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2 Crónicas 25

Los Comentarios del PúlpitoLos Comentarios del Púlpito

Versículos 1-28

EXPOSICI�N

Este cap�tulo est� lleno de una descripci�n muy gr�fica de toda la carrera de Amas�as, y sus veintiocho versos son paralelos a los veinte versos de 2 Reyes 14:1, donde la narraci�n se lee en varios lugares mucho m�s brevemente. Nuestro cap�tulo comienza con el familiar resumen anticipatorio del hombre, su edad, pedigr� y personaje, cuyo curso se detallar� con mayor precisi�n en los siguientes vers�culos, una y otra vez sonando la clara nota clave de un car�cter y reinado inmundo ( 2 Cr�nicas 25:1, 2 Cr�nicas 25:2); procede a registrar la venganza del rey del asesinato de su padre ( 2 Cr�nicas 25:3, 2 Cr�nicas 25:4); su exitosa campa�a contra "los hijos de Seir", con el incidente de la ofensiva divisi�n del ej�rcito, formada por ellos que "vinieron a �l de Efra�n" ( 2 Cr�nicas 25:5); su deserci�n a la idolatr�a, e insulto puesto sobre el fiel "profeta" ( 2 Cr�nicas 25:14); su alegre y provocativo desaf�o a Jo�s de Israel, a su propio derrocamiento ( 2 Cr�nicas 25:17-14); su final ( 2 Cr�nicas 25:25-14).

2 Cr�nicas 25:1

Veinticinco a�os ... rein� veintinueve a�os. Eche un vistazo a las notas sobre 2 Cr�nicas 25:1, 2 Cr�nicas 25:15, 2 Cr�nicas 25:17 del cap�tulo anterior, del que parece que, cuando Joash muri� despu�s. cuarenta y siete, y Amas�as ten�a ahora veinticinco, debi� haber nacido cuando su padre ten�a veintid�s a�os, y es probable que Joaddan fuera una de las dos esposas que Joiada seleccion� para Joash, a la edad, en otro datos, de veinti�n a�os. De Jerusal�n Este afijo al nombre de la madre tal vez lleve cr�dito a la memoria de Joiada, por haber tenido cuidado de seleccionar una mujer de la ciudad honrada en lugar de cualquier ciudad provincial o incluso menos digna.

2 Cr�nicas 25:2

No con un coraz�n perfecto. Esto se ilustra con su venida "para establecer los dioses de Edom" ( 2 Cr�nicas 25:14, 2 Cr�nicas 25:20); tambi�n por lo que proporciona el paralelo, que se parec�a a Jo�s en lugar de a David, y no suprim�a "los lugares altos, los sacrificios y la quema de incienso" ( 2 Reyes 14:3, 2 Reyes 14:4). En casi todos los casos, el coraz�n no perfecto habla de lo que comenz� bien, pero no" aguant� hasta el final ".

2 Cr�nicas 25:3

Fue establecido para �l; Hebreo, ???????. Esta es la conjugaci�n kal del verbo, que encontramos en piel en 2 Cr�nicas 25:5 del cap�tulo anterior, y all� se tradujo como "reparaci�n". La fuerza kal de la palabra es simplemente "ser fuerte" ( G�nesis 41:57; Josu� 17:13; 2 Reyes 14:5). La cadera; "hacer fuerte" o "confirmar", como se muestra aqu�, se encuentra en 2 Reyes 15:19. Una y otra vez, los des�rdenes del reino y las muertes violentas de los profetas y reyes deben haber contribuido en gran medida a las aprensiones nerviosas, de hecho muy justo, cuando un nuevo rey ascend�a al trono. En el paralelo y en el �ltimo pasaje citado las palabras, "en su mano", siguen el verbo. Amas�as necesitaba tener su propia mano, seg�n la frase moderna, y poner las cosas bien en su mano. Sus sirvientes Puede ser sorprendente que hayan sido encontrados "en el lugar", o que ahora sean sus sirvientes. La explicaci�n puede ser que su culpa a�n no se haya conocido o, si se conoce, no se les haya atribuido.

2 Cr�nicas 25:4

No mat� a sus hijos. El �nfasis (el �nfasis de la menci�n, en cualquier caso) se pone sobre esto, quiz�s en parte para mostrar que Amas�as camin� en alguna medida por "la Ley del Se�or", y en parte debido a numerosos casos que hab�an crecido en sentido contrario ( 2 Reyes 9:8, 2 Reyes 9:26; Josu� 7:24, Josu� 7:25, donde, sin embargo, muy posiblemente todos eran m�s o menos ayudantes e instigadores de la maldad). Para el ensayo claramente escrito de Mois�s sobre "el mandamiento del Se�or" sobre este tema, vea las referencias marginales, Deuteronomio 24:16; Jeremias 31:29, Jeremias 31:30; Ezequiel 18:4, Ezequiel 18:19, Ezequiel 18:20.

2 Cr�nicas 25:5

Este y los siguientes cinco vers�culos se omiten por completo en el paralelo, que se contenta con dar en su 2 Cr�nicas 25:7, en pocas palabras, pero con el suplemento de otra materia, lo que est� contenido en nuestro 2 Cr�nicas 25:11. Los encontr� trescientos mil. Compare los "quinientos ochenta mil" de Asa ( 2 Cr�nicas 14:8) y los "mil ciento sesenta mil" de Josafat ( 2 Cr�nicas 17:14; vea la nota, sin embargo, sobre estos vers�culos, y el improbabilidad de n�meros tan altos). El texto hebreo de la segunda cl�usula de este vers�culo simplemente dice: "�l los puso" (??????????), o los coloc� de acuerdo con ... las casas de los padres, debajo de los capitanes, etc. mirando m�s naturalmente a N�meros 1:2. Veinte a�os y m�s.

2 Cr�nicas 25:6

Fuera de Israel El siguiente verso nos dice que "todos los hijos de Efra�n" (que era estrictamente la tribu principal del norte de Israel) son designados por la presente. No est� del todo claro que este Israel sea exactamente determinado con el Israel de 2 Cr�nicas 13:3, cuya identidad, sin embargo, con el Israel de Joab ( 2 Samuel 24:9) es muy probable. Los l�mites de la tribu estricta de Efra�n, cuyo antepasado era el hijo menor de Jos�, se describen en Josu� 16:5. La tribu estaba ubicada lo m�s cerca posible del centro de la tierra. Efra�n, sin embargo, est� aqu�, como en muchos otros lugares, como el nombre de la tribu real, llamada as� en todo el reino del norte ( Isa�as 9:8; Isa�as 17:3; Isa�as 28:3; varias veces en casi todos los cap�tulos de Oseas, y para una instancia t�pica, cf. Oseas 14:8).

2 Cr�nicas 25:7

(Vea el cap�tulo anterior, 2 Cr�nicas 24:19.) El nombre de este hombre de Dios no se transpira. A saber, con. Estas tres palabras, todas en letra cursiva, si se omiten por completo, y ni siquiera la preposici�n adoptada, como en la versi�n revisada, en el tipo ordinario, dejar�n la intenci�n del escritor m�s clara en lugar de menos clara.

2 Cr�nicas 25:8

Es dif�cil sentirse satisfecho con la interpretaci�n correcta de este vers�culo. La deriva del siguiente vers�culo, que muestra a Amas�as convertido a la fuerte exhortaci�n del hombre de Dios, hace que cualquiera de las alternativas permitidas bajo el presente texto sea muy inoportuna. y no muy de acuerdo con lo que debemos buscar en los labios del hombre de Dios. La forma muy concebible de salir de la dificultad es leer ??, guionizado a ?? (m�s bien que no hay vau presente en ????, como lo est� el texto actual), y proceder a suministrar ??? o ???? nuevamente antes de ??????, acreditando a alg�n copista con confusi�n de la vista a trav�s de estos que se han acercado en su manuscrito. La interpretaci�n ser� sencilla y preparar� el camino para que Amas�as ceda conforme al tenor del pr�ximo verso. "Pero si no" (es decir, si no te guiar�s por mi protesta en cuanto a Efra�n), "ve, mantente alerta, ejerce toda la fuerza posible para la batalla y, sin embargo, Dios te har� tropezar". Y la oraci�n restante puede tener este significado: "Porque Dios tiene poder para ayudarte solo, o para derribarte aunque sea apoyado por cien mil extra". Si no se acepta dicha alteraci�n o restauraci�n conjetural del texto, podemos armonizar los hechos del caso con la m�s absoluta fidelidad de labio por parte del profeta, traduciendo: "Porque, en verdad, si vas a algo, y aunque hagas los mejores preparativos, Dios har� que te enfermes ". Y Amas�as est� persuadido hasta este punto, de que no arriesgar� la vida de ellos de Efra�n en vano, ni arriesgar� el desagrado m�s probable de Dios sobre s� mismo. �l cede solo en parte, y por lo tanto no se beneficia nada. La dificultad se deja intacta, que el profeta no simplemente prohibi� ir a Amas�as, y que, salv�ndolos de Efra�n, los salva para ser un segundo azote para la espalda de Amas�as, aunque hasta ahora tom� el consejo de su profeta, y perdi� su propio dinero. Un observador cuidadoso y devoto de la vida humana y la perversidad, cuando una vez que se comprometen a la lucha vana con Dios, e igualmente vanidoso intento de regatear con su providencia en cuanto a cu�nto ceder y cu�nto resistir y con qu�. espera, no puede dejar de sorprendernos con la fotograf�a aqu� arrojada, y que es fiel, de hechos concretos que se han encontrado desastrosamente veces sin n�mero en la vida de los hombres. La suma, entonces, del asunto de nuestro 2 Cr�nicas 25:7, 2 Cr�nicas 25:8 puede equivaler a esto: "Bajo ninguna circunstancia tome Israel, y si se va con todos los mejores preparativos, a�n sabe que Dios te destruir� ".

2 Cr�nicas 25:9

Este vers�culo se consuma en los dos toques mediante los cuales establece la fase de c�lculo de la tierra con respecto a lo perecedero, y la r�pida disposici�n del Cielo de cualquier dificultad insignificante.

2 Cr�nicas 25:10

Parece que, aunque este contingente de la tierra de Israel era una fuerza contratada, sin embargo, por alguna raz�n, su coraz�n estaba en su llamado, tal vez en previsi�n del saqueo. Bien puede ser que preguntaron por qu� fueron dados de alta; y si se les dio la respuesta correcta, que el Se�or no habit� entre ellos, o alguna respuesta incorrecta, evidentemente no mejor� las cosas, sino que molest� en sus corazones hasta que encontr� alivio ( 2 Cr�nicas 25:13, 2 Cr�nicas 25:22), ya que concluyeron que su habilidad o fidelidad, o ambas, fueron cuestionadas. El 'Comentario del orador' cita muy acertadamente el agudo resentimiento y la mortificaci�n que los atenienses registran haber sentido en circunstancias similares a lo dicho en 'Vidas' de Plutarco: "Cimon", �17. Los separ� Este es el verbo que aparece varias veces en los primeros versos de G�nesis 1:1. (???????????); all� siempre va seguido de la preposici�n ????, cuando se habla de la separaci�n de dos cosas entre s�. Aunque esto se quiere decir aqu�, no es lo que se dice exactamente, y la preposici�n de prefijo ?? antes del sustantivo (???????????) puede, como dice Keil, considerarse como designando el acusativo aposicional a aquel fijado en la forma del pronombre "ellos" a el verbo.

2 Cr�nicas 25:11

Fortalecido a s� mismo. El hithp, conjugaci�n de nuestro ya conocido verbo ?????; no fue un fortalecimiento saludable, y esto puede considerarse denotado en el hecho de que el trabajo era todo suyo y que se forj� a s� mismo. El valle de la sal. Com�nmente se supone que es la llanura al sur del Mar Salado, pero seg�n Stanley, es m�s probable que sea un "barranco cerca de Petra" ( 1 Cr�nicas 18:12; 2 Samuel 8:13). (Para la asociaci�n de Seir con Edom, ver Gen 36: 17-20; 2 Cr�nicas 20:10.)

2 Cr�nicas 25:12

La cima de la roca. El paralelo utiliza la palabra hebrea sin traducci�n, Selah (????????). Hay pocas dudas de que esta es Petra. El paralelo nos dice el hecho interesante de que Amas�as, tal vez bajo la influencia de un toque espasm�dico de devoto-hess o gratitud, cambi� el nombre de Selah, o m�s bien se esforz� por cambiarlo, a Joktheel, que Gesenio traduce "subyugado de Dios". Este nombre ya hab�a ocurrido en Josu� 15:38. Sin embargo, el nuevo nombre no dur�, ya que los edomitas pronto recuperaron el pa�s de ( 2 Cr�nicas 28:17; Am�s 1:11; Isa�as 16:1, Isa�as 16:2) Arabia Petraea, de la cual Selah o Petra era la capital. Queda vivo. La versi�n revisada se procesa correctamente, se lleva vivo. La crueldad de los edomitas recibe muchas ilustraciones (ver las �ltimas referencias, y Ezequiel 25:12; Abd�as 1:1).

2 Cr�nicas 25:13

Los soldados ... enviados de regreso ... cayeron sobre las ciudades de Jud�, desde Samaria hasta Bet-hor�n. Probablemente hay algo para leer entre l�neas aqu�, a saber, que los soldados regresaron a su maestro rey (Jo�s de Israel), y fueron remitidos por �l a este trabajo. La menci�n de Samaria antes de Beth-horon (ver mapa) lo indica, y las palabras "enviado de vuelta" pueden implicar, al menos, que primero regresaron, que la decepci�n del bot�n fue la parte principal de sus agravantes, de modo que ahora m�s bien obtuvieron su gran bot�n, y se tom� nota de ello, y eso, ya que no tanto la venganza instructiva y hasta ahora m�s excusable por parte de los soldados decepcionados, sino el plan y orden deliberados de su rey provoc� esta devastaci�n de los dominios de Amas�as, en este hecho tenemos la clave de lo que leemos en nuestros 2 Cr�nicas 25:17, 2 Cr�nicas 25:18, etc. y de la manera muy fr�a en que Amas�as desafi� a Jo�s. Las ciudades de Jud� atacadas fueron aparentemente las que una vez pertenecieron a Efra�n. Hiri� a tres mil de ellos; es decir, de la gente de ellos.

2 Cr�nicas 25:14

Trajo a los dioses de los hijos de Seir ... para ser sus dioses. La devota gratitud de Amas�as a Dios, y el reconocimiento de �l en el nombre de Joktheel, desapareci� pronto, y al final, creci� en confianza, lo pierde todo y se da cuenta del cumplimiento de las denuncias prof�ticas del "hombre de Dios".

2 Cr�nicas 25:15

�l le envi� un profeta. De nuevo no se nos dice qui�n. El tono del profeta y las palabras que nos dieron como suyas en la segunda mitad de 2 Cr�nicas 25:16 nos llevar�an a pensar que era el mismo "hombre de Dios"; pero no podemos afirmarlo, y si hubiera sido lo mismo, probablemente habr�a ocurrido. La historia ahora a menudo nos recuerda a 2 Cr�nicas 24:16.

2 Cr�nicas 25:16

El cap�tulo mantiene bien en este verso su car�cter gr�fico, aunque las instancias culminantes a�n est�n por llegar. Abstenerse. El fiel profeta es "sabio como la serpiente, inofensivo como la paloma". �l se abstiene, pero no hasta la aplicaci�n de su discurso, y todo lo que era necesario es m�s abiertamente (m�s que antes hab�a escuchado la moda cobarde habitual de la amenaza del tirano) pronunciada. Su paciencia, por lo tanto, est� abierta a ning�n cargo de cobard�a moral e infidelidad no prof�tica.

2 Cr�nicas 25:17

Tom� consejo; es decir, tom� consejo; como en el verso anterior, "�Has sido consejero del rey?" y como en el mismo verso, "aconsejado" deber�a leer en lugar de "determinado", el verbo (????), en kal, niph; y solo una vez en hithp; ocurre solo ochenta veces, siempre en este sentido, y casi siempre en la versi�n autorizada, ve�monos cara a cara. Una analog�a refinada a esta expresi�n, con todo su significado hablado, ocurre en 2 Samuel 2:13; y, quiz�s a�n m�s notablemente, un extra�o equilibrio entre 2 Samuel 2:14, 2 Samuel 2:15, 2 Samuel 2:17 de ese cap�tulo y nuestro 2 Samuel 2:21, 2 Samuel 2:22 puede notarse.

2 Cr�nicas 25:18

El cardo ... enviado al cedro. Mientras que otra historia muestra con frecuencia el abundante deleite oriental en este tipo exacto de composici�n, se recordar� que no est� ausente de la Escritura, y que esta no es la primera instancia registrada de ella en trescientos cincuenta a�os, para ver Jueces 9:7. El cardo; Hebreo, ???????. La palabra aparece, adem�s de las cuatro veces aqu� y en el paralelo, otras ocho veces: 1 Samuel 13:6; 2 Cr�nicas 33:11; Job 31:40; Job 41:2; Proverbios 26:9; Entonces Proverbios 2:2; Isa�as 34:13; Oseas 9:6. Aunque, entonces, la palabra que tenemos aqu� no es la "zarza" (?????) de Jueces 9:15, que tambi�n se nos presenta en contraste con el cedro del L�bano, pero la zarza, principalmente en virtud de su espina caracter�stica, las mejores respuestas a las sugerencias promedio de las doce instancias del uso de nuestra palabra.

2 Cr�nicas 25:19

Si el contenido de este vers�culo no deja de impresionar con la persuasi�n del agudo don mental de Jo�s, tampoco est�n lejos de garantizar cierta persuasi�n de cierto sentido moral y bondad sobre �l. �l conoce bien la naturaleza humana, y la variedad particular de Amaziah all� perfectamente bien. Y muchos habr�an aprovechado la oportunidad de humillar a un hombre as�. Pero no as� Joash; disfruta, de hecho, la oportunidad de satisfacer su propio sarcasmo y condescendencia, pero a�n as� le ahorrar�a al pueblo de Amas�as y lo salvar�a de s� mismo. Esto no se parece, de ning�n modo, al estilo de alma m�s com�n, pobre y hambriento. Alardear. Nuestro texto nos da aqu� hiph. construcci�n infinitiva, donde el paralelo tiene niph. imperativo. Esto presta el eje m�s efectivo a la invectiva de Jo�s, aunque sin una diferencia material en el sentido.

2 Cr�nicas 25:20

La totalidad de la reflexi�n religiosa, con su significado especial posterior al cautiverio de este verso, es deficiente en el paralelo, y no encuentra ninguna sugerencia ni de all� ni de las autoridades comunes. El paralelo muestra la declaraci�n, pero Amas�as no escuch�, seguido inmediatamente por "Por lo tanto, Jo�s ... subi�". Nuestro propio verso, en el uso del pronombre plural ellos, y de nuevo ellos, toma una peque�a cantidad del peso de la culpa en el asunto de la idolatr�a de los hombros del rey, para que pueda ser compartida por el pueblo, y no duda principalmente por los "pr�ncipes" ( 2 Cr�nicas 24:17).

2 Cr�nicas 25:21

Bet Shemesh. El Bet-shomesh de Jud�, en las fronteras de Jud�, Dan y los filisteos, debe distinguirse de aquel en el l�mite de Isacar ( Josu� 19:22), y "la ciudad cercada de Neftal�" ( Josu� 19:38).

2 Cr�nicas 25:23

Joash ... tom�; Hebreo, ????????, "incautado" (como G�nesis 39:12), o "atrapado" (como Deuteronomio 9:17), o "captura" (como Josu� 8:8 ) La puerta de Efra�n. Llevaba al norte o al noroeste de la ciudad. Hay muy poco para identificarlo con la alta puerta de Benjam�n. La puerta de la esquina. Esta no es la traducci�n de nuestro texto hebreo, sino del texto hebreo del paralelo (????????); v�anse las p�gs. 343-346 del 'Manual de la Biblia' de Conder y el mapa orientado a la p�g. 334, 2a edici�n. Cuatrocientos codos. Probablemente unos ciento ochenta yardas.

2 Cr�nicas 25:24

No se hace ninguna menci�n paralela a ese custodio de tesoros en la casa de Dios, aqu� llamado Obed-Edom, y que posiblemente era un descendiente del tiempo de Obed-Edom de David ( 2 Samuel 6:10; 1 Cr�nicas 13:13); o un Obed-Edom "un portero" ( 1 Cr�nicas 15:18; 1 Cr�nicas 16:38; 1 Cr�nicas 26:4, S). El vers�culo actual es interesante para se�alar las diferencias exactas, incluso las m�s peque�as, en lo que los dos escritores (de Reyes y Cr�nicas) tomaron respectivamente de un original com�n; p.ej. el escritor de los reyes ha "tomado"; deja de lado a "Obed-Edom"; no tiene la preposici�n "en" antes de "la casa"; tiene "Jehov�" en lugar de "Dios"; tiene la preposici�n "en" antes de "tesoros"; y tiene "sala de Samaria" (es decir, a Samaria) en lugar de solo "Samaria"; El escritor de Cr�nicas difiere en cada uno de estos aspectos. Todo el oro ... en la casa de Dios. Ver 2 Reyes 12:17, 2 Reyes 12:18, de donde debemos concluir que Hazael ya hab�a tenido la elecci�n tanto por cantidad como por calidad. Los rehenes tambi�n; la frase corre en el texto hebreo, "e hijos [o, 'los hijos'] de los rehenes" (????????????? ????? ??????); cuya interpretaci�n literal es "hijos o hijos de promesas", es decir, rehenes. La palabra (y, de hecho, la pr�ctica tan frecuente en otros lugares) se encuentra solo aqu� y en el paralelo.

2 Cr�nicas 25:25

Amas�as ... vivi� despu�s de la muerte de Jo�s. La composici�n de los dos versos anteriores descarta delicadamente el hecho de que Jo�s, trayendo ignominiosamente "Amas�as a Jerusal�n" ( 2 Cr�nicas 25:23), lo dej� despectivamente all�, con un presente de su vida, aunque menos su honor y mucho m�s. riqueza.

2 Cr�nicas 25:26

El libro de los reyes de Jud� e Israel. El paralelo tiene "el libro de las cr�nicas de los reyes de Jud�". Teniendo en cuenta la cantidad y el car�cter de la semejanza que hemos notado entre las narraciones en Kings y en nuestro propio texto, y suponiendo que el trabajo al que cada compilador llama la atenci�n para una aclaraci�n m�s completa de su tema de biograf�a es el trabajo que �l tiene �l mismo, en gran parte, sometido a "contribuci�n", entonces deber�amos sentir justamente en este caso que no ten�amos argumentos d�biles para la identidad de las dos obras, llamadas por t�tulos bastante diferentes: por el escritor del pre-cautiverio, "el libro del cr�nicas de los reyes de Jud�, "y por �l del post-cautiverio," el libro de los reyes de Jud� e Israel ".

2 Cr�nicas 25:27

Ahora, despu�s del tiempo en que Amas�as se apart� de seguir al Se�or. Tenga en cuenta especialmente que la totalidad de esta oraci�n (que es un fuerte anacronismo sui generis) es deficiente en el paralelo. Es, por supuesto, intr�nsecamente cierto en su materia, pero no obstante enga�oso en su forma. No se puede dudar del objeto del escritor, ya que se le arroja tanta luz cruzada, en otros lugares, a saber. para conectar el ascenso y la operatividad de la conspiraci�n con el hecho de que (aunque no la fecha exacta en la que) el rey se hab�a apartado de Jehov� a los �dolos. Hicieron una conspiraci�n. Cuando se hace cada deducci�n, puede ser que la conspiraci�n haya sido una incubaci�n larga, y una que comenz� en embri�n desde la fecha del regreso ignominioso de Amas�as a Jerusal�n. Muy seguro es que esto ser�a una certeza hist�rica con el Par�s del siglo pasado o m�s. Los franceses habr�an exigido una explicaci�n mortal de semejante afrenta, si alg�n gobernante suyo los hubiera encontrado. Huy� a Laquis. En el Shefelah de Jud�, y en un lugar fuertemente fortificado ( 2 Cr�nicas 11:9; Josu� 10:3, Josu� 10:32; Josu� 15:39; 2 Reyes 14:19; 2Re 18:14; 2 Reyes 19:8; Isa�as 36:2; Jeremias 34:7; Miqueas 1:13). Eusebio lo ubica a siete millas romanas al sur de Eleutheropolis.

2 Cr�nicas 25:28

Lo trajeron a caballo; Texto hebreo, "sobre los caballos", es decir, esos mismos caballos reales, presumiblemente con los que hab�a huido a Laquis. Esta parece ser la sugerencia m�s natural que surge del memorando hecho aqu�, y puede indicar que lo visitaron sin ninguna falta de respeto adicional. En la ciudad de Jud�. Probablemente un texto incorrecto para el de 2 Reyes 14:20, "la ciudad de David", que se encuentra en algunos de los manuscritos.

HOMIL�TICA

2 Cr�nicas 25:1

Otro tipo de car�cter incierto.

Se nos aconseja de inmediato, en referencia a Amas�as, que "hizo lo correcto ante los ojos del Se�or, pero no con un coraz�n perfecto". Se podr�a suponer que la expresi�n cubre la descripci�n de un hombre cuya vida estaba en el derecho principal, pero que fue traicionado por la tentaci�n de algunos pecados graves, de los cuales, como David, se arrepinti� amargamente, pero se arrepinti� genuinamente, y se le devolvi� la paz. -rojo a favor. Sin embargo, tal interpretaci�n no es posible aqu�. Y como hay algunas caracter�sticas muy marcadas en el car�cter de la locura y el pecado de Amas�as, no deben pasarse por alto ni perderse, teniendo en cuenta la brevedad y exactitud de la biograf�a de las Escrituras. Tenemos aqu�, entonces�

I. UN HOMBRE CUYO DISCERNIMIENTO FUE TAN IGUAL QUE VER Y TOMAR ADVERTENCIA Y CONSEJOS DE DIOS. Est� en el coraz�n de Amas�as luchar con los edomitas. Es una tentaci�n con �l nuevamente, como con sus predecesores en el trono, pedir prestado y pagar la ayuda del reino separado de Israel. Ciertos tipos de amistad seguramente producir�n ciertas trampas. Nuestra seguridad a menudo es simplemente una separaci�n completa de personas o cosas que se ha descubierto que participan de la naturaleza de una trampa. Estas dos cosas parecen extra�as demasiado naturales, si conocemos lo suficiente de nuestros propios corazones d�biles y enga�osos, en la actitud de Amas�as en este momento. �l escucha las ense�anzas del profeta, sin duda se asusta y se molesta por ser llamado a renunciar a sus m�todos y arreglos para la guerra que �l har�a, pero parece oponerse al dinero que percibe que perder�. por nada, como le parece a �l! Este es un lado del asunto. Pero el otro lo muestra, felizmente, ambos atentos al recordatorio del profeta de que Dios fue "capaz de darle mucho m�s" que esos cien talentos; y tambi�n igual al esfuerzo de despedir a sus mercenarios contratados de Israel, y de encontrar as� su feroz indignaci�n. Amas�as hab�a hecho caso a la advertencia del profeta ( 2 Cr�nicas 25:8), y ahora presta atenci�n a la seguridad con la fe confiada del mismo profeta; �l sube a la guerra y tiene un espl�ndido �xito.

II UN HOMBRE CUYO DISCERNIMIENTO, BAJO ALGUNA INFLUENCIA HACIA ADELANTE, PAREC�A CASI REPENTINAMENTE TENERSE EN CUENTA QUE NO PUEDE ROBAR EL RECOMPENSO DE UN PROFETA DIOSA, PERO DESAFIADAMENTE Y CON MENACE RECHAZO. Apenas hay espacio para dudar de lo que ha provocado en el �nterin el cambio desastroso. ��xito! La jactancia y la confianza en uno mismo hab�an sido el crecimiento inoportuno del terreno mismo donde la gratitud, la obediencia, la desconfianza y la disposici�n m�s profunda de la confianza en Dios y su profeta deber�an haberse encontrado. El �xito hab�a m�s que convertido el cerebro de Amas�as. �l adora a los dioses que no lo hab�an liberado. �l adora a los dioses que no hab�an entregado a "su propio pueblo", a quien hab�a destruido. �No adora y no glorifica a su propio Dios y al Dios de sus padres, sino que es una maravilla de un ap�stata, y un monstruo de ingratitud cegada, y un monumento de discernimiento embotado, de gordura pervertida!

III. UN HOMBRE PARA QUIEN SU TORRE DE AUTOSUFICIENCIA Y AUTOLORCIFICACI�N EXCITA LA PISTA, EMPIEZA LA ADVERTENCIA Y RECIBE EL MEJOR Y EL HONESTO CONSEJO DE LOS MISMOS A LOS QUE DESAFIADORMENTE DESAF�A LA LUCHA. Es evidente que el Rey de Israel pudo leer la naturaleza humana que estaba en Amas�as de Jud� ( 2 Cr�nicas 25:18-14). Y es evidente que el Rey de Israel no deseaba responder por la sangre del mismo Amas�as. �l "lo pone a lo peor", lo despoja mucho, derriba los muros de su ciudad, la ciudad santa; y, bathos de humillaci�n para Amaziab, "lo llev�", "lo llev�" a esa, su propia ciudad, y lo dej� all�, en toda su gloria ca�da y riqueza acumulada, para meditar en "la paga del pecado", incluso cuando se quedan cortos de la muerte. Los enemigos de los hombres a veces aman mejor sus vidas y sus almas, �ay! que ellos mismos.

HOMILIAS DE W. CLARKSON

2 Cr�nicas 25:2

Haciendo lo correcto, pero

Es bueno, de hecho, cuando la iniquidad se califica con algunas caracter�sticas redentoras, ya que estamos agradecidos de pensar que a menudo lo es. Un hombre es imp�o, cruel, autocomplaciente o mercenario, pero tiene algo en �l que lo hace mucho menos condenable de lo que ser�a. Desafortunadamente, la bondad tambi�n a menudo est� calificada; Del hombre sobre el que tenemos mucho que decir en alabanza hay algo serio que decir a modo de detracci�n. De todo buen hombre puede haber algo para registrar que no sea favorable; pero la calificaci�n puede ser tan leve que es el mero "polvo en la balanza". Demasiado a menudo tiene que estar "escrito en el cielo", y quiz�s tambi�n en la tierra, que "hizo lo correcto, pero no con un coraz�n perfecto". Hay algunos-

I. DEFICIENCIAS DISCERNIBLES EN EL CAR�CTER CRISTIANO. Un hombre cristiano es irreprensible en cuanto al comportamiento en lo que respecta a las principales caracter�sticas de la moralidad, pero es tan reservado y reticente, tan inaccesible, que ejerce muy poca influencia. Otro es muy ardiente y entusiasta en la causa de Cristo, muy abierto de coraz�n y con las manos abiertas, pero es muy irritable y de mal genio, por lo que es evitado o incluso desagradable. Un tercero es muy tierno y comprensivo en esp�ritu, con un o�do atento y una consideraci�n desinteresada por cada cuento de dificultad o angustia, pero es muy d�bil, flexible, cr�dulo; nadie puede atribuirle ning�n peso a su juicio. Un cuarto posee muchas de las virtudes y gracias del car�cter cristiano, pero es muy d�bil en una direcci�n, demasiado abierto a la tentaci�n de un tipo en particular, y sus amigos siempre est�n preocupados por si sucumbe y caen muy en serio. . Estos son defectos

(1) ser se�alado por amigos y ser reconocido con franqueza por quienes son los sujetos de ellos;

(2) ser cuidadosamente, concienzudamente, devotamente corregido y eliminado, para que el "evangelio de Cristo no sea obstaculizado", para que el Maestro mismo no se sienta molesto y deshonrado. Pero hay-

II INCONSISTENCIAS M�S GRAVES.

1. En la vida cristiana. Puede ser que alguien que se ha considerado a s� mismo y que ha sido considerado un verdadero disc�pulo de Jesucristo, retroceda, caiga

(1) en autoindulgencia condenable; o

(2) en una arrogancia de esp�ritu y altivez de porte que son tan odiosos para los hombres como (sabemos) que ofenden a Dios; o

(3) en una ligereza e irreverencia de tono que no puede dejar de ser tan desagradable para Cristo como doloroso para los devotos y sinceros entre los hombres; o

(4) en un serio ego�smo del alma que no tiene ojo para nada m�s que sus propios intereses personales y pasajeros.

2. En el trabajo cristiano. Puede ser aquel que ha mostrado mucha seriedad en el campo de la utilidad sagrada, ya sea

(1) pierde todo inter�s en aquello por lo que una vez pens� mucho y trabaj� duro, o

(2) se vuelve tan obstinado y tan perentorio que nadie puede cooperar con �l, y hay que dejarlo solo. Est� pr�cticamente discapacitado por su autoafirmaci�n. Ahora, con demasiada frecuencia se encuentra que:

III. UN ERROR SUPREMO Es lo que probablemente fue cometido por Amas�as, a saber. el de nunca rendirnos completamente al servicio de Dios. Es probable que el Rey de Jud� solo diera medio coraz�n a la adoraci�n a Jehov�; que su piedad era superficial, formal, limitada, esencialmente y radicalmente imperfecta; que era como el joven de la narrativa del Evangelio, que "hab�a guardado los mandamientos desde su juventud", pero que nunca fue tan sincero como para estar dispuesto a renunciar a todo para alcanzar la vida eterna (Marco 10:17). Si no nos rendimos totalmente a nuestro Divino Salvador, descubriremos, a medida que avanzamos en nuestro camino, que en alguna crisis importante nuestra obediencia ser� la culpable; o nuestra devoci�n fallar�; o nuestro car�cter ser� manchado, y nuestra reputaci�n se derrumbar�; o dejaremos el campo y perderemos nuestra recompensa ( 2 Juan 1:8). Por lo tanto:

1. D�monos cuenta de cu�n grandes, cu�n supremos, cu�n prevalentes son los reclamos de nuestro Divino Redentor.

2. Perm�tanos ofrecerle nuestros corazones y nuestras vidas en plena y alegre entrega. Entonces no se escribir� de nosotros que "hicimos lo correcto, pero no con un coraz�n perfecto".

2 Cr�nicas 25:5

Oro y el favor de Dios.

Hay algo que se acerca, si no equivale a, lo rid�culo en la pregunta tan solemnemente propuesta por Amas�as: "�Pero qu� haremos por los cien talentos que le he dado al ej�rcito de Israel?" �Podr�a ser lo correcto y lo sabio sacrificar todo ese dinero? �Se desperdiciaban cien talentos? Suponiendo que derrot� al enemigo sin la ayuda de estos mercenarios, �no ser�a una cosa mortificante que hubiera gastado tal suma sin ning�n prop�sito? Pero Amas�as estaba tan situado que tuvo que tomar la decisi�n que tantas veces tiene que hacerse; tuvo que elegir entre sacrificar su dinero o perder el favor de su Dios. Ten�a la sabidur�a de aceptar la alternativa anterior y de creerle al profeta que el Se�or "pod�a darle m�s que esto". En la elecci�n que hacemos, cuando esta pregunta llega a un acuerdo por nuestra cuenta, hay grandes problemas. Por lo tanto, consideremos bien:

I. LAS LIMITACIONES AL VALOR DEL ORO. El oro sirve para muchos prop�sitos �tiles; a trav�s de �l podemos asegurar lo necesario y las comodidades de la vida, las condiciones de educaci�n, las ventajas de la buena sociedad; pero su poder es muy limitado, despu�s de todo.

1. Su posesi�n, lejos de garantizar la felicidad, a menudo conlleva mucha carga y siempre impone una gran responsabilidad.

2. Su tenencia es leve y corta; un accidente o una revoluci�n, imposible de prever, puede quitarlo repentinamente y, al morir, debe ser abandonado.

3. Es totalmente impotente en presencia de algunos de los males m�s tristes y graves de nuestra vida.

4. Tenta a la indolencia y la indulgencia, y se puede dudar si no estropea m�s vidas de las que ilumina y bendice.

II LA BENDICION SIN L�MITES DEL FAVOR DE DIOS. El Se�or no solo pudo darle a Amas�as "mucho m�s que esto", mucho m�s que "cien talentos de plata", sino que fue capaz de bendecirlo de maneras incomparablemente superiores a tal enriquecimiento material. Y entonces �l puede y est� dispuesto a bendecirnos. De buena gana deber�amos separarnos con oro y plata a su voluntad, para ser verdaderos y leales disc�pulos de nuestro Maestro, para preservar nuestra integridad espiritual; porque si hacemos esto "por el amor de Cristo y del evangelio" (Marco 8:35) habr� para nosotros una compensaci�n amplia y m�s abundante por lo que perdemos.

1. La paz de Dios, que supera el entendimiento y que supera todos los valores materiales.

2. La amistad positiva y activa de nuestro Se�or, y de lo bueno y lo verdadero.

3. Una vida de servicio noble y fruct�fero.

4. Una muerte de esperanza.

5. Un futuro de gloria inmortal. En vista de estas cosas, no debemos preocuparnos mucho por menos de cien o mil talentos. � C.

2 Cr�nicas 25:15

La locura de la irreligi�n.

La protesta dirigida por el profeta del Se�or a Amas�as estaba bien fundada; Su argumento fue concluyente. Estamos simplemente asombrados de ...

I. LA INFATUACI�N DE LA IDOLATR�A. Qu� insensata insensatez del Rey de Jud� apartarse del servicio de Jehov�, que acababa de otorgarle una se�al de su poder y su bondad, al servicio y la adoraci�n de los dioses de las mismas personas a las que hab�a derrotado ( 2 Cr�nicas 25:14)! Bien podr�a ser reprochado por una conducta tan culpable e irracional. Cualquiera que estuviera familiarizado con la historia del pueblo hebreo, incluso hasta este momento, podr�a haber sabido que la fidelidad a Jehov� estaba acompa�ada de victoria y prosperidad, y que, por el contrario, la idolatr�a era acompa�ada de miseria y desastre. Y sin embargo, tal era "el enga�o del pecado", encontramos al rey y al cortesano, al sacerdote y al pueblo, sumidos en la desobediencia y la iniquidad. Ahora no estamos bajo la tentaci�n que demostr� ser demasiado fuerte para Amas�as, pero podemos cometer un error tan grave y sin sentido como �l cometi�.

II LA TOTALIDAD DE LA IRRELIGI�N, Y ESPECIALMENTE DE LA INCERTIDUMBRE ESPIRITUAL. �Para qu� es lo que vemos?

1. Un gran n�mero de hombres y mujeres que honran a varios dioses falsos; es alguna forma de �xito temporal; puede ser un disfrute f�sico, o puede ser la posesi�n de riqueza, o puede ser una posici�n social, o puede ser un poder pol�tico, o puede ser una distinci�n profesional.

2. Estos devotos no son bendecidos por las deidades a las que sirven; porque estos "poderes" son la debilidad misma; ellos "no pueden. liberar a su propia gente", sus propios adherentes. No los liberan del fracaso, de la desilusi�n, de la angustia, de la miseria. No alegran el coraz�n y alegran y embellecen la vida de quienes los buscan y los sirven. Incluso aquellos que han alcanzado las alturas que se han propuesto escalar, que han comprendido el objetivo hacia el que corrieron, han confesado, una y otra vez, que no han encontrado descanso en su alma, sino inquietud, ansia, envidia, un sentido de tristeza y derrota. �Por qu�, entonces, debemos agregar nuestras almas al n�mero de los no benditos, de los enga�ados y los traicionados? �Por qu�, de hecho, deber�amos nosotros que hemos probado cosas mejores ser tan indescriptiblemente tontos como para abandonar "nuestra Roca" por "su roca" ( Deuteronomio 32:31)? �Por qu� debemos buscar a los "dioses que no pueden liberar a su propia gente"? Y esta locura es mayor cuando tenemos en cuenta

III. LA SABIDUR�A PROPORCIONADA DE LA PIEDAD. �No se ha confirmado en abundancia que "la piedad tiene la promesa de la vida que es ahora, as� como de lo que est� por venir"? Los que hemos seguido a Cristo, �no sabemos, y no podemos testificar, que para ser su verdadero disc�pulo, su fiel siervo, esto debe ser:

1. Contento de alegr�a.

2. Consuelo en todo dolor.

3. Ampliado en toda la oscuridad y la humildad de la esfera.

4. Comprometido en la mejor y m�s noble de todas las obras: el trabajo de la elevaci�n humana.

5. Sostenida por la esperanza m�s exaltada: la esperanza de la vida eterna en su propia presencia real. C.

2 Cr�nicas 25:17-14

Presunci�n humana.

En la correspondencia entre estos dos reyes y la acci�n que sigui�, tenemos una ilustraci�n muy sorprendente del mal de la presunci�n humana.

I. PUEDE INICIARSE DE UN LEVE �XITO. "Has herido a los edomitas y tu coraz�n te alza para jactarte" ( 2 Cr�nicas 25:19). Algunos hombres se inflan pronto; incluso un poco de "conocimiento hinchado". Y un logro muy leve, en el arte, en la canci�n, en el habla o en la fabricaci�n, es suficiente para llenarlos de vanidad, para hacer que "piensen mejor de s� mismos de lo que deber�an pensar", para hacerlos suponer sobre una habilidad que est�n lejos de poseer. La complacencia es un elemento que pronto sale a la superficie en la naturaleza humana; Se necesita un ligero toque para removerlo.

II PUEDE COMENZAR A UN DESPIERTO SINCERO. En esta ocasi�n, la presunci�n de Amas�as provoc� la respuesta despectiva de Jo�s ( 2 Cr�nicas 25:18). Hay algo muy hermoso e impropio en el desprecio humano. La derisi�n es una acci�n bastante frecuente, y quienes la emplean se enorgullecen de ella. Pero podemos estar seguros de que es ofensivo a la vista del Se�or del amor. Podemos tener l�stima, podemos condenar, podemos reprocharnos los unos a los otros, con justicia y fidelidad. Pero derramar el uno sobre el otro el desprecio de nuestro desprecio, esto es algo indigno, imp�o, culpable. Joash sin duda sinti� una gran satisfacci�n en su referencia al cedro y al cardo, y envi� su mensaje con alegr�a; pero el Padre de los esp�ritus se entristecer�a al ver a uno de sus hijos tratando as� a otro con desd�n fulminante. El desprecio puede ser algo agradable, pero es algo pecaminoso.

III. Sufre una derrota humillante, ( 2 Cr�nicas 25:21, 2 Cr�nicas 25:22.) El fracaso y la humillaci�n son el fin inevitable de la presunci�n humana. Es cierto que con el tiempo emprender� una tarea demasiado grande para su fuerza, para enfrentarse a un enemigo contra el que no puede luchar y sabemos cu�l ser� el problema. Cualquiera que sea el campo, ya sea pol�tico, comercial, literario, eclesi�stico, social, el hombre de esp�ritu presuntuoso est� en camino a una derrota ignominiosa. Intentar� el salto que no puede dar, y caer� pesadamente al suelo.

IV. SOPORTA OTRAS SANCIONES ADEM�S. En el caso de Jo�s, significaba, adem�s de la derrota, el cautiverio, la violaci�n de la capital y el despojo del templo, las miserias del remordimiento mientras reflexionaba en su palacio. �Qu� sin sentido hab�a tra�do esta calamidad sobre s� mismo (ver 2 Cr�nicas 25:15)! La presunci�n seguramente resultar� en adversidades de m�s de una clase. Termina en la amarga mortificaci�n de la derrota, del derrocamiento y el deshonor conscientes; generalmente termina (como aqu�) en p�rdida, ya sea de propiedad, de reputaci�n o de amistad, tal vez de todo esto al mismo tiempo. Con frecuencia derriba a un hombre los severos reproches de quienes han sido heridos junto con el delincuente principal. Porque la culpa de este tipo com�nmente implica miseria para muchos adem�s del criminal. Es Jerusal�n, e incluso Jud�, as� como Amas�as, sobre quien cae el golpe.

1. H�ganos conocer bien, para no cometer un error atroz y fatal.

2. Pid�mosle a Dios que revele nuestra debilidad a nuestros propios ojos.

HOMILIAS DE T. WHITELAW

2 Cr�nicas 25:1

La adhesi�n de Amas�as.

I. EL T�TULO QUE TEN�A AL TRONO. El hijo de Jo�s, muy probablemente el mayor. El nombre de su madre era Joad�n de Jerusal�n. No se puede saber si ella, como su esposo, se hab�a rehusado a la idolatr�a.

II EL REINO QUE DISFRUT� EN EL TRONO. Veintinueve a�os, once a�os menos que su padre rein�. Dieciocho a�os mayor que Joash cuando obtuvo la corona, solo era siete a�os mayor cuando la pospuso. Claramente, la idolatr�a en aquellos d�as no conduc�a a la longevidad.

III. EL CAR�CTER QUE MANTEN�A EN EL TRONO. Mezclado.

1. bien. "Hizo lo que era justo a los ojos del Se�or", como hizo su padre mientras viv�a Joiada ( 2 Cr�nicas 24:2); es decir, abandon� la idolatr�a y se convirti� en un adorador de Jehov�.

2. No perfecto. "No con un coraz�n perfecto", como deber�a haber sido ( 1 Reyes 8:61), despu�s de los ejemplos de Asa ( 2 Cr�nicas 15:17; 1 Reyes 15:14) y David ( 2 Reyes 14:3; Salmo 101:2). Su regreso a la adoraci�n a Jehov� probablemente fue

(1) dictado por el miedo, ocasionado por el recuerdo de la muerte prematura y violenta de su padre; por lo tanto

(2) deficiente en extensi�n, los lugares altos no se eliminan ( 2 Reyes 14:4); y

(3) desprovisto de permanencia; de hecho, cay� cuando se sinti� seguro en su trono ( 2 Cr�nicas 25:14).

IV. LOS ACTOS QUE REALIZ� DESDE EL TRONO. Dos.

1. Un acto de venganza. "Mat� a sus sirvientes que hab�an matado al rey a su padre".

(1) La justicia exigi� esto. Si su padre merec�a morir, lo que parece indiscutible, no est� claro que Zabad y Jozabad tuvieran derecho a ser sus verdugos.

(2) La piedad filial aprob� esto. Seg�n la Ley, el deber del pr�ximo pariente era vengar la sangre de un pariente asesinado ( Deuteronomio 19:12). Amas�as habr�a demostrado ser un hijo antinatural si se hubiera salvado m�s de lo que podr�a ayudar a los asesinos de su padre.

(3) Prudence lo recomend�. Sin duda, Amas�as tem�a que alg�n d�a el destino de Jo�s fuera suyo si estos hombres viv�an.

2. Un ejercicio de clemencia. "No mat� a sus hijos".

(1) Considerando lo que dec�a la Ley de Mois�s ( Deuteronomio 24:16), esto era correcto;

(2) recordando la pr�ctica universal de Oriente, fue misericordioso;

(3) si eran ni�os peque�os cuando se hizo el acto malvado, era humano y correcto.

LECCIONES

1. La vanidad de la gloria terrenal: incluso los reyes deben morir.

2. La imperfecci�n de la bondad humana: lo mejor de los hombres pero lo mejor de los hombres.

3. La imposibilidad de escapar para siempre de la recompensa debida de las malas acciones, excepto por el arrepentimiento y la fe en Jesucristo.

4. La belleza de la clemencia en todos, pero especialmente en los reyes. "El poder terrenal muestra la probabilidad de Dios cuando la misericordia sazona la justicia" ('Mercader de Venecia', Hechos 4. Sc. 1) .� W.

2 Cr�nicas 25:5

Una campa�a contra los edomitas.

I. PREPARACIONES DE GUERRA. ( 2 Cr�nicas 25:5, 2 Cr�nicas 25:6.)

1. El ej�rcito se reuni�. "Amas�as reuni� a Jud�"; es decir, reunidos para su revisi�n, probablemente en Jerusal�n, todos en el reino del sur que eran capaces de portar armas.

2. El ej�rcito se organiz�. "Los convirti� en capitanes sobre miles y capitanes sobre cientos, seg�n las casas de sus padres, en todo Jud� y Benjam�n". Compare la predicci�n de Samuel ( 1 Samuel 8:12) y la pr�ctica de Mois�s ( N�meros 31:14; Deuteronomio 1:15). Orden y subordinaci�n indispensables para la eficiencia de un anfitri�n. Desde los d�as de Joiada ( 2 Cr�nicas 23:1; 2 Reyes 11:15) el ej�rcito probablemente se hab�a desorganizado.

3. El ej�rcito numerado. "Y los enumer� a partir de veinte a�os y m�s, y los encontr� trescientos mil hombres escogidos, una fuerza considerablemente menor que Asa lider� contra Zera ( 2 Cr�nicas 14:8), o que Josafat pose�a ( 2 Cr�nicas 17:14). La explicaci�n es, ya sea que solo la flor de las tropas de Amas�as, los hombres escogidos del ej�rcito, estaban numerados, o la fuerza hab�a sido disminuida por las desastrosas guerras de los reinados anteriores. esta probable

4. El ej�rcito aument�. "Contrat� tambi�n a cien mil hombres valientes y valientes de Israel por cien talentos de plata" (� 50,000, si el talento se valora en � 500).

II ADVERTENCIAS PROF�TICAS ( 2 Cr�nicas 25:7, 2 Cr�nicas 25:8.) El nombre del profeta no se da, pero su advertencia es:

1. Un disuasivo. Contra permitir que Israel acompa�e al ej�rcito de Jud� a la batalla. Si el recuerdo del rey de antiguas alianzas con el reino del norte no le recordaba la falta de asesoramiento del curso que estaba contemplando ( 2 Cr�nicas 18:28; 2 Cr�nicas 20:35; 2Ch 22: 5; 1 Reyes 22:29; 2 Reyes 3:7), la seriedad del mensajero de Jehov� podr�a haberlo sorprendido.

2. Una raz�n. Jehov� no estaba con Israel, ni con ninguno de los hijos de Efra�n, debido a su deserci�n en la idolatr�a. Lo que hab�a sido cierto de Roboam ( 2 Cr�nicas 12:5), lo que hab�a sido amenazado a Asa ( 2 Cr�nicas 15:2), lo que hab�a sido el caso de Jud� en el reinado anterior ( 2 Cr�nicas 24:20), era la condici�n habitual y aparentemente permanente de la gente del norte. Hab�an abandonado a Dios, y �l a su vez los hab�a abandonado. Buscar la ayuda de Israel, por lo tanto, era buscar ayuda en un cuarto donde no hab�a ayuda, m�s bien de donde pod�a proceder el dolor solo. No es dudoso que el pueblo de Dios se equivoque al pedir ayuda a los enemigos de Dios para sus esquemas, ya sea que esos esquemas sean materiales como la construcci�n de iglesias, o espirituales como la propagaci�n del evangelio, y si esa ayuda es en forma de dinero. , influencia u hombres. Los jud�os que regresaron de Babilonia no aceptar�an la ayuda de los samaritanos para construir su templo ( Esdras 4:3). �Deber�a la Iglesia de Jesucristo aceptar la ayuda del mundo incr�dulo?

3. Una alternativa, o una exhortaci�n. "Si quieres irte [es decir, con estos aliados del norte], entonces ve, hazlo valientemente, s� fuerte para la batalla", es decir, haz tu mejor esfuerzo: el lenguaje de la iron�a; o, de acuerdo con otra interpretaci�n (Ewald, Bertheau, Keil), "Si quieres ir, ve solo, valientemente, s� fuerte para la batalla" Pero en este caso la fuerza de la primera cl�usula se pierde, ya que no hab�a duda en cuanto a "ir" o "no ir" presentado ante Amas�as, sino simplemente "ir con" o "sin Israel".

4. Una amenaza o una promesa. "Dios te arrojar� delante del enemigo", o "Dios (no) te arrojar� delante del enemigo," la palabra "no" ser� suministrada. Si Amas�as fuera dependiendo de la ayuda de sus mercenarios, perder�a la batalla; si los dejaba atr�s y sal�a solo con sus propias fuerzas, saldr�a victorioso. La gran lecci�n de Jehov� fue constantemente, por medio de sus profetas ( Isa�as 26:3, Isa�as 26:4; Isa�as 57:13; Jeremias 39:18; Jeremias 42:11; Nah�m 1:7) y los eventos de su providencia, esforz�ndose por impresionar a Israel y Jud� fue la dependencia exclusiva de s� mismo, como el �nico medio para garantizar su seguridad y prosperidad continua ( 2 Cr�nicas 20:20); los cristianos requieren con urgencia la misma lecci�n ( Romanos 15:13; Efesios 2:8).

5. Una discusi�n. "Dios tiene poder para ayudar o derribar", para ayudar a su pueblo sin aliados, como ayud� a Josafat ( 2 Cr�nicas 20:22), Asa ( 2 Cr�nicas 14:12) y Abijah ( 2 Cr�nicas 13:15); o derribar a su pueblo, incluso a pesar de sus aliados, como lo hizo anteriormente con Jo�s ( 2 Cr�nicas 24:24), con Josafat ( 1 Reyes 22:36) y con Roboam ( 2 Cr�nicas 13:9), y luego con Ahaz ( 2 Cr�nicas 28:16-14).

III. RECIENTEMENTE EXCUSA. ( 2 Cr�nicas 25:9.)

1. Propuesto. Amas�as sinti� dificultades para cumplir con el consejo del profeta. Podr�a enviar a sus aliados a Jo�s en Jezreel o Samaria; �Pero qu� hay de sus talentos? No ser�a probable que regresara su hermano real. Podr�a ir a la batalla sin sus tropas contratadas, pero �qui�n le dar�a su dinero de plata? Cien talentos era una gran suma que perder incluso para un rey. Amas�as pensaba en Shylock: "Tomas mi casa cuando tomas el accesorio que sostiene mi casa" ('Comerciante de Venecia', Hechos 4. Sc. 1). Al igual que el jud�o que se lamentaba m�s por la p�rdida de sus ducados, sus "ducados cristianos", "una bolsa sellada, dos bolsas de ducados sellados, de ducados dobles ... y joyas", que el vuelo de su hija, Amaziah, llor� menos la idea de separarse de sus mercenarios que el hecho de que llevar�an consigo sus preciosos talentos.

2. Respondido. El hombre de Dios podr�a haber respondido

(1) que incluso si manten�a a sus aliados, sus cien talentos se perder�an, mientras que sin duda tambi�n perder�a la batalla; o

(2) que si se separaba de sus asalariados demostrar�a ser victorioso, lo que compensar�a con creces la p�rdida de sus talentos; pero el hombre de Dios respondi�

(3) que Jehov�, si quisiera, podr�a darle m�s de cien talentos. No dijo, de hecho, que Jehov� le dar�a m�s de lo que perder�a, porque las consideraciones de dinero no entran en cuestiones de bien o mal. La calidad moral de una acci�n no est� determinada por sus resultados financieros. Simplemente el profeta declar� que Jehov� pod�a darle al rey mucho m�s de cien talentos, lo cual era cierto, ya que la plata y el oro eran suyos (1Cr 29:11, 1 Cr�nicas 29:12; Hageo 2:8), y se los dio a quien quisiera ( Proverbios 30:8; Eclesiast�s 5:19; Salmo 127:1, Salmo 127:2).

IV. OPERACIONES DE CAMPO. ( 2 Cr�nicas 25:10.)

1. El despido de los mercenarios. El ej�rcito fuera de Efra�n fue separado de sus propias tropas y enviado a casa a Israel. Si el rey, al descargarlos, fue actuado por la codicia, el deseo de recuperar sus talentos con inter�s, o por el miedo, el temor de perder la batalla, el paso que dio fue correcto, tal como lo exigi� el hombre de Dios. , prudente como lo mostr� el tema de la campa�a, y audaz como lo requer�a la situaci�n. Era seguro que excitar�a la ira de los guerreros del norte, y seg�n el Cronista lo hizo: "regresaron a casa con una ira feroz". Hacer el bien por parte de los hombres buenos puede provocar la ira de los dem�s, a quienes a veces puede parecer insultante; no obstante, debe seguirse el camino del deber, aunque debe conducir al distanciamiento de los amigos, como m�nimo, a la p�rdida de ducados.

2. El avance del ej�rcito de Jud�. Amas�as se anim�, se sum� a su fortaleza de fe, como se exhorta a los cristianos a hacer en la campa�a de la vida ( 2 Pedro 1:5), y condujo a sus fuerzas sin ning�n aliado sino Jehov�, hasta el Valle de la Sal. ( 2 Samuel 8:13; 1 Cr�nicas 18:12) - una llanura de aproximadamente dos millas de ancho, al sur del Mar Muerto, absolutamente desprovista de vegetaci�n, ahora llamada El-Ghor (Robinson). All� se encontr� con los edomitas, o hijos del monte Seir, que se hab�an rebelado de Jud� en los d�as de Joram ( 2 Cr�nicas 21:8; 2 Reyes 8:20), y cuya subyugaci�n fue el objeto de la presente campa�a

3. La derrota de los edomitas.

(1) La destrucci�n de su ej�rcito. Diez mil soldados fueron asesinados, diez mil prisioneros tomados.

(2) La captura de su capital. Selah, "Rock" ( Isa�as 16:1), la conocida ciudad de Petra o Rock, fue tomada y su nombre cambi� a Joktheel, o "conquistado por Dios" ( 2 Reyes 14:7 ) Esta notable ciudad estaba situada en un valle (Es Sik, "la hendidura", llamada por los �rabes Wady Musa) que corr�a de norte a sur, aproximadamente tres cuartos de milla de largo, y encerrada por todos lados por rocas de arenisca precipitadas de tonos variados. , elev�ndose en algunas partes a una altura de ochocientos o mil pies.

(3) La matanza de su gente. Si los prisioneros de Amas�as fueron arrojados desde los acantilados de Petra, su muerte debe haber sido simplemente espantosa.

V. RETALIACIONES NO AMIGABLES. ( 2 Cr�nicas 25:13.)

1. �Por qui�n? Los soldados del ej�rcito israelita enviados por Amas�as. Los samaritanos, cuya ayuda Zorobabel declin�, "debilitaron las manos de la gente de Jud� y les causaron problemas en la construcci�n" ( Esdras 4:4); y el mundo incr�dulo se opondr�a, hostigar�a y obstaculizar�a a la Iglesia de Cristo a�n m�s de lo que lo hace, si estuviera separada como deber�a estar del medio de la Iglesia ( Juan 15:19). Pero es mejor la oposici�n, el odio y la venganza del mundo, con la ayuda, el favor y la bendici�n de Dios, que la cooperaci�n, la amistad y la aprobaci�n del mundo, con el disgusto, la retirada y el antagonismo de Dios.

2. �Para qu�? Por no poder ir a la batalla con Jud� contra Edom. Una causa insuficiente, ya que no perdieron nada de su salario, mientras salvaron sus vidas. Se puede suponer que su honor fue herido; y el mundo tiene una herida en el honor de ser un golpe mayor que un buffet para la persona o una p�rdida para el bolso. �Pero los seguidores de Cristo no deber�an tomar su c�digo de moral del mundo!

3. �Sobre qui�n? Las ciudades de Jud� y sus habitantes, desde Samaria hasta Bet-hor�n, ahora Beit-Ur ( 2 Cr�nicas 8:5). Aunque estos no tuvieron parte en la ofensa, sin embargo, deben compartir la pena. Si Amas�as hab�a hecho mal a los soldados, Amas�as deber�a haberles reparado en su propia persona. Pero las naciones apenas han aprendido a discriminar entre los soberanos ofensivos y los sujetos sin ofensas. �Cuando esos se pelean, solo pueden curar a sus amigos al establecer que se corten las gargantas o se hundan en la eternidad por medio de armas y ca�ones!

4. �Qu� tan lejos? A la toma de tres mil hombres y mucho bot�n. Si esta devastaci�n de las ciudades del norte de Jud� ocurri� mientras los soldados israelitas regresaban a sus hogares en Samaria, o, como parece m�s probable, cuando Amas�as estaba en Edom (Bertheau, Keil), es incierto; que posteriormente condujo a una guerra entre los dos reinos es indudable.

Aprender:

1. La locura de entrar en cualquier empresa en la que Dios no pueda ayudar.

2. El pecado de recurrir a medios que el Cielo no puede aprobar.

3. La suficiencia de la ayuda de Dios sin ayuda de criaturas.

4. El deber de retirarse de los esquemas malvados, aunque hacerlo deber�a implicar una p�rdida financiera.

5. La imposibilidad de resolver cuestiones de lo correcto y lo incorrecto mediante c�lculos de ganancias y p�rdidas.

6. La insignificancia de la p�rdida de dinero en comparaci�n con la p�rdida de la ayuda y el favor divinos.

7. El inmenso endeudamiento del mundo con el cristianismo, incluso mientras lo rechaza.

2 Cr�nicas 25:14

La declinaci�n de Amas�as.

I. LA NATURALEZA DE �L. Un hundimiento en la idolatr�a. Al regresar de la matanza de los edomitas, trajo consigo a los dioses de los hijos de Seir y, prepar�ndolos para ser sus dioses, se inclin� ante ellos y les quem� incienso ( 2 Cr�nicas 25:14). Mois�s confirma que los seiritas eran id�latras, quien le dice a Baal-hanan "Baal es amable" como uno de sus reyes ( G�nesis 36:38); por Josefo, quien menciona que los idumeos ten�an un dios llamado Kotze ('Ant.', 15.7. 9); y por las inscripciones asirias, que muestran que uno de sus soberanos llevaba la designaci�n Kaus-malaka, es decir, "Kaus o Kotze es el rey".

II EL MOTIVO DE �L. Probablemente pol�tico, para permitirle completar la subyugaci�n de los Seiritas, que, como �l imagin�, podr�a hacerse mejor ganando a sus dioses a su lado (Keil). Compare la conducta de Acaz en el sacrificio a los dioses de Damasco para obtener su ayuda ( 2 Cr�nicas 28:23), y de Ciro al pedirle a las divinidades babil�nicas que intercedan con Bel y Nebo en su nombre. Al mismo tiempo, la idolatr�a de Amas�as probablemente ten�a sus ra�ces en la depravaci�n inherente. Si Jo�s se cay� a Baal ( 2 Cr�nicas 24:18), no sorprende que Amas�as su hijo haya seguido su ejemplo. El coraz�n ca�do gravita hacia el polite�smo, como lo muestra la historia de la humanidad: de jud�os, egipcios, asirios, fenicios. Casi todas las naciones en su infancia eran monote�stas.

III. La criminalidad de la misma. Surgiendo desde el momento en que tuvo lugar esta declinaci�n. Haber ca�do en la idolatr�a en cualquier momento hubiera sido malo, contrario al mandamiento expreso de Jehov� ( �xodo 20:3, �xodo 20:4); hacerlo inmediatamente despu�s de haber disfrutado de tal muestra de la bondad de Jehov� al otorgarle una espl�ndida victoria sobre sus enemigos; seleccionar ese momento para su apostas�a seguramente estaba agregando insulto a la herida; por decir lo menos, era ser culpable de monstruosa ingratitud, as� como de pecado abierto.

IV. LA COMPLETA DE �L. Visto en la impotencia de los �dolos ante los cuales se inclin�. Los dioses edomitas no hab�an podido salvar a sus devotos, los seiritas: �d�nde estaba la garant�a de que podr�an ayudar a Amas�as? Uno se pregunta que los id�latras no ven lo absurdo de rezar a las divinidades que no pueden salvar ( Isa�as 45:20). La total impotencia de los �dolos y la falta de sentido de la confianza en ellos son temas de ilustraci�n frecuente en las Escrituras (Salmo 115:4; Isa�as 46:1; Jeremias 2:28; Jeremias 10:5; 1 Corintios 8:4).

V. EL PELIGRO DE TI.

1. Se despert� contra la ira del rey Jehov�. El �nico Dios vivo y verdadero no puede tolerar a ning�n rival rival del homenaje del hombre. La adoraci�n de dos dioses, adem�s de ser imposible ( Mateo 6:24; 1 Corintios 6:16), es provocativa de ira ( Lev�tico 26:30; Deuteronomio 27:15; Salmo 16:4; Salmo 79:6; Isa�as 42:17).

2. Atrajo sobre �l la reprensi�n de un profeta. El hombre de Dios le dijo: "�Por qu� has buscado a los dioses del pueblo", etc.? Las censuras de lo bueno pueden ser rentables, pero rara vez son agradables. Sus juicios, adem�s, cuando se dan con calma, son un �ndice para la mente de Dios con respecto a la conducta del hombre.

3. Excit� la propia disposici�n malvada del rey. Si Amas�as no hubiera sido un rebelde, no habr�a respondido al profeta tan groseramente como lo hizo, pr�cticamente dici�ndole que nadie le pidi� su opini�n, y que si valoraba su propia piel, ser�a mejor que se callara. Era f�cil, pero ni valiente ni correcto, que un rey insultara o silenciara al mensajero de Jehov�; poco a poco le resultar�a m�s dif�cil tratar de esa manera con Jehov� mismo. "No reprendas a un burlador, para que no te odie: reprocha a un hombre sabio, y �l te amar�" ( Proverbios 9:8). La conducta de Amas�as mostr� que era un tonto ( Proverbios 13:1), uno de los que "odian al que reprende en la puerta" ( Am�s 5:10).

4. Presagiaba su ca�da final. Le revel� al profeta que Dios hab�a decidido destruirlo, m�s especialmente cuando fue seguido por la obstinada negativa de la advertencia Divina. Es una mala se�al cuando la amonestaci�n fiel es seguida por el endurecimiento en lugar de la suavizaci�n de lo amonestado, cuando confirma en el pecado en lugar de conducir al arrepentimiento. Quem deus vult perdere prius dementat. "�l, que a menudo se lo reprocha endurece su cuello, de repente ser� destruido, y eso sin remedio" ( Proverbios 29:1).

Aprender:

1. El peligro de la prosperidad al apartar el coraz�n de Dios.

2. La necesidad de protegerse constantemente contra la tentaci�n.

3. El absurdo completo de la idolatr�a.

4. La certeza de que los adoradores de �dolos y la adoraci�n de �dolos perecer�n.

2 Cr�nicas 25:17-14

La batalla de Bet-semes; o, la ca�da de una jactancia.

I. EL OBJETO DE LA BATALLA.

1. El objeto de su promotor, Amas�as.

(1) Quiz�s venganza; castigar al soberano israelita por los pecados de sus s�bditos ( 2 Cr�nicas 25:13), un principio de acci�n sobre el cual el hombre no siempre puede proceder con seguridad, aunque Dios s�. La venganza, dulce para el coraz�n natural (Jeremias 20:10), estaba prohibida por la Ley ( Lev�tico 19:17, Lev�tico 19:18), y es absolutamente inconsistente con el evangelio ( Romanos 12:19). "Los hombres se vengan de la debilidad porque se sienten ofendidos, porque est�n demasiado influenciados por el amor propio". Este fue aparentemente el caso con Amas�as. "Un gran alma pasa por alto y desprecia las heridas; un alma iluminada por la gracia y la fe deja el juicio y la venganza de ellos a Dios" (Cruden).

(2) Posiblemente ambici�n; con la esperanza de reducir el reino del norte a la sujeci�n. Con esta esperanza (Josephus, 'Ant.', 9.9. 2) probablemente fue confirmado por su �xito anterior sobre los Edomitas ( 2 Cr�nicas 25:14). La ambici�n, que se excita f�cilmente en los senos de los d�biles, siempre es dif�cil de mitigar incluso por la voluntad de los fuertes. Donde quiera que exista, es como las dos hijas de la sanguijuela, que gritan: "�Da, da!" como la tumba y el �tero est�ril, la tierra seca y el fuego, que nunca dicen "es suficiente" ( Proverbios 30:15, Proverbios 30:16). Por lo general, resulta demasiado imperioso incluso para hombres de voluntad de hierro, mientras que los d�biles como Amas�as se destruyen con una ligera bocanada.

2. El objeto de su Director, Dios. Si Amas�as ten�a el objetivo de buscar una batalla campal con Jo�s Rey de Israel, entonces Jehov� ten�a el objetivo de permitirle a �l y a Jo�s probar conclusiones en el campo de guerra. Si Amas�as quer�a castigar a Jo�s, Jehov� quer�a castigar a Amas�as: �cu�l de los dos, el Rey de Jud� o el Rey de reyes, ten�a m�s probabilidades de lograr su objetivo, no requer�a profeta que predecir? Entonces, en los asuntos mundanos, en general, "el hombre propone", pero "Dios dispone". Los hombres, como agentes libres, pueden planear y planificar lo que quieran, mientras Dios obra todas las cosas seg�n el consejo de su voluntad. El hombre a menudo falla en sus prop�sitos, Jehov� nunca ( Job 23:13; Salmo 115:3; Isa�as 46:10, Isa�as 46:11; Daniel 4:35; Efesios 1:11).

II LOS PRELIMINARES DE LA BATALLA.

1. El desaf�o de Amas�as a Jo�s.

(1) Ofrecido deliberadamente. No actu� a toda prisa ni bajo su propia responsabilidad, sino durante su tiempo libre y despu�s de consultar con sus concejales y mariscales de campo. Esto solo empeor� el asunto. Muestra los miserables consejeros que ten�a el rey y qu� tan decidido estaba el coraz�n del rey sobre la guerra. Josafat hab�a tardado demasiado en llamar a Jehov� al consejo de guerra en Samaria ( 2 Cr�nicas 18:4); Amas�as olvid� llamarlo para nada. Las �ltimas personas a las que un rey o parlamento deben solicitar asesoramiento cuando deliberan sobre la cuesti�n de la paz o la guerra son los ociosos sobre la corte y los oficiales en un cuartel.

(2) Arrogantemente expresado. Eufem�sticamente, dijo: "Ven, miremos a la cara", lo que significa "Ven, midamos la fuerza" o "crucemos espadas"; Esta es una de esas f�rmulas hip�critas con las que el mundo trata de esconderse de la maldad de sus malas acciones. El mensaje educado de Amas�as fue un desaf�o insolente para el Rey de Israel para encontrarse con �l en el campo de guerra.

(3) Respondi� apropiadamente. La insolencia de Amas�as hab�a silenciado al profeta ( 2 Cr�nicas 25:16); ahora deb�a descubrir que Jon�s no se someter�a tan d�cilmente a su impertinencia. Puede ser apropiado que los hombres buenos no den barandilla por barandilla ( 1 Pedro 3:9), pero no debe lamentarse cuando los fan�ticos jactanciosos se sientan y los tontos responden de acuerdo con su locura ( Proverbios 26:5).

2. La respuesta de Jo�s a Amas�as. Esto, que Josephus dice que fue entregado por escrito, conten�a dos cosas.

(1) Una par�bola o f�bula (vers�culo 18), no muy diferente a la de Jotham para los siquemitas ( Jueces 9:8, etc.). No es necesario entender que el cardo o la espina apuntan a Amas�as, en comparaci�n con quien Joash afirm� ser un cedro alto, aunque posiblemente esto podr�a haber expresado exactamente la estimaci�n de Joash de la relativa grandeza de sus personas reales; o suponer que Amas�as hab�a solicitado una hija de Jo�s en matrimonio para su hijo y que se le hab�a rechazado, y que de ah� surgi� su actitud guerrera actual hacia Israel; o para encontrar en la bestia salvaje en el L�bano que pisote� el cardo una alusi�n a los guerreros del norte que, si estallaban las hostilidades, invadir�an y pisotear�an la tierra de Jud�. Es suficiente aprender lo que la f�bula fue dise�ada para ense�ar.

(2) La interpretaci�n. Este constaba de tres partes:

(a) Una reprensi�n despectiva. Amas�as, elevado con orgullo y ambici�n, iba m�s all� de su esfera natural y leg�tima. Hab�a conquistado a los edomitas, y ahora aspiraba a medir espadas con los israelitas. Era puro engreimiento lo que yac�a en el fondo de su arrogancia, una verdad hogare�a que Amas�as podr�a haber digerido con ganancias.

(b) Una advertencia condescendiente. Es mejor que Amas�as se quede en casa. Ser abordado por Joash como un ni�o voluntario podr�a ser por un padre sabio y prudente, debe haber sido irritante para el esp�ritu ind�mito de Amas�as.

(c) Una predicci�n comminatoria. Amas�as estaba entrometi�ndose en su dolor, "provocando calamidades" para que cayera, incluso �l y Jud� con �l. Joash probablemente sab�a que Amas�as hab�a entrado precipitadamente en una campa�a que no ten�a ni recursos ni coraje para sostener. Fas est ab hoste doceri; pero Amas�as no lo oy�.

III. LA ESCENA DE LA BATALLA. Bet-shemesh ( Josu� 15:10).

1. El significado del t�rmino. "La casa del sol". Probablemente el sitio de un antiguo templo para el dios del sol. El egipcio encendido, o Heli�polis, es decir, "la ciudad del sol", probablemente tenga el mismo motivo Beth-shemesh (Jeremias 43:13).

2. La situaci�n del lugar. En la frontera sur de Dan, y dentro del territorio de Jud�, a unas tres millas al oeste de Jerusal�n, representada por la moderna aldea �rabe 'Ain Seines, o "pozo de sol", cerca de Wady-es-Surar, al norte de la cual se extiende Un nivel llano adecuado para una batalla. Todav�a se pueden ver muchos fragmentos de cimientos de muros antiguos sobre la localidad, y la aldea moderna parece haber sido construida con materiales antiguos.

3. Las asociaciones hist�ricas del lugar. Era una de las ciudades dadas a los levitas por la tribu de Jud� ( Josu� 21:16). El arca del pacto estuvo all� por mucho tiempo ( 1 Samuel 6:12). Uno de los oficiales que participaron en la corte de Salom�n resid�a all� ( 1 Reyes 4:9). Posteriormente fue tomada por los filisteos ( 2 Cr�nicas 28:18).

IV. LOS RESULTADOS DE LA BATALLA.

1. La derrota de Jud�. Jo�s y Amas�as "se miraron a la cara". Sus ej�rcitos chocaron en el lugar descrito anteriormente. El problema fue una derrota total para Jud� (vers�culo 22).

2. La captura de Amas�as. Joash lo tom� prisionero de guerra en Bet-semes. �Los pensamientos de Amas�as en este momento ser�an una compa��a agradable para �l! No se registra si Joash se regocij� sobre �l, burl�ndose de �l con su valent�a y record�ndole el destino del pobre brezo que aspiraba a aparearse con el cedro. Para cr�dito de Joash, debe decirse que Amas�as no fue ejecutado, ni siquiera enviado a una prisi�n, como merec�a y podr�a haber esperado, sino que se le permiti� vivir e incluso continuar en su trono (vers�culo 25).

3. La destrucci�n de una parte del muro de Jerusal�n. Acercarse a la metr�poli de Jud� con su rey prisionero, Jo�s, no tanto con el fin de obtener una puerta de entrada triunfal (Thenius), o restringir a sus habitantes de represalias en forma de operaciones b�licas (Bertheau), sino simplemente para marcar el La capital, como ciudad conquistada (Bahr), hizo que se derrumbaran unos cuatrocientos codos del muro, desde la puerta de Efra�n hasta la puerta de la esquina, es decir, aproximadamente la mitad del muro norte. La puerta de Efra�n, llamada tambi�n la puerta de Benjam�n (Jeremias 37:13; Jeremias 38:7; Zacar�as 14:10), porque el camino a Efra�n se extend�a a trav�s de Benjamin, era muy probablemente situado en o cerca de la puerta actual de Damasco, la moderna Bab-el-Amud, o Puerta de la Columna, en la segunda pared, mientras que la puerta de la esquina, llamada tambi�n la primera puerta ( Zacar�as 14:10), aparentemente estaba en el otro extremo del muro desde el que se encontraba la torre de Hananeel (Jeremias 31:38), es decir, en el �ngulo noroeste donde el muro giraba hacia el sur.

4. El despojo del templo y el palacio. El saqueo de los primeros no fue completo, sino que se extendi� �nicamente a la extracci�n del oro, la plata y los recipientes encontrados en esa parte del edificio sagrado que estaba bajo el cuidado de Obed-Edom y sus hijos ( 1 Cr�nicas 26:15), a saber. en la casa de Asuppim, o "casa de colecciones o provisiones" ( Nehem�as 12:25) - "un edificio utilizado para almacenar los bienes del templo, situado en el vecindario de la puerta sur del templo en el tribunal externo "(Keil). El saqueo de este �ltimo no parece haber sido restringido. Todos los tesoros de la casa del rey cayeron presa del escoltador real.

5. La toma de rehenes. Estos fueron necesarios como consecuencia de la liberaci�n de Amas�as, como una seguridad para su buen comportamiento, y muy probablemente proven�an de las familias principales.

6. El regreso a Samaria. Joash actu� con moderaci�n. Aunque pudo haber matado, salv� a Amas�as e incluso lo devolvi� a su trono. Mientras que podr�a haber derribado toda la muralla de la ciudad, derroc� solo una parte de ella. En lugar de saquear todo el templo, devast� simplemente uno de sus edificios externos. Jud� y Jerusal�n podr�an haberse anexionado a su imperio, pero se abstuvo. Habiendo castigado adecuadamente a su hermano real, regres� a Samaria.

LECCIONES

1. Un hombre puede usar una corona y, sin embargo, ser un tonto, testigo de Amas�as.

2. "El orgullo va antes que la destrucci�n, y el esp�ritu altivo antes de la ca�da".

3. "El que se ci�e su armadura no debe jactarse como el que la quita".

4. La mano que deja escapar las obstrucciones de la guerra merece ser devorada por ellos.

5. La clemencia se convierte en un vencedor y es un adorno de reyes.

2 Cr�nicas 25:25-14

El �ltimo de Amas�as.

I. SPARED POR SU CONQUISTADOR. ( 2 Cr�nicas 25:25.) En lugar de ser ejecutado, fue restaurado a su corona y capital, donde sobrevivi� a Joash durante quince a�os. Este tratamiento apenas se lo merec�a, considerando que hab�a apuntado a la vida y la corona de Joash. Sin embargo, la misericordia no fue nada para el trato de Dios hacia los hombres pecadores, quienes, aunque han levantado contra �l el est�ndar de la revuelta, �l no obstante, perdona, y eventualmente se exaltar� a un lugar en el trono con Cristo su Hijo.

II CASTIGADO POR SU APOSTAS�A. ( 2 Cr�nicas 25:27.) Esta apostas�a se cometi� en la primera parte de su reinado ( 2 Cr�nicas 25:14), y pronto comenz� a dar frutos amargos, primero en la derrota que sufri� en la mano de Joash, probablemente el siguiente en la desafecci�n de su pueblo, y finalmente en la formaci�n de una conspiraci�n para su derrocamiento, que lleg� a un punto cr�tico en el decimoquinto a�o despu�s de la muerte de Joash. Uno nunca sabe cu�ndo se agotan los frutos malvados y las consecuencias penales del pecado. El plan seguro es "no tener comuni�n con las obras infructuosas de la oscuridad" ( Efesios 5:11).

III. CONDUCIDO DE SU CAPITAL. ( 2 Cr�nicas 25:27.) Probablemente la desafecci�n comenz� despu�s de la derrota de Jo�s y el desmantelamiento de Jerusal�n. No hay ninguna raz�n para suponer que Amas�as se vio obligado a huir hasta el final de los quince a�os mencionados en el texto. La ocasi�n inmediata de este vuelo fue el descubrimiento de un complot contra su vida. Entonces. David se vio obligado a huir de Jerusal�n cuando su propio hijo Absal�n conspir� contra �l ( 2 Samuel 15:16).

IV. SLAIN POR SUS SUJETOS. ( 2 Cr�nicas 25:27.) Laquis, donde busc� refugio, era una antigua ciudad real cananea ( Josu� 10:3; Josu� 12:11), al suroeste de Jerusal�n, en las tierras bajas de Jud� ( Josu� 15:39). Seg�n Micah ( Miqueas 1:13), fue la primera ciudad jud�a afectada por la idolatr�a israelita, que se extendi� desde all� hacia la capital. Parece tambi�n haber sido una de las ciudades de carro de Salom�n ( 1 Reyes 9:19; 1 Reyes 10:26-11). Hab�a sido fortificado por Roboam ( 2 Cr�nicas 11:9), y posteriormente fue capturado por Senaquerib ( 2 Cr�nicas 32:9) despu�s de un largo asedio (Jeremias 34:7). Probablemente deber�a identificarse con los modernos Um-Lakis, a unas pocas millas al oeste-suroeste de la Eleutheropolis. Detenido aqu�, el monarca ca�do fue enviado por las dagas de asesinos, como lo hab�a sido su padre antes que �l ( 2 Cr�nicas 24:25). Como la conspiraci�n hab�a puesto la corona sobre la cabeza de Amaziah, la conspiraci�n ahora se la quit�.

V. Enterrado con sus padres. (Vers�culo 28.) Tra�do a Jerusal�n en su propio carro real, fue sepultado junto a sus antepasados ??en la ciudad de Jud�, o de David, recibiendo as� un honor que no le fue pagado a su padre. Obtuvo un funeral mejor de lo que merec�a, aunque es bueno olvidar las faltas de los hombres en la boca de la tumba. Nihil nisi bonum de mortuis.

VI. Sucedido por su hijo. ( 2 Cr�nicas 26:1.) Los conspiradores no intentaron apoderarse de la corona ni para ellos ni para ninguna de sus facciones. Se adhirieron a la sucesi�n leg�tima de la casa de David. Por as� decirlo, esta fue una misericordia p�stuma conferida a Amas�as.

Lecciones

1. Cuidado con incurrir en la ira Divina.

2. Envidia, no reyes ni grandes hombres.

3. Prep�rate para el d�a de la muerte.

4. Piensa con amabilidad en los muertos.

5. Practica la misericordia hacia los vivos.

Información bibliográfica
Exell, Joseph S; Spence-Jones, Henry Donald Maurice. "Comentario sobre 2 Chronicles 25". Los Comentarios del Púlpito. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tpc/2-chronicles-25.html. 1897.