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Bible Commentaries
Deuteronomio 1

Los Comentarios del PúlpitoLos Comentarios del Púlpito

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Versículos 1-18

T�TULO E INTRODUCCI�N Deuteronomio 1:1.

EXPOSICI�N

Deuteronomio 1:1

En estos vers�culos tenemos la inscripci�n y la introducci�n general del libro, anunciando el contenido del libro, el autor del mismo, las partes a las que se dirigi�, y la hora y el lugar de sus direcciones.

Deuteronomio 1:1

Estas son las palabras. Algunos dir�an aqu� "Tales son las palabras", y entienden que la expresi�n se refiere a los libros anteriores. Pero parece m�s natural referirse a lo que sigue: a las direcciones de este libro. El pronombre �stos (??????) se puede usar con una referencia prospectiva, as� como con una retrospectiva (por ejemplo, G�nesis 2:4; G�nesis 6:9). El autor no conecta de este modo este libro con el anterior, sino que lo distingue. La suscripci�n a N�meros ( N�meros 36:13) indica que lo que precede est� ocupado principalmente con lo que Dios le habl� a Mois�s; La inscripci�n aqu� insin�a que lo que sigue es lo que Mois�s habl� a la gente. Esta es la caracter�stica del Deuteronomio. A todo Israel. No se puede suponer que Mois�s habl� a toda la multitud del pueblo para ser escuchado por ellos. Por lo tanto, los int�rpretes jud�os dicen que habl� con los ancianos de la gente, quienes transmitieron sus palabras a la gente en general. Esto es simplemente; porque lo que se comunicaba de manera media a la gente podr�a describirse justamente como hablado con ellos; y encontramos en otros pasajes del Pentateuco que la frase "los ancianos de Israel", en la mente del escritor, era equivalente a "la congregaci�n de Israel" (comp. ej. �xodo 12:3 con �xodo 12:21; Le �xodo 9:1 con �xodo 9:5). Pero a trav�s de cualquier medio transmitido, fue a la gente a quien se dirigieron estas palabras; Este es enf�ticamente un libro para la gente. De este lado Jordan. Esto deber�a estar en el otro lado o m�s all� de Jordania, y tambi�n en el vers�culo 5, como en Deuteronomio 3:20, Deuteronomio 3:25. La palabra aqu� utilizada (?????) significa correctamente algo m�s all�, encima o al otro lado, e indica lo que, para el hablante, se encuentra al otro lado de una l�nea o l�mite. Cuando se combina con "el Jord�n", generalmente indica la regi�n al este de ese r�o; solo en uno o dos casos, donde el hablante toma su punto de vista al este del r�o, designa las regiones al oeste de Jordania ( Deuteronomio 3:25; Deuteronomio 11:30) La frase "m�s all� de Jordania" parece haber sido la designaci�n establecida de la regi�n al este del Jord�n (cf. Esdras 4:10, y la nota de Canon Rawlinson all�). Es, sin lugar a dudas, lo que aqu� se designa, como lo muestra expresamente lo que sigue. La naturaleza. Este t�rmino se usa para cualquier distrito extenso no ocupado por habitantes o sometido a la cultura; de ah� vastas praderas o pastizales, as� como de lugares propiamente desiertos y desolados. Aqu� denota las llanuras cubiertas de hierba en el este y sureste del Jord�n, en la tierra de Moab ( Deuteronomio 3:5). En la llanura; en la Arabah Esto es propiamente el conjunto de esa notable depresi�n que se extiende desde la fuente del Jord�n hasta Akabah, o el Golfo Ailan�tico; pero aqu� es solo esa parte que se extiende desde el extremo sur del Mar Muerto hasta Allah ( Deuteronomio 2:8). Esta parte todav�a lleva el nombre de 'Arabah, la parte norte se conoce como Ghor. Frente al mar Rojo. El nombre por el cual el Mar Rojo se designa en otra parte es Yam-suph (????????); aqu� solo aparece la �ltima palabra, y esto ha llevado a algunos a dudar si el Mar Rojo estar�a aqu� previsto. Patrick, Rosenm�ller y otros sugieren que Suph denota alg�n lugar en esa regi�n, probablemente Suphah, llamado as� porque yace en su extremo, como el verbo suph, del cual proviene, significa llegar a su fin; pero no es seguro que Suphah designe un lugar en N�meros 21:14. La palabra hebrea ?????? significa tempestad o torbellino; y este significado puede ser asumido aqu�, como lo hacen Gesenius, Keil y otros: "Waheb [�l conquist�] en una tormenta". Knobel sugiere que probablemente el paso ahora se llama Es Sufah, en el lado norte del Wady Murreh� el Maleh-acrabbim (ascenso al Escorpi�n) de Josu� 15:3 - significa; otros han sugerido Zephath ( Jueces 1:17; comp. N�meros 14:45), y otros Zuph ( 1 Samuel 9:5). Sin embargo, es probable que Suph sea aqu� simplemente una brevillocuencia para Yam-suph, el Mar Rojo; y as� lo toman todas las versiones antiguas. La identificaci�n del Yam-suph del Antiguo Testamento con el ?????? ??????? de los griegos, la yegua erythraeum, o rubrum, de los latinos, se debe a la LXX; qu� otras versiones han seguido. La identificaci�n es indudablemente correcta (cf. N�meros 33:10 y 1 Reyes 9:26). Yam-suph, de hecho, significa simplemente mar de malezas, y podr�a ser el nombre de cualquier mar en el que se encuentren algas; pero estos pasajes prueban claramente que con esto los hebreos designaron el Mar Rojo. En qu� parte de este mar cruzaron los israelitas, y las huestes del fara�n quedaron sumergidas, es y debe permanecer incierta, porque no sabemos cu�l era la condici�n del istmo de Suez en el momento del �xodo. Es probable que no estuviera en ninguna parte de lo que ahora se conoce como el Mar Rojo o el Golfo de Suez. Brugsch Bey lo ubica as�.

"Pantano serbioBetwixt Damiata y el viejo monte Casius, donde se han hundido ej�rcitos enteros".

(Milton, 'Paradise Lost', Bk. 2: 592.)

Pero esto no ha sido aceptado por los estudiosos en general. Parece probable que originalmente solo un distrito pantanoso se extend�a entre el Golfo de Suez y el Mediterr�neo; y en alg�n lugar de esto probablemente ocurri� el paso de los israelitas y el ahogamiento de los egipcios. Entre Paran y Tophel, etc. Esto sirve m�s completa y particularmente para indicar la localidad que aqu� se pretende; pero los detalles presentan dificultades considerables. Tomados en relaci�n con las palabras "frente al mar mentiroso", los nombres aqu� dados solo pueden considerarse con la intenci�n m�s precisa de indicar la regi�n en la que los israelitas hab�an estado durante los cuarenta a�os de su deambulaci�n. Paran: este es el nombre del desierto que limita con Idumea, donde acamparon los israelitas ( N�meros 10:12; N�meros 12:16); el lugar de su campamento era Cades, en el desierto de Zin ( N�meros 13:21, N�meros 13:26), que era la parte oriental del desierto de Paran. capacho. Wady Murreh. El desierto de Paran se corresponde en general con el desierto de Et-Tih. Esta es una vasta meseta de superficie irregular que se extiende desde el rango de Et-Tih hacia el norte hasta los l�mites de Tierra Santa, y desde el Golfo de Akabah y el Wady cf. Arabah en el este hasta el Golfo de Suez y el Mediterr�neo en el oeste. Se describe como "una formaci�n calc�rea, la tiza est� cubierta de grava gruesa, mezclada con pedernal negro y arena a la deriva". sin embargo, no es totalmente est�ril: en muchas partes abunda la vegetaci�n, se cultivan porciones considerables y hay evidencias de que una vez el agua era abundante all�. Sin embargo, no es en el desierto de Paran que la referencia est� en el texto, sino en alguna localidad o lugar definido en la regi�n en la que estaban los israelitas, o por los que hab�an pasado recientemente. Se ha sugerido que el lugar ahora llamado Feiran, y donde est�n las ruinas de una ciudad, alguna vez de cierta importancia en la historia temprana del cristianismo, es el Paran de este pasaje, ya que aparentemente es el Paran de I Reyes Josu� 11:18. Pero esta localidad en la base de Jebel Serbail est� demasiado al oeste para ser el Paran aqu� mencionado. M�s probable es la sugerencia de que es el Faran mencionado por Eusebio y Jer�nimo ('Onomast.,' S. V. ?????), una ciudad al reparto (noreste) de Al� o Elath, aproximadamente tres d�as de viaje. Tophel: este nombre aparece solo aqu�; se supone que es el lugar ahora enroscado Tufailah o Tafyleh, un gran pueblo de seiscientos habitantes, entre Bozrah y Kerak, en la ladera oriental de las monta�as de Edom. Como este es un lugar donde las caravanas sirias reciben provisiones, se ha conjeturado que los israelitas, cuando en Oboth ( N�meros 21:10, N�meros 21:11), hayan recurrido a �l para un suministro, y que fue aqu� donde compraron carne y bebida de los hijos de Esa� ( Deuteronomio 2:29). Y a Lab�n. Lab�n se identifica generalmente con Libnah, el segundo lugar de campamento de los israelitas a su regreso de Cades ( N�meros 33:20, N�meros 33:21). Knobel, sin embargo, piensa que es el lugar llamado por Ptolomeo '?????, que se encuentra entre Petra y Allah; este nombre, del �rabe, ver palabra �rabe, (era blanco), que tiene el mismo significado que el hebreo ?????. Se supone que Hazeroth es el lugar mencionado en N�meros 11:35; N�meros 12:16, desde el cual los israelitas entraron en el desierto de Paran; pero como los otros lugares aqu� mencionados est�n en el lado este de la Arabah, no es probable que este Hazeroth sea el mismo que el de N�meros, que debe haber estado no muy lejos del Sina�, en direcci�n norte o noroeste de ese monta�a, probablemente en o cerca de la fuente ahora llamada El Hudherah (Wilson, 'Tierras de la Biblia', 1. 235; Kitto, 'Cyclopedia,' 2. 243). Probablemente hab�a varios lugares con el nombre de Hazeroth, i. mi. pueblos Dizahab Esto generalmente se identifica con Dhahab, un lugar en una lengua de tierra en el Golfo de Akabah. Pero es extremadamente improbable que los israelitas hayan estado alguna vez en este lugar, cuyo enfoque es extremadamente dif�cil; y la mera semejanza de los nombres Dizahab y Dhahab no es suficiente para demostrar la identidad de los lugares. Probablemente hab�a m�s lugares que uno que fueron nombrados por zahab (oro) en la regi�n atravesada por los israelitas. Hay un Dhahab en el este del Jord�n cerca de Zerka o Jabbok, un mont�culo doble, que se dice que deriva su nombre del color amarillento de la roca arenisca en la que consiste, y que es metal�fero. En el �rabe de la Pol�glota, Dizahab aparece como Dhi-dhahab, que significa "auro praeditum vel ab auro dictum; nam ?? vel ??, apud Arabes in compositione nominum propr. Idem est ac Hebrews ???" (J. H. Michaelis). Hay varias lecturas aqu�, Di-waheb, y se supone que conecta este lugar con el Waheb de N�meros 21:14. Pero, como se se�al� anteriormente, de ninguna manera es seguro que Waheb sea el nombre de un lugar; puede, como sugiere el obispo Patrick, ser un hombre, alg�n h�roe o jefe, que fue conquistado en Sufah o en una tormenta. Waheb es un nombre entre los �rabes. El abuelo materno de Me-hammed ten�a este nombre; y la secta de los Wahabees toma su nombre de Abdul Wahab, un fan�tico que apareci� a principios del siglo pasado. Las palabras "entre Paran y Tophel" han sido tomadas para indicar 'el t�rmino de los vagabundeos; Al comienzo de estos, la gente estaba en Paran, y hacia el final de ellos estaban en Tophel. "" Mirando desde las estepas de Moab por el suelo que los israelitas hab�an atravesado, Suph, donde entraron por primera vez en el desierto de Arabia, se encontrar�a entre Paran, donde la congregaci�n lleg� a las fronteras de Cana�n hacia el oeste, y Tophel, donde primero terminaron sus andanzas en el desierto treinta y siete a�os m�s tarde en el este "(Keil). Pero esto supone que Paran aqu� es el desierto de Paran.

Deuteronomio 1:2

Horeb El nombre generalmente dado al Sina� en Deuteronomio (ver introducci�n, � 4). Sin embargo, el Sina� ocurre en Deuteronomio 33:2 de este libro. Por el camino del monte Seir, es decir, por el camino que conduce al Monte Seir; tal como en Deuteronomio 2:1, "el camino del mar Rojo" es el camino que conduce a ese mar (ver tambi�n N�meros 14:25). Mount est� aqu�, como a menudo en otros lugares, para la cordillera. La cordillera aqu� mencionada parece haber sido, no la del este de 'Arabah, sino lo que est� en Deuteronomio 2:6 y Deuteronomio 2:19 llamado "la monta�a de los amorreos, "" el Seir de Hormah "del vers�culo 44, i e. la parte sur de lo que luego se llam� las monta�as de Jud�. Seg�n Deuteronomio 2:19, los israelitas, cuando salieron de Horeb, atravesaron el desierto por el camino que conduc�a a las monta�as de los amorreos, y llegaron a Cades-barnea. Por lo tanto, debe buscarse Kadesh, no en el lado oriental de la 'Arabah, sino en alg�n lugar del desierto de Zin. Se ha identificado con el lugar ahora conocido como 'Ain Kudes, cerca del extremo norte de Jebel Halal, y al este de esa colina; Pero esto est� lejos de ser cierto. Mois�s les recuerda a los israelitas que la distancia entre Horeb y Cades es de once d�as, es decir; alrededor de ciento sesenta y cinco millas, el viaje del d�a se calcula a quince millas, no para darles informaci�n, sino para sugerirles c�mo, como consecuencia de la rebeli�n, un viaje que podr�a haberse realizado tan f�cilmente, hab�a sido prolongado durante muchos a�os agotadores.

Deuteronomio 1:3, Deuteronomio 1:4

Aqu� se indica el momento en que se entregaron las siguientes direcciones a las personas. Fue el primer d�a del und�cimo mes del cuadrag�simo a�o; por lo tanto, cerca del final de sus andanzas y hacia el final de la carrera del legislador. Pod�a as� hablarles de acuerdo con todo lo que el Se�or le hab�a dado como mandamiento, es decir, de acuerdo con el contenido legislativo de los libros anteriores (comp. Deuteronomio 4:5 Deuteronomio 4:23 ; Deuteronomio 5:28-5; Deuteronomio 6:1). Tambi�n fue despu�s de la destrucci�n de Sihon y 'Og ( N�meros 21:21-4). Esto tambi�n es significativo. Por la destrucci�n de estos reyes, que buscaban impedir el acceso de los israelitas a la Tierra Prometida, Dios hab�a dado pruebas de que efectivamente cumplir�a su promesa a su pueblo, y los hab�a obligado a obedecer de inmediato, y les hab�a dado est�mulo para seguir adelante en el curso al que los hab�a llamado. El "�l" aqu� es Mois�s, quien, por orden de Dios, hab�a guiado a los israelitas contra Sihon y 'Og. Edrei, hod Draa ( N�meros 21:33) fue la segunda capital de 'Og; �l "rein� en Ashtaroth y en Edrei" ( Josu� 13:12). Aqu�, sin embargo, denota el lugar donde fue asesinado en la batalla, y las palabras "en Edrei" deben referirse al verbo "golpear" y no a "habitar" (cf. Deuteronomio 3:1: N�meros 21:33).

Deuteronomio 1:5

La localidad se describe nuevamente como m�s all� de Jordania (ver en Deuteronomio 1:1), y en la tierra de Moab. Esto designa la regi�n en otro lugar llamada Arboth Moab: las llanuras de Moab ( N�meros 22:1; Deuteronomio 34:1, etc.), la regi�n al este del Jord�n, frente a Jeric�, ahora conocida como la regi�n de Kerak. Empez�; m�s bien se propuso. La palabra hebrea significa emprender, hacerse uno mismo y, por lo tanto, para comenzar. Se presenta de manera variada en la Versi�n autorizada (comp. G�nesis 18:27, "se la encarg�;" �xodo 2:21," estaba contento, "hab�a tomado una decisi�n; 1 Samuel 12:22," le gust�; " 1 Samuel 17:39," ensayado ", etc.). Para declarar, es decir, aclarar, explicar, exponer ( Habacuc 2:2, "make plain"). La palabra hebrea aqu� utilizada (????) significa principalmente cortar o cavar, luego cortar, sepultar, y luego cortar o cavar para hacer evidente, declarar, dejar en claro. Lo que Mois�s se propuso hacer, entonces, no fue publicar una nueva ley, sino dejar en claro a la gente la Ley que ya hab�a promulgado, exponer de manera clara y precisa lo que la Ley deb�a hacer y hacer. Esto explica m�s completamente el "habla" (??????) de Deuteronomio 1:3. Esta exposici�n de la Ley fue dise�ada especialmente por el bien de aquellos que, en el momento en que la Ley fue promulgada por primera vez, no nacieron o fueron incapaces de entenderla (Grocio). La expresi�n utilizada por Mois�s indica claramente que este libro no ten�a la intenci�n de proporcionar un segundo c�digo de leyes diferente al anterior, sino simplemente explicar y hacer cumplir lo que se hab�a ordenado anteriormente.

PARTE I: DIRECCI�N INTRODUCTORIA Deuteronomio 1:6 - Deuteronomio 4:40.

Deuteronomio 1:6

Con este vers�culo comienza el primer discurso de Mois�s al pueblo, que se extiende hasta el final de Deuteronomio 4:1. Es de car�cter introductorio, y se ocupa principalmente de un estudio retrospectivo de los eventos que ocurrieron durante los cuarenta a�os de sus andanzas. Con esto, Mois�s le record� a la gente c�mo Dios hab�a cumplido sus promesas para ellos y, al mismo tiempo, c�mo hab�an provocado por su rebeli�n su disgusto, lo que hab�a causado que sus andanzas fueran mucho m�s prolongadas de lo que hubieran sido de otra manera. estado.

Deuteronomio 1:6-5

La orden del Se�or de partir de Horeb, y su promesa al pueblo.

Deuteronomio 1:6

El Se�or nuestro Dios, Jehov� nuestro Dios. El uso de este ep�teto implica la uni�n del pacto de Israel con Jehov�, y presupone la existencia de ese pacto que se celebr� en el Sina�. En Horeb Este fue el punto de partida, por as� decirlo, del ser de Israel como el pueblo especial de Dios: su segullah (?????????, �xodo 19:5), su tesoro especial. All� se dio a conocer a ellos como Jehov�, el Eterno e Inmutable, y entr� en pacto con ellos; y all� recibieron esa Ley, de cuyo cumplimiento depend�a su retenci�n de los privilegios a los que hab�an sido elegidos. En Horeb, los israelitas hab�an permanecido durante aproximadamente un a�o (comp. �xodo 19:1 y N�meros 10:11, N�meros 10:12), y como el prop�sito por el cual hab�an sido tra�do all� fue respondido, se les orden� moverse, no de hecho por orden expresa, sino por el aumento de la nube desde el tabern�culo, que era la se�al de su marcha ( N�meros 9:15, etc .; N�meros 10:11-4), precedido por las instrucciones que recibieron antes de su eliminaci�n (N�meros 50: 4-7). Ya hab�is vivido lo suficiente en este monte. Los israelitas permanecieron en el Sina� desde el tercer mes del primer a�o hasta el vig�simo d�a del segundo a�o despu�s de que salieron de Egipto (cf. �xodo 19:1 y N�meros 10:11).

Deuteronomio 1:7

Ve al monte de los amorreos y a todos los que habitan all�; literalmente, sus habitantes o habitantes (?????????). La cordillera de los amorreos, luego llamada la regi�n monta�osa de Jud� y Efra�n, fue el objeto que primero golpe� la vista de alguien que avanzaba desde el sur; y entonces, representa aqu� toda la tierra de Cana�n, con la cual se identifica en este contexto. Los "que habitan all�" son los habitantes de todo Cana�n. Los amorreos (hebreos emori, llamados as� de amor o emor) a menudo aparecen como representando a los cananeos en general (cf. G�nesis 15:16; Deuteronomio 1:20, Deuteronomio 1:21, etc.). Que todos los habitantes de Cana�n est�n destinados aqu� es evidente por la especificaci�n de los diferentes distritos de la tierra de Cana�n que sigue inmediatamente. En la llanura: el 'Arabah (ver Deuteronomio 1:1). En las colinas: la regi�n monta�osa de Jud� ( N�meros 13:17). En el valle: el shephelah, o tierras bajas, el pa�s que se extiende entre la cordillera de Jud� y el mar Mediterr�neo, y se extiende hacia el norte desde el paralelo de Gaza hasta el del Carmelo. En el sur: el negeb, o tierra del sur (literalmente, sequedad), el distrito que form� la transici�n del desierto a la tierra cultivada, extendi�ndose desde el sur del Mar Muerto hacia el oeste hasta Gaza, una vasta estepa o pradera, para la mayor�a parte de pastizales. La orilla del mar: la estrecha franja de tierra en la costa del Mediterr�neo desde Joppa hasta Tiro (en el Nuevo Testamento, "la costa de Tiro y Sid�n", Lucas 6:17). La tierra de los cananeos: todo el pa�s del cual estas eran las partes separadas. Y al L�bano: la monta�a de las ballenas, llamada as�, probablemente, por la nieve que descansa sobre su cima. El gran r�o, el r�o Eufrates. El Phrath, o Eufrates, que tiene sus fuentes en las monta�as de Armenia, y en su curso divide Armenia de Capadocia, form� el l�mite oriental del territorio prometido por Dios a Abraham. El ep�teto "grande" parece haberse aplicado com�nmente a �l. Callimachus lo llama '???????? ???????? ????? ????, y Lucan tiene-

"Quaque caput rapido tollit cum Tigride magnus Euphrates".

('Phars.', 3: 256.)

Al igual que el r�o m�s considerable de Asia occidental, el �ufrates era conocido como "el r�o" por excelencia (cf. �xodo 23:31; Isa�as 8:7; Jeremias 2:18; Salmo 72:8). La menci�n de L�bano y el �ufrates no es, como sugiere Keil, "atribuible a la plenitud ret�rica del estilo"; pero se debe al hecho de que estos se incluyeron en lo que Dios prometi� a Abraham y su simiente ( G�nesis 15:18; �xodo 23:31; Deuteronomio 11:24).

Deuteronomio 1:8

He aqu�, he puesto la tierra delante de ti: literalmente, he dado la tierra delante de ti, es decir, te la he entregado a ti, para que puedas ir a tomar posesi�n de ella. El Se�or hab�a puesto esta tierra en el poder de los israelitas, se la hab�a entregado para que la poseyeran y la usaran, seg�n hab�a jurado a sus padres, los patriarcas, d�rsela a ellos y a su simiente (comp. G�nesis 12:7; G�nesis 13:15; G�nesis 15:18, etc .; G�nesis 22:16). En Horeb, por lo tanto, recibieron la carta de su herencia, y podr�an haber continuado inmediatamente para tomar posesi�n de la tierra. La demora que se hab�a producido hab�a surgido �nicamente de su propia rebeld�a y perversidad, no de nada de parte de Dios.

Deuteronomio 1:9-5

Mois�s les recuerda que hab�a hecho todo lo necesario de su parte para conducir a la gente al disfrute de lo que Dios les hab�a dado libremente. El n�mero de personas hab�a aumentado tanto que Mois�s se vio incapaz de atender todos los asuntos que les preocupaban, o juzgar en todas las diferencias que surgieron entre ellos. Dios hab�a hecho realidad lo que le hab�a prometido a Abraham ( G�nesis 15:5), que su simiente deb�a ser como las estrellas del cielo por multitud; en esto Mois�s se regocij�, no, �l incluso quisiera que sus n�meros, con la bendici�n divina, aumentaran mil veces m�s de lo que eran. Pero descubri� que la carga, el peso de la atenci�n y los problemas, especialmente en relaci�n con sus luchas y trajes, por lo tanto lo trajeron, demasiado para �l; y, por lo tanto, mientras todav�a estaban en Horeb, �l, siguiendo el consejo de Jethro, su suegro, les aconsej� que seleccionaran hombres competentes de entre ellos, quienes deber�an relevarlo atendiendo a los deberes que �l encontr�. demasiado pesado para que tenga que atenderlo (cf. �xodo 18:13, etc.). Esta designaci�n de capitanes era bastante distinta de la de los ancianos a quienes Dios le orden� a Mois�s que seleccionara para que pudieran ayudarlo a soportar la carga de la gente ( N�meros 11:10, etc.). La ocasi�n de la cita fue la misma en ambos casos, a saber. La queja de Mois�s de que la tarea era demasiado onerosa para �l, pero el tiempo, el lugar y la forma de las dos transacciones eran diferentes.

Deuteronomio 1:9

Te habl� en ese momento. La frase algo indefinida, "en ese momento" (comp. G�nesis 38:1), no se refiere al tiempo despu�s de que la gente parti� de Horeb, sino al tiempo en general cuando estaban en esa regi�n (ver �xodo 18:5, �xodo 18:13). "El imperfecto (???????, habl�), con vaw rel. Expresa el orden del pensamiento y no del tiempo" (Keil). No se menciona en �xodo que Mois�s habl� a la gente, como se dijo aqu�, pero se registra lo que Jetro le dijo a este efecto; y cuando Mois�s procedi� a poner en ejecuci�n lo que su suegro le aconsej�, es probable que al hacerlo le dijera a la gente lo que se propon�a hacer, con sus razones para hacerlo, y obtuvo su consentimiento, como se menciona aqu�.

Deuteronomio 1:10

A pesar de la cruel opresi�n a la que fueron sometidos en Egipto, los israelitas hab�an aumentado tanto en n�mero que salieron de la casa de su esclavitud como un poderoso anfitri�n. Ustedes son este d�a como las estrellas del cielo por multitud (cf. G�nesis 15:5; G�nesis 22:17). Dios le hab�a prometido a Abraham que su descendencia deber�a ser como las estrellas del cielo por multitud; y Mois�s aqu� le recuerda a la gente que esta promesa se hab�a cumplido. Esto no debe considerarse como la expresi�n de la hip�rbole. Cuando Dios le dio la premisa a Abraham, se hizo referencia a las estrellas tal como las ve�a el patriarca, y no a la existencia real en la inmensidad del espacio; y como el n�mero de estrellas que se pueden tomar a simple vista no excede de 3000, y como Israel en este momento sumaba m�s de 600,000, contando solo los machos adultos ( N�meros 2:32), podr�a se diga literalmente de ellos que se hab�an multiplicado como las estrellas del cielo. La comparaci�n, sin embargo, no import� nada m�s que que sus n�meros fueran muy buenos.

Deuteronomio 1:11

No fue el gran aumento del n�mero de personas en n�mero lo que angusti� a Mois�s, sino que fue para �l una cuesti�n de regocijo, y su deseo era que su aumento pudiera ser a�n mayor, incluso mil veces. Pero sinti� su propia incapacidad, como l�der, gobernante y juez, solo para hacer frente a una multitud tan vasta.

Deuteronomio 1:12

Mois�s apela al buen sentido de la gente misma: �c�mo puedo yo solo soportar tu carga, tu carga y tu lucha? Cumbrance: esta es una representaci�n justa de la palabra hebrea ?????, de ?????, que, aunque solo aparece en el Hiphil en hebreo, en el sentido de abatir ( Job 17:11), probablemente estaba en uso tambi�n en el Kal, en el sentido de imponer, gravar, que es el significado del �rabe af�n, ver palabra �rabe, seguido de, ver palabra �rabe. Carga (?????, de ??????, levantar, cargar, soportar), algo levantado y transportado, una carga o carga. Lucha: (????) aqu�, no solo una disputa, sino un litigio, demanda legal. Algunos entienden estos tres, de los problemas y las cargas que se le imponen a Mois�s, al ser llamado a componer las diferencias y ajustar los reclamos competitivos entre la gente. Pero otras cargas adem�s de estas llegaron sobre �l como el l�der de la naci�n; y parece mejor, por lo tanto, entender los dos primeros problemas y cargas en general.

Deuteronomio 1:13

Tomarte; literalmente, d�rselo a usted o por usted, es decir, a ustedes mismos. La selecci�n deb�a ser hecha por la gente misma. Jetro, al darle a Mois�s el consejo sobre el cual actu�, describi� a los hombres que deb�an ser seleccionados como "tales como temer a Dios, hombres de verdad, odiando la codicia" ( �xodo 18:21). Mois�s aqu� los describe m�s bien por cualidades, lo que indica la capacidad y la aptitud para un puesto como aquel al que deb�an ser llamados; deb�an ser sabios; entendiendo a hombres, hombres de discernimiento y sagacidad, as� como inteligencia; y conocidos entre sus tribus, hombres de buena reputaci�n en la comunidad ("quorum conversatio sit probata", Vulgate; comp. Hechos 6:3; 1 Timoteo 3:7). Y los har� gobernantes sobre ti; literalmente, los establecer� para sus cabezas, es decir, los designar� para que act�en como superintendentes, gerentes y jueces sobre usted.

Deuteronomio 1:14, Deuteronomio 1:15

La gente aprob� la propuesta y actu� sobre ella; y, en consecuencia, Mois�s nombr� a las personas seleccionadas para ser jefes sobre miles, y sobre cientos, y m�s de cincuenta, y siempre decenas ( �xodo 18:21); tambi�n nombr� a hombres para ser oficiales, es decir, personas que deber�an preservar el orden en las tribus, mantener los registros, actuar como escribas, prescribir y tener en cuenta el trabajo, y tal vez tambi�n asistir a arreglos fiscales (?????????, shoterim, a palabra de aplicaci�n general; cf. �xodo 5:6, �xodo 5:10, �xodo 5:14; Jos 3: 2; 2 Cr�nicas 26:11, etc. LXX. ?????????? y ???????? ??????????). En �xodo, se dice que Mois�s eligi� a estos funcionarios ( �xodo 18:25); pero lo que muchos hacen bajo la direcci�n de uno puede decirse que �l lo hace.

Deuteronomio 1:16, Deuteronomio 1:17

Al instalar a los jueces, Mois�s les acus� solemnemente de tratar de manera imparcial, justa y equitativa con aquellos que pudieran presentarse ante ellos.

Deuteronomio 1:16

Escuche entre sus hermanos, es decir, escuche imparcialmente a ambas partes, y juzgue con rectitud entre un hombre y otro, si ambas partes son israelitas o una de las partes es un extra�o.

Deuteronomio 1:17

No respetar�is a las personas; literalmente, mire o considere ases, es decir, no deber� tratar parcialmente, favoreciendo a una de las partes en lugar de a la otra (comp. �xodo 23:2, �xodo 23:3; Le �xodo 19:15); tanto los peque�os como los grandes deb�an ser escuchados, y ni por favor ni por miedo deb�an pervertir la justicia. El juicio es de Dios; es decir, designado por Dios y administrado en su nombre, el juez actuando por Dios y por su autoridad, y siendo responsable ante �l. De ah� las frases "preguntar a Dios", "llevar ante Dios" ( �xodo 18:15, �xodo 18:19; �xodo 21:6; �xodo 22:8, etc.) frases a�n en uso entre los �rabes para una convocatoria a juicio judicial. En el caso de un asunto que se presenta ante los jueces y que ellos encontraron m�s all� de su poder de decisi�n, deb�an presentarlo ante Mois�s como una autoridad superior (ver �xodo 18:26) "Algunos piensan que hubo ciertas causas reservadas para el conocimiento de Mois�s, pero las palabras dicen lo contrario, que todas las causas se presentaron ante los jueces, y ellos, y no el pueblo, presentaron las causas ante Mois�s, ya que les resultaba demasiado dif�cil determinarlas. , no la persona cuya causa fue, juzgada por la dificultad de la causa. Ver Selden, lib. 1. "De Synedriis, cap. 16. "(Obispo Patrick).

HOMIL�TICA

Deuteronomio 1:1

La Palabra de Dios llena de tesoros escondidos.

No podemos llegar muy lejos en estos versos preliminares antes de que nos sorprenda una frase que es muy sugestiva y que no debe pasarse por alto a la ligera, a saber. "De este lado, Jordania, en la tierra de Moab, comenz� a Mois�s a declarar esta ley", literalmente, a cavarla, es decir, a profundizar en ella, y a volver a subir su contenido, de modo que, para todo el beneficio de un generaci�n de cultura, la gente podr�a ver que hab�a m�s significado y tambi�n m�s gloria en la Ley de Dios de lo que pudieron discernir en los primeros a�os de su existencia nacional. Observar-

I. HAY UNA MINA DE RIQUEZA EN LA LEY DE DIOS. Este es el caso, incluso si por eso pretendemos solo la Ley Mosaica. Su teolog�a, su �tica, su directorio de fe y culto religioso, su c�digo civil y pol�tico para la comunidad hebrea, son todos tan puros y elevados, que no se puede dar cuenta de c�mo un hombre a esa edad del mundo podr�a haber propuesto tal sistema, salvo que le fue ense�ado por Dios (cf. 2 Pedro 1:21). (Ver Homil�tica, Deuteronomio 5:7-5.) Si, adem�s, pudi�ramos ver c�mo los devotos hebreos estimaron la Ley, pasemos a Salmo 19:1 .; Salmo 103:7, et seq. Nuestro Salvador honr� la Ley y la mantuvo en toda su integridad (cf. Mateo 5:17, Mateo 5:18). Quit� las glosas por las cuales en su tiempo se hab�a desfigurado, pero nunca lo depreci�. De ninguna manera debemos confundir "la Ley" con la idea abstracta de "ley". Vea cu�n agudamente el Ap�stol Pablo distingue entre estos dos en Romanos 3:1, especialmente en Romanos 3:21, "Pero ahora se ha manifestado una justicia de Dios aparte de la ley, siendo testigo por EL Ley y los profetas ". La Ley dada por Mois�s se basa en el evangelio (cf. G�latas 3:1; ver tambi�n Homil�tica, Deuteronomio 5:6). Sin embargo, si a todo lo que Mois�s dio, agregamos "la gracia y la verdad" que entr� Jesucristo, �cu�n insoportablemente vasta es la riqueza almacenada para nosotros en la "Palabra de la Verdad eterna!"

II EL ESFUERZO DE EXCAVAR EN ESTA MINA SER� BIEN REPARADO. Cu�nta diferencia hay entre un hombre que solo sabe lo que dicen los hombres sobre el Libro, y uno que conoce el Libro por s� mismo]. Se puede enga�ar f�cilmente a la creencia de que est� tan desactualizado que apenas vale la pena estudiarlo en absoluto. El otro lo encontrar� tan por delante de los logros reales de los hombres m�s sabios y mejores, que se compadecer� de aquellos que lo descartan con una mirada de lejos. El estudiante continuo, cuidadoso y minucioso de la Ley de Mois�s, descubrir� siempre una riqueza en ella que lo asombrar� y cautivar� de inmediato. Su armon�a con, su preparaci�n hist�rica para el evangelio, le revelar� continuamente nuevas pruebas de su original divino, que valdr�n m�s para �l que cualquier simple "evidencia externa". Y cuando toda la Palabra de Dios se hace el estudio constante de alguien cuyo coraz�n est� abierto a la verdad y leal a Dios, tal persona encontrar� un significado m�s completo y rico en palabras simples, como goel, "gracia", "justicia", "etc; �cuando estas palabras se usan en la revelaci�n divina, que en tomos enteros de la tradici�n meramente humana!

III. LA PALABRA DEBE EMPANARSE PARA QUE PODEMOS APROPIAR SU CONTENIDO, POR RAZ�N ILUMINADA Y FE BAJA. Estos tesoros son para el uso de todos, no solo para gratificarlos con la conciencia de hacer nuevos descubrimientos, sino para enriquecerlos en las reservas acumuladas de pensamiento sagrado. Y si, en el esp�ritu correcto, exploramos estas p�ginas sagradas, nos haremos m�s ricos en conocimiento, en alegr�a, en esperanza. Si cultivamos la voluntad de hacer la voluntad de Dios y buscamos conocer la verdad con el prop�sito de hacer lo correcto, descubriremos que mucho de lo que est� "oculto del vino y prudente es, por medio del Libro", revelado a los beb�s. ".

IV. Cuanto m�s nos sumerjamos en el libro de la ley, m�s exhaustivo parecer�. No hay nadie que lo estudie amorosa y en oraci�n, que no vaya a decir, con un sentimiento que se intensifica a�o tras a�o, "Queda mucha tierra por poseer". "�Tan alto como el cielo est� sobre la tierra, as� son los caminos de" Dios "m�s altos que" nuestros "caminos, y los pensamientos de" Dios "que" nuestros "pensamientos"!

V. LAS TIENDAS ACUMULADAS DE PENSAMIENTO SANTO DEBEN SER TRANSMITIDAS POR NOSOTROS EN LA RIQUEZA DE LA VIDA SANTA. No es en vano que nuestro Dios haya enriquecido este mundo con pensamientos del cielo. No se trata simplemente de que el intelecto pueda ser provisto o que el gusto por la investigaci�n sea gratificado. Oh no; Es para nuestra vida. El cielo ha derramado su riqueza sobre la tierra, para que la tierra pueda enviar su amor y lealtad al cielo. Preciosas son las riquezas de la verdad. Las riquezas de la santidad son a�n m�s preciosas. Dios nos da lo primero para que podamos cederle lo segundo. Dios ganar�a el amor de Israel al develar el suyo. As� que ahora, "Dios elogia su amor hacia nosotros, en eso, cuando a�n �ramos pecadores, Cristo muri� por nosotros". �Cu�n grande ser� nuestra culpa, cu�n severa ser� nuestra condena si permitimos que tales revelaciones invaluables pasen desapercibidas y no se usen! Era mejor para nosotros no haber conocido el camino de la justicia que, despu�s de haberlo conocido, apartarnos del santo mandamiento que nos fue entregado. Que nosotros, por medio del Esp�ritu, usemos la verdad de Dios para encontrar nuestro gozo y salvaci�n en el Dios de la verdad.

Deuteronomio 1:1

junto con �xodo 23:20-2.

El derecho hebreo a Cana�n.

Mois�s est� revisando la carrera de Israel, y est� tratando de poner ante la gente la paciencia y la fidelidad de Dios, as� como su propia capricho. En la parte de su revisi�n que nos ocupa justo ahora, se�ala el momento en que su estad�a en Horeb estaba a punto de concluir. Se hab�an dado leyes y ordenanzas. La naci�n se form�. Tendr�an que prepararse para la partida. A esto los incita una renovaci�n del don divino de la tierra de Cana�n. El breve y breve recital en los versos mencionados anteriormente se puede comparar ventajosamente con �xodo 23:20-2. Aqu� se nos presenta un tema de gran importancia, a saber. El derecho de los hebreos a Cana�n, y el prop�sito del Ser Divino al otorgarles. Tenemos aqui-

I. EL DERECHO HEBREO A CANA�N DIVINAMENTE CONFIRMADO. Se ha hecho un doble uso del mandato de desposeer a los cananeos:

1. Por los esc�pticos, para impugnar la moralidad del Antiguo Testamento.

2. Al profesar hombres cristianos, para justificar guerras de agresi�n ahora. Ahora podr�amos encontrarnos con ambas respuestas cortas y listas, a saber. "Si Dios orden� a los hebreos que exterminaran a los cananeos, no se requiere defensa; si Dios no los orden�, no hay defensa que valga". Pero hay una forma m�s apropiada de resolver los dos casos. En cuanto al primero, dir�amos: "Antes de pronunciarlo inmoral, mire todo el rumbo del caso, para ver si los israelitas ten�an una orden adecuada para el curso que tomaron". En cuanto a la segunda, "Antes de considerar esto como un patr�n, mire todo el rumbo del caso, para que pueda ver si hay alguna raz�n para aducir las guerras de los hebreos como una justificaci�n o paliaci�n de una guerra agresiva ahora". Si los hombres van al Libro para aprender lo que hicieron los israelitas, deben ir con toda justicia al Libro para ver los motivos por los cuales lo hicieron. Y la misma ense�anza que responder� a la �nica pregunta, �estaban justificados? tambi�n contestar� al otro, �Deber�amos estar justificados en imitarlos? Trece puntos se presentan para una consideraci�n distinta y acumulativa. No podemos sino nombrarlos.

(1) Dios habl� a Mois�s.

(2) Al hablar con Mois�s, Dios confirm� la promesa hecha a Abraham, Isaac y Jacob.

(3) Dios define los l�mites de la tierra a ser pose�da.

(4) Dios hace la afirmaci�n: "Toda la tierra es m�a"; en consecuencia tiene derecho a dar la tierra a quien quiera.

(5) Al elegir a Israel, Dios tendr�a un pueblo para s� mismo que deber�a ser su testigo.

(6) Dios previ� el tiempo para llevar a cabo este plan ( G�nesis 15:1.).

(7) La preparaci�n de la tierra fue de Dios ( �xodo 23:20).

(8) El terreno sobre el cual los cananeos fueron despose�dos fue su enorme maldad ( Deuteronomio 9:4, Deuteronomio 9:5).

(9) Por consiguiente, Israel era solo el medio en la mano Divina de llevar a cabo un prop�sito Divino expl�cito.

(10) Perdonar a los cananeos habr�a sido infectar a Israel con sus abominaciones.

(11) Dios entregar�a a las naciones en manos de Israel.

(12) En una tierra y entre un pueblo reconocido como de Dios, el Alt�simo reafirmar�a en el mundo la verdad casi olvidada: "El Se�or nuestro Dios es santo".

(13) Incluso la continuaci�n de Israel en la tierra depender�a de su mantenimiento de los principios que se les hab�an confiado para su mantenimiento, y de su lealtad al Dios que los hab�a elegido para s� ( Deuteronomio 28:49). Cuando juntamos todos estos principios, las dos preguntas sugeridas al principio reciben una respuesta directa y suficiente.

II ACCESO A CANAAN DIVINEY ASEGURADO. "Enviar� un �ngel delante de ti" ( �xodo 23:14; �xodo 32:34; Isa�as 63:9; Malaqu�as 3:1; Hechos 7:38, Hechos 7:53; Juan 1:51). Es solo a medida que estudiamos las revelaciones m�s avanzadas del Nuevo Testamento en cuanto al lugar de los �ngeles en la administraci�n Divina, y el se�or�o de Jesucristo sobre ellos, que todos estos textos de la Escritura encajan juntos. Tenga en cuenta las declaraciones espec�ficas en �xodo xxiii, en cuanto a Dios despejando el camino de Israel.

III. DEBER EN REFERENCIA A CANA�N DIVINAMENTE REGULADO. Negativamente: no deb�an inclinarse ante dioses falsos ni mezclarse con los paganos. Positivamente: deb�an servir y temer a Dios y practicar lo correcto.

IV. PROMESAS RELATIVAS A LA PROSPERIDAD EN CANA�N DIVINAMENTE DADA ( �xodo 23:25). Bendici�n en comida, salud, larga vida (cf. Mateo 6:33; Salmo 91:16). Una homil�a separada bien podr�a dedicarse a los beneficios temporales que resultan naturalmente de la obediencia a Dios. La aplicaci�n de todo esto a nosotros en estos d�as es manifiesta.

1. Lo que Israel fue una vez en el mundo, Dios espera que su Iglesia sea ahora (cf. �xodo 19:5, �xodo 19:6 con 1 Pedro 2:9).

2. En Jesucristo tenemos un nuevo pacto, un mejor ministerio, mayores promesas ( Hebreos 8:6).

3. Tenemos una comisi�n para el mundo. Tenemos que cooperar con Dios para lograr nuevos cielos y una nueva tierra, trabajando de acuerdo con su plan de redimir y educar a nuestra raza. No tenemos comisi�n para destruir. El Se�or nos ha dado un poder para la edificaci�n pero ninguno para la destrucci�n. Nuestra comisi�n dice: "Ve, bautiza y ense�a". No tenemos que reemplazar la ocupaci�n del territorio en poder de una naci�n b�rbara, a trav�s de su ocupaci�n forzada por una civilizada, sino ir y ense�ar a todas las naciones que cada naci�n puede reemplazar su propia barbarie por una civilizaci�n que es igualmente suya.

4. Esta comisi�n debe ser cumplida por la Palabra de verdad, por el poder de Dios. Solo con armas espirituales se pueden ganar nuestras victorias. En el poder de un amor que nos ha conquistado, y solo en ese poder, debemos avanzar para conquistar el mundo.

"�Estas armas de la guerra santa, de la fuerza todopoderosa que son, para hacer que nuestras pasiones obstinadas se dobleguen, y desanimen al rebelde m�s orgulloso!"

Deuteronomio 1:6-5

Reglas que deben observarse al elegir gobernantes.

Este p�rrafo se puede comparar con ventaja con �xodo 18:1; en el que hay una descripci�n m�s completa de las circunstancias bajo las cuales se propuso y se hizo la elecci�n de jueces y magistrados; Este importante paso hacia el orden y la consolidaci�n de la vida nacional se dio por sugerencia de Jetro, el suegro de Mois�s. Refiri�ndose a la exposici�n de ese cap�tulo para el detalle hist�rico, observamos aqu� simplemente:

1. Que la elecci�n de gobernantes, etc. se pone en manos del pueblo; ellos deben seleccionar, Mois�s debe ratificar la selecci�n.

2. Deben elegir hombres de justicia, que temer�n a Dios y har�n justicia.

3. Cuando los jueces son elegidos, Mois�s busca solemnemente inculcarles las altas y santas responsabilidades de su cargo.

4. La raz�n suprema de este cuidado al juzgar correctamente se encuentra en el hecho de que la causa es de Dios, es decir, que son gobernantes bajo Dios y para �l, representando las leyes divinas en la esfera terrenal. El estado se regir� sagradamente por las leyes de la justicia, y solo por tales leyes. Por lo tanto, se nos abre un tema que no es poco, a saber. Principios y hechos a tener en cuenta al elegir a los gobernantes del pueblo. Observar-

I. QUE LA ELECCI�N DE LOS HOMBRES PARA PARTICIPAR EN LA REALIZACI�N O ADMINISTRACI�N DE LAS LEYES DE UNA NACI�N ES UNA PREOCUPACI�N SOLE�A Y MOMENTOSA. Importa relativamente poco, en lo que respecta a nuestro tema actual, cu�l puede ser la forma peculiar de gobierno adoptada, o cu�l puede ser el modo de elegir a los hombres para el cargo en el Estado. Por-

1. La posici�n que ocupan estos hombres es exaltada. Es evidente que cuando tienen que tomar parte en gobernar o llevar a cabo las leyes de la alabanza, es en el �ltimo momento que deben ser hombres capaces de percibir qu� medidas tender�n al bien de la gente. Un pa�s puede estar pereciendo por la falta de buenas leyes, si sus gobernantes no son competentes, sabios y justos.

2. La influencia que tales hombres ejercen en los c�rculos privados aumenta en gran medida por el hecho de su posici�n p�blica.

3. Su car�cter representativo es otro elemento de gran momento. Los grandes hombres y el bien elevar�n las preguntas comunes a su propio nivel; mientras que los hombres sin valor no podr�n apreciar la importancia de las preguntas m�s importantes del d�a.

4. Los grandes asuntos que pueden, m�s a�n, deben presentarse ante los gobernantes de una naci�n, pueden implicar el honor o el descr�dito de esa naci�n entre las naciones del mundo; �Yen, m�s, son tales que har�n mucho, seg�n se decida, para traer sobre un pueblo la bendici�n o la ira del Dios Todopoderoso! Por lo tanto-

II �LA POSESI�N DE UN PODER PARA PONER A LOS HOMBRES EN TAL OFICINA U OFICINAS, ES UNA CONFIANZA PARA EL USO DE LOS QUE POSEEN ESE PODER SON RESPONSABLES DE SU PA�S Y DE SU DIOS! Las decisiones de los jueces terrenales deber�an ser la expresi�n terrenal de la ley celestial. Por lo tanto, dejar que el capricho, el capricho, la pasi�n o el partidismo nos lleven, cuando tales preocupaciones est�n en cuesti�n, y olvidar las leyes eternas de la justicia, es alterar el inter�s p�blico y traicionar una confianza solemne. Por lo tanto-

III. EN LA DESCARGA DE ESTA CONFIANZA, SE DEBE PAGAR ESTRICTAMENTE AL PERSONAJE PERSONAL. (Ver �xodo 18:21.) Incluso un pagano sinti� esto. Fue el sacerdote de Madi�n quien dijo: "Proporcionar�s de toda la gente hombres capaces, como temer a Dios, hombres de verdad, odiar la codicia", una calificaci�n cu�druple, tan completa que, donde est� pose�da, un hombre puede ser confiado con seguridad con cualquier oficina. Tales hombres emprender�n su trabajo como aquellos que son responsables ante Dios; siempre estar�n atentos para percibir lo que los intereses de su pa�s pueden requerir de sus manos; buscar�n calificarse para participar en las preguntas p�blicas que se les presentar�n; sin buscar su propio honor, apuntar�n a juzgar como es lo m�s sabio y mejor; y su objetivo supremo ser� que el gobierno que ayudan a administrar debe estar siempre en armon�a con la justicia y la verdad. Si todos sus hombres p�blicos responden a todos estos requisitos, un pa�s no puede ir muy mal; pero si los l�deres de una naci�n carecen de virtud, �c�mo puede haber seguridad para la justicia y la verdad que exaltan a una naci�n, cuando un pa�s est� a merced de hombres que no conoc�an al uno ni al otro?

IV. UNA CONSIDERACI�N QUE LE DA PESO INFINITO A LOS PRINCIPIOS ANTERIORES ES QUE EL JUICIO DE LAS REGLAS DE LA TIERRA SE INTENTA, A SU MANERA, SER UNA COPIA DEL DIVINO. "El juicio es de Dios", dice Mois�s. Es el juicio de Dios, expresado a trav�s de sus propios oficiales designados (ver Romanos 13:1). Los juicios seculares deber�an tener principios sagrados subyacentes. Y no podemos divorciar lo secular de lo sagrado sin una gran travesura. Pero, finalmente: el juicio es de Dios en otro sentido. �L es el juez supremo; y si los hombres usan su juicio bien o mal, Dios ejercer� el suyo. Los principios del gobierno divino de las naciones son desarrollados por Isa�as, Jerem�as, Oseas, Am�s y otros. [Ninguna naci�n puede escapar del dominio del Poderoso; si las leyes de Dios no se toman en cuenta, sus juicios seguir�n para que, mientras est�n en la tierra, sus habitantes puedan aprender la justicia.

HOMILIAS DE D. DAVIES

Deuteronomio 1:1

Pacto divino y conducta humana: los dos hemisferios de una vida completa.

I. UN HOMBRE ELEGIDO, EL MEJOR DE LA EDAD, SE CONVIERTE EN MEDIO DE REVELACI�N ENTRE DIOS Y LOS HOMBRES. Como en la naturaleza, en la vida humana, hay innumerables grados de oficio y de funci�n. En Sina�, tenemos a Dios, �ngeles, Mois�s, sacerdotes. La franqueza transparente y la fidelidad de Mois�s, como un subalterno en el gran anfitri�n de Dios, es una luz para todas las edades futuras. A medida que la luz no creada dejaba una huella permanente en el rostro de Mois�s, as� la conocida voluntad de Dios brillaba en la vida de Mois�s. Todo lo que Mois�s escuch�, lo comunic� por palabra, por temperamento, por influencia y por obra.

II PENURO DE MATERIAL UNA CONDICI�N PARA EL ENRIQUECIMIENTO CELESTIAL. La escena de la revelaci�n de Dios es el desierto. Despojado de lujos terrenales, la mente abre sus portales a las visitas celestiales. Esto no es una necesidad que surge de la naturaleza de las cosas, pero es una necesidad para el hombre en su estado actual. El hijo de Zacar�as, aunque era sacerdote, le dio la espalda al templo y eligi� el desierto como el teatro m�s adecuado para su ardua tarea. Esto lo hab�a previsto el esp�ritu de profec�a. Fue en el desierto, Jes�s aliment� a los miles con una palabra creativa. En el desierto, Pablo estaba equipado para sacudir los cimientos del paganismo. En Patmos, John pas� por los portales del mundo espiritual.

III. EL PODER HUMANO ES FORMAL: EL PODER DE DIOS ES REAL. A los ojos del sentido mortal, los hebreos, entrenados y con oficio, lucharon victoriosamente con Amalek y Moab; sin embargo, una visi�n m�s clara ve que fue Dios quien mat� a Seh�n, rey de los amorreos, y a 'Og, rey de Bas�n. �Asegur�monos de que lo que hacemos, Dios lo hace por nosotros! Seamos los agentes; Dios el director! En una guerra justa, "nos ense�a a luchar con los dedos". En nosotros cada hora, que Dios sea inmanente. "Dios lo quiere", por lo tanto, d�janoslo tambi�n. "�l obra en nosotros".

IV. INMEDITACI�N Y ACCI�N PARTES INTEGRALES DE VIDA SALUDABLE. "Hab�is vivido lo suficiente en este monte". El cuerpo puede ser destruido por el exceso, as� como por el hambre. El conocimiento no es enteramente nuestro, hasta que se reduce a la pr�ctica. La sabidur�a celestial es esencialmente pr�ctica. Toda la luz est� dise�ada para el servicio. Las doctrinas de la religi�n son materias primas, que se deben poner en la urdimbre y la trama de nuestra vida cotidiana. �Es "el Cordero la luz del lugar celestial?" Los santos "siguen al Cordero dondequiera que vaya". La meditaci�n califica para la acci�n; La acci�n exige una nueva meditaci�n. Estas son las dos alas, sin las cuales el �guila no puede levantarse. "Venid al desierto"; "Ve y predica"; estos son los gemelos de Cristo.

V. LOS PROPOSITOS ABSOLUTOS DE DIOS DEJAN ALCANCE COMPLETO PARA LA OBEDIENCIA DEL HOMBRE. No podemos determinar c�mo se correlacionan las dos cosas. El punto de uni�n se encuentra entre lo incomprensible, debajo de la superficie de las cosas. Hay de vez en cuando una aparente discordia; pero a medida que escuchamos hay una armon�a m�s profunda. El Se�or jur� a los patriarcas que les dar�a la tierra de Cana�n. Sin embargo, los esp�as trajeron un mal informe; y las personas debatieron y murmuraron, vacilaron y contraatacaron, como si hubieran sido los �rbitros de su destino.

VI. LA DISPOSICI�N DE DIOS ES SIEMPRE M�S AMPLIA QUE EL DESEO DEL HOMBRE. El plan de Dios para el territorio de Israel se extendi� desde el Monte L�bano hasta el �ufrates; pero Israel nunca se elev� a la altura del dise�o de Dios. "Pregunta lo que te dar�" sigue siendo el mensaje del cielo a cada hombre. "Abre bien la boca y yo la llenar�". "No tenemos porque pedimos que no". Hay abundancia de espacio marino en el plan de Dios para el mayor esfuerzo humano; y todos los d�as la voz del Gran Propietario nos recuerda: "Todav�a hay mucha tierra por poseer". "Todas las cosas son tuyas" - D.

Deuteronomio 1:9-5

La bendici�n del buen gobierno.

I. Un hombre sabio desaprueba la monarqu�a absoluta. La legislaci�n, el departamento de gobierno m�s dif�cil, hab�a sido provisto para Israel por la Mente Suprema del universo; Sin embargo, Mois�s encontr� la tarea de la administraci�n demasiado para un solo brazo. El objetivo de cada gobernante debe ser, no el poder personal, sino el servicio universal, el mayor bien del mayor n�mero. Ning�n hombre sabio se expondr� a la tremenda tentaci�n del engrandecimiento personal. Adem�s, es una bendici�n para los dem�s ejercer las facultades de discriminaci�n y juicio.

II ELECCI�N POPULAR DE REGLAS A DETERMINAR POR UNA SOLA LEY, VIZ. M�RITO PERSONAL. Alzar la voz de un gobernante no calificado es un delito contra el Estado, una lesi�n, y no un beneficio, para la persona elegida. Permitir que la calificaci�n personal domine la elecci�n es hacer de Dios el �rbitro. Esto es, en asuntos c�vicos, "hacer su voluntad en la tierra como se hace en el cielo".

III. HAY HABITACI�N, AMBAS EN LA IGLESIA Y EN EL ESTADO, PARA VARIAS OFICINAS. Si un hombre no puede gobernar cinco mil, puede gobernar cincuenta. El servicio en una estaci�n subordinada puede calificar para una mayor dignidad. La gradaci�n de rango conserva mejor los intereses de la naci�n. "El orden es la primera ley del cielo".

IV. TODA LA AUTORIDAD HUMANA EST� EN EL CAMINO DE DIOS. "El juicio es de Dios". Los magistrados act�an en lugar de Dios. Los padres tambi�n. Cada hombre est� obligado a actuar como Dios actuar�a. �l representa a Dios siempre y en todas partes. Todo talento es una confianza. Somos los administradores del estado de Dios.

V. LA HUMANIDAD ES MUY SUPERIOR A LA NACIONALIDAD, CLASE O SECT. Todo hombre, por pobre o ignorante que sea, debe considerarse hermano. En la comunidad de Israel no hay extra�os. La nacionalidad no es m�s que una separaci�n de cart�n. "Dios hizo de una sangre todas las naciones". El gran divisor es el pecado. Un ojo celestial penetra a trav�s de cada corteza de barbarie y vicio, y ve a un hombre debajo. Aqu� hay una naturaleza real, aunque ahora esclavizada.

VI. EL CRECIMIENTO DE N�MEROS ES UNA MUESTRA DE APROBACI�N DIVINA. En la proporci�n de abundancia material y satisfacci�n, se observa un aumento de la poblaci�n. Fue uno de los presagios del reino del Mes�as, "ellos de la ciudad florecer�n como la hierba de la tierra". En tierras paganas la poblaci�n es escasa. La guerra y la peste diezman las filas. A medida que prevalece el buen cristianismo, los sujetos del estado aumentan. Todo hombre adicional deber�a ser un incremento de fuerza y ??utilidad.

VII. LA ORACI�N TIENE UN LUGAR RECONOCIDO EN EL GOBIERNO DE DIOS. La promesa siempre espera la oraci�n, como la cosecha espera el trabajo del marido. Por abundantes que sean las promesas, sin embargo, para el cumplimiento se le pedir� a Dios que lo haga por nosotros. Cuando la oraci�n tiene su ra�z en la promesa espec�fica de Dios, debe dar fruto en proporci�n a medida que la fe ampl�a sus ramas. Este es un edificio sabio, porque encontramos nuestras expectativas sobre la roca eterna.

VIII LOS BUENOS HOMBRES DESEAN BIEN EL BIEN DE SU PA�S. El patriotismo es una buena virtud, aunque no la m�s noble. Cercarnos de intereses ego�stas es despreciable. No envidiamos el alma estrecha de ese hombre que no siente simpat�a ni energ�a por la riqueza de su naci�n. El mejor cristiano se interesar� en todo: en asuntos municipales, tratados internacionales, literatura, ciencia, comercio, arte. En el sentido m�s amplio, �l es ciudadano del mundo. �l vive para bendecir a otros. As� es Cristo.

HOMILIAS POR J. ORR

Deuteronomio 1:1

Los discursos deuteron�micos.

I. EL ALTAVOZ. "Mois�s." Aunque ten�a ciento veinte a�os, "su ojo no estaba oscuro ni su fuerza natural disminuy�" ( Deuteronomio 34:7), una declaraci�n confirmada por la elocuencia sostenida de estas direcciones. Habla con la autoridad de un profeta, el afecto de un patriota y la seriedad de un hombre moribundo.

II Los oyentes. "Todo Israel". Una nueva generaci�n surgi� de lo que hab�a recibido la Ley en el Sina�.

1. Todos est�n interesados ??en escuchar el mensaje de Dios. "Es tu vida" ( Deuteronomio 32:47).

2. Los reci�n llegados necesitan una nueva ense�anza.

III. LA SITUACI�N. "En el desierto", a�n all� al final de cuarenta a�os. Los lugares nombrados ( Deuteronomio 1:1), que sugieren vagabundeos y rebeliones del pasado. Forme un antecedente de los discursos que siguen y se�ale sus lecciones en casa. Aprendemos:

1. El valor de la asociaci�n como ayuda en la ense�anza.

2. Nuestro pasado no puede ser eliminado, pero puede ser utilizado.

3. La Palabra de Dios debe meditarse a la luz de las experiencias pasadas.

4. La comparaci�n de nuestra situaci�n real con lo que podr�a haber sido ( Deuteronomio 1:2) es a menudo un ejercicio saludable (cf. Lucas 15:17).

IV. EL TEMA. "Todo lo que el Se�or le hab�a dado como mandamiento". Encontramos que esto no se refiere a un nuevo mandamiento, sino al antiguo mandamiento que ten�an desde el principio (cf. 1 Juan 2:8).

1. Los hombres anhelan la novedad, pero la funci�n del predicador es recordarles las verdades que no cambian, y dar "l�nea por l�nea, precepto por precepto", hasta que la obediencia leal y sincera se preste a la misma.

2. La exhortaci�n es m�s efectiva cuando toma como base la segura Palabra de Dios.

3. La Palabra de Dios debe ser hablada en su totalidad.

V. EL TIEMPO. "En el cuadrag�simo a�o, en el und�cimo mes", cuando el ataque contra los cananeos estaba a punto de renovarse, y despu�s de que ya se hab�an otorgado se�ales de favor divino ( Deuteronomio 1:4).

1. Las misericordias de Dios exigen una dedicaci�n renovada (Salmo 116:12).

2. Los recuerdos de a�os perdidos deber�an ser un incentivo para la obediencia en el futuro ( Romanos 13:11, Romanos 13:12; Efesios 5:15, Efesios 5:16; 1 Pedro 4:3).

3. Necesitamos el mandamiento de Dios en nuestros recuerdos y corazones cuando emprendemos un trabajo en el que se encontrar� una oposici�n formidable y que pondr� a prueba nuestra fidelidad.

VI. EL MOTIVO.

1. La solicitud natural de la vejez. Es caracter�stico de la vejez recurrir y reiterar los consejos anteriores. Compare a Peter en su segunda ep�stola ( 2 Pedro 1:16); las historias tradicionales de la vejez de Juan; Pablo en las ep�stolas pastorales, "instando y repitiendo y dilatando las verdades que han sido el alimento de su vida" (Alford).

2. El conocimiento del legislador sobre la rebeld�a de la disposici�n del pueblo ( Deuteronomio 9:24).

3. El mandato divino (vers�culo 3). Esto respetaba las circunstancias alteradas de la nueva generaci�n y la posibilidad de que ingresaran a la tierra prometida a sus padres, cuya continuaci�n estaba condicionada a la obediencia.

Deuteronomio 1:2

Los poderosos de la vida.

En su contexto actual, esta breve nota geogr�fica ten�a, sin duda, la intenci�n de sugerir la lecci�n de los malos resultados de la desobediencia. "Viaje de once d�as", sin embargo, el cuadrag�simo a�o todav�a los vio en el desierto. Aprendemos:

1. El pecado convierte los caminos cortos en largos.

2. El pecado implica en el transgresor problemas y penas innecesarios.

3. El pecado llena la vida de remordimientos infructuosos.

4. El pecado retrasa el cumplimiento de las promesas de Dios.

El camino de la obediencia es al final el m�s corto, el m�s f�cil, el m�s seguro y el m�s feliz. � J.O.

Deuteronomio 1:6-5

Una convocatoria para avanzar.

Mois�s comienza recordando a los israelitas c�mo Dios los hab�a convocado anteriormente para marchar sobre Cana�n. La convocatoria les lleg� en Horeb, despu�s de una estancia de once meses. Los versos se pueden aplicar para ilustrar:

I. EL PELIGRO DE LA IGLESIA: permanecer en el monte, establecerse en un estado de apat�a o receptividad simple. Esto se cumple con el llamado a la acci�n: "Ya hab�is vivido lo suficiente en este monte: volt�ate y emprende tu viaje" ( Deuteronomio 1:6, Deuteronomio 1:7). Darse cuenta:

1. La estancia de Israel en el monte fue buena mientras dur�. All�, la naci�n disfrut� de una temporada de descanso, ratific� su pacto con Dios, recibi� la Ley, construy� un santuario y de otra manera fue equipada y organizada. Debe haber momentos de obtener, de aprender, de consultar para la propia edificaci�n, de lo contrario ser� dif�cil para nosotros en el trabajo y la batalla de la vida. Pero

2. Exist�a el peligro de que la permanencia de Israel en el monte durara demasiado. Lo mismo ocurre con la Iglesia, cuando concentra su atenci�n exclusivamente en su propia mejora espiritual y olvida su misi�n en el mundo. Tenemos que recordar que obtenemos y aprendemos solo que podemos aplicar y actuar. Existe el peligro de que la religi�n se convierta en una especie de disfrute. Nos deleitamos en la comuni�n jubilada, en la comuni�n tranquila con Dios, en la conversaci�n con los dem�s creyentes, en las ordenanzas de la Iglesia; y pensamos lo dulce que ser�a si esto pudiera durar siempre. Pero estamos equivocados. No ser�a bueno para nosotros estar siempre en este estado de simple recepci�n. La religi�n, divorciada del empleo activo, pronto debe perder su robustez y degenerar en una religiosidad enfermiza. Hay muchos, muchos cristianos que han estado lo suficiente, y demasiado tiempo, en el monte, y estar�a bien si pudieran escuchar esta voz que los convoca para avanzar.

II EL DESTINO DE LA IGLESIA: poseer la tierra. El tipo era la tierra de Cana�n; el antitipo, en lo que se refiere al tiempo, es el mundo, que es el llamado de la Iglesia a conquistar para Cristo y para su propia posesi�n. San Pablo da esta interpretaci�n en Romanos 4:13. Tomando el pasaje en esta luz, y leyendo la verdad m�s amplia, tenemos la idea de una tierra que es:

1. Conocido por Dios ( Romanos 4:7). Conocido a fondo, en todas sus partes, pueblos, distritos, conformaci�n, accesibilidades e inaccesibilidades. Al avanzar para tomar posesi�n del mundo para Cristo, tenemos el est�mulo de pensar que �l sabe exactamente a qu� tipo de trabajo nos est� enviando y, sin embargo, promete �xito. India, China, �frica, etc., los conoce a todos, pero dice: "Entra y posee".

2. Dotado por Dios ( Romanos 4:8). Hace mucho tiempo que el or�culo declar� que Dios le hab�a dado a Cristo los paganos por su herencia, y las partes m�s extremas de la tierra por su posesi�n (Salmo 2:8). La Iglesia, como una con Cristo, comparte su reino y a�n heredar� toda la tierra.

3. La conquista de la cual es ordenada por Dios. No, de hecho, con armas carnales, como se orden� a los israelitas que conquistaran Cana�n, ni tampoco por la destrucci�n de aquellos contra quienes guerreamos; pero con las armas m�s nobles de la verdad y buscando la salvaci�n de los hombres. Este es un m�todo de conquista benigno, y tendr� �xito si avanzamos con fe y valor. Aquellos que persisten en endurecerse deben ser destruidos; pero no por nosotros El Se�or no pone ning�n tipo de arma para da�ar a nadie en nuestras manos; pero nos pide que nos venguemos de �l mismo. Nuestros medios son la predicaci�n del evangelio, la oraci�n, la vida santa, la actividad organizada y ben�fica para alcanzar a las ovejas perdidas de nuestras grandes comunidades y las agencias misioneras multiplicadas en tierras extranjeras.

III. EL DEBER DE LA IGLESIA: obedecer a su Se�or y avanzar de inmediato a esta gran obra.

1. No da alternativa.

2. El comando es expreso.

3. El mundo necesita urgentemente nuestro trabajo.

4. Todo motivo de gratitud y compasi�n debe instarnos a ello.

Deuteronomio 1:10, Deuteronomio 1:11

El aumento de Israel.

Estos vers�culos encarnan la expresi�n de un estado de sentimiento muy natural al contemplar la maravilla del crecimiento de la Iglesia.

I. EL AUMENTO DE LA IGLESIA UN OBJETO DE DESEO. "El Se�or Dios de tus padres te hace", etc. ( Deuteronomio 1:11). Tal aumento es:

1. Una muestra de favor divino ( Hechos 11:24).

2. Una manifestaci�n del poder divino ( 1 Corintios 1:18; Efesios 1:19; 1 Tesalonicenses 1:5).

3. Una fuente de bendici�n para el mundo (Salmo 67:1.).

4. Un cumplimiento de los consejos Divinos ( Efesios 1:10).

5. Significa el ascenso de la verdadera religi�n.

II LA IGLESIA AUMENTA UN OBJETO DE MARAVILLA. ( Deuteronomio 1:10.) La difusi�n r�pida, las victorias extraordinarias, el imperio prolongado y la vitalidad decadente de la religi�n cristiana son las cosas m�s maravillosas de la historia y una prueba de su origen divino. A medida que Israel aument� con la bendici�n Divina a un ritmo sin precedentes, y a pesar de todos los intentos de Fara�n de controlar el aumento, tambi�n la Iglesia floreci� y se extendi�, demostrando su poder desarmado m�s que una competencia para los poderes m�s mortales que se pueden organizar. contra ella. El presente siglo ha sido testigo de un notable renacimiento de esta energ�a propagativa del cristianismo (comp. N�meros 23:23).

III. EL AUMENTO DE LA IGLESIA ES UN ASUNTO DE PROMESA. ( Deuteronomio 1:11.) La promesa a Abraham de una innumerable simiente abrazada en su mayor importancia espiritual, no menos que lo natural, Israel, su simiente en Cristo ( Romanos 4:16; G�latas 3:7, G�latas 3:14, G�latas 3:16, G�latas 3:26, G�latas 3:29). (Cf. las promesas en Isa�as 53:10; Isa�as 54:1; Isa�as 60:1, con Daniel 2:35, Daniel 2:44; Mateo 8:11; Apocalipsis 7:9) .� JO

Deuteronomio 1:9-5

Divisi�n del trabajo.

(Cf. �xodo 18:13-2.) Una instancia de una buena idea

(1) sugerido,

(2) adoptada f�cilmente,

(3) generalmente aprobado de.

Nos recuerda que la divisi�n del trabajo es tan importante en el trabajo de la Iglesia como en las artes.

I. EL DESCONOCIMIENTO DE LA DIVISI�N DEL TRABAJO LLEVA A MALOS GRAVES.

1. El trabajo no es superado. "No se puede" ( Deuteronomio 1:9).

2. Los que tienen que hacerlo est�n muy sobrecargados. "Cumbrance", "load" ( Deuteronomio 1:12).

3. La energ�a se desperdicia en tareas subordinadas que podr�an aplicarse a un mejor prop�sito.

II LA ADOPCI�N DE LA DIVISI�N DE TRABAJOS ASEGURA VENTAJAS ANTERIORES.

1. Alivia las cabezas responsables.

2. Acelera los negocios y promueve el orden.

3. Asegura que el trabajo est� mejor hecho.

4. Utiliza variedades de talento.

Pero las partes deben estar tan dispuestas a cooperar como lo fueron aqu�.

III. JUSTO PARA ASEGURAR LAS VENTAJAS DE LA DIVISI�N DEL TRABAJO DEBE HABER UNA ORGANIZACI�N EFICIENTE. Cuando Mois�s se hizo cargo del nombramiento de asistentes, lo hizo a fondo ( Deuteronomio 1:15). El trabajo que cada uno debe hacer no debe dejarse al azar, ni a "entendimientos", ni a los gustos e inclinaciones de los individuos, sino que debe definirse definitivamente. Debe haber una organizaci�n y distribuci�n de tareas en un plan general que, si bien deja espacio para todos los grados de talento, asigna trabajo con vistas a las aptitudes que cada uno posee. Es caracter�stico del esquema de Mois�s:

1. Que aprovech� las instituciones existentes.

2. Que descansaba sobre una base amplia y popular; electiva ( Deuteronomio 1:13) .� J.O.

Deuteronomio 1:16, Deuteronomio 1:17

Juzgando

Las reglas aqu� establecidas, aunque principalmente aplicables en la administraci�n de la ley, son, en su esp�ritu y en su mayor parte en su carta, igualmente adecuadas para burlar nuestros juicios privados. Cristo condena la propensi�n a juzgar ( Mateo 7:1); pero su reprensi�n del esp�ritu censurador no debe interpretarse como una prohibici�n del encuadre de tales juicios sobre el car�cter, las acciones y las pretensiones de los dem�s, seg�n las circunstancias de nuestra posici�n lo hagan necesario. Todos los d�as de nuestra vida estamos llamados a formar y, con frecuencia, a expresar juicios sobre los hombres, medidas, causas, teor�as, disputas, propuestas; juicios en cuanto a lo verdadero y lo falso, lo correcto y lo incorrecto, sabio e imprudente, conveniente e inexperto. Se nos apelan los asuntos como individuos, o como parte de la comunidad general, sobre los cuales se solicita expresamente el juicio. Debemos juzgar que podemos saber c�mo actuar. Todo esto implica la posibilidad de juzgar precipitadamente; de juzgar con prejuicios y prejuicios; de juzgar para hacer mal a los individuos; de juzgar para da�ar la verdad y retrasar el progreso y la mejora. El texto nos ense�a, por el contrario:

I. QUE CAUSA, ANTES DE SER JUZGADO, DEBE SER ESCUCHADO JUSTO. �Cu�ntos juicios se pasan diariamente en total ignorancia de los hechos reales del caso, y sin ning�n intento de determinarlos, tal vez sin los medios para averiguarlos! Tales juicios son ipso facto injustos. Es solo por la m�s remota posibilidad de que puedan tener raz�n, y que su rectitud sea accidental no los justifica. Que los juicios se reserven para los casos en los que tenemos la oportunidad de una investigaci�n completa. Escucha a ambos lados y esc�chalos

(1) completamente,

(2) sinceramente, y

(3) pacientemente.

II QUE CAUSA, DESPU�S DE SER ESCUCHADO, DEBE HABER PASADO EL JUICIO SOBRE ELLOS CON ESTRICTA IMPARCIALIDAD. "No juzgues seg�n la apariencia", dijo Jes�s, "pero juzga el juicio justo", un ejemplo que ilustra esa visi�n m�s amplia de juzgar que estamos tomando aqu� ( Juan 7:24). La misma medida se debe impartir a todos. Debemos juzgar imparcialmente entre hermano y hermano, conciudadano y extranjero, rico y pobre, aplicando los mismos principios y est�ndares a cada caso, y teniendo en cuenta los m�ritos esenciales como lo �nico a considerar. Esta es la regla de la justicia, aunque todos sentimos lo dif�cil que es actuar de acuerdo con ella.

III. ESE JUICIO POR CAUSAS SE DEBE TENER SIN MIEDO. "No tengas miedo de la cara del hombre". (Cf. el elogio del Regente Morton sobre Knox: "Ah� est� el que nunca temi� la cara del hombre".) Incluso cuando solo se pronuncia el juicio interno, el miedo al hombre, o el deseo del favor del hombre, o el temor a lo temporal. Las consecuencias, a menudo conducen a una manipulaci�n de la convicci�n que lleva mucho tiempo, a decir y hacer lo que no aprobamos en el fondo. Este es el peor tipo de cobard�a.

IV. ESE JUICIO POR CAUSAS DEBE SER DADO BAJO EL DEBIDO SENTIDO DE RESPONSABILIDAD CON DIOS. "El juicio es de Dios". Los jueces son sus vicegerentes, derivan su autoridad de �l, expresan el juicio de su justicia, anticipan su propio juicio final y son responsables ante �l de la forma en que ejercen sus funciones. Todo juicio parcial, falso e insincero es una tergiversaci�n de esa verdad y rectitud que tienen su base en el propio ser de Dios.

V. QUE EN LAS CAUSAS DE LAS QUE NO PODEMOS PRONUNCIAR, EL JUICIO NO DEBE INTENTARSE. (Verso 17.) - J.O.

HOMILIAS POR R.M. EDGAR

Deuteronomio 1:1

La imparcialidad de Dios se reflejar� en los jueces de su pueblo.

En las siguientes Homil�as nos adherimos a la visi�n tradicional de la autor�a mosaica del libro, creyendo que los cr�ticos a�n no han aportado pruebas suficientes para apartarse de esa visi�n. Mois�s ingresa a sus direcciones en la tierra de Moab recapitulando los puntos m�s destacados del �xodo. La primera referencia notable es el nombramiento de los jueces. Las calificaciones y direcciones aqu� registradas est�n preparadas para arrojar una luz preciosa sobre el car�cter Divino. Aqu� d�jenos notar

I. No deb�a haber RESPETO DE LAS PERSONAS EN EL JUICIO. Y aqu� podemos citar una definici�n que nos ayudar� materialmente en este tema: "Por la palabra persona en la Escritura no significa un hombre, sino aquellas cosas en un hombre que, siendo visible a los ojos, generalmente concilian el favor, el honor y la dignidad o atraer el odio, el desprecio y la desgracia, como la riqueza, la riqueza, el poder, la nobleza, la magistratura, el pa�s, la elegancia de la forma, por un lado, y por el otro, la pobreza, la necesidad, el nacimiento ignorable, la desidia, el desprecio y similares." Por lo tanto, a estos jueces jud�os se les orden� que permitieran a Bone de estos accidentes personales influir en sus juicios en los casos que se les cometieron, pero que decidieran como asuntos de pura equidad.

II No hab�a NING�N TEMOR DE HOMBRE en sus juicios. Las consecuencias para ellos mismos no deb�an considerarse. Deb�an ser oficiales intr�pidos, representando al Alt�simo.

III. Vemos aqu� que CON DIOS NO PUEDE HABER RESPETO DE LAS PERSONAS Y NO TENER MIEDO AL HOMBRE. La estricta imparcialidad de Dios ha sido cuestionada si se aceptan representaciones de su procedimiento extra�das de la Palabra Divina. Ahora, todo el plan de salvaci�n por gracia parece favoritismo y parcialidad. �Cu�l es el significado de "gracia"? Sin duda un favor libre e inmerecido. Si, entonces, la salvaci�n es por gracia ( Efesios 2:8), �no debe Dios ser responsable del cargo de parcialidad? Tal, al menos, es el razonamiento de algunos en inter�s de ciertos sistemas. Pero cuando se analiza el asunto m�s de cerca, encontramos que la salvaci�n por gracia gratuita es la evidencia m�s concluyente de la imparcialidad de Dios. Realmente est� diciendo a todos los hombres: "A menos que renuncien a la idea de recomendarse a m� mismos; a menos que renuncien a la idea de alg�n reclamo especial en su ser o su vida sobre m�; a menos que, en una palabra, dejen de lado la fantas�a que debes ser tratado parcial y excepcionalmente, que es todo el significado de la justicia propia, no puedo salvarte ". Esto es imparcialidad por excelencia; y esta es exactamente la posici�n de Dios al ofrecer salvaci�n a los hombres. Todos los que rechazan la salvaci�n realmente se niegan a ser tratados de manera imparcial, y claman por una consideraci�n excepcional por alg�n m�rito imaginado. Los rechazados al final ser�n aquellos que quer�an favoritismo, pero dejaron de lado la gracia gratuita. La l�nea de pensamiento que se abre aqu� puede llevarse a cabo de manera rentable.

Versículos 19-46

EXPOSICI�N

Deuteronomio 1:19-5

Aqu� Mois�s pasa de los jueces a la gente en general; desde acusar a los funcionarios de juzgar con rectitud, hasta recordarle a la gente que tambi�n hab�an recibido de �l mandamientos que ten�an que obedecer. Las "cosas" a las que se hace referencia son los mandatos especificados en �xodo 21:1; etc; o simplemente las instrucciones mencionadas en los versos anteriores. Dios hab�a llamado a los israelitas a salir de Egipto para que subieran de inmediato a Cana�n, y Mois�s hab�a hecho todo lo necesario para esto. Pero hab�an sido rebeldes y se hab�an opuesto a los mandamientos de Dios, lo que tuvo como consecuencia que se les hizo experimentar varias pruebas, especialmente para vagar por casi cuarenta a�os en el desierto, de modo que de los que salieron de Egipto solo dos tuvieron el privilegio para ver la tierra prometida. Las palabras de Mois�s en esta secci�n complementan y completan la narraci�n en N�meros 13:1 .; pero las palabras son aquellas, no de un compilador, sino de uno que hab�a sido testigo de todo lo que narra.

Deuteronomio 1:19-5

Ese gran y terrible desierto: el desierto que forma el lado occidental de la Stony Arabia. Lleva ahora el nombre de Et-Tih, es decir, The Wandering, un nombre "indudablemente derivado de los vagabundeos de los israelitas, cuya tradici�n se ha transmitido a lo largo de un per�odo de tres mil a�os. Es un pa�s pastoral; no apto como entero para cultivo, por su escaso suelo y escasez de agua ". En la parte norte, especialmente el pa�s es accidentado y desnudo, con vastas extensiones de arena, sobre las cuales la ardiente simoom a menudo se extiende (ver Deuteronomio 1:1). Este desierto que hab�an visto, conocido y experimentado, en contra de su experiencia, hab�a sido tal que el distrito por el que hab�an sido condenados a deambular les parec�a terrible. Pasando por el camino de los amorreos, como se les hab�a ordenado ( Deuteronomio 1:7), llegaron a Kadesh-barnea (ver N�meros 12:16). Su descontento se solt� m�s de una vez, antes de llegar a este lugar (ver N�meros 11:1; N�meros 12:1); pero Mois�s, en esta recapitulaci�n, pasa por alto estas instancias anteriores de su rebeld�a y se apresura a recordarles la rebeli�n en Cades ( N�meros 13:1; N�meros 14:1), porque fue Esto llev� a que la naci�n estuviera condenada a vagar por el desierto hasta que la generaci�n que sali� de Egipto hubiera muerto. Fue a trav�s de la fe en Dios que Cana�n fue ganada y ocupada por Israel; pero les faltaba esta fe, y por eso se quedaron cortos de lo que Dios les hab�a convocado, alcanzar. Por lo tanto, cuando llegaron a las fronteras de la Tierra Prometida, y las colinas de Cana�n estaban ante sus ojos, y Mois�s les dijo, en nombre de Dios: Suban, posean ("asyndeton emphaticum", Michaelis), se quedaron atr�s y propusieron que enviaran hombres para inspeccionar la tierra y presentar un informe al respecto. Esto fue aprobado por Mois�s; pero cuando los esp�as regresaron y dieron su informe, la gente se desanim� y se neg� a subir. Fueron as� rebeldes contra el mandamiento (literalmente, la boca, la voluntad expresa) de Jehov� su Dios; y no solo as�, sino que con se�al de ingratitud e impiedad murmuraron contra �l, y atribuyeron su liberaci�n fuera de Egipto al odio de Dios hacia ellos, para que pudiera destruirlos (ver N�meros 13:1, a lo que la narraci�n aqu� corresponde).

Deuteronomio 1:27

Murmuraron en sus tiendas; una alusi�n a lo que est� registrado en N�meros 14:1, etc. Mois�s se dirige a la gente con �l como si hubieran sido las partes que se rebelaron y murmuraron en Cades, aunque toda esa generaci�n, excepto �l mismo, Joshua, y Caleb hab�a perecido. Esto lo hace, no solo por la solidaridad de la naci�n, sino tambi�n porque podr�a sugerirles la posibilidad de que el mismo esp�ritu maligno a�n pueda acechar entre ellos y, en consecuencia, la necesidad de estar en guardia para evitar que alcance .

Deuteronomio 1:28

Nuestros hermanos han desanimado nuestro coraz�n; literalmente, el odio derretido o hecho fluir por nuestro coraz�n (????????, Hiph. cf ?????, fluir o derretirse), nos ha hecho desmayar. Las ciudades son grandes y amuralladas al cielo; literalmente, son grandes y fortificados en los cielos. Para su imaginaci�n excitada, los muros y las torres de las ciudades parec�an llegar al cielo; as� que cuando los hombres dejan de tener fe en Dios, las dificultades parecen insuperables y el poder del adversario se exagera hasta que el coraje se paraliza y la desesperaci�n elimina la esperanza. Hijos de los Anakims; en otro lugar ( N�meros 13:22; Josu� 15:14; Jueces 1:20) hijos o hijos del 'Anak. 'Anak originalmente pudo haber sido el nombre propio de un individuo, pero aparece en la Biblia m�s bien como la designaci�n de la tribu. Es la palabra para cuello, y esta raza, que eran hombres fuertes y poderosos, o su progenitor, puede haber sido notable por el grosor del cuello; esto, al menos, es m�s probable que el nombre que obtuvieron del cuello (Gesenius), porque un cuello largo generalmente se asocia con debilidad en lugar de fuerza. Algunos han supuesto que los Anakim fueron originalmente Cushitas; pero el origen de la tribu est� involucrado en la oscuridad.

Deuteronomio 1:29-5

Mois�s se esforz� por despertar el colapso de la gente y persuadirlos para que subieran record�ndoles que Dios, que estaba con ellos, ir�a antes que ellos y que pelear�a por ellos como lo hab�a hecho antes; pero sin �xito, de modo que Dios se enoj� con ellos y les prohibi� la entrada a Cana�n. Esto no se menciona en N�meros, probablemente porque la apelaci�n de Mois�s no tuvo �xito. Toda esa generaci�n estaba destinada a caer en el desierto, excepto Caleb y Joshua; solo sus hijos deben ingresar a la Tierra Prometida.

Deuteronomio 1:29, Deuteronomio 1:30

Mois�s exhorta a la gente a no tener miedo, como si tuvieran que enfrentarse a estos terribles enemigos �nicamente con sus propias fuerzas; porque Jehov� su Dios estaba con ellos e ir�a delante de ellos, como hab�a ido antes que ellos hasta ahora, para protegerlos y derribar a sus enemigos.

Deuteronomio 1:31

No solo en el Mar Rojo apareci� Dios para la defensa de su pueblo y la incomodidad de sus enemigos, sino tambi�n en el desierto, que hab�an visto (como en Deuteronomio 1:19), donde (??????, el�pticamente para ?????? ???) Jehov� su Dios los dio a luz como un hombre lleva a su hijo, sosteni�ndolos, atendi�ndolos, apoy�ndolos y llev�ndolos sobre dificultades (comp. N�meros 11:12, donde ocurre una figura similar; ver tambi�n Isa�as 46:3, Isa�as 46:4; Isa�as 63:9, etc .; Salmo 23:1.).

Deuteronomio 1:32, Deuteronomio 1:33

Sin embargo, en esto no hab�is cre�do al Se�or tu Dios; literalmente, con esta cosa [o con esta palabra] no cre�as en Jehov� tu Dios. El hebreo ?????, como el griego ????, significa cosa o palabra. Si se adopta la representaci�n anterior aqu�, el significado ser�, a pesar de este hecho del que ha tenido experiencia, a saber. c�mo Dios se ha interpuesto para tu protecci�n y liberaci�n, todav�a eras incr�dulo en �l. Si se adopta la �ltima interpretaci�n, el significado ser�: a pesar de lo que te dije, permanecer�as incr�dulo, etc. Esta �ltima parece ser el significado m�s probable. En el texto hebreo hay una fuerte parada (athnach) despu�s de esta palabra, como si una pausa de asombro siguiera a este enunciado. �A pesar de esta palabra, es extra�o decirlo! no cre�an, etc. El participio ("creer") tiene la intenci�n de indicar la continuaci�n de esta incredulidad. As� tambi�n en Deuteronomio 1:34, se usa la forma de participio: "qui�n iba en el camino antes que usted", para indicar que no una y otra vez, sino continuamente, el Se�or fue antes que ellos; y esto hizo que el pecado de su incredulidad fuera a�n m�s marcado y agravado. (Para el hecho aqu� mencionado, ver �xodo 13:21, etc .; N�meros 9:15, etc .; N�meros 10:33-4.)

Deuteronomio 1:34

Y el Se�or escuch� la voz de tus palabras, y se enoj�, y juro, etc. (comp. N�meros 14:21-4).

Deuteronomio 1:35, Deuteronomio 1:36

Eran todos, toda la generaci�n de ellos, malvados, y por lo tanto, ninguno de ellos deber�a ver la buena tierra que Dios hab�a prometido a sus padres, con la excepci�n de Caleb, que hab�a seguido completamente al Se�or, hab�a permanecido firme y fiel. mientras que los dem�s se cayeron. Joshua tambi�n estaba exento de esta condena; pero antes de mencionarlo, Mois�s se refiere a s� mismo como tambi�n habiendo ca�do bajo el desagrado divino.

Deuteronomio 1:37

El Se�or se enoj� conmigo tambi�n por ti, diciendo: T� tampoco entrar�s all�. Esto debe considerarse entre par�ntesis, ya que lo que �l menciona aqu� con respecto a s� mismo ocurri�, no en el momento de la rebeli�n en Kadesh, sino en el momento de la segunda llegada de la gente a ese lugar, muchos a�os despu�s. Esta referencia entre par�ntesis a s� mismo probablemente fue incluida por Mois�s con el prop�sito de prepararse para lo que estaba a punto de decir respecto a Joshua, en quien la gente encontrar�a un l�der despu�s de que �l mismo se fuera. Cabe se�alar tambi�n que Mois�s distingue entre la ira del Se�or contra �l y la ira que estall� sobre el pueblo, una distinci�n que se conserva adecuadamente en la versi�n autorizada por las palabras "estaba enojado" (????) y "fue enojado "(?????). Por tu bien; m�s bien, por tu culpa, por tu acento. La palabra hebrea (?????) proviene de una ra�z que significa rodar, y significa principalmente un giro en los eventos, una circunstancia, una ocasi�n o raz�n. Mois�s les recuerda a los israelitas que la mala conducta del pueblo fue lo que llev� a que Dios se enojara tambi�n con �l (ver N�meros 20:7, etc .; comp. Salmo 106:32, Salmo 106:33).

Deuteronomio 1:38

Aunque la generaci�n rebelde iba a perecer, y a Mois�s no se le deb�a permitir entrar a Cana�n, Dios no se apartar�a de su promesa, sino que, por otro l�der, llevar�a al pueblo a la herencia que hab�a jurado a sus padres que les diera. (Para conocer el nombramiento y la instalaci�n de Joshua, vea N�meros 27:15-4.) Que est� delante de ti; es decir, ser su ministro o servidor ( �xodo 24:13; �xodo 33:11; N�meros 11:28; comp. para el significado de la frase Deuteronomio 10:8; Deuteronomio 18:7; Daniel 1:5). Animarlo; literalmente, fortif�quelo (comp. Deuteronomio 3:21, Deuteronomio 3:22; Deuteronomio 31:7, Deuteronomio 31:8). Heredarlo el "it" se refiere de nuevo a Deuteronomio 1:35, "esa buena tierra". En Deuteronomio 1:8 y Deuteronomio 1:21, se habla de la tierra como pose�da por los israelitas; aqu� se habla de ser heredado por ellos. El primero hace referencia a que tienen que arrebatar la tierra por la fuerza de los cananeos (??????, ocupar por la fuerza, desposeer; cf. Deuteronomio 2:12, Deuteronomio 2:21, Deuteronomio 2:22, donde el verbo es, en la versi�n autorizada, traducido por "destruir"); este �ltimo hace referencia a que recibieron la tierra como herencia (?????) de Dios, quien, cuando se dividi� entre las naciones su herencia, asign� Cana�n a los hijos de Israel ( Deuteronomio 32:8). "Joshua el ejecutor de la herencia" (Schroeder).

Deuteronomio 1:39

Solo entre los j�venes de esa generaci�n se deber�a dividir la herencia, ya que no ten�an parte en la rebeli�n de sus mayores. Tus peque�os es decir, los ni�os comienzan a caminar (???, de ????? mo, a tropezar, a dar pasos cortos y r�pidos). Y sus hijos, ni�os y ni�as, que en ese d�a no ten�an conocimiento entre el bien y el mal; m�s bien, de quienes [ustedes dijeron] no conocen hoy el bien y el mal. Los hebreos sol�an expresar la totalidad o la universalidad al especificar opuestos contradictorios, como, p. grande y peque�o ( 2 Cr�nicas 34:30), maestro y erudito (Mal 2: 1-17: 20), libre y atado ( Apocalipsis 13:16; Apocalipsis 19:18) , c�llate e izquierda ( Deuteronomio 32:36, donde ver nota; 1 Reyes 14:10), etc. En consecuencia, cuando el bien y el mal se enfrentan, la noci�n de totalidad o universalidad es expresado. Por lo tanto, cuando Lab�n y Betuel le dijeron al siervo de Abraham "No podemos hablarte malo o bueno" ( G�nesis 24:50), el significado es, no podemos decir nada en absoluto. Absalom le habl� a Amn�n "ni bueno ni malo" ( 2 Samuel 13:22); es decir, no le dijo nada. La mujer de Tecoa le dijo a David: "Como un �ngel de Dios, tambi�n mi se�or el rey debe discernir lo bueno y lo malo" ( 2 Samuel 14:17); es decir, no hay nada que el rey no sepa: su conocimiento es universal. Por lo tanto, conocer el bien y el mal lleg� a significar ser inteligente, y no conocer el bien y el mal para no ser inteligente, como es un beb�. Los ni�os aqu� mencionados no sab�an nada y, en consecuencia, no pod�an ser considerados moralmente responsables; comp. Isa�as 7:15; Homero, 'Odisea', 18.228�

???? ??????????? ?? ??? ?????? ????? ? ? ??? ?????? ??

Deuteronomio 1:40

Se recuerda la orden de ir al monte de los amorreos ( Deuteronomio 1:7), y se les ordena que se vayan al desierto y sigan por el camino que conduce al Mar Rojo (configuraci�n. N�meros 14:25).

Deuteronomio 1:41-5

La gente, horrorizada ante la perspectiva de otra estad�a en el desierto, a�n rebelde y desobediente al mandato de Dios, aunque profesaba penitencia, determin�, a pesar de la prohibici�n directa de parte de Dios por parte de Dios, subir y forzar su camino hacia Cana�n; pero fueron castigados por su presunci�n al ser completamente derrotados y puestos en fuga por los amorreos (comp. N�meros 14:40-4).

Deuteronomio 1:41

Hemos pecado; en N�meros simplemente se dice que "la gente lloraba mucho" (se lamentaba, ????????????); pero esto no es incompatible con la declaraci�n aqu� de que confesaron sus pecados; el que naturalmente acompa�ar�a al �ter. Su confesi�n, sin embargo, fue solo de palabra; su conducta demostr� que no era sincero. En N�meros (xiv. 44) se dice: "Presumieron subir"; Aqu� se dice (vers�culo 41): Estaban listos para subir, m�s bien, actuaban despreocupadamente con ligereza o remache. solo, para subir. El verbo aqu� (???????????) aparece solo en este lugar, y tiene un significado dudoso. Los Rabbins lo comparan con el ????, �nosotros! aqui estamos! de las personas en N�meros 14:40. Es el hiph. de ????, que se supone que es el mismo que el �rabe, ver palabra �rabe, para ser ligero, f�cil; y de aqu� se deduce el significado, "subiste sin prestar atenci�n. Ninguna de las versiones antiguas, sin embargo, da este significado. La LXX. ???? (y ustedes comenzaron a ascender); sir�aco, ver palabra �rabe, (y ustedes se incitaron a subir).

Deuteronomio 1:42

Mois�s, por orden de Dios, advirti� a la gente que, si presum�an de ascender, deb�an ir sin su protecci�n, y as� ciertamente caer�an ante sus enemigos.

Deuteronomio 1:43

En vano se les advirti� as�. Mois�s les habl� como Dios lo orden�, pero no se dejaron convencer. Fui presuntuosamente; m�s bien, actu� insolentemente y subi�; margen, versi�n autorizada, "Ustedes fueron presuntuosos y subieron" El verbo aqu� (??????, de ????, hervir) significa tr�pico, actuar con orgullo, arrogante, insolentemente (comp. Nehem�as 11:29, Versi�n autorizada , "trat� con orgullo").

Deuteronomio 1:44

Los amorreos, para los cananeos en general; En N�meros, los Amalecitas se mencionan especialmente por unirse con los Amorreos para castigar a los Israelitas. Estas tribus descendieron de la cordillera m�s alta a la altura m�s baja que los israelitas hab�an ganado, y los condujeron con una gran matanza hasta Hormah, en Seir, persigui�ndolos como lo hacen las abejas, que persiguen con gran ferocidad a quienes los molestan. Hormah (Ban-place), cuyo nombre anterior era Zephath ( Jueces 1:17), era una ciudad real de los cananeos, tomada por los israelitas hacia el final de sus andanzas, y colocada por ellos bajo un prohibici�n ( N�meros 21:1, etc.), prohibici�n que se ejecut� completamente solo en el tiempo de los jueces. Es aqu� y en otro lugar llamado Hormah por anticipaci�n. El antiguo nombre de Zephath parece haber sobrevivido al que le dieron los israelitas en nombre de Sebaita o Sepata, la forma �rabe de Zephath, el nombre de un mont�n de ruinas en la ladera occidental de la meseta rocosa de la monta�a Rakhmah, aproximadamente dos horas y medio al suroeste de Khalasa. Esta es una identificaci�n m�s probable que la de Robinson ('Res.,' 2.18), quien encuentra a Hormah en el desfiladero rocoso de Es-Sufah, un lugar improbable para una ciudad de la importancia de Zephath.

Deuteronomio 1:45

Volviste; es decir, ya sea a Cades, donde Mois�s hab�a permanecido, o desde su actitud rebelde y desafiante hacia una de aparente sumisi�n y contrici�n, o la frase completa, "Volviste y lloraste", puede significar simplemente que lloraron nuevamente, como en N�meros 11:4, donde se usan las mismas palabras. Y llor�. Lloraron su desgracia y se quejaron por ello (comp. Por el significado de la frase, N�meros 11:4, N�meros 11:18, N�meros 11:20). Ante Jehov�; es decir, antes del tabern�culo o santuario (comp. Jueces 20:23, Jueces 20:26). Su duelo no era el verdadero arrepentimiento y, por lo tanto, el Se�or no los escuchaba ni prestaba atenci�n a sus lamentos (comp. Proverbios 1:24, etc.).

Deuteronomio 1:46

Era innecesario que Mois�s le dijera a la gente el tiempo preciso que resid�an en Cades despu�s de esto, porque eso era bien conocido por ellos; �l, por lo tanto, se contenta con decir que permanecieron all� mientras permanecieron (comp. para una expresi�n similar, Deuteronomio 9:25). No se puede determinar cu�nto tiempo permanecieron all�, ya que la expresi�n, muchos d�as, es totalmente indefinida.

HOMIL�TICA

Deuteronomio 1:19-5

Enviando a los esp�as.

Este p�rrafo contiene una breve revisi�n de los eventos que se registran en N�meros 13:1; N�meros 14:1. Israel hab�a abandonado el desierto de Sina�; la nube ahora descansaba en el desierto de Paran. En este punto, no estaban muchos d�as de viaje desde la tierra prometida. Pero parece que no les gustaba entrar y tomar posesi�n de la tierra sin m�s informaci�n de la que a�n pose�an en cuanto a su accesibilidad y su aptitud para su hogar permanente. Entonces propusieron que se enviaran esp�as con anticipaci�n. Suponemos que, por deseo del pueblo, Mois�s pidi� consejo al Se�or y, en consecuencia, le pidi� que accediera a su pedido. Doce hombres fueron enviados. Diez trajeron un informe malvado de la tierra; solo dos estaban llenos de coraz�n y esperanza, fuertes en la fe, dando gloria a Dios. Los n�meros ten�an m�s peso que valor. El informe de diez llev� el de dos. La gente no le creer�a al Se�or. Dijeron en su incredulidad: "Hagamos un capit�n y regresemos a Egipto", e incluso ( Nehem�as 9:17) "design� un capit�n para que volviera a su esclavitud". Y una mirada triste y triste arroja Mois�s sobre el pecado de ese tiempo. Echemos un vistazo tambi�n. Nos esforzaremos por reunir una estimaci�n real del curso que tom� Israel, teniendo cuidado, a medida que avanzamos, para ver hasta qu� punto los incidentes registrados aqu� transmiten instrucciones a muchos cuyos sentimientos son an�logos a los de ellos. Al estimar este caso, veamos -

I. EN EL CURSO ISRAEL TOM� ENVIANDO A LOS ESP�AS.

1. Fue innecesario. Porque hab�an sido redimidos por una mano fuerte y por un brazo extendido de la esclavitud y la degradaci�n de Egipto; su liberaci�n hab�a sido efectuada para ellos por el amor libre, el cuidado espont�neo y la providencia vigilante de Dios. Seguramente no deber�a haber sido dif�cil argumentar de esta manera: "El que nos ha mostrado una misericordia tan maravillosa no nos querr� hasta el final". Seguramente no era necesario enviar exploradores a Cana�n para examinar la tierra que ten�an delante. �Un cuidado m�s sabio y mejor que el de ellos lo hab�a hecho por ellos, y no ten�an m�s necesidad de enviar a espiar la tierra que enviar pioneros para abrirse paso en las profundidades! Pero, reprendiendo as� a Israel, �no estamos realmente reprendi�ndonos a nosotros mismos? Tenemos que pensarnos en un rescate, ante el cual el de Israel se desvanece en la nada. �Y c�mo se ha efectuado nuestro rescate en Cristo? �Por nuestro poder o habilidad? No, pero por una sabidur�a, poder y amor, que en uni�n bendita se combin� en la cruz de Cristo para salvarnos. No es, entonces, la inferencia m�s que justificada, "El que no escatim�", etc. Pero si es as�, �por qu� debemos esforzarnos para perforar la penumbra que se cierne sobre nuestro curso futuro? No necesitamos pronosticar infielmente.

2. Fue indeseable, y eso por varios motivos.

(1) Estaba obstaculizando manifiestamente su marcha.

(2) Se enfrentaron a la perspectiva de una acumulaci�n de dificultades que vendr�an solo una a la vez.

(3) Israel por lo tanto oscureci� el presente al entrometerse en el futuro. As� es ahora. "Suficiente hasta el d�a es su maldad". Nuestro curso diario, con sus comodidades y cuidados mezclados, puede ser tan pac�fico si con calma le dejaremos el futuro al que lo sabe y lo planea todo; pero si nosotros, con nuestra previsi�n corta y nuestra poca fuerza, presentaremos tontamente ante nosotros en una combinaci�n desconcertante todas las dificultades que vendr�n solo una por una; si pensamos y hablamos como si nuestro Dios nos dejara en paz cuando vinieran, lo deshonraremos y sombrearemos el presente anticip�ndonos al futuro.

II MIREMOS LA CONCLUSI�N A LA QUE ISRAEL VINO SOBRE EL INFORME DE LOS ESP�AS. Decidieron regresar y regresar a Egipto, y designaron un capit�n para que los guiara. Era unilateral, olvidadizo, desagradecido y ruinoso.

1. Era unilateral. Es cierto que los hijos de Anak estaban en el camino. �Pero qui�n estaba por encima de todos ellos? Vea la presentaci�n del caso de Caleb, en N�meros 14:6-4.

2. Fue olvidadizo porque no fue el hecho de que todos estos enemigos estuvieran en la tierra nombrados expl�citamente en una de las primeras promesas ( �xodo 3:17); �Y no hab�a prometido Dios expulsarlos?

3. Fue ingrato. Despu�s de todo el amor que se les hab�a mostrado, �c�mo pod�an hacerlo de ese modo?

4. Era ruinoso (ver N�meros 4:33-4; Deuteronomio 1:32-5). Pero, �no hay ahora algunos que comienzan de manera justa en la raza cristiana, o parecen hacerlo, y sin embargo, quienes, cuando alguna dificultad los encuentra o los amenaza, se vuelven piratas y se van (cf. Mateo 13:20, Mateo 13:21)? Tampoco podemos descuidar con seguridad la advertencia consecuente sobre este incidente dada en Hebreos 3:4. Renunciar al liderazgo de Cristo debido a dificultades presentes o inminentes ser� mucho m�s gravemente pecaminoso de lo que fue para Israel proponer renunciar al liderazgo de Mois�s. Los cuatro puntos mencionados anteriormente se aplicar�n tambi�n aqu�. Ser�:

1. Unilateral. Supongamos que, a medida que intentamos mirar hacia el futuro, se presentan posibles o incluso ciertas dificultades, �no deber�amos recordar que con la demanda de la fuerza habr� fuerza para satisfacer la demanda? �Por qu� mirar a uno sin mirar al otro?

2. Ser� olvidadizo. �Para qu� son las palabras de la Sagrada Escritura? �Qu� se nos pide que esperemos? �Alguna vez nos han dicho que debemos tener un camino suave en la vida? �Nunca hemos le�do que "a trav�s de mucha tribulaci�n debemos entrar al reino?" �No hemos le�do que debemos esperar ser "participantes" de los sufrimientos de Cristo?

3. Ser� ingrato. �No nos recorri� nuestro Salvador un camino espinoso? �Y no tenemos que volver a caminar por un camino espinoso para �l? �Tenemos la intenci�n de pagar la pena y la sangre del Calvario?

4. Ser� ruinoso si volvemos. Las dificultades que buscamos evitar se multiplicar�n por cien. La facilidad con la que nos asegurar�amos no ser� nuestra. Mientras que, en lugar de tener que conquistar a los hijos de Anak, tendremos que encontrar la condena de nuestro Salvador y Se�or. Sigamos adelante con el resto que queda. �En! por honor lo exige. �En! porque la gratitud lo requiere. �En! por amor, amor infinito, lo espera. �En! solo un paso a la vez, y si aparece el gigante Anakim, el Se�or luchar� por nosotros. �En! y si llegamos a los muros de Jeric�, la trompeta de la fe los llevar� al suelo. �En! �y el Se�or de la tierra te enviar� muchos racimos de uvas para que te muestren su riqueza y para que pruebes sus frutos antes de entrar all�! �Conf�en en su Dios, pueblo, sigan al Se�or completamente, y no todos los poderes de la tierra o el infierno los mantendr�n alejados del descanso prometido!

Deuteronomio 1:32-5

Las graves consecuencias de la incredulidad.

Mois�s ensaya al escuchar a Israel la extra�a historia de "sus modales en el desierto", y les recuerda c�mo su incredulidad hab�a provocado la ira del Se�or y hab�a privado a un gran n�mero de ellos del resto que esperaban disfrutar. No debemos perder la forma de aplicar esto a los usos actuales. El Esp�ritu Santo, por boca de David, renueva la voz de advertencia. El escritor de la Ep�stola a los Hebreos, tanto por argumento como por exhortaci�n, repetidamente dice: Presta atenci�n para que no te ocurra un mal ( Hebreos 3:7; Hebreos 4:1). De donde observar

I. AQU� HAY UN HECHO OBSERVABLE QUE DEBE TENERSE EN CUENTA: a saber. Aparentemente, los arreglos divinos fallan en su fin por la mala conducta del hombre.

1. Dios hab�a hecho provisi�n para asegurar la entrada de Israel a su tierra. Temprano se hab�a hecho la promesa. Los patriarcas esperaron larga y pacientemente su cumplimiento ( Hebreos 11:13). Dios hab�a vigilado las andanzas de su pueblo. Los contempl� en Egipto. Cuando lleg� el momento de liberarlos, Mois�s estaba cerca. Israel tuvo que quedarse quieto y ver la salvaci�n del Se�or, una y otra vez. La ley fue dada por el Sina�. Man� descendi� del cielo. El agua brot� de la roca. La columna de fuego y de nubes era su guardia, luz o sombra. Sab�an lo que Dios pretend�a hacer por ellos. La promesa fue clara; las condiciones eran claras; las advertencias fueron solemnes; Las amenazas fueron terribles. Ninguna excusa de ignorancia puede ser suplicada por la gente. Todav�a:

2. Todos fueron insuficientes para evitar su deserci�n del coraz�n de Dios. Perpetuamente dudaban de Dios. "Diez veces" � ( N�meros 14:22). La incredulidad condujo al estallido de la lujuria. Perdieron la promesa; y de los muchos miles que partieron para Egipto, solo dos sobrevivieron para entrar a Cana�n. "Entonces vemos que no pudieron entrar por incredulidad".

II HAY GRAN PELIGRO A MENOS QUE EL PARALELO ENTRE NOSOTROS MISMOS E ISRAEL, YA VISTO EN MAYOR MISERICORDIA, DEBE SER VISTO DE NUEVO EN UNA RUINA M�S GRANDE. Ya hay un paralelo en la misericordia.

1. Existe un acuerdo completo para satisfacer todas nuestras necesidades en el camino hacia un descanso m�s noble.

2. Al pisar el camino, tenemos un l�der mucho mejor que Mois�s.

3. Tenemos una luz mucho m�s clara que la que ten�a Israel.

4. Tenemos promesas m�s completas y ricas.

5. Tenemos un descanso mucho m�s alto a la vista.

6. A lo largo del camino habr� demandas sobre nuestra fe.

7. Existe un peligro desde adentro, no sea que desconfiemos de Dios.

�No somos conscientes de tal peligro? Nuestros corazones son pecaminosos y predispuestos a dudar. Hemos dudado mucho de Dios, y por eso lo hemos perjudicado en tiempos pasados. Tal incredulidad puede tomar o puede haber tomado la forma de presunci�n o de desesperaci�n. Para una ilustraci�n de la primera, vea la siguiente Homil�a. El �ltimo tipo de incredulidad puede variar casi indefinidamente. Los hombres pueden dudar

(1) el poder de Dios para llevarlos al resto; o

(2) la voluntad de Dios para hacerlo; o

(3) la disposici�n de Dios para llevarlos al resto, sin cuestionar su cuidado por los dem�s; o incluso pueden llegar a dudar

(4) si las promesas del resto son Divinas;

(5) si hay alg�n descanso como el prometido; e incluso

(6) si hay alg�n Dios de promesa.

Cualquiera que sea la forma que pueda asumir una incredulidad desesperada, el mal de ella es suficientemente manifiesto. Es el mayor deshonor que podemos arrojar sobre Dios, permitir que el pensamiento gane el dominio, que nos arrojemos aqu� sin que se revele ning�n destino seguro de bendici�n, o sin ninguna certeza de alcanzar que se d� a conocer. Adem�s, la duda impide el trabajo; se paraliza Dudar de Dios da rienda suelta a cada lujuria.

8. Y a menos que "prestemos atenci�n", si sufrimos dudas para obtener el dominio, como Israel perdi� su descanso, perderemos el nuestro. �Qu� descanso presente podemos tener mientras la incredulidad tiene la ventaja? La duda es esencialmente malestar. �C�mo podemos disfrutar de un descanso futuro? �Qu� simpat�a podemos tener con Dios? Adem�s, Dios declara: "No entrar�n en mi descanso". En ese descanso celestial, nadie puede compartir ni compartir� quienes no creen impl�citamente en la promesa y obedezcan fielmente el precepto.

9. Y cu�nto m�s serio ser� jugar con Cristo, que despreciar a Mois�s ( Hebreos 10:28) Pero hay un lado muy brillante en este tema. Mientras que la incredulidad nos excluir� del cielo, �nada m�s lo har�! �Nada puede excluirnos del cielo sino dudar de Dios! La pobreza no puede. La persecuci�n no puede. El reproche no puede. La oscuridad no puede. Nadie jam�s se hundir� si conf�a en su Dios. Vea a ese creyente joven y d�bil que le ha dado la espalda al mundo y ponga su rostro hacia el cielo. Mil dificultades se erizan en todas las direcciones. Pero se encuentra con todos ellos, diciendo: "Dios me llam�, Dios me ayudar�, Dios me guiar�, Dios me proteger�".

"Un santo d�bil ganar� el d�a, �aunque la muerte y el infierno obstruyan el camino!"

S�, aun as�! "Los que me honran", dice Dios, "los honrar�". Pero, �no debemos mirar al que despert� nuestra fe para sostenerla? A�n as�. Alguna vez tenemos que decir: "Da lo que mandas y luego ordena lo que quieras". "Se�or, creemos; ayuda nuestra incredulidad". �Y no hay suficiente revelaci�n de Dios y de su maravilloso amor en Cristo como para poner a volar todas las dudas, cuando todo lo que Dios es para nosotros es depositado en nuestros corazones por el Esp�ritu Santo? Aqu�, de hecho, hay una fuerza aceleradora, inspiradora y sustentadora, de la que Israel sab�a poco o nada. "Mayor es el que es para nosotros que todos los que est�n contra nosotros". "El que no escatim� ni a su propio Hijo, sino que lo entreg� por todos nosotros, �c�mo no nos dar� tambi�n con �l todas las cosas?" Dudemos de nosotros mismos tanto como lo hagamos, pero nuestro Dios y Salvador, nunca. �l ha dicho: "Nunca te dejar� ni te abandonar�". "�Ha dicho �l, y no lo har�? �Ha hablado, y no lo har� bueno?"

Deuteronomio 1:41-5

Forzado de vuelta!

En el p�rrafo anterior tuvimos una ilustraci�n de incredulidad al dudar de la promesa de Dios, y del efecto de esa incredulidad al excluirnos del descanso prometido. Aqu� tenemos una ilustraci�n de una incredulidad similar que trabaja precisamente en la direcci�n opuesta; como Israel tem�a subir a pesar de la promesa de Dios, ahora los encontramos resolviendo subir a pesar de la prohibici�n de Dios, "actuar", como un expositor, "en desprecio de la amenaza, como lo hab�an hecho antes". en desprecio de la promesa, como gobernada por un esp�ritu de contradicci�n ". Los puntos en la historia que deben tenerse en cuenta son estos.

1. Como los hombres de esa generaci�n (dos solo exceptuados) no pudieron ingresar a Cana�n, tienen que vagar por el desierto durante cuarenta a�os.

2. Se rebelan contra este arreglo Divino, aunque nosotros, que a esta distancia de tiempo "vemos el fin del Se�or", podemos percibir cu�nta misericordia hab�a en �l.

3. Hab�a un corto camino a Cana�n, a trav�s de una regi�n monta�osa, que para el juicio humano parecer�a preferible a una "marcha muy errante".

4. En esta ruta, los enemigos seguramente atacar�an: amorreos, amalecitas, etc.

5. Israel hizo a la ligera estas dificultades.

6. Dios les prohibi� subir. Mois�s los prohibi�. El arca no fue movida de su lugar en el campamento.

7. La gente estaba decidida a subir, desafiante, insolente (Gesenius, sub verbo).

8. Pagaron caro su presunci�n. Fueron obligados a retroceder.

9. Se afligieron y lloraron por su desilusi�n.

10. Ese llanto que Dios no tiene en cuenta. "Las l�grimas de descontento deben llorar nuevamente". Como hab�an descubierto antes la locura de desconfiar de la fuerza de Dios, �ahora ten�an que lamentarse por la inutilidad de presumir por s� mismos! No podemos estar equivocados al seguir la ense�anza apost�lica al considerar la esperanza de Cana�n de Israel como un tipo de "descanso" superior que "permanece para el pueblo de Dios" (cf. Hebreos 4:1).

I. LA LEY DE LOS ANTIGUOS EST� EN VIGOR TODAV�A, QUE LOS NO CREYENTES NO ENTRAR�N EN DESCANSO. Esta es la ense�anza, bajo formas variadas, de una peque�a parte del Antiguo Testamento y del Nuevo. Podemos investigar, si lo deseamos, la filosof�a de esto; y al hacerlo, encontraremos poca dificultad para ver la imposibilidad esencial de quien duda de que Dios encuentre descanso en alguna parte. La duda es malestar. Pero ya sea que nadie pueda discernir la raz�n profunda de esto, ah� est� la palabra, con su horrible bar: "El que no cree ya est� condenado".

II ES UNA PERSPECTIVA SORPRENDENTE PARA LOS INCONS�TILES

Vagar y avanzar hacia un destino u otro, pero sin tener la posibilidad de descansar al final del viaje, �no es triste? No negamos que los hombres puedan, como dicen, resignarse a lo inevitable. E incluso admitimos que los hombres pueden controlarse hasta ahora, como, con insensibilidad estoica, dar "un salto en la oscuridad". Pero no todo esto puede cegarnos ante la miseria de aquellos que contin�an bajo la prohibici�n: "El incr�dulo no ver� descanso".

III. LA MISMA INCRE�BLE QUE DUDA LA PROMESA TAMBI�N DESPIERTA LA AMENAZA. Tanto la promesa como la amenaza provienen del mismo Dios; por lo tanto, quien duda de �l ser� tan probable que se cuestione uno como el otro. Y es muy, muy f�cil para la incredulidad instar argumentos o cuestionamientos plausibles sobre las amenazas; p.ej. "�Dios ha dicho eso?" "Dios no ser� tan severo"; "Dios no puede significarme"; "�Qui�n puede decir si alguna vez llegar� el d�a del juicio?" etc.

IV. ESTA NO CREENCIA PUEDE HACER UN ESFUERZO DESESPERADO PARA PROBAR QUE LA AMENAZA ES NULA Y ANULADA. "�Subiremos!" �Cu�nto nos recuerda esto lo que dice nuestro Salvador en su Serm�n del Monte (cf. Mateo 7:22)! Como si la incredulidad llevara su osad�a hasta el mismo tribunal (ver tambi�n Mateo 25:10; Lucas 13:24).

V. UN INTENTO DE ENTRAR AL RESTO DE FORMA CONTRARIA A LA PALABRA DE DIOS, SER� FORZADO AYUDABLE. Israel fue repelido desastrosamente y encontr� "dif�cil patear contra los pinchazos". "�Ay del que lucha con su Hacedor!" "�Se endureci� alguno contra Dios y prosper�?" (Ver la continuaci�n de los pasajes del Nuevo Testamento mencionados anteriormente). El hombre puede hacer muchas cosas maravillosas, pero hay cinco cosas que nunca puede hacer: no puede evadir la sentencia de Dios; no puede posponerlo; no puede anularlo; �l no puede modificarlo; No puede acusarlo. "Estamos seguros de que la oraci�n (????????) de Dios est� de acuerdo con la verdad".

VI. El llanto de la decepci�n no ser� �til. "Volviste y lloraste delante del Se�or; pero el Se�or no escuch� tu voz ni te escuch�". No servir� de nada tratar de entrar en Cana�n si la sentencia finalmente se ha pronunciado contra nosotros: "No ver�n mi descanso". ni servir� para intentar entrar por otro medio que no sea el propio camino designado por Dios; ni el murmullo, el lamento o el crujir de dientes alterar�n el asunto. Puede haber tanta incredulidad en las l�grimas como en las tonter�as. Por ning�n otro medio que no sea la fe impl�cita y la lealtad inquebrantable a Dios en Cristo, podemos encontrar descanso para nuestras almas aqu� o en el m�s all�. �Oh, si los hombres pecaminosos "oyeran la voz de Jes�s decir:" "Vengan a m� todos los que trabajan y est�n cargados, y yo les dar� descanso!" Aparte de Cristo, nuestras almas deben vagar en lugares secos, buscando descanso y sin encontrar ninguno.

HOMILIAS DE D. DAVIES

Deuteronomio 1:19-5

Irrecuperable de la oportunidad desperdiciada.

I. LA CULMINACI�N DE OPORTUNIDAD A MENUDO ENCUENTRA A UN HOMBRE NO PREPARADO PARA OCUPARLA. El punto de tiempo mencionado aqu� fue el momento supremo en la historia de Israel. Hab�an renunciado a Egipto, soportado la privaci�n, realizado un duro viaje, por un objeto, a saber. poseer Cana�n; sin embargo, cuando tocaron el umbral de la herencia, no lograron alcanzar la concepci�n de su privilegio. Dudaban, se entreten�an, tem�an y fallaban. Los hombres juegan con la oportunidad como un juguete, y cuando abren los ojos para ver su valor, �he aqu�! Ha desaparecido. Posiblemente, hay un momento supremo en la historia de cada hombre; Sin embargo, a menudo es demasiado indolente para mejorarlo. Cada ma�ana no es un d�a de mayo. Muchos alcanzan el margen de un destino glorioso y luego regresan al desierto. El camino del deber es muy claro; pero la autocomplacencia nos hace ciegos como un topo.

II LA DESHONESTIDAD DE LAS PLENAS PRUDENCIALES. Estos hombres hebreos se consideraban muy sagaces al sugerir el experimento de los esp�as; y Dios soport� su capricho. Sin embargo, no hab�a raz�n para esta precauci�n. Con Dios como Pionero y Protector, podr�an haber sabido que era m�s seguro seguir el ardiente pilar que permanecer a gusto en sus tiendas. La orden era simple: "Sube y posee". Por lo tanto, todo retraso, y todo reconocimiento, fue pecado. Si tuvi�ramos que tratar honestamente con la inclinaci�n, si se obedeciera cada susurro de conciencia, a menudo deber�amos ver a trav�s del disfraz de nuestras propias pretensiones; deber�amos quitar la chapa de falta de sinceridad de nuestros actos. En alguna caverna oscura de nuestros corazones podemos encontrar, mediante una b�squeda honesta, que algunos desean que nos averg�encemos de admitir. A menudo hay una conspiraci�n en el hombre contra s� mismo. Buscamos excusas para cubrir la desobediencia.

III. LA INCRE�BLE SE DESARROLLA, A TRAV�S DE MUCHAS ETAPAS, EN RANGO DE REBELI�N. El informe de los esp�as confirm� la palabra de Dios. Esto siempre concuerda con hechos externos y con la experiencia humana. Dios no hab�a dicho que los cananeos eran pocos o d�biles. �Qu� importaba qu� tan altos y musculosos eran, si es as�, Dios estaba de su lado y luchaba por ellos? Old Unbelief es un tonto y debe decorarse con gorro y campanas. La incredulidad es veneno y mina la base de nuestra fuerza, enerva nuestro coraje y derrite nuestro hierro en un flujo. La incredulidad se convierte en falsedad y pervierte la verdad de Dios en mentira. La incredulidad maligna y traduce a Dios, lo acusa del delito m�s bajo. Llama al mal bien; el amor m�s puro tiene el estilo del odio m�s negro. Es la esencia de la blasfemia. Es el crimen de los cr�menes, la semilla de la miseria, el germen del infierno.

IV. LAS RETRIBUCIONES DE DIOS SON GRAVES Y EQUITATIVAS. Mucho de lo que el juicio humano considera retribuci�n no es una pena. El sufrimiento corporal suele ser correctivo, no destructivo. Las retribuciones de Dios est�n relacionadas con el pecado. Los hombres miman la pasi�n por la bebida: la sed inabordable ser� su destino. Los hombres le dicen a Dios: "�Ap�rtate de m�!" Dios responde: "�Ap�rtate de m�!" Los hebreos no marchar�an para tomar posesi�n de Cana�n: por lo tanto, habitar�n y morir�n en el desierto. La retribuci�n est� relacionada con el pecado como fruto para florecer, como salario para trabajar. Llega un punto donde el retorno es imposible. Dios jura que as� ser�. El juramento es un juramento de justicia. Sin embargo, de las multitudes de los imp�os sin nombre, se honrar� a los tenientes individuales, incluso Caleb y Joshua. Estos son esp�ritus elegidos, naturalezas elegidas. En el d�a de la abrumadora calamidad, Dios no pasa por alto al justo solitario. "Lo esconde en el hueco de su mano". Las pruebas de equidad inviolable est�n escritas en capitales gigantes en los cielos y en la tierra.

V. LAS PRON�STICAS DEL TEMOR SON A MENUDO EL REVERSO DE LA REALIDAD, los hebreos cobardes y desobedientes pretendieron una preocupaci�n de gran alcance por sus hijos. "Si somos asesinados en esta invasi�n de Cana�n, �qu� ser� de nuestros peque�os?", Argumentaron estos descontentos. "�Podemos soportar pensar que se convertir�n en una presa de estos lobos humanos?" Estaban asustados por un espejismo, aterrorizados por la sombra de su propia locura. Los hechos eran lo contrario de sus miedos. A estos "peque�os" Dios los entrenar�a: los perforar�a mediante la dura disciplina del desierto y los calificar�a para la guerra y la conquista.

VI. EL ARREPENTIMIENTO TIENE MUCHAS FALSIFICACIONES. A menudo hay confesi�n de nuestra locura, y sin embargo no hay arrepentimiento; promesa de enmienda, pero sin arrepentimiento. Puede haber un arrepentimiento conmovedor por el pasado, verg�enza amarga, remordimiento agudo, compunci�n profunda, auto-juicio severo, pero sin arrepentimiento. Porque el arrepentimiento es la sumisi�n del alma a Dios. Trae nuestro sentimiento, deseo, voluntad, en armon�a con el sentimiento y la voluntad de Dios. El arrepentimiento no ha penetrado completamente el alma hasta que amamos lo que Dios ama y odiamos lo que Dios odia. El verdadero arrepentimiento funciona para la justicia. El enga�o puede encerrarse tanto en el coraz�n como para entrelazarse en cada fibra de nuestro ser. En �ltima instancia, podemos volvernos tan ciegos como para no discernir entre la verdad y la falsedad. El arrepentimiento de estos jud�os fue un dolor carnal que produjo frutos de muerte.

VII. La presunci�n es tan criminal como la pusil�nime. Deshonramos a Dios tanto al ir m�s all� del cumplimiento del deber, como al no cumplirlo. Cada uno es un acto de desobediencia. No podemos expiar la cobard�a de ayer por un exceso de imprudencia hoy. La esencia de la obediencia es la rapidez. No es lo mismo si observamos el comando hoy o ma�ana. Entre los dos puede haber un abismo tan profundo como el infierno. Las prohibiciones de Dios son tan sagradas como sus mandamientos positivos. Lo que es un deber hoy puede ser un pecado ma�ana, porque el precepto puede ser retirado. Algunos comandos son eternamente permanentes; algunos tienen solo prevalencia temporal.

VIII EL ARREPENTIMIENTO A MENUDO VIENE TARDE. Durante la vida, el arrepentimiento tiene productividad moral. Es posible que no logremos el objeto preciso, que por arrepentimiento esper�bamos obtener; �Sin embargo, el arrepentimiento real trae alivio y alegr�a al alma! Esa� fue despu�s un mejor hombre por su arrepentimiento, aunque no pudo recuperar su derecho de nacimiento. Para estos hebreos, el arrepentimiento lleg� demasiado tarde para que ellos alguna vez poseyeran el Cana�n terrenal: esperemos que sirviera para ganarles el celestial. Es posible que el arrepentimiento, con retraso prolongado, sea in�til. "Porque", dice Dios, "he llamado, y ustedes se negaron ... Tambi�n me reir� de su calamidad, entonces me llamar�n, pero no responder�". "Jur� en su ira: No entrar�n en mi descanso". Cuando se agotan todos los remedios graciosos, "es imposible renovar a los hombres para que se arrepientan". Es peligroso manipular la conciencia o jugar con Dios.

HOMILIAS POR J. ORR

Deuteronomio 1:19

Ese gran y terrible desierto.

Un emblema de la forma �spera y afligida por la cual Dios lleva a su pueblo al descanso superior.

I. EL HECHO DE ESTA DISCIPLINA DEL DESIERTO. No necesitamos exagerar. Admitimos todo lo que se puede decir del mundo como una residencia justa y encantadora, en la que tenemos mucho para hacernos felices. Pero no se puede negar que la imagen tiene un lado m�s oscuro. El hombre que ha bebido los placeres m�s profundos del mundo es el que mejor puede decir cu�n insatisfactorio es como una porci�n para el esp�ritu. Hay m�s corazones tristes y cansados ??en este mismo mundo que una mirada a la superficie de la sociedad nos llevar�a a sospechar. Hay n�meros para quienes la vida es una lucha dura, triste, terrible y sin esperanza con condiciones adversas. La alegr�a de una vida a menudo se ve afectada por un golpe solitario; �y en cu�ntas facilidades alguna pena secreta amarga lo que parece desde el exterior una existencia pr�spera! El creyente no est� m�s exento que otros de estas penas ordinarias de la vida: de la pobreza, el juicio, el dolor y el duelo. Pero �l tiene pensamientos y sentimientos propios, que se suman al dolor de su situaci�n. �l es cristiano, y el contacto con el mal del mundo lo intenta y lo entristece, ya que no ser� un hombre mundano. Su esperanza est� m�s all�, y esto hace que la tierra, con sus condiciones imperfectas, sus ideales rotos, sus anhelos insatisfechos, le parezca m�s triste. Al igual que su Maestro, su o�do es m�s r�pido para atrapar la tensi�n del dolor humano, "la m�sica todav�a triste de la humanidad", que la tensi�n de la alegr�a m�s ruidosa. Todo esto lo obliga a mirar la vida predominantemente bajo un aspecto de privaci�n, disciplina y prueba, y en ning�n sentido irreal habla de ella como el "desierto". Cuando los problemas lo invaden, es literalmente, como para los dem�s, "desperdicio y aullidos", un desierto "grande y terrible".

II LOS FINALES DE ESTA DISCIPLINA DEL DESIERTO. Estos son numerosos.

1. En parte, la disciplina es inevitable, ligada a las condiciones de existencia en un mundo "sujeto a la vanidad". Pero:

2. La disciplina es �til.

(1) Intenta y prueba el coraz�n ( Deuteronomio 8:2).

(2) Da lugar a dificultades.

(3) Desarrolla las cualidades m�s nobles del car�cter: fe, paciencia, resignaci�n, etc. ( Romanos 5:3).

(4) Hace que sea menos dulce cuando llega (Revelaciones Deuteronomio 7:14; Deuteronomio 14:13) .� J.O.

Deuteronomio 1:21

Valor.

"No temas, ni te desanimes" (cf. Josu� 1:7, Josu� 1:9).

I. EL TRABAJO DE DIOS NECESITA VALOR.

1. Los enemigos son muchos.

2. Los enemigos son fuertes.

3. Hablando humanamente, somos d�biles en comparaci�n con ellos.

Distinguiendo entre el cristianismo real y el nominal, podr�a sostenerse de manera plausible que hoy hay un mayor talento, poder intelectual, riqueza, rango e influencia social alistados del lado de la incredulidad que del lado de la fe. Pero la verdadera ciudadela de la incredulidad es el coraz�n malvado; �Y qu� poderes propios son suficientes para asaltar eso?

II EN LA OBRA DE DIOS HAY CUALQUIER MOTIVO PARA EL VALOR.

1. Dios est� con nosotros. Nuestra causa es su causa.

2. Ha prometido la victoria y puede cumplir su promesa.

3. El pasado deber�a alentarnos.

La Iglesia nunca puede atravesar conflictos mayores que aquellos en los que ya ha demostrado ser victoriosa. � J.O.

Deuteronomio 1:22-5

La misi�n de los esp�as.

Vemos de dos casos en este cap�tulo c�mo los planes de Dios dejan un amplio espacio para la acci�n independiente de la mente humana. Mois�s recibi� la sugerencia de nombrar jueces de Jetro; La idea de enviar esp�as para reconocer la Tierra Santa se origin� con la gente. La fuente de la que provino hizo que el motivo fuera dudoso, pero como en s� mismo una medida de prudencia, Mois�s estaba muy satisfecho con �l y, con el permiso de Dios, lo adopt�. Tenemos aqui-

I. UNA POL�TICA DE PRECAUCI�N. La precauci�n es en s� misma una virtud. Nunca es aconsejable precipitarse en empresas sin medidas bien planificadas. Cuanto m�s conocimiento tengamos para guiarnos en el cumplimiento de tareas dif�ciles, mejor. El env�o de estos esp�as fue adecuado para procurar a los israelitas informaci�n valiosa sobre la naturaleza de la tierra, el mejor modo de ataque, el estado de los sentimientos entre los habitantes, etc. La Iglesia har�a bien en mejorar la indirecta as� dado, y tener hombres en el campo, para vigilar atentamente las fortificaciones y los movimientos del enemigo, y traer de vuelta la inteligencia que puede alentar, guiar o ayudar a aquellos cuyo tiempo y pensamiento se dedican a la guerra real.

II UN RESULTADO INESPERADO DE ESTA POL�TICA. Los esp�as, con dos excepciones, trajeron un informe muy desalentador y mal aconsejado. Vemos aqu� el peligro de una pol�tica de precauci�n, cuando surge del temor excesivo o una indisposici�n original para avanzar. Cuando la precauci�n se separa del coraje y toma ventaja, su tendencia natural es neutralizar el entusiasmo, concentrar la atenci�n en las dificultades, jugar en las manos de aquellos que no quieren hacer nada y proporcionarles excusas y excusas. argumentos para la demora. As� fue aqu�. El verdadero secreto del deseo de la gente de enviar esp�as era su incredulidad y miedo. Los propios esp�as compartieron este miedo. Con la excepci�n de Caleb y Joshua, parecen haber tenido un ojo para poco m�s que las dificultades. Admitieron la bondad de la tierra y trajeron con ellos una espl�ndida muestra de su fruto (vers�culo 25). Pero en todos los dem�s aspectos, su informe se calcul� para desanimar, es una cosa triste para la Iglesia cuando aquellos que deber�an animarla y animarla comienzan a mostrar el esp�ritu cobarde. Sin embargo, las personas demasiado cautelosas son aptas, a menudo involuntariamente, para hacer el trabajo de estos esp�as, magnificando las dificultades, buscando solo desalientos y obstaculizando los planes y esfuerzos que har�an un gran bien.

III. UNA REBELI�N DE LA GENTE. Esa rebeli�n fue el resultado de una absoluta incredulidad (vers�culo 32) e ilustra su trabajo (cf. Hebreos 3:19). Vemos en �l c�mo la incredulidad:

1. Mira solo a lo visto. Solo pensaban en el tama�o de las personas y la fuerza de las ciudades (vers�culo 28). La ayuda de su Rey invisible era para ellos como si no fuera as�. No ten�an el m�s m�nimo control sobre la realidad.

2. Mira solo los desalientos del deber. Hab�a un lado brillante y uno oscuro en el informe que les trajeron, pero nada los har�a mirar al brillante. Los mismos dos lados, un lado brillante y esperanzador, y un lado de dificultad, existen en cada situaci�n, y es una prueba de car�cter en la que estamos m�s dispuestos a insistir.

3. Lee mal la providencia de Dios. �De qu� mayor perversi�n de los tratos amables de Dios podr�a ser culpable la naturaleza humana que en el vers�culo 27?

4. Es ciego a las lecciones del pasado. Acababan de ser liberados de Egipto, hab�an visto grandes milagros, hab�an sido tra�dos a trav�s del Mar Rojo, hab�an sido fortalecidos para conquistar a los amalecitas, etc .; Pero todo ya est� olvidado.

5. Cuestiones de rechazo rotundo a hacer la voluntad de Dios. Ese es el resultado de la incredulidad, donde sea que exista. El informe de los esp�as, confirmado por las uvas de Eschol, sugiere que hay mucho en el mundo que hace que valga la pena conquistar a Cristo (genio, arte, bellas caracter�sticas naturales, etc.). - J.O.

Deuteronomio 1:31-5

Amor en el desierto

Un hermoso pasaje, cargado de la compasi�n de Dios. Tenemos en eso

I. AMOR DE LA LICITACI�N. El amor se compara con el del mejor de los padres con un hijo (cf. Salmo 103:13). El Nuevo Testamento va m�s all�. No solo compara a Dios con un padre, sino que nos dice que �l es uno. �l es "nuestro Padre en el cielo", "el Dios y Padre de Jesucristo, nuestro Se�or". Esta revelaci�n completa de la paternidad que solo un Hijo podr�a haber dado; y como se da en el evangelio, es el consuelo diario del creyente ( Mateo 6:25).

II CUIDADO CONSTANTE. Esto surge de la relaci�n y el amor. Es un cuidado:

1. Incesante. "Todo el camino".

2. Provident. "Qui�n se meti� en el camino antes que t�, para buscarte un lugar donde armar tus carpas".

3. integral; abrazando cada deseo de nuestras vidas. Dios "descubri�" a Israel, es decir, tom� toda la carga de la naci�n sobre s� mismo; toda la responsabilidad de verlos alimentados, guiados, vestidos, guardados y llevados a salvo a su destino final. Entonces �l provee para sus hijos en Cristo.

4. Tiernamente comprensivo. "Como un hombre da a luz a su hijo". Y Dios tiene que soportar, as� como soportarnos.

III. ORIENTACI�N ESPECIAL Esto est� incluido en la atenci�n, pero es m�s prominente como una manifestaci�n peculiar de la misma ( Deuteronomio 1:33). La orientaci�n nunca es para aquellos que la necesitan. Es d�a a d�a, solo suficiente para mostrarnos el deber presente. Se da en la Biblia, en las indicaciones de la providencia, y en esa iluminaci�n interior que nos permite discernir la voluntad del Se�or en ambos. Fue proporcionada a los israelitas a trav�s del pilar de nube y fuego: el s�mbolo:

1. De ardiente custodia con sombra agradecida.

2. De luz de gu�a con misterio acompa�ante.

3. De luz que nos brilla en medio de oscuras providencias.

4. De la adaptaci�n de la gu�a de Dios a nuestras necesidades: de d�a, la nube, de noche, el fuego.

Deuteronomio 1:34-5

Los excluidos y los admitidos.

I. LOS EXCLUIDOS.

1. Toda esa generaci�n incr�dula, con dos extractos ( Deuteronomio 1:35). Nota:

(1) Su incredulidad y desobediencia no frustraron el prop�sito de Dios de la ocupaci�n de la tierra. Cana�n estaba ocupado despu�s de todo. Entonces el cielo estar� poblado, el mundo conquistado y la obra de Dios hecha, aunque nosotros en nuestra locura y pecado nos rebelemos y nos mantengamos distantes ( Mateo 3:9). "Resulta que algunos deben ingresar" ( Hebreos 4:6).

(2) Su incredulidad y desobediencia se excluyeron efectivamente. Dios lo jur� en su ira, y la oraci�n admiti� que no hab�a reversi�n. Un presagio de la exclusi�n final del cielo de aquellos que desobedecen persistentemente ( Mateo 7:21; Lucas 13:24; Hebreos 4:11; Apocalipsis 22:11) .

2. El santo Mois�s ( Deuteronomio 1:37; cf. en Deuteronomio 3:26; Deuteronomio 4:21; Deuteronomio 34:4). La exclusi�n de Mois�s se considerar� m�s a fondo despu�s, pero aprendemos de ella aqu� que la aparente severidad de Dios a menudo es mayor para su propio pueblo ( Am�s 3:2), y que la participaci�n que otros han tenido en guiarnos en pecado no disminuye nuestra propia responsabilidad en la comisi�n del mismo. Esta mayor gravedad aparente

(1) repele el cargo de favoritismo;

(2) da una demostraci�n particularmente impresionante del mal del pecado;

(3) nos recuerda que el pecado en el pueblo de Dios es m�s deshonroso para �l que en otros;

(4) advierte a los malvados. Porque si el juicio comienza con los justos, "�cu�l ser� el fin de los que no obedecen el evangelio de Dios? Y si los justos apenas se salvan, �d�nde aparecer�n los imp�os y los pecadores?" ( 1 Pedro 4:17, 1 Pedro 4:18).

II El admitido. Estos deb�an ser:

1. Los dos fieles: Caleb y Josu� (vers�culos 36, 38). Se dice que el primero hab�a "seguido completamente al Se�or", y Joshua era un hombre de fe y firmeza similares en un momento de deserci�n general. Tales personas Dios las preservar� y honrar� singularmente. Su lugar en el cielo ser� alto. "Debemos, en un curso de obediencia a la voluntad de Dios y de servicio a su honor, seguirlo universalmente, sin dividir; recto, sin disimular; alegremente, sin disputas; y constantemente, sin declinar; y esto est� siguiendo al Se�or completamente". (Matthew Henry, en N�meros 14:24). 2. La generaci�n m�s joven (vers�culo 39). En lugar de los padres, Dios tomar�a a los ni�os. �Qu� reprensi�n!

(1) de sus barras sin tierra. "Tus peque�os, que hab�is dicho que deber�an ser una presa".

(2) De su cobard�a poco viril. Sus ni�os peque�os, tipos de todo lo que era humanamente d�bil, har�an el trabajo que ten�an miedo de intentar.

(3) De su ego�smo desconsiderado. No se avergonzaron de entregar a estos ni�os sus propias tareas de vida abandonadas, con todo el trabajo y el peligro, si tambi�n con toda la recompensa y el honor, asistiendo a su logro. �No era esto para hacerse objeto de desprecio a su propia descendencia? "Que nadie tome tu corona", y menos tu propio hijo, �J.O.

Deuteronomio 1:40-5

Tardanza arrepentimiento.

En la conducta de estos israelitas tenemos una exposici�n t�pica de la naturaleza humana. En su locura, su inconstancia, su irracionalidad y su obstinaci�n. Prohibidos a entrar en Cana�n, cambian de humor y nada les servir� m�s que "subir" y hacer lo que antes hab�an dicho que no har�an. Son vociferantes en sus profesiones de arrepentimiento, y no ser�n razonados por su prop�sito voluntario, pero persisten en seguirlo hasta el suyo despu�s de la incomodidad. Tenemos que notar aqu�:

I. C�MO EL CAR�CTER SIN CAMBIOS PUEDE COEXISTIR CON UNA FORMA CAMBIADA DE MANIFESTACI�N. Debajo de estas fuertes profesiones de arrepentimiento, "Hemos pecado" ( Deuteronomio 1:41), no es dif�cil de detectar:

1. La vieja incredulidad. No creen en la amenaza de Dios, como antes se negaron a creer su promesa.

2. La vieja voluntad propia. No es lo que Dios quiere, sino lo que ellos mismos quieren hacer. No preguntan: "�Dios nos permitir� hacer esto?" pero toman la ley en sus propias manos e ignoran por completo los deseos de Dios.

3. La vieja contumacia. Sus voluntades son totalmente sumisas. En la revuelta de ayer contra su deber, y hoy contra su castigo. No oir�n advertencias ( Deuteronomio 1:43), pero seguir�n su propio camino. Todo esto marca su arrepentimiento no solo como tarde, sino que no es sincero. An�logo a gran parte del arrepentimiento causado por el miedo al castigo, el miedo a la exposici�n, el miedo a la muerte; y se�ala los defectos en el arrepentimiento superficial en general.

II C�mo el arrepentimiento insincero pasa naturalmente al pecado presumido. Hace esto en la medida en que nunca hab�a en �l el elemento de sumisi�n real. La empresa de los israelitas era t�pica de muchos m�s. Era:

1. Presuntuosamente concebido.

2. Presuntuosamente preparado para.

3. Presuntuosamente perseverado en.

Es, por lo tanto, el tipo de todas las empresas establecidas a pie y realizadas

(1) desafiando la voluntad de Dios;

(2) sin la ayuda de Dios;

(3) frente al disgusto expresado de Dios.

Es un caso, en resumen, de volar frente a Dios; de desafiarlo y entrar en competencia directa con �l; como todo el mundo cuyos esquemas se oponen incluso a lo natural y econ�mico, y se frustran a�n m�s si se oponen a las leyes morales y espirituales; o de alguna manera contraria a lo que sabemos que es la voluntad de Dios. La presunci�n puede mostrarse en el rechazo de ser salvo, excepto en formas o en t�rminos de nuestro propio dictado.

III. C�mo DIOSA ENDEAVOR RECUERDA EN DESASTRES A LOS QUE PERSISTEN EN ELLA. ( Deuteronomio 1:44.) As� debe ser con todos los esquemas que tienen el ce�o de Dios sobre ellos.

Nota-

1. El arrepentimiento puede llegar demasiado tarde ( Deuteronomio 1:45; Mateo 25:11; Lucas 13:25).

2. La desobediencia puede encubrirse en forma de obediencia ( Deuteronomio 1:41).

3. La prueba de la obediencia es la voluntad de hacer lo que Dios requiere en el momento en que lo requiere, y no en nuestro propio tiempo.

HOMILIAS POR R.M. EDGAR

Deuteronomio 1:19-5

La incredulidad en enviar y escuchar a los esp�as.

Mois�s le recuerda a su audiencia la conducta de sus padres en Kadesh-barnea, cuando se le exhorta a subir y poseer la tierra. El deber era claro. Hab�an sido sacados de Egipto con el solo prop�sito de entrar y poseer la tierra de Cana�n. Pero en lugar de seguir valientemente el camino del deber, resolvieron enviar esp�as. El resultado fue un informe maligno y una resoluci�n maligna por parte del pueblo de no intentar la invasi�n. El final amargo fue la muerte en el desierto y la exclusi�n de la tierra prometida.

I. DIOS OFRECE CANAAN A SU GENTE COMO UNA HERENCIA ADECUADA. Fue la promesa de esta tierra lo que condujo al �xodo. La estancia en Horeb fue organizar la naci�n y darle leyes. Todo estaba listo para una entrada a la tierra. Su idoneidad estaba garantizada en la promesa divina; y si la gente hubiera estado dispuesta a caminar por fe, entonces la invasi�n habr�a sido inmediata y exitosa. (Sobre la idoneidad de la tierra, cf. 'Hulsean Lectures' de Moorhouse, el �ltimo serm�n del volumen, sobre 'La tierra y el pueblo'. En 'La invasi�n de Crimea' de Kinglake, tenemos una instancia similar en los aliados, no tomando Sebastopol por asalto inmediatamente despu�s de Alma.)

II LA SUGERENCIA SOBRE LOS ESP�AS FUE REALMENTE UNA RESOLUCI�N PARA CAMINAR POR LA VISTA Y NO POR LA FE. Mois�s al principio lo aprob�, aunque nunca vino de �l. Pens� que cualquier cosa que vieran los esp�as solo los confirmar�a en la resoluci�n de invadir la tierra. Pero en principio era incredulidad en Dios. Estaba pr�cticamente resolviendo no seguir su consejo a menos que pareciera lo mejor. Pon�a claro deber al juicio de la prudencia. Fue una decisi�n caminar por las apariencias y no por la fe. Y esta es la tendencia universal del coraz�n humano. La prudencia a menudo entra en conflicto con la fe y dificulta la acci�n saludable. La prudencia no tiene voz en el asunto despu�s de que Dios ha hablado. Puede llevarnos a trav�s de la excesiva prudencia, en ausencia de un mandamiento expreso; pero cuando el mandato es claro, la prudencia debe ocultar su cabeza y permitir que la fe obedezca.

III. Todav�a era peor escuchar a los esp�as cuyo consejo entraba en conflicto con el mandato de Dios. Habi�ndose embarcado en consideraciones prudenciales, deben seguirlas hasta su extremo incr�dulo. Los esp�as regresaron y no pudieron dejar de reconocer que la tierra era buena. Desde Eshcol llevaron un bast�n con un racimo de uvas suficiente para reivindicar la elecci�n divina de la tierra. "Pero los habitantes", dijeron diez de los esp�as, "son gigantescos, y las ciudades amuralladas hasta el cielo; y no tiene sentido pensar en invadirlo con �xito". En vano Caleb y Joshua aconsejaron coraje en lugar de cobard�a, fe en lugar de miedo. La gente resolvi� tomar consejo de sus miedos e incredulidad. No entrar�an en la tierra prometida. As� es a menudo en la vida de los hombres. Dios ofrece salvaci�n y una buena tierra a todos los que crean en �l. Pero los hombres temen a los gigantes y sus castillos. Se imaginan que las dificultades de la vida de fe est�n m�s all� de sus poderes, y por eso las eluden. Pero cuando Dios se�ala un camino de dificultad, no es que podamos encontrar sus peligros en nuestra propia fuerza, sino en la suya. La fe nos llevar� a trav�s, mientras que el sentido y la vista seguramente nos fallar�n.R.M.E.

Deuteronomio 1:34-5

Los herederos de la promesa.

Tenemos en este pasaje el resultado de la incredulidad. El temor de la gente era que sus peque�os no fueran presa de sus gigantes enemigos en Cana�n. El Se�or ahora declara que estos peque�os ser�n los poseedores de la tierra, mientras que a ellos mismos se les negar� una entrada, ya que la rechazaron cuando se les ofreci�. Las �nicas excepciones son Joshua y Caleb, quienes hicieron el buen informe y dieron el buen consejo. Incluso Mois�s est� incluido en el destino de la exclusi�n. El intento posterior y las l�grimas posteriores no tuvieron efecto en revertir la oraci�n merecida. Aprendemos de este pasaje lecciones pr�cticas como estas:

I. LAS OFERTAS GRACIOSAS DE DIOS NO DEBEN TRATARSE. La Tierra Prometida estaba abierta a los israelitas, que hab�an sido guiados misericordiosamente a sus puertas. El important�simo "Ahora", hab�a llegado el momento de la acci�n decisiva, y quedaba con ellos determinar si entrar�an y recibir�an la bendici�n, o si se quedar�an sin ella. Prefirieron retrasarse, jugar con la oferta, y as� pas� el tiempo. Por lo tanto, a los pecadores se les ofrece perd�n y aceptaci�n como una bendici�n inmediata ( 2 Corintios 6:2), pero cuando se desprecia y se juega con la oferta, se puede retirar ( Proverbios 1:24-20).

II La presunci�n es un pobre sustituto de la fe. Cuando la gente ve�a el error que hab�an cometido, sub�an y peleaban en un esp�ritu de presuntuoso disgusto. Ahora lucharon sin comisiones. El resultado fue una derrota desastrosa, y su regreso desde las puertas de Palestina al gran y terrible desierto. Dios no estaba con ellos en su presunci�n, ya que no lo seguir�an con humilde fe. Que as� sea con los pecadores. La misericordia despreciada puede ser sucedido por la merecida derrota. Los esfuerzos salvajes y orgullosos de la presunci�n contrastan con el coraje tranquilo de la fe. El trabajo y las l�grimas pueden ser insuficientes para recuperar el desastre cuando una vez cortejado por incredulidad.

III. LA BUENA FORTUNA DE JOSHUA Y CALEB MOSTR� LO QUE FUE POSIBLE PARA LA FE DE TODO EL CORAZ�N. Estos dos esp�as, al seguir completamente al Se�or y al aconsejar el coraje, mostraron una fe humilde. Se quedaron solos fieles ante una mayor�a incr�dula, y Dios les dio la correspondiente seguridad de que deb�an entrar en la tierra. Se sintieron muy honrados de que se les permitiera hacerlo. Y seguramente son est�mulos para las almas creyentes en todo momento.

IV. LA GARANT�A DE LOS NI�OS DE QUE SER�AN HEREDEROS DE LA TIERRA VINDIC� EL PROCEDIMIENTO Y LA FIELIDAD DE DIOS. Los peque�os, por quienes tem�an, son seleccionados como los herederos de la premisa. Pero deben obtener la tierra despu�s de la disciplina y la tristeza en el desierto. Los caminos de Dios no son nuestros. Sin embargo, la sabidur�a los regula a todos. Y la gracia divina se magnific� en este arreglo. Los israelitas, al morir en el desierto, se animar�an con la idea de que, aunque estaban justamente excluidos de la tierra debido a su incredulidad, sus hijos recibir�an la herencia en el ejercicio de la fe. El juicio sobre los padres ser�a santificado, como la enfermedad de Himenseo y Alejandro ( 1 Timoteo 1:20), y sus esp�ritus, esperemos, salvos en el d�a del Se�or Jes�s ( 1 Corintios 5:5) .� RME

Información bibliográfica
Exell, Joseph S; Spence-Jones, Henry Donald Maurice. "Comentario sobre Deuteronomy 1". Los Comentarios del Púlpito. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tpc/deuteronomy-1.html. 1897.
 
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