Bible Commentaries
2 Crónicas 4

Los Comentarios del PúlpitoLos Comentarios del Púlpito

Versículos 1-22

EXPOSICI�N

Este cap�tulo est� ocupado con una descripci�n del contenido de la casa, siguiendo naturalmente la descripci�n de la estructura, las dimensiones y las caracter�sticas principales del edificio que figuran en el cap�tulo anterior. El paralelo, hasta donde llega, se encuentra en 1 Reyes 7:1. y 8.

2 Cr�nicas 4:1

Un altar de lat�n. Este material digno reemplaz� el altar temporal del tabern�culo ( �xodo 27:1, �xodo 27:2), hecho de madera shittim, y sus dimensiones de cinco codos de largo y ancho y tres codos de alto. Tan grande como el actual altar de bronce en comparaci�n con el altar anterior, no cumpli� con los requisitos del gran d�a de dedicaci�n ( 1 Reyes 8:64). Ninguna declaraci�n de la realizaci�n de este altar ocurre en el paralelo. El lugar ser�a entre 2 Cr�nicas 4:22 y 23 de 1 Reyes 7:1. Pero que Salom�n lo hizo se indica en 1 Reyes 9:25, y otras referencias a su presencia se encuentran en 1Ki 8:22, 1 Reyes 8:54, 1 Reyes 8:64, etc. La posici�n dada al altar se menciona por igual en 1 Reyes 8:22 y 2 Cr�nicas 6:12, 2 Cr�nicas 6:13, como en la corte del templo. Puede ser bueno notar que el altar, el sacrificio, es lo primero y se habla primero.

2 Cr�nicas 4:2

Un mar fundido. El hebreo de este verso y de 1 Reyes 7:23 son facs�miles de un autor, excepto que aqu� est� ???, donde el paralelo muestra ????, probablemente el fruto simplemente de alg�n error en la transcripci�n. Versos como estos no apuntan a la derivaci�n de Cr�nicas de Reyes, sino a ambos de alguna fuente com�n m�s antigua. Este mar de bronce reemplaz� a la fuente del tabern�culo ( �xodo 30:18, �xodo 30:28; �xodo 31:9; �xodo 35:16; �xodo 39:39). Fue llamado un mar debido a su tama�o. Se nos dice en 1 Cr�nicas 18:8 de donde David hab�a extra�do los suministros de metal necesarios para este trabajo. El tama�o del di�metro medido desde el borde superior al borde (diez codos) armoniza, por supuesto, para todos los prop�sitos pr�cticos, con el de la circunferencia (treinta codos); Sin embargo, ayudar�a a las preguntas relacionadas con el contenido de este gran recipiente si nos hubieran dicho si la circunferencia se midi� en el borde o, como la forma de lenguaje aqu� utilizada podr�a favorecer ligeramente, redondear la circunferencia. (Para estas preguntas, vea 1 Cr�nicas 18:5 a continuaci�n.) Este mar para el lavado de los sacerdotes sigue significativamente el altar. Adem�s de la sugerencia general de la necesidad de purificaci�n o santificaci�n, aqu� recuerda el hecho de que el sacerdote terrenal y el sumo sacerdote deben necesitar la purificaci�n, que su gran Antitipo no necesitar�a.

2 Cr�nicas 4:3

La similitud de los bueyes. El paralelo da simplemente "toques" (es decir, botones florales) en la sala de esta expresi�n, y ninguna palabra "similitud" en absoluto, los caracteres que deletrean la palabra para "toques" son ?????????, y aquellos para "bueyes" son ?????????. La presencia de la palabra "similitud" sugiere fuertemente que los c�rculos de decoraci�n bajo descripci�n mostraban las semejanzas de bueyes, no necesariamente (como Patrick) "estampados" en las llamadas perillas, pero posiblemente constituy�ndolas. Para los ambiguos debajo de �l de nuestro verso presente, el paralelo dice con certeza, "bajo el borde". Hay inteligibilidad, en todo caso, en la ornamentaci�n de estos bueyes en miniatura, presumiblemente trescientos en el c�rculo de los treinta codos. El simbolismo armonizar�a con lo que dictaba la superposici�n del enorme jarr�n sobre doce bueyes probablemente de tama�o natural. Sin embargo, existe una preferencia general, de acuerdo con la opini�n de que el presente texto probablemente ha sido el resultado de la corrupci�n de algunos copistas, y que el texto del paralelo debe seguirse.

2 Cr�nicas 4:4

Las palabras del texto hebreo de este vers�culo y el paralelo ( 1 Reyes 7:25) son facs�miles.

2 Cr�nicas 4:5

Un ancho de mano. No ?????, "un lapso", sino ?????, "la palma de la mano abierta", la amplitud de los cuatro dedos, que Thenius pone a 3.1752 pulgadas, pero la mesa de Conder a 2.66 pulgadas. Recibi� y retenido debe ser traducido, pudo retener. Tres mil ba�os. El paralelo tiene dos mil ba�os, y este �ltimo es la lectura m�s probable. Es, sin embargo, concebible que la declaraci�n de los Reyes pueda pretender dar la cantidad de agua utilizada, y la de las Cr�nicas la cantidad que el recipiente en su totalidad podr�a acomodar. En cuanto a la capacidad real del ba�o, estamos irremediablemente en el mar. La estimaci�n de Josefo es de unos ocho galones y medio, la de los rabinos unos cuatro galones y medio, y Conder, en el 'Manual de la Biblia', p�g. 80, una cantidad fraccional por encima de seis galones. Los cuencos m�s grandes en los bajorrelieves asirios, el cuenco de plata de Croesus y el cuenco de bronce en Escitia (Her�doto, 1.51; 4.81), no ten�an, seg�n la estimaci�n m�s baja del ba�o, hasta la mitad de la mitad del contenido de este vasto mar de lat�n de Salom�n. El uso de este recipiente era, como leemos en el siguiente verso, para que los sacerdotes se laven o, como algunos leer�an, se laven ( �xodo 30:18-2).

2 Cr�nicas 4:6

Este verso, con 2 Cr�nicas 4:14, 2 Cr�nicas 4:15, todos est�n aqu� que representan la larga cuenta de bases en lugar de capas, ocupando en los versos paralelos 27-39 de 1 Reyes 7:1, que, sin embargo, omite indicar el uso de mar o capas.

2 Cr�nicas 4:7

Diez candelabros de oro. La �nica alusi�n a estos en el paralelo se encuentra m�s adelante en parte del verso cuadrag�simo noveno de 1 Reyes 7:1. Seg�n su forma. Esta expresi�n, aunque tan vaga, podr�a se�alar el hecho de que se adhiri� a la forma de la antigua vela del tabern�culo ( �xodo 25:31). Pero considerando la recurrencia de las mismas palabras ( 1 Reyes 7:20), no cabe duda de que la frase es id�ntica en su significado con el uso que se encuentra en pasajes como Le 1 Reyes 5:10; 1 Reyes 9:16, y significa "de acuerdo con la ordenanza prescrita"

2 Cr�nicas 4:8

Diez mesas. Estas tablas tambi�n (el uso de las cuales se da en 2 Cr�nicas 4:19) no se mencionan, en lo que respecta a su creaci�n, en el paralelo, excepto en su resumen, verso 48 (cf. 1 Reyes 7:1.), Donde adem�s se especifica solo una tabla, llamada "la tabla" ( �xodo 25:23), con lo cual concuerda nuestra 2 Cr�nicas 29:18. Es dif�cil explicar esta variaci�n de enunciado. Es al menos una explicaci�n arbitraria y forzada suponer que diez mesas constitu�an los muebles en cuesti�n, mientras que solo se usaba una a la vez. Keil y Bertheau piensan que la analog�a de las diez velas apunta a la existencia de diez tablas. La pregunta, sin embargo, es, �d�nde est� la llamada o d�nde est�n las indicaciones de alguna analog�a? Cien cuencas de oro. La palabra hebrea empleada aqu�, y traducida "cuencas", es ?????????, como tambi�n 2Ch 29:11, 2 Cr�nicas 29:22, infra; y 1 Reyes 7:40, 1 Reyes 7:45, 1 Reyes 7:50; �xodo 27:3; �xodo 38:3; N�meros 4:14; pero tambi�n est� representado por la traducci�n al ingl�s "bowls" en 1 Cr�nicas 28:17; 2 Reyes 25:15; N�meros 7:13, N�meros 7:19, etc. Sin embargo, las "ollas" de nuestro N�meros 7:11, N�meros 7:16 tienen para su hebreo ??????????. Era bueno si, en nombres como estos, en cualquier caso, se observara una uniformidad absoluta de versi�n en la traducci�n, para beneficio del lector ingl�s, sin mencionar el ahorro de tiempo perdido para el estudiante y el erudito. Estas cuencas, o cuencos, deb�an recibir y retener la sangre de las v�ctimas asesinadas, a punto de ser rociadas para su purificaci�n (ver �xodo 24:6-2, donde se usa la palabra ??????; �xodo 29:12 , �xodo 29:10, �xodo 29:20, �xodo 29:21; Le �xodo 1:5 y passim; Hebreos 9:18; ver tambi�n �xodo 38:3; N�meros 4:14,) La palabra hebrea ???????, ya sea que aparezca en nuestra versi�n como "cuenca" o "cuenco", aparece treinta y dos veces, diecis�is en asociaci�n exactamente similar al presente (es decir, �xodo 27:3; �xodo 38:3; N�meros 4:14; 1 Reyes 7:40, 1Ki 7:45, 1 Reyes 7:50; 2 Reyes 12:13; 2Re 25:15; 1 Cr�nicas 28:17; 2 Cr�nicas 4:8, 2Ch 4:11, 2 Cr�nicas 4:22; Nehem�as 7:70; Jeremias 52:18, Jeremias 52:19; Zacar�as 14:20), catorce como cuencos de plata en el tiempo de la tabern�culo para la ofrenda de carne de "harina fina mezclada con aceite" (viz. N�meros 7:13, N�meros 7:19, N�meros 7:25, N�meros 7:31, N�meros 7:37, N�meros 7:43, N�meros 7:49, N�meros 7:55, N�meros 7:61, N�meros 7:67, N�meros 7:73, N�meros 7:79, N�meros 7:84, N�meros 7:85), y los dos restantes en una aplicaci�n totalmente general ( Am�s 6:6; Zacar�as 9:15). Es evidente, por lo tanto, que el ??????? no era el �nico recipiente utilizado para contener la sangre de purificaci�n, ni estaba reservado exclusivamente para este uso.

2 Cr�nicas 4:9

La corte de los sacerdotes. La construcci�n de esta corte de sacerdotes, retenida aqu�, dada all�, deja ambiguo si las "tres hileras de piedras talladas y una hilera de vigas de cedro" tienen la intenci�n de una descripci�n de la cerca, como parece haberla tomado la Septuaginta, o de un piso m�s alto con el que se dignific� la parte en cuesti�n. La cita Jeremias 36:10, aunque probablemente apunta a este mismo tribunal, apenas puede aducirse como respaldo de la sugerencia de JD Michaelis de este �ltimo, ya que su ???????? (traducido "m�s alto") realmente no lleva la idea del grado comparativo en absoluto. Por una vez que est� tan traducido (e incluso probablemente de manera incorrecta), hay veinte ocurrencias de �l como las excelentes superlativas. La introducci�n aqu� de cualquier declaraci�n de estos tribunales, lo que parece inoportuno al principio, probablemente se explica por el deseo de hablar a este respecto de sus puertas y la superposici�n de bronce de ellos. Es digno de notar que la palabra empleada en nuestro texto, como tambi�n 2 Cr�nicas 6:13, no es la palabra familiar ????? de todas las ocasiones similares anteriores, sino ???????, una palabra del hebreo posterior, que tambi�n aparece varias veces en Ezequiel, aunque no exactamente en el mismo sentido, y el significado elemental de la ra�z del verbo es "ce�ir" o "rodear".

2 Cr�nicas 4:10

El lado derecho del extremo este, frente al sur (tambi�n 1 Reyes 7:39; comp. �xodo 30:18). El mar encontr� su posici�n, por lo tanto, en el lugar del antiguo tabern�culo, entre el altar de bronce y el p�rtico. Debe recordarse que la entrada era hacia el este, pero se contaba a una persona que estaba de espaldas al tabern�culo o templo, como si en realidad estuviera saliendo, no entrando, en el recinto sagrado; por lo tanto, en el lado derecho estar� hacia el sur, como est� escrito en este vers�culo.

2 Cr�nicas 4:11

Las ollas. Como se indic� anteriormente, la palabra hebrea es ??????????. Ocurre en el Antiguo Testamento veintisiete veces; se traduce en nuestra versi�n autorizada "sartenes" una vez y "calderas" cuatro veces. Por el error de un copista manifiesto, el paralelo ( 1 Reyes 7:35) tiene ???????, "capas", mediante el uso de caph para samech. El uso de la ???? fue para hervir las ofrendas de paz, aunque algunos dicen que fueron objetos para llevar las cenizas; y ciertamente es notable que no sea una de las palabras empleadas en 1 Samuel 2:14. Adem�s de estas veintisiete veces, tambi�n ocurre cuatro veces en Eclesiast�s, Isa�as, Hosed, Nah�m, con el significado de "espinas", y una vez en Am�s se traduce "anzuelos". El pasaje en Eclesiast�s ( Eclesiast�s 7:6) es adicionalmente notable, en el hecho de que la ra�z aparece dos veces en la misma oraci�n en sus diferentes significados, p. "el crujir de espinas debajo de una olla". Las palas. La palabra hebrea es ????????. Esta palabra aparece en el Antiguo Testamento nueve veces: en �xodo, N�meros, Reyes, Cr�nicas y Jerem�as. El uso de la pala fue para eliminar las cenizas. Las cuencas probablemente deber�an leer ganchos de carne.

2 Cr�nicas 4:12

Los pomos. La palabra hebrea es ?????, traducida en los "cuencos" paralelos. La palabra aparece en el Antiguo Testamento doce veces, y se traduce seis veces (en Jueces y Josu�) "manantiales", cuatro veces "cuencos" y dos veces "pomos". Era un adorno arquitect�nico para la capital, en forma de bola. Los capitulares. La palabra hebrea es ????????, aparece veintitr�s veces o m�s, y siempre se traduce as�; en arquitectura moderna, la cabecera o capital del pilar. Las dos coronas. La palabra es ????????, que ocurre quince veces, y se traduce siete veces "red", cinco veces "corona" o "corona", una vez una "trampa", una vez "corrector de trabajo" y una vez un "enrejado ". Estas coronas eran de algunas trenzas de encaje y adornos de cadenas de fantas�a. La expresi�n m�s completa de ellos se encuentra en 1 Reyes 7:17, aunque en la descripci�n no es m�s clara, ciertamente: "redes de trabajo de corrector y coronas de trabajo en cadena".

2 Cr�nicas 4:13

Cuatrocientas granadas. Este n�mero de granadas est� sustancialmente de acuerdo con el paralelo ( 1 Reyes 7:20). Hab�a doscientos de ellos en cada corona que rodeaba el cap�tulo. La granada era un adorno favorito en el trabajo, as� como en formas arquitect�nicas m�s s�lidas ( �xodo 28:33, �xodo 28:34). La popularidad de la fruta como alimento ( N�meros 13:23; N�meros 20:5; Deuteronomio 8:8; Josu� 15:32; Josu� 21:25), su simple belleza para el ojo (Entonces 2 Cr�nicas 4:3, 2 Cr�nicas 4:13), y su bienvenida hogare�a, explicar�n esto junto a cualquier significado simb�lico que pueda haberse asociado. lo. La descripci�n de la granada como fruto se puede encontrar en cualquier diccionario b�blico, pero especialmente en la 'Historia natural de la Biblia' de Tristram.

2 Cr�nicas 4:14

Bases La primera menci�n de estos en Cr�nicas, en la que tanto se dice en el paralelo ( 1 Reyes 7:27-11). La palabra hebrea es ????????, que aparece dieciocho veces en Reyes, dos en Cr�nicas, una en Ezra y tres en Jerem�as. Estas bases eran, como se puede aprender m�s completamente en el paralelo, pedestales de lat�n de cuatro codos cuadrados por tres y medio de alto, sostenidos por ruedas de un codo y medio de di�metro. Los pedestales estaban ricamente decorados con molduras, y con las similitudes de leones, bueyes y querubines, y con otros trabajos ornamentales subordinados, y fueron dise�ados para soportar las capas, cuyo uso se da en el vers�culo 6. Los vers�culos 6-16 en nuestro cap�tulo sugiere fuertemente, en su repetitividad, el recurso del escritor a diferentes fuentes y autoridades para su asunto.

2 Cr�nicas 4:16

Ganchos de carne. En hebreo, ??????????, aparece dos veces en �xodo ( �xodo 27:3; �xodo 38:3), una vez en N�meros, y dos veces en Cr�nicas. Otra forma de la misma ra�z, ??????? ocurre dos veces en Samuel, en el mismo sentido de "gancho de carne" ( 1 Samuel 2:13, 1 Samuel 2:14), donde tambi�n su uso se hace dram�ticamente llanura. Huram su padre; es decir, su artista principal.

2 Cr�nicas 4:17

En la llanura ... en la arcilla; es decir, en el Ciccar (o ronda, equivalente a la "regi�n alrededor" del Nuevo Testamento) de Jordania, una designaci�n distintiva del valle del Jord�n. La regi�n aqu� prevista se encuentra al este del r�o, en lo que se convirti� en la divisi�n de Gad. Sucot estaba un poco al norte del r�o Jabbok, que fluye casi de este a oeste hacia el Jord�n. Zeredathah; i.q. Zarthan de 1 Reyes 7:46; y este �ltimo tambi�n est� en hebreo en caracteres y todos con el Zaretan de Josu� 3:16. Muy posiblemente el lugar sea el mismo que Zererath ( Jueces 7:22). Se desconocen los sitios exactos de estos lugares, aunque el rango dentro del cual se encuentran todos es claro. El suelo arcilloso; es decir, "la arcilla de la tierra" (hebreo). La idea radical de la palabra aqu� traducida "arcilla" es "grosor", que no debe representarse, como en el margen, "grosores". La palabra (???) aparece en las treinta y cinco veces, y se traduce en una gran proporci�n de estas veces "nubes" o "nubes gruesas" (por ejemplo, �xodo 19:9), presumiblemente las nubes tienen espesores en el aire; pero si el tema en cuesti�n est� en madera, o madera en crecimiento, o en el suelo, la palabra se convierte en "tablones gruesos" ( 1 Reyes 7:6; Ezequiel 41:25, Ezequiel 41:26), o "matorrales" (Jeremias 4:29), o "arcilla" (como aqu�), para distinguirlo de otro suelo m�s ligero o m�s friable.

2 Cr�nicas 4:20

Candelabros ... l�mparas, que deber�an arder de la manera anterior al or�culo. Diez velas, como aprendemos aqu� y en 2 Cr�nicas 4:7, reemplazan en el templo de Salom�n la �nica vela, con su l�mpara central de eje, y las tres l�mparas de rama a cada lado de Mois�s y el tabern�culo. Este candelabro �nico fue restaurado en el templo de Zorobabel. Se dice que los diez candelabros actuales, o estrictamente candelabros, de Salom�n se colocaron en una fila como un riel delante del velo, y se conectaron con una cadena debajo de la cual el sumo sacerdote entr� el d�a de la expiaci�n en el santuario interior. . La eliminaci�n de estos candelabros se registra Jeremias 52:19. La expresi�n, "seg�n la manera", se�ala la regulaci�n variada y algo diminuta para la iluminaci�n, el recorte y el encendido de las l�mparas, todas o algunas, del candelabro ( �xodo 27:19-2; Le �xodo 24:1). El uso de la palabra para "l�mpara" (???) en algunos pasajes ( 1 Samuel 3:3; 2 Samuel 21:17; Proverbios 13:9; Proverbios 20:27; Salmo 18:29) sugiere no la parte que se usa para el conjunto al hablar del candelabro, sino m�s probablemente que la quema perpetua no fue de las siete l�mparas, sino de una, el eje central.

2 Cr�nicas 4:21

Las flores; En hebreo, ?????, que aparece diecis�is veces, de cuyo n�mero se traduce "flores" trece veces, "brotes" dos veces y "florecer" una vez. La flor era parte de la ornamentaci�n de las ramas del candelabro ( �xodo 25:31, �xodo 25:33). Las pinzas En hebreo, ???????????, aparece seis veces, de cuyo n�mero se traduce cinco veces "tenazas", pero una vez "snuffers" ( �xodo 37:23). Esta �ltima es la traducci�n correctora, tal vez. El instrumento, en cualquier caso, era recortar las mechas de la l�mpara ( �xodo 25:38).

2 Cr�nicas 4:22

Los traficantes; En hebreo, ??????????, aparece cinco veces y siempre se traduce como "tabaquismo". Una forma ligeramente diferente de la palabra se traduce "ganchos de poda" cuatro veces en los Profetas Isa�as, Joel, Miqueas. Sin duda, estos traficantes eran algo diferente de las pinzas del verso anterior; el uso de uno puede haber sido m�s bien para cortar las mechas, y el otro para recortarlas. Las cucharas; Hebreo, ???. Esta es la palabra que se usa con tanta frecuencia para la "mano", pero cuya idea esencial es el hueco de la mano, el pie u otra cosa, y entre otras cosas, la forma de una cuchara. La palabra se usa para las copas de incienso ( N�meros 7:14, N�meros 7:20, N�meros 7:26) tra�das a la dedicaci�n del tabern�culo por varios pr�ncipes. Los incensarios; Hebreo, ?????????, werbeH; Estos fueron "platos de rap�" ( �xodo 25:38; �xodo 37:23; N�meros 4:9). La entrada de la casa; Hebreo, ??????. Algunos piensan que esta palabra se refiere a los marcos de las puertas, a diferencia de las hojas de las puertas o las puertas mismas. Pero el paralelo ( 1 Reyes 7:50) nos da lo que se traduce como "bisagras" (hebreo, ???), una palabra que aparece solo aqu� en cualquier sentido, como presumiblemente (Gesenius, 'Lexicon') "el parte hueca de una bisagra ", y Isa�as 3:17 para la pudenda muliebria. La transcripci�n err�nea de un kheth por una tau explicar� ampliamente la diferencia.

HOMIL�TICA

2 Cr�nicas 4:1

El altar, el mar, la luz y el pan.

Los homil�ticos de este cap�tulo, vistos en ciertos aspectos generales, ya han sido tratados con los de 2 Cr�nicas 3:1. Pero queda por notar otros aspectos interesantes e importantes de los contenidos de este cap�tulo. Tan pronto como estos se exhiben de tal manera que hagan evidente su relativa importancia, de hecho se vuelven de marcado inter�s.

I. Primero, y sin duda primero en importancia, leemos del gran ALTAR DE LAT�N. El contenido del templo comienza a partir de esto. El sacrificio es la gran caracter�stica; No, el gran hecho. de culto por parte de la Iglesia en la tierra. Por este pron�stico temprano de la profec�a; por el primero del tabern�culo; por la casa y la familia de los patriarcas mucho antes; por uno antes incluso de eso, por el primero de todos, a las afueras del jard�n del Ed�n, y "hacia el este", y en presencia de "querubines" y "espada de fuego" all�, el sacrificio es lo que la Escritura destaca prominentemente a nuestra vista. Tome nota tambi�n del "altar de oro" (vers�culo 19). Bien puede ser que, aunque en todas las formas de religi�n m�s corruptas, ninguna tribu pagana que emerge para ver en nuestros amplios campos de empresa misionera deba ser ense�ada una cosa, a saber. el lugar del "sacrificio y la ofrenda" en la religi�n, el llamado, la eficacia del mismo. �Podemos negar, con toda caridad concedida, que la lecci�n que todo esto ense�a nada menos que la ceguera puede dejar de ver y reconocer!

II Notamos que, en segundo lugar, viene el gran MAR DE BRONCE MOLTEN, con su ornamentaci�n simb�lica de flor de lirio. Se indica expresamente el uso del "mar fundido". Ese uso nos recuerda principalmente la necesidad por parte de los sacerdotes de la antig�edad y de los de hoy en d�a, quienes en un sentido a�n m�s real toman su lugar, de toda limpieza de manos, de hechos, de palabras, de pensamientos, de conciencia adem�s, de la necesidad perpetuamente recurrente de la limpieza y renovaci�n de su esp�ritu; y de este pensamiento m�s solemne, que incluso en su trabajo m�s sagrado, la impureza y la contaminaci�n pueden contraerse primero, y lo m�s desastroso. Y luego, por lo m�s justo y seguro de la inferencia, les recuerda a todos los creyentes, a todos los siervos de Dios y a nuestro Se�or Jesucristo, a todos los santos y fieles, su necesidad perpetua de tal purificaci�n que consiste en autoexaminarse y observarse juntos. con la santificaci�n directa y �nica suficiente del Esp�ritu Santo.

III. Notamos, en tercer lugar, las DIEZ CAPAS. Estos, para el lavado de las v�ctimas y las ofrendas de sacrificio en s�, nos recuerdan qu� ofrendas puras y sacrificios genuinos deber�an ser todo lo que llevamos a Dios; corazones rotos y contritos, motivos m�s simples, afectos genuinos y los obsequios objetivos externos que traemos, no simplemente sin rencor, sino (la mejor prueba de lo mismo) de lo mejor de lo que puede habernos costado la abnegaci�n, algo de preparaci�n, algo honesto trabajo para hacerlos un poco menos indignos del trabajo del Maestro. Traer lo manchado, traer lo que podemos prescindir tan completamente, que no sabemos que se ha ido, o estamos contentos de saberlo, es, en palabras simples, traer ofrendas contaminadas.

IV. Encontramos, a continuaci�n, en orden, los DIEZ VARILLOS DE ORO, cada uno probablemente de siete l�mparas. Eran para la luz real. Eran t�picos de esa luz espiritual a�n m�s real que siempre debe estar presente en la verdadera Iglesia, que debe ser testigo de ella y que debe ser expulsada de la verdadera Iglesia. No debemos olvidar que estos tambi�n fueron hechos del patr�n que se muestra en la montura. Y las diversas y hermosas referencias de las Escrituras a ellas son muy animadas para pensar (ver, por ejemplo, Zacar�as 4:1, Zacar�as 4:11; Apocalipsis 1:12, Apocalipsis 1:13, Apocalipsis 1:20; Apocalipsis 2:1; Apocalipsis 11:3).

V. Tenemos a continuaci�n LAS DIEZ TABLAS en las que se coloc� el pan de la proposici�n, que estuvo all� una semana, y despu�s de eso lo comieron solo los sacerdotes. Aunque no se revela claramente lo que pretend�an las doce barras de pan de la proposici�n, el mismo misterio que queda al respecto aumenta nuestro inter�s en �l, ya que la importancia se atribuye repetidamente a la menci�n del mismo. Debe considerarse justamente como una ordenanza; seguramente debe tipificar la alimentaci�n, y no la mera alimentaci�n del cuerpo, sino la vida muy espiritual. Era el pan de la proposici�n, es decir, de Dios; la presencia-pan, es decir, de Dios. �No era un tipo permanente del Pan de vida, el Pan que iba a descender del cielo para la vida del mundo?

Y despu�s de estas cinco declaraciones principales del contenido del templo, y la preparaci�n de ellas, siguen las descripciones de varias otras menores, todas hermosas, todas puras y costosas en su material, cada una con su servicio y uso tributario distinto. Se puede invitar una atenci�n especial al decimos�ptimo verso, especificando el lugar donde el Rey Hiram arroj� los recipientes de metales preciosos y los pilares, etc. No se debe decir que esta declaraci�n puede no ser importante y puede servir simplemente para alg�n uso tal vez evidencial en en alg�n momento u otro, corroborando los contenidos generales de esta historia sagrada.

Sin embargo, si es as�, las meras sugerencias que inevitablemente excita merecen una expresi�n. Las sugerencias morales del suelo de arcilla y la arcilla espesada, con la ayuda de las cuales y en las que se fundieron y moldearon los mejores recipientes y los monumentos de metal m�s duraderos, son fruct�feros. Es posible que nos recuerden el molde original de ese cuerpo en el que el Todopoderoso respir� el aliento de la vida, e innumerables casos en la historia del individuo y de la Iglesia, cuando el Maestro Potter ha demostrado su poder soberano y su derecho incontestable. sobre la arcilla Fuera de eso, �qu� vasos de gracia, belleza y resistencia no ha creado! con su ayuda y toda su humillaci�n, �qu� grandiosos resultados para el car�cter, la disciplina y la santificaci�n no ha producido! y, como m�nimo est�mulo a nuestra fe y paciencia en la prueba, en la aflicci�n, en el horrible hoyo y en el miry clay, �c�mo el contraste mismo asombr� y deleit� a la Iglesia y al mundo que contempla, entre los m�todos utilizados y los resultados Divinos obtenidos! Pero el humilde sufriente no ha sido un simple espectador admirador. Sus l�grimas se han convertido en sonrisas y alegr�a; e incluso en la tierra, ha aprendido c�mo el "sufrimiento" ha sido superado m�s all� de toda estimaci�n por ganancia, ventaja y lo que mejor sabe que es el fervor de un cierto "peso eterno de gloria".

HOMILIAS DE W. CLARKSON

2 Cr�nicas 4:1

Adoraci�n aceptable.

"Hizo un altar de bronce". Esta es una oraci�n simple, pero tiene una gran importancia para el pueblo de Dios. Para ese altar de bronce vinieron por muchas generaciones, y all� o adoraron a Dios y ganaron su favor divino, o no pudieron hacer lo uno y asegurar lo otro. Era el lugar de santidad o profanaci�n, de victoria o derrota. Con las diversas reglamentaciones que se le aplicaron y las disposiciones que se hicieron para ello, les ense�� y nos ense�a:

I. QUE EL HOMBRE PUEDE REUNIRSE CON DIOS, EN ADORACI�N Y COMUNI�N. Dios no est� tan alejado de nosotros en su naturaleza, ni estamos tan separados de �l por nuestro pecado, sino que est� dispuesto a acercarse a nosotros, de hecho est� deseoso de conocernos. �l es el Infinito y Eterno, inconmensurablemente por encima de nosotros; pero �l es nuestro Padre celestial, profundamente interesado en nosotros y atento a nosotros. �l es el Santo, que odia todo tipo de iniquidad; pero tambi�n es el Misericordioso, que se deleita en perdonar y restaurar. �l, por lo tanto, no solo permite que sus hijos humanos se re�nan con �l en su altar, en el santuario, sino que lo ordena positivamente como un deber sagrado; est� disgustado cuando descuidamos hacerlo. Pero, aparte de su obligatoriedad, es "algo bueno" para nosotros, un privilegio exaltado y una oportunidad muy valiosa, "acercarnos a Dios".

II QUE DEBE BUSCAR LA MISERICORDIA DE DIOS. Este altar de bronce deb�a recibir sacrificios; y entre estos, las ofrendas por el pecado y las ofrendas por transgresi�n deb�an ser visibles. Debemos acercarnos al Dios a quien hemos lastimado y agraviado, con el lenguaje de la confesi�n en nuestros labios, suplicando el gran sacrificio como propiciaci�n por nuestro pecado.

III. QUE DEBE DEDICARSE (REEDICARSE) A SU SERVICIO. En el altar de bronce se presentaron ofrendas quemadas (holocaustos) y ofrendas de paz, as� como ofrendas por el pecado. En la casa del Se�or debemos consagrarnos a �l por completo y debemos reconocer que todo lo que tenemos y somos es suyo, para gastarlo en su temor y servicio.

IV. QUE DEBE VER QUE TANTO EL MISMO COMO SU SACRIFICIO SON PUROS. En ese "mar fundido" ( 2 Cr�nicas 4:2) los sacerdotes deb�an lavarse, para que ellos mismos no se vieran cuando se dedicaban a su trabajo sagrado. Y en las capas ( 2 Cr�nicas 4:6) deb�an lavar "las cosas que ofrec�an para la ofrenda quemada," los "regalos y sacrificios mismos". Tanto los concursantes como las ofrendas deb�an ser perfectamente puros cuando se acercaba al Santo de Israel en adoraci�n. �Y con qu� pureza de coraz�n deber�amos acercarnos a �l ahora! Solo aquellos que tienen "manos limpias y un coraz�n puro" pueden "ver a Dios", o que ser�n aceptados por �l. Solo aquellos que adoran "en esp�ritu" lo adoran en absoluto ( Juan 4:24). Y como ahora todos nosotros, toda la comunidad cristiana, somos "sacerdotes para Dios" y tenemos la obligaci�n de presentarle "sacrificios espirituales" a �l, nos toca recordar que ambos

(1) nuestros propios corazones y tambi�n

(2) nuestros sacrificios, es decir, nuestros pensamientos, nuestros sentimientos, nuestros prop�sitos, nuestros votos, nuestras oraciones, nuestras alabanzas, deben ser "limpios" y puros. Debemos ser limpios quienes "llevan los vasos del Se�or", que dicen su verdad , quienes gu�an a su pueblo en oraci�n hacia s� mismo. Y los "dones" espirituales de todos los que lo adoran deben ser limpiados de toda impureza, de todo ego�smo y mundanalidad, de toda falta de sinceridad, de toda rivalidad o envidia imp�a, para que puedan "presentar aceptaci�n" ante los ojos de Dios. -C.

2 Cr�nicas 4:7

Luces en el mundo

Hay muchas dificultades y desacuerdos sobre el significado espiritual de los muebles del templo; pero hay un acuerdo general sobre el significado del "candelero", o de estos "diez candelabros de oro" a los que se refiere el texto. Como en el "compartimento divino" del "lugar sant�simo", la Shejin� era el s�mbolo de la presencia divina, y hablaba del Se�or Dios de Israel como la �nica Luz verdadera del mundo, as� tambi�n en el departamento humano del "santo" colocar "estas luces eran el s�mbolo de la Iglesia hebrea, considerada como el centro y la fuente de luz en medio de la oscuridad circundante. Y as� fue. Bien podemos considerar:

I. ISRAEL COMO LA FUENTE DE LUZ. Quiz�s m�s bien como el poseedor que como la fuente, porque la comunicaci�n entre pa�ses vecinos era mucho m�s limitada que ahora; y fue en sus d�as posteriores que el jud�o era tan viajero y tan propagandista. Pero desde el momento en que Dios se dio a conocer a s� mismo y a su voluntad a Mois�s, hasta el nacimiento de Cristo, la verdad divina se conoci� en Israel, ya que no se conoc�a en ninguna otra parte, y "la salvaci�n era de los jud�os", como declar� nuestro Se�or. Al comparar las ideas teol�gicas y �ticas del pueblo de Dios con las de los pueblos contempor�neos, vemos cu�n verdaderamente iluminados fueron. Y algunas de las doctrinas m�s esenciales, sobre las cuales deben descansar siempre toda la sabidur�a Divina, y toda la excelencia moral, y toda la prosperidad nacional, y todo el bienestar individual, fueron llevadas por los adoradores de Jehov� a Egipto, a Persia, a Roma, a pa�ses a�n m�s distantes. La luz que brillaba en el santuario se encendi� e ilumin� un gran espacio.

II LA IGLESIA CRISTIANA COMO FUENTE DE LUZ. El gran Maestro dijo a sus disc�pulos, y por medio de ellos a su Iglesia para siempre, "Vosotros sois la luz del mundo". El ap�stol Pablo escribi� a sus conversos en �feso, y a trav�s de ellos a nosotros: "Vosotros sois luz en el Se�or". Y nos toca hacer dos cosas.

1. Manifiesta la gran caracter�stica de la luz: la pureza. Para "caminar como hijos de la luz, ... en toda bondad, justicia y verdad" ( Efesios 5:8, Efesios 5:9); como los siervos del que "�l mismo es luz, en quien no hay oscuridad en absoluto"; ser "santo como �l es santo".

2. Descargue la gran funci�n de la luz: revelar. Para "manifestar" ( Efesios 5:13) esas grandes verdades que nos renuevan, sostienen y ennoblecen en el coraz�n y la vida. Debemos dejar que brille nuestra luz para que los hombres vean nuestras buenas obras y glorifiquen a nuestro Divino Padre. No hace falta ning�n estudio prolongado, ni ninguna experiencia, ni ning�n talento notable, para que los hombres conozcan las verdades redentoras que los restauran a Dios; que les dan descanso espiritual y gozo permanente, y una esperanza que no les avergonzar�; que los construyen en virtudes varoniles y en gracias cristianas; que se preparan para el reino celestial. Incluso los disc�pulos m�s humildes, que no afirman ning�n rango en la comunidad, pueden prestar este valioso servicio.

(1) Viviendo una vida trillada, fiel y sincera, d�a a d�a, en el amor de Cristo;

(2) al decir la verdad cristiana conocida a aquellos que est�n dispuestos a escucharla, este buen trabajo puede realizarse. � C.

2 Cr�nicas 4:8

La generosidad de Dios y nuestra respuesta.

La importancia de la mesa del pan de la proposici�n (de la cual Salom�n, en su deseo de plenitud y riqueza de provisi�n, ahora hizo diez) depende de su posici�n y de los objetos que deb�a sostener. La mesa estaba en el "lugar sagrado", muy cerca del santuario interior, donde se simbolizaba la presencia de Dios; y llevaba sobre ella el pan de la proposici�n, o "pan de presencia"; as� se llamaba porque siempre era "el pan de la proposici�n delante de m�" ( �xodo 25:30), continuamente en presencia de Dios. Tambi�n hab�a algunos recipientes ( �xodo 25:29) que probablemente estaban destinados a recibir vino ("derramar con ellos"), que era el acompa�amiento ordinario del pan, como fuente de sustento diario. Todo el arreglo apuntaba a:

I. UN RECONOCIMIENTO CONTINUAL DE DIVINE BOUNTY. El pan y el vino que constitu�an en gran medida y representaban adecuadamente la provisi�n para las necesidades de la naci�n se colocaron en la cercana presencia de Dios, como Aquel de quien vinieron. Era bueno que los israelitas reconocieran continuamente que el fruto del campo era de origen divino. Estaban muy atentos y muy orgullosos del gran regalo del man�, que era una provisi�n palpable y muy notable desde arriba, un producto claro del poder y la bondad de Dios. Estar�an en peligro de pensar que hab�a menos de lo Divino en la cosecha anual; porque esto fue, en parte, el resultado de su propio trabajo, y vino gradualmente, por procesos ordinarios y graduales de la naturaleza. Pero la bondad y el poder divinos eran tan verdaderos en el �ltimo como en el primero. De Dios mismo vino la tierra, la semilla, el sol, la lluvia, los aires y los vientos del cielo; de �l vino el poder que hizo que todos estos trabajen juntos para la germinaci�n, crecimiento y maduraci�n del grano; de �l tambi�n vino el conocimiento y la habilidad que permitieron al agricultor cultivar su tierra y asegurar su cosecha; Tambi�n fue de la bondad de Dios que �l exigi� a sus hijos la presentaci�n de estos poderes, tanto del cuerpo como de la mente, de cuyo ejercicio depend�a en gran medida su salud y car�cter. El pan de la proposici�n y el vino, de pie donde estaban, eran un reconocimiento perpetuo de que todas las cosas que sosten�an y fortalec�an a la naci�n proven�an del Se�or su Dios.

II UNA SOLICITUD DEDICACI�N DE LA FUERZA HUMANA AL SERVICIO DE DIOS. Era lo suficientemente significativo que "incienso puro [deb�a ser colocado] en cada fila" de los panes o pasteles (Le 2 Cr�nicas 24:7). "La ofrenda de incienso era una oraci�n encarnada, y la colocaci�n de un recipiente de incienso sobre este pan era como enviarlo a Dios en las alas de la devoci�n" ('Tipolog�a' de Fairbairn). Fue, por lo tanto, "una especie de sacrificio", y se habla de �l (Le 2 Cr�nicas 24:7) como "una ofrenda al Se�or". Presentar a Dios aquellas cosas que son las fuentes reconocidas de sustento y fortaleza, es reconocer que nuestro poder y nuestros recursos le pertenecen y deben ser pagados a �l; es, de hecho, solemnemente dedicarlos a su servicio en la adoraci�n formal. Hacemos lo mismo ahora en nuestros servicios de acci�n de gracias de la cosecha, y cuando cantamos en el santuario, los himnos atribuyen todas nuestras comodidades y todo nuestro bienestar a la buena mano de nuestro Dios. Solo "cumplimos nuestros votos" cuando le dedicamos a Dios, en la vida diaria, la fuerza y ??las posesiones con las que nos ha enriquecido; cuando vivimos en agradecido recuerdo de su amor, en alegre obediencia a su voluntad. en un esfuerzo activo y serio para servir a sus hijos y extender su reino. � C.

2 Cr�nicas 4:11

Integridad en el servicio cristiano.

El servicio sagrado puede ser de dos tipos: puede ser d�bil, leve, descuidado, totalmente incompleto e insatisfactorio; o, por otro lado, puede ser vigoroso, efectivo, minucioso, exigiendo la estima de los hombres y asegurando la recomendaci�n de Cristo. La forma en que se construy� el templo de Salom�n nos presenta el orden de servicio m�s excelente. Se caracteriz� por:

I. SOLIDIDAD. Los "dos pilares" ( 2 Cr�nicas 4:12), y el car�cter de la madera y del oro, sugieren fuerza y ??solidez. Nuestro trabajo para Cristo no debe tener ligereza al respecto; debe ser bueno, s�lido, duradero; trabajo que resistir� las fuerzas desintegradoras que nos rodean; eso puede ser "probado por fuego" y a�n perdurar (ver 1 Corintios 3:12). Para tal resultado no debemos contentarnos con agitar las emociones; debemos convencer el juicio, debemos producir convicci�n en el alma, debemos alcanzar y ganar toda la naturaleza espiritual.

II BELLEZA. Los pilares fuertes estaban adornados con pommeles, con coronas y granadas ( 2 Cr�nicas 4:12, 2 Cr�nicas 4:13). Tanto la belleza como la fuerza estaban en la construcci�n del templo, y deber�an estar en el santuario de Dios, al servicio de Jesucristo (Salmo 96:6). Deber�amos introducir en el trabajo que hacemos para nuestro Maestro todas las gracias que podemos aportar: mansedumbre de esp�ritu, generosidad de prop�sito, conciliaci�n de tono y temperamento, excelencia en la ejecuci�n. En la parte superior de los pilares debe haber granadas; Cubrir y adornar nuestro servicio debe ser dulzura y belleza de manera y de esp�ritu.

III. APTITUD. "En la llanura de Jordania, el rey los ech�" ( 2 Cr�nicas 4:17). Ese era obviamente un lugar m�s apropiado para tal operaci�n que el vecindario cercano del sitio del templo. Todo en su propio tiempo y lugar. Lo que no es apto para el santuario puede ser muy correcto y del todo adecuado y deseable en el sal�n o en el hogar. La idoneidad o falta de adecuaci�n del entorno de una obra puede marcar la diferencia entre lo excelente y lo objetable, entre lo �til y lo da�ino.

IV. ATENCI�N AL MINUTO. "Hiram hizo las ollas, las palas y las cuencas" ( 2 Cr�nicas 4:11). "Y las flores, y las l�mparas, y las pinzas, hicieron el oro, y ese oro perfecto" ( 2 Cr�nicas 4:21). Nada era demasiado peque�o o demasiado trivial para ser hecho por este experto art�fice, o para ser hecho por �l con el mejor material. No hay nada que podamos hacer al servicio de nuestro Se�or que no sea honorable y digno de nuestra virilidad; nada que no debamos hacer al m�ximo de nuestra capacidad.

V. ABUNDANCIA. ( 2 Cr�nicas 4:18.) No es correcto que hagamos nuestro trabajo en la vi�a de Cristo con un esp�ritu de rendimiento, como el trabajador que no har� m�s de lo que se le exige imperativamente. La nuestra no es una esclavitud; Tampoco somos asalariados. Somos los hijos de Dios Somos los amigos de Jesucristo. somos compa�eros de trabajo con �l; sus intereses son los nuestros tambi�n; Anhelamos intensamente la llegada de su reino. No haremos a rega�adientes o de mala gana lo que hacemos por �l. No contaremos las horas, o los d�as, o las semanas que pasamos en su servicio; no mediremos los poderes que empleamos para su gloria. Con gusto derramaremos todas nuestras facultades, entregaremos "gran abundancia" de nuestros recursos, para que su Nombre sea ensalzado, y para que �l sea "muy elevado".

VI. PUREZA. Todas estas cosas fueron hechas "de oro puro" ( 2 Cr�nicas 4:20, 2 Cr�nicas 4:22); las flores, etc. de oro, "y ese oro perfecto" ( 2 Cr�nicas 4:21). Se utiliz� el oro m�s puro que se pudo obtener. El pensamiento, el sentimiento, la energ�a, que est� perfectamente refinada de toda la escoria de la terrenalidad y el ego�smo, debe ponerse al servicio del Redentor Divino.

VII. CONTINUACI�N. "Hiram termin� el trabajo que deb�a hacer" ( 2 Cr�nicas 4:11). "El final corona el trabajo". Bien, es para el obrero cristiano cuando, despu�s de haber soportado todas las cr�ticas, haber soportado todos los rechazos, haber enfrentado y dominado todas las dificultades, haberse sometido a todas las decepciones, haber trabajado alegremente todos sus trabajos y haber golpeado su �ltimo golpe, puede decir: " He terminado el trabajo que me diste que hiciera ". Para �l es una recomendaci�n generosa y una gran recompensa ( Mateo 25:23) .� C.

2 Cr�nicas 4:11

La fabricaci�n de los muebles del templo.

I. Los querubines. ( 2 Cr�nicas 3:10.)

1. Su apariencia. Colosales figuras aladas; pero si, como los querubines de Ezequiel ( Ezequiel 1:6) y de Juan ( Apocalipsis 4:7), pose�an cuatro caras (de un hombre, de un le�n, de un buey, de un �guila) y seis alas, no se puede decidir. Probablemente solo ten�an una cara, parecida a la de un hombre. A diferencia de los querubines en el tabern�culo, que fueron "golpeados de una sola pieza de oro" ( �xodo 37:7), estos estaban hechos de madera de olivo ( 1 Reyes 6:23), presumiblemente debido a su durabilidad y firmeza, cualidades que indujeron a los griegos a seleccionarlo como el mejor material para construir �dolos (ver Riehm, 'Handworterbuch,' art. "Oelbaum"). La carpinter�a estaba recubierta de oro.

2. Sus dimensiones. En altura diez codos ( 1 Reyes 6:23); sus alas eran cada una de cinco codos de largo, o veinte codos en total. Por lo tanto, eran dos veces m�s anchos que altos, y probablemente ten�an el doble de tama�o que los de capporeth.

3. Su posici�n. En el lugar sant�simo, con los pies en el suelo, las alas tocando las paredes a ambos lados y los rostros dirigidos hacia el interior del edificio, es decir, hacia el lugar sagrado, donde solo un intruso podr�a ingresar al santuario secreto. Debajo y entre sus alas extendidas, el arca, con el propiciatorio y los querubines menores, se colocaron posteriormente ( 2 Cr�nicas 5:8).

4. Su significado. El hecho de que figuras aladas similares se encuentren en las mitolog�as y religiones de los pueblos orientales, en particular de los egipcios y los asirios, no prueba que los querubines de la teolog�a jud�a se hayan derivado de ellos. Que en esos prevalece la figura de la bestia, mientras que en ellos predomina el rostro humano, marca una distinci�n esencial entre los dos. De ah� la noci�n de que, entre los hebreos, los querubines no ten�an mayor significado que las criaturas aladas que ten�an en Egipto, Asiria o Babilonia; en resumen, eran simplemente s�mbolos de la idea subyacente com�n a las religiones orientales, de que la vida de la naturaleza es id�ntica a La vida de Dios (Bahr) debe ser rechazada. Tambi�n lo es la opini�n de que eran figuras puramente m�ticas, como las esfinges egipcias o griegas (la primera mitad hombre y mitad le�n, la segunda mitad mujer y mitad le�n), o como los colosales leones alados en las puertas de Templos babilonios y asirios. En general, ahora se cree que representaban seres reales (Hofmann, Kurtz, Keil, Kliefoth y otros), y aparece impl�cito en el pasaje donde se mencionan por primera vez ( G�nesis 3:24). Que pertenec�an al mismo orden de existencias superterrestres que los �ngeles y los serafines de la Escritura parece una inferencia necesaria, por el hecho de que los tres �ngeles (Salmo 68:17), serafines ( Isa�as 6:2) y querubines ( 2 Samuel 22:11; Salmo 18:10) - se representan como asistiendo a Jehov� en sus teofan�as, o manifestaciones de s� mismo a los hombres. Se puede inferir que eran diferentes de los �ngeles del hecho de que nunca se exhiben como alados, y generalmente se representan como mensajeros de Jehov� (Salmo 104:4), que los querubines nunca son. No es tan seguro que fueran diferentes de los serafines, o brillantes ( Isa�as 6:2): quienes en apariencia, situaci�n y funci�n se parec�an a ellos, ten�an seis alas y aparec�an siempre cerca del yo. -revelando a Jehov� y proclamando en voz alta la presencia de su gloria. Sin embargo, por el hecho de que se exhiben com�nmente como portadores o sostenedores del trono divino ( Ezequiel 1:26), mientras que los serafines rodean el trono ( Isa�as 6:2), se puede concluir que los dos, aunque pertenec�an al mismo orden, no eran la misma especie de ser (cf. Delitzsch sobre Isa�as a Isa�as 6:2). Al mismo tiempo, si bien se considera que los querubines eran im�genes destinadas a representar existencias reales, no es necesario suponer que los querubines reales ten�an realmente las cuatro caras de un hombre, un le�n, un buey y un �guila. Estos pertenecen al departamento de simbolog�a, en el que las ideas suprasensibles se exponen en im�genes sensuales. Por lo tanto, en la medida en que el rostro humano representa la noci�n de inteligencia, la leonina la de la fuerza, la bovina la de la resistencia, y la aguile�a la de la agudeza visual, combinada quiz�s con la idea de la rapidez del movimiento, la atribuci�n de estos a la querubines solo puede significar que estos seres celestiales pose�an todos los elementos de una vida perfecta y, como corona y cumbre de la creaci�n, se encontraban m�s cerca de Dios.

5. Su funci�n. Comparando las Escrituras a las que se alude, se puede considerar lo siguiente como la funci�n compleja realizada por los querubines:

(1) Proclamar la pretensi�n Divina, de modo que, donde quiera que est�n o aparezcan, Dios es (Salmo 18:10; �xodo 25:22; Ezequiel 1:26);

(2) mantener la guardia sobre los lugares sagrados por la presencia Divina, para que ninguna persona imp�a pueda entrometerse irreverentemente en ella ( G�nesis 3:24); y

(3) para simbolizar que solo los seres perfectos pueden estar en presencia de la gloria de Dios ( Apocalipsis 4:8). Se puede decir que las tres funciones fueron realizadas por las figuras colosales en el templo de Salom�n, as� como por los querubines m�s peque�os en la capporeth en el tabern�culo.

II EL ALTAR DEL INCIENSO. (Vers�culo 19.)

1. Su material. Al igual que los otros art�culos en el interior de la casa, estaba hecha de madera de cedro y recubierta de oro ( 1 Reyes 7:48). Que en el tabern�culo estaba formado por madera de Sittim cubierta con oro; ten�a dos codos de alto, uno largo y otro ancho; estaba provisto de una cubierta y cuernos de la misma madera recubiertos de oro ( �xodo 37:25).

2. Su posici�n.

(1) En el lugar santo; y

(2) inmediatamente enfrente de la entrada al lugar sant�simo, es decir, antes de la cortina o el segundo velo.

3. Su uso. Como en el tabern�culo ( �xodo 37:29), as� en el templo, estaba destinado a la quema de incienso fragante ante el santo de los santos d�a y noche, para simbolizar la adoraci�n del pueblo adorador de Jehov�.

III. Los candelabros. (Vers�culo 7.)

1. Su n�mero. Diez. Esto fue exigido por las dimensiones m�s grandes del templo en comparaci�n con el tabern�culo, que llovi� solo uno.

2. Su forma. Cada una de siete ramas, como en el tabern�culo, es decir, que consiste en un tallo principal con tres ramas a cada lado, que se eleva a la misma altura, cada una de las seis ramas y el tallo medio est�n coronados con una l�mpara ( �xodo 25:31, etc .; �xodo 37:17, etc.).

3. Sus adornos. Tazones, perillas y flores, como en el candelabro del tabern�culo, ya que cada uno en el templo fue construido "de acuerdo con su forma".

4. Sus utensilios. Snuffers y cuencas; el primero para recortar las mechas, el segundo para recibir lo que fue eliminado por el proceso.

5. Su uso. Para mantener una luz encendida continuamente en el lugar sagrado y ante el lugar sant�simo ( �xodo 25:37; �xodo 27:20). Su material

6. De oro (vers�culo 7), puro (vers�culo 20) y perfecto (vers�culo 21). En esto, nuevamente, se parec�an al candelabro en el tabern�culo ( �xodo 25:31).

7. Su posici�n. En el lugar sagrado, antes del or�culo, cinco a cada lado.

8. Su significado. Para simbolizar cualquiera

(1) la luz del favor de Dios que disfrutaban los fieles o la comunidad sagrada (representada por el sacerdote que ministraba en su nombre), cuando sus pecados hab�an sido cubiertos por la sangre derramada en la explanada (Salmo 36:9; Salmo 89:15); o

(2) la iluminaci�n que la Iglesia de Dios iluminada por el Esp�ritu, colectiva e individualmente, debe arrojar sobre el mundo ( Mateo 5:16; Filipenses 2:15).

IV. LAS TABLAS DE PAN DE PALABRAS. (Versos 8, 19.)

1. Su n�mero. Diez; en el tabern�culo, uno.

2. Su posici�n. Cinco a cada lado del lugar sagrado. La �nica mesa en el tabern�culo estaba al costado del tabern�culo hacia el norte, sin el velo ( �xodo 40:22).

3. Su material. De oro ( 1 Cr�nicas 28:16).

4. Su prop�sito. Para recibir y exponer el pan de la proposici�n, o las hogazas de pan sin levadura, doce en cada mesa, a las que se orden� que se pusieran delante de Jehov� continuamente ( �xodo 25:30).

5. Su significado. Para simbolizar las verdades religiosas que le interesaba a Israel saber. Los "panes faciales" se llamaban as�, no porque con ellos o al comerlos se asociaba la vista del rostro de Dios, sino porque permanec�an continuamente en la presencia de Dios como emblem�ticos.

(1) del alimento espiritual que Israel debe presentar a Dios en las buenas obras que deben realizar a trav�s de la asistencia Divina, y

(2) del alimento espiritual que los adoradores perdonados deben recibir de Dios ( �xodo 24:11).

V. EL ALTAR DE BRAZEN. (Verso 1.)

1. Su posici�n. En el interior de la cancha delantera ( 1 Reyes 8:22, 1 Reyes 8:64).

2. Sus dimensiones. Veinte codos de largo, veinte de ancho y diez de alto.

3. Su material. Lat�n.

4. Su uso. Ofrecer a continuaci�n las ofrendas quemadas presentadas por los fieles que vinieron al templo.

VI. El mar derretido. (Versos 2-5.)

1. Su apariencia. Una enorme cuenca met�lica, apoyada en la parte posterior de doce bueyes met�licos: "tres mirando hacia el norte, tres mirando hacia el oeste, tres mirando hacia el sur y tres mirando hacia el este", todos con sus partes m�s dif�ciles hacia adentro. El cuenco ten�a la forma de una copa, decorada en el borde con flores de lirios, debajo del borde con dos hileras de "perillas", diez en un codo, por lo tanto con trescientos en total, rodeando el cuenco alrededor (vers�culo 4; cf . 1 Reyes 7:28).

2. Su tama�o. Diez codos de di�metro y treinta de circunferencia, cinco codos de alto y un grosor de ancho de mano, con una capacidad de tres mil o, seg�n una medici�n m�s precisa ( 1 Reyes 7:26), dos mil ba�os, es decir, hacia arriba de doce mil galones. Con esto se puede comparar la cuenca de doce leones en la Alhambra de Granada, y los dos floreros gigantes de arenisca que Muller encontr� en Amathus en Chipre, cada uno de ellos de forma ovalada, de treinta pies de circunferencia, ten�a cuatro asas, y descansaba sobre ocho toros, cuatro en cada media vuelta del �valo (ver en Herzog y en Riehm, art. "Meer ehernes").

3. Su situaci�n. Entre el altar de bronce y el porche, en el lado derecho del extremo oeste, frente al sur del patio (vers�culo 10).

4. Su uso. Para que los sacerdotes se laven cuando vinieron a participar en la adoraci�n sacrificial del santuario (vers�culo 6; cf. - �xodo 30:19-2).

5. Su significado.

(1) La forma y las decoraciones del recipiente mostraron que fue dise�ado para el servicio sacerdotal. "Su forma, la de una copa de lirio abierta, correspond�a a su prop�sito. Si todo florecimiento y florecimiento significaban santidad y sacerdocio ( N�meros 16:7; comp. Con 17:20, 23; Salmo 92:14), la flor llamada blanca, es decir, el lirio, debe haber sido preeminentemente sacerdotal" (Bahr).

(2) Los doce bueyes sobre los que descansaba estaban de acuerdo con la misma idea. Los bueyes fueron los principales animales de sacrificio, especialmente para los sacerdotes ( �xodo 29:10, etc .; Le �xodo 4:3, etc .; �xodo 16:11; N�meros 8:8). Doce fueron seleccionados, apenas por razones de simetr�a (Thenius), o para representar los doce meses del a�o (Vatke), pero, como los doce panes de la proposici�n, y los doce leones en el trono de Salom�n ( 1 Reyes 10:20), para simbolizar las doce tribus de Israel, que tambi�n cuando estaban en el campamento, como los bueyes, tres por cada cuarto de los cielos ( N�meros 2:2).

(3) El lavado de los sacerdotes era emblem�tico de esa pureza espiritual interna sin la cual nadie puede acercarse a un Dios santo o prestarle un servicio aceptable ( Isa�as 1:16; Hebreos 10:22).

6. Su historia. En a�os posteriores, Acaz lo quit� de los bueyes de bronce y lo coloc� sobre un pavimento de piedras ( 2 Reyes 16:17); finalmente fue roto en pedazos por los caldeos, y su bronce fue transportado a Babilonia ( 2 Reyes 25:13). Los bueyes descarados que el general caldeo transport� como bot�n hacia el este (Jeremias 52:20).

VII. Las lavandas. (Vers�culo 6.)

1. Su material. Lat�n.

2. Su n�mero. Diez.

3. Su posici�n. Cinco a la derecha y cinco a la izquierda del altar de bronce.

4. Su apariencia. Cuencos que descansan sobre bases o pedestales con ruedas (vers�culo 14), de los cuales se da una breve descripci�n en el Primer Libro de los Reyes ( Juan 7:27).

5. Sus dimensiones. Cada fuente o cuenca de cuatro codos de di�metro.

6. Sus contenidos. Cuarenta ba�os, o doscientos cuarenta galones.

7. Su uso. Para lavar a las v�ctimas cuando fueran llevadas a los sacerdotes para ser ofrecidas sobre el altar.

2 Cr�nicas 4:17

Una antigua f�brica.

I. A QUIEN PERTENEC�A. A Salom�n el rey.

II DONDE FUE SITUADO. En el suelo arcilloso entre Sucot y Zeredathah, ambos en la llanura del Jord�n.

III. POR QUIEN FUE GESTIONADO. Por Hiram el artista.

IV. Las telas que produjo. Los art�culos descritos arriba, todos los recipientes para la casa de Dios.

Información bibliográfica
Exell, Joseph S; Spence-Jones, Henry Donald Maurice. "Comentario sobre 2 Chronicles 4". Los Comentarios del Púlpito. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tpc/2-chronicles-4.html. 1897.