificaci�n;

(3) justificaci�n.

Los dos agentes son

(1) el Se�or Jes�s;

(2) el Esp�ritu de nuestro Dios.

Luego se deduce que toda certeza a los impulsos puros y las orientaciones del Esp�ritu que mora en Dios en toda la vida y todas las relaciones y toda la conducta es para todos los cristianos lo correcto y lo necesario.-R.T.

1 Corintios 6:12

Lo legal y lo conveniente.

"Todas las cosas me son l�citas, pero no todas son convenientes". Esta es la declaraci�n de un principio general, que puede expresarse as�: cuando un hombre se renueva en Cristo Jes�s, se convierte en una ley para s� mismo, su conciencia regenerada atestigua suficientemente lo que es l�cito y lo que es conveniente. El ap�stol est� aplicando el principio a dos temas de discusi�n que estaban estrechamente relacionados con la adoraci�n pagana:

(1) si era legal para los cristianos comer alimentos que se hab�an ofrecido en sacrificio a los �dolos;

(2) si estaba permitido pasar por alto, en los cristianos, la indulgencia en el pecado de la fornicaci�n. Parece que, debido a que San Pablo afirm� el derecho de la libertad cristiana en relaci�n con la comida pagana, sus enemigos declararon que �l tambi�n ten�a ideas sueltas sobre las inmoralidades cristianas. San Pablo, por lo tanto, deja bastante claro que la libertad que �l reclama es una libertad razonable, debidamente tonificada y templada por una conciencia acelerada y sensible de lo que se est� convirtiendo y lo que es correcto. "Existe la posibilidad de convertirse en el esclavo de la libertad misma. Si sacrificamos el poder de elecci�n que est� impl�cito en el pensamiento de libertad, dejamos de ser libres; estamos bajo el poder de lo que deber�a estar en nuestro poder." "Partiendo de la doctrina de la libertad cristiana ense�ada por Cristo ( Juan 8:32, Juan 8:36), y proclamada con una sola boca por sus ap�stoles ( Romanos 8:2; Santiago 2:12; 1 Pedro 2:16), declararon que el cristiano estaba obligado a un 'servicio' que era 'libertad perfecta'. San Pablo acepta el principio, pero con limitaciones: ninguna acci�n en s� misma era ilegal, estaba dispuesto a admitir, siempre que

(1) que estaban de acuerdo con el dise�o de Dios en la creaci�n;

(2) que fueron calculados para promover el bienestar general de la humanidad; y

(3) que �ramos due�os de nuestras acciones, no ellos de nosotros ". Aqu� consideramos lo legal y lo conveniente, y observamos que:

I. CADA HOMBRE DEBE RECONOCER ESTA DISTINCI�N. En todas las relaciones pr�cticas de la vida surge ver continuamente; En el hogar, en los negocios y en la sociedad, un hombre tiene que decir constantemente: "Puedo, pero no lo har�. Tengo el derecho absoluto de hacerlo, pero por el bien de los dem�s, no debo hacerlo". Observe que el recurso no es aqu� el autoservicio o el tiempo de servicio. Las limitaciones de un hombre no son, en primer lugar, sus propios intereses personales, sino

(1) el sentido de la aptitud de las cosas; y

(2) el bienestar de los dem�s.

Ilustrar la distinci�n aplicada a preguntas tales como el uso de bebidas fuertes; modos de guardar el s�bado; l�mites de diversiones permitidas, etc.

II LA DISTINCI�N NING�N HOMBRE ENCUENTRA TAN BUSCANDO COMO LO HACE EL CRISTIANO, en raz�n de

(1) su sensibilidad a lo que est� en armon�a con la profesi�n cristiana; y

(2) su consideraci�n caritativa incluso de las debilidades de los dem�s. �l est� muy celoso de s� mismo, no sea que �l ponga un obst�culo en el camino de su hermano. El tema puede ilustrarse eficientemente a partir de los detalles de la vida cristiana moderna. Y los siguientes pasajes sugieren suficientemente la aplicaci�n pr�ctica del tema: "Ustedes est�n llamados a la libertad; solo no usen la libertad para una ocasi�n en la carne, sino que por amor se sirvan unos a otros". "No te conformes con este mundo, pero s� transformado por la renovaci�n de tu mente". Nuestro Se�or Jes�s podr�a exigir libertad absoluta; todas las cosas le fueron l�citas porque su voluntad era totalmente correcta, sus elecciones, preferencias y decisiones estaban totalmente de acuerdo con la voluntad de Dios. Un hombre debe tener raz�n antes de que podamos darle libertad.

1 Corintios 6:19

El cuerpo del templo y su santidad.

La idea del antiguo templo no era la de la iglesia moderna, que es un edificio en el que los hombres pueden reunirse para adorar a Dios. El antiguo templo era un santuario para que habitara la Deidad; y esta presencia Divina en el santuario central se concibi� como santificando los edificios del templo, hasta los patios y puertas exteriores. Nada podr�a entrar en los recintos que contaminaron o trabajaron la abominaci�n. Ilustrar desde el templo de Salom�n, y los celos extremos con los que los jud�os consideraban el lugar sagrado. Se pueden considerar dos puntos para resolver la figura del texto.

I. LA DEIDAD EN EL SANTUARIO SANTIFIC� TODOS LOS TRIBUNALES QUE CREAN LOS EDIFICIOS DEL TEMPLO.

II LA DEIDAD EN EL SANTUARIO SANTIFIC� LA CIUDAD Y LA TIERRA. Entonces, si "Cristo mora en nuestros corazones por la fe", si nuestras almas conocen su presencia Divina, entonces todas las fuerzas y poderes de nuestro cuerpo est�n consagrados y deben ser santificados. Toda nuestra vida, en sus c�rculos de relaci�n m�s estrechos y m�s amplios, debe considerarse como santificada, tratada como pura, hecha y mantenida siempre "limpia", "siempre santa".

1 Corintios 6:19

El cristiano no tiene derechos personales.

Esta afirmaci�n puede hacerse tanto con respecto a s� mismo como con respecto a las cosas que se dice que posee. Consideraci�n de reclamo de tres puntos.

I. EL CRISTIANO NO ES PROPIO. Antes de la conversi�n puede haber pensado tanto en s� mismo. La esencia de la conversi�n es una entrega voluntaria de voluntad y vida a Cristo.

II �l es un comprado. Y �l mora con santa satisfacci�n en la "sangre preciosa" que era como si fuera su dinero de compra ( 1 Pedro 1:18, 1 Pedro 1:19).

III. �l es un esclavo esclavo de Cristo. Celebrada de hecho por los derechos de compra, pero tan verdaderamente sostenida por la entrega total y voluntaria de un amor agradecido. Por lo tanto, en todo lo que el cristiano es, en todo lo que el cristiano tiene, y en todo lo que el cristiano puede ser, tiene la solemne obligaci�n de glorificar a Dios, quien es su Se�or. Y al Se�or a quien sirve, y que tiene el derecho exclusivo en �l y en el suyo, se le permite aprehender y reconocer como su Maestro misericordioso, el glorificado "Hombre Cristo Jes�s", cuyo servicio es la libertad perfecta y la alegr�a m�s santa.

Información bibliográfica
Exell, Joseph S; Spence-Jones, Henry Donald Maurice. "Comentario sobre 1 Corinthians 6". Los Comentarios del Púlpito. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tpc/1-corinthians-6.html. 1897.
 
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