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Ageo 1

Los Comentarios del PúlpitoLos Comentarios del Púlpito

Versículos 1-15

EXPOSICI�N

Hageo 1:1

Parte I. LA PRIMERA DIRECCI�N: EXHORTACI�N PARA CONSTRUIR EL TEMPLO Y SU RESULTADO.

Hageo 1:1

� 1. Se reprende a las personas por su indiferencia con respecto a la construcci�n del templo, y se les advierte que su angustia actual es un castigo por esta negligencia.

Hageo 1:1

En el segundo a�o de Dar�o el rey. Este es Darius Hystaspes, quien rein� sobre Persia desde el 521 a. C. hasta el 486 a. C. Se le llama en las inscripciones Daryavush, cuyo nombre significa "Titular" o "Partidario". Herodoto (6:98) lo explica como "Coercer" (??????? ) Hasta ahora, los profetas han fechado el tiempo del ejercicio de su cargo desde los reinados de los leg�timos monarcas hebreos; muestra una nueva lista de cosas cuando colocan a la cabeza de sus or�culos el nombre de una patenlada extranjera y pagana. Los jud�os, de hecho, ahora no ten�an rey propio, "el tabern�culo de David hab�a ca�do" ( Am�s 9:11), y viv�an sufriendo bajo un poder extra�o. Hab�an regresado del exilio con permiso de Ciro en el primer a�o de su ocupaci�n del trono de Babilonia diecis�is a�os antes de este tiempo, y hab�an comenzado a construir el templo poco despu�s; pero la oposici�n de los vecinos, las �rdenes contradictorias de la corte persa y su propia tibieza hab�an contribuido a dificultar el trabajo, y pronto ces� por completo, y permaneci� suspendido hasta el momento en que Hageo, cuando los setenta a�os de desolaci�n llegaron a su fin, fue comisionado para despertarlos de su apat�a e instarlos a aprovechar la oportunidad que les brindaba la adhesi�n del nuevo monarca y la retirada del vejatorio veredicto que hab�a controlado sus operaciones en el reinado anterior (ver Introducci�n, � 1; y comp. Esdras 4:24). El sexto mes, seg�n el sagrado calendario hebreo, que se contaba de Nisan a Nisan. Este ser�a Elul, respondiendo a partes de nuestro agosto y septiembre. En el primer dia. Este era el festival regular de la luna nueva ( N�meros 10:10; Isa�as 1:13), y un momento apropiado para instar a la construcci�n del templo, sin el cual no podr�a celebrarse debidamente. Por; literalmente, de la mano (como en el vers�culo 3), el instrumento que Dios us� ( �xodo 9:35; Jeremias 37:2; Oseas 12:11; Hechos 7:35) Hageo el profeta (ver la Introducci�n). Zorobabel hijo de Shealtiel; Septuaginta, ????? ???? ????????? ??? ??? ????????, "Habla con Zorobabel, el hijo de Salathiel". El jefe temporal de la naci�n, el representante de la casa real de David, y por lo tanto con el sumo sacerdote conjuntamente responsable, por el estado actual de las cosas. , y tener poder y autoridad para enmendarlo. El nombre, como se explica, y con raz�n, por San Jer�nimo, significa "Nacido en Babilonia" e insin�a la verdad sobre su origen. Se llama Sheshbazzar en Esdras 1:8; Esdras 5:14, que es su nombre en la corte persa, o es una transcripci�n err�nea de una palabra sin�nima (ver Kuabenbauer, en loc.). El nombre se encuentra en la inscripci�n cuneiforme, como Zir-Babilu. Shealtiel (o Salathiel) significa "Preguntado por Dios". Hay una dificultad en la paternidad de Zorobabel. Aqu� y con frecuencia en este libro, y en Esdras y Nehem�as, as� como en Mateo 1:12 y Lucas 3:27, se le llama "hijo de Shealtiel"; en 1 Cr�nicas 3:19 se dice que es el hijo de Pedaiah el hermano de Salathiel. La verdad probablemente es que fue de nacimiento el hijo de Pedaiah, pero por adopci�n o la ley del levirato, el hijo de Salathiel. Fue considerado como el nieto de Joaqu�n, o Jecon�as. Gobernador (pechah). Una palabra extranjera, utilizada en 1 Reyes 10:15, en Isa�as ( Isa�as 36:9) y con frecuencia en Ezra, Nehem�as y Esther, para denotar una s�trapa inferior o un gobernador subordinado. Strassmaier (ap. Knabenbauer) se�ala que en asirio la palabra se encuentra en la forma pachu, que pichatu significa "una provincia", pachat, "un distrito". Parece natural, aunque probablemente err�neo, conectarlo con el pach� turco. Pero vea la discusi�n sobre la palabra en Pusey, 'Daniel el Profeta', p�g. 566, etc. En lugar de "Gobernador de Jud�", la LXX. aqu� y en el vers�culo 12 y Hageo 2:2 se lee, "de la tribu de Jud�". Una de la casa de David tiene el gobierno, pero el t�tulo extranjero aplicado a �l muestra que �l tiene autoridad solo como diputado de Un poder alien�gena. Jud� se aplic� en adelante a todo el pa�s. La profec�a en G�nesis 49:10 todav�a se mantuvo. Joshua El m�s alto oficial espiritual ( Esdras 3:2, Esdras 3:8; Esdras 4:3). Este Joshua, Jehoshua, Jeshua, como se le llama de diversas maneras, era un hijo de Josedech quien, en el tiempo de Nabucodonosor, hab�a sido llevado cautivo a Babilonia (lCh Josu� 6:15), y nieto de ese Seraiah que , con otros pr�ncipes de Jud�, fue asesinado en Riblah por los babilonios ( 2 Reyes 25:18, etc.). La paternidad de Zorobabel y Josu� se menciona especialmente para mostrar que el primero era de la casa de David y el segundo de la familia de Aar�n, y que incluso en su condici�n deprimida, Israel conserv� su constituci�n leg�tima (ver nota en Zacar�as 3:1).

Hageo 1:2

El se�or de los ej�rcitos. Hageo, como los otros profetas, siempre usa esta f�rmula para enunciar sus mensajes (ver nota en Am�s 9:5). Trochon se�ala justamente que esta expresi�n no se encuentra en los libros anteriores de la Biblia: el Pentateuco, Josu� y Jueces. Si estos libros fueran contempor�neos con los profetas, la frase ciertamente aparecer�a en ellos (ver una nota valiosa en el Ap�ndice del Comentario del Arcediano Perowne sobre Hageo, en 'La Biblia Canibridge para Escuelas'). Esta gente; populus iste (Vulgate), con cierto desprecio, como si ya no fueran dignos de ser llamados pueblo del Se�or ( Hageo 2:14). Parece que a menudo se les hab�a advertido que continuaran con el trabajo, y ten�an esta respuesta lista. El tiempo no ha llegado; literalmente, no es hora de venir (comp. G�nesis 2:5), lo cual se explica en la nueva cl�usula, el momento en que se debe construir la casa del Se�or. Las versiones acortan la oraci�n, lo que hace que "no haya llegado el momento de construir la casa del Se�or". La excusa para su inacci�n puede haber tenido varios motivos. Es posible que hayan dicho, seg�n la destrucci�n final de Jerusal�n, que el cautiverio de los setenta a�os no estaba completo; que todav�a hab�a peligro de la poblaci�n vecina; que los persas eran adversos a la empresa; que la temporada infructuosa los hizo incapaces de participar en una obra tan grandiosa; y que el hecho mismo de estas dificultades existentes demostr� que Dios no favoreci� el dise�o.

Hageo 1:3

Luego vino la palabra del Se�or, etc. La f�rmula de Hageo 1:1 se repite para dar m�s efecto a la respuesta del Se�or a las cojas excusas para la inacci�n. Este �nfasis por repetici�n es com�n en todo el libro.

Hageo 1:4

Por ti, oh vosotros; para ustedes mismos; tales como ustedes son (ver Zacar�as 7:5). Apela a sus conciencias. Pueden ponerse c�modos; tiene tiempo, medios e industria para gastar en sus propios intereses privados, y �puede mirar con indiferencia la basura de la casa de Dios? Tus casas ciegas; sus casas y los cielos, revestidos de madera y techados con maderas costosas ( 1 Reyes 7:3, 1 Reyes 7:7; Jeremias 22:14), tal vez con el mismo cedro provisto para el reconstrucci�n del templo ( Esdras 3:7). Septuaginta, ?? ?????? ???? ?????????????, "sus casas abovedadas" o, como explica San Cirilo, "casas cuyas puertas estaban elaboradamente adornadas con emblemas y dispositivos". No ten�an nada del sentimiento de David ( 2 Samuel 7:2), "Yo habito en una casa de cedro, pero el arca de Dios habita entre cortinas".

Hageo 1:5

Considerar; literalmente, ponga su coraz�n en (entonces Hageo 1:7; Hageo 2:15, Hageo 2:18). Tus caminos Lo que has hecho, lo que has sufrido, tus proyectos actuales y las consecuencias de los mismos.

Hageo 1:6

Sus labores durante a�os pasados ??hab�an carecido de la bendici�n divina. Aunque ten�an buenas casas para habitar, hab�an sido visitados con cosechas escasas y salud corporal d�bil. Ustedes han sembrado mucho, y traen poco; pero para traer poco (hebreo). Y este absoluto infinitivo contin�a en las siguientes cl�usulas, dando una fuerza notable a las palabras y expresando un resultado habitual. Vemos por Hageo 2:15 que estas temporadas infructuosas los hab�an visitado durante toda la continuaci�n de su negligencia ( Deuteronomio 28:38). Pero no ten�is suficiente. La comida que comieron no los satisfizo; sus cuerpos estaban enfermos y no derivaban fuerza de la comida que tomaban ( Lev�tico 26:26; Oseas 4:10) o del vino que beb�an (ver nota en Miqueas 6:14). Pero no hay ninguno c�lido. Quiz�s los inviernos fueron inusualmente rigurosos, o su salud enferma hizo que su vestimenta habitual fuera insuficiente para mantener su calor corporal. Ponerlo en una bolsa con agujeros. Un dicho proverbial. El dinero ganado por el trabajador contratado desapareci� como si nunca lo hubiera tenido, y no dej� rastro de beneficio. Comp. Plaut., 'Pseudol'. 1, 3, 150�

"En pertusum ingerimus dicta dolium; operam ludimus".

Hageo 1:7

� 2. El profeta insta a la gente a trabajar celosamente en el edificio; solo as� podr�an esperar la eliminaci�n de sus desastres actuales.

Hageo 1:7

(Ver nota en Hageo 1:5.) Se necesita la repetici�n de la llamada a la reflexi�n (comp. Filipenses 3:1). La experiencia anterior abre el camino a la orden judicial en Hageo 1:8.

Hageo 1:8

Sube a la monta�a. La regi�n monta�osa en el barrio de Jerusal�n, de donde por sus propios esfuerzos personales podr�an obtener material para el edificio. El monte del templo ciertamente no est� destinado, como si fueran a traer madera de �l. Tampoco se puede pretender L�bano, como en Esdras 3:7; porque la orden judicial busca un resultado real inmediato, y en sus circunstancias deprimidas era poco probable que les interesara a los sidonios y tirios que les proporcionaran cedro. Hab�a abundante madera al alcance de la mano, y el "bosque de los reyes" ( Nehem�as 2:8) estaba en las inmediaciones de Jerusal�n. No se menciona la piedra, probablemente porque los cimientos se hab�an colocado durante mucho tiempo, y las ruinas del antiguo templo suministraron material para el nuevo; y, de hecho, la piedra se deb�a tener en abundancia en todas partes; o puede ser que el profeta nombre simplemente una apertura para su actividad renovada, como muestra del trabajo que se les exige. No se deseaban ofertas costosas, sino una mente dispuesta. Ser� glorificado; Me glorificar� derramando bendiciones sobre la casa y la gente, para que los propios hebreos y sus vecinos puedan reconocer que estoy entre ellos (comp. �xodo 14:4; Le �xodo 10:3 ; Isa�as 66:5).

Hageo 1:9

Muestra la verdadera causa de las calamidades que les hab�an sucedido. Buscaste mucho y, he aqu�, lleg� a poco. Infinitivo enf�tico, como en Hageo 1:6. "Para buscar mucho, �y he aqu�! �Peque�o!" Fijaron sus expectativas sobre una cosecha rica, y cosecharon menos de lo que hab�an sembrado ( Isa�as 5:10). Y cuando almacenaron este miserable cultivo en sus graneros, lo sopl�; o, lo hizo volar, lo disip� como si fuera mera paja, para que pereciera. Sin duda, como observa el Dr. Pusey, atribuyeron la escasez de sus cultivos a causas naturales, y no vieron la naturaleza judicial de la imposici�n. El profeta trae la verdad a su conciencia con la severa pregunta: �Por qu�? Y �l responde la pregunta por ellos, hablando con la autoridad de Dios. Debido a mi casa que es un desperdicio. La raz�n ya dada en Hageo 1:4, etc; se repite y se hace cumplir. Y (mientras) corres. Eres indiferente a la condici�n miserable de la casa de Dios, mientras te apresuras con toda diligencia a tus propias casas por negocios o placer, est�s completamente absorto en los intereses mundanos, o solo est�s ansioso por adornar y embellecer tus propias habitaciones. O bien, su celo se gasta en sus propias viviendas privadas.

Hageo 1:10

Sobre ti. Esto ser�a una referencia a Deuteronomio 28:23. Pero la preposici�n probablemente no sea local, sino que significa "en su cuenta", es decir, en raz�n de su pecado, como Salmo 44:22. Esto no es tautol�gico despu�s del anterior "por lo tanto", sino que define y explica m�s detalladamente lo ilativo. Se mantuvo alejado del roc�o; se ha mantenido alejado del roc�o; no solo retiene la lluvia, sino incluso el roc�o (comp. Zacar�as 8:12). Sobre la importancia del roc�o en el clima de Palestina, ver nota en Miqueas 5:7. Los roc�o generalmente son notablemente pesados, y en los meses de verano reemplazan a la lluvia. El Dr. Thomson habla del roc�o que sale por la ma�ana de su tienda como lluvia. La tierra se qued� de su fruto; ha mantenido su fruto; seg�n la amenaza ( Deuteronomio 11:17).

Hageo 1:11

Llam� a una sequ�a. Entonces Eliseo dice ( 2 Reyes 8:1) que "el Se�or ha llamado a una hambruna". Hay un juego de palabras en hebreo: como hab�an dejado que la casa del Se�or yaciera "desperdiciada" (paja) ( Hageo 1:4, Hageo 1:9), entonces el Se�or los castig� con "sequ�a" (choreb). La Septuaginta y el sir�aco, se�alando de manera diferente, traducen esta �ltima palabra "espada", pero esto no es adecuado para el contexto, que habla de la esterilidad de la tierra solamente. La tierra, en contraste con las monta�as, es el pa�s llano. Nada en ninguna parte se salv�. Todo el trabajo de las manos (Salmo 128:2, etc.). Todo lo que hab�an efectuado por un trabajo largo y agotador en el maizal, el vi�edo, etc. (comp. Oseas 2:9; Joel 1:10).

Hageo 1:12,

� 3. La apelaci�n se encuentra con respeto y atenci�n, y por un tiempo las personas se aplican diligentemente al trabajo.

Hageo 1:12

Todo el remanente de la gente ( Hageo 2:2); es decir, las personas que hab�an regresado del cautiverio, que t�cnicamente se llaman "el remanente", son solo una peque�a porci�n de todo Israel ( Isa�as 10:21, Isa�as 10:22; Zacar�as 8:6; Miqueas 2:12). Otros, no tan adecuadamente, entienden por la expresi�n, todas las personas al lado de los jefes ( Hageo 1:14). Obedecido m�s bien, escuchado. La obediencia activa se narra en Hageo 1:14. Y las palabras Las palabras del profeta son la voz del Se�or; y la gente escuch� el mensaje que el Se�or le hab�a encargado que diera. Tem�a Deber�an esa religi�n verdadera que la Biblia llama "el temor del Se�or". Vieron sus faltas, quiz�s temieron alg�n nuevo castigo y se apresuraron a obedecer la orden del profeta ( Esdras 5:1, Esdras 5:2).

Hageo 1:13

Entonces habl� Hageo. Dios se apresura a aceptar su arrepentimiento y asegurarles su protecci�n. El mensajero del Se�or. Hageo solo de los profetas usa este t�tulo de s� mismo, lo que implica que vino con autoridad y con un mensaje del Se�or (comp. N�meros 20:16, donde la palabra "�ngel" es aplicada por Mois�s a algunos). El mismo nombre de Malaqu�as expresa que �l era el mensajero del Se�or, y usa el t�rmino del sacerdote ( Malaqu�as 2:7), y de Juan el Bautista, y del mismo Mes�as ( Malaqu�as 3:1) . En el mensaje del Se�or ( 1 Reyes 13:18). En el mensaje especial de consuelo que le encargaron entregar. La interpretaci�n de la Septuaginta, ?? ???????? ??????, "entre los �ngeles del Se�or", llev� a algunos a imaginar que Hageo era un �ngel en la granja humana, cuya opini�n es refutada por Jerome, in situ. Estoy contigo ( Hageo 2:4). Un breve mensaje compuesto de dos palabras, "Yo contigo", pero lleno de consuelo, prometiendo la presencia, protecci�n, ayuda y bendici�n de Dios (comp. G�nesis 28:15; G�nesis 39:2; Josu� 1:5; Jeremias 1:8; Mateo 28:20).

Hageo 1:14

El Se�or se agit�, etc. El Se�or excit� el coraje, anim� el celo de los jefes de la naci�n, que hab�an sucumbido a la indiferencia prevaleciente y hab�an sufrido que su ardor se apagara. Vinieron y trabajaron. Subieron al templo y comenzaron a hacer el trabajo que tanto tiempo hab�an descuidado.

Hageo 1:15

En los cuatro y veinte d�as del sexto mes. La primera advertencia se hizo el primer d�a de este mes; las tres semanas intermedias, sin duda, se dedicaron a planificar y preparar materiales, y a obtener trabajadores de las aldeas vecinas. La nota de tiempo se presenta para mostrar cu�n r�pida fue su obediencia, y la hora exacta en que "vinieron y trabajaron en la casa del Se�or" ( Hageo 1:14). Algunos, por razones insuficientes, consideran que esta cl�usula es una interpolaci�n de Hageo 2:10, Hageo 2:18, con un cambio de "noveno" a "sexto mes". En la Vulgata latina, en la Septuaginta de Tischendorf, y en muchas ediciones de la Biblia hebrea, todo este vers�culo est� anexado err�neamente al siguiente cap�tulo. San Jer�nimo lo organiza como en la versi�n autorizada. Es posible que, como lo toma San Cirilo, las palabras, en el segundo a�o de Dar�o el rey, comiencen Hageo 2:1. El reinado del rey ya ha sido notificado en Hageo 2:1, y parece natural fijar la fecha al comienzo de la segunda direcci�n.

HOMIL�TICA

Hageo 1:1

Divinas revelaciones.

I. SELECCIONE SUS PROPIOS TIEMPOS. Estos son:

1. A menudo inesperado. En el presente caso, este fue probablemente el caso. La banda de exiliados que, aprovechando el permiso de Ciro ( Esdras 1:3), regres� a Jud� y Jerusal�n, casi 50,000 personas en total ( Esdras 2:64, Esdras 2:65), aunque Pusey estima que la compa��a de inmigrantes es de 212,000, contando hombres, mujeres, ni�os y esclavos libres, que durante al menos diecis�is a�os no hab�an escuchado la voz de un profeta. El �ltimo que hab�a ca�do en sus o�dos hab�a sido Daniel en Babilonia ( Daniel 9:1), que hab�a predicho la salida de un mandamiento para construir y restaurar Jerusal�n, y la venida, "siete semanas y tres puntos y dos semanas "a partir de entonces, del Mes�as el pr�ncipe ( Daniel 9:25). Ahora, en el segundo a�o de Dar�o el rey ( Esdras 4:24), es decir, alrededor de B.C. 520, el intervalo de silencio termin�, y los labios de un nuevo profeta se abrieron. Que Dios se reserva en sus propias manos "los tiempos y las estaciones" de sus interposiciones sobrenaturales especiales en la historia humana, mientras que debe mantener a los hombres vivos para cada movimiento de la presencia Divina en su medio, debe protegerlos contra la presunci�n tanto en la fabricaci�n como en interpretando la profec�a

2. Siempre apropiado. Las interposiciones del cielo nunca son post horam. El reloj de la eternidad siempre mantiene la hora. Cuando llega la hora, tambi�n lo hace el hombre. El hombre a menudo habla en un momento inoportuno; Dios nunca. Cuando Hageo se destac� entre los jud�os que hab�an regresado de Babilonia, necesitaban con urgencia un mensajero del cielo como �l demostr� ser. Diecis�is a�os en casa en su propia tierra, durante un a�o y medio se hab�an desanimado por la construcci�n de su templo, e incluso hab�an suspendido el trabajo. Algunos incluso hab�an comenzado a perder inter�s en la restauraci�n del edificio sagrado (vers�culo 2). De ah� que quisieran despertarse de la indolencia y la reprensi�n por incredulidad, as� como consuelo en la tristeza y socorro en la debilidad; y todo esto lo recibieron del nuevo monitor de Jehov� que surgi� en medio de ellos. Entonces, �las revelaciones de Dios han sido tan adecuadas para las necesidades de los hombres como para las urgencias del tiempo? Notablemente fue este el caso con su demostraci�n de s� mismo a Mois�s en el monte ( �xodo 3:2), y su revelaci�n de s� mismo a la humanidad en la Persona de Cristo ( G�latas 4:4).

3. Algunas veces sugerente. Esto fue as� en el caso bajo consideraci�n. Primero, el a�o en que apareci� Hageo sugiri� la tristeza de la gente; Al no tener un rey propio para contar, consideraron la fecha como la del segundo a�o de Dar�o, es decir, de Darius Hystaspes (Darajavus de las inscripciones cuneiformes), que rein� desde B.C. 521 a B.C. 486. Luego, el mes, el sexto de su a�o jud�o ordinario, y por lo tanto hacia el final de la cosecha, deber�a al menos, en los campos relativamente �ridos que hab�an cosechado, haberles recordado su castigo (vers�culos 10, 11), y as� indujo en ellos un esp�ritu de humildad. Por �ltimo, el d�a del mes, el d�a de la luna nueva, que la Ley hab�a ordenado que se mantuviera como un d�a de sacrificio especial ( N�meros 28:11), que sus antepasados ??hab�an observado como una fiesta popular, y marcaron por reuniones religiosas en los santuarios locales ( Isa�as 1:13, Isa�as 1:14; 2 Reyes 4:23), y que probablemente tambi�n celebraron como d�a festivo, podr�an haber hablado ellos de su pecado al preservar las formas externas de religi�n mientras descuidan su esp�ritu interno, y quiz�s tambi�n su deber, de asistir con verdadera docilidad a la amonestaci�n que surgi� de los labios del nuevo profeta.

II ENCUENTRE SUS PROPIOS INSTRUMENTOS. Estos tambi�n son:

1. Principalmente humilde. Solo una vez, la revelaci�n divina encontr� un �rgano verdaderamente exaltado, a saber. cuando el que, como el Hijo unig�nito, hab�a estado en el seno del Padre, lo hizo conocer ( Juan 1:18), aunque incluso en ese momento era necesario que ese Hijo se vaciara de su gloria y. vele su Divinidad detr�s de una prenda de la humanidad antes de que pueda realizar adecuadamente su trabajo ( Filipenses 2:6, Filipenses 2:7). Pero en todos los dem�s casos, los instrumentos seleccionados por Jehov� para la transmisi�n de su voluntad a la humanidad son humildes y humildes en comparaci�n con aquel cuya voluntad llevan ( Isa�as 40:18), incluso cuando son �ngeles; �Cu�nto m�s cuando los hombres, como son en su mayor�a! Y de estos, rara vez es el m�s exaltado en rango o sabidur�a que selecciona, pero con mayor frecuencia es el m�s humilde: personas en estaciones oscuras, como Mois�s cuando era un extra�o en Madi�n ( Hechos 7:29), como Eliseo al sostener el arado ( 1 Reyes 19:19), o como Am cuando amens a los pastores de Tekoa ( Am�s 1:1); y personas de familia desconocida, como Elijah el Tishbite, o Nahum el Elkoshite, o Habakkuk, de quienes casi nada se sabe.

2. Siempre adecuado. Los hombres con frecuencia se equivocan al elegir instrumentos para ejecutar su voluntad; Dios nunca. Siempre puede discernir esp�ritus, mientras que los hombres solo piensan que pueden. Los hombres juzgan seg�n la apariencia; �l, seg�n el coraz�n. Haggai no era, tal vez, un veh�culo como el que el hombre habr�a encontrado para ser el medio de una comunicaci�n Divina. Pero para el prop�sito de Dios, �l estaba m�s all� de la mayor�a. Aunque no es absolutamente seguro, es muy probable que fuera un anciano de ochenta a�os (Ewald, Pusey), que hab�a visto el primer templo en su gloria ( Hageo 2:3) y que, por lo tanto, pod�a hablar con mayor �nfasis y solemnidad como uno de pie en los confines de la eternidad, que conoc�a la vanidad de la grandeza terrenal, y pod�a apreciar la excelencia superior y la conveniencia de las cosas internas y espirituales. Adem�s, su propio nombre, Hageo o "Festivo", le permit�a ser el portador de un mensaje para los constructores abatidos. Lo que quer�an era una incitaci�n estimulante, aliento y esperanza; y de eso hab�a una promesa en la designaci�n del anciano: Hageo o "El Festivo", especialmente si esto solo expresaba la disposici�n habitual de su alma.

3. Generalmente eficiente. "Ha sido la costumbre de los cr�ticos, en cuyos ojos los profetas no eran m�s que poetas", escribe Pusey, "hablar del estilo de Hageo como 'domesticado' e indigente de la vida y el poder; pero, por todo eso, fue adaptado Haggai no tuvo necesidad de quejarse, como el elocuente Isa�as (primero o segundo), "Se�or, �qui�n ha cre�do nuestro informe? �Y a qui�n se revela el brazo del Se�or? "( Isa�as 53:1); de �l se registra que sus palabras despertaron una respuesta inmediata en los corazones de sus oyentes, y" vinieron y trabajaron en el casa del Se�or de los ej�rcitos, su Dios "(vers�culo 14). El hombre no siempre puede decir de sus instrumentos, aunque est�n finamente pulidos, que nunca fallar�n; Dios siempre puede predecir de �l, por grosero que sea, que ciertamente triunfar�n.

III. ELIJA SUS PROPIOS RECEPTORES. Estos son com�nmente diversos, como en el presente caso. El mensaje de Hageo fue dirigido:

1. A Zorobabel; respecto a quien se puede observar:

(1) Sus nombres Sheshbazzar ( Esdras 1:8), probablemente caldeo o babil�nico, y tal vez significan "adorador del fuego" (Gesenius); Zorobabel ( Esdras 2:1), obviamente hebreo, y significa "Nacido en Babilonia"; y Tirshatha ( Esdras 2:63; Nehem�as 7:65), muy probablemente persa, y equivalente a "The Feared".

(2) Su descenso. Descrito en el texto como el hijo de Shealtiel, quien era el hijo de Jecon�as el cautivo ( 1 Cr�nicas 3:17, versi�n autorizada), o, si Assir se toma como un nombre propio ( 1 Cr�nicas 3:17, Versi�n autorizada), el nieto de Jeconiah; o de nuevo, si se sigue el registro de Luke ( Lucas 3:27), el hijo de Neri; el cronista declara expresamente que Zerubbabel era hijo de Pedaish, un hermano de Shealtiel ( 1 Cr�nicas 3:19). Probablemente, una soluci�n tan buena para la dificultad como cualquier otra es la de Keil, que Jeconiah, seg�n la profec�a de Jerem�as (Jeremias 22:30), no tuvo hijos, sino solo una hija, que se cas� con Neri, un descendiente de David, y se convirti� por �l en la madre de Shealtiel y Pedaiah, quienes en consecuencia fueron considerados hijos de Jeconiah, y que Shealtiel muri� sin problemas, su hermano Pedaiah se cas� con su viuda y le cri� un hijo llamado Zorobabel.

(3) Su oficina. Como descendiente de la casa real de Jud�, fue el jefe reconocido de los exiliados jud�os en Babilonia, y como tal fue nombrado por Ciro gobernador de la banda de peregrinos que regres� a su tierra natal.

2. A Joshua; quien tambi�n es descrito por su ascendencia como el hijo de Josedech, quien hab�a sido llevado por los caldeos a Babilonia ( 1 Cr�nicas 6:15), cuando Nabucodonosor hab�a matado a su padre Zeraiah ( 2 Reyes 25:18-12; Jeremias 52:24), y por su cargo como el sumo sacerdote de la joven comunidad que hab�a regresado a Judea y Jerusal�n. Como Zorobabel era su cirri, tambi�n lo era Joshua su cabeza religiosa; y "juntos son tipos de �l, el verdadero Rey y verdadero Sacerdote, Cristo Jes�s, quien con su resurrecci�n resucit� el verdadero templo, su cuerpo, despu�s de haber sido destruido" (Pusey).

3. A la gente. Aunque las palabras de Hageo fueron dirigidas en primera instancia a Zorobabel y Josu�, en segunda instancia fueron dise�adas para toda la congregaci�n; y que toda la congregaci�n los recibi�, ya sea directamente de los labios del profeta o indirectamente a trav�s de los del pr�ncipe y el sacerdote, se declara expresamente (vers�culos 12, 13).

LECCIONES 1. La posibilidad de revelaci�n.

2. El medio humano de inspiraci�n.

3. El mayor privilegio de la Iglesia Cristiana al tener como revelador de la voluntad Divina, no simplemente un profeta humano, sino el Hijo encarnado.

4. La mayor responsabilidad que esto conlleva.

Hageo 1:2

Los errores de los constructores del templo: una advertencia.

I. NO PODR�AN DISCERNIR LOS SIGNOS DE LOS TIEMPOS. Se imaginaban que no hab�a llegado el momento de construir la casa del Se�or, mientras que hab�a llegado por completo.

1. Lo que los llev� a suponer o decir eso, aunque no se menciona, puede deducirse f�cilmente.

(1) Estaban desanimados por la oposici�n que encontraron (v�ase el siguiente encabezado).

(2) La concesi�n original obtenida de Cyrus ( Esdras 3:7) probablemente se agot�.

(3) Hab�an sido interceptados por un decreto de Artajerjes, o de pseudo-Smerdis ( Esdras 4:23, Esdras 4:24). Y

(4) sufr�an de comercio y peores cosechas ( Hageo 1:6) y, por lo tanto, no pod�an contribuir a los gastos del edificio.

2. Las indicaciones de que hab�a llegado el momento eran tan claras que dif�cilmente deber�an haber sido mal interpretadas.

(1) Los setenta a�os durante los cuales toda la tierra de Jud� quedar�a desolada, y sus habitantes deber�an servir al Rey de Babilonia (Jeremias 25:11, Jeremias 25:12), y en el fin del cual los exiliados deber�an regresar a su propia tierra (Jeremias 29:10), evidentemente hab�a pasado.

(2) El mismo libertador de quien Isa�as hab�a hablado por nombre, Ciro ( Isa�as 44:28; Isa�as 45:1), apareci� y abri� las puertas de dos hojas de Babilonia ( Esdras 1:2, Esdras 1:3).

(3) Los recipientes sagrados que Nabucodonosor hab�a llevado a Babilonia ( 2 Reyes 24:13), y Jerem�as (Jeremias 28:3) predijeron que ser�an tra�dos nuevamente de Babilonia, en realidad hab�an sido entregados a Babilonia. las manos de Zorobabel por Ciro ( Esdras 1:8).

(4) Las malas cosechas y el comercio deprimido del que estaban sufriendo eran una muestra manifiesta del disgusto divino debido a su negligencia, y no eran una excusa real para su conducta iliberal, ya que obviamente pod�an encontrar dinero suficiente para construir mansiones en el techo para s� mismos.

(5) El decreto de Artajerjes solo prohibi� la construcci�n de la ciudad ( Esdras 4:21), no del templo; y aunque hab�a estado dirigido contra este �ltimo, el propio Artajerjes ya no rein�, habiendo sido expulsado del trono que hab�a usurpado, y su lugar hab�a sido ocupado por Darius Hystaspes, de modo que el edicto represivo, si hubieran estado ansiosos, podr�a f�cilmente han sido revocados Este error de los constructores a menudo se ha cometido; como p. por Mois�s en Egipto, que ley� mal los signos de los tiempos y pens� que hab�a llegado la hora de la liberaci�n de Israel cuando no lo hab�a hecho ( �xodo 2:11-2; Hechos 7:25); por los gobernantes jud�os en los d�as de Cristo, que no pudieron discernir en el Profeta de las Galaxias las se�ales manifiestas del Mes�as ( Mateo 16:3, Mateo 16:4); por la ciudad de Jerusal�n, que no sab�a el d�a de su visita ( Lucas 19:42); y para el incr�dulo actual, que no puede ver que "ahora es el tiempo aceptado, y ahora es el d�a de salvaci�n" ( 2 Corintios 6:2).

II FUERON DEMASIADOS DEMASIADOS POR LA OPOSICI�N.

1. La naturaleza y fuente de esta oposici�n se describe en el Libro de Ezra (4). Prevenidos de participar en la construcci�n del templo, los colonos samaritanos primero "debilitaron las manos de los constructores," luego "contrataron consejeros contra ellos" y finalmente obtuvieron un veredicto que les ordenaba cesar. Ciertamente fue molesto, pero:

2. No deber�an haberse desanimado tan f�cilmente. Ninguna empresa de ning�n momento se llev� a cabo sin encontrar dificultades y con frecuencia hostilidades, y sin pedir perseverancia paciente en hacer el bien. �De qu� otra manera Israel habr�a sido tra�do de Egipto al principio, o Jud� de Babilonia unos a�os antes?

3. El mismo error es cometido a�n por aquellos que imaginan que el templo espiritual de Jehov�, ya sea en el alma individual o en la Iglesia en su conjunto, puede construirse sin dificultad, sin experimentar la resistencia de enemigos internos y externos, o en cualquier otro camino que por perseverancia indomable.

4. "Nunca te desesperes" y "Nunca te rindas" deben ser los lemas gemelos de cada uno dedicado a la construcci�n del templo para Dios: del creyente individual, del ministro cristiano, del misionero extranjero.

III. PREFEREN LO MATERIAL Y TEMPORAL A LO ESPIRITUAL Y RELIGIOSO. Las ocupaciones ordinarias de la vida les atra�an m�s que los deberes de la religi�n. Afirmar que no les importaba nada la religi�n, quiz�s, estar�a mal, ya que lo que los hab�a tra�do de regreso de Babilonia, donde en su mayor parte ten�an asentamientos c�modos, era un verdadero sentimiento de piedad, no menos que un ardiente esp�ritu de patriotismo. Sin embargo, no hab�an regresado a su tierra ancestral tan querida antes de demostrar que hab�an tra�do consigo de Babilonia una pasi�n m�s fuerte que incluso su amor por la religi�n, es decir, la devoci�n a las actividades terrenales y materiales de la vida. Su celo en la construcci�n del templo se amortigu� r�pidamente, pero no tanto su entusiasmo por arar y sembrar sus campos, trabajar por salarios, erigir magn�ficas mansiones, suntuosos palacios como los que hab�an visto y quiz�s vivido en Babilonia, con paredes de piedra pulida. y techos de cedro. Con mucho caso, pudieron ver que "el tiempo para construir la casa de Dios no hab�a llegado", como supon�an; ten�an grandes dificultades para percibir que no era la temporada para atender sus pasatiempos ordinarios. Al igual que muchos al convertirse en cristianos, contin�an con ellos en su nueva vida "pasiones por las cosas materiales y temporales", que, aunque el sentimiento religioso es fresco, se mantienen en suspenso, pero que, en el momento en que esto comienza a disminuir, se afirman ante el obst�culo de lo que es propiamente trabajo religioso, y en detrimento de la vida religiosa del alma. Esto constituye un tercer error contra el cual los cristianos deben estar en guardia.

IV. SIGUIERON SUS PROPIOS INTERESES EN LUGAR DE LA GLORIA DE DIOS. Uno no puede evitar pensar que, si la construcci�n de la casa del Se�or hubiera sido un asunto relacionado con su propia gloria, comodidad o inter�s, no habr�an sufrido que se desperdiciara como lo hicieron; pero solo estaba involucrado el honor de la Deidad, y �qu� era eso para su ventaja material y felicidad temporal? �No fue de mayor importancia que ellos mismos estuvieran bien alojados, bien alimentados, bien vestidos, que incluso Dios, que no habita en templos hechos con las manos y no necesita ser adorado como si necesitara algo, deber�a estar bien alojado? ? En el peor de los casos, podr�an prescindir de un templo por completo, podr�an adorar al aire libre, como lo hab�an hecho desde que vinieron de Babilonia, pero no podr�an prescindir de granjas bien surtidas y casas finamente celdas. Y as�, dejaron que la obra, que solo ten�a la gloria de Dios como motivo, cayera, y se aplicaron a lo que contemplaba el bien material del hombre o su propio bien. �Est� mal encontrar en esto una par�bola para los cristianos? No es la esencia del cristianismo simplemente esto: que un hombre, como Cristo a quien sigue, buscar�, no su propia gloria, sino la de Dios; �No har� su propia voluntad, sino la voluntad del que lo envi� al mundo? Sin embargo, entre los cristianos profesos se encuentran aquellos que no pueden ver m�s all� de sus peque�os yoes, y que imaginan que el principal deber de un hombre en la tierra, incluso despu�s de haberse convertido en cristiano, es hacer lo mejor que pueda por s� mismo, mientras que es hacer lo mejor. �l puede por Dios. Actuar seg�n el principio anterior conduce a la ceguera espiritual, a la cobard�a, al este-mundo, todos los cuales son errores deplorables; actuando en este �ltimo principio no termina en resultados tan desastrosos, sino que trae consigo al individuo actuando de manera espiritual, perspicacia moral, valor celestial y mentalidad celestial tres cualidades que ennoblecen a todos los que est�n pose�dos.

Lecciones

1. El deber de discernir los signos de los tiempos.

2. La necesidad de combinar coraje con previsi�n.

3. La propiedad de protegerse contra la influencia perturbadora del supuesto inter�s propio.

Hageo 1:5, Hageo 1:7

Considerando los caminos de uno.

I. UN PRIVILEGIO EXALTADO. Las facultades de introspecci�n y reflexi�n, que permiten al hombre considerar sus caminos, constituyen una elevada dotaci�n, que lo coloca indiscutiblemente en la c�spide de la creaci�n.

1. Lo distingue de los animales inferiores. Estos pueden poseer capacidades que les permiten realizar acciones en cierto grado que se asemejan a los frutos de la inteligencia; incluso se puede admitir que, en algunos casos, al menos, est�n dotados de facultades de memoria, imaginaci�n y juicio; pero est�n completamente desprovistos de los poderes de auto-introspecci�n y reflexi�n aqu� atribuidos al hombre. De las bestias brutas m�s nobles a�n queda por demostrar que alguna vez se dijo a s� mismo: "Me comuniqu� con mi propio coraz�n: y mi esp�ritu hizo una b�squeda diligente" (Salmo 77:6); o "Pens� en mis caminos" (Salmo 119:59).

2. Lo coloca en el vecindario de Dios. El salmista hebreo concibi� al hombre ideal como un ser un poco corto de Divinidad (Salmo 8:5); y aunque la base sobre la que descansaba esta concepci�n era el dominio manifiesto del hombre sobre las criaturas, sin embargo, esto surgi�, como bien sab�a, del hecho de que el hombre, a diferencia de las criaturas inferiores, hab�a sido creado a imagen divina ( G�nesis 1:26); que de nuevo, al menos en parte, consist�a en su capacidad de considerar sus formas, o mirar hacia delante y hacia atr�s de cualquier manera que estuviera pisando. "Conocidas por Dios son todas sus obras desde el principio del mundo" ( Hechos 15:18); "Declara el fin desde el principio" ( Isa�as 46:10); y aunque el Predicador afirma que "ning�n hombre puede descubrir la obra que Dios hace desde el principio hasta el final" ( Eclesiast�s 3:11), sin embargo, a cada hombre se le ha otorgado la capacidad de considerar la forma en que �l mismo va ( Eclesiast�s 5:1), y en esta alta capacidad de reflexionar sobre el camino de sus pies posee una dotaci�n que en �l una acci�n finita corresponde a la omnisciencia del Dios infinito.

II Un deber urgente. La consideraci�n de los propios caminos requerida por dos cosas.

1. Mandamiento divino. Adem�s de la exhortaci�n repetida dos veces aqu� dirigida a los constructores, la advertencia ocurre frecuentemente en las Escrituras (Salmo 4:4; Pro 4:26; 1 Corintios 11:28; 2 Corintios 13:5; G�latas 6:4) comunicarse con el propio coraz�n, buscar y probar sus propios caminos, examinar cuidadosamente su propia condici�n espiritual. Y esto para un buen hombre es suficiente para constituir una obligaci�n imperativa. "Donde est� la palabra de un rey" �mucho m�s donde est� la palabra del Rey de reyes� "hay poder".

2. Seguridad actual. Nadie puede viajar mucho tiempo de forma segura o c�moda a lo largo del camino de la vida que no reflexiona bien desde el principio desde el punto en que comienza el curso que est� siguiendo, que no se detiene con frecuencia para ver hacia d�nde se dirige y qui�n no siempre tiene un observe d�nde y c�mo terminar�. El hombre que vive por casualidad, que se apresura con los ojos vendados a cualquier empresa que emprenda, ya sea en los negocios o en la religi�n, seguramente sufrir�, si no cae en la zanja.

3. Responsabilidad futura. Podr�a haber menos necesidad de atender a este deber si los problemas de nuestras formas y acciones siempre se agotaran en la tierra y en el tiempo. Pero ellos no. "Todos debemos comparecer ante el tribunal de Cristo, y dar cuenta de los hechos realizados en el cuerpo, ya sean buenos o malos" ( 2 Corintios 5:10). Las formas de cada hombre se proyectan en el invisible m�s all�. Cada hombre est� haciendo su futuro por las formas en que viaja y las obras que est� haciendo en el presente.

III. Un ejercicio rentable. Aparte de su deber, las ventajas que se derivan de �l deber�an ir muy lejos para recomendar esta pr�ctica.

1. Autoconocimiento. Nadie alcanzar� nunca una relaci�n confiable o valiosa con su propio coraz�n que no realice con frecuencia una revisi�n de "los problemas de la vida" (Pro 4: 1-27: 28) que proceden de ella. Sin embargo, junto al conocimiento de Dios y de Cristo, que constituyen la esencia de la "vida eterna" ( Juan 17:2), el conocimiento de uno mismo es el logro m�s elevado al cual uno puede elevarse.

2. El discernimiento moral. Sin embargo, el poder de distinguir entre lo correcto y lo incorrecto, que pertenece a todos como una dotaci�n intuitiva, es susceptible de mejora o deterioro, seg�n se ejerza o se descuide. Puede ser clarificado, intensificado, acelerado, fortalecido; o puede ser opaco, oscurecido, debilitado, amortiguado. A trav�s de una cultura personal diligente, el alma puede volverse sensible a las distinciones m�s bonitas de lo correcto y lo incorrecto como un bar�metro aneroide a las variaciones m�s peque�as en la atm�sfera; o, por falta de uso, puede volverse duro como un organismo fosilizado o como un tronco petrificado de madera.

3. Mejora espiritual. Es probable que nadie avance en la religi�n sin un conocimiento �ntimo de sus propios caminos. Sin esto, incluso no se puede sospechar que su religi�n es defectuosa. En la medida en que uno sabe lo que en s� mismo es oscuro y necesita iluminaci�n, o d�bil y requiere fortalecimiento, o bajo y exige un aumento, o deficiente y exige suplementaci�n, o mal y quiere corregir, avanzar� en el logro moral y espiritual.

Aprender:

1. La dignidad del hombre.

2. La responsabilidad de la vida.

3. El deber de circunspecci�n.

Hageo 1:6

Tiempos dif�ciles.

I. UNA OCURRENCIA FRECUENTE. Pobres cosechas y comercio sin fines de lucro, hambruna y ociosidad, falta de pan y falta de empleo, nada de comer y nada que hacer. Los dos com�nmente van juntos. Ejemplos de hambrunas fueron en la antig�edad los que ocurrieron en Cana�n ( G�nesis 12:10), en Egipto ( G�nesis 41:54), en Samaria ( 1 Reyes 17:2; 2 Reyes 6:25), en Jerusal�n (Jeremias 52:6); en los tiempos modernos, los que han tenido lugar en India, China y otras partes de Asia.

II UNA EXPERIENCIA DOLOROSA. Cuando el labrador ha trabajado y, tal vez a trav�s de una larga sequ�a continua, ha obtenido un rendimiento totalmente insuficiente por sus labores. Cuando a trav�s de cosechas deficientes, la gente de un pa�s se reduce a un estado de semi-inanici�n. Cuando a trav�s de este fracaso en las fuentes de riqueza se detienen las ruedas de la industria de una naci�n. Cuando los hombres fuertes que voluntariamente trabajan no pueden encontrar trabajo que hacer. Cuando los salarios ya escasos son devorados por precios exorbitantes.

III. UN JUICIO PROVIDENCIAL. Tiempos dif�ciles:

1. Son del env�o de Dios. Decir que las malas cosechas y el comercio aburrido son el resultado de leyes naturales (f�sicas y sociales) no muestra que est�n desconectados de Dios. El Todopoderoso est� detr�s de la naturaleza y la sociedad, Jehov� afirm� que el estado de cosas en Jud� despu�s del exilio fue obra suya.

2. Tener sus ocasiones, si no sus causas, en pecado. Los compatriotas de Hageo hab�an sufrido debido a su indiferencia hacia la religi�n y la devoci�n al inter�s propio (vers�culo 9). Si las naciones modernas reflexionaran m�s profundamente, podr�an descubrir conexiones entre sus personajes y sus condiciones, sus pecados y sus sufrimientos.

IV. UNA DISCIPLINA SALUTARIA. Previsto como todo castigo es:

1. Para llamar la atenci�n. La desconsideraci�n es un pecado principal de hombres y naciones.

2. Convencer del pecado. Una prueba notable de depravaci�n de que las percepciones morales requieren ser despertadas por correcciones f�sicas.

3. Para excitar el arrepentimiento. Aunque las confesiones debajo de las pesta�as no son lo mismo que la penitencia, sin embargo, pueden y deben estar, y a menudo van, acompa�adas de penitencia.

4. Promover enmiendas. Aunque el castigo no es exclusivamente reformatorio en su car�cter, se inflige principalmente (al menos en la tierra) con un dise�o para beneficiar a la v�ctima.

LECCIONES 1. La religi�n en individuos y naciones es la mejor defensa contra los tiempos dif�ciles. Arrepentimiento y oraci�n, el mejor recurso en los malos tiempos.

Hageo 1:12

Antiguos constructores de templos.

I. ACTIVIDAD UNIVERSAL. "Vinieron y trabajaron", todos ellos: "Zorobabel, el gobernador, Josu�, el sumo sacerdote, y todo el resto del pueblo". No hab�a un holgaz�n entre ellos. Cada persona estaba comprometida en algo relacionado con el edificio. El espect�culo fue:

1. La reproducci�n de una vieja escena, cuando en el desierto de Sina�, se emitieron �rdenes para la construcci�n de un tabern�culo, "vinieron todos los que quisieron de coraz�n, hombres y mujeres", y contribuyeron con su ayuda a la obra ( �xodo 35:20-2).

2. El presagio de una escena posterior, cuando la Iglesia del Nuevo Testamento se reuni� en el aposento alto, y "se escuch� un sonido del cielo como de un fuerte viento que llenaba toda la casa donde estaban sentados". y "todos estaban llenos del Esp�ritu Santo, y todos comenzaron a hablar en lenguas cuando el Esp�ritu les dio palabras ( Hechos 2:1).

3. La imagen de una escena (posiblemente) presente. Lo que se quiere es llevar esta escena de actividad universal a la Iglesia Cristiana, y el espect�culo de cada disc�pulo profesante de Jesucristo que contribuye con su cuota de trabajo a la construcci�n de ese edificio espiritual que hoy se est� erigiendo sobre el fundamento de la Iglesia. ap�stol y profetas, Jesucristo mismo es la piedra angular principal, por la habitaci�n de Dios por medio del Esp�ritu Efesios 2:20). "El reino de los cielos es como un hombre que viaja lejos, que dej� su casa y dio autoridad a sus siervos y a cada uno su trabajo" (Marco 3:34).

II BUENA VOLUNTAD. "Todos vinieron". Nadie requiri� ser coaccionado o de ninguna manera arrastrado contra su voluntad. Nadie se escondi� o se adelant� con rencor, pero cada uno estaba m�s preparado que su vecino. As� fue en la construcci�n del tabern�culo; as� deber�a ser en el edificio de la Iglesia cristiana. Sin embargo, c�mo realizar este ideal en este �ltimo caso es uno de los problemas

de una condici�n deprimida de la religi�n en el alma. La cura para el primero se puede encontrar en la gracia de Dios ( 2 Corintios 12:9); para el segundo, en una alta concepci�n de la capacidad de Dios ( Filipenses 4:13); para el tercero, al hacer lo primero que viene a la mano ( Eclesiast�s 9:10); y para el cuarto, en una vivificaci�n del alma por el Esp�ritu Santo (Salmo 80:18).

2. El deseo de los cristianos de participar en el trabajo cristiano podr�a esperarse por muchos motivos. La gratitud a Dios, si nada m�s, deber�a restringirlos (Salmo 116:12). El amor a Cristo podr�a impulsarlos ( 2 Corintios 5:14, 2 Corintios 5:15). La nobleza del trabajo podr�a atraerlos; estar�a caminando sobre los pasos de Cristo ( Hechos 10:38). El esplendor de la recompensa podr�a inducirlos ( Daniel 12:3; Mat 25:40; 1 Corintios 15:58; Apocalipsis 2:10; Apocalipsis 14:13) . La necesidad imperiosa de tal trabajo podr�a moverlos ( 1 Juan 5:19). Lo bueno que har�a podr�a instarlos ( Tito 3:8).

III. ENTUSIASMO DE ARDENTES. Vinieron y trabajaron. No simplemente "dedicar el tiempo", como es la frase de los trabajadores; o simplemente arrastrando con indiferencia despiadada; o apresurando el trabajo con la m�xima rapidez y descuido, ansioso por hacerlo, no importa c�mo; pero trabajando honestamente y con seriedad, con un negocio como la energ�a y la determinaci�n, haciendo un buen trabajo y haci�ndolo con voluntad. Tal hab�a sido la manera en que trabajaban los tabern�culos; Tal deber�a ser el estilo de trabajo en la Iglesia Cristiana.

1. El Fundador de la Iglesia Cristiana fue un trabajador entusiasta. Desde el comienzo de su ministerio (Marco 4:23; Juan 2:17) hasta su finalizaci�n ( Lucas 9:51; Lucas 12:50), Jes�s fue consumido con una ardiente devoci�n a su trabajo de glorificar a Dios y bendecir a los hombres.

2. Los ap�stoles y los primeros predicadores de la Iglesia cristiana eran trabajadores entusiastas. El once (Marco 16:20); los doce ( Hechos 5:42); Paul ( Filipenses 3:13); Apolos ( Hechos 18:25); Epafrodito ( Filipenses 2:27).

3. La Iglesia Cristiana ha pose�do en casi todas las �pocas trabajadores con un esp�ritu similar. Ministros, como Agust�n, Atanasio, Cris�stomo, Cirilo, Calvino, Knox, Latimer, Baxter, Wesley, Chalmers; misioneros, como San Agust�n, San Columba, San Aidan, San Mungo, Brainerd, Martyn, Carey, Williams, Moffat, Livingstone; cristianos privados, como el fallecido conde de Shaftesbury y otros.

IV. PERSEVERANCIA INDOMITABLE. Demasiado pronto desanimados en la primera ocasi�n por los discursos enojados y las amenazas maliciosas de sus enemigos, en esta ocasi�n los constructores del templo se encontraron con sus adversarios con un frente audaz ( Esdras 5:11), y descansaron no hasta que trajeron el trabajo. hasta su finalizaci�n ( Zacar�as 4:7, Zacar�as 4:9). Perseverancia:

1. Una caracter�stica de todos los trabajadores cristianos sinceros. Ejemplificado en la historia de Jes�s, de Pedro y Juan, de Pablo y de otros que han seguido sus pasos.

2. Una condici�n necesaria de todo verdadero �xito en el trabajo cristiano. Cuanto mayor es el trabajo, m�s exige perseverancia del paciente. Las empresas que pueden llevarse a cabo con prisa y esfuerzo rara vez son moment�neas.

3. Una cierta garant�a de �xito final. El hombre que persevera gana; en la vida ordinaria, en la vida religiosa, ciertamente.

CONCLUSI�N. El aliento del obrero cristiano. "Estoy contigo, dice el Se�or" (vers�culo 13; cf. Mateo 28:20).

1. Para obtener ayuda, para ayudarlo con la fuerza necesaria en sus labores (Salmo 127:1; Isa�as 41:10; Zacar�as 12:1).

2. Para protecci�n, para defenderte de las maquinaciones de tus adversarios ( Esdras 5:5; Salmo 91:1; Proverbios 2:7; Zacar�as 2:5 ; 1 Pedro 3:13; Apocalipsis 3:10).

3. Para aprobaci�n, para aceptar su servicio cuando haya terminado ( Hageo 2:9).

HOMILIAS POR S.D. HILLMAN

Hageo 1:1

La introducci�n.

El estudiante de la Biblia, con miras a la comprensi�n clara de las Escrituras del Antiguo Testamento, debe fijar en su mente el orden de los escritos prof�ticos. Estos libros de profec�a se pueden organizar apropiadamente bajo tres cabezas.

1. Los que est�n relacionados con el per�odo asirio, incluidos los libros de Jon�s, Joel, Am�s, Oseas, Isa�as, Miqueas y Nah�m.

2. Aquellos relacionados con el per�odo babil�nico, incluidos Habacuc, Sofon�as, Jerem�as, Daniel, Ezequiel y Abd�as.

3. Aquellos asociados con el regreso del exilio: Hageo, Zacar�as, Malaqu�as. La introducci�n de esta breve profec�a de Hageo nos sugiere:

I. LOS CAMBIOS MARCADOS POR LA RUEDA ROTATORIA DEL TIEMPO. Podemos, a trav�s de este vers�culo de apertura, fijar la fecha exacta de esta profec�a. Fue "en el segundo a�o de Darius el rey" que Hageo cumpli� esta misi�n especial, es decir, B.C. 521. Por lo tanto, m�s de un siglo hab�a pasado desde que Sofon�as hab�a declarado tan fielmente los terribles juicios divinos que deber�an superar a la naci�n a causa de su culpa. Sus palabras hab�an demostrado ser estrictamente verdaderas y se hab�an cumplido literal y completamente. La tierra hab�a quedado completamente desolada; sus ciudades hab�an sido completamente destruidas; su templo reducido a un mont�n de ruinas; y su gente llevada al exilio. Hageo no se refiri� a ning�n Rey de Jud� al comenzar su libro, por la sencilla raz�n de que el trono hab�a ca�do, y tuvo que reconocer la autoridad de un soberano persa y hablar de su tierra favorecida como una provincia de una potencia extranjera. (verso 1). La dispersi�n, sin embargo, hab�a sido seguida en cierta medida por la reuni�n. Sofon�as hab�a profetizado sobre el regreso de "un remanente", y su profec�a se hab�a cumplido, en cierto sentido, porque Ciro permiti� que los jud�os colonizaran su propia tierra, y varios se valieron de este permiso, y ahora hab�an gastado algunos a�os en lo malo dado a sus padres, buscando reparar el desperdicio y la desolaci�n que la marcha de los acontecimientos y el lapso de tiempo hab�an provocado.

II LA VOLUNTAD DE DIOS COMO COMUNICADA A TRAV�S DE LA INSTRUMENTALIDAD HUMANA. Los exiliados que regresaron comenzaron bien. Su primera preocupaci�n se refer�a a la reconstrucci�n de la casa del Se�or, y con toda la velocidad posible pusieron los cimientos del segundo templo. Eran, sin embargo, d�biles y pobres; trabajaron en medio de innumerables dificultades y desalientos, y no es sorprendente que sus corazones se depriman y depriman, su ardor disminuya y su celo languidezca. Necesitaban est�mulo; requer�an alg�n mensaje del Se�or su Dios declarativo de su voluntad y prop�sito; y esta necesidad fue suplida, porque escucharon "una voz del cielo" que les hablaba a trav�s de Hageo y Zacar�as ( Hageo 1:1, Hageo 1:2; Zacar�as 1:1) . En cada �poca, Dios ha comunicado su voluntad e intenci�n a trav�s de la instrumentalidad del hombre. Ha hecho de los hombres santos, llenos de simpat�as humanas, el medio de comunicar sus prop�sitos. Sus agentes en este caso, como siempre, fueron elegidos admirablemente. Hageo fue avanzado en la vida; probablemente hab�a visto el antiguo templo; �l era un enlace que conectaba lo viejo con lo nuevo, y aprovechaba las dificultades de los tiempos una experiencia madura y madura; mientras Zacar�as era joven y con todo el entusiasmo y la calidez de la juventud. Trabajaron juntos en perfecta armon�a y por el bien com�n, sus profec�as a veces se entrelazan admirablemente. Hay dos elementos en la Biblia: lo Divino y lo humano. Dios nos habla en cada p�gina, y lo hace con mayor �nfasis, ya que se dirige a nosotros a trav�s de hombres que pose�an corazones palpitantes y que pasaron por experiencias como la nuestra.

III. EL ASCENSO EN LA ORDEN DE LA PROVIDENCIA DE L�DERES EFICIENTES PARA DIRIGIR GRANDES MOVIMIENTOS. "La palabra del Se�or vino de Hageo el profeta a Zorobabel, hijo de Shealtiel, gobernador de Jud�, y a Josu�, hijo de Josadech, el sumo sacerdote" (vers�culo 1). Zorobabel, de descendencia real de David, y Josu�, que estaba en la l�nea sacerdotal, hab�an asegurado la confianza y la estima de la comunidad jud�a en la tierra del cautiverio; y el primero se hab�a ganado el respeto de Ciro, el monarca persa; para que cuando llegara el momento del regreso, los l�deres, estimados por igual por los jud�os y sus gobernantes extranjeros, estaban preparados para guiar el movimiento y llevarlo a cabo con �xito. La obra de Dios nunca fracasar� por falta de agentes adecuados para hacer su voluntad, pero levantar� una brillante sucesi�n de hombres de coraz�n leal para llevar a cabo su causa, hasta que la ruina y la desolaci�n causadas por el pecado hayan sido completamente reparadas, y la piedra angular del templo de la humanidad redimida sea "engendrada" en medio de alabanzas entusiastas. SDH

Hageo 1:2

Dilaci�n.

"Esta gente dice: No ha llegado el momento, el tiempo en que se debe construir la casa del Se�or". Hay varias formas de dar cuenta de la demora que ocurri� en el trabajo de reconstruir el templo en Jerusal�n.

1. En parte surgi� de que los exiliados que regresaron estaban preocupados por tratar de asegurarse la prosperidad material.

2. Luego se vieron intimidados por la oposici�n que tuvieron que enfrentar al participar en este trabajo. Las poderosas tribus vecinas, siendo igualmente antag�nicas a la restauraci�n de Jerusal�n como el centro de la adoraci�n pura y no adulterada de Dios, se combinaron para colocar obst�culos en el camino de los reparadores de las brechas.

3. Adem�s, se hab�an acostumbrado un poco a estar sin la estructura. Comparativamente pocos de ellos hab�an visto "la primera casa".

4. Tambi�n se debe temer que hayan perdido, a trav�s de los cambios que han experimentado, ese fuerte sentido de la necesidad de la presencia divina y permanente en medio de ellos. Influenciados por consideraciones como estas, y olvidando que "el bien es mejor cuando se hace lo antes posible", pospusieron llevar a cabo la gran empresa a la que se hab�an comprometido, y se excusaron diciendo: "No ha llegado el momento", etc. ( Hageo 1:2). Este h�bito de demora es demasiado general y no se limita a ninguna edad o raza. Hoy prevalece ampliamente como en todos los tiempos pasados; y en ning�n sentido m�s que en asuntos que afectan la relaci�n del hombre con Dios. El tiempo fue cuando el hombre estaba totalmente dedicado a los elogios de su Hacedor. Dios lo form� a su propia imagen, santo, inmaculado, puro; pero �l cay� tristemente. El que hab�a sido el templo de Dios se convirti� en un desperdicio moral. "Ichabod" se inscribi� en el hombre espiritual una vez consagrado. Cada poder del alma se corrompi�, toda propensi�n se sinti� atra�da por lo que es malo. "El oro se volvi� oscuro y el oro m�s fino cambi�". Y la voz de Dios nos llama a la gloriosa obra de reconstruir el templo. Nos ha presentado, en la vida perfecta de su propio Hijo, el patr�n despu�s del cual debemos tratar de elevar en nosotros la superestructura de una vida santa, y nos ofrece su amable ayuda para que podamos incorporar a nuestro car�cter los materiales nobles. de verdad y virtud, sabidur�a y amor. Y es justo en este punto que la tentaci�n de retrasar se encuentra con los hombres.

1. No son insensibles a los reclamos de Dios, ni son totalmente indiferentes a atenderlos, pero dicen: "No ha llegado el momento", etc. ( Hageo 1:3).

2. Actualmente est�n inmersos en otros asuntos:

(1) los cuidados del mundo;

(2) la b�squeda de riquezas;

(3) los placeres de la vida, absorberlos; ahora est�n preocupados; dicen: "No ha llegado el momento" ( Hageo 1:3).

3. Ellos razonan que todav�a hay un futuro entero por delante, y que se les dar� una amplia oportunidad a su debido tiempo. Entonces contin�an rob�ndose a s� mismos "aspiraciones altas y esperanzas inmortales sublimes".

"La dilaci�n es el ladr�n del tiempo; a�o tras a�o roba, hasta que todos huyen, y a merced de un momento deja las vastas preocupaciones de una escena eterna".

S.D.H.

Hageo 1:3

El atractivo conmovedor.

No debe suponerse que, para prop�sitos de revelaci�n, hubo una suspensi�n de los poderes de los hombres que fueron honrados por Dios al ser el medio de comunicar un conocimiento de su voluntad; m�s bien hubo la retenci�n de sus propias peculiaridades individuales y dones naturales, el Esp�ritu Divino operando a trav�s de estos, y convirti�ndolos en la cuenta m�s rentable. Una belleza de la Biblia radica en el hecho de que, si bien en los escritos de cada uno de sus contribuyentes existe, sin lugar a dudas, la impresi�n de la operaci�n del Esp�ritu de Dios, tambi�n hay indicios claros de la preservaci�n de esas dotaciones naturales. los respectivos escritores pose�an, y de ah� la notable variedad en estilo y forma de presentaci�n que nos encontramos en la Santa Palabra, y que constituye un gran encanto del volumen. Al ver este libro particular de las Escrituras desde este punto de vista humano, los escritores b�blicos lo han descrito como inferior respecto al m�rito literario en comparaci�n con otros escritos prof�ticos; y debe admitirse que aqu� nos falta "el columpio po�tico" y "la belleza terminada" caracter�stica de "la dicci�n prof�tica m�s rizada". Sin embargo, las circunstancias bajo las cuales pronunci� su mensaje lo explicar�n. No le correspond�a a �l en ninguna medida, como hab�a hecho a sus predecesores, hacer anuncios prof�ticos sobre la era futura; su simple misi�n era estimular y alentar a un pueblo let�rgico a una acci�n renovada, reprenderlos por su negligencia en el deber solemne e impulsarlos a cumplir su confianza. Y todo lo que pueda faltar aqu� del genio po�tico, la imagen que se nos presenta de este hombre de coraz�n noble de pie "en el poder canoso" en medio de las ruinas de Jerusal�n y con la convicci�n de que el favor y la bendici�n de Jehov� fue el Gran esencial para la felicidad de su pueblo, inst�ndolos a conocerlo en todas sus formas, y sin m�s demora para criar su santuario, es uno realmente hermoso, y que podr�amos haber evitado de estos registros sagrados. Considere su conmovedor atractivo.

I. SUS CONVOCATORIAS A LA REFLEXI�N. "Considere sus formas" ( Hageo 1:5, Hageo 1:7); es decir, "Pon tu coraz�n en tus caminos": tu conducta, acciones, dise�os, prop�sitos. La falta de consideraci�n es la fuente de tanto mal. Los hombres no siempre tienen la intenci�n de hacer algo malo o fallar con respecto al deber, pero no "prestan atenci�n". Permiten que sus mentes vaguen por otros cursos y se preocupen por otros asuntos.

"El mal se produce por falta de pensamiento,

As� como falta de coraz�n ".

Es en vista de los m�s altos intereses de los hombres, entonces, que Dios por sus tratos providenciales, o el ministerio de sus siervos, o la voz interna de la conciencia, les dice a veces: "Consideren sus caminos". Deber�amos considerar:

1. Si nuestros caminos son verdaderos y correctos.

2. C�mo se ven afectados los reclamos que Dios tiene sobre nosotros.

3. Los motivos por los cuales estamos siendo influenciados.

4. Los resultados a los que tienden nuestras acciones, si la siembra es tal que producir� una buena cosecha.

La importancia trascendental de la advertencia se ve en su repetici�n aqu�. El hombre es maravillosamente libre. �l puede elegir el bien o el mal. Esta libertad aumenta su responsabilidad, y el sentido de esto deber�a conducir a un autoexamen frecuente. "Que cada hombre pruebe su propio trabajo" ( G�latas 6:4).

II Las pesadas consideraciones que inst� sobre su atenci�n arrestada. Su gran excusa para el retraso injustificado que hab�a tenido lugar en la obra del templo era la dureza de los tiempos; y en su estimulante discurso, Hageo mantuvo esta excusa ante su mente, y expuso completamente a ellos su vac�o y lo barri� al presentarles dos hechos importantes.

1. Les trajo a casa un sentido de su propia inconsistencia. Aunque los tiempos eran dif�ciles, el hecho era que en estos tiempos dif�ciles se hab�an construido viviendas duraderas y los hab�an enriquecido con adornos costosos; y seguramente si pudieran hacer todo esto por s� mismos, podr�an haber hecho algo al proceder con la construcci�n de la casa del Se�or (vers�culo 4). Claramente, no les faltaba tanto la habilidad como la disposici�n para cumplir con su deber.

2. Admitiendo la severidad de los tiempos, Hageo se�al� que la forma de mejorarlos habr�a sido mediante el cumplimiento m�s fiel de su deber hacia su Dios. En un lenguaje v�vido, describi� el estado deprimido de las cosas que prevalec�an en ese momento (vers�culo 6), pero su argumento era que Dios los hab�a visitado con tales experiencias adversas en retribuci�n. Hab�an olvidado sus afirmaciones y se hab�an preocupado ego�stamente solo por sus propios intereses; y mentir, conociendo sus corazones y observando sus caminos, les hab�a ocultado los roc�o del cielo, y hab�a causado que prevaleciera la sequ�a, para que por el fracaso y la p�rdida pudieran ser conducidos a la reflexi�n y a una vida m�s verdadera y devota (vers�culos 9- 11) Cuando los tiempos son dif�ciles (prevalece la debilidad comercial y la depresi�n comercial), los hombres a menudo comienzan a reducirse al negarle a Dios lo que le corresponde, y mucho antes de sacrificar un solo lujo de vida, alegar�n incapacidad para sostener su causa. M�s sabio ser�a que le dieran pleno reconocimiento a �l y a sus pretensiones y, al mismo tiempo que lo honraran, buscarle su bendici�n y la renovaci�n de las bendiciones temporales de su providencia.

III. LA ACCI�N INMEDIATA, EN VISTA DE ESTOS PENSAMIENTOS, SOBRE LA QUE INSISTI� TAN FUERTE. "Sube a la monta�a", etc. (vers�culo 8). Este llamamiento conmovedor del profeta se hizo en "el sexto mes, en el primer d�a del mes" (vers�culo 1), es decir, el d�a de la luna nueva. Ese d�a fue un d�a especial entre la gente. Se ofreci� un sacrificio festivo ( N�meros 28:11-4) y se llev� a cabo una solemne asamblea de personas en el santuario ( Isa�as 1:13; 2 Reyes 4:23). En esta ocasi�n, por lo tanto, podemos suponer que las personas se reunieron en el sitio del templo, cuyos cimientos desnudos testificaron en silencio contra su inercia, y el profeta apareci� entre ellos, dirigi�ndoles palabras de reproche y luego orden�ndoles. ellos sin demora m�s van a las monta�as y traen los cedros, y construyen inmediatamente la casa para Dios. Tal declar� que era la voluntad de Dios, obediencia a la cual, por su parte, producir�a placer al Alt�simo, y le dar�a gloria a su Nombre, y resultar�a en la promoci�n de su propio bienestar temporal y espiritual (vers�culo 8 ) .� SDH

Hageo 1:4

La casa del Se�or est� en ruinas.

El templo fue dise�ado para ser el centro de la influencia sagrada de la naci�n jud�a. Era la morada reconocida de Dios, el santuario donde, en brillante s�mbolo, su gloria, fue especialmente revelada. El piadoso jud�o se regocij� de repararlo, y donde sea que se le echara la suerte, lo miraba con ardiente y anhelante deseo. La profanaci�n de la misma mediante la introducci�n de pr�cticas id�latras en sus tribunales hab�a contribuido materialmente al colapso de la naci�n. Era de suma importancia, por lo tanto, que el trabajo de su restauraci�n se impulsara con entusiasmo, ahora que a los cautivos se les hab�a permitido regresar, y al principio parec�a que este curso se habr�a seguido, pero infelizmente pronto permiti� que su celo marcara, y a�o tras a�o pas� y no se hizo nada. La casa del Se�or yac�a "desolada". El Divino Maestro, cuando vino a anunciar una nueva dispensaci�n, declar� que Dios es un Esp�ritu y debe ser adorado "en esp�ritu y en verdad" ( Juan 4:23, Juan 4:24). �l ense�� que ese lugar tiene poco que ver con la adoraci�n, y que no hay lugar que no podamos consagrar con nuestras alabanzas y oraciones, y que nos rinda "terreno sagrado". A�n as�, recurr�a constantemente al templo, y leemos de sus ap�stoles c�mo subieron al templo "a la hora de la oraci�n" ( Hechos 3:1). La construcci�n y el mantenimiento de santuarios cristianos est� muy en armon�a con su voluntad, y se calcula para promover los verdaderos intereses de la raza. Cerrar todos esos santuarios, y

(1) los hombres buenos tendr�an que suspirar por la santa comuni�n que hab�an perdido;

(2) la oscuridad espiritual robar�a la tierra;

(3) las corrientes de verdadera benevolencia disminuir�an r�pidamente;

(4) los hombres en general, al perder de vista la relaci�n com�n que mantienen con el Eterno, tambi�n pasar�an por alto el inter�s que deber�an sentir en la riqueza del otro;

(5) la iniquidad pasar�a sin ser probada, y el vicio sin control. Como amantes de Dios, de nuestro pa�s y de nuestros semejantes, hacemos bien en mantener los santuarios cristianos y no permitirles "desperdiciar". Tenga en cuenta que "la casa del Se�or" puede "ser in�til" -

1. EN EL SENTIDO DE LA ESTRUCTURA MATERIAL QUE SE DESCONOCE. Debe haber correspondencia con respecto a la belleza y los adornos, la comodidad y la limpieza, entre las casas en las que vivimos y el santuario en el que nos reunimos para adorar, y donde falta, la falta indica un estado mental y un coraz�n incorrectos.

II EN EL SENTIDO DE SUS RECURSOS PECUNIARIOS QUE SE REVISAN, Y QUE EST� ESTE ESTILO RESPECTO AL CUMPLIMIENTO DE LOS GASTOS NECESARIOS INCURRIDOS EN SU MANTENIMIENTO. Dar debe considerarse como un acto de adoraci�n. "Trae una ofrenda y entra en sus tribunales" (Salmo 96:8). Las contribuciones para el mantenimiento de la adoraci�n a Dios no deben considerarse a la luz de los obsequios caritativos, sino como el cumplimiento de la obligaci�n obligada.

III. EN EL SENTIDO DE SUS ASIENTOS QUE NO SE OCUPAN. Hay demasiado "desperdicio" a este respecto. Es necesario controlar el creciente h�bito de asistir solo a uno de los servicios en el d�a de reposo, y ninguno durante los d�as de la semana. La influencia personal debe ejercerse m�s sobre los habitantes de una localidad con el fin de asegurar su presencia. "Ven, subamos a la casa del Se�or" (Salmo 122:1).

IV. EN EL SENTIDO DE LOS EJERCICIOS REALIZADOS EN EL MISMO, EST�N MARCADOS POR BALDNESS E INEFICIENCIA. Los servicios deben estar marcados por cultura, variedad, coraz�n; los adoradores deben arrojar todas sus almas en todos sus compromisos y prestar cada parte del servicio "sinceramente" y como "al Se�or".

V. EN EL SENTIDO DE LA PAUCIDAD DE RESULTADOS ESPIRITUALES. Con miras a prevenir esto, "oremos por Jerusal�n", para que sus servicios puedan brindar consuelo al duelo y orientaci�n a los perplejos, y que a trav�s de estos el fr�o de coraz�n pueda recuperar el fervor de su "primer amor". "y" los muertos en delitos y pecados "ser�n acelerados a una vida nueva y celestial. "Salva ahora, oh Se�or; oh Se�or, te suplicamos que nos env�es ahora prosperidad" (Salmo 118:25); "Repara los lugares de desperdicio de Sion" ( Isa�as 58:12); "Construye los muros de Jerusal�n" (Salmo 51:18) .� S.D.H.

Hageo 1:12

La respuesta cordial.

El esp�ritu humano est� tan atrasado con respecto al desempe�o de los deberes y el cumplimiento de las obligaciones que tiene en relaci�n con la vida superior, que requiere est�mulo, y los actos de renovada dedicaci�n al servicio de Dios no pueden dejar de ser espiritualmente. servicial. Hay momentos en la vida en los que nos sentimos especialmente impresionados como siervos de Dios con un sentido de sus reclamos a nuestro servicio m�s devoto, y cuando las santas emociones se elevan dentro de nosotros, llev�ndonos a una consagraci�n m�s sin reservas de nosotros mismos a su servicio. Y hacemos bien en hacer que estas impresiones sean permanentes al colocar sobre ellas el sello de lo sagrado. resoluci�n. Es maravilloso cu�n pronto, si no tomamos este curso, estas impresiones y emociones desaparecen. Por lo tanto, deber�amos fomentar todos los impulsos sagrados y aprovechar de una vez todas las emociones y aspiraciones que nos obligar�an a prestarle al Se�or nuestro Dios un servicio m�s verdadero de lo que hemos prestado en el pasado. Tales impresiones son brotes que no debemos cortar, chispas de fuego celestial que no debemos extinguir, las respiraciones del propio Esp�ritu de Dios, de cuya influencia corremos el riesgo de eliminarnos. El inter�s en estos vers�culos finales (12-15) radica en que nos presentan un brillante ejemplo de este curso sabio que se est� siguiendo. El sincero discurso del anciano vidente toc� los corazones de sus oyentes; se volvieron dolorosamente conscientes de la omisi�n y deficiencia del pasado y del abandono del deber, y fueron llevados a consagrarse nuevamente al servicio del que los hab�a sacado del cautiverio y de su propia tierra.

I. EL ESP�RITU QUE FUE APRECIADO.

1. Era el esp�ritu de obediencia. "Obedecieron la voz del Se�or su Dios, y las palabras del profeta Hageo" (vers�culo 12).

2. Era el esp�ritu del miedo reverencial. "Y la gente tem�a delante del Se�or" (vers�culo 12). "A quien Dios har�a fuerte por su servicio, primero lo someter� a su miedo".

3. Este esp�ritu obediente y devoto fue apreciado por todos. Zorobabel, el gobernador, Josu�, el sumo sacerdote, y todo el resto del pueblo, por igual, se rindieron por completo al servicio de su Dios (vers�culo 14).

II LOS EFECTOS QUE SIGUIERON.

1. El favor divino fue experimentado. Hageo fue comisionado nuevamente para hablarles en el nombre del Se�or, y decirles por Dios, como su mensajero, "Estoy contigo, dice el Se�or" (vers�culo 13). El sentido permanente de la presencia de Dios con ellos hab�a convertido a los h�roes de su naci�n en los hombres que eran. Mois�s pod�a enfrentar a todas las tribus israelitas cuando murmuraban contra �l y contra Aar�n; David podr�a enfrentarse al Goliat vestido de malla; Daniel podr�a ser firme en el desempe�o de sus deberes religiosos a pesar de los leones; Ezequiel pudo pronunciar ardientes denuncias contra naciones imp�as, porque se dieron cuenta en lo m�s profundo de su coraz�n la conciencia de la presencia y el poder de Dios. Y ahora se les prometi� esta misma presencia, y en el poder divino podr�an superar todos los obst�culos. La rapidez con que se dio esta garant�a es instructiva. "Dios est� esperando ser amable y se encontrar� con el errante que regresa incluso antes de que su mano haya comenzado el trabajo de servicio".

2. La vida espiritual fue vivificada. "El Se�or despert� el esp�ritu de Zorobabel", etc. (vers�culo 14). �l les dio nueva vida a todos, para que estuvieran listos con celo y prontitud y con valor sagrado para cumplir su voluntad.

3. El buen trabajo fue avanzado. "Y vinieron y trabajaron en la casa del Se�or de los ej�rcitos, su Dios" (vers�culo 14) -S.D.H.

HOMILIAS DE D. THOMAS

Hageo 1:1, Hageo 1:2

Deber revelado.

"En el segundo a�o de Dar�o el rey, en el sexto mes, en el primer d�a del mes, vino la palabra del Se�or por medio del profeta Hageo a Zorobabel, hijo de Shealtiel, gobernador de Jud�, y a Josu�, hijo de Josedech, el sumo sacerdote, diciendo: As� habla el Se�or de los ej�rcitos, diciendo: "Esta gente dice: No ha llegado el tiempo, el tiempo en que la casa del Se�or debe ser construida". Hageo es el primero de los tres profetas que vivieron y ense�� despu�s de la restauraci�n a los jud�os del cautiverio babil�nico. En general se supone que regres� con los exiliados hebreos bajo Zorobabel y Josu�, el sumo sacerdote, en el a�o 536 a. C. Profetiz� en el reinado de Dar�o Hystaspes, que ascendi� al persa trono a. C. 521. �l y Zacar�as fueron empleados por Jehov� para entusiasmar y alentar a los jud�os a la reconstrucci�n del templo. Este libro consta de cuatro mensajes, que fueron entregados en tres meses del a�o a. C. 620, y todos se refieren a la obra de restauraci�n del templo. Su estilo, b Al ser algo interrogatorio, tiene mucho vigor y vehemencia. El gran tema de todo este cap�tulo es el deber: deber revelado, deber pospuesto, deber reivindicado. Esos dos vers�culos nos dirigen a la revelaci�n del deber. Aqu� tenemos:

1. El tiempo de su revelaci�n. Cada deber tiene su tiempo, cada verdadero trabajo tiene su hora. �Ay de nosotros si se descuida esa hora!

2. El �rgano de su revelaci�n. "Vino la palabra del Se�or por Hageo. Dios habla a la humanidad a trav�s de hombres individuales a quienes en soberan�a nombra. En todas las �pocas hay ciertos grandes hombres a trav�s de los cuales Dios habla al mundo. Son sus mensajeros.

3. El orden de su revelaci�n. Hageo tuvo que entregar el mensaje a los hombres m�s cercanos a �l, con quienes estaba m�s identificado, y tambi�n a los hombres, que ten�an el mayor poder para influir en los dem�s. Para el hombre m�s grande del estado, Zorobabel; al hombre m�s grande de la Iglesia, Joshua. Hago dos comentarios como lo sugiere este tema.

I. EL DERECHO ES LA CARGA DE LA REVELACI�N DIVINA. El gran prop�sito de la misi�n de Hageo era, en nombre de Dios, instar a sus compatriotas a cumplir una obra que les incumb�a moralmente, a saber. La reconstrucci�n del templo. El prop�sito de Dios era que el templo fuera reconstruido, y �l requer�a que los jud�os hicieran ese trabajo. Pudo haber restaurado la estructura por un milagro o por las manos de otros; pero impuso su construcci�n al pueblo jud�o por razones que �l mismo conoc�a. Lo que era la carga de la misi�n de Hageo es, en verdad, la carga de toda la revelaci�n divina: el deber. Contiene, es cierto, historias de hechos, efusiones de poes�a, discusiones de doctrina; pero la gran sustancia que todo lo penetra del todo es el deber; su gran voz ense�a, no solo a creer y sentir, sino a hacer; considera que la fe y el sentimiento no valen nada a menos que se adopten y se encarnen en el acto correcto. Presenta la regla del deber, proporciona las ayudas al deber, insta a los motivos al deber. Este hecho muestra dos cosas.

1. Que la Biblia estudia el verdadero bien que trae el hombre. Seg�n nuestra constituci�n, nuestra fuerza, dignidad y bendici�n consisten no solo en nuestras ideas y emociones, sino en nuestro car�cter establecido. �Pero qu� es el personaje? No un conjunto de creencias y emociones, sino un conjunto de actos a�aden h�bitos.

2. Esa religi�n no practicada es espuria. Existe la religi�n del credo, del sentimentalismo, del sacerdotalismo, de la rutina. Todos estos son espurios; es el hacedor de la Palabra que es bendecido; es el hacedor de la voluntad Divina que Dios aprueba. "Todo aquel que escucha estos dichos m�os, y no los hace", etc. ( Mateo 7:26).

II EL DERECHO AUMENTA POR LA ELEVACI�N SOCIAL. Esto est� impl�cito en la circunstancia de que Hageo fue directamente con el mensaje de Dios a los hombres m�s influyentes del estado, a "Zorobabel, hijo de Shealtiel, gobernador de Jud�, y a Josu�, hijo de Josedech, el sumo sacerdote". El primero era uno de los jefes del estado, el comandante en jefe al frente de los jud�os en su regreso de su cautiverio en Babilonia; este �ltimo era el jefe de la Iglesia, era el sumo sacerdote. Era deber de todos los jud�os ponerse a trabajar; pero la obligaci�n de estos hombres, debido a su alta posici�n, ten�a una fuerza mayor. Estos hombres ten�an mayores oportunidades de conocer la voluntad divina y mayores facilidades para llevarla a cabo. La influencia de los hombres en posiciones altas es un gran talento que Dios requiere para ser usado. Este hecho tiene dos prop�sitos.

1. Para proporcionar una advertencia a los hombres en lugares altos. El hombre que est� en una posici�n alta, y que ignora sus grandes responsabilidades, es m�s un objeto de l�stima que de envidia. "A quien se le da mucho, de �l se le exigir� mucho". Las posiciones elevadas en la vida invierten a los hombres con un inmenso poder social, un poder que Dios pretend�a bendecir, pero que a menudo se usa para maldecir a los hombres.

2. Una lecci�n para los ministros. Deje que los embajadores del cielo lleven sus mensajes primero, si es posible, a los hombres con autoridad. No tengas miedo; ninguno necesita tu mensaje m�s; ninguno, si lo reciben con fe, puede brindarle una mejor asistencia en la gran obra de la reforma espiritual. Es com�n dar una conferencia a los pobres de servicio. �Cu�n rara vez se hace sonar la voz Divina del deber en los corazones de los hombres con autoridad y poder!

Hageo 1:3, Hageo 1:4

Deber aplazado.

"Entonces vino la palabra del Se�or por el profeta Hageo, diciendo: �Es hora de que t�, oh vosotros, mores en tus casas celdas, y esta casa yace en el desierto? Los setenta a�os del cautiverio babil�nico hab�an pasado. el imperio hab�a ca�do, y Ciro, el fundador del imperio persa, dio a los jud�os permiso para regresar a su tierra, se desliz� y les orden� que reconstruyeran el templo de Jehov� en Jerusal�n. De all� salieron cincuenta mil cautivos, con sus sirvientes y sirvientas, liderados por Zorobabel y el sumo sacerdote Joshua, a sus propias tierras. Inmediatamente a su llegada comenzaron a restaurar el altar del holocausto y restablecieron el culto sacrifical, y comenzaron a sentar las bases del nuevo templo. Los samaritanos r�pidamente dedujo e impidi� su progreso. Debido a que los jefes de Jud� no aceptaron su cooperaci�n en la empresa, se dedicaron al trabajo de la obstrucci�n. Hicieron la mano del pueblo de Jud� inactiva, como leemos, con miedo ingiri�ndolos mientras construyen y contratando consejeros contra ellos para frustrar su dise�o, de modo que el trabajo en la casa de Dios en Jerusal�n ces� y se suspendi� hasta el segundo a�o del reinado del rey Dar�o de Persia ( Esdras 4:24). Entonces, el celo de los jud�os se enfri� tanto que abandonaron el trabajo por completo, y simplemente comenzaron a satisfacer sus propias necesidades y a construir sus propias casas. Por lo tanto, Heaven emplea a Hageo para despertarlos, nuevamente, de su maldad. El tema de los vers�culos es el aplazamiento del deber. No ha llegado el momento, el tiempo en que se debe construir la casa del Se�or. No cuestionan la conveniencia o la obligaci�n del trabajo. Esto de hecho parece ser asumido. Durante el cautiverio, nos dicen en otra parte que ellos. colgaron sus arpas sobre los sauces y lloraron cuando "recordaron a Si�n". A menudo, tal vez, en esas circunstancias resolvieron, si alguna vez fueran restaurados, reconstruir ese templo que era la gloria de la tierra; pero ahora que est�n all� en el lugar, y las ruinas que yacen ante ellos, su ardor se enfr�a y dicen: "No ha llegado el momento". Vemos tres males saliendo aqu�, que, tal vez, siempre est�n relacionados con el aplazamiento del deber,

I. COWARDICE. No dijeron: "No construiremos el templo, lo dejaremos para que permanezca en ruinas"; eran demasiado cobardes para eso, sus conciencias los hac�an incapaces de tomar esa decisi�n. Los hombres que descuidan el deber son demasiado cobardes para decir: "Nunca lo vamos a atender, nunca estudiaremos las Escrituras, adoraremos a Dios".

1. El pecado es cobard�a.

2. El pecado es cobard�a porque la conciencia, el elemento verdaderamente heroico, siempre est� en contra.

II EGO�SMO. �Qu� fue lo que los impuls� a cumplir este deber? La respuesta est� a la mano, ego�smo. "�Es hora de que t�, oh vosotros, mores en tus casas en el techo, y esta casa es un desperdicio?" Se pusieron a trabajar por sus propios intereses privados. Virtualmente dijeron: "Debemos construir casas para nosotros primero, porque todo est� en ruinas sobre nosotros; primero debemos cultivar nuestra propia tierra; debemos ocuparnos de nuestros propios asuntos, y despu�s de todo lo que hayamos terminado veremos al templo. "

1. El ego�smo es una perversi�n del amor propio.

2. El ego�smo es fatal para el inter�s propio.

III. PRESUNCI�N. "No ha llegado el momento". �C�mo sab�an eso? �Eran jueces del tiempo y las estaciones? �Ten�an la dificultad de suponer que las circunstancias pueden dejar de lado o modificar nuestras obligaciones? "Ve a, ahora, vosotros que dec�s hoy y ma�ana" ( Santiago 4:13).

1. Tal presunci�n siempre es culpable. Implica que sabemos mejor que nuestro Creador acerca de los tiempos y la temporada.

2. Tal presunci�n es siempre peligrosa. Se pisa sobre un precipicio horrible. - D.T.

Eran motivos ego�stas que trajeron desastres seculares a los jud�os ahora. Los vers�culos nos ense�an que el deber es vindicado por el gobierno divino. Ofrecemos dos comentarios aqu�.

I. QUE EL GOBIERNO DIVINO RECONOCE LOS MOTIVOS SELFISH QUE ACTUAN HOMBRES. Los hombres se rigen en todo por motivos. El motivo es la fuente principal que mantiene al mundo en acci�n; el motivo es la fuente de donde proceden todas las corrientes de la vida; El motivo es el germen del cual brota cada rama y hoja del gran �rbol de car�cter. Nos juzgamos por su apariencia; Dios, por motivos. Dios ve el robo, la blasfemia y todos los dem�s cr�menes donde nunca se han expresado en palabras o actos. Esta inspecci�n divina de los motivos argumenta tres cosas.

1. La necesidad de la reforma moral en el mundo. Si todo lo relacionado con la vida humana surge del motivo, y los motivos del mundo son depravados, entonces la gran necesidad del mundo es la reforma. El conocimiento, la civilizaci�n, el refinamiento, la edad social, la prosperidad mercantil, la legislaci�n sana, no ser�n de utilidad real cuando los motivos sean malos. Por eso el gran reformador ha dicho: "Deb�is nacer de nuevo". Lograr esta reforma es el gran objetivo del evangelio. Es el fuego para quemar motivos falsos, es el hacha para golpear a los upas en las ra�ces.

2. La necesidad de atender m�s a lo espiritual que a lo formal en la Iglesia. No es conformidad con los est�ndares de la fe, sin embargo, las escrituras, la atenci�n a los rituales, por est�ticas e impresionantes, la repetici�n de las oraciones, por bellas en el lenguaje, devotas en el sentimiento y correctas en la doctrina; no es, de hecho, en ning�n externalismo que consiste la religi�n o que Dios se deleita; es por motivo sagrado. "Ni circuncisi�n .; ni incircuncisi�n", etc. ( G�latas 5:6). En toda verdadera adoraci�n, el hombre es a la vez el templo, el sacrificio y el sacerdote. �Cu�ndo llegar� el momento en que los hombres considerar�n a la Iglesia, no como una pieza de madera tallada en ciertas formas por la mano del arte, permaneciendo igual de una �poca a otra, sino como un �rbol vivo, trabajando por su propio poder? la vida en formas vivas con cada estaci�n que pasa, �sobre ella?

3. La posibilidad de revelaciones solemnes el �ltimo d�a. Aqu� los hombres ocultan sus verdaderos corazones unos de otros. Solo nos conocemos despu�s de la carne. A veces aqu� la Providencia se quita la m�scara de aquellos a quienes pens�bamos amigos, y retrocedemos de su horror con horror. En el �ltimo d�a todo estar� descubierto. "Las cosas ocultas de la oscuridad saldr�n a la luz" ( 1 Corintios 4:5). �Qu� revelaci�n ese d�a!

II QUE EL DIVINO GOBERNADOR AVENZA LOS MOTIVOS DE ACCI�N SELFISH. "Buscaste mucho y, he aqu�, lleg� a poco". El pasaje muestra dos formas en que Dios se opone a la labor de los hombres ego�stas.

1. Neutraliza los resultados de su trabajo. "Voy a soplar sobre eso". El hombre puede darse cuenta de los medios que pens� que lo har�an feliz; Dios lo impedir� hacerlo. Un hombre ego�sta puede obtener riqueza en abundancia; otro puede adquirir vastos tesoros de conocimiento; otro, inmenso poder en la sociedad; sin embargo, en todos los casos puede haber infelicidad, porque Dios "sopla" sobre el todo. De hecho, nada puede hacer feliz a un hombre ego�sta.

2. Hace ineficaces los materiales de su trabajo. El trabajo siempre emplea tres cosas: agente, instrumento y materiales. Aqu� se especifican los materiales de trabajo: "luz", "aire", "agua", "tierra". En estos hombres operan. De estos tejemos nuestra ropa, de ellos construimos nuestras viviendas. Dios act�a sobre estos y los vuelve ineficaces para la felicidad. "Por lo tanto, el cielo sobre ti se qued� del roc�o, y la tierra se qued� de su fruto. Y ped� una sequ�a en la tierra".

(1) Dios dirige el universo; no es necesidad, no es casualidad.

(2) Dios dirige el universo por la mente.

(3) Dios dirige el universo para cumplir con el estado de cada coraz�n. "Para los puros todas las cosas son puras" - D.T.

Información bibliográfica
Exell, Joseph S; Spence-Jones, Henry Donald Maurice. "Comentario sobre Haggai 1". Los Comentarios del Púlpito. https://beta.studylight.org/commentaries/spa/tpc/haggai-1.html. 1897.