Bible Commentaries
Deuteronomio 7

Los Comentarios del PúlpitoLos Comentarios del Púlpito

Versículos 1-26

EXPOSICI�N

SEPARACI�N COMPLETA DE LAS NACIONES IDOLATROAS UNIDAS.

Deuteronomio 7:1

Los israelitas estaban a punto de entrar en un pa�s ocupado por id�latras, y se les ordena que no los perdonen ni les permitan continuar en su proximidad, ni que tengan relaciones amistosas con ellos (cf. Lev�tico 27:28 ) El Se�or echar�a a estas naciones y las entregar�a, aunque m�s grandes y poderosas que ellas, en sus manos; y deb�an herirlos y colocarlos bajo la prohibici�n; no deb�an hacer ning�n pacto con ellos ni formar ninguna alianza con ellos (cf. �xodo 23:32; �xodo 34:12-2), para no ser arrastrados a la idolatr�a, y as� la ira de el Se�or se encendi� contra ellos, y su venganza trajo sobre ellos.

Deuteronomio 7:1

(Cf. G�nesis 15:19-1.) De las diez naciones nombradas por Dios en su promesa a Abraham, aqu� solo se mencionan seis, omitidas las que son los kenitas, los kennizitas, los kadmonitas y los rephaim. Los rephaim ya se hab�an extinguido como una tribu, Og, "el �ltimo de los rephaim", habiendo sido conquistado, y �l y su pueblo destruidos por los israelitas. Las otras tres tribus yac�an probablemente m�s all� de los l�mites de Cana�n, en esa regi�n prometida a Abraham, pero que no estaba incluida en el territorio conquistado por el pueblo bajo Josu�. Esto puede explicar que no se mencionen aqu�. Aqu� aparece una naci�n, los Hivitas, que no est� en la enumeraci�n en G�nesis. Este nombre parece haber sido llevado por m�s tribus que una, o por una tribu existente en divisiones ampliamente dispersas, porque encontramos al Hivita en el centro de Palestina ( G�nesis 34:2), en el Shephelah ( Josu� 9:7; Josu� 11:19), en la alabanza de Mizpe bajo Herm�n ( Josu� 11:3), "en L�bano, desde el monte Baal-hermon hasta la entrada de Hamath "( Jueces 3:3), y entre las tribus del norte de Cana�n ( G�nesis 10:17; 1 Cr�nicas 1:15). Su asentamiento principal fue probablemente en esa parte del pa�s donde el rango de Antilibanus termina en el Monte Herm�n.

Deuteronomio 7:3

Tampoco har�s matrimonios con ellos. Al entablar relaciones �ntimas con los id�latras, podr�an ser seducidos a la idolatr�a; y donde el matrimonio se contrajo con un id�latra, los hijos podr�an criarse en idolatr�a. Tales uniones estaban prohibidas.

Deuteronomio 7:4

De seguirme; literalmente, despu�s de m�, es decir, de ser mi sirviente y adorador. Repentinamente; m�s bien, r�pidamente (????, infin; de ?????, para ser r�pido, para acelerar, usado como un adverbio).

Deuteronomio 7:5

No solo deb�an no tener comuni�n con los id�latras, sino que deb�an erradicar su idolatr�a, volcando sus altares y destruyendo sus �dolos; y esto porque eran un pueblo santo, escogidos por Dios para ser su posesi�n especial, un gran privilegio y honor que deb�an tener cuidado de no desechar.

Deuteronomio 7:5

Cortar sus arboledas; m�s bien, corta o corta en pedazos sus asherahs. Estos eran, aparentemente, pilares de madera de considerable altura, que estaban firmemente plantados en el suelo (comp. Jueces 6:25-7; Deuteronomio 16:21)? y fueron consagrados a la adoraci�n de una deidad femenina, la compa�era de Baal; probablemente lo mismo que despu�s de la guerra, se conoce como Astarte, la Venus de los sirios (ver nota en Deuteronomio 16:21).

Deuteronomio 7:6

Un pueblo santo; un pueblo consagrado a Dios, para ser santo como �l es santo (cf. Lev�tico 11:43-3; Deuteronomio 19:2; Dt 20: 1-20: 26; Deuteronomio 21:6; Deuteronomio 23:14). Un pueblo especial para s� mismo; literalmente, ser para �l con un pueblo de propiedad (????????), un pueblo propio, su propiedad peculiar (cf. �xodo 19:5; Deuteronomio 14:2; Deuteronomio 26:18; y, para el significado de la palabra, 1 Cr�nicas 29:3," mi propio bien propio; " Eclesiast�s 2:8," peculiar tesoro de reyes "); LXX ???? ??????????, aplicado por San Pablo a los cristianos como la propiedad elegida y especial de Cristo ( Tito 2:14 :). Por encima de todas las personas; m�s bien, de o de entre todos los pueblos.

Deuteronomio 7:7

Pon su amor sobre ti. El verbo hebreo que significa principalmente adherirse a, apegarse a, se usa para expresar afecto ardiente y amoroso (cf. G�nesis 34:8; Deuteronomio 10:15; Isa�as 38:17). La menor de todas las personas. Se podr�a haber supuesto que, al elegir a un pueblo como su tesoro especial, el Todopoderoso habr�a seleccionado a una de las grandes naciones del mundo; pero, en lugar de eso, hab�a elegido uno de los m�s peque�os. De hecho, hab�an crecido hasta ahora, eran como las estrellas para la multitud; pero no era en perspectiva de esto que fueron elegidos. La elecci�n de Israel fue puramente de gracia.

Deuteronomio 7:8

Porque el Se�or te amaba. Targum Onkelos, "Porque ten�a complacencia en ti"; Vulgate, quia vobis junctus est. "En lugar de decir: �l te eligi� por amor a tus padres, como en Deuteronomio 4:37, Mois�s trae en este lugar amor al pueblo de Israel como el motivo Divino , no por elegir a Israel, sino por sacarlo y liberarlo de la casa de esclavos de Egipto, por la cual Dios pr�cticamente hab�a llevado a cabo la elecci�n del pueblo, para poder as� atraer a los israelitas a una reciprocidad de amor "(Keil )

Deuteronomio 7:9

A mil generaciones; m�s bien, a la mil�sima generaci�n. Como Dios es fiel a su pacto, y mostrar� misericordia y har� el bien a los que lo aman, mientras que a los que lo odian traer� una retribuci�n terrible, esto le advierte a la gente que tenga cuidado con la rebeli�n y la apostas�a de �l (comp. . �xodo 20:5).

Deuteronomio 7:10

Y les paga a los que lo odian a la cara. La frase, "a su cara" (?? ??????, a sus caras), ha sido explicada de diversas maneras. Se ha tomado como significado, instant�neamente, statim, mano cunctanter (Vulgate, Gesenius); abiertamente, manifiestamente, palam (Grocio, Calvino, Michaelis); durante la vida, en hac vita (Targum, Vatab.); en su presencia, a su propia vista (LXX; ???? ????????: Rosenm�ller). Lo �ltimo parece lo mejor. ?????? significa correctamente, frente, y ??? ??????, al frente, antes, en presencia (cf. Le Deuteronomio 9:5; �xodo 23:17). El que odia a Dios debe ser devuelto, para que el hombre mismo vea y sienta que ha sido herido por Dios (cf. Isa�as 65:6; Job 34:11; Sal 62:13) . Y esta retribuci�n deber�a llegar r�pidamente: no ser� flojo con el que lo odia; es decir, no se demorar� en pagarle.

Deuteronomio 7:11

Como Dios se vengar�a sumariamente de sus adversarios, se exhorta al pueblo a guardar todos sus mandamientos, estatutos y derechos.

Deuteronomio 7:12

Por otro lado, la obediencia traer�a bendici�n. Por lo cual suceder�, si escuch�is. El hebreo transmite la idea de una recompensa como consecuencia de su escucha; como habr�a retribuci�n por la transgresi�n, tambi�n habr�a recompensa por la obediencia. La palabra hebrea representada por "por qu�" en la versi�n autorizada (?????, de ?????, el tal�n) denota lo que viene despu�s, el final o el �ltimo de cualquier cosa (Salmo 119:33, Salmo 119:112), por lo tanto, recompensa, recompensa, salarios, como el fin o resultado de la actuaci�n (Salmo 19:11; Salmo 40:15; Isa�as 5:23, etc.). La cl�usula podr�a, por lo tanto, traducirse, como consecuencia o recompensa de escuchar ... ser� eso, etc. Juicios, es decir, derechos, reclamos leg�timos (???????????). Dios, como el Gran Rey, tiene sus derechos, y estos deben ser entregados a �l por sus s�bditos y siervos. La misericordia, es decir, la bondad, el favor (?????), se mostr� en las promesas que Dios dio a sus padres, y se comprometi� por convenio a cumplir.

Deuteronomio 7:13

Este favor tendr�a efecto en una bendici�n sobre el fruto del �tero, el producto del campo y el aumento de sus reba�os y manadas (comp. �xodo 23:25-2). Tu ma�z, y tu vino, y tu aceite. Estos comprenden los productos fruct�feros del suelo, y en su combinaci�n expresan fertilidad y abundancia general. Por ma�z (?????), sin duda, debe entenderse los productos de cereales generalmente utilizados para la alimentaci�n. Se puede dudar si tirosh (???????), propiamente significa vino. La palabra a menudo se traduce en la versi�n autorizada por vino nuevo, y este es el significado generalmente dado en los l�xicos. Sin embargo, como se une casi constantemente con el ma�z y el aceite, los productos inmediatos del suelo, al menos sin cambios en ning�n proceso o fabricaci�n, debe considerarse que designa uvas maduras que el vino. Eso, adem�s, lo que se iba a reunir ( Deuteronomio 11:14), que podr�a diezmarse ( Deuteronomio 12:17; Deuteronomio 14:23), que podr�a describirse como fruto ( 2 Cr�nicas 31:5), como estar en el grupo ( Isa�as 65:8), y como capaz de secarse o resecarse ( Joel 1:10), y pisar ( Miqueas 7:15), no podr�a ser un fluido como el fermentado nueve. Sin embargo, como el jugo de uva fue el que se obtuvo del vino, el tirosh a veces se usa tropicalmente para el vino ( Isa�as 62:8; Oseas 4:11), as� como el ma�z se usa para el pan ( Lamentaciones 2:12; Oseas 7:14). El aceite aqu� mencionado, y en otras partes unido con dagan y tirosh, es el aceite de oliva puro puro (???????, de ?????, para brillar), obtenido por presi�n de las bayas de la aceituna, y utilizado para alimentos y para otros fines por los jud�os (ver notas en Deuteronomio 8:8). Reba�os de tus ovejas. El hebreo es muy peculiar aqu�; la misma expresi�n aparece solo en este libro ( Deuteronomio 28:4, Deuteronomio 28:18, Deuteronomio 28:51). Literalmente, es el Astartes (Ashtaroth) de tus ovejas. Kimchi dice que significa "las hembras de las ovejas" (????? ????), y este Gesenius adopta, traduciendo la frase por "ovejas". Astarte ('Ash-toreth, plu.' Ashtaroth) era la Venus fenicia, y se supone que las hembras del reba�o se llamaban Astartes o Venos, como propagaci�n del reba�o. Sin embargo, hay otra forma de explicar la palabra como se usa aqu�, al referirla a una ra�z ?ashar (??????), que significa multiplicarse, ser rico; de ah� el nombre dado a las hembras como multiplicadores del reba�o, sin ninguna referencia a Astarte.

Deuteronomio 7:15

La misericordia de Dios se les debe mostrar tambi�n para preservarlos de la enfermedad, especialmente de un tipo virulento y peligroso, como lo hab�an visto en Egipto, donde la enfermedad ha asumido f�cilmente en todas las edades un car�cter maligno ('Encyc. Brit., 'art.' Egipto '), y donde prevalecen especialmente las enfermedades cut�neas del peor tipo (comp. Deuteronomio 38:27). Tales enfermedades que el Se�or preferir�a hacer caer sobre sus enemigos.

Deuteronomio 7:16-5

Los paganos deb�an extirparlos completamente de la tierra que Dios estaba a punto de darles; poderosos como eran estas naciones, no deb�an temerles, porque Dios estar�a con su pueblo y entregar�a a estas naciones, con sus reyes, en sus manos. Sin embargo, no todos a la vez deber�an expulsar a los antiguos ocupantes del pa�s; esto deber�a hacerse gradualmente, no sea que la tierra se despobla repentinamente, los animales salvajes aumentar�an demasiado, para ser una fuente de peligro y problemas para los colonos; pero finalmente deber�an ser completamente destruidos, y con ellos todos los objetos e implementos de su adoraci�n id�latra.

Deuteronomio 7:16

Y consumir�s; literalmente, come, devora (???????????). A menos que los consuman como uno consume comida, ser�an una trampa para ellos, al tentarlos a unirse a su idolatr�a.

Deuteronomio 7:17, Deuteronomio 7:18

Si dir�s en tu coraz�n. El pensamiento podr�a surgir en sus mentes, �C�mo podemos competir con naciones mucho m�s poderosas que nosotros? Pero tales pensamientos deben reprimirlos, recordando lo que Dios hab�a hecho por ellos con Fara�n y los egipcios, y descansando asegurados de que lo mismo har�a con los cananeos.

Deuteronomio 7:19

Tentaciones, etc. (cf. Deuteronomio 4:34; Deuteronomio 6:22).

Deuteronomio 7:20

Avisp�n (cf. �xodo 23:28). Se registran instancias de ej�rcitos obligados a ceder ante enjambres de insectos por los que fueron atacados; pero puede dudarse si la declaraci�n aqu� debe entenderse literalmente, y no figurativamente, como una expresi�n de muchos y variados males con los que los cananeos fugitivos deb�an ser visitados hasta que fueran extirpados (cf. Josu� 24:12, en comparaci�n con Josu� 10:22-6).

Deuteronomio 7:22

(Cf. �xodo 23:30.)

Deuteronomio 7:24

Los reyes tambi�n de estas naciones deber�an destruirlos por completo, para que su memoria perezca de la tierra.

Deuteronomio 7:25, Deuteronomio 7:26

Los �dolos de los cananeos deb�an ser totalmente destruidos por el fuego, sin salvar ni siquiera la plata o el oro con el que se superpon�an las im�genes, para que, si eso fuera codiciado y retenido, podr�a ponerlos bajo la prohibici�n de todas las cosas relacionadas con idolatr�a; como sucedi� en el caso de Ac�n ( Josu� 7:1.).

Deuteronomio 7:26

Cosa maldita; algo dedicado (?????), ya sea, como en este caso, a la destrucci�n (comp. tambi�n 1 Reyes 20:42; Zacar�as 14:11; Mal 3: 1-18: 24; [ Malaqu�as 4:6]) o, como en otros lugares, a Dios (Le Deuteronomio 27:21; N�meros 18:14).

HOMIL�TICA

Deuteronomio 7:1

Una pol�tica de autoconservaci�n del pueblo santo.

Tenemos en este p�rrafo un vistazo al momento en que la marcha de Israel a trav�s del desierto se completar�a, y cuando la gente a quien Dios le hab�a dado la tierra deber�a ser confrontada con aquellos que la pose�an previamente. En nuestra Homil�a sobre ella, observemos:

I. Hemos se�alado aqu� las condiciones bajo las cuales Israel tomar�a posesi�n de la tierra.

1. Hab�a una gran promesa de pacto que les hab�a sido transmitida de generaciones anteriores, y que involucraba resultados que ser�an de largo alcance tanto en tiempo como en lugar, tocando a cada familia de hombres, a trav�s de cada �poca del tiempo. En una palabra, era nada menos que el pacto divino de la redenci�n humana, en el cumplimiento de lo cual deb�a venir un Gran Mediador, mientras que en Israel la pureza de la l�nea de su descendencia deb�a ser custodiada, y por eso hab�a tener en posesi�n una extensi�n de tierra en la que el gran trabajo del Mediador debe tener su base terrenal y su terreno hist�rico.

2. Con esta perspectiva lejana a la vista, Israel deb�a ser un pueblo "para el Se�or su Dios". Fue para mantener un lugar entre las naciones que era �nico. �Uno de los m�s peque�os en cuanto a territorio y n�meros, fue golpear lo m�s profundo en cuanto a su valor y poder!

3. Por lo tanto, Israel deb�a ser un pueblo santo ( Deuteronomio 7:6). Deb�a tener un car�cter religioso espec�fico, ya que ocupar�a un lugar peculiar hist�ricamente. Por lo tanto, su elevaci�n moral y espiritual es lo primero que se debe asegurar. La revelaci�n de Dios que pose�a la gente no ten�a un poder inspirador. El Dios eterno era el refugio de Israel, y debajo estaban los brazos eternos. Las instituciones de mediaci�n, sacerdocio, sacrificio, fueron lecciones profundas y solemnes sobre el mal del pecado y la justicia de Dios. Y la ley moral que pose�a Israel era tan pura, tan completa, incluso en la infancia del pueblo, que hasta el d�a de hoy, ni los hombres m�s sabios del mundo pueden encontrar un defecto en �l, ni pueden sugerir nada para complementarlo.

4. Sin embargo, Israel estar�a en gran peligro ( Deuteronomio 7:4). La tierra de Cana�n, aunque hermosa, fruct�fera y alegre, era un nido de impurezas. Las contaminaciones m�s terribles estaban degradando a la gente y, aparte de alg�n guardia especial, ten�an muchas m�s probabilidades de infectar a Israel con el virus de su idolatr�a que Israel de limpiarlos con la fuerza de contrarrestar la virtud. Y cuando pensamos en la gran importancia que tiene para el mundo la elecci�n de una persona que deber�a servir como palanca para el resto, discernimos la raz�n de los mandatos imperativos que siguen a la pol�tica que Israel deb�a seguir con referencia a Los pueblos de Cana�n.

II AQU� SE ENCUENTRA UNA L�NEA TRES DE POL�TICAS.

1. Una pol�tica de separaci�n. As�, el Alt�simo, en el entrenamiento temprano de un pueblo para s� mismo, les permite ver cu�n completamente deben ser del Se�or; y ese matrimonio, que desde el punto de vista del mundano es tan apto para hundirse en una mera uni�n de cuerpos, es, desde el punto de vista de alguien que ser�a santo para el Se�or, ser inmediatamente regulado por Dios y elevado para �l. �Qui�n no puede ver la imposibilidad de que la vida matrimonial sea tan bendecida como puede ser si el esposo y la esposa est�n en desacuerdo sobre el mismo asunto sobre el cual las simpat�as conjuntas deber�an ser m�s cari�osas y fuertes? El principio aqu� ordenado se traslada al Nuevo Testamento, en palabras como estas: "No os un�is en yugo desigual con los incr�dulos". En esta severa interdicci�n de matrimonios mixtos bajo la Ley, nuestro Dios nos ense�ar�a para siempre que el lazo m�s querido de la vida debe formarse solo en sujeci�n a su voluntad de quienes somos y a quienes debemos servir.

2. Una pol�tica de intolerancia religiosa ( Deuteronomio 7:5). As� como Israel deb�a poseer la tierra para Dios, as� era sufrir su adoraci�n solo para ser observado. Lo que fuera contrario a esto deb�a ser quitado del camino. Una religi�n externa es pr�cticamente destruida cuando su observancia externa se hace imposible.

3. Una pol�tica de exterminio en la guerra. Los cananeos hab�an tenido su d�a de gracia ( G�nesis 15:16). Y ahora, para que no sigan contaminando la tierra, ser�n barridos "con el arma de la destrucci�n" (ver Homil�a en Deuteronomio 1:1). Si Israel no tuviera un mandato Divino en este sentido, nadie fingir�a justificar esta parte de su pol�tica. Si lo hubieran hecho, no necesitaba justificaci�n. Dios puede sentenciar a un pueblo a la ruina de cualquier manera que le plazca. Y cuando una naci�n ha dado paso a tal maldad sin nombre y desvergonzada que su tierra gime bajo la carga de sus cr�menes, es misericordia para el mundo cuando el mal es "eliminado". Y aunque tal pol�tica exterminativa por parte de cualquier naci�n puede justificarse solo sobre la base de una orden Divina, aunque la orden se haya dado en este caso, esa pol�tica no ilustra sino una verdad que el Alt�simo ha declarado una y otra vez: que ninguna naci�n tiene ning�n derecho absoluto en s� misma o en su tierra. Mantiene su existencia sujeta a la voluntad de Dios, y solo a esa voluntad; y si es bueno para el mundo que le d� lugar a otros, har� que fallezca y traer� a otras personas al suelo.

III. LA POSICI�N Y POL�TICA DE ISRAEL, TAN RESPECTO, NOS AMUEBLAN CON PRINCIPIOS DE APLICACI�N ETERNA Y UNIVERSAL. Ellos son estos:

1. El valor real de cualquier naci�n o pueblo en el gusano depende del grado en que cumplan el prop�sito de Dios, y no en la medida en que cumplan los suyos. Las naciones no tienen m�s que un pr�stamo pasajero de poder del Gran Supremo, en fideicomiso por su honor y el bien del mundo; y cuando pierden de vista eso, se olvidan gravemente de las cosas que pertenecen a su paz.

2. Si una naci�n debe preservarse para Dios, las influencias corruptoras deben ser eliminadas. Hemos visto (Homil�a en Deuteronomio 2:24) cu�nta importancia le da Dios al entrenamiento de la familia. Vemos en este p�rrafo cu�nta importancia tambi�n se otorga a esas influencias que van de antemano para formar la familia. �C�mo se coloca el Alt�simo contra todas esas corrupciones que envenenan el tejido social y rompen lo sagrado del hogar! �Y celosamente guarda su propia adoraci�n de las adiciones y mandamientos de los hombres!

3. Cuando una naci�n es leal a su Dios, al eliminar el pecado y cultivar la justicia, asegurar� la bendici�n Divina y su propia permanencia ( Deuteronomio 7:9). Dios reserva la entrada por las puertas de honor a "la naci�n justa que guarda la verdad".

4. La elevaci�n asegurada y dada a las naciones que promueven la justicia es la que, si vemos como Dios ve, valoraremos m�s. Los hombres sin Dios pueden codiciar un ascenso respaldado por pistolas y espadas, ej�rcitos y flotas. El creyente en Dios solo codicia una elevaci�n que proviene de la bendici�n divina sobre "un pueblo sabio y comprensivo".

5. Si falta lealtad a Dios y la verdad, una naci�n asegura su propia ca�da ( Deuteronomio 7:10; vea Ezequiel 17:1 .; Ezequiel 27:3; Ezequiel 28:2; Am�s 2:9; Abd�as 1:3, Abd�as 1:4).

6. Lo que Israel fue dise�ado para estar entre las naciones, los hombres regenerados est�n en su propia naci�n: "un pueblo santo para el Se�or su Dios". Son "la luz del mundo", "la sal de la tierra". La tierra est� llena de corrupci�n, y se descompone r�pidamente, a menos que se le arroje algo de sal para verificar la descomposici�n. Los cristianos son la "sal" de la tierra. Su valor est� en su "sabor", no en su nombre. Y si dejan que el "sabor" se extinga, ning�n nombre de discipulado les ser� de ninguna utilidad. Los cristianos no pueden separar su cristianismo de su ciudadan�a. Deben ser ciudadanos cristianos; �Y no aprendemos por abundantes ense�anzas en el Antiguo y Nuevo Testamento que Dios perdona a muchas ciudades culpables por el bien de los justos que est�n all�? (Vea la historia de la intercesi�n de Abraham por Sodoma). Y podemos olvidar la ense�anza del profeta Ezequiel, para que las naciones se vuelvan tan corruptas que incluso el elemento justo en ellas no se quede en la ruina ( Ezequiel 14:12) ?

7. Por lo tanto, los principios involucrados en este p�rrafo deben transmitir, y deben ser la base de, una advertencia sincera y un llamamiento a los hombres para que recuerden que el d�a de gracia para la naci�n, as� como para ellos mismos, tiene su l�mite. Dios es sufrido Lleva mucho tiempo, pero no soportar� siempre (cf. Isa�as 5:3; Isa�as 1:5; Lucas 19:41; Lucas 13:6; Mateo 21:38; Apocalipsis 2:21). �Oh, cu�n fervientemente deber�an los hombres volverse a Dios mientras todav�a hay esperanza! �Por su propio bien, para que puedan ser salvos, y por el bien de otros tambi�n, para que puedan convertirse en cooperadores con Dios para purificar y salvar a los hombres!

Deuteronomio 7:12-5

La prosperidad temporal como resultado de la obediencia a la Ley Divina.

El legislador anciano en este p�rrafo muestra a las personas en qu� medida su bienestar depende en gran medida de la obediencia a Dios, y tambi�n en qu� medida ese bienestar se manifestar�a incluso en asuntos temporales; en la salud del cuerpo que disfrutar�an de ellos y en el �xito con el que deber�an cuidar sus reba�os y manadas. Deber�an estar libres de las enfermedades y dolencias con las que abundaba Egipto; y debe, en el disfrute de tal inmunidad, tener el signo y la se�al de la bendici�n del Cielo sobre un pueblo obediente. Ahora, durante mucho tiempo se ha considerado como una marca del antiguo pacto, que, en condescendencia hacia el pueblo, Dios habl� tanto de bendiciones temporales como la recompensa de la obediencia en los primeros mensajes que fueron entregados a nuestros padres. Tambi�n se considera como una marca espec�fica de la ense�anza del Nuevo Testamento, que las promesas de Dios ahora se encuentran principalmente en la direcci�n del bien espiritual; y tanto se ha visto este aspecto de las cosas en nuestros d�as, que de ninguna manera es improbable que podamos estar en peligro de llevar nuestras opiniones al respecto hasta el extremo de considerar las comodidades temporales como ninguna marca en absoluto Aprobaci�n divina. Vale la pena, por lo tanto, analizar este asunto, para ver si podemos formular la ense�anza de la Palabra de Dios al respecto para mostrar la armon�a entre ella y los hechos reales de la vida en esta pregunta: �hasta d�nde puede llegar la abundancia de �El bien temporal y la libertad de la enfermedad se consideran una prueba del favor divino? Consideraremos la historia real ante nuestros ojos como una base y una ilustraci�n de nuestros comentarios.

I. DIOS EN LA GRAN MISERICORDIA RETIR� A ISRAEL DE EGIPTO, QUE NO ERA SOLO EL ASIENTO DE LA OPRESI�N POL�TICA, Y UNA REGI�N DE IDOLATR�A FALSA, PERO TAMBI�N ES UN LOCO Y UN ENFOQUE DE MUCHAS ENFERMEDADES PESTILENCIALES. (Ver 'Egipcios modernos' del Sr. Lane; 'el arte' Egipto 'en' Encyc. Brit .; 'y en los Diccionarios de la Biblia de Smith y Kitto.) Probablemente la tierra de Goshen podr�a ser un distrito m�s saludable que la regi�n del ciudad misma; Sin embargo, es extremadamente cuestionable si una raza como la que Israel fue dise�ada para ser, podr�a, incluso f�sicamente, haber sido desarrollada con certeza en el propio Egipto. No es una misericordia tener nuestro lote terrenal en una localidad saludable. No es posible, de hecho, escapar de las tentaciones desde afuera o desde adentro, ir a donde podamos, pero es cierto que (coet. Par.) Es mucho m�s f�cil resistir el mal y cultivar la virtud donde el clima y la atm�sfera tienden a promover vigor corporal La historia del mundo ofrece pruebas suficientes de que las influencias clim�ticas no har�n todo por el hombre; pero esa no es raz�n para subestimar su valor, ni para perder de vista la misericordia donde "nos han ca�do las l�neas en" lugares saludables y que dan salud.

II Aunque libre de responsabilidad por la enfermedad de Egipto, la salud y la salud de Israel depender�an de la obediencia a la ley de Dios. Ninguna tierra puede darnos inmunidad frente a las consecuencias de infringir la ley, sin embargo, da vida a sus brisas. Las leyes f�sicas y morales de Dios est�n entrelazadas y entrelazadas. La obediencia o la desobediencia a cualquiera de ellas puede tener su pleno efecto en su propia direcci�n. La obediencia o la desobediencia a ambos tendr� sus efectos complicados en ambas direcciones. Muchos hablan de la ley como si actuara sin Dios; y, tal vez, algunos piensan en Dios como si �l actuara sin ley. No necesitamos cometer ninguno de los dos errores. Evitemos cuidadosamente ambos. Reverenciemos toda ley de Dios, f�sica o moral, porque es suya; y que sea nuestro estudio comprenderlos en todos los departamentos en los que se nos presentan. El Sr. Binney hizo una vez la sorprendente declaraci�n de que, "salvo accidentes, �un hombre puede vivir casi todo el tiempo que quiera!" Con lo cual quiso decir, por supuesto, que hay ciertas leyes y reglas divinas, cuya obediencia tiende a la preservaci�n de la salud y, en consecuencia, a la prolongaci�n de la vida. Y, si se descuidan estas leyes, podemos crear enfermedades, aflicciones y problemas para nosotros mismos, y engendrar incluso la muerte, por saludable que sea la localidad en la que habitamos. Por lo tanto, no es sorprendente encontrar en este p�rrafo otro principio indicado.

III. Suponiendo que las personas sean obedientes a la ley de Dios, la salud y la riqueza seguir�an de manera natural. El original ( Deuteronomio 7:12), por un idioma hebreo peculiar, muestra esto. "Y (ser�) ser� (el) tal�n", es decir, el final y, por lo tanto, la consecuencia. Cualquiera que sea el tipo de bienestar deseado, las leyes de Dios en esa direcci�n deben estudiarse, comprenderse y seguirse. Ya sea en la regulaci�n de la producci�n o sustento de la vida; en actividades agr�colas; en las esferas del capital y el trabajo, y sus relaciones mutuas; en la creaci�n, distribuci�n, aumento y gasto de riqueza; en la regi�n superior del cultivo de las virtudes nacionales y sociales de verdad y bondad; en la regi�n a�n m�s alta de la piedad familiar; o en la regi�n m�s alta de todas, incluso la del amor personal y la devoci�n a Dios, las viejas palabras se demostrar�n verdaderas: "A los que me honran, los honrar�". Sin duda, a menudo nos encontramos con casos que parecen an�malos; no concuerdan con ninguna regla conocida. Pero descubriremos que no conocemos la totalidad de tales casos, ni siquiera los suficientes para permitirnos juzgar acerca de ellos. Hasta que sepamos m�s, debemos suspender el juicio. No hay perplejidades de este tipo que den ninguna orden para perturbar los primeros principios. En cualquier regi�n en la que Dios tiene leyes, podemos tener deberes; y es una piedad muy parcial y poco saludable que subestimar�a la acci�n inteligente en cualquier departamento. En cualquier departamento que haya negligencia, en tal podemos esperar un fracaso. Y donde hay obediencia, habr� la recompensa.

IV. A pesar de que la recompensa puede venir en el camino de la consecuencia natural, sin embargo, menos es la bendici�n de Dios. El resultado es de �l, porque la Ley es de �l. Tampoco es menos por parte de Dios, si somos capaces de rastrear cada paso de la venida de una bendici�n. El trabajo de un hombre no es menos suyo porque lo hace de alguna manera. Tampoco se le atribuye menos porque se sabe c�mo lo hizo. �Por qu� los hombres deber�an ser menos razonables al reconocer la obra de Dios, cuando las leyes de la obra se nos manifiestan? "La mano del diligente enriquece", es una verdad; "La bendici�n del Se�or, enriquece", es otra. Podemos ignorar ninguno de los dos, pero debemos admitir y actuar con reverencia en ambos.

V. �EN QU� CONDICI�N FRAIL, SIN EMBARGO, FUE SUSPENDIDA LA RIQUEZA NACIONAL DE ISRAEL! "Si escuchas estos juicios", etc. Las leyes eran correctas, amables, ben�volas. La tierra era hermosa, f�rtil, saludable. Todo lo que se quer�a era gente obediente. Israel necesitaba tanto ser liberado de s� mismo como ser rescatado de los egipcios. Y, de hecho, hab�a entre ellos una obra redentora anti santificadora, llevada a cabo por el Esp�ritu de Dios, aunque no se menciona en este p�rrafo; ni fue tan completamente revelado como ahora, c�mo, en su gracia infinita, nuestro Dios cre� en su pueblo la obediencia que, en su Ley, �l ordena. "La justicia de la ley se cumple en los que andan no seg�n la carne, sino seg�n el Esp�ritu". La Ley dada a Israel era una gu�a infantil con vistas a Cristo. El primer pacto result� fr�gil en sus manos, y as� aprendieron la necesidad de otro, que deber�a estar siempre a salvo en las manos de Dios. El primero dice: "Haz esto y vive". El segundo, "Vive, y har�s esto". E incluso ahora, en general, podemos decir que Dios gobierna a las naciones, como naciones, por el primer pacto. �l gobierna a su propio pueblo creyente por el segundo. Por lo tanto, al tratar con hombres y naciones, el predicador cristiano tiene que exponer y hacer cumplir las leyes eternas de la justicia, y al revelar el fracaso de los hombres para condenar el pecado; mientras construye la Iglesia, tiene que mostrar la gloria del Esp�ritu Santo como el Creador y Sustentador del poder espiritual.

Verbos 17-25

Una pregunta ansiosa o temerosas dificultades.

En este p�rrafo hay algunos vers�culos que son principalmente una repetici�n de la aplicaci�n de la pol�tica de separaci�n y extrusi�n que Israel deb�a adoptar hacia los cananeos. Pero hay una caracter�stica distintiva en �l que presenta varios puntos completamente nuevos, el lado hist�rico del cual podemos mirar primero, para que podamos ver cu�n peculiarmente lleno es este pasaje de ense�anza brillante y deslumbrante para nosotros.

Aqu� hay una pregunta ( Deuteronomio 7:18), que Israel no es improbable que haga, al menos ocasionalmente. Sin duda, justo en el momento en que estaban llenos de alegr�a por la destrucci�n de Fara�n y sus anfitriones, o cuando hab�an experimentado una gran liberaci�n de la necesidad apremiante, sus corazones ser�an valientes y fuertes. Pero, como algunos otros desde entonces, fueron en gran medida las criaturas de las circunstancias. Ahora arriba, ahora abajo. Ahora tan euf�ricos que piensan que pueden superar cualquier cosa, ahora tan deprimidos que temen todo: llegar�a el momento en que, en vista de las posibles luchas que podr�a implicar la posesi�n de Cana�n, muchos israelitas dir�an: "Estas naciones son m�s poderosas". que yo; �c�mo puedo deshacerme de ellos? y deben haber sido m�s que humanos si el coraz�n no ced�a de vez en cuando. Porque hab�a siete naciones para suplantar; y m�s all� de la fuerza num�rica contra la que Israel tendr�a que luchar, estar�a el hecho de que eran extra�os a la tierra; hab�an sido mantenidos en servidumbre; no ten�an habilidades en el arte y la pr�ctica de la guerra; de modo que, en el lado humano, la ventaja era muy grande con los cananeos, mientras que Israel incurr�a en un riesgo muy serio. Ahora, aunque Jehov� estaba muy enojado con la gente cuando, en su incredulidad culpable, propusieron regresar al informe malvado de los esp�as, �l ve una gran diferencia entre una desconfianza profundamente arraigada y una nube ocasional que puede sombrear el esp�ritu; y mientras en su ira santa condena al primero, en su tierna compasi�n anticipa y protege contra el segundo. Por lo tanto, de Deuteronomio 7:18 a 24, tenemos la voz de v�tores del gran legislador, pronunciando grandiosamente, en su vig�simo vig�simo a�o, palabras para fortalecer el coraz�n y mostrando a Israel, en el Nombre del Se�or de los anfitriones, cu�nto m�s hay para animarlos de lo que puede haber para desalentar y deprimir. �l

(1) les recuerda no menos de ocho veces el Nombre del Se�or su Dios;

(2) les pide que miren a los milagros y maravillas del pasado, y que vean en ellos promesas de ayuda futura;

(3) les muestra c�mo la acci�n providencial de Dios, que 'fue para ellos, ser�a contra sus enemigos;

(4) les asegura que Dios estar�a entre ellos como un Ayudante y Amigo siempre presente; y

(5) se�ala que, aunque el proceso de expulsar a los cananeos podr�a ser lento, sin embargo, si se hiciera m�s r�pidamente, ser�a atendido con gran peligro por otros e inesperados barrios; que tanto las tribus de hombres como las manadas de bestias quedar�an en suspenso por su bien; para que, aunque fueran conducidos por una ruta tediosa, �ser�a la forma m�s segura! Ahora, seguramente no deber�amos pasar por alto un pasaje tan lleno de inter�s e instrucci�n para nuestra vida cotidiana como este, present�ndonos, como lo hace, dos l�neas distintas de pensamiento.

I. LAS DIFICULTADES DE LA VIDA TAN ANEXIAMENTE TENIDAS POR NOSOTROS. "Estas naciones son m�s que yo; �c�mo puedo deshacerme de ellas?" Estos israelitas no fueron las �nicas personas que lanzaron miradas por delante y que, previendo, como pensaban, dificultades en la distancia, exclamaron: "�C�mo los superaremos?" No nos referimos ahora a los que no tienen fe viva en Dios, y que est�n dando paso a la incredulidad oscura y pecaminosa; ni hemos visto principalmente a aquellos que nunca han sido sacados de "la casa de la esclavitud". Pero, manteni�ndonos lo m�s cerca posible de los casos sugeridos en el p�rrafo, nos referimos a aquellos que, por misericordia, saben qu� gran liberaci�n ha sido forjada para el hombre en Cristo; para quien esa redenci�n se ha convertido en un poder vivo a trav�s de la energ�a del Esp�ritu Santo; y quienes, a pesar de todo, tienen sus momentos de des�nimo cuando miran o intentan mirar hacia el futuro, ven innumerables obstrucciones enfrent�ndose a ellos y preguntan con ansiosa tristeza: "�C�mo podemos enfrentarlos a todos?" Esta consulta principal puede tomar una o m�s de las siguientes formas:

1. Los fines y objetivos especiales incluso de mi vida terrenal; �C�mo puedo lograrlos?

2. Las dificultades en el camino de mi muy amada obra para Cristo; �C�mo puedo superarlos?

3. Las dificultades que se deben enfrentar al correr la carrera cristiana; �C�mo puedo encontrarlos?

4. Los muchos obst�culos que se oponen al avance de la causa de Dios; �C�mo puede vencerlos la Iglesia?

5. Todos los enemigos, dentro y fuera, que amenazan la posesi�n de Cana�n; �C�mo podemos vencerlos? Digamos, �hay alg�n creyente en cuyo esp�ritu tales preguntas como estas no surgen de vez en cuando, y qui�n no se estremece ocasionalmente por el chili de un pron�stico dudoso? Por lo tanto, veamos en este pasaje:

II LAS DIFICULTADES DE LA VIDA GRACIOSAMENTE ANTICIPADAS Y PROPORCIONADAS POR DIOS. Los siguientes puntos se encontrar�n, expl�cita o impl�citamente, en el p�rrafo:

1. "El Se�or tu Dios". Ese nombre es una garant�a de todo lo que quieres por cierto. "Mayor es el que es para ti que todos los que pueden estar en tu contra". Hay m�s significado en ese Nombre que en todos los dem�s nombres adem�s. "Si Dios es para nosotros, �qui�n puede estar en contra de nosotros?"

2. Dios ir� delante de ti para despejar el camino ( Deuteronomio 7:20). Toda la naturaleza lo espera. Fuego, truenos, rel�mpagos, granizo; moscas, gusanos, langostas, avispones; ay, hombres, demonios, �ngeles, deben hacer su trabajo cuando �l llama.

3. Dios estar� contigo para potenciarte en el camino ( Deuteronomio 7:21). Si Dios no est� de nuestro lado, solo hay debilidad, cualquiera que sea el aparente poder. Si Dios est� de nuestro lado, hay poder, cualquiera que sea la aparente debilidad.

4. Dios elegir� sus mejores m�todos para ayudarte en el camino ( Deuteronomio 7:22). "Poco a poco." Un despeje m�s r�pido habr�a tra�do otros peligros. Dios "limpia suavemente nuestro camino".

5. Las liberaciones pasadas de Dios son promesas de que no te abandonar� por cierto ( Deuteronomio 7:18, Deuteronomio 7:19; ver Salmo 63:7; Romanos 8:32; Romanos 5:10).

6. Es uno de los "secretos del Se�or", hacernos encontrarnos y lidiar con cosas y seres m�s poderosos que nosotros, para que podamos dejar de confiar en nosotros mismos y ser arrojados sobre �l, el Todopoderoso, por fuerza. La tendencia a la autoconfianza y la autoaludaci�n es muy fuerte (ver Deuteronomio 8:17, Deuteronomio 8:18). Estudie la historia de Gede�n y su banda de trescientos hombres. Esta educaci�n en confianza es tambi�n una educaci�n en santidad. Tenemos, al enfrentar dificultades que est�n m�s all� de nosotros, para aprender cu�nto queremos a Dios. Y, sin embargo, Dios no estar� con nosotros excepto si somos leales a �l (ver Josu� 7:1). Ah! �Es por estas dificultades en la vida, por nuestra manera de enfrentarlas y por el trato de Dios con nosotros bajo ellas, que debemos ser educados por la eternidad! Oh! si todo fuera tranquilo, si no tuvi�ramos complicaciones que enfrentar, ni pruebas que soportar, �c�mo podr�amos seguir a la deriva r�o abajo, calmados, peligrosamente seguros, hasta que nos despertamos, tal vez, demasiado tarde, para encontrarnos con un desastre y un desastre? �ruina! Es por estos descansos en nuestra paz, por estos cuidados y luchas duras, que nos arrojan sobre nuestro Dios, que nos ense�an cu�nto lo queremos y qu� tan mal podr�amos vivir sin �l. En el viaje de la vida todos hemos entrado, y la pregunta suprema para nosotros no es: "�Ser� suave o �spero?" pero "�C�mo va a terminar?"

HOMILIAS DE D. DAVIES

Deuteronomio 7:1

La misi�n iconoclasta de Israel.

La idolatr�a material es el gran peligro de la humanidad. A qu� corrupci�n y miseria conduce tal idolatr�a, nosotros en la Inglaterra cristianizada apenas podemos concebir. Cu�l hubiera sido la historia de nuestro mundo si ese semillero de corrupci�n cananea hubiera continuado, ser�a dif�cil de imaginar. Muchos m�todos estaban abiertos a Dios por los cuales �l podr�a arrestar esa plaga de vicios; de todos ellos, su sabidur�a seleccion� esto, a saber. emplear a los hebreos como sus ministros de destrucci�n.

I. CONSIDERE A LOS HOMBRES ELEGIDOS POR DIOS PARA LA OFICINA Y EL SERVICIO. Podemos suponer con seguridad que cada naci�n cumple alguna propuesta prevista por Dios, tal vez designada para ello por �l. Posiblemente cada hombre, aunque no pueda alcanzar la realizaci�n del ideal m�s elevado de Dios, puede cumplir alg�n prop�sito inferior de Dios. Los hebreos ten�an un honor muy especial conferido a ellos. Fueron elegidos para la santidad, elegidos para ser los ministros de la justicia de Dios. La gloria era eminente, y los jud�os no pudieron alcanzarla. El Dios Alt�simo condescendi� para establecer una alianza m�s cercana con Israel, se dign� ser llamado su Dios y se ocup� de sus intereses. Mientras ellos guardaran sus mandamientos, la mentira guardaba su pacto. Su fidelidad era una cantidad infinita, pero estaba condicionada por la obediencia de Israel. No faltaba evidencia de que Israel tocara la amistosa protecci�n y ayuda de Jehov�. Su lealtad como s�bditos fue recibida cordialmente por su favor como Soberano. Su debilidad admitida fue recibida por la fuerza Divina, Su pobre y superficial amor fue recibido y recompensado por su rico afecto.

II LOS FUNDAMENTOS DE LA ELECCI�N DE DIOS.

1. Esto se declara negativamente. No fue por sus n�meros o su fuerza. Esa fuerza y ??magnitud de la naci�n fueron el efecto de la elecci�n de Dios, no su causa. No fueron elegidos por su santidad superior, pero con el fin de hacerlos santos, hay alguna raz�n para la elecci�n de Dios, pero esa raz�n no se revela a menudo. Posiblemente sea demasiado rec�ndito para la comprensi�n del hombre, o la b�squeda adicional de la investigaci�n podr�a desviarlo de la obediencia pr�ctica.

2. Se afirma positivamente que esta elecci�n fue el resultado del amor. Debe haber habido la potencia, tal vez la promesa, del bien en los hebreos, para atraer el amor de Dios. Si no hubiera maldad positiva, Dios se deleitar�a en ellos como producto de su propia habilidad. Sus gentiles tratos hasta ahora hab�an sido con respecto al juramento hecho a sus padres. El gran amor de Dios hacia Abraham se hab�a perpetuado en su simiente. �Qui�n puede medir qu� vida de bendici�n cada uno de nosotros puede comunicar a las generaciones a�n no nacidas? La gracia divina en nosotros no es terminal.

III. EL DISE�O DE LA ELECCI�N DE DIOS: GENERAL Y ESPECIAL. El dise�o general era de car�cter sagrado. La elecci�n al cargo y al honor depend�a del logro del car�cter. La santidad es la perfecci�n m�s elevada del hombre, por lo tanto, el dise�o m�s elevado de Dios. La santidad es una adquisici�n mucho m�s alta que la sabidur�a o la fuerza. Las siete naciones de Cana�n eran m�s grandes y poderosas que Israel, sin embargo, esas naciones cayeron ante el pueblo santo. La pureza eventualmente desplazar� el poder. Lo correcto es poder genuino. La santidad tiene, por cita divina, una tenencia eterna. El dise�o de la elecci�n de Dios de Israel tambi�n fue especial, a saber. para anular la idolatr�a. La vocaci�n general inclu�a la especial. Ser santo requerir�a conflicto con el pecado. La luz debe lidiar con la oscuridad. Los principios opuestos deben competir por el dominio. Cuanto m�s santos nos volvamos, m�s decidida ser� nuestra batalla con la idolatr�a. Sentiremos hacia �l y actuaremos hacia �l, como lo hace Dios. Para nosotros vivir (si somos hijos consagrados de Dios), y para oponernos a la idolatr�a, es id�ntico. "No hay paz con el pecado" es nuestro lema leal.

IV. LOS RESULTADOS REALIZADOS DE LA DIVINA ELECCI�N. Los hebreos ya hab�an obtenido una se�al de triunfo sobre los egipcios, como prueba de las intenciones graciosas de Dios hacia ellos. Ese triunfo fue singular, sorprendente y completo, �l, que podr�a asegurar tal triunfo para Israel, podr�a darles una f�cil conquista sobre cualquier adversario. Sab�an c�mo tocar las fuentes secretas del �xito. El camino al renombre estaba abierto. Apenas hab�a espacio para un tema dudoso, porque de un enemigo mayor Dios ya los hab�a liberado.

V. EL HONOR TRANSMITIDO EN ESTA ELECCI�N, VIZ. SER COMPA�EROS DE TRABAJO CON DIOS. Dios echar�a a las siete naciones de los cananeos, por lo tanto, los hebreos deben golpearlos. Dios los entregar�a, por lo tanto, Israel los destruir�a. En cada paso deb�an ser coadjutores con Dios. No debemos suponer que los cananeos fueron pasivamente sacrificados. En todos los casos provocaron severidad del tratamiento. Tan completamente se hab�an identificado los id�latras con la idolatr�a, que, para destruir lo �ltimo, Israel tuvo que destruir lo primero. Cuando Dios, el Gran Propietario de todos, nos impone una orden, por repulsivo que sea para nuestro propio sentimiento, ser�a una deslealtad flagrante de nuestra parte, s�, un pecado grave, desobedecer. El castigo con la espada no puede ser un acto m�s injusto que el castigo por el c�lera o la peste; y si los hombres admiten la justicia de uno, tambi�n deber�an hacerlo del otro. La piedad humana a veces debe mantenerse en suspenso.

VI. LOS DISE�OS DE DIOS, SI NO SE SIGUEN, VISITE A LOS HOMBRES CON DESTRUCCI�N. La alternativa de no ejecutar la alta comisi�n de Dios fue espantosa. Si alg�n falso sentimiento de piedad los desviara del camino del deber, los hebreos se habr�an convertido en participantes de los pecados de los id�latras. Cualquier concesi�n o compromiso con los cananeos ser�a (y de hecho fue) fatal para ellos. �Se puede tocar el tono y no contaminarse? La m�s m�nima connivencia con la abominaci�n ser�a un veneno moral. Ellos tambi�n ser�an malditos. Porque Dios no soportar� ser enga�ado. Para sus amigos es infinitamente amable y bendice, por su bien, su posteridad; pero a sus enemigos les paga en la cara. Tenemos que hacer una elecci�n entre el total dedicaci�n a la causa de Dios y la completa destrucci�n. � D.

Deuteronomio 7:12-5

Recompensa en proporci�n al arduo servicio.

La empresa en la que estaban entrando los jud�os era de prodigiosa dificultad. Tuvieron que luchar al mismo tiempo con enemigos humanos incondicionales y con enemigos internos de la lujuria malvada. Aqu� hab�a un campo espl�ndido para el renombre eterno. En proporci�n a la dificultad de la empresa ser�a la gloria del �xito.

I. OBSERVE LOS ASPECTOS DE DESCUBRIMIENTO DE LA EMPRESA.

1. Sus adversarios eran m�s numerosos que ellos. La adhesi�n de los n�meros a un lado en particular, naturalmente, entusiasma. Sin embargo, en la guerra, a menos que se mantenga el orden y la disciplina, simples n�meros han contribuido a la derrota.

2. Los cananeos estaban realmente en posesi�n. Por lo tanto, pod�an elegir sus posiciones militares y sent�an que estaban luchando por sus altares y sus hogares.

3. Los hebreos fueron sujetos de miedos internos. Sus padres en realidad se hab�an negado a pelear con las razas gigantes de Cana�n, y hab�an regresado nuevamente al desierto. El h�bito del coraje intr�pido no se engendr� de repente: fue un crecimiento.

4. Los hebreos tambi�n ten�an un deseo persistente por las cosas costosas dedicadas a la idolatr�a. Reprimir su propia concupiscencia era tan arduo como resistir a los amorreos. Por lo tanto, en muchas ocasiones, sus corazones aconsejaron compromiso y alianza.

5. Solo pod�an anticipar resultados tard�os. Si hubiera existido la posibilidad de un r�pido progreso del triunfo, la r�pida marcha de victoria en victoria, podr�an haberse preparado para una breve campa�a. Pero sab�an que los procesos lentos de asedio, con sus privaciones y exposiciones, eran esenciales. Dios les hab�a advertido que no expulsar�a a los paganos de repente, para que no ocurrieran otros males. Ten�an que lidiar con su propia impaciencia.

6. La necesidad de exterminio se sum� a la dificultad de la guerra. Si, cuando los cananeos hab�an sufrido la derrota en dos o tres batallas campales, a los hebreos se les hab�a permitido aceptar una rendici�n y convertirlos en afluentes, su tarea hab�a sido relativamente f�cil. Pero el mandato de Jehov� era inconfundible: Israel estaba obligado a destruir a sus enemigos, "con una poderosa destrucci�n", hasta que fueran consumidos. Entonces tampoco podemos tener paz hasta que cada pecado dentro de nosotros sea completamente aniquilado.

II OBSERVE LOS ASPECTOS ALENTANTES DE SU TRABAJO.

1. El poder inconmensurable de Dios. Las caracter�sticas visibles de la empresa eran lo suficientemente deprimentes; pero la fe pod�a descubrir un Aliado invisible, que era m�s que un rival para toda oposici�n. Si solo podemos darnos cuenta de que Dios est� de nuestro lado, tendremos confianza en la victoria.

2. Las liberaciones pasadas de Dios deber�an asegurarnos para el futuro. Lo que un Dios inmutable ha hecho por nosotros, puede hacerlo y lo har� nuevamente. La omnipotencia nunca se agota. Es imposible que Dios sea inconsistente consigo mismo.

3. Las claras promesas de ayuda de Dios. Si solo podemos estar absolutamente seguros de una promesa de Dios, podemos desafiar cada miedo y enfrentar con calma a cada enemigo. "No es un hombre, para que mienta".

4. Pruebas de que Dios a�n est� presente. "El Se�or tu Dios est� entre ustedes". Si solo nos quit�ramos la somnolencia de la incredulidad, podr�amos ver las se�ales de la presencia de Dios en cada lado, las huellas de sus pies, mientras �l nos gu�a. El buen pastor siempre va antes que sus ovejas.

5. En el servicio de Dios, las formas m�s malas de vida a menudo se convierten en aliados eficientes. Las langostas han sido comisionadas para hacer servicio a Dios. En Egipto, las moscas y los piojos formaron una brigada en su ej�rcito. As� que ahora tambi�n se enviaron avispas y avispones como zapadores y mineros para preparar el camino de Jehov�. �Que ning�n ayudante insignificante sea despreciado!

III. LAS GRANDES RECOMPENSAS DEL SERVICIO FIEL.

1. Las recompensas se basaron en la equidad divina. Si guardamos sus preceptos, �l mantendr� su pacto. Un hilo singular de equidad atraviesa todos los tratos de Dios. La historia proporciona mil ejemplos. Podemos encontrar nuevos diariamente en nuestra propia observaci�n.

2. Las recompensas son variadas y amplias. Abrazan el presente y el futuro. Ser el objeto consciente del amor de Dios es una rica recompensa; y la sonrisa de Dios har� que todos nuestros caminos prosperen. El aumento grande y r�pido ha sido, desde la Creaci�n, una marca del favor de Jehov�. "S� fruct�fero, multipl�cate y repone la tierra".

3. Las recompensas son distintivas. No solo imparten una gran cantidad de disfrute personal, sino que otros los conocen y reconocen como las recompensas conferidas por Dios. Hacen a los hombres llamativos entre sus compa�eros. "Mil caer�n a tu lado, y diez mil a tu diestra; pero no se acercar� a ti". Como nuestro trabajo y guerra son espirituales, tambi�n lo son nuestras recompensas espirituales. Nuestra recompensa, como vencedores del pecado, es m�ltiple, generosa, duradera, satisfactoria. Dios seguramente distinguir� entre los justos y los imp�os, entre el que le sirve bien y el que no le sirve. En honor, ser�n como las ant�podas separadas. D.

HOMILIAS POR J. ORR

Deuteronomio 7:1

Juicio sin piedad.

Este decreto debe ser visto:

I. COMO JUICIO JUSTO EN LAS PERSONAS CUYAS INIQUIDADES LLAMARON POR VENGANZA. Las naciones condenadas llevaban mucho tiempo soportadas con ( G�nesis 15:16). Sus iniquidades eran de un tipo y grado de magnitud que imperativamente exig�a una interposici�n divina ( Lev�tico 18:27, Lev�tico 18:28; Deuteronomio 9:4). Este fue el verdadero fundamento de los tratos de Dios con ellos, y proporciona una respuesta suficiente a todos los males. La destrucci�n de los relativamente inocentes con los culpables puede explicarse en parte por la existencia en la descendencia del mal hereditario de su raza. �Cu�n a menudo, bajo el gobierno Divino, vemos ilustraciones del mismo principio: las consecuencias temporales de la transgresi�n que se desbordan en aquellas relacionadas con el transgresor! La lecci�n que se ense�a es la determinaci�n inflexible de Dios de castigar el mal. No puede haber una tolerancia m�xima del pecado en el universo de Dios. Debe ser juzgado, desarraigado, y el pecador que se identifica con �l destruido.

II COMO UNA LIMPIEZA DE LA IDOLATR�A DE LA TIERRA DEL ABODO DE DIOS. No solo no se puede soportar la pr�ctica de la idolatr�a, sino que tampoco se debe permitir que permanezcan sus monumentos no sagrados, contaminando con su presencia la tierra de la habitaci�n de Dios, el asiento peculiar de su majestad, el lugar de su santidad. Todo rastro de estas adoraciones impuras debe ser barrido ( Deuteronomio 7:5). La lecci�n que se ense�a es el odio de Dios hacia la idolatr�a. Es una cuesti�n secundaria que los dioses son de madera y piedra, y el culto de altares, arboledas y pilares. Existe la idolatr�a formal del paganismo, y existe la idolatr�a menos declarada, pero no menos real, de los corazones que han establecido objetos rivales para Dios en sus lugares secretos, que han sustituido a la criatura, en alguna forma, por el creador. Las formas son tan numerosas como siempre fueron los �dolos de los templos paganos. Un hombre puede ser un id�latra de la raz�n; �l puede adorar el arte; puede inclinarse ante el santuario de mammon ( Mateo 6:24; Efesios 5:5); su dios puede ser la alabanza de los hombres; puede arrojarse para ser aplastado antes que el peor de los autos de moda Juggernaut; �l puede ser un votante de lascivia. La adoraci�n puede ser declarada u oculta en deseos e imaginaciones secretas. Se puede presentar en los lugares m�s diversos: en el laboratorio, en el escritorio, en el estudio de arte, en los c�rculos hogare�os, en el amplio escenario de los asuntos p�blicos, en los salones de la sociedad gay. El verdadero punto de importancia es que es de la naturaleza de la idolatr�a, y que Dios lo aborrece y declara que es incompatible con su residencia en el coraz�n. "Los �dolos que �l abolir� por completo" ( Isa�as 2:18).

III. COMO PROTECCI�N A LOS ISRAELITAS MISMOS. La presencia tolerada de idolatr�a en Cana�n habr�a sido para los israelitas una tentaci�n irresistible ( Deuteronomio 7:4). Nos ense�an:

1. Buscar nuestras amistades y alianzas en otro lugar que no sea entre los imp�os.

2. Que es nuestro deber, no solo evitar las ocasiones de pecado, y mantenernos lo m�s lejos posible del peligro, sino trabajar para la eliminaci�n total de lo que la experiencia demuestra ser una trampa mortal ( Isa�as 57:14).

Finalmente, por severos que sean estos mandamientos, vemos reflejados en ellos los tres principios que, bajo formas muy diferentes de manifestaci�n, son a esta hora para regular la relaci�n de los siervos de Dios con el mal del mundo.

1. Sin tolerancia ( Mateo 5:29, Mateo 5:30).

2. No hay comuni�n con �l ( 2 Corintios 6:14).

3. Guerra incesante contra ella ( 2 Corintios 10:4; Colosenses 3:5) .� J.O.

Deuteronomio 7:3, Deuteronomio 7:4

El matrimonio en el se�or.

Esta ley, que proh�be los matrimonios con los imp�os, es una para siempre. El ap�stol lo revive en 1 Corintios 7:39. Que el matrimonio debe ser solo en el Se�or es evidente:

I. DE LA IDEA VERDADERA DEL MATRIMONIO. Dos personas unen sus vidas y entran en una comunidad lo m�s �ntima posible, �con qu� fin? Seguramente que sus naturalezas puedan ser elevadas a una mayor perfecci�n, y que puedan estar mejor capacitados para alcanzar los fines de su existencia. Esto implica una cierta armon�a de disposici�n, un acuerdo esencial en las opiniones tomadas de la vida y sus deberes. Es una uni�n, como se ha dicho, no solo entre dos criaturas, sino tambi�n entre dos esp�ritus. Pero, �qu� comuni�n, se puede preguntar, puede existir en los aspectos espirituales entre dos personas separadas en los principios m�s profundos de sus vidas?

II DE UN RESPECTO A LA DIVINA BENDICI�N. Cuando un compa�ero es irreligioso, la bendici�n no puede descansar sobre el hogar en el mismo grado que ambos son "herederos juntos de la gracia de la vida" ( 1 Pedro 3:7). Los creyentes deben "ponerse de acuerdo" al tocar las cosas que preguntar�n ( Mateo 18:19). Las variaciones incluso en hogares piadosos dan como resultado que las oraciones sean "obstaculizadas" ( 1 Pedro 3:7). �Cu�nto m�s triste es el caso de un hogar, as� llamado, donde el esposo y la esposa est�n tan separados que no pueden unirse en oraci�n! �Y qui�n que valora la bendici�n de Dios entrar�a voluntariamente en una relaci�n que inevitablemente la limita y la limita?

III. DEL PELIGRO QUE SE ACUERDA A LA VIDA ESPIRITUAL. El peligro no es imaginario ( 1 Reyes 11:3). Donde la vida espiritual no se destruye, como esperamos que a menudo no lo sea, sin embargo, nada m�s que el da�o puede provenir de una asociaci�n en todos los aspectos adversos. Qu� intolerable para una mente espiritual soportar "la plaga de toda simpat�a, ser arrastrado a la tierra y obligado a volverse fr�volo y com�n; perder todo entusiasmo y seriedad en la vida; tener el coraz�n y la vida degradados por la mala y perpetuamente recurrente fuentes de desacuerdo "(FW Robertson)! Esta es la especie de muerte viviente a la que conduce con frecuencia un yugo desigual. Los efectos sobre la descendencia tambi�n deben ser considerados. Sin embargo, estos matrimonios se apresuran y, en la ansiedad prevaleciente de hacer del matrimonio el trampol�n hacia la riqueza y la posici�n social, parece que cada vez son m�s numerosos. Ojal� los hombres fueran sabios, que entendieran estas cosas.

Deuteronomio 7:6-5

Motivos de la no conformidad con el mundo y de la agresi�n contra su maldad.

I. LA SANTIDAD DE NUESTRO LLAMADO. ( Deuteronomio 7:6.) El creyente se mantiene firme ante Dios en la relaci�n descrita en este vers�culo. �l es uno elegido de la misa imp�a para ser peculiarmente propiedad de Dios. Le pertenece a Dios en cuerpo, alma y esp�ritu. �l es un recipiente para uso del Maestro. Su cada poder debe ser consagrado. �Qu� mayor dignidad podr�a sostener un ser humano que eso? Pero las obligaciones son coextensivas con el honor. Este hombre, en virtud de su santidad, es convocado para adoptar una actitud de no conformidad con el mundo ( Romanos 12:2). En virtud de la misma santidad, est� obligado a unirse con otros en una cruzada sagrada contra su maldad.

II LA GRACIA DE NUESTRA ELECCI�N. ( Deuteronomio 7:7.) Esto pone otro peso poderoso en la b�scula. De pie en una relaci�n tan cercana y honorable con Dios, el creyente debe mirar a la roca de donde es excavado, y al hoyo del pozo de donde es excavado. �Qui�n lo hizo diferir? �De d�nde se le muestra esta misericordia peculiarmente? No necesitamos presionar textos sobre elecciones a favor de ninguna teor�a especial. Es suficiente que cada creyente est� dispuesto a confesar, en lo que respecta a su propia salvaci�n, que "no es del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que muestra misericordia" ( Romanos 9:16). Un prop�sito electivo sale a la luz en su historia espiritual ( Efesios 1:4, Efesios 1:5). Al rastrear su salvaci�n hasta su origen, se ve obligado a decir: "Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con el que nos am�, incluso cuando est�bamos muertos en pecados, nos ha vivificado junto con Cristo" ( Efesios 2:4, Efesios 2:5). Todo esto implica una obligaci�n especial al servicio de Dios.

III. LA NOCHE DE NUESTRA REDENCI�N. ( Deuteronomio 7:8.) La redenci�n de Egipto, con sus tr�gicos acompa�amientos y poderosos signos y maravillas, no fue sino un tipo d�bil de la mayor liberaci�n que Dios ha forjado ahora para su Israel en Cristo. Tenemos derecho a poner lo mayor por lo menor, y a defender a los que reclaman con m�s fuerza que la redenci�n del pecado y la ira establece en el alma redimida. El costo de nuestra salvaci�n es la sangre de Cristo. �Qu� retorno podemos hacer exhaustivo de nuestras obligaciones con el Padre y el Hijo para un sacrificio tan grande?

Deuteronomio 7:9, Deuteronomio 7:10

Lecciones de la historia.

I. UNA LECCI�N EN LA BONDAD DE DIOS. Al poner a Israel en posesi�n de la tierra prometida despu�s de tanto tiempo de espera, y a costa de tanto milagro, Dios le dio a la naci�n una prueba irrefutable de su fidelidad al pacto. �Cu�ntas dificultades, para el ojo humano, se interpon�an en el camino del cumplimiento de esa promesa! �Y con qu� bonitos ajustes de providencia, y qu� sucesi�n de eventos sutilmente vinculada, se logr� finalmente el cumplimiento! Israel tuvo que ser llevado a Egipto, all� preservado hasta que creci� y se multiplic�, pas� a trav�s del horno de hierro de la aflicci�n, fue criado nuevamente con una mano poderosa y un brazo extendido, conducido y provisto en el desierto, legislado y organizado, fortalecido para vencer a sus enemigos. �Con qu� gasto de sabidur�a y poder se logr� todo esto! �Y cu�nta paciencia y ternura tuvieron que mostrarse a las personas mismas en el curso de su historia rebelde! La fidelidad fue, pues, estampada en cada parte de los tratos de Dios con ellos. Otra y mayor promesa, que permaneci� a�n m�s tiempo en suspensi�n, se ha cumplido con la llegada de esa "Semilla" en la que ya todas las familias de la tierra est�n comenzando a ser bendecidas ( G�nesis 22:18; G�latas 3:16). Este cumplimiento, sobre todo, demuestra que Jehov�, �l es Dios, el Dios fiel, guardando pacto con los que lo aman.

II UNA LECCI�N EN LA GRAVEDAD DE DIOS. ( Deuteronomio 7:10.) Eso hab�a sido ense�ado a Israel por muchos pasajes en su propia historia. Hab�an visto los juicios de Dios sobre Fara�n. Hab�an experimentado su severidad en las plagas, etc. que hab�a barrido su propio campamento en castigo de desobediencia. Hab�an sido testigos de que una generaci�n entera hab�a regresado para perecer en el desierto. La lecci�n ahora deb�a ser ense�ada por la destrucci�n de estas naciones malvadas. Y como para quemarlo m�s profundamente, y para siempre, en sus mentes y conciencias, la espada de la ejecuci�n fue puesta en sus propias manos. Las dos lecciones deben leerse juntas. La severidad de Dios, divorciada de los descubrimientos de su gracia, puede parecer severa y cruel para el observador, mientras que, como lo muestra la historia b�blica, el juicio es "su extra�a obra" ( Isa�as 28:21). Por otro lado, es necesario recordar su gravedad para evitar el abuso de su bondad ( Romanos 11:22). J.O.

Deuteronomio 7:12-5

Las recompensas de la obediencia.

Si Israel cumpli� su vocaci�n, al mantenerse separado de las idolatr�as de los paganos y al destruirlos de la tierra; si adem�s, en posesi�n de la tierra, se adhiriera a los mandamientos de Dios, Dios har�a que su bendici�n descansara en ella en cada esfera y departamento de la existencia.

I. LA PROSPERIDAD TEMPORAL ES UN OBJETO LEG�TIMO DE DESEO. De lo contrario, no podr�a ser nombrado como parte de la bendici�n, ni la esperanza de que se ofrezca como un est�mulo para los obedientes. Naturalmente deseamos ver prosperar nuestros asuntos. Nos regocijamos justamente en la prosperidad de nuestra naci�n. Estamos contentos cuando el comercio es r�pido, los salarios son buenos, las comodidades de la vida se difunden a trav�s de los diferentes �rdenes de la sociedad. Pero:

1. La prosperidad se debe desear solo en la subordinaci�n a los extremos superiores ( Mateo 5:33).

2. Solo en la medida en que sea bueno para nosotros ( 3 Juan 1:2).

3. No en exceso ( Proverbios 30:8, Proverbios 30:9). Si Dios, en el ejercicio de su sabidur�a superior, nos retiene la prosperidad, la p�rdida ser� compensada por mejores bendiciones.

II LA PROSPERIDAD TEMPORAL, EN TALES MODOS Y GRADOS COMO DIOS VE MEJOR, ES UN EFECTO DE LA DIVINA BENDICI�N. La piedad promete la vida que es ahora y la que vendr� ( 1 Timoteo 4:10). Naturalmente tiende a la prosperidad. La religi�n ense�a a los hombres a ser sobrios, justos y piadosos ( Tito 2:12). Condena la ociosidad, el despilfarro, la deshonestidad y toda la serie de vicios que destruyen la salud, derrochan propiedades y destruyen la confianza. Donde prevalece la religi�n, los hombres ser�n trabajadores, concienzudos, ordenados y confiables. Pero, adem�s de esta tendencia natural de la religi�n a la prosperidad, se basa en la suerte del hombre bueno lo que se llama distintamente la bendici�n divina. Esto se mezclar� con todo lo que tiene y con todo lo que hace. Le da favor a los ojos de los hombres ( G�nesis 39:21). Le abre el camino (Salmo 37:5). Lo protege de lesiones (Salmo 37:33, Salmo 37:39). Anula todos los eventos e influencias, por lo que funcionan para su bien. Esto se ilustra a la fuerza en el texto, donde la bendici�n se representa como descendente en el hogar, en los productos de la tierra, en los reba�os y reba�os, en la vida corporal, etc. La contrapartida de la bendici�n es la maldici�n ( Deuteronomio 7:15). Los malvados a menudo prosperan, pero es una prosperidad sin bendiciones e insoportable.-J.O.

Deuteronomio 7:17-5

Dios para nosotros

Los n�meros, la fuerza y ??la seguridad fortificada de las siete naciones hicieron que la conquista de Palestina fuera una tarea dif�cil y, naturalmente, podr�a producir un efecto desalentador en los invasores.

I. UN TEMOR NATURAL. ( Deuteronomio 7:17.) Al igual que los sentimientos desalentadores pueden asaltarnos en presencia de la fuerte oposici�n espiritual que se encuentra al tratar de ganar el mundo para Cristo. Nuestros enemigos no son d�biles ni pocos; haremos bien en no subestimarlos. La mayor parte del mundo a�n est� desocupada por el cristianismo. Los sistemas paganos est�n en posesi�n, apoyados por las influencias combinadas de tradici�n, costumbre, prejuicio y superstici�n, y presentan un frente aparentemente inexpugnable a las delgadas filas de sus asaltantes. En casa, �cu�nto del cristianismo es meramente nominal! �y cu�nto est� corrompido! Vivimos en d�as de intensa mundanalidad. El esp�ritu esc�ptico, asimismo, es pronunciado y activo. El poder del cerebro y la pluma del m�s alto orden est� alistado en su servicio. Ciencia incr�dula, filosof�a infiel, racionalismo en la Iglesia. La prensa es una torre de fortaleza para los puntos de vista anticristianos de la vida y el deber. Mientras, en el otro extremo de la escala social, las multitudes se hunden en la indiferencia y el vicio. �C�mo se deben vencer todos estos enemigos? �No podemos temer que, trabajando como lo hagamos, no podemos tener �xito? Los miedos son infundados; pero no est�n exentos de su uso, si nos hacen sentir que la conquista del mundo no se lograr� sin mucha lucha dura.

II Un motivo de aliento. ( Deuteronomio 7:18-5.) Este est�mulo se resuelve en la simple verdad de que Dios es para nosotros. Es m�s poderoso que nuestros enemigos y trabajar� en nuestro nombre para asegurar su derrocamiento.

1. Con poder sobrenatural. En el pasado hab�a mostrado "signos y maravillas", y hab�a tra�do a su pueblo con mano poderosa ( Deuteronomio 7:18, Deuteronomio 7:19). El mismo poder los ayudar�a a�n. Es alentador recordar la fuerza sobrenatural para la conquista que el evangelio ya ha mostrado. �Piense en nuestra propia tierra penetrada por una fe que surgi� hace 1800 a�os en la remota y despreciada Judea, con iglesias para la adoraci�n de Cristo en casi todas las calles de cada ciudad, pueblo, aldea, aldea, a lo largo y ancho! �Cu�n ut�pico habr�a parecido tal trabajo de conquista al principio, un sue�o de locura! Y esta energ�a divina para la conquista es inherente al evangelio hoy tan verdaderamente como lo hizo en la antig�edad.

2. Con ayudas providenciales ( Deuteronomio 7:20). "Avispones": tipos de aliados secretos y providenciales que trabajan bajo la direcci�n de Dios. Las fuerzas de la providencia est�n del lado de aquellos que est�n trabajando para el avance de su reino. Hay tales aliados secretos en los corazones de los hombres. Podemos comparar con los avispones los pensamientos y sentimientos secretos �los aguijones de conciencia, los miedos culpables, los sentimientos de insatisfacci�n, etc.� que, operando dentro, expulsan a los hombres para unir problemas con el Esp�ritu en su verdad. Dios tiene sus "avispones" tambi�n para despertar a sus propios hijos de su pereza y autocomplacencia y olvido del deber: pruebas agudas, vejaciones, penas, etc.

III. Un m�todo de conquista. "Poco a poco" ( Deuteronomio 7:22). Una ley de providencia y gracia. Poco a poco, Dios le da a un hombre la conquista del mal en s� mismo, y su naturaleza se santifica. Poco a poco el mundo es conquistado por Cristo. La raz�n de la ley es obvia. No hay ninguna ventaja en tener m�s de lo que se puede usar correctamente; p.ej. un hombre que tiene m�s dinero del que puede recurrir a una buena cuenta, que tiene un patrimonio m�s grande de lo que puede administrar, que lee m�s libros de los que puede digerir mentalmente. El mejor m�todo es "poco a poco": dominar, consolidar, usar lo que tenemos, antes de apresurarnos a obtener m�s.

Deuteronomio 7:25, Deuteronomio 7:26

La cosa maldita.

Los israelitas no deb�an desear la plata y el oro en las im�genes grabadas. No deb�an tomarlo. No deb�an traerlo a la casa de Dios. Deb�an detestarlo y aborrecerlo, contarlo como una abominaci�n, una cosa maldita, y tener cuidado de que, al desearlo, se maldicen como �l. Se nos ense�a una lecci�n

I. DE DESINTERESTE EN EL SERVICIO DE DIOS. No se permit�a que ning�n motivo de ganancia se mezclara con su trabajo. Su servicio deb�a ser desinteresado. Bajo el manto del celo religioso no deb�a haber satisfacci�n de la codicia.

II DE EVITAR OCASIONES DEL PECADO. El oro y la plata de los �dolos tend�an a atrapar. Habr�a una tentaci�n de un uso supersticioso e id�latra ( Jueces 8:27).

III. DE RECHAZAR LA GANANCIA DERIVADA DE FUENTES INMORALES. La Iglesia no se beneficia con la afluencia del dinero del mundo. A�n menos son las ganancias del pecado que debe codiciar: dinero derivado del juego, la especulaci�n inmoral, las empresas de burbujas, los gin-palacios, la venta de libros irreligiosos e inmorales, etc.

IV. DE DETESTACI�N HEARTY DEL MAL. Los dorados del vicio tienen una atracci�n para muchos a los que no les gusta la cosa misma. Pero el vicio debe ser aborrecido en sus formas doradas, como en todos los dem�s. "Mirar engendra gustar". - J.O.

HOMILIAS POR R.M. EDGAR

Deuteronomio 7:1

Exterminio con un prop�sito moral.

Cuando los israelitas iban a cruzar a Cana�n, se les ordenaba exterminar a las siete naciones que encontrar�an all�. Esta es su comisi�n. La invasi�n se llevar� a cabo seg�n este principio. Y aqu� not�moslo:

I. NACIONES, COMO INDIVIDUOS, PUEDEN SER INCORRIGIBLES. No puede haber duda de que el pecado tiende a una condici�n final e incorregible si la Divina misericordia no es aceptada y se le permite ejercer su poder de socavaci�n. Estas naciones de Cana�n estaban manifiestamente en este estado desesperado y completamente arruinado. Dios los consider� m�s all� de la redenci�n, y su continuidad solo resultar�a pestilente. Es bueno para los individuos, as� como para las naciones, darse cuenta de esta triste posibilidad.

II DIOS TIENE TODO EL DERECHO DE ELIMINAR INCORRIGIBLES DE LA TIERRA, COMO CREADOR, les ha dado todas las ventajas y oportunidades. Pero el coraz�n enga�oso ha rechazado la amonestaci�n y la misericordia. El resultado es que no les queda nada m�s que cortarse con rectitud, y eso sin remedio.

Pero la propiedad del exterminio debe ser determinada por el propio Se�or (cf. 'Conferencias del Antiguo Testamento del Dr. Mozley, No. IV; sobre' Guerras exterminadoras ').

III. LOS ISRAELITAS SE ENVIARON A CANAAN PARA ESTABLECER LA VERDADERA ADORACI�N DE DIOS. No deb�an avergonzarse de su religi�n, sino establecerla y no permitir que nada interfiriera con ella. Como Abraham hab�a entrado en Cana�n siglos antes como promulgador de una nueva religi�n, sus descendientes deb�an ingresar a la Tierra Prometida con el objetivo de establecer la religi�n de Abraham a pesar de toda posible oposici�n. No eran emigrantes ordinarios sino religiosos.

IV. EL REPARTO DE LAS CANAANITAS PODR�A PELIGRAR SOLO SU FE RELIGIOSA. Algunas personas piensan que pueden asociarse con personas irreligiosas, e incluso casarse con ellos, con la esperanza de llevarlos a una mejor forma de pensar. La s�plica es generalmente uno levantado en inter�s de autocomplacer en lugar de deber. Pero tales esperanzas son generalmente decepcionadas; y el ap�stol Pablo nos advierte claramente contra la tentaci�n ( 2 Corintios 6:14). Ahora, se advirti� a los israelitas contra hacer alg�n pacto con los cananeos o mostrar misericordia hacia ellos. La asociaci�n solo conducir�a a la apostas�a de parte de Israel. Permitir�a que la peste se propague a s� misma. La alternativa para Israel era "Extermina a estos pecadores incorregibles, o por sus seducciones te llevar�n a tu destrucci�n a manos de un Dios justo" ( Deuteronomio 7:4).

V. LA EXTERMINACI�N PUEDE CONSECUENTEMENTE, EN ALGUNOS OASES, SER EL �NICO CURSO CONSISTENTE CON EL DIVINO HONOR Y LOS INTERESES DE SU REINO. Si las personas tienen derecho a preservarse de una peste f�sica, �no tienen el mismo derecho en el caso de las contaminaciones morales? Adem�s, la clara direcci�n de Dios reivindica todo el procedimiento de la forma correcta y sabia.R.M.E.

Deuteronomio 7:6-5

Sobre la elecci�n de raciones.

Aqu� se nos presentan palabras notables que tocan la elecci�n de, o podr�amos decir, la selecci�n de los jud�os. Los principios principales de la administraci�n divina se presentan aqu� ante nosotros. Se pueden notar los siguientes puntos: -

I. LOS JUD�OS FUERON SELECCIONADOS NO POR CUENTA DE NINGUNA SUPERIORIDAD NACIONAL. Mois�s les dice que, num�ricamente, eran la menor cantidad de personas. No fue la fuerza num�rica, ni las ventajas nacionales de ning�n tipo, lo que indujo a Dios a seleccionarlas.

II Fueron seleccionados porque Dios escogi� establecer su amor sobre ellos. "El Se�or no te puso su amor, ni te eligi�, porque eras m�s numeroso que cualquier otra persona ... sino porque el Se�or te amaba". Fue el amor soberano, que es su propia raz�n. Y, en �ltima instancia, es a esto a lo que debemos llegar. No podemos dar una mejor explicaci�n del asunto que Dios eligi� hacerlo.

III. LA ENTREGA DE EGIPTO FUE LA PRUEBA DE SU AMOR SOBERANO. De este modo, mantuvo su promesa hecha a sus padres, y cumpli� su propio prop�sito amable. La serie de juicios, el resultado de su poderosa mano, que demostr� cu�n infinitamente m�s fuerte fue que la mano del fara�n, aunque severa para Egipto, fueron muestras de amor para Israel.

IV. LA ELECCI�N DE ISRAEL FUE CON LA VISTA DE SER SER UNA GENTE SANTA Y UNA GENTE ESPECIAL AL ??SE�OR. Elegir el amor extendido a una naci�n o un pueblo es realmente una inversi�n divina. El resultado es la santidad y la consagraci�n de las personas. Es esta santidad, este sentido de consagraci�n, lo que prueba el amor electivo de Dios. Y esto es a�n m�s intenso cuando se ve claramente que el amor de Dios se manifiesta, no por m�ritos nacionales o personales, sino como una cuesti�n de gracia gratuita.

Y, sin duda, los jud�os demostraron ser un pueblo especial, aunque lejos de ser un pueblo perfecto. Ellos fueron los custodios de los santos or�culos por siglos. Mostraron, y todav�a muestran, maravillosas calificaciones ling��sticas y de otro tipo. Creemos que todo esto se debe a esa gracia y al desarrollo Divino a trav�s del cual, como naci�n, se les permiti� pasar. La aplicaci�n pr�ctica de este tema seguramente es esta:

1. Recibir la misericordia de Dios bajo un sentido permanente de que no es merecida.

2. Cultivar el sentido de obligaci�n hacia Dios por su misericordia inmerecida, que se pretende fomentar.

3. Y darse cuenta de la consagraci�n del esp�ritu a trav�s del cual viene todo lo que es noble en la vida humana. Dios nos salva para que podamos servirle. Nos muestra su bondad amorosa para que podamos llegar a ser a trav�s de �l "un pueblo peculiar, celoso de las buenas obras". - R.M.E.

Deuteronomio 7:9-5

La veracidad divina.

Mois�s aqu� habla de la fidelidad divina a los que lo aman, y tambi�n a los que lo odian. Los que lo aman tendr�n su misericordia hasta mil generaciones; a los que lo odian se les devolver� su odio. �l pagar� tal en su cara.

Miremos la veracidad divina en los dos aspectos de la bendici�n y del juicio.

I. LA GRATITUD DE DIOS POR EL AMOR DEL HOMBRE. Dios tiene un amor a la soberan�a, como acabamos de ver, que no tiene m�s raz�n que s� mismo; y tambi�n tiene un amor de gratitud por el amor que se le muestra. Es de esto que Mois�s aqu� habla. As� se expresa en otra parte: "Amo a los que me aman". Y aqu� nota ...

1. Cuando amamos a Dios, tratamos de guardar sus mandamientos. Esto es exactamente lo que Cristo, el Amor encarnado, afirm�. "Si me amas, guarda mis mandamientos". El amor es el esp�ritu en el que se debe guardar la Ley, y a trav�s de la cual la Ley se convierte en bendici�n.

2. La obediencia asegura la bendici�n. Dios prometi� a Israel ciertas bendiciones temporales: aumento de la naci�n y fertilidad del suelo y aumento de sus reba�os y manadas. Y, en la edad grosera en que viv�an, era necesario alentarlos con se�ales tan sensatas.

Esto no es tan necesario ahora. La bendici�n viene ahora de maneras m�s espirituales, pero aun as� viene a ra�z de la obediencia. Los hombres que dudan de la existencia y el reinado de Dios todav�a dudan de las respuestas a la oraci�n, pero los creyentes los creen m�s a fondo. La bendici�n llega a quienes la buscan.

3. Se espera que caracterice a las generaciones. Porque esta es la mayor bendici�n de todas cuando la siguiente generaci�n crece fiel a Dios. Es esta forma de fidelidad Divina la m�s buscada, que incluso para "mil generaciones" puedan permanecer fieles a �l.

II LA JUSTICIA JUSTA DE DIOS EN EL SOMBRERO DEL HOMBRE. Bajo un gobierno justo, el odio debe tener su retribuci�n tan bien como amar su recompensa. As� es con Dios. Los hombres pueden odiarlo, y cuando se los devuelve a la cara, solo reciben lo que les corresponde. Dios es tan fiel en sus amenazas como en sus promesas. �Por qu� no deber�a ser as�? �Y su odio puede tener un solo problema: la destrucci�n! Cu�n necesario, entonces, es dejar los brazos de nuestra rebeli�n. Si nuestros corazones duros aprecian cualquier odio hacia �l, cuanto antes nos arrepientamos de esto, mejor, y nos refugiaremos en su amor. �l espera ser amable; pero, si despreciamos su misericordia y a�n le hacemos la injusticia de odiarlo, debemos prepararnos para enfrentar su justa ira.-R.M.E.

Deuteronomio 7:17-5

Cana�n gan� gradualmente.

Ganar toda la tierra parec�a una gran tarea, demasiado grande para el sentido y la vista. Pero los programas Divinos, aunque completos, se toman en detalle. Los israelitas van a ganar el pa�s poco a poco y eliminar a la gente gradualmente. En este paciente trabajo pueden esperar la cooperaci�n de Dios.

I. EL TRABAJO ANTES DE NOSOTROS PARECE DE DIMENSIONES POTENTES. �DEBEMOS ganar una victoria sobre todo el mal dentro de nosotros? y luego contemplar una victoria sobre todo el mal que nos rodea? Ambos problemas son vastos. Cuanto m�s conocemos nuestros propios corazones, mayor parece ser el alcance que se gana. Cuanto m�s sabemos del mundo que nos rodea, m�s espantosa parece la propuesta de Dios. Es un gran trabajo que se nos pide que hagamos sin duda.

II PERO POR PASADOS PASOS DE DIOS EST�N destinados a REFORZAR NUESTRA FE. Del mismo modo que la poderosa liberaci�n de Egipto se estableci� ante los israelitas para alentarlos en su invasi�n, nuestra conversi�n individual deber�a reforzar nuestra fe en el poder de Dios. El Dios que puede conquistar corazones como el nuestro seguramente puede ayudarnos en futuras conquistas. Esperamos la victoria porque la victoria ya gan�.

III. LA VICTORIA EN DETALLE ES MEJOR QUE LA VICTORIA AL POR MAYOR. Imaginamos que la victoria sobre todos los enemigos internos y externos ser�a mejor que la victoria cubriendo largos a�os y entrando en grandes detalles. Pero, si Israel hubiera sido capaz de herir a todos los cananeos muertos de un golpe, las bestias del campo habr�an invadido la tierra de tal manera que se habr�a reducido al desierto, en lugar de ser una tierra prometida. Por lo tanto, es mejor vencer a los cananeos gradualmente. Proteger�n la herencia de las bestias salvajes hasta que lleguen los herederos. Del mismo modo, es mejor:

1. Para vencer nuestros pecados en detalle. Estamos mejor familiarizados con nuestra propia naturaleza y la gracia de Dios cuando tenemos que lidiar con nuestros pecados en detalle. Nos volvemos gradualmente mejores, m�s puros y m�s humildes. Esto es mejor que un salto a la perfecci�n del pecado.

2. Es mejor ganar el mundo en detalle. Dios no le dar� a la tierra a su pueblo buenos d�as, y nos ahorrar� la molestia de ganarla. Es mejor para nosotros seguir avanzando, ganando pa�s tras pa�s, e individual tras individual, y el mundo entero por fin.

3. La tierra prometida se convertir� en tierra santa. Los israelitas deb�an eliminar, los cananeos y sus abominables modos de vida y adoraci�n, para hacer de Palestina una tierra santa. Jerusal�n, Elkoods, la ciudad santa, ser� la expresi�n de la idea Divina.

Conformemos nuestras esperanzas a los magn�ficos dise�os de Dios, creyendo que lo gradual es generalmente lo mejor, el trabajo microsc�pico es lo m�s bello al final.�R.M.E.

Información bibliográfica
Exell, Joseph S; Spence-Jones, Henry Donald Maurice. "Comentario sobre Deuteronomy 7". Los Comentarios del Púlpito. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tpc/deuteronomy-7.html. 1897.