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Ezequiel 28

Los Comentarios del PúlpitoLos Comentarios del Púlpito

Versículos 1-26

EXPOSICI�N

Ezequiel 28:1

De la ciudad, el profeta pasa a su gobernante, que se concentr� en s� mismo lo que era m�s arrogante y jactancioso en el car�cter de su pueblo. Aqu� se lo describe como un "pr�ncipe", en Ezequiel 28:12 como "rey", y la combinaci�n de las dos palabras apunta probablemente a alguna peculiaridad de la constituci�n tiria. Se recordar� que "Pr�ncipe" es usado constantemente por Ezequiel de Sedequ�as ( Ezequiel 7:27; Ezequiel 12:20, el al.). El rey de Tyro en ese momento era Ithobal o Ethbaal III. (Josefo, 'Contra Apion', Ezequiel 1:21), que hab�a participado con Fara�n-Hofra y Sedequ�as en la liga contra Nabucodonosor, la descripci�n de Ezequiel de lo que uno puede llamar su auto-apoteosis probablemente haya descansado conocimiento personal del hombre o de documentos oficiales.

Ezequiel 28:2

Soy un Dios. Se nos recuerdan las palabras de Isa�as ( Isa�as 14:13, Isa�as 14:14) en cuanto al Rey de Babilonia. �Ezequiel enfatiz� y amplific� las jactancias de Ethbaal, con una mirada de reojo al rey caldeo, quien tambi�n fue levantado en el orgullo de su coraz�n ( Daniel 4:30)? Para ejemplos similares, vea el alarde de Hophra, en Ezequiel 29:3; y la alabanza dada a Herodes Agripa por los tirios ( Hechos 12:21). Es notable que la descripci�n de San Pablo del hombre de pecado ( 2 Tesalonicenses 2:4) presenta la misma imagen en casi las mismas palabras. Me siento en el asiento de Dios, etc. Tyro era conocido como la Isla Sagrada. Se pensaba que la ciudad se levantaba de sus aguas como el trono de roca de Dios. Aunque pusiste tu coraz�n. Las palabras nos recuerdan la tentaci�n en G�nesis 3:5. Olvidar las limitaciones de la ignorancia y la debilidad humanas, reclamar una autoridad y exigir un homenaje que le pertenece a Dios, fue el pecado del Pr�ncipe de Tiro, como lo fue de Senaquerib, como lo fue de Nabucodonosor, como lo ha sido. desde los emperadores de Roma, y ??de otros gobernantes.

Ezequiel 28:3

Eres m�s sabio que Daniel, etc. Hay, por supuesto, una marcada iron�a en las palabras. Daniel era para Ezequiel, y parece haber algo singularmente humilde y pat�tico en la reverencia del profeta por su contempor�neo: el ideal inmediato de justicia ( Ezequiel 14:14) y de sabidur�a. Era un revelador de los secretos del futuro y le�a los corazones de los hombres. Su fama se extendi� por todo el imperio caldeo. Y este era el hombre con el que el Rey de Tyro se comparaba con un sentido de superioridad satisfecho de s� mismo, y encontr� la prueba de su mayor sabidur�a en su riqueza. Aqu�, nuevamente, me aventuro a trazar un empuje lateral en Nabucodonosor y sus tendencias en la misma direcci�n: "�No es esta la gran Babilonia que he construido?"

Ezequiel 28:7

Traer� extra�os, etc. Estos son, por supuesto, los anfitriones de muchas naciones que formaron el ej�rcito caldeo (comp. El paralelo de Ezequiel 30:11 y Ezequiel 31:12). La belleza de tu sabidur�a es la de la ciudad en la que el pr�ncipe parec�a haber sido producido por su pol�tica.

Ezequiel 28:8, Ezequiel 28:9

El efecto de la invasi�n caldea fue llevar al rey al mundo de los muertos. En el uso del plural "muertes" tenemos un paralelo con el "plurima morris imago" de Virgil ('AEneid,' 2.369). Y esta muerte no deb�a ser como la de un h�roe guerrero, sino como la de aquellos que son asesinados en medio de los mares, que caen, es decir; en una batalla naval, y son arrojados a las aguas. �Repetir�a entonces su jactancia de que yo soy Dios?

Ezequiel 28:10

El cl�max llega en el idioma m�s fuerte del desprecio hebreo. Como los incircuncisos estaban con el israelita ( 1 Samuel 17:36; 1 Samuel 31:4), as� deber�a estar el Rey de Tyro, sin honor, sin llanto, sin signos externos de reverencia, entre las grandes se�ales del pasado que habita en el Hades. Ezequiel vuelve a la frase en Ezequiel 31:18; Ezequiel 32:24. Las palabras reciben una fuerza especial por el hecho de que los fenicios practicaron la circuncisi�n antes de su relaci�n con los griegos (Herodes; 2.104).

Ezequiel 28:12

Vendes la suma, etc. El sustantivo se encuentra solo all� y en Ezequiel 43:10, donde se traduce "patr�n", pero est� relacionado con la palabra traducida "cuento" (equivalente a "medida") de �xodo 5:13 y "medida" en Ezequiel 45:11. El significado probable es que estableces el sello a tu plenitud (perfecci�n). Consideras que has alcanzado la consumaci�n de toda belleza y sabidur�a. La LXX y la Vulgata da: "T� eres un sello"; y esto sugiere un paralelismo con las obras de Jerem�as a Coniah (Jeremias 22:24). Las palabras, por supuesto, fueron escritas con gran iron�a. Esto era lo que el Rey de Tyro pensaba de s� mismo.

Ezequiel 28:13

Has estado en el Ed�n, etc. Las palabras son sugerentes, ya que muestran que Ezequiel estaba familiarizado con la historia de G�nesis 2:1 y G�nesis 3:1. (comp�rese la menci�n de No�, en Eze 15: 1-8: 14, 20). Para �l, el Rey de Tiro parec�a reclamar una posici�n como la de Ad�n antes de su ca�da, perfecto en belleza y sabidur�a, el se�or de la creaci�n. Y en ese elegante Ed�n se puso de pie, por lo que pens�, no como Ad�n, "desnudo y avergonzado", sino como uno de los querubines que custodiaban las puertas del Para�so primitivo ( G�nesis 3:24), cubierto con todo esplendor imaginable Ezequiel vuelve a la frase en Ezequiel 31:8, Ezequiel 31:16, Ezequiel 31:18 y Ezequiel 36:35. Otras instancias nos encuentran en Joel 2:3 y Isa�as 51:3. Cada piedra preciosa Todas las piedras nombradas se encuentran en la lista de gemas en el peto del sumo sacerdote ( �xodo 28:17-2; �xodo 39:8-2). Sin embargo, faltan tres de esas gemas, las de la tercera fila del peto, que no se mencionan en otra parte; Y el orden no es el mismo. La LXX hace que las dos listas sean id�nticas, aparentemente corrigiendo a Ezequiel por �xodo. San Juan ( Apocalipsis 21:19) reproduce sus im�genes en su visi�n de los cimientos de la Nueva Jerusal�n, pero naturalmente regresa a la plenitud del n�mero simb�lico: doce. Posiblemente, la descripci�n de oro y bedelio y �nix (o berilo), como en G�nesis 2:11, G�nesis 2:12, puede haber sugerido que el Ed�n era una tierra de joyas. La mano de obra de tu tabret y pipas; mejor, el servicio. La versi�n autorizada y la versi�n revisada siguen a Luther. Keil acepta "tabret" (por lo tanto, G�nesis 31:27; Isa�as 5:12; en otros lugares, como en �xodo 15:20 y Job 21:12, el La versi�n autorizada da "timbales"), pero toma la �ltima palabra (que no se encuentra en ninguna otra parte) como id�ntica a su forma femenina y que significa "femenino". �l ve en la cl�usula, en consecuencia, una imagen de la pompa del rey tirio, rodeado por las odaliscas del har�n, quienes, con sus timbales, bailaron en su honor como su se�or y rey ??(campamento. Isa�as 23:16; �xodo 15:20; 1 Samuel 18:6). Havernick, que est� de acuerdo con Keil, llama la atenci�n sobre un pasaje en Athenaeus, en el que se dice que Strafe, un rey de Sidonia, se hab�a preparado para un gran festival al traer chicas que tocaban la flauta y el arpa de todas partes de Grecia. Otros, sin embargo (Smend), encuentran en ambas palabras art�culos de joyer�a, perlas perforadas o engastadas en oro (como en �xodo 28:20), y as� ven en ellos la conclusi�n de la descripci�n de la hermosa vestimenta de el rey. Furst toma las palabras como instrumentos musicales que eran de oro engastados con joyas. Ewald, siguiendo la idea de Urim y Thummim, toma las gemas como el sujeto de la oraci�n y traduce, "fueron para el trabajo de tus or�culos y adivinaci�n". En general, la interpretaci�n dada anteriormente parece preferible. En el d�a en que fuiste creado. Las palabras apuntan a la �poca de la entronizaci�n o coronaci�n del rey. Fue entonces cuando apareci� en toda su suprema magnificencia. �Ezequiel hab�a sido testigo de esa ceremonia?

Ezequiel 28:14

El querub�n ungido que cubre. La palabra para "ungido" no se encuentra en ninguna otra parte, pero tiene una forma similar a la que com�nmente se representa. La Vulgata, sin embargo, al rastrearla hasta otra ra�z, da la extensi�n y la protecci�n, y es seguida por Lutero, Gesenio, Ewald y otros. Keil y Hengstenberg aceptan "ungido". La secuencia de pensamiento parece ser la siguiente: el esplendor del Rey de Tiro hab�a sugerido la idea de Ed�n, el jard�n de Dios. Esto, a su vez, condujo a la del querub�n que era el guardi�n de ese jard�n ( G�nesis 3:24). El Para�so de Dios se representa como todav�a existente, y el querub�n: recordamos cu�n prominente hab�a sido la palabra y la cosa en los pensamientos de Ezequiel ( Ezequiel 1:10; Ezequiel 10:1) - est� all� (seg�n tomamos las palabras anteriores) ya sea como su ungido, es decir, "consagrado", o como extendiendo la protecci�n de sus alas de sombra a lo largo y ancho como los querubines del tabern�culo extendieron sus alas sobre el arca (comp. �xodo 25:20; �xodo 33:22; 1 Reyes 8:7). Esos querubines, podemos recordar, en realidad fueron ungidos ( �xodo 30:2, �xodo 30:6). El rey de Tyro se jact� de que �l, como ellos, estaba consagrado a su cargo como rey "por la gracia de Dios". En ese para�so terrenal, el profeta vio la "monta�a sagrada de Dios", el Olimpo, por as� decirlo, de los hebreos, el trono del Eterno (comp�rese con el Meru de la India, el Albard de Ir�n, el Asgard de la poes�a alemana). Las palabras de Isa�as sobre el Rey de Babilonia ( Isa�as 14:13, Isa�as 14:14) presentan un paralelo sugerente. En medio de las piedras de fuego. Las palabras reciben su interpretaci�n en parte de G�nesis 3:24; en parte de 2 Samuel 22:9, 2 Samuel 22:15; Salmo 18:8, Salmo 18:12; Salmo 120:4. La espada de fuego del querub�n se identifica con el rel�mpago, y eso a su vez con los rayos de Dios. Del trono de Dios salieron truenos y rel�mpagos ( �xodo 19:16). La "Flammantia maenia mundi" de Lucrecio (1. 73) ofrece un sugerente paralelo. El Rey de Tiro, como el Rey de Babilonia ( Isa�as 14:13, Isa�as 14:14), est� pintado como exultante en ese atributo de la gloria Divina.

Ezequiel 28:15

Fuiste perfecto en tus caminos. La gloria del Rey de Tiro fue, contin�a diciendo el profeta, condicional. Comenz� su reinado en justicia, pero luego se encontr� iniquidad en �l. Y la ra�z de esa iniquidad era el orgullo de la riqueza engendrada por la grandeza de su comercio ( Ezequiel 28:16). Ya no era como el querub�n que guardaba el Para�so de Dios, sino como Ad�n cuando estaba al este. La riqueza y el orgullo lo hab�an tentado a la violencia y al mal, y ya no era un "ungido" o consagrado, sino un rey profano y profanado. Las "piedras de fuego", los truenos y rel�mpagos de la Divina Majestad, ya no deber�an protegerlo.

Ezequiel 28:17

Tu coraz�n se alz�, etc. En otro punto, Ezequiel ve la ca�da de Ad�n reproducida en la del rey tirio. Hab�a perdido su belleza y su sabidur�a a trav�s del orgullo que buscaba una gloria a�n mayor por una sabidur�a falsa y falsificada ( G�nesis 3:6). Te echar�, etc. Las palabras se toman mejor, como en la versi�n revisada, en tiempo pasado, te he tirado ... te he puesto ante los reyes. El orgullo iba a tener su ca�da, como en Isa�as 23:9. Los mismos santuarios, los templos que hicieron de Tiro la "isla sagrada", fueron contaminados por las iniquidades a trav�s de las cuales se hab�a ganado la riqueza que los adornaba. El "fuego", en lugar de ser una muralla de protecci�n, deber�a estallar desde el centro del santuario para destruirlo. �Hay una alusi�n impl�cita al juicio ardiente que cay� sobre Nadab y Abihu (Le Isa�as 10:2) y sobre Cor� y su compa��a ( N�meros 16:35)? La condena del tr�nsito de Sic gloria mundi ya le fue transmitida.

Ezequiel 28:19

Ser�s un terror, etc. El rumor de la fatalidad, como se escucha en Ezequiel 27:36, suena de nuevo. El mismo juicio cae igual en la ciudad y en su rey. La cuesti�n de cu�ndo y de qu� manera la predicci�n recibi� su cumplimiento ha sido muy discutida. Josefo ('Ant.', 10.11. 1; 'Contra Apion,' 1.19) afirma que Nabucodonosor asedi� la isla Tiro e Ithobal (Ethbaal III.) Durante trece a�os; que, tras la muerte de su padre, dejando que sus cautivos fenicios y otros fueran llevados por etapas m�s lentas, �l mismo se apresur� a Babilonia, y que luego conquist� toda Siria y Fenicia; pero �l no dice, con todos los registros tirios antes que �l, que la ciudad fue capturada por �l. Se ha inferido, de hecho, de Ezequiel 29:18, que el asedio de Tiro de Nabucodonosor termin� en, al menos, un fracaso parcial, que �l y su ej�rcito no ten�an "salario" por su trabajo, es decir, que el bot�n de La ciudad era escasa y decepcionante. Posiblemente los pr�ncipes mercantes de la ciudad hab�an logrado llevarse parte de sus tesoros en sus barcos. Por otro lado, puede notarse

(1) que los historiadores nacionales del mundo antiguo (quiz�s no solo de eso) voluntariamente minimizaban los desastres de su pa�s; y

(2) que el fragmento fenicio citado por Josefo ('Contra Apion,' 1.21) simplemente con fines sincronistas, muestra un cambio significativo de gobierno siguiendo el asedio. Ithobal fue "rey" durante los trece a�os, pero luego se nombraron "jueces", que gobernaron por per�odos de dos, tres o diez meses. Todo esto indica un per�odo de confusi�n y anarqu�a, consecuencia de una gran cat�strofe. En general, tambi�n, debemos recordar que fue con Tiro, como con Babilonia y con otras naciones. Las profec�as contra ellos ten�an "logros brotantes y germinantes". Lo que el profeta vio en visi�n, tal como se produjo en un momento, fue en realidad el resultado de la lenta decadencia de siglos y de cat�strofes separadas entre s� por largos intervalos de una historia cada vez menor. Se pueden exponer brevemente los hechos principales de esa historia. Hubo, como est� impl�cito en Isa�as 23:17, un resurgimiento del comercio bajo la monarqu�a persa, y de esto tenemos huellas en Nehem�as 13:16. Doscientos cincuenta a�os despu�s de Nabucodonosor, Tiro todav�a estaba tan fuertemente fortificado que Alejandro Magno no lo tom� hasta despu�s de un asedio de siete a�os (Died. Sic; 17.20; Arrian; 2.17; Q. Curtius, 4.2-4). Subi� nuevamente a la riqueza y el poder bajo el Selencidare, y los romanos la convirtieron en la capital de su provincia de Fenicia. Aparece como una ciudad floreciente en Mateo 15:21; Hechos 12:20; Hechos 21:37, y es descrito por Strabo (16.2, 23), como teniendo dos puertos y casas nobles. Desde el a�o 636 d. C. hasta 1125 estuvo en manos de los sarracenos. Saladino lo atac� sin �xito en el a�o 1189 d. C. En el a�o 1291 d. C., despu�s de que Ac-Ashraf, el sult�n de Egipto, tomara por asalto a Acre, Tyro pas� a sus manos sin luchar. Cuando nuevamente pas� al poder de los sarracenos, sus fortificaciones fueron demolidas, y desde ese momento se hundi� gradualmente en su oscuridad actual. El Sur actual es un peque�o pueblo de calles estrechas, torcidas y sucias, y las ruinas de la antigua ciudad fenicia cubren los suburbios hasta media milla de distancia. El puerto est� lleno de arena y restos de los antiguos palacios, paredes y templos, y est� disponible solo para peque�as embarcaciones. El mar se ha tragado su grandeza. El suave sobre el cual se para el viajero es una masa de escombros, en la que el m�rmol, el p�rfido y el granito se mezclan con piedras m�s gruesas. Por lo tanto, ha sucedido que es poco m�s que "un lugar para la difusi�n de redes" y que la frase, "nunca m�s ser�s", parece estar recibiendo su cumplimiento. No hab�a ninguna posibilidad de restauraci�n terrenal, y mucho menos la de una existencia transfigurada y glorificada como la que, en las visiones del profeta, estaba conectada con Jerusal�n.

Ezequiel 28:21

Pon tu cara contra Zidon. La relaci�n de esta ciudad con Tiro era de independencia suficiente para justificar un or�culo separado para la integridad de la disposici�n del profeta de sus mensajes ( Ezequiel 27:8; Joel 3:4; Jeremias 25:22; Zacar�as 9:2). Estaba lo suficientemente identificado como para no requerir una descripci�n larga. Se supone que sus pecados eran del mismo tipo y requer�an un castigo similar.

Ezequiel 28:22

Ser� glorificado en ... ti. El pensamiento y la frase provienen de �xodo 14:4; Le �xodo 10:3. Ezequiel lo reproduce en Ezequiel 39:13. Dios es glorificado, o, como en la siguiente cl�usula, santificado, cuando su poder y santidad se manifiestan en un juicio justo. (Para "santificado", vea Ezequiel 38:16: N�meros 20:13.)

Ezequiel 28:23

La peste fue el acompa�amiento natural de un asedio. Como en Ezequiel 14:19, la sangre probablemente apunta a la muerte por esta causa, a diferencia de la matanza amenazada en la siguiente cl�usula.

Ezequiel 28:24

No habr� m�s un aguij�n punzante. Hay una adecuaci�n especial en las im�genes de Ezequiel. Las palabras se hab�an usado en N�meros 33:55 de los cananeos en general (comp. Josu� 22:13). Ezequiel los aplica a las ciudades que fueron los sobrevivientes m�s conspicuos de las antiguas razas cananeas. Israel, implica, hab�a sido herido con esas espinas y barreras, hab�a atrapado (como, por ejemplo, en el caso de Jezabel) la mancha de la vida malvada y la adoraci�n malvada de esas razas; pero para ella existe, como en el vers�culo 25, el futuro de la restauraci�n, y cuando llegue ese futuro, las ciudades cananeas, con sus idolatr�as y vicios, deber�an haber muerto para siempre.

Ezequiel 28:25

Mi sirviente Jacob. El uso de "Jacob" para "Israel" no es com�n en Ezequiel, pero Ezequiel 20:5; Ezequiel 27:25; Ezequiel 34:25 puede observarse como paralelos.

Ezequiel 28:26

Construir� casas, etc. Las palabras suenan casi como una cita directa de Jeremias 23:6 y Jeremias 36:28; y, en todo caso, presente un sugerente paralelo. La restauraci�n deb�a incluir tambi�n la bendici�n de la confianza y la esperanza; ya no es una confianza infundada y falsa, como la de Jeremias 2:37 y Jeremias 48:13, sino una que descansa en el hecho de que Dios fue realmente el Juez de toda la tierra. Podemos notar, al final del cap�tulo, c�mo su yuxtaposici�n de las dos ciudades fenicias parece haber estado presente en la mente de Cristo en sus referencias al juicio que deber�a venir sobre ambas ( Mateo 11:21; Lucas 10:13). �l mismo, se recordar�, pas� por las costas de Tiro y Zid�n ( Mateo 15:21), y probablemente, de acuerdo con el mejor texto de Marco 7:24, realmente pis� las calles de La �ltima ciudad. Proporcionaron algunos de la gran multitud de Marco 3:8, que escucharon su ense�anza.

HOMIL�TICA

Ezequiel 28:2

El pecado de un pr�ncipe.

I. LA GRAN RESPONSABILIDAD SE ADJUNTA A LA ALTA OFICINA. En los dos cap�tulos anteriores, el profeta denunci� el juicio sobre la ciudad de Tiro y lament� su pr�ximo logro. Ahora se vuelve hacia el gobernante de la ciudad, seleccion�ndolo para una fea preeminencia de culpa. A este hombre se le conf�a la riqueza de la ciudad. Si Tiro est� condenado, una gran parte de la culpa debe estar en su puerta. Es temible ser responsable del destino de una comunidad tan grande y espl�ndida. A los ojos de Dios, la responsabilidad siempre se mide por el poder. Los hombres descuidados se aferran apresuradamente a las riendas del gobierno, sin considerar cu�n severo debe ser el juicio del cielo si abusan de su gran confianza. No es algo f�cil estar en una posici�n de influencia sobre nuestros semejantes. Necesitamos, por lo tanto, especialmente orar por las almas de los pr�ncipes y gobernadores. La ambici�n que anhela sus privilegios podr�a verse restringida si las personas consideraran las terribles preguntas que tendr�n que responder cuando se les pida que den cuenta de su mayordom�a.

II EL ORGULLO ES EL MEJOR PECADO DE LA ALTA OFICINA. El Pr�ncipe de Tiro exclama: "Soy un Dios, me siento en el asiento de Dios". Hay muchas tentaciones para este pecado de orgullo.

1. Poder. Tener un alto cargo necesariamente confiere una gran influencia. El hombre en el poder puede ser realmente una persona d�bil, pero tiene grandes recursos a su disposici�n. Por lo tanto, se inclina a pensar demasiado en s� mismo y a transferir a la cuenta de sus m�ritos lo que realmente solo pertenece a su posici�n.

2. Halagos. El pr�ncipe no es el �nico culpable. Son muy culpables y lo alientan a creer en su propia grandeza mediante su adulaci�n b�sica. Todas las personas en el cargo deben tener cuidado con las palabras melosas de quienes est�n debajo de ellas.

III. EL ORGULLO DE LA ALTA OFICINA ES UN INSULTO PARA DIOS. El pr�ncipe se compara con un dios y su trono con el asiento de un dios. Esto implica dos males.

1. La impiedad. Llevando a cabo esta noci�n en la pr�ctica, el Pr�ncipe de Tiro se niega a humillarse ante los ojos del Cielo. A medida que todos los hombres se inclinan ante �l, se siente tentado a olvidar que debe admirar e inclinarse ante un Poder superior.

2. Rebeli�n contra Dios. El orgulloso gobernante usurpa el lugar de Dios. �l elige convertirse en una providencia terrenal. �l prescinde de cualquier referencia a la santa voluntad del Supremo, y establece su propia voluntad como la m�xima autoridad.

IV. EL PECADO EN LA ALTA OFICINA ES ESPECIALMENTE CULPABLE PORQUE IMPLICA UNA MULTITUD EN SUS MALOS EFECTOS. Los efectos se ven en su influencia contagiosa y en su castigo.

1. Su influencia. El mal gobernante es como Jeroboam, cuyo terrible cl�max de maldad se vio en el hecho de que "hizo pecar a Israel" ( 1 Reyes 15:30). El poder de un mal gobernante es el que genera la maldad. Siembra semillas de pecado transmitidas. La sociedad toma su moda de la corte, y luego cada orden de la comunidad de la siguiente. Es algo terrible ser el l�der de una moda de maldad.

2. Su castigo. El pecado del gobernante trae miseria a la naci�n. La gente debe cosechar las consecuencias de las fechor�as de sus pr�ncipes. El destino de Tyre es m�s pesado porque su pr�ncipe es un mal hombre. Por lo tanto

(1) las personas deben mirar bien a los personajes de los hombres que ponen en el cargo;

(2) todas las personas con autoridad deber�an temer la doble culpa de arruinar la multitud y destruir sus propias vidas.

Ezequiel 28:3

M�s sabio que Daniel.

I. LA SABIDUR�A T�PICA DE DANIEL. Evidentemente, esta sabidur�a era proverbial en los d�as de Ezequiel. El profeta implica que su fama hab�a llegado a la provincia de Tiro. Considere su naturaleza, su aplicaci�n y su fuente.

1. Su naturaleza.

(1) Perspicacia. Daniel pudo discernir el significado de los misterios que desconcertaron el ingenio de los magos m�s h�biles. Se requiere la mayor sabidur�a para penetrar debajo de la superficie. Los necios son superficiales; la sabidur�a se sumerge en las profundidades de la verdad.

(2) Previsi�n. Daniel ten�a visiones del futuro. Especulamos sobre el futuro; El lo vi�.

2. Su aplicaci�n.

(1) A los asuntos humanos. La sabidur�a de Daniel no se gast� en problemas abstractos; ni siquiera lo us� para esa interpretaci�n de la naturaleza que, desde los d�as de Bacon, nos ha dado resultados tan ricos; lo emple� en la consideraci�n de lo que m�s le preocupaba al hombre. Aqu� la sabidur�a es m�s valiosa en la pr�ctica; pero es aqu� donde la aplicaci�n es m�s dif�cil.

(2) A grandes preguntas. Daniel no se dedic� a peque�os asuntos personales. Su visi�n barri� imperios. Se requiere la mayor sabidur�a para los grandes intereses p�blicos.

3. Su fuente.

(1) Brotando de la inspiraci�n divina. Daniel fue entrenado en la tradici�n caldea, pero no encontr� su sabidur�a en esa escuela. Se deriva de su religi�n. Debemos conectarlo con su fidelidad. El que se atrevi� a la guarida de los leones en lugar de serle infiel a Dios fue recompensado con sabidur�a celestial. La verdadera sabidur�a es de arriba ( Santiago 3:17).

(2) Comprometido en la moderaci�n. Sin duda, la vida simple que Daniel eligi� en com�n con sus tres compa�eros lo prepar� para recibir la luz de Dios. El lujo y la autocomplacencia ciegan los ojos del alma. La simplicidad y el autocontrol hacen al hombre m�s susceptible a las influencias del cielo.

II La burla de la sabidur�a mundial. El orgulloso Pr�ncipe de Tiro finge en vano destacar esta gran sabidur�a de Daniel.

1. Su naturaleza. Es "terrenal, sensual, diab�lico" ( Santiago 3:15). La sabidur�a del Pr�ncipe de Tiro se vio en su exitosa gesti�n de los asuntos comerciales de su ciudad. No toc� los consejos de Dios; no ten�a relaci�n con el verdadero bienestar del estado; no dio una idea de la condici�n esencialmente corrupta de la ciudad; carec�a por completo de la previsi�n de la muerte inminente. Pero en gran medida tuvo �xito al abrir nuevos mercados, favorecer el intercambio mercantil y, en general, promover los intereses comerciales de la comunidad. Este fue su mayor logro. En la actualidad, hay muchas personas cuyas mentes est�n completamente absortas en temas similares. Son buenos hombres de negocios, e imaginan que su astucia para ganar dinero es el colmo de la sabidur�a. Halagados por el �xito temporal, desprecian todas las dem�s consideraciones como so�adoras. La inteligencia que hace dinero es con ellos la verdadera sabidur�a; todo lo dem�s no es m�s que un desperdicio de pensamiento.

2. Es una locura. Esta sabidur�a, cuando se considera suprema, es realmente una tonter�a, porque luego ciega a los hombres ante los grandes hechos de la vida y la eternidad. Es malo arrojar polvo a los ojos de las personas, incluso si se trata de polvo de oro. La supuesta sabidur�a del Pr�ncipe de Tiro fue un elemento que contribuy� a su ruina, porque le imped�a ver un peligro cercano, en la confianza de su �xito mundano. La sabidur�a del mundo es una tonter�a cuando se trata de un velo entre nosotros y las verdades que necesitamos saber. Por lo tanto, los sabios orgullosos pueden perecer, mientras que los necios en este mundo est�n dotados de sabidur�a celestial, especialmente esa sabidur�a suprema del evangelio de Cristo ( 1 Corintios 1:24, 1 Corintios 1:25).

Ezequiel 28:15

La inocencia de los primeros d�as.

I. HAY UNA INOCENCIA DE D�AS ANTICIPADOS.

1. En la carrera. La Biblia representa a Ad�n y Eva como el comienzo de la vida en inocencia primitiva. Sin embargo, podemos interpretar la narrativa en G�nesis, como historia literal o como alegor�a, si le atribuimos alguna autoridad inspirada debemos ver que se remonta a una �poca en que el hombre viv�a en la inocencia infantil y la ignorancia del mal.

2. En la naci�n. Incluso Tiro, el malvado y corrupto Tiro, alguna vez hab�a conocido d�as mejores. Casi todas las personas tienen tradiciones de buena edad que preceden a las corrupciones posteriores. No vemos que los paganos est�n avanzando. Por otro lado, detr�s de la idolatr�a a menudo se descubren fragmentos de una antigua fe en un Dios espiritual. As�, los Vedas muestran una religi�n m�s pura y un pensamiento m�s elevado que el que se encuentra en el hinduismo moderno. Podemos creer que Dios est� educando al mundo y, sin embargo, vemos que vastas porciones de �l a�n no responden a las influencias edificantes.

3. En el individuo. Los ni�os comienzan la vida en inocencia. Aunque vienen al mundo con tendencias hereditarias al mal, esas tendencias est�n latentes al principio, y hasta que hayan recibido el consentimiento de la voluntad, no pueden considerarse elementos de culpa. Con respecto a los ni�os peque�os, nuestro Se�or dijo: "De ellos es el reino de Dios" (Marco 10:14).

II ESTA INOCENCIA PRIMITIVA AGRAVA LA CULPA DE A�OS DESPU�S.

1. En la comunidad. El hombre no fue creado corrupto. No puede acusar a su creador de su pecado. Ha habido una ca�da. La degeneraci�n es especialmente malvada. Ir de bueno a malo y de malo a peor en una escala descendente de maldad es estar sin excusa en el pecado.

2. En el individuo. Al ni�o que nunca ha conocido la bondad apenas se le puede culpar por vivir una mala vida. Dif�cilmente se puede decir que eligi� el mal en lugar del bien, porque no ha tenido una alternativa ante �l. Pero es lo contrario con alguien que ha comenzado bien. Israel tiene m�s culpa porque su bondad era como la nube de la ma�ana ( Oseas 6:4). El hijo de un hogar cristiano es excepcionalmente malvado cuando le da la espalda a las buenas influencias de sus primeros d�as y desciende deliberadamente a los caminos m�s bajos del pecado. Existe esta culpa con el pecado en cierta medida para todos nosotros. Porque todos nos hemos desviado. Cuando el pecador endurecido recuerda sus d�as de ni�o, cuando recuerda su vida simple e inocente en el antiguo hogar, cuando ve su condici�n m�s joven reflejada en el semblante franco de un ni�o peque�o, puede que aprenda que su propia voluntad ser su acusador en el d�a del juicio.

III. LA INOCENCIA DE LOS PRIMEROS D�AS NOS INSPIRA CON ESPERANZAS DE RESTAURACI�N. El hombre no es naturalmente un bruto. Lo que ha sido sugiere lo que puede llegar a ser. La inocencia primitiva absoluta se pierde irremediablemente. El florecimiento de la infancia nunca puede ser restaurado. Sin embargo, como la carne de Naam�n se volvi� como la carne de un ni�o peque�o despu�s de haberse ba�ado siete veces en el Jord�n ( 2 Reyes 5:14), se puede convertir y volver a ser un ni�o peque�o ( Mateo 18:3) en simplicidad y una nueva pureza de coraz�n. Esta es la gran esperanza cristiana. El pecador m�s abandonado puede, a trav�s de Cristo, ser restaurado. No necesita desesperarse cuando compara su verg�enza actual con su inocencia pasada. El viejo mundo ca�do puede ser recuperado. El evangelio de Cristo sale para detener la profundizaci�n de la degeneraci�n de la humanidad.

Ezequiel 28:20

El juicio de Zidon.

I. SOCIOS EN CULPA SER�N SOCIOS EN DOOM. Tiro y Zid�n se asociaron constantemente por su cercan�a y sus intereses y acciones comunes. Zidon sigui� a Tiro en su curso degenerado de maldad. Por lo tanto, al igual que Sodoma y Gomorra, Tipo y Zidon fueron com�nmente nombrados juntos como unidos en una fea preeminencia de maldad (por ejemplo, Lucas 10:14). No hay seguridad en tal compa��a. No ganamos nada siguiendo a una multitud para hacer el mal ( �xodo 23:2). Cuando una gran provincia se rebela, hay m�s esperanza de inmunidad que cuando unos pocos ciudadanos se comportan de manera sediciosa, porque el gobierno central puede no ser lo suficientemente fuerte como para hacer frente a los disturbios m�s graves. Pero al tratar con el Todopoderoso, tales consideraciones no se aplican. Dios puede destruir tan f�cilmente dos ciudades como una. El n�mero de pecadores no diluye la culpa de los individuos separados; No puede mitigar su destino.

II LOS PECADORES NO PR�SPEROS SER�N CASTIGADOS AS� COMO LOS PR�SPEROS. Tiro fue pr�spero; Zidon no era pr�spero. Al menos, la historia de Zidon es la de una disminuci�n de la influencia en comparaci�n con la creciente importancia de Tiro. El asentamiento m�s antiguo y prominente de los cananeos ( G�nesis 10:15), y el representante de todo el comercio cananeo ( G�nesis 49:13), Zidon hab�a disminuido gradualmente hasta que se hab�a convertido virtualmente, si no nominalmente, una dependencia de tipo. Pero aunque cosech� menos bien terrenal de su maldad, no escap� al castigo. Existe una noci�n supersticiosa de que las personas que sufren adversidades en la tierra no sufrir�n m�s castigos despu�s de la muerte. Pero esta noci�n carece por completo de garant�as, a menos que se pueda demostrar que se paga el �ltimo pedo, y apenas podemos ser lo suficientemente valientes como para afirmar que algo as� ha sucedido a los m�s desafortunados. Adem�s, a veces se piensa que el fracaso exonera. La mala acci�n no se lleva a cabo a la perfecci�n porque el autor de la misma se ve obstaculizada por circunstancias externas. Este hecho no mitiga su culpa. Habr�a consumado su maldad si hubiera podido hacerlo. Entonces es culpable de completarlo, porque el pecado yace en la intenci�n. Por �ltimo, tal vez se cree secretamente que la oscuridad se esconder� del juicio. No fue as� con Zidon. Dios lo ve todo.

III. DIOS EST� PREOCUPADO CON LO QUE TENEMOS EN CUANTO A LA SECUNDARIA EN IMPORTANCIA. Incluso obtiene gloria a trav�s de su trato justo de un lugar de segunda categor�a como Zidon. Dios es demasiado grande como para limitar su atenci�n a lo que es de importancia primordial. Como esto es cierto para el juicio, tambi�n lo es para la redenci�n. Dios no solo obtiene gloria a trav�s de la "peste y la sangre". Su gloria m�s alta se ve en la redenci�n del mundo. Esta redenci�n no es solo para los grandes y notables. Los personajes de segunda categor�a no est�n bajo la atenci�n de Cristo. Su salvaci�n es para todos: para los oscuros, los descuidados, los desafortunados.

Ezequiel 28:25

La reuni�n de la casa.

Es un alivio pasar de las repetidas amenazas de acercarse a la fatalidad a la voz de bondadosas promesas. Tenemos aqu� un destello de sol que se rompe por un momento a trav�s de las nubes del juicio. Como hab�a luz en la tierra de Goshen mientras una plaga de oscuridad ca�a sobre el resto de Egipto ( �xodo 10:23), ahora los jud�os deben ser bendecidos cuando cada naci�n vecina est� en ruinas. La reuni�n en el hogar de los jud�os es su gran bendici�n esperada, que se destaca en fuerte contraste con la desesperaci�n desolada de los paganos. Una visi�n cristiana m�s amplia desear� ver en esto un tipo de esa gran restauraci�n espiritual que es para todo el pueblo de Dios y para todos los que est�n dispuestos a convertirse en su pueblo, a pesar de que ahora pertenecen a razas paganas perdidas. Un profeta jud�o predijo este futuro m�s amplio y glorioso ( Isa�as 19:25).

I. EL FRUTO DE LA REDENCI�N DIVINA ES UN GRAN RECOGIDA EN CASA. Fue tan f�sicamente con Israel; Es muy espiritual con los cristianos.

1. El pecado se dispersa. Expulsa a los hombres de Dios, los desterra de sus viejos privilegios, rompe la hermandad de los semejantes y destruye el verdadero esp�ritu de familia. Todo mal es un solvente de la sociedad.

2. Cristo restaura.

(1) A Dios. La primera partida fue de Dios. Donde est� el padre, est� el hogar. Dejamos nuestro hogar al dejar a Dios; En restauraci�n, primero venimos a hackear a Dios. El primer gran resultado es el regreso del alma a la comuni�n con Dios.

(2) A la casa. Israel es restaurado a Palestina, la tierra que fluye con leche y miel. Los redimidos ahora son restaurados a lo que es mejor que Caanan, incluso en sus d�as de palma, al reino de los cielos derribado a la tierra. Aqu� el cristiano puede comer del �rbol de la vida y beber del r�o de agua de la vida. Aqu� no pueden crecer zarzas pinchadas.

(3) A la comuni�n cristiana. El hogar es la morada de la familia. Mediante la redenci�n, Cristo sana la enemistad, destruye el ego�smo, inspira simpat�a, atrae y une a las almas. Esta es la bendici�n terrenal de la recuperaci�n Divina.

II ESTA GRAN REUNI�N EN CASA ES PARA LA GLORIA DE DIOS. Dios deb�a ser glorificado en el castigo de los imp�os ( Ezequiel 28:22). Pero �l gana una nueva gloria de la redenci�n. Cuando Israel sea restaurado, Dios "ser� santificado en ellos a la vista de los paganos". La santidad de Dios se har� evidente al mundo. La restauraci�n de Israel revela el poder y la bondad de Dios, y muestra c�mo se preocupa y salva a las personas que lo reconocen. De una manera mucho m�s elevada, la redenci�n del mundo santifica a Dios al revelar su santidad.

1. Muestra su poder sobre el pecado. �l restringe a los imp�os, para que aquellos que obedecen su Palabra puedan tener libertad para hacerlo.

2. Muestra su gracia en recuperaci�n. Los jud�os hab�an pecado y hab�an sido desterrados como castigo por su maldad, en la que se parec�an a los paganos. Pero eran penitentes y, siendo perdonados, tambi�n fueron restaurados. Hay mayor gloria en la redenci�n que en la retribuci�n. Si Dios conquista el pecado, no destruyendo al pecador, sino convirti�ndolo, la santidad de Dios se glorifica m�s plenamente. No hay nada en la tierra que santifique tanto a Dios, al revelarlo en una bondad suprema y separada, como los triunfos del evangelio. Nabucodonosor glorific� a Dios, pero Ciro a�n m�s. Dios fue glorificado en la destrucci�n de Jerusal�n; fue m�s glorificado en la predicaci�n de san Pablo.

Ezequiel 28:26

Confianza.

I. LOS CRISTIANOS PUEDEN DISFRUTAR DE CONFIANZA. Esto se llama como parte de la bendici�n de la restauraci�n: "S�, habitar�n con confianza". La confianza es buena en muchas cuentas.

1. Glorifica a Dios. Estar para siempre dudando, cuestionando y temiendo muestra una indigna falta de apreciaci�n de la gloriosa redenci�n de Dios. Honramos a Dios tom�ndolo en su palabra y confiando silenciosamente en su gracia.

2. Confiere paz al alma. Podemos poseer nuestras almas en silencio cuando tenemos confianza. La diferencia mantiene una sensaci�n de malestar perpetuo.

3. Inspira energ�a. "Construir�n casas y plantar�n vi�as". Mientras los jud�os restaurados esperaran ser sorprendidos en cualquier momento por sus enemigos y expulsados ??nuevamente de sus hogares, no tendr�an mucho coraz�n para construir los muros de Si�n. Las carpas son suficientes para los viajeros. Sin embargo, la confianza dar� un motivo para sentar buenas bases y construir estructuras s�lidas. La Iglesia confiada se lanzar� en empresas atrevidas, o continuar� trabajando con paciencia durante mucho tiempo con la expectativa segura de resultados duraderos.

4. Da tiempo libre para el servicio. Los trabajadores desconfiados deben llevar tanto la espada como la paleta, y as� verse obstaculizados en su trabajo. La confianza descarta el miedo al peligro. El siervo confiado de Dios puede entregarse por completo a la obra de su Maestro.

5. Se gana a otros a la confianza. Los cristianos t�midos har�n pocos conversos, pero la confianza de una persona infunde la confianza correspondiente en los dem�s.

II LA VERDADERA CONFIANZA SE BASA EN LA SEGURIDAD. La confianza es un sentimiento; La seguridad es un hecho. El uno solo est� justificado por el otro. La confianza sin seguridad es mera bravuconer�a. No hay seguridad en el simple sentido de seguridad. Por lo tanto, a menudo son m�s seguros quienes tienen menos razones para serlo. La primera pregunta es sobre hechos, no sentimientos. Si nos falta confianza, nuestro negocio no es tratar de estimularlo, calmar el miedo con los opi�ceos espirituales o despertar la seguridad con los intoxicantes espirituales. Tal conducta es tan tonta como peligrosa. El curso correcto es analizar la cuesti�n de la justificaci�n de la confianza. Si queremos saber si la casa se mantendr�, examinemos sus cimientos. Cuando podamos estar seguros de la seguridad, la confianza ser� un resultado natural.

III. LA SEGURIDAD EN LA QUE SE BASA LA VERDADERA CONFIANZA SE REALIZA POR EL TRABAJO REDIMIBLE DE DIOS. Los jud�os deb�an habitar en confianza cuando Dios hab�a destruido el poder de sus enemigos. Por lo tanto, deb�an "despreciarlos a su alrededor". Se muestra en el Antiguo Testamento y en el Nuevo que las fuentes de confianza, as� como los motivos de seguridad, no se encuentran en el hombre. No debemos tener confianza ni considerarnos seguros por nada de lo que hemos hecho, o por nuestra seguridad de nuestra propia fuerza y ??recursos. Nuestra confianza est� en Dios; por lo tanto, las almas m�s d�biles pueden tener confianza, ya que los hombres m�s d�biles pueden estar bastante seguros dentro de una fortaleza fuerte. El juicio revela a Dios a los imp�os. Por lo tanto, Zidon sabe que Dios es el Se�or ( Ezequiel 28:22). La redenci�n lo revela a�n m�s a su pueblo, a aquellos que conf�an y lo reconocen. Tendr�n confianza cuando sean atra�dos por la bondad bondadosa del Se�or para conocerlo por experiencia como realmente "su Dios".

HOMILIAS POR J.R. THOMSON

Ezequiel 28:2

El colmo de la arrogancia.

Al dirigirse al Pr�ncipe de Tiro, el profeta en realidad trata con lo que se puede llamar el esp�ritu nacional que impregna la orgullosa y poderosa ciudad, un esp�ritu considerado como la personificaci�n del jefe de gobierno. El reclamo hecho por Tiro, y disputado por el profeta, es un reclamo a la divinidad virtual. Exaltado por encima de otras ciudades, Tiro se considera superior a la enfermedad humana y a la fortuna humana. Esta actitud que Dios resiente; y su representante aqu� declara que es la raz�n y causa profundamente arraigada y definitiva de la inminente ca�da y destrucci�n de Tyre.

I. EL FUNDAMENTO DE ESTA RECLAMACI�N ARROGANTE.

1. Hay por parte de Tiro una suposici�n de sabidur�a extraordinaria, superior a la de Daniel, una sabidur�a de la que no se puede ocultar ning�n secreto.

2. Mediante el ejercicio de esta singular sabidur�a y comprensi�n, la ciudad ha ideado medios, como la empresa de sus comerciantes, mediante los cuales ha acumulado riquezas, y ha llenado sus tesoros con reservas de oro y plata y todas las comodidades y lujos. qu� riqueza puede comprar.

3. La posici�n eminente entre las naciones que Tiro ha alcanzado as�, el honor que se le ha otorgado, su peso en las relaciones pol�ticas, han elevado tanto su coraz�n que dice ser un dios y sentarse en el asiento de Dios. Por esto debe entenderse un reclamo y suposici�n de ser superior a la necesidad de cualquier cuidado o protecci�n divina, ser independiente de toda asistencia de cualquier tipo, estar seguro contra el asalto de cualquier enemigo, e incluso contra la mutabilidad caracter�stica del lote humano Esto es arrogancia m�s all� de lo que se puede encontrar incluso en los m�s sabios y m�s grandes de la humanidad.

II LA VANIDAD Y LA COMODIDAD DE ESTA RECLAMACI�N ARROGANTE. Un estado es una instituci�n humana; y aunque indudablemente encarna la idea Divina y el principio de autoridad que requiere sumisi�n, aunque existe el car�cter nacional y la vida nacional, toda instituci�n terrenal y humana, que comienza en el tiempo, termina en el tiempo y participa en la debilidad e ignorancia humanas. . Quienes reclaman deidad por algo terrenal no pueden entender qu� es la Deidad, c�mo es creativa y no creada, eterna y no transitoria, inmutable y no cambiante, perfecta y no sujeta a desarrollo y disoluci�n. Conocer a uno mismo es la verdadera sabidur�a; el que olvida o niega su humanidad es objeto de ilusi�n, e ilusi�n que debe ser disipada r�pida e irremediablemente.

III. EL PECADO DE ESTA RECLAMACI�N ARROGANTE. La suposici�n de Tiro es reprendida y censurada, no como una violaci�n del buen gusto, no como un insulto a otras naciones, sino como un desaf�o al Se�or de todos. Reclamar sabidur�a inagotable y poder irresistible es asumir los atributos, aspirar al trono, del Eterno. El orgullo ha sido considerado como uno de los siete pecados capitales. De hecho, es pernicioso en su efecto sobre el car�cter de quienes lo sufren para tomar posesi�n de su ser y controlar los h�bitos de su vida. Es ofensivo y perjudicial en su influencia sobre la sociedad humana. Pero principalmente es un pecado contra Dios: la colocaci�n de la criatura en esa posici�n suprema que es la correcta de Dios, y solo de Dios.

IV. LA REPROBACI�N DE ESTA RECLAMACI�N ARROGANTE. Ocurren eventos que disipan las ilusiones humanas, confunden la vanidad humana y desenmascaran las pretensiones humanas. En los d�as de su prosperidad y poder, los hombres, siempre dispuestos a halagar y a adorar a los grandes, estaban demasiado dispuestos a aceptar las extravagantes y monstruosas afirmaciones que Tiro hizo. Pero llega el momento del juicio, y su falta de fundamento y su absurdo quedan expuestos. Los males que un poder divino evitar�a podr�an atacar y dominar a los pretenciosos y seguros de s� mismos. La �nica gran lecci�n de la historia humana es esta: el hombre no es m�s que hombre, y no Dios.

V. EL CASTIGO DE ESTA RECLAMACI�N ARROGANTE. En el cenit de su prosperidad, la cima de su poder, Tiro se enfrenta a una fuerza m�s poderosa que la suya. La agencia es el rey y el ej�rcito de Babilonia; pero el gran actor en las horribles escenas que transpiran no es otro que el eterno mismo. Las fuerzas de Tiro son derrotadas, las flotas de Tiro destruidas, los muros de Tiro arrasados, la riqueza de Tiro dispersada, la ciudad de Tiro misma demolida. "�A�n dir�s delante del que te mata, yo soy Dios? Pero ser�s un hombre, y ning�n Dios, en la mano del que te mata". Aqu� hay algo m�s que refutar; Aqu� hay inversi�n, refutaci�n, aniquilaci�n. El orgullo se humilla hasta el polvo; y los orgullosos est�n dispersos y ya no est�n.

Ezequiel 28:3

La locura de la sabidur�a mundana.

Puede que no se le haya ocurrido a un observador ordinario que Tiro debe su posici�n a su sabidur�a, y su ca�da a una confianza imprudente en esa sabidur�a. Bat el profeta Ezequiel mir� por debajo de la superficie, y traz� la arrogancia y la presuntuosa impiedad de la gran ciudad hasta su pretensi�n de prudencia, sagacidad y habilidad mundanas, que, al ser sustituida por la verdadera y divina sabidur�a, se convirti� en la ocasi�n de la ca�da de la ciudad y destrucci�n.

I. LA GAMA Y LA REALIDAD DE LA SABIDUR�A MUNDIAL. Respeta el bien terrenal, prescribe los medios por los cuales la salud del cuerpo, las riquezas y los lujos, el honor mundano, etc. puede ser alcanzado Limita sus saludos por el horizonte de la tierra y el tiempo. Emplea instrumentos que la experiencia aprueba como eficaces. Se necesita consejo de los pr�speros y honrados. Persigue objetivos pacientes y persistentes que son mundanos y que est�n al alcance humano, sin perder tiempo (como dir�a) en sentimientos et�reos, perfecci�n imaginaria e ideal, esquemas ut�picos.

II EL FRUTO DE ESTA SABIDUR�A. El caso de Tiro es al grano. La comprensi�n y la habilidad por las cuales se observ� a los mercaderes y marineros tirios no se emplearon en vano. El �xito fue su certificaci�n y aprobaci�n. La incertidumbre es realmente distintiva de todo esfuerzo y empresa humana. Pero se puede considerar que una gran medida de �xito se puede asegurar mediante el uso de los medios ideados por la sabidur�a de este mundo. Como un hombre sembra, as� cosecha.

III. La jactancia de esta sabidur�a. Tiro afirm� ser m�s sabio que Daniel y poder penetrar todos los secretos. Hay quienes piensan que es vulgar y despreciable jactarse de su nacimiento, su riqueza, sus honores, quienes, sin embargo, no se jactan de su perspicacia, sagacidad y prudencia. �Nunca habr�an ca�do en errores que enga�aron a sus vecinos! �Habr�an sabido c�mo tratar con tal persona, c�mo lidiar con tales dificultades, c�mo adaptarse a tales circunstancias! �Conf�a en ellos para encontrar su camino, por intrincado que sea!

IV. LA PRUEBA DE ESTA SABIDUR�A. Se admite que, en circunstancias y tiempos ordinarios, la sabidur�a mundana es suficiente para proteger a un hombre y una naci�n de las calamidades, para asegurarles muchas y verdaderas ventajas. Pero todo verdadero estudiante de la naturaleza humana y la historia humana es consciente de que se deben encontrar tiempos de prueba y dificultad excepcionales. Es as� en la vida de cada hombre, es as� en la historia de cada pueblo. Los principios que sirvieron bastante bien antes son in�tiles ahora. Los hombres del mundo est�n perdidos y no saben a d�nde dirigirse. La crisis ha llegado: �c�mo se resolver�?

V. LA VANIDAD DE ESTA SABIDUR�A. La mera inteligencia y la agudeza de los zorros, la mera experiencia en el bajo nivel de conveniencia, se prueban en tiempos de prueba que no tienen ning�n valor. Convicciones profundamente arraigadas de la verdad divina y h�bitos de conformidad reverencial a las leyes de la justicia divina, "el temor del Se�or" (en el lenguaje de las Escrituras), tales son la verdadera sabidur�a. Cualquier cosa menos que esto debe emitir desilusi�n e impotencia. Las conveniencias humanas pueden llevarnos muy lejos, pero se llega a un punto donde fallan y donde su inutilidad se hace evidente. Tal punto se alcanz� en la historia de Tiro, cuando se descubri� que la riqueza no pod�a comprar la hostilidad de Babilonia, y que los mercenarios no pod�an resistir las armas o la pol�tica babilonias para superar la persistencia babil�nica.

VI. El derrocamiento y la confusi�n de esta sabidur�a. El lenguaje del profeta sobre esto es singular y sugerente: "Traer� extra�os sobre ti, el terrible de las naciones; y desenvainar�n sus espadas contra la belleza de tu sabidur�a, y contaminar�n tu resplandor". La sabidur�a en la que confiaban los tirios, y que excit� la admiraci�n de sus vecinos y rivales, no pudo resistir el ataque de los soldados y t�cticas orientales. Se jactaba en d�as de prosperidad; pero en el d�a de la adversidad su fuerza era peque�a.

VII. EL DESCRITO Y EL CONTENIDO DE ESTA SABIDUR�A. Hay momentos en que las profesiones son aceptadas como v�lidas y confiables; pero tambi�n hay momentos en que las profesiones no sirven de nada, y cuando los hechos s�lidos y las realidades por s� solas permanecer�n. Como en el caso de Tiro, la sabidur�a que se pesa en las balanzas y se encuentra queriendo est� completamente desacreditada. Los hombres desprecian lo que antes alababan. Tal es el destino al que est� condenada la sabidur�a del sabio mundano. "Est� escrito: destruir� la sabidur�a de los sabios, y la prudencia de los prudentes rechazar�. �No ha hecho Dios tonta la sabidur�a del mundo?" - T.

Ezequiel 28:16

Pecado y destrucci�n.

Sin duda, el inspirado profeta del Se�or vio en el destino de Tyro lo que no era discernible para las mentes mundanas e iluminadas. Estos buscar�an causas pol�ticas, motivos y consecuencias en el ascenso y la ca�da de los estados. Pero Ezequiel vio debajo de la superficie. Sab�a que hab�a acci�n Divina dentro y debajo de la acci�n de los enemigos de Tyre; y que hab�a razones que solo un hombre reflexivo y religioso pod�a reconocer por los terribles desastres que se le hab�a encomendado predecir.

I. LAS OCASIONES DEL PECADO.

1. Podemos descubrir lo que se puede llamar ocasiones materiales de pecado, en la riqueza y la prosperidad, la fama y el renombre, la belleza y el esplendor de Tiro. Circunstancias de muy diferentes tipos pueden estar de acuerdo en sugerir malos pensamientos, deseos y h�bitos. Los hombres culpan a las circunstancias, pero este es un m�todo muy corto de proceder.

2. Hay impulsos morales para pecar que pueden surgir de los primeros. El coraz�n se eleva con exultaci�n; Una confianza no natural en las posesiones y recursos surge y se afirma.

II LAS MANIFESTACIONES DEL PECADO. "Has pecado" es el reproche dirigido por Dios a la ciudad culpable; y es el reproche dirigido a cada naci�n y a cada hombre que ha cedido a las tentaciones que deber�an haber sido soportadas, repelidas y dominadas. Las formas que asume el pecado son innumerables y var�an con diferentes tiempos y con diferentes estados de la sociedad. El contexto se refiere a:

1. La iniquidad, o la violaci�n de las leyes divinas que regulan las relaciones de los hombres entre ellos y con Dios mismo.

2. La violencia, como los poderosos, voluntariosos y altivos, se les da ejercicio en el tratamiento de sus inferiores.

3. La corrupci�n y la corrupci�n, como las que prevalecer�n donde Dios no es honrado, y donde los fines ego�stas inspiran la conducta de los hombres.

III. EL CASTIGO DEL PECADO Esto es:

1. Por decreto de Dios. �l es el orador a lo largo de este pasaje. Afirma otorgar privilegios y llamar a los hombres a dar cuenta de la forma en que se utilizan esos privilegios. Cualquiera que sea la agencia o el instrumento del castigo y la correcci�n, es por la Sabidur�a y Justicia Eternas que se inflige.

2. En el caso del pecado nacional, las sanciones se aplican a trav�s de la instrumentalidad de las naciones vecinas. Una horda b�rbara, o un poderoso soberano y conquistador, ha sido utilizada una y otra vez como un "azote de Dios". Ser�a un error atribuir cualquier superioridad moral a las personas victoriosas; pueden ser simplemente la vara, la espada, en la mano del Se�or de los ej�rcitos.

3. Cuando el delito ha sido atroz, la visita puede ser una que implique destrucci�n completa, como en el caso de Tiro. Los t�rminos de amenaza aqu� registrados son de los m�s fuertes e implacables. "Te destruir�"; "Te arrojar� al suelo". "Aparecer� fuego de en medio de ti; te devorar�". Tal castigo a veces se considera inconsistente con los atributos de un Rey y Juez justo y misericordioso. Pero, aunque puede que no est� en nuestro poder vindicar todos los caminos de Dios, ciertamente no nos corresponde cuestionar los actos de aquel que es omnisciente y cuya justicia es perfecta. No hay nada en las Escrituras que respalde las opiniones de aquellos que piensan que, porque Dios es benevolente, por lo tanto, no existe el castigo. Hay una ley moral que el Juez Soberano seguramente mantendr� y reivindicar�.

4. El castigo infligido a los pecadores se publicar� a lo largo y ancho. Lo que Dios hace en el ejercicio de la justicia punitiva se hace a la vista de todos, y todos quedar�n asombrados. Esta publicidad seguramente puede explicarse como un arreglo destinado al bien universal, para imprimir en las mentes de toda la humanidad la atrocidad de la iniquidad, para que puedan "estar asombrados y no pecar".

Ezequiel 28:25, Ezequiel 28:26

El favor que se muestra a Israel.

En los escritos de Ezequiel, como en los de otros profetas, no podemos dejar de observar la notable conjunci�n de pasajes que denuncian el juicio con pasajes que revelan la gracia divina y prometen clemencia divina. El lector atento no puede dejar de sorprenderse y encantarse al cumplir con la promesa contenida en estos dos vers�culos, entre la denuncia de Tiro y la denuncia de Egipto. Sin lugar a dudas, el destino de las naciones vecinas ten�a relaci�n con la historia y las perspectivas de Israel, aunque ser�a una presunci�n en nosotros definir esas relaciones con demasiada precisi�n. No fue un simple arte ret�rico lo que condujo a la introducci�n de esta porci�n de las profec�as solo en este lugar. Sin embargo, sentimos que su posici�n realza su belleza y profundiza su inter�s y significado.

I. EL FAVOR QUE SE DEBE MOSTRAR A ISRAEL ES CONTRASTE AL DESTINO DE OTRAS NACIONES. El neum�tico debe perecer de la tierra; Egipto deber�a ser pisoteado y degradado en la escala de las naciones; pero Israel deber�a morar en su propia tierra con confianza.

II EL FAVOR MOSTRADO A ISRAEL ES CONSECUENTE CON LA DEPRESI�N, LA CONQUISTA Y LA CAPTIVIDAD DE ISRAEL. No se debe suponer que Israel, como la naci�n elegida, estaba exenta de calamidades y disciplina. Por el contrario, fue porque, en cierta medida, la disciplina estaba respondiendo a su prop�sito previsto, que el brillo sigui� a la tormenta, que el invierno del descontento de Israel fue sucedido por la genial y feliz primavera.

III. EL FAVOR MOSTRADO A ISRAEL FUE, SIN EMBARGO, SUBVENCIONADO POR EL PROPIO CAR�CTER Y LA ACCI�N DE ISRAEL. As� fue desde el principio. Israel era un pueblo rebelde y de cuello r�gido, que ahora ca�a en la idolatr�a y nuevamente en murmullos o libertinaje. Dios ten�a un prop�sito en la elecci�n de Israel, y ese prop�sito debe cumplirse. Pero, en cualquier caso, no fue la virtud, la excelencia o el m�rito en Israel lo que explicaba la tolerancia continua y repetidamente extendida hacia el pueblo del pacto.

IV. EL FAVOR MOSTRADO A ISRAEL DEB�A A LA CLEMENCIA DEL DIVINO GOBERNANTE. Por qu� tal clemencia se extendi� a Israel y se le retuvo a Tiro, es posible que no podamos explicarlo. Pero no hay capricho en el gobierno de Dios; justicia y misericordia son sus atributos, y ser�a una locura en el hombre impugnarlos. �Qui�n est� all� que no est� en deuda con la Divina paciencia y bondad amorosa? �Qu� naci�n no ha sido salvada y liberada de sus enemigos, una y otra vez en el curso de su historia? Ciertamente, la misericordia del Dios de Abraham hacia las personas que surgieron del padre de los fieles fue grande y maravillosa.

V. EL FAVOR MOSTRADO A ISRAEL FUE MANIFESTADO EN LA ENTREGA DE LAS PERSONAS DESDE LA CAPTIVIDAD Y EL EXILIO. Fueron "reunidos de las personas entre quienes estaban dispersos". En lugar de ser reducidos a la esclavitud perpetua o absorbidos por sus conquistadores, el pueblo hebreo, aunque designado para el exilio, fue redimido a su debido tiempo de su sujeci�n, dependencia y expatriaci�n.

VI. EL FAVOR MOSTRADO A ISRAEL FUE MANIFESTADO EN SU RESTABLECIMIENTO PAC�FICO EN SU PROPIA TIERRA. Era la tierra dada por Jehov� a su siervo Jacob, la tierra prometida, la tierra del pacto. Dios ten�a sus propios prop�sitos sabios para trabajar mediante esta replantaci�n y reasentamiento del pueblo de Israel en el suelo sagrado. All� fue designado para que habitaran con seguridad y confianza, para construir sus casas y plantar sus vi�edos, y sobre todo para adorar al Dios de sus padres en su santuario elegido.

VII. El favor que se le mostr� a Israel ten�a la intenci�n de despertar los agradecimientos de la piedad agradecida. Es posible que los servicios y sus motivos no siempre hayan sido espirituales y puros, libres de toda mancha de ego�smo y satisfacci�n propia. Los israelitas, pensando en los juicios que Dios hab�a ejecutado sobre todos aquellos que los hab�an despreciado a su alrededor, felicit�ndose a s� mismos de que, aunque sus enemigos hab�an sido humillados o destruidos, se hab�an salvado, restaurado y bendecido, tal vez, hayan permitido algunos sentimientos de justicia propia para tomar posesi�n de sus corazones. Sin embargo, no pod�an dejar de reconocer a Jehov� como su verdadero amigo y poderoso libertador; no pod�an dejar de ofrecer agradecidos sacrificios de adoraci�n alabando a aquel que los recordaba en su baja hacienda; porque para siempre es su misericordia. No pod�an sino conocerlo y confesarlo como el Se�or su Dios.

HOMILIAS DE J.D. DAVIES

Ezequiel 28:1

La terrible ca�da del orgullo.

Un verdadero rey incorpora en s� mismo todo lo mejor y m�s poderoso de la gente. Los objetivos, las empresas, las ambiciones y el esp�ritu de la naci�n deber�an encontrar un lugar en su seno. Es un espejo, en el que se refleja la vida del imperio. Ya sea que lidere o siga la inclinaci�n de la voluntad de la naci�n (y, en parte, har� ambas cosas), se convierte en el exponente visible de la vida de la naci�n. Todo lo que es bueno en el imperio, y todo lo que es malo, florece en �l. De ah� este mensaje.

I. LA SABIDUR�A SUPERIOR LLEVA AL �XITO EN EL COMERCIO. "Con tu sabidur�a y con tu entendimiento te has hecho rico". Hasta ahora, no se cometi� pecado. Es la voluntad de Dios que las rocas de la tierra revelen sus tesoros de plata y oro. Es la voluntad de Dios que las naciones de la tierra intercambien sus productos. La sabidur�a necesaria para la empresa y el comercio que Dios mismo da. "No digas en tu coraz�n: Mi poder y el poder de mi mano me han tra�do esta riqueza; pero te acordar�s del Se�or tu Dios, porque �l es quien te da el poder para obtener riqueza". La sagacidad de largo alcance, el plan cuidadoso, el ahorro prudente y la audaz aventura traen tiendas de riqueza. "La mano del diligente enriquece".

II EL �XITO COMERCIAL LLEVA A LA MAGNIFICACI�N ESTATAL. M�s o menos en cada seno humano hay hambre de dignidad, lujo, magn�fica exhibici�n. Tan pronto como lleguen los medios, esta hambre se saciar� sola. Tampoco es simplemente una cuesti�n de satisfacci�n personal. Le da importancia al hombre; le da importancia al estado; impresiona a otras personas, a otras naciones, con un sentido de superioridad. Obtiene homenaje y deferencia de los hombres, y esto es delicioso. �De qu� otra manera se puede gastar la riqueza? El rey no puede consumir m�s comida, a menos que sea por su lesi�n. El gasto en vestimenta pronto alcanza su l�mite m�ximo. Por lo tanto, la riqueza solo puede encontrar puntos de venta en edificios palaciegos, equipamientos pomposos y defensas marciales.

III. LA MAGNIFICACI�N ESTATAL CRECE UN ESP�RITU DE ASUNTO VARIO. La tendencia de toda posesi�n material es fomentar un sentimiento de importancia personal. La adulaci�n de los dem�s fortalece este sentimiento. Cada adici�n de influencia o poder contribuye a esta vanidad interior. En proporci�n a la pobreza mental de un rey, sobreestimar� su importancia. Mira sus murallas de granito y sus vastos armamentos, y se imagina invencible. Todos los dem�s monarcas lo adulan. Se deja convencer f�cilmente de la creencia de que posee una clara superioridad entre los hombres, s�, una supremac�a positiva. �l concibe que be est� moldeado a diferencia de los mortales, que es inmortal y divino. Exige honores que le pertenecen solo a Dios. En lugar de asegurar su peligrosa posici�n por las murallas de la amistad de Dios, hace de Dios un enemigo.

IV. LA ASUNCI�N PROFANA EST� DESTINADA A UN REVERSO TERRIBLE. "Morir�s por la muerte de los incircuncisos por mano de extra�os". Un castillo construido sin cimientos seguramente, tarde o temprano, caer�. En proporci�n a la altura de la erecci�n, en tal caso, ser� la grandeza de la cat�strofe. En lugar de ser seguro y permanente como Dios, se encontrar� vulnerable como hombre, fr�gil como una flor al mediod�a. Las lanzas de aquellos a quienes hab�a despreciado perforar�n su carne como lo har�an con la carne de otro hombre; y cuando otro rey, el rey de los terrores, cabalgue furioso sobre su caballo p�lido, lo confrontar�, su coraz�n ser� v�ctima de tanto remordimiento y verg�enza como otros mortales nunca han conocido. Mejor no ser levantado que ser levantado y luego arrojado. El impulso de un cuerpo que cae de una altura vertiginosa es terrible: �cu�l es el impulso de un alma perdida?

V. LA PALABRA DE DIOS ES M�S FUERTE QUE TODOS LOS RECURSOS HUMANOS. "Lo he dicho, dice el Se�or Dios". En el sentido m�s amplio, es cierto que no podemos ir en contra de la palabra del Se�or. La palabra de Dios es la expresi�n de su pensamiento, prop�sito, voluntad. Es una resoluci�n omnipotente interpretada en el habla. "Habl�, y se hizo". Una palabra se convierte en un mundo. Un soplo de Dios barre la tierra como un tornado. Una promesa es una escalera por la cual podemos subir a los cielos; Es un barco que nos llevar� a salvo al eterno refugio. Una palabra de Dios es una fiesta que alimentar� la vida de nuestra alma por siglos. Es un refugio en el que podemos escondernos de forma segura. La palabra de Jehov� es una muralla, desde detr�s de la cual podemos desafiar con calma a diez mil enemigos. Es un muro de fuego que nunca se ha roto. Esa palabra vale m�s que todas las arcas de los banqueros, que todas las minas de California. Es un t�tulo de propiedad de la inmortalidad y del cielo. � D.

Ezequiel 28:11

La gloria y la verg�enza del Ed�n se reproducen.

No hay raz�n por la cual no debamos considerar la narrativa b�blica del juicio de Ad�n y caer como un hecho y como una alegor�a tambi�n. No existe una discrepancia real entre estos dos principios de interpretaci�n. Estamos obligados a aceptarlo como una narraci�n de hechos hist�ricos. Sin embargo, tambi�n es una imagen general de la historia de cada hombre. En el caso de cada hombre est� el per�odo de inocencia ed�nica, est� la crisis de la primera tentaci�n, est� la ca�da y luego el destierro de la alegr�a ed�nica. Las circunstancias de la primera prueba se reproducen de manera m�s clara y v�vida en el caso de un joven pr�ncipe que en cualquier otro. De ah� la aplicaci�n al Rey de Tiro.

I. EL REY CONSIDERADO COMO EL HOMBRE IDEAL. Ad�n fue colocado en el Ed�n como monarca. Fue puesto en dominio sobre todas las criaturas en la tierra, el aire o el mar. Esto le dio una gran "moneda de ventaja". A este respecto, fue creado seg�n el modelo de Dios: era como Dios. Todo lo que atend�a a sus necesidades estaba a su alcance. No se le neg� nada que pudiera satisfacer un deseo o satisfacer un deseo justo. Su casa estaba almacenada con toda forma de vegetaci�n hermosa y con todo tipo de gemas preciosas. Y �l era sacerdote y rey. Ten�a acceso a Dios en todo momento. En �l se resumi� la creaci�n. En una posici�n similar fue colocado el Rey de Tyrus. Todo el bien material estaba a su alcance. No hubo tentaci�n de adquirir riqueza por medios ilegales. Tiro y sus posesiones eran para �l como un jard�n, sobre el cual pod�a deambular por todas partes. Se puso de pie hacia los hombres en lugar de Dios, el dispensador de la verdad y la justicia. Estaba dotado de buena salud y abundante sabidur�a. Ten�a todo lo que su coraz�n pod�a desear. Fue colocado en un Ed�n de abundancia: "en Ed�n, el jard�n de Dios". Al igual que Adam, estaba en su juicio.

II LA TENTACI�N. Para cada hombre viene la tentaci�n. Si su coraz�n no se concentra en la adquisici�n de riquezas espirituales (sabidur�a, santidad y amor), desear� desmesuradamente el bien inferior y romper� las restricciones legales para poseerlo. Este es el n�cleo y la esencia de la tentaci�n. De esta manera se prob� al Rey de Tiro. Fue establecido por Dios para ejemplificar la justicia y administrar justicia entre la gente. Ni entre sus propios s�bditos solamente, sino desde su alta posici�n "la monta�a de Dios": podr�a haber diseminado principios rectos entre todas las naciones con las que comerciaba Tiro. Sin embargo, a este respecto, el rey fracas� atrozmente. Su amor por la ganancia era demasiado grande, era excesivo. Dominaba su amor por la justicia. Qu� ventaja no pudo obtener con m�todos justos y leg�timos que extorsion� con la violencia. Esto queda claro por Ezequiel 28:16, "Por la multitud de tu mercanc�a han llenado la mitad de ti con violencia". Si el rey personalmente no fue el principal instigador de estos hechos, los conspir� a trav�s de jueces corruptos o sin principios. Su prosperidad y gloria lo hicieron vanidoso y arrogante. La tentaci�n vino a arrancar la fruta prohibida, y el rey cedi� d�bilmente.

III. EL CRIMEN. El crimen fue ego�smo, codicia, avaricia. Este hombre favorecido y afortunado fue puesto en posesi�n de la abundancia. Hab�a una cosa que �l no podr�a hacer. Es posible que no robe a otros para enriquecerse. Las posesiones del extranjero deber�an haber sido tan respetadas y protegidas como las suyas. Pero el diablo le susurr� al o�do consejos de enriquecimiento injusto, y escuch�, vacil�, sucumbi�. "La iniquidad fue encontrada en ti". "Has corrompido tu sabidur�a"; es decir, lo has torcido en astucia y astucia. "Has contaminado tus santuarios por la multitud de tus iniquidades, por la iniquidad de tu tr�fico". Hab�a imaginado que ning�n poder superior a �l supervisar�a sus actos. "Dios no observa tales cosas", dijo su tentador astuto. "Seguramente no morir�s". Este fue su crimen. Su brillo mismo, su prosperidad, lo llev� a escenas de nueva tentaci�n. Pudo haber bendecido a la humanidad; pero estaba puesto en fines ego�stas. Ten�a prisa indecente para engrandecerse. Pisote� los derechos de los dem�s, la ley y el orden, para poder aumentar su importancia personal. Se irrit� contra la idea de que �l, un rey, solo era sujeto de un cetro superior. No tolerar�a ninguna interferencia con su orgullosa voluntad. Este fue su crimen.

IV. El desvanecimiento. "Te arrojar� como profano del monte de Dios ... Te arrojar� al suelo, te pondr� delante de los reyes para que te vean". La exclusi�n del Ed�n se repite aqu�. Los cambios de fortuna por los que pas� Ad�n, todos, en cierta medida, tambi�n pasan. "Aparecer� fuego de en medio de ti" No se puede imponer un castigo m�s pesado a un hombre que el destierro del favor de Dios. Donde est� Dios, hay seguridad; donde Dios no est�, hay ruina. Donde est� Dios, all� est� el cielo; donde no est�, hay infierno. Ser abandonado de Dios, esto es desesperaci�n y aflicci�n. Dios parti� de Sa�l y enseguida comenz� a descender el avi�n resbaladizo que lo llev� a la destrucci�n. Las apariencias son muy enga�osas. El ojo se enga�a f�cilmente. Debajo de un exterior justo de prosperidad, a menudo hay decadencia incipiente, s�, la corrupci�n se precipita a la ruina final. "El orgullo precede a la ca�da." Si hemos hecho de Dios nuestro enemigo, no todas las alianzas e intrigas en el universo pueden salvarnos de la destrucci�n. � D.

HOMILIAS DE W. CLARKSON

Ezequiel 28:1

El curso y el destino de la arrogancia.

Esta profec�a est� dirigida contra "el Pr�ncipe [o 'Rey'] de Tiro" ( Ezequiel 28:1), y sin duda significaba mucho para �l en particular; pero se puede suponer que �l era representante de su corte y de su pueblo, y que la denuncia y la condena aqu� registradas se aplican tanto al estado como a su jefe. Nos hemos sugerido el curso y el destino de la arrogancia.

I. COMIENZA EN UNA COMPLACENCIA PELIGROSA E IRREVERENTE. Se considera que la conciencia del poder o de la prioridad es algo agradable, y no tiene por qu� estar sabiamente asociada con el mal. 'A menudo es el regalo de Dios; A menudo es el resultado de las ventajas naturales que pose�a Tyro. Puede dar una alegr�a pura y honesta al coraz�n; y cuando conduce a la gratitud y termina en bendici�n, es bueno en todas las luces y en todos los sentidos. Pero cuando, como es el caso con demasiada frecuencia, da lugar a una complacencia malsana del esp�ritu, que atribuye demasiado a su propia sagacidad y muy poco al favor divino, entonces se encuentra en terreno peligroso ( Ezequiel 28:4, Ezequiel 28:5). De hecho, ya ha comenzado a apartarse de la carretera de la sabidur�a y la bondad; porque este no es el esp�ritu de piedad, sino de irreverencia.

II PASA A UNA EXAGERACI�N D�BIL Y TONTA, Su coraz�n est� "elevado" ( Ezequiel 28:2). Magnifica sus propias capacidades, sus propias virtudes, sus propios logros. Oculta sus propios errores, defectos, fechor�as, para que no sean visibles a sus propios ojos. Piensa mucho "m�s alto de s� mismo de lo que deber�a pensar", y se supone capaz de lograr aquello para lo cual es totalmente desigual. Se considera un Daniel (Vers�culo 3) cuando no lo es.

III. TERMINA EN UNA PRESUMPCI�N IMPIOSA. Dice: "Soy un dios, me siento en el asiento de Dios" (vers�culo 2). Ha habido muchos hombres y ha habido algunas "potencias mundiales": Babilonia, Macedonia, Roma, Espa�a, que (que) se han arrogado a s� mismos una autoridad y un poder poco (si alguno) por debajo de lo Divino. Se han cre�do capaces de actuar como una providencia divina, determinando qui�n o qu� debe ser levantado o abatido, suponiendo que su voluntad pueda ser impresa en las instituciones, los pueblos o las iglesias de su �poca. Han reclamado un homenaje y asumieron una funci�n que no pertenece a nadie m�s que al Alt�simo mismo. As�, la arrogancia humana coloca en su propia cabeza altanera la corona de una suposici�n atrevida e imp�a.

IV. TRAE SOBRE SI MISMO LA CONDENACI�N GRAVE DE DIOS. (Texto; consulte 2 Samuel 22:28; Isa�as 2:11; Daniel 4:37; Lucas 1:51; Santiago 4:6.)

V. Est� condenado a la destrucci�n. (Vers�culos 6, 10.) Los t�rminos fuertes del texto hablan de:

1. El antagonismo decisivo y exitoso de aquellos que han sido despreciados, pero que demuestran ser "terribles" y victoriosos (Vers�culo 7, parte anterior).

2. La p�rdida de todo lo que ha sido m�s preciado (verso 7, �ltima parte).

3. Ruina absoluta (vers�culo 8). Y este es el destino de los altivos. Sufren la humillaci�n m�s mortificante en el descubrimiento de s� mismos y la exposici�n a otros de sus falsas pretensiones; la p�rdida de su alta posici�n y la p�rdida de todo lo que alguna vez tuvieron tan apretado; la ruina, material o moral, que se describe adecuadamente como "muerte". Ellos "bajan al pozo".

Aprendamos:

1. Proteger nuestro poder y nuestro �xito cultivando el esp�ritu de humildad y gratitud.

2. Para obtener la aprobaci�n de nuestro Se�or empleando nuestra posici�n y nuestro privilegio de bendecir a nuestros vecinos, para que podamos ganar su sonrisa y no sufrir su reproche.

3. Para humillar nuestro coraz�n, si se eleva, para que podamos obtener la misericordia de Dios y no soportar la pena de nuestro pecado.

Ezequiel 28:11

La insuficiencia de las circunstancias, etc.

Sin embargo, podemos interpretar este pasaje imaginativo (ver Exposici�n), hay ciertas verdades que no solo son claras, sino incluso brillantes a nuestra vista al considerarlo.

I. LA INSUFICIENCIA DE CIRCUNSTANCIAS FAVORABLES. El Pr�ncipe de Tyro se encontraba en condiciones tan afortunadas y envidiables que el profeta lo atrae como un hombre que habitaba en el jard�n del Ed�n, en un para�so perfecto; como uno vestido con prendas que brillaban con todas las piedras preciosas; como quien fue admitido, como los querubines del lugar sant�simo, ante la presencia muy cercana de Dios; como uno que se par�, con el ilustre l�der de Israel, en el monte sagrado, y que vio, con �l, el esplendor de la manifestaci�n divina ( Ezequiel 28:13, Ezequiel 28:14). Nada deseaba que el ansioso coraz�n del hombre pudiera desear; �l "sell� la suma" o "sell� la integridad" (Fairbairn) ( Ezequiel 28:12). Era "perfecto en sus formas" ( Ezequiel 28:15); es decir, no es perfecto en cuanto a la sabidur�a y al valor, sino al placer, el honor y el privilegio. No le faltaba nada que prestara belleza, grandeza o deleite a la vida humana. Pero, �qu� sirvi� todo sin justicia? Ninguna barrera de paredes rocosas o del mar circundante mantendr�a alejado al enemigo cuando la injusticia hab�a engendrado corrupci�n ( Ezequiel 28:15), y la corrupci�n hab�a terminado en debilidad y ca�da. Ninguna riqueza de circunstancias favorables, ni multiplicaci�n del bien terrenal, a pesar de que un hombre deber�a tener (como se supone que tiene este rey) las ventajas m�s selectas de las diferentes generaciones, asegurar� un bien duradero; eso solo se gana con la rectitud, con un car�cter fuerte y virtuoso, con una firme piedad.

II EL PELIGRO DE GRAN EXALTACI�N. "El que est� abajo no debe temer la ca�da". pero el que est� exaltado puede sufrir una humillaci�n terrible: puede ser expulsado (o bajado) de la monta�a en la que se encontraba ( Ezequiel 28:16, Ezequiel 28:17); �l, el querub�n sombreador, puede ser expulsado del lugar sagrado, de la c�mara m�s �ntima del privilegio sagrado, y ser arrojado entre los imp�os ( Ezequiel 28:16). Tenga cuidado con aquellos que son exaltados, ya que existe una degradaci�n de la cual los no privilegiados no tienen que temer. Y no tienen otra seguridad que en un coraz�n humilde, un esp�ritu obediente, una vida de integridad y devoci�n.

III. LA PENALIZACI�N DE LA PROFANACI�N. Tiro hab�a "corrompido su sabidur�a" ( Ezequiel 28:17); hab�a "profanado sus santuarios" ( Ezequiel 28:18). Su tr�fico deber�a haber sido, como podr�a haber sido, llevado a cabo con honestidad y equidad; pero hab�a sido depravado, se hab�a vuelto ilegal y deshonesto; sus calles, que deber�an haber sido las carreteras de la industria pac�fica y el compa�erismo feliz, se hab�an convertido en lugares de violencia e iniquidad ( Ezequiel 28:18 y Ezequiel 28:16). Lo que estaba destinado a la pr�ctica y la ilustraci�n de la virtud y la excelencia se hab�a convertido en el escenario y la fuente del mal y la culpa. Por lo tanto, el Juez justo lo "profana" ( Ezequiel 28:16; Fairbairn), lo "expulsa como profano" (Versi�n autorizada); los fuegos de retribuci�n lo devorar�an ( Ezequiel 28:18); su triste y vergonzoso final excitar�a el asombro e incluso el terror del espectador ( Ezequiel 28:19). La profanaci�n significa pena. Si hacemos mal a ese esp�ritu humano nuestro que nos viene de Dios, y en el cual podemos asemejarnos a �l; si contaminamos ese cuerpo humano en el cual el Hijo de Dios mismo estuvo una vez vestido, y que deber�a ser el mismo santuario o templo de lo Divino; si profanamos esa vida humana que deber�a ser tan sagrada a nuestra vista y estar tan cargada de bendici�n y coronada de fecundidad y belleza; entonces podemos esperar la severa condena y la seria visita del justo Gobernante de la humanidad. Entonces hemos "pecado" ( Ezequiel 28:16); "se encuentra iniquidad" en nosotros ( Ezequiel 28:15). Y vendr� la paga del pecado, la marca de la iniquidad: p�rdida, tristeza, verg�enza, muerte. Pero para el penitente hay reconciliaci�n y retorno; porque aunque "la paga del pecado es muerte", "el don de Dios es vida eterna" - C.

Ezequiel 28:20

El fin del juicio divino.

Esta severa condena del id�latra y vicioso Zid�n, junto con la muy graciosa promesa a Israel, con la que concluye la profec�a, muchos nos instruyen:

I. POR QU� Y C�MO DIOS EST� CONTRA NOSOTROS. "Estoy contra ti, oh Zidon" ( Ezequiel 28:22). Y sabemos que Jehov� estaba expresando su gran disgusto y estaba advirtiendo sobre un grave desastre nacional ( Ezequiel 28:23) debido a las iniquidades del estado. Las peores formas de superstici�n religiosa hab�an existido por mucho tiempo: ritos id�latras acompa�ados de pr�cticas inmorales; la ciudad era completamente corrupta; su condici�n requer�a reprensi�n divina y castigo. Y el profeta entrega el uno mientras predice el otro, en el Nombre del Se�or. Dios puede estar "en contra" de nosotros. No es que alguna vez nos desee el mal ( Ezequiel 33:11); por el contrario, siempre desea el regreso y la restauraci�n de lo peor ( Lucas 15:7). Pero Dios est� en contra de nosotros:

1. Cuando nuestro esp�ritu y nuestra vida est�n equivocados; cuando estos son irreverentes, inmorales, indignos, traviesos.

2. Entonces est� muy disgustado con nosotros, especialmente cuando su especial amabilidad con nosotros exige un retorno muy diferente ( Juan 3:19).

3. El

(1) nos reprende en su Palabra: nos condena con el lenguaje fuerte pero misericordioso que su Hijo y sus voceros humanos han pronunciado en su Nombre; y el

(2) nos castiga, nos env�a, como almas individuales, lo que responde a las angustias nacionales aqu� anunciadas ( Ezequiel 28:23). Deja que la enfermedad y el sufrimiento, o la derrota y la desilusi�n, o la oposici�n y el derrocamiento, o el duelo y la soledad, lleguen a nuestro hogar o nuestro coraz�n; estamos acostados; alguna "espada" nos atraviesa y estamos entre los muertos.

II SU JUICIO DE OBJETIVO. Jehov� golpear�a a Zid�n, para que esa ciudad, oscurecida en su mente por su larga y continua culpa, pudiera ser iluminada; para que entendiera que su diosa licenciosa era impotente para ayudar en la hora del peligro, y que supiera que Dios "era el Se�or" ( Ezequiel 28:22). El prop�sito de Dios al permitir o enviar problemas al hogar y tristeza al alma es restaurador. �l busca iluminar y, al iluminar, restaurarnos.

1. Quiere que comprendamos claramente que las fuerzas terrenales y los apegos humanos en los que hemos estado confiando y buscando nuestra satisfacci�n son totalmente insuficientes para nosotros; que se rompen cuando m�s necesitamos su ayuda; que son vanos; y que estamos equivocados

2. �l desea llevarnos de regreso a s� mismo, a su lado y a su servicio; a una confianza absoluta en su Hijo nuestro Salvador; y a una consagraci�n sincera a su santo servicio. Y vale la pena sufrir cualquier cosa y todo lo que podamos "saber que �l es el Se�or"; que no podemos reconocer en �l al Salvador en quien esconderse, el Amigo Divino a quien podemos amar con toda la fuerza de nuestra alma, el L�der a quien podemos seguir a cada paso, el Se�or a quien es nuestro deber sagrado y nuestro alegr�a duradera para servir en todos los �mbitos.

III. Su PROMESA A SU GENTE. ( Ezequiel 28:24, Ezequiel 28:26.) Hasta qu� punto se ha cumplido esta predicci�n es cuesti�n de historia sagrada; tal vez sea una de esas promesas que solo se cumplen por el cumplimiento "brotante y germinante" del que habla Lord Bacon. Junto a

(1) lo hist�rico, hay

(2) lo espiritual; y tambi�n hay

(3) el cumplimiento celestial.

De estos tres, el segundo se encuentra en la condici�n espiritual de aquellos que, mediante una entrega total del esp�ritu a su Divino Se�or, encuentran un descanso perfecto en �l ( Mateo 11:28; Juan 14:27; Filipenses 4:7; Efesios 3:16). La �ltima ser� encontrada cuando las espinas y los abrojos que aqu� se sienten incluso en "el jard�n del Se�or" hayan sido cortados por la mano fuerte del Divino Marido, y habr� belleza sin decadencia, alegr�a sin sufrimiento o saciedad, vida sin miedo a la muerte o al declive.

"Espina sin flores; flores en la espina, luego flor sin espinas, eterna. Tres coronas; la primera cuando la fe se ha desgastado, y la esperanza la siguiente, con la frente a�n desgarrada, el amor asumir� lo �ltimo".

C.

HOMILIAS DE W. JONES

Ezequiel 28:1

El pr�ncipe de Tiro; o, la expresi�n y el castigo del orgullo.

"La palabra del Se�or vino nuevamente a m�, diciendo: Hijo de hombre, di al Pr�ncipe de Tiro", etc. Siguiendo las profec�as acerca de la ciudad y el estado de Tiro, y complet�ndolas, Ezequiel entrega estas sobre el rey de los Ciudad famosa. Se aplican a �l, no solo como persona, sino como representante de las personas en su prosperidad, poder y orgullo. "En todo Oriente", dice el 'Comentario del orador', "la majestad y la gloria de un pueblo se reunieron en la persona de su monarca, que en algunas naciones no era temido como hombre, sino que en realidad era adorado como un dios ... el pr�ncipe es aqu� la encarnaci�n de la comunidad. Su gloria es su gloria, su orgullo es su orgullo. El destino de Tiro no podr�a estar completo sin la denuncia del Pr�ncipe de Tiro ". Nuestro tema tiene dos divisiones principales.

I. LA EXPRESI�N DEL ORGULLO POR EL HOMBRE. (Versos 2-6.)

1. Orgullo de la personalidad. "Tu coraz�n est� levantado, y has dicho: Yo soy un dios" (Vers�culo 2; cf. Isa�as 14:14). Hay otros casos de orgullo excesivo registrados en las Sagradas Escrituras; p.ej. "El fara�n, rey de Egipto ... dijo: Mi r�o es m�o, y lo he hecho por m� mismo" ( Ezequiel 29:3). Nabucodonosor dijo: "�No es esta la gran Babilonia que he construido para la morada real?" etc. ( Daniel 4:30). Herodes acept� el homenaje de las personas que lo saludaron como un dios ( Hechos 12:21, Hechos 12:22). Pero el Pr�ncipe de Tiro, al afirmar ser un dios, va m�s all� de estos ejemplos. Es como si �l defendiera la ciudad y el estado, mantuviera la prosperidad y el poder de su pueblo y les diera toda su gloria. Es un reclamo de independencia y autosuficiencia. En �l, el orgullo alcanza su desarrollo m�s audaz y blasfemo, ya que el hombre d�bil, mortal y pecaminoso se coloca como un rival incluso para Dios.

2. Orgullo de posici�n. "Me siento en el asiento de Dios, en medio de los mares" (Vers�culo 2). Esta orgullosa jactancia del pr�ncipe tirio se explica en parte por "la situaci�n de la ciudad-isla, llena de lujo y belleza, en medio de las aguas azules del Mediterr�neo". Adem�s, Tiro era considerado por muchos como una isla sagrada. Fairbairn dice que "Sanchoniathon lo llama expresamente 'la isla sagrada'; y se sabe que todas las colonias tirias la veneraron como la ciudad madre de su religi�n, no menos que la fuente original de su existencia pol�tica. Fue solo en el esp�ritu del antiguo paganismo para concluir que un estado que no solo era fuerte por posici�n natural, y por inmensos recursos mar�timos, pero tambi�n en una relaci�n tan cercana con lo Divino, podr�a justificarse reclamar, a trav�s de su cabeza, algo como fuerza sobrenatural y absoluta perpetuidad de ser ".

3. Orgullo de la sabidur�a. "He aqu�, eres m�s sabio que Daniel; no hay ning�n secreto que puedan esconderte". Aqu� se ponen de manifiesto tres hechos relacionados con la sabidur�a del Pr�ncipe de Tyro.

(1) �l reclam� la sabidur�a preeminente. Se consideraba m�s sabio que Daniel. Se da a entender que la extraordinaria sabidur�a de Daniel era en este momento general y ampliamente conocida y reconocida. "El profeta presume que se reconoce que Daniel se encuentra en la etapa m�s alta de sabidur�a que puede alcanzar el hombre". Cuando dio a conocer a Nabucodonosor el sue�o que ese monarca hab�a olvidado, hizo lo que los sabios de Caldea hab�an declarado: "Es algo raro que el rey requiere, y no hay otro que pueda mostrarlo ante el rey. , excepto los dioses, cuya vivienda no es de carne "( Daniel 2:11). Por lo tanto, como se�ala Hengstenberg, para el Pr�ncipe de Tyro "declararse m�s sabio que Daniel, es a la vez trascender la etapa del hombre y hacerse igual a Dios".

(2) Esta sabidur�a ten�a una referencia especial al descubrimiento de secretos. El orgulloso pr�ncipe se jact� de que no se le pod�a ocultar ning�n secreto (Vers�culo 3). La comparaci�n con Daniel todav�a se mantiene. "El secreto" del sue�o olvidado de Nabucodonosor fue revelado a Daniel en una "visi�n de la noche" ( Daniel 2:19), y luego se lo comunic� al problem�tico rey. Y en una ocasi�n posterior, ese rey le dijo: "S� que el esp�ritu de los dioses santos est� en ti, y ning�n secreto te perturba" ( Daniel 4:9). Pero el Pr�ncipe de Tyro se jact� de que su sabidur�a trascend�a incluso esto; y de su jactancia orgullosa inferimos que su sabidur�a no era genuina. La verdadera sabidur�a humilla a su poseedor. Donde realmente est�, a medida que el conocimiento aumenta, la reverencia tambi�n aumenta.

(3) El objetivo de esta sabidur�a era el aumento de sus riquezas materiales. "Por tu sabidur�a y por tu entendimiento te has hecho rico", etc. (versos 4, 5), por grande que haya sido esta sabidur�a, por variadas que fueran sus manifestaciones, su gran objetivo era la prosperidad secular del estado. No miraba m�s all� de lo material y temporal a lo espiritual y eterno. Estaba limitado por el tiempo y esa peque�a porci�n de este mundo sobre el que reinaba el Pr�ncipe de Tiro. �Qu� contraste presenta a este respecto de la sabidur�a que se recomienda en las Sagradas Escrituras!

4. Orgullo de los m�s ricos. (Versos 4, 5.) En nuestra encuesta de Ezequiel 26:1 y Ezequiel 27:1, notamos la abundante prosperidad comercial de Tiro. Sus comerciantes vivieron como pr�ncipes. Su riqueza era muy grande. Y mientras su rey contemplaba estas inmensas riquezas, su coraz�n se regocij� en el sentido de su propia sabidur�a, importancia y poder. "Tu coraz�n se enaltece por tus riquezas". En todo el ser era supremo. En sus tesoros, en su sabidur�a, en su poder, en la seguridad de su situaci�n, no reconoce a ninguna persona o poder m�s grande que �l. En verdad se consideraba un dios.

II EL CASTIGO DEL ORGULLO POR DIOS. ( Ezequiel 27:6.) Dado que "el orgullo va antes de la destrucci�n y el esp�ritu altivo antes de una ca�da", el Pr�ncipe de Tyro pronto debe enfrentarse con un control severo a su arrogancia desenfrenada. El profeta proclama su destino. Darse cuenta:

1. La naturaleza de este castigo.

(1) La humillaci�n de su gloria. "Sacar�n sus espadas contra la belleza de tu sabidur�a, y contaminar�n tu 'resplandor" ( Ezequiel 27:7). Hemos visto que el gran fin para el cual el Pr�ncipe de Tyro emple� su sabidur�a fue la promoci�n de su �xito mercantil y el consiguiente aumento de sus riquezas. De modo que la belleza de su sabidur�a era la prosperidad comercial del estado, que �l ve�a como el resultado m�s selecto. Su riqueza y �xito, su lujo y esplendor se ver�an disminuidos, y su gloria en estas cosas se ver�a mermada.

(2) La matanza de su vida. "Te llevar�n a la fosa; y morir�s por la muerte de los que son asesinados en el coraz�n de los mares. Aqu� se usa el plural: muertes, porque el rey, el personaje central, el aliento animador del conjunto la gente, como se llama al rey en Lamentaciones 4:20, muere como si fueran muchas muertes, muere en cada uno de sus s�bditos asesinados "(Hengstenberg). Aqu� est� la muerte en deshonra: "La muerte de los que son asesinados en el coraz�n de los mares". "Que los reyes sean asesinados por extranjeros es deshonroso; cuando son asesinados, no ser enterrados como reyes es un deshonor mayor; ser expulsados ??y ahogados como hombres comunes es un colmo de deshonor". Aqu� est� la muerte en pecado: "Morir�s la muerte de los incircuncisos por mano de extra�os". El incircunciso denota el mundo pagano en contraposici�n al pueblo del pacto de Dios. La muerte de los incircuncisos es exactamente lo contrario de "la muerte de los justos" ( N�meros 23:10).

2. El autor de este castigo. "As� dice el Se�or Dios ... He aqu�, traer� extra�os sobre ti", etc. ( Lamentaciones 4:7). Dios mismo, en las operaciones de su providencia, derribar�a as� su orgullo de coraz�n y su jactancia vana y gloriosa.

3. Los instrumentos de este castigo. "Traer� extra�os sobre ti, el terrible de las naciones". Los caldeos eran extra�os para los tirios. No se mencionan (en Ezequiel 27:1.) La cantidad de personas que comerciaron con Tiro. Eran personas de un idioma extra�o, y su ej�rcito proven�a de pa�ses que eran extra�os para la gente orgullosa de la ciudad-isla. Y fueron "terribles". Eran poderosos y violentos m�s all� de todos los dem�s en esa �poca: los temibles conquistadores de todos a quienes atacaron. Vinieron contra Type y, despu�s de una larga persistencia, humillaron a la orgullosa ciudad.

4. La consecuencia de este castigo. "Dir�s delante del que te mata, yo soy Dios", pero eres hombre, y no Dios, en la mano del que te hiere "( Lamentaciones 4:9). La orgullosa jactancia del Pr�ncipe de Tiro ser�a efectivamente silenciado. Aprender�a no solo que �l no era un dios, sentado en el asiento de Dios, sino un hombre, cuyo honor podr�a ser puesto en el polvo, y que podr�a ser asesinado por un poder mundial m�s poderoso que aquello en lo que se hab�a glorificado. Dios ciertamente derribar� el orgullo de aquellos que se enaltecen contra �l. "La alta apariencia del hombre ser� humillada, y la arrogancia de los hombres ser� humillada, y solo el Se�or ser� exaltado. "( Isa�as 2:11). Esto fue notablemente ejemplificado en Fara�n (cf. �xodo 5:2; �xodo 12:29-2), en Nabucodonosor (), y en Herodes ( Hechos 12:21).

5. La certeza de este castigo. "Lo he dicho, dice el Se�or Dios" ( Lamentaciones 4:10). Y su palabra no dej� de cumplirse.

CONCLUSI�N. Aprender:

1. El peligro de la prosperidad que genera orgullo. "Cuando las flores est�n llenas de roc�o que desciende del cielo, siempre cuelgan la cabeza; pero los hombres sostienen la suya cuanto m�s reciben, se enorgullecen a medida que se llenan" (Beecher). Que el pr�spero se proteja contra este peligro.

2. La certeza del orgullo con el castigo. (Cf. Salmo 138:6; Proverbios 11:2; Proverbios 16:5, Proverbios 16:18; Proverbios 18:12; Proverbios 29:23; Mateo 23:12; Santiago 4:6.) - WJ

Ezequiel 28:11

El hombre en aspectos impresionantes.

"Adem�s, la palabra del Se�or vino a m�, diciendo: Hijo de hombre, toma una lamentaci�n sobre el Rey de Tyrus", etc. Esta lamentaci�n para el Pr�ncipe de Tiro presenta dificultades considerables para el expositor. Se ha interpretado desde varios puntos de vista, que no necesitamos discutir aqu�. Tambi�n se han asignado diferentes significados a muchas de sus cl�usulas. Sin embargo, dos cosas de gran importancia para comprenderlo correctamente nos parecen bastante claras.

1. Que en el Rey de Tiro aqu� tenemos la representaci�n de una persona ideal, que representa la monarqu�a tiria. "Los reyes del tipo", dice Fairbairn, "se personifican como un individuo, un hombre ideal, uno completo en toda la excelencia material, la virilidad perfecta".

2. Que una vena profunda de iron�a recorre la descripci�n de las perfecciones y esplendores de este pr�ncipe ideal. "Este hombre ideal, el representante de todo lo que hab�a de grandeza y gloria en Tipo, y en quien el esp�ritu tirol�s de autoelaci�n y orgullo aparece en plena eflorescencia, es ir�nicamente visto por el profeta como el tipo de humanidad en sus estados m�s elevados. de existencia en la tierra. Todo lo que es mejor y m�s noble en la historia del pasado lo ve en la imaginaci�n reunirse en este nuevo ideal de la humanidad ". Esta iron�a implica que el Pr�ncipe de Tiro ten�a un sentido muy exagerado de su propia grandeza y gloria; de lo contrario ser�a in�til anti inapt. Este p�rrafo nos presenta al hombre en tres aspectos impresionantes.

I. HOMBRE EN LAS CONDICIONES M�S EXCELENTES Y EN LAS CIRCUNSTANCIAS M�S FELICITANTES. ( Ezequiel 28:12.)

1. Aqu� est� una condici�n m�s exaltada. Esta condici�n se describe de diversas maneras. "Vendes la suma" ( Ezequiel 28:12). "Sellar significa sellar y cerrar lo que est� completo (cf. Daniel 9:24; Job 9:7). Sellar la suma es compensar toda la medida de la perfecci�n". Se dice que el Rey de Tiro est� "lleno de sabidur�a: en nuestra homil�a en el p�rrafo anterior notamos que se jactaba de su sabidur�a (cf. Ezequiel 28:3). Probablemente fue alabado y halagado por eso Con la verdad, Greenhill observa: "Cuando los pr�ncipes saben un poco de algo, son aplaudidos y. magnificado por conocer hombres; pero si tienen una visi�n m�s profunda de las cosas que otras, entonces est�n deificados ". Este rey tambi�n se representa como" perfecto en belleza: 'En forma y caracter�sticas, en expresi�n y acci�n, se consideraba perfecto. O los tirios consideraban su monarqu�a como perfecta en su orden, poder y esplendor. "Fuiste perfecto en todos tus caminos desde el d�a en que fuiste creado" ( Ezequiel 28:15).

2. Aqu� est�n las circunstancias m�s felices. ( Ezequiel 28:13, Ezequiel 28:14.)

(1) Residencia encantadora. "Estuviste en el Ed�n, el jard�n de Dios". La referencia es probablemente al lujo, la belleza y la grandeza de Tiro. El rey hab�a vivido all� en el pleno disfrute de sus innumerables comodidades y sus diversos placeres, d�ndose cuenta de que era una existencia paradis�aca.

(2) Esplendores reales. "Cada piedra preciosa era tu cubierta, el sardio, el topacio y el diamante" etc. "Las piedras preciosas con las que se ata al rey traen la gloria de su rango a la vista exterior". Ten�a joyas en gran abundancia, y una rica variedad, y de raro brillo y belleza. "Lleno de una joya de puro rayo sereno" brill� sobre su persona. La m�sica se menciona como otro elemento del estado real y la gloria. "La mano de obra de tus tabrets y de tus pipas estaba en ti; en el d�a que fuiste creado, estaban preparados". La ascensi�n del rey al trono se celebr� con honores musicales y alegr�as. O tal vez la cl�usula significa que la monarqu�a tiria se inaugur� as�. En cualquier caso, la m�sica era una de las delicias de la corte real de Tiro.

(3) Estaci�n ilustre ( Ezequiel 28:14). "T� eras el querub�n ungido que cubre". El querub�n era una combinaci�n ideal de vida de criaturas en las formas m�s altas y la perfecci�n m�s completa; y los querubines en el templo fueron consagrados y ungidos con aceite ( �xodo 40:9). Y como rey, el Pr�ncipe de Tiro fue ungido, y fue admirado o considerado como la encarnaci�n de la perfecci�n. Adem�s, como los querubines con las alas extendidas cubr�an el propiciatorio, el Rey de Tiro cubr�a a su pueblo con su protecci�n. El profeta contin�a diciendo: "T� estabas sobre la monta�a sagrada de Dios", lo que el 'Comentario del orador' explica as�: "El querub�n estaba en el templo en la monta�a sagrada, por lo que el Pr�ncipe de Tiro estaba presidiendo la isla. ciudad, elev�ndose como una monta�a desde lo profundo ". Pero "la monta�a sagrada de Dios" puede ser simplemente una figura que denota una estaci�n muy exaltada. El profeta contin�a: "Caminaste arriba y abajo en medio de las piedras de fuego". Varias y conflictivas son las interpretaciones de esta cl�usula. Probablemente significa que sus apartamentos estatales estaban decorados con piedras preciosas como las mencionadas en Ezequiel 28:13 (cf. Ezequiel 1:27), y que caminaba en medio de su esplendor brillante. Aqu�, entonces, a pesar de que el significado exacto de algunas partes del texto es incierto, tenemos una imagen de un hombre en una condici�n muy exaltada y circunstancias muy felices.

II HOMBRE EN LAS CONDICIONES M�S EXCELENTES Y EN LAS CIRCUNSTANCIAS M�S FELICITAS QUE CAEN EN PECADOS SANOS, ( Ezequiel 28:16.) Se encontr� injusticia en este pr�ncipe exaltado. Dos formas de pecado en particular son acusadas contra �l.

1. Injusticia en el comercio. "Por la multitud de tu tr�fico te llenaron de violencia en medio de ti, y has pecado ... Por la multitud de tus iniquidades, en la injusticia de tu tr�fico, has profanado tus santuarios". Grandes ocasiones de tr�fico gran tentaci�n. Cuando los hombres se dedican a la mercader�a, su camino est� plagado de peligros morales. Ser�n tentados a alcanzar el �xito comercial por medios indignos o injustos, medios que la conciencia poco sofisticada condena como pecaminosos, pero que el mundo comercial permite y practica bajo nombres plausibles. "La constante emoci�n del ego�smo y la codicia relacionada con el comercio solo puede ser efectivamente contrarrestada por la gracia de Dios". "Los que desean ser ricos caen en una tentaci�n y una trampa", etc. ( 1 Timoteo 6:9, 1 Timoteo 6:10).

2. Orgullo de persona y posici�n. "Tu coraz�n se enalteci� por tu belleza, corrompiste tu sabidur�a en raz�n de tu resplandor". El orgullo de este pr�ncipe ya se ha encontrado con una merecida reprimenda. "Tu coraz�n se enaltece por tus riquezas" ( Ezequiel 28:5); "Tu coraz�n se enalteci� y dijiste: soy un dios, me siento en el asiento de Dios, en medio de los mares" ( Ezequiel 28:2). La prosperidad secular a menudo engendra orgullo, y el orgullo (como en el caso del Rey de Tiro) corrompe la sabidur�a. Hengstenberg observa verdaderamente: "La base de la sabidur�a es la humildad, que ve las cosas como son, tiene un ojo abierto para su propia debilidad y la excelencia de los dem�s, y est� en guardia contra empresas peligrosas, como dice David en Salmo 131:1, 'Oh Se�or, mi coraz�n no es arrogante', etc. El "brillo" recibido en el coraz�n ciega los ojos, de modo que uno se considera a s� mismo como grande, y todo lo dem�s como peque�o, y se precipita sin remedio a los peligros. para lo cual no est� preparado y entra en caminos que conducen a la perdici�n, como, por ejemplo, Tiro emprendi� el combate contra la floreciente monarqu�a de Caldea. Dios no necesita aparecer como un Deus ex maquinado en el juicio sobre el orgulloso, que sin rumbo se arruina ".

III. HOMBRE EN EXCELENTES CONDICIONES Y CIRCUNSTANCIAS FELICITANTES, HABIENDO CA�DO EN PECADOS SANOS, VISITADO CON CASTIGOS GRAVES. El profeta exhibe tres caracter�sticas del castigo del orgulloso Pr�ncipe de Tyro.

1. Su expulsi�n forzosa de su exaltada condici�n y circunstancias felices. "Por eso te arroj� como profano del monte de Dios; y te destru�, querub�n protector, en medio de las piedras de fuego". Se hab�a gloriado en su riqueza, poder y grandeza, y deber�a ser privado de todos ellos.

2. Su degradaci�n abierta. "Te arroj� al suelo, te puse delante de reyes, para que te vean". "Antes", dice Hengstenberg, "en su brillo un espect�culo de asombro y envidia para los reyes, Tyro se ha convertido para ellos en un espect�culo de asombro y alegr�a rencorosa en su terrible ca�da" (cf. Ezequiel 27:36) . Este fue el castigo apropiado del orgullo excesivo. El castigo correspondi� con el pecado. "Cuando viene el orgullo, viene la verg�enza: pero con los humildes es la sabidur�a" ( Proverbios 11:2; Proverbios 16:18; Proverbios 18:12).

3. Su completa destrucci�n. "Por lo tanto, he sacado fuego de en medio de ti, te ha devorado, y te he convertido en cenizas sobre la tierra a la vista de todos los que te contemplan". El fuego significa la ira de Dios en el castigo del pecado; y el efecto de esa ira ser�a la destrucci�n completa de la monarqu�a tiria. Aqu� hay un hecho importante. El fuego destructivo brota de en medio de lo que se va a destruir. "Todos los juicios de Dios sobre los pecadores surgen de s� mismos; son devorados por el fuego de su propio encendido". "El fuego de la lujuria y el deseo codicioso atraen hacia �l el otro fuego del juicio".

CONCLUSI�N. Varias lecciones importantes son aplicadas por este tema. Mencionamos tres de ellos.

1. La insatisfacci�n de la prosperidad temporal cuando se disocia de los principios rectos y la piedad inteligente.

2. Los peligros morales peculiares de los comerciantes exitosos, ya sea como comunidades o como individuos.

3. La necesidad de resistir los primeros levantamientos del orgullo. � W.J.

Ezequiel 28:20

Dios glorific� en la ejecuci�n del juicio.

"Nuevamente la palabra del Se�or vino a m�, diciendo: Hijo de hombre, pon tu rostro contra Zid�n", etc. Zid�n era "una antigua y rica ciudad de Fenicia, en la costa oriental del mar Mediterr�neo, menos de veinte ingleses millas al norte de Tiro ", y en el extremo noroeste de la tierra de Israel. La palabra hebrea Tsidon significa "Pesca" e indica el empleo m�s temprano de sus habitantes. La tierra en el barrio de Zidon era de gran fertilidad. "Junto a la ciudad hay exuberantes jardines y huertos, en los que hay una profusi�n de los mejores �rboles frutales adaptados al clima". "Los jardines de Zidon", dice Dean Stanley, "son visibles incluso desde la distancia". En los primeros tiempos, Zidon parece haber sido una ciudad m�s importante que su vecina, Tyro (cf. Josu� 11:8; Josu� 19:28). Homero, en sus poemas, no menciona a Tyro, pero varias veces menciona a Zidon y a los zidonios. Pero desde la �poca de Salom�n hasta la invasi�n de Nabucodonosor, Zidon parece haber sido menos influyente que Tyro. Nuestro texto declara el juicio de Dios contra Zidon, y que en ese juicio ser� glorificado; y sugiere que �l es glorificado.

I. EN LAS RAZONES DE SU JUICIO. Estas razones pueden estar dispuestas bajo dos cabezas.

1. La conducta de los zidonios en relaci�n consigo mismo. Eran id�latras, adorando a Baal, el dios del sol ( 1 Reyes 16:31) y Ashtoreth como su diosa tutelar ( 1 Reyes 11:5, 1 Reyes 11:33; 2 Reyes 23:13). Fue de ellos que estas idolatr�as se hab�an introducido entre el pueblo elegido. La influencia de las mujeres zidonianas sobre el car�cter religioso de Salom�n fue muy deplorable; y el matrimonio de Acab con Jezabel, una princesa zidoniana, fue prol�fico de las consecuencias m�s desastrosas para el reino de Israel, tanto religiosamente como de otras maneras. Los zidonios podr�an haber obtenido el conocimiento del Dios verdadero de sus vecinos los israelitas, y haber recurrido a �l de coraz�n y vida, si hubieran estado tan dispuestos. Pero en lugar de eso, corrompieron a Israel con sus �dolos. As� le robaron a Dios su leg�timo honor y alabanza. Y su gloria no la dar� a otro, ni su elogio a las im�genes grabadas ( Isa�as 42:8).

2. La conducta de los zidonios en relaci�n con su pueblo. Ya hemos hablado de su influencia malvada sobre ellos religiosamente. En otros aspectos les eran problem�ticos. Hab�an sido como "un aguij�n punzante" y "una espina de dolor" para Israel ( Ezequiel 28:24). Probablemente hay una referencia en este verso a N�meros 33:55 y Josu� 23:13. Y, como otros de los vecinos de los israelitas, los zidonios parecen haberse regocijado en sus problemas y angustias. Se dice que hicieron "a pesar de ellos" (vers�culo 24). Los hab�an hecho inteligentes con su desprecio y burla. El Se�or se da cuenta de esto y los juzgar� por ello. Hengstenberg dice: "Mientras el Se�or castiga a su propio pueblo con una vara indiferente, visita a las naciones paganas vecinas por el mal que le han hecho a su pueblo, como si estuviera dirigido contra �l mismo, y verifica en ellos su palabra". que toca, toca la ni�a de sus ojos '( Zacar�as 2:8) ". As� vemos que hab�a buenas razones para este juicio. Dios no castiga a ninguna persona o personas sin justa causa.

"Su obra es perfecta; porque todos sus caminos son juicio; un dios de fidelidad y sin iniquidad, justo y recto es �l".

( Deuteronomio 32:4.)

"La justicia y el juicio son el fundamento de tu trono" (Salmo 89:14); "Rectos y verdaderos son tus caminos, Rey de los siglos" ( Apocalipsis 15:3).

II EN LA NATURALEZA DE SU JUICIO. "Enviar� a su pestilencia, y sangre en sus calles; y los heridos caer�n en medio de ella, con la espada sobre ella por todos lados" (Vers�culo 23). No se puede decir que este juicio por pestilencia y llamado a la espada haya sido ejecutado en la invasi�n de Nabucodonosor, al ver que Zidon se someti� a �l aparentemente sin ofrecer ninguna resistencia seria. Pero esta amenaza de pestilencia y espada puede se�alar los sufrimientos de los zidonios en un per�odo posterior de su historia, como consecuencia de su rebeli�n contra los persas, a quienes estaban sujetos. Zidon era en ese momento una ciudad rica y floreciente; y la revuelta probablemente habr�a tenido �xito si no hubiera sido por la traici�n de Tennes, su rey, quien, en cumplimiento de un pacto con Artajerjes Ochus, el monarca persa, traicion� en su "poder a cien de los ciudadanos m�s distinguidos de Zidon, que fueron todos fueron asesinados a tiros con jabalinas. Otros quinientos ciudadanos, que salieron al rey con ense�as de s�plica, compartieron el mismo destino; y por concierto entre Tennes y Mentor, las tropas persas fueron admitidas dentro de las puertas y ocuparon las murallas de la ciudad. Los zidonios, antes de la llegada de Ochus, hab�an quemado sus naves para evitar que alguien saliera de la ciudad, y cuando se vieron rodeados por las tropas persas, adoptaron la desesperada resoluci�n de encerrarse con sus familias y prender fuego a cada uno. hombre a su propia casa. Se dice que cuarenta mil personas perecieron en las llamas. Tennes mismo no salv� su propia vida, ya que Ochus, a pesar de su promesa de lo contrario, lo mat�. El privilegio de buscar en las ruinas "� eze-7� por el oro y la plata que conten�an fue vendido por Artajerjes por dinero. Pero nuestro punto es que el car�cter de este juicio contribuye a la gloria de Dios. Si nos referimos a la profec�a la conquista de Nabucodonosor, o las terribles transacciones relacionadas con la revuelta contra el poder persa, o para ambos, no hubo nada arbitrario por parte de Dios en la ejecuci�n del juicio. El Se�or, por as� decirlo, no sali� de su camino infligirlo. Se puede decir que los zidonios lo trajeron sobre s� mismos. Sin embargo, todo fue regulado y controlado por la providencia de Dios. El castigo divino del pecado nunca es una imposici�n arbitraria, sino el funcionamiento natural de una ley necesaria. La pena es la consecuencia natural de la transgresi�n, el sufrimiento es fruto del pecado.

III. EN EFECTO DE SU JUICIO. El profeta exhibe un doble efecto.

1. Alivio y bendici�n para el pueblo del Se�or. "Y no habr� m�s aguij�n punzante en la casa de Israel, ni aguij�n afligido de ninguno que est� alrededor de ellos, que les haya hecho pesar" (vers�culo 24). Esto no se refiere solo a los zidonios, sino a los otros pueblos que, siendo vecinos de la casa de Israel, hab�an sido un problema para ellos. Ellos "que los rodean, a pesar de ellos", dejar�an de molestarlos y angustiarlos. "El juicio de Dios sobre los imp�os tiende al bien de su Iglesia".

2. Reconocimiento de la supremac�a del Se�or. Dos veces en este breve p�rrafo se dice de los zidonios: "Y sabr�n que yo soy el Se�or". (Estas palabras, que ocurren con tanta frecuencia en este libro, notamos en Ezequiel 6:7, Ezequiel 6:10; Ezequiel 7:4.) La gente de Zidon "debe reconocer o experimentarlo en sus operaciones, a quienes obstinadamente se negaron a reconocer voluntariamente "(Hengstenberg). Tambi�n se dice de los israelitas, "sabr�n que yo soy el Se�or Dios". En el alivio que se les brindaba y las liberaciones que les forjaban, reconocer�an la presencia, el poder y la supremac�a de Jehov�. As�, "el Se�or de los ej�rcitos es exaltado en juicio, y Dios el Santo es santificado en justicia" ( Isa�as 5:16) .� W.J.

Ezequiel 28:25, Ezequiel 28:26

Dios glorific� en sus tratos con su pueblo bajo el castigo.

"As� dice el Se�or Dios; cuando haya reunido la casa de Israel de los pueblos entre los cuales se encuentran dispersos", etc. Al cerrar las profec�as contra las naciones paganas que bordearon la Tierra Santa, Ezequiel describe brevemente gloriosa restauraci�n del pueblo de Dios en contraste con los juicios que destruyeron esas naciones. Tambi�n declara que ser� santificado en su pueblo a la vista de las naciones. Sus tratos con su pueblo que estaban en cautiverio ser�an de tal naturaleza que promover�an su honor a los ojos de las naciones que conoc�an esos tratos. As� se nos presenta el tema de Dios glorificado en su trato a su pueblo bajo el castigo.

I. EN SU CUIDADO POR ELLOS MIENTRAS EST�N BAJO EL CASO POR SUS PECADOS. Nuestro texto es en s� mismo una evidencia de este cuidado. Necesitaban un fuerte est�mulo para contrarrestar "el desaliento que era ahora, despu�s de la apertura del asedio de Jerusal�n, el enemigo m�s peligroso" contra el que ten�an que luchar. Dios reconoci� su necesidad, y las promesas inspiradoras del texto fueron una contribuci�n a su suministro. Adem�s, su prop�sito de reunirlos nuevamente y restaurarlos en su propia tierra requiri� el cuidado de ellos durante su exilio. Tenemos razones para creer que cuando su gente est� bajo castigo, son objeto de su especial cuidado. Esto se ense�a, en su santa Palabra, especialmente en Malaqu�as 3:3, "Se sentar� como refinador y purificador de plata, y purificar� a los hijos de Lev�, y los purgar� como oro y plata". Al purificar la plata de su escoria ", el refinador no solo coloca su crisol en un fuego caliente, sino que acumula fuego alrededor y encima. Bajo este proceso, al principio arroja un humo oscuro y ofensivo que, a medida que aumenta el calor y sus efectos , se vuelve menos ofensivo, hasta que cesa por completo, y la plata se vuelve bellamente blanca. El punto de pureza y perfecci�n requeridas es cuando el refinador ve su propia semejanza reflejada en la plata. Cu�n admirablemente ilustra esto el gracioso proceso por el cual, a trav�s de los medios de aflicci�n, nuestro Padre celestial lleva a cabo la obra de purificaci�n en los corazones de sus hijos ". El refinador de plata mantiene su ojo constantemente en el horno, para que la plata no se lastime por el intenso calor y pueda ver cuando se complete el proceso; entonces el gran Refinador cuida a sus hijos cuando pasan por los fuegos de limpieza del castigo divino. Aqu�, entonces, hay �nimo para el pueblo de Dios en las temporadas de prueba. Dios mismo te est� observando graciosamente. Su ojo est� constante y tiernamente sobre ti. En este hecho tambi�n hay una reivindicaci�n del honor divino en relaci�n con las aflicciones de su pueblo.

II EN SU ELIMINACI�N DEL CHASTISMO CUANDO HAYA REALIZADO SU PROP�SITO. "As� dice el Se�or; cuando haya reunido la casa de Israel de los pueblos entre los cuales est�n dispersos", etc. (vers�culo 25), cuando se logr� el objeto por el cual el pueblo del pacto fue llevado cautivo, los trajo juntos y los reinstal� en la tierra que le dio a su siervo Jacob: "En ese horno de aflicci�n, la tendencia nacional a la idolatr�a fue quemada del coraz�n nacional, para nunca reaparecer"; y luego fueron liberados del horno. En su restauraci�n a su propia tierra, las naciones ver�an que el Se�or no los hab�a desechado ni abandonado. "Porque el Se�or no desechar� para siempre. Porque aunque �l causa dolor", etc. ( Lamentaciones 3:31-25). Adem�s, en esa restauraci�n hubo una manifestaci�n de la fidelidad, el poder y la bondad del Se�or a su pueblo. La fidelidad en su fidelidad a ellos y a sus compromisos con ellos, a pesar de su antigua infidelidad durante mucho tiempo hacia �l. "Si somos infieles, �l permanece fiel, porque no puede negarse a s� mismo". Poder en su control de los corazones y las acciones de los hombres para el logro; carne de sus prop�sitos en relaci�n con su pueblo. Y la bondad de tratar con ellos con tanta gracia, a pesar de su mal desierto. As� el Se�or Dios ser�a santificado en ellos a la vista de las naciones; Y a�n as�, elimina r�pidamente los castigos de su pueblo cuando han efectuado el prop�sito por el cual fueron infligidos.

"Alabado sea el mismo por siempre, lento para reprender y r�pido para bendecir".

III. EN SU RESTAURACI�N DE LA PAZ Y LA PROSPERIDAD A ELLOS. "Y habitar�n all� con seguridad; s�, construir�n casas y plantar�n vi�as", etc. (Vers�culo 26). "Como hemos visto, las profec�as contra los paganos alcanzaron, no solo a las naciones en particular, sino al poder mundial que representaban; como las mismas predicciones est�n dirigidas contra Tiro por Ezequiel, contra Babilonia por Isa�as y contra el Apocal�ptico Babilonia de San Juan, por lo que esta profec�a va mucho m�s all� de una mera restauraci�n temporal: se�ala tiempos de seguridad m�s permanente, cuando de todas las naciones y reinos se reunir� la Iglesia de Cristo, el Israel de Dios, cuando el poder del mundo ser� quebrantado para siempre, y el reino de Cristo ser� establecido para siempre "('Comentario del orador'). Dos bendiciones son particularmente mencionadas por el profeta.

1. Seguridad. "Habitar�n con seguridad". Israel no estaba libre de enemigos y molestias despu�s de su regreso del cautiverio. Liberados de la idolatr�a, sin embargo, sus corazones malvados estallaron en otras formas de pecado; y las angustias siguieron a las transgresiones. Los creyentes cristianos no est�n exentos de enemigos ni de juicios. Sin embargo, podemos decir que "los creyentes siempre viven seguros bajo la protecci�n Divina, y pueden estar callados por el miedo al mal". Porque "si Dios est� por nosotros, �qui�n est� en contra de nosotros? En todas estas cosas somos m�s que vencedores, a trav�s de aquel que nos am�" ( Romanos 8:31, Romanos 8:37; Hebreos 13:6; 1 Pedro 3:13).

2. Prosperidad. "Construir�n casas, plantar�n vi�as y habitar�n de manera segura". Estas operaciones denotan el retorno de la prosperidad a la gente. Y es cierto que a veces florecieron considerablemente en su condici�n y circunstancias. Hay evidencia de esto en las suntuosas casas que construyeron para s� mismos. (cf. Hageo). Al tratar as� con su pueblo, tambi�n el Se�or "ser�a santificado en ellos a la vista de las naciones". Pero el texto apunta a las bendiciones a�n guardadas para el Israel de Dios. Temporadas de poder y prosperidad sin precedentes esperan a la Iglesia en el futuro, cuando los hombres de todas partes conocer�n y reconocer�n al Se�or Dios. "Toda la tierra ser� llena de la gloria del Se�or" ( N�meros 14:21). "En el nombre de Jes�s, toda rodilla se doblar�, de las cosas en el cielo y de las cosas en la tierra", etc. ( Filipenses 2:10, Filipenses 2:11). Y en el Cana�n celestial se disfrutar� el triunfo completo, la paz imperturbable y la alegr�a profunda y eterna.

"Y el templo ser� nuevamente construido,

Y lleno como era de anta�o;

Y la carga ser� levantada del coraz�n del mundo,

Y todas las naciones adoran;

Oraciones al trono del cielo

Ma�ana y v�spera se levantar�n,

Y a, y no del Cordero

Ser� el sacrificio "(P. J. Bailey).

W.J.

Información bibliográfica
Exell, Joseph S; Spence-Jones, Henry Donald Maurice. "Comentario sobre Ezekiel 28". Los Comentarios del Púlpito. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tpc/ezekiel-28.html. 1897.