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Bible Commentaries
2 Crónicas 17

Los Comentarios del PúlpitoLos Comentarios del Púlpito

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Versículos 1-19

EXPOSICI�N

Con respecto al contenido de este cap�tulo, y al reinado de Josafat, que ocupa este y los tres cap�tulos siguientes, el Libro de los Reyes a�n no tiene paralelo. Todo lo que tiene que decir de Josafat ahora se resume en una oraci�n ( 1 Reyes 15:24), "Y Josafat su hijo rein� en su lugar," hasta que lleguemos a los diez versos de 1 Reyes 22:41-11, con su esbozo muy delgado (ver tambi�n 2 Reyes 3:1).

2 Cr�nicas 17:1

Josafat En 2 Cr�nicas 20:31 y 1 Reyes 22:41, 1 Reyes 22:42 se nos dice que Josafat ten�a ahora treinta y cinco a�os. Debe, por lo tanto, haber nacido cuando Asa estaba en el sexto a�o de su reinado, y presumiblemente no ten�a menos de diecis�is a�os. Su reinado se extendi� a veinticinco a�os, es decir, desde B.C. 914 a B.C. 889. El nombre significa "a quien Dios juzga" o "aboga". Acab est� ahora en el cuarto a�o de su reinado, y los s�ntomas que manifiesta ( 1 Reyes 16:30-11) son los que m�s bien instan a Josafat a fortalecerse, es decir, fortalecer las defensas de su reino en el lado de Israel.

2 Cr�nicas 17:2

Puso fuerzas; literalmente, dio ( G�nesis 1:17) fuerzas, o una fuerza, o host, o ej�rcito: ????? ( �xodo 14:28; 2 Samuel 24:2). Y establecer guarniciones; literalmente, �l dio guarniciones (?????????); es decir, las personas "establecidas", prefectos u oficiales ( 1 Reyes 4:19), o la propia guarnici�n militar "estacionada" ( 1 Samuel 10:5; 1 Samuel 13:3) . Una aldea en Jud� tambi�n ten�a el nombre de Nezeb ( Josu� 15:45). En las ciudades de Efra�n (ver 2 Cr�nicas 15:8).

2 Cr�nicas 17:3

Los primeros caminos de su padre David. Aunque no habr�a dificultades para conciliar esta declaraci�n con la historia, probablemente el nombre David no deber�a estar aqu�. No est� en la Septuaginta. La referencia m�s natural y suficiente es a Asa. Y no busc� a Ballim; literalmente, a los baalim; es decir, a los diversos dioses falsos de los pueblos circundantes ( Jueces 2:11), Baal-berith ( Jueces 8:33; Jueces 9:4, Jueces 9:46 ), Baal-zebub ( 2 Reyes 1:2), Baal-peor ( N�meros 23:28, etc .; N�meros 25:3), seg�n los lugares donde adoran los id�latras fue llevado a cabo. (Para la preposici�n ??, "a", despu�s de "buscado", en este verso y en el siguiente, ver de nuevo 1 Cr�nicas 22:19.)

2 Cr�nicas 17:4

Despu�s de los hechos de Israel. Esta expresi�n probablemente marca los hechos del reino del norte, como los m�s t�picos a lo largo de toda su historia del mal, y tambi�n como el comienzo sistem�tico, "por una ley", de la adoraci�n e im�genes id�latras en materia de terneros, etc. en.

2 Cr�nicas 17:5

Todo Jud� trajo regalos a Josafat. Estos regalos fueron, por supuesto, obsequios voluntarios, aunque, como no pocos, la costumbre puede haberles quitado algo de la espontaneidad ( 1 Samuel 10:27; 2 Samuel 8:2; 1 Reyes 4:21; 1 Reyes 10:25; Salmo 72:10).

2 Cr�nicas 17:6

Y su coraz�n fue elevado en los caminos del Se�or. Aunque el verbo ?????? a menudo tiene un mal sentido, con bastante frecuencia lleva consigo uno bueno en el Antiguo Testamento, y la instancia t�pica del primero (Salmo 131:1) est� completamente contrarrestada por Isa�as 52:13. El marginal "se enfureci� puede ser reemplazado con ventaja por" tom� coraje "( Isa�as 40:29-23). Las arboledas. Reemplace esta interpretaci�n incorrecta por los Asherim; y ante la aparente discrepancia, vea nuevamente Isa 15: 1- 9: 17, e "Introducci�n a las Cr�nicas" all� citado.

2 Cr�nicas 17:7

�l envi�; Hebreo, ??????. El texto hebreo dice claramente que envi� a sus pr�ncipes, no "envi� a sus pr�ncipes". El significado es: envi� �rdenes a sus pr�ncipes para asegurarse de que a Jud� se le ense�� ( 2 Cr�nicas 17:9) el libro de la Ley del Se�or (Le 2 Cr�nicas 10:11; Deuteronomio 4:9; Deuteronomio 17:18), no, de hecho, sin su propia ayuda personal en cualquier forma que se pueda dar, sino sistem�ticamente y con autoridad de los levitas y sacerdotes ( Deuteronomio 33:10). Esta comprensi�n m�s profunda de las necesidades del tiempo y de lo que constitu�a su verdadera seguridad, fue en gran medida para el cr�dito espiritual de Josafat. Las referencias ( 2 Cr�nicas 15:3; 2 Cr�nicas 35:2, 2 Cr�nicas 35:10) est�n llenas de puntos. Ninguno de estos pr�ncipes, ni levitas y sacerdotes, se menciona en otro lugar por su nombre.

2 Cr�nicas 17:10

El efecto moral de esta guerra pac�fica de Josafat es manifiestamente grande.

2 Cr�nicas 17:11

Los regalos probablemente fueron suficientes en la naturaleza del tributo, cuya "tasa fija" a veces se alude a ( 1 Reyes 4:21; 1 Reyes 10:25; 2 Samuel 8:2) , pero es dudoso si la palabra ??????? pretende decir esto. La palabra significa "soportar" o "transportar", y luego "una carga, carga o peso". La expresi�n ( 2 Cr�nicas 20:25), "m�s de lo que podr�an llevarse", donde se usa esta palabra, favorece la idea de que el significado aqu� es "plata de gran peso". Probablemente, el significado moral y el inter�s hist�rico, ya sea de esta declaraci�n con respecto a los filisteos o de la siguiente con respecto a los �rabes, radica en el hecho de que ambos aportaron, sin m�s pre�mbulos, sus pagos, y no trataron de escapar de sus compromisos. con Jud� y el rey de Jud�. Tenga en cuenta que, para confirmar esta vista, 2Ki 3: 4, 2 Reyes 3:5.

2 Cr�nicas 17:12

Castillos Esta interpretaci�n, mejor que "palacios" (margen), la herida del oso mejora a la palabra m�s fuerte "fortalezas", hebreo, ?????????????, que se encuentra solo aqu� y en 2 Cr�nicas 27:4, plur. de ?????????? conectado con el Caldeo y luego hebreo, ???????, de Esdras 6:2; Nehem�as 1:1; Ester 1:2; Daniel 8:2, Ciudades de la tienda (ver nota en 2 Cr�nicas 8:4; ver tambi�n 1 Reyes 9:19; �xodo 1:11).

2 Cr�nicas 17:13

Mucho negocio; Hebreo, ????????. El significado de la palabra es "�servicio?" "trabajo otorgado", y el vers�culo dice: "Y hab�a en �l mucho trabajo en las ciudades de Jud�, y hombres de guerra, hombres valientes y valientes, en Jerusal�n", es decir, otorga mucho dolor a las ciudades de Jud�, y had, etc. La palabra "were", versi�n autorizada en cursiva, se inserta incorrectamente. La primera mitad de este verso constituir�a mejor el final de 2 Cr�nicas 17:12. Keil, sin embargo, mantiene la representaci�n "sustancia"; "propiedad" para ????????: ( �xodo 22:7, �xodo 22:10).

2 Cr�nicas 17:14

Este vers�culo, con los siguientes cuatro, nos da los nombres de cinco capitanes, jefes, pr�ncipes u oficiales militares para el servicio del reino, con el n�mero de las tropas que comandaban. Los n�meros de ellos (ver nota en 1 Cr�nicas 23:11); Hebreo, ?????????. La mejor interpretaci�n en ingl�s para llevar a la vez el significado ser�a: La reuni�n de ellos, etc. Los capitanes ... el jefe, en ambos casos el hebreo es la palabra familiar para "pr�ncipe" (????); en el primero sin art�culo, en el segundo con art�culo. Los n�meros de este y los siguientes cuatro vers�culos no solo son absolutamente poco confiables, sino en s� mismos imposibles. Seg�n la casa de sus padres; es decir, la cita se extrae de un cat�logo del ej�rcito, organizado cuidadosamente por las casas de los padres ( N�meros 1:18, N�meros 1:22, etc.).

2 Cr�nicas 17:15

El capit�n. As� que de nuevo lee, el pr�ncipe.

2 Cr�nicas 17:16

Amas�as, el hijo de Zichri. Este hombre no tiene t�tulo en absoluto. La descripci�n de �l como alguien que se hab�a ofrecido voluntariamente al Se�or, no aclarado por el contexto o cualquier paralelo efectivo, marcar� algo honorable en su historia. Posiblemente proviene de un barrio inesperado y es un hombre de habilidad aprobada. Nada m�s se sabe de estos tres hombres. Mientras tanto, se ha sugerido (Profesor Dr. J. Murphy, de Belfast, 'Handbook to Chronicles') que el primero de los tres era para Jud�, el segundo para el contingente de Jud� que proven�a de Dan y los filisteos; y el tercero para el de Sime�n y los �rabes.

2 Cr�nicas 17:17

De Benjamin ... hombres armados con arco y escudo (ver 2 Cr�nicas 14:8, y anotar debajo).

2 Cr�nicas 17:18

Mientras que Eliada del �ltimo verso era para Benjamin, el profesor Dr. Murphy supone que Jozabad era para la parte anexa de Efra�n. Pero ninguna suposici�n de este tipo puede servir para explicar los n�meros en el texto, que sin duda es corrupto.

2 Cr�nicas 17:19

Estos esperaron; Hebreo, ?????????????, plur. piel parte. de ??????. El vers�culo dice que este enorme ej�rcito qu�ntuple, con sus cinco pr�ncipes (contando, en nuestro texto corrupto, un mill�n ciento sesenta mil), era el ej�rcito permanente del rey en Jerusal�n, mientras que otros regimientos separados o bandas de tropas se extendieron por todo Jud�. , donde podr�an ser m�s necesarios para la defensa.

HOMIL�TICA

2 Cr�nicas 17:1

El primer cap�tulo de la carrera de Josafat.

Aunque hasta el final, Josafat no fue un rey infiel ni un hombre infiel, y ciertamente no un ap�stata, sin embargo, el primer cap�tulo de su carrera dice lo mejor. La puesta del sol estaba bien, pero las nubes se cern�an sobre el sol del mediod�a, y la puesta no era un cielo de perfecta gloria occidental. El desarrollo del capullo mir� hacia una flor perfecta, pero un tiz�n pareci� visitarla, y hab�a un gusano en la fruta. Las tres caracter�sticas principales de este comienzo del reinado de Josafat se muestran de manera m�s saludable, de la siguiente manera:

I. SU VARIADA DETERMINADA ATENCI�N Y DEVOCI�N A CASA. La pol�tica lo dictar�a, la bondad y el amor lo impulsar�an, en toda la amplia gama de sus analog�as; la sabidur�a le sonreir�a; pero el deber, con voz solemne y digna, lo ordena. Al cristiano de la fe m�s joven se le ense�a a mantener su propio hogar; los ap�stoles deben comenzar en Jerusal�n; el hombre de negocios desmiente el nombre y pierde su car�cter, y se arroja al suelo, si no sigue una regla similar; y ciertamente el rey y el hombre en autoridad, sea la naturaleza de su gobierno lo que sea, no puede ser una excepci�n. Vemos con satisfacci�n que el Rey Josafat se asegura de esta manera esencial. Todos ellos ensayan el principio de que cada hombre debe gobernar primero el dominio de su propio reino m�s �ntimo, su propio coraz�n y vida, donde nadie puede gobernar, ni nadie puede, excepto �l mismo, �o �l mismo y Dios!

II SU LEGISLACI�N PARA LA REVIVENCIA DE LA EDUCACI�N RELIGIOSA DE LAS PERSONAS, Y SU TRANSACCI�N DE LOS MISMOS EN EFECTO. La ignorancia no es seguridad, aunque el conocimiento es responsabilidad. El mero conocimiento, el don mental, la actividad mental, la adquisici�n mental, el almacenamiento mental y el almacenamiento de experiencia, incluso, no son fuentes confiables de seguridad real, ni gu�a ni refugio para la vida real. Para estos, la educaci�n religiosa es necesaria. La educaci�n religiosa se basa en el conocimiento religioso. El conocimiento religioso se basa en la ense�anza religiosa y los maestros, y esto significa la ense�anza y los maestros de la revelaci�n. Por lo tanto, se alcanzan los principios correctos de acci�n, y el motivo latente o incluso no nacido surge en la vida y la acci�n. Tampoco es irrelevante observar, lo opuesto, de hecho, irrelevante, que, en una vida tan compleja y multitudinaria como la de una naci�n, debe ser m�s que nunca desesperado, que cualquier principio pueda motivar su vida, cualquier mecanismo regular cualquier influencia lo eleva y purifica, excepto como el trabajo tal como lo hace la religi�n, en cada individuo por igual, en el pensamiento y sentimiento m�s �ntimo de cada individuo, y sin fuerza secundaria, pero con un mandato autoritario soberano enfrentado por obediencia voluntariamente concedida de el coraz�n. En nada durante todo su reinado estuvo Josafat tan correcto como en restaurar y prestar toda la atenci�n a la restauraci�n de la educaci�n religiosa.

III. LA COSECHA GRANDE, M�S EXCEPCIONAL Y M�S DESEADA Cosechada. La grandeza de esa cosecha se vio en el hecho de que era tan general, tan generalizada. "Todas las tierras alrededor de Jud�" y "Filistea" y "Arabia" se hincharon. Los que ten�an plata, trajeron plata; y los que ten�an reba�os, reba�os. El car�cter excepcional de esto radica en el hecho de que se debi� en gran medida a las fuentes morales. Josafat a�n no hab�a librado una guerra ni hab�a luchado una batalla. Pero la fama de �l alrededor era la del hombre que ven�a. Y puede ser m�s justamente pronunciado una cosecha que era de desear, en el sentido de que se describe de manera m�s precisa, se describe con mayor precisi�n como el resultado de esto, que era, detr�s y por encima de todo, "el temor del Se�or" que "cay� sobre todos". No hay una recompensa, t�tulo, "presente" tan honorable que pueda conferirse al hombre mortal, como lo que le llega a ese hombre en virtud de que "el temor del Se�or" recae sobre los que lo rodean y, de alguna manera, lo vincula con eso. Parece que �l mismo hab�a tenido mucha raz�n, inusualmente correcto; sin embargo, en nada m�s correcto, nada m�s feliz, que en la impresi�n que parecer�a que �l ha dado honesta y exitosamente, que es y ha sido como el siervo y ministro del Se�or, que ha estado actuando, bajo su mando, por �l, y con la sonrisa de su bendici�n pr�spera descansando sobre �l, y su siembra y crecimiento de semillas.

HOMILIAS DE W. CLARKSON

2 Cr�nicas 17:1, 2 Cr�nicas 17:2

Fortificaci�n espiritual.

Josafat hizo bien en "fortalecerse contra Israel". Uno que deber�a estar en la relaci�n m�s cercana posible con nosotros, pero que est� formalmente separado de nosotros y que probablemente est� celoso de nuestro poder, es lo que m�s debemos temer. El enemigo declarado no es tan hostil como el rival envidioso, como el "vecino" hostil. Y no hab�a nada de desconfianza en este procedimiento del rey. Si hubiera ido a Siria como lo hizo su padre ( 2 Cr�nicas 16:2) en busca de ayuda contra Israel, habr�a estado dispuesto a reprender como Asa; pero al mantener sus propias fortalezas en buen estado, al ver que estaban bien tripuladas y fortificadas, simplemente estaba actuando con esa sagacidad pr�ctica que no est� condenada sino recomendada por Dios ( Lucas 16:9, Lucas 16:10). Las palabras nos sugieren algunas lecciones sobre la sabidur�a de la fortificaci�n espiritual.

I. LA PREGUNTA SUPREMA. �Estamos en el pa�s del enemigo, en una tierra extra�a? o estamos en nuestro propio hogar verdadero? �Estamos en un estado de esclavitud o dependencia espiritual, o estamos disfrutando de la verdadera libertad espiritual? �Es Dios nuestro �nico Soberano, y nos regocijamos en su graciosa y benigna influencia? �Nuestras almas est�n bien con �l y, estando bien con �l, est�n libres de la tiran�a de todos los otros se�ores? �Es nuestro estado espiritual uno de lealtad honorable a Dios y de libertad honorable de toda servidumbre y sujeci�n?

II LA PR�XIMA CONSIDERACI�N VITAL. �Estamos tomando medidas sabias para "fortalecernos" contra nuestros enemigos naturales o probables? Es muy imprudente suponer que, como est� bien con nosotros ahora, siempre debe estar bien con nosotros. La "perseverancia final" como una obligaci�n sagrada es una excelente doctrina, pero no como una mera suposici�n reconfortante.

(1) Las exhortaciones de la Palabra Divina ( Romanos 11:20; 1Co 9:27; 1 Corintios 10:12; Apocalipsis 3:2, Apocalipsis 3:11 );

(2) los numerosos hechos bien atestiguados que hemos le�do y los que hemos presenciado;

(3) la debilidad de la que somos conscientes; todas estas consideraciones nos instan a considerar qu� debemos hacer para "fortalecernos", qu� pasos debemos tomar para que el enemigo vecino no pueda invadir, que el estado que Dios nos ha dado para proteger se puede mantener inviolable. De qu� tipo ser� nuestro ...

III. FORTIFICACI�N ESPIRITUAL �C�MO "colocaremos fuerzas en nuestras ciudades cercadas" y "estableceremos guarniciones en la tierra"? Haremos esto:

1. Al formar h�bitos sabios de devoci�n.

(1) De la devoci�n p�blica y tambi�n (y m�s particularmente) de la privada;

(2) h�bitos que alentar�n la mayor medida posible de comuni�n espont�nea y espiritual;

(3) h�bitos que asegurar�n la doble comunicaci�n: Dios nos habla y nosotros le hablamos a �l.

2. Al entrar en un curso de utilidad sagrada. Nada es tan probable que mantenga encendida la llama de la piedad sobre el altar de nuestros corazones, para preservar nuestra propia integridad moral y espiritual, como hacer, de manera regular y met�dica, alg�n servicio real a otras almas.

3. Mantener una actitud correcta del alma. La actitud de humildad y, por lo tanto, de dependencia consciente de Dios; la actitud de cautela y vigilancia contra el primer levantamiento del mal contra nosotros o dentro de nosotros; la actitud de consideraci�n; la disposici�n de dejar que nuestra mente vaya hacia aquellas cosas que son m�s elevadas y valiosas, hacia la verdad de Dios, hacia la gracia de nuestro Se�or Jesucristo. Con tales "ciudades cercadas" como estas en el alma, seremos fuertes contra el enemigo al que m�s tenemos que temer.

2 Cr�nicas 17:3

La sabia elecci�n y el curso feliz.

Tenemos ante nosotros al rey que tom� la decisi�n sabia y, en consecuencia, corri� por un camino muy feliz. En �l tenemos un ejemplo; en ella una promesa para nosotros mismos.

I. LA ELECCI�N SABIA, QUE ES UN EJEMPLO PARA NOSOTROS. Josafat

1. Prefer�a el Dios verdadero a las deidades falsas; �l "busc� al Se�or Dios de su padre", y "no busc� a Baalim". Adem�s, puso ante �l, como lo que deber�a copiar:

2. La mejor parte de la vida del mejor hombre. No la vida del menos perfecto Ab�as o Roboam, o incluso Salom�n, sino David; y de su vida, no la �ltima parte, que era m�s lujosa y menos pura, sino "las primeras formas de su padre David", que eran l�as m�s lujosas y m�s puras que la anterior. Aqu� mostr� un excelente juicio. No podr�a haber hecho algo m�s sabio, ya que ciertamente no podr�a haber hecho nada m�s solemne y estrictamente vinculante con �l, que la resoluci�n de unirse al "Dios de sus padres", el Dios que hab�a llamado a la existencia tanto al rey como al reino. a quien �l y su gente deb�an todo lo que eran y ten�an. Hab�a ciertas fascinaciones relacionadas con el culto a los Baalim que apelaban a su naturaleza inferior; pero, �cu�les fueron estas consideraciones pesadas y abrumadoras que lo ataron a Jehov�? Y no podr�a haberlo hecho mejor que elegir por su ejemplar al devoto y fiel David; y, eligi�ndolo, para seleccionar la parte anterior y m�s valiosa de su vida muy accidentada y algo desigual. Ante nosotros hay una opci�n similar, y debemos decidir qu� decidiremos.

(1) Tenemos que elegir a qu� Dios serviremos; ya sea el Se�or Dios de nuestros padres, ya sea el Padre celestial, el Divino Salvador y Amigo de nuestras almas, o si este mundo pasajero con sus intereses m�s bajos, sus honores que se desvanecen, sus alegr�as transitorias.

(2) Tenemos que determinar en qu� pasos seguiremos; ya sean los ambiciosos, los que buscan placer, los hombres sin rumbo o los hombres reverentes y sinceros; y de nuevo, si elegimos lo �ltimo, si dirigiremos nuestro ojo a esos elementos en su car�cter y a aquellas partes de su vida que no son las segundas mejores, sino las m�s nobles y dignas de todas.

II EL CURSO FELIZ, QUE ES UNA PROMESA PARA NOSOTROS. Josafat ten�a todo lo que un rey pod�a desear.

1. Un sentido de la presencia favorecedora de Dios ( 2 Cr�nicas 17:3).

2. Una sensaci�n de seguridad creciente en todo su reino ( 2 Cr�nicas 17:5).

3. El testimonio del apego de su pueblo a su persona ( 2 Cr�nicas 17:5). 4- Honor y abundancia ( 2 Cr�nicas 17:5).

5. Euforia de coraz�n, gran y continua alegr�a en el servicio de Jehov� ( 2 Cr�nicas 17:6).

6. El gasto de su poder m utilidad adicional de limpieza ( 2 Cr�nicas 17:6). Qu� recompensas de la fidelidad del rey se debieron a su posici�n real que, por supuesto, no podemos buscar. Pero si hacemos la elecci�n m�s sabia, podemos contar con una vida de verdadera y verdadera bendici�n. Para nosotros habr� asegurado

(1) todo bien temporal necesario (Salmo 37:25; Salmo 34:22; Mateo 6:33; 1 Timoteo 4:8);

(2) la presencia consciente y permanente de Dios ( Juan 14:23; Juan 15:4; Apocalipsis 3:20);

(3) la paz que, no como el mundo da, Cristo le da a los suyos, y la alegr�a que ning�n hombre nos quita;

(4) las condiciones espirituales de la santa utilidad, los medios y la oportunidad de ejercer una influencia pura y elevadora en muchos corazones y, por lo tanto, de elevar y ennoblecer muchas vidas;

(5) la esperanza que no averg�enza. C.

2 Cr�nicas 17:7

Un fuerte porque instruy� a las personas.

Josafat no hab�a pasado mucho tiempo en el trono antes de dar un paso admirablemente adaptado para beneficiar y, de hecho, para bendecir a la naci�n. Mejor que "fortalecerse contra Israel" al aumentar sus guarniciones ( 2 Cr�nicas 17:1, 2 Cr�nicas 17:2) fue la iluminaci�n de "todas las ciudades de Jud�", la ense�anza del "pueblo" ( 2 Cr�nicas 17:9) del "libro de la Ley del Se�or".

I. FUERZA EN LA INSTRUCCI�N. Es bueno que una tierra tenga sus fortalezas fuertes e inexpugnables, sus pueblos bien guarnecidos, su frontera de monta�as empinadas o rocas escarpadas. Pero la fuerza de una naci�n no reside en defensas como estas; yace en la inteligencia, el vigor, el coraje, el patriotismo de su gente. Todas las municiones materiales no lograr�n mantener alejado al enemigo cuando "la gente" est� corrupta y debilitada. Sin ninguna fortificaci�n notable construida por el arte y el trabajo humano, una naci�n libre, valiente y piadosa ser� respetada y preservada. Y tal naci�n solo se encontrar� donde haya conocimiento e inteligencia consecuente. No puedes construir nada duradero sobre la ignorancia. La ignorancia significa necedad, indulgencia en los placeres inferiores, debilidad, declive. "El conocimiento es poder" en m�s de un sentido.

II INSTRUCCI�N EN LA VERDAD SAGRADA. El poder necesita ser guiado correctamente; equivocado, es la fuente del mayor mal. Todo depende de la forma en que se dirige la inteligencia. El genio, trabajando hacia un fin malvado, es una fuerza que es simplemente terrible. El mundo no puede sufrir una imposici�n m�s triste que un hombre o una comunidad pose�da del poder de la inteligencia altamente cultivada, pero no regulada por principios rectos, abandon�ndose a impulsos indignos. Por lo tanto, era de primera importancia que aquellos que iban "por todas las ciudades de Jud�" deb�an "ense�ar al pueblo" del "libro de la Ley del Se�or". De all� obtendr�an esas verdades directas, esos principios dominantes que conducir�an en los caminos de la santidad y la sabidur�a celestial. Por lo tanto, es de suma importancia, aqu� y en todas partes, que en todas nuestras ciudades y pueblos y aldeas no solo deber�amos tener "el maestro de escuela en el extranjero", sino tambi�n tener al maestro cristiano, ocupado, ferviente y fielmente haciendo saber la voluntad de Dios, la verdad y la gracia de Jesucristo, basando todo el car�cter en una buena moral y basando toda la moral en su �nico fundamento s�lido, la verdad cristiana.

III. VERDAD SAGRADA SUMINISTRADA EN CADA MANERA ABIERTA. Josafat no cre�a lo suficiente como para dejar que las instituciones existentes hicieran las cosas. Como un hombre sabio y serio, busc� m�todos adicionales, busc� en todas las direcciones hombres competentes para llevar a cabo su piadoso prop�sito. Y �l grit�:

1. El hombre que aport� el peso de su posici�n social: el pr�ncipe ( 2 Cr�nicas 17:7).

2. El hombre que ejerci� la influencia de su oficio sagrado: el sacerdote ( 2 Cr�nicas 17:8).

3. El hombre que contribuy� con la fuerza de un entrenamiento especial: el levita ( 2 Cr�nicas 17:8). As�, sabia y efectivamente, debemos trabajar. En nuestro pa�s hay:

(1) Alcance de mucha instrucci�n cristiana en toda la tierra. Est�n llegando los j�venes para ser ense�ados; hay multitudes descuidadas y espiritualmente ignorantes llenas de gente en nuestras grandes ciudades; Hay n�meros no instruidos que necesitan que se les ense�e el estilo de vida, dispersos por los distritos rurales de la tierra. Todav�a hay un amplio espacio para el trabajo del profesor.

(2) Amplio material de ense�anza del cual extraer. Aquellos que pueden aportar rango social, o poder intelectual, o entrenamiento religioso especial, o fervor espiritual excepcional, o incluso el conocimiento com�n y el celo com�n de los miembros de nuestras Iglesias cristianas. Hay disponible en cada lado una gran capacidad de instrucci�n religiosa; y esto la Iglesia Cristiana deber�a, como el Rey de Jud�, alistarse en nombre del pa�s. Entonces podemos buscar

(3) los resultados m�s excelentes; porque un pa�s cubierto de maestros cristianos, y saturado de verdad celestial, ser� una naci�n caminando en el temor de Dios y descansando bajo su sonrisa. � C.

2 Cr�nicas 17:16

Servicio dispuesto.

Cuando se dice de Amas�as que "se ofreci� voluntariamente al Se�or", se nos transmiti� un pensamiento que respeta el car�cter de la vida de un general hebreo, y tenemos una forma de palabras sorprendentemente sugestivas de la verdadera naturaleza de todo servicio sagrado. . Nos fijamos en los dos.

I. EL CAR�CTER DEL SERVICIO DE AMAS�AS. Por la frase aqu� empleada probablemente se refer�a a que entr� en su trabajo como capit�n del ej�rcito de Josafat con un esp�ritu de devoci�n religiosa. No debemos sorprendernos de eso. La idea del error esencial de la guerra es moderna, es cristiana. No se le ocurrir�a a la mente y, por lo tanto, no perturbar�a la conciencia de ning�n hombre que viva en esa �poca. No habr�a ninguna raz�n, en su mente, por la cual no deber�a entregarse a la profesi�n del soldado, y cumplir con todos los deberes militares de todo tipo en el esp�ritu de auto-entrega al servicio de Dios. Y sin importar lo que pensemos sobre este tema, ciertamente deber�amos concluir y actuar sobre la convicci�n de que, al determinar nuestro curso de la vida, debemos buscar y encontrar aquello a lo que podamos darnos con fervor religioso. No hay raz�n para que una profesi�n no sea una vocaci�n; aquello a lo que un hombre se siente llamado de Dios; aquello en lo que puede estar continuamente sirviendo a Dios y honrando su Nombre; aquello en lo que har� todo lo posible para ilustrar las gracias esenciales que Jesucristo nos ha encomendado, tanto por sus palabras como por su ejemplo.

II UNA CARACTER�STICA ESENCIAL DE TODO EL SERVICIO ACEPTABLE. Seguramente debe registrarse en el "libro de la vida" acerca de cada heredero del cielo, que "se ofreci� voluntariamente al Se�or". �Por qu� otro servicio que no sea digno de aceptaci�n?

1. La sumisi�n y la rendici�n de nuestra voluntad es el acto de entrada a la vida que es Divina. No es conocimiento, no es sentimiento, no es acci�n obligatoria, o acci�n forjada por recompensa, lo que constituye la verdadera infancia; Todo esto puede existir y, sin embargo, puede haber distanciamiento de Dios. Pero por muy leve que sea el conocimiento, y aunque la emoci�n sea peque�a, y antes de que cualquier acto de servicio sea posible, si un hombre inclina su voluntad a la voluntad de Dios y decide entregarse al servicio de su Salvador, entonces tiene entr� en el reino; �l es uno de los redimidos del Se�or; sus pies se encuentran en el camino de la vida eterna; solo tiene que continuar en la forma en que camina.

2. Nuestro servicio diario es excelente y aceptable en proporci�n a su alegre disposici�n. Hacer lo correcto con el consentimiento de nuestra voluntad, pero solo con un consentimiento renuente y luchador, coloca al sirviente en un extremo de la escala. Hacer lo correcto con prontitud, con alegr�a, con seriedad de esp�ritu, con un entusiasmo animador y una alegr�a abundante, coloca al sirviente en el otro extremo de la escala de aceptaci�n, recomendaci�n y recompensa divinas. "Dios ama al dador alegre", no solo el dador de su dinero, sino tambi�n de su tiempo, de su fuerza, de sus recursos intelectuales, de todas las fuerzas de su alma, de todas las oportunidades de su vida.

HOMILIAS DE T. WHITELAW

2 Cr�nicas 17:1

La adhesi�n de Josafat.

I. LA FECHA DE SU CORONACI�N.

1. El trig�simo quinto a�o de su edad. Naci� as� en el sexto a�o del reinado de Asa ( 2 Cr�nicas 16:14), durante los diez a�os de silencio. Su madre era Azubah, la hija de Shilhi ( 1 Reyes 22:42). Un hombre de a�os maduros cuando ascendi� al trono, estaba mejor calificado para soportar la carga de responsabilidad que la muerte de su padre ten�a, en la providencia de Dios, sobre �l.

2. El cuarto a�o de Acab, rey de Israel ( 1 Reyes 22:41). Si Jud� tuvo la suerte de obtener un soberano como Josafat, Jeshoshaphat tuvo la mala suerte de tener un vecino como Acab ( 1 Reyes 16:30-11). El hombre siempre est� m�s o menos influenciado por su entorno, y especialmente por sus vecinos. Estos, cuando son buenos, son una bendici�n; cuando el mal, una maldici�n. En el �ltimo caso, si no puede mejorarlos, lo deteriorar�n ( 2 Cr�nicas 18:1).

II El regreso de su trono. El trono:

1. De un reino pr�spero. Jud�, si peque�a, era valiente y religiosa. Bajo el reinado anterior hab�a logrado haza�as brillantes en la batalla, y avanz� considerablemente en el camino de la reforma religiosa.

2. De un buen padre. Con todas sus imperfecciones, Ass era uno de los mejores reyes de Jud�, y no era un honor que Josafat hubiera descendido y hubiera tenido �xito como tal padre. La nobleza obliga: implicaba para Josafat el deber de seguir los pasos de su padre como hombre y rey.

3. De un antepasado famoso. El trono que ascendi� hab�a descendido de David, el segundo rey del Israel unido, en sucesi�n directa e ininterrumpida, mientras que el trono de Israel hab�a cambiado tres veces las dinast�as y siempre para peor (1 Rey 15:27; 1 Reyes 16:10, 1 Reyes 16:22).

4. De un gran Dios. El trono que obtuvo Josafat fue de Jehov�, y Josafat fue simplemente su virrey y representante.

III. LA PRUDENCIA DE SU REGLA.

1. Consider� a Israel como un enemigo. Esto fue sabio. Si Baasha hubiera estado dispuesto hostilmente hacia Jud� todos los d�as de su padre Asa, no era probable que Acab se inclinara m�s pac�ficamente. Los hombres cautelosos deben comprender las situaciones en las que se colocan. No puede venir nada bueno confundir enemigos con amigos.

2. Se fortaleci� contra Israel. �l plant� guarniciones en todo Jud� y en las ciudades del monte Efra�n que su padre hab�a capturado de Baasa ( 2 Cr�nicas 15:8), y localiz� fuerzas en todas las ciudades cercadas de Jud�. "El hombre prudente prev� el mal y se esconde; los simples pasan y son castigados" ( Proverbios 22:3; Proverbios 27:12). "El hombre prudente mira bien su marcha" ( Proverbios 14:15), especialmente cuando los Acab est�n en el extranjero.

IV. LA GRANDEZA DE SU ALIADO. Asa hab�a buscado una liga con Benhadad de Siria ( 2 Cr�nicas 16:2) .: Josafat prefer�a una liga con Jehov� ( 2 Cr�nicas 17:8). Un aliado:

1. Todopoderoso, como su padre Asa alguna vez crey� ( 2 Cr�nicas 14:11), como David hab�a cantado a menudo (Salmo 66:3; Salmo 76:6, Salmo 76:7; Salmo 89:8), como Mois�s hab�a ense�ado hace mucho tiempo ( Deuteronomio 7:21), como Miriam hab�a cantado en la orilla del mar ( �xodo 15:8), y como Jehov� mismo le hab�a recordado a Abraham una vez ( G�nesis 18:14).

2. Omnisciente, como le hab�a contado Hanani el vidente en una ocasi�n memorable a su padre ( 2 Cr�nicas 16:9), y tal como lo recordaba, siendo entonces un ni�o de diez a�os; un aliado que podr�a ayudar en cada estrecho para el que se buscaba su ayuda ( Proverbios 15:3) - s�, que podr�a detectar estrechos y emergencias en los que su ayuda ser�a deseada antes de que el individuo los viera, y qui�n avanzar�a con refuerzos incluso antes de que se discerniera su necesidad.

3. Inmutable. Benhadad rompi� su liga con Baasha ( 2 Cr�nicas 16:4), como sin duda lo habr�a hecho con Asa si Baasha u otro le hubieran ofrecido incentivos m�s poderosos. Cuando Jehov� hace convenio con su pueblo, �l no cambia ( 1 Samuel 15:29; Salmo 111:5; Isa�as 54:10; Jeremias 33:20, Jeremias 33:21; Malaqu�as 3:6).

4. Gracioso Benhadad requiri� ser sobornado. Jehov� concede su amistad y ayuda gratis, estipulando solo que aquellos cuyo aliado se convierta le ser�n fieles ( 2 Cr�nicas 15:2). Motley, en alg�n lugar de su "Rep�blica holandesa", dice que cuando se le aconsej� a Guillermo de Orange que buscara la ayuda de los soberanos europeos en su lucha con Felipe de Espa�a, respondi� que hab�a formado una liga con el Rey de reyes.

V. LA CALIDAD DE SU RELIGI�N.

1. Personal. Josafat como hombre, no solo como monarca, era piadoso. �l, y no solo los funcionarios del templo, buscaron a Jehov�. Religi�n nada, si no es personal. Tanto los reyes como los s�bditos est�n bajo la ley de Dios.

2. Pr�ctico. La piedad de Josafat no se limit� a las proclamaciones estatales, o actos oficiales de homenaje a Jehov� en el templo, sino que se extendi� al dominio de su propia caminata individual.

3. Ancestral. Hab�a sido la religi�n de su padre Asa y de su famoso antepasado David en sus mejores d�as, de Asa antes de que �l diera el primer paso en falso al dejar a Jehov� para Benhadad, de David antes y despu�s de pecar en conexi�n con Betsab�.

4. Escritural. Era la adoraci�n a Jehov� seg�n lo prescrito por la Ley de Mois�s, y no el servicio a los �dolos como lo practica el reino del norte; en particular, no la adoraci�n de los becerros de oro como los de Dan y Bethel ( 1 Reyes 12:28). Las Escrituras son el �nico directorio de adoraci�n para la Iglesia del Nuevo Testamento.

5. Reformatorio. No contento con abstenerse de la adoraci�n id�latra, Josafat abandon� la posici�n de neutralidad y compromiso que su padre hab�a ocupado ( 2 Cr�nicas 15:17); �l "se llev� los lugares altos y las arboledas de Jud�". La neutralidad en la religi�n siempre es una imposibilidad ( Josu� 24:15), es menos una posibilidad ahora que nunca ( Mateo 12:30).

VI. LA RECOMPENSA DE SU PIEDAD.

1. Jehov� estableci� el reino en su mano. Jehov� lo hab�a hecho con David ( 2 Samuel 5:12) y con Salom�n ( 1 Reyes 2:46), de acuerdo con su promesa ( 2 Samuel 7:12, 2 Samuel 7:13; 1 Reyes 9:5). En la continuaci�n de esa promesa, ahora confirma el gobierno de Jud� en manos de su descendiente. El �nico verdadero Rey-hacedor y Establecedor del Trono es Dios ( Proverbios 8:15; Salmo 2:6; Salmo 61:6; Oseas 13:11). Ning�n monarca puede conservar su corona cuando Dios desea destronarlo; ning�n trono puede ser alterado hasta que Dios conceda permiso para derribarlo.

2. Sus s�bditos le hicieron homenaje al presentar regalos. ( 2 Cr�nicas 17:5.) Dif�cilmente grava, pero las ofrendas de libre albedr�o m�s all�, en expresi�n de lealtad y buena voluntad, como parece haber sido habitual en la adhesi�n de un rey ( 1 Samuel 10:27). Es un buen augurio para un reinado cuando comienza con la bendici�n de Dios y el favor del pueblo. El t�tulo de ning�n gobernante est� completo y no quiere ninguno de estos sellos.

3. Ten�a riquezas y honor en abundancia. Esto est� de acuerdo con la promesa dada al buen hombre (Salmo 112:1). Dios nunca deja de honrar a los que lo honran ( 1 Samuel 2:30), o de enriquecer, si no con material a�n con tesoros espirituales, como servirlo con fidelidad y temor ( Proverbios 3:16 ; Proverbios 22:4). Vea esto ilustrado en la vida de David ( 1 Cr�nicas 29:28), Solomon ( 1 Reyes 10:24, 1Ki 10:25, 1 Reyes 10:27; 2 Cr�nicas 9:23, 2 Cr�nicas 9:24) y Ezequ�as ( 2 Cr�nicas 32:7).

VII. LA FELICIDAD DE SU CORAZ�N. Esto fue "levantado en los caminos del Se�or" ( 2 Cr�nicas 17:6), no con orgullo, sino:

1. Con satisfacci�n interna. La verdadera religi�n difunde tal sentimiento a trav�s del coraz�n (Salmo 119:165; Proverbios 3:17; Isa�as 32:17; Isa�as 48:18).

2. Con una resoluci�n seria. La elevaci�n del esp�ritu que experiment� lo impuls� a trabajar por la reforma de su pa�s y la mejora de su pueblo. La piedad sincera siempre busca extenderse. La bondad genuina siempre tiene como objetivo hacer el bien a los dem�s. Cristo ordena a sus seguidores que hagan el bien y se comuniquen ( Mateo 10:8).

Aprender:

1. La responsabilidad de la estaci�n alta.

2. El deber de seriedad en la religi�n.

3. El beneficio de la verdadera piedad.

4. La alegr�a de la piedad. W.

2 Cr�nicas 17:7

Una antigua ley de educaci�n.

I. SU PROMULGACI�N.

1. �Por qui�n? Josafat, hijo de Asa y rey ??de Jud�. Los reyes y los parlamentos deben cuidar la educaci�n de las personas. No hay mejores medios para promover el orden social.

2. �Cu�ndo? En el tercer a�o de su reinado. Josafat pospuso no un trabajo tan excelente, pero le asign� una prioridad, respondiendo a su importancia. De mayor consecuencia fue para la prosperidad de sus dominios y la paz de su reinado que sus s�bditos deb�an ser instruidos, que sus ej�rcitos deb�an ser entrenados o fortalecidos sus guarniciones.

3. �Con qu� fin? La mejora religiosa de las personas. Bajo la econom�a del Antiguo Testamento que formaba parte del deber del estado hebreo, porque el estado y la Iglesia eran uno. Bajo la econom�a del Nuevo Testamento, cuando el estado y la Iglesia no son coextensivos, la obligaci�n de proporcionar educaci�n religiosa tanto para viejos como para j�venes recae exclusivamente en la Iglesia; la promoci�n de la instrucci�n secular es el departamento que pertenece propiamente al estado. Sin embargo, si no se requiere que el estado proporcione directamente la ense�anza de la religi�n, no est� en libertad de obstaculizar a la Iglesia, pero est� obligada a proporcionar su libertad para cumplir con el trabajo especial dedicado a su cuidado.

II SU CONSTITUCION.

1. Tres �rdenes de maestros.

(1) Laicos de alto rango: pr�ncipes, de los cuales se llamaban Ben-hail, Abd�as, Zacar�as, Nethaneel y Michaiah, pero de quienes no se sabe nada m�s. Si fueran "pr�ncipes" en el sentido de estar relacionados con la familia real, entonces a ninguno se le podr�a asignar el trabajo de manera m�s adecuada; si los jefes de familia o las casas de los padres, la conveniencia de nombrarlos era a�n m�s evidente; si gobernadores de distritos, no se atenu�.

(2) Levitas, nueve en n�mero: Shema�as, Nethan�as, Zebad�as, Asahel, Shemiramoth, Jehonathan, Adonijah, Tobijah y Tob-adonijah, todos ahora igualmente desconocidos.

(3) Sacerdotes, dos en n�mero: Eliseo y Joram.

2. Tres tipos de instrucci�n. Esto al menos probable por el nombramiento de tres clases de docentes.

(1) El derecho civil y la constituci�n del reino fueron ense�ados por los laicos.

(2) Ley ritual, y lo que pertenec�a a la adoraci�n del templo, por los levitas.

(3) Ley moral, con la naturaleza y obligaci�n de la religi�n, por los sacerdotes. "As�, la naci�n se instruy� a fondo en su deber hacia Dios, hacia el rey y entre s�" (Adam Clarke).

III. SU OPERACI�N Se puso en vigor:

1. Inmediatamente Las buenas resoluciones no se pueden llevar a cabo demasiado pronto, o los buenos esquemas se ponen en marcha demasiado r�pido. Muchos proyectos nobles se ven arruinados por la dilaci�n como por una prisa indebida.

2. Universalmente. Los diputados de ense�anza recorrieron la tierra, visitaron las ciudades y pueblos, y no dejaron ninguna parte sin ser afectados por sus labores. 3 ... muy en serio. Ellos le ense�aron a la gente; no solo abri� escuelas y ley� conferencias secas y sin inter�s sobre historia civil, eclesi�stica y religiosa, sino que vio que la gente entend�a y practicaba lo que se ense�aba.

Aprender:

1. La verdadera gloria de un rey: cuidar el bienestar de sus s�bditos.

2. El valor de la instrucci�n secular, pero especialmente de la religiosa.

3. La mejor fuente de prosperidad para un pueblo que conoce la Ley del Se�or.

4. La verdadera funci�n de un maestro: hacer que la gente entienda.

5. El fin �ltimo de la educaci�n: la obediencia. W.

2 Cr�nicas 17:10

La grandeza de Josafat.

I. LOS VECINOS DE JEHOSHAPHAT.

1. Miedo de su grandeza. Al igual que en las ciudades alrededor de Jacob y sus hijos cuando huyeron de Shecham ( G�nesis 35:5), el terror de Jehov� estaba en los vecinos de Josafat. Al considerar a Josafat bajo la protecci�n del Cielo, dudaron en sacar conclusiones con �l en el campo de la guerra.

2. Solicitante de su favor. Esto se busca por medio de regalos. Los filisteos trajeron regalos y plata de tributo, o "plata una carga", es decir, una gran cantidad (Bertheau, Keil); los �rabes ofrecieron bandadas: 7700 machos cabr�os y 7700 carneros.

II LOS EDIFICIOS DE JEHOSHAPHAT.

1. Castillos o palacios. Los reyes orientales com�nmente atestiguaban su magnificencia mediante la construcci�n de templos y palacios; p.ej. Salom�n ( 2 Cr�nicas 8:1, etc.).

2. Ciudades de tiendas. Arsenales o revistas para abastecer las guarniciones. En ellos, Josafat ten�a muchas propiedades (Keil).

III. LOS GUERREROS DE JEHOSHAPHAT.

1. Los que sirvieron en Jerusal�n.

(1) Sus batallones, cinco: tres pertenecientes a Jud�, dos a Benjam�n.

(2) Sus capitanes. De las divisiones de Jud�, Adnah el jefe, Johanan y Amas�as, hijo de Zichri, "que voluntariamente se hab�an entregado u ofrecido al Se�or", tal vez en la realizaci�n de alg�n acto poderoso. De Benjam�n, "Eliada, un hombre poderoso y valiente", y Jozabad.

(3) Sus n�meros. De Jud�, bajo Adnah, 300,000; bajo Johan�n, 280,000; bajo Amas�as, 200,000; en total, 780,000 hombres. De Benjam�n, 200,000 con Eliada, y 180,000 con Jozahad; en total, 380,000. Para el reino 1.160.000, m�s de un mill�n y medio de soldados sin discapacidad, una gran incubaci�n para un reino tan peque�o.

(4) Sus deberes. Esperaron al rey, es decir, eran fuerzas desechables a sus �rdenes, listas para salir al campo cuando �l deb�a dar la palabra.

2. Los que sirvieron en Jud�. Los oficiales y las compa��as distribuyeron por las diferentes guarniciones de la tierra.

Aprender:

1. La influencia de la verdadera religi�n incluso en los imp�os.

2. La gloria superior del buen car�cter, en comparaci�n con la gran condici�n.

3. La dignidad implicada en ser un soldado de Jesucristo. � W.

Información bibliográfica
Exell, Joseph S; Spence-Jones, Henry Donald Maurice. "Comentario sobre 2 Chronicles 17". Los Comentarios del Púlpito. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tpc/2-chronicles-17.html. 1897.
 
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