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Ezequiel 21

Los Comentarios del PúlpitoLos Comentarios del Púlpito

Versículos 1-32

EXPOSICI�N

Ezequiel 21:2, Ezequiel 21:3

Las palabras iniciales, que reproducen las de Ezequiel 20:46, indican que se acerca la interpretaci�n de esa par�bola. Por lo tanto, las tres variantes del "sur" se muestran que significan respectivamente Jerusal�n, los lugares sagrados y la tierra de Israel. Entonces, en Ezequiel 20:3, los justos y los malvados toman el lugar del �rbol "verde" y el "seco", y el fuego se explica como la espada del invasor. La ense�anza de Ezequiel 18:1 hab�a demostrado que Ezequiel hab�a entrado, en lo que respecta al juicio final de los hombres individuales, en el esp�ritu de las palabras de Abram "Que est� lejos de ti destruir a los justos con los imp�os" ( G�nesis 18:25). Pero con respecto a los juicios temporales, en este caso, como en la queja de Job 9:22, no hay distinci�n. La espada sali� "contra toda carne".

Ezequiel 21:6

Suspire por lo tanto, etc. Como en otros casos ( Ezequiel 4:4; Ezequiel 5:1), el profeta dramatiza la pr�xima calamidad. Debe actuar como un doliente, cuyos suspiros son tan profundos que parecen "romperle el lomo" (comp�rese, por el gesto, Nah�m 2:1, Nah�m 2:10 Isa�as 21:3; Jeremias 30:6). La extra�a acci�n estaba destinada a generar preguntas. �Qu� significaba? Y luego debe responder que lo hace "por las noticias", que para �l son tan ciertas como si ya hubieran venido. �l est� haciendo lo que todos har�an, cuando el mensajero trajo la noticia, como en Ezequiel 33:21, cinco a�os m�s tarde, de que la ciudad estaba finalmente enamorada.

Ezequiel 21:8, Ezequiel 21:9

Una espada, una espada, etc. La nueva secci�n ( Ezequiel 21:9) surge del pensamiento de la espada desenvainada en Ezequiel 21:3. M�s que la mayor�a de las otras porciones de los escritos de Ezequiel, asume un car�cter claramente l�rico, y podr�a titularse "La espada de Jehov�". Las palabras iniciales son probablemente un eco de Deuteronomio 32:41. El deslumbrante brillo de la espada se agrega a su agudeza como un nuevo elemento de terror.

Ezequiel 21:10

El cetro de mi hijo, etc. La cl�usula es oscura, posiblemente corrupta y ha recibido muchas interpretaciones.

(1) Tomando el texto recibido, la explicaci�n m�s probable es la dada por Keil y Kliefoth: �Nos alegraremos (diciendo): El cetro de mi hijo desprecia todos los bosques. Aqu� la "vara" es el "cetro" de la tribu de Jud� ( G�nesis 49:10), y se supone que las palabras deben ser pronunciadas por aquellos que oyen hablar de la espada destructora. No necesitan temer la espada, dicen, porque el cetro de la casa de David, a quien Jehov� reconoce como su hijo, desprecia toda madera, mira con desprecio cualquier otra vara que sea el s�mbolo de la soberan�a. Se recomienda, a favor de esta interpretaci�n, que Ezequiel 21:27 contenga una referencia inequ�voca, nee a las palabras prof�ticas de G�nesis 49:10.

(2) Ewald: No es la vara d�bil de mi hijo, la m�s blanda de todas; es decir, la espada de Jehov� no es un arma d�bil como la que se puede usar para castigar a un ni�o ( Proverbios 10:13; Proverbios 13:24).

(3) Hengstenberg: �Deber�amos alegrarnos por la vara de mi hijo, despreciando cada �rbol? No hay causa para nada m�s que el reverso de la alegr�a en la vara, el castigo que Dios designa para Israel como su hijo, y que supera a todos los dem�s en su severidad.

(4) La versi�n autorizada y la versi�n revisada (margen) hacen que la "espada" sea nominativa, y las palabras son las de Jehov�: Contiene la vara (es decir, el cetro) de mi hijo, ya que contempla cualquier otro �rbol (es decir, como en Ezequiel 20:4), cualquier otra soberan�a nacional.

(5) El revisado. Versi�n y versi�n autorizada (margen): (la espada) es la vara de mi hijo (designado para su castigo), y desprecia a todos los �rboles, en el mismo sentido que en (4).

(6) Cornill, alterando el texto, casi reescribi�ndolo, adquiere el significado: (la espada) es para hombres que asesinan y saquean, y no consideran ninguna fuerza. Ni la LXX. ni la Vulgata nos ayuda, el primero da: "Mata, pon en nada, rechaza cada �rbol"; y el �ltimo, "T� que guiaste el cetro de mi hijo, t� lo cortaste". En general, (1) parece descansar en un terreno mejor que los dem�s.

Ezequiel 21:12

Terrores por raz�n de la espada; mejor, como en la versi�n revisada y el margen de la versi�n autorizada, ellos (los pr�ncipes de Jud�, correspondientes a la "vara" de Ezequiel 21:10) se entregan a la espada con mi pueblo. En esta etapa, al contemplar la destrucci�n tanto de pr�ncipes como de personas, se le ordena al profeta que haga sus gestos de lamentaci�n a�n m�s expresivos, "llorando, aullando, golpeando su muslo" (Jeremias 31:19).

Ezequiel 21:13

Porque es una prueba, etc. El verso ha recibido tantas interpretaciones y es tan oscuro como Ezequiel 21:10, con el que obviamente est� conectado. Comienzo como antes con lo que parece m�s probable.

(1) Keil: Porque el juicio est� hecho, �y qu� si el cetro despreciativo vendr�? El "cetro despreciativo" es el reino de Jud�, y el profeta pregunta: "�Qu� pasar�, qu� extremo de la miseria se debe buscar, si ese reino no aparece, si Jud� se quedar� sin un gobernante?

(2) Ewald: Porque se intenta, �y qu�? Si es tambi�n una varilla blanda! Eso no ser�. Carolina del Sur. los hombres encontrar�n en juicio que la espada de Jehov� no es una vara blanda, sino la m�s afilada de todas las armas.

(3) Hengstenberg: �Y c�mo? �No ser� la vara despreciativa que sobrepasa todos los dem�s castigos? es decir, �la espada de Jehov� no har� su trabajo de manera efectiva?

(4) Cornill, en parte despu�s de Hitzig, reescribe nuevamente el texto y obtiene el significado: �C�mo debo juzgar con favor? No se han alejado de su contaminaci�n. No encontrar�n lugar.

(5) La Versi�n Autorizada inserta la palabra "espada", aparentemente con el significado de que la "prueba" mostrar� que la espada del Se�or contenta la vara, es decir, el cetro de Jud�, y que esa vara ya no existir�.

(6) La versi�n autorizada (margen): �Cu�ndo ha sido el juicio, entonces qu�? �No pertenecer�n tambi�n a la vara despreciativa? Puede haber tenido un gemido por quienes lo adoptaron, pero no lo encuentro.

(7) La versi�n revisada relega el texto de la versi�n autorizada al margen, y sustituye, porque hay una prueba, �y si incluso la vara que contiene (es decir, el cetro de Jud�) ya no existe?

(8) El LXX y la Vulgata se conectan "porque hay una prueba" con la cl�usula anterior, lo que lo hace respectivamente, "porque ha sido justificado (???????????)" y "porque ha sido probado (probatus)", y traduce qu� sigue: la LXX; "�Qu� pasa si incluso una tribu es rechazada? No ser� as�". y la Vulgata, "Y esto cuando (�la espada!) ha derrocado el reino, y no ser�", etc. Esto ser� un resumen suficiente de las dificultades del problema exeg�tico. En el mejor de los casos, debemos decir que sigue sin resolverse.

Ezequiel 21:14

Golpea tus manos juntas, etc. Sigue otro gesto, ya sea de horror y lamentaci�n, o tal vez, mirando a Ezequiel 21:17, de comando imperativo. La espada debe hacer su trabajo tres veces redoblado (las palabras enfatizan generalmente la intensidad, y apenas se deben tomar num�ricamente, de las repetidas invasiones de los caldeos); es "la espada de los muertos" (mejores, perforados, o, con la versi�n revisada, los heridos mortales). La siguiente cl�usula deber�a tomarse, con la versi�n revisada, en singular: la espada del gran herido de muerte; Carolina del Sur. la espada debe herir al rey y al pueblo. Para entrar en sus c�maras privadas, lea, con la versi�n revisada (margen), Ewald y Keil, les rodea.

Ezequiel 21:15

Porque sus ruinas se multiplicar�n, lea, con la Versi�n Revisada, que sus tropiezos; y para envuelto, puntiagudo o afilado.

Ezequiel 21:16

Vete de una forma u otra, etc .; es decir, como en el siguiente, a la derecha o la izquierda, al norte o al sur. De cualquier manera que el profeta se volviera ( Ezequiel 20:47), no ver�a nada m�s que la espada y su obra de matanza. Jehov� hab�a dado esa orden con el gesto de la autoridad suprema. No descansar�a hasta haber apaciguado su ira dej�ndola funcionar hasta el final. Con estas palabras termina la "Lay of the Sword of Jehovah", y nuevamente hay un intervalo de silencio.

Ezequiel 21:17

La nueva secci�n se abre con una variedad diferente. Ezequiel ve, como en visi�n, a Nabucodonosor y su ej�rcito en su marcha. Se le dice que designe un lugar donde el camino se bifurca. Ambos provienen de una tierra, es decir, de Babilonia; pero a partir de ese punto, un camino condujo a Rabbath, la capital de los amonitas ( Deuteronomio 3:11; 2 Samuel 11:1), el otro a Jerusal�n. Aparentemente, los exiliados y la gente de Jud� se halagaron de que el primero era el objeto de la expedici�n. La respuesta a esa falsa esperanza es una imagen v�vida de lo que estaba pasando en el consejo de guerra que Nabucodonosor sosten�a en esa separaci�n de los caminos. El profeta ve, por as� decirlo, el cartel que se�ala, como con una mano, a cada una de las dos ciudades. El rey consulta a sus adivinos y usa adivinaciones. De estos Ezequiel enumera tres:

(1) Sacude las flechas de aqu� para all� (Versi�n revisada). Esto se conoc�a entre los griegos como ???????????. Las flechas se pusieron en un carcaj, con nombres (en este caso, probablemente, Rabbath y Jerusal�n) escritos en ellas. Uno fue sacado, o arrojado, como por casualidad, y decidi� la direcci�n de la campa�a.

(2) Consulta las im�genes (hebreo, terafines). El modus operandi en este caso no se conoce, pero Jueces 18:18 y Oseas 3:4 se�alan alg�n uso de ellos.

(3) Queda el sacrificio y la inspecci�n del h�gado, familiar por igual en la adivinaci�n griega, etruriana y romana (Cicero, 'De Divin.,' 6:13).

Ezequiel 21:22

En su mano derecha estaba, etc .; mejor, lleg� a su mano derecha, etc .; Carolina del Sur. la flecha marcada para Jerusal�n fue la que lleg� a las manos del rey cuando se sacudi� el carcaj. Nombrar capitanes; mejor, arietes, en ambas cl�usulas. La misma palabra hebrea se usa en ambos (ver nota en Ezequiel 4:2). El verso pinta las operaciones de ingenier�a de los sitiadores, siguiendo el tema de la adivinaci�n. (Para el montaje, comp. Isa�as 37:33.)

Ezequiel 21:23

Todo el verso es oscuro y ha sido interpretado de manera muy diversa. Sigo la traducci�n de la versi�n revisada y la explico insertando palabras que son necesarias para resaltar su significado: (lo que Nabucodonosor ha hecho) ser� como una vana adivinaci�n a su vista (sc. En la de los hombres de Jerusal�n). ), que les han jurado (sc. han hecho juramentos de fidelidad a los caldeos, y est�n listos para tomarlos nuevamente), pero �l (Nabucodonosor) trae iniquidad al recuerdo. El hecho representado es que cuando el pueblo de Jerusal�n se enter� de la adivinaci�n en la separaci�n de los caminos, todav�a se arrullaron con una falsa seguridad. Ellos y Sedequ�as hab�an jurado obediencia, y ese juramento los proteger�a. "No es as�", responde el profeta; "El rey caldeo sabe c�mo se han mantenido esos juramentos". La LXX omite toda referencia a "juramentos". La Vulgata. tomando la palabra "juramento" en su sentido et�reo de "s�bado", da la curiosa interpretaci�n, Eritque cuasi consulens frustra orraculum in eorum oculis, y sabbatorum otium imitans. A pesar de los informes que les llegaron, los hombres de Jerusal�n se consideraban tan seguros como si el rey caldeo estuviera guardando un d�a de reposo. Ewald sigue en parte a la Vulgata y dice: Creen que tienen semanas tras semanas, es decir, no creer�n que el peligro est� cerca. Keil y Havernick: los juramentos de los juramentos son suyos; es decir, cuentan con el juramento de Jehov�, con sus promesas de protecci�n, pero �l (Jehov�) trae iniquidad al recuerdo. Para que puedan ser tomados; es decir, ser capturado por el invasor y asesinado o hecho prisionero

Ezequiel 21:24

El profeta agrega palabras que explican en parte las que preceden. La iniquidad del pueblo ha obligado, no solo al rey caldeo, sino a Jehov� mismo, a recordarlos y castigarlos.

Ezequiel 21:25

Y t�, pr�ncipe malvado profano de Jud�, etc .; mejor, con la versi�n revisada, oh heridos de muerte, etc; como en Ezequiel 21:29, donde la misma palabra se traduce en la Versi�n autorizada como "asesinada" La Versi�n autorizada sigue la LXX. y Vulgate, aparentemente para que la palabra encajara con el hecho de que Sedequ�as no fue asesinado, sino llevado al exilio. La palabra "herido de muerte" o "gravemente herido" puede aplicarse correctamente a alguien que cay�, como lo hizo Sedequ�as, de su alto estado. De los pecados del pueblo, el profeta recurre a la culpa especial de Sedequ�as, que hab�a resultado infiel tanto a Jehov� como al rey caldeo, a quien hab�a tenido como su soberano. Su d�a hab�a llegado por fin, el momento de la iniquidad del fin de la �ltima transgresi�n, que era derribar sobre �l el castigo final.

Ezequiel 21:26

Retire la diadema, etc. El sustantivo se usa en todo el Pentateuco (por ejemplo, �xodo 28:4; Exo 37: 1-29: 39; Le �xodo 8:9; �xodo 16:4) para el "turbante" o "mitra" del sumo sacerdote, y Keil lo toma aqu�, como se�alando el castigo del sacerdote as� como del rey. Esto no ser� lo mismo; literalmente, esto no ser� esto; o, como parafrasea la Versi�n Revisada, esto ya no ser� lo mismo; es decir, la mitra y la corona pasar�n por igual, tomadas de sus usuarios indignos. Deb�a haber, como en las siguientes palabras, un gran repunte de todas las cosas; lo alto tra�do bajo, lo humildemente exaltado.

Ezequiel 21:27

Derrocar� La oraci�n de destrucci�n se enfatiza, despu�s de la manera hebrea, por una iteraci�n triple ( Isa�as 6:3; Jeremias 22:29). No habr� m�s. El pronombre en ambas cl�usulas probablemente se refiere al orden establecido del reino y el sacerdocio. "Esa orden", dice Ezequiel, "ya no existir�". Keil, sin embargo, toma el segundo "eso", el "esto" de la versi�n revisada, como el hecho del derrocamiento. Eso tampoco fue definitivo; todas las cosas estaban como en un estado de cambio hasta que el reino mesi�nico insinuado en la siguiente cl�usula deber�a restaurar el verdadero orden. Hasta que venga de qui�n es el derecho. Las palabras contienen una alusi�n singularmente sugerente a G�nesis 49:10, donde una interpretaci�n probable de la palabra "Shiloh" es "aquel a quien pertenece"; o, como la LXX. lo da, ?? ?????????? ????. El pasaje es notable como la primera expresi�n distinta de Ezequiel de la esperanza de un Mes�as personal. Luego, en Ezequiel 34:23, es lo suficientemente definido.

Ezequiel 21:28

As� dice el Se�or Dios acerca de los amonitas. Ezequiel no ha olvidado esa escena en la separaci�n de los caminos. Los amonitas, cuando vieron el tema de la adivinaci�n y la marcha del ej�rcito caldeo hacia el oeste, se sintieron a salvo. Tomaron su reproche contra Jerusal�n, y se regocijaron en su ca�da. Se les advierte, como en otra estrofa de la "Lay of the Sword of Jehovah", que su confianza es vana (comp. Sofon�as 2:8 para una exultaci�n similar en un per�odo anterior).

Ezequiel 21:29

Mientras ven, etc. Es posible que las palabras se refieran a los adivinos de Nabucodonosor en Ezequiel 21:21, pero m�s probablemente a aquellos a quienes los amonitas mismos consultaron. El pronombre "te" en ambas cl�usulas se refiere a Amm�n. El resultado de aquellos que adivinaron falsamente fue que la espada se desenvainar�a contra los cuellos de los amonitas y los arrojar�a sobre el mont�n de los sacrificados. Para ellos, como en las palabras que terminan el verso, reproduciendo las de Ezequiel 21:25, se decreta el castigo, y ese castigo vendr�.

Ezequiel 21:30

�Debo causarlo, etc.? La pregunta de la versi�n autorizada sugiere una respuesta negativa, como si el hablante fuera Jehov�, y la vaina de su espada. La versi�n revisada, que la traduce, con Keil, la LXX; y la Vulgata, como imperativo, trata con ella como dirigida a los amonitas. Se les dice que envainen su espada; no servir�a de nada contra el arma afilada y brillante de Jehov�. Su juicio pronto vendr�a sobre ellos en su propia tierra, no, como en el caso de Jud�, en forma de exilio (comp. Ezequiel 25:1 como una expansi�n del pensamiento del profeta).

Ezequiel 21:31

Golpear� contra, etc. Las im�genes de fuego toman el lugar de las de la espada. Los hombres brutales (la misma palabra que en Salmo 49:10; Salmo 92:6) son los conquistadores caldeos. El hecho de que el adjetivo tambi�n pueda significar "aquellos que arden" puede, en parte, haber determinado la elecci�n de Ezequiel.

Ezequiel 21:32

Para Amm�n no hay esperanza de una restauraci�n como la que Ezequiel habla de Jerusal�n, e incluso de Sodoma y Samaria. Su destino est� escrito en las palabras, ya no ser� recordado (comp. Ezequiel 25:7).

HOMIL�TICA

Ezequiel 21:4

El destino com�n de justos y malvados.

Tanto los justos como los malvados ser�n cortados. Aunque no son iguales en car�cter moral, deben compartir las mismas calamidades generales.

I. ES UN HECHO QUE LOS JUSTOS SUFREN CON LOS MALVADOS. Vemos este hecho en la experiencia cotidiana, y ser�a una falsedad formular una doctrina que a nuestro juicio miope le pareciera m�s justo, si interpretara los eventos.

1. De la conducta humana. La mala pol�tica de un rey trae la guerra y sus miserias concomitantes en toda una naci�n. El crimen de un padre lega pobreza, verg�enza y miseria a toda su familia.

2. De las calamidades naturales. Un terremoto sacudir� una iglesia sobre las cabezas de los fieles m�s devotos, con una matanza tan terrible como la que sigue al derrocamiento de alg�n teatro de juerga pecaminosa.

II LA VIDA COM�N DEL HOMBRE NECESITA ESTE DESTINO COM�N. Hay una cierta solidaridad del hombre. Somos miembros uno del otro, de modo que si un miembro sufre, todos los miembros sufren. Esta es una pena que pagamos por la uni�n con nuestros semejantes que, en general, es inmensamente �til. Sin esa uni�n no habr�a sociedad, ni conexi�n org�nica entre los individuos. La vida plena y rica que surge de los ministerios mutuos del hombre ser�a imposible.

III. ES UNA AGRAVACI�N DE UNA CALAMIDAD QUE LOS JUSTOS COMPARTEN EL DESTINO DE LOS MALVADOS. Los malvados bien podr�an ser salvados, y podr�a parecer bueno para el mundo que sus lugares est�n vacantes; pero cada buen hombre tiene su buen trabajo que sufre cuando se lo llevan. La culpa de aquellos que traen el desastre a los inocentes es a�n mayor en esta cuenta. No le puede pasar nada peor a un pueblo que que se le quiten sus elementos de ahorro. Son la sal de la tierra.

IV. LOS JUSTOS QUE SUFREN CON LOS MALVADOS NO SON �LTIMAMENTE HERIDOS, la injusticia es temporal.

1. El sufrimiento externo es una bendici�n interna. La naturaleza f�sica del sufrimiento puede ser la misma en ambas facilidades; pero su car�cter moral difiere completamente seg�n se merezca o no. Cuando cae sobre hombres inocentes no es castigo; no hay maldici�n en ello; viene como el fuego que purga la plata.

2. El sufrimiento temporal ser� seguido por la bendici�n eterna. Podemos decir de los justos y los pecadores que fueron v�ctimas de una calamidad com�n: "En su muerte no fueron divididos". Pero despu�s de la muerte hay una separaci�n r�pida y penetrante. Entonces se ve que los justos fueron tomados del mal por venir.

V. EL DESTINO COM�N DE LOS JUSTOS Y LOS MALVADOS PUEDE SER UN MEDIO DE AHORRO AMBOS. As� fue en el cautiverio. Hombres buenos como Daniel y "Los tres ni�os" fueron llevados a Babilonia junto con los cortesanos corruptos de Jerusal�n, y all� mantuvieron la llama de la antigua piedad hebrea, para prepararse para una restauraci�n renovada del pueblo. Cristo muri� la muerte del pecador para poder salvar al pecador, despu�s de que �l mismo hab�a resucitado de entre los muertos en victoria sobre el pecado.

Ezequiel 21:9

La espada de la guerra.

I. LA ESPADA DE LA GUERRA TRAE PROBLEMAS TEMORES. Cuando el juicio acumulado estalla sobre la cabeza de la naci�n culpable de Israel, cae en forma de guerra. Aquellas personas que hablan a la ligera de la guerra como "buenas para el comercio", como "abriendo carreras para los hombres" y como "desarrollando virtudes varoniles", etc. Har�a bien en considerar que el monstruo temeroso es considerado en la Biblia como la peor de las plagas. David era un hombre de guerra y sab�a lo que significaban sus horrores. Sin temor nervioso como el del Rey James, que se estremeci� al ver una espada, sin temblores sentimentales de naturaleza afeminada, el viejo guerrero David eligi� los horrores de una peste en lugar de los de la guerra. Tenga en cuenta algunos de sus males.

1. Destructividad. Debe ser una falacia considerarlo "bueno para el comercio". Lo que sea que reciba el comercio de relleno temporal y artificial durante la campa�a real se paga diez veces por el colapso posterior. Inglaterra fue rechazada por generaciones por las guerras napole�nicas. Los soldados son retirados del trabajo productivo; el comercio ordinario se detiene; y una gran cantidad de propiedad se destruye directamente.

2. Sufrimiento. Todos los que han presenciado las escenas de un campo de batalla se vuelven del recuerdo de ellos con odio y horror. La guerra no es un concurso de tambores, trompetas y pancartas voladoras; Es un gran infierno de gemidos y muertes agonizantes. Miles yacen heridos en el campo, algunos pisoteados cargando corceles, otros angustiados por la falta de la gota de agua que no se puede alcanzar, enfermos con el calor abrasador del sol o enfriados hasta la m�dula en la nieve y las heladas. Miles son cortados en la flor de su juventud, enviados prematuramente a la tumba antes de comenzar su trabajo en la vida real. Y cada muerte significa un hogar de luto amargo en el viejo hogar.

3. La maldad. La guerra desata las pasiones m�s bajas. El odio y la venganza sedienta de sangre se engendran, y los hombres son llevados al nivel de brutos salvajes. Con demasiada frecuencia sigue la lujuria salvaje, y se cometen los m�s viles atentados.

II LA ESPADA DE LA GUERRA PUEDE SER UTILIZADA COMO UN DIVINO CASTIGAMIENTO.

1. Afilado por el pecado. La mala conducta nacional deja a un pueblo abierto a los estragos de la guerra. La maldici�n puede ganarse inmediatamente por tratos insolentes e injustos con otras naciones; o se puede traer menos directamente y no como podr�amos anticipar. Sin embargo, el hecho terrible persiste: el pecado nacional requiere un juicio nacional, y el juicio nacional m�s horrible y m�s com�n es la guerra.

2. Dirigido por Dios. Este fue el caso de las guerras de juicio que visitaron Israel. El pecado de Israel afil� la espada, pero la mano de Dios la gui�. Porque la providencia de Dios no puede ser excluida, incluso de una cosa tan ilegal y monstruosa como la guerra.

(1) Esto se suma a su terror. Es terrible saber que Dios quiere que suframos una calamidad tan grave. Entonces no puede haber escapatoria.

(2) Esto sugiere esperanza de rescate final. Donde est� Dios, est� el amor. El Dios de las batallas es el Dios de Bel�n. El que env�a la guerra al azote tambi�n env�a el evangelio para salvar.

Ezequiel 21:17

La satisfacci�n de la furia de Dios.

Este es un tema muy horrible. Con mucho gusto lo dejar�amos solo. �Oh, para una nueva visi�n del amor eterno de Dios, en lugar de este horror de gran oscuridad, esta visi�n de ira y juicio sin restricciones y plenamente satisfecha! Sin embargo, las palabras de miedo est�n ante nosotros e invitan a nuestro sincero respeto.

I. La furia de Dios es temiblemente provocada por el pecado. Es solo contra los pecadores que se escriben estas terribles palabras. Los justos pueden compartir las calamidades temporales que hieren a los malvados ( Ezequiel 21:4), pero no incurren en la ira de Dios que se esconde detr�s de esas calamidades. Sin embargo, como todos somos pecadores, hay poco consuelo en este pensamiento. Considera cu�n grandemente el pecado provoca ira.

1. Se compromete a plena luz del d�a. Los jud�os pose�an la tierra. Nosotros conocemos a Cristo. No podemos alegar ignorancia. Incluso los paganos tienen conciencias acusadoras.

2. Se comete contra el amor. Pecamos contra nuestro Padre, a quien debemos todo, y que ha sido infinitamente amable con nosotros.

3. Se comete a pesar de las advertencias. Israel tuvo su gran procesi�n de profetas minatorios desde Elijah hasta Ezequiel. Tenemos las advertencias de la Biblia.

4. Se comete sin necesidad. Hay una mejor manera y una m�s feliz. Nada m�s que la perversidad m�s deliberada puede hacernos elegir el camino del mal. Se ha tendido una mano salvadora para protegernos. Cuando pecamos, rechazamos esa ayuda.

5. Se comete despu�s de que el largo sufrimiento de Dios ha sido probado. Durante mucho tiempo se abstuvo de castigar. Sin embargo, los hombres han hecho de su largo sufrimiento una excusa para un pecado mayor. As� han "atesorado la ira para el d�a de la ira".

II LA FURIA DE DIOS NO PUEDE RESISTIRSE.

1. No puede ser opuesto por los poderes de los hombres. El pecador tiene que lidiar con el Todopoderoso y con el Todopoderoso. El m�s valiente debe caer en tal concurso, y el m�s astuto debe fallar en el intento tonto de burlar a Dios.

2. No se le puede oponer ninguna excusa. Desgraciadamente, no hay duda de la culpa del pecador. Ten�a oportunidades de retorno, y las rechaz�. La conciencia debe paralizar la resistencia.

3. No puede ser rechazado por el amor de Dios. No hay cisma en la naturaleza de Dios. El amor mismo debe aprobar la ira dirigida contra la impenitencia endurecida.

III. LA FURIA DE DIOS SER� SATISFECHA.

1. No fallar�. Nada de lo que Dios intenta puede fallar. Esto podemos inferir como conclusi�n de las observaciones bajo el encabezado anterior.

2. No durar� para siempre. Cuando haya logrado su trabajo, descansar�. Puede ser que algunos de los resultados perdurar�n para siempre. El hombre asesinado no resucitar� en la tierra, pero no lo est�n matando continuamente. Es posible que la ciudad en ruinas nunca se reconstruya y, sin embargo, el terremoto que derroc� templos y palacios se ha calmado durante mucho tiempo, y ahora todo est� tranquilo y en calma.

3. Estar� satisfecho cuando haya logrado su fin. La furia de Dios no es como su amor. No brota sin provocaci�n de su propio coraz�n. Es despertado por el pecado, y cuando ha castigado el pecado, est� satisfecho. Pero esta es la satisfacci�n m�s horrible. Hay otra satisfacci�n, a saber:

4. Se satisfar� cuando sea propiciado. Esto no se afirma en el vers�culo que tenemos ante nosotros. Pero es la carga del evangelio. Cristo nuestro Abogado propicia la ira de Dios ( 1 Juan 2:1, 1 Juan 2:2). Entonces, si hemos confesado nuestro pecado y buscado la ayuda salvadora de Cristo, debemos temer la ira de Dios por m�s tiempo. Est� satisfecho.

Ezequiel 21:24

Transgresiones descubiertas.

I. LAS TRANSGRESIONES SON DESCUBIERTAS POR DIOS TAN PRONTO COMO SE COMPROMETEN. �l est� presente cuando los hechos est�n hechos; sus ojos siempre est�n abiertos para observar la conducta de sus criaturas; No es negligente con el pecado. Comenzamos, por lo tanto, con la posici�n de que no existe el pecado secreto. La apariencia de secreto surge del hecho de que el gran Testigo retiene su evidencia para el presente. Tal posici�n lleva a la inevitable conclusi�n de que alg�n d�a el mal m�s oculto puede manifestarse. Dios tiene la llave y abrir� la puerta cuando lo considere conveniente.

II LAS TRANSGRESIONES SE DESCUBRIR�N AL UNIVERSO EN EL FUTURO JUICIO. Esto debe ser lo que realmente significa el juicio. Nos hemos acostumbrado a la imagen de un gran tama�o, como si Dios necesitara pasar por las formas de un juicio criminal con almas, cada secreto de quien le ha sido perfectamente conocido desde el principio. Tal prueba ser�a una forma vac�a, una mera exhibici�n teatral. Pero Dios har� que la justicia de su acci�n sea evidente para todos, y al hacerlo se revelar�n los secretos de todos los corazones.

III. ES POSIBLE QUE LAS TRANSGRESIONES SE DESCUBRAN EN LA TIERRA. Apenas es posible que un hombre interprete al hip�crita con �xito hasta que su secreto est� sellado en la muerte. En alg�n momento de inadvertencia, es casi seguro que levantar� la m�scara, y luego el descubrimiento de su enga�o, una vez hecho, destruir� para siempre la reputaci�n de a�os. El pecado dar� sus frutos en la vida del hombre malo. Aunque nunca se confiesa en palabras, se expresa en tono y temperamento. Las mismas caracter�sticas del semblante se establecen en el car�cter de la vida interior. Adem�s, las sorpresas repentinas y los acontecimientos inesperados revelar�n a un hombre al mundo. El secreto enterrado hace mucho tiempo sale a la luz. La prenda babil�nica de Ac�n sale a la luz ( Josu� 7:18-6). Anan�as y Safira no pueden ocultar su mentira ( Hechos 5:9). Eugene Aram no puede ocultar el cad�ver de su v�ctima. Dimsdale se ve obligado a revelar la letra escarlata que arde en su pecho.

IV. LAS TRANSGRESIONES PUEDEN OCULTARSE POR EL PERD�N. En la expresiva frase hebrea, se dice que est�n "cubiertos". La �nica manera de tener nuestra transgresi�n as� enterrada fuera de la vista es que primero se la confesamos a Dios. Por lo tanto, debemos rezar para que nos busque y nos pruebe, y ver si hay alguna forma perversa en nosotros (Salmo 139:23, Salmo 139:24). Hasta que nuestros pecados sean tra�dos a nuestras conciencias, no hay esperanza de que permanezcan ocultos permanentemente. Si los olvidamos, Dios los recordar�. Para que Dios los olvide, primero debemos recordarlos. Cuando las transgresiones son propiedad de Dios, estamos en condiciones de recibir su perd�n, despu�s de lo cual podemos tener la seguridad de que "no recordar� m�s tus pecados e iniquidades". Los pecados son desterrados "tan lejos como el este est� del oeste". Est�n "enterrados en las profundidades del mar". Dios no incita a sus hijos restaurados con sus viejos pecados.

Ezequiel 21:27

Revoluci�n y restauraci�n.

I. REVOLUCI�N. Dios derroca a Israel y sus instituciones mediante actos repetidos en las sucesivas invasiones de Nabucodonosor. La ruina es absoluta. Ninguna ciudad ha sufrido tantos asedios como Jerusal�n, o ha sido saqueada y destruida con tanta frecuencia. Ahora, se nos recuerda que estos desastres terribles son elementos en un juicio y disciplina Divinos. Es Dios quien volca. Hay, por lo tanto, un prop�sito providencial en el evento.

1. La revoluci�n debe preceder a la restauraci�n. La educaci�n divina de la humanidad no es un desarrollo continuo e ininterrumpido. El terremoto tiene su misi�n tan verdaderamente como la lluvia de abril. El mal debe ser derrocado antes de que se pueda construir el bien. Esto puede significar un proceso violento. Somos demasiado leves en algunos de nuestros m�todos para tratar el pecado. Indudablemente, Dios no nos ha encomendado su espada de juicio, pero espera que sus siervos testifiquen contra el pecado y derriben los fuertes muros de Satan�s. El trabajo agresivo es absolutamente necesario. Mientras predicamos el evangelio de la paz, tambi�n tenemos que luchar contra la intemperancia, la corrupci�n comercial y todas las costumbres e instituciones malvadas.

2. Esta revoluci�n debe ser universal. Hay una exhaustividad integral en nuestro texto. Las revoluciones pol�ticas, de hecho, pueden no ser necesarias, por ahora tenemos que dedicarnos al trabajo espiritual. Pero debe haber una revoluci�n en cada regi�n de la vida.

(1) En el coraz�n. Los viejos prejuicios y h�bitos deben ser derribados, cada monta�a baja.

(2) En la Iglesia. Cristo limpi� el templo. La Reforma fue un gran vuelco. Mucho en la Iglesia ahora necesita ser revocado; p.ej. pr�cticas mundanas, inventos humanos, ideas falsas, periodismo sin Cristo, etc.

(3) En la sociedad. Los ap�stoles eran considerados revolucionarios de la marca de fuego, que "volcaron el mundo al rev�s". La injusticia social debe ser revocada, no, quiz�s por el "republicanismo rojo", sino por la hermandad cristiana. No debemos suponer que Dios permitir� que los monstruosos males de la cristiandad contin�en para siempre. Derrocar� mucho antes de que podamos ver el milenio. El vino nuevo no puede estar contenido en las botellas viejas.

II RESTAURACION.

1. La revoluci�n se prepara para una restauraci�n. La mera destrucci�n no perfecciona nada. Es necesario solo como preliminar a algo constructivo. El nihilismo en blanco es la filosof�a m�s est�ril. El "no eterno" no es un evangelio para la humanidad hambrienta. Despu�s de la revoluci�n debe haber un nuevo orden, y despu�s del arrepentimiento debe haber una nueva vida.

2. La restauraci�n solo puede ser realizada por Cristo. Hasta que Cristo vino, los jud�os nunca fueron verdaderamente restaurados, aunque hab�an regresado a su tierra. Sin embargo, en Cristo Israel ten�a la larga esperanza de la redenci�n ( Lucas 2:29, Lucas 2:30), �ay! la mayor�a de la naci�n lo rechaz� y lo dej� a otros. Es f�cil demoler un antiguo sistema de efecto. Las dificultades comienzan con la construcci�n de una nueva y mejor. No podemos establecer un nuevo orden social, ni siquiera podemos provocar una vida mejor en nuestros propios senos. El mundo cansado espera la venida plena de Cristo para restaurar su paz y orden volcados.

3. Esta restauraci�n ser� completamente satisfactoria.

(1) Cristo tiene derecho a disfrutar de la jefatura sobre �l: "De qui�n es la raz�n". �l no es solo el Hijo de David, y el Heredero del viejo trono; �l es el Hijo de Dios, investido de derechos divinos.

(2) Cristo recibe su reino usado por su Padre ( Filipenses 2:9): "Se lo dar�".

(3) Esta restauraci�n no ser� un regreso a la posici�n anterior. Si as� fuera, todo el proceso ser�a un ciclo sin �nimo de lucro. Pero el reino de los cielos de Cristo es infinitamente mejor que el reino de Israel de David.

HOMILIAS POR J.R. THOMSON

Ezequiel 21:3

Inflicci�n indiscriminada.

Es un espect�culo pat�tico, este del profeta, en su exilio en el noreste, girando por orden divina su mirada, triste y compasiva, hacia Jerusal�n, los lugares santos, la tierra de Israel. El presente es bastante triste, pero Ezequiel tiene que soportar la anticipaci�n opresiva del futuro. �l escucha la seguridad del Dios a quien sus compatriotas han ofendido por su infidelidad de que la peor calamidad, incluso el desastre y la muerte est�n a punto de caer sobre el remanente en Palestina. La espada est� a punto de ser sacada de su vaina, y tanto los justos como los malvados est�n a punto de sentir la agudeza de su filo.

I. La Providencia considera que una naci�n tiene una vida corporativa. Israel era una unidad, y el rey de las naciones consideraba a las tribus dispersas como un solo pueblo. Es lo mismo con otras comunidades. Cada naci�n tiene su propia vida nacional, su propia unidad org�nica. Cada sujeto o ciudadano es un miembro del cuerpo, y su existencia tiene significado en esta relaci�n y todo lo que implica.

II LA LEY RECTORAL, EN TANTO, TRATA CON UNA NACI�N COMO UN TODO. Los habitantes de la tierra est�n bajo control y gobierno moral, est�n sujetos a la ley y al Divino Legislador y Juez. Dios es el dios de las naciones. Tanto es as� que la autoridad pol�tica est� representada en las Escrituras como una instituci�n divina: "Los poderes que son ordenados por Dios". Como la Providencia dise�a que los hombres deben vivir en comunidades, Dios determina la disciplina, la educaci�n moral, a trav�s de la cual deben pasar las naciones. Dios est� en la historia; lo cual no es interesante y no tiene sentido a menos que se reconozca su mano, y la operaci�n de su gobierno se observe con admiraci�n y reverencia.

III. ESTE PRINCIPIO IMPLICA QUE LOS MALVADOS PARTICIPAN EN LA PROSPERIDAD Y LO BUENO EN LA ADVERSIDAD, QUE VIENE SOBRE UNA NACI�N. Las personas no siempre simpatizan con la comunidad de la que forman parte. Hay otras corrientes en una corriente al lado de su flujo principal. En t�rminos generales, la naci�n que viola p�blica y flagrantemente la ley moral socava su propia vida y prepara el camino para su propia disoluci�n. Cuando llega la cat�strofe, aquellos que han protestado contra los pecados de la naci�n, y se han esforzado por detener el torrente de incredulidad e impiedad, se dejan llevar por la destrucci�n general.

IV. DICHA RETRIBUCI�N NO AFECTA, SIN EMBARGO, LA PROBACI�N MORAL INDIVIDUAL DE LOS HOMBRES. Dios trata a los hombres con principios generales, de acuerdo con leyes amplias e inteligibles. No podemos ver c�mo podr�a ser de otra manera. Sin embargo, esto parece involucrar muchos casos de dificultades individuales e incluso injusticias. �C�mo puede esto ser evitado? El juez de toda la tierra seguramente har� lo correcto. �C�mo, entonces, podemos explicar el hecho de que, en el lenguaje de Ezequiel, el Eterno, con su espada, corta al justo y al imp�o?

V. ESTE ACUERDO SE EXPLICA Y ARMONIZA CON EL JUICIO Y LA RETRIBUCI�N DE UN ESTADO FUTURO. Lo que no sabemos ahora lo sabremos m�s adelante. Las anomal�as del estado actual del ser son tales que sugieren que este es solo un estado de prueba, que no vemos ahora ni aqu� el desarrollo de los prop�sitos completos del Se�or y Juez de todos. Las Escrituras revelan un estado en el que la retribuci�n y la compensaci�n estar�n completas, ya que sabemos que no est�n aqu�. Los justos y los malvados no siempre ser�n confundidos en una categor�a com�n, y consignados a una condena com�n. La discriminaci�n que no se ejerce ahora se ejercer� de aqu� en adelante. Los pecadores pr�speros no eludir�n para siempre el justo juicio de Dios. El sufrimiento y la paciencia de los virtuosos y piadosos ser�n recompensados ??alg�n d�a, no solo por la aprobaci�n del Juez, sino por una recompensa eterna.

Ezequiel 21:6, Ezequiel 21:7

La se�al de suspirar.

En el caso de Ezequiel, quiz�s m�s que en cualquier otro de los profetas, las acciones se adoptaron como signos prof�ticos, m�s efectivos que las palabras. Las noticias transmitidas al profeta y, a trav�s de �l, a sus compatriotas, fueron de una importancia tan triste que los indicios de angustia mental como suspirar y llorar eran expresiones naturales de los sentimientos que no pod�a dejar de experimentar. Fue designado para �l de esta manera para despertar la curiosidad de su pueblo y, en respuesta a sus preguntas, para informarles de los males venideros.

I. LA CAUSA DEL AVI�N DEL PROFETA.

1. El problema que estaba por venir sobre los habitantes de Jerusal�n y de toda la tierra de Israel, en la invasi�n del pa�s, el asedio de la metr�poli y la muerte violenta de muchos de los habitantes.

2. La rebeld�a pecaminosa de la gente, por la cual estaban provocando estas calamidades y desastres.

3. La profunda y sincera simpat�a de Ezequiel con quienes lo padecen, y su dolor por sus malos caminos, de modo que sinti� por sus compatriotas como lo habr�a sentido por s� mismo.

II LA GRAVEDAD DEL AVI�N DEL PROFETA. Fue "con amargura", "con la ruptura de los lomos", es decir, suspirando sacudiendo todo el cuerpo y evidenciando la angustia que aflige su esp�ritu.

III. EL SIGNIFICADO DEL AVI�N DEL PROFETA.

1. Era una evidencia de patriotismo; porque Ezequiel mismo estaba lejos de la escena de una retribuci�n inminente, y no lo afect� personalmente, sino a trav�s de su identificaci�n patri�tica de s� mismo con todo lo que preocupaba a su pueblo.

2. Era una evidencia de su fe en las garant�as divinas. No hay raz�n para suponer que la mera previsi�n pol�tica permiti� al profeta anticipar la venida, el mal; sin embargo, se dio cuenta de su cierto enfoque con tanta intensidad como para provocar la manifestaci�n de los sentimientos aqu� descritos.

3. Fue una advertencia para los descuidados e insensibles. Ezequiel suspir� por muchos que no suspiraron por s� mismos; sin embargo, de ellos era el pecado, y de ellos el castigo ahora inminente.

4. Fue una convocatoria al arrepentimiento. Si el profeta lloraba y suspiraba por las abominaciones producidas entre la gente, �cu�nto m�s se convirti� en aquellos que por sus pecados hab�an provocado la ira del Dios justo para considerar sus caminos, para llorar debido a su ingratitud culpable y desobediencia persistente, y huir de la ira venidera! �cu�nto m�s les correspond�a invocar al Se�or para que se apiade de ellos y de su Dios que pod�a perdonar abundantemente!

Ezequiel 21:8

La espada.

Entre las grandes potencias que han afectado a la historia humana debe tenerse en cuenta la espada. Como emblema de la fuerza f�sica, de la superioridad de los grandes del mundo, tiene un significado especial para el estudiante de los asuntos humanos. La visi�n de la espada revel� a Ezequiel la muerte inminente de la tierra de Israel, y particularmente de los habitantes de Jerusal�n. Cuando vio en la imaginaci�n la espada brillante y el agudo filo, su mente anticip� el terrible destino que estaba a punto de alcanzar a sus compatriotas afligidos y pecaminosos.

I. LA ESPADA ES EL IMPLEMENTO DE LA AMBICI�N Y LA VENGANZA HUMANA.

II LA ESPADA ES EL ARMA DE LA RETRIBUCI�N DIVINA SOBRE LAS NACIONES. Si bien es incuestionable que las guerras y los combates provienen de la lujuria humana, es para el hombre religioso, para el estudiante de las Escrituras, igualmente claro que una Divina Providencia anula todos los conflictos de las naciones para lograr prop�sitos sabios, e incluso prop�sitos. benevolencia. El poder asirio dirigi� sus fuerzas contra la tierra de Israel, bajo la influencia, sin duda, de las pasiones humanas y los prop�sitos por los cuales se sugirieron esas pasiones. Pero Asiria, Egipto, Persia y Roma eran pewees que el Dios de Israel emple� para lograr los fines fijados por su propia sabidur�a y fidelidad. Como instrumento por el cual se castigaba a los id�latras y rebeldes, la espada no era solo la espada de Nabucodonosor, sino la espada del Se�or de los ej�rcitos.

III. LA ESPADA ES UNA CITA PARA LA HUMILLACI�N Y EL ARREPENTIMIENTO. El mismo Ezequiel evidentemente lo consider� a esta luz. Se le orden� llorar y aullar, golpear su muslo, golpear sus bandas juntas, cuando vio en visi�n el arma que estaba a punto de castigar a sus compatriotas rebeldes. Hay mentes que necesitan enfrentar las consecuencias del pecado para que puedan admitir lo horrible del pecado mismo. Cuando se revela el disgusto del Todopoderoso contra las iniquidades de los hombres, a veces se sienten motivados a la reflexi�n y la investigaci�n, y as� puede ser al arrepentimiento.

IV. LA ESPADA ES EL S�MBOLO DEL PODER POR EL CUAL EL PECADO ES SLAIN. Los hijos de Israel no estaban solos en la pr�ctica del pecado, en la ingratitud y la desobediencia. Los hombres en todas las �pocas y en todos los lugares son declarados culpables de rebeli�n contra los santos y. Dios justo Bien, es cuando se vuelven contra sus propios pecados el filo de la espada espiritual, cuando atacan sus vicios, sus locuras, sus cr�menes, como enemigos de Dios, y, al matar con el arma divina a las fuerzas rebeldes, evitan lo contrario. juicio inevitable y retribuci�n que superan a los impenitentes.

Ezequiel 21:18

La imparcialidad de la justicia divina.

Muy pintoresca y memorable es esta porci�n de las profec�as de Ezequiel. El profeta en su visi�n contempla al Rey de Babilonia en su camino para ejecutar los prop�sitos de Dios sobre el pr�ncipe rebelde y traicionero de Jud�, y sobre sus participantes en el pecado. Lo ve en alg�n momento de esta expedici�n, parado en el noreste de Palestina, sin saber si en primera instancia dirigir� sus armas contra Rabbath, el capitolio de los amonitas, o Jerusal�n, la metr�poli de Jud�. �l est� en "la separaci�n del camino", y pide su ayuda, para ayudarlo a tomar una decisi�n, no solo el consejo del pol�tico y el comandante, sino tambi�n el del adivino. Las flechas brillantes, en las que se inscriben los nombres de las dos ciudades, se dibujan como en una loter�a, se consultan las im�genes, el augur inspecciona el h�gado. El profeta ve la resoluci�n tomada para proceder contra Jerusal�n; Sin embargo, al mismo tiempo, predice que los hijos de Amm�n no escapar�n del filo de la espada brillante de retribuci�n y venganza.

I. LA JUSTICIA DIVINA HACE USO DE LAS AGENCIAS HUMANAS DE RETRIBUCI�N, A MENUDO, MISMOS INCONSCIENTES DE LOS PROP�SITOS PARA LOS QUE EST�N EMPLEADOS. El rey de Babilonia fue nombrado ministro de justicia que se vengaba de Jud� y de Amm�n. Sin darse cuenta de s� mismo, �l, en sus operaciones militares, estaba llevando a cabo las predicciones de los profetas de Dios y el decreto de Dios mismo. La sabidur�a infinita nunca pierde los medios para llevar a cabo sus propios consejos y resoluciones.

II LA JUSTICIA DIVINA CASTIGA A LOS PRIVILEGIADOS QUE SON INCRE�BLES A SUS PRIVILEGIOS, AS� COMO A LOS CUYOS PRIVILEGIOS NO HAN SIDO EXCEPCIONALES. Aunque los descendientes de Abraham fueron seleccionados de entre las naciones para un prop�sito especial relacionado con los planes de Dios para el gobierno moral del mundo, no fueron liberados de sus obligaciones justas, o de la responsabilidad de castigar en caso de que esas obligaciones fueran repudiadas. La elecci�n de Israel no asegur� la exenci�n de las consecuencias de la deserci�n y la rebeli�n. M�s bien, la culpa de la naci�n se vio agravada por su descuido de utilizar correctamente las muchas ventajas con las que se ve�an favorecidas. Por otro lado, los amonitas no estaban protegidos contra la retribuci�n justa simplemente porque ten�an menos privilegios que Israel. Ten�an una medida de luz, y eran responsables de caminar en la luz que disfrutaban; y si amaban la oscuridad en lugar de la luz, se aseguraban su propia condena.

III. LA JUSTICIA DIVINA DECIDE QUE LA NACI�N CULPABLE SER� CORREGIDA Y QU� SER� DESTRUIDA. En los consejos secretos de Dios no se nos da para entrar. Los hechos est�n ante nosotros; y vemos que, seg�n esta profec�a, Amm�n fue cometido como combustible para el fuego, y ya no fue recordado; que el nombre de los amonitas desapareci� de la historia humana; y vemos que el pueblo jud�o sobrevivi�, y fueron sacados del horno en el que fueron arrojados. Solo podemos aplicar a estos hechos nuestra fe en la justicia Divina, y aferrarnos a nuestra convicci�n de que en esto, como en todos sus tratos con los hombres, el Gobernante Eterno ha actuado sobre principios de equidad incuestionable.

IV. LA JUSTICIA DIVINA CONVOCA NACIONES SINCULAS AL ARREPENTIMIENTO Y LA NOVEDAD DE LA VIDA. Estas predicciones y su cumplimiento en la historia han sido registradas para nuestra instrucci�n. Lo que leemos en las Escrituras est� preparado para profundizar en nuestra naturaleza la convicci�n de que este mundo est� bajo el gobierno justo de Dios. Y seremos insensatos si no inferimos de este hecho la necesidad del arrepentimiento y la renovaci�n; si no somos llevados a dar la bienvenida a la seguridad de que para el penitente hay misericordia, y para el humilde, la vida. - T.

Ezequiel 21:26, Ezequiel 21:27

La inversi�n divina.

Los juicios de Dios no son en vano. La espada no est� envainada hasta que se logren los prop�sitos de la justicia infinita. La guerra conduce a tal fin, a tal lugar, como lo aprueba la sabidur�a eterna. Ning�n buen final ser�a respondido por la interposici�n divina, si todo sucediera como antes. Una inversi�n divina corona la obra.

I. EL HECHO HIST�RICO. La referencia principal del profeta es, sin duda, la ca�da del pr�ncipe usurpador, rebelde, traicionero y traidor de Jud�, es decir, Sedequ�as. Su verdadera pol�tica estaba en sujeci�n a Nabucodonosor; En lugar de adoptar y aferrarse a esta pol�tica, siempre intentaba liberarse del yugo, con la vana esperanza de independencia. Ezequiel hab�a previsto y predicho que esto deber�a conducir a su destrucci�n.

II EL PRINCIPIO MORAL Y GUBERNAMENTAL SUGERIDO POR ESTE HECHO. Aprendemos que el gobernante omnipotente no es indiferente a lo que sucede entre las naciones, que trabaja en y a trav�s de las leyes ordinarias de la acci�n humana, y que a veces puede funcionar por medios extraordinarios y excepcionales. Cierto es que sus caminos no son como los de los hombres. Los grandes a menudo son derrocados, y los d�biles exaltados, por la operaci�n de su sabia y misericordiosa providencia. Dios confunde toda pol�tica humana y derrota todas las expectativas humanas, exalta lo bajo y al mismo tiempo ablanda lo alto. La mitra y la corona se toman de la frente de los poderosos y se colocan sobre las cejas m�s bajas.

III. LAS APLICACIONES T�PICAS Y ESPIRITUALES DE ESTE PRINCIPIO. Hay una grandeza en este lenguaje que parece casi obligar a su referencia a eventos mayores que los que ocurrieron en Jerusal�n durante el cautiverio oriental. El reino del pecado es poderoso, y luego a menudo he sentido cu�n vano es esperar que ese reino ceda ante cualquier ataque humano. La ignorancia y el error, el vicio y el crimen, la superstici�n y la infidelidad, han adquirido durante milenios de la historia humana sobre la humanidad un poder que parece irresistible e invencible. Pero hay Uno "cuyo derecho es" reinar, y �l, el Hijo de Dios, ha venido en la carne, y ha venido en la dispensaci�n del Esp�ritu Santo. A su favor, y para asegurar su conquista universal, su dominio eterno, el Alt�simo est� volcando, siempre volcando. �l es el Sumo Sacerdote, el Rey leg�timo, de la humanidad cuya naturaleza asumi�, y cuya salvaci�n muri�. La mitra y la corona son suyas de derecho, y a �l se le dar�n. Todo usurpador ser� derrotado y deshonrado; y Cristo, cuyo derecho es reinar, recibir� el reino, y su dominio no tendr� fin.

HOMILIAS DE J.D. DAVIES

Ezequiel 21:1

Masacre irresistible.

El tema de esta profec�a es sustancialmente el mismo que el anterior. La par�bola ahora se pone en el lenguaje m�s simple. Hay una ventaja en el uso del m�todo de par�bola. Despierta la atenci�n. Lleva a los hombres a examinar y reflexionar. Hay una emoci�n en descubrir un acertijo. Sin embargo, Dios hablar� tambi�n a los hombres en un lenguaje lo suficientemente claro como para la comprensi�n m�s simple. Ning�n hombre perdido puede echarle la culpa a nuestro Dios. Tenemos "l�nea sobre l�nea, precepto sobre precepto".

I. LA ESCENA DE LA DESTRUCCI�N DIVINA. La ira justa de Dios se dirige contra la Tierra Santa, los lugares santos, el templo mismo. Reyes y sacerdotes est�n condenados. La eminencia y el renombre tradicionales son impotentes como defensa contra la justa retribuci�n. Dios no hace acepci�n de personas. El pecado es igualmente detestable en un israelita que en un egipcio, y ser� castigado con igual severidad. Con respecto al buen hombre, Dios puede emplear un m�todo diferente, quiz�s m�s paciencia, al tratar con su hijo; sin embargo, al final, no habr� la desviaci�n de un cabello del principio justo. Ning�n hombre puede vestirse con privilegios.

II La venganza de Dios es irresistible. "He puesto la punta de la espada contra todas sus puertas, para que su coraz�n se desmaye". Cuando Sans�n se levant� de las bisagras de las puertas de Gaza, mucho m�s puede el Creador de Sans�n atravesar con su espada puertas de lat�n y fortalezas de hierro. �Qui�n puede soportar sus rayos? �Qui�n puede levantar una defensa contra su rayo? "Todo coraz�n se derretir�, y todas las manos ser�n d�biles". �Detuvieron los antediluvianos el surgimiento del Diluvio? �Podr�an las familias de Egipto proteger a sus primog�nitos contra el �ngel de la destrucci�n? �Ten�an los habitantes de Pompeya alg�n poder para evitar el derrocamiento de su ciudad? �Cu�n vanos e impotentes son los hombres aliados contra un Dios vengador!

III. LA VENGANZA DE DIOS ES PROFUNDA ES SU ACCI�N. "Cortar� de ti al justo y al imp�o". La estimaci�n del hombre de la justicia y la estimaci�n de Dios difieren ampliamente. En una naci�n se encontrar� toda variedad de caracteres, y el pecado existir� en cada tono y gradaci�n. En comparaci�n con los personajes m�s negros, algunos aparecer�n justos que est�n menos contaminados con el pecado. Estos son los llamados justos. En la naturaleza misma de las cosas, Dios no tratar� ni podr� tratar por igual al justo y al imp�o. La verdad, entonces, presentada ante nosotros aqu� es esta: que toda la naci�n estaba corrupta, s�, lista para la matanza. Tan pocos eran los justos, como para ser excluidos en esta descripci�n gr�fica e impresionante. El flagelo deber�a barrer la tierra y penetrar en todos los lugares secretos.

IV. La venganza de Dios, aunque aparentemente, no realmente, es indiscriminada. Exteriormente, la misma calamidad puede caer sobre los justos y los malvados, mientras que el efecto real e interno difiere ampliamente. La misma sentencia de muerte enviar� a los justos a su reposo celestial, a los malvados a su destino final. El sol que endurece la arcilla, derrite la cera. La tormenta que env�a un barco con fugas al fondo, conduce m�s r�pido a casa en el apretado y galante hark. El azote que mata a los imp�os, solo castiga a los justos. El horno que destruye la aleaci�n, refina la plata. Para los pocos justos, esta visita de Dios "es una prueba" ( Ezequiel 21:13). La vara no hab�a sido lo suficientemente severa, por lo tanto, la espada vino. Ning�n mal puede caer sobre los justos. La muerte es nuestra. "Morir es ganancia".

V. COOPERACI�N DIVINA Y HUMANA. Esta espada, que fue afilada para destruir, no era menos la espada de Dios, aunque fue manejada por los capitanes de Babilonia, el profeta ten�a que tomar su parte. El rey y los estadistas de Babilonia �s�, incluso el rango y la base del ej�rcito� ten�an que tomar su parte, con Dios, en la ejecuci�n de su justa furia. El profeta se dirige ( Ezequiel 21:14) "a golpear sus manos", una profec�a de hecho del evento venidero, la se�al de convocar al gran ej�rcito. Y (en Ezequiel 21:17) Dios se describe a s� mismo como a punto de hacer el mismo acto: "Tambi�n golpear� mis manos juntas". Los hombres a menudo son llamados a actuar en lugar de Dios, como delegados de Dios.

VI. LAS ADMONICIONES DIVINAS, A TRAV�S DE LOS HOMBRES, DEBEN SER ENTREGADAS CON UNA EMOCI�N PROFUNDA. "Suspira, pues, hijo de hombre, con la ruptura de tus lomos; y con amargura suspira ante sus ojos". Si es posible, por nuestra parte, impresionar a nuestros semejantes, los hombres, con la realidad y la severidad de los juicios de Dios, debemos hacer todo lo posible para despertar un arrepentimiento sincero, o incurriremos en una grave responsabilidad. Dios ha constituido la naturaleza humana para que una fuerte emoci�n en el predicador, aparentemente manifestada, despierte una fuerte emoci�n en los oyentes. Los hombres en todas partes son susceptibles de la influencia de un hombre superior o m�s santo. Nada de lo que Dios nos permite omitir puede servir para guiar a nuestros semejantes al arrepentimiento. Debemos dejar en claro que los eventos de venganza venidera impresionan adecuadamente nuestras propias mentes; entonces, y solo entonces, despertaremos la atenci�n, promoveremos la indagaci�n y llevaremos a la reflexi�n, el autoexamen y el regreso a Dios.

Ezequiel 21:18

La providencia de Dios que todo lo controla.

Tenemos aqu� una instancia sorprendente de la agencia superintendente de Dios. Desde su trono invisible controla todos los planes, adivinaciones, artes y trabajos de los reyes y generales. Todas las personas y todos los eventos son dirigidos hacia el canal de su prop�sito, y ayudan en la consumaci�n final de su justo fin.

I. DIOS USA EVES HOMBRES MALVADOS PARA HACER SU TRABAJO. Si empleara solo hombres justos, tendr�a que rechazar el servicio de la especie humana. Hay una clase de servicios que los hombres prestan consciente e intencionalmente y por los cuales obtienen recompensas. Son bendecidos en sus obras. Tambi�n hay una clase de servicios que los hombres prestan inconscientemente y sin intenci�n. Estos no tienen excelencia y no le brindan ventaja al hacedor. Con su habilidad infinita, Dios puede convertir todas las corrientes para trabajar en su molino. El pecado ser� anulado para producir un bien mayor. Los malvados son la mano de Dios.

II LAS DIVINACIONES DE HEATHEN SE HACEN PARA TRANSPORTAR LA VOLUNTAD DE DIOS. La elecci�n y la voluntad de los hombres tienen una determinada esfera en la que moverse libremente. Sin embargo, despu�s de todo, no son m�s que partes, partes menores, de maquinaria m�s grande. Los hombres orgullosos y presuntuosos pueden elegir ir al este o al oeste: piensan que tienen su propio camino; sin embargo, en el resultado final, simplemente contribuye a lograr el camino de Dios. Los fines que buscan algunos hombres, y que a menudo alcanzan, son solo medios para un fin en el plan m�s amplio de Dios. Las respuestas que los hombres tontos imaginan que obtienen de los or�culos paganos o de los adivinos humanos son decretos y edictos del Dios desconocido. Nabucodonosor se halag� de haber obtenido un triunfo espl�ndido en Judea, mientras que solo estaba haciendo un trabajo servil como vasallo del Rey de reyes.

III. TODAS LAS INVENCIONES Y EJERCICIOS MILITARES SON LA CAUSA DE DIOS. �Qu� instructivo es percibir que todas las preparaciones marciales que Nabucodonosor estaba a punto de hacer fueron todas preparadas por Dios, todo esbozado por su profeta! �C�mo este hecho humilla al hombre! �C�mo exalta a Dios en nuestra estima! �Qu� peque�a cosa, de lejos, es la ambici�n humana! Los hombres que critican a Dios a�n le sirven. Y si este hecho se ve tan transparentemente en el caso del Rey de Babilonia, �no podemos concluir que esta es una muestra de cada evento en la vida humana? Como cada �tomo en las monta�as ocupa el lugar que Dios le asign�, cada evento en la historia humana llena un lugar de acuerdo con el prop�sito de Dios.

IV. LOS HOMBRES MALVADOS, AUNQUE EMPLEADOS COMO INSTRUMENTOS PARA CASTIGAR A LOS DEM�S, SE CONVIERTEN EN V�CTIMAS DEL DESPLAZAMIENTO DE DIOS. "T�, profano y malvado pr�ncipe de Israel, ha llegado tu d�a, cuando la iniquidad tendr� un fin". Para las mentes irreflexivas, la derrota de un rey parecer�a algo com�n: una posibilidad de guerra. Sin embargo, la mano de Dios est� en el asunto. "�l instala uno, y derriba a otro". Como un rey tiene mayor alcance para el mal o para el bien, de manera proporcional es su responsabilidad. En el mejor de los casos, solo vemos un peque�o fragmento del m�todo de gobierno de Dios; Si pudi�ramos comprender el todo, deber�amos admirar la habilidad, el poder y la beneficencia de su vasta administraci�n.

V. LA SUBVERSI�N DE LOS SISTEMAS HUMANOS SER� PARA EL ESTABLECIMIENTO DE LA JUSTICIA. "Lo volcar�, lo volcar�, lo volcar� ... hasta que venga de qui�n es el derecho; y se lo dar�". No hay duda de que este que viene es "Jesucristo el justo". "Porque ama la justicia y odia la maldad", por lo tanto su trono ser� por los siglos de los siglos. El �nico fundamento s�lido para un trono es la justicia. La dinast�a fundada en el poder ser� demolida por un poder mayor. El mero poder tiene una permanencia ef�mera. Lo m�s poderoso en el cielo o en la tierra es la santidad. Esto es lo que no se puede sacudir: esto permanecer�. Hoy el reino m�s fuerte sobre la tierra es el m�s justo. "Habr� nuevos cielos y una nueva tierra!" �Y cu�l ser� su principio distintivo, su gloria especial? En ellos "habita la justicia". El hombre de derecho es el hombre de poder. D.

HOMILIAS DE W. JONES

Ezequiel 21:8

La canci�n sagrada de la espada.

"Nuevamente vino a m� la palabra del Se�or, diciendo: Hijo de hombre, profetiza, y di: As� ha dicho el Se�or; Di: Una espada, una espada est� afilada", etc. El pasaje que tenemos delante est� escrito en forma de Poes�a hebrea El poema no presenta ninguna verdad o idea nueva, pero es principalmente una amplificaci�n de los doce vers�culos anteriores. Hay en esta canci�n algunas palabras y frases de considerable dificultad, en cuya interpretaci�n existe una amplia diversidad de opiniones. Las principales caracter�sticas del poema pueden notarse homil�ticamente en el siguiente orden.

I. LA PREPARACI�N DE LA ESPADA PARA EL MATADERO.

1. Fue afilado para hija. "Se afila una espada ... se afila para hacer una matanza dolorosa". En la providencia de Dios, Nabucodonosor y las fuerzas caldeos se hab�an preparado para su terrible trabajo en Jerusal�n y entre sus habitantes.

2. Fue reformado por terror. "Y tambi�n reacondicionado ... est� reacondicionado para que brille". La espada estaba bru�ida, para que por su brillo pudiera asustar a aquellos contra quienes fue desenvainada (cf. Deuteronomio 32:41). La verdad as� ense�ada parece ser que el ataque real de los caldeos golpear�a el terror en los corazones de la gente de Jerusal�n. Greenhill dice: "Cuando Dios est� emitiendo juicios sobre un pueblo, �l se ajustar� a los instrumentos para lograr lo mismo, y eso tendr� un prop�sito. Har� lo que es contundente, agudo; lo que es oxidado, brillante; y los que no tienen esp�ritu. , lleno de esp�ritu; puede hacer que uno persiga diez, diez cien y cien mil. Sus obras nunca fallar�n por falta de instrumentos ".

II LA PRESENTACI�N DE LA ESPADA AL SLAYER. "�l lo ha dado para que lo arreglen, para que pueda ser manejado: esta espada est� afilada, y est� arreglada, para entregarla en la mano del asesino". La espada no estaba preparada para nada. Fue, por as� decirlo, dado por el Se�or en la mano de Nabucodonosor para ser usado por �l. Ese monarca no podr�a haber matado a uno de los hijos de Israel a menos que el Supremo le hubiera dado permiso; y ese permiso no le habr�a sido dado de no ser por los atroces y largos pecados continuos de Israel. As� tambi�n Pilato no ten�a poder contra nuestro Se�or, salvo lo que se le hab�a dado desde arriba ( Juan 19:11). El soberano o gobierno m�s poderoso no puede hacer nada sin el permiso del gran Dios.

III. LAS V�CTIMAS DE LA ESPADA EN MATANZA.

1. Era hacer la guerra contra el pueblo elegido. "Est� sobre mi pueblo". (Hemos notado este punto con frecuencia; por ejemplo, en Ezequiel 20:46 y Ezequiel 20:3.)

2. Era hacer la guerra contra el pueblo m�s eminente del elegido. "Ser� sobre todos los pr�ncipes de Israel". Estos pr�ncipes eran firmes defensores de la alianza con Egipto y de la resistencia a la autoridad de Nabucodonosor. Hicieron esto desafiando la palabra del Se�or por Jerem�as y Ezequiel, y contra el juicio del rey Sedequ�as, de mente d�bil, cuando estaba de mejor humor (cf. Jeremias 37:1, y Jeremias 38:1.). Mediante este curso de acci�n aceleraron la destrucci�n de Jerusal�n. Era apropiado que, cuando llegara la espada, no deb�an escapar de sus terribles golpes. Y el profeta se refiere probablemente al rey Sedequ�as. "Es la espada del gran herido de muerte, que entra en sus aposentos" (vers�culo 14, versi�n revisada); o "que los atraviesa" (Hengstenberg); "que les penetra" (Schroder). Sus hijos fueron asesinados ante sus ojos; entonces sus ojos se apagaron; luego, atado con grillos, fue llevado a Babilonia y all� muri� en prisi�n (Jeremias 52:8); seguramente la espada brillante lo atraves�. Esta espada afilada no reconoc�a distinci�n de rango o riqueza, de lugar o poder.

3. Fue para destruir la existencia nacional del pueblo elegido. "Contempla la vara de mi hijo, como todos los �rboles ... �Y si la espada contienda hasta la vara? Ya no ser�, dice el Se�or Dios". La visi�n de estas cl�usulas dif�ciles que se toma en el 'Comentario del orador' nos parece correcta. "La vara es el cetro de dominio asignado a Jud� ( G�nesis 49:10). La espada destructora de Babilonia desprecia el cetro de Jud�; desprecia cada �rbol (comp. Ezequiel 20:47; Ezequiel 21:4; tambi�n Ezequiel 17:24) ". Y en el vers�culo 13, "El traductor de la Biblia de Karlsruhe da la mejor explicaci�n: '�Qu� horrores no surgir�n cuando la espada corte sin tener en cuenta el cetro gobernante de Jud�?'"

IV. LA EJECUCI�N DE LA ESPADA EN SLAYING. Varias cosas en este poema son indicativas de esto. La espada tres veces doble (vers�culo 14) se�ala la terrible violencia de la matanza, o "la seriedad y la energ�a del castigo Divino". La espada colocada contra todas sus puertas, y la multiplicaci�n de sus tropiezos (vers�culo 15, versi�n revisada), se refieren a los feroces conflictos por las puertas de la ciudad y los cuerpos de los muertos all�, sobre los cuales tropezar�an los vivos. Y dos de las instrucciones dirigidas a la espada en el vers�culo 16 sugieren el terrible trabajo que se le encarg� realizar. Versi�n revisada, "Re�nanse juntos"; margen, "Hazte uno mismo"; Hengstenberg, "�nete a ti mismo". La alusi�n es "a la espada tres veces doble en el vers�culo 14. En realidad, se designa el terrible peso con el que el juicio Divino recae sobre aquel a quien debe golpear". Muy similar en su significado es la direcci�n, "Ponte en orden" (vers�culo 16, versi�n revisada); Denota la determinaci�n y el celo con que se ejecutar�a el juicio Divino. Todas estas cosas apuntan a los terribles sufrimientos y la feroz matanza de los culpables de Jerusal�n por parte de los anfitriones caldeos.

V. LOS SENTIMIENTOS EVOCADOS POR EL MATADERO DE LA ESPADA.

1. La tristeza del profeta en previsi�n de la matanza. "Grito y aullido, hijo del hombre: porque est� sobre mi pueblo, est� sobre todos los pr�ncipes de Israel: los terrores por la espada estar�n sobre mi pueblo: hiere, pues, tu muslo". Golpear el muslo era una muestra de dolor intenso, correspondiente a golpear el pecho (cf. Jeremias 31:19; Lucas 23:48). Y el profeta deb�a hacer esto, y llorar y aullar, no solo para expresar su propio dolor, sino para indicar la angustia que retorcer�a los corazones de la gente.

2. La consternaci�n de la gente por la matanza. "Para que su coraz�n se desmaye" o "se derrita" (vers�culo 15; cf. vers�culo 7, y vea nuestros comentarios al respecto).

CONCLUSI�N. Este terrible juicio fue la expresi�n de la ira justa del Se�or Dios, debido a los pecados persistentes y agravados de la gente. Y cuando se expres� as�, descans�. Estaba satisfecho con la vindicaci�n de la santa Ley, que tan basicamente hab�a quedado en nada.

1. Que ning�n hombre, ninguna comunidad, presuma la paciencia y la misericordia de Dios. Es un Ser de terrible justicia y de terrible ira.

2. Que nadie persista en el pecado. Tal curso debe cumplir con el juicio severo del Alt�simo.

Ezequiel 21:18

El juicio que se acerca.

"La palabra del Se�or vino a m� otra vez, diciendo: Tambi�n, hijo de hombre, te designar� de dos maneras", etc. Este p�rrafo sugiere los siguientes puntos homil�ticos.

I. EL DESTINO DEL JUICIO DE APROXIMACI�N DETERMINADO POR DIOS, A TRAV�S DE LOS AGENTES DE LOS MISMOS FUERON INCONSCIENTES DE SU INFLUENCIA. "Hijo del hombre, designa dos caminos para que venga la espada del Rey de Babilonia", etc. ( Ezequiel 21:18). El profeta es convocado aqu� para hacer en una tableta, pergamino u otro material, un bosquejo en el que dos formas se ramifican de una manera principal: la que lleva al Rabbath y la otra a Jerusal�n; y a la cabeza de una de las formas de hacer una mano, o poste de dedo, apuntando a una ciudad; y al frente de las dos formas, el Rey de Babilonia emple� la adivinaci�n para determinar si proceder�a primero contra Rabbath o Jerusal�n, y se le indicar�a que fuera a Jerusal�n y la asediara. Por lo tanto, deb�a representar simb�licamente el juicio que se acercaba a Jerusal�n desde Caldea. Darse cuenta:

1. El uso de medios supersticiosos para obtener direcci�n en la conducta. "El Rey de Babilonia estaba parado en la separaci�n del camino, a la cabeza de los dos caminos, para usar la adivinaci�n", etc. ( Ezequiel 21:21). "Adivinaci�n" es un t�rmino general. Aqu� se mencionan tres tipos diferentes de los mismos.

(1) "Agit� las flechas de un lado a otro". El m�todo al que se hizo referencia probablemente fue el siguiente: se tomaron tres flechas, en una de ellas se escribi� "Jerusal�n", en otra "Rabbath", mientras que la tercera no ten�a ninguna inscripci�n. Estas flechas se colocaron en un casco o en alg�n recipiente, que se sacudi� hasta que sali� uno; si este ten�a alg�n nombre, el lugar as� llamado rey debe proceder; pero si la flecha sin una inscripci�n sali� por primera vez, todas tuvieron que ser sacudidas nuevamente hasta que apareciera una con un nombre que indicara el curso a seguir.

(2) "Consult� a los terafines". "Los terafines eran im�genes de madera consultadas como �dolos, de los cuales los fieles cre�an que recib�an respuestas oraculares" (cf. G�nesis 31:19, G�nesis 31:30, G�nesis 31:32, G�nesis 31:34; 1 Samuel 19:13). Se desconoce el modo de consultarlos.

(3) "Mir� en la librea de los animales ofrecidos en sacrificio, el h�gado se consider� como la parte m�s importante; y al inspeccionarlo, en cuanto a su tama�o y condici�n, se obtuvieron presagios entre varias naciones antiguas. Nabucodonosor est� representado por el profeta que siente su necesidad de direcci�n sobre si proceder� primero contra Jerusal�n o contra Rabbath, y que usa estos modos de adivinaci�n para obtener esa direcci�n. Dios reconoce esta necesidad de nuestra naturaleza, y ha provisto amablemente (cf. Jeremias 10:23; Proverbios 3:5, Proverbios 3:6).

2. El uso de medios supersticiosos controlados por Dios para el cumplimiento de sus propios prop�sitos. Tanto Rabat como Jerusal�n hab�an sufrido el resentimiento del Rey de Babilonia. La probabilidad antecedente era que primero atacar�a ese lugar, ya que estaba algo m�s cerca de Caldea que Jerusal�n. Pero Dios hab�a determinado lo contrario, y en consecuencia la adivinaci�n se�ala a Nabucodonosor a Jerusal�n. "�Qu� prueba sublime", dice Fairbairn, "de la providencia dominante y la agencia de control de Jehov�! El monarca m�s poderoso del mundo, que viaja a la cabeza de legiones casi sin numerar, y �l mismo conscientemente no posee otra direcci�n que la proporcionada por los instrumentos de su propia superstici�n ciega, �aunque este siervo del Dios viviente le hab�a marcado su camino de antemano! �Cu�n sorprendentemente demostr� que los m�s potentados en la tierra, e incluso la maldad espiritual en los lugares altos, tienen sus l�mites designados para ellos! �Por la mano de Dios, y que, por majestuosos que parezcan comportarse, todav�a no pueden sobrepasar los l�mites prescritos, y deben mantenerse en todas sus operaciones subordinadas a los prop�sitos superiores del Cielo! " "La suerte se echa en el regazo; pero toda su disposici�n es del Se�or".

"Hay una divinidad que da forma a nuestros extremos, �speros santos que lo haremos".

(Shakespeare)

II EL AVISO DIVINAMENTE COMISIONADO DEL JUICIO DE ENFOQUE TRATADO CON CONTENIDO POR LAS PERSONAS FAVORITAS. "Y les ser� como una vana adivinaci�n a sus ojos, que les han hecho juramentos; pero �l recuerda la iniquidad para que sean tomados". El significado de parte de este vers�culo es dif�cil de determinar. Muchas y diversas son las interpretaciones de los "juramentos" aqu� mencionados. Dos de estos, cada uno de los cuales nos parece probablemente correcto, aducimos.

1. Que se refieren a las terribles declaraciones de los juicios venideros que el profeta les hab�a hecho, que generalmente introdujo con la f�rmula solemne, "Como vivo, dice el Se�or Jehov�" ( Ezequiel 5:11; Ezequiel 14:16, Ezequiel 14:18, Ezequiel 14:20; Ezequiel 16:48; Ezequiel 17:16, Ezequiel 17:19; Ezequiel 20:3, Ezequiel 20:33). A pesar de la solemnidad de estas afirmaciones, consideraron el anuncio del profeta de juicio inminente "como una adivinaci�n vana".

2. Que se refieren a los juramentos de fidelidad que los jud�os hab�an hecho a Nabucodonosor ( Ezequiel 17:18, Ezequiel 17:19; 2 Cr�nicas 36:13), y que ten�an tan vergonzosamente roto Como eran sus vasallos jurados, pensaron que no los atacar�a. Pero �l llamar�a su iniquidad al recuerdo, y les traer�a a casa su perjurio con el severo castigo de la misma. Cualquiera que sea la interpretaci�n de la cl�usula en cuesti�n que se adopte, est� claro que los jud�os se burlaron del anuncio del juicio del profeta. Mientras los caldeos aceptaban las direcciones de sus adivinaciones y actuaban sobre ellos, los jud�os favorecidos trataban la palabra de inspiraci�n divina "como una adivinaci�n vana". Y estos mismos jud�os aceptaron ansiosamente como verdaderos los mensajes de falsos profetas que les aseguraban paz y seguridad. Hab�an jugado tan poco con la verdad de Dios que casi hab�an destruido su capacidad moral para reconocerla cuando les fue proclamada.

III. LA INFLICACI�N DEL JUICIO DE APROXIMACI�N VINDICADO POR LA MANIFESTACI�N DE LOS PECADOS DE AQUELLOS POR LOS QUE ESTABA VINIENDO. "Por tanto, as� dice el Se�or Dios; porque hab�is hecho recordar vuestra iniquidad", etc. ( Ezequiel 21:24).

1. La persistencia en el pecado lleva al descubrimiento de sus pecados. "Porque hab�is hecho que se recuerde tu iniquidad, en que se descubran tus transgresiones, de modo que en todos tus hechos aparezcan tus pecados". Su incredulidad de la palabra del Se�or por Ezequiel, y su traici�n hacia Nabucodonosor, lo que llev� a su terrible castigo, trajo a la luz sus otros pecados, mostrando la maldad de toda su conducta. Cuando los ladrones son "tomados en algunos actos malvados", dice Greenhill, "sus antiguas villan�as salen a la luz. Cuando un pecado engendra a otro, un pecado descubre a otro".

2. La persistencia en el pecado lleva al castigo de sus pecados. "Debido a que hab�is venido a la memoria, ser�is tomados de la mano. Y t�, oh malvado herido de muerte, el pr�ncipe de Israel", etc. (vers�culos 25, 26). La gente deb�a ser "tomada con la mano". Dios los entregar�a en manos de los caldeos, quienes les infligir�an los terribles juicios ya predichos por el profeta: espada, hambre, pestilencia, cautiverio. La gloria del sacerdocio ser�a quitada; porque el Se�or Dios "quitar�a la diadema" o "mitra". El rey ser�a llevado a un cautiverio miserable, despu�s de soportar los sufrimientos m�s terribles ( 2 Reyes 25:4), y el reino ser�a destruido; porque Dios "quitar�a la corona". Sus instituciones m�s valoradas ser�an derrocadas. El estado actual de las cosas ser�a destruido. "Esto ya no ser� lo mismo: exalte lo que es bajo y rebaje lo que es alto". Todo ser�a llevado a una melanc�lica condici�n de miseria. La ruina nacional deb�a ser la pena del pecado nacional. La persistencia en el pecado siempre debe conducir a su justo castigo.

3. La manifestaci�n del pecado reivindica el castigo del mismo. Trae a la luz la justicia de tal castigo. Que los jud�os trajeron sobre s� los terribles sufrimientos que soportaron a manos de los caldeos se hizo inequ�vocamente claro. Y tambi�n se demostr� que el terrible destino del rey no era sino la cosecha de la cual �l mismo hab�a sembrado la semilla. A su debido tiempo, Dios mismo justificar� todos sus tratos con los hombres.

IV. REVOLUCIONES EN LA HISTORIA HUMANA QUE LLEVAN AL ADVIENTO DEL JUSTO SOBERANO DEL HOMBRE. "Lo volcar�, lo volcar�, lo volcar�: esto tampoco ser� m�s, hasta que venga de qui�n es el derecho; y se lo dar�". Este vers�culo sugiere tres puntos.

1. La integridad de la ca�da nacional. La repetici�n del "vuelco" indica la minuciosidad de la destrucci�n. Ning�n intento de restaurar el reino a la prosperidad y el poder ser�a completamente exitoso.

2. La duraci�n de la ca�da nacional. "Esto tampoco ser� m�s, hasta que venga de qui�n es el derecho". La autoridad real y la dignidad sacerdotal no fueron restauradas a los jud�os. "En cuanto al reino, Zorobabel, el l�der del pueblo despu�s del exilio, aunque pertenec�a a la l�nea de David, no era rey en el trono de David. Pero Herodes, que se convierte en rey sobre Israel, es de origen edomita" (Schroder). Hubo una restauraci�n parcial de las funciones del sacerdocio despu�s del regreso de Babilonia, pero nunca recuper� su antigua dignidad y gloria. Porque, como observa Fairbairn, "ya no exist�a la prerrogativa distintiva de Urim y Thummim, ni el arca del pacto, ni la gloria que cubr�a el propiciatorio; todo estaba en una condici�n deprimida y mutilada, e incluso eso estaba sujeto a muchos interferencias de las invasiones de potencias extranjeras. Tan solo se dio, tanto con respecto al sacerdocio como al reino, para demostrar que el Se�or no hab�a abandonado a su pueblo, y para servir como promesa de la gloria venidera ".

3. El advenimiento del soberano leg�timo. "Hasta que venga de qui�n es el derecho; y se lo dar�". Indudablemente estas palabras apuntan al Mes�as. Probablemente contienen una referencia a Salmo 72:1, "Da al Rey tus juicios, oh Dios, y tu justicia al Hijo del Rey". �l es el gran sumo sacerdote. �l es el Rey divinamente ungido. Antes de su llegada a nuestro mundo, todas las revoluciones en la historia humana fueron anuladas por Dios para llevar a ese evento. Y todas las revoluciones posteriores, y todas las revoluciones en el presente, est�n siendo anuladas por �l para el establecimiento de su gracioso gobierno sobre los corazones y las vidas de los hombres en todo el mundo. "De su reino no habr� fin". As�, en la declaraci�n de juicios temibles, Dios no olvidaba la misericordia. "Incluso ahora, cuando est� en una carrera completa de anulaci�n, les cuenta la venida de Cristo, quien deber�a ser su Rey, usar la corona y levantar el reino nuevamente. Esta fue una gran misericordia en la profundidad de la miseria ; si perdieron un reino terrenal, deber�an tener uno espiritual; si perdieron un rey profano y temporal, deber�an tener un Rey de justicia, un Rey eterno "(Greenhill). Incluso en la ira recuerda y ejerce misericordia. W.J.

Ezequiel 21:27

Revoluciones mundanas.

"Lo volcar�, volcar�, volcar�; y no ser� m�s", etc.

I. LA CONTINUIDAD DE LAS REVOLUCIONES MUNDANAS. "Voy a volcar, volcar, volcarlo". El Se�or declara as� su determinaci�n de derrocar una y otra vez al gobierno de los jud�os, hasta la venida del Mes�as, su leg�timo Soberano. Las palabras tambi�n pueden apuntar, como se�ala Scott, a "las repetidas subversiones de la naci�n jud�a por parte de los caldeos, macedonios, romanos y muchos otros hasta el d�a de hoy; que no llegar�n a un final feliz que se sometan a su largamente rechazado Mes�as. No, parecen predecir todas las convulsiones en los estados y reinos, lo que dar� paso al establecimiento de su reino en toda la tierra ". Las revoluciones en los gobiernos, en la sociedad, en la ciencia, siempre han sido. Son abundantes en la actualidad. Mientras los hombres contin�en ignorantes, ego�stas y malvados, continuar�n. Estos volcamientos no cesar�n hasta que el car�cter humano se modifique radicalmente, hasta que se modele seg�n el modelo Divino. No es un vuelco, y luego se estableci� el orden y el progreso. En nuestro mundo, el cambio tiene �xito y el cambio sigue a la ola que sigue a la ola en la cara del viejo oc�ano. La inestabilidad caracteriza todas las cosas aqu�.

II LA DIVINA AGENCIA EN LAS REVOLUCIONES MUNDANAS. "As� dice el Se�or Dios ... lo volcar�, volcar�, volcar�". Estas revoluciones no son accidentales; No ocurren por casualidad. Se producen bajo arreglos divinos. Como Dios es el gran "Gobernante sobre las naciones", no pueden tener lugar, por decir lo menos, sin su permiso. Siendo Supremo, todas las cosas son originadas o permitidas por �l. Las Sagradas Escrituras afirman esto. "Ni del este, ni del oeste, ni a�n del sur, viene levantando. Pero Dios es el juez. �l derrib� a uno y levant� a otro". "�l no hace nada a los pr�ncipes; hace a los jueces de la tierra como vanidad". "El Alt�simo gobierna en el reino de los hombres, y se lo da a quien quiera;" "Su reino gobierna sobre todos". Elimina al l�der de los asuntos de una naci�n, y sigue el desorden, la perturbaci�n y el inmenso cambio. Env�a la luz de la verdad a los pueblos oprimidos, y se levantan y reclaman su libertad. �Pero qu� diremos de los cambios oscuros y terribles? Tomemos un ejemplo: llevar a los jud�os cautivos a Babilonia. Ya sea que miremos el templo sagrado, o la ciudad c�lebre, o el pa�s f�rtil, o las personas favorecidas, �qu� oscuro y triste fue! Pero mira de nuevo. Salv� a la gente, de la que iba a venir el Mes�as, de la idolatr�a y, por lo tanto, de la ruina total. Visto en su aspecto Divino, estas revoluciones son ben�volas. Los seres santos pueden avanzar tranquila y uniformemente hacia la perfecci�n. Pero los seres desordenados y pecaminosos necesitan grandes cambios y golpes bruscos para desterrar las supersticiones canosas, abolir los despotismos crueles y evitar la inacci�n ruinosa. Mientras el pecado est� aqu�, debe haber disturbios y cambios.

III. EL FINAL DE LAS REVOLUCIONES MUNDANAS. "Esto tampoco ser� m�s, hasta que venga de qui�n es el derecho; y se lo dar�". Hasta que nuestro Se�or reine sobre el mundo entero, estas revoluciones ocurrir�n con mayor o menor frecuencia. Pero cuando �l, el Soberano leg�timo, tome posesi�n de los reinos de este mundo, estos cambios excesivos cesar�n para siempre. El reinado de Cristo impide la revoluci�n. El car�cter de su reinado lo demuestra. Debajo de ella se reconocer� pr�cticamente lo sagrado de la vida humana y, por lo tanto, se impedir� la guerra. Bajo su reinado, la hermandad universal del hombre tambi�n ser� pr�cticamente reconocida; y as� se evitar�n las crueles opresiones y los errores b�sicos del hombre por el hombre, que a menudo han llevado a revoluciones terribles. El reinado del "Hijo fuerte de Dios" es la soberan�a de su Esp�ritu y sus principios en los corazones y las vidas de los hombres; y estos se oponen completamente a los cr�menes y males que generan revoluciones. Su soberan�a perpetua y universal se basa en su misericordia y bondad, su justicia y amor (cf. Salmo 72:11). Tal soberan�a es incompatible con la revoluci�n. Debajo de �l, los hombres no tendr�n causa ni ocasi�n para nada por el estilo. Animados y gobernados por su Esp�ritu y principios, avanzar�n con calma y regularidad hacia la perfecci�n.

CONCLUSI�N.

1. Nuestro tema proporciona un argumento para promulgar el evangelio de Jesucristo. Las exhibiciones internacionales, los intereses comerciales, los tratados de paz, la econom�a pol�tica, nunca pueden lograr la abolici�n de la revoluci�n, porque no pueden frenar y conquistar las fuertes y tormentosas pasiones de los hombres malvados. El evangelio del Se�or Jes�s es el �nico poder que puede abolir la revoluci�n y traer un estado de progreso pac�fico y bendecido. Cuando se acepta de todo coraz�n, se convierte en un poder en el coraz�n, haciendo al hombre verdadero y justo, puro y amoroso, y as� promueve la paz en la tierra y la buena voluntad hacia los hombres.

2. Nuestro tema proporciona aliento para promulgar el evangelio de Jesucristo. Vemos que los cambios dolorosos, las persecuciones malvadas y crueles, y las luchas criminales y sanguinarias, est�n siendo anuladas gentilmente para traer el imperio mundial de �l "de qui�n es el derecho". Todos los cambios, todos los volcamientos, est�n acercando su glorioso reino universal. An�mate, entonces, en tus esfuerzos por promoverlo. "Los hombres ser�n bendecidos en �l; todas las naciones lo llamar�n bendito". "Su dominio es un dominio eterno, y su reino de generaci�n en generaci�n". - W.J.

Ezequiel 21:28-26

El juicio de Amm�n.

"Y t�, hijo de hombre, profetiza y di: As� dice el Se�or Dios acerca de los hijos de Amm�n", etc. Los siguientes puntos se presentan a nuestra atenci�n.

I. LA CAUSA DE ESTE JUICIO. Esto fue triple.

1. Hab�an provocado la ira de los caldeos al unirse a la coalici�n contra ellos. (Cf. Ezequiel 21:20; Jeremias 27:2.)

2. Hab�an arrojado amargos reproches a los jud�os. "As� dice el Se�or Dios acerca de los hijos de Amm�n, y acerca de su oprobio". El reproche es da�o por palabras; y puede ser infligido directamente por maldecir a otro, o indirectamente por engrandecimiento personal. Los amonitas le reprocharon a los israelitas:

(1) Por palabras. Como comenta Kitto, fueron particularmente ruidosos y ofensivos en su exultaci�n por la ca�da, primero del reino de Israel y luego de Jud�, con la desolaci�n de la tierra y la destrucci�n del templo "(cf. Ezequiel 25:3, Ezequiel 25:6; Sofon�as 2:8). Es probable que cuando Nabucodonosor asedi� a Jerusal�n, los amonitas reprocharon al pueblo de Jud� que Jehov� su Dios no los hab�a protegido de su ataque , mientras que Moloch, al que adoraban como dios, no hab�a permitido que el monarca conquistador atacara su ciudad, Rabbath. El reproche es una cuesti�n de golpe y dif�cil de soportar. David lo encontr� y dijo: "El reproche me ha roto el coraz�n". Y es una cosa cruel y cruel infligir reproches, especialmente a los d�biles, los desafortunados o los que sufren. Los amonitas reprocharon a los israelitas:

(2) Por hechos. Rabbath, su ciudad capital, estaba situada "en el pa�s al este del Jord�n, y al este de las posesiones de los israelitas en ese lado del r�o. David, en su guerra con los amonitas, se lo quit� y lo anex� al territorios de la tribu de Gad En la separaci�n del reino en dos reinos, este, con todo el territorio m�s all� del Jord�n, fue al reino de Israel; y cuando ese reino fue disuelto por los asirios, o m�s bien, probablemente, cuando el las tribus m�s all� del Jord�n fueron llevadas primero al cautiverio, los amonitas se apoderaron silenciosamente de sus antiguos territorios y aparentemente de algo m�s "(Kitto). Esta toma de una porci�n del territorio del antiguo reino de Israel es severamente denunciada por los profetas (cf. Jeremias 49:1, Jeremias 49:2; Am�s 1:13; Sofon�as 2:8). Fue un reproche pr�ctico de la gente vencida.

3. Hab�an confiado en sus adivinos. "Mientras te ven vanidad, mientras te adivinan mentiras". Los amonitas prefer�an las falsas adivinaciones a los verdaderos profetas, especialmente porque sus adivinos los animaban con vanas garant�as de su seguridad. Si los hombres creen en una mentira, la mentira les resultar� desastrosa.

II LA NATURALEZA DE ESTE JUICIO.

1. Terrible masacre. "Una espada, una espada es desenvainada: para la matanza se altera, para hacerla devorar, para que sea como un rayo". El vidente vio una espada desenvainada para la ejecuci�n, afilada para la matanza y reluciente para infundir terror en aquellos contra quienes fue desenvainada. La l�nea, "Para echarte sobre los cuellos de los que son asesinados", se muestra en el 'Comentario del orador', "Para entregarte a los montones de los muertos", y se explica as�: "'Los cuellos de ellos que son asesinados es simplemente una expresi�n po�tica para los asesinados, tal vez porque los cad�veres no ten�an cabeza ". Parece indicar que la matanza de los amonitas ser�a tan terrible que los asesinados no estar�an separados, sino en montones repugnantes. La cl�usula, "Tu sangre estar� en medio de la tierra", probablemente tambi�n se�ala el alcance terrible de la matanza.

2. Derrocamiento completo. "No ser�s recordado por la ma�ana". La ruina de los amonitas deb�a ser irreparable. As� les dice el Se�or Dios: "Te separar� de los pueblos y te har� perecer fuera de los pa�ses" ( Ezequiel 25:7). No fue hasta mucho despu�s de la �poca de Ezequiel que se ejecut� esta parte del juicio, pero a su debido tiempo se cumpli� por completo. "Desde los tiempos de los macabeos, los amonitas y moabitas han desaparecido de la historia" (Hengstenberg).

III. EL AUTOR DE ESTE JUICIO. "Te juzgar� ... y derramar� mi indignaci�n sobre ti; te soplar� con el fuego de mi ira, y te entregar� en manos de hombres brutales, h�biles para destruir". Dios mismo fue el autor de este juicio. La espada era suya, aunque fue empu�ada por la mano de Nabucodonosor. Por sus pecados, los amonitas hab�an despertado la indignaci�n del Se�or; y �l derramar�a esa indignaci�n sobre ellos.

1. Que este juicio procediera de �l era una garant�a de su irresistibilidad. Cuando extiende su mano para golpear a sus obstinados enemigos, los rompe como "con una vara de hierro" o los golpea "en pedazos como el recipiente de un alfarero". Intentar resistirlo es completamente in�til, vanidoso y ruinoso. "�Tienes un brazo como el de Dios?" "Es sabio de coraz�n y poderoso en fuerza: �qui�n se endureci� contra �l y prosper�?"

2. Que este juicio procediera de �l era una garant�a de su justicia. "�l ama la justicia y el juicio" "Su obra es perfecta; porque todos sus caminos son el juicio: un Dios de fidelidad y sin iniquidad. Justo y justo es �l".

IV. LOS INSTRUMENTOS DE ESTE JUICIO. "Te entregar� en manos de hombres brutales, h�biles para destruir". margen, "hombres en llamas". As� tambi�n Hengstenberg, Schroder, "hombres consumidores". As� se designan los caldeos. Se les llama as� porque deb�an preparar "el fuego", o porque estaban llenos de ira brillante. Eran los instrumentos inconscientes que cumpl�an el prop�sito del Se�or Jehov�. As� hizo que la ira del hombre lo alabe. Nunca puede faltarle instrumentos adecuados para la ejecuci�n de sus dise�os; porque puede emplear a quien sea y lo que quiera.

V. LA ESCENA DE SU JUICIO. "En el lugar donde fuiste creado, en la tierra de tu nacimiento, te juzgar�". No deb�an ser llevados al cautiverio como lo fueron el pueblo de Israel y Jud�. En su propia tierra iban a sufrir la retribuci�n de sus malas acciones. La escena de su pecado deb�a ser tambi�n la escena de su castigo. El Se�or puede encontrar a los malvados en cualquier parte; y ning�n lugar puede ocultarlos de sus juicios cuando llegue el momento de su imposici�n. "Aunque cavar�n en el infierno, de all� los tomar� mi mano", etc. ( Am�s 9:2, Am�s 9:3).

VI. LA CERTEZA DE ESTE JUICIO. "Yo, el Se�or, lo he dicho". Los amonitas se consideraron bastante seguros cuando Nabucodonosor se apart� de Rahbath y fue a asediar Jerusal�n; y en su triunfo reprocharon al pueblo sufriente de Jud�. Pero ten�an que aprender que el aplazamiento de su juicio no era su revocaci�n; que su indulto no era su perd�n. Sentencia contra ellos aqu� sale de Jehov�. Su cumplimiento se hizo seguro tanto por su poder como por su fidelidad. El es todopoderoso. �l "no es un hombre, para que mienta", etc. ( N�meros 23:19). Y, de acuerdo con Josefo ('Ant.', 10.9. 7), en el quinto a�o despu�s de la destrucci�n de Jerusal�n, Nabucodonosor hizo la guerra contra los amonitas y los someti�. "Las palabras de misericordia y de juicio de Dios son igualmente seguras" - W.J.

Información bibliográfica
Exell, Joseph S; Spence-Jones, Henry Donald Maurice. "Comentario sobre Ezekiel 21". Los Comentarios del Púlpito. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tpc/ezekiel-21.html. 1897.