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Deuteronomio 29

Los Comentarios del PúlpitoLos Comentarios del Púlpito

Versículos 1-29

EXPOSICI�N

RENOVACI�N DEL PACTO EN LAS LLANAS DE MOAB. (Deuteronomio 29-30.)

El primer verso de este cap�tulo se coloca en el texto hebreo al final de Deuteronomio 28:1; pero en la LXX. y Vulgate el acuerdo es como en la Versi�n autorizada, donde aparece como el t�tulo de la secci�n que sigue. En esa secci�n est� contenida una direcci�n al pueblo de Mois�s, en la que les pide que vuelvan a entrar en el pacto con el Se�or, que se hab�a concluido antes en Horeb; denuncia la apostas�a como lo que ciertamente llevar�a a ser rechazados por Dios; les asegura al mismo tiempo la disposici�n de Dios para restaurarlos si se arrepienten sinceramente y regresan a �l; y una vez m�s les presenta la bendici�n y la maldici�n, y los conjura para elegir la bendici�n.

Deuteronomio 29:1

Al lado del pacto que hizo con ellos en Horeb. Este no era un nuevo pacto adem�s del que se hizo en el Sina�, sino simplemente una renovaci�n y reafirmaci�n de ese pacto. En el Sina�, el pacto se hizo, propiamente hablando; Luego se ofrecieron sacrificios y se roci� a la gente con la sangre del sacrificio, por lo que se ratific� el pacto ( �xodo 24:1 .; cf. Salmo 50:5); pero en la ocasi�n aqu� mencionada, no se ofrecieron sacrificios, ya que esto era simplemente el reconocimiento del pacto hecho anteriormente que a�n subsiste.

Deuteronomio 29:2

Mois�s se dirige a la naci�n como tal, y les recuerda su torpeza para aprehender las manifestaciones de la gracia de Dios que se hab�an ofrecido tan abundantemente en su historia pasada, para que pueda despertarlos a un mejor estado mental y estimularlos a escuchar. a la voz de Dios en el futuro.

Deuteronomio 29:4

El Se�or no te ha dado un coraz�n para que lo percibas, etc. Mois�s dice esto "no para disculpar su maldad, sino en parte para indicarles qu� rumbo tomar y a qui�n deben recurrir para enmendar sus errores anteriores y para una buena comprensi�n y mejora de las obras de Dios, y en parte para agravar su pecado, e intimar eso, aunque el o�do y el ojo que ve y el coraz�n comprensivo son la obra de Dios ( Proverbios 20:12), y los efectos de su gracia especial ( Deuteronomio 30:6; Jeremias 31:33; Jeremias 32:39, etc.), sin embargo, su falta de esta gracia fue su propia culpa y el solo castigo de sus pecados anteriores "(Poole). Como no prestar�an atenci�n a la palabra de Dios, ya que hab�an cerrado los ojos y los o�dos, para que no vieran, oyeran, o aprendieran lo que Dios les estaba ense�ando por su conducta hacia ellos, se hab�an quedado solos; y, como consecuencia necesaria, se hab�an convertido en personas que no ten�an ojos para ver, o�dos para o�r, o coraz�n para percibir lo que se les hab�a preparado para aprender.

Deuteronomio 29:5

Despu�s de referirse al trato amable de Dios con ellos en el desierto, Mois�s presenta a Jehov� mismo como habl�ndoles (cf. Deuteronomio 11:14). (En Deuteronomio 29:5 y Deuteronomio 29:6, vea Deuteronomio 8:3, Deuteronomio 8:4; y en Deuteronomio 8:7 y Deuteronomio 8:8, vea Deuteronomio 2:26, etc .; Deuteronomio 3:1, etc.)

Deuteronomio 29:9

Para que prosperen en todo lo que hacen. El verbo aqu� utilizado (??????????) significa principalmente mirar, considerar o atender, por lo tanto, ser inteligente, ser prudente, actuar sabiamente y tener �xito para prosperar. Es la prosperidad que proviene de la acci�n sabia y prudente que Dios recomienda a su pueblo (cf. Josu� 1:7, Josu� 1:8).

Deuteronomio 29:10-5

Convocatoria para entrar en el pacto del Se�or con nuevo ardor y cordialidad.

Deuteronomio 29:10

Traducir: Ustedes est�n hoy todos ustedes ante Jehov� su Dios, sus jefes, sus tribus, sus ancianos y sus oficiales, cada hombre de Israel. Los dos miembros son paralelos: los jefes o jefes son los ancianos y los oficiales, las tribus son todas Israel La versi�n autorizada sigue la LXX; pero contra el idioma del hebreo. Ibn Ezra dice que ????????? es en lugar de ???????, pero esto dif�cilmente puede ser.

Deuteronomio 29:11-5

El pacto era un compromiso nacional, y como tal inclu�a no solo a los adultos contra la generaci�n existente, sino tambi�n a los peque�os, los extra�os residentes en Israel, los sirvientes m�s bajos, es decir, todos los elementos de los que estaba compuesta la naci�n, tambi�n como su posteridad en venir, generaciones. Que debes entrar en pacto. La expresi�n en hebreo es fuerte, indicando no un mero compromiso formal, sino una profunda penetraci�n en el pacto; la frase se usa para la espada que atraviesa la tierra (Le Deuteronomio 26:6), y la que entra al pozo ( Job 33:28). En su juramento. Los pactos fueron confirmados por juramento ( G�nesis 26:28; Hebreos 6:17); por lo tanto, en las Escrituras el pacto de Dios a veces se llama juramento ( Deuteronomio 29:14; 1 Cr�nicas 16:16; Hebreos 7:28). (En Deuteronomio 29:13, vea Deuteronomio 28:9; Deuteronomio 27:9; �xodo 19:5, �xodo 19:6.)

Deuteronomio 29:16-5

La convocatoria para renovar el pacto se aplica mediante una nueva exposici�n del mal y el peligro de la apostas�a del Se�or. Esto se introduce por una referencia a la experiencia que la gente ya ten�a de idolatr�a en Egipto, y entre las naciones con las que hab�an entrado en contacto durante su marcha por el desierto, de las cuales debieron haber aprendido la inutilidad de todos los �dolos, que no eran dioses, sino solo madera y piedra,

Deuteronomio 29:16, Deuteronomio 29:17

Estos vers�culos no son par�ntesis, como en la versi�n autorizada. Deuteronomio 29:18 est� conectado, no con Deuteronomio 29:15, sino con Deuteronomio 29:17; debe haber un punto final al final de Deuteronomio 29:15. Sus �dolos; literalmente, sus bloques o registros (?????????, de ?????, para rodar algo demasiado pesado como para ser llevado), un t�rmino de desprecio que se usa con frecuencia en la Escritura de los �dolos.

Deuteronomio 29:18

Para que no haya entre ustedes; m�s bien, vean que no haya entre ustedes, etc. La parte. ???, no sea que, al comienzo de una oraci�n, a veces implica una prohibici�n o disuasi�n, como Job 32:13, "say not;" Isa�as 36:18, "cuidado con decir" (Gesenius, Noldius en voc.). Hiel. Gesenius supone que la palabra hebrea as� traducida (?????) es la planta de amapola, y Celsius es la cicuta (as� se representa, Oseas 10:4; Am�s 6:12, y por AEdman ser� colocynth. Probablemente sea un nombre general para lo que es venenoso y amargo, ya que generalmente se usa con veneno ( Deuteronomio 32:32) y con veneno de asps ( Deuteronomio 32:33 ; Job 20:16), as� como de ra�ces venenosas y frutas amargas (ver Kitto, 'Bibl. Cycl.,' 3.701). Junto con el ajenjo, debe ser una planta a la que se hace referencia; y la uni�n de los dos ofrece "una imagen impactante del fruto destructivo producido por la idolatr�a" (Keil).

Deuteronomio 29:19

Que se bendiga en su coraz�n; felic�tese diciendo que tendr� paz, es decir; todo estar� bien conmigo, aunque, m�s bien, porque ... camino en la imaginaci�n de mi coraz�n; literalmente, en la firmeza o dureza de mi coraz�n, (??????????, de ??????, retorcerse, ser duro o firme); la palabra siempre se usa en un mal sentido en hebreo, aunque no en arameo (cf. Salmo 81:13 [12]; Jeremias 3:17; Jeremias 7:24; Jeremias 9:13 [14]; Jeremias 11:8). Para agregar borrachera a la sed; una expresi�n proverbial, de la cual se han dado explicaciones muy diferentes. Ahora se admite generalmente que el verbo (??????) no se puede tomar aqu� en el sentido de "agregar", sino que tiene su sentido propio de derramar, derramar, destruir. La palabra traducida como "borrachera" (?????, de ?????, para ser saciado con humedad, para ser empapado) significa m�s bien "saciado, empapado, bien regado"; y la palabra traducida "sed" (???????, de ????? a sed) es propiamente sedienta, y se usa en tierra firme ( Isa�as 44:3); ambos son adjetivos, y se debe suministrar un sustantivo. Algunos suministran ??????, alma o persona; otros, ?????, tierra. El primero rinde: "El alma [llena] con sed" (Gesenius); o, "Los que est�n saciados con los que tienen sed", es decir, tanto los que han bebido el veneno como los que tienen sed de �l (Knobel); o "Para que el [alma] saciada pueda destruir a los sedientos", es decir, que el imp�o, restringido por ninguna ley y, por as� decirlo, borracho de crimen, pueda corromper a otros, tambi�n propenso al mal y traerles destrucci�n (Maurer ) Quienes suministran "tierra", rinden "Para destruir la tierra bien regada con lo seco". Esto �ltimo parece la representaci�n preferible; pero el significado general es el mismo en cualquier caso, a saber. que el efecto de tal dureza de coraz�n ser�a destruir a todos. "Los orientales son aficionados a tales formas bipartitas de expresar el todo" (Knobel; cf. Deuteronomio 32:36).

Deuteronomio 29:20, Deuteronomio 29:21

Aunque el pecador cree que todo est� bien con �l, y se endurece en su iniquidad, y est� desviando a otros con su ejemplo, el Se�or no lo dejar� descansar en la impunidad, sino que le enviar� castigos terribles. La ira del Se�or y sus celos fumar�n, es decir, estallar�n en fuego destructivo (cf. Salmo 74:1: Isa�as 65:5; Salmo 18:8). El Se�or borrar� su nombre de debajo del cielo (cf. Deuteronomio 25:19; �xodo 17:14). El Se�or lo separar� del mal de todas las tribus de Israel, de modo que, excluidos de la naci�n del pacto, y colocados m�s all� de la esfera sobre la que descansa la salvaci�n del Se�or, estar�n expuestos a la destrucci�n, de acuerdo con todos los maldiciones del pacto que est�n escritas en este libro de la ley; m�s bien, como en el margen, est� escrito; el participio est� de acuerdo con el "pacto".

Deuteronomio 29:22-5

Las generaciones futuras y los visitantes extranjeros, al ver las calamidades con las que los rebeldes hab�an sido visitados, m�s a�n, todas las naciones deber�an preguntar, con asombro y horror, �por qu� ha hecho el Se�or as� en esta tierra? �Qu� significa el calor de esta gran ira? Es evidente a partir de esto que Mois�s contempla, y de hecho aqu� predice, una deserci�n, no solo de individuos o familias, sino de la naci�n en su conjunto del Se�or, y el castigo que vino en consecuencia sobre la naci�n. Las palabras de "cuando ven" ( Deuteronomio 29:22) a "ira" ( Deuteronomio 29:23) son un par�ntesis, en el que se da una raz�n para el pensamiento principal en una cl�usula circunstancial ; y el "decir" de Deuteronomio 29:22 se reanuda con el "decir" de Deuteronomio 29:24.

Deuteronomio 29:23

Y que toda su tierra es azufre, sal, ardor, etc .; m�s bien, azufre y sal, quemar toda su tierra, no se sembrar�, etc. Las palabras "azufre", etc. est�n en aposici�n a las "plagas y enfermedades" de Deuteronomio 29:22, y hasta ahora dependen del "ver". La descripci�n aqu� est� tomada del pa�s alrededor del Mar Muerto, al cual hay una alusi�n expresa al final del verso (cf. G�nesis 19:23, etc.). Como este pa�s, que antes hab�a sido como el jard�n del Se�or, se convirti�, cuando la ira de Dios se derram� sobre �l, completamente desolado y devastado; as� deber�a ser con la tierra de Israel cuando el Se�or le impuso las plagas y enfermedades amenazadas.

Deuteronomio 29:24

�Qu� significa el calor de esta gran ira? La respuesta a esta pregunta viene en lo que sigue ( Deuteronomio 29:25-5).

Deuteronomio 29:26

Dioses ... a quienes no les hab�a dado (cf. Deuteronomio 4:19).

Deuteronomio 29:27

Todas las maldiciones; literalmente, cada maldici�n, o toda la maldici�n (cf. Daniel 9:11, etc.).

Deuteronomio 29:28

Y echarlos. En hebreo, la palabra emitirlos (??????????) tiene una de sus letras, la ?, m�s grande que el resto, y se omite otra letra, ? que debe estar despu�s de la ?; en el que "Baal Hatturim observa. Hay un gran lamed y una falta de yod, para ense�ar que no hay un desecho como el de las diez tribus" (Ainsworth). Seg�n Baxtorf, el gran lamed representa la primera letra de l'olam, para siempre, y el yod, el n�mero 10, representa las diez tribus, cuya omisi�n perpetua de la naci�n de Israel se indica as�.

Deuteronomio 29:29

Por cosas secretas, aqu�, algunos entienden los "pecados ocultos", que solo Dios conoce, y que castigar� (Targum Jon.); pero el significado es m�s bien, cosas en el prop�sito de Dios que solo �l conoce: estas cosas, se afirma, le pertenecen, son su asunto y pueden dejarse con �l. Por otro lado, las cosas reveladas son las cosas que Dios dio a conocer al hombre en su Palabra, a saber. sus mandatos, amenazas y promesas; y con estos hombres tienen que ver. Algunos consideran que este vers�culo es parte de la respuesta dada a la pregunta de Deuteronomio 29:24; pero otros lo consideran como una reflexi�n general a�adida por Mois�s a modo de advertencia a su discurso anterior. Esta �ltima opini�n es la m�s probable, y los escribas pueden haber tenido esto en mente cuando distinguieron las palabras, para nosotros y para nuestros hijos, al colocar sobre ellos puntos extraordinarios (?? ???? ???? ?????????? ????), para enfatizarlos , aunque para muchos esto se considera una mera notaci�n cr�tica, que indica una lectura diferente.

HOMIL�TICA

Deuteronomio 29:1

Testificar sin ver.

Hay una nota instructiva sobre este pasaje en el 'Comentario' del Dr. Jameson. Durante casi cuarenta a�os, la gente hab�a sido testigo del cuidado extraordinario de Dios al velar por ellos, satisfacer sus necesidades y conducirlos por el desierto; y, sin embargo, la constante sucesi�n de misericordias no hab�a tenido un efecto adecuado sobre ellas. No leyeron la bondad amorosa de Dios en todo como deber�an haberlo hecho. Teniendo ojos, no vieron; teniendo o�dos, no oyeron. Sin embargo, la forma en que Mois�s arroja esto es notable. Si no se entienden sus palabras, puede parecer que incluso arroja una reflexi�n sobre Dios, por haberles dado tan grandes misericordias, mientras que al mismo tiempo retuvo la �nica misericordia que har�a las bendiciones de todo lo dem�s. Sin embargo, por un momento no podemos pensar que Mois�s pretend�a algo por el estilo. Evidentemente, le reprocha a la gente su aburrimiento. Si hubiera habido un sincero deseo de comprender el profundo significado de los tratos de Dios con ellos, ciertamente la luz y la sabidur�a necesarias no se habr�an retenido. Nuestro tema de pensamiento que surge por lo tanto es: estolidez espiritual; o, testificar sin ver. Deben estudiarse los siguientes pasajes de las Escrituras con respecto a este tema: - Isa�as 6:9, Isa�as 6:10; Isa�as 63:9, Isa�as 63:10, Isa�as 63:17; Jeremias 5:21; Ezequiel 12:2; Ezequiel 14:1 .; Mateo 11:25; Mateo 12:24; Mateo 13:14, Mateo 13:15; Mateo 15:16; Mateo 16:9; Mateo 21:27; Marco 3:5 (griego); Marco 5:23; Marco 6:52; Marco 8:10, Marco 8:21; Lucas 7:29; Lucas 12:56, Lucas 12:57; Lucas 19:42; Juan 4:33; Juan 7:17; Juan 8:31, Juan 8:32, Juan 8:47; Juan 9:39; Juan 14:9, Juan 14:22; 1 Corintios 2:14; 2 Corintios 3:14, 2 Corintios 3:15; Salmo 25:14. Observar-

I. HAY UN SIGNIFICADO, RICO Y COMPLETO, EN LOS INCIDENTES DE LA VIDA. La vida de cada uno est� llena de incidentes, desde la ma�ana hasta la tarde, desde el comienzo del a�o hasta el final. Puede que no haya habido una sucesi�n de lo que es sorprendente y sorprendente, como sucedi� en el caso de Israel, sino simplemente misericordias comunes que vinieron r�pidamente y sin pausa, tal como se necesitaban; las misericordias una por una, encajando exactamente en su lugar, como si un cuidado amable lo hubiera proporcionado todo. Como si ... �decimos? Eso es. Un cuidado amable ha proporcionado todo. Ese es precisamente nuestro presente postulado. Deber�amos pensar que las cartas en una imprenta se organizar�an espont�neamente en orden para un libro impreso, ya que la sucesi�n constante de nuestras comodidades en la vida deber�a ocurrir como lo hacen sin ning�n arreglo previo.

1. Las comodidades y los suministros de la vida son una revelaci�n constante de la Divina bondad amorosa. Revelan a Dios (Salmo mal. 43).

2. Est�n destinados a ayudar en la cultura y el crecimiento del car�cter. Incluso los suministros que vienen en la regi�n f�sica, cuando se otorgan a los seres morales, tienen un significado moral en ellos.

3. Al ganarnos para Dios, sus misericordias tienen la intenci�n de llevarnos al arrepentimiento, y as� abrirnos una gloriosa meta en car�cter y destino.

II ESTE SIGNIFICADO DIVINO EN LAS MERCIDADES DE LA VIDA A MENUDO ES PERDIDO POR AQUELLOS A QUIENES SON LAS MISERICAS DESTINADAS. De cu�ntos a�n puede decir, "�Teniendo ojos no ven, y teniendo o�dos no oyen!" Esto puede surgir de una o m�s de varias causas.

1. Puede haber alguna suposici�n preconcebida o una conclusi�n inevitable que, si se le permite, excluir� toda aceptaci�n de cualquier pensamiento de la bondad amorosa de Dios en la vida com�n, o en cualquier otro lugar. Alg�n "pensamiento elevado" puede exaltarse contra el conocimiento de Dios.

2. Puede existir la falta de un esp�ritu de lealtad, de modo que el individuo est� indispuesto a leer correctamente los mensajes de la bondad de su Padre.

3. Puede haber un mal uso o no uso de los �rganos y facultades por los cuales se puede adquirir conocimiento espiritual. Ver 'Examen sincero del te�smo', de Physicus, que es un ejemplo sorprendente de fracaso total a este respecto.

4. Puede haber distracci�n del coraz�n y el alma por el torbellino y la prisa de la vida, de modo que el esp�ritu no tenga tiempo libre para aprender de Dios en el "silencio secreto de la mente".

5. Puede haber una total indiferencia con respecto al significado superior de las cosas comunes. Cualquiera de estas cinco causas explicar� ampliamente que un hombre no aprenda de Dios a trav�s de las experiencias de la vida.

III. NO HAY UNA RAZ�N ADECUADA QUE PUEDA JUSTIFICAR TAL FRACASO PARA APRENDER LAS LECCIONES DE LA VIDA. Por:

1. Tenemos una revelaci�n de Dios que se nos da en el Libro, por la cual podemos llegar a la verdadera interpretaci�n de la vida. Israel ten�a su Ley, por la cual pod�an leer su vida. Tenemos tanto la Ley como el evangelio. Y la preciosidad de la vida humana en los ojos de Dios se nos ense�a en Lucas 15:1; y a la luz de tal cap�tulo, debe estudiarse el misterio de la vida humana y el cuidado divino.

2. Tenemos una revelaci�n clara de la condici�n en la que se puede adquirir el conocimiento y la certeza de las religiones ( Juan 7:17; Salmo 25:8, Salmo 25:9, Salmo 25:14).

3. Existe una promesa directa y clara de sabidur�a para quienes carecen de ella y la buscan ( Santiago 1:5). Las promesas dadas por nuestro Se�or tambi�n son abundantes.

4. Existe el testimonio de la experiencia de los que son ense�ados por Dios. Pueden contar sus misericordias y cantar en voz alta su justicia (Salmo 34:6; Salmo 66:16). Y esa experiencia es o deber�a ser una ayuda invaluable para aquellos que a�n tienen que aprender "el secreto del Se�or". Ahora, con esta pista cu�druple, es completamente innecesario que alguien malinterprete el misterio y el significado de la vida. Para que siga:

IV. QUE SER Y PERMANECER SIN PERCEPCI�N ESPIRITUAL ES IMPORTANTE PARA UNA REPROBACI�N Y REHABILITACI�N GRAVES. No es contra Dios que se pronuncian las palabras de Lucas 15:4. Les habr�a dado ojos para ver, si hubieran deseado y buscado esa bendici�n. Y as� lo har� ahora. Por lo tanto, cometemos una injusticia qu�ntuple si permanecemos sin el verdadero conocimiento del rico significado de nuestras misericordias.

1. Hay injusticia en la Palabra de Dios.

2. Hay injusticia para el Dios de la Palabra.

3. Hay injusticia en nosotros mismos.

4. Hay injusticia en el misterio de la vida.

5. Hay un da�o a nuestro destino futuro y eterno.

Bien podemos adoptar para nosotros mismos, en nuestro propio nombre y en el de los dem�s, las oraciones del ap�stol por la iluminaci�n espiritual ( Filipenses 1:9; Colosenses 1:9, Colosenses 1:10; Efesios 1:15). Porque como entendemos el misterio de Dios en Cristo, todos los menores tendr�n la luz del cielo derramada sobre ellos.

Deuteronomio 29:10-5

La apostas�a en el coraz�n es una ra�z de amargura.

En medio de este p�rrafo hay una expresi�n que el escritor de los hebreos utiliza como advertencia. Se encuentra en el verso dieciocho: "Para que no haya entre ustedes una ra�z que lleve hiel y ajenjo". En la Ep�stola a la Hebreos 12:10, el escritor sagrado dice: "Mirando diligentemente ... para que ninguna ra�z de amargura que surja te moleste, y por lo tanto muchos se contaminen". La ra�z que contiene hiel y ajenjo que Mois�s desprecia es, la apostas�a de Dios que ha revelado su voluntad a trav�s de �l. Lo que el escritor del Nuevo Testamento teme, y para evitar que se haya escrito toda su Ep�stola, es la apostas�a de Dios, que ha revelado su voluntad a trav�s de su Hijo unig�nito. Los paralelos entre las dos posibilidades proporcionar�an un tema muy instructivo para el predicador; Lo mismo ocurrir�a con los contrastes. Proponemos ahora sugerir una l�nea de pensamiento que puede "abrirse" e impresionar en el coraz�n y la conciencia la verdad de que la apostas�a del coraz�n es una hiel y un ajenjo con ra�ces.

I. EL CRISTIANO, COMO ISRAEL DE ANTIGUOS, EST� RODEADO DE INFLUENCIAS QUE NO SON FAVORABLES PARA LA FIDELIDAD A TODO LO QUE CREE Y ESPERA. Israel estaba en medio de otras naciones, que ten�an una grandeza y una pompa con las que no pod�an competir, que ten�an una adoraci�n religiosa diferente a la de ellos, y una literatura y aprendizaje que era mayor que la de ellos; y no era nada antinatural que de vez en cuando, de todos modos, los miraran con anhelo y atesoraran el deseo de rivalizar con ellos. Y a medida que su relaci�n con otras naciones aument� a lo largo de los siglos, no puede preguntarse si se sintieron tentados a apartarse de la simplicidad de su fe y adoraci�n monote�stas. Y ahora, el paralelismo entre ellos y nosotros est� m�s cerca que nunca. La creciente investigaci�n ha sacado a la luz mucha literatura religiosa en el mundo, que pertenece a religiones variadas, en las que incluso hace cincuenta a�os nuestros padres pensaban que no hab�a nada bueno. Algunos consideraban que las grandes religiones del mundo �el brahmanismo, el budismo, el confucianismo, el mahometanismo� eran casi totalmente malas. Y ahora, algunos est�n tan euf�ricos por las caracter�sticas de excelencia que se pueden rastrear en uno y otro, y tan sorprendidos por algunos paralelos entre la religi�n cristiana y otros, que est�n tentados a complacer el pensamiento de que nuestra fe es solo una entre muchas �La mejor, quiz�s, de todas las religiones variadas del mundo, pero que se diferencian de otras en su medida superior de excelencia, que en cualquier caracter�stica en conjunto y absolutamente �nica e incomparable. Por lo tanto-

II HAY UN PELIGRO DE APOSTAS�A DEL CORAZ�N DEL SE�OR JESUCRISTO, ANAL�GICO AL PELIGRO QUE BESET ISRAEL ANTIGUO. El peligro al que est�n expuestos los cristianos ahora no es simplemente el ordinario que surge de la inconstancia del coraz�n humano, y de las sutiles tentaciones y los ardientes dardos del malvado. Con el conocimiento m�s amplio al que se hace referencia de cualquier excelencia que puedan tener otras religiones, se presenta una nueva tentaci�n al entendimiento, ya no para considerar a nuestro Salvador como el �nico Redentor, sino simplemente como el M�s Alto y Mejor de los Maestros Religiosos del mundo. Y en lo que respecta a esta tentaci�n, puede haber una deserci�n de la fe en uno o m�s, o en todos, de los cinco puntos siguientes:

1. Cristo puede dejar de ser considerado como el Hijo unig�nito del Padre.

2. Su Deidad, y por lo tanto su encarnaci�n, puede ser negada, o al menos puede dejar de ser considerada como parte de la "fe una vez [para todos] entregada a los santos".

3. Su redenci�n, ya que al mismo tiempo nos proporciona un evangelio de liberaci�n y un evangelio de poder, puede perderse de vista como el rasgo distintivo de su trabajo, al que ninguna religi�n en el mundo puede proporcionar un paralelo o punto de comparaci�n. Tenemos muchas religiones en el mundo; solo hay un evangelio.

4. Su ejemplo puede ser considerado simplemente como uno que se eleva por encima del de otros hombres, y como desatendido con cualquier poder de elevar el mundo a su propio nivel.

5. Y con todo esto, la temible y augusta majestad con la que �l, como Mediador de nuestra raza, ejerce todo el poder en el cielo y en la tierra, puede ser arrojado a un segundo plano y, por lo tanto, dejar de influir en el coraz�n y la vida. Nadie que entienda los tiempos puede dejar de ver la realidad de estos peligros y las proporciones serias que est�n asumiendo. Que en medio de la tormenta, el reino de Cristo ser� sacudido, no tenemos miedo, pero muchos pueden apartarse de la fe mientras tanto.

III. TAL APOSTAS�A SER�A UNA RA�Z DE BITTERNESS. Esto en s� mismo requerir�a una homil�a completa para hacerle justicia. Solo podemos insinuar un resumen.

1. Si as� el coraz�n pierde su dominio de Cristo como Redentor, el logro de la salvaci�n en adelante ser� imposible.

2. Si una vez que el poder de Cristo deja de renovarse, el viejo yo reinar� y las malas pasiones no estar�n bajo el control adecuado. El poder inferior puede frenar la manifestaci�n de la pasi�n, pero solo el poder divino puede desgarrar sus ra�ces.

3. Tal deserci�n de la fe "contaminar�" a muchos. El mal no se detendr� con uno. Ser� contagioso.

4. Tal deshonra hecha al Hijo de Dios traer� sobre aquellos que son culpables del desagrado Divino.

5. El efecto seguro ser� la ruptura y la disoluci�n de las Iglesias que est�n envenenadas de ese modo. No habr� raz�n por la cual las Iglesias deber�an mantenerse unidas, si su Divino Cristo se ha ido, y no habr� poder que pueda mantenerlas juntas, si su Esp�ritu se aflige y se va.

IV. POR LO TANTO, DICHOS MIEMBROS DE LA IGLESIA DE RESULTADOS AGRADABLES DEBEN GUARDAR CUIDADOSAMENTE. "Buscando diligentemente para que no", etc.

1. Deben observar los signos de los tiempos, para que, en lo que respecta a ellos, puedan proteger a la Iglesia a la que pertenecen de los peligros con los que las corrientes cambiantes del pensamiento humano pueden amenazarlos.

2. Deben buscar para avivar el celo e inflamar el fervor de la piedad a su alrededor, para que las tentaciones de apostatar no tengan poder.

3. Deben apreciar una solicitud amorosa y rezar fervientemente, el uno por el otro, para que el cuidado mutuo y la oraci�n puedan ser una protecci�n efectiva contra el enfoque de la deslealtad en la fe o incluso en el pensamiento.

4. Cada uno debe estar muy celoso de su propio coraz�n. En otros solo podemos discernir fruto; en nosotros mismos podemos detectar la ra�z del mal. Por lo tanto, esta vigilancia sobre nuestro propio esp�ritu es doblemente importante, ya que puede ser doblemente efectiva. Incluso en otros tal vez podamos cortar la fruta malvada, pero en nosotros mismos podemos ver que incluso la ra�z est� arrancada. Para esto, el �nico preventivo radical, seguro y absoluto de la apostas�a, el Esp�ritu de Dios puede efectuar, y lo har�, si nos resignamos a sus manos todopoderosas. �l puede renovar y santificar el coraz�n de tal manera que ninguna "ra�z de amargura" pueda encontrar agarre alguno. Puede hacer que el suelo sea tan receptivo a la verdad que cualquier semilla viva de justicia germinar� de inmediato, y sin embargo, ser� tan destructivo del error que cualquier semilla del mal que caiga casualmente perecer� en su ca�da. �Hombre feliz, cuyo coraz�n est� en la custodia efectiva del Esp�ritu Santo, y que est� tan santificado que ning�n germen de enfermedad puede encontrar ni siquiera un hogar moment�neo!

Deuteronomio 29:22-5

Testigos hist�ricos de la ira de Dios.

El cap�tulo anterior a esto est� sombreado, s�, oscuro de hecho. Sin embargo, es un pron�stico exacto del estado de Israel en este mismo d�a. De hecho, la comparaci�n entre el estado de la tierra de Palestina y las palabras del Libro sugiere dos l�neas de pensamiento instructivo.

I. �C�MO MANIFIESTAMENTE, EN LA DESOLACI�N DE LA TIERRA SANTA, SE VE EL EFECTO DE LA Ira de Dios! De esto incluso Volney da testimonio. �l pregunta: "�De d�nde proceden esas revoluciones melanc�licas? �Por qu� causa la fortuna de estos pa�ses cambia de manera tan sorprendente? �Por qu� se destruyen tantas ciudades? �Por qu� no se reproduce y perpet�a esa antigua poblaci�n? Un Dios misterioso ejerce sus juicios incomprensibles. �l sin duda ha pronunciado una maldici�n secreta contra la tierra. Ha golpeado con una maldici�n a la raza actual de hombres en venganza de las generaciones pasadas "(citado por Jameson, en loc.).

II �C�MO SE CONFIRMA LA EXACTITUD DE ESTA PARTE DEL ANTIGUO LIBRO! Ahora es un canon favorito de los hombres cient�ficos, que todo lo que no se puede verificar debe relegarse al pasado y olvidarse. Para esto no puede haber objeciones, si quienes insisten en lo negativo insistir�n igualmente en lo positivo rec�proco, y dicen que todo lo que pueda verificarse debe ser aceptado. Porque ser�a simplemente una prueba, ya sea de ignorancia desacreditable o de perversidad, si los hombres negaran o rechazaran las verificaciones repetidas de las palabras de Mois�s en el curso posterior de la historia.

Y de nada sirve que los hombres declaren en contra de la posibilidad de milagros, cuando existe el milagro permanente ante nuestros ojos, de que alg�n conocimiento sobrehumano haya pronosticado, hace tres mil a�os, precisamente la l�nea a lo largo de la cual se mover�a la historia hebrea, hasta el d�a presente. Si bien tambi�n existe esta diferencia entre el milagro en obras poderosas y el milagro en palabras prof�ticas: la prueba de las obras es m�s clara para quienes las ven en ese momento; Posiblemente disminuya con el paso de los a�os. La de una palabra prof�tica es nula en ese momento: espera la confirmaci�n del lapso de a�os. Y mientras nuestros registros hist�ricos actuales permanezcan, permanecer� la confirmaci�n de la precisi�n con la que el legislador de Israel, hablando en nombre de Jehov�, estableci� de antemano las l�neas a lo largo de las cuales la naci�n jud�a deber�a moverse durante miles de a�os. Cuando juntamos la tierra y el Libro, el trabajo y la palabra, y vemos la correspondencia entre ellos, no podemos dejar de decir: "�Este es el dedo de Dios!"

Deuteronomio 29:29

Cosas secretas

"Las cosas secretas pertenecen al Se�or nuestro Dios". Eso dice el gran legislador. Sobre un tema no diferente, el obispo Butler dice: "No sabemos todo". �No es as�? �Qui�n puede contar todo sobre una piedra o una brizna de hierba? �Qui�n puede afirmar que se ha descubierto la estrella m�s lejana o decirnos qu� hay m�s all�? Hay secretos entre los minutos; Hay secretos entre los vastos.

I. DEJEMOS HACER UNA DISTINCI�N SOBRE LA FORMA, TIPO O GRADO DE SEGURIDAD.

1. Algunas cosas son secretas, esperando un descubrimiento m�s completo para revelarlas.

2. Algunas cosas son secretas, pero esperan el desarrollo de los acontecimientos en la providencia de Dios.

3. Algunas cosas son secretas en un sentido, pero no en otro. A menudo conocemos manifestaciones, pero no esencias; fen�menos, pero no nomena; hechos, pero no modos o razones.

4. Hay algunas cosas secretas que son completamente incognoscibles y deben permanecer as� por mucho tiempo; p.ej. �Qui�n puede dar cuenta de la raz�n por la cual se le permiti� entrar al pecado? �Qui�n puede decir si siempre existir�? �Qui�n puede explicar la doctrina de la Trinidad? �Qui�n puede descifrar la raz�n por la cual este hombre ten�a tal y tal sufrimiento? etc; etc. �Cu�n pronto, cuando venimos a hacer preguntas como estas, estamos en "un abismo ilimitado, donde todos nuestros pensamientos se ahogan!"

II Preg�ntenos, �en qu� sentido las cosas secretas pertenecen a Dios? Le pertenecen a �l:

1. Para concebirlos.

2. Para quererlos.

3. Para originarlos.

4. Comprenderlos.

5. Para anularlos.

6. Para conducirlos a su problema final.

III. PREGUNTEMOS, �QU� EFECTO DEBE HACER EL HECHO QUE SECRETA LAS COSAS PERTENECEN A DIOS?

1. Deber�a humillarnos descubrir cu�n incompetentes somos para escanear las obras y formas divinas.

2. Es obvio que debemos dejar cosas secretas con �l a quien solo pertenecen.

3. Es manifiestamente correcto dejarlos con �l.

4. No deber�a ser inc�modo dejarlos all�.

5. Deber�amos estar completamente contentos de dejarlos all�. Porque tenemos

(1) una voluntad de amor revelada;

(2) deber de descarga simple y directo;

(3) un evangelio completo de la misericordia redentora; y

(4) una buena esperanza a trav�s de la gracia. �Qu� m�s podemos querer?

6. Deber�amos estar agradecidos de que Dios tenga en sus manos lo que no pudimos entender, y nos conf�a solo lo que podemos.

7. Afortunadamente, dejando en las manos de Dios lo que le pertenece, atendamos amorosamente a lo que nos pertenece.

Deuteronomio 29:29

Cosas reveladas.

Este vers�culo est� tan lleno de significado que no es f�cil hacerle justicia ni siquiera aproxim�ndolo en un discurso. Por lo tanto, hemos reservado la �ltima parte del mismo para un bosquejo sugerido de una homil�a distinta: "Esas cosas que se revelan nos pertenecen a nosotros y a nuestros hijos para siempre, para que podamos hacer todas las palabras de esta Ley". La declaraci�n aqu� hecha con respecto a la Ley de Dios en particular, es verdad de toda la Palabra de Dios como el regulador de la fe y la vida. Tres l�neas de pensamiento aqu� se suceden naturalmente.

I. DENTRO DE LA PALABRA DE DIOS TENEMOS LA MENTE REVELADA Y LA VOLUNTAD DE DIOS.

Dio a conocer sus caminos a Mois�s, etc. Y ahora nos ha hablado en su Hijo. La suma y sustancia del mensaje Divino es: "Donde abundaba el pecado, la gracia abundaba mucho m�s".

II EL OBJETO MANIFIESTO DE ESTA REVELACI�N DE DIOS Y ES QUE PODEMOS TENER UNA GU�A ADECUADA PARA LA FE Y LA VIDA. "Que podamos hacer todas las palabras de esta Ley" es la forma del Antiguo Testamento de establecer esto. La forma del Nuevo Testamento es: "Predicando ... arrepentimiento hacia Dios y fe hacia nuestro Se�or Jesucristo".

III. EN ESTE RESPETO LA PALABRA DE DIOS ES, EMP�TICAMENTE, "NUESTROS". "Esas cosas que se revelan nos pertenecen", etc.

1. Nos pertenecen: nuestro tesoro de riqueza.

2. Nos pertenecen, nuestra medida de responsabilidad.

3. Nos pertenecen: nuestra regla por la cual finalmente seremos juzgados ( Romanos 2:1).

HOMILIAS POR J. ORR

Deuteronomio 29:2

Ver, pero no ver.

Los israelitas hab�an visto las poderosas obras de Dios ( Deuteronomio 29:9), pero Dios no les hab�a dado un coraz�n para percibir, ni ojos para ver ( Deuteronomio 29:4).

I. VISTA NATURAL SIN DISCERNIMIENTO ESPIRITUAL. Mois�s acusa a la gente de ceguera a los hechos de su propia historia. Estos hechos incluyen:

1. Las poderosas obras de Dios en Egipto; aqu�, como en Deuteronomio 4:34; Deuteronomio 7:19, clasificado como tentaciones, signos y maravillas ( Deuteronomio 7:2, Deuteronomio 7:3).

2. La gu�a de Dios de las personas en el desierto, que tambi�n abundaba en signos y maravillas ( Deuteronomio 7:5, Deuteronomio 7:6), y fue un curso de disciplina (tentaci�n, en sentido de prueba) en todo momento.

3. Las victorias sobre Sihon y Og ( Deuteronomio 7:7, Deuteronomio 7:8). Nunca nadie vio tantos milagros o pas� por un curr�culo tan extraordinario como lo hizo Israel. Sin embargo, Mois�s dice que no hab�an podido comprender las lecciones de su historia. Al ver, no vieron ( Mateo 13:10). Es posible que esa generaci�n no haya sido tan aburrida como la que la precedi�, pero incluso lo demostr� en rebeliones recientes ( N�meros 20:1; N�meros 21:1.) Cu�n lejos estaba de tener puso muy en serio las lecciones de los tratos de Dios con �l. Un velo similar se encuentra en cada mente no espiritual ( 2 Corintios 3:13). La Biblia es un libro de adivinanzas ( Lucas 24:25, Lucas 24:44-42). Cristo es conocido solo despu�s de la carne ( 2 Corintios 5:16). Las l�neas de un liderazgo Divino en los eventos de la vida no son reconocidas. Las advertencias son despreciadas; la prosperidad es mal utilizada; la adversidad se endurece. Existe una experiencia externa de los hechos, pero, como en el caso de Israel, la Palabra predicada no se beneficia, no se mezcla con la fe en los que la escuchan ( Hebreos 4:2).

II EL DISCERNIMIENTO ESPIRITUAL ES DE DIOS. Sin embargo, no se da ni se retiene arbitrariamente. Se entrega a aquellos que sienten su necesidad, que lo buscan y que act�an en fidelidad a la luz ya pose�da (Salmo 25:9, Salmo 25:12, Salmo 25:14; Salmo 119:18; Mateo 13:10; Juan 7:17). De ninguno de ellos Dios retendr� el "coraz�n para percibir y los ojos para ver". Por otro lado, la iluminaci�n divina es indispensable para el conocimiento de la verdad espiritual (cf. Juan 6:45; 1 Corintios 2:12; 2 Corintios 4:6; Efesios 1:17). Como se necesita el ojo del poeta para discernir las sugerencias po�ticas y las analog�as de la naturaleza, tambi�n se necesita el ojo espiritual para penetrar "el secreto del Se�or". El ojo en este caso, como en el otro, "solo ve lo que trae consigo el poder de ver". Y para ganar esta visi�n, debe haber, como se se�al� anteriormente, oraci�n: oraci�n y obediencia. Sin estas dos llaves de oro, sin pensamiento, sin trabajo, sin aprendizaje, sin inteligencia, se nos permitir� forzar las puertas del santuario interior de la verdad. El mundo de Dios, la Palabra de Dios, la providencia de Dios, ser� igualmente misterioso; Si se ofrece instrucci�n espiritual, la respuesta ser� "�No habla par�bolas?" ( Ezequiel 20:49) .� J.O.

Deuteronomio 29:3

Tentaciones, signos, milagros.

(Cf. Deuteronomio 4:34; Deuteronomio 7:19.)

I. LA RELACI�N DE LOS T�RMINOS. "Tentaciones" es una categor�a m�s amplia que "signos", y "signos" es una categor�a m�s amplia que "milagros" o "maravillas". Sin embargo, todas las "maravillas" en el reino de Dios tienen el significado moral de los "signos"; y todos los "signos y maravillas" son "pruebas" de la disposici�n.

II LA APLICACI�N DE LOS T�RMINOS.

1. Maravillas, que significa estrictamente, acontecimientos sobrenaturales.

2. Se�ales. Cualquier cosa es una "se�al" que indica la presencia de Dios ( Lucas 11:20), que descubre una ley de su trabajo, que es una promesa de su gracia, que proporciona un s�mbolo de una realidad espiritual. Los milagros eran "signos". La naturaleza es un "signo" en su orden, regularidad e invariabilidad ( G�nesis 1:14; G�nesis 8:22; G�nesis 9:13; Salmo 119:89-19 ; Jeremias 33:25; Hechos 14:17; Romanos 1:20). Cada respuesta a la oraci�n, cada problema de liberaci�n, cada indicaci�n de la voluntad divina en la providencia, cada advertencia y est�mulo espec�ficos, es una "se�al".

3. Tentaciones, es decir, pruebas o ensayos. "Prueba" es una palabra de amplio alcance, porque Dios nos prueba a cada momento, tanto por cosas peque�as como por cosas geniales. Cada evento en providencia contribuye a la formaci�n, prueba y disciplina de car�cter. Naturalmente, sin embargo, le damos el nombre de "pruebas" a las experiencias m�s duras y severas de la vida, las que m�s nos vuelven a poner en nuestro verdadero ser, y revelan o determinan el car�cter. J.O.

Deuteronomio 29:10-5

Pacto nacional.

Este pacto

I. FUE HECHO CON LA NACI�N COMO TAL. El pacto nacional encuentra ejemplos modernos en los pactos escoceses y en la "Liga y Pacto Solemnes" de 1643-44. Independientemente, sin embargo, de las estipulaciones particulares de estos convenios, la propiedad de tales compromisos debe declararse dudosa. El caso de Israel apenas se puede defender como precedente. Ciertamente, si Dios se revelara a cualquier naci�n ahora como lo hizo a esa raza elegida, le otorgue un renacimiento de la religi�n, le d� leyes y juicios, y lo convoque por orden positiva a un compromiso de ese tipo, lo har�a, a partir de viejo, sea su deber obedecer. Incluso entonces: 1. El pacto implicar�a una remodelaci�n de la constituci�n del Estado. No tendr�a sentido salvo sobre una base teocr�tica, la Iglesia y el Estado se fusionan en un solo cuerpo, y las infracciones de la obligaci�n del pacto se consideran y castigan como delitos.

2. El acuerdo requerir�a para sus condiciones de trabajo exitosas de aislamiento m�s estricto, tales como las que Dios en su sabidur�a ide� para Israel. Las dificultades en la forma de tal pacto ahora son pr�cticamente imposibles. En la antig�edad, las unidades de la sociedad eran familias, tribus, naciones, el sentido de la individualidad era relativamente d�bil; ahora el sentido de individualidad es fuerte, y cada arreglo debe tener en cuenta la conciencia individual. En Israel, nuevamente, la Iglesia y el Estado eran uno, pero ya no lo son, el reino de Cristo se niega a identificarse con ning�n sistema pol�tico terrenal. El estado moderno, basado en la representaci�n popular, y al negarse a tener en cuenta las diferencias de credo, es menos favorable a la uni�n de las funciones civiles con las espirituales. Los juramentos deben ser obsoletos en cualquier caso, salvo donde sea absolutamente necesario. Atrapan las conciencias y conducen a la profanaci�n por el desprecio de ellos por los irreligiosos. Grandes secciones de la comunidad siempre deben quedar fuera de tales convenios, y en una transacci�n tan solemne, debe cuestionarse el derecho de la mayor�a a obligar a la minor�a, y a�n m�s a obligar a la posteridad. Los pactos, especialmente en Escocia, fueron la fuente de grandes inspiraciones religiosas, pero el bien no se mezcl� con el mal. Por otro lado, el hecho de que tales obligaciones sean asumidas libremente por una naci�n debe ser admitido para implicarlo en una grave responsabilidad, y agrava en gran medida la culpa de la apostas�a posterior.

II INCLUYE TODAS LAS CLASES, Y TEN�A RESPETO A LA POSTERIDAD.

1. Inclu�a hijos ( Deuteronomio 29:11). Sea lo que sea lo que se pueda decir de los pactos nacionales, es indudable que, en la esfera espiritual, padres e hijos tienen una relaci�n muy estrecha. El acto de un padre, �l mismo en alianza con Dios, al dedicar a su hijo a Dios, probablemente nombrando el Nombre de Dios sobre �l en el bautismo, conlleva para ese peque�o las responsabilidades m�s importantes. Es un hijo del pacto, se encuentra dentro de sus lazos y se compromete a amar, servir y adorar al Dios de sus padres.

2. Limita la posteridad. Al pacto aparte, la gente que es fiel a Dios y celosa por su gloria, que abunda en frutos de justicia, puede esperar su bendici�n para las generaciones distantes; mientras que la naci�n que lo olvida y abunda en impiedad, infidelidad y maldad, con igual certeza provoca su indignaci�n, derriba su flagelo y lega a la posteridad la herencia de una maldici�n.-J.O.

Deuteronomio 29:16-5

La mentirosa esperanza.

Tenemos aqui-

I. INEXCUSABLE INCRE�BLE. ( Deuteronomio 29:16-5.) El hombre que, apart�ndose de Jehov� y persiguiendo a los dioses por las naciones, era doblemente inexcusable.

1. El verdadero Dios le hab�a sido revelado.

2. La inutilidad de los �dolos paganos hab�a sido demostrada. Ten�a la luz y pod�a compararla con la oscuridad de las naciones de alrededor. Si no era �l mismo, testigo de las poderosas obras de Dios en Egipto y en el desierto, hab�a o�do hablar de ellas por sus antepasados, o pod�a leerlas en sus Escrituras ( Deuteronomio 29:20). La existencia de la naci�n era una prueba de que tales cosas se hab�an hecho.

La incredulidad no es menos inexcusable en nosotros:

1. Con la Biblia en nuestras manos.

2. Con un cuerpo tan grande de evidencias de la verdad divina.

3. Con siglos de experiencia de la influencia regenerativa del cristianismo.

4. Con un amplio conocimiento de las naciones paganas, descubri�ndonos por contraste nuestras propias ventajas.

La incredulidad puede ser:

1. Especulativo

2. Pr�ctico.

Es suficiente que nuestra pr�ctica se base en la hip�tesis de la falsedad de la Palabra de Dios, para constituirnos incr�dulos ( 1 Timoteo 5:8).

II AUTO ENGA�O BRUTO. ( Deuteronomio 29:19.) El acto de este hombre malvado es muy notable. Se bendice a s� mismo en su coraz�n y dice: "Tendr� paz", al mismo tiempo que se le leen las maldiciones de Dios. Sin embargo, su caso no es solitario. �l no hace m�s que los hombres todos los d�as en los dientes de las amenazas de la Biblia. Satan�s susurra: "Seguramente no morir�s" ( G�nesis 3:4); "Est� lejos de ti: esto se pudrir� para ti" ( Mateo 16:22); y se cree a Satan�s, no a Dios. Podemos explicar este autoenga�o:

1. Por falta de consideraci�n (cf. Isa�as 1:3). El hombre malvado realmente no se preocupa por las maldiciones. Son meras palabras para �l. La mente no aplica, ni siquiera pregunta el significado de lo que escucha. El or�culo con el que el hombre malvado consulta est� en su propio coraz�n (Salmo 36:1), y los "or�culos de Dios" no reciben atenci�n.

2. Por falta de fe. La Palabra de Dios, incluso si se la atiende, no puede obligar a creer en un coraz�n que ya posee un conjunto opuesto de creencias, y est� decidido a no separarse de ellas.

3. De la voluntad propia. Will entra en la cuesti�n de nuestras creencias; mientras pueda torcer evidencia, resistir conclusiones no deseadas, encontrar evasiones y pretextos, no aceptar� lo que es contrario a su inclinaci�n ordinaria. Mientras que, si lo peor llega a ser peor, puede cortar el nudo con un simple "no lo har�" y obstinadamente rehusarme a creer lo que quiera. El relato de la incredulidad y el autoenga�o del pecador es, por lo tanto, esto:

1. No le ha gustado retener a Dios en su conocimiento.

2. Sujetos indeseados han sido desterrados de su mente.

3. A trav�s de la falta de familiaridad con sus pensamientos, el mundo suprasensual se ha convertido cada vez menos en una realidad para �l.

4. Adquiere el poder de ignorarlo y termina por no creer en �l.

III. INOLVIDABLE TOTALMENTE. ( Deuteronomio 29:20, Deuteronomio 29:21.) La incredulidad, infelizmente para el pecador, no puede alterar el estado real del caso. La barrena de Dios fuma contra �l, y ciertamente lo destruir�. Su pecado, por agradable que parezca en la actualidad, rendir� al final la hiel y el ajenjo. Al contender con el Todopoderoso, se apresura a su ruina. Las maldiciones escritas en el Libro no dejar�n de alcanzarlo. Es f�cil para los pecadores "re�r ahora" ( Lucas 6:25), pero les espera un terrible enga�o, un d�a en que "llorar�n y llorar�n". - J.O.

Deuteronomio 29:22-5

La maravilla del extra�o.

El estado de Tierra Santa

I. UNA EVIDENCIA DE LA VERDAD DE LA REVELACI�N. Se ha instado a la esterilidad de Palestina a que no refuerce las representaciones b�blicas de su antigua fecundidad y abundancia. M�s bien deber�a recordarse que, si la Tierra Santa estuviera en un estado menos desolado de lo que est�, las predicciones b�blicas no se habr�an cumplido, la revelaci�n habr�a sido desacreditada.

II UNA MARAVILLA PARA EL EXTRA�O. "�Gran Dios!" exclama Volney, el incr�dulo, "�de d�nde proceden revoluciones tan melanc�licas? �Por qu� causa la fortuna de estos pa�ses tan notablemente cambiada? �Por qu� se destruyen tantas ciudades? �Por qu� no se reproduce y perpet�a esa antigua poblaci�n?" ('Ruinas,' Deuteronomio 2:1.)

III. UNA RETRIBUCI�N JUSTA PARA EL PECADO: se�al�ndonos una advertencia. J.O.

Deuteronomio 29:29

Cosas secretas

Las "cosas secretas" de este vers�culo fueron las cosas que Dios no hab�a revelado con respecto al futuro de Israel, especialmente el tiempo y la forma de cumplir esas promesas y amenazas que se hicieron supeditadas a su obediencia o desobediencia. Las cosas que hab�an sido reveladas despertaron su apetito para saber m�s (cf. Daniel 12:8; Juan 21:21). Mois�s en este vers�culo desalienta la curiosidad por una curiosidad demasiado entusiasta en cosas que se mantienen secretamente a prop�sito, mientras dirige a la gente a las cosas reveladas que contienen todo lo necesario para cumplir con su deber. La verdad que debe extraerse del pasaje es que la Biblia es principalmente un libro para orientaci�n pr�ctica, no para la soluci�n de dificultades especulativas o la satisfacci�n de una vana curiosidad.

I. SERVICIO, NO ESPECULACI�N CURIOSA. Se reconocen las dificultades y los misterios inherentes al esquema de revelaci�n. Se pueden distribuir �tilmente en tres clases.

1. Los que no son peculiares de la Biblia, pero inherentes a todo nuestro pensamiento sobre los hechos de la existencia. La Biblia no cre�, si no se compromete a resolver, los misterios del origen y la existencia del mal, del sufrimiento del inocente con el culpable, del libre albedr�o y la necesidad, de la reconciliaci�n de la libertad del hombre con el conocimiento previo de Dios. y preordenaci�n. Estas son dificultades de toda religi�n y filosof�a, as� como de la Biblia.

2. Los que son peculiares de la Biblia, que surgen en relaci�n con el esquema y el proceso de la revelaci�n misma. Tales son las doctrinas de la Trinidad, de la encarnaci�n, de la expiaci�n, de la regeneraci�n: doctrinas que nos brindan toda la luz y consuelo desde el punto de vista pr�ctico y, sin embargo, desde el lado especulativo, implican muchas cosas que son desconcertantes para la raz�n.

3. Los que surgen de nuestra aprehensi�n imperfecta de los hechos revelados, de la superposici�n de ellos con teor�as equivocadas e interpretaciones falsas. Esta �ltima clase de dificultades no nos concierne aqu�. Si preguntamos, �por qu� deber�a dejarse sin revelar tanto en las Escrituras? la respuesta es:

1. Hay muchas cosas que no se pueden revelar: no ser�an inteligibles para nosotros.

2. El prop�sito de la Escritura no requiere que se revele m�s de lo que es suficiente para nuestra gu�a.

3. La existencia de dificultades no resueltas act�a como una prueba moral y ayuda al desarrollo de la fe: fe, a saber. como principio pr�ctico, creer y confiar en Dios en la fuerza de lo que se revela, a pesar de las dificultades ( Juan 20:29). Esto da la clave de nuestro deber, en presencia de estas dificultades.

No olvidamos:

1. Que las cosas que una vez se mantuvieron en secreto ahora se revelan ( Colosenses 1:26).

2. Que a lo largo de los siglos, Dios siempre hace m�s claros sus consejos.

3. Que es el privilegio y el deber de la Iglesia progresar siempre en el conocimiento de la voluntad de Dios, en la medida en que �l haya elegido revelarla ( Efesios 1:17, Efesios 1:18; Efesios 3:18, Efesios 3:19; Colosenses 2:2). Sin embargo, es la condici�n de la existencia terrenal que "sabemos" solo "en parte" ( 1 Corintios 13:9). Nuestro deber, por lo tanto, es claramente no descuidar la luz que tenemos en vano golpear contra los cables de la jaula que nos encierra; pero diligentemente para mejorar esa luz como el medio m�s probable para obtener m�s. Es m�s importante apagar un incendio que saber exactamente c�mo se origin�; Es m�s importante escapar del edificio en llamas que saber exactamente el curso que tomar�n las llamas despu�s de que nos hayamos ido. No debemos renunciar a la oraci�n porque nos resulta misterioso c�mo Dios puede contestar la oraci�n; abstenerse de huir a Cristo porque no podemos enmarcar una teor�a de la expiaci�n; renunciar a la actividad porque no podemos conciliar el libre albedr�o y la preordenaci�n divina. La revelaci�n resuelve la dificultad central, c�mo Dios puede ser justo y, sin embargo, el Justificador de los imp�os; da luz en abundancia sobre el car�cter de Dios, el camino de la salvaci�n, los requisitos de la santidad; se asegura mucho que, por la raz�n natural, alguna vez haya permanecido dudosa. �Qu� locura, entonces, hacer que el deber aguarde la resoluci�n de las dificultades especulativas, muchas de las cuales probablemente nunca se resolver�n en la tierra!

II TRABAJO, NO ENTRAR ANSIEDAD EN EL FUTURO. Las "cosas secretas" con respecto a eso tambi�n pertenecen al Se�or. Su Palabra nos ense�a de manera general los problemas de l�neas de conducta particulares, pero le corresponde a Dios determinar cu�ndo, c�mo, qu� y d�nde del evento real. Su providencia es un misterio insondable para todos menos para s� mismo. Esto, sin embargo, no necesita inquietar a los hijos de Dios. �l es su padre, y pueden confiar con confianza en su futuro a su sabidur�a y su amor ( Mateo 6:26). Es de poca utilidad preocuparse por los temores y preocupaciones sobre lo que nos puede suceder. Cumplir con el deber y dejar los problemas a quien est� arriba. Deber, no c�lculos de conveniencia. Aquellos que dirigen por conveniencia en lugar de deber, con la esperanza de evitar males, se dividen en una roca peor que la que evitan.

HOMILIAS DE D. DAVIES

Deuteronomio 29:1

La renovaci�n del pacto de Dios con Israel.

Todo acto de obediencia es un paso del alma hacia arriba. Nos lleva a una luz m�s clara y a un aire m�s puro. El hombre est� preparado por el ejercicio. Por otro lado, el descuido de una gran ocasi�n de bendici�n es una p�rdida irreparable.

I. OBSERVE LA ACTIVIDAD GRACIOSA DE DIOS EN NOMBRE DE SU PUEBLO PACTO. El antiguo Israel era tristemente propenso a olvidar lo que Dios hab�a hecho por ellos. La ingratitud es la base. Da�a mucho al hombre que es culpable de ello. Perdemos inmensamente por nuestro olvido de la bondad de Dios. Para los hebreos, Dios hab�a ejercido su poder y piedad en m�todos sin precedentes. Casi cada acto suyo para su liberaci�n fue un milagro. Las cosechas de Egipto fueron destruidas para rescatar a los hijos de Abraham. Los primog�nitos de Egipto, del hombre y de la bestia, fueron asesinados para emancipar a Israel. El rey, sus cortesanos y los militares de Egipto se sumergieron en el mar para liberar a los hebreos. Durante cuarenta a�os hab�an sido guiados y alimentados milagrosamente. Durante cuarenta a�os sus ropas hab�an resistido toda descomposici�n, y sus sandalias no hab�an cedido para usar. Sin pan ordinario, sin vino, hab�an sido mantenidos vivos; s�, se hab�a vuelto robusto e irresistible. La conquista de los enemigos ya era de ellos, y Cana�n estaba, en parte, pose�do. Nunca antes, nunca desde entonces, Dios ha dejado de lado sus m�todos ordinarios de proveer a los hombres y se ha revelado como el amigo personal de su pueblo.

II ESTA GRACIOSA ACTIVIDAD CONTIENE COMPROMISO EMBARAZADA DE BIEN SUPERIOR. Por maravillosos que fueran estos actos de bondad divina, no terminaron en s� mismos. Eran los ganadores de algo m�s, algo m�s alto. Cada regalo en el desierto y cada conquista en Cana�n conten�a un n�cleo de promesa espiritual. Estos eventos a trav�s de los cuales pasaron los hebreos, tanto eventos pr�speros como adversos, fueron "tentaciones" o pruebas para desarrollar su fe y fortaleza. Cada batalla carnal era ejercicio y disciplina para el conflicto espiritual. Muy instructivamente son las liberaciones milagrosas aqu� llamadas "signos" ( Deuteronomio 29:3). Para los signos y s�mbolos eran de realidades en el reino espiritual. La redenci�n de Egipto fue el signo de una mejor redenci�n para el alma. El Sina� presagia el Calvario. La roca herida prefiguraba a Cristo. La vida en el desierto era un tipo de peregrinaci�n terrenal. La serpiente de bronce simbolizaba el remedio para el pecado. Mediante m�todos nuevos y singulares, el anfitri�n de los elegidos de Dios se alimentaba diariamente, y Mois�s indica claramente la intenci�n amable del plan, a saber. para que "sep�is que yo soy el Se�or tu Dios". El man� descendente fue una lecci�n objetiva. Cada comida fue una revelaci�n de Dios. Dentro de la comida para el cuerpo se encontraba comida m�s rica para el alma.

III. VEMOS LA INSENSIBILIDAD DEL HOMBRE A LA INTENCION GRACIOSA DE DIOS. En este discurso de Mois�s descubrimos una aparente contradicci�n. "Viste", dice, "todo lo que hizo el Se�or" ( Deuteronomio 29:2). "Sin embargo", agrega, "el Se�or no te ha dado ojos para ver" ( Deuteronomio 29:4). Pero la contradicci�n es solo superficial. Vieron y, sin embargo, no vieron. Vieron el evento externo; no percibieron el significado interior. No ten�an ojo para la penetraci�n espiritual. No ten�an la pureza de coraz�n por la cual podr�an haber visto a Dios. Y la culpa de la no posesi�n no descansa en Dios. Algunos regalos que otorga sin pedir. "Env�a lluvia sobre los justos y los injustos". Pero los dones superiores para el alma los otorga solo a los mansos y los orantes. "Pide y recibir�s." "Abre bien la boca y yo la llenar�". Los hebreos vieron la nube, pero no vieron al Dios dentro de la nube. Vieron las espl�ndidas coruscaciones de su gloria, y suplicaron que la visi�n podr�a no repetirse. Sus bocas estaban llenas de comida material, pero no ten�an ojo para discernir el amor que la suministraba. Permanecieron sordos a los suaves susurros de la voz Divina, la voz dentro de la voz humana. Eran demasiado carnales para percibir la ilustre vocaci�n a la que fueron llamados, o el magn�fico destino que se encontraba en su camino. Jehov� se ofreci� a ser "su Dios".

IV. VEMOS UNA NUEVA OPORTUNIDAD DE CONSAGRACI�N COMPLETA. En el umbral de la Tierra Prometida, Dios hizo un alto. �l repasa, por boca de Mois�s, su historia pasada, les recuerda sus errores, reprende su torpeza mental y los invita a una renovaci�n del pacto sagrado. Se les dio otra oportunidad para la reforma espiritual. Aqu� fue el comienzo de una nueva �poca. De nuevo, como en Horeb, Dios apuesta por la lealtad del hombre. Renueva su promesa de estar en Cana�n lo que hab�a sido en el desierto: su amigo especial, su Dios. En este pacto todos los recursos de Dios fueron asegurados a Israel. Su poder, su gloria, su vida, su hogar, les fueron transmitidos. Todo deb�a ser suyo; pero con una condici�n, y esa condici�n era una necesidad, que fueran leales y leales a �l. �Qu� espl�ndida oportunidad hab�a para un nuevo comienzo, para una nueva partida! Por eso, Dios se acerca a nosotros y se ofrece a hacer un pacto con nosotros: ser nuestro Amigo y Dios para siempre. En la ma�ana de cada d�a, en cada s�bado que regresa, nos pide de nuevo que nos consagremos. Si realmente seremos su pueblo, �l ser� verdaderamente nuestro Dios. Nosotros tambi�n podemos "hacer su juramento". - D.

Deuteronomio 29:14-5

El gobierno de Dios que lo abarca todo.

La fuerza detective en el reino de Dios es perfecta. Escapar a trav�s de las mallas de su Ley es imposible. Cada moroso est� bajo la custodia del Ojo Omnisciente. La ordenaci�n, la condena y la ejecuci�n proceden (a veces sin prisa) con la precisi�n y certeza de la ley irresistible. En este p�rrafo

I. APRENDEMOS LA UNIDAD ORG�NICA DE LA NACI�N. Cada individuo es un miembro de la comunidad, una parte integral del reino. "Ning�n hombre vive para s� mismo". Un ciudadano de un imperio no puede degradarse a s� mismo como le plazca. Est� obligado a considerar el bienestar del cuerpo pol�tico. Por lo tanto, Mois�s afirm� que el pacto hecho con los ancianos y oficiales presentes era un pacto tambi�n hecho con los que no estaban presentes. Quien eligi� compartir la seguridad y los triunfos de la naci�n estaba obligado a compartir sus obligaciones. No podemos pertenecer a la sociedad y reclamar exenci�n de sus leyes. El individuo est� obligado por las decisiones de la naci�n.

II APRENDEMOS LOS GRANDES USOS DE LA EXPERIENCIA. "Hab�is visto sus abominaciones". Para una generaci�n que no hab�a visto las obscenidades, las impurezas y las corrupciones sociales de la idolatr�a, ser�a dif�cil transmitir una idea adecuada del mal. Era, por lo tanto, de primera importancia que la experiencia de los hebreos que hab�an surgido de Egipto moldeara e inspirara las convicciones de la generaci�n m�s joven. Aquellos que vieron las abominaciones de Egipto, sintieron sus opresiones y participaron en el desarraigo de las razas corruptas de Cana�n, debieron haber apreciado profundamente el valor de este pacto con Dios. El mal contra el cual se aliaron solemnemente sab�an que era una maldici�n para los hombres y un aborrecimiento para Jehov�. Si solo se acumularan y utilizaran los tesoros de la experiencia, valdr�an m�s que monta�as de plata y oro.

III. APRENDEMOS LAS PLANTAS ENGA�AS DEL PECADO. "Tendr� paz, aunque camine en la imaginaci�n de mi coraz�n".

1. El transgresor es intensamente ego�sta. Trama para s� mismo, y solo piensa en su comodidad. "Tendr� paz".

2. El transgresor es esencialmente ciego. Se imagina que aunque todos los dem�s puedan ser detectados, �l escapar�. No ve peligro inmediato. En vano se imagina que su malvado curso es sagaz, y traer� prontos retornos de ventaja.

3. El transgresor es un ateo pr�ctico. Debido a que los magistrados humanos o los testigos humanos pueden no descubrir su crimen, concluye que Dios no lo har�. De hecho, deja a Dios fuera del c�lculo. �l establece sus planes y los lleva como si no hubiera Dios. El gran pecado de los hombres es este, a saber. que "Dios no est� en todos sus pensamientos". El pecado rara vez aparece en su verdadero color en esta vida. Se averg�enza de sus propios frutos. Promete a sus enga�ados los frutos de la justicia. El credo de este mundo es que los hombres "pueden recoger uvas de espinas e higos de cardos".

IV. APRENDEMOS QUE LOS DETECTIVOS DE DIOS NUNCA FALLAN. "El Se�or no lo perdonar�". La conspiraci�n secreta del coraz�n se proclamar� sobre los tejados de las casas. Si el culpable se esconde en la guarida m�s oscura de una ciudad populosa, entonces el brazo de Jehov� lo arrastrar� hacia adelante. "Nos acosa atr�s y antes". Si est� solo en su culpa, �l es el m�s culpable, ya que no tiene la ayuda o el aliento de los dem�s. Todas las influencias sociales han sido disuasorias del mal; pero los ha resistido a todos con su obstinada locura. �l ha sido singular en su pecado; Ser� singular en su sufrimiento. Contra �l arder� la ira de Jehov� con un calor blanco de justicia. Todos los frascos de ira justa se vaciar�n sobre esa cabeza culpable. Su nombre perecer�. Ser� "separado del mal". La naci�n lo detestar�. El universo se unir� para castigarlo.

V. APRENDEMOS QUE EL EFECTO DE LA RETRIBUCI�N P�BLICA ES HACER LA JUSTICIA LUMINOSA DE DIOS. Dios se deleita en la fertilidad de la tierra. Encuentra placer en frutas y flores. Pero su deleite en los frutos y las flores del alma es mucho mayor, y har� explotar toda la belleza y fertilidad de la tierra para producir en los hombres los frutos de la santidad. Su fuerza policial es enorme. Pestilencia y terremoto, llamas volc�nicas y electricidad, ej�rcitos humanos e insectos microsc�picos, ejecutan su palabra judicial. Y el efecto sobre la humanidad es excitar la investigaci�n. �Por qu� esta demolici�n y maldici�n? Debe existir alguna raz�n s�lida para esta reversi�n completa de la antigua bendici�n. El contraste es elocuente con el significado. Las llamas de Sodoma arrojan un brillo sobre la justicia divina. Las colinas �ridas, con lengua muda pero triste, declaran la fidelidad de Dios. �Un pacto roto lo explica todo! Las colinas huir�n; las estrellas se desvanecer�n; pero ni una palabra de los labios de Jehov� se perder� jam�s. La espada insomne ??de la venganza judicial perseguir� hasta la muerte cada cosa falsa. � D.

Deuteronomio 29:29

El prop�sito de la revelaci�n divina.

Ense�ado por el buen Esp�ritu de Dios, Mois�s discerni� que el prop�sito de la revelaci�n divina no era satisfacer la curiosidad intelectual, sino calificar para la obediencia pr�ctica.

I. LA REVELACI�N ES LA �NICA FUENTE DE SALVAR EL CONOCIMIENTO DE LOS HOMBRES CULPABLES, El conocimiento de Dios, sus atributos y m�todos de operaci�n pueden obtenerse de la investigaci�n del hombre y la naturaleza. Pero el conocimiento especial de las disposiciones y prop�sitos misericordiosos de Dios con respecto a los pecadores solo se puede obtener de la revelaci�n directa que le complace hacer. Si los hombres rebeldes pueden reconciliarse con Dios, y por qu� m�todo; c�mo se debe renovar la naturaleza herida del hombre; si es posible cualquier existencia, servicio o promoci�n m�s all� de la tumba; estas y otras preguntas vitales solo pueden responderse con la voz del cielo.

II La revelaci�n no es coextensiva con la realidad y el hecho. Todav�a hay un reino de lo desconocido que Dios no ha revelado a los hombres. La clase de "cosas secretas" est� bajo el cuidado de Dios. Tal confianza tenemos en la benignidad del Alt�simo, que anticipamos nuevas revelaciones, s�, una serie interminable de revelaciones; pero el tiempo y el m�todo de estas revelaciones graduales Dios se ha reservado sabiamente para s� mismo. Una cosa inspira la esperanza de un mayor conocimiento: tenemos la promesa Divina de que lo que sabemos ahora no lo sabremos m�s adelante. En comparaci�n con lo desconocido, lo conocido es una mota, un �tomo, solo un alfabeto. El universo del conocimiento a�n est� m�s all� de nosotros, atrayendo nuestra investigaci�n.

III. LA REVELACI�N ES UNA CONFIANZA RESPONSABLE DE SU POSESOR. Las "cosas que se revelan nos pertenecen a nosotros y a nuestros hijos para siempre". Mientras esta revelaci�n sea bastante externa a nosotros, no se puede decir que sea nuestra. Para poseerlo, debe llenar el entendimiento, mover los afectos, avivar los deseos, alegrar la conciencia, moldear el personaje. Entonces solo "nos pertenece". Por lo tanto, debemos conservarlo, a saber. por una sabia apreciaci�n y por el uso pr�ctico. Se debe transmitir a nuestros hijos intactos; es decir, no tanto el pergamino escrito como la creencia viviente. Estamos tan agradecidos y practicamos esta revelaci�n que nuestros hijos ver�n que es nuestro precioso tesoro, nuestro ancla en problemas, nuestra estrella polar en la oscuridad, nuestra tabla y gu�a diaria. Nos pertenece a nosotros; por lo tanto, como hombres sabios debemos usarlo, s�, extraer de �l toda la ventaja que podamos. Para la mejora correcta de la Palabra escrita seremos considerados responsables. Nosotros "somos mayordomos de los misterios de Dios".

IV. LA REVELACI�N SE MIDE PARA USO PR�CTICO. Se nos da "para que podamos hacer todas las palabras de esta Ley". Posee autoridad regia, porque es una "Ley". Al darnos esta Ley, Dios trata con nosotros como seres inteligentes, capaces de comprender su voluntad, capaces de prestarle un servicio eficiente. No hay niggardiness en ninguno de los dones de Dios. Tan pronto como hayamos mejorado al m�ximo nuestro conocimiento de la voluntad de Dios, recibiremos m�s. "El secreto del Se�or est� con los que le temen". "Entonces sabremos si seguimos para conocer al Se�or". La obediencia honesta ampl�a la capacidad del conocimiento; abre el apetito por una mayor adquisici�n espiritual; despierta las expectativas. Conocer a Dios y a su Hijo Jesucristo, esta es la vida; Esta es una vida en constante expansi�n, la vida eterna. D.

HOMILIAS POR R.M. EDGAR

Deuteronomio 29:1

Habilidades que desaf�an el tiempo.

Despu�s de la extensa lista de maldiciones que se recitan en medio de las monta�as, Mois�s procede a hablar de las providencias perfectas de la peregrinaci�n como un fuerte llamado a la obediencia por gratitud. Se�ala no solo los milagros relacionados con el �xodo, sino tambi�n los arreglos de, como deber�amos decir, la comisar�a. No tuvieron que fabricar pan, porque el man� cay� del cielo; no ten�an que llevar vino o bebida fuerte, porque el agua pura de la roca herida los segu�a hasta el final. Tampoco ten�an que preocuparse por la ropa, porque su ropa desafiaba el paso del tiempo, y sus zapatos permanec�an intactos durante todo el duro viaje del desierto. Solo tenemos que considerar qu� tal arreglo les salv�, y c�mo al final de la marcha de cuarenta a�os, en lugar de "regimientos harapientos", se presentaron en una brillante e impresionante variedad, para concluir que este cuidado misericordioso de su ropa como as� como de ellos mismos fue una experiencia culminante del desierto. De hecho, se ha sugerido que todo lo que aqu� implica es una bendici�n providencial sobre sus esfuerzos ordinarios y los intercambios con las tribus circundantes; � pero imaginamos que hay mucho m�s en esta referencia a sus prendas que desaf�an el tiempo. Nos llevan a hablar nuevamente de la "filosof�a de la ropa" (cf. Deuteronomio 22:5).

I. EL PROP�SITO DE LA ROPA ES CUBRIR NUESTRA DESNUDA, esto se mostr� en el Ed�n, y como Carlyle dice acerca de su alter ego (Teufelsdrockh), "La utilidad de la ropa es totalmente evidente para �l; no, tal vez �l tenga una idea de su cualidades m�s rec�nditas y casi m�sticas, lo que podr�amos llamar la virtud omnipotente de la ropa, como nunca antes hab�a sido otorgado a ning�n hombre de la Sociedad, que cuanto m�s pienso en ello, m�s me asombra, se basa en la tela ". � Y en este prop�sito m�s apropiado de ocultar nuestra desnudez, observemos, el Se�or entr� en el Ed�n y despu�s. El hombre es un esp�ritu, pero tambi�n es evidente que en este mundo presente estaba destinado a usar ropa y conformarse con la decencia.

II NO HAY VIRTUD EN RAGGEDNESS. De hecho, uno de los profetas, para transmitir de manera impresionante la inutilidad a la vista de Dios de nuestra justicia propia, usa esta misma figura: "Pero todos somos una cosa inmunda, y todas nuestras justicias son como trapos sucios; y nosotros todos se desvanecen como una hoja, y nuestras iniquidades, como el viento, nos han llevado lejos "( Isa�as 64:6). Supongamos que Israel hubiera llegado a la tierra prometida en un estado de desesperaci�n irregular; no habr�a sido un cr�dito para ellos ni para su Dios. Por otro lado, habr�a hecho que la invasi�n fuera m�s peligrosa. Pero cuando, en lugar de "regimientos harapientos", llegaron con uniformes sin usar del desierto, la misma frescura de la apariencia del anfitri�n golpe� el terror en sus adversarios.

III. EL HECHO NO PUDO EVIDENTEMENTE HACER FRENTE A LOS ISRAELITAS, ya que DEB�A HABER HECHO. "Sin embargo, el Se�or", dice Mois�s, "te ha dado un coraz�n para percibir, y ojos para ver, y o�dos para o�r, hasta el d�a de hoy" ( Deuteronomio 29:4). El anfitri�n inmutable y bien designado hab�a dejado de ser una maravilla para s� mismo, aunque debe haber sido una maravilla para todos los dem�s observadores. Los vestidos brillantes, desva�dos y bien cuidados continuamente ante sus ojos no lograron causar la impresi�n adecuada. Tomaron la bondad de Dios, como somos demasiado propensos a hacer, como algo natural.

IV. LA DISPOSICI�N DE DIOS PARA EL CUERPO DEL HOMBRE FUE UN TIPO DE SU DISPOSICI�N PARA EL ESP�RITU DEL HOMBRE. El esp�ritu del hombre tiene hambre, sed y desnudez, igual que el cuerpo. Y estamos acostumbrados a ver en el man�, que satisfizo el hambre de los israelitas, un tipo de �l que, como Pan Viviente, baj� del cielo ( Juan 6:49, Juan 6:50); en el agua de la roca herida, que satisfizo su sed, un tipo del Esp�ritu, procedente del Hijo, para refrescar las almas de los hombres ( Juan 7:37). Y por qu�, preguntamos, �no deber�amos discernir en las prendas que desaf�an el tiempo, que Dios tan maravillosamente conserv�, un tipo de esa justicia con la que viste nuestra desnudez espiritual, que es para todos y sobre todos los que creen ( Romanos 3:22)? Alrededor del esp�ritu humano, como lo ha expresado Carlyle, yace una "prenda de carne contextualizada en el telar del cielo ... est� tejida en el cielo y es digna de un Dios"; pero a su alrededor le complace colocar otra prenda, de la cual los uniformes no usados ??de Israel eran tipos, la justicia de Jesucristo, que es suficiente para cubrir toda nuestra desnudez, y que desaf�a desafiantemente los poderes del tiempo. Es en este conjunto y panoplia que, como peregrinos, llegaremos a la tierra de la promesa eterna. La vicisitud y el cambio no causar�n estragos en esta prenda de Dios. En contraste con la "justicia de mala calidad" y la "justicia harapienta" de todo hombre, se destaca con un brillo perenne, la ropa que desaf�a el tiempo fuera del comisariado de Dios. �Que todos estemos alineados en ning�n otro al acercarnos al Jord�n! �R.M.E.

Deuteronomio 29:10-5

La tierra prometida se maldijo.

Mois�s ha probado el principio de gratitud con los israelitas, instando a la obediencia desde un sentido de la gran bondad del Se�or. Y ahora recurre al otro principio del miedo, que no se puede prescindir de la religi�n, e insta a la obediencia por respeto a la Tierra Prometida, ya que si son desobedientes, se convertir� en una tierra maldita. Con tanta facilidad, la tierra se convertir� en un testigo de la maldici�n de Dios, en lugar de continuar una evidencia permanente de su amor; una baliza en lugar de un tipo; Un desierto en lugar de un para�so. Y es instructivo notar el peligro exacto que Mois�s encuentra en este pasaje. Las maldiciones ya se han pronunciado; pero es posible que alguien diga que la maldici�n est� dirigida al pecado colectivo. Se contempla la apostas�a nacional, pero nunca se notar� a un individuo en su curso de libertinaje. Se juzga al por mayor; el comercio minorista puede escapar. Esta es la idea que Mois�s refuta aqu�. �l muestra que el individuo ser� juzgado, y la tierra quedar� maldita por la apostas�a de los individuos. Observamos, entonces�

I. LA NACI�N APOSTATA A TRAV�S DE LA APOSTAS�A DE LOS INDIVIDUOS. Ninguna naci�n como acto p�blico apostata, pero se pudre a trav�s de la acci�n individual. Cuando entonces varias unidades, bajo el enga�o de que como unidades escapar�n, se dirigen a cursos malignos, bendici�ndose en sus corazones, diciendo: "Tendr� paz, aunque camine en la imaginaci�n de mi coraz�n, para agregar borrachera tener sed ", �entonces la podredumbre entra en el estado de Dinamarca! Es bueno que las unidades no pretendan subestimar su influencia como una excusa para vivir como les plazca. La naci�n sufre por el deterioro de sus part�culas componentes. Si el individuo se marchita, la naci�n tambi�n se marchita.

II EL CAMINO INDIVIDUAL PUEDE TRABAJAR LA RUINA DE UNA TIERRA. Cuando observamos el admirable trabajo de Van Lennep, lo encontramos atribuyendo la esterilidad de Palestina en la actualidad a la tala de bosques, la ca�da de terrazas y la consiguiente falta de lluvia. � Una tierra queda as� a merced de los individuos mucho m�s de lo que imaginamos. Un individuo puede talar los �rboles en su parcela de dominio absoluto, y su vecino sigue su ejemplo, para continuar su autocomplacencia con las ganancias, y el resultado puede ser el cambio de clima que convierte un para�so en un desperdicio. Ya hemos visto que Palestina depend�a particularmente de una provisi�n abundante en la forma de las lluvias tempranas y tard�as; y si los individuos, a trav�s de las necesidades engendradas por su autocomplacencia, indignan los arreglos de la providencia, la tierra se convierte necesariamente en maldita.

III. COMO HECHO, LA TIERRA SANTA ES AHORA UNA REALIZACI�N DE LA MALDICI�N DE DIOS. Los viajeros se sorprenden con el aspecto marr�n y �rido de toda la tierra. Las manchas aqu� y all�, por supuesto, estallan en belleza a trav�s del regalo de la lluvia, pero en su conjunto la tierra ya no est� "bendecida con leche y miel", sino bajo el anatema del Cielo. No podemos decir cu�nto tiempo m�s durar� esta plaga sobre su floraci�n, pero el hecho es patente para todos los observadores.

IV. LA APELACI�N SILENCIOSA DE UNA TIERRA PICADA NO DEBE PERDERSE SOBRE LOS OBSERVADORES DE LA MISMA. Cuando se discut�a la cuesti�n de la esclavitud, antes de que Dios la resolviera permitiendo la guerra civil estadounidense, se dirigi� la atenci�n a las "tierras bald�as" creadas por el trabajo esclavo. Se demostr� que el sistema inicuo hizo suelo virgen y espl�ndido en el transcurso de los a�os, a trav�s de cultivos mon�tonos, un desierto, y que el espect�culo del deterioro de la tierra deber�a pesar con los pensadores. � Y la naturaleza seguramente debe hablar con el esp�ritu del hombre por sus deformidades, as� como por sus bellezas; por sus errores manifiestos, as� como por sus m�ltiples bendiciones. Un hombre como Ruskin, considerando la cuesti�n como lo har�n los cr�ticos de arte, aboga elocuentemente por la belleza natural que las necesidades crecientes del ferrocarril y de la fabricaci�n amenazan con la desolaci�n. Pero un desierto como Palestina ahora es, un desierto como los estados esclavistas de Am�rica se est�n convirtiendo, habla a la conciencia de los observadores y pide penitencia y l�grimas. �El silencio del llamamiento, el silencio dorado, que caracteriza escenas tan impresionantes, deber�an hacer de cada testigo del desperdicio un adorador penitente!

V. LA OBEDIENCIA A DIOS REGENERAR� LA NATURALEZA. Vemos el reverso del desastre en Salmo 67:5, Salmo 67:6, "Que la gente te alabe, oh Dios; que toda la gente te alabe. Entonces la tierra rendir� su aumento ". El desierto a�n florecer� como la rosa cuando los hijos de los hombres aprendan su privilegio y deber como hijos de Dios.R.M.E.

Deuteronomio 29:29

El prop�sito y los l�mites de la revelaci�n.

Este pasaje establece bastante tanto el prop�sito como los l�mites de la revelaci�n.

I. EL PROP�SITO DE LA REVELACI�N. No es para satisfacer la curiosidad, sino para asegurar la obediencia en las generaciones sucesivas. En otras palabras, no es especulativo, sino pr�ctico.

1. Las objeciones, instadas contra la revelaci�n consisten en gran medida en las decepciones de la curiosidad especulativa. Porque Dios no inform� al hombre cient�ficamente sobre la creaci�n del mundo; porque no entreg� un sistema teol�gico articulado; porque no compuso un libro de texto filos�fico; por lo tanto, este libro popular, miscel�neo y discursivo no puede ser divino. Pero lejos de que tales argumentos sean v�lidos, van a corroborar el car�cter Divino del Libro. Por-

2. Es un libro intensamente pr�ctico, que inculca en la obediencia de padres e hijos a Dios. Ocupa al hombre de la familia y lo insta a obedecer a Dios e intentar que sus hijos lo obedezcan. Revela a Dios como un Padre que busca la obediencia y la confianza de sus hijos humanos, y los invita al cielo de obediencia a sus mandamientos. Hace que el hombre entienda lo suficiente acerca de Dios para conocer el deber y la bendici�n de obedecerlo. Y aqu� notemos dos posiciones importantes tomadas por la revelaci�n.

(1) Declara que hemos sido creados a imagen divina. Que los hombres nos hagan ver f�sicamente a imagen de la bestia, estamos espiritualmente a imagen de Dios. Y

(2) declara que para la salvaci�n del hombre, Dios se encarn�. El conocimiento mutuo y la comprensi�n son manifiestamente posibles y practicables en estos t�rminos. El hombre puede razonar hacia arriba desde su propia naturaleza, que, como dijo Carlyle, despu�s de Cris�stomo, es "la verdadera Shejin�"; y el hombre puede apreciar la Divinidad que se revela a trav�s de una vida humana sin pecado. Como revelaci�n, entonces, es lo m�s razonable.

II LOS L�MITES DE LA REVELACI�N. Deja un reino de secreto a Dios. Es decir, no profesa revelar a Dios completamente, porque "no puede, debido a su incomparable grandeza y excelencia, llevar sus planes y operaciones a la comprensi�n de sus criaturas". � Lo finito no puede asimilar lo infinito. Solo lo sabemos en parte. Pero lo sabemos. Dudar de la posibilidad de conocer a Dios nos llevar�a directamente al escepticismo universal. El agnosticismo no tiene una base l�gica en este lado de la duda universal. � Por lo tanto, no nos aventuramos m�s all� de los l�mites asignados de lo conocible. Tomamos todo lo que Dios nos da y lo usamos con reverencia. Al mismo tiempo, reconocemos un mundo m�s all� de nuestro conocimiento, de esencia, prop�sito y percepci�n, que es solo de Dios. Nuestro orgullo est� roto; somos penitentes ante �l y lo adoramos.-R.M.E.

Información bibliográfica
Exell, Joseph S; Spence-Jones, Henry Donald Maurice. "Comentario sobre Deuteronomy 29". Los Comentarios del Púlpito. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tpc/deuteronomy-29.html. 1897.