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Deuteronomio 5

Los Comentarios del PúlpitoLos Comentarios del Púlpito

Versículos 1-33

EXPOSICI�N

EL DEC�LOGO LA BASE DEL PACTO, LA ESENCIA DE TODA LA LEY Y LA CONDICI�N DE VIDA Y FELICIDAD.

Deuteronomio 5:1

Mois�s les recuerda la realizaci�n del pacto en Horeb, y la revelaci�n de la ley fundamental del pacto all�. Cuando estaba a punto de recapitular las leyes que Dios su Rey hab�a promulgado, era apropiado que al principio se refiriera a esa relaci�n de pacto entre Jehov� e Israel en la que descansaban todos los mandatos de la Ley.

Deuteronomio 5:1

Y Mois�s llam� a todo Israel [llam� a todo Israel], y dijo. "El llamado no se refiere a la publicidad de la direcci�n, sino a la voz clara que, saliendo del coraz�n m�s �ntimo de Mois�s, ten�a como objetivo penetrar, en la medida de lo posible, a todos ( G�nesis 49:1; Juan 7:37) "(Schroeder). (Cf. tambi�n Proverbios 8:4.)

Deuteronomio 5:2, Deuteronomio 5:3

No con nuestros padres, los patriarcas (cf. Deuteronomio 4:37.) El pacto al que se refiere Mois�s no es el hecho con Abraham, sino el hecho en Sina�, con Israel como pueblo; y aunque las personas que estaban presentes hab�an perecido con la excepci�n de Mois�s, Josu� y Caleb, la naci�n sobrevivi�, y como fue con la naci�n como un todo org�nico, se hizo el pacto. podr�a ser con propiedad decir que fue hecho con aquellos a quienes Mois�s se dirigi� en este momento, en la medida en que constitu�an la naci�n.

Deuteronomio 5:4, Deuteronomio 5:5

El Se�or habl� contigo cara a cara. Dios les habl� de inmediato, en su presencia y en su rostro, desde el monte, como una persona lo har�a a otra. Hay una ligera diferencia en la forma entre la frase aqu� y aquella en �xodo 33:11 y Deuteronomio 34:10, donde se usa en referencia a Mois�s, pero es muy leve (?????????? en lugar de ???????????) que no se puede obtener ninguna diferencia de significado. Dios habl� directamente a la gente, como lo hizo con Mois�s, solo Mois�s fue admitido a una comuni�n m�s cercana con �l que la gente. Esta diferencia est� suficientemente indicada en Deuteronomio 34:5, donde la funci�n mediadora de Mois�s, en la promulgaci�n de la Ley y la realizaci�n del pacto, se describe como necesaria por el temor de la gente, y su ausencia. arriba en la montura (cf. �xodo 19:19, etc.). Esto se menciona m�s completamente despu�s (vers�culo 23, etc.). Me par� entre el Se�or y t�; es decir, actu� como mediador; LXX ????????? ??? ????? (cf. G�latas 3:19).

Deuteronomio 5:6

Yo soy Jehov� tu Dios. "La Ley, la regla que establece a los hombres, puede proceder solo de aquel que solo y sobre todo se mantiene firme; es decir, de Dios, especialmente como Jehov�. El eterno e inmutable, ya que exige la obediencia a la fe (no es simplemente la moral imperativo), no solo debe revelarse a s� mismo, sino que al revelarse a s� mismo debe reclamar a Israel como leal y fiel "tu Dios" (Schroeder).

Deuteronomio 5:7-5

La repetici�n de los diez mandamientos. Sobre estos, como base del pacto, toda la legislaci�n descansa, y por lo tanto un ensayo de ellos es una introducci�n adecuada a la repetici�n y aplicaci�n de las leyes de la teocracia. Aparecen algunas diferencias entre el enunciado de las "diez palabras", como se da aqu� y como se da en �xodo 20:1. Es principalmente en el cuarto mandamiento que estos se encuentran. Comienza aqu� con "recordar" para "mantener"; se hace referencia al mandato de Dios como sancionar el s�bado ( �xodo 20:12), que se omite en �xodo; se da una descripci�n m�s completa de los animales que estar�n exentos del trabajo en ese d�a (vers�culo 14); se agregan las palabras, "que tu sirviente y tu sirvienta descansen tan bien como t�" (vers�culo 14); y en lugar de una referencia al descanso de Dios despu�s de la Creaci�n como la base del instituto sab�tico, como en �xodo, aqu� hay una referencia a la liberaci�n de los israelitas fuera de la esclavitud en Egipto como una raz�n por la cual el Se�or les orden� para guardar el d�a de reposo (vers�culo 15). En el quinto mandamiento hay dos adiciones aqu�: una de las palabras, "como Jehov� tu Dios te ha mandado", y la otra de las palabras, "para que te vaya bien" (vers�culo 16). En el d�cimo mandamiento, se transponen las dos primeras cl�usulas, aparece "deseo" en lugar de "codiciar" en relaci�n con "esposa" y se agrega "campo" a la especificaci�n de los objetos (vers�culo 21). Estas diferencias son de poco momento. El �nico aviso exigente es el del cuarto mandamiento, donde se asignan diferentes razones para la ordenanza del s�bado. Las dos razones asignadas, sin embargo, son perfectamente compatibles; uno es fundamental y universalmente aplicable, el otro es subsidiario y especial en su aplicaci�n; el primero es una raz�n por la cual el s�bado fue instituido originalmente y es para todos los hombres, el otro es una raz�n por la cual fue instituido especial y formalmente en Israel y fue especialmente memorable para esa gente. En un discurso popular para ellos, parece apropiado que el �ltimo en lugar del primero sea el aducido. Como un memorial de su liberaci�n de Egipto, el s�bado era muy importante para ellos, ya que por eso se les recordaba constantemente que "de ese modo fueron liberados del dominio del mundo para ser una posesi�n peculiar de Jehov�, y as� en medio del trabajo y Los problemas del mundo ten�an parte en el santo descanso de su Dios "(Baumgarten). Tambi�n era apropiado en un discurso recapitulativo que se deber�a hacer especial hincapi� en el hecho de que lo que la Ley enunciaba era lo que "el Se�or hab�a mandado". La adici�n de "campo" en el d�cimo mandamiento se debe probablemente al hecho de que ahora, habiendo comenzado la ocupaci�n y divisi�n de la tierra, la gente estaba a punto de tener lo que no ten�a antes: cada uno su propia propiedad en la tierra. En el d�cimo mandamiento, tambi�n, hay una diferencia en las dos cuentas dignas de menci�n. En Deuteronomio, se agrega "campo" a la enumeraci�n de los objetos que no deben codiciarse, y la "esposa" se coloca primero y aparte, mientras que en �xodo la "casa" precede a la "esposa" y esta �ltima se ubica con el resto. En Deuteronomio tambi�n esta separaci�n de la esposa es enfatizada por un cambio del verbo: "Ni desear�s (????????) la esposa de tu pr�jimo, ni codiciar�s (???????????) la casa de tu pr�jimo", etc.

Deuteronomio 5:7-5

PRIMERA TABLA DE LA LEY praecepta pietatis.

Deuteronomio 5:7

En este, el primer mandamiento, se afirma el gran principio y la base de toda religi�n verdadera: el monote�smo, en oposici�n al polite�smo o pante�smo. Hay un solo Dios, y ese Dios es Jehov�, el autoexistente y eterno, que a�n tiene personal. relaciones con hombres.

Deuteronomio 5:8-5

Aqu� se afirma la espiritualidad de Dios y, en la prohibici�n del uso de im�genes en la adoraci�n de la Deidad, se denuncia toda idolatr�a y se proh�be toda deificaci�n de los poderes de la naturaleza en cualquier sentido. Los jud�os no siempre respetaron este mandamiento, ya que no fueron seducidos con poca frecuencia para seguir los usos id�latras de las naciones a su alrededor. Sin embargo, no parece que, aunque establecieron im�genes de los dioses �dolos a quienes fueron guiados a adorar, alguna vez intentaron representar por imagen o imagen al gran Dios a quien sus padres adoraban, Jehov�, por quien este mandato se le dio; y en un per�odo posterior, cuando hab�an renunciado durante mucho tiempo a toda idolatr�a, se hicieron notar como la �nica naci�n que adoraba a la Deidad como un esp�ritu, sin ninguna representaci�n sensata de �l: "Judaei mente sola unumque Numen intelligunt ... igitur nulla simulacra urbibus suis, nedum temples sinunt "(T�cito; 'Hist.,' 5.5). Parece que, al menos por muchos de ellos, se consider� que el mandamiento prohib�a absolutamente las artes gr�ficas y pl�sticas. Esto puede explicar el bajo estado de estas artes entre los jud�os y el hecho de que solo ellos, de las naciones civilizadas de la antig�edad, no han dejado monumentos de arte para la instrucci�n o admiraci�n de la posteridad. No te inclinar�s ante ellos, ni los servir�s; LXX ???????????? ?????? ???? ?? ????????? ??????. Todo tipo de culto a las im�genes est� prohibido, tanto el de proskunesis como el de latria. Y mostrando misericordia a miles; es decir, hasta la mil�sima generaci�n (cf. Deuteronomio 7:9)

Deuteronomio 5:11

No tomar�s el nombre del Se�or tu Dios en vano; literalmente, no llevar�s [ni levantar�s] el Nombre de Jehov� tu Dios a la vanidad. Este mandamiento proh�be no solo toda juramentaci�n falsa por el Nombre de Dios, sino toda profanaci�n de ese Nombre por un uso irreverente o ligero de �l (Le Deuteronomio 19:12).

Deuteronomio 5:12-5

Guarda el d�a de reposo para santificarlo, como el Se�or tu Dios te ha mandado. Esta fraseolog�a implica que el instituto sab�tico ya era bien conocido por el pueblo de Israel; de modo que este mandamiento ten�a la intenci�n, no para promulgar una nueva observancia, sino para imponer la continuaci�n de una observancia que les hab�a llegado desde tiempos anteriores. El s�bado deb�a ser guardado siendo santificado. Esto significa que deb�a ser consagrado a Dios para ser usado como �l hab�a designado. La santificaci�n de cualquier objeto "siempre se remonta a un acto de la voluntad Divina, a la elecci�n e instituci�n Divinas. En otras palabras, siempre es un estado en el que la criatura [o instituto] est� vinculada a Dios por el nombramiento de Dios mismo , que se expresa con ?????? ????????? ??????? ???????, ". La santificaci�n del s�bado, en consecuencia, era la consagraci�n de ese d�a al Se�or, para ser observado como �l lo hab�a ordenado, es decir, como un d�a de descanso de todo trabajo servil y ocupaciones ordinarias. Entre los jud�os, aquellos que tuvieron cuidado de guardar esta ley "descansaron el d�a de reposo de acuerdo con el mandamiento '' ( Lucas 23:56). Sin embargo, no por mera indolencia y vacante ociosa, indigno de un hombre. As� no se podr�a santificar el d�a para el Se�or. El hombre tuvo que "liberar su alma y cuerpo de todas sus cargas, con todas las profesiones y actividades de la vida ordinaria, solo para reunirse nuevamente en Dios con mayor pureza y menos elementos perturbadores, y renueven en �l el poder de sus propios mejores poderes ". En el instituto sab�tico, por lo tanto, se encuentra la base de la adoraci�n espiritual y el servicio piadoso en Israel.

Deuteronomio 5:16

El germen de la sociedad es la familia, y la familia se mantiene solo a medida que se respeta y respeta la autoridad y el gobierno de los jefes de la casa. La orden, entonces, de honrar a los padres puede considerarse justamente como la afirmaci�n de la base de todas las ordenanzas y arreglos sociales. Cuando no se honra a los padres, existe una falla en la base y se pone en peligro la estabilidad de todo el tejido social.

Deuteronomio 5:17-5

SEGUNDA TABLA DE LA LEY: praecepta probitatis.

En las representaciones de la segunda tabla hay una progresi�n de afuera hacia adentro. Primero, los pecados de hecho est�n prohibidos, como el asesinato, el adulterio y el robo; luego pecados de palabra, como el da�o del buen nombre de un vecino por falso testimonio; y finalmente, los pecados del coraz�n, que no se manifiestan abiertamente, como la codicia y el mal deseo. Por lo tanto, se considera que el "mandamiento" es "muy amplio" (Salmo 119:96). De modo que solo el hombre "que tiene manos limpias y un coraz�n puro, y que no ha elevado su alma a la vanidad, ni ha jurado enga�osamente", "ascender� al monte del Se�or, o se parar� en su lugar santo" (Salmo 24:8, Salmo 24:4).

Deuteronomio 5:22-5

Aqu� hay una cita ampliada de �xodo 20:15-2, dirigida por Mois�s para preparar el camino para la amonestaci�n solemne para observar y hacer todo lo que el Se�or les hab�a ordenado, con lo que pasa a la enunciaci�n de los diversos estatutos y ordenanzas que Dios le hab�a ordenado que imponga sobre ellos.

Deuteronomio 5:22

Y no a�adi� m�s. "Solo estas diez palabras te habl� Dios inmediatamente; todo lo dem�s lo habl� despu�s por m�" (Herxheimer); cf. N�meros 11:25, donde aparece la misma f�rmula ", y no agregaron", es decir, profetizaron solo cuando el Esp�ritu de Dios vino sobre ellos, pero esto no fue continuo. Y los escribi� en dos tablas de piedra. Esto anticipa lo que se registra en su conexi�n hist�rica adecuada en Deuteronomio 9:10, Deuteronomio 9:11.

Deuteronomio 5:23-5

En una narraci�n puramente hist�rica como la de �xodo, una declaraci�n condensada de lo que ocurri� en esta ocasi�n fue suficiente; pero en un discurso dirigido a la gente, era apropiado que Hoses lo diera con m�s detalle, especialmente en vista de lo que sigue.

Deuteronomio 5:28, Deuteronomio 5:29

Las palabras de Dios en respuesta a las del pueblo no se dan en �xodo; aqu� est�n insertadas apropiadamente. Dios aprob� sus palabras porque expresaron una reverencia apropiada y el sentido debido de su parte de la indignidad de los hombres pecaminosos de venir a la presencia del Dios grande y santo; pero conociendo su inconstancia y su propensi�n a olvidarlo y apartarse de �l, agreg�: �Oh, que hab�a tanto coraz�n en ellos que me temer�an y guardar�an todos mis mandamientos siempre! Dios mira al coraz�n, y no aceptar� ning�n servicio o adoraci�n que no se preste desde el coraz�n. Solo aquellos que hacen su voluntad desde el coraz�n ( Efesios 6:6) realmente temen y guardan sus mandamientos. La lengua a veces puede prometer lo que el coraz�n no garantiza; y as�, cuando la ocasi�n que provoc� el enunciado ha pasado, todo se puede olvidar y la promesa nunca se cumplir�.

Deuteronomio 5:30, Deuteronomio 5:31

Al pueblo se le orden� regresar a sus tiendas de campa�a, y Mois�s fue designado para actuar como mediador entre Dios y ellos, recibiendo de �l sus mandamientos y comunic�ndolos al pueblo.

Deuteronomio 5:32, Deuteronomio 5:33

Mois�s termina esta parte de su discurso exhort�ndolos a observar y hacer todos los mandamientos de Dios, sin apartarse de ninguna manera de ese curso de acci�n al que los hab�a llamado, para que pudieran vivir, y que les conviene en el tierra que estaban a punto de poseer.

Deuteronomio 5:32

A la derecha o a la izquierda. "Esto significa un cuidado exacto para caminar en la Ley de Dios, como en la carretera, de la cual los hombres no pueden apartarse, como en Deuteronomio 2:27" (Ainsworth); cf. Deuteronomio 17:11, Deuteronomio 17:20; Deuteronomio 28:14; Josu� 1:7; Proverbios 4:27; Isa�as 30:21. "Recibir lo que Dios ordena es solo media obediencia; tambi�n le corresponde que no se requiera nada m�s all� de esto. No debemos desear ser m�s justos de lo que nos ense�a la Ley" (Calvino).

HOMIL�TICA

Deuteronomio 5:6

La Ley Divina basada en una relaci�n divinamente revelada.

"Yo soy el Se�or tu Dios", etc. Esta peque�a palabra tuya, a este respecto, nos da la base sobre la cual se estableci� la Ley. Del evento llamado "la entrega de la Ley", sentimos la emoci�n incluso ahora. Esa Ley tiene cuatro caracter�sticas, que corresponden a uno u otro de los aspectos en los que se puede considerar a las personas a quienes se les dio por primera vez. Ellos eran

(1) miembros de la gran familia humana, seres morales, responsables, responsables ante el gobierno de Dios. Ellos eran

(2) una Iglesia en el desierto, con sus propias instituciones, que encarnaban el culto apropiado a la religi�n que se les ordenaba. Ellos eran

(3) un pueblo rescatado de la esclavitud, a punto de tener una comunidad propia, para lo cual deb�an proporcionarse diversas regulaciones civiles y pol�ticas. Ellos eran

(4) una naci�n que durante a�os iba a estar en un estado errante, pero a la larga destinada a encontrar un hogar en Palestina. Adaptados a ellos en este �ltimo aspecto, ten�an leyes sanitarias; para ellos en el tercer aspecto hab�a leyes civiles y pol�ticas; para ellos en el segundo aspecto hab�a instituciones religiosas; y para ellos en el primer aspecto estaba la gran ley moral. El conjunto de reglas que hacen referencia a la salud ser�a vinculante solo en la medida en que las leyes del clima y los modos de vida requirieran su observancia continua. La ley civil ser�a temporal en la medida en que recibiera su complexi�n del entorno id�latra de la gente. La ley ceremonial pasar�a de forma, pero los principios subyacentes son permanentes. La ley moral es inmutable como la naturaleza del hombre y duradera como su relaci�n con Dios. Se da en los diez mandamientos, de los cuales el primero ordena el amor supremo al Ser Divino: el segundo, el reconocimiento de la espiritualidad de la naturaleza Divina: el tercero, la reverencia por el Nombre Divino: el cuarto, el cuidado de la adoraci�n Divina: el el quinto inculca la religi�n en el hogar: el sexto, la religi�n del genio: el s�ptimo, la religi�n del cuerpo: el octavo, la religi�n de la banda: el noveno, la religi�n de la lengua: el d�cimo, la religi�n del coraz�n. Pero antecedentemente a la Ley en cualquiera de sus aspectos, hay una cuesti�n de profundo inter�s e importancia, a saber. �De qui�n vino? Las razones para obedecerlo provienen en gran medida de la respuesta a esa pregunta. Ahora, las palabras en Deuteronomio 5:6, que preceden a la Ley en s� misma, no son simplemente un prefacio, sino que son a la vez la base y la raz�n de su obediencia. Y estas palabras deben abrirse claramente en todos los casos en que el Dec�logo est� a punto de ser expuesto. �La Ley no se establece en la ley, sino en la gracia! Para observar

I. AQU� HAY UNA VISI�N ESPECIAL DE DIOS PRESENTADA A LA GENTE PARA SORPRENDER SU ATENCI�N Y GANAR SU ALEGIENCIA. "Tu Dios". Nunca se esperaba que los hebreos creyeran, obedecieran o amaran a un Ser sin ninguna relaci�n. �NO HAY TAL SER! Dios est� relacionado con todas las criaturas que ha creado. Por lo tanto, nuestro conocimiento de �l no es irreal, porque es relativo; pero real, porque al conocer las relaciones de Dios con nosotros, hasta ahora, lo conocemos como es. Dios fue el Redentor de Israel. Los hab�a redimido para que fueran suyos. �l pasar�a toda la vida de sus redimidos en una relaci�n de pacto con �l. Por lo tanto, establece su propia Ley sobre la base de esas relaciones. Y as� es ahora. No se espera que amemos a un Ser cuyas relaciones con nosotros son dudosas u oscuras, o cuya mente y voluntad hacia nosotros son desconocidas. Amamos porque el nos amo primero.

II LOS VARIOS ASPECTOS DE LA VERDAD CRISTIANA SE ESTABLECEN SOBRE UNA BASE SIMILAR, Y TIENEN EN ELLA SU RAZ�N Y PODER. Las siguientes sugerencias pueden desarrollarse en gran medida con gran ventaja.

1. La concepci�n de la ley cambia materialmente cuando sabemos que proviene de Aquel que nos ama infinitamente y que nos cuida con ternura. Esto le da dulzura a la orden. Estamos "bajo la ley de Cristo".

2. "El Se�or tu Dios"; eso le da a la adoraci�n a Dios su encanto.

3. Esta es la verdad que la Encarnaci�n revela objetivamente.

4. Es la verdad que el Esp�ritu Santo sepulta en los corazones de los santos ( Romanos 8:15).

5. Esta verdad nos muestra que la verdadera religi�n es el amor que responde al amor ( 1 Juan 4:19).

6. Da una base manifiesta para la confianza. Sabemos en quien hemos cre�do.

7. Le da encanto a cada precepto.

8. Da significado a cada prueba ( Deuteronomio 8:5).

9. Es a la luz de esta verdad que la oraci�n se hace posible y se considera razonable.

10. Esto le da un aspecto solemne a nuestra responsabilidad (Salmo 81:10; Am�s 4:12; Hebreos 4:13).

11. La comprensi�n m�s completa de las palabras, "Dios m�o", ser� el resultado de la madurez en la gracia ( Zacar�as 13:9; Isa�as 41:10).

12. Esta es preeminentemente la verdad que le da certeza y brillo a la esperanza de gloria futura (Marco 12:26; Hebreos 11:16; Apocalipsis 21:3, Apocalipsis 21:7).

III. VENDIENDO EL AMPLIO RODAMIENTO Y LA GRAN IMPORTANCIA DE LA VERDAD EN EL TEXTO, �QU� DEBE SER CON NOSOTROS SU RESULTADO PR�CTICO?

1. Al ver el terrible caos que producir�a el agnosticismo, si alguna vez llegara a gobernar el pensamiento humano, demostremos a los hombres:

(1) Que un Dios fuera de relaci�n con nosotros no existe.

(2) Que el �nico Dios est� relacionado con nosotros como Creador, etc.

(3) Que sus relaciones variadas se revelan expl�citamente, especialmente a trav�s del Hijo y del Esp�ritu Santo.

(4) Que estas relaciones deben ser aprehendidas por nuestra naturaleza moral y espiritual, y no solo por el intelecto. Nunca deber�a hacernos tambalear que, despu�s de llegar al borde m�s externo del conocimiento natural, los hombres deber�an mirar un espacio en blanco horrible y llamarlo "el gran desconocido". Solo nos muestra que no pueden encontrar a Dios de esa manera, no es que no haya forma de encontrarlo, y mucho menos que Dios no pueda encontrarnos o hacer que sus comunicaciones sean inteligibles para nosotros. �No permitamos que los hombres piensen que Dios no puede ser encontrado porque nadie puede encontrarlo a la perfecci�n! El es nuestro Dios.

2. Dado que Dios es nuestro Dios, cultivemos la comuni�n con �l. Es para este prop�sito que se ha revelado a s� mismo, para que podamos acudir a �l ( 1 Juan 1:1; Hebreos 10:19).

3. Procuremos darnos cuenta de la bendici�n de una relaci�n conocida y feliz con Dios, disfrutada a trav�s de Cristo, por el Esp�ritu, en una vida de penitencia, fe, devoci�n y amor ( Isa�as 61:10; 1 Cr�nicas 12:18; Salmo 68:28; Salmo 46:1; Salmo 18:29; Salmo 146:5).

4. Deje que la fe en el amor de nuestro Dios llene nuestros deberes con un significado glorioso, y haga que el cumplimiento de ellos sea un deleite ( Deuteronomio 6:5; Deuteronomio 28:58; Lev�tico 25:38; Lev�tico 11:45; Isa�as 41:10; Jeremias 3:13; Miqueas 6:8; Romanos 12:1).

5. Deje que el hecho de que Dios es nuestro Dios cree, confirme y perpet�e nuestra seguridad de la bendici�n inmortal. Vea las maravillosas palabras en Mateo 22:31, Mateo 22:32; Hebreos 11:16. �Como si Dios se avergonzara de ser llamado nuestro Dios, si no quisiera hacer algo digno de ese nombre! Maravillosa gracia! �Cu�n perfecta es la reconciliaci�n efectuada por Cristo para unir al Dios santo y a los hombres pecadores en bendito acuerdo y uni�n para siempre!

Deuteronomio 5:7

El primer mandamiento. Dios, el �nico objeto de adoraci�n.

"No tendr�s dioses ajenos delante de m�". As� se ejecuta el primero de los Diez Mandamientos. (Para la direcci�n espec�fica de cada uno, vea la enumeraci�n en Homil�a en Deuteronomio 5:6; para la integridad del todo, vea Homil�a en Deuteronomio 5:22-5.) Se ha observado bien, en referencia a la entrega de los Diez Mandamientos, que "este es el �nico caso aut�ntico en la historia del mundo de una naci�n reci�n formada que recibe a la vez, y de un legislador, un c�digo de leyes completo para la direcci�n de toda su vida futura. " Son, en resumen, la revelaci�n del Antiguo Testamento de la voluntad de Dios. Si alguien quisiera una declaraci�n clara de la moral del Antiguo Testamento, deber�a referirse a estos dichos, o al breve ep�tome de nuestro Salvador sobre ellos. Deber�amos equivocarnos si expusi�ramos el Dec�logo simplemente como lo hicieron los hebreos en el momento en que se dio por primera vez. La comparaci�n de pasajes correspondientes o paralelos en el Nuevo Testamento nos ayudar� en la exposici�n y aplicaci�n de estas diez palabras. Una referencia a Mateo 5:17; Mateo 15:1; Mateo 19:16; Mateo 22:36; Lucas 10:25; Lucas 16:31; Juan 5:46, Juan 5:47, ayudar� a mostrar lo que nuestro Se�or le prest� a la Ley Mosaica. Teniendo esto en cuenta, nos esforzaremos ahora para esbozar una exposici�n del primer mandamiento, utilizando la ense�anza m�s clara del evangelio para darnos luz y fuerza adicionales al hacerlo. As� dice el Se�or: "No tendr�s dioses ajenos delante de m�".

I. ESTE MANDATO DE UNA VEZ SE ESTABLECE AL LADO DE LAS RECLAMACIONES DE CUALQUIER OTRO DIOS SUPUESTO. (Cf. Deuteronomio 4:19; �xodo 23:24, �xodo 23:25.) "Ning�n otro dios antes que yo," es decir, "contra m�. No sufrir� ning�n rival deidad; no debes adorar a ning�n otro dios ", etc. �Entonces, el mandato permite a Israel suponer que hay alg�n otro dios a quien posiblemente pueda adorar? De ninguna manera. Reconoce el hecho de la existencia de idolatr�a alrededor de ellos. Seg�n la concepci�n pagana, hab�a muchos dioses y muchos se�ores. Israel no deb�a considerar a uno de todos los dioses adorados por los paganos. Esta es la manera muy graciosa en que nuestro Padre celestial ayudar�a a sus hijos en esos d�as j�venes a tener pensamientos m�s elevados sobre s� mismo. �No es siempre el caso con los ni�os peque�os ahora? Hay que decirles lo que pueden o no hacer, y a medida que envejecen descubrir�n la raz�n. Adoctrinar en dogma por medio de precepto. As� fue como Dios le ense�� a Israel "cuando era ni�o", al poner este precepto al frente. Si Mois�s hubiera conversado con la gente sobre la excelencia filos�fica del monote�smo, y as� sucesivamente, habr�a hablado pr�cticamente en una lengua desconocida. No habr�an vislumbrado su significado; pero pudieron entender esto. Y la obediencia fiel a este precepto ser�a para ellos la forma m�s segura de aprender la doctrina que subyace. Al servir a un solo Dios, lo mejor es que aprendan que no hab�a Dios sino el Uno. Pero m�s all�. Este mandamiento es mucho m�s que una mera prohibici�n de lo que generalmente llamamos idolatr�a. Es una declaraci�n de la intolerancia divina de cualquier rival en el coraz�n. Aunque reconocemos que hay un solo Dios, ese es pr�cticamente el �dolo de nuestros corazones que absorbe nuestros m�s queridos afectos y con el fin de moldear nuestras vidas. Dios quiere que el santuario m�s �ntimo de nuestros corazones est� sagradamente reservado para �l.

II LAS PERSONAS FUER�AN APROVECHAR SU RESPECTO DE OTROS DIOSES, QUE TODAS LAS PODERES DE SUS ALMAS PODR�AN CONCENTRARSE CON DIOS. (Ver Deuteronomio 6:5.) En nuestro texto, la forma es negativa; La intenci�n es positiva. No deben conocer a nadie m�s que a Dios, para que puedan concentrar todas sus fuerzas en Dios. De hecho, el mandato es equivalente a esto: "Que toda tu vida personal, familiar, social y nacional est� completamente regulada por los mandamientos de tu Dios. Y que esto se haga por amor". �Se pregunta: "�Es esto factible? �Puede un hombre poner toda su fuerza para Dios cuando su energ�a se absorbe en el comercio?" Respondemos: "S�; regulando su negocio correctamente, como Dios quiere". "�Puede una madre poner toda su fuerza en amar a Dios, cuando el cuidado de su familia es agotador e incluso agota todos sus poderes?" Respondemos: "S�; entrenando a sus hijos para Dios". Y as� sucesivamente en cada una de las tareas de la vida.

III. ESTO SE ESTABLECE EN BASE A LA APELACI�N DE LICITACI�N. (Ver la homil�a anterior.) Dios no dice: "Cuando me ames supremamente, te redimir� de Egipto"; pero "te he redimido, por lo tanto, dame todo". Las religiones del hombre salen a un Ser no revelado, si acaso puede ser propiciado. La religi�n de las Escrituras es la respuesta del coraz�n del hombre al amor revelado del Infinito. Por lo tanto, la afirmaci�n del evangelio es, en esencia, como el mosaico, aunque su forma es nueva, y la visi�n que tenemos del amor divino es mayor (ver Romanos 12:1). En ambos, el deber es el mismo: todo el coraz�n del hombre es exigido por Dios. Pero tenga en cuenta el avance en la luz, la ternura y la fuerza en

(1) las misericordias de Dios;

(2) el tono "suplicante";

(3) se pidi� la "consagraci�n de un sacrificio vivo";

(4) la raz�n dada, "Su servicio razonable".

Aqu� est� la diferencia en el m�todo del evangelio.

IV. �ESTE PRECEPTO EST� AQU� ESTABLECIDO ANTES DE LA LEY NACIONAL DE ISRAEL? Era la ley para la vida de cada uno. Era la regla para todos. En su legislaci�n, la caracter�stica suprema era ser el reconocimiento nacional de Dios. E incluso ahora, s�, siempre, en la medida en que la legislaci�n de cualquier pueblo se base en la rectitud, en la medida en que esa legislaci�n reconozca los derechos del Gran Supremo, en la medida en que un pueblo sea leal a Dios, hasta ese punto habr� La garant�a m�s segura para la prosperidad individual, familiar, social y nacional. Si alguna vez una naci�n como tal "rompiera sus bandas en pedazos" e inaugurara una era de raz�n versus fe, en lugar de una fe razonable, el reino del terror no estar�a muy lejos. Y es debido a la importancia suprema de lanzar al mundo una naci�n con Dios para su Se�or, y la justicia para su ley, que la transgresi�n abierta de este primer mandamiento fue tan severamente castigada, como un crimen contra el Estado tambi�n como pecado contra Dios ( Deuteronomio 13:7-5, Deuteronomio 13:13-5; Deuteronomio 17:2). (La frase frecuente "cortar" no se refiere al castigo en otra vida, sino al ser "cortado" de la congregaci�n de un hombre). Y aun ahora, la fidelidad a Dios es la condici�n suprema del bienestar de una naci�n; y ese hombre est� jugando mal con los m�s altos intereses de un pueblo, que busca socavar su lealtad al cielo.

V. �ES ESTA LA LEY? LUEGO DEJEMOS HACER TRES USOS DE �L.

1. Como una piedra de toque. Revela culpa. La necesidad de tal comando es un hecho muy humillante. "La ley no est� hecha para un hombre justo". "Por ley es el conocimiento del pecado". Este precepto

(1) revela el pecado del mundo.

(2) Muestra la profunda ra�z que el pecado ten�a en las naturalezas, incluso de las personas liberadas, de que deber�an necesitar tal legislaci�n para sepultar este precepto en sus corazones.

(3) Muestra nuestro pecado, que debemos necesitar la Ley escrita. Si fu�ramos lo que deber�amos ser, �deber�amos hacer la voluntad de Dios espont�neamente sin necesidad de una ley escrita!

2. Como juez. Siendo esta la Ley, vemos c�mo es que, por ley, somos condenados, por lo que somos condenados, "sujetos a la sentencia de Dios", por innumerables fracasos; y nuestra culpa es mayor, ya que el que pregunta a nuestro coraz�n revela su propio amor para que pueda invocar el nuestro. Esta Ley es un acusador perpetuo y silencioso (ver Juan 5:45).

3. Como gu�a infantil de Cristo (ver G�latas 3:24, griego). Dios solo es mayor que la ley. Y solo �l puede restaurar a aquellos que, habiendo violado la ley, deben tener, en el curso normal de las cosas, ser considerados y tratados como infractores de la ley. Para la restauraci�n, se requieren tres cosas:

(1) Perd�n;

(2) justificaci�n;

(3) recreaci�n.

Bare Law no prev� ninguno de estos, pero Dios en su Ley ha sido testigo de este gran esquema restaurativo. As� lo dice Pablo en Romanos 3:21, "Pero ahora se ha manifestado una justicia de Dios aparte de la ley, siendo atestiguada por la Ley y los profetas", etc. As� que en Romanos 1:16 , Romanos 1:17, "No me averg�enzo del evangelio de Cristo porque all� se revela una justicia de Dios por la fe, con miras a [la producci�n de] fe". Al creer en Cristo, el perd�n es seguro para el penitente, y la gracia recrea al hombre, escribiendo la Ley en el coraz�n, para que obedezcamos y amemos a Dios, no porque Dios dice que debemos hacerlo, sino porque somos rehechos para que podamos No puedo hacer nada m�s. Y lo que necesitamos es tener toda nuestra naturaleza tan restablecida por la gracia divina, que instintivamente veremos la voluntad de Dios y la haremos, sin necesidad de ning�n precepto. Como por la eficacia regenerativa del Esp�ritu Santo que logramos esto, entenderemos lo que es hacer la voluntad de Dios en la tierra, "as� como se hace en el cielo".

Deuteronomio 5:8-5

El segundo mandamiento. La espiritualidad de la adoraci�n divina.

A veces se dice que hay una raz�n adjunta a este segundo mandamiento. Apenas es exacto afirmar eso. Hay una doble sanci�n adjunta para hacerla cumplir, pero no se menciona aqu� una raz�n, estrictamente llamada. Sin embargo, incorporaremos en esta Homil�a la verdadera raz�n que subyace a este precepto. Pero tendremos que ir al Nuevo Testamento para la declaraci�n m�s clara de eso. Entonces, en relaci�n con lo anterior, solicitemos al lector que recurra a Juan 4:24, en el que encontrar� una raz�n profunda para el segundo mandamiento. Primero que nada, tan brevemente como podamos consistentemente con claridad, abriremos el contenido de este comando, y luego nos esforzaremos por desplegar la doble sanci�n por la cual est� protegido.

I. SU CONTENIDO. El primer mandamiento reclama solo a Jehov� el amor y la adoraci�n de la gente. El segundo advierte de cualquier modo de adoraci�n que se parezca o sea un compromiso con la idolatr�a. Mientras Israel estaba en Egipto, hab�a habido un culto general por parte de los egipcios, de aves, bestias y reptiles, no por su propio bien, sino por representar alg�n atributo del Dios invisible. Las formas de culto egipcio, los nombres de Pasht, Osiris, etc. debe ser eliminado. No se permit�a ninguna representaci�n del objeto de culto. Por mucho que los hombres pudieran haber alegado que el sentido era una ayuda para la fe, la severa "No deber�as" bloque� el camino perentoriamente. Sabemos por qu�, como ellos en su infancia no. Dios es esp�ritu Siendo esp�ritu, es solo por esp�ritu que puede ser abordado. Ning�n acto meramente corporal puede ser adoraci�n. Adem�s, ni Dios ni ninguno de sus atributos pueden ser representados por ninguna forma f�sica. Cualquier idea de Jehov� que se pueda obtener o retener mediante impresiones derivadas de contemplar un objeto sensible con el ojo corporal, ser� una idea que lo represente, no �l. Ser� un pensamiento de Dios formado por la imagen y limitado por ella, no el verdadero pensamiento dado por la revelaci�n. Obviamente, sin embargo, este comando no prohibi� los dise�os decorativos en el tabern�culo o el templo (cf. �xodo 25:18, �xodo 25:20, �xodo 25:34; �xodo 26:32; N�meros 21:8, N�meros 21:9; 1 Reyes 7:25; 1 Reyes 10:20). Pero nunca se permitieron formas de criaturas, ni como objetos de culto ni como ayudas para ello. Tampoco podemos leer la historia hebrea sin ver cu�nta necesidad hab�a de tal orden. �Antes, la gente bailaba alrededor del becerro de oro! Y en los d�as de Jeroboam se instalaron dos terneros, uno en Betel y otro en Dan. Pero seguramente la historia de la cristiandad es a�n m�s triste que la de los hebreos. Cuando pasaron cuatro siglos de la era cristiana, �c�mo pas� la Iglesia cristiana a incumplir reiteradamente esta ley? "Se sustituy� gradualmente un enorme tren de diferentes supersticiones en lugar de la verdadera religi�n y la verdadera piedad ... Las im�genes a�n no eran muy comunes. Pero es cierto que el culto a los m�rtires fue modelado por grados de acuerdo con los servicios religiosos que fueron pagado a los dioses antes de la venida de Cristo ". � Es cierto, de hecho, que en el a�o 726 d. C. Leo III. emiti� una ordenanza que proh�be el uso de im�genes en iglesias, como paganos y her�ticos, y un Concilio de Constantinopla, en 754 DC; sancion� esa condena. Otro Consejo, que se reuni� en Niza en 789 d. C. declar� her�tico al Consejo anterior y orden� la adoraci�n de cuadros en las iglesias. Las decisiones de este Consejo fueron rechazadas en un Consejo en Frankfort, en 794 d. C. Tambi�n en otro en Constantinopla, en 815 d. C. todo culto a las im�genes e im�genes estaba prohibido. En 869 d.C., los iconoclastos fueron condenados. �Tom�s de Aquino, en el siglo XIII, afirm� un triple uso de im�genes, y declar� que como homenaje se debe a la imagen o a Cristo como a Cristo mismo! Y sabemos muy bien cu�l ha sido la historia posterior de Roma, c�mo los ritos paganos se han mezclado cada vez m�s con el servicio cristiano. El Salvador es abordado a trav�s del crucifijo, y alimentado a trav�s del pan; y, como si estuviera ciego a las advertencias de la historia, el ritualismo proclama abiertamente que la mejor exposici�n de la doctrina es la que se ve a simple vista y no al o�do. Quiz�s no sea de extra�ar que en los catecismos cat�licos romanos se omita el segundo mandamiento; y ni siquiera Lutero era suficiente reformador para restaurar la ley que faltaba en su catecismo, una manera f�cil, de hecho, de cegar a la gente al mal de un ritual equivocado, para dejar de lado el mandato autoritario, la obediencia a lo que provocar�a tal maldad. �imposible!

II LA DOBLE SANCI�N ADJUNTA A ESTA LEY. El primero proviene de la naturaleza Divina, el segundo de la administraci�n Divina.

1. De la naturaleza divina. "Yo, el Se�or tu Dios, soy un Dios celoso". "Los que lo adoran deben adorarlo en esp�ritu y en verdad". Dios es celoso

(1) Por la verdad en su adoraci�n. Nos har�a pensar en �l como glorioso en poder, sabidur�a, justicia, santidad y amor. Nuestros pensamientos de Dios pueden ser limitados en el mejor de los casos. No necesitan ser falsos. Pero falso y deshonroso para �l, sin duda lo ser�n si nos acercamos a ellos a trav�s de cualquier imagen grabada. Ni siquiera excepto el crucifijo. Representa la forma corporal de Cristo. Puede representar las u�as, las heridas, la lanza, la corona de espinas, la frente aplastada por el dolor; �y confesamos que puede ser posible, al observar estas marcas f�sicas, recibir una impresi�n tan v�vida del sufrimiento f�sico que podr�amos agudizarnos al pensar en ello! Pero aun as�, esto es solo conocer a Cristo seg�n la carne; est� haciendo un �dolo de su humanidad; y en simpat�a con la angustia de sus problemas corporales, �podemos pasar por alto la actuaci�n de la fe en ese sacrificio expiatorio que yace entre las cosas invisibles y eternas!

(2) Por esp�ritu en su adoraci�n. La adoraci�n pagada a un Ser espiritual no es nada si no es adoraci�n espiritual. Pero en las infinitas inclinaciones y postraciones, genuflexiones, marcas cruzadas y movimientos del cuerpo ante la palabra "Jes�s", al menos en apariencia, se da por sentado que las posturas corporales son actitudes espirituales.

(3) Dios har�a que el hombre fuera elevado a un nivel m�s alto al adorarlo. Pero el lamentable registro en la historia de las infracciones de la segunda ley nos muestra cuatro transiciones:

(a) Un objeto que al principio representa al Ser al que se adora, llega a ser adorado. � �

(b) La adoraci�n pagada a trav�s del cuerpo se hundir� en la adoraci�n simplemente corporal.

(c) Cuando se abandona la elevada plataforma de adoraci�n espiritual, el servicio religioso inevitablemente perder� su significado. El sentido primero viene como "una ayuda para la fe", �y luego se pone en su lugar!

(d) Cuando este es el caso, la fuerza vitalizante de la religi�n se ha ido, y el hombre, hundi�ndose en la vitalidad religiosa, se hunde tambi�n en la moralidad (ver Jeremias 7:1. para una ilustraci�n de esto en el pueblo hebreo; ver Romanos 1:1. para ver ejemplos de ello en el mundo gentil).

2. De la administraci�n divina. "Visitar las iniquidades", etc. No habr�a parecido maravilloso haber encontrado esta segunda sanci�n a�adida a pecados como el asesinato, el adulterio, etc. pero, �c�mo es que sigue una ofensa aparentemente tan leve como el uso de im�genes grabadas? Debido a la transici�n cu�druple segura e inevitable ya mencionada. El que llega a perder la vida de religi�n, hasta ahora, estar� socavando los fundamentos de la moral, no solo para s� mismo, sino para aquellos que lo persiguen.

(1) Lo que un hombre es y lo que es o puede ser su familia, se considera unido por una ley inalterable de Dios.

(2) El mal sigue de generaci�n en generaci�n. Una herencia espantosa para transmitir: �formalismo e idolatr�a!

(3) Pero si un hombre mantiene la verdadera adoraci�n espiritual de Dios en su familia, eso tambi�n se transmitir� a aquellos que lo siguen como una herencia invaluable; no solo para aquellos que vienen en la l�nea f�sica: las palabras de nuestro Se�or en Juan 8:1. deber�a ense�arnos a mirar m�s all� de eso.

(4) En la misericordia de Dios, la influencia del bien de un hombre es m�s duradera que la influencia de su maldad. Mal: a la tercera o cuarta generaci�n. Bueno, a miles [de generaciones]. La influencia de Pablo, p. en este momento, es prodigioso; la de Ner�n es nula.

Aprende, en conclusi�n:

1. Recibimos una influencia de las generaciones que nos precedieron; transmitiremos uno a las generaciones que seguir�n. (No creemos que esta �ltima consideraci�n est� suficientemente presionada en las personas, ya sea en su lado fisiol�gico o espiritual).

2. Quien quiera asegurar una influencia prolongada que bendigamente afectar� a las generaciones venideras, que doble toda su fuerza para defender la adoraci�n de Dios con pureza, esp�ritu y verdad. Mucho depende de esto. La riqueza de la tierra en la que vivimos depende de ello. Oh! �Por nuestro propio bien, por el bien de nuestro pa�s, por el bien de nuestros hijos, luchemos fervientemente por el mantenimiento de la adoraci�n a Dios en la sencillez y en la verdad!

Deuteronomio 5:11

El tercer mandamiento. Reverencia por el Nombre Divino.

El "Nombre" de Dios es la forma de hablar para Dios mismo. "Tomar" el Nombre de Dios significa "tomarlo", usarlo de cualquier manera, lo que puede hacerse hablando con �l, de �l, por �l o en contra de �l. "Tomar este nombre en vano" significa tomarlo falsa o vanamente. Y en la medida en que ha sido tan gravemente com�n usar el Nombre de Dios profanamente en juramentos, este tercer mandamiento se ha considerado principalmente como una prohibici�n de jurar. Es eso, pero es mucho m�s. Este mandamiento es "muy amplio". Puede ser perjudicado, no solo por una limitaci�n indebida de la misma, sino tambi�n por una adhesi�n demasiado servil a la letra de la misma; p.ej. Seg�n las ense�anzas de los rabinos, ciertos juramentos eran inofensivos si el Nombre de Dios no se mencionaba espec�ficamente en ellos (cf. Mateo 23:16). Adem�s, la expresi�n "en vano" se interpret� como "si prestas juramento debes cumplirlo"; tome todos los juramentos que desee, siempre y cuando no los rompa y los convierta en falsedad. El efecto de esta ense�anza fr�a y superficial de los rabinos fue doble. Cre� distinciones artificiales que nuestro Salvador no reconoci�, y borr� aquellas que eran de gran importancia para �l. Es necesario para nosotros, entonces, ser guiados por el esp�ritu de la ense�anza de nuestro Se�or, si desarrollamos correctamente esta tercera ley. Dado que nuestro Salvador en su Serm�n del Monte elimin� las glosas con las que los rabinos hab�an sobrepuesto la Ley y la restablecieron a su pureza y pureza impecables.

I. �QU� PROHIBE ESTE TERCER MANDAMIENTO? Todos somos conscientes de que algunos han considerado las palabras de nuestro Salvador, "No jure en absoluto", como prohibitivas de tomar juramentos solemnes en un tribunal de justicia. Apreciamos todo el respeto por aquellos que los consideran as�, pero no podemos verlos desde esta perspectiva, por las siguientes razones:

(1) La ocasi�n en que nuestro Se�or usa las palabras parece referirse m�s bien a h�bitos en la vida privada.

(2) Cristo y sus ap�stoles apelaron solemnemente al Cielo.

(3) En Hebreos 6:1; El escritor sagrado habla del juramento de Dios, y no podemos suponer que esto hubiera sido si todos los juramentos estuvieran equivocados. No podemos pensar que, incluso a modo de acomodaci�n, el Alt�simo se representar�a a s� mismo haciendo lo que siempre ser�a incorrecto para sus criaturas.

(4) En el lenguaje prof�tico se predice un juramento por parte del Nombre de Dios, que se considera obviamente correcto ( Isa�as 45:23; ver tambi�n Deuteronomio 6:14). Estas razones nos parecen dejar el asunto completamente en reposo. Y el punto de vista de que Cristo se estaba refiriendo a la conversaci�n ordinaria de los hombres cuando dijo: "No jures en absoluto", es confirmado por Mateo 5:37; el significado de lo cual evidentemente es: "�Si es necesario que intercale su conversaci�n con varios ajustes, usted es v�ctima de un esp�ritu de falsedad que tiene 'el maligno' para su padre!" Adem�s, este precepto cubre un rango mucho m�s amplio que el de jurar. Proh�be cualquier "aceptaci�n" del Nombre Divino que no sea cierto en cuanto a la lealtad de prop�sito, el hecho real y el cumplimiento posterior. Este precepto proh�be manifiestamente:

1. Todos burl�ndose de las cosas sagradas; no solo con la palabra "Dios" o con la doctrina de la existencia Divina, sino ridiculizando la Biblia como el Libro de Dios, el s�bado como el d�a de Dios, los cristianos como el pueblo de Dios y la religi�n como obediencia a Dios. El desprecio leve y supercilio del escepticismo moderno es igualmente una violaci�n de este precepto: pisotea al Hijo de Dios.

2. El perjurio es otra forma de violaci�n de este comando. La idea de jurar es llamar a Dios a testificar; e invocar ese nombre grande y horrible para presenciar una mentira es una de las infracciones m�s graves de esta ley.

3. La blasfemia tambi�n est� prohibida aqu�, es decir, tomar el Nombre de Dios en los labios en cada ocasi�n insignificante. Esto ahora se piensa, como lo es, de manera poco caballerosa, en un grado mucho mayor que el caso hace cincuenta a�os. Hasta ahora bien. Solo cuidemos que, para que una costumbre est� pasada de moda, no act�e con nosotros m�s poderosamente que su ofensiva a Dios, �al inducirnos a renunciar a ella! Algunos est�n m�s preocupados por un agujero en sus modales que por una violaci�n de la moral. Estas cosas no deber�an ser as�.

4. La frivolidad en referencia a las cosas divinas es una transgresi�n de este mandato. Esto no debe confundirse con burla ni con blasfemias. Se puede encontrar donde hay una gran reverencia por Dios, una gran bondad de coraz�n, combinada con un cari�o excesivo por hacer re�r. Y donde este es el caso, incluso las cosas sagradas rara vez est�n exentas de un trato fr�volo. Recordamos a algunos conocidos cuyo jefe, s�, cuya �nica falla aparente, fue la tendencia extrema a convertir todo en una broma, incluso las cosas m�s sagradas. Muchos estaban dispuestos a disculpar la frivolidad por el talento que revelaba. Pero ahora est�n "en ninguna parte". Su ligereza era su ruina. El ingenio y el humor tienen un lugar sin valor en la vida social. Los males sociales a menudo se exponen con mayor eficacia en el desprecio y la s�tira que en los discursos m�s graves. Pero no hay ninguna tendencia de ning�n hombre que deba ser m�s sabiamente cultivada, m�s cuidadosa y orantemente custodiada, y m�s concienzudamente dirigida, que aquella a la que nos referimos ahora. Aparte de esto, existe un gran peligro de que conduzca a "tomar el nombre de Dios en vano".

5. Puede haber una violaci�n de este mandamiento sin frivolidad (como generalmente se entiende), incluso cuando no hay sentido del humor y no hay talento para los chistes, en la indulgencia de un h�bito vicioso, mucho m�s f�cil de formar que interrumpido, de intervenir la conversaci�n con ciertos ep�tetos conocidos. Sabemos cu�les fueron estos en el tiempo de Cristo (ver Mateo 23:16; Mateo 5:33). Esta es una charla engre�da, y es una charla pecaminosa.

6. La falsa ense�anza para Dios infringe esta ley (ver Jeremias 23:21, Jeremias 23:31). Hay varias formas por las cuales, al ense�ar a otros, el Nombre de Dios puede tomarse falsamente. Ya sea

(1) declarando como Dios lo que no ha dicho; o por

(2) negar lo que se ha dicho; o

(3) cuestionando la verdad de lo que ha dicho.

El primero fue com�n en los d�as de Jerem�as; el segundo y el tercero son a la vez m�s antiguos y m�s modernos. Cada vez que un embajador de Dios da sus propios pensamientos como si fueran el mensaje de Dios, est� tomando el Nombre de Dios en vano. O si un hombre, mientras profesa hablar por Dios, habla con el deseo de exaltarse a s� mismo, es culpable del mismo pecado.

7. La santidad y la formalidad en la adoraci�n profesada de Dios son violaciones del tercer mandamiento. Tomamos el nombre de Dios en vano si cantamos "las canciones de Si�n" con un coraz�n vac�o, o nos unimos a las oraciones del santuario sin devoci�n en el alma ( Ezequiel 33:30, Ezequiel 33:31; Isa�as 29:13). �Oh, la cantidad de veces que hemos estado de rodillas y hemos usado el Nombre de Dios en "indolente vac�o de pensamiento"! "�Qui�n puede pararse delante de este santo Se�or Dios?"

8. Podemos romper este mandamiento jurando a Dios y luego no cumpliendo el voto. Cuando estamos en la mesa del Se�or, hacemos el juramento sacramental de obediencia a nuestro Gran Comandante, y si no somos fieles a eso, agregamos el pecado al pecado al "tomar el Nombre de Dios en vano".

II �C�MO SE PROTEGE ESTE PRECEPTO? "El Se�or no lo tendr� por inocente", etc. Dios puede marcar o no este pecado mediante visitas de juicio temporal; Hay muchos casos en que la ligereza ha sido la ruina de un hombre, incluso temporalmente. Pero la probabilidad es que las formas m�s ocultas y enga�osas de este pecado no dejar�n una marca apreciable en la carrera terrenal de un hombre. La marca de la culpa ser� entre Dios y el alma del hombre. Las oraciones huecas no traen bendici�n; adoraci�n vac�a sin crecimiento en la gracia. Los votos violados derribar�n el desagrado de Dios. Si Dios visitara todos los pecados de la irrealidad y el formalismo, de la rutina mec�nica y del trabajo despiadado a su servicio, �deber�amos ser hombres perdidos! "Dios a menudo ve m�s en nuestras oraciones para disgustarlo que para complacerlo", dice Charnock. �El Se�or perdona la iniquidad de nuestras cosas santas!

III. �C�MO DEBE UTILIZARSE ESTE PRECEPTO?

1. Como una sonda. Posiblemente, cuando un predicador toma este texto, algunos pueden decir: "No necesitamos eso. Nunca infringimos la ley de Dios, as� que yo" Posiblemente no, en el sentido convencional en el que el texto se usa a menudo ahora. �Pero qu� hay de esa conversaci�n cargada de frivolidad? �Qu� hay de esa lecci�n que ten�a m�s de s� mismo que de Dios? �Qu� pasa con las canciones del santuario, disfrutadas por el bien de la m�sica, sin pensar en las palabras? �Qu� pasa con los votos olvidados? �Seguramente todos podemos recordar tantas infracciones de este tercer mandamiento que, si no tuvi�ramos un perd�n a Dios, nos callar�amos en la desesperaci�n!

2. Para acelerar a la penitencia. En la medida en que nuestra convicci�n es profunda, hemos violado este mandamiento miles de veces, por mucho que nuestra penitencia sea profunda y definida ante Dios.

3. Para llevarnos a s�plicas sinceras para el perd�n. Si no se nos permitiera preguntar esto, todo estar�a con nosotros, incluso si el tercer mandamiento fuera la totalidad de la Ley.

4. Conducir a una ferviente oraci�n por la renovaci�n diaria del coraz�n. "De la abundancia del coraz�n habla la boca". Si el coraz�n tiene raz�n, la lengua tendr� raz�n. "Si un hombre no ofende de palabra, lo mismo es un hombre perfecto". Bien, podemos rezar para que cada palabra que hablamos se ajuste a la verdad (porque en cada una de las ocho formas mencionadas anteriormente hay una violaci�n de la verdad). Cuando nuestro coraz�n, pensamientos, palabras y acciones est�n en armon�a con la naturaleza y voluntad de Dios, entonces seremos fieles al deber implicado, y libres del pecado prohibido, en el tercer mandamiento.

Deuteronomio 5:12-5

El s�bado, o un d�a de descanso para el hombre.

(Para un aviso de las variaciones entre la redacci�n de este comando en �xodo 20:1. Y en este cap�tulo, vea la Exposici�n.) Ning�n predicador cristiano podr�a tratar con sabidur�a la cuesti�n de la intenci�n divina en el nombramiento de un descanso del s�ptimo d�a, sin notar, en relaci�n con nuestro texto, la ense�anza de nuestro Se�or y sus ap�stoles al respecto. Al desarrollar la verdadera doctrina y el uso de nuestro d�a de descanso, perm�tanos�

I. INDICAR VARIOS PRINCIPIOS DE LOS QUE NUESTRA CONCEPCI�N DEL S�BADO HEBREO DEBE COMENZAR. El s�bado hebreo tiene un aspecto lejano. "El s�ptimo d�a es el s�bado del Se�or tu Dios". �Qu� espacios de tiempo representan los "seis d�as" que quiz�s nunca sepamos en esta vida? Una cosa est� clara: un "d�a" de acci�n Divina debe ser indefinidamente m�s largo que uno de los d�as del hombre. Esta mirada lejana, adem�s, nos revela un m�todo de trabajo Divino, a partir del cual el nuestro debe ser modelado. Como la naturaleza del hombre est� hecha a imagen de Dios, nuestro tiempo debe ser dividido seg�n el orden de Dios. Adem�s, la base de la correcta observancia del d�a es la del "descanso". La palabra "s�bado" significa eso; cualquier otra cosa que pueda haber estado relacionada con el d�a, la noci�n de descanso yac�a debajo de todo. Si bien los hebreos deb�an considerar la observancia del d�a como parte de su deber convenido como naci�n, el resto no era para ellos solo como hebreos, sino como hombres. El s�bado fue hecho para el hombre. El trabajo deb�a dejarse de lado, para que el hombre se entregara a un d�a santo y feliz de descanso y adoraci�n. Con miras, adem�s, a asegurar todo esto, el trabajo de los otros seis d�as deb�a ser arreglado.

II LOS PRECEPTOS POSTERIORES SON TODOS EN LA MISMA DIRECCI�N. Nunca hay nada fuera de armon�a con este comando benigno para descansar (ver �xodo 16:29; �xodo 23:9-2; �xodo 31:13; �xodo 34:21 ; �xodo 35:1; Le �xodo 19:3, 30; �xodo 33:3; �xodo 26:2; N�meros 15:32-4). De tanta importancia para el bien de la gente era su d�a de descanso, que si un hombre intentaba convertirlo en un d�a de trabajo com�n, �deb�a ser apedreado! �La severidad para uno era una guardia de misericordia en general! Si la gente no pudiera o no cuidar�a su d�a de descanso para s� misma, �el gran Se�or que lo dio lo proteger�a para todos! En el transcurso del tiempo, estos preceptos fueron desobedecidos gravemente, ya sea por una negligencia total del d�a o por una simple observancia formal de la misma ( 2 Cr�nicas 36:21; Nehem�as 9:14; Nehem�as 10:31; Nehem�as 13:15, Nehem�as 13:16; Isa�as 1:13; Isa�as 56:2; Isa�as 58:13; Jeremias 17:19; Ezequiel 20:12, Ezequiel 20:13; Ezequiel 22:8, Ezequiel 22:26). M�s tarde, cuando vino Jesucristo, muchos hab�an perdido el esp�ritu del d�a en la carta; de modo que el d�a que se le dio al hombre como una bendici�n de misericordia se hab�a convertido en un yugo irritante y una carga grave. En consecuencia, ni siquiera Jesucristo fue un observador del s�bado suficientemente estricto para los fariseos. Por lo tanto, Jes�s, en su ense�anza sobre el s�bado, no lo desvi� de su intenci�n original, sino que lo restaur�. El s�bado como Dios lo hizo, fue tranquilo, hermoso y libre. Como la ense�anza rab�nica lo hab�a pervertido, era r�gido y pesado. Los hombres llegaron a estar en s�bado bajo un yugo duro; pero era el yugo del hombre, no el de Dios (vea en las abundantes ilustraciones de esto de la 'Vida de Cristo' del Dr. Geikie).

III. LAS INDICACIONES DEL NUEVO TESTAMENTO VAR�AN EN FORMA PERO SEG�N EL ESP�RITU. Encontramos en el Nuevo Testamento algunos pasajes que indican cierta observancia del primer d�a de la semana ( Juan 20:19; Hechos 20:7; 1 Corintios 16:2; Apocalipsis 1:10). Es notable lo pocos que hay de tales. No tenemos ning�n precepto espec�fico para dirigirnos con respecto a un s�bado cristiano. No hay nada muy claro al respecto, ni en los Evangelios ni en las Ep�stolas. El juda�smo est� disminuyendo; lo que le es peculiar desaparece; lo que es mundial y para la humanidad, vive. Parece que vemos el s�ptimo d�a alej�ndose de nuestra mirada, su brillo se desvanece y se pierde en el brillo del primer d�a. Hay una vista disolvente. El invierno es sucedido por la primavera. Aqu� hay algo que tiene la sanci�n de Cristo y la orden apost�lica, a saber. reunirse el primer d�a. Es el d�a de la reuni�n religiosa, el d�a de "partir el pan". El Dios del Sina� ha invertido al Hijo del hombre con todo el poder en el cielo y en la tierra. El es el Se�or del s�bado. Los recuerdos de la gran liberaci�n realizada por �l eclipsan los de la liberaci�n de Egipto. Por lo tanto, para siempre, el d�a de descanso se convierte en "el d�a del Se�or". Ignacio dice: "Que cada amigo de Cristo celebre el d�a del Se�or". Justino M�rtir, "En el d�a del Se�or, todos los cristianos en la ciudad y en el campo se re�nen, porque ese es el d�a de la resurrecci�n del Se�or". Tertuliano, "El d�a del Se�or es el d�a santo de la Iglesia Cristiana. Sin embargo, gradualmente, el s�bado del s�ptimo d�a cambi� al descanso del primer d�a, que encontramos durante un tiempo ambos d�as observados. Por consiguiente, encontramos, en ' La Constituci�n Apost�lica, 'ambos d�as nombrados como d�as para la reuni�n de la Iglesia; que el s�bado y el domingo los esclavos deben descansar de sus labores y asistir a la iglesia con el resto para escuchar el serm�n. Pero como la nueva piel es form�ndose debajo de la superficie, lo viejo se est� volviendo m�s y m�s flojo. Sin embargo, por un tiempo, hay dos coberturas. Pronto, sin embargo, lo viejo se baraja, y solo se ve lo nuevo. El s�bado se pierde, pero reaparece el d�a de descanso como el d�a del se�or!

IV. �C�MO ES EL D�A DE DESCANSO AHORA? El cuarto mandamiento ten�a una base natural y religiosa. Dio un d�a de descanso para el hombre como hombre y, como tal, nunca ha sido derogado. Dios nunca ha quitado el d�a de descanso del mundo. Todav�a es nuestro, una herencia invaluable. El lado religioso del s�bado hebreo, aunque abolido en lo que respecta a la observancia de los ritos jud�os, fue inmediatamente aceptado por la Iglesia Cristiana, y los cristianos, como bien sabemos, al reunirse para adorar el primer d�a, reconocieron El principio del d�a de descanso de un mundo, y lo he usado para los prop�sitos m�s elevados del reino de los cielos. Y ahora para nosotros el d�a del Se�or es

(1) nuestro d�a de descanso del trabajo terrenal;

(2) el d�a de la calma sagrada;

(3) de la memoria m�s rica;

(4) de culto unido;

(5) de reconocimiento mutuo de nuestra relaci�n com�n con un Dios y Salvador;

(6) de entrenamiento espiritual;

(7) de servicio m�s sagrado para el Maestro;

(8) de perspectiva m�s noble (ver 'Horae Sabbaticae' del Dr. R. W. Hamilton).

V. �CU�L ES NUESTRO DEBER CON RESPECTO A NUESTRO D�A DE DESCANSO?

1. Como hombres, consideremos que es una bendici�n inestimable para el uso correcto del cual somos responsables ante Dios. Estamos tan hechos, en cuanto a nuestra constituci�n f�sica, que requerimos un d�a de descanso en siete. Entonces tomemos el resto con gratitud.

2. Como ciudadanos, tenemos una confianza para proteger a nuestros compatriotas. La legislaci�n nunca puede indicarle a un hombre c�mo pasar el d�a de descanso, pero puede hacer algo para protegerlo. Si bien utilizamos el resto sabiamente, para que no solo nos haga animales m�s vivos, sino tambi�n hombres m�s santos, tambi�n demos el resto a los dem�s.

3. Como cristianos, tenemos un d�a sagrado para la adoraci�n del santuario y para la instrucci�n en el hogar y la escuela. Debemos hacer todo lo posible para mostrar a los j�venes que el domingo es un d�a brillante, ligero y alegre, recordando que todo lo que sea mejor para la salud, el descanso, la adoraci�n y la santidad es, y siempre ha sido, l�cito en el d�a de reposo.

4. Como obreros para Dios, el d�a de descanso es nuestro glorioso d�a de servicio especial para Cristo y para las almas, en la fatiga de la cual el esp�ritu encuentra refrigerio. Entonces seguramente entramos en el esp�ritu del Maestro. Nuestra carne es hacer la voluntad del que nos envi�, y terminar su trabajo.

Deuteronomio 5:16

El quinto mandamiento. Honor debido a los padres; o, la religi�n de la vida hogare�a.

Muchos son los pasajes en la Palabra de Dios que hablan o se refieren al deber de los hijos con sus padres; p.ej. �xodo 21:15, �xodo 21:17; Le �xodo 19:3; �xodo 20:9; Deuteronomio 21:18-5; Deuteronomio 27:16; Salmo 78:5; Proverbios 10:1; Proverbios 13:1; Proverbios 20:20; Proverbios 23:22; Proverbios 30:17; Jeremias 35:18; Ezequiel 22:7; Mateo 15:4 Mateo 15:9; Colosenses 3:20. Vale la pena se�alar cuidadosamente que cuando Dios lanzar�a al mundo una nueva vida nacional, �l pone gran �nfasis en el reconocimiento y la consideraci�n de lo sagrado de la familia. Al comienzo de la redenci�n de Egipto, la vida familiar se santific� especialmente (cf. �xodo 12:24-2; �xodo 13:8, �xodo 13:9). El pacto de circuncisi�n transmitido por Abraham deb�a ser observado. Los ni�os deb�an ser escalados como del Se�or, y criados en su temor. Eso se supone aqu�. ] Era la ley entendida. Y ahora, cuando se debe establecer un c�digo moral para la naci�n y para el mundo de todos los tiempos, el siguiente precepto para aquellos relacionados inmediatamente con el honor debido a Dios mismo es este: "Honra a tu padre y a tu madre. " No, de hecho, que deb�an rendirles una obediencia ciega, ya que ver Ezequiel 20:18, Ezequiel 20:19. Si los padres eran malos, el mejor honor que los ni�os pueden brindarles es ser mejores de lo que eran. Para que podamos notar, de una vez por todas, de pasada, que el mandamiento reconoce que incumbe a los padres ver que sus vidas y reglas son las que sus hijos pueden honrar, y que sus preceptos concuerdan con los del Padre de los esp�ritus. A lo largo de nuestra aplicaci�n homil�tica de este quinto mandamiento, asumiremos que este es el caso. De hecho, muchos entienden que este mandato debe considerarse no solo como un requisito de obediencia en la familia, sino "como un requisito para preservar el honor y cumplir los deberes de cada uno, en sus diversos lugares y relaciones, como superiores, inferiores o iguales "; y como prohibir "descuidar o hacer algo en contra del honor y el deber que le pertenece a cada uno, en sus diversos lugares y relaciones". Sin duda esto es as�. Pero hay tanto como podemos comprender en el breve espacio que nos brinda, en el deber espec�fico mencionado en el texto. Nos deja-

I. CONSULTAR DE QU� MANERA SE PUEDE CUMPLIR ESTE PRECEPTO.

1. Durante las primeras etapas de la vida, mientras se necesita el cuidado y el amor del hogar, la obediencia impl�cita es el primer deber del ni�o. No solo decimos que est� al lado de su deber con Dios, sino que es parte de �l. Los preceptos de los padres pueden ser desagradables, incluso r�gidos, pero si tienen raz�n, es parte del ni�o obedecer impl�citamente.

2. Honrar a los padres es la forma que adoptar� la obediencia cuando el ni�o est� creciendo hacia la madurez. Ning�n padre sabio pensar�a en dirigir a un muchacho de diecis�is a�os tan de cerca como lo har�a con un ni�o de seis a�os; Al mismo tiempo, aunque el padre puede darle m�s libertad, puede que no sea sabio ni correcto por parte del hijo tomar toda la libertad que se le da. A esa edad, su propio sentido de honor y derecho deber�a ser lo suficientemente fuerte como para guiarlo; y el respeto y la reverencia por sus padres crear�n un respeto leal a sus deseos cuando se conozcan, y lo llevar�n a negarse a s� mismo mucho que podr�a ser gratificante para �l, en lugar de causarle dolor o cruzar los deseos de quienes a quien debe su vida. Las palabras groseras a un padre, "responder de nuevo", disputando su regla en la casa, estar�n completamente fuera de la cuesti�n de d�nde un joven desea vivir con el temor de Dios.

3. Apoyarlos puede convertirse en un deber. Llegar� un momento, si los padres se ahorran para ver a sus hijos crecer en la vida, cuando se apoyar�n en los ni�os, en lugar de los ni�os en ellos. Si los ni�os son dignos, dejar�n que sus padres se apoyen en ellos y les mostrar�n que pueden ser tan fieles a sus padres en su debilidad, como los padres cuando estaban en su fortaleza eran con ellos.

4. Convertirse en un honor para ellos es otra forma de honrarlos, es decir, viviendo para que puedan sentirse orgullosos de lo que son sus hijos, aparte de lo que hacen. Si el auto de un padre dice: "Mi hijo nunca me dio un pensamiento inc�modo sobre �l", ese es un testimonio que un hijo podr�a desear que �l pudiera soportar.

5. Al guardar muy celosamente la santidad y pureza de la vida familiar de Inglaterra, se puede obedecer el mandamiento. Podemos honrar a nuestros padres honrando el v�nculo sagrado del matrimonio que los convirti� en lo que fueron para nosotros.

6. Al proteger y transmitir a otros la santa fe en la que nos han entrenado (Salmo 78:1; 1 Cr�nicas 28:9). Bien podemos desear honrarlos tomando en nuestros labios ese querido Nombre que los alegraba en la vida y los sosten�a en la muerte.

7. Hay otra forma de honrar a los padres que no habr�amos tenido ocasi�n de nombrar. Pero hay una deriva claramente a discernir en algunas direcciones de la vida inglesa, lo que hace imperativo un aviso (ver Mateo 15:1). Los rabinos jud�os pusieron su Iglesia y sus reglas rab�nicas entre un ni�o y sus padres. Los sacerdotes modernos (llamados) est�n haciendo lo mismo ahora. De ah� esta regla: honra a tus padres neg�ndote a dejar que ning�n sacerdote se interponga entre t� y ellos. En las instituciones divinas, el sacerdote no est� en ninguna parte comparado con el padre. Y bajo la econom�a cristiana no tiene derecho a ser. �l es la plaga y la plaga de la humanidad. "Honra a tu padre y a tu madre", �y nunca permitas que un sacerdote altere la santidad del hogar!

II �POR QU� ARGUMENTOS ESPECIALES PUEDE UN PROFESOR CRISTIANO APLICAR ESTE TRABAJO?

1. Aqu� establezcamos una raz�n dada por Paul en Efesios 6:1, "Es correcto (???????)". Hay otra palabra que generalmente se traduce "correcto", a saber. ?????, que es el equivalente de "sencillo". Pero la palabra aqu� utilizada es "justo". La obediencia a los padres es simplemente una pieza de justicia desnuda. Para, considera cu�nto les debemos. Cuando empezamos a ser su cuidado y vigilancia nos protegieron y nos proporcionaron mucho antes de que supi�ramos algo. Nos pensaron, tal vez, algo maravilloso, cuando nadie m�s pens� algo as�, salvo en el sentido inverso. �No se debe devolver todo esto?

2. Le agrada al Se�or. �l tiene en este "darnos un ejemplo, que debemos seguir sus pasos".

3. Hay una promesa espec�fica hecha a los obedientes y leales, como tal, "Que te vaya bien", etc. En la cultura de la obediencia en el hogar se encontrar� una fuerte salvaguarda del car�cter. Los excesos viciosos no se agotar�n. La insubordinaci�n y la imprudencia no arruinar�n las perspectivas de la vida. Por lo tanto, coet. par. Tal vida, siendo la m�s pura y m�s feliz, tambi�n ser� la m�s larga.

4. Tal virtud hogare�a es una contribuci�n sin valor medio a la estabilidad de un estado. La referencia de Mois�s es a la riqueza de la naci�n, as� como a la del hogar. La ca�da de la gloria de Israel se atribuye a dos males: el descuido de los d�as de reposo y la burla de padre y madre. Ninguna naci�n puede prosperar sin pureza en el hogar.

5. Tal virtud trae gran alegr�a. "Un hijo sabio alegra al padre". Hay alegr�a en ambos lados. Esta es la belleza con la que la bendici�n de Dios hace florecer las plantas de la virtud. Es como la fragancia que exhala de un lecho de violetas que florece silenciosamente en un camino sombreado.

6. El descuido de esto asegurar� muchos arrepentimientos in�tiles en ambos lados despu�s de la vida. "Un hijo tonto es la pesadez de su madre". Muchos hijos sin escr�pulos, al depositar los restos de sus padres en la tumba, dar�an todo lo que tiene si pudiera, pero los llamar�an de regreso, si pudiera expiar su pecado o cancelar el pasado. La desobediencia atesora la tristeza. Dios puede y perdonar� el pecado, cuando se arrepienta, pero el penitente nunca se perdonar� a s� mismo; a menudo se queja: "�T� me haces poseer las iniquidades de mi juventud!"

7. La maldici�n de Dios descansar� sobre aquellos que son flojos y desleales en casa. Richard Knill consider� tanto este quinto mandamiento que ni siquiera saldr�a como misionero sin el consentimiento de su madre. �l dijo: "S� que Dios nunca sonr�e a un ni�o que rompe el coraz�n de su madre". (Ver Proverbios 30:17.) �Y qui�n no sabe con qu� frecuencia se demuestra que es cierto, "�Con qu� medida me lo medir�n nuevamente?" Jacob enga�� a su padre y sus hijos lo enga�aron. �Puede cualquier hombre observador alcanzar la mediana edad sin haber tenido que hacer notas como estas: "A" honr� a sus padres y el honor lo ha atendido. "B" deshonr� a sus padres, y su l�mpara se ha apagado en la oscuridad? Aunque el juicio a�n no ha llegado, hay un proceso de juicio de la providencia de Dios continuamente en acci�n.

8. La observancia de esta regla es la mejor preparaci�n posible para servir a nuestra generaci�n de acuerdo con la voluntad de Dios. �El que es una bendici�n en el hogar nunca ser� una maldici�n! Los h�bitos de autocontrol, de cortes�a, de respeto a los superiores, bien aprendidos y practicados en el hogar, no se eliminar�n cuando est� fuera de sus paredes. Los hombres aprenden a mandar bien obedeciendo primero. Incluso la propia preparaci�n de Cristo para el servicio activo se encontr� en la obediencia filial en el hogar; y �l no es solo nuestro ejemplo perfecto, quien nos muestra qu� hacer, tambi�n es nuestro Salvador omnipotente, que nos dar� la fuerza para hacerlo. Sea nuestro arrepentirse no solo del pecado en general, sino del pecado de desobediencia a los padres. Pidamos su perd�n as� como el de ellos, si este �ltimo todav�a es posible. Supliquemos su gracia renovadora para que en adelante podamos guardar este y todos los mandatos, no solo porque est� escrito en el Libro, sino porque el amor est� grabado en nuestros corazones. No ser� una peque�a adici�n a la alegr�a de la retrospectiva, si, al mirar hacia atr�s en nuestra vida hogare�a, �podemos pensar que es una lealtad filial por un lado y el deleite de los padres por el otro!

Deuteronomio 5:17

El sexto mandamiento. La religi�n del genio.

Si un predicador anunciara esto como un texto en una de nuestras congregaciones cristianas, algunos de sus oyentes podr�an estar dispuestos a decir: "Tal texto podr�a ser lo suficientemente apropiado si el predicador estuviera exponiendo la Palabra de Dios a Zulus, pero para nosotros civilizado, por no decir cristianizado, �gente, est� fuera de lugar! " Obviamente, tal comentario se basar�a en un hecho reconocido, que el asesinato es uno de esos pecados contra Dios, que tambi�n es un crimen contra la ley humana, y que nadie en una congregaci�n de car�cter ordinario podr�a so�ar con cometerlo. Eso es tan. Pero podemos olvidar que incluso entre las congregaciones cristianas no siempre fue as�. Cuando Peter escribe a los creyentes, considera necesario decir: "Que ninguno de ustedes sufra como asesino", etc. E incluso ahora, en tierras paganas, en una audiencia de hombres reci�n recuperados de la barbarie, podr�a ser necesario. para que un misionero predique a partir de este texto, adhiri�ndose simplemente en forma negativa, "No matar�s". Al tratar de "abrirlo" para el uso del p�lpito, recordaremos al lector algunos principios elementales sobre la ley ya mencionada.

1. Que la Ley se dio primero en forma infantil. Dios estableci� preceptos en lugar de razones asignadas.

2. Que la forma en que el Ser Divino pod�a poner la guardia m�s efectiva alrededor de la vida humana era mediante una prohibici�n severa y fuerte como esta, proclamada en medio de truenos y rel�mpagos, terror y llamas.

3. Que aunque la forma del precepto es negativa, tiene un significado positivo, de tal profundidad y amplitud que, aunque podamos encogernos de horror al transgredir el primero, de ninguna manera es una etapa elemental del car�cter cristiano que cualquiera ha alcanzado si alcanza a este �ltimo. Hasta ahora, los rabinos jud�os no captaron el esp�ritu de esta orden, que trataron con ella como si las prohibiciones negativas del acto de asesinato fueran todo su significado. Nuestro Se�or, en su Serm�n del Monte, nos muestra qu� tan profundo es este precepto (ver Mateo 5:21). Y el ap�stol Pablo, en Romanos 13:9, Romanos 13:10, indica qu� virtud positiva debe cultivarse, cuyo mantenimiento har� que sea imposible transgredir el sexto mandamiento. Si incluimos en nuestra Homil�a un aviso de estas ense�anzas posteriores, puede parecer que, incluso con todos nuestros avances, hay algo aqu� para que estudiemos, alguna pr�ctica sagrada para nosotros que a�n debemos esforzarnos, inst�ndonos por razones de peso, que, aunque no se presentaron en la ni�ez del mundo, est�n vigentes en "estos �ltimos d�as". Perm�tanos entonces ...

I. MIRE EL SIGNIFICADO DE ESTE MANDO. Es seis veces mayor.

1. Proh�be quitarle la vida humana a la venganza apasionada. Los hebreos ten�an, como tenemos, dos verbos con los significados distintivos de "matar" y "asesinar". Vemos en la cita en Mateo 19:18, y de la referencia en Mateo 5:21, que el Salvador considera el mandato como una prohibici�n de la anarqu�a apasionada. Pero incluso si no hubi�ramos tenido esa luz de las ense�anzas de Cristo, la legislaci�n del propio Mois�s nos encerrar�a en la misma conclusi�n. Porque en la administraci�n de justicia y en la guerra necesaria, se orden� la muerte (ver N�meros 15:35; N�meros 35:31; �xodo 21:12-2). De modo que, a menos que consideremos que el legislador establece la promulgaci�n contra la promulgaci�n, hay en este mandamiento una prohibici�n de brotes apasionados, pero no la pena capital ni la guerra necesaria.

2. Proh�be cualquier descuido por el cual se arriesgar�a la vida o el celo de nuestro vecino ( �xodo 21:28, �xodo 21:29). Dondequiera que la vida humana se arriesga por una precauci�n insuficiente, hay una violaci�n del sexto mandamiento.

3. Proh�be esa ira que toma la forma de un esp�ritu vengativo. Entonces Cristo ense�a. Este precepto ataca los pensamientos y las intenciones del coraz�n. Cada vez que un escolar levanta enojado una mano para lastimar a su compa�ero de escuela, est� rompiendo en esp�ritu este mandamiento.

4. Proh�be esa indiferencia en nuestra vida al poder del ejemplo que pondr�a un obst�culo o una ocasi�n para caer en el camino de un hermano (ver Mateo 18:1; Romanos 14:5) . Si por una vida descuidada "destruimos" a aquel por quien Cristo muri�, somos infractores de esta ley.

5. Proh�be el disgusto y el odio hacia nuestro hermano, y tambi�n un aislamiento ego�sta y negligencia hacia �l ( 1 Juan 2:9; 1 Juan 3:14, 1 Juan 3:15). Si simplemente estamos persiguiendo nuestros propios fines en la vida, y no nos importa si nuestro hermano se salva o se pierde, esta ley nos condena. Si incluso nos abstenemos de ayudar a nuestro hermano en dificultades o juicio, somos culpables ( Proverbios 24:11, Proverbios 24:12; Isa�as 58:6, Isa�as 58:7). �Podemos "matar" reteniendo la ayuda que podr�a salvar!

6. Requiere, por lo tanto, el cultivo de ese esp�ritu amable de benevolencia genial, que buscar�a en todos los sentidos promover la alegr�a y la seguridad de la sociedad en la que nos movemos, y de los hombres en general. Negativo en forma, el sexto mandamiento es positivo en intenci�n. "No matar�s" no es m�s que la forma elemental en la que Dios afirma la gran ley de la dependencia y la interdependencia mutuas. "El amor no hace mal al pr�jimo. Por lo tanto, el amor es el cumplimiento de la Ley". �Mantendr�amos el mandamiento "No matar�s"? Le�moslo a la luz del Nuevo Testamento: "Ayudar�s a tu pr�jimo". "El que ama a otro ha cumplido la Ley".

II LANZAR�AMOS ALGUNAS SUGERENCIAS SOBRE EL TERRENO SOBRE EL CUAL ESTE PRECEPTO O PUEDE SER APLICADO.

1. La preciosidad del hombre a los ojos de Dios. El que mat� a una bestia tuvo que hacerlo bien; pero no se puede obtener satisfacci�n por la vida de un asesino (ver G�nesis 9:6).

2. La naturaleza espiritual del hombre.

3. El destino elevado y sagrado dise�ado para el hombre proh�be cualquier manipulaci�n de nuestra parte con �l o con �l.

III. TENEMOS, ADEM�S, EN EL NUEVO TESTAMENTO, UNA NUEVA PRIMAVERA DE ACCI�N REVELADA. Esto deber�a impulsarnos a abstenernos de violar y tratar de cumplir la ley del amor.

1. La encarnaci�n del Hijo de Dios es tan conmovedora como una revelaci�n de la grandeza del hombre, y lo eleva por s� mismo de tal manera que nadie se da cuenta de que puede jugar con el hombre.

2. El sacrificio expiatorio da nuevas visiones del hombre. Despu�s de que el ap�stol Pablo se ha estado refiriendo a la muerte de Cristo, dice: "Por lo tanto, en adelante, no conocemos a ning�n hombre seg�n la carne". La muerte de Cristo por cada hombre nos ha mostrado un halo de gloria alrededor de cada hombre. No lo miramos m�s seg�n los accidentes de nacimiento, posici�n, color, clima; juzgamos a todos los hombres as�: "Cristo muri� por ellos". Oh! Es esta cruz la que nos ense�a esa reverencia por la naturaleza humana, que de otra forma hab�amos perdido por completo.

3. La encarnaci�n y el sacrificio expiatorio del Hijo de Dios no solo nos dan la fuente conmovedora para elevarnos a una visi�n adecuada de la grandeza del hombre, sino tambi�n la raz�n suprema del amor devoto hacia �l, por el amor de Cristo (1Jn 4 : 11, 1 Juan 4:20; ver Efesios 4:31; Efesios 5:1, Efesios 5:2). Con qu� fuerza inconmensurable el evangelio nos obliga a cumplir "la ley real", "�Amar�s a tu pr�jimo como a ti mismo!"

IV. ESTE PRINCIPIO DE AMOR RECIENTEMENTE ILUMINADO ASEGURAR� EL CUMPLIMIENTO DEL SEXTO MANDAMIENTO, E INCLUSO HACER� UNA INCUMPLIMIENTO IMPOSIBLE. Dios quiere que su amor nos eleve a un nivel tan alto que aprendamos a amar como �l, incluso con amor.

(1) de buena voluntad,

(2) de compasi�n,

(3) del perd�n,

(4) del servicio real,

(5) de autocompasi�n y dedicaci�n.

Este es el amor que "nace de Dios". Esta es la filosof�a divina de la obediencia a la ley. Aprende, en conclusi�n:

1. Es solo a la revelaci�n que debemos la visi�n m�s clara de la dignidad humana. No es de la filosof�a ni de las ciencias naturales que aprendemos a apreciar al hombre. Cualquier cosa que la ciencia tenga que decir sobre su organismo f�sico (y lo que puede decir debe depender de su propia evidencia apropiada), es la "imagen de Dios" que �l lleva, esa es su verdadera dignidad, y a su alrededor est� lo Divino. Guardia tan estrictamente colocado.

2. De la revelaci�n de Dios al hombre aprendemos a respetar al hombre como hombre. La vida humana se lleva a cabo de manera muy barata en tierras donde se desconoce el evangelio, e incluso en tierras donde es conocido por hombres que lo rechazan. Algunos, de hecho, rechazan la luz del evangelio, pero toman prestada la moral del evangelio y la llaman suya, mientras que otros que la tratan como "algo extra�o" ya sugieren sombr�amente una "moralidad" grosera como la de los d�as paganos.

3. De la revelaci�n de Dios reunimos la �nica garant�a para la seguridad humana y la paz. Es por la cruz y solo por la cruz que la unidad del hombre en una hermandad mundial de amor estar� siempre asegurada.

4. Es solo por la nueva vida otorgada por el Esp�ritu de Dios que llegamos a poseer y practicar este amor al que la cruz nos obliga. Es posible que todos nos hayamos abstenido de una violaci�n abierta de la letra del sexto mandamiento. �Ninguno de nosotros puede soportar su prueba de b�squeda a la luz de la Palabra pura de Dios! Ah! "�Este mandamiento se ajusta a Zulus?" �No hay un hombre entre nosotros que, en presencia de su luz que todo lo busca, no est� totalmente condenado! ( Santiago 2:10.) "�Se�or, ten piedad de nosotros e inclina nuestros corazones para cumplir esta ley!"

Deuteronomio 5:18

El s�ptimo mandamiento. La religi�n del cuerpo.

En la segunda parte del Dec�logo hay severas prohibiciones contra el pecado, sin ninguna indicaci�n positiva de la virtud opuesta. Tampoco hay un indicio de c�mo lograr una vida que haga imposible una ofensa contra los mandamientos, de modo que, a menos que reconozcamos el prop�sito educativo de la Ley, la subestimaremos y sobrevaloremos de inmediato. Lo subestimaremos si olvidamos que era justo lo que se quer�a, y todo eso podr�a ser �til en el momento de su promulgaci�n; lo sobrevaloraremos si pensamos que la mera carta prohibitiva de este precepto expresa toda la voluntad de Dios en el asunto al que se refiere. Por lo tanto, estableceremos lado a lado las ense�anzas del Nuevo Testamento. Primero, veamos Mateo 5:27. Al igual que al referirse a la ense�anza rab�nica sobre el sexto mandamiento, Jesucristo nos dice que lo que est� prohibido no es solo el acto abierto de asesinato, sino incluso el esp�ritu de ira y venganza que puede conducir a �l; as� que aqu� no es simplemente el acto abierto de degradaci�n f�sica lo que est� prohibido, sino incluso el esp�ritu de pasi�n no autorizada que, de ser desenfrenada, podr�a conducir a ello. Tampoco debemos parar aqu�. El Nuevo Testamento nos abre la voluntad Divina en la direcci�n positiva ( 1 Tesalonicenses 4:3). Tambi�n se nos dice cu�l es el verdadero secreto para alcanzar una vida que se ajuste a esa voluntad ( G�latas 5:16). Si cultivamos la vida de Dios en el esp�ritu, la vida inferior estar� en la debida sujeci�n. Adem�s, las razones que no se dieron en la infancia de Israel se dan ahora ( 1 Corintios 6:19, 1 Corintios 6:20); mientras que los problemas de una vida en la que estos se pierden de vista, se nos presentan en una matriz temible ( 1 Corintios 9:27). Por lo tanto, un tratamiento homil�tico de este s�ptimo mandamiento solo puede ser efectivo ya que lo trata como una rama de un sujeto, amplio, profundo y alto, a saber: "La religi�n del cuerpo". Observar-

I. DIOS RECLAMA EL GOBIERNO DE NUESTRA NATURALEZA ENTERA. Consideramos la naturaleza del hombre como triple: cuerpo, alma y esp�ritu. Como una observaci�n divina aguda y aprendida, "El cuerpo es el v�nculo entre el alma y el mundo, el alma es el v�nculo entre el cuerpo y el esp�ritu; el esp�ritu es el v�nculo entre el alma y Dios". Es en referencia a nuestra naturaleza espiritual que estamos hechos a imagen de Dios. �l es "el padre de los esp�ritus". El mismo libro que nos revela a Dios, nos revela a nosotros mismos. Cualquiera que entienda la estructura de su propia naturaleza, percibir� qu� parte de ella debe gobernar el resto. El cuerpo debe estar al servicio del alma, el alma debe ser regulada por el esp�ritu y Dios debe gobernar todo. Pero es por la gran obra de la redenci�n que el sello de la verdadera dignidad ha sido m�s claramente impreso en el hombre. El ap�stol Pablo nos dice que fue a trav�s de la cruz que realmente aprendi� a estimar la naturaleza humana ( 2 Corintios 5:16). Y en otra parte argumenta: "Ustedes son comprados por un precio; por lo tanto, glorifiquen a Dios en su cuerpo". Cristo es "el Salvador del cuerpo". Si somos del Se�or, nuestro cuerpo es el templo del Esp�ritu Santo. Ninguna parte del cuerpo es base a menos que se use de manera b�sica. Todas sus funciones deben ser desempe�adas "en santificaci�n y honor".

II ESTA SAGRIDAD DE NUESTRA NATURALEZA ENTERA, COMO REDIMIDA POR CRISTO, DEBE LLEVAR A UNA "RELIGI�N DEL CUERPO" POR PARTE DE LOS QUE NO SE HAN ENTRADO EN EL ESTADO CASADO, Este s�ptimo comando es mucho m�s amplio en esp�ritu de lo que la simple letra indicar�a . Condena toda impureza de todo tipo, nos proh�be dejar que el yo inferior se escape con el superior y, como los comandos anteriores, aunque negativo en forma, es positivo en sustancia. Nos ofrece:

1. Que nuestra propia naturaleza sea debidamente honrada, y que el respeto propio se cultive diligentemente.

2. Observar hacia los dem�s ese mismo respeto que nos debemos a nosotros mismos, en el mismo terreno y por el bien del Se�or Jesucristo. El arte de "unir todo el cuerpo" es uno de los m�s importantes en una vida de piedad.

III. UNA DEBIDA REVERENCIA POR LA SAGRADA DE LA NATURALEZA HUMANA IMPACTAR� LA SANTIDAD EN EL LAZO DE MATRIMONIO. El matrimonio es la santa ordenanza de Dios. No es un sacramento, en el mismo sentido en que se encuentran el Bautismo y la Cena del Se�or. Tampoco es simplemente un contrato civil, como a veces se dice sorprendentemente. Es una uni�n de dos en los lazos m�s cercanos de la naturaleza, basada en una afinidad de esp�ritu que lleva a cada uno a ver en el otro lo que m�s admira. Es una uni�n de esp�ritu en el Se�or (si es todo lo que deber�a ser); cada uno de los dos deja de vivir en y para s� mismo, y comienza a desaprender pr�cticamente el ego�smo viviendo para el otro, y por lo tanto, la salida rec�proca del afecto es una acci�n formativa del esp�ritu, y tiende a la cultura m�s noble de la vida. . Y donde se lleva a cabo la idea Divina del matrimonio, su lado puramente natural no ser� de ninguna manera el �nico o incluso el m�s elevado (ver las conmovedoras palabras de Matthew Henry sobre la creaci�n de la mujer, y tambi�n los comentarios m�s admirables de Kalisch en su comentario en �xodo 20:14, sobre la posici�n de la mujer en la econom�a hebrea). Hay esferas del deber que los hombres desempe�an de manera m�s apropiada, p. aquellos en la vida profesional y comercial; Hay otras esferas que las mujeres ocupan m�s apropiadamente, p. aquellos en la tranquilidad de la casa. Y el trabajo de uno es el complemento y complemento del trabajo del otro. Por lo tanto, cada uno busca el otro para el cumplimiento del servicio especial. Por lo tanto, hay una inclinaci�n mutua entre s�. Y si la alegr�a suprema de la vida matrimonial est� presente en que ambos somos uno en el Se�or, en su comuni�n espiritual, ellos avivan el amor del otro por el que muri� por ellos. Cada uno proporcionar� lo que le falta al otro. Quiz�s la fuerza del hombre pueda residir principalmente en el poder intelectual. El de la mujer radicar� en la ternura, y tambi�n en percepciones mucho m�s agudas y seguras y en intuiciones que act�en con mayor rapidez. Por lo tanto, al ser uno el complemento adecuado del otro, se convierten en ayudantes mutuos en todo lo que es correcto, sabio y verdadero; e incluso antes de que se hicieran uno, cada uno sab�a c�mo poseer su recipiente en santificaci�n y honor, de modo que, cuando son uno, cada uno honra al otro, al subordinar la uni�n sagrada a la virtud y al honor de Dios. Por lo tanto, los a�os sucesivos no hacen sino profundizar el cari�o y la dulzura de su amor, y si se vuelve m�s tranquilo y menos demostrativo, es porque se ha vuelto m�s pleno, m�s rico y m�s fuerte. Cuando el ardor juvenil se apaga, el lazo sagrado es m�s sagrado que nunca; sus almas se unen en una sola. El cuidado de uno es el cuidado de ambos; la alegr�a de uno es la alegr�a de ambos; y cualquier crueldad que hiera a uno hiera a los dos, como dos �rboles uno al lado del otro en una arboleda, sus brazos se entrelazan y se entrelazan, pero cada uno tiene su ra�z separada. �Toda esta vida terrenal se entrelaza con una firmeza creciente, mientras que su �nico Salvador en quien viven es la alegr�a com�n de sus esp�ritus, su �nica esperanza para la eternidad! Todos sabemos que hay innumerables casos en los que los solteros alcanzan un tipo noble de excelencia cristiana. Si bien el matrimonio abre esos reclamos en los que generalmente se forma el car�cter m�s sim�trico, la gracia divina puede influir tanto en el esp�ritu como en cultivarlo noblemente por la eternidad, independientemente de estos lazos sagrados. Hay padres y madres en Israel que son as� por relaci�n espiritual. Por lo tanto, cuando nuestra naturaleza es debidamente honrada en nosotros mismos y en los dem�s, por su parte superior mantenida en la parte superior, por lealtad a Cristo, es posible que tanto los casados ??como los solteros glorifiquen a Dios tanto en su cuerpo como en su esp�ritu.

IV. Es obvio que si a trav�s de la gracia redentora de Dios tenemos a todo nuestro ser levantado en una regi�n m�s alta, la popa "no deber�s" de Sina� ya no ser� necesaria. Habremos subido a una esfera en la que la transgresi�n del s�ptimo mandamiento ser� imposible (ver 1 Juan 3:9; G�latas 5:16, G�latas 5:24). La garant�a segura de que guardamos esta ley, tanto en el esp�ritu como en la carta, es que seamos recreados de tal manera por el Esp�ritu de Dios, que nos ser� imposible romperla. "La ley no est� hecha para un hombre justo".

V. NO DEBEMOS NO TENER EN CUENTA LA IMPERATIVIDAD DE LA LEY. Si hay quienes no est�n en la regi�n de una vida superior, como se indic� anteriormente, se les debe recordar que esta ley, en su amplio alcance y profundidad de b�squeda, condena toda impureza de todo tipo; discierne "los pensamientos y las intenciones del coraz�n". De ah� las palabras en Mateo 5:28; de ah� las advertencias en Marco 9:43, Marco 9:45, Marco 9:47. Un pecado consentido arrastrar� a todo el hombre tras �l. "La ciencia", dice el Dr. Farrar, "confirma con evidencia decisiva que el Se�or venga los pecados de la carne. Nos dice que los hombres deben poseer en la madurez los pecados de su juventud; que si siembran para la carne, lo har�n de la carne cosecha corrupci�n; que el castigo de la sensualidad, trabajando no por intervenciones especiales, sino por leyes generales, tiene un parecido terrible con el pecado mismo; que la N�mesis de un cuerpo profanado es una comprensi�n debilitada, un alma atormentada y oscura; y, podr�a haber agregado el escritor, una cara de la cual el brillo de lo Divino se ha ido, y en la cual las l�neas de una verdadera virilidad se manifiestan viciadas y desfiguradas, e incluso se cambian por l�neas de pecado y de vicios desvergonzados. Que todos presten atenci�n y recuerden:

1. Que donde est� el punto d�bil de cada uno, se debe vigilar a un centinela.

2. No estamos a salvo hasta que los pensamientos est�n bajo control.

3. Solo el Esp�ritu de Dios puede darnos un poder igual a este.

4. A menos que nos mantengamos sujetos, seremos rechazados.

Deuteronomio 5:19

El octavo mandamiento. La religi�n de la tierra.

Hay mucho que decir a favor de la proposici�n de que la utilidad es la base de la virtud; y siempre que la oraci�n est� bien aclarada y protegida del abuso, y siempre que la palabra "utilidad" se eleve al m�ximo, y se extienda sobre su significado m�s amplio, la m�xima es menos objetable de lo que parece. Si bien, sin embargo, ha sido y ser� discutido en el aula del fil�sofo, durante siglos, podemos llegar a decir: "Eso es correcto, lo que brinda el mayor servicio a la humanidad, y al tener esta tendencia, sabemos que sea correcto ". Ahora, entre las instituciones �tiles se encuentra la propiedad, que, como los hombres se constituyen, es una necesidad de riqueza social. Si lo correcto consiste en reconocer los derechos de cada uno, la necesidad de propiedad surge de la igualdad de los derechos naturales. Si un hombre est� solo en el mundo, puede llamarlo todo suyo. Si hay un hermano con �l, deben dividirlo entre ellos. Aparte de la instituci�n de la propiedad, un incentivo para la mano de obra desaparecer�a. �Qui�n se esforzar�a d�a a d�a por aquello de lo que no obtendr�a nada cuando terminara el trabajo? Ahora, es la ley social de la instituci�n de la propiedad, Divina pero natural, s�, natural porque Divina, cuya existencia se asume aqu�, y cuyo reconocimiento se impone aqu�: en la forma m�s simple y elemental, es cierto, sin embargo, en la mejor forma, de acuerdo con las circunstancias bajo las cuales fue dado; tambi�n en forma negativa, como los otros comandos, pero con una intenci�n positiva. Quiz�s no haya ninguno de los mandamientos que se comente m�s extensamente y se repita en tantas formas en el Antiguo Testamento, ni uno cuya violaci�n est� tan prohibida. Nuestro modo m�s simple de tratarlo de manera homil�tica parece ser se�alar a su vez la prohibici�n negativa y el deber positivo que debe establecerse en su contra.

I. DEJEMOS INDICAR LAS N�MERAS FORMAS EN LAS QUE ESTE PRECEPTO SE LANZA EN LAS ESCRITURAS. Si consideramos su esp�ritu y lo leemos a la luz de las ense�anzas del Antiguo Testamento, lo encontraremos en una gran variedad de formas.

1. Proh�be privar a cualquier hombre de cualquier derecho ( Lamentaciones 3:35, Lamentaciones 3:36).

2. Est� prohibido obtener una ventaja indebida a expensas de otro ( �xodo 23:3, �xodo 23:6, �xodo 23:8, �xodo 23:9; Le �xodo 19:15; Deuteronomio 16:19, Deuteronomio 16:20).

3. Est� prohibido acumular riqueza por pr�cticas ilegales ( Proverbios 10:2; Proverbios 15:6).

4. Est� prohibido tomar cr�dito largo ( Proverbios 3:28; Le Proverbios 19:13).

5. Est� prohibido oprimir a un hombre pobre en su causa ( �xodo 22:26, �xodo 22:27; Deuteronomio 15:7, Deuteronomio 15:10-5, Deuteronomio 15:17, Deuteronomio 15:18; Proverbios 22:22, Proverbios 22:23; Miqueas 2:1; Miqueas 3:1).

6. Est� prohibido pagar salarios insuficientes ( Deuteronomio 25:4; Deuteronomio 24:14, Deuteronomio 24:15).

7. Para prestar dinero en cualquier forma opresiva o exigente ( �xodo 22:25; Le �xodo 25:35-2; Deuteronomio 23:19). "El nombre 'usurero', neshec, que se deriva de morder, sonaba mal, ya que nadie eligi� ser comparado con un perro hambriento, que se alimentaba mordiendo a otros" (Calvin).

8. Para aprovechar al extra�o, la viuda y el hu�rfano ( �xodo 22:21-2; Deuteronomio 10:17-5; Lev�tico 19:33, Lev�tico 19:34).

9. Comercio desleal ( Lev�tico 19:35, Lev�tico 19:36; Deuteronomio 25:13-5; Proverbios 11:1; Proverbios 16:11; Proverbios 20:10, Proverbios 20:23; Miqueas 6:10).

10. Poner en peligro la propiedad de otro ( �xodo 21:33-2).

11. Esclavitud de por vida ( �xodo 21:2; Deuteronomio 15:12-5).

12. Connivencia en mal ( Proverbios 29:24).

13. Respeto a las personas ( �xodo 23:1).

14. Travesuras vengativas incluso en tiempo de guerra ( Deuteronomio 20:19, Deuteronomio 20:20).

15. Eliminar el punto de referencia de un vecino ( 2 Reyes 19:14).

16. Retenci�n del servicio de Dios ( Malaqu�as 3:8, Malaqu�as 3:9). Cada vez que retenemos lo que le debemos a Dios, o retenemos lo que le debemos al hombre, si el amo es injusto con su sirviente, o si el sirviente pierde el tiempo o los bienes de su amo; si un hombre es culpable de enga�os en el comercio, por adulteraci�n de bienes, o por escaso peso, o medida corta; si un hombre est� privado de alguna manera de su propio derecho o libertad; Si aprovechamos indebidamente a alguien para nuestro propio beneficio, somos culpables de quebrantar la orden "No robar�s".

II DEJEMOS INDICAR LAS PALABRAS PRECEPTIVAS QUE SE ENCUENTRAN CONTRA ESTAS PROHIBITIVAS. En la ense�anza m�s completa de Mois�s no se deseaba una indicaci�n de un deber opuesto, cuyo cultivo infringir�a por completo el octavo mandamiento. Las personas deb�an aspirar a tener un sentimiento amable el uno para el otro, y en lugar de desear enriquecerse a expensas de los dem�s, deb�an buscar enriquecer a los dem�s y encontrar su alegr�a en ayudar a los necesitados ( �xodo 23:4; Le �xodo 25:35; Deuteronomio 15:7-5; Deuteronomio 22:1; Deuteronomio 23:19; Deuteronomio 24:19). Mientras que en Proverbios, se dice que el contraste entre la pereza y la industria es una marca de diferencia entre los justos y los malvados.

III. LA ENSE�ANZA DEL NUEVO TESTAMENTO TODAV�A ES M�S EXPL�CITA. (Ver Hechos 20:35; 1 Corintios 10:24; Filipenses 2:4, Filipenses 2:5; y especialmente Efesios 4:28.) Las palabras de nuestro bendito Se�or permanecieron en los o�dos de los ap�stoles como las melod�as de una canci�n encantadora. Su vida tambi�n parec�a decir: "Prep�rate para renunciar a lo que es tuyo, si puedes ayudar a otro". Para que no solo haya tal respeto por los derechos de los dem�s, que no los infrinjamos al abstraernos de su propiedad; pero m�s all� de la instituci�n de la propiedad, que es reconocida y protegida, existe la instituci�n del trabajo, que debe ser observada, utilizada, santificada, a fin de sustentar el enriquecimiento de los dem�s. Para que lleguemos a esta regla espec�fica: trabajo, y santifiquemos su trabajo para otros; �entonces no correr� el peligro de privarlos de los frutos de su trabajo! El economista pol�tico dice: "Regule el trabajo de la mejor manera posible para mantener la producci�n de riqueza". Bien hasta ahora. Pero las m�ximas cristianas van m�s all� y dicen: "Perseguir y regular el trabajo con el fin de promover el bienestar de los dem�s". Ahora, en esta santificaci�n del trabajo hay cuatro reglas que deben observarse.

1. Trabajo como siervos de Cristo. Esta es una direcci�n espec�fica tanto para el empleador como para los empleados. Ambos son susceptibles a aquel que es la Cabeza y el Se�or de la raza humana. En su opini�n, los intereses de la familia humana son la preocupaci�n suprema en este mundo. La riqueza material es para �l como nada. Los hombres son su posesi�n comprada; y si por el trabajo aumentamos mil veces la riqueza material de este pa�s, si de ese modo se destruyera un alma, su maldici�n descansar�a sobre ese trabajo.

2. Trabajar con la vista puesta en la gloria de Dios: no solo como sus siervos, sino para que todo nuestro trabajo pueda promover ese gran fin por el cual vivi� y muri�; y solo en proporci�n como este es el caso, �aprobar� Cristo nuestro trabajo?

3. Trabajo de acuerdo con y para la promoci�n del bien de otro. Debemos permitir que todas nuestras labores est�n en armon�a con el bienestar de los dem�s. Es posible que no nos hagamos ricos a expensas de los dem�s; pero solo cuando nuestra riqueza est� de acuerdo con la de ellos. Todo esto, por supuesto, se aplica tanto a nivel nacional como individual. �Es tan claramente incorrecto que una naci�n robe un continente como que un hombre robe un chel�n! Y si trabajamos para ignorar el bien de otro, encontraremos que "�hay un Dios que juzga en la tierra!"

4. Pero no es suficiente que haya una ausencia de despojo o avaricia, ni que el trabajo deba simplemente concordar con el bien humano; Se requiere de nosotros que un objetivo directo y objetivo de nuestro trabajo sea el aumento de nuestra riqueza que podamos tener con qu� dar. Como entre el hombre y el hombre, el gran Dios defiende nuestro derecho a la producci�n de nuestro trabajo. Entre nosotros y �l, �l dice: "Usa para el bien de tu hermano, la riqueza que obtienes. No eres m�s que un administrador. Nada es absolutamente tuyo. �Qu� tienes que no hayas recibido? Trabajo, que puedes obtener. Consigue, que quiz�s tengas que dar ". "Los pobres nunca cesar�n de la tierra". Si, por un brote repentino, la riqueza pudiera igualarse hoy, ser�a desigual en veinticuatro horas, y en doce meses apenas quedar�a rastro del reajuste. Algunos ser�an trabajadores y otros ociosos; algunos derrochadores y algunos avaros; y cualquier rectificaci�n de propiedad, aparte del derecho de los hombres, ser�a in�til. Y, en cualquier caso, mientras existan reclamos sobre nuestra simpat�a, mientras nuestro trabajo sea tener este sello: Trabajo, para ganar el poder de dar; y este es el ant�doto contra cualquier peligro de romper el octavo mandamiento. Sin embargo, por extra�o que parezca, no hay quienes deseen, por motivos de "econom�a pol�tica", retirar las ganancias de un hombre con fines de benevolencia (v�ase el Sr. Herbert Spencer, Contemporary Review, 19.556). Ahora, nadie cuestionar�a que hay una gran cantidad de caridad imprudente; pero la proporci�n es insignificante entre eso y la gran cantidad de riqueza maltratada y mal utilizada en nuestras ciudades y pueblos. No vale la pena nombrar al primero al lado del segundo. �Y los corazones de los hombres no son tan generosos que necesitan ser disuadidos de dar, por argumentos que solo podr�an sostenerse si los hombres no fueran m�s que animales que ganaran salarios! Pero quien cumpla su labor en un esp�ritu de lealtad a Cristo y de bondad a su hermano, encontrar� en la labor tan descargada, una disciplina de car�cter santa y bendita. �Viviremos bajo los c�lculos bajos y ego�stas de la tierra, o bajo las m�s altas regulaciones del cielo? Hay una riqueza, una riqueza muy codiciada, que 'no viene como herencia de nacimiento, sino como la recompensa de dar a los dem�s seg�n lo necesiten. Actuando seg�n las m�ximas mundanas, un hombre podr�a vivir mil a�os y nunca lo tendr�. Actuando sobre el gobierno de Cristo, �l lo cosechar� como gavillas de grano dorado. Es esto: "La bendici�n del que estaba listo para perecer vino sobre m�: �y caus� que el coraz�n de la viuda cantara de alegr�a!"

Deuteronomio 5:20

El noveno mandamiento. La religi�n de la lengua.

Este comando nos da un precepto que toca nuestras palabras. Sin embargo, en la medida en que aqu� se nos da en forma m�s simple, breve y elemental, no ser�a bueno si en el tratamiento homil�tico no pusi�ramos lado a lado las variadas Escrituras que nos imponen el deber de regulando nuestro discurso. Haremos y nos esforzaremos por responder cinco preguntas relacionadas con este mandamiento.

I. �QU� HAY PROHIBIDO AQU�? As� como el sexto mandamiento arroja una guardia sobre la vida humana, el s�ptimo sobre la pureza, el octavo sobre los derechos de propiedad y trabajo, este noveno arroja un escudo sobre la reputaci�n de cada hombre. �Un severo "No da�ar�s el justo nombre de tu vecino" es uno de los mandatos del Sina�, emitido en medio de truenos y fuego! La referencia inmediata parecer�a ser dar testimonio en un tribunal de justicia. Una parte del c�digo judicial de Mois�s ten�a referencia a esto ( Deuteronomio 19:16-5). Pero el precepto va m�s all� de esto en su esp�ritu. Leemos en �xodo 23:1, "No levantar�s (ni recibir�s) un informe falso"; literalmente, "No lo soportar�s"; es decir, no debes tener nada que hacer, ya sea para hacerlo o llevarlo. Adem�s (Le �xodo 19:16), no debemos dar paso al chisme y el esc�ndalo ( ver Salmo 15:3). Tampoco debemos hacer ninguna declaraci�n que sea perjudicial para los intereses de otro, a menos que estemos seguros de su exactitud, y a menos que tambi�n el bien de la sociedad requiera que lo hagamos. Salmo 34:13), nuestros labios no deben hablar enga�o ni enga�o de ning�n tipo, ni en lo que se dice ni en la forma de decirlo. Si innecesariamente hablamos del acto incorrecto de otro, en lugar de tratar de cubrir bajo la apariencia de virtud al denunciarlo, Dios puede ver un esp�ritu de malicia o venganza al nombrarlo; y cualquier acto de otro mencionado en ese esp�ritu seguramente no ser� interpretado por nosotros con perfecta justicia, y por lo tanto lo har�. sin duda se convertir�, en la medida en que sea injusto, en un informe falso, cualquiera sea el fundamento de hecho que pueda haber en �l. Adem�s, el precepto proh�be juzgar a las personas. o para denunciarlos cuando estamos luchando contra lo que consideramos falso en su fe o incorrecto en su pr�ctica. Pero a�n m�s alcanza el precepto. Proh�be cualquier palabra irreflexiva que pueda da�ar involuntariamente a otra persona (ver Mateo 12:33). �Cu�n cierto es Hebreos 4:12! �Cada pensamiento poco caritativo de otro, que podr�a provocar una palabra poco caritativa que lo respete, es condenado por la santa Ley de Dios!

II �CU�L ES EL DERECHO POSITIVO A OBSERVAR? Solo tenemos que mirar la ley del evangelio, seg�n lo sac� el ap�stol Pablo en Efesios 4:25, para ver esto.

1. La verdad siempre marcar� nuestro discurso. Lo verdadero en el pensamiento debe ser dirigido, para que pueda haber verdad, verdad absoluta, en la lengua. No se permiten "fraudes piadosos".

2. El amor es gobernar. Si bien un respeto supremo a la verdad nos proteger� de violarla conscientemente, un cultivo adecuado del esp�ritu de amor nos proteger� de formar esos duros juicios de los dem�s que podr�an llevarnos a violar la verdad inconscientemente al juzgar mal sus acciones.

3. Donde reina la verdad y el amor, habr� autocontrol. Se pondr� un control sobre los sentimientos desagradables de todo tipo. "El amor todo lo lleva, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta". Nota m�s. En este noveno mandato, se supone que las relaciones entre hombres son rec�procas. "Tu vecino". Si alguno pregunta, �Qui�n es mi vecino? deje que Cristo d� la respuesta: "Puedes hacerte pr�jimo de cualquier hombre apreciando la disposici�n a hacer una bondad" (ver Lucas 10:29). No se debe permitir que ninguna distinci�n de raza, color o clima se interponga en el camino de que seamos verdaderos vecinos de los hombres en todo el mundo.

III. �POR QU� REGLA, NORMA O MODELO, DEBEMOS SER GUIADOS?

1. "Amar�s a tu pr�jimo como a ti mismo". Eso, aplicado a este comando, significar�a: "Ten cuidado con la reputaci�n de otro como lo eres t� mismo". Hay otra regla

2. Ser imitadores de Dios. "Dejen que todos los malvados ... se alejen de ustedes ... y sean amables los unos con los otros ... as� como Dios en Cristo los ha perdonado". La regla del mundo es: exaltarse a expensas de los dem�s. La regla de Cristo es: exalta a los dem�s con el sacrificio de ti mismo.

IV. �QU� RAZONES DEBER�AN PONDERAR EN NOSOTROS PARA CONDUCIRNOS A RESTRINGIR LA LENGUA EN EL INTER�S DE OTROS?

1. El hecho urgido por Paul de que "somos miembros los unos de los otros". En la vida social, dependemos unos de otros para los placeres que lo endulzan, los lujos que lo enriquecen, las comodidades que lo alegran y lo necesario. que lo hacen posible; y, excepto en la medida en que la verdad gobierna las palabras y los actos, los accesorios de la vida social son escasos y su fuerza cohesiva se ha ido. Si el ojo se negara a ser fiel al cerebro, o si el o�do, la mano o el pie resolvieran estar en desacuerdo con las decisiones de la voluntad, la vida pronto ser�a intolerable y pronto deber�a llegar a su fin. Aun as�, no podemos alterar la ley de la verdad en el habla sin hacer nuestra parte para envenenar las corrientes de pensamiento, sentimiento y acci�n que fluyen a trav�s de la sociedad, y en la medida en que demos falso testimonio de cualquier tipo con el fin de obtener ventaja �a costa de otro, estamos ayudando al trabajo infernal de establecer diferencias entre los hombres, al aflojar los lazos de confianza mutua que deber�an unirlos a todos!

2. Si la lengua est� debidamente bridada, todo el cuerpo estar� bajo control. As� lo declara el ap�stol Santiago ( Santiago 3:2). Todo nuestro ser debe estar sujeto a Dios, cuerpo, alma y esp�ritu. Y eso significa que debemos proteger nuestros labios. Si tenemos �xito aqu�, eso indica hasta ahora un dominio sobre nosotros mismos. Podemos frenar todo el cuerpo si podemos frenar la lengua. "Que cada hombre sea r�pido para escuchar, lento para hablar". Un hombre puede hacer mucho para ganarse o estropearse seg�n ha aprendido el gobierno correcto de la lengua.

3. Si la lengua no tiene freno, �no tenemos religi�n en absoluto! Entonces el mismo ap�stol ( Santiago 1:26). Pongamos esa palabra en serio. Cualquiera que sea la profesi�n externa, si no gobernamos nuestra lengua para Dios, si la usamos para chismes, tonter�as, esc�ndalos, calumnias, nuestra profesi�n del nombre de Cristo es un enga�o y una mentira.

4. La idea del juicio venidero deber�a llevarnos a gobernar nuestra lengua ( Mateo 12:37). �Uno pensar�a que palabras como estas har�an a los hombres m�s cuidadosos en c�mo usan la lengua! �Estamos gobernando nuestras palabras de tal manera que deber�amos confrontar sin verg�enza a todos los que hemos hablado, cuando nos colocamos en orden ante nosotros? "Todos debemos estar ante el tribunal de Cristo". �C�mo los mordaces, los calumniadores y los minoristas de chismes se encontrar�n con el ojo del Gran Juez de todos?

V. �C�MO PODEMOS APRENDER OBEDIENCIA AL PRECEPTO DEL TEXTO?

1. Despert�monos de la importancia, como ante Dios, de recordar su perfecto conocimiento de nuestras palabras (Salmo 139:4). Cultivemos la impresi�n de que tal pensamiento est� calculado para producir.

2. Resolvamos y actuemos (ver Salmo 39:1). As� dijo David. Que se forme y se lleve a cabo tal resoluci�n.

3. Se puede hacer mucho por medios auxiliares, para disminuir la tentaci�n de ofender con la lengua. Gran parte del h�bito del chisme ocioso resulta de la falta de inteligencia. Algunos no tienen nada de qu� hablar, y por falta de una mente bien almacenada, caen calumniando a sus vecinos. M�s all� de otros medios que son m�s directamente religiosos para reducir el mal de una lengua desenfrenada, existe esta �til: proporcione a la mente tanto conocimiento valioso, que estar� tan ocupado con charlas �tiles que no tendr� tiempo para estar inactivo. palabras.

4. Que tambi�n haya una atenci�n devota a los aspectos m�s espirituales del caso. Suba la oraci�n sincera (Salmo 141:3) y, recordando las palabras del Salvador, "De la abundancia del coraz�n habla la boca", roguemos sinceramente a Dios por la renovaci�n diaria en el esp�ritu de nuestra mente, ya que, cuando el coraz�n tiene raz�n, las palabras no pueden estar equivocadas. Tal vez algunos de nosotros sol�amos pensar acerca de los Diez Mandamientos, "�Todo esto se ha guardado desde mi juventud!" Pero, por desgracia, tan lejos de eso, a menos que seamos convertidos y renovados, nunca conservaremos ni siquiera este. Bajo sus severas pruebas, nos hemos desmoronado miles de veces, y tenemos abundantes razones para gritar: "�Dios, s� propicio a m�, el pecador!" Un �rbol es conocido por su fruto. La justicia de la Ley nunca se cumplir� en nosotros, como debe ser si queremos entrar al cielo, a menos que nuestros corazones est�n tan santificados y tan imbuidos del esp�ritu de amor, que al no violar nunca la caridad en los pensamientos que pensamos, nosotros Nunca lo viole en las palabras que hablamos. �Que Dios as� nos santifique! "Se�or, ten piedad de nosotros e inclina nuestros corazones para guardar esta ley".

Deuteronomio 5:21

El d�cimo mandamiento. La religi�n del coraz�n.

Este mandamiento es, en algunos aspectos, el m�s manifiestamente amplio y exhaustivo de todos. Incluso m�s completamente que los otros ilustra Hebreos 4:12. Si alg�n lector ha pensado que al hacer el trabajo del coraz�n de lo anterior, hemos ido m�s all� del alcance del Dec�logo, este vers�culo deber�a servir para corregir esa impresi�n, ya que trata verbalmente los deseos no expresados ??del alma, y ??establece una restricci�n sobre ellos. Primero que nada ...

I. CONSULTAR EN EL TERRENO QUE CUBRE ESTE PRECEPTO. Reconociendo la relaci�n de vecindad entre el hombre y el hombre, y las personas y las personas, e implicando el deber de cada individuo y de cada naci�n que aprecia un sentimiento amable por otro, no solo proh�be la violaci�n de la vecindad por cualquier acto externo de crueldad y maldad, sino que incluso el deseo de que tales actos innecesarios puedan surgir. "No codiciar�s". "Como fue dado", dijo un predicador sincero, en el invierno de 1870, "en primera instancia a una naci�n, es natural considerar algunas de las formas en que una naci�n puede violarla. La historia del mundo es manchado y oscurecido por los cr�menes a los que las naciones han sido impulsadas por el esp�ritu de la codicia.Un pueblo grande y pr�spero no puede soportar que los campos de ma�z y los vi�edos y el r�o noble que se puede ver desde sus fronteras pertenezcan a una potencia vecina. Tarde o temprano, es casi seguro que esta codicia nacional terminar� en una guerra de agresi�n o conquista. Se encontrar�n algunos pretextos para una disputa, de alguna manera u otra habr� una justificaci�n descubierta, creada o alegada para apoderarse por la fuerza de las armas lo que anhelaba el coraz�n de la naci�n "(RW Dale). Pero como el mandato proh�be incluso el deseo codicioso, la justificaci�n alegada puede ser tan perversa como la guerra misma; puede ser solo una capa para esconderse del indiferente que la codicia que no el velo m�s grueso de la noche puede esconder de aquel cuyos ojos son como una llama de fuego. Sin embargo, es principalmente con la aplicaci�n de este comando al individuo lo que tenemos que hacer ahora. Proh�be:

1. Deseo despu�s de un bien inferior al abandono de lo superior.

2. Deseo de objetos inapropiados.

3. Deseo despu�s de objetos legales llevados a un grado inapropiado.

4. Deseo de ganar cualquier objeto de manera inapropiada.

5. Cualquier deseo despu�s de lo que pertenece a otro, que es inconsistente con la regla, "Amar�s a tu pr�jimo como a ti mismo", tambi�n proh�be:

6. Descontento con las asignaciones de la divina providencia. Un esp�ritu descontento no es m�s que una forma de codicia, aunque es muy inamovible. No debemos tener envidia de las posesiones de los dem�s, ni por un momento permitir el deseo, si nuestro vecino es rico y nosotros pobres, de que su riqueza y nuestra pobreza cambien de manos. Por otro lado, debe haber un contenido agradecido con las misericordias que poseemos, y una alegr�a en la alegr�a de nuestro vecino si �l tiene m�s de lo que nosotros tenemos. Lejos de desear obtener ventaja a costa de otro, debemos regocijarnos en el bien de otro como si fuera nuestro. Entonces ejecuta el precepto ( Romanos 12:15). Es mucho m�s f�cil "llorar con los que lloran" que "regocijarse con los que se alegran". Cuando hacemos lo primero, podemos tener el agradecimiento secreto de que nos ahorramos el dolor de los dem�s; pero cuando esto �ltimo, nuestra alegr�a puede ser comprobada por el deseo secreto de que fu�ramos poseedores de su causa de alegr�a. Nuestra obediencia a este precepto no est� completa hasta que podamos "llorar" o "regocijarnos" con otros con igual disposici�n. En una palabra, el d�cimo mandamiento requiere total desinter�s. "El amor es el cumplimiento de la ley".

II ESTE MANDO HACE REVELACIONES MUY NOTABLES. El ap�stol Juan define el pecado como "la transgresi�n de la ley". En consecuencia, dondequiera que llegue la Ley, la transgresi�n de la misma se denominar�a "pecado". Por lo tanto, por la Ley est� el conocimiento del pecado. En consecuencia, encontramos que uno de los personajes m�s notables en la historia del Nuevo Testamento gan�, no solo del Dec�logo, sino de este precepto particular, sus primeras convicciones profundas del pecado (ver Romanos 7:1.). Haciendo un uso similar, vemos:

1. Que esta ley revela que es pecado lo que de otra forma no se habr�a sospechado como tal. Si algunos nos pidieran se�alar las marcas del pecado en el mundo, nos referir�an a la guerra, la opresi�n, la tiran�a, etc. Pero la Palabra de Dios ataca las lujurias de las que provienen estos males ( Santiago 4:1).

2. Esta ley nos revela cu�n profundamente el pecado ha echado ra�ces en nuestra naturaleza, que ha impregnado y saturado nuestros pensamientos, y los ha hecho ego�stas.

3. Tambi�n vemos por la misma luz que muchos actos aparentemente buenos ante los hombres se han podrido debido a la "lujuria" en la que tuvo su ra�z.

4. Para que tambi�n aprendamos que un hombre puede ser completamente irreprensible a la vista de sus semejantes y, sin embargo, ser condenado a la vista de Dios. Dios juzga los actos por motivos. �Han sido todos nuestros motivos puros?

5. Por lo tanto, vemos que hay suficientes pecados en el coraz�n como para excluirnos del reino de los cielos.

6. As�, por este mandamiento, y a fortiori por todos los mandamientos juntos, se nos revela la imposibilidad de cualquiera que comience con una carga de culpa acumulada, alcanzando la justicia que es de la Ley ( Romanos 7:9, Romanos 7:10). As�, la Ley revela una travesura que no le corresponde curar.

III. MIENTRAS LA LEY REVELA ERROR, EL EVANGELIO REVELA UN RECURSO POR ELLO.

1. Nos muestra c�mo la gracia cortar�a la codicia por la ra�z.

(1) Nuestro Se�or nos muestra por su ense�anza que nuestra verdadera riqueza consiste en lo que somos m�s que en lo que tenemos ( Lucas 12:13).

(2) Cuando penitente, perdona el pasado.

(3) �l recrea el alma y nos eleva mediante promesas a un nivel superior ( 2 Pedro 1:3, 2 Pedro 1:4; Mateo 6:33; Lucas 12:29; Hebreos 13:5).

(4) El elemento de advertencia sagrada tampoco lo es ( 1 Corintios 10:1, 1 Corintios 10:12).

2. Nos muestra una esfera en la que la ambici�n natural puede tener un juego leg�timo sin degenerar en lujuria. Para, se puede instar, "Si no ten�amos deseos despu�s de la mejora de nuestra condici�n, �deber�amos eliminar la empresa? �No deber�a un joven estar ansioso por crecer en el mundo?" Ciertamente. Pero no a expensas de los dem�s. En una direcci�n correcta, un hombre no solo puede, sino que debe, hacer lo m�ximo de s� mismo para lo que su poder lo capacita ( 1 Timoteo 4:8; Proverbios 30:5). Otro puede decir: "Tengo el �rgano de la adquisici�n muy desarrollado. Estoy tan hecho que debo obtenerlo, de modo que si estoy ansioso por tener m�s, solo estoy actuando lo que est� incrustado en la estructura de mi marco f�sico". ". �Adquisici�n! un �rgano excelente para tener, y uno que lo hace especialmente deseable para decidir lo que su poseedor ser� adquisitivo. Si es una necesidad de la naturaleza de alguien alguna vez, mayor ser� la necesidad de que est� obteniendo el derecho. Ahora, mientras la Ley de Dios condena la adquisici�n en la direcci�n equivocada, la gracia y el evangelio de Dios abren el campo m�s grande posible para su ejercicio. De todos modos, que cualquiera desarrolle esa noble capacidad ( Proverbios 3:16; Proverbios 4:5; 1 Corintios 12:31). La forma m�s segura de protegerse contra la avaricia de los males ser� desarrollar esta ansiedad despu�s del bien que el otro no pueda coexistir ( 1 Juan 2:15). No existe una facultad de nuestra naturaleza que pueda desarrollarse para cuestiones m�s finas que este deseo de tener, si se restablece por gracia divina y se gu�a por el Esp�ritu de Dios. Ninguna funci�n del alma es com�n o impura, a menos que lo hagamos as�. Aqu� est� el tipo correcto de codicia ( Filipenses 3:8), "Para que pueda ganar a Cristo". Que todo nuestro poder de codicia salga tras �l. Traer� consigo riquezas duraderas y justicia. �La riqueza que tenemos en �l ser� mucho m�s de lo que podemos obtener de �l, y por "el poder expulsivo de un nuevo afecto" nos apartar� del falso anhelo por la tierra, y siempre nos satisfar� a s� mismo!

Deuteronomio 5:22-5

La Ley en su conjunto, y su efecto sobre las personas.

En la cuenta de la recepci�n de la Ley que tenemos en el Libro del �xodo, parece probable que tengamos un registro que fue escrito en o cerca del momento de la ocurrencia. El que tenemos ante nosotros se declara unos treinta y nueve a�os despu�s. Mois�s estaba llegando al final de su carrera. Se entrega a una retrospectiva de las escenas memorables y las ensaya en los o�dos de la gente. Como hemos visto en la primera Homil�a, �l "cav�" la Ley y desenterr� su contenido. Con este pasaje como nuestra gu�a, como hemos examinado cada comando en el Dec�logo por separado, analicemos en su totalidad.

I. LA LEY DEBE SER CONSIDERADA COMO UNA UNIDAD. No est� formado por preceptos aislados. Nuestro Salvador declara que se resume en dos mandamientos. Y el ap�stol nos recuerda que "El amor es el cumplimiento de la Ley", amar a Dios la ra�z y amar al hombre el fruto. Tom�ndolos en orden, los primeros cuatro requieren de nosotros un amor que adore a Dios solo, honrando su naturaleza, invirtiendo su nombre y protegiendo su d�a de descanso para su servicio especial. Los seis posteriores exigen el amor al hombre, lo que requiere lealtad en el hogar, moderaci�n, pureza del cuerpo, fidelidad de la mano, gobierno de la lengua, generosidad en el coraz�n. �Qu� espacio de tierra todo lo que cubre! �Qu� parte o poder de nuestro ser hay all� que no se tiene en su alcance integral? �Y cu�n profundamente golpea! Es un "cr�tico" de los pensamientos y las intenciones del coraz�n. Ninguna obediencia superficial puede satisfacer sus pretensiones. No es dif�cil ver el prop�sito para el que fue dise�ado. Fue la base de la vida y la legislaci�n nacional de Israel. Fue para la instrucci�n de las naciones alrededor ( Deuteronomio 4:6). Y aunque se estableci� sobre la base de la misericordia redentora, fue dise�ado para despertar la conciencia a una sensaci�n de pecado, llevar a las personas a la escuela y, por lo tanto, convertirse en su gu�a infantil para Cristo. En comparaci�n con la dispensaci�n patriarcal m�s simple, fue un aparente retroceso con el prop�sito de una educaci�n espiritual. Era una forma, escrita, de esa alta, esa santa, esa eterna ley de justicia que es la misma para todos los tiempos, todos los lugares y todos los pueblos, s�, de esa Ley del amor perfecto que el Ser Divino cumple con absoluta perfecci�n. , y despu�s de lo cual tendr�a sus criaturas conformadas.

II ESTA LEY CONTIENE DENTRO DE MISMO LA EVIDENCIA DE SU DIVINO ORIGEN. Un h�bil comentarista estadounidense sobre las Leyes de Mois�s (Dr. Wines), nos cuenta de un distinguido abogado que hab�a sido esc�ptico sobre el tema de la revelaci�n divina y que emprendi� el estudio del Antiguo Testamento con el fin de satisfacerse a s� mismo en cuanto a validez de sus pretensiones de ser una escritura inspirada. Cuando lleg� al Dec�logo y le dio una lectura atenta, perdido en la admiraci�n de su perfecci�n sobrehumana, exclam�: "�De d�nde sac� Mois�s esa Ley?" Se dedic� al estudio de la pregunta, y el resultado fue la eliminaci�n de toda duda esc�ptica y el logro de una convicci�n clara y sincera del original divino de la Ley. Tampoco es sorprendente que una mente legal, acostumbrada a sopesar la evidencia, llegue a tal conclusi�n; porque cuando sabemos cu�n temprano en la historia del mundo se promulg� esta Ley, es muy maravilloso descubrir que una naci�n naciente deber�a, al comienzo, tener un c�digo de ley moral tan completo; s�, tan elevado, que ninguna otra naci�n en ese momento present� algo as�, y que incluso ahora, 3300 a�os despu�s, �ni el hombre m�s sabio del mundo puede sugerir nada m�s elevado! Los reinos de Babilonia, Asiria, Egipto, nos han proporcionado nada como esto, por no hablar de los imperios romano, griego y persa, el primero de los cuales no se fund� durante siglos despu�s. Y si, dejando el lado meramente civil y pol�tico de la legislaci�n, pedimos una encarnaci�n de un c�digo moral y religioso en el que la legislaci�n podr�a basarse de manera segura, no encontramos nada para comparar con esto. Tampoco, si miramos el registro de la vida nacional de las personas a las que se les dio esta Ley por primera vez, encontramos que incluso se aproximaron a su conformidad. De hecho, nada est� m�s marcado en su literatura posterior que su grave alejamiento de sus propios est�ndares. Cuando el hombre elabora un c�digo de leyes, esas leyes se reflejan a s� mismo y a su propio est�ndar de logro. Pero aqu� hay un c�digo mucho m�s all� del logro de cualquier naci�n a�n registrada. Sin embargo, no es necesario ir a las naciones antiguas para demostrar que esta Ley engendra un origen m�s elevado que el humano. Mira la legislaci�n ahora. Mire el sentimiento moral de los pueblos ahora. �Qu� es el grito? �Ama a tu pr�jimo como a ti mismo? �No enf�ticamente! Pero "�cuida tus propios intereses y deja que tus vecinos se cuiden!" "�Elimina el hito de tu vecino como piensas bien!" �Por qu�, si ninguna naci�n en el mundo es lo suficientemente buena como para adoptar el est�ndar del Dec�logo, podr�a haberlo creado, sin haber tenido alguna de sus influencias educativas? Y si ninguna naci�n ahora podr�a hacerlo, �c�mo podr�an aquellos que fueron liberados de siglos de esclavitud? Pero m�s que esto. Esta ley est� muy por encima del logro de congregaciones cristianas bien entrenadas. Deje que un ministro proclame la misericordia de Dios al perdonar el pecado, y su predicaci�n puede encantar, deje que insista en las demandas de la justicia de Dios, y mientras algunas almas santas sinceras lo pondr�n en serio y se humillar�n ante Dios, muchos se ofender�n. en la aplicaci�n de la justicia; e incluso ahora muchos ministros son perseguidos por causa de la justicia. Esta ley del hombre? �No! es demasiado bueno para eso Cuando el hombre se enfrenta cara a cara con su b�squeda sagrada del coraz�n, �lo odia! Pero otra vez. Tome el cristiano m�s avanzado y santo que pueda encontrar. D�jelo frente a esta santa Ley, y pronto gritar�, en agon�a, "�Dios, s� propicio a m�, pecador!" "Pero", se puede decir, "�no son los cristianos siempre predicando a un nivel m�s alto que el de sus logros?" Ciertamente; �pero por qu�? Porque sienten y saben que aqu� hay una Ley que ciertamente no originaron, que est� infinitamente por encima de ellos y que, al ser as�, proclama su autoridad intr�nseca y se demuestra Divina. Cuando se da tal Ley, la conciencia puede mirarla y decir: "Eso es correcto". Pero crear un c�digo por encima de s� mismo, es lo que ninguna naci�n pudo hacer. Esta Ley brilla por su propia luz, y es "una l�mpara para nuestros pies y una luz para nuestro camino".

III. CUANDO SE PERCIBE EN TODO SU ABUELO, ESTA SANTA LEY SE LLENA DE ATENCI�N Y TERROR. Los truenos, rel�mpagos, llamas, etc. revel� una majestad que Israel no pudo soportar ( Deuteronomio 5:25, Deuteronomio 5:26; cf. Hebreos 12:18). Pero todo este terror no fue nada comparado con el temor que siente un hombre cuando su ser m�s �ntimo se enfrenta a la Ley en su profunda b�squeda del coraz�n (cf. Romanos 7:9).

IV. DIOS TRATA EL TERROR MUY GRACIOSAMENTE.

1. Israel fue llamado cerca del monte para encontrarse con Dios, para que pudieran aprender un temor solemne, y luego enviado de vuelta a sus tiendas, para preguntarse y hacer.

2. Dios escucha su voz y designa un mediador, incluso Mois�s ( G�latas 3:19, G�latas 3:20). Hemos venido a Jes�s, el Mediador del nuevo pacto ( Hebreos 12:24).

3. Se recuerda a Israel que lo que se necesita de su parte no es emoci�n, sino devoci�n ( Deuteronomio 5:29). Dios quiere de nosotros un coraz�n para amar y obedecer. Por s� misma, la Ley no nos hace m�s que callar para ver la necesidad de un poder de justicia que no puede dar ( G�latas 3:21). Dios ha hecho con nosotros un nuevo pacto. El antiguo pacto dice: "Haz esto y vivir�s". El nuevo dice: "Vive, y har�s esto" (cf. Jer 30: 1-24: 31; Hebreos 8:6).

4. La gente est� segura de que la obediencia fiel a la Ley de Dios asegurar� el bienestar de la naci�n, su larga permanencia en la tierra y el consuelo y la paz de la familia y del individuo. A�n as�. Tenemos en la Ley de Dios una regla de vida absolutamente perfecta. Lo que se quiere es obedecerlo. Esto es lo que se desea ( Santiago 1:22). Es lamentable lamentarse cuando no se da esta obediencia (Salmo 80:8). Cuando este es el caso, la Ley se convierte en un acusador silencioso (ver Juan 5:45). Es esta falta de voluntad para guardar la Ley de Dios que se carga contra los hombres como pecado. Es por este pecado de deslealtad que los hombres deben arrepentirse ( Romanos 2:1; Ezequiel 18:30; Mateo 3:2; Lucas 13:3 ; Hechos 20:21). Dios en su gran amor ofrece a los infractores de la ley, cuando penitentes, el privilegio de comenzar de nuevo ( Hechos 2:38). Dios perdona al penitente e imparte nueva vida y fortaleza a trav�s del poder del Esp�ritu Santo, para restablecer y restaurar la naturaleza desorganizada por el pecado. Entonces la justicia de la Ley se cumple cuando los hombres caminan no seg�n la carne, sino seg�n el Esp�ritu. Entonces la vida ha encontrado su verdadero apoyo, tiende a su problema correcto, est� realizando su ideal m�s alto y tiene su perspectiva m�s noble. Permit�monos, pues, conscientes de innumerables fracasos en la obediencia, arroj�monos penitivamente en la gracia y el amor Divinos, y busquemos la energ�a Divina para trabajar en nosotros, cancelando la culpa del pasado, creando la vida de Dios en nuestro interior; �as� nos ir� bien para siempre!

HOMILIAS DE D. DAVIES

Deuteronomio 5:1

El pacto abrah�mico renovado.

Tan sol�cito era Dios por el bienestar de Israel que, en �pocas cr�ticas de su historia, les recuerda su condici�n privilegiada. Tres pensamientos principales atraen nuestra atenci�n:

I. BENDICION CONVENIDA ASEGURADA. Dios no se ha destacado por el mantenimiento de sus derechos; se ha inclinado para amarrar su libertad, para comprometerse con hechos generosos.

1. Nos permite tener la propiedad de �l. Podemos afirmar que �l es "nuestro Dios". �El propietario de todos los mundos permite a los hombres ca�dos afirmar la propiedad de �l! �Aqu� est� el amor! Podemos invocarlo, en justicia, para cumplir con sus obligaciones autoimpuestas.

2. Un pacto implica compromisos rec�procos. Es un acto de gracia. Dios se une a s� mismo como un amigo y defensor de nosotros, con la condici�n de que nos unamos en lealtad obediente a �l. El fracaso en un lado libera a la otra parte de su promesa.

3. Un pacto incluye el consentimiento mutuo. Ning�n pacto es realmente v�lido, no est� completo, hasta que ambas partes hayan jurado observarlo. Puede haber orden, ley, decreto, procediendo de Dios al hombre; pero ning�n pacto est� realmente en vigencia hasta que personalmente hayamos aceptado sus t�rminos y nos hayamos comprometido a actuar voluntariamente para observarlo. Entonces, todo nuestro ser �propiedad, talento, sangre, vida� se compromete.

II MEDIACI�N PROPORCIONADA. Esta es otra se�al de gracia condescendiente. Cuando dos partes est�n alienadas, siempre se considera una ventaja para una parte tener un mediador elegido de sus filas. Dios permite que un hombre medie entre Israel y �l mismo. "Me par� entre el Se�or y t�".

1. Tal mediaci�n fue necesaria, debido a la disparidad mutua, el hombre es finito; Dios infinito El hombre es para s� mismo; Dios es ajeno a s� mismo. El hombre es de mente terrenal; Dios es puramente espiritual. Se requiere que los dos se unan en sentimiento, prop�sito, vida, mediaci�n de alg�n tipo.

2. La mediaci�n es necesaria debido al miedo ego�sta del hombre. La gente estaba "asustada por el fuego", temerosos de sus propios intereses y placeres. Si los hombres fueran impulsados ??por la sabidur�a, considerar�an el mayor privilegio posible acercarse a Dios. �Qu�, aunque hayamos pecado? - en la medida en que Dios se ha revelado como la Fuente de la misericordia, y se ha dignado visitarnos, �no deber�amos responder con gusto a su propuesta y acercarnos? Lo que, aunque est� vestido con ropas de fuego, si somos penitentes, la llama consumidora consumir� solo nuestro pecado; nos beneficiar� y pulir�. Este es nuestro honor y nuestra alegr�a: acercarnos mucho a Dios y conocerlo mejor. Si se renueva, nuestra antigua aversi�n se convierte en un deseo anhelante.

3. Esta mediaci�n fue muy imperfecta. Sirvi� para un prop�sito presente, a saber. una mediaci�n para comunicar la verdad, una mediaci�n para obtener el favor. Habla un volumen para el car�cter y la fe de Mois�s, que no ten�a miedo de acercarse. Aunque era imperfecto, mostr� un raro esp�ritu de sacrificio personal. "�Perd�n, te ruego, este pueblo! �O si no, borra mi nombre de tu libro!" Aqu� hab�a un tipo v�vido de Jes�s.

III. LA OBLIGACI�N HUMANA AUMENT�. En la naturaleza misma de las cosas, la amabilidad, por un lado, genera obligaci�n por el otro.

1. Esta obligaci�n es personal. "El Se�or no ha hecho este pacto con nuestros padres, sino con nosotros". El pacto de Dios con los hombres se renueva edad tras edad. Es un pacto con nosotros, si aceptamos los t�rminos. �Estamos dispuestos a ser suyos, totalmente suyos? Luego se resuelve el pacto, "ordenado en todas las cosas y seguro".

2. Esta obligaci�n es integral y completa. Incluye cada parte de nuestra naturaleza, cada momento de nuestra historia, cada inter�s que tenemos en la vida. Se exige atenci�n. El o�do debe estar reservado para Dios. El intelecto est� comprometido. Debemos "aprender los estatutos y juicios". Se debe un servicio activo y diligente. Como el verdadero Hijo, nuestra intenci�n debe ser: "�Siempre hago las cosas que agradan" al Padre!

Deuteronomio 5:6-5

El plan divino para la conducta de nuestra vida en la tierra.

Si nos hubi�ramos dejado en la ignorancia de cu�l era la intenci�n divina en la vida humana, habr�a sido una verdadera calamidad. El desperdicio y el fracaso deben haber sido el resultado desastroso. Para cada hombre de mente honesta, se proporciona una amplia direcci�n de la Fuente Suprema de autoridad. El argumento m�s convincente no siempre es el m�s convincente. Dios podr�a haber precedido sus diez palabras con una afirmaci�n adecuada de su soberan�a indiscutible. Pero �l prefiere apelar a su reciente interposici�n: su emancipaci�n del pueblo de la esclavitud egipcia. Como si �l hubiera dicho: "Yo, que te liber� de la miseria, yo, que cre� tu libertad y fund� tu naci�n, ahora ordeno tu lealtad. Deja que las vidas que rescate se gasten como ahora dirijo".

I. C�MO LA VIDA HUMANA DEBE SER DIRIGIDA POR DIOS.

1. Que Dios debe ser supremo en nuestro respeto y afecto. "No tendr�s dioses ajenos delante de m�". Este reclamo se basa en el derecho absoluto. El propietario tiene dominio completo sobre el trabajo de sus manos. Si su mano de obra no le agrada, tiene la libertad de destruirla. Su reclamo se presiona a�n m�s debido a su excelencia trascendente. La bondad esencial e inaccesible es �l; de ah� que sus reclamos de adoraci�n descansen sobre su valor intr�nseco. Y su reclamo de respeto reverente procede igualmente en beneficio humano. La gloria de Dios y la ventaja del hombre son solo aspectos diferentes de la misma verdad eterna. Darle todo es enriquecernos.

2. Que Dios debe ser supremo en nuestros actos de adoraci�n. Imaginarlo con im�genes materiales es imposible. La s�plica plausible de la naturaleza humana siempre ha sido que las formas materiales sirven como ayudas para adorar a lo Invisible. Pero los hechos de la experiencia humana han refutado uniformemente esta hip�tesis. Nos puede costar un esfuerzo mental severo elevar nuestras almas a la adoraci�n del Dios verdadero; Sin embargo, este esfuerzo es una ventaja indescriptible. A Dios no le agrada imponernos tareas dif�ciles por su propio bien; sin embargo, por la gran ganancia para sus sirvientes, s� los impone. A lo largo de las Escrituras, la idolatr�a se representa como adulterio espiritual; por lo tanto, condescendiente a los modos humanos de hablar, el desagrado de Dios se describe como celos. Los celos son videntes, profundos, de pies r�pidos. Toda revelaci�n de Dios es una acomodaci�n a la ignorancia humana y la debilidad. La visita de castigo a los ni�os y a los ni�os de los ni�os no debe interpretarse como excesivamente severa, mucho menos como injusta. El Dios tres veces santo nunca puede ser injusto. El esp�ritu id�latra ser�a llevado a los ni�os por la ley natural; por lo tanto, el castigo culminar�a en un desastre final. La amenaza fue amable, porque, si los padres no se abstienen del pecado por su propio bien, a veces lo har�n por el bien de sus hijos. La misericordia ser� mucho m�s amplia que la ira. La ira puede estar relacionada con unos pocos, y eso en proporci�n siempre al pecado; la misericordia fluir�, como un r�o poderoso, a "miles". La verdadera adoraci�n fomenta el amor y estimula la obediencia pr�ctica.

3. La autoridad de Dios es suprema sobre nuestro discurso. La facultad de hablar es un don noble y diferencia al hombre de las razas inferiores. La lengua es un poderoso instrumento, ya sea para el mal o para el bien.

(1) Tomamos el nombre de Dios en vano cuando hacemos una profesi�n de apego poco sincera o superficial. Llevamos su nombre de forma ligera y fr�vola si nuestro servicio es formal y nominal.

(2) Tomamos su nombre en vano cuando somos infieles en el desempe�o de nuestros votos. Los hombres se comprometen a ser suyos en momentos de peligro, y olvidan sus promesas cuando llega la seguridad.

(3) Tomamos el nombre de Dios en vano cuando lo usamos para dar fuerza y ??�nfasis a una falsedad. Ya sea en conversaci�n privada o en un tribunal de justicia, usamos el Nombre de Dios para producir una persuasi�n m�s fuerte en las mentes de los dem�s, contraemos una culpa temerosa si usamos ese Nombre sagrado para reforzar una mentira.

(4) Tomamos el Nombre de Dios en vano cuando lo usamos innecesariamente, con frivolidad o en broma. El efecto moral sobre los hombres es pernicioso, corruptor, mortal. La pena se establece en lenguaje negativo, pero tiene la intenci�n de transmitir una impresi�n profunda. Otros pueden considerarlo como un pecado venial; No tan Dios.

4. La autoridad de Dios sobre el empleo de nuestro tiempo. Todo el tiempo le pertenece a Dios. El lo ha creado. Cada respiraci�n sucesiva que inspiramos es por su poder de sostenimiento. Como somos completamente suyos, su reclamo debe ser reconocido cada minuto que pasa. Pero as� como �l le permite a los hombres las producciones de la tierra, pero requiere que se le presenten las primicias: la seriedad del todo; as� tambi�n las primicias de nuestro tiempo �l reclama actos especiales de adoraci�n. Un d�a de cada siete requiere ser consagrado as�; pero si el primero o el s�ptimo depende totalmente del modo de c�lculo humano. Los motivos sobre los que descansa la instituci�n son muchos. Incluso Dios sinti� que era bueno "descansar" de sus actos de creaci�n. En cierto sentido, dej� de trabajar por un tiempo. La revisi�n y la contemplaci�n formaron su s�bado. Sus afirmaciones de que su d�a sea observado son innumerables. Si la observancia del s�bado fue beneficiosa para los jud�os, �no es para los gentiles? Si fue una bendici�n para el hombre en las primeras edades, �se ha convertido en una maldici�n? Incluso la creaci�n inferior era compartir la bendici�n. Extra�os y extranjeros aprender�an a admirar la disposici�n amable, y aprender�an la bondad considerada del Dios de los hebreos.

II APRENDEMOS C�MO NUESTRA VIDA DEBE SER CONDUCIDA HOMBRE.

1. De acuerdo con el grado de parentesco. Un padre tiene reclamos m�s all� de todos los dem�s hombres sobre nuestro amor, obediencia y servicio. Los padres merecen nuestro sincero honor. Afirman esto sobre la base de la posici�n y la relaci�n, independientemente del m�rito personal. Los padres se ponen de pie hacia sus hijos, durante todos los a�os de la infancia, en lugar de Dios. Durante a�os, el beb� humano depende totalmente de su padre; y esto sirve como educaci�n y disciplina, por lo que aprende su dependencia de un padre superior todav�a. La disposici�n y la conducta que se requiere en nosotros hacia nuestros padres es la misma que se requiere para con Dios. La reverencia filial es el primer germen de la verdadera religi�n. Por lo tanto, las promesas de recompensa son similares. La instituci�n familiar es la base del tejido pol�tico. La salud y el bienestar del hogar son la fuente de la prosperidad nacional. Si los padres son honrados, "te ir� bien". Esto, una ley para los individuos, una ley para la sociedad y una ley para las naciones.

2. Nuestro deber hacia todos los hombres. Debemos respetar a sus personas. Su vida y salud deben ser tan queridas para nosotros como las nuestras. Debemos respetar su virtud. Las pasiones inferiores se deben mantener con moderaci�n. Se deben evitar las ocasiones de lujuria. Se debe colocar una brida sobre las miradas del ojo. Debemos respetar su propiedad. Este deber tiene un amplio alcance. Significa que debemos tratar con los dem�s como si fueran nosotros mismos. Se condenan todos los tratos deshonestos, las representaciones falsas en el comercio, la extralimitaci�n en negocios, las marcas fraudulentas. Debemos respetar su reputaci�n. Deber�a complacernos tanto ver una virtud conspicua, una cualidad generosa, en otra, como si brillara en nosotros mismos. Se proh�be la narraci�n ociosa, como tambi�n la detracci�n, la calumnia, la interpretaci�n desfavorable de los actos de los dem�s y la sospecha de sus motivos. Estamos encargados, como siervos de Dios, de "amar a nuestro pr�jimo como a nosotros mismos".

3. Esta Ley Divina lleva sus sanciones a nuestra vida interior. "No codiciar�s". Los deseos impropios e irregulares deben ser reprimidos. Como un gobernante sabio, Dios procede a la ra�z misma del pecado, al n�cleo mismo del mal. Es m�s f�cil estrangular a la serpiente en su nacimiento. Si solo esta fuente fuera pura, todas sus corrientes ser�an igualmente puras. �Que se aplique la sal de purificaci�n aqu�! Hay margen para la codicia, una direcci�n en la que puede correr legalmente. Puede correr hacia Dios. Puede fijar sus ojos y sus manos en los tesoros celestiales. Porque al asegurar esto no defraudamos a nadie m�s. Por lo tanto, podemos, con ventaja, "codiciar sinceramente los mejores regalos". El deseo despu�s de los dones y las riquezas celestiales nunca es inoportuno o excesivo, nunca es irregular ni excesivo. Por lo tanto, como ant�doto para una disposici�n codiciosa, bien podemos alimentar la esperanza celestial. "Deleitarse en Dios" traer� una fruct�fera satisfacci�n del deseo. La siembra en este campo f�rtil produce una cosecha prol�fica. El dec�logo est� completo. Dios "no agreg� m�s". La autoridad se centra aqu�.

Deuteronomio 5:21-5

El car�cter determina el ambiente.

I. LOS TORMENTOS ELEMENTOS DE LA NATURALEZA SIRVIEN EN OTRAS VECES COMO LAS TAPAS DE LA DEIDAD. Todos los objetos naturales son las proyecciones en el espacio de su voz creativa. Habl� y aparecieron. Todav�a est� detr�s de todos los fen�menos, la �nica sustancia real. Como es todo sabio, la �nica fuente de conocimiento, el verdadero Revelador de secretos, se dice que est� lleno de luz. El arco iris es su diadema, el sol de la ma�ana es su rostro radiante, la nube de tormenta su carro. Para los ojos humanos, solo puede ser visible en formas como estas. Su santidad no puede expresarse visiblemente en otra forma que el fuego. La profunda inescrutabilidad de su voluntad se manifiesta mejor por la "espesa oscuridad". Su gloria insufrible es atendida por una nube. Su poder real est� engendrado por una "gran voz". Tal es su entorno adecuado.

II EL ENFOQUE CERCANO DE DIOS ES INTOLERABLE PARA LOS HOMBRES PECADORES. El hombre no renovado se encoge del contacto con la pureza absoluta. Est� en una atm�sfera poco agradable, como un pez fuera de su elemento nativo. �A qu� tremendas p�rdidas se somete el hombre necio en lugar de abandonar el pecado, p�rdidas de privilegios, amistad, alegr�a! Entonces Pedro or�, cuando la visi�n del maravilloso poder de Cristo cay� sobre �l: "Ap�rtate de m�, porque yo soy un hombre pecador, Se�or". Pero el hombre renovado anhela y jadea un acercamiento m�s cercano, y a�n m�s cercano, a Dios. "Te ruego, mu�strame tu gloria!" Esta es su alegr�a: estar cerca de Dios, crecer como �l. Y, sin embargo, �con qu� frecuencia nos alejamos del paso de la muerte, el paso por el cual penetramos en el palacio interior de la Deidad! Cualquier cosa que nos acerque a una comuni�n m�s cercana con Dios debe ser bienvenida.

III. UNA VISTA DE DIOS MATA AL PECADO O AL PECADOR. No hay duda de que Dios tiene la intenci�n de lo primero, pero si el culpable no se separar� de su pecado, se identifica con �l, entonces �l tambi�n muere. Conocer a Dios y a su Hijo redentor equivale a la vida eterna. Pero conocer a Dios solo en su car�cter judicial, tener un conocimiento defectuoso de �l, alarmas y asesinatos. El amor al pecado pervierte el juicio y destruye la buena l�gica. Estos hebreos dijeron: "Hemos visto este d�a que Dios habla con el hombre, y �l vive". y luego agregan inconsistentemente: "Por lo tanto, �por qu� debemos morir?" En presencia de esa llama m�stica, prometen leal obediencia. Si solo se puede salvar la vida, y los mandamientos de Dios se transmiten de una manera menos alarmante, se comprometen a ser sus sirvientes. �Pobre de m�! �Los hombres poco conocen sus propias debilidades! Entonces, los hombres todav�a dicen que si tuvieran la revelaci�n que quisieran, tanto en grado como en especie, �dar�an cumplimiento! Sin embargo, la verdadera dificultad surge no de los defectos en la revelaci�n externa, sino de la disposici�n interna.

IV. APARTAMENTO DE HONOR Y DESHONOR DE DIOS APROBADO POR LOS HOMBRES. �Qu� diferente es su lenguaje para diferentes personas! Para algunos, "Ve, m�tete de nuevo en tus tiendas" a otro, "Qu�date aqu� junto a m�". Habitar cerca de Dios y disfrutar de sus revelaciones de luz y amor: este es realmente el privilegio supremo del hombre, este es su cielo. Sin embargo, la mayor parte de los hombres son ciegos a su propio bien, muertos a la m�s noble alegr�a. Para poseer cualquier placer, su entorno debe adaptarse a su car�cter; lo externo debe corresponder con lo interno. "�Ap�rtate de m�!" dice hombre a su Hacedor. "�Ap�rtate de m�!" Responde nuestro Dios. "De nuestra propia boca somos juzgados".

V. OBSERVAR LA INTENSIDAD DE DIOS QUE ESPERA POR EL BIEN DEL HOMBRE. Qu� pat�ticas son las eyaculaciones como estas: "�Oh, si hubiera tanto coraz�n en ellas, que siempre me temen!"

1. La religi�n debe ser una cuesti�n del coraz�n.

2. La religi�n no es un servicio obligatorio, sino voluntario.

3. La religi�n exige la lealtad de todo el hombre: su reverencia, sumisi�n y servicio pr�ctico; y eso no es espasm�dico, sino continuo.

4. La religi�n trae el mayor beneficio para nosotros y para nuestros hijos. Incluso los hombres malos tienen, a veces, deseos despu�s de una vida mejor: estados de �nimo inquietos de arrepentimiento y aspiraci�n. Dios, con su maravillosa paciencia, les sonr�e: aprueba un pensamiento pasajero o un sentimiento transitorio, y dice, en su amor paternal: "�Ojal� este marco de sentimientos continuara!" Estas son las aperturas de la puerta dorada de la oportunidad.

VI. LA OBEDIENCIA DEL MUNDO DEPENDE DE LOS MINISTERIOS HUMANOS. La mayor�a de los hombres no escuchar�n a Dios a menos que �l les hable a trav�s de agencias humanas. Los hombres solo leer�n la Palabra de Dios tal como est� escrita, en grandes capitales, en vidas santas. As� Dios le orden� a Mois�s: "Te hablar� ... t� les ense�ar�s, para que lo hagan". El hombre perdonado se convierte en el int�rprete de Dios para el mundo. "H�blenos", dicen, "y escucharemos". "Como Cristo fue, as� debemos estar en el mundo", portadores de luz. Las naciones paganas aprenden solo a trav�s de la Iglesia la obra redentora de Dios.

HOMILIAS POR J. ORR

Deuteronomio 5:1

Reminiscencias de Horeb.

I. EL PACTO ( Deuteronomio 5:2, Deuteronomio 5:3.)

1. Propuesto por Dios ( �xodo 19:3-2).

2. Aceptado por la gente ( �xodo 24:7).

3. Obligaciones comprometidas en generaciones posteriores (cf. Deuteronomio 6:2). En este pacto, formalmente ratificado por sacrificio ( �xodo 24:6, �xodo 24:7), Israel

(1) acept� a Jehov� como su Soberano espiritual y temporal.

(2) Se comprometi� a observar su Ley.

(3) Fue adoptado por �l como su pueblo peculiar.

(4) Ten�a todas las bendiciones aseguradas a condici�n de obediencia ( �xodo 23:22-2).

El nuevo pacto en Cristo, aunque en muchos aspectos es diferente y superior al de Horeb, se parece en varios de estos detalles.

II LA LEY. ( Deuteronomio 5:6-5.)

1. Santo en su naturaleza.

2. Completo internamente como un resumen del deber. "No agreg� m�s" ( Deuteronomio 5:22).

3. Explicativo del car�cter de Dios. El car�cter absoluto y la unidad de Dios, p. ense�ado en el primer mandamiento; su espiritualidad, celos de su honor, soberan�a, amor y misericordia, en el segundo mandamiento; su santidad, en el tercer mandamiento; su b�squeda de corazones, en d�cimo mandamiento; mientras que en general aparece como la Fuente de la obligaci�n moral y el Guardi�n de los derechos.

4. Para mantenerse alejado del motivo del amor ( Deuteronomio 5:10). Esta Ley no es abolida, sino cumplida en Cristo, por cuyo Esp�ritu sus preceptos est�n escritos en las mentes y corazones de los creyentes ( 2 Corintios 3:3; Hebreos 8:10).

III. EL MEDIADOR ( Deuteronomio 5:5, Deuteronomio 5:22-5.) La mediaci�n de Mois�s fue:

1. Anhelado por la gente ( Deuteronomio 5:23-5). La manifestaci�n de la santidad de Dios abruma a los hombres pecadores (cf. Isa�as 6:3). Mois�s no solo soport� esta manifestaci�n, sino que subi� solo a la espesa oscuridad donde estaba Dios. �Qu� excepcionalmente grandioso aparece en esto!

2. Adquirido por Dios ( Deuteronomio 5:28-5). Esta transacci�n a trav�s de un mediador estaba en armon�a con el principio de sus tratos con ellos desde el principio. Una figura de la mediaci�n de Cristo.

3. Adecuado en s� mismo. Como tienden a realzar en sus mentes la impresi�n de la santidad de Dios y el sentimiento de su propio pecado. J.O.

Deuteronomio 5:2, Deuteronomio 5:3

El pacto en Horeb.

Aqu� se menciona como distinto del antiguo pacto hecho con los patriarcas ( G�nesis 15:1; G�nesis 17:1.).

I. SUS RELACIONES CON EL PACTO HECHO CON LOS PADRES, no era algo completamente nuevo. Se basaba en ese antiguo pacto y en la serie de revelaciones que surgieron de �l. No podr�a anular ese antiguo pacto ( G�latas 3:17). No se pudo ejecutar en contra de �l ( G�latas 3:21). Debe, aunque "superado", estar subordinado a �l ( G�latas 3:15). Pero ese pacto hecho con los padres fue:

1. De promesa ( G�latas 3:18).

2. Redactado en t�rminos absolutos. Dios prometi� sus perfecciones que la promesa transmitida en ella se cumplir�a en �ltima instancia ( Romanos 3:3).

3. En el que se obtuvo un inter�s por fe ( G�nesis 15:6; Romanos 4:3).

4. Mientras todav�a vinculaba a la persona recibida en un pacto a una vida santa ( G�nesis 17:1). El nuevo pacto podr�a "anular" el anterior en ninguno de estos detalles.

II SU DISTINCI�N DEL PACTO HECHO CON LOS PADRES.

1. Era un pacto nacional, con referencia principalmente a la existencia nacional y la prosperidad.

2. Era un pacto de ley. Era

(1) relacionado con una promulgaci�n de la Ley, y

(2) requiri� obediencia a la Ley prescrita como condici�n de aceptaci�n.

�Parece esto un paso retr�grado en el procedimiento Divino, una contradicci�n del pacto con Abraham? Aparentemente fue as�, pero el paso hacia atr�s fue realmente hacia adelante, sacando a la luz las demandas de la santidad divina que era absolutamente esencial que el hombre conociera. Deben notarse dos puntos:

(a) que la obediencia no se convirti� en el motivo de admisi�n al pacto, ni en otra cosa que no sea la condici�n de continuidad en los privilegios conferidos libremente; y

(b) que el requisito de obediencia no estaba solo, sino que estaba relacionado con las disposiciones para la eliminaci�n de la culpa contra�da por la transgresi�n y la deficiencia. Esto pone de manifiesto la caracter�stica peculiar del pacto de Horeb: su gracia oculta. En forma y carta era un pacto estrictamente legal. La obediencia a la Ley en todas sus partes, y sin fallar, fue la condici�n t�cnica del cumplimiento de la promesa y de la continuaci�n del privilegio del pacto (cf. Mateo 19:17; Romanos 10:5; G�latas 3:10). El hecho de que se proporcionaron expiaciones para eliminar la culpa que de otro modo habr�a roto el pacto, es prueba de que tal era su constituci�n. El mismo hecho muestra que en la estructura del pacto se reconoci� que el pecado y la deficiencia marcar�an la historia de Israel; que, sobre la base estrictamente legal, permanecer en el estado de aceptaci�n era imposible. Una obediencia te�ricamente perfecta que ning�n jud�o jam�s rindi�. Su posici�n en ning�n caso fue en virtud de una Ley perfectamente cumplida, sino que se debi� a la misericordia indulgente, que diariamente perdon� sus defectos y le dio la aceptaci�n de que estos defectos se perd�an constantemente. Fue la fe, no las obras, lo que lo justific�; mientras que, sin embargo, en armon�a con la ley inalterable de la vida moral, era su deber apuntar a la realizaci�n del ideal de justicia que la Ley presentaba. Al igual que con Abraham, la fe que lo justific�, y lo hizo antes de que una sola obra hubiera salido de ella ( G�nesis 15:6; Santiago 2:23), era una fe que "forjaba obras , "y" por obras fue la fe hecha perfecta "( Santiago 2:22). Se sigue de estas peculiaridades, y de las declaraciones de la Escritura, que era:

3. Un pacto preparatorio y temporal. Su dise�o principal era desarrollar la conciencia del pecado, despertar un sentimiento de la necesidad de la redenci�n, evidenciar la impotencia de la mera Ley como fuente de fortaleza moral, hacer retroceder a los hombres de los esfuerzos legales hacia la fe, y as�, finalmente, para preparar el camino para Cristo ( Romanos 3:20; G�latas 3:23, G�latas 3:24, etc.). En esto discernimos la raz�n de la forma severa y amenazadora en la que fue formulada, y de los terrores que asistieron a su promulgaci�n. Era un pacto que por s� solo no pod�a salvar ni hacer nada m�s que matar ( 2 Corintios 3:6). J.O.

Deuteronomio 5:5

Mediaci�n.

I. MEDIACI�N EN GENERAL. La mediaci�n tiene un lado de Dios y un lado de hombre. Los requisitos de la santidad de Dios: las necesidades del coraz�n del hombre.

1. Del lado de Dios, la comuni�n con los pecadores solo puede mantenerse en t�rminos que defiendan la justicia y la ley, y no deroguen la santidad del car�cter Divino.

2. Del lado del hombre, hay

(1) el sentimiento de debilidad y finitud, que despierta el terror en presencia del Infinito ( Deuteronomio 5:25-5).

(2) El sentimiento de pecado, dando lugar al ansia de que uno m�s santo se interponga entre �l y Dios.

(3) El sentimiento de necesidad: el anhelo del alma por tener comuni�n con Dios; dando lugar al deseo de mediar en el sentido de hacer las paces, de lograr la reconciliaci�n ( Job 16:2 l).

II LA MEDIACI�N DE MOISES UN TIPO DEL DE CRISTO, trazamos el parecido:

1. En su disposici�n a mediar. Entonces, Jes�s se comprometi� voluntariamente a interponerse entre Dios y los pecadores ( Hebreos 10:5).

2. En su aceptaci�n como mediador ( Deuteronomio 5:28). As� fue llamado Cristo a este cargo por el Padre, investido con todos los poderes necesarios para el correcto desempe�o de sus deberes, y aceptado en el desempe�o de los mismos ( Isa�as 49:8; Mateo 3:17 ; Mateo 17:5; Hebreos 5:4).

3. En el trabajo que hizo.

(1) Transmitir las palabras de Dios al pueblo (cf. Juan 17:6).

(2) Transmitir las palabras del pueblo a Dios ( Deuteronomio 5:27). Jes�s es de la misma manera el medio a trav�s del cual la oraci�n, la adoraci�n, etc. ascender al Padre ( Efesios 3:18; Hebreos 4:14).

(3) Intercediendo frecuentemente por ellos y obteniendo perd�n por sus pecados ( �xodo 32:11-2; N�meros 14:13-4, etc.). As� vive Jes�s para interceder por nosotros y defender nuestra causa ( Romanos 8:34; 1 Juan 2:1).

(4) Incluso, en una ocasi�n notable, ofreci�ndose a s� mismo como sacrificio por su pecado ( �xodo 32:32). Lo que Mois�s habr�a hecho, si hubiera sido posible para salvar al pueblo de la destrucci�n, Cristo lo hizo ( G�latas 3:13, etc.). J.O.

Deuteronomio 5:8

La iniquidad de los padres visit� a los ni�os.

I. UNA REALIDAD AMPLIA ATESTADA. Confirmado

1. Por instancias de las Escrituras ( Josu� 7:24; 2Sa 12:14; 1 Reyes 21:21, 1 Reyes 21:29, etc.).

2. Por observaci�n y experiencia. El caso de los ni�os que sufren en mente, cuerpo, car�cter y fortuna, como resultado de los pecados de los padres, es una de las cosas m�s comunes y tristes de la vida.

3. ciencia. La ley de la herencia. (Para ver ilustraciones, vea las 'Conferencias' del reverendo Joseph Cook).

4. Literatura. Especialmente las tragedias griegas expresan y resuelven este pensamiento.

II UN HECHO MISTERIOSO, TODAV�A PARA SER VISTO A LA LUZ DE VARIAS CONSIDERACIONES RELIEVANTES. La dificultad es de religi�n natural, tanto como de revelada. Las siguientes consideraciones lo alivian solo en parte:

1. El investigador de corazones tendr� en cuenta todas las desventajas originales al estimar la responsabilidad personal (Lucas 13: 1-35: 48).

2. El juicio final sobre el car�cter de un hombre se centrar�, no en las tendencias heredadas, sino en lo que �l mismo ha hecho por sus propias determinaciones morales ( Ezequiel 18:1).

3. Las condiciones menos favorables en las que los pecados de los padres han colocado al individuo no pueden convertirse en su desventaja final si lucha bien y persevera hasta el final (ver 'Comentario del orador' en �xodo 20:5).

4. Est� abierto al malhechor cortar el castigo al elegir por s� mismo el camino de la justicia ( Ezequiel 18:15). Dios es reacio a contemplar la herencia del mal que desciende m�s all� de la tercera o cuarta generaci�n, mientras se habla de miles de generaciones en relaci�n con la bendici�n.

5. La experiencia de los efectos del mal comportamiento de un padre est� dise�ada para actuar como elemento disuasorio de pecados similares. Es menos probable que el ni�o imite los vicios de los padres, sufriendo estos resultados, que si est� completamente exento.

6. La Ley es la consecuencia de una constituci�n de la sociedad originalmente destinada a la transmisi�n, no de males, sino de bendiciones. Esta es una consideraci�n de importancia para arrojar luz sobre la equidad, as� como sobre la bondad de la divina providencia. El dise�o de la constituci�n org�nica de la sociedad es obviamente transmitir a las generaciones venideras los logros morales de los que preceden. Es el pecado lo que ha provocado la travesura, invirtiendo el funcionamiento de una constituci�n en s� mismo ben�fico y haciendo que lo que es un buen trabajo muera para muchos.

Lecci�n: la tremenda responsabilidad de los padres y de todos los que tienen el poder de influir en los destinos de la posteridad. J.O.

Deuteronomio 5:12-5

El s�bado

�YO QUE? El punto esencial en la instituci�n es la santificaci�n a Dios de una s�ptima parte de nuestro tiempo, de un d�a en siete. Qu� d�a de los siete se observa es indiferente, no en el sentido de ser dejado a elecci�n individual, sino con respecto a cualquier santidad inherente en un d�a por encima de otro ( Romanos 14:5). El d�a se hace santo por la cita Divina, y por los usos que le damos. Santificamos el s�bado:

1. Al observarlo como un d�a de descanso del trabajo secular. La necesidad de un d�a de descanso en la semana es universalmente reconocida. Se debe hacer todo lo posible para extender la bendici�n lo m�s ampliamente posible y evitar la infracci�n de los derechos de otros en relaci�n con �l. Nuestro objetivo debe ser disminuir el trabajo dominical, no aumentarlo. Aplicar a ferrocarriles, barcos de vapor, trabajos de correos, museos, etc.

2. Al dedicarlo principalmente a usos religiosos. Es solo al conservar el s�bado como un d�a sagrado para la religi�n que podemos esperar preservarlo como un d�a libre de trabajo. Necesitamos, con fines espirituales, todas las oportunidades que nos brinda.

II �PARA QUIEN? La respuesta es: para el hombre. Esto es mostrado:

1. Desde su origen primitivo. Que las fechas del s�bado desde la creaci�n est�n impl�citas en la narraci�n en G�nesis 2:3, en los t�rminos del comando ( �xodo 20:8-2), en las palabras de Cristo (Marco 2:27 ), en el argumento en Hebreos 4:3, Hebreos 4:4, y en las tradiciones caldeos recientemente descifradas. Si bien se puede argumentar que si est� dise�ado para conmemorar la creaci�n, este es un asunto que concierne a todos los hombres por igual con los jud�os.

2. Desde su lugar en la ley moral. Sin duda es notable, si el s�bado es una instituci�n puramente jud�a, que se encuentre en la primera de esas dos tablas que, por su contenido, as� como por la forma de su promulgaci�n, muestran una clara moralidad. naturaleza.

3. Por el respeto que le pagan los profetas (ver Isa�as 58:13, Isa�as 58:14). El lenguaje aqu� empleado es muy diferente del que los profetas estaban acostumbrados a usar en instituciones puramente ceremoniales.

4. De la defensa de Cristo de ello. Es notable, y respalda nuestra opini�n, que si bien se le acusa frecuentemente de violar la ley del s�bado, el Salvador nunca admite la acusaci�n. Se defiende cuidadosamente contra eso. Elimina sin ceremonias la basura que los fariseos hab�an amontonado sobre la instituci�n; pero el s�bado mismo nunca habla de algo que deba abolirse. Lo pone en su verdadera luz, y muestra un gran respeto por �l.

5. Desde su reaparici�n en la nueva dispensaci�n en una forma adaptada al genio y las necesidades del cristianismo. El nombre Sabbath no se encuentra en el Nuevo Testamento, aplicado al primer d�a de la semana, pero aparece en ese festival semanal de la Iglesia Apost�lica: el d�a del Se�or.

6. De la probada adaptaci�n del s�bado a la constituci�n de la naturaleza del hombre. La experiencia considera que el descanso del s�ptimo d�a es esencial para el bienestar del hombre. Ministra a la salud f�sica, el vigor mental, la pureza moral y la seriedad religiosa. Las naciones que guardan el s�bado son, con mucho, las m�s felices, las m�s morales y las m�s pr�speras. Estas razones se combinan para mostrar que esta instituci�n est� destinada y adaptada para toda la familia humana.

III. �POR QU�? La instituci�n, como se ve arriba, se basa en necesidades profundas de la naturaleza del hombre. Es, adem�s, un reconocimiento adecuado del derecho del Creador a nuestra adoraci�n y servicio. Pero adem�s, es:

1. Conmemorativa

(1) de la creaci�n,

(2) de la redenci�n

�En el caso de Israel, de la redenci�n de Egipto ( Hebreos 4:15); en el caso del cristiano, de la redenci�n por medio de Cristo.

2. Prefigurativo: del resto del cielo ( Hebreos 4:9). J.O.

Deuteronomio 5:16

Honor a los padres.

Preferimos el arreglo que considera el quinto mandamiento como el �ltimo de la primera mesa: honor para los padres que son vistos como honor para Dios en sus representantes humanos.

I. LOS PADRES EST�N DE ACUERDO CON SUS HIJOS EN LA RELACI�N DE LOS REPRESENTANTES DEL DIVINO. Representan a Dios como la fuente de la vida de su descendencia; tienen una parte de la autoridad de Dios y deben ejercerla; pero mucho m�s deber�an representar a Dios ante sus hijos en su incansable beneficencia, su tierno cuidado, su exaltada rectitud, su amor perdonador. �Con qu� inteligencia o consuelo se le puede ense�ar a un ni�o a pensar en un Padre en el cielo, si su padre terrenal quiere dignidad, amabilidad, veracidad o integridad? �Cu�ntos padres est�n arruinando as� a sus hijos todas sus concepciones de Dios! �Y con qu� ansiedad y cuidado deber�an estudiar los padres terrenales para dejar una impresi�n tan grande en la mente de sus hijos que har� que la idea de Dios sea deliciosa y consoladora para ellos, al tiempo que los inspire hacia �l con los debidos sentimientos de reverencia!

II LOS PADRES DE ESTA CUENTA DEBEN SER HONRADOS POR SUS HIJOS. Deben ser considerados con afecto, tratados con respeto y deferencia, obedecidos pronta y alegremente y, cuando sea necesario, con un apoyo generoso ( Mateo 15:4; 1 Timoteo 5:8). Incluso el hecho de que los padres no cumplan con su deber con sus hijos no exonera a los ni�os de la obligaci�n de tratarlos con respeto. Se debe recordar a los j�venes que el incumplimiento de este deber es particularmente ofensivo para Dios. Se nos dice que cuando Tiyo Soga visit� este pa�s, una cosa particular que lo sorprendi� fue la deficiencia en el respeto a los padres en comparaci�n con la obediencia que prevalec�a en la naturaleza de Kaffraria.

III. EL HONRAR A LOS PADRES LE HA ADJUDICADO UNA PROMESA PECULIAR. Duraci�n de d�as y prosperidad. La promesa es principalmente nacional, pero tiene cumplimientos en individuos.

1. Una bendici�n especial descansa sobre el hombre que muestra a sus padres el debido respeto. Eso a menudo se ha comentado.

2. Tambi�n hay una conexi�n natural entre la virtud y la promesa. El respeto a los padres es la ra�z inmediata de la reverencia a Dios y del respeto a los derechos de los dem�s. De ah� el lugar del mandamiento en el Dec�logo. Engendra autoestima y forma la voluntad de h�bitos de obediencia. Es favorable a la estabilidad, el buen orden y la moral general de la sociedad. Por lo tanto, conduce a la salud, la longevidad y la difusi�n de las comodidades de la vida, proporcionando tanto las condiciones externas como las internas necesarias para el �xito. � J.O.

Deuteronomio 5:22

Ley moral.

I. LOS DIEZ MANDAMIENTOS UNA PARTE DISTINTA DE LA REVELACI�N DE DIOS.

1. Fueron hablados por la propia voz de Dios desde el medio del fuego ( Deuteronomio 5:24).

2. Solo fueron as� promulgadas; "No agreg� m�s".

3. Estaban escritos en tablas de piedra.

4. Fueron depositados en el arca del pacto ( �xodo 25:16). Estos hechos muestran que ocuparon un lugar distinto en la entrega de leyes en el Sina�, y que no deben ser confundidos con los estatutos ceremoniales y judiciales, posteriormente dados.

II LOS FUNDAMENTOS DE ESTA DISTINCI�N. El dec�logo fue:

1. Un ep�tome de la verdad moral universal.

2. Internamente completo como tal: la primera tabla que establece nuestros deberes para con Dios, en lo que respecta a su ser, su adoraci�n, su Nombre, su d�a, sus representantes humanos; el segundo que proh�be todas las lesiones a nuestros semejantes (lesiones a la vida, propiedad, castidad, car�cter), al tiempo que requiere impl�citamente el cumplimiento de todos los deberes positivos, y la regulaci�n incluso de nuestros pensamientos secretos.

3. La base del pacto con Israel. La base sobre la cual se cri� toda la legislaci�n posterior. � J.O.

Deuteronomio 5:23-5

El elemento del terror en la religi�n.

I. EL HECHO DEL TERROR. No es antinatural que el hombre tiemble en presencia de cualquier manifestaci�n cercana de lo Divino. La causa principal de este terror es la conciencia del pecado. El hombre culpable teme a su juez. El texto es una instancia de este terror, pero a menudo se ha presenciado lo mismo.

1. En presencia de apariencias inusuales de la naturaleza. Cometas, eclipses, oscuridad inusual, tormentas el�ctricas, terremotos, etc.

2. Bajo la poderosa predicaci�n del juicio. F�lix bajo la predicaci�n de Pablo ( Hechos 24:25). Massillon puso de pie a la corte francesa aterrorizada, mientras describ�a la venida del Se�or. La oratoria de Whitfield y sus efectos.

3. En perspectiva de muerte. Son pocos los que el acercamiento a la muerte no despierta alarmas graves. El efecto es m�s notorio en tiempos de peligro repentino, como en naufragios, etc.

II LA INFLUENCIA DEL TERROR. Por lo general, como aqu�:

1. Extorsiona la confesi�n de la verdad. Los israelitas hablaron de Dios en t�rminos m�s justos que nunca antes, o quiz�s lo hicieron de nuevo. El terror extrae del alma extra�os reconocimientos. La cara blanca del burl�n muestra cu�n poco, en su coraz�n, no cree en el Dios que desear�a haber rechazado. El hombre justo se hace repentinamente consciente de sus pecados. El blasfemo detiene sus juramentos y comienza a rezar. El mentiroso por una vez se encuentra diciendo la verdad.

2. Despierta el grito de un mediador. Por lo tanto, vemos que lleva a los hombres a enviar ministros o cristianos laicos a orar por ellos, o clamar por misericordia al Salvador oa los santos.

3. Pide votos y promesas. En sus estados de �nimo aterrorizados, los hombres est�n dispuestos a prometer cualquier cosa, lo que sea que crean que complacer� o propiciar� a Dios ( Deuteronomio 5:27). Se arrepentir�n, rezar�n, ir�n a la iglesia, har�n restituci�n por los errores, abandonar�n los vicios, etc.

III. LA INEFICACIA DEL TERROR COMO INSTRUMENTO DE CONVERSI�N. El terror, cuando se excita con solo ver el pecado, tiene sus usos. Rompe la corteza endurecida de la indiferencia, se adentra en la naturaleza y la prepara para la recepci�n de una mejor ense�anza. Pero el terror en s� mismo no puede cambiar el coraz�n. Es el mensaje de amor que solo puede exaltar, renovar y convertir verdaderamente. No la Ley, sino la cruz. La Ley solo es �til cuando se emplea como maestro de escuela para llevar a Cristo. Estos israelitas pronto olvidaron sus terrores, y en menos de cuarenta d�as se hab�an hecho un becerro de oro. Los terrores del carcelero ( Hechos 16:27) habr�an provocado la muerte, pero las palabras "Cree en el Se�or Jesucristo", etc. ( Deuteronomio 5:31), lo hicieron vivir de nuevo. JO

Deuteronomio 5:28, Deuteronomio 5:29

Los deseos de Dios para el bien del hombre.

Un destello, en medio de los terrores, de la Divina bondad y ternura.

I. DIOS ACOGE EN EL HOMBRE LAS HUELLAS M�S LIGERAS DE UNA DISPOSICI�N PARA VOLVER A �L. ( Deuteronomio 5:27.) Este rasgo en el car�cter Divino apenas es reconocido por nosotros como deber�a ser. Podemos dar por sentado que hasta que la conversi�n sea absolutamente completa, hasta que sea sincera y exhaustiva en todos los aspectos, no puede obtener ning�n favor a los ojos del Cielo. Las Escrituras ense�an, por el contrario, que Dios quiere reconocer en el hombre cualquier signo de volverse hacia s� mismo, y desear�a, al ofrecer est�mulos, madurarlos en una conversi�n completa ( 1 Reyes 21:27-11; Salmo 78:34-19; Jon�s 3:10).

II DIOS NUNCA EST� CONSCIENTE DE TODO LO QUE FALTA EN CORAZONES QUE NO SE ENTREG� COMPLETAMENTE A �L. Las profesiones de los israelitas no lo enga�aron. Conoc�a la superficialidad de sus estados de sentimiento. Todav�a les faltaba "una cosa" (Marco 11:21): la entrega total de sus corazones a �l. Tenemos el mismo discernimiento en el Nuevo Testamento ( Juan 2:25; Hechos 8:21; Apocalipsis 3:1; cf. 1 Reyes 15:3; Mateo 13:20, Mateo 13:21).

III. DIOS DESEA EN EL HOMBRE LA FUERZA DE CONVERSI�N QUE SOLO PUEDE ASEGURAR LA OBEDIENCIA, LA FELICIDAD Y LA PERSEVERANCIA. Lo que Dios desea en el hombre es la religi�n del coraz�n; esto tiene:

1. Su asiento en el coraz�n.

2. Su principio en el temor de Dios.

3. Su resultado en obediencia.

4. Su prueba en la perseverancia.

5. Su recompensa en la bendici�n.

Es el amor de Dios el que aqu� habla, pero tambi�n su justicia, que es necesariamente contraria a lo que es irreal, y desea ver triunfar la bondad. � J.O.

HOMILIAS POR R.M. EDGAR

Deuteronomio 5:1

El dec�logo.

Mois�s aqu� recuerda el pacto Sina�tico, y desea que los israelitas recuerden que, aunque se les dio principalmente a sus padres, tambi�n era aplicable a ellos. En muchos casos estuvieron presentes cuando eran ni�os, y fueron representados por sus padres. Mois�s habla con autoridad como mediador ( Deuteronomio 5:5) en la ocasi�n.

Hay las siguientes lecciones que se pueden aprender del Dec�logo, como se da aqu�:

I. EL PACTO SE BASA EN UNA ENTREGA MERCIFULAR. Dios le da su Ley a su pueblo despu�s de su liberaci�n de la esclavitud egipcia. Est� destinado a ser una regla de vida para aquellos que ya han sido redimidos. El evangelio precede a la Ley: Mois�s, el libertador, precede a Mois�s, el legislador; el Se�or fue conocido primero como la fuente de la libertad, y luego como la fuente de esa Ley dentro de cuyos l�mites se debe realizar la libertad.

II ESTA LEY CUBRE NUESTRAS RELACIONES CON DIOS Y EL HOMBRE.

1. Las leyes relacionadas con Dios. Estos abarcan los cuatro que vienen primero, es decir

(1) la ley contra el polite�smo o el ate�smo. Esta ley se rompe cuando vivimos "sin Dios en el mundo", atribuyendo a la suerte, la oportunidad o la fortuna lo que se debe a la providencia de Dios. Se rompe cuando nos adoramos a nosotros mismos, a la fama o a la ambici�n de los 'Diez Mandamientos' de Dale; La "Ley social de Dios" de Washburn; y 'Pensamientos sobre el dec�logo' de Crosby).

(2) La ley contra la adoraci�n sensual. Porque el segundo mandamiento se rompe en la medida en que nuestra adoraci�n no es "en esp�ritu y en verdad".

(3) La ley de la reverencia. Cualquier esp�ritu de familiaridad indebida que conduzca a la menor insignificancia ante Dios es una violaci�n de este tercer mandamiento.

(4) La ley del tiempo consagrado. Este cuarto mandamiento es un reconocimiento de que todo el tiempo es de Dios por derecho, y la s�ptima porci�n debe ser por obligaci�n especial. En Deuteronomio, el s�bado se basa, no en la creaci�n, como en �xodo, sino en la liberaci�n de Egipto. Cada gran providencia aumenta nuestra obligaci�n de reconocer a Dios. De ah� que el d�a del Se�or sea conmemorativo de la resurrecci�n de nuestro Se�or.

2. Las leyes relacionadas con el hombre. Estos abarcan los seis siguientes, por lo tanto:

(1) La ley de la familia. Este es el primer mandamiento con promesa ( Efesios 6:2).

(2) La ley del amor social. Porque debemos evitar no solo el asesinato, sino la ira imp�a de la cual es la manifestaci�n ( Mateo 5:22).

(3) La ley de la pureza social. Debemos ser puros en pensamiento, as� como en acto, como nuestro Se�or nos lo ha mostrado.

(4) La ley de honestidad. Esto debe estar a la vista de Dios y del hombre ( 2 Corintios 8:21).

(5) La ley de veracidad. Restricci�n de la lengua turbulenta ( Santiago 3:6, Santiago 3:9).

(6) La ley de la satisfacci�n. El frenar la codicia, que es idolatr�a ( Colosenses 3:5) .� R.M.E.

Deuteronomio 5:22-5

C�mo Mois�s se convirti� en mediador.

Los Diez Mandamientos fueron una comunicaci�n directa de Dios a Israel. Pero era demasiado para que sus almas pecaminosas y aterrorizadas se mantuvieran firmes, por lo que se insta a Mois�s a interponerse entre Dios y ellos, y ser el medio de comunicaci�n entre ellos. El Se�or aprob� el acuerdo e instal� a Mois�s en la oficina (cf. �xodo 20:18-2). Esta sugerencia-

I. EL GRITO POR UN MEDIADOR SURG� DE LOS TEMORES DE LOS HOMBRES. La gloria inmensa de Dios causa una impresi�n tan terrible en los corazones de los pecadores que claman instintivamente por mediaci�n. Es una necesidad de la humanidad cuando se despierta un verdadero sentido de la majestad y la pureza de Dios. Aquellos que cuestionan la necesidad de la mediaci�n realmente desean en el sentido debido de la majestad y gloria de Dios.

II LA OFICINA DE UN MEDIADOR NECESIT� MUCHAS PERSONAS NEGALES. Sin duda fue un gran honor conferido a Mois�s; pero tambi�n fue una gran carga. As� declar� sus propios miedos en las circunstancias. "Tuve mucho miedo y temblor" fue su testimonio sobre la experiencia en el monte. Adem�s, los cuarenta d�as de reclusi�n y ayuno, y todas las ansiedades y problemas concomitantes demostraron que sin duda no era una garant�a. Y estas pruebas de Mois�s solo tipifican d�bilmente la severa tensi�n y prueba llevada por Cristo, el �nico Mediador entre Dios y el hombre.

III. La mediaci�n era legal. Mois�s deb�a transmitir "los mandamientos, y los estatutos, y los juicios" de Dios al pueblo. Era did�ctico: su prop�sito era transmitir la verdad. Fue un oficio prof�tico, en consecuencia, que Mois�s recibi� en este caso. El sacerdote fue entregado a Aar�n, seg�n el principio de una "divisi�n del trabajo".

Y as�, Cristo es el gran Profeta mediador. Sali� del lugar secreto de Dios para transmitirnos lo que Dios es. Baj� del cielo. Testific� sobre cosas celestiales ( Juan 3:11). Y en la perfecci�n de la mediaci�n, encarnaba la verdad y pod�a decir: "Yo soy la verdad" ( Juan 14:6). Jes�s era una ley viva.

V. LA OBEDIENCIA DEBE RESULTAR DE LA MEDIACI�N. Toda la Ley era un "mandamiento con promesa". Esto se muestra en Deuteronomio 5:33. Los hijos de Israel deb�an comportarse obedientemente como hijos de Dios, y se dar�an cuenta en toda su amplitud de la promesa del quinto mandamiento. La Ley era una Ley de bienestar ( Deuteronomio 5:29). La obediencia era la condici�n de la prosperidad continua en la tierra. Y los mismos arreglos contin�an. La obediencia a la Ley de Dios todav�a asegura la promesa de la vida que es ahora, as� como de lo que est� por venir. No, por supuesto, que los santos son siempre pr�speros en este mundo; Si este fuera el caso, la santidad ser�a un negocio muy mercenario. Pero en igualdad de condiciones, la tendencia de la obediencia es el bienestar presente y el futuro. Dios no promete, sino amenaza, a los desobedientes. � R.M.E.

Deuteronomio 6:1

EXPOSICI�N

Deuteronomio 6:1

Algunos conectan esto con lo que precede, y lo toman como una especie de ep�logo del discurso precedente; pero m�s bien debe considerarse como una introducci�n a lo que sigue. Estando a punto de imponer a la gente los mandamientos que deb�an obedecer en la tierra en la que estaban a punto de entrar, Mois�s presenta esto con un anuncio general de lo que estaba a punto de entregar, y con una declaraci�n de la raz�n de tal liberaci�n, y de los beneficios que se derivar�an de la observancia de lo que deber�a ser ordenado.

Deuteronomio 6:1

Estos son los mandamientos. En hebreo es: Este es el mandamiento, es decir, la suma y la sustancia de la representaci�n divina; equivalente a "la Ley" ( Deuteronomio 4:44). "Los estatutos y juicios" (derechos) est�n en aposici�n al "mandamiento", y lo explican.

Deuteronomio 6:2

La raz�n de este anuncio de la Ley fue que la gente podr�a temer al Se�or, a fin de guardar todo lo que �l ordenaba, ellos y sus hijos, de generaci�n en generaci�n, y que de ese modo pudieran continuar por mucho tiempo en la vida y en el disfrute. de las ventajas derivadas de la tierra de la que estaban a punto de tomar posesi�n.

Deuteronomio 6:3

Dios hab�a prometido desde el principio a los patriarcas que har�a de su posteridad una gran naci�n ( G�nesis 12:1; G�nesis 17:6; G�nesis 18:18). Pero el cumplimiento de esta promesa estaba condicionado por su continuidad como pueblo en el temor de Dios y en la obediencia a su Ley. Todo, entonces, depend�a de que escucharan lo que Mois�s hab�a recibido la orden de ense�arles, y que observaran para hacerlo (cf. Le Deuteronomio 26:9, etc.). En la tierra, etc. Esto debe estar relacionado con la cl�usula, "para que te vaya bien y puedas aumentar poderosamente"; la tierra iba a ser el escenario y la esfera de su prosperidad y aumento. Algunos dir�an as�: "Como el Se�or Dios de tus padres te ha prometido una alabanza", etc. es decir, un lugar en el que puedes prosperar y crecer; el otro, sin embargo, es la construcci�n y renderizado m�s natural. De hecho, no hay preposici�n antes de "la tierra" en hebreo; pero nada es m�s com�n en ese idioma que el acusativo de un sustantivo que se usa adverbialmente para describir el lugar donde se hace algo. Leche y miel; emblema de fructificaci�n y dulzura (So Deuteronomio 4:11); Proverbialmente descriptivo de Cana�n, rico en pastoreo para reba�os, y abundante en flores de donde las abejas pod�an extraer miel (cf. �xodo 3:8, �xodo 3:17).

Deuteronomio 6:4

EL PRIMER Y GRAN MANDAMIENTO "En el temor de Jehov�, toda la obediencia verdadera est� arraigada ( Deuteronomio 6:2, Deuteronomio 6:3); porque este es el primer y m�s �ntimo hecho en la relaci�n de Israel y Jehov� ( Deuteronomio 5:26). Pero donde el temor supremo a Jehov� impide que los hombres se prepongan a s� mismos en oposici�n a Dios, no se detendr� ante esta renuncia a la voluntad propia, aunque esto viene primero como la forma negativa del tambi�n se muestran diez mandamientos, pero habr� una fusi�n del ser humano con la voluntad divina, y esto es amor, que es la condici�n adecuada de obediencia, como tambi�n lo indican los diez mandamientos ( Deuteronomio 5:10) "(Baumgarten).

Deuteronomio 6:4

Escucha, Israel: El Se�or nuestro Dios es un Se�or. Esta es una afirmaci�n no tanto de la monetaria como de la unidad y simplicidad de Jehov�, el Dios solo. Aunque Elohim (plu.), �l es uno. El hablante no dice: "Jehov� es solo Dios", sino "Jehov� nuestro Elohim es un Jehov�" (comp. Por la fuerza de ?????, �xodo 26:6, �xodo 26:11; Ezequiel 37:16). Entre los paganos hab�a muchos baales y muchos j�piter; y se cre�a que la deidad podr�a dividirse y comunicarse a muchos. Pero el Dios de Israel, Jehov�, es uno, indivisible e incomunicable. �l es el Absoluto y el Infinito, a quien solo se debe adorar, de quien dependen y a cuyo mandato todos deben rendir obediencia (cf. Zacar�as 14:9). No solo al polite�smo, sino al pante�smo, y a la concepci�n de una deidad localizada o nacional, se opone esta declaraci�n de la unidad de Jehov�. Con estas palabras los jud�os comienzan su liturgia diaria, ma�ana y tarde; la oraci�n expresa la esencia de su creencia religiosa; y es tan familiar para su pensamiento y discurso que, se dice, a menudo, durante la persecuci�n en Espa�a, fueron traicionados a sus enemigos por el enunciado involuntario de la misma.

Deuteronomio 6:5

Al �nico indivisible Jehov� se debe la devoci�n y el amor indivisos. De ah� el mandato: Amar�s a Jehov� tu Dios con todo tu coraz�n, y con toda tu alma y con todas tus fuerzas. El "coraz�n" es la naturaleza interna del hombre, incluidos sus futuros intelectuales, emocionales y cognitivos; el "alma" es la personalidad, toda la autoconciencia; y el "poder" es la suma de las energ�as, corporales y mentales. No por profesi�n, simplemente Jehov� debe ser amado; Todo el hombre, cuerpo, alma y esp�ritu deben ser entregados a �l con afecto santo y devoto. La �ltima letra de la primera palabra, y la �ltima letra de la �ltima palabra en este vers�culo son m�s grandes que el tama�o ordinario (majuscula), y como estos dos forman la palabra para testigo (??), los jud�os dicen que est�n escritos as� "para que todos sepan, cuando profesa la unidad de Dios, que su coraz�n debe ser atento y desprovisto de cualquier otro pensamiento, porque Dios es testigo y lo sabe todo".

Deuteronomio 6:6, Deuteronomio 6:7

Donde el verdadero amor a Dios existe en el coraz�n, se manifestar� en relaci�n con su voluntad y con el cumplimiento diligente de sus mandamientos. Por lo tanto, sus palabras deb�an estar no solo en la memoria de las personas, sino tambi�n en su coraz�n (cf. Deuteronomio 11:18), para que pudieran estar siempre presentes en el pensamiento y la voluntad. Tambi�n deb�an ser inculcados a sus hijos y ser objeto de conversaci�n en todas las ocasiones apropiadas entre ellos, los miembros de su hogar e incluso sus asociados ocasionales. Les ense�ar�s diligentemente a tus hijos; literalmente, los agudizar�s ante tus hijos, los imprimir�s sobre ellos, los enviar�s como un arma afilada.

Deuteronomio 6:8

Las palabras de Dios deb�an estar ligadas a una se�al [un memorial o directorio] en tu mano, el instrumento de actuaci�n, y estar como frontales [filetes o bandas] entre tus ojos, los �rganos de direcci�n para caminar o moverte, y as� en la frente, la c�mara de pensamiento y prop�sito; y deb�an inscribirlos en los postes de sus casas y en sus puertas. El significado de esto es que estaban constantemente y en todas partes para tener estos mandamientos del Se�or a la vista y en mente, a fin de observarlos sin desviarse. Sin embargo, parece haber sido una costumbre ampliamente prevaleciente entre los antiguos pueblos orientales llevar consigo sus pergaminos de pergamino o alg�n otro material, sobre el cual se escrib�an oraciones de importancia moral o religiosa; y tales oraciones tambi�n sol�an inscribirse en lugares visibles de sus viviendas; usos a�n por encontrar entre los musulmanes (ver Wilkinson, 'Ancient Egyptians', 3.364; Lane, 'Modern Egypt', 1.358; Russell, 'Nat. Hist. of Aleppo;' Thomson, 'Land and the Book,' 1.216) , y el �ltimo de los cuales no era del todo desconocido entre las naciones occidentales (cf. Virgil, 'Georg.' Lev�tico 26, etc.), de los cuales todav�a se pueden ver rastros en Suiza, Alemania y en la antig�edad casas en Inglaterra y Escocia. Esta costumbre se origin�, probablemente, en un deseo de tener los sentimientos inscritos siempre en mente; pero en su mayor parte, estas inscripciones llegaron a considerarse amuletos o amuletos, cuya presencia en la persona o en la casa era una protecci�n contra las malas influencias, especialmente las que eran sobrenaturales. Los jud�os siguieron esta costumbre; y lo consideraron autorizado por el mandato de Mois�s en este pasaje. Tomando sus palabras literalmente, ten�an su t�t�photh y su mezuzah, la primera de las cuales, las filacterias del Nuevo Testamento, eran tiras de pergamino, sobre los cuales los pasajes de la Ley ( �xodo 13:2, �xodo 13:11-2; Deuteronomio 6:4, Deuteronomio 6:13-5) fueron escritos, y estos, encerrados en una caja, estaban atados en la frente y la mu�eca izquierda, y los fieles los usaban en las oraciones ; este �ltimo un trozo de pergamino, en el que estaban escritos ciertos pasajes de la Escritura ( Deuteronomio 6:4; Deuteronomio 11:13-5), y que, encerrado en una ca�a o cilindro, estaba fijado a la derecha -puerta de la puerta de cada habitaci�n de la casa (ver arts. 'Mezuzah' y 'Phylacteries' en Kitto's 'Biblical Cyclopedia,' 3rd edit.).

Deuteronomio 6:10-5

Cuando los israelitas estaban a punto de entrar en posesi�n de una tierra rica y f�rtil, donde todo para su alojamiento y comodidad ya estaba provisto para ellos, exist�a el peligro de estar tan absortos con sus nuevas posesiones como para olvidar al Se�or y a su trato amable con ellos. Por lo tanto, se les advierte aqu� sobre el peligro al que estar�an expuestos de este modo. Casa de la esclavitud ( �xodo 13:3).

Deuteronomio 6:13-5

Temer�s al Se�or tu Dios. El temor del Se�or, ese temor reverente que es similar al amor, es el comienzo de la sabidur�a y el fundamento de la piedad; donde est� en el coraz�n conducir� a servir al Se�or en santa obediencia; y aquellos en quienes habita jurar�n por su Nombre, reconociendo su presencia y omnisciencia, y sin atreverse a afirmar nada m�s que lo que saben que es verdad. Por lo tanto, creyendo realmente en Dios y vener�ndolo con reverencia, los israelitas tendr�an cuidado de no perseguir a otros dioses, ni de dar a ning�n objeto ese homenaje que se debe solo a Jehov�, sabiendo que esto no lo soportar� ni sufrir� impunemente; porque �l es un Dios celoso, y los que lo deshonran lo destruir�n ( �xodo 20:5; Deuteronomio 4:24, etc.). Por lo tanto, tambi�n se les debe evitar murmurar contra Dios y, por lo tanto, tentarlo, ponerlo a prueba y poner en duda su presencia y su poder, como lo hab�an hecho en Massah ( �xodo 17:1). Sin este principio religioso genuino no habr� adoraci�n sincera, ni reverencia verdadera, ni obediencia real, a Dios. Pero donde esto mora en el coraz�n, influir� en toda la vida, de modo que los mandamientos de Dios se guardar�n diligentemente, y se har� lo que es bueno y justo a su vista.

Deuteronomio 6:19

Para expulsar, etc .; m�s bien, para el enroque de, etc. El infinito, aqu� expresa la realizaci�n de la acci�n insinuada en las palabras, "para que te vaya bien" (cf. �xodo 23:27, etc .; �xodo 34:11).

Deuteronomio 6:20-5

El mandato de ense�ar las palabras del Se�or a los ni�os ( Deuteronomio 6:7) se explica aqu� en gran medida. Cuando sus hijos les preguntaron el significado y la raz�n de los mandamientos e institutos que observaron, deb�an mostrarles lo que el Se�or hab�a hecho por su pueblo al sacarlos de Egipto y establecerlos en Cana�n, y c�mo los hab�a ordenado. todos estos estatutos para que puedan temer a Jehov� su Dios por su bien siempre, y por su preservaci�n y seguridad.

Deuteronomio 6:22

Signos y maravillas (cf. Deuteronomio 4:34).

Deuteronomio 6:25

Y ser� nuestra justicia; literalmente, y la justicia ser� para nosotros, es decir, seremos justos por Dios si observamos hacer todo lo que �l ha ordenado (comp. Romanos 10:5; Romanos 6:16; Filipenses 3:6). Ante el Se�or, es decir, no solo a su vista, sino de acuerdo con su juicio, para ser aprobado por �l (cf. Salmo 56:13; Salmo 116:9).

HOMIL�TICA

Deuteronomio 6:1

La obediencia a Dios conducente al bien supremo.

El Se�or Dios hab�a lanzado al mundo una nueva naci�n, la base de cuya constituci�n era espec�ficamente religiosa. La adoraci�n, el miedo y el servicio del �nico Dios vivo y verdadero eran los deberes principales impuestos a la gente, sin los cuales no se aceptaba ante �l ninguna moralidad desnuda entre el hombre y el hombre. En este p�rrafo, sin embargo, no obtenemos indicaciones del deber que no se hayan incluido previamente en los diez mandamientos. �Como podemos? Todo el deber estaba cubierto por ellos. A�n as�, las mismas verdades siempre se lanzan a formas frescas y nuevas. Las leyes primarias del deber no son muchas; pronto pueden ser contados. �Pero necesitamos "l�nea por l�nea, precepto por precepto", para que los mismos preceptos que quiz�s consideremos comunes puedan ser grabados en nuestros corazones, y se conviertan en poderes vivos! En los tres vers�culos que tenemos ante nosotros, los deberes ordenados se resumen en una frase, el mandamiento ( Deuteronomio 6:1: la palabra es singular e incluye en su significado tanto estatutos como juicios). Cuatro expresiones muestran c�mo se debe guardar "el mandamiento".

1. Debe haber un temor del Se�or; Un miedo basado en la confianza, no en la desconfianza.

2. Los nombramientos divinos deben ser la regla de la vida.

3. La crianza y el entrenamiento de la familia deben estar en total armon�a con ellos.

4. Esta lealtad familiar a Dios debe ser continua e inquebrantable: "todos los d�as de tu vida". Y en riqueza y variedad de dicci�n, el legislador se�ala que en esta lealtad de ser Israel encontrar�a su bienestar. De donde obtenemos el tema de nuestra homil�a actual: que nuestros intereses m�s elevados est�n asegurados por el cumplimiento de los mandamientos divinos. Observar-

I. Se supone que los hombres no ser�n insensibles a la pregunta: "�QU� SER� M�S RENTABLE PARA NOSOTROS?" De hecho, consideran que la medida de ganancia que probablemente se acumule, es algo que regula sus movimientos. Tampoco hay censura alguna sobre esto en ninguna parte de la Palabra de Dios. De hecho, incluso nuestro propio Salvador apela a consideraciones de beneficio en Mateo 16:25, Mateo 16:26. Tambi�n lo hace el ap�stol Pablo en 1 Timoteo 4:8. La obra del amor propio se reconoce sin reprensi�n en la Ley: "Amar�s a tu pr�jimo como a ti mismo"; e incluso est� remotamente ordenado en las palabras: "No te hagas da�o". La distinci�n entre el amor propio y el ego�smo est� muy decidida, pero se nota muy poco. El ego�smo es tener en cuenta nuestros propios intereses a diferencia de los de los dem�s; El amor propio tiene en cuenta nuestros propios intereses en armon�a con los de los dem�s. El primero es pecaminoso; el segundo es legal; s�, m�s, luchar contra nuestros m�s altos intereses estar�a mal. Podemos objetar a la m�xima que "la utilidad es la base de la virtud", y con raz�n, si la "utilidad" se toma en el aspecto ego�sta de la misma. Pero si por "utilidad" queremos decir "la tendencia a promover el bien m�s alto en la esfera m�s amplia, para todos los tiempos", entonces la m�xima se eleva a un nivel superior y se vuelve al menos pr�cticamente saludable, incluso si puede ser objetada a por razones filos�ficas. Si, entonces, solo tenemos una visi�n correcta y b�blica de cu�les son nuestros intereses m�s altos, es legal para nosotros, e incluso vinculante para nosotros, tener un respeto por ellos; y es al deseo en esa direcci�n que el pasaje ante nosotros hace su llamamiento.

II AQU� SE MUESTRA QUE HAY UN CURSO DE VIDA QUE DIOS NOMBR� PARA NOSOTROS. Las citas de Dios para nosotros se especifican aqu�. Debemos "temer al Se�or". Evidentemente, esto debe ser un miedo, no de temor, sino de amor; para ver 1 Timoteo 4:5. En Salmo 130:4 leemos: "Pero hay perd�n contigo, para que puedas ser temido". Dios perdona, y as� quita el miedo al ofensor, para que el miedo a ofender pueda tomar su lugar. Hay que temer al pecado, pero no a Dios. El miedo debe estar cubierto de ternura y alegrarse de alegr�a (Salmo 33:1). Vea las frases en esta secci�n, incluso tocando en su pathos: "Dios, tu Dios", "el Dios de tus padres". S�, es nuestro propio Dios quien establece nuestras reglas de vida, y con toda la fuerza de su tierno amor nos ganar�a a la obediencia.

III. EN LA SIGUIENTE FORMA NOMBRADA POR DIOS, ASEGURAMOS NUESTRO PROPIO BIEN M�S ALTO. (Salmo 130:2, Salmo 130:3.) Los elementos del bien que garantiza la obediencia son:

1. paz. Observamos anteriormente que el temor de Dios, que estamos llamados a apreciar, se basa en la confianza. La forma cristiana de esto es confiar en el Se�or Jesucristo en todos los aspectos en los que nos es revelado como nuestro. El efecto de esto se nombra en Romanos 5:1. Entonces habr� paz de conciencia (ver Isa�as 32:17; Filipenses 4:6, Filipenses 4:7; Mateo 11:29).

2. Armon�a. Nuestra naturaleza estar� de acuerdo cuando lo que somos y hacemos corresponde a lo que deber�amos ser y hacer. No habr� cisma entre el juicio y los afectos.

3. Salud. En igualdad de condiciones, el hombre que sea m�s obediente a las leyes de Dios tendr� la mejor salud en cuerpo, alma y esp�ritu. La tranquilidad y la facilidad de un sonido y una constituci�n bien equilibrada ser�n suyas. Por lo tanto:

4. La continuaci�n ser� parte de la recompensa: "que tus d�as se prolonguen" (ver Salmo 91:16; cf. Efesios 6:3; Salmo 36:9, 28, 34). Las formas en que se mostrar�n las recompensas de la lealtad a Dios son muy variadas. El individuo encontrar� que la piedad tiene "promesa de la vida que es ahora y de lo que est� por venir". La familia encontrar� que "�l bendice la habitaci�n de los justos". La ciudad encontrar� que guardar los mandamientos de Dios es una de las cosas "que pertenecen a su paz". Y "la naci�n justa que guarda la verdad" encontrar� que "la salvaci�n que Dios designa para muros y baluartes" (ver Isa�as 26:1, Isa�as 26:2; Isa�as 48:17). Es una instancia notable de la condescendencia divina para modelar las formas de pensar, sentir y actuar, que nuestro Dios debe inclinarse para ense�arnos lo que es rentable para nosotros, y que debe dignificarse en misericordia para recompensar con honor y paz a los que temen �l (Salmo 62:12). Al encontrarnos misericordiosamente en el terreno bajo en el que con demasiada frecuencia buscamos ganancias, Dios nos elevar�a a la plataforma m�s alta de un amor y olvido y amor puro, autodestructivo, en el que nos contentamos con no ser nada, para que Dios sea todo en todos. Para observar

IV. LAS EXCEPCIONES APARENTES DE ESTA REGLA SON EXCEPCIONES SOLO EN APARIENCIA. A veces, la obediencia a Dios puede ser acompa�ada con una cantidad inusual de aflicci�n o persecuci�n. Tomar, p. la lista de objetos a los que se hace referencia en Hebreos 11:32. �Podemos decir que fue para su "beneficio" servir a Dios? Ciertamente podemos. Por:

1. Por su resistencia se convirtieron en testigos de Dios, y sirvieron a su generaci�n de la manera que m�s hubieran deseado si hubieran visto lo que Dios ve.

2. Sus aflicciones fueron los medios para purificar sus personajes, fortalecer sus principios y madurar sus virtudes.

3. En medio de todo, Dios era �l mismo para ellos "su gozo supremo"; y lo que ten�an en �l era, incluso en la tierra, una amplia recompensa por todo lo que hab�an sufrido por �l.

4. Respetaron la recompensa de la recompensa ( Hebreos 11:10, Hebreos 11:16, Hebreos 11:26).

5. Sus sufrimientos se olvidaron hace mucho tiempo en el resto del estado invisible donde est�n "heredando las promesas" ( Hebreos 6:12). Ten�an fe para creerles y paciencia para esperarlos, y ahora han entrado en "el resto". �Qui�n necesita desear cambiar su suerte para la carrera m�s fluida y pr�spera de un hombre "sin Dios en el mundo"? La virtud puede parecer por un tiempo "tener lo peor", pero "los que son perdedores de Dios nunca ser�n perdedores de �l al final".

V. SE ESPERA QUE LA OBEDIENCIA ES EL RESULTADO DE UNA FE INTELIGENTE Y CULTURA, Y NO DE UNA CIEGA. Hebreos 11:1, "El Se�or tu Dios mand� a ense�arte". En ninguna parte tiene el adagio, "La ignorancia es la madre de la devoci�n", menos garant�a que en la Palabra de Dios. Los sacerdotes de una fe espuria o extranjera pueden inculcar sumisi�n ciega. No as� ninguno de los escritores inspirados, ya sean legisladores, profetas o ap�stoles. Deb�an ense�arse a los hombres no solo lo que Dios requer�a, sino tambi�n por qu� lo requer�a, para que pudieran rendirle el homenaje de un coraz�n acelerado para amar a trav�s de la verdad que lleg� a la comprensi�n y "se recomend� a la conciencia de cada hombre". Dios apela a la raz�n ( Isa�as 1:18).

Deuteronomio 6:4

La verdad y la piedad se perpetuar�n por medio del entrenamiento en el hogar.

En este p�rrafo, el legislador anciano ensaya la suma y sustancia de la Ley que hab�a entregado, y muestra qu� provisi�n Dios hab�a hecho en la estructura de la sociedad para el mantenimiento y la perpetuaci�n de la verdad y la piedad. Es f�cil ver cu�n incompleto habr�a sido su trabajo, si no hubiera sido guiado a prever su perpetuaci�n despu�s de su muerte. Indudablemente, Dios se propone usar varios tipos de trabajadores en su campo. Algunos pueden, como Whitefield, causar una gran impresi�n mientras su oratoria se balancea a miles y decenas de miles. Otros pueden ser como Wesley, que no solo conmovi� a la gente durante una generaci�n por su poder de p�lpito, sino que tambi�n prepar� el camino con su habilidad organizativa para una gran instituci�n que deber�a durar siglos. Ahora, no nos corresponde menospreciar a un hombre porque no hace el trabajo de otro, sino que es cierto que, si las dem�s cosas son iguales, no hay comparaci�n entre el poder de un hombre cuya influencia sentida desaparece con su vida. , y la de aquellos cuyas obras lo siguen, en las producciones de su pluma o en las creaciones de su habilidad para construir. Nuevo, no fue por alguien como Aar�n, por muy elocuente que fuera, que deb�a garantizarse la continuidad de la fe y la vida hebreas. No nos da prueba de estabilidad o de ese tipo de poder que asegura su propia reproducci�n. Eso se encontr� en Mois�s, un hombre naturalmente lento en el habla, quien, a pesar de sus brotes ocasionales de vehemencia, todav�a era un l�der paciente, sabio y fiel, por cuyo genio pr�ctico se hizo provisi�n para la permanencia de las ordenanzas religiosas y la vida de Israel. . Movido por el Esp�ritu Santo, llam� a la existencia a esas grandes instituciones de adoraci�n y ense�anza, por medio de las cuales incluso nosotros hasta el d�a de hoy estamos sintiendo los impulsos que comenzaron desde el Monte Sina�. En los seis vers�culos que tenemos ante nosotros, tenemos lo que se puede llamar un triple nombramiento de Dios, que en todas sus caracter�sticas esenciales est� tan vigente ahora como siempre. Proponemos estudiarlo, no tanto en su aspecto hist�rico y local, como en su relaci�n con nosotros y con todos los hombres de todos los tiempos.

I. AQU�, EN LA PARTE POSTERIOR DE LA VIDA NACIONAL, SE ESTABLECE LA EXPRESI�N DE UNA TEOLOG�A CONDENSADA. "El Se�or nuestro Dios es un Se�or". Hubo un momento en que este vers�culo fue citado en la controversia sociniana como prueba de la unidad de Dios, en contra de los trinitarios, aunque en realidad no tiene ninguna relaci�n con el asunto. Se refiere, no a la naturaleza del Ser Divino en s� mismo, sino que se opone a las creencias con las que Israel hab�a estado rodeado, de "se�ores muchos y dioses muchos". A diferencia del polite�smo, declara que solo hay un Gran Supremo, que es el Se�or del cielo y de la tierra. Y esta no es la base de la fe de Israel solamente, sino tambi�n de la nuestra. Sabemos m�s de Dios que los hebreos, pero conservamos lo que sab�an. En el ate�smo, las naturalezas intelectuales m�s elevadas nunca pueden descansar. El de�smo se enfr�a. El pante�smo ignora la personalidad. El Dios de la Biblia, como se nos revela, satisface los antojos de intelecto y coraz�n. En Jesucristo, Dios se "manifiesta" como en ning�n otro lugar. Tampoco debemos dejar de lado la palabra conmovedora, "el Se�or nuestro Dios". Tenemos un Dios y un Padre de todos, para quienes lo vasto y lo minucioso son igualmente distintos, y por cuya mano ambos se mueven con la misma facilidad; quien, mientras hace rodar las estrellas, puede llevar bajo su amor especial refugio a la viuda y al hu�rfano; quien escucha el gemido del hu�rfano y seca la l�grima que cae. Es nuestro privilegio inestimable saber que infinitamente sobre nosotros, combinado con un brazo de gran poder, hay un coraz�n de amor m�s tierno, cuya gran preocupaci�n es curar las heridas, secar las l�grimas y borrar los pecados de un sangrado. , llorando, mundo manchado de culpa! �Qu� revelaci�n es esto para nuestra raza! �Bien podr�a Mois�s decirle a Israel "escuchar"! �Seguramente este �nico mensaje para el hombre, que hay un Dios redentor a quien �l puede llamar suyo, es nuestro evangelio, nuestra vida, nuestro gozo, nuestra corona!

II FRENTE A LA TEOLOG�A CONDENSADA, TENEMOS AQU� LA RELIGI�N CONDENSADA. ( Deuteronomio 6:5.) La verdad fundamental de la teolog�a es ser fruct�fero en la piedad pr�ctica. La revelaci�n de Dios de s� mismo al hombre est� destinada a ser un poder redentor en el hombre. El hombre tiene coraz�n, alma, fuerza, comprensi�n, emoci�n, voluntad, energ�a. Dios no tendr�a cisma en nuestro ser. Nuestras variadas partes y poderes deben estar en sinton�a. No es necesario que presentemos el triste espect�culo del coraz�n yendo hacia un lado, mientras que el deber y la conciencia apuntan hacia otro. Adem�s de la disipaci�n de la fuerza que eso implica, �qu� reproche y odio a s� mismo debe garantizar tal discordia interna! Ahora, tenemos una facultad interna, incluso la del amor, que est� destinada a gobernar, y de hecho gobierna, al hombre. Seg�n el amor, as� piensa el intelecto, la emoci�n siente, la voluntad decide, la vida se mueve. Nuestro texto dice: �que el amor se concentre en un gran objeto: Dios! D�jelo tener todo (vea Deuteronomio 10:12; Deuteronomio 11:1, Deuteronomio 11:13, Deuteronomio 11:22; Deuteronomio 19:9 ; Deuteronomio 30:16). Ni siquiera en el Nuevo Testamento tenemos un mandamiento mayor que este ( Mateo 22:37). "El amor de Dios que exige el evangelio es m�s intenso y cordial que el que exige la Ley de Mois�s a los israelitas, de acuerdo con el desarrollo gradual del amor de Dios mismo, que se mostr� en una forma mucho m�s grandiosa y gloriosa. el regalo de su Hijo unig�nito para nuestra redenci�n que en la redenci�n de Israel de la esclavitud en Egipto "(Keil). Por lo tanto, la teolog�a y la religi�n est�n estrechamente relacionadas: Dios, tal como se nos revel� en Cristo, es la teolog�a; nuestro amor respondiendo a Dios, eso es religi�n. Sin el primero, �en qu� podr�a la facultad religiosa encontrar un objeto apropiado? �Sin el segundo, el amor infinito es defraudado de sus derechos! A�n as�, una tercera pregunta sigue naturalmente: dado que en este entrelazamiento de teolog�a y religi�n, ambos hemos interpretado el significado y ambos nos hemos dado cuenta de sus objetivos, �qu� medios se pueden idear para garantizar la preservaci�n de ambos generaci�n tras generaci�n?

III. AQU� HAY UN ARREGLO ESPECIAL DIVINAMENTE NOMBRADO, PARA CONSERVAR Y PERPETAR AMBOS.

1. Aqu� se supone que el hogar es un centro en el que las fuerzas conservadoras de la verdad y la piedad deben ser conservadas. Qu� principio tan profundo indica Mois�s aqu�, a saber. �Que una naci�n ser� buena o mala de acuerdo con su vida hogare�a! �Maravilloso! que una naci�n naciente deber�a, al comienzo, tener esta verdad profundamente grabada en sus estatutos; �nuestra tierra ser� como son nuestros hogares!

2. En el hogar, nuestro Dios mira al padre para darle su car�cter, tono e influencia. La fe religiosa de un ni�o es, en un sentido alto y santo, elegida para �l por anticipaci�n, por aquellos que estaban en Cristo antes de "�l".

3. Las verdades mencionadas en las secciones 1 y 2 deben estar en el coraz�n de los padres, para que puedan ser derramadas nuevamente de all� como r�os de agua viva. De ah� la palabra en Deuteronomio 6:7, "las agudizar�s"; Al salir del santuario de un alma viviente, deben ser precisas, r�pidas y respirando verdades.

4. Por una variedad de formas, el padre debe ver el esp�ritu de su hijo temprano saturado con las verdades de Dios.

(1) Al hablar de ellos, dentro y fuera de la casa ( Deuteronomio 6:7).

(2) Exponi�ndolos, no solo en el sentido literal (ver art. 'Phylacteries' �), sino en uno espiritual m�s elevado.

(3) Escribi�ndolos ( Deuteronomio 6:9; ver art. 'Mezuzah' �). Por lo tanto, el ni�o debe ser el primero en ser considerado como el hijo de Dios, en ser entrenado para �l. Debe recibir la Palabra de Dios a trav�s de las v�as del ojo, el o�do, el intelecto y el coraz�n. La verdad divina debe estar siempre delante de �l, d�a y noche, dentro y fuera. Aquellos que lo dieron a luz y que lo aman m�s, deben moldear su joven vida para Dios; �l debe crecer como la posesi�n leg�tima del Se�or, con el punto de vista de su posterior dicho, en el esp�ritu de entrega devota, "�Yo soy del Se�or!" ( Isa�as 44:5).

Nota: lo que era esencial en los d�as de Mois�s, en el entrenamiento de los hijos de Dios como medio para proteger a una naci�n, ahora no es menos necesario ( Efesios 6:4). Cuanto m�s se ampl�a el rango del aprendizaje humano, m�s necesario debe ser dirigido correctamente; de lo contrario, cuanto mayor sea el logro, mayor ser� el peligro.

Deuteronomio 6:10-5

�Peligros por delante! �Tener cuidado!

El pron�stico de Mois�s se dirige aqu� a un per�odo en el que Israel habr�a tomado posesi�n de la Tierra Prometida ( Deuteronomio 6:10). All�, su liberaci�n ser�a completa y completa. Ya no ser�an errantes por aqu� y por all�, sino que ser�an ocupantes de una tierra que llamar�an suya. Ni de la naci�n a la que alguna vez estuvieron esclavizados, ni de aquellos a los que fueron llamados a suplantar, �ya no temer�an m�s! Y, sin embargo, a lo largo de este p�rrafo hay una voz de advertencia, �como si el peligro los atendiera todav�a! Ser�a as� Pero el peligro ser�a desde adentro y no desde afuera: "Cuando hayas comido y est�s lleno; entonces ten cuidado para no olvidarte del Se�or", etc. De ah�, observa:

I. �NINGUNA CANTIDAD DE PROSPERIDAD EXTERNA PUEDE ENTREGAR UN HOMBRE DE S� MISMO! Para cuando se alcanzara el estado de calma, que se indica aqu�, dejar�a de existir peligro por parte de enemigos hostiles, al menos por un tiempo; pero habr�a peligros de otro tipo, que los atender�an incluso en la Tierra Prometida. Si Israel pudiera haberse dejado atr�s, hubiera sido de otra manera; �pero Ay! ir a donde puedan, deben forzosamente llevarse consigo, con toda su responsabilidad de errar, toda la propensi�n al pecado y toda la tentaci�n de dudar o enorgullecerse. �Y no todas las lanzas y hondas de guerreros podr�an poner a la gente en peligro como la corrupci�n de sus propios corazones! Y as� es con nosotros ahora y siempre. Nos llevamos con nosotros a todas partes; No podemos escapar. En el coraz�n de cada uno hay una "ra�z de amargura", "una ra�z que lleva hiel y ajenjo"; y que las circunstancias terrenales sean tan justas, f�ciles y agradables como puedan, sin embargo, a menos que prestemos atenci�n al peligro interno, pueden hacer muy poco para garantizar nuestra paz. Y aqu� radica el gran error del monacato, como incluso Agust�n record� a sus oyentes. Les dijo que era en vano que intentaran huir del mundo para escapar de la corrupci�n, porque donde sea que se encuentren llevar�an el mal dentro de ellos. Nunca nos dejemos mirar solo a las circunstancias externas para asegurar todo nuestro descanso. Ni siquiera un mundo perfecto podr�a traernos eso, a menos que primero seamos perfectos.

II HAY TRES PELIGROS ESPECIFICADOS AQU� A LOS QUE LA PROSPERIDAD PUEDE EXPONERNOS.

1. La primera es la de "olvidar al Se�or" ( Deuteronomio 6:12). Cuando aumentan los campos, los vi�edos y los olivos, y nuestra copa se desborda, entonces podemos perder de vista a aquel a quien se lo debemos todo; y esto no solo en la recepci�n sino en el uso de los mismos (cf. Oseas 10:1). Demasiado aptos para decir en nuestro orgullo: "Mi r�o es m�o; lo he hecho por m� mismo". As� tambi�n, podemos dejar que nuestros placeres oculten a nuestro Dios de la vista, y pensar solo en las misericordias, mientras nos olvidamos de glorificar a Dios en el uso de ellas. Tampoco es un mal inusual que los hombres est�n tan concentrados en el disfrute de las comodidades de este mundo, como para olvidar casi o por completo ese mundo superior para el que est�n obligados a vivir, y esa vida futura en la que todos pronto deben entrar.

2. Otro peligro indicado es el de la tolerancia indebida de las idolatr�as que los rodeaban ( Deuteronomio 6:14). Un efecto de la prosperidad es la tranquilidad; y que, a menos que se controle y se proteja, se degenerar� en una falta de principios, por lo que, al amparo de la suavidad y la amabilidad, el respeto por las convicciones de los dem�s puede ser sustituido por el hecho de que no tengamos nuestras propias fuertes. Nada es m�s com�n que ver el engrandecimiento mundano acompa�ado por el deterioro de la sensibilidad moral.

3. Un tercer peligro especificado es el de "tentar al Se�or" cuando la prosperidad se encuentra con un cheque. Este parece ser el peligro indicado en Deuteronomio 6:16, por una referencia a "Massah" (ver �xodo 17:2). En este lugar de estad�a hab�a falta de agua. La gente murmur�. Tentaron al Se�or y dijeron: "�Est� el Se�or entre nosotros o no?" �Como si dejaran de creer en la presencia de Dios con ellos, en el momento en que los hizo sentir su dependencia de �l! �Extra�a perversidad! Sin embargo, �c�mo nos gusta! El curso de la prosperidad mundana casi nunca transcurre con absoluta suavidad durante muchos a�os juntos. Y la voluntad propia engendrada y fortalecida en tiempos de tranquilidad lleva a los hombres a quejarse y a quejarse amargamente en el momento en que esa facilidad recibe un cheque. En tiempos de prosperidad, los hombres olvidan a Dios, y luego, cuando llega la adversidad, a menudo se quejan como si Dios los hubiera olvidado. �Cu�nto ve Dios, incluso en las personas que toma por su propio cuidado especial, para poner a prueba su paciencia y probar su amor sufrido!

III. A MANERA DE GUARDARLOS ANTES DE ESTOS PELIGROS, MOISES MUESTRA A ISRAEL LOS DEBERES QUE DEBEN OBSERVAR DILIGENTEMENTE.

1. Deben temer solo al Se�or ( Deuteronomio 6:13).

2. Solo deben jurar por �l (ver LXX. Y Mateo 4:10), es decir, apreciar una profunda reverencia por �l como el Autor de todas las misericordias, y como el �nico Regulador de sus vidas. El honor de su nombre es ser supremo.

3. Deben dar el afecto supremo del coraz�n a Dios, para que no provoquen sus celos ( Deuteronomio 6:15).

4. Deben servirle por obediencia constante ( Deuteronomio 6:18). Mediante el reconocimiento constante de estos cuatro deberes, har�n mucho para evitar ceder ante los peligros que conlleva su creciente riqueza y facilidad. El mal se contrarresta con mayor �xito mediante la b�squeda positiva y sincera del bien opuesto.

IV. SI ESTOS DEBERES SE DESCARGARON LEALMENTE, LA PROSPERIDAD Y LA RIQUEZA ESPIRITUAL DE LA TIERRA IR�AN JUNTOS. Deuteronomio 6:18, "Para que te vaya bien", etc. Si nuestras circunstancias terrenales son ayudas u obst�culos para Dios, depender� mucho m�s de lo que les traiga que de lo que nos traigan. . Y, sin embargo, por el lado de esta vida, las cosas pueden favorecernos y las circunstancias se hacen m�s amigables, es solo cuando nos ayudan a servir mejor a Dios que realmente son bendiciones para nosotros: est� "bien" con nosotros solo cuando Dios est� bien complacido con nosotros. Mois�s hizo tanto hincapi� en el mantenimiento de la lealtad inquebrantable hacia Dios, que insin�a que la posesi�n de la tierra est� asegurada para ellos solo en la medida en que sean fieles a su Gran Libertador ( Deuteronomio 6:18, Deuteronomio 6:19).

V. DESDE EL TIEMPO DE MOSES, ESTE P�RRAFO SE HA CONVERTIDO MUCHO M�S SAGRADO EN NOSOTROS, POR EL USO QUE NUESTRO SALVADOR HIZO DE �L EN UN TIEMPO DE M�S TENTACI�N. Nunca se debe olvidar que nuestro Se�or repeli� al tentador con las palabras "est� escrito", etc. De los tres pasajes utilizados como armas para la incomodidad del maligno, dos se toman de este mismo p�rrafo (ver Mateo 4:7, Mateo 4:10). Para que tengamos la garant�a de usarlo como nuestra armer�a de donde podemos traer los dardos que har�n huir al tentador. Estos preceptos no pueden ser necesarios por nosotros menos que por el Hijo del hombre. De �l aprendamos un uso de la Palabra Divina que puede servirnos en mil asaltos al destructor. Porque hasta que hagamos esto, no podemos descubrir los variados usos a los que podemos poner la Palabra de Dios en la lucha real de la vida. Nosotros, como nuestro Maestro, tenemos que ser perfeccionados a trav�s del sufrimiento. Ahora podemos sufrir de necesidad, hambre y privaci�n; y en otro momento todos los reinos del mundo, en un momento dado, pueden ser puestos ante nosotros para deslumbrar por su resplandor. Necesitamos llevarnos toda la armadura de Dios, para que podamos estar en el d�a malo, y haber hecho todo lo posible para estar de pie. Vaya donde sea que podamos, dejemos que nuestro entorno sea f�cil y pr�spero como sea posible, los peligros nos atender�n en todas partes, hasta que crucemos la puerta nacarada a trav�s de cuyo umbral el pecado nunca llega. En un momento puede ser que la adversidad nos haga inquietos y aptos para tentar al Se�or, y luego en otra prosperidad puede hacernos perezosos, y una indiferencia pecaminosa puede adormecernos. Nuestros principales peligros son de dentro. Pero aqu�, en este Libro sagrado, hay promesas que nos alegrar�n cuando est�n ca�dos, y advertencias que nos animen cuando sean lentos. Aqu� hay un arsenal de donde podemos buscar nuestras armas, y un almac�n de donde podemos sacar nuestros suministros. �S�, en este maravilloso carcaj hay flechas que ser�n afiladas en los corazones de los enemigos del Rey, que las atravesar�n hasta su ca�da!

Deuteronomio 6:20-5

El valor de la historia en la ense�anza parental.

La Biblia es preeminentemente un libro familiar. Se supon�a que la vida nacional de Israel encontrar�a sus centros de fortaleza y permanencia en hogares piadosos. No ser�a f�cil encontrar palabras que exageren la importancia de un principio como este. Que una naci�n joven al principio de su existencia tenga esto establecido como la primera ley de su vida: "La tierra ser� como son sus hogares". es una indicaci�n de la gu�a divina que le fue dada de quien, bajo Dios, depend�a el fundamento de su vida nacional. En el p�rrafo que tenemos ante nosotros hay siete l�neas de pensamiento sugeridas.

I. A medida que la VIDA JOVEN SE RECIBE NUEVAMENTE, SE ENCUENTRA CON ARREGLOS EN LA LEY Y PRECEPTA LISTO PARA LA MANO. La vida de los padres tiene una gran confianza a cargo, para comprometerse con los que vendr�n despu�s; que aunque una generaci�n pase y venga otra, no puede haber interrupci�n en la continuidad del pensamiento y la vida santos, de era en era. Los hebreos ten�an su Ley, que, como una revelaci�n de Dios, era anterior a algo pose�do por el resto del mundo, y en la que se expresaba el germen de una verdad m�s grande que deb�a seguir. Podr�a haber m�s luz arrojada sobre �l; nunca hubo que perderlo. Por lo tanto, hab�a razones especiales por las cuales los padres deb�an protegerlo intacto durante todas las edades que seguir�an.

II Se supone que la vida joven es una vida inquisitiva. ( Deuteronomio 6:20.) No se supone que los ni�os se presten a ninguno de los dos extremos: no romper�n y destruir�n salvajemente "los viejos caminos", ni caminar�n en ellos sin prestar atenci�n y sin investigaci�n. El curso aqu� indicado es el que cualquier joven sensato y bien dispuesto naturalmente seguir�a. �l preguntaba: "�Qu� significa", etc.? Sin embargo, un sacerdocio espurio puede exigir una fe ciega e inquisitiva, la Palabra de Dios nunca hace nada por el estilo. La raz�n est� hecha para una investigaci�n reverente, pero no puede ser ni deificada ni aturdida. �Y qu� puede ser m�s encantador que la curiosidad honesta y ansiosa de los j�venes, preguntando las razones que rigen la fe y la adoraci�n que encuentran en el trabajo ante sus ojos? Especialmente deliciosa es tal investigaci�n, cuando el padre puede dar su respuesta.

III. EST� ESPERANDO A LOS J�VENES SOLICITANTES LA HISTORIA DE UN GRAN ENTREGA. ( Deuteronomio 6:21, Deuteronomio 6:22.) El rescate de Egipto siempre form� el gran trasfondo hist�rico de la vida de Israel. Aqu� hab�a una revelaci�n del amor y el cuidado divinos, algo que nunca se hab�a conocido. La gran instituci�n del sacrificio revel� provisi�n para perdonar el amor. Los preceptos para el individuo, la familia, la naci�n, dec�an qu� clase de pueblo ser�a Dios para ellos; mientras que las frecuentes tensiones, "di Egipto por tu rescate", "te saqu� de la tierra de la esclavitud", evocar�an todo su ardor nacional, y crear�an y fomentar�an un orgullo hist�rico. Las historias de vida, tambi�n, de sus padres, Abraham, Isaac y Jacob, hablar�an de la bendici�n de tener a Dios como su Dios: y estos, inculcados en el coraz�n con toda la dulzura del amor paternal, los guiar�an a los j�venes. Israelita, cuando la ense�anza fue santificada por la gracia de Dios, para decir con alegr�a: "�Este Dios ser� mi Dios por los siglos de los siglos!" �Si! No se debe dejar que la vida joven que viene a la tierra ande a tientas. La luz del pasado se transmitir� en los siglos venideros, para que el padre, el hijo y el hijo del hijo se regocijen en el mismo Dios, y aseguren una bendita continuidad de la santa fe y la vida consagrada.

IV. LA GRAN ENTREGA FUE EFECTUADA QUE LAS PERSONAS RESCATADAS PODR�AN REPRESENTAR UNA NUEVA NACI�N DIGNA DE DIOS. Deuteronomio 6:23, "Para que nos traiga, para darnos la tierra que jur� a nuestros padres". Y en esta nueva relaci�n deb�an ser testigos de Dios ( Isa�as 43:10). Deb�an ser personas distintas, compactas, con fe, leyes y pol�tica, m�s altas que el resto del mundo, confiando en la humanidad, hasta la plenitud de los tiempos, mucha verdad preciosa que deb�a encontrar su resultado en un gran , liberaci�n mundial que deber�a eclipsar a todos; mientras que el Israel de Dios deb�a fusionarse en un Israel espiritual, formado por todos los que son de Cristo, conocidos como "personas peculiares, celosas de las buenas obras".

V. EN ESTA VIDA CONTINUA, DIGNO DE DIOS, SE ENCONTRAR�A LA JUSTIFICACI�N DE LA FE Y OBSERVANCIAS DE ISRAEL. "Ser� nuestra justicia", etc. ( Deuteronomio 6:25). Apenas es posible considerar estas palabras como referencias a cualquier doctrina de justificaci�n por la fe; porque aunque, ya en los d�as de Abraham, esa era una doctrina, sin embargo, no fue formulada hasta los tiempos del evangelio, por Pablo. El significado de la frase parece ser: "Esta ser� nuestra justificaci�n de nuestra posici�n y reclamos; afirmamos ser un pueblo de Dios, sobre todas las naciones que est�n sobre la faz de la tierra, y reivindicaremos ese reclamo, no solo con palabras, sino siendo lo que profesamos ser ". De este modo, el padre alentar�a a su hijo, y lo estimular�a e inspirar�a a ser todo lo que su gloriosa fe le orden� ser: "�santo al Se�or su Dios!"

VI. EN ESTE ACUERDO, LA DIVINA BENEVOLENCIA FUE TAN MANIFIESTA COMO EL RESPETO DE DIOS POR SU PROPIO HONOR. Deuteronomio 6:24, "Temer al Se�or nuestro Dios, por nuestro bien siempre". La gloria de Dios y el bien del hombre est�n en armon�a. As� ha construido Dios el universo, la tela que lleva sobre su gobierno, para asegurarse de que "los que lo honran, �l los honrar�". "Todas las cosas funcionan juntas para bien de los que aman a Dios". "Mucha paz tienen los que aman la Ley de Dios, y nada los ofende". "La piedad es provechosa para todas las cosas". "Buscad primero el reino de Dios y su justicia; y todas estas cosas os ser�n a�adidas".

VII. ISRAEL NO SOLO, POR OBEDIENCIA, ASEGURAR� SU PROPIO BIEN, SINO TAMBI�N SU CONTINUACI�N EN LA TIERRA. Deuteronomio 6:24, "Para que pueda preservarnos vivos". Repetidamente leemos que la prolongaci�n de los d�as de Israel en la tierra depend�a de su lealtad a Dios. Se les dio la tierra, no solo por su propio bien, sino por el de Dios. Si continuaban all�, testificando fielmente por �l, la tierra les ser�a continuada; si no, tendr�an que renunciar y ceder su posesi�n a extra�os. Este es precisamente el principio sobre el cual Dios gobierna las naciones ahora. Ninguna naci�n puede preservarse en el ser por ninguna otra pol�tica que la de la obediencia a Dios. La deslealtad a Dios y al derecho es la pol�tica de descomposici�n m�s segura posible. Incluso los intentos de autoconservaci�n que violen las leyes de Dios fracasar�n en su fin. �Y no es de gran importancia que estos sean los principios por los cuales se moldear� la vida joven de una naci�n? Cualquiera sea el margen que se deba tener en cuenta para las circunstancias cambiantes, por cierto que sea, ahora ninguna naci�n ocupa exactamente el mismo lugar en el mundo que Israel, pero tambi�n es cierto que la parte m�s sustancial de las siete l�neas de pensamiento aqu� indicadas es inalterable e inmutable. Los padres cristianos son herederos de la verdad de Dios: la conf�an en sus hijos: ellos, a medida que crecen, preguntar�n sobre ella: su base hist�rica es la gran liberaci�n efectuada por el Se�or Jes�s: los cristianos son ahora el pueblo peculiar de Dios : son redimidos para que puedan ser santos, y para que en santidad puedan entrenar a las generaciones venideras: y solo en proporci�n a trav�s de ellos, la lealtad a la verdad y a Dios est� fermentando su posteridad, est�n trayendo honor a la causa que defienden. Los hebreos deb�an ser conservadores. Los cristianos tambi�n deben ser agresivos. Debemos ser "la luz del mundo" y "la sal de la tierra". A la luz del amor de Dios debemos esparcir la oscuridad de los hombres, y por la sal de la verdad de Dios debemos mantener su corrupci�n. Y en la medida en que nuestra naci�n est� imbuida de justicia y verdad, tendr� dentro de s� la garant�a de su propia perpetuaci�n. La mejor defensa es la armadura de la luz. Sin la justicia y el temor de Dios, no todas las pretensiones y alardes, ni todas las flotas o ej�rcitos al mando, pueden proteger a una naci�n de la decadencia. "Si la sal ha perdido su sabor ... de ahora en adelante es bueno para nada m�s que ser expulsado y ser pisoteado bajo los pies de los hombres".

HOMILIAS DE D. DAVIES

Deuteronomio 6:1

La obediencia al fin de la ley.

Toda la maquinaria de la ley es abortiva, a menos que la obediencia sea el resultado. Como una madre ense�a a sus hijos, d�ndoles "l�nea por l�nea", repetici�n y variaci�n frecuentes, Mois�s ense�� pacientemente a Israel. Era "fiel en toda su casa".

I. VER LA EXCELENCIA INTERNA DE LA LEY DE DIOS. Tiene tantas cualidades de m�rito, que ninguna palabra en lenguaje humano puede expresarlas todas. Son "mandamientos", palabra que indica la autoridad justa de la que emanan. Son "estatutos", lo que implica su car�cter fijo y permanente. Son "juicios", una descripci�n que denota deliberaci�n reflexiva, previsi�n paciente y decisi�n sagaz. Ning�n mayor benefactor puede tener un hombre que un sabio legislador. Estas Leyes, si se observan con reverencia, habr�an sido "salud para la m�dula" y vida para la naci�n.

II EL DISE�O DEL PACTO DE DIOS FUE DE CORAZ�N Y OBEDIENCIA COMPLETA. No era rentable que Dios mandara, o que Mois�s ense�ara, a menos que la gente obedeciera; as� como es in�til para el labrador arar su tierra, pulverizar los terrones, sembrar la semilla, regar sus cultivos, si no se produce la cosecha. El fin que Dios ten�a claramente a la vista, el �nico fin digno de �l, no era la posesi�n de Cana�n por parte de Israel, ni la prosperidad all�; El final fue la obediencia. La tierra fue seleccionada para ser un teatro de justicia pr�ctica. La tierra se perder�a si la obediencia justa no abundara. Y la obediencia, para ser aceptable, debe ser real. La conformidad externa a la ley no ser�a suficiente. Toda el alma debe ceder el cumplimiento. Debe haber armon�a entre la voluntad del hombre y la de Dios. La obediencia fomentar�a la reverencia, y la reverencia fortalecer�a el amor. Hay acci�n y reacci�n en medio de las fuerzas del alma.

III. SE OBTIENE OBEDIENCIA PIO. Es una herencia moral que pasa de padre a hijo. La obediencia formal y superficial no se reproducir� en los dem�s, no dar� semilla del tipo verdadero. Pero la piedad genuina y vital es contagiosa. Si se comunican malas cualidades, seguramente las buenas cualidades tambi�n. Otra verdad ser�a m�s d�bil que el error, la virtud m�s d�bil que el vicio. La piedad profunda, directa, transparente y alegre es el mayor poder del mundo. �Por el bien de nuestros hijos y para los hijos de nuestros hijos, que la obediencia reverente ilumine y embellezca nuestra vida!

IV. LA OBEDIENCIA PIOA PRODUCE FRUTAS PRESENTES. Sus recompensas no est�n totalmente reservadas para el futuro. En la tierra se obtienen algunas ventajas.

1. La duraci�n de los d�as es un resultado. "Tus d�as pueden ser prolongados". Una vejez verde es algo hermoso. "Los malvados no vivir�n la mitad de sus d�as".

2. La progenie numerosa es un resultado. "Ustedes pueden aumentar poderosamente". Una poblaci�n en crecimiento es considerada universalmente como una muestra de prosperidad material. "Los de la ciudad florecer�n como la hierba de la tierra". El �xito en todas las empresas se anuncia como un efecto. "Te ir� bien".

3. Salud robusta, comodidad dom�stica, paz nacional, cosechas prol�ficas, seguridad, satisfacci�n, honor, estos son algunos de los frutos que se anticipar�n. La obediencia es una inversi�n de capital moral, que brinda resultados m�s grandes y seguros.

Deuteronomio 6:4

El amor, el principio fundamental de la obediencia.

Se llama la atenci�n para la recepci�n de la verdad central, a saber. La unidad de la Deidad. En ese per�odo, esta doctrina estaba en gran peligro. Todos los orientales cre�an en "se�ores muchos y dioses muchos". La ciencia aqu� confirma las Escrituras. La unidad de dise�o, que atraviesa toda la ley natural y la fuerza, indica claramente la unidad del Creador. Conocer al Dios verdadero es, para las mentes honestas, amarlo. Pero la rebeli�n de coraz�n ha engendrado repugnancia hacia Dios: aversi�n, odio, enemistad.

I. LA FUENTE DE TODA AUTORIDAD ES UN SER DE BIENES ESENCIALES.

1. Es el �nico monarca, incomparable e inaccesible. �l habita solo, m�s alto que la criatura m�s alta. La disparidad entre �l y un arc�ngel es inconmensurable,

2. �l es absolutamente perfecto. Cada atributo y cualidad que es esencial para la perfecci�n se encuentra en �l. "�l es ligero", no tiene sombra oscura en ning�n lado.

3. �l es la fuente de la vida: Jehov�, el que vive, el que da la vida. Todo lo que tenemos, y somos, y esperamos ser, se deriva de �l.

4. Se ha dignado tener una relaci�n �ntima con nosotros. Ha hecho un pacto voluntario con nosotros. Nos llama su pueblo. Nos permite llamar a Lira nuestro Dios. Tenemos una propiedad en �l.

II ESTE DIOS MERECE EL LUGAR CENTRAL EN NUESTROS CORAZONES. Debido a la belleza moral y la bondad esencial de nuestro Dios, �l es incomparablemente m�s digno del amor humano. Dar a cualquier otro un lugar m�s alto en nuestro afecto que el que le damos a Dios, ser�a un ultraje contra la justicia, la buena forma f�sica y el inter�s propio. Porque todas estas facultades y susceptibilidades del coraz�n humano han sido creadas por Dios mismo, y han sido dise�adas para este mismo prop�sito, a saber. para que le demos nuestro amor m�s digno. Si se frustra este dise�o eterno, hay violencia, desarmon�a, miseria dentro. Tal amor es ordenado. Es un deber y un privilegio. Aunque no podemos mandar nuestro amor de forma instant�nea y sumaria, s� podemos indirectamente. Podemos fijar nuestro pensamiento en el objeto de amor m�s valioso. Podemos contemplar sus encantos. Podemos apreciar su bondad. Podemos asegurarnos de su amor. Es ser un amor inteligente, razonable y pr�ctico.

III. EL AMOR DEL ABOGADO LE ENCANTA AMOR A SU LEY. La ley es una proyecci�n del pensamiento de Dios, un espejo de su mente, un acto abierto de amor. El verdadero ni�o apreciar� mucho todos los deseos conocidos de su padre. Tener la direcci�n pr�ctica de un padre invisible ser� atesorado como un s�mbolo de elecci�n del respeto de ese padre. Si somos ni�os, ocultaremos cada palabra de nuestro padre en nuestra memoria y en nuestro amor. Cada deseo de su coraz�n ser� una caracter�stica visible en nuestra vida. Puede ser doloroso para la carne, pero ser� agradable para el alma. Para el ni�o obediente, la obediencia es un lujo, un banquete de alegr�a. "�Oh, c�mo amo tu Ley!" exclama el piadoso salmista. "Tu ley est� dentro de mi coraz�n". Tu palabra es para m� como miel, como los excrementos del panal.

IV. EL AMOR ES EL PODER MOTIVO DEL DISCURSO. La lengua es la sirvienta del coraz�n. Hablamos libremente y con fluidez de lo que es querido para nuestros corazones. El ni�o hablar� libremente de sus juguetes antijuegos, el granjero de sus cultivos, el artista de sus obras. Si los hombres estimaran y valoraran la Palabra de Dios, conversar�an espont�neamente de ella, ma�ana, mediod�a y noche. Ser�a una restricci�n dolorosa para nuestro deseo si reteni�ramos nuestro discurso. Este precepto de Mois�s no necesita ser una ley externa impuesta sobre nosotros desde afuera; puede convertirse en la ley viva interna, "la ley del Esp�ritu de vida".

V. EL AMOR CONSTRUYE TODA SU VIDA EN EL MODELO DE LA LEY DE DIOS. La mano se convertir� en el instrumento de la justicia. En ella se escribir� la Palabra de Dios, a saber. industria, honestidad, moderaci�n, generosidad, amabilidad. La Palabra de Dios ser� nuestro adorno. En lugar de oro y joyas en la frente, "nuestro adorno ser�" modestia, castidad, alegr�a, belleza moral. El nombre de Dios estar� inscrito indeleblemente en nuestras frentes. Los asuntos internos del remo ser�n ordenados por la voluntad Divina. Escribiremos su Palabra en los postes de nuestras casas. Cada hogar en el que habita el amor ser� un templo. El orden, la piedad activa, la frugalidad, la paz, el servicio mutuo, ser�n los principios conspicuos en los hogares piadosos. Y nuestra vida municipal y pol�tica se llevar� a cabo en la misma l�nea de obediencia. La legislaci�n, la justicia, los impuestos, el comercio, la literatura, el arte, ser�n consagrados a la gloria de Dios. Como las flores de la tierra env�an su fragancia hacia el cielo, as�, de cada acto nuestro, una fragancia de homenaje debe ascender a Dios.

Deuteronomio 6:10-5

El peligro de la prosperidad.

La prosperidad secular es peligrosa. A menos que el barco tenga un amplio lastre en la bodega, una fuerte tormenta, por favorable que sea, probablemente volcar� el barco y la enterrar� en las cavernas del mar. Cuanto mayor sea nuestra abundancia terrenal, mayor ser� nuestra necesidad de principios religiosos.

I. LOS HOMBRES SABIOS HEREDAN LA FRUTA DE LOS TRABAJOS DE OTROS. Bajo el liderazgo de Dios, los hebreos heredaron ciudades que los cananeos hab�an construido, y vi�edos que los amorreos hab�an plantado. Si supi�ramos todos los hechos del caso, deber�amos admirar esto como un acto de sabidur�a justa. Sabemos que la iniquidad de los amorreos era una copa llena hasta el borde. Los hebreos, con todas sus fallas, eran una raza superior. Desplazamientos similares se han producido en todas las tierras del mundo. Es una instancia de la "supervivencia del m�s apto". Los hombres redimidos est�n destinados a ser los se�ores de la tierra. La Iglesia poseer� y gobernar� el mundo. "Todas las cosas son nuestras". Esta herencia de Cana�n, con sus ciudades, ganado y riqueza, deber�a haber producido un profundo sentimiento de gratitud. Todos los hebreos disfrutaron que le deb�an a la generosa mano de Dios.

II LA PROSPERIDAD REPENTINA ES UNA CEPA GRAVE DE LA PIEDAD. El sentido de dependencia diaria y horaria de Dios para el alimento material es una ventaja; Es un incentivo constante para la gratitud y la fe. La pobre naturaleza humana no puede soportar mucha indulgencia. La pobreza es m�s propicia para la piedad que la riqueza. Por lo tanto, nuestro Se�or eligi� un estado de pobreza como el m�s adecuado para su misi�n. "�Cu�n dif�cilmente entrar�n en el reino de los cielos los que tienen riquezas!" Mientras los hombres contin�en en la carne, prefieren un Dios visible a un invisible. Entonces le dicen al oro: "T� eres mi dios". Ser singular en las creencias y pr�cticas religiosas es siempre un esfuerzo arduo. El ejemplo de otros siempre ha sido una tentaci�n dolorosa. A menos que podamos persuadirlos por los tres de nuestra fe superior, seguramente nos sesgar�n injustamente. Nuestra seguridad radica en una piedad incondicional y valiente.

III. CAER DEL FAVOR AL FROWN DE DIOS ES INMENSIBLE Y COMPLETO. Hubiera sido mejor para su paz y su reputaci�n no haber heredado la tierra, que ser expulsados ??de ella nuevamente. Es una tremenda calamidad, haber sido elevado en alto, ser derribado. El efecto de la deslealtad entre los hebreos no ser�a simplemente un reemplazo en su estado anterior; ser�a destrucci�n de la faz de la tierra. En el �mbito de la moral, no podemos descender a una estaci�n que hab�amos ocupado antes. Si hay declinaci�n, retroceso, ca�da, debe estar a un nivel m�s bajo que el flotador que sostuvimos anteriormente. Las penas impuestas por la justicia son completas y sin remedio. Bien podemos "estar asombrados y no pecar". Es peligroso en extremo "probar" la paciencia de Dios, hacer experimentos sobre el sufrimiento de Dios. De repente, "abre su espada brillante y su mano se aferra al juicio".

IV. LA ESPERANZA ES UNA INSPIRACI�N DE FUERZA. Aunque Mois�s les dirigi� estas precauciones y les se�al� estos peligros, no los considerar� tan malvados como para pronosticar su ca�da. Apreciar� en su propio pecho la brillante esperanza de su lealtad. Invocar� en ejercicio sus mejores principios y aspiraciones. �l predice con confianza su curso sabio y ascendente, y bosqueja ante sus ojos su futura grandeza y seguridad. Aqu� est� el sabio generalismo. Si la esperanza enciende su l�mpara en el seno humano, no todo est� perdido. Este es el cordial cielo para un alma desmayada.

Deuteronomio 6:20-5

La oficina parental.

En la econom�a mosaica, el oficio de los padres se hace prominente y la influencia de los padres se pone en servicio. Todos los arreglos de Dios para entrenar a la humanidad encajan entre s�.

I. EL DEBER DE UN PADRE PARA PROMOVER LA INVESTIGACI�N RELIGIOSA. No se puede perpetrar una locura mayor que el intento de reprimir la investigaci�n. La indagaci�n es el camino del rey hacia la sabidur�a, y �qui�n se atreve a bloquearla? A Dios le encanta escuchar preguntas honestas. Permitir la instrucci�n es el deleite del Esp�ritu Divino, pero �qu� instrucci�n se valorar� si no hay un esp�ritu de investigaci�n despierto? Algunas preguntas que hacemos nunca pueden resolverse; est�n m�s all� del alcance de la mente humana. Algunas preguntas que Dios no responder�, porque son vanas e in�tiles. Pero preguntas sinceras, con miras a la obediencia pr�ctica, Dios se deleita en escuchar. No puede hacer un mejor servicio a los j�venes que alentar a sus mentes a investigar hechos religiosos. "�Qu� significan estas cosas?"

II EL DERECHO DE UN PADRE A RESPONDER LAS PREGUNTAS COMPLETAMENTE INFANTILES. Es una locura infantil tratar de ocultar nuestro origen humilde. No hay verdadera desgracia en una oscura familia. Haber sido esclavizado, encarcelado u oprimido anteriormente, por la injusticia del hombre, es un honor, no un estigma de reproche. No hay verg�enza real, excepto lo que se obtiene del mal proceder. Nos har� bien, har� bien a nuestros hijos, ver la "roca de donde fuimos excavados, el hoyo del pozo desde el cual fuimos excavados". Fomentar� la humildad, la gratitud, la satisfacci�n, la confianza. Nos llevar� de nuevo a adorar la bondad divina y a contarnos a nosotros mismos y a nuestros hijos como los sirvientes de este poderoso Dios. �Nunca dejes que los verdaderos israelitas olviden que todo lo que tienen se lo deben a Dios! A este estado de feliz privilegio nos ha tra�do una mano divina.

III. EL DEBER DE UN PADRE PARA ABRIR LA INTENCI�N BENEFICIOSA DE DIOS. Si alg�n hombre es demasiado indolente para investigar la verdad por su propio bien, puede ser provocado a hacerlo por el bien de sus hijos. Deber�amos tener una convicci�n tan firme de que todo arreglo y mandato de Dios fue "para nuestro bien siempre", que podemos demostrarlo a nuestros hijos. Nuestro conocimiento de Dios y de sus tratos pr�cticos debe ser tan amplio y claro que podamos ver y sentir que su cuidado por nuestro bien es primordial. Este es el primer y m�s elevado fin que busca, no nuestro disfrute, sino nuestro bien. No para demostrar su poder, o su consistencia, o su determinaci�n de conquistar, estos no son sus objetivos principales, sino "nuestro bien siempre". Su obra de condescendencia m�s costosa fue la entrega de su Hijo a la muerte. �Y d�nde buscaremos el principio m�vil? �En su propia gloria futura simplemente? �No! En su amor por el mundo! Sin embargo, su gloria, y el verdadero bien del hombre, no son m�s que hilos separados que forman un cord�n.

IV. EL DEBER DE UN PADRE PARA PROMOVER LA JUSTICIA DE SUS HIJOS. "Ser� nuestra justicia, si observamos hacer todos estos mandamientos". Ning�n argumento m�s concluyente puede usar los padres; ning�n final m�s elevado pueden contemplar. Para ser justos, este es el ideal elevado que establecemos ante nuestros hijos. Pero acorde con la gran adquisici�n debe ser el cuidado que promovemos por m�todos adecuados y practicables. Es imposible para los hombres culpables recuperar la justicia por sus propios esfuerzos o m�ritos. Pero la verdadera bondad nos es proporcionada por la generosidad de Dios, y se nos ofrece en Cristo como un regalo gratuito. "�l ha tra�do la justicia eterna, que es para todos y sobre todos los que creen". Nuestra ambici�n para con nuestros hijos debe ser la m�s alta, no que sean ricamente endemoniados, aprendidos o colocados en un rango terrenal, sino que puedan ser internos y completamente justos. D.

HOMILIAS POR J. ORR

Deuteronomio 6:2

Obligaciones descendentes.

I. LOS HIJOS CON SUS PADRES EST�N INCLUIDOS EN EL PACTO. Este ha sido un principio general en los tratos de Dios con sus siervos. Lo tenemos afirmado, tanto en el pacto con Abraham (G�nesis 17:7-1) como en el pacto posterior con Israel ( Deuteronomio 29:10-5). Fue significado en el rito de la circuncisi�n. El ni�o israelita era considerado como parte del pacto, un miembro genuino de la teocracia, hasta que por un acto personal de apostas�a, si desafortunadamente deber�a ser as�, se separ� de sus bendiciones. Se usa un lenguaje similar para los hijos de creyentes cristianos ( Hechos 2:39; 1 Cor 8: 1-13: 14). Recibidos en la Iglesia por el bautismo, son reconocidos con sus padres como interesados ??en la promesa; se espera que, al llegar a a�os de discreci�n, se apropien libremente de las obligaciones de la vida cristiana; y son, en caso de rechazo, justamente considerados como ap�statas de Cristo.

II LA PERMANENCIA DE LOS NI�OS EN EL PACTO INCLUYE OBLIGACIONES GRAVES SOBRE LOS PADRES.

1. Instrucci�n religiosa ( Deuteronomio 6:6, Deuteronomio 6:7, Deuteronomio 6:20; �xodo 13:8, �xodo 13:14, etc.) Los ni�os no hab�an estado personalmente en Horeb. No hab�an visto las poderosas obras de Dios en Egipto y el desierto. Era el deber cf. padres para familiarizarlos con la historia e instruirlos en sus deberes.

2. Formaci�n religiosa, que es educaci�n en acto, como la instrucci�n es educaci�n en palabras ( G�nesis 18:19; Deuteronomio 21:18; Proverbios 29:15, etc.).

3. Ejemplo religioso. El padre debe ser uno que ama al Se�or por s� mismo ( Deuteronomio 6:5). La Palabra debe estar en su propio coraz�n ( Deuteronomio 6:6). Solo as� ense�ar� con efecto. Todo esto tiene su contrapartida en los deberes de los padres cristianos (Ef 4: 4; 1 Timoteo 3:4; 2 Timoteo 3:15, etc.).

III. LA PERMANENCIA DE LOS NI�OS EN EL PACTO INCLUYE OBLIGACIONES GRAVES SOBRE LOS NI�OS. Cuando se hab�an cumplido los deberes parentales, el ni�o israelita ten�a la obligaci�n m�s sagrada de elegir y adherirse al Dios de sus padres, y de servirlo de la manera prescrita. En esto no hubo interferencia con la libertad, porque cuando Dios propone relaciones de pacto con un ser humano, aunque es su privilegio, nunca puede ser m�s que su deber de aceptarlas. En la Iglesia cristiana, una obligaci�n similar recae en los hijos de los creyentes. El ni�o bautizado est� obligado a servir a Dios y, si se lo instruye adecuadamente ( Mateo 28:19), no puede evadir las responsabilidades que se le imponen. Grande es la culpa de un ni�o criado en un hogar cristiano si lo apostata sin motivo. J.O.

Deuteronomio 6:4, Deuteronomio 6:5

El gran mandamiento.

I. EL SUELO DE TI. Una vista justa de Dios. La vista dada en Deuteronomio 6:4 es tan completa como sublime. Abarca dos partes mutuamente complementarias.

1. Absoluci�n y unidad de Dios: "Jehov� uno".

2. La relaci�n personal de Dios con Israel: "Tu Dios". Los dos se combinan:

3. En el nombre del pacto: "Jehov�".

Esto, por un lado, denota a Dios como el Eterno: el eterno, el que siempre existe y, por lo tanto, el que es coherente. Por el otro, re�ne en su rico significado el amor, la verdad y la fidelidad de siglos de revelaci�n graciosa. No despertar� amor a Dios pensar en �l simplemente como una Deidad absoluta. Es el descubrimiento de qu� m�s est� contenido en la esencia Divina; sobre todo, la revelaci�n de su amor, gracia y fidelidad al pacto, que atrae el afecto. Mientras que, sin la revelaci�n de Dios como uno y absoluto �deidad exclusiva y autosuficiente�, ser�a imposible elevar la demanda de amor a la altura moral requerida. En Jesucristo, la revelaci�n de Dios alcanza su punto m�s alto. Solo el Hijo pod�a revelarlo en la plenitud de su gloria y amor.

II LA ALTURA DE �L. Requiere no solo que Dios sea amado, sino amado con todos los poderes de nuestro ser y con toda la energ�a de estos poderes.

1. Con inteligencia clara: "mente".

2. Con afecto indiviso - "coraz�n".

3. Con total entrega de uno mismo: "alma".

4. Con energ�a extenuante: "poder".

La visi�n correcta de Dios obviamente se presupone en la orden de amarlo. La orden ser�a poco significativa dirigida a un polite�sta, un pante�sta, un agn�stico o incluso a un de�sta incr�dulo en la revelaci�n. Pero este punto de vista de Dios dado, la demanda, como es obvio, no se puede colocar m�s bajo. Dios como Creador y Salvador no puede aceptar un lugar en nuestros afectos m�s bajo que el supremo. Tendr� esto o nada. Es debido a nuestro estado moralmente pervertido que alguna vez deber�amos sentir que esta demanda no es razonable. Los seres puros no lo sentir�an as�. Se deleitar�an en el ejercicio del amor a Dios, y lo encontrar�an natural y f�cil. Los �ngeles, Cristo, el justo hecho perfecto, aman as� al Padre. Tampoco deber�a la altura de esta demanda indebidamente desanimarnos. El amor a Dios es verdaderamente engendrado, aunque a�n no se ha perfeccionado, en cada coraz�n que ha elegido a Dios como su porci�n suprema, y ??se une a �l con constancia. Dios tiene el lugar de gobierno en un coraz�n as�, y solo necesita crecimiento para elevar nuestro amor a la pureza y vigor requeridos. Lo que queda sin alcanzar en la tierra se alcanzar� en el cielo. � J.O.

Deuteronomio 6:6-5, Deuteronomio 6:20-5

La educaci�n religiosa de los ni�os.

Un asunto muy insistido en estas direcciones (cf. Deuteronomio 11:18-5). Aprendemos-

I. QUE LA EDUCACI�N RELIGIOSA DE LOS NI�OS ES LA FORMA DE DIOS DE PERPETAR LA RELIGI�N VITAL. Sin esto, la religi�n pronto se extinguir�a; con ella, una semilla sagrada se mantendr� en tiempos de gran declinaci�n.

II QUE LA EDUCACI�N RELIGIOSA DE LOS NI�OS DEVOLUCIONA PRINCIPALMENTE EN LOS PADRES. La Iglesia, las escuelas dominicales, etc. puede ayudar, pero nada puede liberar al padre de este deber o compensar su negligencia ( Efesios 6:4; 2 Timoteo 1:5).

III. QUE LA EDUCACI�N RELIGIOSA DE LOS NI�OS DEBE REALIZARSE CON GRAN CUIDADO Y FE.

1. Muy diligentemente ( Deuteronomio 6:7). Debe desaparecer de la manera m�s minuciosa y sistem�tica. "En tu casa, y cuando andas por el camino, y cuando te acuestas, y cuando te levantas". Hay necesidad de ense�anza espec�fica en momentos regulares, pero el texto indica una visi�n m�s amplia de esta parte del deber de los padres. Un elemento que impregna toda la vida, mezcl�ndose con toda ocupaci�n, insinuando su agradable influencia en todas nuestras relaciones sexuales con nuestros hijos.

2. Muy particularmente ( Deuteronomio 6:21-5). Se da una muestra de la cuidadosa instrucci�n que los padres deben estudiar para impartir.

3. Aprovechar la curiosidad natural de un ni�o ( Deuteronomio 6:21). El principio de curiosidad es fuerte en los ni�os. Temprano se manifiesta en referencia a la religi�n. La Biblia, con su deliciosa variedad de historias, par�bolas, proverbios, etc. est� peculiarmente adaptado para la instrucci�n de los j�venes. � J.O.

Deuteronomio 6:8, Deuteronomio 6:9

Las palabras de Dios para ser valoradas.

Los usos a los que se hace alusi�n sugieren:

I. EL DERECHO DE UNA ALTA VALORACI�N DE LOS MANDOS DE DIOS. Solo los preceptos altamente valorados ser�an tratados como se describe.

II LA NECESIDAD DE TOMAR MEDIOS PARA ASEGURAR EL MANTENIMIENTO DE LOS MANDAMIENTOS DE DIOS EN RECUERDO. Podemos mantener el mandato en esp�ritu:

1. Mediante la lectura frecuente de las Escrituras (Salmo 1:2; Salmo 119:11).

2. Conversando frecuentemente con otros ( Malaqu�as 3:16).

3. Recordando frecuentemente las palabras de Dios a nuestros pensamientos ( Hebreos 2:3).

4. Mediante el uso de tales recursos como sugiere la experiencia: una Biblia marcada en privado, etc.

III. LA IMPORTANCIA DE TRANSPORTAR LOS MANDAMIENTOS DE DIOS EN CADA DETALLE DE LA VIDA. Manos, ojos, puertas, etc., nuestro trabajo, ver, ocupaciones en el hogar, etc. - J.O.

Deuteronomio 6:10-5

La criatura que desplaza al Creador.

I. LA PRONENCIDAD DEL CORAZ�N PARA ADMITIR EL MUNDO AL LUGAR DE DIOS. ( Deuteronomio 6:12.) La tendencia es universal. Un resultado de la ca�da, al subvertir la constituci�n original de la naturaleza del hombre. Ese resultado doble:

1. Al dar a los principios mundanos y sensuales del alma un predominio indebido; mientras:

2. Destruir ese amor de Dios, y el sentido de dependencia de �l, lo que contrarrestar�a su operaci�n. Puede que no haya "ir tras otros dioses" en el sentido de Deuteronomio 6:14, sin embargo, el primer mandamiento puede romperse al hacer del mundo nuestro dios, d�ndole el lugar del Dios verdadero en nuestros afectos. El principio de mundanalidad generalmente opera en secreto. El coraz�n est� "secretamente atra�do", no percibe el progreso de sus declinaciones ( Oseas 7:9), lucha contra la admisi�n de �l (Re Deuteronomio 3:17).

II LA CONEXI�N PECULIAR DE ESTA TENTACI�N CON PROSPERIDAD, ( Deuteronomio 6:10, Deuteronomio 6:11.) No, de hecho, tan peculiarmente conectado con �l, sino que el pobre hombre puede caer en la misma trampa . Pero las riquezas sin duda constituyen una tentaci�n que pocos logran resistir (cf. Deuteronomio 8:11-5; Proverbios 30:8, Proverbios 30:9; Mateo 19:22; 1 Timoteo 6:9, 1 Timoteo 6:10, 1 Timoteo 6:17, etc.). La tentaci�n es mayor:

1. Si las posesiones mundanas son muy abundantes ( Deuteronomio 6:11).

2. Si la prosperidad es repentina ( Deuteronomio 6:10, Deuteronomio 6:11).

3. Si se disfruta libremente ( Deuteronomio 6:11) - "ha comido y lleno de arte" ( Deuteronomio 8:10).

III. LAS SALVAGUARDIAS CONTRA ESTA TENTACI�N. Hay salvaguardas. Los ejemplos b�blicos muestran que las riquezas se pueden usar con gloria para Dios, felicidad para uno mismo y bien para la humanidad (Abraham, Joseph, Job, Daniel, etc.). Entre los primeros, ubicar�amos el cultivo de un esp�ritu agradecido (cf. Deuteronomio 8:10): el recuerdo de Dios como el Dador de lo que tenemos; tambi�n el recuerdo de las misericordias pasadas de Dios para nosotros ( Deuteronomio 6:12, Deuteronomio 6:13). Otras salvaguardas son:

1. Servir a Dios con nuestras posesiones ( Deuteronomio 6:13). La porci�n incluir� servir con nuestra riqueza, usando lo que ha dado para su gloria, como buenos administradores, y no gastar lujosamente y derrochando todo en uno mismo ( Lucas 12:15).

2. Hacer un reconocimiento p�blico de Dios ( Deuteronomio 6:13). El esp�ritu de este mandato se mantiene al estar dispuesto, en todas las ocasiones apropiadas, con valent�a y sin verg�enza a declarar que Dios es nuestro Dios. El hombre rico que har� esto es llevado de un golpe por encima de la mitad de los peligros de su posici�n.

3. No conformidad con las formas del mundo ( Deuteronomio 6:14). No es f�cil evitar dejarse llevar por la moda, el amor por la apariencia, las costumbres sociales, etc. El buen hombre se cuidar� de la trampa y se mantendr� alejado ( Romanos 12:2).

IV. LA PENA DE RENDIRSE A LA TENTACI�N. ( Deuteronomio 6:15.) La ira de Dios se enciende y destruye al transgresor.

1. �l es destruido espiritualmente.

2. Puede estar temporalmente (Salmo 37:35; Salmo 73:18, Salmo 73:19).

3. Ser� eternamente. J.O.

Deuteronomio 6:16

Dios tentador

La riqueza tiene sus tentaciones; tambi�n lo ha hecho la pobreza. Incita a murmullos incr�dulos y a un esp�ritu llamado aqu� "tentar al Se�or".

I. LA NATURALEZA DE ESTE PECADO. Su peculiaridad merece ser estudiada cuidadosamente. Es probable que se d� por sentado que "tentar a Dios" significa simplemente provocarlo a la ira. Esto, sin embargo, es una sensaci�n de tentaci�n apenas aplicable a lo Divino. Dios puede ser provocado a la ira, pero no es "tentado" por eso ( Santiago 1:13). "Tentador", en el sentido del texto, significa "poner a prueba", "imponer pruebas". La famosa propuesta del profesor Tyndall de una prueba de oraci�n habr�a ca�do bajo esta descripci�n. Que esta es la visi�n correcta del pecado es evidente por la narrativa y por las alusiones en los Salmos. "Tentaron al Se�or, diciendo: �Est� el Se�or entre nosotros o no?" ( �xodo 17:7). "Tentaron a Dios en sus corazones ... dijeron: �Puede Dios amueblar una mesa en el desierto?" (Salmo 78:18). Desde este punto de vista, lo apropiado de la cita del pasaje del Salvador se vuelve m�s obvio ( Mateo 4:7).

II LA OCASI�N DEL SIS. Un resultado de la falta de comida y agua. La pobreza sugiere esta clase de dudas e inspira la idea de poner a Dios a prueba de su fidelidad. Pero la tentaci�n puede originarse en otras causas: en la duda intelectual, en un esp�ritu de b�squeda de signos ( Mateo 16:1), en franca presunci�n.

III. EL MAL DE ESTE PECADO.

1. Su ra�z de incredulidad. Es una "limitaci�n del Santo de Israel" (Salmo 78:41).

2. Su impaciente quejumbrosa. En lugar de confiar en Dios, esperarlo y buscar la luz y la ayuda con un esp�ritu apropiado, vuela a la cara de Dios, lo acusa de crueldad y se queja de su injusticia.

3. Su atrevida presunci�n al presumir establecer reglas para el Todopoderoso, a las cuales se le exige que se conforme. Dios nos lleva a situaciones de prueba, no para que podamos aplicarle pruebas a �l, sino para que �l pueda probarnos: probar nuestra fe, nuestra paciencia, nuestra humildad. Para aquellos que llegan con �xito a trav�s de la prueba, existe la gran recompensa de tener las cosas oscuras por fin despejadas, y de ser purificados y fortalecidos por la lucha. El fracaso, por otro lado, se expone a castigos severos. � J.O.

Deuteronomio 6:25

Nuestra justicia

En contraste con los dichos paulinos, el texto es una ilustraci�n de la m�xima: "En el exterior de las cosas, busca las diferencias, en el interior de las semejanzas" (Liebre). La forma es la de la Ley, el esp�ritu es el de Cristo, cuyo evangelio es la clave para las declaraciones de la Ley.

I. UN REQUISITO QUE SOLO UNO, VIZ. CRISTO, SE HA CUMPLIDO PERFECTAMENTE. "Este es el nombre por el cual ser� llamado, el Se�or, nuestra justicia" (Jeremias 23:6). �l "es el fin de la Ley para justicia a todo aquel que cree" ( Romanos 10:4). �C�mo? En el sentido estrictamente legal, como en el sentido estrictamente ideal, la justicia requiere un cumplimiento absolutamente perfecto de cada uno de los mandamientos de Dios. El pacto jud�o no requer�a menos. Los jud�os deb�an vivir en su justicia, es decir, en perfecta observancia de toda la Ley. Pero, de hecho, ning�n jud�o jam�s dio obediencia perfecta. En muchas cosas, como otras, ofendi�, y la base del pacto solo se mantuvo mediante el perd�n diario de las ofensas diarias. Cristo es nuestro Redentor de la maldici�n que conlleva la transgresi�n ( G�latas 3:13). Como el Siervo justo del Se�or y Cumplidor de la Ley, ha implementado la condici�n de aceptaci�n de tal manera que su obediencia conlleva resultados para los dem�s y para s� mismo ( Romanos 5:17). En �l el creyente est� justificado. �l lo reclama como el Se�or su justicia. Cristo cumpli� de inmediato con �l el precepto de la Ley y aboli� su pena. Pecador en s� mismo, en Cristo sus pecados est�n cubiertos, y se obtiene la justificaci�n ( Romanos 3:22; Romanos 8:1; 1 Corintios 1:30; 2 Corintios 5:21).

II UN REQUISITO QUE LOS CREYENTES ES CRISTO PUEDEN CUMPLIR, PERO IMPERFECTAMENTE, TODAV�A ACEPTABLE. Lo m�ximo que pod�a hacer el jud�o era esa obediencia imperfecta pero sincera, que sigue siendo la marca del verdadero creyente. El deber del creyente es rendir una obediencia perfecta; Su privilegio es que, si no se cumple esto, su sincera pero defectuosa obediencia ser� gratamente aceptada por el bien de Cristo. En armon�a con su llamamiento, el objetivo del jud�o era darse cuenta de la justicia que la Ley le hab�a impuesto. Pero en su incapacidad para hacer esto, la debilidad de la Ley se revel� a s� misma, y ??en contraste con esta debilidad ( Romanos 8:3) est� el poder del evangelio, que permite al creyente triunfar y dar fruto para santidad, cuyo fin es la vida eterna ( Romanos 6:22). Esto tambi�n es una "justicia de fe", que surge de la fe y se hace posible a trav�s de ella. Es su justicia, pero en un sentido m�s profundo, no la suya, sino de Cristo, porque es la obra de Cristo que vive en �l ( G�latas 2:20). No es la base de la aceptaci�n, sino un resultado de ella; No es un t�tulo para el cielo, sino un encuentro para �l. Es en s� un regalo de gracia, parte de la salvaci�n de Cristo ( Mateo 5:6; Efesios 5:9, Efesios 5:10; Filipenses 2:12, Filipenses 2:13; 1Pe 2:24; 1 Juan 3:7; con Romanos 6:1; Romanos 7:1; Romanos 8:1. ) .� JO

HOMILIAS POR R.M. EDGAR

Deuteronomio 6:1

La esencia del Dec�logo es el amor.

Mois�s aqu� aplica el Dec�logo a sus circunstancias actuales. �l desea que entren a Cana�n con un esp�ritu obediente. �l sabe que el bienestar de la comunidad depende de ello. Para ayudarlos a comprender la Ley, la resume en un principio de amor que lo abarca todo. Dios como el objeto supremo es recibir el homenaje de toda la naturaleza del hombre.

I. Mois�s insiste en la unidad y el car�cter absoluto de Dios. Esto distinguir�a a Israel de los polite�stas a su alrededor. "Jehov� nuestro Poderoso es un Jehov�", el Uno sin causa, existente en su absoluta unidad y fuerza. Toda perfecci�n se le atribuye brevemente a �l.

II DIOS PUEDE SER EL OBJETO DEL AMOR. Su unidad no es una cosa no social. Dentro de su ser hay cualidades sociales exigentes, y desde toda la eternidad que recibe, satisfacci�n. Por eso creemos en lo que Jon. Edwards llam� una "Trinidad social". Nuestra naturaleza social es el reflejo de Dios, ya que fuimos creados a su imagen. Su unidad no implica que en la eternidad pasada, antes de que se hiciera algo, estaba solo. Era la comuni�n de "Padre, Hijo y Esp�ritu Santo": tres personas en la �nica Deidad. La Trinidad hace que Dios sea adorable, porque es la condici�n de la satisfacci�n de toda la eternidad de sus cualidades sociales.

III. DIOS MERECE EL AMOR DE TODO SER. Coraz�n, alma y poder deben alistarse en este servicio. Nuestro amor hacia �l debe ser intelectual y tambi�n emocional; debe ser apasionado y fuerte; Una energ�a de nuestra naturaleza que lo abarca todo.

Todas nuestras facultades son apeladas por la naturaleza Divina.

1. Nuestro entendimiento es alistado por Dios como la Mente Infinita. Toda nuestra intelectualidad encuentra su contrapartida y culminaci�n en los infinitos poderes intelectuales que Dios posee y ejerce. Descansamos sobre su poder intelectual superior.

2. Nuestros afectos son alistados por Dios como la fuente del afecto. Dios es un coraz�n de ternura indescriptible, as� como una mente de comprensi�n infinita. Y entonces �l provoca el amor del coraz�n y de la mente.

3. Nuestra voluntad es influida por la devoci�n apasionada de Dios como la Voluntad Infinita. Si el espect�culo de la voluntad en benevolencia sin resistencia ordena el homenaje de nuestros poderes, entonces Dios introduce toda nuestra fuerza de voluntad en una devoci�n apasionada.

4. Dios alista nuestra fuerza como la encarnaci�n de energ�as y poderes vitales en su forma m�s elevada. De hecho, de hecho, Dios encaja en cada pliegue de la naturaleza humana y provoca su homenaje de amor y adoraci�n.

IV. EL AMOR HACE QUE LA LABERTURA SEA DELICIOSA. La Ley no es una molestia para quienes aman al Legislador. El amor es la esencia de la verdadera lealtad. Hace libertad de servicio. Es esto lo que debemos cultivar diariamente, y luego la vida se vuelve deliciosa. � R.M.E.

Deuteronomio 6:6-5

La capacitaci�n familiar es para propagar la ley.

La ley tiene como esencia el amor. En la familia, el hogar y el c�rculo del amor, esta Ley debe propagarse. Y aqu� estamos para notar

I. LOS PADRES DEBEN IDENTIFICARSE CON LA CAUSA DE DIOS. A los jud�os se les orden� usar porciones de la Ley sobre sus personas. Este es el signo de identificaci�n con �l en una era grosera. La idea es la profesi�n parental, una identificaci�n alegre de s� mismos con la causa del Se�or.

II La casa tambi�n debe ser consagrada como una casa de Dios. La Ley de Dios deb�a escribirse en los postes de la casa y en sus puertas. Esto, como el �ltimo, significaba la identificaci�n de la casa con la causa de Dios. Ahora, hay tanta diferencia entre un hogar imp�o y uno piadoso como entre una persona no convertida y una convertida (cf. 'La Famille Chrenenne' de Pressense, un curso de sermones m�s admirable).

III. LOS NI�OS DEBEN SER MANIFIESTAMENTE PARA SER LOS COMPA�EROS DE LOS PADRES. Los peque�os deben tener la sociedad de sus padres en casa y en el extranjero, en la ma�ana y en la noche ( Deuteronomio 6:7). El error cometido por muchos padres no es hacerse lo suficientemente amigable. Es la compa��a la que, despu�s de todo, determina la inclinaci�n de los ni�os.

IV. EL ENTRENAMIENTO EN CASA ES PARA SER RELIGIOSO. La Ley de Dios debe ser presentada, en la ma�ana, al mediod�a y en la noche, como el gran inter�s. Por supuesto, si los padres deben hacer esto como Dios quiere, su Ley debe ser un gran inter�s personal para ellos. Deben deleitarse y amarlo, y hacer que sea una cuesti�n de estudio continuo.

V. ENTRE LAS SECULARIDADES DE LA EDUCACI�N, EL HOGAR DEBE SER EL PRINCIPIO DE LA RELIGI�N. Con los padres, la responsabilidad de entrenar e interesar a los ni�os en la religi�n finalmente descansa. Para el buen orden de los hogares cristianos, la Iglesia y el Estado deben verse como el �ltimo refugio. El ajuste de los intereses rivales en la educaci�n es casi imposible, por lo que se hace a�n m�s necesario que el hogar se haga para suministrar el elemento religioso, independientemente del curso que adopten los arreglos educativos y la legislaci�n.

VI. LA PROSPERIDAD NO DEBE ENGENDER EL ATEISMO. Esta es la advertencia aqu� dada a Israel. Dios podr�a ser olvidado en medio del �xito y la prosperidad de Cana�n. Porque es la prosperidad, no la adversidad, lo que en general genera el ate�smo. La prosperidad del pr�digo lo llev� a la tierra lejana del olvido de Dios, mientras que su adversidad lo trajo de vuelta ( Lucas 15:11). R.M.E.

Información bibliográfica
Exell, Joseph S; Spence-Jones, Henry Donald Maurice. "Comentario sobre Deuteronomy 5". Los Comentarios del Púlpito. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tpc/deuteronomy-5.html. 1897.